Maldita mía - Palabra Virtual

MALDITA MÍA
Saúl Ibargoyen
____________________________________________________________
EDICIONES
2013
1ª edición digital
2014
PALABRAVIRTUAL.COM
“…scelesta vae te quae tibi manet vita!
Quis nunc te adibit? Cui videberis bella?
Quem nunc amabis? Cujus esse diceris?”
“…qué vida te espera desventurada!
Quién hoy a ti se acerca? Quién te ve hermosa?
A quién amas? De quién se dirá que eres?”
CAYO VALERIO CATULO
MALDITA MÍA
A MODO DE EPIGRAMA ANTIERÓTICO
(a Pablo Neruda, por su viejo “Tango del viudo”)
Ah Maldita mía: fantasma de carne gorda trepada
A cualquier cama de hoteles sin teléfono en la recámara
Usadora de ásperas toallas colectivas y jabones efímeros
Huésped de la propia conciencia que una gris voluntad desmerece
Desmemoriada de horas y fechas y veras palabras
Suplicante de pañuelos para lágrimas fácilmente evaporadas
Cordera agredida por lobos tal vez imaginarios
Objeto vulgar del deseo del vil macherío universal
Silenciosa contempladora del semen que fluye
Ilusionista de torpes fantasías
Bebedora de largos vinos y polémicos besos
Codiciosa del mismo poder que la aplasta
Sometida a mediocres dimensiones sociales
Reproductora de iguales daños que dice la afligen
Temerosa de arrojar su corazón al centro del día
Encerrada entre burbujas de atractiva inmundicia
Inventora de libros que la escritura borra
Solicitante de pálidos dineros
Negadora tres veces de aquel aire que la hacía respirar
Escribidora de cartas perdidas en medio de papeles sin nombre
Niña de hambrientos calzones deambulando por calles lejanas:
Ah Maldita mía: nunca querrás escuchar ni comprender
La dolida verdad que arranco de estos versos:
Habrás de preferir sin duda
Ser la habitante de tu propio vacío.
OTRA VEZ TÚ
Ah Maldita mía: algo sucede en estos dedos
Que aún llevan tu roña secreta y que te escriben
O describen algo que no sé.
Porque cuanto más remuevo letras erratas signos mudos
En pantallas y papeles más me olvido de ti
Más deseo un espacio para memorias nuevas.
Pero también quiero decirte
En solo once sílabas
Y con sencillez de hombre que se va:
Las cosas no son no lo que parecen.
En cada ojo queda suspendida
Una especie de luz saturada de imágenes enfermas
Eso que se llama el pasado
Pues no logramos inventar
Un nombre menos frágil que entregarle.
Vuelvo a las manos y recuerdo
Que obtuvieron escarbada ciudadanía
Hasta asumir un gentilicio: el clitoriano.
No hay documentos firmados por ti
Que me ayuden a quebrar fronteras
Y a interrumpir el exilio que no cesa.
Sin embargo en un viaje reciente
A un país de vientos y lejanas personas
Pude pasar en libertad las aduanas rigurosas
Amparado en el olor de tus amargos calzones
Que todavía dejo latir entre mis dedos.
CUCARACHAS
Ah mi bien Maldita mía
Tan ajena de ti tan extranjera
En un cuerpo que entre cuerpos
Que parecen humanos se retuerce.
Eres tal vez lo contrario
De los amoríos de pantalla burguesa
De las apócrifas pasiones de entre casa
De la desnudez que trapos vistosos desfiguran
Del modo antirromántico de suspirar sin ganas
De las lenguas secas obligadas a juntarse.
Pero tu sentido del placer que ofreces
En razón de tus pechos
Más crecidos que las nalgas:
A causa de tu boca sin duda absorbente
De una no bebida leche silenciosa:
Por efecto del piloso entremuslo
Adonde se alojan sombrías cucarachas
Y temblores como cáscaras muertas:
Tu sentido del placer eso te decía
Se contagia también de sórdidas costumbres
De leyes en mercados de inmundicia
De sucia opresión que aceptas mansamente.
Extranjera en ti así vives
En torpe libertad alejándote más
A golpes de ilusión y carne envejecida
De aquella niña que buscaba palabras
Metiendo su cara en el cielo.
DESCRIPCIÓN DE TU AUSENCIA
Ah Maldita mía ¿por qué razón azarosa
Ahora ardidamente pienso en las tres veces
-En verdad tres mil veces fueronTan definidas por la falta
De un bulto cárnico asociado
A los huecos de tu oscuridad transfigurada?
¿Y por qué tanta retórica de presunto amor
Para no decir en el confuso tejido de estos versos
Que simplemente no llegaste
“Al cielo que me habías prometido”?
Que no era un techo celeste ni un suave sitio
En lo rumores de la ciudad atardecida.
Nada más que la recámara de un hotel subversivo
Con sus lechos profanados
Por la urgencia de los ardores tristes.
En tono vulgar y circunscrito a mi flaco pellejo:
Así me has visto como una alimaña suspirante
De visión neblinosa y sordera hereditaria:
Y te burlabas sin hablar de la escasez de mi sombra
Y recordabas sucesos tal vez inventados
Con maridos golpeadores y parientes perversos.
¿Por qué repienso en que simplemente no llegaste?
Por qué entonces requetepienso
En ese no estar donde te encuentras
En ese magno hueco por donde no circulan
Ni orgasmos ni verdades
Ni las malas ni las buenas palabras.
POQUEDAD
Ah Maldita mía ¿recuerdas que había en tus ojos
Ese color de los silencios antiguos
De los rencores afilados en tu almohada
De una revancha nacida sin destino
Del opaco desamor que nunca fue tragedia?
Pocas marcas quedan de tus fríos sudores
En sábanas veloces y alquiladas:
Poco del aliento que año con año
Fue transformándose en un sutil hedor
Enturbiando los versos que declamas:
Poco fue cada gesto de tus dedos
Pues no abrieron camisas ni braguetas:
Poca fue tu energía en función
De la unidad natural que la especie propone:
Poco fue tu deseo de la luz de lo absurdo
Y poca la sed de libertad terrestre
Que buscan los seres cantantes
Las tortugas los delfines y los pájaros:
Y poca el hambre de ti misma
De bautizarte con los nombres de la Nada
Porque no quieres nacer de tu primera presencia
Porque el miedo y el rencor transitan
Por el rumbo mugroso donde ahora respiras.
EN BLANCO Y NEGRO
Ah Maldita mía la de albos calzones
Que cierta vez te obsequié
Aunque cuánto y cuánto supiste reprocharme
Entre rencores ronquidos y estornudos
El porqué no hubo una compra
De sedosas lencerías negras:
Porque decías que tu piel adaptaba
A lo oscuro sus cambiantes tonos
Según el precio inserto en la etiqueta.
Estas prosísticas memorias permiten forjar
Un distanciamiento una lejanía
Entre las brumas urbanas:
Es como leer hacia dentro una crónica
Escrita por un hombre ciego
Que otros ciegos desearan leer.
Es que en ti siempre crecía
La sórdida esperanza de olvidarme:
Por eso regresaste al gastado amor
Que exigen las rutinas del día
Al lavado de ropas descosidas
A la costura del sucio camisón
A las ollas de frijol circunstancial
A la escoba de mugres fatigadas
Al orgasmo semanal con pene y sin gloria.
Pero tuyo es el reino de basuras de ahora
Que disfrazas con gestos y risas de alcohol
Que cubres con versos banales repetidos
Con la correcta enunciación
De una máscara envejecida y perversa.
OPERACIÓN FISCAL
Ah Maldita mía la que solo pudo escribir
Variados versos banales
Que muchos tontos aplaudieron
Como si ese fuera el modo de llegar
Al presunto misterio de tus nalgas:
Una simple pila de agua bendita
En un templo para dioses marginales.
Nunca se sabe al inicio de la verba escrituraria
Cuál de tus voces hablará por ti:
Y tú creías ser tu voz más única más propia
Cuando en verdad solo repetías
Con creativa torpeza
Con enciclopédica ignorancia
Alguna combinación de sílabas certeras
O imágenes inéditas que salieron de mí.
Cómo no pensar de pronto en estas líneas
-Porque las palabras recuerdan
A veces por nosotrosQue tu pubis se negó a mi lengua
Quizás por razones de sanidad municipal
Y que tus tragedias cotidianas
Eran solamente los ecos expelidos
Por una pantalla a color de escaso precio.
Sin embargo toda tristeza se renueva
Toda ausencia suele repetirse
Todo aroma sexual de súbito renace:
Es negocio de conciencia nada más
Eso permite que el odio ya no crezca
Pues odiarte sería
Pagar un impuesto que es de otros.
APRENDIZAJE
Ah Maldita mía: de ti he aprendido
A no pedir ningún recuerdo
De forma balbuceante
A no esperar ni querer aquello
Que cualquier absurdo amador
Quiere y espera.
Pues todo hormónico dolor se enraiza
En el deseo
Y en esa raigambre sombría crece
Un desorden de pulsiones imágenes
Empujes fracturas desbordes
Y todo revuelto en una ensalada
Con pálidos aceites y densas digestiones.
En verdad acepto que mucho es
Lo aprendido de ti:
Trabajando a contra orgullo
Aceptando lo distinto
Que tus pechos decadentes evocaban
Absorbiendo en tu hálito la acidez
De diversos espermas populares
Escuchando las mismas metáforas
Que sin duda
A algún mugroso muso dedicaste.
Y mucho de ti he aprendido
Sobre la ciencia perversa del silencio humano
Del ocultamiento de un grasoso pubis
Que raramente y a pedido te afeitabas.
Y más aprendí a evaluar
Los cursos de estulticia que en tu escuela
De usados colchones y presuntos sollozos
Solías impartir.
Y aprendí sí lo que tú no podrías enseñar
Aunque un certificado o documento oficial
Dé amparo a tus frágiles neuronas.
Es decir lección primera y última:
Ignora el arte de odiar
Aquella que ni alcanza
A amarse a sí misma.
RECUERDO BAJO LLUVIA
Ah Maldita mía ya no quiero reconstruir la imagen
Que llegó contigo en aquella tarde de lluvias urbanas
Cargadas de basura invisible
Y de dolidas memorizaciones.
A la puerta del clandestino hotel yo te esperaba
Como un soldado extraviándose
En una batalla que borrará la Historia.
Venías de otras guerras me dijiste
Al ver en mí el agua vertical que se mezclaba
Con la angustia del sudor
Y la orina acechante.
Pasamos por la sórdida aduana
Libres de escrutinios y de impuestos
Para entrar en una habitación tan ilusoria
Como la fe de amar que nunca has profesado.
Ejercer las realidades del deseo cotidiano
Con la escasa dote cárnica
Que ante mí desplegaste
Fue la decimotercera prueba
Que ningún héroe helénico podría aceptar.
El conflicto en ti era no tenerlo
Un poco nada más al fin somos humanos:
Que no hubiera choques de muslos transpirados
Ni roces de lenguas ni pezones absorbidos
Ni rodillas dispuestas al sometimiento
Ni manos conjugando jugos y masajes
Ni fuegos espesos en el horno del ombligo
Ni pelos desprendidos de la región central.
El pálido atardecer soltó sus espumas negras
Otras aguas pasaron por los desvaídos cuerpos
Las toallas en el piso como ángeles despreciados
La cama hundiéndose en sus propias humedades.
Es así que no quiero reconstruir la imagen otra
Que partió contigo bajo lluvia distinta
Porque fui soldado de ninguna batalla
Porque fuiste un comandante sin ninguna bandera.
CIENCIA
Ah Maldita mía debes saber
Que la fuerza del odio en sí es un engaño
Pues nunca tendrá dimensión suficiente
Para alcanzarte y quemarte
En cualquier sitio adonde estés:
La ciudad sin tamaño en verdad te protege
Pues mezcla ruidos humaredas lluvias
Mugres aéreas basurales terrestres
Y esas muchedumbres solitarias
Que son finalmente murallas de sudor
De faldas temerosas de pulmones oprimidos
De soterradas angustias de sórdida violencia
De insensata ilusión de torpes frustraciones.
Así la energía del odio puede volverse
Contra quien la emite desplegando un veneno
Sin fecha de vencimiento
Y sin presentar más síntomas
Que la invisible llaga de un leproso.
Debes saber también que odiar es una ciencia
Que nadie estudia y que cualquiera puede aprender.
Hasta tú misma podrías
Sin embargo tu vivo cerebro devora sus propias neuronas
De tanto buscar versos mejores que los míos
Y tu entraña anestesiada por el débito conyugal
Solo expele una inmundicia espesa que te ahoga.
En fin si no te fue posible amarquerer
No podrás odiarme según costumbre de la especie.
Pero alégrate pues en esa impotencia encontrarás
La sucia manera de odiarte y nunca olvidar.
LO ANTIGUO
Ah Maldita mía siempre he apreciado en ti
Tu capacidad para la inopia espiritual
Tu febril esfuerzo por ajustar a un ajado rostro
El maquillaje que remplaza al intelecto.
Seducir neuronas es harto más difícil
Que ubicar dedos y labios
En un acto aspiratorio y repetido.
Por eso te traslado las ideas
De un antiguo pensador
Tan deslumbrante y también tan ignaro
Pues la ciencia en sus tiempos no existía:
Según él corresponde al macho humano
Trasmitir en el coito la forma y la vida
Y a la animala hembra ser solo el soporte
De materia pasiva y cocinados residuos ventrales.
La dinámica varonil así decide
El correcto persistir de nuestra especie
Mientras todo defecto percibido
En rostros torsos piernas brazos pelo
Es a causa de la innata inercia mujeril:
Y agrego yo de muslos que se abren
Sin otro deseo que ser la sombra del deseo
Sin otro destino que ganar torpe provecho
Sin inteligencia de amor ni verba sagrada.
ARQUETIPO
Ah Maldita mía debo arrancarme bien lo sé
Esa imagen de adentro seguro que nacida
De las babas conyugales y el llanto inicial.
Porque no puedo aceptar que ella se una
A las representaciones que fabricaste para mí
Con vellos púbicos sobaquientos
Supralabiales o apegados a narinas descuidadas.
¿Cuáles de esas figuraciones de ti
-Quizá preguntes- aunque ahora estés tan alejada
Transitando aquellos antros literarios
Adonde nalguear y recitar son las caras
De una banal moneda posmoderna?
Y pregunto yo en abuso
De la primera máscara del singular:
¿Quién hizo que aceptaras para ti
La condición de pequeña diosa regional
De divinidad de barrio solamente
Pero creyendo que en tu ánima ardía
El origen de una insólita creación verbal
Con premios y becas a la vista?
¿O piensas que las Grandes Madres
Representan a todas las mujeres nada más?
Son muy machas también las Señoras que viven
En sus palacios de espuma y de cristal:
Por eso sus nombres a veces masculinos
Se mezclan con el tuyo
En ciertas noches
De sábanas urgentes y orgasmos perdidos.
DECLINE AND FALL
Ah Maldita mía al fin he podido soñar libremente
Es decir: ver con ojos que no son los de la carne
La plenitud asombrosa de tu decadencia
El crujir de tu garganta en perjuicio del verso
Las crecidas nalgas que falda alguna disimula
Los globos terráqueos de tus pechos
Imposibles de operar
Los huecos en tu pelo donde la caspa vuela
Los pliegues en tu rostro como cortinas caídas
Los dedos casi analfabetas
Que sin embargo han escrito
Líneas elogiadas por amigos insensatos.
Soñar en libertad sí
Con tus tobillos de pichón de elefante
Con la acritud de axilas mal lavadas
Con tus lentes de futura abuela cegatona
Con la cerrada sonrisa y sus encías desérticas.
Pero en verdad no sé si lo he soñado:
Solamente transferí de un trozo de realidad
Tu admirable deterioro
para vivirlo más a gusto.
PIEDAD
Ah Maldita mía: mientras la lluvia
De esta cruel primavera parece negarse
A traspasar la atmósfera inmunda
De una ciudad propicia a menesteres
De baja valía y de violencias sin destino fijo:
Tal vez por ocio o necedad o fatiga
Regreso a pensar en tu vestido
De telas muy baratas rajándose
Y en la rojez de tus labios espesos
Y en las medias negras
Que los pelos de tus piernas picoteaban.
Pues así te vi aquella vez
Cuando llegabas de turbios quehaceres
Que luego apenas comentaste.
Mi tercera taza de café
Marcaba un tiempo sin relojes
Y el rumor los suspirares los estornudos
De figuras parlantes y banales
Eran señal de un coro neutro
Que tejía su red del día a día:
Y a la mesa de cristalizadas manchas
Añadiste la silla de madera y metal
Como entrando en un campo de guerra
Dispuesta a expulsar sobre mis escuetos huesos
El amargor de cosas no logradas
El fraude minucioso de los años disueltos
La desesperanza y el asco
De aquella niña avasallada
Cuyo dolor aparecía a veces rompiéndote los párpados.
Pero en esa ocasión solo hubo silencio
Bebiste un café como si en ese gesto te ahogaras
Y después algo dijiste que mis orejas apenas tradujeron
Para alejarte quizás apiadada
De todo lo que nunca creció entre los dos.
NON PLUS ULTRA
Ah Maldita mía ¿cómo escribir
Más allá de estos versos?
Digo sin cantar
Que no es posible
Para mí dar tinta a la pluma
Arrancada a un albo cisne a lo Darío
O a los gansos sagrados que salvaron a Roma:
Ese instrumento es hoy solo retórica escolar
O estulta tradición de vates fosilizados.
Tal vez si tu presencia fuera
Una especie de realidad que aquí
Entre ásperas sílabas se instala
Podría yo untar estas gastadas teclas
Con la humedad que escondes y que exhibes
Según tu modo de armar efímeras guerras clandestinas
O fútiles batallas en las bancas de un parque atardecido
O aun en las capillas laterales
De la gran catedral por donde se pasean tus pecados.
¿Cómo entonces escribir para un después
En un tiempo que no me pertenece
Y que tú posees en razón de una saliva innumerable
Y en virtud de la fuerza absorbente
De tu boca inferior?
Debo entonces sí reconocer que los voceríos
Dispersos en la médula de mi propio silencio
Por cuenta y riesgo se adaptan
A tu figura que habrá de diluirse
En el más acá de tantos meneos
Con su tristeza vulgar y sin regreso.
HABIBA
Ah Maldita mía te preguntarás
El porqué de usar el posesivo
Cuando tu excelso culo ecuménico
Hace tiempo que está fuera de la ley
Así como los reyes los magnates
Los dueños de algún dios
Y los perversos presidentes de la modernidad.
Si eso preguntaras
Qué podría responder yo
Un necio palabrero que toca el arpa
En los finos huesos de su propio pecho:
Alguien que prostituyó sus líricos dedos
Contando hediondos billetes
En un templo de esos donde se redactan
Los mandamientos del gran capital:
Alguien que aceptó un plato de lentejas
A cambio de servicios y escrituras
Rutinas y metáforas:
Alguien desapegado de sí
Que ha disuelto calcetines y zapatos
En las calles innumerables
De ciudades que no pudo bautizar:
Alguien que nunca te dijo
“Habiba, tant’ amári, tant’ amári”
Porque ignoraba todas las palabras
Que pudieron acercarte a mí:
Alguien que es solo un contemplador de pájaros
Un testigo del abrazo entre galaxias asesinas
Un suplicante de aquellas tus nalgas que temblaron
Nada más que una vez
Como señal implacable de todas tus ausencias:
Alguien sí un adivinador
De esa tu ánima externa que esconde
El miserable vacío adonde te alimentas.
“TRADUCCIÓN”
Ah Maldita mía supe que un traductor distraído
Puso en exótica lengua
Una irrelevante cifra de tus versos:
Es oportuno señalar - causa de ese hecho literario
Que muchos aduladores y cómplices celebran La invencible dificultad que toda versión
De ese tipo en sí misma genera.
Desde el tiempo sin edades en que los vates
Sostenían su verba como un gesto
Hacia la sustancia sagrada que sostiene
Los fenómenos del inmediato o apartado mundo:
Desde cercanos tiempos en que el movible espacio
Pudo ubicar entre nosotros
La espada del cisma y el ácido de la corrupción:
Desde el reloj de lo inmediato
Que exige velocidad infinita y frívola
Al quehacer más inexplicable de la especie:
Quiero decirte casi en tenue prosa
Que no hablo de l’amor esplendente y limpio
Ni del asedio espeso que comercia
Con piel sometida y agujeros baboseados:
Quiero decirte a pura palabra en lo directo
Que algún erudito muy experto tendría que traducir
Los inexpugnables contenidos de tu silencio:
Ese silencio que a veces hablaba
De temas precarios para expresar lo incierto:
Aunque tal vez la versión de tus versos
Incluya en otro idioma
La misma ausencia mediocre de todo lo que eres.
DURA LEX
Ah Maldita mía: dime para así recordar
A un sufrido vate latino si sabes
Cuándo morirás y de qué muerte.
En razón de un fallecido respeto
Hacia aquella invención que bauticé
Con tu nombre de flor desgastada
Y en razón también de tu flaca lealtad
Y de una elaborada desmemoria
Que aplicabas a tus relatos en páginas perdidas:
A causa o con motivo de los gestos fantasmales
Donde estos ojos se enredaron
Y del deslizamiento
De unas medias rompidas muslo abajo
Y del hálito ácidamente impuro
Que mucho descuidaste
Y del lánguido mentir que traías del futuro
Y de la opaca verdad que cocinaste
Con tu propio pasado
Y de la crueldad crecida en tus ojos de hoy:
Y que nace tal vez de una especie de ley dictada
Por quienes generación tras generación
Fueron sembrando en tus pieles primeras y actuales
La baba del abuso y del incesto.
Porque esa ley no la inventaste no es tuya
No contiene tus palabras de hembra alucinada:
Mas de este modo impiadoso
Y en siempre silencio
Afirmas que soy tu deudor
Que debo entregarte en propiedad todos mis versos
Mi astuta ignorancia mi imposible sabiduría
La manera de decir mi sola verdad
Fuera de toda inocencia
De toda condena de todo castigo.
Ahora al final de estas líneas
Y ya desapegado del mero trovar
Dime si recuerdas qué mal plagiaste
-Al creer que tuyo eraLo escrito por otro vate latino:
No huyas de ti pensando en la muerte
Ceniza serás y fábula y corrupta sombra.
“NON ME TANGAS HABIBA”
Ah Maldita mía no me toques
Ni siquiera con un mal recordar
Ni uses otra vez mi nombre
Ni invoques mi presunto prestigio
Para elevar tu imagen
En los arrabales literarios que frecuentas.
¿Para qué tus desganados dedos
Nuevamente trotando en la esmirriada cintura
Que hacían temblar
Menos por la acción que por el deseo?
¿Para qué la simulación de tu cuerpo
Acercándose a mí
Como en un laxo tejido de simples lejanías?
Quisiste ser la sed y el vino
El hambre y el pan
La fuente y el desierto
La brisa y la tormenta
El fuego y la sombra
La figura y la ausencia
Pero nunca el amor en carne verdadera.
No me toques: ya se fueron de mi oreja
Tus frases rutinarias
Las sórdidas verdades que inventaste:
Ya no están en mi entrepierna
Tus uñas desatendidas y raspantes
Ni hay huellas bermejas de pintura vulgar.
“Non me tangas habiba”:
Nada más soy un hombre
Arrancado de sí
Que vuelve a renacer.
ENAJENACIÓN
Ah Maldita mía bien se sabe
Que los meros conjuros
Las solas invocaciones al bajo mundo
Los quejosos llamamientos a lo alto
Los lamentos entre paredes solitarias
Los sapos cocinados en sangre de cucarachas
Aceite rancio y regurgitados vinos
Más los cueros de víbora provecta
Secándose en un vientre adormecido:
Bien se sabe eso decíamos
Que tal modalidad ilusoria no funciona
En la era del desmadre global y la informática.
Por esa neta razón no podrás
Calcular en ti los trozos de tu carne
Que ya han muerto
Ni el sitio que cada uno ocupa
En las fatigadas habitaciones
De un cuerpo ajeno en muchos otros:
Como si un nuevo principio de incertidumbre
Desplegara la imposibilidad de medir
Impreciso lugar y tránsito de muerte
Juntamente.
A qué mezclar entonces datos conocidos
De una ciencia que ignoras
Aunque sus leyes te alcanzan y provocan
Reacciones que sueles confundir
Con posibles estados de buenamor:
O sea de nuevos cortejos asedios
Ficciones sometimientos fraudes ofensas
Y sobre todo la mentira que congela
Toda posible fe en los restos
Todavía vivos de tu cuerpo enajenado.
DOBLE MALDICIÓN
Ah Maldita mía: quién maldice a quién
Con qué modalidad verbal
En qué idioma que mejor lo represente
Si has tomado de la prosa diaria
Y del palabrear metafórico y libresco
Tu escondida vocación por el insulto
Y las frías cifras de tu necio silencio:
Quién a quién decía
Pues en esa masa de confusa gramática
Aún no percibo tu pulso original
Ni los ritmos con que hiciste tuyo
El acuerdo de esbozada pasión
Que con aérea palabra confirmamos.
No era fácil comprender que en tal contrato
Estaba ya ubicado
El usado tiempo que no quisiste refrescar:
¿Hubo miedo en ti de utilizar siquiera
Un fragmento de lúcida carne
Un asomo nada más de calidez inteligente
El movimiento de una mano
Hacia un rostro sediento?
Te maldije y te maldigo como una resonancia
Del silente discurso que nunca escucharé de ti.
Es probable que en décadas futuras
Desde tus ojos de la nuca contemples
A una anciana vestida de pobreza
Y grasa decadente
Leyendo a una infanta lejana
Unos versos perdidos
Que nadie habrá de comprender.
ADMIRACIÓN
Ah Maldita mía: quiero comentarte
-Sin apoyo alguno en clásicas estrofas castigadas
Por la repetición el adorno o el simple plagioQue admiro en ti la capacidad
Para gastar tus reservas de moral clasemediera
En apariencias de muchacha presionada y acosada
Por maridos novios amantes poetastros
Gestores de lo que sea publicistas guitarreros
Que suelen transitar
La entreverada picaresca de la literatura.
Admiro asimismo la entereza con que enfrentas
La falta de dinero cotidiano
Aunque tu mano no descuida
Cualquier billete que alguien deposita
En pago de un té un café un almuerzo
O un traqueteado coche de alquiler.
Pero más admiro todavía
La tendencia a borrar en lo posible
Toda memoria de aquello que en otros días
Aceptaste a tu favor por mera necesidad
Y crudo oportunismo:
¡Cuánto así obtuviste! y en prosa te lo digo
De quienes dictaron los versos que creíste propios
Y gastaron pañuelos en ayuda de tu llanto
Y te prestaron libros nunca regresados
Y pusieron la oreja del corazón
Al servicio de tu mudez y tu palabra incumplida.
Finalmente admiro también la habilidad
Para sembrar desde tu ánima el sucio fraude
Que lograste hacer de ti misma.
Termino pues a pura prosa
Que el dios Azar ya decidió
De qué modo dejarás de estar al hundirte en ti
Para que cuando pase tu sombra
Nada se transforme en ceniza.
LETRAS
Ah Maldita mía: siempre me asombra
O entontece que al trazar de indirecto modo
La M de tu nombre profundo
Las letras siguientes vendrán a mis dedos
Como si un silencioso flautista
A su incompleta perdición las convocara.
Cada letra es un signo de turbia inocencia
Pues sabe que al ser dibujada ya en sí contiene
Un sonido un resplandor verbal
Que habrá de reunirse
Con una enredada familia que busca
Entre teclas papeles lápices pantallas
Su ser para sí y no de otra manera.
Debes pensar entonces con limpieza
Que hay sustancias que no reconozco
Materias que la humánida paciencia elaboró
Simples cosas hechas para luego resultar bautizadas
Con gestos aéreos y hogueras creciendo
Entre la expansión de posibles horizontes.
Pensarás que esta versiprosa se vuelve imprecisa
Saturada -es cierto- de ripios y chocantes melodías
De ritmos como flemas atorándose
De flujos fuera de madre que se encauzan
Hacia los huecos negros adonde muere la entropía
Y los embriones cósmicos se devoran entre sí:
Porque cada uno quiere ser
El mentado Universo original.
Entonces al arribar a este punto de este verso
Descubro que olvidé el motivo de un discurso
Que tendría como fin explicar
La historia de las letras que utilizo
Simplemente para maldecir
El signo M de tu nombre completo y verdadero.
EL PERDÓN
Ah Maldita mía: alguien me ha dicho
En estas orejas rellenas de banales anuncios
De mediocres arengas revolucionarias
De inmundas promesas que el poder condiciona
De plegarias para oídos sometidos
De llantos que la miseria elabora
De gritos populares en estadios privados:
Me ha dicho alguien sí
Un torpe refrán que los almanaques aún cocinan
Es decir que solo el dios puede perdonar
Por mediación de un subalterno con o sin sotana:
Mientras que los socios o miembros de la especie
Más desarrollada más depredadora más injusta
Solamente pueden disculparse a la manera
De un perdón disfrazado de drama o tragedia.
Es así que amnistía o misericordia
Clemencia o absolución gracia o indulto
Condonación o indulgencia
Son también materia opcional según el caso.
Y qué pasará con la pesadez de tu carne
Cuando este escribidor termine de evaluar
Tus actitudes enredosas de citas mal cumplidas
Los engaños pueriles que tu corta verdad fabrica
La torpeza de tu fe en la verba propia
El desprecio que elaboras hacia otros
Como un reflejo del vacío de amor que aun te conmueve.
Qué pasará si aquel alguien que empezó estos versos
Escribiera en mis manos la lista de vocablos
Arriba enumerados: cuál elegiré
Para tapar el hueco que tu figura lograra habitar
Sin pagar rentas gastos fijos ni siquiera impuestos.
Pienso que habré de elegir
El divinizado sustantivo “perdón”
Que de seguro tú rechazarás
Para evitar la tentación de perdonarte
Para que nadie pueda aplicarlo
A ese gran fraude que hiciste de ti.
ARS PROFÉTICA
Ah Maldita mía: hoy apenas puedo redactar
Unas líneas en esta poco estudiada lengua española
Que así uso pues mi imperfección
Se ajusta más que el odio
A los dulces hedores de tu ombligo
Y a las grietas sin fondo que vulneran
La aparente frescura de tu ánima.
Muchas salivas pasaron por tu boca
Mezcladas con el íntimo sonido del cántico
Que jamás respetaste:
Es que declamar recitar silabear
Con la mirada hacia un azul inexistente
Es solo el disfraz pasajero
De aquello que vate ninguno
Consigue nombrar.
Imperfecta hacia ti misma expulsaste
Una cauda sonora entretejida
Con signos que como yo
No dominabas.
¿O pensaste acaso que de un corazón vulgar
Pueden nacer estrofas modernas inmortales?
En este discurso lo único cierto
Es que el odio resulta parte
De mi orgullo
Y juntos ambos dos una forma de buscar
El antídoto la inédita vacuna
Que ayuden a preservar en la memoria
La destrucción sin término
De todo aquello que pudiste ser.
“ODI ET AMO” ?
Ah Maldita mía: doy seguridad de que jamás
He de gastar mi odio
En adamar lo que en ti tal vez amé.
Es que debo preservar toda molécula de energía
En la hechura de un nuevo rencor
O adversión o rechazo o antipatía o grosero asco
Que resuene como un ácido regüeldo
En la plenitud de un banquete celestial.
Mas no sé por qué ahora rememoro
Que una vez quise escarbar a pura lengua
La duplicada sombra retenida
Debajo de tus párpados y su cortejo de lagañas.
Es que el revoltijo de usadas neuronas no permite
Un orden metafórico para ir proseando
Sílabas murmullos mentales
Figuras desmadradas opciones absurdas
Olores como destellos muertos.
Es que me obligo a sentir en el yo más propio
-Por gracia del triste vate de LesbiaQue son estos versos de pésima altura
Pues llevan la mácula del inframundo cotidiano
Que tu presencia despedía
Y que tardíamente alcancé a descifrar.
Sin embargo y en negación de lo dicho
Regreso al odio que logré separar del llamado amor:
Qué resta entonces sino una moneda
De una sola cara
Que permita adquirir en cualquier mercado
La sonrisa nerviosa que tanto me engañó.
CONTRADICCIÓN
Ah Maldita mía: por mera honestidad debo decirte
Que las verseadas líneas que hasta ahora escribí
No solo reviven resucitan restauran
Memorias de corto largo mediano plazo
Sino que simultáneamente las desgastan
Las diluyen las enfrían:
Y esta contradicción no expele ya ningún dolor
Ninguna esperanza sutil o manifiesta.
Pareciera que aquellas fuerzas actualizando
Con torpeza los aires movidos por tu pelo
O las hojas donde anotabas aspectos
De la ruindad de tu vida de musa de barrio:
Aquellas fuerzas que inventé
Simplemente para que no murieras
Sepultada en un pantano de tinta
De platos resquebrajándose en cualquier desayuno
De cobijas bendecidas por el sudor sexual
De agrios ademanes y castigos
De mancilladas camisas infantiles
De frijoles cocinándose y papas sin freír
De algodones violados por el macho voraz.
Pero qué pronto olvidaste las estrofas
En las que quise tontamente
Lavar la tóxica raigambre de toda tu tristeza:
Por eso mi fuerza de símbolo visible y de sonido
Se va de la escritura y del cántico.
Solos quedaremos no lo dudes
Pero puedo ser el dueño de mi soledad
Puedo compartir al menos ciertos pedazos
De mi sombra carnal
Puedo hacer escrutinio de otra verba
Entre un basural de sílabas rotas
Y de un corrompido silencio.
Solos quedaremos:
Y tú sostenida por un rebaño
De brazos y torsos y belfos y babas y piernas
Que una íntima tradición
Conducirá hasta ti.
DESDE EL JARDÍN
Ah Maldita mía ajenamente mía:
Hoy contemplo el jardín desde donde te hablo
Y puedo ver cómo las dalias
Multiplican sus pétalos de un nuevo metal:
Mientras los geranios en la fijeza de su reino
Aplican órdenes secretas pues se trata
De hojas nacer y hojas morir
Y la Gran Abuela de las hormigas rojas
-Nacida bajo la presión de los astros más viejosEstudia el grosor de la lluvia
Para así disponer el tiempo del reposo.
Es el espacio el que trajo esas aguas hasta aquí
Aguas que llegan o regresan
Como aquella tu persona transfigurada
En la entretela de ausencias sucesivas:
Era otro el campo de realidad
Que así te transportaba
Por eso surgió en mí la temblona confusión
Pues en verdad no te movías no caminabas
No saludabas no respirabas:
¿Eras un eco repitiéndose?
¿Eras una resonancia dibujada
En la terrestre atmósfera de una calle
Que la ciudad simplemente olvidó?
Mas toda quietud es falsa
Ya que al contemplarla le agregamos
Toques de pestaña y respiraciones inevitables.
Y todo meneo siempre es pasividad
Congelación al instalarse dentro de un tamaño
Habitado por la velocidad
Que lo inerte lastima y destruye.
Preguntarás por el jardín
Las dalias las hormigas los geranios:
En el espejo de cada día tendrás una respuesta
Gracias al óxido de tus párpados
A los desprendimientos de tu piel
Y al agua intoxicada que tus muslos abandonan.
EL JUEZ
Ah Maldita mía: sabes que debí leer
Kilos y kilos de versos al cumplir
La endiosada misión de juez
En incontables y variados certámenes poéticos.
Temáticas insólitas viejas novedades
Absurdos lingüísticos erratas ingenuas
Relampagueantes metáforas ofensas gramaticales
Desnudez sentimental soberbia lírica:
Debes saber pues que en medio del inmedible altor
De tantas hojas acumuladas
Creí encontrar al menos
Un libro de tu reconocible autoría.
Llegué a él en el hartazgo de una fatigada noche:
La ventana invisible mostraba
Una escandalosa espuma de grandes astros
Veloces satélites humanos y mínimas galaxias.
Mientras observaba ese punto oscuro
Tocado por la luz y que llamamos cielo
Volvió a golpearme el terror inicial
Que todavía nuestra especie transporta:
¿Qué hacer pensé con la papelería versal dispersa
Por los cuatro rumbos de una mesa alocada
Para qué empezar el examen de otro libro
Para qué leer corregir evaluar dictaminar?
¿Qué juez soy si solo percibo
Lo previsto lo común lo banal lo repetido?
Me ubiqué frente a aquellas líneas de seguro tuyas
Y de pronto algo: un signo erróneo
La imagen de un sordo sonido
Un ripio silábico un trastorno verbal
Se movió ante ojos de carne que leían:
Y el miedo sin edad volvió a golpearme
Y me aferré al borde de la página
Para no caer en el horror
De tu vientre voraz y vacío.
PLUS ULTRA
Ah Maldita mía: acabo de comprender
Sí tardíamente
Que la expectativa de odiarte hasta el final
De estas acumuladas memorias basurescas
-Producidas por alto consumo de ilusiones
Jugos básicos y dudosos nutrientes espirituales
Y calzones blancos en barata
Y camisón de siete colores
Y faldas y medias opresoras
Y sándwiches de jamón y queso y pan caliente
Y tazas con infusiones de sabor extranjero
Y fugaces billetes sin respaldo
Y monedas para autobuses populares
Y pastillas de anís y miel en ofrenda a tu boca
Y libros de inalcanzable contenido para tu interés
Y paseos irregulares por zonas irrelevantes
Y pláticas que nunca encontraron una lengua común
Y toques y gestos y aproximaciones de aliento y sudor
Y la suma y resta de ausencias predecibles
Y la cifra tentativa de palabras perdidas
Y la cantidad de letras no usadas que olvidamos
Y sombras de maridos o amantes que tus pies arrastran
Y el silencio perverso de decir y no decir
Y otra vez las calles que solo puedo recordar bajo la lluviaEscribía pues que la expectativa de odiarte hasta el final
Exige una fuerza que todo tu contramor no me da.
La ambición de odiar tiene su frontera
Su duro límite como el muro de bronce
Que separa del mundo a los réprobos:
Debo encauzar entonces mi odiovenganzarepulsión
Hacia otros menesteres
Que el injusto bicho humano genera:
Así comprobaré para calmar mi ánima
Que el odio consiste en no odiarte
Sino dejar que sigas siendo
La Maldita de toda malditez.