SEXTA SEMANA 13 de enero de 2016 AÑO DE LA MISERICORDIA

SEXTA SEMANA
13 de enero de 2016
AÑO DE LA MISERICORDIA
De la misma manera que con las otras Obras de Misericordia Espirituales, en muchos casos se
mal interpreta el corregir al que se equivoca. Tengan en cuenta que esta no es una
oportunidad para regañar a alguien sobre sus acciones, malas decisiones o mal camino que ha
tomado en su vida, al contrario y como en todas las Obras de Misericordia esta es una
oportunidad para levantar a alguien en el nombre de Cristo y de su iglesia. Incluso, el mismo
San Pablo nos recuerda en su 2da carta a los Tesalonicenses: “Si alguno no obedece a las
indicaciones de esta carta, señálenlo, y que nadie trate con él para que se avergüence. Pero
no lo consideren como a un enemigo, sino repréndanlo como a un hermano.” La frase clave
aquí es “como a un hermano.” En corregir al que se equivoca nos relacionamos los unos a los
otros como hermanos y hermanas; después de todo, todos somos pecadores.
Solo pongan atención a los ejemplos de nuestro Santo Padre: trabajando con nosotros,
pecadores, Él se reúne con personas que para nosotros pueden parecer pecadores por su estilo
de vida o la manera en que gobiernan; pero él no los hace obedientes por sumisión, pero en
cambio elije levantarlos en sus hombros y cargarlos como lo haría cualquier hermano. Él nos
demuestra que si deseamos “corregir al que se equivoca” primero tenemos que establecer una
relación y después instruir de tal manera que sane. El Papa Francisco hace esto con todo el
mundo; con los pobres, los ricos, los poderosos, los pecadores.
Nuevamente, el mejor ejemplo probablemente lo experimentamos en nuestros hogares. No
podemos corregir a alguien en nuestra familia si primero no tenemos una relación con ellos. En
segundo lugar, las palabras sanadoras son esenciales y, por último, se necesita dar un buen
ejemplo de una vida santa.
En fin, corregir al que se equivoca significa cargar con las ovejas en nuestros hombros; y en la
mayoría de los casos esas ovejas son miembros de nuestra familia. Ahora, ¿están dispuestos a
corregir al que se equivoca de esta manera?
- Padre John Connell