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Páginas Locales del Área Sudamérica Noroeste
La bondad
en la Obra de
Salvación
Omar A. Álvarez M. - Setenta de Área
E
n los albores de la creación participamos con Nuestro
Padre Celestial y nuestro Señor Jesucristo, en la
formación de esta tierra donde desarrollaríamos
nuestras cualidades como el Salvador. Todos estábamos
muy emocionados y ansiosos por el día en que vendríamos.
Le prometimos al Padre Celestial ser obedientes a sus
mandamientos y que daríamos todo para la edificación
y fortalecimiento de nuestras familias y de su reino.
Al nacer en esta tierra, un velo de olvido cubrió nuestras
mentes y quedamos sometidos al ejercicio del albedrío
y a la guía del Espíritu Santo. Sin embargo, a pesar
de no poder recordar los detalles, el Padre Celestial
nos proveyó de una manera para guiarnos. Moroni lo
dijo de esta manera: “Por consiguiente, todo lo que es
bueno viene de Dios, y lo que es malo viene del diablo;
porque el diablo es enemigo de Dios, y lucha contra él
continuamente, e invita e induce a pecar y a hacer lo
que es malo sin cesar” Moroni 7: 12. También dijo: “Por
tanto, os suplico, hermanos, que busquéis diligentemente
en la luz de Cristo, para que podáis discernir el bien del
mal; y si os aferráis a todo lo bueno, y no lo condenáis,
ciertamente seréis hijos de Cristo” Moroni 7:19.
Por motivo de esta luz que habita en nosotros, cuando
hacemos lo bueno nos sentimos bien, nos sentimos
satisfechos, sentimos gozo y nuestra conciencia se siente
en Paz consigo misma y con Dios. “Estas cosas os he
hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro
gozo sea completo” Juan 15:11. “Él nos bendecirá con
paz genuina – mental, emocional, física, espiritual y
económica- no una paz como el mundo la da” Juan 14:27,
sino una “paz… que sobrepasa todo entendimiento...”
Filipenses 4:7.
Recientemente los profetas del Señor nos han invitado,
a apresurar la Obra de Salvación. En otras palabras, a
participar más activamente en la salvación de sus hijos.
Esta invitación se me hace parecida a la que recibimos en
los albores de la creación. Hoy quiero comentarles de una
manera cómo poder hacerlo, que nos hará sentirnos bien
con nosotros mismos y nos traerá mucho gozo y felicidad.
Comentaré una experiencia de mi niñez que muestra
la importancia de ofrecer amor y afecto, de estar alerta
a las oportunidades: Tenía yo diez años, papá estaba
desempleado y pasábamos días difíciles. A menudo
mamá se esforzaba por enseñarnos a compartir todo
lo que consiguiéramos con la familia. Después de
regresar de la escuela con mi hermano mayor, íbamos
a un comisariato donde ayudábamos a las personas
con su mercado y recibíamos propinas con las que
comprábamos alimentos y traíamos a casa. Al lado del
comisariato había un supermercado pequeño. Un día
al pasar por el supermercado observé que habían botado
una caja grande con cambures que estaban muy maduros
pero en buen estado. Yo pensé que esto sería una gran
contribución para nuestra familia, la alegría que yo
sentía era tan enorme que nunca me preocupé de que esa
caja era muy pesada para mí.
Me armé de valor y me la subí a la cabeza; con tanto
peso encima era difícil caminar por lo que daba pasos
un poco imprecisos. Me debatía entre dos sentimientos,
el primero: Esa caja era muy pesada para mí y no debía
continuar y el segundo: Yo no podía abandonar tan grande
bendición. Un señor bondadoso me estaba observando y
se detuvo con su camioneta a mi lado y me pidió que le
dejase ayudarme, se bajó rápidamente, tomó la caja y la
puso en la camioneta y me llevó hasta mi casa.
Yo no conocía a ese Señor, sin embargo, acepté muy
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complacido aquella ayuda, y desde ese día él llegó a ser
mi héroe, sentí un inmenso agradecimiento por su gesto
y nunca más pude olvidarlo. Aún hoy, cincuenta años
después, recuerdo a ese señor con un fuerte sentimiento
de agradecimiento, un desconocido que se apiadó de un
necesitado. Un buen samaritano.
Para participar con Nuestro Padre Celestial en la Obra
de Salvación, tenemos que ser más amorosos, tenemos
que mostrar amor y bondad por sus hijos e hijas y sentir
un genuino interés por ellos y mostrárselo por medio de
pequeños actos de servicio e interés. Por nuestra familia,
por nuestros amigos y vecinos, por los niños, jóvenes,
ancianos y menos afortunados. Como dijo el Señor al
profeta José Smith D. y C. 4:5 “y fe, esperanza, caridad y
amor…lo califican para la obra”.
Cuando vemos a una persona en la capilla que no hemos
visto anteriormente debemos saludarle con amor y
aprecio, presentarnos a ella y hacerle saber cuan felices
nos sentimos de tener su amable visita. Podríamos
comentarle cómo nos sentimos nosotros cuando por
primera vez visitamos la capilla, e interesarnos realmente
en ellos, en sus necesidades, y encontrar la manera de
poder ayudarles a llegar al Salvador.
El Señor dijo en 3 Nefi17:7,9; “¿Tenéis enfermos entre
vosotros? Traedlos aquí. ¿Tenéis cojos, o ciegos, o
lisiados, o mutilados, o leprosos, o atrofiados, o sordos,
o quienes estén afligidos de manera alguna? Traedlos
aquí y yo los sanaré, porque tengo compasión de
vosotros...” “…la multitud…se acercó, con sus enfermos,
y sus afligidos, y sus cojos, y sus ciegos, y sus mudos, y
todos los que padecían cualquier aflicción; y los sanaba
a todos, según se los llevaban”. Así que somos nosotros
los que podemos hacerles sentir el amor de Dios y hacerles
sentir que son amados por sus hermanos, nosotros somos
los brazos y oídos de consuelo del Salvador, ya sea que
nosotros los hayamos invitado o no.
Recordemos que tras el funeral, las flores se marchitan,
los buenos deseos de los amigos se convierten en
recuerdos, y las oraciones y las palabras se van apagando
en los corredores de la mente. Los que sufren suelen
encontrarse solos. Se echa de menos la risa de los niños,
el alboroto de los adolescentes y la preocupación tierna
y amorosa del cónyugue que se ha ido. ¿Conoce ud. a
alguien que sufre la pérdida de un ser querido? ¿Alguna
madre que sufre por un hijo descarriado? ¿Una familia
que sufre el desempleo del proveedor de la casa? ¿Una
familia sumida en la desesperación de las deudas? ¿Un
niño o un joven que nunca ha sentido el amor de una madre
o un padre? ¿Un matrimonio a punto de divorciarse? Ud.
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puede ser para ellos las manos mismas del Salvador, la
respuesta a las súplicas de esta alma atribulada.
Le invito a interesarse en él, o ellos y llevarles un sentimiento
de consuelo y compañerismo. El evangelio del Señor
Jesucristo podrá traerles todo lo que ellos necesitan para
enfrentar esos días aciagos, pero primero ellos necesitan
saber que el Señor se interesa en ellos y usted es el medio
como ellos podrán saberlo. Usted puede mostrarles mucho
amor e interesarse por ellos y entonces estarán listos
para escuchar a los misioneros que usted les presentará.
Las palabras amables y bondadosas no solo nos levantan
el ánimo en el momento que se pronuncian, sino que
permanecen con nosotros durante años. Recuerdo otra
experiencia de niño cuando una señora se refirió de mi en
público, diciendo que era un buen niño, muy dedicado a
los estudios. Hasta el día de hoy, recuerdo el sentimiento
tan bonito que me produjo escuchar aquellos halagos
por una persona extraña, en público, por primera vez en
mi vida. Hasta el día de hoy el recordar ese momento
me hace muy feliz. Seguro estoy que esa persona jamás
recordó lo que me dijo, pero esas palabras marcaron mi
alma y se quedaron conmigo. Nosotros podemos marcar
el alma de otras personas siendo generosos, amables y
considerados con ellos. Por favor, piense en alguien a
quien usted puede hacer un justo halago hoy y fijar esas
palabras en su alma. Vaya a la acción. Hágalo.
Mi pedido es a todos, padres, maestros, líderes y
misioneros. Uds. tienen la responsabilidad de enseñar por
el ejemplo y por la invitación, el ser amorosos, atentos
y delicados tiene un impacto eterno y si lo hacemos con
aquellos que no conocen al Salvador puede ser la vía
para motivarles. Nadie quiere estar donde no es querido,
donde no se le reconoce, nadie quiere asociarse con los
que ven solo sus debilidades e incapacidades y mucho
menos si hacen mención de ellas. A todos nos gusta estar
donde se nos muestra amor y cariño, donde se alegran de
que hayamos llegado, donde sabemos que hacemos falta.
Uds. se sentirán llenos, se sentirán felices, sentirán un
amor grande en sus corazones en la medida que comiencen
a practicar el amor puro de Cristo con sus hermanos y
en sus familias. “...pedid al Padre con toda la energía de
vuestros corazones que seáis llenos de este amor que él
ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos
de su Hijo Jesucristo….para que cuando él aparezca,
seamos semejantes a él” Les prometo que sentirán que su
vida es plena y que Dios les acompaña en todo momento,
sus angustias y preocupaciones se irán de usted. Y la
paz les abrazará. Sabrán del amor puro de nuestro Señor
Jesucristo. Moroni 7:48. En el nombre de Él, Amén.
Adorando en el medio oriente
gracias a la oración, la fe y la tecnología
Andrés Julián Rojas Caballero. Barrio Cañaveral, Estaca Bucaramanga, Colombia.
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ebido a mi trabajo, he viajado a diferentes países
y visitado diferentes centros de reuniones y
templos. A pesar de la diversidad de culturas
e idiomas, siento el amor de Cristo en cada una de
estas edificaciones del Señor al encontrar hermanos
fieles y recibir una sonrisa de cada uno de ellos.
Mi última experiencia fue en la ciudad de Abu Dhabi, de los
Emiratos Árabes Unidos, donde tuve la bendición de unirme
a los santos de allí en el primer Centro de Reuniones del
Oriente Medio, el que fue dedicado en febrero de 2013 por el
élder Holland. Llegar allí no fue nada fácil pues, en un país
musulmán, parte de Emiratos Árabes Unidos está prohibido
el proselitismo cristiano y nadie te da razón de la iglesia.
Con tres grandes herramientas como la oración, la
fe en Cristo y la tecnología, pude llegar al centro de
reuniones. Cuando salí a tomar el taxi fue cuando la
oración y la fe jugaron su gran rol, pues el taxista no
sabía dónde quedaba la capilla, su inglés era mínimo
y, a pesar de otros inconvenientes para encontrar el
centro de reuniones, confié en la oración que había
hecho y después de que el taxista realizara una llamada,
como un milagro encontramos el centro de reuniones.
Mi corazón rebozó de gratitud a Dios por haberme
permitido reunir y participar con los santos del barrio 2 de
Abu Dhabi. El renovar mis convenios, entonar los himnos
y escuchar los mensajes inspirados, hicieron que sienta
cada vez con mayor intensidad el Espíritu Santo y pude
testificar que estamos en la única Iglesia verdadera de
Cristo y que es la misma en cualquier rincón del mundo.
Me siento bendecido de contar con la tecnología, como
la página web de la Iglesia, ya que pude informarme
dónde estaba el centro de reuniones, el día en que se
reunían (el cual es el viernes por motivo de la cultura
allí), al igual pude ver la hora de la reunión y el nombre
del obispo. Este día no quería perderme la bendición de
participar de la santa cena y, a pesar de estar lejos de mi
país natal, sé que puedo hacerlo en cada lugar del mundo
en donde vaya, pues la obra del Señor, sigue creciendo
cada día y los centros de reuniones se multiplican.
Cocinando con nuestro Quórum de diáconos
Luis Junior Tovar Quispe.
Rama el Carmen - Estaca El Bajío Santa Cruz. Bolivia.
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n nuestra clase de quórum de diáconos planificamos
tener una actividad para cumplir nuestra meta en
el programa del Deber a Dios, la cual consistía en
hacer 3 comidas nutritivas.
Yo ofrecí mi casa para que se lleve a cabo una de ellas.
Hicimos milanesas de berenjenas, un plato diferente,
nutritivo y delicioso. Fui a recoger a los diáconos que
viven cerca de mi casa, luego llegaron los demás, en total
éramos 6.
Aprendimos, nos divertimos cocinando y luego degustamos
de nuestras berenjenas. Yo sé que las metas del folleto Mi
deber a Dios son inspiradas por Dios para nuestro progreso
temporal y espiritual. Ese día aparte de aprender a hacer
un plato nutritivo pude conocer mejor a mis amigos del
quórum. Que pronto con mucha nostalgia dejaré… para
pasar al quórum de maestros.
Cheffs y diáconos.- Luego de seguir paso a paso la receta,
la mesa estaba lista. De derecha a izquierda: Julián Gutiérrez,
Junior Tovar, Matías Gutiérrez, Ricardo Tórrez,
Andrés Ardaya, Yordan Lobo.
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Manos mormonas que ayudan
Campaña de limpieza de costas
Guillermo Estrugo Nery - Gerente del departamento de Asuntos Públicos
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as playas de Lima fueron escenario de la hermosa
labor de servicio que los miembros de la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días,
realizaron el sábado 14 de diciembre del año pasado,
alcanzando con éxito la meta de 30,000 horas de servicio
en el Megaproyecto de limpieza de costas, como parte del
programa “Manos Mormonas que Ayudan”.
Manos mormonas que ayudan en campaña
“Limpieza de Costas”
En coordinación con la ONG Vida y la Municipalidad
Metropolitana de Lima y sus municipios distritales,
nuestros voluntarios han donado más de 30.000 horas de
servicio recogiendo residuos que contaminan nuestras
playas, tales como, plásticos, maderas, textiles, vidrios y
toda clase de objetos contaminantes.
Manos mormonas que ayudan limpian playas de La Punta
en el Callao, Perú.
Los representantes distritales están agradecidos con los
miembros de la Iglesia por esta labor desinteresada que
contribuye al medioambiente y da buen ejemplo a la
juventud, y forja valores dentro de la comunidad, valores
que pueden generar un desarrollo sostenible de nuestra
sociedad.
Esta actividad se desarrollo por tres semanas consecutivas,
en las playas de Ventanilla y la Punta en El Callao, Pimentel
en Chiclayo, Huanchaco en Trujillo, en Pisco, y en las
playas de San Miguel, Ancón, la Costa Verde y Lurín en
Lima, así como los Pantanos de Villa.
Se recolectó todo tipo de basura marina, como plásticos,
maderas, telas, metales, etc.
Los líderes de la Iglesia han anunciado que “la mayor motivación de los miembros de la Iglesia de Jesucristo para
realizar esta y otras actividades de servicio a la comunidad, es tener un lugar mejor para compartir con los demás y que
las 30,000 horas de servicio tienen como único propósito dejar el mundo mejor de lo que lo encontraron”.
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En la playa Mar Brava de San Miguel
trabajaron unos 350 voluntarios.
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Se recabaron más de 10 toneladas de basura marina,
en las playas de La Punta en El Callao.
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Compartir el evangelio trae felicidad y milagros
Mi primer llamamiento
Élder Joel Arcos, Misión Ecuador Guayaquil Norte.
Hildo Rosillo Flores, Barrio Central, Estaca Piura Central.
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C
unca he olvidado mi primer llamamiento en la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días. Me bauticé el 11 de setiembre de 1971 en el
río Piura, en el departamento del mismo nombre, en Perú.
Al mirarlos, sintió que ellos necesitaban lo que a él le trajo
gran gozo: “el evangelio de Jesucristo”. Con delicadeza
se les acercó y les dijo que sabía de algo que les traería
felicidad, y les preguntó si unos jóvenes misioneros podrían
visitarlo, y le respondieron con un gran SÍ.
El presidente de la rama - en ese entonces con 50
miembros-, me llamó a una entrevista y dijo, “quiero que
venga 30 minutos antes de las reuniones y con esta franela
limpie el púlpito, la mesa de la Santa Cena y las sillas y
luego, coloque 30 himnarios en las sillas.” Después agregó,
“usted tiene que orar, ayunar y estudiar las escrituras.”
El hermano Jorge tomó su número y dirección y se lo dió a
los misioneros. Días después, mi compañero y yo, fuimos
por esas referencias. El hermano se llamaba Carlos Mayor,
supimos y sentimos inmediatamente que era un escogido
del Señor. Le invitamos a bautizarse y aceptó.
Yo tenía 30 años, y cumplía fielmente mi llamamiento.
Por la mañana y por la tarde, al terminar las reuniones,
recogía los 30 himnarios y los colocaba en un estante junto
a mi franela, con la que también limpiaba el escritorio del
Presidente de la Rama, hno. Jorge García Fows.
Nos contó su historia, nos dijo que estaba enfermo de su
corazón y tenía a su hijo de 11 años a quien él, a sus 70
años, cuidaba solo en esta vida. Una semana antes tuvo un
accidente que le ocasionó una grave herida en su pierna y
los doctores querían amputársela, pero él les dijo que no
lo hagan porque sabía que Dios lo ayudaría. Al salir de su
chequeo, los doctores le dijeron que tenía prohibido mojar
su herida por el estado en que se encontraba.
Han pasado los años y, un día, hojeando una Liahona, me
quedé mirando fijamente una fotografía, era un anciano
que con escoba en mano limpiaba una capilla, al observarlo
me di cuenta que era el Presidente Gordon B. Hinckley y
me pregunté, si a sus 90 y tantos años él limpia la capilla,
yo que tengo 38, debo seguir su ejemplo.
uando servía en el barrio República de la estaca
Quevedo Norte, conocí al hermano Jorge Cedeño,
quien me contó una experiencia. Él se encontraba
en un comedor y vió a un hombre y a su hijo cuyos rostros
demostraban mucha tristeza y preocupación.
Aun así nos dijo que quería ser bautizado para seguir el
ejemplo del Salvador, y que sabía que Dios cuidaría su pierna.
Un jueves 25 de julio, a las 5 p.m., junto con su hijo
Sebastián, fue bautizado y, después de unos días, lo
visitamos. Al llegar a su hogar nos recibió con una gran
sonrisa, levantó su pantalón y nos mostró el milagro que
había sucedido. La herida de su pierna sanó, toda su herida
cicatrizó, y dejó de usar su bastón con el que andaba, le
dijimos que Dios vió su fe y Él lo sanó.
Sé que la fe trae milagros, sé que si los miembros de la Iglesia
miramos a nuestro alrededor, veremos a muchas personas
que están esperando que abramos nuestra boca y que les
invitemos a escuchar a los misioneros y el valioso mensaje
de felicidad que Dios tiene para sus hijos. El adversario nos
hace sentir temor para no compartir el mensaje del Salvador,
nos pone ideas como: “ No, él o ella no va a querer, no les
gusta” o “ No, él o ella no va a cambiar, mejor no.”
Pero, Jesucristo espera, y nos pide, que lo hagamos ya.
Este es el tiempo para hacerlo, ¡podemos vencer el temor!
Amo esta obra y amo ser un misionero del Señor, Jesús es el
Cristo, el hijo de Dios como dice en (DyC88:73) “He aquí,
apresuraré mi obra en su tiempo”. Él está apresurando su
obra, Él desea que podamos compartir su evangelio a todas
las personas. En el nombre de Jesucristo. Amén.
Desarrollando su fe
Reyna Rondón de Lozada,
Barrio Portada del Sol, Estaca Campoy, Perú.
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ra casi la medianoche y ya estábamos acostadas,
cuando mi hijita Natalia no podía dormir porque se
le había extraviado su chupón y estaba acostumbrada
a dormir con él. Lo busqué por más de una hora y no lo
encontré. Entonces trataba de hacerla dormir contándole
uno y otro cuento, pero ella no dormía.
Llegó la hora de la oración, algo que siempre hacemos
juntas, y casi al terminar, mi hija interrumpe la oración y
me dice: ¡Pídele a Él! señalando el cuadro de Jesucristo,
insistía diciendo; ¡pídele a Él!
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Ella, en su inocencia, me
demostraba su fe, entonces para
tranquilizarla, pedí en mi oración
que pudiéramos encontrar el
chupón. Luego nos levantamos
juntas de la cama a seguir buscándolo; pasaron algunos
minutos y lo encontré metido en una mochila con sus juguetes.
Me dio gusto y una inmensa alegría que mi bebe me diga ¡Ya
ves mamá, Diosito nos ayudó a encontrarlo! A pesar de su
corta edad de dos años y nueve meses, ya sabe que Nuestro
Padre Celestial existe y que lo puede todo.
lunes fue declarado feriado en Perú, vine a la capilla en
mi bicicleta, entré y me puse a indexar nombres y luego,
al ver los pasillos y baños sucios, tomé los materiales de
limpieza y dejé todo limpio.
En el transcurso de mi vida como miembro, - ahora tengo
72 años -, sé que el Espíritu Santo no mora en lugares
inmundos ni sucios y, por eso, siempre me doy tiempo para
limpiar la capilla Central de Piura que está edificada sobre
4,200 metros cuadrados y cuyo terreno fue comprado en
1962.
Queridos hermanos, qué hermosa bendición es estar en una
capilla del Señor y mantenerla limpia. No interesa quién la
ensució o quién arrojó un papel en el suelo, lo importante
es apagar la luz, apilar las sillas, limpiar pizarras, y sobre
todo, los jardines cuando están llenos de papeles.
En un mensaje del Presidente Hinckley pude leer, cuando
no uses la luz apágala, apila las sillas, etc. El sábado y
domingo tuvo lugar la conferencia General 183 y el
Les doy mi testimonio, que el Señor nos bendecirá si
hacemos lo que el Presidente Thomas S. Monson nos
pide...tengamos limpios los centros de reuniones.
La Obra Misional necesita la
Fe y el amor puro de Cristo
En ese instante vinieron a mi mente las palabras del presidente
Dieter F. Uchdorf: “no importa cuál sea nuestra angustia,
nuestros sufrimientos, nuestros errores, nuestro Padre
Celestial es infinitamente misericordioso y quiere que nos
acerquemos a Él para que Él pueda acercarse a nosotros”…
Élder Juan Urritia, Misión Colombia Bogotá Sur.
T
enía apenas un mes en la misión cuando llegué
al barrio Granjas en Neiva. Mi compañero y yo,
nos esforzamos mucho por tener nuestro primer
converso, y trabajamos inteligente y diligentemente en la
obra del Señor. Uno de nuestros investigadores era Juan
David (13 años). Él tenía un gran deseo de bautizarse y
aprender más de nuestro Padre Celestial. Sus padres no
eran miembros, pero tenía el apoyo de su hermana mayor.
Sé realmente que nuestro amigo se acercó más al Padre
Celestial y pudo tocar el corazón de su madre para obtener
su permiso. El 1 de agosto del año pasado se efectuó su
bautismo y su madre, con lágrimas en los ojos, sintió el
Espíritu de Dios. La perseverancia es lo que marca la
diferencia de la obediencia a los mandamientos de nuestro
Padre Celestial.
Me di cuenta que la obra misional necesitaba más que fe,
era el amor puro de Cristo que llena nuestros corazones y
hace rebozar de esperanza nuestras almas. Necesitábamos
que la madre de Juan David nos diera el permiso para el
bautismo de nuestro amigo, ya solo nos faltaba una lección
y aún no teníamos su aceptación. Oramos fervientemente
para que ella nos recibiera, para llegar a su corazón y, una
tarde , sonó el celular y el presidente de los hombres jóvenes
emocionado nos dijo: “Juan David ya tiene la autorización
para el bautismo.”
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LA HISTORIA DE WILLY
Por: Omar A. Álvarez – Setenta de Área.
K
wai Wing N.G. es un joven
Chino del barrio Los Sauces.
Desde niño se autodenominó
“Willy” por la dificultad que tenia la
gente para pronunciar su nombre.
Sus padres nacieron y se casaron
en China, y llegaron a Venezuela
cuando Willy era muy pequeño, de
manera que se educó entre escuelas
venezolanas y la cultura cantonesa.
Se bautizó en la Iglesia el 22 de
julio de 2001 y su asistencia fue un
verdadero desafío ya que trabajaba en
el supermercado de su padre, quien le
exigía trabajar los domingos.
Sin embargo, él se las arregló para
asistir a renovar sus convenios
semanalmente y aprendió del
Evangelio asistiendo a las clases de
Instituto durante la semana. Un día,
su Obispo me pidió que lo entreviste
para la misión y Willy, durante la
entrevista, me dijo que sus padres
aún no sabían de su decisión.
Cuando llegó su llamamiento, llegó
también su gran reto, ¿Cómo les diría
a sus padres que dejaría todo por dos
años para ir a servir? Eso le llenaba de
preocupación y angustia. Sabía que
ellos no lo aceptarían, ni apoyarían
de ninguna manera esa decisión.
Pasaron los días y llegó la noche
antes de su apartamiento. Preparó
silenciosamente la maleta que se
llevaría a la misión y la dejó en casa
de un amigo miembro de la Iglesia.
En sus propias palabras relata lo
siguiente:
“Llegó mi llamamiento para ser
apartado el 24 de noviembre de 2004.
Un mes antes conversé con mi familia
sobre la misión, les dije que deseaba
servir al Señor, que solo serían dos
años. Ellos se opusieron. El día de
mi apartamiento cerraron con llave
la puerta de mi cuarto para que no
saliera. Oré fervientemente al Señor
buscando la guía de su Espíritu para
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saber qué hacer, para recibir fortaleza
y consuelo.
Amarré la sábana de mi cama y salí
por la ventana del segundo piso. ¿Por
qué lo hice? Por mi fe en Jesucristo y
para servirle en una misión. Sé que
Jesucristo vive, sé que Nuestro Padre
Celestial escucha y contesta nuestras
oraciones. Sé que por la expiación
de Jesucristo puedo arrepentirme
de mis errores y siendo un hombre
con imperfecciones, por medio de
Jesucristo, puedo ser una mejor
persona”.
El día de su apartamiento, Willy
llegó puntualmente,
estaba un
poco asustado por todo lo que había
vivido, pero muy alegre y animado
de servir al Señor. El otro joven que
le acompañaba y quien guardaba la
maleta en su casa fue quien me contó
toda la experiencia que había vivido.
Mientras era misionero, él alentó a su
hermano menor “Elio” a prepararse
para servir también.
Otra historia de fe en la vida de
Willy fue cuando decidió hacerse
novio y casarse en el templo con
una joven de su barrio. Sus padres
no apoyaban la decisión y para
disuadirlo, lo llevaron a China para
presentarlo a todos sus familiares y a
muchas jovencitas chinas para que él
se interesara en una de ellas. Willy se
mantuvo firme en su decisión y como
sus padres se oponían fuertemente a
su matrimonio, se casó sin decírselo
a sus padres.
Ya casado, sus padres le propusieron
ayudarlo a independizarse en el
negocio del supermercado, pero la
condición fue que debía trabajar todos
los días -incluyendo los domingos- tal
como ellos lo habían hecho siempre.
Willy no lo aceptó y prefirió sacrificar
la seguridad económica de su familia
que incumplir con los mandatos del
Señor.
Firmes en la fe.- Willy y su amada Mariana
luego de sellarse en el Templo.
Actualmente Willy y Elio son
miembros fieles de la Iglesia. Willy
participa fielmente en las actividades,
se desempeña como secretario
auxiliar de la Estaca Valencia
Venezuela Los Sauces y se selló en
el Templo de Caracas con su amada
esposa.
Invitamos a aquellos interesados a
enviarnos sus artículos sobre su Escritura
favorita, y a niños y jóvenes a escribir sus
experiencias sobre “Seguir a Cristo”.
Presidencia de Área:
Élder Juan A. Uceda
Élder W. Christopher Waddell
Élder C. Scott Grow
Editora:
Lucy Torres
Responsable de Edición:
Moroni Torres
Envíenos noticias o eventos a
[email protected]
Las fotos favor de enviarlas
en archivo “jpg ” en una buena
resolución y tamaño.
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