Bachillerato - Cuento Microrrelato1 Con los pies descalzos sube los últimos escalones de las escaleras que llegan al piso número 20. Parece titubeante, aunque sabe con certeza que ya no hay vuelta atrás. Cuando llega arriba sale el sol de entre las nubes para recibirla cálidamente. Desde aquel edificio (el más alto de la ciudad) hay una vista espectacular, y piensa que no podría haber elegido un sitio mejor. Lleva un vestido largo rojo y el sol se refleja en su pelo cobrizo suelto, desenfadado, para desaparecer tan rápido como había venido. Ha llegado la hora, piensa. Camina lentamente, como quien demora un beso en el cuello. Mantiene los ojos fijos al frente y en ningún momento gira la vista. Parece como si ya no fuera la chica asustada de hacía unos instantes; parece como si estuviera completamente poseída por aquella parte de su alma que deseaba arrojarse al vacío y acabar con la red de seda que las arañas han tejido en su boca. Simplemente se deja llevar. Respira profundamente, conteniendo las lágrimas y pone el pie izquierdo en el borde. De repente se para. Comienza a temblar. Me pregunto si realmente desea hacerlo. Sigue quieta. Gira la cabeza hacia la derecha y noto su mirada suicida en mis pupilas transparentes. Sí, me mira fijamente. ¿Cómo puede verme? -No es necesario que vengas a llevarme, yo ya estoy muerta. Baja el pie del abismo y siento que no está a mi alcance.
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