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Ética Pública y Lucha contra la Corrupción
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contenido
1.Consideraciones previas
2.Paradigmas negativos
3. ¿Para qué es útil?
4.Autorregulación y protección del trabajador
5.Aprendizaje colectivo y sanción moral
6.Revaloración del servidor público
7.Prevención de la corrupción
8. SERVIR y el Código de Ética de la Función Pública
9.Conclusiones
El efecto del Código de Ética en la generación
de valor y la prevención de la corrupción
César Vieira Cervera (*)
Resumen Ejecutivo
Existe la creencia equivocada que es suficiente con tener un código de ética
para considerar que la institución se comporta correctamente. En consecuencia, a este conjunto de principios éticos y normas de conducta no se le
valora como una herramienta de gestión de la cultura organizacional y, en
muchos casos, se elabora “solo por cumplir.”
1.Consideraciones previas
Un código de ética bien elaborado e interiorizado por los directivos y trabajadores tiene un impacto en la reputación y constituye una
fuente de valor para la organización, pues contribuye a que logre sus
objetivos estratégicos y operativos de una manera correcta.
Los antecedentes más remotos de un código de ética en el ámbito público se presentan en antiguas culturas desarrolladas antes de
Cristo. Por ejemplo, destaca el Código de Hammurabi que estableció los principios que debían tener en cuenta aquellas personas que
desempeñaban un cargo público en Babilonia en el siglo XVIII a.c.,
los Principios sobre conducta pública del sabio Confucio aplicados
en la China en el siglo V a.c. y Los principios del Rey Asoka que regularon las conductas en la India en el siglo III a.c.
Sin embargo, en nuestro país, muchas instituciones públicas y
empresas privadas no le dan la importancia debida a los códigos de
ética. Algunas lo hacen por moda, otras por cumplir con la normativa
legal, con una práctica gremial o simplemente para decir que actúan
responsabilidad social empresarial.
En el Perú, el antecedente más antiguo se remonta a la trilogía:
Ama Sua (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama
Quella (no seas flojo), principios que rigieron en el Imperio Incaico y
se transmitieron de boca en boca por las comunidades andinas durante siglos hasta nuestros días.
2.Paradigmas negativos
En el ámbito privado, a fines del siglo pasado, a partir de los “casos Enron y Arthur Andersen, Worldcom, Tyco, Q West, se generó un
debate sobre las actuaciones de las empresas y sus directivos frente
a la corrupción, los casos de fraude y el abuso de confianza con sus
accionistas o a la influencia que ejercen sobre las políticas de algunos países.”(1)
Por ello, muchas empresas se preocuparon por desarrollar formas
de autorregulación complementarias a la normativa legal vigente
porque estos casos emblemáticos de fraudes comerciales y bursátiles
dejaron en evidencia que las leyes eran insuficientes para impedirlos.
De esta manera, surgieron los códigos de ética como herramientas para que los integrantes de las organizaciones regulen sus
­conductas y desarrollen buenos hábitos de comportamiento, aplicando los valores y principios institucionales.
El código de ética es un conjunto de principios éticos y normas
de conducta que sirve de guía para alinear las conductas de sus integrantes y ayudarlos a que resuelvan correctamente sus dilemas en
el ejercicio de sus labores.
Por tal razón, “en no pocas de nuestras empresas e instituciones,
el proceso por el cual pasan tales códigos se puede resumir de la
siguiente manera: escríbase, promúlguese, archívese y olvídese.”(2)
Respecto del código de ética, existen dos paradigmas principales
que limitan su utilización como una herramienta de gestión de la
cultura organizacional y lo convierten en un simple documento para
la biblioteca institucional.
En primer lugar se cree equivocadamente que es un documento para sancionar las conductas incorrectas, como si fuera complementario al reglamento interno de trabajo. En ese sentido,
es elaborado con un sesgo punitivo que genera temor y rechazo
entre los integrantes de la organización. Por tanto, estos no lo
entienden como un medio de ayuda y consulta para mejorar sus
competencias. De otro lado, los jefes también le dan este mismo
carácter contribuyendo a reforzar esta creencia, especialmente en
el sector público.
En segundo lugar se considera que es suficiente con elaborar un código de ética y entregar un ejemplar físico a cada trabajador. No interesa si dicho código reúne las condiciones y atributos
­necesarios para que sea atractivo y de fácil comprensión para que los
­trabajadores lo pongan en práctica (Cuadro N° 1).
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A lo mucho se realizan actividades de difusión en vitrinas y charlas, pero no se llevan a cabo talleres de fortalecimiento ético para que
los integrantes de la organización apliquen los principios y normas de
conducta a casos prácticos. Por lo tanto, algunos directivos consideran
que dedicar tiempo a la interiorización del código de ética es una pérdida de tiempo que afecta el cumplimiento de las metas operativas.
Cuadro N° 1
Características de los Códigos de Ética
Alineamiento con el Plan Estratégico Institucional
El código de ética comprende los principios éticos y normas de conducta que los integrantes
de la organización deben tener en cuenta en sus conductas. Dichos principios deben ser
elaborados en función de los valores institucionales establecidos en el Plan Estratégico.
Respaldo de la Alta Dirección
Debe ser reconocido y aceptado por todos dentro de la organización, independientemente
de cuál sea su origen. Es imprescindible que tenga el respaldo de las máximas autoridades
y que éste sea formalizado y comunicado a todos los integrantes.
Aceptación general y originalidad
Debe ser producto de un proceso interno con la participación de todos los miembros de
la organización. De este modo, ellos verán plasmadas allí sus expectativas respecto de
los comportamientos esperados y harán suyo el código de ética.
Redacción clara y concreta
Se debe utilizar un lenguaje sencillo, claro y concreto de forma que esté al alcance de los
trabajadores, inclusive de aquellos que no tienen el hábito de la lectura. Al respecto, se
sugiere evitar redacciones extensas, redundantes o reiteradas referencias a normas legales
que distraen o dificultan la atención del lector y lo desaniman a continuar con la lectura.
Guía de comportamiento
Debe constituir un medio de consulta y guía para ayudar a los integrantes de la organización a resolver sus dilemas y actuar correctamente en situaciones controvertidas.
Ámbito de aplicación
Debe ser de aplicación general para todos los que forman parte de la organización. La
obligatoriedad de su cumplimiento alcanza a todos los directivos, en especial por su
mayor jerarquía, lo cual debe estar indicado expresamente.
Dinámico en el tiempo
Debe ser revisado, perfeccionado y actualizado de manera periódica. En caso contrario,
en determinado momento, puede que el código no responda a la realidad y, por tanto,
no sea útil para guiar el comportamiento de las personas.
Órgano de aplicación
Conlleva necesariamente a la conformación de una instancia que sea la encargada de
su aplicación. A este conjunto de personas encargadas de promover y cautelar la ética
en la organización se le denomina como comité, consejo o comisión de ética.
Fuente: Vieira, César. Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones. Recomendaciones para su elaboración y utilización. Lima, mayo del 2015.
Elaboración: del autor
3. ¿Para qué es útil?
al logro de los objetivos establecidos en el Plan Estratégico Institucional de una forma correcta.
Las ventajas que proporciona la interiorización de los principios y
normas de conducta establecidos en el código de ética son:
3.3 Generación de valor
3.1 Formación de buenos hábitos y competencias
Un código de ética bien elaborado y adecuadamente utilizado
tiene un impacto directo en la imagen institucional y la reputación, lo que constituye una fuente de valor para la organización.
Una organización en la que se cumple el código de ética por convicción, tendrá trabajadores que tienen un comportamiento ético
correcto y reflejan los valores institucionales en su accionar, lo que
constituye un activo único, intangible y escaso en estos días.
Si los integrantes de la organización creen que siempre deben hacer lo correcto y tienen confianza en sus directivos y compañeros
de trabajo, su actuación los lleva a obtener mejores resultados ya
que tiene efecto directo en la productividad, en la imagen y en la
reputación de la organización (ver Gráfico N° 1).
En la medida que los integrantes de la organización interioricen los
principios éticos y las normas de conducta contenidos en el Código de Ética, automáticamente alinearán sus comportamientos en
la dirección correcta. Cada vez que se les presente una situación
complicada en la que debe decidir entre su interés personal y bienestar general, la resolverán adecuadamente, lo que les permitirá
desarrollar buenos hábitos de comportamiento y ser un trabajador
más competente.
3.2 Fortalecimiento de la cultura organizacional
Es bueno precisar que “la cultura organizacional determina los
patrones, valores, símbolos, lenguaje, historias y prácticas de la
empresa, los cuales se ven reflejados en la forma en que sus directores, gerentes o administradores la conducen, y cómo los colaboradores se desempeñan en la misma.”(3)
Si una organización tiene una cultura organizacional débil es
muy probable que tenga dificultades para alcanzar sus objetivos,
aunque cuente con un buen Plan Estratégico Institucional, pues
su personal no estará identificado con la filosofía institucional,
como producto de la existencia de creencias negativas. Entonces,
debe existir una estrecha articulación entre el código de ética, la
cultura organizacional y el Plan Estratégico.
La difusión, interiorización y aplicación de las normas y principios
contenidos en el código de ética por parte de los integrantes de
una organización, contribuye al fortalecimiento de la cultura organizacional porque tiene un efecto directo sobre las creencias y,
por tanto, en las conductas de las personas. Todo ello contribuye
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Gráfico N° 1
La importancia de la ética en las organizaciones
Elaboración: del autor
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En suma, será reconocida por la sociedad como una buena entidad
conformada por buenas personas. En el caso de una empresa privada, este posicionamiento le genera valor porque constituye una
ventaja frente a sus potenciales competidores. En el caso de una
institución pública, genera confianza en la ciudadanía, fortalece la
institucionalidad y contribuye a la gobernabilidad del país.
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de la Función Pública (7) contribuyen a la revaloración del rol del
servidor público en la medida que la ciudadanía percibe su participación real en la generación del bienestar. Adicionalmente, con su
accionar correcto, los servidores públicos transmiten el mensaje que
los tributos recaudados son utilizados apropiadamente; es decir,
que “vale la pena cumplir con el deber de pagar los tributos”.
4.Autorregulación y protección del trabajador
7.Prevención de la Corrupción
El código de ética es una herramienta que tiene un carácter preventivo porque persigue la autorregulación de los trabajadores y sirve para
su protección ante presiones o amenazas de sus superiores jerárquicos.
Como he señalado en artículos anteriores, por lo general, las
propuestas para enfrentar la corrupción “se han orientado principalmente a reducir los incentivos que la motivan y a endurecer los
sistemas de control posterior y las sanciones. Sin embargo, frente a
ello han aparecido nuevas formas de corrupción porque estas medidas no generan un cambio en la cultura ni en la conducta de los
involucrados.”(8)
Si el código cumple con promover la formación de buenos hábitos de comportamiento y virtudes en los trabajadores; es decir, que
se autorregulen en su accionar diario, las sanciones por inconductas
solo serán necesarias en casos excepcionales.
De otro lado, considerando que el código de ética es una guía
de comportamiento aplicable a todos los que conforman la organización, entonces debe ser respetada principalmente por los jefes y
directivos, quienes deben dar ser el ejemplo y ejercer un liderazgo
ético. Entonces, también constituye un medio de protección o escudo ético para que los trabajadores subordinados enfrenten las
presiones o amenazas de sus jefes y eviten ser obligados a realizar
alguna actividad irregular o que transgreda los principios éticos establecidos por la organización.
5.Aprendizaje colectivo y sanción moral
Otro aspecto importante es que el código de ética contribuye al
aprendizaje colectivo en las organizaciones y a la aplicación de sanciones morales para aquellos casos excepcionales en que hay resistencia al cambio de conducta.
El código de ética nos indica hacia donde debemos orientar nuestro comportamiento en el trabajo, lugar por excelencia donde se produce un aprendizaje colectivo a partir de un trabajo colaborativo, que
“(…), entiende la cooperación como una asociación entre personas
que van en busca de ayuda mutua en tanto procuran realizar actividades conjuntas, de manera tal que unos puedan aprender de otros”(4).
Al interiorizar y aplicar el código de ética, se puede lograr que
los comportamientos correctos tengan un efecto multiplicador al
interior de la organización. Por lo tanto, la elaboración, difusión y
aplicación de un código de ética es el punto de partida de un proceso
de aprendizaje colectivo en el trabajo, donde aquellos que se comportan correctamente se constituyen en referentes para los demás.
Consecuentemente, las conductas o comportamientos que no
están alineadas a los principios éticos y normas de conducta establecidas por la organización serán objeto de rechazo o aislamiento
por parte de los demás integrantes de la organización. Les transmiten el mensaje: “Acá las cosas no son así.” Esto constituye un sanción
moral o de grupo que también dará lugar a un cambio de comportamiento y reforzará el aprendizaje colectivo.
En muchas ocasiones, “(…) la sanción del grupo es más efectiva
que una sanción administrativa porque las personas valoran mucho la
amistad y les cuesta ser excluidos del colectivo al que pertenecen”(5).
6. Revaloración del servidor público
Esto tiene que ver con que “los cambios en las actitudes de gobernantes y servidores públicos hacía una mejora en la calidad de
los servicios e instituciones no se pueden forzar desde fuera, deben
surgir de ellos mismos, proceden del “despertar” como dijera Aristóteles, o del “salir de la caverna” según afirmara Platón, (…)”.(6)
Por ello, en el ámbito del sector público, la interiorización y aplicación de los principios, deberes y prohibiciones del Código de ­Ética
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Esta es la razón por la que los códigos de ética, como conjunto
de principios éticos y normas de conducta, cobran relevancia como
parte de una estrategia piramidal de lucha contra la corrupción, en
la que se combinan la aplicación de sanciones, la transparencia y
simplificación de procesos con la formación ética, que está en la
base de la pirámide.
Al respecto, “la tendencia internacional actual de las propuestas
para combatir la corrupción comprende los sistemas de control, la
optimización de los procesos y la gestión de los rasgos de conducta
de las personas que conforman las organizaciones o instituciones,
independientemente de su naturaleza. En ese sentido, los modelos
más avanzados están orientados hacia la ética y la integridad organizacional e individual. Se apoyan en el fortalecimiento de la conciencia de las personas y la cultura organizacional”.(9)
Precisamente, en este punto, los códigos de ética cumplen un rol
clave en la lucha contra la corrupción, pues son las herramientas que
reúnen los principios y normas que deben ser observados por los integrantes de una organización para desarrollar un comportamiento
correcto. Es indudable que no es suficiente con elaborar el documento
y entregarlo, este debe ser interiorizado por las personas mediante
actividades de formación, talleres de fortalecimiento y espacios de
reflexión en los que se ponga en práctica y se discuta su contenido.
Ahora bien, es necesario precisar que este impacto positivo del
uso del código de ética en la lucha contra la corrupción no se limita exclusivamente al ámbito público. Es bueno recordar que la
corrupción es un problema bidireccional; es decir, si hay corruptos
en el sector público, también hay corruptores que generalmente
provienen de empresas e instituciones privadas. En consecuencia,
al formar buenos hábitos de comportamiento en el sector privado,
se promueven conductas de rechazo a los actos indebidos y se reduce la posibilidad de que ocurran actos de corrupción.
8.SERVIR y el Código de Ética de la Función Pública
Cabe destacar que “la OCDE señala la importancia de establecer
las normas de conducta que se esperan de los servidores públicos
para generar confianza y mejorar la institucionalidad. Todos los países miembros cumplen con esta condición, inclusive la gran mayoría
tiene adicionalmente normas específicas para determinados grupos
o profesiones.”(10)
Al respecto, desde al año 2002, nuestro país cuenta con la Ley
N° 27815 o Ley del Código de Ética de la Función Pública que estableció
un conjunto de principios, deberes y prohibiciones que deben ser cumplidos por los servidores públicos en el ejercicio de sus funciones(11).
Este es un valioso conjunto de normas de conducta que se entrelazan y orientan el comportamiento de los trabajadores del Estado
hacia el bienestar general antes que a su interés personal. Sin embargo, no es aprovechado y no se le utiliza como una herramienta de
gestión de la cultura organizacional del sector público.
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Dado que la reforma del Estado pasa necesariamente por un
cambio de la cultura organizacional de las instituciones públicas, se
debe aprovechar el código de ética para que toda persona que labora para el Estado interiorice sus principios, deberes y prohibiciones y
los aplique diariamente.
En ese sentido, SERVIR debe cumplir un papel fundamental en la
promoción de la ética pública y del código de ética al interior del Estado para fortalecer su cultura organizacional. No obstante, su accionar en este campo aún no termina de convencer. Si bien desarrolla actividades de capacitación respecto de la aplicación del código
en el ámbito nacional, de otro lado son escasas las referencias a la
ética pública en la Ley del Servicio Civil y su reglamento (12). Además,
este último derogó el Reglamento del Código de Ética de la Función
Pública, lo cual constituyó un retroceso y un mensaje equivocado.
9.Conclusiones
Al margen de las diferentes denominaciones, características propias y objetivos específicos, un código de ética recoge los
principios y normas éticas que deben ser respetados por quienes
conforman sus respectivas organizaciones y, en la mayoría de los
casos, señala las conductas que deben tener y aquellas que no son
aceptables. Precisamente, allí es donde está su importancia, pues
su aplicación tiene efectos positivos en el comportamiento de los
integrantes de la organización, un impacto en la productividad, en
el logro de los objetivos estratégicos y en la reputación de su institución o empresa.(13)
Adicionalmente, esto tiene un efecto positivo en la prevención de
actos de corrupción debido a los comportamientos correctos y alineados a valores que se dan tanto en el sector privado como en el
sector público por la aplicación de un código de ética.
Por ello, no basta con elaborar un código de ética, sino que es
imprescindible desarrollar un proceso permanente de difusión y
formación para que este sea interiorizado por los integrantes de las
empresas privadas y las instituciones públicas.
NOTAS
(*) Economista por la Universidad del Pacífico. Docente de Ética y Responsabilidad Social Empresarial del Instituto de Comercio Exterior de
ADEX y de Ética en la Función Pública.
(1) Vieira Cervera, César. La importancia de la ética en los negocios.
Revista Perú Exporta. Marzo 2012. Pág. 52
(2) Schmidt, Eduardo. Pou Mont, Guillermo. Fabbri, Miguel y Chamón
Jorge. Nuestro Modo de Proceder. Una nueva forma de concebir y
desarrollar Códigos de Ética Profesional en América Latina. En: www.
fidamérica.org.
(3) Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI). Caja de
Herramientas RSE. En: http://www.andi.com.co/
(4) Caldeiro G. y Vizcarra M. El aprendizaje por trabajo cooperativo. (1999).
En: http://educación.idoneos.com/index.
(5) Schmidt, Eduardo, profesor de ética en la Universidad del Pacífico y
autor del libro Ética y Negocios para América Latina. Universidad del
Pacífico, Lima, 2004. durante la Conferencia Magistral: “Formación
Ética: Un enfoque para el cambio”, realizada el 8 de marzo del 2011
en la SUNAT.
(6) Diego Bautista, Oscar. Ética y Política: Valores para un buen gobierno.
UNAM. Pág. 2.
(7) Ley 27815. Ley del Código de Ética de la Función Pública.
(8) Vieira, César. La Formación Ética en la Administración Tributaria
Peruana. Lima, 2012.
(9) Op. Cit. (VIII)
(10) Vieira, César. El reto ético del Perú ante la OCDE. Revista Gestión
Pública y Desarrollo. Marzo 2015.
(11) Vieira, César. Al rescate del Código de Ética de la Función Pública.
Revista Gestión Pública y Desarrollo. Mayo 2013.
(12) Vieira, César. SERVIR sin ética no es servir. Revista Gestión Pública y
Desarrollo. Setiembre del 2013.
(13) Vieira, César. Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones.
Pasos para su Elaboración y Utilización. Lima, 2015.
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