LECTURA Y ESCRITURA. UNA PROPUESTA ACADÉMICA Nathalie Díaz Flores Resulta por demás esencial evaluar los cambios que se han venido realizando a nivel educativo, especialmente en la Facultad de Odontología de la Universidad de Los Andes, porque se ha demostrado que los estudiantes tienen una visión tecnicista, centrada en la boca, es decir, no hay hábitos de lectura en su mayoría no escriben textos académicos y en los informes que realizan en determinadas asignaturas presentan problemas de coherencia, organización, puntuación y ortografía. En consecuencia existe una gran brecha entre los estudiantes universitarios para desarrollar habilidades relacionadas con la lectura y la escritura que impiden consolidar competencias relacionadas con la formación de usuarios autónomos de la cultura escrita (Morales y Espinoza, 2005). Hay que mencionar que entre los requerimientos comunicativos exigidos en la universidad, se encuentran el dominio de la lectura y escritura académica en sus dimensiones lingüística y disciplinar. Fernández et al. (citados por Laco, Natale, y Ávila, 2012). No obstante, los estudiantes de odontología tienen dificultades para identificar en un texto su estructura argumentativa, narrativa, expositiva o instruccional, así como su propósito y destinatario entre otros aspectos de los escritos. Por otra parte, en las producciones que construyen se encuentran debilidades relacionadas con la ortografía y puntuación, evidenciando que los textos que producen carecen de revisión y reflexión, siendo todas estas acciones, requeridas a nivel académico (Matos, 2010). Se debe agregar que la mayoría de los estudiantes que egresan de bachillerato no han consolidado las competencias necesarias para interpretar los textos que se les proponen en los cursos de ingreso universitario, dado que usualmente cuando se les solicita que interpreten tales escritos, lo que hacen es identificar datos y reproducir la información que encuentran en ellos, en lugar de reformular los significados. Es así como las dificultades que enfrentan los estudiantes aluden a la manera cómo se ha abordado tradicionalmente la alfabetización en los estudios previos a la universidad. Entenderla como un proceso continuo que va más allá de descifrar el código y obtener datos de un escrito, implica la reconceptualización acerca de lo que significa el lector como un ser autónomo que elabora inferencias, que establece relaciones diversas, gracias a sus conocimientos previos y que cuenta con posibilidades para resignificar los escritos gracias a habilidades cognitivas, lingüísticas, valorativas y pragmáticas. La alfabetización académica, incluye no solo conocimientos lingüísticos, sino también conocimientos acerca de los discursos que circulan en cada disciplina necesarios para interpretar y producir textos que se utilizan en contextos de estudio. Indiscutiblemente que para lograr la formación de los estudiantes como escritores es importante que escriban textos con propósitos y audiencias reales (Marín, 2006). Es importante recalcar que los profesores universitarios acostumbran atribuir exclusivamente a los estudiantes o a la educación secundaria la responsabilidad sobre las dificultades que estos enfrentan al emplear e interpretar los textos propios de la cultura disciplinar académica, así como también por las debilidades manifiestas en sus producciones escritas. Russell (citado por Carlino, 2003) expresa que se cree que la comprensión y producción de los textos universitarios son procesos básicos, “habilidades aprendidas (o no aprendidas) fuera de una matriz disciplinaria -en la escuela secundaria o al comienzo de la universidad- y no relacionadas de modo específico con cada disciplina” (p.53). En otras palabras, la realidad es que no se trata de que los alumnos lleguen mal formados a los estudios universitarios sino que éstos exigen desafíos discursivos propios siendo responsabilidad de todos, incluyendo a la familia, a las instituciones universitarias y gubernamentales quienes deben disponer de medios idóneos para ayudar a afrontarlos. En este sentido, se hace necesario más allá de algunos talleres de escritura introductorios, proponer, que cada una de las cátedras de la Facultad de Odontología asuman la necesidad de alfabetizar académicamente, con este aporte los estudiantes con seguridad irán construyendo los conocimientos necesarios para ser lectores y escritores más competentes y autónomos (Carlino, 2003). Como se ha dicho, es en la Formación Docente donde debe iniciarse este proceso y la inserción en una nueva cultura académica, los profesores de la Facultad de Odontología deben ser responsables de gestionar en el aula universitaria condiciones de enseñanza que permitan a los estudiantes el acceso tanto a los saberes específicos de las disciplinas como a las prácticas de lectura y escritura que les permitan la construcción y reconstrucción de esos saberes. Fernández et al. (citados por Laco, 2012). Sin embargo la mayoría de los docentes tienden a desconocer que escribir es una herramienta capaz de incidir sobre el conocimiento. Por ello, raramente se ocupan de promoverla entre los alumnos. De igual manera se reconoce que los profesores de cada disciplina en la Facultad de Odontología pueden no tener la experiencia para enseñar a leer y a escribir en la universidad, o no estar al corriente de las investigaciones relacionadas con la alfabetización que son relevantes para favorecer las habilidades correspondientes. Por consiguiente, debería proveérseles recursos adecuados para el desarrollo profesional, que permitan implementar esta política (Carlino, 2003). En consecuencia el objetivo fundamental es que la lectura y la escritura estén presentes en la formación académica, docente y profesional, se pretende que el estudiante aprenda a pensar; ejercite su intelección mediante la reflexión, el cuestionamiento, la duda, la sospecha, la meditación. A la par de este objetivo, es estrictamente necesario también brindar los recursos que posibiliten al estudiante universitario desarrollar su capacidad crítica como objetivo fundamental de la universidad pública. Goyes y Kleyn (citados por Laco, 2012). De modo que el trabajo de los educadores en la universidad consiste en cultivar en el aprendiz un ciudadano que sea capaz de interpretar, negociar, producir y comprometerse críticamente con los textos y tecnologías que llegan por diferentes medios (Serrano y Madrid, 2007). De la misma forma lo expresan Bailey y Vardi (citados por Carlino, 2003) refiriendo que el objetivo de cada asignatura no consiste en promover la acumulación del conocimiento sino su comprensión y elaboración crítica, y que los profesores no pueden desligarse de que esto efectivamente suceda. Llegados a este punto se asume que si una de las funciones de la educación es promover la capacidad de los alumnos para gestionar sus propios aprendizajes, adoptar una autonomía creciente en su carrera académica y disponer de herramientas intelectuales y sociales que les permitan un aprendizaje continuo a lo largo de toda su vida, los docentes deben crear condiciones, en el contexto del aula universitaria, que ayuden a los alumnos a ingresar en prácticas que les permitan transformar, reelaborar y reconstruir los conocimientos que reciben a través de programas, proyectos y textos que posibiliten la lectura y la escritura. Fernández et al. (citados por Laco, 2012). El desafío entonces de darle sentido a la lectura y la escritura en la Facultad de Odontología como constituyentes de las prácticas de estudio y de las estrategias de aprendizaje teniendo presente su dimensión institucional y, si esta dimensión es asumida, si sus integrantes en conjunto elaboran y llevan a la práctica proyectos dirigidos a enfrentarlos, comienza a hacerse posible acortar la distancia entre los propósitos y la realidad. Fernández et al. (citados por Laco, 2012). Dicho lo anterior se plantea una propuesta en la Facultad de Odontología de la Universidad de Los Andes considerando la necesidad de que cada materia se ocupe de la alfabetización académica de sus estudiantes. En primer lugar, la implementación de Programas de orientación de lectura y escritura para la formación de todos los docentes con especialistas en el área de la lengua. En segundo lugar, crear un Centro de Escritura formado por estudiantes de pregrado y postgrado capacitados para que los estudiantes puedan ser orientados en sus trabajos sobre cómo desarrollarlos en relación a la escritura. En tercer lugar, formar un grupo de estudiantes preparados en materia de escritura para que sean ayudantes en la cátedra con la finalidad de discutir los borradores de los escritos de sus compañeros con la finalidad de guiarlos en sus producciones. En cuarto lugar, los profesores tutores deben tener la responsabilidad de motivar y acompañar a sus alumnos a que escriban un artículo de tipo ensayista o una monografía de manera individual o grupal creando el contexto idóneo para que todos se comprometan con lo que leen y escriben. A su vez los docentes tendrán que proveer una adecuada retroalimentación a las producciones de los estudiantes para ayudarles a mejorar sus habilidades de lectura y escritura o superar sus debilidades (Carlino, 2003). En definitiva, son los propios docentes de cada una de las Cátedras de Odontología quienes deben proponer a sus estudiantes tareas complejas de lectura y de escritura al reconocer su función para fomentar un aprendizaje más profundo, relacionado y crítico. Evidentemente los docentes se deben formar y actualizar sobre lo que es la comprensión y la producción de textos académicos y la didáctica, para promoverlos. Es necesario recalcar que los profesores cuentan con el apoyo de programas enriquecedores como es el Programa de Actualización de los Docentes (PAD) que es una importante tendencia de educación que forma y actualiza al docente y al mismo tiempo facilita el desarrollo de competencias y habilidades en sus estudiantes aplicando tecnologías y estrategias innovadoras en el aula (Matos, 2010). REFERENCIAS Carlino, P. (2003, Enero-Marzo). Alfabetización Académica: Un Cambio Necesario, Algunas Alternativas Posibles. Educere. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/356/35662008.pdf Marín, M. (2006, Diciembre). Alfabetización académica temprana. Lectura y vida. Revista latinoamericana de lectura, 27 (4), 30-39. Matos, M. (2010). Propuesta para asumir la alfabetización académica en la Universidad Nacional Abierta. UNA Investig@ción, 2 (3), 1- 19. Laco, L., Natale, L., y Ávila M. (2012). La lectura y la escritura en la formación académica, docente y profesional. Recuperado de http://www.ungs.edu.ar/prodeac/wp-content/uploads/2012/03/Laco-L.-Natale-L.-y%C3%81vila-M.-2012.-La-lectura-y-la-escritura-en-la-formaci%C3%B3nacad%C3%A9mica-docente-y-profesional.pdf Morales, O., y Espinoza, N. (2005). El desarrollo de la escritura de estudiantes universitarios. Lectura y vida. Revista latinoamericana de lectura. 26 (1), 26-37. Serrano, S., y Madrid, A. (2007, Enero-Diciembre). Competencias de lectura crítica. Una propuesta para la reflexión. Acción Pedagógica. www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/17304/2/articulo6.pdf Recuperado de
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