EL CAPITALISMO EN EL PLAZO MÁS LARGO: LAS HIPÓTESIS

EL CAPITALISMO EN EL PLAZO MÁS
LARGO: LAS HIPÓTESIS MARXIANAS Y LOS
HECHOS ESTILIZADOS.
Por José C. Valenzuela Feijóo – Professor
da UAM
Nº 4/2009
EL CAPITALISMO EN EL PLAZO MÁS LARGO: LAS HIPÓTESIS MARXIANAS Y
LOS HECHOS ESTILIZADOS.
José C. Valenzuela Feijóo.1
La de Marx es una teoría que, entre otras cosas, busca detectar las tendencias de largo
plazo en el desarrollo del capitalismo. Para ello, maneja un enfoque que podemos calificar
como “estructuralismo dinámico”. Es decir, trata de indagar en la dinámica de las estructuras
y con cargo a este análisis, dilucidar las pautas del desarrollo en el largo plazo del sistema. En
lo que sigue, nos preguntamos por algunas de sus hipótesis centrales y cómo se relacionan con
la evidencia factual disponible. Utilizando una expresión ahora muy común, nos podemos
preguntar por los “hechos estilizados” del desarrollo y lo que Marx plantea al respecto.
1. Sobre la tasa de plusvalía.
Empezamos por la tasa de plusvalía y sus determinantes. A título previo recordemos
que la tasa de plusvalía se define como un cuociente en que arriba aparece la plusvalía anual
(o excedente) generada por el sistema y abajo el capital variable que el capital ha
desembolsado para comprar fuerza de trabajo productiva. O sea, esta fracción divide la parte
del Ingreso Nacional que originariamente es apropiada por el capital, por la parte que es
recibida por los trabajadores asalariados del sector productivo de la economía. Si nos
preguntamos por los determinantes de esta variable crucial, se suelen señalar como factores
dominantes los siguientes: a) la extensión de la jornada de trabajo anual. Si se alarga, sube la
tasa de plusvalía. Si se acorta, la tasa de plusvalía se reduce; b) la productividad del trabajo en
los sectores que producen los bienes que integran la “canasta salarial”. Si la productividad se
eleva y, por consiguiente disminuye el valor unitario de los productos, la tasa de plusvalía (a
igualdad de otras condiciones) sube. Y si la productividad disminuye, la tasa de plusvalía
también cae; c) el nivel del salario real anual. O sea, el poder de compra que aplican los
trabajadores a partir del salario monetario que reciben. En este caso, si el salario real aumenta,
la tasa de plusvalía desciende. Y si el salario real disminuye, la tasa de plusvalía aumenta.
Para el caso, Marx sostiene, directa o implícitamente, las siguientes hipótesis: a)
jornada de trabajo que inicialmente se eleva brutalmente, para luego empezar un descenso de
largo plazo; b) productividad del trabajo en ascenso y creciendo más rápido que el salario
real; c) elevación del salario real;2 d) por lo tanto, aumento tendencial de la tasa de plusvalía.
En estas cuatro variables, de acuerdo a la evidencia empírica disponible para países
como Estados Unidos e Inglaterra (que va, aproximadamente, desde mediados o algo antes,
1
2
Depto. de Economía, UAM-I.
Ver apéndice I.
del siglo XIX, hasta la fecha), las hipótesis marxianas se ven ampliamente confirmadas.3 Para
la tasa de plusvalía, la información referida a Estados Unidos, se muestra a continuación (para
años previos, la información es más incierta, pero podemos suponer que hacia 1850 giraba en
torno al 100% o menos).
Cuadro I: Estados Unidos: Evolución de la tasa de plusvalía, 1947 - 2008.
Año
Tasa de plusvalía
Año
Tasa de plusvalía
1947
1.40
1987
2.22
1950
1.42
1991
2.30
1960
1.62
1992
2.46
1970
1.61
1999
2.73
1975
1.71
2006
3.64
1977
1.63
2008
3.76
Fuentes: De 1947 a 1987, Fred Moseley, “The falling rate of profit in the postwar United
States Economy”, Macmillan, London,1991; para 1991-1999, J. Valenzuela, “Dos crisis:
Japón y Estados Unidos”, Porrúa, México, 2003; para 2006-2008, J. Valenzuela, “La gran
crisis del capital”, UAM, México, 2009.
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2. Sobre la tasa de ganancia.
Seguimos con la tasa de ganancia. Recordemos que por tasa de ganancia Marx
entiende la rentabilidad del capital, medida como ganancias sobre capital total avanzado. Más
precisamente, para respetar sus términos, se trata de un cuociente en que arriba aparece la
plusvalía total generada por el sistema y abajo el capital total avanzado (o activos totales), sea
3
Aparte de los informes estadísticos oficiales (como vg. las “Historical Statistics” de EEUU), son muy valiosos
los aportes de Angus Maddison: a) “Phases of capitalist development”, Oxford University Press, N. York, 1982;
b) “Problemas del crecimiento económico de las naciones”, Ariel, México, 1996; c)”La economía mundial. Una
perspectiva milenaria”, Mundi-Prensa-OECD, Madrid, 2002.
en su forma de capital constante (capital que se aplica a la compra de máquinas, bienes
intermedios y materias primas) o de capital variable (capital que se aplica a la compra de
fuerza de trabajo). En otras palabras, se trata de cotejar lo que el capital gana respecto a lo que
debe invertir para obtener esas ganancias. Si comparamos esta variable con la tasa de
plusvalía, se puede advertir que en el numerador aparece el mismo fenómeno (la plusvalía
total generada) pero en el denominado, al capital variable se le agrega el capital gastado en la
compra de los recursos materiales que exige el proceso de producción. Lo que Marx
denomina “capital constante”.
En cuanto a los factores que determinan el nivel de la tasa de ganancia, en la visión
más general y abstracta se consideran como centrales la tasa de plusvalía y la composición de
valor del capital. Esta última categoría pretende reflejar, aproximadamente, la tecnología que
tipifica a los procesos de producción y se define como relación entre capital constante y
capital variable.
Las hipótesis de Marx serían: a) aumento significativo de la composición de valor; b)
lo ya indicado: se eleva la tasa de plusvalía; c) se supone que el impacto positivo de la mayor
tasa de plusvalía es más que anulado por el aumento de la composición de valor. Por lo tanto,
descenso secular de la tasa de ganancia.
La evidencia, en este caso, es más difícil de obtener y resulta, por lo mismo, menos
confiable. En todo caso, y con las precauciones debidas, digamos que parece apuntar a:
a) Un aumento de la composición de valor, aunque bastante menos espectacular
que el previsto por Marx; b) un aumento de la tasa de plusvalía que no resulta demasiado
diferente al de la composición de valor; c) por lo mismo, a falta de estimaciones más precisas
y confiables, poca certidumbre sobre tal o cual tendencia secular de la tasa de ganancia.
Conviene detenerse mínimamente en estos aspectos.
Primero, valga señalar: la densidad de capital, definida como volumen de capital fijo
por hombre ocupado o por hora de trabajo vivo, se ha elevado espectacularmente. Pero como
la productividad en el departamento I, el productor de medios de producción, también se ha
elevado, el valor de los acervos crece bastante menos. Incluso, en algunos períodos la mayor
productividad llega a anular el impacto del mayor quantum. Aunque Marx advirtió sobre este
efecto, es evidente que lo subestimó. Curiosamente, hay autores notables que ni lo perciben.
Una estimación muy tentativa se muestra en el cuadro que sigue.
Cuadro II: Evolución de los acervos de capital fijo y del Capital Constante. EEUU: 187701984. (Indices).
Variable
1870
1984
1.- Acervos Capital fijo (volumen)
100
4238.5
2.-Trabajo vivo
100
429.4
3.-Densidad de capital (1 / 2 )
100
987.1
4.- Productividad del trabajo
100
1110.0
5.- Valor capital fijo (Constante). (1 / 4)
100
381.0
Fuentes: estimaciones del autor, a partir de A. Maddison, ob. Cit.
Como se puede observar, los acervos de capital fijo se multiplican por más de 42 veces.
Pero el valor de esos acervos sólo por 3.8 veces. La razón: los medios de trabajo, conforme se
eleva la productividad, se abaratan. Es decir, su valor unitario se va reduciendo
También debemos señalar: como sólo consideramos el capital fijo, el indicador del capital
constante (que también incluye el capital circulante aplicado a la compra de materias primas y
bienes intermedios) no es preciso. Asimismo, como indicador de la productividad hemos
considerado la evolución de la productividad media, a nivel de toda la economía. Y es muy
probable que la productividad en el Departamento I haya evolucionado con menor
dinamismo. Si esto es cierto, nuestra estimación de la evolución del capital constante estaría
sesgada hacia abajo. Es decir, la evolución efectiva del capital constante total habría sido
mayor a la que indica la fila 5 del cuadro II.
Para el capital variable y para la composición de valor del capital, una posible
estimación se presenta en el cuadro que sigue.
Cuadro III: Evolución tentativa de la composición de valor. Estados Unidos, 1870-1984.
Variable
1870
1984
1.- Trabajo Vivo
100
429.4
2.- Tasa de plusvalía (*)
100 (100)
173 (208)
3.- (1 + p )
100 (100)
140 (154)
4.- Capital variable gastado (*)
100 (100)
307 (279)
5.- Capital variable avanzado (**)
100 (100)
236 ( 215)
6.- Capital constante
100
381
7.- Composición de valor ( 6 / 5 )
100
161 (177)
(*) Se supone una tasa de plusvalía inicial de 1.2. Entre paréntesis, bajo el supuesto de una
tasa de plusvalía de 1.0.
(**) Suponemos que la velocidad de rotación del capital circulante se eleva en un 30%.
Fuentes: ver cuadro previo. Estimaciones del autor.
………………………………………………………………………………
Debemos subrayar: la estimación es muy tentativa y, por lo mismo, debe manejarse
con grandes precauciones. En todo caso, a partir de ella podemos ver que la composición de
valor evoluciona en términos no muy diferentes de cómo lo hace la tasa de plusvalía. Y si se
pudiera estimar el crecimiento de la productividad en el Departamento I (muy probablemente
inferior al ritmo medio de la economía), tendríamos que C se elevaría más rápido, sucediendo
algo similar con la composición de valor. O sea, tal vez la composición de valor crezca algo
más que la tasa de plusvalía, pero no mucho más. En general, es probable que no se den
grandes diferencias entre la evolución de la tasa de plusvalía y la de la composición de valor.
Por lo mismo, es muy poco probable que se den grandes saltos en la tasa de ganancia.
En suma, probablemente tendríamos un comportamiento secular no bien definido y, en
cierto grado, relativamente incierto de la tasa de ganancia. Es decir, a partir de la información
disponible no es fácil hablar de una tendencia secular clara y definida. A partir de ciertas
consideraciones a priori (mas no arbitrarias), se puede aceptar que en términos del muy largo
plazo, opere alguna disminución. Pero de darse este descenso, sería relativamente menor y,
por cierto, muy alejado de algunos pronósticos catastrofistas.
Por lo demás, valga apuntar que el problema de la rentabilidad es importante porque
define el comportamiento de la inversión. Y si ésta se cae, el sistema puede caer en una
situación más o menos parecida a lo que los clásicos (Smith, Ricardo et al) denominaban
“estado estacionario”. Una situación que, más tarde o más temprano, debería provocar el
desquiciamiento y derrumbe del sistema. Pero, ¿qué sucede si la rentabilidad no se desploma
hasta un nivel que paralice la inversión? Lo que más bien parece darse es que ante un
descenso secular lento, al pasar de un período o fase histórica tiene lugar una redefinición de
lo que los capitalistas (como clase) consideran una tasa de ganancia “normal” o “adecuada”.
En consecuencia, pudieran darse por satisfechos con una ganancia digamos del 25% y no con
una del 30% que pudiera haber sido considerada como normal medio siglo antes.
3. Crecimiento y distribución.
Otro grupo de aspectos importantes tienen que ver con el crecimiento, las estructuras de
mercado y la distribución del ingreso. En estos respectos, las hipótesis de Marx serían:
a) Fuerte crecimiento secular del PIB global y del PIB por habitante.
b) Transformación de las estructuras competitivas en estructuras oligopólicas.
c) Se eleva la participación del capital en el ingreso nacional y cae la de los trabajadores
productivos.
d) En el plano internacional, concentración del ingreso mundial en los países centrales y
caída del peso relativo de los países periféricos. Esta hipótesis (d), así planteada, no está en
Marx pero la podemos deducir de sus principios teóricos de base. En especial, de las
consecuencias que acarrea el funcionamiento espontáneo de la ley del valor en el plano
internacional. Esta ley, provoca serias consecuencias en términos de diferenciación
económica y social. Más precisamente, tiende a agravar las desigualdades de ingreso y
productividad: entre empresas, entre regiones y entre países.
En torno a este problema conviene apuntar un muy breve comentario. Algunas
expresiones literales de Marx, como el famoso “de ti habla la fábula” que le dirige a la
Alemania atrasada (respecto de Inglaterra) de su tiempo, se podrían interpretar en un sentido
opuesto. Pero no es inteligente apoyarse en tales o cuales frases sueltas y olvidar toda la
estructura básica de la teoría general de Marx. Además, sobre este punto mal podía
pronunciarse Marx, pues en su época el fenómeno aún no se perfilaba en los términos que lo
hiciera más tarde. Recordemos, por ejemplo, que hacia la primera parte del siglo XIX, la
misma India tenía una industria textil superior a la de Inglaterra. Y que ésta destruyó luego,
pero con cargo a métodos extra-económicos, militares y políticos. Como escribiera Marx
observando este tipo de políticas, “la profunda hipocresía y la barbarie propias de la
civilización burguesa se presentan desnudas ante nuestros ojos cuando, en lugar de observar
esa civilización en su casa, donde adopta formas honorables, la contemplamos en las colonias,
donde se nos ofrece sin ningún embozo.” (En C. Marx, “Futuros resultados de la dominación
británica en la India”; en Marx-Engels, O.E., Tomo I, pág. 511. Edit. Progreso, Moscú, 1976.)
En cuanto a lo que muestra la evidencia empírica, digamos que las cuatro hipótesis se
ven ampliamente confirmadas.
La hipótesis b), que sostiene un grado creciente de concentración industrial y el
predominio actual de las estructuras oligopólicas, es una tesis que hoy por hoy nadie rechaza
y ello nos ahorra recoger la evidencia. En cuanto a la hipótesis c), en realidad es similar a la
hipótesis que plantea el aumento secular de la tasa de plusvalía, algo que ya hemos comentado
y verificado. Para las hipótesis a) y d), se puede observar el Cuadro IV.
Cuadro IV: Crecimiento y desigualdad.
Regiones
1820
1998
1.- Desarrolladas (*)
1130
21470
2.- Subdesarrolladas (*)
573
3102
3.- América Latina (*)
665
5795
4.- Mundo (*)
667
5709
5.-
1/2
1.97
6.92
6.-
1/3
1.70
3.71
(*) PIB por habitante, en dólares de 1990.
Fuente: A. Maddison, “La economía mundial…”, obra citada.
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4.- Otras relaciones de interés.
Existen algunas otras relaciones de interés sobre las cuales la opinión de Marx no
queda clara.
Por ejemplo, sobre la tasa de acumulación y su comportamiento secular: ¿se eleva,
permanece relativamente estable, desciende? No encontramos en la obra de Marx un planteo
claro y explícito. A partir de su hipótesis sobre una tasa de ganancia descendente, podríamos
pensar en una tasa de acumulación que también desciende.4 Pero amén de que la noción de
tasa de ganancia normal debe cambiar según el período histórico5 y podemos suponer que la
clase empresarial termina por acomodarse a lo que su tiempo indica como “normal”, Marx
también apunta a una relación semi-constante entre masa de plusvalía y acumulación. Y la
masa sí se eleva en términos de tendencia. Asimismo, más allá de tal o cual opinión rápida, no
queda claro que de la estructura lógica del modelo se pueda deducir una tendencia clara.
4
Un poco o mucho, en la línea del “estado estacionario” de los clásicos.
Al igual que en el caso del salario real, podemos hablar de un “componente histórico moral” en los beneficios
del capital.
5
Otro aspecto es el del tamaño relativo del ejército de reserva industrial. ¿Sube, cae?
Pero antes, ¿cómo medirlo? ¿Cómo tasa de desocupación abierta? ¿Agregando el desempleo
disfrazado? Es posible que Marx pensara en una capacidad decreciente de absorción
ocupacional y, por ende, en una tasa de desocupación (que incluyera a los sub-ocupados) que
se iría elevando en el largo-largo plazo. Pero aquí surge otra consideración: si la desocupación
crece demasiado, pudiera poner en riesgo la estabilidad política del sistema. Lo cual, obligaría
a la intervención de la instancia estatal para crear empleos y evitar la explosión del caso.6
Algo que, ciertamente, fue la postura de Keynes. Pero también que sólo le hubiera preocupado
el tema en torno a las fluctuaciones cíclicas y el papel que en ellas juega la desocupación y la
variable salarial. Como sea, en uno y otro caso la evidencia empírica (que para el caso del
desempleo, no hay cálculos hacia atrás homogéneos que vayan más allá de 1940) dista de ser
concluyente. Se trata, entonces, de temas abiertos que –como en el drama de Pirandellobuscan autores que lo investiguen.
…………………………………………………………..
Apéndice I : ¿Descenso del salario real?
Durante un buen tiempo hubo muchos autores que le achacaban a Marx la hipótesis de
un descenso absoluto en el salario real. Por ejemplo, en las discusiones rusas de hace un siglo,
Martov, Karsky, Plejánov y el mismo Lenin se pronuncian a favor de la hipótesis de la
pauperización absoluta. Al parecer, se creía que rechazarla era equivalente a caer en el
“revisionismo traidor” de vg. un Bernstein. Con lo cual, ya se empieza a perfilar una práctica
nada recomendable: aceptar o rechazar hipótesis factuales a partir de preferencias políticas y
no de lo que nos muestra el dato empírico. Sobre la visión de Marx valga recordar algunos de
sus planteamientos: “el valor del salario debe calcularse, no según la cantidad de medios de
6
No olvidemos que en el caso de la jornada de trabajo, fue también la instancia estatal la que interviene como
fuerza reguladora. En tiempos ya olvidados para alargarla y hacia fines del siglo XIX, para reducirla y ponerle
límites.
subsistencia que recibe el obrero, sino de acuerdo con la cantidad de trabajo que cuestan estos
medios de subsistencia. (...) Es posible que, calculado en términos de valores de uso (...), su
salario aumente a medida que crece la productividad, y sin embargo el valor del salario
descienda.” (Cf. C. Marx, “Teorías sobre la plusvalía, Tomo 2, pág. 359. Edit. Cartago,
Buenos Aires, 1975). En el texto citado, Marx diferencia entre salario real y valor de la fuerza
de trabajo, señalando que en tanto uno se eleva el otro puede estar bajando. También habla de
“salario relativo”, entendiendo por éste la parte del Producto Agregado que va a parar a
manos de la clase obrera. Agregando que “la situación de las clases entre sí depende más del
salario relativo que del monto absoluto del salario.” (Ibidem, pág. 359). En otro texto, Marx
diferencia entre salario nominal, salario real y salario relativo o proporcional. Entendiendo
por éste, “la parte del nuevo valor creado por el trabajo, que percibe el trabajo directo.” En
nuestra simbología, el salario relativo sería igual a V / WA. Lo que también se puede entender
como equivalente a la noción de “valor hora de la fuerza de trabajo”. Marx señala que “puede
ocurrir que el salario real continúe siendo el mismo e incluso que aumente, y, no obstante,
disminuya el salario relativo” y agrega que, en tal caso, “la distribución de la riqueza social
entre el capital y el trabajo es ahora todavía más desigual que antes (...). El poder de la clase
de los capitalistas sobre la clase obrera ha crecido, la situación social del obrero ha
empeorado, ha descendido un grado más en comparación con la del capitalista.” (Cf. C. Marx,
“Trabajo asalariado y capital”, en Marx-Engels, O.E., Tomo I, pág. 169. Edic. citada).
Confundir “situación social” con “salario real” es probablemente una de las causas que ha
llevado a esgrimir la hipótesis sobre una pauperización absoluta. Digamos también que
sostener una tendencia secular ascendente del salario real no clausura la posibilidad de
descensos absolutos en plazos cortos y no tan cortos. Finalmente, señalemos que en El
Capital, Tomo I, Sección Sexta (sobre salarios), señala muy claramente que el salario real será
mayor mientras más desarrollado sea el país. Por último, adviértase el problema lógico
involucrado en la tesis de pauperización absoluta: si aceptamos que el PIB per cápita viene
subiendo y el salario real bajando, y si retrocedemos lo suficiente en el tiempo, arribamos a
una economía en que el salario real será superior a la productividad. O bien, que ¡la masa
salarial será superior al producto generado! Esto es magia pura, algo muy propio de hipótesis
absurdas.