LIDERAZGO DE EQUIPOS Liderazgo, nuevos estilos La referencia obligada al hablar de Liderazgos es la investigación que llevaron a cabo dos integrantes del equipo de Kurt Lewin. Se trata de R. Lippit y White en 1939 bajo la entusiasta supervisión de Kart Lewin. Los tres trabajaban en la Estación de investigación para el bienestar del niño, de Iowa. Cuatro “clubes” de muchachos, de cinco miembros cada uno, se reunían después de clase para realizar actividades consideradas como “hobby”; esos clubes constituyeron el tema del experimento. Cada club tenía un líder, entrenado para trabajar de acuerdo con uno de los tres estilos: autocrático, democrático y laisse-faire. Los líderes rotaban cada seis semanas. Los observadores llevaban un registro completo de cada reunión del club y se efectuaban comparaciones entre la conducta de los muchachos bajo cada estilo de liderazgo. Los resultados fueron que: El liderazgo autocrático los muchachos perdían el sentido de la iniciativa, se mostraban inquietos y descontentos, se volvieron agresivos y peleaban entre sí. Se desinteresaron por las metas grupales o los intereses de otros miembros. Con la sola excepción de un muchacho todos los otros, 19 en total prefirieron el liderazgo democrático. Las cuatro únicas deserciones que hubo se produjeron durante el periodo del liderazgo autocrático. En el grupo tenían una conducta más destructiva y mayor tendencia a descargar la tensión grupal sobre “chivos emisarios”. El aumento de la agresividad no se proyectó en el líder que era la real fuente de producción de esos sentimientos sino en compañeros de grupo. El liderazgo laisse-faire también suscitó agresión, aun mayor que con el liderazgo autocrático. Se intercambian opiniones desordenadamente. Se destacan algunas individualidades. Hay dificultades para llevar a cabo la tarea en el tiempo previsto. El líder es olvidado y muchas veces agredido. La dinámica del grupo es dispersa. El liderazgo democrático promueve el dialogo, la integración de los miembros, se llega a decisiones consensuadas. Se reparten tareas. La tarea despierta interés y la productividad son buenas en un buen clima grupal. La satisfacción de los Integrantes del grupo es elevada, la eficacia del trabajo promueve la cohesión del grupo. El liderazgo demagógico E. Pichon Rivière agregó a estos tres tipos de liderazgo un cuarto que denomino demagógico. La característica de este liderazgo es que en apariencia es democrático pero en los hechos, en la acción es autoritario. Solía señalar que es típicamente latinoamericano. El liderazgo operativo Gladys Adamson define este liderazgo como más acorde al contexto cultural y social actual de cambios turbulentos y de amplios márgenes de incertidumbre. El líder operativo es el que puede definirse como democrático en su aspiración pero no reniega de ninguno de los otros tipos de liderazgo. En determinado momento puede necesitar ser autoritario (cuando señala límites o fechas de entrega que son inamovibles y no están puesta en consideración) o demagógico (cuando necesita entusiasmar al equipo en relación a una meta a un objetivo) o laisse-faire (cuando apuesta al máximo la capacidad autogestiva del equipo y no interviene: deja hacer). El líder operativo es el que puede transitar en relación a cualquiera de estos modelos de liderazgo y asume el que cree que es más operativo para la tarea o para el momento en la tarea por la cual está atravesando el grupo. Definición de liderazgo El liderazgo se refiere al proceso por el cual una o más personas ayudan a conducir y movilizar a otras personas en una determinada dirección por medios, en general, no coercitivos. El líder es la persona que ayuda a conducir y movilizar a otras personas en una determinada dirección. El liderazgo en la organización: El liderazgo es un fenómeno que se debe analizar dentro de un contexto. No hay características universales de los líderes. Ocupa el lugar de liderazgo el que posea los rasgos y capacidades más eficaces en relación al objetivo que el equipo o la organización se propongan. También influyen en él el contexto cultural, político y socioeconómico situacional. En las culturas agrarias el líder por lo general es alguien que se destaca por su valentía o su destreza con los animales o para cabalgar etc. La mayor parte de las personas pueden asumir en determinadas circunstancias el rol de líder de un equipo. Las habilidades necesarias para liderar un equipo de trabajo se pueden desarrollar mediante la experiencia, el aprendizaje, la capacitación y la experiencia profesional. La eficacia del liderazgo depende de muchas variables: 1. la relación que se establezca con los liderados 2. las coincidencias que se dan entre el líder y sus colaboradores 3. la situación en las que debe desenvolverse Cuando el equipo ha tenido un proceso de conocimiento e integración el liderazgo puede estar distribuido entre todos los participantes de manera que la influencia mutua permite una solidaria coordinación y cooperación. Necesidad del liderazgo: Las personas necesitan valores que otorguen sentido a su vida, que existan hechos e ideales por los que vale la pena “jugarse”. Los líderes transmiten una visión de la realidad que concuerda con aquello que la gente siente que necesita. La adhesión se logra cuando “el líder” enuncia su visión en forma clara y transparente y la yergue como “la causa” por lo que vale la pena jugarse. Esta situación hace a la magia del líder. La causa tiene siempre algo de aventura, el trabajo así se vuelve significativo, un desafío por el cual vale la pena trabajar. Diferencia entre autoridad, poder, liderazgo y dirección La autoridad es delegada, se ejerce por mandato, el Gerente es elegido por autoridades de la firma. El poder se ejerce independientemente del deseo del otro. El cadete obedece órdenes del Jefe de administración. El liderazgo sólo existe en tanto sea reconocido y avalado por los seguidores. El liderazgo entraña igualmente una cuota de poder y de autoridad en su ejercicio. En las organizaciones los líderes son necesarios para lograr el cambio y la innovación. Los resultados de su gestión se ven en el mediano y largo plazo. Los directores se ocupan de mantener lo existente garantizando la estabilidad y el buen funcionamiento organizacional en el corto plazo. La dirección se encarga del día a día, el paso a paso que hace la visión posible y realizable en la cotidianidad organizacional. Los supuestos que el líder tiene respecto de las personas Un elemento interesante a analizar son los supuestos que los líderes tienen respecto de las personas. Este supuesto incide directamente en la efectividad o no de su liderazgo. Por ejemplo si un líder no confía en sus colaboradores esto afectará negativamente en el desempeño de los mismos. La desconfianza se transmite y afecta las relaciones y por ende los resultados. E. Schein señala cuatro supuestos sobre el hombre que el visualiza en nuestra cultura: El hombre económico El hombre social El hombre que se autorrealiza El hombre complejo El hombre económico: este supuesto indica que el ser humano sólo se motiva por incentivos económicos, es egoísta por naturaleza y pretenderá su bienestar personal por sobre el del conjunto social. El individualismo de este ser humano hace que la Organización deba controlarlo e imponerle los objetivos comunes. El ser humano es perezoso y debe ser motivado por incentivos externos. Los sentimientos y emociones perturban las relaciones entre quienes conducen a la organización. Los sentimientos mejor dejarlos afuera de la organización. El hombre social Según este supuesto la persona se motiva a partir de los afectos y de la amistad con el grupo al que pertenece y por el cual trabaja. Se supone que la persona se motiva por la necesidad de estar en relación con otras personas ya que allí obtiene su sentido de identidad personal. Las cosas materiales son necesarias para la vida y la subsistencia pero lo verdadero es lo que acontece en las relaciones sociales entre los miembros de la Organización. Aquí lo importante son los sentimientos y el sentido de pertenencia e identidad de los integrantes. El hombre autorrealizado Para este supuesto las personas están motivadas por distintos tipos de necesidades. Desde las más básicas como el hambre, la sed, vivienda, etc. hasta las más complejas de autorrealización, ser exitoso y tener reconocimiento social. Este supuesto sostiene que las personas intentan ejercer sus tareas exigiendo un alto grado de autonomía y desarrollo de sus aptitudes y talentos personales en la Organización. La persona es capaz del autocontrol, automotivación y autodisciplina, desea que la tarea, el trabajo que hace tenga un elevado significado para sí, se satisface al encontrar en su trabajo un sentido de orgullo y autoestima y desea que le deleguen más responsabilidades. Para este supuesto el control y los incentivos externos pueden provocar “actitudes inmaduras” ya que las personas lo que desean es ser estimulados con nuevos desafíos y les gusta ser reconocidos en sus aciertos. El hombre complejo Este supuesto considera que el hombre es un ser complejo y variable. Sus necesidades varían de momento en momento y de situación en situación incluso las personas adquieren nuevas necesidades por la experiencia que van acumulando. La persona puede satisfacer sus necesidades en diferentes áreas de la misma organización. La persona, debido a su complejidad si el trabajo que realiza requiere de una variedad de habilidades es posible que para cada tarea y para ocasión operen diferentes motivaciones. Para este enfoque el rendimiento de una persona depende de la interrelación que se da entre sus motivaciones (necesidades y expectativas) la tarea que debe realizar, sus aptitudes y las otras personas que trabajan con él. Para este supuesto es indudable que le correspondería el liderazgo operativo. Nuevos estilos de liderazgo Es indudable que a partir de las últimas décadas del siglo XX comenzó a cambiar el estilo de liderazgo. En la sociedad moderna, industrial se imponía un estilo de liderazgo vertical. La estructura organizacional era piramidal y por lo tanto el líder era el estratega, el que planificaba, pensaba y luego ordenaba a su base que ejecutara, llevara a cabo lo planificado. En el siglo XXI las pirámides organizacionales se han achatado, aplanado y el otrora líder puede depender de un “subordinado” que maneja todo el sistema informático y que es en realidad del que depende, pues sin esa información no puede planificar nada. El liderazgo se define en la actualidad más por su capacidad de motivar, movilizar direccional hacia un meta pero dejando amplios márgenes a la iniciativa individual, a la creatividad y a los estilos e inclinaciones vocacionales de los otrora subalternos. El líder está más exigido a captar los cambios en el contexto y a modificarse en consecuencia. El líder requiere flexibilidad y adaptabilidad frente a las distintas situaciones que se le pueden presentar. El estilo de liderazgo óptimo no existe. El líder debe ser flexible Debe tener espíritu investigativo Motivar e inspirar a los miembros de la Organización Conformar equipos Acrecentar la participación, la colaboración y el compromiso hacia el objetivo Canales amplios de comunicación con sus colaboradores Llevar a cabo evaluaciones Conciencia crítica de su rol El liderazgo en los equipos Así como en la organización el liderazgo aparece como fundamental, en los grupos y los equipos es deseable que lo autogestivo predomine sobre el liderazgo estable de uno de los miembros. Habíamos señalado ya que lo ideal en los equipos es que los roles de liderazgo puedan rotar entre los integrantes en función de la operatividad de cada líder en relación al objetivo del equipo. Organizaciones, equipos de trabajo y calidad de vida El grupo y el equipo como una realidad bifronte Dijimos previamente que la diferencia entre grupo y equipo tenía que ver con que el equipo acentuaba el aspecto del logro de objetivos que se proponían explícitamente e incluso que podía haber incluso una presión ligada al resultado obtenido en la tarea. Héctor Fainstein en “La gestión de Equipos Eficaces” (de Ediciones Macci. Buenos Aires, Argentina, 1997), Pág. 64 define al equipo como “conjunto de personas que realizan una tarea para alcanzar resultados”. Consideramos que las virtudes operativas tanto del grupo como del equipo deben formar una misma realidad o totalidad bifronte. Si lo que nos interesa no es sólo la productividad o los resultados logrados en el equipo sino que incluimos como producto la calidad de vida para ese conjunto humano y su entorno debemos considerar la posibilidad que el equipo desarrolle las cualidades que suelen adjudicarse a los grupos. Las virtudes que se adjudican a los grupos son: El reconocimiento en su singularidad que cada integrante obtiene desde la mirada de los otros. Este rasgo lo consideramos fundamental y es uno de los aspectos que lleva a los integrantes del Grupo Operativo a señalar efectos de salud a partir de la experiencia grupal: “El grupo me hizo mucho bien” “Yo cambie mucho a partir de la experiencia grupal, estoy más tranquila, soy más tolerante con los otros, mis amigos, mi familia” “El grupo no sólo me sirvió profesionalmente sino en mi vida cotidiana”. En términos teóricos se produce una articulación y una dialéctica entre sus modelos de pensar, sentir y hacer. La situación de total coherencia entre los modos de pensar, sentir y hacer es un ideal tan humano como imposible de cumplir cabalmente. Pero la evidencia de cómo es uno en el grupo, como uno mismo se percibe interactuando en el grupo y como es percibido por los demás colabora al reconocimiento propio a dichos modelos que comienzan a articularse de manera más fluida y creativa. Que el rol nunca se traga a la persona. Una prueba de ello es que los roles son rotativos en función de aquello que resulta más operativo para el objetivo propuesto. Por ejemplo un integrante de una ONG puede ser muy osado en el momento creativo y puede liderar las propuestas para un proyecto pero otro puede ser más hábil con los números cuando llega el momento de elaborar el presupuesto y otro puede ser un muy buen gestor. El liderazgo va rotando de acuerdo a cual integrante por sus condiciones personales es más operativo para lograr el objetivo que se proponen. La verdad es la operatividad: la tarea del grupo no alcanza su verdad en términos de eficacia sino en términos de Operatividad. Esto significa que es tan importante el proceso productivo direccionado hacia el objetivo grupal y que culmina en términos de resultado, como el procesamiento subjetivo que se despliega en el esquema referencial de cada integrante en términos de: a) disminución de los miedos, b) superación de prejuicios e ideas fijas, c) tolerancia a las diferencias y a los aportes no tradicionales, d) destitución del rol de amo (dueño de la verdad) si lo hubiere, e) rescate del saber que proviene de la práctica social cotidiana (doxa) y no sólo de los saberes académicos o teóricos. En síntesis no sólo evaluar la Operatividad del grupo en términos de resultado sino en términos de logros subjetivos: fortalecimiento de la autoestima, poder ocupar diferentes roles lo que significa un corrimiento del posicionamiento habitual en el vínculo, aumento de la creatividad, espontaneidad, desarrollo simbólico en el sentido de poder ponerle palabras a la verdad subjetiva. El rol del Coordinador en estos logros es fundamental. Básicamente su capacidad de escucha, de rescate del aporte de cada uno a la tarea, el reconocer el saber que proviene de otras fuentes La estructura democrática: nunca un beneficio individual puede ser superior al bien común del grupo. Los dobles discursos son imposibles de ser disimulados en un grupo. La exigencia es espontáneamente demandar por la coherencia entre lo que se hace y se dice. Las ventajas del equipo apuntan a su eficacia, a tener metas planificadas y la exigencia de cumplirlas. El equipo de fútbol tiene fechas de campeonatos que no puede modificar. Una campaña publicitaria tiene fecha de lanzamiento y esta es inamovible. Lleva a la profesionalización de la función o especialización que ejerce. El anestesista será cada vez más hábil en su función luego de su desempeño en el equipo de cirugía. Hay algunas definiciones de equipo que apuntan a esta estructura bifronte: que mira hacia los resultados pero no deja de mirar el crecimiento subjetivo, el desarrollo en amplitud de perspectiva, en creatividad, en aprendizajes de cada uno de sus integrantes. (Tienen) roles de liderazgo compartidos, responsabilidad individual y colectiva, propósitos específicos que el propio equipo desarrolla, productos de trabajo colectivos. Promueve las discusiones abiertas y reuniones para resolver problemas; mide su desempeño a través de los resultados propios del equipo. Los integrantes del equipo discuten, deciden y trabajan juntos (Harvard Business Review, Katzenbach y Smith, 1993). El equipo autoevalúa su comportamiento por intermedio de determinadas variables: grado de confianza, comunicación, apoyo, comprensión de los objetivos y utilización de habilidades. Las barreras jerárquicas y los intereses específicos son eliminados proporcionando una predisposición a la colaboración irrestricta y renovadora (Chiavenato, I.). Un equipo es una serie de personas con diferentes antecedentes, habilidades y conocimientos, reclutadas en distintas áreas de la organización […] que colaboran en una tarea específica y definida […]. Suele existir un líder o capitán del equipo. Pero en cada ocasión el liderazgo se determina a sí mismo de acuerdo con la lógica del trabajo y la etapa específica de su desarrollo. No hay supervisores ni subordinados, solamente hay veteranos y júniores… (Drucker, P. La gerencia, El Ateneo, 1992). No se crea un equipo a priori, sino que se reúne a hombres y mujeres que tienen un ideal y unas afinidades y/o necesidades comunes y se les asigna, o mejor dicho, ellos elaboran en común el objetivo que se proponen alcanzar… (Delarire, G. y Rodronneau, H. Los equipos docentes, Narcea S.A. de Ediciones, Madrid España, 1991). Constitución de equipos eficaces Enrique Pichon Rivière creó una escala evaluativa a la que denominó Esquema del Cono invertido. Dicho Cono invertido posee tres vectores en cada vertiente del cono (seis en total). El primer vector es el de Afiliación y Pertenencia Enrique Pichon Riviere solía decir en sus clases que el Afiliado era como el Afiliado a un Club de Fútbol pero el que Pertenecía era el que “transpiraba la camiseta” en la cancha. Es indudable la fortaleza que implica para un equipo una fuerte pertenencia al mismo. Los significantes que emplean para autodefinirse pueden tener incluso un alto contenido narcisístico en el sentido que puede autoreferirse como “genios”, “diosas”, “los mejores”, etc. Pero estos significantes son indudablemente estimulantes para la tarea. Como lo señala Alfredo Grande no es lo mismo una actitud narcisística, de orgullo por mostrar algo propio que la actitud auto erótica que lleva a un repliegue clausurante y de aislamiento del mundo. Una condición de Afiliación de sus integrantes constituirá una debilidad del equipo. Este menor grado de compromiso con la Tarea que el equipo se ha propuesto puede llegar a esterilizar todos los esfuerzos grupales. A veces tener como Grupo de Referencia a otro Equipo u otro Campo de acción debilita la potencia de acción del equipo. Por ejemplo un Equipo de filmación que no se apoye en una tradición argentina en cine y tenga como referencia al cine francés o a Ingmar Berman seguramente dará como producto un film híbrido como tantos de los que hemos tenido en la Argentina en la década del 60 y 70. Otro ejemplo podría ser la debilidad de un equipo conformado por Profesores Secundarios que dan dos o cuatro horas cátedra en cada Colegio. Cooperación: En relación a este vector la fortaleza de un equipo estaría dada por la capacidad de sus integrantes de ser partenaires. Cuando el equipo es eficaz, la idea de un integrante del equipo es un estímulo y una apoyatura para pensar algo que supere esta idea y a su vez la idea del segundo integrante servirá a su vez como estímulo y apoyo para una nueva idea o una nueva arista de la idea primigenia. La Cooperación en un grupo se ve en la capacidad de pensar con otro y de tolerar que la propia idea sea tomada por otro y enriquecida. La producción grupal adquiere así una dinámica en espiral. Finalmente nadie sabe de quién fue la idea pero hay una vivencia que es “de todos”. Por el contrario una marcada competencia y necesidad de reconocimiento que “esta idea ha sido mía”, “la idea mía es la mejor” y el impulso a anular la idea de otro integrante hace a la debilidad de un equipo. Se conforman los equipos a partir de la convicción que muchos integrantes pensando juntos pensarán mejor y de manera más rica que uno sólo. Si lo que se impone es un líder que da las ideas y los demás acatan no hay equipo. Pertinencia: Es indudable que un equipo que no es pertinente en relación a la tarea que se propuso cae en una lógica laisse-faire (un dejar hacer) que es frustrante y provoca desánimo. Justamente se espera de un equipo que se aboque al objetivo para el cual ha sido creado. Pero ningún equipo puede tener una pertinencia de 100%. Solamente que se trate de un grupo de presos condenados a trabajo forzado. No sólo hay roles productivos sino también se dan roles de “mantenimiento”. Ello indica que parte de la actividad de equipo es renovar los vínculos, compartir afectos y reconocerse mutuamente como miembros de esa trama vincular. La calidad de la Pertinencia aumenta cuando se da en una trama de reconocimiento genuino de la pertenencia. Esto implica que “puedo contar con el otro”, que como mínimo seré escuchado y reconocido en mi aporte. Comunicación: Heidegger, filósofo alemán del siglo XX decía “El ser es lenguaje”. La comunicación es el vector imprescindible para que se constituyan todos los demás vectores. Es a través de la comunicación que se crea o fortalece la Pertenencia, se despliega la Pertinencia y se verifica la Cooperación. La Comunicación exige que el otro escuche y reconozca el mensaje aunque sea para aportar algo diferente pero uno no se apoya en el mensaje del otro si no lo consideró valioso. Si no hay capacidad de escucha en el equipo cunde el desánimo y no se encuentra sentido a la labor en el equipo. Importancia del contexto organizacional Para lograr conformar la estructura bifronte (nos interesa no sólo la productividad o los resultados logrados en el equipo sino que incluimos como producto la calidad de vida para ese conjunto humano) es fundamental el contexto organizacional que lo crea y alberga. Señala Garber “El trabajo en equipo no ocurre simplemente por un mandato de arriba. Tampoco surge de un día para el otro. Requiere la existencia de una cultura corporativa que lo apoye, ciertas habilidades de gerenciamiento y práctica” (Garber, M. Revista Negocios Nº 4, Buenos Aires, Argentina, enero-febrero, 1995). Una organización donde su misión está muy teñida de la variable ganar-perder no es un buen contexto para conformar este tipo de equipo. Todos sus empleados y el mismo equipo estarán presionados a competir, sobresalir y vencer individualmente. Escuela de Psicología Social del Sur Rectora: Dra. Gladys Adamson J. L. Borges 2315 Palermo Tel.: (011) 4833-1777 www.psicologiasocial.com.ar
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