V Domingo de Pascua (3 de mayo de 2015) “La alegría de servir” JORNADA DIOCESANA DEL DIACONADO PERMANENTE Diócesis de León Monición de Entrada: Buenos días a todos y bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. El Espíritu Santo señala a los evangelizadores el camino que deben seguir. Pablo no es bien acogido por la comunidad de Jerusalén, y Bernabé lo presenta ante sus responsables como predicador valiente de Jesucristo Resucitado. El Evangelio de hoy nos recuerda que, si no estamos unidos al Señor, nada podemos. Este día celebramos en nuestra Diócesis la Jornada del Diaconado permanente. Y dos hermanos nuestros: Eugenio y Felipe serán ordenados Diáconos para el servicio del Pueblo de Dios. Agradezcamos al Señor los dones que hace a su Iglesia y pidámosle por los dos nuevos diáconos y por las vocaciones al Diaconado permanente. Saludo del Presidente: El Dios de la vida, que ha resucitado a Jesucristo rompiendo las ataduras de la muerte, esté con todos vosotros. Aspersión: (En vez del Acto penitencial podría hacerse la aspersión con el agua bendecida). - Recordemos ahora nuestro Bautismo, que nos hizo hijos de Dios y nos llenó de su Espíritu Santo. ASPERSIÓN por todo el templo, acompañada de un canto de carácter bautismal. - Que Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén. Oración de los Fieles: Sacerdote: A Jesucristo Resucitado, Vid verdadera, le rezamos diciendo: R/. JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS. 1. Por los Pastores de la Iglesia: para que vivan y actúen siempre unidos a Ti. Oremos. 2. Por todos los bautizados: para que nos sintamos sarmientos tuyos. Oremos. 3. Por cuantos sufren: para que pongan su esperanza en Ti. Oremos. 4. Por nuestros hermanos Eugenio y Felipe: para que acojan alegres la ordenación que hoy reciben. Oremos. 5. Por los llamados al Diaconado permanente: para que, sean generosos en su respuesta y encuentren en nosotros acogida y ayuda. Oremos. 6. Por todos nosotros: para que la Pascua de Jesucristo nos llene de profunda alegría. Oremos. Sacerdote: Escucha, Jesucristo Resucitado, nuestra oración. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos. Para la reflexión personal y la formación de los laicos: El Diaconado permanente El Diaconado forma parte del llamado “Ministerio Pastoral Jerárquico” de la Iglesia y se confiere mediante la imposición de manos del Obispo (materia del sacramento) y la oración de consagración correspondiente (forma esencial del sacramento), es decir, mediante el sacramento del Orden. El diácono es capacitado por dicho sacramento para servir al Pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Su dimensión más específica consiste en hacer efectiva y visible la acción caritativa y social de la fe de la Iglesia. Dicho de otro modo, entrañar la servicialidad de la Comunidad hacia los más pobres. En este amor preferencial por los pobres y desvalidos, el diácono debe configurarse con Cristo Siervo al cual representa y, por este motivo, debe actuar con humilde caridad y mostrarse siempre misericordioso. Este tipo de diaconado puede ser conferido a hombres casados especialmente comprometidos con su Comunidad de pertenencia y con la Iglesia diocesana. El diácono permanente debe ser hombre creyente, eclesial, misericordioso y servicial. Si está casado, la esposa deberá manifestar por escrito al Obispo que acepta la ordenación de su esposo y está dispuesta a ayudarle a vivir su nueva condición (requisito indispensable). Quien es ordenado diácono siendo soltero se compromete al celibato permanente. En el Concilio Vaticano II, se restauró nuevamente el diaconado permanente. Los primeros diáconos fueron ordenados por los Apóstoles: Hechos 6,1-6. Solo el varón bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden confiere un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado. Se le puede liberar de obligaciones y de las funciones vinculadas a la ordenación y hasta se le puede impedir ejercerlas, pero no vuelve a ser laico nuevamente, puesto que desde la ordenación queda marcado permanentemente. Sus funciones son: Proclama el Evangelio y asiste en el Altar, predica la Palabra de Dios, administra los sacramentos del bautismo y del matrimonio (si se celebran sin Misa), preside las exequias, lleva el Viático a los enfermos (no puede administrar la santa Unción); además, puede llevar la administración de alguna parroquia, se le puede designar una Diaconía, está capacitado para presidir la celebración dominical (pero no la Eucaristía, que le corresponde sólo al presbítero); y puede realizar otros servicios según la necesidad de la Diócesis. En fin, todo lo relacionado con la misericordia y caridad, además de animar a las comunidades que se le encarguen. Comisión para el Diaconado Permanente León, 15 de abril de 2015 A los párrocos y sacerdotes de la diócesis con motivo de la celebración de la Jornada Diocesana del Diaconado Permanente y de la Ordenación de diáconos: Os dirigimos esta carta con la intención de animaros a la celebración de la próxima Jornada Diocesana del Diaconado Permanente. Esta jornada, instaurada en nuestra Iglesia de León desde hace algunos años, tiene el objetivo de sensibilizar sobre la importancia y el valor del ministerio del diaconado en la Iglesia. También nos sirve para dar a conocer el camino que llevan a cabo los candidatos que actualmente se forman para ser diáconos permanentes en la diócesis y para hacer la propuesta, en clave vocacional, a otras personas que puedan recibir la llamada del Señor a este servicio. Para animar esta Jornada enviamos un cartel y un guión litúrgico que se puede emplear en las celebraciones del domingo V de Pascua. El lema escogido para en esta ocasión es «la alegría de servir». En el presente año la jornada tendrá un valor añadido, puesto que el mismo día 3 de mayo, a las 18:00 h. en la Santa Iglesia Catedral, nuestro obispo ordenará como diáconos a dos de los candidatos al diaconado permanente que han venido desarrollando su discernimiento y su formación durante los últimos años: D. Eugenio Nicolás Páez Maidana y D. Felipe Oswaldo Portillo Ramírez. La importancia de la ocasión merece que hagamos un esfuerzo por asistir y acompañarlos. Recordamos que para concelebrar en la Eucaristía debéis traer alba y estola blanca. Esperamos que todo este material y la información que os transmitimos os puedan ser útiles de cara a la celebración. Recibid, finalmente, nuestro saludo cordial y fraterno en Cristo. Vicario General y presidente de la Comisión para el Diaconado Permanente
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