Cita con la inteligencia

Mario Bunge- Facundo Manes
Cita con la inteligencia
Celebrando los 25 años de NOTICIAS, un diálogo abierto al público
entre dos grandes del pensamiento científico. Ironía, humor y saber.
irada crítica, lucidez y humor fueM
ron algunos de los condimentos
esenciales de la conferencia brindada
el martes 7 por el físico y filósofo Mario
Bunge y el neurocientífico Facundo
Manes. En el marco de los 25 años de
la Revista NOTICIAS, los hombres de
ciencia ofrecieron una charla en la que
abordaron temas como la política, la
educación y la memoria, ante un auditorio que colmó el Salón San Martín
de la Legislatura Porteña.
“Mario Bunge representa varias formas de inteligencia, con la inteligencia
analítica a la cabeza. Pero también
posee ironía, humor y capacidad de
inspirar al otro, que son otros tipo de
inteligencia”, resumió Manes al presentar al filósofo de 95 años que reside
en Canadá desde hace casi medio siglo
y llegó de visita al país para presentar su libro de memorias, “Entre dos
mundos”. Mientras respondía a una
pregunta de Manes (“¿Qué cosas recuerda usted y, sobre todo, qué cosas
olvida?”), Mario Bunge retribuyó el
afecto demostrado por el neurocientífico: “Yo soy optimista con respecto a
mi memoria. Tiendo a olvidar los episodios desagradables o humillantes.
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Por el contrario, tiendo a recordar los
episodios agradables (sobre todo en los
que he aprendido), y también recuerdo
a aquellas personas con quienes tuve
el privilegio de encontrarme, como por
ejemplo con usted”.
Mario Bunge se doctoró en Física y
Matemáticas en la Universidad de La
Plata y estudió Física Nuclear en el
Observatorio Astronómico de Córdoba. Pero desde muy joven se interesó
por la Filosofía, y a partir de 1962 fue
profesor en la McGill University de
Montreal. En 1982 fue galardonado
con el Premio Príncipe de Asturias de
Humanidades. Con distinciones y premios otorgados por las más diversas
instituciones educativas del mundo,
fue elegido en 1995 como “El hombre
más inteligente del país” por la revista
diálogo completo
n NOTICIAS publicará la conversación
completa de Manes y Bunge en un
dossier que acompañará la edición de la
próxima semana.
Fotos: Marcelo Escayola y Cristian Welcome.
NOTICIAS, que con ese motivo le dedicó una nota de tapa.
Facundo Manes tiene poco menos de
la mitad de años que Bunge, se recibió
de médico en la Universidad de Buenos
Aires y obtuvo un Master en Sciences
en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Especializado en neurología,
fue combinando especialidades que lo
convierten en uno de los primeros neurocientíficos del país, y como tal fundó
el Instituto de Neurología Cognitiva
(INECO) y el Instituto de Neurociencias
de la Fundación Favaloro. En agosto
del 2014 dirigió el equipo médico que
trató a la presidenta Cristina Fernández tras padecer un hematoma cerebral, y su libro de divulgación “Usar el
cerebro: conocer nuestra mente para
vivir mejor”, vendió cien mil ejemplares
en solo tres meses.
Memorias. El último libro de Mario Bunge, “Entre dos mundos”, una
biografía casi fotográfica de la vida
del físico y filósofo argentino, fue el
objeto de análisis ideal para abrir el
encuentro. Facundo Manes resumió
qué tipos de memoria tenemos los seres humanos, para qué sirven, en qué
casos. “La memoria humana es como
11 de octubre del 2014/NOTICIAS
Información general
Mario Bunge
Facundo Manes
Físico y filósofo
Neurocientífico
●●
Tiene 95 años y
hace casi medio
siglo que vive en
Canadá. Está de
visita en el país
para presentar
su libro de
memorias “Entre
dos mundos”.
En 1995,
NOTICIAS lo
catalogó como
el “hombre más
inteligente del
país”.
islas en océanos de olvidos –metaforizó–. Cada vez que la evocamos, esa
memoria se hace inestable y se puede
guardar modificada, con condimentos
emocionales distintos de la historia
original. En términos de neurociencia,
nuestra memoria no es tanto el hecho
que vivimos, sino el último recuerdo”.
Y evocó a otro intelectual latinoamericano obsesionado por el arte de contar
historias: “Gabriel García Márquez decía: `La vida no es lo que vivimos, sino
lo que recordamos para contar´”.
Tras coincidir, Bunge relacionó este
aspecto con la educación: “Aprovecho
para recordar que la enseñanza argentina es memorista. Eso le da precedencia a la memoria sobre la construcción.
Yo tengo conciencia de que he olvidado
la mayor parte de las cosas que aprendí
en la vida, pero sé que puedo reconstruirlas”. El célebre filósofo contó cómo
●●
fue reprobado en Literatura Castellana,
en el Colegio Nacional de Buenos Aires,
por no recordar los versos de un poema
de Gustavo Adolfo Bécquer. “Y no los
recordaba porque me parecían cursis”,
sentenció, provocando risas en el auditorio. “También recuerdo –siguió– lo
que me costaba ir a clases que no me
interesaban, pero eso me sirvió mucho
porque me obligó a disciplinarme. A
mi me interesaban otras cosas, como
la política, la física, los animales, las
chicas, ir a remar al Delta, una cantidad de materias que no se cursan pero
que son importantes”.
Crisis educativa. Apasionados ambos de un tema al que consideran central para el desarrollo de un país, tanto
Manes como Bunge hablaron largamente acerca de la educación. Tras
hacer una crítica sobre el sistema local, “más preocupado por la coyuntu-
Introductor de
esta ciencia en
el país. Fundó y
dirige el instituto
de neurología
INECO y es
rector de la
Universidad
Favaloro. Su
libro “Usar el
cerebro” se
transformó en
un best seller.
Tuvo a Cristina
Kirchner de
paciente.
ra inmediata que en el largo plazo”, el
neurocientífico le preguntó al filósofo
cómo ve la evolución del país en esa
materia: “Ya no hay un modelo avanzado en educación, como el que podía
tener Sarmiento, por ejemplo –comentó
Bunge–. Yo creo que la educación es
capital, porque hace a la gente más feliz, facilita la vida y permite acceder a
la riqueza de la cultura universal. Pero
para eso hay que cambiar no sólo los
planes de estudio, que suelen modificarse sin el menor efecto. Tienen que
cambiar también los maestros y los
chicos. ¿Cómo un joven puede aprender si está desnutrido, si intuye que no
tendrá trabajo cuando egrese, porque
tampoco lo tienen sus padres?”.
Manes coincidió y ambos argentinos
plantearon que el dilema de la educación es sistémico, es decir, imposible
de abordar de manera aislada, sin te-
Anfitrión en la legislatura. Cristian Ritondo, vicepresidente de la Legislatura porteña, Silvio Santamarina y Alberto
Fontevecchia. Los protagonistas de la charla, Manes y Bunge, junto al presidente de Perfil, Jorge Fontevecchia.
11 de octubre del 2014/NOTICIAS
Fotos: Marcelo Escayola y Cristian Welcome.
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Información general
Aclamado. El filósofo Mario
Bunge en su ingreso al salón San
Martín de la legislatura porteña.
ner en cuenta la desigualdad social,
la falta de viviendas o el problema de
las drogas. “Pero hoy sabemos que la
revolución educativa no va a pasar
por un gabinete o un ministro. El verdadero cambio pasará por el contacto entre el alumno y el docente, que
tiene que invitar, motivar e inspirar a
ese alumno para que, de esa manera,
pueda realmente aprender”, completó
el neurocientífico.
En su libro de memorias, Mario Bunge recuerda que su formación fue producto de la educación pública, y por
eso desde joven sintió la necesidad de
“devolverle a la sociedad lo que ella le
había dado”. Y este fue otro de los temas que surgieron durante su presentación del martes. “A diferencia de lo
que pasa en los Estados Unidos, donde
la educación es elitista en el sentido
económico del término, aquí cualquier
persona tiene la posibilidad de realizar
una carrera universitaria”, reconoció el
físico. “Sin embargo –analizó–, la universidad gratuita es una universidad
pobre que no tiene dinero para pagar
salarios a los profesores, por ejemplo.
Creo que hay que incluir un arancel
a pagar por quienes puedan afrontarlo. En el ´55 hicimos un proyecto que
nunca llegó al gobierno, por el cual la
universidad seguía siendo gratuita,
pero quien estaba en condiciones debía abonar una suma, de acuerdo con
sus ingresos”. Acto seguido agregó,
con una de sus típicas sonrisas pícaras: “Igual, era un proyecto bastante
idealista, porque acá la mayoría de la
gente mete la mula”.
El país. “¿Qué extraña Mario Bunge de la Argentina?”, quiso saber Fa-
cundo Manes. “Tengo dos tipos de
recuerdos de nuestro país. Los lindos
y los feos: los feos son los colegas que
me boicoteaban y me hacían la vida
difícil. Los lindos, los amigos y los
paisajes argentinos, que no se ven
en ninguna parte del mundo”, resumió Bunge. Y agregó: “Me emociona
la facilidad con la que uno se hace
amigos y enemigos en este país”, provocando risas en el auditorio.
“Canadá es un país conocido por
ser aburrido. ¿Por qué? Porque no
se esperan golpes de Estado y no serían posibles. Se usa el sistema parlamentarista. Desgraciadamente los
latinoamericanos y africanos usan el
sistema presidencialista que se presta
a las dictaduras, porque el gobierno
no está siendo examinado diariamente, como lo hace el parlamentarista
durante el período de sesiones. Hay
que rendir cuentas. Aquí nadie rinde cuentas de nada”, sentenció con
PRESENTES.
El jefe de
redacción de
NOTICIAS,
Edi Zunino,
junto a Jorge
Telerman.
La filósofa
Diana Cohen
Agrest y
Adriana
Amado.
su énfasis habitual, provocando un
fuerte aplauso del público.
“¿Cómo ve al país actualmente?”, le
preguntó Manes a continuación. “No
lo veo –dijo, tajante, el físico argentino, para enseguida advertir que la
lejanía le impide tener un juicio claro
sobre el presente político local–. Yo
estoy lejos como para opinar –puntualizó–. Y, encima, la bola de cristal
se me rompió hace tiempo”.
Durante la hora que duró el encuentro, la conversación fue pasando
por tópicos científicos, como el libre
albedrío, la influencia de los estímulos y el medio ambiente en la toma
de decisiones de los seres humanos,
la política como actividad innata, la
evolución de la ciencia argentina y
hasta la relación entre el Estado y el
libre mercado. “El mercado libre es
un mito, no hay tal cosa –sentenció
Bunge–. Porque genera riquezas sólo
para las potencias, pero pobreza para
el resto. Y la riqueza no se produce
desde arriba, sino que es generada
por quienes trabajan, por lo cual
debería haber más cooperativas de
producción”.
Antes de dar por finalizada la reunión, Facundo Manes reflexionó:
“No tenemos la varita mágica, pero
sabemos lo que hicieron los países
que actualmente son los más desarrollados y los que tienen menos
desigualdad. Invirtieron en conocimiento. Hoy la riqueza de un país
no pasa por los recursos naturales
y la industria (aunque está muy bien
tenerlos), sino que la mayor riqueza
de un país es la intelectual. Hay que
seguir la receta de los países más desarrollados: educación, educación y
educación”.
l
Carlos Claá
@carlosclaa
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Fotos: Marcelo Escayola y Cristian Welcome.
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