El surgimiento de galería La Sala hace diez años, se produjo en un momento propicio, puesto que el mercado del arte había adquirido ya un buen desarrollo y se necesitaba un enfoque novedoso, como fue el que le dieron a su galería sus tres socias fundadoras. Mirado desde afuera, al menos, se apreciaba un interés por impulsar el trabajo de artistas jóvenes y eso, naturalmente, iba a atraer también a un público más juvenil que el que era tradicional en el mundo del arte. Una identidad tan clara habría bastado, quizá, para que la nueva galería de arte se hubiera hecho notar por encima de otros proyectos. Pero la energía inagotable de sus creadoras, Alejandra Chellew, Carolina Weinstein y Alejandra Schaeffer, multiplicó las actividades y logró transmitir un entusiasmo vital por el arte capaz de mover a cualquiera. Supieron ellas combinar la determinación y seriedad de propósitos con una alegría y empuje contagiosos, que hacían muy atractiva la idea de cualquier empresa conjunta. Y la oportunidad de trabajar unidos entre el diario El Mercurio y la galería La Sala se presentó cuando la Corporación Patrimonio Cultural de Chile presentó el proyecto de editar un libro sobre el Museo de San Francisco, con el propósito de apoyar a esa entidad y celebrar los 450 años desde la llegada de la orden franciscana a Chile. Fue un trabajo apasionante y gracias al dinamismo y a la dedicación de las socias de la galería y de la directiva de la Corporación, se logró editar una obra digna del valor artístico de ese museo. La galería ha continuado su marcha con éxito. No todas las socias fundadoras han podido estar en todas las etapas de su desarrollo, pero siempre han encontrado a la persona apropiada para renovar su vigor. Aunque pueden haber evolucionado bastante, me parece que el espíritu fundador se ha mantenido y se mantiene siempre presente. Por eso, puedo estar seguro de que al cumplir diez años, tienen un gran porvenir por delante. Juan Pablo Illanes Empresa El Mercurio
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