Filosofía en carne propia: Algunos bosquejos a propósito de Arturo Andrés Roig y Octavio Paz Jonathan Christy Baldazo Delgadillo U.A.E.Méx. México “… La poesía puente colgante entre historia y verdad, no es camino hacia esto o aquello: es ver la quietud en el movimiento, el tránsito en la quietud. La historia es el camino: no va a ninguna parte todos lo caminamos, la verdad es caminarlo…” Octavio Paz El objetivo de este breve trabajo no sólo es reconocer la existencia de una filosofía en los escritos de Octavio Paz, sino también señalar —en la medida de lo posible–, que dicha filosofía es una “Filosofía de la Historia”. Para ello, me sirvo de una especie de “juego conceptual” en dos tiempos, entre Arturo Andrés Roig y el mismo Paz, pues considero que ambos, al menos en lo que respecta a la conceptualización sobre la historia, la historicidad y lo histórico, poseen ciertos puntos en común, que posibilita de facto, una filosofía en los escritos de Paz. En el primer tiempo, trataré de fundamentar la idea de una Filosofía de la Historia en el pensador mexicano a partir de algunos conceptos fundamentales de Roig. En el segundo, sólo bosquejo el camino que sigue Paz en su Filosofía de la Historia. Habrá que tener en cuenta que 383 estos dos pensadores finalmente se separan: mientras Roig dirige su mirada al futuro en tanto “alteridad”, Paz centra la suya en lo que se podría denominar “presente vivo”; uniendo tiempos tan “ajenos” como presente, pasado y futuro, y esferas tan tradicional-mente separadas como Historia, Filosofía y Poesía. Primer tiempo “… Después de las orgías intelectuales de este siglo es preciso desconfiar de la historia y aprender a pensar con sobriedad. Ejercicio de desnudez: Desechar los disfraces, arrancar las máscaras. ¿Qué ocultan? ¿El rostro del presente? No, el presente no tiene cara. Nuestra tarea es, justamente, darle cara. El presente es una materia a un tiempo maleable e indócil: Parece obedecer a la mano que la esculpe y el resultado es siempre distinto al que nos imaginamos…” Octavio Paz: La llama doble ¿Qué significa lo anterior? ¿Qué propone Octavio Paz? Desconfiar, sospechar, criticar, “alzar la voz”, rechazar todos aquellos “valores” —morales— que nos suponen. Distinguir espectros y visiones. Volver la vista a favor del hombre y en contra del hombre: cuestionarlo, moldearlo, ponerlo en peligro, “tentar” su espíritu, provocarlo, ofrecerle “nuevas experiencias”, “experiencias multiformes” en su más alto grado de complejidad. “Ejercicio de desnudez”, a través del cual distinguimos, desciframos, cuestionamos, “sospechamos de la historia” que se vive, que se palpa y experimenta, que se construye; también sospechamos de los hombres con los que convivimos, 384 de nosotros mismos. “Ejercicio de desnudez”, re-conocer con “nuevos ojos”, aquello presentado como absoluto, infranqueable, incuestionable: verdades, costumbres, tradiciones. Finalmente, ejercicio que nos permite “desechar los disfraces”, “arrancar las máscaras”, porque toda crítica también es juicio, elección, un tomar partido, un situarnos en determinado horizonte de significación, en donde encontramos y desciframos el origen de aquellas máscaras, pulverizando su coraza. Re-formulamos y re-interpretamos causas, fuerzas, fines. Voluntades puestas en tensión. Pretendemos, siguiendo a Paz, desnudándonos que “la verdad” quede desnuda ante nos-otros… Pensemos con sobriedad, pide Paz. Hace rato que nos alejamos de la Filosofía académica y nos colocamos en el plano de la Filosofía de la Praxis. Recepción crítica y creadora. …se niega que la vida contemplativa sea el más alto ideal humano y se afirma el valor supremo de la acción temporal. No la fusión con Dios, sino con la historia. Ese es el destino del hombre…1 Paz, al igual que Roig, ofrece una Filosofía de compromiso con el hombre y con su historia. En otras palabras, el discurso filosófico presenta una necesaria relación con el sistema de conexiones de una época dada. Porque una filosofía auténtica y una auténtica filosofía, no pueden refugiarse sólo en el signo, desconociendo por completo el 1 Paz, Octavio. Los hijos del Limo. Vuelta. Barcelona, 1985. 385 proceso histórico, por lo que debe constituirse a partir de un determinado grado de “conciencia histórica”. Porque todo es un testimonio de nuestro ser: amistades y enemistades, miradas que se cruzan o se evitan, memoria y olvido. La esencia del hombre se muestra a “flor de piel” y en “carne propia”, aunque éste se desviva por ocultarla. La manera de conocerse y re-conocerse es ver “retrospectivamente” la vida propia; preguntarse: ¿hasta estos momentos qué es lo que se ha amado? ¿Qué nos ha atraído con mayor o menor intensidad? ¿Qué nos ha hecho felices? ¿Qué nos ha causado dolor? Más aún: “… ¿Desde qué punto de vista lo cuentas? ¿Cuál es la perspectiva desde la que observas, analizas, interpretas y cuentas la historia?...”2 … Entonces, y esto es indispensable- no será necesario tener “historia”, sino saberse “ente histórico”. No será necesario tampoco, en caso de descubrir que ya tenemos alguna “historia”, ponernos a justificarla frente a la “gran historia” elaborada por los teóricos de la Weltgeschichte…3 La conciencia crítica es crítica en tanto función social, y sólo es posible alcanzar esta conciencia a partir de un compromiso, de una “denuncia”, de un poner crisis la “realidad” que experimentamos. En suma, gestar una Aguilar, Cristóbal; Estupiña Ana, Cejudo Enrique, Rojer Carlos. Nietzsche: una introducción didáctica a la Genealogía de la Moral. Diálogo, Valencia, 1999, p. 33. 3 Andrés, Roig Arturo. Teoría y Crítica del Pensamiento Latinoamericano. Tierra Firme-FCE. México, 1981. p. 134. 2 386 “nueva conciencia” a partir de la historia. Crítica-crisis. Tensión provocada que provoca apertura, diá-logo, hermenéutica, libertad; “… —porque— la historia es la historia de la realización del hombre de acuerdo con un repertorio epocal de fines. Ese asumir los propios fines supone un hacerse, un acaecerse como acto de libertad…”4 En palabras de Paz: “… la crítica: esa actitud consiste, tanto o más que en conocernos, en liberarnos…”5 Libertad que no es ya un fin en sí misma, sino más bien, condición de un “hacer” y “vivir” la historia; conocer-nos y re-conocer-nos “historicidad”. Parafraseando a Paz: El hombre es historia, posee historicidad, y vive y construye, forja y gesta esa historicidad deshaciendo, recreando, modificando su personaje. En este sentido, el camino que siguen tanto Roig como Paz pretende “recuperar la voz” –si es que algún día estuvo perdida, si nos fue robada, o en su defecto, si la dejamos ir, es decir, colocarnos a nosotros mismos como valiosos, aun más, colocar a los “otros” en el mismo sitio que “nos-otros”. “Hacer” y “gestar”, pleno proceso de humanización, auténtico humanismo alejado de nocivas abstracciones y sí, fundado a partir del hombre histórico. “Praxis liberadora”. Tanto Octavio Paz como Arturo Andrés Roig pertenecen a generaciones de profunda “conciencia histórica” que se Andrés, Roig Arturo. Filosofía Universidad y Filósofos en América Latina. UNAM, México, 1981, p. 18. 5 Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. Postdata. Vuelta al laberinto. FCE, México, 2002. p. 236. 4 387 traduce en un proceso de “liberación”, que bien visto, se traduce y traduce “humanismo”. “…El hombre/los hombres: perpetua oscilación. La diversidad de caracteres, temperamentos, historias, civilizaciones, hace del hombre: los hombres; y el plural se revuelve, se disuelve, en un singular: yo, tú, él, desvanecidos, apenas pronunciados…”6 “…Todos eran todo, /sólo había una palabra inmensa y sin revés /palabra como un sol. /Un día se rompió en fragmentos diminutos. /Son las palabras del lenguaje que hablamos /fragmentos que nunca se evitan /espejos rotos donde el mundo mira destrozado…”7 De esta forma, sabernos sujetos de nuestra historia, es reconocer nuestras contradicciones y límites, captarnos y capturarnos en la alteridad. Experiencia histórica, vivida o no, social o individual; porque ni el mexicano, ni el austriaco, ni el español, son la esencia del hombre, todos somos historia. Así, cada pueblo y cada hombre, es, “…manifestación de una determinada comprensión del mundo y realiza desde ella, a su modo, los valores universales comunes a todos los hombres. En este sentido, no hay un pueblo elegido, sino que lo son todos los pueblos, cada uno según su especificidad cultural e histórica…”8 O en palabras de Paz: “… La meditación histórica nos lleva a responder esta pregunta: ¿cómo han vivido los Ibídem, p. 235-236. Paz, Octavio. Poemas (1935-1975). Seix Barral, Barcelona, 1981, p. 501. 8 Andrés, Roig Arturo. Teoría y Crítica del Pensamiento Latinoamericano, p. 172. 6 7 388 mexicanos las ideas universales…” 9 O, recordando a Ortega y Gasset, y sin ánimos de caer en el ya añejo problema del “circunstancialismo”: “…hay también un logos en el Manzanares –y en Viena y en Toluca. … Pues no hay cosa en el orbe por donde no pase algún nervio divino: la dificultad estriba en llegar a él y hacer que se contraiga. A los amigos que vacilan en entrar a la cocina donde se encuentra, grita Heráclito: ¡Entrad, entrad! También aquí hay dioses…”10 Segundo tiempo “…- El Ser es Hacer-: Hoy la poesía no puede ser destrucción sino búsqueda del sentido: Nada sabemos de ese sentido porque la significación no está en lo que ahora se dice sino más allá, en un horizonte que apenas aclara. Realidad sin rostro y que está ahí, frente a nosotros, no como un muro: como un espacio vacante…” Octavio Paz: El Arco y la Lira A decir de Roig, todo filósofo de la historia se encuentra sumergido en “… una determinada comprensión del mundo y de la vida que funciona como a priori histórico…”11 Paz no escapa a esta condición, su filosofía de la historia es un proyecto que a lo largo de sus textos es legitimado, no por pulverizar las máscaras, ése no es un Paz, Octavio. EL laberinto de la soledad. Postdata. Vuelta al laberinto, pp. 182-183. Ortega y Gasset, José. Obras Completas, T.1. p. 309. 11 Andrés, Roig Arturo. Teoría y Crítica del Pensamiento Latinoamericano, p. 192. 9 10 389 fin en sí mismo, además, hacerlo sólo implicaría deshumanizar al hombre; el proyecto de Paz es percatarnos de que: “… estamos condenados a inventarnos una máscara y, después, a descubrir que esa máscara es nuestro verdadero rostro. En El laberinto de la soledad me esforcé por eludir (sin logarlo del todo) tanto las trampas del humanismo abstracto como las ilusiones de una filosofía de lo mexicano: la máscara convertida en rostro/el rostro petrificado en máscara…” 12 El hombre es un ente enmascarado, que cuando accede a la conciencia de su historicidad y se “anima” a destruir las formas bajo las que se presenta, descubre que esa máscara en verdad era su rostro. Y ahora, sin máscaras, ¿qué hacer con este vacío? A decir de Paz, sumergirnos en el instante poético. Critica de la Razón Poética: “…La poesía trasciende la historia sin dejar de ser historia…”13 En otras palabras: “Presente vivo”: “… El presente se ha vuelto el valor central de la tríada temporal. La relación de los tres tiempos ha cambiado, pero este cambio no implica la separación del pasado o la del futuro. Al contrario, cobran mayor realidad: ambos se vuelven dimensiones del presente, ambos son presencias y están presentes en el ahora…”14 Para Paz, la conciencia histórica no es un fin, una meta, la gran “adquisición del hombre moderno. La conciencia Paz, Octavio. EL laberinto de la soledad. Postdata. Vuelta al laberinto. p. 236. Sánchez Zamorano, José Antonio. Historia y Poesía en Octavio Paz. Anales de literatura Hispanoamericana. Universidad de Sevilla, 1999. pp. 1212-1213. 14 Paz, Octavio. Los Hijos del Limo, p. 56. 12 13 390 sigue ofreciendo no una respuesta, infinidad, ninguna. Tradicionalmente se concibe la historia como “progreso”. Paz rompe dicha tradición al referirse a la poesía como búsqueda de sentido histórico, de significación, pero una significación que no se encuentra en el ahora, sino más allá, en un horizonte que espera por ser construido. A manera de conclusión “… La poesía no es la verdad: Es la resurrección de las presencias, La historia, transfigura en la verdad del tiempo no fechado…” Octavio Paz La crítica a los “excesos historicistas” de su época –y de la nuestra- no termina en el re-conocimiento de la historicidad del hombre ni en la continua construcción-transformación de una “conciencia histórica”. No. Porque si el presente no tiene rostro, “nuestra tarea es –a decir de Paz- justamente eso, darle forma, construirlo, moldearlo. Significado y significación no son naturalezas dadas, sino que se reconstruyen en su construcción. Historia, Filosofía, Historia. Re-valoración del “ahora” a través de la poesía. Finalizo con palabras de Paz: “… En el poema, el ser y el deseo de ser pactan por un instante, como el fruto y los labios. Poesía, momentánea reconciliación: ayer, hoy, mañana; aquí y allá, tú, yo, él, nosotros. Todo está presente: será presencia…”15 15 Paz, Octavio. El Arco y la Lira. p. 284. 391 … La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actitud poética es revolucionaría por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal (…) Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega la historia: en su seno se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito…16 16 Ibídem, p. 4. 392
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