RANIA PIERDE SU ALLURE A CAMBIO DE SU PUEBLO 58 REALEZA Rania de Jordania ya no viste de Dior. Es uno de los titulares que últimamente acapara la soberana consorte. También su cara reivindicativa gusta más. Es un hecho. La posiblemente reina más glamurosa del siglo XXI ha cambiado. Tenía que hacerlo. Su pueblo se lo reclamaba. La estrategia ha funcionado. ¿Pero, qué ha perdido a cambio? ¿Y es sincera en sus intenciones? Vanidades analiza su viraje. Por Mariola Montosa Rania en una protesta masiva por la muerte de Muaz Kasasbeh. fotos: getty images E sta periodista todavía se acuerda cuando escribió una crónica sobre Rania de Jordania contando su paso por Barcelona en 2009: su asistencia al concierto del grupo U2, un paseo en yate junto al líder de la banda – Bono – y su esposa, su alojamiento en el lujoso Hotel Arts, compras en la exclusiva tienda Jofré y las palabras con las que la esposa de Abdalá II resumió su visita en Twitter: “Buena música, empapada de arte, con comida para satisfacer a un sibarita y cultura a la vuelta de cada esquina”. También nos acordamos de la vez que voló con sus hijos en jet privado para ser testigos directos de un partido del Barça. O todas las veces que la hemos visto en las listas de las reinas mejor vestidas, más guapas, más imitadas… Seis años después, sin embargo, Rania ya no aparece tanto en las revistas del corazón; y cuando lo hace es por causas muy diferentes. Su imagen ahora es tildada de discreta y hasta aburrida. Dos ejemplos: la soberana protagonizó en 2008 la portada del primer número de la edición española de la revista Vanity Fair. Para ello posó como una modelo delante de Mario Testino con un vestido de Yves Saint Laurent. El pasado febrero, en cambio, encabezó la protesta por el cruento asesinato de un piloto jordano a manos del Estado Islámico (IS en sus siglas en inglés). Vestía una chaqueta negra encima de un jersey de cuello alto y se había echado un pañuelo palestino sobre los hombros que desviaba toda la atención de su sencillo maquillaje y peinado. ¿Qué ha ocurrido de una imagen a otra? Una sacudida literal en su tierra. Hija de palestinos nacida en el exilio de Kuwait, pero con un título de Dirección y Administración de Empresas en la elitista Universidad Americana de El www.vanidades.cl 59 ACTUALIDAD JULIANA AWADA Primera Dama de Argentina Una ‘hechicera’ en la Casa Rosada Su marido, el Presidente Mauricio Macri, cuando se casaron en 2010 le dijo: “Gracias por haberme elegido, negrita mágica, única y hechicera”. Desde entonces esta diseñadora guapa y elegante cambió al político y se posicionó como una mujer que también acumula seguidores. Por Soledad Miranda H ace prácticamente 12 años que Argentina no tenía una Primera Dama. En 2003 asumió Néstor Kirchner que era casado, pero su mujer, Cristina Fernández, era senadora en esa época y siguió siendo parlamentaria, por lo que tenía un perfil más de política cien por ciento que de Primera Dama tradicional. Luego, desde 2011 a este 2015, Cristina fue la Presidenta. De esta forma, Juliana Awada tiene un territorio casi intocado para darle a su rol de Primera Dama el perfil que más le guste. Como mujer de Mauricio Macri, el recién asumido Presidente de Argentina, Juliana “hechizó al electorado”, como dijo una política del PRO, el partido del Mandatario. Lo de hechizar, fue una palabra que usó el propio Macri cuando se casó con Juliana el 16 de noviembre de 2010. “Gracias por haberme elegido, negrita mágica, única y hechicera”, le dijo el enamorado Mauricio a su novia 15 años menor, guapa y elegante. De hecho, Juliana -que tiene actualmente 41 años- es una profesional del ámbito de la moda y no de la política. Es hija de una pareja de empresarios textiles y comenzó a trabajar en Awada, la marca familiar de vestuario femenino, cuando terminó su primer matrimonio, con Gustavo Capello. Es la menor de cinco hermanos y desde su adolescencia viajaba con su mamá, Elsa Baker, a desfiles de moda en Nueva York, Londres y París donde fue adquiriendo su estilo bastante clásico y formal, muy alejado del prototipo ‘rubia de stilettos y gran escote’, típico de las argentinas que más figuran en los medios. “Personalmente, cuanto más simple mejor”, declaró al diario La Nación en 2012. “No me gusta la ropa apretujada, que te marca todo mucho. Priorizo siempre estar cómoda. Por supuesto que me gusta la ropa que tiene buena calidad, o buena caída o buenos géneros”. Y agregó: “Además, prefiero pecar de estar más abajo que más arriba. Me ha pasado de ir a lugares donde estaban todos muy vestidos. Hace poco tuvimos un cumpleaños. Era una fiesta y yo había llegado con jeans y una camisa. Me equivoqué, pero no me importa. Prefiero estar de menos que de más”. Juliana es alta, mide 1,73 mt. y es naturalmente delgada, aunque en las muchas entrevistas de prensa que ha dado confiesa que no se priva de nada y le encantan los chocolates y el asado. “Soy flaca por naturaleza. www.vanidades.cl 72 imagenes getty images (2). Macri y Juliana el día del cambio de mando. Tengo una rutina de ejercicios a la mañana, porque me hace bien física y psíquicamente y me deja el día libre para ocuparme de mis hijas”, explicó hace un tiempo. “Me cuido del sol y me alimento sano, pero los fines de semana como asado, pan... Si tengo antojo de un panqueque con dulce de leche, no me freno. La gente que me ve comer no lo puede creer. Me gusta nadar, me hace bien para los problemas cervicales y me calma los dolores de cabeza. A veces juego al tenis con amigas. O ando a caballo. Aprendí a jugar al golf por mi papá, de chica. Me gustan todos los deportes; de hecho, era capitana de atletismo de mi colegio. No soy buena en nada, pero hago de todo”. En cuanto a accesorios, ama las carteras Birkin de Hermès, los relojes Rolex y desde hace años es adicta a un solo perfume: Un jardin sur le Nil, también de Hermès. En su vestuario mezcla sus propios diseños Awada con vestidos hippie chic y, generalmente, prendas minimalistas monocromáticas. Para ella, menos es más, y hasta hora no ha necesitado asesoras de imagen porque su gusto lo formó desde que era una niña. Hija regalona Por su historia personal y sus gustos podría decirse que Juliana es la antítesis de Cristina Fernández; pero también podría serlo de otras políticas que militan en el sector de su marido. Aunque recuerda su infancia como un verdadero paraíso, estudiando en uno de los mejores colegios de Buenos Aires, viviendo en un barrio de clase media alta y estudiando inglés en Gran Bretaña después de egresar de la secundaria, lo cierto es que sus padres habían trabajado con mucho esfuerzo antes de lograr ese nivel para su hija menor. Ibrahim Awada era un inmigrante libanés y se casó con Elsa Baker, hija de inmigrantes sirios. Juntos comenzaron una empresa que actualmente factura 2,5 millones de euros al año según el diario Clarín y tiene 13 tiendas en el país. Esto hizo que algunos medios internacionales presentaran a Juliana Aawada como dueña de esa marca y otras dos: Cheeky, de niños, y Como quieres que te quiera. Ella destaca que desde la muerte de su padre, en 2012, Awada es propiedad de su madre y Cheeky de su hermano mayor, Daniel. Su madre, conocida como madame Awada en el ámbito de la moda bonaerense, es la persona más cercana a Juliana, exceptuando a su marido. Dice que adoraba a su padre, pero el vínculo con su mamá es mucho más intenso. Madame Awada quería que su hija estudiara diseño, ojalá en Londres o Nueva York, pero Juliana era extremadamente regalona y no se animó a irse a vivir sola tan lejos. Por eso toda El estilo y buen gusto de Juliana la caracterizan y llama la atención. su carrera de diseñadora la hizo en la empresa familiar y haciendo cambios como ampliarse al público juvenil -hoy el target de compradoras es de 20 a 65 años- y hacer campañas de publicidad, catálogos y desfiles. “Todo se fue dando en forma natural. Tuve la suerte de que mi mamá me dejara hacer los cambios que yo creía necesarios”, contó a la revista Para Ti en 2009, cuando recién se rumoreaba su naciente romance con Macri. En esa ocasión también se mostró como una empresaria consciente de las complejidades del mercado. “Hay que ser sinceros. La ropa no es una necesidad básica, como la comida o el colegio de los chicos. Es un lujo que uno se da. Por eso, nuestra lucha es tratar de seguir llegando a nuestros clientes manteniendo buenos precios”. Una persona ubicada Hasta la campaña que llevó a Macri a la Presidencia, Juliana era directora de marcas de Awada. En una entrevista declaró que nunca ha ganado un sueldo, porque sus padres siempre la han apoyado y que tiene su propio patrimonio. “No tengo que pedir. Gracias a Dios, no soy de depender de los hombres. Mauricio www.vanidades.cl 73 BIOGRAFIA V ladimir Nabokov nació el 22 de abril de 1899, en San Petersburgo, Rusia, en el seno de una familia rica y aristocrática. Su abuelo paterno Dmitri Nabokov había sido ministro de Justicia de Rusia del zar Alejandro II y de Alejandro III desde 1878 hasta 1885, y se había opuesto exitosamente a las represivas medidas antijudías del gobierno. Su abuela paterna María von Korff era una baronesa en Curlandia. Su padre era el apuesto abogado y periodista liberal Vladimir Dmitrievich Nabokov, quien había nacido en Tsárskoye Selo, en la casa de campo del zar. Por parte de su madre, su abuelo era el dueño de una millonaria mina de oro en la provincia de Perm. Su madre, la bella heredera Elena Ivánovna Rukavíshnikova (nombre de soltera), había recibido como regalo de bodas la suntuosa mansión de granito rosado de varios pisos en la que vivían los Nabokov, en San Petersburgo. La pareja se había conocido en Rozhdestveno, la hermosa mansión de madera, de finales de siglo XVIII, propiedad de Vasiliy Ivanovich Rukavishniko, hermano de Elena, que estaba cerca de la finca Batovo, que pertenecía a la abuela paterna de Nabokov. Allí, en el campo, Vladimir Dmitrievich le propuso matrimonio a la joven durante un paseo en bicicleta. —No dudé en decirle que sí —contó Elena—, porque lo amaba desde que lo conocí. La pareja se casó en 1897 y llegó a tener cinco hijos. Vladimir Nabokov fue el mayor y el favorito de su padre, y lo llamaron cariñosamente “Volodya”. Le siguieron sus hermanos Sergey, quien nació 11 meses después que él, el 12 de marzo de 1900, y Olga, en 1903, quien en su niñez fue amiga de la novelista Ayn Rand, según cuenta Anne C. Heller en su libro Ayn Rand y el mundo que ella hizo. Elena y Kiril nacieron, respectivamente, en 1906 y 1912. Vladimir Dmitrievich sentía fascinación por la ópera y la literatura, y no solo poseía una magnífica y vasta biblioteca privada en casa, sino que empleaba a un experto para mantenerla al día. Sentía pasión por el lujo y fascinación por las mariposas, las cuales estudiaba y coleccionaba. Nabokov vivió su infancia y su juventud en San Petersburgo, aunque regularmente la familia pasaba los veranos en Biarritz, Francia, en la Riviera francesa y en Rozhdestveno. En el segundo piso de Rozhdestveno había un salón-colegio con estanterías repletas de libros sobre entomología (parte de la zoología que trata sobre los insectos), y también cuentos, novelas y libros de aventuras de grandes autores. Su padre les leía en voz alta a sus hijos, ya fueran novelas o relatos cortos de Charles Dickens, uno de sus escritores preferidos. —Pero el más preciado recuerdo de mi niñez eran las historias que mi madre leía en inglés en el salón de pintar —dijo Nabokov. En particular recordaba el cuento de un niño que salía de su cama, entraba en un cuadro montado en su caballo de batalla e iba por un camino pintado en un bosque encantado. Luego se imaginaba que hacía lo mismo. Fue una fantasía que perduró en su mente infantil largo tiempo. También fue su madre quien fomentó su sensibilidad visual cuando lo dejaba jugar con sus brillantes joyas en la noche, y le permitía pintar para que pudiera combinar los colores. —Realmente nací siendo un pintor de paisajes y mariposas, no un desposeído escritor sin tierras, como algunos piensan —comentó Nabokov un día. Su madre era una mujer bastante frágil y nerviosa. No iba mucho a la iglesia y sentía inclinación hacia los signos y presagios. Su sistema de creencias estaba lleno de apariciones e influyó en lo que sería, más tarde, el estilo literario de su hijo. En su autobiografía Habla, memoria, Nabokov relató dos incidentes de su niñez, en los que su madre intervino, que lo marcaron. La que fuera niñera y luego ama de casa de Elena, cuando tenía Vladimir Nabokov este escritor ruso fue muy conocido por su polemica novela Lolita, que cuando fue publicada en Paris, en 1955, provoco un escandalo a nivel mundial. Esta obra, junto con palido fuego y ada o el ardor, lo colocaron entre los grandes novelistas del siglo XX. Por eunice castro orchilleS www.vanidades.cl 84 Vladimir de niño, en San Petersburgo, Rusia. getty images (3). A los 76 años de edad, en Suiza, Vladimir con uno de sus pasatiempos favoritos: cazar mariposas. Con su esposa Vera Slonim, su compañera y colaboradora de toda la vida, en los jardines del Hotel Palace de Montreux, en Suiza, en 1967. www.vanidades.cl 85
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