EL DISPARO QUE ROMPE EL SILENCIO. ARROYOMOLINOS 1811

EL DISPARO QUE ROMPE EL SILENCIO.
ARROYOMOLINOS 1811
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ecía María Zambrano que “el hombre está enajenado en la historia, vale decir en el tiempo; por
lo mismo ha de rescatarse en el tiempo, en la historia,
ha de humanizar su historia, hacerla suya, asumirla
desde su persona”. Este es quizá el aliento que mueve
al pueblo de Arroyomolinos (Cáceres) a través de la recreación histórica de un episodio pequeño y secundario
de la Guerra de la Independencia española.
La recreación anual de la “Sorpresa de Arroyomolinos” ha surgido como un grito colectivo en medio de un
mundo rural atropellado por la crisis socio-económica
que vivimos. Un nuevo rito, una nueva tradición bajo
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la cual no sólo se quiere conocer una etapa del pasado,
sino re-conocerse, esto es, hacer de este acontecimiento
una vivencia nueva, tamizada por un deseo de futuro,
de avance.
Este acto de la recreación es circular. Se hace de la
Historia de España una historia local, una intrahistoria, una memoria colectiva, y se vuelve de nuevo a la
Historia con los añadidos de esta nueva vivencia, de
esta nueva tradición: se reescriben los grandes relatos.
Lo que ha surgido como un deseo de restablecer el
diálogo con la Historia, se convierte finalmente en un
diálogo con la identidad colectiva e individual, pero
también con el paisaje. La recreación de Arroyomolinos
ha superpuesto nuevos significados a su entorno y a
su propia condición como comunidad en ese espacio.
Con ella se ha roto el silencio como se rompió aquella
mañana del 28 de octubre de 1811 cuando las tropas
aliadas asaltaron el pueblo ocupado desde el día
anterior por un contingente francés. Se ha roto, en
definitiva, para inaugurar nuevos lazos de significado
entre los vecinos de esta localidad, para aglutinar una
nueva identidad, no estática en el hecho histórico, sino
viva en el recuerdo, en la memoria colectiva.
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Un documental
El disparo que rompe el silencio… surgió en un
primer momento para llenar el vacío que se abría
entre la recreación del hecho histórico y el propio
acontecimiento en sí mismo. Es decir, con objeto de
que la propia población de Arroyomolinos pudiera
tener un mayor conocimiento de la acción militar, se
planteó la posibilidad de repasar las fuentes históricas
que existen para tener más detalle de lo que ocurrió.
Sin embargo, en este proceso se empezaron a advertir
cuestiones que trascendían el objetivo inicial. Comenzó
a resultar interesante la aproximación a la mayor o
menor relación de la recreación con el rigor histórico, a
la forma en la que se organizan los vecinos para poder
llevarlo a cabo superando los roles tradicionales, o cómo
ello estaba afectando no sólo a la identidad personal
de cada vecino/-a, sino también a su identidad como
colectivo. Esta multiplicidad de lecturas desbordaba el
evento como un recurso turístico más en un contexto
rural y adquiría nuevos matices antropológicos y
sociológicos donde se veían involucradas la reflexión
sobre el propio acto de la recreación histórica o los
estudios de género.
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Se hizo necesario entonces reforzar más el contenido
histórico y el debate sobre el hecho de la recreación a
especialistas que pudieran crear el contexto adecuado
para que luego la comunidad, a través de su mise en
scène y de la entrevista ilustraran, no sólo estos aspectos, sino que se desvelaran al espectador en toda esa
complejidad y riqueza polisémica que se iba filtrando
en cada toma.
Hubo, en definitiva, un momento de ruptura en el
cual el documental adquirió entidad por sí mismo, más
allá de la dirección.
El ruido, la confusión y la ventana
Uno de los pilares más importantes de El disparo... es
la aproximación al recreacionismo cómo un particular
discurso histórico a través de la performatividad. El
testimonio del profesor de la Universidad de Liverpool,
Charles Esdaile, como recreacionista y a la vez como
historiador enmarca el espacio diegético de la recreación. Así, a lo largo del documental va enumerando
aquellos elementos que definen la recuperación de una
batalla histórica y cuestiona aquellos otros en los que
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se ve involucrado el valor de autenticidad en el relato
histórico.
En este sentido, el profesor de la Universidad de
Manchester y especialista en "consumo de la Historia",
Jerome de Groot, afina un poco más los aspectos más
complejos que interactúan en un espacio liminal: a medio camino entre ficción y realidad, entre el pasado y el
presente, entre la historia académica y la experiencia
performativa de la historia.
Uno de los aspectos más interesantes que se desprende
de estos análisis es, sin duda, el cuestionamiento de la
“deformidad” del diálogo de la recreación con la historia. Aunque el ansia de autenticidad y de rigor históricos es un objetivo siempre presente en estas acciones, la
recreación no deja de ser un discurso como también lo
es la historia académica, luego la parcialidad y el sesgo
en la elección u omisión de muchos elementos infieren
también un posicionamiento social, cultural o político.
Era importante, pues, evidenciar las diferencias entre la Historia (monumental, académica) de la batalla y
la propia recreación. Para el relato histórico se escogió
un lenguaje visual tradicional, donde se han conjugado
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otros niveles de recreación (como la animación), las
fuentes documentales e iconográficas y el argumento
de autoridad académico, encarnado en el análisis de
los investigadores. Una opción que deja traslucir la
misma “arbitrariedad” y “endeblez” que la recreación,
en tanto en cuanto, los testimonios de la época o anacrónicos han sido filtrados por su espíritu de época y
por intereses ideológicos.
Por su parte, la recreación se muestra ya en sí misma
con la distancia de la interpretación amateur, más relajada, lejos de los grandes discursos, provocando muchas
veces situaciones cómicas lejos de lo que en realidad
podría haber sido el hecho.
¿Pero cómo fue ese acontecimiento entonces? Parece
importar poco al final. El espectador ha conseguido contextualizar la Sorpresa de Arroyomolinos como un episodio secundario, casi anecdótico, dentro de la Guerra
de la Independencia, y una recreación a partir de la cual
difícilmente se podría reconstruir la hazaña bélica. Lo
que obtiene en última instancia es mucho más que eso:
la batalla es un pretexto para su re-creación, y ésta finalmente es una manera de re-vivirla, de re-escribirla,
de convertirla en una experiencia vital, de transformar
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un lugar de historia, en un lugar de memoria, con sus
contingencias, con su desarrollo, con la constancia del
paso del tiempo.
«Nosotras seguiremos siendo soldados»
Así contestaba Julia Cañamero, una de las vecinas
del pueblo, a la pregunta de si la incorporación de más
hombres a los batallones las apartaría de la recreación.
Concretamente, su regimiento, español, tiene una
presencia mayoritaria de mujeres. Con casi la mitad
cuenta también el 34th inglés, cuyo caso es especialmente llamativo: aquí las mujeres también encarnan
mandos militares. Tal y como se explica, las vecinas
del pueblo no sólo cosen los trajes o cocinan para los
recreacionistas: superan sus roles tradicionales, especialmente inmovilistas en el contexto que tratamos, y
se crea una nueva percepción de sí mismas más abierta.
“Su autoestima ha cambiado mucho”, se reconoce en
un momento del documental; es un nuevo liderazgo,
un nuevo protagonismo que las convierte en elementos
indispensables para el re-crear.
En estos estratos de identidad individual existe otra
dimensión importante: una superación de clase social,
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en definitiva, de la cotidianeidad. Buena parte de los
participantes se dedican a la agricultura y la ganadería,
muchos de ellos además carecen de estudios superiores,
sin embargo, ha sido recurrente en las entrevistas la
autoreferencia como un capitán de un batallón inglés, o
su definición como húsar o como soldados de infantería.
Este es un asunto que es incluso mucho más radical
en el caso de los recreacionistas profesionales. La
superposición de identidades, analizadas acertadamente por el profesor De Groot, rompen pues con la
esencialidad de lo identitario hacia una mayor
flexibilidad y apertura.
La diversificación y la pluralidad que se plantean
en lo individual se hace también especialmente latente
en el colectivo. La identidad nacional es uno de esos
aspectos. Así, se producen situaciones que oscilan entre la ridiculización de los perdedores y la exaltación
nacional, frente a los intentos de mimetización con los
bandos de otros países y la puesta en valor del invasor
para que exista la historia.
Quizá el ejemplo más significativo en este sentido sea el capítulo dedicado al pueblo inglés de Carlisle (Reino Unido), donde se recuerda igualmente esta
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acción militar. El encuentro de ambos pueblos en la celebración y en la recuperación de la memoria histórica
de un mismo acontecimiento relativiza en uno y otro
caso los matices nacionalistas hacia posturas más integradoras y transversales.
Luego a las fiestas tradicionales, muchas de ella de
carácter religioso, que aglutinaba a la comunidad de
Arroyomolinos, se han añadido nuevos ritos de carácter
civil donde igualmente está involucrada su identidad
colectiva. Es una fiesta más en el calendario anual, un
motivo más de celebración y de reunión, de restauración de los lazos de convivencia.
Una resignificación del paisaje urbano y natural
Finalmente, y como consecuencia de todos los aspectos tratados anteriormente, este documental ha servido
para evidenciar un cambio en la percepción del entorno
por parte no sólo de los vecinos de esta localidad extremeña sino también de quienes lo visitan.
En una primera instancia, el paisaje antrópico y
natural del pueblo es ante todo un escenario, una localización para el desarrollo del discurso histórico que
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para el público asistente es aprehendido como el marco
para el espectáculo y para los recreacionista como una
acción performativa, un espacio-límite entre ficción y
realidad, entre pasado y presente, sobre el que reconstruir el acontecimiento histórico. En ambos casos se
ansía la epifanía del hecho, para de este modo adquirir
conocimiento o placer estético.
No obstante, para el habitante va más allá. A su
experiencia contemporánea del espacio, vinculado especialmente con su cotidianeidad, se suma la necesidad
de sumar una nueva experiencia histórica del entorno,
donde ya no desarrolla sus actividades diarias, sino
donde excepcionalmente ha de desenvolverse en este
espacio como un soldado o un campesino del siglo XIX,
lejos de avances tecnológicos asociados a la movilidad o
al trabajo, y en el marco excepcional de una contienda
militar.
Estas revisiones de los diálogos con el espacio vital
traen consigo una nueva relatividad geográfica del ámbito estrictamente local, al de la comarca, la región,
el país o los países europeos que participaron en la
contienda, haciéndose especialmente fuerte en sus vínculos con aquellos lugares cuya identidad social se ve
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igualmente involucrada, como es el caso de Carlisle en
Reino Unido.
Hasta aquí, pues, es evidente la comprensión del
paisaje como un objeto para el desenvolvimiento de la
actividad humana cultural que se trata. No obstante,
hay igualmente un sentido del entorno como un “sujeto“ más en esta relación con los individuos: es, a la
vez, el único testigo del acontecimiento histórico y de
su recreación contemporánea. Este absoluto temporal
dota de un aura especial a la “topografía legendaria” de
la Sorpresa generando por igual emoción a visitantes y
participantes, a vecinos y turistas.
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FICHA TÉCNICA
Título: El disparo que rompe el silencio.
Arroyomolinos 1811
Guión y dirección: Daniel Bote y María Sánchez
Narración: Noelia Fragoso
Voces: Andrés Rodríguez, Diego García y David Pérez
Intervienen: Charles Esdaile (University of Liverpool),
Jerome de Groot (University of Manchester), José Manuel Guerrero Acosta (Instituto de Historia MilitarMED), Jorge Ribeiro (Universidade do Porto), Agustín
Guimerá (Instituto de Historia-CSIC), Gérard Dufour
(Univérsitè Aix-Marseille), Ignacio Pavón (Universidad
de Extremadura), Luis Bote, Alba Cañamero, Sonsiray
Balsera, José Paulo Patena Forte, Pedro Venda, Isabel
Soriano, Manuel Comino, Alicia Olmedo, Agustín A.
Solís, Juan Corral, Isabel Jiménez, Sara Fragoso, Juan
Solano, Jesús Corralo, Antonio Solís, Isabel Bote,
Matilde Cañamero, Natividad Acedo, Julia Cañamero,
Andrés Donoso, Cecilio Serván, Belén Mena, Manuel
Serván, María Bote Fragoso, Jhoel Frías Mojonero,
Abraham Márquez Fragoso, Ascensión Acedo, Cristina
Mojonero, José Antonio Cañamero, Andrés Torbellino,
Manuel González-Carbonero, Miguel Ángel Gómez,
José Antonio Rodríguez, Janet Archibald, Lee Tedford,
Bri Erl, Ash Pattinson.
Duración: 107 min.
Año: 2014
ISAN: 0000-0003-DB83-0000-L-0000-0000-B
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