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1 ¿Qué es el TTIP?
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l acrónimo TTIP proviene del inglés Transatlantic
Trade and Investment Partnership, y en castellano
significa acuerdo transatlántico sobre comercio e
inversión entre Europa y Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos Barack Obama anunció
en febrero de 2013 que las negociaciones para el acuerdo
iban a iniciarse, dentro de su discurso sobre “el estado de
la Unión”. Unas semanas después diferentes presidentes
de estados europeos secundaron el acuerdo y fueron
mostrando su apoyo, entre ellos Rajoy y Hollande.
Las negociaciones se están llevando en secreto, y hasta el
momento solo hemos podido conocer sus últimos objetivos:
“apertura de los mercados” y superación o desaparición de
“barreras no arancelarias”. Además han señalado, cómo
no, que estas medidas impulsarán el desarrollo económico
y la creación de empleo.
La importancia y envergadura de los intereses económicos
en juego sería, al parecer, la razón oficial que explicara el
secretismo de las negociaciones, en la creencia de que la
publicidad podría perjudicar a los negociadores.
En cualquier caso, en ese periodo se han producido
importantes filtraciones relacionadas con los temas de la
negociación, por lo que la Comisión Europea y el gobierno
de Estados Unidos se han visto obligados a realizar
declaraciones. Por supuesto, en esas intervenciones
apenas han ofrecido información, y, además de negar
los riesgos anunciados por las filtraciones (el apoyo a los
procesos de privatización por ejemplo), se han limitado a
destacar los beneficios que supondrá el acuerdo para el
desarrollo de la economía y la creación de empleo.
Las negociaciones proseguirán durante 2015, y ambas
partes pretenden firmar y poner en marcha el acuerdo
para 2016.
Nos parece importante destacar, desde el principio, algo
aceptado por todos: El objetivo explícito de este acuerdo no
es comparable con el de ningún otro acuerdo comercial.
Esto es, lo que se persigue no es aliviar los aranceles o
la presión fiscal para la importación o exportación, de
por sí bastante reducidos, sino eliminar las diferentes
“situaciones” y “regulaciones” que puedan existir en ambas
partes y conseguir así “la unificación de los mercados”: o
sea, dar un gran paso adelante y crear un mercado grande
y único, en el contexto de la globalización de la economía
Lo que hemos podido saber hasta el momento sobre
este acuerdo es inaceptable para Europa, para la Europa
social, para la Europa comprometida con el bienestar, la
diversidad cultural y la biodiversidad y para su ciudadanía.
Siendo un objetivo general y ambicioso, el TTIP no es el
único instrumento en cuestión. Por ejemplo, el pasado
octubre la UE y Canadá firmaron el CETA, otro acuerdo que
responde a la misma filosofía. Por otra parte, a modo de
complemento del TTIP, la UE, EEUU y decenas de países de
todo el mundo están negociando, también secretamente,
el acuerdo TISA (Trade in Services Agreement), para la
liberalización del mercado de servicios financieros.
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Ubicación histórica, política y económica
Actualmente el principal paradigma económico está basado en el
liberalismo. De manera resumida, los partidarios del liberalismo
creen en la capacidad del mercado, y sólo del mercado, para regular
la economía, y por tanto, en su opinión, el Estado debe inmiscuirse
lo menos posible en la economía.
En los siglos XVIII y XIX este paradigma
se impuso totalmente en el ámbito
económico, y hasta la fecha ha constituido
el principal fundamento ideológico y
práctico del capitalismo: (en teoría) el
Estado generalmente no interviene, y las
fuerzas del mercado se encargan por sí
solas de dirigir la economía.
Pero en 1989, con la caída
simbólica del muro de Berlín,
el denominado socialismo real
se derrumbó de inmediato, y
el liberalismo, aprovechando la
desaparición de la referencia
mencionada, volvió a reivindicar
su espacio, en esta ocasión
rebautizado como neoliberalismo.
La referencia surgida tras la creación de
la Unión Soviética y la crisis de 1929 en
Estados Unidos motivaron la aparición y el
desarrollo del keynesianismo: básicamente
se trata de una economía política que
propone una mayor intervención del
estado.
El keynesianismo trajo consigo el desarrollo
de políticas socialdemócratas, que se
extendieron por todo Europa dando paso al
denominado estado del bienestar.
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Pero dicha falta de regulación nos está
saliendo muy cara. Entre otras cosas,
dicha falta de regulación ha servido
para crear las burbujas financieras e
inmobiliarias, mostrándonos de paso su
utilidad para agravar el capitalismo más
salvaje y hacer surgir el mayor número
de multimillonarios jamás conocido. De
hecho hay que decir que el neoliberalismo
es culpable también de la crisis actual, la
crisis social y económica más larga y cruel
de las últimas décadas, surgida tras el
estallido de la burbuja en 2008.
Las mencionadas faltas de regulación y
control público y social dieron vía libre
para que el capitalismo pudiera consumar su último fin, esto es, acumular más
capital a costa de los trabajadores y las
trabajadoras y facilitar el negocio de la
especulación. Sin embargo, la explosión
de la burbuja ha sacado a la luz la impotencia y las contradicciones del sistema
capitalista.
Reagan y Thatcher, haciendo frente común con
el neoliberalismo promovido e impulsado por los
lobbys financiados por las grandes multinacionales,
emprendieron una ofensiva neoliberal contra
el estado del bienestar y los derechos que
trabajadores y trabajadoras habían conseguido
tras decenios de lucha, arrinconando los procesos
de regulación de la economía y emprendiendo
procesos de privatización y desregulación.
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Al contrario, no parece que los que mayor poder económico
acumulan, los principales medios de comunicación a su
disposición y, en general, la clase política favorecedora de
dichos intereses económicos oligárquicos tengan ninguna
intención de cambiar el sistema. Las políticas aplicadas hasta la
fecha nos trajeron esta situación de crisis, y ahora dicen que las
mismas políticas servirán para sacarnos de este agujero negro.
Es evidente, sin embargo, que tienen grandes dificultades para
impulsar la economía y recuperar la tendencia ascendente.
En este sentido tenemos que señalar asimismo, claramente,
que en su búsqueda por una recuperación de la economía o
un desarrollo económico ilimitado no están considerando ni el
agotamiento de los recursos naturales ni la huella ecológica
que puede originar este modelo de desarrollo y sus efectos
futuros.
En cualquier caso, el hecho de que no exista una tendencia
al alza no quiere decir que a todos nos vaya igual. Durante
los últimos años el neoliberalismo ha golpeado con fuerza en
EEUU y Europa, y los procesos de privatización, las reformas
laborales dirigidas a la desregulación del mercado laboral, los
rescates bancarios, las reformas fiscales favorables a los más
ricos, la burbuja y el negocio de la deuda pública… todos ellos
han estado muy presentes sen la economía política. Objetivo
teórico: dejar vía libre al mercado y eliminar trabas y barreras.
El objetivo práctico ya lo hemos podido ver y padecer hasta la
fecha: el paro y la pobreza han ido avanzando estos últimos
años, al mismo tiempo que se incrementaba el número y el
tamaño de las grandes riquezas.
Este acuerdo sobre comercio e inversión elimina “las defensas
legítimas” del espacio europeo, como las normativas ecológicas
y sociales: las relativas a los derechos laborales, la protección
social y los servicios públicos, y las normativas en materia de
medioambiente, alimentación y sanidad.
Este acuerdo impulsa el dumping humano y medioambiental,
según la terminología utilizada hasta la fecha. Mercantilizando
algunas áreas fundamentales como la Educación y la Sanidad,
nuestros derechos se transformarían en meros productos.
En la base de este punto de vista se encuentra el
cuestionamiento de nuestro modelo social, poner en cuestión
el modelo europeo comprometido con el bienestar. Un
nuevo ataque a la Europa de los pueblos y de la ciudadanía.
Nos quieren presentar la austeridad y la liberalización del
mercado como recetas válidas para salir de la crisis, a pesar
de que la realidad nos ha mostrado justo lo contrario, esto
es, que únicamente han servido para profundizar en la crisis
y aumentar la pobreza y las desigualdades. La austeridad
y la liberalización del mercado sirven únicamente para
favorecer a las grandes corporaciones e impulsar la economía
especulativa, aumentando el paro y la inestabilidad laboral y
profundizando en la pobreza y la marginación social.
Por tanto, el neoliberalismo y todos los bancos, multinacionales lobbys y tecnócratas
encargados de impulsarlo, controlarlo y difundirlo, son dueños y señores del
escenario político-económico, y en la práctica esta oligarquía financiera tiene
secuestrada tanto a la Comisión Europea como a las políticas económicas de los
estados. Además, casi todos los estados europeos actúan como cómplices en esa
dirección. El rescate bancario es un buen ejemplo para ilustrar lo que estamos
diciendo, ya que por su culpa la ciudadanía deberá pagar durante años a los bancos
las ayudas recibidas, estando el pago de esa deuda en el origen de todas los
recortes sociales que sufrimos.
Pero el neoliberalismo, no contento con lo hecho durante los últimos años, quiere ir
más allá todavía: Creando un acuerdo para el comercio y la inversión entre EEUU y
Europa. ¿Por qué? Pues podemos decir que, fundamentalmente, por dos razones:
Por una parte, porque el neoliberalismo se ha desarrollado a la par que la
globalización, son las dos caras de una misma moneda. La propia globalización
ha servido para crear un gran mercado, y para la formación de ese gran y único
mercado los principales poderes económicos han puesto en marcha procesos
de aniquilación de sus principales “trabas y barreras”. En América, firmando
acuerdos comerciales con Canadá, EEUU y México (también pretendían hacerlo
en Sudámerica, pero los procesos de liberación lo han impedido), y en Europa,
cómo no, impulsando dicha globalización a través del mercado único. Habiendo
surgido ya dos grandes mercados en esas dos zonas que engloba Occidente,
algunos piensan que ya ha llegado el momento de dar el salto al mercado único.
¿Quiénes? Aquellos que con la ampliación del mercado consiguen incrementar
sus negocios, y sobre todo, las grandes multinacionales.
Por lo tanto, debemos
entender el acuerdo
en cuestión como una
nueva iniciativa a favor
del neoliberalismo. Más
concretamente, pretende
desarrollarlo, y quiere dar
continuidad a los procesos
integradores, privatizadores
y desreguladores que se
han dado en los EEUU y
Europa durante estas dos
últimas décadas. Siendo su
último objetivo los beneficios
económicos de unos pocos,
puede tener muy graves
consecuencias tanto para
la ciudadanía en general,
como para la soberanía de
los pueblos que queremos
construir un nuevo modelo
político y socioeconómico que
haga frente al neoliberalismo
Por otra parte existe otra razón. Precisamente, la fuerza que están adquiriendo
los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) desde un punto de vista
geopolítico y su influencia en numerosas “multinacionales occidentales”. Por tanto,
el objetivo consiste, entre otras cosas, en formar un mercado grande y único que
sirva para incrementar una dinámica económica depredadora que no persigue
más que hacer del mundo un puro negocio.
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3 ¿Qué áreas se están trabajando?
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n primer lugar hay que destacar, tal y como hemos indicado con anterioridad, que las negociaciones se están
llevando a cabo de manera confidencial. Eso quiere decir que está resultando complicado obtener información. En
cualquier caso, conociendo cuáles son los objetivos del acuerdo, y que, como consecuencia de las filtraciones y las
opiniones de especialistas y funcionarios, y considerando lo que ya ha sido aprobado por ambas administraciones,
de todos es conocido que puede tener consecuencias en los siguientes temas:
1 Gravamen
A decir verdad, al contrario de lo que sucede con
otros acuerdos comerciales, nadie espera que su
objetivo fundamental sea la reducción del gravamen
o la desaparición de los aranceles. En este momento,
los gravámenes de EEUU y de la Unión
Europea son muy bajos, y aunque también
en ese terreno pretenderán ir más allá, el
quid de la cuestión no es ese, sino la
invalidación de otra serie de normas
que influyen en el comercio o la
eliminación de diferentes instrumentos
de control político.
2 Desregulación alimentaria
Tanto en la agricultura y la ganadería, como, en general,
en la alimentación, las normas que rigen en los EEUU y
Europa son muy diferentes. Por ejemplo, en Europa los
últimos años se han prohibido multitud de hormonas,
pesticidas y productos genéticamente transformados,
en la creencia de que pueden originar cáncer. En ese
terreno, en Europa, como se actúa bajo el principio de
“prudencia”, es posible regular diferentes productos
hasta demostrar que efectivamente no son perjudiciales.
En cambio, en Estados Unidos, todo aquel que quiera
regular algo debe demostrar antes que es perjudicial.
Por lo tanto, uno de los principales objetivos del acuerdo
es eliminar la regulación vigente en Europa y abrir
también el mercado europeo a la
enorme industria de alimentación
agropecuaria. Hoy en día,
y por poner un ejemplo,
como consecuencia
del acuerdo de libre
mercado, la mayor
parte del maíz que se
consume en México
es maíz transgénico importado de los EEUU, a pesar de
que en México, durante siglos, el maíz ha sido la base
fundamental de su agricultura y su cultura.
3 Desregulación
en materia
medioambiental
En el terreno del medio ambiente hay que señalar que la
Comisión Europea ya ha aprobado que el desarrollo del
acuerdo puede resultar perjudicial para el medio ambiente. Por
una parte, porque el desarrollo del comercio de largo recorrido
incrementa la contaminación y, por otro, porque sabe de sobra
que la regulación medioambiental vigente en Europa saldrá
perjudicada.
Si eliminan el principio de prudencia que hemos mencionado con
anterioridad, el medio ambiente puede resultar tremendamente
perjudicado. Todavía hoy en día, mientras las industrias
químicas europeas han de hacer frente a diferentes obstáculos
y prohibiciones para la utilización de miles de productos, la
regulación medioambiental en EEUU es mucho más limitada,
y con toda seguridad los efectos del acuerdo conllevarán la
desregulación, puesto que las principales multinacionales
europeas llevan tiempo denunciando las “desventajas” que
tienen con China en este sentido, reivindicando la “necesidad
de poner punto final a la regulación”.
Por si fuera poco, también está en juego la utilización del
fracking, muy desarrollada en EEUU y que ya está cogiendo
fuerza en Europa. A diferencia de Europa, en EEUU abren
más de 11.000 pozos al año, y evidentemente, las grandes
empresas del sector, después de invertir durante
años millones de dólares en ese
sistema, miran ahora hacia Europa,
viendo en su regulación la
principal traba o barrera para su
expansión.
Por lo tanto no hay ninguna duda de que
el TTIP puede tener consecuencias muy
graves para el medio ambiente.
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4 Salud
Se espera que el acuerdo tenga también diferentes efectos
en el ámbito de la salud. A la desregulación alimentaria
apuntada anteriormente, debe añadirse la desregulación
de productos químicos relacionados con la salud. Entre
el “principio de prudencia” señalado anteriormente
y el “principìo de riesgo” aplicado en los EEUU, existe
un amplio margen de regulaciones y desregulaciones
de miles y miles de productos. Un simple ejemplo
nos ayudará a comprender de qué estamos hablando:
Por ejemplo, en Europa está
prohibida la utilización de
12.000
productos
para la producción
de cosméticos, pues
pueden originar cáncer
u otras enfermedades
graves. En los EEUU
la lista se reduce a 12
productos.
Así mismo hay que señalar que en este acuerdo entran
también en juego otros intereses de las industrias
farmacéuticas. Además de la desregulación de productos
químicos mencionada con anterioridad, desean
modificar asimismo los años relativos a los derechos
de las patentes, el procedimiento posterior destinado
a poner fin a la exclusividad de las patentes, etc. Todo
ello puede influir de gran manera en los medicamentos
denominados genéricos, y, cómo no, en beneficio de las
industrias farmacéuticas.
Por último hay que destacar que en los EEUU, al no
existir un sistema público de salud, el sistema privado
de salud se encuentra muy desarrollado. En cambio, las
empresas privadas de salud de los EEUU difícilmente
podrían presentarse en los procesos de privatización de
la sanidad que se están llevando a cabo actualmente en
Europa. Pero en un futuro, si lo que se busca es eliminar
las“trabas y barreras” existentes en un mercado único,
no sería de extrañar que un servicio privatizado aquí
quedara en manos de una empresa de EEUU. Ya sean
empresas de EEUU o de la UE, de todos es conocido
que los procesos de privatización que garantizan los
derechos sociales pueden originar graves consecuencias
para la sostenibilidad de la vida, perjudicando sobre
todo, a los colectivos necesitados de tareas de cuidado
(niños y niñas, ancianos y ancianas, discapacitados
y discapacitadas...), ya que directa o indirectamente
afectan a toda la sociedad. Así pues, en la medida en
que se profundice en el TPI y cuanto más miremos al
sistema de los EEUU, el riesgo de que los procesos de
privatización que ya marchan a un ritmo acelerado se
vuelvan irreversibles se incrementará notablemente.
Siendo este último ejemplo del área de la sanidad,
debemos destacar sin embargo que las grandes
empresas de los EEUU podrán asimismo intervenir en
las adjudicaciones para la privatización de otros servicios
públicos. Por supuesto debemos tener en cuenta que
dichas empresas multinacionales pueden tener gran
capacidad de influencia para que esos servicios que hoy
en día se ofrecen directamente a la ciudadanía sean
privatizados.
5 Relaciones laborales
Como todos sabemos, la regulación de las relaciones
laborales es más exigente en Europa que en EEUU,
a pesar de que durante los últimos años las llamadas
reformas laborales hayan supuesto una vidente merma
de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
Las multinacionales que desean competir a nivel
mundial han venido denunciando que los derechos de los
trabajadores y trabajadoras en Europa provocan grandes
costes y enormes barreras para la competencia. Por todo
ello es fácil deducir que, como un paso más en el proceso
continuo que están llevando adelante
para liquidar la negociación colectiva,
harán valer también el acuerdo entre
Europa y EEUU que estamos analizando
aquí para atentar contra los derechos
de los trabajadores y
las trabajadoras, y dar
un nuevo impulso al
incesante proceso de
desregulación de las
relaciones laborales.
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6 Sistema de financiación
En este sentido se puede apreciar una clara diferencia
con respecto a los demás: El los EEUU los bancos y en
general los sistemas financieros
están sujetos en la actualidad
de una normativa más rígida
que en Europa, y por lo tanto
habrá que ver de qué lado cae
la diferencia existente entre
ambos sistemas financieros.
En cualquier caso, todos
sabemos que en la medida que no exista una auténtica
voluntad de hacer frente a los paraísos fiscales,
las oportunidades de regular verdaderamente los
sistemas financieros serán realmente escasas, pues las
oportunidades para el control que poseen los bancos son
muy grandes, y, al mismo tiempo las posibilidades de
fraude inagotables.
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Litigios entre estados y
multinacionales
Seguramente se trate del tema más importante, a pesar
de que los hemos dejado para el final. En el contexto
del acuerdo que se está elaborando, al parecer existe la
posibilidad de introducir la denominada ISDS (disposición
para la resolución de problemas entre inversores y estados),
para la aclaración de los litigios y denuncias surgidas entre
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las multinacionales o corporaciones internacionales y los
estados.
Ello producirá el efecto siguiente: si un acuerdo
adoptado democráticamente por un estado perjudicara
presuntamente a la economía de una corporación
internacional (pe ejemplo, ilegalizando una actividad
económica), la mencionada multinacional podría recurrir
directamente a los tribunales de arbitraje internacionales,
dejando en sus manos la resolución del litigio y pasando
por encima de toda la administración de justicia del país
en cuestión. Así pues, la empresa y el estado se equiparan,
y como ya hemos dicho, no importa con qué legitimidad
política y democrática haya adoptado el estado el acuerdo
mencionado, pues únicamente se considerarán las posibles
consecuencias que pueda originar.
Esto es, desaparece el poder soberano de los estados,
quedando en manos de tres jueces internacionales los
previsibles costes motivados por el acuerdo adoptado y
la multa o compensación que debe ser abonada por ellos.
Si la soberanía de los estados
consolidados queda de esa manera,
no hace falta decir cómo quedará
la situación de los pueblos que no
disponemos de una plena soberanía
económica y política ante
semejantes multinacionales y
corporaciones.
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4 Consecuencias generales
L
os impulsores y defensores del acuerdo han
anunciado dos objetivos positivos. Por una parte,
que un acuerdo de esas características supondría
un importante impulso para el desarrollo de la
economía. Por otra, que gracias al mencionado desarrollo
se crearía empleo. En cualquier caso hay que señalar que
los expertos ya han calculado y hecho públicos los efectos
señalados, concluyendo que en general el acuerdo no
tendrá gran influencia el desarrollo de la economía global.
En el ámbito del empleo, y tal y como ha reconocido la
Comisión Europea, los trabajadores y las trabajadoras
que puedan perder el empleo a consecuencia del acuerdo
tendrán dificultades para encontrar un nuevo empleo, pues
en muchos casos desaparecerá no solo su centro de trabajo
sino también la propia actividad. Para impulsar el acuerdo
entre México y EEUU se utilizaron argumentos parecidos,
y los resultados son de todos conocidos: en general no
provoca un aumento de la economía ni la creación de
nuevos puestos de trabajo, y por el contrario, sus únicos
efectos son la concentración de bienes, la multiplicación de
las grandes riquezas y el crecimiento del poder oligárquico.
Por tanto, los efectos positivos anunciados por sus
promotores son apenas visibles, y por el contrario, además
de posibilitar la concentración del poder económico,
podríamos estar ante un descomunal proceso de
desregulación que afectaría a la alimentación, a la sanidad,
al medio ambiente, a las relaciones laborales o a la
aplicación del derecho.
Además, el proceso en cuestión se está llevando adelante
sin ninguna transparencia, en total secreto y de manera
antidemocrática. Las negociaciones son secretas, y los
delegados participantes en el proceso han recibido diferentes
consejos y demandas de parte de las multinacionales
de ambos continentes. Nadie les ha elegido, pero están
negociando cosas que pueden influir notablemente en
nuestra vida futura, como siempre en beneficio de unos
pocos. Y por supuesto las autoridades ya han anunciado
que no están dispuestas a consultar al pueblo sobre este
acuerdo. Para evitar la aparición de posturas contrarias
como ocurrió con Maastricht o la Constitución Europea,
proceden en secreto para que el contenido no llegue a
oídos de la ciudadanía.
Nos encontramos ante un nuevo y muy importante
paso adelante del neoliberalismo. Lo que está en juego
es la eliminación de numerosos derechos y regulaciones
conseguidas durante años gracias a la lucha de la ciudadanía
y de los trabajadores y trabajadoras, y su sustitución por
una dinámica capitalista y neoliberal hegemónica que
solo persigue el beneficio pasando por encima del medio
ambiente, la salud o los derechos de los trabajadores y las
trabajadoras.
Por si fuera poco, las consecuencias pueden ser aún
más graves para los pueblos que no disponemos de los
instrumentos propios de un estado y para los trabajadores
y las trabajadoras, y en general la ciudadanía que vivimos
en ellos.
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5 ¿Qué podemos hacer?
En primer lugar tenemos que decir no al TTIP, un no categórico
bien argumentado y razonado. Para ello, EHBildu pondrá en
marcha una línea permanente para la denuncia del acuerdo,
comunicación de las graves consecuencias que puede originar
un acuerdo de esas características y la sensibilización y activación
de la sociedad vasca.
En segundo lugar, debemos aunar fuerzas y
buscar una alianza entre la clase trabajadora y
los sectores populares, para que con la ayuda
de todas las personas, nuestras reivindicaciones
tengan un eco mayor, y a ser posible,
Además de la línea de denuncia,
ir poco a poco activando la línea
dirigida a la movilización.
Euskal Herria debe decir no al TTIP, porque Euskal Herria
está avanzando hacia un estado soberano en todos los sentidos,
y también en el económico. Euskal Herria no será libre si, como
pueblo, no hacemos frente a la opresión neoliberal y no luchamos
por emprender nuestro propio camino, ese camino que superará el
sistema capitalista.
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