Escuela de Padres VIOLENCIA, DELINCUENCIA Y OTRAS CONDUCTAS TRANSGRESORAS “La marihuana no es una droga”. “Nunca respetaba el horario”. “Traten de pararme. Ahora las reglas me las pongo yo”. Ausencias de clase, robos, peleas, drogas… Se presenta un conflicto entre un progenitor y su hijo respecto de lo que constituye una conducta “apropiada”. La conducta problemática del adolescente pone sobre alerta a sus padres, y en las interacciones familiares comienzan a predominar las discusiones acerca de su comportamiento. Los padres sienten temor, impotencia, ira y culpa. La situación ha hecho tambalear su sentido de control de su propio entorno, y se aferran con desesperación al poco poder que aún poseen. Causas 1. 2. 3. 4. Los cambios hormonales: En contraste con lo que creen muchos adultos, los cambios hormonales no constituyen una de las causas principales de la conducta errática adolescente. La “fábula de la invulnerabilidad”: Subestiman los riesgos implícitos en las actividades potencialmente peligrosas, porque creen que no les va a pasar nada. La aprobación de los otros: Constituye la base para tomar decisiones morales. Si los adolescentes se relacionan primordialmente con pares desviados, es probable que sus decisiones se funden en lo que a su juicio les permitirá obtener la aprobación de estos. La etapa “interpersonal” del desarrollo: Muchos adolescentes tienen dificultades para distinguir sus propios valores de los de su grupo. A esta complicación se suma el hecho de que los principales referentes de los adolescentes con conductas problemáticas suelen ser sus pares desviados. El papel del grupo de pares • • • La creencia difundida de que la razón por la cual los jóvenes adoptan conductas de este tipo es que tienen “malas compañías”. Las investigaciones no avalan esta idea. Es verdad que los pares influyen mucho en la adolescencia, pero la relación entre las normas del grupo de pares y el comportamiento individual de cada uno de sus miembros es bidireccional: si bien es cierto que esas normas influyen en las conducta individual, también lo es que “Dios los cría y ellos se juntan”. Seguramente algunos jóvenes tienen tan baja autoestima y están tan hambrientos de aprobación que son capaces de hacer cualquier cosa para ser aceptados, pero se trata de casos excepcionales, no de la regla. La mayoría de las veces, los adolescentes problemáticos se atraen mutuamente y luego se incitan unos a otros. ¿Qué impulsa a un joven a asociarse con pares desviados? • • Los adolescentes que mantienen lazos fuertes con sus padres son menos propensos a relacionarse con un grupo de pares desviados. Los adolescentes que no reciben la supervisión adecuada tienden a juntarse con pares en la misma situación y a reforzar mutuamente sus conductas desviadas. Los adolescentes comprometidos con instituciones sociales como la escuela, el hogar, la iglesia o el lugar de trabajo, son menos proclives a relacionarse con pares desviados. Lo contrario, es disponer de muchísimo tiempo libre para encontrar a otros jóvenes desencantados de su comunidad. La importancia de la relación familiar •La agresividad, la delincuencia y otras conductas problemáticas representan una ruptura en la relación del adolescente con su familia. Débil apego a los padres Asociación con pares desviados El ciclo sintomático en la conducta problemática adolescente El adolescente desarrolla una conducta problemática Los padres lo excluyen y/o intentan controlarlo El joven se siente maltratado por sus padres y se resiste ante los esfuerzos de estos por controlarlo •La clave de una intervención eficaz consiste en quebrar este ciclo trabajando en procura de restablecer las relaciones dentro de la familia. El enfoque debe equilibrar el rol de los padres como figuras autoritativas y capaces de brindar una buena educación a su hijo. •Intervenciones terapéuticas arriesgadas: a) Alentar a los padres a imponer restricciones y penitencias severas a su hijo como una manera de afirmar su autoridad, pero sin restablecer las relaciones, corren el riesgo de enajenar su confianza, al avergonzarlo cada vez más y llevarlo, quizás, a adoptar conductas aún más problemáticas. b) Excluir a los padres del proceso y trabajar únicamente con el joven, promueve escasos cambios. • El terapeuta debe moverse con frecuencia entre el apoyo a los padres y el apoyo al adolescente, el fortalecimiento de la jerarquía y la reparación de las relaciones dañadas. Sin embargo, el modo de combinar estos elementos dependerá de la gravedad de la conducta problemática en cuestión. Fortalecimiento de la jerarquía Apoyo a los padres Escucha al adolescente Reparación de las relaciones Intervenir en la conducta problemática Evaluación de la gravedad Conducta problemática leve 1. 2. 3. El adolescente pone a prueba los límites transgrediendo reglas o mostrándose verbalmente irrespetuoso con sus padres. Muchos ejemplos de comportamiento obediente y prosocial. No se registran incidentes de violencia contra la propiedad o las personas. Intervención terapéutica Clave: resolver mejor los conflictos que conlleva la conducta problemática. 1. 2. 3. 4. 5. Conducta problemática moderada 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Patrón de rebeldía más persistente. Probabilidad de consumo regular de alcohol o drogas. Probable promiscuidad sexual. Bajo rendimiento escolar. Discusiones frecuentes con los miembros de la familia, con insultos, amenazas y estallidos temperamentales. No hay violencia contra ninguno de los integrantes de la familia. Si la hay, los problemas con la ley son mínimos. Conducta problemática grave 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Posibilidad de peligros graves ya sea para el adolescente o su familia. Patrón de huida de la casa o permanencia toda la noche fuera de ella. Consumo diario y/o múltiple de drogas. Problemas legales. Robo a los integrantes de la familia. Violencia física. Rabonas, aplazos y/o graves problemas de conducta en la escuela. El objetivo no es fortalecer la jerarquía parental. Concentrarse en el fortalecimiento de las relaciones, la mejora del diálogo y la capacidad de resolución de problemas y el apoyo a los padres a fin de que brinden al joven líneas rectoras adecuadas para su edad. Basarse en lo que la familia hace bien. Poner la conducta problemática en el contexto de las transiciones evolutivas a las que se enfrenta la familia. Expandir el diálogo más allá de la cuestión problemática inmediata. Clave: lograr que los esfuerzos parentales dejen de estar dirigidos a controlar al adolescente y se orienten a reconstruir su relación con él. 1. 2. 3. 4. 5. Desalentar los métodos de ejercer influencia basados en el control. Poner énfasis en el compromiso emocional de los padres con el adolescente. Ayudar a los padres a distinguir entre lo que pueden y no pueden controlar. Mantener una alianza con el adolescente. Reconocer los estereotipos y prejuicios sociales contra los adolescentes. Clave: encontrar un equilibrio entre el apoyo que se brinda a los padres y el que se da al adolescente. 1. 2. 3. 4. 5. Reinstaurar el poder parental sin provocar el distanciamiento del adolescente. Lograr que el adolescente se comprometa con el tratamiento. • Demostrar un interés genuino por la versión que da el joven de la situación. • Encontrar una forma concreta de beneficiar al joven. • Invitarlo a colaborar. • No retenerlo. Ayudar a los padres a restaurar el orden en el hogar. • Hacer borrón y cuenta nueva. • Recuperar el control sobre su propia vida. • Reducir el aislamiento respecto de la familia extensa y la comunidad. Hacer hincapié en su papel de educadores. • Comprometer a un padre periférico. • Reconectar a la madre con el hijo. Fortalecer los lazos entre el adolescente y las instituciones sociales.
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