MALDITA MÍA Saúl Ibargoyen ____________________________________________________________ EDICIONES 2013 1ª edición digital 2014 PALABRAVIRTUAL.COM “…scelesta vae te quae tibi manet vita! Quis nunc te adibit? Cui videberis bella? Quem nunc amabis? Cujus esse diceris?” “…qué vida te espera desventurada! Quién hoy a ti se acerca? Quién te ve hermosa? A quién amas? De quién se dirá que eres?” CAYO VALERIO CATULO MALDITA MÍA A MODO DE EPIGRAMA ANTIERÓTICO (a Pablo Neruda, por su viejo “Tango del viudo”) Ah Maldita mía: fantasma de carne gorda trepada A cualquier cama de hoteles sin teléfono en la recámara Usadora de ásperas toallas colectivas y jabones efímeros Huésped de la propia conciencia que una gris voluntad desmerece Desmemoriada de horas y fechas y veras palabras Suplicante de pañuelos para lágrimas fácilmente evaporadas Cordera agredida por lobos tal vez imaginarios Objeto vulgar del deseo del vil macherío universal Silenciosa contempladora del semen que fluye Ilusionista de torpes fantasías Bebedora de largos vinos y polémicos besos Codiciosa del mismo poder que la aplasta Sometida a mediocres dimensiones sociales Reproductora de iguales daños que dice la afligen Temerosa de arrojar su corazón al centro del día Encerrada entre burbujas de atractiva inmundicia Inventora de libros que la escritura borra Solicitante de pálidos dineros Negadora tres veces de aquel aire que la hacía respirar Escribidora de cartas perdidas en medio de papeles sin nombre Niña de hambrientos calzones deambulando por calles lejanas: Ah Maldita mía: nunca querrás escuchar ni comprender La dolida verdad que arranco de estos versos: Habrás de preferir sin duda Ser la habitante de tu propio vacío. OTRA VEZ TÚ Ah Maldita mía: algo sucede en estos dedos Que aún llevan tu roña secreta y que te escriben O describen algo que no sé. Porque cuanto más remuevo letras erratas signos mudos En pantallas y papeles más me olvido de ti Más deseo un espacio para memorias nuevas. Pero también quiero decirte En solo once sílabas Y con sencillez de hombre que se va: Las cosas no son no lo que parecen. En cada ojo queda suspendida Una especie de luz saturada de imágenes enfermas Eso que se llama el pasado Pues no logramos inventar Un nombre menos frágil que entregarle. Vuelvo a las manos y recuerdo Que obtuvieron escarbada ciudadanía Hasta asumir un gentilicio: el clitoriano. No hay documentos firmados por ti Que me ayuden a quebrar fronteras Y a interrumpir el exilio que no cesa. Sin embargo en un viaje reciente A un país de vientos y lejanas personas Pude pasar en libertad las aduanas rigurosas Amparado en el olor de tus amargos calzones Que todavía dejo latir entre mis dedos. CUCARACHAS Ah mi bien Maldita mía Tan ajena de ti tan extranjera En un cuerpo que entre cuerpos Que parecen humanos se retuerce. Eres tal vez lo contrario De los amoríos de pantalla burguesa De las apócrifas pasiones de entre casa De la desnudez que trapos vistosos desfiguran Del modo antirromántico de suspirar sin ganas De las lenguas secas obligadas a juntarse. Pero tu sentido del placer que ofreces En razón de tus pechos Más crecidos que las nalgas: A causa de tu boca sin duda absorbente De una no bebida leche silenciosa: Por efecto del piloso entremuslo Adonde se alojan sombrías cucarachas Y temblores como cáscaras muertas: Tu sentido del placer eso te decía Se contagia también de sórdidas costumbres De leyes en mercados de inmundicia De sucia opresión que aceptas mansamente. Extranjera en ti así vives En torpe libertad alejándote más A golpes de ilusión y carne envejecida De aquella niña que buscaba palabras Metiendo su cara en el cielo. DESCRIPCIÓN DE TU AUSENCIA Ah Maldita mía ¿por qué razón azarosa Ahora ardidamente pienso en las tres veces -En verdad tres mil veces fueronTan definidas por la falta De un bulto cárnico asociado A los huecos de tu oscuridad transfigurada? ¿Y por qué tanta retórica de presunto amor Para no decir en el confuso tejido de estos versos Que simplemente no llegaste “Al cielo que me habías prometido”? Que no era un techo celeste ni un suave sitio En lo rumores de la ciudad atardecida. Nada más que la recámara de un hotel subversivo Con sus lechos profanados Por la urgencia de los ardores tristes. En tono vulgar y circunscrito a mi flaco pellejo: Así me has visto como una alimaña suspirante De visión neblinosa y sordera hereditaria: Y te burlabas sin hablar de la escasez de mi sombra Y recordabas sucesos tal vez inventados Con maridos golpeadores y parientes perversos. ¿Por qué repienso en que simplemente no llegaste? Por qué entonces requetepienso En ese no estar donde te encuentras En ese magno hueco por donde no circulan Ni orgasmos ni verdades Ni las malas ni las buenas palabras. POQUEDAD Ah Maldita mía ¿recuerdas que había en tus ojos Ese color de los silencios antiguos De los rencores afilados en tu almohada De una revancha nacida sin destino Del opaco desamor que nunca fue tragedia? Pocas marcas quedan de tus fríos sudores En sábanas veloces y alquiladas: Poco del aliento que año con año Fue transformándose en un sutil hedor Enturbiando los versos que declamas: Poco fue cada gesto de tus dedos Pues no abrieron camisas ni braguetas: Poca fue tu energía en función De la unidad natural que la especie propone: Poco fue tu deseo de la luz de lo absurdo Y poca la sed de libertad terrestre Que buscan los seres cantantes Las tortugas los delfines y los pájaros: Y poca el hambre de ti misma De bautizarte con los nombres de la Nada Porque no quieres nacer de tu primera presencia Porque el miedo y el rencor transitan Por el rumbo mugroso donde ahora respiras. EN BLANCO Y NEGRO Ah Maldita mía la de albos calzones Que cierta vez te obsequié Aunque cuánto y cuánto supiste reprocharme Entre rencores ronquidos y estornudos El porqué no hubo una compra De sedosas lencerías negras: Porque decías que tu piel adaptaba A lo oscuro sus cambiantes tonos Según el precio inserto en la etiqueta. Estas prosísticas memorias permiten forjar Un distanciamiento una lejanía Entre las brumas urbanas: Es como leer hacia dentro una crónica Escrita por un hombre ciego Que otros ciegos desearan leer. Es que en ti siempre crecía La sórdida esperanza de olvidarme: Por eso regresaste al gastado amor Que exigen las rutinas del día Al lavado de ropas descosidas A la costura del sucio camisón A las ollas de frijol circunstancial A la escoba de mugres fatigadas Al orgasmo semanal con pene y sin gloria. Pero tuyo es el reino de basuras de ahora Que disfrazas con gestos y risas de alcohol Que cubres con versos banales repetidos Con la correcta enunciación De una máscara envejecida y perversa. OPERACIÓN FISCAL Ah Maldita mía la que solo pudo escribir Variados versos banales Que muchos tontos aplaudieron Como si ese fuera el modo de llegar Al presunto misterio de tus nalgas: Una simple pila de agua bendita En un templo para dioses marginales. Nunca se sabe al inicio de la verba escrituraria Cuál de tus voces hablará por ti: Y tú creías ser tu voz más única más propia Cuando en verdad solo repetías Con creativa torpeza Con enciclopédica ignorancia Alguna combinación de sílabas certeras O imágenes inéditas que salieron de mí. Cómo no pensar de pronto en estas líneas -Porque las palabras recuerdan A veces por nosotrosQue tu pubis se negó a mi lengua Quizás por razones de sanidad municipal Y que tus tragedias cotidianas Eran solamente los ecos expelidos Por una pantalla a color de escaso precio. Sin embargo toda tristeza se renueva Toda ausencia suele repetirse Todo aroma sexual de súbito renace: Es negocio de conciencia nada más Eso permite que el odio ya no crezca Pues odiarte sería Pagar un impuesto que es de otros. APRENDIZAJE Ah Maldita mía: de ti he aprendido A no pedir ningún recuerdo De forma balbuceante A no esperar ni querer aquello Que cualquier absurdo amador Quiere y espera. Pues todo hormónico dolor se enraiza En el deseo Y en esa raigambre sombría crece Un desorden de pulsiones imágenes Empujes fracturas desbordes Y todo revuelto en una ensalada Con pálidos aceites y densas digestiones. En verdad acepto que mucho es Lo aprendido de ti: Trabajando a contra orgullo Aceptando lo distinto Que tus pechos decadentes evocaban Absorbiendo en tu hálito la acidez De diversos espermas populares Escuchando las mismas metáforas Que sin duda A algún mugroso muso dedicaste. Y mucho de ti he aprendido Sobre la ciencia perversa del silencio humano Del ocultamiento de un grasoso pubis Que raramente y a pedido te afeitabas. Y más aprendí a evaluar Los cursos de estulticia que en tu escuela De usados colchones y presuntos sollozos Solías impartir. Y aprendí sí lo que tú no podrías enseñar Aunque un certificado o documento oficial Dé amparo a tus frágiles neuronas. Es decir lección primera y última: Ignora el arte de odiar Aquella que ni alcanza A amarse a sí misma. RECUERDO BAJO LLUVIA Ah Maldita mía ya no quiero reconstruir la imagen Que llegó contigo en aquella tarde de lluvias urbanas Cargadas de basura invisible Y de dolidas memorizaciones. A la puerta del clandestino hotel yo te esperaba Como un soldado extraviándose En una batalla que borrará la Historia. Venías de otras guerras me dijiste Al ver en mí el agua vertical que se mezclaba Con la angustia del sudor Y la orina acechante. Pasamos por la sórdida aduana Libres de escrutinios y de impuestos Para entrar en una habitación tan ilusoria Como la fe de amar que nunca has profesado. Ejercer las realidades del deseo cotidiano Con la escasa dote cárnica Que ante mí desplegaste Fue la decimotercera prueba Que ningún héroe helénico podría aceptar. El conflicto en ti era no tenerlo Un poco nada más al fin somos humanos: Que no hubiera choques de muslos transpirados Ni roces de lenguas ni pezones absorbidos Ni rodillas dispuestas al sometimiento Ni manos conjugando jugos y masajes Ni fuegos espesos en el horno del ombligo Ni pelos desprendidos de la región central. El pálido atardecer soltó sus espumas negras Otras aguas pasaron por los desvaídos cuerpos Las toallas en el piso como ángeles despreciados La cama hundiéndose en sus propias humedades. Es así que no quiero reconstruir la imagen otra Que partió contigo bajo lluvia distinta Porque fui soldado de ninguna batalla Porque fuiste un comandante sin ninguna bandera. CIENCIA Ah Maldita mía debes saber Que la fuerza del odio en sí es un engaño Pues nunca tendrá dimensión suficiente Para alcanzarte y quemarte En cualquier sitio adonde estés: La ciudad sin tamaño en verdad te protege Pues mezcla ruidos humaredas lluvias Mugres aéreas basurales terrestres Y esas muchedumbres solitarias Que son finalmente murallas de sudor De faldas temerosas de pulmones oprimidos De soterradas angustias de sórdida violencia De insensata ilusión de torpes frustraciones. Así la energía del odio puede volverse Contra quien la emite desplegando un veneno Sin fecha de vencimiento Y sin presentar más síntomas Que la invisible llaga de un leproso. Debes saber también que odiar es una ciencia Que nadie estudia y que cualquiera puede aprender. Hasta tú misma podrías Sin embargo tu vivo cerebro devora sus propias neuronas De tanto buscar versos mejores que los míos Y tu entraña anestesiada por el débito conyugal Solo expele una inmundicia espesa que te ahoga. En fin si no te fue posible amarquerer No podrás odiarme según costumbre de la especie. Pero alégrate pues en esa impotencia encontrarás La sucia manera de odiarte y nunca olvidar. LO ANTIGUO Ah Maldita mía siempre he apreciado en ti Tu capacidad para la inopia espiritual Tu febril esfuerzo por ajustar a un ajado rostro El maquillaje que remplaza al intelecto. Seducir neuronas es harto más difícil Que ubicar dedos y labios En un acto aspiratorio y repetido. Por eso te traslado las ideas De un antiguo pensador Tan deslumbrante y también tan ignaro Pues la ciencia en sus tiempos no existía: Según él corresponde al macho humano Trasmitir en el coito la forma y la vida Y a la animala hembra ser solo el soporte De materia pasiva y cocinados residuos ventrales. La dinámica varonil así decide El correcto persistir de nuestra especie Mientras todo defecto percibido En rostros torsos piernas brazos pelo Es a causa de la innata inercia mujeril: Y agrego yo de muslos que se abren Sin otro deseo que ser la sombra del deseo Sin otro destino que ganar torpe provecho Sin inteligencia de amor ni verba sagrada. ARQUETIPO Ah Maldita mía debo arrancarme bien lo sé Esa imagen de adentro seguro que nacida De las babas conyugales y el llanto inicial. Porque no puedo aceptar que ella se una A las representaciones que fabricaste para mí Con vellos púbicos sobaquientos Supralabiales o apegados a narinas descuidadas. ¿Cuáles de esas figuraciones de ti -Quizá preguntes- aunque ahora estés tan alejada Transitando aquellos antros literarios Adonde nalguear y recitar son las caras De una banal moneda posmoderna? Y pregunto yo en abuso De la primera máscara del singular: ¿Quién hizo que aceptaras para ti La condición de pequeña diosa regional De divinidad de barrio solamente Pero creyendo que en tu ánima ardía El origen de una insólita creación verbal Con premios y becas a la vista? ¿O piensas que las Grandes Madres Representan a todas las mujeres nada más? Son muy machas también las Señoras que viven En sus palacios de espuma y de cristal: Por eso sus nombres a veces masculinos Se mezclan con el tuyo En ciertas noches De sábanas urgentes y orgasmos perdidos. DECLINE AND FALL Ah Maldita mía al fin he podido soñar libremente Es decir: ver con ojos que no son los de la carne La plenitud asombrosa de tu decadencia El crujir de tu garganta en perjuicio del verso Las crecidas nalgas que falda alguna disimula Los globos terráqueos de tus pechos Imposibles de operar Los huecos en tu pelo donde la caspa vuela Los pliegues en tu rostro como cortinas caídas Los dedos casi analfabetas Que sin embargo han escrito Líneas elogiadas por amigos insensatos. Soñar en libertad sí Con tus tobillos de pichón de elefante Con la acritud de axilas mal lavadas Con tus lentes de futura abuela cegatona Con la cerrada sonrisa y sus encías desérticas. Pero en verdad no sé si lo he soñado: Solamente transferí de un trozo de realidad Tu admirable deterioro para vivirlo más a gusto. PIEDAD Ah Maldita mía: mientras la lluvia De esta cruel primavera parece negarse A traspasar la atmósfera inmunda De una ciudad propicia a menesteres De baja valía y de violencias sin destino fijo: Tal vez por ocio o necedad o fatiga Regreso a pensar en tu vestido De telas muy baratas rajándose Y en la rojez de tus labios espesos Y en las medias negras Que los pelos de tus piernas picoteaban. Pues así te vi aquella vez Cuando llegabas de turbios quehaceres Que luego apenas comentaste. Mi tercera taza de café Marcaba un tiempo sin relojes Y el rumor los suspirares los estornudos De figuras parlantes y banales Eran señal de un coro neutro Que tejía su red del día a día: Y a la mesa de cristalizadas manchas Añadiste la silla de madera y metal Como entrando en un campo de guerra Dispuesta a expulsar sobre mis escuetos huesos El amargor de cosas no logradas El fraude minucioso de los años disueltos La desesperanza y el asco De aquella niña avasallada Cuyo dolor aparecía a veces rompiéndote los párpados. Pero en esa ocasión solo hubo silencio Bebiste un café como si en ese gesto te ahogaras Y después algo dijiste que mis orejas apenas tradujeron Para alejarte quizás apiadada De todo lo que nunca creció entre los dos. NON PLUS ULTRA Ah Maldita mía ¿cómo escribir Más allá de estos versos? Digo sin cantar Que no es posible Para mí dar tinta a la pluma Arrancada a un albo cisne a lo Darío O a los gansos sagrados que salvaron a Roma: Ese instrumento es hoy solo retórica escolar O estulta tradición de vates fosilizados. Tal vez si tu presencia fuera Una especie de realidad que aquí Entre ásperas sílabas se instala Podría yo untar estas gastadas teclas Con la humedad que escondes y que exhibes Según tu modo de armar efímeras guerras clandestinas O fútiles batallas en las bancas de un parque atardecido O aun en las capillas laterales De la gran catedral por donde se pasean tus pecados. ¿Cómo entonces escribir para un después En un tiempo que no me pertenece Y que tú posees en razón de una saliva innumerable Y en virtud de la fuerza absorbente De tu boca inferior? Debo entonces sí reconocer que los voceríos Dispersos en la médula de mi propio silencio Por cuenta y riesgo se adaptan A tu figura que habrá de diluirse En el más acá de tantos meneos Con su tristeza vulgar y sin regreso. HABIBA Ah Maldita mía te preguntarás El porqué de usar el posesivo Cuando tu excelso culo ecuménico Hace tiempo que está fuera de la ley Así como los reyes los magnates Los dueños de algún dios Y los perversos presidentes de la modernidad. Si eso preguntaras Qué podría responder yo Un necio palabrero que toca el arpa En los finos huesos de su propio pecho: Alguien que prostituyó sus líricos dedos Contando hediondos billetes En un templo de esos donde se redactan Los mandamientos del gran capital: Alguien que aceptó un plato de lentejas A cambio de servicios y escrituras Rutinas y metáforas: Alguien desapegado de sí Que ha disuelto calcetines y zapatos En las calles innumerables De ciudades que no pudo bautizar: Alguien que nunca te dijo “Habiba, tant’ amári, tant’ amári” Porque ignoraba todas las palabras Que pudieron acercarte a mí: Alguien que es solo un contemplador de pájaros Un testigo del abrazo entre galaxias asesinas Un suplicante de aquellas tus nalgas que temblaron Nada más que una vez Como señal implacable de todas tus ausencias: Alguien sí un adivinador De esa tu ánima externa que esconde El miserable vacío adonde te alimentas. “TRADUCCIÓN” Ah Maldita mía supe que un traductor distraído Puso en exótica lengua Una irrelevante cifra de tus versos: Es oportuno señalar - causa de ese hecho literario Que muchos aduladores y cómplices celebran La invencible dificultad que toda versión De ese tipo en sí misma genera. Desde el tiempo sin edades en que los vates Sostenían su verba como un gesto Hacia la sustancia sagrada que sostiene Los fenómenos del inmediato o apartado mundo: Desde cercanos tiempos en que el movible espacio Pudo ubicar entre nosotros La espada del cisma y el ácido de la corrupción: Desde el reloj de lo inmediato Que exige velocidad infinita y frívola Al quehacer más inexplicable de la especie: Quiero decirte casi en tenue prosa Que no hablo de l’amor esplendente y limpio Ni del asedio espeso que comercia Con piel sometida y agujeros baboseados: Quiero decirte a pura palabra en lo directo Que algún erudito muy experto tendría que traducir Los inexpugnables contenidos de tu silencio: Ese silencio que a veces hablaba De temas precarios para expresar lo incierto: Aunque tal vez la versión de tus versos Incluya en otro idioma La misma ausencia mediocre de todo lo que eres. DURA LEX Ah Maldita mía: dime para así recordar A un sufrido vate latino si sabes Cuándo morirás y de qué muerte. En razón de un fallecido respeto Hacia aquella invención que bauticé Con tu nombre de flor desgastada Y en razón también de tu flaca lealtad Y de una elaborada desmemoria Que aplicabas a tus relatos en páginas perdidas: A causa o con motivo de los gestos fantasmales Donde estos ojos se enredaron Y del deslizamiento De unas medias rompidas muslo abajo Y del hálito ácidamente impuro Que mucho descuidaste Y del lánguido mentir que traías del futuro Y de la opaca verdad que cocinaste Con tu propio pasado Y de la crueldad crecida en tus ojos de hoy: Y que nace tal vez de una especie de ley dictada Por quienes generación tras generación Fueron sembrando en tus pieles primeras y actuales La baba del abuso y del incesto. Porque esa ley no la inventaste no es tuya No contiene tus palabras de hembra alucinada: Mas de este modo impiadoso Y en siempre silencio Afirmas que soy tu deudor Que debo entregarte en propiedad todos mis versos Mi astuta ignorancia mi imposible sabiduría La manera de decir mi sola verdad Fuera de toda inocencia De toda condena de todo castigo. Ahora al final de estas líneas Y ya desapegado del mero trovar Dime si recuerdas qué mal plagiaste -Al creer que tuyo eraLo escrito por otro vate latino: No huyas de ti pensando en la muerte Ceniza serás y fábula y corrupta sombra. “NON ME TANGAS HABIBA” Ah Maldita mía no me toques Ni siquiera con un mal recordar Ni uses otra vez mi nombre Ni invoques mi presunto prestigio Para elevar tu imagen En los arrabales literarios que frecuentas. ¿Para qué tus desganados dedos Nuevamente trotando en la esmirriada cintura Que hacían temblar Menos por la acción que por el deseo? ¿Para qué la simulación de tu cuerpo Acercándose a mí Como en un laxo tejido de simples lejanías? Quisiste ser la sed y el vino El hambre y el pan La fuente y el desierto La brisa y la tormenta El fuego y la sombra La figura y la ausencia Pero nunca el amor en carne verdadera. No me toques: ya se fueron de mi oreja Tus frases rutinarias Las sórdidas verdades que inventaste: Ya no están en mi entrepierna Tus uñas desatendidas y raspantes Ni hay huellas bermejas de pintura vulgar. “Non me tangas habiba”: Nada más soy un hombre Arrancado de sí Que vuelve a renacer. ENAJENACIÓN Ah Maldita mía bien se sabe Que los meros conjuros Las solas invocaciones al bajo mundo Los quejosos llamamientos a lo alto Los lamentos entre paredes solitarias Los sapos cocinados en sangre de cucarachas Aceite rancio y regurgitados vinos Más los cueros de víbora provecta Secándose en un vientre adormecido: Bien se sabe eso decíamos Que tal modalidad ilusoria no funciona En la era del desmadre global y la informática. Por esa neta razón no podrás Calcular en ti los trozos de tu carne Que ya han muerto Ni el sitio que cada uno ocupa En las fatigadas habitaciones De un cuerpo ajeno en muchos otros: Como si un nuevo principio de incertidumbre Desplegara la imposibilidad de medir Impreciso lugar y tránsito de muerte Juntamente. A qué mezclar entonces datos conocidos De una ciencia que ignoras Aunque sus leyes te alcanzan y provocan Reacciones que sueles confundir Con posibles estados de buenamor: O sea de nuevos cortejos asedios Ficciones sometimientos fraudes ofensas Y sobre todo la mentira que congela Toda posible fe en los restos Todavía vivos de tu cuerpo enajenado. DOBLE MALDICIÓN Ah Maldita mía: quién maldice a quién Con qué modalidad verbal En qué idioma que mejor lo represente Si has tomado de la prosa diaria Y del palabrear metafórico y libresco Tu escondida vocación por el insulto Y las frías cifras de tu necio silencio: Quién a quién decía Pues en esa masa de confusa gramática Aún no percibo tu pulso original Ni los ritmos con que hiciste tuyo El acuerdo de esbozada pasión Que con aérea palabra confirmamos. No era fácil comprender que en tal contrato Estaba ya ubicado El usado tiempo que no quisiste refrescar: ¿Hubo miedo en ti de utilizar siquiera Un fragmento de lúcida carne Un asomo nada más de calidez inteligente El movimiento de una mano Hacia un rostro sediento? Te maldije y te maldigo como una resonancia Del silente discurso que nunca escucharé de ti. Es probable que en décadas futuras Desde tus ojos de la nuca contemples A una anciana vestida de pobreza Y grasa decadente Leyendo a una infanta lejana Unos versos perdidos Que nadie habrá de comprender. ADMIRACIÓN Ah Maldita mía: quiero comentarte -Sin apoyo alguno en clásicas estrofas castigadas Por la repetición el adorno o el simple plagioQue admiro en ti la capacidad Para gastar tus reservas de moral clasemediera En apariencias de muchacha presionada y acosada Por maridos novios amantes poetastros Gestores de lo que sea publicistas guitarreros Que suelen transitar La entreverada picaresca de la literatura. Admiro asimismo la entereza con que enfrentas La falta de dinero cotidiano Aunque tu mano no descuida Cualquier billete que alguien deposita En pago de un té un café un almuerzo O un traqueteado coche de alquiler. Pero más admiro todavía La tendencia a borrar en lo posible Toda memoria de aquello que en otros días Aceptaste a tu favor por mera necesidad Y crudo oportunismo: ¡Cuánto así obtuviste! y en prosa te lo digo De quienes dictaron los versos que creíste propios Y gastaron pañuelos en ayuda de tu llanto Y te prestaron libros nunca regresados Y pusieron la oreja del corazón Al servicio de tu mudez y tu palabra incumplida. Finalmente admiro también la habilidad Para sembrar desde tu ánima el sucio fraude Que lograste hacer de ti misma. Termino pues a pura prosa Que el dios Azar ya decidió De qué modo dejarás de estar al hundirte en ti Para que cuando pase tu sombra Nada se transforme en ceniza. LETRAS Ah Maldita mía: siempre me asombra O entontece que al trazar de indirecto modo La M de tu nombre profundo Las letras siguientes vendrán a mis dedos Como si un silencioso flautista A su incompleta perdición las convocara. Cada letra es un signo de turbia inocencia Pues sabe que al ser dibujada ya en sí contiene Un sonido un resplandor verbal Que habrá de reunirse Con una enredada familia que busca Entre teclas papeles lápices pantallas Su ser para sí y no de otra manera. Debes pensar entonces con limpieza Que hay sustancias que no reconozco Materias que la humánida paciencia elaboró Simples cosas hechas para luego resultar bautizadas Con gestos aéreos y hogueras creciendo Entre la expansión de posibles horizontes. Pensarás que esta versiprosa se vuelve imprecisa Saturada -es cierto- de ripios y chocantes melodías De ritmos como flemas atorándose De flujos fuera de madre que se encauzan Hacia los huecos negros adonde muere la entropía Y los embriones cósmicos se devoran entre sí: Porque cada uno quiere ser El mentado Universo original. Entonces al arribar a este punto de este verso Descubro que olvidé el motivo de un discurso Que tendría como fin explicar La historia de las letras que utilizo Simplemente para maldecir El signo M de tu nombre completo y verdadero. EL PERDÓN Ah Maldita mía: alguien me ha dicho En estas orejas rellenas de banales anuncios De mediocres arengas revolucionarias De inmundas promesas que el poder condiciona De plegarias para oídos sometidos De llantos que la miseria elabora De gritos populares en estadios privados: Me ha dicho alguien sí Un torpe refrán que los almanaques aún cocinan Es decir que solo el dios puede perdonar Por mediación de un subalterno con o sin sotana: Mientras que los socios o miembros de la especie Más desarrollada más depredadora más injusta Solamente pueden disculparse a la manera De un perdón disfrazado de drama o tragedia. Es así que amnistía o misericordia Clemencia o absolución gracia o indulto Condonación o indulgencia Son también materia opcional según el caso. Y qué pasará con la pesadez de tu carne Cuando este escribidor termine de evaluar Tus actitudes enredosas de citas mal cumplidas Los engaños pueriles que tu corta verdad fabrica La torpeza de tu fe en la verba propia El desprecio que elaboras hacia otros Como un reflejo del vacío de amor que aun te conmueve. Qué pasará si aquel alguien que empezó estos versos Escribiera en mis manos la lista de vocablos Arriba enumerados: cuál elegiré Para tapar el hueco que tu figura lograra habitar Sin pagar rentas gastos fijos ni siquiera impuestos. Pienso que habré de elegir El divinizado sustantivo “perdón” Que de seguro tú rechazarás Para evitar la tentación de perdonarte Para que nadie pueda aplicarlo A ese gran fraude que hiciste de ti. ARS PROFÉTICA Ah Maldita mía: hoy apenas puedo redactar Unas líneas en esta poco estudiada lengua española Que así uso pues mi imperfección Se ajusta más que el odio A los dulces hedores de tu ombligo Y a las grietas sin fondo que vulneran La aparente frescura de tu ánima. Muchas salivas pasaron por tu boca Mezcladas con el íntimo sonido del cántico Que jamás respetaste: Es que declamar recitar silabear Con la mirada hacia un azul inexistente Es solo el disfraz pasajero De aquello que vate ninguno Consigue nombrar. Imperfecta hacia ti misma expulsaste Una cauda sonora entretejida Con signos que como yo No dominabas. ¿O pensaste acaso que de un corazón vulgar Pueden nacer estrofas modernas inmortales? En este discurso lo único cierto Es que el odio resulta parte De mi orgullo Y juntos ambos dos una forma de buscar El antídoto la inédita vacuna Que ayuden a preservar en la memoria La destrucción sin término De todo aquello que pudiste ser. “ODI ET AMO” ? Ah Maldita mía: doy seguridad de que jamás He de gastar mi odio En adamar lo que en ti tal vez amé. Es que debo preservar toda molécula de energía En la hechura de un nuevo rencor O adversión o rechazo o antipatía o grosero asco Que resuene como un ácido regüeldo En la plenitud de un banquete celestial. Mas no sé por qué ahora rememoro Que una vez quise escarbar a pura lengua La duplicada sombra retenida Debajo de tus párpados y su cortejo de lagañas. Es que el revoltijo de usadas neuronas no permite Un orden metafórico para ir proseando Sílabas murmullos mentales Figuras desmadradas opciones absurdas Olores como destellos muertos. Es que me obligo a sentir en el yo más propio -Por gracia del triste vate de LesbiaQue son estos versos de pésima altura Pues llevan la mácula del inframundo cotidiano Que tu presencia despedía Y que tardíamente alcancé a descifrar. Sin embargo y en negación de lo dicho Regreso al odio que logré separar del llamado amor: Qué resta entonces sino una moneda De una sola cara Que permita adquirir en cualquier mercado La sonrisa nerviosa que tanto me engañó. CONTRADICCIÓN Ah Maldita mía: por mera honestidad debo decirte Que las verseadas líneas que hasta ahora escribí No solo reviven resucitan restauran Memorias de corto largo mediano plazo Sino que simultáneamente las desgastan Las diluyen las enfrían: Y esta contradicción no expele ya ningún dolor Ninguna esperanza sutil o manifiesta. Pareciera que aquellas fuerzas actualizando Con torpeza los aires movidos por tu pelo O las hojas donde anotabas aspectos De la ruindad de tu vida de musa de barrio: Aquellas fuerzas que inventé Simplemente para que no murieras Sepultada en un pantano de tinta De platos resquebrajándose en cualquier desayuno De cobijas bendecidas por el sudor sexual De agrios ademanes y castigos De mancilladas camisas infantiles De frijoles cocinándose y papas sin freír De algodones violados por el macho voraz. Pero qué pronto olvidaste las estrofas En las que quise tontamente Lavar la tóxica raigambre de toda tu tristeza: Por eso mi fuerza de símbolo visible y de sonido Se va de la escritura y del cántico. Solos quedaremos no lo dudes Pero puedo ser el dueño de mi soledad Puedo compartir al menos ciertos pedazos De mi sombra carnal Puedo hacer escrutinio de otra verba Entre un basural de sílabas rotas Y de un corrompido silencio. Solos quedaremos: Y tú sostenida por un rebaño De brazos y torsos y belfos y babas y piernas Que una íntima tradición Conducirá hasta ti. DESDE EL JARDÍN Ah Maldita mía ajenamente mía: Hoy contemplo el jardín desde donde te hablo Y puedo ver cómo las dalias Multiplican sus pétalos de un nuevo metal: Mientras los geranios en la fijeza de su reino Aplican órdenes secretas pues se trata De hojas nacer y hojas morir Y la Gran Abuela de las hormigas rojas -Nacida bajo la presión de los astros más viejosEstudia el grosor de la lluvia Para así disponer el tiempo del reposo. Es el espacio el que trajo esas aguas hasta aquí Aguas que llegan o regresan Como aquella tu persona transfigurada En la entretela de ausencias sucesivas: Era otro el campo de realidad Que así te transportaba Por eso surgió en mí la temblona confusión Pues en verdad no te movías no caminabas No saludabas no respirabas: ¿Eras un eco repitiéndose? ¿Eras una resonancia dibujada En la terrestre atmósfera de una calle Que la ciudad simplemente olvidó? Mas toda quietud es falsa Ya que al contemplarla le agregamos Toques de pestaña y respiraciones inevitables. Y todo meneo siempre es pasividad Congelación al instalarse dentro de un tamaño Habitado por la velocidad Que lo inerte lastima y destruye. Preguntarás por el jardín Las dalias las hormigas los geranios: En el espejo de cada día tendrás una respuesta Gracias al óxido de tus párpados A los desprendimientos de tu piel Y al agua intoxicada que tus muslos abandonan. EL JUEZ Ah Maldita mía: sabes que debí leer Kilos y kilos de versos al cumplir La endiosada misión de juez En incontables y variados certámenes poéticos. Temáticas insólitas viejas novedades Absurdos lingüísticos erratas ingenuas Relampagueantes metáforas ofensas gramaticales Desnudez sentimental soberbia lírica: Debes saber pues que en medio del inmedible altor De tantas hojas acumuladas Creí encontrar al menos Un libro de tu reconocible autoría. Llegué a él en el hartazgo de una fatigada noche: La ventana invisible mostraba Una escandalosa espuma de grandes astros Veloces satélites humanos y mínimas galaxias. Mientras observaba ese punto oscuro Tocado por la luz y que llamamos cielo Volvió a golpearme el terror inicial Que todavía nuestra especie transporta: ¿Qué hacer pensé con la papelería versal dispersa Por los cuatro rumbos de una mesa alocada Para qué empezar el examen de otro libro Para qué leer corregir evaluar dictaminar? ¿Qué juez soy si solo percibo Lo previsto lo común lo banal lo repetido? Me ubiqué frente a aquellas líneas de seguro tuyas Y de pronto algo: un signo erróneo La imagen de un sordo sonido Un ripio silábico un trastorno verbal Se movió ante ojos de carne que leían: Y el miedo sin edad volvió a golpearme Y me aferré al borde de la página Para no caer en el horror De tu vientre voraz y vacío. PLUS ULTRA Ah Maldita mía: acabo de comprender Sí tardíamente Que la expectativa de odiarte hasta el final De estas acumuladas memorias basurescas -Producidas por alto consumo de ilusiones Jugos básicos y dudosos nutrientes espirituales Y calzones blancos en barata Y camisón de siete colores Y faldas y medias opresoras Y sándwiches de jamón y queso y pan caliente Y tazas con infusiones de sabor extranjero Y fugaces billetes sin respaldo Y monedas para autobuses populares Y pastillas de anís y miel en ofrenda a tu boca Y libros de inalcanzable contenido para tu interés Y paseos irregulares por zonas irrelevantes Y pláticas que nunca encontraron una lengua común Y toques y gestos y aproximaciones de aliento y sudor Y la suma y resta de ausencias predecibles Y la cifra tentativa de palabras perdidas Y la cantidad de letras no usadas que olvidamos Y sombras de maridos o amantes que tus pies arrastran Y el silencio perverso de decir y no decir Y otra vez las calles que solo puedo recordar bajo la lluviaEscribía pues que la expectativa de odiarte hasta el final Exige una fuerza que todo tu contramor no me da. La ambición de odiar tiene su frontera Su duro límite como el muro de bronce Que separa del mundo a los réprobos: Debo encauzar entonces mi odiovenganzarepulsión Hacia otros menesteres Que el injusto bicho humano genera: Así comprobaré para calmar mi ánima Que el odio consiste en no odiarte Sino dejar que sigas siendo La Maldita de toda malditez.
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