Carrera armamentista y tecnología y estrategia militares

Comercio Ex terior , vol. 36, núm . 12,
México, diciembre de 1986, pp. 1086-1093
Carrera armamentista
y tecnología y estrategia militares
Marek Thee*
Introducción
ste ensayo se oc upa de la aber ración exi stente en la tecnología militar con tempo ránea y en las doctrin as estratégicas
domina ntes: se exam inan sus efectos en la carre ra arm amentista y los peligros que rep resenta n pa ra la paz del mundo . Es cl aro que en este estudio no se dará cue nta caba l de las compl ica-
• Dellnternational Peace Research ln stitute, d e O slo (PRIO). Los tPxtos que se recogen fo rma n pa rte del es tudio Military Techn ology, Military Strategy and the A rm s Race: Th eir lnteraction , preparado por
el autor para 1 Prog rama sobre la Paz y la Transíorrn ació n Ge neral.
de la Universidad de las aciones Unidas . en Toki o. La primera versión de este trabajo se elabo ró en diciembre de 1984; la segund a, revisada , de abril de 1985, fue publicada por el PRIO co mo part e de su
erre PRIO Report, en la que se recogen informes de p royectos terminados, tesis , bibliografías y otros documentos dirigido s a un público
académico . De esa publicación se tomaron la introducción . el ca pitulo 2 y las conclusio nes generales. Los tres capítulos restantes se ocupan, respectivamente, de la carrera de la tecnología militar: estudios
de casos relattvos al surgimiento de nuevos sistemas de armas estratégicas; racionalizaciones doct rinales y estratégicas de la creactón y adquisición de armas. y la dinámica armamentista de las grandes potencias. [fraducción del inglés de Sergio Ortiz Hernán .]
cion es y los numerosos probl emas (estratég icos y doc trin ales,
po líti cos y ec onómico s, de orga nizac ión y burocracia) qu e ca racteri zan a la carrera arm amenti sta . Un proyecto de in vesti gac ión
de esa naturaleza requ eriría un marco mu c ho más ampli o . Por
encim a de la madeja de temas de qu e se trata, el propós ito de
este ensa yo es conce ntrarse en el exa men de un co njunto de factores c ruci ales : el impul so tec nol ógico inh erente a las ac ti vid ades de investi gac ión y desa rrollo militares y el papel q ue dese mpeña la tec nología bélica en el com plejo proceso de con formación
de las est rategias y las po líti cas de las grand es potencias y, co nsecuentemente, del escc nar.i<;> ~nte r,n ac i o n a l en su co nWntp . ,
Esto no equiva le a ace ptar el determini smo tecnol ógico. Es cierto qu e la tec nología militar ha usurpado un a posición de dom inio en las actividades m und iales de investigación y desarrollo, y
ga lopa sin freno en la carrera armamentista. Sin embargo, no
debe con siderarse co mo fr uto del Destino o como una ley de la
naturaleza y de la historia. Más bien se trata de una anomalía vincul ada directamente co n 1 absurdo de la carrera de las armas
nu cleares. Es producto del hombre y como tal la sociedad debe
y puede anularla. En vista de las múltiples opciones que la ciencia y la tecnología brindan a la humanidad , los efectos no pueden considerarse determinantes en una sola dirección. La ciencia y la tecnología tienen posibilidades de dos filos: para el bien
v para el mal. La tecnología sob resaliente da autonomía y liber-
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comercio exterior, diciembre de 1986 .
tatl al esfuerzo hum ano. Sin embargo, su misión fundam ental debe
se r la de mej o rar la co nd ición hum ana.
En el prese nte estudio se in sisti rá en cuánto se ha desca rri ado
la tec no logía militar, divo rciándose de la ve rd adera mi sió n social
de la ciencia y la tecnología. Se impu gnará un a situ ac ión ca rgada
de pel igros bélicos y se subraya rá cuán necesa ri o es repensa r nuestras difi cultades y bu sca r so lu ciones .
Un probl ema que se relac ion a muy est rec hamente co n el anterio r es el d e las medid as para detener la ca rrera arm amentista.
Todos nu es tros esfuerzos por lograr el cont ro l el e las arma s y el
desa rm e -co mo se in siste en la Encyclop;:edia Britannica- han
" fracasado espectacu larm ente" . 1 En la actualid ad parece obvio
que la ra zó n fund amental de tal fra caso ha sid o un a perspectiva
deform ada: la atención principal se ha dirigido ele manera un tanto
in ge nu a y miope a limitar la ca ntid ad ele arm as - un a variab le
dependiente- , en tanto que el tema ca rdin al no es meramen te
cuantitativo sin o, sob re todo, el de la carrera de la tecnología
militar. Ésta es la va riable prindpal. Hoy día, la competen cia
arm ame nti sta no es tanto una ca rrera de ca ntid ades, sino de
aum entos c ualitat ivos. El impulso tec nológico autosustentante ha
superado a cualqui er logro en materi a de contro l cua ntitativo. Por
es ta razó n, si queremos ev itar qu e el desarme se no s esca pe para
siempre, debemos volve r nu est ra ate nción a la manera co mo trabajan la c iencia y la tec nología militare s y a su interacc ió n con
las políticas burocráti cas. El aspecto clave de los esfuerzo s en favor del contro l del arm amento y del desa rm e es lograr cierto
grado de dominio soc ial y políti co en las act ividad es de investigac ión y desa rro llo para fi nes bé li cos .
Este estudio pu ede sufrir de un grave in co nve ni ente: el excesivo sec reto de la URSS en as untos militares . Por ello , hemos tenido que desca nsar sobre todo en los aconteci mi entos que en esta
materia ocurren en Estad os Unidos, qu e está n mejor doc um entados. No obsta nte, consid erand o la profund a influ encia recíproca
en as untos militares entre Estados Unidos y la URSS y la natural eza para lela de la creación e in sta lac ión de sistemas eq uiparabl es
de armam entos, hemos supu esto, de co nfor mid ad con los estudios di sponibl es, que la tecnología se desempeña en la Unión Soviéti ca en un a direcc ión simil ar a la de Estados Unido s. A ún más,
las co ncepcio nes generales ace rca del uso ele las arm as modernas y el pensamiento estratégico global son se mejantes y co nve rgentes, aunqu e en las decla rac ion es oficial es puedan estar diferenciadas por num ero sos matices políti co s y tácticos. Esta
convergencia del pen sa miento militar no obedece a razo nes ideológicas, si no a motivos tecnológi cos : la adq uisic ión de sistemas
similares de armam ento co ndu ce a usarlos de manera paralela.
Estas real id ades objetivas tambi én han llevado a Estados Unid os
y a la Unión Soviética a coincidir en la disuasión estratégica basada en la " vu ln erab ilid ad mutu a", en el marco de la paridad estratégica. Esta postura com ún se ha co ncretado en el curso de
las Co nversac iones para la Limitac ió n de Armas Nucleares Estratégicas (SA LT). Al mi smo tiempo, la crisis de las SALT refleja los
rápidos ava nces de la tec nología militar qu e ti enden a aca bar con
el co nsenso alca nza do.
las dec laracion es se encaminan sob re todo a mold ear la opinión
intern a y extern a, en tanto que las acc ion es guían a las dec isiones rea les .
Cua ndo se trata de est udi ar la dinámica de la carrera arm ament ista ha d e exam inarse con espec ial c uid ado la co rrelación
causa l entre la tecnología bélica, por u na parte, y la evo lu ción
de la doctrin a y la estrategia militares, por la otra.
Panorama de la estrategia y la tecnología
militares después de la segunda guerra mundial
l
omenzaremos con un exa men gené rico de las tend encias y
orientaciones de la estrategia militar de las grand es potencias después de la segunda guerra mundi al, así co mo de los impulsos tecnológicos subyacentes.
Desde un a perspectiva histórica, el tem a fundamental de la
estrategia militar ha sido el de los problemas del ataque y la defensa, como in strumentos interrel acionados y au torreforzan tes de
la coe rción organi zada .y de las operaciones bélicas. En este marco surgió la id ea clásica de Clausewit z, aceptada en el Este y el
Oeste, co nfo rm e a la cual la estrategia ha de subordin arse a la
política y la guerra se co ncibe como un a prolon gación racional ,
po r otros medios, de la política del Estado .
Con el adve nimiento de la era nu c lear y la revo lu ció n paral ela de la tecnología militar, la situación ha cambiado profundamente. De hecho , se ha transformado la nat uraleza mi sma de la guerra . H a surgido un a disco ntinuidad en los med ios y los métodos
de ataq ue y la defe nsa estratégicos. En la actualidad, las enorm es
capac id ades ofe nsivas, inherentes a los terribl es efectos de las armas nucleares y sus ve híc ulos portadores de largo alca nce, han
convertid o el ataq ue en un a destrucción indi sc rimin ada y sin propósito, desproporc ion ada co n respecto a cualquier objetivo béli co rac ion al. En vista de las posibilidades de rep resa li a y de las terro rífi cas co nsec uencias físicas y soc iales de alca nce pl anetario
de las ex plosiones nuclea res, el uso de esas arm as equ iva le al sui cidio y amenaza la supervivencia mi sma de la especie human a.
Por otra parte, hasta ahora no ha p'odido lograrse un sistema de
defensa importante y en verdad eficaz contra las armas nucl eares. " En ge neral, se reco noce la vulnerabilidad inherente a la frágil socied ad urbana ante los devastadores efectos de las arm as
nu c lea res ." 2 Así, frente a estas nu evas circunstancias, no es posibl e co nsid era r una guerra nu clea r co mo una posibilidad racional de política . El cálculo de costo/beneficio se ha alterado de
manera fund amental. La guerra nu clear no pu ede serv ir a propósito po lítico alguno, ni puede conducir a conclusiones rac ion ales. El resultado previsible de un conflicto nucl ear trasciend e cualqui era de lo s valores y objetivos por los cuales se han librado
trad ic ionalm ente las guerras. Se ha ab ierto un abismo entre los
nu evo s medios bélicos y los fines de la política .
En un se ntido más profundo, debemos distinguir entre las declaraciones y las acciones de política; en el Este como en el Oeste,
Los est rategas militares prudentes han captado bi en la nu eva
situ ac ión y com ienzan a cuestionar la utilid ad de las arm as nuclea res como instrum entos bélicos, así como la fun c ión mi sma
de la guerra estratégica en la era nu clea r. Bern ard Brodi e fue uno
1. Th e New Encyclopaedia Britanica, Macropaedia , vo l. 19, Londres,
1977, p. 548 .
2. Spurgeon M. Keeny jr. , en A. B. Carte r y D.N Schwartz (eds .), Ba/1istic Missile D efense, Th e Brookings lnstitution, Washington, 1984, p. 409.
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de los primeros en percib irl o . En efect o, en 1946 afirmó: " H asia
ahora, el propós ito princ ipal de nu est ras instituciones militares
ha sid o ga nar guerras. De aq uí en ade lante su objetivo fund amental debe ser ev itarl as. Casi no pueden alberga r otro propósito." 3
En co nsec uencia, la idea doctrinal de la disuasión se ha co nvertido en un elemento central del pensamiento mil itar y polít ico.
Sin embargo, la tecnología mil itar no ha permanecido inm óv.i l;. Despu és de la segu nda guerra mundi al y en breve lapso no
sq,lo se añadieron a las armas atómicas las bombas de' hidrógeno ,
si no que tambi én sa li ó de las lín eas de investigac ió n, desarrollo
produ cc ión un asombroso conju nto de armas nucl ea res con una
capac id ad ope rativa cada vez mayo r. De 1950 a 1955, el arsena l
d~ armas nu clea res de Estados Unid os, tanto tácticas como estrat ~g i cas , creció cinco veces; de 1955 a 1960, oc ho veces; co n ello,
de 450 armas en 1950, pasó a 18 500 en 1960 4 En forma paral e,l a, la Uni ón Soviéti ca tambi én elaboró bombas atóm icas y de hi dr(lgeno y sus arsenales c rec iero n rápid amente, seg ún se estim a,
({e' seis ojivas nu clea res en 1952 a 2 220 en 1960.5 No debe ign'q rarse que fue la Unión Soviéti ca la prim era en lan za r un proy~ctil balístico intercontinental , en agosto de 1957, y en pon er
en ó rbita, en octubre de ese año, un saté li te artifici al, el Sputnik.
l.ás nu evas tec nol ogías fuero n, en el Este y el Oeste, revolu cion arias por su propia naturaleza: co hetes impul sados co n combustible só li do, oj ivas termonucleares de alto rendimiento en rel ación
con el peso, sistemas inerci ales para gu iar misil es, electrónica compacta del estado sólido, manejo comp utarizado de datos y senso res infrarrojo s. Esas tecnologías infundieron nu eva vida al pensamiento estratégico, estimulando el resurgimiento de antiguas
co ncepcio nes anteriores a la guerra nuclear. En 1962, el secretario estadounidense de Defensa de la época, Robert McN amara,
exp resó. co n clarid ad esa nueva o ri entación: " En la medida de
!o posible, la estrategia mi litar básica en una eve ntual guerra nu c.l ea r gene ral debería conside rarse de manera mu y si mil ar a las
.Qpe rac ion es militares más convenciona les del pasado.'' 6 Según
¡\¡\cNamara, el " principal obj etivo" de emplear armas nuclea res
,e.n contra de las fuerzas adve rsarias fue entonces el de usarl as de
man era "co nvencional ".
y
1
En el transcurso de los años, esta nu eva o ri entac ió n al plan ea r
_u_na guerra nuclear gene ral ha id o aco mpañada por una corriente -.co ntinu a de objetivos de racionali zac ión, co mo se manifi esta
en. 'e l estud io de j o hn P. Rose :
:.· '
'l·r·
· .,_ ;, _ .. co rregir la idea de qu~ las arm.as nu clea res so n arm as ab':;olutas y al mismo tiempo mostrar que, en realidad , sólo inflige'n un daño finito y q ue la defe nsa contra ell as es posibl e y efi caz. Después de todo, la tecno logía actual es capaz de producir
armas nucleares que no ti en en la destru ctividad ni la radiacti vidad que cara cterizaban a las pr im eras de ese tipo. Los co noci-
3. Bernard Brodie (ed.) , TheAbso/ute W eapon . Harcourt Brace, Nueva
York, 1946, p. 76.
4. Thomas B. Cochran , W illiam M. Arkin y Milton M. Hoenig, Nuclea r
Weapons Databook, vol. 1, us Nuclear Forces and Capabilities , Ball ing'er Publishing Company. Cambridge, Mass., 1984, p. 15.
5. Instituto Internacional de Estocolmo pua la Investigación de la Paz,
Wor/d Armaments and D isarmament, 5/PRI Yearbook 1983 , Taylor and
Francis Ltd. , Londres, 1983, p. Llll.
6. Palabras de inaugu ración de cursos de la Universidad de Michigan,
pronunciadas en Ann Arbor. Mich ., el 16 de junio de 1962.
armamentismo, tecnología y estrategia
mi entas más rec ientes para hacer estall ar un artefacto nuclea r permiten tener armas cuyos daños se limiten a una zo na inm ed iata
al o bj eti vo. La tec nología de las arm as nucl ea res hace posib le la
eficaz destrucc ión de un a amp li a va ri edad de objetivos militares,
a la vez q ue redu ce el daño co latera l q ue ge neralm ente se vi ncula co n su empl eo. " 7
Y agrega:
" Las visiones fantásticas y las profecías en .relac ión con las nu evas arm as no so n algo novedosó. La p'ó lvora, la ametral lado ra,
el tanqu e e, inclu so, el ae~op l a n o provocarpn predi cc iones tan
drásticas ace rca de su eno rm e ca pac id ad des.tructi va, qu e nin guna nac ió n que di spu siera de esas arm as pod'ía permitirse hace r
la guerra. Sin emba rgo, co mo mu estra la historia , los hombres pusiero n en duda tales id eas, e~t udi a ron y anali za ron las característi cas de las nu evas armas y e_n· cada ca~o enc;ontra ro n mane ra de
defe nd erse de ell as. Se modifi ca ron las't ácti,CiJS y las técnicas para hacer fre nte a las co nseq.J enci.as de e_
sos inve ntos en las operacion es militares . Las tácti cas\' la~ técn icas revisad as se ap li caro n
a la lu z de los prin cipios béli co~ básicos y fo rmaron parte de la
doctrin a utilizada por los líd eres militares ex itosos. A l parecer, en
cuanto a las armas nu c lea res, s!2 ap li ca l_a mism a lógica ." 8
En la época de M cN amara , la doctrin a de la di suasión se interpretaba principalm ente en términ os de coerción merced a la
" destrucción asegurada". Sin embargo, a partir de enton ces, el
prepa rarse para emprender un a guerra nuclear genera l se ha co nvertido en un elemento subyac'e nte d_e l pensami ento militar.
En el dese nvolvimi ento de ese pro cesÓ y tras la c reac ión y la
in sta lac ión de diverso s sistemas revo luc iona ri os de armas nu evas
(proyectiles balísticos, ve híc'ul os múltiples de reentrada dirigibl e
en fo rm a ind epe ndi ente hac ia el blanco -VMI -y mi sil es estratégicos de cruce ro), la doctrir a d isuasoria , tal como se recoge en
la teoría elaborada en Estados -Unidos, h·a evo lu cionado desde la
disuasión pu ra, a través de las ."repre'sa lias masivas" y la " respu esta
fl ex ibl e", hasta el curso defi nid o que ll eva a la guerra, inhere nte
a las estrategias de "co ntra fuerza" '"cdntrapeso". Hoy, la piedra de toque de la doctrin a de la di suasió'n es dispon er de un a
capac id ad ofensi va predon1inantemente nuclear 9 En Estados
Unidos se han adoptado ideas tales co mo las sigui entes: guerra
nu clea r " limitada", da ño co lateral " limitado", interca mbio " regul ado" de golpes nu clea res, "esca lad a contro lada ", y "prevalece r" so bre el adversa ri o en un a guerr a nuclear " prolongada" '
es decir, emprender y ga nar un·a gue'rra riuclear . 10
y
En la Unión Soviética se ha ll egado a co nclusion es genera les
simil ares en lo qu e respecta a los requisitos de la ca pac id ad de
li brar y ga nar un a gue rra nu c lea r, si bi en con diferencias en la
7. John P. Rose, Th e Evolution of US Army Nuclear Doctrine. 19451980, Westview Press, Boulder. Colo rado, 1980 , pp. 27-2 8.
8. /bid., pp. 48-49.
9. Véase Gru po de Expertos de la ONU, Comprehensive Study o n N uclea r Weapo ns, ON U, ueva York, 1981 , párrafo 299.
1O. Véanse el discurso del secretario de la Defensa de Estados Un i-
dos. Harold Brown , sobre la estrategia de contrapeso, del 29 de agosto
de 1980, publicado en Survival , noviembre-diciembre de 1980, y Richard
Halloran , " Pentagon Draws up First Strategy for Fighting a Long Nuclear
War" , en The New York Times . 30 de mayo de 1982 .
..
comercio exterior, diciembre de 1986
planeació n tácti co-estratégica. Esas conc lu sio nes es tán impl íc itas
en las nu me rosas decl arac io nes d e los líd eres m ili ta res soviéti cos,
en las c uales se amenaza a " los im pe ri ali stas" co n un a "a pl astante de rrot a", en caso d e qu e éstos d esaten un a gu erra nu c lea r.
As í, el mari sca l D . U stinov advirti ó: "S i nos ob li ga n a ello, d aremos un a resp uesta ad ec uad a a c ualq ui er d esafío qu e prove nga
ele los be li cosos im pe ri ali stas. Y se rá un a respu esta de mol edo ra." 11 En la m ente el e los est ra tegas militares la id ea el e la capac id ad ele libr ar un a guerr a nu c lear ava nzó hasta co nve rtirse en
el req ui sito ese nc ial el e la " di suasió n c reíbl e" . Se supo ne, ento nces, q ue en las nu evas co ndi c io nes militares, po líti cas y tec no lógicas, la guerra nu c lea r es un a pro babilid ad grave y qu e debe dom inarse su ejec u ci~ó n . Así, la guerra nucl ea r se ha v uelto algo
co nceb ibl e.
No o bstante, la ·co ntradi cc ió n prin c ipal d e las estrategi as de
d isuasió n nu c lea r, su naturaleza sui c id a, sigue siend o tJn as unto
preoc upa nte. La ev()lúc ió h de la di su'asión nu c lea r, d esde las " rep resa li as masivas" iftravés d e 'la coe rc ió n medi ante la " d estru cc ión asegurad a" hasta las ain enazas d e la "co ntra fuerza" y el
"co nt ra peso", se ha' ca rac teri zado po r los esfuerzos para di smi nuir las ,co nsec uen-c ias sui c id as de ·la guerra nucl ea r por medi o
de o perac io n es parecii:l as · á las' 'c o nve nc io nales, limitad as en los
daños qu e causa n .
Desde esta perspec ti va, la expa nsió n d e las capac id ad es nuc leares ofen sivas no res ol vió la d ific ult ad . A ún vige n te com o prob lema está el otro braz o el e la estrate gia militar ge neral: defenderse co ntra posibles golp es nu c lea res devastado res de represa li a.
Co mo es o bv io, ningun a capac id ad o fe nsiva pu ede co ntener tota lm ente al adve rsario, a falta de un a d efensa eficaz co ntra las
rep resa li as. En c ierto senti do, d esd e un a perspec ti va militar, las
estra tegias ofe nsivas d e la 'g'uerra nu c lea r ex ige n su co ntrapa rte
defe nsiva.
D ebe no tarse que las grandes 'pote nc ia s, teni endo en c uenta
la expe ri enc ia de la segund a gue'rra mundi al, so bre todo de los
devastado res bo mbard eo s d e los ce ntro s de po bl ac ió n, han co nced id o durante toda la et apa de la pos gu erra un a eno rm e im po rtancia a las diferentes cl ases de defe n·5as, tales co rn o la aérea co ntra
bo m ba rd eros y mi sil es d e c ru ce r'o ,' las medid as pasi va s y c iviles co mo los refugios, los si ste m as d e alarm a tem p rana o el refo rza m iento de los sil os para p royec til es. Al gun as de estas m edid as
so n cl aram ente ofe nsivas y d efensivas, c omo las ope rac ion es antisub m arin as enca min adas a d etec tar, rastrea r y destruir los su bm arin os enemigos. 'Sin embargo, al surgir los raud os proyec til es
ba lísti cos de largo alcance, ha c rec id o in conm ensurabl emente la
vuln erabilid ad d e las potenc ias co nte ndi entes.
• 1
No es, po r tanto , una co i'n c idenc ia qu e las in stitu cio nes militares d e las gra ndes pote nc ias tenga n co m o un a d e sus preoc upac io nes prin c ipales, junto co n la d e hace r la guerra nucl ea r algo más " con vencion al", la de la defensa anti ba lísti ca, enca min ada
a lograr un a capac id ad nucl ea r interacti va de defe nsa y ataqu e.
En los sese nta se emprendi ero n intenso s esfu erzos en esta materi a, ta nto en Estad os Unid os co rn o en la Uni ó n So vi éti ca, co n la
idea de c rea r e in sta lar mi sil es anti m isil es ba lísti cos (MAB). Em pe ro, estos es fu erzos res ultaro n in fru ctu osos. Este tipo de defensa es inefi caz c uand o se tr ata de algo m ás q ue de protege r em-
11. D. Ustin ov, " To Safeguard Peace", en lntern atio nal Affa irs , nú m.
9, Moscú, septiembre de 198 1, p. 14.
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plaza mi entos aislad os d e proyec til es. El f racaso se d ebi ó a los
costos exo rbitantes y, en m ayo r medid a, a las limitac io nes de la
tec no logía di sponible. 12
Un resultado interm edio f ue la con ce rt ac ión d el convenio d e
1972 sobre proyectil es balísti cos contra misil es (Tratado MAB, A BM
Treat y en ing lés) medi ante el c ual se limitaro n esos artefactos en
ti erra y se p rohibi ó pro barl os e in stalarl os en el mar, el aire y e l
es pac io; también se pro hibió la ex istenc ia en ti erra de sistemas
MAB m óv il es . Los partid arios del contr o l d e los arm amentos 'irítentaro n rac ionali zar ese Tratado, prese ntándolo co mo el fruto
del deseo común de detener la espiral d e la ca rrera arm am entista en el terreno cru c ial de los si stem as defensivo s, a fin de evitar
la am enaza d e socava r el equilibrio estratégico di suasivo re pr~ ­
sentado po r la vuln erabilid ad mutu a. Esta id ea pu ed e haber sid6
cierta e n tanto necesid ad hi stóri ca c irc un stanci al, c on sid erando
los in co nveni entes tec no lógi cos de lo s MAB de esa época, junt,6
co n e l tem o r de qu e los adve rsarios lograran progresos tec nológicos m ás rápidos. Sin embargo , los signatarios del Tratado no 'r'e·nunc iaro n para siempre a sus proyectos d e d efensa contra los proyectil es balísticos (DMB) .13 El Tratado MAB permitía ex presa meh:te
la " m ode rni zac ión " adi c io nal , esto es, la in vestigac ión y el des'ac
rroll o tec no lógico en m ate ri a de d efensa contra misil.es ba lístico~
(DMB). D e hec ho, los esfu erzos en ese se ntido han pros.eguid o
sin in te rrup c ió n .14 La ampli ac ión en nu estros días d e la ca rrera
12. El sec retario de la Defensa McNamara, en su ce lebrado discurso
de 18 de septi embre de 1967, subrayó los elevados costos y los inco nvenientes tec nológicos de un sistema MAB : "Se ha argumentado que nos
oponemos a la instalación de un sistema MAB de gran esca la debido a
qu e se necesitaría paga r el alto preci o de 40 000 millon es de dólares. De·bo se r mu y claro en esto: no se trata de los 40 000 millones ... el dinero
por sí mismo no es el probl ema; el probl ema es qu e el esc udo propuesto
no es im penetrabl e. Así, no ti ene caso alguno gastar 40 000 mill o n e~: d e
dólares si co n ellos no va mos a mejorar de manera signifi cati va nu esú 'a
seguridad ... ", Th e New York Times, septi embre de 1967. Algunos líd eres militares soviéti cos, co mo el. mari sca l M alinovsky, señalaron en 1967
que las defensas MA B no podría n se r co mpleta mente eficaces; por otto
lado, en la literatura soviéti ca se puso de reli eve la " excepc ional ca restía" de tales defe nsas. Véase Raymond L. Ga rth off, "BM D and East-W est
Re lati ons," en A. B. Ca rter... op. cit., pp. 289-299.
13. Co n perspecti va históri ca, los tratados SA LT 1 y MAB podrían considerarse co mo un ejercicio diplomáti co pa ra ga nar ti empo a fin de créa r
e instalar nuevos sistemas de arm amento. Henry Kissinge r, un o de losa rquitectos de tales co nve nios, lo admitió exp resa mente. En efecto, en.trevistado por Th e Econo mist, de Londres, sobre los antecedentes del SALT
1, dij o: "N uestra estrategia co nsisti ó en aceptar una cd,ngelac ión de .ci_n co años po rqu e con sideramos ese lapso co rn o el neo ! sario para pm1€rnos al d ía med iante la creac ión de mi siles cru ce ro, de un nuevo submarino (el Trident), de un nuevo proyectil ba lísti co intcrco ntin ental (MÍ<) y del
bombardero B-1. Co ngelamos una dispari dad que habíamos heredado,
a fin de ga nar ti empo pa ra reve rtir la situación. Y lo hicimos . No detu v.imos programa alguno; aceleram os va ri os: el su bmarin o Tri dent y el B-1,
por ejemplo. Y com enza mos el misil cru ce ro y el MX... ", en Th e Econo mist, 3 de febrero de 1979.
14. Las cifras estadounidenses muestra n que, de 1973 a 1985, hu bo
un aumento co nstante de los gastos pa ra el desa rrollo ad icional de tecnología s re lacio nadas co n la defensa co ntra misiles balísti cos, qu e los llevó de 173 millones de dólares en el prim ero de esos años a una cifra pr.opu esta de 1 564 millones de dólares en el último. En promedio, las
erogac iones superaron a los 200 millones de dó lares anuales hasta 198 1;
en 1984 se eleva ron drásti ca mente hasta más de 709 millo nes de dólares
y en 1985 llega ron a 1 564 mill ones.Véase el cuadro sob re las erogaciones estadoun idenses destin adas a la DMB después del Tratado MAB en
los años fisca les 1973- 1985, en A.B. Carter. .. op. cit., p.. 344. En la Unión
Soviéti ca se han rea lizado inve rsiones en tecno logía relacionada con esos
l.
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arm amentista hacia el espac io exterior, acentuada por el d iscurso del presidente Reagan , del 23 de marzo de 1983, sobre " la guerra d e las ga laxias", en favor de obtener " los medios para vo lver
impotentes y obsoletas las armas nu clea res", 15 da un vigor adic ional a los intentos de crear e instalar sistemas totales ele defensa co ntra misiles balísticos . En Estados Unidos se conside ra que
esto constitu ye el " mayor desafío tecnológico " al que se hayan
enfrentado jamás los militares; su costo, según se estim a, puede
ll egar a fin es de siglo a unos 500 000 millones de clólares. 16 Tras
este esfuerzo está una nueva dimensión del poderío nuclear y de
la tec nología militar, hecha rea lid ad durante los setenta . De 1972
a 1982, se duplicaron los arsenales ele ojivas nucleares estratégicas, de precisión y comp lejidad técnica crec ientes, pasando ele
8 984 ojivas en 1973 (6 784 en Estados Unidos y 2 200 en la Unión
Soviética) a aproximadamente 16 000 en 1982 (9 000 en Estados
Unidos y 7 000 en la Unión Soviética)u Aún más, dos innovaciones técnicas de sistemas de armamento se han v uelto operativas: los vehícu los múltiples de reentrada dirigible en forma ind ependiente hac ia el blanco (VMI) y los misiles est ratég icos crucero
ele largo alca nce . Se han logrado enorm es ava nces tecnológicos
en campos directamente relacionados con la DMB. 18
La ampliación de la carrera armamentista hac ia el espacio exterior, " la guerra de las galaxias", también se denomina Iniciat iva de Defensa Estratégica . Tal nueva in sistencia en los "aspectos
defensivos" refleja las crecientes presiones ejercidas por las comunidades tecnológicas y estratégicas de "cerebros" en favor de
la creación de tecnologías de armamen to futurista. Esto ent ra·ñaría, entre otras cosas, un imp ulso a las actividades de invest igación y desarrollo (ID) para crear una tercera generac ión de armas nucleares " exóticas" , tales como láser de rayos X impul sad os
por explosiones nucl ea res , rayos láser químicos de alta energía ,
armas de microondas, haces de partículas y otras formas de artefactos de ene rgía directa situad os en el espacio . 19
Cuando se ex ige la creación de nu evos sistemas de armamento, ocurre a menudo que se pon ga como pretex to la defensa. Po r
supuesto, los peligros consisten no tanto en la ampliación d e la
capac idad ofensiva, como en la instigación de una competenc ia
interactiva Estados Unidos-Unión Soviét ica en pos de nuevas fronteras de armamento. En el curso de la carrera de la tecn ología
militar nos hemos acostumbrado a la instalación, de tanto en tanto,
1
sistem as de DMB, cuya continuidad es comparable a la estadoun id ense.
Al ratificarse el Tratado MAB en el Sóviet Supremo, el mariscal Andrei A.
Grechko, ministro de la Defensa, subrayó que ese convenio " no impone
limitación alguna a la investigación y el desa rroll o experimental encaminados a resolver los problemas defensivos de un país pa ra precave rse contra el ataque de proyectiles nucleares." Véa se Pravda , 30 de septiembre
d p ' - 1. .
/éase el texto del discurso del presidente Reagan sobre " la guerra de las galaxias", en The New York Ti mes, 24 de marzo de 1983.
16. "What Star War 'Czar' is up Against", en U5 News & World Report, 9 de abril de 1984, p. 31.
17. World Armaments and Oisarmament, 5/PRI Yearbook 7982, p. 277.
18. Los detalles pueden consultarse en Bh upendra jasani , " The Military Use of Outer Space," en World Armaments and Oisarmament, 5/PRI
Yearbook 7984 , Taylor and Francis, Londres, 1984, pp. 351-368, así como en Stephen Weiner, " Systems and Technology", en A.B . Carter.
op. cir., pp. 49-97.
19. Véase " Third Generation Weapons", en T. B. Cochran et al., op.
cit. , p . 29 . También , J. Broad , " Third Generation Weapons , The Young
Ph ·sicists: Atoms and Patriotism amid the Coke Bottles", en The New York
Time;. 3 1 de enero de 1984.
armamentismo , tecnología y estrategia
de sistemas béli cos innova dores. La ac tual estampid a arm amentista hac ia el espacio ex terior inc lu ye un co njunto d e rea lizac iones novedosas basad as en la c ienci a que rebasa n tanto los lími tes d e la ac tu al tec nología militar, co mo los d e las capac id ades
ele contro l el e armamento.
Como es natural, la Unión So viéti ca ve co n alarma este nu evo
giro ele la carrera armamentista. Teme la intensificación d e la competenci a en el campo ele la tecnología militar. La hi storia mu estra, se sa be muy bien, que Mosc ú tiene muy claras tend enc ias
defen sivas; de hec ho, han tenido dificultades para acostumbrarse a la id ea ele la vulnerabilidad mutua. En realidad , el pl anteamiento de la defensa nuclear ha tenido partidarios mu y fuertes
en la Unión Soviét ica en el pa sa do. En un art ículo publicado en
1964 por el prominente teó ri co militar, mayor general N iko lái Talensky, " Los sistem as contra mi sil es y el desarme", si bien se reconoce la interacción reforzadora de las armas ofensivas y defens ivas, se subraya que " la creac ión de un sistema eficaz contra
proyectiles Únicamente contribu ye a elevar el grado de seguridad de un Estado pacífico y no agres ivo. La creación ele tal sistema permite que la defensa del Estado dependa fundamentalmente
d e sus propi as posibilid ad es y no só lo de la di suasión mutu a, es
decir, de la buena vo luntad de la ot ra parte.'' 20 Es sorprendente
la co in c id encia de estas id eas con la racionalización reciente de
"la gue rra de las ga laxias " .
Parte integral de los horizontes de " la guerra d e las ga laxias"
es la insistencia en c rear sistemas ele armamento cuasiorbita les
y del espac io exterior. Se hacen esfuerzos para desarrollar armas
ant isaté lite, a fin de co ntrarrestar un componente muy sensible
de la red estratégica global: los saté lit es qu e orbitan en torno a
la Tierra con fines militares. De 1958 a 1983, Estados Unidos y
la Unión Soviética lanza ron 2 114 sa té lites bélicos, equ iva lentes
a 75% ele todos los que giran alred edo r de nu estro planeta 2 1 Estos artefactos bélicos desempeñan diversas funciones ese nciales
para la defensa y el ataque; son indispensables para las misiones
de coma ndo, control , comunicaciones y espionaje, conocidas como la triple C y E; sirven para labores de reconocimiento, navegac ión , recopilación por medios electrónicos de inform ac ión para esp ion aje, vigilancia de los océanos y dirección de armas
estratégicas hac ia sus objeti vos; también se utilizan, en el marco
del contro l de armamento, como " medios nacion ales de verificac ión " para vigi lar el cump limi ento de los acue rdos de co ntrol
de armas estratégicas. Así, los sistemas antisatélite ponen en peligro a las naves aéreas con sus capac idad es ofensivas y defensivas y constituyen uno de los metacentros estratégicos militares
más vitales de las grandes potenci as .
Respecto a las perspec tivas inm ediatas d e los esfuerzos en favor de la defensa contra misiles balísticos, conviene notar que aun
aque llos expe rtos y partidarios moderados del contro l del armamento que se oponen en Estados Unidos a la " insistencia defensiva " de " la guerra de las ga lax ias" están lejos de recom end ar
la comp leta suspensión ele las actividades de ID en esta materia .
Esto va ele acuerdo co n un a ten de nc ia histórica . Tal como subraya Harvey Brooks, con ocido pa rt idario estadounidense del control armamen tista: " Cada vez que los científicos independientes
se manifiestan en contra de la instalación [de nuevos sistemas de
20. Nikolái Talensky, " Anti-Missile Systems and Disarmament", en lnternational Affairs , núm. 1O, Moscú , octubre de 1964, p. 18.
21. 5/PRI Yearkook 7984 , p. 351.
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comercio exterior, dicie mbre de 1986
arm amento], también reco mienda n que prosiga n las investi gaciones d irig idas a ampli ar los conoci mientos, co n el argum ento principa l de que no podemos pe rmi tirnos q ue nos tomen po r so rpresa sobre lo q ue es posible desde un punto de vista téc nico ." 22
Las inve rsiones en investi gac ió n de sistemas de DMB rea lizadas
a lo largo de los dece ni os han adq uiri do un im pulso pro pio; los
laboratorios tienen inte reses creados y desean qu e esas labo res
prosigan, en tanto que los líderes mi li tares y políticos están ansiosos de amp liar el alca nce de nuevas armas ofensivas y defensivas qu e rep resenten un avance técn ico. Hay muc has razones para c reer que, igual qu e en el pasado, las presio nes proveni entes
de las in stituc io nes co nt inu arán co nfo rm ando el ambi ente de la
investigac ión en mate ri a de defensa co ntra proyectil es balísti cos.
Co n esto se ll ega a un a nu eva encrucij ada en la carre ra armamenti sta nu c lear : hay un ca mbio bás ico en la orientación estratégica ele largo plazo, que se vuelve ofe nsiva- defensiva integrada, en vez ele predo min antemente ofe nsiva, co mo antes .
U na co mb inac ión sinc rón ica el e ataqu e y defe nsa nu c leares
ope rati vos p uede alterar profundamente los ho rizon tes estratégicos globa les. U na ca1~ac icl a cl nu clea r co ncurrente de este tipo ,
amp li ada por las posibilid ades co nve ncion ales y las perspec tivas
riP rPil li za r misinnP~ Pstr;¡tf>gicils Pn el l ilr~n reil l de las ac tu il les
ope racio nes tácticas, presagia un a peligrosa desestabi li zació n estratégica del "equ il ibro" m ilitar globa l, que por sí m ismo está en
movimiento co nstante debido a la ca rrera de la tec nología mil itar.
En esta perspectiva, co nviene consid erar va rios aspectos. Uno
el ele un mayor ca mpo para las inclin ac ion es agresivas. Como
es obvio , cuanto más estri cta y eficaz sea la defensa nu clear ele
los territorio s ele las superpotenc ias, tanto mayor se rá el marge n
de éstas para intervenir más all á el e sus fronteras.
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Sin emba rgo , la nu eva ca rrera impu lsa rá in ev itab leme nte en
el futuro ce rca no la creac ió n ele nuevo s sistemas ele armas ofensivas, co n lo que aumentará el ri esgo el e guerra . Esto co ncue rda
co n la tend enc ia hi ~ tó ri ca ele la tec no log ía militar, más en favor
del ataqu e qu e ele la defe nsa: pól vo ra y ca ño nes co ntra casti ll os
y murallas, tanques contra posiciones fortificadas, proyectil es co ntra acorazados y VM I co ntra MAB . Hoy, co n la insistencia en la
movil idad , la ve locidad , el automatismo y la prec isión , esta tendencia se ace ntú a. Co mo el ij o Wi ll iam J. Perry, anti guo subsec retari o el e Defe nsa para la Investigación y la Inge nie ría el e Estados
Unidos: " Pese a los avances de la tecno logía para la defensa , las
ve ntajas en el futuro prev isible seguirán estando de l lado del ataque.'' 23 La c reación de sistemas a tod a prueba de DMB pu ede pa¡ '
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22 . Harvey Brooks, " Th e Mi litary lnnovation System and th e Qua litative Arms Race", en DEedalu s, vol. 104, núm . 3, verano ele 19 75, p. 76.
Co n respecto a la in vesti gac ión pa ra crea r sistemas el e DMB , cuat ro prominentes científicos estadoun idenses se pronunciaron fu ertemente en contra de " la guerra ele las ga lax ia s", y al mismo ti empo opinaron que " debería proseguirse la investi gación sobre la defen sa co ntra proyectiles
ba lísti cos co nforme a los montos tradicionale s ele gasto y en el marco ele
las restriccio nes previstas en el Tratado MAB". Véase Hans A. Bethe, Richard L. Garwin, Kurt Gotfriecl y Henry W. Kencla ll, "Space-basecl BallisticMissile Defen se" , en Scientific A m erica n , vo l. 25 1, núm. 4 , octubre ele
1984, p. 47.
23. Will iam J. Perry, " Technological Prospects", en Barry M. Blechma n. Reth inking the US Strategic Post ure, Ballinger Publication Co., Cambridge, Ma>s. , 1983, p. 153.
rece r d udo sa, pero el estímu lo qu e esos esfuerzos rep resenta n
para lograr siste mas ofensivos más po derosos es indu dable. De
hec ho, la m isma vulnerab ilidad el e los sistemas el e DMB en el espac io puede provoca r el ataqu e. Tener la ve ntaja y asestar el primer go lpe en mo mentos ele te nsió n y c ri sis, sea para neutrali za r
el sistema defe nsivo del ad ve rsa ri o, sea para anul ar su capac idad
de resp uesta, bi en puede ser una te ntació n irresisti ble. En pa labras de Bethe et al., " Es difíc il imaginar un sistem a qu e indu zca
más a la ca tás trofe que uno con las sigui entes característic as: requ iere qu e se adopte n dec isio nes crít icas al instante , no está probado deb idame nte y es f rágil y al mi smo ti em po amenazador para la capac idad de respu esta de la o tra parte.' ' 24
Q ui zá aún d ispo nga m os de algun os años para desace lera r y
deten er esta in ca uta ca rrera arm amentista. La generac ión de nuevos sistemas béli cos req ui ere de largos ciclos. Segú n la expe ri en cia, un a vez emp rendid os los grandes proyectos, éstos ti enen un a
pro pensión a persisiti r; parece n adqui rir un impulso tecno lógico,
co n v ida prop ia. En 1967 , M cNama ra ap untó al respecto lo sigui ente : " Hay algo así co mo un im pul so de locura q ue es intrínseco al desa rro ll o del arm amento nucl ea r." 25 Un a vez empezada, la ca rrera de " la guerra de las ga lax ias" en pos de mejores
capac idades de ataqu e y defe nsa se q uedará entre nosotros por
mu chísimos años. En el c urso de ell a, las presiones tecno lógicas
te nderán a aumen tar, a paso y medid a de la crec iente ca rrera armame ntista.
Ésta es la ense ñanza fund amental de la posguerra. Co nfo rme
crece n los arsenales nu c lea res y ava nza n las tec nolog ías béli cas,
las es trategias de la gue rra nuclea r tiende n a arrogarse un papel
ce ntral en el pensa mi ento mi li ta r, lo que a su vez alimenta la competencia arm amentista. Au n si los sistemas de " la guerra de las
ga lax ias" fracasaran a largo plazo, pe rsistiría la amenaza : cualqui era qu e sea el nuevo sistema de arm amento q ue resulte, éste,
entretejido co n nuevos temo res e in ce rt idum bres, tenderá a debili tar el delgado hil o entre la paz y la guerra.
Conclusiones
o hay ma nera algun a de detener y reve rtir la carrera arm ame ntista a menos qu e nos oc upem os co n toda seriedad de
reso lver el prob lema de la tec nología militar y de po ner coto a
la ID con fi nes bé licos .
N
Los facto res de mayo r im po rta ncia en la din ámica mil itar y la
polít ica inte rn ac io nal después de la segund a guerra mun d ial fueron el surgim iento de las armas nu clea res y la revoluc ió n de la
tec nología m ili tar . A mbos fe nó menos fueron co nsec uenc ia el e la
ID co n fin es béli cos . Para enfrentarse al desafío, las grandes potencias actu aro n en un a doble vía. Po r una parte, d ebid o al c lamo r de la o pini ó n púb lica, se han enga rzado en negoc iac io nes
abo rtivas de desa rm e. Cuando éstas fracasa ro n a co mi enzos de
los sesenta, al archiva rse las propuestas de desa rm e ge neral co mpleto, la atención se dirigió a las negoc iaciones pa ra estab lecer
el co ntro l d el arm amento medi ante su manejo conjunto gracias
al eq uili bri o de fuerzas. Pese a los llamados en favor de la mode rac ión de los partid ario s sinceros de la regul ació n del arm a-
24. Ha ns A. Bethe, op. cit., p. 47.
25. Véase su di sc urso ele Sa n Francisco sob re " Th e Dynami cs of Nuclea r Stra tegy", en The N ew Yo rk Times, 19 el e septi embre el e 1967.
1092
mento, el contro l ejercido sirvió para at enu ar la creac ió n béli ca d urante un co rto lapso, sin detener o pon er un límite a IJ cJrrera arma m enti sta. Po r otro lado , en fo rm a pa ralela a las
negociacion es en favor del desarm e y el co ntrol arm amenti sta,
se han emprendido intenso s y constante s esfu erzos para c rea r armas y sistem as nucleares más operativo s qu e pu ed an utiliza rse
en el combate .
En ningú n mom ento d e la lenta ca min ata a lo largo d e es tas
dos vías se ha cuestion ad o se ri amente la ID m il itar . Tampoco ha
cesa do ésta, ni un m inu to, de rea li za r sus es fu erzos. Su im p ul so
ha proseguid o sin disminuc ión. En los diversos ac uerdos de cont ro l
del arm amento se ha reco gido ex presa mente la " mo derni zac ió n"
ele nuevas arm as, navegando así con la corri ente tec nológica. Conve ni os tales co mo el Tratado d e 1963 para la Pro hibic ió n Pa rcial
el e En sayos N uc lea res y el Tratado MAB de 1972 so bre proyec tiles an tibalíst icos han dejado las pu ertas intencio nalm ente abierta s para que se rea li cen m ás pru ebas de arm as nuclea res (mediante
el simpl e ex pedi ente d e tr as ladar los ensayos d e la atm ósfe ra al
subsuelo) y para qu e se siga in ves ti ga nd o en m ateri a el e sistemas
antibalísti cos eficaces, c on atención prefe rente a nu evas ge nerac io nes de tec no logía s y sistemas espac iales .
D e las ca rac terística s d e la ca rrera el e la tec no logía militar y
del impulso tec nológico se obti ene una lecc ión fundamental: siemp re qu e la ID co n fines béli cos ha comprobado la v iabi lid ad tecno lógica el e nu evas arm as, nun ca ha hab id o iu erza algun a q ue
impid a su adqui sic ión e in stalac ió n, inclu so en los casos en q ue
hab ía co nc iencia d e los peligros inh erentes. Ésta fue, po r ejemp lo, la ex peri encia con lo s VMI y con los mi sil es es tratégicos de
cru ce ro .
Co n el ti empo, la veloc idad d e la carrera d e la tec nolog ía mi litar ha superad o y domin ado las negociac io nes en favor d el co ntro l del armam ento ; in c lu so ex isten algu nas p ru ebas d e q ue las
pa usadas negoc iac iones se han enca min ad o deliberadamente a
ga nar ti empo para ac rece ntar aún más el aparato mil itar y m ejorar la ca pac id ad el e librar un a guerra nu clea r 26 A medi ados d e
los oc henta se ha vuelto evid ente qu e al ejerce r el control del
arm amento se ha agotado la ca pac id ad intelec tu al el e ma ni p ular
las c ifras del equipo militar para adaptar las a un a id ea supu esta
de l equilibri o del terror, qu e provoqu e mi edo.
El fracaso d el cont;-o l es menos de índ o le po lítica y más el e carác ter estru ct Jral , enraiza d o como está en la libre ca rrera ele la
tec no logía militar. Criteri o s bás icos para regular las arm as tales
com o la comparabilidacl, el cont rol y la ve rifi cac ió n, tie nd en a
vo lve rse menos y menos aplica bles en vista del ímp etu tec nológico ini nterrumpido y del rápido crec imi ento d el arm amento. En
ve rd ad , el control de arm am ento, tal com o se ha ll evado hasta
aho ra, concentrándose sobre todo en el rec uento d el equipo mi litar, se ha v uelto en gran medida no negoc iabl e, d ebid o a la in cesante carrera de la tec no logía militar. No pu ede habe r res ul tados fructífe ros de las negociacion es para regul ar las arm as y logra r
el desarme a menos qu e se cam bie de d irecc ión . Es necesa rio alejarse de los equilibrios cu antitativos y d el j uego d e lo s núm eros
y volve rse resueltamente para hacer frente a la ca rr era cualit ati va
de las armas. A la luz de los amplios programas de ID relacionados
con "la gue rra de las galaxias" , q ue p royecta n muy a futuro la
carrera armamentista , cada vez es más imperat ivo co ntrola r la ID
26. Véase la admisión de H. Kissinger crtada en la nota 13 .
armam entismo, tecnología y estrategia
militar y d ism inuir su vigo r, si se qui ere detener la ca rrera arm am enti sta.
Acaso sea esto un a pr etensió n exage rada . Sin em bargo, a menos qu e se enfrenten los probl emas de ma nera d irecta y d ec idi d a, el ti emp o qu e se p ierd a en proseg uir el ejercicio del co ntro l
se ga nará para perfecc io nar y d omin ar aún m ás las ca pac id ades
de li b rar una guerra nucl ea r. Si no aprend emos co n la ex peri enc ia, podemos cae r otra vez, y tod o lo hace mu y p robab le, en situ acio nes de tensió n y co nfl icto acrece ntados.
No debería se r im posibl e restrin gir la tec no logía militar y ree nca uza r la energía in vertid a en la ID militar a p ropó> ito> p rod uc ti vos, a fin el e sati sfacer las necesidad es soc ial es y eco nómicas pendi entes, a cond ición de qu e haya vo luntad políti ca para ap li ca r
las medidas adec uadas y emprender el trabajo co n vigo r. H ay maneras rac ionales y prác ti cas d e proced er co n obj eto el e ap li ca r
estrategias c omp letas qu e sofoqu en y ahoguen la ID mi litar y la
reviertan progresivamente hac ia empresas civil es. 27 De hec ho, un
conjunto d e med idas soc iopo líti cas, téc ni cas y eco nómicas podrían mu y bien ace rca rn os al con trol y co nve rsión el e la ID militar, en favo r d e propós itos produ cti vos. La ID co n fin es bé li cos
ha alca nza do en la ac tu alidad dim ensio nes difíc il es ele oc ultar,
sobre todo en la etapa d e d esarrollo y d e pruebas . As í, por ejempl o, en lo qu e con ciern e a las arm as nu clea res, un a suspensió n
general el e pru ebas pu ede someterse ca balm ente a los med ios nacion ales de contro l y ve rifi cac ión . Corno se di ce en un es tudio
d e la ON U sobre la suspensión ge neral d e las pru ebas nu c lea res
(Uni ted Nati o ns Report o n a Compreh ensive N uclea r Test Ban ):
" La verificac ión del cumplimi ento de lo aco rd ado no parece con stituir más un obstác ul o pa ra lograr un ac uerdo. " 28 Y se agrega :
" Un a suspen sión general ele los ensa yos nucl ea res tendría im portantes efectos en la limi tación d el arm am ento, ya qu e dificulta ría, si es qu e no imposi bi litaría del to do, que cualqu ier Estado
signatari o d el Tratad o qu e posea arm as nu clea res desa rro ll e nu evas c lases d e esta s arm as, a la vez qu e restrin giría la m odificac ió n
el e las arm as cli sponibl es." 29
Q ue no se haya logrado la prohibi ción total el e los ensa yo s se
exp li ca prec isa m ente po r la resistencia a es tabl ece r di chas restricc io nes.
Limitacio nes simil ares pu eden imponerse a los ensayos en vuelo
d e ve hículos portadores con venci o nales y nucl ea res, lo mi smo
qu e a la producción de materiales de fisió n para fin es bélico s. Aún
más, med iante medidas presupu estarias y otras restri cc io nes dirigidas co nform e a ciertos o bj eti vos, es posib le apuntalar ac uerdo s
27. La estrategia de sofocac ión fue propuesta inicialm ente por el anti guo prim er mini stro el e Ca nadá, Pierre Tru dea u. Consiste en una proh ibición ge neral ele los ensayos nuclea res. en detener las pru ebas en vuelo
el e todos los nu evos vehículos portado res estratégicos, la prohibición ele
prod uci r cualqu ier materi al fis ionable pa ra fines bélicos y la limitac ión
y disminució n progresiva ele 'las erogac iones militares destin adas a nu evos sistemas el e arm as nu clea res estra tégicas. Véase el Bulletin o( Peace
Prop osa ls, vo l. 9, núm . 3, 1978, pp. 252-253. Tam bién Herbert York, " Some Possible Measures fo r Slowing th e Qualitative Arms Race" , en Proceedings of th e Twen ty-Seco nd Pugwash Conference o n Science and
World Affairs. Oxford, Inglaterra, septiembre de 1972 . pp. 228-235. Esta
co nfere ncia se celebró en la loca lidad mencionada , del 7 al 12 de septi embre de dicho año.
28. Report on a Comprehensi1e 'uc/ear Test Ban . Naciones Unid as,
l'.ueva York. Doc. CD/86, 1980, párrafo 154.
29. lb1d , párraio 156.
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comercio exterior, dicie mbre de 1986
pa ra restrin gir la ID militar. 30 La opini ó n qu e sosti enen las in sti tucio nes militares ace rca de la impos ibilid ad de so meter a co ntrol y ve ri ficac ió n la ID co n fin es bé li cos debe co m ba ti rse vigo rosamente. Los obstác ul os pa ra lograr el co nt ro l pleno so n mu y
graves, pe ro no ins uperab les . Cuan to más co nside rabl e sea la actividad de ID m ili tar (como en " la guer ra de las ga lax ias"), tanto
más fác il se rá utili za ndo la tec no logía ava nzada de supervisión
(por ejemplo, el mo nito reo med iante saté lites) co ncebir med id as
eficaces de co ntroJ.3 1
Al mismo ti empo es pos ibl e im agin ar un a gran va ri edad de pasos y proced imi entos de ca rácte r soc iopo líti co y de interés pCibli co. En ell os han de interve nir los científi cos y los orga ni smos políti cos invo lu c rados en el proceso, as í co mo las in stitu cio nes
nac io nales re presentat ivas, todos los cuales debe n esta r en "guard ia pe rm anente" y rea liza r actividades de "adve rtenc ia temprana", a fin de impedir qu e la ID se desv íe hacia propósitos militares, med iante ope rac io nes ta les co mo eva lu ac io nes tec no lógicas
periódicas y una ate nción co nstante al proceso de las inn ovac iones. En nu es tra vida d iari a han de mante nerse y reafirm ase normas mo rales y valores ta les como la in vio labilidad d e la vida hu ma na, el com prom iso de impulsa r a la hum an id ad y protege rl a
contra la creac ió n de in st rume ntos des tru cti vos, y o tros.
Sin emba rgo, no basta n ni las rest ri cc io nes puramente téc ni cas y las medid as de co ntro l, ni las ex ho rtac iones éti cas y mo rales . También es preciso enfrenta rse a los asuntos estru cturales qu e
está n bajo la superficie. En este sentid o ti enen sum a im portancia
los pasos pa ralelos de ca rácter político y socioeco nómico de l ti po
"pa n y mantequill a", a fin de desact iva r las presio nes vitales de
la com unidad cie ntífi ca-tecnológica . Es necesario dar a este eno rme conglomerado genu inas opo rtu nidades de sa tisface r sus legítimas ambic io nes de prog reso y de ded icac ión c rea ti va en las activ idades de ID, ade más d e apela r a sus reponsabili dades mo rales
y soc iales. No es posible suprimir la ID militar, a menos qu e se
em prend a una bien pl aneada conve rsió n para ca nali za r los esfuerzos y la energía de la ID de suerte qu e sa ti sfaga n las neces idades de la eco nomía civ il y de los as untos hum anos32
De hec ho, po r prim era vez en la hi st o ri a de la hum anid ad, tenemos la pos ibilid ad de sa ti sface r las neces id ades bás icas de todos. A nuest ra disposición están para ell o suficientes rec ursos hu ma nos y materiales, mag ni ficados po r las haza ñas de la ciencia
y la tec nología modernas. La ca rrera arm amen ti sta nos priva de
todos estos beneficios. En esca la globa l des perdi c iamos act ualmente de 80 000 a 90 000 mill o nes de dó lares cada año en ID
mili ta r. En 1984, los gastos bélicos mundi ales habían llegado a
la asombrosa ca ntid ad De 800 000 millon es de dól ares anuales,
30. Véase Harvey Broo ks, op. cit..
31. Véase Nac iones Unid as, Th e lmp lica tions of Estab /ishing anlnternationa l Sa tellite Monitoring Agency, Infor me del Sec retari o General,
ONU , Nueva Yo rk, 1983.
32. Consü ltense los capítul os V y VI (sob re conversión y reutilizac ión
de los recursos li berados de fina lidades mi litares gracias a las med idas de
desarm e para propósitos de desarrollo económico y social) del documento
de las Nacio nes Unidas Study on the Relatiomhip Between Oisarmamen t
and Development , publicado por dicha Orga ni zación en Nueva York, en
1982. Ta mbién Ma rek Thee, " Swords into Ploughshares: Th e Quest fo r
Peace and Human Developmen t" , en l nterna tiona l Labou r Review, vo l.
122, núm . S, septi embre-octu bre de 1983. Asimismo, Seymour Melman,
"Problems of Co nve rsion from Military to Civilian Economy: An Agenda
of Tapies, Questi ons and Hypo th eses, en Bulletin oí Pea ce Proposa ls, vol.
16, núm . 1, 1985.
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lo q ue represe nta más de 50% del ingreso nac io nal bruto de la
mitad más po bre de la pob lac ió n mundi al en Asia, Áfri ca y Améri ca Lat in a. La conve rsión de la ID militar y el ree nca uzamie nto
de in cluso una peq ueña pa rte de los gastos militares pa ra propiciar el bienestar de las naciones, en el Este y el Oeste, en el Norte
y en el Sur, te ndría n co n secue ncias fo rm idab les y haría n que la
paz y la seg uri dad fuese n un a rea lid ad in te rn acional.
En un do min io más profund o, para detener y reve rtir la car rera arm amenti sta se requ eriría un a refo rmul ac ió n fundamental del
pe nsa mi ento so bre la paz y la segurid ad. Esta nueva co nceptua ció n entrañaría abando nar la exces iva preoc upac ió n po r el equ ipo militar y la viol encia orga ni za da y vo lca rse, en ca mbi o, haci a
la sat isfacc ió n de las neces id ades materi ales y es piritu ales ele la
hum an idad, co mo los elementos más c ríti cos y ese nciales ele un
mundo pacífico . La falac ia de vin cul ar la paz y la seguridad con
el pode río m ili tar ha de cede r el paso a un a reo rd enac ión racional de pri or idades y a un a nu eva fo rm a de entender la paz y la
segu ridad ge nu inas. Todo esto ex igiría menos excesos en el arsenal armament ista y un a mayo r dedi cac ión al desarro ll o hu mano .
Ex igi ría una co nd ucta más aju stada a la coope rac ió n y un com po rt ami ento menos vio lento. En sum a, es imperati va una nueva
manera ele pe nsa r.
Elemento ce ntral de un a evo lu ció n así es el ca mbi o radical el e
nuestras actitud es y co ncepciones sobre las ca rac terísti cas del confli cto in te rn ac io nal y sob re cómo superar las anim osid ades enra izadas en el nac io nali smo arca ico y primiti vo, en las ambi cio nes
im pe ri ales y en la adi cció n militar. H oy, en un a era de ab unda ncia, po r un a pa rte, y de arm as nucl ea res, por la otra, un interés
prop io y básico en rea li za r acciones de cooperac ió n en los ámb itos ele la po líti ca, la eco no mía, la cultura y la soc ied ad en su conjun to, ha ele remplazar la fasc in ac ió n por el poder ío mili tar y la
búsq ueda peren ne de so lu cio nes de fuerza, en vez de so luciones po líticas de nu estras difi cultades el e segurid ad. Es prec iso hacer va ler la prim acía de la rac io nali dad po líti ca y hum ana sob re
el im pe rati vo militar.
Tal co mo están las cosas, las grand es potencias, y co n ell as,
las re lac io nes intern ac ionales, se han vu elto prision eras de la ca rrera de la tec nología bé li ca, co ntra toda razón y toda hu man a
prud encia. A l in tensifi ca rse la ID dedicada a " la guerra de las galax ias" y ex tend er hac ia el espacio ex terior la ca rrera arma menti sta, la ID bé li ca ha rec i bido in gresos ex pon enciales de nu eva s
inve rsiones. Se promu even los esfuerzos el e los militares en favor
de transformar la guerra nu clea r en algo "convencion al" med iante
la in te racc ió n victo ri osa del ataq ue y la defensa . Ci ertamente, es
muy remota la posibilidad de desarrollar con éxito la tecnología
el e " la guerra el e las ga lax ias". No obstante, el impul so añadid o
a la ID militar está ll eno de graves co nsec uenci as po líti cas y. mili tares. Nos enfrentamos a un a in certidumbre políti ca y a un a desestabili zac ió n militar crec ientes . La consec uencia uni ve rsa l ele
las enormes inversion es en la ID " defensiva" de " la guerra de las
ga lax ias" es ampli ar las ca pacid ades superiores de ataqu e. El avasa ll ado r im p ul so de la ID béli ca entraña más altas ca pac idades
de hacer la guerra, tanto en la defensa co mo en el ataqu e, ta nto
co n arm as co nve ncio nales como nu clea res. Y tambi én está presente la pro babili dad siem pre en aum ento de fall as acc ide nta les
el e un aparato militar cada vez más compl ejo y ca da vez más v ul nerab le, igual qu e la de erro res de cá lculo o la de go lpes preve ntivos deliberados . La opció n defini tiva entre la paz y la guer ra depend e de la form a en qu e nos enfrent emos y manejemos la ID
militar en el futuro cerca no . O