en foco 25 - Expansiva

ISSN 0717-9987
Información y libre elección en educación
en foco
Información y libre elección
en educación
Por Gregory Elacqua
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Información y libre elección en educación
El supuesto básico de las reformas de mercado en la educación (además de otros bienes públicos), presume que los padres tienen acceso a la
información y saben usarla. Bajo esta premisa se les distribuye y, a partir de
ella, los apoderados consideran sus opciones y eligen el colegio que les
parece es el mejor para sus hijos. Sin embargo, y por el contrario, la investigación muestra que, en general, los ciudadanos saben muy poco sobre las
políticas públicas y que, mientras más bajo sea su nivel socioeconómico,
menor aún será este conocimiento(1).
Pese a esta comprobada existencia de asimetrías de información, aumentar la libre elección de las escuelas es uno de los principales temas en
las actuales corrientes de la reforma educacional. Es así como sus impulsores argumentan que los padres obtienen muchos beneficios de poder elegir
el establecimiento educacional de sus hijos.
Los beneficios de la libre elección
A medida que se han ido aplicando modelos de mercado en algunos
países, entre ellos Chile, las promesas de los reformadores que promueven
la libre elección de las escuelas se han hecho más ambiciosas, trasladándose desde la meta de mejorar la satisfacción de los padres y estudiantes
respecto de las escuelas hacia el logro de un cambio sistémico. Es así como
en el transcurso del desarrollo de esta línea de pensamiento, las recientes
reformas educativas implementadas en el mundo han puesto en forma explícita a la libre elección de las escuelas como el mayor desafío del actual
sistema de educación(2).
Un tema recurrente en este proceso ha sido la preocupación por la
forma en que las modificaciones institucionales de las escuelas puedan
afectar su desempeño. La importancia de cambiar su posición de “monopolio”, en el sentido de que serían las únicas entidades responsables de impartir educación, fue llevada a discusión primero por el trabajo de Milton
Friedman (1955) quien, en primera instancia, propuso el sistema de
vouchers como un medio para desencadenar a las fuerzas de mercado para
mejorar la educación. Mientras que el argumento de Friedman no llegó por
décadas a ser introducido en Estados Unidos, en Chile tuvo un efecto ma(1) Ver, por ejemplo, Lupia, 1994.
(2) Ver Plank y Sykes, 2003.
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yor años antes de que este tomara forma en otros países. Por cierto, no fue
el trabajo de Friedman el que plasmó la idea de tener vouchers y modelos
de mercado en la educación; más bien fue el libro de John Chubb y Terry
Moe (1990), “Politics, Markets, y America’s Schools”, el que energizó el
movimiento para la elección de las escuelas. Es así como estos autores
establecieron una clara conexión entre la libre elección y el mercado y la
relación que existe entre los diversos actores de las escuelas. Al ubicar
estas relaciones en el contexto de las prácticas democráticas, Chubb y Moe
cambiaron la idea de los vouchers y los mercados de la educación, de una
mayoritariamente defendida por los centros de estudio conservadores, a un
concepto más estándar (mainstream).
A medida que en los últimos años se han desarrollado argumentos
para la libre elección de las escuelas, sus impulsores han identificado, al
menos, cuatro beneficios que se obtienen a partir de este sistema.
Primero, la libre elección de las escuelas debería aumentar la allocative efficiency.
Esto es, la educación es un bien complejo y multifacético y la libre
elección permite a los padres elegir colegios que entreguen el tipo de educación que ellos quieren para sus hijos(3).
Segundo, la libre elección abre oportunidades a los estudiantes que
están entrampados en los establecimientos de sus barrios, por lo general,
con un rendimiento académico inferior. Si se considera que en la mayoría
de los sistemas educacionales del mundo los niños son asignados a una
escuela en su barrio, se entiende que la decisión que toma una familia al
momento de escoger dónde vivir juega un rol determinante respecto a la
escuela a la que asistirán sus hijos. Es un hecho que cuando las familias con
más recursos se congregan en barrios adinerados, sus niños tienden a estar
reunidos en establecimientos con otros alumnos de familias de clase media
(3) Este vínculo entre la libre elección y una mayor satisfacción de los padres es central en el argumento
de Friedman en favor de la soberanía de los consumidores, ya que al maximizar la libertad de los
apoderados para elegir una escuela habrá mayores niveles de satisfacción con estas. Desde esta perspectiva, la libre elección también conduce a una mayor satisfacción de los padres, porque aumenta su habilidad para calzar sus preferencias acerca de los valores específicos y las necesidades o enfoques pedagógicos en relación con la escuela. En este sentido, el reciente trabajo de Schneider y Buckley ha demostrado
la fuerza que existe entre la libre elección y la evaluación que hacen los padres de las escuelas a las que
van sus hijos (Schneider y Buckley, 2003).
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y alta. Por el contrario, los estudiantes cuyas familias están limitadas por su
bajo ingreso a áreas económicamente aisladas, también terminarán agrupados en escuelas específicas, a menudo en aquellas con altas concentraciones
de niños en desventaja, con bajos logros y altos índices de deserción. Por
tanto, los programas de libre elección de los colegios podrían potencialmente entregar a las familias de bajos ingresos algo de la libertad de elección que tienen las familias de altos ingresos, a la vez de aminorar algunos
de los efectos de segregación, de acuerdo a su lugar de residencia(4), junto
con mejorar los resultados educacionales(5).
Además de aumentar el calce entre preferencias y escuelas y mejorar
las oportunidades educacionales para los estudiantes en clara desventaja, la
libre elección puede cambiar a los mismos establecimientos al poner mejores “productos” a disposición de los padres para que estos elijan. Ciertamente, para que este tercer beneficio
funcione es fundamental que este sis- Además de aumentar el calce entre
tema desate las presiones competiti- preferencias y escuelas y mejorar las
vas en las escuelas que las haga me- oportunidades educacionales para
jorar. De hecho, a menudo los los estudiantes en clara desventaja,
establecimientos elegidos son vistos la libre elección puede cambiar a los
como una herramienta central para mismos establecimientos al poner
nivelar este cambio(6).
mejores “productos” a disposición de
Si bien un número considerable los padres para que estos elijan.
de trabajos ha surgido en torno a estas ideas(7), Chubb y Moe expandieron estos argumentos basados en los
principios económicos que consideran los efectos de la libre elección de las
escuelas en su organización y la política que se sigue con ellas. Su trabajo
se fundamenta en la teoría democrática y el análisis político. Básicamente,
los autores argumentan que si bien la reforma escolar a menudo ha sido
considerada como un juego de insiders, en el que participan burócratas,
directores, profesores y policymakers y que disputan lo que pueden parecer
problemas técnicos (currículo, procedimientos de evaluación y pensión de
(4) Ver Nechyba, 1999, 2000.
(5) Ver Neal, 2002.
(6) Ver Greene, 2001; Hoxby, 2001, 2000.
(7) Ver, por ejemplo, Gill et al. 2001.
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Información y libre elección en educación
docentes, por ejemplo), el problema que subyace a la reforma educacional
es el tema de la gobernabilidad. O sea, ¿quién tiene el derecho de participar
en el proceso de toma de decisiones y a qué niveles? Para ellos, la libre
elección de las escuelas es el medio para cambiar la balanza del poder entre
el Estado y las familias y este se considera su cuarto beneficio.
Siguiendo la perspectiva de estos autores, muchas propuestas actuales
de reforma educacional en el mundo comparten la visión de las escuelas
pequeñas, autónomas, con una estructura administrativa eficiente y energizada con el deseo de fomentar relaciones de cooperación y de apoyo entre
padres, estudiantes, profesores y administradores. En esta visión, a los padres
se les entrega no solo el poder para elegir un colegio para sus hijos –elemento
esencial para la gobernabilidad escolar y la creación de escuelas efectivas–,
sino que, además, los actores trabajan juntos para “coproducir” educación de
mayor calidad, haciendo la relación entre padres, estudiantes y profesores
más colaborativa e interdependiente(8).
Una línea de investigación que ha documentado la importancia de esta
transformación –quizás la más importante es la seguida por el trabajo de
Anthony Byrk y sus colegas de la Universidad de Chicago– ha demostrado
que los padres deben estar involucrados en la educación de sus hijos para
asegurar la calidad de las escuelas, una hipótesis especialmente válida para
los niños de familias de bajos ingresos y en condición de minoría(9).
Fallas de mercado y segregación
A partir de este breve resumen, podemos ver que cuando se implementa con éxito la libre elección de las escuelas, se obtienen muchos beneficios asociados tanto para los padres como para los establecimientos. Así:
– Los padres pueden elegir recintos educacionales que calcen con lo
que ellos creen que es importante para la educación de sus hijos (allocative
efficiency).
– A las familias en desventaja se les entregan oportunidades que antes
solo estaban disponibles para las familias con más recursos (“equidad”).
(8) Ver Ostrom, 1996; Henderson, 1987.
(9) Ver Byrk y Schneider, 2002.
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Información y libre elección en educación
– Las escuelas se ven obligadas a aumentar la calidad de sus programas educacionales y a entregar una mejor educación a un menor costo
(“eficiencia productiva”).
– Los establecimientos están bajo presión para crear comunidades
más fuertes, que funcionen mejor y que den una mejor respuesta a las
necesidades de las familias.
De esta manera, mientras los beneficios de la libre elección de las
escuelas están teóricamente bien definidos, su nivel de implementación (así
como la de otros países) ha sido fuente de continua controversia. Es así
como ha habido extensos debates acerca de por qué el modelo de mercado
puede no adecuarse a la entrega de servicios de educación. La discusión es
compleja y los investigadores identifican dos amplias categorías de problemas: fallas de mercado y segregación.
Respecto al primero de ellos, muchos argumentan que la educación no
es un servicio que pueda entregarse al mercado(10). Desde el punto de vista
de la oferta, por ejemplo, los críticos sostienen que hay tantas barreras de
entrada que limitan la creación de nuevas escuelas y que, bajo esas circunstancias, no se tienen condiciones parecidas a las del mercado. Otra preocupación importante se refiere a si las escuelas tienen realmente incentivos
para innovar, en circunstancias de que muchos estudios han demostrado que
estas están fuertemente aisladas de las presiones competitivas(11). Otros, en
tanto, argumentan que las escuelas y los sistemas escolares no tienen la
capacidad para entender las señales que envía el mercado. Por último, muchos críticos arguyen que reducir la regulación conduciría a costos inaceptablemente altos sobre los estudiantes al momento de que algunas escuelas
de manera inevitable fallen y cierren.
Hasta ahora, la mayor parte de los estudios en Chile se han centrado
en la oferta de la libre elección de las escuelas, en cómo los colegios
particulares subvencionados producen un rendimiento académico mayor
que las escuelas municipales y de qué manera las dinámicas que se generan
a través de la competencia han afectado a la eficiencia y a la equidad del
sistema (González, 2002) Sin embargo, el éxito de estas reformas y los
(10) Este argumento tiene muchas dimensiones (quizás mejor identificadas por Henig, 1994). Para el
análisis de la situación chilena ver Guari, 1998.
(11) Ver, por ejemplo, Fiske y Ladd, 2000.
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retornos que prometen tienen también un importante elemento desde el
punto de vista de la demanda, esto es, de la capacidad de los padres de
tomar decisiones inteligentes sobre el amplio grupo de opciones que enfrentan.
Educación de calidad
A pesar de la importancia que la información juega en el funcionamiento del mercado, los investigadores y policymakers chilenos saben poco
sobre cómo los padres se informan acerca de la calidad de las escuelas. En
particular, se tienen escasos antecedentes sobre las fuentes que los apoderados usan para informarse, cuánto saben realmente sobre los establecimientos que eligen y cómo utilizan la información para encontrar las escuelas
apropiadas para sus hijos.
Los defensores de la libre elección de las escuelas sostienen que dar a
las familias mayor control sobre esto crea incentivos para informarse. Los
críticos de los sistemas educacionales de mercado, en tanto, argumentan
que, en general, las familias saben muy poco sobre los establecimientos
educacionales. Para ellos, estos no
Los defensores de la libre elección de son consumidores naturales de edulas escuelas sostienen que dar a las cación y pocos padres, independiente
familias mayor control sobre esto crea de su nivel social, están dispuestos a
incentivos para informarse. Los críti- buscar la información necesaria para
cos de los sistemas educacionales de tomar decisiones informadas(12). Ademercado, en tanto, argumentan que, más, argumentan que esto es espeen general, las familias saben muy cialmente problemático para los papoco sobre los establecimientos edu- dres de nivel socioeconómico más
cacionales.
bajo en cuyo caso, según ellos, la información está segmentada por clase
y, en Estados Unidos, por raza, lo que afecta la calidad de las decisiones
tomadas. De esta forma, sostienen, si los apoderados de nivel socioeconómico más bajo no tienen suficiente información para tomar sus decisiones,
van a tomarlas basándose en razones no educacionales como que el colegio
cambió su nombre al inglés o que sus alumnos usan un uniforme llamati(12) Ver Ascher et al., 1996.
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vo(13). Si esto ocurre, replican, no se van a lograr los objetivos de equidad
planteados por los sistemas de mercado.
Si bien la investigación muestra que las familias de bajo nivel educacional manejan muy poca información, y mucho menos objetiva, sobre
las escuelas donde se educan sus hijos (14), las familias de distintos niveles
socioeconómicos valoran los mismos factores. Esto, contrario a lo que
sostienen los críticos de la libre elección e independiente de su nivel
socioeconómico, ya que la aspiración de matricular a sus hijos en colegios de calidad es común(15).
A pesar de esto, hay muchos factores que hacen que la elección de las
escuelas sea una decisión particularmente complicada. Uno de ellos dice
relación con que la educación es un producto multidimensional, ya que los
padres valoran sus atributos de manera distinta. Por ejemplo, mientras la
mayoría de las escuelas están diseñadas para entregar conocimientos y habilidades, los apoderados también esperan que los establecimientos educacionales les transmitan valores a sus hijos, entre ellos religiosos, además de
otorgarles otros servicios como actividades extracurriculares, idiomas extranjeros y jornadas escolares extendidas que les permitan trabajar(16).
Pese a que la mayoría de las familias valoran una educación de calidad, no hay acuerdo entre los investigadores sobre qué aspectos de ella son
más importantes (17) . Tanto evaluar
como elegir escuelas en Chile son ta- Pese a que la mayoría de las famireas difíciles para las familias. Según lias valoran una educación de calila encuesta a apoderados del SIMCE, dad, no hay acuerdo entre los invespor ejemplo, uno de los aspectos más tigadores sobre qué aspectos de ella
importantes a la hora de elegir un es- son más importantes. Tanto evaluar
tablecimiento es la calidad de los do- como elegir escuelas en Chile son
centes. Pero ¿qué indicadores refle- tareas difíciles para las familias.
jan la calidad de los profesores? ¿Sus
años de experiencia? ¿Su conocimiento pedagógico? ¿Su dominio de los
contenidos que enseña? ¿Su educación? ¿El puntaje obtenido en la PSU?
(13) Ver Espínola, 1993
(14) Ver, por ejemplo, Henig, 1994.
(15) Ver Schneider et al., 2000.
(16) Ver Ministerio de Educación, 2000; CEP, 1997.
(17) Ver Burtless, 1996.
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Información y libre elección en educación
¿La remuneración? Hasta ahora el debate es intenso y no hay consenso
sobre aquellas variables y la magnitud de su impacto(18).
Este proceso se hace incluso más difícil con la rigurosa selección que
hacen las escuelas chilenas. El hecho de que los colegios de este país
puedan elegir a sus alumnos, amenaza con desalentar a los padres de matricular a sus niños en las escuelas que creen es buena para ellos. Dada
nuestra preocupación acerca del rol que cumple la información en la educación, el calce entre preferencias y escuelas es particularmente importante.
Es decir, una de las dimensiones más importantes para evaluar si la libre
elección de las escuelas funciona o no en Chile es conocer el grado en el
que los padres matriculan a sus hijos en los establecimientos que consideran apropiados para ellos.
Un tercer factor que hace difícil tomar una decisión informada es que
los antecedentes sobre las escuelas tienen una circulación limitada. En Chile, los apoderados cuentan con dos fuentes principales de información sobre
las escuelas: los medios de comunicación, las publicaciones gubernamentales y los sitios de Internet especializados (quizá los más conocidos son los
rankings que publican los diarios y las revistas, junto con los puntajes del
SIMCE por colegio que da a conocer el Ministerio de Educación e información que está disponible en Internet y en el diario La Nación) y las redes
sociales, conformadas por los parientes, los vecinos, los amigos, los miembros de la Iglesia y los colegas(19).
Respecto a esta segunda fuente, los estudios en Estados Unidos han
demostrado que las redes interpersonales son esenciales en la búsqueda de
información sobre las escuelas(20). El problema con esta vía de información, sin embargo, es que están segmentadas por el nivel socioeconómico
de la familia. Por lo tanto, las familias que no tienen acceso a redes
sociales altamente educadas pueden verse forzadas a confiar en las fuentes formales de información. Irónicamente, en tanto, los padres más educados, que tienen más probabilidades de tener técnicas más sofisticadas
para procesar las diversas fuentes formales de información, tienen menos
necesidad de hacerlo.
(18) Ver Darling-Hammond y Sykes (2003) y Hanushek y Rivkin (2004).
(19) Ver Elacqua y Fabrega, investigación en curso.
(20) Ver Schneider et al., 1997.
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Información y libre elección en educación
Finalmente, otro factor que hace que la elección de las escuelas sea
una decisión compleja radica en que la información disponible sobre ellas
es difícil de interpretar. Dar una correcta lectura a los puntajes promedios
del SIMCE, por ejemplo, puede ser desafiante incluso para los investigadores educacionales. Además, si la meta es entregar información que evalúe el
rendimiento escolar de la escuela, el puntaje promedio del SIMCE definitivamente no es un buen indicador. Esto, porque en su puntaje promedio se
reflejan las políticas educacionales actuales y del pasado, además de las
variables familiares. Es decir, el promedio SIMCE de una escuela indica el
nivel del rendimiento escolar, pero no explica la fuente de los resultados.
Por tanto, si las familias eligen la escuela utilizando este promedio, pueden
hacerlo por el nivel socioeconómico de sus alumnos más que por la calidad
de la educación que imparte un determinado establecimiento.
En suma, la elección de las escuelas en Chile es una tarea compleja y
la información sobre su calidad es difícil de interpretar. Como otros bienes
complejos, la gente que puede acceder de mejor manera a ella es aquella
que tiene más educación. Los críticos
pueden sugerir que esto ha conducido (…) la elección de las escuelas en
a una mayor estratificación social en Chile es una tarea compleja y la inChile, debido a que los padres con formación sobre su calidad es difícil
habilidades cognitivas más altas, y de interpretar. Como otros bienes
que están más involucrados en la complejos, la gente que puede acceeducación de sus hijos, llegan a ser der de mejor manera a ella es aquemás sofisticados en la búsqueda de lla que tiene más educación.
información y actúan sobre esa base
para elegir los mejores colegios para ellos. Sin embargo, la elección de la
escuela está gobernada no solo por la disponibilidad de recursos y el capital
cultural, sino que también por el acceso a la información.
Es probable que las familias chilenas en desventaja no cuenten con
información suficiente sobre las escuelas, porque, como ya se señaló, esta
es costosa de obtener y aún más difícil de interpretar. Por tanto, aquí puede
estar el “talón de Aquiles” del sistema educacional chileno.
En un mercado de colegios, como en cualquier otro mercado privado,
la calidad y el acceso a la información juegan un rol de suma importancia.
En este sentido, la evidencia de la ciudad de Nueva York, que cuenta con un
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sistema de libre elección de escuelas públicas, respalda esta afirmación. Es
así como las familias de los distritos escolares que tienen un mayor flujo de
información participan y exigen más(21).
Para mejorar el flujo y la calidad de la información sobre las escuelas
chilenas, se recomienda tomar las siguientes medidas:
Primero hay que asegurar que todas las familias, especialmente las de
nivel socioeconómico bajo, reciban información sobre las escuelas locales.
Esto, si bien no todas ellas tienen la capacidad de dirigir e interpretarla. De
aquí que se debe capacitar a los responsables de entregar la información,
entre ellos, a las secretarías en las Oficinas Provinciales del Ministerio de
Educación(22).
Segundo, a la vez de que es importante mejorar el flujo de información a las familias, es substancial mejorar su calidad. Como se mencionó
antes, los resultados promedios del SIMCE no entregan a las familias información sobre el valor agregado de la escuela. La investigación internacional muestra que la manera más precisa de separar su valor agregado respecto del rendimiento del alumno es diseñar un sistema de seguimiento de los
estudiantes o de las generaciones de ellos(23). Solo así los apoderados pueden determinar si el SIMCE se explica por la calidad de la escuela o por
otros factores, entre los que se encuentra el nivel educacional de las familias(24).
Por último, hay que asegurar que todas las familias tengan acceso a
matricular a sus hijos en cualquier establecimiento subvencionado. La libre
elección de las escuelas no significa mucho si no hay opciones disponibles
o si algunos grupos son limitados para matricular a sus hijos en los establecimientos deseados. Este acceso implica, primero, que los procesos de admisión sean justos y abiertos y que ninguna familia sea rechazada por un
establecimiento subvencionado debido a un problema de costo. Esto también significa que, además de distribuir información sobre las escuelas, es
importante informar a las familias sobre las oportunidades de becas que por
(21) Ver Schneider et al., 2000.
(22) Ver Elacqua y Fábrega, investigación en curso.
(23) Ver, por ejemplo, Kane y Staiger, 2002.
(24) Esta recomendación y otras aparecen en el “Informe de la Comisión para el Desarrollo y Uso del
SIMCE” convocada por el Ministerio de Educación.
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ley existen en todos los establecimientos particulares subvencionados del
país. Con esto se evita que aquellas que no puedan pagar una mensualidad
tiendan a excluir la posibilidad de elegir una escuela particular subvencionada para sus hijos, como actualmente sucede(25).
En suma, hay ventajas y desventajas que pueden emanar de un sistema educacional de mercado. La amplia distribución de información relevante sobre las escuelas es crucial para aprovechar los beneficios y reducir
los costos de la libre elección de las escuelas.
(25) Elacqua y Fábrega, investigación en curso.
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Información y libre elección en educación
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Información y libre elección en educación
Autor
Gregory Elacqua
Profesor Escuela de Gobierno, Universidad Adolfo Ibáñez. Se ha desempeñado como consultor para organismos públicos e internacionales en
temas de políticas educativas en América Latina, EE.UU. y África. También
ha sido profesor de Educación Básica y Media. Su investigación actual se
centra en temas relacionados con la privatización educacional.
© 2004 EXPANSIVA
La serie en foco recoge las investigaciones de
EXPANSIVA que tienen por objeto promover un
debate amplio sobre los temas fundamentales de
la sociedad actual.
Este documento, cuya presente versión fue
editada por Cony Kerber y contó con la ayuda de
Uca Pérez, es parte de un proyecto de la
Corporación que funcionó con el objetivo de
analizar el valor de la información en la
educación. Esta iniciativa fue coordinada por
Alejandra Mizala.
Estos documentos, así como el quehacer de
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