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VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO
CICLO B
MONICIONES
INTRODUCCIÓN:
Monición
Cuando se hacen las cosas muchas veces es fácil caer en la rutina y dar más
atención a lo externo que a lo esencial. Desde la Alianza en el Sinaí, la ley
de Dios fue señal de su relación íntima con su pueblo. Pero el pueblo se
volvió de espaldas a Dios. Para la época de Cristo los expertos en la ley
habían dado más importancia a las normas externas y leyes de conveniencia
que a la ley de Dios.
PRIMERA LECTURA: Libro del Deuteronomio 4, 1-2, 6-8
Monición
Qué significa cumplir la ley de Dios. La ley es la cercanía de Dios a su
pueblo. La ley es la expresión de la voluntad divina. Del cumplimiento de la
ley depende que el pueblo entre la posesión de la tierra prometida.
Escuchemos.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
SEGUNDA LECTURA: Carta del apóstol Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27
Monición
Es preciso escuchar la palabra de Dios, pero también es necesario ponerla en
práctica. Ciertamente nos salvamos por la fe en Cristo pero la religión tiene
que manifestarse en obras de caridad. La fe sin obras está muerta.
Escuchemos.
TERCERA LECTURA: Evangelio según san Marcos 7, l-8a
Monición
La limpieza de corazón, la rectitud de voluntad es la ley que nos acerca al
Padre. El cumplimiento externo de la religión no tiene mucho valor sino está
acompañado de la fe interior. Lo exterior está bien cuando lleva una vivencia
interior.
ANTES DEL EVANGELIO
El Padre, por propia iniciativa, con la palabra de la verdad,
no engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
ORACIÓN UNIVERSAL
Monitor
 Por la Iglesia, para que sepa guardar y actualizar todo lo que recibido del
Señor y prescindir de las apariencias. Roguemos al Señor
 Por los líderes de las naciones, para que gobiernen a sus pueblos con justicia
y dignidad para el bienestar de todos. Roguemos al Señor
 Por los enfermos e impedidos, para que se sienta acompañados pro nosotros
y reciban la ayuda necesaria en su enfermedad. Roguemos al Señor
 Por nosotros, para que vivamos nuestra fe con profunda convicción interior
y no por algo externo. Roguemos al Señor