ISSN 0009-7411 CIRUGÍA Y CIRUJANOS CIRUGÍA Y CIRUJANOS Órgano de Difusión Científica de la Academia Mexicana de Cirugía FUNDADA EN 1933 Contenido Editorial 591 Artículos originales 595 607 619 628 637 647 Vol. 82, No. 6, NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2014 Medicina espacial Raúl Carrillo-Esper Estudio de los polimorfismos R353Q en el gen del factor VII de la coagulación y el N700S en el gen de la trombospondina-1 en pacientes jóvenes mexicanos con infarto agudo del miocardio María Guadalupe Valades-Mejía, María Lilia Domínguez-López, José Luis Aceves-Chimal, Alfredo Leaños-Miranda, Abraham Majluf-Cruz, Irma Isordia-Salas Determinación de los multímeros del factor von Willebrand en población mexicana Edgar Hernández-Zamora, Cesar Zavala-Hernández, Martha Eva Viveros-Sandoval, Ángeles Ochoa-Rico, Carlos Martínez-Murillo, Elba Reyes-Maldonado Seroprevalencia de anticuerpos antinucleares en donadores de sangre del valle del Yaqui Ricardo Serrano-Osuna, Rocío Milagro López-López, Olga Rosa Brito-Zurita, Enrique Sabag-Ruiz, Héctor Pérez-Fernández, José Manuel Ornelas-Aguirre Costos de tratamiento de la apendicitis mediante grupos relacionados con el diagnóstico en un tercer nivel de atención pediátrica Alberto Tlacuilo-Parra, Araceli Hernández-Hernández, Martha Venegas-Dávalos, Violeta GutiérrezHermosillo, Elizabeth Guevara-Gutiérrez, Gabriela Ambriz-González Rol de la tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso en las decisiones clínicas de pacientes con obstrucción de intestino delgado por bridas Nicolás Quezada-Sanhueza, Felipe León-Ferrufino, Jean Bächler-González, Carlos Riquelme-Pizarro, Fernando Crovari-Eulufi, Nicolás Jarufe-Cassis Coordinador de trasplantes: proceso de donación de órganos Purificación Gironés-Guillem, Ramón Camaño-Puig, Manuel Lillo-Crespo Casos clínicos 655 661 668 674 680 686 Divertículo de Zenker, elección del tratamiento quirúrgico y resultado. Presentación de un caso José Manuel Carlos Segura-González, Omar Espinosa-González, Eugenio García-Cano, Gabriela Sánchez-Córdova, Javier Alonso Hernández-Ceballos Hernia paraesofágica tipo IV con necrosis gástrica del 60 por ciento. Reporte de un caso Fernando Navarro-Tovar, Juan Carlos Juárez-de La Torre, Luis Carlos Pérez-Ayala, Eduardo QuinteroCabrera Esofagectomía con reconstrucción inmediata en traumatismo de esófago. Reporte de un caso Erik Efraín Sosa-Durán, Dionisio Peláez-Anaya, Marco Antonio Alejandro Díaz de León-Cruz, Irma Beatriz Alfaro-Ortega, Erick Humberto Brandi-Salinas Pseudoaneurisma de arteria hepática: reporte de dos casos Mauro Enrique Tun-Abraham, José Luis Martínez-Ordaz, Teodoro Romero-Hernández Opciones terapéuticas de la biliopatía por hipertensión portal: serie de casos y revisión de la bibliografía Nancy Edith Aguilar-Olivos, José Luis de León-Monterroso, Lourdes Ávila-Escobedo, Eric LópezMéndez Hemorragia baja severa del tubo digestivo por tumor de GIST. Embolización radiológica y cirugía Diana Navas, Antonio Ríos, Beatriz Febrero, José Manuel Rodríguez, Francisco Lloret, Pascual Parrilla Información general 690 699 Encuentros Médicos Quirúrgicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, experiencia de 17 años Javier Dávila-Torres, Felipe Cruz-Vega, Jorge Loría-Castellanos, Rubén Franco-Bey, Laura QuirozVasquez, Priscila Cruz-Flores Veinte años de bioética en México: desarrollo y perspectivas de la Comisión Nacional de Bioética Manuel Hugo Ruiz de Chávez-Guerrero Volumen 82, No. 6, noviembre-diciembre 2014 Versiones en inglés y español: www.amc.org.mx Index Medicus: www.ncbi.nlm.mih.gov CIRUGÍA Y CIRUJANOS ISSN 0009-7411 Contenido Editorial 591 Medicina espacial Raúl Carrillo-Esper Órgano de Difusión Científica de la Academia Mexicana de Cirugía FUNDADA EN 1933 CUERPO EDITORIAL EDITOR Acad. Dr. Alejandro Reyes Fuentes EDITORES ASOCIADOS Acad. Dr. Raúl Carrillo Esper Acad. Dra. María del Carmen Dubón Peniche Acad. Dr. David Homero González Barcena MPH Sharon Morey CONSEJO EDITORIAL Coordinador Acad. Dr. Jesús Tapia Jurado Acad. Dr. Francisco Javier Ochoa Carrillo Acad. Dr. José Antonio Carrasco Rojas Acad. Dr. Fernando Bernal Sahagún COMITÉ EDITORIAL Acad. Dr. Joaquín S. Aldrete (EUA) Acad. Dr. Carlos Baeza Herrera Dr. Jacques Baulieux (Francia) Acad. Dr. José de Jesús Curiel Valdés Acad. Dr. Antonio De la Torre Bravo Dr. Tom DeMeester (EUA) Dr. Brent Eastaman (EUA) Acad. Dr. Francisco Hernández Orozco Acad. Dr. Jorge Islas Marroquín † Acad. Dr. Luis Ize Lamache Acad. Dr. Francisco Navarro Reynoso Dr. André Laurent Parodi (Francia) Dr. Sami René Achem (EUA) Acad. Dr. José Felix Patiño Restrepo (Colombia) Dr. Marco Antonio Peñalonzo Bendifelt (Guatemala) Dr. Raúl Romero Torres (Perú) Acad. Dr. Luis Horacio Toledo Pereyra (EUA) CORRECTORA DE ESTILO EN INGLÉS Dra. Gloria Loera Romo ASISTENTE EDITORIAL M. en C. Gloria Esther Mercado Sánchez Artículos originales 595 Estudio de los polimorfismos R353Q en el gen del factor VII de la coagulación y el N700S en el gen de la trombospondina-1 en pacientes jóvenes mexicanos con infarto agudo del miocardio María Guadalupe Valades-Mejía, María Lilia Domínguez-López, José Luis Aceves-Chimal, Alfredo Leaños-Miranda, Abraham Majluf-Cruz, Irma Isordia-Salas 607 Determinación de los multímeros del factor von Willebrand en población mexicana Edgar Hernández-Zamora, Cesar Zavala-Hernández, Martha Eva Viveros-Sandoval, Ángeles OchoaRico, Carlos Martínez-Murillo, Elba Reyes-Maldonado 619 Seroprevalencia de anticuerpos antinucleares en donadores de sangre del valle del Yaqui Ricardo Serrano-Osuna, Rocío Milagro López-López, Olga Rosa Brito-Zurita, Enrique Sabag-Ruiz, Héctor Pérez-Fernández, José Manuel Ornelas-Aguirre 628 Costos de tratamiento de la apendicitis mediante grupos relacionados con el diagnóstico en un tercer nivel de atención pediátrica Alberto Tlacuilo-Parra, Araceli Hernández-Hernández, Martha Venegas-Dávalos, Violeta GutiérrezHermosillo, Elizabeth Guevara-Gutiérrez, Gabriela Ambriz-González 637 Rol de la tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso en las decisiones clínicas de pacientes con obstrucción de intestino delgado por bridas Nicolás Quezada-Sanhueza, Felipe León-Ferrufino, Jean Bächler-González, Carlos Riquelme-Pizarro, Fernando Crovari-Eulufi, Nicolás Jarufe-Cassis 647 Coordinador de trasplantes: proceso de donación de órganos Purificación Gironés-Guillem, Ramón Camaño-Puig, Manuel Lillo-Crespo Casos clínicos 655 Divertículo de Zenker, elección del tratamiento quirúrgico y resultado. Presentación de un caso José Manuel Carlos Segura-González, Omar Espinosa-González, Eugenio García-Cano, Gabriela Sánchez-Córdova, Javier Alonso Hernández-Ceballos 661 Hernia paraesofágica tipo IV con necrosis gástrica del 60 por ciento. Reporte de un caso Fernando Navarro-Tovar, Juan Carlos Juárez-de La Torre, Luis Carlos Pérez-Ayala, Eduardo QuinteroCabrera 668 Esofagectomía con reconstrucción inmediata en traumatismo de esófago. Reporte de un caso Erik Efraín Sosa-Durán, Dionisio Peláez-Anaya, Marco Antonio Alejandro Díaz de León-Cruz, Irma Beatriz Alfaro-Ortega, Erick Humberto Brandi-Salinas 674 Pseudoaneurisma de arteria hepática: reporte de dos casos Mauro Enrique Tun-Abraham, José Luis Martínez-Ordaz, Teodoro Romero-Hernández 680 Opciones terapéuticas de la biliopatía por hipertensión portal: serie de casos y revisión de la bibliografía Nancy Edith Aguilar-Olivos, José Luis de León-Monterroso, Lourdes Ávila-Escobedo, Eric LópezMéndez 686 Hemorragia baja severa del tubo digestivo por tumor de GIST. Embolización radiológica y cirugía Diana Navas, Antonio Ríos, Beatriz Febrero, José Manuel Rodríguez, Francisco Lloret, Pascual Parrilla Información general 690 Encuentros Médicos Quirúrgicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, experiencia de 17 años Javier Dávila-Torres, Felipe Cruz-Vega, Jorge Loría-Castellanos, Rubén Franco-Bey, Laura QuirozVasquez, Priscila Cruz-Flores 699 Veinte años de bioética en México: desarrollo y perspectivas de la Comisión Nacional de Bioética Manuel Hugo Ruiz de Chávez-Guerrero CIRUGÍA Y CIRUJANOS se encuentra indizada en: Science Citation Index Expanded (SciSearch), Journal Citation Reports/Sciencie Edition; Anuario Bibliográfico de Investigación en Salud; Base de datos sobre Literatura Latinoamericana en Ciencias de la Salud (LiLaCS); Chemical Abstracs; Excerpta Médica; Index Medicus Latinoamericano (IMLA); Medline del Sistema MEDLARS (clave de acceso: Cir-Cir); Periódica-Índice de Revistas Latinoamericanas en Ciencias (CICH-CODE-UNAM), CENIDS-SSA; CD-ROM: Artemisa 11, Biblat. En INTERNET, indizada y compilada en versión completa en: www.amc.org.mx CIRUGÍA Y CIRUJANOS. Órgano de Difusión Científica de la Academia Mexicana de Cirugía,su publicación es bimestral. Toda correspondencia deberá dirigirse al Editor, Acad. Dr. Alejandro Reyes Fuentes, Academia Mexicana de Cirugía, Bloque B, Tercer piso, Unidad de Congresos, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Av. Cuauhtémoc 330, Col. Doctores, 06725 México, D.F., teléfono (55) 5761 0574, 5761 2581 y 5761 0608 (directo) o a los apartados de la Academia 7994 y 12-1029. Correo electrónico:[email protected] Derechos reservados para todos los países signatarios de la Convención Panamericana y de la Convención Internacional sobre Derechos de Autor. Copyright: Academia Mexicana de Cirugía. Se prohibe la reproducción parcial o total de los artículos contenidos en este número sin consentimiento por escrito del Editor. Las opiniones expresadas en los artículos son exclusivamente responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente las opiniones o recomendaciones de la Academia Mexicana de Cirugía o de los Editores. Reserva de título No. 04-2001-062914250500-102 de la Dirección General de Derechos de Autor. SEP. Certificado de Licitud de Título No. 8256 y Certificado de Licitud de Contenido No. 5823 de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas. SG. Publicación Periódica: Distribuida por SEPOMEX. Registros Postales PP09-1352. Formación (Elidé Morales R), comercialización (Georgina González T, Alejandra Nieto S) y distribución: Edición y Farmacia (Nieto Editores). Calle E, manzana 8, núm. 1, colonia Educación, C.P. 04400, México, D. F. Tel.: (55) 5678 2811. CIRUGÍA Y CIRUJANOS Contents Editorial 591 Space medicine Raúl Carrillo-Esper Órgano de Difusión Científica de la Academia Mexicana de Cirugía FUNDADA EN 1933 CUERPO DIRECTIVO 2013-2014 Presidente Acad. Dr. Alejandro Reyes Fuentes Vicepresidente Acad. Dr. Francisco P. Navarro Reynoso Secretario Acad. Dr. Felipe Cruz Vega Tesorero Acad. Dra. María del Carmen Dubón Peniche Primer vocal Acad. Dr. Jesús Tapia Jurado Segundo vocal Acad. Dr. Rubén Argüero Sánchez Tercer vocal Acad. Dr. David González Barcena Cuarto vocal Acad. Dr. Héctor Gerardo Aguirre Gas Quinto vocal Acad. Dra. María del Carmen Dubón Peniche Comisión científica Coordinador Acad. Dr. Raúl Carrillo Esper Vocales Acad. Dr. Jesús Carlos Briones Garduño Acad. Dr. S. Francisco Campos Campos Acad. Dr. Guillermo Careaga Reyna Acad. Dr. Gerardo Guinto Balanzar Acad. Dr. Sergio Rodríguez Cuevas Coordinador del Programa de Actualización Médica Continua Acad. Dr. Eduardo Pérez Torres Editor de la Revista Cirugía y Cirujanos Acad. Dr. Alejandro Reyes Fuentes Editor de Clínicas Quirúrgicas Acad. Dr. César Athie Gutiérrez Editor Página Web Acad. Dr. Jaime Rivera Flores Presidentes de Capítulos Occidente Acad. Dr. Alejandro Bravo Cuellar Oriente Acad. Dr. Arturo Molina Sosa Centro Acad. Dr. Jorge Manuel Sánchez González Sur Acad. Dr. David Martínez Villaseñor Original articles 595 Study of the polymorphism R353Q in the coagulation factor VII gene and the N700S in the thrombospondin-1 gene in young patients with acute myocardial infarction María Guadalupe Valades-Mejía, María Lilia Domínguez-López, José Luis Aceves-Chimal, Alfredo Leaños-Miranda, Abraham Majluf-Cruz, Irma Isordia-Salas 607 Determination of von Willebrand factor multimers in Mexican population Edgar Hernández-Zamora, Cesar Zavala-Hernández, Martha Eva Viveros-Sandoval, Ángeles Ochoa-Rico, Carlos Martínez-Murillo, Elba Reyes-Maldonado 619 Seroprevalence of antinuclear antibodies in blood donors in the Yaqui Valley Ricardo Serrano-Osuna, Rocío Milagro López-López, Olga Rosa Brito-Zurita, Enrique Sabag-Ruiz, Héctor Pérez-Fernández, José Manuel Ornelas-Aguirre 628 Costs of appendicitis treatment by diagnosis-related groups in a third-level pediatric hospital Alberto Tlacuilo-Parra, Araceli Hernández-Hernández, Martha Venegas-Dávalos, Violeta GutiérrezHermosillo, Elizabeth Guevara-Gutiérrez, Gabriela Ambriz-González 637 The role of contrast-enhanced computed tomography scan in clinical decision in the management of adhesive small bowel obstruction Nicolás Quezada-Sanhueza, Felipe León-Ferrufino, Jean Bächler-González, Carlos RiquelmePizarro, Fernando Crovari-Eulufi, Nicolás Jarufe-Cassis 647 Transplant coordinator: organ donation process Purificación Gironés-Guillem, Ramón Camaño-Puig, Manuel Lillo-Crespo Clinical cases 655 Zenker’s diverticulum: election of surgical treatment and outcome. Case presentation José Manuel Carlos Segura-González, Omar Espinosa-González, Eugenio García-Cano, Gabriela Sánchez-Córdova, Javier Alonso Hernández-Ceballos 661 Type IV paraesophageal hernia with 60% of gastric necrosis. Case report Fernando Navarro-Tovar, Juan Carlos Juárez-de La Torre, Luis Carlos Pérez-Ayala, Eduardo QuinteroCabrera 668 Esophagectomy with immediate reconstruction in esophageal trauma. Case report Erik Efraín Sosa-Durán, Dionisio Peláez-Anaya, Marco Antonio Alejandro Díaz de León-Cruz, Irma Beatriz Alfaro-Ortega, Erick Humberto Brandi-Salinas 674 Hepatic artery pseudoaneurysm: report of two cases Mauro Enrique Tun-Abraham, José Luis Martínez-Ordaz, Teodoro Romero-Hernández 680 Therapeutic options for portal hypertensive biliopathy: case series and literature review Nancy Edith Aguilar-Olivos, José Luis de León-Monterroso, Lourdes Ávila-Escobedo, Eric LópezMéndez 686 Severe lower gastrointestinal bleeding due to GIST tumor. Radiological embolization and surgery Diana Navas, Antonio Ríos, Beatriz Febrero, José Manuel Rodríguez, Francisco Lloret, Pascual Parrilla General information 690 Surgical Medical Meetings in the Mexican Social Security Institute: 17 years of existence Javier Dávila-Torres, Felipe Cruz-Vega, Jorge Loría-Castellanos, Rubén Franco-Bey, Laura QuirozVasquez, Priscila Cruz-Flores 699 Twenty years of bioethics in Mexico: development and perspectives of the National Bioethics Commission Manuel Hugo Ruiz de Chávez-Guerrero Av. Cuauhtémoc No.330, Piso 3, Bloque B Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional Siglo XXI Col. Doctores, C.P. 06720 México, D. F. Tel.: (55) 5588-0458, (55) 5761-2581, (55) 5761-0574 Conmutador IMSS: (55) 5627-6900 Exts. 21266, 21269 [email protected]; [email protected] Página Web: www.amc.org.mx Editorial Cir Cir 2014;82:591-593. Raúl Carrillo-Esper Medicina espacial Unidad de Terapia Intensiva. Fundación Clínica Médica Sur Space medicine Somos polvo de estrellas Carl Sagan Desde los inicios de la humanidad el hombre se ha sentido atraído por las estrellas, hecho que quedo plasmado en diferentes corrientes teológicas, en la literatura y en un gran número de manifestaciones derivadas del intelecto humano. El modelo conceptual inicial consideraba al hombre y a la tierra como el centro del universo, pero posteriormente a la luz de la ciencia esto se modificó radicalmente al demostrarse que la tierra, junto con otros planetas, giran alrededor del sol y que nuestro sol es solo una pequeña estrella de los millones que existen en nuestra galaxia y en el universo, originadas todas en una gran explosión conocida como el “big-bang”, evento que se desarrolló a partir de una singularidad espacio-temporal hace aproximadamente catorce mil millones de años. Todo se derivo de esta gran explosión, que dio origen a un gran número de partículas elementales que a una gran temperatura se unieron en torno al bosón de Higgs para dar origen a los elementos primigenios como el hidrógeno y el helio, que conforme colisionaron entre si durante la expansión inicial del universo dieron como resultado elementos más pesados como el carbono, el oxígeno y todos los que integran la tabla periódica de los elementos. Con el avance de la ciencia y la tecnología el hombre se fijo como uno de sus tantos objetivos el poder viajar al espacio y colonizar otros mundos. En un inicio esto cayó en territorio de la ciencia ficción. Julio Verne en su novela “De la tierra a la luna”, narra las aventuras de unos intrépidos astronautas que viajan a la luna en trajes de paisano y sin la menor preparación y equipamiento, excepto por unas sombrillas que portaban, y que para su sorpresa es habitada por unos seres a los que llaman “selenitas”. La novela es llevada magistralmente a la pantalla en 1902 por el cineasta francés www.amc.org.mx Recibido: 2 de octubre, 2014 Aceptado: 10 de octubre, 2014 Correspondencia: Acad. Dr. Raúl Carrillo Esper. Unidad de Terapia Intensiva. Fundación Clínica Médica Sur. Puente de Piedra 150. Col. Toriello Guerra CP. 14050, Tlalpan, DF. México. [email protected] 591 Cirugía y Cirujanos Georges Mélliès. “Le voyage dans la lune” antecede a lo que sucedió 63 años después en condiciones muy diferentes a la de sus personajes, la llegada del hombre a la luna. Neil Armstrong posa su pie en nuestro satélite el 21 de julio de 1969 y dice sus ya famosas palabras “es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Los viajes espaciales son resultado de la conjunción de la ciencia con la tecnología, su objetivo vencer la gravedad terrestre, salir de la atmósfera, orbitar la tierra, viajar en el espacio, llegar a otros planetas y poder llevar a un ser humano fuera de la tierra, pero en especial hacerlo regresar sano y salvo. La medicina y sus ciencias afines son y han sido parte esencial del proyecto espacial. La Medicina Espacial se define como la ciencia médica que estudia los efectos biológicos, fisiológicos y psicológicos de la microgravedad y los vuelos espaciales. El ser humano es resultado de miles de años de evolución adaptada a la gravedad terrestre. Los viajes espaciales imponen en la homeostasis una readaptación de la Gravedad-1 (G1) a la microgravedad imperante en las naves espaciales y en los mundos más cercanos a la tierra en los que se harán los primeros intentos de colonización, en este caso la luna y marte. Además se deberá de prever la disponibilidad de agua, alimentos, manejo de residuos, protección contra radiación solar, urgencias médicas y deterioro orgánico y cognitivo entre otros.1 La medicina espacial, en base a un bien planeado y financiado programa de investigación y desarrollo, ha alcanzado grandes logros en el conocimiento de la fisiopatología y enfermedades que condiciona la microgravedad, los mecanismos adaptativos y los riesgos que corren los astronautas no solo durante los viajes orbitales, sino también en viajes de gran distancia en el espacio.2 La información derivada de los programas de investigación es enorme, pero se puede puntualizar en los siguientes: 1) nivel muscular y óseo, 592 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 se presenta una acentuada atonía y atrofia muscular y disminución en la síntesis de proteínas constitutivas del músculo. Se ensancha el disco intervertebral por ganancia de agua lo que condiciona un incremento de la estatura de 5 a 7 cm., lo que genera dolor bajo de espalda. Se presenta rápida descalcificación, de aproximadamente 1% por mes, en fémur, pelvis y columna vertebral; lo que incrementa el riesgo de fracturas y desarrollo de cálculos renales. 2) A nivel cardiovascular se presenta una importante redistribución de líquidos al compartimento torácico y al sistema nervioso central que da el aspecto a los astronautas de una “pierna de pollo”, se desarrolla un estado de disautonomía, atrofia cardiaca, alteraciones en los sistemas iónicas de células cardiacas y la conducción que predispone al fenómeno de T alternante e incrementa el riesgo de arritmias malignas y, disminución en la densidad capilar en especial en los músculos de las extremidades inferiores. 3) A nivel endócrino se presentan alteraciones del sistema renina-angiotensina-aldosterona, disminuye la síntesis de eritropoyetina y se incrementan los niveles de norepinefrina y hormona antidiurética. 4) La respuesta inmune se ve afectada por la radiación espacial que no puede ser contenida del todo por la estructura de la nave, el estrés, la respuesta neuroendócrina, alteraciones del patrón de sueño y, la exposición a los contaminantes propios del interior de la nave. 5) El ambiente de microgravedad impone a receptores de piel, músculo, articulaciones y sistema vestibular cambios que condicionan el síndrome de adaptación al espacio. 6) Estrés y disfunción cognitiva secundarios a vivir en un ambiente cerrado y estrecho, con ruido y vibración constante, luz artificial, deprivación de sueño y, el sentimiento de soledad y aislamiento.3-7 Los astronautas son personas jóvenes, sanas y sometidas a un entrenamiento estricto, a pesar de lo cual pueden enfermar, sufrir accidentes o presentar colapso emocional durante estancias prolongadas en el espacio. Algunos de los problemas médicos más comunes que se Carrillo-Esper R. Medicina espacial presentan durante las misiones espaciales son trauma menor, quemaduras, enfermedades respiratorias, gingivitis, cefalea, dolor bajo de espalda y mareos, resultado del estrés, fatiga, depresión inmunológica, exposición a radiación, actividades espaciales extravehiculares, temperatura y humedad dentro de la cabina y procesos adaptativos a la microgravedad.8 Para disminuir los riesgos secundarios a las alteraciones condicionadas por microgravedad se han desarrollado trajes y sistemas de ejercicio encaminados a mantener la eficiencia cardiovascular y osteomuscular, dietas especiales hipercalóricas que aseguren una adecuada carga proteica, procesos encaminados a mantener la estabilidad psicológica y monitoreo en base de programas de telemedicina espacial, entre otros. En los viajes espaciales prolongados no es remoto que los astronautas se enfrenten a situaciones de paro cardiaco y arritmias letales, infecciones graves, disbarismo, trauma mayor, hemorragia y necesidad de procedimientos quirúrgicos. Para enfrentar estas situaciones se han desarrollado técnicas especiales de reanimación cardiopulmonar, manejo de la vía aérea y procedimientos quirúrgico-anestésicos en microgravedad, además de contar con un botiquín básico que contiene antibióticos, analgésicos, epinefrina, dexametasona, nitroglicerina, lidocaína, morfina, atropina, soluciones y hemoglobina artificial, entre otros, con el objetivo de manejar las situaciones de urgencia más frecuentes en ambiente de microgravedad. 9-11 En México existe un gran rezago en medicina espacial por lo que es necesario retomar el tema e iniciar un programa encaminado no solo a la preparación de médicos en esta disciplina, sino también fomentar la investigación en esta tan interesante área del conocimiento con el objetivo de mantener a nuestro país en el concierto científico internacional. Este programa deberá ser liderado y desarrollado por la Facultad de www.amc.org.mx Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Academia Mexicana de Cirugía y la Academia Nacional de Medicina, instituciones que cuentan con el talento humano y la capacidad científica, tecnológica y logística para iniciarlo y sustentarlo a largo plazo trabajando en estrecha colaboración con la Agencia Espacial Mexicana. Un segundo paso será extender los vínculos de colaboración con la NASA (National Aeronautics and Space Administration), la ESA (European Space Agency) y los diferentes centros de formación de esta disciplina. En medicina espacial los retos son muchos, pero hay que iniciar con un pequeño paso para posteriormente dar el gran salto. REFERENCIAS 1. Prisk GK. Microgravity. Compr Physiol 2011;1:485-497. 2. Pietsch J, Bauer J, Egli M, Infanger M, Wise P, Ulbrich C, et al. The Effects of Weightlessness on the Human Organism and Mammalian Cells. Curr Mol Med 2011;11(5):350-364. 3. Stewart LH, Trunkey D, Rebagliati GS. Emergency medicine in space. J Emerg Med 2007;32(1):45-54. 4. Willey JS, Lloyd SAJ, Nelson GA, Bateman TA. Space Radiation Bone Loss. Gravit Space Biol Bull 2011;25(1):14-21. 5. Liakopoulos V, Leivaditis K, Eleftheriadis T, Dombros N. The kidney in space. Int Urol Nephrol 2012;44(6):1893-1901. 6. Stein TP. Weigth, muscle and bone loss during space flight: another perspective. Eur J Appl Physiol 2013;113(9):21712181. 7. Hughson RL. Recent findings in cardiovascular physiology with space travel. Resp Physiol Neurobiol 2009;169(Suppl 1):S38-S41 8. Gontcharov IB, Kovachevich IV, Pool SL, Navinkov AL, Barratt MR. Medical care system for NASA-Mir spaceflights. Aviat Space Med 2002;73(12):1219-1223. 9. Lerner DJ, Parmet AJ. Interventional Radiology: The Future of Surgery in Microgravity. Aviat Space Environ Med 2013;84(12):1304-1306. 10. Beck G. Emergency airway management in orbit: an evidence based review of possibilities. Respir Care Clin N Am 2004;10(3):401-421. 11. Rehnberg L, Ashcroft A, Baers JH, Campos F, Cardoso RB, Velho R, et al. Three Methods of Manual External Chest Compressions During Microgravity Simulation. Aviat Sapce Environ Med 2014;85(7):687-693. 593 Artículo original Cir Cir 2014;82:595-606. Estudio de los polimorfismos R353Q en el gen del factor VII de la coagulación y el N700S en el gen de la trombospondina-1 en pacientes jóvenes mexicanos con infarto agudo de miocardio María Guadalupe Valades-Mejía1 María Lilia Domínguez-López1 José Luis Aceves-Chimal2 Alfredo Leaños-Miranda3 Abraham Majluf-Cruz4 Irma Isordia-Salas4 Escuela de Ciencias Biológicas. IPN. Servicio de Cirugía Cardiovascular, Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, ISSSTE. 3 Unidad de Investigación Médica en Medicina Reproductiva, Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Ginecología y Obstetricia núm. 4. IMSS, México. 4 Unidad de Investigación Médica en Trombosis, Hemostasia y Aterogénesis, Hospital General Regional Dr. Carlos Mac Gregor Sánchez Navarro, IMSS. 1 2 RESUMEN Antecedentes: el infarto agudo de miocardio es la principal causa de morbilidad y mortalidad en el mundo, y resulta de la combinación de factores modificables y genéticos. Se ha propuesto que el polimorfismo R353Q en el gen del factor VII de la coagulación representa un factor protector en contra del infarto agudo de miocardio, mientras que el polimorfismo N700S en el gen de la trombospondina-1 (TSP1) incrementa el riesgo; sin embargo, los resultados aún suscitan controversia. Objetivo: determinar la posible asociación de los polimorfismos R353Q y del N700S con el infarto agudo de miocardio en pacientes mexicanos menores de 45 años. Material y métodos: estudio de casos y controles que incluyó 252 pacientes con diagnóstico de infarto agudo de miocardio y 252 individuos aparentemente sanos sin antecedentes de enfermedad coronaria, pareados por edad y sexo. Los polimorfismos R353Q N700S se determinaron en todos los participantes por medio de PCR-RFLP. Resultados: no se observó diferencia estadística en la distribución genotípica del polimorfismo R353Q del FVII entre los grupos con infarto agudo de miocardio y el grupo control (p = 0.06). Se encontró una distribución genotípica similar del polimorfismo N700S en ambos grupos (p = 0.50). Se identificaron como factores de riesgo independiente para infarto agudo de miocardio: hipertensión arterial, diabetes mellitus, antecedentes heredofamiliares para enfermedad coronaria y dislipidemia. Conclusiones: los polimorfismos R353Q y N700S no representan un factor protector o de riesgo, respectivamente, para infarto agudo de miocardio en pacientes jóvenes mexicanos. Palabras clave: factor VII de la coagulación, trombospondina-1, infarto agudo de miocardio, polimorfismo. www.amc.org.mx Recibido: 19 de junio, 2014 Aceptado: 29 de octubre, 2014 Correspondencia: D en C Irma Isordia Salas Apartado Postal 12-1100 México DF Tel.: 56395822, ext. 20883 [email protected] 595 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Study of the polymorphism R353Q in the coagulation factor VII gene and the N700S in the thrombospondin-1 gene in young patients with acute myocardial infarction ABSTRACT Background: Acute myocardial infarction is the first cause of morbidity and mortality in the world, resulting in the combination of genetic and environmental factors. It has been postulated that the R353Q polymorphism of the coagulation FVII gene represents a protective factor for acute myocardial infarction, whereas the N700S polymorphism in the thrombospondin-1 gene is associated with an increased risk for acute myocardial infarction; however, the results are still contradicted. The objective of the study was to examine the possible association of the FVII R353Q and N700S polymorphism and acute myocardial infarction in Mexican patients with acute myocardial infarction younger than 45 years old. Methods: Case-control study that included 252 patients who were diagnosed with acute myocardial infarction and 252 apparently healthy, age- and gender-matched individuals without a history of coronary artery disease. R353Q and N700S polymorphisms were determined in all participants by PCR-RFLP. Results: There was no statistical significant difference in genotype distribution (p = 0.06) between the acute myocardial infarction and control groups. Also, there was a similar genotype distribution of N700S polymorphism between stroke and control groups (p = 0.50). Hypertension, diabetes mellitus, family history of coronary disease and dyslipidemia represented independent risk factors for acute myocardial infarction. Conclusions: Polymorphisms R353Q and N700S do not represent a protective or risk factor for acute myocardial infarction in young Mexican individuals. Key words: Coagulation FVII, thrombospondin-1, acute myocardial infarction, polymorphism. ANTECEDENTES Diversos estudios epidemiológicos demuestran que la enfermedad arterial coronaria es la primera causa de muerte en el mundo.1 El infarto agudo de miocardio es la complicación más 596 importante de la enfermedad arterial coronaria, y representa un problema de salud pública en México.2 Aproximadamente 10% de los pacientes que lo sufren son menores de 45 años.3 Se considera que su origen es multifactorial y resultado de la interacción de factores genéticos Valades-Mejía MG y colaboradores. Polimorfismos R353Q y N700s en infarto agudo de miocardio y modificables.4 En más de 40% de los pacientes con infarto agudo de miocardio se encuentran antecedentes de diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica, obesidad y tabaquismo; sin embargo, en el resto no se observa una causa específica, por lo que se considera que los factores de riesgo genético tienen mayor relevancia en este grupo de sujetos.5 La influencia genética en el infarto agudo de miocardio se ha corroborado mediante diversos estudios realizados en familias y en sus descendientes, así como en gemelos univitelinos. Se ha demostrado que algunas variantes genéticas denominadas polimorfismos tienen una importante participación en el inicio y el avance de la patología aterotrombótica del infarto agudo de miocardio.6-8 En la mayoría de los casos de pacientes jóvenes, el evento trombótico agudo es secundario a la rotura de la placa ateroesclerosa.9 Esto permite la exposición del factor tisular (FT), que constituye un complejo con el FVII (FT-FVII) iniciando la vía extrínseca de la coagulación que favorece la formación de un coágulo insoluble de fibrina. En diversos estudios se ha reportado que el incremento en la actividad del FVII de la coagulación (FVIIc) representa un factor de riesgo independiente para el infarto agudo de miocardio.10,11 Además, el estudio Northwick Park Heart Study reveló que el aumento en la concentración del FVII coagulante estaba vinculado con el incremento del riesgo.12 Se ha sugerido que el polimorfismo R353Q en el gen del FVIIc es uno de los factores que participan en la variabilidad en la concentración plasmática del FVII circulante.13 Dicho polimorfismo consiste en el cambio de un solo nucleótido producido por la sustitución de una base de guanina por una de adenina, lo cual, a su vez, genera una sustitución del aminoácido de arginina (R) por uno de glutamina (Q) en el codón 353 de la proteína expresada. En algunos estudios se ha demostrado que los portadores del alelo Q tienen una concentración plasmática menor de FVII, comparados con individuos homocigotos para el alelo R.14 Debido a lo anterior, se ha sugerido que una menor concentración del FVII circulante en los portadores del alelo Q pudiera conferir un efecto protector para el desarrollo de eventos trombóticos, como infarto agudo de miocardio.15,16 Esta asociación ha sido débil o no se ha corroborado en otros estudios,17 por lo que el papel del polimorfismo R353Q en la patogénesis del fenómeno trombótico de dichas enfermedades es controversial. Otro de los polimorfismos que se han señalado como factores de riesgo para infarto agudo de miocardio es el N700S en el gen de la trombospondina-1 (TSP-1), el cual fue descrito previamente por Topol y su grupo;18 dicho polimorfismo es una variante del aminoácido en el codón 700 de la proteína, que consiste en el cambio de una asparagina por una serina, que se asoció con un riesgo ocho veces mayor de infarto agudo de miocardio en los individuos que eran portadores del alelo S700.18 Otros investigadores, sin embargo, no han podido confirmar la relación del polimorfismo y el infarto agudo de miocardio en el incremento del riesgo.19 La TSP-1 es una proteína elaborada, almacenada y secretada por las plaquetas activadas. Es producida por una variedad de tipos celulares, incluidos células endoteliales, macrófagos, fibroblastos y células musculares lisas.20,21 La TSP-1 lleva a cabo diversas funciones, entre las que se encuentran promover la proliferación y migración de células musculares lisas para favorecer la activación y agregación plaquetaria. Se ha propuesto que la TSP-1 participa en la estabilización de la unión entre el fibrinógeno y la plaqueta. También se ha afirmado que regula el tamaño de los multímeros del factor de von Willebrand. 22 La trombospondina es una glicoproteína de 450,000 daltons secretada desde los gránulos 597 Cirugía y Cirujanos alfa de las plaquetas al ser estimuladas por la trombina. No obstante que se han descrito diversas funciones de la TSP-1 y sus dominios,23 la región en la que se localiza el polimorfismo N700S es la más importante en la respuesta de las plaquetas y vascular celular. 24 Debido a las propiedades y funciones de la TSP-1 como la estimulación de la activación y la agregación plaquetaria, así como la migración de la musculatura lisa vascular, se ha sugerido una probable participación en la patogénesis de la aterosclerosis y de la enfermedad arterial coronaria.24 Diversos estudios han demostrado que el polimorfismo N700S representa un factor de riesgo para la enfermedad arterial coronaria;25,26 sin embargo, dicha asociación no ha sido confirmada por otros investigadores,27 debido a que el infarto agudo de miocardio es una enfermedad multicausal y multigénica en la que los factores genéticos cobran una mayor importancia en etapas tempranas de la vida. El principal objetivo de este estudio fue analizar la frecuencia y determinar la posible asociación entre los polimorfismos R353Q y el N700S con el infarto agudo de miocardio en mexicanos menores de 45 años. MATERIAL Y MÉTODOS Grupo de estudio Estudio de casos y controles en el que se incluyeron 252 pacientes consecutivos sobrevivientes de su primer evento de infarto agudo de miocardio. El diagnóstico se realizó mediante electrocardiograma, datos clínicos y pruebas de laboratorio, de acuerdo con los lineamientos de la Sociedad Europea de Cardiología y el Colegio Americano de Cardiología. Los pacientes fueron admitidos en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, entre el 2 de enero de 2006 y el 30 de mayo de 2011. Se registraron los datos clínicos y demográficos, así como los factores de riesgo para aterotrombosis de los participantes, como: 598 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica, tabaquismo, dislipidemia y antecedente heredofamiliar de enfermedad aterotrombótica. Se incluyeron sólo pacientes de 45 años o menos, con el propósito de minimizar los posibles efectos de la exposición prolongada a los factores de riesgo tradicionales que pudieran ejercer sobre la enfermedad. El grupo control se integró con 252 individuos sin antecedentes de infarto agudo de miocardio o enfermedad coronaria personal. Los grupos de pacientes y controles se parearon por edad y género. Se consideró como antecedente de hipertensión arterial la presión arterial sistólica mayor de 140 mmHg, y la hipertensión arterial diastólica superior a 90 mmHg, el diagnóstico previo o el estar en tratamiento antihipertensivo. Se tomó como antecedente heredofamiliar para enfermedad aterotrombótica el que la madre o el padre hayan padecido o muerto por enfermedad aterotrombótica antes de los 55 y 65 años, respectivamente. Se consideró como antecedente de tabaquismo el que el individuo fumara en ese momento o que hubiera fumado por lo menos un cigarrillo por día durante los últimos 12 meses. Se tomó como dislipidemia a la concentración de colesterol mayor de 200 mg/dL o si existía un diagnóstico previo, o si se habían prescrito hipolipemiantes. Se determinó que los pacientes eran diabéticos si tenían una concentración de glucosa mayor de 126 mg/dL, si ya habían sido diagnosticados o si estaban en tratamiento con un hipoglucemiante. En todos los sujetos se identificaron los polimorfismos R353Q y N700S. A todos se les comunicó el objetivo del estudio, y firmaron la hoja de consentimiento informado. Este proyecto fue revisado y aprobado por el Comité de Ética del Instituto Mexicano del Seguro Social, conforme a los lineamientos de la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial y la Organización Mundial de la Salud, modificada en Tokio, Japón. Valades-Mejía MG y colaboradores. Polimorfismos R353Q y N700s en infarto agudo de miocardio Extracción de ADN y genotipificación El ADN genómico se extrajo del concentrado leucocitario con un equipo comercial (QIAamp DNA Blood Mini Kit). Para la determinación del polimorfismo R353Q del FVII, se utilizaron las siguientes condiciones de amplificación: 35 ciclos consistentes cada uno en desnaturalización de 60 segundos a 94°C, alineamiento durante 60 segundos a 56°C, y extensión por 60 segundos a 72°C. Finalizado el programa, se hizo una extensión final a 72°C por cinco minutos. Los oligonucleótidos usados fueron (sentido) 5’GGG AGA CTC CCC AAA TAT CAC-3’ y (contrasentido) 5’ ACG CAG CCT TGG CTT TCT CTC-3’. La reacción de amplificación se llevó a cabo en un volumen final de 50 µL que contenía 200 ng de ADN, 10 pmol de cada oligonucleótido, 0.2 mM de deoxinucleótidos, 3 mM de cloruro de magnesio y 1 U de Taq ADN polimerasa. Una vez obtenido el producto amplificado se realizó la restricción mediante la enzima endonucleasa Msp I por un periodo de 12 horas a 37°C. En la Figura 1 se observan los fragmentos encontrados por electroforesis en un gel de agarosa al 2%, y teñidos con bromuro de etidio. En los sujetos positivos homocigotos para el alelo R, el patrón de bandas se visualizó de la siguiente manera: 206 pb (pares de bases) 67 pb; mientras que los positivos homocigotos para el alelo Q: 273 pb. Para detectar el polimorfismo N700S en el gen de la TSP-1, se usaron los siguientes oligonucleótidos en la reacción de PCR con los siguiente oligonucleótidos: (sentido) 5’AAG AAC GCC AAG TGC AAC TAC-3’y (antisentido) 5’ AGA GCT AGC CCT GTT CAT GTT-3’. Las condiciones térmicas para la amplificación fueron: desnaturalización inicial a 94°C por cinco minutos, seguida de 32 ciclos de desnaturalización a 94°C por 40 segundos, alineación a 58°C por 40 segundos, y extensión a 72°C por 30 segundos, con una extensión final a 72°C durante ocho minutos. Posteriormente, se realizó la restricción de los fragmentos obtenidos con la enzima Bse- Figura 1. Análisis del gen del FVII de la coagulación correspondiente a la región polimórfica R353Q. M representa el marcador de peso molecular 100 pares de bases (pb); la línea 1 muestra los fragmentos del producto amplificado y restringido con la enzima MspI correspondiente al genotipo homocigoto RR (205 pb y 67 pb); en la línea 2 se observan los fragmentos del producto amplificado y restringido correspondientes al genotipo heterocigoto RQ (272 pb, 205 pb y 67 pb), y la línea 3 muestra el fragmento correspondiente al genotipo homocigoto QQ (272 pb). NI (Fermentas) en un periodo de ocho horas a 37°C, y se observaron mediante el corrimiento electroforético en un gel de agarosa al 3% con bromuro de etidio. El sitio de restricción producido por la enzima BseNI, representa al alelo polimórfico S, el cual produce dos fragmentos para el genotipo GG (120 and 240 bp). El alelo silvestre N no genera un sitio de restricción por la enzima BseNI y es visualizado como una banda de 360 pb; es decir, el genotipo NN en el heterocigoto tiene tres bandas cada una 360, 240, y 120 pb (Figura 2). Análisis estadístico Las variables continuas se expresan en media ±, y desviación estándar, en tanto que las variables categóricas se expresan en porcentajes. El valor estadísticamente significativo de las diferencias entre las variables continuas se determinó mediante la prueba de t de Student. 599 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Cuadro 1. Características clínicas y demográficas de pacientes con infarto agudo de miocardio y sus respectivos controles Figura 2. Análisis del gen de la trombospondina-1 correspondiente a la región polimórfica N700S. M representa el marcador de peso molecular 100 pares de bases (pb). Las líneas 1 y 3 representan el fragmento polimórfico amplificado correspondiente a 360 pb. En la línea 2 se aprecia el fragmento del producto correspondiente al genotipo homocigoto NN (360 pb) y en la línea 4 se ven los fragmentos de los productos del genotipo heterocigoto NS (360 pb, 240 pb, y 120 pb). Las diferencias entre las variables categóricas se encontraron a través de la prueba de χ2. Las razones de momios ajustadas se calcularon con el análisis de regresión logística multivariado del polimorfismo y los factores de riesgo tradicionales. Un valor de p < 0.05 se consideró estadísticamente significativo. Los análisis estadísticos se efectuaron con el programa estadístico SPSS, versión 18. RESULTADOS Las características clínicas y demográficas de los pacientes con infarto agudo de miocardio y de los controles se muestran en el Cuadro 1. Debido a que fue un estudio pareado por edad y sexo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas; sin embargo, el sexo predominante en el grupo de pacientes con infarto agudo de miocardio fue el masculino (casi 60%). En relación con los factores de riesgo tradicionales, como: hipertensión arterial sistémica, tabaquismo, dislipidemia, diabetes mellitus y antecedente heredofamiliar de enfermedad aterotrombótica, 600 Pacientes con IAM Controles Valor de p n 252 % 252 % Edad, años (X ± DE) Masculino 40.3 ± 4.4 39.8 ± 4.3 NS 195 (77.4) 65 (59.1) NS Diabetes mellitus 76 (30.1) 36 (14.2) 0.001 Hipertensión 99 (39.3) 45 (17.8) 0.001 Tabaquismo 189 (75.0) 78 (31.0) <0.001 Dislpidemia 140 (55.5) 96 (38.1) Antecedentes familiares de enfermedad aterotrombótica 0.001 87 (34.5) 30 (11.9) <0.001 *Prueba de t de Student para variables continuas; c2 o prueba exacta de Fisher para proporciones, NS= no significativa. fueron más frecuentes en el grupo de pacientes con infarto agudo de miocardio. En el Cuadro 2 se observa la distribución genotípica y la frecuencia alélica de los polimorfismos R353Q en el gen del FVII de la coagulación, y en el Cuadro 3 se presenta la distribución genotípica y la frecuencia alélica del N700S en el gen de la TSP-1 en los grupos de pacientes y control. Entre los pacientes, la frecuencia del alelo R fue de 89.3 vs 92.65% de los controles. No se identificó una diferencia estadísticamente significativa en la distribución genotípica (p = 0.06) y la frecuencia alélica (p = 0.06) del polimorfismo R353Q entre ambos grupos. La frecuencia alélica obtenida en el polimorfismo N700S fue de 3.3 y 3.95 en los pacientes y en los controles, respectivamente. Se determinó una distribución genotípica (p = 0.50) y frecuencia alélica (p = 0.50) similar del polimorfismo (N700S) entre el grupo de casos y el de los controles. Valades-Mejía MG y colaboradores. Polimorfismos R353Q y N700s en infarto agudo de miocardio Cuadro 2. Distribución genotípica y frecuencia alélica del polimorfismo R353Q en el gen del FVII en pacientes con infarto agudo de miocardio con sus respectivos controles Pacientes con IAM Controles 252 252 R/R 198 (78.6%) 218 (86.5%) R/Q 54 (21.4%) 31 (12.3%) Q/Q 0 (0.0%) 3 (1.2%) Genotipo n Valor de p 0.06* Alelo R 450 (89.3 %) 467 (92.65%) Q 54 (10.7%)t 0.06* 37 ( 7.35%) *Prueba de χ , valor de p < 0.05. 2 Cuadro 3. Distribución genotípica y frecuencia alélica del N700S en el gen de la TSP-1 en pacientes con infarto agudo de miocardio con sus respectivos controles Pacientes con IAM Controles 252 252 N/N 236 (93.6%) 232 (92.1%) N/S 16 (6.4%) 20 (7.9%) S/S 0 (0.0%) 0 (0%) Genotipo n Valor de p 0.50* Alelo N 488 (96.8 %) S 16 (3.2%) 484 (96.05%) 0.50* 20 (3.95%) *Prueba de χ , Valor de p < 0.05. TSP-1 = trombospondina 1. 2 Mediante el análisis de regresión logística se establecieron como factores de riesgo independiente para infarto agudo de miocardio: hipertensión arterial, RM 4.12 (IC 95%, 1.0-6.3), p = 0.001; tabaquismo, 6.35 (IC 95%, 1.07.3); dislipidemia, RM 3.7 (IC 95%, 1.4-6.2), p = 0.001 y antecedente heredofamiliar para enfermedad aterotrombótica, RM 3.7 (IC 95%, 1.2-4.2), p = < 0.001. La diabetes mellitus no representó riesgo en forma independiente para infarto agudo de miocardio. DISCUSIÓN En conocimiento de los autores, éste es el primer estudio en el que se analiza la frecuencia del polimorfismo R353Q en la población mexicana, así como su posible efecto protector en pacientes con infarto agudo de miocardio menores de 45 años. Los resultados obtenidos en este estudio no sugieren que el polimorfismo R353Q sea un factor protector en este grupo de pacientes, como se ha reportado en otras poblaciones.14-16 Esto es similar a lo encontrado por Ardissino y su grupo de investigadores,28 con base en un estudio de 200 sujetos con infarto agudo de miocardio y 200 controles jóvenes menores de 45 años, pareados por edad y sexo, en el cual no se demostró que el polimorfismo se vinculara con un menor riesgo de enfermedad arterial coronaria. En este último estudio; sin embargo, se identificó un mayor porcentaje de tabaquismo, pero menor de hipertensión arterial y diabetes mellitus, en comparación con lo reportado en este grupo de estudio. Existen algunas investigaciones en las que no se ha podido determinar que el polimorfismo R353Q sea un factor protector, a diferencia de la de Lindman y sus colaboradores.29 También se han efectuado estudios prospectivos, como el de Framingham,30 en los que no se pudo corroborar que el polimorfismo R353Q se asocie con la disminución del riesgo de infarto agudo de miocardio. En forma contraria, diversos estudios revelan que este polimorfismo es un factor protector para este padecimiento, como el efectuado por Girelli y colaboradores14 en la población italiana. A diferencia de este estudio, en el de Girelli14 la edad promedio de los pacientes fue de 60 años y en este estudio no se parearon por edad y género. De manera similar, algunos investigadores han encontrado que existe menor riesgo en los portadores del genotipo QQ en la población italiana16 o turca, como es el caso de Taymaz y su equipo.31 Pegoraro y su grupo32 de- 601 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos mostraron un efecto protector del polimorfismo contra el infarto agudo de miocardio mediante su asociación con lipoproteínas de baja densidad, aunque este hallazgo no se ha replicado en otros estudios. En el Cuadro 4 se aprecia la frecuencia alélica del polimorfismo R353Q y se compara con la obtenida en este estudio, que fue similar a la publicada sobre población italiana16,28 y la caucásica,29 pero ligeramente menor a la reportada por Ogawa y colaboradores15 en población japonesa, o por Batalla y su grupo17 en población española. No obstante que la frecuencia del polimorfismo R353Q varía de una población a otra, algunos subgrupos de poblaciones probablemente tienen distinto rango de susceptibilidad genética a cada uno de los polimorfismos o de los factores ambientales, lo cual explicaría, en parte, las diferencias observadas entre los diversos grupos étnicos en relación con la susceptibilidad al infarto agudo de miocardio. Se ha identificado que la TSP-1 favorece la migración y proliferación de células musculares lisas, así como la adhesión y agregación plaquetaria, por lo que se postula que el incremento en la concentración de esta proteína puede contribuir al desarrollo del proceso aterotrombótico coronario. En el estudio realizado por Topol y su equipo,18 en el cual se analizaron 72 polimorfismos localizados en 62 genes en 352 pacientes con enfermedad arterial coronaria y 428 sujetos control, se propuso el polimorfismo N700S como una de las variantes asociadas a infarto agudo de miocardio en una población de Estados Unidos. En este estudio, el polimorfismo N700S en el gen de la TSP-1 se identificó en una distribución genotípica similar en los pacientes con diagnóstico de infarto agudo de miocardio y en los controles, por lo que no representó un factor de Cuadro 4. Comparación de la distribución genotípica y frecuencia alélica del polimorfismo R353Q entre la mexicana y diversas poblaciones del mundo Población Mestiza mexicana Isordia y col. 2013 Ogawa y col. 200415 Población turca Taymaz y col. 200731 Italiana Ardissino y col. 199928 Italiana Lacoviello y col. 201016 India Pegoraro y col. 200532 Noruega Lindman y col. 200429 Española Batalla y col. 200117 n= casos / controles 252 252 129 150 118 38 200 200 164 224 195 300 563 205 175 200 Genotipos de FVII R353Q n (%) RR RQ QQ R Q 198 (78.6) 218 (86.5) 117 (92.1) 131 (87.3) 82 (69.5) 203 (70.9) 143 (71.5) 139 (69.5) 114 (69.5) 138 (61.6) 100 (51) 152 (51) 466 (83.2) 158 (77.5) 125 (91.2) 109 (87.2) 54 (21.4) 31 (18.7) 10 (7.8) 17 (11.3) 32 (35.3) 76 (26.5) 51 (25.5) 56 (28) 49 (29.9) 76 (33.9) 79 (41) 128 (43) 87 (15.5) 45 (22.1) 12 (8.8) 16 (12.8) 0 (0) 3 (1.2) 0 (0) 2 (1.3) 8 (2.7) 7 (2.4) 6 (3) 5 (2.5) 1 (0.6) 10 (4.5) 16 (8) 20 (6) 7 (1.3) 1 (0.5) 0 (0) 0 (0) 450 (89.3) 467 (92.65) 244 (96.1) 279 (93.0) 468 (79.6) 482 (84.3) 337 (84.3) 334 (83.5) 277 (84.5) 352 (78.6) 279 (72) 432 (72) 1019 (91.0) 361 (88.5) 262 (95.6) 234 (93.6) 54 (10.7) 37 (7.35) 10 (3.9) 21 (7.0) 120 (20.4) 90 (15.7) 63 (15.7) 66 (16.5) 51 (15.5) 96 (21.4) 111 (28) 168 (28) 101 (9.0) 47 (11.5) 12 (4.4) 16 (6.4) IAM= infarto agudo de miocardio, cols.= colaboradores. 602 Frecuencia alélica n (%) Valades-Mejía MG y colaboradores. Polimorfismos R353Q y N700s en infarto agudo de miocardio riesgo. Zhou y su equipo33 publicaron reportes semejantes en un estudio en población china, el cual incluyó 406 pacientes con diagnóstico de infarto agudo de miocardio con edad promedio de 49 años, al igual que Ashokkumar y colaboradores34 en población del sur de la India. En ninguno de los dos estudios se logró identificar el genotipo SS en la población analizada. Además, los resultados obtenidos en un metaanálisis efectuado por Koch y su grupo27 de 3657 pacientes con diagnóstico de infarto agudo de miocardio y 1211 controles no apoyan al polimorfismo como un factor de riesgo para infarto agudo de miocardio. Gao y su equipo35 también encontraron resultados negativos en 302 pacientes chinos con infarto agudo de miocardio sin estratificación de edad. Boekholdt y colaboradores36 estudiaron a 503 pacientes holandeses menores de 50 años con enfermedad arterial coronaria, y hallaron una frecuencia menor de diabetes mellitus e hipertensión que en esta investigación. En forma contraria a los resultados aquí obtenidos, Zwicker y colaboradores37 demostraron en un estudio de casos y controles en el cual se incluyeron 1425 individuos menores de 45 años, que el alelo S700 representaba un factor de riesgo para infarto agudo de miocardio, pues la prevalencia del genotipo SS fue de aproximadamente 10%, comparado con 4.65% de estos pacientes. Se ha sugerido que el incremento en la concentración de TSP-1 que se observa en quienes tienen el alelo S700 favorecería el infarto agudo de miocardio mediante un mecanismo relacionado con el desarrollo acelerado del proceso ateroscleroso, a través del aumento de la adhesión leucocitaria, promoviendo la migración y proliferación de células musculares lisas y endoteliales, así como por medio de diversas moléculas de adhesión.18 Otro de los mecanismos propuestos por Narizhneva y colaboradores38 se relaciona con el incremento en la agregación plaquetaria, así como con mayor expresión de la molécula de TSP en la superficie de la plaqueta en los portadores del alelo S700, comparados con los portadores del N700. En el Cuadro 5 se observan las frecuencias obtenidas en este estudio, similares a las reportadas por Ashokkumar y colaboradores 34 en población hindú, pero mayores que las publicadas por Topol y su grupo18 en población americana. El genotipo SS no se encontró en ninguna de las muestras de pacientes o controles analizadas, lo mismo ocurrió con los resultados en población china33 o hindú publicados.35 El infarto agudo de miocardio es una enfermedad poligénica y multifactorial en la que intervienen de forma conjunta varios genes con actividad sinérgica entre ellos y con los factores de riesgo modificables, por lo que se requiere identificar las posibles variantes genéticas asociadas con el avance de la enfermedad. Se ha hallado en los pacientes con infarto agudo de miocardio, menores de 45 años, el alelo 4G del polimorfismo 4G/5G en el gen del inhibidor del activador del plasminógeno tipo 1 (PAI-1).7 Existe incremento de PAI-1 circulante que puede favorecer el estado de hipofibrinólisis, combinado con disminución del óxido nítrico endotelial, la cual se asocia con el polimorfismo Glu298Asp,8 así como aumento en la agregabilidad plaquetaria, lo que se observa en los individuos portadores del alelo PIA2.39 Debido a que el infarto agudo de miocardio es una enfermedad compleja, poligénica y multifactorial, la participación de los factores genéticos quizá tenga una importante contribución en combinación con factores ambientales o adquiridos. 603 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Cuadro 5. Comparación de la distribución genotípica y frecuencia alélica del polimorfismo N700S entre la mexicana y diversas poblaciones del mundo Población n= casos / controles Genotipos de N700S n (%) Edad AA AG GG A G 488 (96.8) 484 (96.05) 16 (3.2) 20 (3.95) Mexicana Isordia7 Este estudio 2013 252 252 ≤ 45 años 236 (93.6) 232 (92.1) 16 (6.4) 20 (7.9) 0 (0) 0 (0) Alemana Koch y col. 200827 Italiana Zwicker y col. 200637 China Zhou y col. 200419 Americana Topol y col. 200118 Danesa Boekholdt y col. 200236 Indú Ashokkumar y col. 201134 3657 1211 1425 1425 406 400 175 413 313 1039 < 70 años 2873 (78.6) 961 (79.4) 1158 (81.3) 1217 (83.4) 401 (98.8) 398 (99.5) 140 (80) 327 (79.1) 255 (81.4) 828 (79.7) 794 (20.5) 232 (19.2) 250 (17.5) 199 (14.0) 5 (1.2) 2 (0.5) 31 (17.7) 85 (20.5) 57 (18.2) 196 (18.9) 35 (1.0) 18 (1.5) 17 (1.2) 9 (0.6) 0 (0) 0 (0) 4 (2.2) 1 (0.5) 1 (0.3) 15 (1.4) 511 522 Edad promedio 53.8 años 469 (91.8) 493 (94.1) 42 (8.2) 31 (5.9) 0 (0) 0 (0) < 45 años < 60 años < 60 años < 50 años 6495 (88.8) 819 (11.2) 2154 (88.9) 268 (11.1) 2566 (90.0) 284 (10.0) 2633 (92.4) 217 (7.6) 807 (99.4) 5 (0.6) 798 (99.8) 2 (0.3) 311 (88.8) 39 (11.2) 739 (89.5) 87 (10.5) 597 (90.6) 59 (9.4) 1852 (89.1) 226 (10.9 980 (95.9) 1017 (97.0) CONCLUSIONES Conflicto de interés En este estudio se demuestra por primera vez en población mexicana que los polimorfismos R353Q y N700S no se vinculan con infarto agudo de miocardio en individuos menores de 45 años; mientras que los factores de riesgo modificables, como hipertensión arterial, antecedentes heredofamiliares para enfermedad aterotrombótica y dislipidemia representan un factor de riesgo independiente de infarto. Es necesario continuar con la búsqueda e identificación de más factores genéticos que pudieran estar relacionados con el infarto agudo de miocardio, con la finalidad de prevenir y quizá disminuir el evento agudo trombótico. No existe ningún conflicto de interés. Agradecimientos Este estudio fue realizado con el apoyo económico del Fondo de Investigación en Salud IMSS (FIS/IMSS/PROT/G09/748) y de Fundación IMSS AC (Dra. Isordia). 604 Frecuencia alélica n (%) 42 (4.1) 31 (3.0) Referencias 1. Mathers CD, Boerma T, Fat DM. Global and regional causes of death. Br Med Bull 2009;92(1):7-32. 2. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Censo Nacional de Población y Vivienda 2010 (México). Población, Mortalidad y causas de defunción. (consultado 2014 Jun 9). Disponible en http://www.inegi.org.mx/ default.aspx. 3. Doughty M, Mehta R, Bruckman D, Das S, Karavite D, Tsai T, et al. Acute myocardial infarction in the youn-The University of Michigan experience. Am Heart J 2002;143(1):5662. 4. Donati MB, Zito F, Castelnuovo AD, Iacoviello L. Genes, coagulation and cardiovascular risk. J Hum Hypertens 2000;14(6):369-372. 5. Isordia-Salas I, Mendoza-Valdez AL, Almeida-Gutiérrez E, Borrayo-Sánchez G. Factores genéticos del sistema hemostático en pacientes jóvenes con infarto agudo de miocardio. Cir Cir 2010;78(19):93-97. 6. Isordia-Salas I, Trejo-Aguilar A, Valadés-Mejía MG, Santiago-Germán D, Leaños-Miranda A, Mendoza-Valdéz L, et al. C677T Polymorphism of the 5, 10 MTHFR Gene in Young Valades-Mejía MG y colaboradores. Polimorfismos R353Q y N700s en infarto agudo de miocardio Mexican Subjects with ST-Elevation Myocardial Infarction. Arch Med Res 2010;41(4):246-250. 7. Isordia-Salas I, Leaños-Miranda A, Sainz IM, Reyes-Maldonado E, Borrayo-Sánchez G. Association of the Plasminogen Activator Inhibitor-1 Gene 4G/5G Polymorphism With ST Elevation Acute Myocardial Infarction in Young Patients. Rev Esp Cardiol 2009;62(4):365-372. 8. Isordia-Salas I, Leaños-Miranda A, Borrayo-Sánchez G. The Glu298ASP polymorphism of the endothelial nitric oxide synthase gene is associated with premature ST elevation myocardial infarction in Mexican population. Clin Chim Acta 2010;411(7-8):553-557. 9. Libby P. Simon DI. Inflammation and Thrombosis. The Clot Thickens. Circulation 2001;103(13):1718-1720. 19. Carlson CB, Liu Y, Keck JL, Mosher DF. Influences of the N700S thrombospondin-1 polymorphism on protein structure and stability. J Biol Chem 2008;283(29):20069-20076. 20. Yamada Y, Izawa H, Ichihara S, Takatsu F, Ishihara H, Hirayama H, et al. Prediction of the Risk of Myocardial Infarction from Polymorphisms in Candidate Genes. N Engl J Med 2002;347(24):1916-1923. 21. Bonnefoy A, Hantgan R, Legrand C, Frojmovic MM. A model of platelet aggregation involving multiple interactions of thrombospondin-1, fibrinogen, and GPIIbIIIa receptor. J Biol Chem 2001;276(8):5605-5612. 22. Xie L, Chesterman CN, Hogg PJ. Control of Von Willebrand Factor Multimer Size by Thrombospondin-1. J Exp Med 2001;193(12):1341-1350. 10. Campo G, Valgimigli M, Ferraresi P, Malagutti P, Baroni M, Arcozzi C, et al. Tissue Factor and Coagulation Factor VII Levels During Acute Myocardial Infarction. Association With Genotype and Adverse Events. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2006;26(12):2800-2806. 23. Adams JC. THROMBOSPONDINS: Multifunctional Regulators of Cell Interactions. Annu Rev Cell Dev Biol 2001;17:2551. 11. Bozzini C, Girelli D, Bernardi F, Ferraresi P, Olivieri O, Pinotti M, et al. Influence of polymorphisms in the factor VII gene promoter on activated factor VII levels and on the risk of myocardial infarction in advanced coronary atherosclerosis. Thromb Haemost 2004;92(3):541-549. 25. Hannah BL, Misenheimer TM, Pranghofer MM, Mosher DF. A Polymorphism in Thrombospondin-1 Associated with Familial Premature Coronary Artery Disease Alters Ca2+ Binding. J Biol Chem 2004;279(50):51915-51922. 12. Meade TW, Brozovic M, Chakrabarti RR, Haines AP, Imeson JD, Mellows S, et al. Haemostatic function and ischaemic heart disease: principal results of the Northwick Park Heart Study. Lancet 1986;328(8506):533-537. 13. Green F, Kelleher C, Wilkes H, Temple A, Meade T, Humphries S. A Common genetic polymorphism associated with lower coagulation factor VII levels in healthy individuals. Arteriosclerosis Thrombosis 1991;11(3):540-546. 14. Girelli D, Russo C, Ferraresi P, Olivieri O, Pinotti M, Friso S, et al. Polymorphisms in the Factor VII Gene and the Risk of Myocardial Infarction in Patients with Coronary Artery Disease. N Engl J Med 2000;343(11):774-780. 15. Ogawa M, Abe S, Biro S, Saigo M, Kihara T, Setoyama S, et al. R353Q polymorphism, activated factor VII, and risk of premature myocardial infarction in Japanese men. Circ J 2004;68(6):520-525. 16. Iacoviello L, Di Castelnuovo A, de Knijff P, D´Orazio A, Amore C, Arboretti R, et al. Polymorphism in the Coagulation Factor VII Gene and the Risk of Myocardial Infarction. N Engl J Med 1998;338(2):79-85. 17. Batalla A, Alvarez R, Reguero JR, González P, Alvarez V, Cubero GI, et al. Lack of association between polymorphisms of the coagulation factor VII and myocardial infarction in middle-aged Spanish men. Int J Cardiol 2001;80 (2-3):209212. 18. Topol EJ, McCarthy J, Gabriel S, Moliterno DJ, Rogers WJ, Newby LK, et al. Single Nucleotide Polymorphisms in Multiple Novel Thrombospondin Genes May Be Associated With Familial Premature Myocardial Infarction. Circulation 2001;104(22):2641-2644. 24. Lawler J. The functions of thrombospondin-1 and-2. Curr Opin Cell Biol 2000;12(5):634-640. 26. Stenina OI, Topol EJ, Plow EF. Thrombospondins, Their Polymorphisms, and Cardiovascular Disease. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2007;27(9):1886-1894. 27. Koch W, Hoppmann P, de Waha A, Schömig A, Kastrati A. Polymorphisms in thrombospondin genes and myocardial infarction: a case-control study and a meta-analysis of available evidence. Hum Mol Genet 2008;17(8):1120-1126. 28. Ardissino D, Mannucci PM, Merlini PA, Duca F, Fetiveau R, Tagliabue L, et al. Prothrombotic Genetic Risk Factors in Young Survivors of Myocardial Infarction. Blood 1999;94(1):46-51. 29. Lindman AS, Pedersen JI, Arnesen H, Hjerkinn EM, Veierød MB, Prydz H, et al. Coagulation factor VII, R353Q polymorphism, and serum choline-containing phospholipids in males at high risk for coronary heart disease. Thromb Res 2004;113(1):57-65. 30. Feng D, Tofler GH, Larson MG, O’Donnell CJ, Lipinska I, Schmitz C, et al. Factor VII Gene Polymorphism, Factor VII Levels, and Prevalent Cardiovascular Disease: The Framingham Heart Study. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2000;20(2):593-600. 31. Taymaz H, Erarslan S, Öner ET, Alkan T, Ağirbaşli M, Kirdar B. Sequence variations within the genes related to hemostatic imbalance and their impact on coronary artery disease in Turkish population. Thromb Res 2007;119(1):55-62. 32. Pegoraro RJ, Ranjith N, Rom L. Coagulation gene polymorphisms as risk factors for myocardial infarction in young Indian Asians. Cardiovasc J S Afr 2005;16(3):152-157. 33. Zhou X, Huang J, Chen J, Zhao J, Ge D, Yang W, et al. Genetic association analysis of myocardial infarction with 605 Cirugía y Cirujanos thrombospondin-1 N700S variant in a Chinese population. Thromb Res 2004;113(3-4):181-186. 34. AshokKumar M, Anbarasan C, SaiBabu R, Kuram S, Raman SC, Cherian KM. An association study of thrombospondin 1 and 2 SNPs with coronary artery disease and myocardial infarction among South Indians. Thromb Res 2011;128(4):e49-e53. 606 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 37. Zwicker JI, Peyvandi F, Palla R, Lombardi R, Canciani MT, Cairo A, et al. The thrombospondin-1 N700S polymorphism is associated with early myocardial infarction without altering von Willebrand factor multimer size. Blood 2006;108(4):1280-1283. 35. Gao L, He GP, Dai J, Ma JZ, Yang GY, Qi CP, et al. Association of thrombospondin-1 gene polymorphisms with myocardial infarction in a Chinese Han population. Chin Med J (Engl) 2008;121(1):78-81. 38. Narizhneva NV, Byers-Ward VJ, Quinn MJ, Zidar FJ, Plow EF, Topol EJ, et al. Molecular and Functional Differences Induced in Thrombospondin-1 by the Single Nucleotide Polymorphism Associated with the Risk of Premature, Familial Myocardial Infarction. J Biol Chem 2004;279(20):2165121657. 36. Boekholdt SM, Trip MD, Peters RJG, Engelen M, Boer JMA, Feskens EJM, et al. Thrombospondin-2 Polymorphism Is Associated With a Reduced Risk of Premature Myocardial Infarction. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2002;22(12):e24e27. 39. Santiago-Germán D, Leaños-Miranda A, García-Latorre E, Borrayo-Sánchez G, Majluf-Cruz A, Isordia-Salas I. Platelet glycoprotein IIIA PIA2 polymorphism is associated with ST elevation acute myocardial infarction in young Mexican population. J Thromb Thrombolysis 2012;33(4):389-396. Artículo original Cir Cir 2014;82:607-618. Determinación de los multímeros del factor von Willebrand en población mexicana RESUMEN Antecedentes: la enfermedad de von Willebrand es un padecimiento hereditario en el que la estructura, función y concentración del factor de von Willebrand están alteradas y, en consecuencia, también la interacción plaqueta-factor de von Willebrand-endotelio. En México no hay registros epidemiológicos de la enfermedad, sólo se han efectuado algunos estudios aislados desde el punto de vista clínico y hematológico. Material y métodos: estudio retrospectivo efectuado en 155 mexicanos mestizos, 75 de ellos con diagnóstico presuntivo de enfermedad de von Willebrand, 15 con sospecha de hemofilia A y 65 donadores sanos (testigos). Se realizaron pruebas: básicas de coagulación, especiales y de clasificación: análisis de la composición multimérica. Edgar Hernández-Zamora1 César Zavala-Hernández2 Martha Eva Viveros-Sandoval3 Ángeles Ochoa-Rico4 Carlos Martínez-Murillo5 Elba Reyes-Maldonado4 1 Servicio de Genética, Instituto Nacional de Rehabilitación. 2 Laboratorio Central de Patología Clínica, Instituto Nacional de Rehabilitación. 3 Laboratorio de Hemostasia y Biología Vascular, Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas Dr. Ignacio Chávez, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. 4 Laboratorio de Citología. Departamento de Morfología, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, IPN. 5 Clínica de Hemostasia y Trombosis, Hospital General de México Eduardo Liceaga, México DF. Resultados: 15 pacientes se diagnosticaron con hemofilia A; de los 75 sujetos con sospecha de enfermedad de von Willebrand se diagnosticaron 50 de la manera siguiente: tipo 1 (62%), tipo 2 (22%) [subtipos: 2A (14%), 2B (2%) y 2N (6%)] y tipo 3 (16%). Conclusión: el análisis de los multímeros del factor de von Willebrand es un método que cumple con las características adecuadas para el diagnóstico de la enfermedad de von Willebrand, por lo que es necesario implementar esta metodología para su estudio y mejorar su diagnóstico específico. Palabras clave: multímeros del factor de von Willebrand, enfermedad de von Willebrand. Determination of von Willebrand factor multimers in Mexican population ABSTRACT Background: Von Willebrand disease is an inherited disease in which the structure, function, and concentration of von Willebrand factor are altered, as well as the platelet von Willebrand factor endothelium interaction. In Mexico there are no epidemiological records of the disease. Only a few isolated studies have been reported from the clinical and hematological standpoint. Methods: We studied 155 Mexican Mestizos: 75 with presumptive diagnosis of von Willebrand disease, 15 with suspected diagnosis of www.amc.org.mx Recibido: 22 de noviembre, 2013 Aceptado: 19 de junio, 2014 Correspondencia: Dra. Elba Reyes Maldonado Prol. Carpio y Plan de Ayala s/n 11340 DF. México. Tel.: 57296300, ext. 62393 [email protected] 607 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 hemophilia A and 65 healthy donors (controls). Basic coagulation tests, special tests and classification test (analysis of multimeric composition) were carried out. Results: There were 15 patients with clinical diagnosis of hemophilia A, 75 patients with suspected von Willebrand disease of which 50 were diagnosed as the following types and subtypes: Type 1 (62%), Type 2 (22%) [subtypes: 2A (14%), 2B (2%), and 2N (6%)] and Type 3 (16%). Conclusion: It has been reported that analysis of von Willebrand factor is a method that meets the characteristics for the diagnosis of von Willebrand disease. It is necessary to implement this methodology to study and improve the specific diagnoses. Key words: Multimers of vWF, von Willebrand disease. ANTECEDENTES DIAGNÓSTICO CLÍNICO La enfermedad de von Willebrand constituye un grupo heterogéneo de padecimientos hereditarios en los que la estructura, función y concentración del factor de von Willebrand (VWF) están alteradas. Como en varias coagulopatías, se encuentra afectada principalmente la hemostasia primaria; en este caso particular, en la interacción plaqueta-VWF-endotelio, ya que es un trastorno que se distingue por hemorragia mucocutánea de intensidad variable.1,2 La historia clínica permite al médico hacer una aproximación diagnóstica, junto con los signos y síntomas que experimentan los pacientes, así como los diversos factores que modifican las concentraciones del factor de von Willebrand. Es importante tomar en cuenta las recomendaciones descritas en las guías de práctica clínica y los exámenes del laboratorio químico hematológico, como las pruebas básicas de hemostasia y las pruebas confirmatorias, que incluyen el estudio de los multímetros del factor de von Willebrand que proporcionan información de gran utilidad y que debe ser interpretada en relación con el contexto clínico, lo que brinda mayor posibilidad de un diagnóstico certero y tratamiento adecuado para estos pacientes. El gen del factor de von Willebrand se localiza en el cromosoma 12, en el brazo corto distal de la región p13.2; codifica para una glicoproteína que se sintetiza en megacariocitos, plaquetas y células endoteliales.3 Su síntesis se inicia como un pro-péptido en el retículo endoplásmico, forma dímeros mediante puentes disulfuro; posteriormente se transporta al aparato de Golgi, donde la proteína vuelve a crear puentes disulfuro y, por consiguiente, series de multímeros de diferentes tamaños que van desde dímeros simples (225 kDa) hasta multímeros (de más de 20 unidades, ~120,000 kDa).4,5 608 Exámenes de laboratorio químico-clínico Pruebas básicas de hemostasia El diagnóstico de laboratorio químico clínico de las alteraciones hemorrágicas precisa de procedimientos de escrutinio para valorar la hemostasia Hernández-Zamora E y colaboradores. Multímeros del factor von Willebrand primaria y secundaria, que comprenden la cuenta completa de elementos formes de la sangre, como plaquetas, tiempo de sangrado, tiempo de protrombina, tiempo de tromboplastina parcial activada y tiempo de trombina. El tiempo de sangrado es especialmente útil en la evaluación de los trastornos de la hemostasia primaria, que es el caso de la enfermedad de von Willebrand; existen varios métodos para realizarlo, como el de Duke, lvy o técnicas automatizadas. El tiempo de protrombina, el tiempo de tromboplastina parcial activada y el tiempo de trombina se utilizan para evaluar la hemostasia secundaria; el tiempo de tromboplastina parcial activada puede ser prolongado, debido a la disminución en las concentraciones del factor VIII (FVIII) de la coagulación; sin embargo, en ocasiones puede encontrarse normal.6 Pruebas confirmatorias Después de que la historia clínica, los antecedentes personales y familiares y las pruebas de escrutinio han orientado al diagnóstico de enfermedad de von Willebrand, se deben realizar pruebas que permitan confimarlo. El VWF es una glicoproteína relacionada con el FVIII; en los pacientes con enfermedad de von Willebrand pueden encontrarse anormalidades en ambas proteínas. El FVIII se evalúa mediante la prueba de la actividad coagulante (FVIII:C), que puede estar disminuida incluso en 90% en estos pacientes debido a la deficiencia del factor de von Willebrand.7 Los métodos inmunológicos que miden la concentración del antígeno del factor von Willebrand (FVW:Ag) en plasma, como el radioinmunoanálisis o el electroinmunoanálisis,8,9 tienen la desventaja de su baja sensibilidad. Otros métodos de mayor sensibilidad son la inmunoelectroforesis (ELISA),10 la contrainmunoelectroforesis o la electroforesis en sulfato.11,12 La prueba inmunológica más recomendada para la caracterización precisa del factor de von Willebrand es la inmunoelectrotransferencia en dodecilsulfato de sodio (SDS) en geles de polia- crilamida, también denominada como prueba para el estudio de los multímetros del VWF.13 La función del factor de von Willebrand se analiza mediante métodos que involucran a la ristocetina. Uno de ellos es la prueba de cofactor de ristocetina (von Willebrand factor ristocetin cofactor activity, FVW:RCo), que determina la aglutinación dependiente del VWF plasmático. La otra prueba es llamada agregación plaquetaria inducida por ristocetina (ristocetin-induced platelet aggregation, RIPA).14 Prueba para el estudio de los multímetros del factor de von Willebrand Es una técnica que evalúa de manera precisa la composición multimérica del factor de von Willebrand, y se conoce como electroforesis en gel de poliacrilamida con dodecilsulfato de sodio (sodium dodecyl sulfate polyacrylamide gel electrophoresis, SDS-PAGE). Las muestras de plasma a estudiar son tratadas con dodecilsulfato de sodio, y los multímeros adquieren carga uniforme; en consecuencia, la separación electroforética en los geles de poliacrilamida dependerá sólo del tamaño de los multímeros. Posteriormente, se hace electrotransferencia a membranas de nitrocelulosa con una corriente constante de 200 mA durante cinco horas, seguida de la unión con inmunoglobulina de conejo anti-VWF humano a 4°C toda la noche. Se realizan lavados y se incuba dos horas a temperatura ambiente, con conjugado de cabra anti IgG de conejo. Finalmente, después de varios lavados, se revela utilizando un cromógeno y peróxido de hidrogeno. Como resultado, aparecen bandas teñidas de color rojo en la parte superior, que corresponden a multímeros de alto peso molecular (APM), bandas de peso molecular intermedio (PMI) y multímeros de bajo peso molecular (BPM). El patrón multimérico en los diferentes tipos de enfermedad de von Willebrand corresponde a 1, 2M y 2N; se observan todos los tipos de 609 Cirugía y Cirujanos multímeros. En el tipo 2A no hay multímeros de alto peso molecular ni de peso molecular intermedio. En el tipo 2B no se prestan los multímeros de alto peso molecular, y el tipo 3 carece de multímeros (Figura 1).2,7 Pruebas moleculares Los estudios moleculares han proporcionado el conocimiento completo del gen del factor de von Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Willebrand, sus características generales, interacciones y conformación, su estructura, así como sus principales variantes, sea no patológico o patológico, incluso en pacientes mexicanos en los que se ha descrito un gran número de mutaciones en él.15,16 Distintos autores han destacado la dificultad para establecer el diagnóstico de la enfermedad de von Willebrand debido a las diversas formas moleculares que adopta el factor del mismo nombre.17 Figura 1. Esquema general de la técnica SDS-PAGE para análisis de los multímeros del factor von Willebrand. A) Electroforesis en gel de poliacrilamida-SDS. B) Electrotransferencia a membranas de nitrocelulosa. C) Unión con inmunoglobulina de conejo anti-VWF humano y con anti IgG de conejo. D) Revelado e interpretación de los multimeros. 610 Hernández-Zamora E y colaboradores. Multímeros del factor von Willebrand Factores que modifican las concentraciones del factor de von Willebrand En respuesta a estímulos fisiológicos y farmacológicos tales como la trombina, la fuerza de cizallamiento (shear stress) o la desmopresina, entre otros,18 se libera el factor de von Willebrand de sus sitios de almacenamiento en la célula donde se sintetiza; los multímeros extremadamente grandes de alto peso molecular se unen a la superficie de la célula endotelial a través de la interacción con la proteína P selectina de los cuerpos de Weibel-Palade. El factor de von Willebrand interviene en la hemostasia primaria y secundaria, uniéndose con diversos receptores de las células sanguíneas, mediando la adhesión de las plaquetas a la pared vascular dañada y participando en la agregación plaquetaria como acarreador y protector del FVIII:C.19 Los factores que pueden alterar las concentraciones del factor de von Willebrand son: raza, edad, grupo sanguíneo ABO, epinefrina, mediadores inflamatorios y hormonas endocrinas, particularmente las vinculadas con el ciclo menstrual y el embarazo, durante el cual se incrementan (dos a cinco veces). Los africanos y afroamericanos tienen en promedio concentraciones más altas que la población caucásica. Las diferencias étnicas parecen de mayor importancia que el grupo ABO; la raza afroamericana tiene concentraciones más elevadas del FvW:Ag, pero no del FvW:RCo. El ejercicio físico moderado o extremo en personas sin enfermedad de von Willebrand conlleva un rápido y significativo aumento de las fracciones de FvW:Ag y FVIII:C. Después del ejercicio extremo, el reposo de 15 a 30 minutos no es suficiente para realizar la prueba, por tanto, se recomienda diferir el estudio.20 Los defectos cuantitativos o cualitativos del factor de von Willebrand pueden afectar simultáneamente a varios factores sanguíneos, lo que origina los diferentes tipos y subtipos del padecimiento.21 En 2006, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (International Society of Thrombosis and Haemostasis, ISTH) publicó las últimas recomendaciones respecto a la clasificación de la enfermedad.7 Una característica del factor de von Willebrand es su capacidad para formar “redes” por medio de agregados o multímeros; para clasificar los tipos y subtipos de la enfermedad de von Willebrand, se representa la distribución normal de los multímeros que comprende a los multímeros de bajo, intermedio y alto peso molecular.5,15,22 Las coagulopatías más frecuentes son la hemofilia A y B, y la enfermedad de von Willebrand. La prevalencia de esta última varía según la población estudiada, aunque se ha reportado que es mayor de 1%.23 En México no hay registros epidemiológicos del padecimiento, sólo se han efectuado algunos estudios aislados desde el punto de vista clínico y hematológico. En uno de ellos se describieron 34 casos en 28 familias, incluso tres con nuevas mutaciones relacionadas,15,24,25 y recientemente Majluf Cruz y colaboradores16 publicaron un estudio piloto de 133 pacientes con sospecha de enfermedad de von Willebrand. MATERIAL Y MÉTODOS Estudio retrospectivo efectuado en 155 mexicanos mestizos, 75 con diagnóstico presuntivo de enfermedad de von Willebrand, 15 con sospecha diagnóstica de hemofilia A y 65 donadores sanos (testigos) provenientes del servicio de Hematología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional (CMN), La Raza, del Hospital General, de México Eduardo Liceaga del Hospital Infantil de México Federico Gómez y de la Clínica de Hemofilia del Banco Central de Sangre del CMN Siglo XXI. Los sujetos se evaluaron y refirieron de acuerdo con la exploración física y la historia familiar. Para las decisiones clínicas se tomaron en cuenta las recomendaciones contenidas en la guía de práctica clínica Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de von Willebrand, México, Secretaría de Salud, 2010.26 611 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Este proyecto fue aprobado por el Comité de Ética del Hospital General de México. Los sujetos sanos se seleccionaron bajo los lineamientos de la Norma Oficial Mexicana NOM-253SSA1-2012, que rige los bancos de sangre. (Dako, Carpinteria, California). Tras varios lavados, se incuba con conjugado de cabra anti IgG de conejo (Dako, Carpinteria, California). Finalmente, se revela. La prueba se llevó a cabo según la descripción de Budde y colaboradores.2,7,21,34 Todos los participantes respondieron un cuestionario para determinar las diferentes variables y firmaron una carta de consentimiento informado. Los procedimientos se realizaron de acuerdo con las Normas Éticas del Comité de Investigación de la Regulación en Seres Humanos (nacionales e institucionales), sobre la base de la Declaración de Helsinki de 1975, revisada en 2013. RESULTADOS Se efectuaron pruebas básicas o de escrutinio como: tiempo de sangrado, función plaquetaria, tiempo de protombina, tiempo de tromboplastina, tiempo de tromboplastina parcial activada y cuantificación de fibrinógeno, a partir de muestras de sangre con el anticoagulante citrato de sodio en un coagulómetro automático ACL ELITE PRO (Automated Coagulation Laboratory, IL Diagnostics).27-30 Pruebas especiales La actividad del factor VIII coagulante (FVIIII:C) se midió utilizando un ensayo de una etapa en un analizador ACL ELITE PRO.31 Se determinó el factor de von Willebrand antigénico (FvW:Ag) y después la actividad del cofactor de ristocetina del factor de von Willebrand (FvW:RCo), de acuerdo con el procedimiento indicado por el fabricante.32,33 Prueba de clasificación El análisis de la composición multimérica del factor de von Willebrand se hizo por SDS-PAGE. Las muestras de plasma a estudiar se tratan con SDS,2 se separan electroforéticamente en poliacrilamida; después se electrotransfieren a membranas de nitrocelulosa y se unen con inmunoglobulina de conejo anti- factor de von Willebrand humano 612 Se realizó el estudio en los tres grupos: donadores sanos, pacientes con diagnóstico presuntivo de enfermedad de von Willebrand, y con hemofilia A. Las características generales de estos grupos se enlistan en el Cuadro 1. El Cuadro 2 indica los valores promedio de las pruebas básicas y especiales; los resultados del grupo testigo están dentro de los valores de referencia. En los pacientes presuntivos de hemofilia A, el tiempo de tromboplastina parcial activada está considerablemente prolongado, y la actividad del FVIII:C notablemente disminuida con respecto al grupo testigo y a los valores de referencia. Los pacientes con sospecha de enfermedad de von Willebrand mostraron variaciones en el tiempo de sangrado, tiempo de tromboplastina parcial activada, FVIII:C, FvW:Ag y FvW:RCo. La agregación plaquetaria y el análisis de los multímeros del factor de von Willebrand en los Cuadro 1. Características generales de los grupos estudiados Pacientes Donadores Pacientes con sanos con VWD hemofilia A Cantidad (n) 65 75 15 32.75 (18-56) 22.3 (3-63) 14 (9-15) Niños 0 24 15 Adultos 65 51 0 Mujeres 38 36 0 Hombres 27 39 15 Media (Rango de edad en años) n: número de individuos de estudio o pacientes. VWD: enfermedad de von Willebrand. Hernández-Zamora E y colaboradores. Multímeros del factor von Willebrand Cuadro 2. Valores promedio obtenidos en las pruebas de hemostasia de la población estudiada Donadores sanos BT (min) APTT (segundos) Pacientes VWD Pacientes con hemofilia A Valores de referencia 2.45 8.05 contraindicado 1.15 a 3.15 29.67 42.15 59.00 27 - 35 PT (segundos) 13.32 13.12 13.80 12 - 18 TT (segundos) 21.92 22.50 21.80 21.8 - 25.7 278.66 308.99 291.40 200 - 400 FVIII: C (%l) 87.9 45.75 17.50 > 65 VWF: Ag (%) 92.5 53.42 107.00 > 70 106.3 29.53 106.40 84 - 112 Fibrinógeno (mg/dl) VWF: RCo (%) BT: tiempo de sangrado; APTT: tromboplastina parcial activada; PT: tiempo de protrombina; TT: tiempo de trombina; FVIIII:C: actividad del factor VIII coagulante; VWF:Ag: factor de von Willebrand (VWF) antigénico; VWF:RCo: actividad del cofactor de ristocetina del VWF; VWD: enfermedad de von Willebrand. pacientes con diagnóstico clínico de hemofilia A fueron iguales a los de los testigos sanos; sin embargo, es importante mencionar que clínicamente manifestaban síntomas hemorrágicos. En la Figura 2 se muestran algunos corrimientos electroforéticos del VWF en pacientes con sospecha de enfermedad de von Willebrand. El Cuadro 3 es un resumen del diagnóstico integral de los pacientes y testigos, tomando en consideración las manifestaciones clínicas y las pruebas de hemostasia básicas y especiales. DISCUSIÓN La enfermedad de von Willebrand debe su nombre a Erick von Wilebrand, quien describió un trastorno hemorrágico hereditario con características similares a la hemofilia, por lo que inicialmente se denominó pseudohemofilia.1 En este estudio se analizaron 15 pacientes con diagnóstico clínico de hemofilia A y 75 con sospecha de enfermedad de von Willebrand de acuerdo con la historia clínica, los síntomas y las pruebas de laboratorio de evaluación de la hemostasia primaria y secundaria. La correlación clínicalaboratorio demostró la gran variabilidad de este padecimiento. Se ha mencionado que en casos en los que sólo el FVIII es anormal, la enfermedad de von Willebrand puede confundirse con hemofilia Figura 2. Análisis de multímeros de factor von Willebrand en pacientes con sospecha de enfermedad de von Willebrand. S: Sano. B: Blanco. 1 y 2 pacientes con patrón multimérico normal. 3, 4 y 5 pacientes con ausencia de multímeros de alto peso molecular. 6 y 7 pacientes con un patrón con ausencia de bandas o ausencia total de multímeros. A; y en los casos en los que el tiempo de sangrado es anormal, puede confundirse con alteración plaquetaria.35 En el Cuadro 2 se enlistan los valores promedio de las pruebas básicas y especiales, de pacientes y testigos. En él se observan claramente las diferencias entre los sujetos con hemofilia A y con enfermedad de von Willebrand. Los pacientes hemofílicos mostraron actividad del factor VIII (también llamado factor antihemofílico) muy 613 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Cuadro 3. Características de las diferentes pruebas de los grupos de estudio Pruebas de clasificación Grupo Pruebas básicas y especiales Análisis de multímeros RIPA Subgrupo n Testigo N MN N NA 65 N MN N NA 15 N VWD 1 31 N VWD 2A 7 Hemofilia A EvW Sin clasificación APTT↑, FVIII:C↓, VWF:Ag↓, VWF:RCo ↓, los demás normales Se encontraron disminuidos todos los multímeros FVIII:C↓, VWF:Ag↓↘ y por lo menos 2 de los demás parámetros alterados Ausencia de multímeros de APM, disminución de los de PMI, disminuidos los de PMI y aumento de los de BPM APTT↑,PT↑BT↑,FVIII:C↓, VWF:Ag↓, VWF:RCo↓ APTT↑,TS↑,FVIII:C↓, VWF:Ag↓, VWF:RCo↓ APTT↑,BT↑,FVIII:C↓↓↓, VWF:Ag↓, VWF:RCo↓ N Disminución de los multímeros APM MN HA VWD 2B 1 N VWD 2N 3 Ausencia de todos los multímeros MN N VWD 3 8 N ND 25 VWD: enfermedad de von Willebrand. N: normal, ↑: aumentado, ↓: disminuido,↘: ligeramente disminuido. HA: hiperagregación, NA: no aplica, ND: no determinado. MN: multímeros normales, APM: alto peso molecular, PMI: peso molecular intermedio, BPM: bajo peso molecular. disminuida y tiempo de tromboplastina parcial activada prolongado; todos los demás parámetros estudiados fueron normales, incluido el patrón electroforético de los multímeros del factor de von Willebrand y la agregación plaquetaria inducida por ristocetina (RIPA). En cuanto a la población que se sospecha padece la enfermedad de von Willebrand, se ha señalado que puede dividirse en variantes debidas a la deficiencia cuantitativa del factor de von Willebrand y en variantes causadas por alteraciones cualitativas. Las alteraciones cuantitativas pueden ser moderadas, como en el tipo 1, o muy evidentes, como en los tipos 2 y 3. En la Figura 2 se observan algunos patrones multiméricos obtenidos en este estudio; las posiciones identificadas como 1 y 2 corresponden a un patrón normal. Las posiciones 3 a 5 incluyen pacientes con enfermedad de von Willebrand sin multímeros de alto peso molecular y que pertenecen al tipo 2. Los números 6 y 7 son 614 de pacientes con patrón de ausencia de bandas, por lo que representan al tipo 3. El estudio de los pacientes con sospecha de enfermedad de von Willebrand es complejo y costoso, es por ello que sólo se recomienda realizarlo una vez que las pruebas básicas y la historia clínica lo indican; en este caso, es necesario hacer una evaluación completa que incluya el análisis de la composición multimérica del factor de von Willebrand y la agregación plaquetaria inducida por ristocetina, con el fin de catalogar los tipos y subtipos de la enfermedad. De acuerdo con los resultados, 47 de los 75 pacientes tuvieron un diagnóstico concluyente; esto es, fueron clasificados según el tipo y subtipo correspondiente de enfermedad de von Willebrand. Tres pacientes se diagnosticaron con tipo 2N. En el Cuadro 3 se resumen los resultados de los pacientes de acuerdo con su clasificación por tipo; 31 sujetos tenían enfermedad de von Hernández-Zamora E y colaboradores. Multímeros del factor von Willebrand Willebrand tipo 1 que, como se muestra, fue la más común y se distinguió por la disminución cuantitativa del factor de von Willebrand, el cual funcionalmente es normal. Ésta es la forma de enfermedad de von Willebrand más frecuente en todo el mundo (70%) y coincide con lo observado en los pacientes estudiados, en quienes la incidencia fue de 62%, tomando en cuenta sólo a los diagnosticados con grupo y subgrupo (Figura 3);2,36 además, se aproxima a lo reportado por Majluf y colaboradores en otro estudio en pacientes mexicanos.16 En la enfermedad de von Willebrand tipo 2 hay una alteración del factor de von Willebrand que resulta en la interacción defectuosa entre las plaquetas, dicho factor y la pared endotelial. El tipo 2 incluye cuatro subtipos (2A, 2B, 2M, y 2N) y se manifiesta en 15 a 30% de los casos,2,37 lo que concuerda con la cifra de 22% encontrada en este trabajo (suma de los subtipos 2A, 2B y 2N), en tanto que la reportada por Majluf y colaboradores es mucho menor (7.5%).16 El más común de estos subtipos es el 2A, que se distingue por la ausencia de multímeros de alto peso molecular y la distribución normal o disminuida de los de peso molecular intermedio, como se observó en este estudio. Un detalle distintivo de estos sujetos fue el aparente aumento de los multímeros de bajo peso molecular. A un paciente se le diagnosticó enfermedad de von Willebrand tipo 2B (2%); los reportes en la bibliografía internacional son de 5.6%,2 ya que se distinguió por el aumento en la afinidad del factor de von Willebrand por la glicoproteína Ib de las plaquetas, al igual que otros subtipos; también es muy heterogénea en las concentraciones de FvW:Ag. El patrón multimérico muestra deficiencia de los multímeros de alto peso molecular y algunas veces trombocitopenia. Es importante realizar el análisis de multímeros porque la enfermedad de von Willebrand tipo 2B se confunde en ocasiones con la púrpura trombocitopénica idiopática, actualmente conocida Hemofilia A, n= 15 Sanos, n= 65 EvW, n= 75 50 con diagnóstico 6% EvW 2N 2% EvW 2B 16%EvW 3 14%EvW 2A Figura 3. Representación del diagnóstico de los diferentes pacientes de este estudio. Número de individuos en cada uno de los tres grupos de participantes (arriba). Número de pacientes con diagnóstico concluyente de enfermedad de von Willebrand. Pacientes con diagnóstico de enfermedad de von Willebrand y sin diagnóstico concluyente (intermedio). Porcentaje de los diferentes tipos y subtipos de pacientes con enfermedad de von Willebrand de este estudio (abajo). como trombocitopenia inmunitaria primaria, cuyo análisis electroforético revela un factor de von Willebrand normal.38 A ocho pacientes se les diagnosticó EvW tipo 3, la variedad que originalmente describió Erick von Willebrand (1926), que se distingue por la 615 Cirugía y Cirujanos ausencia de FvW:Ag circulante y concentraciones disminuidas de FVIII:C, y es la forma más severa de la enfermedad. Estos pacientes tienen predisposición a desarrollar anticuerpos contra la proteína del factor de von Willebrand. En esta variante ocurren más de 80% de las mutaciones descritas en esta proteína, como pequeñas delecciones, inserciones, mutaciones puntuales y mutaciones sin sentido a lo largo de todo el gen, que alteran la estructura y función del factor de von Willebrand.4 En todo el mundo, y según lo descrito por Majluf y colaboradores,16 este tipo de padecimiento afecta generalmente de 1 a 3% de los sujetos con enfermedad de von Willebrand. En este estudio se encontró en 16% de los casos clasificados y, por lo general, se observa en familias en las que existe algún grado de consanguinidad, como en el caso de los pacientes revisados.2,16,39 A los tres sujetos restantes, cuyo análisis de multímeros fue normal, con concentraciones de FVIII:C, VWF:Ag y VWF:RCo bajas, se les diagnosticó enfermedad de von Willebrand tipo 2N,15 debido a que la hemorragia fue causada principalmente por disminución del FVIII:C, y debe diferenciarse de la hemofilia clásica leve. En estos pacientes, se recomienda complementar con las pruebas de unión del factor de von Willebrand a colágeno (FvW:CB) y afinidad de enlace FvW:FVIII.7,40 En todo el mundo, se ha reportado en 3.3%, y en el estudio de Majluf y colaboradores16 no hubo este subtipo de pacientes.2,16 Finalmente, en los 25 pacientes restantes, los resultados de laboratorio y el análisis de multímeros fueron normales; sin embargo, experimentaron epistaxis, hematomas y sangrado gingival, pese a que no se pudo llegar al diagnóstico concluyente de enfermedad de von Willebrand. Melo y colaboradores25 sugirieron que el diagnóstico genético directo puede ser una opción para las variantes cualitativas de este padecimiento, como en el caso de estos pacientes sin diagnóstico concluyente; mientras que en 616 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 las cuantitativas, los estudios de hemostasia e inmunológicos supondrían una alternativa para el diagnóstico de portadores, especialmente en los casos de alta penetrancia.15,25 Hay que considerar que existen mutaciones en los diferentes dominios del factor de von Willebrand, por ejemplo en el exón 28, que codifica para los dominios D3, A1, A2 y A3, en donde se han reportado más de 200 mutaciones vinculadas con la enfermedad de von Willebrand. Es necesario realizar estudios moleculares para conocer las mutaciones existentes, establecer el diagnóstico y asignar el tratamiento adecuado.15,16,41 También es importante hacer el diagnóstico diferencial con otras coagulopatías, como la alteración en los receptores de las plaquetas, que interviene en la adhesión y agregación plaquetaria, y los trastornos en la secreción plaquetaria en la que los pacientes sufren también problemas hemorrágicos. Para poderlos diferenciar es necesario determinar la densidad de los receptores Gp IIb/IIIa y Ib/IX/V por citometría de flujo, utilizando anticuerpos monoclonales, o en el caso de alteraciones en la secreción por agregación plaquetaria con diferentes agonistas, también es posible ver la disminución de los gránulos por microscopia electrónica. Con las pruebas aplicadas, incluido el análisis de multímeros, fue posible clasificar a 66.67% de los pacientes de acuerdo con el tipo y subtipo de la enfermedad de von Willebrand. El análisis de multímeros es una prueba para clasificar los tipos 1 y 3, y los subtipos 2A y 2B, como se ha descrito. En México constituye una herramienta importante para el tratamiento de los pacientes; no obstante, es fundamental efectuar pruebas de biología molecular, como PCR en tiempo real o electroforesis capilar, que permitan detectar variantes o alteraciones como: deleciones, mutaciones que llevan a un corrimiento del marco de lectura o sin sentido en los genes relacionados con la enfermedad de Hernández-Zamora E y colaboradores. Multímeros del factor von Willebrand von Willebrand en pacientes sintomáticos que no pueden ser diagnosticados con las pruebas básicas, especiales y de clasificación. Dada la complejidad que implica el estudio completo del gen, es difícil realizar la búsqueda de alguna mutación en particular, por lo que aún no se han integrado las estrategias de biología molecular entre las pruebas de diagnóstico disponibles. CONCLUSIONES La enfermedad de von Willebrand es un complejo trastorno de sangrado congénito que se distingue por diferentes defectos cuantitativos y/o cualitativos en el factor de von Willebrand. Su identificación sigue siendo un reto para el médico debido a la variabilidad clínica y de laboratorio. Muchos pacientes son oligosintomáticos y no hay una sola prueba de laboratorio totalmente diagnóstica, por lo tanto, debe utilizarse una combinación de la historia médica del paciente, así como varias pruebas de laboratorio para diagnosticar y definir con precisión la enfermedad. La introducción de técnicas moleculares efectuada en las últimas dos décadas ha incrementado en gran medida la capacidad para caracterizar las variantes genéticas del padecimiento; sin embargo, en contraste, el desarrollo de los métodos para clasificar el fenotipo de la enfermedad ha sido mucho más lento. En México, existen pocos trabajos relacionados con la enfermedad de von Willebrand, debido a su complejidad, a la dificultad diagnóstica y, como lo indican Majluf y colaboradores,16 a la poca conciencia de su existencia; es por ello que su prevalencia aún no se ha determinado. El análisis de los multímeros del factor de von Willebrand es un método que cumple con los requerimientos para diagnosticar la enfermedad, el actual “estándar de oro”;21 no obstante, es técnicamente exigente y difícil de estandarizar. Si se toma en consideración que aun en los centros de tercer nivel en México los enfermos de von Willebrand no cuentan con un diagnóstico definitivo, se hace necesario implantar este método para estudiarlo y mejorar su diagnóstico específico.15,16 Referencias 1. Vischer UM, de Moerloose P. von Willebrand factor: from cell biology to the clinical management of von Willebrand’s disease. Crit Rev Oncol Hematol 1999;30(2):93-109. 2. Budde U, Drewke E, Mainusch K, Schneppenheim R. Laboratory Diagnosis of Congenital von Willebrand Disease. Semin Thromb Hemost 2002;28(2):173-190. 3. Federici AB. Clinical diagnosis of von Willebrand disease. Haemophilia 2004;10(Suppl 4):169-176. 4. Mancuso DJ, Tuley EA, Westfield LA, Worrall NK, Shelton-Inloes BB, Sorace JM, et al. Structure of the gene for human von Willebrand factor. J Biol Chem 1989;264(33):19514-19527. 5. Schneppenheim R, Budde U. von Willebrand factor: the complex molecular genetics of a multidomain and multifunctional protein. J Thromb Haemost 2011;9(Suppl 1):209-215. 6. Triplett DA. Laboratory diagnosis of von Willebrand’s disease. Mayo Clin Proc 1991;66(8):832-840. 7. Nichols WL, Hultin MB, James AH, Manco-Johnson MJ, Montgomery RR, Ortel TL, et al. von Willebrand disease (VWD): evidence-based diagnosis and management guidelines, the National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI) Expert Panel report (USA). Haemophilia 2008;14(2):171-232. 8. Hoyer LW. Immunologic studies of antihemophilic factor (AHF, factor VIII). IV. Radioimmunoassay of AHF antigen. J Lab Clin Med 1972;80(6):822-833. 9. Laurell CB. Quantitative estimation of proteins by electrophoresis in agarose gel containing antibodies. Anal Biochem 1966;15(1):45-52. 10. Veyradier A, Fressinaud E, Sigaud M, Wolf M, Meyer D. A new automated method for von Willebrand factor antigen measurement using latex particles. Thromb Haemost 1999;81(2):320-321. 11. Zimmerman TS, Hoyer LW, Dickson L, Edgington TS. Determination of the von Willebrand’s disease antigen (factor VIII-related antigen) in plasma by quantitative immunoelectrophoresis. J Lab Clin Med 1975;86(1):152-159. 12. Fass DN, Knutson GJ, Bowie EJ. Porcine Willebrand factor: a population of multimers. J Lab Clin Med 1978;91(2):307-320. 13. Tsai HM, Nagel RL, Hatcher VB, Sussman II. Multimeric composition of endothelial cell-derived von Willebrand factor. Blood 1989;73(8):2074-2076. 14. Ruggeri ZM, Zimmerman TS. Variant von Willebrand’s disease: characterization of two subtypes by analysis of multimeric composition of factor VIII/von Willebrand factor in plasma and platelets. J Clin Invest 1980;65(6):1318-1325. 15. Melo-Nava B, Peñaloza R. Molecular biology of von Willebrand disease. Rev Invest Clin 2007;59(5):401-408. 16. Majluf-Cruz A, Velez-Ruelas MA, Gonzalez-Avila AI, Garcia-Chávez J, Berges A, Lopez-Santiago N, et al. von 617 Cirugía y Cirujanos Willebrand’s disease in Mexico: a pilot study. Haemophilia 2013;19(2):231-235. NCCLS, 940 West Valley Road, Suite 1400, Wayne, Pennsylvania 19087-1898 USA, 2004;24(38):1-39. 17. Collins CJ, Underdahl JP, Levene RB, Ravera CP, Morin MJ, Dombalagian MJ, et al. Molecular cloning of the human gene for von Willebrand factor and identification of the transcription initiation site. Proc Natl Acad Sci U.S.A. 1987;84(13):4393-4397. 29. Ríos E, Pinochet M, Mandujano TM. Modified Ivy’s bleeding time; normal values in children. Rev Chil Pediatr 1982;53(6):552-554. 18. Schneppenheim R. The pathophysiology of von Willebrand disease: therapeutic implications. Thromb Res 2011;128(Suppl 1):S3-7. 19. Reininger AJ. Function of von Willebrand factor in haemostasis and thrombosis. Haemophilia 2008;14(Suppl 5):11-26. 20. Gonzales JU, Thistlethwaite JR, Thompson BC, Scheuermann BW. Exercise-induced shear stress is associated with changes in plasma von Willebrand factor in older humans. Eur J Appl Physiol 2009;106(5):779-784. 21. Budde U. Diagnosis of von Willebrand disease subtypes: implications for treatment. Haemophilia 2008;14 (Suppl 5):27-38. 22. Gadisseur A, Hermans C, Berneman Z, Schroyens W, Deckmyn H, Michiels JJ. Laboratory diagnosis and molecular classification of von Willebrand disease. Acta Haematol 2009;121(2-3):71-84. 23. Berntorp E, Peake I, Budde U, Laffan M, Montgomery R, Windyga J, et al. von Willebrand’s disease: a report from a meeting in the Åland islands. Haemophilia 2012;18(Suppl 6):1-13. 24. Martínez-Murillo C, Quintana González S, Ambriz Fernández R, Domínguez García V, Rodríguez Moyado H, Arias Aranda A, et al. Report of 2 cases with acquired von Willebrand disease and one with acquired hemophilia A. Rev Invest Clin 1995;47(3):211-216. 25. Melo-Nava BM, Benítez H, Palacios JJ, Nieva B, Arenas D, Jaloma-Cruz AR, et al. Molecular study of VWF gene from Mexican Mestizo patients with von Willebrand disease, and the finding of three new mutations. Blood Cells Mol Dis 2007;39(3):361-365. 26. Guía de práctica clínica: Diagnóstico y Tratamiento de la Enfermedad de Von Willebrand, México: Secretaria de Salud, 2010. 27. Martínez-Murillo C, Quintana-González S, AmbrizFernández R, Arzate-Hernández G, Gutiérrez-Romero M, Gaminio-Gómez E. Utility of desmopressin in 4 cases of thrombocytopathies associated with giant platelets. Rev Invest Clin 1997;49(4):281-286. 28. CLSI (antes NCCLS). Procedures for the Handling and Processing of Blood Specimens; Approved Guideline—Third Edition. NCCLS document H18-A3 (ISBN 1-56238-555-0). 618 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 30. CLSI (antes NCCLS): One-Stage Prothrombin time (PT) Test and Activated Partial Thromboplastin Time (APTT) Test; Approved Guideline. Document H47-A 1996;28(20):1-17. 31. CLSI (antes NCCLS). Determination of Factor Coagulant Activities; Approved Guideline. Document H48-A 1997;17(4):1-21. 32. NCCLS. Assays of von Willebrand Factor Antigen and Ristocetin Cofactor Activity; Approved Guideline. NCCLS document H51-A 2002;22(20):1-19. 33. Norma Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012, “Para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos”. (Consultado 2014 mayo 19). Disponible en http://www. dof.gob.mx/normasOficiales/4917/salud3a/salud3a.html 34. Mezzano D, Quiroga T, Pereira J. The level of laboratory testing required for diagnosis or exclusion of a platelet function disorder using platelet aggregation and secretion assays. Semin Thromb Hemost 2009;35(2):242-254. 35. Goldin LR, Elston RC, Graham JB, Miller CH. Genetic analysis of von Willebrand’s disease in two large pedigrees: a multivariate approach. Am J Med Genet 1980;6(4):279293. 36. Eikenboom JC, Reitsma PH, van der Velden PA, Briët E. Instability of repeats of the von Willebrand factor gene variable number tandem repeat sequence in intron 40. Br J Haematol 1993;84(3):533-535. 37. Sadler JE, Gralnick HR. Commentary: a new classification for von Willebrand disease. Blood 1994;84(3):676-679. 38. Batlle J, Torea J, Rendal E, Fernández MF. The problem of diagnosing von Willebrand’s disease. J Intern Med Suppl 1997;740:121-128. 39. Federici AB, Bucciarelli P, Castaman G, Baronciani L, Canciani MT, Mazzucconi MG, et al. Management of inherited von Willebrand disease in Italy: results from the retrospective study on 1234 patients. Semin Thromb Hemost 2011;37(5):511-521. 40. Morales-de la Vega A, Reyes-Maldonado E, MartínezMurillo C, Quintana-González S. Type 2N von Willebrand disease (Normandy). Rev Med Inst Mex Seguro Soc 2008;46(1):55-62. 41. Purvis AR, Gross J, Dang LT, Huang RH, Kapadia M, Townsend RR, et al. Two Cys residues essential for von Willebrand factor multimer assembly in the Golgi. Proc Natl Acad Sci U.S.A. 2007;104(40):15647-15652. Artículo original Cir Cir 2014;82:619-627. Seroprevalencia de anticuerpos antinucleares en donadores de sangre del valle del Yaqui Ricardo Serrano-Osuna1 Rocío Milagro López-López2 Olga Rosa Brito-Zurita3 Enrique Sabag-Ruiz4 Héctor Pérez-Fernández5 José Manuel Ornelas-Aguirre6 Departamento de Patología Clínica. Servicio de Medicina Interna. 3 Dirección de Educación e Investigación en Salud. 4 Departamento de Salud en el Trabajo. 5 Banco de Sangre. Hospital de Especialidades núm. 2, Unidad Médica de Alta Especialidad, Centro Médico Nacional del Noroeste; Ciudad Obregón, Sonora, México. 6 Departamento de Ciencias de la Salud, Universidad de Sonora, Campus Cajeme, Ciudad Obregón. 1 RESUMEN Antecedentes: los anticuerpos antinucleares son inmunoglobulinas que reconocen componentes celulares nucleares y citoplasmáticos autólogos. En personas sanas no se relacionan con alguna enfermedad autoinmune; sin embargo, pueden estar vinculados con un fenotipo inmunológico de riesgo que no ha sido suficientemente estudiado. Objetivo: examinar la existencia de anticuerpos antinucleares en el suero de donadores de sangre. 2 Material y métodos: estudio transversal y analítico en búsqueda de anticuerpos antinucleares en suero mediante inmunofluorescencia indirecta en células HEp-2. La prevalencia y patrón de expresión se contrastaron con la edad, el género y los antecedentes de enfermedad reumática o tiroidea. Resultados: se estudiaron 379 donadores de sangre con límites de edad entre 18 y 65 años. La prevalencia de anticuerpos antinucleares en la población estudiada fue de 13%. La mayoría de los sujetos positivos tenía entre 21 y 40 años de edad. El género masculino expresó mayor proporción de positividad (11%) en comparación con las mujeres (2%). De la misma forma, 82% de los hombres tenía títulos bajos (1:80) y en 66% eran de tipo nucleolar (RM = 10.66 [1.83 a 62.18]; p = 0.007). Conclusiones: en individuos sanos, la existencia de anticuerpos antinucleares a títulos bajos puede no significar un estado de autoinmunidad; sin embargo, podría ser el reflejo de una exposición a factores ambientales que no han sido lo suficientemente estudiados. Es necesario realizar nuevos estudios en población sana que permitan explicar la asociación entre estos anticuerpos y los factores tóxicoambientales, así como sus efectos en la salud. Palabras clave: anticuerpo antinuclear, donador de sangre, respuesta autoinmunitaria. Seroprevalence of antinuclear antibodies in blood donors in the Yaqui Valley Recibido: 25 de septiembre, 2013 ABSTRACT Aceptado: 14 de mayo, 2014 Background: Antinuclear antibodies are immunoglobulins that recognize autologous nuclear and cytoplasmic cellular components. In healthy persons they are not associated with autoimmune disease. However, they may be related to an immune risk phenotype that has not been sufficiently studied. We undertook this study to examine the presence of antinuclear antibodies in serum from blood donors. Dr. José Manuel Ornelas Aguirre Blvd. Bordo Nuevo S/N. Antiguo Ejido Providencia, 85010 Ciudad Obregón, Sonora, México. Tel.: (64) 4462 0471 [email protected] www.amc.org.mx Correspondencia: 619 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Methods: Cross-sectional study on 379 blood donors between 18 and 65 years old. Serum for the presence of antinuclear antibodies by indirect immunofluorescence in HEp-2 cells was analyzed. The prevalence and pattern of expression were compared with age, gender, and history of rheumatic or thyroid disease. Results: Prevalence of antinuclear antibodies in the study population was 13%. Most of the positive subjects were between 21 and 40 years old. Male gender expressed a greater proportion of positivity (11%) than females (2%). Likewise, 82% of males had low titers (1:80) and nucleolar type in 66% of cases (OR = 10.66 [1.83 to 62.18], p = 0.007). Conclusions: The presence of antinuclear antibodies in healthy individuals at low levels may not mean an autoimmune condition; however, it could reflect exposure to environmental factors that have not been sufficiently studied. New studies of healthy individuals are necessary in order to explain the association between the presence of these antibodies and toxic and environmental factors and their effects on health. Key words: Antinuclear antibody, blood donor, autoimmune response. ANTECEDENTES La mayoría de los individuos con enfermedades del tejido conectivo tiene respuesta inmunitaria.1 Los anticuerpos antinucleares son inmunoglobulinas que reconocen componentes celulares autólogos (nucleares y citoplasmáticos).2 Su detección es importante no sólo para el diagnóstico, sino también para el estudio de la evolución de enfermedades donde su expresión es común, como: artritis reumatoide, síndrome de Sjögren, cirrosis pancreática, hepatitis crónica y miastenia gravis, entre otras.2 Es bien conocido que en personas sanas y en sujetos con infecciones activas, estos anticuerpos pueden existir en títulos inferiores a lo reportado en las enfermedades del tejido conectivo.3 Ahora se sabe que la prevalencia de autoanticuerpos en individuos sanos aumenta con la edad, así como con aberraciones inmunoló- 620 gicas celulares y tumorales.4 Estudios previos reportan una prevalencia de 4 a 13% en personas sanas,5,6 y mayor en mujeres, sin que haya una explicación clara a este hecho.7 Entre las posibles teorías se menciona un mayor estrés oxidativo, la edad, factores tóxico-ambientales externos, el envejecimiento, la carcinogénesis, así como enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.8 Es conocido que durante el proceso de envejecimiento celular ocurren alteraciones en la respuesta inmunitaria humoral con la formación de anticuerpos antinucleares, contra el ADN y el tejido tiroideo, que no se relacionan con enfermedad clínica,9,10 para lo cual, debería considerarse una corrección con la edad en la evaluación de los perfiles de autoanticuerpos.11 No obstante, otros reportes han confirmado la presencia de autoanticuerpos en adultos,12 posiblemente asociados con factores ajenos al huésped que no se han identificado,13 tales Serrano-Osuna R y colaboradores. Anticuerpos antinucleares en donadores de sangre como infecciones,14 medicamentos,15 tener un familiar con enfermedad de tejido conectivo16 o la exposición a compuestos químicos como pesticidas, por su elevado potencial tóxico y alérgico.17,18 A pesar de lo mencionado, los anticuerpos antinucleares por sí solos no parecen ser capaces de causar enfermedad autoinmune;19 sin embargo, el aumento de su prevalencia en el adulto sano podría crear un fenotipo inmunológico de riesgo que no se ha estudiado a profundidad.20 El objetivo de este estudio fue evaluar la presencia de anticuerpos antinucleares en suero de donadores de sangre en un hospital de tercer nivel de atención del noroeste de México y analizar las posibles asociaciones entre edad, género y antecedentes clínicos. MATERIAL Y MÉTODOS Estudio transversal y analítico efectuado en sujetos sanos que acudieron a donar sangre al Hospital de Especialidades núm. 2 del Centro Médico Nacional del Noroeste en Ciudad Obregón, Sonora, México, entre junio de 2011 y febrero de 2012. Para su realización se solicitó autorización al Comité de Ética e Investigación del hospital (R-2011-2602-20). Todos los participantes dieron su consentimiento informado por escrito antes de incorporarse al estudio. A los investigadores se les proporcionó información común y estandarizada de las pruebas a efectuar. Criterios de inclusión: no tener antecedentes de enfermedades infecciosas, cáncer ni farmacodependencia y haber vivido en el noroeste de México en los últimos tres años. Se indagó acerca de antecedentes familiares de enfermedad reumática (artritis reumatoide, enfermedad de Sjögren y lupus eritematoso sistémico) o tiroidea (tiroiditis de cualquier tipo, bocio o neoplasias benignas). Se obtuvo una muestra sanguínea de los donadores de sangre mediante venopunción aséptica utilizando un tubo de recolección al vacío, sin anticoagulante. La sangre se centrifugó durante 10 minutos a 2,000 rpm, y se separó el suero en alícuotas para realiar las pruebas de detección de autoanticuerpos el mismo día. Detección de autoanticuerpos. Se eligió la técnica de inmunofluorescencia indirecta que, de acuerdo con Meroni y Schur,21 fue descrita por primera vez por Holbrow y colaboradores en 1957, en la que se usaron laminillas comerciales (Hemagen®) cubiertas con células HEp-2 (células epiteliales de carcinoma de laringe humano). El uso de células humanas garantiza la presencia de antígenos nucleares en una concentración que permite la confirmación de anticuerpos en el suero. El suero se diluyó en una proporción de 1:40 con regulador de fosfatos (PBS) de pH 7.2. Los sueros diluidos se incubaron a temperatura ambiente durante 30 minutos sobre las laminillas. Después de la incubación, cada una de las laminillas se lavó con regulador de fosfatos durante 10 minutos en agitación continua, y se agregó un anticuerpo policlonal contra inmunoglobulinas humanas marcado con fluoresceína (FITC-1), y se incubaron 30 minutos más. Se llevó a cabo un lavado más con 20 mL de regulador de fosfatos por 10 minutos, al que se agregó una gota de azul de Evans como colorante de contraste. Finalmente, se visualizaron las laminillas a 100 aumentos en un microscopio estándar de fluorescencia. En caso de que la prueba resultara positiva a la dilución inicial (1:40), se efectuaban diluciones sucesivas a 1:80, 1:160, 1:320, etc., hasta la última dilución a la que se observara fluorescencia, y se registraba esta última. Con cada grupo de muestras se montó también un control positivo y otro negativo. El análisis se realizó siguiendo las instrucciones del fabricante. El estudio fue aprobado por el Comité Local de Investigación en Salud 2602 del Hospital de 621 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Especialidades núm. 2, Unidad Médica de Alta Especialidad del IMSS en el Centro Médico Nacional del Noroeste de Ciudad Obregón, Sonora, México. Los autores declaran haber seguido los protocolos establecidos por el Instituto Mexicano del Seguro Social para acceder a los datos de las personas incluidas en este estudio y que la información obtenida fue utilizada sólo con fines de divulgación científica. Todos los autores leyeron y aprobaron el manuscrito. Análisis estadístico La información se capturó en una base de datos diseñada para este propósito. Los datos se analizaron con el paquete estadístico SPSS para Windows®, versión 19.0. Para las variables numéricas y de razón, se calcularon frecuencias absolutas y relativas, promedio ± desviación estándar, con cálculo de intervalos de confianza al 95% (IC 95%). Un análisis intra-grupo se realizó con χ2 de Pearson para las variables cualitativas, y las dicotómicas se expresaron mediante porcentajes. Se determinó un cálculo de riesgos por medio de razón de momios (RM). Se consideró un valor de p ≤ 0.05 como estadísticamente significativo. RESULTADOS Se estudiaron 321 hombres (85%; IC 95% 8188) y 58 mujeres (15%; IC 95% 6-25). La edad promedio de los donadores fue de 31 ± 9 años. Los antecedentes familiares para enfermedad reumática (3%) y enfermedad tiroidea benigna (0.5%) mostraron una baja prevalencia. De los 379 donadores de la muestra, 49 fueron positivos a anticuerpos antinucleares, lo que representa una prevalencia de 13% (IC 95%, 4 a 22; p < 0.001). Las características generales de los donadores se describen en el Cuadro 1. De los 49 donadores, 48 (98%) tuvieron títulos de anticuerpos antinucleares positivos en una dilución 1:80. No se encontraron títulos superiores 622 Cuadro 1. Características generales de los donadores estudiados n= 379 F Edad, m ± D.E. 31 ± 9 Sexo Masculino Femenino % IC 95% 321 58 85 15 81 a 88 6 a 25 10 3 -7 a 12 2 0.5 -9 a 10 Antecedentes Enfermedad reumática Enfermedad tiroidea Anticuerpos antinucleares (+) 49 13 4 a 22 (-) 330 87 83 a 91 F: frecuencia. a 1:160 en la población estudiada, la cual podría considerarse como de valor intermedio para el diagnóstico de alguna enfermedad reumática. El patrón de expresión más frecuente fue el nucleolar, en 34 casos (70%), seguido del moteado fino en 11 sujetos (22%) y del anular en dos (4%). Los menos prevalentes fueron el centromérico (2%) y el moteado grueso (2%). La prevalencia de anticuerpos antinucleares positivos de los donadores se describe en el Cuadro 2. Cuadro 2. Prevalencia de anticuerpos antinucleares de los donadores sanos incluidos en el estudio n= 49 F % IC 95% 1:80 48 98 94 a 100 1:160 1 2 -2 a 6 2 4 -1 a 10 Título Patrón Anular (homogéneo) Centromérico 1 2 -2 a 6 Moteado fino 11 22 11 a 34 Moteado grueso 1 2 -2 a 6 Nucleolar 34 70 56 a 82 F: frecuencia. Serrano-Osuna R y colaboradores. Anticuerpos antinucleares en donadores de sangre No se encontró asociación estadística para el género de los sujetos (RM: 0.91 [0.40 a 2.06]; p = 0.485). En cambio, se observó significancia estadística para una edad de entre 21 y 30 años (RM: 0.44 [0.22 a 0.87]; p = 0.017), con un coeficiente de correlación de Pearson significativo (r = -0.130), lo que sugiere una relación inversa entre rango de edad y la expresión de anticuerpos antinucleares. La prevalencia de riesgo para títulos de anticuerpos antinucleares positivos de acuerdo con género, edad y antecedentes se aborda en el Cuadro 3. género, según el título y el patrón de positividad de anticuerpos antinucleares, se muestra en el Cuadro 4. DISCUSIÓN En las enfermedades autoinmunes, el análisis de anticuerpos antinucleares se considera de gran relevancia por su elevada sensibilidad y baja especificidad.1 Así por ejemplo, en el caso del lupus eritematoso sistémico, una prueba positiva superior a 1:80 tendrá un valor predictivo positivo de 15 a 35%, lo que indica la necesidad de completar la investigación clínica del caso, con base en el cuadro clínico y otras pruebas (antiADN, anti-Ro, anti-Sm y anti-LA).3 Al separar los 49 donadores con anticuerpos antinucleares por sexo, se encontró que 40 hombres (82%) y ocho mujeres (16%) tenían títulos de 1:80; RM = 0.83 [0.73 a 0.94]; p = 0.837. El único caso con título de 1:160 fue del sexo masculino. En relación con el patrón de expresión, el nucleolar fue más prevalente en el sexo masculino, con 32 sujetos (66%, RM = 10.66 [1.83 a 62.18], p = 0.007); seguido del moteado fino, con 11 (14%, RM = 0.20 [0.04 a 1.02], p = 0.063). La prevalencia de riesgo para En este estudio la prevalencia de anticuerpos antinucleares en la población general que acudió al banco de sangre de la institución fue de 13%, prevalencia equivalente a la de investigaciones similares; por ejemplo, en un estudio realizado en 1989, Baig y Shere reportaron cifras cercanas a 4% de anticuerpos antinucleares en 664 personas Cuadro 3. Prevalencia de riesgo para títulos de anticuerpos antinucleares según el género, edad y antecedentes Anticuerpos (+) F (%) (-) F (%) Masculino 41 (11) 280 (74) Femenino 8 (2) n= 379 RM (IC95%) p¶ 50 (13) 0.91 (0.40 a 2.06) 0.485 Sexo Edad < 20 años 5 (1) 40 (10) 0.82 (0.30 a 2.20) 0.485 21-30 años 14 (4) 148 (39) 0.44 (0.22 a 0.87) 0.017* 31-40 años 19 (5) 94 (25) 1.59 (0.85 a 2.96) 0.098 > 40 años 11 (3) 48 (13) 1.70 (0.81 a 3.55) 0.154 Antecedente Enfermedad reumática Enfermedad tiroidea 1 (0,3) 9 (2) 0.74 (0.09 a 5.99) 0.622 -- 2 (0.5) 1.14 (1.10 a 1.19) 0.758 Coeficiente de Pearson, r = -0.130. ¶ 2 χ de Pearson, F: frecuencia, RM: razón de momios. 623 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Cuadro 4. Prevalencia de riesgo para género, según el título y patrón de positividad de anticuerpos antinucleares Género n= 49 Masculino F (%) Femenino F (%) RM (IC95%) p¶ 8 (16) 0.83 (0.73 a 0.94) 0.837 -- 1.20 (1.05 a 1.36) 0.837 Título 1:80 40 (82) 1:160 1 (2) Patrón Anular (homogéneo) 1 (2) 1 (2) 0.17 (0.01 a 3.13) 0.303 Centromérico -- 1 (2) 6.85 (3.45 a 13.59) 0.163 Moteado fino 7 (14) 4 (8) 0.20 (0.04 a 1.02) 0.063 Moteado grueso 1 (2) -- 1.20 (1.05 a 1.36) 0.837 32 (66) 2 (4) 10.66 (1.83 a 62.18) 0.007 Nucleolar χ de Pearson, F: frecuencia, RM: razón de momios. ¶ 2 sanas en Arabia Saudita,5 dato muy diferente a lo mencionado por Vázquez del Mercado y colaboradores,6 en 1995, al analizar la prevalencia de anticuerpos en una población de la etnia huichol, en el occidente de México, donde encontraron cifras similares a las de esta muestra. La mayoría tenía titulación baja (98%; con títulos de 1:80). Este resultado es congruente con lo descrito por Vlam y su equipo en 1993,3 en un estudio realizado con 485 voluntarios sanos, en el que 62 sujetos tenían anticuerpos antinucleares positivos, de los cuales, 67% tenían títulos bajos (1:80). Más tarde, en 1997, Tan y colaboradores, en un estudio similar,22 reportaron una prevalencia de 45% en títulos menores a 1:80 en sujetos sanos, y concluyeron que estas cifras podrían tener valor diagnóstico, ya que clasificarían virtualmente a todos los pacientes con alguna enfermedad autoimmune (lupus eritematoso o esclerodermia). Por consiguiente, un resultado positivo con un elevado punto de corte (dilución 1:160) sería útil para confirmar la enfermedad en el 95% de los casos. En la práctica, la mayoría de los médicos le otorga poco valor a títulos de anticuerpos antinucleares menores a 1:160. En un estudio de 1010 sujetos 624 hospitalizados, se encontraron 153 personas con algún anticuerpo antinuclear positivo, sin evidencia de enfermedad del tejido conectivo; títulos superiores a 1:40 se observaron en 32% de los sujetos, mayores de 1:80 en 13%, y más de 1:320 sólo en 3% de los sujetos. Los autores corroboraron un diagnóstico de lupus eritematoso sistémico no sospechado en 17 pacientes. En consecuencia, la sensibilidad y especificidad de la prueba de anticuerpos antinucleares para el lupus fue de 100 y 86%, respectivamente. Para otras enfermedades reumáticas, la sensibilidad y especificidad fueron de 42 y 85%, respectivamente. El valor predictivo positivo de la prueba fue de 11% para cualquier enfermedad reumática.23 De forma similar, en otra investigación reciente se encontró que la presencia de anticuerpos antinucleares no es rara entre el personal médico, con títulos incluso de 1:320.24 Los autores de este estudio sugieren que esto podría ser provocado por la manipulación de muestras de sangre o por el contacto directo con pacientes, situación que apoya la hipótesis aún no confirmada de un agente transmisible capaz de producir autoanticuerpos posiblemente existentes en sujetos con lupus eritematoso sistémico.25 En este estudio, Serrano-Osuna R y colaboradores. Anticuerpos antinucleares en donadores de sangre ninguno de los sujetos analizados era parte del personal de salud ni tenía contacto con muestras de sangre o individuos con enfermedades autoinmunes. En un solo caso (2%), el título de anticuerpos antinucleares fue de 1:160, lo que se considera de valor diagnóstico intermedio.3 Es necesario hacer un análisis exhaustivo de estos pacientes con pruebas complementarias para descartar la serología de anticuerpos contra hepatitis B y C, VIH, sífilis, enfermedad de Chagas (en zonas endémicas) y tuberculosis; en este caso, se descartaron posibles procesos infecciosos y el donador fue referido con su médico familiar para iniciar un protocolo de estudio que descartara la existencia de alguna enfermedad reumática. La mayoría de los sujetos con anticuerpos antinucleares era del género masculino (10.8%); sin embargo, esta diferencia en la prevalencia no es estadísticamente significativa, y al menos en esta serie no existió mayor riesgo de anticuerpos antinucleares según el género.26 No así para la edad, en donde se observó que a mayor edad, mayor riesgo de anticuerpos antinucleares, dato que ya ha sido sugerido por algunos autores, y que se ha tratado de explicar por un efecto de inmunosenescencia originado por desregulación del sistema inmunitario vinculado con el envejecimiento.27,28 Tektonidou y colaboradores, en 2004, reportaron una elevada prevalencia de anticuerpos antinucleares en mujeres (85%; p = 0.001) al estudiar a 168 pacientes con enfermedad tiroidea autoinmune, en comparación con personas sanas.10 A este respecto, en esta serie no se observó ninguna relación. El patrón nucleolar que se asocia con positividad a antígenos como Anti-PM-Scl, anti-RNA polymerase I-III, anti-U3-RNP y RNP, y se distingue por una tinción intensa de los núcleos fue el más frecuente en el género masculino (66%, RM = 10.66 [1.83 a 62.18], p = 0.007). Algunos autores han sugerido que la presencia de este patrón se vincula con un mayor riesgo para esclerosis múltiple y polimiositis.29 Otro patrón de expresión observado en el género masculino fue el moteado fino (14%, RM = 0.20 [0.04 a 1.02], p = 0.063) y que ha sido asociado con positividad para ENA, RNP, Sm, SSA/Ro, SSB/La, Scl-70, Jo-1 y ribosomal-P, así como un mayor riesgo para lupus eritematoso sistémico, enfermedad mixta del tejido conectivo, esclerosis sistémica, síndrome de Sjögren primario y polimiositis.29 Cabe mencionar que estos patrones fueron también los más frecuentes en las mujeres. La prevalencia de anticuerpos antinucleares en donadores de sangre “sanos” no se había investigado previamente en la población del noroeste de México, donde las características étnicas, raciales y ambientales difieren a las del resto del país.30,31 Así por ejemplo, alrededor del centro médico y de la mayoría de las comunidades cercanas, existe un área rural denominada Valle del Yaqui, donde el uso de agroquímicos es común, originando una elevada pulverización de plaguicidas en huertos que condicionan un mayor riesgo para la salud orgánica y celular.32,33 Algunos autores ya han sugerido que la exposición a pesticidas produce un incremento en la expresión de anticuerpos antinucleares en población sana. Así por ejemplo, Rosenberg y colaboradores, en 1999,34 al analizar a una población rural de Canadá encontraron una asociación significativa con expresión serológica de autoinmunidad, entre los anticuerpos antinucleares y la exposición a carbamato, organoclorados, insecticidas piretroides y herbicidas derivados del ácido fenoxiacético. En 2004, Cooper y colaboradores estudiaron en Estados Unidos35 los efectos de la exposición a compuestos derivados del organoclorado DDT [2,2-bis(p-clorofenil)-1,1,1- tricloroetano] usan- 625 Cirugía y Cirujanos do muestras de sangre de una población rural, y encontraron resultados similares, lo que sugiere que los agricultores tienen mayor riesgo de enfermedades autoinmunes y que la exposición a ciertos plaguicidas puede alterar la función inmunitaria. Dentro de las debilidades del estudio se encuentran: el diseño, que fue transversal analítico y no de causalidad; el tipo de población estudiada, que fue incidentalmente la que acudía a donar sangre; el rango de edad; y la poca información clínica recolectada acerca de antecedentes que permitiera un marco de referencia más amplio de cada individuo para un análisis estadístico más preciso de ciertas variables, como el tipo de trabajo, vivienda, hábitos de alimentación, historial familiar de enfermedades reumáticas, etc. Se considera, sin embargo, que los resultados son significativos, ya que es el primer estudio que establece la prevalencia de anticuerpos antinucleares en personas sanas y deja abierta la posibilidad de nuevas investigaciones que permitan dilucidar la importancia clínica real de la expresión de estos anticuerpos en población rural. CONCLUSIÓN La producción de anticuerpos antinucleares en individuos normales a títulos bajos puede no significar un estado autoinmune; sin embargo, podría ser el reflejo de una exposición a factores ambientales que no han sido lo suficientemente estudiados. Es necesario realizar nuevas investigaciones que permitan explicar la relación de factores clínicos, infecciosos y tóxico-ambientales y la presencia de anticuerpos antinucleares en población sana y su posible efecto en expresiones clínicas futuras. Agradecimientos Al Instituto Mexicano del Seguro Social por el soporte técnico, humano y financiero en la reali- 626 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 zación de las pruebas clínicas y de patología, así como el acceso a información de archivos clínicos. Los autores agradecen muy especialmente al técnico laboratorista Efraín Orduño Beltrán por su invaluable colaboración en el análisis de las muestras sanguíneas. REFERENCIAS 1. Villagra-Fernández SA, Coelho-Lobo AZ, Prado-de Oliveira ZN, Ichimura-Fukumori LM, Marques-Périgo A, Rivitti EA. Prevalence of antinuclear autoantibodies in the serum of normal blood donors. Rev Hosp Clin Fac Med Säo Paulo 2003;58(6):315-319. 2. Cabiedes J, Núñez-Álvarez CA. Anticuerpos antinucleares. Reumatol Clin 2010;6(4):224-230. 3. de Vlam K, De Keyser F, Verbruggen G, Vandenbossche M, Vanneuville B, D’Haese D, et al. Detection and identification of antinuclear autoantibodies in the serum of normal blood donors. Clin Exp Rheumatol 1993;11(4):393-397. 4. Manoussakis MN, Tzioufas AG, Silis MP, Pange PJ, Goudevenos J, Moutsopoulos HM. High prevalence of anticardiolipin and other autoantibodies in a healthy elderly population. Clin Exp Immunol 1987;69(3):557-565. 5. Baig MM, Shere SJ. Prevalence of autoantibodies in Saudi population. J Med 1989;20(3-4):286-290. 6. Vazquez-del Mercado M, González-Bernaldez M, García-de la Torre I. Prevalence of antinuclear antibodies in a Huichol population of Mexico. Lupus 1995;4:164-165. 7. Willkens RF, Whitaker RR, Anderson RV, Berven D. Significance of antinuclear factors in older persons. Ann Rheum Dis 1967;26(4):306-310. 8. Olinski R, Siomek A, Rozalski R, Gackowski D, Foksinski M, Guz J, et al. Oxidative damage to DNA and antioxidant status in aging and age-related diseases. Acta Biochim Pol 2007;54(1):11-26. 9. Weetman AP, Hunt PJ. The immunogenetics of thyroidassociated orbitopathy. Exp Clin Endocrinol Diabetes 1999;107:S149-S151. 10. Tektonidou MG, Anapliotou M, Vlachoyiannopoulos P, Moutsopoulos HM. Presence of systemic autoimmune disorders in patients with autoimmune thyroid disease. Ann Rheum Dis 2004;63:1159-1161. 11. Silvestris F, Anderson W, Goodwin JS, Williams RC Jr. Discrepancy in the expression of autoantibodies in healthy aged individuals. Clin Immunol Immunopathol 1985;35(2):234244. 12. Makinodan T, Kay MM. Age Influence of the Immune System. Advances in Immunology. Vol 29. United Kingdom Edition Academic Press, Inc. (London); 1980;287-330. Serrano-Osuna R y colaboradores. Anticuerpos antinucleares en donadores de sangre 13. Pandey JP, Fudenberg HH, Ainsworth SK, Loadholt CB. Autoantibodies in healthy subjects of different age groups. Mech Ageing Dev 1979;10(6):399-404. 14. Adebajo AO, Charles P, Maini RN, Hazleman BL. Autoantibodies in malaria, tuberculosis and hepatitis B in a West African population. Clin Exp Immunol 1993;92(1):73-76. 15. Querin S, Feuillet-Fieux MN, Jacob L, Niel G, Bach JF. Specificity of Acebutolol-Induced Antinuclear Antibodies. J Immunopharmacol 1986;8(4):633-649. 16. Arnett FC, Shulman LE. Studies in Familial Systemic Lupus Erythematosus. Medicine 1976:55(4):313-322. 17. Kesavachandran CN, Fareed M, Pathak MK, Bihari V, Mathur N, Srivastava AK. Adverse Health Effects of Pesticides in Agrarian Populations of Developing Countries. Rev Environ Contam Toxicol 2009;200:33-52. 18. Abass K, Turpeinen M, Pelkonen O. An evaluation of the cytochrome P450 inhibition potential of selected pesticides in human hepatic microsomes. J Environ Sci Health B 2009;44(6):553-563. 19. Azizah MR, Azila MN, Zulkifli MN, Norita TY. The Prevalence of Antinuclear, Anti-dsDNA, Anti-Sm and Anti-RNP Antibodies in a Group of Healthy Blood Donors. Asian Pac J Allergy Immunol 1996;14:125-128. 20. Alessandri C, Conti F, Conigliaro P, Mancini R, Massaro L, Valesini G. Seronegative Autoimmune Diseases. Ann N Y Acad Sci 2009;1173:52-59. 21. Meroni PL, Schur PH. ANA screening: an old test with new recommendations. Ann Rheum Dis 2010;69(8):1420-1422. 22. Tan EM, Feltkamp TEW, Smolen JS, Butcher B, Dawkins R, Fritzler MJ, et al. Range of antinuclear antibodies in “healthy” individuals. Arthritis Rheum 1997;40(9):1601-1611. 23. Slater CA, Davis RB, Shmerling RH. Antinuclear Antibody Testing: A Study of Clinical Utility. Arch Intern Med 1996;156(13):1421-1425. 24. Marin GG, Cardiel MH, Cornejo H, Viveros ME. Prevalence of Antinuclear Antibodies in 3 Groups of Healthy Individuals: Blood Donors, Hospital Personnel, and Relatives of Patients With Autoimmune Diseases. J Clin Rheumatol 2009;15(7):325-329. 25. Zarmbinski MA, Messner RP, Mandel JS. Anti-dsDNA antibodies in laboratory workers handling blood from patients with systemic lupus erythematosus. J Rheumatol 1992;19(9):1380-1384. 26. Goemaere S, Ackerman C, Goethals K, De Keyser F, Van der Straeten C, Verbruggen G, et al. Onset of symptoms of rheumatoid arthritis in relation to age, sex and menopausal transition. J Rheumatol 1990;17(12):1620-1622. 27. Molazadeh M, Karimzadeh H, Azizi MR. Prevalence and clinical significance of antinuclear antibodies in Iranian women with unexplained recurrent miscarriage. Iran J Reprod Med 2014;12(3):221-226. 28. Dewan SK, Zheng SB, Xia SJ, Bill K. Senescent remodeling of the immune system and its contribution to the predisposition of the elderly to infections. Chin Med J (Engl) 2012;125(18):3325-3331. 29. Kumar Y, Bhatia A, Minz RW. Antinuclear antibodies and their detection methods in diagnosis of connective tissue diseases: a journey revisited. Diagnostic Pathology 2009;4:1-10. 30. Arnaiz-Villena A, Moscoso J, Granados J, SerranoVela JI, de la Peña A, Reguera R, et al. HLA Genes in Mayos Population from Northeast Mexico. Curr Genomics 2007;8(7):466-475. 31. Infante E, Olivo A, Alaez C, Williams F, Middleton D, de la Rosa G, et al. Molecular analysis of HLA class I alleles in the Mexican Seri Indians: implications for their origin. Tissue Antigens 1999;54(1):35-42. 32. Payán-Rentería R, Garibay-Chávez G, Rangel-Ascencio R, Preciado-Martínez V, Muñoz-Islas L, Beltrán-Miranda C, et al. Effect of Chronic Pesticide Exposure in Farm Workers of a Mexico Community. Arch Environ Occup Health 2012;67(1):22-30. 33. Meza-Montenegro MM, Valenzuela-Quintanar AI, BalderasCortés JJ, Yañez-Estrada L, Gutiérrez-Coronado ML, CuevasRobles A, et al. Exposure Assessment of Organochlorine Pesticides, Arsenic, and Lead in Children From the Major Agricultural Areas in Sonora, Mexico. Arch Environ Contam Toxicol 2013;64(3):519-527. 34. Rosenberg AM, Semchuk KM, McDuffie HH, Ledingham DL, Cordeiro DM, Cessna AJ, et al. Prevalence of antinuclear antibodies in a rural population. J Toxicol Environ Health A 1999;57(4):225-236. 35. Cooper GS, Martin SA, Longnecker MP, Sandler DP, Germolec DR. Associations between Plasma DDE Levels and Immunologic Measures in African-American Farmers in North Carolina. Environ Health Perspect 2004;112(10):10801084. 627 Artículo original Cir Cir 2014;82:628-636. Costos de tratamiento de la apendicitis mediante grupos relacionados con el diagnóstico en un tercer nivel de atención pediátrica RESUMEN Antecedentes: los grupos relacionados con el diagnóstico se utilizan ampliamente en Europa; permiten comparar el desempeño de los hospitales y facilitan el sistema de pago hospitalario. Objetivo: clasificar mediante grupos relacionados con el diagnóstico a los niños operados por apendicitis en un hospital de tercer nivel de atención. Alberto Tlacuilo-Parra1 Araceli Hernández-Hernández2 Martha Venegas-Dávalos3 Violeta Gutiérrez-Hermosillo1 Elizabeth Guevara-Gutiérrez4 Gabriela Ambriz-González2 1 Dirección de Educación e Investigación en Salud, UMAE Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. 2 Departamento de Cirugía Pediátrica, UMAE Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. 3 Departamento de Anatomía Patológica, UMAE Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. 4 Departamento de Dermatología, Instituto Dermatológico de Jalisco. Guadalajara, Jalisco. México. Material y métodos: estudio transversal. Se analizaron: comorbilidad, tiempo de hospitalización, histología de la apendicitis y clasificación mediante grupos relacionados con el diagnóstico. Resultados: se incluyeron 313 pacientes, 62% hombres, con edad promedio de 8 ± 3 años, 91% llegaron referidos de otra unidad. Recibieron atención en el turno nocturno 67%, y permanecieron hospitalizados durante 4 ± 3 días. Hubo comorbilidad en 8% y complicaciones quirúrgicas en 11%. La apendicitis fue: edematosa en 11%, supurada en 36%, gangrenada en 22%, perforada en 29% y abscedada en 2%. La condición de egreso fue: con mejoría en 97%. El gasto total del grupo relacionado con el diagnóstico 343 fue 10,470,173 pesos, del grupo relacionado con el diagnóstico 342 de 1,227,592 pesos, y del grupo relacionado con el diagnóstico 340 de 511,521 pesos, lo que sumó 12,209,286 pesos mexicanos. Conclusión: el costo unitario del tratamiento de la apendicitis correspondiente al grupo relacionado con el diagnóstico 343 fue de 37,935 pesos, del grupo relacionado con el diagnóstico 342 de 49,103 pesos y del grupo relacionado con el diagnóstico 340 de 42,626 pesos. Puesto que 88% de los casos de apendicitis ocurrieron sin diagnóstico principal complicado, esos pacientes se podrían haber intervenido en un segundo nivel de atención, utilizando el reembolso obtenido del monto 343, sin necesidad de generar gastos adicionales. Palabras clave: apendicitis, apendicectomía, grupos relacionados con el diagnóstico, pediatría, economía, análisis de costos. Recibido: 23 de abril, 2014 Costs of appendicitis treatment by diagnosis-related groups in a third-level pediatric hospital ABSTRACT Background: Diagnosis-related groups (DRGs) are widely used in Europe. They allow performing comparisons in hospitals and in 628 Aceptado: 10 de julio, 2014 Correspondencia: Dr. José Alberto Tlacuilo Parra Dirección de Educación e Investigación en Salud, UMAE Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. Monte Olimpo 1413 44340, Guadalajara, Jalisco, México. Tel.: 52-33 3668-3000, ext. 31663 y 31664 [email protected] www.amc.org.mx Tlacuilo-Parra A y colaboradores. Costos de apendicitis en niños mediante grupos de diagnóstico current hospital payment systems, defining the payment categories. We undertook this study to classify children who underwent appendectomy according to DRGs. Methods: Cross-sectional study. Comorbidities, length of hospitalization, histopathologic classification, and DRG classifications were analyzed. Results: We included 313 patients, 62% males, with an average age of 8 ± 3 years; 91% were referred by another hospital and 67% were treated at night. Average length of hospitalization was 4 ± 3 days. There were comorbidities in 8% and surgical complications in 11%. According to histopathology, appendicitis was edematous (11%), suppurative (36%), gangrenous (22%), perforated (29%), and abscessed (2%). At discharge, 97% of the patients were healthy. Total cost for DRG 343 was $10,470,173.00 (Mexican pesos), DRG 342 was $1,227,592.00 and DRG 340 was $511,521.00. The global amount was $12,209,286.00 (Mexican pesos). Conclusion: The unitary cost for treatment of appendectomy for DRG 343 was $37,935.00, for DRG 342 was $49,103.00 and for DRG 340 was $42,626.00 (Mexican pesos). Because 88% of the cases of appendicitis were uncomplicated, this amount of money could be spent to treat these patients in a second-level hospital, using reimbursement 343 without generating additional expenses. Key words: Appendicitis, appendectomy, diagnosis-related groups, pediatric population, economics, cost analyses. ANTECEDENTES La apendicitis es la afección más común que requiere cirugía abdominal. Los datos recientes de Estados Unidos indican que aproximadamente 472,000 hospitalizaciones al año se deben a apendicitis o apendicectomía, y cada año se efectúan alrededor de 250,000 apendicectomías, que es la urgencia quirúrgica que más ocurre en todo el mundo.1 En niños, la apendicitis aguda es la causa más común de dolor abdominal que precisa cirugía; casi 4% de los casos suceden antes de los tres años, y la frecuencia máxima se observa entre los 12 y 20 años de edad.2 La toma de decisiones en salud requiere de instrumentos validados para mejorar la gestión y verificar el cumplimiento de resultados en los tiempos establecidos, con una adecuada utilización de los recursos. Los grupos relacionados con el diagnóstico son una herramienta que permite determinar el nivel de presupuesto óptimo con base, primero, en la tendencia de la demanda, y segundo, en las características del perfil epidemiológico de las causas de atención, superando de esta forma la presupuestación histórica.3 Los grupos relacionados con el diagnóstico son un sistema de clasificación y agrupación de los diagnósticos clínicos y quirúrgicos de los pacientes hospitalizados. Cada uno de estos grupos se construye con base en los diagnósticos de egreso, la combinación de las diversas características clínicas (clasificadas en las claves CIE-10) y los procedimientos quirúrgicos realizados durante la 629 Cirugía y Cirujanos hospitalización (claves CIE-9MC), e incluyen de manera predominante el consumo de recursos.4,5 condiciones mórbidas concomitantes y motivo de egreso. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la institución de salud más importante de México y América Latina, pues cubre la geografía del país con un sistema de 1,108 unidades médicas de primer nivel, 228 hospitales de segundo nivel y 25 de tercer nivel. Ofrece cobertura a 53’533,650 derechohabientes (trabajadores y dependientes), que representan la mitad de la población mexicana. En el año 2008 se atendieron al día alrededor de 456,949 consultas externas, hubo 5,348 egresos hospitalarios, se practicaron 3,931 cirugías y 1,210 partos.6 La clasificación mediante grupos relacionados con el diagnóstico del IMSS para la apendicitis incluye seis clases. La clase del grupo relacionado con el diagnóstico 343 comprende: apendicectomía sin diagnóstico principal complicado, sin complicaciones ni comorbilidades. La clase del diagnóstico 342 engloba: apendicectomía sin diagnóstico principal complicado, con comorbilidades. La clase 341: apendicectomía sin diagnóstico principal complicado, con comorbilidades mayores. La clase 340: apendicectomía con diagnóstico principal complicado, sin comorbilidades. La 339 se refiere a: apendicectomía con diagnóstico principal complicado con comorbilidades. La clase 338 incluye: apendicectomía con diagnóstico principal complicado con comorbilidades mayores. Los grupos relacionados con el diagnóstico del IMSS contienen 9,680 diagnósticos diferentes, agrupados en clases por grado de homogeneidad. Cada clase cuenta con características clínicas y procesos de atención semejantes, que permiten obtener el denominado case mix del IMSS, que es la base para establecer los 700 grupos relacionados con el diagnóstico que se tienen.6 MATERIAL Y MÉTODOS Estudio transversal, efectuado del 1 de mayo al 31 de diciembre de 2012 en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS. Se incluyeron para su análisis los pacientes atendidos en el servicio de Urgencias, con diagnóstico de apendicitis corroborada por histopatología, y operados mediante apendicectomía abierta. Los datos que se obtuvieron de cada paciente fueron: edad, género, turno en que fueron atendidos, si fueron referidos de otro hospital y de cuál, estudios de imagen, tiempo de evolución desde el inicio del cuadro clínico hasta su atención en una unidad hospitalaria, tiempo de evolución desde su ingreso a urgencias de la UMAE hasta el momento de la operación, clasificación histológica de la apendicitis y días de hospitalización, complicaciones quirúrgicas, 630 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 En el análisis estadístico se utilizó estadística descriptiva: promedios, desviaciones estándar y proporciones. Para la estadística inferencial se usó la prueba de χ2 para comparar proporciones, y la prueba de t de Student para variables cuantitativas entre grupos. Se consideró una diferencia estadísticamente significativa cuando el valor de p fue < 0.05. Para obtener el costo médico-técnico de cada grupo relacionado con el diagnóstico se multiplicó su peso relativo del IMSS por 33,438.00 (el grupo relacionado con el diagnóstico que constituye la unidad de referencia en el IMSS cuesta $33,438.00 pesos, tipo de cambio: 11.1322 dólares). Este trabajo contó con la aprobación del Comité Local de Investigación y Ética en Investigación (1302) de la UMAE de Hospital de Pediatría. RESULTADOS Durante el periodo de estudio se atendieron 313 pacientes pediátricos con diagnóstico de apendicitis. Los datos demográficos se encuentran en el Cuadro 1. El promedio de edad fue de 8 ± 3 años, Tlacuilo-Parra A y colaboradores. Costos de apendicitis en niños mediante grupos de diagnóstico Cuadro 1. Características sociodemográficas de los 313 pacientes con apendicitis Edad Género Turno de ingreso Acudió a la UMAE de inicio Hospital de envío Modalidad diagnóstica Tiempo de evolución de quienes acudieron a otra unidad hospitalaria Tiempo de evolución desde el ingreso a Urgencias hasta el inicio de la cirugía Clasificación de la apendicitis Estancia hospitalaria Complicaciones quirúrgicas Condiciones comórbidas Motivo de egreso 8±3 Masculino Femenino Matutino Vespertino Nocturno Jornada acumulada Si No 1=1 3=2 4=1 5=1 6=5 9=4 14 = 50 21 = 3 26 = 1 45 = 52 46 = 39 54 = 1 76 = 1 89 = 50 110 = 46 171 = 1 180 = 26 Rx Rx y US Rx, US, TAC (1 - 15 años) 195 (62%) 118 (38%) 18 (6%) 31 (10%) 211 (67%) 53 (17%) 29 (9%) 284 (91%) 33 ± 41 (1.4 - 379 horas) 8±6 (0.15 - 41 horas) Edematosa Supurada Gangrenada Perforada Abscedada 4±3 Si No Si No Traslado Mejoría 35 (11%) 112 (36%) 70 (22%) 90 (29%) 6 (2%) (1 - 30 días) 34 (11%) 279 (89%) 25 (8%) 288 (92%) 10 (3%) 303 (97%) (16%) (17%) (12%) (16%) (15%) (8%) 281 (89%) 31 (10%) 1 (0,3%) UMAE= Unidad médica de alta especialidad, Rx= radiografía, US= ultrasonografía, TAC= tomografía computada. 631 Cirugía y Cirujanos 62% hombres. El 67% ingresó durante el turno nocturno, 91% llegaron enviados de otra unidad hospitalaria, y de ellos 84% de los ingresos correspondieron sólo a seis unidades hospitalarias, todas ellas ubicadas en la zona metropolitana. En 89% de los casos solo se requirió una radiografía simple de abdomen en conjunto con el cuadro clínico y las pruebas de laboratorio para establecer la sospecha diagnóstica. El tiempo promedio transcurrido desde el inicio del cuadro clínico hasta que recibieron atención en una unidad hospitalaria fue de 33 horas, mientras que el tiempo promedio desde el arribo a Urgencias hasta el inicio de la operación fue de ocho horas. La variedad de apendicitis más frecuentemente observada fue la supurada, con 36% de los casos. El promedio de hospitalización fue de cuatro días; hubo complicaciones quirúrgicas en 11% de los casos, 8% de los niños sufría comorbilidad y 97% fueron dados de alta por mejoría. Comparación entre tipos de apendicitis La apendicitis se clasificó como edematosa (11%), supurada (36%), gangrenada (22%), perforada (29%) y abscedada (2%). La modalidad de imagen más utilizada para establecer el diagnóstico en cualquiera de los tipos de apendicitis fue la radiografía simple de abdomen (más de 80% de los casos). La relación entre el tipo de apendicitis y el tiempo de evolución promedio en horas desde el inicio de los síntomas hasta que fueron ingresados a alguna unidad hospitalaria mostró lo siguiente: edematosa, 21 horas; supurada, 25 horas; gangrenada, 29 horas y perforada, 53 horas. El tiempo transcurrido desde su ingreso a la UMAE y el inicio de la operación osciló entre siete y 10 horas. El tiempo promedio de hospitalización en relación con el tipo de apendicitis fue como sigue: perforada, cinco días; gangrenada, cuatro días; supurada, tres días; y edematosa, dos días. Se observaron complicaciones quirúrgicas en 8% de los pacientes, excepto en el grupo de apendicitis gangrenada, en el que se incrementaron incluso 20% los casos. La distribución de 632 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 las condiciones comórbidas entre los sujetos con diferentes tipos de apendicitis fue variable y no siguió ningún patrón. El egreso por mejoría ocurrió en más de 95% de los casos de manera independiente de la severidad de la apendicitis. En ningún caso hubo mortalidad por apendicitis (Cuadro 2). Comparación entre formas complicadas y no complicadas de apendicitis Al comparar las formas no complicadas de apendicitis (edematosa y supurada, 47%) con las complicadas (gangrenada, perforada y abscedada, 53%), se observaron diferencias estadísticamente significativas en los siguientes parámetros: tiempo de evolución del cuadro clínico: 24 vs 42 horas, tiempo de hospitalización: 3 vs 5 días, (ambas con un valor de p = 0.00001) (Cuadro 3). Clasificación de la apendicitis mediante grupos relacionados con el diagnóstico Al congregar la apendicitis en función del grupo relacionado con el diagnóstico, la distribución fue la siguiente: el grupo relacionado con el diagnóstico 343 (apendicectomía sin diagnóstico principal complicado, sin comorbilidades) incluyó 276 pacientes (88%), el grupo con diagnóstico 342 (apendicectomía sin diagnóstico principal complicado, con comorbilidades) se catalogó en 25 sujetos (8%), y el relacionado con el diagnóstico 340 (apendicectomía con diagnóstico principal complicado sin comorbilidades) se observó sólo en 12 (4%). Para calcular el costo médico-técnico de la apendicectomía en cada grupo relacionado con el diagnóstico se multiplicó su peso relativo (PR) por 33,438.00 pesos mexicanos. Así, para el grupo relacionado con el diagnóstico 343 su PR de referencia es de 1,1345, lo que ofrece un costo unitario del procedimiento de 37,935.41 pesos; Tlacuilo-Parra A y colaboradores. Costos de apendicitis en niños mediante grupos de diagnóstico Cuadro 2. Características sociodemográficas según la clasificación de la apendicitis Edematosa (n= 35) Edad Supurada (n= 112) Gangrenada (n= 70) Perforada (n= 90) Abscedada (n= 6) 8±3 9±3 9±3 7±3 9±2 Género masculino 18 (51%) 72 (64%) 49 (70%) 52 (57%) 4 (66%) Ingreso en turno nocturno 26 (74%) 68 (60%) 50 (71%) 63 (70%) 4 (66%) No acudió inicialmente a la UMAE 31 (88%) 101 (90%) 67 (96%) 81 (90%) 5 (83%) Hospital de envió: 14 4 (11%) 19 (17%) 14 (20%) 13 (14%) 0 45 7 (20%) 15 (13%) 16 (23%) 13 (14%) 1 (17%) 46 5 (14%) 13 (12%) 6 (8%) 15 (17%) 0 89 4 (11%) 19 (17%) 11 (16%) 15 (17%) 1 (17%) 110 4 (11%) 21 (19%) 10 (14%) 9 (10%) 2 (33%) Modalidad diagnóstica Rx 29 (83%) 102 (91%) 67 (96%) 76 (84%) 6 (100%) Tiempo de evolución (h) 21 ± 16 25 ± 27 29 ± 28 53 ± 61 7±4 Tiempo al inicio de la cirugía (h) 9±4 7±4 8±6 10 ± 8 7±2 Estancia hospitalaria (días) 2±1 3±3 4±4 5±2 3±1 Complicaciones quirúrgicas 3 (8%) 9 (8%) 14 (20%) 8 (8%) 0 Condiciones comórbidas 5 (14%) 8 (7%) 4 (5%) 8 (8%) 0 35 (100%) 108 (96%) 67 (96%) 87 (97%) 6 (100%) Egreso por mejoría UMAE= Unidad Médica de Alta Especialidad. para el grupo relacionado con el diagnóstico 342, su PR de referencia es de 1,4685, con un costo unitario por procedimiento de 49,103.70 pesos; para el grupo con el diagnóstico 340, su PR de referencia es de 1,2748, con un costo unitario por procedimiento de 42,626.76 pesos. Esto arroja un costo total de reembolso para el grupo relacionado con el diagnóstico 343 de 10’470,173.00 pesos; mientras que para el grupo relacionado con el diagnóstico 342 de 1’227,592.50 pesos, y para el relacionado con el diagnóstico 340 de 511,521.12, lo que suma un total de 12’209,286.00 pesos. DISCUSIÓN Los grupos relacionados con el diagnóstico se utilizan ampliamente en Europa para diferentes propósitos, como: comparar el desempeño de los hospitales, facilitar el manejo de los mismos y, en el sistema de pago hospitala- rio actual basado en dichos grupos, definir las categorías de pago. 7 Es importante que los sistemas de grupos relacionados con el diagnóstico consideren las más apropiadas variables de clasificación y definan tantos grupos como sea necesario (seis grupos para el IMSS) con la finalidad de asegurar comparaciones de desempeño y, por lo tanto, que los pagos hospitalarios sean justos.8 Dada la naturaleza imprevisible de la apendicitis y la ausencia de factores de riesgo conductuales, este padecimiento se ha vuelto un indicador para evaluar el cuidado quirúrgico del paciente pediátrico, así como la accesibilidad a los servicios de salud.9 La apendicectomía oportuna es el tratamiento más aceptado para prevenir su perforación y con ello disminuir el tiempo de hospitalización, las complicaciones quirúrgicas e infecciosas concomitantes y los costos.10,11 633 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cuadro 3. Comparación entre apendicitis complicada y no complicada No complicada (n= 147) Edad Valor de p 8±3 8±3 0.340 Género masculino 90 (61%) 105 (63%) 0.711 Turno de ingreso: matutino 10 (7%) 8 (5%) 0.177 Vespertino 12 (8%) 20 (12%) Nocturno 94 (64%) 116 (70%) Jornada acumulada 31 (21%) 22 (13%) No acudió a la UMAE 132 (90%) 153 (92%) 0.701 Hospital de envío: 14 23 (16%) 27 (16%) 0.171 45 22 (15%) 30 (18%) 46 18 (12%) 21 (13%) 89 23 (16%) 27 (16%) 110 25 (17%) 21 (13%) 180 10 (7%) 16 (10%) 131 (89%) 149 (90%) 0.64 24 ± 25 42 ± 50 0.00001 8±4 9±7 0.104 Modalidad diagnóstica Rx Tiempo de evolución (h) Tiempo al inicio de la cirugía (h) Estancia hospitalaria 3±2 5±3 0.00001 Complicaciones quirúrgicas 15 (10%) 22 (13%) 0.404 Egreso por mejoría 143 (97%) 160 (96%) 0.853 El tratamiento de la apendicitis implica un curso dependiente del tiempo que abarca dos momentos críticos. El primero lo constituye el periodo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta el establecimiento de la sospecha diagnóstica en la unidad hospitalaria, que para esta población fue, en promedio, de 33 horas. El segundo momento involucra el tiempo desde su llegada a urgencias hasta el momento de la operación para su tratamiento definitivo, que en este caso fue, en promedio, de ocho horas. La suma de ambos momentos representa en este estudio un tiempo de espera excesivo, a pesar de que se ha demostrado que la apendicectomía realizada de manera oportuna brinda los mismos resultados que la apendicectomía inmediata.12 634 Complicada (n= 166) Esta dilación repercute el grado de severidad de la apendicitis, pues el tiempo de evolución promedio para la fase edematosa fue de 21 horas, para la fase supurada de 25 horas, mientras que para la gangrenada fue de 29 horas y para la perforada de 53 horas. Este retraso también se ve reflejado en el incremento del tiempo promedio de hospitalización, de sólo dos días (fase edematosa), tres días (fase supurada), cuatro días (fase gangrenada), y cinco días (fase perforada), siendo la diferencia estadísticamente significativa para ambos tiempos al comparar entre formas complicadas y no complicadas. Un factor adicional a tomar en cuenta para el retraso en el tratamiento quirúrgico definitivo es el hecho de que al menos 67% de las referencias a esta unidad ocurrieron durante el turno nocturno en Tlacuilo-Parra A y colaboradores. Costos de apendicitis en niños mediante grupos de diagnóstico días hábiles (donde pudiesen haber sido intervenidos en un segundo nivel a la mañana siguiente), y existen varias explicaciones para esto: el turno nocturno es un periodo muy activo para los servicios de urgencias pediátricos, ya que los padres regresan a casa del trabajo y se dan cuenta de la severidad de los síntomas del niño. Durante este turno, algunos servicios de radiología e imagen permanecen cerrados; en los hospitales escuela el número de residentes de cirugía pediátrica se ve disminuido en comparación con el turno matutino, lo cual retarda el tiempo de interconsulta. No existe un quirófano exclusivo para urgencias de cirugía pediátrica, por lo tanto, la disponibilidad de quirófano juega un papel importante en el tiempo de espera, especialmente en las formas complicadas.13 Aún en un hospital de referencia pediátrico de tercer nivel, como la Unidad Médica de Alta Especialidad del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS, varios factores no relacionados con el paciente contribuyen al retardo del tratamiento en un padecimiento tiempo-dependiente como la apendicitis pediátrica. Esto no es completamente inesperado, pues en un estudio se demostraron retardos similares en el tratamiento de la población adulta con apendicitis.14 Para resolver esta problemática, se han implantado varias soluciones en diferentes centros, incluidos los protocolos clínicos de manejo de la apendicitis pediátrica, para agilizar su estancia en el servicio de urgencias; sistema de flujo de camas en urgencias, para reducir el tiempo de espera y la evaluación del cirujano pediatra y modelos de cuidado agudo quirúrgico para proporcionar un pronto acceso al quirófano.15,16 Limitado por el diseño transversal, este estudio sólo puede resaltar correlaciones plausibles sin proveer evidencia de causalidad. Adicionalmente, no se consideran a detalle los factores relacionados con el paciente y su familia en términos de: retardo en el reconocimiento de los síntomas, creencias sobre la salud por parte de la familia, acceso a servicios de salud cercanos a su domicilio, disponibilidad de transporte de la familia, y factores previamente identificados como contribuyentes a la tasa de apendicitis perforada.17 En el sistema IMSS, este hospital es el único centro de referencia pediátrico de tercer nivel del occidente del país que cuenta con atención de cirugía pediátrica las 24 horas; sin embargo, debido a que al menos 67% de las cirugías son derivadas en el turno nocturno y en días hábiles, en primer lugar satura la capacidad de respuesta del servicio, y en segundo lugar el tiempo transcurrido sin resolver la apendicitis contribuye a la evolución tiempo-dependiente de la severidad de la misma. Esto explica, en parte, el excesivo tiempo de espera que transcurre desde el ingreso al servicio de urgencias, hasta el inicio de la operación (ocho horas en promedio), lo cual disminuye la calidad de la atención, incrementa la frecuencia de formas complicadas de la apendicitis y eleva los costos derivados de una hospitalización prolongada. El análisis comparativo entre países de los sistemas de clasificación mediante grupos relacionados con el diagnóstico de los pacientes con apendicitis, ayuda a los cirujanos a contrastar los estándares nacionales contra sus equivalentes europeos, con la finalidad de identificar potenciales áreas de oportunidad.18 La propuesta resultante de este estudio es que debido a que 47% de las apendicitis pertenecen a formas no complicadas (edematosa y supurada), éstas sean tratadas en dos hospitales de segundo nivel que se encuentren ubicados en áreas geográficas estratégicas, que cuenten con atención de cirugía pediátrica las 24 horas del día, y que su financiamiento provenga del reembolso correspondiente al grupo relacionado con el diagnóstico 343, que fue por un monto de 10’470,173.00 pesos. El costo unitario de la atención de estos grupos relacionados con 635 Cirugía y Cirujanos el diagnóstico en esta población pediátrica se encuentra por debajo del precio considerado para una apendicectomía abierta pediátrica en España, que es de 2,657 euros (3,938.00 dólares) vs 37,935 pesos mexicanos (3,408.00 dólares).19 Este hospital podría mejorar su calidad de atención, pues desafortunadamente existe un retraso en el inicio de operaciones programadas de otras especialidades, debido a la saturación de salas quirúrgicas por apendicectomías de urgencia, si éstas fueran realizadas en un hospital de segundo nivel, incluso a la mañana siguiente, en el caso de que el paciente hubiese acudido a recibir atención durante el turno nocturno, tras haber iniciado el ayuno y la terapia antibiótica correspondiente, como han sugerido con éxito otros autores.13,20,21 El impacto de esta medida, sin embargo, amerita una investigación posterior. REFERENCIAS GRD-IMSS Producto Hospitalario. Instituto Mexicano del Seguro Social. 1a Edición, México, DF, 2011. p. 65-79. 7. Quentin W, Geissler A, Scheller-Kreinsen D, Busse R. Understanding DRGs and DGR-based hospital payment in Europe. In: Busse R, Geisler A, Quentin W, Wiley M (eds.) Diagnosis-Related groups in Europe: Moving towards transparency, efficiency and quality in hospitals. Open University Press and Mc Graw Hill: Berkshire, England 2011. p. 23-36. 8. Schreyögg J, Tiemann O, Busse R. Cost accounting to determine prices: How well do prices reflect costs in the German DRG-system. Health Care Manag Sci 2006;9(3):269-279. 9. Jablonski KA, Guagliardo MF. Pediatric appendicitis rupture rate: a national indicator of disparities in healthcare access. Popul Health Metr 2005;3:4. 10. Lee SL, Shekherdimian S, Chiu VY, Sydorak RM. Perforated appendicitis in children: equal access to care eliminates racial and socioeconomic disparities. J Pediatr Surg 2010;45(6):1203-1207. 11. Pittman-Waller VA, Myers JG, Stewart RM, Dent DL, Page CP, Gray GA, et al. Appendicitis: why so complicated? Analysis of 5755 consecutive appendectomies. Am J Surg 2000;66(6):548-554. 12. Taylor M, Emil S, Nguyen N, Ndiforchu F. Emergent vs urgent appendectomy in children: a study of outcomes. J Pediatr Surg 2005;40(12):1912-1915. 1. Dennett KV, Tracy S, Fisher S, Charron G, Zurakowski D, Calvert CE, et al. Treatment of perforated appendicitis in children: what is the cost? J Pediatr Surg 2012;47(6):1177-1184. 13. Yardeni D, Hirschl RB, Drongowski RA, Teiltelbaum DH, Geiger JD, Coran AG. et al. Delayed versus immediate surgery in acute appendicitis: do we need to operate during the night. J Pediatr Surg 2004;39(3):464-469. 2. Orozco-Sánchez J, Sánchez-Hernández J, Sámano-Martínez A. Acute appendicitis in the first 3 years of life: presentation of 72 cases and review of the literature. Bol Med Hosp Infant Mex 1993;50:258-264. 14. Sicard N, Tousignant P, Pineault R, Dubé S. Non-patient factors related to rates of ruptured appendicitis. Br J Surg 2007;94(2):214-221. 3. Quentin W, Scheller-Kreinsen D, Geissler A, EuroDRG group. Appendectomy and diagnosis-related groups (DRGs): patient classification and hospital reimbursement in 11 European countries. Langenbecks Arch Surg 2012;397:317-326. 4. Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud. Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-10). Enfermedades del sistema digestivo. Publicaciones Organización Panamericana de la Salud, Volumen 1. Décima revisión, Washington, D.C, 2008. p. 523-568. (consultado 2014 Abril 23). Disponible en http://seguropopular.guanajuato.gob.mx/archivos/documentos_diversos/ cie10_volumen1.pdf 5. Ministerio de Sanidad y Política Social e Igualdad, Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud. Clasificación Internacional de Enfermedades, Modificación Clínica (CIE9-MC). Enfermedades del aparato digestivo. Publicaciones del Instituto de Información Sanitaria, Tomo III. Novena revisión, Madrid, España, 2012. p. 804-838. (consultado 2014 Abril 23). Disponible en http://msssi.gob.es/estadEstudios/estadisticas/docs/CIE9MC_8ed.pdf 6. Echevarría ZS, Díaz PMA, Arroyave LMG, Mar OA, Dávila TJ, eds. Enfermedades y trastornos del aparato digestivo. 636 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 15. Emil S, Taylor M, Ndiforchu F, Nguyen N. What are the True Advantages of a Pediatric Appendicitis Clinical Pathway? Am Surg 2006;72(10):885-889. 16. Earley AS, Pryor JP, Kim PK, Hedrick JH, Kurichi JE, Minogue AC, et al. An Acute Care Surgery Model Improves Outcomes in Patients With Appendicitis. Ann Surg 2006;244(4):498-504. 17. Bratu I, Martens PJ, Leslie WD, Dik N, Chateau D, Katz A. Pediatric appendicitis rupture rate: disparities despite universal health care. J Pediatr Surg 2008;43:1964-1969. 18. Koechlin F, Lorenzoni L, Schreyer P. Comparing Price Levels of Hospital Services Across Countries: Results of Pilot Study. OECD Health Working Papers 2010;53:1-59. 19. Mason A, Or Z, Renaud T, Street A, Thuilliez J, EuroDRG group. How well do diagnosis-related groups for appendectomy explain variations in resource use? An analysis of patient-level data from 10 European countries. Health Econ 2012;21(Suppl 2):30-40. 20. Eko FN, Ryb GE, Drager L, Goldwater E, Wu JJ, Counihan TC. Ideal Timing of Surgery for Acute Uncomplicated Appendicitis. N Am J Med Sci 2013;5(1):22-27. 21. Shin CS, Roh YN, Kim JI. Delayed appendectomy versus early appendectomy in the treatment of acute appendicitis: a retrospective study. World J Emerg Surg 2014;9:8. Artículo original Cir Cir 2014;82:637-646. Rol de la tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso en las decisiones clínicas de pacientes con obstrucción de intestino delgado por bridas Nicolás Quezada-Sanhueza1 Felipe León-Ferrufino1 Jean Bächler-González1 Carlos Riquelme-Pizarro2 Fernando Crovari-Eulufi1 Nicolás Jarufe-Cassis1 Departamento de Cirugía Digestiva. Departamento de Radiología. Hospital Clínico, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. 1 2 RESUMEN Antecedentes: en la actualidad la tomografía computada es el examen de elección en la obstrucción intestinal porque informa las causas, sitio, grado de obstrucción y existencia de isquemia intestinal, e influye en la decisión quirúrgica. Objetivo: establecer la exactitud diagnóstica de la tomografía en la isquemia intestinal, y determinar la probabilidad de cirugía según los signos y el grado de obstrucción intestinal por bridas. Material y métodos: estudio retrospectivo. Se tomó en cuenta a los pacientes hospitalizados entre los años 2007 y 2010 con obstrucción intestinal por bridas, a quienes se les realizó tomografía abdominopélvica con contraste intravenoso al ingreso. En la tomografía se observaron signos de isquemia intestinal, y se calculó su exactitud diagnóstica. Además, se determinó la probabilidad de cirugía según los signos tomográficos y el grado de obstrucción mediante análisis de subgrupos. Resultados: se estudiaron 164 pacientes con media de edad de 60.4 ± 20 años, 87% tenía antecedente de intervención quirúrgica abdominal; 52% (86) requirió cirugía. Los signos tomográficos de isquemia intestinal tuvieron una sensibilidad de 72.5% y especificidad de 97.5%, con valor predictivo positivo de 90%, valor predictivo negativo de 91%, proporción de probabilidad positiva de 29.9 y proporción de probabilidad negativa de 0.28. La coexistencia de signos de isquemia intestinal y obstrucción de alto grado fue de 83% de probabilidad de cirugía, la obstrucción de alto grado sin signos de isquemia de 57%, y la ausencia de ambos signos de 36%. Conclusiones: los signos tomográficos de isquemia intestinal facilitan el diagnóstico de isquemia definitiva. Estos signos, en conjunto con la obstrucción de alto grado, aumentan significativamente la probabilidad de cirugía. Palabras clave: obstrucción intestinal, tomografía computada, sensibilidad, especificidad, isquemia, diagnóstico. www.amc.org.mx Recibido: 12 noviembre, 2013 Aceptado: 2 de junio, 2014 Correspondencia: Dr. Nicolás Jarufe Cassis. Marcoleta 357, Patio Interior, División de Cirugía 8320000 Santiago, Chile Tel.: fijo: 56-2-23543462 [email protected] 637 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 The role of contrast-enhanced computed tomography scan in clinical decision in the management of adhesive small bowel obstruction ABSTRACT Background: Computed tomography (CT) is currently the exam of choice for bowel obstruction. The test reports the etiology, site and grade of obstruction, and the presence of bowel ischemia, affecting the surgical decision. We undertook this study to determine the diagnostic accuracy of CT for bowel ischemia and the probability of surgery depending on signs of bowel ischemia and grade of bowel obstruction observed in CT in patients with adhesive small bowel obstruction. Methods: We carried out a retrospective study including patients from 2007-2010 admitted due to adhesive bowel obstruction and with intravenous contrast-enhanced abdominopelvic CT at admission. Tomographic signs of bowel ischemia were established and diagnostic accuracy was calculated. We also determined the probability of surgery depending on tomographic grade of obstruction and signs of bowel ischemia by subgroup analysis. Results: This was a cohort of 164 patients with a mean age of 60.4 ± 20 years; 87% had previous abdominal surgery and 86 patients required surgery (52%). In regard to tomographic signs of bowel ischemia, sensitivity was 72.5%, specificity 97.5%, positive predictive value 90%, negative predictive value 91%, positive likelihood ratio 29.9, and negative likelihood ratio 0.28. Tomographic signs of bowel ischemia simultaneously with high-grade obstruction presented an 83% probability of surgery; high-grade obstruction alone presented a 57% probability and in absence of both signs was 36%. Conclusions: There is good diagnostic accuracy for tomographic signs of bowel ischemia and its definitive presence. Tomographic signs of bowel ischemia simultaneously with high-grade bowel obstruction significantly increase the probability of surgery. Key words: Small bowel obstruction, computed tomography, sensitivity, specificity, ischemia, diagnosis. ANTECEDENTES La obstrucción del intestino delgado es un motivo de consulta frecuente en los servicios de Urgencias. Esta enfermedad tiene diferentes 638 causas, las más comunes son las adherencias o bridas (74% de los casos).1 Su espectro clínico es amplio e, incluso, potencialmente mortal si no se proporciona el tratamiento médico o quirúrgico oportuno y adecuado.2 Quezada-Sanhueza N y colaboradores. Tomografía computada en obstrucción intestinal por bridas La efectividad del tratamiento médico conservador se ha abordado en múltiples estudios; 3,4 éste consiste principalmente en la reanimación del paciente con fluidos intravenosos, descompresión del tubo digestivo con sondas y reposo intestinal. Pese a lo anterior, aproximadamente 50% de los sujetos con obstrucción intestinal por bridas requerirán cirugía, 5 casi siempre debido a un cuadro peritoneal agudo, sospecha de isquemia intestinal, o falta de resolución de la obstrucción tras un periodo de observación. En los últimos años se ha incorporado la tomografía computada como método diagnóstico complementario, dada su amplia disponibilidad, rápida realización y la posibilidad de establecer diagnósticos diferenciales. Este examen informa sobre la probable causa, sitio y grado de obstrucción, junto con la existencia de “signos de compromiso isquémico intestinal”,6-8 tales como la alteración en la impregnación parietal de las asas intestinales con medio de contraste intravenoso y/o cambios en la pared del intestino producidos por la variación en su irrigación. Esta caracterización y el grado de obstrucción se han correlacionado previamente con la probabilidad de requerir cirugía.9-11 Respecto a la exactitud diagnóstica de los signos de isquemia intestinal y el grado de obstrucción intestinal en la tomografía computada, existen algunos estudios que revelan una adecuada correlación con los hallazgos quirúrgicos en caso de cirugía.12 No obstante, éstos no describen si el radiólogo informante tuvo o no acceso a información clínica o de laboratorio de los pacientes, hecho que pudiera influir en su informe definitivo.12 En la práctica clínica aún es difícil determinar cuáles pacientes requerirán cirugía, y cuáles podrán ser tratados de forma conservadora. Es más, no es infrecuente evaluar pacientes sin signos peritoneales al examen físico e informes radiológicos ominosos, los cuales producen dudas sobre el tratamiento adecuado y aprehensiones sobre los aspectos médico-legales detrás del diagnóstico radiológico, en caso de optar por el tratamiento médico conservador. Además, se ha demostrado una baja correlación entre los hallazgos intraoperatorios y la evaluación clínica inicial efectuada por el cirujano, incluso por el más experimentado.13 Los objetivos de este estudio son: 1. Establecer la exactitud diagnóstica de los signos de daño isquémico intestinal observados en la tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso, como reflejo de isquemia intestinal definitiva. 2. Determinar la probabilidad de requerir cirugía según los signos de daño isquémico. intestinal y el grado de obstrucción intestinal, informado en la tomografía computada, en pacientes con diagnóstico de obstrucción intestinal por bridas. MATERIAL Y MÉTODOS Estudio retrospectivo. Se analizaron los datos clínicos, radiológicos y quirúrgicos de todos los pacientes hospitalizados con diagnóstico de obstrucción intestinal por bridas, a quienes se realizó tomografía computada al momento del ingreso, desde el 1 de enero de 2007 hasta el 31 de julio de 2010, en el servicio de Cirugía Digestiva del Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile (hospital docente-universitario privado, dotado de aproximadamente 350 camas básicas y 100 camas de alta complejidad). El informe de la tomografía computada se categorizó según el grado de obstrucción intestinal (alto, medio o bajo) y la existencia de signos de compromiso isquémico intestinal, correlacionándose posteriormente con isquemia intestinal definitiva y la necesidad de cirugía. 639 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Se excluyeron del análisis los pacientes con obstrucción intestinal por otras causas (distintas a bridas) identificadas en la tomografía computada o en la operación. Protocolo de tomografía computada El estudio de tomografía computada fue del abdomen y pelvis, con contraste intravenoso desde la base del tórax hasta la raíz de los muslos, con cortes de 5 mm de espesor separados cada 5 mm, con reconstrucción coronal y sagital. El primer barrido se efectuó sin contraste y después se inyectaron 130 cc de medio de contraste yodado; a los 60 segundos se inició la captura de imágenes para la fase porto-venosa. El barrido final se hizo cuatro minutos después de la última fase, y de esa manera se obtuvieron los cortes tardíos. No se utilizó medio de contraste oral. Figura 1A. Tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso, corte axial, donde se observan signos de daño isquémico intestinal en obstrucción intestinal. (I) Intestino delgado con gran dilatación; (M) mesenterio con edema y congestión venosa; (L) líquido libre intraabdominal; Flechas blancas: edema acentuado y alteración en la impregnación de contraste de la pared intestinal. Análisis de imágenes Dos radiólogos certificados de esta institución analizaron en forma ciega las imágenes de los pacientes seleccionados, asignando grado de obstrucción y estableciendo la existencia de signos de compromiso isquémico intestinal. Ambos radiólogos revisaron conjuntamente los casos, logrando completa concordancia entre sus informes. Definiciones radiológicas a la tomografía computada Isquemia intestinal Signos de compromiso isquémico intestinal. Alteración en la impregnación con medio de contraste intravenoso de las asas intestinales; otros signos sugerentes, de compromiso venoso, son: edema parietal, congestión venosa mesentérica y edema del mesenterio (Figuras 1A y 1B).6,11,14 640 Figura 1B. Tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso, corte coronal, donde se aprecian signos de daño isquémico intestinal en obstrucción intestinal. (I) intestino delgado con gran dilatación; (M) mesenterio con edema y congestión venosa; (L) líquido libre intraabdominal. Flechas blancas: edema acentuado y alteración en la impregnación de contraste de la pared intestinal. Quezada-Sanhueza N y colaboradores. Tomografía computada en obstrucción intestinal por bridas Grado de obstrucción intestinal Análisis estadístico Alto grado. Dilatación de asas intestinales mayor o igual a 2.5 cm, con punto abrupto de transición y colapso de las mismas a distal y/o presencia de pseudoheces en el asa proximal al sitio de obstrucción. Se calcularon los valores de sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo (VPP), valor predictivo negativo (VPN), proporción de probabilidad positiva (PP+) y proporción de probabilidad negativa (PP-) para los signos de afectación isquémica intestinal en la tomografía computada, como marcadores de isquemia intestinal definitiva. Moderado grado. Combinación de dilatación de asas con pseudoheces, pero sin colapso distal. Bajo grado. Dilatación de asas intestinales sin cambio abrupto de calibre, sin pseudoheces, y asas intestinales distales de calibre normal. Indicación de cirugía Los pacientes fueron intervenidos quirúrgicamente según el criterio del cirujano responsable (equipo de cirujanos subespecialistas en cirugía digestiva, con experiencia individual certificada en más de 1500 casos de cirugía abdominal de urgencia), con base en los hallazgos clínicos, de laboratorio e imagenológicos. Las indicaciones más frecuentes fueron: sospecha de isquemia intestinal, signos clínicos de obstrucción intestinal de alto grado y falta de progresión del tránsito intestinal tras 48 horas de observación. Del protocolo operatorio se extrajo información referente a la presencia de isquemia intestinal (reversible o irreversible) y la necesidad de resección intestinal. Definición de isquemia intestinal definitiva Presencia de isquemia. Signos de isquemia intestinal observados durante la operación, tales como: congestión venosa, edema y/o equimosis de la pared intestinal o necrosis de ésta. Ausencia de isquemia. Ausencia de los signos anteriormente descritos durante la intervención quirúrgica o en caso de pacientes que no requirieron cirugía durante su hospitalización y evolucionaron sin complicaciones al seguimiento. Además, se calculó la probabilidad de requerir cirugía según el grado de obstrucción intestinal y/o signos de compromiso isquémico intestinal observados en la tomografía computada, con base en el análisis de subgrupos. Para el cálculo estadístico se utilizó el programa Statistical Package for the Social Sciences, versión 21.0 (SPSS, Chicago, IL, USA). Se utilizaron intervalos de confianza de 95%. RESULTADOS Se identificaron 164 pacientes ingresados a esta institución con diagnóstico de obstrucción intestinal por bridas durante el periodo de estudio; a todos se les hizo una tomografía computada al ingreso. Del total, 107 (65%) eran del sexo femenino, con una media de edad de 60.4 ± 20 años (rango 17-91 años); a 142 (87%) se les habían practicado cirugías abdominales. Durante su hospitalización, 86 pacientes (52%) requirieron operación, con una mediana de tiempo desde el ingreso hasta la indicación de cirugía de 12 horas (rango 4-168). La relación entre el grado de obstrucción tomográfico y la indicación de cirugía se muestra en la Figura 2. Los sujetos con obstrucción de bajo grado requirieron cirugía en 29% de los casos, con obstrucción de moderado grado en 42%, y con obstrucción de alto grado en 67%. En el Cuadro 1 se expone la relación entre los signos tomográficos de daño isquémico intesti- 641 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Un paciente (2.3%) con grado moderado exhibió signos tomográficos de compromiso; no obstante, 11 (25.6%) experimentaron isquemia intestinal durante la operación; por último, 31 sujetos (36%) con obstrucción de alto grado tuvieron signos tomográficos de compromiso isquémico intestinal, de los cuales 28 (32%) sufrieron efectivamente este padecimiento durante la cirugía. Número de Pacientes 70 60 50 40 58 30 20 24 10 25 18 29 10 0 Bajo grado Moderado grado No operados Exactitud diagnóstica de los signos tomográficos de compromiso isquémico intestinal (Cuadro 2) Alto grado Operados Grado de obstrucción intestinal Figura 2. Relación entre el grado de obstrucción intestinal en la tomografía computada y la indicación de cirugía. nal y la isquemia intestinal definitiva durante la operación, divididos según el grado de obstrucción. Ningún paciente con obstrucción de bajo grado mostró signos tomográficos de afectación; sin embargo, un individuo de este grupo (2.9%) sufrió isquemia intestinal durante la cirugía. Se obtuvo sensibilidad de 72.5% (57-83), especificidad de 97.5% (93-99), valor predictivo positivo de 90% (75-96), valor predictivo negativo de 91% (85-95), proporción de probabilidad positiva de 29,9 (15-59) y proporción de probabilidad negativa de 0.28 (0.23-0.33) para isquemia intestinal definitiva. En el nomograma de Fagan con los valores previamente calculados (Figura 3) se observó que para una probabilidad calculada pre-test Cuadro 1. Relación entre los signos de daño isquémico intestinal observados en la tomografía computada con la isquemia intestinal definitiva en la cirugía, según el grado de obstrucción intestinal Número de pacien- Número de pacientes tes con SCII a la TC operados (% según grado) (% según grado) Número de pacienNúmero de pates con isquemia in- cientes con resectestinal en la cirugía ción intestinal (% según grado) (% según grado) Bajo grado n= 34 0 (0%) 10 (29%) 1 (2.9%) 2 (6%)a 1 (2.3%) 18 (42%) 11 (25.6%) 4 (9%)b 31 (36%) 58 (67%) 28 (32%) 20 (23%)b 32 (20%) 86 (52%) 40 (24%) 26 (16%) Moderado grado n= 43 Alto grado n= 87 Total n= 164 Un paciente requirió resección intestinal por múltiples enterotomías durante la cirugía. Algunos pacientes con isquemia intestinal no requirieron resección intestinal debido a recuperación de la vitalidad intestinal posterior a la liberación de las bridas. SCII: Signos de daño isquémico intestinal. a b 642 Quezada-Sanhueza N y colaboradores. Tomografía computada en obstrucción intestinal por bridas Cuadro 2. Tabla 2 × 2 de cálculo de exactitud diagnóstica entre los signos de daño isquémico intestinal en la tomografía computada y la isquemia intestinal definitiva. Con isquemia intestinal definitiva Sin isquemia intestinal definitiva 0.1 99 0.2 0.5 Total SCII (+) a la TC 29 3 32 SCII (–) a la TC 11 121 132 Total 40 124 164 SCII: signos de afectación isquémica intestinal, TC: tomografía computada. de isquemia intestinal de 24%, la presencia de signos tomográficos de compromiso isquémico intestinal eleva la probabilidad post-test a 91% (76-97) de isquemia intestinal definitiva. Al contrario, en caso de ausencia de signos tomográficos de daño isquémico intestinal, disminuye la probabilidad post-test a 8% (5-13). Probabilidad de cirugía según los signos de daño isquémico intestinal y el grado de obstrucción intestinal con la tomografía computada En casos de ausencia de signos de daño isquémico intestinal y obstrucción intestinal de moderado o bajo grado en la tomografía computada, se obtuvo una probabilidad de cirugía de 36%. Respecto a la falta de signos de daño isquémico intestinal y a la obstrucción de alto grado en la tomografía computada, la probabilidad de cirugía es de 57%. En dos pacientes se observaron signos de afectación isquémica intestinal y obstrucción de moderada o bajo grado en la tomografía computada, por lo que fueron intervenidos quirúrgicamente. Finalmente, en los casos en los que se encontraron de manera conjunta signos de daño isquémico intestinal y obstrucción intestinal de alto grado en la tomografía computada, la probabilidad de cirugía fue de 83% (Cuadro 3). 1 2 5 10 20 30 40 50 60 70 80 95 1000 500 200 100 50 20 10 5 2 1 0,5 0,2 0,1 0,05 0,02 0,01 0,005 90 95 90 80 70 60 50 40 30 20 10 5 2 0,002 1 0,001 0.5 0.2 99 Probabilidad previa Proporción de probabilidad 0.1 Probabilidad posterior Figura 3. Nomograma de Fagan para la probabilidad de isquemia intestinal definitiva, según los signos de daño isquémico intestinal en la tomografía computada de abdomen y pelvis. DISCUSIÓN El tratamiento de la obstrucción intestinal es un desafío. La decisión entre la alternativa quirúrgica y la expectante estará guiada por los hallazgos del examen físico seriado, laboratorio e imágenes. Parece evidente que un paciente con obstrucción intestinal por bridas en bue- 643 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cuadro 3. Análisis de la interacción entre los signos de daño isquémico intestinal y obstrucción intestinal de alto grado a la tomografía computada y su relación con la probabilidad de cirugía SCII Alto grado Número de Tasa de pacientes pacientes operados Sí Sí 30 25/30 = 83% Sí No 2 2/2 = 100% No Sí 56 32/56 = 57% No No 76 27/76 = 36% SCII: signos de daño isquémico intestinal. nas condiciones, con dolor controlable, signos vitales normales y resultados de laboratorio discretamente alterados pudiera ser observado, al menos por un periodo inicial. Por el contrario, un paciente con signos peritoneales claros y cuadro séptico debe ser operado inmediatamente; sin embargo, en la práctica clínica los cirujanos se ven frecuentemente enfrentados a situaciones intermedias, en las que sería deseable contar con información objetiva sobre qué pacientes requerirán finalmente una operación. La tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste intravenoso es una alternativa atractiva que permite obtener información valiosa relacionada con la causa, nivel y grado de obstrucción intestinal6-8 que se asocian con los signos de daño isquémico intestinal. Mallo y colaboradores12 (2005) realizaron una revisión sistemática de 15 estudios en los que se evaluó la exactitud diagnóstica de la tomografía computada, para identificar isquemia intestinal y obstrucción intestinal de alto grado. En 11 de estos estudios se evaluó la exactitud diagnóstica de los signos tomográficos de daño isquémico intestinal, y se encontró una sensibilidad de 83% (63-100), especificidad de 92% (61-100), valor predictivo positivo de 79% (69100) y valor predictivo negativo de 93% (33-100); 644 cifras similares a las encontradas en esta serie. En otras investigaciones se han reportado resultados equivalentes,15-18 lo que demuestra una adecuada exactitud diagnóstica de los signos tomográficos de compromiso isquémico intestinal. En este estudio destaca la baja sensibilidad de dichos signos en los pacientes operados por obstrucción intestinal de grado moderado (Cuadro 1). Una probable explicación es la temporalidad del estudio imagenológico, que se realizó al momento del ingreso del paciente, cuando se eligió una conducta expectante inicial dados los hallazgos. Quizá estos sujetos realmente sufrían obstrucción intestinal de alto grado, pero al efectuarse la tomografía computada en forma temprana no se pudo identificar como tal en las imágenes, pues no habían tenido el tiempo suficiente para distender las asas intestinales proximales y vaciar las distales, lo cual finalmente habría ocurrido durante la hospitalización junto con isquemia intestinal, así podría haberse decidido el tratamiento quirúrgico definitivo. Respecto a la probabilidad de cirugía según el grado de obstrucción intestinal, Mallo y colaboradores12 también evaluaron esta variable, y en siete de los estudios que revisaron se comparó la obstrucción intestinal completa (de alto grado) con obstrucciones parciales o de grados menores (moderado o bajo) en la tomografía computada. El valor predictivo positivo de cirugía para la obstrucción de alto grado fue de 92% (84-100), valor predictivo negativo de 93% (76-100), sensibilidad de 92% (81-100) y especificidad de 94% (68-100). En dos estudios con diseños prospectivos10,11 se reportaron menores tasas de cirugía que en el de Mallo y colaboradores12 en sujetos con obstrucción intestinal de alto grado en la tomografía computada, con valores de 54 y 43%, respectivamente. A lo anterior se agregan otras experiencias de resolución no quirúrgica exitosa de la obstrucción intestinal de alto grado, la cual se ha registrado entre 25 a 65% de los casos.3,19-21 Quezada-Sanhueza N y colaboradores. Tomografía computada en obstrucción intestinal por bridas Los resultados de este estudio apoyan lo anterior, en donde 58 de 87 pacientes (67%) con obstrucción de alto grado requirieron cirugía; de éstos, 32 de 56 pacientes (57%) que no tenían signos tomográficos de compromiso isquémico intestinal fueron finalmente operados. En esta serie se observó un aumento progresivo de las tasas de cirugía acorde con los hallazgos en la tomografía computada (Cuadro 3); y principalmente, lo que elevó la probabilidad de cirugía fueron los signos de afectación isquémica intestinal y, en menor medida, el grado de obstrucción intestinal. Desde una perspectiva fisiopatológica, esto se explica por la secuencia de distensión de asas y posteriormente isquemia intestinal, que es concordante con los hallazgos imagenológicos evolutivos de esta enfermedad (observados como signos de obstrucción de alto grado y signos de compromiso isquémico intestinal, respectivamente). A la luz de estos reportes, puede señalarse que el significado clínico de la obstrucción intestinal de alto grado en la tomografía computada (en ausencia de signos de compromiso isquémico intestinal) no es fácilmente utilizable en la toma de decisiones. El clásico adagio “nunca dejes que el sol amanezca o llegue la noche con un intestino obstruido” 22 está evolucionando, observándose un progresivo aplazamiento de la cirugía a lo largo de los años, sin verse reflejado en el aumento de las tasas de mortalidad,23 aun cuando el diagnóstico corresponda a obstrucción intestinal de alto grado. Sin duda que estos resultados resaltan la importancia del control clínico seriado por parte del cirujano tratante al momento de tomar la decisión quirúrgica, así como el apoyo del laboratorio e imágenes en caso necesario. En algunos estudios se han incluido estas variables con el fin de desarrollar escalas predictivas de cirugía, considerando factores clínicos, de laboratorio e imagenológicos dentro de sus modelos probabilísticos.24,25 Este estudio tiene algunas limitaciones, en primer lugar, y tal como se mencionó, a los pacientes operados no necesariamente se les realizó la tomografía computada cercano al momento de la cirugía, y se tomaron las decisiones durante la hospitalización con base en la tomografía de ingreso o en la efectuada incluso en días previos (mediana de 12 horas, rango 4-168), en conjunto con los hallazgos clínicos y de laboratorio seriados. Lamentablemente, la conducta de realizar tomografía computada de seguimiento de forma rutinaria durante la hospitalización está restringida por la irradiación que ejerce en el paciente y los costos económicos asociados. En segundo lugar, al no existir en esta institución un protocolo de tratamiento de la obstrucción intestinal, la decisión fue tomada por el cirujano tratante basado en su apreciación clínica y estado global del paciente; esto, sin duda, es una conducta subjetiva y poco reproducible que afecta la validez externa del estudio. En tercer lugar, al analizar la probabilidad de cirugía según los hallazgos de la tomografía computada, es importante ajustar los resultados considerando el resto de las variables (clínicas y de laboratorio) que pudieran influir en la toma de decisiones (análisis multivariado), lo cual no se realizó en este estudio por no disponer de toda esta información. No obstante, se analizó la interacción entre las variables de signos de compromiso isquémico intestinal y el grado de obstrucción intestinal, esto proporcionó datos valiosos sobre la probabilidad de cirugía de cada subgrupo. Por último, hay que mencionar que no existe una clasificación de consenso internacional para establecer el grado de obstrucción intestinal en la tomografía computada, por lo que la clasificación utilizada en este estudio (alto, moderado, y bajo grado) podría limitar la validez externa y la posterior reproducibilidad de éste. CONCLUSIONES En este estudio se observó una adecuada exactitud diagnóstica de los signos tomográficos de afectación isquémica intestinal como reflejo de isquemia intestinal definitiva. Estos signos, en 645 Cirugía y Cirujanos conjunto con la obstrucción intestinal de alto grado, aumentan significativamente la probabilidad de cirugía. Por lo anterior, se considera que la tomografía computada es un buen examen complementario para la evaluación de pacientes con obstrucción intestinal por bridas, pero la decisión final de realizar una cirugía no debe basarse sólo en este procedimiento. diagnosis of high-grade small bowel obstruction by computed tomography. Arch Surg 2009;144(11):1000-1004. 11. Hwang JY, Lee JK, Lee JE, Baek SY. Value of multidetector CT in decision making regarding surgery in patients with small-bowel obstruction due to adhesion. Eur Radiol 2009;19(10):2425-2431. 12. Mallo RD, Salem L, Lalani T, Flum DR. Computed tomography diagnosis of ischemia and complete obstruction in small bowel obstruction: a systematic review. J Gastrointest Surg 2005;9(5):690-694. Conflicto de intereses 13. Sarr MG, Bulkley GB, Zuidema GD. Preoperative recognition of intestinal strangulation obstruction. Prospective evaluation of diagnostic capability. Am J Surg 1983;145(1):176-182. Los autores no declaran conflictos de intereses. 14. Maglinte DD, Gage SN, Harmon BH, Kelvin FM, Hage JP, Chua GT, et al. Obstruction of the small intestine: accuracy and role of CT in diagnosis. Radiology 1993;188(1):61-64. Sin fuente de apoyo financiero. Presentado en el LXXXIII Congreso Chileno e Internacional de Cirugía, 21 a 24 de noviembre, 2010, Pucón, Chile. Referencias 1. Miller G, Boman J, Shrier I, Gordon PH. Etiology of small bowel obstruction. Am J Surg 2000;180(1):33-36. 2. Fevang BT, Fevang J, Stangeland L, Soreide O, Svanes K, Viste A. Complications and death after surgical treatment of small bowel obstruction: A 35-year institutional experience. Ann Surg 2000;231(4):529-537. 3. Fevang BT, Jensen D, Svanes K, Viste A. Early operation or conservative management of patients with small bowel obstruction? Eur J Surg 2002;168(8-9):475-481. 4. Williams SB, Greenspon J, Young HA, Orkin BA. Small bowel obstruction: conservative vs. surgical management. Dis Colon Rectum 2005;48(6):1140-1146. 5. Ellis H, Moran BJ, Thompson JN, Parker MC, Wilson MS, Menzies D, et al. Adhesion-related hospital readmissions after abdominal and pelvic surgery: a retrospective cohort study. Lancet 1999;353(9163):1476-1480. 6. Furukawa A, Yamasaki M, Furuichi K, Yokoyama K, Nagata T, Takahashi M, et al. Helical CT in the diagnosis of small bowel obstruction. Radiographics 2001;21(2):341-355. 7. Delabrousse E, Destrumelle N, Brunelle S, Clair C, Mantion G, Kastler B. CT of small bowel obstruction in adults. Abdom Imaging 2003;28(2):257-266. 8. Maglinte DD, Heitkamp DE, Howard TJ, Kelvin FM, Lappas JC. Current concepts in imaging of small bowel obstruction. Radiol Clin North Am 2003;41(2):263-283. 9. Daneshmand S, Hedley CG, Stain SC. The utility and reliability of computed tomography scan in the diagnosis of small bowel obstruction. Am Surg 1999;65(10):922-926. 10. Rocha FG, Theman TA, Matros E, Ledbetter SM, Zinner MJ, Ferzoco SJ. Nonoperative management of patients with a 646 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 15. Frager D, Baer JW, Medwid SW, Rothpearl A, Bossart P. Detection of intestinal ischemia in patients with acute small-bowel obstruction due to adhesions or hernia: efficacy of CT. AJR Am J Roentgenol 1996;166(1):67-71. 16. Balthazar EJ, Liebeskind ME, Macari M. Intestinal ischemia in patients in whom small bowel obstruction is suspected: evaluation of accuracy, limitations, and clinical implications of CT in diagnosis. Radiology 1997;205(2):519-522. 17. Donckier V, Closset J, Van Gansbeke D, Zalcman M, Sy M, Houben JJ, et al. Contribution of computed tomography to decision making in the management of adhesive small bowel obstruction. Br J Surg 1998;85(8):1071-1074. 18. Zalcman M, Sy M, Donckier V, Closset J, Gansbeke DV. Helical CT Signs in the Diagnosis of Intestinal Ischemia in Small-Bowel Obstruction. AJR Am J Roentgenol 2000;175(6):1601-1607. 19. Sosa J, Gardner B. Management of patients diagnosed as acute intestinal obstruction secondary to adhesions. Am Surg 1993;59(2):125-128. 20. Peetz DJ Jr, Gamelli RL, Pilcher DB. Intestinal Intubation in Acute, Mechanical Small-Bowel Obstruction. Arch Surg 1982;117(3):334-336. 21. Fleshner PR, Siegman MG, Slater GI, Brolin RE, Chandler JC, Aufses AH Jr. A prospective, randomized trial of short versus long tubes in adhesive small-bowel obstruction. Am J Surg 1995;170(4):366-370. 22. Dayton MT, Dempsey DT, Larson GM, Posner AR. New paradigms in the treatment of small bowel obstruction. Curr Probl Surg 2012;49(11):642-717. 23. Fevang BT, Fevang JM, Søreide O, Svanes K, Viste A. Delay in Operative Treatment among Patients with Small Bowel Obstruction. Scand J Surg 2003;92(2):131-137. 24. Zielinski MD, Eiken PW, Bannon MP, Heller SF, Lohse CM, Huebner M, et al. Small Bowel Obstruction-Who Needs an Operation? A Multivariate Prediction Model. World J Surg 2010;34(5):910-919. 25. Schwenter F, Poletti PA, Platon A, Perneger T, Morel P, Gervaz P. Clinicoradiological score for predicting the risk of strangulated small bowel obstruction. Br J Surg 2010;97(7):1119-1125. Artículo original Cir Cir 2014;82:647-654. Coordinador de trasplantes: proceso de donación de órganos RESUMEN Antecedentes: España se mantiene a la cabeza del mundo en donaciones, aunque parece que su número no aumenta en la misma proporción que las listas de espera, lo que hace necesario disminuir las situaciones de negativa cifradas en torno al 16%. Purificación Gironés-Guillem1 Ramón Camaño-Puig2 Manuel Lillo-Crespo3 1 Coordinación de trasplantes, Hospital La Fe, Valencia, España. 2 Departamento de Enfermería, Universidad de Valencia, Valencia, España. 3 Departamento de Enfermería, Universidad de Alicante, Alicante, España. Objetivo: analizar los informes de los coordinadores de trasplantes, conceptualizarlos y categorizarlos. Material y métodos: estudio retrospectivo y descriptivo de los informes elaborados por los coordinadores de trasplantes archivados en el Hospital La Fe, entre el 1 de mayo de 2004 y el 31 de diciembre de 2007. Resultados: se extrajeron 69 temas desde el punto de vista de la familia y 11 del de los entrevistadores, que se conceptualizaron, codificaron y clasificaron para textualizarlos de manera ordenada. Conclusiones: con el fin de lograr mayor efectividad podrían plantearse determinadas pautas para homogeneizar la acción de los coordinadores de trasplante en la entrevista. Palabras clave: trasplantes, donante de órganos. Transplant coordinator: organ donation process ABSTRACT Background: Spain is a leader in organ donations although it seems that this number does not increase in the same proportion that the waiting list and it is necessary to decrease the refusal situations, which are ~16%. Method: Analytic study. We review the reports prepared by the coordinators of transplants archived at the hospital La Fe during the period between May 1, 2004 and December 31, 2007, resulting in conceptualization and categorization. Results: Sixty-nine topics were obtained from the point of view of the family and 11 from the point of view of the interviewer. After its conceptualization, codification and classification, we proceeded to create an appropriate text. Conclusions: Certain guidelines may be offered that allow us to standardize the action of transplant coordinators during the interview and to be more effective. Key words: Transplant, organs donor. www.amc.org.mx Recibido: 4 de marzo, 2014 Aceptado: 20 de mayo, 2014 Correspondencia: Dr. Ramón Camaño-Puig Calle Jaime Roig s/n 46010 Valencia, España. Tel.: +34963983146/fax: +34963864183 [email protected] 647 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 ANTECEDENTES de las necesidades, sobre todo las emocionales, que tiene en ese momento la familia, adecuando el apoyo a sus respuestas mediante la escucha y la valoración positiva de sus manifestaciones verbales y no verbales, pasando a informar sobre la donación de órganos; un tema delicado que no se puede plantear abiertamente sin tener en cuenta una serie de recursos que ofrecer a la familia. Por tanto, tal y como se ha comentado, el momento de la entrevista familiar es uno de los pocos ámbitos de mejora que disponen los coordinadores de trasplantes si se tiene en cuenta que: 1) la donación de órganos es una oportunidad para la familia del fallecido de llevar a cabo una obra de generosidad; 2) la donación de órganos representa la única posibilidad de obtener una mejora sustancial en la calidad de vida para otras personas. España se mantiene a la cabeza del mundo en donaciones, aunque parece que este número no aumenta en la misma proporción que las listas de espera de los diferentes trasplantes, más bien se está estancando. Existe una oportunidad de cambiar esta situación a partir del trabajo de los coordinadores de trasplantes, pues está en su mano la posibilidad de disminuir las situaciones de negativa e incidir en la opinión de la familia respecto de la donación de órganos, que a pesar de todas las campañas de concienciación que se realizan, se calcula que está en torno al 16.4%. Los coordinadores de trasplantes realizan la petición de órganos a la familia en unas circunstancias difíciles, lo que hace presuponer que si se pudieran adaptar los procedimientos a esta situación, la respuesta a la donación sería más positiva. La solicitud de órganos se efectúa justo en el momento en que la familia acaba de sufrir la pérdida de un ser querido, cuando sus miembros padecen los efectos emocionales ocasionados por dicha muerte, o más técnicamente, cuando están en crisis.1 Existen diferentes trabajos sobre la cuestión, entre ellos el realizado por los coordinadores de trasplantes del Hospital General de Alicante,2 que trabajan el tema junto con profesores de la Universidad de Alicante y dedican especial atención a su formación. Este modelo denominado Alicante1 ha sido exportado a diferentes países de Europa y Latinoamérica y aborda todos los ámbitos de la entrevista familiar, desde la comunicación de la muerte encefálica, normalmente por el médico que trataba al paciente o por el médico de guardia. Esta parte es una fuente de información muy útil para preparar el planteamiento de la cuestión adecuadamente, y en la que los coordinadores de trasplantes deben estar presentes para conocer qué información han recibido, si la comprendieron y cuáles son sus respuestas. Finalmente, proceder a la valoración 648 La postura de la Coordinación de Trasplantes, en esta situación, debe ser, retomando la información aportada por el médico y la reacción de los familiares, la de fijar una relación de ayuda con el fin de promover la instauración del duelo.2 En toda entrevista familiar se establece una relación de ayuda;3 una relación en la que al menos una de las partes intenta impulsar el crecimiento en el otro, el desarrollo, la maduración y la capacidad de funcionar mejor para enfrentar la vida de manera más adecuada.4 Sólo cuando la familia muestra haber entendido la muerte encefálica y la irreversibilidad de la situación, es cuando se plantea la donación de los órganos.2 Entre las variables que discriminan a los familiares donantes de los no donantes se sitúan, entre los tres primeros factores: la comunicación, la comprensión de la muerte cerebral y los modales de acercamiento de los profesionales a la familia.5 Adicionalmente, otros estudios sugieren que la necesidad de información se constituye en un elemento fundamental.6,7 En esta línea, Pelletier8 detectó que además de las necesidades de información y apoyo que según la bibliografía compartían con otras familias de pacientes Gironés-Guillem P y colaboradores. Coordinador de trasplantes: proceso de donación de órganos críticos, igualmente importante para ellas fue la solicitud de consentimiento para la donación de los órganos, lo que indica claramente que los profesionales de la salud siempre deben ofrecer la opción de la donación. En este intercambio, el coordinador de trasplantes tratará de captar las necesidades de los familiares, con el fin de ayudarlos a descubrir otras posibilidades de percibir, aceptar y hacer frente a su situación. La idea fundamental que subyace en el proceso de relación de ayuda, especialmente dentro de la corriente humanista, es la de facilitar el crecimiento personal y el descubrimiento de los recursos ocultos de la persona en conflicto. Carkhuff9 afirma que “ayudar es el acto de promover en una persona un cambio constructivo en el comportamiento”. La persona cambia en el proceso, y al finalizar la relación, el individuo no es el mismo que antes de entablarla. Ya no sufre tanto, no está tan indefenso, se conoce mejor a sí mismo, se comporta de modo más satisfactorio y se convierte en una persona mejor. Una relación terapéutica que implica un proceso de crecimiento personal; y que supone para el profesional sanitario una experiencia de aprendizaje y crecimiento al ampliar su repertorio de capacidades y habilidades de vincularse, experiencias sobre el sufrimiento humano, formas de ofrecer ayuda, etc.,9 pero que en definitiva es una relación asimétrica en la que es necesario que se identifique claramente la función de cada uno, el demandante de ayuda y el ayudador o agente de ayuda. La característica del que ayuda es más “humana” que “terapéutica”,9 de la corriente humanistaexistencial y psicodinámica: “Lo que cura es la relación”.10 El encuentro personal tiene valor terapéutico en sí mismo. Supone una experiencia emocional correctiva. La relación le permitirá tomar distancia, configurando una experiencia emocional reguladora. El contexto facilitador debe favorecer que se decida a exhibir su vulne- rabilidad. La reestructuración del proceso debe tender a identificar que la solución de su problema no está fuera de él sino dentro.10 El alivio emocional, según Parrilla y colaboradores,11 se presupone a partir de una desorganización emocional y cognitiva. La persona sólo admite tanta realidad como es capaz de soportar.12 Tras cada entrevista se realiza un informe que es utilizado habitualmente por los equipos de coordinación para hacer una revisión. Cada vez que se obtiene una negativa familiar, surgen preguntas acerca de si se habrá usado la estrategia adecuada, si se podría haber hecho más. Cada familia es un mundo y sus sentimientos y motivaciones son distintos, pero se ha observado que algunos coordinadores de trasplantes, más expertos, reciben menos negativas que otros. Sería muy interesante, por tanto, transmitir la experiencia de unos a otros. Es por esto que es necesario saber lo que sucede en el momento de la entrevista con la familia y qué es lo que marca la diferencia. Los registros que cumplimentan los coordinadores de trasplantes después de la entrevista permiten analizar las entrevistas bajo un punto de vista cualitativo. En este trabajo se analizan los informes elaborados por los coordinadores de trasplantes archivados en el Hospital la Fe, en el periodo comprendido entre el 1 de mayo de 2004 y el 31 de diciembre de 2007, relativos a lo que sucedió durante la entrevista con la familia al comunicársele el fallecimiento de uno de sus miembros, y cómo reaccionaron ante la petición de los órganos, planteando la posibilidad de obtener pautas de aprendizaje que permitan homogeneizar la acción de los coordinadores de trasplante en la entrevista y ser, en lo posible, más efectivos.13,14 MATERIAL Y MÉTODOS Estudio retrospectivo y descriptivo de los registros, así como su tratamiento mediante la 649 Cirugía y Cirujanos utilización del test de χ2 y el coeficiente de correlación de Pearson para verificar si algunas características de la familia, por ejemplo las variables cualitativas de sexo, parentesco, negativa inicial y la edad, estaban asociadas con algún tipo de respuesta específica. Además, siguiendo a Cooffey y Atkinson,15 se trataron los informes elaborados por los coordinadores de trasplantes a través de la reducción de los datos en términos de selección y condensación, de exponerlos, sacar y verificar conclusiones, puesto que el análisis es un proceso de descomposición de los datos en sus elementos constituyentes para revelar sus temas y patrones característicos.15 A partir de los documentos primarios o informes elaborados por los coordinadores de trasplantes, se concretó un corpus o unidad interpretativa que permitiera la realización del análisis textual, procediendo a organizar y sumergirse en los datos, descubrir y generar categorías y temas, codificar (denominar conceptos), descomponiendo los datos en partes discretas, examinando de manera minuciosa y comparativa los datos en busca de similitudes y diferencias entre aquellos que se consideraron conceptualmente semejantes en su naturaleza, o relacionados en el significado. Por medio de la codificación abierta se “descompusieron los acontecimientos, sucesos, objetos y acciones o interacciones”. El proceso de conceptualización conlleva al de clasificación, y en este sentido, el/ los concepto(s)-fenómeno(s), es algo que puede “localizarse, colarse en una clase de objetos similares o clasificarse”.16 Los datos se agruparon bajo conceptos más abstractos, denominados categorías, para ofrecer interpretaciones a través de memos analíticos, búsqueda de comprensiones alternativas y escritura del informe y, en este caso, a proceder a la textualización de los datos de manera comprensible. RESULTADOS Se revisaron 158 entrevistas familiares para elegir una muestra según los criterios de muestreo 650 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 intencionado, tal y como Morse16 dice, ya que se considera que ha ocurrido la síntesis cuando los datos están saturados, o sea, cuando no emergen nuevas categorías. En este caso, la saturación de datos se alcanzó cuando ya no emergía ningún nuevo dato que fuera relevante, lo que en palabras de Dey17 se entiende como “suficiencia teórica”; un punto al que se llegó después de las 40 primeras entrevistas consecutivas, a partir de las cuales se confeccionó una base de datos con 70 variables cualitativas y cuantitativas, de las que se describen los datos más significativos. La edad media del donante fue de 48 años, con una desviación típica de 22 años, siendo el menor de 7 años y el mayor de 87. En 50% de los casos, el origen fue un accidente, con el consiguiente trámite judicial que se explicó a los familiares y que suele influir en la decisión. La causa de la muerte fue: traumatismo cráneoencefálico en 19 donantes, hemorragia cerebral en 17, y cuatro murieron por otros motivos. La mayoría eran de la Comunidad Valenciana, cuatro eran extranjeros. Los donantes permanecieron en la Unidad de Cuidados Intensivos una media de 3.85 días, con una desviación típica de 3.99, con un rango de 1 a 20 días. La media del número de familiares presentes durante la entrevista fue de 3.35, con una desviación típica de 1.23 y un rango de 1 a 6. La duración media de la entrevista fue de 1.83 horas, con una desviación típica de 2.49 horas y un rango que osciló desde los 20 minutos a las 13 horas y 20 minutos. El familiar que influyó principalmente en la decisión final fue varón en 18 de los casos y mujer en 22, con una edad media de 47.85 años y una desviación típica de 13.79, siendo 23 años la edad menor y 75 la mayor. El nivel cultural fue bastante diverso. Se produjeron ocho negativas a la donación (cuatro mujeres y cuatro varones). Respondieron positivamente 32 (18 mujeres y 14 varones). El tipo de parentesco fue variado: padre, madre, Gironés-Guillem P y colaboradores. Coordinador de trasplantes: proceso de donación de órganos esposo (a), pareja, hijo (a), hermano (a), tío(a) y otros. Hay que tener en cuenta que 17.5% de las negativas iniciales fueron revertidas. Por último, la aplicación del test de χ2 y el coeficiente de correlación de Pearson a características de la familia tales como el sexo, parentesco, la negativa inicial y la edad, no mostró diferencias estadísticamente significativas. Se codificaron las expresiones de los familiares de los pacientes y los entrevistadores (coordinadores de trasplantes y médicos de unidades de críticos), trasmitidas por escrito en el protocolo de entrevista para la donación en el Hospital La Fe, cumplimentado por los coordinadores de trasplantes en los días consecutivos al evento, y se investigó lo que dijo el coordinador de trasplantes, lo que pasó y su manera de expresarlo. Los datos fueron transcritos por varias personas, lo que produjo un campo presentado. El grado de exactitud de la transcripción disuelve los acontecimientos en multitud de detalles específicos, la realidad se muestra únicamente como texto.18 También es importante destacar que con base en los objetivos, no sólo se ha analizado la respuesta de los familiares, sino que se ha prestado especial atención a la propia actitud y destreza de los profesionales. A lo largo del proceso, se han ido confeccionando memorandos para seguir los pasos que se han dado durante la investigación y ayudar a la propia reflexión que contribuirá a la codificación y categorización.16,19,20 De este proceso se han extraído 69 temas desde el punto de vista de la familia y 11 desde el punto de vista de los entrevistadores. En un segundo término, con el fin de establecer comparaciones entre los temas para clasificarlos y nombrarlos bajo un concepto común, se agruparon los datos con sus subcategorías, quedando 34 códigos, los cuales se exponen a continuación de manera narrativa. Esto fue necesario para organizar los pensamientos acerca de los resultados, ya que su textualización ordenada permitió la agrupación de datos e integración de sus correspondientes categorías: en casi todos los casos se inició la comunicación con los familiares expresando la situación de muerte encefálica (90%), generalmente a través del médico de guardia de la unidad que atendía al paciente. Se hizo referencia al pronóstico nefasto (17.5%) para que la familia manifestara su aceptación a la muerte. También se utilizaron expresiones tales como: “entiende”, “acepta” e “irreversibilidad” (12.5%). Se llevaron a cabo las aclaraciones pertinentes que los coordinadores de trasplantes necesitan hacer en ocasiones para ayudar a la familia a comprender la situación. Algunos de los familiares no querían hablar con los coordinadores de trasplantes, generalmente porque aún no habían asumido la pérdida y no querían saber de la donación. La prueba diagnóstica se usó como elemento de confirmación legal de la muerte cerebral, e hizo surgir preguntas como: ¿y ahora qué?; una expresión que utilizaron muchas familias una vez asumida la muerte de su familiar. En este punto, normalmente, se tanteaba la posibilidad de llevar a cabo las solicitudes de órganos (27%), y algunos coordinadores de trasplantes plantearon la donación (32.5%), ante la que muchas veces se produjo una negativa inicial, a consecuencia del estrés situacional y de la falta de aceptación de la pérdida del ser querido. En ocasiones, hubo una negativa no razonada, y los coordinadores de trasplantes ofrecieron un periodo de reflexión (22.5%). Si bien, en ciertos momentos los problemas que se plantearon solían estar relacionados con algún ingreso anterior. Muchos familiares se interesaron por cómo sería el proceso (30%) que seguía; algunos pedían explicaciones acerca del método de extracción y solicitaban garantías, manifestando dudas sobre la integridad del cadáver; a lo cual se brindaron explicaciones respecto del procedimiento legal con la obligatoriedad de la realización de la autopsia y la comparecencia judicial. 651 Cirugía y Cirujanos Durante la entrevista familiar se utilizaron argumentos de generosidad y bondad, procurando que la familia pudiera expresar sus sentimientos (27.5%) en una actitud de ayuda, ofreciendo de manera habitual el recurso de poder ver al paciente como herramienta favorecedora de la instauración del duelo. Lo cual en ocasiones era también solicitado por la familia. Fueron frecuentes las manifestaciones de la familia respecto de hacer cumplir los deseos de su ser querido, aunque también algunos argumentaron el desconocimiento de la voluntad del finado para tomar una decisión. A veces, la posibilidad de la donación les produjo sorpresa. Nunca se lo habían planteado, no lo habían hablado, y necesitaban consultar con otros parientes; lo cual suele ser un recurso habitual en la mayoría de los casos. Asimismo, algunos miembros se erigieron en representantes de la familia. Se consideró muy importante la información previa recibida. Cuando los familiares están bien informados las cosas fluyen mejor. De lo contrario, suele ser un problema, como ocurre en las situaciones en que se debe proceder a la desconexión. En estos casos, se les explica a los familiares el procedimiento del hospital. Desde el punto de vista de los profesionales, se detectaron dificultades cuando hubo cambio del profesional sanitario que actuaba como informador, especialmente en caso de problemas con la asistencia hospitalaria; si intervinieron profesionales de salud ajenos al proceso y conocidos de la familia; si hubo o no problemas en el abordaje; si se produjo la relación de ayuda; si se presentó a los coordinadores de trasplantes como tales desde el primer momento, algo muy importante, ya que condiciona a la familia; las propias actividades que debían realizar los coordinadores de trasplantes, las posturas que adoptaban, las estrategias planteadas y los correspondientes argumentos utilizados para la reversión de la negativa. Adicionalmente, entre otros conceptos usados, se encontró el de familia 652 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 desestructurada, la existencia de conocidos trasplantados, ayuda física, donantes de sangre, etc. En otras ocasiones, hubo donaciones espontáneas antes siquiera de haberles planteado la donación. En estos casos, la resolución de la entrevista se concretaba en la aceptación de la donación, seguida de manifestaciones de los familiares en las que admiten que le daba sentido a la pérdida de su ser querido, consuelo, ayuda moral. El soporte religioso se ofrecía cuando se detectaba la necesidad de ayuda religiosa o cuando se pedía explícitamente. Finalmente, se abordaban los aspectos relativos al entierro durante la entrevista. DISCUSIÓN Lo imprevisto de la situación es uno de los factores que más influyen en el planteamiento de la donación de órganos y la toma de decisión de la familia.21 La relación de ayuda hay que plantearla con una perspectiva a corto plazo, ya que lamentablemente no hay más tiempo.9 La situación de muerte encefálica, su comprensión y aceptación es otro de los pilares fundamentales, como lo demuestra que 90% de los coordinadores de trasplantes proceden a su expresión al cumplimentar las entrevistas. Además, es necesario considerar la zozobra de la familia, que ve de pronto rota su vida en conjunto, que tenía planes para realizar una serie de actividades tal vez importantes, que de pronto han perdido valor frente a una nueva situación a la que no se sabe enfrentar, ya que el duelo la tiene bloqueada.22 Se encuentran familiares en todas las fases descritas por Kubler Ross,23 principalmente en negación, rebelión y depresión; e incluso se observan diferentes reacciones dentro de la misma familia. Esta situación fue difícil de describir por los coordinadores de trasplantes a la hora de cumplimentar los informes de la entrevista familiar, y se centraron en las personas cuya reacción ha sido más significativa para el desa- Gironés-Guillem P y colaboradores. Coordinador de trasplantes: proceso de donación de órganos rrollo de dicha entrevista, que siempre coincide con características específicas de la persona más allegada. deben tenerse en cuenta: las propias características del “individuo/profesional” y las “actitudes del coordinador de trasplantes”. A partir del conjunto de elementos enumerados durante el proceso de análisis y reducción de datos, se tantearon seis categorías para la visión de la familia: la aceptación de la muerte cerebral como la “muerte” del individuo manifiesta que la familia ha comprendido la situación, poder ver al paciente funcionó como herramienta favorecedora de la instauración del duelo. El “futuro del cuerpo” fue la siguiente preocupación que manifestaron, ante lo que pedían garantías sobre la integridad del cadáver. Es en este momento cuando surgen los “sentimientos” de los familiares que, en su caso, se tratan de atribuir al finado buscando cuál sería su deseo y hacerlo cumplir,22 momento en que habitualmente se producía el posicionamiento de uno de ellos, quien “asumía el rol de representante” y tomaba las riendas de la situación. La mayoría de los familiares tiende a recurrir a argumentos de generosidad y de afecto, o tal vez de culpabilidad por cuestiones sin resolver, pero hay indicaciones de la existencia de pautas que se repiten y están en consonancia con la evidencia científica encontrada,21,22,24 y que pueden ser útiles en el futuro en las entrevistas. Esto permitirá saber qué patrones producen más éxito y en qué caso, y qué otros son inadecuados, por lo que se podrían plantear determinadas pautas para homogeneizar la acción de los coordinadores de trasplante en la entrevista con el fin de que sea más efectiva. La información previa recibida por los familiares fue muy importante para que las cosas fluyeran mejor. Cuando no es así, surgen problemas, al igual que ocurre en situaciones en las que se debe proceder a la desconexión. En estos casos se explica a los familiares el procedimiento del hospital. Fue necesario considerar los aspectos relativos a la “desconfianza en el sistema”21,24 que surgieron cuando se habían tenido problemas con la atención recibida durante la hospitalización. Y por último, se recibieron observaciones respecto al “entorno social” fundamental en la instauración del duelo. Desde el punto de vista de los profesionales, se consideró importante el mantenimiento del interlocutor a lo largo de todo el proceso, así como incidir en la necesidad de desarrollar procedimientos de provisión de información más o menos uniforme y actitudes y conocimientos específicos en el entrevistador. En este sentido se encontraron dos categorías interesantes que CONCLUSIONES Dado el punto en que se encuentra la investigación, se concluye que las categorías respecto de la familia que deben considerarse son: la muerte, el futuro del cuerpo, la desconfianza en el sistema, los sentimientos, el rol que asume el familiar y el entorno social. La profesionalidad y la actitud de los individuos que participan en la entrevista son las categorías de los profesionales. En vista del gran interés que ha despertado y la repercusión social y en la salud y la vida de muchas personas que tiene el trasplante, valdría la pena profundizar más en el tema, perfeccionando la metodología para el desarrollo y diseño de abordajes específicos para la petición de órganos, con el fin de establecer los procesos de validación de estrategias futuras en la práctica. REFERENCIAS 1. Gómez P, Santiago C. La entrevista familiar. Técnicas y resultados. En Libro Matesanz R. El modelo español de Coordinación y Trasplantes. 2ª ed. Madrid: Aula Médica; 2008. p. 105-119. 653 Cirugía y Cirujanos 2. Gómez P, Santiago C, Getino A, Moñino A, Richart M, Cabrero J. La entrevista familiar: enseñanza de las técnicas de comunicación. Nefrología 2001;21(Supl 4):57-64. 3. Domínguez Santamaría JM. Importancia de la Relación de Ayuda en la Entrevista Familiar de Donación de Órganos de Fallecidos. Una perspectiva de los profesionales sanitarios. Tesis Doctoral. Departamento de Enfermería. Universidad de Alicante, 2011. (consultado 2012, diciembre 27). Disponible en http://rua.ua.es/dspace/ bitstream/10045/23521/1/master_santamaria.pdf 4. Rogers C. El proceso de convertirse en persona. Paidos: Barcelona, 1987. p. 40-45. 5. Rosel J, Frutos MA, Blanca MJ, Ruiz P. Discriminant variables between organ donors and nondonors: a post hoc investigation. J Transpl Coord 1999;9(1):50-53. 6. Beaulier D. Organ Donation: The Family’s Right to Make an Informed Choice. J Neurosci Nurs 1999;31(1):37-42. 7. Jacob L, Crosier V, Pohl H. Providing support to families considering the option of organ donation: an innovative training method. Prog Transplant 2006;16(3):247-252. 8. Pelletier ML. The needs of family members of organ and tissue donors. University of New Brunswick, Fredericton of Canada. Heart Lung 1993;22(2):151-157. 9. Carkhuff RR. Differential functioning of lay and professional helpers. J Counseling Psychology 1968;15(2):117-126. 10. Madrid Soriano J. Los Procesos de la Relación de Ayuda. 2ª Edición. Biblioteca de Psicología Desclée de Brouwer: Bilbao, 2005. p. 208. 11. Parrilla P, Ramírez P, Ríos A. Manual sobre donación y trasplante de órganos. Madrid: Arán Ediciones, 2008. p. 140. 12. Santiago C, Gómez PM, Olivares J, De La Concepción M. Evaluation of Organ Procurement in an area under the influence of a Training Program. Transplant Proc 2005;37(9):3649-3650. 13. DeJong W, Franz HG, Wolfe SM, Nathan H, Payne D, Reitsma W, et al. Requesting Organ Donation: An Interview Study of Donor and Nondonor Families. Am J Critical Care 1998;7(1):13-23. 654 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 14. Virginio BCAE, Escudeiro CL. Notification of brain death in an intensive care unit: a descriptive study. Online Brazilian Journal of Nursing, [online]. 2012;11(2):546549. (consultado 2013, Septiembre 20). Disponible en http://www.objnursing.uff.br/index.php/nursing/ article/view/3787 15. Cooffey A, Atkinson P. Encontrar sentido a los datos cualitativos. Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia. Medellín, 2003. p. 54-77. 16. Morse J. (Editora). Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Medellín. Primera Edición (España), Editorial Universidad de Antioquia, 2003. p. 29-31. 17. Dey I. Grounding grounded theory: Guidelines for qualitative inquiry. San Diego, CA: Academic Press; 1999. p. 257 18. Strauss A, Corbin J. Bases de la Investigación Cualitativa. Bogotá. Editorial Universidad de Antioquía, 2002. p. 95156. 19. Glaser B, Strauss A. The discovering of grounded theory. New York: Aldine, 1967. p. 106-115. 20. Quilaqueo D, San Martín D. Categorización de saberes educativos Mapuche mediante la Teoría Fundamentada. Universidad Católica de Temuco, Facultad de Educación. Ed. Estudios Pedagógicos (Valdivia). Chile, 2008;34(2):151-168. 21. Burroughs TE, Hong BA, Kappel DF, Freedman BK. The stability of family decisions to consent or refuse organ donation: Would you do it again. Psychosom Med 1998;60(2):156162. 22. López Martínez JS, Martin López MJ, Scandroglio B, Martinez García JM. Family perception of the process of organ donation. Qualitative psychosocial analysis of the subjective interpretation of donor and nondonor families. Span J Psychology 2008;11(1):125-136. 23. Kübler-Ross E. Sobre la muerte y los moribundos. Barcelona. Editorial Grijalbo, 1989. p. 59-148. Ü 24. Morgan SE, Harrison TR, Long SD, Afifi WA, Stephenson MS, Reichert T. Family discussions about organ donation: how the media influence opinions about donation decisions. Clinical Transplant 2005;19(5):674-682. Caso clínico Cir Cir 2014;82:655-660. Divertículo de Zenker, elección del tratamiento quirúrgico y resultado. Presentación de un caso RESUMEN Antecedentes: los divertículos de Zenker son protrusiones de la mucosa faríngea a través de una zona débil de su pared posterior. Es un padecimiento raro, con una incidencia en México de aproximadamente 0.04% de la población. El tratamiento indicado es quirúrgico. José Manuel Carlos Segura-González1 Omar Espinosa-González2 Eugenio García-Cano1 Gabriela Sánchez-Córdova2 Javier Alonso Hernández-Ceballos3 1 Cirugía general, IMSS, UMAE, Manuel Ávila Camacho, Puebla, Puebla, México. 2 Cirugía general, Hospital General de Zona 197, IMSS, Texcoco, Estado de México. 3 Medicina general, Hospital Huerta, Córdoba, Veracruz, México, Caso clínico: paciente masculino de 67 años de edad, que 15 meses antes del diagnóstico experimentó síntomas de: disfagia a sólidos y ocasionalmente a líquidos, ahogo por las noches, sialorrea, halitosis, pérdida de 3 kg en dos meses y aumento del apetito. El diagnóstico se confirmó a través de métodos de imagen y endoscopia. Se realizó exitosamente una diverticulectomía con miotomía de músculo cricofaríngeo. Al tercer día de operado pudo ingerir líquidos sin complicaciones, y fue dado de alta al sexto día. Un año después no había mostrado recurrencias. Conclusión: los procedimientos de invasión mínima son útiles en pacientes con comorbilidades porque requieren corto tiempo de anestesia y de hospitalización. En este medio, el tratamiento abierto es la mejor técnica para su resolución, ya que la capacitación para efectuar procedimientos endoscópicos representa un problema por la falta de infraestructura y personal especializado. Palabras clave: divertículo de Zenker, tratamiento quirúrgico. Zenker’s diverticulum: election of surgical treatment and outcome. Case presentation ABSTRACT Recibido: 6 de octubre, 2013 Background: Zenker’s diverticulum is a protrusion of the pharyngeal mucosa through a weak area of the posterior wall. It is a rare disorder with an incidence in Mexico of ~0.04% of the population. Its pathophysiology is not yet completely understood. Treatment is surgical and is performed in case of complications. Aceptado: 14 de octubre, 2013 Clinic case: We present the case of a 67 year-old male patient without comorbidities. Symptoms appeared 15 months prior to admission with www.amc.org.mx Correspondencia: Dr. Omar Espinosa González 10 Oriente 3026 72370 Puebla, Puebla, México Tel.: (222) 2340706 [email protected] 655 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 occasional dysphagia to solids and liquids, breathing difficulty at night, drooling, halitosis, 3 kg weight loss in 2 months, and adequate appetite. Diagnosis of Zenker’s diverticulum was established by imaging method and endoscopy. A diverticulectomy with cricopharyngeal muscle myotomy was successfully performed. Liquid diet was started the third postoperative day and progressed without complications; the patient was discharged on the sixth postoperative day without complications. Follow-up at 1 year was successful without recurrence. Conclusion: Minimally invasive procedures are useful in patients with comorbidities and for the short anesthesia time and hospitalization. Referring to our field of work, the open treatment is best to relieve symptoms rather than endoscopic procedures because the training for advanced endoscopic procedures is a problem due to lack of infrastructure and specialized personnel. Key words: Zenker’s diverticulum, surgical treatment. ANTECEDENTES Los divertículos de Zenker (también conocidos como divertículos cricofaríngeos) son protrusiones de la mucosa faríngea a través de la pared posterior de la faringe, del triángulo de Killian,1 situado en la bifurcación del músculo constrictor inferior de la faringe, de orientación oblicua, y el músculo cricofaríngeo, de orientación transversal. Descrito por Ludlow en 1769,2 y posteriormente por Friedrich Albert von Zenker3 en 1867, quien reseñó los hallazgos patológicos explicando que la causa de estos divertículos era consecuencia de “una asincronía de las fuerzas que se ejercen en el lumen, entre la contracción y la relajación de los músculos involucrados que actúan contra la restricción”.2-4 Los divertículos de Zenker son un trastorno raro, con una incidencia en Estados Unidos de 0.01 a 0.11%;5 mientras que en México, según el Hospital General, la incidencia es de 0.04%.6 Su fisiopatología no es bien conocida, y se han propuesto algunos mecanismos: relajación del músculo cricofaríngeo7 y la incoordinación entre la contracción y la relajación del esfínter esofágico superior.4 Así mismo, los estudios histológicos 656 han encontrado modificaciones degenerativas en la capa muscular, que ceden en la relajación inadecuada por la falta de elasticidad del esfínter esofágico superior.8 El tratamiento del divertículo es quirúrgico y está indicado en pacientes con síntomas persistentes y progresivos, con disfagia orofaríngea, halitosis, regurgitación e incluso neumonía por aspiración.9-12 El tratamiento recomendado para divertículos con base mayor a 2 cm es la diverticulectomía y la miotomía.13,14 Se comunica un caso clínico tratado en esta unidad, así como la revisión de la bibliografía médica relacionada con el tratamiento del divertículo de Zenker. CASO CLÍNICO Paciente masculino de 67 años de edad, con antecedente quirúrgico de apendicectomía (2008). Sus síntomas iniciaron 15 meses antes del diagnóstico con: disfagia a sólidos y ocasionalmente a líquidos; regurgitación cinco veces por semana que se exacerbó en los últimos dos Segura-González JM y colaboradores. Divertículo de Zenker, elección del tratamiento meses; sensación de ahogo por las noches; sialorrea y halitosis; y pérdida ponderal de 3 kg en los dos meses previos a su ingreso. A la exploración física se observó biotipo asténico, peso de 64 kg y talla de 174 cm. Como parte del protocolo de estudio de la disfagia, se le realizó telerradiografía de tórax (Figura 1) y serie esofagogastroduodenal en la que quedó de manifiesto un defecto de llenado positivo en el esófago cervical posterior, entre C5-C6, en relación con el saco diverticular (Figura 2). La endoscopia alta reveló esófago de forma, calibre y distensibilidad alterados, con saculación inmediatamente por detrás de la laringe, amplia, entre 15 y 18 cm de la arcada dental, de 3 cm de diámetro. Se diagnosticó divertículo faríngeo. La valoración preoperatoria no arrojó alteraciones. Se programó de manera electiva para diverticulectomía con miotomía de músculo cricofaríngeo (Figura 3). Se resecó un divertículo de 3 cm de base y 4 cm de longitud, con engrapado lineal TA 30 mm, sin complicaciones (Figuras 4, 5 y 6). Figura 1. Telerradiografía de tórax. Mediastino: tráquea ligeramente desviada a la derecha, sin alteraciones aparentes. Después de la operación evolucionó sin complicaciones; a los tres días inició vía oral con dieta líquida. Se le dio de alta al sexto día de la operación. Un año después no había sufrido recurrencias. DISCUSIÓN Desde el reporte de Ludlow2 (1769) se han desarrollado diversas técnicas para el tratamiento del divertículo de Zenker. De acuerdo con Chang15 y Luna Ortiz16 y colaboradores, en 1830 Bell detalló una técnica abierta; en 1951, Kaplan describió la miotomía y la diverticulectomía. La técnica endoscópica se atribuyó a Mosher en 1917, y fue modificada por Dohlman y Mattson en 1960. En 1981, Overbeek utilizó láser de dióxido de carbono; con este manejo, la vía oral se inicia en el día 3 a 5 del postoperatorio, con Figura 2. Serie esofágica por fluoroscopio que demuestra el defecto de llenado positivo en el esófago cervical posterior, entre C5-C6, en relación con un saco diverticular opacificado por medio de contraste baritado, secundario a dehiscencia del anillo de Kilian. 657 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 5 Figura 3. Paciente en posición de decúbito dorsal; preparación del campo quirúrgico. 6 Figura 5 y 6. Resección y engrapado del divertículo de Zenker con engrapadora lineal TA 30 mm. Figura 4. Identificación y disección del divertículo de Zenker. resultados satisfactorios.15,16 Numerosos estudios han favorecido al láser de dióxido de carbono en relación con la rapidez de la recuperación del paciente;15 otros reportes han propuesto que el tratamiento de elección es endoscópico, porque los pacientes ameritan una breve hospitalización y pocas complicaciones, pero con una recurrencia más alta de la que se obtiene con el procedimiento abierto.15,17 También se utiliza el láser como tratamiento de elección; sin embargo, 658 este procedimiento requiere equipo especializado, con adecuada selección de pacientes y dominio de la técnica.15 Los procedimientos de mínima invasión son útiles en pacientes con comorbilidades, porque necesitan corto tiempo de anestesia y de hospitalización; su duración es de 5 a 15 minutos, aproximadamente.18 El más reciente tratamiento endoscópico es con la engrapadora endoGIA de 30 mm, descrito en 1993 por Collard y colaboradores.19 No obstante, este procedimiento no es el indicado en 1 a 5% de los pacientes a causa de retrognatia, dentadura prominente y cifosis que limite la extensión del cuello; también hay que agregar que los divertículos Segura-González JM y colaboradores. Divertículo de Zenker, elección del tratamiento menores a 3 cm no se pueden resecar, ya que el corte sería incompleto por limitaciones del instrumental.16,20 Lopes,21 en 2011, realizó una revisión de cinco estudios comparativos no aleatorizados que incluyeron 630 pacientes, 339 con tratamiento endoscópico y 291 con tratamiento abierto, y encontró una mortalidad de 0.29% y morbilidad de 7% para el procedimiento endoscópico; y mortalidad de 0.34% y morbilidad de 5% para el tratamiento quirúrgico, con efectividad de 84 y 85%, respectivamente. Concluyó que los estudios en los que se comparan las distintas modalidades del tratamiento del divertículo de Zenker poseen un bajo nivel de evidencia y no pueden definir qué tratamiento es mejor en términos de seguridad y eficacia.21 Se ha recomendado la cricomiotomía, que ha demostrado que el divertículo se crece a causa de un músculo cricofaríngeo laxo y de la disfunción del esfínter esofágico superior.10,12 La diverticulectomía sin miotomía predispone la aparición de fístulas cervicales.11,13 La malignización de un divertículo de Zenker es poco frecuente, con una incidencia de 0.5 a 1.5%. El primer caso conocido ocurrió en 1903, pero fue hasta 1927 que se publicó por primera vez la descripción de un caso clínico en la bibliografía inglesa. Se ha estimado que para que un divertículo de Zenker se malignice se requiere una larga evolución, y el carcinoma epidermoide es el tipo de cáncer más frecuente. Su tratamiento es quirúrgico, y la eficacia de la radioterapia cobra importancia en relación con la extensión del carcinoma, pero sobre todo si el diagnóstico oncológico es preoperatorio.22-24 Con la técnica abierta, la mayoría de los pacientes permanecen asintomáticos y sin recurrencia;11 por esta razón, en este estudio se eligió el procedimiento que disminuye los síntomas del paciente y su tasa de recurrencias. CONCLUSIÓN La técnica quirúrgica abierta es la mejor opción para aliviar los síntomas y tiene ventajas sobre los procedimientos endoscópicos. El adiestramiento para su realización requiere infraestructura especializada porque es un padecimiento poco frecuente.11,12,16,19 Agradecimientos Dra. Carmina Fernández López del servicio de Imagenología de la Unidad Médica de Alta Especialidad Manuel Ávila Camacho, Puebla, Puebla. Referencias 1. Killian G. The mouth of the esophagus. Laryngoscope 1907;17:421-428. 2. Ludlow A. A case of obstructed deglutition from a preternatural dilatation of and bag formed in the pharynx. Med Observ Inq 1769;3:85-101. 3. Zenker FA, Von Ziemssen H. Diseases of the esophagus. In: Von Ziemesen H, editor, Handbuch der speziellen Pathologie und Therapie. Leipzig: FCW Vogel, p. 50-87. 4. Dzelovicl I, Ekbom DC, Baron TH. Flexible endoscopic and surgical management of Zenker’s diverticulum. Exp Rev Gastroenterol Hepatol 2012;6(4):449-466. 5. Salehomoum NM, Chang EI. Zenker’s Diverticulum: Case Reports and Review of the Literature: Two Large Zenker’s at a Single Institution. Internet J Surg 2010;25(1):1. (consultado 13 jun 06). Disponible en http://archive.ispub.com/ journal/the-internet-journal-of-surgery/volume-25-number-1/zenker-s-diverticulum-case-reports-and-review-ofthe-literature-two-large-zenker-s-at-a-single-institution. html#sthash.Hrpc1yww.dpbs. 6. Pérez-Torres E, Pérez-Pineda J, Bernal-Sahagún F, AbdoFrancis JM, Murguía-Domínguez D. Diagnóstico y tratamiento del divertículo de Zenker. Rev Med Hosp Gen Mex 2005;68(3):155-159. 7. Peretti G, Piazza C, Del Bon F, Cocco D, De Benedetto L, Mangili S. Endoscopic treatment of Zenker’s diverticulum by carbon dioxide laser. Il trattamento endoscopico con laser CO2 del diverticolo di Zenker. ACTA Otorhinolaryngologica Ita Lica 2010;30:1-4. 8. Constantin A, Mates IN, Predescu D, Hoara P, Achim Fl, Constantinoiu S. Principles of surgical treatment of Zenker diverticulum. J Med Life 2012;5(1):92‐97. 9. Zaninotto G. Tratamiento actual del divertículo de Zenker; Modern treatment of cricopharyngeal (Zenker’s) diverticula; Editorial Cir Esp 2012:90(4):213-214f. 659 Cirugía y Cirujanos 10. Ruiz-Tovar J. El divertículo de Zenker como causa de neumonía aspirativa en paciente no anciano. Neumol Cir Torax 2006;65(2):56-59. 11. Kataoka H, Kitano H, Fujimura M, Hirano M, Kinoshita T, Hanada M, et al. A Case Report. Endoscopic Resection of Zenker’s Diverticulum. Diag Therap Endosc 2001;7:83-87. 12. Antonio-Maldonado R, Suárez-Moreno R. Diverticulectomía con miotomía cricofaríngea como tratamiento del divertículo de Zenker: A propósito de un paciente. Cir Gen 2002;24(4):319-321. 13. Devitt A, Jamieson G. Evolution of Surgical Treatment for Pharyngeal Pouch 2004. Brit J Surg 2004;91:657-664. 14. McLean TR, Haller CC. Stapled diverticulectomy and myotomy for symptomatic Zenker’s diverticulum. Am J Surg 2006;192(5):e28-e31. 15. Chang CW, Burkey BB, Neterville JL, Courey MS, Garret CG, Bayles SW. Carbon Dioxide Laser Endoscopic Diverticulotomy Versus Open Diverticulectomy for Zenker`s Diverticulum. Laryngoscope 2004;114(3):519-527. 16. Luna-Ortiz K, Etchegaray-Dondé A, Campos-Ramos E, Zárate-Tobón LM, Hurtado-López LM, Herrera-Gómez Á. Diverticulo de Zenker. Tratamiento laser o engrapadora. Cir Ciruj 2009;77(1):51-55. 17. Sideris L, Chen LQ, Ferraro P, Duranceau AC. The treatment of Zenker´s diverticula: a review. Semin Thorac Cardiovasc Surg 1999;11(4):337-51:337-351. 660 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 18. Stoeckli SJ, Schmid S. Endoscopic stapler-assisted diverticuloesophagostomy for Zenker’s diverticulum: Patient satisfaction and subjective relief of symptoms. Surgery 2002;131(2):158-162. 19. Collard JM, Otte JB, Kestens PJ. Endoscopic stapling technique of esophagodiverticulostomy for Zenker’s diverticulum. Ann Thorac Surg 1993;56(3):573-576. 20. Cañete-Gómez J, Ramírez-Plaza CP, López-Rueda B, Ibáñez-Delgado F, Vázquez-Medina A, BondíaNavarro JA, et al. Diverticulectomía y miotomía del cricofaríngeo para el tratamiento del divertıículo de Zenker. Presentación de una serie de 33 casos. Cir Esp 2012;90(4):233-237. 21. Silveira Lopes M, Vilhordo Weiss D, Kruel Pinto CD. Divertículo de Zenker: tratamento endoscópico versus cirúrgico. Rev Col Bras Cir 2011;38(5):343-348. 22. García-Rodríguez ME, Figueredo-Guerra P. Divertículo de Zenker. Informe de Dos Casos. Cir Ciruj 2006;74(4):283-285. 23. Bowdler DA, Stell PM. Carcinoma arising in posterior pharyngeal pulsion diverticulum (Zenker’s diverticulum). Br J Surg 1987;74(7):561-563. 24. Morales García D, Casanova Rituerto D, García de Polavieja M, Rodilla IG, Naranjo Gómez A. Carcinoma epidermoide sobre un divertículo de Zenker. An Med Interna 2002;19(1):27-30. Caso clínico Cir Cir 2014;82:661-667. Hernia paraesofágica tipo IV con necrosis gástrica del 60 por ciento. Reporte de un caso Fernando Navarro-Tovar Juan Carlos Juárez-de la Torre Luis Carlos Pérez-Ayala Eduardo Quintero-Cabrera Servicio de Cirugía General, Hospital Universitario de Puebla. Puebla, México. RESUMEN Antecedentes: las hernias paraesofágicas son de baja incidencia y generalmente asintomáticas; sin embargo, cuando provocan síntomas, el riesgo de complicaciones se incrementa y se convierten en una urgencia quirúrgica. Caso clínico: mujer de 53 años de edad, con cuadro clínico de tres semanas de evolución, caracterizado por dolor abdominal, náusea y vómito ocasionales, a lo que se agregó oclusión intestinal 24 horas antes de que acudiera a consulta. En la valoración radiográfica y tomográfica se observó una hernia paraesofágica que requería laparotomía exploradora. Se encontró un defecto diafragmático paraesofágico de 9 cm, con un saco herniario de contenido del estómago, colon transverso y epiplón, con necrosis gástrica de 60% (en el fondo y el cuerpo). Se le practicó una resección gástrica no anatómica y plastia diafragmática. El periodo postoperatorio fue complicado porque se le hicieron otras dos intervenciones quirúrgicas por dehiscencia de gastrectomía y una más por esofagostomía cervical y yeyunostomía tipo Witzel. Conclusiones: se recomienda la reparación electiva en todos los sujetos asintomáticos con hernia paraesofágica, con el fin de evitar las posibles complicaciones. El método de abordaje depende de la experiencia del cirujano y de las condiciones en que se encuentre la hernia y las estructuras involucradas al momento del diagnóstico. Palabras claves: hernia hiatal gigante, hernia paraesofágica. Type IV paraesophageal hernia with 60% of gastric necrosis. Case report ABSTRACT Background: Paraesophageal hernias are rare and, when associated with symptoms, the risk of complications increases, becoming a surgical emergency. Clinical case: We report a case of a 53 year-old female with 3 weeks of clinical evolution including abdominal pain, nausea and occasional vomiting; 24 h prior to admission she presented intestinal occlusion. Radiographic and tomographic findings showed a paraesophageal hernia, requiring exploratory laparotomy, which demonstrated a 9 cm paraesophageal diaphragmatic defect with a hernia sac containing transverse colon, omentum, fundus and body of the stomach (this last one presented ~60% of necrosis), performing nonanatomic gastrectomy and simple diaphragmatic reconstruction. The patient had a complicated www.amc.org.mx Recibido: 15 de abril, 2013 Aceptado: 28 de noviembre, 2013 Correspondencia: Dr. Fernando Navarro Tovar Servicio de Cirugía General Hospital Universitario de Puebla. 25 Poniente y 13 Sur 72410 Puebla, Puebla, México. Tel.: (222) 229 55 00, ext. 6118 [email protected] 661 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 postoperative period requiring two additional surgeries attempting to correct gastrectomy dehiscence and ending with a third procedure for cervical esophagostomy and Witzel jejunostomy. Conclusions: Elective repair is recommended in all patients with asymptomatic paraesophageal hernia in order to avoid possible complications. The approach method is dependent on the surgeon’s experience and the conditions of the hernia and involved structures at the time of diagnosis. Key words: Esophageal hernia, paraesophageal hiatal hernia. ANTECEDENTES El término hernia indica el desplazamiento de un órgano fuera del compartimento que lo contiene. La hernia hiatal se define como el paso de cualquier estructura no esofágica hacia el tórax a través del hiato diafragmático.1 Las hernias paraesofágicas representan entre 5 y 15% de las hernias hiatales. Se dividen, según los criterios de Allison, en hernias por deslizamiento (tipo I) y hernias paraesofágicas (tipos II, III y IV). En la hernia hiatal por deslizamiento o tipo I, la unión esofagogástrica está desplazada hacia el tórax, con estiramiento de la membrana freno-esofágica y de los vasos que forman parte del saco herniario. En las hernias tipo II, la unión gastroesofágica se encuentra en el abdomen, y lo que se desplaza en forma lateral al esófago es el fondo gástrico, que se estira y desliza parcialmente de la membrana freno-esofágica a través de un hiato dilatado. Las hernias tipo III (mixtas, combinación de tipo I y II) muestran un gran saco herniario y una importante dilatación del hiato, y casi siempre pasa por este último más de un tercio del estómago.1,2 Las hernias paraesofágicas tipo IV son hernias gigantes y complejas en las que gran parte 662 del estómago es intratorácico; además, se encuentran dentro del saco otros órganos intraabdominales.2,3 Debido a las principales complicaciones, el vólvulo gástrico y la posibilidad de desarrollar isquemia gástrica, las hernias paraesofágicas tipo IV se convierten en una verdadera urgencia quirúrgica.4 Aún es controversial el manejo quirúrgico, sobre todo cuando hay síntomas agudos y ocurren complicaciones. Se comunica el caso de una paciente con hernia paraesofágica tipo IV, con oclusión intestinal y necrosis gástrica, que requirió manejo quirúrgico por parte del servicio de Cirugía General del Hospital Universitario de Puebla. CASO CLÍNICO Mujer de 53 años de edad, originaria de Atlixco, Puebla, con antecedente de laparotomía exploradora secundaria a oclusión intestinal en 2001. Experimentó un cuadro clínico de tres semanas de evolución caracterizado por dolor abdominal con predominio en el epigastrio, de tipo cólico e intensidad 6-7/10 en la Escala Visual Análoga (EVA), náusea y vómito ocasionales, con tratamiento médico no especificado. Aproxi- Navarro-Tovar F y colaboradores. Hernia paraesofágica tipo IV madamente 24 horas antes de su ingreso sufrió intensificación del dolor epigástrico, náusea y vómito en ocho ocasiones. Se le indicó reposo intestinal, omeprazol y butilhioscina. La paciente no refirió ninguna mejoría, incluso se agregó distensión abdominal, ausencia de canalización de gases y datos de dificultad respiratoria, por lo que se le refirió a este hospital con el diagnóstico de oclusión intestinal. A su ingreso, sus signos vitales fueron: tensión arterial, 90/65 mmHg; frecuencia cardiaca, 108 latidos por minuto; frecuencia respiratoria, 28 respiraciones por minuto; temperatura, 37°C; campos pulmonares sin murmullo vesicular; y ruidos de características peristálticas de hemitórax izquierdo, abdomen con resistencia muscular voluntaria, rebote y ausencia de ruidos intestinales. Figura 1. Radiografía de tórax con imagen radiolúcida en el hemitórax izquierdo, con continuidad a la cavidad abdominal y niveles hidroaéreos. Las pruebas de laboratorio arrojaron los siguientes resultados: hemoglobina, 13 g/dL; hematocrito, 31%; leucocitos, 18,000; neutrófilos, 91%; bandas, 21%; plaquetas, 170,000; tiempo de protrombina, 15.2 segundos; tiempo parcial de tromboplastina, 35 segundos; glucosa, 130 mg/dL, creatinina, 1.2 mg/dL; sodio, 144 mEq/L; potasio, 2.2 mEq/L; y cloro, 111 mEq/L. Se le realizó telerradiografía de tórax, la cual mostró una imagen radiolúcida en el hemitórax izquierdo, bien delimitada, con nivel hidroaéreo en relación con probable burbuja gástrica (Figura 1). Se tomó tomografía computada simple toracoabdominal, que reveló una imagen hipodensa en el hemitórax izquierdo, con continuidad a la cavidad abdominal, además de niveles hidroaéreos que indicaban probable hernia diafragmática (Figuras 2 y 3). Con diagnóstico de hernia paraesofágica y datos de irritación peritoneal con respuesta inflamatoria sistémica, se decidió realizar laparotomía exploradora. Se encontraron 200 mL de líquido libre de características fecaloides, múltiples adherencias asa-asa y asa-pared, defecto diafrag- Figura 2. Tomografía simple toracoabdominal, corte coronal con imagen hipodensa en el hemitórax izquierdo que se comunica a la cavidad abdominal, con niveles hidroaéreos y engrosamiento de pared. mático paraesofágico de 9 cm con saco herniario de contenido estómago, colon transverso y epiplón, y necrosis gástrica de 60% (en fondo y cuerpo) (Figuras 4, 5 y 6), por lo que se hizo 663 Cirugía y Cirujanos Figura 3. Tomografía simple toracoabdominal, corte sagital con imagen hipodensa en el hemitórax izquierdo, con niveles hidroaéreos y retracción pulmonar ipsilateral. Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Figura 5. Necrosis de cuerpo gástrico. Figura 6. Límite de tejido sano de curvatura menor y tejido necrótico. Figura 4. Necrosis de fondo gástrico. resección gástrica no anatómica, con cierre en dos planos. La paciente permaneció durante el periodo posoperatorio inmediato en la unidad de cuidados intensivos, bajo apoyo mecánico ventilatorio, hemodinámicamente estable, sin aminas, con APACHE II de 10 y SOFA 1. Evolucionó satis- 664 factoriamente, y el control radiográfico mostró características normales. Continuó el tratamiento en el servicio de Cirugía General, y requirió dos intervenciones quirúrgicas más: por dehiscencia de gastrectomía y manejo con abdomen abierto con bolsa de Bogotá. Finalmente, se le practicó un tercer procedimiento quirúrgico: esofagostomía cervical y yeyunostomía tipo Witzel. Navarro-Tovar F y colaboradores. Hernia paraesofágica tipo IV Su evolución fue tórpida y falleció por neumonía nosocomial y choque séptico. DISCUSIÓN La hernia paraesofágica es un padecimiento adquirido cuyas posibles causas son el aumento de la presión intraabdominal, la debilidad o atrofia de los pilares diafragmáticos y de la membrana freno-esofágica o una combinación de ambos.1 Uno de los principales factores de riesgo para la aparición de una hernia paraesofágica y recurrencia después de su reparación es la obesidad, con una prevalencia de 50%.3 La mayor parte de las hernias paraesofágicas no provocan síntomas, o son mínimos, lo que propicia que puedan pasar inadvertidas para el médico, durante años, hasta que se descubren como un hallazgo radiográfico o en una tomografía computada de tórax.1 Los pacientes pueden referir síntomas relacionados con reflujo gastroesofágico, pirosis o regurgitación, saciedad temprana, dolor posprandial, disfagia y vómito. Una de las complicaciones más graves de las hernias paraesofágicas gigantes es la incarceración o estrangulación, que se manifiesta inicialmente por dolor epigástrico intermitente, náusea y vómito,1,2 y puede acompañarse de necrosis gástrica. La isquemia gástrica es una verdadera urgencia quirúrgica y puede sospecharse por la imposibilidad de pasar una sonda nasogástrica.2,4 Otras complicaciones son: oclusión intestinal, hemorragia y ulceración.5 La prevalencia de síntomas agudos y de incarceración es de 30.4%,6 con mortalidad histórica de 50% para procedimientos quirúrgicos de emergencia, y reportes actuales de 3.9 a 5.1%, y una morbilidad de 22.8%.6-8 La paciente experimentó síntomas crónicos inespecíficos, y posteriormente complicaciones agudas; a su ingreso al hospital mostró datos de oclusión intestinal, con hallazgos transoperatorios de isquemia y necrosis gástrica. La evaluación para establecer el diagnóstico de este tipo de hernia y de sus complicaciones se basa en la historia clínica, radiografía de tórax y de abdomen, serie esofagogastroduodenal, manometría y tomografía computada.9 A la paciente se le realizó radiografía de tórax y secuencialmente tomografía computada toracoabdominal simple, que arrojaron una imagen sugestiva gástrica en el hemitórax izquierdo de hernia paraesofágica. El acceso quirúrgico dependerá de la experiencia del cirujano. Los principales abordajes son por vía transtorácica, laparotomía y, recientemente, por vía laparoscópica. La recurrencia de hernias paraesofágicas gigantes en centros con experiencia varía de 2 a 12%.2,9 Debido a la urgencia y a la poca experiencia que se tiene en el tratamiento de estos casos, se decidió un abordaje por laparotomía, con los hallazgos ya comentados. Se efectuó una gastrectomía atípica debido al porcentaje de superficie gástrica afectada por la necrosis (60%) y plastia diafragmática sin malla. Puntos importantes en el tratamiento quirúrgico son: la escisión del saco herniario, la reducción de las vísceras abdominales, la movilización completa del esófago con valoración de la longitud esofágica, plastia diafragmática sin tensión y, de ser posible, la colocación de un mecanismo antirreflujo.10 En el tratamiento laparoscópico es aún controversial la aplicación de mecanismos antirreflujo, debido a los síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico presentes antes de la cirugía (23-59%) y a la posibilidad de anclar la unión gastroesofágica debajo del diafragma.11 Skinner y colaboradores,12 en un estudio de 21 pacientes, concluyeron que en todos los casos de hernia hiatal tipo II debería intentarse la reparación quirúrgica, ya que 29% de los sujetos que recibieron manejo conservador eventualmente fallecieron por complicaciones de la hernia pa- 665 Cirugía y Cirujanos raesofágica. De la misma manera, en el estudio de Hill13 se demostró un riesgo de 30% para una intervención quirúrgica de urgencia en pacientes con hernia paraesofágica sin tratamiento con manejo conservador, y una mortalidad de incluso 20%. En 2010, Luketich y su equipo14 realizaron un estudio retrospectivo de 662 sujetos a quienes se les reparó laparoscópicamente una hernia paraesofágica gigante, y reportaron que los tratados mediante procedimiento electivo tuvieron una mortalidad de 0.5%, en comparación con los operados de urgencia, que conllevaron una mortalidad de 7.5%. Así mismo, existen estudios que demuestran que los pacientes con obstrucción intestinal por hernia paraesofágica que fueron operados en las primeras 24 horas tuvieron menor incidencia de sepsis y fiebre posoperatoria, trombosis venosa profunda o comorbilidades pulmonares, aunque no hubo diferencias en mortalidad con respecto a los pacientes en tratamiento retardado (considerado después de 24 horas).15 Gupta y colaboradores16 llevaron a cabo un estudio retrospectivo comparativo de enfermedad por reflujo gastroesofágico y hernia paraesofágica en individuos a los que se les efectuó un procedimiento quirúrgico electivo, y encontraron que los sujetos con hernia paraesofágica tuvieron mayores cifras de mortalidad y más riesgo de complicaciones, entre ellas: laceración esplénica, neumotórax, alteraciones cardiacas y pulmonares, y tromboembolia pulmonar. Entre las complicaciones postoperatorias ocasionadas por este tipo de hernias, esta paciente tuvo en dos ocasiones dehiscencia de la gastrectomía, por lo que se decidió llevar a cabo un tercer procedimiento: esofagostomía y yeyunostomía tipo Witzel. Su evolución fue tórpida; además, sufrió neumonía nosocomial y choque séptico, lo que le ocasionó insuficiencia orgánica múltiple y finalmente la muerte. 666 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 CONCLUSIONES El tratamiento quirúrgico de la hernia paraesofágica es motivo de controversia, sobre todo cuando hay complicaciones. Se recomienda la reparación electiva en todos los sujetos asintomáticos con hernia paraesofágica, con el fin de evitar posibles complicaciones. El método de abordaje depende de la experiencia del cirujano y de las condiciones en que se encuentre la hernia, así como de los órganos involucrados al momento del diagnóstico. La detección temprana de complicaciones agudas de la hernia paraesofágica tipo IV es fundamental para disminuir la morbilidad y mortalidad, por lo que resulta esencial establecer un protocolo quirúrgico adecuado. Los autores declaran no tener conflictos de interés. REFERENCIAS 1. Torres-Villalobos G, Martín-del Campo LA, Vásquez-Sánchez L, Carranza-Martínez I, Santiago-Andrade R, SantillánDoherty P. Optimizando los resultados en hernia paraesofágica. Cir Cir 2011;79(4):379-383. 2. Vázquez-Minero JC, Arias-Gutiérrez A, Zepeda-Rojas E, Ceballos-Berruecos R, Pedroza-Franco A, Portillo-Téllez L, et al. Hernia hiatal paraesofágica (tipo IV) con obstrucción intestinal. Reporte de un caso. Neumol Cir Torax 2011;70(3):192-198. 3. Bernante P, Breda C, Zangrandi F, Pomerri F, Pelizzo MR, Foletto M. Emergency Sleeve Gastrectomy as Rescue Treatment for Acute Gastric Necrosis Due to Type II Paraesophageal Hernia in an Obese Woman with Gastric Banding. Obes Surg 2008;18(6):737-741. 4. Pérez-Torres E, Bernal-Sahagún F, Pérez-Pineda J, BlancoGutiérrez J. Vólvulo gástrico secundario a hernia paraesofágica. Presentación de un caso. Rev Med Hosp Gen Mex 2004;67(3):149-151. 5. Galey KM, Watson TJ. Giant Paraesophageal Hernia: Optimal Surgical Approach. In: MK Ferguson, Difficult Decisions in Thoracic Surgery, 2d edition, Springer-Verlag London, 2011. p. 315-327. 6. Bawahab M, Mitchell P, Church N, Debru E. Management of acute paraesophageal hernia. Surg Endosc 2009;23(2):255-259. 7. Bhayani NH, Kurian AA, Sharata AM, Reavis KM, Dunst CM, Swanstrom LL. Wait only to resuscitate: early surgery for Navarro-Tovar F y colaboradores. Hernia paraesofágica tipo IV acutely presenting paraesophageal hernias yields better outcomes. Surg Endosc 2013;27(1):267-271. 8. Polomsky M, Hu R, Sepesi B, O’Connor M, Qui X, Raymond DP, et al. A population-based analysis of emergent vs. elective hospital admissions for an intrathoracic stomach. Surg Endosc 2010;24(6):1250-1255. 9. Villegas-Talavera J, Dajer-Fadel WL, Ibarra-Pérez C, Borrego-Borrego R, Flores-Calderón O, González-Ruiz FJ. Hernia paraesofágica tipo IV gigante: presentación de un caso y revisión de la literatura. Rev Med Hosp Gen Mex 2012;75(1):37-40. 10. Awais O, Luketich JD. Management of giant paraesophageal hernia. Minerva Chir 2009;64(2):159-168. 11. Mark LA, Okrainec A, Ferri LE, Feldman LS, Mayrand S, Fried GM. Comparison of patient-centered outcomes after laparoscopic Nissen fundoplication for gastroesophageal reflux disease or paraesophageal hernia. Surg Endosc 2008;22(2):343-347. 12. Skinner DB, Belsey RHR, Russell PS. Surgical management of esophageal reflux and hiatus hernia: longterm results with 1,030 patients. J Thorac Cardiovasc Surg 1967;53(1):33-54. 13. Hill LD. Incarcerated paraesophageal hernia: A surgical emergency. Am J Surg 1973;126(2):286-292. 14. Luketich JD, Nason KS, Christie NA, Pennathur A, Jobe BA, Landreneau RJ, et al. Outcomes after a decade of laparoscopic giant paraesophageal hernia repair. J Thorac Cardiovasc Surg 2010;139(2):395-404.e1 15. Shafii A, Agle S, Zervos E. Perforated gastric corpus in a strangulated paraesophageal hernia: a case report. Journal of Medical Case Reports 2009;3:6507-6509. Disponible en: http://www.jmedicalcasereports.com/ content/3/1/6507. 16. Gupta A, Chang D, Steele KE, Schweitzer MA, Lyn-Sue J, Lidor A. Looking Beyond Age and Co-morbidities as Predictors of Outcomes in Paraesophageal Hernia Repair. J Gastrointest Surg 2008;12(12):2119-2124. 667 Caso clínico Cir Cir 2014;82:668-673. Esofagectomía con reconstrucción inmediata en traumatismo de esófago. Reporte de un caso RESUMEN Erik Efraín Sosa-Durán Dionisio Peláez-Anaya Marco Antonio Alejandro Díaz de León-Cruz Irma Beatriz Alfaro-Ortega Erick Humberto Brandi-Salinas División de Cirugía, Hospital de Traumatología Dr. Victorio de la Fuente Narváez, Unidad Médica de Alta Especialidad, IMSS. México DF. Antecedentes: las lesiones traumáticas del esófago no iatrogénicas son raras y dan lugar a una considerable morbilidad y mortalidad. A esto contribuyen el tiempo trascurrido, la severidad de la lesión y las lesiones orgánicas concomitantes. El tratamiento actual es motivo de controversia. Existen diferentes opciones terapéuticas; sin embargo, su elección debe individualizarse para obtener el mejor resultado. Objetivo: discutir el tratamiento actual del traumatismo esofágico. Caso clínico: se comunica el caso de un paciente masculino de 19 años de edad, con lesión grado V de esófago, causada por proyectil de arma de fuego, tratada con esofagectomía y reconstrucción inmediata mediante ascenso gástrico. Conclusión: el tratamiento actual de una lesión traumática de esófago no iatrogénica debe individualizarse para obtener un mejor resultado clínico. Palabras clave: esófago, lesión, traumatismo esofágico, esofagectomía. Esophagectomy with immediate reconstruction in esophageal trauma. Case report ABSTRACT Background: Noniatrogenic traumatic injuries of the esophagus are rare and are associated with considerable morbidity and mortality. This result is influenced by the time elapsed, severity of injury and concomitant organ damage. Current management is controversial. Different treatment options exist; however, choice should be individualized to obtain the best result. Objective: To discuss the current management of esophageal trauma. Clinical case: We report the case of a 19 year-old male with a grade V esophageal injury caused by shotgun and treated by esophagectomy and immediate gastric reconstruction. Conclusion: Current treatment of traumatic iatrogenic esophageal injury should be individualized for a better clinical outcome. Key words: Esophagus, esophageal trauma, esophagectomy. 668 Recibido: 21 agosto, 2013 Aceptado: 4 diciembre, 2013 Correspondencia: Dr. Erik Efraín Sosa Durán División de Cirugía Hospital de Traumatología Dr. Victorio de la Fuente Narváez Av. Colector 15, esq. Av. IPN 07760 DF. México. Tel.: 57473500, ext: 25585 [email protected] www.amc.org.mx Sosa-Durán EE y colaboradores. Traumatismo de esófago ANTECEDENTES Las lesiones traumáticas de esófago no iatrogénicas son raras; aun cuando el cuello sea el sitio de traumatismo, representan menos de 1%.1,2 Carecen de manifestaciones específicas, por lo que se requiere un alto índice de sospecha para disminuir el retraso en su diagnóstico,3 que puede ser de incluso 50% de los casos, con una mortalidad de 60%, debida principalmente al tiempo trascurrido desde que se infligieron.4 Su origen es variado; las lesiones causadas por proyectil de arma de fuego representan 80% de los casos, y el segmento cervical es el más afectado (57%), seguido del torácico y el abdominal; las lesiones mixtas constituyen 2% de los casos.3 El tratamiento actual es controversial; sus principios fundamentales incluyen:5-11 eliminación del foco séptico, drenaje, antibioticoterapia, apoyo nutricio y reparación de la lesión. Existen diferentes opciones quirúrgicas que van desde tratamiento conservadores hasta resecciones quirúrgicas complejas. Estas modalidades de manejo dependen de la causa, el sitio y la severidad de la lesión, el lapso transcurrido desde la lesión al tratamiento, lesiones asociadas, estado de salud y reserva fisiológica del paciente, recursos disponibles y experiencia del cirujano. CASO CLÍNICO Paciente sexo masculino, de 19 años de edad, sin antecedentes de importancia. Ingresó al área de choque del servicio de Urgencias por una herida causada por proyectil de arma de fuego; lesión penetrante de tórax en la región subescapular izquierda (Figura 1), sin orificio de salida; con dificultad respiratoria; enfisema subcutáneo en cara, cuello y tórax superior, relacionado con síndrome de derrame pleural izquierdo de 100%, y del derecho de 20%. En los primeros minutos se observó inestabilidad hemodinámica y deterioro respiratorio. Se realizó orointubación, acceso de vía venosa y sondeo endopleural izquierdo y derecho; la sonda endopleural izquierda tuvo Figura 1. Orificio de entrada del proyectil de arma de fuego en el postquirúrgico. un gasto de inicio de 1,000 mL de material hemático. Al término de la estabilización hemodinámica y control de la vía aérea, se hizo tomografía de cuello, tórax y abdomen, la cual reveló el proyectil localizado en el lado derecho del cuello, lateral y anterior, en la sexta vértebra cervical; y enfisema subcutáneo generalizado al tórax superior, cuello, cara y mediastino (Figuras 2 y 3). A las tres horas se le efectuó una exploración quirúrgica del cuello por alta sospecha de lesión esofágica cervical, mediante una cervicotomía trasversa, y se encontró por debajo del músculo esternocleidomastoideo izquierdo una comunicación de 3 cm de la cavidad torácica con el cuello, colapso pulmonar y hemotórax, vinculado con lesión de esófago, doble lesión penetrante que iniciaba 2 cm por debajo de la horquilla esternal y terminaba en la unión del esófago con la hipofaringe (Figura 4), con pérdi- 669 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Figura 2. Radiografías que revelan la localización del proyectil en el cuello. Figura 4. Lesión esofágica con una pinza de disección. Figura 3. Tomografía computada simple que indica enfisema subcutáneo y mediastinal. da de sustancia en más de 2 cm clasificada como grado V (escala de lesiones de la Asociación Americana para Cirugía del Trauma),12,13 más de 50% de la luz esofágica y perforación en espejo en la unión cricotiroidea de 1 cm. Debido a estos hallazgos y a la imposibilidad de efectuar un cierre primario, se practicó una toracotomía media, evacuando aproximadamente 1000 cc de contenido hemático; para detener el sangrado activo en el hilio lingular se hizo lingulectomía y resección no anatómica del ápice del lóbulo pulmonar izquierdo de una lesión de 3 cm. En vista de que la lesión del esófago era irreparable, se llevó a cabo una laparotomía media supraumbilical y liberación gástrica, preservando 670 la arteria gastroduodenal, así como esofagectomía transhiatal, creación de tubo gástrico con sutura manual y ascenso ortotópico hacia el cuello para anastomosarlo manualmente en el cuello con la hipofaringe en dos planos. Se concluyó el procedimiento con piloroplastia y traqueostomía. El tiempo quirúrgico fue de 370 minutos, y el sangrado total de 1000 mL. Durante la operación se le transfundieron dos concentrados eritrocitarios. El paciente fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos, donde contrajo neumonía asociada a ventilador. El día 12 se le retiró la ventilación mecánica y el 13 se le realizó estudio con material de contraste hidrosoluble, que no arrojó indicio de fugas. Se le quitaron los drenajes y la sonda nasogástrica y se inició la vía oral con líquidos claros. Al día 15 se le indicó dieta blanda y egreso de la unidad de cuidados intensivos. Durante la hospitalización tuvo infección del sitio quirúrgico de la pared abdominal, por lo que se le dio de alta del hospital hasta el día 32 del posquirúrgico (Figura 5). DISCUSIÓN El traumatismo de esófago no iatrogénico es raro: afecta a menos de 1% de los pacientes lesionados, y su incidencia aumenta a 10% en caso de Sosa-Durán EE y colaboradores. Traumatismo de esófago retraso en el diagnóstico incrementa al doble la mortalidad. Algunos autores recomiendan que el intervalo entre la lesión y su tratamiento no debe exceder las 12 horas (mortalidad 5%).2,11,18 El sitio más frecuente de lesión es el esófago cervical, con 57%; seguido del torácico (30%) y del abdominal (17%); cuando se combinan los segmentos torácico y cervical, la cifra es de 2%. La mortalidad relacionada con la localización también es variable: en el esófago cervical es de 6%, en el torácico es de 27% y en el abdominal de 21%.11 Figura 5. Día 20 del postquirúrgico con infección del sitio quirúrgico y dehiscencia de la pared abdominal: manejado con sistema de aspiración con presión negativa. heridas penetrantes de cuello, sobre todo si el mecanismo de acción es un proyectil de arma de fuego.1,2 El 80% de los casos son sintomáticos; sin embargo, son inespecíficos y su presentación depende del segmento esofágico afectado, el tiempo de evolución y otras lesiones orgánicas concomitantes.4,14-17 Los estudios radiográficos sirven para determinar el trayecto del proyectil y buscar signos que sustenten la sospecha diagnóstica de traumatismo esofágico: aire paravertebral, mediastinal y subcutáneo, así como ensanchamiento mediastinal. Otros estudios, como endoscopia y radiografías con material radioopaco hidrosoluble, se indican en el caso de pacientes con estabilidad hemodinámica; su negatividad no excluye el diagnóstico, pues se ha dado 10% de falsos negativos.14 El análisis de estos sujetos en busca de lesión esofágica retrasa el diagnóstico e induce un peor resultado.1,3 La sospecha clínica debe ser alta para poder diagnosticarlos de forma temprana (antes de 24 horas), ya que el tiempo de evolución influye en su pronóstico y supervivencia;3 es decir, un Los objetivos quirúrgicos son:10 identificar el sitio de la perforación, repararlo con cierre primario siempre que se pueda y, de ser necesario, protegerlo con tejido muscular cercano o pleura en el esófago torácico, asear el lecho lesionado, colocar drenajes y prescribir antibiótico. Las opciones de tratamiento para reparar la lesión esofágica9,11,12 (Cuadro 1) son múltiples y su elección es controversial; no hay evidencia nivel 1 que soporte su indicación y se tiene mayor experiencia en el traumatismo iatrogénico, ya que gracias a los avances médicos se intenta un manejo conservador en pacientes bien seleccionados. En la actualidad,11 la tendencia es la individualización del tratamiento, que está dictado por diversos factores: el estado hemodinámico del paciente, el origen y la severidad de la lesión, el sitio afectado, las lesiones conCuadro 1. Opciones de tratamiento en perforación traumática no iatrogénica de esófago 1. Observación 2. Drenaje únicamente 3. Prótesis endoscópica 4. Cierre primario con sonda 3. Cierre primario con o sin reforzamiento con tejido autólogo (músculo o pleura) 4. Derivación y exclusión esofágica 5. Esofagectomía con reconstrucción inmediata y diferida 671 Cirugía y Cirujanos comitantes, el tiempo de evolución, los recursos disponibles y la experiencia del cirujano. Algunos autores recomiendan efectuar, siempre que se pueda, la reparación primaria con o sin reforzamiento con tejido autólogo. La mortalidad unida a esta decisión es de 12%. La elección de la resección esofágica debe considerar el entorno en el que se haga, porque la mortalidad se eleva 17%, aunque varios expertos han tenido mejores resultados con esta modalidad.19-24 Recomendaciones de expertos 1. Reparación primaria con drenaje. Siempre y cuando sea posible, es el procedimiento de elección, preserva la función y evita la necesidad de una cirugía mayor; consiste en la resección de la zona lesionada y el cierre en uno o dos planos. 2. Reparación primaria con protección de colgajos de pleura, músculos, serosa. Más útil en lesiones de esófago abdominal y torácico. 3. Exclusión esofágica y derivación con un esofagostoma. Está indicada en lesiones extensas con diagnóstico tardío (24 a 72 horas) y mediastinitis concomitante. En los pacientes que sobreviven, la continuidad del tubo digestivo se realiza seis a 12 meses después del evento, con tubo gástrico o interposición de colon. 4. Esofagectomía con reconstrucción inmediata. Lesiones extensas, donde la pérdida de sustancia y el grado de lesión no permiten preservar la continuidad del esófago. CONCLUSIONES El traumatismo esofágico no iatrogénico y iatrogénico tiene diferentes opciones terapéuticas, algunas de ellas controvertidas porque no existe evidencia científica nivel 1 que las avale. Debido 672 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 a la rareza de este evento, el tratamiento debe individualizarse y basarse en la localización y el grado de la lesión, las lesiones orgánicas concomitantes, el tiempo de evolución, el estado médico del paciente y la experiencia del cirujano. Referencias 1. Asensio JA, Chahwan S, Forno W, MacKersie R, Wall M, Lake J, et al. Penetrating esophageal injuries: Multicenter study of the American Association for the Surgery of Trauma. J Trauma 2001;50(2):289-296. 2. Patel MS, Malinoski DJ, Zhou L, Neal ML, Hoyt DB. Penetrating oesophageal injury: A contemporary analysis of the National Trauma Data Bank. Injury 2013;44(1):48-55. 3. Asensio JA, Berne J, Demetriades D, Murray D, Gomez H, Falabella A, et al: Penetrating esophageal injuries: Time interval of safety for preoperative evaluation—how long is safe? J Trauma 1997;43(2):319-324. 4. Bryant AS, Cerfolio RJ. Esophageal Trauma. Thorac Surg Clin 2007;17(1):63-72. 5. Brinster CJ, Singhal S, Lee L, Marshall MB, Kaiser LR, Kucharczuk JC. Evolving options in the management of esophageal perforation. Ann Thorac Surg 2004;77(4):1475-1483. 6. Wu JT, Mattox KL, Wall MJ Jr. Esophageal perforations: new perspectives and treatment paradigms. J Trauma 2007;63:1173-1184. 7. Eroglu A, Turkyilmaz A, Aydin Y, Yekeler E, Karaoglanoglu N. Curren management of esophageal perforation: 20 years experience, Dis Esophagus 2009;22(4):370-380. 8. Abbas G, Schuchert MJ, Pettiford BL, Pennathur A, Landreneau J, Landreneau J, et al. Contemporaneous management of esophageal perforation. Surgery 2009:146(4):749756. 9. Vallböhmer D, Hölscher AH, Hölscher M, Bludau M, Gutschow C, Stippel D, et al. Options in the management of esophageal perforation: anaysis over a 12-year period. Dis Esophagus 2010;23(3):185-190. 10. Carrott PW Jr, Low DE. Advances in the management of esophageal perforation. Thorac Surg Clin 2011;21(4):541555. 11. Biancari F, D’Andrea V, Paone R, Di Marco C, Savino G, Koivukangas V, et al. Current tratment and outcome of esophageal perforations in adults: Systematic review and meta-analysis of studies. World J Surg 2013;37(5):10511099. 12. Moore EE, Jurkovich GJ, Knudson MM, Cogbill TH, Malangoni MA, Champion HR, et al. Organ injury scaling. VI: Extrahepatic biliary, esophagus, stomach, vulva, vagina, uterus (nonpregnant), uterus (pregnant), fallopian tube, and ovary. J Trauma 1995;39:1069-1070. Sosa-Durán EE y colaboradores. Traumatismo de esófago 13. Moore EE, Moore FA. American Association for the Surgery of Trauma Organ Injury Scaling: 50th anniversary review article of journal of trauma. J Trauma 2010;69(6):16001601. 14. Symbas PN, Hatcher CR Jr, Vlasis SE. Esophageal Gunshot Injuries. Ann Surg 1980;191(6):703-707. 15. Soto-Villagrán RJ, Soto-Solís S. Lesiones de esófago por trauma externo. Cir Gen 2005;27(1):57-63. 16. Johnson SB. Esophageal Trauma. Semin Thorac Cardiovasc Surg 2008;20(1):46-51. 17. Plott E, Jones D, McDermott D, Levoyer T. A state-of-the-art of esophageal trauma: where do we stand? Dis Esophagus 2007;20(4):279-289. 18. Smakman N, Nicol AJ, Walther G, Brooks A, Navsaria PH, Zellweger R. Factors affecting outcome in penetrating oesophageal trauma. Br J Surg 2004;91(11):15131519. 19. Orringer MB, Stirling MC. Esophagectomy for esophageal disruption. Ann Thorac Surg 1990:49(1):35-43. 20. Demetriades D, Velmahos GG, Asensio JA. Cervical Pharyngoesophageal and Laryngotracheal Injuries. World J Surg 2001;25(8):1044-1048. 21. Richardson JD. Management of esophageal perforations: the value of aggressive surgical treatment. Am J Surg 2005;190(2):161-165. 22. Vogel SB, Rout WR, Martin TD, Abbitt PL. Esophageal perforation in adults: aggressive, conservative treatment lowers morbidity and mortality. Ann Surg 2005;241(6):1016-1021. 23. Fonseca AZ, Ribeiro MA Jr, Frazão M, Costas MC, Spinelli L, Contrucci O. Esophagectomy for a traumatic esophageal perforation with delayed diagnosis. World J Gastrointest Surg 2009;1(1):65-67. 24. Raymond D. Complications of esophagectomy, Surg Clin North Am 2012;92(5):1299-1313. 673 Caso clínico Cir Cir 2014;82:674-679. Pseudoaneurisma de arteria hepática: reporte de dos casos Mauro Enrique Tun-Abraham José Luis Martínez-Ordaz Teodoro Romero-Hernández Servicio de Gastrocirugía, Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional Siglo XXI, IMSS. RESUMEN Antecedentes: el pseudoaneurisma de la arteria hepática es una alteración rara y potencialmente mortal. El daño directo a la pared vascular, la erosión diatérmica a través de los clips, la fuga biliar y la infección secundaria son los factores precipitantes. La principal manifestación es la hemorragia intraabdominal. Objetivo: describir dos casos de pseudoaneurisma de la arteria hepática. Casos clínicos: Caso 1: paciente masculino de 43 años de edad con antecedentes de lesión hepática grado IV por traumatismo cerrado de abdomen tratado quirúrgicamente. Caso 2: paciente masculino de 67 años de edad con lesión en la vía biliar por colecistectomía laparoscópica. Ambos ingresaron con fuga biliar y sepsis abdominal. Durante la evolución posoperatoria sufrieron hemorragia intraabdominal. Por angiotomografía se observó un pseudoaneurisma de la arteria hepática en los dos pacientes. Se les realizó embolización superselectiva proximal y distal a la lesión, con buenos resultados. Durante su seguimiento no hubo nuevos episodios de hemorragia. Conclusiones: el pseudoaneurisma de la arteria hepática es muy raro y, por lo general, secundario a una lesión de la vía biliar, con lesión vascular concomitante por colecistectomía o traumatismo hepático. La angiotomografía es diagnóstica y la arteriografía con embolización es el recurso diagnóstico y terapéutico más recomendado. La intervención quirúrgica está indicada ante inestabilidad hemodinámica, embolización fallida y resangrado. El diagnóstico temprano reduce la morbilidad y mortalidad de esta complicación. Palabras clave: pseudoaneurisma hepático, arteria hepática, colecistectomía, complicaciones postoperatorias. Hepatic artery pseudoaneurysm: report of two cases ABSTRACT Background: Hepatic pseudoaneurysm is rare and potentially fatal. It occurs as a consequence of injury to the vascular wall, erosion diathermy through clips, biliary leakage and secondary infection. The main symptom is intra-abdominal bleeding. Objective: To communicate the case of two patients with hepatic pseudoaneurysm. Clinical cases: Case 1: We present a 43 year-old male with a history of grade IV liver injury due to blunt abdominal trauma and managed 674 Recibido: 17 de junio, 2013 Aceptado: 28 de noviembre, 2013 Correspondencia: Dr. José Luis Martínez Ordaz Servicio de Gastrocirugía Av. Cuauhtémoc 330, 3º piso Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI, IMSS 06725 DF. México. Tel.: 56-27-69-00, ext. 21436 [email protected] www.amc.org.mx Tun-Abraham ME y colaboradores. Pseudoaneurisma de arteria hepática surgically. Case 2: A 67 year-old man with bile duct injury after laparoscopic cholecystectomy. Both patients presented with biliary leakage, abdominal sepsis and late intra-abdominal bleeding. Tomographic studies showed the lesion. Superselective embolization was performed proximal and distal to the lesion with good results. During follow-up, none of them showed signs of recurrent bleeding. Conclusions: Hepatic artery pseudoaneurysm is rare and usually secondary to bile duct injury associated with vascular injury after cholecystectomy or liver trauma. Arteriography with embolization is the best diagnostic and therapeutic procedure. Surgery is indicated for hemodynamically unstable patients, embolization failure or rebleeding. Early diagnosis reduces morbidity and mortality of this complication. Key words: Hepatic pseudoaneurysm, hepatic artery, colecystectomy, postoperative complications. ANTECEDENTES La degeneración aneurismática de las ramas viscerales de la aorta abdominal es una enfermedad rara y potencialmente mortal, con una prevalencia documentada de 0.1 a 2%.1 La incidencia de los aneurismas de la arteria hepática se estima en 0.002%, aproximadamente, y el pseudoaneurisma representa la mitad.2 El primer caso fue observado por James Wilson en 1809 durante una necropsia. En la actualidad, con la aplicación de las técnicas de imagen de alta resolución, se reporta mayor incidencia diagnóstica. El aumento de la manipulación de la vía biliar a través de técnicas percutáneas o endoscópicas, la quimioembolización y el tratamiento laparoscópico del trastorno intraabdominal o retroperitoneal, ha contribuido a que se eleve su incidencia.1,2 rotura inicial en 80% y una tasa de mortalidad mayor a 50%.1-6 En la mayor parte de los estudios no se ha distinguido entre los aneurismas y los pseudoaneurismas hepáticos. Los últimos afectan a pacientes con historia de traumatismo abdominal, cirugía hepática y procedimientos percutáneos y laparoscópicos de la vesícula biliar.1-4,6-8 El pseudoaneurisma hepático en pacientes a los que se les practicó colecistectomía laparoscópica tiene una incidencia de 0.6% en series de 1513 colecistectomías.6 El tamaño promedio de esta lesión es de 3.3 cm (rango de 1.9 a 6.0 cm).3-5 Se comunican dos casos de pseudoaneurisma hepático tratados en un servicio de cirugía de tercer nivel de atención médica. CASOS CLÍNICOS De todos los aneurismas viscerales, los hepáticos tienen el porcentaje más alto de rotura, con 44%. Tulsyan y colaboradores1 reportaron una tasa de mortalidad de 21%. Los pseudoaneurismas hepáticos se manifiestan clínicamente con Caso 1 Paciente masculino de 43 años de edad, con hipertensión arterial sistémica, que un mes 675 Cirugía y Cirujanos antes del padecimiento que motivó su ingreso sufrió una lesión hepática grado IV a causa de un traumatismo cerrado de abdomen durante un accidente automovilístico, con tratamiento quirúrgico en otra unidad. Se le refirió a este hospital por fuga biliar a través de los drenajes. Dadas sus condiciones, se le hizo laparotomía exploradora, colecistostomía, lavado de cavidad, colocación de drenajes y cierre de piel por hallazgos de abdomen con múltiples adherencias, necrosis de vesícula biliar y líquido biliopurulento en cavidad. Al observarse hemorragia a través de los drenajes durante el postoperatorio se le realizó una angiotomografía, la que reveló una imagen sacular hiperdensa en territorio de la arteria hepática derecha, compatible con pseudoaneurisma probablemente roto y lesión hipodensa perihepática de 8.5 × 8 × 6 cm, de atenuación promedio de 25 UH en el segmento VI y VIII, compatible con un hematoma contenido. La arteriografía reveló fuga del material de contraste de la rama anterior y posterior de la arteria hepática derecha. Se manejó con embolización selectiva (Figura 1). Durante el postoperatorio no ocurrieron nuevos eventos de hemorragia; sin embargo, durante el control angiotomográfico se observó necrosis y absceso en el territorio de las arterias embolizadas, el cual se trató con drenaje percutáneo al inicio y después, al mejorar las condiciones generales del paciente, con drenaje abierto. Desarrolló fistula biliar compleja que fue resuelta con endoprótesis biliar; se le dio de alta por mejoría. Caso 2 Paciente masculino de 67 años de edad, con antecedente de colecistectomía laparoscópica convertida a cirugía abierta por dificultad técnica. Fue reintervenido quirúrgicamente dos días después por biliperitoneo; se efectuó lavado de cavidad y colocación de sonda T en colédoco. Se envió a esta unidad por salida de material intestinal a través del drenaje. La colangiografía 676 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Figura 1. Angiotomografía. A. Corte coronal. B. Corte sagital donde se observa imagen sacular hiperdensa (flecha) correspondiente a pseudoaneurisma hepático, adyacente se identifica lesión hipodensa perihepática de 8.5 × 8 × 6 cm, de atenuación promedio 25 UH compatible con un hematoma contenido. Angiografía de tronco celiaco. C. Fuga del material de contraste de la rama anterior y posterior de la arteria hepática derecha (flecha), correspondiente a pseudoaneurisma roto. D. Control posembolización satisfactorio. por sonda en T mostró una lesión de la vía biliar Strasberg E3. Diez días después de su ingreso tuvo una hemorragia intraabdominal que se manifestó con estado de choque y salida de sangre a través del drenaje abdominal, por lo que se realizó empaquetamiento sin que se apreciara al momento de la operación el sitio de hemorragia activa. Dos días después del desempaquetamiento experimentó un nuevo episodio de hemorragia intraabdominal. Se le practicó una arteriografía de tronco celiaco y selectiva de la arteria hepática, que indicó dilatación sacular de 76 × 95 mm en relación con un pseudoaneurisma de la arteria hepática derecha. Se hizo embolización selectiva en dos ocasiones (Figura 2). Durante la evolución posoperatoria el paciente no tuvo nuevos eventos de hemorragia; sin embargo, sufrió colangitis e insuficiencia orgánica múltiple, y falleció 25 días después de la arteriografía. Tun-Abraham ME y colaboradores. Pseudoaneurisma de arteria hepática Figura 2. Angiotomografía. A. Reconstrucción coronal. B. Reconstrucción tridimensional donde se observa una imagen sacular (flecha) con centro hiperdenso correspondiente a un pseudoaneurisma de la arteria hepática derecha. Angiografía del tronco celiaco. C. Pseudoaneurisma (flecha) que depende de la arteria hepática derecha. D. Control posembolización satisfactorio de la arteria hepática derecha (flecha). DISCUSIÓN La colecistectomía laparoscópica es la operación de elección para la extracción de la vesícula biliar. La incidencia de lesión de la vía biliar y vascular por colecistectomía laparoscópica es de 0.3 a 1%, y su asociación ocurre por lo menos en 25% de los casos; la arteria hepática derecha es la lesionada en 61% de las ocasiones.3-8 El pseudoaneurisma hepático es una complicación poco frecuente, pero grave. Las diversas causas incluyen: colecistectomía, traumatismo abdominal cerrado o abierto con lesión hepática, cirugía hepática (principalmente trasplante) o procedimientos percutáneos (biliares o hepáticos).3-4,6-8 La patogénesis es incierta, el daño directo a la pared vascular, la erosión diatérmica a través de los clips, la fuga biliar y la infección secundaria son los principales factores precipitantes. En estos pacientes se apreció biliperitoneo durante la evolución. La bilis es citotóxica en concentraciones anormalmente elevadas, y se ha demostrado que retrasa la cicatrización hepática por sus efectos fibrolíticos en el paciente con lesión hepática compleja. La bilis, por lo tanto, puede causar debilitamiento de la línea de sutura o sitio de clip quirúrgico en los vasos. El bilioma y la infección incrementan el riesgo de pseudoaneurisma hepático. Cuando se infecta la bilis, los microorganismos más frecuentemente aislados son hongos (Candida sp y Aspergillus) y bacterias (Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus y Pseudomonas).3,7-9 En ambos casos existió traumatismo quirúrgico y contuso que favoreció al desarrollo del mismo. A diferencia de la mayor parte de los aneurismas de las arterias viscerales que permanecen asintomáticos, los pseudoaneurismas de las arterias viscerales no lo son. Tulsyan y colaboradores1 reportaron la presentación sintomática en 92% de los casos, con tamaño promedio de 3 cm. De acuerdo con Roche y colaboradores,4 Quienky, en 1871, describió la triada clínica que incluye: dolor en hipocondrio derecho, ictericia y hemobilia; sin embargo, esta triada sólo se encuentra en 20 a 30% de los casos. Otros reportes agregan fuga biliar y hemorragia abdominal masiva.1-4,7,8 Los pacientes analizados aquí manifestaron estos signos, siendo la hemorragia sin sitio visible de sangrado (explicada por la erosión del pseudoaneurisma hacia la cavidad intraabdominal y masiva en el primero) la que orientó principalmente el abordaje diagnóstico. En la mayoría de los casos, el diagnóstico se realiza cuando se busca el origen de la hemorragia. En 65% de los pacientes, la presentación es sintomática con dolor, rotura (44%), hemobilia (50%) y estado de choque hipovolémico hemorrágico (80%).1,2 Diagnóstico El ultrasonido dúplex Doppler permite detectar una imagen hipoecoica pulsátil dentro 677 Cirugía y Cirujanos del hígado. Sus desventajas estriban en que depende del operador y su utilidad es limitada en pacientes obesos y ante la presencia de gas intestinal; además, puede haber sangrado en el retroperitoneo y ser indetectable mediante este estudio.2,4 La angiotomografía permite localizar el sitio anatómico de sangrado y planear la estrategia terapéutica. La angiotomografía es un procedimiento rápido que proporciona información precisa sobre la anatomía de la región afectada, y ayuda a delimitar la extravasación del hemoperitoneo al demostrar la posible asociación con alteraciones intraabdominales o retroperitoneales. Generalmente precede a la angiografía convencional para su planeación terapéutica.1,2,7 En estos pacientes reveló la lesión y su rotura. La arteriografía es el patrón de referencia y el método más sensible para identificar aneurismas y pseudoaneurismas. Permite la localización precisa, y evalúa la existencia de flujo colateral. Provee la más detallada visualización de su localización y el sitio de hemorragia, con una sensibilidad de 94%. El intervalo entre la presentación inicial y el diagnóstico varía de una a cinco semanas. La mediana del tamaño se reportó en 3.3 cm (rango de 1.9 a 6 cm).3-5 En estos pacientes, la manifestación tuvo lugar a las dos semanas, en el primer caso, y a las cinco semanas, en el segundo caso. El diagnóstico se estableció en el sexto y cuarto día de la hospitalización, debido a que se descartaron otras enfermedades que ocasionan hemorragia. Sun y su equipo5 reportaron localización extrahepática en 80% de los casos, con afección de la arteria hepática derecha en 45%. En estos pacientes ocurrió en la arteria hepática derecha; sin embargo, la localización fue intrahepática en ambos. 678 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Tratamiento El tratamiento inicial se basa en el control hemorrágico a través de empaquetamiento perihepático temporal y eliminación de la bilis intraabdominal. Esto ayuda a descartar los factores que impiden la cicatrización hepática y mejorar las condiciones hemodinámicas que facilitan la investigación del sitio de origen del sangrado. Las opciones terapéuticas actuales incluyen: resección con revascularización, ligadura arterial, resección de órganos diana (por ejemplo esplenectomía) y métodos endovasculares. En la actualidad, la angioembolización selectiva es considerada el tratamiento de primera línea.1,2,4,6,8,10 Tiene la ventaja que ofrece un tratamiento definitivo con la embolización selectiva de los vasos afectados.1,2,4,6,8,10 Mediante la embolización selectiva o superselectiva con N-butil-2-cianocrilato o “coils”, se ocluyen los vasos aferentes y eferentes del saco endoluminal del pseudoaneurisma,1,9 logrando un control hemorrágico sin manejo quirúrgico.1,2,5,7,8 Debido a que las arterias hepáticas no son arterias terminales, se deben ocluir distalmente a la lesión para evitar el llenado por reflujo de colaterales. La arteria hepática puede ser ocluida de forma completa, siempre y cuando la vena porta esté permeable. Si la vena porta está ocluida, sólo se deberá realizar embolización selectiva para prevenir infarto hepático.7 Cuando la embolización es exitosa, el control de la hemorragia se logra en 98%; en estos casos, la recurrencia a 35 meses de seguimiento se ha reportado en 0%.5 Cuando falla, recurre la hemorragia, lo que se vincula con una mortalidad elevada (5% para el tratamiento electivo y 8.3% en el tratamiento de urgencia). No existen reportes sobre el seguimiento, tampoco se ha informado acerca de la recanalización vascular.1,2,4,6,7 Entre las complicaciones de la embolización se incluyen: las relacionadas con el sitio de punción (hematoma, trombosis de la arteria femoral), lesión iatrogénica, rotura del Tun-Abraham ME y colaboradores. Pseudoaneurisma de arteria hepática hematoma, necrosis hepática, absceso hepático y formación de pseudoaneurisma en el sitio de punción.1,2,4,6,8 Es un verdadero reto la reparación quirúrgica de los pseudoaneurismas de arterias hepáticas, porque el ambiente abdominal es hostil y las comorbilidades dificultan la técnica.1,6 Las indicaciones quirúrgicas son: angioembolización fallida, inestabilidad hemodinámica, fístula o compresión del conducto biliar. La ligadura arterial se considera el último recurso cuando fracasa la embolización. La tasa de complicaciones es de 20 a 29%, con mortalidad mayor de 50%.2,6,8 En los dos casos comunicados, el éxito de la angioembolización superselectiva se dio al segundo intento. Durante la evolución postoperatoria no hubo nuevos episodios de sangrado en ninguno de los dos pacientes. En el primer caso, las complicaciones causadas por el estado séptico condujeron al deterioro general y la muerte del paciente. En el segundo caso, la angioembolización del territorio de la arteria hepática derecha sufrió necrosis y absceso hepático que se trataron con drenaje percutáneo y abierto. Durante el seguimiento a un año del segundo caso no se observó recurrencia del pseudoaneurisma hepático. CONCLUSIÓN El pseudoaneurisma de la arteria hepática es una lesión vascular rara, pero potencialmente mortal. Está relacionada con lesiones hepáticas complejas por traumatismos abdominales y lesión de la vía biliar, por lesiones vasculares causadas por colecistectomías. Se forma como consecuencia de fuga biliar, infección o daño diatérmico, que afecta la pared de la arteria. La rotura es la complicación más frecuente, con hemorragia intraabdominal en la mayoría de los casos. La arteriografía es el estudio de elección para el diagnóstico, y la angioembolización selectiva puede ser el tratamiento definitivo. La detección temprana reduce la morbilidad y la mortalidad inducidas por esta complicación. REFERENCIAS 1. Tulsyan N, Kashyap VS, Greenberg RK, Sarac TP, Clair DG, Pierce G. The endovascular management of visceral artery aneurysms and pseudoaneurysms. J Vasc Surg 2007;45(2):276-283. 2. Reiter DA, Fischman AM, Shy BD. Hepatic Artery Pseudoaneurysms Ruptura: A Case Report and Review of the Literature. J Emerg Med 2013;44(1):100-103. 3. Manadur MA, Battula N, Sethi H, Despande R, Heaton N, Rela M. Pseudoaneurysm following laparoscopic cholecystectomy. Hepatobiliary Pancreat Dis Int 2007;6(3):294-298. 4. Roche-Nagle G, Maceneaney, Harte P. Pseudo-Aneurysm of the Hepatic Artery after laparoscopic cholecystectomy: A Case Report. J Minim Acss Surg 2006;2(2):73-75. 5. Sun L, Guan YS, Wu H, Pan WM, Li X, He Q, et al. Post Traumatic Hepatic Artery Pseudo-Aneurysm combined with subphrenic liver abscess treated with embolization. World J Gastroenterol 2006;12(17):2798-2799. 6. Chen CC, Chen BB, Wang HP. Upper gastrointestinal bleeding owing to right hepatic artery pseudoaneurysm after laparoscopic cholecystectomy. Gastroenterology 2009;137(5):e5-6. 7. Mate AD, Sumare KR, Deolekar SS, Gvalani AK. Lower gastrointestinal bleeding due to hepatic artery pseudoaneurysm following laparoscopic cholecystectomy. J Minim Access Surg 2013;9(1):31-33. 8. Garcia Marin A, Martin Gil J, Serralta de Colsa D, Perez Díaz MD, Turegano Fuentes F. Hepatic Artery Pseudoaneurysm following open cholecystectomy. Rev Esp Enferm Dig 2010;102(1):65-66. 9. Yao CA, Amell TD. Hepatic Artery Pseudoaneurysm following laparoscopic cholecystectomy. Am J Surg 2010;199(1):e10-11. 10. Hagiwara A, Tarui T, Murata A, Matsuda T, Yamaguti Y, Shimazaki S. Relationship between pseudoaneurysm formation and biloma after successful transarterial embolization for severe hepatic injury: permanent embolization using stainless steel coils prevents pseudoaneurysm formation. J Trauma 2005;59(1):49-53. 679 Caso clínico Cir Cir 2014;82:680-685. Opciones terapéuticas de la biliopatía por hipertensión portal: serie de casos y revisión de la bibliografía RESUMEN Antecedentes: la biliopatía por hipertensión portal es poco diagnosticada debido a que sólo algunos pacientes experimentan síntomas. Las manifestaciones clínicas más importantes son la colestasis y la colangitis. Nancy Edith Aguilar-Olivos1 José Luis de León-Monterroso2 Lourdes Ávila-Escobedo3 Eric López-Méndez2 Clínica de Enfermedades Digestivas y Obesidad, Fundación Clínica Médica Sur, DF. México. 2 Departamento de Gastroenterología, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, DF. México. 3 Departamento de Radiología e Imagen, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, DF. México. 1 Objetivo: comunicar una serie de casos evaluados, tratados y seguidos en una institución pública de tercer nivel. Casos clínicos: cuatro pacientes con biliopatía por hipertensión portal se expusieron a diferentes métodos para tratar la hipertensión portal y la descompresión de la vía biliar. Se realizó seguimiento durante casi cinco años. Tres casos mostraron adecuada evolución, con remisión de los síntomas; un paciente falleció al intentar dilatarle la vía biliar. Finalmente, se revisa la bibliografía en relación con la terapéutica de la biliopatía por hipertensión portal. Conclusiones: no existe consenso para el tratamiento óptimo de este padecimiento, aunque el objetivo es descomprimir la vía biliar; cada caso plantea particularidades que guían el tratamiento. Palabras clave: vena porta, transformación cavernomatosa, terapéutica. Therapeutic options for portal hypertensive biliopathy: case series and literature review ABSTRACT Background: Portal hypertensive biliopathy is an underdiagnosed condition because only some patients have symptoms. The major clinical manifestations include cholestasis and cholangitis. The aim of this study is to present a series of cases evaluated, treated and followed at a tertiary-care public institution. Clinical case: Four patients with portal hypertensive biliopathy were exposed to different therapeutic approaches focused on the management of portal hypertension and biliary decompression. They were followed for ~5 years. Three cases achieved a favorable outcome with symptom remission, but one patient died while attempting dilatation of the bile duct. Finally, we carried out a literature review about actual portal hypertensive biliopathy therapeutics. Conclusions: There is currently no consensus on the optimal treatment for this condition. The goal is to decompress the biliary tree. Each case should be individually evaluated to choose the best treatment option. Key words: Portal vein, cavernous transformation, therapeutics. 680 Recibido: 8 de marzo, 2013 Aceptado: 28 de noviembre, 2013 Correspondencia: Dr. Eric López Méndez Departamento de Gastroenterología Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán Vasco de Quiroga 15 14000 DF. México. Tel.: (525) 5573-3418, fax: (525) 5655-0942 [email protected] www.amc.org.mx Aguilar-Olivos NE y colaboradores. Biliopatía por hipertensión portal ANTECEDENTES La biliopatía por hipertensión portal se refiere a las anormalidades de la vía biliar, incluidos los conductos biliares intra y extrahepáticos, el conducto cístico y la vesícula biliar en pacientes con hipertensión portal.1 También se le conoce como biliopatía portal, colangiopatía asociada con hipertensión portal y colangiopatía asociada con cavernoma portal.2-4 La patogénesis de la biliopatía por hipertensión portal no es bien conocida. Se ha propuesto que es causada por la presión externa del cavernoma portal o por isquemia. Existen dos plexos venosos de los conductos biliares, y su dilatación ocasiona irregularidades finas en la pared del conducto biliar. El mecanismo de isquemia que produce daño al conducto biliar en pacientes con obstrucción venosa portal extrahepática no está bien definido. El daño venoso puede predisponer a la necrosis isquémica de los conductos biliares y resultar en estenosis biliar.1 En 80 a 100% de los casos, la biliopatía por hipertensión portal fue concomitante con obstrucción venosa portal extrahepática, aunque también encontrado en pacientes con hipertensión portal secundaria a cirrosis o hipertensión portal idiopática.5 La relación con la cirrosis se ha reportado en 0 a 33% y con la hipertensión portal idiopática en 9 a 40%.1 Las manifestaciones sintomáticas pueden afectar de 10 a 38% de los sujetos, e incluyen: ictericia (10 a 33%), cólico biliar (5 a 19%), colangitis (5 a 8%) y colecistitis acalculosa (4%).1,3,4,6-9 Se ha corroborado la elevación de la fosfatasa alcalina incluso en 30% y coledocolitiasis en 20%.1 Los síntomas aparecen a mayor edad, mayor duración de la enfermedad, alta frecuencia de litos en la vesícula o colédoco y cuando hay alteración de las pruebas de función hepática. En este artículo se comunica el manejo terapéutico de una serie de pacientes con biliopatía por hipertensión portal, con la finalidad de exponer diferentes opciones de tratamiento. CASOS CLÍNICOS Caso 1 Paciente masculino de 29 años de edad con antecedente de abuso de esteroides. Tres años antes había sufrido ictericia intermitente y elevación de transaminasas menor a dos veces el límite superior. Fue hospitalizado por hemorragia variceal y colangitis. Durante su hospitalización fue tratado con ligadura, infusión de terlipresina y antibióticos. Una tomografía axial computada demostró que la superficie hepática era normal; sin embargo, existía trombosis venosa portal con cavernoma que inducía compresión vascular del conducto biliar común, dilatación de la vía biliar intrahepática y esplenomegalia. En este caso la obstrucción biliar se trató mediante stents que tuvieron que recolocarse en múltiples intervenciones debido a que migraban (Figura 1). El paciente evolucionó con varias recurrencias Figura 1. Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica. Se muestra la estenosis del conducto biliar principal (flecha) causada por compresión vascular. En este sitio se colocó un stent para mantener el conducto biliar principal permeable. 681 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 de sangrado variceal y se le practicó cirugía de Sugiura para lograr la desvascularización esofágica. Tres meses después de este procedimiento no se observó sangrado ni ictericia. El paciente ha sobrevivido durante seis años con cifras normales de bilirrubina, sin dilatación de la vía biliar y sin sangrado variceal. Caso 2 Paciente masculino de 18 años de edad, referido de una institución pediátrica por historia de trombosis portal y cavernoma que provocó hemorragia variceal desde los seis años. El último episodio de sangrado ocurrió a los ocho años de edad, después de ser tratado con escleroterapia y propranolol a dosis de 80 mg por día. Durante 10 años, el paciente se mantuvo estable, hasta que sufrió ictericia, con una bilirrubina total de 7 mg/dL que se elevó a 20 mg/dL. El ultrasonido hepático mostró dilatación de la vía biliar, y la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica reveló estenosis múltiples del conducto biliar común. Se colocó prótesis plástica de 7 French en el conducto biliar, pero no fue suficiente para resolver la ictericia. Se realizaron diversos procedimientos endoscópicos sin éxito, por lo que fue necesario recurrir a drenaje percutáneo (Figura 2A). El tratamiento definitivo se logró por medio de una derivación esplenorrenal. Durante esta intervención se hizo una biopsia hepática que demostró colestasis sin cirrosis (Figura 2B). El paciente evolucionó de manera satisfactoria, con remisión completa de la ictericia a cinco años de su seguimiento. Figura 2. Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica y biopsia hepática. A. Múltiples estenosis del conducto biliar común causadas por compresión vascular (flecha). B. En la tinción con HE se observa colestasis sin evidencia de fibrosis. total en 7.0 mg/dL, transaminasas normales y fosfatasa alcalina de 323 U/l. Se realizó una colangiografía por resonancia magnética con diagnóstico de biliopatía por hipertensión portal secundaria a trombosis de la vena porta con formación de cavernoma (Figura 3A y B). La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica no mostró obstrucciones de la vía biliar, por lo que no fue necesario colocar ningún stent biliar y sólo se hizo esfinterotomía. El paciente inició tratamiento con betabloqueador; ha permanecido asintomático y sus pruebas de función hepática son normales. Durante el seguimiento a cuatro años no ha mostrado datos sugestivos de un nuevo evento de colangiopatía portal. Caso 3 Paciente masculino de 22 años de edad con trombocitosis esencial en tratamiento, con hidroxiurea a dosis de 1 g por día. El paciente sufrió ictericia, y de manera inicial se sospechó que era un efecto adverso de la hidroxiurea, por lo que se le suspendió. Las pruebas de laboratorio mostraron plaquetas de 458,000, bilirrubina 682 Figura 3. Colangiorresonancia magnética. A. Cavernoma (flecha) secundario a trombosis de la vena porta. B. La colangiografía muestra una estenosis del conducto biliar común en la zona de la degeneración cavernomatosa. Aguilar-Olivos NE y colaboradores. Biliopatía por hipertensión portal Caso 4 Paciente masculino de 32 años de edad con colangitis. Durante su abordaje diagnóstico se realizó una tomografía axial computada que mostró dilatación biliar y trombosis de la vena porta; posteriormente se le practicó una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica que reveló estenosis múltiple del conducto biliar común. Se decidió hacer dilatación con balón. Durante este procedimiento, el paciente sufrió hemorragia masiva a causa de la rotura vascular de colaterales venosas alrededor del conducto biliar común, lo que desafortunadamente le causó la muerte. DISCUSIÓN No hay consenso sobre el tratamiento óptimo de la biliopatía por hipertensión portal, y los datos en relación con las diversas formas de tratamiento provienen de series de casos. Los pacientes asintomáticos no requieren ningún tratamiento. En el caso de sujetos con síntomas, el manejo se debe enfocar a la hipertensión portal y el alivio de la ictericia obstructiva.10 En este artículo se comunican cuatro casos de pacientes con biliopatía por hipertensión portal sintomática por ictericia o colangitis. El tratamiento se basó en dilatación endoscópica, colocación de stents en el conducto biliar principal, esfinterotomía y cirugía de derivación portosistémica. Los tratamientos propuestos para la biliopatía por hipertensión portal incluyen la dilatación endoscópica con colocación de stent,11 esfinterotomía endoscópica con extracción de litos,10 cirugía de derivación portosistémica,12 hepatoyeyunostomía12 e incluso trasplante hepático.13 A continuación se hará una breve revisión de cada una de estas opciones terapéuticas. Tratamiento endoscópico El tratamiento endoscópico comprende: extracción de litos, esfinterotomía y dilatación de estenosis biliar con o sin colocación de stent. La esfinterotomía y dilatación biliar son procedimientos que pueden complicarse con sangrado o hemobilia, debido a las várices que se encuentran en la región periampular y alrededor del conducto biliar común; el sangrado puede ser masivo y llevar a la muerte del paciente, como en el caso número 4. La colocación de endoprótesis al conducto biliar resulta un opción muy útil para la descompresión de la vía biliar y el manejo de la estenosis; sin embargo, se requiere recambio continuo e implica riesgo de colangitis vinculada con la obstrucción de la prótesis, por lo que rara vez es un procedimiento definitivo o resolutivo. Sezgin y colaboradores9 reportaron los casos de 10 pacientes con estenosis biliar tratada con endoprótesis, con una mediana de seguimiento de 2.5 años (uno a siete años). La resolución de la estenosis sólo se alcanzó en tres pacientes; en el resto, se tuvo que recolocar la endoprótesis por persistencia de la estenosis con recambios cada seis meses. Por su parte, Durmortier y colaboradores14 reportaron el fracaso del tratamiento endoscópico en cuatro pacientes con biliopatía por hipertensión portal, por lo que finalmente fueron tratados con cirugía de derivación portosistémica. En los casos 1 y 2 aquí descritos, se observó pobre respuesta al tratamiento endoscópico, lo que indica que éste es útil sólo de forma temporal, y que por lo general se requiere de un tratamiento posterior que sea permanente. Cirugía de derivación portosistémica El manejo endoscópico puede aliviar de manera temporal la obstrucción biliar, pero no trata la causa subyacente y, por lo tanto, se espera que no sea efectivo en el largo plazo. Mediante el tratamiento quirúrgico de derivación se logra descomprimir las colaterales vasculares formadas en respuesta a la trombosis portal, y generalmente se alivia la compresión del colédoco.12 Se ha reportado que la anastomosis esplenorrenal retroperitoneal o procedimiento 683 Cirugía y Cirujanos de Warren puede ser el tratamiento inicial de elección.15 El estudio con mayor número de pacientes se debe a Agarwal y colaboradores, 16 que analizaron 37 casos sintomáticos tratados quirúrgicamente. Todos los pacientes requirieron de una derivación proximal esplenorrenal como cirugía de primera etapa. En 12 pacientes con estenosis dominantes y coledocolitiasis se realizaron procedimientos de drenaje biliar posteriores a la derivación esplenorrenal (hepatoyeyunostomía en 11 y coledocoduodenostomía en uno). Se implantó un seguimiento a 32 meses, durante el cual todos los pacientes estaban asintomáticos. La cirugía de derivación sólo alivió la obstrucción biliar en 24 de los 37 individuos (64.9%), pero facilitó un segundo procedimiento descompresivo de la vía biliar en los restantes 12 (35.1%). El tratamiento quirúrgico se ha propuesto como parte del algoritmo de tratamiento.12,15 Se sugiere que en pacientes sintomáticos se haga una evaluación anatómica para llevar a cabo un puente esplenorrenal proximal y esperar de seis a ocho semanas para el alivio de los síntomas. En caso de que los síntomas persistan, se recomienda efectuar algún procedimiento de drenaje biliar; es decir, una derivación biliodigestiva, la cual representa menos riesgos.12,15 Trasplante hepático Se ha reportado un caso de trasplante hepático para el manejo de la biliopatía por hipertensión portal.13 Se trató de un hombre de 46 años de edad con trombosis portal y mesentérica que se manifestó con ictericia obstructiva por estenosis concéntrica del conducto biliar común. La colocación de endoprótesis biliar no fue posible, debido a que la estenosis afectaba a más de un conducto. El drenaje percutáneo biliar no alivió la ictericia, y se complicó con una fístula bilioportal con hemobilia. La angio- 684 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 tomografía reveló un cavernoma esplenoportal con puente esplenorrenal. Debido al mal estado general del paciente y a las estenosis biliares extrahepáticas e intrahepáticas bilaterales, se decidió el trasplante. Se reporta un seguimiento a 12 meses con buenas condiciones. Los autores concluyen que es el primer informe de biliopatía por hipertensión portal tratado mediante trasplante hepático, lo que muestra que este procedimiento puede estar indicado en el tratamiento de la enfermedad en caso de que no exista otra opción.13 Puente portosistémico transyugular Debido a la dificultad técnica y a las posibles complicaciones inherentes al procedimiento, la inserción exitosa de un puente portosistémico transyugular cuando existe un cavernoma portal se ha reportado sólo como informe anecdótico.17 En el tratamiento de la hipertensión portal sintomática en pacientes no cirróticos con cavernoma portal, el puente portosistémico transyugular ha mostrado ser factible y seguro; sin embargo, no se recomienda en individuos con una vena porta totalmente fibrótica y sin venas colaterales de gran tamaño; tampoco en casos de trombosis mesentérica superior extensa. Los puentes portosistémico transyugulares insertados con éxito pueden disminuir el gradiente de presión portosistémica y la incidencia de recidiva de hemorragia variceal.18 En esta revisión sólo se encontró el reporte de un caso con historia de ictericia concomitante con trombosis esplénica y portal extrahepática, y desarrollo de cavernoma que causaba compresión del conducto biliar común y dilatación biliar intrahepática. Se le colocó a la paciente un puente portosistémico transyugular, y en el seguimiento a 14 meses se encontró asintomática.19 La utilidad y seguridad de los puentes portosistémico transyugulares en el tratamiento de la biliopatía por hipertensión portal no se han investigado, pero podrían ser una alternativa terapéutica a la cirugía de derivación portosistémica. Aguilar-Olivos NE y colaboradores. Biliopatía por hipertensión portal CONCLUSIONES No existe consenso para el tratamiento óptimo de la biliopatía por hipertensión portal; el cual debe determinarse con base en las características individuales de los pacientes y enfocarse al control de la hipertensión portal y la descompresión de la vía biliar. REFERENCIAS 1. Dhiman RK, Behera A, Chawla YK, Dilawari JB, Suri S. Portal hypertensive biliopathy. Gut 2007;56(7):1001-1008. 2. D’Souza MA, Desai D, Joshi A, Abraham P, Shah SR. Bile duct stricture due to caused by portal biliopathy: Treatment with one-stage portal-systemic shunt and biliary bypass. Indian J Gastroenterol 2009;28(1):35-37. 3. Malkan GH, Bhatia SJ, Bashir K, Khemani R, Abraham P, Gandhi MS, et al. Cholangiopathy associated with portal hypertension: diagnostic evaluation and clinical implications. Gastrointest Endosc 1999;49(3 Pt 1):344-348. 4. Condat B, Vilgrain V, Asselah T, O’Toole D, Rufat P, Zappa M, et al. Portal cavernoma-associated cholangiopathy: A clinical and MR cholangiography coupled with MR portography imaging study. Hepatology 2003;37(6):1302-1308. 5. Dhiman RK, Chawla Y, Vasishta RK, Kakkar N, Dilawari JB, Trehan MS, et al. Non-cirrhotic portal fibrosis (idiopathic portal hypertension): Experience with 151 patients and a review of the literature. J Gastroenterol Hepatol 2002;17(1):6-16. 6. Dilawari JB, Chawla YK. Pseudosclerosing cholangitis in extrahepatic portal venous obstruction. Gut 1992;33(2):272-276. 7. Khuroo MS, Yattoo GN, Zargar SA, Javid G, Dar MY, Khan BA, et al. Biliary abnormalities associated with extrahepatic portal venous obstruction. Hepatology 1993;17(5):807-813. 8. Nagi B, Kochhar R, Bhasin D, Singh K. Cholangiopathy in extrahepatic portal venous obstruction: Radiological appearances. Acta Radiol 2000;41(6):612-615. 9. Sezgin O, Oğuz D, Altintaş E, Saritaş Ü, Şahin B. Endoscopic Management of Biliary Obstruction Caused by Cavernous Transformation of the Portal Vein. Gastrointestinal Endoscopy 2003;58(4):602-608. 10. Chandra R, Kapoor D, Tharakan A, Chaudhary A, Sarin SK. Portal biliopathy. J Gastroent Hepatol 2001;16(10):10861092. 11. Mutignani M, Shah SK, Bruni A, Perri V, Costamagna G. Endoscopic treatment of extrahepatic bile duct strictures in patients with portal biliopathy carries a high risk of haemobilia: report of 3 cases. Digest Liver Disease 2002;34(8):587-591. 12. Chaudhary A, Dhar P, Sarin SK, Sachdev A, Agarwal AK, Vij JC, et al. Bile duct obstruction due to portal biliopathy in extrahepatic portal hypertension: surgical management. British J Surg 1998;85(3):326-329. 13. Filipponi F, Urbani L, Catalano G, Iaria G, Biancofiore G, Cioni R, et al. Portal biliopathy treated by liver transplantation. Transplantation 2004;77(2):326-327. 14. Dumortier J, Vaillant E, Boillot O, Poncet G, Henry L, Scoazec JY, et al. Diagnosis and Treatment of Biliary Obstruction Caused by Portal Cavernoma. Endoscopy 2003;35(5):446450. 15. Vibert E, Azoulay D, Aloia T, Pascal G, Veilhan LA, Adam R, et al. Therapeutic Strategies in Symptomatic Portal Biliopathy. Ann Surg 2007;246(1):97-104. 16. Agarwal AK, Sharma D, Singh S, Agarwal S, Girish SP. Portal biliopathy: a study of 39 surgically treated patients. HPB(Oxford) 2011;13(1):33-39. 17. DeLeve LD, Valla DC, Garcia-Tsao G. Vascular disorders of the liver. Hepatology 2009;49(5):1729-1764. 18. Qi X, Han G, Yin Z, He C, Wang J, Guo W, et al. Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunt for Portal Cavernoma with Symptomatic Portal Hypertension in Non-cirrhotic Patients. Dig Dis Sci 2012;57(4):1072-1082. 19. Senzolo M, Cholongitas E, Tibballs J, Patch D, Triantos CK, Samonakis D, et al. Relief of biliary obstruction due to portal vein cavernoma using a transjugular intrahepatic portosystemic shunt (TIPS) without the need for long-term stenting. Endoscopy 2006;38(7):760. 685 Caso clínico Cir Cir 2014;82:686-689. Hemorragia baja severa del tubo digestivo por tumor de GIST. Embolización radiológica y cirugía Diana Navas1 Antonio Ríos1 Beatriz Febrero1 José Manuel Rodríguez1 Francisco Lloret2 Pascual Parrilla1 Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo. CIBEREHD (Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas). IMIB (Instituto Murciano de Investigaciones Sanitarias). 2 Servicio de Radiología Intervencionista. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, El Palmar, Murcia, España. 1 RESUMEN Antecedentes: los tumores del estroma gastrointestinal (GIST) se identificaron hace muy poco tiempo. Son tumores que no suelen alertar con síntomas mientras permanecen en fase localizada, operable y curable. Aunque son poco frecuentes, cuando no se diagnostican y tratan oportunamente son muy agresivos. Su manifestación clínica más común es la hemorragia gastrointestinal por erosión de la mucosa, pero su presentación como hemorragia baja del tubo digestivo severa es excepcional. Caso clínico: se comunica un caso de hemorragia baja del tubo digestivo severa estabilizada por radiología intervencionista, que posteriormente requirió cirugía para su tratamiento definitivo. Conclusiones: la embolización radiológica está cada vez más difundida como tratamiento de hemorragias en distintos sitios porque permite la estabilización hemodinámica de los pacientes. No hay que olvidar, sin embargo, que en los casos de hemorragia baja del tubo digestivo, de origen desconocido, es necesario investigar las posibles causas. Palabras clave: hemorragia baja severa del tubo digestivo, tumor de GIST, embolización, cirugía. Severe lower gastrointestinal bleeding due to GIST tumor. Radiological embolization and surgery ABSTRACT Background: Gastrointestinal stromal tumors (GIST) were identified only recently. These tumors usually have no symptoms, although they are localized, operable and curable. Although rare, if they are not diagnosed and treated early, they become very aggressive. The most common manifestation is gastrointestinal bleeding from mucosal erosion. Their presentation as severe lower gastrointestinal bleeding is exceptional. Clinical case: We report a patient with severe lower gastrointestinal bleeding stabilized by interventional radiology that subsequently required surgery for definitive care. Conclusions: Therapeutic use of radiological embolization is increasingly widespread in bleeding at various levels, achieving hemodynamic stabilization of patients. However, it must be kept in mind that, in cases of unknown etiology of lower gastrointestinal bleeding, possible causes must be investigated. Key words: Severe lower gastrointestinal bleeding, GIST tumor, embolization, surgery. 686 Recibido: 13 mayo, 2013 Aceptado: 14 octubre, 2013 Correspondencia: Dr. Antonio Ríos Zambudio. Av. de la Libertad 208, Casillas 30007 Murcia, España Tel.: 618.78.42.33. Fax 968.36.97.16. [email protected] www.amc.org.mx Navas-Carrillo D y colaboradores. Hemorragia por tumor de GIST. Embolización y cirugía ANTECEDENTES Los tumores del estroma gastrointestinal, llamados tumores GIST, se identificaron hace muy poco tiempo y pertenecen al grupo de los sarcomas de tejidos blandos. Durante años se han confundido con el leiomiosarcoma intestinal; sin embargo, provienen de la célula intersticial de Cajal y no de las células musculares. Son tumores que no suelen alertar con síntomas mientras permanecen en fase localizada.1 Aunque son poco frecuentes, cuando no se diagnostican y tratan oportunamente son muy agresivos. Su manifestación clínica más común es la hemorragia gastrointestinal por erosión de la mucosa, pero su presentación como hemorragia baja severa del tubo digestivo es excepcional.1,2 La aplicación terapéutica de la embolización radiológica está cada vez más difundida en distintos tipos de enfermedades vasculares y en hemorragias en distintas partes. 3,4 Así, la embolización arterial como tratamiento de hemorragias gastrointestinales severas consigue la estabilización hemodinámica de los pacientes y disminuye la necesidad de transfusión,4-6 aunque no hay que olvidar que en los casos de hemorragia baja del tubo digestivo de origen desconocido es preciso investigar las posibles causas.7 palidez mucocutánea, tensión arterial de 100/60 mmHg, frecuencia cardiaca de 98 latidos por minuto, exploración abdominal anodina y hematoquecia al tacto rectal. En la biometría hemática destacó hemoglobina de 7 g/dL, por lo que se le transfundieron dos concentrados de hematíes. La gastroscopia fue normal y la colonoscopia reveló restos de sangre parcialmente digerida hasta el ciego. Se indicó la realización de una cápsula endoscópica que destacó en el yeyuno un punto a partir del cual comenzaba el sangrado, sin que se notara alguna lesión. La ecografía y la tomografía axial computada abdominal (Figura 1A) arrojaron resultados normales. Ante la persistencia del sangrado se hizo una arteriografía de ambas mesentéricas en la que se apreció una imagen compatible con fuga de contraste en la arteria mesentérica superior (Figura 2B); se embolizó la rama arterial de la que dependía y desapareció dicha lesión angiográfica (Figura 3C). A pesar de esta medida terapéutica, continuó con anemización progresiva, por lo que se decidió intervenir quirúrgicamente de urgencia. Se encontró una tumoración de 5 cm de diámetro mayor en el yeyuno proximal (Figura 4D); se Se comunica un caso de hemorragia gastrointestinal severa, estabilizada por radiología intervencionista que posteriormente precisó cirugía para su tratamiento definitivo. CASO CLÍNICO Paciente masculino de 67 años de edad que sufrió melenas dos años antes. En ese tiempo se le realizó endoscopia digestiva alta, colonoscopia y cápsula endoscópica sin que se encontrara alguna patología Acudió a consulta a Urgencias por un cuadro de melenas de dos días de evolución. A su llegada se hallaba en buen estado general, Figura 1A. Tomografía axial computada abdominal sin contraste. Inicialmente fue informada como normal. Después de la revisión se observó una imagen compatible con un tumor sólido (flecha). 687 Cirugía y Cirujanos Figura 2B. Arteriografía pre-embolización de la arteria mesentérica superior. Se evidencia una imagen de rama de la arteria mesentérica superior con fuga de contraste (flecha). Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Figura 4D. Pieza quirúrgica abierta en sentido longitudinal. Se aprecia el ostium de salida del vaso sangrante (flecha). Tras la operación, el paciente no recibió tratamiento adyuvante porque el tumor era de bajo grado y fue resecado en su totalidad, según la guía clínica en tumores del estroma gastrointestinal de 2008.2 Luego de 15 meses de seguimiento, el paciente continúa libre de enfermedad. DISCUSIÓN Figura 3C. Arteriografía posembolización de la arteria mesentérica superior, donde se observa coil (flecha) y ausencia de fuga de contraste. resecó el segmento afectado y se finalizó con anastomosis término-terminal. El análisis histológico indicó que se trataba de un tumor de GIST de intestino delgado de bajo riesgo de malignidad. 688 La embolización radiológica es un tratamiento efectivo en 85% de los pacientes con programación previa o de urgencia; sin embargo, no está exenta de complicaciones, la más grave es la liberación de émbolos (5%), que supone infartos intestinales. Además, existe una alta tasa de recidiva de entre 10 y 25%; las recurrencias son mayores si se originan en el intestino delgado.8 Se debe ser muy estricto para considerar la embolización como tratamiento definitivo; así, debe restringirse a los siguientes casos: 1) cuando el origen del sangrado sea una alteración benigna conocida;6 2) cuando, al ser una alteración Navas-Carrillo D y colaboradores. Hemorragia por tumor de GIST. Embolización y cirugía maligna, no sea subsidiaria de cirugía por su extensión; y 3) cuando se trate de una patología benigna quirúrgica en un paciente de alto riesgo quirúrgico. Son subsidiarios de cirugía postembolización los casos de recidiva de la hemorragia y los de causa desconocida por su potencial malignidad, ya que un diagnóstico tardío con el proceso más evolucionado conllevaría peor pronóstico.9 Las pruebas de imagen de este paciente fueron negativas inicialmente; por lo tanto, si se hubiera considerado la embolización como tratamiento definitivo, habría supuesto un retraso diagnóstico de su enfermedad. Esto lleva también a reflexionar sobre las técnicas de imagen, y a ser críticos con ellas, puesto que la tomografía axial computada fue informada como normal, y tras la revisión de los radiólogos ante los hallazgos en la arteriografía y la cirugía, corrigieron su informe, especificando que había un tumor (como se observa en la figura 4D). Por todo esto, una prueba diagnóstica negativa no debe condicionar una decisión futura. Así, es fundamental que los equipos quirúrgicos estén capacitados para interpretar la iconografía de los pacientes. En este caso, hay que destacar que dos años antes había tenido un episodio de hemorragia con pruebas diagnósticas negativas, si bien dichas exploraciones no han podido ser revisadas porque se efectuaron en otro centro hospitalario del que no se recibieron evidencias. CONCLUSIONES Puede afirmarse que las alteraciones malignas, como los tumores del estroma gastrointestinal, pueden ser causa de hemorragia gastrointestinal severa, y tras la estabilización hemodinámica con embolización radiológica debe procederse a catalogar etiológicamente el cuadro clínico manifestado por el paciente. REFERENCIAS 1. Acín-Gándara D, Pereira-Pérez F, Castaño-Pascual Á, DuránPoveda M, Antequera-Pérez A, Miliani-Molina C. Tumores estromales gastrointestinales: diagnóstico y tratamiento. Cir Cir 2012;80(1):44-51. 2. Poveda A, Artigas V, Casado A, Cervera J, García Del Muro X, López-Guerrero A, et al. Clinical practice guidelines in gastrointestinal stromal tumours (GEIS): update 2008. Cir Esp 2008;84(Supl 1):1-21. 3. Alamo Martínez JM, Bernal Bellido C, Socas Macías M, García-Moreno J, Suárez Grau JM, Galindo Galindo A. Massive mesenteric angiomatosis and low digestive haemorrhage in a patient with Klippel-Trenaunay-Weber syndrome. Rev Esp Enferm Dig 2007;99(2):112-113. 4. Monnin V, Sengel C, Thony F, Bricault I, Voirin D, Letoublon C, et al. Place of Arterial Embolization in Severe Blunt Hepatic Trauma: A Multidisciplinary Approach. Cardiovasc Intervent Radiol 2008;31:875-882. 5. Ríos A, Montoya MJ, Rodríguez JM, Serrano A, Molina J, Ramírez P, et al. Severe acute lower gastrointestinal bleeding: risk factors for morbidity and mortality. Langenbecks Arch Surg 2007;392(2):165-171. 6. Ríos A, Montoya MJ, Rodríguez JM, Parrilla P. Acute lower gastrointestinal hemorrhage originating in the small intestine. Rev Esp Enferm Dig 2006;98(3):196-203. 7. Ríos Zamudio A, Montoya Tabares MJ, Rodríguez González JM, Febrero Sánchez B, Albaladejo Meroño A, Molina J, et al. Severe lower gastrointestinal tract bleeding due to diverticulosis. Gastroenterol Hepatol 2010;33(5):363-369. 8. Ríos A, Capel A, Del Pozo M. Hemorragia digestive masiva baja tratada mediante embolización supraselectiva. Gastroenterol Hepatol 2004;27(5);344-346. 9. Menéndez-Sánchez P, Villarejo-Campos P, Gambí-Pisonero D, Cubo-Cintas T, Padilla-Valverde D, Martín-Fernández J. Hemorragía digestive baja e intususcepción subsecuente a tumor del estroma gastrointestinal. Cir Ciruj 2009;77(6):483-485. 689 Información general Cir Cir 2014;82:690-698. Encuentros Médico Quirúrgicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, experiencia de 17 años Javier Dávila-Torres1 Felipe Cruz-Vega1 Jorge Loría-Castellanos1 Rubén Franco-Bey1 Laura Quiroz-Vasquez1 Priscila Cruz-Flores2 RESUMEN 1 Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social. 2 Universidad de Las Américas, Puebla. El programa Encuentros Médico Quirúrgicos tiene la finalidad de poner a disposición de la población de zonas rurales marginadas servicios médicos de alta especialidad. Los Encuentros Médico Quirúrgicos ponen de relieve la experiencia y los resultados de una estrategia innovadora, caracterizada por la mejora continua y el afán de seguir trascendiendo a favor de la salud de la población más desprotegida. A 17 años de su inicio, resulta interesante describir la evolución y los logros del programa. Palabras clave: cirugía, encuentros médicos, poblaciones rurales. Surgical Medical Meetings in the Mexican Social Security Institute: 17 years of existence ABSTRACT Recibido: 26 agosto, 2013 The Surgical Medical Meetings Program aims to make highly specialized medical services to the marginalized rural population. Surgical Medical Encounters highlight the experience and results of an innovative strategy characterized by continuous improvement and the desire to continue transcending health for the most vulnerable populations. During 17 years of its inception, it is interesting to describe the evolution and achievements of the program. Aceptado: 18 febrero, 2014 Key words: Surgery, medical encounters, rural populations. 690 Correspondencia: Acad. Dr. Felipe Cruz Vega Reforma 476, 3° piso 06600 México DF. Tel.: directo 52863626 o conmutador 52382700, ext.: 10311 [email protected], [email protected] www.amc.org.mx Dávila-Torres J y colaboradores. Experiencia en Encuentros Médico Quirúrgicos ANTECEDENTES Ante la necesidad de proporcionar servicios médicos de alta especialidad a las comunidades más desprotegidas del país, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) inició en mayo de 1996 el programa Encuentros Médico Quirúrgicos. Éste se constituyó como estrategia institucional para ofrecer las especialidades con las que habitualmente no cuentan los hospitales rurales, con el fin de abatir rezagos de salud susceptibles de intervención quirúrgica especializada, en beneficio de una población que por sus condiciones de marginación y pobreza, no ha tenido oportunidad de recibir este nivel de atención médica. Figura 1. Ejemplo de una de las unidades médicas en donde se realizan los Encuentros Médico Quirúrgicos. Hospital Rural, Villa Alta Oaxaca. El programa contempla la participación de médicos especialistas, enfermeras y otros profesionales del equipo de salud del régimen ordinario y de IMSS/Oportunidades, quienes acuden a valorar y, en su caso, intervenir quirúrgicamente a oportunohabientes, principalmente población indígena y campesina de los 79 hospitales rurales del IMSS/Oportunidades en 20 estados de la República (Figuras 1 y 2).1,2 Se nombraron “encuentros” con la idea de simbolizar un punto de enlace fraternal entre los diferentes integrantes del equipo de salud que desarrollan su profesión en el medio rural y aquellos que laboran en los centros hospitalarios de mayor complejidad del IMSS en el ámbito nacional. El programa Encuentros Médico Quirúrgicos, desde sus inicios, ha brindado atención en las especialidades de: oftalmología, ginecología oncológica, cirugía reconstructiva, ortopedia y traumatología, dermatología y cirugía laparoscópica. A partir del 30 de abril de 2004, con la participación de la Academia Mexicana de Pediatría, se integró la especialidad de cirugía pediátrica, y el 22 de septiembre de 2008, la de urología.1,2 Figura 2. Ejemplo de la población que acude a los Encuentros Médico Quirúrgicos. De forma paralela, en cada Encuentro Médico Quirúrgico se realizan acciones de promoción de la salud a través de información y capacitación, para favorecer la prevención y detección oportunas de enfermedades, dirigidas a la población en general y al personal de las unidades médicas, por medio de talleres y cursos en la modalidad de visita de profesor. La unidad IMSS/Oportunidades cuenta con una infraestructura integrada por 3,588 unidades 691 Cirugía y Cirujanos médicas rurales, 270 unidades médicas urbanas y 79 hospitales rurales; 17,842 médicos, enfermeras y paramédicos trabajan en conjunto con más de 320,000 voluntarios de la comunidad.1-3 DESCRIPCIÓN DEL PROCESO3 Personal de la Dirección de Prestaciones Médicas nombró coordinadores de cada especialidad con un perfil específico: personal de alto nivel profesional, elevada capacidad de liderazgo, vocación de servicio, habilidad resolutiva operatoria y compromiso social. A inicios de cada año se elabora un calendario de actividades con el número de encuentros a realizarse y las fechas propuestas por los coordinadores de cada especialidad; las sedes de los mismos se seleccionan considerando los padecimientos más frecuentes. Cada semana se celebra una reunión de coordinación y logística para ultimar detalles acerca de los encuentros próximos, entre los responsables del programa de régimen ordinario, de la Dirección de Prestaciones Médicas y de la Unidad IMSS/Oportunidades, así como con los coordinadores de cada especialidad quirúrgica que conforma el programa. El mes previo a la fecha del encuentro realizan una visita al hospital rural sede el coordinador médico y el de enfermería, para entrevistarse con el cuerpo de gobierno y personal de la unidad IMSS/Oportunidades, para la selección y captación de los pacientes candidatos a ser evaluados e intervenidos según los lineamientos propios de cada disciplina quirúrgica, acordando también la logística a desarrollar durante la jornada. De las unidades médicas de tercer nivel de atención del régimen ordinario se envía el equipo electromédico, instrumental quirúrgico e insumos específicos de cada especialidad, siendo 692 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 de última tecnología, portátiles y de bajo peso, para facilitar su desplazamiento y transportación a los hospitales rurales sede de cada encuentro. En el primer día de actividades del encuentro se revisan y adecuan los espacios físicos y los recursos acordados en la visita de coordinación, se establecen actividades y tiempos, así como las evaluaciones iniciales de los pacientes. A partir del segundo día, y después de la evaluación individual, se elabora la programación quirúrgica de los candidatos a ser intervenidos, comprobando que cuenten con protocolo completo, en el cual se incluyen estudios de laboratorio, gabinete y valoración preoperatoria, de así requerirse. Las intervenciones quirúrgicas se realizan de las 08:00 a las 23:00 horas o más tarde incluso, hasta que todos los pacientes programados sean atendidos.4-6 Durante los días 3 al 7 se lleva a cabo, a primera hora, la visita médica a los pacientes operados el día previo, para detectar posibles complicaciones o proceder a curaciones y a la redacción de notas de alta médica con indicaciones precisas de cuidado postoperatorio. Las jornadas quirúrgicas se ven enriquecidas con la participación de unidades médicas móviles, propiedad del IMSS, y están conformadas por plataformas de tráiler con una sala de operaciones con flujo laminar, equipo electromédico y el mobiliario que requiere una sala de cirugía de tercer nivel; así mismo, cuentan con una central de equipos (CEYE) y una sala de recuperación. Todo esto incrementa la capacidad quirúrgica para adecuar de cuatro a seis salas que trabajan de manera simultánea. En la especialidad de ginecología oncológica, la unidad móvil que se utiliza es de diagnóstico, y tiene un mastógrafo digital, insustituible para detectar alteraciones mamarias malignas, así como ultrasonografía bidimensional Doppler Dávila-Torres J y colaboradores. Experiencia en Encuentros Médico Quirúrgicos color como auxiliar diagnóstico en cáncer de mama y/o tumores intrapélvicos. Es importante mencionar que el trabajo de los especialistas es constante, ya que incluso mientras esperan para realizar sus cirugías, hacen valoraciones y consultas o se dedican a la capacitación. En el séptimo día, además de practicar cualquier posible operación adicional, se registra la información y las acciones de seguimiento a los pacientes intervenidos (consultas, curaciones y recomendaciones, entre otras). Todos los días se efectúan actividades de información, capacitación y entrenamiento, ya sea para la población o para el propio personal de la unidad. En promedio, seis a ocho semanas después del encuentro, de acuerdo con cada una de las diferentes especialidades quirúrgicas que conforman el programa, se acude a una visita de seguimiento con el objetivo de revisar a los pacientes operados para retiro de material, segundos tiempos quirúrgicos, detección de complicaciones tardías y altas definitivas. Como se puede apreciar, cada encuentro implica una gran movilización institucional de recursos humanos, tecnológicos y materiales, y cuenta con la participación de los voluntarios de las comunidades, quienes identifican y derivan a los pacientes; de esta forma, llevar la fuerza humana y tecnológica del IMSS ha sido como llevar el instituto hasta su propia comunidad, en forma totalmente gratuita. Durante estos 17 años se han realizado 318 encuentros médico quirúrgicos y se han involucrado 78 regiones de 20 estados de la república. El estado de Chiapas es donde se han llevado a cabo más encuentros (51, es decir 16.03%) (Cuadro 1). El año de 2006 fue en el que se efectuaron más eventos (26, 8.17%) y el de 2002 fue en el que menos encuentros se organizaron (siete, 2.20%). Durante el primer semestre de 2013 se hicieron seis eventos. Ha participado personal de ocho especialidades, siendo las más activas: oftalmología (92 eventos), ortopedia (80 eventos) y cirugía reconstructiva (68 eventos) (Cuadro 2). Se valoraron 156,542 pacientes, de los cuales 26,109 (16.67%) requirieron algún tipo de intervención quirúrgica. Se realizaron 40,019 procedimientos quirúrgicos y 69,966 procedimientos no quirúrgicos. Un total de 16,066 pacientes recibieron sesiones de rehabilitación, y 115, terapias del lenguaje. Se colocaron un total de 4,901 ortesis. Se impartieron 83 sesiones a la comunidad, en donde se trataron temas como hidratación oral, medidas higiénico-dietéticas, autoexploración, entre otras (Figura 3). Durante el seguimiento de los pacientes intervenidos en los encuentros previos, se efectuaron 6,469 valoraciones y 3,986 procedimientos quirúrgicos. En cuanto a la capacitación del personal se organizaron 106 pláticas, 296 adiestramientos en el servicio y 313 talleres de reanimación cardiopulmonar básica (Basic Life Support, BLS). Se realizó la valoración y seguimiento de 1,261 pacientes diabéticos (Cuadro 3). Las complicaciones trans o postoperatorias han sido menos de 2% del total de intervenciones realizadas y se han resuelto localmente o, en su caso, enviando al paciente a hospitales del régimen obligatorio para su tratamiento adecuado. En mayo de 2013 se cumplieron 17 años del inicio de esta estrategia. Llegar a un hospital rural del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) puede 693 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cuadro 1. Distribución por estado, región y número de eventos realizados, de los 318 Encuentros Médico Quirúrgicos (1996-2013) Estado Nombre de la región Cantidad de encuentros Baja California San Quintín 2 Campeche Hecelchakan Chiapas Ocosingo, Altamirano, San Felipe Ecatepec, Venustiano Carranza, Bochil, Benemérito de las Américas, Mapastepec, Motozintla, Guadalupe. Tepeyac, Ocozocoautla 51 Chihuahua Guachochi, San Juanito, Valle de Allende 15 Coahuila San Buenaventura, Matamoros, Ramos Arizpe 3 Distrito Federal La Noria 2 Durango Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Rodeo 8 6 Estado de México Amanalco 2 Guerrero La Unión 1 Hidalgo Zacualtipán, Huejutla, Ixmiquilpan , Metepec 17 Michoacán Huetamo, Tuxpan, Coalcomán, Ario de Rosales, Paracho, Cutzaro, Villamar San Cayetano 25 Oaxaca Jamiltepec, Tlacolula, Tlaxiaco, Miahuatlán, Huautla de Jiménez, Villa Alta, Huajuapan de León, Juxtlahuaca, Matías Romero 51 Puebla 28 San Luis Potosí Tepexi de Rodríguez, Zacapoaxtla, Chiautla de Tapia, El seco, Chignahuapan, La Ceiba, Ixtepec Zacatipan, Cerritos, Matehuala, Charcas Sinaloa El fuerte, Villa Unión, Islas Marías 12 Tamaulipas Soto la Marina, Tula Veracruz Sur Jaltipan, Zongolica, Coscomatepec 16 Veracruz Norte Chicontepec, Papantla, Plan de Arroyos, Mozomboa, El Carrizal Izamal, Acanceh, Oxkutzcab, Maxcanu 16 Tlaltenango, Villanueva, Río Grande, Concepción del Oro, Pinos 17 Nayarit Yucatán Zacatecas 5 20 5 16 318 694 significar para muchos enfermos un recorrido de más de 20 km, e incluso de más de ocho horas a pie entre cerros, desierto o selva. Por eso, cuando tienen padecimientos como labio y paladar hendidos, secuelas de quemaduras o neoplasias, entre otros, lo más común es que no se atiendan. mente niños y jóvenes con baja autoestima por tener diferentes malformaciones, o personas en edad productiva que habían dejado de ser autosuficientes (ejemplo: cataratas, amputaciones, hipospadias y secuelas graves de quemaduras, entre otras). El significado más valioso de los Encuentros Médico Quirúrgicos es que ha cambiado la vida de miles de campesinos e indígenas, principal- A lo largo de este periodo, las especialidades y servicios ofrecidos han evolucionado constantemente, entre ellos se puede mencionar:6-9 Dávila-Torres J y colaboradores. Experiencia en Encuentros Médico Quirúrgicos may-13 2012 2011 2010 2009 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 Especialidad 1997 N° 1996 Cuadro 2. Concentrado por especialidad y año, de actividades realizadas durante los Encuentros Médico Quirúrgicos, 1996-2013 1 Oftalmología 7 7 7 8 2 1 0 5 6 8 9 6 7 5 4 3 5 2 2 Ortopedia 4 5 5 5 6 6 5 6 6 6 6 6 5 5 4 0 0 0 3 Reconstructiva 4 5 5 5 5 5 4 6 4 4 5 3 3 2 3 2 2 1 4 Ginecología oncológica Pediátrica 2 3 1 1 0 0 0 0 0 1 3 3 3 3 5 4 4 1 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3 2 3 2 3 2 3 3 1 5 6 Laparoscopia 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 7 Dermatología 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3 0 0 0 0 0 0 0 0 8 Urología 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 3 2 2 2 1 19 20 17 18 13 12 7 17 22 24 26 22 21 22 22 14 16 6 Total Figura 3. Actividades de información-capacitación a la población que acude a los Encuentros Médico Quirúrgicos. Ginecología oncológíca Al inicio solo se visualizaba el cuello uterino y se tomaba una muestra para Papanicolaou con el fin de normar la conducta terapéutica de las lesiones premalignas cervicouterinas. Para 2005 se cambió la estrategia a la colposcopia, que ha dado muy buenos resultados respecto al diagnóstico oportuno. Con la misma inquietud, y considerando cómo y de qué manera puede evitarse este tipo de cáncer identificando al virus del papiloma humano como agente causal y al hombre como trasmisor, se iniciaron las campañas de peneoscopia y citología uretral para dar tratamiento integral y conjunto a la pareja; con ello, se rompió el ciclo biológico del virus y, por ende, las reinfecciones a las que estaba condenada la mujer. En 2007 se agregó la campaña de detección de cáncer de mama en las pacientes que acuden al estudio de colposcopia, por lo que se les practica un examen clínico y, en su caso, mastografía diagnóstica, ambos procedimientos invasores (biopsia por aspiración incisional o excisional) que conjuntan el trabajo de patólogos, histotecnólogos y citotecnólogos, entre otros, que logran una confirmación diagnóstica en menos de 24 horas para normar la conducta terapéutica. Cirugía pediátrica Si bien la curva poblacional comienza a invertirse, actualmente alrededor de 30% de la población mexicana es menor de 15 años. Una de las características de los Encuentros es que son multidisciplinarios y participan, además de los cirujanos y anestesiólogos pediatras, médicos de cirugía reconstructiva, ortopedia y 695 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Total Oftalmología Pacientes valorados 9,728 120 49,554 58,302 156,542 Pacientes operados 5,071 67 317 505 3,483 3,560 4,962 8,144 26,109 3 7,361 71 942 639 5,486 4,274 5,349 15,897 40,019 393 0 0 1,668 874 259 27,500 39,272 69,966 161 17 0 0 15,848 0 23 17 16,066 6 Procedimientos quirúrgicos Procedimientos no quirúrgicos Sesiones de rehabilitación Ortesis 0 0 0 0 4,898 3 0 0 4,901 7 Talleres 5 3,228 2,264 25,568 7,778 Ginecología oncológica Cirugía pediátrica Ortopedia 1 2 4 66 0 0 8 136 28 34 41 313 62 0 4 5 103 17 6 100 297 726 0 23 136 1,112 620 0 3,852 6,469 224 0 114 27 705 165 0 2,751 3,986 10 0 0 0 18 4 0 0 32 115 0 0 0 0 0 0 0 115 13 Platicas al personal 25 0 1 0 70 0 0 10 106 14 Sesiones a comunidad 15 Pacientes diabéticos 42 0 0 0 19 0 14 8 83 0 0 73 0 47 0 305 836 1,261 23,984 275 87,747 129,230 326,265 8 Adiestramiento en servicio 9 Seguimiento a pacientes operados 10 Procedimientos en seguimientos 11 Ortopedia maxilofacial 12 Terapia de lenguaje Total 4,702 5,252 58,367 16,708 rehabilitación, lo que da la oportunidad de cubrir necesidades propias de esta población, en la que coexisten, junto con las malformaciones congénitas, problemas complejos de cirugía reconstructiva u ortopédicos. Es de resaltar que desde 2004 el trabajo ha sido conjunto entre personal del Instituto Mexicano del Seguro Social, el Colegio Mexicano de Cirugía Pediátrica y la Academia Mexicana de Pediatría, lo que da una mayor profundidad y trascendencia a la atención. 696 Urología Dermatología Cirugía laparoscópica Cirugía reconstructiva N° Descripción Cuadro 3. Concentrado de actividades realizadas durante los Encuentros Médico Quirúrgicos 1996-2012 Traumatología y ortopedia Los padecimientos del sistema musculoesquelético en la población rural muestran mayor afectación en procesos agudos y crónicos, por lo que se requieren tratamientos y manejo hasta los más recónditos sitios de la orografía de México. En la actividad desarrollada por el equipo de Encuentros Médico Quirúrgicos de la especialidad de traumatología y ortopedia de alta especialidad en diferentes poblaciones del país, Dávila-Torres J y colaboradores. Experiencia en Encuentros Médico Quirúrgicos se ha observado que los padecimientos más frecuentes son: las complicaciones por tratamientos mal consolidados o no realizados en fracturas no recientes, procesos crónicos degenerativos y deformidades congénitas. Oftalmología Desde el inicio de los Encuentros Médico Quirúrgicos se incluyó la especialidad de oftalmología, considerando que la mejoría parcial o total de la visión permitirá a una persona ciega o débil visual reintegrarse a la vida familiar y mantener el equilibrio de ésta. El objetivo fundamental del encuentro es intervenir quirúrgicamente para eliminar la catarata, segunda causa de ceguera reversible en la población adulta. En la actualidad, el Encuentro de Oftalmología ofrece tres diferentes técnicas de abordaje quirúrgico: extracapsular, cirugía de mini-núcleo y facoemulsificación (Figura 4). Cirugía reconstructiva Los Encuentros Médico Quirúrgicos le han dado la oportunidad a los médicos de enfrentarse a un tipo de medicina en el que los padecimientos siguen un curso no habitual al que se observa en los hospitales en zonas urbanas, y está dado por la marginalidad socioeconómica, cultural y geográfica de los pacientes, que los lleva a un rezago importante con graves repercusiones no sólo físicas, sino psicológicas, para el paciente y su familia. El esfuerzo, por tanto, se ha dirigido a atender a los pacientes, intentando solucionar en un solo tiempo quirúrgico el padecimiento, garantizar el seguimiento y contribuir al desarrollo de la educación médica continua para médicos locales en la especialidad de cirugía reconstructiva. Los Encuentros Médico Quirúrgicos de cirugía reconstructiva han constituido una estrategia importante para combatir el rezago en diversos padecimientos como: labio y paladar hendidos, secuelas graves de quemaduras, cáncer de piel, secuelas de traumatismos severos, enfermedades congénitas de manos, cicatrices hipertróficas o queloides y muchos otros padecimientos que necesitaban tratamiento quirúrgico en tiempo específico, y que la población campesina e indígena no tuvo la oportunidad de solventar por falta de recursos o por vivir muy alejada de centros de atención médica de alta especialidad. Urología Esta especialidad se integró al programa en el año 2008 y tiene como objetivo principal disminuir en lo posible las enfermedades urológicas en el medio rural. Se realizan dos encuentros por año en los hospitales rurales. Los padecimientos que más se resuelven son: hipertrofia prostática benigna, hidronefrosis y cáncer renal. En el ámbito pediátrico se tratan hipospadias y orquidopexias, entre otras. Es meritorio resaltar que el equipo de urología está conformado por urólogos certificados que manifiestan una elevada vocación de servicio, ya que ellos trasladan su propio equipo e instrumental específico con tecnología de punta. Figura 4. Intervención oftalmológica dentro de los Encuentros Médico Quirúrgicos. Todos los grupos quirúrgicos participantes han modificado, optimizado e innovado diversas 697 Cirugía y Cirujanos técnicas quirúrgicas de padecimientos que normalmente requerían siete o más intervenciones, reduciéndolas a un promedio de tres; ejemplo de lo anterior lo constituye el caso de la microtia, que actualmente se efectúa en dos tiempos; o la corrección de pie equino-varo, que se hace en un solo momento quirúrgico. Todo ello con excelentes resultados que limitan las complicaciones e incomodidades para el paciente. CONCLUSIONES Hay que reconocer que esta estrategia trasciende la reparación del daño para convertirse en un acto de gran contenido social y humanitario en beneficio de la población más pobre y marginada de las zonas rurales del país. El programa Encuentros Médico Quirúrgicos ha beneficiado a más de 12 millones de personas que residen en las localidades más lejanas y marginadas de México. La logística para poder desarrollar estos eventos es en extremo compleja, ya que no sólo involucra a personal del propio Instituto, sino incluso a los gobiernos federal, estatal y municipal, y a organizaciones civiles; no obstante, el resultado final siempre es satisfactorio: el beneficio de los pacientes. Los Encuentros Médico Quirúrgicos ponen de relieve la experiencia y los resultados de una estrategia innovadora que se distingue por la mejora continua y con el afán de seguir trascen- 698 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 diendo a favor de la salud de la población más desprotegida, gracias al alto nivel profesional y a los valores humanos del personal que acude de forma voluntaria y altruista a estos encuentros en beneficio de los más pobres del país. REFERENCIAS 1. Dirección General. Coordinación General del Programa IMSS-Solidaridad. Encuentros Médico Quirúrgicos. México DF, Instituto Mexicano del Seguro Social. 2002 p. 89. 2. Dirección de Prestaciones Médicas. División de Control y Operación de Proyectos Específicos. Manual de procedimientos. Encuentros médico–quirúrgicos IMSS/Oportunidades. México D.F., Instituto Mexicano del Seguro Social. 2012. p. 90. 3. Instituto Mexicano del Seguro Social. Dirección de Prestaciones Médicas. Unidad IMSS-Oportunidades. Lineamientos para los Encuentros Médico Quirúrgicos 2010. México D.F. Instituto Mexicano del Seguro Social. 2009. p. 70 4. Cymet-Ramirez J, Vega-Zapara R, Mak-Chong JE, AcevedoMéndez A. Experiencia del IMSS en encuentros quirúrgicos de ortopedia en zonas marginadas. Rev Mex Ortop Traum 1997;11(5):358-361. 5. Méndez-Tovar LJ, Anides-Fonseca A, Vázquez-Hernández A, Galindo-González M, Díaz-Madrid M, Berdón-Castro A, et al. Micosis observadas en cinco comunidades mexicanas con alto grado de marginación. Gac Méd Méx 2006;142(5):381-386. 6. Instituto Mexicano del Seguro Social. Boletín Epidemiológico anual. México DF: Instituto Mexicano del Seguro Social. 1996. p. 474. 7. Rozen-Fuller I. Labio y paladar hendido. Conceptos básicos. México D.F. Instituto Mexicano del Seguro Social, 2000. p. 162. 8. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social. Coordinación General del Programa IMSS-Solidaridad. Encuentros Médico Quirúrgicos. Cirugía Reconstructiva. México D.F., Instituto Mexicano del Seguro Social. 1999. p. 70. 9. Rozen-Fuller I. Lacanjá chansayab. Encuentro médico quirúrgico. Reporte testimonial. México D.F., Instituto Mexicano del Seguro Social. 2008. p. 78. Información general Cir Cir 2014;82:699-708. Veinte años de bioética en México: desarrollo y perspectivas de la Comisión Nacional de Bioética Manuel Hugo Ruiz de Chávez-Guerrero Comisión Nacional de Bioética RESUMEN En México, la bioética tiene una historia que revela la visión y el compromiso éticos de importantes personalidades, íconos en el ámbito de las ciencias de la salud y las humanidades, que acertadamente dieron lugar a la creación de la Comisión Nacional de Bioética, institución responsable de promover una cultura bioética en el país desde la perspectiva del más alto humanismo para preservar la salud, la vida y su entorno; sin dejar de lado, claro está, las bases éticas y deontológicas que han cimentado, desde distintas ópticas, la práctica médica. Palabras clave: bioética, cultura bioética, Comisión Nacional de Bioética, responsabilidad social, ética médica. Twenty years of bioethics in Mexico: development and perspectives of the National Bioethics Commission ABSTRACT Bioethics in Mexico has a history that reveals the vision and ethical commitment of iconic characters in the fields of health sciences and humanities, leading to the creation of the National Bioethics Commission responsible for promoting a bioethics culture in Mexico. Its development and consolidation from the higher perspective of humanism had the aim to preserve health, life and its environment, while at the same time the bases of ethics and professional practice from different perspectives have been the building blocks of medical practice. Key words: Bioethics, bioethics culture, National Bioethics Commission, social responsibility, medical ethics. www.amc.org.mx Recibido: 17 Julio, 2013 Aceptado: 18 Febrero, 2014 Correspondencia: Acad. Emer. Manuel Hugo Ruiz de Chávez Guerrero Calzada Arenal 134 14610 México DF Tel.: 54872760, ext. 59412 [email protected] 699 Cirugía y Cirujanos Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 ANTECEDENTES dar respuesta a los dilemas morales que surgen en el ejercicio de la profesión. Y a raíz de los numerosos descubrimientos científicos con avances tecnológicos que ocurrieron a partir de la segunda mitad del siglo XX, escenario de dos guerras mundiales que cambiaron la percepción del hombre sobre los alcances y consecuencias de su actuar, surgió la necesidad de una disciplina que generara un saber que permitiera responder a una realidad que comenzaba a poner en duda no solamente los sistemas de valores, sino conceptos tan fundamentales para el lenguaje moral3 como: vida, persona, derecho y justicia, entre otros. El desarrollo de las ciencias de la salud en sus inicios estuvo estrechamente vinculado con una visión integral del ser humano, y en ese sentido, los conocimientos de dichas ciencias se encontraban íntimamente relacionados entre sí, por lo que la medicina, como saber práctico, surgió a la par del saber filosófico, y no fue sino hasta mucho tiempo después que se fragmentó en diversas disciplinas, como las humanidades y las ciencias.1 Con frecuencia se menciona que la medicina es —o debería ser— la más humana de las ciencias, o la más científica de las humanidades; su génesis parte del mismo vértice, que es la humanidad no solamente como objeto de estudio, sino como teleología o fin último. Y es por ello que siempre el médico debe tener suficientes conocimientos técnicos para poderse enfocar en su objetivo específico que es la salud, su cuidado y restauración, pero jamás puede deshumanizarse en nombre de la ciencia, porque la ciencia existe por y para el hombre, y para la protección de su hábitat. El médico es responsable, también, de contribuir al concepto mismo de humanidad, y en torno a esa responsabilidad es que se ha generado una larga tradición de ética aplicada al ejercicio médico, que a lo largo del tiempo ha recogido los valores que derivan de la concepción que se ha tenido de esta disciplina desde una perspectiva filosófica, y que han quedado plasmados en una serie de mandatos de tipo moral que pretenden guiar la acción de las personas que decidan desempeñarse en el campo de la medicina.2 Sin embargo, debe deslindarse la ética de la práctica médica y su orientación deontológica, de la bioética como deliberación y responsabilidad, sea individual o colectiva, que trasciende el plano exclusivo del ejercicio médico. Este deslinde es importante, sobre todo ante la crisis de la ética médica, por su incapacidad de 700 BIOÉTICA: UNA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL En respuesta a esta preocupación se comenzó a impulsar un diálogo centrado en la protección de lo vivo como algo valioso, y además como un valor transdisciplinario que no reconoce las fronteras de las diversas áreas de conocimiento, y que de hecho requiere volver hacia un enfoque integral que permita un análisis transversal de esta compleja realidad emergente. El primer documento en donde se utilizó la palabra bioética data de 1927, cuando Fritz Jahr, un pastor protestante, teólogo, filósofo y educador, publicó el artículo “Bioética: una panorámica sobre la relación ética del hombre con los animales y las plantas”, en la revista alemana Kosmos, cuyo peso sería equivalente, en la actualidad, a las revistas Science o Nature.4 Años más adelante, hacia la década de 1970, Van Rensselaer Potter, bioquímico estadounidense y profesor de oncología de la Universidad de Wisconsin-Madison, publicó su famoso artículo “Bioethics: The Science of Survival”, en el que propuso a la bioética como una disciplina puente entre las ciencias y las humanidades, que reflexionara sobre las acciones del hombre para asegurar la continuidad de la vida presente y futura.5 Ruiz de Chávez-Guerrero MH. Veinte años de bioética en México Si bien desde el decenio de 1970 se atribuyó a Van Rensselaer Potter la génesis del concepto bioética, desde el contexto de la biología humana, lo notable de la idea expresada por Jahr es que busca ampliar la relación moral entre el ser humano y el resto de los seres vivos, sean éstos otros hombres, animales o plantas. De cualquier manera, Potter deja en claro su preocupación por la estrecha vinculación que debe existir entre el conocimiento biológico y los valores humanos, y por ello perfila a la bioética como una nueva expresión de la cultura, en donde se concitan el conocimiento científico, los valores, el campo de las humanidades y una visión multidisciplinaria del saber humano; lo que se hace patente en el artículo “Bioética, la ciencia de la supervivencia” (1970) y en el libro Bioética: Un puente hacia el futuro (1971), obras señeras en esta disciplina y que en sus palabras responden a la necesidad de generar conocimiento sobre cómo usar el conocimiento para el bien social. Se trata de una ciencia de la supervivencia que debe trascender los límites científicos para considerar los valores humanos.6 Una de las definiciones de bioética más socorridas es la de la Encyclopedia of Bioethics, que la describe como: el estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y principios morales.7 Se trata, sin embargo, de una definición reductiva que ubica a la bioética sólo como un campo de análisis y reflexión o estudio, que deja de lado su asimilación y traducción en la vida práctica; es decir, su ejercicio aplicativo. El Informe Belmont —elaborado por la Comisión Nacional para la Protección de Personas Objeto de Investigación Biomédica y del Comportamiento en 1979— declara los principios éticos básicos y las directrices que deberán ayudar a resolver los problemas morales que subyacen a la ejecución de investigaciones en sujetos humanos; dichos principios son: autonomía, beneficencia, no maleficencia (no generar daño) y justicia.8 Al respecto, debe señalarse que estos cuatro principios encuentran su fuente más antigua en el propio Juramento Hipocrático. Los cuatro principios dieron lugar a la conformación de la llamada corriente principialista, de origen angloamericano. Frente a esta corriente, en fechas más recientes, diferentes naciones europeas y latinoamericanas han señalado su preocupación por otros aspectos que representan principios o valores esenciales de la bioética, como la solidaridad, la pobreza y la desigualdad social, que tienen que incluirse dentro de una visión más amplia que la considerada por el principialismo, derivada del Informe Belmont. Por su parte, la filósofa mexicana Juliana González Valenzuela, en un artículo titulado “Razones ético-filosóficas de una bioética laica”,9 menciona que una bioética laica debe poseer cuatro notas distintivas: el imperativo de racionalidad y con ello espíritu crítico, objetividad, conciencia histórica y social; se trata del reconocimiento fundamental de la pluralidad o diversidad de perspectivas y posiciones, así como de asumir la propia relatividad al igual que la perfectibilidad del conocimiento científico y filosófico, siempre en proceso, sin obtener logros únicos, definitivos, absolutos. Es así como se hace necesaria la aceptación de la duda, la problematización y el cuestionamiento, inherentes al espíritu filosófico y científico, que se encuentran particularmente intensificados en las cuestiones relativas a la bioética: la conciencia de la pluralidad y diversidad de la vida que vuelve patente la exigencia de hacer de la tolerancia una auténtica virtud, basada en la aceptación y el respeto de los otros. Laicidad, de acuerdo con la perspectiva de Juliana González, no implica anti-religión pero 701 Cirugía y Cirujanos sí anti-dogmatismos y anti-absolutismos, y señaladamente, lucha contra la imposición de un punto de vista sobre todos los demás; sin embargo, aunque no existe un consenso definitivo del concepto de bioética, porque al convocar la UNESCO a formular la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos en 2005, se convino en que no se podía establecer una definición unívoca de lo que significa la bioética.10 Por ello se han planteado diferentes perspectivas emanadas de condiciones históricas, geopolíticas y culturales diversas. Para la escuela anglosajona, se trata del estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y principios morales;11 mientras que para la corriente europea, es un campo de conocimientos que cubre un conjunto muy amplio de investigaciones, discursos y prácticas, generalmente pluridisciplinarias y pluralistas, que tienen como objeto aclarar, y si es posible, resolver preguntas de orden ético suscitadas por las investigaciones, los desarrollos biomédicos y biotecnológicos en el seno de sociedades caracterizadas, entre otros aspectos y en diversos grados, por ser multiculturales y evolutivas.12 Por su parte, la escuela latinoamericana la ve como una disciplina integradora de distintos campos de conocimiento, instituciones y personas, que denota la renovación del esfuerzo comprensivo en torno a lo humano y cuyo sustento ético —frente a los cuidados de la salud, el entorno, la investigación, la formación profesional y técnica, y la difusión pública de informaciones y actitudes—, se da a través de procesos dialógicos que garantizan su legitimidad bajo premisas de equidad, justicia y solidaridad social. Su principal herramienta, el diálogo, se manifiesta en espacios y grupos sociales centrados en la deliberación tolerante, plural e incluyente mediante una ética de la responsabilidad por demás necesaria dentro de los comités de ética clínica, comités de ética en investigación, comisiones nacionales, entre otros.13 702 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Algunos autores, especialistas también en el tema, que actualmente han abundado en el análisis conceptual de la bioética, la han definido como la “conciencia crítica de la civilización tecnológica” y, en ese tenor, la conciben como un retorno al concepto de ética como recta razón práctica aplicada a los dilemas que se plantean en la civilización tecnológica; otros precisan la necesidad de incluir explícitamente su carácter antropológico y filosófico para construir un concepto más integral acorde a los tiempos que corren: “La bioética es el estudio sistemático e interdisciplinario de las acciones del hombre sobre la vida humana, vegetal y animal, considerando sus implicaciones antropológicas y éticas, con la finalidad de ver racionalmente aquello que es bueno para el hombre, las futuras generaciones y el ecosistema”.14 La bioética debe tener en cuenta, asimismo, la visión de responsabilidad a largo plazo como lo sugiere H. Jonas en su obra El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica.15 Este concepto implica que la bioética no consiste sólo en reflexionar, sino en encontrar criterios, normas o principios que guíen el actuar del hombre respecto a la vida y, en consecuencia, elaborar pautas normativas adecuadas que permitan el desarrollo y el progreso de la humanidad sin omitir, naturalmente, el libre desarrollo del pensamiento, la investigación científica y la reflexión humanista. Desde luego, la bioética también es un conocimiento que trata de la conducta, la acción o las operaciones de agentes humanos; por ello, es un conocimiento práctico, ya que el saber teórico o especulativo sólo tiene interés para la bioética en tanto puedan encontrarse los usos y significados que lo transforman en saber operativo. Es un conocimiento de acciones racionales, en la medida en que estas acciones puedan ser criticadas y fundamentarse, y en tanto puedan reducirse las múltiples dificultades reconocidas para llegar al conflicto esencial de un problema ético. Ruiz de Chávez-Guerrero MH. Veinte años de bioética en México Es así que surge la bioética como una vía de comunicación y de reencuentro entre humanidades, ciencias y todas las áreas del conocimiento, teniendo en la mira un objetivo común: que se dirija nuevamente hacia los ideales que integran el concepto de humanidad, entre los cuales el aspecto de la vida es central. Con base en ello, es posible atreverse a decir que la bioética es una disciplina toral en la actualidad para cualquier tipo de reflexión y para el desarrollo del saber en general, puesto que es un instrumento que permite actuar a favor del conocimiento y el desarrollo científico, pero que a su vez orienta las acciones hacia lo que como sociedad y como habitante de un entorno intrínsecamente valioso se está obligado a observar. Como respuesta a este difuso panorama conceptual, no siempre acorde con los contextos sociales, históricos y culturales que viven las diferentes naciones del orbe, la Comisión Nacional de Bioética se dio a la tarea de formular una noción conceptual propia que hiciera posible su adecuación en el ámbito mexicano y su expresión práctica, que enseguida se expondrá con detalle. De manera particular, la medicina, en el mundo contemporáneo, no puede prescindir de la bioética, puesto que le permite reencontrar esa conexión con el humanismo que inspiró la existencia misma de las ciencias de la salud y además le aporta una serie de conocimientos que refuerzan su ethos; por ello, es fundamental que, en el plano general, siempre esté aparejado el desarrollo de estas tres grandes dimensiones del saber práctico: la medicina, las ciencias de la vida y la bioética. Creación, desarrollo y evolución de la Comisión Nacional de Bioética Desde la década de 1970, México ha hecho un esfuerzo continuo por institucionalizar el desarrollo de la bioética en el país. Fruto de ello es la creación de la Comisión Nacional de Bioética (CONBIOÉTICA) en 1992, así como el estable- cimiento de dos organizaciones autónomas que congregan a distinguidas personalidades de las ciencias, la medicina y las humanidades de este contexto: la Academia Nacional Mexicana de Bioética, fundada el 12 de septiembre de 1995, así como el Colegio de Bioética, constituido el 22 de enero de 2003. La bioética en México tiene una historia que revela la dedicación de importantes personalidades, íconos en el ámbito de las ciencias de la salud y las humanidades, quienes finalmente alentaron la acertada creación de la CONBIOÉTICA,16 institución responsable del impulso, el desarrollo y la consolidación de la cultura bioética, y que en sus primeros 20 años ha llevado a cabo grandes esfuerzos que han sido clave para la consecución de sus objetivos. Desde su creación en 1992, para constituirse como órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, con autonomía técnica y operativa (2005), ha venido trabajando ininterrumpidamente, con la misión17 de promover una cultura bioética en México a partir del análisis laico, plural e incluyente de los dilemas bioéticos, fundamentado en el respeto a los derechos del ser humano, a la protección de los seres vivos y la preservación de su entorno. La Comisión se distingue por ser una institución nacional, plural, laica e incluyente, con autonomía técnica y operativa, cuyo funcionamiento es dirigido por un consejo integrado por un presidente y seis connotados consejeros designados con equilibrio tanto en el orden de su profesión como de género, ideología y perspectiva bioéticas. Sus tareas esenciales incluyen analizar y discutir dilemas bioéticos de debate social y emitir, en su caso, opiniones al respecto, así como recoger puntos de vista de los estudios que se hagan y dar opiniones hacia el exterior. Asimismo, con el apoyo y aval del consejo, la CONBIOÉTICA formuló su propia noción del concepto, que se expresa como una “extensión de la ética que reflexiona, delibera y hace planteamientos normativos de políticas públicas, para 703 Cirugía y Cirujanos regular y resolver conflictos en la vida social, especialmente en las ciencias de la vida, así como en la práctica y en la investigación médicas, que afecten la vida en el planeta, tanto en la actualidad como en futuras generaciones”.18 En los últimos años, la consolidación del marco jurídico de la CONBIOÉTICA ha fortalecido su carácter rector, su función normativa y su desempeño como órgano de consulta para el establecimiento de políticas públicas de salud vinculadas con la temática bioética, entre otros aspectos. Adicionalmente, tiene participación en el Consejo Nacional de Salud y en las reuniones de gabinete a las que convoca la Secretaría de Salud. Claro que la bioética en México ha tenido que luchar por ganar un espacio dentro del debate público racional, en las políticas públicas y en las agendas nacional e internacional, por lo que la conquista de un espacio físico ha representado un gran triunfo fruto del esfuerzo y la visión de quienes han depositado su confianza en esta institución. Desde enero de 2012, la CONBIOÉTICA cuenta con una nueva sede que le ha permitido desarrollar de mejor manera su labor, y en especial la del Centro del Conocimiento Bioético (CECOBE), que ha sido un vínculo indispensable para la comunicación con la sociedad, cuya función es coadyuvar a promover la cultura bioética a través de dos acciones sinérgicas: la búsqueda, acopio y actualización de la información especializada en el terreno de la bioética (biblioteca física y virtual),19 así como el desarrollo de un programa de divulgación de los principales tópicos en este campo, y de los avances y perspectivas de la comisión. La Biblioteca CONBIOÉTICA ofrece servicios de información de manera gratuita a la población en general y a estudiosos, especialistas, académicos e investigadores, a partir de publicaciones impresas y digitales, y diversas bases de datos de lo más actual en los planos nacional e internacio- 704 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 nal. Con ello, el CECOBE pretende proyectarse como uno de los centros de información más especializados en el terreno de la bioética. En el ámbito de la divulgación destaca la edición impresa de diversos libros, folletos, carteles y publicaciones, así como el desarrollo de un programa de comunicación social y educativa de los temas bioéticos de primera importancia a través de los medios de comunicación. A la fecha, el Centro del Conocimiento Bioético ha formalizado acuerdos de colaboración e intercambio con más de un centenar de bibliotecas y centros de información, lo que potencia su oferta de servicios. Asimismo, el proyecto de construcción de la nueva sede consideró criterios bioéticos en el diseño de la obra, como: facilidades para las personas con discapacidad en inmuebles federales y el uso eficiente de energía, entre otros aspectos; de tal suerte que México, al igual que algunos otros países en el mundo, cuenta con instalaciones adecuadas para el quehacer de la bioética. El inmueble se complementará con una unidad de seminarios para la formación y capacitación de recursos humanos y el desarrollo de actividades académicas y de divulgación. La trayectoria institucional denota la complejidad de la misión, por lo tanto México debe sentirse orgulloso de contar con una de las comisiones nacionales de bioética con mayor infraestructura y que además sigue posicionándose como referente nacional e internacional, impulsando la reflexión y, sobre todo, la actitud bioética. En 2012 se cumplieron 20 años de la Comisión, y para la celebración de este vigésimo aniversario20 se llevaron a cabo diversas acciones: la inauguración de la nueva sede; la firma de los convenios de colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT); la apertura de la galería de ex titulares Ruiz de Chávez-Guerrero MH. Veinte años de bioética en México de la institución; la cancelación y emisión de la estampilla postal respectiva; Expo-libro Bioética; la edición del billete conmemorativo como parte del Sorteo Mayor de la Lotería Nacional, así como la exposición conjunta: Bioética y responsabilidad social. En este marco de celebración se efectuó también la 7ª Reunión Nacional de Comisiones Estatales de Bioética y tuvo lugar la ceremonia conmemorativa del X Aniversario del Premio Internacional Manuel Velasco Suárez a la Excelencia en Bioética, iniciativa conjunta de la Fundación Panamericana para la Salud y la Educación (PAHEF), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Comisión como parte de la Secretaría de Salud. Todos estos eventos no sólo celebraron a la institución y sus logros, sino que marcaron el inicio de una nueva etapa llena de posibilidades de crecimiento y de nuevos proyectos que, sin duda, darán para muchos años más. Estos convenios que la CONBIOÉTICA firmó con la UNAM y el CONACyT tienen como propósito establecer las bases y mecanismos de coordinación para llevar a cabo acciones concertadas que contribuyan al mejoramiento, desarrollo e impulso de la actividad académica, la investigación y la difusión relacionadas con la bioética, así como instaurar mecanismos para impulsar la bioética y la ética en la ciencia, la tecnología y la innovación. En el ámbito académico, la CONBIOÉTICA ha apoyado directamente el desarrollo de programas de enseñanza en diversas instituciones de educación superior en materia de bioética, como es el caso de la Universidad Anáhuac, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) —con el cual se llevará a efecto un diplomado sobre derecho y bioética—, y finalmente, junto con el Programa Universitario de Bioética de la UNAM, un diplomado en bioética dirigido de manera específica a miembros de Comités Hospitalarios de Bioética y Comités de Ética en Investigación. Además, la Comisión ha establecido otros convenios de colaboración con instituciones como el Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, y ha construido vínculos con la Academia Nacional de Medicina de México, la Academia Mexicana de Cirugía y el Consejo de Ética y Transparencia de la Industria Farmacéutica (CETIFARMA) para la realización de actividades conjuntas en temas y prioridades de bioética. También mantiene relación con sus homólogos de otros lugares del orbe. Tal es el caso del Comité Consultatif National d’Éthique pour les Sciences de la Vie et de la Santé de Francia; con la Comisión de Bioética de Quebec, Canadá —Commission d‘Éthique en Science et en Technologie— y la UNESCO en el abordaje de diversos tópicos del campo de la bioética para fortalecer el desenvolvimiento de esta disciplina en México y en el mundo, por lo que participa en sus foros y reuniones de trabajo de manera constante. Otra actividad complementaria es que en 2011 la Comisión quedó inscrita en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (RENIECYT), instrumento de apoyo que identifica a las instituciones que llevan a cabo actividades relacionadas con la investigación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología en México. Este registro permite emprender estudios y participar en los programas de estímulo y apoyo correspondientes. Al respecto, en 2012 la CONBIOÉTICA recibió un donativo para fortalecer el Centro del Conocimiento Bioético, a través de su biblioteca virtual y el Sistema de Telebioética; todo ello permite dar cumplimiento a una capital tarea que tiene encomendada de acuerdo con lo que establece su decreto de creación de 2005, en el sentido de organizar y participar en actividades de investigación y docencia vinculadas con su objeto, así como opinar sobre los protocolos de investigación en salud que se sometan a su consideración. 705 Cirugía y Cirujanos La CONBIOÉTICA: referente nacional e internacional Bioethics, U.K., y The International Association of Bioethics (IAB). En el contexto internacional, la CONBIOÉTICA se ha proyectado como una institución de vanguardia con la capacidad de aportar respuestas geográficas a los problemas que existen en todo el mundo y que traspasan barreras. Un logro de enorme envergadura es el hecho de que, por conducto de la Comisión, México ha sido designado sede de la 10ª Cumbre Global de Comisiones Nacionales de Bioética que auspicia la Organización Mundial de la Salud, y del 12° Congreso Mundial de Bioética de la Asociación Internacional de Bioética, ambos a realizarse en 2014. Estos eventos son de los más relevantes en su tipo y marcan la pauta del desarrollo de la bioética en el plano mundial, por lo cual 2014 será el Año de la Bioética en México.21 Asimismo, la Comisión es un referente de las actividades que se realizan en México en el ámbito bioético, tanto por sus funciones de órgano normativo y consultivo multidisciplinario, como por su carácter de instancia rectora en el país, por lo que se da a la tarea de formular y emitir opiniones técnicas y pronunciamientos en el terreno de la bioética a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial (federal y estatales) en materia de legislación y políticas públicas. La Comisión goza de prestigio y reconocimiento internacional, lo que le permite vincularse con cuerpos consultivos de otras naciones, especialmente del continente. Tal es el caso de la reunión que organizó en 2011 con los delegados de los Cuerpos Consultivos en Bioética de los países de la Región de las Américas, a la que asistieron 10 países del continente. Además, en la 9ª Reunión de Comités Nacionales de Ética en Investigación realizada en Cartago, Túnez, en 2012, la Comisión presidió el grupo de trabajo internacional de ética en investigación. De igual forma, la Comisión colabora activamente con las principales organizaciones e instituciones de bioética de carácter internacional como son, entre otras, la División de Ética y Salud de OMS/OPS; Global Summit of National Bioethics Advisory Bodies, OMS; Committee on Bioethics (DH-BIO), Council of Europe; Comités Internacionales de Bioética de UNESCO y su División de Ética; Federación Latinoamericana y del Caribe y de Instituciones de Bioética (FELAIBE); European Commissions International Dialogue on Bioethics (BEPA); Nuffield Council on 706 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 La CONBIOÉTICA ha venido promoviendo la integración de una infraestructura bioética en todo el país, la cual está encabezada por las Comisiones Estatales de Bioética, órganos colegiados que impulsan los fundamentos, la aplicación de la normatividad en materia bioética y promueven el debate de los dilemas bioéticos en los estados en lo relativo a la atención y la investigación en salud y en el cuidado del entorno ambiental. Como resultado de ello, se logró la adición y la reforma de la Ley General de Salud, para introducir la obligatoriedad de contar con Comités Hospitalarios de Bioética (CHB) y Comités de Ética en Investigación (CEI) en todos los establecimientos hospitalarios y centros de investigación del país, sujetándose a los criterios establecidos por la Comisión.22 En tal sentido, la Comisión emitió las disposiciones necesarias para el registro e integración de los Comités Hospitalarios de Bioética 23 y los Comités de Ética en Investigación,24 las cuales se publicaron mediante acuerdo del Secretario de Salud, con lo que se fortalece su función normativa. La Comisión Nacional de Bioética, y en general las diversas instancias que conforman la infraestructura bioética en el país, constituyen un apoyo para salvaguardar la dignidad y los derechos humanos de los pacientes y sus familiares, al promover acciones orientadas al Ruiz de Chávez-Guerrero MH. Veinte años de bioética en México análisis y la reflexión de los dilemas bioéticos que tienen lugar en el contexto de la atención a la salud y la investigación, sea en el plano individual o colectivo. Su papel incide en la mejora de la calidad de la atención, lo que sin duda se traduce en beneficio directo de la población y en la protección del paciente. CONCLUSIONES Por todo lo anterior, se considera que hay mucho que hacer por el desarrollo de la bioética en México y que es responsabilidad de todos garantizar que las ciencias de la salud —para que sean capaces de tener realmente un impacto positivo y alcanzar los objetivos que se les han planteado como respuesta a las necesidades que existen en esta sociedad y en el mundo—, inicien un diálogo en términos bioéticos y se enfoquen en generar mejores condiciones de vida para la humanidad, lo cual no es una cuestión menor: no es únicamente hacer ciencia, sino una nueva actitud humanista que debe caracterizar al médico y a todo profesional de la salud; es decir, una actitud bioética. Agradecimiento El autor agradece la colaboración de la Lic. Alexandra Olmos Pérez, del Dr. Alejandro del Valle Muñoz y del Lic. Raúl Héctor Rodríguez Otero. Referencias 1. Post S. Encyclopedia of Bioethics. 3rd ed. USA: Macmillan Reference USA; 2004. 3 (Pt I-M). Medical Ethics IV. Latin America, 2004. p. 1547-1552. 2. Lolas-Stepke F. Bioética y antropología médica. Santiago de Chile: Mediterráneo; 2000. p. 31-35. 3. Callahan D. Bioethics as a discipline. The Hastings Center Studies 1973;1(1):66-73. 6. Potter VR. Bioethics: the science of survival. Perspectives in Biology and Medicine 1970;14(1):127-153. 7. Post S. Encyclopedia of Bioethics. 3rd ed. USA: Macmillan Reference USA; 2004. 1 (Pt A-C). Bioethics p. 278-286. 8. The National Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research. The Belmont Report. Ethical Principles and Guidelines for the Protection of Human Subjects of Research. USA: Department of Health, Education, and Welfare; 1979. 9. González J. Razones ético-filosóficas de una bioética laica. México: Proteo. Diálogos de Ética y Bioética; 2011 (consultado el 06 de febrero de 2014). Disponible en http://www. dialogos.unam.mx/RAZONES%20FILOSFICAS%20DE%20 UNA%20BIOTICA%20LAICA.pdf 10. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. Francia: Conferencia General de la UNESCO. 2005. 11. Reich WT. editor in chief. Encyclopedia of Bioethics. USA: Macmillan and Free Press; 1978. 1 and 2 (Pt Abortion to Medical). Introduction p. XIX. 12. Hottois G. ¿Qué es la bioética? México, Fontamara. 2011. 13. Portal del Programa Regional de Bioética (Página principal en Internet). Santiago de Chile: Organización Panamericana de la Salud-Organización Mundial de la Salud; c1994 (actualizado el 04 de septiembre de 2013; consultado el 06 de febrero de 2014). Disponible en http://new.paho.org/ hq/index.php?option=com_content&view=article&id=55 82&Itemid=4004&lang=es 14. Postigo Solana E. Bioética, concepciones antropológicas y corrientes actuales. España: Universidad Centro de Estudios Universitarios (CEU). 2008. p. 3. 15. Jonas H. El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica. 2a ed. España, Herder. 2004. p. 77. 16. Comisión Nacional de Bioética. (Página principal en Internet). México: Centro del Conocimiento Bioético; c2010 (consultado 06 febrero 2014). Disponible en http://www. conbioetica-mexico.salud.gob.mx/interior/antecedentes. html 17. Decreto por el que se crea el órgano desconcentrado denominado Comisión Nacional de Bioética. Diario Oficial de la Federación, Tomo DCXXIV No. 5, (7-09-2005). 18. Comisión Nacional de Bioética. (Página principal en Internet). México: Centro del Conocimiento Bioético; c2010 (consultado 06 febrero 2014). Disponible en http://www. conbioetica-mexico.salud.gob.mx/interior/queeslabioetica.html 4. Jahr F. BioEthik: Eine Umschau über die ethischen Beziehungen des Menschen zu Tier und Pflanze. Kosmos: Handweiser für Naturfreunde 1927;24(1):2-4. 19. Portal de la Biblioteca de la Comisión Nacional de Bioética [Página principal en Internet]. México: Comisión Nacional de Bioética; c2011 (actualizado en enero de 2014; consultado el 06 de febrero de 2013). Disponible en www. amigosconbioetica.org 5. Potter VR. Bioethics. Bridge to the future. USA: PrenticeHall; 1971. 20. Comisión Nacional de Bioética. XX Aniversario Comisión Nacional de Bioética 1992-2012. Gaceta CONBIOÉTICA (Serie 707 Cirugía y Cirujanos en Internet) 2012;1(4):52. (consultado 06 febrero 2014) Disponible en http://www.conbioetica-mexico.salud.gob. mx/interior/gaceta_conbioetica/numero_4/portada.html 21. Comisión Nacional de Bioética. 2014 Año de la Bioética en México. Gaceta CONBIOÉTICA (Serie en Internet) 2013;1(5):40. (consultado 06 febrero 2014). Disponible en http://www.conbioetica-mexico.salud.gob.mx/interior/ gaceta_conbioetica/numero_5/portada.html 22. Decreto por el que se adiciona el artículo 41 Bis y se reforma el artículo 98 de la Ley General de Salud. Diario Oficial de la Federación, Tomo DCXCIX No. 10, (14-12-2011). 23. Acuerdo por el que se emiten las Disposiciones Generales para la Integración y Funcionamiento de los Comités Hospitalarios de Bioética y se establecen las unidades 708 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 hospitalarias que deben contar con ellos, de conformidad con los criterios establecidos por la Comisión Nacional de Bioética. Diario Oficial de la Federación, Tomo DCCIX No. 24, (31-10-2012). (consultado 06 febrero 2014). Disponible en http://www.conbioetica-mexico.salud.gob.mx/descargas/pdf/normatividad/normatinacional/AcuerdoCHB.pdf 24. Acuerdo por el que se emiten las Disposiciones Generales para la Integración y Funcionamiento de los Comités de Ética en Investigación y se establecen las unidades hospitalarias que deben contar con ellos, de conformidad con los criterios establecidos por la Comisión Nacional de Bioética. Diario Oficial de la Federación, Tomo DCCIX No. 24, (consultado 06 febrero 2014). Disponible en http:// www.conbioetica-mexico.salud.gob.mx/descargas/pdf/ normatividad/normatinacional/AcuerdoCEI.pdf Índice de autores Cir Cir 2014;82:709-714. Índice de autores del volumen 82, 2014 A Aboharp Hasan Z Aceves Chimal JL Acosta Altamirano G Acosta Olivo C Afrashtehfar CDM Afrashtehfar KI Aguayo Albasini JL Aguilar Galán EV Aguilar Olivos NE Aguirre Olmedo I Albarracín Marín Blázquez A Alcaraz Mateos E Alfaro Ortega IB Alumbreros Andújar MT Ambriz González G Andraca Dumit R Ángeles Garay U Antonio Manrique M Aragón Tovar AR Arch Tirado E Ardisson Zamora FJ Arenas Aranda DJ Arreola García J Arribas Martin A Asbun Bojalil J Ávila Escobedo L Azuara Turrubiates AJ B Bächler González J Ballinas Miranda JR Bañuelos Ávila L Bautista Piña V www.amc.org.mx 28 595 38, 81, 109, 344, 453 163, 395 460 460 567 448 680 150 268, 432 567 668 448 628 496 48 1 338 528 425 489 157 274 477 680 425 637 231 38 129 Belda Lozano R Benita Bordes A Bertrand MM Bertrand Noriega F Bezares Bravo G Blanco Figueroa JA Blando Ramírez JS Boyzo Montes de Oca A Brandi Salinas EH Bravo Lázaro S Bravo León J Briseño Hernández AA Brito Zurita OR Bustos Jiménez M C Calzado Baeza SF Camacho Juárez S Camaño Puig R Campos Muñoz T Candel Arenas MF Cano Hidalgo RA Cárdenas Lailson LE Cárdenas Lara A Carranza Martínez I Carrasco Rojas JA Carrillo Esper R Castañeda Chávez A Castañón González JA Castelán Martínez OD Castillo Fernández AM Castillo González A Cervantes Castro J Céspedes Casas C Charles Niño C 573 537 274 537 436 188 332 11 668 505 517 212 619 142 551 127 647 528 268 245 150, 517 309 206 241, 290 219, 363, 591 212 127 157 496 262 473 448 402 709 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Chávez González B Chávez Zúñiga I Chirino Romo J Cornejo López G Cortés Medina JC Cortés Romano P Crovari Eulufi F Cruz Flores P Cruz Flores P Cruz González JA Cruz Mendoza I Cruz Ramírez O Cruz Vega F Cuendis Velázquez A D Dávalos Rodríguez NO Dávila Torres J de Ariño Suárez M de la Cruz Yañez H de León Caballero R de León Monterroso JL de Wit Carter G Delgado Hernández A Díaz de León Cruz MAA Díaz Pardo M Díaz Pizarro Graf JI Docobo Durantez F Dolores Vergara M Domínguez Comesaña E Domínguez López ML Duarte Escalante E E Encalada Díaz I Escamilla Segade C Escobar de la Garma VH Escoto Gómez JA Escrig Sos J Espinosa Álvarez A Espinosa González O Espitia Pinzón C Esponda Colmenares F Esteban Navarro P 710 556 38 537 206 309 262 637 690 690 302 87 274 690 150 402 690 563 496 418 680 70 528 668 157 274 142 489 231 595 109 381 432 372 511 252 183 655 3 163 395 F Febrero B Ferrer Ayza M Ferrer Márquez M Flores Cobos AE Flores Estrada JJ Flores Pantoja JM Fortea Sanchis C Franco Bey R Franco Yáñez Y Franco-Bey R Frías de León MG Fuentes Orozco C G García Arrona LR García Cano E García Guzmán JG García Hernández C García Marín A García Rodríguez FM García Ruiz S García Santos E Garduño Raya MJ Garnica Escamilla MA Garza de la Llave H Gaspar Carrillo SP Gil Carrasco F Gil García R Gironés Guillem P Gómez Calzada JG Gómez de Leija NA González Fernández C González Juárez F González Ledón F González López A González Ojeda A González Santamaría R González Valverde FM Granados Silvestre MA Grube Pagola P Guardado Bermúdez F Guerrero Rascón CA 686 573 573 87 3, 70, 76 188 252 690 63 690 109 200, 316 177 655 63 496 389 20, 28, 87 142 195 129 528 183 381 3 20, 28 647 412 425 563 367 157 448 316 188 432 119 412 425 309 Índice de autores Guerrero Romero F Guerrero Silva LA Guevara Gutiérrez E Gutiérrez Hermosillo V Gutiérrez Padilla RA H Hernández Ascencio JA Hernández Ceballos JA Hernández Chávez V Hernández Hernández A Hernández Jesús B Hernández Miguelena L Hernández Rodríguez J Hernández Rubio A Hernández Zamora E Hernández Ceballos JA Hernandis Villalba J Herrera Fernández FA Herrera Torres A Husein ElAhmed H I Isordia Salas I J Jaimes Medrano AL Jarufe Cassis N Jiménez Gómez JA Jiménez Villanueva X Jiménez y Felipe JH Juárez de la Torre JC L Landa Juárez S Lara Arias J Leaños Miranda A León Ferrufino F Leonher Ruezga KL Lillo Crespo M Lima Gómez V Llamas Macías FJ Lloret F López López RM López Méndez E López Pérez E www.amc.org.mx 282 425 628 628 332 412 661 11 628 87 262 11 20, 28 607 655 505 551 20, 28 323 595 290 637 200 20, 28 418 655 496 163 595 637 200 647 63, 477 316 686 619 680 87 López Pretelín NP López Vázquez ME López Zamudio J Loría Castellanos J Luna Martínez J M Macías Amezcua MD Macías Valle LF Macule Beneyto F Madrazo Navarro M Maffuz Aziz A Majluf Cruz A Maldonado Hernández H Maldonado Torres L Maldonado Vázquez A Manjarrez Gutiérrez G Manzanares Campillo MC Margain Paredes MA Marín Domínguez R Martín Fernández J Martínez Hernández JE Martínez Lira R Martínez Murillo C Martínez Ordaz JL Martínez Ramos D Martínez Rivera MA Marzal Felici V Mata Quintero CJ Medina Chávez JL Mejía Terrazas GE Mella Laborde M Melo Guzmán G Méndez Cano AF Méndez Gómez S Mendizábal Guerra R Mendoza Lemus O Mengual Ballester M Menjívar Iraheta M Meroño Carbajosa E Meza Cardona J Mier Escurra EA Millán Guerrero R 436 316 200 690 177 212, 316 367 395 183 129 595 302 48 262 11 195 183 262 195 109 170 607 674 252 109 505 177 170 381 389 372 48 489 372 163 567 119 505 563 328 170 711 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Molina Ramírez D Mondragón Chimal MA Mondragón Herrera JA Mondragón Pinzón EE Monroy Argumedo M Montañez Lugo JI Montes de Oca Muñoz LE Montúfar Robles I Mora Ríos LE Morales Cadena M Morales Chávez CE Morales González CA Morales Márquez LI Moreno Eutimio MA Mosso González C Muciño Bermejo MJ Mujica Amaya ML Muñoz Atienza V Muñoz Hinojosa JD 177 511 11 177 206 556 496 119 76 367 150 157 48 20, 81, 344, 453 402 219 290 195 274 N Nava Bringas TI Navarro Tovar F Navas D Navío Perales J Neri Gómez T Nofuentes Riera C Nuño Escobar C 352 661 686 505 11 389 316 O Ocádiz Carrasco J Ochoa González G Ochoa Rico Á Olmedo Canchola VH Ornelas Aguirre JM Orozco Olguín P Ortiz León S Ortiz López MG Osnaya Moreno H 332 511 607 290 619 537 290 119 511 P Padilla Vázquez F Padillo Ruiz FJ 712 372 142 Palomeque Jiménez A Parrilla P Pastor Quirante F Paz Martínez M Peláez Anaya D Pellicer Franco E Peña Ros E Pérez Ayala LC Pérez Bru S Pérez Fernández H Pérez López M Pérez Morales OA Pérez Parra C Pérez Peña Rosas D Pineda Figueroa L Pineda Rodríguez ME Pintor Belmontes JC Piña García A Plascencia Posadas FJ Platt García J Polanco González C Ponce Pérez LV Prats de Puig M Prieto Díaz Chávez E Puente Gallegos FE 551 686 432 537 668 567 268, 432 661 389 619 389 372 448 177 563 338 212 460 200 418 127 183 252 170 338 Q Queralt Martín R Quezada López DR Quezada Ruiz C Quezada Sanhueza N Quintero Cabrera E Quiroz Mercado H Quiroz Morales CN Quiroz Vasquez L Quiróz Villegas ME 252 212 245 637 661 3 436 690 517 R Ramirez Garcia SA Ramírez Gómez M Ramírez González LR Ramírez Morales F Ramos Morales T 402 448 200 436 163 Índice de autores Rascón Alcanta A Razo Blanco Hernández DM Rentería Ruiz NP Reyes Maldonado E Reyes Montes MR Reyes Moreno M Reyes Zamorano J Ricardez García JA Ríos A Rios Cruz D Ríos y Valles Valles D Ripa Galván P Riquelme Pizarro C Rivas Ruiz R Rodríguez Bautista H Rodríguez Cuevas S Rodríguez JM Rodríguez JM Rodríguez Morán M Rodríguez Reyes AA Rodríguez Rodríguez L Rodríguez Wong U Rojano Rodríguez ME Romero Espinosa JF Romero Hernández T Rubio Cerdido JM Rubio Chaves C Ruescas García F Ruiz de Chávez Guerrero MH Ruiz Esparza Garrido R Ruiz Marín M Ruiz Mercado H Ruíz Molina I Ruiz Suárez M Ruvalcaba Limón E S Sabag Ruiz E Salamanca Gómez F Salas Lozano NG Salvador Sanchis JL Sánchez Cifuentes A www.amc.org.mx 418 477 70 607 109 551 442, 541 332 686 262, 412, 436 76 328 637 157 309 129 686 686 282 70, 76 528 93 150 511 674 389 142 195 699 489 268 302 323 381 129 619 489 563 252 268, 432 Sánchez Córdova G Sánchez García S Sandoval Balanzarios MA Segur Vilalta J Segura González JMC Serrano Osuna R Serrano Puche F Solvas Salmerón MJ Soria Aledo V Soriano Hernández MI Sosa Durán EE Soto Medina CA Soto Mendoza H Souto del Bosque R Suárez Grau JM Suárez Moreno R T Tafoya Ramos SA Tapia Álvarez L Tapia Vega MA Tlacuilo Parra A Topete González LR Torres Ruiz MF Toscano Garibay JD Tovar Rodríguez JM Trejo Martínez C Treviño Garza F Trujillo Hernández B Tun Abraham ME U Unzueta Navarro D V Valades Mejía MG Valadez Caballero D Valdés Castañeda A Valdespino Castillo PM Valdespino Castillo VE Valdespino Gómez VM Valero González F Valero Navarro G Vargas Aguilar VM 655 195 48 395 655 619 551 573 567 323 668 328 188 556 142 183 290 367 150 628 402 517 3 38, 81 129 328 170 674 381 595 188 274 578 578 578 381 567 453 713 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Vargas Hernández VM Vargas Hernández VV Vásquez Ríos JR Vázquez Jiménez C Velázquez Flores M Velázquez García JA Venegas Dávalos M Verduzco Mendoza A Vicencio Tovar A Vicente Ruiz M Vidal Sicart S 714 38, 81 453 352 170 489 48 628 528 332 268, 432 395 Vilchez Cavazos F Villa Ruano N Villalón López JS Villanueva Rodríguez E Villanueva Sáenz E Villaseñor Diez J Viveros Sandoval ME Viveros-Sandoval ME Z Zavala Hernández C Zavala Pompa A 163, 395 402 556 425 206 70 607 607 607 338 Índice temático Cir Cir 2014;82:715-719. Índice temático, volumen 82, 2014 A Abdomen agudo Absceso psoas Actividad física inmunometabolismo lumbalgia Adherencias postquirúrgicas Adulto invaginación intestinal Agudeza visual ketorolaco Anastomosis intracorporal Anestesia bloqueo interescalénico bloqueo nervios periféricos regional Angioedema hereditario Apendagitis epiploica dolor abdominal Apendicectomía cáncer costos hernia de Amyand Artroplastia hombro rodilla B Biliopatía www.amc.org.mx 389 268 344 352 537 432 477 hipertensión portal Bioética medicina Biopsia ganglio centinela Bridas obstrucción intestino C Cáncer apéndice cecal cervicouterino colorrectal dedo intestino mama 573 381 381 381 563 389 142 628 195 381 395 mediastino ojo ovario pleuropulmonar sacro testículo Cerclaje esclera Cirugía bariátrica colon colorrectal cricofaríngeo cuello gástrica 680 699 129 637 28 206 453, 556 274 323 200 20, 129, 252, 489 177 70 212, 432 418 87 38 245 219, 262, 573 442 274 655 316 150, 219, 262 715 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos mama suprarrenal vejiga vesícula biliar Coagulación infarto agudo de miocardio Colágena miocardiopatía Colangiopatía Coledocolitiasis embarazo Colitis isquémica no oclusiva Complicación postoperatoria quirúrgica Coordinador trasplante Costo apendicitis preoperatorios Crioterapia factor de crecimiento endotelio vascular factor derivado epitelio pigmentado D Desgarros retina Desprendimiento retina Detección cáncer Diabetes mellitus cirugía bariátrica edema macular minerales miocardiopatía suplementos Diagnóstico asperlosis obstrucción intestino 716 252 505 338, 496 188 595 11 680 188 442 537, 674 157 647 628 517 3 3 245 63, 245 28, 453 219 477 119 11 282 109 637 Disfagia orofaríngea Dismenorrea síndrome Herlyn-WernerWünderlich Divertículo de Meckel Zenker Dolor abdominal lumbar Donador sangre órganos E Edema macular periférico Ejercicio estabilización lumbar inflamación Embarazo coledocolitiasis Embolización meningioma tumores del estroma gastrointestinal Encuentros médico quirúrgicos Enfermedad Inflamatoria pélvica von Willebrand Enseñanza bioética cirugía Esplenectomía cáncer cervicouterino Estabilización lumbar 309 445, 544 460 200, 332 655 389, 563 352 619 647 477 563 352 344 188 372 680 690 448 607 699 241 556 352 Explosión trauma acústico 528 Índice temático F Factores de riesgo infección quirúrgica Fertilidad cáncer Fístula enterocutánea Foramen esfenopalatino Fotocoagulación edema macular Funduplicatura Nissen vólvulo gástrico G Gen ELMO1 GIST hemorragia Gliomatosis peritoneal teratoma ovario H Habilidades psicomotoras Hemorragia gástrica gastrointestinal Heridas mano Hernia Amyand hiatal paraesofágica perianal Hipertensión portal Hipoacusia trauma acústico Hipospadias cirugía I Infarto agudo de miocardio www.amc.org.mx 48 38 360 367 477 537 402 680 432 170 551 680 511 coagulación Infección procalcitonina quirúrgica Infertilidad cáncer de testiculo malformaciones müllerianas Inmunohistoquímica cáncer pseudotumor inflamatorio Inmunometabolismo ejercicio Inflamación vida sedentaria fibrogénesis pseudotumor inflamatorio Injerto óseo Invaginación intestinal adultos K Ketorolaco agudeza visual L Laparoscopia colorrectal gástrica 195 661 661 93 suprarrenal vejiga vesícula biliar 595 231 48 38, 338 460 70 412 344 344 402 412 395 432 477 274 150, 262, 425, 537, 573 505 496 188 Lesión 680 528 157 esófago mano oído Linfangioma mama mediastino Linfoma 668 511 528 81 537 717 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Cirugía y Cirujanos Burkitt Lumbalgia ejercicio 212 352 M Malformación amígdalas cerebelosas carótida interna intestino mediastino mülleriana presacro retrorrectal urogenital Maltrato médicos Marcadores genéticos moleculares Medicina espacial regenerativa sistemas de enseñanza Médicos residentes hostigamiento Metástasis bazo ganglio centinela Miocardiopatía diabetes mellitus Modelo quirúrgico N Necrosis colon Nefropatía gen ELMO1 Niños linfangioma vejiga neurogénica Nutrición diabetes mellitus 718 309 302 332 537 460 567 567 448, 460, 496 290 402, 489 109 591 578 473 290 556 129 11 150 442 402 537 496 119 O Obesidad cirugía inmunometabolismo Obstrucción intestinal Osteoartrosis rodilla Ostomía fístula enterocutánea P Pancreatitis pseudoquiste pancreas Paraganglioma carótida interna Plasma rico en plaquetas artroplastia osteoartrosis Plastia perineal Polimorfismo rs1345365 Predisposición genética Preoperatorios cirugía Prevención cáncer Procalcitonina infección Pseudoauneurisma arteria esplénica arteria hepática páncreas Q Quiste páncreas pilonidal R Regulación educativa en medicina Retinopatía 262, 573 344 432, 637 163 360 425, 551 302, 316 395 163 93 402 489 517 453, 489 231 551 674 425 425 87, 567 473 Índice temático pigmentaria 63 S Servicios urgencias médicas Síndrome Churg-Strauss hemivagina obstruida Herlyn-Werner-Wünderlich OHVIRA Sistema salud T Tomografía computada obstrucción intestino Trasplante órganos Tratamiento aloinjerto óseo quirúrgico páncreas Trauma esófago mano oído Trombosis venosa Tumor apéndice bazo www.amc.org.mx 127 183 460 448, 460 460 98 637 647 395 655 425 668 511 528 363 142 328 cuello dedo gastrointestinal mama mediastino meninges orbitario ovario pleuropulmonar presacro retrorrectal vejiga U Ultrasonido bloqueo interescalénico V Vacunas cáncer cervicouterino Variantes anatómicas genéticas Vasculitis intestinal Vejiga neurogénica tratamiento quirúrgico Vitrectomía desgarros retina Vólvulo gástrico 302, 316 323 680 81 412, 537 372 76 432 418 567 567 338 381 453 367 402, 489 183 496 245 537 719 Agradecimientos Cir Cir 2014;82:720-722. Agradecimientos 2014 El Comité Editorial de la revista Cirugía y Cirujanos tiene el privilegio de expresar que los logros alcanzados se deben a la participación de distinguido académicos que con su profesionalismo, calidad ética, médica y científica sustentan la revisión de los manuscritos. Y que es, gracias a su entrega y compromiso que la revista se mantiene desde 1933, alcanzando reconocimientos Nacionales e Internacionales. Aceff González Alejandro Alfeirán Ruiz Antonio Alonso Vanegas Mario Arturo Álvarez Ríos Juan Jorge Anaya Prado Roberto Argüero Sánchez Rubén Arroyo Yllanes María Estela Astengo Osuna Carlos Athié Gutiérrez Aviña Valencia Jorge Baeza Herrera Carlos Barrera Franco José Luis Belmonte Montes Carlos Beltrán Ortega Arturo Bernal Sahagún Fernando Bernal Sánchez Gilberto Bravo Bernabé Pedro Antonio Briones Garduño Jesús Carlos Brito Zurita Olga Rosa Buitrón García Figueroa Rafael Gerardo Calva Cuadrilla Edmundo Campos Campos Salvador Francisco Campos Castillo Carlos Candia de la Rosa René Francisco Careaga Reyna Guillermo Carrillo Esper Raúl Carrillo Hernández José Federico 720 Castañón González Jorge Alberto Cervantes Pérez Ángel Porfirio Chan Núñez Luis Carlos Cicero Sabido Raúl Cisneros García Juventino Collado Corona Miguel Ángel Cortés Gallo Gabriel Cuevas Covarrubias Sergio Alberto de la Garza Salazar Jaime G de la Torre Bravo Antonio de la Torre González Diego de León González Maximiliano Delgado Brambila Humberto Augusto Díaz de León Ponce Manuel Antonio Díliz Pérez Héctor Santiago Domínguez Chávez Felipe de Jesús Domínguez Cherit Judith Guadalupe Enríquez Vega María Elizabeth Exaire Murad José Emilio Fanghänel Salmón Guillermo Feria Bernal Guillermo Fraga Mouret Antonio Fuente del Campo Antonio Fuentes Maldonado Raúl Gabilondo Navarro Fernando Gallegos Hernández José Francisco García Irigoyen Carlos Agradecimientos 2014 Gerson Cwlich Raquel Gil Galindo G Gómez Alcalá Alejandro Gómez Bravo Topete Enrique Gómez Guerra Lauro Salvador González Bárcena David Homero González Chávez Antonio González Llaven José Eugenio González Ojeda Alejandro Gracida Juárez María del Carmen Yolanda Guinto Balanzar Gerardo Gutiérrez Samperio César Gutiérrez Vega Rafael Hernández Bustillo Manuel Humberto Hernández Carbajal Braulio Hernández Miguelena Luis Herrera Hernández Miguel Francisco Holm Corzo Alberto Hurtado López Luis Mauricio Ibarra Ibarra Luis Guillermo Ibarra Ponce de León José Clemente Jaspersen Gastelum Jorge Jiménez y Felipe Joel Higinio Jiménez Ponce Fiacro Kimura Fujikami Takao Kunhardt Rasch Jorge Ralf Lavalle Montalvo Carlos Lifshitz Guinzberg Alberto Lima Gómez Virgilio Loyo Varela Mauro Lozano Alcázar Jaime Luna Ortíz Kuauhyama Madrazo Navarro Ignacio Mario Manzanilla Sevilla Manuel Arturo Marrón Peña Manuel Mayagoitia González Juan Carlos Medina Franco Heriberto Medina Rodríguez Francisco Guillermo Medrano Guzmán Rafael Mendoza Morfín Fernando Meneses García Antelmo Abelardo www.amc.org.mx Mercado Díaz Miguel Ángel Mier y Díaz Juan Mondragón Sánchez Ricardo Morales Gómez José Moreno Collado Clemente Alejandro Narváez Porras Octavio Nieto Zermeño Jaime Noyola Villalobos Héctor Ocampo Candiani Jorge de Jesús Ocampo González Saúl Ortiz de la Peña Rodríguez Jorge Alejandro Oviedo Montes Alejandro Francisco Padilla Sánchez Luis Páramo Díaz Marcelo Parra Carrillo José Z Patiño Restrepo José Félix Peñuelas Acuña Juana Pérez Castro y Vázquez Jorge Alfonso Pérez Torres Eduardo Plancarte Sánchez Ricardo Poletti Vázquez Eduardo David Ramírez Barba Éctor Jaime Reyes Sánchez Alejandro Rivera Flores Jaime Robledo Ogazón Felipe Rodríguez Cabrera Rafael Rodríguez Cuevas Héctor Rodríguez Cuevas Sergio Rodríguez Trejo Juan Miguel Rodríguez Wong Ulises de Jesús Roesch Dietlen Federico Rojas Dosal José Adrián Rojas Reyna Guillermo Alfonso Rojo Medina Julieta Salamanca Gómez Fabio Salcedo Vargas Luis Mauricio Sánchez Basurto Carlos Sánchez Fernández Patricio Rogelio Sánchez González Jorge Manuel Santillán Doherthy Patricio Javier Sobrevilla Calvo Pedro 721 Cirugía y Cirujanos Soria Fernández Guillermo Sotelo Cruz Norberto Soto Granados Mauro Tamashiro Higa Tetsuji Tapia Jurado Jesús Torres Lobatón Alfonso Valdespino Gómez Victor Manuel 722 Volumen 82, Núm. 6, Noviembre-Diciembre 2014 Vázquez Valdez Eduardo L Vega Malagón Alfredo Jesús Vilatobá Chapa Mario Villalba Caloca Jaime Villanueva Saenz Eduardo Villaseñor Ruíz Alfonso NORMAS PARA LOS AUTORES 1. 2. 3. 4. Cirugía y Cirujanos publica artículos en español, nacionales o extranjeros, previamente aprobados por el Comité Editorial de la Academia Mexicana de Cirugía. Los artículos podrán ser enviados por correo electrónico ([email protected]) o llevados directamente a la oficina de la revista en archivo electrónico en CD, marcado con nombre del trabajo y software utilizado; deberá anexarse el formato de cesión de los derechos de autor (firmado por todos los autores) que aparece publicado en la propia revista, en el cual se hace constar que el artículo es inédito. Puede escanearse y enviarse en archivo electrónico, en el mismo CD o por correo electrónico. El texto debe elaborarse en computadora, a doble espacio, margen de 2.5 cm por lado, fuente tipográfica Times New Roman a 12 puntos. La extensión máxima de los trabajos es: Editorial: 5 cuartillas y 5 referencias; Artículo original: 20 cuartillas, hasta seis figuras, 6 cuadros y 45 referencias; Caso clínico: 10 cuartillas, hasta seis figuras y 30 referencias (solo por petición expresa del Editor); Artículo de revisión o monografía: 15 cuartillas, hasta 6 figuras, 6 cuadros y 45 referencias; Artículo sobre historia de la medicina (solo por petición expresa del Editor); 15 cuartillas, hasta 6 figuras y 45 referencias; Carta al editor: 1 cuartilla, 1 figura, 1 cuadro y 5 referencias. Cirugía y Cirujanos solo admite los editoriales y artículos sobre historia de la medicina elaborados por petición expresa del Comité Editorial de la propia revista. El manuscrito comprende: 4.1 Página frontal: títulos completos y cortos (máximo 8 palabras) en español e inglés, nombre del o los autores (máximo seis incluyendo el autor principal), una adscripción (que incluya institución, hospital, departamento o servicio, si fuera el caso). Para el autor al que se dirigirá la correspondencia deberá escribir: el nombre, la dirección postal completa (calle, colonia, delegación o municipio, estado y código postal), teléfonos fijo (incluyendo clave lada) y celular (solo para la Revista), fax, correo electrónico. 4.2 Resúmenes estructurados en español e inglés, donde las entradas de los párrafos sean análogas a las partes del artículo (Antecedentes, Material y métodos, etc.). Cada resumen no debe exceder 250 palabras. 4.3 Palabras clave y key words basadas en el MeSH (Medical Subject Headings); para obtenerlas consultar www.nlm. nih.gov/mesh/MBrowser. html www.amc.org.mx 4.4 Texto del Artículo original integrado por las siguientes secciones: • • • • • • • • Antecedentes (antecedentes, objetivos) Material y métodos (aspectos éticos y pruebas estadísticas) o caso clínico (según corresponda) Resultados (solo en caso de artículo original). Discusión (aspectos más importantes del trabajo) Conclusiones Agradecimientos Referencias Cuadros y/o figuras. Se utilizará el término figura para citar por igual ilustraciones, esquemas, fotografías y gráficas. Se utilizará el término cuadro para citar por igual los cuadros y las tablas. 5. Cada hoja del escrito debe llevar en el ángulo superior izquierdo el apellido paterno, materno e iniciales del nombre del primer autor; en el ángulo superior derecho, la numeración de las cuartillas (v. gr.: 1/20, 2/20 …). 6. Los cuadros de datos tabulados que contengan exclusivamente texto deberán elaborarse con la aplicación “Tabla” de Word; los esquemas y diagramas, con Power Point; las gráficas de pastel, barras, dispersión, etcétera, con Excel (en formato editable, es decir, que permita sobrescribir para traducción y corrección de estilo). 7. Para las fotografías en versión electrónica debe considerarse lo siguiente: • • • El formato debe ser TIFF o JPG (JPEG). Solo si el tamaño real de las imágenes resulta excesivo (más de 500 kb por archivo), las imágenes pueden reducirse a escala; dada la pérdida de resolución, no deben incluirse imágenes que requieran aumento de tamaño. La resolución mínima aceptable es de 300 ppi. Si las fotografías son obtenidas directamente de cámara digital, la indicación debe ser “alta resolución”. 8. Se debe señalar el lugar dentro del texto donde se incluirán las imágenes (en paréntesis como Figura 1, 2, 3, etc.). 9. Dentro del archivo de texto deben incluirse los cuadros y después de estos los títulos y pies de figura, al final después de las referencias; cada ilustración, esquema y fotografía debe ir en un archivo individual e independiente del texto 10. Cuando los cuadros o figuras sean obtenidos de otro medio impreso o electrónico, deberá entregarse carta de autorización de la institución donde se publicaron. 11. Para las notas al pie de figura o cuadro se deben utilizar símbolos convencionales. Las siglas o abreviaturas se especificarán también en los pies de cuadros/figuras, no obstante haber sido mencionadas en el texto. 12. Las referencias deben enumerarse progresivamente según aparezcan en el texto (en estricto orden consecutivo ascendente y registrarse el número correspondiente utilizando superíndices). Deben omitirse comunicaciones personales y pueden anotarse “en prensa” cuando un trabajo ha sido aceptado para publicación en alguna revista; en caso contrario, referirlo como “observación no publicada”. No usar la opción automática para la numeración. 13. Cuando en una referencia los autores sean seis o menos deben anotarse todos, pero cuando sean siete o más se indicarán solamente los seis primeros seguidos de et al. Ejemplos Publicación periódica Rose ME, Huerbin MB, Melick J, Marion DW, Palmer AM, Schiding JK, et al. Regulation of interstitial excitatory amino acid concentrations after cortical contusion injury. Brain Res 2002;935(1-2):40-46. Libro Murray PR, Rosenthal KS, Konbayashi GS, Pfaller MA. Medical microbiology. 4th ed. St. Louis: Mosby; 2002; p. 210-221. Capítulo de libro Meltzer PS, Kallioniemi A, Trent JM. Chromosome alterations in human solid tumors. In: Volgestein B, Kinzler KW, editors. The genetic basis of human cancer. New York: McGraw Hill, 2002; p. 93-113. Base de datos o sistemas de recuperación en internet Online Archive of American Folk Medicine. Los Angeles: Regents of the University of California 1996 (consultado 2007 Feb 1). Disponible en http:// www.folkmed.ucla.edu/. Artículos de revistas en internet Kaul S, Diamond GA. Good enough: a primer on the analysis and interpretation of noninferiority trials. Ann Intern. 2002;145(1)62-69. Disponible en http://www.annals.org/reprint/145/1/62.pdf Para mayor información acerca de cómo citar fuentes no descritas en estas normas favor de consultar los ejemplos proporcionados por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos en: http://www.nlm.nih.gov/bsd/uniform_re- quirements.html Para información complementaria de estas normas para los autores, se recomienda consultar la última versión de “Uniform Require- ments for Manuscripts Submitted to Biomedical Journals: Writing and Editing for Biomedical Publications” (junio 2013), del International Committee of Medical Journals Editors, en la dirección electrónica 14. Los trabajos no aceptados se devolverán al autor principal por correo electrónico. www.icmje.org/urm_main.html Acad. Dr. Alejandro Reyes Fuentes Editor de Cirugía y Cirujanos Academia Mexicana de Cirugía Centro Médico Nacional Siglo XXI, IMSS, Unidad de Congresos, Bloque B, tercer piso, Av. Cuauhtémoc 330, 06725 México, D. F. Teléfonos. (55) 57610574; 55880458; 57612581 Teléfono directo: (55) 57610608 Conmutador: (55) 56276900, exts. 21266, 21269 Correo electrónico: [email protected] www.amc.org.mx Aceptación de cesión de la propiedad de los derechos de autor (Este formato debe ser enviado con todos los manuscritos sometidos a consideración y debe ser firmado por todos los autores del mismo) “Los autores que firman al calce están de acuerdo con transferir la propiedad de los derechos de autor del manuscrito titulado: __________________________________________________________________________________________ __________________________________________________________________________________________ a la Academia Mexicana de Cirugía, en el caso de que éste sea aceptado para su publicación. Los autores están de acuerdo también en que, de ser aceptado, la Academia Mexicana de Cirugía publique el artículo en un número subsiguiente de la revista Cirugía y Cirujanos, así como en cualquier otro medio de difusión electrónica. Los autores declaran que están enterados y de acuerdo con el orden de autoría señalado en el manuscrito original, que tuvieron una participación en el estudio como para responsabilizarse públicamente de él y que aprobaron la versión final del manuscrito enviado a Cirugía y Cirujanos. Los autores aseguran que el trabajo sometido es original; que la información contenida, incluyendo cuadros, figuras y fotografías, no ha sido publicada previamente o está en consideración en otra publicación; que de ser publicado no se violarán derechos de autor o de propiedad de terceras personas y que su contenido no constituye una violación a la privacidad de los individuos en estudio. Los autores afirman que los protocolos de investigación con seres humanos o con animales recibieron aprobación de la institución donde se realizó el estudio”. Autor responsable: (1)_________________________________________ (nombre completo) ______________________ (firma) Otros autores: (2)________________________________________ _______________________ (nombre completo) (firma) (3)________________________________________ _______________________ (nombre completo) (firma) (4)________________________________________ _______________________ (nombre completo) (firma) (5)________________________________________ _______________________ (nombre completo) (firma) (6)________________________________________ _______________________ (nombre completo) (firma) Fecha: _________________________________________________ www.amc.org.mx CIRUGÍA Y CIRUJANOS Órgano de Difusión Científica de la Academia Mexicana de Cirugía During recent years, we have witnessed many technological advances in electronic publication. The Editors of Cirugía y Cirujanos, in an attempt to bridge the gap between “print publication” and “on-line publication,” beginning with the No. 1 issue, 2006, will publish all manuscripts on-line, in English, as well as continuing the printed publication in Spanish. The accessibility and wide diffusion of on-line English publication will provide the opportunity for our scientific colleagues, not only in Latin America, but throughout the world, to have the opportunity to share the knowledge and skills of our Mexican surgical community, as well as to provide authors from other countries with a forum for participating in our Journal, in order that we may gain knowledge of surgical specialties throughout the world. Manuscripts will continue to be accepted in proficient Spanish, to be published in print. Those written in Spanish will be translated to English for on-line publication. Guidelines for manuscript submission will be published on-line. We are confident that this “evolution” in publication will serve the needs of the international community, as well as to provide our Mexican scientists with greater visibility throughout the global community. The Mexican Academy of Surgery is pleased to offer the on-line version, without fees or subscription. We look forward to the valuable input from our readers in an attempt to maintain the high standards of Cirugía y Cirujanos. Sincerely, Alejandro Reyes-Fuentes, Editor Cirugía y Cirujanos Bloque B, Tercer piso, Unidad de Congresos Centro Médico Nacional Siglo XXI, Av. Cuauhtémoc No. 330, Col. Doctores 06725 México, D. F. Tel. (55) 5761 2581, 5761 0574, 5588 0458 Conmutador IMSS 5627 6900, exts. 21266, 21267, 21268 Teléfono directo (55) 5761 0608 Correo electrónico: [email protected] Página web: www.amc.org.mx www.amc.org.mx
© Copyright 2024