PROYECTO DE DIRECCIÓN DEL CENTRO I.E.S. PEÑALARA Real Sitio de San Ildefonso (Segovia) Francisco Fernando Ortega Rodríguez A modo de introducción, diagnóstico y prólogo prescindible y que nadie me ha pedido... I Cuando llegué a este instituto hace ya casi seis años quedé gratamente sorprendido por lo que encontré, y más quizás porque lo que había oído sobre él no era muy agradable. Sin embargo, me encontré un pequeño instituto tranquilo, con unos alumnos cariñosos y respetuosos, interesados las más de las veces en sus estudios -aunque no todos tanto como los profesores querríamos-, con unos compañeros cordiales y afables aunque algo distantes -los que venimos de más al sur lo notamos-, y con otros profesionales que cumplían en general de buena gana y con eficacia con sus tareas. Me sentí a gusto, amablemente acogido; sin euforias, pero contento. Cuando fui tomando parte de su vida cotidiana aprecié muchas de sus virtudes, quizás más significativas para mí por venir de un centro más grande y más complejo y, como comprobé pronto, más problemático. Que hubiese un “grupo de convivencia” que organizaba actividades como el “día del susurro” o las “jornadas ecológicas” con enorme éxito de participación me pareció muy interesante, como que hubiese una perfecta organización de alumnos ayudantes en primero y mediadores en el resto de los cursos, coordinados y dirigidos por Nuria. Me incluyeron en su grupo con cariño. Y me apunté a un curso de formación de mediadores en el centro de profesores -entonces aún existían-. Que los chavales organizasen -con ayuda de todos- actividades pro-viaje de fin de curso era y es habitual: venden chuches, polvorones, camisetas y lotería; pero un interflora por San Valentín capaz de entregar 200 o 300 flores o cactus en destinos móviles y en un par de horas yo no lo había visto nunca. Y en años posteriores he visto a los padres -más las madres- del AMPA organizando bailes y fiestas de disfraces o de halloween, liguillas de fútbol, campeonatos de natación y bocadilladas. Y no dejaba de ser gratificante. Y viajaban a Sicilia, o a Malta, o a Portugal... hasta se fueron de crucero. Que en días señalados se haga la chocolatada y el partido de alumnos contra profes es frecuente en los centros, pero que tras la catástrofe de Haití -que ocurrió ese año- los alumnos de 3º ESO -con tutores y profesores, pero también con padres y amigos- organizasen el Festival solidario fue algo emocionante para mí -para todos-. Y que tuvo continuidad en otros Festivales solidarios y, luego, en jornadas solidarias. Que los departamentos organizasen por la tarde canguros matemáticos, concursos de inglés “Big Challenge” u Olimpiadas de Química, de Biología y de lo que hubiese me llenaba -me llena- de satisfacción. O que seamos campeones de Castilla de campo a través. Por eso propuse a mi Departamento participar en el concurso Hispanoamericano de ortografía, y ahí está, con nuestro inveterado Concurso de relato breve -sea o no de primavera- o nuestros viajes al teatro o a la Casa de Antonio Machado... Que el centro participase en un Comenius era también meritorio, y lo sabía bien yo, que me harté de complejidades burocráticas sólo con la parte económica del de mi centro anterior. Que mantuviese el centro una excursión anual a París -a la que también me incorporé por invitación del Departamento de Francés- era otro buen síntoma, continuado en años posteriores con nuevos viajes, o con el intercambio con Toulouse, en el que participé asimismo, e incrementado hace un par de años con otro a Inglaterra... Que hubiese excursiones a Madrid, a El Prado, al Reina Sofía, a la Bolsa o el Congreso o el Senado, era y es habitual; que se optimizase la excursión con un musical en la Gran Vía o una visita al Circo del Sol ya era otro nivel, y un punto había que anotar a los profesores, dispuestos a volver a las 12 de la noche y nevando. Y al mismo nivel situaba yo las visitas a nuestro entorno cercano, desde los jardines al Cerro del Puerco, del Museo del vidrio -fíjese, unos pasos- a la destilería de DYC; o al más lejano de Burgos, con nuestros robots de Tecnología, con nuestros alumnos, y a veces, en nuestros días libres, hasta sin ellos: los profesores nos íbamos a hacer una ruta por la montaña, o a ver el palacio de Valsaín, o la iglesia de Turégano o la Casa de la Moneda, o a comer juntos, sencillamente porque sí. Solo nos faltaba la página web de instituto, y me uní a un grupo de trabajo para crearla con un tercio del profesorado inscrito -es cierto que entonces éramos más; los recortes iban a empezar más tarde-. A mí el curso me permitió acercarme a muchos de mis compañeros, y el resultado ahí está, visible para todos. Los resultados académicos generales no eran -ni son- malos; nuestros alumnos no abandonan sus estudios más que la media, y aprueban la selectividad en unos porcentajes muy cercanos al 100. El absentismo es prácticamente inexistente. En estas circunstancias, con compañeros escritores y políticos, que publican novelas o didácticas de lenguas extranjeras, ¿qué iba a hacer yo sino disfrutar de mi trabajo, mis alumnos, y mis compañeros en mi nuevo pueblo -en el que no obstante residía desde mucho antes-? Al año siguiente de mi llegada hubo Selección de Director. II Hoy, cuatro años después, tengo una cierta sensación de incomodidad. Al grupo de convivencia le cuesta encontrar horas en que reunirse, y no puede realizar con normalidad la formación de ayudantes y mediadores. Los ayudantes ya no patrullan los pasillos con tanta eficacia, y los susurros no se escuchan entre un alboroto quizás excesivo. Los partes de reflexión se utilizan poco o nada, pese a loables esfuerzos individuales. Los viajes de fin de curso generaron tensiones desde mi punto de vista innecesarias con alumnos y padres e incluso entre profesores. El festival solidario se está reduciendo a un par de horas a final de curso. Echamos de menos un Comenius o cualquier otra actividad de formación en el centro, por su doble valor de formativa y unitiva; no hemos pedido nada este año, y el año pasado fuimos pocos los participantes. Los profesores parecemos menos activos cada año, aunque sigan organizándose cosas. La apertura de CEOs -que parecen peligrar ahoraamenazaba con dejarnos sin alumnos, tras casi perder los de Tres Casas. Si en 2012 agradecíamos la tarima del aula 2.3 y la instalación de proyectores en varias aulas, ahí quedó. En el curso 11-12 hicimos una autoevaluación del centro cuyos resultados desconocemos a día de hoy.... Los equipos informáticos de las aulas normales son, cuando menos, vetustos, e inaccesibles en buena parte por el bloqueo de software impuesto. Los de la sala de profesores, también. Los pasillos que antes lucían esplendorosos con la decoración artística realizada en Plástica tienen ahora cinco años más y languidecen deslustrados, como algunas paredes de zonas comunes, del aula de alumnos, de espacios docentes, sucias o poco limpias, garabateadas con mensajes ora ocurrentes, ora ofensivos, pero siempre antiestéticos. La biblioteca, usada como aula polivalente y para guardias complejas, adolece de todo el orden necesario; las últimas donaciones se acumulan a la derecha de la entrada. Parece estar en el ambiente que un impulso nuevo, un vientecillo renovador -no ya un vendaval revolucionario-, un cambio de personas con ilusión y más ganas, con actitudes distintas porque distintos somos, serían convenientes para evitar una cierta sensación de adocenamiento, de monotonía, de inmovilidad que quizás se siente pero no se atina a combatir, que podría llevarnos a la inacción o al menos a la acción insuficiente. Y ello sin traumas ni enfrentamientos, con la tranquilidad de la vita flumen que queremos transcurra, en lo posible, en un locus amoenus. PROYECTO DE DIRECCIÓN DEL CENTRO I.E.S. PEÑALARA Real Sitio de San Ildefonso (Segovia) Candidato: Francisco Fernando Ortega Rodríguez Según ORDEN EDU/166/2015, de 4 de marzo, por la que se convoca concurso de méritos para la selección y nombramiento, en 2015, de directores de centros públicos de enseñanzas no universitarias dependientes de la Consejería de Educación. El IES Peñalara, de La Granja de San Ildefonso, fue en sus orígenes una extensión del segoviano Instituto Giner de los Ríos, “cuando el BUP y COU” , y Dña. Mª del Rosario Rodríguez Gómez fue su primera Directora, en el curso 1995-96. No voy a repetir los datos del centro pues los conocemos; en caso contrario, podemos verlos en nuestra página web; como diría Manrique, “dejemos a los troyanos/ que sus males no los vimos”, y “vengamos a lo de ayer,/ que también es olvidado/ como aquello”. En lo material, en las instalaciones, ofrecemos una primera imagen algo atípica que no deja de ser reflejo de la historia que nos da sentido. Es un edificio histórico que causa admiración en nuestros egregios vecinos del Museo, pero que supone más inconvenientes que ventajas para nosotros si olvidamos el romanticismo del visitante, con más frío que calor, y con algunas goteras que no podemos intentar resolver y que han ignorado las instancias adecuadas cuando, aún hoy, han retejado el Centro del Vidrio. Es un gozoso laberinto, un edificio de finales del siglo XX incrustado en otro de finales del XVIII, que alberga las dependencias necesarias tanto docentes -aulas, laboratorios, departamentos, talleres, gimnasio, un hermoso patio- cuanto auxiliares secretaría, despachos, sala de profesores, otras salas insuficientemente adecuadas para su uso, como la nevera- y en el que vivimos cotidianamente unas 450 personas por la mañana (alumnos, profesores y PAS, principalmente) y otras por las tardes, pues utilizan las instalaciones para actividades municipales de ocio y deportivas desafortunadamente, ya no para apoyo y refuerzo con el PROA-. Somos, pues, casi cinco centenares de personas (padres y madres aparte) implicadas e involucradas con ilusión en dar lo mejor de nosotros mismos para, desde nuestros respectivos papeles, 1 hacer, contribuir a hacer y recibir una enseñanza pública de calidad. Desde el paseo del Pocillo, o desde la bajada del paseo de Santa Isabel, nos encontramos un edificio robusto y señorial, afeado a menudo por grafitis, signo de los tiempos, o evidentemente parcheado con retoques para limpiarlos o, al menos, silenciarlos. En las horas del recreo, un revuelo de papeles, envoltorios y celofanes, “basurilla” con la que no conseguimos acabar ni desde Convivencia ni desde Jefatura de estudios, es prueba de la vitalidad del centro, cuyas puertas se convierten en lugar de reunión para todo el pueblo. A ellas, o a la parada del autobús o al aparcamiento colindante, llegan cada día lectivo alumnos a pie, en bus, en coches con sus padres o transportados en autocares (en torno a la mitad de nuestros alumnos proceden de otros núcleos de población, de hasta 21 municipios, algunos con números de habitantes francamente reducidos); y, en vacaciones estivales, a nuestro patio acuden a las Noches mágicas de La Granja organizadas por el Ayuntamiento miles de personas -y no es una hipérbole-. Unas 10.000 personas son la base social del centro, habitantes bien del Ayuntamiento de La Granja-Valsaín (la mitad), bien de una zona de influencia que se elonga hasta 56 km por carretera (esos otros 40 núcleos de población). En La Granja predomina la actividad económica secundaria y terciaria -la fábrica y la madera, o la hostelería y el turismo-, y en el resto la primaria (ganadería). La situación socioeconómica que predominaba hasta ahora entre las familias de alumnado era entre media-baja y media, y se ha notado la crisis provocada por la burbuja inmobiliaria, ya que la construcción se ha resentido también, aunque en menor medida que en otras latitudes. La ubicación del instituto le confiere una servidumbre muy importante, cual es que el transporte sea una necesidad obligada no ya desde los municipios de la Sierra sino desde la propia localidad, léase La Pradera y Valsaín. Y debemos tratar de superar 2 esa cierta sensación de aislamiento físico y ambiental respecto de la sociedad granjeña, aunque nuestro acercamiento a las instituciones del municipio se ha intensificado con el fin de atenuarlo realizando actividades conjuntas con el Ayuntamiento, con Protección Civil, con la Cruz Roja, con la Guardia Civil, además de con centros educativos adscritos, y especialmente durante la jornada de puertas abiertas y/o acogida. Actividades conjuntas o en colaboración contribuirían a ello, y el AMPA sabe cómo realizarlas. La adscripción de los centros de primaria a los de secundaria, cada vez más exigua para el IES Peñalara -hemos perdido de facto Trescasas y de iure Prádena y aledaños en los últimos cursos-, así como la dificultad de cursar algunas optativas en Bachillerato, suponen un peligro real para nuestra matrícula, que deberíamos intentar conjurar -o al menos paliar- si pudiésemos optimizar el cambio legislativo que se avecina y las próximas cohortes bilingües de primaria. Cuando uno intenta resumir en una sola idea su proyecto de centro tiene la tentación de reducirla a lograr la satisfacción del cliente en términos de calidad europea (EFQM), o la búsqueda de la excelencia desde el punto de vista profesional, aun siendo consciente, con Santana Bonilla, de que los procesos de acreditación no suelen modificar la cultura escolar y, consecuentemente, no inciden en una dirección de mejora de la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en las aulas. Otra cuestión importante es clarificar qué se entiende por calidad de la educación... La otra línea argumental sería, en términos de felicidad, si ésta es un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría, “optimizar o maximizar la experiencia Peñalara”. Sería la persecución de la satisfacción de todos los implicados, alumnos, padres y madres, profesores, personal no docente, sociedad circundante. ¿Es posible eso? En teoría, sí; sucintamente: un alumno que cumple con sus objetivos se siente feliz y tiene contentos a sus padres y 3 a sus profesores, profesores que, contentos, dan lo mejor de sí para esos alumnos, y padres que felices, reconocen y agradecen la tarea de los profesores, cosa que contribuye enormemente a la felicidad de estos últimos. Y ¿qué necesitaríamos para ello? El concurso de todos. Y ¿cómo conseguirlo? Lo tenemos. ¿Lo tenemos? Sí, aunque a veces no seamos conscientes de ello. ¿Puede estar feliz o contento un profesor con un alumno al que suspende? Sí. De hecho, lo estamos, y abordamos mil estrategias para evitarlo -ahora lo llaman “adaptaciones curriculares”, significativas o no-. Pedimos que el alumno quiera y se esfuerce, y el resultado es evidente. ¿Pueden estar contentos con los profesores los padres de ese alumno? Sí, y lo están cuando nos conocen, nos tratan y ven que hacemos todo lo que nos toca: también ellos viven con sus hijos, y más que nosotros -aunque a veces los chicos parezcan personas distintas-. Y por ahí va nuestro proyecto. A la hora de abordar las necesidades del centro, tras pulsar la opinión de compañeros y alumnos y tras la reflexión, podemos acotar tres líneas básicas de actuación: relaciones humanas, aspectos pedagógicos y aspectos materiales. En las relaciones humanas, serían necesarios una mayor cohesión entre todos, un clima de respeto-autoridad bidireccional entre los estamentos, confianza mutua y mayor involucración de todos en las actividades del centro, y un diálogo claro, franco y abierto entre todos. Y reconocimiento de la tarea bien hecha: desde arriba abajo, y desde abajo arriba, pues hasta los jefes tienen su corazoncito. En lo pedagógico, proponemos un mayor debate entre los distintos departamentos, y en el seno de cada uno, y una mayor coordinación, tanto intra cuanto interdepartamental, y para eso está la Comisión Pedagógica. También la unificación de la actuación con los alumnos, la aplicación del Reglamento de Régimen Interior recién revisado -y que habrá que revisar, casi seguro, próximamente-, un mayor uso de las 4 nuevas tecnologías y favorecer el mutuo acercamiento entre padres y profesores. En los aspectos materiales, acometer la limpieza, reparación y mejora de los materiales deteriorados o en mal estado, aumentar la dotación de material informático y desechar el obsoleto, y hacer de la biblioteca algo más digno de su nombre y más acorde a su finalidad. A veces, una simple capa de pintura y unos cuadros -mejor si son obra de los alumnos- bastan para convertir un espacio en acogedor. Afortunadamente, no partimos de cero para la consecución de las metas propuestas, lo que no obsta para que haya aspectos en los que es necesario hacer un mayor esfuerzo por parte de todos con el apoyo, la coordinación y el impulso del equipo directivo, con el director a la cabeza, pues si el deterioro, la abulia, la apatía, la desidia, se convierten en generales, no habrá nada que hacer. Como se ve en el diagnóstico, hay mucho y bueno en el centro. Estas son, quizás, las características más relevantes del centro, y trataremos de explicitar ahora las tareas que han de acometerse para que la situación mejore, considerando el actual contexto no sólo del centro -que hemos esbozado en páginas anteriores- sino también de la población en la que nos ubicamos y de la sociedad que estamos contribuyendo a formar. Las líneas de actuación prioritarias del equipo directivo serán dos, al margen del funcionamiento operativo del centro: Fomentar el diálogo y el trabajo común, compartido y corresponsable entre todos los miembros de la comunidad educativa, cada uno desde su rol propio, desde la comprensión y la tolerancia, que no implican renuncia ni claudicación, y en un ambiente propicio. Adecuar cada vez más las ofertas educativas y culturales del centro a las demandas 5 de la sociedad granjeña, integrándonos cada vez más con y en nuestro(-s) pueblo(-s), creando oferta y fomentando la demanda. Lo que, traducido en objetivos básicos del programa de dirección, quedaría 1 Propiciar un ambiente de confianza, serenidad y seriedad que permita la total, completa y satisfactoria participación de todos (profesores, alumnos, padres, PAS). 2 Ajustar la oferta educativa de calidad a las necesidades de todos nuestros alumnos, y ampliarla. 3 Incrementar la imagen y la presencia del instituto en el entorno, en La Granja y en los otros pueblos, y convertir en un deseo la adscripción a nuestro centro. Ello implica mejorar las relaciones entre profesores y alumnos, profesores y profesores, alumnos y alumnos, padres e hijos, hijos y padres, profesores y padres, padres y profesores; y conserjes y alumnos, y profesores y conserjes, y todos y todas con el equipo directivo y éste con todos y todas. Ello implica diálogo, tolerancia y comprensión del papel de cada uno por el otro, y asunción del propio rol. Ello implica fomentar un ambiente de respeto de todos con todos, de concordia, en que la palabra disciplina no connote amonestación para los alumnos ni incordio o molestias para los demás: los profesores, y los conserjes, y los administrativos; de todos para todos. Que denote, mejor, un estado de cosas de tranquilidad, serenidad, normalidad en el que vivir todos los días del curso. Ello implica asumir como propias todas las etapas y enseñanzas del centro, pues somos una única comunidad educativa y no compartimentos estancos. Implica unos esfuerzos presupuestarios asimétricos, pero siempre equilibrados. Una mejora constante de las dotaciones materiales, técnicas e instrumentales, pero también una mejora constante en su utilización eficaz y cada vez más provechosa. Ello implica asumir a cada uno con sus necesidades, con sus carencias, pero también con todas 6 sus posibilidades. Un alumno de ESO lo será mañana de Bachillerato (¿aquí, en otro instituto?), de FPB o FPE, de la universidad. Pero donde vaya será la carta de presentación del centro, y de las personas que trabajamos en él. Y ello implica -por fin- satisfacción del alumno y de su familia, que verá que hemos hecho con total entrega cuanto estaba de nuestra parte, independientemente del resultado, que no sólo implica a los profesores, como no sólo a los alumnos, como no sólo a los padres, ni a las instalaciones. Y conlleva acercarnos al pueblo. Con actividades extraescolares, sí, pero ¿por qué no también escolares? ¿Por qué acercarnos sólo a las instituciones? ¿No tenemos un excelente aval en los alumnos y las empresas que los han contratado o los contratarán? ¿No viven nuestros alumnos aquí y allá? Pues que se note: que se note que son orgullosos alumnos y ex-alumnos del Peñalara y que viven ... donde vivan. Todo esto, quizá desiderátum en esta fase de redacción, puede plasmarse en una fase de mayor concreción y delimitación más precisa, y se traduciría en actuaciones concretas -y, por tanto, perceptibles tanto desde dentro cuanto desde fuera-, y que, redistribuidas en metas menos amplias, son las que se exponen en las páginas siguientes. Objetivo 1: Propiciar un ambiente de confianza, serenidad y seriedad que permita la total, completa y satisfactoria participación de todos (profesores, alumnos, padres, PAS). Favorecer y potenciar el ambiente de trabajo logrado en los últimos años, que permita la participación de toda la comunidad educativa. Asumiendo colectivamente los problemas y adoptando medidas colegiadas en su resolución. 7 Involucrándonos en los órganos colegiados ( Claustro, Consejo escolar, etc.) Aceptando las normas, cumpliéndolas y haciéndolas cumplir; discrepando democráticamente, pero sin objeción de inconsciencia. Revisando el recién revisado RRI, adaptándolo a eventuales cambios legislativos o de nuestra comunidad educativa. Realizando actividades docentes, extraescolares, deportivas y lúdicas que refuercen nuestra identidad y favorezcan el conocimiento y respeto mutuo. Mantener el ambiente de armonía deseado por todos, recordando que la libertad propia no puede vulnerar la ajena y que nuestra misión es la normalidad de la actividad académica. Realizando los cambios de clase con presteza. Asumiendo que los 5 minutos entre clases no son de recreo. Haciendo las guardias con celo. Cerciorándonos que se hagan de forma equilibrada entre todos y en toda la franja horaria. Reduciendo al mínimo imprescindible los partes de amonestación, pues la costumbre y la rutina restan eficacia. Pero imponiéndolos cuando se sabe necesario. Recurriendo al tutor, primero, y a los padres, después, ante conductas reprobables. Proponiendo medidas y actividades sustitutivas de la amonestación y/o paliativas de la sanción que mejoren el entorno, por ejemplo, y recurriendo a Convivencia. Involucrando al departamento de orientación en el caso de alumnos conflictivos, y no solo a Jefatura de Estudios. Potenciando la Junta de Delegados para hacerlos partícipes de la marcha del centro, dándoles tareas reales que realizar y de las que responder. Fomentando la relación tutor- orientación- padres. 8 Mejorando el nivel de integración de los alumnos de compensatoria, pidiendo más personal especializado y facilitándoles trabajos que puedan realizar cuando se encuentran en sus grupos de referencia. Desterrando que el fracaso escolar representa un fracaso personal y orientando a los alumnos hacia el éxito en cualquier faceta o enseñanza. Lograr una integración real entre el alumnado de las distintas etapas y enseñanzas, y especialmente de aquellos con necesidades de compensación. Organizando encuentros y actividades generales, y no sólo sectoriales. Fomentando la integración académica según sus niveles de conocimiento con objetivos concretos y evaluación diferenciada. Asignándoles trabajos individualizados para cuando estén en sus grupos de referencia. Colaborando, desde la tutoría, a la aceptación de la variedad y diversidad de los alumnos y sus familias. Respetando las culturas y costumbres, y tratando de conocerlas mejor. Haciendo conocer nuestras costumbres y cultura, explicándolas y apreciando la diferencia como enriquecedora. Propiciar las mejores condiciones de trabajo del personal de administración y servicios. Organizando las jornadas de acuerdo a las necesidades del centro. Cuidando del buen uso de las instalaciones y elementos. Distribuyendo las tareas de modo equitativo y justo. Recordando que todos somos parte de la imagen del centro. Objetivo 2: Ajustar la oferta educativa de calidad a las necesidades de todos nuestros alumnos, y ampliarla. 9 Estar preparados para asumir y gestionar una sección bilingüe, inminente. Atender cada vez más a la diversidad de intereses, capacidades y motivaciones de nuestros alumnos. Potenciando las tareas de detección de necesidades desde el primer momento. Canalizando las observaciones de profesores y tutores al departamento de Orientación, con la supervisión de Jefatura de Estudios. Potenciando la atención a alumnos con áreas pendientes, habilitando incluso algún recreo si fuese necesario. Extender y ampliar el uso de las nuevas tecnologías a todos los alumnos, profesores y padres. Ampliando la cobertura de internet WIFI a todo el centro, de modo que se puedan utilizar equipos portátiles, tanto los que actualmente existen en los departamentos, como los particulares que el profesorado y alumnado pueden aportar como herramienta de trabajo y consulta. Ampliando la disponibilidad de ordenadores en usos docente y distintos del docente. Abriendo las aulas de informática al uso extensivo real, y renovando sus equipos. Aumentando el parque de medios audiovisuales, facilitando su uso y mejorando su ubicación y transporte. Planificando con rigor su utilización, para evitar exceso de demanda puntual y/o su infrautilización. Incentivando la formación del profesorado desde el centro con ayuda del CFIE, Designando un coordinador TIC y/o de medios audiovisuales con la máxima dedicación posible. Ubicando recursos informáticos y audiovisuales en la Biblioteca, inventariados y disponibles para cuantos más, mejor. Mejorando, al menos, lo poco que hay. 10 Revisar la asignación de espacios disponibles, y mejorarlos. Conservando la distribución aula-materia, y dotándolas mejor, según disponibilidad. Revisando los espacios y material de cada curso, según el alumnado, para un mayor aprovechamiento de los recursos disponibles. Mejorando la dotación de las aulas específicas. Fomentar el uso de la biblioteca. Ampliando sus recursos bibliográficos y audiovisuales. Centralizando en ella los no específicos de departamentos. Ordenando, fichando y clasificando los fondos existentes y las últimas donaciones. Facilitando su uso durante la mayor parte del horario escolar, y especialmente en el recreo. Fomentando su utilización con un encargado directo con la máxima dedicación posible, y con profesorado de guardia. Organizando actividades en este espacio (concursos literarios, charlas con autores, etc.). Objetivo 3: Incrementar la imagen y la presencia del instituto en el entorno, en La Granja y en los otros pueblos, y convertir en un deseo la adscripción a nuestro centro. Potenciar la imagen del centro, con ayuda de las autoridades locales y de la administración educativa, de tal forma que la localidad identifique al Peñalara con una enseñanza de calidad. Crear una revista en papel o al menos digital (en principio con una emisión anual), que elaborarán los alumnos, contando con la colaboración de los profesores y demás 11 miembros de la Comunidad Educativa que deseen, y donde se impliquen todos los cursos del Centro, y donde podrían incluirse tanto las actuales entrevistas de los alumnos cuanto las orlas. Organizar unas jornadas culturales, para los alumnos de la ESO y 1º de Bachillerato, según sea el calendario escolar, de modo que se elaboren distintos talleres, actividades deportivas, conferencias, etc. Las jornadas comprenderían lo que se denomina en otros Centros como “semana cultural”, con una extensión máxima de 3 días, en los que se trabajaría cada año sobre un tema de actualidad, elegido en Claustro oída la Junta de Delegados, que podrían fusionarse o ser evolución de nuestra actual Jornada solidaria. Convocar, con el visto bueno de la Administración, Claustro y Consejo Escolar, un Premio de Investigación en el que pueda intervenir todo el alumnado del Centro, en varias categorías, sobre cuestiones de ámbito local y regional que capten su interés y que sirva para un mayor conocimiento de nuestro patrimonio histórico, natural y cultural, considerando la cercanía del Parque Nacional del Guadarrama y del CENEAM, y el patrimonio histórico cultural. Para la dotación de los premios buscaríamos el patrocinio y la colaboración de entidades públicas y privadas locales que quisieran aportar su granito de arena en este proyecto. Creando puntos de información móviles para captar alumnos en los centros de origen, tratando de evitar que su primera opción sea un centro de Segovia. Coordinándonos con eficacia con los centros adscritos al menos en las áreas instrumentales e inglés. Trabajando en equipo, por departamentos, con programaciones consensuadas, coherentes y adaptadas a la realidad del alumnado. Unificando los criterios de evaluación. Unificando y coordinando todas las lecturas de cada grupo. Ejerciendo la autocrítica, evaluando nuestros resultados y adoptando medidas 12 consensuadas y eficaces cuando no sean los deseados. Informando al exterior de nuestra forma de trabajar, de las actividades que realizamos, de los logros conseguidos y, en definitiva, dándonos a conocer a toda la comunidad. Mejorando el aspecto exterior del centro. Limpiando la puerta principal. Pintando los pasillos, aulas y zonas más deteriorados.. Mejorar el transporte. Insistiendo ante la administración en la conveniencia de un vigilante de los alumnos en las rutas, y en el control de los vehículos utilizados. Abogando por rutas abiertas en su número de usuarios a principio de curso, para prevenir matriculaciones extemporáneas. Potenciar la información, en los centros de primaria adscritos, para que identifiquen el instituto como su centro de referencia. Contactando con los centros de primaria para informar sobre nuestro centro. Realizado las ya habituales jornadas de puertas abiertas para los alumnos de 6º curso. Informando en los pueblos sobre las distintas enseñanzas del instituto. Como se ve, nada revolucionario, nada ostentoso: pequeños logros cotidianos que eviten el casi imperceptible deterioro de la situación y supongan leves pero constantes aportes de calidad. 13 SOBRE EVALUACIÓN. Un centro como este sabe que todo es falible, que todo ha de ser sometido a revisión continua y constante, que lo que valía ayer puede ser hoy ineficaz. Distintos planes de mejora, actuaciones de la inspección y evaluaciones -aunque de alguna de ella no conozcamos los resultados- nos permitieron poner patas arriba -si se admite el coloquialismo- la documentación y el quehacer diario de los docentes, en una evaluación integral y constante que, con certeza, repetiremos pronto, con el cambio de legislación cuya entrada en vigor es a meses vista. Hoy, tras los cambios que supone la propia renovación del claustro, la natural del alumnado y los padres, y tras casi concluir su mandato un equipo directivo, hay una cierta cultura de la evaluación y análisis de los resultados académicos tras cada sesión de evaluación (desde los departamentos al Consejo Escolar), de las labores de tutoría y de los departamentos en cada memoria anual, y de la labor del equipo directivo y del centro en su conjunto. Es mi intención, nuestra intención, promover una evaluación -autoevaluación- de la labor docente de todos y cada uno en el seno de los departamentos, con criterios que nosotros mismos podemos aplicar y valorar (puede servir el modelo aplicado para el ejercicio profesional) para detectar los puntos fuertes y los débiles, y obrar en consecuencia. Respecto al equipo directivo, hay muchos y muy variados instrumentos, entre ellos los que maneja la inspección para la acreditación para la Dirección, que aplicaremos. En todo caso, mantendremos los criterios temporales hasta ahora vigentes de tres por curso de un modo sistemático y global para los resultados académicos, y “de vez en cuando” en aspectos parciales. 14 EL CANDIDATO Es Francisco Fernando Ortega Rodríguez, nacido en 1964, domiciliado en San Ildefonso, felizmente casado y padre de dos hijas (26 y 18 años). Académicamente, provengo de la Universidad de Murcia, donde hice la Licenciatura en Filología Hispánica (cursos 1981-82 a 85-86), con ocho notables, cuatro sobresalientes y dos matrículas de honor (lo demás son aprobados). En el ICE de esta Universidad obtuve también el Certificado de Aptitud Pedagógica el curso siguiente (86-87). Participé en la Cátedra de Teatro de la Universidad durante mi quinto curso, y asistí a numerosos congresos, simposios, cursos, charlas y encuentros relacionados con la lingüística -en especial la textual- y la literatura. He realizado cursos de doctorado en varias universidades [16 créditos en la Complutense de Madrid (curso 87-88, con un notable y tres sobresalientes), 10 créditos en la Universidad de Murcia (cursos 88-89 y 89-90, con dos aprobados y tres sobresalientes), 1 crédito en la Universidad de Salamanca (Curso superior de Filología Hispánica: La expresión amorosa en la lírica española contemporánea, julio de 1991)], y mi expediente debe reposar en los archivos de la UNED -campus de la Complutense-, donde retomé mi proyecto de doctorado, para aplazarlo sine die por necesidades tanto profesionales cuanto familiares. Actualmente, curso 1º de nivel avanzado de Francés en la Escuela Oficial de Idiomas de Segovia. Profesionalmente, inicié mi andadura como profesor interino de Lengua (BUP) el curso 1987-88 en Getafe (Madrid). En julio de 1988 superé las oposiciones de Profesor Agregado de Bachillerato, lo que me convirtió en funcionario el año siguiente. Tengo, a día de hoy, nueve trienios que resumen lacónicamente mi paso por institutos andaluces [Huelva ( I.B. Del Andévalo, en Puebla de Guzmán), Granada (I.B. José de Mora, en Baza), Jaén (I. B. María Bellido, en Bailén, e I.B. Cardenal Merino, en Santisteban del Puerto)], madrileños (IES Alexander Graham Bell) y segoviano (IES Peñalara). En estos años he completado mi formación tanto académicamente -vid arriba- cuanto profesionalmente, con especial interés en la pedagogía, la legislación educativa y su aplicación práctica, y las herramientas informáticas. He sido tutor en varios centros, jefe de departamento en cuatro, jefe de estudios en dos, y secretario y director en uno. Mi inquietud y mi curiosidad me llevaron a participar en la anticipación de la LOGSE, a participar anticipadamente en la atención a alumnos con necesidades educativas especiales y de integración, a ser vocal de tribunales de Pruebas de Acceso a la Universidad (Jaén, 1994; Autónoma de Madrid, 1995, 1996 y 2000; y Universidad de Valladolid, 2010, 11, 12 y 13 ), vocal de centro en las PAU de la Universidad de Sevilla (1989) y de las de la Autónoma (2001), vocal primero y Presidente después en Pruebas de Enseñanzas no escolarizadas para la obtención del título de Formación Profesional I (desde 1996 hasta su extinción), tutor de profesores en prácticas, y socio numerario -de los antiguos- de la Asociación de Profesores de Español Francisco de Quevedo de Madrid. También profesor encargado de tutoría en el Centro asociado de la UNED de Madrid durante cinco años (2004-2008). Abordo con ilusión y entrega este nuevo proyecto que puede contribuir a mejorar la vida académica de nuestros alumnos, la profesional de sus profesores y la personal de todos. La Granja, 27 de marzo de 2015
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