familia y escuela: recopilación de artículos periodísticos

SERVICIO DE INSPECCIÓN
SEVILLA
OCTUBRE 2015
APARTADO I
ACTUACIONES ORGANIZATIVAS Y DE FUNCIONAMIENTO DE
LAS FAMILIAS
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Consejos para ajustar con éxito tus horarios con los de tus hijos.
Cómo hacerte con el mando de la tele sin que se arme una batalla campal en casa
Cómo lograr niños obedientes
Consejos para lidiar con las peleas de hermanos
Decálogo para formar delincuentes
Qué hacer cuando un hijo dice "te odio"
Límites: Una Asignatura Pendiente
Siete cosas que nunca te contaron para lograr que tus hijos sean felices
Cómo evitar descargar el mal humor sobre nuestros hijos
Qué hacemos cuando nuestro hijo se siente un «fracasado»
Retos de los padres hoy en día
Qué no hacer cuando mi hijo tiene una rabieta
Pros y contras de criar a los niños en la guardería o en casa
Pediatras aconsejan que no se lleve a los niños a la guardería antes de los dos años
Lo que hay que hacer cuando tu hijo tiene mocos, tos o fiebre
Ocho claves para actuar ante la odisea de tener un hijo caprichoso
Qué hacer para que tu hijo pierda el miedo a ir al médico o que nunca llegue a tenerlo
Las cosas que sí debes decir a tu hijo
Las cosas que no debes decir a tu hijo
Consejos para mejorar la convivencia familiar
¿Tu hijo te reta? Ocho pautas para afrontarlo
Doce claves para que los hijos colaboren en las tareas domésticas
Llevar a los niños en sus sillas con el abrigo puesto afecta a su seguridad
Los diez mejores regalos para tu bebé
Cómo hacer la carta de los RR.MM. del bebé de cero a tres años
La guerra entre el pecho y el biberón
Lo que debes hacer, y lo que no, cuando vas a visitar a un recién nacido al hospital
DOSSIER SOBRE EL SUEÑO DE LOS NIÑOS (Las cuatro cosas que tienen que hacer los
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niños a la hora de dormir)( «Los niños no aprenden a dormir. No haga llorar a sus hijos»)….
Siete cosas que no deberían faltar jamás en el botiquín de casa
Ideas para convertir una habitación sin uso en un cuarto de juegos
¿De qué color pinto la habitación del niño?
Medidas de seguridad para la fiesta de las brujas o de Halloween
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APARTADO II
EVOLUCION DE LOS HIJOS E HIJAS
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Ante las rabietas... mucha serenidad y comprensión
Así juegan nuestros hijos hasta los 3 años
¿Cómo explicar la homosexualidad a tu hijo?
Consejos para manejar el genio de los hijos
Consejos para mejorar la concentración de los niños
Consejos para superar el miedo a la oscuridad I
Consejos para superar el miedo a la oscuridad II
¿Cuál es el mejor ejercicio para los niños?
Cuando los niños se avergüenzan de ti
¿Debo preocuparme si mi hijo moja la cama?
Descubre hasta dónde perjudicas a tu hijo si eres un padre protector
«Si quiere un hijo miedoso, protéjale y resuelva sus problemas»
Las claves para que un bebé se ría a carcajadas
Alimentación a bebés
¿Deben beber agua los lactantes?
Diez regalos «eco» para los más pequeños
El estrés en los primeros años de vida modifica de forma permanente el cerebro
Los errores que cometemos cuando nuestros hijos tienen fiebre
Los diez signos para detectar que tu hijo no oye bien
Lo que aprendemos antes de nacer
¿Por qué los hijos pequeños son los más mimados?
La impronta de ser el hermano mayor
Adolescencia dossier
Una adolescencia feliz se asocia con un buen estado de salud a largo plazo
Claves sencillas que mejoran la relación entre padres e hijos adolescentes
-«Un adolescente rebelde es recuperable con autoridad pero también con amor»
Siete consejos para que los adolescentes no pierdan los nervios
¿El alcohol hace más tontos a los adolescentes?
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«La adolescencia es una etapa privilegiada: el cerebro se rediseña por completo»
Señales que indican que tu hijos están entrando en la adolescencia
Qué hacer cuando un hijo sale de noche sin autorización de sus padres
¿Sabes si tu hijo adolescente se hace cortes o quemaduras para aliviar su angustia?
-¿Qué lleva a un adolescente a grabar sus vídeos sexuales?
Cómo conseguir buenas relaciones con tus hijos adolescentes
«De niñas a malotas»: cuando la adolescencia de las hijas se convierte en una pesadilla
APARTADO III
EDUCAMOS EN CASA
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Título del artículo
El castigo: ¿funciona?
Los castigos corporales aumentan la agresividad de los niños
Un castigo diferente para cada edad
¿Por qué la bofetada a tiempo no es un método educativo?
Las ocho frases que dijo tu padre y juraste no repetir a tus hijos
Las cosas que no debes decir a tus hijos
Las cosas que sí debes decir a tu hijo
Las normas no se van de veraneo
Mantener las rutinas
Las seis cosas que no hay que hacer si quieres que tu hijo crezca feliz
Las seis virtudes de unos buenos padres
Los cinco tipos de papás que existen hoy
Los 10 fallos más habituales al educar a un niño
La pérdida de la autoridad de los padres, clave en la violencia filio-parental
La clave de la educación está en enseñar a tu hijo a generar opciones»
La atención antes del embarazo reduce el riesgo de malformaciones
«Mi hijo nos separa siempre que nos abrazamos»
Los peligros de un niño consentido
¿Los reyes magos son verdad?
Los siete pecados capitales que sobreprotegen a los hijos
Mi hijo se masturba, ¿qué hago?
No grites a los niños si no quieres que crezcan depresivos
No puedes decir a tu hijo que siempre es el mejor, ¿sabes por qué?
Pautas infalibles para que tu hijo tenga buenos amigos
Qué hacer cuando tu hijo pega o le pegan
¿Se hereda la timidez?
Seis juguetes que estimulan el lenguaje en los bebés
Diez claves para educar en la austeridad
Cómo lograr que tus hijos aprendan a ponerse en tu lugar
Consejos para no ser un padre noño
Tipos de padre
¡Pero mira que eres desordenado!
Cuándo y por qué mentimos a los niños
Sobrevivir al qué y al porqué de los hijos
La importancia de educar como iguales
Cómo corregir a un hijo que dice palabrotas
Controlar la rivalidad entre niños es posible
Errores que deben evitar los padres al educar a sus hijos
¿Es rentable enseñar a un niño a tener espíritu crítico?
¿Están los caprichos de mis hijos por encima de la educación?
Los 10 libros imprescindibles para padres
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APARTADO IV
FAMILIA Y ESCUELA
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Título del artículo
Padres y profesores, remando juntos
Así se castiga en los colegios
Así debe ser el profesor de tus hijos
Consejos para apoyar a nuestros hijos cuando cambian de colegio
Consejos para enfrentarse a la vuelta al colegio en una familia numerosa
Consejos para hacer que nuestro hijo disfrute del colegio
Consejos para las madres y los padres: La vuelta al cole
Consejos y herramientas didácticas para evitar el fracaso escolar
Contra los suspensos, un buen desayuno
¿Cuándo empezar con la lectura?
¿Deben estar los hermanos gemelos juntos en la misma clase?
Qué deben hacer los padres si llegan malas notas: Actúa
Cómo afrontar los suspensos de nuestros hijos
Guía para padres desesperados por los suspensos de sus hijos
Mi hijo no quiere seguir estudiando, ¿qué hago?
¿Cómo motivar a los hijos?
¿Por qué a veces es bueno suspender?
Los secretos para conseguir el éxito escolar
Los riesgos de dejar de escribir a mano
El diario «Bild» denuncia el fin de la caligrafía
La culpa de los suspensos de tu hijo puede estar en su habla
Cómo motivar a tus hijos para la vuelta al cole
Cómo saber si tu hijo es superdotado
Cuatro áreas a tener en cuenta para saber si tu hijo es superdotado
¿Crees que tienes un hijo con altas capacidades?
Así son los cinco sentidos de un superdotado
Cómo educar en la no violencia
Cinco pasos para detectar y prevenir el fracaso escolar
Aprender a estudiar, asignatura pendiente
Técnicas para que un estudiante mejore su memoria
El abandono escolar prematuro en España... ¿Por qué?
Dislexia, la importancia de un diagnóstico precoz
Tres pautas básicas para rendir estudiando
Extraescolares en familia, una opción a tener en cuenta
Elegir una actividad extraescolar
10 medidas para fomentar el hábito de la lectura en los niños
Cómo enseñar otro idioma a los niños sin forzarlos
Un suspenso a principio de curso no es un mal pronóstico
Cómo detectar si un «¡Me duele la tripa!» es una excusa para no ir al cole
¿A qué juegan los niños y las niñas en el recreo?
Diez trucos fáciles para fomentar la lectura en sus hijos
Si no tienes otro remedio que la guardería, tranquila, también tiene muchas ventajas
Los mejores tentempié para el recreo
Los deberes entran en la era 2.0
Los 10 consejos más efectivos para el nuevo curso
Lo aprendiste de memoria... y ¿lo memorizarán tus hijos?
Los diez errores más comunes de los padres al hacer los deberes con los hijos
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La pobreza 'golpea' el cerebro
¿Las dificultades económicas de la familia afectan al rendimiento escolar de tu hijo?
La siesta mejora el aprendizaje de los niños en edad preescolar
¿Quieres saber cómo aumentar el rendimiento escolar de tu hijo?
Los valores los inculcan los padres, no la escuela
«No es que los niños alemanes sean más listos. Es que aquí los atornillamos a la silla»
Pautas para elegir con acierto el colegio de tus hijos
Todas las claves para acertar en la elección de un colegio para tu hijo
¿Por qué no leen los niños?
Receta para sacar buenas notas
«Tu hijo puede ser un genio en matemáticas»
Controla tu ansiedad ante los exámenes finales
Claves para elegir estudios universitarios
10 Consejos para estudiantes que 'debutan' en la Universidad
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APARTADO V
EL ACOSO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
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Bullying
Acoso en las redes
Móviles inteligentes y tabletas pueden fomentar el acoso escolar
¿Sabes qué es la indefensión aprendida?
Cyberbullying (Ciberacoso), qué es y cómo prevenirlo
Este es el acoso escolar que puede sufrir tu hijo según el curso que estudie
Las claves para detectar y actuar ante el acoso escolar
¿Sabes si tu hijo está siendo acosado por su hermano?
Por qué se hacen cortes y quemaduras algunos adolescentes
El 'ciberacoso' comienza a los 10 años
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Decálogo para garantizarse que su hijo tendrá problemas con Internet
Toma el control de la educación TIC de tus hijos. 1ª etapa: hasta los 9 años
¿Puede internet cambiar la forma de leer de los niños?
Así pueden aprender los niños sordos a usar internet
Un videojuego ayuda a los niños a concentrarse y acabar antes sus deberes
Claves para que los niños tengan buen comportamiento en internet
Apps que educan y divierten
El contrato que una madre exigió a su hijo para tener un iPhone
Las apps educativas más atractivas para el verano
Motivos por los que no debes colgar fotos de tus hijos por las redes sociales
Por qué el Whatsapp no es apto para menores
¿Tienen mis hijos adicción a internet?
Adictos por falta de control parental
Consejos para superar una adicción a los videojuegos
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APARTADO VI
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Título del artículo
¿Hasta dónde hay que aguantar los celos?
¿Cómo decir a tu pareja «ya no te quiero»?
Decálogo de un divorcio saludable
Los daños colaterales del divorcio
Hijos de la mediación: ni suspensos ni frustrados con la vida
Por un divorcio amistoso
Perdonar una infidelidad: sí o no
Whatsapp, la aplicación «rompeparejas»
¿Cómo evitar que tu pareja se rompa por culpa de WhatsApp?
Cómo conservar a la pareja cuando está a kilómetros de distancia
Cómo reaccionar si te encuentras con tu ex
Los cinco errores que deberías evitar en tu vida de pareja
Los niños afrontan mejor que los adultos la separación de sus padres
mihijodown.com, la web para padres que esperan un hijo con síndrome de Down
Por qué las parejas con un solo hijo figuran entre las que más se divorcian
Cómo sobrevivir a la muerte de un hijo
Consigue que tus hijos no acusen los cambios tras una separación
Diez consejos para padres separados
¿Cómo ayudar a tus hijos a aceptar tu nueva pareja?
Cómo lograr niños obedientes
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APARTADO VII
EL PROFESORADO
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Título del artículo
Así deben actuar en el aula los profesores para ayudar a los alumnos con TDAH
TDAH: «Hay que superar los prejuicios de tener un hijo con un problema psiquiátrico»
Así se forma un profesor en Finlandia
Carta de un alumno a su profesor.
Ideas y juegos para enseñar qué es la Paz
Profesores que se salen del guión con sus innovadores métodos
Las escuelas más innovadoras del mundo no tienen aulas ni pizarras
Recursos educativos para profesores en el proyecto Acción Magistral de la FAD
Dislexia, una cuestión de desconexiones
Educar con humor en la escuela no es ningún chiste
«El profesor debe ser un comunicador, actor, payaso y dramaturgo»
Las claves del milagro educativo de Polonia
Métodos Waldorf y Escandinavo, la otra educación
«No existe trastorno de déficit de atención, solo niños aburridos»
¿Por qué los colegios ingleses enseñan oratoria y los españoles no?
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APARTADO VIII
“CAJÓN DE SASTRE”
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Adopción internacional, dos identidades: la sangre contra la tierra
Asocian fumar durante el embarazo con los problemas de conducta en los hijos
Cada vez más españoles pierden la pista de sus hijos a manos de sus ex parejas
Cómo mejorar la memoria en un abrir y cerrar de manos
Cómo pueden tener los españoles más hijos
¿Sientes remordimientos porque quieres más a un hijo que a otro?
El problema de las familias con regañinas crónicas
Por qué se aconseja lactancia materna hasta los dos años o más
Resoluciones que una madre debe tomar
Llegan los 'padres helicóptero'
Cuidar a los hijos modifica el cerebro masculino
Así son los padres comprometidos de hoy
La lactancia se vuelve más eficiente durante los tres primeros meses del bebé
La importancia de una caricia
Dormir con los hijos, ¿buena o mala costumbre?
«Educar en valores es la gran herencia que podemos dejar a nuestros hijos»
Educar para hacerles ver «la elegancia que llevamos dentro»
El 70% de los papás afirma disponer de poco tiempo para jugar con sus hijos
«El padre "tablet" o la madre "parchís" se equivocan
El TS da a unos abuelos un amplio régimen de estancia con sus nietos
«Eres la culpable de este embarazo»
«Es un error esconder la muerte a los niños»
Cómo explicar la muerte a los niños
¿Escuchar a Morzart nos hace más inteligentes?
Hasta diez años de cárcel por no ofrecer muestras de cariño a los hijos
«Los niños se creen los sheriff de la casa»
Ocho consejos para ayudar a las personas que tartamudean
Principales dudas de las familias ante la vejez
¿Soy un buen padre para mis hijos?
Sí, eres la mejor madre: Un libro de pediatría para leer y no sentirte culpable
Todas las pistas para dejar de mojar la cama
La «hipótesis de la abuela», imprescindible para la supervivencia humana
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ACLARACIONES SOBRE ESTA RECOPILACIÓN DE ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
1º Este recopilación consta de 265 artículos periodísticos obtenidos de las versiones
digitales de periódicos nacionales. En total hay 478 páginas.
2º Los temas de estos artículos pueden resultar interesantes para las familias,
docentes, orientadores,… y están relacionados principalmente con los mundos
educativos. Como es natural, la profundidad de los temas está limitada por
extensión que puede tener un artículo para un periódico.
3º Estos artículos se han clasificado en 8 grupos:
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APARTADO
APARTADO
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I- FAMILIAS: Organización y funcionamiento
II- Evolución de los hijos e hijas
III-Educamos en casa
IV- Familia y Escuela
V- El acoso y las nuevas tecnologías
VI-La pareja
VII-El profesorado
VIII-Cajón de sastre
4º Se aconseja editar en papel solamente los ÍNDICES. Allí podremos consultar los
temas y después leerlos en el ordenador y editarlos si se cree conveniente.
5º Si alguien está interesado/a en su total publicación en papel se adjunta también
las portadas de los 8 capítulos.
Familias y Escuela. 265 Artículos periodísticos
PRESENTACIÓN
El presente documento consta de 265 artículos obtenidos en los periódicos digitales, han sido
recopilados durante 4 años. Aunque hay un artículo del 2008, la colección se inicia el 13-92011 y llega hasta 15-10-2015.
En un principio, se comenzaron a guardar con el nombre de Escuelas de Padres y Madres,
pero a medida que ha ido pasando el tiempo se ha desistido de esta idea, ya que la variedad de
los temas recogidos era más amplia que el primer título elegido. Tras muchas dudas para
elegir un rótulo adecuado, y suficientemente esclarecedor de sus contenidos, hemos decidido
que la denominación haga referencia a los destinatarios del presente trabajo: FAMILIAS Y
ESCUELA.
La velocidad a la que viaja nuestra sociedad actual hace que, en no pocas ocasiones, nuestras
experiencias y conocimientos queden varados en las estaciones solitarias, mientras que los
trenes de la modernidad pasan con su endiablada marcha. Este es el motivo que nos ha
llevado a poner a disposición de familias y docentes, una serie de artículos redactados por
especialistas, que nos dan SU visión sobre las múltiples nuevas variantes que confluyen en las
FAMILIAS Y ESCUELA.
Es importante que nos quedemos con la idea de que se trata de la visión particular de los
autores de los artículos, y no nos corresponde a nosotros calificarlos. Ni estamos de acuerdo,
ni dejamos de estarlo. Solo presentamos lo que otros han escrito sobre estos temas, por lo
tanto la conformidad, o no, con lo expresado por estos autores corresponde al espíritu crítico
del lector.
No se trata de doctos manuales sobre temas concretos, ya que las limitaciones de un artículo
periodístico no lo permiten. Insistimos, se trata de opiniones particulares.
La brevedad de los artículos sí nos pueden dar en un momento concreto un flash sobre un
asunto y después, si el tema es de nuestro interés, la oportunidad de ampliar más sobre el
mismo. Casi todos los artículos traen incorporadas las bibliografías y fuentes de consulta
correspondientes.
En muy pocos casos, aparecen artículos que “venidos a cuento” se han obtenido por internet,
y en otros por descuidos personales se ha perdido la procedencia del periódico que los editó o
la fecha y autor (pedimos nuestras mayores disculpas por los errores).
La clasificación que se ha realizado ha sido muy ardua y complicada por la gran dificultad de
encasillar algunos temas en un apartado u otro. Así, que es posible, que el lector vea que algún
artículo quedaría más exactamente incluido en otro epígrafe. Desde luego lo que más trabajo
nos ha dado, además de la recopilación y clasificación, ha sido la maquetación.
Presentamos los 8 apartados:
APARTADO I- FAMILIAS: Organización y funcionamiento
Este apartado está compuesto por 38 artículos y su temática se centra en ayudar a las familias
a organizarse para su mejor funcionamiento y responde a temas tan variados como: Consejos
para ajustar con éxito tus horarios con los de tus hijos. Lo que hay que hacer cuando tu hijo
tiene mocos, tos o fiebre. Qué hacemos cuando nuestro hijo se siente un «fracasado». Dossier
sobre el sueño de los niños. ¿De qué color pinto la habitación del niño?...
APARTADO II- Evolución de los hijos e hijas
34 Artículos componen este apartado. Recoge diferentes aspectos de las conductas de los
niños/as y adolescentes. Nos aparecen temas tan controvertidos como:
¿Cómo explicar la homosexualidad a tu hijo? Cuando los niños se avergüenzan de ti.
Adolescencia dossier. Así juegan nuestros hijos hasta los 3 años…
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Familias y Escuela. 265 Artículos periodísticos
APARTADO III-Educamos en casa
Está dedicado este apartado a mostrar a las familias diferentes aspectos a tener en cuenta en
la educación de sus hijos e hijas. Está compuesto por 41 artículos y estos son algunos títulos:
El castigo: ¿funciona? Los 10 fallos más habituales al educar a un niño. Cómo lograr que tus
hijos aprendan a ponerse en tu lugar. Sobrevivir al qué y al porqué de los hijos…
APARTADO IV- Familia y Escuela
Este es el apartado más amplio de los ocho que componen esta recopilación, 61 artículos.
Tratan de la imprescindible colaboración que debe existir entras las familias y la escuela:
Padres y profesores, remando juntos. Consejos y herramientas didácticas para evitar el fracaso
escolar. Un suspenso a principio de curso no es un mal pronóstico…
APARTADO V- El acoso y las nuevas tecnologías
Esta temática es la que presenta, por lo general, más déficits en la formación de la ciudadanía
en general. Traemos 24 artículos que pueden ayudar a despertar el interés por temas como:
¿Sabes qué es la indefensión aprendida? Las claves para detectar y actuar ante el acoso escolar.
Por qué se hacen cortes y quemaduras algunos adolescentes Decálogo para garantizarse que su
hijo tendrá problemas con Internet. Consejos para superar una adicción a los videojuegos…
APARTADO VI-La pareja
Aunque, en un principio, podría parecer que esta temática no encaja muy bien con el resto de
contenidos, sin embargo lo traemos, ya que las repercusiones de la vida en pareja se ven
reflejadas de inmediato en la educación de sus hijos e hijas. Vienen 20 artículos. Ejemplos:
¿Hasta dónde hay que aguantar los celos? Decálogo de un divorcio saludable. Cómo sobrevivir a
la muerte de un hijo. ¿Cómo ayudar a tus hijos a aceptar tu nueva pareja?...
APARTADO VII-El profesorado
Estos 15 artículos recogen una serie de temas que pueden ser de interés para el profesorado.
Abarcan muy diferentes proposiciones como pueden ser:
Así deben actuar en el aula los profesores para ayudar a los alumnos con TDAH. Carta de un
alumno a su profesor. Las escuelas más innovadoras del mundo no tienen aulas ni pizarras. ¿Por
qué los colegios ingleses enseñan oratoria y los españoles no?...
APARTADO VIII-Cajón de sastre
Tal y como indica el título de este apartado se trataba de incluir 32 artículos, que se han visto
como interesantes, y que no encajaban, a nuestro parecer, en otros apartados. Tienen aquí
cabida asuntos tan dispares como pueden ser:
Adopción internacional, dos identidades: la sangre contra la tierra. El problema de las familias
con regañinas crónicas. «Es un error esconder la muerte a los niños». La «hipótesis de la
abuela», imprescindible para la supervivencia humana…
Este trabajo se hace sin ningún tipo de interés económico y solo pretende darle un recurso
más (por si pudiese ser de utilidad) a los Centros educativos y a AMPAs.
AUTORÍA DE ESTE TRABAJO DE RECOPILACIÓN
Desde su nuevo estado de jubilado: Antonio Ruiz y Martín. Docente que ha ejercido como
Maestro de Adultos, Maestro de Primaria, Jefe de Estudios y Director de un CEIP e
Inspector de Educación. (Maestro. Licenciado en Pedagogía y en Psicología)
En su descargo argumenta que, desde la libertad de la jubilación, cada uno dedica su tiempo
a lo que mejor le place.
2
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
1- Consejos para ajustar con éxito tus horarios con los de tus hijos.
Unidad.com
familia
Modificar tus horarios para adaptarlos al de
tus hijos, es de suma importancia si
consideramos que su futuro depende de el
tiempo que invirtamos en ellos.
More Sharing Services
Los hijos tienen muchísimas necesidades y
solo en sus padres pueden encontrar un refugio
donde podrán pensar, desarrollarse y aprender
de forma óptima los mecanismos para enfrentar la vida. Modificar tus horarios al de ellos se hace
imprescindible para conocerlos y enseñarles con más éxito.
Necesidades de los hijos
Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables cuando se trata de necesidades, ya que sus
cerebros no están completamente desarrollados ni tienen las experiencias necesarias para actuar o
reaccionar ante la vida de la mejor manera. Adaptar tus horarios es prioritario.
La familia promedio
Existen índices que muestran registros alarmantes. Según una encuesta realizada en Inglaterra se dice
que los integrantes de una familia están juntos 49 minutos diarios en promedio, incluidos fines de
semana.
Lo extraño, es que en las encuestas la mayoría de las personas declara que lo más importante es la
convivencia familiar, pero a la hora de preguntarles por qué no pasan más tiempo con sus hijos, dan
como explicación que están más tiempo fuera para ganar más dinero para ellos. Es necesario ajustar tus
horarios al de tus hijos.
Métodos para ajustar tus horarios
Lo mejor para empezar, es observar de forma detallada la utilización que se le está dando al tiempo
actualmente, creando un registro de actividades diarias para toda la semana en una agenda que es
necesario llevar todos los días. Observa en qué actividades estás perdiendo tu tiempo día a día.
Lo siguiente, es crear una lista de actividades diarias para optimizar mejor tu tiempo, incluyendo
obviamente el tiempo en el que estar con tus hijos. Lo que se debe hacer aquí es separar diariamente las
tareas realmente importantes, para omitir aquellas en donde se está perdiendo el tiempo. También se
debe incluir en la agenda el tiempo necesario para hacer la lista del día siguiente.
Lo ideal cuando te plantees tus horarios, es que tengas en cuenta que es imprescindible ver a tus hijos
todos los días y dedicarles un poco de tiempo con afecto, interesándote por lo que vivieron en su
jornada. También es buena idea que les cuentes lo que hiciste en el día.
Hacer una sola cosa a la vez, es lo mejor para ejecutar bien todas las tareas y no perder el tiempo
haciendo de nuevo todo. Importa más el tiempo de calidad que se pase con los hijos, que el tiempo que
se "gaste en ellos" llevándolos a un lugar entretenido y caro. Los fines de semana son los días fuertes
en que debes compartir tus horarios con ellos. No es necesario llevarlos a algún lugar caro, lo
importante es intercambiar con ellos experiencias, gustos, mostrarles tu afecto apoyándoles y
fortaleciendo su autoestima
3
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
2- Cómo hacerte con el mando de la tele sin que se arme una batalla campal
en casa
ABC Laura peraita Día 21/10/2013 Ver la televisión en familia no significa ceder a los
niños la potestad de que vean lo ellos quieran
¿Quién no ha discutido alguna vez por tener el
mando de la tele para elegir el programa que a uno
le gusta? Y si hay niños de por medio, ¿qué padres no
han aguantado los berrinches de su pequeño o han
acabado cediendo y viendo dibujos animados en vez de esa película de intriga que tanto esperaban
ver?
No cabe duda de que la televisión ocupa en la mayoría de los hogares un sitio preferencial y suscita
no pocos conflictos. Para evitarlo hay que hacer un esfuerzo por convertir el instante de encender la
tele en un momento de diálogo, negociación y consenso, pero con criterio.
Los expertos no dudan en afirmar que tienen que ser los padres quienes tengan la «posesión
simbólica» del mando y establezcan el horario y los contenidos que han de verse. «Será así hasta la
adolescencia, ya que en esta etapa habrá que manejar muy bien la negociación y aprender a ceder de
vez en cuando —apunta Óscar González, fundador y director general de la Alianza Educativa y
Escuela de Padres con Talento—. Esto no significa que tengamos que dejar a un lado nuestro
criterio y valores. Un hijo ha de entender que mientras esté en casa ha de regirse bajo unas normas y
desde bien pequeños tenemos que hacerles ver que todo no vale».
Pedir permiso y no ceder al llanto
A David Cortejoso, psicólogo y creador de psicoglobalia.com, le parece conveniente que los niños
pidan permiso para poner la tele, es decir «que el mando sea de los padres» y que sean ellos
quienes decidan en qué momento pueden verla. Pero, claro, hay que asumir el después... Tras
dejarles ver un determinado programa, todos los padres se enfrentan al difícil momento de decirles
que ha llegado la hora de apagar la tele. Los lloros y súplicas están asegurados.
Tener prevista una actividad inmediata evitará los lloros de apagar la tele
Para que este «trance» sea más llevadero, el creador de psicoglobalia.com recomienda avisarles
antes de poner la tele del tiempo que van a poder verla porque después tienen que ducharse, cenar...
No obstante, en la mayoría de los casos las protestas se harán oír. «Conviene no ceder en ningún
momento para que asuman que hay límites y que la próxima vez tendrán que aceptar que si quieren
verla habrá que apagarla en cuanto lo digan sus padres. Es importante recordarles que se les dejó
ver un programa bajo la advertencia de que tenían un tiempo para ello». Si no cumplen, la próxima
vez no habrá tele.
Aún así, si las horas de tele están claras, «lo cual no supone que en algún caso podamos hacer una
excepción, —puntualiza Miguel Ortega, doctor en Filosofía y director del Curso de Experto en
matrimonio y familia de la Universidad Francisco de Vitoria—, resultará más fácil poder quitarla o
cambiar de canal para ver un programa más de adultos».
Una buena fórmula para aplacar las discusiones tras apretar el botón de «off» es, tal y como apunta
Miguel Ortega, haber previsto otra actividad inmediata para los más pequeños.
En el caso de haber varios hermanos, «lo ideal es que cada día tenga uno el mando y los demás
puedan, o al menos intenten, llegar a acuerdos. Una buena oportunidad para practicar el arte de la
negociación —matiza Ortega—. Para eso apelo al sentido común».
No todos los dibujos son adecuados
Para David Cortejoso, psicólogo y creador de psicoglobalia.com, no todos los dibujos animados son
adecuados para los niños. «Sin llegar a ser maniáticos, los padres deben acompañar a sus hijos
4
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
frente al televisor para cerciorarse de que los valores que transmiten esos dibujos son los correctos
para su edad. En muchas series se fomenta la competitividad, la violencia, el consumismo, la falta
de compañerismo... Por eso, no todos los dibujos animados resultan indiferentes para los pequeños
porque a través de la pantalla reciben pautas de comportamiento que posteriormente imitarán».
Miguel Ortega también lo recomienda, «así los padres aprovecharán para comentar con los niños las
cosas que la tele propone y que, aunque sea en el horario infantil, no siempre es lo deseable. Poder
hacerles preguntas sobre las actitudes de determinados personajes o sobre las bajezas o heroicidades
humanas, tan propias de los prototipos televisivos, supone un momento de reflexión y de diálogo
extraordinario».
No todos los programas en horario infantil son adecuados
Como la programación es muy amplia Óscar González, recomienda no adelantar etapas a los
niños dejándoles que visualicen películas y programas con contenidos que no son adecuados para
menores. «Que luego no nos sorprenda que se estén adelantando algunas etapas como, por ejemplo,
la adolescencia fruto de la presión social y de este consumismo exacerbado. Las grandes compañías
desean que nuestros menores “queden atrapados” por este consumismo cuanto antes. No nos
avancemos, cada cosa a su debido tiempo», advierte.
Aún así, para el fundador y director general de la Alianza Educativa y Escuela de Padres con
Talento, resulta llamativo que en muchos hogares la televisión está siempre conectada (se vea o no)
y sonando de fondo. Esta situación hace que la comunicación familiar se resienta ya que se come
con la tele puesta y se cena con tele puesta. También han de tener precaución los padres al decirles
que no pueden ver la tele porque los niños puede que se vayan a internet y se conecten en Youtube.
«Debemos supervisar al uso que hacen de internet», asegura.
Además, es importante practicar con el ejemplo porque si los padres dicen que hay que ver poca tele
y luego ellos se pasan muchas horas delante de su pantalla, al niño le crea contradicciones y él
también querrá hacer lo mismo que sus padres.
Para que este «trance» sea más llevadero, el creador de psicoglobalia.com recomienda avisarles
antes de poner la tele del tiempo que van a poder verla porque después tienen que ducharse, cenar...
No obstante, en la mayoría de los casos las protestas se harán oír. «Conviene no ceder en ningún
momento para que asuman que hay límites y que la próxima vez tendrán que aceptar que si quieren
verla habrá que apagarla en cuanto lo digan sus padres. Es importante recordarles que se les dejó
ver un programa bajo la advertencia de que tenían un tiempo para ello». Si no cumplen, la próxima
vez no habrá tele.
Aún así, si las horas de tele están claras, «lo cual no supone que en algún caso podamos hacer una
excepción, —puntualiza Miguel Ortega, doctor en Filosofía y director del Curso de Experto en
matrimonio y familia de la Universidad Francisco de Vitoria—, resultará más fácil poder quitarla o
cambiar de canal para ver un programa más de adultos».
Una buena fórmula para aplacar las discusiones tras apretar el botón de «off» es, tal y como apunta
Miguel Ortega, haber previsto otra actividad inmediata para los más pequeños.
En el caso de haber varios hermanos, «lo ideal es que cada día tenga uno el mando y los demás
puedan, o al menos intenten, llegar a acuerdos. Una buena oportunidad para practicar el arte de la
negociación —matiza Ortega—. Para eso apelo al sentido común».
El tiempo máximo de exposición en menores es de una hora frente a la tele
Lo recomendable, según los expertos, es que los niños tengan un tiempo de exposición máximo de
una hora y quizá los fines de semana ser algo más flexible, aunque lo más adecuado es dar prioridad
a otras actividades como el ejercicio físico, la lectura o entretenimientos creativos.
Lo que nunca se debe hacer es «conectar» a los niños a la tele porque es lo más cómodo para los
padres, porque así están callados y quietos, frente a buscar opciones alternativas, que generan un
esfuerzo para los padres.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Consejos para que la tele no sea la «tata»
(C. fominaya )
1. No hacer de la televisión el centro de los momentos en que la familia se reúne habitualmente. Si
no surgen una animada conversación entre los miembros de la familia, no pasa nada porque haya
unos minutos de silencio. Se puede estar muy a gusto en silencio con las personas que uno quiere.
2. Elegir los programas: no ponerse ante la televisión a ver qué hay. Igual que cuidamos el menú
de nuestra alimentación, hay que confeccionar cada día el menú más adecuado de los programas de
televisión que vamos a ver en el hogar.
3. Apagar cuando se acabe el programa elegido. La tele es un electrodoméstico más, hay que
apagarla cuando dejemos de usarla. Incluso deberíamos disponer para ella de un lugar que pueda
cerrarse para que esté guardada, igual que la plancha o la aspiradora. ¡Hay quien no sabe estar en
casa con la tele apagada!
4. Limitar el tiempo de televisión a los niños y jóvenes en edad escolar. Estudios clásicos y
recientes demuestran que hay muchos escolares que pasan al año más tiempo viendo la tele que en
el colegio. Es decir, «para ver al tele hay que pedir permiso».
5..No temer que los niños (ni los mayores) se aburran si no están viendo la tele: aburrirse les da
la oportunidad de buscar por sí mismos en qué entretenerse, estimula su imaginación y su
creatividad y les hace más capaces y autosuficientes.
6. Los estudiantes, de cualquier edad, no deben hacer sus tareas escolares frente a la televisión.
La presencia de imágenes en movimiento acompañadas de sonido impiden la concentración que se
necesita para resolver problemas.
7. No poner aparatos de televisión en dormitorios infantiles y juveniles. Eso iría en contra de
todo lo dicho hasta ahora. Allí hay que estar para jugar o estudiar durante el día y dormir por la
noche. Una buena costumbre es la de leer un rato antes de dormir. Las personas mayores podrían
dar este ejemplo y no tener TV en el dormitorio.
8. Puntualmente el uso del tele-canguro puede ser un buen recurso. Puede haber algún momento
en que se pacte claramente con la gente menuda que van a ver una película que les hemos elegido, o
un programa especial que puede resultarles interesante.
9. Y por supuesto, proporcionarles paralela y alternativamente otros estímulos interesantes: la
música, los juegos de mesa, el dibujo, la lectura, los trabajos manuales de todo tipo, las labores, la
cocina, colaborar en tareas domésticas, hacer deporte, pasear, ir con los amigos...
Para saber más
«La familia y los medios de comunicación», una guía editada por la Consejería de Familia y
Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid para orientar a la institución sobre el uso de los
medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
3-Cómo lograr niños obedientes
ABC laura peraita Día 12/01/2014 Los niños no son robots y no podemos pretender que cumplan un mandato de manera inmediata
Según Susana de Cruylles, psicóloga clínica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, no se
puede pretender que los niños sean obedientes de un día para otro, «necesitan su periodo de
adaptación», y tardarán más o menos tiempo en función de su personalidad, de si forman parte de
una familia equilibrada o desestructurada...
Los beneficios
Que los hijos sean obedientes no solo aporta la tranquilidad a los padres de ver cómo hacen lo que
se les dice, supone mucho más. «Los niños obedientes asimilan que el mundo se rige por normas
y el día de mañana respetarán a los demás, serán responsables, sabrán aceptar los límites,
controlarán su mundo emocional, tendrán una adolescencia más tranquila...».
Poco a poco los niños van asimilando las normas
Por todo ello, es comprensible la desesperación de muchos padres al ver a su hijo impasible cuando
le dan una orden. Los niños no son robots y no podemos pretender que cumplan un mandato de
manera inmediata, pero sí es posible que aprendan a asimilar que hay que respetar las normas.
¿Cómo conseguirlo? Los expertos aconsejan una serie de pautas:
—Los padres deben ser conscientes de la edad de su hijo, no es lo mismo dar una orden a un niño
de dos años que a uno de siete.
—Si se ha dado una orden y el niño no tiene mucha intención de cumplirla —por ejemplo, «¡guarda
las pinturas!»—, los padres nunca deben acabar recogiéndolas. Se percatará de que si no lo hace lo
harán otros. Es preferible acudir a otras tácticas: «¿Quieres que te ayude a guardar las pinturas?». Se
le ayudará solo un poco al principio, pero debe ser él quien cumpla la mayor parte de la orden.
—Utilice una voz serena. Es más fácil que el niño obedezca si percibe una voz agradable que
amenazante. Intente ser positivo. Es más efectivo decirle «si te pones el pijama te cuento un
cuento» a «como no te pongas el pijama, no hay cuento esta noche».
—No pierda nunca el control ni la firmeza.
—Si decide ponerle un castigo, sea consecuente. De nada sirve decirle « ¡un mes sin televisión!»,
porque nadie lo cumple.
—Lo ideal es no tener que repetir la orden más de una vez, pero, si no le queda más remedio,
informe al niño de las consecuencias: «Si dejas de patalear seguiremos jugando; si sigues, no».
—Cuando cumpla una orden se le puede estimular con pequeñas recompensas que no tienen
que ser materiales: «Lo has hecho fenomenal, eres un campeón, dame un fuerte abrazo».
—Si no cumple una norma, no tiene por qué enfadarse siempre, basta con no darle el premio.
—Resulta también efectiva la cuenta atrás. «Te cuento tres para que vayas a lavarte los dientes:
uno... dos... y tres». En muchos casos, y dependiendo de su edad, da resultado y cumple antes de
que se diga tres.
—Si ha recurrido a la cuenta atrás y no ha cumplido, algunos expertos recomiendan que sean los
padres los que sin mediar palabra den por hecho que el niño lo va a cumplir. Por ejemplo, si se
le dice que se limpie los dientes y no lo hace, el padre puede llevarle al baño y poner la pasta de
dientes en el cepillo y dárselo. Es muy probable que, como un acto reflejo, se lave los dientes.
Pero, si no lo hace, y siempre dependiendo de la edad, se le llevará a un rincón para que esté allí
solo un rato. Los expertos recomiendan que se ignore al niño en estos casos tantos minutos como
años tenga. Este tiempo será suficiente para que reflexione y sepa que sus padres están enfadados y
por eso le ignoran. Sin embargo, advierten los expertos, no conviene ignorarle cuando su
comportamiento suponga un grave riesgo, como es que quiera cruzar una carretera él solo.
7
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
4-Consejos para lidiar con las peleas de hermanos
Unidad.com
familia
Las peleas de hermanos son conductas naturales en los niños, de las que los padres pueden
incluso aprender si saben enfrentarse a ellas
correctamente.
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La relación entre los hermanos es un punto clave en el
desarrollo del futuro adulto. En toda relación se producen
muestras de afecto y disputas; mientras no haya casos
extremos (en los que sería necesaria la ayuda de un
profesional) las peleas de hermanos son consideradas necesarias para desenvolverse en relaciones
interpersonales posteriores. Los padres pueden orientar a sus hijos a seguir la conducta correcta.
Los padres, ejemplo a seguir
La educación de los niños tiene su núcleo en la familia, es por ello que los padres deben ser los
primeros en comprender que los hermanos serán amigos y compañeros de diversiones pero también
rivales.
También deben entender que son el primer ejemplo de conducta para los niños; su reacción ante las
peleas de hermanos y sus propias disputas de adultos marcarán esa conducta, si unos padres se
muestran descontrolados no podrán pedir un mayor control a sus hijos.
No es fácil, tras una cansada jornada de trabajo, armarse de paciencia y esperar que los hermanos
resuelvan sus diferencias por sí solos. Sin embargo, lo adecuado es darles tiempo para que busquen
una solución y sólo tomar parte cuando no lo consigan.
Cómo lidiar con las peleas
En las típicas peleas de hermanos, como la lucha por un juguete, es esencial no demostrar
favoritismo. Tomar partido por uno u otro sólo hará que nazca un problema mayor: el de ganar el
apoyo de los padres. Suele ser natural posicionarse por el más pequeño o por el hermano enfermo,
pero es un error que puede pasar factura al crear frustración y celos en el niño.
Los psicólogos dan unas pautas a seguir cuando los hermanos no han encontrado la solución al
conflicto: en primer lugar, llegar al fondo del problema escuchando las razones de cada hermano.
Hay que mantenerse firmes y no dejar que las posibles lágrimas hagan tomar una decisión
precipitada.
Una vez conocida la causa de la pelea, buscar posibles soluciones y aplicar la que se considere más
conveniente. Si el problema aún persiste, hay que probar pues con otra de las soluciones. Si ha sido
resuelto hay que dar algún tipo de recompensa para que los niños refuercen ese comportamiento.
No hay que asustarse ante las peleas de hermanos. El enfado y la frustración son emociones que
forman
parte
del
ser
humano
como
lo
son
la
alegría
y
el
amor.
El adulto también puede aprender normas de conducta que serán muy positivas para sus propias
relaciones. Aprender a dialogar, a tolerar o a controlar su rabia no es sólo una tarea para los más
pequeños.
8
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
5-Decálogo para formar delincuentes
1.
Comience desde la infancia, dando a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá
convencido de que el mundo entero le pertenece.
2.
No le dé ninguna educación moral. Espere a que alcance la mayoría de edad
para que pueda decidir libremente.
3.
graciosas.
Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer cosas más
4.
No le regañe nunca, ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría
crearle complejo de culpabilidad.
5.
Recoja todo lo que deja tirado: libros, zapatos, ropa... Así se acostumbrará
a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6.
Déjele leer todo lo que caiga en sus manos y ver todos los programas que se
le antojen. Cuide que sus platos, vasos y utensilios estén bien esterilizados. Pero deje que su
mente se llene de basura. Así se acostumbrará a tomar como valioso lo que solamente es
porquería.
7.
Dispute y riña a menudo con su pareja en su presencia. Así no se
sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.
8.
Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para
disponer de dinero es necesario esforzarse y trabajar.
9.
Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y
la austeridad podrían producirle frustraciones.
10.
Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores,
vecinos o amigos. Piense que todos ellos tienen prejuicios.
El Juez de Menores de Granada(Emilio Calatayud), ese que manda trabajos sociales para cumplir
pequeñas condenas de adolescentes, y que a veces es noticia en TV por lo curioso de sus métodos,
ha escrito una especie de "antidecálogo para la educación", en el que sintetiza muchas de las malas
costumbres de los padres actuales.
DECÁLOGO
para formar
DELICUENTES
9
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
6-Qué hacer cuando un hijo dice "te odio"
EL MUNDO SILVIA TAULÉS 10/02/2015 Foto: Shutterstock
No siempre es fácil lidiar con un niño. A veces hay enfados,
algún grito, alguna amenaza... Si el pequeño se siente
acorralado o las cosas suceden como no estaba previsto,
puede enfurruñarse. Hasta tal punto, que puede llegar a
buscar las palabras más desagradables para dañar a sus
padres. Las palabras más desagradables dentro del
vocabulario que el niño conoce, claro. Decir "ya no te
quiero" o "te odio", suele ser el recurso más fácil. Y el más
común.
Becky Bailey es una psicóloga infantil estadounidense especializada en enfrentarse al enfado de los
hijos. Bailey explica los motivos por los que un niño puede llegar a dañar tanto: "Están
aprendiendo a vivir con sus emociones, no las controlan y no las conocen. En un momento pueden
estar contentos y riendo de emoción y al segundo siguiente ponerse a llorar desesperados por algo
que les ha molestado. En esas turbulencias difíciles de controlar, aparece la decepción, algo que
ellos no entienden, y terminan culpando a sus padres de lo que sienten".
Sal Severe autor de 'How to behave so your children will, too!' lo simplifica todo: "Tu hijo quiere
que sepas que está enfadadísimo y esa es la única manera que tiene de hacértelo saber".
La primera vez que un padre oye ese "te odio" puede sentir un fuerte dolor en el pecho, ganas de
llorar o incluso ganas de mandar a su hijo bien lejos. ¡Alto! ¿Qué hay que hacer cuando tu hijo te
dice que te odia? Veamos algunas propuestas de los expertos en psicopedagogía.
1. Enseñar a sentir. Lo primero que hay que hacer con los niños, digan lo que digan, es hacerles
entender lo que les sucede. Largas parrafadas dando consejos, explicaciones concretas y sencillas
sobre los sentimientos... Estamos hablando de niños pequeños, niños que no saben lo que les ocurre
y que necesitan a sus padres para enfrentarse a sí mismos. Pon nombre a sus emociones.
2. Dale opciones. Si un niño se ha enfadado porque no le dejas tener algo que desea con toda su
fuerza, puedes intentar ofrecerle una alternativa. "Como no puedes jugar con la muñeca podríamos
coger un libro y leerlo juntos", "las galletas son para después de la cena, puedes comer otra cosa
dulce, como un plátano o una manzana".
3. Comprende su enfado. Los niños necesitan expresar su enfado y lo hacen con sus armas. Intenta
entender lo que le sucede y ponte en su lugar. ¿Qué dirías si tus instrumentos lingüísticos fueran
limitados y estuvieras muy muy enfadado?
4. No lo tomes en serio. Puede sonar doloroso pero no debes creer a tu hijo cuando te dice que te odia.
Se expresa con las palabras que ha escuchado antes y seguramente en algún momento habrás dicho
que odias esperar el autobús o que odias el queso o que odias que te digan tal cosa. Los niños
absorben y actúan después. Lo que está claro es que en ningún momento sienten eso que dicen. No
te odian, ni te han dejado de querer.
5. No respondas. Nunca. Si entras en el juego de su provocación el pequeño habrá logrado lo que
deseaba (lo que siempre desea): tener tu atención. Intenta no hacerle caso, no entrar en una
discusión con él y mostrarte clamado en todo momento. Cuando arrecie la tormenta ya podréis
hablar.
6. Dile que le quieres y pídele que se disculpe. Es fundamental, en todo caso, que entienda que no es
correcto lo que ha hecho y que te ha dañado. Una vez se haya calmado, explícale cómo le quieres, el
porqué de lo que has decidido y le ha provocado, y dile que debe pedir perdón por haberte ofendido.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
7-Límites: Una Asignatura Pendiente
EL MUNDO 19/01/2015 PEPA RIVERO DE WENRICH
Sapos y Princesas Miami
Foto: Shutterstock
Actualmente muchos padres de familia se lamentan
de que sus hijos no los respetan como deberían y no saben
qué hacer para remediarlo. Los maestros también cuentan
que la mala conducta es un problema notorio en los colegios
que a ellos les cuesta manejar. Los niños de hoy aprenden
más cosas y más pronto que nunca, sin embargo muchos no demuestran la misma precocidad en
cuanto a madurez emocional y comportamiento. Se respira una especie de "parálisis disciplinaria"
que todo el mundo percibe y ante la cual se reacciona con pasividad y resignación porque nos
hemos convencido de que los niños de hoy día sencillamente no son como los de antes...
La misión de los padres es proporcionar seguridad a sus hijos y facilitarles un desarrollo
óptimo
Los niños de hoy son iguales que los de antes, lo que ha cambiado es la manera en que los
tratan los padres. La labor de los niños desde muy pequeños ha sido siempre y sigue siendo
absorber su ambiente, aprender a ser independiente y poner a prueba la paciencia de los padres a
base de travesuras y de alguna que otra rabieta. La misión de los padres, hoy igual que siempre, es
proporcionar seguridad a sus hijos y facilitarles un desarrollo óptimo a nivel físico, emocional e
intelectual. Para lograrlo los padres se tienen que ganar el respeto de sus hijos a base de mucho
amor y de no pocos límites. La mayoría de los padres hoy, igual que siempre, hacen por sus hijos
lo mejor que pueden pero muchos padres bien intencionados están teniendo hoy más problemas
nunca para ganarse el respeto de sus hijos por no entender las consecuencias de criar a los niños sin
límites desde muy pequeños o sencillamente por no saber muy bien cómo ponerlos.
Para los padres es fácil confundir por un lado la paciencia con la permisividad, y por otro los
límites con la agresión física, verbal o psicológica. Algunos evitan corregir a los niños con una
autoridad que tal vez ellos resintieron cuando eran hijos y prefieren no llevar la contraria a sus hijos.
Otros repiten consciente o inconscientemente los patrones de agresividad y control con los que ellos
mismos fueron criados. En realidad, ni la permisividad ni la agresión de ningún tipo son
maneras efectivas de poner límites a los hijos y, además, sus repercusiones en el carácter del hijo
y en la armonía de la vida familiar son muy negativas, con lo que ello implica para el desarrollo
emocional de un niño. Una relación padre-hijo en la que reine la firmeza y la armonía es muy
importante en la vida de los niños porque a través de ella aprenden a relacionarse no sólo con los
padres, sino también con los hermanos, los amigos, los maestros, y con las demás personas que van
apareciendo en sus vidas.
Aprender a respetar y a poner límites es una parte fundamental de la educación de los niños
Saber poner límites a los niños consiste en saber cuándo decirles "si" y cómo decirles
"no". Es una tarea sencilla cuando lo niños son pequeños pero si los padres no se la toman en serio
se convertirá en un reto cada vez mayor a medida que los niños van creciendo. Aprender a respetar
y a poner límites es una parte fundamental de la educación de los niños, es un proceso de años que
implica aprender, practicar, cometer errores, y recibir alguna que otra consecuencia.
Mediante límites sanos puestos por los padres con firmeza y delicadeza los niños interiorizan qué
está bien y qué está mal, se acostumbran a controlar la frustración, entienden que hay que respetar a
los demás y aprenden cómo hacerse respetar por los demás.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Todo ello le permitirá tomar cada día decisiones acertadas que se reflejarán en un buen
comportamiento. Un niño que es educado de esta manera es más probable que crezca y que llegue a
la compleja adolescencia seguro de sí mismo y razonablemente preparado para superar los retos
que inevitablemente se irá encontrando en su camino.
Los límites son el día de hoy una asignatura pendiente para muchos padres, pero es un
reto fácil de superar porque independientemente de la edad de los hijos cualquier momento es
bueno para que reflexionemos sobre la importancia que estamos dando a los límites y para evaluar
la forma en que los estamos poniendo. La reacción de los hijos no se hará esperar!
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
8-Siete cosas que nunca te contaron para lograr que tus hijos sean felices
El Mundo ESTHER GARCÍA-VALDECANTOS 24/11/2014
Foto: Shutterstock
Decía Herman Hesse que el que sabe amar es feliz. Y, sin duda, también lo
es aquél a quien han amado. "Se nota perfectamente cuando un niño es
feliz", asegura la psicóloga Silva Álava que acaba de presentar 'Queremos
hijos felices', un manual sobre "lo que nunca nos enseñaron" de la crianza
de un niño desde que nace hasta que cumple los 6 años. ¿Por qué hasta esa
edad? Como dijo en la presentación la conocida psicóloga María Jesús Álava Reyes (a la sazón, su
tía), "a los 6 años ya está desarrollado el 80% de lo que va a ser un niño intelectualmente, es una
etapa crucial e insustituible". "Y sirve", como aseguró la autora a Yo Dona, "para establecer las
bases de los aprendizajes en donde se va a anclar el desarrollo futuro".
Para Álava, el problema actual no es otro que la falta de tiempo: "Ahora los padres cuentan con
muchos manuales, están y se han preparado mucho profesionalmente, pero no tienen tiempo y esto
hace que se olvide un poco el sentido común que es lo que se necesita, básicamente, para educar a
un niño". Así que "lo que nunca nos han enseñado" sobre los niños no son más que pautas de
sentido común. Álava da algunas:
1. Cuando una voz interior nos dice "hay algo que no estoy haciendo bien porque me cuesta mucho
que el niño obedezca", entonces existe un problema y lo que hay que hacer es muy sencillo: parar y
observar. Observar qué hace el niño, quiénes estamos con él en ese momento, qué estamos haciendo
y qué le decimos, porque lo que tú le estás contestando como adulto a lo mejor está reforzando su
postura. Nos daremos cuenta de que los niños lo que reclaman el 99% del tiempo es atención, y hará
lo posible para conseguirla.
2. Otra de las consecuencias de la falta de tiempo es la sobreprotección. Un niño siempre va a preferir
estar con sus padres y lo normal es que cuando no esté con ellos les eche de menos, pero lo que
debemos evitar es que sea incapaz de quedarse con otras personas, cosa que se logrará fomentando
los vínculos con abuelos, tíos o amigos cercanos y dejándole de vez en cuando con ellos.
3. Evitar la frustración, que es la cara b de la sobreprotección, es uno de los grandes males de hoy en
día: no le digamos nada al niño (ni siquiera que apague la televisión) no vaya a ser que se frustre. El
resultado son niños que no aprenden el valor de la paciencia, que no tienen recursos ni habilidades,
que son inseguros y probablemente más infelices porque carecen de la autodisciplina y la
motivación para conseguir lo que quieren.
4. Los niños aprenden con el ejemplo y el modelo de los padres es lo fundamental. Si absorben un
ambiente en el que reina la ansiedad y la crispación, el niño será ansioso y estará crispado porque
imitan todo lo que ven, para lo bueno y para lo malo. Pero en muchas ocasiones no gritar resulta
difícil, ¿cómo conseguir evitarlo? Según Álava, "los niños son los campeones de la observación, si
saben que cuando pegas el séptimo grito es el momento de tomarse la leche, esperarán hasta que lo
des para hacerlo y hasta entonces han conseguido que estés pendiente de ellos, los niños saben que
en cuanto se toman la leche, ya no les haces caso. Toca cambiar de pauta. Hablarlo la noche anterior
es una buena estrategia: mañana, mientras te tomes la leche, estaré a tu lado".
5. Algunos padres piensan que las normas anulan la personalidad del niño pero es un error de base
porque, para asentar su personalidad, necesitan saber lo que pueden hacer o no y lo que está bien o
mal. Poner límites no es vivir a toque de corneta ni en una dictadura militar, muy al contrario, los
niños son pizarras en blanco y deben saber cosas tan básicas como que no se pega, no se hace daño,
no se grita o no se ponen los zapatos encima de la mesa o del sillón.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
6. Uno de los grandes errores es hacer las cosas por los niños porque tenemos prisa: vestirles, darles la
comida... Hay que entender que su ritmo es diferente y que, por lo tanto, necesitará al menos una
hora en ese proceso. Son los padres los que deben ajustarse al horario del niño y no al contrario, lo
lógico es acostarse pronto y levantarse antes para que el niño pueda hacer todo a su ritmo.
7. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Si el niño falta al respeto lo mejor es no entrar en la
provocación sino retirarse elegantemente y decirle "yo así no te hago caso". Cuando el adulto se va,
es cuando el niño para y reflexiona.
Y trabajar la inteligencia emocional, nunca son demasiado pequeños para ayudarles a identificar sus
emociones y saber gestionarlas. "Porque es algo en lo que estamos fracasando", nos explicó José
María Álava Reyes. "Nunca antes en la historia ha habido un cambio y una transformación de la
sociedad tan rápida, no tiene nada que ver nuestra infancia con lo de ahora y eso hace que los padres
están muy desorientados, por eso caen en la sobreprotección. Hoy en día la realidad es que los
padres están perdidos y los adolescentes, que son los menos felices de las últimas generaciones,
están insatisfechos". La clave está en comenzar a trabajar esos primeros 6 años de vida. Y
evitaremos muchos disgustos en el futuro.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
9-Cómo evitar descargar el mal humor sobre nuestros hijos
ABC m. j. pérez-barco / Madrid Día 25/10/2012
Diez minutos de soledad pueden impedir que pierda los nervios con su hijo por un mal día. Se
puede vencer el mal humor
Antes de explotar, si es necesario, mójese la cara
y respire profundamente varias veces
Que tire la primera piedra la madre o el padre
que alguna vez no ha perdido los nervios
sobrepasado por alguna situación y ha
descargado su mal humor, sin querer, sobre sus
hijos. Ese malestar explota muchas veces ante
actos muy cotidianos en casa: porque ese día el
niño no ha merendado bien, o está más
desobediente, o se pelea con su hermano, o porque el profesor ha llamado a casa porque se ha
portado mal en clase... Esos comportamientos pueden sacar de quicio, pero «hay que tener en
cuenta que los niños requieren una atención especial y tienen menos recursos y experiencias
para afrontar y responder de forma adecuada a lo que se les presenta», explica Carmen Montoro,
psicóloga de Isep Clínica Granada y coordinadora de Isep Clínica Málaga. Es decir, los más
pequeños también pueden tener un mal día, pero son los padres, los adultos, quienes deben manejar
la situación.
«El estrés diario y la frustración generan mal humor»
El mal humor nos domina por dos motivos. «El estrés continuo y diario provoca mal humor y, por
eso, estamos más irascibles, pero también la frustración puede generar mal humor, enfadarnos y
tener que reprimirnos», afirma Luis Muiño, psicoterapeuta y divulgador (autor del libro «Guía para
padres con poco tiempo y mucho cariño»). Y una de las mayores fuentes de frustraciones es el
trabajo, por discusiones con el jefe, con los compañeros, el proyecto que no sale adelante,
sobrecarga de tareas... Pero hay también otros quebraderos de cabeza que cambian nuestro estado
de ánimo y nos llevan al límite: un exceso de quehaceres domésticos, los niños que están más
alterados esa tarde, cuando las cosas no van tan bien con la pareja, haber dormido poco, el
cansancio físico...
No sin esfuerzo, se puede vencer el mal humor e, incluso, «en caliente». Los psicólogos Carmen
Montoro y Luis Muiño dan las pautas:
—Identificar que el mal humor ha hecho presa de usted: «Una forma fácil de saberlo es
preguntarnos a nosotros mismos, antes de llegar a casa, ¿qué me apetece: encontrar un motivo para
discutir ("seguro que el niño no ha hecho los deberes" o "va a dar problemas en la cena") o prefiero
hacerle cosquillas y jugar un rato con él?», propone Muiño.
—Reconocer y aceptar ese malestar.
—De camino del trabajo a casa, puede aprovechar para hacer algo que le produzca placer: desde
escuchar su música preferida en el coche, leer un libro en el metro, saltarse un trayecto e ir
andando... Eso rebaja el mal genio.
—Si es necesario, al entrar en casa, busque un momento de desconexión («intentar el contacto
continuo con los niños es un error», dice Muiño). Diez minutos de soledad y aislamiento en otra
habitación es suficiente. Piense en algún lugar especial, cierre los ojos, o simplemente cuente hasta
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
veinte o mire el cielo. Pero antes de todo eso, hay que cerciorarse de que los niños están seguros en
otra estancia de la vivienda.
—Si la pareja está en casa, puede acostarse unos minutos, relajarse y ponerse una toallita con
agua fría sobre la cara.
—Para esas ocasiones que se siente desbordado, los psicólogos recomiendan tener una actividad o
un juguete especial que entretenga y divierta a los niños, así tendrá la oportunidad de relajarse un
poco.
—De forma general, conviene disponer de un espacio personal o de un hueco a la semana para
usted mismo, sin niños ni pareja, para practicar algún deporte, tomar un café con algún amigo o
cualquier cosa que apetezca.
—Si con todo no controla el mal humor y siente que va a explotar, mójese la cara y respire con el
diafragma, tomando aire por la nariz y expulsándolo por la boca, varias veces. «Baja muchísimo el
nivel de hiperactivación», asegura Muiño.
—Si no consigue contenerse y explota, cuando esté calmado pida perdón a su hijo, explicándole
por qué está disgustado. La psicóloga Montoro también aconseja «que nuestros hijos nos cuenten
cómo se han sentido para ayudarles a manejar esa situación».
Evite a toda costa
m. j. p-b. madrid
Si le vence el mal humor nunca generalice con frases «lo haces todo mal», «eres un inútil»,
«siempre acabas enfadándome»... Eso crea indefensión en el niño. «En lugar de pensar que mamá
hoy está enfadada, el niño creerá que es un desastre», explica Muiño.
Tener en cuenta que los padres son un modelo para los hijos y, por tanto, estos copiarán
cualquier respuesta. «Si estamos estresados y les gritamos, ellos van a hacer lo mismo; si los
tratamos con desprecio o cuando nos enfadamos con ellos no lo expresamos y estamos un día sin
hablarles, ignorándoles, cuando se dé la situación contraria, es decir, cuando nuestro hijo tenga un
problema que le provoque estrés, no podemos pretender que se acerque a nosotros y nos lo cuente»,
dice Montoro.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
10-Qué hacemos cuando nuestro hijo se siente un «fracasado»
Abc carlota fominaya / Madrid Día 11/03/2014 Pautas para modificar esta percepción en un niño
«Cuando nuestro hijo se siente un
fracasado, hay que actuar con rapidez. La
cuestión es que resulta muy difícil definir
lo que es un niño fracasado», explica
Irene López Assor, psico-pedagoga y
directora de la Fundación Gestiona.
«Suelen ser niños diferentes, distintos,
que no se ajustan a la percepción de lo
que queremos que sean los niños, o que
no responden al patrón predeterminado de
nuestro mapa mental, pero que sin
embargo destacan en otras áreas»,
puntualiza esta experta. «Podríamos estar hablando, por ejemplo, de un niño que saca muy malas
notas, no tiene un buen comportamiento porque está hiperactivo en clase, pero sin embargo tiene
una capacidad creativa extraordinaria, pinta o escribe de manera genial y muy superior para su
edad…. ¿Es eso fracaso o es éxito?», se pregunta López Assor. «Para sus padres, seguramente, esto
es un fracaso, para sus profesores, también. Pero para sus compañeros, será éxito en muchos
casos… entonces, ¿qué ocurre? Que lo que la sociedad percibe como un niño fracasado puede que
sea un triunfador en otras áreas. Seguramente para sus iguales, sin mapas mentales preestablecidos
como tienen los adultos, sea un niño querido y admirado por las áreas en las que destaca. Pero eso
no es suficiente para el adulto. Porque lo importante es sacar buenas notas», añade. Lo que hay que
tener en cuenta, según esta experta, es que «no no existen niños fracasados, sino padres limitantes,
que no saben ver más allá de lo que la norma marca en un momento determinado, no dan la
oportunidad de hacer cosas diferentes, para así tener resultados diferentes».
Cómo trabajar con un niño derrotado
Para trabajar con un niño que se siente derrotado López Assor propone realizar un trabajo conjunto
entre padres y profesores en el éxito. «La familia tiene que tratar de ver siempre a sus hijos exitosos,
aunque sean sólo cinco minutos al día. Si son capaces de verlo y recompensar esos cinco minutos,
este tiempo aumentará a diez y más adelante a veinte. La seguridad y autoestima del niño crecerá.
No se sentirá un bicho raro y podrá expandir sus talentos. Las diferencias suman, no restan, ser
diferente es algo bueno, y esto es lo que enseñamos a los padres en nuestras formaciones. Si todos
fuéramos iguales, no habría opciones, todo sería lineal y la vida y la libertad de explorar no tendría
sentido». Es muy importante que sepamos que el fracaso, prosigue esta experta, «es una percepción,
un estado emocional asociado a la falta de motivación y tristeza, pero no es un rasgo de
personalidad. Por lo tanto cambiando la percepción cambiamos el estado».
¿Cuál es la responsabilidad de un padre ante un hijo fracasado?
Para esta psicóloga, «si los padres se sienten fracasados en su vida, los niños, en una edad temprana
y por amor a ellos incondicional e interno, se van a sentir fracasados también. Si el niño en casa ha
escuchando “vas a ser un fracasado” tendrá conductas de fracaso, simplemente, estará cumpliendo
con la etiqueta que le han puesto, y estará obedeciendo a un mandato impuesto por sus padres “soy
un fracasado”». Por tanto, sugiere «manifestar conductas de éxito, en lugar de actuaciones de
negación a la hora de hacer algo, les llevaría a cosas buenas y no a etiquetas negativas». Por eso,
continua, «son tan importantes las etiquetas en la infancia, los mensajes negativos y tajantes por
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
los adultos que rodean al niño van hacer que este se crea algo que no es real». «Debemos de tener
siempre esto presente, ponerles etiquetas positivas, reforzarles con actuaciones y realidades
que se puedan comprobar con ellos mismos, para que vean lo que valen. Fomentando aquellas
cualidades y aptitudes que tengan en un momento determinado lograremos niños exitosos»,
concluye.
López Assor ofrece algunos trucos para modificar esta percepción ante el fracaso:
—El primero y más importante es bajar las expectativas: No existen los niños perfectos, ni los
padres perfectos, todos somos perfectos en nuestra imperfección. «Si analizamos esta frase
detenidamente, vemos, que no nos será tan difícil bajar las expectativas que tenemos. Por lo tanto,
ser realistas con las cualidades que tienen nuestros hijos y potenciarlas, cuando aparezca algo que
no nos gusta, es parte de la imperfección, la asumimos y es mucho más fácil», explica esta experta.
—Otro truco es aumentar nuestro nivel de entusiasmo. «Igual que gritamos cuando algo no nos
gusta y llegamos a convertirnos en auténticos torrentes de ira, porqué no hacerlo de manera
contraria también. Es decir, si ocurre algo bueno, exagerémoslo, dar más importancia, en todos los
aspectos, el verbal, el físico, el emocional, para así equilibrar las emociones y que el niño perciba el
equilibrio», apunta López Assor.
—Y por último, ver la diferencia como una cualidad y no como un defecto. Lo que hace triunfar
a las personas es su diferencia con otras, no su igualdad. Potenciar lo diferente, lo mágico y lo único
que hay en cada niño y en cada uno de nosotros es otra de las claves.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
11-Retos de los padres hoy en día
EL MUNDO 17 November 2014
El día 20 de noviembre se celebra el Día
Internacional de los Derechos del Niño. Esta
fecha nos recuerda que los niños tienen derechos,
entre ellos, la educación. Gestionando hijos es un
evento que se celebrará el 11 de diciembre. El
proyecto pretende ayudar a los padres y madres a
ser mejores en esta tarea porque hoy en día se
plantean nuevos desafíos que debemos conocer.
Para ello, hemos preguntado a los ponentes: “¿Qué grandes retos consideran que tienen
los padres y madres hoy en día”. A esta cuestión, han respondido lo siguiente:
El mayor reto es ayudar a su hijo a descubrir y desarrollar su potencial. Esto se logra
educándole para ser autónomo en todos los ámbitos de la vida, enseñándole a afrontarla y
compartirla con personas con criterios semejantes y diferentes.
Maite Vallet, pedagoga, formadora de padres, madres y profesores.
Trasmitir unos valores, para una sociedad acelerada, a veces individualista, profundamente
capitalista y que pone mucho la vista en la felicidad. Fortalecerlos para manejar inteligente y
equilibradamente su existencia.
Javier Urra, pedagogo terapeuta y primer defensor del menor.
Aprender el lenguaje del corazón. Adoptar nuevas formas de comunicación que traspasen
la epidermis, que tengan la calidez y la belleza necesaria para resonar a un nivel profundo. El
lenguaje del corazón se reconoce porque, como la poesía, la música o las artes, acaricia el alma de
nuestros hijos, activa su potencial, expande sus horizontes y posibilidades, da alas a sus sueños y les
impulsa a hacer algo positivo con su vida y para la vida.
Hacerles aptos para la vida, no sobreprotegerles ni esforzarnos en hacerles la vida fácil y
cómoda. Tampoco hay que ponerles dificultades adicionales. Pero sí permitir que experimenten
emociones ingratas –como la tristeza, la rabia, la frustración…-, así como que se equivoquen,
tropiecen y caigan –cuando no peligra su vida-, porque solo así desarrollarán recursos personales
para enfrentar las dificultades. Solamente quién cae aprende a levantarse. Tristezas y tropiezos son
inevitables y pueden ser grandes maestros. Hay cosas que sólo se aprenden perdiendo o cayendo, y
hay pérdidas y caídas que suponen impagables lecciones de humanidad, fortaleza, humildad y
madurez. Como dice aforismo, prepararemos a nuestros hijos para el camino y no el camino para
nuestros hijos.
Mostrar agradecimiento hacia el pasado y hacia nuestros mayores y confianza hacia
nuestros hijos y hacia el futuro. Agradecer a nuestros padres, abuelos y maestros lo que fue bueno,
grato y positivo de la educación que nos dieron y reconocer que lo que no lo fue también cumplió
su función y desde una mirada adulta y serena podemos extraer alguna lectura positiva. Cuanto
menos, la de verlos en dimensión real de seres humanos y desde nuestras propias circunstancias,
limitaciones y equivocaciones comprender y desdramatizar la suyas. A los padres les digo a
menudo esta frase: Sonríe a tus padres desde tu corazón y te sonreirán tus hijos desde el suyo.
Eva Bach, pedagoga, conferenciante y profesora.
Saber gestionar aquello que se conoce como la Inteligencia Ejecutiva. La inteligencia que
controla a las otras, a nuestras emociones, los deseos y las expectativas. Saber decir “no” por uno
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
mismo y reconocer que el esfuerzo y la frustración son la antesala de la recompensa y el éxito. Los
padres y madres somos los garantes de la consolidación de esa inteligencia ejecutiva y de la
creación de los hábitos necesarios para llegar a estructurarla en nuestros hijos.
David Cuadrado, Socio Fundador y Director de VIVENTIA y coordinador pedagógico del
ICDL.
Quizás uno de los grandes retos sea educar a los hijos mirando a una sociedad cada vez más
abierta, más diversa, más compleja, donde las relaciones humanas, si cabe gracias a la tecnología,
tienen cada vez más importancia, donde los hijos sepan disfrutar de sus aciertos y relativizar sus
fracasos, sintiéndose únicos , diferentes y especiales y desde la empatía y el cariño puedan cultivar
y desarrollar valores como el compromiso, la responsabilidad con uno mismo y con los demás, la
solidaridad, la salud, el amor, el respeto hacia lo diferente, etc, ayudándoles a interiorizar ciertas
normas sociales y límites con el fin de que las consecuencias de sus acciones sean positivas y
beneficiosas para ellos y sus decisiones sean a su vez más libres e inteligentes.
Antonio Tobalina, autor de ¿La noche es tuya?
Para mí uno de los grandes retos y responsabilidades que tenemos los padres hoy es ayudar
y contribuir a que nuestros hijos tengan un proyecto vital basado en la calidad y no en la cantidad.
Hemos construido a nuestro alrededor un mundo artificial que, lejos de conducirnos a la felicidad,
nos guía más bien por el camino de la insatisfacción permanente y la angustia, que nos mantiene
atrapados en la urgencia, las aspiraciones materiales, las obligaciones y las mal entendidas
responsabilidades… Lo más importante que tenemos que aprender es a buscar la calidad de la vida,
y ésta nada tiene que ver con poseer cosas. El tener no es sinónimo del ser. El verdadero poder
generador de bienestar radica en cosas muy básicas, en las cosas más sencillas y cotidianas, en
cuestiones más relativas a cómo somos y cómo enfocamos la vida: desde la simplificación, el
agradecimiento o la capacidad de elección… que con las cosas materiales que tenemos o somos
capaces de acumular.
¿Y qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a cultivar esa calidad de vida y ese
bienestar? Podemos darles tres facilitadores fundamentales: ilusión, responsabilidad y capacidad
de elección.
Nuestro grado de felicidad y de bienestar está relacionado con la capacidad para construir
nuestro propio destino, aceptando aquello que no podemos cambiar y eligiendo conscientemente
aquello en lo que sí vamos a tener margen de actuación. La aceptación es una herramienta básica
para la vida porque nos otorga la capacidad de seguir disfrutando de los aspectos positivos que nos
quedan, de aquellos nuevos que nos llegan y de todo lo que la vida va a seguir creando para
nosotros. El secreto, por tanto, está en intentar enseñar a nuestros hijos a llevar el timón de su
vida… que sean capaces de decidir cómo van a pilotar las cosas que les va a tocar vivir, eligiendo la
aceptación y la visión positiva. Y ayudarles también a descubrir su pasión, invitarles a dedicarse a
ello. El entusiasmo es el motor que impulsa a la acción y que nos inyecta de confianza. Cuando
alguien siente pasión por lo que hace, le invade un entusiasmo vigoroso que despierta su capacidad
de acción y de esfuerzo. La acción es absolutamente necesaria. No basta con soñar y querer, sino
que lo más importante para ver sus metas convertidas en realidad es hacer. Y el valor de la
perseverancia (el esfuerzo mantenido en el tiempo) es otro aspecto crucial para conseguir una vida
plena. Porque cualquier objetivo que se propongan en la vida va a requerir de esfuerzo…
Fernando Botella, CEO de Think&Action y autor de libros como La fuerza de la ilusión o
Atrévete, y del blog titulado “El blog de Fernando Botella”
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
12-Qué no hacer cuando mi hijo tiene una rabieta
EL MUNDO/ PEPA RIVERO DE WENRICH Sapos y Princesas
24/02/2015 foto: Shutterstock
El diccionario define la palabra rabieta como "impaciencia,
enfado o enojo grande, especialmente cuando se toma por leve
motivo y dura poco". Las rabietas son típicas de un niño de entre
uno y tres años aproximadamente, que se frustra fácilmente y que
aún no sabe expresarse con propiedad. Detrás de la rabieta típica
que aquí nos ocupa, damos por hecho que no hay un motivo grave, en cuyo caso el llanto del niño
requeriría una atención inmediata y diferente a la que aquí se explica.
Al final de su primer año de vida el niño que ha recibido las atenciones adecuadas en su hogar, es
el centro de atención y sabe que sus padres se desviven por atender sus necesidades y deseos. El
niño es ya el rey de la casa y como tal no siempre va a aceptar de buen grado que le hagan esperar,
le pongan límites, o que le lleven la contraria. Es por ello que tienen lugar las primeras rabietas.
Imaginemos por ejemplo que Pablo, un niño de 18 meses, ve unas galletas en la cocina y
emocionado intenta alcanzarlas para comerlas. Al verlo la madre (o el padre) le dice que no es hora
de comer galletas, las guarda y el niño se enfada y se pone a llorar desconsolado.
¿Qué no hacer una vez que empezó la rabieta?
Ignorar la rabieta. Ignorarla significaría mostrarle indiferencia al niño cuando está pasando
un mal rato. La madre debe dejar ver al niño que es consciente de su enfado, y puede
intentar calmarlo por las buenas o distraerlo con algo. Pero en el caso de que el niño se
enfade aún más, es mejor no insistir en tranquilizarlo.
Ceder ante la rabieta. Cuando la madre (o el padre) le da la galleta al hijo para que deje de
llorar, esta experiencia demuestra al niño que no resiste verlo llorar y que llorando puede
hacerle cambiar de opinión. En cambio, cuando los padres se mantienen firmes y no ceden,
el niño saca unas conclusiones muy diferentes: que tiene que hacer caso a mamá y a papá, y
que llorando no se consigue nada.
Estresarse. Para los padres son estresantes las primeras rabietas de su hijo porque desde que
éste nació, una madre interpreta su llanto como un grito de auxilio al que debe responder
con urgencia. Sin embargo, conforme pasan los primeros meses, el llanto del hijo a veces
refleja sencillamente impaciencia o enfado, en cuyo caso, no tiene tanta importancia. Los
padres deben ver la rabieta como una oportunidad de sentar ante el hijo un precedente muy
importante de respeto y obediencia.
Enfadarse con su hijo. La madre (o el padre) no tiene motivo para enfadarse. Debe ser
comprensiva y entender que es el niño quien se ha enfadado con ella.
Intentar hacer que el niño se calle por las malas. Si no se logra calmar al niño por las
buenas, la agresión física o verbal solo sirve para poner de manifiesto su impotencia y para
empeorar las cosas. Es importante entender que el niño puede llorar siempre que él quiera y
que se calma antes cuando los padres permanecen tranquilos y le permiten llorar. A veces es
mejor no decir ni hacer nada.
Insistir en quedarse al lado del niño. Es mejor alejarse un poco del niño y darle su espacio
parar que se tranquilice. Si estos episodios son frecuentes, es buena idea asignar al niño un
lugar seguro de la casa donde el niño pueda retirarse a llorar hasta que se calme.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Razonar con el niño. En otra ocasión, cuando el niño esté tranquilo y receptivo se le puede
explicar que hay otras maneras de demostrar a mamá y a papá que no está de acuerdo con
ellos en algo, y se le puede enseñar técnicas para manejar su frustración o su enfado. Pero en
el momento del sofocón, el niño no va a escuchar.
Exigir al niño que se disculpe cuando termina de llorar. Una vez que el niño se calma es
mejor no volver a hablar de lo sucedido para evitar que vuelva a llorar. Además, así se le
quita importancia a la rabieta.
Suponiendo que esta madre (o padre) ha seguido nuestros consejos y que el niño de nuestro ejemplo
ya se ha calmado, es momento de preguntarnos: ¿realmente tenía importancia que Pablo se comiera
una galleta? Otra madre en la misma situación tal vez lo habría animado a que disfrutara su galleta,
después de todo ¡ella es la quien las dejo en medio de la cocina! En realidad este tipo de dilema se
presenta con muchas cosas de las que una madre dice a un hijo a lo largo del día. En la medida de lo
posible los padres deben evitar poner demasiadas reglas y limitar en exceso la libertad de
movimiento de los niños, siempre que no estén haciendo nada malo o peligroso. Los padres pueden
evitar rabietas innecesarias aprendiendo a escoger bien sus palabras.
En cualquier caso, y cuando la rabieta es inevitable, lo importante es responder con calma,
actuar con firmeza, y tratar de no "echar leña al fuego" para que se pase pronto. Cuando los
padres responden de esta manera a las primeras rabietas, estos episodios serán cada vez más
espaciados y leves. Ello es muestra de que los padres se han ganando el respeto de su pequeño, y de
que el niño se ha acostumbrando a obedecerlos y a auto-controlarse cuando está frustrado.
En cambio, cuando los padres se sienten impotentes o frustrados ante una rabieta lo único que
consiguen es "echar leña al fuego" y permitir dramas que no sirven de nada. Por su parte, el niño
que a los tres años no aprendió a obedecer a sus padres y a controlar sus enfados, a medida que vaya
creciendo, va a ofrecer más resistencia a hacerlo. Conforme los niños crecen el llanto de la rabieta
va a tomar la forma de palabras feas, gestos, discusiones, voces, y en el peor de los casos de
agresión física.
A cualquier edad un enfado de vez en cuando es normal y sano, pero incluso los niños pequeños
pueden aprender a manejarlos. Las rabietas no deberían de ser parte de la vida cotidiana de ningún
niño mayor de tres años y si lo son ¡es recomendable que los padres pidan ayuda cuanto antes para
poder manejarlas!
Pepa Rivero de Wenrich
es fundadora de Parent Coach Miami, una empresa dedicada a dar clases y asesoría
personalizada a padres de familia, fundamentalmente en temas de disciplina. Se certificó
como "Leadership Parenting Coach" por el Instituto de John Rosemond, uno de los expertos
en familia más reconocidos en Estados Unidos.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
13-Pros y contras de criar a los niños en la guardería o en casa
Foto: Shutterstock.
El Mundo SILVIA TAULÉS 18/02/2015
"El niño necesita el amor maternal, tiene que estar en
casa al menos hasta los dos años, si lo llevas a la
guardería antes, además de coger todos los virus y
pasarse más tiempo enfermo que disfrutando, te
saldrá con carácter nórdico. ¿No quieres un niño
amoroso y abierto, como nosotros? ¿Prefieres un
niño distante? El niño en casa". Hablaba el pediatra a
Rosa mientras ella abrazaba al bebé con ternura. "En
casa, claro que sí", se decía, determinada, "hasta los dos años nada de guarderías". Al año, el
pequeño Lucas estaba ya en la guardería. Rosa, una freelance que trabaja desde casa, se vio
desbordada con las demandas de niño, que se pasaba horas a solas con su madre. A la que dio los
primeros pasos, por allá los nueve meses, Rosa tomó la decisión. "En casa se aburría y yo no podía
estar 24 horas pendiente de él, en la 'guarde' socializa, juega con otros niños, y quienes le cuidan
son personas preparadas", comenta. Es uno de los dilemas de muchos padres: ¿guardería o en casa?
Veamos cuáles son las ventajas e inconvenientes de cada plan.
Guardería
• A favor:
El precio. Siempre que la madre trabaje fuera, una guardería costará menos que una cuidadora en
casa, sobre todo si el pequeño consigue plaza en una guardería pública (cosa difícil, hay que
admitirlo).
El niño socializa. Al estar en contacto con otros niños, el pequeño aprende a moverse, a compartir,
a jugar...
Cuidad por profesionales. En las guarderías trabajan personas tituladas y preparadas para atender
a los niños a la perfección.
• En contra:
Se aleja de su ambiente. A tan corta edad, un niño puede sentirse solo lejos de su ambiente
paterno. No reconocer lo que le rodea le puede producir ansiedad.
Los virus. Al estar en contacto con otro niños, puede contagiarse de todas las enfermedad y al ser
tan pequeños, el sistema inmunológico no está desarrollado del todo.
Trato menos personalizado. Comparte espacio y tiempo con otros niños, con lo que deja de ser el
centro de atención y no tendrá a una persona pendiente de él en todo momento.
En casa
• A favor:
Está en su ambiente. El niño está en su casa, con sus cosas, rodeado de objetos familiares. Eso le
dará más seguridad y confianza en sí mismo. ¡Ah! Y no tendrá que madrugar.
Trato individualizado. La persona que lo cuida sólo está pendiente de él.
Puede lograr más cariño. Al tratar con alguien a solas, el cariño es más fácil de mostrar y de
ofrecer. Una profesora no puede estar mimando al pequeño en todo momento, una cuidadora sí.
• En contra:
Está solo. Está solo, puede aburrirse, o convertirse en un niño más tímido, menos sociable y más
autoritario. Además, en una guardería adquiere hábitos rutinarios que en casa no aprenderá.
Menos estímulos. No aprende a compartir, ni a relacionarse con otros niños, por lo que puede
atrasar su desarrollo. Además, deja de aprender ciertas normas sociales que no interiorizará hasta
que se relacione con otros niños.
Es más caro. Si optamos por una niñera, será más cara que una guardería.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
14-Pediatras aconsejan que no se lleve a los niños a la guardería antes de los dos
años
ABC- AMALIA F. LÉRIDA / SEVILLA Día 07/06/2013 – foto: Jesús SPíNOLA
La mitad de las plazas de Pediatría atiende a más pacientes
de lo deseable en los centros de salud
El Palacio de Congresos acoge a miles de profesionales de la Pediatría
estos días en Sevilla
Sigue este viernes en el nuevo Palacio de Congresos de Sevilla la reunión anual de la Asociación
Española de Pediatría (AEP) que congrega en la ciudad a cerca de 1.800 especialistas desde este
jueves hasta este sábado. Los expertos debaten, entre otros temas, las novedades y problemas que
ocupan y preocupan a profesionales, padres y niños y así, este viernes se ha puesto de relieve que
no es aconsejable llevar a los niños a la guardería antes de los dos años de edad.
El doctor Jordi Pou ha dicho que se calcula que, de media, un niño que va a la guardería tendrá
alrededor de diez procesos febriles al año, casi uno al mes; y su colega, Antonio Jurado apunta que
se han descrito unos 200 virus responsables del catarro común que se propaga con facilidad a través
de la saliva que se elimina al toser por los juguetes y objetos que se manipulan.
Los centros de salud de Atención Primaria, primer estadio de la asistencia sanitaria es el lugar
idóneo para detectar anomalías en los usuarios y en este caso en los niños. Los profesionales de
estas áreas también han debatido en este congreso cuestiones que afectan a las prestaciones como
que, por ejemplo, más de la mitad de las plazas de Pediatría atiende a más pacientes de lo
deseable en los centros de salud, un lugar muy importante para controlar el desarrollo de niños de 0
a 6 años.
En España cuatro de cada diez pediatras considera que las condiciones de su consulta no les
permiten la correcta realización de su trabajo.
La obesidad infantil que se ha convertido ya en una epidemia no ha faltado en los foros de los
expertos los cuales siguen insistiendo en la práctica de ejercicio y de una dieta sana, elaborada y
variada para evitar enfermedades en un futuro.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
15-Lo que hay que hacer cuando tu hijo tiene mocos, tos o fiebre
ABC GEMA LENDOIRO / MADRID 19/09/2015 FOTOLIA
Comienza el goteo incesante de visitas a urgencias con padres preocupados pero con cuadros que
pueden ser solventados en casa sin problema
Con la llegada de las primeras lluvias, bajadas
de temperatura en algunos lugares muy
bruscas, viento y demás condiciones propias
del otoño e invierno, llegan los primeros
mocos, toses, dolores de garganta y el
siempre evitable colapso de las urgencias.
Especialmente cuando hablamos de los más
pequeños de la casa. A pesar de las veces que
se recomienda que hay que tener paciencia,
que los mocos no se combaten con medicina,
parece que sigue habiendo huida masiva al hospital, que no al centro de salud, en cuanto el niño
tiene un poco de fiebre.
Jesús Martínez, pediatra con más de treinta años de experiencia y autor del libro «El médico de mi
hijo», es una de las cabezas visibles de Mamicenter, una plataforma online totalmente gratuita
donde más de cien profesionales resuelven las dudas que los padres puedan tener en cuestiones
relacionadas con la salud. Obviamente, estos días las preguntas empiezan a ir por este lado.
El pediatra, no sin perder la sonrisa, reconoce que a partir de ahora comienza un goteo interminable
de padres asustados en la consulta porque su hijo tiene fiebre, mocos y tos. «La fiebre, los mocos y
la tos son nuestros grandes aliados en la defensa del organismo infantil ante el ataque de virus que
suelen asediar colegios y guarderías desde su inicio hasta junio. ¿Por qué los vemos como enemigos
si nos están defendiendo?». Es fácil, añade, «crean malestar porque no nos dejan dormir y afecta a
los horarios paternos pero no porque realmente sea un problema de salud para el bebé o el niño. No
hay motivo de alarma en tener mocos y tos, ni siquiera fiebre, siempre y cuando ésta no dure más de
tres o cuatro días en cuyo caso sí que hay que ir a ver qué está pasando».
Esta premisa de la fiebre es válida a partir de los tres meses de vida. Y esto es muy importante
recordarlo. Los bebés menores de tres meses, o incluso de cuatro, si tienen fiebre, es decir, el
termómetro supera los 38 grados, entonces sí que hay que llevarlo al médico. «He dicho al médico,
subraya el pediatra, no a urgencias, en los centros de salud también estamos los médicos».
La fiebre es un gran aliado, no hay que eliminarla a toda costa
Otro de los grandes caballos de batalla de los pediatras es convencer a los padres de que no estén
obsesionados con los grados que dice el termómetro. Mirar al niño en lugar de al aparatito es
fundamental. «La fiebre no hay que quitarla a cualquier medio, la fiebre da malestar y hay que
aliviar ese malestar al niño, no competir con el termómetro».«Un adulto, cuando tiene fiebre, no va
a urgencias, se toma un paracetamol y, como mucho, vuelve a casa y se mete en la cama o se tumba
en el sofá, pero no acude rápidamente a urgencias, ¿por qué entonces hacemos esto con los niños?
Porque nos asustamos pero no porque exista un peligro real».
¿Qué hacemos con los mocos?
Jesús Martínez lo deja claro: «Los mocos se limpian, no se limpia el cerebro por dentro, tan solo se
le pone suero fisiológico o agua de mar que disolverá los mocos, los aspirados y lavados agresivos
están desaconsejados, además, es que no sirven para nada».
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Antibióticos, sólo cuando lo diga el pediatra, no la vecina ni la abuela
Los niños por debajo de los 3 años sufrirán en su inmensa mayoría el ataque de virus que se curan
solos, sin tener que tratar y menos con antibióticos que no son necesarios para los virus.
Dentro de todo este cuadro viral están la faringitis, resfriados, laringitis, bronquitis y bronquilolitis,
todos ellos procesos virales que se curaran entre tres y quince días sin la ayuda de antibióticos. La
tardanza en curarse dependerá de la virulencia del virus y de la resistencia de cada niño. Y, además,
ese proceso, reforzará el sistema inmunitario del niño.
¿Cuándo ir a urgencias?
El pediatra nos recuerda que lo más adecuado es ir al centro de salud pidiendo cita. «Si la cita es
para dentro de varios días y vemos que la fiebre lleva más de tres jornadas sin bajar, que hay
dificultad para respirar o demasiado malestar e irritabilidad, o todo lo contrario, dificultad para
despertarlo, entonces sí hay motivo para ir a urgencias pero las urgencias también están en los
centros de salud. Otra cosa es que estén cerrados.
«No me abrigues tanto, mamá»
«Como cada otoño recuerdo, para quién me quiera hacer caso, dice Jesús Martínez que a los virus y
bacterias les gusta más el calorcito y los espacios cerrados para moverse mejor, de hecho en verano
los críos están más al aire libre y van menos abrigados, por eso se constipan mucho menos, si tu
hijo va con cuatro capas y está cerrado en el aula del cole eso es el mejor caldo de cultivo para que
pille cualquier cosa.
Aire fresco y que no sude, todos los catarros los cogerá mejor por exceso que por falta de
abrigo».
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
16-Ocho claves para actuar ante la odisea de tener un hijo caprichoso
ABC L.peraita Día 24/10/2013 –
Muchos padres acceden a sus deseos con tal de no
oírles llorar y gritar ante sus rabietas
Tener un hijo caprichoso supone una verdadera odisea
para los padres. Si no se accede a sus constantes
peticiones «montará un numerito» que acabará en
rabieta. Lo peor del caso es que, por tranquilidad de
los padres y por no pasar un mal trago delante de personas en el portal de casa, el supermercado o la
sala de espera del dentista, suelen ceder ante los gritos y pataletas del pequeño antes de que
vayan a más y todo el mundo les mire.
Sí, efectivamente, actuando de este modo habrán evitado la rabieta, pero el niño se ha salido con la
suya y ha aprendido que la próxima vez que quiera algo le bastará con gritar y tirarse al suelo
de nuevo para conseguir sus objetivos. ¿Cómo romper este círculo vicioso?
«Lo primero de todo es predicar con el ejemplo —asegura David Cortejoso, psicólogo y creador de
psicoglobalia.com—. Los padres no pueden pretender que sus hijos no sean caprichosos cuando
ellos cada vez que salen de casa se compran lo que les apetece. Ahora es más fácil fomentar que los
niños sean más caprichoso porque hace años cuando se estropeaba algo, nuestros padres nos lo
arreglaban, y hoy lo tiramos y compramos otro nuevo. No les transmitimos el valor de las cosas
del mismo modo. Antes teníamos un reloj y nos ilusionábamos con él, ahora tenemos cinco.
Tendemos a tener muchas cosas y de lo mismo».
No tienen tolerancia a la frustración
Este psicólogo explica que un niño caprichoso se caracteriza por su egocentrismo. No piensa en las
necesidades de los demás. Está claro que el egocentrismo es algo normal en su desarrollo, pero
deben aprender cuanto antes a satisfacer las necesidades de otro.
Otra de las actitudes que definen a los hijos caprichosos es que no tienen tolerancia a la frustración
o esta está muy baja. Cuando algo se les niega, montan en cólera, arman un buen jaleo para llamar
la atención, gritan, lloran, tienen una gran rabieta… y todo para conseguir lo que los padres le están
negando.
«Además —prosigue David Cortejoso— no cuidan las cosas, sus juguetes, sus pertenencias, y
básicamente se produce porque nos las valora. Pide lo que quiere en esos momentos, lo que quiso
otro día, pierde interés. Los hijos caprichosos pueden surgir de dos situaciones contrapuestas, o
bien no se les presta la atención que reclaman de sus padres o bien se les presta demasiada. Por lo
que suelen ser hijos infelices o insatisfechos, y muchas veces con jugar o estar más tiempo con ellos
se cubre dicha necesidad».
Ocho claves para los padres
La mejor de las noticias para los padres, es que el tener hijos caprichosos es algo que puede
solucionarse. Hay que corregir la causa y habremos solucionado el problema. Aquí van unas
sencillas pautas:
1.—Hay que fijar límites en su educación es una de las bases de la educación de cualquier hijo. En
el caso de los caprichosos, es una forma de solucionar, pero también de prevenir. Estableciendo
normas claras, en las que el niño participe a la hora de fijarlas, flexibles en cierto grado, acordes a
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
su edad y su capacidad de comprensión, harán del niño conocedor de lo que puede y de lo que no
puede exigir a sus padres.
2.—Los padres deben estar coordinados y unidos. Es fundamental que habléis antes de los
pormenores de la educación de vuestros hijos, tenerlo todo bien atado, y apoyaros el uno al otro
delante de los niños. La coordinación y la comunicación entre vosotros será de lo más importante.
3.—Hay familiares como los abuelos que pueden darles caprichos. De siempre se ha dicho que
los abuelos son para dar caprichos a los niños y los padres para educar. Es normal que los abuelos,
tíos o amigos puedan concederles algún capricho, tampoco podemos pasar al otro extremo, pero sí
debemos hacerles entender que son situaciones excepcionales, y que no pueden exigir lo mismo a
los padres, ni tampoco cada vez que vean al abuelo o abuela.
4.—Un hijo es caprichoso porque está reclamando mayor atención de los padres, con lo que si
se la damos, se puede solucionar el problema. En ocasiones, los padres no tienen suficiente tiempo,
pero si se les da el que se tiene y se les da de calidad, podemos compartir muy buenos momentos
con ellos. La infancia de los hijos se pasa volando y el tiempo que paséis con ellos será parte de sus
recuerdos para toda su vida. Vale la pena hacer un esfuerzo y dedicarles un rato de juego cada día.
Descubriréis la felicidad en esos pequeños ratos.
5.—Hay que educarle para que aprenda a valorar sus juguetes y sus pertenencias. Si le
llenamos de juguetes cada vez que llega su cumpleaños o los Reyes Magos, no sabrá apreciarlos, no
le dará tiempo a jugar con todos ellos… Hay que enseñarle a valorar sus cosas, a que las cuide, a
que no se aburra y rápido la sustituya por una nueva.
6.—Ambos padres deben educar de la misma forma. No podéis hacer uno de «poli bueno» y el
otro de «poli malo». Uno no puede ser el que siempre permita y el otro el que siempre regañe. Ya
que de esta forma el hijo sabrá siempre a quién debe pedir las cosas. Poneros de acuerdo y
establecer también entre vosotros unos límites.
7.—Cuando exija algo, hay que hacerle comprender lo que cuestan las cosas, y no me refiero
solo a su valor económico. Ponerle algún reto para que, si lo cumple, obtenga esa recompensa. De
esta forma le enseñáis lo que cuesta conseguirlo, premiáis su esfuerzo, y el niño valorará más eso
que en un principio había exigido.
8.—Manteneros firmes ante las constantes exigencias. Si os amenaza con montar el espectáculo,
coge una rabieta, llora, grita… para conseguir de vosotros algo que consideráis que no debéis darle,
manteneros firmes ante la presión. Puede tardar, pero se acabará dando por vencido. No es una
cuestión de autoridad, es una cuestión de hacerle entender que no se puede tener todo, es una
cuestión de ponerle límites. Muchos padres hoy en día no le ponen límites a sus hijos ni a sus
exigencias, y luego esto se convierte en verdaderos problemas de educación que lo pagan otros
niños, u otras personas cuando ya son más mayores.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
17-Qué hacer para que tu hijo pierda el miedo a ir al médico o que nunca llegue
a tenerlo
ABC m. j. pérez-barco / madrid Día 15/01/2014 - fotolia
Diez pautas para que los niños vayan de buen agrado a la
consulta del pediatra
Dejar a los niños que jueguen unos minutos con un fonendo
ayuda a ganarse su confianza
No lo pueden evitar. Llega un momento que muchos niños
tienen miedo a ir al médico. Es algo más habitual de lo que se
cree. El temor a lo desconocido, a no saber qué le va a hacer ese hombre o mujer de bata blanca, al
dolor o a quedarse a solas con el pediatra... Razones no les faltan a los más pequeños para que,
como mínimo, la visita al médico les resulte una experiencia molesta e incómoda.
«La bata blanca asusta a todo el mundo», afirma David Fernández, portavoz de la Asociación de
Estudiantes de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid –IFMSA Complutense—. Esta
organización lleva a cabo un original proyecto para que los niños se familiaricen y pierdan el miedo
a sus doctores. «El hospital de los ositos», como lo han denominado, tiene dos enfoques: grupos de
niños de cuatro y cinco años visitan la Facultad de Medicina de la UCM para «curar» a sus
peluches, ositos enfermos. «Un estudiante guía al niño a la hora de curar a su osito: realizan una
consulta pediátrica, pasan a una zona de curas donde le ponen vendas y luego a un quirófano.
Disfrazamos a los niños de médico, con mascarillas, batas... Y operan a su osito», explica
Fernández. Y dos veces al año, en el hospital Doce de Octubre, enseñan a los niños enfermos las
mismas técnicas de curación.
«El médico es un adulto desconocido que les va a tocar y a hacer pruebas»
A través de este proyecto los niños pierden el miedo a lo desconocido, esa incertidumbre es lo que
más temen, como cuenta Fernández. «El médico es un adulto desconocido que les va a tocar y hacer
cosas que los niños no saben muy bien por qué. Y además en un momento delicado para ellos
porque están enfermos». Por eso, familiarizarse con los instrumentos de una consulta o de una sala
de curas, con la figura del médico, es un buen sistema para tomar los primeros contactos con el
mundo sanitario y empezar a confiar.
El miedo al médico puede aparecer ya en edades preescolares, pero lo más normal es entre los seis
y diez años, comenta Silvia Guinea, psicóloga infantojuvenil de ISEP Clínic Barcelona. Esta
experta recomienda una seguir una serie de pautas para que los padres ayuden a los niños a prevenir
el miedo al médico y a superarlo si ya lo tienen:
1. Los padres deben avisar al niño con antelación de que va a ir al médico y no llevarle nunca
engañado. A los más pequeños conviene decírselo con un día de antelación y a los mayores (de 4-5
años) con 2 o 3 días es suficiente, recordándolo de nuevo, en ambos casos, el mismo día de la
consulta.
2. Jugar o leer cuentos relacionados con el ámbito sanitario. A través del juego el niño se relaja
y expresa sus dudas y preocupaciones. Existen dibujos animados y aplicaciones para tablets con
juegos interactivos que tienen como finalidad que el niño se familiarice con el instrumental médico
y las diferentes pruebas que se realizan, ayudándole a disipar parte de la incertidumbre que siente.
3. El familiar que acompañe al niño debe mantener la calma. En estas situaciones es importante
estar tranquilos, ya que si quien acompaña al niño es un adulto impresionable ante determinadas
pruebas médicas o con tendencia a dramatizar la situación, le transmitirá esos nervios al niño.
4. Solventar las dudas y preocupaciones de los pequeños. Las más típicas son:
—Miedo a quedarse a solas con el médico. «Hay que asegurar al niño que permaneceremos con él
y, en caso de que no sea posible, le indicaremos que estaremos cerca y en cuanto sea posible nos
reencontraremos», dice Silvia Guinea.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
–Miedo al dolor. No conviene mentir y decir que no le va a doler nada o que no va a ser molesto si
sabemos que lo va a ser. Es mejor, sin dramatizar, explicarle por ejemplo, que la inyección es un
«pinchacito» muy rápido.
—Miedo a lo desconocido. Informarse previamente de las pruebas que le van hacer y tratar de
explicárselas al niño, con un lenguaje y un nivel de detalle apropiado a la edad, que le permita ir
más tranquilo.
5. Proyectar una imagen positiva del personal sanitario: enseñar que el médico es una persona
que trata de curar a los demás para que se encuentren mejor; evitar críticas y hablar mal de los
médicos delante del niño y no amenazar con el típico «si te portas mal le diré al médico que te
ponga una inyección».
Es importante insistir en que ir al médico no es un castigo por algo que haya hecho mal el niño,
sino que todo el mundo va al médico cuando se encuentra mal para que le cure.
6. David Fernández recomienda dejar hablar a los niños. «Los pediatras —dice— odian que los
padres respondan por el niño. Precisamente, los médicos preguntan al niño para que confíe. El niño
siente que le escucha y que puede hablar con su médico, aunque el pediatra luego pregunte a los
padres».
7. Explicar al niño qué hace un médico y cómo lo hace, qué pruebas realiza y qué instrumental
hay en la consulta.
8. Si el niño ya tiene miedo al médico, hay que identificar exactamente a qué tiene miedo (al
dolor, a estar a solas con el médico, al instrumental, a las pruebas…) y respetarlo mostrándonos
comprensivos, sin bromear o no darle importancia, ya que entonces no confiará en nosotros para
superar el miedo.
9. Al niño no se le debe exponer de repente al miedo que tiene, sino que se hará de forma
progresiva y a ser posible lúdica, sin esperar que supere su miedo inmediatamente, puesto que se
trata de un proceso que llevará más o menos tiempo en función de cada niño. Siempre se premiará
cualquier pequeño avance que haga el niño para enfrentarse al miedo que siente. En caso de que el
miedo sea intenso, con una respuesta desproporcionada e interfiera en la vida diaria del niño, se
recomienda acudir a un profesional que aconseje sobre el tema.
10. Intentar ir siempre al mismo pediatra.
Pautas para el médico
m. j. p-b. madrid
Pediatras y médicos de cualquier especialidad son conscientes de que los niños no son adultos.
Hay algunas pautas y detalles que pueden servir a estos profesionales para ganarse más fácilmente
la confianza de los pequeños. David Fernández, a través de la experiencia que ha obtenido del
«Hospital de los ositos», ofrece algunas:
1. Para afrontar el miedo a la bata blanca, propone que los médicos adornen sus batas con
dibujos y formas con color. Igual que las habitaciones de los niños en los hospitales, adornadas con
dibujos.
2. Una forma de ganarse la confianza del niño es a través del juego. Muchos médicos ya dejan a
sus pacientes infantiles el fonendo para que lo toquen y se osculte ellos mismos. «Solo son
necesarios unos minutos. Es una forma de perder el miedo a los instrumentos que utilizamos», dice
Fernández.
3. Hablar con el niño, que cuente lo que le ocurre.
4. Explicar al niño las cosas en un lenguaje sencillo, utilizando un vocabulario que él entienda.
«No se le puede decir que vamos a medirle la presión arterial, pero sí se le puede decir que vamos a
ver cómo va de fuerte la sangre».
5. Todo es importante, hasta el menor detalle. David Fernández incluso recomienda a los pediatras
que pregunten al niño cómo quiere que le llame.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
18-Las cosas que sí debes decir a tu hijo
ABC gema lendoiro / Madrid Día 19/10/2013 - fotolia
La autoestima de un niño, su confianza en sí mismos... depende de los mensajes positivos que
le envíen los padres
Con frases como «tu puedes», «lo vas a
hacer muy bien»... transmitimos al niño
confianza en sus capacidades
Lo que piense cada niño de sí mismo
dependen de los mensajes que le den los
padres. También su autoestima, el hecho de
sentirse querido o valorado, la confianza en
sí mismo, su propia motivación... El
desarrollo positivo de los hijos están en
sintonía con los gestos de afecto,
dedicación, frases, palabras y comentarios
que los padres les dirijan cada día. Practicar el refuerzo positivo hace más feliz a los niños. Y solo
hay que educar basándose en hacer énfasis en las cosas buenas que hacen a diario.
Mónica Serrano Muñoz explica las cosas que sí se deben decir a los hijos para se desarrollen de
forma feliz y positiva. Ella es psicóloga, especialista en acompañamiento psicológico y emocional
de personas que se encuentran en etapas de su vida relacionadas con el ámbito perinatal. Posee
formación específica de doula y en asesora de lactancia. Es la autora del Blog Psicología Infantil y
Crianza con Apego y formadora experta de Pedagogía Blanca. Actualmente ofrece formación
(presencial y on line) para padres y profesionales sobre temas relacionados con la maternidad y
crianza respetuosa.
Mensajes reconfortantes
Con un ejemplo Mónica Serrano ilustra los beneficios que aporta enviar mensajes positivos a
nuestros hijos: «Para comprender la importancia de los comentarios positivos —dice— hacia
nuestros hijos, vamos a reflexionar primero sobre una cuestión: ¿Qué comentarios os gusta a
vosotros recibir de parte de vuestra pareja, amigos o jefes? Seguramente todos estemos pensando
frases parecidas: te quiero, qué bien lo has hecho, me encanta estar contigo...».
A todos nos gusta que nos digan el valor que tenemos para otras personas
Puesto que una importante parcela de lo que nosotros pensamos sobre nosotros mismos parte de la
información que recibimos de los demás, a todos nos gusta que nos transmitan el valor que tenemos
para otras personas. Esto constituye un refuerzo a nuestra autoestima que resulta muy
reconfortante.
En el caso de los niños pequeños, su identidad personal, su autoconcepto y su autoestima están en
pleno proceso de desarrollo. Estos aspectos de la personalidad del niño son el resultado de un
proceso activo de construcción por su parte a lo largo de todo su desarrollo. Inicialmente, el
autoconcepto de los niños suele basarse en la información que extrae de experiencias concretas y
aisladas, basándose en evidencias externas y cambiantes.
Así pues, la información y valoración que de sus actos reciben del exterior son la base de la
construcción del autoconcepto y la autoestima de los niños. Además, es importante no dar por
hecho que nuestros hijos conocen nuestros sentimientos y lo que pensamos de ellos, pues el niño
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
pequeño basa su conocimiento en su experiencia concreta sobre el mundo. No es hasta más adelante
cuando su nivel de desarrollo le permitirá hacer inferencias, captar estados emocionales sutiles e
interpretar situaciones abstractas.
Seis hábitos para que crezcan felices
—Por ello, los comentarios positivos que los niños reciben por parte de sus padres son esenciales
para la construcción de un autoconcepto y una autoestima positiva. En este sentido, se hace
imprescindible transmitir de forma explícita nuestras emociones y valoraciones hacia nuestros hijos.
—Nosotros sabemos lo mucho que queremos a nuestros hijos. Se lo demostramos a diario con
nuestros juegos, cuidados y acompañamiento. Sin embargo, es importante verbalizar un «Te
quiero». De este modo estamos transmitiendo de manera inequívoca nuestros sentimientos y así los
recibe el niño.
—Es fundamental expresar a los niños comentarios que refuercen su sensación de autoeficacia:
«Tú puedes» o «lo vas a hacer muy bien» son comentarios que transmiten al niño nuestra confianza
en sus capacidades, lo cual incrementa su confianza en sí mismo y le motiva a seguir adelante.
—Es importante, no obstante, transmitir un optimismo realista, sin caer en la exigencia de
acciones o actitudes para las que todavía no están preparados.
—Además, es esencial transmitir al niño su valía personal, que son personas únicas, importantes
y maravillosas y que a nosotros nos hace enormemente felices ser sus madres/padres y que ellos
sean nuestros hijos.
—Dedicar un tiempo cada día a comunicarnos positivamente con nuestros hijos es una
experiencia muy satisfactoria, enriquecedora y beneficiosa para toda la familia.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
19-Las cosas que no debes decir a tus hijos
ABC Gema lendoiro Día 12/10/2013 Lo que dicen los padres son verdades absolutas
para sus hijos, por eso hay que prestar mucha
atención a lo que se transmite
Estrés, agobios, problemas económicos, laborales,
una mala noche y encima un atasco. Y al final,
revientas. Y con quién menos lo merece: tu hijo.
Con un grito o una mala frase que, puede parecer
inofensiva, pero no lo es. Para los niños,
especialmente en su primera infancia, lo que sus padres dicen lo toman como verdades
absolutas. Si tú le repites cada vez que se cae o tira algo: «qué torpe eres», crecerá creyendo que de
verdad lo es.
Es muy importante, por tanto, cuidar lo que les decimos si lo que pretendemos es crear desde la
base niños seguros de sí mismos, confiados y felices. Nada es más importante para que un adulto
sea feliz que tener una infancia llena de amor y confianza. Y eso es tarea de los padres.
Mónica Serrano Muñoz, psicóloga, especialista en acompañamiento psicológico y emocional de
personas que se encuentran en etapas de su vida relacionadas con el ámbito perinatal, conoce bien
este asunto. Posee formación específica de doula y en asesora de lactancia. Es la autora del Blog
Psicología Infantil y Crianza con Apego y formadora experta de La Pedagogía Blanca y
actualmente ofrece formación (presencial y on line) para padres y profesionales sobre temas
relacionados con la Maternidad y Crianza Respetuosa.
¿Por qué no es conveniente decir ciertas cosas a los niños?
Es esencial conocer cómo reciben los niños pequeños estos comentarios o actos por parte de sus
padres para comprender la importancia que tienen en su desarrollo personal. Las características
evolutivas del pensamiento de los niños durante la infancia temprana (2 a 6 años) lo explican
claramente.
Según la psicóloga, a esas edades «los niños no son todavía capaces de realizar inferencias a partir
de propiedades no directamente observables». Es decir, que se basan en lo que perciben (en las
apariencias). Su pensamiento «se focaliza en un solo aspecto de la situación, obviando distintas
perspectivas o puntos de vista diferentes, no pueden relacionar todavía los estados iníciales y finales
de un proceso, ignorando las transformaciones dinámicas intermedias».
Todo esto hace que el niño perciba las situaciones de manera concreta, siendo aún incapaz de
comprender matices no observables de la realidad. Así, creerán lo que les decimos al pie de la
letra, sin tener en cuenta otros aspectos que están influyendo en la situación (como que estemos
nerviosos, muy cansados o enfadados y que cuando se nos pase nos encontraremos mejor).
De este modo, hay ciertas cosas que jamás deben decirse a los hijos, más aún cuando éstos son
pequeños.
Lo que decimos y lo que ellos interpretan
Uno de los comentarios más frecuentes ante situaciones de enfado es el típico «¡Estoy harto!» o
«No puedo más». Esta expresión la utilizamos con mucha frecuencia y la asociamos a diversas
situaciones. Sin embargo, cuando se la decimos a nuestro hijo, éste entiende que nos hemos
cansado de él, simplemente.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Esta interpretación genera mucha inseguridad a los niños porque creen que nos hemos cansado de
cuidarlos, de protegerlos y se sienten indefensos.
Otras expresiones que deben evitarse toda costa son las que comienzan por «Eres…» seguido de un
adjetivo negativo. El verbo ser indica un rasgo, permanente, difícilmente modificable. Cuando lo
utilizamos con el niño, le estamos transmitiendo una característica que consideremos inherente a su
forma de ser (eres vago, eres tonto, eres malo, eres torpe…).
Sin embargo, si en vez del verbo ser utilizamos el verbo estar o el verbo hacer, estaremos
haciendo alusión a un estado (transitorio, modificable) en vez de a un rasgo, y el niño lo recibirá
como tal.
Así, si decimos «Lo que has hecho no está bien» en vez de «Eres malo» o «Estás hoy un poco
despistado» en vez de «Eres torpe», estaremos comunicándonos con el niño de una manera mucho
más constructiva, ya que un estado es mucho más fácilmente superable que un rasgo.
Cuando hacemos alusiones negativas en forma de rasgos permanentes, estamos influyendo muy
negativamente en el desarrollo de la autoestima del niño.
Asimismo, las amenazas del tipo «¡Te vas a enterar!», «Se lo voy a decir a tu padre» o «Te vas a
quedar castigado», «Va a venir un lobo y te va a morder» enseñan al niño a respetar normas y
límites en base al miedo. Esto es del todo inadecuado, pues genera al niño mucha inseguridad y le
hace actuar (o no actuar) en función de una situación negativa externa a él.
De este modo, el niño no tiene la posibilidad de aprender sobre un modelo actitudinal positivo, si no
que aprende en base a la evitación de una consecuencia negativa o atemorizante. Cuando el niño
crece y pierde el miedo a la consecuencia, no habrá desarrollado la capacidad de autocontrol y
gestión de las propias emociones, tan necesarias a lo largo de toda la vida.
Por otra parte, prometer cosas que no se van a cumplir, como, por ejemplo, «Cuando te
despiertes estaré aquí contigo», sabiendo que esto no va a poder ser, genera a los niños una gran
desconfianza y sensación de indefensión.
Cuando mentimos al niño, éste se siente del todo desorientado, pues pierde la referencia segura que
constituyen sus padres, al no saber si lo que le dicen va a suceder realmente o no.
Por último, teniendo en cuenta las fechas que se aproximan, es importante evitar chantajes basados
en figuras navideñas, del tipo «Te van a traer carbón», «Papá Noel se va a disgustar», «Este año no
vas a tener regalos». Este tipo de frases son amenazas basadas en mentiras, como hemos
explicado anteriormente. Generan desconfianza, baja autoestima e indefensión en el niño.
La psicóloga, concluye, lo importante que es «cuidar lo que les decimos a nuestros hijos, si
cambiamos los comentarios negativos y las amenazas por la expresión positiva de las propias
emociones y necesidades, estaremos comunicándonos con ellos de una manera constructiva y
favorecedora de su adecuado desarrollo personal».
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
20-Consejos para mejorar la convivencia familiar
Texto: Patricia Ramírez
Imagen: Adrián Ríos
Cómo evitar las broncas durante las vacaciones
Durante el período laboral muchas parejas apenas se ven: hijos,
trabajo, compromisos familiares, el deporte de cada uno y todo
tipo de obligaciones condicionan tener tiempo para estar solos.
Las vacaciones es el momento en el que se convive más. Pero
más no es sinónimo de mejor. Tres de cada diez parejas
deciden durante el verano que ya no desean estar juntas. ¿Podemos evitarlo de alguna manera?
-NO HAY MEJOR MANERA DE EVITAR UNA BRONCA QUE SUSTITUIR ESE
TIEMPO POR ALGO QUE SUME. Valora si aquello por lo que vas a discutir vale la pena ¿tiene
solución?, ¿hay un momento más apropiado para hablar de ello?, ¿la otra parte está interesada en
hablar de ello ahora?, ¿es tan importante como para que valga la pena discutir? Piensa en la
alternativa al reproche, ¿puedo comentar esto de forma constructiva, tranquila y sin ofender al otro?
Busca la manera creativa, pacífica y habilidosa para que el otro se lo mejor posible.
-APRENDER A COMUNICARTE CON EFICACIA. Si surgen desavenencias, aprende a
escuchar, a ponerte en lugar del otro, mantén el contacto ocular mientras te explica algo, no te
pongas a la defensiva, no lo tomes como al personal, pregunta si te sientes ofendido o crees que es
un ataque, tomaros tiempo para hablar, no subas el tono ni el volumen de tu voz, no utilices juicios
de valor, pide qué necesita el otro de ti.
-RESPETA EL ESPACIO DEL OTRO. Tener tiempo juntos no os obliga a pasar todo el tiempo
uno al lado del otro. Hay lugar para todo. Si en verano dejas de hacer lo que te place, como leer tu
libro, hacer tu deporte o relajarte con una siesta a la sombrita porque a tu pareja no le apetece el
mismo plan, terminarás estando con tu pareja pero de morros. Negociad el tiempo.
-ELIGE EL DESTINO DE VACACIONES CON TU PAREJA. Nadie se siente a gusto en un
lugar de vacaciones en el que no disfruta. Si no os ponéis de acuerdo, turnad la toma de decisiones
cada año.
DEDICA TIEMPO A LA PAREJA. No solo a tu espacio y a los niños. Busca la complicidad.
Una cena romántica, un paseo cogidos de la mano, practicar un deporte juntos, limitar el tiempo que
utilizáis el móvil. Aprovecha para tener conversaciones pendientes sobre lo que os gusta, lo que se
disfruta, vuestros cambios, recuerdos de grande momentos de la pareja, etc.
-FOMENTA LA PASIÓN. Nos quejamos del cansancio durante los meses de trabajo, de falta de
tiempo y cómo esto mina la pasión. Ahora es el momento para dedicárselo a las relaciones sexuales.
Para disfrutar del sexo necesitas tiempo e intimidad.
-BUSCA QUÉ TE ENAMORÓ DE TU PAREJA EN LUGAR DE ENCONTRAR SUS
DEFECTOS. La pareja también depende de nuestro foco de atención. Si te dedicas a estar más
pendiente de que no colabora, que ha cogido peso, que estás en vacaciones y sigue hablando por el
móvil, que no es responsable con lo que a ti te gustaría…te pasarás todo el día criticando lo que
hace o deja de hacer. Dedícate estos días a hacer un ejercicio consciente. Juega a encontrar.
Encontrar lo que te seduce, lo que suma, aquello que le valoras. Prueba a cavar todos los días esta
frase “Me volvería a emparejar / casar contigo por…” y comunícaselo. Y pídele a tu pareja que
haga lo mismo. Verás la cantidad de comentarios chulos que sacáis y lo bien que os sentís con ellos.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Claves para mejorar la comunicación familiar
El móvil, la tablet, el portátil… Convivimos a diario con un sinfín de dispositivos que nos permiten
comunicarnos con aquellos que viven lejos pero que, a su vez, pueden alejarnos de las personas que
tenemos más cerca. Y es que todos hemos vivido escenas familiares en las que varios de sus
miembros permanecen ensimismados mirando a una pantalla sin articular palabra, empeorando así
las relaciones interpersonales del grupo.
La solución no pasa por entender las nuevas tecnologías como el enemigo de la comunicación
familiar sino que debemos aprender a utilizarlas con cabeza. Así lo afirma la psicóloga Patricia
Ramírez, quien además nos propone varias pautas para mejorar la comunicación en el hogar:
1.
MOMENTOS SIN TECNOLOGÍA. Es importante poder marcar varios tiempos a lo largo
del día en los que no se deban utilizar ningún tipo de gadget. Aquellos momentos que se desarrollan
en torno a la mesa (desayunos, meriendas, comidas y cenas) son idóneos para fomentar una
comunicación fluida.
2.
OCIO COMPARTIDO. Debemos intentar buscar
momentos en los que podamos compartir el entretenimiento.
Puede ser algo tan sencillo como ver, simplemente, una
película en el sofá para toda la familia. Con ello, evitamos el
aislamiento de cada miembro en su habitación, compartimos
espacio físico y vivencias.
3.
FOMENTAR EL DIÁLOGO /DEBATE. Debemos
intentar aprovechar los momentos compartidos para charlar e intercambiar impresiones sobre algún
tema que despierte nuestro interés. En este sentido, fomentar el diálogo participativo de cada uno de
los miembros es vital.
4.
INTERACCIÓN. Es muy importante preguntar a cada miembro cómo se encuentra o qué le
ha ocurrido durante el día, es decir, mostrar interés por aquello que le ocurre y /o le preocupa. Así
fomentaremos una comunicación directa y un mayor conocimiento de la situación personal de cada
miembro de la familia.
Usa todas estas pautas y podrás mejorar la comunicación y disfrutar, si cabe, aún más de tu
familia.
Pautas para mejorar la comunicación en familia
Compartir momentos e intercambiar opiniones no siempre es fácil para quienes viven bajo el
mismo techo
Fuera móviles, ‘tablets’ auriculares… El exceso de ‘gadgets’ puede llegar a entorpecer nuestras
relaciones familiares hasta tal punto de convertirnos en autómatas que comparten el mismo espacio
sin apenas dirigirse la palabra. Ante este empacho de redes sociales y comunicaciones en remoto, la
psicóloga Patricia Ramírez nos da la receta para utilizar las nuevas tecnologías con cabeza y
recuperar la vieja tradición de compartir en el salón. Mantener los móviles fuera de la mesa
durante las comidas o ver una película juntos en el sofá familiar son dos sencillas pautas que
mejorarán la fluidez de las relaciones en el hogar.
Las cinco mejores películas para ver familia
Las vacaciones de verano dan para mucho. Tanto que, al final, nos aburrimos de la playa, de la
piscina, de los helados… Y terminamos anhelando esos sublimes momentos de cotidianeidad que
nos recuerdan de dónde venimos y a dónde volveremos en cuanto se acabe el espejismo vacacional.
Momentos como sentarse en el salón a ver una película. Luis Martínez, crítico de cine de EL
MUNDO, nos recomienda las cinco mejores producciones para disfrutar en familia.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
1. 'LOS GOONIES' (Richard Donner, 1985). Las cuitas de Mikey y sus amigos (los Goonies)
reconstruyen a la perfección el sentido mismo de la ficción. Lo real por sí solo, dicen los que
saben, no tiene sentido sin una narración que le
dé sentido. Pocas veces el cine familiar ha
conseguido transmitir con tanta elegancia y
sabiduría el sabor más íntimo de la aventura; la
vibración de los ojos de un niño sorprendidos por
un barco pirata.
2. 'REGRESO AL FUTURO II' (Robert Zemeckis,
1989). El 21 de octubre próximo llegaremos a la
cita con el futuro de Marty McFly. Hablamos de la
segunda parte del mejor y más brillante laberinto temporal que ha creado el cine. Elegimos esta
entrega por ser la más depurada y por guardar dentro una de las escenas más elaboradas y
mareantes del cine moderno. Nos referimos al encuentro de McFly con su yo del pasado (¿o era
del futuro?).
3. 'TIBURÓN' (Steven Spielberg, 1975). Cuentan las crónicas que fue la dura realidad la que
obligó a Spielberg a desistir de su primera idea y así, contra lo que decía el guión, no le quedó
más remedio que esconder a la malvada criatura hasta el final de la película: no había
presupuesto para crear un monstruo verosímil. Y lo que son las cosas, el misterio de la
imaginación (lo que no se ve, se imagina) acaba por convertirse en el auténtico motor de la más
terrorífica película que ha dado el verano.
4. 'EL GRAN MIÉRCOLES' (John Milius, 1978). La película pasa por ser la más lograda
producción sobre playas y surferos. Y, aun siendo verdad, la ola va mucho más allá. De repente,
la crónica de una amistad se convierte en el melancólico retrato de un tiempo que desaparece. La
América inmutable e inocente de los años 50 cede ante la amenaza del cambio de la década de
los 60. La juventud se evapora entre los recuerdos de un mundo que, definitivamente, fue mejor.
5. 'CUENTA CONMIGO' (Rob Reiner, 1986). Con esta película, el mundo descubrió la promesa
de una estrella que no llegó a ser: River Phoenix (aquí, una lágrima en su honor). Dicho esto,
Reiner compone a lomos de la voz fracturada de Ben E. King la más bella metáfora sobre el fin
de la infancia. Pocas películas radiografían con tanta nitidez la sensación que persigue al verano,
a cualquiera de ellos.
Texto: Gema G. Marcos
Imagen: Adrián Ríos
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
21-¿Tu hijo te reta? Ocho pautas para afrontarlo
Abc m. J. Pérez-barco / madrid Día 09/01/2014 - fotolia
Es frecuente que los niños desafíen a padres y
profesores entre los dos y seis años y en la
adolescencia. ¿Es normal esa actitud?
Muchas veces los niños mantienen conductas
desafiantes para reafirmar el yo, su individualidad y
su independencia
En no pocas ocasiones se altera la convivencia familiar cuando los hijos retan, desafían,
desobedecen, tiene el «no» por respuesta, o no atienden órdenes ni avisos... Es un tira y afloja que
trae de cabeza a muchos padres. Sin embargo, esas respuestas oposicionistas no hay que tomarlas
tan a pecho. La mayor parte de las veces son comportamientos normales dentro del desarrollo
evolutivo del niño. Suele ser una actitud muy frecuente entre los dos a seis años y después en la
adolescencia. No obstante, y aunque se puedan considerar respuestas normales, padres e hijos tienen
que aprender a sobrellevarlas y corregirlas.
A veces son los adultos quienes interpretan ciertas actitudes como un reto o un desafío, explica el
pedagogo Jorge Casesmeiro, director de psicopaidos.com y asesor del Colegio Profesional de la
Educación. «Si un niño de dos años —dice— no obedece una orden, una petición o un aviso,
seguramente ese niño sólo está en plena explosión psicomotriz, con necesidad de moverse,
explorar o determinar un patrón de conducta que ha empezado, lo que para él es una necesidad. A
esa edad carece de madurez para controlar su conducta, así como para entender lo que es una
norma. Ese niño no está retando a sus padres, sino que su comportamiento está siendo interpretado
como un desafío, que no es lo mismo».
Signo de independencia
Una pataleta, una rabieta o incluso el molesto hecho de no hacer caso a una orden o una advertencia
encierra un significado. Con estas respuestas, los más pequeños se «autoafirman, descubren su
personalidad, su individualidad. Descubren que hay cosas que puede hacer por sí solos, se dan
cuenta de que pueden ser autónomos y experimentan con su entorno. Están aprendiendo que el "no"
le proporciona una lucha de poder, en la que a veces, gana», indica Silvia Guinea, psicóloga
infantojuvenil de ISEP Clínic Barcelona.
«En la adolescencia discusiones e incluso amenazas delatan un cambio»
Sobre los seis y siete años, el niño abandona esas actitudes que renacen en la pubertad y se
recrudecen en la adolescencia. Es entonces cuando discusiones verbales, incluso insultos o
amenazas delatan otro cambio. Con estas actitudes niños y adolescentes «reafirman el yo, su
individualidad y su independencia —explica la psicóloga—. Y eso ocurre cuando son pequeños
porque pasan de ser un bebé a un niño o en el caso de la adolescencia porque maduran hacia la edad
adulta».
Nunca hay que bajar la guardia, porque lo que puede ser un comportamiento normal se puede
convertir en un calvario. Hay que empezar a preocuparse cuando la convivencia tanto familiar como
escolar se resiente, cuando el comportamiento retador o agresivo es generalizado y persistente,
cuando se produce un deterioro en la vida del niño e interfiere en el desarrollo de sus actividades
cotidianas. Para no llegar a este extremo, el pedagogo Casesmeiro y la psicóloga Guinea ofrecen
unas pautas que corregirán por el buen camino estas actitudes de los hijos:
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
1. Las normas y límites tienen que ser lógicos y coherentes para poder defenderlos de forma firme
y sin sentimientos de culpabilidad. Y ser firme no implica gritar ni ser agresivo, sino mantener la
norma. Los dos expertos recomiendan que la firmeza es fundamental. «El niño tiene que percibir
que sus padres, profesores y educadores tienen claro el camino a seguir. Eso le da seguridad y
marca unas coordenadas en su vida», asegura Casesmeiro.
2. Determinar las consecuencias de saltarse una norma o no cumplir una demanda de los padres o
profesores.
3. Ser constante y consistente en la aplicación de las consecuencias.
4. Reforzar las conductas alternativas de cooperación, obediencia y cumplimento de las normas.
5. Expresar el comportamiento que se espera del niño, no criticarle ni ponerle etiquetas. Si se
critica es el comportamiento, no al niño.
6. No entrar nunca en la dialéctica del reto. Un adulto puede convertir en desafío lo que no lo es.
Por eso, hay que evitar el típico pensamiento «no va a salirse con la suya», aunque sea difícil para
los padres cuando están cansados, estresados o preocupados.
7. Mantener la calma y no desesperarse. Conviene armarse de paciencia. Si es necesario, contar
hasta diez y respirar profundamente. Esto generará la serenidad y fuerza mental suficientes para
entender lo que sucede en ese momento y al niño.
8. El castigo tiene que ser proporcionado y acompañado de un enseñar a pensar, para que el niño
comprenda que las acciones tienen sus consecuencias.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
22-Doce claves para que los hijos colaboren en las tareas domésticas
ABC m. j. pérez-barco / madrid
Día 04/02/2013 -
Qué trabajos asignarles según la edad, cómo
actuar si se niegan a participar... Consejos para
que sus niños le ayuden en casa
A partir de los seis años pueden ayudar a cocinar,
con la vigilancia y supervisión de un adulto.
Las tareas de casa abruman. Abruman a la madre, al
padre, a los hijos, a los abuelos... Son muchas veces
motivo de conflicto en la familia. Causan estrés y casi nunca es recompensado el esfuerzo invertido
en realizarlas. Sin embargo, son una obligación. Y para hacerlas más amenas y llevaderas todos los
miembros de la familia deben colaborar. Así, se consiguen muchos beneficios: más tiempo libre
para disfrutar individualmente o en familia, para descansar, se alivian tensiones y sobrecargas,
todos aprenden a ser responsables, fomenta cierta disciplina que mejora la convivencia en el
hogar... Los adultos pueden entender todos estos argumentos y razonamientos. A los más pequeños
hay que inculcárselos poco a poco y llevarles de la mano.
Para conseguirlo, ABC Familia ha elaborado este decálogo de consejos prácticos con la experiencia
de dos psicólogas, Mª Luisa Regadera, psicopedagoga y directora de Isep Clínic Mallorca 1
(isepclinic.es), y Alicia López de Fe, directora del Centro de Psicología López de Fe
(www.centropsicologiainfantil.es):
Deben ser tareas exclusivas sobre sus pertenencias
—¿A qué edad empezar? Desde el momento que el niño es capaz de agarrar y soltar objetos puede
participar en la recogida de sus juguetes. Pero la edad ideal para pedirle su colaboración en casa es
a partir de los tres años, pues ya entienden, comprenden y pueden ejecutar órdenes. Tienen que
ser tareas exclusivas del propio niño: ser responsables de su mochila del cole, de colgar su cazadora,
de recoger sus juguetes...
—¿Qué tareas asignarles? Entre los dos y tres años ya pueden colaborar en la hora del baño:
vestirse, desvestirse y recoger la ropa sucia. También pueden colgar su chaqueta o llevar su ropa a
lavar.
A partir de tres años: recoger sus juguetes, ser responsable de la mochila del cole... Poco a poco se
le pueden ir introduciendo otras: ayudar en poner y recoger la mesa, regar las plantas, ayudar a
limpiar el polvo, pasar la aspiradora (que les encantan)...
Entre los cinco o seis años, ya tienen capacidad para realizar tareas más arriesgadas, pero siempre
con la ayuda y en compañía de un adulto: ayudar a cocinar; cuando empieza a escribir a realizar la
lista de la compra; hacer la cama los fines de semana...
Los adolescentes: a más edad más responsabilidades. A estas alturas los chicos pueden realizar su
cama a diario, recoger su mesa de estudio y su ropa, poner lavavajillas, tender la colada, ir a por el
pan...
Los padres deben fijarse en cómo es el niño
—El grado de madurez de cada niño es un factor muy importante a tener en cuenta. No podemos
pedirles tareas que no puedan realizar porque les va a hacer fracasar. Los padres deben fijarse en
cómo es el niño: a un niño hábil y ordenado se le puede pedir recoger, ordenar y colocar sus
pertenencias; a un niño más lento o torpe solo le podemos pedir que recoja. De esta forma,
cuidamos su autoestima, les ayudamos a reconocerse y les enseñamos qué significa hacer bien las
tareas.
—Las tareas se van incorporando poco a poco y gradualmente.
—Los padres deben armarse de paciencia: más de una vez al niño se le caerá un plato y se pondrá
la camiseta del revés cuando estén aprendiendo a vestirse. Eso forma parte de su aprendizaje. Los
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
padres deben reaccionar positivamente y con tranquilidad: «No pasa nada, te ayudo y seguimos. Lo
has intentando realmente bien».
—Interesa que los niños se impliquen cada día en algunas tareas que estén a su alcance. Y deberá
aprender que siempre que sea necesario hay que realizarlas.
Cualquier pequeño avance debe tener un refuerzo positivo
—Cada vez que el niño realiza una tarea, siempre, siempre, después tiene que venir un refuerzo
positivo y el reconocimiento de su esfuerzo y participación. Estos hábitos no se adquieren de la
noche a la mañana. Por eso, reforzar positivamente cada avance es tan importante.
Con niños de tres o cuatro años funcionan argumentos del tipo: «¿Ves? Entre todos hemos recogido
y ahora tenemos más tiempo para pasear en bici».
—Si se niegan a colaborar, lo mejor es que vean que una actitud pasota tiene sus consecuencias
negativas. Y se les privará de aquello que más les duela perder.
—Estrategias. La mejor técnica para que colaboren en las tareas de casa, es dar ejemplo. Luego
otras cosas pueden ayudar: el juego cuando son más pequeños, canciones infantiles que ayudan a
recoger juguetes... Siempre intentando razonar con ellos la bondad del acto y reforzar su
autoestima: ¡«qué bien lo has hecho!», «¡eres un gran chico!», «¡mira qué bonita está la
habitación!»... A medida que crecen hay que hacerles entender que la familia es un equipo en el
que todos deben colaborar en la medida que puedan.
—Siempre hay que mostrar los grandes beneficios que supone hacer estas cosas: expresarle que
gana en autonomía, en autoestima y será una persona más respetuosa con el espacio de los demás.
Las tareas de casa no deben ser prioritarias a los deberes
—¿Hay que obligarles cuando están cansados o enfadados? Se puede ser un poco flexible, pero
hasta cierto punto. Sin duda, siempre existe una prioridad. Si no se puede entrar en una habitación
porque los juguetes están sin recoger, el niño tiene que hacer esa tarea inmediatamente. Pero si ha
habido un conflicto en la habitación y con el enfado va a amontonar en lugar de recoger sus cosas
plasmando cierta agresividad, lo primero es que controle sus emociones y después recoja. Por
ejemplo, si realizar las tareas de casa le quita tiempo para hacer deberes, la tarea deberá esperar.
—Nunca insultar, reprochar, sermonear, realizar comparaciones y sarcasmos...
Cumplir a rajatabla
M. J. P-B. Madrid
1. Los padres no deben realizar las tareas que han asignado al niño en casa sino acompañarle.
Conviene que se pongan las manos detrás de la espalda y agarrárselas.
2. Pedirle que realice las tareas que sea capaz de hacer.
3. El adulto debe expresarse en positivo y mostrar los beneficios de colaborar en casa. Los
refuerzos tienen que ser inmediatos y ante cualquier avance y esfuerzo que haga el niño por
pequeño que sea.
4. Enseñar de forma directa, explicando claramente lo que tiene que hacer y cómo.
5. Deberá hacer tareas relacionados con sus pertenencias y sus cosas.
6. Establecer un tiempo límite, clave para el medir el esfuerzo personal y valía.
7. Escribir sus responsabilidades y tareas en un plafón ayuda a recordar y refuerza la autonomía
personal.
8. Los padres deben ser sus guías.
9. No pedir realizar las tareas si hay barreras emocionales (enfado, rabia...). Primero hay que
solucionar la situación.
10. Paciencia, constancia y ser un modelo son las claves que tendrán que seguir los adultos en
estas enseñanzas.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
23-Llevar a los niños en sus sillas con el abrigo puesto afecta a su seguridad
abc / madrid Día 29/11/2013 La firma Chevrolet recuerda que hasta un 80%
de los asientos infantiles se utilizan de forma
incorrecta, sobre todo por falta de tensión del
cinturón, en estas fechas habitualmente
provocada por sentar a los más pequeños con el
abrigo puesto.
La ropa de abrigo resta tensión al cinturón de los
más pequeños, por lo que pierde efectividad en caso de frenazo.
Con la llegada del invierno, la ropa de abrigo pasa a formar parte de la vida diaria de los niños,
incluidos los desplazamientos. Pero lo que muchos padres desconocen es que cuando un menor
lleva puesta la ropa de abrigo en la silla del coche (o SRI) la seguridad puede verse reducida.
Según el Departamento de Transporte del Reino Unido, hasta un 80 por ciento de los asientos
infantiles se utilizan de forma incorrecta, siendo la tensión de los cinturones de las sillas el
principal fallo. La manera en que el niño encaja en la sillita cambia cuando lleva puesta ropa de
abrigo, pues los cinturones no se adaptan de la misma forma a la constitución del pequeño, lo
que aumenta las posibilidades de que salga despedido del asiento ante una colisión o un frenazo
brusco.
Abrigos y ropa en general se comprimen en caso de choque, pero los abrigos más gruesos de
invierno no lo hacen, lo bastante y producen un aflojamiento en el cinturón que deriva en que el
niño pueda deslizarse del asiento ante un serio percance. El cinturón del asiento debe estar en todo
momento lo más próximo al cuerpo del niño.
La mejor forma de garantizar su seguridad es acomodarles en la sillita con una chaqueta o jersey y
calentar el interior del vehículo antes de iniciar la marcha. Una vez abrochado el niño a la sillita,
se puede colocar el abrigo por encima con la parte de delante hacia atrás. Así se mantendrá
caliente y a la vez seguro.
Ropa segura
Para verificar si la ropa de abrigo es segura cuando la lleve puesta en la silla del coche, basta
invertir unos minutos en comprobar el grosor de la prenda y cómo se comprimirá durante el
trayecto. El procedimiento es sencillo:
- Quitar la sillita del coche y llevarla a casa.
- Vestir al niño con la ropa de abrigo que va a llevar en el viaje o trayecto.
- Sentar al niño en la silla, abrocharle el cinturón y ajustarlo para que se adapte a su tamaño.
- Sacar al niño de la silla sin aflojar el cinturón.
- Quitarle la prenda de abrigo y volver a sentarlo en la silla.
- Sin apretar los cinturones, comprobar que pasan 2 ó más dedos por debajo del cinturón, a la altura
de la clavícula del niño. Si lo permite, la prenda de abrigo no es segura para usarla en la sillita.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Preparar el coche para el invierno
Otros consejos que conviene tener en cuenta estos días antes de echarse a la carretera pasan, en
primer lugar por la puesta a punto del vehículo. En este sentido, y aunque en España no se suelen
utilizar, los neumáticos de invierno son la mejor solución para circular sobre nieve y hielo. Utilizan
un compuesto mucho más blando y están más tratados que los neumáticos convencionales, lo que
les otorga mayor agarre, tracción y frenado.
De igual modo, hay que chequear batería (que puede revisarse en un concesionario), luces y
limpiaparabrisas (2 elementos clave para garantizar una buena visibilidad). También añadir
anticongelante al líquido de los limpiaparabrisas.
Qué llevar en el coche
Es importante tener siempre a mano un rascador de hielo y un cepillo para limpiar el coche de
hielo y nieve. En viajes por carreteras de montaña, se recomienda llevar cadenas para las ruedas
motrices.
Si nos quedamos atrapados en un atasco, nos vendrá bien disponer de una manta, ropa de abrigo,
comida y bebida, sobre todo si viajamos con niños. También nos serán útiles guantes y calzado
de invierno por si tenemos que salir del coche, por ejemplo, para poner cadenas.
Para tener una buena visibilidad es importante rascar el hielo del parabrisas y despejar faros,
espejos y todas las ventanillas. Debemos quitar la nieve del coche, incluso del techo, pues si
frenamos bruscamente puede caer de golpe sobre el parabrisas y taparlo.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
24-Los diez mejores regalos para tu bebé
ABC carlota fominaya / madrid 13/12/2013 El juego es muy importante para el desarrollo cerebral del niño desde los
primeros meses de vida
1 Shopie La Girafa
Jugar es importante desde el primer momento de vida del bebé. Habrá juguetes como los peluches
que despierten el afecto y el cariño, otros que le proporcionen ejercicios y experiencias mediante
juegos táctiles, auditivos, visuales, olfativos o gustativos, lo que le estimulará la inteligencia... otros
le ayudarán a desarrollar su motricidad global... El caso es que el más pequeño de la casa juegue.
Shopie la jirafa (BB Grenadine) es el juguete para bebés más vendido en Francia, donde se venden
800.000 unidades al año, y es también el juguete de puericultura nº1 en Amazon EEUU. La base de
su éxito reside en que es el único del mercado creado para estimular todos los sentidos de los bebés.
El tacto de este juguete es muy suave, lo que hace que recuerde a la piel de las mamás. Su tamaño
de 18 cm y su forma flexible son ideales para que el bebé lo presione con sus manos. El largo cuello
es la parte perfecta para que los más pequeños la agarren y lleven a Sophie a todas partes. Las
manchas oscuras y contrastadas atraen la mirada del bebé, ayudando a que su vista se agilice y se
estimule. En cuanto al gusto, esta jirafa está confeccionada a base de caucho de la savia de Hevea,
que es 100% natural, y con pintura alimentaria, por lo que el bebé puede morderla sin ningún
riesgo; algo idóneo para esos primeros meses en los que necesitan succionar y masticar objetos. El
perfume del caucho natural le confiere una verdadera particularidad, por lo que el niño identifica a
Sophie la jirafa de entre todos sus juguetes por el olfato. El silbato que tiene incorporado divierte y
estimula el oído de los más pequeños.
EDAD: A partir de 0 meses
2 Los saquitos Penguin
¿Disfraz o pijama? Los saquitos Penguin son la
mejor opción para abrigar, a la hora del sueño, a los
niños que ya caminan. Provistos de piernas permiten a
los pequeños moverse con libertad, ponerse de pie en
la cuna e incluso, para los que ya se bajan solos de la
cama, caminar sin tropezar. Todos los modelos están
confeccionados en algodón 100% en su interior y
exterior. Incorporan una larga cremallera delantera
para que los niños puedan ir solos al servicio. La
cremallera continúa entre las piernas y por la parte trasera para facilitar el cambio de pañales de los
peques que aún los usan. Los Sacos Pingüino están disponibles en dos niveles de aislamiento
térmico: TOG 1 (más fresco) y TOG 2.5 (más abrigado por su relleno 100% poliéster).
EDAD: Desde los 18 meses a los 5 años
3
Barco remolcador
Embárcate en un crucero por la bañera. Este barco de llamativos
colores flota, fantásticamente y posee una amplia boquilla para llenar
y verter el agua. De la marca Greentoys. Edad recomendada: a partir
de los seis meses.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
4 Tambor
Cuando rueda la bola de madera de dentro golpea los paneles creando un
dulce sonido que estimulará los sentidos de vista y oído del bebé. Marca:
Plantoys. Edad recomendada: +4m
5 Mordedor laberinto
Seis piezas de colores muy vivos y textura única. Fácil de coger y agitar.
Perfecto como el primer juguete del bebé. De la marca Greentoys. Edad
recomendada: +0m
6 Seis cubos apilables
Seis tazas numeradas y de diferentes medidas para jugar en la bañera
como fuera. Enseña a hacer cuentas básicas y conceptos de
matemáticas. Marca: Greentoys. Precio: 15,50€. De Green Kids
(Valencia). Edad recomendada: +6m
7 Play Wow
Play Wow edita el libro suave para aprender jugando. Para iniciarse en la lógica, la comprensión y
la lectura, Play Wow ha creado un libro suave súper divertido para
aprender jugando. Está realizado en plástico blando por lo que se
puede llevar a cualquier parte sin miedo de que se estropee
(www.playwowfun.com). Dispone de 8 caras ilustradas con
simpáticos dibujos en brillantes colores que iniciarán a los más
pequeños en el aprendizaje. Proporciona un tacto muy agradable y su
superficie es lavable. De venta en: tiendas especializadas en juguetes,
puericultura
8 Bolos
Juego de bolos Eduland.
El juego es muy importante para el desarrollo cerebral del niño
desde los primeros meses de vida
9
Animales de granja
Figuras animales de la granja. Jugar con ellas permiten al
niño desarrollar su habilidad manual e imaginar historias y
situaciones nuevas. Edad Recomendada: De 1 a 3 años.
10 Piano pataditas de Fisher
El piano pataditas de Fisher Price emite sonidos, música
y se encienden las luces cada vez que el bebé le da
pataditas. Fomenta la motricidad global del bebé y su
desarrollo sensorial. Edad Recomendada: De 0 a 1 años
45
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
25-Cómo hacer la carta de los RR.MM. del bebé de cero a tres años
Abc carlota fominaya/ madrid Día 22/12/2013 Si el juguete no está indicado para su edad, lo ignorará o
se frustrará al no saber o no ser capaz de jugar con él
Dentro de poco llegarán los Reyes Magos a todos los
hogares españoles. Pero... ¿qué regalos pueden traer a los
pequeños de la franja de 0 meses a tres años? Según la
psicóloga Teresa Rosillo, «los padres deberíamos hacer la carta con nuestros hijos para guiarles y
que pidan los juguetes más adecuados para la etapa evolutiva en la que se encuentran, además de ser
los que les interesen y desean. De nada sirve que nos adelantemos y le demos al niño un juguete que
no esté indicado para su edad, ya que lo ignorará o se frustrará al no saber o no ser capaz de jugar
con él». Según esta experta, a cada edad le corresponde un tipo de juguete particular. «Un juguete
que estimule las habilidades a conseguir en cada etapa y que cubra sus necesidades evolutivas, tanto
a nivel psico-afectivo y cognitivo como psicomotriz». Estas son sus recomendaciones:
1. Desde el nacimiento a los seis meses:
En esta etapa deberíamos estimular todos los sentidos: tacto, vista, oído, gusto y especialmente
olfato.
El recién nacido despierta a un mundo lleno de estímulos y todo lo visual, y auditivo le encantará.
Recomendado: móviles para poner en la cuna, peluches con colores, música en cd o en muñecos
que cuelgan de la cuna, lámparas que proyectan figuras en el techo…
A partir de los cuatro meses comenzará a agarrar juguetes y se los llevará a la boca, porque la boca
es su forma de explorar tamaños, texturas, es su tercer ojo. Todo lo que tenga a su alcance debe
poderlo chupar sin riesgos.
Ofrécele juguetes que pueda agarrar para que el niño siga el movimiento del juguete y ejercite la
coordinación mano-ojo.
2. Desde los seis meses al año:
A partir del quinto mes el niño debería estar el mayor tiempo posible en una manta o colchoneta en
el suelo. Recomendamos en esta edad las mantas de actividades en las que el niño no solo podrá
practicar a voltearse, sentarse, girarse…facilitando el aprendizaje posterior del gateo sino que
también tendrá diferentes texturas, formas y colores con los que estimularse.
En esta etapa la buena coordinación psicomotriz es fundamental. Para ello sugerimos todos los
juguetes que ejerciten la psicomotricidad gruesa: rodillos para deslizarse por encima, pelotas de
varios tamaños para perseguir gateando.
El gateo posibilita la correcta coordinación entre manos y piernas y hace trabajar a los dos
hemisferios cerebrales al mismo tiempo. Déjale en el suelo y que él sea el que se acerque o se aleje
a su antojo, no le lleves de la mano porque no incentivas el gateo.
Las mesas de actividades con música son estupendas para que el niño se mantenga de pie y ejercite
sus piernas para poder más adelante caminar, además de que con ellas el niño aprende y se motiva
para levantarse y sentarse.
La psicomotricidad fina también es muy importante en esta etapa. Recomendamos los juguetes de
chocar objetos entre sí, golpear o apilar cosas. Les resulta muy atractivo ver como cae una pelota
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
por un tubo y repetir la operación veinte veces. También los cubiletes encajables para hacer torres o
los encajables de hasta cinco piezas de diferentes formas y colores.
La música es imprescindible en cualquier etapa. Aprender los ritmos y la armonía sentará las bases
para el aprendizaje del lenguaje. Recomendamos los pianos de pies o de manos, los tambores, las
panderetas, las maracas, platillos, que puedan hacer sonar y golpear…
Puedes empezar a ver con él/ella algún libro. Recomendamos los libros blandos que puedan coger y
chupar.
Al final del primer año será necesario fomentar el desarrollo del lenguaje mediante animales,
objetos que pueda manipular e imitar su ruido. Recomendamos los coches blandos y las figuritas de
animales.
3. De doce a veinticuatro meses:
A esta edad el niño todavía necesita jugar en presencia de los padres porque necesita la mirada de
aprobación, festejo o desaprobación de ellos.
Motricidad:
A los doce meses empezará a caminar y los correpasillos, andadores o carritos que empujar, le
ayudarán. Al poco tiempo ya podrá subir al tobogán, jugar al balón, hacer volteretas. Muchos a los
18- 20 meses ya son capaces de montar en motos de dos ruedas (tipo molto). Los balancines les
encantaran además de ejercitar las piernas suponer toda una fuente de estímulos el balancearse
adelante y atrás.
En cuanto a la motricidad fina ya son capaces de hacer garabatos y empiezan a tener destreza con la
pinza. Para estimularlo recomendamos puzles, dibujar con ceras en un papel o con tizas en una
pizarra.
El lenguaje seguirá estimulándose con juegos de animales, cocinitas y canciones que ya empezará a
repetir. Los cuentos de cartón, con poca letra, con dibujos de animales o de objetos cotidianos, les
llamarán la atención. Deben ser resistentes para que también puedan manipularlos ellos mismos.
A esta edad ya son capaces de centrar la atención diez- veinte minutos si están sus dibujos
preferidos en la televisión. Un buen regalo puede ser un dvd con su serie preferida o con las clásicas
películas de dibujos animados que podrán ver una y otra vez: elige las muy visuales, con canciones
o música infantiles y con poco diálogo y déjale que la vea cuantas veces quiera, la repetición les da
seguridad.
4. De dos a tres años:
En motricidad gruesa el niño ya será capaz de montar en bici con ruedines aunque al principio le
cueste pedalear. Empiezan también a saber desplazarse en el agua con ayuda de manguitos o
flotadores. Son útiles los juguetes al que les atas una cuerda, como un perro o un pato para que te
siga: el niño aprenderá a desplazarse hacia delante tirando de un objeto. También los carritos para
transportar juguetes o muñecos que hacen que el niño ejercite el moverse en el espacio. Les encanta
las tiendas de campaña para esconderse o los túneles.
En cuanto a la motricidad fina ya podemos empezar con la plastilina sin que quiera comérsela todo
el rato, aunque deberemos estar pendientes de que no lo haga. También se empezaran a interesar por
los juegos de construcción. Ya no se divierten solo destrozando torres sino que pueden intentar
construirlas. Recomendados: piezas de construcción más o menos grandes y sin aristas, pizarras
invisibles, plastilina, pinturas de dedos.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Ya son capaces de seguir el movimiento de un coche y de imaginar historias. Recomendado:
parkings o rampas de coches.
Los disfraces a esta edad estimulan el actuar como si…empieza a preparar el terreno para el juego
simbólico. Recomendamos también objetos con los que puedan imitar lo que hacen los adultos, ej
teléfonos… o muñecos o peluches para dormirles o darles de comer. Es el principio del juego
simbólico en el que el niño actúa como si fuera mayor, imitando lo que hacen los mayores.
5. A los tres años:
Lo más significativo de esta etapa es el juego simbólico. El niño pasa de jugar con los objetos a
nivel funcional: los usa según para lo que sirven, se sirve de ellos para lograr algo, repite algo con
ellos para probar que tiene una capacidad (ej. botar una pelota), a usarlos como instrumentos para
crear un mundo imaginario con una secuencia determinada de acciones: preparar la comida para la
muñeca, darle de comer, que haga pis, limpiarla y que duerma la siesta en su camita. Se pone en la
situación de lo que el adulto hace imitándole o haciendo exactamente lo contrario. Recomendado:
todos los juguetes que ayuden al juego simbólico: casitas, granjas, muñecas, marionetas, figuras
fantásticas… ¡Cuidado con los que tienen piezas pequeñas que se puedan tragar!. Estos juegos son
estupendos para los dos sexos sin importar si son más habituales de un género u otro.
En cuanto a la motricidad ya puede andar de puntillas, saltar con los pies juntos, correr, subirse solo
a una silla, sube escaleras alternando pies, tira una pelota y la coge.
Sea cual sea la etapa por la que está pasando el niño siempre deberemos respetar la edad
recomendada por el fabricante del juguete que le ofrecemos.
No deberíamos abrumar al niño con demasiados juguetes porque no lo va a poder valorar y lo que
hacemos es disipar su atención y que al final no juegue con ninguno.
Deberemos ofrecerle los juguetes uno a uno y no todos a la vez para que sea capaz de centrar su
atención por períodos cada vez más largos.
Lo más importante de esta etapa no es el juguete que ofrecemos al niño sino la oportunidad de que
juegue con nosotros, el mejor juguete para el niño es el adulto, dedícale tiempo más que dinero.
Las listas de los RR.MM.
Las listas de los Reyes Magos no deberían ser muy grandes. El adulto debe guiar al niño para que
no pida aquello que no es adecuado para él. También debería disuadirle de pedir cosas que el adulto
sabe que los Reyes no traerán para evitar demasiadas frustraciones.
Sobre Teresa Rosillo
Teresa Rosillo lleva más de diez años ayudando a familias con dificultades de distinta gravedad,
mediante consultas de asistencia a padres, terapias infantiles y de familia, peritajes psicológicos y
formación en la Escuela de Padres.
www.teresarosillo.com
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
26-La guerra entre el pecho y el biberón
ABC Gema lendoiro Día 20/07/2013
La lactancia materna es un asunto que suscita debate desde
hace muchos años
Debates en foros, posts de madres blogueras, «peleas» on line
entre las defensoras de dar el pecho y las que, por la circunstancia que sea, no han querido o no ha
podido darlo. Madres que se sienten atacadas por las opiniones de las demás y conductas
intolerantes que van más allá de lo socialmente aceptado conforman los debates cuando muchas
mujeres se ponen a debatir en la red (y fuera de ella) sobre este asunto «espinoso». No es un tema
baladí y lleva ya años discutiéndose.
Delia Carballo Eguiguren, gestora de contenidos web y comunidades virtuales, es asesora de
lactancia materna y responsable de comunicación y formación de la asociación
www.criarconapego.com. Es madre de tres hijos, dos de 9 y 5 años y un bebé de 4 meses, por lo que
tiene experiencia sobrada sobre esta cuestión que abordamos.
—¿Qué está pasando para que dar el pecho se haya convertido en un debate sin fin?
—Objetivamente hablando, todos los bebés humanos deberían alimentarse con leche de sus madres.
Cada madre fabrica exactamente la leche que necesita su bebé, en composición y en cantidad, y
durante todo el tiempo que el niño quiera seguir mamando. Podríamos decir que es un sistema
perfecto de alimentación. Luego, a priori, no es comprensible que alguien opte por sustituir ese
alimento perfecto por un sucedáneo. Todo esto sin tener en cuenta el aspecto emocional de la
lactancia materna, la cual facilita enormemente el vínculo afectivo entre madre y bebé, pero cuya
ausencia no priva de este vínculo, como todos sabemos.
Dicho esto, ahí se acaba la teoría y entramos en la vida real. Tenemos, por un lado, a las madres,
con circunstancias muy diferentes las unas de las otras. Y tenemos, por otro, a la sociedad, que
marca aquello que es «normal».
Hasta el siglo XX lo «normal» era dar el pecho. A principios de ese siglo aparecieron las primeras
leches artificiales y, por diversos motivos, estas empezaron a sustituir a la leche materna como
método de alimentación infantil. Después de que toda la historia de la humanidad estuviera
sustentada en la lactancia materna, la ciencia dice que la lactancia artificial es mejor, y lo «normal»
pasa a ser el biberón.
Alrededor de los años 70, la preocupación por la prevalencia de la lactancia artificial empieza a
promover diversas actuaciones que pretenden visibilizar la problemática asociada al uso de la leche
artificial, y promocionar la alimentación con lactancia materna. Poco a poco, ésta vuelve a ganar
terreno.
Ahora nos encontramos en un momento en el que las madres están divididas. Todas las madres
queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero ¿qué es lo mejor? ¿Lo mejor es lo más sano? ¿Lo mejor
para un bebé es también lo mejor para su madre? ¿O lo mejor es lo «normal»? ¿Y qué es lo
«normal» hoy en día?
Yo creo que no hay una verdad absoluta sobre qué es lo mejor para una madre y un bebé, porque
hay multitud de factores que hay que tener en cuenta.
—Si siempre se dio el pecho (antes de inventarse la leche artificial) ¿por qué tanto fracaso ahora?
Antes de inventarse la fórmula habría mujeres que no podrían pero parece que menos. ¿Hemos
cambiado las mujeres o es que las circunstancias actuales han provocado que hayamos cambiado?
—Siempre ha habido mujeres que no han podido dar el pecho. Hay algunas enfermedades que
afectan negativamente a la producción de leche, puede no existir suficiente tejido mamario, etc.
Hoy en día, hablando desde un punto meramente médico, hay muy pocos casos en los que una
enfermedad puede impedir la lactancia materna, porque por ejemplo, la diabetes o el hipotiroidismo
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
se pueden tratar con medicación y ésta es compatible con la lactancia materna. Luego, en teoría, las
opciones de las madres para dar el pecho deberían haber mejorado. Pero, aunque tenemos los
medios para tratar las enfermedades, hay muchos profesionales de la salud que no conocen cómo
afectan estas a la producción de leche materna. Y que desconocen además, las patologías propias de
la lactancia materna. Eso sin mencionar que muchos están convencidos de que las madres lactantes
no pueden tomar medicación.
Saliendo del tema puramente médico, hay toda una problemática asociada a la lactancia materna
que las mujeres, por lo general, desconocen. La lactancia tiene un componente fisiológico e
instintivo, pero en gran medida es un acto que se aprende por imitación de nuestros congéneres.
Antiguamente disponíamos en nuestro entorno de muchas mujeres lactantes en las que fijarnos.
Pero eso cambió cuando la lactancia artificial se convirtió en la primera opción de alimentación.
Actualmente todavía hay muchísimas mujeres que se enfrentan a su primera lactancia sin ningún
referente cercano en el que fijarse y apoyarse.
Incluso cuando la lactancia se desarrolla sin problemas graves, una madre lactante necesita rodearse
de otras madres lactantes. Sentirse acompañada y comprendida por sus iguales hace la experiencia
mucho más satisfactoria.
Sin ese apoyo, cualquier inconveniente puede magnificarse hasta desembocar en el abandono de la
lactancia.
—Muchas mujeres aseguran que no han podido dar el pecho y si bien hay gente que las apoya,
otras, a veces con maneras menos cariñosas, les hacen ver que eso es imposible. ¿De dónde crees
que han surgido estos grupos que a veces parecen tan irreconciliables?
Imagino que en algunos casos se debe a que una madre que ha tenido una lactancia «fácil» y ha
disfrutado enormemente de ella no puede comprender que otra no elija esa opción. En el otro
extremo, una madre que ha tenido una lactancia terrible, con multitud de problemas, y ha
conseguido sacarla adelante, no puede comprender que otra no luche tanto como ella lo hizo.
Las mujeres que dicen que es imposible que una madre no pueda dar el pecho, suelen usar la tan
manida frase de «solo un pequeño porcentaje de las mujeres son incapaces de amamantar», que se
basa en que realmente existen solo unas pocas patologías que impidan completamente dar el pecho.
Y no se dan cuenta de que con estas afirmaciones tan rotundas hacen muchísimo daño a aquellas
que por unas circunstancias o por otras, han decidido que la lactancia materna no era para ellas, o
que les suponía un coste (físico, emocional, laboral, familiar...) excesivamente alto.
—Si tienes una madre delante de ti que te confiesa que no quiere dar el pecho porque eso le supone
momentos de ansiedad, desazón (por fracaso, presiones, comentarios...) ¿qué le dirías?
—Antes de decirle nada, escucharía. Mucho tiempo y atentamente. Y cuando la madre dejase de
hablar, la animaría a seguir hablando un poco más. Hablar de esos sentimientos con una persona
que empatiza contigo porque ha pasado por ello o por algo parecido, ayuda muchísimo a la madre.
Si una mujer me busca para desahogarse, estoy ahí para ella. No es mi función convencerla de nada,
sólo escucharla, comprenderla y animarla. Creo que no hay nada concreto que se pueda tomar como
base para decirles a todas las mujeres en esta situación. Hay que escuchar su historia, eso es lo más
importante.
Solo en el caso de que me lo pida, intento explicarle lo que puede estar sucediendo en su caso para
que la lactancia no salga adelante. Y si la madre me pide ayuda para seguir adelante con su
lactancia, le ofrezco apoyo para intentar solventar esos problemas. Lo que esté en mi mano, claro. A
veces, muchas veces, las dificultades reales no tienen que ver con la lactancia en sí, sino con el
entorno. Si la madre me pide ayuda para destetar, también le ofrezco mi apoyo.
—Se habla mucho de los beneficios para el bebé y también para la madre de dar el pecho pero no se
ahonda mucho en los problemas psicológicos que acusan muchas mujeres que «fracasan» al dar el
pecho. Estados de ansiedad, sensación de no ser «buenas madres», sentir que no están dando lo
mejor de sí. ¿Qué les dirías?
—Una madre siempre da lo mejor de sí. Dependiendo de sus circunstancias, toma unas decisiones u
otras, pero siempre pone a sus hijos por delante, no me cabe la menor duda. Lo de «buena madre» o
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
«mala madre» deberíamos desterrarlo de nuestro pensamiento. Aunque la lactancia artificial no sea
igual de buena que la leche materna, en la decisión de no amamantar a un bebé no solo debe pesar
este hecho. Hay multitud de factores que influyen. La lactancia artificial es un sustituto alimenticio
aceptable, y para todo lo demás, hace falta una madre feliz y tranquila que le pueda dar amor y
seguridad a su bebé.
Las madres nos sentimos juzgadas por nuestro entorno cercano y por la sociedad en general en
todas y cada una de nuestras decisiones. Necesitamos empoderarnos y ser conscientes de que nadie
mejor que nosotras para tomar las decisiones sobre nuestra vida y la de nuestros hijos.
—Por otro lado también están las mujeres que se sienten criticadas por dar el pecho a niños que no
son bebés. Se sienten juzgadas, las miran mal. ¿Por qué crees que esto está pasando? Hace cien años
la gente tomaba el pecho hasta pasados los dos o incluso los tres años...
—Aquí también hay varios factores que influyen: muchas de las mujeres que las critican no dieron
el pecho y por tanto no aprecian los beneficios de la lactancia materna; otras tuvieron que
abandonar la lactancia muy pronto y tienen una sensación de «¿si yo no pude, por qué tú sí vas a
poder?»; actualmente por desgracia lo «normal» es dar el pecho pocos meses (circunstancia muy
influenciada por la falta de conciliación familiar y laboral); existe una excesiva sexualización de
todos los aspectos de la vida, y la gente ve en el acto de dar el pecho algo «sucio»; etc.
Aunque quizás todo esto se podría resumir en el miedo a lo desconocido. Ahora no es habitual ver
niños grandes mamando y cuando se ven, causa «desazón», como que algo no «encaja», aunque no
se sepa muy bien por qué.
—Juicios, opiniones que lastiman. ¿Por qué esta guerra con este tema? Es, sin duda, de las cosas
que más polémica generan. ¿Por qué es así si la maternidad es un compendio de muchísimas cosas?
¿Por qué crees que se centran los interminables debates en este tema, el del pecho?
—Quizás porque el tipo de leche que toma el bebé afecta directamente a su salud. Según yo lo
entiendo, dar leche artificial no quiere decir que tu bebé va a estar más enfermo que uno que tome
leche materna. Pero sí tiene más probabilidades de desarrollar ciertas patologías que si tomara leche
materna.
Quizás nunca las desarrolle, o tomando leche materna las hubiera desarrollado igual. Pero hay
muchos riesgos en la alimentación con leche artificial que están probados científicamente y eso no
se puede negar. Esta certeza podría ser el origen de que los debates sobre leche artificial-leche
materna sean tan duros.
—Por último, ¿quieres darnos consejos para madres que hayan «fracasado» en el intento de dar el
pecho? No sólo los físicos, sino también los emocionales.
—Sería muy fácil decir «lo primero de todo, no considerarlo un fracaso». Pero me temo que eso
ayuda más bien poco a una madre que se siente fracasada, y curiosamente es lo que más va a
escuchar. A una madre que ha intentado dar el pecho y por lo que sea, su lactancia no salió adelante,
le animaría a contarlo. Pero contarlo a alguien que empatice con su situación. A una madre que
haya lactado satisfactoriamente o que lo haya intentado y ya haya superado esa sensación de
«fracaso». También la animaría a, en la medida de lo posible, entender todas las circunstancias que
le llevaron a tomar esa decisión. Pero estas cosas deben hacerlas cuando se sientan preparadas. Este
«duelo» también tiene sus fases y la madre tiene que sentirse libre para recorrerlas todas.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
27-Lo que debes hacer, y lo que no, cuando vas a visitar a un recién nacido al
hospital
Abc laura peraita Día 15/11/2013
Claves para una visita «10»
No hay duda de que el nacimiento de un hijo es un
acontecimiento muy especial para los padres, que al llegar al
hospital en un abrir y cerrar de ojos se encuentran con que son
uno más en la familia. Pero, el recién nacido no llega solo. La puerta de la habitación del hospital no
dejará de abrirse para dar paso a innumerables visitas: abuelos, suegros, tíos, sobrinos, hermanos,
amigos, compañeros de trabajo, vecinos... Bien sea por deseo o por puro compromiso, lo cierto es
que durante los tres días habituales de hospitalización de la madre, las visitas serán una constante.
Las parturientas son las que postradas en la cama, y con un bebé en brazos que les da la bienvenida
a la maternidad, saben muy bien lo que se disfruta y se sufre con este ir y venir de personas. Para
saber cómo hacer una visita «10» al hospital, Cristina Martínez, presidenta de la Federación de
Asociaciones de Matronas de España (FAME); Esperanza Martín, supervisora de Puerperio de La
Paz, y Carmen Tamarti, jefe de la unidad de Obstetricia del Hospital Gregorio Marañón, ofrecen las
siguientes pautas:
—Durante las primeras 24 horas del nacimiento del bebé, nada de visitas. La madre acaba de estar
de parto y sufre cansancio, agotamiento, y, además, hay que facilitar el vínculo de los padres con el
bebé. Un entorno tranquilo es fundamental en estas horas.
—Utilizar el teléfono móvil, no tanto para hacerles la llamada de rigor, sino para mandar un
mensaje de felicitación a los padres, que responderán cuando consideren oportuno, porque lo
primero es atender al bebé y a la madre. También se puede aprovechar para preguntar si es
procedente o no ir a hacerles una visita.
—Los padres deben realizar, antes del parto, una planificación previa y hablar con los más
allegados para explicarles que prefieren estar tranquilos en los primeros momentos y que les
informarán con mensajes de los acontecimientos.
—Si comienzan a llegar visitas, el padre debe cumplir el rol de recibirlas y regular el tiempo. Será
el responsable de poner límites porque la madre, por el agotamiento y por estar bajo los efectos
hormonales, no tendrá ánimo para hacerlo.
—El visitante no debe estar más de 20-30 minutos en la habitación. Es tiempo más que suficiente
para dar la enhorabuena, conocer al bebé y conocer el estado en el que se encuentran todos. Si están
más tiempo, el padre debe invitarles a acompañarles fuera de la habitación «con la excusa» de que
la madre descanse. Lo normal es que la visita se marche de inmediato para que el padre pueda
atender a su mujer.
—No ir más tarde de las 9 de la noche. Hay que dejar tiempo de descanso absoluto a los padres.
—No ir al hospital si se está acatarrado o se padece algún tipo de enfermedad contagiosa.
—En la habitación no debe haber más de dos visitas. Si durante ese tiempo llega otra, hay que
permitir que entren, pero salirnos nosotros para que no se organice mucho jaleo, ni se aumente la
temperatura de la habitación.
—Hay que ser prudentes con las tomas del bebé, que alcanzan las 13 veces en 24 horas. Muchas
personas piensan que a las madres que acaban de dar a luz no les importa mostrar su pecho ante
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
desconocidos para alimentar a su hijo. Nada más lejos de la realidad, lo que ocurre, en muchos
casos, es que si la visita no se marcha, la madre no va a dejar de dar de comer a su hijo por ello. Es
un mal rato para ellas. Hay que dejarles espacio para su intimidad.
—No se debe coger en brazos al bebé, al menos lo primeros días, por mucho que nos apetezca.
Siempre se debe pedir permiso a los padres y lavarse las manos antes. Tampoco hay que ponerse
perfume ese día, ya que al ser tan pequeños están muy sensibles a los estímulos y los bebés
necesitan reconocer solo el olor de sus padres para sentir seguridad.
—Mejor no dar besos al pequeño, y si se trata de mujeres, por favor, nada de pintarse los labios
que mancharán al pequeño y pueden irritarle la piel.
—Huir de dar consejos a los padres, que aun siendo primerizos a buen seguro habrán recibido
recientemente una gran cantidad de información muy actualizada. Solo dar consejos si los piden.
Este mensaje va especialmente dirigido a abuelas y cuñadas.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
DOSSIER SOBRE EL SUEÑO DE LOS NIÑOS
28- Las cuatro cosas que tienen que hacer los niños a la hora de dormir
ABC m. j. p-b. / madrid Día 22/10/2013 – fotolia
Los niños con horarios irregulares para irse a la cama pueden tener problemas de
comportamiento cuando son mayores
La falta de sueño causa daños en el cerebro en
desarrollo de los niños
Los niños que no tienen horarios fijos para ir a dormir
son más propensos a sufrir problemas de
comportamiento a los siete de edad. Esta conclusión
proviene de un estudio que se ha realizado en Gran
Bretaña con datos de más de 10.000 niños de tres, cinco y siete años, junto con información que se
ha recogido de las madres y profesores referentes a su comportamiento.
Los autores del estudio —«Cambios de horario para ir a dormir y los problemas de comportamiento
en niños de 7 años de edad» que se publica en el número de noviembre de la revista «Pediatrics»—
descubrieron que a medida que los niños pasaban su infancia temprana sin un horario fijo para irse a
la cama, los puntajes relacionados al comportamiento iban empeorando. Sin embargo, aquello niños
que disfrutaron de un horario fijo a la hora de dormir mostraban mejor comportamiento. El no tener
un horario fijo para dormir puede afectar el comportamiento del niño al alterar el ritmo circadiano y
por el daño que la falta de sueño causa al cerebro en desarrollo.
Por ello, desde la Asociación Americana de Pediatría aconseja establecer estos cuatro hábitos desde
que son bebés:
• El baño le tranquiliza. Es una medida higiénica y decisiva ya que separa las actividades de
alimentación de la noche con el sueño. Cuando termina la hora de la comida, su hijo recibirá el
mensaje de que comer no es de ninguna manera, una forma, manera o señal para ir a dormir.
• Cepillarse los dientes. Ya sea cepillarse los dientes inmediatamente después de la cena o justo
antes de la hora real de dormir, se estimula al niño que este hábito sean lo último que pase por la
boca por la noche. Se puede utilizar un chupete limpio durante el primer año como un método
adicional para prevenir el síndrome de la muerte infantil repentina.
• Leer un cuento. Los libros pueden servir como una señal perfecta de que es la hora de dormir.
• La hora de dormir. Es muy difícil obligar a un niño a que se quede dormido. No lo intente y en
su lugar trate de implementar una hora de rutina para que su hijo se prepare y vaya a la cama. Una
vez prepare todo para que el baño, cepillado y los libros indiquen que es hora de dormir, deberá
dejar que su hijo se duerma independientemente. Es posible que proteste o se resista, pero si
establece los hábitos anteriores y hace un buen trabajo para llevarlo a la cama, su hijo aprenderá a
acostarse en ella.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
29-«Los niños no aprenden a dormir. No haga llorar a sus hijos»
ABC Gema lendoiro Día 25/01/2014 María Berrozpe, autora del «Debate Científico sobre
la realidad del Sueño Infantil» explica cómo
conseguir que los niños duerman
Si tiene hijos lo sabrá. Una de las cosas que conlleva es
perder la increíble capacidad de disfrutar una noche
entera durmiendo a pierna suelta… al menos hasta que pasan unos años. La mayoría de los padres
se desesperan, consultan a otros, piden cita al pediatra, incluso algunos hasta los medican
(totalmente contraindicado salvo enfermedades diagnosticadas por especialistas).
Algunos padres recurren al método Estivill, un sistema que «enseña» a los niños a dormir y que,
según algunos especialistas, a pesar de su eficacia, tiene consecuencias negativas.
María Berrozpe, doctora en Biología, autora del Debate Científico sobre la realidad del Sueño
Infantil y coautora de Una Nueva Maternidad y del blog, Reeducando a Mamá, recuerda que hace
dos años leyó las declaraciones del doctor Estivill en un periódico asegurando que desde el mundo
científico no recibía reproches a su método. «No estoy de acuerdo. En el mundo científico del
sueño infantil hay un acalorado debate que ni se puede ni se debe negar a los padres. Desde el
cuestionamiento del sueño en solitario o las diferentes técnicas para establecerlo, hasta los factores
relacionados con la muerte súbita del lactante, todo está en entredicho y, a día de hoy, hay muy
pocas verdades establecidas».
—¿Aprenden los niños a dormir?
Entendiendo la pregunta literalmente, tengo que decir que no. Todos sabemos dormir, igual que
sabemos respirar. El feto ya duerme, como bien explica el mismo doctor Estivill, y evidentemente
nadie le ha «enseñado». Lo que sí puede aprender un niño es a dormir en una serie de
condiciones establecidas culturalmente. En nuestra cultura aprenderá a dormir metiéndose en la
cama, bajo el edredón o sábana y en pijama, por ejemplo. Otros niños dormirán con la ropa del día y
en una estera, algunos tienen que aprender a dormir solos, mientras que otros pueden seguir
disfrutando de la compañía de sus cuidadores durante el sueño.
—¿Por qué considera que el método Estivill no es el más adecuado?
Este método tiene en sus mismas raíces un error fundamental: la ciencia del siglo pasado convirtió
una costumbre establecida culturalmente, el sueño en solitario de nuestros hijos es una cuestión de
salud y ciencia. Los defensores de este método siguen considerando que el niño que a los 6 meses
no es capaz de dormir en solitario toda la noche tiene una enfermedad llamada «insomnio infantil
por hábitos incorrectos» que si no se soluciona le producirá problemas de sueño en el futuro. Pero
hoy está perfectamente demostrado que el sueño en solitario no es imprescindible para tener un
sueño saludable. De hecho, es una manera de dormir excepcional para las crías humanas. Hasta el
mismo doctor Richard Ferber, mentor del doctor Estivill, acepta el colecho (dormir con los padres)
como una práctica perfectamente sana y respetable. Esto no significa que no podamos enseñar a
nuestros hijos a dormir en solitario si ese es nuestro deseo. Sólo significa que ya no tenemos
excusas (del tipo es por su bien, es para curarle) para forzar este comportamiento mediante un
método que implica dejarle llorar, y a una edad a la que el niño todavía no está preparado para
asumir esta exigencia cultural. Y no todos los niños lo estarán a la vez. Unos lo lograrán antes y
otros después. Lo único cierto es que todos lo harán cuando estén preparados,
independientemente de que se hayan aplicado o no este tipo de métodos de adiestramiento, lo que
demuestra que, a largo plazo, es absolutamente innecesario.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
—Desde su punto de vista, ¿cómo explica el proceso madurativo del sueño del niño?
El sueño es un proceso evolutivo que se va a adaptando a las necesidades del ser humano. De la
misma manera que las características especiales del sueño durante la primera infancia tiene un papel
fundamental en el desarrollo del cerebro del bebé, también son un espejo de los cambios que este
sufre. El desarrollo del sistema nervioso central que se inicia en la época prenatal continúa en la
vida adulta, pero sufre los cambios más dramáticos en los dos primeros años de vida, algo que se ve
perfectamente reflejado en el sueño de nuestros hijos.
Hoy se sabe que los fetos ya duermen y, según Rosa Jové, a partir del séptimo mes de embarazo ya
tienen claramente dos fases: sueño activo y sueño pasivo. Según esta autora, entre el nacimiento y
los 3 meses los bebés dormirán un promedio entre 14-20 horas al día, aunque todavía seguirán
un ritmo ultradiano (sin diferenciar el día de la noche). A partir de los 3 meses ya serán capaces de
empezar a adquirir el ritmo circadiano (dormir más por la noche que por el día) y la adquisición
progresiva de las distintas fases del sueño les irá permitiendo hacer intervalos de sueño cada vez
más largos.
Aunque precisamente la adquisición de estas diferentes fases puede traducirse en un mayor número
de despertares nocturnos. Hasta los 7 meses el sueño del bebé ha estado en construcción. A partir de
los 8 meses entrará en una etapa de maduración y no será hasta los 6 años que se parecerá
definitivamente al sueño del adulto. En cuanto a la duración del sueño, en la literatura científica
existen tablas estableciendo los percentiles a las diferentes edades, pero parece que todos los autores
están de acuerdo a la hora de reconocer la existencia de una enorme variabilidad en la población
infantil en cuanto a las necesidades de sueño. A pesar de esto, podemos observar unas tendencias
generales en lo que podríamos calificar como un patrón de sueño normal en la niñez:
a. Una disminución progresiva de la duración del sueño diario desde la niñez hasta la
adolescencia.
b .Un desplazamiento de la hora de empezar a dormir hacia una hora más tardía, que empieza en
la mitad de la niñez y se acelera en la adolescencia.
—¿Se sabe de manera científica cuáles son las consecuencias de aplicar el método Estivill a los
niños?
—Hay poca investigación realizada directamente analizando este método, aunque muchos
investigadores consideran que los resultados obtenidos al estudiar el efecto del estrés producido por
el cuidado materno inadecuado o la separación del bebé de su madre son extrapolables. Muy
resumidamente, podemos decir que el desarrollo de los sistemas de respuesta al estrés de estos
bebés se ve afectado negativamente, de manera que, en el futuro, tendrán más probabilidades de
desarrollar patologías como la depresión o la ansiedad.
También se ve afectado el desarrollo de sus capacidades cognitivas y hay pruebas del impacto sobre
el desarrollo del sistema inmune, ya que tendrán más probabilidades de sufrir enfermedades
autoinmunes de adultos. Uno de los pocos estudios realizados directamente sobre la aplicación a
bebés de una técnica de adiestramiento lo publicó Middlemiss en el año 2012 y demostró algo que a
mí me ha impresionado mucho: tras tres días de adiestramiento los bebés ya no lloraban cuando se
les dejaba solos, pero los niveles de cortisol (la hormona del estrés) eran tan altos como el
primer día (en el que sí lloraban). Por el contrario, en las madres sí se producía una disminución de
cortisol al tercer día, comparado con el primero. O sea, las madres, al ver que el bebé ya no lloraba,
ya no se estresaban. Pero el bebé, aunque ya no lloraba, seguía sufriendo.
—Hay muchísima controversia entre este método y el que está en el extremo contrario que es
dormir con los hijos en la misma cama (colechar) ¿Presenta riesgos dormir con los hijos?
¿Existen datos científicos que digan que, efectivamente, puede suceder la muerte súbita, por
ejemplo?
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
El colecho actualmente sólo resulta controvertido en su relación con la muerte súbita del lactante y
sólo durante los tres primeros meses de vida del bebé. Algunos investigadores consideran que por sí
mismo es un factor de riesgo independiente en este tiempo, mientras que otros consideran que no
hay evidencias que demuestren esta relación y que la práctica del colecho realizada en unas
condiciones seguras no solo no es peligrosa sino que es protectora. Pero estoy hablando del
colecho con los menores de tres meses. A partir de ese momento ya no hay controversia: el colecho
es considerado absolutamente saludable y respetable.
—¿Cuándo empiezan, en general, a dormir bien los niños?
—Siempre que al bebé sano se le permita dormir en las condiciones que él necesita y se encuentre
bien, «dormirá bien». Esto significa que un bebé recién nacido en íntimo contacto con su madre y
con continuo acceso a su pecho dormirá de maravilla porque en sus múltiples microdespertares no
necesitará desvelarse del todo para tener acceso a su alimento y sentirse protegido y feliz. Un bebé
de 6 meses en las mismas condiciones posiblemente también dormirá de maravilla, aunque se
despierte de vez en cuando un poquito y coma un par o tres de veces por la noche, que es lo normal
a esta edad.
Un niño de dos años colechando con su madre también dormirá de maravilla y, dado su momento
del desarrollo, posiblemente la mayoría de las noches dormirá de «un tirón», o sea, que no nos
despertará en toda la noche. Si lo que me pregunta es cuándo dormirá bien en las condiciones que
nosotros exigimos, pues dependerá de estas condiciones. Si exigimos que duerma bien colechando
con nosotros, es posible que duerma bien desde el primer día. Si exigimos que duerma bien solo, en
su habitación, sin molestarnos, es posible que lo haga ya a los dos años, pero también es posible
que no lo haga hasta los 4 o 5 años o tal vez más tarde. Dependerá de muchos factores. Aplicando el
método Estivill posiblemente lo conseguiremos mucho antes pero ¿A qué precio? Es nuestra
responsabilidad saber hasta qué punto podemos exigir o no a nuestro hijo para no superar su
capacidad natural de adaptarse a esta exigencia cultural. Lo que el pediatra Oskar Jenni llama
respetar su «bondad de ajuste». Y es evidente que obligar a nuestro hijo a dejar de reclamarnos a
base de no atenderle tal y como él necesita no es respetar su bondad de ajuste personal.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
30- Claves de un pediatra para dormir al bebé con éxito
ABC carlota fominaya / amdrid Día 28/01/2014 Existen otros sistemas aparte del controvertido «método
Estivill»
Enseñar a dormir a un bebe... ¿es posible? Se conocen
escritos acerca de los remedios para que los bebés duerman
que datan de la época romana, así que no lo neguemos: el
problema existe, pero no está tan claro que se puedan controlar los despertares nocturnos de un niño
durante la primera infancia. Para el pediatra José María Paricio, autor del exitoso libro «Tú eres la
mejor madre del mundo», «es como si nos empeñamos en que un bebé de 9 meses controle ya el
pipí. Esto de enseñar a dormir a los bebés se basa en una idea falsa. Los bebés no aprenden a
dormir. Todos los que están sanos saben cómo dormir sin que se lo enseñen, lo que no saben es
cómo queremos los adultos que duerman».
Paricio explica que para condicionar en algo a un animal o persona, se puede hacer con dos tipos de
estímulos: positivos o de recompensa (cada vez que haces algo bien, como yo quiero, te premio) y
negativos o de castigo. «En mi opinión, son más efectivos y agradables para conseguir la conducta
deseada los estímulos de recompensa que los de castigo». «El método conductista para lograr que
un bebé que no se quiere dormir lo haga no puede, por lógica, conseguirse de aplicar estímulos
positivos (si se duerme le daré teta o biberón después, o si se duerme le haré una sonrisa que le
encantará)», añade.
La guerra de los «métodos»
El método que se aplica para que los niños «aprendan» a dormirse solo tiene dos versiones,
denominadas poco sutilmente «extinción estándar» y «extinción gradual». Las dos versiones,
prosigue Paricio, «tienen en común varias ideas claras: la noche es para dormir, cada uno duerme en
su habitación y nada de tonterías (arrumacos, nanas, etc). De eso nada de nada». La extinción
estándar, que Paricio califica de «brusca», es sencilla: cuando el bebé llora porque no se quiere
dormir solo, simplemente se le ignora: se cierra la habitación y no se abre hasta la mañana
siguiente, llore lo que llore. Dicen estos expertos en sus libros que la primera noche pueden llorar
media hora, pero a la siguiente solo un cuarto, a la otra cinco minutos, y a la otra que ya no lloran,
han «aprendido» a dormir. «Y parecen tener razón», concluye eventualmente este pediatra.
Para padres con corazones menos rudos, otros expertos más sensibles idearon el método de la
extinción gradual: el primer día cuando llore cierras la puerta y te esperas, por ejemplo, cinco
minutos. Entonces entras, sin cogerlo le dices que lo quieres mucho y vuelves a salir en menos de
un minuto. Lo dejas llorar el doble de tiempo antes de volver a entrar y el dobe de tiempo las
siguientes veces hasta que se duerme. La siguiente noche es lo mismo pero con los tiempos
incrementados al doble según una tabla de tiempos. El método, con cierta frecuencia, requiere
varias semanas de aplicación y refuerzos al pasar el tiempo, o ante cambios en el ambiente
(vacaciones) o situaciones especiales (haber estado malito con un catarro).
El método del cariño, mimos, rutinas...
A Paricio estos métodos le parecen una barbaridad. «Me da igual que lo propongan expertos y
sociedades de sueño, y que digan que no se han publicado efectos negativos a corto o a largo plazo.
Me sobran las explicaciones científicas: dejar llorar a una personita sin atenderla, y nuestros
hijos son personas, está mal y creo que no hay que hacerlo. Es más, es reprobable». Para los
que no están de acuerdo con estos métodos, Paricio propone «cariño, mimos, rutinas, sentido
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
común y paciencia». «Nada atractivo para un padre ojeroso, derrotado porque no duerme, agotado,
y buscando soluciones eficaces y rápidas, lo reconozco», reconoce a ABC.
Estas son sus propuestas para intentar, al menos, ganar minutos al sueño de nuestro bebé:
—Crear referentes para sincronizar los ritmos del bebé y niño con el día y la noche. La luz, los
ruidos y la actividad se asocian al despertar y lo contrario al dormir. Conviene y no es difícil,
porque así ocurre normalmente, intentar reproducir esto, tanto al dormir como al despertar, en
especial a partir de los 6 meses de edad.
—Pasar un rato en la cama del hijo, contarle un cuento o cantarle una canción que le gusta y
conozca.
—Ver que el pañal esté limpio, no taparlo mucho en la cama ni tener la habitación a temperatura
superior a 20ºC para que no tenga demasiado calor.
—Se puede aminorar el rechazo a acostarse por la noche en niños mayorcitos de un año
controlando la siesta de la tarde sin dejar que sea muy larga ni demasiado tarde, no dando
demasiada comida o bebida por la noche a la hora de acostarlo y no viendo la tele tampoco a esas
horas.
—Si los padres ven que el niño tiende a dormirse habitualmente media hora o una hora después de
la que creéis que es su hora de dormir, puede que tenga algo parecido a lo que los expertos llaman
un «retraso de fase», que ocurre, pero más grave, en los adolescentes: se les está acostando antes de
que tengan sueño. «Basta en estos casos atrasar esa media hora o una hora, esperar a que aparezcan
signos de sueño para ponerlos a dormir y solucionar bastante el problema», recomienda este
experto.
—A partir de los dos años la mayoría de los bebés comienzan una fase del desarrollo que se que se
caracteriza por la autoafirmación y, por tanto, el negativismo de lo que les viene de fuera. «Basta
que les digan algo para decir o hacer lo contrario, su palabra preferida es «no». La solución es ir
tanteándoles para que ellos mismos decidan ir a dormirse, a veces funciona hacerles creer que es
algo muy divertido, pero no siempre, que saben mucho», sugiere este pediatra.
—Por supuesto, no hay que despreciar ni burlarse de sus temores a quedarse solo; puede que
convenga dejar una lucecita encendida o la puerta de la habitación un poco abierta.
—Como entre el primer y quinto año desarrollan estrategias para no quedarse solos, suelen
alargar las rutinas del acostarse, pidiendo otro cuento u otro vaso de agua... «Todo va a depender de
la paciencia de cada cual y del tiempo que tengamos y lo cansados que estemos; en algún momento
se le puede explicar que ya es tarde y ponerse firmes sin dejar de ser cariñosos», propone Paricio.
—Al ir creciendo muchos niños, aunque toleran dormir en sus camas, cuando se despiertan por la
noche van a dormir a la cama de sus padres. «Podemos intentar devolverles a su cama explicándoles
que hay que descansar, aunque a veces lo más práctico para acabar antes y seguir durmiendo es
hacerles un hueco y ya está. Tranquilos, que siempre llega el día en que cada cual acaba durmiendo
en su cama».
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
31-El Método Estivill para dormir bebés
Método Estivill - Guía Rápida
En este artículo encontrarás completamente gratis el primer capítulo del
libro Método Estivill, que te orienta a cómo poder hacer dormir a tu bebé
o niño pequeño. Método probado científicamente y muy popular por su alto
grado de eficacia.
A continuación un extracto del Primer Capítulo del Método Estivill:
ALGUNOS CONSEJOS PREVIOS
Antes de empezar, es importante que leáis atentamente las siguientes
recomendaciones:
1. Debéis estar muy convencidos antes de empezar a aplicar el método.
Notad que he dicho debéis, y no debes. Es decir, la mamá, el papá y todos
los que estén al cuidado del niño deben mentalizarse y coordinarse antes de comenzar. Esto es muy
importante. Quienes apliquéis el tratamiento —papás, canguros, abuelos— debéis conocer las
normas de principio a fin para seguir el mismo criterio ante cada una de las diferentes situaciones
que el niño os planteará. Y tened por seguro que serán muchas y muy difíciles. Por eso todos debéis
actuar de la misma manera, coordinadamente. Solo así evitaréis confundir al niño. Si esto no se
cumple el fracaso es más que previsible.
2. Es importante asegurarse de que el niño no padece ningún problema médico agudo en el
momento de comenzar el tratamiento. Hay que descartar cualquier tipo de enfermedad (las más
frecuentes son otitis, intolerancia a la leche, reflujo y ocasionalmente problemas psicológicos o
psiquiátricos). El pediatra os orientará sobre este punto.
3. Cada niño es distinto y tiene, por suerte, una personalidad diferente. Es posible que a algunos les
cueste aprender más que a otros. Hay niños con temperamento dócil, mientras que otros tienen una
forma de ser más rígida. Los hay más tranquilos y algunos resultan muy movidos. Desde el mismo
momento en que nace un niño, los padres vais observando todos esos rasgos de su personalidad. Y,
sin duda alguna, son importantes, pero en ningún caso pueden utilizarse como excusa para justificar
que el niño no duerma bien. Enseñar a dormir a un niño consiste, simplemente, en enseñarle a
realizar un hábito. A dormir se aprende, lo mismo que a comer, a leer o a ir al baño. Por supuesto
que hay niños nerviosos, que apenas si pueden estarse quietos y a los que cuesta imaginar sentaditos
leyendo un cuento, pero también ellos aprenden a leer y lo hacen tan bien como los más tranquilos.
Todos lo consiguen, antes o después. Así que no utilizaremos la excusa de que el niño es muy
movido. Seguro que si vosotros le enseñáis a dormir correctamente, él aprenderá a hacerlo.
4. Tal como apuntábamos, depende de vosotros que el niño duerma bien. Vosotros sois los
maestros, los únicos que vais a enseñar a dormir a vuestro hijo. Él no puede aprender solo. Os
necesita para que le enseñéis. Y tenéis que ser los mejores maestros. Para ayudaros a conseguirlo, el
Método Estivill os ofrece las herramientas necesarias: en primer lugar os explica en qué consiste el
hábito de sueño y a continuación el modo en que debéis enseñar este hábito a vuestro hijo. No es
difícil imaginar cómo os podéis sentir en este momento con un hijo que no duerme. La sensación de
impotencia es terrible, os parece que sois los peores padres del mundo, los más desgraciados, los
que peor hacen las cosas y los que nunca jamás lograrán volver a dormir ocho horas seguidas. Nada
de ello es cierto. Sois los mejores padres del mundo, lo único que ocurre es que debéis poner un
poco de orden en la forma en que enseñáis a dormir a vuestros hijos. No hay motivo para que os
sintáis culpables. En absoluto. Como mucho, estáis haciendo cosas que no sirven para enseñar a
dormir a vuestro hijo. Las hacéis con la mejor intención del mundo, pero resultan totalmente
inútiles y, en ocasiones, incluso contraproducentes. Pero sucede que nadie os ha explicado jamás
cómo aprende a dormir un niño, así que no sois culpables de nada. Solo lo seréis si después de leer
este método no lo aplicáis correctamente. Estos reproches de que «los papás jóvenes o primerizos
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
no atienden bien a sus hijos» son totalmente inciertos. Lo único que hace falta es que alguien les
oriente e informe sobre cómo deben enseñar a dormir a sus hijos.
a. Si vuestro hijo no duerme bien, no es por culpa vuestra.
b. Simplemente nadie os ha explicado cómo debe hacerse.
c. Responsables solo lo seréis después de conocer el método y no aplicarlo debidamente.
5. Después de tantas noches de insomnio colectivo, debéis sentiros agotados, irritables y bastante
nerviosos. Pero vosotros no sois los únicos en sufrir las consecuencias del mal dormir. Vuestro hijo
también las padece. El sueño es un período muy importante en nuestra vida, imprescindible para
tener una buena jornada. Por esto los niños que duermen mal sufren alteraciones durante el día:
están más irritables y malhumorados, dependen más de sus cuidadores que los niños sin este tipo de
problemas, y lloran por nada. Muchos padres, después de aplicar el método y conseguir que el niño
duerma bien, dicen: «Incluso ha cambiado de carácter. Está más tranquilo, juega solito algunos
ratos, está de buen humor e incluso es más simpático». Sin embargo, esto no es cierto. El niño era
simpático «de nacimiento»; lo único que ocurría es que la falta de sueño alteraba su estado de
ánimo y le volvía huraño e irascible.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE QUE NUESTRO HIJO DUERMA BIEN?
Por una sencilla razón: porque nadie puede vivir sin dormir, incluidos peces y murciélagos. Durante
el sueño el organismo fabrica todo lo que gastará al día siguiente. Y si un niño no descansa lo
suficiente se sentirá irritado, nervioso, cansado y somnoliento. Existe otra razón igual de sencilla:
vuestra salud mental —y sentimental—acabará resintiéndose como paséis muchas más noches sin
poder descansar y arrastrándoos como zombis por el trabajo.
CONSECUENCIAS DE NO DORMIR BIEN
En lactantes y niños pequeños
-Irritabilidad, mal humor
-Llanto frecuente
-Dependencia de sus cuidadores; no saben estar solos
En niños en edad escolar
-Fracaso escolar
-Inseguridad y timidez
-Mal carácter
En los padres
-Cansancio
-Inseguridad
-Sentimientos de culpa
-Acusaciones mutuas en la pareja
-Cambios radicales en la vida de pareja
-Frustración ante la situación
-Sensación de fracaso e impotencia
-Reacciones agresivas
¿POR QUÉ AÚN NO DUERME BIEN?
Antes de explicar que el dormir bien es un hábito que se aprende y que, por tanto, podéis enseñar a
vuestro hijo a hacerlo correctamente, vamos a ver en qué consiste el sueño, cuál es su fisiología.
Para empezar, definiremos qué es y cuánto dura un ritmo biológico.
Ritmos biológicos
Un ritmo biológico es la repetición sistemática de un tipo de actividad que realiza nuestro
organismo (por ejemplo: dormir-estar despierto; dormir-estar despierto): En los recién nacidos:
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Cuando nace, un bebé tiene un ritmo biológico que oscila entre las 3 y las 4 horas. Es decir, un
recién nacido tiene una ritmicidad que consiste en que cada 3 o 4 horas realiza una serie
Mi hijo no duerme bien de actividades —se despierta, le lavan, come y duerme— que conforman un
ciclo. Una vez se completa dicho ciclo, comienza otro idéntico —vuelve a despertarse, otra vez le
lavan, come y duerme—. Este tipo de ciclo se llama «ultradiano». En los adultos: El ritmo biológico
de un adulto es circadiano («cerca de un día»). Es decir, cada 24 horas repetimos y alternamos los
patrones de vigilia y sueño.
¿Cuándo cambia el ritmo biológico?
A partir del tercer o cuarto mes de vida, los niños empiezan a alargar progresivamente su ritmo
biológico. Para pasar de las 3-4 horas del ciclo ultradiano a las 24 horas propias de los adultos, los
bebés empiezan por alargar el primer sueño de la noche consiguiendo dormir seis horas seguidas; lo
cual es un regalo para los padres. Al cumplir los seis meses, ese sueño nocturno debería alcanzar ya
las doce horas de un tirón. A ese descanso habría que añadirle dos o tres pequeñas siestas durante el
día (una después del desayuno —de 9 a 10 h—, otra después de la comida del mediodía —entre las
12 o 13 h y las 15 o 16 h— y una última, optativa y más pequeñita, tras la merienda.
¿Cómo se produce el cambio?
El cambio se produce gracias a un grupo de células del cerebro humano que funcionan como un
reloj. El objetivo de este «reloj» es lograr que todas las necesidades de la persona se adapten al
ritmo biológico de 24 horas, es decir, al ritmo solar.
Pero este reloj necesita que le «den cuerda». El 70 % de los recién nacidos consiguen «ponerlo en
marcha» con unas escasas rutinas, unos cuantos y sencillos estímulos (coger al niño, ponerle en su
cuna, decirle buenas noches, mecerle un poquito o cantarle una canción). Estos niños a los seis
meses ya duermen perfectamente bien y sus padres se congratulan diciendo: «Me ha tocado un niño
que duerme bien». Sin embargo, no se trata de un sorteo. Los niños que conforman el 30 % restante
pueden dormir tan bien como los del primer grupo. Sencillamente, necesitan algo más de «cuerda».
En absoluto tienen un problema psicológico ni médico, sino una alteración de su ritmo de vigiliasueño. Su reloj es un poco anárquico. Este pequeño trastorno es muy fácil de solucionar, pero
deberemos hacerlo cuanto antes, porque cuanto más crece el niño más difícil es corregirlo.
¿Cómo se le «da cuerda» al reloj?
Podemos poner en marcha el reloj del bebé mediante los siguientes estímulos externos:
1. Reforzando el contraste entre:
a. luz (de día) y oscuridad (de noche)
b. ruido (de día) y silencio (de noche)
En este sentido, potenciaremos la idea de que la luz y el ruido son propios del día y de la vigilia,
mientras que la oscuridad y el silencio quedarán asociados a la noche y al sueño. Por eso, durante el
día no crearemos ambientes artificiales y mientras el niño duerma la siesta no andaremos de
puntillas por la casa ni bajaremos todas las persianas. Al contrario, nos comportaremos con
normalidad.
2. Ayudándonos de las comidas, que anuncian la actividad que les sigue: el dormir (ya sea la siesta
o el gran sueño de la noche).
3. Enseñándole el hábito del sueño. En otras palabras, mostrándole el modo de que aprenda a
conciliar el sueño por sí mismo, sin que nadie le ayude.
CARACTERÍSTICAS
INCORRECTOS)
CLÍNICAS
DEL
INSOMNIO
62
INFANTIL (POR
HÁBITOS
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Si el niño no logra cambiar su ritmo biológico y no aprende a dormir correctamente sufrirá lo que
clínicamente se llama «insomnio infantil » o insomnio por hábitos incorrectos. Las características
de este trastorno son:
-Dificultad para iniciar el sueño solo.
-Múltiples despertares nocturnos.
-Sueño superficial (se desvela ante cualquier ruido).
-Duerme menos horas de las habituales para su edad.
Si vuestro hijo sufre este tipo de trastorno no debéis alarmaros, porque se trata de un niño
totalmente normal desde el punto de vista psíquico y físico. Únicamente no ha aprendido bien a
dormir y estáis a punto de solucionar ese problema.
RESUMEN MI HIJO NO DUERME BIEN:
LA FISIOLOGÍA DEL SUEÑO Y EL RELOJ BIOLÓGICO
-Los recién nacidos tienen un ritmo biológico ultradiano que dura entre 3 y 4 horas. Durante este
período se despiertan, los lavan, comen y duermen, y a continuación repiten el proceso.
-Hacia los seis meses los bebés se adaptan a un ritmo circadiano, idéntico al de los adultos. Es decir,
la repetición sistemática de actividades debería cambiar cada 24 horas. Así, al llegar la noche
deberían dormir de un tirón entre 11 y 12 horas (además de las posibles siestas).
-El 70 % de los niños cambia de ciclo sin dificultad gracias a un grupo de células del cerebro
humano que funcionan como un «reloj».
-El resto de los niños necesita pequeños estímulos que les ayuden a «dar cuerda» al reloj. Los
principales son:
Reforzar el contraste entre:
- Luz (de día) y oscuridad (de noche)
- Ruido (de día) y silencio (de noche)
-Ayudarse de las comidas para anunciar la hora de dormir.
-ENSEÑAR EL HÁBITO DEL SUEÑO. Es decir, mostrar al niño cómo puede conciliar el sueño
por sí mismo.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
32-Método Estivill, aprendiendo a dormir
El Método del Doctor Eduard Estivill es uno de los más seguidos
actualmente y, según los que lo han probado, funciona en un 95% de
los casos. Para él, lo primero es enseñar el hábito del sueño, que dormir
se convierta en algo rutinario y mecánico y que no suponga un trauma
la hora de irse a la cama. ¿Tu hijo no duerme bien? ¿Quieres probar el
método Estivill? Aquí encontrarás sus pautas principales
Niños menores de 3 meses:
-Distinción entre la luz típica del día y la oscuridad propia de la noche. El niño, desde los
primero meses, debe asociar que de día hay luz (evitar que el niño duerma durante el día en
completa oscuridad) y que cuando es de noche está completamente oscuro (no utilizar durante la
noche pequeñas luces o luces indirectas de otras habitaciones).
-Diferenciar el ruido habitual en el día y el silencio que reina en la noche. Durante el día el niño
debe aprender a dormir con los ruidos habituales que hay en una casa, voces que conversan, música,
ruidos típicos de la cocina, etc. En cambio, durante la noche hay que procurar que los ruidos sean
menos intensos, intentando bajar el volumen de la televisión, no elevando la voz... Siempre sin
exagerar, no se necesita un silencio sepulcral para que un bebé duerma.
-Establecer la rutina de cada día: un horario ordenado y repetitivo. Es muy aconsejable dejar el
baño del niño para antes de su última toma de alimento.
-El niño debe dormir en su cuco o cuna en la misma habitación que los padres pero nunca en la
cama con ellos. Se recomienda el traslado del niño a su cuarto a partir de los 3 meses.
De 3 a 6 meses:
-Fijar una hora para ir a dormir diariamente. Se aconseja en invierno poner a dormir al niño
entre las ocho y las ocho y media. En verano es mejor retrasarla hasta las nueve de la noche, dado
que el día es más largo.
-Establecer una serie de rutinas previas al momento de dormir que deben repetirse a diario. Por
ejemplo, leer un cuento antes de ir a la cama, decirle las mismas palabras. Siempre sin juegos ni
acciones que puedan excitar al niño en los momentos previos al sueño nocturno. Pueden emplearse
peluches, chupetes… que acompañen al niño mientras duerma.
- Diferenciar su habitación de otras estancias de la casa. Su cuarto es el lugar elegido para
dormir, por ello el niño no debe comer en él. Debemos separar así la comida del sueño.
- Si el niño llora en el momento de dormir, puede deberse a diferentes causas que debemos
solucionar antes de volver a acostarlo. Puede que necesite un cambio de pañal, que tenga frío o
calor, que la última toma de alimento del día haya sido insuficiente y que el pequeño tenga hambre,
que no se encuentre bien de salud, etc.
- En caso de que todo esté correcto y que el niño llore en el momento de dormir, tanto padres como
cuidadores no deben acudir al primer llanto, quizá si damos un poco de tiempo no habrá más.
Lo que NO debemos hacer para dormirlo:
-Cantarle
--Mecerlo en la cuna o en los brazos -Pasearlo en cochecito
-Darle palmaditas o acariciarlo -Darle el biberón o agua
-Ponerlo en nuestra cama
Si estas recomendaciones fallan...
En el supuesto de que estas medidas fallen, el Dr. Estivill propone un plan alternativo al que llama
la reeducación del sueño. Pasos a seguir:
- Los padres y cuidadores deben mostrar en todo momento firmeza y seguridad ante el niño.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
-Reemplazar en la habitación del niño, la figura del padre, la madre o de ambos, utilizando un
dibujo, un muñeco, un móvil o un objeto querido por el niño. Explicando al niño que este objeto
cuidará de él por la noche.
-Si el niño emplea chupete, dejar varios chupetes sobre la cuna para que pueda encontrar alguno
durante la noche.
-Poner a dormir al niño, separarnos de él una distancia prudencial y sin tocarlo desearle buenas
noches, con un discurso que dure aproximadamente 30 segundos.
- Al salir de la habitación, apagar la luz y dejar la puerta abierta.
-Una vez que el niño empiece a llorar, los padres deben permanecer alejados de la habitación
y volver a ella, en función de la tabla de tiempos -expresados en minutos- que mostramos a
continuación, que irá variando a medida que pasen los días. Cuando toque acudir a consolar al niño,
siempre tendrá que ir uno solo, manteniendo una distancia que impida que el niño le toque, y
explicándole (en no más de 10 segundos) que sus padres no le han abandonado y que únicamente le
están enseñando a dormir.
Tabla de tiempos de espera en minutos
Día 1ª espera
2ª espera
3ª espera
esperas sucesivas
1
1 min.
3 min.
5 min.
5 min.
2
3
5
7
7
3
5
7
9
9
4
7
9
11
11
5
9
11
13
13
Inicialmente el bebé no dejará de llorar, pero en la mayoría de los casos después de acudir unas
cuantas veces (a veces 2, otras 3, otras más), finalmente el niño deja de llorar. Con el paso de los
días hay que acudir muchas menos veces, hasta que finalmente el niño deja de llorar y
aprende a dormir solo.
El Doctor Estivill considera que las consecuencias más importantes del mal sueño de los niños
son:
En lactantes y niños pequeños:
1-Llanto fácil
2-Irritabilidad, mal humor 3-Falta de atención
4-Dependencia de quien lo cuida
5-Posibles problemas de crecimiento
En niños en edad escolar
1-Fracaso escolar 2-Inseguridad 3-Timidez 4-Mal carácter
En los padres
1-Inseguridad 2-Sentimientos de culpa 3-Mutuas acusaciones de mimarlo (lo que puede erosionar
la pareja)
4-Frustración ante la situación 5-Sensación de impotencia y fracaso 6-Cansancio
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
33-No dormir ocho horas diarias puede hacer que el niño elimine el desayuno de
su dieta
ABC e. p / madrid Día 20/09/2013 No descansar y saltarse las comidas puede favorecer
que el pequeño sea obeso
El Instituto de Obesidad alerta de la importancia de una
buena higiene del sueño entre los niños para que éstos
no eliminen el desayuno, y es que, el hecho de que se
duerma menos de esta recomendación provoca otros
hábitos perjudiciales con repercusión negativa en el incremento del peso corporal.
Además, subrayan que está demostrado que dormir cinco o menos horas en la niñez «casi
duplica el riesgo de ser un adulto obeso». Por ello, apuestan por establecer, desde el principio del
curso, un adecuado estilo de vida, «que conjugue una correcta alimentación, con el justo descanso y
la actividad física».
Según el estudio «Prevalencia de obesidad infantil y juvenil en España en 2012» que publicó la
Revista Española de Cardiología, el 26 % de los niños de entre 8 y 17 años sufre sobrepeso,
mientras que el 12,6 % es obeso. Si se estrecha la franja de edad entre los 8 y los 13 años, el exceso
de peso supera el 45 %, mientras que para el grupo de entre 14 y 17 años, éste se sitúa en el 25,5 %.
El desayuno resulta una pieza clave
Por ello, deducen que la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil y juvenil en España «está en
un porcentaje próximo al 40 %». A tenor de estos datos, el Instituto de Obesidad también aboga por
una buena alimentación y por el control de los menús escolares y por lo que se lleva en las
fiambreras.
Una dieta equilibrada es importante en todas las épocas de la vida, «pero más especialmente, si
cabe, durante el desarrollo de la infancia», subrayan. De esta forma, los cereales, las patatas, la
fruta o la verdura «han de figurar entre las bases de una correcta alimentación», mientras que se
debe moderar el consumo de grasas, especialmente de origen animal, y de azúcar, concluyen.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
34-Una rutina de buen sueño y menos tele contribuye a reducir la obesidad
infantil
ABC s,.f / Madrid Día 17/09/2013 – fotolia
Recomendaciones para que la familia cambie sus
hábitos y haga que la vida en el hogar sea más
saludable para los niños
Una rutina cotidiana que reduzca el tiempo que los
niños pasan delante del televisor, asegurar al menos
una comida diaria con toda la familia y disponer una
hora para que se vayan a dormir reduce el riesgo de
obesidad infantil entre las minorías, según la pediatra Elsie Taveras, de la Escuela de Medicina de
Harvard, que participó en un estudio que publica hoy la revista JAMA Pediatrics, de la Asociación
Médica de Estados Unidos, según EFE.
«Como pediatra, yo veo pacientes en la clínica y allí, tanto como en las estadísticas, observamos
que, si bien las tasas de obesidad en todo el país parecen haberse estabilizado, son mucho más
elevadas particularmente entre las poblaciones minoritarias y de bajos ingresos», señaló Taveras.
«Los niños negros e hispanos son mucho más propensos a estar expuestos a los factores de riesgo
para la obesidad. Particularmente los niños hispanos ven muchas más horas de televisión, no
duermen lo suficiente, no tienen suficiente actividad física y en su dieta hay muchas más porciones
de grasas y azúcares» según la experta.
El orden y la variedad, pilares básicos
«Es difícil lograr que las familias se enfoquen en la obesidad... Lo que procuramos con este estudio
fue una mirada diferente: recomendaciones para que la familia cambie sus rutinas y haga que la
vida en el hogar sea más saludable para los niños».
El estudio de seis meses involucró a 121 familias con niños y niñas entre los dos y cinco años
de edad. Fueron 62 familias las que participaron en el experimento y otras 59 fueron el grupo de
control. «Les dimos simples recomendaciones en cuatro rutinas: el tiempo de sueño, de televisión,
las comidas familiares y la actividad física», explicó la especialista.
Para la hora de irse a dormir, continuó, es esencial la rutina «y es importante que los niños se vayan
a dormir temprano... Les sugerimos a los padres que les dieran un libro, luego un baño y a la cama,
siempre a la misma hora». La parte más difícil, sostuvo Taveras, fue la reducción del tiempo de
televisión. «Las madres nos dicen "yo tengo que cocinar, tengo que hacer la limpieza ¿qué harán
los niños mientras tanto?"... Por eso les dimos libros para colorear, juegos, esparcimiento para que
se mantengan entretenidos pero con el televisor apagado. Y a la hora de comer, el televisor está
apagado».
Los niños deben tener rutinas claras
Dependiendo de la rutina de cada hogar, «puede que sea el desayuno la hora en que todos pueden
sentarse juntos a la mesa, o que sea la cena. Lo recomendable es que las familias coman juntas.
Y, finalmente, ofrecimos recomendaciones para que los niños tengan más actividad física», dijo
Taveras.
«Al término del estudio, los niños que participaron en las recomendaciones pesaban menos que los
niños del grupo de control... Estos resultados son sorprendentes, fue un estudio de apenas seis
meses pero demostramos que esta intervención pequeña puede obtener mejorías. Es muy
prometedor» finalizó.
67
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Cómo combatir las pesadillas de tu hijo
Abc a. p. a. / Madrid Día 18/01/2015 fotolia
Consejos para conseguir que el niño descanse y aleje el
miedo
Cuando los niños comienzan a dormir solos en su
habitación pueden sentir miedo, padecer pesadillas o
esperar con tensión cada vez que se acerque el momento
de irse a la cama. Para que el nuevo paso dentro de su crecimiento se produzca de un modo natural
y positivo existen algunas pautas que los padres pueden aplicar para asegurarle al pequeño un
descanso feliz.
Lo aconsejable es que el proceso se lleve a cabo de un modo gradual por lo que es una buena idea
que el niño se acostumbre a dormir en su habitación. Que lo haga en otro lugar y trasladarle luego a
su cama puede provocar que se despierte y sienta miedo al no saber dónde está. Si los padres le
acompañan a su cama pueden aprovechar el momento para leer un cuento en familia, por ejemplo, y
de este modo no se sentirá solo y se dormirá tranquilo.
Para que el niño se acostumbre a las rutinas se pueden seguir pequeños consejos como los que
ofrecen Brett R. Kuhn y Joe Borgenicht en «Manual de instrucciones del niño» (Booket). Señalan
como paso más importante que el pequeño se sienta a gusto en su cuarto y establecer y mantener los
rituales previos a la hora del sueño (acostarle a la misma hora, después de lavarse los dientes,
dejarle un rato para leer o ver la televisión o que en su cama le rodee el mismo muñeco o cojín).
Establecer rutinas aporta seguridad
También resulta clave que si el niño se despierta en mitad de la noche, no sienta que está haciendo
algo mal o que molesta a los padres. Lo mejor es acompañarle y que se sienta seguro para volver
a descansar sin temores o preocupaciones. Cuanta más naturalidad note el pequeño, más pronto se
acostumbrará a dormir solo en su habitación de una manera cómoda y feliz.
Pero en ocasiones aparecen las pesadillas y pueden impedir que los niños descansen las horas que
necesitan, y aún más, que esperen con temor el momento del sueño. Dormir bien en la infancia es
un aspecto esencial para su crecimiento y hay que asegurarse de que se produzca con éxito. Para
ello los autores de esta guía ofrecen sencillos pasos para conseguir que los niños consigan descansar
con total normalidad.
Cómo combatir las pesadillas
1. Asegúrate de que el niño está durmiendo lo suficiente y de que sus horarios son regulares.
2. Cuando se despierte de una pesadilla, emplea el contacto físico para tranquilizarle. Consuélale
con frases como: «Sólo ha sido un sueño» y escucha los intentos que haga de expresar verbalmente
lo que le ha asustado en el sueño.
3. Ayúdale a diferenciar los sueños de la realidad resaltando los aspectos extraños o increíbles del
sueño. Por ejemplo, dile: «Debes haber tenido un sueño realmente malo porque ya sabes que en la
vida real los perros no hablan».
4. Cuando el niño se haya tranquilizado, vuelve a meterle en su cama para que se duerma.
5. Identifica y elimina las experiencias que puedan estar poniéndole nervioso. Mantén una rutina
diaria para que el niño pueda prever cuándo va a dejar de verte y cuándo vas a volver. No le dejes
ver películas de miedo...ni que presencie discusiones sobre problemas familiares.
6. Durante el día puedes llevar a cabo ejercicios con los que enseñarle a enfrentarse a sus miedos y
aprender a controlarlos. Identifica un tema u objeto al que él tenga miedo y que aparezca en sus
sueños.
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Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Siete cosas que no deberían faltar jamás en el botiquín de casa
ABC c. f.carlotafominaya / madrid Día 24/01/2014 El pediatra José María Paricio nos explica qué debe contener el
kit doméstico
Tiritas, alcohol, aspirinas, todas las medicinas que hemos ido
tomando a medio usar o botes sin abrir a modo de prevención...
Esta es la imagen que suelen ofrecer la mayoría de los botiquines caseros. El pediatra José María
Paricio, autor de «Tú eres la mejor madre del mundo», nos explica que nuestra particular
«enfermería en casa» «no debe ser un almacén en el que acumulemos todos los restos de
medicamentos que no hayamos tomado, ni el lugar donde guardemos medicinas para
automedicarnos cuando tengamos una enfermedad. Salvo si empleamos medicamentos por alguna
enfermedad crónica y los de primeros auxilios, en el botiquín no debería haber ningún otro».
Únicamente, prosigue, «una serie de medicinas que podemos tomar y los útiles más habituales
para realizar unos primeros auxilios tras un accidente doméstico».
Paricio recomienda además «revisar lo que hay en él al menos una vez al año, mirando las fechas de
caducidad», y que conste, en una nota adherida a la tapa, los teléfonos de emergencias, el de
intoxicaciones, y el del pediatra o centro de salud. En cuanto a su ubicación, para este pediatra lo
ideal sería que el botiquín estuviese en un armarito colgado de la pared, o en una pequeña caja que
cierre bien. «No es preciso que sea muy grande pues no vamos a tener allí un gran arsenal de
medicamentos. En cualquier caso, debe estar en un lugar seguro, fuera del alcance de los
niños».
¿Qué es útil que contenga el botiquín? A juicio de este experto, esto es lo que nunca debería faltar:
1. Si alguien en casa toma medicación de modo continuo para alguna enfermedad crónica,
hipertensión por ejemplo, es mejor que esa medicación esté allí, a buen recaudo, que en cualquier
otro sitio (mesilla de noche, por ejemplo).
2. Un rollo de esparadrapo y una caja de tiritas para heridas pequeñas, unos paquetes de gasa,
algodón y un par de vendas.
3. Desinfectantes: el alcohol de farmacia escuece y es mejor emplearlo sobre piel sana como
preventivo o para desinfectar las tijeras o las pinzas, por ejemplo. Para heridas es preferible
disponer de clorhexidina en solución acuosa, que desinfecta muy bien y no escuece.
4. Como medicamentos de emergencia para tratar la fiebre o el dolor, los mejores y más usados son
el paracetamol o acetaminofeno y el ibuprofeno. Existen numerosas marcas comerciales. Conviene
disponer de presentaciones para adultos (en cápsulas o comprimidos) y en forma de jarabe para
niños.
5. Un termómetro digital.
6. Unas tijeras.
7. Pinzas para depilar y una lupa son adecuadas para extraer cosas clavadas.
69
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
36- Ideas para convertir una habitación sin uso en un cuarto de juegos
ABC Escrito por Redacción | marzo 25, 2014
•
La idea de tener un cuarto de juegos en casa puede
parecer a priori accesoria, si pensamos en que se tratará
de un espacio más que limpiar y donde andar
recogiendo los juguetes y trastos de los más pequeños
de la familia. Pero en realidad puede tratarse de una
gran idea, si lo planteamos como aquel rincón de la casa
exclusivamente pensado para el ocio de nuestros hijos
fuera del cual no tropezaremos con muñecas, piezas de
construcción, pinturas o cochecitos de juguete.
Es más, podemos idearlo de forma que ese cuarto de juegos sea la forma ideal de mantener los
dormitorios de niños y mayores ordenados, y libres del rastro que los más pequeños van dejando
con sus juegos. Eso sí, para crear este espacio será necesario un cuarto de más, que bien puede
tratarse de un desván, un sótano o una habitación hasta entonces destinada al almacenaje de
muebles y trastos sobrantes.
La clave estará en dotar a la estancia de un ambiente cálido a la vez que divertido para que los
niños se sientan atraídos y cómodos. Para ello, te proponemos algunas ideas básicas que te serán de
utilidad a la hora de diseñar un cuarto de juegos en tu casa:
Cubre el suelo con una alfombra que proteja a los pequeños de caídas y golpes. Puedes aprovechar
una que no estés utilizando en casa (previo paso por la tintorería) o hacerte con una, pero piensa que
es muy posible que acumule manchas de todo tipo. Lo ideal es que te hagas con una infantil tipo
puzzle, que además de proteger a los inquilinos les dará mucho juego. A los niños también les
encantan las alfombras con dibujos de circuito de carreteras, porque les permite jugar sobre ellas.
•
Trata de idear un espacio lo más diáfano posible para dar cabida a
todas las ideas y necesidades de los niños. Lo mejor es que no
satures la habitación de muebles y coloques únicamente lo básico:
una mesa con sillas de su tamaño para dibujar, algún mueble bajo
con estanterías y cajones y un baúl en el que guardar los juguetes
cuando llegue la hora de recoger. Hay muebles infantiles con
soluciones de almacenaje que integran amplios cajones en forma de
cubo para guardar los juguetes de forma rápida y cómoda.
•
La iluminación natural es esencial para un cuarto de juegos, siempre que así sea posible, le
daremos prioridad. Además, colocaremos lámparas para iluminar zonas concretas que lo requieran
como la mesa para dibujar. Es importante que estas no estorben al niño y que disimulemos en lo
posible los cables para evitar accidentes.
•
Las paredes deben hacer la estancia agradable y, si es posible, invitar al juego. Existen diferentes
soluciones como pintura de colores, papel pintado, grecas infantiles o plantillas divertidas. Con
estas últimas ahorrarás tiempo y obtendrás un resultado muy vistoso. En cualquier caso, siempre
tienes que contar con la propia creatividad de los pequeños y para ello, lo mejor es que te hagas con
una de esas pegatinas de vinilo sobre las que los niños pueden dibujar. También existen en el
mercado pinturas que convierten la pared en una «pizarra» en blanco sobre la que los pequeños
pueden dibujar lo que quieran con unos rotuladores especiales, que después se borran con facilidad.
Si es posible pintar las paredes, una solución temporal es cubrirlas parcialmente con cortinas
creadas a base de sábanas o telas divertidas.
70
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
•
Si la estancia es lo suficientemente grande, puedes incluir algún sofá viejo que tengas en casa y que
puedes «reciclar» cubriéndolo con sábanas o fundas de colores. En este caso, puedes colocar una
televisión en las paredes de la habitación, para que los niños puedan disfrutar de series o películas
infantiles. También puedes incluir algún puf en el que los pequeños puedan recostarse o jugar.
Resultan ideales cuando hay algún invitado en casa. Otra opción válida son las colchonetas.
Blandas y de colores, harán las delicias de los más traviesos.
Todo lo necesario para jugar en el cuarto de juegos
Además, todo cuarto de juegos debe contar con elementos esenciales como:
•
Libros (de lectura y para dibujar o con recortables)
•
Pinturas: lo mejor es usar un recipiente amplio de plástico en el que meter ceras de todos los
colores. También puede haber un bote con rotuladores y, para los más intrépidos, una caja con
acuarelas… También se entretendrán mucho con la plastilina.
•
Hojas en blanco o cuadernos: si no tienen permiso para pintar en las paredes necesitarán algún
soporte en el que volcar sus creaciones…
•
Juegos de construcción: lo mejor es guardarlos en sacos, cestas o baúles que puedan volcarse sobre
la alfombra con facilidad llegada la hora del juego.
•
Juguetes: se supone que creamos este cuarto para concentrarlos en un solo espacio de la casa.
Ayúdales a decidir cuál es el mejor sitio para guardar cada juguete.
•
Películas infantiles: en cualquier soporte, ideales para hacer pasar un buen rato a los niños.
•
Juegos de mesa: llegada cierta edad, los juegos en grupo con amigos o en familia les resultarán
muy atractivos.
Si no dispones de una habitación que puedas convertir en cuarto de juegos infantil, puedes habilitar
una zona del salón que concentre estas actividades, partiendo de las mismas ideas (alfombra, baúl,
etc.) pero adaptadas al espacio disponible.
71
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
37-¿De qué color pinto la habitación del niño?
ABC- S.F. Día 09/06/2013 El amarillo hace llorar más a los bebés, el verde relaja, el
violeta fomenta la creatividad… No te pierdas la psicología
de los colores
El color con el que se decida pintar la habitación del recién
nacido no es un tema baladí. Según los expertos en la materia,
el color elegido afecta de una manera positiva o negativa al bienestar y desarrollo de los niños.
Jotun, como experto en tendencias y psicología del color, ha utilizado toda su experiencia en color y
ha recopilado toda la información para ofrecer cursos que versan sobre los «trucos para decorar
habitaciones infantiles».
Si está pensando en decorar la habitación de su futuro hijo, o tiene intención de volver a pintar el
dormitorio de sus hijos, aún está a tiempo de tener en cuenta las recomendaciones que hacen desde
esta empresa. «El color amarillo intenso está contraindicado en bebés porque les hace llorar más»,
según apunta Andreu Guardi, experto en psicología del color de Jotun. «En cambio, el color verde
ayudará a la concentración y al estudio. Los colores vivos como el rojo, los verdes y los azules
intensos estimulan a los niños y a su actividad, mientras que el violeta potencia la creatividad».
«La edad del niño o niña es un factor básico a tener en cuenta. de tal manera que de 0 a 2 años es
mucho mejor pintar las paredes en tonos suaves, mientras que en niños mayores de 2 años es
preferible hacerlo en tonos más fuertes para estimularlos más».
Además, desde Jotun recomiendan la nueva pintura Majestic Resist, superlavable y que repele las
manchas más comunes. Esta pintura permite eliminar, con un trapo humedecido con agua o con un
limpiador habitual, las manchas de la pared sin dañar la pintura ni dejar marca alguna.
72
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
38-Medidas de seguridad para la fiesta de las brujas o de Halloween
La fiesta de las brujas o de Halloween es un evento anual de mucha alegría
para los niños. La American Academy of Pediatrics le brinda aquí algunos
consejos de seguridad para sus niños.
Los disfraces:
•
Los disfraces de los niños deben ser de colores vivos y reflectantes.
Cerciórese de que los zapatos le queden bien y que los disfraces no
sean muy largos para evitar que se tropiecen o se enreden en ellos o
que se puedan quemar con algo.
•
Considere la posibilidad de pegar cinta reflectante o con rayas a los disfraces y a las bolsas
para los dulces para mejorar la visibilidad.
•
Debido a que las máscaras pueden obstruir o limitar la vista, considera la posibilidad de usar
como alternativa maquille no tóxico o sombreros decorativos que son más seguros. Los
sombreros le deben quedar bien ajustados para prevenir que se deslicen y les cubran los
ojos.
•
Cuando vaya a comprar los disfraces, las pelucas y accesorios, compre los que tengan la
etiqueta que indica claramente que son resistentes al fuego.
•
Si el disfraz de su niño incluye una espada, bastón, o palo, asegúrese de que no es afilado,
puntiagudo o demasiado largo. Los niños se pueden lastimar fácilmente con estos accesorios
si se tropiezan o se caen.
•
Consiga linternas con pilas nuevas para darle a sus niños y sus acompañantes.
•
No utilice lentes de contacto decorativos sin hacerse un examen de los ojos o sin una receta
médica de un oftalmólogo. Aunque en las etiquetas o empaques de estos lentes se indica que
son de “talla única” o que “no es necesario ver a un especialista de los ojos”, el adquirir
lentes de contacto decorativos sin receta es peligroso e ilícito. Su uso puede causar dolor,
inflamación, y graves trastornos e infecciones a los ojos que pueden resultar en la pérdida
permanente de la visión.
•
Enséñele a sus niños cómo marcar o llamar al 9-1-1 (o el número de emergencias de su
localidad) en el caso de una emergencia o por si se pierden.
Tallar calabazas:
•
Los niños pequeños nunca deben tallar las calabazas. Los niños pueden dibujarle caras
utilizando marcadores. Los padres son los encargados de cortar y tallar.
•
Considere la posibilidad de usar una linterna o palillos iluminados en vez de velas para
iluminar a la calabaza. Si utiliza una vela, una vela votiva o veladora es más segura.
•
Las calabazas iluminadas con velas deben ser colocadas en una mesa firme, alejada de
cortinas u otros objetos o materiales inflamables y siempre deben ser supervisadas.
Un hogar seguro:
•
Para mantener su hogar seguro para los que visitarán su hogar el día de la brujas, los padres
deben quitar cualquier objeto del frente de la casa con los cuales se puedan tropezar los
niños, como mangueras, juguetes, bicicletas y decoraciones del césped.
•
Los padres deben revisar las luces exteriores y reemplazar los bombillos fundidos.
73
Apartado I. Familias: Organización y Funcionamiento
Se deben barrer las hojas mojadas caídas de los árboles del frente o escaleras de la entrada
de la casa.
•
Controle a sus mascotas para impedir que inadvertidamente salten o muerdan a los niños que
vienen en buscar dulces a su hogar.
En camino a pedir dulces:
•
Uno de los padres o un adulto responsable deben siempre acompañar a los niños pequeños
cuando hacen sus rondas en el vecindario.
•
Si sus niños mayores van solos, asegúrese de que usted sabe la ruta que van a tomar y que
usted la aprueba. Póngase de acuerdo con ellos acerca de la hora que deben regresar a casa.
•
Sólo vaya a las casas que tienen luz a la entrada y nunca entre a una casa o un automóvil
para recibir un dulce.
•
Ya que los accidentes más comunes el día de las brujas son las lesiones a peatones,
recomiéndele a su niños lo siguiente:
•
o
Permanezca en un grupo y comunique a dónde van a ir.
o
Recuerde pegar cinta reflectante en los disfraces y en las bolsas para dulces.
o
Lleve consigo un teléfono celular para poder comunicarse.
o
Permanezca en calles bien iluminadas y siempre camine por el andén peatonal.
o
Si no hay andén peatonal, camine por la orilla extrema de la calle de cara al tráfico.
o
Nunca atraviese el césped frente a las casas o vaya por callejones.
o
Solamente cruce la calle en grupo y en zonas establecidas para cruzar las calles
(reconocidas por las habitantes de la zona). Nunca cruce entre dos automóviles
estacionados o por las entradas para autos.
o
No suponga que tiene derecho a la vía. Los conductores pueden tener dificultades
para ver a los niños que salen a pedir dulces. El hecho de que un automóvil se
detenga para dejar pasar a los peatones, no significa que otros también lo vayan a
hacer.
Las agentes del orden público deben ser notificados de inmediato en caso de presentarse
alguna actividad sospechosa o ilegal.
Un día de las brujas saludable:
•
Una buena cena antes de partir en busca de dulces ayudará a evitar a que los pequeños se
llenen de dulces.
•
Considere la posibilidad de comprar regalitos que no sean de comer para los niños que
vengan a pedir dulces a su hogar. Por ejemplo, libros para colorear, lápices, o bolígrafos.
•
Espere hasta que los niños regresen a casa para distribuir y revisar los dulces. Aunque no es
común que los dulces o “chucherías” hayan sido alterados o manipulados, un adulto
responsable debe revisar con cuidado todo el contenido y deshacerse de cualquier dulce sin
envoltura o empaque o que se vea sospechoso.
•
Intente racionar los dulces para los siguientes días después de Halloween
American Academy of Pediatrics
74
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
39-Ante las rabietas... mucha serenidad y comprensión
Abc - Gema Lendoiro
Día 16/11/2013 -
El psicólogo Ramón Soler explica cómo actuar
Son las ocho de la mañana, a las 8 y cuarto como tarde
tienes que salir de casa para llevar a tu hijo de 3 años al
colegio y, a continuación, estar clavada en una reunión a las
9 con unos clientes. Pero, de repente, todo se tuerce por una
rabieta. El niño no se quiere vestir, no atiende a razones,
llora y tú no sabes qué hacer. Y lo peor, terminas gritándole
con lo que el cuadro empeora todavía más.
Son muchos los motivos por los que los niños entre los 2 y los 4 años tienen rabietas, es su manera
de expresar su disconformidad. Hay muchas maneras de tratarlas aunque no todas son las más
respetuosas con el niño. Ramón Soler, psicólogo y director de la revista online mente libre y uno de
los expertos colaboradores de la Pedagogía Blanca está acostumbrado a tratar en consulta estos
temas.
—¿Por qué casi todos los niños tienen rabietas entre los dos y los cuatro años?
—Alrededor de los 2-3 años de edad, los seres humanos dejamos nuestra etapa de bebés, pasamos a
ser niños y comenzamos a ser más autónomos y conscientes de nuestra individualidad (aunque por
años aún dependeremos para nuestra supervivencia de la ayuda y apoyo de nuestros mayores). A
esta edad, ya podemos caminar, comer con nuestras propias manos y comunicarnos, de forma
rudimentaria, con las personas que nos rodean. En estos momentos, los niños comprenden que
tienen sus propios deseos y necesidades, diferentes a los de sus padres, comienzan a expresar sus
opiniones, a comunicar lo que les gusta o lo que no, lo que quieren o no quieren hacer, y esto, en
muchas ocasiones, al no coincidir con los propósitos de los padres, acaba convirtiéndose en fuente
de enfrentamientos y tensiones.
—Algunos expertos recomiendan ignorar al niño cuando tiene esa rabieta. ¿Eso es bueno?
—Este proceder, centrado en el adulto, además de no prestar atención a las verdaderas necesidades
de los pequeños, les ocasiona frustración, rabia contenida y una profunda sensación de
incomprensión y de abandono.
—¿Cómo actuar, entonces?
—Para tratar de comprender lo que realmente les sucede a nuestros hijos cuando sufren una de estas
explosiones de enfado debemos bajar de nuestro pedestal de adultos y ponernos en su lugar.
Tenemos que entenderlas como frustraciones que los niños no saben expresar debido a su
inmadurez y su aún escasa experiencia en este mundo. De hecho, la propia palabra “rabieta” posee
una connotación negativa que nos hace ver al niño como caprichoso y manipulador, cuando lo que
en realidad le está sucediendo es que no se siente cómodo o está enfadado con algo y aún no tiene
las herramientas suficientes para poder comunicarlo.
—También se escucha mucho: «lo hacen para llamar la atención».
—Nuestro hijo no es un enemigo que nos quiera fastidiar, ni es alguien contra quien tengamos que
estar en constante lucha. Los niños no se oponen al adulto por el placer de llevarles la contraria,
simplemente, desde su autonomía recién adquirida, están expresando sus necesidades, sentimientos
y deseos, que pueden o no, coincidir con los nuestros. El comprender que nuestro hijo piensa por sí
mismo, sabe lo que quiere y lo demuestra de la mejor forma que puede, nos será de gran ayuda a la
hora de abordar los conflictos del día a día.
—¿Resolver estos «conflictos» resuelve muchas situaciones futuras?
—Para que nuestros hijos se conviertan en adultos equilibrados que sepan comunicar sus
necesidades y defenderse de las injusticias deberán sentirse acompañados y respetados de pequeños
cuando expresen sus opiniones y sus deseos, aunque sean diferentes a los nuestros. Como padres,
tenemos la responsabilidad de ofrecerles las herramientas necesarias para manejarse de manera
77
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
equilibrada cuando sean adultos y, para conseguirlo, no debemos ignorarles y forzarles a
comportarse como nosotros decidamos, sino acompañarles, escucharles y ofrecerles alternativas
cuando no les sea, o nos sea, posible cumplir con sus expectativas.
Pautas de actuación
—Anticiparnos para poder evitar situaciones conflictivas.
Todos sabemos que hay lugares más comprometidos que otros (la cola del supermercado, el quiosco
de la esquina, etc.). Como adultos, podemos prever estas situaciones y tratar de evitarlas. Si mamá
sale con el niño del súper mientras papá paga y recoge la compra (o viceversa) o si evitamos pasar
delante de la juguetería, estaremos ahorrándonos disgustos innecesarios.
—Detectar las señales previas.
Un niño no pasa de cero a cien en un segundo. Antes de que se desencadene el conflicto hay unas
señales que nos pueden indicar que nuestro hijo no está de acuerdo con algo y se está enfadando. Si
les prestamos atención, seguro que detectamos un pequeño gesto de desagrado o un «no me gusta».
—Entender sus deseos. Ponernos en su lugar.
Debemos tener muy presente que la forma de comprender la realidad de los niños es muy diferente
a la de los adultos. Donde nosotros vemos una habitación desordenada, ellos ven su propio orden,
su propia disposición de las cosas.
—Flexibilidad ¿de verdad no puede ser?
Muy relacionado con el punto anterior. Los padres tenemos que distinguir las cosas que son
realmente importantes de las que son más secundarias. Muchas veces, les llenamos la vida de
normas y límites que no tienen verdadero sentido práctico y que es fuente de frustración para los
pequeños.
Los niños deben tener y entender unas mínimas normas de seguridad (los cuchillos cortan),
convivencia (si grito por la noche, puedo molestar a otros) y respeto a los demás (si le pego a otro,
le duele), pero más allá de estos límites mínimos, los niños necesitan margen para experimentar,
disfrutar y expandir sus mentes.
—Favorecer la comunicación. Verbalizar lo que le pasa.
Uno de los ámbitos en el que tenemos que incidir para minimizar las explosiones de enfado de los
niños es en la comunicación. Desde muy pequeñitos, podemos potenciar cualquier manera de
comunicación (gestos, palabras sencillas). Si nuestro hijo es capaz de expresar cosas como«no me
gusta» o «me estoy enfadando», cuando llegue a los 2-3 años, nos será mucho más fácil comprender
lo que quiere y poder hablar con él cuando no sea posible concedérselo. Cuanto mejor pueda
explicar tu hijo lo que le pasa o lo que le enfada, más fácilmente podréis buscar una solución que
satisfaga a todos.
Háblale con calma, con un tono sereno, explícale los motivos por los que no puede hacer lo que
quiere en ese momento: «sé que quieres seguir montando en bicicleta, pero se ha hecho de noche,
mamá está muy cansada y tenemos que ir a casa». Además, de esta forma, él se sentirá respetado y
aprenderá a tratar con respeto a las demás personas.
—Ofrecer alternativas si no puede ser.
Hay momentos en los que no podemos complacer a nuestros hijos, no por crearles frustración a
propósito, sino porque la vida tiene sus propias limitaciones y no siempre podemos hacer lo que
queremos.
Siempre hay que tener un «plan B». Debemos tener en mente una relación de las actividades y los
juegos favoritos de nuestros hijos para poder ofrecerles una alternativa cuando no podamos darle lo
que pide. Correr, dar volteretas, cosquillas, etc. En general, cualquier actividad que implique jugar
78
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
con papá o mamá es mano de santo. Cualquier niño prefiere jugar con sus papás antes que una
chuchería.
—El cansancio es un gran enemigo.
Cuando estamos cansados somos más irascibles; nos pasa a los adultos y, también a los pequeños de
la casa. Desde el punto de vista de un niño, existen situaciones muy aburridas o cansadas (comprar
en el supermercado o un viaje en coche). Si unimos cansancio y aburrimiento, el conflicto puede
surgir en cualquier momento. Nosotros somos los que mejor conocemos a nuestros hijos y tenemos
que saber reconocer cuándo están cansados y cuándo es momento de retirarse a descansar.
Los adultos también tenemos momentos de agotamiento en los que nos es más difícil dialogar y
estar calmados con nuestros hijos. No temas pedir ayuda, túrnate con tu pareja, busca apoyo en
familiares o amigos para no llegar a situaciones de cansancio extremo.
—Calma, respira. Recuerda que tú eres el adulto.
Hay situaciones muy complicadas que nos pueden llevar al límite de nuestro aguante. En esos
momentos, debemos hacer una pausa, respirar profundo varias veces y, si te es posible, pedir un
pequeño relevo para recuperar la calma. En caso de conflicto, si nosotros también nos tensamos,
entraremos en una espiral de muy difícil solución.
Recuerda, siempre: debes tener presente que tú eres el adulto y el modelo principal para tus hijos.
Tu manera de manejar estas situaciones sentará las bases de la forma cómo ellos resolverán sus
conflictos cuando sean adultos. Si han sido tratados con respeto, ellos crecerán más equilibrados,
sabrán defenderse y expresar sus opiniones.
79
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
40-Así juegan nuestros hijos hasta los 3 años
ABC
L. peraita
Día 30/03/2013
Según el psiquiatra Paulino Castells, «el juego es casi tan necesario
como la alimentación» y pasa por diferentes etapas
El ser humano es el ser más juguetón de la Tierra. Al menos así lo
considera Paulino Castells, profesor titular de Psicología de la
Universidad Abat Oliba CEU y autor, entre otros libros, de «Consejos
del Doctor para padres principiantes».
Asegura que el niño necesita el juego casi tanto como la alimentación porque es su alimento
espiritual durante los primeros años de vida, puesto que aprende a conocerse a sí mismo y a
comprender a los demás. «Es el maravilloso aprendizaje de la futura vida en comunidad. Una
especie de miniatura del día de mañana, con todas sus esperanzas, sus alegrías y frustraciones...»,
asegura.
Insiste en que durante el primer año, imitará, jugando, el movimiento de las personas, y luego, a
los dos años, hará lo mismo con el movimiento de los objetos. Se calcula que al año y medio dedica
a jugar el 60% del tiempo que está despierto. Más tarde, con tres años, con sus gestos y posturas
aprenderá los comportamientos sociales.
Aún así, Castells advierte de que cuando un niño no juega es porque se siente abandonado, porque
para jugar, aunque sea solo, necesita saber que cuenta con personas vinculadas a él que acudirán a
su ayuda si lo precisa. Tampoco jugará si siente hambre o sueño.
Este psiquiatra de familia asegura que en principio, el juego es individualista (etapa de juego en
solitario) aunque esté rodeado de otros niños. Más adelante le gusta estar entre otros pequeños
(juego paralelo), pero continúa jugando solo, y solo se interesará por los demás si tienen un juguete
que él quiere y puede arrebatárselo, hasta que finalmente juega con los demás (juego asociativo o
compartido), etapa que se consolida a los tres años y medio, aproximadamente.
La última etapa del juego se produce cuando se desarrolla el juego simbólico o de fantasía, que
sirve para jugar a papás y mamás, a la escuela, etc., y su función es ayudar al niño a asimilar la
realidad. «Entienda —señala Paulino Castells— que el juego simbólico es la forma de pensar del
niño. Como su pensamiento (mental) es demasiado inmaduro para "pensar" sobre sus experiencias,
el pequeño, en su lugar, debe representarlas y así los niños se adaptan a lo que les pasa. Además, —
continúa— el niño que realiza un buen juego simbólico tendrá un buen desarrollo del lenguaje.
Están estrechamente relacionados».
Etapas del juego infantil
—3 meses
Alcanza los juguetes que están cerca (móviles)
—3-6 meses
Juega con sus propios gestos.
—6 meses
Incipiente interés por los juguetes (manipulándolos).
—12 meses
Imita movimientos de personas y realiza actividades «instrumentales» con los juguetes (golpearlos,
agitarlos, tirarlos, etc.)
—13-14 meses
Imita movimientos de los objetos y realiza actividades «funcionales» con los juguetes, utilizándolos
para lo que sirven (hacer correr un coche, peinar con un peine....
—24 meses en adelante
Capacidad de juego en ausencia de objetos (juego simbólico o de fantasía), y empieza a compartir
juguetes y actividades con otros compañeros (aunque no se consolidará antes de los 3 años y
medio).
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
41-¿Cómo explicar la homosexualidad a tu hijo?
ABC laura peraita Día 18/11/2013
Antes o después, los niños sorprenden a sus padres con sus
inquietudes sobre lo que observan en su entorno. ¿Cómo
responderles?
La homosexualidad es un asunto no exento de polémica. En la
calle, en la televisión, en la literatura, en el cine... las relaciones
afectivas entre personas del mismo sexo siempre encuentran un hueco.
En cada casa se opina de una manera distinta. Lo que no hay duda es que a nuestros hijos, según
van creciendo, se les abre una ventana que les muestra una sociedad más amplia y que ya no oculta
este tipo de relaciones. Y, entonces, un día caen en la cuenta y asaltan a sus padres con una
gran incógnita: ¿mamá porque esos dos hombres se han besado?
«La información debe ser precisa, verdadera y adecuada a la edad del hijo»
Si ya resulta complicado hablar de sexualidad en la mayoría de las familias, mucho más lo es
explicar la homosexualidad. Según Jokin de Irala, catedrático de Medicina Preventiva y Salud
Pública, e investigador principal del proyecto Educación de la Afectividad y Sexualidad Humana
del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, la homosexualidad es uno de los
contenidos lógicos de la educación afectivo-sexual y, por lo tanto, los padres deben seguir los
mismos criterios que siguen cuando explican la educación afectivo-sexual en general: «transmitir
siempre una información precisa, verdadera pero suficiente; es decir, adaptada a la edad de quien
pregunta. No es lo mismo contárselo a un niño de 4 años que a uno de 15, pero ambos casos
deberían recibir explicaciones porque se suele decir que en educación sexual es mejor que hablemos
a nuestros hijos “una hora antes” que “cinco minutos tarde”».
Ondina Vélez, del Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo, considera
que «una oportuna y adecuada educación afectivo-sexual de los padres hacia sus hijos es más
urgente y necesaria que nunca».
Para el momento en que nos asalte con sus dudas Óscar García, director de Escuela de Padres con
Talento, plantea como una buena opción empezar por «decirle a nuestro hijo que nos explique él
con sus palabras qué cree que significa y dónde lo ha visto y escuchado para ponernos en
antecedentes. Para los padres a los que les cueste más trabajo hablar de sexualidad existen cuentos y
canciones para sensibilizar a los menores sobre este tema».
«La verdad no debe asustar a los padres. Siempre hay que transmitirla a tiempo»
Lo que los expertos en la materia coinciden es en que no es conveniente que los padres no
respondan a las inquietudes de sus hijos. «Deben establecer siempre con ellos un canal de
comunicación permanente sobre estas y otras cuestiones —asegura Jokin de Irala—. Los niños de
todas las edades están constantemente recibiendo información de su entorno. Esta información
puede ser contraria a lo que nosotros queremos transmitirles por su bien, y puede ser, incluso,
perjudicial para ellos».
«Si nosotros conversamos con ellos y les transmitimos nuestros valores como adultos —prosigue—
podrán elegir libremente entre lo que transmitimos y lo que hay en su entorno. Pero si no
intervenimos serán menos libres y solamente podrán vivir siguiendo las pautas de su entorno. Por
otra parte, no hay que olvidar que madres y padres, además de “informar”, tenemos la tarea de
“formar” a nuestros hijos y el amor que les tenemos facilita esta tarea. Podemos atender mejor sus
necesidades y dudas específicas en cada momento. La verdad no debe asustarnos a los padres
siempre que sepamos transmitirla a su tiempo y con amor».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
Pero, ¿cómo decírselo?
Conscientes de la importancia de contar siempre con informaciones contrastadas y, en particular,
preocupados por la información que se debe dar a menores de edad, la American College of
Pediatricians ha señalado algunas pautas y recomendaciones dirigidas incluso a colegios y que
resumo a continuación. «Hay básicamente dos posturas ante la homosexualidad hoy —especifica
este catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública—. Una afirma que la homosexualidad y la
heterosexualidad son simplemente una cuestión de elección personal; algunos afirman también que
“se nace homosexual”. La segunda postura afirma que la homosexualidad no es un rasgo inmutable
genéticamente determinado; que en la predisposición a sentir una atracción hacia personas del
mismo sexo influyen una combinación de factores familiares, ambientales, sociales y biológicos
(como algunos rasgos de la personalidad) y que, por lo tanto, sentir esta atracción por personas del
mismo sexo puede ser modificable y así lo piden muchas personas que logran de hecho el cambio».
Jokin de Irala insiste en que también habría que explicarles que, sea cual sea la postura adoptada, lo
importante es respetar a las personas, el odio y la violencia son siempre inaceptables. «Deben
comprender que es un tema muy polémico. Las personas homosexuales han sufrido y sufren a veces
injusticias y humillaciones, pero ambas posturas no pueden tener simultáneamente la razón y deben
entender que respetar a una persona no significa tener que aceptar como correctas sus opiniones; se
puede discrepar».
«Ningún niño cambia de orientación sexual al recibir las explicaciones»
En su opinión los padres tendremos que transmitir claramente cuál es nuestra postura concreta,
cuál de las dos posturas apoyamos, basado en nuestros conocimientos que tendremos que ir
explicando según puedan ir entendiéndolo los hijos. En estas explicaciones se incluyen las razones
por las que pensamos que la otra postura está, a nuestro parecer, equivocada. «Pero siempre
insistiendo que esto no significa perder el respeto a la parte que no opina como nosotros».
A algunos padres les amenazan los temores de que si sus hijos descubren qué es la homosexualidad,
cambien su forma de sentir hacia los demás. ¿Puede ocurrir? «En absoluto —apunta Josep Cornellà
i Canals, doctor en Medicina y presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación
Española de Pediatría—. Es muy importante educar para el respeto hacia los demás. Ningún niño
cambia de orientación sexual en función de unas explicaciones. Pero si que, explicando, se pueden
evitar situaciones de homofobia, graves, que se pueden dar en las escuelas e institutos, con
situaciones de bullying».
Mónica Poblador, psicóloga del Centro de psicología Álava Reyes, coincide al asegurar que
«rotundamente no cambiará su orientación sexual. Todo lo contrario, hablar de ello puede contribuir
a crear actitudes positivas hacía la sexualidad y que los niños y niñas se planteen hablar con sus
adultos de referencia cuando se encuentren angustiados o perdidos por este u otros temas. Si no
pueden acudir a sus padres u familiares para resolver dudas nos exponemos a que beban de otras
fuentes que llenen de significado sus preguntas, con otros fines distintos a la búsqueda de crear
personas sanas, responsables y felices, que son las finalidades de la educación sexual».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
42-Consejos para manejar el genio de los hijos
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Enfrentarse al mal genio de los hijos es muy común en cualquier casa y
saber manejarlo es importante para los padres y también para los niños,
que deben aprender a expresarse con palabras y no con berrinches.
El mal genio de los hijos es algo completamente normal en la infancia.
Los padres deben aprender a manejar estas situaciones para poder
encauzar su comportamiento de forma positiva y que poco a poco estas
conductas vayan desapareciendo. Para ello, entre otros consejos, los progenitores deben de ser todo un
ejemplo de serenidad para sus hijos.
Causas de una rabieta en los hijos
El mal genio de los hijos sale cuando no pueden hacer lo que desean, por ejemplo, no pueden ver la
televisión, estar con algún amigo, comer algún dulce, comprar algún juguete. Por el contrario, también
aparece cuando tienen que hacer algo que no desean, por ejemplo, alguna tarea del colegio, recoger las
cosas que han dejado tiradas, comer algún tipo de alimento o ir a la cama temprano.
Una larga lista de momentos que los padres deberán de observar para darse cuenta de las situaciones que
sacan el genio de los hijos. También es importante tener en cuenta que no todos los niños tienen el
mismo temperamento y que no a todos reaccionan por igual ante las mismas circunstancias. Por eso es
necesario observar el comportamiento de los hijos para determinar aquellas situaciones en las que su
carácter empeora.
Consejos para terminar con un berrinche
Hay dos puntos fundamentales para manejar estos comportamientos en los hijos. El primero se basa en el
ejemplo de los padres. Deben de mantenerse siempre serenos, evitar discusiones, gritos, insultos, todo
tipo de conducta violenta en cualquier situación, sobre todo delante de los hijos, y principalmente ante un
berrinche, y mantenerse firmes y con tranquilidad ante las decisiones que toman, y que los hijos deben de
acatar. Los hijos se comportarán fuera de casa siguiendo el modelo que ven dentro de casa.
El segundo es que cada vez que los hijos tengan un berrinche delante de sus padres o hermanos deben de
ser retirados a su habitación, no como un castigo, sino para calmarse y aprender que es solo con diálogo
y con tranquilidad que se pueden resolver estas situaciones. Los niños más dados al mal genio pueden
realizar al aire libre ejercicio físico.
Aprendiendo a manejar el genio de los hijos es importante premiarlos cuando se observen avances en su
conducta de tal forma que los niños se den cuenta de que sus esfuerzos por cambiar estos
comportamientos tienen recompensa.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
43-Consejos para mejorar la concentración de los niños
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Motivar a los niños a participar en diversas
actividades, organizarles una rutina de comidas y
descansos, y mostrarles interés por sus cosas,
contribuye a mejorar su concentración.
Normalmente los chicos tienen distracciones, a veces
no prestan atención a algunas indicaciones porque están
enfrascados en sus juegos o programas favoritos o
simplemente porque les da pereza hacer algo que les implique un esfuerzo. Ahora bien, cuando la
conducta distractiva es frecuente y se convierte en una tónica, es hora de plantearse en ayudar al niño a
mejorar la concentración.
Analizar el día a día
•
Mientras nos ocupamos de mejorar la concentración de nuestros hijos, repasemos los hábitos
familiares, sobre todo en lo que hace a la organización de horarios de comidas y descansos. Los niños
deben cenar temprano e irse a la cama previendo que dormirán las horas debidas.
•
Tal vez para nuestra comodidad pasan mucho tiempo frente a la pantalla de la televisión o en el
ordenador, con lo que conseguimos tranquilidad para hacer las tareas de la casa pero ellos como
espectadores pasivos no exigen demasiado a su pensamiento ni a su físico.
•
Analicemos en qué consisten las comidas, si les estamos ofreciendo una dieta balanceada o si
ingieren muchos hidratos o no les restringimos las golosinas. También es importante servirles un
desayuno completo y en lo posible compartir ese momento.
Más tiempo al aire libre
•
Pasear con nuestros hijos por parques y plazas los fines de semana y si queda tiempo otros días,
contribuirá a mejorar la concentración porque se oxigenará el cerebro entre árboles y césped. Podemos
aprovechar el momento para crear juegos entretenidos que los ayuden a retener imágenes, para evocarlas
más tarde en el hogar.
•
Asimismo, es bueno que hagan alguna actividad deportiva que sea de su agrado, lo que los
ayudará a ejercitar la atención. Debemos preferir que elijan competencias grupales para interrelacionarse
con otros chicos, interesarnos por lo que hacen y valorar los progresos por mínimos que sean para
incentivarlos.
•
Cuando notemos olvidos serios, sentémonos a reflexionar con ellos dispuestos a buscar las
causas. En general se consigue mejorar la concentración de los niños demostrándoles afecto, despertando
su curiosidad y exigiéndoles que se hagan responsables de sus obligaciones. Si persiste una actitud
displicente, un profesional sabrá orientarnos.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
44-Consejos para superar el miedo a la oscuridad
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El miedo a la oscuridad suele ser un problema habitual en
una casa donde habitan niños pequeños. Sin embargo, a
través de técnicas de juego, puede ser superado.
Es frecuente que los niños pequeños prefieran dormir en la
cama con los padres, manifestando cierto rechazo y miedo a
la oscuridad. Si bien, esta sensación de temor es un
indicador natural del proceso evolutivo, la misma se puede vencer de una manera educativa, a
través de juegos, canciones y luz, que refuerce la confianza de los menores a la hora de enfrentar el
cuarto solos, ayudándoles a relajarse y lograr conciliar un profundo sueño.
En búsqueda de la luz
Una habitación completamente en penumbras puede ser intimidante y provocarle miedo a la
oscuridad a un pequeño cargado de imaginación. Por lo tanto, para que el menor no pierda el
dominio de la situación ni el reconocimiento del lugar donde está, los padres pueden intentar no
dejar la casa completamente en penumbras, permitiendo cierta claridad en la pieza mediante la
utilización de luces tenues.
Otra buena medida, es acostumbrar al pequeño a la noche de una manera divertida que le permita
gradualmente ir perdiendo el miedo a la oscuridad. Jugar en una habitación a oscuras, contar
cuentos alumbrados solamente con linternas sobre las bondades de la noche y los sueños, divertirán
al niño y lo predispondrán a relajarse cuando se encuentre en situaciones similares.
Enfrentar el miedo
Es importante educar al niño en un ambiente de seguridad emocional acorde a su edad. Los
momentos previos a la ida a la cama deben desarrollarse en un ambiente tranquilo, en el cual las
películas de terror, conversaciones de adultos o incluso los noticieros, deben estar lejos de su
alcance. El niño procesa cada noche toda la información que recibe a lo largo del día y es
importante que reciba estímulos positivos que lo ayudan a combatir el miedo a la oscuridad.
Además de la tranquilidad en el hogar antes de dormir, se debe establecer cierta rutina para evitar
sorpresas que lo agiten, como narrarle una historia y acompañarlo un rato en la cama. También es
bueno recalcarle que, a pesar de que esté durmiendo, como padre o como madre, usted sigue
velando sus sueños y se encuentra alerta ante cualquier llamada nocturna.
Finalmente, otra alternativa es regalarle al niño un peluche como compañero nocturno, que lo
ayudará a combatir la soledad de la noche. Aunque, en general, estas técnicas suelen funcionar en
casi todos los niños, si el miedo a la oscuridad llegara a persistir, lejos de minimizarlo, los tutores
deberán buscar la ayuda de un psicólogo para evitar que se convierta en fobia
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
45-Cómo superar el miedo a la oscuridad
More Sharing Services
El miedo a la oscuridad no es algo que le pase a una
minoría, ya que desde la niñez este mal afecta al común
de las personas, limitándolas en sus actos y llevándolas
incluso a comportamientos absurdos.
No ver lo que pasa puede causar mucha incertidumbre y
ésta es precisamente la raíz del miedo a la oscuridad, ya que el principal sentido de referencia y de
defensa del ser humano es la visión. Por ello, para superar este miedo hay que tomarse con calma el
asunto y priorizar nuestro sentido del razonamiento antes que nuestros temores, ya que si sabemos a
qué le tenemos miedo entonces podremos enfrentarlo.
Los niños y la oscuridad
El miedo a la oscuridad en los niños es desarrollado principalmente por la imaginación de estos al
haber escuchado un cuento o visto una película de terror, por ello es importante mantenerlos
aislados de todas las historias que no estén acordes a su edad, motivando su autonomía y confianza
sobre ellos mismos. La oscuridad en la mente del niño es relacionada con el desamparo que sufren
cuando los padres ya no están tan cerca de ellos y es importante que noten lo menos posible la
llegada de la noche.
Cuando un niño le tiene miedo a la oscuridad no se debe de tomar a la ligera, por lo que es bueno
hablar con él para que note una comprensión por parte de sus padres y sea capaz de olvidarse de sus
miedos. Una buena ayuda es dejarle una pequeña luz de estímulo para que se sienta más seguro.
También es reconfortante que el niño tenga un peluche que le brinde la sensación de compañía. Por
ello, con la ayuda adecuada el niño podrá vencer sus temores.
Dos reglas para enfrentar los miedos
La primera regla para enfrentar los miedos y en este caso específico el miedo a la oscuridad es
tomarse todo con calma y no esperar a que esto se solucione de un día para otro. La segunda regla
es tener claro que los miedos no son del todo negativos, ya que son mecanismos de defensa que nos
ayudan a no cometer estupideces, pero cuando esto se sale de los límites es necesario de tratar.
Antes de comenzar con los ejercicios es muy bueno contar con un ambiente absolutamente
controlado que inspire confianza y en donde nos acompañen personas que nos apoyen. Es por esto
que se deben seguir las recomendaciones con un máximo de cuidado, considerando que la persona
que sufre del miedo a la oscuridad probablemente tiene un trauma que para ella es un asunto muy
serio.
Lo primero que se debe hacer es dejar de ver películas de terror para que estas no desvaríen
nuestras mentes. Luego se debe aprender a controlar los pensamientos de una manera positiva;
generalmente la mente se aprende a controlar mejor en situaciones de estrés, por lo que es muy
buena terapia enfrentar el miedo. Por último, lo mejor es confiar en uno mismo y hablar siempre de
nuestros miedos a personas que nos entiendan.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
46- ¿Cuál es el mejor ejercicio para los niños?
EL MUNDO sábado 14/09/2013 María Valerio | Madrid
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Antes de los 7 años son preferibles las actividades
que movilizan todo el cuerpo
Antes de esa edad los niños suelen cambiar de
deporte hasta ir decantándose
Los expertos desaconsejan la práctica competitiva a
edades tempranas
Ahora que los colegios han arrancado las clases, las agendas
familiares se llenan de nuevo de actividades extraescolares. Es seguro que muchos padres habrán
apuntado ya a sus hijos a diferentes clases y entrenamientos deportivos, pero ¿cuál es el ejercicio
ideal para los niños a cada edad? ¿A partir de qué año pueden practicarlo más seriamente?
"Los médicos sabemos que el ejercicio físico es fundamental, imprescindible en la vida de los
niños", explica a ELMUNDO.es el doctor Juan Casado Flores, jefe del servicio de Pediatría del
Hospital Niño Jesús de Madrid. "De hecho, ellos hacen ejercicio espontáneamente (mueven los pies
cuando son bebés, gatean, corren...), porque se lo pide su propio cuerpo, y si un niño no se mueve
probablemente es porque está enfermo".
Lo que sí es importante, subraya este especialista, es adecuar el tipo de ejercicio a cada etapa de la
vida y siempre, teniendo en cuenta que el deporte infantil debe cumplir varias características: "Que
no ponga en riesgo su salud, que sea algo querido por el niño, que sea divertido para ellos, y que
movilice todos los músculos del cuerpo".
En este sentido, Maite Gómez, profesora de la Facultad de Actividad Física y del Deporte de la
Universidad Europea de Madrid, especifica que en la edad preescolar y escolar son preferibles "las
actividades predeportivas orientadas al movimiento en general, y que estimulan la coordinación, el
equilibrio, la motricidad...". Esta etapa, aclara la especialista, les otorga a los niños un bagaje motor
para desarrollar posteriormente cualquier deporte.
A su juicio, es un error preparar a los niños específicamente para un único deporte en edades muy
tempranas ("antes de los 6-7 años"), porque en esa etapa predeportiva es incluso recomendable que
vayan cambiando de práctica deportiva, "porque eso les da mayor bagaje motor y les permite ir
decantándose hacia lo que realmente les guste".
Jordi Álvaro, especialista en la misma Universidad, aclara la diferencia entre actividad física ("que
los niños hacen de forma natural desde que pueden andar") y entrenamiento propiamente dicho. En
este tipo de actividad más regulada, él coincide con sus colegas en que es importante que los niños
realicen diferentes deportes para que adquieran el dominio de muchas actividades. "Sólo a partir de
los 14-15 años se va produciendo la especialización", pero incluso en el caso de chavales que
practiquen una sola disciplina, recomienda a los entrenadores "otras actividades que complementen
la riqueza motora del niño".
La natación, la gimnasia y el atletismo, el fútbol, el baloncesto, el baile, el ballet... "cualquier
ejercicio que movilice todos los músculos del cuerpo de manera asimétrica es beneficioso en la
infancia", coincide el doctor Casado [en comparación con aquellos deportes que consisten en repetir
un gesto con un único grupo muscular]. "Además, si es un deporte en equipo todavía es más
beneficioso, porque les enseña a socializar, a integrarse en el grupo, a tolerar la frustración...".
Como añade el profesor Álvaro, "la especialización precoz que se produce en disciplinas como la
gimnasia, la danza, la natación o el tenis, en las que los niños empiezan a los ocho o nueve años, es
desaconsejable y en su caso debería complementarse con otras actividades".
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
De hecho, continúa el pediatra, hay que evitar que la actividad física se convierta en una "esclavitud
si al niño no le gusta" y evitar la práctica competitiva antes de que su desarrollo muscular se haya
completado ("que en unos chicos puede ser a los 14, a los 17 años..."). En este sentido, la profesora
García admite que se empiezan a ver en escuelas deportivas infantiles, donde el ejercicio está mal
pautado, lesiones propias de deportistas profesionales (como la osteopatía de pubis que sufren
algunos futbolistas adultos).
Jordi Álvaro aconseja proteger especialmente la columna vertebral de cargas intensas ("en fase de
consolidación"), así como la cabeza y los ojos en disciplinas concretas. Aunque los niños son
especialmente flexibles, las lesiones más frecuentes a esas edades están relacionadas con caídas y
traumatismos (esguinces, fracturas...). "Cuando se empieza una práctica de más exigencia a partir
de los 14-15 años, se debería hacer un reconocimiento cardiaco para evitar lesiones previas o
congénitas no diagnosticadas".
"El deporte en la infancia es formativo y lúdico, y no se puede entrenar como si todos fueran a ser
olímpicos", apunta Álvaro. "El ejercicio físico debe ser algo divertido, no una tarea más", destaca
Casado. "Lo fundamental es tener en cuenta la edad y las características del niño a la hora de
planificar la actividad", resume por su parte la profesora García.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
47-Cuando los hijos se avergüenzan de ti
ABC m.arrizabalaga / madrid
Día 08/04/2013 -
Situaciones que los padres tienen que aprender a asumir cuando sus retoños pasan a ser
adolescentes
Los adolescentes eluden despedirse de sus padres a la entrada del colegio
«Mamá, no hace falta que me acompañes, ya voy solo». El hijo que lloraba en la misma puerta del
colegio por despegarse de su falda, el mismo que no entraba en clase sin darle un beso, evita a sus
12 años que se repita la escena de la despedida, no sea que le vea alguno de sus amigos. «¿Por qué?
¿Ya no me quiere?», se pregunta la madre.
«Algunos padres lo pasan francamente mal», constata el psicólogo Ángel Peralbo Fernández, quien
sin embargo asegura que «no hay que darle importancia». La vergüenza ante las muestras de cariño
«es algo natural» que varía entre las personas tanto como el miedo y que, al igual que éste, se
empieza a notar temprano.
«A los 11-12 años los preadolescentes comienzan a dar más valor a lo que experimentan, a sufrir
más cambios. Dejan de funcionar en automático y aumenta el nivel de crítica consigo mismos y con
los demás», explica el autor de guías de ayuda como «El adolescente indomable» o «De niñas a
malotas». A los 15-16 años, puede que esa particular manera de vestir o de hablar de sus padres ya
no les haga tanta gracia, que les importen más cuestiones de índole material y se comparen con
otras familias. Es frecuente en esta etapa que empaticen más con los padres de sus amigos que con
los suyos, comenta Peralbo.
Salir a hacer la compra con sus padres se convierte en un «trago» en esta edad en la que muchos
se avergüenzan de que les vean cumpliendo con sus responsabilidades en la casa. La presencia de
los padres en el colegio en tutorías con los profesores también les genera inseguridad y vergüenza
y qué decir de tantas prácticas que a partir de esta edad ya no pueden soportar de sus padres: que
hablen con sus amigos como si tuvieran su edad, que cuenten esa anécdota tan divertida de
cuando era más pequeño o suelten alguna confidencia realizada en la intimidad, que le peinen en
público o intenten quitarle esa mancha que lleva, que arranquen a cantar o bailar en una fiesta,
que se comporten como energúmenos mientras él juega a fútbol o le regañen en público...
Una encuesta realizada en Chile en 2012 por el Centro de Estudios de la Niñez (CEN) señaló que el
58% de los jóvenes de entre 12 a 17 años admite sentir vergüenza de sus padres, con más frecuencia
de su madre (48%) frente a su padre (28%), posiblemente porque ellas pasan más tiempo con ellos,
según recogía La Tercera.
Bochornos inevitables
Son tantas las situaciones cotidianas que pueden abochornar a un hijo que resulta imposible
sortearlas todas. «Los padres deben entender que forma parte de un proceso natural, entenderlo y
manejarlo con mano», aconseja Peralbo. Lo mejor es afrontarlo desde la serenidad, nada de perder
los papeles con enfrentamientos del tipo «cómo puedes pensar esto de mí...» o de recurrir a la ironía
porque el adolescente se reafirmará en sus planteamientos y se encerrará más en sí mismo.
«Hay que desmontar su vergüenza de forma indirecta, escuchándolos, dejándolos que se
expresen sin violencia ni brusquedad», apunta Peralbo. En su opinión, lograr ese nivel de
comunicación en el que todo se pueda hablar facilitará que los padres se vayan adaptando a la nueva
etapa de sus hijos, y éstos a su vez minimicen la importancia de lo vivido.
Según señala el psicólogo, «habrá situaciones que los padres podrán evitar, frenando su tendencia a
la sobreprotección y respetando su espacio... y otras muchas en las que no deben ni intentarlo, como
en el caso de ir a hacer los recados. El hijo acabará por acostumbrarse a fuerza de repetirlas».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
48-¿Debo preocuparme si mi hijo moja la cama?
EL MUNDO DR. DANIEL CABEZALÍ Sapos y Princesas
01/06/2015
La enuresis nocturna, o perdida de orina involuntaria durante el
sueño al menos dos veces por semana, es un problema que afecta a
más del 8% de los niños entre 5 y 12 años.
La enuresis es un trastorno de causa multifactorial, entre las que
destacan: aumento de la producción nocturna de orina, disminución
de los despertares nocturnos y escasa distensión vesical durante la noche.
En ocasiones su origen es hereditario y cuando uno o ambos padres tienen antecedentes de enuresis
la posibilidad de padecerla aumenta entre un 50 y un 75%.
Los padres piensan que se solucionará de manera espontánea y, entretanto, los niños pueden
padecer una patología grave
El cuerpo produce un 70% de orina durante el día y un 30% durante la noche. En los enuréticos la
hormona antidiurética, que da la orden de reducir la producción de orina nocturna, no se segrega en
cantidad suficiente para disminuir la producción, la vejiga se llena durante el sueño y se moja la
cama.
La enuresis provoca retraimiento social, baja autoestima, e impide al niño participar de actividades
propias de su edad como dormir en casa de amigos o acudir a campamentos o excursiones.
Los expertos consideran que a partir de los cinco años los niños están preparados fisiológicamente
para controlar esfínteres y no mojar la cama, por lo que en caso de que no lo haga, conviene acudir
a un especialista, médico, pediatra o urólogo infantil, para descartar otras patologías y decidir si es
conveniente el tratamiento.
Padres y niños desconocen que es un trastorno común con solución y no acuden al profesional, por
eso sólo 2 de cada 10 enuréticos es evaluado y tratado por un médico.
El gran problema de la enuresis es, precisamente, que los padres piensan que se solucionará de
manera espontánea y, entretanto, los niños pueden padecer una patología grave que aún no ha dado
la cara y que tiene la enuresis como síntoma, y lo pasan mal por un problema al que no se da
solución.
Para los padres, además, supone una carga adicional de trabajo y económica pues se estima que el
lavado, secado y recambio de ropa, y el cambio frecuente de colchón supone al año un gasto de
unos 1.200 .
Aunque la prevalencia disminuye con la edad, la enuresis está presente en adolescentes y
adultos, pudiendo aumentar los casos severos.
El abordaje precoz permite controlar al paciente y evitar los síntomas en la infancia tardía y la
adolescencia con consecuencias psicológicas mayores.
La sociedad debe dejar de considerar la enuresis un tema tabú con consecuencias menores y
reconocerla como un problema con importantes implicaciones en la vida
diaria del niño que precisa de consejo médico quien determinará el
tratamiento más adecuado.
El Dr. Daniel Cabezalí es cirujano pediátrico del Hospital 12 de Octubre
de Madrid. www.mojarlacama.es
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
49-Descubre hasta dónde perjudicas a tu hijo si eres un padre protector
ABC laura peraita Día 16/10/2013 Muchos progenitores llegan angustiados a las
consultas de los especialistas conscientes del daño
que causan a sus hijos
Muchos de los padres de hoy, cuando aprendieron a
montar en bicicleta, se montaron en ella y empezaron
a dar pedales. Sin más. Actualmente, a los niños se les
enseña de una manera distinta. Se les compra la
bici, eso sí; pero también un casco, coderas, rodilleras, guantes...
Este sencillo ejemplo viene a corroborar de una forma visual que los padres son cada vez más
protectores. Conscientes de ello —del esfuerzo que supone para los progenitores estar pendientes de
cada detalle que pueda perjudicar a los pequeños y del efecto negativo en los hijos—, no son pocos
los casos de padres que llegan angustiados a la consulta de los psicólogos en un intento de dejar de
ser tan sobreprotectores y no saber cómo hacerlo.
Muchos padres llegan a consulta porque quieren dejar de ser protectores
Protección, según el diccionario de la Real Academia Española, significa «amparar, favorecer,
defender» y puede ser tanto a nivel físico como psíquico. Según Susana de Cruylles, psicóloga
Clínica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en el campo de la educación de los hijos
existen dos pilares básicos: el amor y las normas. A partir de ellos, se formulan muchos tipos de
padres: los pasotas, que conceden a sus pequeños poco amor y poca norma; los autoritarios, mucha
norma y poco amor... Los padres sobreprotrectores dan mucho amor, pero también mucho control:
«No te subas ahí, que te vas a caer», «No estés triste, toma lo que quieras», «No se lo digo a nadie,
tú tranquilo»...
Pautas para cambiar
El problema es que «les cuesta ver la separación existente entre protección-sobreprotección, y
suelen llegar a consulta pidiendo pautas para poder cambiar —apunta Verónica Corsini, de
Servicios Psicológicos Koan—. Al ser padres, tienen tanto un derecho como un deber de proteger la
vida física y psíquica de sus hijos».
Existen, según Susana de Cruylles, varias razones por la que actualmente se protege más a los hijos.
«Por un lado, que cada vez nacen menos niños y hay una mayor tendencia a centrarse en los que se
tienen. Además, hay un mayor acceso a información, sobre todo de noticias catastróficas, y los
padres tienen más miedo a que les pase algo a sus hijos. Tampoco hay que olvidar que las familias
están menos tiempo en casa y, cuando están, quieren dar todo a sus hijos como forma de
compensarles por sus ausencias».
Modos de protección y consecuencias
Verónica Corsini, de Servicios Psicológicos Koan señala varias maneras de sobreproteger a un hijo
y las consecuencias psíquicas que supone para los pequeños:
—Prohibirles realizar sus propios deseos por una percepción de daño exagerado puede
conllevar a una falta de conocimiento de sí mismos, así como del mundo que les rodea, lo que
tendrá un efecto de falta de confianza, seguridad y autoestima. Los niños deben poder caerse para
experimentar lo que supone levantarse y sentirse orgullosos de sus propias capacidades y logros.
—Otro modo es negar sus propios sentimientos cuando nos cueste conectar con nuestras emociones.
«Quiero ahorrarle que lo pase mal», suelen decir algunos padres. Los niños lloran, gritan, se
enfadan… Necesitan poder sentir y ponerle palabras a lo que sienten para entenderse y conocer
sentimientos.
Si les interrumpimos, rechazamos y nos asustamos, no serán capaces de desarrollar una
autorregulación interna ni integrar sentimientos. Esto les producirá una gran inseguridad y
tensión interna. Por supuesto, no todas las acciones están permitidas, pero sí lo están todas las
91
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
emociones. Podemos ayudarles a poner en palabras sus emociones a través de juegos, dibujos,
lenguaje, aunque no les permitamos realizar la acción en cuestión.
—También se produce una cierta sobreprotección cuando nos adelantamos a ellos. Cuando
salimos al paso de los deseos de nuestros hijos y ellos no ven el esfuerzo que implica, les estamos
negando la posibilidad de desarrollar capacidades, de aprender cómo se hace, de entender cómo
funciona. Muchos padres responden a tal cuestión diciendo «es que yo lo hago más rápido y con
menos esfuerzo que él». Claro, el aprendizaje requiere paciencia y tiempo pero el esfuerzo es una
piedra básica para que podamos aprender de nosotros y de cómo funciona nuestro entorno.
—Otra manera es ocultarles información por miedo a que sufran o se frustren. Los niños
necesitan poder hacerse cargo de las situaciones. Debemos enseñarles poco a poco a relacionarse
con las limitaciones, las dudas, las pequeñas frustraciones del día a día para que puedan desarrollar
recursos de afrontamiento. Por el contrario les estamos exponiendo sin herramientas propias lo que
en momentos difíciles puede llevar a desestructurarles.
Diferenciar el miedo real
En resumen, «cuando sobreprotegemos a un hijo estamos dándole varios mensajes de un modo
subliminal: “No eres capaz”,” no puedes hacerlo”, “no puedes confiar del todo en ti mismo”…
Aunque creamos que le estamos protegiendo», explica Verónica Corsini.
Recomienda esta psicóloga pararse a pensar también en la otra cara de la moneda: los padres. Ellos
también han sido niños y educados de un cierto modo cuando eran pequeños. «Cada uno de
tenemos nuestra historia anterior y nuestras experiencias que nos van formando como persona y
esto influye en nuestra forma de ser como padres».
Susana de Cruylles apunta que los padres deben saber diferenciar el miedo real de que les pase algo
a sus hijos del miedo imaginario. «Si un pequeño se sube a un tobogán, ciertamente se podrá caer,
pero no por ello debemos sujetarle todo el tiempo. Otra cosa es que se suba a la quinta rama de un
árbol y corra peligro de romperse la cabeza. Si somos sobreprotectores con el tobogán es probable
que de mayores no les dejemos salir de casa para así evitar que beban alcohol».
Los casos extremos de protección pueden llegar a ser maltrato
«Una frase que escucho muchas veces —prosigue Verónica Corsini— es “no quiero que a mi hijo le
falte lo que me faltó a mí”, “No quiero que cometa las mismas equivocaciones”, “Es que somos
como uno, es igualito que yo”. Estas expresiones resaltan un concepto importante de entender: la
necesidad de individualidad y de verse como ser separado. Los hijos son personas, con propios
deseos, miedos, fantasías… No son una prolongación de uno mismo. La incapacidad de poder
entender esto es lo que se esconde muchas veces detrás de la sobreprotección. Pero si entendemos
que es más un deseo nuestro como padres de seguir manteniendo esa unidad, podremos respetar el
deseo de nuestro hijo de realizarse como persona».
Algunos expertos afirman que casos extremos de sobreprotección pueden llegar a ser una forma
más de maltrato infantil, ya que estamos dejando sin recursos psíquicos al niño para afrontar y
enfrentarse a la vida. Alguna vez, detrás de ello se esconde una cierta agresividad ante el desarrollo
del otro como ser separado.
«Servimos de modelo para ellos, pero no debemos confundirnos con ellos —concluye la experta
de Servicios Psicológicos Koan—. Nuestros miedos no son los suyos, nuestras carencias no son las
suyas, nuestros deseos son diferentes. Si comprendemos eso y les damos calidez en el trato, a la vez
que les exigimos teniendo en cuenta sus propias capacidades, estaremos favoreciendo un buen
desarrollo físico y psíquico de nuestros hijos».
92
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
50-«Si quiere un hijo miedoso, protéjale y resuelva sus problemas»
ABC carlota fominaya / madrid Día 14/04/2014 – FOTO Isabel permuy
José Antonio Marina dedica su último libro, «Los
miedos y el aprendizaje de la valentía», a padres y
profesores
Que el filósofo José Antonio Marina reconozca que
«todos tenemos miedos» puede resultar tranquilizador.
Aunque haya un matiz que las personas, según este
investigador, deberíamos tener claro. «Hay miedos
que nos protegen y miedos que nos destruyen. Estos últimos son nuestros enemigos y como tal
hay que declararles la guerra». Esta batalla de Marina está especialmente dirigida a los niños,
porque sus miedos, asegura, «pueden llegar a entorpecer su desarrollo». Sobre cómo enseñarles a
afrontarlos y vencerlos versa su último libro, «Los miedos y el aprendizaje de la valentía», toda una
pedagogía del coraje.
—Dice usted que hay miedos que nos protegen, y miedos que nos destruyen. ¿Por qué a veces
consigue dominarnos el miedo?
—Porque es muy astuto, es muy sutil, nos engaña con mucha facilidad. Engaña porque nos presenta
como solución justo aquello que hay que evitar, que es la huida. Y con muy buenas razones. Por
ejemplo: una persona a la que le da miedo ir a una fiesta, en vez de decir "me da miedo la fiesta", lo
que piensa es "si va a ser muy aburrida, para qué voy a ir, además no tengo que ponerme, y encima
que bien, porque dan una película en la tele". Acaba no yendo, y su decisión le tranquiliza
momentáneamente. Pero la soledad es un antídoto falso contra el miedo social. Falso porque en
realidad lo está alimentando. Al miedo hay que tenerle verdadero odio. Hay que declararle la
guerra.
—Este libro está dedicado a los miedos infantiles y adolescentes. ¿Qué tenemos que ver los
padres en los miedos de nuestros hijos?
—Mucho. Los padres deben intentar no transmitir sus miedos al niño, porque los miedos se copian.
Otras veces los niños aprenden los miedos porque se les contamos. Les damos demasiadas
advertencias del tipo: «No hagas esto que es muy peligroso», lo que hace que los pequeños vayan
teniendo la idea de que viven en un mundo hostil lleno de peligros, donde lo mejor es no salir
mucho al exterior. Es decir, si usted quiere un hijo miedoso y vulnerable, protéjale, resuelva sus
problemas, dele ejemplos de cobardía... En las familias se aprende el modo de enfrentarse a los
problemas, que es un componente muy importante de la valentía. La valentía en realidad significa:
«Me molestan los problemas como todo el mundo, pero procuro enfrentarme a ellos». En cambio
las conductas de evitación favorecen el miedo. Y muchos niños aprenden las conductas de evitación
en sus familias.
—Por contra, ¿qué podemos hacer los padres para criar hijos valientes?
—Lo importante es que el niño no aprenda miedos exagerados o peligrosos para él. Eso se puede
conseguir demostrándole que vive en un ambiente seguro, que no todo el mundo es malo, que el
mundo es previsible (mediante unos ritmos estables de vida...). También no provocándole
experiencias de miedo injustificado, ni asustándolo. Y por supuesto, premiando todas las conductas
donde el niño demuestre algo de valentía.
—¿Cómo actuamos, en cambio, cuando detectamos un miedo en nuestro hijo?
—Lo primero es no quitarle importancia. Da igual que sea miedo o que viene lloroso porque no le
han invitado al cumpleaños de su amiguito. No son cosas de niños. Para el niño en ese momento es
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
muy importante porque está ocupando toda su conciencia. Es muy conveniente que las primeras
palabras que aprenda el pequeño (a los dos o tres años) sean palabras que tengan que ver con los
sentimientos, tanto de tristeza como de alegría. En el momento en que puede hablar de ellos,
verbalizarlos, comunicarlos... también conseguirá tranquilizarse. Hay que tener en cuenta que el
niño se asusta cuando no sabe qué le pasa. Si, definitivamente debemos hablarles y conviene mucho
que ellos hablen también de sus miedos. Los padres tienen que tener paciencia para escucharles
cuando hablan de esto o de cualquier sentimiento que les perturba. Es importante también que sean
conscientes de que cuando tienen la primera noticia de los miedos de su hijo, no es el momento de
dar consejos, sino de acogerlo y confortarlo. Cuando esté calmado, podremos hablar de ello.
Convendría entonces preguntarle qué solución se le ocurre a él. Los niños tienen ideas estupendas.
Además, esta es la forma de enseñarle a afrontar los problemas.
—La timidez y las dificultades en las interacciones sociales de los niños aparecen en su última
obra como el problema más frecuente e importante de los menores. ¿Cuáles son los
procedimientos para luchar contra esto?
—Los procedimientos para luchar contra la timidez pasan por no sobreproteger al niño, porque eso
favorece las conductas de evitación y las premia. También por no colaborar con su miedo,
permitiéndole que viva en permanente retirada. Y por intentar corregir las explicaciones que se da
acerca de su miedo. Sería conveniente ayudarle a mejorar sus habilidades sociales, favoreciendo las
ocasiones de exposición al «peligro» (invitando amigos a casa, animándole a que inicie
interacciones, etc). También ponerle pequeñas tareas en las que pueda triunfar y elogiar sus éxitos...
Es importante combatir la timidez porque esta priva al niño de uno de los grandes antídotos del
miedo, que es la amistad y una buena interacción con sus iguales.
El miedo al colegio
—En «Los miedos y el aprendizaje de la valentía» usted cita el miedo a ir a la escuela de
determinados niños como otro gran problema en aumento. ¿De dónde nacen y cuál debería
ser aquí el papel del docente?
-De que son niños que anticipan consecuencias desfavorables: los compañeros se van a reír, les van
a regañar, no van a saber contestar, voy a ser más torpe que los demás... Por alguna razón, estos
chicos detectan algún elemento amenazador donde otros no lo ven. Las dificultades de aprendizaje
causan muchas preocupaciones. Algunos niños llegan a hacer novillos porque les da miedo no
aprender. Estos miedos se podrían achacar a una mala acción del docente. Lo más importante es que
estos no caigan en esa tentación de utilizar el miedo, porque es muy fácil hacerlo. Los docentes
tenemos que estar alerta porque con frecuencia los niños salen de la escuela sabiendo con certeza
para qué no sirven, pero sin tener una idea clara de sus fortalezas. Y eso puede provocar un
sentimiento crónico de no poder enfrentarse a los problemas. Con mucha frecuencia se utiliza el
miedo como herramienta pedagógica pero la escuela tiene que ser un ámbito alegre y un ámbito de
confianza. Esto no se nos debe olvidar nunca.
«El mayor miedo de los adultos es a la evaluación de la mirada ajena»
Marina apunta «al miedo a la evaluación o a la mirada ajena, al que estará pensando el otro de ti, a
defraudar», como el problema que más afecta a los adultos. Eso, indica este investigador, «es lo que
hace que muchas personas no se atrevan siquiera a ir a comer en público, o a pedir un aumento de
sueldo, o a reclamar el dinero que hace tiempo le prestamos a un amigo. Esto en algunas personas
llega hasta extremos inconcebibles. Les da vergüenza protestar en una tienda, aunque les hayan
cobrado de más. No son miedos patológicos pero son miedos que dificultan mucho la vida».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
51-Las claves para que un bebé se ría a carcajadas
El Mundo
SILVIA TAULÉS 20/03/2014
De pronto me descubrí a mí misma con el móvil en la mano, sentada delante de
mi sobrino de un mes, a la espera del instante mágico. Quería sacarle una foto
sonriendo y mostrársela al mundo. Después de intentarlo varios días, lo
conseguí, el pequeño Thilo sonrió y yo me sentí feliz. Lo he descubierto siendo
tía y no cuando me estrené como madre: uno de los momentos más esperados
en la vida de un bebé es su sonrisa. Pero, ¿ríen de verdad los recién nacidos o
es solo un reflejo (como dice mi madre)?
En su primer cumpleaños (en febrero de 2013) la princesa Estelle de Suecia le
dedicó esta simpática sonrisa a la prensa. (Foto: Gtresonline)
Los padres pasan muchas horas a solas con sus bebés y a veces llenan el tiempo con tonterías.
Recuerdo que un día estaba en la cocina con mi hija, de cuatro meses, aburrida del silencio y
empecé a contarle los ingredientes del puré de verduras que estaba en el fuego. Le entró un ataque
de risa que todavía hoy me provoca una sonrisa. ¿Qué pasó? ¿Por qué ríe un bebé? ¿Y cómo
podemos hacerle reír?
Las preguntas son muchas, vamos a intentar dar algunas respuestas.
•
La sonrisa angelical. Lo habrán visto muchos padres en una ecografía 3D: su bebé sonríe ya
dentro de la barriga. No, no es que su hijo sea más simpático que nadie, es un acto reflejo que
aparece durante las primeras semanas de vida y que suele manifestarse cuando duermen (cuando
maman una vez nacidos). Es durante el primer mes que esa sonrisa angelical pasa a ser un acto
selectivo como respuesta a algo. Empieza así la 'vida social' del bebé.
•
La primera sonrisa. Suele dedicársela a su madre. Si el bebé es reticente a responder con una
sonrisa, se puede intentar que lo haga acercándose a una distancia de unos 20-40 centímetros de
la cara, con una gran sonrisa y palabras suaves y divertidas.
•
De gorgorito a carcajada. Ente los cuatro y los cinco meses aparecen las primeras carcajadas
en forma de gorgoritos y a los seis meses el bebé ya se ríe a pulmón. Eso sí, no busque muchas
explicaciones.
En Reino Unido, el científico Caspar Addyman ha realizado un estudio pionero que ofrece
resultados interesantes. En www.babylaughter.net se ha estudiado a 1.400 padres de 25 países
diferentes, todo referido a la risa de sus hijos. Las conclusiones sirven para entender mejor el
desarrollo cognitivo humano, y comprender dolencias como el autismo y el Síndrome de Down. Y
además, saber cómo y por qué ríen los bebés.
•
Cosquillas. Activan ciertos puntos nerviosos y según el estudio de Addyman, las cosquillas
también tienen como base el contacto físico. Es una de las maneras más fáciles de hacer reír a un
bebé, algo que proviene de nuestras raíces mamíferas. "La primera manera y la más fácil de
hacer reír a un bebé es a través del tacto", dice el doctor Addyman.
•
Espejo. Poner a un bebé de meses delante del espejo suele provocarle la risa. No es que el
pequeño se identifique con la imagen del otro lado, todo lo contrario. Y es precisamente ese
hecho el que le provoca la hilaridad: ve a alguien que hace exactamente lo mismo que él y le
hace gracia, porque se salta las convenciones del turno en las comunicaciones.
•
Splash. Sí, ese momento en el que los padres pueden llegar a perder la paciencia mientras el
niño moja todo el baño mientras se parte de risa. Uno de los instantes vitales más divertidos de
muchos niños es el del baño, algo que el estudio de Addyman relaciona con la atención total que
el bebé logra en ese momento.
95
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
•
Cucú. El juego que más risas provoca en los niños en todo el mundo. En el anglosajón, por
ejemplo, es conocido como peek-a-boo y la base es la misma. Uno se esconde tras las manos y al
volver a mostrarse, el niño se muere de la risa. Como todo, además, puede durar hasta el infinito.
Los niños no entienden el concepto del tiempo, por ese motivo cada vez que alguien desaparece
y aparece de pronto, le provoca una sorpresa que le lleva a la risa.
•
Sonajeros y otros cachivaches. Todo instrumento que haga un ruido repetitivo y cascabelero
provoca risa en el pequeño. Escucha un sonido que no entiende, que se repite y que no tiene
explicación posible... ¡¿no es eso gracioso?!
•
Peluches. La risa del bebé está relacionada con la risa del adulto. Tal y como cuenta Addyman,
los niños se ríen ante el absurdo, algo que hacemos también los adultos. El sinsentido es lo más.
Un peluche, es decir, un animal que no tiene vida es algo que no tiene sentido, aunque nos
hayamos acostumbrado.
Habrá estudios y artículos y declaraciones y conclusiones pero lo más importante, en eso no hay
duda, es que la risa de un niño es signo de buen desarrollo tanto físico como intelectual. ¡Ah! y no
nos olvidemos: una señal de felicidad. Piensen en su hijo riendo... ¿A qué les he hecho sonreír?
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
52-ALIMENTACION A BEBÉS
«No se le puede dar a un niño de siete meses un solomillo»
ABC c. f.carlotafominaya / madrid Día 12/02/2014 Los expertos señalan que un 95% de los bebés de 0 a 36 meses
ingiere un 200% más de proteínas de las recomendadas
El 95 por ciento de los niños españoles de 0 a 3 años ingiere
diariamente una cantidad de proteínas un 200% superior a la
recomendada internacionalmente, lo que los expertos relacionan con problemas de sobrepeso en el
futuro. Esta es una de las principales conclusiones del estudio Alsalma 2.0, llevado a cabo por 200
pediatras de todo el país con una muestra representativa de casi 2.000 niños, el primero de España
que se centra exclusivamente en analizar los hábitos nutricionales de los pequeños en esta franja de
edad. «Estamos hiperalimentando a nuestros muchachos y no necesariamente bien», ha advertido el
doctor Vicente Varea, jefe de sección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Hospital
San Joan de Déu, de Barcelona y uno de los principales coordinadores del estudio, realizado dentro
del programa educacional «Alimentando la salud del mañana» de la compañía Danone Nutricia.
En cuanto a la correlación entre un consumo desproporcionado de proteínas y el sobrepeso, en el
estudio se ha visto que un aumento del 1 % en la proporción de ese nutriente supuso un incremento
del 0,029 de la masa corporal. A este respecto, el doctor Varea ha señalado que todos los niños
nacieron con un índice de masa corporal ajustado a los estándares de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), pero «conforme van creciendo se van alejando». «Del mismo modo que es de sentido
común enderezar el árbol cuando brota, los primeros mil días son una ventana de oportunidad para
los niños. No esperemos hasta los siete años. Seamos conscientes de que la alimentación del niño
empieza en el embarazo», ha insistido.
Varios déficits
La investigación constata también varios déficit en la alimentación de los niños, el más importante
el de vitamina D, por lo que el doctor Jaime Dalmau, jefe de la Unidad de Nutrición y
Metabolopatías del Hospital La Fe de Valencia, ha incidido en mantener una suplementación de
este nutriente más allá del año. Asimismo, revela que más de un 90 % se alimenta una o dos veces
por semana de comida rápida, a pesar de que un 70% presenta un buen seguimiento de la dieta
mediterránea.
El profesor Dalmau ha explicado a Efe que históricamente se creía que el niño debía comer lo
mismo que el adulto pero en menor cantidad, lo que «evidentemente no es así», ya que no se crece
de manera uniforme durante los primeros meses de vida y, por ello, los nutrientes que necesitan son
distintos en cada una de las fases dependiendo del órgano que se esté desarrollando en ese
momento.
Así, durante la etapa de alargamiento de los huesos (los dos primeros años) es necesario un mayor
aporte de calcio; y una mayor ingesta de hierro y ácidos grasos (los llamados omega3) ayudará al
desarrollo del cerebro. Aunque el doctor Dalmau ha considerado que responsabilizar a un solo
alimento del exceso de ingesta de proteínas no es justo, ha admitido que la fuente principal de la
que proceden es de la carne, pero también de la leche de vaca, que se introduce demasiado pronto
en la dieta de los niños y no debería hacerse hasta pasado el año. «No se puede dar a un niño de
siete meses un solomillo», ha advertido este experto, quien ha señalado que «no hay que
autoengañarse por creer que así tendrá más vitalidad. En eso todos los pediatras y los
gastroenterólogos estamos de acuerdo».
El exceso de proteína, concluye Dalmau, «provocará a la larga una alteración metabólica que tendrá
como consecuencia la aparición de la obesidad, y todos sabemos que cuando esta aparece es muy
difícil dar marcha atrás». «Por eso la importancia de este estudio. Porque los primeros tres años son
una oportunidad para tener una buena salud el resto de nuestra vida. Esta época es clave para la
programación de nuestra salud».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
53-¿Deben beber agua los lactantes?
ABC Laura peraita Día 04/07/2013 La hidratación en verano es esencial y los padres deben tener
especial atención con sus hijos. ¿sabes cuáles son los signos
de deshidratación?
No son pocas las informaciones que informan de la necesidad
de estar bien hidratados y beber líquidos cuando el calor
aprieta fuerte en verano. Sin embargo, hay muchos padres que plantean en consulta sus dudas:
¿Debe beber agua mi hijo en verano si le estoy dando el pecho? ¿A partir de qué edad debo
ofrecerle líquidos? ¿Cuántas veces al día? ¿Cuándo puedo darles zumo?
Según Ester Vaquero, del servicio de pediatría del Hospital Clínico San Carlos, para los lactantes, y
bebés que tomen leche artificial en biberón, no es recomendable que tomen agua ni en verano a
pesar del calor, «ya que la leche contiene suficiente agua para mantenerlos bien hidratados y, si les
diéramos agua, conseguiríamos llenar su cuerpo de líquido y disminuir su apetito a la hora de su
toma de leche». Por este motivo, la doctora Vaquero considera que es preferible ofrecerle más
tomas, con mayor frecuencia, pero algo más breves.
De o a 6 meses es cuando más problemas sufren de hidratación, por lo que es preciso que los padres
no abriguen mucho al bebé y que le tengan siempre a la sombra.
Desde el Hospital Universitario Niño Jesús, el médico adjunto del servicio pediátrico, Jorge
Martínez, añade que a partir del momento en que se cambia la alimentación del niño y se introduce
el puré de verduras y la papilla de frutas es cuando se le puede ofrecer agua en un biberón. «Si la
necesita la tomará, pero si no tiene sed la rechazará y no hace falta insistir. A partir de los 6-8 meses
aproximadamente empezará a sentir el gusto por el agua y será a partir del año cuando la pida con
su particular lenguaje: "aba"», asegura.
Igualmente recomienda ofrecerle agua entre tomas y no cerca para que no se llene y rechace el
alimento.
Clara Esteban, directora médica del Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas, explica que lo
mejor es empezar con agua esterilizada o mineral. «Es cierto que casi todas las ciudades y pueblos
españoles tienen agua de gran calidad, pero aún hay zonas que no. Además, si en verano viajamos y
cambiamos de residencia, es mejor llevar agua mineral o esterilizarla».
Respecto a la introducción de otros líquidos que no sean agua, zumos, por ejemplo, «se puede hacer
desde el momento que se le ofrezca al bebé papilla de frutas», —coinciden los doctores
consultados—, quienes añaden que es muy positivo que en verano se utilicen frutas con mucho
contenido en agua en las papillas.
¿Cuáles son los signos de deshidratación de un bebé?
Lo importante es vigilar al bebé si hace mucho calor para controlar que no se deshidrate y
mantenerle en lugares frescos. Pero, ¿cuáles son los signos de deshidratación de un bebé?
Clara Esteban, directora médica del Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas, aporta las
siguientes pistas:
—En primer lugar hay un error muy común de los padres de tocar las manos y los pies de sus hijos
para valorar si tienen calor o no. Es un gran error, puesto que los bebés siempre tienen las manos y
pies fríos. El lugar adecuado para tomar la temperatura es en el cuello y pecho. Si está caliente
habrá que desabrigarle.
—Un niño que comienza a deshidratarse empezará a llorar con insistencia, tendrá rabietas, no
querrá ni comer. En este caso, además de quitarle ropa, se le ofrecerá el pecho o agua, según la
edad.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
54-Diez regalos «eco» para los más pequeños
ABC carlota fominaya / madrid Día 12/12/2013 Con estos juguetes los niños aprenden la importancia del cuidado del medio ambiente
1 Juguetes de cartón, de Kodomo Toys
Los juguetes ecológicos aportan un valor añadido al niño,
enseñándole la importancia del reciclaje a la vez que se
divierten. Están fabricados por empresas que hacen un uso
responsable de los recursos de nuestro planeta que, como
sabéis, son escasos. Comprar este tipo de juguetes a tu hijo es
una forma de aportar tu granito de arena al respecto.
Juguetes de cartón de Kodomo Toys. El lema de esta
empresa habla por sí solo: «Porque la diversión es una
obligación», y su principal objetivo es el entretenimiento de los más pequeños con juguetes fuera de
lo común. Por ello la primera línea de productos de la empresa, denominada ecoplay, es una serie de
piezas de cartón con complementos extra que se pueden descargar a través de Internet y aumentan
la jugabilidad. Los niños podrán pintar y construir con sus propias manos desde una estación de
policía hasta una granja, un juguete más allá de las convencionales construcciones y que ayudará en
el desarrollo de los más pequeños. PVP: 15,99€. Edad: Más de cinco años
2
Cocodrilo de madera
Mientras es arrastrado, las piezas de este cocodrilo de
madera producen un sonido click-clack muy armonioso.
Es de la marca Plantoys. El espíritu de sostenibilidad de
Plantoys lo encontramos en sus ideas, cultura, proceso de
diseño, selección de materiales y la técnica de reciclado.
Los juguetes de Plantoys ayudan a nuestros hijos a
crecer de manera sostenible convirtiéndose en adultos
que continuarán creando un mundo sostenible. Llevan más de 30 años promulgando el respeto al
medio ambiente a través de su filosofía, la estética natural y la calidad de sus juguetes de madera.
Puedes encontrar más información acerca de la marca en el vídeo corporativo de la empresa
(disponible subtítulos en español
Edad recomendada: 12 a 36 m. PVP: 15,00 euros.
3 Mi primer tren de madera
¡Mi primer tren es todo de madera! Viene en un maletín que guarda todas las piezas y se convierte
en circuito de vías fácilmente. Imaginación, motricidad y mucho
juego para disfrutar horas y horas. Con 11 piezas de circuito de
vías que prolongan el circuito del maletín (conexión sencilla para
los pequeños), 1 grúa, 2 señales, 1 tren con locomotora y 2
vagones unidos por magnetismo. Edad: Desde los 3 años.
Precio: 49,95€
4 Castillo de bloques de madera
Explora tu lado creativo con este conjunto de bloques de 35
piezas para formar tu castillo. Incluye caballeros de madera,
caballos y una variedad de bloques con colores y sin ellos.
Marca: Plantoys., edad recomendada: +3 años. Precio: 23,60€.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
5 Ata el zapato
El primer paso en el aprendizaje de atarse los cordones de sus
zapatitos. Es de la marca Plantoys. Edad recomendada: +3 años.
Precio: 7,20€
6
Arca de Noé
El mítico Arca de Noé con sus animales y personajes en un
divertido encajable de madera con mucho encanto. Todo de
madera finamente acabada. Tiene asa y compuerta abatible
para guardar a Noé, su mujer y 5 parejas de animales: 2
elefantes, 2 camellos, 2 leones, 2 jirafas y 2 cebras. Para
encajar cada uno en su lugar, jugar, guardarlos y llevarlos
donde quieran. De Imaginarium. Precio: 24,95€. EDAD:
Desde 12 meses.
7 Bolos monos
Este juego cuenta con 5 divertidos monos en forma de bolos y
uno en forma de bola. ¡Golpea y consigue derribar el máximo
número de bolos para ganar! Marca: Plantoys. Precio: 23,60€.).
Edad recomendada: +3 años
8 Bloques de plástico reciclado
Dieciocho bloques de plástico 100% reciclado con
botellas de leche. Las piezas son de colores, de gran
tamaño y peso ligero, para que los pequeños apilen y
desapilen fácilmente. Este conjunto único incluye una
variedad de formas para construir castillos, torres, o
cualquier otra estructura imaginativa. 100% seguros. Es de
Greentoys, marca de diseños clásicos, materiales
respetuosos con el medio ambiente y una buena dosis de
diversión verde, esos son los ingredientes para los juguetes de Greentoys. El material plástico
utilizado para la fabricación de los juguetes Greentoys es considerado uno de los más seguros y más
limpios de entre los plásticos, no contiene fetalitos, PVC, BPA, o recubrimientos exteriores por lo
que lo hacen apto para el uso alimentario.
Precio: 21,50 €. Edad recomendada: 6 a 36 meses.
9 Castillo del Rey Arturo
Las batallas más simpáticas tienen lugar en este bonito
castillo. Puentes levadizos, puertas correderas, torreones,
pozos, hogueras, ríos… Marca: KROOOM. Precio: 35€. Edad
recomendada: +3 años.
10 The Kroomers
El rey y 3 de los buenos contra los dos malos y los
dragones. La historia del Rey Arturo, Rafael el Dragón...
está a punto de empezar. Son los accesorios que necesita
Castillo. Marca Krooom. Edad recomendada: Más de tres
años.
100
el
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
55-El estrés en los primeros años de vida modifica de forma permanente el
cerebro
ABC Pilar quijada / Madrid Día 22/10/2013 - Fotolia
Los cuidados inadecuados hacen a los niños propensos a la
ansiedad y les impide regular bien sus emociones de adultos
Un estudio publicado en el último número de PNAS revela que
el estrés en los primeros años de vida tiene efectos adversos
sobre el comportamiento y el desarrollo del cerebro que se
mantienen después en la vida adulta. De hecho se sabe que detrás de más de la tercera parte de los
trastornos de ansiedad se esconden factores estresantes como la falta de cuidados o los abusos
físicos o de otro tipo, que en la vida adulta se traducen en alteraciones emocionales y de conducta.
Aunque se había relacionado las pautas de crianza inadecuadas y la falta de atención con una mayor
propensión a las alteraciones de conducta y trastornos como la depresión y la ansiedad, hasta ahora
se desconocían sus bases neurobiológicas. Tampoco estaba claro si las alteraciones emocionales
y conductuales eran el resultado de las experiencias vividas por los pequeños o se debían a
trastornos congénitos u otros factores preexistentes como malnutrición materna o exposición
prenatal a sustancias nocivas.
Ahora un trabajo llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Weill Corner
(Nueva York) y la Universidad de California muestra que el cuidado inadecuado de los pequeños
altera de forma permanente los circuitos cerebrales que procesan las respuestas de temor,
haciéndolos emocionalmente más reactivos. En el trabajo, cuyo primer autor es Mattew Malter
Cohen, se destacan las alteraciones persistentes en el circuito y función de la amígdala, la estructura
cerebral encargada de procesar el miedo y las emociones. Además, estos efectos no son reversibles
cuando se elimina la causa del estrés ni disminuyen al desarrollarse otras áreas del cerebro
implicadas en la regulación emocional, como la corteza prefrontal.
Adopciones
Para su estudio, los investigadores estudiaron a 16 niños menores de once años criados en un
orfanato y los compararon con un grupo control de diez niños criados con su familia. Según los
autores las atenciones recibidas por estos pequeños en el orfanato son un buen modelo para estudiar
la influencia del estrés en las primeras etapas de vida sobre el desarrollo posterior. Para controlar
los factores genéticos y ambientales mencionados, los investigadores crearon un modelo de roedor.
Simularon los escasos cuidados recibidos por los niños en el orfanato en los ratones previamente
destetados limitando a las madres el material disponible para hacer el nido e interrumpiendo el
cuidado materno a las crías. El estudio con roedores se limitó al periodo de destete, para equipararlo
a la estancia temporal de los niños en el orfanato antes de ser adoptados. El estudio en roedores se
llevó a cabo en edades equivalentes a la preadolescencia, adolescencia y etapa adulta de los seres
humanos.
Los autores señalan que se produjeron cambios tempranos y de larga duración en el
comportamiento ansioso y la función de la amígdala en los ratones expuestos a un cuidado
parental desorganizado, que podría equipararse a la mayor reactividad emocional y los cambios en
la amígdala observados en los niños criados en orfanato. Comprobaron que el estrés temprano
modifica la regulación del miedo cuando se quiere lograr algún objetivo. Es decir, la posibilidad de
que la motivación pueda ser mayor que el miedo y ayude a alcanzar un objetivo propuesto. En este
sentido, la psicología evolutiva ha demostrado que la capacidad exploración de los bebés desde
que gatean está relacionada con un apego seguro a los padres. Cuanto más confiados son
101
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
respecto al afecto y cuidado de la figura de referencia, paterna o materna, más se aventuran a
alejarse de su proximidad para explorar cosas que les interesan.
Efecto irreversible
Además, estos rasgos ansiosos observados tanto en ratones como en algunos niños criados en
instituciones públicas no parecen corregirse a lo largo del desarrollo evolutivo, como muestran
los autores. Lo esperable sería que al desarrollarse la región de la corteza prefrontal implicada en la
regulación del miedo, la corteza infralímbica, los efectos del estrés temprano disminuyeran, cosa
que no ocurría ni en el modelo de roedor ni entre los niños criados en orfanatos que fueron
adoptados comparados con sus iguales que crecen con su familia.
Según los investigadores, sus resultados corroboran los hallazgos previos, que indican que recibir
cuidados en los primeros años de vida de forma desorganizada e imprevisible puede alterar la
regulación emocional de forma permanente con independencia de los factores genéticos y
ambientales.
Según los autores, sus resultados están de acuerdo con lo observado en niños adoptados en países
donde se dispensan escasos cuidados, y sugieren que podrían beneficiarse de programas de
intervención temprana.
No está claro si los efectos de del estrés temprano mejoran tras adopción, ya que pocos estudios
siguen a los niños adoptados más allá de la adolescencia. Lo que parece evidente de estos estudios
es que cuanto antes se produce la adopción, mejor es el resultado. Este efecto puede ser atribuible a
una ventana para el desarrollo emocional y que pasado ese periodo crítico los circuitos cerebrales
implicados son menos plásticos (moldeables) o más resistentes al cambio.
102
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
56-Los errores que cometemos cuando nuestros hijos tienen fiebre
ABC Laura peraita Día 04/02/2014 Desde el servicio de pediatría del Hospital Gregorio
Marañón de Madrid explican lo que nunca hay que
hacer para bajar la temperatura alta
No se debe estimar la fiebre con la mano, siempre con el
termómetro
Los niños se caracterizan por su vitalidad. Se pasan el día
saltando, corriendo, bailando... Por eso, cuando les vemos
quietos, cabizbajos y sin ganas de moverse, la sospecha de que pueda tener fiebre suele ser cierta.
Lo primero que hay que hacer es no asustarse porque «la fiebre no es una enfermedad, es un
síntoma de una infección», tal y como asegura Felipe González Martínez, médico adjunto de
hospitalización pediátrica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. También aclara que no se
considera fiebre hasta que no se llega a los 38 grados de temperatura.
En su opinión, aunque existe la idea generalizada de que las familias saben cómo «atacar» la fiebre,
aún se comenten errores. A continuación este pediatra aclara lo que nunca hay que hacer:
—No estimar la temperatura con la mano. Siempre se debe usar un termómetro.
—A los niños de hasta un mes se les puede tomar la temperatura en la axila, pero lo mejor, hasta
que cumpla el mes de vida, es hacerlo vía rectal. A esa edad en la axila el termómetro marcará
medio grado más.
—A pesar de que el pequeño tenga las manos y los pies fríos, no hay que abrigarle con la
intención de que se sienta más confortable si tiene 38 grados. Es más, conviene destaparle, dejarle
con ropa ligera y con las extremidades al aire libre. Es la mejor manera de aliviar su temperatura.
—No dejar la habitación a más de 22-24 grados. No por tener un ambiente más calentito se va a
curar antes de una gripe; todo lo contrario, favoreceremos que se mantenga su fiebre e, incluso,
ascienda.
—Nunca darle un baño de agua fría para bajarle la fiebre. El contraste de la temperatura del niño
con la del agua puede dar lugar a temblores, convulsiones... Si se opta por la fórmula del baño, lo
mejor es que sea con agua templada y no más de 20 minutos.
—No ponerle en la frente, manos y pies compresas de agua fría o alcohol. Sólo se pueden poner
con agua tibia.
—No se recomienda el uso de aspirina, sí de paracetamol e ibuprofeno, siguiendo las indicaciones
del pediatra.
—No automedicarle y darle antibiótico sin consulta previa con el pediatra.
—No saltarse la recomendación de las dosis y horas a las que se ha indicado que hay que dar un
antitérmico o antibiótico.
—No obligarle a que tome líquidos, pero sí ofrecérselos de manera continuada para compensar la
sudoración y mejorar su hidratación.
—No obligarle a que coma si no tiene apetito, el malestar suele disminuir las ganas de comer.
—No obligar al niño a que esté tumbado mientras tiene fiebre ni dejar que se levante. Su cuerpo
llevará su propio ritmo y habrá momentos en que prefiera moverse y reactivar su actividad. Para
estos momentos, lo mejor es usar el sentido común. Tampoco pasa nada por sacarle a la calle. Lo
que no es conveniente es que lo haga si su fiebre es muy alta o su estado general no es el adecuado:
no tenga fuerzas, esté con escalofríos, dolor de cabeza...
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
57-Los diez signos para detectar que tu hijo no oye bien
ABC familia / madrid Día 05/04/2013 Si no vuelve la cabeza cuando se le llama, si no responde a
órdenes sencillas... hay que acudir a un especialista
Cuanto más se tarde el diagnóstico de un problema auditivo, más
serios serán los efectos en el desarrollo del niño. En la
actualidad, en la mayoría de los hospitales, a los bebés recién
nacidos se les realiza una prueba de detección de problemas de audición o cribado auditivo. El
problema surge cuando la pérdida de audición es de naturaleza progresiva y comienza a
manifestarse en etapas posteriores del crecimiento del niño. Por ello, la asociación Clave (atención a
la deficiencia auditiva) recomienda a los padres que observen con atención las etapas críticas del
desarrollo del niño, ya que puede orientarles para detectar una posible pérdida de audición.
Para ello es importante establecer unas pautas para la detección de problemas auditivos durante los
primeros años. Desconfíen de la audición de su hijo si:
1. A los 8-12 meses el niño no vuelve la cabeza hacia los sonidos familiares o no balbucea.
2. A los 2 años no entiende órdenes sencillas sin apoyo visual.
3. A los 3 años no localiza la fuente del sonido y no es capaz de repetir frases.
4. A los 4 años no sabe contar lo que le pasa.
5. A los 5 años no puede mantener una conversación sencilla.
6. Dice «¿qué?”» con demasiada frecuencia.
7. Su falta de atención es frecuente y le cuesta concentrarse.
8. Pone la televisión a un volumen muy alto.
9. Orienta la cabeza hacia la fuente del sonido y mira fijamente a la cara cuando le hablan.
10. No entiende cuando se le habla desde otra habitación.
Cómo detectarlo en el aula
abc familia madrid
Para la detección de problemas auditivos en el aula, según Levey y colaboradores de la Universidad
de Nueva York (2012) hay que prestar alerta cuando los niños:
—Entienden erróneamente lo que se les dice.
—Parecen desatentos en tareas en las que hay que escuchar.
—Tienen problemas con la percepción de ciertos sonidos (como por ejemplo la s, f, z, ch).
—Miran a los demás niños para entender lo que están haciendo o diciendo.
—Están fatigados al final del día.
—Se evaden y abstraen en las situaciones que requieren una buena audición.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
58-Lo que aprendemos antes de nacer
Abc m. j. pérez-barco / madrid Día 14/11/2013 Los fetos aprenden el idioma, olores y sabores en el vientre de la madre
El aprendizaje no comienza con las primeras palabras, respuestas a estímulos o cuando el bebé
comienza a andar o a ir al colegio. Empieza mucho antes de lo que imaginamos. Los nueve meses
antes del nacimiento, mientras se forma y desarrolla el feto, conforman el resto de nuestra vida. Es
cuando el ser humano comienza a aprender. Esta teoría sobre los «orígenes fetales» es una nueva
corriente científica defendida, entre otros, por Annie Murphy Paul, una periodista científica
americana.
Tras hablar con científicos, investigadores y analizar los últimos estudios que se han publicado por
todo el mundo, Murphy explica que todo lo que se vive en el vientre materno va a condicionar la
vida desde la infancia hasta la edad adulta. La salud, el bienestar, las capacidades, incluso las
emociones, como expone con varios casos reales en su libro «Origins».
Los bebés prefieren los sabores de la comida que ha ingerido su madre
En sus conferencias por medio mundo, la periodista americana sostiene que el feto aprende a través
de la voz de su madre el idioma que se habla en el entorno donde va a nacer. También los olores y
sabores de los alimentos que ha comido su madre durante la gestación. De hecho, hay estudios
científicos que han demostrado cómo los bebés, fuera del útero, prefieren aquellos sabores de la
comida que ha ingerido su madre. Por tanto, «los fetos aprenden de sus madres qué cosas pueden
comer con seguridad», sostiene la experta. A través de la comida, incluso aprenden sobre su
cultura. «Aprenden sobre las especies y los sabores característicos de la cocina de su cultura»,
afirma Murphy.
«El aire que respira, los alimentos que come, lo que bebe, los químicos a los que se expone, las
emociones que siente... La madre comparte todo con su feto», dice la periodista. El feto incorpora
todas esas contribuciones como información, «como postales biológicas del mundo exterior»,
entiende Murphy.
Historias reales
En «Origins», la periodista expone historias reales que avalan toda su argumentación. Por ejemplo,
explica cómo las duras condiciones que vivieron las embarazadas durante el asedio nazi de
Holanda en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, han condicionado el bienestar de sus hijos
todavía hoy. O cómo las embarazadas que sufrieron en primera línea los ataques del once de
septiembre en el World Trade Center pasaron el trauma a sus hijos.
Enfermedades de corazón, o mentales, o la diabetes, o la obesidad pueden tener su inicio en el útero
por las condiciones que viva la madre. «No se trata de culpabilizar a la mujer por lo que le
sucede en embarazo —explica Murphy—. Se trata de promover la salud y el bienestar en la
próxima generación».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
59-¿Por qué los hijos pequeños son los más mimados?
abc. / madrid Día 17/12/2013 –
Un estudio de una universidad australiana
concluye que los padres los ven «más pequeños» de
lo que realmente son
Lo han denominado «efecto ilusión del bebé»
Los padres perciben a sus hijos menores como más
pequeños de lo que realmente son, según una de las
conclusiones a las que han llegado un grupo de investigadores de la Universidad de Swinburne.
El equipo, dirigido por el Doctor Jordy Kaufman realizó su estudio tras comprobar que para muchos
padres, «cuando nació su segundo hijo el primero parecía crecer mucho más rápido, casi de un día
para otro».
Tras sus investigaciones, los expertos han llegado a demostrar la existencia de una llamada «ilusión
bebé», que según Kaufman sucede tan solo porque «el niño mayor se ve grande en comparación con
el bebé», según han difundido en la revista «Current Biology» con el aval del Consejo Australiano
de investigación
Los investigadores realizaron una encuesta telefónica entre 747 madres. El setenta por ciento
indicaron que su hijo menor parecía mayor después de la llegada del nuevo bebé en la familia. A
raíz de la encuesta, también realizaron un trabajo en el que pedían a las madres que estimaran la
estatura de sus hijos mayores. Así es como descubrieron que los padres veían a sus hijos unos 7,5
centímetros más altos de su estatura real, mientras que a su hijo menor le atribuían una estatura 10
centímetros más corta.
Esto demostraría por qué los hijos menores suelen ser más mimados que los primogénitos, ya que
según el doctor Jordy Kaufman «por exagerar la pequeñez del niño más joven, la ‘ilusión de bebé’
hace a los padres prestar mayor atención a ese niño, independientemente de su edad».
El investigador afirma que este efecto puede proporcionar un punto de partida para comprender
cómo y por qué los padres cambian su enfoque hacia un hermano mayor, influyendo en muchos
aspectos del desarrollo del niño.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
60-La impronta de ser el hermano mayor
ABC m. arrizabalaga11/ madrid Día 13/01/2014 - fotolia
Maestro para los menores, interlocutor con los padres,
compañero de juegos... el primogénito cumple un sinfín
de funciones en una familia aunque los expertos
advierten sobre el peligro de sobrecargarlos de
responsabilidad
Sira aún recuerda cómo se rebelaba cada vez que su madre
le decía aquello de «llévate a tu hermana» cuando salía a jugar con sus amigas. «La mayor es la que
abre camino. He tenido que pelear todo lo que ya le ha venido dado a mi hermana», asegura esta
joven de 27 años que se describe como «mucho más responsable y respetuosa con mis padres» que
su hermana María, «más rebelde y también más valiente». Aún hasta hace unos meses que convivía
con ella se preocupaba si llegaba tarde por la noche. «Tengo los miedos de los padres», confiesa
ahora entre risas al tiempo que agradece que al llevarse solo dos años con la menor no haya tenido
que ejercer «de segunda madre obligada como otras que conozco».
Ser el primogénito marca. Ejemplo para el pequeño, compañero de juego, interlocutor... el
primogénito cumple mil y un funciones dentro de una familia. «Es un plus activador de los
procesos de desarrollo, un maestro en habilidades motoras y un modelo de imitación», señala
Enrique Arranz, catedrático de Psicología de la Familia de la Universidad del País Vasco y autor del
libro «Psicología de las relaciones fraternas» (Herder).
«Debido a la cercanía a los padres y a que a veces actúan de interlocutores entre ellos y el resto de
los hijos, los mayores desarrollan formas de inteligencia más convencionales, más adaptadas a las
normas, más académicas», explica el catedrático de Psicología, que aprecia en los hijos mayores
«una mayor tendencia al ejercicio de la autoridad» ya que es «normal» que los padres la deriven
en ocasiones hacia el primogénito a partir de cierta edad.
«No se debería dejar solo a un hijo al cuidado del hermano en casa un rato antes de los 13
años», estima, porque para un niño de 7 u 8 años «sería una responsabilidad que le sobrepasaría en
el caso de que ocurriera algo». En cambio, sí se le puede encargar su cuidado durante un rato en una
habitación ya que haría de correa de transmisión en caso necesario.
El psicólogo advierte de que hay que tener cuidado para no sobrecargar al mayor con la
obligación de cuidar del pequeño, un riesgo que aumenta la imposibilidad económica de algunas
familias de pagar una ludoteca o a una persona para que cuide de los hijos. «Hay que observar si el
niño da muestras de estar estresado o agobiado o empieza a rechazar este tipo de delegaciones»,
indica. El exceso puede provocar un «efecto rebote» que lleve a desarrollar posiciones totalmente
contrarias, según indica el experto.
El pedagogo Jesús Jarque, autor de «Celos y rivalidad entre hermanos», prefiere hablar de
«colaboración». «El mayor no es el responsable del hermano pequeño porque ser responsable
significa "responder por". Puede asumir algunas funciones que dependerán de la edad del mayor, la
diferencia que exista con el hermano y la edad de éste», señala.
Más conservadores
Premiar al hijo mayor por estas funciones puede consolidar este comportamiento en un rasgo de
carácter. «Son más conservadores y más conformistas, aunque eso no significa que no haya
excepciones», señala Arranz recordando la teoría del orden de nacimiento del psicólogo austriaco
Alfred Adler, discípulo de Sigmund Freud y el primero en enmendar la plana a éste mostrando la
influencia de los aspectos sociales y familiares en el desarrollo psicológico. Adler describía a los
107
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
medianos y pequeños como más independientes, críticos y creativos y a los hijos únicos
egocéntricos e hiperprotegidos.
«En la Viena del primer tercio del siglo pasado tener un solo hijo era excepcional, por eso tienen
esa leyenda negra», explica Arranz, que rechaza que todos los hijos únicos sean egocéntricos.
«Dependerá mucho de la interacción familiar aunque sí tienen más riesgo de ser hiperprotegidos»
pese a que hoy los niños se socializan muy pronto y esa tendencia a la hiperprotección puede
compensarse sin necesidad de recurrir a la curiosa costumbre de la isla de Bali, donde una pareja
con un solo hijo lo destrona acogiendo a otro niño de otra familia durante un tiempo.
Los estudios llevados a cabo por Adler y por el psicólogo estadounidense Frank J. Sulloway, autor
de «Nacido para rebelarse», muestran que los nacidos después y los pequeños suelen ser más
rebeldes y tienden a desarrollar formas de inteligencia más creativas «quizá porque los
espacios más convencionales dentro de la familia ya están ocupados», apunta Arranz. Esto
explicaría que entre pintores, literatos y artistas haya muchos más hermanos pequeños. En cambio,
más de la mitad de los Premios Nobel han sido primogénitos, así como más de la mitad de los
presidentes de Estados Unidos o genios como Albert Einstein o Steve Jobs.
Investigaciones científicas aseguran que los primeros en nacer obtienen mejores calificaciones
porque los padres son más estrictos con ellos que con los hijos que vienen después. Así ha sido en
el caso de Sira. «A mí mi madre siempre me ha exigido mucho, mucho más que a mi hermana»,
asegura recordando situaciones en las que llegó a enfrentarse con María por ello.
Rivalidad entre hermanos
«Nos queremos mucho y nos llevamos bien, pero también nos hemos pegado mucho», admite Sira.
Algo completamente normal a juicio de Arranz: «La rivalidad va a ocurrir. Los humanos somos
animales territoriales, lo que pasa es que nuestro territorio son los afectos». Quien tiene hermanos,
continúa el psicólogo, «dispone de una escuela de resolución de conflictos en su propia casa»,
una contribución más que enriquece y potencia el desarrollo psicológico si los padres los gestionan
bien con estilos educativos democráticos.
«Lo ideal es que cada hermano tenga un espacio propio en la familia y si no, se lo busque. No
tenerlo puede ser motivo de celos o incluso de desarrollos descompensados de la personalidad»,
advierte el autor de «Psicología de las relaciones fraternas». Si utilizan como estrategia educativa
comparar a uno con otro «están negando al que comparan para mal un espacio propio, están
estableciendo qué es lo perfecto cuando deben admitir la diversidad y reconocer las diferencias para
que cada uno tenga su espacio», subraya.
Los padres «utilizan las comparaciones para motivar, pero no son efectivas, sobre todo si son
continuas», asegura en este punto Jesús Jarque, que coincide con Arranz en que se debe otorgar un
trato diferencial a cada hijo. «No hay que tratarlos por igual sino favorecer la impronta de cada
uno y mantener con cada uno momentos de exclusividad». En caso de peleas, Jarque aconseja
«intervenir lo menos posible» e intentar que sean los propios hermanos los que lo resuelvan.
Los hermanos «se hacen unos con otros, o unos contra otros», según señala Arranz. «Es una
relación significativa en el proceso de identificación de cada uno que conviene fomentar y cuidar y
un vínculo que se mantiene a lo largo de toda la vida».
Para Sira, los años transcurridos no han cambiado los papeles de cada una cuando hay que tomar
alguna decisión familiar importante: «Mi hermana está esperando a que yo lo resuelva».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
Adolescencia dossier
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
61- Una adolescencia feliz se asocia con un buen estado de salud a largo
plazo
ABC S.Gutiérrez
DÍA 04/12/2013 -
Los adolescentes con un futuro más positivo pueden tener una mejor salud cuando sean adultos. Al
menos es lo que asegura un estudio de la revista Journal of Adolescent
Los adolescentes con un futuro más positivo pueden tener una mejor salud cuando sean adultos. Al
menos es lo que asegura un estudio de la revista Journal of Adolescent Health.
La adolescencia es una fase de angustia, pero aquellos que extraen experiencias positivas y felices
pueden tener una mejor salud cuando sean adultos. Según este trabajo, estos jóvenes tienden a no
implicarse en conductas no saludables como el consumo excesivo de alcohol, el tabaco, el uso de
drogas o la ingesta de alimentos poco saludables.
El estudio, uno de los primeros en centrarse en el efecto positivo que las características psicológicas
en la adolescencia pueden tener en la salud a largo plazo, demuestra que la promoción y fomento
del bienestar durante la adolescencia puede ser una manera para mejorar la salud a largo plazo,
explica Lindsay Hasta Hoyt, del Instituto de Investigación de Políticas de Northwestern (EE.UU.).
De 1996 a 2001Los resultados proceden del análisis de los datos recogidos de 10.147 jóvenes,
como parte del Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente. El trabajo comenzó a
recopilar datos sobre este grupo de adolescentes en 1994, con una serie de preguntas sobre su salud
física y emocional y su sensación bienestar. El grupo fue seguido de 1996 a 2001.
A fin de valorar el bienestar durante la adolescencia, Hoyt y su equipo revisaron los datos de 1994 y
se examinaron las respuestas relacionadas a preguntas que se centraron en los temas que valoraba la
idea que tenían los adolescentes de la felicidad, del disfrute de la vida, sus esperanzas para el futuro,
su autoestima y su aceptación social.
"Nuestros resultados muestran que una adolescencia feliz se asocia con una excelente salud en la
edad adulta", afirma Emma K. Adam, coautor del trabajo. "Un bienestar positivo no se refiere sólo a
la ausencia de la depresión", explica Adam.
El estudio demostró además que los adolescentes que reportaron un mayor bienestar positivo
cuando eran adolescentes en 1994 eran menos propensos a involucrarse en comportamientos
arriesgados para la salud.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
62-Claves sencillas que mejoran la relación entre padres e hijos adolescentes
ABC_ / MADRID Día 17/06/2015
La comunicación y entender su posición es crucial para resolver este
tipo de conflictos
Durante la adolescencia, la relación entre los padres y los hijos puede
verse gravemente afectada. Los padres pueden quejarse de que los hijos no los escuchan o de que se
aíslan y no se comunican, y los adolescentes de que sus progenitores no les entienden. Se entra
entonces en un bucle de discusiones y, en ocasiones, se abre una profunda brecha difícil de cerrar.
«La adolescencia es la etapa de transición entre la niñez y la etapa adulta, y donde se va a producir
un importante cambio clave y crítico en la formación de su identidad, a partir de la experiencia
vivida en la etapa anterior. Es la época en la que ponen en cuestión lo establecido, lo que puede
suponer un enfrentamiento a las normas familiares impuestas. Los padres se encuentran ante un
conflicto: comprenden el deseo de autonomía por parte del adolescente pero su percepción es que
todavía no están preparados para esa independencia. Si se utiliza un control excesivo, surgirá la
rebeldía y el conflicto», explica Ana Herrero, psicóloga del Colegio Brains.
El adolescente se encuentra en una época de cambios tanto físicos como psicológicos y los padres
deben ayudarles durante el proceso mediante diferentes pautas saludables, conciliadoras y
tolerantes. «Al inicio de esta etapa se produce un aumento del número de discusiones entre el
adolescente y su familia. Los motivos suelen ser varios, desde la forma de vestir o los amigos hasta
las tareas del hogar. La comunicación y entender su posición es crucial para resolver estos
conflictos y, sobre todo, evitar el enfrentamiento directo, posponiendo algunas discusiones
utilizando la negociación», comenta esta psicóloga.
Estas son las claves que ofrecen desde este centro escolar para mejorar la relación entre padres e
hijos adolescentes:
—No tomar todos sus actos como algo personal: muchos padres creen que todo lo que hacen sus
hijos es un acto de rebeldía y que lo hacen simplemente por desobedecer y fastidiar. Los chicos no
tienen ese objetivo, pero están viviendo una etapa en la que sienten la necesidad de diferenciarse de
la posición de sus padres, lo que les lleva a desafiar a la autoridad. Los padres deben intentar ver
estas reacciones bajo un clima de tolerancia, sin tomárselo como algo personal.
—No es tanto lo que se dice, sino cómo se dice: los padres deben aprender a que sus hijos ya no
son niños a los que se debe educar mediante «órdenes». Tampoco es un adulto, pero es conveniente
que poco a poco se vayan gestionando los asuntos como si lo fuera, así siente que ya no es visto
como un niño y le ayudará en su proceso de maduración. La palabra «no» debe sustituirse por otras
alternativas como «preferiría» o «estaría bien».
—Eres su padre o su madre, no su amigo: llegada esta etapa muchos padres creen que
convirtiéndose en el mejor amigo o amiga de su hijo se solucionarán todos los problemas; los
padres que optan por este camino se equivocan. Los adolescentes necesitan normas y disciplina y
esto un amigo no lo puede imponer. La adolescencia es una etapa llena de cambios en la que los
hijos necesitan ser acompañados, recibiendo pautas de los padres para poder enfrentarse a esos
cambios con autonomía. Los padres son una figura clave que debe establecer límites y comprender
sus nuevas inquietudes.
—La importancia de la comunicación: Aprender a escuchar es esencial para que el adolescente
sienta empatía por sus padres. El primer paso es identificar los sentimientos que están transmitiendo
(“Veo que estás preocupado/enfadado/molesto… por…”). Y si los padres no se sienten capaces de
terminar la conversación de una manera tranquila es mejor posponerla para evitar una discusión.
Además, los gritos no se pueden consentir por parte de ninguno de los dos, ya que en cuanto se alza
111
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
la voz la comunicación se pierde. No se pueden consentir los insultos ni las faltas de respeto. Para
establecer una buena comunicación es muy importante que los padres escuchen sin interrumpir y no
se precipiten en dar su opinión ni en juzgar. Es mejor utilizar, frente a las críticas, mensajes – yo
«Cuando… (describir las circunstancias) yo me siento… (describir la emoción o sentimiento)
porque… (describir las consecuencias)».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
63-«Un adolescente rebelde es recuperable con autoridad pero también con
amor»
ABC CARLOTA FOMINAYA MADRID Día 18/10/2013 Sonia Cervantes, autora del libro «Vivir con un adolescente» y psicóloga de «Hermano
Mayor»
Sonia Cervantes, la autora de «Vivir con un adolescente» (Oniro), está
acostumbrada a ver casos de chavales muy, pero que muy conflictivos. No en
vano es la psicóloga del programa televisivo «Hermano Mayor», donde los
protagonistas podrían ser objeto de la Fiscalía de Menores de no ser porque todos
tienen más de dieciocho años (Hoy, a las 21:30 en Cuatro). ¿Qué es lo que falla en
este tipo de chavales? «Siento decirlo, pero la culpa muchas veces, por no decir casi siempre, es de
los padres. De la educación que les dieron cuando eran niños de pañales. Un adolescente conflictivo
no surge por generación espontánea, como una seta que sale en otoño». Dura, rápida, directa, pero
también conciliadora: «Al menos siempre se puede abrir una ventana, y reeducar. Si no mi
profesión no existiría», reflexiona.
Esta psicóloga propone intentar mejorar la comunicación y la confianza entre padre e hijo, un punto
crucial durante la adolescencia, donde lo que necesitan es atención e interés. «Lo que ocurre es que
lo piden a gritos, nunca mejor dicho. Es su manera de manifestar sus pensamientos, emociones y
necesidades. Y los padres no saben escuchar ni crear un clima de confianza, normalmente porque
ejercen un exceso de autoridad o de sobreprotección». «Sé que lo que propongo es difícil, pero un
padre no se debe dejar llevar por las emociones. Si muestra enfado, miedo o pena hacia su hijo, lo
va a hacer mal seguro. Es una triada peligrosa».
—¿Todos, todos, todos los adolescentes nos lo van a hacer pasar mal?
—No. Para nada. La mayoría de los adolescentes con absoluta normalidad, vamos, con la
normalidad propia de la adolescencia. Con un espíritu de crítica más exacerbado, si quieres, más
pensando en divertirse y en exprimir vida hasta la última gota que en otra cosa, algo que por otro
lado a veces los adultos olvidamos.
—¿Cuándo aparecen los problemas?
—Cuando aparecen trastornos de comportamiento o conductas adictivas: O una mala relación con
los padres, o cuando hay abandono escolar prematuro, o cuando el adolescente no tiene las
herramientas suficientes para hacer frente a la adolescencia, por ejemplo. Pero la mayoría de las
veces pasan con absolutamente normalidad por la adolescencia. Yo siempre comparto la siguiente
frase en mis charlas a padres: «Los jóvenes a día de hoy han perdido todo el respeto a la autoridad,
no aceptan ningún tipo de norma, solo piensan en divertirse, no tienen ningún valor...». Luego les
pregunto, ¿estáis de acuerdo con esto? Y todos dicen ¡sí, sí! Y luego les descubro que el autor de la
cita es Sócrates. ¿Ya era problemático el adolescente hace 2.400 años? El adolescente en general no
está de acuerdo con la autoridad, es un rompedor de normas, etc, Es rebelde pero ¿por qué? Porque
es un individuo en construcción. Como persona tiene su propia identidad, sus características, pero a
nivel neurobiológico, neuroquímico, y psicológico, hay una cosa que es la estructura cerebral, que
no madura hasta los 25 años. ¿Qué ocurre? Que lo que es el cortex frontal (que es la que se encarga
de validad las consecuencias de los actos, planificar, ver resultados a largo plazo... esa digamos que
los adolescentes no la tienen conectada, o la tienen, pero «cortocircuitada». Está mucho más
activada en el cerebro del adolescente la parte límbica, que es el que regula las emociones. Eso está
a tope. Por eso aparecen tantos problemas en el adolescente. Porque a nivel neuroquímico les queda
todavía un camino por madurar.
113
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
—¿Cuando hay que empezar a educar?
—A una persona hay que educarla desde que nace. Desde que empiezan los primeros pucheros, no
yendo corriendo a la cuna cada vez que hace ¡AH!, desde la primera patadita en la espinilla... ahí es
cuando hay que empezar a actuar. El adolescente es fruto de sus propias características de
personalidad, de la educación que ha recibido y de las experiencias por las que ha tenido que pasar.
Como un adulto.
—Características de personalidad, educación recibida y experiencias, ¿cuál de las tres pesa
más?
—No es que una cosa determine más que la otra. Soy de la opinión de que las tres cosas confluyen.
Pero si hay una que realmente tenga mucho peso es la educación.
—Menos mal que el cambio es posible!
—Si. Porque eso es algo en lo que ellos se apoyan. «Es que yo soy así», «es que yo lo he pasado
fatal», «es que como tengo estos padres»,. «entonces tengo que ser malo porque hay una
predeterminación que no da pie al cambio».... El cambio es posible porque la educación tiene un
papel muy grande. Si no fuera así, mi profesión ni existiría.
—Pero un neurótico va a seguir siendo un neurótico toda la vida.
—A ver, todos somos neuróticos. Pero somos, o muy neurótico o muy poco neurótico. Entendiendo
neuroticismo por inestabilidad emocional. Pero no es una cuestión de cara o cruz. Es una cuestión
de distribución de población, donde unos se sitúan normalmente en la media, y luego están los
límites.
—Volviendo a la educación desde la primera infancia.
—Sobre todo desde la primera infancia. Las charlas que doy sobre establecimiento de normas y
límites para padres y adolescentes no cambian mucho de las que doy para primera infancia. En
general, no cambian mucho las pautas generales de educación. Lo único que cambia es la
adaptación de la edad.
—¿Y cuáles son, para ti, esas claves de educación?
—Para mí, la autoridad, pero sin olvidar el cariño y el afecto.
—Sin olvidar el cariño... pero, ¿cómo se hace cuando llegas a trabajar a las mil, con un
cansancio tremendo y el chaval tiene los pies encima del sofá?
—No es imposible. Pero es fundamental. Entro en casa, veo al chaval con los pies encima del sofá...
tiene que quedar clara una cosa, punto número uno: ¿Esa regla está establecida? ¿Se sabe que en esa
casa no se pueden poner los pies encima del sofá, o de la mesa? Si, perfecto. Entonces es cuando tú
dices lo siguiente: «buenas tardes cariño, sabes que no se pueden poner los pies encima del sofá. No
podemos. Ninguno. Es decir, el grupo, no tú». Debemos meter al adolescente en el grupo, si no se
piensa que vas a por él.
—¿Cuidar la forma en la que nos comunicamos con el adolescente es tan efectivo?
—Es difícil que si le hablas así, te conteste mal. Obviamente si te contesta mal tú tienes que
intervenir. «No te voy a consentir que me contestes». «Y si me vuelves a contestar así... va a pasar
tal cosa». Tiene que haber una consecuencia. También tienes que valorar la respuesta. «No es lo
mismo un jolín mamá es que estoy cansado» que un «vete a la mierda, sácalos tú». Entre una cosa y
otra el nivel de interacción también tiene que tener distintos niveles. En la segunda respuesta es que
ya han fallado un montón de cosas antes.
—¿Y cuando estás harto, pero harto de verdad, del adolescente?
—Hay cosas que no debes decir nunca, porque te desautorizas. «No puedo contigo, eres imposible,
ya no sé que voy a hacer contigo, no puedo más, haz lo que te de la gana...». Decir esto es muy
peligroso porque te desautorizas completamente. Procurar no decirlo delante de ellos Se lo puedes
decir a tu marido, a una amiga, a un psicólogo, si vas... Cuando la madre, por ejemplo, dice que está
al límite, es que es cierto. ¿Qué va a pasar? Que no puede más, y entonces el niño se crece. Luego
va a venir del colegio y va a decir, «no puedo más, no quiero seguir estudiando». Porque esa actitud
de vencida ya la ha visto en ti más veces. Tirar la toalla es relativamente fácil, y es lo que le
estamos enseñando.
—¿Pero cuál es la otra opción que le queda a esa madre que está al límite?
114
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
—Decir, «mira, cariño, hay situaciones en las que mamá se desborda, me resulta francamente
difícil, pero te puedo asegurar que si sigues por ese camino no vas a conseguir lo que quieres». Te
mantienes firme. Tienes que estar pensando todo el día lo que tienes a decir. Es como la persona
adulta que va a terapia para aprender habilidades sociales y asertividad. Es posible. Se puede.
—En tu libro hablas de cuatro tipos de padre. El padre dictatorial, el padre pasota, el plasta,
el guay... ¿Cuál es el mejor?
—El «rallador», que es el autoritario o dictatorial. Aquel que no educa, impone y adoctrina, y tiene
un estilo agresivo, sin dialogo. El «pasota» o evitativo, aquel que mira para otro lado, no se implica,
es inestable e inconstante. El «plasta» o sobreprotector. El de coge la chaqueta que tendrás frío. Este
es un mártir, educa en la evitación del sufrimiento, no impone límites o estos son poco claros. Y por
último, el «guay» o asertivo. Este es el mejor, porque es aquel que promueve la comunicación, es
muy cariñoso, muy afectuoso, y genera un clima de confianza, pero también se pone firme y aplica
normas y límites cuando es necesario. Los otros tipos de padres son en cierto modo un tanto
negligentes en la actuación.
—Pero un padre puede perder los papeles algún día.
—Sí, claro. En un momento de enajenación mental, puedes decir, «¿sabes lo que te digo? ¡Que
hagas lo que te dé la gana!». Una actitud aislada, no pasa nada. Si luego reconduces la situación.
Pero es que hay padres que su estilo educativo es predominantemente ese.
—Pero... ¿no es muy difícil cambiar el estilo educativo de un padre, cuando el niño ya es
adolescente, y lleva 16 años así?
—¿Sabes qué pasa? Estos tipos anteriores de padres, equivocados, ya empiezan a ver problemas en
sus hijos durante la primera infancia. Las típicas rabietas, desobediencia, baja tolerancia a la
frustración de los niños... Luego ya en la adolescencia, cuando la situación está desmadrada, haces
una valoración con los padres en consulta de lo que ha pasado ahí, y ves sobre todo en la gran
mayoría de ellos una ausencia de límites y de sobreprotección.
—¿El mayor problema se da cuando no ha habido ni normas ni límites?
—Sí, y cuando se ha ejercido una excesiva sobreprotección. Los padres tienen miedo a que los hijos
se traumen y eso es muy peligroso. Ya sufrirán, no te preocupes. Ya les pondrá la vida piedrecitas
en el camino. Si no sufren, esos niños no tienen herramientas para el futuro, y ahí la que vas a sufrir
vas a ser tú. Piensa que esto se va arrastrando. Un perfil de adolescente con problemas de conducta
no es una seta que haya aparecido por generación espontánea. No es un champiñón de otoño. Eso se
va cultivando. Eso lleva un periodo de gestación. Ponle límites ahora, cuando se junta la rebeldía
propia de la adolescencia con la ausencia de límites.
—Pero tú abres una ventana a estos padres desesperados.
—Sí. Vivir con un adolescente no es un problema, es eso, una aventura. Y cuando tú sales de
aventura, tienes que tener una mochila con herramientas y que por el camino puede haber piedras.
Pero tienes que tener un espíritu positivo. Creo que vivir con un adolescente puede ser incluso
divertido para unos padres. Sabiendo que un adolescente es como un Ferrari sin frenos. Y los padres
tienen la obligación de ponerle los frenos e indicarle el camino.
Claves para tener un adolescente en casa
Tener un adolescente en casa no debería ser, a juicio de Cervantes, un camino de obstáculos, sino la
ocasión ideal para educar y construir a alguien que, sin llegar a ser un adulto, ya ha dejado de ser un
niño. «La falta de entendimiento y las distintas formas de ver la realidad deberían convertirse en
oportunidades de enriquecimiento mutuo, tanto para los padres como para los hijos. Es más, puede
llegar a ser hasta divertido», comenta esta psicóloga. En su libro «Vivir con un adolescente»
(Oniro), esta psicóloga nos da claves súper prácticas para mejorar la educación de nuestros hijos en
un libro que se puede leer, casi, de una tacada.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
64-Siete consejos para que los adolescentes no pierdan los nervios
ABC L.P. Día 15/07/2013 Claves para una convivencia tranquila y
evitar que «salten chispas»
No son pocos los padres que suelen
comentar que sus hijos adolescentes
contestan alterados por cualquier cosa, que
todo les parece mal... Al carácter de cada
uno hay que añadir a estas edades los
comportamientos propios de la llegada de la
adolescencia y la alteración de las hormonas,
que están en plena ebullición.
En un intento de hacer la convivencia más llevadera, sobre todo durante las vacaciones que es
cuando más horas del día se pasan juntos, a continuación enumeramos una serie de consejos para
evitar que «salten chispas» :
1—Cuenta hasta 10: es un consejo muy bueno para evitar actuar en caliente... Si hay algo que te
saca de quicio cuenta hasta 10 y después haz lo que creas que tienes que hacer.
2—Tienes que ver las cosas con perspectiva: no se acaba el mundo por este incidente y seguro que
hay otras cosas mucho más importantes.
3—De todas las experiencias se aprende: busca el lado positivo de las cosas.
4—No dejes que te afecte: sabemos que es muy fácil de decir y muy difícil de hacer..., pero, a
veces, quitarle importancia a las cosas que de verdad no tienen tanta es una solución.
5—Sé tolerante contigo mismo y con los demás: hay personas que piensan de manera diferente a tí
y no cambiarán de opinión aunque les expongas tus argumentos. Sé tolerante y acepta que hay otras
formas de hacer las cosas.
6—Pase lo que pase, no grites: si gritas pierdes toda la credibilidad. Si hablas pausadamente y sin
perder el control puedes llegar al diálogo y, por tanto, a solucionar el problema.
7—Habla contigo mismo: analiza cómo te sientes, qué pasa en tu interior, de qué tienes miedo...
Te irá muy bien, y si vuelves a encontrarte en una situación parecida, ya sabrás cuál es la manera
correcta de reaccionar.
Con información de «Adolescentes. El Manual», editorial LaGalera50
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
65-¿El alcohol hace más tontos a los adolescentes?
Abc pilar quijada / madrid Día 03/11/2013 – foto: josé ramón ladra
Los atracones etílicos dañan la memoria, atención, capacidad
para tomar decisiones y favorecen la impulsividad y la
depresión
El consumo intensivo de alcohol, en atracones, empieza en
España a los 13,7 años
"Cada vez que te emborrachas te vuelves un poco más tonto" es el eslogan la nueva campaña que ha
lanzado la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, para disuadir a los más jóvenes del
consumo de alcohol. La edad media para probarlo se sitúa en los 13,7 años, “pero no hay que
olvidar que esa es la media, algunos empezaran incluso antes”, resalta Fernando Cadaveira,
catedrático de Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela y Coordinador el grupo
de investigación de Neurociencia Cognitiva y Afectiva (Necea). Con su equipo investiga las
consecuencias neurocognitivas del consumo intensivo de alcohol (binge drinking) en jóvenes. La
conclusión es clara: “El patrón de consumo intensivo en jóvenes de inicio temprano afecta a su
cerebro a nivel estructural y funcional”, señala este experto.
Este consumo intensivo entre los más jóvenes es preocupante y supone la ingesta de grandes dosis
de bebidas alcohólicas en un corto periodo de tiempo, en general durante el fin de semana. Una
práctica que ha aumentado dramáticamente entre los adolescentes y jóvenes en la última década y
que se ha convertido en un problema de salud en los países occidentales. Sin embargo, la influencia
del alcohol sobre el desarrollo del cerebro ha empezado a estudiarse hace poco. Aún así las
investigaciones publicadas señalan que el consumo “por atracón” deja su huella en el cerebro de los
adolescentes.
Se trata de “una mezcla un poco diabólica. Se unen la tolerancia, la buena integración social y
cultural del alcohol, el clima que permiten hacer botellón en la calle, con un patrón distinto de la
forma de beber mediterránea, que también era excesivo, pero regular y distinta. Este es más
anglosajón, con consumos concentrados en poco tiempo, 2 o 3 horas, incluso con sentido
instrumental: para entrar en ambiente, que tienen mucho que ver con la manera de integrarse en la
diversión”, explica Cadaveira.
Algunos efectos no se hacen esperar, como desinhibición inmediata que provoca y que hace posible
un mayor consumo. En este mayor consumo influye también el hecho de que los efectos sedantes y
de pérdida de equilibrio son menos acusados en los adolescentes que en los adultos, lo que supone
que tienen más tiempo para consumir alcohol.
A largo plazo también tiene consecuencias. Entre los cambios estructurales, un menor volumen en
el hipocampo, una estructura especialmente plástica, y por tanto vulnerable, fundamental en la
memoria y el aprendizaje, según han podido comprobar en un estudio llevado a cabo con
universitarios. Los efectos eran detectables al año de iniciar el estudio. También se altera la corteza
prefrontal, la parte más evolucionada de nuestro cerebro donde residen “las funciones más
humanas”. Esta zona se encarga del control de la conducta “a muchos niveles. Por ejemplo es
esencial para corregir el comportamiento cuando estamos equivocados, o el control motor. Es la
responsable de que cuando “me apetece algo pueda contenerme, si me perjudica. Estas funciones
sufren con el alcohol. Como efecto agudo de una noche y como capacidad cognitiva a la larga”.
Y esas consecuencias sobre el comportamiento son insidiosas, advierte, se producen poco a poco y,
por tanto, difíciles de detectar. Otros grupos de investigación han encontrado un aumento de la
impulsividad, y disminución de la atención, que impide concentrarse en lo que tenemos entre
manos, ambos relacionados con el efecto del alcohol sobre la corteza prefrontal.
Efecto sobre la memoria
Los efectos sobre la memoria también son palpables, según la investigación llevada a cabo entre los
universitarios de Santiago de Compostela. Los participantes leen una historia y después se les pide
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
que la recuerden de forma inmediata o media hora más tarde. “Los que consumen alcohol de forma
intensiva tienen peor memoria que los que no beben. Y eso ya en la primera evaluación, al año de
empezar el estudio. Esto persiste al menos a medio plazo. Incluso en personas jóvenes que han
dejado de beber, el rendimiento siguen siendo más bajo en recuerdo demorado”, explica Cadaveira.
También tienen mayor dificultad para reconocer una cara. Y es que, aclara este especialista, “una de
las anomalías en el hipocampo que más llama la atención en relación al consumo de alcohol es que
la neurogénesis se detiene. Y eso es perjudicial para seguir registrando datos”.
También la memoria de trabajo, que reside en la corteza prefrontal, se altera con el alcohol. Este
tipo de memoria nos permite tener en mente datos para finalizar lo que estamos haciendo y para
planificar tareas. Además, la atención se desvía hacia la búsqueda del consumo de alcohol, igual
que ocurre con otras drogas. “Sabemos poco de la reversibilidad de los efectos, aunque se puede
anticipar que quienes mantienen desde jóvenes un patrón de consumo intensivo incrementan el
riesgo de tener serios problemas de adultos, explica.
Más depresión
El alcohol provoca alteraciones del ánimo. Según algunos estudios, el riesgo de depresión entre
quienes practican el “binge drinking” es seis veces mayor. La alternancia de la euforia que induce la
bebida con el bajón que acompaña a los días sin consumo afectaría al hipocampo, donde el alcohol
puede inhibir el nacimiento de nuevas neuronas, que se asocia con la depresión y la pérdida de
memoria. De hecho, los adolescentes que empiezan a beber pronto tienen un hipocampo más
pequeño que aquellos que no beben.
Este efecto neurotóxico estaría mediado por el Factor Neurotrófico Dependiente del Cerebro
(BDNF), que promueve la neurogénesis y la plasticidad neuronal en condiciones normales, pero el
consumo abusivo de alcohol inhibiría su producción. En este sentido, el alcohol se comportaría en
forma contraria al ejercicio, que potencia el BDNF y de ahí el efecto saludable de la actividad física
para el cerebro. Y el perjudicial del alcohol. Dos caras de una misma moneda: el BDNF, un
neuroprotector natural.
Las chicas consumen más alcohol que los chicos y se emborrachan más, a pesar de que los chicos
consumen con más frecuencia. Y es que en ellas, el alcohol tiene un efecto mayor, ya que por lo
general tienen menor peso corporal y más grasa corporal, lo que hace que a igual cantidad de
alcohol, la concentración en sangre sea mayor. Y por tanto también el efecto sobre el cerebro es
más acusado, según algunas investigaciones.
¿El alcohol te hace más tonto?
Los efectos neurocognitivos del alcohol son preocupantes, incide este experto: problemas de
memoria, de reconocimiento de caras, de atención, estructurales... “Tengo que decir, que sí. Que es
cierto. Pero el mensaje que lanza [el eslogan] es el mensaje grueso”. En su opinión hay que
desenmascarar los efectos insidiosos del alcohol, que actuarían como el colesterol o la hipertensión,
minando la salud. “El alcohol hace que tu cerebro sufra. En ese sentido podría decirse que te hace
más tonto”.
Sobre la posibilidad de aumentar la edad de consumo legal, antes de hablar de eso Cadaveria
asegura que se conformaría con que se cumpliera la legislación. Es ilegal antes de los 18 años, pero
los jóvenes pueden reunirse sin dificultad en la calle y obtener bebidas alcohólicas. Y lo hacen
cinco años antes de lo permitido, con 13,7. “Y hay que asumirlo, en primer lugar los padres. Ahora
hay una tolerancia social que lo favorece. Me conformo con que lleguemos a los 18 y después
hablamos de los 21. Es un desafío importante. Los estudios que comparan los efectos en animales y
humanos muestran claramente las diferencias entre los 13 y los 18 años, las mismas cantidades
tienen efectos menos perjudiciales al aumentar la edad”.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
66-«La adolescencia es una etapa privilegiada: el cerebro se rediseña por
completo» (José Antonio Marina)
ABC CARLOTAFOMINAYA / MADRID Día 11/01/2015 A la edad de trece años se produce una segunda oportunidad de aprendizaje que hay que
aprovechar, asegura el filósofo
«La mala prensa de los jóvenes está agravando el
fenómeno en lugar de resolverlo», asegura el filósofo
La adolescencia puede ser una etapa turbulenta, de crisis
inevitable, de irresponsabilidad y conductas de riesgo. O
no. Para el filósofo y pedagogo José Antonio Marina,
esta mala prensa de los jóvenes está agravando el
fenómeno en lugar de resolverlo. De hecho estos
modelos sociales, advierte Marina, se convierten en
profecías autocumplidas por el mero hecho de decirlas. «Si repetimos muchas veces que los
adolescentes son ineducables y difíciles de tratar, conseguiremos que lo sean», augura. Su
última obra «El talento de los adolescentes», editada por Ariel, viene a unirse a un movimiento
incipiente en países anglosajones liderado por psicólogos especializados en esta franja de edad que
aboga por cambiar paradigma:«Porque no se adecua a la realidad y porque toma como
representación la adolescencia de un 15 por ciento que si son muy conflictivos», advierte. Solo hay
que mirar, propone, las encuestas españolas, que nos dicen que más del 80% de individuos en esta
franja de edad no tienen ningún tipo de crisis. Es más, describe, «lo pasan bien, se llevan bien con
su familia y únicamente tienen la pelea por ampliar los límites normal que se presenta a lo largo de
la historia pero que entra dentro de la dinámica clásica de la búsqueda de la independencia inherente
a la adolescencia. Diría de hecho que entra dentro de sus obligaciones evolutivas».
—¿En que se basa esta nueva corriente para desmontar los mitos que hay entorno al
adolescente?
—Esta nueva corriente aboga por tomar la adolescencia como una nueva segunda oportunidad. Para
ello se basa en los últimos descubrimientos de la neurociencia, que hablan de que hacia los 13 años
se realiza un nuevo y completo rediseño del cerebro. Es una segunda oportunidad de aprendizaje
que tenemos que aprovechar para explicar a los adolescentes que tienen que sacarse el carnet de
conducir de su nuevo producto, que es el momento de decidir sobre su personalidad.
—¿Cómo se toman esta nueva teoría los jóvenes?
—Cuando se lo explicas bien les produce una gran euforia educativa: les damos la razón de que
tienen que tomar las riendas de su vida pero tienen que aprender a conducir. Les interesa mucho
cuando les hablas de su cerebro.
—Sin embargo, usted advierte en su libro de que muchos adolescentes piensan a esa edad que
ya no pueden cambiar.
—Sí, a esa edad ya han forjado la creencia de que «como soy así ya no puedo cambiar», pero
precisamente es el momento en el que pueden cambiar y tienen que hacerlo. Y que pueden aprender
a pensar mejor, aprender a sentir mejor, aprender a tomar mejor las decisiones y ser más autónomos
y por lo tanto a desarrollar su personalidad. Es el momento de la personalidad.
—¿Cómo pueden ayudar unos padres que también piensan que esta época es difícil?
—Los padres tienen tres grandes recursos: el cariño, la exigencia (tienen que poner límites) y la
comunicación, todo ello adaptado a esta edad. No digo que esto último no sea complicado:
Necesitan la conexión emocional pero al mismo tiempo la rechazan. Pero una conversación no es
someterle a un interrogatorio. La conexión emocional se hace en primer lugar intentando entender
al adolescente y tomando en serio sus intereses y preocupaciones, aunque a los adultos les parezcan
absurdas. Son las de ellos. También tenemos que trasladar las nuestras.
—¿Dónde cometen los padres el mayor error?
119
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
—El problema está en que estamos infantilizando la adolescencia. Así lo afirman la mayor parte de
los expertos de este momento. Como tenemos miedo a su irresponsabilidad no les damos
responsabilidades y a los niños hay que dárselas. La adolescencia no es una etapa biológica, esa es
la pubertad. La adolescencia es una creación cultural estrictamente educativa que sirve para permitir
que los niños no entren en el mercado de trabajo y tengan un periodo de aprendizaje más amplio.
Pero es un periodo que debe ser más riguroso ya que debe servir de adquisición de
responsabilidades, de autonomía... que es lo que pide esa edad. No podemos olvidarlo con el
pretexto de que son niños peligrosos. Pueden y deben tomar muchas decisiones.
—Su libro se titula «El talento de los adolescentes». ¿Dónde se busca, cómo se puede
fomentar?
—El talento está en la perseverancia. Todos los documentos del departamento de Educación de
Estados Unidos y Canadá ponen como destreza la perseverancia y la constancia como «skill» o
aptitud central. Y se puede educar en la perseverancia a todos los niveles educativos, con una
llamada a los padres, pedagogos y maestros: Si no tienen perseverancia las demás aptitudes no se
desarrollan y resultan chicos vulnerables que inmediatamente se desfondan. El esfuerzo es central
para el desarrollo educativo, y pretender reducirlo es un problema y un freno para la
excelencia. Es muy sencillo. A ti que te gustaría jugar al baloncesto, bien o mal, pero para ello es
necesario entrenarte. Puede ser muy aburrido, pero si no te entrenas, no adquieres fondo, destreza...
El esfuerzo es necesario para adquirir excelencia.
—¿Cómo motivar al adolescentes para que mejore?
—La clave está en elogiar el esfuerzo, explicándoselo bien. A partir de la adolescencia podemos
hacer poco por ellos, ya son los que deciden si mejorar o no. Si quieren ser mediocres, vulgares,
asustados de los demás es su opción, pero hay procedimientos para que no sean nada de eso: pueden
entrenarse para la brillantez, la creatividad. En todas las actividades humanas se puede mejorar. Y
una vez que una persona siente la experiencia de la mejora es tan agradable que quiere continuar. A
los adolescentes tenemos que explicarles cosas que resultan de cajón pero que hay que explicarlas,
además, poniéndoles la pelota en su campo. Decirles: «Sois vosotros los que tenéis que jugar».
—¿El talento, se aprende entonces?
—No hay genios, el talento se aprende. No hay talentos innatos, hay capacidades innatas y esas
capacidades se desarrollan o no se desarrollan.
—¿Se consigue algo castigando al adolescente?
—El castigo es una aplicación imprescindible pero solo inhibe conductas, no fomenta. Con el
castigo no haces que un chico estudie porque, o bien falsea las notas, o copia. Quizá podríamos
decir que en algunos casos muy concretos, de consumo de alcohol y drogas, se utilicen todos los
métodos disponibles. Pero en la adolescencia conviene sustituir el castigo por la lógica de las
consecuencias: «Si haces esto te va a pasar esto».
—Denos un consejo práctico para padres con adolescentes en casa.
—Los contratos entre padres e hijos. Hay que volver a marcar los límites conjuntamente sabiendo
que el chico tiene que aprender autonomía con responsabilidades. Si no cumplen las condiciones, no
hay excepciones. Sería algo así como que «esto lo habíamos acordado, esto se acabó, y el contrato
tiene que cumplirse». Les estamos tomando en serio y se dan cuenta. Sobre todo, no infantilizar.
Este libro pertenece a la Biblioteca UP
Biblioteca UP. Lo que padres y adolescentes deben saber es una colección de libros práctica y
optimista, porque educar a nuestros niños y adolescentes debe ser una actividad alegre y no un
ineludible martirio.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
67-Señales que indican que tu hijos están entrando en la adolescencia
ABC LAURA PERAITA Día 29/09/2015
El paso de la niñez a la pubertad cada vez se adelanta más
Cuantas veces los padres se cuentan entre ellos «parece mentira
lo rápido que crecen los niños». Sin embargo, hay una etapa del
crecimiento que destaca sobre las demás porque se producen
cambios muy acelerados y significativos que anuncian la
llegada de la preadolescencia. No son pocos los expertos que
afirman que la adolescencia se produce cada vez a edades más tempranas provocando que la
infancia sea más corta en los niños.
Algunos estudios americanos, incluso, aseguran que el adelanto oscila entre los seis y dos años en
comparación con otras épocas, llegando a afirmar que la pubertad les llega a los niños de raza
blanca a los 10,4 años, mientras que a los de raza negra es a los 9,4.
Entre las causas no hay certeza al cien por cien. Un estudio de la Academia Estadounidense de
Pediatría asegura que se consideran como indicios los altos niveles de obesidad, la inactividad o
los compuestos químicos en los alimentos que pueden interferir en la producción de hormonas.
Hay también voces que explican que la mayor permisividad de los padres, así como la gran
exposición de los pequeños a los medios de comunicación o redes sociales les hace asomarse a una
realidad que aún no les corresponde y que les adentra en la edad adulta.
Cierran la puerta de su habitación
Sea como fuere, lo cierto es que muchos padres no entienden por qué sus niños de la noche a la
mañana se vuelven más reservados, ya no cuentan las cosas como antes e, incluso, cierran la puerta
de su habitación.
Según Nano López, coach ejecutivo y socio de iNSide You —empresa especializada en ofrecer
servicios de coaching personalizado para pymes, adolescentes y coaching personal— explica que
las primeras señales que pueden advertir a los padres de que en sus hijos están más cerca de la
adolescencia son físicas. «Algunos de los cambios biológicos que se producen tanto en chicos
como en chicas son bastante comunes para ambos. Los asociados al género masculino son, entre
otros, el ensanchamiento de hombros, la disminución de grasa en el cuerpo y el enronquecimiento
de la voz. En las chicas se suele dar un ensanchamiento de caderas, afinamiento de cintura y
acumulación de grasa en muslos y caderas, aparición de acné, entre otros».
«Sin embargo —prosigue—, uno de los cambios físicos a los que ellos le dan mayor importancia
son los relacionados con su sexo. Tanto en chicos como en chicas comienza a crecer vello
púbico en pubis y axilas, la piel de sus genitales se oscurece, crecen sus genitales y se producen las
primeras eyaculaciones en los chicos y la primera menstruación en las chicas».
Toda esta revolución en su cuerpo suele generarles inseguridad, miedo, sentido del ridículo y, lo
que es peor, complejos.
Cambios emocionales
Pero si los cambios físicos son importantes para ellos, los emocionales lo son aún más. «De la
noche a la mañana —explica Eva Bach, pedagoga, educadora y autora de «Adolescentes. Qué
maravilla»— su estado de ánimo pasa en nada de tiempo de la calma a la tormenta, de la euforia a
la apatía, a un estado casi depresivo, vegetativo. También pasan del altruismo al egocentrismo de no
querer compartir absolutamente nada».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
La rebeldía es otra de las señales inequívocas. La edad infantil en la que el niño acataba las
órdenes aunque no le gustara va tocando su fin. «Es el momento en que empieza a responder "no
quiero" y a elevar más la voz porque no entiende por qué debe realizar algo si para su parecer es
injusto o no le gusta porque supone algún tipo de esfuerzo. Las discusiones están a la orden del
día», explica Eva Bach.
«El mundo empieza a crecer para ellos y con ellos nuevos personajes y acciones —añade Nano
López—. De pronto se encuentran en una sociedad con “normas” y se plantean aquello de “por
qué tengo yo que seguir esas normas”. Es decir, durante esta etapa comienza a cuestionarlo todo, a
querer diferenciarse de los ‘mayores’... y comienzan los problemas con los adultos».
Aún así, Eva Bach matiza en que la rebeldía tiene sentido porque «tiene una función liberadora y
les ayuda a descargar la tensión que les generan sus miedos y, de paso, observan hasta dónde puede
llegar su grado de autonomía».
El asunto de las amistades
También es una época en que recurren mucho a las amistades. En el grupo es donde se sienten
cómodos porque se encuentran con iguales que están pasando por la misma «transformación».
No obstante, tienen una presión muy grande por si son aceptados o no en el grupo. Tienen miedo a
ser diferentes, a no ser capaces de hacer y ser lo que el resto, a ser el último en tener pelo en el
pubis, la menstruación...
«En ellos se genera, además, un periodo de gran confusión —matiza Bach— porque para ser
aceptados en el grupo de amigos hacen muchas veces lo contrario a lo que se les dice en casa.
Entran, por tanto, en una doble lealtad».
Con la llegada de la adolescencia también se produce un distanciamiento físico y emocional
respecto a los padres. «Se callan más, no les gusta que se le pregunte por cómo les ha ido su día,
por sus amigos... Los padres deben ser muy hábiles para conseguir este tipo de información sin
molestarles».
Son también muy susceptibles y, aunque los padres no tengan maldad, ellos pensarán que «van a
mala idea o con segundas intenciones» cuando les preguntan por algo. «Hay que dejarles espacio,
asegura la autora Eva Bach, porque en todo momento se sienten observados por los padres. Si
cierran la puerta de su habitación hay que ser sutiles para dejarles un poco de tranquilidad y que
no se sientan controlados, pero también para abrirles la puerta y habilitar lazos de comunicación».
En lo que no hay duda es en que «los adolescentes comienzan a tener una identidad personal que
se va formando día a día y que va a ser su compañera de viaje —explica Nano López—. Una vez
superada la etapa de necesidades básicas, que son las fisiológicas, las que les ayuda a sobrevivir y
son innatas, suben un peldaño más: entran en la etapa de la seguridad. Los niños y adolescentes
necesitan entrar en ella sintiéndose queridos, valorados y siendo ellos mismos, sin nuestras
creencias limitantes o nuestros miedos. La acción de poder descubrir por ellos mismos es
importante en el aprendizaje».
«Por ello —prosigue este coach—, es fundamental hablarles con respeto y siempre como personas,
ya que dejan de ser niños para comenzar a ser adultos y deben darse cuenta de que eso conlleva,
entre otras cosas, equivocarse para poder utilizar los errores como aprendizaje. Es decir, poder
tomar sus propias decisiones con la posibilidad de conocer las posibles consecuencias. En
definitiva, hacerles saber que son importantes y que su opinión cuenta tanto o más que la nuestra».
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
68-Qué hacer cuando un hijo sale de noche sin autorización de sus padres
ABC Laura Peraita Día 11/11/2012 –
Los expertos dan una serie de pautas para padres desesperados
y también les recuerdan que el Código Civil dice: «Los hijos
deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su
potestad»
Los padres nunca deben tirar la toalla al intentar que sus hijos
entren en razón
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adolescencia como una población de
riesgo. Si a ello sumamos que ciertos espacios destinados a la diversión de los jóvenes incumplen
los mínimos requisitos de seguridad, su tiempo de ocio se convierte en una verdadera ruleta rusa.
Cada fin de semana supone una auténtica pesadilla para una gran mayoría de padres porque deben
enfrentarse a que sus hijos, muchos a partir de los catorce o quince años, quieren salir de fiesta por
la noche a pesar de la negación familiar. ¿Cómo actuar si desobedece y sale? ¿De qué manera
convencerle de que no tiene una edad apropiada, aun cuando todos su amigos sí se van de fiesta?
Lo cierto es que no hay recetas mágicas. Al menos así lo considera Sara Pérez-Tomé, directora del
Gabinete de Orientación Sophya. «No obstante, los padres nunca deben tirar la toalla. Siempre
tienen un cuarto de estar en casa para sentar a su hijo y explicarle que ha actuado mal y que debe
cumplir con la hora fijada de llegada. Ya no solo por los argumentos de que es menor y por su
seguridad. Ni siquiera porque debe obedecer a sus padres —que ya es importante—, sino porque así
viene especificado claramente en nuestro Código Civil». Se trata del artículo 155, que dice, entre
otros asuntos, lo siguiente: «Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo
su potestad, y respetarles siempre».
Muchos padres lo desconocen, y sus hijos más. Para Pérez-Tomé no está de más que los padres se
lean este artículo e, incluso, que se los entreguen fotocopiados a sus hijos y se lo recuerden cada vez
que salgan por la puerta sin permiso.
Javier Urra, doctor en Psicología, añade que en el caso de que un joven decida saltarse las pautas de
su padres y salga de noche «hay que dejarle claro que si es menor para trabajar, conducir, etc.,
también lo es para salir hasta ciertas horas. Es fundamental recalcar que la familia fija las normas
porque los progenitores tienen la experiencia y la autoridad moral y legal de imponerlas».
Castigos
La directora del Gabinete de Orientación Sophya señala que en el caso de que salga en contra de
nuestra voluntad hay que advertirle de que obtendrá un castigo —quitarle la paga, dejarle sin una
excursión que le haga ilusión, una actividad extraescolar...— para que sepa que está cruzando
una línea roja. «Pero hay que ser firmes y mantener el castigo porque de lo contrario el menor no
será consciente de que está actuando mal y tendrá un comportamiento reiterativo».
Algunos padres solucionan el problema facilitando un teléfono móvil a sus hijos, pensando que así
tienen todo bajo control. «Son unos auténticos ignorantes —añade Pérez-Tomé—. Pueden mentir,
decir que no tenían cobertura, que lo han perdido... Esta táctica no sirve».
Los padres no deben temer a sus hijos y entre las recomendaciones que les sugiere Javier Urra
destaca la de pedir los número de teléfono de los amigos, y también los de los padres. «No hay
que tener vergüenza en llamarles y saber dónde van, e incluso, acordar con los padres a qué hora
regresarán. La mayoría de los jóvenes son razonables y entenderán esta decisión».
Añade que la confianza se gana poco a poco y que no está de más dejarle en el sitio en el que haya
quedado —sin que le vean sus amigos llegar acompañado para que no sea objeto de burlas— y
pactar a qué hora se va a ir a buscarle. «En el caso de que vuelva solo a casa, aunque sea a las dos
de la madrugada, hay que avisarle de que estaremos despiertos esperándole para poder charlar con
él sobre lo que ha hecho, lo que será de gran ayuda para observar en qué estado regresa».
123
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
69-¿Sabes si tu hijo adolescente se hace cortes o quemaduras para aliviar su
angustia?
M. J. PÉREZ-BARCO / MADRID Día 08/11/2013 - FOTOLIA
El movimiento pro-Si en internet promueve autolesionarse para
combatir la soledad, la frustración...
Hay adolescentes que con doce años ya se autolesionan
No lo hacen por manipular a personas ni situaciones, ni por llamar
la atención, ni porque es una nueva moda o pertenecen a una subcultura... Las invitaciones a
infligirse cortes en los brazos (o en cualquier otra parte del cuerpo) o quemaduras que se realizan
desde web y blog en internet son formas de provocarse a uno mismo dolor físico para aliviar la
angustia emocional. Además, se hace en soledad y manteniéndolo en secreto. Es el denominado
movimiento pro-Si («self injury») que tiene su reflejo en internet e incide en adultos y adolescentes.
Se estima que la edad de inicio en este tipo de prácticas se sitúa entre los 12 y los 13 años, aunque
alcanza su mayor prevalencia entre los 15 y los 16.
En Estados Unidos se calcula que uno de cada seis adolescentes se autolesiona como una manera de
aliviar su frustración, ansiedad o soledad. «Si sienten dolor físico se olvidan del dolor emocional»,
explica Silvia Barrera, inspectora de la Unidad de Investigaciones Tecnológicas de la Policía
Nacional. «El adolescente puede sentirse triste –continúa- frustrado, marginado, incomprendido
por sus compañeros o por la familia. Se puede sentir solo por no estar suficientemente integrado
socialmente... Eso hace que disminuya la autoestima y que sienta que vale poco... La autolesión es
un trastorno límite de la personalidad como puede ser la anorexia o la bulimia».
No son ilícitos
«Son chicos que se aborrecen, son hipersensibles al rechazo, están siempre enfadados sobre todo
consigo mismo, tienen sentimientos agresivos, no controlan sus impulsos, están deprimidos, sufre
nansiedad, irritabilidad...», cuenta Juan Faura, enfermero y coordinador general en la Asociación
ASeFo, una red social para ayudar a las familias sobre estas prácticas.
El contenido de estas web no es ilícito, porque no está prohibido, explica la
inspectora. «Reportamos a Google estos contenidos perjudiciales y suelen retirarlos, pero el autor
al momento abre otro blog». Ante estos casos, ambos expertos aconsejan a los padres acudir a los
profesionales. Faura dice que un cambio de carácter más depresivo o irritable, que el chico pase más
tiempo solo o que esconda partes del cuerpo que antes no ocultaba son algunas señales para
sospechar.
124
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
70-¿Qué lleva a un adolescente a grabar sus vídeos sexuales?
ABC juanma fernández / madrid Día 03/06/2013 – foto: rober solsona
Los avances tecnológicos, la falta de madurez y la poca educación
sobre internet, factores clave de este fenómeno
Los expertos apuntan a que no se debe entregar un teléfono móvil
a un adolescente sin explicarle cómo utilizarlo con seguridad
En la proliferación de contenidos donde los adolescentes se graban realizando prácticas sexuales
que luego envían (conocido como «sexting»), los avances tecnológicos y la democratización de la
Red juegan un papel muy importante. Así lo cree Jorge Flores, informático y director de «Pantallas
Amigas», una iniciativa dedicada al fomento del uso seguro y saludable de las TIC (tecnologías de
la información y la comunicación) desde 2004. «Los teléfonos inteligentes, las tarifas planas o la
buena calidad de conexión son catalizadores para estos fenómenos», explica Flores. «Internet ha
puesto contenidos adultos al alcance de los adolescentes, que han terminado por normalizar lo que
ven en ellos», añade antes de afirmar que, aunque «se están haciendo esfuerzos» por combatir estas
prácticas, «falta coordinación». También comenta las dificultades con las que se encuentran cuando
quieren impartir formación en colegios e institutos: «Los centros educativos son muy rígidos y el
profesorado no suele estar preparado para estas cuestiones».
A pesar de la idea generalizada de las habilidades de los adolescentes con la tecnología, Flores
desmiente esta máxima y cuenta que «saben donde hay que apretar para tener lo que les interesa,
pero poco más». Un falso mito que asocia a que los padres conocen «más bien poco» las
herramientas digitales; algo que, a su juicio, habría que cambiar, pidiéndoles «ese esfuerzo».
Respecto al uso de las aplicaciones, este informático afirma que las redes sociales viven un
momento «de decadencia» en este sector: «Prefieren mensajería instantánea o Twitter porque ahí
todo va mucho más rápido». Una bomba de relojería si tenemos en cuenta que estos adolescentes
carecen de «la madurez emocional» necesaria para afrontar «las consecuencias de sus actos», según
explica Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco. «La
gente ha distorsionado lo público, lo privado y lo íntimo, convirtiendo las redes sociales en un patio
de vecinos donde esa privacidad circula por la red. En eso, los adolescentes son mucho más
vulnerables», añade.
Consecuencias: estrés y ansiedad
En opinión de María Ángeles Pérez, psicóloga que trabaja en la Oficina de asistencia a las víctimas
de delitos violentos y contra libertad sexual de Salamanca, los factores que provocan estas acciones
son «la ambición de conseguir reconocimiento y notoriedad en un momento de necesidad de
identificación con el grupo, así como una sensación de autosuficiencia». Para esta especialista, la
«sexualización precoz» hace que los adolescentes tengan conductas «impropias de su edad». Un
factor presente en mayor medida en las chicas, pues su madurez llega «antes que en los chicos»;
hecho que puede derivar en que estos las vean «como un objeto, desencadenando conductas
machistas».
En cuanto a cómo afecta una situación así en el protagonista cuando toma conciencia de lo ocurrido,
esta psicóloga afirma que siente «culpa por sentirse traicionado, vergüenza por la humillación que
supone e indefensión por un contenido íntimo que no puede controlar». Un cuadro psicológico que
también puede presentar «altos niveles de ansiedad por el miedo a las consecuencias». A pesar de
ello, hay métodos para que una experiencia así no deje secuelas: «Si se trabaja adecuadamente con
la persona y su familia, se supera la situación. Lo importante es ponerse en manos de un profesional
que busque los motivos por los que ocurrió y cree las estrategias oportunas para que no vuelva a
125
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
ocurrir». Para esto, «desde hace más de una década», tanto la Policía como la Guardia Civil ofrecen
la información necesaria para los afectados, así como una serie de recursos «gratuitos» a los que
todo el mundo puede acceder por ser «un derecho».
En cualquier caso, esta experta avisa que «no se puede entregar un teléfono móvil a un menor sin
explicarle antes cómo utilizar correctamente estas tecnologías». Algo en lo que también coincide
Jorge Flores: «Los padres han de recorrer este camino junto a sus hijos».
126
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
71-Cómo conseguir buenas relaciones con tus hijos adolescentes
ABC Gema lendoiro Día 30/11/2013 –
Muchos adolescentes tienen relaciones fabulosas con sus padres y
los conflictos de la convivencia se solucionan con comprensión y
entendimiento
Se piensa que la etapa de la crianza, la del comienzo es dura. Y en
cierto modo así es. Sin embargo, lo más difícil viene después. Los primeros años son duros en
cuanto a cansancio físico, los niños duermen a su ritmo (que no suele ser el que los padres quieren),
las rabietas, que si no comen, que si no se quieren despegar de los adultos, que si tememos por si no
se adaptan al cole… Infinidad de temas que los que son padres saben y conocen al dedillo.
No obstante a partir de los doce años, a veces antes, en ocasiones más tarde, los niños comienzan
a despegar de una manera increíble y empiezan su camino a ser personas adultas. Abandonan la
infancia, dejan de ser «nuestros bebés» y aunque es ley de vida y ofrece muchas satisfacciones
verlos crecer, no siempre es fácil adaptarse a esta nueva etapa.
Los expertos lo tienen claro: lo que se haga de niños, es lo que saldrá a la luz entrando en la
adolescencia. Las tendencias actuales inciden mucho en desterrar los comportamientos
autoritarios del porque yo lo digo y la terrible «bofetada a tiempo» porque no se consigue nada,
bueno, sí, lo contrario a lo que se desea.
Azucena Caballero, docente y cofundadora de la pedagogía blanca, —una nueva corriente que
impulsa la crianza basada en el respeto y con una educación carente de gritos—, explica cómo
lograr una mejor relación padres-hijos adolescentes.
—¿Por qué la adolescencia genera tantos conflictos entre padres en hijos?
—No genera conflictos necesariamente, muchos adolescentes tienen relaciones fabulosas con sus
padres y los conflictos que surgen en la convivencia se solucionan con comprensión y
entendimiento mutuos. De hecho, la adolescencia, en todo caso, lo que saca a relucir son conflictos
tapados, silenciados y mal gestionados a lo largo de la infancia. Cuando al llegar a la
adolescencia, etapa en la que el ser humano necesita reafirmarse la relación no ha podido
construirse con mutuo respeto y confianza, empieza a haber conflictos, porque los hijos se dan
cuenta de que sus padres no son infalibles, y que no siempre opinan como ellos. Cuando los hijos
desean empezar a independizarse y tomar sus decisiones, si la base en la infancia no fueron grandes
y sólidos pilares de confianza, honestidad y respeto mutuo, ahora se resquebrajan.
—¿En qué se tiene que basar una buena relación de respeto mutuo entre padres y
adolescentes?
—Una buena relación entre padres y adolescentes se debe basar en auténtica comunicación, en
escuchar mucho, hablar mucho, observar y acompañar. Conversar sin demeritar las opiniones del
adolescente, sin penalizarle si lo que dice nos parece ridículo. Si escuchas a tu hijo, te tomas tiempo
para debatir con él, y le tratas con como mínimo el mismo respeto con el que tratarías a tu mejor
amigo, la relación fluirá con facilidad, confianza y cariño. Y en esta etapa necesitan mucho
acompañamiento, que les animemos a sacar lo mejor de sí mismos, que sepan que son valiosos y
que nos importan mucho, y sobretodo que les aceptamos tal y como son.
—¿A qué conlleva tener unos padres autoritarios?
—A hijos desconfiados, inseguros, con baja autoestima, que obedecen por temor, no porque
entiendan la importancia de cumplir ciertas normas. Generan también rebeldía, ganas de liberarse,
de traspasar el límite como ejercicio de autoafirmación, aún en detrimento del bienestar físico y/o
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
emocional propio, y lo peor, personas que desarrollan relaciones insanas con sus progenitores, que
pueden degenerar en agresividad, apatía, depresión… La autoridad ha de venir dada por la
confianza y el respeto, no por el castigo, el temor y la imposición arbitraria.
—¿Y los padres dialogantes?
—Tendrán una mejor relación con sus hijos y una convivencia más apacible. En definitiva, generan
hijos felices, conscientes de su valor porque se les escucha y se les tiene en cuenta. Personas con
mejor autoestima y, por lo tanto, con mayor sentimiento de capacidad, de conciencia de que sí
pueden aportar mucho a los demás, y personas más activas e involucradas en el bienestar social. Los
adolescentes tienen ante ellos todas las oportunidades de la vida, necesitan que confiemos, que les
observemos y alentemos para que desarrollen sus pasiones.
—¿Es bueno conocer a las amistades de tus hijos? ¿Eso se llama interesarse o se llama
entrometerse? ¿Dónde están los límites?
—Es bueno, diría que imprescindible, conocer a los amigos de tus hijos, tanto en la infancia como
en la adolescencia. Entrometerse es otra cosa, es mirar sus mensajes privados, leer su diario o
meternos en su teléfono, ya que todo ser humano tiene derecho a la privacidad y la intimidad. Pero
conocer a los amigos es necesario, has de saber con qué personas va, con quienes se relaciona, a qué
sitios va, etc. Te va a permitir entender mejor las cosas que te cuente, y te va a dar mayor
tranquilidad.
También vas a poder ver si tu hijo necesita consejo, o si hay algo que falla, ya que cuando tenemos
un hijo que se relaciona con lo que llamamos «malas compañías» es un síntoma de algo que no
funciona en su banco de recursos emocionales, y habrá que intentar ir a lo que nuestro hijo siente a
nivel primario y secundario para poder buscar una solución. Las personas con quienes nuestros
hijos se relacionan nos indican muchas cosas sobre cómo están ellos, y en definitiva si son personas
habituales en la vida de nuestros hijos es lógico que se conviertan en personas habituales en las
nuestras.
—Situación real: un niño de 13 años de repente quiere ir un viernes por la tarde a la discoteca
juvenil (donde no hay alcohol) pero los padres no quieren que vaya. ¿Qué maneras hay de
resolver este conflicto?
—Lo mejor es sentarse juntos a hablar, y que cada uno exponga sus motivos para querer ir y sus
motivos para no querer que vaya, y analizarlos. Muchas veces los padres no quieren que el hijo
haga algo por un miedo infundado, o por una percepción personal, pero no objetiva, de lo que «está
bien» a esa edad. Lo ideal es sentarse a negociar y ver si de verdad consideran que es algo que no es
bueno para su hijo, en ese caso, como responsables del bienestar del menor, tendrán que negociar
con él y explicarle que no va a poder ir por esto, esto y esto, pero que sí podrá hacer otras cosas que
sean más adecuadas, o si al exponer todos los argumentos, ven que el niño es responsable y
confiable y que no es algo tan importante, pueden ser flexibles y dejar que vaya.
Las normas han de ser pocas y lógicas y siempre enfocadas al bienestar físico, emocional y moral
del niño. Todo lo que pueda ser algo arbitrario, que somos conscientes de que en cada casa es
diferente, es importante hablarlo y negociarlo con nuestros hijos para que sea algo consensuado, que
se entienda y por lo tanto funcione.
—Pegar a los hijos como sistema educativo. ¿Pueden hacer surgir en la adolescencia esas
consecuencias?
—Sí, normalmente es cuando sale, cuando nos pasa factura.
—¿Qué hacer si descubrimos que nuestros hijos con 13, 14 años están ya “fascinados» con
amigos problemáticos? ¿Castigar sin salir es aquí un límite válido?
—Castigar casi nunca sale bien. Es decir, si de verdad quieren ver a esas personas las verán igual,
porque saldrán para ir al colegio, para ir a otros sitios, se pasarán mensajes mediante amigos
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
comunes, y al final nos engañarán, nos mentirán como solución. Lo mejor es hablar con ellos, que
nos cuenten lo que ellos ven en esas personas, para detectar cuales son las carencias que nuestros
hijos quieren suplir al acercarse a esas personas, y así poder ayudarles. También tenemos que estar
abiertos a mirar si de verdad es alguien problemático o si solo lo parece por una situación
desafortunada que en realidad es algo puntual.
Antes que castigar sin salir intentaría ofrecer alternativas que hagan que pueda desvincularse de
esas amistades sin que sea un corte directo y forzado, como nuevos grupos de actividades lúdicas y
de ocio y más salidas familiares, que el niño pueda descubrir un nuevo grupo de personas con
quienes tiene cosas en común y con las que se divierte, que le hagan cambiar de círculo de forma
voluntaria.
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
72-«De niñas a malotas»: cuando la adolescencia de las hijas se convierte en una
pesadilla
ABC ÉRIKA MONTAÑÉS/ MADRID Día 21/07/2013
fotos: la Esfera de los libros
El psicólogo Ángel Peralbo desgrana un recetario de
consejos y experiencias sobre el difícil tránsito que se
cruza a los 13 años, especialmente las muchachas,
más vulnerables. Aporta las claves para evitar que la
«edad del pavo» sea un camino sin retorno
Las chicas son más vulnerables durante la adolescencia que los varones; más propensas a la
depresión, el estrés y la ansiedad
De un lado: «Tengo la sensación de que nadie me entiende», «mis padres nunca me dejan hacer
nada de lo que quiero»… Del otro: «Qué ganas tengo de que se le pase la edad del pavo», «mi hija
tiene la autoestima muy baja»... No por repetidas en miles de hogares, las cuatro frases recogidas
como testimonios reales en el libro «De niñas a malotas» (La Esfera de los Libros), del psicólogo
Ángel Peralbo, pierden su importancia en ningún caso. El hecho de que sean tan reiterativas las
hace, bien al contrario, imprescindibles para que los problemas que acucian a las hijas adolescentes
sean analizados en un volumen como éste, que brinda a los padres estrategias adecuadas para
afrontar ese «momento tan complejo y difícil que viven sus princesas» al llegar a los 13 años.
Peralbo es psicólogo especializado en adolescencia y programas de terapia familiar y autor, entre
otros, de «El adolescente indomable» y «Educar sin ira». En esta ocasión, disemina con decenas de
casos reales que han pasado por su «diván» en el Centro de Psicología Álava Reyes inquietudes tan
recurrentes como que las jóvenes no se sientan dueñas de sus vidas, aunque parezca los contrario;
por qué tienen prisa por crecer y se enfangan en relaciones tóxicas; por qué viven presas de su
propia imagen y cuáles son los peligros en su tiempo de ocio; cómo manejan las turbulentas
relaciones con sus amigas como si de estos lazos dependiesen sus propias vidas… A la postre,
ningún foco de controversia que no le suene al lector y aporta un recetario de claves sobre qué se
debe hacer cuando las hijas adolescentes no se cuidan, no se quieren, no se protegen, no se gustan y
no confían en sí misma.
Momento en el que «nacen» las emociones
Que la adolescencia no es un periodo demasiado fácil no pasa inadvertido a nadie tampoco. «No
podemos perder de vista que la mayoría de las dificultades que vivimos de adultos tienen su origen
en la infancia y, especialmente, en la adolescencia», aclara Peralbo al principio de su obra, para
seguir desgranando posteriormente que «la adolescencia es como una gran oportunidad, es cuando
se da el mayor grado de importancia a todo lo que acontece, a lo bueno y lo malo. Por ese motivo,
cuando los chicos sienten que están cerca de ellos y que se cree en ellos, lo agradecen eternamente,
de la misma forma que al contrario, lo asumen y padecen como algo tremendo y permanente». «La
adolescencia es la gran oportunidad para aprender a conocer el funcionamiento de las propias
emociones y aprovechar las mismas para dirigirse hacia donde uno quiere», matiza este especialista
en el abordaje terapéutico de innumerables pacientes con conflictos.
En declaraciones a este periódico, el psicólogo aporta una serie de claves que, resumidas a modo de
decálogo útil para los padres, podría servir para identificar algunas de las problemáticas
adolescentes más relevantes y que coincidirán con las que ya están viviendo en sus propias casas, en
aras de tratarlas consecuentemente y evitar el germen de dificultades futuras.
Claves para evitar dificultades venideras
Esa suerte de recetario efectivo para los progenitores está contenido en las siguientes pautas:
1-.No hay que perder atención a la autoestima de las muchachas: Según un informe de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) llamado «Evidencia para intervenciones sensibles al
género que promuevan la salud mental», las adolescentes son más vulnerables a los trastornos
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Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
psicológicos que ellos, los varones. A partir de los 13 años, ellas son más propensas a la
depresión y la ansiedad, y también bajan mucho los índices a la hora de puntuar su autoestima, lo
que parece indicar que, en buena medida, las adolescentes están sometidas a más situaciones de
estrés, violencia, normas culturales y carga de trabajo que los varones. Ángel Peralbo sostiene que
normalmente, por tradición, han sido mayores las expectativas que depositan los padres sobre ellas
que sobre ellos. En la actualidad no se observa tan grande distinción, pero aunque las chicas crecen
antes, sí se detecta que ese crecimiento no va asociado a una madurez y comportamiento prudente
reales, sino que hay muchas «niñas pequeñas que son grandotas, se hacen las grandes».
2-.Los padres siguen siendo los grandes modelos a seguir e imitar: Los progenitores han de
tener conciencia de que son los referentes de sus vástagos siempre y cuando quieren decirles que no
a algo, deben recordar que su descendencia puede tener muchos argumentos en contra de sus
propios padres.
«Esos padres que afirman “no pasa nada porque mi hijo se fume un porro alguna vez” están
relativizando el problema y no sucede nada seguramente si el muchacho tiene 17 años y en efecto es
uno puntual, pero sí si tienen 13 y pueden comenzar un hábito real. Los padres que hacen esto,
pierden mucho terreno y sienten luego que no pueden entrometerse y guiar la vida de sus hijos.
Todos los adolescentes necesitan cierto control, hay que insistir bastante en que sus actos tienen
consecuencias y que tienen que ser responsables por ejemplo cuando llegan bebidos a casa, porque
la charla y los sermones les van a servir más bien para poco», disecciona el
experto.
El psicólogo Ángel Peralbo recomienda fijar límites y controlar a los hijos, pero
también fomentar su autoestima y reforzar sus talentos
3-. Al hilo de la cuestión anterior, el padre no ha de estar fiscalizando todo el
tiempo, cabreado permanentemente: «Tampoco la figura de un padre es la de un amigo. Los
hijos necesitan decisiones tomadas previamente; hay que marcarles los límites con firmeza, no
aburrirles intentando convencerles de lo malo que son ciertas cosas. Hay que pactar con ellos, y no
delegar las funciones como padres a otros, sino controlar sin que se note demasiado. Ser muy firmes
en lo que atañe a las normas fundamentales del hogar y de la convivencia; huir de la repetición, la
insistencia y el enfado que no dan éxito. Explicarles que “cuando haces A y rompes mi norma
fundamental, ocurre B”. Y eso mantenerlo con coherencia, no levantar la mano a la primera de
cambio. Está demostrado que se puede ser eficaz y firme en las normas de la familia sin romper
ningún lazo afectivo. Se debe hallar ese equilibrio», sostiene Ángel Peralbo.
Y continúa con un consejo importantísimo: a los hijos hay que darles además el «cuartelillo»
suficiente para que piensen por sí mismos, darles los parámetros necesarios para que sean
responsables en ciertos momentos. En opinión del psicólogo, «no podemos evitar que vayan a
conocer a gente, que se muevan en ambientes y con consumos que no agradan a los padres, pero
hay que darles las armas para que se sepan desenvolverse». En suma, se debe confiar en los hijos
antes que cargarlos de reproches a los que quizás ni vayan a hacer caso.
4-. El lazo familiar es irrompible, no puede quedar destrozado: Si esta tesitura negativa sucede,
ese hijo, esa persona se acuerda toda su vida y el contencioso tiene consecuencias en el futuro
provocando en el sujeto un impacto emocional muy fuerte. Se debe hacer todo lo posible para que
cuando los hijos crezcan, se sientan orgullosos de lo conseguido. «La carencia de cariño y afecto en
la adolescencia pasa factura siempre. Tristemente hay muchos casos en que se sienten perdidos y no
se supera con facilidad, sino que tiene un gran calado interno», comenta Peralbo a ABC.es.
5-. Hay que procurar mantener una actitud positiva ante la edad del pavo para no
torturarnos: En este brete, el consejo es sencillo. «Si el padre lo está pasando mal en esta edad de
sus hijos, lo pasará doblemente mal si repite sin cesar que tiene ganas de que pase esa etapa, esa
fase complicada en la vida de toda persona y también de sus hijos, claro».
6-. Van a averiguar las cosas probando, y hay que dejarles, pero marcando fronteras, como las de
ponerse piercings en todo el cuerpo. Según desarrolla esta publicación, las adolescentes arden en
deseos de mostrarse y trabajan en desarrollar su personalidad, que aún necesita reafirmación y
aprendizaje a través de la búsqueda de experiencias, así que prueban. Las buscan. Cuanto más se
131
Apartado I I. Evolución de los hijos e hijas
equivocan, más aprenden, y cuanto más prueban, más se equivocan. «Hay que dar seguridad a quien
opina y busca», defiende en las páginas 44 y 45 del libro su autor, y también en el campo estético
hay que dar cierto margen. Es algo así como no llevarse las manos a la cabeza cada vez que innovan
en su vestuario y se expresan de cierta forma, aunque siempre sin extralimitarse. El padre ha de fijar
ciertos límites también en esta norma.
En ambientes restrictivos, el joven siente que no le escuchan y no es aceptado
7-. Lo que nos lleva a una pregunta muy común: ¿es más provechoso ser restrictivos o
tolerantes? Habla el especialista, tras contar las vivencias de algunas de sus pacientes. «En muchas
ocasiones se ha contrastado que en ambientes familiares muy restrictivos, donde no se toleran
desviaciones de la norma y opiniones contrarias, el muchacho no se siente aceptado y
probablemente esconderá, evitará o mentirá sobre aquello que lo transgreda. En cambio, en
ambientes más tolerantes, si se mantiene la firmeza pero se sabe dónde se puede ser más flexible,
los adolescentes piensan que se les escucha y respeta, aunque no se esté de acuerdo totalmente con
ellos». Muchos progenitores no son conscientes, verbigracia, del efecto deleznable que causan al
lanzar al aire preguntas del tipo «¿pero no te das cuenta de la tontería de tus palabras?».
8-. ¿Cómo parar relaciones tóxicas? El caso de Fátima, una chica muy inteligente pero que se
prestó y sometió a una relación tortuosa, como se comenta en la página 74 del libro, desatan el
análisis de Peralbo: «Si vemos que nuestra hija se deja llevar hacia el norte, no tratemos de llevarla
hacia el sur, hemos de fomentar también en este ámbito su capacidad para guiarse por ella misma.
Esto supondrá haberle enseñado a utilizar una brújula en vez de intentar guiarla siempre o haber
alentado su capacidad de decidir hacia dónde ir en vez de marcarle su camino». Se les debe enseñar
a ser «asertivas» y no «sumisas».
Interpelado sobre si también hay distinciones de género en el abordaje de las relaciones sexuales de
los adolescentes, el psicólogo alega un aspecto interesante: «Ha saltado también por los aires la tesis
de que los padres tienen más temor por ellas porque se pueden quedar embarazadas y ellos no. No
se sostiene esta teoría, de hecho, la realidad es la contraria, cada vez se tienen relaciones sexuales
más precoces y en la adolescencia se asocia el sexo a un tipo de ocio de borrachera y cambio de
pareja cada fin de semana».
9-. Potenciar sus talentos es la norma vital para reforzar su autoestima. El joven
tiene que hacer el resto: «Que nos acepten es cosa de los demás, y sin embargo, las
hacemos nuestras y además de sentirnos mal, llegamos a experimentar una especie de
fracaso personal por no gustar. Lo que la joven necesita es no romper el vínculo
familiar y seguir sintiendo un claro apoyo a su persona, aunque no se esté de acuerdo
en todo lo que hace. Llega un momento en la vida en que hay que trabajar en descubrir
y potenciar los talentos particulares» (página 129). Como padres, se ha de ayudar a los
hijos a conseguirlo.
esfera de los libros Portada completa del volumen escrito por Ángel Peralbo
10-. Todo se magnifica, pero hay que tratar de poner los pies en la tierra: «La adolescencia es
como estar todo el tiempo al borde del precipicio», dice nuestro orientador. «La visión que tenemos
de la vida es como si utilizásemos una pequeña lente de aumento de tal forma que aquello que
vemos a través de ella aparece, se percibe y se experimenta de manera muy intensa; pero todo lo
que cae fuera de ella no se ve ni importa, es como si no existiera (página 105 de «De niñas a
malotas»)».
Ángel Peralbo viene a contar los relatos de las niñas que sienten que una vez han cortado con una
pareja, pongamos por caso, sienten que «no les queda nada» y esa sensación arrecia más si cabe si
han dejado de lado relaciones amistosas y familiares mientras duraba. Es entonces muchas veces
cuando dejan de comer, de salir, de estudiar y entran en un proceso de autodestrucción que ya no es
cosa de niños y cuyos padres no saben cómo tratar el asunto. El progenitor entonces tiene que saber
también en estos momentos ayudar a su hija, ser su bastón principal sin agobios ni embestidas, más
bien como soporte emocional. La ayuda de un especialista es otro de los recursos; si bien siempre
hay que saber mostrarles el otro lado de ese abismo en el que parecen hallarse temporalmente.
132
Apartado III. Educamos en casa
73-El castigo: ¿funciona?
EL MUNDO 18 November 2014
El día 20 de noviembre, Silvia Álava Sordo presentará
su nuevo libro, Queremos hijos felices. Lo que nunca nos
enseñaron (de 0 a 6 años) publicado por JdeJ Editores, con
motivo del Día Internacional del Niño. Lourdes Maldonado,
presentadora de informativos de Antena 3 TV, dirigirá el acto
que contará con la presencia de la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella; la presidenta de la Asociación
Nuevo Futuro, Josefina Sánchez Errazuriz y la directora del Centro de Psicología Álava Reyes y
autora del prólogo, María Jesús Álava Reyes.
En el libro, se recoge en orden cronológico las situaciones a las que se enfrentan los padres
hasta los seis años. Además, hace hincapié en educar en valores tan importantes como la humildad,
el compromiso, la gratitud, la honestidad o el esfuerzo. A continuación os dejamos el capítulo 28
referente al castigo, seleccionado especialmente por la autora para los lectores de Sapos y
Princesas.
EL CASTIGO: ¿FUNCIONA?
El castigo no es un recurso imprescindible en la educación infantil. De hecho, la psicología
nos ha demostrado que el castigo es efectivo en pocos casos.
El objetivo de la educación es consolidar las conductas positivas en los niños y suprimir las
conductas negativas, y eso se consigue mucho mejor mediante el refuerzo y la extinción.
Ya hemos hablado del refuerzo a lo largo del libro. No obstante, recordaremos que
consideramos refuerzo a cualquier consecuencia positiva que sigue a la conducta del niño, y que el
mayor refuerzo para ellos es la atención de sus padres.
• Se trata de aprender a reforzarles cuando estén realizando las conductas que queremos
instaurar, es decir, estar con ellos, hacerles caso, prestarles atención, estimular y premiar al niño
mientras se porta bien.
• Y dejar de prestarles atención cuando están realizando las conductas disruptivas que
queremos que desaparezcan. Esto es lo que se llama extinción.
Pero en la vida cotidiana esto no siempre ocurre así, y en muchos casos los niños obtienen
más atención cuando se están portando mal, dado que sus padres se paran a regañarles y a
castigarles, que cuando lo hacen correctamente, puesto que, como mucho, se les dice: «Muy bien,
hijo».
El castigo es efectivo en pocos casos, y para que lo sea, tiene que situarse lo más cercano
posible al hecho en cuestión, y por un periodo de tiempo corto; es lo que se llama acción
«contingente» a la conducta que quisiéramos castigar. Por ejemplo, de nada sirve castigar a un niño
a no ver la televisión el fin de semana si se ha peleado con su hermano el jueves, porque cuando
llegue el momento de la aplicación del castigo, primero, no se acordará del motivo y, segundo,
perderemos la posibilidad de premiar las conductas apropiadas en ese intervalo del jueves al sábado.
Muchos padres abusan del castigo, confundiendo castigo con buena educación y con ello
consiguen que la situación empeore cada vez más.
Dentro de los errores más comunes que encontramos, están:
•
Castigar al niño por periodos largos de tiempo; de ese modo, el niño sentirá que no le
damos la oportunidad de portarse bien, y como ya está castigado, ¡para qué esforzarse en el
comportamiento correcto!
135
Apartado III. Educamos en casa
•
Castigarle con todo lo que le gusta, sin televisión, sin tabletas, sin ordenador, sin salir
al parque; de esta forma, cuando se porte bien, ¿con qué lo reforzaremos?
•
Acumular el castigo durante varios días. Cada día hay que darle la opción de
conseguir el objetivo, y animarlo a que lo haga.
•
Castigos desproporcionados.
Entonces, ¿no castigamos?
Lo mejor es que desaparezca el concepto «castigo», ya que los niños lo viven como algo
impuesto desde fuera, que saben que en ocasiones es negociable, y que implica una cierta atención y
enfado de los padres. Los niños aprenden qué es lo que hay que hacer para que sus padres les
presten atención; así, aunque sea mediante un castigo, saben que se les van a hacer caso.
A partir de ahora desaparece el concepto castigo. Cambiaremos la terminología. Las cosas
hay que ganárselas, y ver la televisión, o jugar un rato con la tableta, el ordenador o la videoconsola
habrá que ganárselo con el comportamiento correcto.
Sería bueno sentarnos con el niño y explicárselo siguiendo estas pautas:
«A partir de hoy en casa no va a haber castigos. Sino que tú tendrás que ganarte poder jugar
x minutos con el ordenador o la tableta, ver la televisión y eso se gana haciendo los deberes al llegar
del colegio y sin protestar, obedeciendo a la primera…». (El niño tiene que tener muy claro qué es
lo que se espera de él, definiendo sus tareas de la forma más explícita posible, y las normas y los
límites que tenemos establecidos).
2. De tal forma que cuando el niño incumpla su parte del acuerdo, en lugar de «Te castigo
sin ordenador», se le dirá «Hoy no te has ganado jugar con el ordenador».
3. Así, el niño verá que él tiene en su mano la posibilidad de ganar las cosas, que todo
depende de él y de sus comportamientos. En la consulta vemos muchos niños que «están castigados
a todo» y esto les ha hecho perder toda la motivación para portarse bien, por lo que incluso la
situación familiar es todavía más tensa que antes del castigo.
Hay muchos padres a los que sus hijos les consiguen desesperar de tal forma que agotan su
paciencia y terminan dando un cachete. Bajo ningún concepto es lícito pegar o dar un cachete a un
niño de esta forma no solo le haremos daño físico, sino que, además, le mostraremos que hemos
perdido el control de la situación y que él ha logrado desesperarnos; es importante que los niños
vean que en todo momento es el adulto quien mantiene el control, nunca ellos. Además, no
olvidemos que, como ya hemos dicho, la principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado,
es decir, los niños copian lo que ven en sus figuras de referencia, que principalmente son los padres.
Si queremos que desaparezcan lacras sociales como la violencia, y no solo de género,
enseñemos a nuestros hijos que el castigo físico no es una opción bajo ningún concepto. En la edad
infantil e incluso durante la adolescencia, los padres son la principal fuente de seguridad de los
niños, y los castigos físicos harán que dejen de ser fuente de referencia positiva.
Otro error muy común en estos casos es gritar al niño.
Si uno de los objetivos de la educación es instaurar hábitos como el diálogo y no queremos
que los niños griten, no pueden ser los adultos los primeros que lo hagan, ya hemos señalado que
los niños copian lo que hacen sus padres. Además, cuando les gritamos y les regañamos, si el niño
estaba intentado llamar la atención del adulto, lo consigue, dado que lo que ellos viven es «aunque
me estés gritando me estás haciendo caso»; por ello, en esos momentos, es mejor mostrarse firmes y
sin alteraciones.
Hay que razonar con los niños, y mucho, pero no en las situaciones de tensión, sino cuando
estén calmados.
Cuando un niño se está comportando mal y está efectuando una llamada de atención,
debemos utilizar la extinción. Podemos decirle: «Así no te voy a hacer caso», y el adulto dejará de
prestarle atención. En esas situaciones, cualquier intento de diálogo o de razonamiento con él es
completamente inútil, no nos va a servir, y lo más probable es que entremos en una espiral en la que
136
Apartado III. Educamos en casa
el conflicto incrementa cada vez más su intensidad y la situación se termina escapando de las
manos.
Sin embargo, a lo que siempre son sensibles es al lenguaje no verbal, que tan olvidado queda
en esos momentos:
• No hace falta hablar y mucho menos gritar.
• Basta que miremos al niño con seguridad y firmeza y que vea que con esa actitud no va a
conseguir nada.
• Pero tiene que verlo, no escucharlo.
Los niños deben aprender que su conducta tiene unas consecuencias, y tenemos que
advertirles de cuáles son.
Como ya hemos explicado, suele ser más útil explicarles que las cosas se las tienen que
ganar, y que si gritan, no van a ver la televisión porque no se lo han ganado. No es que «yo te
castigo sin tele», sino que «tú no te ganas ver la televisión hoy, porque has gritado».
Hay que definir las consecuencias de cada acto y los niños deben aprender que cuando
empiecen a portarse bien de nuevo, recuperarán ese privilegio. Cuando les castigamos «a todo»,
entonces se desmotivan, porque pierden el aliciente, y lo más probable es que se digan: «Si ya estoy
castigado “a todo”, ¿para qué me voy a portar bien?».
Cuando los castigos son muy prolongados, son difíciles de cumplir y muchas veces «se
levantan», se dejan sin efecto por no poder llevarlos a cabo, con lo que el adulto pierde la autoridad
sobre el niño. Es mejor ser más concreto con la consecuencia, y que esta sea inmediata.
No podemos amenazar con nada que no vayamos a cumplir, porque de esta forma el adulto
pierde toda su credibilidad.
¿Cómo se aplica la extinción?
La extinción es una herramienta que podemos utilizar en todas las edades. Lo que variará en
función de la edad del niño es su duración.
• Con los niños muy pequeños (hasta dos-tres años), basta con decirles «Así no estoy
contigo», y en el momento en que dejen de llorar, los padres ya pueden hacerles caso otra vez.
• Según van creciendo, se irá aumentando el tiempo que estaremos «extinguiendo» su
conducta (sin hacerles caso). Por ejemplo, para un niño de cinco años, si le decimos que por gritar,
llorar, montar una pataleta… va a estar cinco minutos sin que le hagamos caso, esto será suficiente
para que el pequeño se dé cuenta de que así no consigue atención, y además, cinco minutos se
recuperan fácilmente, lo que nos permite seguir con las actividades que teníamos pensadas para ese
día. Según van creciendo, el «tiempo fuera» (en el que no estamos con el niño), puede aumentar.
• Se puede utilizar como fórmula un minuto por cada año de edad del niño; por ejemplo, si el
niño tiene seis años, seis minutos, y así sucesivamente.
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Apartado III. Educamos en casa
74-Los castigos corporales aumentan la agresividad de los niños
EFE Día 07/02/2012 Un estudio dice que el castigo físico puede cambiar áreas en el
cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente
de inteligencia
Un estudio publicado hoy en la Revista de la Asociación
Médica Canadiense (CMAJ, siglas en inglés) indica que los
niños a los que se castiga físicamente se vuelven más agresivos
y pueden sufrir problemas de desarrollo intelectual.
En el estudio, los doctores Joan Durrant y Ron Emson, analizaron investigaciones realizadas
durante los pasados 20 años sobre castigos corporales y concluyeron que "sin ninguna excepción" la
conclusión es un aumento de la agresividad hacia padres, hermanos y otros niños y
posteriormente sus parejas.
"Virtualmente sin ninguna excepción, estos estudios desvelaron que el castigo físico estaba
asociado con mayores niveles de agresión" afirmaron la doctora Joan Durrant, del Departamento de
Ciencias Sociales de la Familia de la Universidad de Manitoba y Ron Emson, del Hospital Infantil
del Este de Ontario.
Los autores añadieron que "los resultados sugieren de forma consistente que el castigo corporal
tiene un efecto causal directo en la exteriorización de comportamiento, ya sea a través de una
respuesta reflexiva al dolor, modelización (se alienta un tipo de comportamiento con el ejemplo) o
procesos familiares coercitivos". El estudio también indica que el castigo físico está asociado con
problemas mentales como depresión, ansiedad y el consumo de drogas y alcohol.
Una teoría es que el castigo físico puede cambiar áreas en el cerebro vinculadas al rendimiento en
pruebas de coeficiente de inteligencia y aumenta la vulnerabilidad de la dependencia de drogas y
alcohol.
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Apartado III. Educamos en casa
75-Un castigo diferente para cada edad
ABC- Laura peraita Día 05/02/2013 Los expertos señalan cómo castigar y conseguir resultados efectivos
en función de la madurez de los hijos
Los usamos con demasiada frecuencia: «sin dibujos una semana por
sacar malas notas», «esta tarde no juegas con la wii por poner los pies
en el sofá», «como no vengas hora mismo a cenar, mañana no vas al cumpleaños»... Son
demasiados intentos a la desesperada por conseguir que nuestros hijos nos hagan caso. Sin embargo,
el castigo, si no se utiliza correctamente, pierde su efectividad.
Los expertos en la materia apuntan que si lo empleamos con excesiva frecuencia y recurrimos a él
como nuestro principal recurso, el niño se acostumbra a ellos de tal manera que formará una parte
habitual de su día a día y perderá efectividad. Además, si no somos tajantes y no hacemos que el
castigo se cumpla con firmeza hasta el final, cada vez que lo impongamos éste perderá fuerza y el
niño pensará que nuevamente se podrá librar de él, por lo que repetirá sin temor la mala conducta.
El castigo debe ser el último recurso de los padres. Hay otras alternativas
Aún así, el castigo debe ser el último recurso para evitar una determinada conducta. Como primer
paso es conveniente mostrar al niño lo que debe y lo que no debe hacer. De esta manera sabrá
—porque con anterioridad no tiene porqué saberlo— a qué atenerse.
Según Alfonso Ladrón, psicólogo clínico del servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico San
Carlos, existen otras alternativas antes de llegar al castigo «reforzando comportamientos mediante
recompensas», es decir, recomienda premiar cuando ha hecho una buena conducta —«como hoy no
has saltado en el sofá, después del postre tienes un helado»— y ser reiterativo hasta que un día deje
de saltar porque ya lo tiene asumido como un hábito positivo.
Susana de Cruylles, psicóloga clínica y coordinadora del Programa para Padres del Hospital
Universitario Príncipe de Asturias (www.laescueladepadres.com) coincide en que existen varias
técnicas antes de aplicar un castigo. La primera de ellas es ignorar: no prestar atención al niño
cuando hace algo incómodo. No hay que mirarle, ni hablarle, ni tocarle... «Lo difícil de esta técnica
radica en que al ignorarle habrá un aumento instantáneo de la mala conducta, por lo que hay que ser
capaz de aguantar como si nada ocurriera —asegura Susana de Cruylles—. Pero, hay que ser cautos
porque algunas conductas pueden resultar peligrosas para el niño o los que están cerca, sobre todo si
está en un lugar público».
Alfonso Ladrón, añade que, aunque parezca contradictorio, «gritar al niño y reñirle es un premio
para el pequeño, puesto que con ello logra captar toda nuestra atención que es, en definitiva, su
mayor objetivo».
Al castigar consiguen que les prestemos más atención, y en el fondo es lo que buscan
En el caso de no saber por qué está alborotando al niño, ni qué es lo que hace que tenga ese
comportamiento, a veces resulta efectivo aislarlo del entorno y llevarle a un sitio donde no tenga
nada que le altere o le divierta. Clásico es el ejemplo de la profesora que saca al niño al pasillo.
Hay que hacerlo tantos minutos como años tenga: 3 años 3 minutos, 7 años 7 minutos... «Hemos
comprobado que esta técnica sirve para dar un respiro a los padres cuando la situación se hace
difícil de controlar y al niño también le sirve para pensar en lo que ha hecho. Además, es un buen
ejemplo de educación emocional porque se le enseña que cuando la situación es caótica uno puede
ir a reflexionar, pensar y calmarse para poder, entonces, buscar la solución».
Reconocimiento del fracaso educativo
«Pero hay que estar muy atentos, porque los niños son muy listos y quizá castigándoles le estemos
dando justo lo que quieren. Por ejemplo, si se porta mal en clase y la profesora le echa de clase,
quizá estemos haciendo justo lo que él quiere, perderse la clase. En este sentido no hay que bajar la
guardia».
No obstante, el psicólogo clínico del servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos,
advierte a los padres de que «castigar es un claro reconocimiento de nuestro fracaso educativo».
139
Apartado III. Educamos en casa
Añade que tampoco es recomendable amenazar al niño «si no te comes el filete, no verás dibujos
animados» y explica que es mejor «darle mensajes optimistas que le muevan a esforzarse: vamos a
ver los dibujos si te comes el filete».
A cada edad su castigo
EDAD PREESCOLAR 0-5 años
En esta edad todas las técnicas empleadas han de ser aplicadas de forma inmediata porque si no el
niño no entenderá la conexión comportamiento-premio (o castigo),
Premios
Desde que nacen, los bebés saben quién les va a dar algo que quieren y quién no. Saben por el olor
y tono de voz a quien pedir.
Para los más pequeños, el tono de voz amable o serio siempre es motivador o castigador.
A los 2 años empiezan a explorar y tocar todo y es la famosa «etapa del NO», por lo que tendrán
rabietas que habrá que ignorar. Mucha paciencia…
Los pequeños premios de juguetitos y objetos de colores y ruidos que estimulen los sentidos
siempre les gustará, sobre todo si se acompañan de un tono de voz suave y positivo que les refuerce.
Castigo
Son muy sensibles al tono de voz que se dirige hacia ellos, así que es mejor emplear un tono serio y
severo cuando hagan algo malo. También se le puede quitar algún juguete, especialmente si es el
causante del mal comportamiento. Y siempre es efectivo mandarle a la silla de pensar.
EDAD ESCOLAR 5-12 años
Este es un momento de aprendizaje social. Empiezan a tener amigos y su dominio del lenguaje es
mayor. También se les exige más tanto en comportamiento como académicamente. El tema de lo
escolar suele ser un motivo de discusión y enfados entre padres e hijos.
Premios
Hacer actividades con los padres, deporte, cine, cocinar, ir a comer fuera de casa..., siempre
acompañado del halago y en tono motivador.
Estar con los amigos es fuente de diversión y puede utilizarse como potente premio. Sin olvidarnos
de televisión, videojuegos, psp, wii, y demás aparatos electrónicos. Hacer deporte puede ser un
potente reforzador para aquellos niños a los que les guste practicarlos.
Es conveniente avisarles de cuando van a recibir el premio, de qué tienen que hacer para
conseguirlo, para que tengan sensación de control de lo que hacen y de sí mismos… no todo está en
mano de los adultos…
Para disminuir conductas molestas, ignorar siempre es buena fórmula.
Castigo
A estas edades entienden mejor el castigo, así que es bueno que el niño sepa por qué se le ha
castigado y cuándo se le castigará en relación a su comportamiento. Así tendrá más control sobre su
conducta.
Se le puede castigar sin ir con los amigos, sin ver tv o jugar a videojuegos, sin hacer alguna
actividad… A veces con dejarle menos tiempo del habitual sin ver la tv o jugar con amigos ya es un
castigo, no hace falta que sea toda la tarde o toda la semana.
ADOLESCENTES 13- en adelante
En esta etapa son mucho más independientes autónomos. Los premios y castigos son efectivos, pero
el diálogo y la negociación se hacen mucho más importantes y necesarios. Ya no sirve el castigo o
el premio «porque sí», tienen argumentos, discuten, rebaten como auténticos políticos de su propia
causa. Así es fundamental la negociación: habrá temas negociables y temas no negociables.
Es importante entender cómo se sienten y los cambios físicos y sociales por los que pasan. Hay que
empatizar con ellos y no tener miedo a trasmitirles sus valores acerca de las drogas, la sexualidad...
Lo que funciona mejor como premio o castigo es todo lo que pueda ponerles en contacto con los
amigos: móvil, ordenador (tuenti, Facebook, twitter…). Regulen el uso del tiempo que pasan en
estas redes y con la electrónica.
Por encima de todo hay de usar el sentido común, pasar tiempo con ellos para conocerles mejor.
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Apartado III. Educamos en casa
76-¿Por qué la bofetada a tiempo no es un método educativo?
Abc gema lendoiro / madrid Día 23/11/2013
Un cachete suele ser un impulso de los padres, producto de la impotencia, la falta de control, o el
cansancio
La crianza es un tema que provoca muchísimos debates. Padres y madres que se enfrentan a la tarea
más difícil y apasionante de sus vidas: educar seres humanos felices. Antes se decía hombres de
provecho, ahora la preocupación va más hacia derroteros más humanos y más íntimos: la felicidad,
que sean adultos seguros, responsables, felices. Seres humanos íntegros.
Los actuales padres tienen en general una característica común: leen mucho sobre pedagogía,
infancia, educación, se interesan por la crianza de una manera mucho más consciente que hace
décadas. Y esto parece que es, en cierto modo, porque muchos profesionales de la pedagogía se
esfuerzan por publicar cada vez más sus conclusiones sobre cuáles son las mejores maneras de
educar a los niños.
Durante mucho tiempo se tuvo una idea del niño como un ser manipulador y caprichoso que se
tiraba al suelo si no conseguía lo que quería. Estamos hablando de dos, tres, cuatro años, que es
cuando comienzan a sentarse las bases en las relaciones paterno filiales. Parece que muchos padres
ya han entendido por fin que los niños lloran con rabia porque no saben expresarse de otra manera,
no controlan el lenguaje, muchísimo menos sus emociones. No son manipuladores, son ignorantes
en el sentido menos insultante de la palabra. Lo ignoran todo porque son pequeños.
La bofetada no es útil
Muchos padres hacen verdaderos esfuerzos por no perder la calma ante situaciones de sumo estrés
como son las rabietas de los más pequeños. Lo que ellos no saben es que hacer eso, no perder la
calma, es una victoria en sus relaciones de ahora, mañana y siempre. Por eso, la bofetada a tiempo
no es útil, no es buena, agrede, física y emocionalmente al niño, como explica Olga F. Carmona,
Psicóloga Clínica, experta en Psicopatología de la Infancia y la adolescencia por la Asociación de
Medicina Psicosomática y Psicología Médica y codirectora de Psicología CEIBE.
—¿Pegar a los hijos es maltratarlos? Mucha gente justifica la educación con bofetadas con la
famosa frase «una bofetada a tiempo…».
—Primero habría que preguntarse: ¿Qué es a tiempo? ¿A tiempo de qué? ¿De quién? ¿Quién se está
equivocando? ¿Quién no está haciendo lo que nosotros queremos que haga? ¿Quién nos grita?
Porque en ese caso, cada vez que alguien (eso sí, a quien amemos profundamente) se equivoque y
haga aquello que nos parece mal, o nos levante la voz, o nos contradiga, o no obedezca, por favor,
les invito a que lo «maltraten a tiempo». Da risa o estupor. O ambas.
—Si alguien llega a su consulta con un caso así ¿qué le propone?, ¿lo debate?
—Más que debatirse debe extinguirse. De la misma manera que durante años estuvo socialmente
bien visto en la cultura colectiva española que gritar o incluso dar una bofetada a tu mujer era lo
normal y, hoy por hoy, quedan pocos que lo consideren lo normal, nuestra responsabilidad como
profesionales, como padres y como seres humanos es trabajar para extinguir de nuestra cultura que
cualquier forma de violencia sea válida.
—¿Por qué?
—No es ético, no es moral y además, no funciona.
—Entonces, una bofetada no educa…
—No, de manera rotunda. Una conducta no cambia a través de la violencia y un cachete es
violencia. Si se lo damos a un adulto (la idea nos rechina, nos parece inconcebible) sería violencia.
Si se lo damos a un niño... ¿no? Es más débil, más vulnerable, tiene menos información y somos su
referente, su filtro, su mundo. Y su mundo no debe agredirle.
Es un espejismo doloroso
—Sin embargo, hay padres que dicen que les funciona.
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Apartado III. Educamos en casa
—Lo creen porque obtienen la conducta deseada pero tengo que decirles que es un espejismo, y un
espejismo doloroso. Lo que ese niño está haciendo es responder a unas expectativas por miedo, para
evitar el golpe, no aprende nada acerca del porqué no debe hacer tal o cual cosa. Pero es aún peor, a
través del cachete interioriza que el cachete es válido (aunque duela) y lo repetirá para con otros en
sus diferentes manifestaciones. El cachete al niño tiene otras presentaciones, es la ofensa a la pareja,
es el abuso de poder del jefe… El niño, de aprender algo, aprende que la violencia es una
herramienta válida, aunque sea sólo en algunas ocasiones de «baja intensidad». El aprendizaje de
esta premisa, se ha interiorizado.
—¿Realmente por qué lo hacen los padres?
«Si agredimos al niño le estamos dando un ejemplo negativo»
—Porque obedecen a un impulso. El cachete tiene que ver con un impulso no con una estrategia
planificada que tiene un fin, el de educar. Ningún padre, o casi ninguno, planifican dar un cachete o
una bofeteada como parte de un plan. Suele ser producto de la impotencia, de la falta de control y
de recursos, del cansancio, del bloqueo y también, lo voy a decir, de haberlo recibido. Así que brota
de nuestro interior cuando el campo está abonado para ello. Es verdad, a veces los niños nos llevan
al límite. Es nuestra responsabilidad aprender a no reaccionar. Somos los adultos, somos los
educadores. No somos otro niño que responde con igual pérdida de control. Estamos (o deberíamos)
ofreciendo modelos de conducta. Si perdemos el control y agredimos, también le estamos dando un
ejemplo, negativo.
Se puede cambiar la conducta
—¿Cómo ayuda a esos padres? Porque muchos se sienten después muy mal…
—Invito a cambiar el paradigma: ¿Qué tal si en vez de justificar mi agresión para no admitir mi
falta de control o de recursos, me perdono y me comprometo a no volver a agredir a mis hijos? Si
opto por lo segundo me estoy dando la oportunidad de cambiar sin fustigarme y a ellos la
oportunidad de ser educados desde la conciencia.
—¿Escucha con frecuencia la expresión «A mí me pegaron alguna que otra bofetada y aquí
estoy tan normal»?
—Sí, muchas veces y siempre me viene a la cabeza preguntarme ¿quién serías de no haber recibido
esos cachetes? Cuántas batallas internas, conscientes o no, has tenido que librar y cuánta energía
has dedicado a eso, y cuántos de esos cachetes no se reflejan en tu trato hacia ti mismo y hacia los
otros.
«Los niños que fueron tratados con bofetadas desarrollaron trastornos en la edad adulta»
Sirva a modo de ejemplo un estudio de la Academia Americana de Pediatría, en el cual se
obtuvieron datos de 34.000 personas adultas norteamericanas. Las conclusiones revelan que
aquellas que fueron tratadas en su infancia con tratos tales como empujones, bofetadas, gritos,
desarrollaron trastornos en la edad adulta. Con el tiempo, aquellos que recibieron un «cachete a
tiempo» fueron más propensos (entre el 7% y el 4%) a conductas antisociales, dependencia
emocional y paranoias.
Desde la pedagogía, la psicología y otros campos que estudian el comportamiento humano nos llega
información más que suficiente sobre las consecuencias de un modelo educativo a abolir, caduco,
pernicioso, lesivo, que ve al niño como un ser inferior al que hay que adiestrar. Si como padres y
educadores, tomamos caminos alternativos, basados en el respeto profundo y en el amor, nos
haremos mejores personas en el intento y, con toda seguridad, ayudaremos a formar mejores seres
humanos, no contribuyendo a cronificar un sistema impregnado de violencia.
No debemos confundir firmeza con agresión. Podemos y debemos ser padres y educadores
firmes, que establezcan un marco de juego conjunto y ofrezcan pautas, pero siempre desde la
coherencia, la prevención, el respeto y la empatía. El “cachete” nunca es a tiempo.
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Apartado III. Educamos en casa
77-Las ocho frases que dijo tu padre y juraste no repetir a tus hijos
abc familia / madrid Día 18/03/2013
«Ellos ya saben que les quiero», «solo entienden los
castigos»... son algunas de las más habituales
Muchos padres reproducen los clichés heredados de sus
progenitores
Son clichés heredados de nuestros padres, esas frases que un día nos aburrieron hasta la saciedad y
prometimos no repetir a nuestros hijos, pero cuando nos ha llegado el momento de ser también
papás han salido por nuestra boca con total naturalidad.
El centro Tisoc Coaching ha elaborado un listado de esos clichés en los que reincidimos al llegar a
la edad adulta y abordar la paternidad. Porque como afirma Rafael Adame, responsable del curso
Coaching para padres: «Cuando nos llega el momento de ejercer como padres solemos imitar lo que
hicieron nuestros progenitores con nosotros mismos, incorporando algunas ideas que hemos
aprendido por el camino. Sin embargo, existe la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva,
descubrir nuevas habilidades y adoptar estrategias que te permitan retomar la armonía en tu vida»
señala. He aquí los ocho comportamientos, más habituales, que hemos copiado y reproducimos a
nuestros hijos:
1. «Pide por esa boca, cariño mío». El padre compra cualquier cosa que pida su hijo y accede a
muchos caprichos para compensar su falta de disponibilidad. De esa manera, intenta limpiar su
sentimiento de culpabilidad por no estar con sus hijos el tiempo que necesitan.
2. «El profesor le ha cogido manía». Si ante cualquier dificultad que deban enfrentar sus hijos
asume que la culpa siempre es de alguien o algo externo, no está fomentando en ellos el sentido de
la responsabilidad.
3. «Niñeros digitales». No da abasto. Tras una larga jornada de trabajo tiene más trabajo en casa
esperando. Y es tentador dejarse llevar por la solución más cómoda: dejar que el televisor, el
ordenador o la videoconsola se ocupen de entretener a nuestros hijos.
4. «Ellos ya saben que les quiero». Es su padre, y todos damos por sentado que los padres quieren
a sus hijos, pero: ¿se lo dice? Ellos, y usted también, necesitan que les digan que son queridos e
importantes.
5. «Solo entiende el castigo». El castigo es la vía más rápida y cómoda para que un niño o niña
deje de hacer lo que no debe. Y puede funcionar si lo que quiere es que deje de comportarse mal…
¡Delante de usted¡ Pero al castigarle no está cambiando un hábito, simplemente delimita el ámbito
donde se produce: cuando usted no está.
6. «Poli bueno, poli malo». En el núcleo familiar deben vivirse unos valores y unas formas de
hacer compartidos. La falta de unidad en los progenitores desorienta a pequeños y jóvenes. Puede
haber discrepancias, es natural, pero los padres deben enseñar a sus hijos a gestionarlas de forma
abierta y transparente.
7. «Me saca de mis casillas». Los hijos, a medida que van creciendo, van desarrollando sus propios
intereses y deseos y, afortunadamente, empiezan a defenderlos y reclamarlos. Si no los comparte o
no le parecen adecuados, chillar y perder los nervios es la mejor manera de autorizar la violencia
verbal. ¡No pida silencio a voces!
8. «Le entra por una oreja y le sale por otra». No se esfuerce en articular largos discursos sobre
buenos modales y buen comportamiento; no les interesan. Demuestre con su propio
comportamiento lo que está bien y lo que no lo está, eso sí, tenga siempre preparado un buen
argumento. El «porque lo digo yo» es difícil de entender hasta para usted ¿verdad?
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Apartado III. Educamos en casa
78-Las cosas que no debes decir a tus hijos
ABC - Gema lendoiro Día 12/10/2013 Lo que dicen los padres son verdades absolutas para sus hijos,
por eso hay que prestar mucha atención a lo que se transmite
Estrés, agobios, problemas económicos, laborales, una mala
noche y encima un atasco. Y al final, revientas. Y con quién
menos lo merece: tu hijo. Con un grito o una mala frase que,
puede parecer inofensiva, pero no lo es. Para los niños, especialmente en su primera infancia, lo que
sus padres dicen lo toman como verdades absolutas. Si tú le repites cada vez que se cae o tira
algo: «qué torpe eres», crecerá creyendo que de verdad lo es.
Es muy importante, por tanto, cuidar lo que les decimos si lo que pretendemos es crear desde la
base niños seguros de sí mismos, confiados y felices. Nada es más importante para que un adulto
sea feliz que tener una infancia llena de amor y confianza. Y eso es tarea de los padres.
Mónica Serrano Muñoz, psicóloga, especialista en acompañamiento psicológico y emocional de
personas que se encuentran en etapas de su vida relacionadas con el ámbito perinatal, conoce bien
este asunto. Posee formación específica de doula y en asesora de lactancia. Es la autora del Blog
Psicología Infantil y Crianza con Apego y formadora experta de La Pedagogía Blanca y
actualmente ofrece formación (presencial y on line) para padres y profesionales sobre temas
relacionados con la Maternidad y Crianza Respetuosa.
¿Por qué no es conveniente decir ciertas cosas a los niños?
Es esencial conocer cómo reciben los niños pequeños estos comentarios o actos por parte de sus
padres para comprender la importancia que tienen en su desarrollo personal. Las características
evolutivas del pensamiento de los niños durante la infancia temprana (2 a 6 años) lo explican
claramente.
Según la psicóloga, a esas edades «los niños no son todavía capaces de realizar inferencias a partir
de propiedades no directamente observables». Es decir, que se basan en lo que perciben (en las
apariencias). Su pensamiento «se focaliza en un solo aspecto de la situación, obviando distintas
perspectivas o puntos de vista diferentes, no pueden relacionar todavía estados los iníciales y finales
de un proceso, ignorando las transformaciones dinámicas intermedias».
Todo esto hace que el niño perciba las situaciones de manera concreta, siendo aún incapaz de
comprender matices no observables de la realidad. Así, creerán lo que les decimos al pie de la
letra, sin tener en cuenta otros aspectos que están influyendo en la situación (como que estemos
nerviosos, muy cansados o enfadados y que cuando se nos pase nos encontraremos mejor).
De este modo, hay ciertas cosas que jamás deben decirse a los hijos, más aún cuando éstos son
pequeños.
Lo que decimos y lo que ellos interpretan
Uno de los comentarios más frecuentes ante situaciones de enfado es el típico «¡Estoy harto!» o
«No puedo más». Esta expresión la utilizamos con mucha frecuencia y la asociamos a diversas
situaciones. Sin embargo, cuando se la decimos a nuestro hijo, éste entiende que nos hemos
cansado de él, simplemente.
Esta interpretación genera mucha inseguridad a los niños porque creen que nos hemos cansado de
cuidarlos, de protegerlos y se sienten indefensos.
144
Apartado III. Educamos en casa
Otras expresiones que deben evitarse toda costa son las que comienzan por «Eres…» seguido de un
adjetivo negativo. El verbo ser indica un rasgo, permanente, difícilmente modificable. Cuando lo
utilizamos con el niño, le estamos transmitiendo una característica que consideremos inherente a su
forma de ser (eres vago, eres tonto, eres malo, eres torpe…).
Sin embargo, si en vez del verbo ser utilizamos el verbo estar o el verbo hacer, estaremos
haciendo alusión a un estado (transitorio, modificable) en vez de a un rasgo, y el niño lo recibirá
como tal.
Así, si decimos «Lo que has hecho no está bien» en vez de «Eres malo» o «Estás hoy un poco
despistado» en vez de «Eres torpe», estaremos comunicándonos con el niño de una manera mucho
más constructiva, ya que un estado es mucho más fácilmente superable que un rasgo.
Cuando hacemos alusiones negativas en forma de rasgos permanentes, estamos influyendo muy
negativamente en el desarrollo de la autoestima del niño.
Asimismo, las amenazas del tipo «¡Te vas a enterar!», «Se lo voy a decir a tu padre» o «Te vas a
quedar castigado», «Va a venir un lobo y te va a morder» enseñan al niño a respetar normas y
límites en base al miedo. Esto es del todo inadecuado, pues genera al niño mucha inseguridad y le
hace actuar (o no actuar) en función de una situación negativa externa a él.
De este modo, el niño no tiene la posibilidad de aprender sobre un modelo actitudinal positivo, si no
que aprende en base a la evitación de una consecuencia negativa o atemorizante. Cuando el niño
crece y pierde el miedo a la consecuencia, no habrá desarrollado la capacidad de autocontrol y
gestión de las propias emociones, tan necesarias a lo largo de toda la vida.
Por otra parte, prometer cosas que no se van a cumplir, como, por ejemplo, «Cuando te
despiertes estaré aquí contigo», sabiendo que esto no va a poder ser, genera a los niños una gran
desconfianza y sensación de indefensión.
Cuando mentimos al niño, éste se siente del todo desorientado, pues pierde la referencia segura que
constituyen sus padres, al no saber si lo que le dicen va a suceder realmente o no.
Por último, teniendo en cuenta las fechas que se aproximan, es importante evitar chantajes basados
en figuras navideñas, del tipo «Te van a traer carbón», «Papá Noel se va a disgustar», «Este año no
vas a tener regalos». Este tipo de frases son amenazas basadas en mentiras, como hemos
explicado anteriormente. Generan desconfianza, baja autoestima e indefensión en el niño.
La psicóloga, concluye, lo importante que es «cuidar lo que les decimos a nuestros hijos, si
cambiamos los comentarios negativos y las amenazas por la expresión positiva de las propias
emociones y necesidades, estaremos comunicándonos con ellos de una manera constructiva y
favorecedora de su adecuado desarrollo personal».
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Apartado III. Educamos en casa
79-Las cosas que sí debes decir a tu hijo
ABC gema lendoiro / madrid Día 19/10/2013 - fotolia
La autoestima de un niño, su confianza en sí mismos... depende de los mensajes positivos que le
envíen los padres
Con frases como «tu puedes», «lo vas a hacer muy
bien»... transmitimos al niño confianza en sus
capacidades
Lo que piense cada niño de sí mismo dependen de los
mensajes que le den los padres. También su autoestima,
el hecho de sentirse querido o valorado, la confianza en
sí mismo, su propia motivación... El desarrollo positivo
de los hijos están en sintonía con los gestos de afecto, dedicación, frases, palabras y comentarios
que los padres les dirijan cada día. Practicar el refuerzo positivo hace más feliz a los niños. Y solo
hay que educar basándose en hacer énfasis en las cosas buenas que hacen a diario.
Mónica Serrano Muñoz explica las cosas que sí se deben decir a los hijos para se desarrollen de
forma feliz y positiva. Ella es psicóloga, especialista en acompañamiento psicológico y emocional
de personas que se encuentran en etapas de su vida relacionadas con el ámbito perinatal. Posee
formación específica de doula y en asesora de lactancia. Es la autora del Blog Psicología Infantil y
Crianza con Apego y formadora experta de Pedagogía Blanca. Actualmente ofrece formación
(presencial y on line) para padres y profesionales sobre temas relacionados con la maternidad y
crianza respetuosa.
Mensajes reconfortantes
Con un ejemplo Mónica Serrano ilustra los beneficios que aporta enviar mensajes positivos a
nuestros hijos: «Para comprender la importancia de los comentarios positivos —dice— hacia
nuestros hijos, vamos a reflexionar primero sobre una cuestión: ¿Qué comentarios os gusta a
vosotros recibir de parte de vuestra pareja, amigos o jefes? Seguramente todos estemos pensando
frases parecidas: te quiero, qué bien lo has hecho, me encanta estar contigo...».
A todos nos gusta que nos digan el valor que tenemos para otras personas
Puesto que una importante parcela de lo que nosotros pensamos sobre nosotros mismos parte de la
información que recibimos de los demás, a todos nos gusta que nos transmitan el valor que tenemos
para otras personas. Esto constituye un refuerzo a nuestra autoestima que resulta muy
reconfortante.
En el caso de los niños pequeños, su identidad personal, su autoconcepto y su autoestima están en
pleno proceso de desarrollo. Estos aspectos de la personalidad del niño son el resultado de un
proceso activo de construcción por su parte a lo largo de todo su desarrollo. Inicialmente, el
autoconcepto de los niños suele basarse en la información que extrae de experiencias concretas y
aisladas, basándose en evidencias externas y cambiantes.
Así pues, la información y valoración que de sus actos reciben del exterior son la base de la
construcción del autoconcepto y la autoestima de los niños. Además, es importante no dar por
hecho que nuestros hijos conocen nuestros sentimientos y lo que pensamos de ellos, pues el niño
pequeño basa su conocimiento en su experiencia concreta sobre el mundo. No es hasta más adelante
cuando su nivel de desarrollo le permitirá hacer inferencias, captar estados emocionales sutiles e
interpretar situaciones abstractas.
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Apartado III. Educamos en casa
Seis hábitos para que crezcan felices
—Por ello, los comentarios positivos que los niños reciben por parte de sus padres son esenciales
para la construcción de un autoconcepto y una autoestima positiva. En este sentido, se hace
imprescindible transmitir de forma explícita nuestras emociones y valoraciones hacia nuestros hijos.
—Nosotros sabemos lo mucho que queremos a nuestros hijos. Se lo demostramos a diario con
nuestros juegos, cuidados y acompañamiento. Sin embargo, es importante verbalizar un «Te
quiero». De este modo estamos transmitiendo de manera inequívoca nuestros sentimientos y así los
recibe el niño.
—Es fundamental expresar a los niños comentarios que refuercen su sensación de autoeficacia:
«Tú puedes» o «lo vas a hacer muy bien» son comentarios que transmiten al niño nuestra confianza
en sus capacidades, lo cual incrementa su confianza en sí mismo y le motiva a seguir adelante.
—Es importante, no obstante, transmitir un optimismo realista, sin caer en la exigencia de
acciones o actitudes para las que todavía no están preparados.
—Además, es esencial transmitir al niño su valía personal, que son personas únicas, importantes
y maravillosas y que a nosotros nos hace enormemente felices ser sus madres/padres y que ellos
sean nuestros hijos.
—Dedicar un tiempo cada día a comunicarnos positivamente con nuestros hijos es una
experiencia muy satisfactoria, enriquecedora y beneficiosa para toda la familia.
147
Apartado III. Educamos en casa
80-Las normas no se van de veraneo
ABC laura peraita / madrid Día 29/07/2013 foto:
colourbox
Se pueden retrasar los horarios pero no hay que
alterarlos demasiado
Una niña echa una mano en casa ayudando a fregar cacerolas y
platos
Las normas no se van de vacaciones, deben seguir presentes en cada hogar y los expertos
recomiendan, además, mantener ciertas rutinas en activo. «La rutina en verano es saludable —
asegura Sergi Banús, psicólogo de psicodiagnosis.com—, porque supone para los niños un
entrenamiento beneficioso a largo plazo, ya que aprenden que han de tener cierto hábito de
esfuerzo y capacidad de sacrificio que les vendrá muy bien para el resto de su vida, tanto personal
como profesional».
Para Susana de Cruylles, psicóloga clínica y coordinadora del Programa de Padres del Servicio de
Psiquiatría-Salud Mental del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, la falta de reglas y rutina
es el caos seguro. «Los niños necesitan tener su rutina de comidas y sueño y, aunque bien es cierto
que en verano se pueden retrasar los horarios, no conviene alterarlos demasiado y que, por
ejemplo, un día el niño se acueste a las doce de las noche y otro día a las nueve. Así le estaremos
confundiendo y afectará negativamente a su salud, no dormirá bien, alteraremos su ritmo de
comidas y apetito, lo que repercutirá en su rendimiento», reconoce Susana de Cruylles.
Siguen aprendiendo y divirtiéndose con rutinas más amenas
Alicia López de Fez, fundadora y directora del centro de Psicología López de Fez en Valencia,
siempre recomienda a los padres, trabajen o no, que apunten a sus hijos en algunos de los
múltiples cursos de las escuelas de verano. «No a cualquier curso —resalta—sino a aquel que se
adecúe más a sus habilidades y gustos. Se trata de que el niño se divierta y aprenda mientras tiene
una rutina más amena».
La cuestión es que no pierdan el tiempo y que estén activos. Es un esfuerzo por desterrar la imagen
de nuestro hijo o hija tirados en el sofá haciendo zapping todo el día frente el televisor por el mero
hecho de estar de vacaciones. «Se les puede permitir ver la tele más tiempo que el dedicado
durante el resto del año, pero eso no implica pasar las horas muertas así porque, además, les aburre.
Si se les apunta a unas clases de deportes, talleres artísticos, teatro... en función de lo que más les
ilusione, se sentirán motivados, sabrán que tienen una misión en el día y se divertirán».
Más responsabilidades
Alicia López de Fez señala, además, la importancia que tienen estos cursos desde el punto de vista
de que se relacionan con otros niños. «Recomiendo a los padres que les apunten a cursos de verano
que no se impartan en su mismo colegio. La razón es que cambiarán de aires, lo que siempre es
adecuado, y que conocerán a otros niños que les aportarán otros puntos de vista».
Aprovechar el verano para enseñar a los pequeños tareas más complicadas
Los expertos en trabajar la conducta de los niños encuentran en las vacaciones el periodo ideal para
desarrollar una serie de pautas y transmitir a los hijos unas responsabilidades que el resto del año,
por cuestión de tiempo, es más difícil de llevar a cabo. «Resulta el momento ideal para enseñar a los
pequeños a poner la mesa y el desayuno, a que hagan la cama solos, a recoger los platos después
de comer... Si se les hace partícipes y se les reconoce su labor y esfuerzo, ellos se sentirán
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Apartado III. Educamos en casa
orgullosos y aprenderán a colaborar en las labores de casa que, después, durante el resto del año,
tendrán que seguir realizando», concluye.
La rutina no debe romperse, aunque sí suavizarse.
81-Mantener las rutinas
l. p. madrid
Para todos
La psicóloga Susana de Cruylles añade que los padres pueden darse un pequeño respiro estando
unos días sin niños, mandándoles fuera o dejándoles con los abuelos o familiares. «Ustedes también
se lo merecen», puntualiza.
Esta psicóloga reconoce que, a pesar de que las familias estén de vacaciones, deben mantener una
rutina con los hijos. Estas son sus recomendaciones:
Para los más pequeños
—Mantener un horario: aunque no hay que levantarse tan temprano, es bueno para los ritmos
biológicos humanos que haya un horario aproximado diario para ir a dormir. Además los niños
entenderán que, aunque hay horarios nuevos, sigue habiendo normas y disciplina. Lo mismo con
almuerzos y cenas.
—Apúntenles a algún campamento. Harán actividades distintas, aprenderán otros deportes que se
convertirán en futuras aficiones y conocerán niños y niñas diferentes a los escolares.
—Es buen momento para empezar nuevos hábitos, como iniciarse en la placentera lectura
veraniega, hacerse la cama o ayudar en las tareas de la casa. Lo mismo con algún deber escolar
pendiente: sin la presión académica se puede reforzar mejor alguna asignatura que se haya quedado
floja, o potenciar nuevos idiomas.
Para los adolescentes
—Con los mayores no es tan importante programarles actividades, ya que son más independientes,
tienen sus aficiones y sus amigos. Es muy probable que hagan planes con ellos, que no estén en
casa ni un segundo y tengan su propio horario veraniego. Sean flexibles, pero que haya normas y
horarios de salidas y llegadas.
—Organicen intercambios en otro país para que se hagan más autónomos, aprendan otro idioma
y a la vuelta valoren más lo que hay en casa.
—Potencien alguna afición que le guste y haga bien: mejorará su autoestima. Pero, sobre todo,
disfruten todos juntos.
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Apartado III. Educamos en casa
82-Las seis cosas que no hay que hacer si quieres que tu hijo crezca feliz
ABC m. j. pérez-barco / madrid Día 29/08/2013 No dedicarle tiempo, pegarle, decirle que no le
queremos... Así no tendremos una relación
equilibrada con nuestro hijo
Es más valioso atender a nuestro hijo cuando éste lo
requiera. Por ejemplo, cuando sale del colegio y nos
muestra el dibujo que ha hecho en clase
El tiempo libre del verano es un buen momento para reflexionar sobre la relación que tenemos con
nuestros hijos. Hacer un autoexamen puede ser muy conveniente, porque quizá no lo estemos
haciendo tan bien o mal como creemos. Óscar González, profesor y director de Escuela de Padres
con Talento, ha observado que muchos padres cometen errores a la hora de establecer una relación
fluida y equilibrada con sus hijos. En su opinión, esto es lo que no hay que hacer para que los hijos
crezcan felices:
1. No prestarle atención, es decir, no dedicarle nuestro tiempo al niño. Ni prisas, ni agobios, ni
estrés... el tiempo que compartamos con nuestro hijo es único e irrepetible. Por eso, hay que
establecer un orden de prioridades y dedicarle el tiempo y atención que merece. «Una de las peores
cosas que podemos hacer es no atenderlo pues el mensaje que le transmitimos es el siguiente: me
importas bien poco», dice Óscar González. Como mínimo es necesario media hora en exclusiva,
pero este profesor explica que no es tanto cuestión de tiempo como responder en el momento a la
demanda del niño. «Puede ser que al salir de colegio, nos muestre una ficha que ha hecho y su
alegría. En ese momento requiere toda nuestra atención. Es más valioso para él ese instante que la
media hora de después».
Claro, que el profesor advierte que esto no hay que confundirlo con ignorar las conductas negativas
del niño, por ejemplo cuando coge una rabieta. Entonces, lo mejor es ignorarle.
2. Nunca debemos decirle que no le queremos o amenazarlo con que no lo vamos a querer. El
cariño y amor hacia nuestro hijo es innegociable, incondicional y no podemos usarlo como arma de
chantaje.
3. No coaccionarle ni imponerle ideas y conductas. Los padres son los guías de los hijos, sus
acompañantes. Por eso, deben dejarle que evolucione y, a medida que vayan creciendo y
adquiriendo mayor autonomía, empezará a tomar sus propias decisiones. Debemos dejar que sean
ellos quienes las tomen (podemos aconsejar pero no imponer) y que aprendan que en esta vida todo
tiene consecuencias.
4. No tener en cuenta sus emociones, es decir, no dejar que expresen sus sentimientos. Desde bien
pequeños se les puede enseñar a que identifiquen las emociones: tristeza, enfado, alegría... Y
cuando son más mayores aprovechar cualquier momento para conversar sobre cómo se siente él o
cómo se siente otro. Por ejemplo, los dibujos animados ayudan a expresar muchas emociones.
González también recomienda que «los padres muestren sus emociones a los hijos e incluso pueden
explicarles y mostrar que están enfadados por alguna conducta impropia del hijos».
5. Permitirle absolutamente todo. No establecer normas y límites, dejando que el niño imponga su
voluntad dónde y cuando él quiera. Así no alcanzará la felicidad. Está demostrado que los niños
necesitan escuchar de nuestra voz la palabra «NO», pues les ayuda a comprender que viven y
conviven en una sociedad que se rige por normas y no por un deseo irrefrenable.
6. Castigarlo físicamente. El castigo físico es algo que tenemos que desterrar de la sociedad actual.
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Apartado III. Educamos en casa
83-Las seis virtudes de unos buenos padres
ABC m. j. pérez-barco / madrid Día 26/11/2013 – fotolia
Sentido común, autoridad... Es la opinión del juez
de menores Emilio Calatayud, conocido por sus
sentencias ejemplares
El buen padre y la buena madre saben decir «No» a
sus hijos
Quizá diga lo que muchos piensan y no se atreven a
decir. El juez de menores Emilio Calatayud es
conocido por sus sentencias ejemplares: a un delincuente analfabeto le condenó a aprender a leer; a
chicos que infringen las normas de tráfico les obliga a acompañar a las patrullas en carretera; a
niños de clase alta a servir a indigentes... Sus sentencias tienen un gran valor pedagógico y una
enorme carga educativa.
En una entrevista a ABC, el juez resume las virtudes que deben reunir los buenos padres: «Sentido
común, poner límites con cariño y respecto, autoridad, conocer a los amigos de su hijo, apoyar a
los maestros y saber decir que "no" a tiempo». Y eso desde el primer día de vida de su hijo. Sin
duda, y como él mismo reconoce, una tarea difícil.
Calatayud, que juzga delitos de menores a diario, está preocupado por la escalada de casos de malos
tratos de padres a hijos que llegan a su juzgado. Sabe muy bien lo que no se debe hacer para que las
familias no lleguen a esos extremos. «Estos chicos no conocen los límites; los padres no suele estar
de acuerdo en la educación de los hijos; los padres les dan todo, con excusas del tipo "pobrecito
que no pase lo que nosotros hemos pasado"»... Explica que también influyen las amistades y, a
veces, el consumo de sustancias.
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Apartado III. Educamos en casa
84-Los cinco tipos de papás que existen hoy
ABC- m. j. pérez-barco / Madrid Día 19/03/2013 Los padres han perdido el miedo a expresar en público su afectividad hacia los hijos y les dicen
«te quiero»
A los padres les da «menos vergüenza mostrar cariño a sus hijos»
Si hay una faceta en la que los padres españoles están ganando terreno en los últimos tiempos es en
demostrar cariño a sus hijos. Cada uno con su propio estilo educativo, sus principios y valores, han
avanzado en expresar su afectividad hacia su prole. «Les da menos vergüenza mostrar cariño. Es
más frecuente ver que, en público, dan un beso, un achuchón o dicen "te quiero" a su hijo», afirma
la psicóloga Gema Theus.
No les ha quedado más remedio. La incorporación de la mujer al mercado laboral y la evolución de
las familias les ha conducido a asumir los roles tradicionalmente exclusivos de la madre. «Hoy en
día cualquiera de los progenitores es el encargado de la alimentación, la higiene o la aplicación de
premios y castigos. Podríamos decir que los padres son más maternales. Pero no olvidemos las
posibles reticencias que todavía persisten en algunos en realizar ciertas tareas como cambiar pañales
o bañar a los pequeños. Afortunadamente, estos estereotipos están más desterrados de la mente
masculina», dice Noemí Fernández, psicóloga experta en psicoterapia infantojuvenil y de la
adolescencia y directora de ISEP Clínic Granada y Málaga.
Algunos, aunque los menos, ya comparten la baja de maternidad, disfrutan de su propio permiso de
paternidad y hasta de lactancia, e incluso solicitan excedencias para el cuidado de hijos. Aún así, los
padres españoles «han cambiado más su mentalidad que los hechos. Para ellos la paternidad es
algo gratificante, pero eso no significa que disfruten despertándose por la noche para atender al
niño o saliendo del trabajo cuando su hijo tiene fiebre», estima Gema Theus.
Cultivar emociones
En cualquiera de los casos, el buen padre se puede hacer con el crecimiento y el desarrollo de su
hijo. «Ahora el padre también proporciona afecto, apego y vínculo. Y eso se puede aprender: tiene
que cuidar no solo los aspectos físicos, sino también esa inteligencia emocional más propia de la
madre. Hoy en día debe ser capaz de sentarse y escuchar a su hija de cuatro años que le han pegado
en el colegio y entender que eso hacer sufrir a la niña», aconseja Sergi Banus, psicólogo infantil y
director del gabinete Psicodiagnosis. Aprovechar las rutinas diarias, como ir a buscar al niño a la
escuela, leerle un cuento o jugar con él ayuda a conectar con los hijos.
«Para ser un buen padre hay que saber qué necesita nuestro hijo»
«Y ese trabajo es constante», en opinión de Noemí Fernández. «Si queremos ser un buen padre es
importante saber qué necesita nuestro hijo, de modo que podamos ir modificando nuestro
comportamiento en función de esas necesidades», recomienda.
Por todo ese esfuerzo que muchos realizan para involucrarse en el cuidado y desarrollo de sus hijos
y porque empiezan a cambiar las cosas: Feliz Día del Padre. La psicóloga Gema Theus establece estos perfiles de los padres de hoy, tras ocho años como
directora de una escuela infantil:
Ausentes: Separados o divorciados que rehacen sus vidas con nuevas parejas o nuevas ocupaciones.
Apenas están presentes en la vida del niño, solo en los momentos de la visita. Ni padres ni niños
disfrutan de la relación. Los niños pueden reaccionar ante el padre con miedo o extrañeza. La madre
asume los dos papeles al cien por cien.
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Apartado III. Educamos en casa
Muy ocupados: Más del 50% de los padres actuales, que quieren mucho a sus hijos a los que
apenas ven por motivos laborales. Los padres están orgullosos de sus hijos pero delegan en la madre
todo el cuidado. Los niños desean ver a su padre porque significa juego y diversión. Pero, a veces,
papá es ese personaje distante que siempre está cansado y con el que hay que portarse bien.
Comprometidos: Todo su tiempo libre es para sus hijos, pero tienen poco tiempo y delegan en la
madre. El padre es una figura secundaria con una buena relación con los hijos, porque sigue siendo
la madre el refugio y la seguridad cuando algo ocurre.
Al 50%: Padres con un horario laboral que les permite compartir las tareas con las madres. El niño
se siente seguro con ellos. Los padres llevan al cole a sus hijos, se quedan con ellos por las tardes...
El niño asume a ambos progenitores por igual.
A tiempo completo: La prioridad es su hijo. Dejan su trabajo o piden excedencias para cuidarle
como una madre. Quieren ver crecer a los niños y disfrutar de ellos. Son padres que a veces su
inseguridad y miedo a equivocarles les hace más perfeccionistas. Los niños se sienten seguros con
papá.
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Apartado III. Educamos en casa
85-Los 10 fallos más habituales al educar a un niño
ABC- l.peraita Día 28/10/2013
Queremos ser «padres 10», pero en el intento siempre
hay errores
Convertirse en padre y educar a los hijos no es tarea
fácil. Nadie nos da un manual en el momento de su
nacimiento para guiarnos de todo lo que hay que hacer
en cada momento. Es normal que surjan dudas y que
actuemos a veces bajo la incertidumbre de si hemos obrado bien o no. Todos nos equivocamos
alguna vez, según los expertos.
El psicólogo David Cortejoso, creador de Psicoglobalia.com, enumera los fallos más comunes en
los padres y los posibles remedios:
1. No escuchar al niño: es bastante habitual que no les demos tiempo suficiente a explicarse o a
expresarse, cortándoles, siendo autoritarios o dando por hecho lo que nos van a contar sin darles la
oportunidad para ello. Déjalo hablar, ten paciencia.
2. No reconocerle sus virtudes o puntos fuertes: parece que muchas veces solo nos fijamos en sus
fallos o defectos para intentar corregirlos, y nos olvidamos de alabarle lo que hace bien o sus puntos
fuertes. El halago es un arma muy fuerte en su educación.
3. Hay que respetar su personalidad: cada niño es único y diferente. No tenemos porqué educarle
para que haga lo mismo que el resto de los niños. Cada uno elige su camino, sus objetivos y
propósitos, por lo que no todos los niños deben ser iguales.
4. Sobreprotegerles: es un error bastante común. La sobreprotección se produce por el temor de los
padres a que le pase cualquier cosa al niño, desconfiando de su propia valía y acarreándole unas
serias consecuencias. Hay que darle autonomía en su justa medida.
5. Acostumbrarles a que les hagan todo: son aquellos padres que hasta les siguen partiendo el
filete cuando el niño tiene 9 años… A los niños hay que enseñarles a valerse por sí mismos, tienen
una edad para aprender cada cosa, y cuanto antes lo aprendan mejor, sin apresurarse tampoco, claro.
6. Gritarles: por desgracia recurrimos al grito más de lo que debiéramos en muchas ocasiones. Los
gritos les acarrean muchas consecuencias negativas.
7. Cuando hay hermanos, intentar educarlos igual: una cosa es que al haber hermanos
intentemos transmitirles los mismos valores, que es lo correcto, y otra cuestión es que intentemos
que sean iguales en todo, que no es correcto. Cada niño es distinto, y se debe educar en la
individualidad. Un hermano tendrá unos puntos fuertes y otros débiles que habrá que corregir, y en
otro hermano habrá otras cuestiones a limar.
8. Compararles: algo a lo que recurrimos constantemente. Mira tu hermano como…, si fueras
como tu primo que…, mira Luis tu amigo lo bien que… Debemos evitar las comparaciones, cada
niño es de una manera, y a lo mejor otro es mejor en esto o aquello, pero tu hijo lo será en otra cosa.
Ellos ya saben compararse y usar sus propios modelos, no debemos atormentarles con continuas
comparaciones todos los días.
9. No limitarlo en cosas sin verdadera importancia: está claro que si tu hijo te hace un buen
dibujo en la pared de casa no está bien y te vas a enfadar, pero sopésalo, piensa si el dibujo es
bueno, si es más importante la pared o la creatividad de tu hijo… No lo grites, corrígelo y dale los
medios para que haga sus creaciones en el lugar adecuado. Darle cierto margen de actuación es muy
importante para que tu hijo aprenda, explore y descubra poco a poco sus intereses, capacidades y
limitaciones.
10. No comunicarnos: da igual la edad y el tema. La cuestión más importante a la hora de educar a
un niño es hablar con él y que él hable contigo. De sentimientos, de temores, de dudas, de amistad,
de sexo… una buena comunicación creará un buen vínculo entre padres e hijo.
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Apartado III. Educamos en casa
86-La pérdida de la autoridad de los padres, clave en la violencia filio-parental
L.M.abc de sevilla / Dos Hermanas Día 28/11/2013 Dos expertos apuntan como primeros síntomas la manipulación
de los hijos sobre sus padres durante una charla impartida en
Dos Hermanas
Charla impartida por los psicólogos Ascensión Ramírez y Jesús Luna
La pérdida de la autoridad que ejercen los padres sobre los hijos es el factor clave que puede
desembocar a la larga en conductas violentas filio-parentales. Así lo han explicado los psicólogos,
expertos en Terapia de Conducta y con experiencia en el campo de los niños y adolescentes,
Ascensión Ramírez Cagigas y Jesús Luna García, que han impartido una charla magistral en el
Centro Cultural La Almona, organizada desde la Delegación de Bienestar Social del Ayuntamiento
de Dos Hermanas, para proporcionar a padres, educadores e interesados en general, las pautas para
poder detectar estos comportamientos violentos.
Pese a que el problema de la violencia de los hijos hacia los padres gira en torno al menor, estas
conductas encierran un problema mayor, que viene de la propia estructura familiar. Niños que
ejercen el control sobre sus padres, en familias donde se ha originado una disfunción de los roles
sociales.
Por qué surge la violencia
Algunas teorías apuntan a la permisividad que los padres ejecutan frente a sus hijos y a que la falta
de tiempo que se pasa con ellos, por motivos laborales, se cubre con aspectos materiales que
conlleva la creación, poco a poco, de niños caprichosos. Aun así, Jesús Luna recuerda que lo
importante no es la cantidad de tiempo que se esté con los hijos, sino más bien la calidad en la
educación y las normas que se establezcan en la casa.
Reforzar un comportamiento inadecuado del niño, como una rabieta al tener la negativa de sus
padres por hacer o conseguir algo, significa un paso atrás en la autoridad que los progenitores
ejercen, ya que si finalmente los padres, por cansancio o rutina, lo permiten estarán provocando
cada vez un mayor control del hijo.
Perfiles
Los psicólogos recopilan, además, los diferentes perfiles donde se origina este tipo de violencia
filio-parental. Son familias, habitualmente, de clase media-alta, a tenor de los casos que llegan a
estamentos judiciales. En líneas generales, estas conductas agresivas suelen darse cuando los hijos
son testigos de violencia en el hogar, en adopciones y divorcios que sean conflictivos, por
reacciones al consumo de sustancias o bien en niños con pautas educativas concretas al sentirse
«especiales y únicos».
Los primeros síntomas de esta violencia filio-parental pueden aparecer a muy temprana edad, desde
los dos o tres años, en forma de rabietas, que van evolucionando –si no se controla el problema- en
amenazas, insultos, manipulación, daños al mobiliario y, por último, la violencia manifiesta que
puede aparecer entre los 14 y los 19 años.
Pautas para atajar el problema
Luna apunta, sin embargo, que la detención de los primeros síntomas son fundamentales a la hora
de establecer los mecanismos de prevención adecuados para poder parar este tipo de conductas. Lo
primordial, en estos casos, es ejercer lo que se llama en el argot profesional una «respuesta
proactiva», es decir, fijar un tipo de medida, desde el respeto hacia el menor y sin violencia, que
sea siempre la misma y que esté basada en no permitir que se siga dando esa conducta. En este
155
Apartado III. Educamos en casa
sentido, es importante tener en cuenta que lo hay que censurar es el comportamiento y no al
menor, para evitar que éste se sienta rechazado.
Junto a ello, surge además la necesidad de fijar las mismas respuestas ante determinados
comportamientos por parte de ambos progenitores, de forma que el hijo sepa con seguridad que
«determinados comportamientos tendrán siempre las mismas consecuencias».
El psicólogo Jesús Luna resalta, también, la necesidad del trabajo que ejercen los profesionales no
sólo con los padres, sino también con los menores en los casos que llegan, con el fin de enseñar a
los jóvenes las habilidades necesarias para que excluyan la violencia y sean capaces de controlar
sus impulsos.
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Apartado III. Educamos en casa
87-«La clave de la educación está en enseñar a tu hijo a generar opciones»
Abc c. fominaya / madrid Día 19/12/2013
El finlandés Matti Hemmi es el autor del vídeo «¿Te atreves
a soñar?», un viral visto por más de cuatro millones de
personas
Matti Hemmi, el autor del vídeo viral « ¿Te atreves a soñar?»,
con más de cuatro millones de visitas en internet, es afable, divertido, y como no, un soñador nato.
Su nombre, su aspecto de finlandés y su perfecto castellano desorientan, tanto, como su
planteamiento vital, que es ayudar a la gente a conseguir sus sueños. En la versión escrita del
famoso vídeo enseña a los adultos cómo hacerlo. Nosotros le hemos preguntado por el capítulo
referido a la familia. « ¿Sabes con qué sueñan tus hijos? ¿Les ayudas a conseguirlos o, por el
contrario, les desanimas?» Piénsalo por un momento... », pregunta a ABC. «Mi recomendación es
que dejes a tus hijos hacer lo que a ellos les apasione. No quiero decir con esto que les dejes estar
todo el día tirados en el sofá viendo la televisión o jugando con videojuegos. Hay unos límites
mínimos de desarrollo que estoy seguro que sabrás poner. Se trata más bien de educar a los hijos
para que funcionen desde la autonomía. Pero lo más importante es que vayas descubriendo cuál es
su pasión para dejarles que la cultiven, de exprimir al máximo su potencial», explica.
—Usted en su libro empieza hablando de que todos tenemos una «misión» en la vida. ¿Puede
explicar esto?
—Lo primero es saber que hemos llegado a este sitio redondo y azul que se llama tierra, y tenemos
dos obligaciones: una identificar nuestra misión, y otra calcular cómo y cuándo podremos llegar a
ella. ¿Para qué hemos venido aquí? En un plano absolutamente práctico, no en plan místico ni
religioso, deberíais preguntarnos... ¿qué me sale de dentro, cuál es mi esencia? ¿qué podría hacer en
la vida que fuera lo que me permitiese ser más feliz? Esa misión tiene que ver con la vocación, con
la pasión, o con esa pulsión interior que no sabemos muy bien de dónde viene pero que nos hacer
ser más felices. A su vez para conseguir la misión (o ese destino final) tenemos que tener visión, o
lo que es lo mismo, saber cómo y dónde quiero estar yo dentro de equis tiempo. Para mí una
obligación fundamental de los padres a la hora de educar sería ayudar a sus hijos a descubrir cuál es
su pasión, y ayudarles a confiar en sí mismos para conseguirlo.
—¿Qué recomienda a los padres para que sepan ayudar a los niños a descubrir su pasión?
—Verles jugar, ver qué es lo que más les gusta, cuando disfrutan más, preguntarles... A mi hijo
mayor le encanta pintar, y cuanto más le ayudamos a que dedique tiempo a dibujar, más crece su
autoestima, más reconocido se siente. No es tan importante la actividad en sí, si no lo que él siente
sobre sí mismo, la imagen que él tiene sobre sí mismo, la autoestima, cómo se percibe. Y uno de los
problemas que tenemos en España y en las culturas judeocristianas es la imagen que tenemos de
nosotros mismos. Estamos entrenados para que nos machaquen, para buscar al culpable...
—La letra con sangre entra...
—Venimos de un sistema en el que hasta hace poco no se ha entendido la importancia que tiene la
importancia de la educación en el crecimiento del individuo. Me explico: ya no es que te digan o te
dejen de decir, es que tu cuerpo segrega de manera química en función de lo que recibes. Si te están
machando todo el día, tu generarás una situación de estrés crónico. E indefectiblemente crearás una
personita machacada que va a tener predisposición a sentirse así. En cambio si ayudas a esos niños a
sentirse bien con lo que hacen, a entender que un error solo significa que no ha salido como
esperabas, a que tienen que confiar en sí mismos, generarán endorfinas, dopaminas, serotonina, y
sustancias que harán que tengan un cóctel sanguíneo que les hará sentirse bien. Ya no es un tema
solo psicológico. Es que la química o la neurociencia ha demostrado que todo es química en sangre.
157
Apartado III. Educamos en casa
Por tanto, si queremos que sean creativos, usen su talento, y pongan la mejor versión de sí mismos a
disposición de su propia vida, que sean sus protagonistas, necesitamos ayudarles a segregar en
sangre cosas sanas. Aunque suene muy pragmático.
—¿Cuál es su opinión del actual sistema educativo español?
—El sistema no está entrenado para entender la diferencia. Los niños tienen diferentes estilos de
aprendizaje, diferentes formas de posicionarse en las relaciones, pero el profesor se instala en la
suya porque no tiene suficiente desarrollo y solo trabaja desde ahí. Deberíamos mirarnos en el
sistema inglés y en lo propugnado por Sir Ken Robinson: Haz que el niño experimente. Si le vas a
enseñar el Congreso, haz que «actúen» un Congreso. Aunque sea con los clicks. En España primero
se enseña la etiqueta, la teoría, y solo a veces se explica para qué vale. No tenemos experiencia.
—¿Qué podemos hacer los padres en casa para no frenar el potencial de nuestros hijos?
—Sobre todo ayudar a que tu hijo experimente lo que aprende en el colegio, que conecte con algo
que no son palabras. En la vida no vas con un libro de teoría debajo del brazo, solo se aprende
experimentando. No criticarles cuando hagan cosas diferentes, que te expliquen sus porqués. Y
aceptar como padre que tus hijos tienen su propia forma de ver la vida. Aceptar que su forma de ser
y de hacer no tiene por qué ser la tuya. Además yo recomiendo hacer siempre ecuaciones positivas.
Afirmaciones positivas sobre su «ser» y «hacer y negativas sobre su «hacer» cuando toquen. No es
lo mismo decir esto lo has hecho mal a decir eres un torpe. Lo segundo es macharle. También es
muy sano que el hijo entienda que tiene que haber un objetivo. Que las cosas no son automáticas, si
no que hay que dedicarles un tiempo, trabajar por ellas. Y enseñarles que además se pueden
equivocar. Que muchas veces no va a ocurrir lo que ellos quieren, pero que tienen que perseverar.
Para esto sería bueno ayudarles a desarrollar la psicología de la resilencia, que es la capacidad de un
metal para estirarse y aguantar el golpe. Para aceptar lo que no esperamos. Para aceptar la dificultad
sin convertirnos en unos sufridores. Pero lo realmente fundamental es enseñar a nuestros hijos a
generar alternativas, opciones para llegar, y para pensar en situaciones de conflicto.
158
Apartado III. Educamos en casa
88-La atención antes del embarazo reduce el riesgo de malformaciones
EL DIARIO DE SEVILLA -AINHOA IRIBERRI MADRID 16.09.2013 Especialistas quieren concienciar sobre la llamada consulta preconcepcional.
Existe una visita al ginecólogo a la que la mayoría de las mujeres no acuden. No se trata de las
revisiones anuales ni de aquella consulta motivada por alguna anomalía. Es una visita
meramente informativa que podría evitar muchos problemas a las futuras madres. Sin embargo,
la llamada consulta preconcepcional -esa que recomiendan los ginecólogos cuando una mujer
tiene en mente quedarse embarazada- es casi una excepción en España, según el estudio
GestMujer, consistente en una encuesta a más de 1.000 mujeres españolas en edad reproductiva
sobre hábitos y percepciones ante un embarazo.
El trabajo, pionero en España, pone de relieve una situación ya percibida por los ginecólogos
que, sin embargo, tiene consecuencias desconocidas para las futuras madres.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, (SEGO) publicó en 2011 un documento de
consenso sobre esta consulta preconcepcional, con unas directrices claras: conviene realizarla
dos o tres meses antes del embarazo para mejorar el estado de salud de la madre y reducir al
máximo la posibilidad de malformaciones congénitas.
Sin embargo, el estudio recién presentado pone de manifiesto que el mensaje no ha calado en
la sociedad española. Más del 50% de las encuestadas declaró que a priori no tienen la
intención de realizar esta visita en el caso de planificar su embarazo y más del 54% afirmó "no
tener idea" de en qué consistiría ese tipo de consulta.
Aunque son muchos los consejos que el ginecólogo puede ofrecer en esa visita, hay uno con un
importante impacto en el futuro embarazo y es la prevención de malformaciones congénitas,
algo que en algunos casos se consigue de una manera muy sencilla, con el consumo previo de
ácido fólico.
Este compuesto sirve para prevenir solo un tipo de malformaciones, las conocidas como
defectos del tubo neural (DTN), que se originan por una alteración del proceso embrionario
entre el día 18 y 27 del embarazo, cuando en muchos casos la mujer aún no es consciente de
que está embarazada.
Afortunadamente, estas malformaciones son muy raras y se dan solo en uno de cada 1.000
nacimientos, pero es paradójico que dos tercios de las mismas -453 en España en 2012podrían haberse prevenido si la mujer hubiera tomado ácido fólico desde antes de quedarse
embarazada.
Existen dos enfermedades asociadas a los DTN y, por tanto, prevenibles con la ingesta de esta
vitamina. Se trata de la espina bífida y la anencefalia, esta última una dolencia que provoca la
muerte en muy poco tiempo al bebé. La primera presenta distintos grados de gravedad y sus
afectados suelen presentar ciertas discapacidades.
El ácido fólico se vende en farmacias y su consumo es sencillo, en comprimidos y con un coste
mínimo, de alrededor de un euro al mes. Sin embargo, según el estudio GestMujer, el 67% de
las embarazadas en el momento de la encuesta no tomaban el complemento de forma previa al
embarazo.
Según Iñaki Lete, jefe de servicio de Ginecología del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria, el
gran problema al que se enfrentan los ginecólogos es la falta de esta consulta preconcepcional,
ya que el 50% de los embarazos son no planificados.
Para evitar esto, países como Estados Unidos han desarrollado diversas estrategias, desde
suplementar de forma obligatoria algunos alimentos hasta incluir el ácido fólico como un
suplemento en un anticonceptivo oral, según comenta Lete. El médico explica este aparente
contrasentido: "Al final, se trata de tener los niveles en sangre alto, por lo que si una mujer
lleva años tomando la píldora con ácido fólico, si después se queda embarazada sin consultar al
médico, sus niveles serán altos y podrá estar protegida".
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Apartado III. Educamos en casa
89-«Mi hijo nos separa siempre que nos abrazamos»
ABC AINHOA P. AMBRÓS / MADRID Día
13/09/2013 - fotolia
Cómo actuar si el niño trata de impedir gestos de
cariño entre sus padres
Los primeros años de vida de un niño se caracterizan
por la atención constante que demandan de los
padres. Pero es muy importante que el pequeño
diferencie entre los momentos que comparte cada uno de ellos con él, de manera individual, y del
espacio que sus padres necesitan como pareja.
Explicar al niño que dentro de la familia hay distintos modelos de cariño: el que comparten mamá y
papá, el de mamá con el niño; el de papá con el niño y el que comparten lo tres juntos es la primera
herramienta para que el pequeño no trate de impedir todo gesto de cariño que no le tenga a él como
protagonista.
La psicóloga Gema Theus asegura que una de las causas por las que se puede presentar este
comportamiento es que «el niño sufre una pérdida del objeto de deseo ya que la madre siempre está
pendiente del niño en los primeros meses y aparece la figura del padre que llega, la abraza y se
"mete dentro del idilio que ambos comparten". El pequeño siente que le quitan su cariño y su
respuesta, al sentirse amenazado, consiste en meterse en medio del abrazo y tratar de impedirlo. Es
su manera de reaccionar al ver en peligro su situación de protagonista en los afectos de la madre».
¿Qué hacer si esto sucede?
Para que este espacio diferenciado dentro del núcleo familiar sea respetado y disfrutado por todos,
la psicóloga, ofrece una serie de claves:
—Abrazarle y explicarle que es vuestro tiempo. No sacarle del abrazo que intenta impedir
porque podría provocarle una sensación de rechazo. Acogerle pero luego enseñarle que mamá y
papá también se abrazan y que esto no le resta un solo gesto de cariño hacia él por parte de ninguno
de los dos.
—Hay que actuar como cuando al niño le da una rabieta. Responder con paciencia y mostrarse
cercano. Para ello hay que reforzar el tiempo que los padres dedican al niño, para que se sienta
querido y no muestre ninguna necesidad afectiva.
—Se puede explicar como un juego porque es algo natural. La empatía es básica. Si el niño se
comporta así hay que ponerse en su lugar y averiguar cómo se siente para poder poner una solución.
En muchos casos, incluso, pueden hacerlo únicamente para llamar la atención o porque lo ven como
un juego divertido.
—Cuando llega el segundo hijo puede aparecer esta conducta al sentirse desplazados. Y del
mismo modo puede suceder si son más hermanos y considera que uno de ellos recibe más
atenciones que él. Los padres deben esforzarse por dar a cada hijo su lugar y que todos se sientan
importantes dentro de la familia.
—Lo normal es que este comportamiento no se mantenga con el paso del tiempo por lo que la
naturalidad y el cariño aparecen como las medidas más adecuadas para combatirlo.
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Apartado III. Educamos en casa
90-Los peligros de un niño consentido
ABC- laura peraita / madrid Día 11/02/2013
Decirles «no» es imprescindible para que aprendan a
manejar sus emociones
Ante las rabietas de los niños, los padres deben
mantenerse serenos y tranquilos
Sin apenas darse cuenta, y sin mala intención, los padres cometen el error de complacer a sus hijos
en la mayoría de sus peticiones: «Mamá, quiero ver dibujos», «papá, no quiero este bocadillo de
chorizo, lo quiero de queso», «hoy no me quiero bañar», «mamá, hoy tú no me das el biberón, me lo
da papá»... Total, son aparentemente pequeños detalles con los que así se evita escuchar sus lloros y
rabietas, y se logra una convivencia más tranquila en el hogar.
No frustrar a nuestros hijos es malcriarlos
Sin embargo, acceder a todas sus peticiones —aunque nos parezcan poco significativas— tiene más
importancia en su desarrollo de lo que, en principio, pueda parecer. Los expertos en psicología lo
tienen claro: no frustrar a nuestros hijos es malcriarlos, convertirlos en unos consentidos.
María Jesús Álava Reyes, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, no puede entender cómo
actualmente hay aún pediatras que aconsejan a los padres que den de comer y dejen dormir a sus
bebés «a demanda». Asegura que, de esta manera, están acostumbrando a su hijo a que cada vez que
llora los padres vayan corriendo a satisfacer sus deseos, de manera que dos adultos se convierten
poco a poco en esclavos de un bebé de meses.
Demandas en aumento
No cabe duda de que negar a un hijo aquello que desea en cada momento no es de agrado para
nadie. «Sin embargo, la frustración debe formar parte del aprendizaje general del niño —apunta
Sergi Banús, psicólogo clínico infantil y director de psicodiagnósis.es—. Sobre todo entre los dos y
cuatro años, que es la franja de edad de mayores rabietas».
Los padres deben tener en cuenta que si siempre hacen lo que el niño quiere están fomentando que
en el futuro sea una persona intolerante, y no sabrá lo que es esforzarse para lograr algo.
«Contribuimos a que nuestros hijos sean adolescentes deprimidos»
Además, el nivel de demanda irá en aumento según avance en edad y «de la piruleta pasará al iPad,
la moto, una semana en la nieve... Si no lo consigue, su grado de frustración será tan grande que
llegará a ser agresivo porque no ha aprendido a manejar sus frustraciones ni sus emociones, y no
conoce otra forma de lograr sus objetivos. Por ello, estamos contribuyendo a que nuestros hijos sean
adolescentes deprimidos», apunta Sergi Banús.
Cada vez que un niño es mimado para evitarle que «sufra», «se le está condenando», matiza
Cristina García, terapeuta infantil y fundadora de Edúkame. «En vez de usar su potencialidad para
crecer, la usa para controlar a los adultos. Hemos de ser conscientes de que al consentir no les
estamos ayudando a crecer, simplemente les damos demasiadas cosas. Lo bueno para su desarrollo
es que encuentren sus propios recursos, se esfuercen en buscar alternativas, conozcan mejor sus
fuerzas, miren hacia dentro de sí mismos y sepan qué pueden hacer».
«Tenerlo todo —añade Alfonso Ladrón, psicólogo clínico infantil del servicio de Psiquiatría del
Hospital Clínico San Carlos— les genera además mucha ansiedad porque, en el caso de, por
ejemplo, ser juguetes, no tienen tiempo suficiente para jugar con todos ellos, y se pierden ante la
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Apartado III. Educamos en casa
abundancia. La frustración es un entrenamiento imprescindible para saber desenvolverse porque
para vivir en sociedad hay que saber aceptar las renuncias. Los padres deben acostumbrarles a ello
poco a poco».
Aprender a reaccionar
Alfonso Ladrón reconoce que recibe en consulta a muchos padres preocupados por tener hijos
consentidos. Sin embargo, algunos piensan que «para qué negarles ahora las cosas, argumentan que
ya tendrán tiempo a que otros se las nieguen cuando sean mayores. Esta postura es un acto muy
egoísta porque no están aportando la mejor educación a su hijo. Yo les pongo el ejemplo de las
matemáticas. Según sus argumentos, para qué enseñárselas de pequeños, ya las aprenderán de
mayores. Sin embargo, para aprender a dividir, primero hay que saber sumar, restar, multiplicar...
Pues con la frustración ocurre lo mismo, hay que aprender a reaccionar ante ella desde bien
pequeños, porque si no el día de mañana en el colegio o en su trabajo no sabrán aceptar un no por
respuesta y estarán perdidos como personas».
Pero ¿cómo se trabaja la frustración para evitar unos niños malcriados?
Cuando exista un motivo de conflicto como, por ejemplo, que quiera un juguete que no le damos y
provoque una gran rabieta, lo mejor es mostrarse tranquilos. «Hay que estar serenos y aguantar su
berrinche y nunca intentar razonar con ellos. Si, por el contrario, nos ponemos nerviosos y le
gritamos nos pondremos a su altura y tendrá la percepción de que es capaz de manipular a sus
padres a su antojo», explica Sergi Banús.
Los padres deben ser coherentes con lo que piden
Añade que los niños aprenden de lo que ven hacer a sus padres, «por eso, también es positivo que
nos vean tolerantes ante nuestras propias frustraciones». Es decir, que si hemos tenido un mal día en
la oficina, no es conveniente que nos vean gritando y furiosos hablando contra el jefe, o si se nos
cae un plato que montemos una escena. Hay que ser coherentes con lo que le pedimos. Si el niño ve
que sus padres se alteran entrará también en esa dinámica de no aceptar cualquier contratiempo, o
hacerlo de forma rabiosa.
Cuando el pequeño no acepta un no, «monta un teatro en el que busca espectadores. Si percibe que
no lo consigue, dejará de actuar así. Pero si al final se sale con la suya, la próxima vez que quiera
algo actuará de la misma manera o con un berrinche mayor», explica Banús.
¿Por qué no les frustramos?
«Es importante —añade Susana de Cruylles, psicóloga clínica y coordinadora del programa para
padres del Hospital Universitario Príncipe de Asturias— ignorarles por completo y tener la
paciencia suficiente para aguantar el enfado, la posterior pataleta y el tiempo que le cuesta al niño
asumir su frustración al no conseguir lo que desea. Resulta esencial que los dos padres se muestren
de acuerdo delante del niño a la hora de negarle algo y que nunca discutan las decisiones tomadas
delante del pequeño. Si se muestran inseguros o contradictorios, el niño se verá reforzado en su
conducta e insistirá en su intento de convencer a una de las partes».
La falta de tiempo es el motivo por el que no frustramos a los hijos
El motivo principal por el que no frustramos es, en primer lugar, la falta de tiempo. Por lo general,
el padre y la madre trabajan y hay menos tiempo para estar con los hijos y, como compensación a
este vacío —y a veces sentimiento de culpabilidad—, se les premia con aquello que piden. Además,
ya que estamos poco tiempo juntos, mejor que sea en un ambiente tranquilo, por lo que es más
cómodo darles aquello que quieren para que se callen. Tampoco hay que obviar que cada vez hay
más padres separados o hijos que están con los abuelos y que les colman de caprichos.
En otros casos, es porque los progenitores entienden que sus hijos deben tener todo aquello que
ellos no pudieron tener de pequeños.
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Apartado III. Educamos en casa
Para no sentirse mal
Lo primero que deben pensar los padres es que, aunque nos duela negarles sus deseos, estamos
trabajando para fortalecer su desarrollo como persona para que tenga un futuro mejor. Le estamos
enseñando a esforzarse y ser tolerante ante un «no», lo que le ayudará muy positivamente a no
bloquearse y a manejar sus emociones correctamente en sus próximas relaciones sociales, en sus
estudios y, sobre todo, en su trayectoria profesional.
Pautas ante la pataleta
No chillarle ni amenazarles. Con cariño y dulzura se pueden decir las mismas cosas.
No razonar en ese momento.
Mantenernos serenos.
No endurecer la cara manifestando nuestro enfado interno.
Marcar distancia física, separarnos de su lado dando a entender que no nos interesa lo que hace,
vigilando siempre su seguridad si es en la calle o un sitio público.
Establecer una distancia emocional: decirle «no me gusta lo que haces y ahora no me apetece
jugar contigo». Les afecta mucho la indiferencia porque su gran temor es que los padres no les
hagan caso.
Decirles que estamos enfadados por su comportamiento, no con ellos, y que cuando esté más
tranquilo hablaremos de lo que ha hecho.
Al estar tranquilos es conveniente transmitirle que estamos tristes, para que sea consciente de que
tenemos sentimientos y aprenda que existen emociones.
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Apartado III. Educamos en casa
91-¿Los reyes magos son verdad?
(Para padres creyentes que deseen solucionar el asunto de los Reyes Magos)
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que
su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le
dijo:
- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero... que me digas la verdad.
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella
pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me
engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre
cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
- Entonces no lo entiendo, papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que
puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su
padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
- Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se
acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se
puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y
ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces
de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría,
comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos
ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los
niños. Pero sería tan bonito.
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Apartado III. Educamos en casa
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús,
que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el
Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a
realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los
niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de
pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos,
pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que
hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de
sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que
sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando,
cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos
los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos
momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra
parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean
pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando
los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a
partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba
de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más
felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un
beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me
habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más
dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la
escena tremendamente satisfechos.
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Apartado III. Educamos en casa
92-Los siete pecados capitales que sobreprotegen a los hijos
ABC m. j. pérez-barco / madrid Día 09/12/2013 – fotolia
Tratarles como «colegas», no hacer que se
esfuercen... Sin querer los padres cometen
errores que debilitan a los hijos ante la vida
La psicóloga Álava Reyes aconseja a los padres
que no hagan que el mundo gire en torno a sus
hijos
La sobreprotección de los padres no ayuda a la
hora de fortalecer y preparar a los hijos para la vida. Muchos progenitores quieren mantener a los
niños lejos de los peligros de un entorno en continuo cambio y revolucionado por las nuevas
tecnologías, o bien no saben marcarles pautas porque se sienten culpables o con mala conciencia
por no dedicar más tiempo a los hijos. La conocida psicóloga Álava Reyes dice que los padres
tienen buenas intenciones, «nunca estuvieron tan preocupados por la educación, pero nunca han
estado tan despistados». De todas formas, tampoco ayuda un sistema escolar que no premia el
esfuerzo y donde las normas y límites no están perfectamente establecidos; una sociedad
consumista, a pesar de la crisis, donde no se da valor a las cosas ni a las personas... Todo ha
influido, según esta experta, en esta nueva generación de niños que adolece de inteligencia
emocional. Un mensaje que defiende y argumenta en su libro «La buena educación», del que es
también coautora Susana Aldecoa, profesora y directora del Colegio Estilo de Madrid.
Para ayudar a los padres en esta difícil labor de la educación, Álava Reyes sugiere una serie de
errores en los que nunca hay que caer. De esta forma, considera que podremos hacer de nuestros
hijos unas personas más preparadas para afrontar la vida.
1. No tiene sentido intentar comprar a los hijos, sobre todo tras una separación o divorcio,
poniéndose de su parte y diciéndoles a todo «sí», dejando que el otro progenitor lleve toda la carga
educativa.
2. No somos los colegas de nuestros hijos, somos sus padres.
3. No hagamos que el mundo gire en torno a nuestros hijos, porque se darán el batacazo.
4. No intente razonar con su hijo en medio de una discusión. Demuéstrele su capacidad de
autocontrol y no baje a su nivel de impulsividad.
5. Los adultos no nos estamos adaptando a un entorno tan cambiante como el que viven nuestros
hijos. Y estamos dejando que sean ellos, en su inseguridad e impulsividad, quienes marquen los
ritmos y pautas. Eso es una condena al fracaso.
6. Los niños tienen que hacer pequeños esfuerzos, trabajos y tareas para empezar a valorar las
cosas, el dinero...
7. Si no les enseñamos a saber comunicarse con los demás y saber defenderse de la manipulación
no soportarán las críticas, y les haremos más débiles, menos felices y más insatisfechos.
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Apartado III. Educamos en casa
93-Mi hijo se masturba, ¿qué hago?
EL MUNDO Beatriz G. Portalatín | Madrid 27/10/2013
Se trata de una conducta natural a esta edad.
Se trata de una autoestimulación, no hay ningún deseo
erótico
Forma parte de la curiosidad del niño por conocer su
cuerpo
No es ni malo ni bueno, sólo es una consecuencia del
desarrollo
Es fundamental que los padres no lo miren con 'ojos de
adulto'
Muchos padres se preocupan porque han visto a su hijo pequeño de tres-cuatro años masturbándose
y preguntan agitados a pediatras y expertos el porqué de esa conducta: "¿Es normal que mi niño
haga esto a esta edad?, ¿es malo?" Pero la respuesta en sí es más sencilla de lo que 'a priori' puede
parecer. Se trata de algo sumamente normal que tiene que ver con la evolución del niño. La
sexualidad es algo que nos acompaña desde siempre, desde el nacimiento o incluso desde antes.
"El pene y la vulva de los niños tienen sensibilidad y son capaces de producir sensaciones
agradables desde que somos muy pequeños. Por eso, dentro de la exploración del propio cuerpo y
de lo que nos rodea (imagina a los bebés metiéndose en la boca todo lo que cogen, por la
sensibilidad de esta zona), la masturbación es una consecuencia lógica", asegura a ELMUNDO.es
Patricia Huelves, psicóloga y sexóloga en la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).
Al igual que en la primera infancia nos gustan los sabores dulces, disfrutamos con las caricias y los
besos o con un baño caliente, explica la especialista, también podemos disfrutar de tocar nuestros
genitales y de las sensaciones que produce. Y "esto no es ni malo ni bueno, es una consecuencia
del desarrollo", afirma.
Pero no debemos entender esa masturbación como la entendemos en la adolescencia o en la etapa
adulta, es decir, se trataría más bien de una estimulación como consecuencia de la curiosidad del
niño por explorar y conocer su cuerpo. Por ello, añade Inés Hernández Isman, sexóloga y psicóloga
del centro AGS-PsicólogosMadrid.com que lo correcto sería en esta edad hablar de
autoestimulación, ya que "no hay un deseo erótico que lo motive". La autoestimulación infantil,
mantiene, satisface la curiosidad de explorar el propio cuerpo y por tanto tiene como objetivo la
autoexploración (conocerse) y también el placer. "Es fundamental no ver con ojos de adulto las
conductas de los niños. No interpretar su intencionalidad más allá de la curiosidad y el placer que
supone", indica la experta.
¿Qué deben hacer los padres?
Es muy importante saber que la actitud que las personas adultas mantengan respecto a estas
conductas será una de las causas que originen los significados posteriores. Por eso, es crucial que
desde el inicio se haga una buena educación sexual. Eso sí, mantiene Hernández: "Los padres no
tienen por qué saber todo, es normal que busquen, pregunten y pidan ayuda".
Así, el mensaje que hay que dar a los niños en este tema no debe ser en ningún caso "eso no se
hace", ni quitarles la mano de los genitales con un manotazo, sino "enseñarles cuándo pueden
hacerlo y cuándo no, según lo que socialmente se espera y el concepto de intimidad que cada
familia tenga", comenta Huelves. Por tanto, no conviene posicionarse ante la conducta en sí misma,
sino ante lo adecuado del momento y el lugar.
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Apartado III. Educamos en casa
Los tocamientos, agrega por su parte Hernández, son comportamientos habituales cuya
característica es satisfacer la curiosidad como una actitud esencial en el niño. "Sus genitales
también están inervados, por lo que dicha estimulación resulta placentera, y lo que gusta tiende a
repetirse. Es fundamental recordar que la respuesta a esta estimulación no tiene el mismo
significado que en el adulto, ya que no hay una intención erótica detrás", insiste.
Las claves
Para aclarar y despejar cualquier duda ante el comportamiento o la actitud que deben tener los
padres, ambas especialistas enumeran una serie de claves fundamentales.
•
Dependiendo del lugar/contexto: Enseñarles cuándo pueden hacerlo y cuándo no, según lo que
socialmente se espera y el concepto de intimidad que cada familia tenga. Es decir, fuera de casa,
será censurado socialmente cualquier tocamiento en público y esa es la norma que la familia
debería inculcar en el bebé 'aquí no' o 'ahora no'.
•
Despejar las dudas que tengan: Lo más importante es que el niño aprenda que se quiere y se
puede hablar de estos temas, como se hace con otros. Los padres deben tratar el asunto con la
mayor naturalidad posible y contestar a las preguntas de su hijo siempre en función de su edad y
capacidades. No esperar que sean ellos los que te cuenten. No importa reconocer si algo no se
sabe, pues lo más importante es la predisposición que se tenga, que el niño vea una actitud de
naturalidad y confianza en ellos.
•
Perder el miedo a educar en sexualidad: El mejor recurso para educar la sexualidad en la
familia es utilizar las anécdotas del día a día. Por ejemplo, cuando vemos a una pareja besándose
en el parque puede ser una oportunidad para transmitir conocimientos (siempre adecuados a su
edad) y estrategias para manejarse, poco a poco, en estos ámbitos, y darles a conocer los valores
de nuestra familia. Se trata de educar, no de adoctrinar. Utilizar la primera persona y argumentar
con razones las creencias permite aprender que hay muchas maneras de vivir la sexualidad y
todas ellas muy válidas siempre que sean coherentes con los propios valores y deseos.
168
Apartado III. Educamos en casa
94-No grites a los niños si no quieres que crezcan depresivos
ABC irene gómez peña Día 11/09/2013 Los chillidos de los padres y los insultos del tipo
«estúpido» o «vago» provocan en sus hijos una bajada de
autoestima
Gritar a los niños provoca el efecto contrario
Primero se prohibieron los azotes en el culo y ahora
también los gritos. Los psicólogos americanos están convencidos de que estos métodos educativos
no solo no resultan eficaces sino que son contraproducentes. Provocan un resultado opuesto al
esperado por los padres, complicando la infancia y madurez de sus hijos.
La Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan han dirigido un estudio conjunto,
publicado por la revista «Child Development», en el que han seguido a pies juntillas el
comportamiento de 976 familias de clase media formadas por un padre, una madre e hijos de edades
entre los 13 y los 14 años.
El 45% de las madres y el 42% de los padres han admitido haber usado alguna vez en el último año
la «disciplina verbal», es decir gritos y en algún caso insultos. Los investigadores han verificado
los efectos de esta «violencia» sobre los niños, descubriendo a través de varias entrevistas que
aquellos que han sido sujeto de gritos habían desarrollado problemas mayores respecto a los otros
en el transcurso del año sucesivo.
Mentiras, robos y peleas
«El daño ya está hecho y nada puede remediarlo»
Este tipo de cuestiones van desde las discusiones con compañeros, dificultades en el rendimiento
escolar, mentiras a los padres, peleas en el colegio, robos en tiendas y síntomas de tristeza repentina
y depresión «Aunque después de la regañina los padres se hayan portado bien con los niños y hayan
demostrado afecto y cariño hacia ellos, el daño ya está hecho y nada puede remediarlo», señalan
Ming -Te Wan, responsable del estudio.
El motivo, según los autores del estudio, reside en el hecho de que niños y adolescentes están
construyendo su propia personalidad. Los gritos de los padres y peor todavía, los insultos del tipo
«estúpido» o «vago», les hieren, les hacen sentir inútiles. «El resultado es por tanto el opuesto al
deseado, porque por una parte la autoestima de los hijos se ve resentida y por otro aumentan sus
reacciones de rechazo en el futuro», cuenta Wan.
La pregunta lógica que sigue a esto es la siguiente: si los investigadores americanos tienen razón,
¿cuál es el instrumento para que los padres puedan educar a los hijos? En términos de castigo, según
los expertos, el método más eficaz es el de privarles de cosas como la televisión, internet o salir con
los amigos.
Los padres tienen que exprimir el poder de la convicción verbal
Estos castigos no tienen por qué ir acompañados de gritos, sino que deben ser explicados con calma,
para hacer entender la conexión entre comportamiento equivocado y las reprimendas. Los padres
tienen que empezar a exprimir el poder de la convicción verbal. El discurso calmado de una persona
amiga y responsable vale más que un grito o azote.
169
Apartado III. Educamos en casa
95-No puedes decir a tu hijo que siempre es el mejor, ¿sabes por qué?
ABC- Laura peraita Día 19/02/2013 Los continuos comentarios como que es el más listo, el más
guapo, el más inteligente... deben tener fecha de caducidad. La
barrera entre la autoestima sana y el narcisismo es muy
estrecha
«Eres el más listo del mundo», «no hay nadie tan guapo como
tú», «eres el más fuerte», «nunca he visto a nadie que juegue mejor al fútbol»... ¿Quién no ha dicho
alguna vez frases como estas a sus hijos? Normalmente estas reacciones se producen como
resultado del orgullo que nos produce ver los logros de nuestros pequeños y, por otra parte, para
animarle, motivarle y hacer que su autoestima crezca. Pero, ¡cuidado! Estos elogios deben tener
fecha de caducidad.
Lógicamente el niño se siente encantado de escuchar que es el mejor. Su autoestima crece como la
espuma, pero si esta actitud la mantenemos los padres más de lo debido, es muy probable que el
niño se sienta por encima de los demás, y se convierta en un ser arrogante y narcisista en un
futuro no muy lejano.
A partir de los 5 ó 6 años hay que desmontar el «yo grandioso» de los niños
Según Teresa Rosillo, psicóloga infantil y socia de Pericial Psicológica, sobre los cinco o seis años,
en función de la maduración del menor, se debe ir poco a poco, evitando este tipo de comentarios
para desmontar el «yo grandioso». Además, no hay que olvidar que se irá dando cuenta de que no
es verdad que sea el mejor en todo «por lo que hay que hacerle ver la realidad, a través de la
observación, la palabra y los juegos: "mira cómo corre tu amiguito; el es muy rápido, ¿verdad?",
"no importa que hoy no hayas ganado al parchís, no se puede ganar siempre, otro día seguro que
ganas tú". Siempre hay que hablarle de forma amistosa y estar dispuesto a calmarle si insiste en que
él es el mejor, o se niega a perder en un juego. Hay que hacerle entender que se puede ser el
segundo, el tercero..., o no estar entre los primeros».
Cuando muestre su enfado hay que dejar que se exprese y manifieste toda su rabia y así podremos
aprovechar para evaluar su conducta globalmente y mostrarle sus fallos, pero también sus
aciertos. «Por el contrario —explica Teresa Rosillo—, si le decimos que todo en él es magnífico,
en el momento que tenga un fallo, y descubra que no es perfecto, se sentirá muy mal y se criticará
sin límites».
No obstante, los padres son un modelo a seguir y si el padre se muestra como un narcisista, el
hijo tiene muchas probabilidades de serlo también. Es una actitud más constructiva la que muestran
aquellos padres que muestran sus errores, que las cosas cuestan y que equivocarse sirve para
aprender a no equivocarse.
Los niños narcisistas o con una autoestima muy elevada y, por tanto nada sana, se considerarán por
encima del resto de compañeros. Si no lo es necesitará llamar la atención, de cualquier manera,
para conseguirlo. Son, además, incapaces de ponerse en el lugar del otro, piensan que todo lo que se
dice es en relación a ellos, están todo el tiempo preocupados para que nadie vea que comete un
fallo, muestran una autoestima exagerada —«pues yo», «pues a mí»...—, lo que, en muchas
ocasiones, provoca el rechazo de los demás a estar con ellos.
Autoestima alta, pero sana
Por eso, depende mucho de los padres, que los hijos tengan una autoestima elevada, pero sana.
«Un niño con la autoestima alta será una persona asertiva —asegura Mónica Manrique,
psicoterapeuta, formadora y divulgadora—. Buscará la manera de cooperar en lugar de competir
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Apartado III. Educamos en casa
para encontrar la forma de conseguir sus objetivos sin dejarse llevar por las emociones del
momento, es capaz de expresar de forma clara y concreta sus deseos o necesidades siendo siempre
respetuoso con los demás. Y también sabe empatizar (ponerse en el lugar del otro), hacer críticas sin
ofender y también recibirlas, decir no, afrontar la hostilidad del otro sin “entrar al trapo”, y ser
capaz de identificar sus emociones y expresarlas. También podríamos decir que se trata de una
persona con inteligencia emocional».
En consecuencia, las personas asertivas tienen una alta autoestima, suelen conseguir sus objetivos y
resuelven conflictos de manera adecuada. Por otro lado, resultan atractivos a los demás y
consiguen tener y mantener relaciones profundas y duraderas. No mostrarán una actitud altiva
puesto que no entienden el mundo en términos de dominio–sumisión.
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Apartado III. Educamos en casa
96-Pautas infalibles para que tu hijo tenga buenos amigos
ABC Laura peraita Día 12/02/2013 A partir de los seis años, los niños se vuelven más selectivos, reducen su
círculo y eligen amigos más íntimos. De cómo gestionen su amistad
dependerán sus futuras relaciones sociales
Las dificultades de los niños al buscar amistades les produce gran ansiedad
Seguro que en más de una ocasión su hijo ha salido del cole con gesto fruncido porque sus amigos
no han querido jugar con él: «Marcos se ha ido con David y no ha querido estar conmigo en el
recreo», «ya no soy amiga de Marta porque no ha jugado con Marina y conmigo», «ahora mi mejor
amiga ya no es Alba, es Claudia que sí quiere que estemos juntas»...
A partir de los seis años aproximadamente, los niños comienzan a ser más selectivos con sus
amistades. Anteriormente jugaban con unos y otros de manera indiferente, pero a esta edad —en
función de su proceso de maduración— tendrán sus preferencias más claras y presumirán de estar
con amigos más especiales. Esto es lo que provoca que se sientan "traicionados" cuando a su
amigo más íntimo le apetece jugar a otra cosa y se va con otros niños.
Son reacciones lógicas y, poco a poco, tendrán que empezar a asumirlas. Sin embargo, hay que estar
muy pendientes para evitar que se aíslen o que estos "pequeños encontronazos" no les
supongan más sufrimiento del necesario y puedan provocarle ansiedad o problemas a la hora de
relacionarse con los demás.
Los padres deben intentar que los niños interactúen en un grupo que no sea muy reducido, sobre
todo si se trata de hijos únicos. «Hay que concienciarles del sentido de la amistad de una manera
amplia —apunta Teresa Rosillo, psicóloga infantil y socia de Pericial Psicológica—. Comentarles
que es muy positivo y divertido tener más amigos».
Padres modelo
En el caso de que se observe que tiene dificultades para ello, esta psicóloga recomienda que se les
facilite las herramientas para ello. Pero, ¿cómo? En primer lugar, los padres deben servir de
modelo, por eso es conveniente que si, por ejemplo, están en el parque, sean los padres los que se
acerquen a un grupo de niños y empiece una conversación con algunas preguntas «hola, ¿a qué
colegio vais?, ¿por dónde montáis en bici?, ¿os gusta el fútbol? —si es que llevan bici o balón...».
De esta forma, el niño aprenderá cómo se hace y que es fácil dialogar, introducirse en un grupo y, a
partir de ahí, jugar juntos.
«Otra fórmula —propone Teresa Rosillo— es la de proponer juegos nuevos. Si al niño no se le
ocurre, los padres deben ayudarle. Dan también muy buen resultado tácticas tan sencillas como
saber el nombre de varios niños con los que quiere jugar, escribirlos en diferentes folios con los que
se hacen unos aviones de papel y, al día siguiente, llevarlos al cole o al parque y dárselos a esos
niños y decirles: "jugamos". Del mismo modo, si el pequeño va a ir a un campamento en el que no
conoce a nadie, además de su merienda puede llevar galletas en diferentes bolsitas y decir a algún
niño "¿te apetecen?", y así poder compartirlas y emprender un diálogo».
No obstante, también hay que tener en cuenta que, en ocasiones, los niños no tienen ganas de jugar
a un juego simplemente porque no les apetece, y el hecho de ir con otro grupo y disfrutar de otro
juego no debe entenderse como que ha perdido una amistad. Los padres deben dejárselo claro y
explicarle que no a todas las personas les gusta jugar siempre a lo mismo, o a lo que quieren los
demás y con los mismos amigos.
«Nadie quiere jugar conmigo»
Esta psicóloga infantil recalca que no se debe aceptar la «actitud victimista» que adoptan muchos
niños cuando dicen entre sollozos: «nadie quiere jugar conmigo». Lejos de compadecerse y
pensar «pobrecito mi hijo», hay que preguntarle: ¿qué has hecho tú para que no quieran jugar
contigo?». «Los niños —apunta Teresa Rosillo— no deben esperar siempre a que les digan los
demás si quiere jugar. Muchas veces cuando están inmersos en el juego no se percatan de que hay
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Apartado III. Educamos en casa
otro niño solo y no siempre irán a rescatarle. Lo mejor es incitarle a que el niño se presente y diga: «
¿a qué estáis jugando?».
El niño nunca debe pedir permiso, es mejor que diga: «yo también juego»
Lo que nunca debe hacer el niño es pedir permiso a otros niños « ¿puedo jugar?». Debe acercarse
y decir directamente: «yo también juego». Tampoco deben amenazar a sus amistades « ¡ya no soy
tu amigo!». Hay que explicarles que esas amenazas no llevan a ninguna parte y el único efecto que
tendrá es que se enfaden más con él. Debe entender que ninguna madre dice nunca, por el hecho de
estar enfadada: «ya no eres mi hijo».
No obstante, cuando al niño le cueste hacer amigos, otra buena táctica es la de invitar a algunos
niños a merendar a casa o a algún sitio diferente al colegio para que así se relacionen más y cuando
vuelvan a verse en clase tengan un vínculo mayor.
Aún así, si los padres se percatan de que existen verdaderas dificultades para que se relacionen,
deben hablar con sus profesores o tutores para analizar su comportamiento y tomar medidas al
respecto.
Cuatro habilidades que debe manejar el niño
Según la psicoterapeuta, formadora y divulgadora, Mónica Manrique, para conseguir amigos desde
Primaria, el niño debe manejar cuatro habilidades básicas:
1. Llevarse bien al mismo tiempo con adultos y con iguales. Los niños más aceptados por sus
compañeros consiguen hacer compatible su relación con tareas y profesores con la solidaridad hacia
sus compañeros.
2. Colaborar e intercambiar el estatus. Las relaciones simétricas (entre iguales) conllevan la
continua renegociación de papeles asimétricos (quién controla o dirige a quién en cada momento).
Esta situación supone incertidumbre y causa ansiedad al niño rechazado. Los niños que tratan
continuamente de controlar, de dirigir a otros niños, suelen ser rechazados por sus iguales. Estos
niños suelen tener dificultades para colaborar, no piden información a sus compañeros y tratan con
frecuencia de llamar la atención sobre sí mismos, en lugar de centrarse en la tarea. La capacidad
para colaborar intercambiando los papeles de quien manda y quien obedece se adquiere sobre todo
entre compañeros que se consideran mutuamente amigos. De ahí la importancia que tiene conseguir
que todos los niños tengan al menos un buen amigo entre sus compañeros, con el que desarrollar
estas importantes habilidades sociales.
3. Expresar aceptación: el papel de la simpatía. Los niños que más refuerzan a sus compañeros,
suelen ser los que más refuerzos reciben. Esta simpatía recíproca hace que al niño le guste estar con
sus compañeros y pueda desarrollar su inteligencia social y emocional. Por el contrario, los niños
que son rechazados por sus compañeros suelen expresar con frecuencia conductas negativas hacia
ellos y recibir conductas similares de los otros niños. Esta antipatía recíproca suele provocar una
escalada que hace que las conductas negativas aumenten con el paso del tiempo.
4. Repartir el protagonismo y la atención. Uno de los bienes más valorados en las situaciones
sociales es la atención de los demás. Comprenderlo y aprender a repartirla de manera ajustada es
una de las más sutiles habilidades sociales. Cuando un niño trata de entrar en un grupo ya formado
podemos observar que:
•Los niños más aceptados por sus compañeros suelen adaptar su comportamiento a lo que el grupo
está haciendo sin tratar de acaparar la atención de los demás ni interferir con lo que hacen,
comunicándose con ellos de forma clara y oportuna.
•Los niños que suelen ser rechazados, por el contrario, manifiestan menos interés hacia los otros
niños, suelen hacer comentarios irrelevantes, expresan frecuentemente desacuerdo, suelen ser
ignorados por el grupo, e intentan llamar la atención sobre sí mismos.
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Apartado III. Educamos en casa
97-Qué hacer cuando tu hijo pega o le pegan
ABC m. j. pérez-barco / Madrid
Día 05/03/2013 -
Ocho claves para educar sin agresividad
Si dos niños se pelean deben ser
inmediatamente, con firmeza y sin brusquedad
separados
Un pellizco, una patada, un mordisco, una bofetada,
escupir... los niños reaccionan con estas conductas agresivas
en muchas ocasiones. A veces se les escapan estos gestos de
forma accidental y otras de forma sistemática. En el entorno del niño, en el colegio, el parque, en
reuniones familiares... existen muchas situaciones donde aparecen estos comportamientos: nuestro
hijo pega cuando un amiguito le quita un juguete; o pega a los padres cuando no responden a sus
deseos o le privan de algo que quiere; o le pega a él un compañero de clase porque quiere sus
pinturas y no se las deja... Saber reaccionar ante ello es responsabilidad de los padres para erradicar
y frenar este tipo de comportamientos. Dos expertos, Jorge Casesmeiro, director de Psicopaidos y
asesor del Colegio de Pedagogos de Madrid, y Josep Miquel Menal, psicopedagogo y director de
Isep Clínic Lérida, ofrecen sus opiniones para poder controlar estas situaciones y que no vayan a
más.
Los más pequeños
«Con dos, tres o cuatro años el niño pega como un recurso que ha aprendido de forma
involuntaria de los amigos o de los propios padres», afirma Miquel Mena. El pequeño entiende que
ese gesto agresivo le reporta unos beneficios, es decir cree que pegando va a conseguir lo que
quiere. «Si quiere el juguete de otro niño y comprueba que pegándole lo consigue, lo seguirá
haciendo; si quiere captar la atención de los padres y constata que si les pega la tiene, aunque sea en
forma de reprimenda, lo seguirá haciendo; si los padres le animan a responder pegando cuando
otros le pegan, lo seguirá haciendo», asegura el psicopedagogo.
«Hay que suprimir las consecuencias positivas que se derivan del acto de pegar
Para frenar esta actitud Miquel Mena recomienda «suprimir las consecuencias positivas» que se
derivan del acto de pegar. «Si quiere el juguete de otro niño y le pega, evitaremos que lo consiga, le
podemos decir que espere su turno o que nos lo pida a los padres; si nos pega a los padres,
desviaremos su atención o responderemos con caricias y mimos. Si comprueba que llamándonos o
enseñándonos sus juguetes obtiene una mayor respuesta y más positiva que pegándonos, dejará de
hacerlo; si otros niños le pegan, le diremos que es una conducta incorrecta e intentaremos razonar
con ellos o alejarlos de la situación».
Las rabietas, escupir, dar patadas o un mordisco son conductas explosivas del niño que suelen
desaparecer a partir de los cuatro años y medio. «A esa edad los pequeños ya prefieren pedir
ayuda a un adulto para resolver sus conflictos antes que pelearse», afirma Jorge Casesmeiro. En
cualquier caso, Casesmeiro aconseja que los padres deben gestionar la agresividad infantil «sin
agresividad ni ansiedad, deben ser capaces de contextualizarla y de intentar comprender sus
causas para reaccionar con inteligencia educativa». Si a partir de los cuatro años y medio, el niño
sigue lanzando mordiscos y arañazos con frecuencia es conveniente consultar a un profesional.
Cuando van creciendo
En edades más avanzadas, pegar puede ser «una válvula de escape para canalizar la ira acumulada
ante una frustración que el niño no sabe resolver», dice Miquel Mena. Entonces «la opción es actuar
sobre las consecuencias erradicándolas de forma positiva» o desviando su atención.
En la adolescencia también se pueden dar conductas agresivas cuando los chicos perciben
situaciones que creen que van a ser permanentes y sienten que no disponen de recursos para
cambiarlas. Por ejemplo, cuando piensan. « nunca seré capaz de aprobar», «nunca acabaré de
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Apartado III. Educamos en casa
estudiar», «nunca encontraré trabajo »... En este caso, hay que identificar el origen de esa
frustración y dotarle de recursos para afrontarlo.
Ocho claves para educar sin agresividad
Ser constantes con una serie de pautas desde la más tierna infancia ayuda a prevenir conductas
agresivas en los niños. Y también saber reaccionar ante determinadas situaciones cuando los
pequeños se dejan llevar por sus impulsos y pegan a otros o les pegan a ellos. Miquel Mena y Jorge
Casesmeiro ofrecen estos consejos a los padres:
1—Los niños hacen lo que ven. Por eso, los padres deben dar ejemplo y no pegar ante sus
provocaciones, frustraciones... Si los padres pegan al niño, él incorporará estos gestos agresivos a
sus recursos de supervivencia.
2—Formas de reprimir su conducta agresiva: hacerles entender que causan daño. Para ello
podemos utilizar como recursos muecas de dolor o enfado. También la técnica de «tiempo fuera»
funciona, castigando al niño en un rincón durante tantos minutos como años de edad tenga. Otra
manera es identificar conductas positivas que le aporten los mismos resultados que las agresivas y
reforzarlas mediante recompensas.
3—Ambos progenitores deben aplicar las mismas técnicas.
4—Cuando pegan a nuestro hijo en el parque, en el patio del colegio, en clase... tampoco hay que
ceder. Es decir, si otro niño pega al nuestro porque quiere su juguete o su columpio, no hay que
concedérselo. Si lo hacemos estamos enviando a los dos niños el mensaje de que pegando
consiguen lo que quieren. Hay que hablar con los padres de ese niño, y según su receptividad y
reacción, reprimir al que ha pegado primero.
Nunca responder que devuelva la agresión o que aprenda a defenderse, pues es abandonarle a la
ley del más fuerte e incitarle a la violencia.
5—Si dos niños se pelean deben ser separados inmediatamente, con firmeza y determinación,
pero sin brusquedad. Hay que buscar el origen de ese conflicto.
La presencia de un adulto marca límites. Lo ideal es que los padres ayuden a los niños a
comunicarse, que medien para que sean los niños quienes resuelvan el conflicto. Siempre con
imparcialidad. Si una de las partes tiene razón hay que dársela. Hay que buscar soluciones justas,
pero no culpabilidad ni humillar al otro.
Antes de poner límites al hijo de otro, se debe intentar hablar con los padres, abuelos o
cuidadores. De todas formas, siempre podemos separar, impedir una nueva agresión o decir «esto
no».
6—Cuando es nuestro hijo el que ha pegado de forma accidental o intencionada es necesario
disculparse. Es un aprendizaje que puede empezar desde muy temprana edad. El agredido debe ser
atendido, pero cuidado con reforzar en él una imagen de vulnerabilidad que le lleve a identificarse
con el papel de víctima.
7—Las peleas entre hermanos forman parte de un ritual de crecimiento y de exploración de las
propias fuerzas y límites, es también una rivalidad natural por el espacio vital, por el
reconocimiento de los padres... Los hermanos se pelean con una «agresividad controlada». No
obstante, hay que reaccionar: separar, buscar causas, mostrar consecuencias y tender puentes.
Debemos intentar ser equitativos tanto en reprimendas como en elogios, escuchar a ambas partes y
otorgar mayor credibilidad a la parte que se lo merezca. Los celos suelen ser uno de los motivos
principales de las peleas entre familiares. Téngalo en cuenta.
8—Los profesores y otros adultos del entorno del niño también pueden intervenir conjuntamente
con los padres para corregir estos actos agresivos, consensuando actuaciones y averiguando cómo
reacciona, según la opinión de Miquel Mena. Casesmeiro, por su parte, cree que «si nuestro hijo
está involucrado en una pelea, no debemos delegar en otros adultos la resolución. Si intervenimos,
hagámoslo de manera que nuestra participación aporte serenidad y madurez, que sea colaboradora y
un modelo a seguir para los niños y para los otros adultos».
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Apartado III. Educamos en casa
98-¿Se hereda la timidez?
ABC carlota fominaya / madrid Día 30/10/2013
Pautas para ayudar a los niños a reforzar la confianza en sí
mismos
Es habitual que nos encontremos con padres tímidos e inseguros
con hijos tímidos e inseguros. La escena es la siguiente: el niño se
mete entre las piernas de su padre y este a su vez se trastabilla al hablar. Cabe entonces hacerse la
siguiente pregunta: ¿Se hereda la timidez? «La estampa descrita no se produce porque la timidez o
la inseguridad sean genéticas, sino porque estos niños carecen de un modelo que les muestre las
habilidades de comunicación, asertividad y proactividad necesarias para sentirse abiertos y
seguros», responde Silvia Álava, psicóloga del centro Álava Reyes. ¿Cuándo sucede esto? «Cuando
los padres tienen pocos contactos sociales, o rehúyen de los mismos, los niños pueden como normal
la falta de relaciones o no tener amigos. Además, no les dan la oportunidad de entrenar habilidades
de acercamiento fuera del ámbito escolar», asegura esta especialista.
Recordemos, prosigue, que los niños aprenden por modelado. «Es fundamental que observen los
comportamientos que deben aprender en su adulto de referencia. Los primeros en mostrarse
extrovertidos y seguros deben ser los padres».
Estas son, a su juicio, las pautas para ayudarles a dejar atrás la timidez, y que están recogidas en
la Enciclopedia «La psicología que nos ayuda a vivir», de Editorial Esfera de los Libros:
—Reforcemos cada avance que el niño realice, por pequeño que sea. Los cambios se hacen de
forma gradual. No perdamos la paciencia, todos los progresos requieren tiempo y mucha
dedicación.
—No le castiguemos por mostrarse tímido e inseguro, con ello le hundiríamos aún más.
—No le critiquemos, ni nos burlemos de él, ni permitamos que otros lo hagan.
—No le infravaloremos ni le comparemos con otro hermano, primo o amigo más extrovertido que
él.
—No permitamos que se aísle de los demás. Proporcionémosle situaciones en las que habituarse a
los contactos sociales, como actividades extraescolares, acompañarle a parques, jardines, clubes
deportivos... cuando vayamos a estos sitios, no debemos dejarle que coja una consola o juego que le
permita jugar en solitario. Favorezcamos su integración con los otros niños.
—Esforcémonos en mostrarnos seguros y extravertidos. Ya hemos mencionado que los niños
aprenden por modelado. Practiquemos nuestras habilidades sociales delante de él, de esta forma le
enseñaremos mucho más que con cualquier discurso. Seamos su mejor ejemplo.
—No le suplantemos hablando por él o presentándole a más niños para que jueguen con él. De esta
forma no le daremos oportunidad de poner en práctica sus habilidades sociales. Recordemos que
sobreprotegiéndolo sólo aumentará su inseguridad.
—Ensayemos con el niño situaciones cotidianas, haciendo un roleplaying por ejemplo, de cómo
pedir que le dejen participar en un juego, así le mostraremos la forma de realizarlo. Practicar este
comportamiento provee a los niños de confianza necesaria para comportarse de esta manera en la
vida real. Cuando esta situación esté dominada, propondremos otras de mayor dificultad, como que
sea él quien proponga un juego o inicie una conversación. Es importante que le enseñemos
habilidades sociales y cómo conseguir una comunicación eficaz.
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Apartado III. Educamos en casa
—No le forcemos a hablar con otros niños, antes le entrenaremos en habilidades sociales para que
se sienta más seguro.
—Marquemos unas metas objetivas y posibles, que no sean ni muy bajas ni muy altas, pero que
sepamos que en un primer momento puede conseguir. De esta forma aumentaremos su autoestima y
seguridad, y reforzaremos sus habilidades sociales.
—Fomentemos su independencia. Es bueno que se le permita que haga cosas por sí mismo y que
empiece a tomar decisiones, de esta forma favorecemos su seguridad. Es un gran estímulo para su
amor propio cuando se ve a si mismo responsable e independiente.
—Busquemos actividades extraescolares que le gusten y en las que pueda sobresalir. Ayudémosle a
que vea sus habilidades.
—Es importante mantener un diálogo fluido con los profesores, que nos permita conocer cuales son
los avances del niño y las situaciones en las que tiene más dificultades.
—Enseñémosle a confiar en sí mismo, a no dejarse llevar por los amigos, a que sea capaz de decir
no, si no quiere hacer algo, o dar una opinión aunque difiera del grupo.
—Forjemos también una relación de confianza con el niño. La consistencia, honestidad y franqueza
son factores importantes. No hagamos promesas que no vayamos a cumplir
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Apartado III. Educamos en casa
99-Seis juguetes que estimulan el lenguaje en los bebés
Abc m. j. pérez-barco / madrid Día 18/12/2013 –
Lo mejor es que usted hable a su hijo siempre. Estos juegos le pueden ayudar
1- ¡Cada noche un cuento diferente!
La mejor forma de estimular el lenguaje en su hijo es hablarle
usted mismo desde que nace. Los padres cumplen una función
crucial en este aprendizaje: describirle y narrarle las actividades y
rutinas diarias, contarle cuentos, imitar sus balbuceos, mirarle a
los ojos, que observe sus gestos... Todo ayuda, como también el
juego. He aquí una selección de algunos que estimularán y
ayudarán al bebé con sus primeras palabras, tanto para
pronunciarlas como para entenderlas. Pero nunca van a ser los sustitutos de las palabras de los
padres: hablar a sus hijos, con cariño, es fundamental para su desarrollo.
Este gran «inspiracuentos» y un poquito de imaginación es todo lo que necesita. Stories
(Imaginarium) es un libro-caja completísimo, para contar hasta 9 cuentos clásicos e inventar mil
más: 20 fichas de personajes, 10 de ambientes, 10 de objetos y 6 marionetas de dedo. ¡Con melodías
y fantásticos sonidos! para ambientar cada historia: Los 3 cerditos, Hansel y Gretel, Caperucita roja,
Rapunzel...
Edad recomendada: Entre 1 y 6 años.
Precio recomendado: 24,95 euros.
2- Buscar palabras y frases escondidas
Es un juego de mesa que combina la lógica, la atención y la estrategia para llegar a la meta con una
frase bien construida, potenciando el lenguaje en todas sus facetas: comprensión y expresión.
Palabras y frases escondidas (Educarte) facilita la creatividad verbal, la lógica en el orden de las
palabras y la construcción correcta de las frases. El juego contiene un tablero, los soportes de
madera y 78 tarjetas con palabras clasificadas por categorías.
Desarrolla la comprensión verbal, favorece la expresión verbal y la atención, facilita la rapidez
verbal, estimula la creatividad expresiva y el razonamiento lógico y permite la actividad social
asociativa.
Edad recomendada: 5 años.
Precio recomendado: 42 euros.
3- Una cocina que le hablará
Con 13 actividades que estimulan la creatividad del niño, la Cocina Parlante
(Chicco) incluye numerosas canciones, melodías y frases para familiarizarse
con el alfabeto, los números, las formas, diferentes objetos y las horas.
Cuenta con muchos efectos de sonido que reproducen sonidos reales que se
escuchan en las cocinas, emite efectos de luz e incluye un juguete
clasificador, la mejor forma de aprender la importancia del reciclaje. Es
bilingüe en inglés.
Edad recomendada: Más de 12 meses. Precio recomendado: 49,95 euros.
4- Quién llega antes con el mensaje
Carrera de mensajes (Educarte) es un juego de mesa que tiene
como objetivo llegar a la meta con una frase bien construida,
potenciando el lenguaje en todas sus facetas: comprensión y
expresión. Facilita el aprendizaje de las palabras, la rapidez en la
comprensión y la construcción correcta de las frases. El juego
178
Apartado III. Educamos en casa
contiene un tablero, los soportes de madera y 183 tarjetas divididas según las categorías siguientes:
palabras, frases, puntuación y otras sorpresas
Desarrolla la comprensión verbal, favorece la expresión verbal, permite la rapidez verbal, potencia
la creatividad expresiva y estimula la actividad social asociativa.
Edad recomendada: A partir de 5 años.
Precio recomendado: De 20 a 50 euros.
5- Cubos inteligentes
Los cubos inteligentes I wow blocks 3.0 (Imaginarium) guían en
el aprendizaje de letras, palabras, números, idiomas, formas y
colores, mediante el juego. Juego que desarrolla el aprendizaje
del lenguaje y la motricidad fina. Una nueva dimensión de juego
para familiarizarlos con la tecnología. Contribuyen al desarrollo
intelectual y de la inteligencia viso-espacial. Base interactiva
que reconoce la posición y cara de cada cubo.
Edad recomendada: Desde 3 a 6 años.
Precio recomendado: 49,95 euros.
6 - Sus primeras vocales
Aprendo las vocales (Educa) proporciona a los más pequeños la posibilidad de
familiarizarse con las vocales relacionándolas con imágenes y palabras, a la
vez que aprenden a diferenciar mayúsculas y minúsculas. Contiene 30 piezas
encajables.
Edad recomendada: A partir de 3 años. Precio recomendado: 6,70 euros.
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Apartado III. Educamos en casa
100-Diez claves para educar en la austeridad
abc_es / madrid Día 05/01/2014 Se puede ser austero en las compras, pero también en la comida, en el endeudamiento, en la
imagen proyectada...
«Si hay una época del año en la que falla la virtud de
la austeridad esta sería, sin ninguna duda, las fechas
navideñas. Y la familia, la organización donde esto
sería más palpable», indica Francisco Gras, director de
la Escuela de Padres Mi Cumbre. «Desde que nacen
los hijos nos hemos esforzado en mimarlos en exceso,
partiendo del principio de que han de tener lo que
nosotros no pudimos alcanzar. Nos volcamos en
facilitarles todo cuanto se les antoja. De esta forma
consiguen ropa de marca según la moda, juegos electrónicos, TV personal, ordenador, moto, coche,
etc. De esta forma les acostumbramos a vivir sin carecer de nada y a conseguirlo sin esfuerzo. Los
jóvenes así educados no cambiarán nunca y es probable que no sepan hacer frente a sus
obligaciones familiares actuales ni futuras. Este es el camino más corto para conformar una
sociedad insolidaria por su falta de virtudes, valores e individualismo». La austeridad, prosigue este
especialista, «no tiene que ver nada con la tacañería, la roñosería, ni la cicatería. Y sí tiene mucho
que ver con la generosidad y el desprendimiento. Siempre está rodeada de cierta elegancia que la
hace atractiva».
Desde esta Escuela de Padres proponen diez puntos educar en la austeridad:
1. Austeridad en la comida. En casa o en los restaurantes. El despilfarro de dinero y de comida es
un mal ejemplo que los padres damos a los hijos cuando no ponemos normas sobre la cantidad,
calidad y precio que los hijos pueden consumir.
2. Austeridad en las compras. De lo necesario y de lo superfluo. A veces ponemos demasiado
énfasis en las marcas, en la moda y en el aparentar. «La austeridad nos pide que agotemos la vida
útil de las cosas que usamos antes de pensar en sustituirlas. Cambiar el teléfono sólo porque ha
salido un modelo nuevo mas bonito, aunque tenga funciones que no necesitaremos, no tiene sentido.
Nos pide también no tener cosas repetidas, si podíamos valernos con una sola. Siempre
encontraremos disculpas para encontrar ventajas a tener dos productos casi iguales, pero la realidad
es que casi nunca podremos utilizar los dos a la vez», indica Gras. Pero la austeridad, prosigue, es la
antitesis del «usar y tirar. Tenemos que huir de comprar cosas que se fabrican para que duren poco
tiempo. Las cosas que se estropean no se arreglan, sino que simplemente se cambian por otras
nuevas, en gran parte porque nos resulta más barato comprar un artículo nuevo que reparar el
antiguo, ya que cada vez cuesta más encontrar talleres de reparación. Pero siempre que sea posible,
es mejor reparar». La austeridad, continua el director de esta Escuela de Padres, «no significa
siempre comprar al menor precio, ni las cosas peores. Muchas veces lo barato sale caro, porque es
de mala calidad y se estropea antes. También la austeridad es comprar lo bueno antes que lo barato.
La persona austera cuida las cosas propias y ajenas que usa, para que duren más».
3. Austeridad en el endeudamiento. Cuesta demasiado caro endeudarse. Las familias tienen que
darse cuenta que comprar sin austeridad supone, la mayoría de las veces, endeudarse con unas
cuotas de intereses altísimas.
4. Austeridad en la imagen proyectada, propia o familiar. «Muchos quieren aparentar, ser o
tener más que los demás, para epatarles, por eso no dudan en gastar incluso lo que no pueden. El
antiguo dicho de "que según te vean, así te tratan" no hay que aplicarlo solamente en el de la
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Apartado III. Educamos en casa
vestimenta. Hay otros conceptos en cada una de las personas, en los que verdaderamente la
sociedad se fija y valora», explica Gras.
5. Austeridad en los gastos ostentosos. «Excesivamente utilizados en las celebraciones familiares,
religiosas, civiles o amistosas, para intentar demostrar una abundancia económica que no siempre es
real, por lo que las familias pueden quedar endeudadas durante mucho tiempo para pagar las
deudas, y teniendo que sustituir en el futuro las compras necesarias por el pago de la deuda»,
asegura este especialista.
6. Austeridad al comprar cosas innecesarias. «Los padres tienen que dar un primer paso para
desembarazarse de este impuesto y asumido estilo de vida de Occidente, en el que al consumo
compulsivo se le llama «nivel de vida» y a la posibilidad de conseguirlo se le llama «bienestar».
Trate de anotar y analizar continuamente los gastos mensuales, individuales y familiares.
Posiblemente llegue a la conclusión de que puede vivir con más austeridad. Cada persona y cada
familia debe decidir libremente el grado de austeridad, severidad y rigidez en la forma de obrar o
vivir, incluso para que sirva de ejemplo a otras personas o grupos sociales», afirma desde esta
escuela.
7. Austeridad al comprar cosas que no son de estricta necesidad. Según Gras, «los padres deben
moderar el consumo y uso de artículos y aficiones que no son necesarias para vivir. Resistir al
consumismo significa vivir un estilo y sentido de la vida diferente. Hay que estar bien enraizados en
los valores de la sencillez. No se debe ser austero únicamente por mortificación, se aspira a ganar
tiempo que utilizará en beneficio de su persona que es materia y espíritu. La austeridad les hará
solidarias con personas y sociedades menos desarrolladas. Así podrá compartir con justicia, pues
tiene que tener una lucidez esperanzada para discernir entre lo que se necesita verdaderamente y lo
qué se puede prescindir».
8. Austeridad y modestia. «El verdadero sentido de la austeridad sólo se conoce cuando se enlaza
con la modestia. La modestia es rehusar lo innecesario, desde el momento en que lo innecesario
nada significa», indica el director de este centro.
9. La austeridad de vida debería ser, prosigue Gros, «una exigencia ética y, en los católicos, una
virtud. Como exigencia ética obliga preferentemente a quienes están al frente de la cosa pública en
sus diversos niveles y a los que en el ámbito privado están situados en posiciones privilegiadas,
como los padres maestros y otras personas influyentes en la sociedad, a actuar».
10. Austeridad en las relaciones económicas con los hijos. Es en este punto, continúan desde esta
escuela, «cuando se suele abandonar la obligación de la responsabilidad familiar de la educación en
las virtudes y valores humanos, pues en vez de responder con entereza a las normas de una buena
educación, algunos padres prefieren apostar por la satisfacción inmediata de quitarse los problemas
de encima mediante el olvido de las virtud de la austeridad. Por eso llegan los excesivos regalos y
premios injustificados a los hijos para no tener que luchar contra las peticiones de los hijos».
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Apartado III. Educamos en casa
101-Cómo lograr que tus hijos aprendan a ponerse en tu lugar
ABC Laura peraita
Día 17/04/2013 -
Comprender lo que sienten los demás favorece las conductas
positivas, su autoestima, responsabilidad.. y limita las negativas
No hay duda de que nadie nace con la capacidad de ponerse en el
lugar del otro. Se aprende de nuestra experiencia con las figuras de apego, que se va practicando y
entrenando a lo largo de la vida. Aún así, a veces es difícil ponerse en la piel del otro, a no ser que
pasemos por la misma situación.
Según Esther Blanco, psicoterapeuta de la Clínica Andrés Calvo y Esther Blanco, los niños y niñas
de 2 a 3 años ya saben que el otro tiene un punto de vista diferente al suyo, aunque no sepan
situarse en el lugar del otro en todos los casos. «El conocimiento y la compresión de los demás no
se limita a conocer el punto de vista del otro, sino también a comprender lo que sienten los demás.
Los niños a esta edad son capaces de reconocer las emociones más simples de los otros. A lo largo
de los años van siendo capaces de reconocer emociones cada vez más complejas. Así, a los 7 años
ya son capaces de indicar situaciones en la que una persona siente orgullo, preocupación, gratitud,
culpa y entusiasmo: incrementándose a los 10 años con la emoción de alivio y decepción».
Pero, ¿por qué es tan importante que desde pequeños sepan ponerse en el lugar del otro?
Según la psicóloga Teresa Rosillo, de Pericial Psicológica, ofrece múltiples aprendizajes sobre
nosotros y sobre los demás:
• Nos da información sobre distintas formas de sentir, pensar, analizar y vivir una misma
situación.
• Permite que nos salgamos de nuestro egocentrismo y ver las cosas desde fuera.
• Nos da la opción de vernos desde la perspectiva del otro y ser conscientes de que siente,
piensa… de diferente manera.
• Permite darnos cuenta de las circunstancias que pueden estar influyendo en una situación.
• Que la cultura, la familia, lo vivido…ofrecen diferentes formas de sentir, vivir, pensar…
• Nos da la opción de corregir nuestras ideas preconcebidas y los posibles malentendidos.
• Nos permite luchar contra nuestras ideas persecutorias y nuestras ansiedades…
• Nos da la opción de ser más justos con nosotros y los demás, actuar como un juez instructor que
estudia el caso y no simplemente que juzga sin mirar circunstancias, atenuantes o eximentes.
Esther Blanco insiste en la necesidad de que los padres sepan que los niños que son empáticos
«tienen más conductas sociales positivas (prosociales, asertivas, de consideración con los demás,
de autocontrol y liderazgo) y pocas negativas (pasivas, agresivas, antisociales y de retraimiento)».
Cuando no se sienten culpables por el daño causado es porque no se sienten responsables de él
En el caso de los adolescentes con alta empatía también tienen muchas conductas sociales positivas
(prosociales, asertivas y de consideración con los demás), alto autoconcepto y alta capacidad para
analizar causas que generan emociones negativas, mostrando pocas conductas sociales negativas
(agresivas, antisociales y de retraimiento).
El problema, según señala Teresa Rosillo es que actualmente muchos padres creen que lo mejor
para sus hijos es dárselo todo y estar siempre disponibles, dispuestos a satisfacer todos los deseos
del menor. Han deseado tanto tener un hijo o disfrutan tanto con ello que no quieren verle sufrir,
frustrar sus deseos o simplemente, gozan enormemente al verle sonreír.
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Apartado III. Educamos en casa
«De esta forma, el padre/madre no deja que el niño aprenda a ponerse en su lugar, no entiende que
su madre pueda estar cansada para leerle el cuento porque todos los días pase lo que pase, se lo
sigue leyendo, no entiende que no pueda cogerle en brazos, porque a pesar del dolor de espalda, lo
acaba haciendo», señala la psicóloga de Pericial Psicológica.
Advierte que si no le damos al niño la oportunidad de ponerse en nuestro lugar, él nunca lo hará.
«Esto motivará que no piense en el otro como un ser con sentimientos, emociones,
proyectos…Más adelante, cuando se vuelva un niño exigente y, en ocasiones tirano, nos
sorprenderá y nos sentiremos defraudados después de todo lo que nosotros hemos hecho por ellos
anteriormente».
Se ven muchos niños tiranos que, además de no haber tenido límites, no son capaces de ponerse en
el lugar del otro. Son niños que no se sienten culpables por el daño causado porque no se sienten
responsables de él. Les han acostumbrado a que la norma es que sus deseos se vean cumplidos y
no toleran el que no ocurra. «Debemos enseñar a nuestros hijos día a día a ponerse en nuestro lugar
(dependiendo de su edad se hará de una u otra manera). Que entienda que tenemos una vida fuera
de lo que ellos puedan ver. Unos sentimientos y emociones propias, expectativas y deseos. Tiene
que saber que también nos cansamos, nos duele el cuerpo y nos enfermamos. Así se conseguirá que
el niño pueda salir de su egocentrismo natural y ver más allá.
Pautas de actuación diarias
—Cuando estés cansado dile que hoy no puedes hacer algo y no termines haciéndolo.
—Explícale qué te pasa si te duele la cabeza y dile que piense en cómo se siente él cuando le duele
algo.
—Si no puedes hacer algo porque te duele algún miembro de tu cuerpo, díselo que lo acabará
entendiendo: «me encantaría cogerte cariño pero no puedo porque me duele muchísimo la espalda».
—Cuéntale que has hecho durante el día para estar cansado.
—Explícale por qué hoy no tienes muy buen humor, dile que tendrá que tener paciencia contigo
porque hoy tú no la tienes.
—Explícale que te ha pasado para perder los nervios y pídele perdón por ello.
—Pídele su colaboración el día que no te sientas con fuerzas para hacer algo: «hoy me tienes que
ayudar y como un mayor me vas a obedecer a la primera».
—Cuéntale tus cosas: «me he enfadado en el trabajo con alguien», (para que entienda que has
tenido un mal día y que tienes un día fuera de lo que él ve).
—Hazle partícipe de tus deseos o ilusiones, que entienda lo que te gusta hacer: «mañana voy a
comer con una amiga y me apetece mucho» (que entienda que tú también tienes amigos y te gusta
estar con ellos, que vea que tienes un mundo más allá de lo que él ve).
—Cuéntale cosas del pasado en las que has podido sentir lo mismo que él, se sentirá más
comprendido y te entenderá también mejor: «yo también me ponía nerviosa el primer día de clase...
recuerdo que…».
—Explícale que hay diferentes formas de sentir, de vivir, de pensar, en función de la cultura, la
familia o las experiencias vividas. Dale otros puntos de vista.
Con información de Teresa Rosillo, de Pericial Psicológica
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Apartado III. Educamos en casa
102-Consejos para no ser un padre noño
ABC m. j. p-b. / madrid
¿Comprarías un pelele con olor a placenta?
¿O un capazo con airbags? Descubre si eres un papá cursi
¿Quién no se enternece con los primeros balbuceos, sonrisas,
pucheros y muecas de su bebé? Hasta el punto de volverse ñono
y cursi. Hasta verse realizar expresiones, gestos y utilizar una jerga que si no fuera porque es padre
consideraría que roza el ridículo. Hasta ver que su retoño es el único protagonista de todas sus
conversaciones. La llegada de un recién nacido revoluciona emocional y psicológicamente a los
progenitores hasta transformarlos en personas que no se reconocen a sí mismas.
«No vayáis diciendo que el bebé y sus padres no caben en una berlina de cuatro metros»
Desdramatizar el hecho de ser padres es el objetivo del manual «Padres no noños», un libro que
recoge un compendio de consejos de su autor Ata Arrópide para combartir la ñoñería que se instala
en muchos padres con la llegada del recién nacido. Con ironía, de forma divertida y amena, Ata
hace que los padres pongan los pies en el suelo. Por ejemplo, haciéndoles ver recomendaciones tan
simples como que no hace falta cambiar el apartamento de 50 metros cuadrados por un chalet de
400 metros con la excusa del bebé: «la criatura de 50 centímetros no justifica los 350 metros de
más». Tampoco hace falta cambiar de coche y adquirir un monovolumen, que puede ser más
cómodo y desahogado, «pero no vayáis por ahí diciendo que los tres no cabíais en una berlina de
cuatro metros y medio».
Contra lo que no se puede luchar
Hay que prepararse para algunas realidades, cree el autor. Admitir que las abuelas son el
summum de la ñonería, «son ñoñas porque les da la gana y punto. Y si les apetece hacer
muecas, pucheritos y hablar en falsete, lo hacen, ¡¿pasa algo?!». Y que habrá que poner buena cara
ante los regalos putada: «cachivaches que emiten sonidos supuestamente relajantes, pero que te
ponen de muy mala leche, peluches de dimensiones desproporcionadas que no caben en casa... El
regalo putada estrella son las esclavas: el artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos prohíbe todo tipo de esclavitud, y eso incluye las terribles pulseritas de oro». O admitir la
estética del color rosa para todo lo que lleve el bebé si es niña. Con los niños, el tema del color
no es tan evidente, «pero es fundamental aplicar la norma anterior a la inversa: nada de rosa.
Además, hay un icono «comodín» que garantiza la masculinidad de cualquier prenda, adorno o
complemento: el coche».
No hay que dejarse llevar por las necesidades creadas por el mercado
Este manual explica a los padres que preocuparse es normal, «pero no hay que ser histérico». El
niño necesita pañales, toallitas, baberos, tetinas, esterilizadores, sillitas, maxicosis... Pero la
imaginación del mercado tratará de romper los esquemas del sentido común: el termómetro con
GPS, el pijama que avisa si el bebé está despierto, el capazo con airbags, el chupete de la NASA, el
pelele con olor a placenta... El consejo del autor es «no os dejéis influir por muchas necesidades
creadas artificialmente. Porque, por ejemplo, con los actuales límites de velocidad, ¿realmente
necesitáis un cochecito con frenos de disco? ¿o intercomunicadores con cámara de infrarrojos
en un piso de sesenta metros cuadrados? Si llora te enterarás. Fijo».
Recuperar las conversaciones
Otro de los síntomas más comunes de que el bebé ha invadido hasta el espacio vital de los papás es
cuando es el tema y el protagonista de todas las conversaciones. Al principio hasta hace ilusión.
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Apartado III. Educamos en casa
Después, se echa de menos hablar del tiempo, del fútbol «o de la vecina del quinto». Para no caer en
esto, Arróspide aconseja:
«—¡No piques! Hay muchos papás que utilizan una enrevesada estrategia para cazarte: se acercan a
tu bebé con cara de entusiasmo, le dedican un par de piropos o tres para que se te caiga la baba, y
cuando ya te han enganchado sueltan la frase bisagra «pues el mío…». A partir de ahí comienza su
infumable monólogo y estás atrapado.
—Sé cobarde. Si tu pareja ha sido capturada por el enemigo no trates de rescatarla, porque sólo
conseguirás caer tú también.
—Y el último y más evidente: No empieces tú. Si tú mismo abres la caja de Pandora, ni hay forma
de escapar, ni tienes derecho a quejarte».
El sentido de la música, la ropa y las nuevas costumbres que adquieren mamá y papá, la moda de
las bisabuelas para el bebé, cuando salen los molares, el idioma del niño... El manual aborda otros
aspectos de la llegada del bebé, con la misma simpatía y sabiduría. El autor es también padre de dos
hijos.
Los errores inevitables
m. j. P-B. madrid
Hay errores en los que vas a caer, «sí o sí», dice Arrópide:
—Hablar en bobo: Utilizaremos expresiones del tipo «bubububu» o «cuuuuchicuchicuchi».
También usamos términos del lenguaje común, pero pronunciados con un irritante tono cantarín,
imposible de reproducir por escrito: «Pero qué pasóóóó», «Dónde está lo más guapo de la cassssa»,
«Ay que me lo coooomooo»...
—En las conversaciones con tu bebé involucrarás a un extraño que no tiene culpa alguna:
«¡¡Cómete el yogur porque si no va a venir este señor y te va a comer el culo y te va a llevar a un
sitio que tiene, con jaulas para los niños que no comen!!» Y el pobre señor es un buen hombre que
jamás ha hecho daño a nadie. Así que cuando hables con tu bebé, al menos que la cosa quede entre
vosotros dos.
—Su juguete favorito: ¿Cuáles son los mejores? ¿Cuáles los más apropiados? Pues la opinión de
tu bebé no siempre coincide con la de los pedagogos: entre un peluche y un mando a distancia, tu
bebé elige el mando a distancia; entre su teléfono de plástico con sello CE y tu iPhone, tu bebé
prefiere el iPhone; entre un osito de peluche y una mina antipersonas sin detonar, tu bebé siempre
escogerá la mina antipersonas.
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Apartado III. Educamos en casa
103-TIPOS DE PADRE
ABC CARLTOAFOMINAYA / MADRID Día 12/11/2013 La psicóloga de Hermano Mayor te descubre qué tipo de
padre eres
Sonia Cervantes describe cuatro estilos educativos: el
autoritario, el plasta, el chicle y el «guay»
Plasta, rallante, chicle, «guay»... Averigüe cuál es su estilo
educativo de la mano de Sonia Cervantes, psicóloga de Hermano Mayor y autora del libro «Vivir
con un adolescente». Esta especialista ha recogido en su última obra todas las variantes y a cada una
de ellas le ha dado un nombre que muestra de forma muy gráfica la naturaleza del tipo de autoridad
ejercida en casa. «Esta nomenclatura es fruto de las conversaciones que mantengo con los jóvenes
que acuden a mi consulta. Surge de la recopilación de respuestas que me dan cuando les pregunto:
¿Cómo ves a tu padre? He recogido las respuestas más comunes y frecuentes dadas por los chavales
que definen cada uno de los estilos educativos y las más repetidas son: "me ralla", "pasa de todo",
"es un plasta" y "mola, es guay"», explica esta terapeuta.
Veamos quién es cada uno:
1. El progenitor «rallador», por no decir de pesadilla: Para Cervantes, este es un auténtico
rallador de mentes, es aquel que se expresa con el tristemente popular «porque yo lo digo y punto»,
con su tono dictatorial, incisivo y agresivo. Y como todo rallador, deja huella, y no de las buenas
precisamente. Se caracteriza por ejercer un máximo control sobre sus hijos y expresar muy poca
afectividad. Es rígido en su planteamiento, tanto en el cumplimiento de la norma, «o sí o sí», como
en la ejecución inmediata de la misma. «Lo vas a hacer ahora mismo y si no, recibes». La
consecuencia de su no obediencia suele ser el castigo severo, tanto físico como verbal. Es muy
común la utilización del desprecio y la crítica hacia la persona, no hacia el comportamiento: «Eres
un inútil, «no sirves para nada», en vez de «creo que eso que has hecho no sirve para nada, pero sé
que eres capaz de hacerlo mejor». Apenas hay diálogo y comunicación, y cuando lo hay es solo
para recriminar, imponer y/o castigar. Se olvidan de reforzar las conductas positivas de sus hijos,
focalizando la atención en lo negativo, y castigan el mínimo error o desliz que puedan cometer los
jóvenes.
Todo esto, asegura esta psicóloga, tiene efectos en los chavales. «Manifiestan lo que han vivido. Se
vuelven agresivos porque han aprendido que el mundo, al menos el que se ha construido en su casa,
funciona así. Son rígidos y no saben adaptarse a los cambios. Les cuesta mantener relaciones de
igual a igual, su autoestima suele ser baja, porque no se sienten queridos, y el concepto que tienen
de ellos mismos es bastante negativo. Van por la vida con el siguiente planteamiento: antes de que
me pisen, ya piso yo».
2. El segundo tipo es que Cervantes denomina «pasota». En el fondo esta actitud paternal les
disgusta porque perciben que sus padres están ausentes y no se implican. Lo hacen para evitar el
conflicto aunque paradójicamente esta estrategia lo agrava y cronifica. El pasota, dice esta experta,
cree que la labor educativa forma parte de la escuela, del profesor, de la propia vida o del mismo
joven, «es cosa suya, ya lo aprenderá con el tiempo». Es probable que erróneamente se crea un
padre o una madre muy democrático, que favorece la autonomía y la libertad de su propio hijo
huyendo quizá del personaje que hemos descrito antes, del temido «rallador». «Pero huir, en
definitiva, es no afrontar», resume. «Suelen ser padres ausentes, con poca presencia, que
frecuentemente se vuelcan en actividades muy importantes, la mayoría fuera de casa. Son
permisivos y pasivos, una mezcla altamente peligrosa en el proceso de educar», determina esta
psicóloga.
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Apartado III. Educamos en casa
Esto también tiene sus efectos. Principalmente, transmiten falta de estabilidad y seguridad por la
ausencia absoluta de normas y límites. «Los jóvenes no tienen ni idea de qué hacer, ni cómo, ni
cuándo. La falta de dedicación recibida y la cultura del mínimo esfuerzo también hacen mella en
ellos, lo cual les convierte en seres absolutamente inconstantes a la hora de marcarse objetivos; no
luchan ni se esfuerzan por nada porque han observado en su casa dos estrategias: evitar y huir»,
explica Cervantes. «Del mismo modo que no han existido normas, tampoco hay mucha
demostración afectiva, pues no se ha ocupado el tiempo en educar y en estar ahí. La autoestima de
estos chicos tampoco es muy alta que digamos, sienten necesidad de ser queridos precisamente por
no haberlo sido», añade.
3. Al tercero de la lista lo denomina «plasta». Se trata del sobreprotector de toda la vida.
Responde al perfil que se corresponde a las siguientes afirmaciones: «Es un pesado. Lo tengo todo
el día encima. No me deja respirar. Me trata como a un niño pequeño». «Este tipo de padre "sufre
hasta el infinito y más allá" por sus hijos, se sacrifica por ellos, ejerce de mártir. Ante todo, no
quiere que sus hijos lo pasen mal en esta vida, de forma que educando en la evitación del
sufrimiento está adoctrinando en la incapacidad de hacerle frente», asegura esta profesional.
También son permisivos, «por lo que volvemos a tener una ausencia de pautas, normas y límites.
Creen que un exceso de responsabilidad pueden llegar a agobiar y a traumatizar a los hijos y, para
neutralizar ese temido efecto, se van al otro extremo: ausencia total de código educacional»,
prosigue. «Es el tipo de padre que si tiene que esperar en el sofá hasta las tantas por si el niño o la
niña tiene hambre cuando llegue de juerga, ahí estarán, listos para ir a la cocina y prepararles algo
caliente. Siempre al servicio de la criatura, no vaya a ser que le falte algo».
¿Y qué tipo de jóvenes generan los padres y madres «plastas»? Pues niños «chicle», muy blandos, y
con niveles bajísimos de tolerancia a la frustración. «Son personas altamente dependientes de los
demás, ya que siempre se lo han hecho todo, y no saben ni quieren valerse por ellas mismas. Eso sí,
exigen que se les dé todo aquello que quieren y si no lo obtienen, responden de manera agresiva e
hiriente. Se convierten en pequeños dictadores porque les han acostumbrado a vivir en un feudo
donde ellos son el rey», resume.
4. El cuarto perfil es el del padre «guay». Este es aquel «un poco pesado pero que a veces
"mola"». «Es el padre que pone todos los ingredientes necesarios y en las dosis adecuadas para la
receta llamada educación: dedicación, tiempo, autoridad y cariño. No hace falta mucho más».
Este tipo de padre se llama también asertivo. La asertividad se define como un comportamiento que
nace de la madurez, pues la persona ni somete ni agrede, sino que manifiesta su opinión y defiende
sus derechos. Si trasladamos este perfil a la educación, tenemos padres sensibles, comprensivos,
que ejercen el control necesario, sin pasarse ni quedarse cortos. Son padres afectuosos, que
expresan sus emociones y contribuyen a que sus hijos expresan las suyas. Ante todo facilitan la
participación de todos los miembros de la casa. Mantienen siempre un canal de comunicación
abierto al diálogo y la necesidad si son necesarios.
Con este panorama, los efectos observados no pueden ser mejores. «Los jóvenes que reciben este
tipo de educación se convierten en personas seguras de sí mismas, con altos niveles de confianza y
autoestima. Les han enseñado a querer y a quererse. Les han hecho ver que no todo sale como uno
quiere, pero que siempre hay que intentar salir hacia delante, luchando y esforzándose por los
objetivos que uno se marca». Son personas capaces de superar el eterno conflicto entre lo que deben
hacer y lo que quieren hacer, que saben divertirse de manera responsable. Han observado con
anterioridad que si las cosas no salen como uno quiere, no sirve de nada montarla, quejarse o
agredir. Todo ello gracias a que ha habido alguien ahí que ha educado, sin imponer, sin pasar de
todo y sin consentir», resume la psicóloga de Hermano Mayor. «El único perfil que funciona es
este último, os lo aseguro», concluye.
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Apartado III. Educamos en casa
104-¡Pero mira que eres desordenado!
El Mundo 2-10-2015 Texto: Patricia Ramírez
Esta frase, una de las más repetidas en la historia de la educación, suele ser el principio de una
serie de amenazas y castigos.
Pero lo cierto es que estas técnicas rara vez funcionan, se abusa de ellas y pierden efectividad. Los
padres y los hijos se agotan de vivir bajo la tensión del castigo y el grito. Mientras los padres
terminan por “pasar” y tirar la toalla, los hijos se vuelven inmunes al soniquete de los padres y
acaban por ignorar tanto reproche.
A lo mejor, siguiendo estos consejos, podemos poner un poco de orden para conseguir el orden.
Lo que SÍ debes hacer:
CUANTO ANTES EMPIECES A EDUCAR EN LA RESPONSABILIDAD, ANTES
TENDRÁN EL HÁBITO. Por prisas, porque los vemos demasiado pequeños o por no tener un
conflicto, muchos padres recogen y ordenan lo que sus hijos dejan tirado. Desde que tienen dos
añitos se les puede ir enseñando a meter sus juguetes en sus cajas y a que asocien recoger con
orden.
Enseña el qué y el cómo. Enséñales a hacer la cama, a ordenar un armario, colocar la ropa sucia,
dejar la mesa recogida después de estudiar. Hay una técnica que se llama “la sobrecorrección” que
consiste en corregir y pedir que repitan la actividad, con amabilidad y con el interés de formar y no
el de castigar. Toda actividad nueva necesita entrenamiento. Facilítales el material necesario como
cajas, estanterías o cubos en los que puedan tener todo ordenado. Trata de hacerlo atractivo, con
cajas bonitas, para que apetezca tener el cuarto en orden.
DESCRIBE DE FORMA CONCRETA LO QUE ESPERAS DE ELLOS. Lo que para ti es un
cuarto ordenado puede no coincidir con lo que ellos entienden por orden. Deja por escrito lo que
tienen que hacer y cuélgalo en el corcho, en la puerta del armario armario o en algún lugar visible.
Y añade el horario en el que tiene que estar hecho. No es lo mismo ir al colegio y dejar la cama
hecha, que hacerla media hora antes de acostarse.
REFUERZA CADA LOGRO. Muchos padres critican lo que no se hace, pero ignoran los
cambios que llevan a cabo sus hijos. Alegan que no hay nada que reforzar porque esa es la
obligación que tienen. Es cierto, pero a todos nos gusta ser reconocidos cuando nos esforzamos en
cambiar. El cambio incluye salir de la zona confortable y eso supone un esfuerzo. El niño disfruta
cuando nos sentimos orgullosos de él porque le encanta impresionarnos. Así que cuando recojan y
ordenen, házselo saber. Todo lo que se refuerza tiende a repetirse.
SEGÚN LA EDAD, NEGOCIA. Deja que su habitación tenga algo de su personalidad. Muchos
padres eligen los cuadros, quitan posters, fotos y ordenan todos los libros de mayor a menor. Hay
padres que son excesivamente meticulosos y ordenados, y a veces tanto orden puede ser poco
práctico. Si le pides a tu hijo que cada día después de estudiar deje su mesa despejada, igual es poco
operativo sacar colores, reglas y diccionarios cada día. Permite que tengan un margen para su
“desorden”.
APROVECHA EL ORDEN PARA EDUCAR EN VALORES. Cuidar de las pertenencias de uno
es una conducta responsable. Los niños tienen que saber el valor que tiene cada cosa y dejarla
desordenada es una forma de despreciarla y no cuidarla.
TU HABITACIÓN Y LA CASA EN GENERAL SON UN EJEMPLO PARA ELLOS. Pedirles
orden si los padres no lo son con sus cosas, es un comportamiento incoherente. Trata de cumplir
con lo mismo que le exiges a ellos.
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Apartado III. Educamos en casa
HÁBLALES DE LAS CONSECUENCIAS POSITIVAS DEL ORDEN. El orden trae armonía,
equilibrio, facilita la búsqueda de ropa, juguetes, material escolar, libros, etc. El orden también se
relaciona con el bienestar. Apetece más estar y disfrutar de una habitación limpia y recogida que de
un lugar en el que cuesta abrirse paso.
Lo que No debes hacer:
NO HABLES MAL NUNCA DE TU HIJO CON OTROS PADRES DEL COLEGIO O CON
TUS AMIGOS. Se tiende a buscar la complicidad cuando se sufren en casa estos problemas y en
los corrillos de padres es normal escuchar “pues anda que el mío, no sabe ni dónde pone la cabeza”.
Los niños toman estos comentarios como una traición. Cualquier crítica trata de hacerla en tono
constructivo, pidiendo qué necesitas de él y en privado.
NO GRITES, AMENACES NI INSULTES. Da sensación de perder los papeles y no tener
capacidad para controlar la situación. Mantén siempre la calma en lo que pides y no critiques al
niño. Critica lo que hace o deja de hacer.
NO ESPERES AL CAOS. El dormitorio puede estar medio desordenado, bastante desordenado o
ser una jungla. No esperes a la jungla. En cuanto veas algo por el medio, dale un tiempo prudencial
para que lo recoja y si no, recuérdaselo. Sé original con la forma de recordarlo. Una nota graciosa o
un mensaje por WhatsApp pueden ser mucho más efectivos que el típico mensaje cansino.
NO LEVANTES EL CASTIGO. Si has tenido que llegar al extremo de tener que quitarle el
móvil, no dejarle salir o no dejarle ver la tele hasta que recoja, no te ablandes. Si levantas el castigo
te tomará el pelo y esta técnica perderá efectividad. Limita los castigos para cuando no te quede
ningún otro recurso.
189
Apartado III. Educamos en casa
105-Cuándo y por qué mentimos a los niños
EL MUNDO SAPOS Y PRINCESAS 29/05/2015
"No lleva cebolla, cariño, te lo prometo", "Es pollo, no es pescado", "No te
voy a soltar, tu sigue pedaleando mirando al frente", "La abuelita nos ve
desde esa estrella", "Este collar de macarrones es el más bonito que me han
regalado nunca, lo guardaré para una ocasión muy especial"... Seguro que te
suena...
Los padres utilizan con frecuencia las mentiras piadosas con sus hijos para evitarles algún
sufrimiento innecesario, para hacerles la vida más mágica y la infancia más feliz. También muchas
veces evitan con ellas explicaciones y situaciones complejas.
Hablamos sobre las mentiras piadosas con Paula Borrego Iglesias,
psicóloga experta en psicología infanto-juvenil; co-directora de Gabinete
DINAF, centro especializado en psicología, logopedia, atención temprana y
psicopedagogía.
"La fantasía y la imaginación son esenciales para el desarrollo"
¿Qué tipo de mentiras piadosas son las más comunes?
En el ámbito cotidiano, las mentiras piadosas más comunes son las que están encaminadas a evitar
situaciones potencialmente tensas y conflictos innecesarios. Otro ámbito en el que se suelen utilizar
es el de los eventos traumáticos como puede ser la pérdida de un ser querido o una mala situación
económica, donde el fin último es evitar el sufrimiento de los hijos. En un plano más positivo,
también usamos mentiras cuyo fin es alimentar la fantasía e ilusión de nuestros hijos, con
tradiciones como los regalos navideños o la caída de los dientes.
Desde tu experiencia, ¿con qué fin suele utilizar un padre mentiras piadosas? ¿Tienes algún
ejemplo?
Como he comentado anteriormente, en ocasiones se emplean como sustitutos de una explicación
más educativa de una situación. Por ejemplo, "No te compro esta revista porque papá no ha traído
dinero" en vez de "No te compro esta revista porque no considero que haya que comprártela".
También en situaciones de mayor gravedad los padres usan estas mentiras piadosas con el fin de
protegerles y porque no desean que conozcan cierta realidad. "Papá está de viaje de negocios" en
vez de "Papá ya no vive aquí".
¿Cuáles crees que no son beneficiosas y cuáles sí?
En general yo abogo por ser lo más sincero posible con los niños, adaptando el mensaje a su edad
y madurez. Otra cuestión es que dentro de la estrategia a seguir, mientras no sepamos muy bien
cómo gestionar la situación, salgamos del paso ganando tiempo con ciertas mentiras piadosas pero
siempre con el fin de gradualmente acabar contándoles la verdad de la mejor manera. Por ejemplo,
a una madre que le detectan un cáncer, primero los padres tienen que aceptar la situación, ver la
perspectiva de evolución para poder darles una información acorde a la situación real y sin la
carga emotiva de los primeros momentos. Por el contrario, las mentiras piadosas que nos evitan
conflictos nos resultan útiles a corto plazo, porque nos ahorran discusiones con nuestros hijos,
pero hacen que se pierda cualquier valor educativo de una situación. Por ejemplo, "No podemos
comprarte un helado porque la heladería está cerrada" en vez de "Ahora no considero que debas
tomar un helado".
La excepción serían las destinadas a mantener viva en ellos la creencia en un mundo fantástico
(habitado por hadas, reyes y demás seres), ya que nos permiten amortiguar y hacer más llevadera
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Apartado III. Educamos en casa
su inmersión en el mundo "real". Al fin y al cabo, la fantasía y la imaginación son ingredientes
esenciales para el desarrollo emocional de los niños.
¿Te ha creado algún conflicto o contradicción en la consulta alguna mentira que hayan
contado los padres a los niños?
Sí. En algunas ocasiones los padres han contado alguna mentira con el ánimo de evitar sufrimiento
innecesario a su hijo, pero cuyos efectos en la terapia han acabado siendo negativos.
Por ejemplo, una mujer enferma que decidió no decírselo a su hijo, quien estaba asistiendo a
terapia en el centro. Él la veía mal pero ella siempre se inventaba algo para justificarlo. En el
transcurso de la terapia, el niño empezó a tener miedos y mucha dependencia de sus padres,
ocasionados por la inseguridad que le creaba el no saber qué le pasaba a su madre. La ausencia de
una explicación le llevaba a imaginarse cosas horribles, lo cual puede llegar a ser incluso peor que
el conocimiento de lo que se le está ocultando. Se trabajó con la madre la importancia de
transmitirle a su hijo la situación de una manera adecuada a su edad, con el fin de que no se
sintiese responsable. A partir de este momento los miedos desaparecieron y el niño empezó a
sentirse más seguro.
¿En qué momento una mentira deja de ser piadosa? ¿Dónde está el límite?
La mentira deja de ser piadosa cuando el daño que pretendía evitar al contarla es menor que el
que podría causar si se revelase la verdad de manera accidental.
También deja de ser piadosa si los pensamientos del niño derivan hacia escenarios todavía más
graves que los que pretendemos ocultar. Todos conocemos la gran imaginación que tienen los
niños.
Y los niños, ¿utilizan mentiras piadosas con sus padres? ¿Y con otros niños?
Tenemos que tener en cuenta que los padres son un modelo de conducta para sus hijos. Así que si
utilizan en ocasiones esas mentiras piadosas, es probable que sus hijos las normalicen en su
comportamiento y por lo tanto las usen con ellos y con otros niños. Los motivos para usarlas serán
exactamente los mismos que aplican a los adultos. En ocasiones intentarán evitarnos sufrimiento
(como el niño al que acosan en el patio y lo oculta), a veces las emplearán para evitar discusiones
(llevo estudiando desde que he llegado del colegio), e incluso las habrá que se digan para
mantener viva también nuestra ilusión (descubrir de donde vienen los regalos en Navidad y hacerse
el loco por un tiempo).
Como psicóloga infantil, ¿justificas el uso de las mentiras a peques?
Como psicóloga lo justifico únicamente como una herramienta para usar de manera puntual,
mientras pensamos en la mejor forma de comunicarle al niño algo, que es nuestro objetivo final.
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Apartado III. Educamos en casa
106-Sobrevivir al qué y al porqué de los hijos
El Mundo- 25-9-2015 Texto: Patricia Ramírez Imagen: Cyrus Dahí
Muchas veces te habrás sentido agotado de tanta pregunta que
hacen los niños, ¿por qué, para qué, qué? Pero lejos de ser un
problema, la curiosidad de los niños es algo fantástico. Uno de
los motivos por el que preguntan tanto es su afán por saber.
Indica que quieren aprender y sus cerebros están preparados para
empaparse de todos los estímulos y de toda la información que
les llega de fuera. Para ellos todo es nuevo, atractivo, maravilloso
y despierta su interés. Lo que ocurre es que nosotros nos
cansamos de dar tantas respuestas y muchas de ellas ni siquiera las tenemos.
Otras veces no preguntan por interés, sino por negociar. Hacer las cosas a la primera no es la virtud
de los niños. Así que tratan de ganar tiempo entreteniéndonos con preguntas.
Un tercer motivo por el que preguntan tanto puede ser la falta de autonomía y la inseguridad. Los
niños buscan siempre sentirse protegidos, seguros y no equivocarse. Por ello se reafirman buscando
tu aprobación y tu consentimiento.
¿Cómo actuar ante tanta pregunta? Dependerá siempre del motivo. Veamos estos consejos que te
nos pueden ayudar:
RESPONDE A SUS PREGUNTAS Y NO NINGUNEES SU IMPORTANCIA. Cuando los niños
buscan información, es importante atenderles. “¿Por qué el hombre llegó a la luna y no llegó a
Marte?” Igual te parece una tontería de pregunta, pero a tu hijo le inquieta. Dile la verdad, que la
distancia es menor y que era más fácil llegar a la luna que a cualquier otro planeta. La mejor manera
de fomentar la curiosidad y el aprendizaje de tu hijo es contestar a lo que le interesa. En la media y
forma adecuadas a su edad.
PON UN HORARIO PARA TANTOS POR QUÉ Y PARA QUÉ. Si estás ocupado y no puedes
responder, házselo saber, pero no le digas que te deje en paz. Hay momentos en los que estamos
trabajando, ocupados o simplemente leyendo y no nos apetece ser molestados. Los padres también
tenemos derecho a tener un tiempo para nosotros. Si en ese momento no te apetece dedicarle
atención de calidad, dile que dentro de un ratito estarás con él y resolverás esas dudas, salvo que se
trate de algo importante que le impida seguir haciendo sus deberes. Si le contestas para “quitártelo
de encima” y poder seguir leyendo tranquilo, ni te quedarás tú a gusto ni tu hijo se sentirá
escuchado.
NO TIENES POR QUÉ SABER TODO LO QUE TE PREGUNTAN, ASÍ QUE PUEDES PEDIR
“TIEMPO MUERTO”. Los hijos nos ven como sus héroes y creen que tenemos respuesta para todo.
No es así. Reconocer nuestras limitaciones es una forma de educar en la humildad. Eso sí, diles que
te informarás y que en cuanto puedas le ayudarás a resolver sus dudas.
CUANDO BUSQUEN TU APROBACIÓN, ¿PAPÁ, MIRA, MIRA, LO HAGO BIEN?,
REFUÉRZALES O CORRIGE CON CARIÑO. El niño busca perfeccionase y sentirse valorado. Es
lo que necesita para afianzar sus habilidades. Para reforzar, utiliza su nombre, mantén el contacto
ocular y muestra interés por lo que está haciendo. “Sí, Carlos, tu letra es verdaderamente preciosa,
me encanta tu caligrafía, sigue trabajando así porque te estás esforzando mucho”.
UTILIZA LA PALABRA “INNEGOCIABLE” PARA TODO AQUELLO QUE TRATE DE
NEGOCIAR CONTIGO, TENGA LA EDAD QUE TENGA. Cuanto antes la aprenda, más sencillo
será para vosotros poner límites. “¿Y por qué me tengo que duchar todos los días?, ¿pero, y por
qué?” Muchas veces no es que no entiendan lo que les decimos, es que quieren perder el tiempo. Si
ya le has dado la explicación apropiada para su edad, dile “cariño, esto es innegociable, hay que
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Apartado III. Educamos en casa
ducharse a diario. Por favor, métete en la ducha”. No necesita más explicaciones, necesita una
orden corta, clara y con seguridad.
HAZLES PENSAR TÚ A ELLOS. Los niños también pueden preguntar por vagancia, para que tú
les resuelvas cosas que deberían reflexionar ellos mismos. “Mamá, ¿por qué tengo que atender en
clase? Es que me aburro mucho”. Solo tienes que contestar, “cariño, me encantaría que tú misma
llegaras a la solución y me la contaras luego, ¿por qué crees que es importante atender en clase?” Y
cuando te dé una respuesta coherente y lógica, refuérzale. “Genial, es por eso, es porque así
aprendes más y mejor. Cuánto me alegro de que vayas madurando y tú mismo saques tus
conclusiones”.
NO PERMITAS QUE EL POR QUÉ SEA UN DESAFÍO PARA TI. Si preguntan en tono chulesco
y su comunicación no verbal es desafiante, te están retando. Diles que no contestarás a preguntas
que te formulen faltándote al respeto y que cuando quieran saber y tener respuesta, la formulen con
educación, amabilidad y respeto.
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Apartado III. Educamos en casa
107-La importancia de educar como iguales
EL MUNDO NORA KURTIN Sapos y Princesas 08/03/2015
Mi hija mayor tiene 13 años y todas las posibilidades a su alrededor. Eso es lo que quiero
que sepa con certeza e interiorice para que el hecho de ser mujer no sea un freno ante su
desarrollo personal y profesional. Quiero que esté
convencida de que podrá lograr lo que se proponga,
si le mueve la pasión y trabaja para conseguirlo.
Pero la verdad es que será más difícil para
ella que para su hermano.
Social e
inconscientemente, los adultos, tantos padres (¡y
madres!) como profesores (¡y profesoras!),
reaccionamos de forma diferente ante la misma
acción de una niña y un niño. Nosotros mismos
estamos educando y depositando expectativas diferentes según el género.
En este mes que celebramos el Día de la Mujer, quiero aprovechar para extraer algunos tips
y datos del estudio #Banbossy sobre niñas y liderazgo para que seamos conscientes de lo que
podemos influir en el futuro de nuestros hijos y de nuestro mundo. De allí se desprende que el 25%
de las niñas no se animan a levantar la mano, no por dudar en la respuesta sino por miedo a ser
juzgadas.
¿Cómo podemos ayudar a nuestras hijas a que desarrollen todo su potencial? Digámosle
que en el colegio mantengan la mano levantada, que lo importante es que digan lo que piensan y
que las escuchen aunque la respuesta sea incorrecta. Recordémosle que están en clase para aprender
y que equivocarse es parte del aprendizaje.
Quitemos importancia al "fracaso" o la crítica, ya que si le tienen miedo sólo buscarán
experiencias que puedan controlar y frenarán su propio progreso. Para ello tenemos que reforzarlas
cuando superan retos que las obligan a salir de su zona de confort. Alentémoslas para que lo
intenten y destaquemos lo valientes y fuertes que son al enfrentarse a esos retos.
¿Sabías que más del 80 por ciento de las mujeres ejecutivas practicaron algún deporte de
equipo durante su infancia? El deporte no sólo mejora la autoestima, sino que practicado en
equipo fortalece las relaciones sociales y el liderazgo. Asimismo, está demostrado que las niñas
cuyos padres (no madres) están involucrados de forma positiva en sus vidas también suelen tener
una autoestima más elevada y se encuentran más seguras frente a los retos.
Asegúrate de que tu hija sepa que estás a su lado para lo que necesite y confía en que sabrá
resolver sus propios problemas. La capacidad que desarrollará para adaptarse y superar los
obstáculos, son pilares de la confianza. ¡La confianza que tú pongas en su habilidad para solucionar
problemas por sí misma construirá su propia confianza!
Se acostumbra a decir que hay que educar en la igualdad pero yo prefiero decir que
eduquemos en paridad. Dando a nuestras hijas e hijos las mismas tareas en el hogar, depositando
en ellos las mismas expectativas académicas y profesionales y fomentando el respeto de hombres y
mujeres por igual. Estemos alertas a la información y estereotipos que dan los medios sobre la
mujer y su papel en la sociedad. No caigamos en el error de fijar roles que se adjudican a la mujer
limitando su potencial y desarrollo. No podemos cambiar el modo en que nos educaron pero
tenemos la gran oportunidad de educar en la paridad por un mundo mejor en el que nuestras hijas e
hijos disfruten de una sociedad donde trabajan en equipo remando en el mismo bote y en la misma
dirección.
¡Feliz Día de la Mujer! (y de los hombres valientes que las acompañan)
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Apartado III. Educamos en casa
108-Cómo corregir a un hijo que dice palabrotas
ABC ana mellado / londres
Día 18/10/2014 -
Una madre se enfrenta a 30 días de cárcel por soltar un «taco» en un supermercado en presencia
de sus hijos
Imagínese la escena. Una familia acude a un supermercado atestado de gente
para hacer la compra semanal. El marido lanza un par de pizzas congeladas
al carrito. Encesta. Eso sí, sin prestar demasiada atención a la fragilidad de
los alimentos ya depositados. La madre, airada, después de un día agotador,
le espeta delante de los niños: «Estás aplastando el p*** pan».
Nadie puede negar que existen fórmulas más educadas para recriminar al marido sin soltar
improperios. Pero, ¿es tan grave como para acabar entre rejas? En Carolina del Sur, sí. La madre,
Danielle Wolf de 22 años, fue arrestada el pasado mes de agosto por emplear ese vocabulario en
presencia de sus hijos y podría enfrentarse a 30 días de cárcel.
Cuando los niños comienzan a experimentar con palabras, entre los 3 y los 5 años, descubren que
hay algunas no permitidas o calificadas como tabú, convirtiéndolas en un recurso extremadamente
atractivo.
El lenguaje hostil
Los pequeños están expuestos a ese lenguaje hostil tanto dentro como fuera de casa. El caso de
Carolina del Sur no resulta aislado. En Reino Unido, los niños británicos escuchan una media de
seis tacos a la semana de boca de su padre o madre, según una encuesta en la que participaron
3.000 chicos de 11 años. Los resultados arrojados no sorprenden: 2 de cada 5 admitieron emplear
los vocablos, reconociendo que las copiaron al oírlas en sus padres.
Las cifras de la encuesta quedan reflejadas en el día a día a la perfección. La directora de una
escuela de Primaria en East Sussex (sureste de Inglaterra) escribió el pasado año una carta a los
padres en los que rogaba que puliesen su vocabulario delante de los pequeños.
Con la edad, las palabrotas dejan de tener atractivo
Aunque las familias traten de corregir su lenguaje, la variedad de fuentes externas (amigos,
hermanos mayores de los amigos, la escuela, la televisión, internet) es infinita. Inevitablemente,
muchos de ellos comenzarán a incorporarlos en su discurso. En estos casos, los padres se llevan las
manos a la cabeza cada vez que pronuncian alguna en casa y asumen, que si alguien oyese a sus
hijos soltando una retahíla de tacos, les señalarían a ellos como culpables. El fenómeno de decir
palabrotas parece perder su atractivo y disminuye a medida que los niños maduran.
En la mayoría de los casos, cuando absorben el vocablo no saben realmente el significado o la
carga connotativa de lo que están pronunciando. Simplemente imitan lo que sucede en su entorno
más cercano. Sobre todo, a edades tan tempranas como los dos años. Más de uno recuerda a la
pequeña que aceptó el Ice Bucket Challenge para terminar mal jurando enfrente de sus padres
cuando le cayó el agua fría.
No aceptarlo
Según los expertos de la American Academy of Pediatrics, para enfrentarse a niños mal hablados
primero se debe establecer esa simple regla de «en nuestra casa no se dirán palabrotas». Aun así,
pronto descubrirán que esas palabras desencadenan una reacción emocional de los adultos que la
rodean. Es decir, la palabrota le da poder. En el caso de que los pequeños las empleen con el
intento de provocar una respuesta, ignorarlo puede ser la estrategia más efectiva.
Negar que existen los improperios o tapar los oídos cuando los escuchan no suele resultar acertado.
Nunca se puede educar desde la irrealidad, ni desde la ocultación del mundo. Los expertos
recomiendan asumir que existen, pero especificar, que como otras muchas conductas, no es
aceptable. Una recompensa también resulta con frecuencia bastante eficaz. Por ejemplo, se
puede utilizar una hucha con monedas que él pueda ganarse al término de dos semanas.
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Apartado III. Educamos en casa
109-Controlar la rivalidad entre niños es posible
ABC l.peraita Día 25/03/2014 Este sentimiento es sano siempre que tenga como propósito conseguir una meta y no someter
al otro como único objetivo
No hace falta esperar a la adolescencia ver
cómo afecta la rivalidad en nuestros hijos.
Este sentimiento aparece a edades muy
tempranas en niños y niñas y comienza dentro
del entorno familiar. Según Verónica
Corsini, de Servicios Psicológicos Koan, la
rivalidad en los pequeños se da en relación a
aquella persona que lo separe de la madre en
la estrecha relación dual que mantienen
ambos. La mayoría de las veces es el padre es el tercero en discordia. «De esta manera, surge la
rivalidad por compartir el amor de mamá con papá que continuará con la rivalidad que se
produce entre hermanos que es uno de los aspectos más importantes para relacionarse más
adelante».
Según Corsini, en numerosas ocasiones los adultos comentan su preocupación asegurando que «mi
hijo está celoso», «se pelean mucho entre hermanos», «cada vez que estamos los tres, nuestro hijo
se pone en medio»… Durante toda esta etapa es muy importante «que los niños aprendan el modo
en cómo los padres resuelven estas situaciones para que tengan modelos de referencia a los que
seguir».
También hay algunos padres que rivalizan entre ellos sin darse cuenta, poniendo al niño en una
situación complicada. Otros no permiten que sus hijos salgan de esa relación dual por miedo a que
crezcan y se separen. Todos estos modelos solo dificultan el aprendizaje del niño y su relación con
los demás.
«Es muy importante transmitirles la idea de que todas las emociones están permitidas, aunque no
lo estén todas las conductas—apunta Verónica Corsini—. Las emociones son procesos y no
productos, y como procesos tienen su tiempo y su necesidad de elaboración. Debemos ayudar a los
niños a poner en palabras esas emociones para que puedan representarlas. Es decir, podemos
decirles: «Hijo, entiendo que quieras quedarte entre papá y mamá porque sientes que te quedas
solito, pero este es un momento de adultos» o «María te da mucha rabia que haya nacido un
hermanito pequeño porque te quita tiempo de estar con mamá, pero no puedes cogerla tan fuerte».
De este modo los niños aprenden de sus emociones, las aceptan y al poder pensarlas pueden
contenerse más fácilmente».
Los celos y la envidia son la expresión de la rivalidad porque existe un deseo detrás y si existe
ese deseo es porque hay algo bueno que no se quiere perder. «No solo es comprensible que los
niños rivalicen, sino que es sano que lo hagan. La cuestión a debatir es el cómo rivalizan, ya que el
modo en el que el niño ha llevado a cabo la transición entre esa relación dual con mamá y una
relación de a tres, es una de las pistas para poder entender y prever cómo se va a llevar a cabo su
relación con los demás en un grupo».
Ayudarles en su transición
Para poder ayudarles a llevar a cabo dicha transición, Verónica Corsini señala que hay que tener en
cuenta los siguientes aspectos:
—Compartir a mamá es la antesala de tener que compartir con otros niños. Para ello hay que
ayudar al niño a que entienda que es una cuestión de aceptar las diferencias que existen, y no a
196
Apartado III. Educamos en casa
negarlas. Los niños piensan en una modalidad de todo o nada: «O me quiere a mi o quiere al otro»,
«si mi hermano tiene, entonces yo no tengo», «si estoy solo, nadie me quiere»… De ahí que muchos
padres pregunten «siempre quiere lo que tiene el otro, pero una vez conseguido ya no lo quieren».
Se debe ayudar a los niños a ir entendiendo que lo diferente no es malo, ni raro, ni mejor, ni
menos… Simplemente diferente.
—Otro aspecto a desarrollar en el niño es la creencia de que nos constituimos a través de lo que
tenemos y no de lo que somos: «Soy lo que tengo». En los niños resulta aún más peligros ya que
unido a una lógica de blanco o negro y si soy lo que tengo, la ecuación queda constituida de esta
manera: «Si tiene la pelota más grande, es mejor que yo», «Si tiene muchos amigos es guay», «Si
tiene pensamientos distintos a los míos es que no vale nada»…
—Dependiendo de cómo aprenda lo anterior, el niño se manejará de un modo u otro en un grupo
con todas las satisfacciones y frustraciones que eso conlleva. Satisfacciones por poder abrirse a
un mundo exogámico que no es el familiar, poder aprender nuevas formas de relación, de verse a sí
mismo, de comprobar sus capacidades y aumentar la seguridad y confianza en sí mismo. De poder
rivalizar con otros compañeros en distintos ámbitos y así aprender a conocerse… Y frustraciones
porque ese mundo nuevo es distinto al que conocía y eso le hará replantearse cosas que ya creía
saber. Entrará en relación con ciertas luchas de poder y tendrá que manejarlas para hacerse un
hueco. A veces ganará y otras perderá, porque su modo de pensar no siempre podrá ser entendido
por todos…
Estas dificultades se complican mucho más con las luchas de poder que se irán dando, incluso a
veces dando paso al temido acoso o builling. Estos niños no han llevado de un modo adecuado el
proceso de diferenciación por lo que necesitan someter al otro para poder ser. «Si tengo al otro en
mi poder entonces soy alguien», frase que muestra un gran vacío en el ser.
Se debe ayudar a los hijos a aprender a no dejarse someter por opiniones o acciones para conseguir
sentirse aceptados. Es importante que aprendan a decir «no», a que pueden no estar de acuerdo con
muchas opiniones y que eso no significa estar en contra o cortar una amistad. Debemos
ayudarles a entender que tener momentos de soledad no significa estar solos. En definitiva,
ayudarles para que crean en sí mismos, en sus capacidades genuinas, diferentes y valiosas.
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Apartado III. Educamos en casa
110-Errores que deben evitar los padres al educar a sus hijos
ABC L. Peraita 06/11/2012 Muchos progenitores sienten que han
perdido el protagonismo en la educación de
sus pequeños. Sepa lo que no hay que hacer y
las reglas de oro para controlar la situación
con criterio
Dicen que la profesión de ser padres es una de
las más difíciles y, desde luego, que la mayoría de
aquellos que lo son, así lo confirman. Los
primerizos argumentan los quebraderos de cabeza, las dudas y el gran esfuerzo que supone para que
desde el momento del nacimiento se consiga que el pequeño, coma, no llore, duerma, no sufra con
los cólicos del lactante, sepa más adelante cómo abordar el momento paso a la papilla, los sólidos...
pero nada con lo todo que vendrá después.
Educar a un hijo correctamente es más difícil hoy que ayer, según apuntan las autoridades en la
materia. Los niños viven actualmente muy expuestos al entorno que les rodea, muy influenciado por
las nuevas tecnologías. El ordenador, las vídeoconsolas, la televisión, internet... hacen que los niños
sean continuamente receptores de información —en muchos casos indebida por no ser apropiada a
su edad— que, sin duda, condiciona su forma de percibir la realidad y su desarrollo como personas.
Según explica María Jesús Álava Reyes en «La psicología que nos ayuda a vivir» —de la
Enciclopedia para superar las dificultades del día a día—, muchos padres sienten que han perdido
el protagonismo en la educación de sus hijos y que les resulta imposible luchar contra la
influencia exterior. «Los niños necesitan amor, dedicación, tiempo, paciencia, seguridad y nuestro
objetivo debe ser proporcionárselo. De esta forma, favoreceremos su desarrollo dándoles lo que
necesitan, señalándoles los aspectos clave en cada una de las etapas, con orientaciones claras y
precisas».
Pero para una correcta educación también es importante saber qué es lo que no hay que hacer. Por
ello, la autora y directora del Centro de Psicología Álava Reyes, enumera los errores más
frecuentes que cometen y deben evitar los padres:
—Intentar ser colegas en lugar de padres. Los niños necesitan situarse para situarnos. Los
adultos ocupan un papel fundamental en sus vidas: el de adultos, y pocas cosas confunden tanto
como ver a un adulto actuando como un niño.
—Intentar «comprarlos» haciendo de bueno o poniéndonos siempre de su parte. En un principio
es la postura más cómoda, aunque tarde o temprano, se vuelve en contra de quien la ejerce.
—Protegerlos en exceso, hacer que el mundo gire en torno suyo. Debemos estar a su lado, pero
para ayudarles no para asfixiarlos. Los niños deben vivir sus propias crisis y serán estas las que les
permitan generar sus propios recursos, sus propias habilidades, sus propias salidas.
—Pretender razonar en medio de una discusión, o tratar de imponer en lugar de sugerir.
—Mostrar impaciencia, meter prisa, transmitir tensión.
—Sacrificar constantemente a los otros hermanos o miembros de la familia.
—Cerrar los ojos: negar lo evidente y pensar que los otros exageran.
—Favorecer el consumismo. Darles desde pequeños todo lo que piden. De esa forma empiezan a
no darle valor a las cosas y terminan por no dárselo a las personas.
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Apartado III. Educamos en casa
—Educar en el resentimiento, en la intolerancia, en la falta de generosidad y en la ausencia de
valores.
Reglas de oro
—Los discursos en las situaciones conflictivas sirven de poco. Los niños no reaccionan ante
nuestras palabras, sino ante nuestros hechos. Los discursos les aburren, les sobrepasan,
provocan enfrentamientos estériles.
—Hay que unificar criterios y actuar con seguridad.
—A veces tendremos que asumir papeles incómodos, poco populares.
—No podemos sucumbir en las situaciones de crisis.
—Debemos callar cuando el otro necesite hablar.
—Hay que elegir el lugar apropiado, el momento adecuado y el mensaje idóneo.
—Tenemos que transmitir ilusión, entusiasmo, porque si perdemos la esperanza, ¿qué nos
queda?
—Si el problema nos sobrepasa, acudiremos a un buen profesional, que lo analice con el rigor
necesario y ponga un programa de actuación racional, razonable y alcanzable.
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Apartado III. Educamos en casa
111-¿Es rentable enseñar a un niño a tener espíritu crítico?
ABC carlota fominaya / madrid Día 17/08/2013
De esta forma no serán extremadamente influenciables por el grupo
Conseguir que nuestros hijos cuestionen lo que otros proponen, o analicen desde el sentido común y
la realidad no solo es rentable, sino que es fundamental para su vida, explican los expertos.
Pero... ¿Cómo conseguir que razonen y contrasten con otras informaciones, consulten otras fuentes
y profundicen en los hechos? ¿Cómo conseguir que no presenten una obediencia ciega a las
opiniones, principios y normas impuestas por los demás? ¿O, por el contrario, que no se opongan
por sistema? Mediante el desarrollo de la capacidad crítica. «Algo fundamental para que nuestros
hijos, con madurez y serenidad, hagan frente a la presión del grupo, especialmente en la
adolescencia», puntualiza Javier Urra, doctor en Psicología con la especialidad en Clínica, doctor
en Enfermería y pedagogo terapeuta. La capacidad crítica es, a su juicio, una de las mejores
herramientas con las que cuenta un adolescente para manejarse en un entorno lleno de diferentes
ideologías y con un bombardeo permanente de estímulos relacionados con el consumismo, el
seguimiento de determinadas modas, o el contacto con el mundo de las drogas.
Para Javier Urra, director de Urrainfancia y director clínico del programa recURRA-GINSO para
padres e hijos en conflicto, si conseguimos educar a nuestros hijos para que sean críticos, estos
serán capaces de formarse un criterio propio y podrán ir tomando sus propias decisiones en las
distintas situaciones que se le presenten en la vida. «Nuestras herramientas serán el ejemplo, la
coherencia, la compresión y la serenidad, y siempre y cuando su espíritu crítico respete las normas
del hogar y los criterios de autoridad de los padres».
Así propone Urra en su libro «Propuestas prácticas para padres agobiados» (Espasa), enseñar y
estimular el sentido crítico en nuestros hijos según su edad:
l . De 3 a 6 años: por lo general, los niños aceptan bien la autoridad paterna, salvo cuando no se
satisfacen sus caprichos, que suelen ser momentos pasajeros. Incluso en la época en la que no paran
de preguntar sobre el porqué de las cosas, los niños se dan por satisfechos con las respuestas de los
padres.
2. De 7 a 11 años: la autoridad de los padres se asienta cuando los niños empiezan a cuestionar
tanto sus propios porqués como las explicaciones que reciben. Utilizan nuevos argumentos, como
los de sus amigos, y comienzan a manifestar sus propios gustos y opiniones con mayor seguridad.
Según alcancen mayores cotas de autonomía, irán formando un criterio propio ante los distintos
acontecimientos que se irán sucediendo.
3. Entre los 12 y los 16 años: la autoridad de los padres se confirma, pero estos deben estar
preparados a confrontar con sus hijos los motivos de sus decisiones, teniendo en cuenta la edad y la
capacidad, pues si se ha fomentado en exceso el espíritu crítico, los hijos acabarán cuestionando los
criterios educativos y normativos de los padres, sobre todo, en la adolescencia, que es una etapa en
la que cualquier tipo de autoridad —familia o colegio—, se cuestiona. Es entonces cuando la
presión del grupo de amigos es más influyente en las ideas, opiniones y conductas de nuestros hijos.
Es con ellos con quien más hablan de aquello que les preocupa o les afecta. Por eso es esencial que
los padres conozcamos a los amigos de nuestros hijos, con quien van, y asumir que, si queremos
que sean críticos con ellos, lo serán también con nosotros, con nuestras normas y con nuestra
autoridad. Pero no hay lugar para el miedo: los padres han de avanzar con sus hijos en esta etapa y
afrontarla con serenidad, paciencia, comprensión, tolerancia y mucha comunicación.
Ejercicios para enseñar a crear opinión
—Analizar con los hijos cuáles son las modas y quienes las proponen, comentar los anuncios de la
TV, la publicidad...
—Leer una misma noticia en varios medios de prensa diferentes, o en distintas cadenas de
televisión y preguntarnos si el tratamiento es objetivo y, por último, cuál es su opinión personal.
200
Apartado III. Educamos en casa
112-¿Están los caprichos de mis hijos por encima de la educación?
ABC ainhoa p. ambrós / madrid
Día 26/09/2013 - fotolia
Los niños necesitan adquirir valores que les
conviertan en personas respetables, educadas y con
conciencia social
A diario se presentan situaciones en las que la buena
educación juega un papel esencial. Numerosas acciones
que no hace tantos años eran vistas como algo normal,
ahora conforman una excepción que no deja en buen lugar a la sociedad. Por lo que el papel de los
padres puede quedar en entredicho. Una vuelta a valores como la generosidad, el respeto, el
altruismo, la compasión o la empatía, se presenta como solución para que los niños crezcan felices y
sean respetuosos con su entorno.
Ejemplos como levantarse en el metro para ceder el sitio a una persona mayor o a una mujer
embarazada, no aparcar en los sitios reservados para personas discapacitadas, respetar la fila en
la parada del autobús, no tirar papeles o envases al suelo, no fumar cerca de los niños, tratar de
usted a los mayores o, simplemente, saludar con un «buenos días» al entrar en algún sitio, ya no
constituyen la norma y comienza a resultar una sorpresa contemplar estas actitudes tanto en adultos
como en los más pequeños.
El doctor Francisco Kovacs en su libro «Aprendiendo a ser padres» (Booket), recomienda a los
progenitores que no olviden, dentro de la educación a sus hijos, el hueco reservado para el
civismo. Reconoce que «una sociedad educada en un concepto de civismo y respeto a los demás
sería un lugar agradable y próspero para vivir... Nuestra sociedad no es así, pero educar a los niños
en ese ideal puede sentar las bases para que un día lo sea».
Generosidad, compasión y empatía
Indica que el ejemplo que reciba de sus educadores será lo que el niño considere como «lo
correcto», por lo que incide en que «para que tenga una consciencia cívica debe constatar primero
que los demás existen. De hecho, los valores cívicos arrancan con el respeto al prójimo.
Consignas del tipo «tu libertad termina donde empieza la del prójimo» o «haz lo que quieras pero
no molestes a los demás», son fácilmente comprensibles para un niño y los padres deben
garantizar su cumplimiento».
Y es que es habitual entre muchos padres adoptar una conducta con la que más que una autoridad
para sus hijos, actúan con estos como si fueran compañeros de piso o amigos y se olvidan de
inculcarles valores. Del mismo modo, algunos están convencidos de que los comportamientos
maleducados y egoístas que se usan con el resto de la sociedad tienen justificación porque «son
niños».
No es más que una excusa para esconder una incapacidad para educarles. Kovacs pone un ejemplo
que se repite con demasiada frecuencia: «Si en un restaurante su hijo comienza a correr, chillar y
molestar a los demás comensales, debe reprenderlo inmediatamente, no solo por respeto a los demás
clientes, sino porque esa es su obligación como padre y educador».
Los niños copian las acciones de los padres
Lo mismo sucede en las comunidades de vecinos en las que no se respeta el derecho al descanso
de los demás. Muchos padres consideran que los niños «tienen derecho» a correr por la casa
201
Apartado III. Educamos en casa
incansablemente a cualquier hora, a montar en patines, jugar a la pelota o comenzar a gritar y ver la
televisión a todo volumen, incluso, desde primera hora de la mañana los fines de semana. «En mi
casa hago lo que quiero» o «los niños tiene derecho a jugar» son las respuestas que suelen dar a los
vecinos e incluso llegan a tratar a éstos de insensibles cuando, obviamente, los que actúan sin
respeto son ellos.
«Permitir a un hijo que moleste a las personas de su entorno o reírle sus bromas pesadas es una
buena manera de viciar su educación y contribuir al desarrollo de un parásito de la sociedad,
carente de sentido cívico y convencido de que puede imponer sus caprichos a los demás, y de que
estos deben aceptarlo» asegura el doctor.
También resulta frecuente que los padres, al ser recriminados por la conducta de sus hijos,
respondan que «les llevan al colegio para que aprendan». No solo es un error, sino que denota una
falta de compromiso con sus hijos y con la sociedad que les rodea. «La existencia de un modelo a
imitar es fundamental para alcanzar una consciencia cívica. Si los padres tiran sus desechos a la vía
pública, arrojan sus colillas por la ventanilla del coche y abusan de los más débiles, es poco
probable que el hijo adquiera una consciencia cívica. En una sociedad sana, la comunidad debería
atajar esos comportamientos de forma contundente» finaliza el Doctor Kovacs.
Consejos para educar en valores
— En casa: Los niños tienen que jugar pero el hogar no es el lugar adecuado para correr (descalzos
o calzados), saltar, botar la pelota, gritar o lanzarse de rodillas contra el suelo. Todo tiene su lugar y
su hora y los vecinos que viven debajo o a los lados no tienen por qué pagar las consecuencias de
una actitud tan irresponsable como egoísta. Los niños se pueden entretener sin necesidad de
molestar a nadie. Es una cuestión de recordar la máxima «no hagas a los demás lo que no querrías
para tí». Enseñar a los pequeños a convivir es una enseñanza que les servirá para el resto de la vida.
—En familia: La autoridad de los padres es vital. La firmeza no está reñida con la falta de cariño o
la severidad. Si se transmiten a los pequeños los valores del respeto en el hogar, al salir a la calle,
les nacerá de un modo natural. Los padres son el ejemplo que tienen los niños y necesitan saber que
cuando tengan un problema pueden acudir a ellos. Si se les trata como amigos no tendrán una figura
a la que recurrir cuando necesiten los consejos de los padres porque habrán perdido el valor
incalculable que debe representar la seguridad con la que los hijos pueden recurrir a ellos.
—En la calle: Hay que enseñarles a no tirar desperdicios al suelo (si en casa no lo hacen ¿por qué
hacerlo en la calle?), no poner la música del móvil a un volumen alto (incluso cuando usan
auriculares el tono puede resultar desagradable), a respetar el orden de llegada en el transporte
público o en los comercios y a no poner los pies en los asientos. Los niños pequeños pisan el suelo
del mismo modo que los adultos por lo que situarlos encima de los asientos del metro o el autobús
no es higiénico ni respetuoso.
—En el colegio: los niños deben respetar la figura del profesor. Los padres deben poner en valor el
trabajo que estos realizan para complementar la educación de sus hijos. Del mismo modo, deben
aprender a convivir con todos sus compañeros para que no surjan conflictos. Un niño que no
diferencia entre lo que está bien o mal, y entre lo que hace daño o no, puede herir a otros
compañeros que no sean igual a ellos, convirtiéndose en niños indeseables.
—Con los mayores: los niños deben respetar a sus mayores. La mayoría de los abuelos se desviven
en la educación, moral y afectiva de sus nietos y éstos deben sentirse queridos y respetados. Es
labor de los padres enseñar a sus hijos a ser pacientes, respetuosos y cariñosos.
202
Apartado III. Educamos en casa
Los 10 libros imprescindibles para padres
ABC Laura Peraita
Día 21/04/2013 -
Propuestas muy prácticas que le ayudarán a resolver sus dudas y a salir airoso de situaciones
comprometedoras con sus hijos
1 «Respuestas prácticas para padres agobiados»
¿Cómo puede superar mi hijo la timidez?, ¿Cómo evitar que todos se rían de mi
hijo?, ¿Cómo actúo cuando tiene una rabieta?, ¿Qué hago para que sea más
sensible? Todas estas preguntas y muchas otras tienen una respuesta práctica en
esta guía dirigida principalmente para los padres actuales que compaginan el
cuidado y la educación de sus hijos con su labor profesional. Este libro explica,
no lo que hay que conseguir, sino cómo hacerlo.
Editorial: Espasa
Autor: Javier Urra
Paginas: 246
Precio: 19,90
2 «Consejos del doctor para padres principiantes»
En este inteligente y ameno libro de consulta, Paulino Castells despliega su
valiosa experiencia como médico, padre y abuelo a todos aquellos padres con
hijos de entre 0 y 3 años. En sus páginas podrá resolver muchas dudas: ¿Es
preferible la lactancia materna a la artificial?, ¿Chupete o no?, ¿Es
contraproducente que nuestro hijo escuche diferentes idiomas desde su
nacimiento? ¿Pueden evitarse los celos del hermano mayor? ¿Qué hacemos
cuando se niega a comer?
Editorial: Ediciones Península
Autor. Paulino Castells
Páginas: 175
Precio: 19 euros
3 «¿Qué me está pasando?»
Todo el mundo dice que la infancia y los años de colegio son la época más
feliz de la vida. Pero eso no es del todo cierto. La etapa que va entre los diez
y los catorce años puede ser muy divertida, pero, desde el punto de vista
físico, van a ser probablemente unos años muy desconcertantes.
Este libro no resolverá todos los problemas de la adolescencia, pero ayudará
a padres y educadores a saber cómo dar respuesta a tantos interrogantes.
Editorial: Ediciones Maeva
Autores: Peter Mayle y Arthur Robins
Precio: 17,90 euros
4 «Estimado hijo: lo he hecho lo mejor que he sabido»
Este manual presenta cartas escritas por los padres como una vía de comunicación
con los hijos. En ellas se plasman las preocupaciones y los deseos que todos
tenemos como padres. Los autores nos hacen reflexionar sobre cómo hacer que
nuestros hijos entiendan qué hay detrás de nuestros consejos, de nuestras
negativas y de nuestros enfados. Intenta, en definitiva ayudar a mejorar la relación
entre los padres y los hijos adolescentes.
Editorial: Pirámide
Páginas: 143
Autores: Juan M. Fernández Millán y Pilar Serrano Peña
Precio: 15 euros
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Apartado III. Educamos en casa
5-«El NO también ayuda a crecer»
«No podemos con él/ella». «Nos toma el pelo». «Nos planta cara, se salta las
normas y se pasa el día desobedeciendo y contestando». «Se ríe de todos y
además se porta mal en el colegio». «No sabemos qué hacer para que estudie,
coma, se acueste, sea más responsable... y encima nosotros somos los malos y nos
sentimos culpables».
Cada niño es único e irrepetible, por ello no se puede tratar a todos por igual, pero
cualquiera precisa unos límites, unas normas, unas pautas y unas reglas que lo
ayuden a conseguir la estabilidad, tranquilidad y seguridad necesarias en su paso por las etapas
cruciales de su desarrollo como persona.
Mª Jesús Alava Reyes, con más de treinta años de experiencia en el ámbito de la psicología,
propone en esta obra, de forma clara, sencilla y valiente, un método para entender cómo piensan y
sienten los niños, cuáles son los conflictos y las dificultades más comunes que surgen en su
desarrollo y sus vías para abordarlos, al tiempo que esclarece «tópicos» contraproducentes y señala
los errores más comunes a evitar en la delicada tarea de la educación.
A través de la lectura de los numerosos casos prácticos, padres y educadores encontrarán respuesta
a muchas de sus preocupaciones y problemas, así como consejos y reglas que les permitirán afrontar
y superar ese amplio abanico de situaciones difíciles que acompañan al hijo desde los primeros
meses de vida hasta la etapa adulta.
Un libro para actuar y superar los momentos difíciles, cuando ya se ha intentado casi todo y no
sabemos qué más hacer.
Editorial: La esfera de los libros
Autores: María Jesús Álava Reyes
Páginas: 376
Precio: 17 euros
6 «¿Quién educa a mi hijo?»
Cada vez más familias delegan en la escuela aspectos importantes de la
educación de sus hijos. Sin embargo, ¿no es cierto que la figura del profesor
está cada vez menos reconocida y más cuestionada? ¿No es cierto también
que el éxito escolar nace en la familia? Es el momento de pararse a
reflexionar sobre estas contradicciones y darse cuenta que, en los años
decisivos para su formación, la única vía debería ser la conciliación entre
escuela y familia. Esto se refleja en muchos aspectos, desde decisiones tan
importantes como la elección de la escuela hasta el interés que debemos
demostrar los padres por sus estudios.
Victoria Cardona, madre, abuela, maestra y escritora especializada en orientación familiar, nos
expone sus ideas sobre la educación de los hijos, desde su primera infancia hasta su adolescencia,
dejando claro que en esos años familia y escuela deberían ir de la mano.
Editorial: Viceversa
Autora: Victoria Cardona
Páginas: 202
PVP: 14.95 euros
7 «Padres no noños. Cómo tener un bebé y no volverse unos cursis»
¿Qué nos pasa a todos cuando llega un recién nacido? ¿Por qué nos volvemos
tan empalagosos? ¿Es genético, cultural, neurológico? La ñoñería impregna
todo lo que rodea a un bebé y sólo este manual ayuda a comprenderla y
combatirla con prácticos consejos. Imprescindible en cualquier hogar. «La
maternidad me volvió medio boba, pero gracias a este libro he vuelto a ser una
persona normal.» María José Cayuela, periodista «Un día me di cuenta de que
mi bebé iba vestido como si fuera a presentarse a un casting para un cuadro de
Velázquez. Entonces supe que necesitaba ayuda.» Antonio Pizarro, publicista
«No me lo he leído aún, pero seguro que es buenísimo.» María Luisa Iglesias, la madre del autor.
Editorial: Planeta
Autor: Ata Arróspide
Páginas: 168 páginas
Precio: 4,99 euros
204
Apartado III. Educamos en casa
8 «El aprendizaje de la creatividad»
Sentimos el impulso de explorar, inventar, conocer, cambiar, innovar. La
creatividad es la facultad que nos permite sobrevivir y progresar en un entorno
cambiante y acelerado. Es, además, un componente básico de la felicidad porque
una de nuestras aspiraciones básicas es ampliar nuestras posibilidades de acción,
y sentirnos estancados e impotentes nos resulta insufrible.
Vamos a tratar, pues, un tema importante para todos. No nos estamos refiriendo
sólo a la creatividad artística sino a la capacidad para descubrir metas, resolver
problemas, inventar salidas cuando parece que no las hay, evitar la rutina, el
aburrimiento o la desesperanza.
Por eso, como en el circo, este libro va a ser un ejercicio de «más difícil todavía», un libro creativo
sobre creatividad, porque aunque a veces resulte difícil creerlo, la inteligencia humana puede hacer
cosas pasmosas que ni tan siquiera llegamos a imaginar.
Editorial: Biblioteca UP
Autor: José Antonio Marina
Páginas: 240
Precio: 16 euros
9 «Niños desobedientes, padres desesperados»
¿Estás desesperado porque tu hijo es un desobediente? ¿Es incapaz de cumplir con sus tareas?
¿Estás agobiado porque piensas que hace contigo lo que quiere y no sabes cómo remediarlo?
Inquietos, cabezotas, mentirosillos, traviesos, tranquilos, charlatanes… cada niño es único, pero
todos necesitan seguir ciertas normas para crecer como adultos responsables. Aprender a
establecerlas y enseñarles que éstas se han de cumplir —porque todo acto
conlleva una consecuencia— es fundamental para que tu hijo crezca en un
ambiente familiar relajado y feliz. Este libro te enseñará:
• a conseguir que obedezca y a hacerle entender que es necesario y
beneficioso,
• cuándo premiar, castigar o ser flexible con las reglas,
• las razones por las que no hace caso y por qué se salta los límites,
• los peligros de no poner directrices,
• las dificultades que se presentan a cada edad y sus soluciones,
• las diferentes actitudes y estilos educativos que como padre puedes seguir.
En Niños desobedientes, padres desesperados Rocío Ramos-Paúl, directora del centro de psicología
Biem y presentadora del famoso programa de televisión dedicado a la educación, y el
psicoterapeuta Luis Torres te enseñan estrategias sencillas para conseguir con rapidez y sin
discusiones que los pequeños de la casa te obedezcan. Una obra amena e imprescindible para todo
aquel que quiera mejorar la relación con su hijo y disfrutar de lo que significa ser padre.
Editorial: Aguilar
Autores: Rocío Ramos-Paúl, Luis Torres
Páginas: 168.
Precio:16,50 €
10 «Adolescentes, manual de instrucciones»
Este es ese manual. Una obra que sirve para eliminar viejos esquemas y llegar de un modo práctico
al fondo de los problemas de cada hijo, con cariño, acierto y comprensión, dando respuesta a
inquietudes como:
¿En qué piensa y qué siente el adolescente?
¿Por qué tiene ciertos comportamientos y cómo han de reaccionar los padres ante
ellos?
¿Cómo alimentar la autoestima de un hijo?
¿Cómo interpretar sus gestos y palabras?
¿Cómo hacerle entender que sus padres están en su mismo equipo, incluso cuando le
corrigen?
Descubre y aprovecha la adolescencia, aprende a hacerla más fácil y disfruta de una etapa decisiva
en la vida de tu hijo.
Autor: Fernando Alberca
Páginas: 208
Precio 19.90
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Apartado IV. Familia y Escuela
114-Padres y profesores, remando juntos
EL MUNDO NORA KURTIN Sapos y Princesas 28/01/2015
FOTO: Shutterstock
Hoy que se celebra el día del profesor, Santo Tomás de
Aquino, me parece interesante tratar un tema de educación y
recordar los 10 puntos que la pedagoga Eva Bach presentó el
pasado mes de diciembre durante su ponencia en las Jornadas
Gestionando Hijos.
"No hay ninguna duda de que la primera escuela es la familia y
hay datos que dicen que sobre un 60% de lo que somos, como mínimo, es fruto de la transmisión
familiar, así que la responsabilidad de los padres siempre es mayor que la del colegio". Y cuenta
que el director del colegio de sus hijos siempre comenzaba la reunión de padres de principio de
curso recordando a los padres que ellos están allí para ayudarnos y colaborar en la tarea de educar a
nuestros hijos, pero que los actores principales somos nosotros y la responsabilidad principal
recae en nosotros. Eva Bach y yo lo compartimos totalmente.
"Lo mejor siempre es que familia y colegio cooperemos, nos apoyemos y nos reforcemos
mutuamente en lo que hacemos", nos recuerda Eva Bach en una entrevista que muy pronto podrás
leer en el Especial Educación de Sapos y Princesas, que este viernes sale con El Mundo. "En
cuestión de contenidos, conceptos y procedimientos de aprendizaje podemos y debemos delegar
bastante más en la escuela, mientras que lo relativo a actitudes vitales, hábitos, valores, sensibilidad,
crecimiento emocional, sociabilidad, civismo, humanidad, etc. no solo no podemos legarlo
totalmente a la escuela, sino que tenemos que ser muy conscientes de que somos los padres quienes
llevamos la batuta y a quienes nos toca asumir la responsabilidad principal", concluye.
Insistió la escritora, maestra y formadora de formadores el día de su intervención en el evento
Gestionando Hijos en la necesidad de que padres y profesores remaran en la misma dirección y
estableció 10 principios básicos para ello:
10 principios para remar juntos padres y profesores
Confianza de los padres en la escuela
Es fundamental que confiemos en el centro y los profesionales con los que nuestros hijos
pasan la mayor parte del día y con los que compartimos la difícil tarea de educarles.
Sintonía de fondo
Debemos escoger un colegio en el que, en la medida de los posible, nos guíen unos valores y
unas motivaciones similares y compatibles.
Respetar nuestras funciones
Debemos tener claras las funciones de cada cual. Recuerda, "Cada quién en su lugar para
poder educar" (Angélica Olivera)
Conocer y respetar las normas
En cada contexto se utilizan unas normas y debemos hacer que los niños se ciñan a ellas. En
el cole, las normas del cole; en casa de los abuelos, las de los abuelos, y en casa, las
nuestras.
Comunicación asertiva
Mantener el diálogo con el centro y los profesores de nuestros hijos siempre desde el
respeto.
Todos los profes educan
Los profes menos brillantes también educan. Decir "no me gusta" no significa nada ni vale
de nada.
209
Apartado IV. Familia y Escuela
Responsabilizar a nuestros hijos
Es tarea de nuestros hijos llevarse bien con los profesores y no debemos intervenir en su
relación.
Contagio emocional positivo
Si ellos no están convencidos con su nuevo profesor/a insistid en que a nosotros sí nos gusta
y tratar de mostrarle aptitudes de su profe que él puede haber obviado.
Ser buenos aliados de los profes de nuestros hijos
Establecer una buena alianza con ellos en favor de nuestros hijos y de su educación.
Contribuir a revalorizar el prestigio social del profesorado
Debemos confiar en su formación y profesionalidad así como en sus aptitudes para educar a
nuestros hijos y no olvidar nunca que la educación de nuestros hijos no está en su mano,
sino en la nuestra.
Nora Kurtin es Fundadora y CEO de Sapos y Princesas, el medio pionero en España en ideas y
planes para compartir en familia, que en 2015 celebra su X aniversario. Actualmente extiende su
proyecto en Estados Unidos a través de Komuns, una comunidad para padres para compartir
actividades con otras familias. @NoraKurtin
210
Apartado IV. Familia y Escuela
115-Así se castiga en los colegios
ABC m. J. PÉREZ-BARCO / MADRID Día 11/04/2013 Desde «tiempo fuera» para niños de tres años hasta trabajos para la
comunidad escolar o, lo más grave, la expulsión de clase
Desde muy pequeños en los colegios se enseña a los niños que una
conducta inadecuada tiene sus consecuencias
Ni agredir a los alumnos como recientemente se ha visto en un video que hacía un profesor de una
residencia en Melilla ni pasar por alto las faltas de respeto y provocaciones de los estudiantes. En
las aulas los alumnos no campan a sus anchas. Los comportamientos inapropiados, inadecuados o
incorrectos tienen sus consecuencias. De hecho, cada Comunidad Autónoma regula en sus propios
decretos de convivencia o de derechos y obligaciones de los alumnos las sanciones que se deben
aplicar en los centros educativos, tanto en colegios como en institutos. Después, cada centro adapta
esas normas a su plan de convivencia.
Los castigos en los colegios se aplican desde la más tierna infancia. Desde los tres años, cuando los
niños comienzan el segundo ciclo de Educación Infantil, se recurre a algún método para hacerles
entender que un comportamiento o conducta inapropiada tiene sus consecuencias. «El castigo debe
ser inmediato, real y proporcional a la falta que el niño ha cometido», explica Purificación Cruz,
maestra de Infantil y Primaria y psicopedagoga.
Pega a los compañeros, rompe material, no obedece...
Sin duda, las conductas de los más pequeños nada tienen que ver con las de los adolescentes. Y su
tratamiento también es diferente. En Infantil, lo más probable es que un niño pegue a un
compañero, rompa material escolar, no escuche al profesor o se niegue e obedecer... Conductas que
muchas veces están condicionadas por la educación que se da en la familia y relacionadas con las
dificultades del niño para «tolerar la frustración, o saber esperar o aprender a aceptar un no por
respuesta», explica la maestra.
Cómo corregir en Infantil
Llegado el caso de tener que corregir a alumnos tan pequeños, lo más habitual es utilizar «castigos»
educativos: «En Infantil —dice la profesora Cruz— se usa mucho "el tiempo fuera", es decir por
cada año de vida del niño se le retira de la actividad que esté realizando un minuto. Y por supuesto
se le amonesta verbalmente».
«Un castigo puede ser recoger todos los papeles del colegio»
También realizar un trabajo para la comunidad escolar conlleva una pedagogía positiva.
Purificación Cruz lo lustra así: «He castigado recientemente a un alumno que no quiso recoger el
material escolar con una actividad para la comunidad: le di una bolsa de basura para que recogiera
todos los papeles que había tirados por el colegio».
A veces, a los niños también se les priva del recreo, una medida que no siempre es conveniente, a
juicio de Cruz. «Un niño inquieto necesita jugar para después poder estar concentrado en clase. Si le
privas de ese momento de juego va a estar peor».
En Primaria: ya van al jefe de estudios
En Primaria se continúa con los mismos métodos. Amonestaciones y regañinas verbales, sin recreo,
trabajos para la comunidad (por ejemplo, limpiar las pintadas de las paredes o de las mesas)... A
veces, el simple hecho de «mandar a un alumno al jefe de estudios, que le consideran una autoridad
por encima del profesor», ya da resultados para cambiar un comportamiento inadecuado. «Los
211
Apartado IV. Familia y Escuela
trabajos para casa también se utilizan, pero cuando es toto el grupo el que ha fallado. Se les puede
mandar hacer un resumen del tema que se está explicando en clase, y al que ellos no han puesto
atención».
Pero aún siendo todavía niños, a veces las faltas reiteradas e incluso graves necesitan de una
sanción más severa: una comunicación a los padres e incluso abrir un expediente disciplinario. «Se
puede llegar a la expulsión de cinco, diez días o un mes», asegura Purificación.
Sanciones en Secundaria
En Secundaria, las cosas cambian. Y el comportamiento del alumno en el aula está también muy
relacionado con la autoridad del profesor y con la forma en la que explica o da esa clase. El propio
docente tiene que evaluar y sopesar la sanción que va a imponer ante una u otra conducta. «Todo
dependen del contexto y de la forma en que el alumno cometa una falta. No es lo mismo que un
chico se coma el bocata en clase, escondiéndolo debajo de la mesa, que otro lo haga de frente al
profesor y con osadía», comenta José Miguel Campo, profesor del Instituto Diego Velázquez de
Torrelodones y secretario general del Colegio Profesional de la Educación.
Es muy habitual que usen el móvil en clase
No hacer los deberes, impuntualidad en la hora de entrada en clase, faltas de respeto y el uso del
móvil en el aula es lo más habitual a estas edades. «Se les recrimina verbalmente, se les mandan
tareas comunitarias o trabajos académicos. Por ejemplo, si un alumno fuma en los servicios y se le
manda que haga un trabajo sobre adicciones para exponer en clase», explica el profesor Campo. A
veces, incluso se les retira el derecho a asistir a actividades complementarias como una excursión o
visitas culturales.
Fuera de clase
La expulsión de clase, o mejor dicho, la retirada del derecho de asistencia a clase, también puede
producirse en situaciones muy graves (agresiones, acoso, ciberacoso...). Según se cometa una falta
leve, grave o muy grave, el alumno puede ser expulsado diez minutos —«lo más frecuente», dice
Inmaculada Suárez, responsable del servicio del Defensor del Profesor del sindicato de profesores
ANPE—, una hora o, en los casos más graves, varios días de una materia o de todas, o hasta una
semana del colegio (por ejemplo, si acosa a un compañero).
Estas sanciones no son un plato de gusto para los profesores, pero algunos comportamientos en el
aula de ciertos alumnos sobrepasan la falta de respeto, como advierte Suárez. No es tan raro que un
alumno «tire un estuche a la pizarra cuando el profesor está explicando, ponga los pies encima de la
mesa, coma un bocadillo, escuche música o se ponga a bailar en clase. En estos casos sí se expulsa
al alumno. Pero cuando un chico habla con otro solamente se les llama la atención», asegura.
212
Apartado IV. Familia y Escuela
116-Así debe ser el profesor de tus hijos
BC Laura peraita Día 28/02/2013 ¿Por qué hay profesores que captan más el interés de los
alumnos por una asignatura y facilitan el aprendizaje?
El profesorado debe establecer una conexión emocional con los
estudiantes, según Josep M. Marrasé
Al margen del intenso e interminable debate sobre el buen o
mal funcionamiento de nuestro sistema educativo, lo cierto es
que el profesor es el que entra cada día en el aula y mira de frente a sus alumnos para transmitirles
una serie de conocimientos. No debería ponerse en duda que la formación y capacidad de estos
profesionales es la adecuada. Pero, ¿por qué hay profesores que captan más la atención de los
alumnos que otros y facilitan el aprendizaje?
Sin entrar en casos específicos —como que pudieran padecer ciertas patologías como el TDHA—,
hay una cuestión muy obvia: una asignatura la hace o no interesante el profesor. «Lo mismo nos
ocurre a los adultos en un auditorio, bostezaremos más o menos, según sea el ponente —asegura
Josep Manel Marrasé, subdirector y profesor de matemáticas de la escuela Hamelin-Internacional
Laie, y autor del libro «La alegría de educar—. El profesor que no domina una clase no es porque
no se sepa bien la asignatura que imparte, sino porque no establece una conexión emocional con
su alumnado». Matiza, aún así, que reconoce que un profesor que imparte clases a alumnos de
familias de clase media-alta, tendrá menos dificultades que el que imparte su asignatura a hijos de
familias desestructuradas o con dificultades económicas.
En su opinión, los docentes deben solucionar el problema anímico de los estudiantes, animarles a
seguir adelante, a que se superen y, para ello, es necesario que descubran el talento de cada uno y
saber guiarlo a través de las emociones. «Necesitan abrirles horizontes, despertar su ilusión y las
ganas de saber. Si solo nos ceñimos a dar una materia, no funcionará. Por ello, el profesor debe
mantener un equilibrio entre la parte técnica de la asignatura que imparte y la parte emocional».
Pero, ¿cómo lo puede conseguir?
Según este profesor hay una serie de consejos tan universales como urgentes:
—Conocer al alumno de manera individual. Hacer que cada uno se sienta protagonista y que
piense «yo para él soy importante», al margen de que sea más o menos, listo, vago, trabajador...
—Que se forme en psicología y lea mucho sobre estos temas.
—Que piense en sus alumnos y que se haga una fotografía clara de cada grupo. No es lo mismo
impartir una asignatura en 4ºA que en 4ºB, cada clase tiene sus propias características, virtudes y
dificultades. Debe adaptarse a cada grupo y conectar con ellos a través de las emociones.
—Preocuparse por el alumnado, no solo por impartirle unos contenidos, lo que supone tiempo y
dedicación.
—Tiene que ser creativo y contar con material propio que se ajuste a la mentalidad de sus
estudiantes.
—Plantear retos constantemente para que los alumnos estén continuamente motivados.
—Ser coherentes en aspectos tan básicos como que si se les exige puntualidad a los alumnos, el
profesor no puede retrasarse al comenzar cada sesión.
—Y, por último, pero no menos importante, vestirlo todo de ética, porque los alumnos necesitan
buenos ejemplos y modelos a seguir.
Según Josep Manel Marrasé, en las facultades de Magisterio se debería hacer mucho hincapié en la
necesidad de que los profesionales de la docencia trabajen más las emociones y los aspectos
anteriormente enumerados. «Con alumnos motivados, el aprendizaje es mucho más sencillo».
213
Apartado IV. Familia y Escuela
117-Consejos para apoyar a nuestros hijos cuando cambian de colegio
More Sharing Services
El cambio de colegio es todo un reto para los
niños y para los padres, y sólo con su ayuda y la
de los profesores conseguirán que los hijos se
adapten lo antes posible.
En el desarrollo físico y psicológico de los hijos
influyen muchas variables, como la alimentación,
el entorno familiar, los estímulos exteriores y el
ambiente escolar, entre otras, siendo influencias
que definirán su personalidad. Un cambio de
colegio debe tratarse con la importancia que merece para que los niños sigan percibiendo un entorno
seguro y estable.
Primeras decisiones
Es fundamental hablar con los hijos, explicándoles la situación y llegando a acuerdos sobre la necesidad
de cambiar de colegio. Si hay un traslado a otra ciudad, este cambio se tiene que dar inevitablemente,
pero los padres deben de tener en cuenta al tomar esta decisión la importancia de conseguir un entorno
estable y seguro para sus hijos.
Cualquier cambio resulta traumático en estas edades, así que, si los padres consideran que no hay
posibilidad de evitar el cambio de colegio, deben de adoptar medidas que aplaquen las posibles
consecuencias negativas de este cambio. Otros cambios son inevitables, y ayudarán al niño en el
aprendizaje a adaptarse a nuevas circunstancias.
Ayudando a adaptarse
Si el cambio es inevitable, los padres tiene que impedir, dentro de lo posible, que el traslado se haga en
mitad del curso. El niño se encontraría con nuevos compañeros y profesores en medio de actividades y
estudios diferentes, que tendría que aprender desde cero, pudiendo afectar a su rendimiento académico.
Mejor comenzar el curso en el nuevo colegio.
Que lo hijos sientan el apoyo de los padres es fundamental, pero también que ellos se involucren en la
elección del nuevo colegio junto a sus padres, siempre que sea posible, visitándolo antes de comenzar el
curso, conociendo a sus futuros profesores y compañeros hará que el cambio sea mucho menos
impactante.
Los padres tienen que estar muy pendientes de la adaptación del niño, especialmente los primeros días,
hablando mucho con los profesores para que ellos también ayuden a la aclimatación del nuevo
compañero de clase. Que no le falte material escolar, que vaya bien aseado y vestido, que participe en
actividades extraescolares y vaya entablando nuevas amistades.
214
Apartado IV. Familia y Escuela
118-Consejos para enfrentarse a la vuelta al colegio en una familia numerosa
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Lo ideal es que cada miembro de la familia retome los
horarios habituales, realice un calendario y tenga todos
sus materiales una semana antes de la vuelta al colegio.
Luego de unas largas vacaciones, la vuelta al colegio
puede volverse algo difícil tanto para los niños como para
los padres. Es por eso que sobre todo las familias numerosas deben organizarse lo suficiente para que el
enfrentarse nuevamente a la rutina escolar, no se haga tan complicado.
De compras
La vuelta al colegio requiere una gran cantidad de materiales y libros nuevos. De esta manera, cuando se
tienen varios pequeños se realiza una importante inversión. Lo ideal es poder preverla con anticipación.
Para ello, aproximadamente un mes antes de comenzar las clases es necesario realizar una lista con lo
que cada uno precisará. De esta manera es más fácil hacerse una idea de cuánto dinero se deberá
disponer. Y al mismo tiempo, teniendo enumerado cada item de manera organizada, el momento de las
compras escolares será más simple.
Retomando los horarios habituales
En el verano los niños suelen acostarse más tarde que durante la época escolar. Es por eso que
normalmente abandonan la costumbre de madrugar por las mañanas; y al regresar a clases puede
costarles adquirir este hábito nuevamente. Para lograr que duerman lo suficiente y se despierten a
tiempo, es recomendable que todos retomen sus horarios de descanso al menos una o dos semanas antes
de la vuelta al colegio.
Crear un calendario familiar
Comúnmente, en las familias numerosas se da el problema de que cada pequeño lleva una agenda
distinta. Es decir, a pesar de que normalmente todos entran a la escuela o secundaria al mismo tiempo,
sus diferentes actividades extra curriculares podrían no ajustarse dentro de los mismos horarios.
Para evitar complicaciones, siempre es bueno crear un calendario al aproximarse la vuelta al colegio, ya
que normalmente es también cuando se retoman las clases de piano e inglés, por ejemplo. En él deberían
indicarse los días y horas en que cada uno tiene compromisos de este tipo. Puede ser buena idea asignarle
un color distinto a cada miembro de la familia, para evitar confusiones.
215
Apartado IV. Familia y Escuela
119-Consejos para hacer que nuestro hijo disfrute del colegio
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Preguntarse porqué a los niños no les agrada ir al
colegio es el comienzo para poner solución a este
problema, ya que, van a pasar allí muchos años de
su vida.
Los niños quieren y necesitan jugar, por lo tanto, las
escuelas deben de tener un aspecto lúdico para ellos,
que les haga la monotonía del estudio más
llevadera, de tal forma que nuestros hijos aprendan a disfrutar del colegio y que este deje de ser un lugar
al que no quieren ir.
Porqué no disfrutan de la escuela
Los niños, y el ser humano en general, son curiosos por naturaleza, les gusta de aprender cosas nuevas,
por lo tanto, si en el colegio se aprenden cada día muchas nuevas materias, es difícil entender por qué a
nuestros hijos no les agrada asistir. El problema llega, básicamente, cuando la cantidad de información y
la dificultad supera al niño, desmotivándolo para encontrar la solución.
Cuando los niños aprenden algo y ven que son recompensados por ese nuevo aprendizaje, su curiosidad
y ansia de aprender aumenta, sin embargo, cuando hay presión sobre ellos, cuando se les castiga cuando
no consiguen aplicarse en alguna materia, el ir al colegio o estudiar se va convirtiendo en algo con lo que
difícilmente van a disfrutar.
También es importante la parte social del colegio, si un niño tiene a sus mejores amigos en clase siempre
será un aliciente para ir a la escuela, sin embargo, si tiene problemas de adaptación con sus compañeros,
siempre preferirá el refugio de su hogar.
Soluciones para empezar a disfrutar
La solución debe aparecer con la cooperación entre padres y profesores. Los padres tienen que abandonar
las actitudes autoritarias y punitivas en las que el castigo este a la orden del día. Está comprobado que
por medio del refuerzo positivo y no del negativo, se consigue que el niño disfrute más del colegio.
Hay que fortalecer la seguridad y la confianza del niño en el hogar, esto es tarea de los padres,
interesándose por el trabajo del niño en el colegio cada día, ayudándole a comprender los nuevo
conocimientos, recompensando cada avance y no usando el castigo.
216
Apartado IV. Familia y Escuela
120-Consejos para las madres y los padres: La vuelta al cole
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La llegada del colegio de los niños debe ser
planificada por las madres y los padres con una
anterioridad suficiente como para disponer del
material escolar adecuado.
El regreso de los pequeños, unido a la vuelta de las
vacaciones, convierte al mes de septiembre en uno
de los más problemáticos para los padres y las
madres, que deben, por un lado, limitar los gastos después de las vacaciones y, por otro, satisfacer la
demanda de material escolar y la vestimenta adecuada para que el niño acuda al colegio un año más.
Reserva del material escolar y textil
Uno de los mayores inconvenientes con los que se encuentran muchas madres es que al acudir a buscar
los libros de texto del curso que corresponde, ocurre que, o bien no están todos, o bien la editorial se ha
equivocado de versión de los mismos. Por ello resultará imprescindible la existencia de una librería de
confianza que avise en el momento de que todo el material esté listo para evitar las molestias.
En cuanto a la ropa se refiere, la mejor opción es crear una lista en base a las necesidades reales del
menor, ya que se dan casos en los que la ropa está en perfecto estado y, aún así, las madres y los padres
se empeñan en comprar más. El secreto está en adquirir las imprescindibles deportivas, un abrigo, los
zapatos y la ropa interior dejando el resto como prescindible.
Contacto con el profesorado y elaboración del plan de estudio
Aunque no es algo demasiado habitual en la actualidad, lo cierto es que resultará práctico formar parte
activa de la asociación de padres de alumnos del colegio y preocuparse por la educación que recibe el
niño. Además, es imprescindible saber los programas educativos que sigue, así como las mejores
técnicas de estudio acordes a su edad.
Así pues, las madres y los padres pueden dar un paso más implicándose en el plan de estudios del menor,
que elaborarán conjuntamente. De este modo, se conseguirá que el niño pueda decidir en qué hora
prefiere invertir su tiempo en el estudio y qué materias serán tratadas cada jornada a parte de los deberes
que tenga que hacer para clase.
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Apartado IV. Familia y Escuela
121-Consejos y herramientas didácticas para evitar el fracaso escolar
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Evitar el fracaso escolar está al alcance de
todos, sólo es necesario saber descubrirlo y
actuar en consecuencia
En España más del 31% de los jóvenes entre
18 y 24 años ha dejado de estudiar sin
acabar la enseñanza secundaria. Nuestro
país es uno de los que más abandono escolar
tiene de Europa, por lo que para 2020 se
pretende evitar el fracaso escolar reduciendo
ese porcentaje a través de una mejor oferta académica.
Posibles causas del fracaso escolar
Evitar el fracaso escolar puede ser fácil si se detectan a tiempo las causas que lo provocan.
Recientemente en España se ha producido un masivo abandono escolar debido a las oportunidades
que daba el mercado, es decir, debido al boom inmobiliario muchos jóvenes vieron una salida fácil
al mercado laboral. A causa del sector inmobiliario, la economía española creció; no sólo se
necesitaba mano de obra poco cualificada para este sector, sino también para el sector servicios
debido al aumento del turismo. Ahora bien, con el estallido de la burbuja muchos de estos jóvenes
sin estudios se quedaron en paro y sin la posibilidad de encontrar otro empleo.
Pero además de encontrar causas en la coyuntura económica, también las hay a nivel didáctico en
cada joven. Para evitar el fracaso escolar, hay que tener en cuenta los hábitos de estudio, el entorno,
tanto familiar como de amistades, y la motivación del estudiante. Un entorno familiar
desestructurado o las malas compañías son causas sobradamente conocidas, pero a menudo los
padres o tutores desconocen cómo estudia su hijo, si lo hace bien, y lo que le motiva para hacerlo.
Métodos para evitarlo
A lo largo de los años, se han estudiado y perfeccionado diversas herramientas didácticas para
evitar el fracaso escolar. Lo primero y fundamental es proporcionar al estudiante un lugar tranquílo
y cómodo para estudiar sin elementos que le puedan distraer. Es importante recordar que podemos
ayudarle a estudiar, pero que ante todo tiene que aprender a hacerlo por él mismo, para que no
dependa siempre de que otra persona le ayude.
Es muy recomendable también que tenga una agenda o esquema de lo que tiene que estudiar y de
cómo se va a repartir el tiempo de que dispone para que siga así un ritmo constante. Por eso
también es primordial que tenga un periodo de descanso establecido, su rendimiento no aumentará
cuantas más horas seguidas esté delante de un libro, al contrario de lo que la mayoría piensa.
A la hora de estudiar son aconsejables técnicas tales como primeras lecturas de comprensión del
texto, el subrayado de lo más importante, e incluso reglas mnemotécnicas para la memorización,
siendo la suma de todos estos métodos la clave para evitar el fracaso escolar.
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Apartado IV. Familia y Escuela
122-Contra los suspensos, un buen desayuno
ABC carlota fominaya / madrid
Día 27/09/2012 -
Los alumnos que no hacen la primera ingesta del día presentan un peor rendimiento físico y
mental
Niños dormidos encima de los pupitres, o que necesitan urgentemente un tentempié para poder
proseguir con las clases, ... La realidad es que los alumnos que no
desayunan de una manera completa y equilibrada presentan un peor
rendimiento físico e intelectual y una menor capacidad de atención
y concentración, según los profesores de Educación Primaria
encuestados en el estudio «El desayuno y el rendimiento escolar»
elaborado por Kellogg's. Los resultados de este informe son
desalentadores. A pesar de las terribles consecuencias de no desayunar en las notas, en nuestro país
existe todavía un 10% de los niños de entre 6 y 12 años que no desayuna a diario. Y entre los que sí
desayunan, un 8% no lo hace en casa, (sino bollería industrial en el coche, o por el camino), y un
15% desayuna solo, sin la supervisión de un adulto. «Afortunadamente, más de la mitad de los
niños desayunan a diario en casa, o con sus padres o con toda la familia, que es el escenario más
idóneo para desayunar», en opinión de los profesores.
Falta de hambre
Pero, ¿cuáles son los motivos que pueden llevar a un niño a no hacer esta primera comida del día?
La encuesta señala que un significativo 70% de los niños que no desayunan no lo hace por falta
de apetito. «Pero es normal que no tengan apetito, porque al levantarles con prisas y salir corriendo
de casa al cuerpo no le ha dado tiempo a sentir la sensación de hambre», explica la doctora
Margarita Alonso, doctora en Medicina con especialidad en Pediatría y especialista en aparato
digestivo y nutrición. Lo que Alonso propone es, sencillamente, «despertar al niño antes para
enseñarle a que tiene que aprender a desayunar con calma». De esta forma, añade, el pequeño
tendrá al menos 10 o 15 minutos para hacer un desayuno equilibrado, que es aquel que contiene un
producto lácteo, una pieza de fruta o zumo, e hidratos de carbono, a poder ser de lenta absorción.
La importancia del sueño
Claro que para eso, también hay que acostarles antes. La realidad es que más de la mitad de los
niños entre 6 y 12 años confiesa levantarse con sueño. En este sentido el doctor Estivill, pediatra
especialista en sueño y autor de libros como «¡Duérmete niño» y «¡A comer!», advierte que los
niños españoles se acuestan un promedio de una o dos horas más tarde de lo que deberían hacerlo,
lo que repercute en un sueño más corto y de peor calidad. «Y esto a causa de los horarios que
seguimos en España, donde los horarios laborales terminan muy tarde y obligan a toda la familia a
rutinas totalmente inadecuadas con respecto al sueño», señala.
Dormir es imprescindible para tener un día con un buen estado de alerta
Estivill además asegura que el sueño es «como un taller en el que se da una reparación física y
psíquica, imprescindible para tener un día con un buen estado de alerta, capacidad mental para
aprender conocimientos y energía para realizar todos los actos que la requieren. Entendiendo esta
función de taller que realizamos durante el sueño, en esta franja de edad que va desde los 6 hasta los
12, los científicos nos indican que el número de horas ha de ser entre 10 y 11».
Los niños españoles no duermen lo suficiente
El estudio de Kellogg's constata que en torno al 40% de los niños de 6 a 12 años cena entre las
21:00 y las 22:00 horas durante el curso escolar, se acuesta entre las 22:00 y las 23:00 y se levanta
entre las 7:00 y las 8:00 horas.
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Apartado IV. Familia y Escuela
123-¿Cuándo empezar con la lectura?
La herramienta principal para el éxito académico es la lectura. Es
natural que surjan tantas dudas sobre la misma. El índice de
fracaso en este ámbito en nuestro país es muy elevado y va
siendo hora de que algunos conceptos se aclaren para que
dejemos de discutir entre los profesionales de la educación sobre
conceptos muy básicos. Conceptos que confunden no sólo a
profesionales,
sino
también
a
los
padres…
Existe mucha confusión en cuanto al método utilizado para la
enseñanza de la lectura y cuándo deben empezar con ella los niños. Unos defendemos la lectura
desde bebés, otros aseguran que es muy inconveniente empezar antes de los 6 años… ¿Cómo es
posible tal contradicción? ¿Estamos hablando de lo mismo? Realmente NO.
Estamos hablando de DOS cosas diferentes. Por esta razón, tanto los que defendemos la lectura
antes de los seis años como los que aseguran que es contraproducente, tenemos razón... Lo que
debemos hacer es saber que estamos hablando de dos planteamientos y dos actividades
DIFERENTES.
Hay dos métodos de lectura, uno de ellos es el "silábico" o "fonológico", en el que los niños
aprenden a identificar letras con su sonido correspondiente, combinándolas de izquierda a derecha,
para componer una palabra. Éste es el método tradicional que requiere de una organización espacial
(el niño debe tener muy claros los conceptos de izquierda y derecha por ejemplo), entre otras
funciones varias, que el niño puede no haber adquirido hasta la edad de 6 ó 7 años.
Teniendo esto en cuenta, es cierto que los niños no deberían empezar la lectoescritura, tal como se
plantea en los colegios, hasta los 6 ó 7 años. Existe una tendencia errónea a presionar a los niños de
Educación Infantil con la lectura y la escritura en nuestro país. Cosa que no ocurre en otros países
donde la lectura alcanza niveles superiores y el fracaso escolar es mucho menor.
Sin embargo, en la estimulación temprana enseñamos a los niños a leer desde que son bebés. Y esto
no es una contradicción con lo afirmado anteriormente. Lo que hacemos es ofrecer información
escrita al niño, al igual que se la damos oral. Es lo que se llama "lectura global", y en ésta se
muestra al niño una palabra entera mientras se lee la palabra al mismo tiempo. Son estímulos
visuales (la palabra escrita) acompañados de estímulos auditivos (la palabra pronunciada a la vez).
Los niños pequeños, menores de 6 años, tienden a ver la palabra como un todo, como una imagen.
No se fijan en las letras que se combinan dentro de la misma como lo harían los niños de primaria.
En los programas de lectura dentro de la Estimulación Temprana nunca se le pide al niño nada, no
se le examina ni presiona.
Si a un bebé se le enseñara la palabra "mesa" por ejemplo, tantas veces como la oye a la vez que se
le muestra lo que es una mesa, la recordaría mucho antes en su formato escrito puesto que nuestra
memoria visual es normalmente mejor que la auditiva.
De esta forma, el niño va familiarizándose con la palabra escrita, reconociendo palabras al igual que
lo hace en el lenguaje hablado (el niño al escuchar las palabras no es consciente de que estén
formadas por diferentes fonemas, sino que oye una sola cosa, al igual que cuando ve una palabra
escrita ve una sola cosa). Con el tiempo puede estar leyendo sin realmente ser consciente de haber
"aprendido" a leer, tal como ocurre con el lenguaje hablado. En realidad no aprendemos el lenguaje
escrito con la misma facilidad y al mismo tiempo que el hablado por la simple razón de que no
tenemos las mismas oportunidades de ver las palabras escritas como de escucharlas.
Es muy importante tener en cuenta que en la Estimulación Temprana jamás se pone a los niños a
escribir. Esto no debería ocurrir hasta que el niño esté preparado para ello (6 ó 7 años). En esto la
Estimulación Temprana es muy respetuosa, no debe pretenderse nada en el niño antes del momento
adecuado y de que éste esté plenamente preparado para ello.
Todo esto tiene una explicación científica…
220
Apartado IV. Familia y Escuela
El cerebro del niño pequeño, menor de 5 ó 6 años, cuando aún no está organizado en sus funciones
hemisféricas (el niño aún no se ha lateralizado, no es aún diestro o zurdo), domina el hemisferio
derecho en los aprendizajes y en la percepción de lo que le rodea. El hemisferio derecho ve más el
conjunto de las cosas, sin llegar a ver cada parte que las compone pues es menos analítico que el
hemisferio izquierdo. Por eso el niño pequeño ve una palabra como un todo, igual que cuando la
oye. Por esto les enseñamos a leer con la lectura global (les enseñamos palabras enteras, no la "m"
con la "e" es "me" y la "s" con la "a" es "sa"):
Al cumplir los seis años más o menos, el niño ya está lateralizado, distingue izquierda y derecha y
puede leer en una sola dirección y escribir en la misma también. Es el momento de aprender a leer y
escribir de la forma tradicional (la "m" con la "a" es "ma").
A partir de los seis años ya no aprende igual de forma global pues nuestro hemisferio izquierdo
domina en su afán por analizar toda la información, el niño ya no verá una palabra, sino un conjunto
de letras sucesivas. Aquí es cuando comienza el silabeo. Éste es necesario al aprender a leer de
forma tradicional y al ver y leer por primera vez palabras desconocidas. Pero si el niño tiene
facilidad para la lectura y está familiarizado con ella, pasará por la etapa del silabeo con facilidad y
rapidez.
Cuando ambos hemisferios colaboran en el trabajo de la lectura es cuando además de ver cada letra
que compone la palabra, vemos la palabra en sí como una unidad, y podemos leerla con seguridad y
la velocidad necesaria, sin silabear.
"Hay un momento en el proceso de aprender a leer en que el equilibrio del cerebro pasa de
derecha a izquierda, aproximadamente a la edad de 6 ½ y 7 ½ años" (Bakker, 1990)
"El acto de leer cuando se ejecuta con el hemisferio derecho está basado en técnicas visioespaciales y holísticas, por ejemplo palabras enteras o el método "ver-decir".
La lectura desde el hemisferio izquierdo implica decodificar símbolos individuales, construir
palabras a partir de letras y estructuras basadas en la fonética." (Sally Goddard, "Reflejos,
Aprendizaje y Comportamiento")
Como conclusión y en defensa de la enseñanza de la lectura en la Estimulación Temprana, queda
decir que en ningún momento pretendemos que el niño se salte etapas. Precisamente la
Estimulación Temprana la realizamos para asegurarnos de que esto no ocurra, para apoyar el
desarrollo del niño en cada etapa y ayudarle a que pase así a la siguiente con la madurez necesaria.
Y lo más importante: para los niños ES UN JUEGO. Por lo tanto, quienes critican la enseñanza de
la lectura en niños pequeños argumentando que "los niños tienen que jugar", lo hacen porque no
conocen la la Estimulación Temprana, cómo se lleva a cabo ni sus objetivos reales. Pues la regla
número uno es vivirla como un juego, tanto por parte del adulto como por el niño. Y es así como los
niños viven la lectura global, como un juego.
Nota: a continuación añado un extracto del libro "Aprendiendo moviendo el cuerpo" de Carla
Hannaford, editorial PAX México
¿A QUÉ EDAD ESTÁN LISTOS LOS OJOS PARA LEER?
Entre los siete y los ocho años, conforme maduran los lóbulos frontales del encéfalo, se desarrolla
de manera natural la coordinación motriz fina de todos los músculos del cuerpo, incluyendo los
oculares. Antes de esa edad, tenemos una buena vista periférica y percibimos la profundidad, pero
no es sino hasta que madura el campo frontal ocular de los lóbulos frontales que se puede lograr una
coordinación suficientemente precisa entre ambos ojos como para tener un buen enfoque
bidimensional. La coordinación ocular se da cuando el ojo dominante sigue la escritura que ve sobre
una página y el otro ojo sigue el movimiento con exactitud y combina la información, lo cual nos da
un óptima visión binocular... Por lo tanto, un ojo asume el mando (es el dominante) y guía los
movimientos de los dos.
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Apartado IV. Familia y Escuela
… Los movimientos motores finos del ojo y la coordinación de ambos aseguran que la información
se capte con facilidad y aportan otra razón fisiológica para que no comencemos con el proceso de
lectura antes de que el niño cumpla siete o, mejor aún, ocho años.
aume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674
Psicologia Granollers
En España leemos poco con nuestros hijos; en Islandia, más del 80% de las madres lo hacen
Carlos Morán 21/08/2013
Casi el 81% de las madres islandesas y el 73% de las suecas leen con sus hijos. En cambio en
España, ese porcentaje baja hasta el 48%. A ver si aprovechamos el verano para corregirnos. Por
cierto, aquí y allá son las madres las que mayoritariamente asumen esa tarea. Los padres debemos
corregirnos doblemente. La noticia es de la agencia Colpisa.
“Los niños españoles disfrutan de las aventuras de Peter Pan o Caperucita Roja generalmente solos.
Y es que lo padres españoles leen menos cuentos con sus hijos que la mayoría de los países del
entorno. Así lo demuestra un estudio de la Universidad Pompeu Fabra que también pone de
manifiesto la importancia que tiene esta lectura familiar para mejorar los resultados académicos.
Una característica que se repite en todos los países -incluida España- es que las madres leen más
horas con los hijos que los padres. Como media, el 47,99% de las madres españolas leen
frecuentemente con sus hijos, según los datos recabados en 2011. Una cifra muy alejada del 73,4%
de Suecia o del 80,8% de las madres islandesas”.
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Apartado IV. Familia y Escuela
124-¿Deben estar los hermanos gemelos juntos en la misma clase?
ABC-Laura peraita Día 09/09/2013
Muchos padres se muestran muy protectores en estos casos, pero deben dejarse asesorar por los
especialistas
Si para muchos padres seleccionar un colegio para sus
hijos supone un quebradero de cabeza, la situación se
acentúa para aquellos que también dudan sobre si deben o
no llevar a sus hijos gemelos, o mellizos, juntos a la
misma clase.
Los mellizos suelen ser más diferentes y su vínculo
emocional no es tan fuerte como en el caso de los
gemelos —aquellos que son iguales físicamente—. Los
mellizos, además, pueden ser niño y niña lo que añade una diferenciación más.
Es habitual que los padres se muestren muy protectores y a la hora de empezar el colegio se
decanten por que estén en la misma aula para no romper su vínculo. Sin embargo, esta decisión,
puede suponer en muchos casos dificultar que cada uno de ellos desarrolle su propia identidad.
Desde un punto de vista pedagógico «el mejor criterio es separarlos desde un principio —
asegura Rocío Meca, pedagoga y terapeuta de Familia del Centro Universitario Villanueva—. En
ocasiones la separación se realiza de manera gradual. Es decir, que el primer día empiecen los dos
juntos en la misma clase, y en los siguientes días que uno de ellos comience a asistir algunas horas a
otro aula de manera progresiva hasta que, tras varias jornadas, cada uno asista a una clase distinta».
Según esta pedagoga, lo más aconsejable es que los padres se comuniquen con el colegio y
aborden juntos esta cuestión y se dejen asesorar. «En la mayor parte de los casos, en las escuelas
se recomienda que estén separados. De esta forma se consigue que mejoren las relaciones sociales
con sus iguales y que tengan sus propios amigos en función de los gustos, deseos e inquietudes».
No hay que olvidar que el resto del tiempo los hermanos están juntos en casa. Es más, los expertos
en la materia también recomiendan que los gemelos o mellizos realicen actividades de manera
autónoma.
No obstante, los padres son los que tienen la última palabra.«Lo importante es que eduquen a sus
hijos dando respuestas específicas a las propias necesidades de cada niño, porque aun siendo
gemelos o mellizos, son personas diferentes y no hay que tratarles de la misma manera», puntualiza
Rocío Meca.
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Apartado IV. Familia y Escuela
125-Qué deben hacer los padres si llegan malas notas: Actúa
Si llegan las malas notas, los padres tendrán que actuar según lo que hayan anunciado que iban a
hacer. Si se prometió castigo, habrá que cumplirlo.
Ésta puede ser una escena que se repita en muchos hogares estos días: Los padres sentados en el
sofá de su salón, con sus miradas perdidas en ninguna parte, mientras por la televisión se escuchan
rumores de que el “tiki taka” de la selección ya no es lo que era. En sus manos, un boletín de
notas que más bien podría llamarse “crónica de una muerte anunciada”. Un boletín que leen y
releen a ver si, por fuerza de leer, alguno de los suspensos hubiera desaparecido. Los suspensos no
pesan en el papel, pero sí en el ánimo de los padres.
La mirada permanece perdida durante mucho tiempo, pero la cabeza de los padres no para de
buscar respuestas, pero siempre pasa que cuando más necesitamos respuestas, buenas respuestas
que nos den una solución, lo que aparecen son cientos de “quesís”, quesís de todos los tipos y de
todos los colores: “Que si no los motivan; que si los maestros; que si no valoran el esfuerzo; que si
el niño se pasa estudiando toda la tarde; que si este hijo es “bobo”; que si lo que es, es un fresco;
que si se enseñan nada más que “tontás”; que si el niño hace su santa voluntad; que si es un
mentiroso; que si están todo el día con la “puta maquinita”; que si sólo piensa en los amigos; que si
yo, todo el día trabajando, para luego esto; que si tú lo tienes muy consentido; que si tú eres muy
duro; que si tú eres muy blando; que si tendrá un problema; que si le doy dos sopapos, le quito los
problemas; que si a éste le voy a dar un verano que se va a enterar; que si vaya “mierda” de sistema
educativo; que si el niño fuera coreano del sur, o mejor finlandés; que si me he gastado tanto en
profesores particulares; que si ha suspendido con un cuatro; que si mira los hijos de fulanito; que si
tienen de todo; que si quién me mandaría a mí; que si qué he hecho yo para merecer esto, y así
estamos, mientras el “suspendedor” o la “suspendedora” duerme a pierna suelta.
¿Qué tienes que hacer si te encuentras en esa situación?
En primer lugar, déjate de “quesís” y ponte manos a la obra. La tarea de educar nos pone a
prueba en los momentos difíciles. ¿Qué vas a hacer? Pues simple y llanamente lo que previamente
le habías dicho que ibas a hacer. Sin enfados, pero hazlo. Actúa. No dejes que los quesís te
distraigan. ¿Le dijiste que si no aprobaba no iría de viaje con sus compañeros? Pues cumple.
Enséñale que tú cumples tus acuerdos. ¿ Te da pena que se pierda el viaje? Lo entiendo, pero
cumple tu palabra. Así que, para la próxima vez, ten cuidado con lo que “prometes” que vas a
hacer.
¿Ha suspendido tu hijo, y ya no tiene remedio por ahora? Pues te propongo dos tareas: la primera,
repasar los artículos citados a continuación, que he escrito sobre los suspensos y sobre lo que
podemos hacer los padres.
Y la segunda tarea es la de que pienses un rato en la nota que te pondrías tú. Siempre todos
podríamos hacer más.
Así que te lo repito: déjate de dramas, los suspensos no son una enfermedad terminal,
suspender es una enfermedad que se suele curar estudiando.
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Apartado IV. Familia y Escuela
126-Cómo afrontar los suspensos de nuestros hijos
Un niño totalmente distraído mientras hace los deberes/ Keith Spaulding.
En los próximos días llegarán nuestros hijos con los boletines de
notas y con ellos, en algunas casas, se prevé tormentas, lluvia de
calabazas, ingesta de tilas y todo esto acompañado de un
desbordamiento de emociones.
En un post anterior hablamos de los hijos que se agobian ante los exámenes y mi amiga María José
me dijo: “¡ojalá fuera eso lo que le pasa a mi hija, que se agobiara, porque la mía está pasota
frente a los estudios y no da ni clavo!”. Y con los apáticos, los pasotas, los que quieren
abandonar ¿qué hacemos?
Para el éxito escolar y académico de los hijos parece que siempre estamos preparados, nos hace
sentirnos orgullosos, y lo atribuimos a que la criatura, además de parecerse a nosotros, está muy
bien educada.
Para el fracaso no estamos tan bien preparados, y tampoco para los suspensos de nuestros hijos,
y lo que les acarrea: falta de motivación, sensación de fracaso, los deseos de abandonar la
escolarización se convierten en frecuentes causas de conflictos y malestar en la familia.
Por todo ello, resumo las cuestiones que deberíamos hacer los padres tras leer el boletín de
notas:
1) Mantener la calma. Si las notas son muy malas o malas o regulares, y ves que te vas a enfadar
cuando le digas lo que estás pensando, lo mejor es que te controles y le digas a tu hijo: “más tarde
hablamos”. De lo que se trata es de no dejar que aflore nuestra rabia, nuestra decepción, porque eso
no nos va a ayudar a decir lo que realmente tenemos que decir.
2) No dramatizar. Hay padres que ante los suspensos de los hijos adoptan una actitud depresiva.
“Hijo me estás matando”, le soltó un padre a uno de 17 años que había suspendido 6 asignaturas
de 2º bachillerato. Si los suspensos nos matasen de verdad ¡anda que no iban a estudiar los niños!
Cuando los hijos suspenden, necesitan padres animados a seguir la lucha. Estaremos
disgustados pero ¿vamos a abandonar?… Pues entonces, a la tarea.
3) Una vez tranquilos, preguntar a los hijos por qué creen que has obtenido esas notas. La
respuesta, sí o sí, tiene que incorporar con absoluta claridad el mensaje “porque no he estudiado
nada o lo suficiente”. No se puede aceptar ninguna excusa tipo “mala suerte”, “me tienen manía”,
“no valgo”, o “no puedo”. Mientras los hijos no se den cuenta de que son los responsables de
sus suspensos, difícilmente van a poder dar respuestas eficaces.
4) Tampoco debemos olvidar que los suspensos tienen unas consecuencias (que es una palabra
más apropiada que castigo). Estudiar es su responsabilidad y, si no asumen su responsabilidad,
algo van a dejar de obtener, algo van a perder. Y por eso es necesario que estemos lo más tranquilo
posible, porque con la yugular a punto de reventar parecerá que aplicamos las consecuencias
porque estamos enfadados, y además, se nos puede calentar la lengua, y proponer consecuencias
que luego van a ser difícilmente realizables.
5) Si nos dicen que lo que quieren hacer es dejar de estudiar os recuerdo que, desde bien
pequeños, nuestros hijos tienen que tener claro que el tema de los estudios no es negociable, y que
concluirá cuando alcance un determinado título (En unos casos la ESO, en otros el Bachillerato,
en otros un Ciclo Formativo de Formación Profesional). Así, cuando amagan con que quieren dejar
de estudiar, les recordamos que cuando terminen entonces lo trataremos. Y en este punto hay que
ser tajantes.
6) Confeccionar junto a ellos un plan de trabajo para las vacaciones. Que sea realista en cuanto
al número de horas, y que permita a los hijos obtener algún privilegio si lo cumplen.
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Apartado IV. Familia y Escuela
7) Tenemos que seguir ayudándolos a que desarrollen más motivación e interés por el estudio.
La motivación de los hijos no está en nuestras manos, pero recordemos que la podemos estimular, y
aprovechemos también el tiempo de verano para seguir haciéndolo.
8) Valorar más el esfuerzo y dedicación a los estudios que el resultado del estudio. Y animar a
ser constantes aunque los resultados no sean los esperados fomentando, desde pequeños, hábitos
de estudio. Con trabajo, los resultados terminaran llegando.
9) Las clases de refuerzo en verano pueden ser muy útiles si ayudan a nuestros hijos no sólo a
aprobar, sino a lo que es más importante para ellos: a organizarse en los estudios.
10) Y por último: Confiar y no desesperar, suspender incluso repetir un curso en algunos casos no
es un fracaso. Los hijos, al igual que nosotros, pueden pasar baches. En esos momentos es cuando
más necesitan nuestro apoyo, nuestra firmeza y nuestra guía. La vida se vive durante toda la vida.
Ánimo.
Y te recuerdo que tú, como padre o como madre, has hecho muchas cosas para educar a tus hijos,
así que tú sí has aprobado, pero la educación de los hijos no disfruta de vacaciones. ¡¡¡Animo!!!
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Apartado IV. Familia y Escuela
127-Guía para padres desesperados por los suspensos de sus hijos
No perder la calma es fundamental a la hora de abordar el problema.
Cuando los padres leemos el boletín de notas de nuestros hijos por lo general nos encontramos con
algo que ya sospechábamos que pasaría. La lectura silenciosa de las notas, si éstas incluyen
suspensos, termina con una mezcla de sentimientos de decepción, irritación y temor que no se
manifiestan a partes iguales.
La razón de tanta preocupación reside en que los padres creemos que las notas son una señal que
indica el rumbo que están tomando nuestros hijos. Desde esta óptica, la frase “Mi hijo ha
suspendido” viene a ser algo así como “mi hijo está descentrado, mi hijo tiene problemas, como
siga así va a terminar siendo un desgraciado”.
Y aquí estamos su madre y su padre, los que más lo quieren, observando impotentes y asustados el
inicio del fin.
Hoy me gustaría hablar del modo en que nuestros hijos “viven” sus suspensos. Así que hoy
hablaremos de tipos de “suspendedores”, para que los padres sepamos cómo actuar ante ellos.
Me vais a permitir que, aunque el tema es serio, yo lo aborde desde una vertiente menos dramática.
TIPOS DE “SUSPENDEDORES”
1) El “suspendedor sobrado” que, presentando un boletín de notas con media docena de
suspensos, es capaz de mirar a sus irritados padres con cara de incredulidad mientras les dice con
absoluta certeza: “cómo os ponéis por nada, si las voy a recuperar”.
Este tipo de suspendedor hace un repaso por cada una de las asignaturas suspensas de tal manera
que es capaz de demostrar que, seis suspensos, realmente son tres.
A la preocupación por los suspensos, entonces se añade una mayor preocupación que se acompaña
con una voz interior que te dice: “Madre mía, madre mía, este niño ¡está bobo!”.
2) También podemos encontrarnos al “suspendedor calimero”, que se caracteriza por achacar los
suspensos al “me estáis agobiando, me estáis amargando la vida”, o “es que no os dais cuenta de lo
mal que estoy”, “qué asco de vida” y “vosotros sólo os preocupáis por las notas”.
Este tipo de suspendedor provoca en los padres una doble preocupación: al malestar por los
suspensos, se une el agobio por pensar que al hijo le pasa algo, algo que lo hace sentirse
desgraciado. Este tipo de suspendedor es capaz de acongojar a sus padres. Sin embargo, cuando sale
con sus amigos los fines de semana, se encuentra la mar de bien.
3) El “suspendedor indignado” suele echar la culpa de sus suspensos a características del
Sistema Educativo, a los profesores, al centro escolar, etc. Con frases del tipo “de nada sirve que
me esfuerce porque “me tienen manía”, “las clases son aburridas”, “el sistema educativo que
tenemos, si viviéramos en Finlandia seguro que aprobaba” (sic), o el socorrido “han suspendido a
casi toda la clase”, y además te dice, “yo, más, no puedo hacer”.
4) El suspendedor realista suele aceptar que la causa de los suspensos reside en que no ha
estudiado lo suficiente. Este es el tipo de suspendedor que mejor puede comenzar a introducir
modificaciones en su conducta con la finalidad de mejorar su rendimiento.
5) El “suspendedor lastimero”, es aquel que suspende y va pregonando como un “quejío” a diestro
y siniestro frases del tipo “no sirvo para nada”, “soy un fracasado”, “os he decepcionado”, y otras
frases para acuchillar su autoestima. Los padres de este suspendedor terminan consolando al
hijo.
227
Apartado IV. Familia y Escuela
Además de estos suspendedores podemos encontrar una serie de “supendedores mixtos”, mezclas
entre los diferentes tipos de suspendedor.
¿Y QUÉ HACEMOS LOS PADRES?
Los hijos suspenden en un porcentaje elevadísimo por la siguiente razón: NO ESTUDIAN (LO
SUFICIENTE), y si sus hijos son capaces de admitirlo, entonces están dando pasos en la buena
dirección, porque los hijos que ignoran la causa de sus suspensos tienen muchas posibilidades de
volver a suspender.
En un post pasado ofrecía un decálogo con orientaciones sobre cómo actuar los padres ante los
suspensos. Un repasito no vendría mal.
Brevemente:
) Mantener la calma. Si las notas son muy malas o malas o regulares, y ves que te vas a enfadar
cuando le digas lo que estás pensando, lo mejor es que te controles y le digas a tu hijo: “más tarde
hablamos”.
2) No dramatizar. Hay padres que ante los suspensos de los hijos adoptan una actitud depresiva.
“Hijo me estás matando”, le soltó un padre a uno de 17 años que había suspendido 6 asignaturas
de 2º bachillerato. Si los suspensos nos matasen de verdad ¡anda que no iban a estudiar los niños!
Cuando los hijos suspenden, necesitan padres animados a seguir la lucha.
3) Una vez tranquilos, preguntar a los hijos por qué creen que has obtenido esas notas. La
respuesta, sí o sí, tiene que incorporar con absoluta claridad el mensaje “porque no he estudiado
nada o lo suficiente”.
4) Tampoco debemos olvidar que los suspensos tienen unas consecuencias (que es una palabra
más apropiada que castigo). Estudiar es su responsabilidad y, si no asumen su responsabilidad,
algo van a dejar de obtener, algo van a perder.
5) Si nos dicen que lo que quieren hacer es dejar de estudiar os recuerdo que, desde bien
pequeños, nuestros hijos tienen que tener claro que el tema de los estudios no es negociable, y que
concluirá cuando alcance un determinado título.
6) Confeccionar junto a ellos un plan de trabajo. Que sea realista en cuanto al número de horas,
y que permita a los hijos obtener algún privilegio si lo cumplen.
7) Tenemos que seguir ayudándolos a que desarrollen más motivación e interés por el estudio.
La motivación de los hijos no está en nuestras manos, pero recordemos que la podemos estimular, y
aprovechemos también el tiempo de vacaciones para seguir haciéndolo.
No es mi intención tomarme a “chanza” el tema de los suspensos. Simplemente intento hacer ver a
los padres que, ante los suspensos, las respuestas trágico-drásticas no son eficientes y sí lo son
aquellas que van acompañadas de calma, seguridad, decisión y confianza.
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Apartado IV. Familia y Escuela
128-Mi hijo no quiere seguir estudiando, ¿qué hago?
Un niño pierde la concentración mientras hace los deberes.
No son raras las veces en las que a lo largo de la etapa educativa
escuchamos a algunos de nuestros hijos decir “no quiero seguir
estudiando”, “para qué voy a seguir estudiando”, “la escuela es un
rollo”. Cuando los oímos decir esto nos sale rápidamente la respuesta
de” ¿y qué vas a hacer?, ¿ser un don nadie?, ¿Un desgraciado?” Y como el modorro nos tiene ya
calentitos terminamos con lo de: “y yo también estoy harto de ir a trabajar, y no me quejo”. Con lo
cual el mensaje que les terminamos trasmitiendo es que tiene razón, pero a aguantarse toca. No
estoy yo muy seguro de que la resignación sea una buena herramienta para educar.
A lo largo de este blog hemos hablado muchas veces que uno de los mayores enemigos de la
educación es el miedo y hay que ver lo que nos asustan nuestros hijos cuando los vemos
desmotivados, apáticos, sin ilusión, con ganas de abandonar, derrotados. Por eso desde el blog
insistimos en recordar a los padres que cuando nos acecha el miedo es cuando debemos actuar
con más tranquilidad y serenidad.
Pero ¿qué hago? os estaréis preguntando muchos de vosotros, pues creo que lo que más nos
ayudaría a todos es:
• Anticiparnos al problema, desde pequeñitos hay que insistirles en la idea de que hasta los 16
años es obligatorio y que la educación Secundaria la tienen que terminar “de todas, todas”.
Cuando nuestros hijos flaquean es cuando nosotros debemos mostrar más seguridad y
firmeza. Así que haz un esfuerzo para comprender que en algún momento la escuela o el
instituto puedan resultarles “un rollazo” pero a continuación es más efectivo decirles que “ya
sabes que ir a clase no es negociable, cuando termines la secundaria ya hablaremos de lo que
quieres hacer”. “Estoy convencido de que si te esfuerzas un poco tendrás éxito”, “tu padre y yo
estamos seguros de tu capacidad para resolver tus problemas escolares y si podemos ayudarte
aquí estamos.”
• Valora a la institución escolar. La ESCUELA como instituciones la mejor colaboradora de la
FAMILIA en la educación de nuestros hijos. Es muy importante que tus hijos te oigan hablar
bien del colegio, del instituto porque el conocimiento, no sólo académico sino también social,
que se adquiere en esos centros, sólo se puede adquirir allí.
• Valora a sus maestros y profesores. Si los padres no valoramos a los que colaboran con
nosotros en la educación de los hijos por qué los van a valorar nuestros hijos. El profesorado no
es perfecto, le pasa lo mismo que a los padres y que a nuestros hijos. Nuestro mundo no es
perfecto y hay que aprender a adaptarse, a relacionarse con diferentes tipos de personas. Ayuda
a tu hijo a que entienda que los demás no tienen que comportarse como nosotros deseamos. Ya
sé que ahora estás pensando en don tal o doña cual, pero yo a mis alumnos les digo, cuando se
me quejan, que un maestro, un padre o un amigo siempre enseñan algo, algunas veces hasta lo
que no hay que hacer. Aprender eso no tiene precio.
• Valora el esfuerzo y no la nota. No se nos olvide que los hijos son algo más que las notas que
obtienen y recuerda que los padres somos, a veces insaciables, “tú eres de nueve”. Valora el
esfuerzo porque es una herramienta muy ligada al éxito. ¿Podrían hacer más nuestros hijos en el
tema de los estudios? Y tú ¿podrías hacer más en tu trabajo, como padre, con tu pareja, etc?
• Valora a tu hijo, no le llames vago, no le digas que va a ser un desgraciado, etc., es más efectivo
trasmitirle la idea de que él puede. Para ser un incompetente sólo es necesario que te creas que
eres un incompetente.
• Valórate a ti. ¡Dios mío, qué habré hecho yo mal!, con ese grito de guerra muchos padres nos
martirizamos haciéndonos culpables de lo que hacen nuestros hijos. Si nos desvalorizamos, si
nos culpabilizamos solo vamos a lograr ser candidatos de la asociación desgraciados/as
punto.com. Tú eres el padre o la madre coraje que cuando sus hijos se arrugan se muestran
bien fuertes, seguros, tranquilos y decididos.
El futuro de nuestros hijos nos preocupa, pero el presente es el que nos tiene que ocupar.
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Apartado IV. Familia y Escuela
129-¿Cómo motivar a los hijos?
Niños en una guardería. / Bernardo Corral
Luisa y Andrés son los padres de Álvaro, un chico de 13 años. Me
comentan que, desde hace unos pocos cursos, vienen notando que su
hijo presenta un desinterés, una apatía, un desanimo que comenzó
relacionado con las tareas escolares, pero que ha ido extendiéndose
paulatinamente a otras actividades de la vida diaria de tal manera que
presenta una actitud “pasota” frente a casi todo.
Cuando vemos a nuestros hijos apáticos, desanimados, faltos de interés, nos preguntamos ¿cómo se
puede motivar a los hijos?
El concepto motivación hace referencia a las razones personales que guían nuestras actividades
hacia la consecución de una meta. La motivación, por lo tanto, surge del interior de las personas,
es tarea de nuestros hijos que la desarrollen.
Si los padres pudiéramos motivar a nuestros hijos, todas las mañanas al levantarse les daríamos
una arenga del tipo: “¿Quién va a aprender hoy todo lo que le enseñen?” “¿quién va a disfrutar
de todo lo que le enseñen?”, “¿quién va a recoger su cuarto?”
Y nuestros hijos respondiendo en voz a alta cada una de estas preguntas “¡¡¡Yo, papá, yo mamá!!!”
y así, nuestros hijos no verían la hora de ir al colegio o al instituto, contentos y felices porque van a
aprender las cordilleras ¡A que no! A que va a ser que vamos a necesitar algo más. Si los padres
pudiéramos motivar a nuestros hijos no estaríamos leyendo este post.
Los estudios que se han realizado para determinar de qué depende que los hijos o los padres nos
esforcemos por aprender, o lo que es lo mismo, de qué depende que nos sintamos motivados por
aprender, por hacer cosas nuevas, han constatado que la motivación está en relación con una serie
de factores que, a su vez, están relacionados entre sí:
El primero es determinar qué es lo que hay que hacer/aprender. Has visto que cuando tus hijos
quieren aprender algo, por ejemplo a montar en bici, les resulta mucho más fácil, ponen más
empeño y se sienten más satisfechos que si somos los padres los que nos empeñamos en enseñarles
a que aprendan a montar en bici.
En la vida real padres y profesorado les decimos a los hijos lo que tienen que aprender, qué es lo
que tienen que hacer y, quizás los padres y los profesores, deberíamos intentar que nuestros hijos
hicieran suyos esos aprendizajes, y no que los entendieran como algo que no va con ellos.
En segundo lugar, establecer qué consecuencias tiene conseguir o no conseguir hacer o
aprender algo. Para motivarnos es necesario también poder establecer las consecuencias que nos
puede acarrear aprender o no determinadas cosas.
Los hijos, cuando son pequeños y adolescentes, tienen dificultad para establecer estas
consecuencias mientras que los padres tenemos excesiva facilidad para anticipar consecuencias
negativas de las conductas de nuestros hijos.
En tercer lugar, reconocer cuánto me va a costar hacerlo / aprenderlo. Esforzarse en conseguir
hacer o aprender algo tiene su coste, su fatiga, tiempo que hay que dedicarle, dificultades que
surgen durante el proceso, cosas a las que hay que renunciar o dejarlas para otra ocasión. Ignorar las
dificultades es lo que hace que se dejen muchas cosas nada más comenzar a hacerlas.
En cuarto lugar, reconocer mis expectativas y mis capacidades: ¿Podré hacerlo / aprenderlo?
La motivación, además de necesitar que uno sepa qué es lo que tiene que hacer, de saber las
consecuencias positivas que le puede acarrear ,y del esfuerzo que se debe hacer, para alcanzarlo está
mediatizada por las expectativas: ¿podré yo alcanzar esas metas?, ¿tendré capacidad?, ¿tendré
habilidades?
De nada sirve tener interés por aprender algo, por hacer algo, si yo creo que no podré nunca
aprenderlo ni hacerlo. El mayor lastre que tenemos las personas es que creamos que no podemos
hacer o aprender algo porque, en ese mismo momento, dejamos de intentarlo.
¿Quieres motivar a tu hijo? Pues entonces ACTÚA, PIENSA Y VIVE como una persona
motivada.
230
Apartado IV. Familia y Escuela
Los padres somos modelos, los mejores modelos. Así que ¿cómo van nuestros hijos a sentirse
motivados por hacer cosas, por aprender cosas, si los padres nos desmotivamos fácilmente? Yo te
animo a que trabajemos nuestra propia motivación, a que nos sintamos motivados por la tarea de
educar: así nuestros hijos podrán ver qué es eso de estar motivado.
Padres educando, que se mantienen constantes porque saben qué es lo que quieren conseguir. Y te
recuerdo que el que lo tiene que saber eres tú como padre o como madre porque nosotros somos los
que educamos.
El objetivo de educar es dotar a nuestros hijos de herramientas para que puedan hacer frente a las
demandas que la vida nos presenta cotidianamente. Ese es el faro que guía nuestra acción. Sabemos
qué queremos.
Padres que comprendemos que la meta de la educación, la satisfacción de educar, no viene dada
porque nuestros hijos “sean buenos” y no hagan nada que nos preocupe, sino porque tenemos la
certeza de que educar es enseñar a nuestros hijos a utilizar las herramientas que se necesitan
para vivir en sociedad, y esa es la mejor herencia.
Padres que sabemos que educar a hijos tiene sus costes, y ¡menudos costes!, que se pasan días y
noches difíciles, que querer tanto a los hijos acarrea miedos y sufrimiento. Pero ¿quién dijo que esto
fuera a ser sencillo? A pesar de esas dificultades, de esos costes, aquí estamos, día tras día
dispuestos a la lucha, a veces con ojeras, a veces tristes, a veces preocupados, pero siempre
dispuestos a educar a nuestros hijos. Contra viento y marea.
Padres que, para educar, confiamos en nuestras capacidades. Cómo vamos a educar a nuestros
hijos si creemos que no sabemos, no podemos.
El primer post de este blog, lo titulé “Sí, podemos” por una sencilla razón, porque sentirse
competente para educar a los hijos es fundamental para educar. El miedo paraliza.
Además de tener buenas expectativas como padres debemos de sentirnos también seguros de que
tenemos los conocimientos y las herramientas para hacerlo. A veces hay que buscar ayuda. Si lo
necesitas, hazlo. Pero no olvides que nadie mejor que un padre o una madre para educar.
¿Quieres hijos motivados? actúa como un padre motivado. Siente como un padre motivado, y
vive como un padre motivado. Claro que no es sencillo, claro que no es fácil, pero si te muestras
motivado irradiarás motivación.
Padres y madres motivados, esos son los que saben motivar.
SOBRE EL AUTOR Carlos Pajuelo
Carlos Pajuelo Morán, psicólogo y padre de dos hijos, ejerce su tarea de
Orientador en el Equipo Psicopedagógico de Atención Temprana de la Consejería
de Educación y Cultura. Compagina su labor de Orientación con la de profesor
asociado en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura. En este
blog los padres y madres interesados por los temas de la educación encontrarán información fácil y
accesible, basada en aportaciones de la psicología y la psicopedagogía, que les ayude a identificar
las competencias y habilidades que como padres poseen y a utilizarlas de la manera más eficaz para
poder seguir ejerciendo esta apasionante, aunque a veces ingrata, tarea de ser padres
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Apartado IV. Familia y Escuela
130-¿Por qué a veces es bueno suspender?
EL MUNDO - BEATRIZ G. PORTALATÍN Madrid 13/06/2015
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foto: B. ALIÑO
El error permite analizar la situación para mejorar. El acierto, no
La actitud de los padres es clave para afrontar los suspensos
correctamente
Hay que enseñar a los chicos a tolerar la frustración, desde la escuela
y desde casa
La vida está llena de aciertos y de errores, quizá más de los segundos que de los primeros, pero
pocas veces nos enseñan a gestionarlos de la forma adecuada o a sacarles el mayor provecho. "Me
gustan mis errores", decía Charles Chaplin, "no quiero renunciar a la libertad deliciosa de
equivocarme".
Es hora punta de cierre de evaluaciones, obtención de calificaciones y notas de corte para poder
acceder a distintas formaciones y las palabras de aprobado o suspenso cobran en estos días un
especial protagonismo. La meta está en sacar más de un cinco, pero a veces el aprendizaje no radica
en ese corte. Así, lo explican a este periódico varios expertos en educación.
"Si algo te sale mal, evalúas la situación y analizas lo que pudo salir mal. En cambio, cuando
apruebas, no te paras a pensar en por qué salió bien. El error siempre se analiza, el acierto no",
afirma José Manuel Suárez Sandomingo, presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos y
Psicopedagogos de Galicia (APEGA). El error te permite elaborar un respuesta y por tanto un
proceso de aprendizaje que puedes aplicar después a otros casos.
En el mundo académico, "suspender no es más que una circunstancia de la vida que puede servir de
aliciente, haciendo evidente que algo no ha ido como debería. Permite mejorar la manera de
trabajar", añade por su parte María Bustamante, psicóloga infantil del Instituto Centta de Madrid.
Los motivos del suspenso
El porcentaje de suspensos en las pruebas de Selectividad está en torno al 5% cada año. Pero la cifra
en Bachillerato, es mucho más elevada. "En algunas ocasiones puede acercarse al 50%, aunque
varía mucho entre unas comunidades autónomas", señala Jesús Zapatero Herranz, orientador
educativo y miembro de la junta directiva de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía (AAPS).
Para poder sacar el lado positivo a los suspensos, opina el especialista, "hay que analizarlos bien
y hacer un plan de mejora que por desgracia muy pocas veces se hace".
Los motivos del suspenso son muy numerosos y el foco hay que ponerlo en muchas áreas,
empezando desde la propia escuela como institución. "La escuela es una carrera de obstáculos y la
maduración del niño no tiene por qué coincidir con las etapas académicas; cada niño evoluciona en
un tiempo distinto", explica Suárez. Y ahí, radican muchos de los problemas.
Según van pasando las etapas educativas, las dificultades se complican, no sólo en las materias sino
también en las exigencias de cada profesor y el niño puede que biológicamente aún no esté
preparado para ellos.
Por otra parte, el aprendizaje que se enseña a los alumnos de sus aciertos o errores no siempre es el
adecuado. "El fracaso escolar es una entelequia, todo se reduce a aprobar o suspender y en el
aprendizaje influyen muchos más factores", afirma este experto. Por ejemplo, sería muy necesario
que desde la escuela se impartiesen clases de técnicas de estudio "Al alumnado se les dice qué
estudiar pero no cómo hacerlo", lamenta. De modo que al ir suspendiendo, los alumnos se van
frustrando: les 'aprietan' en casa, les castigan y pueden incluso cambiar de compañeros o amigos al
repetir cursos -aunque a veces esta opción es la mejor socialmente-.
Todo esto unido a factores propios de su edad hace que el niño se sienta cada vez peor.
"Algo tenemos que cambiar", apunta Suárez, "la escuela es una entidad clasificadora y no todo el
mundo tiene por qué saber de todo. De ahí que cada vez se esté prestando más atención a la teoría
de las Inteligencias Múltiples de Gadner. Uno, por ejemplo, puede ser muy bueno en matemáticas
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Apartado IV. Familia y Escuela
pero muy malo en filosofía. Cada uno tiene una capacidad específica, no tiene por qué tener todas".
Y eso es precisamente lo que defendió el psicólogo Howard Gardner cuando habló por primera vez
en el año 1983 de esta teoría: "No tenemos una única inteligencia, sino una colección de
potencialidades que se completan".
Otra de las cuestiones importantes al analizar los motivos del suspenso es el proceso de decidir qué
estudiar y qué no. La experiencia profesional de Zapatero Herranz señala que un número importante
de alumnos que cursan Bachillerato no sabe por qué, ni para qué lo están estudiando. "No lo tienen
muy claro ni tampoco conocen bien otras alternativas, como los ciclos de grado medio de
Formación Profesional", afirma. La metodología que se emplea en el Bachillerato está muy basada
en el estudio y la memorización, ya que se enfoca sobre todo a la preparación de la Selectividad. Y,
por otro lado, siguen existiendo materias generales y comunes -aunque existan diferentes
modalidades y asignaturas optativas que elige el alumno según sus intereses-.
"El proceso para decidir si hacer Bachillerato o no es muy importante", expone este especialista.
Pero para esto, existen algunos problemas. Uno de ellos es la falta de información y prejuicios:
muchos alumnos no saben lo que es la Formación Profesional. "Parece que es algo de segunda
categoría y muchos padres ni se lo plantean", dice. Y, sin embargo, puede ser una de las mejores
opciones: "Hay bastantes casos de alumnos que después de hacer primero de bachillerato y tener
muy malos resultados han obtenido otros muy buenos cursando un grado medio, e incluso muchos
continúan luego sus estudios en ciclos de grado superior y en grados universitarios", informa. Otro
de los problemas es sin duda, los escasos recursos que se dedican a la orientación del alumnado.
Familia y escuela, de la mano
En ese proceso de análisis del suspenso o del error es importante el papel del profesorado y de la
familia. "Hay que tener en cuenta todos los elementos porque no siempre analizamos el porqué de
los resultados. Y a las pruebas me remito: algo falla en ese análisis porque nuestro sistema
educativo lleva muchos años suspendiendo a más del 25 % de los estudiantes, y los resultados no
mejoran". afirma Zapatero.
La frustración tiene dos salidas: una que sirve como aliciente ('yo puedo con esto, nadie me va a
parar') y otra como obstáculo ('no soy capaz, yo no puedo con esto'). Por ello, es fundamental
educar en el error y prepararles para los fracasos. "Si a un niño no se les enseña que el error
forma parte de la vida, le estaremos enseñando a ser un niño dependiente. Cuando lo que hay
que enseñar es todo lo contrario: a ser una persona resiliente y fuerte para la vida", asegura Suárez.
Lo mismo sucede con alumnos acostumbrados a aprobar siempre que, de repente, sacan un cuatro y
no saben cómo afrontarlo: "Educar en el error es fundamental para valorar lo que cuesta el
esfuerzo", insiste.
Un suspenso hay que canalizarlo como "una nueva oportunidad de demostrar que puede ser
superado, o también como un aviso de que tenemos que mejorar", aconseja María Bustamante. La
clave principal es, sobre todo, la tranquilidad, el análisis realista y la firmeza en la aplicación de
soluciones. Algo fundamental para ello es la actitud de los padres y la enseñanza que les dan a sus
hijos. Desde la escuela y desde casa hay que educar para la frustración: el error forma parte de la
vida, hace que valoremos más el esfuerzo y que no nos acomodemos en el éxito. De ahí la popular
frase de 'lo importante no es llegar sino mantenerse'.
Es muy importante, insiste Bustamante, que los padres no tomen los suspensos como un índice de
valor personal de sus hijos, sino como un reflejo de unas circunstancias que pueden ser resueltas.
Deben mantener una actitud adecuada, positiva y firme, que se atienda a lo que puede estar
afectando a su hijo, ya que puede interferir en su desarrollo integral. "Nunca deben tampoco
medirse a sí mismos como padres por el éxito de sus hijos en los estudios", concluye.
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Apartado IV. Familia y Escuela
131-Los secretos para conseguir el éxito escolar
EL MUNDO BEATRIZ G. PORTALATÍN Madrid 08/09/2014
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Un buen desayuno se asocia a un mejor rendimiento
académico
Tener una rutina de sueño y dormir entre ocho y nueve horas
La actitud de los padres es clave en el desarrollo escolar de
los hijos
Varias niñas en la escuela de Mogarraz, en Salamanca, en el año
1940. EFE
Septiembre concede a los más pequeños lo que enero a los
adultos: nuevas oportunidades, buenos propósitos y un año por delante cargado de aciertos y
errores. Técnicas de estudio y estrategias de aprendizaje son de gran importancia para tener un buen
rendimiento escolar pero no sólo eso garantiza el éxito. La adquisición de hábitos saludables, como
una adecuada alimentación, hidratación e higiene del sueño, es fundamental para el buen
funcionamiento académico.
Una alimentación equilibrada es clave para el rendimiento pero, sin duda, la glucosa constituye el
principal elemento energético para las neuronas. Diferentes estudios han demostrado que
aquellos niños que van al colegio sin probar bocado o toman un desayuno escaso ven reducida su
capacidad de aprendizaje, de atención y de memoria y obtienen un peor rendimiento académico. Es
recomendable que por la mañana se tome fruta o zumo, leche y tostada o cereales.
Otro de los aspectos fundamentales para los más pequeños que cada vez va tomando más
importancia en la salud es la hidratación. Beber frecuentemente durante el tiempo de clase o
aprendizaje mantiene el cerebro alerta. Según el doctor José Maldonado Lozano, pediatra del
Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y profesor de esta disciplina en la
Universidad de Granada, es fundamental que los niños tengan el hábito de beber agua regularmente,
incluso antes de tener sed. La ingesta debe ser proporcional al aporte calórico (1 ml/1 kcal), por
tanto, a más energía más agua. De este modo, lo ideal es hacerlo regularmente, entre ocho y 10
veces al día, ya que lo recomendable es beber dos litros de agua diarios.
Por otra parte, si el niño hace ejercicio o alguna actividad física, es importante que beba antes,
durante y después de practicar el deporte. Las bebidas deportivas no son necesariamente
aconsejables ni las energizantes.
El sueño también es esencial para el rendimiento académico. Los problemas al dormir se han
relacionado directamente con las alteraciones de conducta, de rendimiento escolar y una pobre
regulación emocional. De este modo, el niño debe acostumbrase a tener una rutina de sueño, es
decir, acostarse y levantarse todos los días a la misma hora y dormir entre ocho y nueve horas.
La práctica de ejercicio físico también se relaciona de forma muy positiva con un buen rendimiento
escolar, evitando además, problemas como el sedentarismo y la obesidad. Los datos en España son
preocupantes: el 26% de los niños y el 24% de las niñas tienen sobrepeso. Desde la Asociación
Española de Pediatría, recomiendan al menos una hora diaria de actividad física de moderada a
intensa. "Las actividades extraescolares deportivas, los paseos en familia, las actividades al aire
libre y reducir las horas de consumo de televisión son formas de aumentar la actividad física de
manera divertida y amena".
La educación no recae únicamente en las escuelas sino que los padres son los máximos
responsables. La actitud que ellos tomen es clave en el éxito de sus hijos. María Bustamante,
directora de la Unidad de Psicología infantil del Instituto Centta de Madrid, mantiene que es
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Apartado IV. Familia y Escuela
fundamental que eduquen para la responsabilidad, el hábito del esfuerzo y la constancia y, después,
que motiven y estimulen para el aprendizaje.
Una de las mayores rutinas que existen actualmente donde los padres son principales protagonistas
son las actividades extraescolares. Muchos progenitores someten a sus hijos a un maratón que a
veces puede ser contraproducente. "Lo ideal sería realizar un par de ellas, una de carácter más
deportivo y otra más intelectual, como por ejemplo estudiar un idioma, y que se realicen en días
alternos", asegura el psicólogo educativo Jesús Ramírez Cabañas. Pero siempre, hay que tener en
cuenta las preferencias y gustos del niño.
Si el niño "es agresivo y le apuntamos a fútbol, vamos mal encaminados. Sería mejor que canalizara
su agresividad hacia un deporte más adecuado como el judo o el kárate, que le enseñarán a dosificar
esa agresividad. Si es tímido y tiene dificultades en la socialización, entonces sí le iría mejor un
deporte de equipo", indica este experto.
En la misma línea se expresa Bustamante quien asegura que las clases extraescolares son un recurso
acertado siempre que no supongan una sobrecarga para el niño y dejen tiempo para jugar. "El
principal error es hacer la elección en función de las necesidades horarias de los padres o por
la mera pretensión de que los hijos sepan de todo. Es indispensable que estas actividades se adapten
a su condición física y a su edad".
Los deberes, un tema de equilibrio
Los padres deben tomar un papel activo durante el periodo escolar, deben estar pendientes de sus
hijos, ayudarles y apoyarles, pero no estar encima de ellos. Y mucho menos, hacerles los deberes.
Deben fomentar en ellos la rutina y la disciplina. Ambas cosas están muy ligadas, asegura el
psicólogo educativo Jesús Ramírez Cabañas. Por eso, "si el niño se habitúa a hacer una actividad
extraescolar y luego va a casa a hacer sus tareas es más fácil que lo convierta en rutina. Si los
padres le ayudan a hacer los deberes (o se los hacen ellos) será difícil que el niño adquiera esa
autodisciplina. Lo ideal es que controlen al niño, pero de una manera alejada. Es decir, no estar
encima pero sí saber si han hecho lo que tenían que hacer", explica el experto. Lo aconsejable,
añade por su parte María Bustamante, directora de la Unidad de Psicología infantil del Instituto
Centta de Madrid, es que los padres vigilen, apoyen y supervisen que sus hijos cumplen sus tareas.
Pero nunca, nunca hacerles los deberes. Y que este tiempo no se convierta en un momento de estrés
o tensión, sino que esté dentro de un clima afectivo y motivador.
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Apartado IV. Familia y Escuela
132-Los riesgos de dejar de escribir a mano
ABC p. quijada/m. trillo / Madrid Día 16/06/2014 – FOTO: ángel navarrete
Neurólogos y psicopedagogos alertan del riesgo de sustituir los cuadernos por las nuevas
tecnologías
En el Colegio Padre Coloma (Madrid) los alumnos escriben sus propios
libros de texto
Es asombrosa la facilidad con que los más pequeños se adaptan a
la «era digital». Los más avispados, con apenas tres años son
capaces ya de teclear su nombre en el móvil de sus padres y
enviarlo, junto con un montón de iconos, por whatsapp, para regocijo de sus orgullosos
progenitores. Y los propios planes educativos fomentan cada vez más el uso de las nuevas
tecnologías, de modo que la tableta empieza a ser una herramienta tan habitual como lo había sido
siempre el cuaderno.
Aparentemente, se podría pensar que así aprenden antes a reconocer las letras y parece que las
largas horas que invertíamos en caligrafía las generaciones anteriores estarían de más. La rapidez
con que el ordenador se introduce en las aulas reduce el tiempo que los chavales han de esforzarse
en escribir a mano. Pero, ¿tiene alguna repercusión en el rendimiento académico?
Neurocientíficos y psicopedagogos se lo plantean. Escribir a mano tiene sus ventajas frente al uso
del teclado. Entre ellas, facilita un mejor conocimiento de la ortografía, una mayor fluidez de ideas
a la hora de escribir redacciones, mejor capacidad de lectura y, además, potencia la memoria.
Los estudios de neuroimagen evidencian que el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando
se teclea. En el primer caso se crea una representación interna de las letras que involucra la
integración de las áreas visuales y motoras del cerebro. Además, se activan áreas relacionadas con
la ortografía, sonido y significado de las palabras. Esas áreas se solapan con otras fundamentales
en la producción y comprensión del lenguaje, así como en la comprensión de la lectura, lo que
podría explicar las habilidades que se potencian con la escritura.
Por el contrario, cuando los niños se limitan a teclear, simplemente están representando en su
cerebro un mapa del teclado, según un estudio de la Universidad de Indiana publicado en
«Frontiers in Psychology».
Mayor esfuerzo mental
Aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras y exige que el
cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a
escribir, y eso supone un mayor esfuerzo mental que a larga es rentable, explica Juan Lupiáñez,
director del grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada. Los caracteres que los
niños se esfuerzan en poner por escrito no son siempre iguales, como los de imprenta, y eso les
ayuda también a generalizar y a internalizar los rasgos esenciales con los que se representa cada
letra, independientemente de la destreza con que se represente, añade. Ese aprendizaje tan
profundo que propicia la escritura les ayuda después a reconocer mejor los signos que leen, con lo
que la comprensión lectora también aumenta.
Y las ventajas se extienden más allá de los primeros años. Tomar notas con el ordenador es menos
efectivo para el aprendizaje que hacerlo a mano, según un estudio publicado este mes en la revista
«Pychological Science». Quienes cogen sus apuntes a mano tienen un aprendizaje más profundo de
los conceptos, mientras que los que teclean tienen un recuerdo más literal, pero menos memoria de
los aspectos conceptuales importantes de la clase, apunta Lupiáñez, que lo ha comprobado con sus
alumnos.
«Cuando escribes a mano no tomas nota de todo, porque no da tiempo. A cambio, haces muchos
procesos de integrar y seleccionar lo más importante y vas elaborando el contenido»,
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Apartado IV. Familia y Escuela
«Es preferible la escritura a mano porque activa más áreas cerebrales»
explica. Por el contrario, el teclado facilita escribir mucho más rápido, con lo que la tendencia es a
tomar apuntes literales, sin procesar mucho la información. «A mano el proceso es más dinámico,
porque colocas flechas y vas integrando la información que recoges, algo que con el ordenador es
más difícil hacer», aclara Lupiáñez.
En cualquier caso, señala, lo importante es el uso que se haga del ordenador, que puede ser muy útil
si se utiliza adecuadamente, porque evita memorizar datos que pueden buscarse en internet pero
exige tener las ideas claras para saber cómo encontrarlos. «Lo importante no es escritura a mano
frente a ordenador, sino que a mano procesamos la información de una forma mucho más activa que
si usamos el teclado. Para que el cerebro aprenda tienes que retarlo, ponerle al límite de lo que sabe
y lo que no. Y así es como va adquiriendo nuevos conocimientos de forma sólida», concluye.
El psicopedagogo Pablo Canosa también defiende la escritura a mano, puesto que, «es siempre
preferible el proceso que active más áreas cerebrales, porque provoca mejores aprendizajes, más
profundos y duraderos». «Al escribir a mano -explica-, los movimientos que tenemos que realizar
dejan una huella motora en el cerebro que facilita el posterior reconocimiento de las letras y de las
palabras. Es decir, que ayuda a un mejor aprendizaje de la lectura». Según Canosa, profesor en el
Centro Universitario Villanueva de Madrid y subdirector de Docencia de Fomento de Centros de
Enseñanza, «la representación de cada letra, de su grafía, se fija mucho mejor al escribir a mano
que al hacerlo con el teclado».
Con la grafomotricidad, agrega, se desarrollan la discriminación auditiva y visual, la organización
espacio-temporal, la correcta presión y prensión del instrumento de escritura y el dominio de la
mano, entre otras habilidades.
Un colegio donde los alumnos escriben sus libros de textos
p.q./m.t. madrid
En el colegio público Padre Coloma de Madrid no hay libros de texto. O, mejor dicho, los elaboran
a mano los propios alumnos en sus cuadernos. Además de suponer un ahorro, ello obedece a la
importancia que el centro da a la caligrafía. «Aprender a escribir no solo implica aprender las letras
y los números, sino también habilidades como el control motor, la memoria y la capacidad de
procesar pensamientos coherentes en un orden lógico», opina la directora, Carmen Pascual.
Al escribir a mano, señala, «se piensa más lo que se está diciendo». «La buena caligrafía refleja
orden, y no solo en la escritura, sino orden para resolver los problemas de la vida», sostiene. Los
libros actuales, especialmente en Educación Infantil y en los primeros cursos de Primaria, «que es
cuando tienen que adquirir esta destreza, no promueven la escritura. Apenas escriben en ellos y ése
es el motivo por el que los hemos suprimido y sustituido por la elaboración de sus propios libros»,
explica.
Pese a la tendencia general a arrinconar la escritura a mano en la educación, otras iniciativas tratan
de impedir que se pierda la caligrafía. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, las pruebas de
Lectura, Escritura y Aritmética (LEA) y la Prueba de Conocimientos y Destrezas Indispensables
(Prueba CDI) incluye dictados en la parte escrita. Además, cada año se convoca un concurso de
narración y poesía en el que es obligatorio escribir a mano los trabajos.
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Apartado IV. Familia y Escuela
133-El diario «Bild» denuncia el fin de la caligrafía
ABC efe / berlín Día 27/06/2012 «Uno de cada tres adultos no ha escrito nada a mano en los últimos seis meses según un estudio
reciente», aseguran en la edición de este miércoles del tabloide alemán
El popular tabloide alemán «Bild» publica este miércoles su portada
escrita enteramente a mano con el titular a media página «¡Alarma! La
escritura manual se extingue» para denunciar la agonía de la costumbre
de escribir de puño y letra por culpa de los teléfonos inteligentes,
ordenadores e impresoras.
«Uno de cada tres adultos no ha escrito nada a mano en los últimos seis
meses según un estudio reciente», advierte el tabloide de mayor tirada de
Europa con más de tres millones de ejemplares diarios.
En ese sentido destaca que la mayoría de la gente se comunica por escrito a través de SMS y
correos electrónicos, que un 79 % de los hogares dispone de ordenador y que tan solo el pasado
año se vendieron en Alemania 12 millones de teléfonos inteligentes.
Escribir a mano fomenta la coordinación
En declaraciones al diario, el director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm, el profesor
Manfred Spitzer, comenta que la escritura es fundamental para fomentar la coordinación y las
habilidades manuales y que su ejercicio periódico es fundamental para la actividad cerebral.
Spitzer considera preocupante además que las nuevas generaciones de teléfonos inteligentes y
ordenadores ofrezcan ya la posibilidad de dictar y dar órdenes de viva voz, de manera que ni tan
siquiera es necesario utilizar el teclado.
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Apartado IV. Familia y Escuela
134-La culpa de los suspensos de tu hijo puede estar en su habla
ABC c. f.carlotafominaya / Madrid Día 01/02/2015
Investigadores encuentran una estrecha relación
entre el fracaso escolar y el trastorno específico del
lenguaje (TEL)
El Grupo de Investigación en Cognición y Lenguaje
(GRECIL), formado por investigadores de la UOC y
la UB ha detectado una importante relación entre
los niños que sufren el trastorno específico de lenguaje (TEL) y el fracaso escolar. Esta
conclusión se extrae de los datos obtenidos una vez finalizada la segunda fase de una amplia
investigación que integra diferentes estudios sobre el TEL que, entre otros aspectos, ha concluido
que el 75 % de los niños con este trastorno presentan un bajo rendimiento académico –han repetido
curso, reciben una educación especial o tienen el currículum adaptado o plan individualizado– y el
95 % reciben algún tipo de atención relacionada con la lengua.
A pesar de que el objetivo de la investigación no era analizar la relación con el fracaso escolar, los
datos sobre el rendimiento académico han permitido a los investigadores obtener una información
desconocida en España, puesto que no hay ningún estudio similar. Actualmente, el fracaso escolar
en nuestro país se sitúa en un 14 % en la enseñanza primaria. En este sentido, la investigación
apunta a que las dificultades y los trastornos del aprendizaje son una de las causas principales de
este fracaso.
En el conjunto de la investigación han participado 452 niños, 64 de ellos con TEL. El resto no
tenían este trastorno, para poder así observar también la adquisición típica del lenguaje. Las edades
de los participantes –catalanes y valencianos– oscilan entre los 4 y los 12 años, a pesar de que la
mayoría tienen entre 6 y 8 años. La primera fase de la investigación empezó en 2009 y está previsto
tener los resultados definitivos a finales del 2015.
Un trastorno poco conocido
El TEL –anteriormente conocido como disfasia– es un trastorno invisible puesto que las personas
que lo sufren no tienen ningún déficit cognitivo, neurológico o sensorial pero, en cambio, les
repercute en el rendimiento escolar de una manera importante. Se trata de un trastorno primario en
la adquisición del lenguaje oral que incluye alteraciones en uno o varios componentes del lenguaje.
El equipo de investigadores –dirigido por Llorenç Andreu, director del máster universitario de
Dificultades del aprendizaje y trastornos del lenguaje de la UOC, y Mònica Sanz Torrent, profesora
agregada de la Facultad de Psicología de la UB– ha sido el primero en evaluar de qué nos informan
los ojos con relación al lenguaje (qué mira un niño cuando le cuentan un cuento o qué mira
antes de hablar, etc.). Se trata, en todos los casos analizados, de niños con dificultades en la
adquisición del lenguaje que empiezan a hablar muy tarde, hablan poco y cuando lo hacen se
equivocan a menudo.
«Todavía hay muy pocos estudios que estudien el procesamiento del lenguaje en tiempo real en el
TEL, y los pocos que hay van en sentidos similares. Respecto al fracaso escolar nuestros datos
confirman otros estudios internacionales», afirma Sanz Torrent. Según diferentes estudios
internacionales, el 7 % de la población infantil sufre el TEL. Este mal aprendizaje de la habilidad
lingüística repercute en el resto de aprendizajes formales y tiene consecuencias muy negativas de
carácter conductual, emocional y social para los niños y para las familias. Según los investigadores,
las autoridades educativas y el profesorado «no son del todo conscientes del trastorno ni del hecho
de que detrás de muchos fracasos escolares hay dificultades con la herramienta más importante de
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Apartado IV. Familia y Escuela
nuestro pensamiento, que es el lenguaje. Un niño con comprensión y producción parcial muchas
veces pasa más desapercibido. Además, el trastorno también pasa inadvertido porque sobresalen
más las conductas de introversión o de inatención o bien, a la inversa, muestran conductas
disruptivas que hace que a menudo sean catalogados como niños vagos o conflictivos», asegura
Andreu.
Técnica innovadora
La técnica utilizada en el estudio es innovadora. Se trata del «eye-tracker», un aparato del que tan
solo hay una docena en Cataluña, que registra los movimientos oculares y que se utiliza para
estudiar la percepción visual y la lectura pero también para saber cómo se comprende y produce el
lenguaje oral en tiempo real. Así, permite conocer cómo se procesa la información del contexto
visual y la información lingüística cuando hablamos o cuando estamos escuchando, puesto que los
ojos informan del grado de comprensión de los niños.
Los resultados del estudio muestran que los niños con TEL tienen una velocidad de procesamiento
menor, es decir, que son más lentos en el momento de comprender una palabra y buscar el referente
visual (dibujo) de esta palabra. Además, cometen más errores cuando buscan un dibujo que se
corresponde con una palabra que escuchan. Por otro lado, también son más lentos a la hora de
nombrar palabras o describir los dibujos con frases y son poco precisos al extraer la información
importante de una escena, lo que significa que necesitan más tiempo para hablar, comprender y
aprender las palabras.
Quién es quién en esta investigación:
Para esta investigación, los investigadores del GRECIL han contado con la colaboración de la
Asociación Trastorno Específico del Lenguaje de Cataluña (ATELCA) –asociación que aglutina a
las familias de niños con TEL de Cataluña–, la Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar
(UTAE) del Hospital Pediátrico Sant Joan de Déu, el Centro de Recursos Educativos para
Discapacitados Auditivos (CREDA) Narcís Masó de Gerona, los Servicios Psicopedagógicos
Escolares (SPE) de las comarcas de Castellón y las escuelas Pla de les Vinyes de Santa Coloma de
Cervelló y Els Pins de Barcelona.
240
Apartado IV. Familia y Escuela
135-Cómo motivar a tus hijos para la vuelta al cole
Consejos para empezar el curso a tope
Muchos son los niños que ven los anuncios de la vuelta al cole y se les ponen los pelos como
escarpias. En esa publicidad aparecen niños felices, con una sonrisa de oreja a oreja, deseando
volver al colegio. Pero sinceramente, ¡no son representativos! Igual que para los adultos tampoco
hay campañas de hombres y mujeres saltando por los aires y vociferando ¡¡viva la vuelta al trabajo!!
Los niños disfrutan del verano, del descanso, de la playa y de los viajes igual o más que nosotros. Y
su periodo de vacaciones es más largo, con lo que la vuelta todavía es más dura. Las personas
somos animales de costumbres y ellos se han acostumbrado a levantarse tarde, a no tener exámenes
ni deberes, en definitiva, a no tener presión. Sí obligaciones, porque tienen que asumir
responsabilidades en casa, pero en vacaciones, todo es más fácil.
Los adultos deberíamos tener más en cuenta la opinión de niños y adolescentes para animarles con
la vuelta al cole y directamente preguntarles qué les motiva y qué haría que todo fuera más sencillo.
Así que para este post he contado con la opinión de mis hijos de 15 y 10 años. Gracias Carmen y
Pablo por vuestro punto de vista.
Estos son los consejos:
LOS NIÑOS REPITEN LO QUE VEN Y LO QUE OYEN. Si inundamos la casa de negatividad
con la vuelta a la rutina y como padres verbalizáis, ¡qué horror, levantarnos temprano, se ha
acabado lo bueno!, lo normal será que vuestros hijos lo imiten.
LO NUEVO ATRAE. A TODOS NOS GUSTABA ESTRENAR MOCHILA, ESTUCHE O
INCLUSO LOS BOLÍGRAFOS Y LÁPICES. Ahora hay infinidad de libretas, colorines, agendas
y material escolar atractivo. Prepara la vuelta con ellos, deja que elijan dentro de lo que es
negociable y disfruta esa tarde.
NO HAGAS COMENTARIOS NEGATIVOS DEL TIPO ¡QUÉ GANAS TENGO DE QUE
VOLVÁIS AL COLEGIO!, como si tus hijos te sobraran en casa. Estos comentarios no hacen el
colegio atractivo, sino que se asocian que el colegio es el lugar en el que dejo de molestar y dejo a
mis padres tranquilos. Y con ello el colegio se convierte en algo que me separa de zona segura y
confortable.
INCULCA EL VALOR DEL AGRADECIMIENTO EN TUS HIJOS. Ser agradecido con la
posibilidad de ir a un colegio, tener compañeros, profesores que se interesan por tu educación, tener
material escolar y todas las facilidades. Lo que para unos niños es simple rutina, para otros es un
lujo. Tenía pendiente de ver la película Camino a la Escuela con mis hijos. Es la historia de cuatro
niños que tienen que recorrer largas distancias y muchas dificultades para ir al colegio. Les
impresionó. Se dieron cuenta de que volver al cole era mucho más sencillo de lo que imaginaban y
que tenían mucha suerte de tener tantas cosas confortables a su alrededor.
HAZ UNA LISTA DE PROPÓSITOS. A TODOS NOS MOTIVA TENER OBJETIVOS
NUEVOS. Marca tú los tuyos relacionados con el trabajo y tu vida personal e involucra a tus hijos
para que decidan los suyos. No les pongas tú lo que crees que deberían hacer, deja que opinen, que
tengan iniciativa y que se reten ellos mismos. Solemos tener más compromiso con lo que nosotros
decidimos que con lo que deciden por nosotros.
VE POCO A POCO ADAPTANDO LA RUTINA DE TUS HIJOS A LA QUE VAN A
TENER EN EL COLEGIO. No se puede pasar de acostarse a las once a hacerlo a las nueve de un
día para otro. Unos diez días antes, modifica horarios, pídeles que vayan ordenando sus mochilas, la
ropa de deporte, preparando un calendario, etc. De tal forma que el día previo al cole esté todo listo.
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Apartado IV. Familia y Escuela
HAZ MEMORIA SELECTIVA. Podéis hacer un ejercicio en el que recordéis todas las vivencias
positivas y divertidas del año escolar pasado. Podéis hacer un collage en una cartulina que recoja lo
que aprendieron, momentos que no desean olvidar, situaciones divertidas o ridículas, excursiones,
etc. Se trata de hacer un resumen o anuario que contenga todo lo positivo.
RESALTA LAS FORTALEZAS, VIRTUDES Y TALENTOS DE TUS HIJOS EN
RELACIÓN AL COLEGIO. Muchos padres tienden a hacer hincapié en lo que falló el año
pasado para que éste no se repita y así les generamos una imagen negativa de ellos y del colegio. No
hagas comentarios del tipo “y este año más atención, ¿eh?”. Sustitúyelos por comentarios como:
“¡Este año igual de responsable que el año pasado!”. Hará que tus hijos se sientan seguros.
Y armaros de paciencia. Cambiar hábitos siempre cuesta, pero al final, con un poco de motivación y
actitud, todos lo conseguimos.
Texto: Patricia Ramírez
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Apartado IV. Familia y Escuela
136-Cómo saber si tu hijo es superdotado
ABC carlota fominaya / Madrid Día 13/05/2014 Estos son los diez síntomas que presentan generalmente los niños con un cociente superior a
130, y las diez conductas que pueden llevar a los padres a error
Muchas veces, los síntomas que presenta un niño con un cociente
de inteligencia superior a 100 se confunden con la hiperactividad y
con la falta de atención. A la consulta de Carmen Sanz, psicóloga
clínica experta en superdotados y presidenta de El Mundo del
Superdotado (EMS), llegan casos nuevos todas las semanas. Y en
la mayoría de ellos, el diagnóstico de altas capacidades se
confirma. «Cuando son pequeños, muchos padres vienen explicando que tienen un hijo diferente,
que no se relaciona bien, que tiene un alto nivel de agresividad... Cuando son un poco más mayores,
nos explican que presentan síntomas incluso de depresión y, en un porcentaje alarmantemente
elevado, incluso de fracaso escolar». «Todo esto es normal. Entienden todo más rápido que los
demás y a veces se aburren en clase. Cuando ya son más mayores se creen Steve Jobs y piensan
incluso que pueden dejar el colegio», relata Sanz. Su consejo es que a la mínima sospecha los
padres acudan al especialista. «Es fundamental que se valore y se oriente psicológicamente a los
niños cuanto antes».
Bebés superdotados
«Diagnóstico, diagnóstico, y diagnóstico», corrobora Jeanne Siaud-Facchin, autora del libro
«El niño superdotado» y «¿Demasiado inteligente para ser feliz?». Según esta experta, los padres
de estos pequeños pueden observar señales indicativas de una gran inteligencia desde una edad muy
temprana. «El bebé superdotado no mira el mundo, sino que lo perfora con la mirada. Sus
preguntas parecen estar ya presentes. Las mamás cuentan a veces lo desconcertadas que se sentían
ante aquel pequeñín que les dirigía una mirada interrogativa. Esto es lo que nos reconocía una
madre en consulta: "A veces su mirada me daba miedo. Tenía la impresión de que me estaba
juzgando. En aquellos momentos, lo ponía rápidamente en los brazos de mi marido"», relata SiaudFacchin. Otro de los síntomas, relata esta experta, es que las palabras llegan pronto. «Los padres
también nos refieren a menudo que, cuando el niño empezó a hablar, hablaba casi con fluidez. Que
no había pasado por el lenguaje del bebé. En estos pequeños la adquisión del "yo" es rápida, la
sintaxis correcta y el vocabulario, rico y elaborado», describe. O que las preguntas aparecen muy
precozmente. «Acerca de todo y sin interrupción», advierte. «Y también que el niño, muy pronto, lo
leerá todo. Glotona y ávidamente: las cajas de cereales, los nombres de los bares, los letreros de las
tiendas... Estará exultante, "a tope" como dicen los chavales», explica la autora de este libro.
A partir de los cinco, seis años
«Es verdad que se puede sospechar muy pronto, y que hasta nuestra consulta han llegado niños de
tres años, pero es a partir de los cinco cuando realmente podemos empezar a hablar de un
diagnóstico real», expone Carmen Sanz. Para Jeanne Siaud-Facchin, la franja idónea también se
sitúa entre los cinco o los seis. «Hasta entonces es una suposición. Los test existen, pero no son
fiables antes de esa fecha. Pueden dar pistas... Hacia los seis, todo se estabiliza. Y a partir de ahí, se
tiene el mismo cociente de inteligencia que a los 30, los 40 o los 60. Un superdotado va a ser
siempre un superdotado». En EMS, según la edad y el perfil que presentan, se hacen al niño varios
test que determinan cuál es su inteligencia verbal, manipulativa, y de velocidad en el procesamiento
de datos. «Es decir, estudiamos qué nivel de lo que llamamos "factor G" de inteligencia presentan»,
explica su presidenta. De hecho, Sanz y su equipo siguen el método «Darwing, crece y evoluciona
emocionalmente», enfocado a trabajar los problemas de superdotados a partir de los cinco años.
Luego los especialistas detectan otro pico de consultas hacia 2º, 3º o 4º de la ESO. «Esto se debe a
que, hasta ese momento, no se tenían que esforzar para estudiar, todo les salía de forma natural
pero, de pronto, se ven perdidos, porque no saben cómo hacerlo. Empiezan a mostrar problemas de
243
Apartado IV. Familia y Escuela
autoestima, falta de habilidades sociales, de motivación, y una baja resistencia a la frustración»,
relata Sanz. «La mayoría suele presentar también una sensibilidad altísima, y una capacidad de
abstracción de 9 sobre 10. Son muy despistados», añade.
Fracaso escolar
Parece una contradicción, pero todo ello sumado lleva a que estos pequeños presenten un fracaso
escolar en el sistema educativo español del 50%. La razón, insiste esta experta, es que no se está
aplicando la Ley que dice que los chicos con altas capacidades necesitan una educación especial.
«En este momento las únicas soluciones existentes son acelerar el curso a estos niños, la adaptación
curricular, o los cursos especiales, y esto es poco. En este país existen 200.000 niños superdotados
que no están ni diagnosticados ni escolarizados como tales. Estamos perdiendo talento y eso es
vergonzoso». De hecho, continua esta psicóloga clínica, «a menudo hablando con profesores nos
dicen que no tienen superdotados en sus clases, y también a menudo nos encontramos con colegios
de 3.000 o 4.000 alumnos en los que según sus directivos no hay ningún superdotado. Y les
decimos que es imposible. Estadísticamente hay un dos por ciento de niños superdotados en
cualquier colegio y en cualquier área educativa dentro de ese colegio».
De ahí que el objetivo de EMS y de otras asociaciones afines sea que estos pequeños se
diagnostiquen y, sobre todo, que cambie la Ley Orgánica de Educación para que se eduque en la
diferencia. «Todo el mundo tiene derecho a la mejor educación. E igual que a un deportista se le
lleva a un centro de alto rendimiento, a un chaval con altas capacidades en matemáticas y en lengua
se le debería dar una enseñanza especial. Sería crucial cambiar cuanto antes de la enseñanza por
edades a la enseñanza por capacidades».
Los niños superdotados a menudo...
Lo normal es que los padres vean estos síntomas en sus hijos:
—Aprenden a leer muy pronto y tienen gran facilidad con los números.
—Les gusta estar con niños mayores
—Están en su mundo, abstraídos en sus cosas y son bastante despistados
—Son muy sensibles
—Piensan rápido, aprenden rápido y tienen muy buena memoria
—Son muy exigentes con ellos mismos y con los demás
—Son hiperactivos mentales, y tienen muchos intereses a la vez
—Son niños con baja autoestima, retraídos y/o con problemas de conducta, y con poca resistencia a
la frustración
—Tienden a cuestionar las normas y la autoridad
—Son imaginativos, preguntan mucho y tienen un sentido del humor especial.
Los niños superdotados generalmente no son:
—Niños con alto rendimiento, por el contrario es frecuente el fracaso escolar
—Niños motivados, si no reciben educación especial suelen estar aburridos y desmotivados
—Niños con Trastorno por Déficit de Atención y no necesitan medicación. Solo se aburren.
—Niños Hiperactivos, y no necesitan medicación. Necesitan hacer cosas que les interesen.
—Niños con Trastorno Negativista Desafiante. Se rebelan porque nadie les comprende.
—Niños con Trastorno de Evitación. Evitan a los demás porque les rechazan.
—Niños enfermos. La superdotación no es una enfermedad, es un regalo.
—Niños problemáticos, si dan problemas es porque necesitan ayuda.
—Niños que no necesitan nada, tienen Necesidades Educativa Especiales según la Ley
—Niños imposibles, necesitan cariño, atención y apoyo para ser felices, como todos.
—Ante la duda solicitar una valoración con un psicólogo especialista en superdotación
Datos: El Mundo del Superdotado (EMS)
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Apartado IV. Familia y Escuela
137-Cuatro áreas a tener en cuenta para saber si tu hijo es superdotado
EL MUNDO SILVIA TAULÉS 18/04/2014
Suele ser una conversación habitual en un parque. "Mi hijo ya
sabe contar hasta diez", dice una, "pues el mío reconoce a todos
los niños de su clase", responde otro, "uf, pues la mía habla en
inglés"... ¡Qué pesadez! Aunque claro, ¿qué más se puede hacer
en un parque mientras tu hijo juega? Hay quien se dedica a
admirar las nubes, que es muy interesante, pero los hay (y son
los más, no nos engañemos) que se pasan la tarde dándole al
pico con otros padres. La conversación, casi siempre, gira en torno a los niños. Y sus dotes.
¿Es una obsesión? ¿Es una enfermedad? ¿Todos los padres creen que sus hijos son especiales, que
son los mejores? ¿Eres uno de ellos? Pues vamos a ver algunos datos para saber si tu hijo es un niño
talentoso. Si tu hijo, como se dice en inglés de forma más elegante, es un 'gifted' (tiene un regalo).
Las áreas a tener en cuenta son varias:
1. Lenguaje
Tiene un vocabulario muy amplio, aprende palabras fácilmente y habla con rapidez. Es capaz de
hablar en un tono con los adultos y en otro tono, más infantil, con otros niños. Construir frases
largas y complejas antes de los tres años podría ser una señal.
Según David Palmer, psicólogo infantil especializado en niños superdotados y autor de varios libros
sobre el asunto, las habilidades lingüísticas son clave para reconocer a un niño con más talento de lo
normal. No obstante, él mismo recuerda que personajes como Albert Einstein tuvieron problemas
de aprendizaje y no empezaron a hablar hasta los cuatro años.
2. Aprendizaje
Tener la capacidad de aprender rápido y fácilmente es una muestra clara de que un niño está dotado.
La memoria y la capacidad de concentrarse en un asunto concreto durante mucho tiempo son otro
signo. UN niño de menos de tres años que vuelve a un lugar en el que había estado hace unos meses
y se acuerda, incluso recuerda con quién estuvo, es probablemente un niño superdotado.
3. Movimiento
Puede parecer absurdo pero lo cierto es que aprender a gatear, a caminar y a sujetar objetos supone
aprender a controlar y equilibrar el cuerpo, por lo que es algo que también se tiene en cuenta en el
momento de evaluar las condiciones cognitivas de un niño. Otra de las señales es la habilidad para
manipular pequeños objetos y ensamblarlos. Es decir, un niño de tres años o cuatro años que
compone puzzles tiene más posibilidades de ser un niño dotado que otro que no.
4. Creatividad y conciencia
Un niño capaz de resolver problemas desde su propia perspectiva e imaginación, buscando la
solución por su cuenta, suele ser alguien especial. Si tiene conciencia de sus capacidades también es
algo a tener cuenta.
Hay que tener cuidado, porque muchas veces un niño con talento especial puede presentar un
desarrollo desigual. Según la Sociedad Americana para Niños Superdotados, casi todos los niños de
este tipo presentan asincronía en el desarrollo, lo que supone que mientras, por ejemplo, son
capaces de hablar casi a la perfección, emocionalmente van por detrás que sus compañeros de edad.
Muchas veces, además, si el superdotado lo es en alto grado, puede llegar a tener casi los mismos
problemas, sobre todo emocionales, que un niño con discapacidad leve.
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Apartado IV. Familia y Escuela
138-¿Crees que tienes un hijo con altas capacidades?
ABC gema lendoiro Día 16/08/2014 fotolia
La mala adaptación escolar que a veces sufren hace que se estén
perdiendo las mentes más brillantes del futuro
Quizá existan muchos padres que consideren que tienen hijos con
altas capacidades. Pero lo cierto es que, de forma objetiva, no es fácil averiguarlo. Mireia Long,
co-directora de la Pedagogía Blanca (tienen cursos on line destinados a padres con hijos así), afirma
que «los niños de altas capacidades son aquellos que presentan capacidades cognitivas por encima
de lo habitual en su franja de edad y, añade, no es fácil identificarlos».
Existe una gran confusión sobre los términos y porcentajes. Clásicamente se calculaba que entre el
3% y el 5% de la población podía encuadrarse en la superdotación, pero, sostiene la experta «hay
muchas áreas a tener en cuenta: precocidad, talento específico para algún área y capacidad por
encima de la media en creatividad y aprendizaje, por lo que deberíamos más bien referirnos a que
entre un 10 y un 20% de los alumnos presentará altas capacidades en algún momento de su infancia
o a lo largo de ésta, en un campo concreto».
Las altas capacidades no son únicamente tener un alto cociente intelectual mensurable con pruebas
específicas, sino que incluyen el talento, la dotación natural y la precocidad.
Mireia Long está convencida de que «la detección se basa, usualmente, en un criterio puramente
numérico, el cociente obtenido en pruebas específicas, que no contemplan otras áreas de
capacitación y que están muy influenciadas por aspectos culturales y motivación». Además, agrega,
«los criterios no son comunes en todas las comunidades y el corte se realiza numéricamente, por lo
que puede descartarse a un niño como potencialmente de altas capacidades por leves diferencias en
los puntajes».
Resulta necesario destacar que los profesores y orientadores escolares son los encargados de las
valoraciones, descartándose las realizadas por expertos externos al sistema educativo, que quizá, en
ocasiones, tienen mucha más experiencia en la detección. Las altas capacidades no son una
característica física, aunque haya un componente heredado, el ambiente familiar, social y escolar
influye muchísimo en que un niño pueda desarrollar ese potencial o no hacerlo.
Errores habituales a la hora de no detectarlos
Mireia Long recuerda que «existe un error habitual que es identificar altas capacidades con
resultados académicos. Más bien sucede al contrario y los niños con altas capacidades no tienen
mejores resultados en fracaso escolar o resultados inadecuados, pues se aburren enormemente con
la metodología obsoleta y repetitiva de gran parte del sistema educativo. Un niño de altas
capacidades puede que saque malas notas, se desmotive o se distraiga y que, por lo tanto, se
distraiga y no halle interés en el aprendizaje, hasta llegar a rechazarlo si no se le proponen
actividades que se adecúen realmente a sus capacidades e intereses».
¿Qué hacer con un niño que presenta altas capacidades? La co directora de la Pedagogía Blanca lo
tiene claro: «cuando un niño es detectado y valorado positivamente (muchas veces después de un
calvario familiar) las propuestas suelen ser poco adecuadas. Ampliar sus tareas, incorporar temas
con la misma metodología o pasarlo de curso no es realmente lo que están pidiendo, sino que sería
una atención personalizada que les permitiera desarrollar al máximo sus talentos y profundizar en
sus campos de interés y pasión. No dar más, sino dar de otro modo que sea más».
Además, Long recuerda que: «debemos pensar que, si como se calcula, entre el 65% y el 80% de
los superdotados fracasan en la escuela o no se integran bien en el sistema, la sociedad está
perdiendo un recurso extraordinario, las mentes más brillantes para el futuro, además de cargar esas
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Apartado IV. Familia y Escuela
infancias con infelicidad y sentimientos de inadecuación. Si los niños de altas capacidades no se
integran bien en el sistema educativo no hay que moldear a los niños hasta que encajen, sino
cambiar el sistema para que les permita brillar».
Niños superdotados integrados en la escuela con los demás ¿si o no?
Es un tema muy discutido. ¿Integrarlos sí o no? Para la experta, «no hay una fórmula única. Hay
centros específicos para estos alumnos excelentes pero la mayoría de los pensados para la
excelencia educativa reproducen el criterio de los resultados académicos con mayor presión y poca
personalización. El niño de altas capacidades se integra perfectamente en la escuela, con niños de su
curso y, en algunos casos, con niños más mayores, pero solo si se le ofrecen medidas de
enriquecimiento curricular correctas, no más materia. También suelen funcionar maravillosamente
cuando se les ofrece educación en casa, es decir, hacen "homeschooling", pues se les puede dedicar
más tiempo personalizado y seguir sus intereses, hasta el punto de permitirles (en España no, pero si
en otros países) acceder a la Universidad mucho antes».
Por otra parte, añade, «las escuelas deben cambiar su método, incorporar la creatividad, el fomento
de los talentos, las inteligencias múltiples y la personalización. Esa es la línea de trabajo de los
profesionales formados con la Pedagogía Blanca y creemos que esto es un derecho de todos los
niños en todas las escuelas, independientemente de su coeficiente intelectual. En principio mi
respuesta es que sí deben integrarse en la escuela normal, sin descartar otras posibilidades, pero
ellos van a aprender de todos los niños y a enriquecer la vida escolar. Además, la escuela debe ser
inclusiva y abrazar la diversidad».
Rechazo social
Una circunstancia que va ligada a los niños de altas capacidades es que suelen sentir rechazo social
por el mero hecho de ser diferentes y no del todo comprendidos. Para Mireia Long este es un
problema delicado: «el que una persona sea especialmente inteligente, profunda, rápida, que tenga
grandes conocimientos o sea brillante parece ofensivo, cuando en cambio se valoran otras
habilidades como el un gran deportista o una persona socialmente muy activa. Con los niños sucede
más, y los padres, y los mismos niños, se ven agredidos emocional y verbalmente con comentarios
o actitudes despectivas. Eso de “¿es que te crees que tu hijo es mejor por ser más inteligente” o “tan
listo no será si saca malas notas” que vienen del entorno social, familiar y a veces, de algunos
maestros. No valoramos lo suficiente la capacidad intelectual y la tratamos de minimizar, como si
no fuera el mejor recurso que tenemos, las mentes brillantes».
Y, concluye «otro problema es la etiqueta de déficit de atención. Nadie puede interesarse por algo
que le parece estúpido y aburrido. Y eso hace que el niño no pueda concentrarse pues lo que se le
propone carece de interés para él»
Consejos para los padres
«Mi consejo es que, tengan o no suerte con el equipo escolar que atienda a su hijo, no deleguen en
ellos toda su educación, sino que se ocupen y preocupen de ofrecer toda clase de experiencias y
recursos a sus hijos, para que puedan desarrollarse plenamente. Y por supuesto, que, si no
encuentran una buena acogida en la escuela o la atención en medidas de atención es deficitaria,
sigan luchando, pues en el fondo, los máximos responsables de la educación de sus hijos y a
quienes más les importa es a ellos».
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Apartado IV. Familia y Escuela
139-Así son los cinco sentidos de un superdotado
ABC c. f.carlotafominaya / madrid Día 16/05/2014
Estas personas tienen hiperestesia, lo que supone una capacidad sensorial
exacerbada
Un superdotado tiene aptitudes visuales, auditivas, gustativas, olfativas y también kinestésicas muy
superiores a la población. Tienen lo que los expertos llaman hiperestesia, es decir, una capacidad
sensorial exacerbada. «Tener todos los sentidos alerta constantemente amplía su receptividad del
mundo. Y su tremenda agudeza explica también la reacción extrema y la importancia de la vertiente
afectiva del superdotado. La intensidad de los sentidos genera una alta sensibilidad emocional: se
percibe todo el tiempo», explica Jeanne Siaud Facchin, psicoterapeuta y una de las principales
expertas europeas en los problemas que provoca el exceso de inteligencia.
Así son los cinco sentidos de los superdotados según la también autora de «¿Demasiado inteligente
para ser feliz?»:
1. La vista penetrante y aguzada. Los relieves son más nítidos y los contrastes más marcados.
Aunque la luz deslumbre o la sombra los oculte, nada escapa a la agudeza visual de un superdotado.
Mínimos, imperceptibles, secundarios, todos los detalles de una escena son observados, percibidos
y analizados, incluso aquellos cuya presencia otros ni siquiera advierten. La mirada es escrutadora
desde muy pronto, y en ocasiones llega a molestar por su intensidad. Los experimentos llevados a
cabo con superdotados muestran que son capaces de extraer de una foto o de una imagen repleta de
detalles una cantidad significativamente mayor de elementos en un lapso de tiempo mucho más
corto.
2. El oído, agudo. El oído distingue simultáneamente informaciones sonoras procedentes de
diversas fuentes, como si el superdotado dispusiera de varios canales auditivos. Todos los mensajes
acústicos que percibe son tratados al mismo tiempo, por lo que el superdotado puede reaccionar
indistintamente a cualquiera de ellos, para sorpresa de las personas que están con él, convencidas de
que este no podría escuchar —con la oreja pegada a su walkman y el televisor encendido— una
conversación telefónica y un alboroto impresionante en la calle. Y, sin embargo, un superdotado sí
puede. No solo lo oye, sino que lo oye todo y lo asimila perfectamente. Además, la capacidad de
discriminación auditiva permite al superdotado oír sonidos de muy baja frecuencia. Un susurro, un
rumor o un hilo sonoro llegan a su cerebro con la misma nitidez que un sonido perceptible para
cualquiera.
3. El olfato. El olfato se ha convertido en un sentido secundario en nuestras sociedades modernas.
No se utiliza nunca para analizar o comprender el entorno. A lo largo de la evolución, el oído y la
vista se han convertido en nuestros sentidos favoritos. EL superdotado, explica Jeanne SiaudFacchin, ha conservado esa capacidad asombrosa de servirse de los olores para obtener información
acerca de las personas y las cosas que lo rodean. «Rara vez habla de ello, porque ignora que los
demás carecen de este sentido y, cuando lo comprende, piensa que su fino olfato es una tara
vergonzosa. Entonces calla. Sin embargo, con su olfato, el superdotado ensancha aún más su
receptividad sensorial y aumenta significativamente el número de datos sensibles que serán tratados
por el cerebro e integrados en él». Gracias al olfato, prosigue, «comprende ciertas cosas que son
invisibles e imperceptibles para los demás, saca conclusiones y luego memoriza elementos que
enriquecen aún más la complejidad de su pensamiento».
4 y 5. El gusto y el tacto. Aunque este aspecto haya sido menos estudiado, la observación clínica
muestra la presencia de una cantidad asombrosa de «gastrónomos» entre los superdotados, así como
la relación tan peculiar que establecen con el tacto. Sensibles a la textura de la piel de los demás, y
atraídos por los materiales, a menudo sienten la necesidad de tocar para comprender mejor. «Es
como si, mediante este gesto, se asegurasen de haber integrado mejor todos los componentes de un
objeto».
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Apartado IV. Familia y Escuela
140-Cómo educar en la no violencia
EL MUNDO
ANA ROA Sapos y Princesas 29/01/2015
foto: Shutterstock
El viernes 30 de enero se celebra el Día Escolar de la Paz y la No
Violencia, con este motivo hemos querido consultar a la pedagoga Ana
Roa, experta en gestión de conflictos, las claves para educar a los niños
en la No Violencia.
Casi todos los días escuchamos noticias que cuentan historias sobre niños y chicos que
cometen actos de violencia y acoso. Cuando las actitudes violentas forman parte del carácter de un
niño o de un adolescente probablemente su futuro estará cargado de conflictos... Aquellos que
ejercen la violencia se perjudican, provocan con su actitud destructiva a todos los que están a su
alrededor y dañan la sociedad en la que viven.
Es fundamental que, desde las primeras etapas de la infancia, los niños reciban una
enseñanza que les ayude a entender los beneficios del diálogo y la negociación para resolver las
diferencias, que comprendan lo que es la violencia y los factores que la provocan, es decir, es
necesaria UNA EDUCACIÓN PARA LA NO VIOLENCIA.
Las conductas violentas o agresivas suelen aprenderse a una edad temprana; los padres,
familiares y profesores desempeñan un papel fundamental en estas etapas para que los niños se
enfrenten y vivan sus emociones sin usar la violencia construyendo aulas y hogares seguros en la
expresión de los afectos.
Os dejamos algunas pautas y sugerencias que pueden resultar útiles en casa:
Foto: Shutterstock
Cómo enfrentar las emociones sin usar la violencia en
el hogar:
•
Participación en la vida de los hijos desde las
primeras etapas: Constancia en el cariño y en la atención. Existe menor probabilidad de que
se desarrollen problemas de conducta y delincuencia en niños que tienen una relación sólida con
sus padres y viven en un sentimiento de confianza.
•
Orientación y supervisión en todo momento: Protección y apoyo a medida que
aprenden a pensar por sí mismos. Si no existe la supervisión adecuada surgen problemas de
conducta. Los niños dependen de sus padres, necesitan recibir protección y orientación sobre
cómo responder de manera adecuada frente a otros que recurren a insultos o amenazas.
•
Desarrollo de conductas adecuadas con nuestro ejemplo: Valores familiares de
gran influencia en los niños. Los valores de respeto, nobleza, honestidad y orgullo de la familia
son pilares defensivos importantes para los niños cuando se enfrentan a las presiones negativas
de otros. Cuando elogiamos las conductas de nuestros hijos de forma constructiva y sin recurrir a
la violencia potenciamos sus fortalezas.
•
Reglas establecidas en conjunto: Expectativas claras de la propia
conducta. Cuando formulemos normas explicaremos a los niños qué esperamos y cuáles son las
consecuencias de no seguir las reglas. Ellos participarán el establecimiento y tomarán conciencia
de su comportamiento beneficioso en sus acciones cotidianas.
•
Actos violentos lejos del hogar: Control de la violencia que aparece en los
medios de comunicación. Procuraremos que nuestro hogar crezca alejado de la violencia y de la
249
Apartado IV. Familia y Escuela
agresividad. Si el niño observa agresividad en su casa no siempre se vuelve violento, pero tiene
más probabilidades de resolver los conflictos a través de la violencia. Cuidado con las
discusiones hostiles delante de los niños. Respecto a los medios de comunicación: Limitaremos
el tiempo diario para ver la televisión como mucho a dos horas, supervisaremos qué programas
ven, qué dibujos infantiles y a qué videojuegos están más aficionados a jugar. Comentaremos
con ellos las escenas de violencia o agresividad que aparecen en estos medios y las
consecuencias que tendrían si sucedieran en la vida real, buscando otras alternativas para
solucionar los conflictos.
•
Oposición a la violencia: Palabras firmes y calmadas frente a la actitud
violenta. Ayudaremos a nuestros hijos en la aceptación de otros niños de diferente raza o etnia,
les animaremos a entender que usar palabras violentas o aceptar en silencio una conducta
violenta nos puede hacer mucho daño. Les enseñáremos a responder de manera firme y tranquila
cuando contemplen actos violentos entre personas, así serán valientes, manteniendo la calma
cuando otros insultan, lanzan amenazas o incluso pegan.
Ana Roa García es psicopedagoga, consejera de Nascia y autora del libro ¡Vive la
Vida!
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Apartado IV. Familia y Escuela
141-Cinco pasos para detectar y prevenir el fracaso escolar
EL MUNDO GALIANA LEGORBURU 09/11/2014
Foto: Shutterstock
España se encuentra a la cabeza del abandono escolar en la
Unión Europea, según ha publicado recientemente EuroStat. Y
aunque esto se produzca pasada la adolescencia, lo cierto es que
el problema viene de más atrás. De la infancia y el fracaso
escolar desde edades tempranas.
El Doctor Jesús García Pérez, de la Asociación Española de Pediatría (AEP), explica esta
situación como un momento de mucha tensión para el niño, en el que su autoestima puede verse
muy perjudicada tanto a corto como a largo plazo. "Los niños no son herméticos a los comentarios
que directa o indirectamente escuchan de sus padres por lo que mensajes demasiado negativos
pueden conducir a reacciones que empeoren la situación".
Pero entonces, ¿cómo deben reaccionar los padres ante el fracaso escolar? Jesús García
recomienda, en primer lugar, acudir a un profesional para que les marque las pautas a seguir, ya sea
relacionado con los deberes y la organización del estudio o con la manera de tratar el tema con el
pequeño. "La preocupación es normal, e incluso puede que les invada una sensación de
impotencia", asegura el experto, pero lo más importante es no dejarlo pasar. Por eso, si comienzan a
notarse estos síntomas de manera consistente, lo mejor es comenzar a tomar medida desde el primer
momento.
1.
Problemas en la pronunciación de las palabras
2.
Dificultades en el aprendizaje de conceptos básicos o matemáticas
3.
Lentitud al asimilar conceptos nuevos
4.
Comprensión lectora insuficiente para su edad
5.
Desorganización o letra muy pobre
Una vez observados estos comportamientos, el siguiente paso es ponerles fin. Para ello, el doctor
advierte que al ser un problema multifactorial en el que confluyen muchos elementos (familia,
profesores, sistema educativo y legisladores) la solución está en la acción conjunta de todos ellos.
Partiendo del instrumento fundamental, que son los padres con su apoyo y motivación
incondicionales, se pasa al ambiente. El lugar de trabajo es esencial para adquirir un correcto hábito
de estudio. Hacer los deberes, repasar la lección o preguntar las dudas que le hayan surgido a lo
largo del día, son costumbres que poco a poco irán calando en la rutina diaria. Los profesores, por
su parte, deben intentar mantener una colaboración activa con la familia, prestando más atención a
las debilidades del pequeño y manteniendo informados a los padres de cualquier novedad. Sin
embargo, hay casos en los que estas dificultades persisten y es necesaria una atención especializada
fuera del horario escolar. Eso sí, como asegura Jesús García, detectado a tiempo es mucho más fácil
reorientar la trayectoria académica del niño y conseguir su progreso.
251
Apartado IV. Familia y Escuela
142-Aprender a estudiar, asignatura pendiente
EL MUNDO
TERESA GUERRERO Madrid : 09/02/2014
Cualquier alumno, dicen los expertos, puede sacar buenas notas si está motivado, tiene
autoestima y le enseñan cómo lograrlo
«Yo suelo suspender», «se me dan mal los estudios», «no soy de sobresaliente»... «mi hijo no vale
para estudiar», «no se pone», «no tiene voluntad», «le falta base»... Este tipo de expresiones son
repetidas a menudo por alumnos y padres de estudiantes que sufren fracaso escolar. Un grave
problema que en España afecta a más del 25% de los alumnos y que no sólo tiene consecuencias
para su formación y su futuro profesional, sino que empeora las relaciones familiares hasta el
punto de convertirse en uno de los principales detonantes de las discusiones en el hogar.
Pero en opinión de muchos educadores, ni la pereza, la falta de voluntad o la escasa capacidad para
estudiar son la causa del fracaso escolar. Si un alumno saca malas notas, aseguran, es porque no
sabe cómo estudiar y por falta de autoestima y motivación. «No dudo de que ningún niño,
adolescente o adulto que quiera cambiar sus notas y mejorarlas hasta el sobresaliente puede
hacerlo en poco tiempo, si él se convence y espera lograrlo. Sólo depende de dar los pasos
adecuados», afirma rotundo el profesor Fernando Alberca. Aún están a tiempo de salvar el curso y,
más importante aún, aprender de una vez estrategias que sirvan para comprender y aprovechar lo
que se estudia durante toda la vida.
Consejos para enseñar a estudiar, por Fernando Alberca SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL
«Estamos en un magnífico momento. Febrero y marzo son muy buenos meses para aquellos que
tienen sensación de mucho fracaso acumulado, pues el hecho de que el periodo sea corto y la
meta esté cercana estimula», asegura Alberca, que imparte clase tanto a estudiantes de Magisterio
de la Universidad de Córdoba como a niños de Primaria del colegio Ahlzahir de la misma ciudad.
Este maestro entusiasta, que comenzó escribiendo libros sobre la felicidad, ha volcado sus 20 años
de experiencia como profesor y director de colegios en Tu hijo a Harvard y tú en la Hamaca. Las
claves para que sea un buen estudiante sin que tú sufras (editorial Espasa). En él ofrece un plan de
acción y una serie de herramientas y ejercicios para cambiar de hábitos y actitud.
Motivación y autoestima + método
Imprescindibles han sido también sus vivencias como padre de ocho hijos, con edades
comprendidas entre los seis y los 19 años. «Mis libros parten de mi experiencia y de ver tantísimo
fracaso escolar. No puede ser que sea tan fácil pasar del suspenso al aprobado y que haya tantas
familias pasándolo mal por este problema. Hay quien se siente peor padre porque no ha
conseguido sacar lo mejor de su hijo. Los ingredientes necesarios para sacar buenas notas están en
todos los seres humanos. Sólo hay que activarlos», sostiene.
«Estamos en una situación crítica y el sistema que tenemos hace infeliz a todos, a profesores, a
padres y alumnos». Y es que, en su opinión «el fracaso escolar no sólo lo sufre el 25% de alumnos
que no llega a superar 4º de la ESO, que es la titulación mínima que la OCDE considera
indispensable para encontrar y mantener un trabajo. Afecta también a aquellos que siguen
suspendiendo en Bachillerato o no pueden estudiar la carrera que desean porque no les llega la
nota».
Las claves para revertir esta situación, sostiene, se sintetizan en la fórmula motivación y autoestima
+ método: «La voluntad no existe. Cuando alguien siente la necesidad de algo es cuando le sale
la fuerza para ponerse a ello. Hay que saber encontrar la gasolina para que el Fórmula 1 que todos
somos funcione».
Las notas
Asegura Alberca que «suspender dos asignaturas exige el mismo camino que siete, es cuestión de
repetir la misma operación y la misma desmotivación. Cuando alguien saca su primer 8 se enciende
252
Apartado IV. Familia y Escuela
la chispa». En su opinión, «el mayor enemigo de un mal estudiante es él mismo». Lo comprueba
año tras año cuando, al inicio de curso, pregunta a sus alumnos de distintas edades qué nota creen
que sacarán en su asignatura.
«Yo siempre digo que la nota que más me gusta es el 7 y 8, porque los alumnos que siempre sacan 9
y 10 tienen un peligro, que es el perfeccionismo. Por supuesto, no ocurre siempre pero, en
ocasiones, estos alumnos no toleran la imperfección de los otros y tienden a la soledad y a la
infelicidad. Y a veces creen que sus notas son lo mejor que tienen».
La actitud del profesor
Alberca considera que la escuela está diseñada para el hemisferio izquierdo del cerebro, relacionado
con la memoria y el análisis y no para el hemisferio derecho, vinculado a la creatividad y la
intuición:«Se triunfa cuando se encuentran las claves para hacer un examen». Tanto padres como
profesores, afirma, pueden hacer muchísimo para motivar a los niños. «Es verdad que hay alumnos
sobreprotegidos, maleducados e insoportables. Pero a veces es la actitud del profesor la que puede
cambiar la actitud del alumno. Cuando se conecta emocionalmente con él, el cambio es radical».
LUIS PAREJO
Considera que «las nuevas tecnologías permiten no tener que memorizar demasiados datos que no
son necesarios y centrarse mucho más en la reflexión, el análisis y la síntesis. No tiene sentido que
aprendan datos que ahora tardan 13 segundos en encontrar en susmartphone. La cultura es aprender
cosas y entenderlas, no sabérselas de memoria», afirma. «Creo firmemente que la Primaria
debería centrarse sólo en leer (también números y estadísticas), hablar, escribir y pensar
mejor».
Técnicas de estudio
Hace casi 35 años que José Pascual vio que la mayoría de los alumnos no sabía estudiar: «Nos
dimos cuenta de que en muchos casos estaban desmotivados. Y la motivación es un tema clave
en el estudio», afirma el fundador del Método Pascal, pionero en introducir en España el término
técnicas de estudio.
Todo comenzó, recuerda, impartiendo un curso a tres alumnos. Desde entonces, más de 300.000
personas en toda España, desde alumnos de 4º de Primaria a universitarios y opositores, han
seguido alguno de los cursos del Instituto Pascal, que son siempre presenciales: «Aspectos como la
motivación y la autoestima requieren que haya un buen ambiente en el grupo», afirma.
«Nos encontramos con niños y adolescentes que piensan que no valen, que son alumnos de
suspenso o bajas calificaciones. Esa percepción que tienen de sí mismos es negativa y les hace
retardar su proceso de aprendizaje e incluso paralizarlo: como no valgo, ¿para qué me voy a
esforzar? Y se establece un círculo vicioso». Pascual también se muestra convencido de que, a no
ser que alguna enfermedad se lo impida, «cualquier niño que se lo proponga, establezca un plan y
lleve a cabo una acción de estudio adecuada» puede sacar buenas notas.
«A mí me gusta hablar de éxito escolar, de éxito personal y de éxito profesional. Se trata
siempre de mejorar como persona», resume. Por ello, subraya que las técnicas para aprender a
estudiar «no van dirigidas sólo a alumnos con dificultades, también son para los que sacan
buenas o muy buenas notas, y buscan la excelencia o estudiar la carrera que deseen. Y para
profesionales que desean aprovechar mejor su tiempo». Precisamente, señala, «uno de los
errores más comunes es pensar que ya sabemos cómo estudiar».
Lectura y comprensión
Leer rápido y comprender bien es una asignatura pendiente para muchos niños y adultos: «La
comprensión lectora es la base del estudio. Ahora, con internet, velocidad y comprensión son clave
pues tenemos mucha información disponible y hay que saber rápidamente si un artículo de 15
páginas interesa o no».
Fermín González García, doctor en Ciencias Biológicas y catedrático del área de Didáctica de
Ciencias Experimentales de la Universidad Pública de Navarra, considera que «hay que pasar del
enfoque conductista al cognitivista, es decir, de un aprendizaje memorístico al aprendizaje
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Apartado IV. Familia y Escuela
significativo. Hay que enseñar a cuestionar, a analizar la información para transformarla en
conocimiento útil", propone el profesor, especialista en la aplicación de mapas conceptuales y los
denominados diagramas UVE para mejorar la calidad de la enseñanza.
Sin embargo, se muestra pesimista sobre la situación en España, pues afirma que «tanto las escuelas
públicas como las privadas están llenas y no sienten la necesidad de mejorar y competir entre ellas.
Como decía Platón, lo más importante es el comienzo y esto pasa por cambiar la mentalidad
del profesor», reclama.
"El alumno siempre imita al profesor, reproduce un modelo. Si cambia el profe cambia todo,
aumenta la autoestima, el alumno se siente valorado", reflexiona González, que hace dos
décadas, cuando ya había superado los 40, descubrió en EEUU un sistema educativo muy
diferente: "No podemos seguir viendo con los mismos ojos una realidad que ha cambiado. La
mayor parte de los profesores está anclado en el pasado. Hay algunas aportaciones nuevas, pero
muy puntuales y en general mal vistas", critica.
También reclama a los padres que sean más críticos: "El padre del siglo XXI sólo quiere oír al
maestro que su hijo es muy inteligente, quizás un poco vago, lo demás le da igual porque tiene
mucha prisa. Pero yo le diría que en su empresa tienen problemas porque falta creatividad,
flexibilidad y capacidad para innovar. ¿No se han planteado que esto se puede cambiar desde las
escuelas?"
EL CAMINO HACIA EL ÉXITO ESCOLAR
MOTIVACIÓN
Hay que ser positivos, hablar bien de los hijos. Mostrarles que las buenas notas son consecuencia de
su autoestima, esfuerzo e inteligencia, pero no son lo más importante para los padres.
NO ETIQUETAR
«Tal palabra me dices tal corazón me pones». El pedagogo José Pascual usa este refrán para
recordar que hay que evitar expresiones negativas, como decir al alumno que es vago o no vale.
LA META Y EL PLAN
Pascual recomienda fijar una meta («así es más fácil llegar») y establecer un plan de estudio. Hay
que programar el tiempo. Conviene que la sesión de estudio sea diaria y a la misma hora.
ELEGIR
«Es importante que cada uno trabaje en lo que más le guste», afirma Pascual, que considera un error
elegir una carrera sólo porque se cree que se va a encontrar trabajo rápidamente.
CLAVES PARA ESTUDIAR MEJOR
LECTURA
Velocidad lectora y comprensión son la base. Pronunciar las palabras no es leer. Hay que fomentar
desde niños el gusto por la lectura y que sean capaces de resumir y extraer lo esencial.
ENTRENAMIENTO
Antes de empezar a estudiar, Fernando Alberca propone dedicar unos minutos a hacer ejercicios y
entrenar la memoria, como mirar durante un segundo cinco números e intentar retenerlos.
PENSAR Y RAZONAR
Desde los seis años pueden realizar actividades para habituarse a pensar, resolver problemas y
tomar decisiones. Hay que introducir las emociones en aula y desarrollar la empatía.
A CUALQUIER EDAD
Cualquier momento es perfecto para mejorar nuestra capacidad para aprender. La edad adulta ofrece
ventajas como el compromiso y la necesidad experimentada de evolucionar y mejorar.
254
Apartado IV. Familia y Escuela
143-Técnicas para que un estudiante mejore su memoria
ABC carlota fominaya madrid Día 10/10/2014 Con ciertas estrategias se puede mejorar muchísimo, según los expertos
Querer recordar y no poder hacerlo resulta frustrante... pero quizás no
tenemos la culpa de ello. Según Guillermo Ballenato, autor de Técnicas de
estudio (Ediciones Pirámide), siempre hay que analizar qué factores pueden
estar dificultando la memorización... «Puede haber una especial dificultad personal para
memorizar... o una cantidad excesiva de información. O una dificultad intrínseca de los contenidos,
una falta de confianza en nuestra capacidad... escasa motivación, falta de método de estudio, de
práctica... lo importante es no dejarse abatir, y adoptar una actitud positiva».
Para Ballenato, es conveniente conocer, probar, adaptar y personalizar diferentes técnicas para
memorizar de una forma eficaz. «Todos los estudiantes deben saber que, a partir de la utilización de
determinadas estrategias, es posible mejorar y optimizar la memorización». Estos son algunos de
los ejercicios que este experto recomienda en su libro:
1. Cambiar de sitio en clase. La memoria visual y la memoria auditiva desempeñan un papel
especialmente relevante en el aprendizaje. Sentarse delante en el aula nos ayuda a escuchar y ver
mejor, a captar la explicación con más claridad y, por ende, a recordar más fácilmente.
2. Organización. La organización facilita la memorización. Distribuir una lista de objetos, por
ejemplo, en diferentes categorías es una forma activa de trabajar con la información que facilita el
recuerdo posterior de los mismos. Se retiene mejor una serie de elementos si se destacan sus
semejanzas y diferencias, y si se clasifican por determinados criterios.
3. Atención y concentración. El ser humano tiene una capacidad limitada para recibir y retener
información. La atención y la concentración son procesos que permiten discriminar y seleccionar la
información. Por ello, durante el estudio, una adecuada atención selectiva será aquella que se dirija
a captar lo esencial, las ideas principales, antes que intentar memorizar todo, lo importante y lo
accesorio, o intentar recordar desde la primera palabra que se ha leído.
4. Motivación. Existe una notable correlación positiva entre memorización y motivación. El hecho
de que exista previamente una actitud positiva, un interés, una necesidad o un motivo para el
aprendizaje, puede elevar significativamente la cantidad y la calidad del contenido memorizado.
«Será difícil alcanzar un rendimiento adecuado si nos ponemos a estudiar con el propósito de no
levantarnos de la silla hasta haber memorizado todo», asegura Ballenato.
5. Aprendizaje. La memorización no es un acto puntual, sino que sigue un proceso. Según
Ballenato, hay que familiarizaras previamente con la materia, espaciar y distribuir la adquisición de
contenidos, incluir periodos de descanso, ir montando unos conocimientos sobre otros, y realizar
revisiones de los contenidos adquiridos. «Cada estudiante debe marcarse sus propios objetivos de
aprendizaje, añade Ballenato.
6. Estudio activo. La retención se puede fortalecer a través del estudio. «Exponer un tema, por
ejemplo, como si tuviéramos que enseñárselo a alguien, es una valiosa estrategia para memorizar»,
explica este experto.
7. Asociación. La asociación desempeña un papel fundamental de cara al aprendizaje y a la
memorización. Se puede llevar a cabo mediante acrónimos (formar una palabra a partir de las
primeras letras o sílabas de la serie de palabras que desea memorizar); mediante asociación de
imágenes (porque son más fáciles de recordar y se mantienen en la memoria durante más tiempo);
mediante fichas (en cada ficha podemos incluir un término o concepto y por detrás la definición y el
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Apartado IV. Familia y Escuela
significado); con historias, versos, canciones, músicas, fechas, palabras encadenadas... con las que
buscamos una memorización asociativa... etc.
8. Revisión y repasos: El repaso es parte fundamental del estudio. Supone una valiosa inversión de
tiempo si se desea simplificar y optimizar la memorización, y reducir el esfuerzo necesario para el
posterior reaprendizaje de los contenidos olvidados. En este sentido Ballenato aconseja programar
los repasos en determinados momentos con objeto de fijar lo estudiado y retrasar el olvido. «Esto
es, al terminar el estudio, al día siguiente, a la semana, al mes y al trimestre», sugiere.
La cuestión es, concluye una de las personas de mayor fuerza mental del mundo y siete veces
campeón de memorización Ramón Campayo, «llevar la mente al gimnasio».
256
Apartado IV. Familia y Escuela
144-El abandono escolar prematuro en España... ¿Por qué?
EL MUNDO 28/04/2015
foto: Shutterstock
La pasada semana el informe de Eurostat sobre Educación
publicaba que España ha logrado reducir la tasa de abandono
prematuro desde el 30,3% que registraba en 2006 al 23,6% en 2013
y al 21,9% en 2014.
Todas las investigaciones llevadas a cabo sobre los motivos que inducen al abandono escolar
temprano concluyen en que se trata de un proceso complejo, en el que influyen tanto las
circunstancias de la escuela y el entorno escolar, como el entorno social, cultural y familiar en el
que se mueven los chicos. Para orientarnos sobre este tema, Ana Roa, psicopedagoga y autora
de El Yo Infantil y sus circunstancias, nos da las claves.
Razones principales del abandono escolar
Aburrimiento y características propias de los chicos/as
El atractivo de los videojuegos y dispositivos tecnológicos es muy superior a los
conocimientos que ofrecen los libros de texto. Además un elevado porcentaje de casos de
fracaso escolar se debe a dificultades como la dislexia, el déficit de atención con
hiperactividad (TDAH) o problemas de visión o audición. Es fundamental detectar estas
causas a tiempo para que el alumno no empiece a descolgarse del ritmo de sus compañeros.
Todavía escuchamos ante estas problemáticas expresiones como "eres un vago" o "no vales
para estudiar".
Problemas económicos
La falta de dinero para continuar los estudios medios y superiores hace que los alumnos
abandonen antes de tiempo su etapa formativa o no puedan desarrollar al máximo sus
potencialidades.
Reconocimiento familiar
Si en las familias no se reconoce el valor de la educación, difícilmente el escolar podrá
apreciarlo y por tanto podrá producirse un abandono temprano con mayor probabilidad
respecto a las familias donde se valora y se le da la importancia que le corresponde.
La falta de orientación
Los profesores y orientadores casi siempre tienen más estudiantes de lo que pueden atender
apropiadamente y muchos padres están muy ocupados... La continuidad en los estudios para
el chico suele convertirse en una tarea difícil y un auténtico dilema.
Estrés
La asistencia a las clases, hacer los deberes y participar en actividades extracurriculares son
demasiadas exigencias. Muchos chicos y chicas tienen problemas para mantener el ritmo
riguroso de los estudios.
Acoso Escolar
257
Apartado IV. Familia y Escuela
En los casos de acoso o bullying es muy importante la detección temprana por parte de
padres y profesores y la adopción de las medidas adecuadas.
Apatía y falta de motivación
Muchas veces los chic@s carecen de inspiración y motivación. La "cultura del esfuerzo"
está poco considerada en nuestra sociedad, tanto los amigos como el entorno social en el que
se mueva el estudiante pueden influir en que abandone los estudios antes de tiempo.
Entorno de aprendizaje
La relación con el profesorado o la falta de recursos y apoyo en los centros pueden ser
también algunas de las razones que motiven el abandono escolar de los estudiantes. No se
terminan de adaptar al ambiente escolar.
Fallos en el sistema educativo
En ocasiones, el sistema educativo no ayuda precisamente a muchos alumnos a tener un
mejor rendimiento en sus notas. Reducir los altos índices de fracaso escolar en España ha
sido siempre un objetivo de los sucesivos gobiernos, que han ido aprobando hasta el día de
hoy distintas leyes de reforma del sistema educativo.
¿Qué podemos hacer ante el fracaso escolar?
En casa y desde nuestra labor como padres, es prioritario el hecho de centrar nuestros
esfuerzos en los indicadores de fracaso escolar (señales que nos puedan decir que el niño va por
mal camino tanto comportamentales como de rendimiento académico), estar muy atentos a las
necesidades de nuestros hijos y llevar un seguimiento periódico de su rendimiento escolar que
nos permita tomar medidas a tiempo, en caso de que sea necesario, y poder ayudar antes de que sea
demasiado tarde.
También debemos valorar sin miedo la posibilidad de un cambio de colegio a tiempo si vemos que
el niño no se adapta o nosotros mismos no estamos contentos con el suyo, poner límites a las horas
de uso de videojuegos, redes sociales e internet o valorar el número de extraescolares que tienen y
hasta qué punto pueden con ellas, son algunas de las recomendaciones que debéis tener cuenta para
prevenir el fracaso escolar.
En el caso de que el problema se nos vaya de las manos y no nos veamos capaces de gestionar la
situación de manera adecuada y sin que se convierta en un conflicto familiar que pueda afectar
incluso a otros miembros de la familia, es aconsejable pedir ayuda a un especialista para aprender
a gestionar la situación de manera adecuada.
258
Apartado IV. Familia y Escuela
145-Dislexia, la importancia de un diagnóstico precoz
EL MUNDO SAPOS Y PRINCESAS 26/02/2015
La dislexia afecta a un 15% de la población, que en muchos
casos son diagnosticados muy tarde.
La dislexia se manifiesta de forma distinta en cada persona
En los últimos años el término 'dislexia' se cuela en nuestro
vocabulario con más frecuencia de la que quisiéramos. Se trata un trastorno de la lectoescritura que
impide el desarrollo escolar con normalidad.
La dislexia se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y
cuyo origen parece ser un inusual desarrollo de las áreas del cerebro que nos permiten el acceso a la
lectura. Este trastorno de origen neurobiológico afecta a un 15% de la población, que en muchos
casos son diagnosticados muy tarde.
Muchos niños se ven abocados al fracaso escolar ya que, en muchas ocasiones, se confunde el
diagnóstico de la dislexia con otro tipo de patologías como puede ser el TDAH, otras veces no se
detecta porque se piensa que el problema proviene de una falta de práctica para leer o escribir por
parte del niño o porque, simplemente, son vagos o distraídos.
Un evaluación precoz es importante para descartar otros problemas, junto al WISC, una prueba de
lectoescritura, existen otras como el T.A.L.E (test de análisis y escritura) o el PROLEC, que permite
un análisis detallado por niveles de edad y escolarización de los problemas que aparecen en todas
las áreas y modos de la lectoescritura: letras, sílabas, lectura, compresión lectora, dictado, copiado...
El principal problema es el diagnostico tardío ya que, desde el desconocimiento, los profesores y
padres lo confunden frecuentemente con falta de interés, inatención o incluso inmadurez, lo cual es
un grave error.
Con un diagnóstico temprano y una intervención adecuada y coordinada por parte de
maestros, especialistas y padres se puede ganar terreno a este problema. La dislexia se manifiesta
de forma distinta en cada persona pero algunos de los síntomas pueden ser un retraso en el
aprendizaje de la lectoescritura, la lentitud, la tendencia al deletreo, la escasa comprensión lectora
debida a la falta de ritmo, la ausencia de puntuación, etc. Asimismo, debemos desmontar mitos
como que la dislexia solo sea falta de práctica al leer o escribir o que dedicando más horas a estas
tareas la dislexia se corrija.
Por otra parte, los padres jugamos un papel muy importante en el entorno del niño y debemos contar
con una estrategia de ayuda:
•
Escuchar sus sentimientos.
•
Valorar el progreso personal, muy importante NO comparar.
•
Ante una conducta negativa no desalentar al niño.
•
Palabras tales como perezoso o incorregible pueden dañar seriamente la autoestima de los niños.
•
Ayudarlos a establecer metas realistas para sí mismos, nada se consigue con unas metas
perfeccionistas e inalcanzables.
•
Propiciar éxitos, que generan más motivación y más éxitos.
259
Apartado IV. Familia y Escuela
146-Tres pautas básicas para rendir estudiando
ABC carlota fominaya / madrid
14/10/2012 -
El éxito escolar nace en la familia, según los expertos
¿Qué podemos hacer desde la familia para luchar contra los malos
resultados de los alumnos españoles en el Informe Pisa? Mucho.
Aunque debería ser una combinación ideal de esfuerzos entre la familia, el niño y la escuela, la
actitud de los padres es más importante en las notas de los hijos de lo que en un principio pueda
parecer. Esa es la idea que Yolanda Cardona trabaja en su libro «¿Quién educa a mi hijo?», y del
cual extraemos las siguientes pautas de estudio para ayudar a nuestros hijos a rendir mejor en los
estudios:
1. HACER AGRADABLE EL ESTUDIO: Esto significa animarlos con comentarios como:
«¿Qué toca hoy?, si puedo te echo una mano...», «no tendrás interrupciones», «aprovecha ahora que
tienes el ordenador libre por si has de buscar algo por internet...». Nunca haremos comentarios
que desprestigien la autoridad del profesor como, por ejemplo, «esos profesores te ponen
demasiados deberes», o bien que preocupen a nuestro estudiante: «¡Mira cómo trabajan tus padres
para pagarte un buen colegio!». Si ha de realizar algún trabajo, procuraremos que nuestro hijo no
sea adicto al cortar y pegar, sino que la lectura sea instructiva y sirva para adquirir conocimientos.
«Aunque los estudiantes que leen ficción tienen más probabilidades de lograr una puntuación alta,
son los estudiantes que leen una gran variedad de materiales los que consiguen hacerlo realmente
bien», dice textualmente el informe PISA. Es un consuelo saber que el fracaso escolar no se debe a
la utilización que hacen de las redes sociales; sin embargo, conviene que en casa establezcamos un
horario para la comunicación en la red con sus amigos, que sea distinto del tiempo de estudio, igual
que hacemos con alguna actividad extraescolar y con algún deporte que practique.
2. DISPONER DE UN ESPACIO ADECUADO. Hay que intentar disponer de un espacio en el
hogar para el estudio de nuestros hijos, que siempre sea el mismo. Sin música, sin ruidos, sin
iluminación; a la vez, como cada uno es diferente, debemos distinguir al que sabe estar
concentrado durante mucho tiempo del que necesita hacer pausas de descanso y reanudar los
deberes o el estudio. En las familias con pisos pequeños, se puede arreglar un espacio para estudiar,
aunque sea la mesa de la cocina o del comedor, con la única condición de establecer un horario par
ano tener que cenar con los libros ocupando la mesa. Para no dispersarlos, no podemos
interrumpirlos a cada momento. Lo que sí podemos hacer es preguntarles lo que han memorizado;
de esa forma sabremos si han aprendido a resumir y sintetizar, y si han reflexionado sobre lo que
están estudiando. Sería ideal que no tuvieran el ordenador abierto mientras estudian, a no ser que
estén buscando en la red algún documento relacionado con el estudio. Cuando nuestro hijo lee
detenidamente, aprende. Concentrarse en el estudio es una tarea que los padres tenemos que
facilitar. Nuestro hijo necesita su rincón.
3. APOYAR A LOS PROFESORES. Escuchemos y secundemos lo que nos dicen los profesores
sobre nuestro hijo. Si no supiéramos la versión del colegio podríamos dejar de lado a aquel hijo o
hija que, con más dificultades, necesita más tiempo para aprender y, por tanto, más atención de
nuestra parte y —en caso necesario—, de profesores o especialistas del lenguaje; incluso puede
suceder que otro con más facilidad para el estudiar se convierta en perezoso por no realizar ningún
esfuerzo.
A estudiar se aprende estudiando
—Orientémosle en los deberes de casa, pero dejemos que sea él quien los resuelva
—En las calificaciones escolares, procuremos fijarnos más en el esfuerzo que en las calificaciones
de nuestro hijo para obtener mejores resultados.
260
Apartado IV. Familia y Escuela
—Cuando el alumno está motivado y es valorado por su familia y por su profesor, responde mejor a
todas las tareas escolares.
—Las motivaciones que demos a nuestro hijo deben ser menos materialistas y más fundamentales,
como recibir la gratificación por el trabajo bien hecho y aumentar así su propia autoestima.
—Estimular en el interés por el estudio y secundar lo que pide en el colegio.
—Nuestro hijo necesita una amplia cultura para tener más medios para ser más libres; la ignorancia
es mala consejera, porque coarta su capacidad de elección.
261
Apartado IV. Familia y Escuela
147-Extraescolares en familia, una opción a tener en cuenta
EL MUNDO 22 August 2014
Música, natación, inglés, fútbol, judo… Una locura de horarios, de
idas y venidas y de edades y gustos encontrados ¿Pero, y si este
curso nos planteáramos realizar una actividad extraescolar todos
juntos?
Ya hemos dicho hasta la saciedad, y los especialistas no se cansan de repetirlo, que no debemos
saturar las agendas de nuestros hijos ni las nuestras propias (nuestro estrés termina yendo en su
contra). Pero es verdad que las clases extraescolares son el recurso perfecto para que nuestros hijos
disfruten del tiempo libre, un tiempo libre que, aunque parezca imposible, podemos hacer coincidir
con el nuestro, a lo mejor los fines de semana, aprendiendo alguna actividad en familia.
Sobre todo cuando son pequeños, a ellos les encanta ir con nosotros y que nos interesemos por lo
que hacen, por eso, realizar una actividad de forma conjunta puede ser un gran estímulo para
ellos. En la preadolescencia y adolescencia hacer una actividad conjunta nos puede ayudar a
acercarnos más a ellos y mantener el vínculo de confianza y la seguridad que necesitan en esta etapa
de sus vidas.
Aquí tenéis algunos ejemplos que seguro os inspiran:
Talleres de arte y cocina
Cada vez son más los centros educativos y de ocio que organizan talleres artísticos o de cocina a los
que los niños puedes ir acompañados de sus padres. Si os gusta pintar, hacer manualidades o
cocinar en este tipo de actividad disfrutaréis mucho más realizándola juntos. Además, lo mejor de
estos talleres es que os proporcionan las herramientas para poder poner en práctica en casa todo lo
aprendido y ampliar juntos vuestros conocimientos.
Deportes
El golf, el tenis o el paddle se postulan como deportes muy adecuados para realizar en familia.
Reservar la mañana de los sábados por ejemplo para dar unas clases de golf o de tenis, cada uno en
su nivel y luego practicar juntos un rato, puede ser muy beneficioso tanto para los padres como para
los niños, además de hacer ejercicio tendréis reservado un espacio a la semana para disfrutar en
familia.
Otra opción puede ser la natación. A casi todos los niños les da pereza ir a nadar, pero si van
contigo, a lo mejor ya les interesa más. Tú presencia puede inspirarle más entusiasmo y ganas de
superación.
Dependiendo de donde vivas y la oferta de tu ciudad o pueblo más cercano, el esquí y los deportes
acuáticos, tanto de vela como de remo, también pueden ser una estupenda opción para asegurarse
todos los fines de semana una escapada en familia.
Además, podemos aprender juntos a patinar, o ir juntos al gimnasio, cada vez son más los
gimnasios que ofrecen alternativas pensadas específicamente para las familias.
Yoga
Relajación y deporte al mismo tiempo. El yoga y el pilates también pueden ser grandes aliados este
curso. Las clases de yoga asocian el trabajo corporal y mental. Está demostrado los beneficios que
su práctica aporta tanto a los adultos como a los niños. Además del ejercicio físico, el yoga permite
a los niños desarrollar importantes habilidades en un entorno positivo y no competitivo. Esta
atmósfera favorable para el desarrollo, anima a los niños a relajarse y divertirse mientras
desarrollan fuerza, coordinación, flexibilidad, equilibrio, conciencia corporal, mejor atención y
autoconfianza. Actualmente, la mayoría de los centros de yoga incluyen a los niños en sus
programas, muchos de ellos, además organizan puntualmente retiros a los que también podéis ir en
familia.
Cultura
También son muchos los museos y centros culturales que ofrecen talleres para familias en torno a
sus colecciones permanentes u orientadas hacia una exposición temporal concreta. Puedes
aprovechar los temas que estén dando en el colegio para apuntados cada trimestre a alguna de estas
262
Apartado IV. Familia y Escuela
actividades y ampliar juntos vuestros conocimientos de arte, naturaleza, ciencia, transportes… Ver
in situ lo que han aprendido en el cole a través de un libro les ayudará a retener mejor todo lo
aprendido.
Ahora solo tenéis que poner vuestros gustos sobre la mesa, elegir la actividad que más os guste, y
que se ajuste a vuestro bolsillo, así como el día y la hora de la semana que podéis compatibilizar
todos y ¡a disfrutar!
148-Elegir una actividad extraescolar
EL MUNDO 22 August 2014
Las actividades extraescolares son muchas veces un desahogo, por la incompatibilidad de horarios
entre padres e hijos, otras veces se trata de la búsqueda de actividades para que los niños desarrollen
aptitudes o habilidades. Pero en cualquier caso, siempre deberían estar orientadas a sus necesidades
y gustos.
Estas son las más destacadas y las capacidades en las que inciden:
Idiomas
No cabe duda de que el conocimiento de otras lenguas nos abre puertas y precisamente porque
pensamos en las futuras generaciones nos interesamos en clases de inglés, alemán o incluso chino.
El aprendizaje de idiomas aporta una plasticidad extra al cerebro que permite una mejor
asimilación de vocabulario, gramática, etc. Debemos buscar la diversión de los niños a través del
diálogo con el profesor puesto que lo más importante es comprender la lengua y expresarte en ella.
Deporte
El deporte se debe trabajar desde la “educación física”.
El fútbol, baloncesto, baile o un arte marcial, supone una disciplina, unas reglas, unas normas de
convivencia y un trabajo en equipo.
Desprendernos del individualismo que supone hacer un trabajo, en el que te van a calificar a ti solo,
proporciona aprender a colaborar y cooperar para conseguir un objetivo, el cual no existiría sin tal
compenetración.
Hay muchos deportes, no limitemos a los niños, y ¡hagamos de su tiempo libre, un ratito
apasionante!
Actividades artísticas
Sí crees que tu hijo puede tener un trocito de genio, o si él mismo quiere creerlo… ¡Adelante! ¡Qué
es la vida sin música, o sin una paleta de colores!
La pintura, la danza, los instrumentos… desarrollan las capacidades artísticas, sensibles y
cognitivas de los niños. Les aportan orden y disciplina dentro de su mundo caótico de juego y
diversión, y les aportan relajación para enfrentar con ganas el estrés de los deberes.
Muchos estudios avalan los beneficios que tiene la música o la pintura para el desarrollo de nuestro
cerebro. ¿Qué pueden perder?
Apoyo pedagógico
Los problemas de aprendizaje son cada vez más una constante en las aulas. El déficit de atención,
la dislexia o la mala comprensión lectora son, en muchas ocasiones, un problema que no puede
apoyarse sólo desde el colegio.
Pediatras, neurólogos y psicopedagogos recomiendan la terapia pedagógica llevada a cabo a través
de un tratamiento extraescolar para evitar recibir ayuda en el colegio en horas de recreo o de
asignaturas aparentemente superfluas, que no lo son.
El objetivo es conseguir la autonomía y así mejorar su autoestima, a la vez que mejora su
rendimiento académico gracias a la motivación. Una terapia no tiene por que ser aburrida o poco
llamativa, podría convertirse en su actividad favorita.
Tengamos en cuenta las necesidades y apetencias de nuestros hijos, es su tiempo libre, y todo lo que
puedan disfrutar les hará un poquito más felices.
Por Cristina Talavera
Pedagoga. www.dened.es
263
Apartado IV. Familia y Escuela
149-10 medidas para fomentar el hábito de la lectura en los niños
El Mundo 02/04/2015
foto . Shutterstock
Un año más celebramos el Día Mundial del Libro Infantil y
Juvenil, fecha en la que se conmemora el nacimiento de Hans
Christian Andersen (1805-1875). Esta iniciativa pretende incidir en la
importancia de inculcar el hábito lector desde los primeros años de
edad y reivindicar el papel del libro infantil y juvenil en este objetivo.
Pero, ¿cómo podemos los padres contribuir a aumentar el gusto por la lectura de nuestros hijos?
Desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) nos recomiendan 10
fáciles medidas para fomentar que los niños lean y su desarrollo del lenguaje sea el mejor posible:
1
Organizarse
La desorganización puede estar reñida con la lectura. Por eso los pediatras recuerdan que es
importante ayudar a los niños a organizar su tiempo y su biblioteca.
2
Ser constantes
Todos los días hay que reservar un tiempo para leer, en momentos relajados y con buena
disposición para ello.
3
Pedir consejo
Es importante pedir consejo en el colegio, las bibliotecas y las librerías sobre los libros más
adecuados para cada niño y cada edad.
4
Escuchar
En las preguntas de los niños y los adolescentes está la clave para aprender sobre sus gustos y
motivaciones.
5
Estimular y alentar
Cualquier situación puede proporcionar motivos para llegar a los libros. Por ello recomiendan dejar
siempre libros al alcance de los niños.
6
Dar ejemplo
Las personas adultas son un modelo de lectura para niños y jóvenes, que muchas veces los imitan;
es importante leer delante de ellos.
7
Respetar
Los niños tienen derecho a elegir. Hay que estar pendientes de sus gustos y de cómo evolucionan.
8
Proponer, no imponer
Es mejor sugerir que imponer. Hay que tratar evitar la lectura como una obligación.
9
Acompañar
El apoyo de la familia es necesario en todas las edades. No conviene dejar a los niños solos cuando
aparentemente saben leer.
10
Compartir
El hábito de la lectura se contagia leyendo junto a otros niños.
264
Apartado IV. Familia y Escuela
150-Cómo enseñar otro idioma a los niños sin forzarlos
El Mundo SAPOS Y PRINCESAS 26/01/2015
foto:Shutterstock
Hablamos con Jill Stribling, directora y Fundadora del
centro English for Fun, para saber lo que buscan los padres,
qué implica el bilingüismo y cómo hacer que nuestros hijos
aprendan otro idioma sin forzarlos.
¿Cómo son los niños bilingües?
Existe la creencia de que ser bilingüe solo se puede conseguir
si el niño empieza a hablar simultáneamente dos idiomas,
pero Jill Stribling no está de acuerdo: "es un mito que no se pueda ser bilingüe pasada cierta
edad", asegura. Aunque lo ideal es comenzar en paralelo, se puede ser bilingüe aprendiendo
más adelante.
"El 68% de la población es bilingüe -comenta Jill-. En los países del norte de Europa, o en
Holanda y Bélgica, por poner algunos ejemplos, sus habitantes manejan simultáneamente dos
idiomas. Países como España o Estados Unidos son los irregulares, los que se encuentran por detrás
en el conocimiento de otros idiomas".
Jill sabe de lo que habla. Ella es estadounidense de nacimiento y española de adopción; lleva en este
país más de diez años.
Los niños bilingües son más creativos, desarrollan el cerebro de manera diferente y tienen una
mayor autoestima
Tras cinco años de trabajo en Estados Unidos como pedagoga y psicóloga, materias en las que
cuenta con una sólida formación universitaria, llegó a España para trabajar en el Colegio Americano
de Madrid donde impartió clases hasta 2008, año en el que decidió emprender su aventura: English
for Fun.
A lo largo de estos años, Jill ha aprendido que se puede aprender un idioma y ser bilingüe si se
estudia de la manera adecuada. Ella ha encontrado ese método: que los niños se diviertan mientras
aprenden. "Lo más gratificante es verles llegar sonriendo a recibir sus clases".
"Cualquier niño puede ser bilingüe", asegura y añade que las personas bilingües no solo tienen la
ventaja de saber hablar en otro idioma, con los beneficios que eso reportará a nivel profesional, sino
que también condiciona psicológicamente: "los niños bilingües son más creativos, desarrollan el
cerebro de manera diferente y tienen una mayor autoestima".
Por otro lado, no se puede concebir un mundo global sin la posibilidad de comunicarse.
Aprender bien
Una apuesta segura es la inmersión total en el idioma. Cursos de inglés en los que no se hable en
español facilitan que los niños se acostumbren a escuchar otra lengua, a su fonética y expresiones y
lo asocien con las personas que siempre le hablan en ese idioma.
No hay que dar importancia a que los niños se resistan a hablar en inglés. Es totalmente normal que
busquen comunicarse en el idioma con el que se sienten más cómodos. Poco a poco irán
arriesgándose porque, con este tipo de lecciones "por inmersión" tendrán que comunicarse en ese
idioma para participar en las actividades.
Si los niños se sienten presionados acabarán bloqueando el idioma y será más difícil que disfruten
con el aprendizaje
Un error muy común que cometen los padres es presionar, sin darse cuenta, a sus hijos. El
típico "dime algo en inglés" cuando les recogen a la salida de clase actúa de forma muy negativa
sobre los pequeños.
Si se sienten presionados, acabarán bloqueando el idioma y será más difícil que disfruten con el
aprendizaje y, por lo tanto, que aprendan.
Por otro lado, el cerebro necesita un tiempo para poder lanzarse a hablar en otro idioma. "Es como
sumar", comenta Jill, "es imposible que un niño aprenda a sumar sin conocer antes los números".
265
Apartado IV. Familia y Escuela
Intentar que el primer día de clase hablen en inglés es como pretender que hagan sumas de tres
cifras cuando aprenden los primeros números.
Es importante que los padres comprendan que aprender un idioma lleva un tiempo. De hecho, los
primeros 6 meses a un año, son lo que se llama "el periodo de silencio", un tiempo necesario
durante el cual el niño es incapaz de hablar en inglés, pero su cerebro está trabajando. Un día, de
repente, comenzarán a construir frases correctamente.
Qué pueden hacer los padres
Es conveniente que antes de tomar la decisión de qué tipo de metodología o centro queremos para
formar a nuestros hijos en otro idioma, nos informemos visitando el mismo o hablando con otros
padres que hayan utilizado esa metodología.
También hay cosas sencillas que podemos hacer los padres con los hijos para ayudarles a
familiarizarse con el inglés:
•
- Ver siempre la televisión en inglés. Ahora, con la TDT, es una herramienta muy sencilla al
alcance de todos. Basta con cambiar el idioma en las opciones de audio.
•
- Ver películas en inglés. Además podemos aprovechar para hacer de éste un momento de
diversión en familia.
•
- Podemos inculcarles el amor a la lectura también en otro idioma utilizando libros bilingües
adaptados a su edad que podemos encontrar en las bibliotecas municipales y en las de los
centros educativos. En algunas bibliotecas también disponen de audiolibros que podemos
escuchar en casa o reservar un tiempo concreto del día, similar a la lectura de antes de dormir,
como los trayectos en coche, por ejemplo.
•
- Buscar actividades sencillas y divertidas con las que acompañar al niño en su día a día. Por
ejemplo, si en el colegio está aprendiendo los colores en inglés, podemos buscar en casa o de
paseo cosas que sean red, green o yellow.
•
- Descargar aplicaciones para ipad o iphone en otro idioma que los niños pueden utilizar,
siempre asegurándonos de que sean adecuadas para ellos.
•
- Una buena idea es que los padres se apunten a clase con los niños. Crear esta rutina hace que
aumente la complicidad entre padres e hijos. No hay mejor ejemplo para los niños que sus
padres.
•
- Si los padres ya hablan inglés con fluidez, pero no es su primera lengua, se han popularizado
distintas técnicas para enseñar inglés a los niños que buscan que relacionen ese idioma con
actividades o lugares concretos.
•
- La estrategia de tiempo: Los niños aprenden un idioma cuando ya dominan otro o aprenden
dos a la vez, pero con un horario determinado. Por ejemplo, un día se habla español y el
siguiente, inglés.
•
- La estrategia de actividades: se reserva la comunicación en ese idioma para una acción en
concreto, como el juego o el ver una película.
•
- La estrategia de tema: La familia emplea un idioma para hablar de algo en concreto. Por
ejemplo, si hablamos de las series que vemos en la televisión, lo haremos siempre en inglés
266
Apartado IV. Familia y Escuela
151-Un suspenso a principio de curso no es un mal pronóstico
(ABC-6/01/2012)
Hablar con el profesor para encontrar la causa de las malas calificaciones es el comienzo para
aprobar
Ni castigos, ni riñas ni privarles del ocio, y mucho menos, humillarles o hacerles sentir culpables.
Los suspensos o malas calificaciones que pueden traer nuestros hijos en este primer trimestre de
curso que concluye no hay que tomarlos a la ligera, pero tampoco rasgarse las vestiduras. Están a
tiempo de enmendarse y lograr terminar el curso con éxito. Solo se trata de encontrar el camino del
esfuerzo.
«No hay que hacer un mal pronóstico», afirma la catedrática de Teoría de la Educación de la
Universidad Complutense Petra Pérez. «Por un fracaso en los estudios a principio de curso no pasa
nada, aunque siempre es una frustración. Lo importante es que se puede superar». Y en ese camino
hay que trabajar. Los padres deben infundir en los niños expectativas de logro porque están a
tiempo de superar el fracaso. «Más que los conocimientos, en Primaria y Secundaria lo importante
es el autoconcepto académico de "yo puede hacerlo", "lo puedo aprender"...».
Por eso, Petra Pérez aconseja que sean los propios progenitores quienes animen a sus hijos con
frases como «esto ha pasado, pero tú puedes aprobar», «te vamos a ayudar», «estamos seguros de
que acabarás con buenas notas»... Y descartar cualquier tipo de comparación con hermanos, primos
o amigos que hayan obtenido mejores resultados académicos. Lo que nunca se deben utilizar son los
refuerzos negativos del tipo «no vas a salir», «vas a estar todo el día encima del libro»...
Buscar la causa
En todo ese trabajo es importante contar con el profesor, sobre todo para identificar la causa que ha
conducido a ese suspenso, recomienda Narciso García, catedrático de Orientación Educativa de la
Universidad Complutense de Madrid. «La falta de motivación, o de aptitudes, los problemas
familiares, de la adolescencia o la metodología que se utiliza pueden estar en el origen de ese
suspenso», dice. De cualquier manera, Narciso García cree que hay que hacer consciente al alumno
del fallo. «Y hacerle ver que, en parte, es responsable de ese suspenso. Si se ha esforzado habrá
que poner medidas suplementarias porque lo normal no es suficiente. Y si no está motivado o es
indisciplinado, tendrá que cambiar esa aptitud para enfrentarse a la materia», explica.
Hay que estudiar todos los días en un lugar adecuado
Los dos expertos coinciden: hay tiempo para el ocio, pero también para estudiar y recuperar los
conocimientos que no se han adquirido en su momento. Por eso, estas vacaciones escolares hay que
aprovecharlas, sin olvidar que hay que esforzarse un poco cada día por superar el suspenso. «Es
bueno que se habitúen a trabajar un poco también en vacaciones. Por el hecho de aprender y el
gusto por el saber», concluye García. Y en ello los padres tienen una gran responsabilidad porque
deben acostumbrar a sus hijos a estudiar todos los días en un lugar adecuado y a unos horarios de
juego y descansos.
Consejos
No dramatizar ni castigar por suspender. Tampoco hacer que no pasa nada.
Contar con los profesores. Los padres deben conocer los conocimientos que tiene que recuperar el
alumno
Fijar un horario. Dedicar tiempo a estudiar todos los días, mejor por las mañanas, y después a
jugar
Acondicionar un lugar tranquilo, cómodo y con luz adecuada para el estudio
Dar ejemplo. Los padres deben fomentar la lectura en casa, interesarse por los estudios...
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Apartado IV. Familia y Escuela
152-Cómo detectar si un «¡Me duele la tripa!» es una excusa para no ir al cole
ABC Laura peraita Día 22/01/2014 El dolor abdominal es frecuente desde el nacimiento a los 6 años; el
de piernas de los 3 a los 7 años y, a partir de los 7 años, el dolor de
cabeza
Hay que descartar que detrás del supuesto dolor no hay un problema
emocional
¿Qué madre o padre no se ha sentido en un mar de dudas cuando su hijo pequeño le ha dicho que le
duele la tripa a la hora de levantarse por la mañana para ir al cole? ¿Excusa o enfermedad?
Los especialistas en la materia aseguran que no hay una fórmula mágica para saber si nos dicen la
verdad o no los niños. Con la sospecha dando vueltas sobre la mente de los padres, si se decide
llevarle al colegio, lo habitual es que sientan cierto sentimiento de culpabilidad por si es verdad
que le duele la tripa a sus hijos. Si se le permite dejarle en casa es normal pensar que el niño ha
ganado la batalla y, además, se culpen los padres de ser muy protectores.
En la mayoría de los casos, cuando dicen que tienen un dolor es que lo tienen
Entonces, ¿cómo actuar? Algunos pediatras consideran que no es frecuente que los hijos digan
que les duele algo para no ir al colegio. «Los niños suelen ser muy sociables y les encanta ir a la
escuela a aprender y jugar con sus amigos —apunta José María Paricio, pediatra y autor de «Tú
eres la mejor madre del mundo»—. Por eso, en la mayoría de los casos, cuando dicen que tienen un
dolor es que lo tienen. A los niños les duele muchas partes del cuerpo y no se sabe muy bien la
causa, pero igual que les viene, se va».
Aunque hay niños que hacen trampa y engañan a sus padres, éstos deben también dejarse llevar
por su sentido común e intuición. «Una buena forma de empezar es preguntándole si el dolor es
intermitente, si es cambiante, si le dura mucho, si cuando come le duele o si es después de comer, si
le despierta por la noche... Muchas madres pueden saber si su hijo miente o no por la actitud que
muestran y por su estado general —añade Jesús García, presidente de la Sociedad de Pediatría
Social de España—. No obstante, es recomendable que observen si el supuesto dolor ha alterado la
vida del niño, si manifiesta que le duele a lo largo del día, si la molestia se da solo en casa, o
también en la calle o colegio... Lo más importante es descartar que detrás de un supuesto dolor de
tripa no hay un problema emocional del niño: necesita más atención, en el colegio le marginan, sus
padres discuten demasiado...
Si el dolor persiste...
«Habrá que llevarle al médico si la dolencia persiste más de una semana o si el dolor no mejora
en 24 horas —asegura Jesús García—. También cuando hay molestia a la hora de orinar, tiene
diarrea, vómitos o tiene fiebre más alta de 38 grados. No obstante, soy consciente de que el umbral
del dolor es muy bajo en nuestra sociedad y las madres llevan a sus hijos al médico el mismo día
que le empieza a doler o, como mucho, al día siguiente».
Las causas del dolor pueden ser muy variadas: infección de orina, estreñimiento, fisura anal,
sinusitis, exceso de bebidas carbonatadas, de alimentos muy fritos y gaseosos... o problemas
mayores como una apendicitis. «Cuando tienen entre 3 y 4 años, en muchos casos les puede doler
porque no toleran la lactosa de la leche. Basta con quitarles la leche una semana y observar qué
ocurre», apunta José María Paricio.
Asegura que el dolor abdominal es recurrente en niños desde los primeros años y hasta los 5 ó 6 y
coincide también con el dolor de piernas de entre los 3 y 7 años. «Solemos decir que el dolor de
piernas se debe al crecimiento, aunque en realidad no se sabe con exactitud la causa, pero
tranquilizamos mucho a las madres», prosigue Paricio.
A partir de las 7 años es cuando empieza a tener más dolor de cabeza y jaquecas, «que nada
tienen que ver con el que padecen los adultos, puesto que en los menores basta con que descansen y
se les administre un parecetamol para que se les pase», concluye Paricio.
268
Apartado IV. Familia y Escuela
153-¿A qué juegan los niños y las niñas en el recreo?
ABC m. j. pérez-barco / madrid Día 04/02/2014 foto: mikel Fraile
¿Juegan juntos o separados? ¿les debe dirigir el profesor?
¿cuánto tiempo debe durar el recreo? Dos expertos responden
Un grupo de alumnos juega al fútbol en el patio del Colegio de Amara Ferrerias
en San Sebastián.
No solo se trata de un momento de descanso y relajación en la jornada escolar. El recreo tiene
mucho valor en el desarrollo de los niños y una gran carga educativa y pedagógica. Jugar en el patio
al pilla-pilla, al escondite, a la goma, a las canicas, a las chapas o al fútbol no solo es un momento
de diversión y entretenimiento. Los alumnos se juegan mucho más: sus relaciones sociales y su
crecimiento personal. Este espacio de tiempo es tan importante que gran parte de la comunidad
educativa se plantea si es conveniente o no limitar, e incluso prohibir, jugar al fútbol porque
arrincona a otros alumnos que no lo hacen, sobre todo a las niñas. Una iniciativa que ha propuesto
el Gobierno vasco para los colegios de esta comunidad.
«El recreo es el momento en el que los alumnos pueden interaccionar libremente, sin la supervisión
directa de un adulto. Así ensayan situaciones de la vida real», explica Beatriz Menéndez, pedagoga
y directora de Esparcer.com. Y eso quiere decir que empiezan a resolver sus conflictos, «aprenden a
negociar, a ceder, a trabajar en equipo, a ganar y perder de forma libre, experimentando sus propias
reacciones y las de otros compañeros, aprenden de sus propios errores y crecen como personas»,
añade.
No hay mejor escuela para el resto de sus vidas. En el recreo imaginan, inventan juegos, reglas... y
lo hacen todos, de forma colectiva. Además realizan ejercicio físico. «Es un espacio de
aprendizaje de hábitos, actitudes, valores... y de interacción social entre niños y niñas», afirma
Óscar González, profesor de Primaria en un colegio público y director de Escuela de Talento.
El fútbol es la actividad estrella en los recreos
Suficientes motivos para que estos dos expertos no consideren buena la opción de prohibir jugar al
fútbol en los recreos, como plantea el Gobierno vasco, aunque sea para proteger a aquellos alumnos
(sobre todo niñas) que no se decantan por esta actividad. Sin duda, el fútbol es la actividad estrella
en los patios de los colegios, como también para gran parte de la sociedad. Pero «prohibirlo puede
ser drástico. Hay que buscar otras soluciones: acotar espacios, o incluso días, y fomentar otro tipo
de juegos y actividades», propone la Menéndez.
Como profesor de Primaria, Óscar González reconoce que el fútbol ocupa la parte central en los
recreos, pero el espacio es ocupado por todos los alumnos sin arrinconar a nadie. «Creo que habría
que preocuparse por los niños o niñas que por uno u otro motivo no juegan en el patio y se quedan
relegados. Un niño que no juega no es un niño feliz», explica el docente, partidario también de
estimular otras actividades.
No juegan juntos cuando crecen
¿Cómo juegan niños y niñas en los recreos? ¿juntos? ¿separados? «Juegan juntos cuando son
pequeños, en Infantil y primeros cursos de Primaria», afirma el profesor González. Después, tienen
sus propios intereses y preferencias según el género, «aunque siguen juntos en juegos como el pillapilla y el escondite». Cuando empiezan a crecer, ya entrando en la adolescencia, forman sus
pandillas «de chicos y chicas, y encontramos juegos en los que juegan juntos pero no revueltos, es
decir juegos de chicos contra chicas», explica la pedagoga Menéndez.
269
Apartado IV. Familia y Escuela
Claro que todo influye, como comenta esta experta. «Niños y niñas siempre han elegido juegos
diferentes, depende de las modas, incluso de la orientación del mercado de juguetes, de series de
televisión y dibujos animados... La diferenciación en el juego en función del sexo se acrecenta a
medida que crecen y se acercan a la adolescencia y van entendiendo de una forma distinta no solo
su propio rol de género sino también la relación entre niños y niñas».
Tiempo de recreo
m. j. P-B. Madrid
El recreo tiene que permitir una desconexión del trabajo del aula, como mínimo 15 minutos, pero no
debe dilatarse tanto en el tiempo porque se puede perder el ritmo de la jornada. «Lo aconsejable
son 30 minutos», dice Beatriz Menéndez.
Y siempre supervisado y vigilado por un adulto que no debe dirigir el juego de los estudiantes.
«Mejor que el juego sea libre. Así aprenden a resolver sus conflictos y no estar siempre esperando
a que alguien se los resuelva», explica Óscar González.
La pedagoga matiza que nunca estará de más la sugerencia del profesor en determinados juegos o
formas de jugar, como hacer equipos mixtos, enseñar juegos tradicionales, pero siempre desde la
sugerencia, no imponiendo, ya que el recreo es el espacio de los alumnos».
270
Apartado IV. Familia y Escuela
154-Diez trucos fáciles para fomentar la lectura en sus hijos
ABC m. j. p-b. / madrid
Día 23/04/2013 -
Leer a los niños desde su más tierna infancia aumenta su capacidad lingüística
Inculcar a nuestros hijos el amor por la lectura quizá sea uno de los mejores regalos que podemos
hacer a la progenie. La lectura favorece un mejor desarrollo afectivo y psicológico en los niños, les
da la oportunidad de experimentar sensaciones y sentimientos con los que disfrutan, maduran y
aprenden; con los libros ríen, sueñan y viajan a otros mundos; comparten momentos gratos en
familia reforzando así el vínculo con los padres... En definitiva, con la lectura los niños crecen en
todos los sentidos.
Está demostrado que la lectura mejora la capacidad y el progreso lingüístico de los niños. De hecho,
cuanto antes se expone a un niño a la lectura, mejor es su capacidad lingüística y sus habilidades.
Aprenden las palabras con mayor rapidez, mejoran su comprensión y ejercitan su cerebro para la
adquisición del lenguaje que se produce entre los 10 y 30 meses.
La exposición temprana de los niños al lenguaje narrativo y poético, a los juegos de palabras y las
rimas contribuye a una apropiación distendida del lenguaje y a la comprensión de las estructuras
profundas de la lengua materna. «Este hecho redundará en una alfabetización gradual, segura y
feliz. Antes de los tres años, a los niños les interesa más la sonoridad que el contenido, pero es muy
útil para que vayan interiorizando el lenguaje y los silencios; a nivel cognitivo, les ayuda a crear
asociaciones entre su experiencia y el mundo exterior», explica la doctora Esther Serrano, pediatra
de Atención Primaria. Esta profesional aconseja «leer en voz alta a los niños incluso antes de que
empiecen a caminar».
Los diez consejos para leer
Aprovechando el Día Internacional del Libro, la Asociación Española de Pediatría de Atención
Primaria (AEPap) ha lanzado una serie de recomendaciones para fomentar desde casa que los niños
lean y su desarrollo del lenguaje resulte el mejor posible. Y ha puesto en marcha en su web
(www.familiaysalud.es) una campaña de promoción de la lectura durante todo el mes de abril. He
aquí algunas de sus recomendaciones:
1—Organizarse: la desorganización puede estar reñida con la lectura. Por eso los pediatras
recuerdan que es importante ayudar a los niños a organizar su tiempo y su biblioteca.
2—Ser constantes: todos los días hay que reservar un tiempo para leer, en momentos relajados y
con buena disposición para ello.
3—Pedir consejo: es importante pedir consejo en el colegio, las bibliotecas y las librerías sobre los
libros más adecuados para cada niño y cada edad.
4—Escuchar: en las preguntas de los niños y los adolescentes está la clave para aprender sobre sus
gustos y motivaciones
5—Estimular y alentar: cualquier situación puede proporcionar motivos para llegar a los libros. Por
ello recomiendan dejar siempre libros al alcance de los niños.
6—Dar ejemplo: las personas adultas son un modelo de lectura para niños y jóvenes, que muchas
veces los imitan; es importante leer delante de ellos.
7—Respetar: los niños tienen derecho a elegir. Hay que estar pendientes de sus gustos y de cómo
evolucionan.
8—Proponer, no imponer: es mejor sugerir que imponer. Hay que evitar tratar la lectura como una
obligación.
9—Acompañar: el apoyo de la familia es necesario en todas las edades. No conviene dejar a los
niños solos cuando aparentemente saben leer.
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Apartado IV. Familia y Escuela
10—Compartir: El hábito de la lectura se contagia leyendo junto a los niños.
Los errores que más se comenten
La AEPap también dice a los padres lo que nunca hay que hacer:
—Crear contradicciones entre el método de la escuela y el empleado en casa.
—Emplear textos inadecuados por su extensión, por su interés o por su tema.
—Introducir un ritmo de aprendizaje excesivo.
—Repetir o enseñar lo ya sabido, provocando aburrimiento.
Cinco motivos por los que leer en voz alta
m. j. p-b. madrid
El papel de la familia resulta fundamental a la hora de que los hijos adquieran un buen hábito de
lectura. Y de eso se hace eco EU Read —un consorcio europeo que agrupa a diversas
organizaciones para fomentar la lectura— a través de su campaña «Reading aloud, reading together
(«Leyendo en voz alta, leyendo juntos»). Se trata de una iniciativa para leer en voz alta a los niños
desde su más tierna infancia, desde que están en la cuna. Los beneficios no tienen precio: aumenta
la capacidad lingüística del pequeño, comienza a distinguir letras, aumenta su conciencia
fonológica, tiene mayor desarrollo del lenguaje oral, consigue un vocabulario mayor y más rico...
Pero, sobre todo, padres e hijos disfrutan de momentos inolvidables mientras se refuerza su vínculo.
El pedagogo Jorge Casesmeiro, director de Psicopaidos y asesor del Colegio de Pedagogos de
Madrid, explica los beneficios de tan buena costumbre:
«Leer en voz alta en grupo transforma un ejercicio intelectual en una experiencia social. Cuando
nos leemos (sin las presiones del estudio, la memorización, etc.) activamos tres funciones básicas:
nos comunicamos, nos entretenemos y aprendemos.
Este «comunicarse» en familia mediante la lectura es muy válido para reforzar el vínculo afectivo.
Se trata de un estar juntos, una forma de relacionarse, de compartir. Durante la infancia esto es lo
primordial, y una buena forma de trabajar la autoestima del menor.
El «entretenimiento» es la segunda gran función de la lectura en la infancia. Contarse historias
alimenta la inteligencia simbólica, permite elaborar y compartir mundos mentales, activa la
dimensión más lúdica, intuitiva y creadora de la inteligencia.
Y «aprendemos» porque desarrollamos competencias cognitivas relacionadas con el lenguaje, que
es el vehículo de transmisión de la lectura. Así trabajamos la escucha, la memoria operativa, la
expresión verbal, la lectura y, por lo tanto, la familiarización con el lenguaje escrito...
Esto implica también un contacto con la cultura literaria y —si tenemos criterio en la elección de
los materiales que le presentamos al menor— una iniciación a la formación y desarrollo de su
sensibilidad estética.
Por todo ello —y así lo acreditan estudios como los que aporta el consorcio de la EU Read— es
evidente que un hábito de lectura en familia desde la primera infancia favorece la formación y el
desarrollo social, cognitivo y emocional del menor. Y que todo ello puede ser un buen predictor de
éxito académico y prevenir el fracaso escolar».
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Apartado IV. Familia y Escuela
155-Si no tienes otro remedio que la guardería, tranquila, también tiene muchas
ventajas
ABC Gema lendoiro Día 02/02/2013 En casa, con los abuelos, en la guardería... son muchas las
dudas que tenemos con el cuidado del bebé cuando volvemos al
trabajo
Todas las opciones tienen sus pros y contras
En España la baja por maternidad dura 16 semanas desde el parto, lo que significa que, trascurrido
ese tiempo, la mamá ha de volver al trabajo si desea mantener su salario en las mismas condiciones
(existen las reducciones de jornada y las excedencias). Muchas familias, llegado ese punto, se
plantean varias opciones para dejar al bebé al cuidado de terceros, pero ¿de quién?
Existen varias posibilidades, todas ellas con sus ventajas e inconvenientes.
•Guardería. Plantea dos desventajas principales en el aspecto material. Si es pública, las plazas son
difíciles de conseguir. Si es privada, suelen ser caras. Dependiendo del tiempo que esté el bebé/niño
oscilará entre los 200 (4 horas) y 700 (8 horas). Varían los precios mucho dependiendo de las
ciudades. En el aspecto emocional tiene una desventaja clarísima, especialmente para la madre: el
sufrimiento que suele provocar dejar a tu hijo tan pequeño en manos de extraños. El bebé también
acusa la falta de su madre o de un entorno de cuidado exclusivo como el que tiene en el hogar. Deja
de ser único y por tanto recibirá menos atenciones de afecto como estar en brazos, ser cogido
cuando llora…todo ello, importantísimo para su correcto desarrollo cerebral.
•Cuidadoras en casa. Tener una persona en casa de suma confianza es una opción que muchas
madres aceptan porque, a pesar de seguir sufriendo por la separación del bebé, al menos saben que
su hijo está en su entorno y no sufrirá tanto el cambio. El inconveniente aquí puede residir en que la
inmensa mayoría de las mujeres que son contratadas para tal fin no están preparadas para ello, es
más, suele combinarse que sean señoras de la limpieza con el cuidado de los niños. Claro que si son
madres, y muchas lo son, tendrán la experiencia necesaria para cuidar del bebé. Lo más importante
en estos casos es cerciorarse de las recomendaciones que traiga (hablar con sus antiguos
empleadores) y asegurarse de que es una persona responsable y de fiar, que tiene iniciativa y, sobre
todo, que sea cariñosa con los niños, que no les grite, que no les pegue…Los niños pequeños no
saben contar si los maltratan pero sí es un buen síntoma que no debemos pasar por alto si
comprobamos que el niño rechaza a quien lo cuida. Generalmente los niños son muy generosos y
justos en sus afectos y quieren a quienes los quieren y rechazan a quienes no los quieren.
•Abuelos. Sin duda es la opción que casi todas las madres prefieren porque les proporciona una
inmensa tranquilidad saber que sus hijos están en las mejores manos. ¿Quién va a querer a tu hijo
más que tú si no es tu madre o la madre de tu pareja? El problema de esta opción es el abuso.
Muchos abuelos están ya cansados y cuidar a un niño pequeño todos los días requiere de salud,
buena forma y muchas ganas. Además no reciben (casi nunca) ninguna retribución económica. Lo
hacen por amor a su familia, a sus nietos. Es muy importante recordar que si ésa es la opción, los
padres deberán estar siempre atentos a las necesidades económicas de sus hijos: pañales, biberones,
leche artificial (si la toman) comida, medicamentos, ropa para cambiarse, útiles de aseo específicos
para ellos…ya que muchos abuelos tienen pensiones exiguas y los gastos de un peque suelen ser
elevados. Es muy importante satisfacer siempre esas necesidades para no caer en abusos ya que
muchos abuelos, por vergüenza, pueden no reclamar ese dinero y pasar ellos necesidades. Todos los
que son padres saben que sólo en pañales el gasto ronda entre los 40 y 60 euros mensuales.
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Apartado IV. Familia y Escuela
Ventajas y desventajas de la escolarización
Hemos querido preguntar a unas expertas en psicología infantil cuáles son las principales ventajas
de que un niño sea escolarizado. Obviamente no es lo mismo un bebé de 4 que un niño de 16 meses
ya que el primero no notará en su evolución el lugar donde está y sí notará los abrazos más cercanos
si no está en la guardería. Pero la cosa cambia cuando ya caminan y empiezan ese fabuloso mundo
que es el aprendizaje.
Cristina Muñoz Prieto y Yohanna Hignio Chima, del gabinete Soluciones psicopedagógicas. SPS
(629 44 55 70 [email protected]) nos lo cuentan:
Los niños reciben más estimulación desde temprana edad, lo que se traduce en un mayor
desarrollo de diferentes ámbitos del desarrollo evolutivo:
• Adquieren progresivamente autonomía en sus actividades habituales (comer solo, ponerse el
abrigo, desplazarse…).
• Desarrollan sus capacidades afectivas, empezando por el autoconcepto y la valoración de sí mismo
de la cual surge la autoestima.
• Derivado de lo anterior desarrollan la empatía, es decir, el conocimiento de los otros y a
desarrollar afectos para con los demás adquiriendo así pautas de convivencia y de relación social
(aprender a hacer turnos para jugar o para hablar, rutinas de actividades…
• Desarrollan habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión, es decir, no
solo el lenguaje oral sino también el corporal, gestual, plástico a través de los dibujos…Habilidades
logicomatemáticas como es el aprendizaje de los números.
• En las escuelas infantiles pueden detectarse tempranamente posibles trastornos de conducta o
discapacidad física, sensorial o psíquica.
• De la misma forma reciben una atención temprana y una estimulación precoz para poder
solucionar dichas dificultades.
• También existen ventajas para los padres, ya que se habitúan al sistema educativo, conocen en qué
consiste, aprenden rutinas, adquieren pautas y reciben apoyo a través del asesoramiento de
profesionales especializados.
• Es importante que los centros de educación infantil tengan un Proyecto Educativo reconocido por
la Consejería de la Educación de la Comunidad a la que pertenezcan, y que los padres se aseguren
de que así es.
Entre las desventajas debemos destacar que el niño, al escolarizarse en edad temprana, contrae más
enfermedades de lo que lo haría con el cuidado en casa, desventaja que se ve equilibrada por la
ventaja de la inmunización. Y, quizás la desventaja más importante es que el niño se separa de su
entorno más cercano, el familiar, algo que le puede provocar estrés, tristeza, irritabilidad… Y muy
importante, observar la evolución de nuestros hijos cuando acuden a la guardería muy pequeños y
valorar, si no son capaces de superarlo, otras opciones menos agresivas o intentarlo más adelante
cuando sea más «maduro» emocionalmente hablando.
Lo más importante, como siempre, es ser tolerante con las opciones de las otras mamás. Recordad
que muchas mujeres optan desde el principio por la guardería porque no les queda otra opción y
apoyar siempre a la mamá en la decisión que tome porque siempre lo hará con el amor y la
dedicación de la que (casi) todas las mujeres lo hacen cuando tienen hijos.
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Apartado IV. Familia y Escuela
156- Los mejores tentempié para el recreo
ABC Laura peraita Día 20/09/2013 Nada de chocolate con galletas ni de untar mantequilla en el pan
Los expertos en nutrición coinciden en la necesidad de realizar cinco
comidas diarias, e insisten en que hay que empezar con un desayuno saludable con un aporte de
entre el 20 y el 30% de la ingesta calórica diaria total.
Con la vuelta al colegio, muchas madres se preocupan por preparar un tentempié a sus hijos para
que lo tomen durante el recreo. Pero no todo vale. «Nada de chocolates, bollos, bolsas de patatas
fritas, gusanitos... —asegura tajante Raquel Barrios, responsable de la Unidad de Diabetes
Pediátrica del Hospital Ramón y Cajal—. La opción más saludable es ofrecer al niño un bocadillo
de pan de barra, a ser posible que sea integral porque el pan de molde contiene más grasa».
La directora médica del Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas, Clara Esteban, matiza que el
pan de molde está indicado para cuando el niño es más pequeño o tiene problemas de dentición,
«pero habrá que cambiarle al pan de barra en cuanto lo acepte».
Dentro del bocadillo
A los niños con una gran actividad física se les puede poner dentro del bocadillo salchichón, jamón
serrano, lomo, queso... «siempre prestando atención a lo las etiquetas de estos productos porque hay
muchas mortadelas o chopped que tienen más grasas que proteínas», explica la doctora
Esteban.
Lo más saludable es «ofrecerles pavo o jamón york, que tienen poca grasa, y dejar para una ocasión
especial otros embutidos —asegura Raquel Barrios del Hospital Ramón y Cajal—. Para que el niño
no se aburra y deje su almuerzo se puede alternar en diferentes días con bocadillos de caballa o
atún natural. Eso, sí, nada de ponerle mantequilla —advierte—. Para que no quede seco se puede
restregar un tomate natural sobre el pan».
La doctora Barrios añade que el bocadillo se puede acompañar o bien de un lácteo —tipo
actimel— o una pieza de fruta entera, pero pequeña, como una manzana, pera o melocotón, según la
temporada del año o, incluso se le puede ofrecer alguna hortaliza como es la zanahoria.
Respecto a la socorrida opción del chocolate, la doctora Raquel Barrios prefiere que no tomen
chocolate y, en el caso de hacerlo, debe ser lo más puro posible, porque es más sano, «y nada de
comerlo con galletas, mejor con pan».
Cuidado con los zumos
Tampoco aconseja los zumos envasados por su alto contenido en azúcar. «Una vez más —apunta
Clara Esteban— conviene fijarse en el envase para ver el porcentaje de fruta real que tiene, porque
a veces pone es bajo en azúcar, pero tiene mucha grasa y poca fruta».
Las barritas de cereales también son otra buena opción para los recreos por su correcto aporte
calórico y de proteínas. Aquí también hay que atender a su composición, sobre todo los alérgicos,
porque en ocasiones contienen trazas de frutos secos.
Raque Barrios aplaude un producto que ha salido recientemente al mercado que «consiste en bolsas
pequeñas que contienen hortalizas frescas y naturales —zanahoria, nabo, remolacha, calabaza,
patata...— con formas y colores diferentes precisamente pensadas para que los niños tomen un sano
tentempié».
La directora médica de Sanitas asegura que lo importante es ofrecer al niño un tentempié sano, para
que adquiera buenos hábitos de consumo, y variado cada día, para que los ingiera y fortalezca y
no acaben en la papelera del patio del colegio.
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Apartado IV. Familia y Escuela
157-Los deberes entran en la era 2.0
ABC Día 11/12/2012 Nace Tareas y Más, una herramienta «online» de apoyo al estudio para
alumnos y padres
Tareas y más, www.tareasymas.es, es una plataforma web de recursos y contenidos educativos
orientada al hogar. Se trata de un proyecto pionero de ayuda al estudio que ofrece servicios
educativos para aclarar las dudas de alumnos y padres, con más de 6.000 contenidos que se ajustan
a cada nivel educativo. Tareas y más permite estudiar, consultar, repasar y ponerse a prueba en
cualquier momento, cualquier lugar y con cualquier dispositivo en un entorno 2.0 interactivo.
Con más de 10.000 usuarios en un mes, se posiciona como el primer aliado de padres e hijos a la
hora de hacer los deberes, estudiar para los exámenes o simplemente profundizar en las materias
más complicadas. Puede considerarse como un profesor particular, pero virtual, para estudiantes de
quinto de primaria a segundo de bachillerato.
El objetivo final es ayudar en cuestiones cotidianas de Matemáticas, Lengua y Física y Química.
Para ello Santillana pone a disposición una plataforma con más de 6.000 recursos propios, desde
tutoriales y manuales a gráficos, fotografías y artículos. El estudiante puede acceder a consultas,
hacer preguntas a profesores o evaluarse cuantas veces quiera.
La plataforma Tareas y más permiten a cada alumno practicar y progresar a su ritmo fuera del
aula y desde cualquier dispositivo. Videotutoriales, artículos, fotografías, gráficos, manuales, foros
y test de auto-evaluación conforman la nueva herramienta con la que Santillana ha querido
canalizar, ordenar y profesionalizar las dudas, ahorrando tiempo y gastos.
Además, el diseño de la web presta una especial atención a la motivación de los estudiantes. El
esfuerzo del alumno se ve recompensado con premios que irá ganando a medida que vaya
utilizando Tareas y más, y recibirá medallas simbólicas en función de su nivel de participación en la
resolución de dudas a otros usuarios, la utilización de los contenidos de determinadas materias o del
tiempo que lleve registrado, entre otros factores. Las gafas de Gandhi, la pluma de Cervantes o la
manzana de Newton son una muestra de ello.
Tareas y más en cifras
.- Más de 2.100 preguntas de evaluación para todos los niveles.
.- Test autoevaluables que el estudiante construye en función de sus necesidades y utiliza para
ponerse a prueba.
.- Más 1.200 videotutoriales para repasar los conceptos fundamentales de Lengua, Matemáticas y
Física y Química.
.- Más de 6.000 contenidos digitales multimedia (tutoriales, esenciales, gráficos, fotografías y
artículos).
.- Un tutor «online» personalizado.
.- Posibilidad de diseñar un calendario de estudio para y por el propio alumno.
.- Servicio disponible las 24 horas del día, 7 días a la semana, desde el aula o desde casa.
.- Compatible con diferentes dispositivos desde el ordenador hasta las tabletas.
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Apartado IV. Familia y Escuela
158-Los 10 consejos más efectivos para el nuevo curso
ABC ainhoa p. ambrós / madrid Día 16/09/2013 fotolia
Pautas en los horarios, elección de las extraescolares y
numerosas actividades para realizar en familia
Hace tan sólo unos días que comenzaron las clases tras las
vacaciones de verano y los niños pueden acusar la vuelta a las
rutinas. Levantarse temprano, acudir al colegio, hacer los
deberes, asistir a las actividades extraescolares o irse a dormir a una hora determinada, pueden
suponer una tarea complicada.
Para tratar de evitar posibles problemas y que el regreso al ritmo escolar resulte un éxito, el
psicólogo infantil Luis Torres Cardona, coordinador del Centro de Psicología BIEM y autor junto
con la psicóloga Rocío Ramos-Paúl del libro «Niños desobedientes, padres desesperados»
(Aguilar), propone una serie de consejos para que la «vuelta al cole» se desarrolle con éxito, tanto
para los padres, como para los pequeños.
Diez consejos para los padres:
1. Volver al cole requiere retomar las rutinas y los horarios, un tanto olvidados en verano. Lo
primero es establecer un horario por las tardes: para las actividades extraescolares, para el estudio,
para el ocio, para el baño, la cena y, también, una hora para acostarse. Esto le dará seguridad y sabrá
qué hay que hacer después de cada actividad y qué se espera de él. Durante las primeras dos o tres
semanas de curso, establecer este horario ayudará al buen funcionamiento del resto del curso.
2. Los horarios de estudio. Primero la obligación y luego el ocio... es una frase que hemos oído
hasta la saciedad; pues hay que ponerla en práctica: todos los días a la misma hora, al llegar del cole
o de las actividades extraescolares es recomendable establecer un tiempo (según las exigencias de
cada curso) para hacer los deberes, estudiar y las lecturas para luego pasar al imprescindible
momento de ocio antes del baño y de la cena.
3. El material escolar es aconsejable prepararlo con el niño, de esta manera haréis una actividad
en común, es decir, pasaréis un tiempo juntos y será el quien se empiece a responsabilizar de sus
cosas, aunque al principio le ayudéis. A través de esta actividad se le puede guiar en cómo tiene que
organizar diariamente, por ejemplo, su mochila.
4. A través de la agenda los padres podéis establecer una comunicación y coordinación con el
colegio. Es una buena herramienta para conocer qué hace el niño en el colegio además de saber qué
actividades realiza o tiene pendientes. Habituaros a utilizarla. Y recordad que la coordinación con el
colegio es uno de los pilares fundamentales para el éxito.
5. Es un buen momento para aumentar su autonomía. Pídele que haga cosas solo: que se vista,
que ayude a poner y quitar la mesa, a recoger su ropa, preparar la mochila para el cole…y, aunque
los primeros días tengas que ayudarle y luego supervisarle, en poco tiempo veréis como solo es
necesario repetirlo por unos días.
6. Elegir las actividades extraescolares a veces no es tarea sencilla, tened en cuenta que tienen
que ser actividades de ocio para vuestro hijo, que le entretengan y se divierta. Una actividad
deportiva y un idioma puede ser un ejemplo. Conviene no sobrecargarle de actividades, ya que al
final terminan perdiendo su función lúdica y se convierten en una obligación más.
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Apartado IV. Familia y Escuela
7. Emocionarse a la hora de ir al cole, que sepa lo importante que es para sus padres este
acontecimiento.
8. La cena puede ser un buen momento para preguntar diariamente sobre qué ha hecho en el
colegio, con quién está en el tiempo de recreo, en el comedor o a qué juega. Pero ojo ¡esto no es un
interrogatorio policial! Podemos incluir historias de cuando nosotros íbamos al colegio o cómo ha
sido nuestro día y así se animará a explicar su jornada.
9. Nunca olvides reconocerle cualquier mínimo avance que haga durante este periodo. A todos
nos gusta que nos digan lo bien que hacemos las cosas, y a tu hijo más y sobre todo si viene de sus
padres.
10. Y recuerda: que tu hijo venga contento del colegio es la señal más importante de que todo
fluye correctamente.
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Apartado IV. Familia y Escuela
159-Lo aprendiste de memoria... y ¿lo memorizarán tus hijos?
ABC
m.arrizabalaga / madrid . foto: isabel permuy
Día 22/11/2013 –
Tablas de multiplicar, fórmulas, poemas, definiciones y fechas se siguen memorizando en las
escuelas. ¿Es un recurso condenado a la extinción en la era de las
nuevas tecnologías?
Un alumno escribe en una pizarra de colegio los tipos de vertebrados
Recita y memoriza: «La princesa está triste, qué tendrá la princesa...».
Los versos de Rubén Darío, que quienes estudiaron la EGB recuerdan
hoy sin vacilar, aún se siguen aprendiendo de memoria en las aulas junto a las tablas de multiplicar,
las preposiciones, las cordilleras, los elementos de la tabla periódica, la fecha de la Revolución
Francesa o los órdenes arquitectónicos griegos. En la era de las nuevas tecnologías, ¿la
memorización es un recurso en vías de extinción?
Ahora «la escuela está instalada en una cultura digital», advierte Miguel Ángel Santos Guerra,
catedrático emérito de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga. Cuando el
conocimiento se guardaba en la escuela era importante que estuviera bien seleccionado, transmitido
y aprendido, pero hoy se encuentra en múltiples lugares. Existe una auténtica «avalancha» de datos
a disposición de los alumnos y los profesores «deben ayudar a ver dónde hay información válida y
dar criterios para discernir qué conocimiento es fiable y no está alterado», explica Santos Guerra,
que ve ahí un desafío para la escuela, que «tiene que desarrollar esa nueva función».
José Antonio Marina advertía sin embargo «que Google y Apple «no pueden encargarse de educar
a nuestros chicos». «Es un fallo pensar que si puedes buscar una cosa para qué la vas a estudiar»,
defendía el filósofo y pedagogo con motivo de la presentación de su libro «La inteligencia
ejecutiva». «Los niños deben aprender de memoria cuanto más, mejor», añade, porque «la
inteligencia reside en la memoria» ya que «cuando pensamos lo hacemos con contenidos y
conocimientos».
Bernardino Salinas, profesor de Didáctica y Organización Escolar y vicedecano de la Facultad de
Magisterio de la Universidad de Valencia diferencia entre los contenidos que se aprenden de
memoria. «Hay un contenido escolar, por ejemplo, las tablas de multiplicar, que nos resulta
necesario recordar, guardar en la memoria, de tal manera que, llegado el momento, sepamos
responder sin dudas y sin necesidad de cálculos o de papel y bolígrafo».
La gente recuerda de forma automática que siete por cinco son treinta y cinco, continúa, porque en
algún momento fue capaz de recitar «de memoria» la tabla del siete (o del cinco) «pero también
porque ese recuerdo lo utilizó» para resolver operaciones y problemas matemáticos en la propia
escuela o después en su vida cotidiana. Sin embargo, el dato de que la Guerra de Independencia
española transcurrió entre 1808 y 1814 «es posible que días después del examen se haya olvidado
porque no resulta de utilidad o interés en la resolución de situaciones».
«En el camino por comprender el mundo y enfrentarnos a las situaciones y problemas que nos van
apareciendo la memoria y la memorización, como capacidad de esforzarse por recordar
aquello que nos resulta importante son fundamentales para avanzar en la vida», estima Salinas.
Para el vicedecano de la Universidad de Valencia, los buenos maestros se diferencian por ser
capaces de situar a sus alumnos ante situaciones, problemas o actividades en las que identifiquen y
reconozcan lo que es importante, apasionante o interesante y por tanto merezca la pena guardar en
la memoria. «Esa competencia profesional es mucho más "educativa" que hacer "memorizar" un
conjunto de datos, hechos, definiciones, clasificaciones... cuya mayor utilidad es la de aprobar un
examen en un momento puntual», señala antes de preguntarse por cuestiones por las que él mismo
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Apartado IV. Familia y Escuela
se examinó durante su escolaridad. «¿Quién se acuerda de la ley de BoyleMariotte o de los
afluentes del río Turia? ¿Cuál es el lugar del Rubidio en la tabla periódica? ¿Qué es un morfema?
Enhorabuena si tiene las respuestas correctas y si además es capaz de interpretar correctamente un
recibo de la luz, no solo tiene buena memoria, también dispone de competencias valiosas para la
vida», añade.
Discrepa en este punto Alberto Royo, secretario general del Sindicato de Profesores de Educación
Secundaria (SPES). Para este profesor de instituto, el ejercicio de la memorización «sigue siendo
imprescindible en la enseñanza» pese a que «a partir de la implantación de la LOGSE en 1990 se ha
venido despreciando la memoria con el pretexto de que memorizar excluye razonar o pensar, como
si la repetición de un concepto hasta su asimilación fuera en contra del desarrollo creativo del
alumno». ¿Cómo aprender música sin memorizar las notas, las figuras, los compases; literatura sin
memorizar el nombre de autores y obras literarias; historia sin memorizar el de reyes, héroes,
batallas...?, se pregunta. «Nadie pone en duda el poco sentido de memorizar la lista de los reyes
godos», continúa, «pero extender este absurdo a cualquier memorización, por ejemplo, la de la lista
de los Austrias o los Borbones, indispensable para tener al menos unas nociones de historia
moderna y contemporánea de España, no resiste la más elemental de las discusiones».
Citando a Fernando Savater, Royo subraya que «la educación humanista no solo consiste en enseñar
a aprender, en fomentar la espontaneidad creadora del alumno, ni mucho menos en preparar
técnicamente, sino también en transmitir contenidos fraguados en la dialéctica de los siglos y en
desarrollar la memoria de un legado pasado que da sentido al presente y abre paso al futuro».
La memorización «es uno más» de los procesos que se llevan a cabo con el aprendizaje, que «no es
incompatible con el raciocinio o la capacidad y contrastar información», subraya Royo.
El primo Genito
«El peligro está en que se plantee que hay que repetir lo que dice el libro para aprobar»,
considera Santos Guerra, que recuerda exámenes dignos de guardar en la memoria. «Un profesor
preguntó a un alumno quién había sido el sucesor de Felipe II y se quedó atónito al escuchar su
respuesta: Su primo Genito», relata Santos Guerra subrayando cómo el estudiante aseguraba que
ésa era la respuesta que había leído en el libro. O la del niño de 10 años que a la pregunta sobre
«¿cómo viven las vacas?», respondió con un escueto «Bien» y se lamentaba de la mala obtenida por
no haber escrito «lo que ponía el libro: en ganadería extensiva o intensiva».
«Si hubiera repetido las palabras del libro sin entenderlas le hubieran puesto un bien. Los
estudiantes buscan tener éxito en los exámenes y si lograrlo implica repetir, pues se repite», indica
el catedrático de Didáctica para quien este tipo de evaluación genera un aprendizaje más pobre ya
que valora la función mental de menor complejidad según la clasificación de Doyle (memorización,
aprendizaje de algoritmos, comprensión, análisis, opinión hasta la creación). «Hemos de crear, de
opinar, analizar, comprender y memorizar», destaca Santos Guerra.
La memoria, añade, «es la sustancia de la vida» y «si no existiese no tendríamos conciencia. Hay
que cultivarla, desarrollarla, entrenarla». Por eso defiende que los niños memoricen algunos
conceptos porque este esfuerzo «genera unos hábitos y entrena a la mente en una tarea que es
imprescindible», pero insiste en que los exámenes no deben ceñirse a exigir meras repeticiones.
Qué se recuerda y por qué
Según la curva del olvido, se recuerda aproximadamente el 60% a los 20 minutos de haberlo
aprendido, un 33% al cabo de una hora, un 25% seis días más tarde y apenas un 20% después de un
mes (Papalia y Wendkos, 2009).
«Recordamos mejor aquello que repetimos muchas veces, los datos que utilizamos rítmicamente, lo
que aprendimos asociándolo a lo que ya sabíamos, todo lo que vivimos vinculado a un ritmo o lo
que nos provocó un gran impacto emocional», señala Mar Ferré, doctora del Instituto Médico del
Desarrollo Infantil. La memoria no funciona como el disco duro de un ordenador, continúa, porque
280
Apartado IV. Familia y Escuela
no podemos borrar a voluntad y olvidarnos de lo que queremos («una muestra de cómo funciona la
caja negra del cerebro es precisamente comprobar que recordamos perfectamente algo que pasó
cuarenta años antes y que no había aflorado en nuestra mente durante ese tiempo») y por el
contrario, nos cuesta memorizar algo que queremos aprender.
«Todo lo que comprendemos lo recordamos con mucha mayor facilidad porque somos capaces de
reconstruirlo en nuestra mente, de recomponerlo, mientras que la información o los datos que
simplemente hemos memorizado es más fácil que se pierdan», añade Ferré.
A pesar de que, en general, se considera que el 80% de la información que manejamos es visual, en
el aprendizaje y la memoria influyen otros factores que ayudan a un escolar a recordar lo aprendido,
según Ferré:
-Proporcionar al niño la información teniendo en cuenta de que hay niños que fijan mejor las
palabras, otros que trabajan mejor con imágenes mentales, otros que aprenden más fácilmente
mediante el movimiento y otros que aprenden mejor todo aquello que les hace vibrar a nivel
afectivo y emocional
-Intentar que aprendan por la vía de la comprensión
-Procurar transmitirles vivencias que evoquen sensaciones
-Conseguir que la información quede fijada en el cerebro con varios enclaves: es más fácil recordar
un dato o una experiencia que se compone de una palabra, una imagen mental, un movimiento, un
tacto, un olor...
-Procurar que en la medida de lo posible, cuando le enseñemos algo nuevo pueda relacionarlo con
algo que ya sabe para que pueda construir cadenas de información en lugar de eslabones aislados
-Y constatar finalmente que ha escuchado y entendido lo que se le ha explicado
281
Apartado IV. Familia y Escuela
160-Los diez errores más comunes de los padres al hacer los deberes con los
hijos
ABC m. j. pérez-barco / madrid
Día 17/01/2013
Aprenda cómo ayudar a los niños a realizar las tareas escolares
en casa
Más allá del debate sobre si los alumnos tienen que hacer o no
deberes en casa, lo cierto es que realizar las tareas escolares fuera del horario lectivo es un pilar del
sistema educativo en España. Muchos defienden que los deberes refuerzan los aprendizajes de
clase, que ayudan a crear hábitos de trabajo, superación y disciplina y que refuerzan la
concentración y la memoria. Es una labor y una responsabilidad de los hijos, pero los padres
también cumplen un papel: el de vigilar, apoyar y seguir que los chicos cumplan las tareas y
resolver sus dudas, pero nunca, nunca hacerles los deberes.
Los deberes son una responsabilidad asumida por muchas familias. El 80% de los alumnos en
Primaria recibe ayuda de sus padres para hacer las tareas escolares y el 45% de los estudiantes
en Secundaria, según una encuesta elaborada por TNS Demoscopia. Pero, sin duda, ayudar a los
hijos a realizar los deberes puede ser motivo de tensión y conflicto en casa, incluso puede suponer
una gran carga, sobre todo, para muchos padres que trabajan y les falta tiempo de dedicación a los
hijos.
Para llevar bien esta gran responsabilidad, es conveniente conocer cuáles son los errores más
comunes que cometen los padres a la hora de realizar los deberes con sus hijos y cómo solventarlos.
Carmen Guaita, profesora y vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE, explica los fallos más
habituales y ofrece las claves para realizar con éxito estas tareas:
1. Hacer los deberes en cualquier sitio, en la cocina mientras se prepara la cena; en el cuarto de
estar mientras otros ven la tele…
En su lugar: Procurar que el «momento deberes» sea importante para la familia: en un lugar fijo, es
mejor si es su propio rincón de estudio. Si no se dispone de él, en un ambiente de silencio y trabajo
general en la casa, sin distracciones, sin tele... «Debemos demostrar que nos los tomamos en serio
—dice Guaita—. Si mientras los chicos trabajan, papá o mamá leen o también trabajan estaremos
mandando un buen mensaje».
2. Protestar como adultos sobre la cantidad o calidad de los deberes.
En su lugar: Aceptarla realidad. «Los deberes son los que son y los que tocan. Si vemos que
sobrepasan a nuestro hijo, debemos acudir al centro educativo para notificarlo, pero en casa se debe
respetar todo lo posible la decisión del profesor. Estamos preparándoles para la vida, y en la vida
habrá mucho trabajo y esfuerzo», afirma la profesora.
3. Hacerlos nosotros.
En su lugar: Realizar las tareas escolares de los hijos ni aumenta su capacidad de trabajo ni su
disciplina, ni les hace aprender nada nuevo. «El sentido común, la gran herramienta que todos los
padres tenemos aunque a veces no le hagamos caso, ya nos lo está diciendo».
4. Entender los deberes solo como nuevos aprendizajes de conocimientos.
En su lugar: Los deberes escolares son refuerzos para el aprendizaje y, sobre todo, una ocasión para
aprender a trabajar de manera autónoma. Los padres pueden explicarles las dudas, pero mucho más
razonable es ayudarles a encontrar la respuesta que buscan: en sus propios libros de texto, en
internet…
5. Convertir los deberes en el «momento regañina» de cada día.
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Apartado IV. Familia y Escuela
En su lugar: Convertir el tiempo de hacer deberes en un tiempo de paz y tranquilidad. Si el alumno
tiene dificultades, puede y debe consultarlas con sus profesores al día siguiente. Es muy perjudicial
crear en casa ansiedad ante lo relacionado con la escuela.
6. No tomar en serio su necesidad de presencia y apoyo.
En su lugar: Soltar el smartphone y estar disponibles para ellos, mirándoles y escuchándoles cuando
así lo requieran.
7. Imponer un control absoluto.
En su lugar: «Si quieren que les tomemos la lección, debemos hacerlo. Si les ponemos nerviosos o
ellos nos ponen a nosotros, es mejor confiar en su responsabilidad. Y decirles en voz alta que
confiamos en ella», dice Guaita.
8. Evitar el diálogo con los profesores.
En su lugar: Potenciar el diálogo y la colaboración con los profesores y consultarles si hace falta
alguna ayuda suplementaria.
9. Permitir que afronten las tareas escolares agotados ya de tareas extraescolares.
En su lugar: Las actividades extraescolares son necesarias pero no pueden ser obsesivas. Los
alumnos pueden tener demasiadas modalidades: deporte, idiomas, música, ajedrez… todo a la vez.
Es mejor adecuarlas a la personalidad e intereses del hijo y permitir tardes en las que solo haya que
jugar en casa y estudiar.
10. Ser anárquicos.
En su lugar: Los deberes son, sobre todo, un aprendizaje del trabajo autónomo y la autodisciplina.
Para Guaita, «les ayudamos si les animamos a establecer un tiempo mínimo y máximo, siempre a la
misma hora, en el mismo sitio, siempre con el móvil apagado. Todo tiene su momento es un gran
aprendizaje para un niño pero son sus padres quienes deben mostrárselo. También con el ejemplo».
Cómo organizar el tiempo de los deberes
A cada edad su tiempo. Con 15 minutos es suficiente para que los más pequeños lean o ejerciten
cálculos matemáticos. De 6 a 8 años: entre 30 y 40 minutos. De 8 a 10 años: una hora. A partir de
esa edad: entre 60 y 90 minutos. En Bachillerato: entre dos y tres horas.
Establecer una hora de comienzo y otra de finalización.
Hacer una pausa de entre dos y diez minutos cada hora de estudio.
No empezar por la asignatura más difícil. Pasados 30 minutos es cuando los niños alcanzan su
máximo rendimiento. A la hora y media, el rendimiento disminuye. Deben afrontar las asignaturas
más fáciles.
A partir de los 6 años ya son autónomos para empezar a hacer los deberes solos.
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Apartado IV. Familia y Escuela
161-La pobreza 'golpea' el cerebro
EL MUNDO ÁNGELES LÓPEZ Madrid 29/10/2013
Los niños que crecen en un entorno pobre tienen un menor
volumen cerebral
Este efecto está mediado también por el cuidado y apoyo de
los progenitores
Los efectos estresantes vividos en la infancia también
influyen en el desarrollo
Más allá de la genética heredada, los factores medioambientales
influyen, positiva y negativamente, en el desarrollo del cuerpo humano. Esto, que es por todos
sabido, se hace mucho más evidente en un estudio que publica esta semana la revista JAMA
Pediatrics, en el que se muestra que nacer en un entorno pobre impacta en el volumen cerebral de
los niños.
Así lo han detectado Joan Luby, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (en
San Louis, EEUU), y sus colaboradores en un estudio en el que han estudiado cómo impacta la
economía familiar en el desarrollo cerebral examinando los volúmenes de diferentes zonas del
cerebro (la materia blanca y gris, el hipocampo y la amígdala) en un grupo de niños de seis a 12
años, que ya formaban parte de otro estudio sobre depresión en preescolares y que fueron
controlados desde los tres años.
A los 145 niños evaluados (algunos de ellos con depresión, otros con trastorno por déficit de
atención con hiperactividad y otros sanos), se les realizó cada año una resonancia magnética,
además de tests psicológicos y psiquiátricos para medir otras dimensiones del desarrollo a nivel
psicosocial y del comportamiento.
Los resultados del estudio demuestran que la exposición a la pobreza en la infancia (cuyo límite está
establecido en una renta inferior a 23.500 dólares para una familia de cuatro personas) está
asociado con un menor volumen de materia blanca, corteza cerebral, hipocampo y amígdala en
niños y adolescentes. Además, comprobaron que los principales cambios en el hipocampo de los
niños de familias con escasos recursos no se debían a un problema de dinero sino a la manera en
que sus padres les cuidaban, valorada mediante un test.
Los niños de familias con pocos recursos tenían menor volumen en ciertas regiones cerebrales
El problema que detectaron estos investigadores es que los padres con pocos recursos estaban más
estresados y eran menos capaces de criar a sus hijos en los ejercicios que les realizaron. En los
casos en los que los progenitores con pocos recursos cuidaban mejor de sus vástagos, los niños eran
menos propensos a exhibir los mismos cambios anatómicos en sus cerebros que aquellos que
recibían peores cuidados.
"Los padres pueden ser menos reactivos emocionalmente por un montón de razones", explica esta
investigadora. "Ellos pueden tener dos trabajos para conseguir dinero para alimentos. Quizás viven
en un entorno menos seguro. Pueden enfrentarse a mucho estrés, y algunos no tienen la capacidad
para dedicarse al cuidado de la misma forma que los padres que no viven con circunstancias tan
adversas".
Por otro lado, los niños de familias pobres viven más momentos estresantes, como puede ser
varias mudanzas o cambios de colegio, que pueden influir en el desarrollo de su cerebro.
Estos cambios en el desarrollo cerebral pueden conducir a diferentes problemas a lo largo de la vida
como depresión, dificultades en el aprendizaje y limitaciones a la hora de afrontar situaciones
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Apartado IV. Familia y Escuela
estresantes. Además, el trabajo demuestra que estos cambios pueden extenderse en función del
cuidado ofrecido por los padres.
"Sabemos desde hace mucho tiempo, por estudios del comportamiento, que la exposición a la
pobreza es uno de los predictores más fuertes de malos resultados cognitivos en la infancia", explica
Luby. "Un creciente número de estudios de imagen y de neurociencia han mostrado recientemente
que la pobreza también tienen un efecto negativo en el desarrollo cerebral. Lo novedoso es que
nuestra investigación evidencia los efectos de la pobreza en un cerebro en desarrollo,
particularmente en el hipocampo, lo que está fuertemente influenciado por el cuidado de los padres
y factores estresantes que los niños experimentan", aclara esta investigadora.
Este trabajo "nos muestra cómo dos experiencias específicas -la calidad del cuidado y el estréspueden impactar en una estructura [el hipocampo] que juega un papel principal en el aprendizaje
y la memoria, al igual que en la capacidad para modular la respuesta al estrés", señala Charles A.
Nelson, profesor de pediatría en la Universidad de Harvard y director de Investigación en el
Hospital Infantil de Boston, en un editorial que publica también JAMA Pediatrics.
El estudio concluye que recibir una atención de calidad en la infancia es un objetivo que "se puede
lograr a través del apoyo y la educación parental, junto con programas preescolares que ofrezcan un
buen suplemento para el cuidado y la seguridad de los niños pequeños más vulnerables". Porque,
como señala Luby, "los niños que reciben un buen cuidado en su infancia no experimentan
necesariamente problemas del desarrollo, cognitivo y emocionales que pueden afectar a niños que
no cuentan con este apoyo parental y que es tremendamente importante. Este estudio nos da un
objetivo tangible y viable relacionado con intervenciones precoces que se focalicen sobre el cuidado
paterno".
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Apartado IV. Familia y Escuela
162- ¿Las dificultades económicas de la familia afectan al rendimiento escolar de
tu hijo?
Abc m. j. pérez-barco / madrid
Día 03/11/2013
El 61% de los alumnos en riesgo de exclusión suspendió tres o
más asignaturas el curso pasado
El 18,4% de estos jóvenes que estudian la ESO en institutos
públicos sufre carencias económicas severas
Un estudio de la Fundación Adsis, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja con jóvenes en riesgo
de exclusión, ha demostrado que la falta de recursos económicos en una familia sí afecta al
rendimiento académico de sus hijos. Para su investigación esta ONG ha realizado una encuesta a
2.970 chicos de 24 institutos públicos de ESO de toda España. Y los resultados revelaron que no
todos tienen las mismas oportunidades: el 18,4% de estos jóvenes sufre carencias económicas
severas, lo que afecta a su futuro educativo.
Son chicos viven en hogares con padres sin trabajo (63%), con dificultades para pagar el alquiler
o la hipoteca (70%) o para afrontar imprevistos (87%). Los hay que no pueden comer carne o
pescado al menos tres veces por semana (75%), o que pasan frío en casa durante el invierno (73%)
o que viven en familias que no disponen de un automóvil (74%).
Tienen menos acceso a actividades extraescolares
El informe de Fundación Adsis («El futuro comienza hoy») pone en evidencia que estos chicos
tienen menos acceso a actividades y apoyos de carácter extraescolar (por ejemplo, practican menos
deporte), con lo cual su rendimiento se ve notablemente afectado. Su desempeño académico es un
24% más bajo que el del resto de los estudiantes. Suspenden más. De hecho, un 61% de ellos ha
suspendido tres o más asignaturas el curso pasado frente al 37% del resto de los alumnos que
también lo han hecho.
Además tienen menos preparación para el mundo global y digital que les espera, ya que son chicos
que dan menos importancia al dominio de idiomas y a la informática que el resto de los
estudiantes.
Un entorno que no apoya
La investigación también destaca cómo estos jóvenes en riesgo de exclusión se sienten menos
valorados y apoyados por su entorno que el resto de estudiantes de ESO. Por ejemplo, la mitad de
ellos viven con un solo progenitor. Y se sienten menos valorados por sus padres, su red de
relaciones afectivas es más pobre e incluso perciben que tienen menos apoyo por parte de
profesores y tutores para sacar sus estudios adelante.
Motivos no les faltan para ser más pesimistas respecto al futuro que el resto de los adolescentes
que no se encuentran en esa situación. Sus expectativas de éxito son más bajas: un 37% cree que no
alcanzará sus aspiraciones y un 30% no sabe si acabará la ESO o cree que no lo hará.
La crisis les ha golpeado de lleno a estos chicos y a sus compañeros, que aún con mejor situación
económica ve mermada sus expectativas de futuro tanto en su formación académica como en su
empleabilidad cuando sean jóvenes. Es la generación Post-Millennial, adolescentes nacidos entre
1997 y 2000, muy conscientes de las dificultades que deben superar para conseguir un futuro (el
50% lo ve negro o incierto), pero que confían plenamente en sí mismos (el 78% creen que
alcanzarán sus aspiraciones) y en la cultura del esfuerzo para conseguirlo (el 87% está dispuesto a
esforzarse).
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Apartado IV. Familia y Escuela
163-La siesta mejora el aprendizaje de los niños en edad preescolar
ABC RAFAEL IBARRA / MADRID Día 24/09/2013
Un estudio confirma que dormir en las horas de colegio favorece la capacidad de recordar
Los niños de 3 a 5 años deberían dormir la siesta en horario escolar para mejorar su rendimiento
escolar. Con ese periodo de descanso y de ruptura en su proceso de aprendizaje, los niños refuerzan
su capacidad de aprendizaje y de memoria, lo que les permite aprovechar mejor las horas de clase
que les restan, asegura una investigación que se publica en la revista The Proceedings of the
National Academy of Sciences (PNAS).
Se sabe que en los adultos tener un sueño reparador mejora el aprendizaje al consolidar la
información y su almacenamiento. Sin embargo, hasta ahora había pocas evidencias científicas que
demostraran que dormir la siesta pudiera tiene un importante efecto en la capacidad de aprendizaje
de los niños. Los datos de este trabajo podrían tener importantes implicaciones en los programas de
educación de muchos países, entre ellos España, donde se han ido eliminando progresivamente las
siestas escolares para los cursos de 3 a 5 años.
Precisamente debido a que algunos programas de educación infantil están eliminando las siestas
escolares para aumentar el tiempo de enseñanza, el equipo de Rebecca Spencer, del Instituto Salk
de la Jolla (EE.UU.), trató de determinar si la siesta tenía o no algún beneficio sobre los niños. Así,
examinaron en 40 niños, de 3 a 5 años, si tenían algún efecto sobre su rendimiento escolar y su
capacidad de aprendizaje. Para ello, valoraron los cambios de su rendimiento gracias a una prueba
visual-espacial, muy similar a los juegos de memoria, en los que los niños ven una serie de
imágenes y tienen que recordar dónde se ubican las diferentes imágenes.
Los resultados mostraron que cuando los niños «se pierden una siesta no se pueden recuperar sus
beneficios durante el sueño nocturno, por lo que parece que hay un beneficio adicional si el sueño
se produce durante el periodo educativo».
Spencer subraya que su trabajo confirma que las siestas en el aula favorecen el aprendizaje de los
niños en edad preescolar mediante la mejora de su capacidad de recordar. Y el beneficio, apunta la
investigadora, «es mucho mayor para aquellos niños que están habituados a dormir siesta,
independientemente de su edad». Y concluye: «El sueño distribuido -en varias fases- resulta crítico
en el aprendizaje precoz de los niños, especialmente cuando las reservas de memoria a corto plazo
son limitadas -como ocurre en los niños más pequeños- la consolidación de la memoria debe
realizarse con frecuencia».
287
Apartado IV. Familia y Escuela
164-¿Quieres saber cómo aumentar el rendimiento escolar de tu hijo?
ABC- Laura peraita 07/02/2013
La Fundación Botín ha llevado a cabo varios proyectos
de investigación que han mejorado la inteligencia
emocional, rendimiento y clima escolar entre los
alumnos
Los padres ya no solo se preocupan por que en la
escolarización de sus hijos aprendan las materias que les imparten, lo que califican ya de suma
importancia. Existe una tendencia cada vez mayor a demandar una formación en emociones,
alertados por los numerosos casos y noticias que destacan el mal comportamiento y fracaso de
muchos adolescentes en la sociedad actual.
Sin embargo, el sistema educativo aún no le dedica los recursos que los psicólogos consideran que
debería tener esta materia en las escuelas. Y eso que están sobradamente demostrados los efectos
positivos de trabajar la inteligencia emocional en los niños. El mayor incremento de rendimiento
académico relacionado con el desarrollo de la inteligencia emocional en la escuela ha sido del 14%,
tal y como manifestó un estudio desarrollado por Roger Weissberg en USA y publicado en la
revista child development en su número de enero/febrero 2011. Un porcentaje muy significativo
puesto que supone pasar de estar por debajo, a encima de la media.
Desde la Fundación Botín llevan diez años investigando los beneficios de enseñar a los niños la
inteligencia emocional en las aulas de los colegios, tanto públicos como concertados. No se trata de
que tengan una asignatura concreta en la que estudien en qué consiste —asegura Fátima Sánchez—.
Todo lo contrario, se pretende que en cada clase —ya sea de matemáticas, historia, música, lengua,
manualidades...—, los profesores integren ambos contenidos y técnicas al mismo tiempo, de manera
que los alumnos los asimilen sin apenas darse cuenta. Hemos podido comprobar una correlación
positiva entre clima escolar y rendimiento académico —señala Fátima Sánchez, directora del área
de Educación de la Fundación Botín—. Es decir, los centros que trabajaban con el programa de
inteligencia emocional de la Fundación puntuaron mejor en clima escolar y esta mejor puntuación
correspondía con alumnos que obtenían también mejores notas que los alumnos no participantes en
el programa».
Efectos positivos
Los efectos son muy positivos —tal y como señala Fátima Sánchez—: «logramos que los niños
aprendan a conocerse más a ellos mismos, saben cómo son y, por ello, aumentan su confianza y
autoestima personal. Además, conocen lo que es la empatía, valoran y respetan cómo son los demás
compañeros del grupo, saben identificar y expresar sus propias emociones, desarrollan el
autocontrol, la toma de decisiones responsables y la realización de actividades saludables. Por otra
parte, conseguimos un buen desarrollo social, puesto que saben cómo relacionarse con los demás y
adquieren una gran autoafirmación; es decir, saben lo que quieren y aprenden a decir "no", a pesar
de que el resto del grupo diga lo contrario».
Diferencias
La Fundación Botín llevó a cabo durante tres años un proyecto en Cantabria en el que trabajó con
un grupo de niños de 8 a 12 años. Del análisis de los resultados, en comparación con otros
compañeros con los que no se trató la inteligencia emocional, se encontraron cuatro diferencias
esenciales:
-Los que participaron mejoraron un 6% su claridad y comprensión emocional. Fueron capaces de
identificar mejor sus emociones, la forma de gestionarlas y regularlas. «Aprendieron a dirigir sus
pensamientos de forma positiva y a actuar de la manera más adecuada —señala la directora del área
de Educación de la Fundación Botín—. Ésta es una cuestión muy importante para todos y, sobre
todo, para los jóvenes que están en la adolescencia».
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Apartado IV. Familia y Escuela
-La asertividad: su capacidad de saber lo que piensan y decirlo de manera adecuada mejoró en un
5%, «lo que es muy esencial porque son fieles a sus pensamientos y no se dejan arrastrar por el
grupo».
-El desarrollo de habilidades positivas dirigidas a la prevención mejoró un 13%, por lo que
disminuyó su nivel de ansiedad.
-Correlación clara entre la mejora del clima en el centro escolar y la obtención de mejores notas.
En cien colegios de Cantabria se ha llevado a cabo esta experiencia y 50 de ellos —unos 20.000
estudiantes y mil profesores— han formado la Red de Centros de Educación Responsable y aplican
el programa de la Fundación Botín en su totalidad.
«Lo ideal sería que todos los colegios se trabajara este asunto con los alumnos desde los 3 a los 16
años por todos los beneficios y mejoras que proporciona», asegura Fátima Sánchez.
Para que sea posible, el profesorado necesita una formación básica en aplicar estas habilidades de
desarrollo cognitivo, en inteligencia emocional y en el desarrollo social, unas 30 horas de formación
aproximadamente.
Proliferación de talleres
Pero, mientras en los centros de enseñanza se plantean o no introducir la inteligencia emocional
como parte de sus enseñanzas, y ante la demanda creciente por parte de padres que quieren que sus
hijos mejoren sus capacidades, ha proliferado la oferta de talleres con programas especializados en
las emociones.
Según Laia Gil, psicóloga infantil de Nútrim, los talleres de inteligencia emocional permiten que los
pequeños sean capaces de conocer e identificar las distintas emociones en uno mismo y en los
demás, así como las estrategias para gestionarlas. «Comprenden de manera práctica qué es la
alegría, la felicidad, el enfado, la tristeza, la incertidumbre, el aburrimiento... y qué pasa cuando se
está en cada una de estas situaciones, de manera que les aportamos las herramientas necesarias para
que sepan canalizar sus emociones de la forma más positiva posible».
El objetivo es que aprendan a reaccionar con inteligencia para sentirse mejor
Asegura que en las diferentes dinámicas se llevan a cabo sesiones de rol playing —como si de una
escuela de negocios se tratara— en las que se simulan situaciones como la de que a un niño se le
rompe un juguete. «De esta manera, analizamos las diferentes reacciones, conductas y hasta las
expresiones faciales tanto del niño al que se le ha roto el juego como las del que lo ha roto. El
objetivo es que entiendan mejor cómo se siente cada una de las partes y aprendan a reaccionar con
inteligencia para sentirse mejor».
La mayor parte de los talleres van dirigidos a niños a partir de tres años y, fundamentalmente a
estudiantes de primaria y hasta la adolescencia. Los expertos aseguran que la conciencia y
regulación emocionales son competencias básicas para la vida, ya que facilitan la manera de
afrontar los retos que se plantean en la vida diaria, siendo elementos esenciales en la construcción
del bienestar tanto personal como social.
Otros de los beneficios que aportan estos talleres son los de «aprender a crear el clima adecuado
para mejorar las relaciones con los demás, descubrir a hacer un mejor uso del lenguaje verbal y no
verbal, potenciar la capacidad de relación, comunicación e influencia. y aprender a evitar conflictos
y cómo alcanzar acuerdos», concluye Laia Gil.
http://www.fundacionbotin.org/
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Apartado IV. Familia y Escuela
165-Los valores los inculcan los padres, no la escuela
ABC carlota fominaya / madrid Día 01/12/2012 Los profesores tienen una función importantísima en este
aspecto, pero es el ejemplo de la familia el que cala de verdad
en los hijos
El amor incondicional, la bondad, el afecto, la honestidad, la
justicia, la solidaridad, el respeto, la tolerancia... son valores
necesarios para realizarnos correctamente, para crecer y ser felices. Las personas adultas
deberíamos saber transmitirlos a las generaciones que nos siguen. Pero ¿por dónde empezar su
enseñanza y aprendizaje? Lo principal es que todos los expertos consultados señalan a la familia
como el lugar principal donde se descubren los valores. Pero ¿están las familias preparadas para
este reto?
Coherencia en el testimonio
En este aspecto de la educación, los padres han de ser conscientes de que su manera de ser y de
hacer familia será crítica. Para la escritora Victoria Cardona, «los padres deben saber que en la
primera infancia los niños imitan todo, por lo que es muy importante ser coherentes a la hora de dar
testimonio. Los valores no se enseñan. Los valores los descubren los hijos a través del ejemplo de
los padres». Coincide con ella Ramón Olegario, profesor de pedagogía terapéutica del IES nº 1 de
Riberia (La Coruña), para quien la educación en valores debe empezar en casa, y cuanto antes. «Si
un niño ha tenido una buena base afectiva, una base armónica, ese niño tiene mucho ganado. De
hecho, la escuela tiene una función importantísima en este aspecto, pero los profesores somos sólo
los subsidiarios de dicha educación en valores».
La familia, prosigue Cardona, «es núcleo de la sociedad donde se educan por contagio a todos los
que la integran. Pero cada familia tiene su estilo y debe estudiar qué valores quiere transmitir». Ahí
es donde Javier Borrego, profesor de Ética y Antropología de la Universidad CEU San Pablo hace
hincapié en lo siguiente: «Los valores por sí solos no son nada. Sólo tienen su sentido cuando están
ordenados y podemos señalar un valor central».
Distintas jerarquías
De ahí que Borrego proponga que cada familia se plantee qué ideal es el que le mueve. Porque,
prosigue este docente, no todas las jerarquías de valores son iguales. «Puede haber familias que
entiendan que lo mejor es colmar todos los deseos de los niños, y entonces los niños crecen sin
enfrentarse a los problemas y disfrutando de la vida… pero a la larga será perjudicial. Pero puede
haber otras familias que su ideal sea la unidad y la comunicación. Entonces se acostumbrarán a no
tenerlo todo inmediatamente, a compartir. Los niños de estas familias crecerán más felices. Es así
de sencillo».
De esta forma, mientras que para este profesor la educación en valores debe empezar por la
enseñanza de ciertos criterios éticos y estéticos, para el profesor de pedagogía terapéutica del IES
Nº 1 de Ribeira (La Coruña), hoy por hoy lo principal sería «educar en el respeto al prójimo,
llevado a todos los niveles». «Yo diría que todos son importantes», apunta por su parte Victoria
Camps, catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Bellaterra. Autora
del libro «Qué hay que enseñar a nuestros hijos», Camps concluye que «el buen humor, la
generosidad, la autoestima... son conceptos encadenados que se van complementado, y cuyo
conjunto explica qué es eso de la felicidad».
Objetivo, una libertad responsable
POR Victoria cardona
Siempre conviene pensar en valores que ayuden a los niños y los jóvenes a alcanzar una libertad
responsable. Les dejo unas conclusiones en forma de pinceladas para la reflexión personal. Un valor
es intangible, pero es algo que atrae y que, en los padres, tiene su fundamento en la mejora personal.
Se trata de demostrar con obras la fuerza interior que tiene cada madre o padre, para mantener una
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Apartado IV. Familia y Escuela
actitud positiva y enfrentarse a su día a día con ánimo renovado, con objeto de acompañar a los
hijos en su proceso educativo. Los valores de la convivencia son fundamentales para educar en
casa. Valgan unos ejemplos: dar las gracias amablemente por un favor recibido; valorar una tarea
bien hecha; corregir con paciencia la realización de un encargo que podía haberse llevado a cabo
con más pulcritud; pasar por alto el mal humor de un adolescente; reconocer que hemos perdido los
modales y nos hemos enfadado y saber decir: «Perdona, he hecho mal», con humildad. Así,
podemos ayudar a nuestros hijos a descubrir los valores del agradecimiento, de la serenidad y del
perdón, mucho más que con mil y un discursos sabiamente elaborados y explicados. El valor que
brilla y que necesitan hoy más que ningún otro es nuestro afecto y cariño. Con afecto los padres
tendrán un ascendente que les facilitará el ejercicio de la autoridad. Una autoridad que deberá
concretarse en los horarios del tiempo de estudio, de la red o de las actividades extraescolares. El
esfuerzo que tienen que hacer niños y adolescentes para obedecer es un valor que les ayudará toda
la vida. Demos importancia al testimonio personal. Aunque hablamos de transmitir valores, es
mejor que los descubran en la vida de los padres. En definitiva, conviene que sepan interiorizar los
valores que han observado en su familia y, actuando con libertad, tengan sus propios criterios y
lleguen a ser felices.
Especialista en orientación familiar y autora de «¿Quién educa a mi hijo?»
Principios que se dan en casa
POR Fernando Vidal Fernández
El amor incondicional. Es la experiencia más básica de la familia. Saberse y sentirse querido por
uno mismo, confianza de ser amado incluso cuando se falla. La incondicionalidad y la tolerancia
son una ley básica de la humanización; pese a todo, hay perdón.
Gratuidad. Es un valor progresivamente olvidado en la sociedad, pero que en la familia mana a
raudales. De hecho, es su nota principal. El caudal de la gratuidad es lo que hace funcionar una
sociedad, sin ella se hace inviable y se colapsa.
Responsabilidad. Las personas se constituyen en ellas mismas porque se responsabilizan de las
otras. Esta es una experiencia fundamental en la infancia. Uno se forma como persona en
proporción a cómo se responsabiliza de los demás y del mundo.
Discernimiento. La familia nos enseña a distinguir las cosas, a llamar las cosas por su nombre, a
conocer el bien, la verdad y la belleza. Nos enseña a hablar el lenguaje de la realidad, a distinguir
los signos de sus mensajes.
Trascendencia. Gracias a la familia sabemos que las cosas van más allá de nosotros, aquí y ahora.
Lo aprendemos al pensar en antepasados y en generaciones venideras. Formamos parte de una
historia que nos trasciende.
Profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, doctor en Sociología, y director del
Instituto Universitario de la Familia
... Y los enemigos que nos hacen perder las referencias
por f. v. f.
1. La superficialidad. La vida acomodada que nos facilita el sistema puede hacer que perdamos el
verdadero valor de las cosas. Se extiende por doquier la superficialidad y eso crea condiciones para
la aparición de la tiranía.
2. La pereza. ¡Es tan fácil reducir lo complejo a lo simple, lo profundo a lo superficial, el valor a la
moda! Tener valores es también una conquista que requiere esfuerzo, búsqueda y maduración,
cultivarse, a veces vencer las propias inclinaciones, superar muchas modas y tendencias de la
sociedad. Y eso es todo un trabajo.
3. Ensimismamiento. Quien vive centrado en sí mismo es incapaz de distinguir los valores de lo
humano. Los valores no se logran por uno mismo, son siempre un don compartido con los demás.
4. Autoengaño. Este es nuestro gran mal hoy en día. Para poder identificar valores tienes que
militar en la atención, tienes que practicar un examen sincero y detallado de tu vida.
291
Apartado IV. Familia y Escuela
166- «No es que los niños alemanes sean más listos. Es que aquí los atornillamos
a la silla»
ABC carlota fominayac / madrid Día 01/10/2013
El autor de «Rompe tu zona de confort» asegura que
hay que cambiar la educación de los más pequeños
Gregory Cajina, autor de «Rompe tu zona de confort»
(Oniro), vive a caballo entre Alemania y Madrid, lo que le
permite hacer continuamente comparaciones entre los dos
países. Para explicarnos cómo podemos aplicar la teoría de su libro —en el que se anima al lector a
arriesgarse y a tomar sus propias decisiones en la vida—, a las relaciones entre padres e hijos, lo
primero que hace es situarnos con una comparación entre ambos países. «Aquí el niño es el centro
de la familia. En Alemania son importantes, pero son un miembro más. En Alemania la
educación está muy orientada a la independencia del niño, algo que la enseñanza tradicional
española dinamita. Aquí se atornilla al niño a la silla y se espera de él que no se levante hasta que
acabe la carrera. No es que los niños germanos sean más listos, o tengan una composición cerebral
diferente. Es que, al contrario de aquí, se educan en la independencia, la creatividad, o a la
experimentación».
Por eso lo primero por lo que apuesta Cajina es porque los padres en España enseñen al niño a
asumir su propia responsabilidad, desde su más tierna edad y durante la adolescencia. «Hay que
enseñar al niño a romper con su propia zona de confort desde que tiene dos años, obviamente
poniendo un límite. El mejor legado que pueden dejar unos padres a unos hijos no es el dinero, las
propiedades... Sino la autoconfianza de saber que en su cabeza están todos los recursos para buscar
o conseguir lo que necesita. El niño tiene que saber que podrá reinventarse, porque sabe mirar desde
distintos puntos de vista».
¿Qué podemos hacer, entonces? El autor de «Rompe con tu zona de confort» aconseja fomentar la
creatividad, la experimentación, el riesgo calculado... «Y en el proceso de aprendizaje, devolverle
siempre la pregunta al niño. Si te dice con cuatro años que si puede saltar, le tienes que contestar
que pruebe. Tienes que dejarle calcular su propia fortaleza. Lo más seguro es que si no le miras
cuando se caiga ni siquiera llore». Hoy, continúa Cajina, sobreprotegemos a los pequeños. «Un niño
se tiene que ensuciar para aprender a integrarse, se tiene que hacer daño para aprender a cuidar de sí
mismo, y tiene que aprender a arriesgarse, a levantarse, a sacudirse el polvo y recomponerse cuando
se pierden todas las canicas o las chapas».
Que se sientan queridos
El otro factor clave para su crecimiento, afirma contundente, «es que se sientan queridos, no
rodeados de cosas». En muchas ocasiones los adolescentes (y los adultos) acaban recurriendo a la
violencia contra otros y contra sí mismos por una ausencia de cariño (o sea, tiempo, atención)
durante la infancia, el desafecto, un mínimo de contacto, de comprensión, de calidez... Y ojo, que la
"ausencia estando presente" del padre/madre, o tutor adulto es tan lesiva como una agresión para el
futuro del chaval. Y esto no hay Play Station que lo subsane»
En otras palabras, para Cajina, lo que los pequeños necesitan es tiempo. «Nuestro tiempo. Entre
otras cosas, para ayudarles a que afloren esas virtudes con las que nacen de fábrica... en lugar de
insistir en convertirles en lo que nosotros ¿sabemos? que ellos ¿deben? ser. Eduquen, extraigan,
descubran todo aquello en lo que el chaval despunta y, sobre todo, disfruten y proporciónenle los
recursos para que expriman esos talentos». «Dejemos de condenarles a desarrollar solo los talentos
más demandados por el mercado con la intención de que se conviertan en un individuo rico de
mayor... pero en un individuo que antes o después se preguntará... ¿Pero qué demonios estoy
haciendo con mi vida?».
292
Apartado IV. Familia y Escuela
El autor de «Rompe con tu zona de confort» también nos ilustra durante nuestra charla sobre cómo
podemos saber cuál de las ocho inteligencias establecidas por el psicólogo Howard Gardner
presenta nuestro hijo. «La próxima vez que jueguen con sus pequeños aprovechen para observar los
diferentes talentos naturales que demuestren. Lo sabrán por la inusual habilidad y disfrute que
demuestren. Fíjense en su uso del lenguaje (con ustedes el próximo Nobel de Literatura); su
destreza en el uso de su capacidad motora (¿un nuevo atleta en ciernes?); su habilidad artística
(pintura, escultura, arquitectura...); su empatía y simpatía (consigo mismo, con los demás); y, por
supuesto, la habilidad que nuestra sociedad ceba con esteroides: la lógica cartesiana». «Tomen nota
del modo en que le pequeño juega, en cómo se desenvuelve. Escriba algunos ejemplos, aunque sean
anecdóticos, de aquello con lo que sonríe y, encima, es bueno haciéndolo».
La zona de confort en la adolescencia
¿Y cómo podemos romper la «zona de confort» durante la difícil etapa de la adolescencia?
«Llevando al adolescente a ver las consecuencias de sus actos», responde Cajina. «Para que el
aprendizaje se arraigue tiene que conllevar emoción. Por eso un adolescente tiene que vivir, que ver
las cosas. Por mucho que le cuentes lo que puede ocurrir si conduce bebido, a no ser que lo viva o
que se lo cuente el líder de su grupo, no te hará caso. Es mejor que lo lleves al centro de
Parapléjicos de Toledo, por poner un ejemplo. Ese tipo de cosas en Alemania ya se hace».
También, prosigue Cajina, hay que ser consecuentes tanto con los premios como con los castigos.
«Los padres debemos poner la información encima de la mesa. Luego la decisión es de los
adolescentes. Personalmente pienso que no se debe premiar lo que uno debe hacer, aunque sí
penalizar lo que no se hace». «De otra forma empiezan los problemas con la motivación. Si tú das
siempre a esa persona una recompensa, esa persona se habitúa a la recompensa».
Pero para eso, «lo primero que hay que hacer es involucrar al chaval en sus objetivos. Incluso
por contrato», sugiere. «Por supuesto no tiene validez legal. El objetivo es dejar por escrito las
reglas del juego entre padre e hijo, y cuáles son las consecuencias si estas no se cumplen. Las
penalizaciones pueden ser humorísticas o de chanza, como una donación a una causa que no le
guste o algo sentimental que le duela... No es tanto por castigarle, sino por ligar la emoción a algo
que él o ella no ha conseguido». Ahora bien, prosigue Cajina, «si el tipo ha estudiado pero ha
sacado un seis, hay que ser flexibles... Ha habido trabajo, ha habido esfuerzo... démoslo por
conseguido».
«Rompe tu zona de confort»
El libro de Gregory Cajina revela, de manera ágil y provocativa, planteamientos diferentes
extraídos de los últimos avances en neurociencia para enfocar muchos de los escenarios cotidianos,
y por tanto desapercibidos, que bloquean nuestra transición a una vida más acorde con lo que
realmente queremos. Este libro nos invita a desvelar 52 caminos para emprender ese cambio en
nuestra vida que no puede aguardar más y ayudarnos a aventurarnos por parajes aún no transitados.
Nos muestra cómo salir de la zona de confort en la que nos sentimos seguros y todo es conocido,
pero que nos limita y no nos deja crecer.
En las páginas de esta obra nos desafía a recalibrar muchos de los ejes de nuestra existencia desde el
ámbito de la educación hasta el del trabajo; desde lo espiritual a lo sensual; desde la crianza de los
hijos hasta las relaciones en la empresa y nos muestra que vivir es aventurarse, atreverse y rediseñar
día a día lo que queremos ser. Es reinventarse día a día.
«Rompe tu zona de confort», editorial planeta de los libros
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Apartado IV. Familia y Escuela
167-Pautas para elegir con acierto el colegio de tus hijos
ABC M.J. Pérez-barco/ L. peraita Día 26/04/2013 Decantarse por un centro es una decisión que conlleva tanta responsabilidad como quebraderos
de cabeza para los padres. Conozca las pistas para una decisión acertada
El periodo de escolarización de nuevos alumnos en colegios e institutos para el curso 2013-2014
acaba de comenzar. Muchos niños entrarán por primera vez en el sistema educativo a sus tres o seis
años, otros pasarán al instituto y algunos cambiarán de colegio por diversas circunstancias. En
cualquiera de los casos, elegir un centro educativo supone no solo una prioridad en la familia, sino
también una enorme responsabilidad que trae de cabeza a muchos padres, sobre todo cuando el niño
va a ser escolarizado por primera vez. La mayor preocupación es acertar en una elección que va a
perdurar durante años.
No existe una fórmula mágica, ni única, que dé respuesta a las preguntas que se plantean los padres
para acertar en la elección, pues al final es una decisión personal de cada familia. ¿Cuál es el mejor
colegio? ¿El que obtenga los mejores resultados de los alumnos en pruebas de conocimiento en 6º
de Primaria o en Selectividad? ¿Uno bilingüe? ¿Uno religioso o uno laico? ¿El que esté más cerca
de casa? ¿El que tenga menos alumnos por clase?
¿Es el mejor colegio para mi hijo?
Antes de resolver todas esas dudas, algunos expertos aconsejan plantearse otra prioridad, como
explica Jorge Casesmeiro, director de Psicopaidos y asesor del Colegio de Pedagogos de Madrid:
«Para enfocar bien la elección, antes que pensar en "el mejor colegio" preguntémonos si es "el
mejor colegio para mi hijo". Los "rankings", instalaciones, idiomas... son una información que
puede condicionar, pero nunca determinar la elección. Si uno conoce a su hijo, le quedarán más
claros los factores más relevantes para su formación».
Sin embargo, ¿cómo acertar en la elección antes de esa edad, a los tres años, que es cuando la
mayoría de los niños son escolarizados en España? «A esa edad, es difícil tener en cuenta las
características de nuestro hijo, pues el pequeño aún se está desarrollando», afirma Carmen Guaita,
maestra de Primaria y vicepresidenta nacional del sindicato de profesores ANPE.
Las prioridades para esta docente a esas edades tan tempranas obligan a una profunda reflexión.
«Los padres tienen que plantearse una meta. No se trata de que sea cirujano o abogado, sino que
debemos tener una visión final e integral de la persona en la que queremos que se convierta, de los
valores y capacidades que queremos que posea. Para algunos puede ser más importante que al final
del proceso educativo su hijo tenga un conocimiento profundo de varios idiomas, para otros que
posea unos valores religiosos como la solidaridad y la generosidad, para otros que su hijo esté
integrado en la sociedad real, que sea una persona que aporte valores a esa sociedad».
Uno de los puntos de partida para aclarar las ideas es, según Carmen Guaita, que los padres hagan
un proceso de reflexión sobre cómo se imaginan a su hijo de adulto, cómo quieren que sea. «De esta
forma, podrán determinar si desean que estudie con la élite, si prefieren que esté en un entorno
adaptado a su situación, o si optan por que esté en una burbuja que no se corresponda con su
realidad —con lo que se corre el riesgo de que sea el pobre en un colegio de ricos, y lo que ello
supone—, si quiere que su formación sea religiosa o no...».
No hay que dejar de olvidar que el colegio proporcionará al alumno calidad de vida y autonomía.
Por eso, el horario lectivo, el desplazamiento hasta el centro o las actividades extraescolares
facilitarán descanso, tiempo de estudio y de ocio... «Si ir al cole supone dos horas de ruta al día, hay
que pensar si merece la pena que el niño invierta ese tiempo, porque le puede privar de otras cosas»,
dice Guaita.
Visitar varios centros
El clima que se respira en el centro es otra de las prioridades para esta profesora: «Recomiendo a
los padres que visiten con naturalidad varios colegios y no solamente se fijen en las instalaciones, el
comedor, el polideportivo o las aulas. Deben recoger una visión del clima del centro: si está
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Apartado IV. Familia y Escuela
decorado con los trabajos de los alumnos, las actividades no lectivas que ofrece, cómo es la relación
de padres y profesores, cómo funciona la asociación de padres y alumnos, fijarse en cómo salen los
niños del centro, la despedida entre alumnos y profesores, si hay flexibilidad de horario para hablar
con el tutor cuando surge un problema...». Cada detalle cuenta, «hasta qué pasa en el recreo después
de comer, quién vigila a los niños...». En su opinión, pesan más estas particularidades que «dejarse
llevar por los "rankings", ya que puede ser peligroso, porque no se conoce toda la verdad. Los
"rankings" son solo un instrumento más».
El pedagogo Jorge Casesmeiro también ofrece una serie de pistas a considerar en la elección: «Es
muy importante el compromiso real del centro por una formación integral del alumno: a nivel
intelectual (aprender a pensar y expresarse: entender el mundo y buscar la verdad), ético
(responsabilidad, respeto, tolerancia), estético/afectivo (sensibilidad, motivación, conocimiento
interior) y con sentido de trascendencia (apertura a cuestiones de fondo, espiritualidad, ya sea
religiosa, laica o aconfesional). En términos de didáctica: metodologías activas, que estimulen la
exploración y la iniciativa, el gusto por pensar, aprender y participar, por aprender de los errores;
trabajar en grupo».
Público, privado o concertado
La mayoría de los padres comienzan por establecer si quieren un colegio público, concertado o
privado. «Quizá la crisis sea una buena oportunidad para que los padres que nunca pensaban en la
oferta pública comprueben la buena calidad de esta enseñanza —añade Carmen Guaita—. Si tienen
cerca un colegio público, les recomendaría que se acerquen a conocerlo para ver sus dotaciones,
conocer al profesorado... Los colegios bilingües concretamente funcionan de maravilla. No se puede
descartar esta opción solo por el hecho de ser una enseñanza pública».
Estos centros son gestionados por la Administración, por eso se garantiza la gratuidad de sus
servicios. Cuando las plazas ofertadas son escasas se activa un proceso de selección de solicitudes
de ingreso. Cada Comunidad autónoma tiene potestad para fijar sus propios criterios y los puntos
que asignarán al alumno. En la Comunidad de Madrid han sido recientemente modificados.
Los colegios concertados son centros privados que disfrutan de subvenciones públicas, por lo que el
coste de las matrículas es inferior al de los privados. Es un modelo intermedio entre la enseñanza
pública y privada. Por lo general, solo suelen estar subvencionados los niveles obligatorios
(segundo ciclo de Educación Infantil, Educación Primaria y ESO), pero los padres deben financiar
el coste de los servicios como transporte escolar, comedor, clases de refuerzo, actividades
extraescolares, etc. Se concierta un determinado número de aulas en cada colegio aunque es
habitual que el acuerdo afecte a la inmensa mayoría de las aulas.
«En los centros privados el modelo de educación es financiado por los padres de los alumnos y
están autorizados para implantar un ideario de enseñanza propio, siempre que se ajusten a las
exigencias que marca la ley. También tienen libertad para establecer sus normas de admisión»,
asegura Julio Ros, director de publicaciones de Infoempleo.com que edita la guía Dices de los
mejores colegios de España.
Enseñanza de calidad
Tanto si se decanta por una opción u otra, lo importante es poder dar a su hijo una enseñanza de
calidad. Pero, ¿cómo determinarla? Los expertos en la materia recomiendan que los padres busquen
referencias directas del centro que les interese. Para ello, pueden ir a la salida de clase y preguntar a
los padres de alumnos las cuestiones que más le inquieten y, posteriormente, concertar una
entrevista con los responsables o profesores del centro para profundizar en aquellos asuntos de los
que necesite más información. No obstante, algunos colegios celebran «jornadas de puertas
abiertas» para que los padres vean el centro en pleno funcionamiento y resuelvan sus dudas «in
situ».
Según Carmen Guaita, la calidad de un centro se determina por una serie de indicadores «cómo son
los proyectos que desarrolla, su innovación, los idiomas que imparte, la posibilidad de intercambio
de alumnos con otros centros, incluso en el extranjero, la amplia capacidad de las aulas de
informática, la importancia que se concede al deporte...».
295
Apartado IV. Familia y Escuela
Bien es cierto que una de las «guías» que utilizan muchos padres es valorar los resultados que han
obtenido los alumnos del colegio en Selectividad, el número de aprobados. También puede
informarse en la Asociación de Padres de Alumnos que tenga el centro.
Respecto a la cualificación del profesorado, añade que «su calidad es una cuestión que no se puede
poner en duda porque los docentes, ya sean de centros públicos, concertados o privados, están muy
preparados para desarrollar su trabajo».
Perfil del alumnado
Conocer el perfil del alumnado también puede ofrecerle pistas para saber con quién compartirá las
clases su hijo codo con codo. Debe saber si hay niños extranjeros, su procedencia, y el ratio de
niños por clase.
Instalaciones
No pase por alto las instalaciones, que deben estar cuidadas y adaptadas para los más pequeños
como, por ejemplo, los cuartos de baño, adecuados al tamaño de los más pequeños. También es
importante que se fije en el número de laboratorios, en las aulas de informática, la biblioteca, el
salón de actos, las instalaciones deportivas, en si el comedor tiene cocina propia o no, si dispone de
servicio de guardería, rutas escolares, así como actividades extra escolares, programas para el
verano, si cuenta con un gabinete médico permanente o de enfermería o cómo funciona el
departamento de orientación educativa.
Sea cual sea su opción, lo importante es que recabe información suficiente sobre los centros que
está barajando y tenga en cuenta que en los colegios privados podrá presentar cuantas solicitudes
desee, mientras que en los públicos y concertados se entrega una única instancia en el colegio
elegido.
Factores decisivos
m. j. p-b. madrid
Ideario
Los principios ideológicos, morales o religiosos del centro deben estar en sintonía con las ideas de
los padres. La familia tendrá claro qué tipo de persona busca educar.
Visita al centro
No basta con ver las instalaciones, también hay que tener una visión del clima que se respira en el
cole, de las relaciones entre profesores y padres, de cómo trabaja el director...
Extraescolares
Ayudan a desarrollar otras capacidades y habilidades del alumno. Tienen que ser gratificantes para
el niño, y nunca una forma de tenerlo ocupado hasta que los padres salgan del trabajo.
Orientación
Un gabinete psicopedagógico ayuda en el caso de que el alumno presente alguna dificultad de
aprendizaje. Si surgen estos problemas, hay que saber cómo se abordan.
Cercanía y horarios
La distancia al centro escolar y el horario lectivo deben ofrecer una calidad de vida al alumno para
que tenga tiempo para descansar, estudiar, jugar, relacionarse...
Proyecto educativo
Informarse de cómo se transmiten los conocimientos: si es un aprendizaje más memorístico, o
participativo, o creativo... Así como de los puntos fuertes del centro: nuevas tecnologías, deportes,
matemáticas, música...
Nivel académico
Hay que conocer el programa educativo y la preparación de los profesores. También los resultados
de los alumnos en Selectividad o en las pruebas de conocimiento de 6º de Primaria. La opinión de
otros padres cuenta.
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Apartado IV. Familia y Escuela
168-Todas las claves para acertar en la elección de un colegio para tu hijo
ABC M. J. pérez-barco Día 12/03/2013 Los «rankings» pueden condicionar, pero nunca determinar
a la hora de elegir un centro educativo. Existen otras
fórmulas que te presentamos
Elegir colegio es siempre una decisión difícil para los padres
En breve, las comunidades autónomas abrirán el plazo de inscripción de nuevos alumnos en
colegios e institutos para el curso 2013-2014. Muchos niños entrarán por primera vez en el
sistema educativo a sus tres o seis años, otros pasarán al instituto y algunos cambiarán de colegio
por diversas circunstancias. En cualquiera de los casos, elegir un centro educativo para los hijos
supone no solo una prioridad en la familia, sino también una enorme responsabilidad que trae de
cabeza a muchos padres, sobre todo cuando el niño va a ser escolarizado por primera vez. La mayor
preocupación es acertar en una elección que va a perdurar durante años.
No existe una fórmula mágica, ni única, que dé respuesta a las preguntas que se plantean los padres
para acertar en la elección, pues al final es una decisión personal de cada familia. ¿Cuál es el mejor
colegio? ¿El que obtenga los mejores resultados de los alumnos en pruebas de conocimiento en 6º
de Primaria o en Selectividad? ¿Uno bilingüe? ¿Uno religioso o uno laico? ¿El que esté más cerca
de casa? ¿El que tenga menos alumnos por clase?
A los seis años
Antes de resolver todas esas dudas, algunos expertos aconsejan plantearse otra prioridad, como
explica Jorge Casesmeiro, director de Psicopaidos y asesor del Colegio de Pedagogos de Madrid:
«Para enfocar bien la elección, antes que pensar en "el mejor colegio" preguntémonos si es "el
mejor colegio para mi hijo". Los "rankings", instalaciones, idiomas... son una información que
puede condicionar, pero nunca determinar la elección. Si uno conoce a su hijo, le quedarán más
claros los factores más relevantes para su formación».
Es lo que ha demostrado un estudiado realizado por María Jesús Álava Reyes, directora del Centro
de Psicología Álava Reyes, y su equipo. Durante unas semanas evaluaron a 842 niños de cinco
años, teniendo en cuenta no solo su nivel de aprendizaje e inteligencia, sino también otros
factores, como su carácter y peculiaridades, cómo se relacionaban con los demás, el tipo de
liderazgo que mostraban ante sus compañeros, cómo reaccionaban a las preguntas, cómo
interiorizaban la información, su capacidad de respuesta, la riqueza del lenguaje, su
comportamiento día a día en casa en diferentes situaciones...
Con todas esas variables, y atendiendo las preferencias educativas de los padres por el centro
educativo, asesoraron a las familias sobre el colegio más adecuado para su hijo. «Al cabo de
ocho años, todos los niños habían logrado gran éxito escolar —asegura Álava Reyes—. Solo un
caso había fracasado, por otros condicionantes, como fueron la separación de sus padres y el
traslado a otra comunidad autónoma».
Con tres años
Es decir, este estudio demuestra que las singularidades de cada niño son las que determinan el
colegio más adecuado para él. Y tenerlas en cuenta previene futuros fracasos académicos. Por eso,
Álava Reyes aconseja a los padres que pidan a los profesionales y equipos de orientación de los
centros una valoración de cómo es su hijo en la etapa infantil (3 a 6 años) para determinar el tipo
de educación que más le conviene. «A los seis años ya están fijadas las bases de la personalidad
y ya ha desarrollado el 80% de su capacidad intelectual», dice la psicóloga.
Sin embargo, ¿cómo acertar en la elección antes de esa edad, a los tres años, que es cuando la
mayoría de los niños son escolarizados en España? «A esa edad, es difícil tener en cuenta las
características de nuestro hijo, pues el pequeño aún se está desarrollando», afirma Carmen Guaita,
maestra de Primaria y vicepresidenta nacional del sindicato de profesores ANPE.
Si ir al cole supone dos horas de ruta al día, hay que pensar si merece la pena
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Apartado IV. Familia y Escuela
Las prioridades para esta docente a esas edades tan tempranas obligan a una profunda reflexión.
«Los padres tienen que plantearse una meta. No se trata de que sea cirujano o abogado, sino que
debemos tener una visión final e integral de la persona en la que queremos que se convierta, de
los valores y capacidades que queremos que posea. Para algunos puede ser más importante que al
final del proceso educativo su hijo tenga un conocimiento profundo de varios idiomas, para otros
que posea unos valores religiosos como la solidaridad y la generosidad, para otros que su hijo esté
integrado en la sociedad real, que sea una persona que aporte valores a esa sociedad».
No hay que dejar de olvidar que el colegio proporcionará al alumno calidad de vida y autonomía.
Por eso, el horario lectivo, el desplazamiento hasta el centro o las actividades extraescolares
facilitarán descanso, tiempo de estudio y de ocio... «Si ir al cole supone dos horas de ruta al día, hay
que pensar si merece la pena que el niño invierta ese tiempo, porque le puede privar de otras cosas»,
dice Guaita.
Visitar varios centros
El clima que se respira en el centro es otra de las prioridades para esta profesora: «Recomiendo a
los padres que visiten con naturalidad varios colegios y no solamente se fijen en las instalaciones, el
comedor, el polideportivo o las aulas. Deben recoger una visión del clima del centro: si está
decorado con los trabajos de los alumnos, las actividades no lectivas que ofrece, cómo es la relación
de padres y profesores, cómo funciona la asociación de padres y alumnos, fijarse en cómo salen los
niños del centro, la despedida entre alumnos y profesores, si hay flexibilidad de horario para hablar
con el tutor cuando surge un problema...». Cada detalle cuenta, «hasta qué pasa en el recreo después
de comer, quién vigila a los niños...». En su opinión, pesan más estas particularidades que «dejarse
llevar por los "rankings", ya que puede ser peligroso, porque no se conoce toda la verdad. Los
"rankings" son solo un instrumento más».
Un ranking no debe determinar la elección de un centro
El pedagogo Jorge Casesmeiro también ofrece una serie de pistas a considerar en la elección: «"En
primer lugar, es muy importante el compromiso real del centro por una formación integral del
alumno: a nivel intelectual (aprender a pensar y expresarse: entender el mundo y buscar la verdad),
ético (responsabilidad, respeto, tolerancia), estético/afectivo (sensibilidad, motivación,
conocimiento interior) y con sentido de trascendencia (apertura a cuestiones de fondo,
espiritualidad, ya sea religiosa, laica o aconfesional). En términos de didáctica: metodologías
activas, que estimulen la exploración y la iniciativa, el gusto por pensar, aprender y participar, por
aprender de los errores; trabajar en grupo».
Son muchos los factores que entran en juego para elegir el mejor colegio. Por eso debe ser, sobre
todo, una decisión muy meditada por los padres. Suerte en la elección.
A cada niño su cole
La psicóloga María Jesús Álava Reyes ofrece estas orientaciones generales según las características
del niño:
—Niños tranquilos con potencial intelectual, capacidad de atención y un buen seguimiento de las
pautas. Les convienen colegios con un buen nivel escolar y una metodología más tradicional.
—Niños inquietos y dispersos, con potencial intelectual, con menor nivel de autoexigencia
personal. Deben ir a centros que atiendan de forma más individualizada y donde la participación del
alumno en clase sea más alta.
—Niños creativos, críticos, con capacidad de análisis, con un don para las actividades artísticas.
Necesitan colegios específicos donde se trabaje mucho el espíritu creativo y crítico, unido a niveles
de exigencia altos y una formación muy integral, con asignaturas como el debate.
—Niños con problemas emocionales y dificultades, inseguridad, baja autoestima. Les convienen
colegios que trabajen mucho las relaciones sociales, la generosidad con los compañeros, la
confianza...
Factores decisivos
Ideario
Los principios ideológicos, morales o religiosos del centro deben estar en sintonía con las ideas de
los padres. La familia tendrá claro qué tipo de persona busca educar.
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Apartado IV. Familia y Escuela
Visita al centro
No basta con ver las instalaciones, también hay que tener una visión del clima que se respira en el
cole, de las relaciones entre profesores y padres, de cómo trabaja el director...
Extraescolares
Ayudan a desarrollar otras capacidades y habilidades del alumno. Tienen que ser gratificantes para
el niño, y nunca una forma de tenerlo ocupado hasta que los padres salgan del trabajo.
Orientación
Un gabinete psicopedagógico ayuda en el caso de que el alumno presente alguna dificultad de
aprendizaje. Si surgen estos problemas, hay que saber cómo se abordan.
Cercanía y horarios
La distancia al centro escolar y el horario lectivo deben ofrecer una calidad de vida al alumno para
que tenga tiempo para descansar, estudiar, jugar, relacionarse...
Proyecto educativo
Informarse de cómo se transmiten los conocimientos: si es un aprendizaje más memorístico, o
participativo, o creativo... Así como de los puntos fuertes del centro: nuevas tecnologías, deportes,
matemáticas, música...
Nivel académico
Hay que conocer el programa educativo y la preparación de los profesores. También los resultados
de los alumnos en Selectividad o en las pruebas de conocimiento de 6º de Primaria. La opinión de
otros padres cuenta.
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Apartado IV. Familia y Escuela
169- ¿Por qué no leen los niños?
Benedicto González Vargas
En mi opinión, hay tres razones fundamentales:
1. La cultura audiovisual, digital e hipervinculada es mucho más
atractiva por la enorme cantidad de información y variedad que ofrece.
2. Los padres, en general, que tampoco leen demasiado que digamos, no
se constituyen como ejemplo de lectura.
3. La escuela, como institución formadora, hace rato que no logra
adecuarse al mundo moderno y sigue entendiendo la lectura
domiciliaria como un hecho obligado, forzoso, academicista y aburrido.
Vamos por partes:
1.- Si le preguntamos a un niño qué prefiere hacer y le damos como
opciones la televisión, el mp3 o mp4, el computador, el play station o algo similar, un dvd o,
incluso, los juegos del teléfono móvil o bien un libro, probablemente lo último que elija sea el texto
tradicional.
Nos vienen entonces todas las complicaciones, remordimientos y hasta algunos enojos y
terminamos, muchas veces, castigando a los niños. Es más, en pocas ocasiones los padres se
detienen a verificar si sus hijos están leyendo o escribiendo en el PC, algo que en esta época es
bastante más común de lo que pensamos.
2. Si los niños ven que los padres leen algo más que la sección deportiva del diario o el horóscopo,
probablemente les llame la atención. Si los niños ven que sus padres leen continuamente libros y
revistas, tal vez encuentren que son raros. Digo esto porque muchos especialistas recomiendan leer
frente a los hijos para dar ejemplo y creo, firmemente, que eso no sirve de nada en los tiempos
modernos, si no va acompañado de otra acción: comentar en familia lo leído, convertir la lectura en
motivo de conversación, porque eso sí le entrega valor al ejemplo y permite socializar los
contenidos alcanzados a través de la lectura incluyendo entre ésta, por cierto, los libros y textos
digitales.
3. La escuela, por su parte, ha desarrollado una magnífica campaña anti lectura dando a leer textos
obligatorios, generalmente aburridos y luego, casi como castigo, tomando pruebas o exámenes
dificilísimos, preguntando detalles insignificantes y complicando las respuestas en demasía. ¿Qué
conseguimos con esto? Convertir la lectura en una tortura doble, la de la escuela y la de la casa,
porque probablemente muchos padres le dicen a los niños “¡apaga la televisión (o el PC, o el DVD,
etc.) y ponte a leer!”
¿Alguien puede encontrarle sentido a esto?
He tenido buena acogida cuando mis alumnos eligen los textos y sobre todo cuando las pruebas o
controles de lecturas son entretenidos y dinámicos. Convertir el texto leído en comics, instalar la
posibilidad de intervenirlo a través de cambiarle finales, agregarle capítulos, poner y quitar
personajes, modificar épocas y ambientes, dibujar un momento del relato, suelen ser buenas
maneras de evaluar la lectura sin provocar temor o aburrimiento. Por cierto que es más trabajo para
el docente. Pero somos profesionales.
Otra forma de incentivar la lectura con un valor agregado enorme es el Programa de Lectura
Silenciosa Sostenida, de Mabel Condemarín, cuando se aplica como corresponde, y sin los
acomodos de la improvisación, funciona a las mil maravillas.
Finalmente, los seminarios socráticos, el uso dinámico y creativo de las lecturas de los libros de
texto y la combinación de estrategias de lectura con comentarios digitales, son altamente
entusiasmantes para los niños.
Por cierto, de todas estas ideas señaladas, probablemente algunas no funcionen con todos los
alumnos, pero más de alguna funcionará para nuestra alegría y sorpresa.
300
Apartado IV. Familia y Escuela
170-Receta para sacar buenas notas
EL MUNDO martes 03/01/2012 Patricia Matey | Madrid
Un análisis constata la relación entre deporte y rendimiento
académico
Niños participando en una carrera infantil.
Decir que el deporte tiene efectos positivos en la salud de niños y
adolescentes y que su práctica habitual protege de las
enfermedades cardiovasculares o la diabetes puede sonar a 'disco
rayado'. Pero si ahora le aseguramos que el ejercicio físico rutinario puede contribuir a mejorar las
notas de sus hijos, probablemente presten más atención a este artículo.
Las evidencias científicas sobre la influencia positiva del ejercicio en la función cerebral y cognitiva
se acumulan desde hace tiempo. Precisamente, ELMUNDO.es publicaba los datos de un estudio
sueco que da fe de ello. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad Vrije (Holanda), acaba de
confirmar, tras llevar a cabo una revisión de los estudios previos que han relacionado la actividad
física con un mejor rendimiento académico, que, efectivamente, el deporte contribuye a tener más
éxitos en el 'cole'.
Los posibles motivos
Hay varias "hipótesis sobre los mecanismos por los que el ejercicio es beneficioso para la
cognición. Uno de ellos hace referencia a que hacer deporte mejorar la función cardiaca y la
capacidad pulmonar y que el cerebro recibe un aumento de oxígeno. Otra menciona el aumento de
los niveles de endorfinas y norepinefrina, lo que se traduce en una reducción de los niveles de estrés
y en una mejora del humor", introducen los autores en su estudio que ha visto la luz en el último
'Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine' .
Pero, también, porque "el deporte facilita un aumento de los factores de crecimiento que ayudan a
crear nuevas células nerviosas lo que estimula la plasticidad sináptica (conexión entre las
neuronas)", agregan. Además de todos estos factores fisiológicos, la participación regular en
actividades deportivas puede mejorar el comportamiento de los niños en el aula y aumentar así las
probabilidades de una mejor concentración en los contenidos académicos.
La metodología
Los científicos llevaron a cabo una búsqueda y selección de todos los trabajos publicados entre
1990 y 2010 que hacían referencia al deporte y al aprendizaje escolar o al rendimiento académico y
que se habían realizado en menores con una media de edad de seis hasta los 18 años.
De los 844 trabajos identificados inicialmente, los autores escogieron finalmente 14, por
"considerarlos relevantes". "Diez de los trabajos eran observacionales, mientras que cuatro
describían las intervenciones llevadas a cabo en colegios. Además, 12 de ellos fueron llevados a
cabo en EEUU, otro en Canadá y un último, en África del Sur. El número de participantes de los
ensayos oscilaba entre 53 y 12.000, a los que se les hizo seguimientos desde ocho semanas a cinco
años, según cada ensayo.
El valor de esta revisión radica en que hasta ahora "no se había realizado ninguna con un enfoque
específico de relación entre actividad física general y rendimiento académico que valorara, además,
la calidad de los estudios", insisten los investigadores.
Determinan en sus conclusiones que "relativamente pocos estudios con alta calidad metodológica
han explorado la relación entre actividad física y el rendimiento académico".
Pese a ello, los autores han encontrado "que el deporte se relaciona positivamente con una mejora
de los resultados escolares. No obstante, se necesitan más estudios de que exploren las dosis de
ejercicio que hay que practicar para obtener un beneficio cognitivo o de rendimiento y también se
requieren instrumentos de medición más fiables que aclaren los mecanismos de esta asociación".
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Apartado IV. Familia y Escuela
171-«Tu hijo puede ser un genio en matemáticas»
ABC carlota fominaya / Día 07/02/2013 Los fracasos se producen por no aprender bien la asignatura
en Primaria
Para muchos niños, las matemáticas son un verdadero
problema
«Yo soy de letras», «las matemáticas son complicadísimas», o «es que no tengo memoria para las
fórmulas». Frases como estas se oyen a diario en muchos hogares españoles, donde las matemáticas
son todo un problema. Hasta el punto de que según las estadísticas, es la asignatura que más se
suspende, tanto en institutos, como en módulos o carreras universitarias. Son muchos los niños y
jóvenes que necesitan ayuda y refuerzo para poder superarla. Pero según Fernando Blasco y Juan
Medina, ambos profesores de la materia y coautores del libro «Tu hijo puede ser un genio de las
matemáticas» (Temas de Hoy), es posible aprender a resolver problemas sin darse de cabezazos en
la pared. Todo es cuestión, dicen, «de memorizar lo justo y de razonar y deducir a tope».
En qué momento se tuercen los niños
El problema radica, aseguran los dos casi al unísono, en Primaria. «En matemáticas es muy
importante la base y comprender los detalles, para no tener que memorizar las operaciones. Si el
niño no comprende bien desde el principio, lo sufrirá luego en cursos posteriores. Y en España
tenemos un gran problema: falta enseñanza personalizada y tiempo. Hay muchas materias, las aulas
son muy heterogéneas, y los niños no aprenden a razonar, si no a memorizar hasta las tablas de
multiplicar, lo cual no tiene mucho sentido», apunta Blasco, profesor de Matemáticas en la
Universidad Politécnica de Madrid.
Segunda oportunidad
La buena noticia, añade, «es que tiene remedio, y los padres tienen mucho que ver en ello, porque
pueden reforzar mucho estas carencias». «Nuestra recomendación es que no se desliguen del tema.
Dominar esta asignatura es crucial en la vida. Si los padres ayudan a sus hijos a controlar la materia,
les estarán ayudando también a desarrollar otras competencias que resultarán decisivas en su futuro,
como la confianza en sí mismo, la tenacidad o la creatividad que requiere la resolución de
problemas».
Lo corrobora Medina, profesor de la Universidad Politécnica de Cartagena y creador del portal
www.lasmatematicas.es, con millones de visitas y 40.000 usuarios fijos. «Aprender matemáticas es
un ejercicio buenísimo para la mente, porque te da una capacidad enorme para aprender otras
materias en la vida. Es una base excelente y el motor de otras inteligencias. Es como entrenar o
hacer estiramientos, te prepara para estar en forma. Y en el mundo laboral saber matemáticas hoy en
día es una garantía de éxito». «Así que cuanto antes empecemos con ello mejor. Y esto no significa
hacerles los deberes, porque sería tapar el problema, supone fomentar su razonamiento y sentido
crítico. Pero el hecho de que los padres se impliquen en la labor educativa de sus hijos ya es
garantía de éxito», advierte.
El método y los consejos
La clave para Blasco, autor de obras como «El periodista matemático», es que hay que decir un
adiós rotundo a aprender sumas y restas, fracciones, áreas, potencias, raíces cuadradas,
ecuaciones… de memoria. De hecho, según este experto, también autor de «Matemagia», para
llegar a ser un gran matemático apenas hace falta memorizar nada. «Los padres tienen que saber
que pueden ayudar a su hijo con el cálculo, la geometría o la aritmética casi sin darse cuenta,
302
Apartado IV. Familia y Escuela
mientras van de paseo o hacen la compra, por ejemplo. Un buen consejo sería practicar con ellos
desde que son pequeñitos haciendo operaciones sencillas con las matrículas de los coches, buscando
los que tengan números que sumen 20... Otra sería hacer estimaciones de lo que se lleva en el
carrito del supermercado. También pueden encontrar aliados en trucos de magia o en juegos de
cartas como la escoba, donde hay que sumar hasta 15».
La recomendación de Medina es no estar «encima» de los niños. «Hay que mostrárselo de forma
disfrazada, si no, lo rechazan de inmediato. Yo aprovecho que mi hijo se "pierde" por utilizar un
rato mi móvil para jugar a enviarle operaciones sencillas que él me tiene que devolver en forma de
mensaje, por "whats app". Son como esponjas y hay que suministrarles estímulos constantemente».
De manual
El libro «Tu hijo puede ser un genio de las matemáticas» (Temas de Hoy) aborda en un lenguaje
siempre accesible una introducción a la casi totalidad de las matemáticas que tu hijo va a estudiar
hasta los 12-13 años (desde qué es un número hasta la geometría o las ecuaciones), todo ello
aderezado con anécdotas, referencias y actividades para que desarrolléis los dos juntos. Un libro de
cabecera, avalado por la experiencia académica y familiar de sus dos autores, que os acompañará
durante toda esa primera etapa de formación. Porque con tu ayuda tu hijo puede convertirse en un
genio de las matemáticas… y crecer en el camino
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Apartado IV. Familia y Escuela
172-Controla tu ansiedad ante los exámenes finales
EL MUNDO - BEATRIZ G. PORTALATÍN Madrid 01/06/2015
Hay dos tipos de ansiedad: la racional y la irracional
Para evitar el problema, existen técnicas de relajación y control
En la Universidad, los exámenes han comenzado, las evaluaciones de colegios e institutos están a
punto de arrancar y la selectividad, a dos golpes de calendario. En esta época, ríos de café, nervios y
noches sin dormir ocupan los días de muchos estudiantes, pero en algunos de ellos hay otro
elemento que les dificulta su estudio: la ansiedad. Más del 25% de los alumnos ve su rendimiento
afectado por culpa de este factor.
No sólo hay una ansiedad sino que hay distintos niveles y no siempre todas se controlan de la
misma forma. Isabel Serrano Pintado, profesora del departamento de Personalidad, Evaluación y
Tratamiento de la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca y Camino Escolar
Llamazares, doctora en Psicología por dicho centro, tienen una amplia experiencia en esta temática.
Durante su trayectoria profesional, han visto a muchos alumnos con problemas de este tipo a la hora
de estudiar o de enfrentarse a los exámenes. Pero, ¿toda ansiedad es mala?
La ansiedad es una respuesta emocional de adaptación, anticipadora y normal ante eventos de
resultados inciertos. Tal como explican ambas expertas en el libro que recientemente han
publicado Cómo vencer la ansiedad ante los exámenes (Pirámide), este elemento puede ayudar a
realizar mejor una tarea, se convierte en este caso en un elemento motivador. El problema surge
cuando los niveles de ansiedad son muy elevados, a lo que se denomina ansiedad desadaptativa e
innecesaria. Y es cuando surgen los problemas.
¿Qué tipo de ansiedad tienes?
Estos niveles altos de ansiedad y, por tanto, problemáticos a la hora de estudiar o de enfrentarse a
un examen pueden ser, a su vez, de dos tipos: racional o irracional.
"Un alumno presenta ansiedad racional cuando no estudia correctamente o directamente no lo hace.
En estos casos, se dice que el problema surge porque no tiene hábitos y técnicas de estudio
adecuados", explica a EL MUNDO Isabel Serrano.
Por su parte, un alumno presenta problemas de ansiedad irracional cuando sí estudia y lo hace
correctamente, pero se pone nervioso en el examen y rinde peor de lo que podría haber hecho. Los
motivos que desencadenan esta ansiedad irracional pueden ser muchos. En algunos casos, surge
cuando el alumno ha tenido algún tipo de bloqueo en un examen. "Si este alumno centra su atención
en esa única vez que se bloqueó y no en las veces que tuvo éxito, es posible que sufra un proceso
de condicionamiento: anticipará futuras situaciones de examen, lo que le hará sentir malestar",
afirma.
Por otro lado, también puede darse la situación de que el alumno haya recibido información
negativa respecto de los exámenes de asignaturas específicas o de ciertos profesores y esto hace que
anticipe una mala calificación, lo cual hace que se sienta más nervioso. Otro de los motivos puede
residir en las concepciones o creencias que haya ido haciendo el estudiante sobre su persona a lo
largo de su vida. Es decir, "si basa su valía en los éxitos obtenidos dará mucha importancia a un
fracaso puesto que según sus esquemas mentales la valía de una persona depende de los éxitos",
señala Serrano.
Es importante destacar aquí el papel que juega el perfeccionismo. Este elemento es uno de los más
importantes a la hora de presentar ansiedad ante exámenes. "Si mi idea de perfeccionismo implica
que todo tengo que hacerlo perfecto y que no puedo cometer ningún error, la simple anticipación de
no obtener la mejor nota o de fallar hará que me sienta peor y se convertirá en una especie
de círculo vicioso del que no podré salir", señala.
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Apartado IV. Familia y Escuela
Claves para superarla
La ansiedad suele manifestarse en tres niveles: fisiológico, motor y cognitivo. Los síntomas que
surgen a nivel fisiológico pueden manifestarse en forma de tensión corporal. Por ejemplo, pueden
aparecer taquicardias, molestias digestivas, insomnio, sudoración, dolores musculares. A nivel
cognitivo, como anticipación de una mala ejecución en el examen, pueden aparecer creencias de
baja autoestima o problemas de concentración. Y finalmente, a nivel motor, pueden presentar signos
como hiperactividad, problemas de alimentación que varían desde no comer nada hasta una ingesta
excesiva, fumar y beber en exceso, lloros y conductas de evitación y de escape de la situación de
examen.
Existen diferentes formas para controlar, evitar y/o disminuir estos síntomas, tanto si se trata de
ansiedad racional como irracional. Según aconseja Serrano, si se trata de una ansiedad racional, el
alumno deberá programarse un tiempo de estudio y utilizar técnicas de estudio adecuadas. "Existen
muchos manuales en los que se dan las pautas para aprender autocontrol de la conducta de estudio".
También es muy importante aprender a utilizar estrategias de autocontrol para conocer aquellos
factores que influyen de forma positiva o negativa en el comportamiento y poder modificar los
malos. El lugar y el ambiente en el que se estudia son muy importante. Si no es cómodo y
seguro, es mejor buscar otro lo antes posible.
Pero si se trata de ansiedad irracional, Serrano señala que es importante que el alumno aprenda a
relajarse de forma adecuada. Por tanto, una de las claves es aprender una técnica de relajación
para controlar las manifestaciones fisiológicas de la ansiedad, "por ejemplo, con la respiración
profunda o la relajación progresiva", aconseja.
En segundo lugar, es importante aprender a controlar nuestros pensamientos, es decir, la técnica
de control de respuestas cognitivas, o lo que es lo mismo, cambiar los pensamientos y
autoverbalizaciones negativas por otras más positivas. "Es bueno que se haga consciente de sus
pensamientos o autoverbalizaciones respecto a exigencias que se hace a sí mismo; analizar si le
afectan positiva o negativamente e intentar sustituirlas por otras que favorezcan la ejecución",
señala esta especialista.
Por ejemplo, decir 'tengo que sacar un 10 en este examen' hace que se sienta peor que si dice "me
gustaría sacar un 10 en este examen'. O decir 'me estoy poniendo nervioso y no me voy a poder
controlar' hace que se sienta peor que si se dice 'me estoy poniendo nervioso'. Por lo tanto, en ese
proceso de pensamiento es mejor parar un momento para hacer respiraciones profundas y relajarse y
así poder continuar con el examen.
Finalmente, es clave tener confianza en sí mismo y relativizar las consecuencias de una mala
calificación. "Es diferente decir 'nunca acabaré la carrera' a decir 'si suspendo, revisaré el examen
para ver los fallos y corregirlos, y me relajaré para sacar mejor nota la próxima vez'", concluye.
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Apartado IV. Familia y Escuela
173-Claves para elegir estudios universitarios
ABC S.F Día 17/02/2013 María Jesús Lago Ávila, directora del Servicio de Promoción de Grado y Posgrado de la
Universidad Ceu San Pablo, expone las pautas a seguir a la hora de seleccionar una carrera
Durante estas semanas, los alumnos que cursan segundo de
Bachillerato van a adoptar una de las decisiones más
importantes de su vida, que condicionará su futuro laboral y
personal: elegirán una carrera universitaria. Les surgirán todo
tipo de dudas: ¿qué titulación universitaria será la más
adecuada?, ¿qué salida profesional obtendré?... Y en este
periodo la preocupación de los padres será cómo ayudar a sus
hijos y tomar la decisión más acertada. Además, en el contexto de la responsabilidad paterna surge
otra preocupación, la del fracaso académico: ¿en qué titulaciones tendrá un mejor encaje?, ¿qué
estudios de grado son más exigentes?, ¿le ayudarán en la universidad sus profesores?
En la actualidad, según el Ministerio de Educación, existe en España una oferta educativa de 2.413
títulos de grado, impartidos por 74 universidades (50 públicas y 29 privadas). No se trata sólo
de qué estudiar, o qué expectativas de empleabilidad tendrán dichos grados, sino también dónde
hacerlo y conocer qué capacidad de instruir en competencias y habilidades tendrá la institución
elegida para formar a nuestros hijos e integrarlos en el mercado laboral.
Afortunadamente, la mayoría de los universitarios eligen en función de sus gustos más que por las
demandas del mercado. Por suerte, gracias a la enorme oferta de titulaciones del Espacio Europeo
de Educación Superior, hoy día es extraño que un alumno no encuentre aquel grado que realmente
desea. Y las empresas también han hallado en la nueva oferta académica una solución a sus
necesidades, con perfiles profesionales más especializados y cualificados. Así han surgido títulos
con una importante demanda laboral, como Biotecnología, Ingeniería Biomédica o Comunicación
Digital.
Por lo tanto, la decisión final debería basarse en tres criterios: la vocación del alumno y sus
capacidades reales para los estudios que desea; la demanda de dichos estudios en el mercado
laboral; y, por último, y clave en su decisión, la institución donde los cursará, que le capacitará y
avalará en sus competencias profesionales frente al mercado.
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Apartado IV. Familia y Escuela
174- 10 Consejos para estudiantes que 'debutan' en la Universidad
EL MUNDO
JAVIER EXPÓSITO
10/09/2015
Casi uno de cada cuatro universitarios (21,2%) abandona sus estudios
en el primer año
Pedagogos y expertos en 'coaching' dan las claves para cambiar el
instituto por el campus
Gestionar la nueva 'libertad' y el cambio de compañeros, entre los
miedos más comunes
Las ramas con mayor tasa de abandono en el primer año son Artes y Humanidades (27,4%) y
Ciencias (23,9%). R. C.
Casi uno de cada cuatro estudiantes universitarios debutantes (21,2%) abandona su carrera en el
primer curso, según datos del Ministerio de Educación. Dejar el instituto, los compañeros y
profesores de siempre y adentrarse en un gigantesco campus supone, para muchos, un trauma que
les lleva al fracaso. Para evitar patinazos, Enrique Castillejo y Gómez, presidente del Consejo
General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España, y Antonia de la Torre,
coordinadora de la Comisión de Coaching Educativo de la International Coach Federation España,
dan algunas claves de éxito.
1- Cambia el chip
"Los alumnos que van a la Universidad ya no son bachilleres que, prácticamente, hacen sólo lo que
se les manda", afirma Castillejo. Así, el primer paso para ser un buen estudiante universitario es, ni
más ni menos, que creérselo. "Deben aprovechar todas las opciones que se le abren", continúa,
"como los cursos, conferencias, etc.".
2- Márcate unos objetivos realistas
De la Torre lo tiene claro: "La Universidad es un entorno más exigente, donde encuentran mayor
libertad, pero muchas veces no están acostumbrados a ella". De esta forma, cada alumno debe
ser consciente de hasta dónde puede llegar, marcando claramente sus objetivos antes del inicio del
curso.
3- La Universidad es tu trabajo
Igual que cualquier trabajador, el universitario tiene unos horarios muy definidos: clases, cursos,
horas de estudio, momentos de ocio..."Debe organizar su tiempo adecuadamente", explica
Castillejo. "Por ejemplo, antes de las clases, es aconsejable haber leído algo sobre la materia que va
a recibir, para tener una experiencia previa".
4- ¡Confía en ti!
Además de cambiar el chip rápidamente, los expertos aconsejan potenciar un valor fundamental a
estas edades: la seguridad y la autoconfianza. "El nuevo entorno, los nuevos compañeros y
profesores, las relaciones que se forman... son miedos comunes a todos", argumenta De la Torre.
5- No eres un amanuense
307
Apartado IV. Familia y Escuela
"Hay una máxima: o escuchas al profesor y aprendes o tomas notas", apunta Castillejo. Así, el
estudiante debe dejar de lado el "deporte nacional", como lo denomina Castillejo, de tomar apuntes
al dictado. "Lo ideal es coger unas notas que sirvan de apoyo al estudio", detalla.
6- Deja los prejuicios en la entrada
Muchos alumnos se muestran muy reacios a conocimientos que no sean materia pura y dura
vinculada a su carrera universitaria. Que levante la mano el estudiante de Periodismo que no ha
torcido el gesto ante una asignatura de Economía. Pero blasfemar ante una materia que-no-es-de-lomío no sirve para nada. "El mundo profesional no está reducido a un ámbito: la
interdisciplinariedad es una realidad, por lo que hay que abrir la mente", señala Castillejo.
7- La libertad es un derecho... y un deber
Estudiante: ya no hay nadie que te diga lo que tienes que hacer, ni siquiera que te obligue a entrar
en el aula. Pero eso no significa que debas pasar horas enteras en la cafetería jugando al mus.
"Es muy importante trabajar la responsabilidad", indica De la Torre. "Los docentes nos inciden
mucho en este aspecto para trabajar la madurez del alumno", comenta.
8- Tus amistades marcan los límites de tu mundo
A lo largo de la ESO y el Bachillerato, el alumno está acostumbrado a tener un grupo de
amigos, con los que iría hasta el mismísimo infierno. Un círculo que, en ocasiones, es opaco
como una logia. Pero repetir esta costumbre en la facultad es poco beneficioso. "En la
Universidad, cuantos más grupos se formen, será mucho más productivo para el alumno",
cuenta Castillejo. "De esta forma, aprovecharán más su tiempo y tejerán una red de contactos con
personas muy diferentes entre sí", argumenta.
9- Vence tus miedos
Todos nos enfrentamos a pruebas a lo largo de nuestra vida. Y dejar el instituto de siempre para
adentrarse en un campus universitario es una más. Así, lo más recomendable para llegar a buen
puerto es "enfrentar la situación cuanto antes", como detalla De la Torre. Ser consciente de la
nueva tesitura, acometer las dificultades y tener una mentalidad positiva. En una palabra: ser
valiente.
10- ...Y un pequeño detalle: ¡estudia!
Parece obvio que un estudiante se dedica a estudiar, pero para muchos es una parte que no les acaba
de quedar clara ante las luces de neón de los nuevos amigos y la libertad extrema de su nueva vida.
"El alumno debe evaluarse a sí mismo para saber si ha conseguido los objetivos marcados", según
la opinión de Castillejo. "Esto no implica sólo ir a clase: debe conocer los grupos de trabajo de los
departamentos, visitar la biblioteca, ir a charlas...", concluye.
308
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
175-Bullying
Es un nombre nuevo para un problema viejo. Todos deben recordar alguna situación en las que
hayan participado en forma activa o pasiva de maltrato entre pares en la época escolar.
Para definir Bullying podemos utilizar diferentes sinónimos: intimidación, abuso, acoso, malos
tratos, exclusión social, burla, violencia física, violencia interpersonal.
Todo esto ocurre entre pares dentro o fuera de la escuela, y en momentos alejados de la mirada del
adulto. La intimidación ocurre en forma sistemática por parte de un niño (AGRESOR) hacia otro
(VÍCTIMA), que no tiene posibilidad de defenderse ante el resto de los compañeros
(EXPECTADORES) que contemplan y callan. Es un proceso que se da en todas las edades (puede
comenzar en el jardín) y en todos los ambientes sociales.
En este proceso todos son víctimas ya que todos
quedan marcados. Aprenden patrones de
conducta que no los ayudará a desenvolverse en
forma asertiva cuando sean adultos. Así mismo
afecta la autoestima de cada uno.
La causa de este fenómeno puede atribuirse a
que hubo un aprendizaje de violencia. Si no hay
intervención del adulto y el colegio no se hace
responsable, se retroalimenta la violencia,
entrando en un círculo cada vez más difícil de salir, donde se fijan patrones de conducta
inadecuados.
El maltrato entre pares es una conducta que se aprende por lo tanto puede corregirse. Etiquetar al
agresor no modifica conductas por el contrario las acentúa. Tratar al agresor como una persona
capaz de realizar acciones positivas favorece el cambio. Siempre se habla sobre la acción y nunca
sobre la persona. Promoviendo desde cada adulto una actitud de aceptación, tolerancia, trato amable
y respeto se favorece un clima interpersonal agradable.
Espectador es el que observa la conducta de acoso pero tiene un papel tan importante come el
agresor y la víctima. Si ellos intervienen activamente en forma positiva –dando a conocer el acto
violento, alejándose del agresor o mostrando que no están de acuerdo con esta conducta- ponen un
freno al agresor haciéndole ver que la agresión no es tolerada.
En general a medida que los niños crecen la idea de que la víctima se merece el acoso aumenta y se
tiende a cosificarla sin tener en cuenta sus sentimientos.
sentimientos. Como la agresión no suele tener
consecuencias físicas sino emocionales que no se visualizan en forma directa (como una
lastimadura) es minimizada. En la medida que los adolescentes se involucran con sus compañeros,
conociendo sus gustos, etc. es menos probable que cosifiquen al otro.
Bullying y Problemas de Aprendizaje
El niño con problemas de aprendizaje es más propenso a ser víctima en casos de agresión o acoso,
dado que generalmente tiene una baja autoestima. Es importante entonces estar atentos a conductas
de retraimiento o agresión en casa para indagar si el niño con dificultades de aprendizaje padece
esta problemática.
311
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
176-ACOSO EN LAS REDES
El 15% de los adolescentes se siente acosado en las redes sociales
ABC familia / madrid Día 04/01/2013 La organización de consumidores Facua crea una web con
consejos para garantizar la seguridad de los chicos en la
Red
La mayoría de los chicos están en todas las redes que les gustan
Es un dato reciente: el 15% de los adolescentes se ha sentido
alguna vez acosado a través de las redes sociales, según una encuesta realizada por FacuaConsumidores en Acción durante el pasado mes de diciembre. Motivo suficiente para que esta
organización haya puesto en marcha una web (facua.org/enredados) con consejos dirigidos a los
chicos para que naveguen por la Red con mayor seguridad. Por ejemplo, encontrarán
recomendaciones sobre las precauciones que se deben tomar al abrir un perfil en una red social,
cómo construir la identidad digital, qué normas de seguridad son esenciales para utilizar las redes,
qué se debe tener en cuenta a la hora de subir una foto... En la web se da respuesta a diez preguntas
frecuentes para disfrutar de estas herramientas con todas las precauciones necesarias.
La mayoría avisarían a un adulto ante el acoso
La encuesta realizada por Facua, entre 789 adolescentes de entre 14 y 17 años, reveló que el 5% de
ellos se sintió acosado en alguna ocasión y no sabía cómo actuar, mientras que el 10% indicó que
percibió la amenaza y la denunció. Al ser preguntados por lo que harían si sufrieran acoso en las
redes, el 29% señaló que eliminaría de sus contactos a la persona en cuestión, el 7% que borraría su
propio perfil y el 64% que avisaría a un adulto en quien confía.
Respecto a las limitaciones de edad, el 29% de los menores que han participado en la encuesta
indica que sólo está en las redes sociales que se lo permiten por su edad, y el 10% afirma que pide
autorización a sus padres cuando exigen una superior a la suya, frente al 62% que dice que está en
todas las que le gustan.
Cómo actuar
En su web, Facua aconseja a los usuarios que sufran ciberacoso que guarden las comunicaciones si
se trata de mensajes, o realicen capturas de pantalla o fotos desde el móvil, así como identificar el
perfil de quien amenaza. Con estos datos, pueden acudir a los soportes de denuncia de las propias
redes sociales, además de comentarle a un adulto lo que sucede. Tras ello, el afectado o un adulto
pueden poner el suceso en conocimiento de la policía y, con las pruebas guardadas, se podrá iniciar
una investigación para identificar a quien está cometiendo acoso.
312
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
177-Móviles inteligentes y tabletas pueden fomentar el acoso escolar
ABC efe / madrid Día 07/12/2013
La Policía Nacional advierte de los riesgos de
aplicaciones como Whatsapp
Un uso inadecuado de smartphones, tablets, o
de aplicaciones como Whatsapp puede
convertirse en una peligrosa herramienta que
fomente el acoso escolar, como señala la
Policía Nacional en una nota de prensa.
Esta advertencia se encuadra dentro de «Todos contra el acoso escolar», una nueva campaña
promovida por la Policía para intentar atajar este problema.
Las nuevas aplicaciones de comunicación en manos de escolares pueden posibilitar que el acoso en
las aulas se traslade a entornos digitales, convirtiéndose en una peligrosa herramienta de
bullying, según las autoridades.
La Policía recomienda a todos los menores que sufran esta situación que se lo comuniquen a un
adulto (padres, profesores o tutores) para intentar poner fin al conflicto en las aulas.
La iniciativa se ha completado con diferentes acciones en las redes sociales, vídeos y charlas de
concienciación dirigidas a alumnos, padres y profesores con el fin de implicar a todos los
relacionados con el desarrollo, educación y protección de menores.
Por el momento ya se ha recibido una veintena de correos en [email protected], la cuenta
que se ha abierto especialmente para denunciar este tipo de violencia.
313
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
178-¿Sabes qué es la indefensión aprendida?
ABC gema lendoiro
madrid Día 07/03/2015 -
Una experta nos explica por qué algunas personas acosadas no se defienden
En el campo de la psicología cada vez cobran
más fuerza las teorías que establecen la infancia
como punto de partida de muchas de las
vivencias que se tienen en la etapa adulta. Casos
de acoso escolar, estar quemado en el trabajo
porque tienes un compañero o un superior que
te hace la vida imposible, casos de mal trato por
parte de un familiar: una madre, una suegra, un
hermano o la propia pareja y, siendo escenas de
vidas cotidianas tan dispares entre sí, resultan
tener un denominador común: la parte débil, la
persona acosada que presenta idénticos síntomas ante esa situación injusta: no se defiende. No
sabe, no puede. Esto nos lleva a hablar de una teoría, no demasiado conocida a nivel general pero
que lleva ya años de discusión académica.
Fue un psicólogo norteamericano, Martin Seligman, quién la elaboró después de hacer un
experimento con unos perros a los que encerró en una jaula. Cada vez que intentaban abrir la jaula,
a uno de ellos, le propinaba una descarga eléctrica. Al final, abrió la jaula y el perro al que había
hecho daño desistió y no se fue de la jaula. Aprendió, a base de dolor, que no podía hacer nada por
escapar de su destino y se resignó. Esta teoría la aplicó, obviamente, a los seres humanos y
estableció que nos comportamos de manera idéntica si, desde que somos pequeños, nos enseñan
mediante actos con violencia, ya sea psíquica o física. Y esa manera idéntica es que perdemos la
capacidad de defendernos ante hechos, a todas luces, de agresión hacia nuestra integridad como
seres humanos.
Hemos hablado con Olga Carmona, psicóloga clínica de Psicología Ceibe y con amplia trayectoria
y que ha tratado en su consulta numerosas personas que arrastran, desde su punto de vista y en
buena manera, las teorías de Seligman.
—¿En qué aspectos de la vida cotidiana vemos plasmada la indefensión aprendida?
En todos los ámbitos, laboral, social, personal. En el terreno laboral es muy frecuente, suele
aparecer en forma de «esto es lo que hay y haga lo haga nada va a cambiar», es decir, dejo de
expresar mis deseos, mis derechos incluso, y sigo soportando una situación laboral de infelicidad
(cuando no de abuso) porque creo que no tengo ningún poder sobre ella. En el ámbito de lo social es
como una pandemia, una creencia generalizada de que no tenemos ningún poder para cambiar la
situación social, que somos irremediablemente vulnerables frente al poder político y económico. En
lo personal tampoco es infrecuente encontrar personas con discursos y vidas instaladas en un
modelo cuya expresión coincide con el de Indefensión o desesperanza aprendida. El conocido
refrán: «Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer» traduce una manera de relacionarnos
con el mundo instalada en la cultura.
—¿Cómo se hace con los niños, desde muy pequeños, para que crezcan seguros, fuertes, sin
esos miedos?
—¡Es la pregunta del millón! Ojalá hubiera recetas magistrales que nos garantizaran el resultado.
En conducta humana las cosas son enormemente complejas porque intervienen infinitas variables
que además son dinámicas, es decir, el cambio es la única constante. Sin embargo, hay consenso
dentro del mundo de la psicología sobre qué actuaciones no están indicadas cuando pretendemos
314
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
vulnerar lo menos posible el potencial y desarrollo de un ser humano. En este esquema en
particular, no inocular indefensión aprendida en un niño tendría que ver con la coherencia, la
incondicionalidad afectiva, el aprendizaje de estrategias de afrontamiento, la ausencia de miedo a
las figuras de apego o parentales, la sustitución de la culpa por la responsabilidad, la motivación de
logro y sobre todo la percepción de competencia, entre otras.
• Coherencia de los padres entre ellos y hacia el niño. Coherencia entre lo que dicen y hacen.
Coherencia en lo que transmitimos que está bien o está mal. Cuando un niño percibe a los padres
como un equipo consistente, sólido, en el que se puede confiar, entonces también percibe el mundo
como un lugar seguro, no como algo hostil y caótico. Esto imprime confianza y autoestima en tanto
los demás también son percibidos como no amenazantes y provee al niño de una visión positiva de
sí mismo y de los otros.
• La incondicionalidad afectiva tiene que ver con que nuestros hijos se sientan amados
independientemente de su comportamiento. Es decir, lo que siento por ti no es cuestionable, está
fuera de la ecuación. Esto no significa que apruebe todo lo que haces o que no ponga límites cuando
estos sean necesarios. Es decir, lo que intento canalizar adecuadamente es tu conducta, no a ti. Con
lo que puedo estar en desacuerdo es que con que lo haces no con quien eres. Cuando un niño se
siente amado, también se siente aceptado y desde ese lugar es mucho más fácil lograr los cambios
que sean necesarios en su aprendizaje del mundo.
•La ausencia de miedo, por supuesto. El miedo es un elemento imprescindible para aprender
indefensión, el miedo bloquea la posibilidad de actuar, coloca al organismo en un estado de alerta
donde sólo es posible la huida o el ataque. Un niño no tiene posibilidad alguna de huir ni de atacar,
por tanto se queda en un lugar paralizante de absoluta indefensión y donde su conciencia de
vulnerabilidad invade su capacidad de reacción. Cuando un niño siente miedo hacia aquellos a
quienes también ama y deberían amarle, generaliza esta emoción al resto de ámbitos afectivos de su
vida, aprende a amar desde el temor, y desde el temor sólo acabará por escaparse o por atacar, en el
plano afectivo.
La «Indefensión Aprendida» tiene que ver con el convencimiento de que hagas lo que hagas no
habrá no se producirá un resultado distinto. Es una brutal prisión psicológica, desconectada de la
realidad, que bloquea cualquier posibilidad de cambio o liberación. Un ejemplo conocido es el
método Ferber, en España llamado método Estivill, ya que este uno es un plagio del otro, que
consiste básicamente en no atender la llamada de un bebé a una imperiosa necesidad de ayuda. Un
bebé lo suficientemente pequeño como para que aún no tenga ni siquiera la herramienta de la
palabra ni la motricidad como para «escaparse» o buscar ayuda por su propio pie. Es decir, preso
de una inmensa vulnerabilidad, dependiente en extremo, cuya única alternativa de
supervivencia es el llanto. Si no obtiene respuesta a su petición de ayuda, aprenderá a que haga lo
haga no cambia nada, a que él no tiene el poder de manejar la realidad, en última instancia, de que
no existe (afectivamente hablando). Y este primer aprendizaje brutal quedará impreso en su cerebro
aún en desarrollo, dejando una impronta que influirá en su forma de percibirse a si mismo y al
mundo.
—¿Cómo debemos cuidar nuestro lenguaje a la hora de dirigirnos a los demás para no
trasmitir esos valores tan profundamente negativos?
—El lenguaje crea realidad. La palabra culpa nos coloca en una posición de malestar que no invita
al cambio y sí al resentimiento. La responsabilidad en cambio nos impulsa hacia delante, es un
motor de motivación. Etimológicamente significa capacidad o habilidad de respuesta. En la
desesperanza o indefensión aprendida, la víctima puede llegar a justificar el maltrato, a pensar que
lo merece, se culpa. La autoestima se daña tanto que cree merecer lo que le está ocurriendo. Es muy
fácil entender este fenómeno con las mujeres maltratadas y porqué les resulta tan difícil escapar de
la situación, no denunciar, perdonar una y otra vez… Están presas de sí mismas, anulada su
voluntad y con una autoestima tan destruida que su capacidad de reacción es muchas veces nula.
315
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
—¿Y esto cómo lo aplicamos en la crianza de nuestros hijos?
—Me gustaría hacer hincapié en este aspecto de la crianza: la motivación de logro y la
autocompetencia. Es muy común observar cómo se protege a los niños de la posibilidad de que
pongan en marcha su potencial, de que desarrollen la capacidad de resolución de problemas, de que
habiliten estrategias de afrontamiento ante la adversidad. La cotidianidad del día a día ofrece
numerables ocasiones en las que un niño es capaz de lograr todo esto y sentir que es competente,
capaz. Aprende a intervenir y modificar su medio, aprende que lo que hace tiene un resultado
positivo o no, pero que puede influir y modificar las cosas. Esto es lo que los psicólogos llamamos
«locus de control interno», frente al «locus de control externo» donde es la suerte, el destino o
variables siempre externas las responsables de lo que ocurre y nos ocurre.
El propio Seligman defiende que los niños necesitan fracasar. Necesitan sentirse tristes, enfadados,
frustrados. Sostiene que cuando les protegemos de sentir estas emociones les privamos de aprender
a perseverar. Y yo añado que, además, les privamos de aprender a sentirse competentes, dueños de
sí mismos y de sus vidas. La motivación de logro tiene que ver con saberse hábil para conseguir
metas, objetivos. Es una especie de reconocimiento interno que nutre nuestra autoestima. Es la
verdadera motivación porque no es externa, no depende de otros, sino que yo soy quien se sabe
capaz y eso produce percepción de control. Sabernos artífices de nuestra vida, artesanos de aquello
que vamos construyendo, nos hace sentir que tenemos una gran parte del control y que las
circunstancias influyen, pero en última instancia, no determinan el rumbo.
—¿Qué frases heredadas generan ese estado?
—Todas aquellas que ningunean a la persona y no a su acción: «No vales para nada», «por mucho
que te esfuerces no lo vas a conseguir», «no lo intentes», «no eres capaz», «por culpa tuya», «te
quiero si eres, te portas… etc., «se hace lo que yo digo», «porque yo lo digo y punto»… el lenguaje
es muy perverso en este sentido y está lleno de atentados contra la autoestima y la dignidad de los
niños.
-¿Cómo se detecta esa indefensión, qué podemos hacer para cambiarla?
Es fácil de detectar. Son personas que han «tirado la toalla», que asumen su condición de víctima
como un destino inmutable, depresivas, con una visión oscura y pesimista del mundo, se sienten
como hojas manejadas por el viento. No toman decisiones, no asumen el control de sus vidas,
justifican lo que les ocurre y sobre todo se sienten sin esperanza, profundamente indefensas. Es una
cárcel psicológica que se retroalimenta a sí misma porque, efectivamente, viven en un estado de
vulnerabilidad tal que favorece que su vida sea oscura, derivando en muchas ocasiones en
profundas depresiones clínicas. El cambio pasa por la reconstrucción de la autoestima, por
encontrar un sentido a la vida, por realizar una labor intensa y meticulosa de toma de conciencia que
vaya poco a poco devolviendo el poder a la persona.
-Acaba de publicarse un nuevo informe PISA, esta vez, hecho desde el prisma de la igualdad
de género. Dicho informe señala que «la brecha de género en rendimiento académico no se
encuentra determinada por diferencias innatas de capacidad». Y pide a padres, profesores,
políticos y medios de comunicación el apoyo para que unos y otros «sean capaces de
desarrollar todo su potencial» ¿Le sorprenden estos resultados?
En absoluto. Durante siglos la mujer ha tenido un lugar de indefensión dentro de la estructura
social. No decidíamos, no contábamos. Las cosas nos ocurrían, sometidas al convencimiento de que
eran otros, los hombres, quienes tenían el control y tomaban las decisiones. Hemos sido permeables
durante cientos de años a formas aceptadas de indefensión, avaladas de forma unánime por toda la
sociedad. Esto nos ha marcado como género indudablemente hasta el día de hoy, cuyas secuelas
seguimos arrastrando de muchas maneras. Valga este ejemplo para ilustrar lo que planteo: sabemos
que hay un enorme desequilibrio en las cifras de niños y niñas diagnosticados con Altas
Capacidades Intelectuales, a favor de los varones. Esto llevó a los psicólogos a preguntarnos por las
razones, ya que en la población normal no hay una superioridad de género en la evaluación de la
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
inteligencia, por tanto este desequilibrio no podía explicarse desde una superioridad de género.
Haciendo screenings generalizados a diferentes poblaciones infantiles sin tener en cuenta si había o
no indicios de sobrecapacidad, apareció el dato enormemente relevante de que los porcentajes de
diagnóstico eran semejantes para ambos géneros. Es decir, las niñas, conscientes de su superioridad
intelectual ponen un enorme empeño en ocultarla para no perder la aceptación del grupo, lo que se
ha venido a llamar Efecto Pigmalión Negativo. Disimular la superioridad para ser aceptadas: esta es
la conclusión. Las mujeres tenemos pánico a no ser aceptadas por los demás y creo que las razones
están en una cronificada autopercepción de inseguridad e incompetencia.
-¿Cómo se hace para seamos capaces de desarrollar su potencial?
Educando en igualdad. Esto suena muy tópico pero es que la mayoría de las veces no es real.
Educar en igualdad no es que los dos géneros pongan la mesa (que también), es ofrecer modelos
igualitarios de aprendizaje, es potenciar las capacidades que cada ser humano en desarrollo tenga
independientemente de su género, es no caer en estereotipos que nos reducen a la categoría de
objeto, es darnos cuenta de que los prejuicios sobre la diferencia de género nos corren por las venas
y es imprescindible tomar conciencia de ellos para poder desmontarlos, es creernos de verdad que el
potencial de una persona no viene determinado por el género y educar siendo coherentes con este
principio. Las manos que mecen la cuna tenemos este poder y esta imperiosa responsabilidad.
317
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
179-Cyberbullying (Ciberacoso), qué es y cómo prevenirlo
El Mundo- Sapos y Princesas 26/05/2015
Cada cierto tiempo nos sobrecogemos viendo en las portadas de los periódicos una noticia
relacionada con el acoso y con sus víctimas. Noticias que,
desgraciadamente, a veces acaban trágicamente con la vida de
algún niño. Los padres y la comunidad educativa debemos
saber los riesgos que el acoso implica, sea a través de las
nuevas tecnologías o no, cómo identificarlo y cómo prevenirlo.
Por ello, hemos acudido a la ONG Padres 2.0, especializada
en los riesgos derivados de las nuevas tecnologías, para que
nos explique todo lo que debemos saber sobre el ciberacoso.
¿Qué es?
El acoso entre iguales a través de las TIC (Tecnologías de la Información y de la
Comunicación): insultar, vejar, amenazar, chantajear...a través del envío o publicación de mensajes
de texto, fotografías o vídeos. El acoso no siempre se expresa con un daño físico. El hostigamiento
suele darse en el ámbito escolar por lo que el acosador y la víctima suelen ser menores y
compañeros de colegio o instituto.
Los medios más habituales con los que se puede realizar el ciberacoso son: smartphones,
chats, SMS, foros, redes sociales, juegos online, blog o a través de email.
¿Por qué se produce?
- Los acosadores son personas con baja autoestima que solo se sienten bien cuando hacen
daño a los demás. Eso les hace sentirse más fuertes.
- El agresor carece de todo respeto por sus semejantes y no conoce los límites éticos básicos
necesarios para la convivencia en sociedad.
- El acoso escolar a través de las TIC es una agresión repetida en el tiempo, no un hecho
aislado, determinada por la situación de inferioridad de la víctima frente a uno o varios agresores.
- El acosador cree erróneamente que quedará impune ante la Ley al lanzar sus amenazas a
través de las TIC por una falsa creencia de anonimato.
Riesgos
- La principal diferencia con el acoso escolar es que la víctima no deja de ser acosada una
vez se encuentra en su domicilio, sino que puede recibir las amenazas 24h al día, 365 días al año
siempre que esté conectada (Smartphone, Internet, etc.) por lo que la prevalencia en el tiempo a
través de las TIC aumenta su grado de incidencia en la víctima.
- Otro riesgo diferencial con el acoso escolar tradicional, es que la audiencia del acoso ya no
es local (el grupo de clase, el colegio, la comunidad educativa, el vecindario, etc.) sino planetaria
por lo que la víctima se siente perseguida allá donde vaya, lo que le provoca una sensación muy
grande de indefensión y puede llegar a provocar la exclusión social de la víctima.
- Consecuencias legales para el acosador o para sus padres cuando es un menor el que acosa.
Efectos del cyberbullying
El cyberbullyng puede afectar a tu hijo en diferentes ámbitos de su vida:
•
en su personalidad: se muestra especialmente inquieto o nervioso cuando recibe un
mensaje de texto (WhatsApp, SMS, chat) o un email.
•
en las relaciones con terceros: se comporta de manera temerosa con sus amigos. No
quiere quedar con ellos, ir al colegio o simplemente salir a la calle.
•
en el uso de las TIC: se siente enfadado o frustradao después de utilizar el
ordenador, la tablet o el Smartphone. Otras veces, puede dejar de usar las TIC de forma brusca e
inesperada.
318
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
•
en familia: ya no se producen discusiones familiares por el uso que hace del
ordenador. Se muestra tímido en casa.
Síntomas
(Fuente: Departamento de Educación (ED) y el Departamento de Salud y Servicios
Humanos (HHS) de EE.UU)
•
Lesiones inexplicables.
•
Pérdida o rotura de ropa, libros, dispositivos electrónicos o joyas.
•
Dolores de cabeza o estómago frecuentes, sensación de malestar o simulación de
enfermedad.
•
Cambios en los hábitos alimentarios, como saltearse comidas o atracarse. Los niños
pueden llegar de la escuela con hambre porque no almorzaron.
•
Dificultad para dormir, pesadillas frecuentes.
•
Baja en las notas, pérdida de interés en el trabajo escolar, deseo de no ir a la escuela.
•
Pérdida repentina de amigos o deseo de evitar situaciones sociales.
•
Sentimientos de impotencia o disminución de la autoestima.
•
Comportamiento autodestructivo como escaparse del hogar, infringirse heridas o
hablar de suicidio.
¿Cómo evitarlo? Pautas de prevención
- Educación en medidas de autoprotección en el uso de las TIC, aumentando el
conocimiento de las herramientas y de sus posibles riesgos.
- La primera medida de autoprotección es ignorar las amenazas para que el agresor desista al
comprobar que su agresión no tiene efecto en la víctima.
- Si las amenazas persisten, tu hijo debe saber que no está solo y que te tiene a ti y a sus
profesores para que os cuente, nada más se produzca, qué es lo que le hace sentirse mal, porque si
no se lo cuenta a nadie, el acosador seguirá haciéndole daño. Debes transmitirle que no es culpa
suya que se metan con él/ella.
- Escúchale con atención e indaga la veracidad de los hechos. No le aísles del proceso de
resolución del conflicto: hazle partícipe de los pasos que vas a seguir para acabar con esa situación.
- Has de transmitirle que los acosadores parecen igual que los demás, pero no se comportan
como los demás: les gusta hacer daño a los demás y obligarles a hacer lo que ellos digan.
- Has de transmitirle que el anonimato en Internet no existe y que el acosador acabará
pagando por ello ante la Ley. Debes alertarle sobre las consecuencias de vulnerar la privacidad de
otras personas.
- Enséñale a no devolver la agresión con otra agresión, de esta forma no solo no conseguirá
atajar el problema sino que la situación empeorará.
Pautas
•
La primera barrera de autoprotección que puedes enseñar a tu hijo es a proteger su
privacidad. Anímale a usar un nombre ficticio y una fotografía de algún personaje de ficción
para los perfiles que tenga en las redes sociales. Enséñale a no compartir información personal
en la Red y a crearse contraseñas fuertes.
•
No responder nunca a una provocación: solo se conseguirá agravar la situación.
Bloquear al agresor para dejar de recibir sus amenazas y denunciarlo en la propia red social.
•
Guardar las pruebas cuando el acoso persista (duplicado de pantalla, mensajes del
chat, SMS, emails, etc.) ya que serán necesarias para presentar una denuncia.
•
Poner la situación en conocimiento del centro educativo y solicitar su intervención
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
180-Este es el acoso escolar que puede sufrir tu hijo según el curso que estudie
ABC M.J. PÉREZ-BARCO Día 14/09/2015 –
El 40% de los niños de 7 a 9 años padece una situación de «bullying»
Uno de cada cuatro alumnos de Primaria a Bachillerato sufre acoso escolar. Pero no en todas las
edades se produce de la misma forma. La incidencia resulta mucho mayor entre los escolares de los
cursos de 2º, 3º y 4º de Primaria, es decir entre los 7 y 9 años de edad. Aproximadamente el 40% de
ellos padece una situación de «bullying», según reveló ayer el psicólogo Iñaki Piñuel, uno de los
autores del informe Cisneros X sobre acoso y violencia escolar en España. Se trata de una de las
investigaciones más exhaustivas y pioneras que se han llevado a cabo, encuestando a 24.990
alumnos de 7 a 17 años de 14 comunidades autónomas.
Aunque la investigación se llevó a cabo en 2005, Piñuel aseguró que estos datos «son extrapolables
al día de hoy» a raíz de las evaluaciones que su equipo de investigación realiza cada año en
diferentes colegios. Una de sus principales conclusiones es que los niños de siete y ocho años tienen
cuatro veces más riesgo de sufrir violencia y acoso escolar que los alumnos de segundo de
Bachillerato. De hecho, a partir de los 9 años, el «bullying» comienza a decrecer en las aulas.
Cuando terminan Primaria, el 25% de los niños declara encontrarse en esta situación. Y en 4º de la
ESO, el porcentaje desciende al 10% de los alumnos.
Piñuel reveló estas conclusiones durante la presentación de un programa pionero que la Fundación
Universitaria San Pablo CEU pone este curso en marcha en sus diez colegios. Más de 5.000
alumnos de 7 y los 17 años (2º de Primaria hasta 1ºde Bachillerato) participarán en este proyecto
que tiene por objetivo la prevención temprana de acoso escolar y que está basado en las
experiencias desarrolladas en el norte de Europa.
Programa experimental
Es una iniciativa más, como las que están desarrollando otras entidades para frenar el «bullying»,
una de las grandes preocupaciones del recién estrenado curso escolar. Recientemente, también
la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar daba a conocer un protocolo de
prevención y actuación frente al acoso en las aulas y la Confederación Española de Asociaciones de
Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) ha comenzado a trabajar en un proyecto similar. Han tomado
320
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
la iniciativa, mientras esperan el plan de convivencia que está preparando el Ministerio de
Educación para combatir esta lacra en los colegios e institutos españoles.
Piñuel, que es el director del Programa CEU de Prevención Integral de la Violencia y el Acoso
Escolar, explicó que este nuevo proyecto reduce hasta en un 80% el acoso escolar, como se ha
podido comprobar en algún centro educativo de la Comunidad de Madrid donde se implantó de
forma experimental.
El proyecto evalúa la incidencia del «bullying» en cada colegio, a través del test de Acoso y
Violencia Escolar al que los propios alumnos responden. Después cada clase elabora un decálogo
de buen comportamiento, que todos los escolares se comprometen a cumplir. «Cada aula enumera
las acciones inaceptables ante las que tendrán tolerancia cero. Los niños dicen las conductas que no
les gustaría sufrir por parte de sus compañeros. Clasifican las que son más graves, peligrosas... Y se
exponen un panel. También definen las medidas correctivas o sanciones que tendrán que cumplir
los niños que practiquen un comportamiento de acoso y violencia escolar», explica Piñuel. Las
sanciones son «de lo más imaginativas», dice el psicólogo. Además, hay un programa de
formación para identificar los casos de «bullying» que reciben todos los adultos que trabajan en los
colegios (desde el director al cocinero) y también las familias.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
181-Las claves para detectar y actuar ante el acoso escolar
Gema Lendoiro Día 09/11/2013 foto: Isabel Permuy
Una experta explica a padres y profesores las señales que da la víctima en silencio
El temor a las amenazas hace que la víctima de acoso escolar
no solo sienta miedo sino también que se aísle de su entorno
Cada vez son más numerosas las noticias de padres que han
denunciado que a su hijo le acosan los compañeros de colegio.
A veces estas denuncias llegan demasiado tarde, cuando ya el
menor está seriamente perjudicado. No es una cuestión aislada, el acoso escolar existe y no es un
problema que haya que dejar pasar porque todavía algunos consideren que «es cosa de niños».
Para conocer las claves de esta grave lacra Mirea Long, profesora y especialista en asuntos
pedagógicos, co-directora y co-fundadora de la Pedagogía Blanca, ofrece una serie de consejos para
que los padres sepan detectarlo y cómo actuar.
— ¿Qué se considera acoso?
El mayor problema que supone el acoso escolar es la dificultad para detectarlo. Los adultos que
rodean a la víctima pueden no darse cuenta o minimizarlo. El acoso no es el que el niño reciba
agresiones físicas. Normalmente esto, que puede o no llegar a suceder, es la culminación de un
proceso de victimización muy complejo.
— ¿Cuáles es el proceso de un acoso típico?
Desde insultos o motes dañinos a collejas o zancadillas
Comienza con agresiones e intimidaciones que el agredido deja sin una respuesta adecuada y que
hacen que los agresores aumenten la intensidad del acoso. Puede comenzar con insultos, motes
dañinos, hablar mal del niño y volver a otros compañeros en su contra sembrando rumores
malintencionados sobre él. Además, las amenazas para lograr que el niño haga algo que no desea,
quitarle un objeto, la misma merienda y hasta pedirle dinero son otras de las manifestaciones del
acoso escolar. El objetivo es hacerle sentir miedo a las agresiones, a las burlas, a que se cuente
algo negativo sobre él. También, el acoso escolar se puede manifestar con agresión física: darle
collejas o ponerle la zancadilla, empujarle o robarle, esconderle o quitarle sus pertenencias.
— ¿Cómo es el acoso psicológico?
Es la forma más sutil, pero igualmente dañina, de la violencia escolar. A la víctima no se le deja
participar en juegos o en actividades sociales conjuntas, se le aísla, no se le habla y se le ignora
activamente. Lo tratan como un apestado y eso hace que, incluso los que no participaban
activamente en el acoso, también se alejen de él, por mantenerse en el grupo, por contagio o por
temer ser ellos mismos víctimas.
— ¿Existe el acoso por cuestión de raza o de sexo?
Hay acoso escolar con tintes sexistas y racistas
Hay manifestaciones del acoso escolar que tienen tintes racistas y sexistas como son los motes o
comentarios despectivos sobre la minoría étnica o cultural a la que pertenezca la víctima y, en el
caso de niñas especialmente, realizar acciones de contenido sexual que las incomoden (como
levantarles la falda, decirles groserías o colarse a mirarlas en el baño o cuando se cambian en el
vestuario). Especialmente terrible es el acoso sexual a niños y adolescentes homosexuales o con
un comportamiento que no se considere la norma entre su género. A veces, el detonante es
simplemente que un niño no juegue a juegos de chicos, tenga muñecas o se junte más con las niñas
para que sea acosado por homosexual. En los adolescentes, la sospecha de la homosexualidad o su
constatación pueden desencadenar una verdadera tortura en la que las agresiones verbales, físicas y
sexuales se mantengan durante años.
— ¿Cómo distinguimos lo que no es acoso?
322
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
Los niños se pelean a veces. No es que debamos aceptar la agresividad como fórmula de relación,
pero debemos entender que no todas las peleas son signos de acoso escolar. Incluso puede que se
quieran hacer daño en medio de una pelea niños que habían sido amigos y que pueden llegar a serlo
de nuevo. Tampoco es que el más débil o el que pierde la pelea esté siendo acosado, aunque sin
duda hay que intervenir. Un insulto, una burla, una pelea aislada no son tolerables, hay que
actuar, pero no son acoso.
— ¿Cuál es entonces la principal diferencia?
El acoso es una situación reiterada en el tiempo, que se manifiesta en diferentes formas de
maltrato, en el que la víctima es o termina en una condición de inferioridad y en la que los agresores
se cebarán para mantener las acciones de hostigamiento.
Hay situaciones muy graves que tampoco debemos considerar acoso. Son las que se refieren a actos
delictivos como las agresiones sexuales, el uso de armas, las amenazas de muerte o aquellas
agresiones que ponen en riesgo la integridad de la víctima o su vida. En esos casos ya no hablamos
de acoso, son delitos y, además de hablar con el centro escolar, hay que denunciar.
— ¿Cómo hay que actuar si sospechamos que nuestro hijo u otro niño sufre acoso escolar?
Cuando observamos, y ya me refiero en cualquier circunstancia, un abuso o un acto de violencia,
puede que temamos actuar por miedo a las consecuencias, a ser nosotros mismos las próximas
víctimas. A los niños les pasa lo mismo.
Pero no hacer nada es convertirnos en cómplices y estaremos dando nuestra aprobación al
maltrato. Hoy denunciaríamos a un vecino que pega a su mujer, a unos padres que agreden a sus
hijos o actuaríamos si viéramos un delito, avisando a las autoridades si no somos capaces de
evitarlo directamente. Lo mismo pasa con el acoso escolar.
Debemos enseñar a los hijos a ponerse al lado de la víctima
Cuando el niño vea un comportamiento de acoso escolar debe saber que no hay que ponerse del
lado de los agresores, no participando ni tampoco riéndoles la gracia. Más bien deben intentar
acercarse al niño que sufre y hablar con él, para que les explique cómo se siente y pueden animarlo
a pedir ayuda a sus padres o profesores directamente.
Pongamos un ejemplo muy típico: la niña gordita a la que un par de compañeras le hacen
comentarios humillantes. Si las otras tres o cuatro amiguitas les recriminan su actitud y se acercan a
la niña despreciada, pueden hacer mucho para evitar que las burlas y el aislamiento se enquisten la
relación. Sin embargo, si perciben que no, la niña sigue siendo acosada y la situación empeora,
haciéndose el grupo acosador más fuerte, deben saber que lo correcto es acudir a un adulto.
— ¿Cómo tiene que actuar el centro escolar ante un acoso?
Si la escuela reacciona positivamente el problema puede solucionarse, pero también nos podemos
encontrar con una negación institucional de la violencia si no hay graves signos externos, por lo
que el niño acosado vería negado su problema y sin salida posible.
Cuando nos enfrentamos a este problema hay que trabajar contra comentarios que suelen incorporar
frases como «es sólo un caso aislado» o «si solamente ha sido una broma», o el más peligroso «son
cosas de niños».
Tampoco es aceptable que se pidan informes con datos de daños clínicos en la víctima como criterio
para diagnosticar la existencia de un cuadro de acoso escolar, pues el acoso, por naturaleza, no es
solamente un problema de agresiones físicas, sino un cuadro mucho más complejo y con un
desarrollo en el tiempo que hay que parar cuanto antes.
— ¿Cómo pueden evitar el acoso los profesores?
Simplemente estando atentos a algunos signos y entendiendo que este tipo de violencia es algo real,
complejo pero que con seguridad está sucediendo en su entorno. No son cosas de niños. Empezando
por ahí. Las peores formas de acoso escolar van a suceder cuando el profesor no está presente
directamente: en los baños, los patios, los pasillos, vestuarios, salidas de clase y en el comedor. Sin
embargo, siempre hay un maestro cerca que puede detectar los signos.
Observando a los niños fuera de aula y su dinámica de grupo, los niños que queden aislados, las
pintadas en el baño, los cambios de comportamiento o rendimiento escolar, los rumores que lleguen
a sus oídos, la forma en que se tratan, todo puede darnos señales.
323
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
Un niño que manifiesta tristeza, miedos o dolores inexplicables, que falte a las actividades o
descubramos que nunca es invitado a fiestas o salidas podría tener un problema de violencia escolar.
Una señal es que el niño no quiera participar en actividades en grupos que antes sí hacía
El que en clase se burlen de él habitualmente o se rían cuando interviene, el que deje de participar
activamente o se quede sin compañeros en las actividades de grupo puede también estar siendo
víctima de acoso escolar.
Si aparece con golpes y da explicaciones vagas, siempre hay que investigar qué sucede, pues,
puede haber una situación de violencia, sea escolar o en otros ámbitos.
La escasa o nula sociabilidad con los compañeros también son signos a los que hay que atender.
No se trata de los niños tímidos o de los que sean más exquisitos a la hora de seleccionar sus
amigos, pero sí de los que son apartados del grupo o se autoexcluyen de todo.
Muchas veces simplemente hay que saber mirar para ver. Los niños que son diferentes o se
comportan de forma diferente necesitan especial atención, pero sin dejar de observar a todos y
teniendo en cuenta que, si hay una situación de acoso, cuanto antes se intervenga menores serán las
secuelas y que, además de la víctima, los observadores y los agresores también van a necesitar
ayuda para reconducir su comportamiento.
Consejos para actuar frente al acoso
—Si el acoso ya está establecido no enfrentarse directamente al grupo de agresores. Lo que hay que
hacer es hablar con los propios padres, contándoles la situación o acudiendo a un profesor de
confianza y pidiendo al tutor que organice debates o tome las acciones pertinentes para ayudar a la
víctima.
—Si la situación es muy seria y la víctima está en riesgo, el niño debe saber que tiene que acudir
inmediatamente a un adulto responsable. Muchos colegios tienen programas de actuación para
estos casos, pero es necesario avisar cuando se conocen para que puedan ponerse en marcha. La
responsabilidad es de todos.
—Enseñando a nuestros hijos que no es gracioso burlarse de otros o dañarlos, les ayudamos a
tomar la actitud correcta ante los primeros síntomas.
—Eso no es chivarse, es actuar con justicia. El silencio es lo que agrava el acoso. El niño debe
saber que no estará solo y que los adultos van a ayudarle y a creerlo, que puede acudir a ellos a
contar lo que está pasando.
—La mayoría de los casos se resuelven si se habla pronto de ello y nuestros hijos, conscientes de
que no se debe tolerar el maltrato, se convertirán ya no en cómplices activos o pasivos, ni en
observadores de la violencia, sino en el apoyo que el sistema necesita para darle la vuelta al acoso
escolar.
—El papel de los padres es fundamental para detectar el acoso, estando atentos a los cambios en la
conducta del niño y brindándole apoyo en cuanto sufra algún tipo de acoso, nunca minimizándolo,
ni diciéndole que se haga más duro ni contándole que eso siempre ha pasado.
¿Cómo detectar el acoso?
—Estar atentos a los cambios en la conducta del niño: Se muestra más irritable, violento o tiene
rabietas.
—Presenta síntomas psicosomáticos como dolores de estómago o de cabeza sin causa médica real.
—Se resiste a ir al colegio, tiene verdadero miedo a volver tras las vacaciones.
—Nunca quiere hablar sobre su vida escolar.
—Tiene un bajón repentino en su rendimiento.
—No quiere ir a las excursiones.
—Han dejado de invitarlo a las fiestas de cumpleaños.
—Empieza a perder o a aparecer con sus pertenencias escolares o personales rotas.
324
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
182-¿Sabes si tu hijo está siendo acosado por su hermano?
ABC- m. j. p-b. / madrid Día 21/08/2013 - fotolia
Las peleas, insultos y burlas entre hermanos pueden esconder
un bullying de consecuencias más devastadoras que el escolar
Los insultos y agresiones físicas entre hermanos crean mucha
angustia en la víctima
El acoso o bullying entre niños y adolescentes no solo está
limitado al entorno escolar o a través de las nuevas tecnologías (ciberbullying), cuando se produce
entre hermanos puede ser incluso más dañino y de consecuencias mucho más devastadores. Las
peleas, riñas, insultos... entre dos hermanos que viven en la misma casa a veces pasan
desapercibidas para los padres, lo que resulta entonces dramático para la víctima. Un estudio
americano ha llamado la atención sobre este fenómeno, advirtiendo a los padres que vigilen,
prevengan y detengan un posible maltrato entre hermanos y no lo consideren un problema menor e
incluso beneficioso porque favorece la competencia y la rivalidad.
Se evaluó cómo inciden las burlas, insultos, agresiones físicas...
Este mensaje de advertencia ha sido lanzado por la Academia Americana de Pediatría, que ha
publicado en su revista «Pediatrics» un estudio en el que evalúa la incidencia de las agresiones
verbales y físicas entre hermanos y sus consecuencias sobre la salud mental de los chicos. Para ello,
los investigadores realizaron 3.600 entrevistas: a padres que tenían hijos de 0 a 10 años (siempre
teniendo en cuenta que los progenitores pueden ignorar este tipo de conflictos, sobre todo, si los
hermanos comparten habitación), y a niños y adolescentes de 10 a 17 años.
El 32 % de los chicos aseguró que habían experimentado, al menos, un tipo de bullying entre
hermanos en el último año, en algunos casos leves y otros más graves: o habían sufrido agresiones
físicas, o robo con o sin fuerza, o rotura de objetos personales del hermano o hermana a propósito
y/o agresiones verbales (insultos y burlas) que les hacían sentirse mal, asustados o, incluso, no
queridos a su alrededor.
Secuelas en la salud mental
Y esas formas de violencia pasan factura, incluso las secuelas son más graves que el acoso
producido en el entorno escolar. El estudio demuestra que la agresión física o verbal reiterada entre
hermanos está asociada a una peor salud mental. De hecho, los niños que han experimentado formas
leves y graves de bullying entre hermanos sufren angustia, algo que puede pasar desapercibido.
Estos niños también tuvieron mayores puntuaciones en depresión y síntomas de ansiedad que los
que habían sufrido esos mismos episodios en el colegio.
En el hogar, las riñas, peleas y conflictos entre hermanos se suelen considerar normales, travesuras.
Incluso muchos padres creen que esto contribuye a que desarrollen su competencia y rivalidad, sus
formas de negociar... Sin embargo, el estudio americano concluye con una advertencia a los padres,
que la mayor parte de las veces no hacen caso a las quejas de la víctima. Los progenitores tienen
que estar atentos al maltrato entre hermanos y prevenirlo y erradicarlo de raíz, pues se ha
demostrado que sus consecuencias son incluso más devastadoras que el bullying escolar.
Señales de alarma
Para reaccionar a tiempo, el Observatorio de la salud de la infancia y adolescencia (Faros) explica
en su web dos señales muy evidentes ante las que alarmarse y empezar a actuar:
•Si uno de los hermanos siempre es el agresor y el otro la víctima.
•Si existen signos de agresión que tienen como objetivo dejar al otro hermano humillado y
derrotado.
325
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
183-Por qué se hacen cortes y quemaduras algunos adolescentes
M. J. PÉREZ-BARCO / MADRID Día 14/10/2015
Las autolesiones es el nuevo fenómeno que se extiende por las
redes sociales entre los menores
El acoso escolar y el ciberbullying puede estar detrás de estos
conflictos emocionales
Cuesta creer que una persona se realice a sí misma heridas, quemaduras y cortes para aliviar su
tensión emocional. Pues se trata de un fenómeno que parece más habitual de lo que se piensa entre
determinados perfiles de adolescentes, como alertó ayer la Fundación ANAR en un comunicado. A
través de las llamadas registradas en sus teléfonos de Ayuda a Niños y Adolescentes y del Adulto
y la Familia esta organización ha detectado un incremento «exponencial» de este tipo de prácticas
entre los menores. De hecho, si el año pasado se realizaron 344 llamadas relacionadas con
autolesiones, en los nueve meses que llevamos de 2015 se ha pasado a 507 consultas de chicos y
chicas que han requerido ayuda por sufrir este grave conflicto. Elaumento es más preocupante si se
compara con 2013, cuando se registraron 176 consultas sobre este problema. Es decir, en tres años
casi se han triplicado este tipo de llamadas. En el 82% de los casos eran mujeres. «No es que se
dé más entre las chicas, sino que ante situaciones graves, ellas están más preparadas para pedir
ayuda», sostiene Benjamín Ballesteros, psicólogo y director de Programas de la Fundación
ANAR.
«En pocos años hemos pasado de una práctica que apenas existía a tener una problemática que se
multiplica exponencialmente. Si no se actúa ya para prevenir este fenómeno, será un problema
incipiente entre los adolescentes en los próximos años. Igual que ha ocurrido con
el bullying», advierte el psicólogo.
Conducta adictiva
Para estos menores, herirse es una forma de autorregular las emociones, una vía de escape para
liberar la tensión y la angustia que viven por un conflicto. «Los chicos se ven incapaces de
resolver un problema. Eso les lleva a autolesionarse como una manera de descargar la presión que
sufren. Y así se sienten mejor. Con el tiempo, esto se convierte en una espiral, se familiarizan con
las autolesiones, combinando ciertos tipos de heridas y, al final, adquieren una conducta
adictiva. Es un proceso que puede conducir al suicidio», alerta Ballesteros.
«Son chicos que sienten una indefensión aprendida»
Si bien hay adolescentes que se autolesionan como sello de identidad y pertenencia a una subcultura
(por ejemplo, los denominados góticos), en la mayor parte de los casos los menores que realizan
estas prácticas responden a un perfil bien diferente. No lo hacen por molestar ni desafiar a sus
padres. «Son chicos que sienten una indefensión aprendida, con la sensación de que no encuentran
una solución a sus problemas, lo que les produce una frustración constante y tensión. Suelen tener
dificultades de relación cronificadas...», señala Ballesteros. «Y lo más importante es que tienen la
percepción de que su familia no les comprende y se sienten solos. Los padres pueden estar ahí,
pero el adolescente no lo siente».
Hay problemas detrás
Sin embargo, casi siempre detrás de las autolesiones aparecen situaciones más graves, como indica
la doctora María Angustias Salmerón, de la Unidad de Medicina de la Adolescencia del Hospital
La Paz, de Madrid. «Son adolescentes vulnerables —afirma— con una patología y perfil, que se
autolesionan no buscando el suicidio sino liberar la ansiedad. Se sienten solos, con baja autoestima
o con problemas de relación o no disponen de un núcleo familiar adecuado. Y suelen sufrir
bullying, ciberbullying, anorexia, bulimia o cualquier otro tipo de trastorno
alimentario, incluso homofobia...». Pero nadie puede estar a salvo. La adolescencia es una época
326
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
de cambios. «En una situación de vulnerabilidad, también se pueden autolesionar por romper una
relación de amistad de todo la vida o porque le deje la pareja», explica Salmerón.
Internet ofrece información rápida para realizar estas prácticas
Las redes sociales no han hecho más que amplificar el fenómeno, facilitando de forma rápida
información para realizar estas prácticas. «Se ha puesto de moda —advierte la doctora—. Hay
comunidades muy peligrosas en las redes sociales, que las crean los propios adolescentes y donde
comunican lo que sienten, lo que hacen y cómo... Para ellos internet es su forma de comunicarse».
https://twitter.com/FundacionANAR/status/653857750523379712
«El efecto llamada, el contagio está en la Red», afirma Ballesteros. Basta escribir en Google la
traducción en inglés de autolesión para comprobarlo. Con «selft injury» aparecen 15 millones de
referencias y con «selft harm» 27,5 millones. «Hemos detectado un aumento del tráfico en la Red
dirigido a blog y web donde se fomentan las autolesiones. El incremento de visitas a estas sites es
brutal», dice Carlos Represa, director del Instituto para la Competencia Digital.
No está prohibido
«Hay guías que dicen cómo hacer los cortes para ocultarlos y cómo curarlos... Son comunidades
muy cerradas que incluso se trasladan a los colegios —explica Represa—. Cuando una persona no
encuentra otra salida, consulta en internet, va a un foro y le dicen que si se hace cortes en el brazo
se va a olvidar de sus problemas».
Pero es muy difícil frenar la publicación de este tipo de contenidos pues la apología de la bulimia,
anorexia y autolesiones «no constituyen un ilícito ni penal ni civil ni administrativo y no está
prohibido —se queja Represa—. Sólo se puede denunciar al proveedor de servicios de alojamiento
del blog, que puede llegar a cerrar ese blog por incumplimiento de sus normas de uso. Pero
automáticamente la misma persona, con otro nombre, abre un nuevo blog y sube de nuevo los
contenidos». Servicios de ANAR
M. J. P-B. MADRID
900 20 20 10/116 111
El Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes funciona desde 1994 para dar una respuesta
rápida y eficaz a los problemas de la infancia.
600 50 51 52
Teléfono ANAR del Adulto y la Familia dirigido a adultos que necesitan ser orientados en temas
relacionados con niños/as y jóvenes.
116 000
Telefóno ANAR para Casos de Niños Desaparecidos: fugas, secuestro parental, menores
inmigrantes no acompañados, pérdida y secuestro criminal.
www.anar.org
En la página web de la Fundación ANAR existe un formulario para rellenar donde se puede enviar
un mensaje con el motivo de la consulta.
Son gratuitos y funcionan las 24 horas del día. Un equipo de profesionales (psicólogos,
trabajadores sociales y abogados) presta ayuda anónima y confidencial.
327
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
184-El 'ciberacoso' comienza a los 10 años
El Mundo-OLGA R. SANMARTÍN Madrid 14/10/2015
Uno de cada cinco menores de 11 años tiene perfil en una
red social
El Gobierno quiere que la Policía imparta charlas en
colegios de forma habitual
Alumnas de un colegio
móviles. ROBERTO PÉREZ
de
Valencia,
con
sus
teléfonos
Unos alumnos de un colegio privado de Madrid crearon un grupo de WhatsApp que se llamaba
«Pelea de Gallos». Se trataba de una especie de concurso consistente en meterse con el contrario.
Resultaba vencedor quien más humillara al otro. Los angelitos promotores de la idea tenían apenas
10 años.
Los expertos en ciberbullying coinciden en que el acoso en las redes sociales ya no lo protagonizan
sólo los adolescentes, sino niños de la tierna Primaria. Ya no es infrecuente que críos que deberían
estar jugando al pilla pilla en el parque se dediquen a grabar a las compañeras desnudas y a difundir
las imágenes por las redes sociales, ese nuevo patio virtual en el que pasa de todo.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media en la que los críos comienzan a
navegar por internet es «por debajo de los 10 años». Una encuesta realizada por el Ministerio del
Interior añade que el 19% de los menores de 11 años tiene creado un perfil en una red social,
cuando la edad mínima permitida de acceso son los 14 años. ¿Qué demonios hacen estos críos, a su
edad, colgados de YouTube o Instagram?
«La única red social que pide el DNI a sus usuarios es Tuenti. Tuvimos una reunión con los
responsables de Facebook para que también pidieran el DNI y nos dijeron que eso les suponía una
complicación», explicaba ayer la directora de la Agencia Española de Protección de Datos, Mar
España, durante unas jornadas organizadas por el Ministerio de Educación en las que se asentaron
las bases del anunciado Plan Nacional de Convivencia Escolar, que será presentado en los
próximos días y estará lleno de medidas contra la violencia en las aulas y en el ciberespacio.
La negativa de Facebook a establecer más controles pone de manifiesto hasta qué punto los
menores son vulnerables. Se adentran sin protección en un mundo de reglas nuevas y, con
frecuencia, desconocidas tanto para ellos como para sus padres y profesores.
«Muchas veces los niños lo hacen sin ser conscientes de que están cometiendo un delito», expone la
inspectora jefa Esther Arén, delegada provincial de Participación Ciudadana de la Policía
Nacional. Su equipo visita colegios de la Comunidad de Madrid hablando sobre el ciberbullying,
el sexting, el grooming... Hace unos meses, bajaron a los 10 años la edad de los destinatarios de las
charlas.
«Les contamos lo que es un insulto o una humillación y algunos nos dicen: 'Es que esto lo hago yo'.
Se denuncia poco. Mientras que los centros públicos activan el protocolo administrativo contra el
acoso, a la mayoría de los colegios privados y concertados les cuesta denunciar. Nosotros nos
enteramos por los padres o por los niños», indica Arén, que recuerda el caso de unos niños de 11
años que se fueron de excursión con la clase. Uno grabó desnudo a otro y se burló del tamaño de
sus genitales. El tutor de los alumnos llamó directamente a la Policía. Lo que le aconsejaron los
agentes es que cogiera el móvil -el cuerpo del delito- y se fuera directamente a comisaría.
De las jornadas de ayer -en las que el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, declaró una
política de «tolerancia cero con el acoso»- salieron varias cosas en claro. La primera es que la
intención del Gobierno es que la Policía Nacional y la Guardia Civil vayan a los colegios para
328
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
hablar sobre el acoso escolar, en línea con lo que ya hacen los funcionarios policiales, pero de
forma más habitual y sistematizada, tal y como indicaron fuentes del Ministerio de Educación.
Esta medida, añadieron las mismas fuentes, estaría recogida en el Plan Nacional de Convivencia
Escolar, junto a la creación de un teléfono al que los niños y adolescentes podrán llamar para
denunciar casos de acoso escolar.
Por otro lado, el Ministerio firmó un convenio con la Agencia Española de Protección de Datos para
educar a los alumnos en un uso responsable de las redes sociales. Comenzarán por repartir, a partir
del próximo día 20, ocho unidades de fichas didácticas destinadas a padres, profesores y alumnos
de entre 10 y 14 años.
'Cibermediadores' contra el 'bullying'
Cuando los adultos advierten de los peligros de internet, a los adolescentes les suena a cháchara.
Pero, ¿qué ocurre cuando son los propios críos los que piden a sus compañeros que vayan con
cuidado? Que les hacen caso. Con esta premisa, el Instituto Parque Goya de Zaragoza y
el Instituto Badia, de Badia del Vallés (Barcelona), han creado dos proyectos pioneros contra
el ciberacoso. El primero tiene un equipo de ciberayudantes que rastrean los chats y los foros donde
quedan sus compañeros y vigilan que no se produzca bullying. El segundo ha implantado la figura
de cibermediadores, alumnos de 3º de la ESO (15 años) que son instruidos directamente por los
Mossos d' Esquadra y que transmiten lo que saben a los de 1º de la ESO, que tienen 12 años.
«Cualquier iniciativa que no tenga en cuenta a los alumnos fracasará», sostiene Antonio Martínez,
director del Parque Goya.
329
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
185-Decálogo para garantizarse que su hijo tendrá problemas con Internet
Jorge Flores Fernández
1) Comience por comprarle un ordenador, que para eso es usted un padre guay y enrollado.
Que sea del niño, para él solito. De esta manera nos aseguramos que cualquier directriz
familiar al respecto del uso del mismo se tope de entrada con un obstáculo adicional: “es
mío”, dirá el menor.
2) La privacidad e intimidad del menor son derechos inalienables. Por eso, y porque molesta
menos, coloque el equipo en un lugar apartado y reservado, si es posible en la habitación del
menor. De esta forma su hijo podrá disfrutar con plenitud de la Red, sin cortapisas. Si además
el ordenador es portátil, ocupa menos y puede “pillar” WiFi en cualquier sitio.
3) Asegúrese de que tiene una cámara web. Es un elemento fundamental. Aporta muchas
ventajas, por ejemplo… bueno, alguna tendrá, aunque no sirva para identificar al
interlocutor con certeza porque hay programas que trucan esas imágenes. En todo caso, todos
los demás niños tienen una. Su hijo ya sabe que no la debe usar con extraños ni enseñar “las
vergüenzas” por medio de ella.
4) Deje que utilice el ordenador tanto como quiera y en cualquier momento. El “ordenador es
bueno”. El niño aprende muchas cosas y además hace muchas tareas escolares. Cuanto más
mejor. Permita que el uso del ordenador marque los ritmos de comida, aunque serán
diferentes y escasos, y de sueño, o mejor dicho, de vigilia. Es posible que deje de compartir los
escasos momentos del día en que coinciden usted y su hijo en casa, pero bueno, ahora los
chicos son así, ellos y su ordenador.
5) Considérese afortunado si su hijo renuncia con frecuencia a salir o a realizar otras
actividades. Encerrado en casa nada le puede pasar y está protegido de malas compañías,
botellones, cigarrillos de irregular textura… No le anime a buscar alternativas de ocio porque
con el ordenador tiene más que de sobra.
6) Nunca dude de su hijo. Hay niños que se meten o se ven envueltos en problemas, que se
comportan habitual o circunstancialmente de manera inapropiada, pero usted sabe que su
niño no es de esos. Puede ser cualquier otro menos su niñito, siempre son los otros.
7) Déjele claro que, ante el primer problema que tenga relacionado con el uso de Internet, el
castigo será apoteósico, empezando por “cortarle el grifo”. De esta forma se asegura de que no
le vendrá con cuentos y andará con mucho ojo.
8) Refuerce la idea de que todo es posible en la Red. Todo es gratis, todo el mundo lo hace, y
además nadie sabrá quién ha sido. Empiece, por ejemplo, por pedirle que baje algún
programa para “piratear” una cadena de televisión de pago y muéstrese satisfecho de su
proeza alabando sus cualidades técnicas y transgresoras: “el mundo es para los listos”.
9) No se ocupe de fomentar otros usos alternativos y conjuntos de la Red. No se le ocurra
pedirle que le enseñe a hacer tal o cual cosa con el ordenador, eso no lo hace un padre porque
es hacer el ridículo y perder autoridad. En ningún caso trate de establecer vínculo alguno
entre su hijo, la Red y usted. Él y ella, ella y él, van por otro lado y usted sobra.
10) Si su hijo tiene problemas técnicos con el equipo corra a la tienda más cercana para que se
lo reparen. Su hijo puede aprender de amigos cualquier otra cosa menos a reparar un
ordenador. Además, sabiendo que ahí está usted ante cualquier emergencia, podrá pinchar
alegremente en cualquier enlace sugerente. Sáquele siempre las castañas del fuego.
Y recuerde que si todo esto le da mucha pereza, puede activar el plan B, menos seguro pero
bastante efectivo y más cómodo: no haga nada al respecto”.
(Este texto se inspira en cierta forma en el “Decálogo para formar un delincuente” del Juez de
Menores de Granada, D. Emilio Calatayud, )
330
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
Comentarios desenfadados, irónicos y mordaces al Decálogo
(Carlos Morán)
1) Están también los padres rácanos, que prefieren decir que el equipo es un electrodoméstico más, como el
frigorífico, de uso compartido por los miembros de la familia y que, faltaría más, gestionan los padres porque
es parte de “su casa”. ¡Qué falta de consideración!
2) Muchos adultos carentes de ética alguna consideran que se ha de supervisar la actividad del menor en la
Red. Se atreven a poner en contraposición el derecho a la intimidad del menor con su deber de protección
como padres. Realizan prácticas de espionaje deleznable como mirar de reojo lo que hay en la pantalla,
prestar atención a reacciones o cambios de humor que se puedan dar delante del ordenador, preguntar
quiénes son sus interlocutores y amistades en la Red o qué hacen cuando navegan… Se han dado casos
extremos en que han llegado a controlar qué páginas visitan sus hijos, o a espiar sus conversaciones
argumentando que pensaban que algo no iba bien y podía tener que ver con lo que sucedía Internet.
3) Siempre hay padres ultraprotectores. Les han contado que muchos problemas surgen por imágenes
captadas por cámara web y que es un reclamo para los depredadores sexuales. Además, dicen que una
imagen que sale un instante en la pantalla de alguien se vuelve irrecuperable para siempre, como si se
pudiera grabar y distribuir de manera fácil. Se trata de personas con poca confianza en sus hijos. Es gente
con hijos poco listos que se pueden dejar engañar por personas más hábiles o adultas, o bien cabezas ligeras
que van a tener un calentón provocado por las hormonas propias de la edad. Por eso no quieren una cámara
que dicen no aportarles sino riesgo.
4) Todavía existen padres rancios, caducos, que tratan de imponer disciplina castrense en el hogar. Compartir
momentos en familia es, para ellos, irrenunciable. El almuerzo o la cena con su sobremesa, un rato de
distensión siquiera frente a la televisión… es considerado fundamental. No permiten que el niño se separe de
ellos en casa levantando una muralla en torno al ordenador.
5) Los que van de “progres” prefieren que sus hijos anden por ahí fuera, a la intemperie, viendo mundo,
exponiéndose a situaciones que deben aprender a analizar y resolver. Consideran además que la pantalla no
protege de los males universales y que puede comportar también ciertos riesgos.
6) Algunos despistados padres, faltos de confianza, piensan que pueden no conocer del todo a sus hijos.
Seguramente es porque ellos de pequeños ocultaban cosas a sus padres, quienes no sabían todo lo que hacían.
Otros, más perspicaces aún, creen que su hijo puede comportarse de manera diferente en la Red, bien por las
características del entorno, bien por las influencias de terceros. Estos padres tienden a pensar que, aunque
remota, existe la posibilidad de que sea su hijo quien haya realizado o pueda hacer algo indebido. Por eso le
previenen de las consecuencias de sus actos y están alerta por si hay síntomas que pueden evidenciar
conflictos o situaciones problemáticas donde puede ser tanto víctima como verdugo.
7) Otros padres “milindrosos” prefieren dar como primera premisa que acudir a pedirles ayuda es lo mejor
que pueden hacer sus hijos, sin importar qué ocurrió o quién empezó el lío. Creen que así evitarán males
mayores como que el acoso o el chantaje (frecuentes en casos de ciberbullying y grooming) alcancen cotas
superiores y generen daños mayores. Piensan que el menor puede creerse responsable de problemas que en
ocasiones ni siquiera ha provocado y desean evitar que calle su culpabilidad.
8) Se dan algunos casos de padres que intimidan y limitan la libertad de sus hijos en la Red. Llenan sus
cabezas con discursos sobre la ley y la ética del respeto por los demás y sus cosas. Convierten a sus hijos en
raros y acomplejados porque les hacen pensar que lo que hacen no goza de anonimato y que, en todo caso, se
rige por las mismas leyes que gobiernan la “vida real” por lo que no acatarlas puede traerles problemas.
9) Expertos de todo el mundo tratan de analizar los excepcionales casos de padres que, con dudosa intención,
tratan de facilitar experiencias nuevas y enriquecedoras a sus hijos pretendiendo incluso llegar a
compartirlas. Contenidos de gran interés, actividades de participación en la sociedad a través de Internet,
organización de las vacaciones… pueden ser algunos de sus obtusos objetivos. Lo más asombroso es que se
ha dado algún caso en el padre trataba de que su hijo le enseñara a usar la mensajería instantánea ¡qué
barbaridad. Son padres, en definitiva, que se resisten a pensar que deben estar al margen de algo tan
importante para sus hijos como es “su mundo virtual”. No asumen que la distancia es grande y cada vez
mayor y se aferran a que, por eso, cada paso que la acorten no es conveniente sino imprescindible.
10) Hay gente despiadada que deja tirado al menor durante días sin ordenador, como pretendiendo hacerle
ver que toda acción tiene su repercusión y hay que responsabilizarse de las consecuencias de los propios
actos. Además, consiguen martirizarlo, privándole de su conexión con el mundo durante unos días,
frustración que recordará toda su vida.
331
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
186-Toma el control de la educación TIC de tus hijos. 1ª etapa: hasta los 9 años
EL MUNDO
SAPOS Y PRINCESAS 27/07/2015
A cada edad, tu rol como responsable en la educación tecnológica de
tus hijos cambia. De la mano de la ONG Padres 2.0, te ayudamos a
descubrir qué papel debes desempeñar en la educación digital de tus
hijos menores de 10 años.
¿Su primera tablet se la compraste a los 4? ¿Con 20 meses ya usas
YouTube con tu bebé para entretenerle? En la Línea de Ayuda, La Niña de la Tablet, llegan
consultas donde el inicio del contacto de los niños con las TIC es cada vez más temprano.
Los bebés de 0 a 2 años no deben tener ningún contacto con pantallas, de 3 a 5 años se debe
restringir su uso a una hora al día, y de 6 a 18 años a 2 horas al día
Los especialistas coinciden: la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de
Pediatría recomiendan que los bebés de 0 a 2 años no deben tener ningún contacto con pantallas, de
3 a 5 años se restrinja su uso a una hora al día, y de 6 a 18 años a 2 horas al día; por otra parte, la
Asociación Japonesa de Pediatría alerta de que el uso de smartphonesy tabletas en bebés y niños
pequeños provoca falta de interacción y merma el desarrollo saludable de los sentidos; y un estudio
de la facultad de medicina de la Universidad de Boston defendía que el uso frecuente de estos
dispositivos por parte de menores de entre 1 y 3 años puede afectar a su cerebro y sus capacidades
de desarrollo social y emocional.
Los padres deben asumir su responsabilidad y acompañar cada
dispositivo que ponga la alcance de sus hijos de unas normas de
uso seguro y saludable.
No nos corresponde decidir por ti cuándo pones en contacto a tus
hijos con la tecnología. En lo que sí vamos a insistir siempre,
siguiendo los consejos de Padres 2.0, es en que asumas tu responsabilidad y acompañes cada
dispositivo que les pongas a su alcance de unas normas de uso seguro y saludable. Las normas son
necesarias para el desarrollo de su personalidad y para la convivencia. Esas normas se adecuarán a
tu estilo, a tu forma de ser, y las trasmitirás según los usos y costumbres de tu familia. Si a tus hijos
los reconocen por la calle como hijos tuyos, por sus modales, por su educación, etc., lo mismo debe
pasar al ver su comportamiento en Internet. Y es fundamental comenzar a "enseñarles a andar" en la
Red cuando empiecen a dar sus primeros pasos.
Primeros pasos, de tu mano
Antes de "sentarlos" delante de Internet, has de revisar previamente el área por el que tus hijos van
a navegar. Sólo debes proporcionarles entornos controlados y 100% seguros en los que puedan
jugar y descubrir sin ningún riesgo y en los que no van a necesitar filtros parentales tecnológicos
porque siempre irán de tu mano. Van a descubrir Internet y las TIC a través de ti, tú eres quien les
dirige y les guía en sus primeros pasos por el ciberespacio. Bajo
ningún concepto deberías dejarles que navegaran a su libre albedrío
por la Red: aún no están preparados.
332
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
Tus hijos no pueden visitar ninguna web, ni jugar con ninguna APP que tú no hayas revisado
previamente. Debes anticiparte a los riesgos y marcarles el camino a seguir
Tus hijos no pueden visitar ninguna web de Internet, ni jugar con ninguna APP que tú no hayas
revisado previamente, es decir, debes desempeñar un papel de explorador para anticiparte a los
riesgos y marcarles el camino a seguir. El tiempo de contacto con los dispositivos formará parte de
su formación integral junto con el juego, la actividad física, la lectura, el contacto físico con familia
y amigos, el estudio, etc.
En las últimas edades de esta etapa comenzarás a hablarle de la importancia de las contraseñas, del
tiempo máximo de uso, de qué contenidos son adecuados a su edad y a reconocer e interpretar los
códigos de edad indicados en los programas de TV así como en los videojuegos y en la Play Store
(código PEGI). En esta primera etapa procúrales siempre experiencias lúdicas. La mejor TV y el
mejor videojuego eres tú.
La ONG Padres 2.0 pone a disposición de los lectores de Sapos y Princesas una línea de ayuda
para darte solución en caso de problemas (adicción, ciberacoso, problemas legales, etc.)
333
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
187-¿Puede internet cambiar la forma de leer de los niños?
ABC m. j. pérez-barco / madrid Día 28/10/2013 – fotolia
La Red hace perder la concentración en la lectura y provoca
muchas distracciones
Al no tener la experiencia de la lectura lineal, los niños corren el
riesgo de leer como en internet, a saltos
Nada tiene que ver leer en internet que hacerlo en un libro en papel. Diversos estudios
internacionales han demostrado que los usuarios de la Red no leen de forma lineal cuando consultan
información online o una web, sino que escanean la pantalla. Hacen lo que algunos investigadores
han denominado una «lectura en F»: leen las dos primeras líneas y bajan por la izquierda
deteniéndose en el centro. Después abandonan de nuevo la lectura lineal y bajan hacia la parte
inferior del texto.
Todo ello acompañado de multitud de estímulos muy atractivos (imágenes en movimiento, vídeos,
fotografías, enlaces...) que satisfacen la curiosidad, que invitan a la distracción. Así, en cuestión de
instantes, se salta de un contenido a otro. Muchos usuarios apenas pasan entre 19 y 27 segundos en
cada web. Cada pinchazo es un descubrimiento. Pero de toda esa información ¿ha captado la web la
atención del internauta? ¿ha logrado el usuario profundizar en el contenido? ¿se ha concentrado en
lo que leía? ¿ha retenido algo en la memoria?
Los libros son la prioridad
A estas preguntas responde en su blog (kidsandteensonline.com) Guillermo Cánovas, director del
Centro de Seguridad en Internet para los menores en España, dependiente del Safer Internet
Programme de la Comisión Europea. Cánovas expone toda una serie de investigaciones
internacionales que alertan de los riesgos que los niños corren si se habitúan a leer solo en internet.
«La lectura en "F" es necesaria y fundamental ante la cantidad ingente de información que circula
por internet. El problema es quedarnos solo con ella», explica Cánovas. El experto advierte que «no
debemos asumir que los niños adoptarán ambas formas de lectura sin problemas y sabiendo
diferenciar perfectamente entre una y otra».
«La lectura de un libro es reflexiva, permite profundizar y afianzar información»
El peligro está en los más pequeños, que no tienen una experiencia previa en la lectura lineal y
continua y pueden acostumbrarse a leer como en internet, a saltos. «La lectura de un libro es
reflexiva, permite profundizar, asimilar y afianzar información, datos y conceptos. Esto también
debe entrenarse. Más que antes», afirma Cánovas. Por eso, aconseja que es «vital que los niños y
adolescentes de hoy lean libros enteros, profundicen y reflexionen sin distracciones. En este
momento que los niños lean libros debe ser una prioridad para padres, educadores y toda la
sociedad».
Se trata de prevenir en España lo que ya está ocurriendo en algunos países con una sociedad más
digitalizada. Por ejemplo, Corea del Sur es el país más conectado y digitalizado del mundo. Su fibra
óptica es 10 veces más rápida que la banda ancha que hay en Gran Bretaña. El 93% de los niños
coreanos de 3 a 9 años se conecta regularmente a internet a través de diferentes dispositivos. «Y
eso está dando problemas», dice Cánovas. La adicción a internet afecta a unos 210.000 niños
coreanos.
Más rápidos
Cánovas cuenta que hay estudios internacionales que han alertado de que algunos adolescentes no
son capaces de leerse un libro completo y tienen problemas para responder correctamente a un
comentario de texto. Una investigación realizada por la Universidad de Londres, entre chicos de 12
a 18 años demostró que, si bien los adolescentes son seis veces más rápidos que los adultos en
334
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
encontrar una información en internet, también tienen menor capacidad de concentración, para
leer y para escribir textos largos.
«Es una cuestión de memoria a corto plazo. Si ésta no se trabaja, ni se alimenta porque al leer se
pasa de una cosa a otra, no se puede retener información en la memoria a largo plazo. Si una
persona no se queda con nada no puede crear, imaginar, relacionar ideas... O retienes, relacionas y
procesas la información o haces el mismo trabajo que un ordenador».
188-Así pueden aprender los niños sordos a usar internet
abc familia / madrid Día 30/03/2014
Está dirigida a los alumnos de tercer ciclo de Primaria
La Fundación CNSE para la supresión de las barreras de Comunicación y la Fundación Mapfre
acaban de publicar la página web «Internet: un uso responsable». Esta iniciativa, fruto de un
convenio de colaboración firmado entre ambas entidades, pretende favorecer un uso adecuado de
internet y las redes sociales entre niños sordos.
La web, disponible tanto en castellano como en lengua de signos española, está especialmente
dirigida a alumnado sordo del tercer ciclo de Primaria, si bien se configura como un recurso muy
útil para ser utilizado en edades más avanzadas.
Su creación responde a una demanda del profesorado de contar con materiales y recursos adaptados
al alumnado sordo para trabajar estos contenidos en el aula, además de facilitar a las familias las
recomendaciones necesarias para que sus hijos sordos aprovechen todo lo bueno que ofrece internet,
evitando posibles peligros y amenazas en su uso en el hogar.
Con esta iniciativa, la Fundación CNSE y Fundación Mapfre dan un paso más en su apuesta por
mejorar el aprendizaje y la calidad de vida de niños y adolescentes sordos, objetivo que evidencian
otros sitios web como www.mihijosordo.org o www.jovensordo.org impulsados conjuntamente.
335
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
189-Un videojuego ayuda a los niños a concentrarse y acabar antes sus deberes
ABC Laura peraita Día 24/09/2013 Los psicopedagogos lo utilizan en consulta con
resultados muy positivos
El juego se acciona solo con la mirada del niño si está
concentrado
No es un videojuego cualquiera. Aquí no hay
perdedores. El niño —a partir de cinco años— o joven
que lo utiliza tiene mucho que ganar: aumenta la seguridad y la confianza en sí mismo, la
concentración, el hábito de estudio, es capaz de corregir conductas que obstaculizan la asimilación
de los aprendizajes, también proporciona un incremento de la creatividad, motivación y
rendimiento. «Además, mediante la práctica de todas estas habilidades conseguimos reducir o,
incluso, eliminar las conductas impulsivas e hiperactivas. Se consigue controlar la ansiedad y
estrés asociados a la falta de concentración», apunta la psicopedagoga Ana Roa, miembro del
Consejo Asesor del centro Nascia.
En este centro llevan tres años aplicando este sistema «con excelentes resultados sobre todo con
niños de los que se sospecha que tienen déficit de atención, niños TDAH, y aquellos con falta de
concentración o que tardan mucho en hacer deberes», señala Pablo Muñoz, director del centro
Nascia.
Pero, ¿en qué consiste esta herramienta? El sistema se llama «Play Attention» y consiste en un
conjunto de juegos interactivos. Se basa en un hardware compuesto por el BodyWave, un brazalete
que se coloca de manera externa en el brazo del niño y que registra todas sus señales de atención.
Según explica Pablo Muñoz, la concentración es la «energía» que hace que se muevan los
elementos de la pantalla, y de esta manera, el usuario puede ver su atención en tiempo real, de
forma concreta y controlada. Por poner un ejemplo: el niño que utiliza esta herramienta tiene que
centrar su mirada en una grúa que aparece en la pantalla del ordenador para que ésta se mueva y el
edificio crezca en número de plantas y se construya por completo.
El juego introduce elementos de distracción, como pueden ser una ambulancia, viandantes, un
coche de policía con una sirena... En el momento en que el usuario retire su mirada de la grúa para
mirar el coche de policía que acaba de entrar en acción, la grúa se para y, por tanto, tardará más
tiempo en finalizar la construcción del edificio. En cuanto centra de nuevo sus ojos en la grúa, se
acciona y prosigue su trabajo.
De esta forma, el niño se da cuenta de cuántas veces se ha distraído y la próxima vez tratará de
esforzarse en concentrarse más y aprender a no hacer caso de estímulos externos cuando tiene una
tarea que hacer por delante. «Un entrenamiento muy útil para motivarles ha mantener su atención en
la vida diaria, sobre todo, cuando tienen que hacer sus deberes del colegio», explica Ana Roa.
«Este sistema dispone de un software que registra toda la información sobre la actuación de cada
niño —prosigue—. De esta manera se pueden elaborar informes de mejora, así como estadísticas
y gráficos para el tratamiento de todos datos obtenidos en las sesiones. Se logra un seguimiento
continuado por parte de los propios usuarios, padres, profesores o cualquier persona implicada que
intervenga en el proceso de aprendizaje».
Doce juegos para cada habilidad
Cada uno de los juegos trabaja una habilidad específica relacionada con la memoria, atención y
concentración, ocupándose también de la modificación o el moldeamiento de conducta.
Son doce juegos en total que trabajan atención sostenida, seguimiento visual, coordinación
psicomotriz, memoria de trabajo, procesamiento auditivo, discriminación, coordinación
psicomotriz y visomanual, habilidades sociales o ejecución de tareas en tiempo. Además, explica
Ana Roa, cuenta con un módulo adicional para conseguir la generalización de las habilidades
336
Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
aprendidas con esta herramienta a la vida diaria y poder trabajar en situaciones específicas según las
necesidades de cada niño, lo que conocemos como «puente académico».
¿Desde qué edad se puede utilizar?
«Los niños de la etapa de Primaria y de Secundaria pueden encontrar esta herramienta muy
atractiva para complementar sus estudios escolares», señala Pablo Muñoz, director del centro
Nascia.
La edad mínima aconsejable para utilizar el sistema son 5 años, ya que es necesario que el usuario
comprenda lo que está haciendo y sea capaz de entrenar su atención y concentración, recibiendo un
feed-back en tiempo real que le ayude a autocorregirse y a eliminar las conductas distractoras o
impulsivas. «También es un interesante recurso que permite reforzar las habilidades cognitivas en la
adolescencia», matiza Ana Roa.
Según Pablo Muñoz, el TDAH debe ser abordado desde una perspectiva integral y «el uso de las
nuevas tecnologías en la intervención nos aporta una mayor motivación y adherencia por parte de
niños y adolescentes, así como una mayor objetividad para abordar el problema. No obstante,
cada caso es diferente y se requiere un completo análisis de cada situación, con la adecuada
intervención de todos los profesionales implicados».
«Los resultados son muy positivos en los niños —prosigue Pablo Muñoz—, tanto que muchos
padres nos compran la herramienta para trabajar más con ella en casa con un uso doméstico.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
190-Claves para que los niños tengan buen comportamiento en internet
ABC MADRID Día 26/03/2014 - VALERIO MERINO
Los padres deberán ser conscientes de las actividades de sus
hijos y educarles en un hábito sano, según los expertos
Un menor accede a un ordenador
Los menores de hoy en día tienen cada vez más acceso a
múltiples dispositivos conectados a internet que, sin un buen
protocolo de actuación, puede derivar en una serie de
comportamientos que quedarían desprotegidos frente a personas malintencionadas. Internet está en
todas partes y, como tal, hay que educar a los más pequeños a una actividad sana.
Según los expertos de Panda Security, se podrían clasificar en siete los comportamientos que
deberían evitar los menores mientras navegan por internet y que tendrían que tener muy presente los
padres.
1.- Hablar con extraños: En internet, como en la vida, se pueden encontrar personas
malintencionadas que busquen a personas inocentes. Y las vías para hacerlo se multiplican, como en
redes sociales como Facebook o Tuenti hasta exitosas aplicaciones como WhatsApp, aunque para
ello el niño debería tener teléfono móvil propio. «Son muchos los soportes a través de los que
personas desconocidas pueden ponerse en contacto con tus hijos. La inocencia de los niños hace
que, en muchas ocasiones, no vean peligro dónde sí lo puede haber. El anonimato en internet es casi
más peligroso que en la vida real», señala la compañía de seguridad.
2.- Compartir información privada: La privacidad es uno de los aspectos a los que cada vez más
se presta atención y preocupa a los usuarios de internet. Conforme internet entra en todos los
aparatos del hogar, la era del llamado «Internet de las cosas», más esfuerzos hay que realizar para
no perder el control de nuestros datos y de todo aquello que, aunque sea inocente, comentamos.
«En muchas de las acciones que realizamos cuando navegamos por Internet compartimos, de una
forma u otra, información confidencial. Los adultos sabemos hasta dónde tenemos que llegar pero
los niños lo ignoran. Por eso, debes hablar con tu hijo y hacerle ver los peligros que tiene facilitar
determinados datos de forma pública», escriben.
3.- Descargarse aplicaciones poco apropiadas: El mercado de las aplicaciones es muy extenso y
en las principales tiendas, Google Play o Apple Store, nos ofrecen miles de aplicaciones para
facilitarnos la vida en nuestro día a día pero es fundamental saber qué nos descargamos y la
información que damos y recibimos de esas «apps».
«No todos los orígenes de descargas son seguros ni fiables. Incluso dentro del propio Google Play
puedes encontrar app maliciosas que suscriban a servicios de SMS Premium o instalen otros
programas sin tu consentimiento. Pide a tus hijos que te pregunten cuándo quieran descargarse una
aplicación e infórmate sobre ella», subrayan.
4.- Acceder a webs con contenido no apto para su edad: Existen controles parentales que
garantizan que los niños no consuman desde contenidos eróticos o cargados de violencia explícita.
Aunque en algunas páginas se requiere introducir la fecha de nacimiento para poder entrar pero,
realmente, se puede saltar ese filtro fácilmente.
«Siendo conscientes o no, los niños pueden visitar páginas webs cuyo contenido no esté
recomendado para ellos. En muchas ocasiones, no es suficiente con revisar el historial de
navegación del ordenador, tablet o teléfono móvil. Decide con el control parental las webs a las que
puede acceder y bloquea aquellas que no sean apropiadas para ellos», añaden.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
191-Apps que educan y divierten
EL MUNDO ÁLVARO VARONA
03/02/2015 Foto: Shutterstock
Sapos
y
Princesas
Según el periódico americano The Washington Post, se estima
que durante el año 2014 las escuelas estadounidenses han
comprado unos 3.5 millones de tabletas destinadas a usarse en las aulas como herramientas
educativas. En España la Junta de Andalucía anunció en abril del año pasado que invertiría 7,6
millones de euros en comprar más de 27.000 tablets para alumnos de 6º de primaria de centros
públicos.
Es innegable que los niños quieren utilizar tabletas, tanto en casa como en el colegio, y así lo han
reflejado en sus cartas a los Reyes Magos de esta última Navidad en las que sus majestades han
venido cargados de tablets para alegría de los pequeños y, en muchas ocasiones, incertidumbre de
los padres.
Usar tabletas y apps dentro del entorno educativo va a ser una constante en los próximos años
porque, además del interés que despiertan entre los alumnos, supone utilizar técnicas
objetivamente más completas. Aplicaciones con las que aprender los nombres de los animales en
diferentes idiomas y a la vez conocer su sonido, experimentar con la música uniendo compases y
creando canciones o recorrer el interior del cuerpo humano en una detallada visita virtual, son
algunos ejemplos de apps que ya se utilizan para aprender.
Pero no sólo los contenidos que se pueden consumir en la tableta son interesantes para el
aprendizaje con pantallas táctiles. El uso de la cámara de fotos o vídeo, el GPS, el WiFi, el
bluetooth o el sensor de movimiento abren un mundo de posibilidades a la hora de aprender,
realizar trabajos o conectar las tabletas con otros dispositivos.
Sin lugar a dudas los docentes del siglo XXI tienen que conocer y utilizar de forma eficiente las
posibilidades de multimedia, interacción, trazabilidad o localización que ofrecen las tabletas y las
apps para que la llegada masiva que se va a producir de estos dispositivos no se quede en un mero
fuego de artificio.
Matching! Mi primer Brain Training
Matching! Es un juego educativo que ayuda a los más pequeños a
aprender las letras, los colores y vocabulario básico en cuatro idiomas
(castellano, catalán, inglés y francés) a la vez que ejercitan de forma
lúdica habilidades como la lógica y la atención. Edad: 2-6 años. App
Store: 1,99.
MarcoPolo Ocean
Esta app permite conocer la parte más inexplorada del planeta,
el océano. Cuenta con cinco puzles para conocer todo lo
necesario sobre este entorno. Y lo mejor es que los niños
pueden crear su propio acuario para aplicar lo aprendido en los
puzles. Edad: 3-10. App Store - 1,69.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
Fun English
Un conjunto de juegos didácticos para aprender a leer, hablar y
deletrear en inglés con un curso diseñado por expertos en la
enseñanza de idiomas. Además, utiliza diversos tonos, voces y
acentos para que los niños puedan captar las sutilezas de la
pronunciación. Edad: +5. App Store - gratis. Google Play gratis.
Math Heroes 1, Matemáticas Básicas para niños
¡Es momento de poner a prueba tus habilidades de ninja! El ejército
de Ignarus se ha puesto en marcha y solo tu conocimiento en
operaciones matemáticas básicas puede derrotarlo. ¿Puede el poder
de tu cerebro igualarse a su fuerza? Edad: +4. App Store y Google
Play -5,99.
Los Cazafaltas. El gran juego de la ortografía
¿Eres un buen detective? ¿Se te da bien pillar a los sospechosos? ¿Y
qué tal si para cazarlos tienes que pillar faltas de ortografía? En este
juego para iPad y iPhone encontrarás el camino hacia los escondites
de los delicuentes a través de pistas ortográficas. ¡Demuestra cómo
controlas la ortografía y sé el primero en atraparlos! Edad: +4. App
Store - GRATIS.
Científicos en cómic
Darwin, Galileo, Newton... esta aplicación contiene una colección de
cómics didácticos a través de los cuales vas a conocer a los científicos
más influyentes de la historia. Edad: +4. App Store - GRATIS.
Project Noah
Proyecto Noah es la mejor manera de compartir los encuentros de los
alumnos de primaria con la fauna y ayudar a documentar la
biodiversidad de nuestro planeta. Edad: +4. App Store y Google Play
- GRATIS. (Inglés)
Consejos para padres
- Explora las apps existentes de la temática que os interesa y escoge la más apropiada a la
edad y desarrollo de tu hijo.
- Comprueba que el diseño y el contenido se adecuan a las necesidades del niño.
- Pruébala, aprende sus objetivos y su utilidad y enseña a tu hijo a usarla adecuadamente.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
192-El contrato que una madre exigió a su hijo para tener un iPhone
Abc m. j. pérez-barco / madrid Día 10/01/2014 Estas son las 18 reglas que una madre americana pidió a su hijo
para tener y usar un móvil. Y los resultados al cabo de un año
Esta imagen ilustra el blog de Janell Burley Hofmann
Janell Burley Hofmann es una madre americana de cinco hijos (Gregory de 13 años, Brendan 10,
Ella 8, Lily 6 y Cassidy 5). Ella es escritora y conduce un movimiento que pretende educar en el
uso responsable de las nuevas tecnologías en la familia. Amante de la vida y de sus hijos, tiene un
blog y es colaboradora habitual de The Huffington Post y de otros medios americanos.
En sus artículos y post, Janell expone sus reflexiones y los métodos educativos que aplica a sus
propios hijos. En uno de ellos explica cómo su hijo mayor Gregory (13 años) llevaba suplicando
casi un año por tener un iPhone. Consciente de que el uso de esta herramienta tecnológica exige
responsabilidad y que existen unos riesgos, Janell exigió a su hijo firmar un contrato para tener su
preciado iPhone. Se lo regaló por Navidad, porque se lo merecía, cuenta la madre en su blog.
Pero a cambio, estas fueron las 18 reglas que Gregory tenía que cumplir, unas normas que, ella
pensó, también le servirán para la vida:
1. Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
2. Yo siempre sabré la contraseña.
3. Si suena, cógelo. Di «hola». Sé educado. Coge siempre, siempre, la llamada de mamá y papá.
4. Entregará el teléfono a mamá o a papá a las 7:30 de la mañana cada día de colegio y a las 9:00
de la tarde durante el fin de semana. Estará apagado toda la noche y se volverá a encender a las 7:30
de la mañana. Si no llamarías al teléfono fijo de alguien, porque pueden responder sus padres,
tampoco llames o envíes mensajes al móvil. Respeta a las otras familias como nos gusta que nos
respeten a nosotros.
5. No te llevarás el iPhone al colegio. Conversa y habla con la gente y con tus amigos en persona.
Los días de media jornada, las excursiones y las actividades extraescolares requerirán
consideraciones especiales.
6. Si el iPhone se cae, se golpea o se estropea, tú eres el responsable. Por tanto, asumirás los costes
de la sustitución o de la reparación. Para ello ahorra dinero de tu cumpleaños o realiza otros
trabajos: corta el césped, haz de canguro... Si el iPhone se rompe, tendrás que estar preparado.
7. No uses el iPhone para mentir, hacer tonterías o engañar a otro ser humano. No te involucres en
conversaciones que sean dañinas para los demás. Sé un buen amigo.
8. No envíes mensajes, correos electrónicos o digas nada a través del iPhone que no dirías en
persona.
9. No envíes mensajes, correos electrónicos o digas a alguien algo que no le dirías en voz alta y en
presencia de sus padres. Autocensúrate.
10. Nada de pornografía. Busca en la web información que compartirías abiertamente conmigo. Si
tienes alguna duda sobre algo, pregunta a una persona. Preferiblemente, a tu padre o a mí.
11. Apágalo o siléncialo cuando te encuentres en lugares públicos. Especialmente en
restaurantes, en el cine o mientras hablas con otro ser humano. No eres una persona maleducada, no
dejes que el iPhone cambie eso.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
12. No envíes ni recibas imágenes íntimas tuyas ni de otras personas. No te rías. Algún día estarás
tentado de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es arriesgado y puede arruinar tu vida de
adolescente, joven y adulto. Es siempre una mala idea. El ciberespacio es más poderoso que tú. Y es
difícil hacer que algo de esa magnitud desaparezca, incluyendo una mala reputación.
13. No hagas millones de fotos o vídeos. No hay necesidad de documentar todo. Vive tus
experiencias. Quedarán almacenas en tu memoria para toda la eternidad.
14. A veces conviene dejar el iPhone en casa. Siéntete seguro de esa decisión. No es un ser vivo ni
una ninguna extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer el miedo a perderte
algo que está ocurriendo y a estar siempre conectado.
15. Bájate música que sea nueva o clásica o diferente de la que millones de chicos como tú
escuchan, que es siempre lo mismo. Tu generación tiene un acceso a la música mayor que cualquier
otra de la historia. Aprovecha ese don. Expande tus horizontes.
16.De vez en cuando puedes jugar a juegos de palabras, puzzles y rompecabezas.
17. Mantén tus ojos abiertos. Observa el mundo que te rodea. Mira por la ventana. Escucha a los
pájaros. Date un paseo. Habla con un desconocido. Pregúntate sin es necesario buscar en Google.
18. Meterás la pata. Te quitaré el teléfono. Nos sentaremos y hablaremos sobre ello. Volveremos a
empezar. Tú y yo siempre estamos aprendiendo. Somos un equipo. Estamos juntos en esto.
El resultado
Un año después, Janell escribió un nuevo artículo en The Huffingon Post reconociendo que el
contrato funcionaba, aunque no ha sido fácil. Como ella esperaba, le tuvo que quitar el teléfono y
comenzar de nuevo. Pero los resultados han sido positivos: ella ha aprendido, gracias a su hijo,
sobre nuevas aplicaciones y redes sociales. Aunque no es lo más importante: La familia se ha
convertido en usuarios responsables de la tecnología. Dice Janell «todos tratamos de mantener los
ojos abiertos. Ver cómo el mundo pasa a nuestro alrededor. Nuestras normas tecnológicas no solo
se aplican al iPhone, también a la vida».
Janell da una conclusión final, que parece animar a otras familias. «La tecnología es una hermosa
herramienta, emocionante, de nuestro mundo. Deja que sea divertido, que sea una herramienta
social, creativa y expansiva. Gregory sabe que nunca podrá sustituir la lectura de un libro o un café
con un amigo o un paseo por el bosque, pero ambas cosas puede coexistir».
Ahora Janell, se enfrenta a un segundo capítulo en esta historia: su hija ya le está pidiendo su
contrato. «¡Bueno, eso no lo vi venir! Pero me lo llevo!».
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
193- Las apps educativas más atractivas para el verano
ABC ainhoa p. ambrós / madrid Día 29/07/2013
Los niños aprenden jugando de un modo práctico y sencillo
1- Los cuadernos Rubio
Los tradicionales cuadernos Rubio ofrecen, además de su clásica versión en papel, una aplicación
para tablet, los i cuadernos, en la que los niños, de 2 a 13 años,
podrán aprender de un modo atractivo y sencillo. Disponible
para tablet Galaxy Note 10.1 los pequeños pueden practicar
caligrafía y operaciones matemáticas con la ayuda del S-Pen
(también disponen de App para smartphone con sistema
Android).
En la App para el iPad hay 3 colecciones para aprender:
Operaciones (a partir de 3 años), Problemas (a partir de 6 años) y Educación Infantil (de 3 a 5
años).
La aplicación en el modelo Android también es gratuita y consta de 24 cuadernos que fomentarán
el desarrollo intelectual y motriz del pequeño. Cada cuaderno tiene un coste de menos de un euro,
cada actualización es gratuita y está disponible en inglés y español (el próximo lanzamiento será en
alemán). La figura del búho tutor permite corregir las tareas por lo que los padres pueden
comprobar los avances de sus hijos de un modo inmediato.
El precio de las tablets, clave para su implantación
Enrique Rubio, gerente de la empresa, asegura en declaraciones a ABC, que les ha sorprendido
enormemente la aceptación que ha tenido el proyecto aunque considera que el tema económico hará
que el sistema tarde en adaptarse. «Al año vendemos alrededor de 4 millones de cuadernillos en
papel y en tan solo 8 meses de implantacion del i cuaderno se han vendido 1 000 cuadernillos y se
han realizado alrededor de 10 000 descargas gratuitas».
Observa como ventaja de este método un aprendizaje más rápido «los profesores lo valoran muy
positivamente aunque también opinan que como les enseña a escribir y a contar antes de tiempo
puede suponer una pequeña desventaja con otros niños que no pueden acceder a este método. Muy
pocos colegios lo usan por el elevado precio de las tablets y para ello Rubio se ha puesto ha trabajar
en ello y se va a ampliar a mas dispositivos que al Samsung. Las ventas subiran con otros tablets».
Otras ventajas que ofrece esta app es que hay muchos cuadernos diferentes, son reutilizables, hay
3 posibles perfiles para cada cuaderno, no se desperdicia papel, los niños aprenden jugando y son
autosuficientes.
Como posibles desventajas de este método respecto al papel, Enrique Rubio asegura que «se pierde
la caligrafía por lo que los niños cada vez escriben peor». Por ello considera que lo mejor es
adapatarse a las novedades qeu puedan facilitar el aprendizaje pero sin olvidar los métodos
tradicionales.
2- Las vacaciones Santillana
La aplicación Pupitre es un nuevo método que Santillana ha
ideado para niños de infantil y el primer ciclo de Primaria. Los
cuadernos de vacaciones en versión iPad están indicados para
niños de 3 a 8-10 años y tienen contenidos orientados al repaso
de los principales conceptos que se han visto durante el curso.
Se podrán descargar en la librería de la aplicación una colección
de cuadernos de repaso de las principales materias que se trabajan en clase: Lengua, Matemáticas
y Ciencias e Inglés. Los cuadernos de verano se componen de 20 fichas con actividades llenas de
juegos y premios que refuerzan el aprendizaje y fomentan la creatividad.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
La aplicación Pupitre permite reforzar las competencias fundamentales de los niños y desarrollar
sus habilidades intelectuales de manera entretenida ya que está llena de retos, pegatinas virtuales y
otras sorpresas que convierten la práctica de lo aprendido en un verdadero juego. Se pueden
descargar las fichas educativas que mejor se adapten al nivel de estudio de cada usuario. Cada ficha
viene ordenada por tema, edad y dificultad, y ofrece una gran variedad de actividades, desde
colorear y unir con flechas hasta resolver un puzzle o un acertijo. A medida que el niño completa
con éxito las fichas, va ganando nuevos premios virtuales que podrá utilizar en los apartados
«dibujo libre» o «escenarios» de la aplicación.
La opinión de los profesores
La profesora infantil Marta Reina (ganadora del Premio Internacional Innovación Educativa 2013)
imparte clases en el CEIP Antonio Machado de Collado Villalba donde desde hace tres años está
implantado este método.
Valora de un modo muy positivo el hecho de que los alumnos comiencen desde los tres años con
este aprendizaje que incluye una alfabetización digital que va a la par con la implicación de la
familia. Cree que PUPITRE es una instrumento motivador e interactivo que favorece las
relaciones de los niños en el aula y les hace más responsables aunque precisa de un control parental
y docente para que se lleve a cabo de un modo responsable y adaptado a las distintas edades.
No obstante y, desde el prisma de su propia experiencia, determina que aunque cambia el rol del
docente (ya que transmite menos información), le convierte en un acompañante ideal para el
desarrollo y aprendizaje del niño. Por lo que se muestra partidaria de implantarlo como un apoyo
educativo más en todos lo centros.
En cuanto a la aceptación de los niños la valora de un modo positivo aunque incide en que el
equilibrio entre el método de enseñanza tradicional y el que ofrecen las tablets es lo más indicado.
No es recomendable que los niños pasen muchas horas al día frente a la pantalla y cree que lo más
destacable es que lo niños tienen la sensación de aprender jugando y, por tanto, no lo ven como
una obligación.
Por último, asegura que es una ventana abierta para los alumnos que presentan necesidades
especiales ya que puede favorecer y facilitar su aprendizaje e incluso mejorar su relación con el
entorno.
3 - Imaginarium
Para que los más pequeños aprendan de un modo
divertido y repasen durante las vacaciones desde
Imaginarium proponen apps adpatadas para niños de 0 a
10 años que son compatibles con dispositivos Android.
De la mano del simpático personaje, Lola Pirindola, los
niños podrán aprender las formas, jugar con dados y
números, jugar con dinosaurios, aprender a identificar
deportes, o descubrir el cuerpo humano. A un precio de
0,79 euros cada uno.
Mi primer atlas de Geronimo Stilton (3,99 euros) , ¿Hablas inglés? (3,59 euros), los números (3,59
euros) o Musical Baby Carpet Lite (gratis) son algunos ejemplos de la amplia gama que se puede
encontrar.
También se puede adquirir la tableta infantil SuperPaquito (249 euros) recomendada a partir de 6
años. Es el primer tablet específico para niños, con seguridad 100% control parental (no acceso a
redes sociales y posibilidad de limitar el tiempo de uso. Software específico para niños sobre
Android ICS configurable desde el principio). ¡Un universo de diversión, educación y
entretenimiento adecuados!
Con agenda, tabla de recompensas, internet controlado, juegos para aprender inglés, e-reader (ebook), reproductor, cámara, video, o juegos. Hay 5 ventanas donde organizar los temas: Home,
Colegio, Creatividad, Librería y Entretenimiento en distintos idiomas.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
4- Oskita Perenquen
daimon & rollin
Oskita Perenquen Play & Learn es una aplicación compuesta por
cinco juegos de carácter pedagógico creado por los desarrolladores
Juan Carlos Fernádez y Chedey Díaz (Daimon & Rollin) ideado y
supervisado por Yasmina del Pino (profesional de la Educación Infantil con extensa experiencia).
La aplicación está indicada para niños de 3 a 6 años y sirve tanto para iPad como para iPhone
(próximamente también para dispositivos Android). Protagonizada por un perenquén, un simpático
reptil procedente de las Islas Canarias, que junto a otros diez carismáticos personajes, se encargan
de garantizar la diversión mientras los más pequeños aprenden, razonan, descubren, crean,
clasifican y relacionan de forma lúdica. Además de divertirse, desarrollan sus conocimientos y
habilidades mediante juegos didácticos, que les ayudarán a despertar su curiosidad y motivación
por aprender.
Se encuentra disponible en español y en inglés, aunque se está desarrollando ya las versiones en
otros idiomas menos habituales como el finlandés o el chino. La App incluye los siguientes juegos:
Puzzle (once divertidos puzzles para colocar las piezas de su animal favorito), Pintar (con sus
propios dedos y alegres colores, once plantillas diferentes que podrás compartir por email o
subiéndolas a la nube, para que sean accesibles desde cualquier lugar del mundo), Sonidos (una
divertida manera de reconocer los diferentes sonidos de los animales amigos de Oskita Perenquén),
Clasificar (aumenta su capacidad de atención, encontrando qué personaje es el que falta en una
serie de ellos), Sorpresa (para ejercitar su memoria, emparejando las fichas que ocultan a los
animales). Está disponible por 1,79 euros y ya cuenta con descargas en mas de 20 países.
Los próximos lanzamientos serán: «Letter To Santa» y «Carta a los Reyes Magos». Un 5,5% del
dinero que recaude será entregado a la ONG «El Pequeño Valiente», ubicada en el Hospital
Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, que se ocupa del bienestar de los niños enfermos
de cáncer y sus familias.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
194-Motivos por los que no debes colgar fotos de tus hijos por las redes sociales
ABC c. fominaya / l. Peraita / Madrid Día 14/10/2013
Colgar en internet imágenes de la prole no es ilegal, pero puede tener graves consecuencias
Desde la ecografía del tercer trimestre, hasta el primer baño en la playa. Muchos padres no dudan
hoy en colgar fotos de la vida diaria de sus hijos en las redes sociales. Pero... ¿sabemos dónde está
la línea roja a la hora de compartir nuestro álbum familiar? Es verdad que no es ilegal enviar
imágenes de menores a través de las redes sociales siempre y cuando, recalca Javier Urra, ex
Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, «no se dañen la intimidad, la dignidad y el
honor del menor». Es decir, que en principio no debería tener consecuencias negativas.
El problema radica, continúa, «en que la sociedad se ha creado una necesidad urgente de exponer
todo lo que hace y las situaciones familiares que se comparten son íntimas y no deberían
exponerse» «En internet todo se banaliza y las imágenes se generan para todos y para siempre. Yo,
que soy padre —puntualiza este psicólogo—, no mandaría nunca las fotos de mis hijos por las redes
sociales, por las consecuencias que puede tener».
Esa actitud un tanto exhibicionista es lo que Nora Rodríguez, autora de «Educar niños y
adolescentes en la era digit@l» (Paidós), llama «narcisismo autista». «Tú subes doscientas fotos
de tu retoño, y esperas que los demás te escriban de forma inmediata algún comentario. Y ojo como
no te escriban...». En este sentido, Ramón Arno, de La Familia Digital, apela a la responsabilidad
de los progenitores como titulares de la patria potestad de los niños. «Hay quien dice que el
primer riesgo de los hijos en la red somos los propios padres. Es nuestra responsabilidad
entrenarles e intentar que entiendan los riesgos de internet — como es el ciberacoso, etc.— a los
que se pueden enfrentar cuando crezcan. ¿Cómo? ¡Predicando con el ejemplo!». «Partiendo de la
base de que los padres son los responsables de la buena utilización de los datos personales de sus
hijos, deben imponerles límites, pero también enseñarles a que ellos mismos sean capaces de limitar
la difusión de su información personal», indica Ofelia Tejerina, abogada de la Asociación de
Internautas y especializada en el tema del Derecho al Olvido.
Para Tejerina, lo que ocurre en los hogares españoles cuando los padres comparten fotos de sus
hijos en internet es que «normalizan» esta conducta, que los niños interiorizan sin más.
«Después no podemos pedirles a ellos que no envíen fotos por whatsapp a los 14 años, cuando ya
son los responsables de sus datos, si eso es lo que han visto hacer en casa con toda naturalidad
desde que eran pequeños». Para esto es necesario, afirma Juanma Romero, fundador de Adicciones
Digitales, luchar contra el gran desconocimiento de los padres. Él mismo se lleva las manos a la
cabeza cuando acude a impartir charlas en colegios donde habla de los peligros y consecuencias de
la transmisión de las fotografías de niños. «Los padres tienen que ser muy prudentes. Deben
utilizar el sentido común y ponerse en el lugar de un depredador sexual», advierte.
El número «Dunbar»
La mayor parte de los padres desconocen una práctica denominada «morphing». Se trata de
individuos que copian una fotografía normal en internet, y mediante un programa de tratamiento de
imágenes realizan un montaje con otra fotografía pornográfica. De esta práctica resulta una nueva
fotografía en la que aparece un adulto o un niño protagonizando una imagen de alto contenido
sexual. «¿Se imaginan las consecuencias que tendría que un compañero de clase descubriera esas
fotos y las diera a conocer en el colegio?», cuestiona Romero. Para evitarlo, recomienda a los
padres que, en el caso de enviar fotografías, nunca lo hagan con planos cortos, «más fáciles de
manipular e identificar».
Pero, sin llegar a ser tan alarmistas, hay niños a los que simplemente no les gusta que otras personas
les vean en un vídeo mientras hacían un divertido baile a sus padres en la intimidad del salón de su
casa. «Hay que ponerse en el lugar del hijo y respetar que a ellos les puede producir
vergüenza», añade el fundador de Adicciones Digitales.
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
Si finalmente alguien decide compartir las fotos de sus propios hijos, debe saber que es mejor que lo
haga mediante el envío de un correo electrónico o utilizando un sistema similar, aconseja Guillermo
Cánovas, presidente de Centro de Seguridad en Internet Protégeles y autor del blog
www.ninosyadolescenteseninternet.com. «Si las pública, aunque sea en un perfil privado de su
red social, las está compartiendo con compañeros del trabajo, excompañeros del colegio u otras
personas a las que tenga agregadas. Si además dispone de una red social amplia en internet, y tiene
agregados a cien, doscientos o más individuos, debe tratar la información que vuelque como si fuera
a hacerse pública en cualquier momento. Estudios desarrollados en la Universidad de Oxford por
el antropólogo Robin Dunbar y su equipo ponen de manifiesto que muy difícilmente podemos
manejar grupos de 150 individuos y prever cómo actuará cada una de esas personas ante la
información y/o imágenes que volquemos», apunta.
Indexadas en Google
Además, en función de la red social que utilice, es posible que esté compartiendo con esta
plataforma la propiedad de las fotografías que comparte, o esté autorizando a que sean utilizadas sin
su conocimiento. «¿O acaso alguien lee las condiciones de uso de la red social a la que sube sus
fotografías?», cuestiona Cánovas. Este experto también advierte que muchas redes sociales
indexan sus contenidos en los grandes buscadores como Google. «Esto permite que cualquier
persona, tecleando su nombre y apellidos en el buscador, pueda llegar hasta fotografías que el
usuario volcó en la red social, pero no fuera de ella. Compartir imágenes no siempre es una buena
idea», concluye el presidente de Protégeles.
El problema se agrava con las separaciones y divorcios de la pajera
Por otro lado, las publicaciones de fotografías de niños suelen generar muchos problemas en los
casos de separación o divorcio. A la Línea de Ayuda de Protégeles llaman y escriben padres y
madres que no quieren que sus exparejas sigan publicando fotos de sus hijos en común en internet.
Es frecuente que uno de los dos progenitores no quiera que el otro publique fotografías de sus hijos.
En estos casos hay que recordar que se trata de una cuestión de Patria Potestad, y no de Custodia.
Es decir, ambos progenitores podrían publicar dichas fotografías si los dos mantienen la Patria
Potestad. Pero, al tratarse de un tema sensible, es necesario contar con la aprobación de la expareja.
Lo mismo sucede si uno de los dos progenitores quiere cambiar al niño/a de colegio… también es
necesario el acuerdo de ambos.
Así mismo, hay que señalar que si los progenitores aun de mutuo acuerdo publicaran fotografías en
las que se menoscabase la imagen del menor, apareciera sin ropa o cualquier otra situación similar,
podría incluso actuar la Fiscalía de oficio. Es decir, los padres por el hecho de serlo, no pueden
publicar cualquier fotografía.
Si opta por publicar...
Si alguien decide subir fotografías de sus hijos a su red social, debería hacerlo respetando las
siguientes condiciones:
—El perfil debe ser absolutamente privado.
—Aun siendo un perfil privado, sólo debería autorizar el acceso a las imágenes de los niños a
personas muy concretas previamente seleccionadas, y no a todos sus agregados.
—Es importante contar con el conocimiento y autorización de la pareja.
—Debe conocer previamente las condiciones de uso de la red social, y saber qué tipo de permisos
está concediendo a la empresa que aloja las imágenes.
—No se debe etiquetar las imágenes con el nombre de los niños, y cerciorarse de que no van a ser
indexadas a ningún buscador.
Línea de ayuda:
El Centro de Seguridad en Internet www.protégeles.com, dependiente del Programa de
Seguridad en Internet de la Comisión Europea, pone a disposición de las familias en España una
Línea de Ayuda para casos en los que se esté haciendo un uso incorrecto de imágenes de menores
de edad, y otras situaciones similares: http://www.ciberfamilias.com
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Apartado V. El acoso y las nuevas tecnologías
195-Por qué el Whatsapp no es apto para menores
Carlota fominaya/ madrid Día 22/10/2013 –
En España el 76% de los niños de 11 a 14 años utiliza a diario
esta aplicación
Hoy en día, «whatsapear» se ha convertido en un sinónimo de hablar, y
no hay adolescente que se precie que no lo utilice. Las cifras así lo confirman: en España el 76% de
los niños de 11 a 14 años utiliza habitualmente Whatsapp, desde sus propios terminales o desde los
de sus padres. Así se desprende del adelanto del estudio realizado por el Centro de Seguridad de
Protégeles en 2013, que será publicado a finales del presente año. Pero, ¿algún niño o sus padres
saben lo que hace esta aplicación con su información personal? España cuenta nada menos que con
20 millones de usuarios de WhatsApp, una cifra sin parangón con otros países. En el mundo la cifra
se eleva ya a más de 300 millones de clientes, enviando mensajes, fotos, vídeos y grabaciones de
voz varias veces al día. Según los datos que maneja la propia plataforma, cada usuario comprueba o
atiende su WhatsApp 150 veces al día (¡!) Una de las principales razones por las que niños y
adolescentes piden a sus padres un teléfono móvil es precisamente para poder utilizar este sistema
de mensajería instantánea.
En un principio, el hecho de que los menores de edad utilicen una aplicación móvil para mantener
contacto con sus semejantes, para compartir mensajes o imágenes, o incluso para divertirse, no tiene
nada de malo en sí mismo. De hecho, según el estudio del Centro de Seguridad Protégeles, el 65%
de los niños de 11 a 14 años participa en grupos de Whatsapp. Entonces, ¿dónde está el peligro, se
pueden preguntar los padres? En que WhatsApp ya no es sólo un sistema de mensajer