D. Francisco Fernando Ortega Rodriguez

PROYECTO
DE DIRECCIÓN DEL CENTRO
I.E.S. PEÑALARA
Real Sitio de San Ildefonso (Segovia)
Francisco Fernando Ortega Rodríguez
A modo de introducción, diagnóstico y prólogo
prescindible y que nadie me ha pedido...
I
Cuando llegué a este instituto hace ya casi seis años quedé gratamente sorprendido
por lo que encontré, y más quizás porque lo que había oído sobre él no era muy agradable. Sin
embargo, me encontré un pequeño instituto tranquilo, con unos alumnos cariñosos y
respetuosos, interesados las más de las veces en sus estudios -aunque no todos tanto como
los profesores querríamos-, con unos compañeros cordiales y afables aunque algo distantes
-los que venimos de más al sur lo notamos-, y con otros profesionales que cumplían en general
de buena gana y con eficacia con sus tareas. Me sentí a gusto, amablemente acogido; sin
euforias, pero contento.
Cuando fui tomando parte de su vida cotidiana aprecié muchas de sus virtudes, quizás
más significativas para mí por venir de un centro más grande y más complejo y, como
comprobé pronto, más problemático.
Que hubiese un “grupo de convivencia” que organizaba actividades como el “día del
susurro” o las “jornadas ecológicas” con enorme éxito de participación me pareció muy
interesante, como que hubiese una perfecta organización de alumnos ayudantes en primero
y mediadores en el resto de los cursos, coordinados y dirigidos por Nuria. Me incluyeron en
su grupo con cariño. Y me apunté a un curso de formación de mediadores en el centro de
profesores -entonces aún existían-.
Que los chavales organizasen -con ayuda de todos- actividades pro-viaje de fin de
curso era y es habitual: venden chuches, polvorones, camisetas y lotería; pero un interflora
por San Valentín capaz de entregar 200 o 300 flores o cactus en destinos móviles y en un par
de horas yo no lo había visto nunca. Y en años posteriores he visto a los padres -más las
madres- del AMPA organizando bailes y fiestas de disfraces o de halloween, liguillas de fútbol,
campeonatos de natación y bocadilladas. Y no dejaba de ser gratificante. Y viajaban a Sicilia,
o a Malta, o a Portugal... hasta se fueron de crucero.
Que en días señalados se haga la chocolatada y el partido de alumnos contra profes
es frecuente en los centros, pero que tras la catástrofe de Haití -que ocurrió ese año- los
alumnos de 3º ESO -con tutores y profesores, pero también con padres y amigos- organizasen
el Festival solidario fue algo emocionante para mí -para todos-. Y que tuvo continuidad en
otros Festivales solidarios y, luego, en jornadas solidarias.
Que los departamentos organizasen por la tarde canguros matemáticos, concursos de
inglés “Big Challenge” u Olimpiadas de Química, de Biología y de lo que hubiese me llenaba
-me llena- de satisfacción. O que seamos campeones de Castilla de campo a través. Por eso
propuse a mi Departamento participar en el concurso Hispanoamericano de ortografía, y ahí
está, con nuestro inveterado Concurso de relato breve -sea o no de primavera- o nuestros
viajes al teatro o a la Casa de Antonio Machado...
Que el centro participase en un Comenius era también meritorio, y lo sabía bien yo, que
me harté de complejidades burocráticas sólo con la parte económica del de mi centro anterior.
Que mantuviese el centro una excursión anual a París -a la que también me incorporé
por invitación del Departamento de Francés- era otro buen síntoma, continuado en años
posteriores con nuevos viajes, o con el intercambio con Toulouse, en el que participé
asimismo, e incrementado hace un par de años con otro a Inglaterra...
Que hubiese excursiones a Madrid, a El Prado, al Reina Sofía, a la Bolsa o el Congreso
o el Senado, era y es habitual; que se optimizase la excursión con un musical en la Gran Vía
o una visita al Circo del Sol ya era otro nivel, y un punto había que anotar a los profesores,
dispuestos a volver a las 12 de la noche y nevando.
Y al mismo nivel situaba yo las visitas a nuestro entorno cercano, desde los jardines al
Cerro del Puerco, del Museo del vidrio -fíjese, unos pasos- a la destilería de DYC; o al más
lejano de Burgos, con nuestros robots de Tecnología, con nuestros alumnos, y a veces, en
nuestros días libres, hasta sin ellos: los profesores nos íbamos a hacer una ruta por la
montaña, o a ver el palacio de Valsaín, o la iglesia de Turégano o la Casa de la Moneda, o a
comer juntos, sencillamente porque sí.
Solo nos faltaba la página web de instituto, y me uní a un grupo de trabajo para
crearla con un tercio del profesorado inscrito -es cierto que entonces éramos más; los recortes
iban a empezar más tarde-. A mí el curso me permitió acercarme a muchos de mis
compañeros, y el resultado ahí está, visible para todos.
Los resultados académicos generales no eran -ni son- malos; nuestros alumnos no
abandonan sus estudios más que la media, y aprueban la selectividad en unos porcentajes muy
cercanos al 100. El absentismo es prácticamente inexistente.
En estas circunstancias, con compañeros escritores y políticos, que publican novelas
o didácticas de lenguas extranjeras, ¿qué iba a hacer yo sino disfrutar de mi trabajo, mis
alumnos, y mis compañeros en mi nuevo pueblo -en el que no obstante residía desde mucho
antes-?
Al año siguiente de mi llegada hubo Selección de Director.
II
Hoy, cuatro años después, tengo una cierta sensación de incomodidad.
Al grupo de convivencia le cuesta encontrar horas en que reunirse, y no puede realizar
con normalidad la formación de ayudantes y mediadores. Los ayudantes ya no patrullan los
pasillos con tanta eficacia, y los susurros no se escuchan entre un alboroto quizás excesivo.
Los partes de reflexión se utilizan poco o nada, pese a loables esfuerzos individuales. Los
viajes de fin de curso generaron tensiones desde mi punto de vista innecesarias con alumnos
y padres e incluso entre profesores. El festival solidario se está reduciendo a un par de horas
a final de curso. Echamos de menos un Comenius o cualquier otra actividad de formación en
el centro, por su doble valor de formativa y unitiva; no hemos pedido nada este año, y el año
pasado fuimos pocos los participantes. Los profesores parecemos menos activos cada año,
aunque sigan organizándose cosas. La apertura de CEOs -que parecen peligrar ahoraamenazaba con dejarnos sin alumnos, tras casi perder los de Tres Casas. Si en 2012
agradecíamos la tarima del aula 2.3 y la instalación de proyectores en varias aulas, ahí quedó.
En el curso 11-12 hicimos una autoevaluación del centro cuyos resultados desconocemos a
día de hoy.... Los equipos informáticos de las aulas normales son, cuando menos, vetustos, e
inaccesibles en buena parte por el bloqueo de software impuesto. Los de la sala de profesores,
también. Los pasillos que antes lucían esplendorosos con la decoración artística realizada en
Plástica tienen ahora cinco años más y languidecen deslustrados, como algunas paredes de
zonas comunes, del aula de alumnos, de espacios docentes, sucias o poco limpias,
garabateadas con mensajes ora ocurrentes, ora ofensivos, pero siempre antiestéticos. La
biblioteca, usada como aula polivalente y para guardias complejas, adolece de todo el orden
necesario; las últimas donaciones se acumulan a la derecha de la entrada.
Parece estar en el ambiente que un impulso nuevo, un vientecillo renovador -no ya un
vendaval revolucionario-, un cambio de personas con ilusión y más ganas, con actitudes
distintas porque distintos somos, serían convenientes para evitar una cierta sensación de
adocenamiento, de monotonía, de inmovilidad que quizás se siente pero no se atina a combatir,
que podría llevarnos a la inacción o al menos a la acción insuficiente. Y ello sin traumas ni
enfrentamientos, con la tranquilidad de la vita flumen que queremos transcurra, en lo posible,
en un locus amoenus.
PROYECTO
DE DIRECCIÓN DEL CENTRO
I.E.S. PEÑALARA
Real Sitio de San Ildefonso (Segovia)
Candidato:
Francisco Fernando Ortega Rodríguez
Según ORDEN EDU/166/2015, de 4 de marzo, por la que se
convoca concurso de méritos para la selección y
nombramiento, en 2015, de directores de centros públicos de
enseñanzas no universitarias dependientes de la Consejería
de Educación.
El IES Peñalara, de La Granja de San Ildefonso, fue en sus orígenes una
extensión del segoviano Instituto Giner de los Ríos, “cuando el BUP y COU” , y Dña.
Mª del Rosario Rodríguez Gómez fue su primera Directora, en el curso 1995-96. No
voy a repetir los datos del centro pues los conocemos; en caso contrario, podemos
verlos en nuestra página web; como diría Manrique, “dejemos a los troyanos/ que sus
males no los vimos”, y “vengamos a lo de ayer,/ que también es olvidado/ como
aquello”.
En lo material, en las instalaciones, ofrecemos una primera imagen algo atípica
que no deja de ser reflejo de la historia que nos da sentido. Es un edificio histórico que
causa admiración en nuestros egregios vecinos del Museo, pero que supone más
inconvenientes que ventajas para nosotros si olvidamos el romanticismo del visitante,
con más frío que calor, y con algunas goteras que no podemos intentar resolver y que
han ignorado las instancias adecuadas cuando, aún hoy, han retejado el Centro del
Vidrio. Es un gozoso laberinto, un edificio de finales del siglo XX incrustado en otro de
finales del XVIII, que alberga las dependencias necesarias tanto docentes -aulas,
laboratorios, departamentos, talleres, gimnasio, un hermoso patio- cuanto auxiliares secretaría, despachos, sala de profesores, otras salas insuficientemente adecuadas
para su uso, como la nevera- y en el que vivimos cotidianamente unas 450 personas
por la mañana (alumnos, profesores y PAS, principalmente) y otras por las tardes, pues
utilizan las instalaciones para actividades municipales de ocio y deportivas desafortunadamente, ya no para apoyo y refuerzo con el PROA-. Somos, pues, casi
cinco centenares de personas (padres y madres aparte) implicadas e involucradas con
ilusión en dar lo mejor de nosotros mismos para, desde nuestros respectivos papeles,
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hacer, contribuir a hacer y recibir una enseñanza pública de calidad.
Desde el paseo del Pocillo, o desde la bajada del paseo de Santa Isabel, nos
encontramos un edificio robusto y señorial, afeado a menudo por grafitis, signo de los
tiempos, o evidentemente parcheado con retoques para limpiarlos o, al menos,
silenciarlos. En las horas del recreo, un revuelo de papeles, envoltorios y celofanes,
“basurilla” con la que no conseguimos acabar ni desde Convivencia ni desde Jefatura
de estudios, es prueba de la vitalidad del centro, cuyas puertas se convierten en lugar
de reunión para todo el pueblo. A ellas, o a la parada del autobús o al aparcamiento
colindante, llegan cada día lectivo alumnos a pie, en bus, en coches con sus padres o
transportados en autocares (en torno a la mitad de nuestros alumnos proceden de otros
núcleos de población, de hasta 21 municipios, algunos con números de habitantes
francamente reducidos); y, en vacaciones estivales, a nuestro patio acuden a las
Noches mágicas de La Granja organizadas por el Ayuntamiento miles de personas -y
no es una hipérbole-.
Unas 10.000 personas son la base social del centro, habitantes bien del
Ayuntamiento de La Granja-Valsaín (la mitad), bien de una zona de influencia que se
elonga hasta 56 km por carretera (esos otros 40 núcleos de población). En La Granja
predomina la actividad económica secundaria y terciaria -la fábrica y la madera, o la
hostelería y el turismo-, y en el resto la primaria (ganadería). La situación
socioeconómica que predominaba hasta ahora entre las familias de alumnado era entre
media-baja y media, y se ha notado la crisis provocada por la burbuja inmobiliaria, ya
que la construcción se ha resentido también, aunque en menor medida que en otras
latitudes.
La ubicación del instituto le confiere una servidumbre muy importante, cual es
que el transporte sea una necesidad obligada no ya desde los municipios de la Sierra
sino desde la propia localidad, léase La Pradera y Valsaín. Y debemos tratar de superar
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esa cierta sensación de aislamiento físico y ambiental respecto de la sociedad
granjeña, aunque nuestro acercamiento a las instituciones del municipio se ha
intensificado con el fin de atenuarlo realizando actividades conjuntas con el
Ayuntamiento, con Protección Civil, con la Cruz Roja, con la Guardia Civil, además de
con centros educativos adscritos, y especialmente durante la jornada de puertas
abiertas y/o acogida. Actividades conjuntas o en colaboración contribuirían a ello, y el
AMPA sabe cómo realizarlas.
La adscripción de los centros de primaria a los de secundaria, cada vez más
exigua para el IES Peñalara -hemos perdido de facto Trescasas y de iure Prádena y
aledaños en los últimos cursos-, así como la dificultad de cursar algunas optativas en
Bachillerato, suponen un peligro real para nuestra matrícula, que deberíamos intentar
conjurar -o al menos paliar- si pudiésemos optimizar el cambio legislativo que se
avecina y las próximas cohortes bilingües de primaria.
Cuando uno intenta resumir en una sola idea su proyecto de centro tiene la
tentación de reducirla a lograr la satisfacción del cliente en términos de calidad
europea (EFQM), o la búsqueda de la excelencia desde el punto de vista profesional,
aun siendo consciente, con Santana Bonilla, de que
los procesos de acreditación no suelen modificar la cultura escolar y, consecuentemente, no inciden en
una dirección de mejora de la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en las aulas. Otra cuestión
importante es clarificar qué se entiende por calidad de la educación...
La otra línea argumental sería, en términos de felicidad, si ésta es
un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La
felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría,
“optimizar o maximizar la experiencia Peñalara”. Sería la persecución de la
satisfacción de todos los implicados, alumnos, padres y madres, profesores, personal
no docente, sociedad circundante. ¿Es posible eso? En teoría, sí; sucintamente: un
alumno que cumple con sus objetivos se siente feliz y tiene contentos a sus padres y
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a sus profesores, profesores que, contentos, dan lo mejor de sí para esos alumnos, y
padres que felices, reconocen y agradecen la tarea de los profesores, cosa que
contribuye enormemente a la felicidad de estos últimos. Y ¿qué necesitaríamos para
ello? El concurso de todos. Y ¿cómo conseguirlo? Lo tenemos. ¿Lo tenemos? Sí,
aunque a veces no seamos conscientes de ello. ¿Puede estar feliz o contento un
profesor con un alumno al que suspende? Sí. De hecho, lo estamos, y abordamos mil
estrategias para evitarlo -ahora lo llaman “adaptaciones curriculares”, significativas o
no-. Pedimos que el alumno quiera y se esfuerce, y el resultado es evidente. ¿Pueden
estar contentos con los profesores los padres de ese alumno? Sí, y lo están cuando
nos conocen, nos tratan y ven que hacemos todo lo que nos toca: también ellos viven
con sus hijos, y más que nosotros -aunque a veces los chicos parezcan personas
distintas-. Y por ahí va nuestro proyecto.
A la hora de abordar las necesidades del centro, tras pulsar la opinión de
compañeros y alumnos y tras la reflexión, podemos acotar tres líneas básicas de
actuación: relaciones humanas, aspectos pedagógicos y aspectos materiales.
En las relaciones humanas, serían necesarios una mayor cohesión entre todos, un
clima de respeto-autoridad bidireccional entre los estamentos, confianza mutua y mayor
involucración de todos en las actividades del centro, y un diálogo claro, franco y abierto
entre todos. Y reconocimiento de la tarea bien hecha: desde arriba abajo, y desde
abajo arriba, pues hasta los jefes tienen su corazoncito.
En lo pedagógico, proponemos un mayor debate entre los distintos departamentos, y
en el seno de cada uno, y una mayor coordinación, tanto intra cuanto
interdepartamental, y para eso está la Comisión Pedagógica. También la unificación de
la actuación con los alumnos, la aplicación del Reglamento de Régimen Interior recién
revisado -y que habrá que revisar, casi seguro, próximamente-, un mayor uso de las
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nuevas tecnologías y favorecer el mutuo acercamiento entre padres y profesores.
En los aspectos materiales, acometer la limpieza, reparación y mejora de los materiales
deteriorados o en mal estado, aumentar la dotación de material informático y desechar
el obsoleto, y hacer de la biblioteca algo más digno de su nombre y más acorde a su
finalidad. A veces, una simple capa de pintura y unos cuadros -mejor si son obra de los
alumnos- bastan para convertir un espacio en acogedor.
Afortunadamente, no partimos de cero para la consecución de las metas propuestas,
lo que no obsta para que haya aspectos en los que es necesario hacer un mayor
esfuerzo por parte de todos con el apoyo, la coordinación y el impulso del equipo
directivo, con el director a la cabeza, pues si el deterioro, la abulia, la apatía, la desidia,
se convierten en generales, no habrá nada que hacer. Como se ve en el diagnóstico,
hay mucho y bueno en el centro.
Estas son, quizás, las características más relevantes del centro, y trataremos de
explicitar ahora las tareas que han de acometerse para que la situación mejore,
considerando el actual contexto no sólo del centro -que hemos esbozado en páginas
anteriores- sino también de la población en la que nos ubicamos y de la sociedad que
estamos contribuyendo a formar.
Las líneas de actuación prioritarias del equipo directivo serán dos, al margen del
funcionamiento operativo del centro:
Fomentar el diálogo y el trabajo común, compartido y corresponsable entre todos los
miembros de la comunidad educativa, cada uno desde su rol propio, desde la
comprensión y la tolerancia, que no implican renuncia ni claudicación, y en un ambiente
propicio.
Adecuar cada vez más las ofertas educativas y culturales del centro a las demandas
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de la sociedad granjeña, integrándonos cada vez más con y en nuestro(-s) pueblo(-s),
creando oferta y fomentando la demanda.
Lo que, traducido en objetivos básicos del programa de dirección, quedaría
1
Propiciar un ambiente de confianza, serenidad y seriedad que permita la total,
completa y satisfactoria participación de todos (profesores, alumnos, padres,
PAS).
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Ajustar la oferta educativa de calidad a las necesidades de todos nuestros
alumnos, y ampliarla.
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Incrementar la imagen y la presencia del instituto en el entorno, en La Granja y
en los otros pueblos, y convertir en un deseo la adscripción a nuestro centro.
Ello implica mejorar las relaciones entre profesores y alumnos, profesores y
profesores, alumnos y alumnos, padres e hijos, hijos y padres, profesores y padres,
padres y profesores; y conserjes y alumnos, y profesores y conserjes, y todos y todas
con el equipo directivo y éste con todos y todas. Ello implica diálogo, tolerancia y
comprensión del papel de cada uno por el otro, y asunción del propio rol. Ello implica
fomentar un ambiente de respeto de todos con todos, de concordia, en que la palabra
disciplina no connote amonestación para los alumnos ni incordio o molestias para los
demás: los profesores, y los conserjes, y los administrativos; de todos para todos. Que
denote, mejor, un estado de cosas de tranquilidad, serenidad, normalidad en el que vivir
todos los días del curso.
Ello implica asumir como propias todas las etapas y enseñanzas del centro, pues
somos una única comunidad educativa y no compartimentos estancos. Implica unos
esfuerzos presupuestarios asimétricos, pero siempre equilibrados. Una mejora
constante de las dotaciones materiales, técnicas e instrumentales, pero también una
mejora constante en su utilización eficaz y cada vez más provechosa. Ello implica
asumir a cada uno con sus necesidades, con sus carencias, pero también con todas
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sus posibilidades. Un alumno de ESO lo será mañana de Bachillerato (¿aquí, en otro
instituto?), de FPB o FPE, de la universidad. Pero donde vaya será la carta de
presentación del centro, y de las personas que trabajamos en él.
Y ello implica -por fin- satisfacción del alumno y de su familia, que verá que
hemos hecho con total entrega cuanto estaba de nuestra parte, independientemente
del resultado, que no sólo implica a los profesores, como no sólo a los alumnos, como
no sólo a los padres, ni a las instalaciones. Y conlleva acercarnos al pueblo. Con
actividades extraescolares, sí, pero ¿por qué no también escolares? ¿Por qué
acercarnos sólo a las instituciones? ¿No tenemos un excelente aval en los alumnos y
las empresas que los han contratado o los contratarán? ¿No viven nuestros alumnos
aquí y allá? Pues que se note: que se note que son orgullosos alumnos y ex-alumnos
del Peñalara y que viven ... donde vivan.
Todo esto, quizá desiderátum en esta fase de redacción, puede plasmarse en
una fase de mayor concreción y delimitación más precisa, y se traduciría en
actuaciones concretas -y, por tanto, perceptibles tanto desde dentro cuanto desde
fuera-, y que, redistribuidas en metas menos amplias, son las que se exponen en las
páginas siguientes.
Objetivo 1:
Propiciar un ambiente de confianza, serenidad y seriedad que permita la
total, completa y satisfactoria participación de todos (profesores, alumnos,
padres, PAS).
Favorecer y potenciar el ambiente de trabajo logrado en los últimos años, que permita
la participación de toda la comunidad educativa.
Asumiendo colectivamente los problemas y adoptando medidas colegiadas en
su resolución.
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Involucrándonos en los órganos colegiados ( Claustro, Consejo escolar, etc.)
Aceptando las normas, cumpliéndolas y haciéndolas cumplir; discrepando
democráticamente, pero sin objeción de inconsciencia.
Revisando el recién revisado RRI, adaptándolo a eventuales cambios legislativos
o de nuestra comunidad educativa.
Realizando actividades docentes, extraescolares, deportivas y lúdicas que
refuercen nuestra identidad y favorezcan el conocimiento y respeto mutuo.
Mantener el ambiente de armonía deseado por todos, recordando que la libertad propia
no puede vulnerar la ajena y que nuestra misión es la normalidad de la actividad
académica.
Realizando los cambios de clase con presteza.
Asumiendo que los 5 minutos entre clases no son de recreo.
Haciendo las guardias con celo. Cerciorándonos que se hagan de forma
equilibrada entre todos y en toda la franja horaria.
Reduciendo al mínimo imprescindible los partes de amonestación, pues la
costumbre y la rutina restan eficacia. Pero imponiéndolos cuando se sabe
necesario.
Recurriendo al tutor, primero, y a los padres, después, ante conductas
reprobables.
Proponiendo medidas y actividades sustitutivas de la amonestación y/o paliativas
de la sanción que mejoren el entorno, por ejemplo, y recurriendo a Convivencia.
Involucrando al departamento de orientación en el caso de alumnos conflictivos,
y no solo a Jefatura de Estudios.
Potenciando la Junta de Delegados para hacerlos partícipes de la marcha del
centro, dándoles tareas reales que realizar y de las que responder.
Fomentando la relación tutor- orientación- padres.
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Mejorando el nivel de integración de los alumnos de compensatoria, pidiendo
más personal especializado y facilitándoles trabajos que puedan realizar cuando
se encuentran en sus grupos de referencia.
Desterrando que el fracaso escolar representa un fracaso personal y orientando
a los alumnos hacia el éxito en cualquier faceta o enseñanza.
Lograr una integración real entre el alumnado de las distintas etapas y enseñanzas, y
especialmente de aquellos con necesidades de compensación.
Organizando encuentros y actividades generales, y no sólo sectoriales.
Fomentando la integración académica según sus niveles de conocimiento con
objetivos concretos y evaluación diferenciada.
Asignándoles trabajos individualizados para cuando estén en sus grupos de
referencia.
Colaborando, desde la tutoría, a la aceptación de la variedad y diversidad de
los alumnos y sus familias.
Respetando las culturas y costumbres, y tratando de conocerlas mejor.
Haciendo conocer nuestras costumbres y cultura, explicándolas y apreciando la
diferencia como enriquecedora.
Propiciar las mejores condiciones de trabajo del personal de administración y servicios.
Organizando las jornadas de acuerdo a las necesidades del centro.
Cuidando del buen uso de las instalaciones y elementos.
Distribuyendo las tareas de modo equitativo y justo.
Recordando que todos somos parte de la imagen del centro.
Objetivo 2:
Ajustar la oferta educativa de calidad a las necesidades de todos nuestros
alumnos, y ampliarla.
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Estar preparados para asumir y gestionar una sección bilingüe, inminente.
Atender cada vez más a la diversidad de intereses, capacidades y motivaciones de
nuestros alumnos.
Potenciando las tareas de detección de necesidades desde el primer momento.
Canalizando las observaciones de profesores y tutores al departamento de
Orientación, con la supervisión de Jefatura de Estudios.
Potenciando la atención a alumnos con áreas pendientes, habilitando incluso
algún recreo si fuese necesario.
Extender y ampliar el uso de las nuevas tecnologías a todos los alumnos, profesores
y padres.
Ampliando la cobertura de internet WIFI a todo el centro, de modo que se
puedan utilizar equipos portátiles, tanto los que actualmente existen en los
departamentos, como los particulares que el profesorado y alumnado pueden
aportar como herramienta de trabajo y consulta.
Ampliando la disponibilidad de ordenadores en usos docente y distintos del
docente.
Abriendo las aulas de informática al uso extensivo real, y renovando sus equipos.
Aumentando el parque de medios audiovisuales, facilitando su uso y mejorando
su ubicación y transporte.
Planificando con rigor su utilización, para evitar exceso de demanda puntual y/o
su infrautilización.
Incentivando la formación del profesorado desde el centro con ayuda del CFIE,
Designando un coordinador TIC y/o de medios audiovisuales con la máxima
dedicación posible.
Ubicando recursos informáticos y audiovisuales en la Biblioteca, inventariados
y disponibles para cuantos más, mejor. Mejorando, al menos, lo poco que hay.
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Revisar la asignación de espacios disponibles, y mejorarlos.
Conservando la distribución aula-materia, y dotándolas mejor, según
disponibilidad.
Revisando los espacios y material de cada curso, según el alumnado, para un
mayor aprovechamiento de los recursos disponibles.
Mejorando la dotación de las aulas específicas.
Fomentar el uso de la biblioteca.
Ampliando sus recursos bibliográficos y audiovisuales. Centralizando en ella los
no específicos de departamentos.
Ordenando, fichando
y clasificando los fondos existentes y las últimas
donaciones.
Facilitando su uso durante la mayor parte del horario escolar, y especialmente
en el recreo.
Fomentando su utilización con un encargado directo con la máxima dedicación
posible, y con profesorado de guardia.
Organizando actividades en este espacio (concursos literarios, charlas con
autores, etc.).
Objetivo 3:
Incrementar la imagen y la presencia del instituto en el entorno, en La
Granja y en los otros pueblos, y convertir en un deseo la adscripción a
nuestro centro.
Potenciar la imagen del centro, con ayuda de las autoridades locales y de la
administración educativa, de tal forma que la localidad identifique al Peñalara con una
enseñanza de calidad.
Crear una revista en papel o al menos digital (en principio con una emisión anual), que
elaborarán los alumnos, contando con la colaboración de los profesores y demás
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miembros de la Comunidad Educativa que deseen, y donde se impliquen todos los
cursos del Centro, y donde podrían incluirse tanto las actuales entrevistas de los
alumnos cuanto las orlas.
Organizar unas jornadas culturales, para los alumnos de la ESO y 1º de Bachillerato,
según sea el calendario escolar, de modo que se elaboren distintos talleres, actividades
deportivas, conferencias, etc. Las jornadas comprenderían lo que se denomina en otros
Centros como “semana cultural”, con una extensión máxima de 3 días, en los que se
trabajaría cada año sobre un tema de actualidad, elegido en Claustro oída la Junta de
Delegados, que podrían fusionarse o ser evolución de nuestra actual Jornada solidaria.
Convocar, con el visto bueno de la Administración, Claustro y Consejo Escolar, un
Premio de Investigación en el que pueda intervenir todo el alumnado del Centro, en
varias categorías, sobre cuestiones de ámbito local y regional que capten su interés
y que sirva para un mayor conocimiento de nuestro patrimonio histórico, natural y
cultural, considerando la cercanía del Parque Nacional del Guadarrama y del CENEAM,
y el patrimonio histórico cultural. Para la dotación de los premios buscaríamos el
patrocinio y la colaboración de entidades públicas y privadas locales que quisieran
aportar su granito de arena en este proyecto.
Creando puntos de información móviles para captar alumnos en los centros de
origen, tratando de evitar que su primera opción sea un centro de Segovia.
Coordinándonos con eficacia con los centros adscritos al menos en las áreas
instrumentales e inglés.
Trabajando en equipo, por departamentos, con programaciones consensuadas,
coherentes y adaptadas a la realidad del alumnado.
Unificando los criterios de evaluación.
Unificando y coordinando todas las lecturas de cada grupo.
Ejerciendo la autocrítica, evaluando nuestros resultados y adoptando medidas
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consensuadas y eficaces cuando no sean los deseados.
Informando al exterior de nuestra forma de trabajar, de las actividades que
realizamos, de los logros conseguidos y, en definitiva, dándonos a conocer a
toda la comunidad.
Mejorando el aspecto exterior del centro. Limpiando la puerta principal. Pintando
los pasillos, aulas y zonas más deteriorados..
Mejorar el transporte.
Insistiendo ante la administración en la conveniencia de un vigilante de los
alumnos en las rutas, y en el control de los vehículos utilizados.
Abogando por rutas abiertas en su número de usuarios a principio de curso, para
prevenir matriculaciones extemporáneas.
Potenciar la información, en los centros de primaria adscritos, para que identifiquen el
instituto como su centro de referencia.
Contactando con los centros de primaria para informar sobre nuestro centro.
Realizado las ya habituales jornadas de puertas abiertas para los alumnos de
6º curso.
Informando en los pueblos sobre las distintas enseñanzas del instituto.
Como se ve, nada revolucionario, nada ostentoso: pequeños logros cotidianos
que eviten el casi imperceptible deterioro de la situación y supongan leves pero
constantes aportes de calidad.
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SOBRE EVALUACIÓN.
Un centro como este sabe que todo es falible, que todo ha de ser sometido a revisión
continua y constante, que lo que valía ayer puede ser hoy ineficaz.
Distintos planes de mejora, actuaciones de la inspección y evaluaciones -aunque de
alguna de ella no conozcamos los resultados- nos permitieron poner patas arriba -si se
admite el coloquialismo- la documentación y el quehacer diario de los docentes, en una
evaluación integral y constante que, con certeza, repetiremos pronto, con el cambio de
legislación cuya entrada en vigor es a meses vista.
Hoy, tras los cambios que supone la propia renovación del claustro, la natural del
alumnado y los padres, y tras casi concluir su mandato un equipo directivo, hay una
cierta cultura de la evaluación y análisis de los resultados académicos tras cada sesión
de evaluación (desde los departamentos al Consejo Escolar), de las labores de tutoría
y de los departamentos en cada memoria anual, y de la labor del equipo directivo y del
centro en su conjunto.
Es mi intención, nuestra intención, promover una evaluación -autoevaluación- de la
labor docente de todos y cada uno en el seno de los departamentos, con criterios que
nosotros mismos podemos aplicar y valorar (puede servir el modelo aplicado para el
ejercicio profesional) para detectar los puntos fuertes y los débiles, y obrar en
consecuencia. Respecto al equipo directivo, hay muchos y muy variados instrumentos,
entre ellos los que maneja la inspección para la acreditación para la Dirección, que
aplicaremos.
En todo caso, mantendremos los criterios temporales hasta ahora vigentes de tres por
curso de un modo sistemático y global para los resultados académicos, y “de vez en
cuando” en aspectos parciales.
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EL CANDIDATO
Es Francisco Fernando Ortega Rodríguez, nacido en 1964, domiciliado en San Ildefonso,
felizmente casado y padre de dos hijas (26 y 18 años). Académicamente, provengo de la
Universidad de Murcia, donde hice la Licenciatura en Filología Hispánica (cursos 1981-82 a
85-86), con ocho notables, cuatro sobresalientes y dos matrículas de honor (lo demás son
aprobados). En el ICE de esta Universidad obtuve también el Certificado de Aptitud
Pedagógica el curso siguiente (86-87). Participé en la Cátedra de Teatro de la Universidad
durante mi quinto curso, y asistí a numerosos congresos, simposios, cursos, charlas y
encuentros relacionados con la lingüística -en especial la textual- y la literatura.
He realizado cursos de doctorado en varias universidades [16 créditos en la Complutense
de Madrid (curso 87-88, con un notable y tres sobresalientes), 10 créditos en la Universidad de
Murcia (cursos 88-89 y 89-90, con dos aprobados y tres sobresalientes), 1 crédito en la
Universidad de Salamanca (Curso superior de Filología Hispánica: La expresión amorosa en la
lírica española contemporánea, julio de 1991)], y mi expediente debe reposar en los archivos
de la UNED -campus de la Complutense-, donde retomé mi proyecto de doctorado, para
aplazarlo sine die por necesidades tanto profesionales cuanto familiares. Actualmente, curso
1º de nivel avanzado de Francés en la Escuela Oficial de Idiomas de Segovia.
Profesionalmente, inicié mi andadura como profesor interino de Lengua (BUP) el curso
1987-88 en Getafe (Madrid). En julio de 1988 superé las oposiciones de Profesor Agregado
de Bachillerato, lo que me convirtió en funcionario el año siguiente. Tengo, a día de hoy,
nueve trienios que resumen lacónicamente mi paso por institutos andaluces [Huelva ( I.B. Del
Andévalo, en Puebla de Guzmán), Granada (I.B. José de Mora, en Baza), Jaén (I. B. María
Bellido, en Bailén, e I.B. Cardenal Merino, en Santisteban del Puerto)], madrileños (IES
Alexander Graham Bell) y segoviano (IES Peñalara). En estos años he completado mi formación
tanto académicamente -vid arriba- cuanto profesionalmente, con especial interés en la
pedagogía, la legislación educativa y su aplicación práctica, y las herramientas informáticas.
He sido tutor en varios centros, jefe de departamento en cuatro, jefe de estudios en dos,
y secretario y director en uno. Mi inquietud y mi curiosidad me llevaron a participar en la
anticipación de la LOGSE, a participar anticipadamente en la atención a alumnos con
necesidades educativas especiales y de integración, a ser vocal de tribunales de Pruebas
de Acceso a la Universidad (Jaén, 1994; Autónoma de Madrid, 1995, 1996 y 2000; y
Universidad de Valladolid, 2010, 11, 12 y 13 ), vocal de centro en las PAU de la Universidad
de Sevilla (1989) y de las de la Autónoma (2001), vocal primero y Presidente después en
Pruebas de Enseñanzas no escolarizadas para la obtención del título de Formación
Profesional I (desde 1996 hasta su extinción), tutor de profesores en prácticas, y socio
numerario -de los antiguos- de la Asociación de Profesores de Español Francisco de Quevedo
de Madrid. También profesor encargado de tutoría en el Centro asociado de la UNED de Madrid
durante cinco años (2004-2008).
Abordo con ilusión y entrega este nuevo proyecto que puede contribuir a mejorar la vida
académica de nuestros alumnos, la profesional de sus profesores y la personal de todos.
La Granja, 27 de marzo de 2015