Septiembre-diciembre 2014 ISSN 1607-050X Migración México/Estados Unidos en la década de crisis Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán Patricia Fortuny y Shinji Hirai Eleocadio Martínez Silva Saberes y razones Legados La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos El contenido del Fondo “Eric Wolf” del ciesas Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror Virginia García Acosta Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron Sydel Silverman Yerko Castro Neira Recordando a Eric Wolf Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes El trabajo e influencia de Eric Wolf Juan Vicente Palerm Gustavo Lins Ribeiro Luis Escala-Rabadán Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos Testimonios Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) Comentario Jorge Durand Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual Federico Besserer Reseñas Agua disponible, agua inaccesible Esquinas Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina Joaquín Algranti La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes: convenciones culturales y epistemológicas para el fin del poscolonialismo Moisés Garduño García De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración Gabriela Coronado Revista de Antropología Social José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación Ducange Médor Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo Andrés Fábregas Puig La etnografía como artesanía Gunther Dietz Migración y crisis. México-Estados Unidos Guillermo Alonso Meneses 46 Migración y crisis. México-Estados unidos Presentación Septiembre-diciembre 2014 CONTENIDO Migración y crisis. México-Estados Unidos Coordinación de la sección temática: Patricia Fortuny y Shinji Hirai 46 Directorio Comité editorial Cuerpo académico asesor Revista Desacatos Jorge Aceves Lozano ciesas-Occidente Jorge Alonso ciesas-Occidente Alberto Aziz Nassif Director de Desacatos Elena Azaola Garrido ciesas-df Federico Besserer uam-Iztapalapa Gwennhael Huesca Reyes Editora Alberto Aziz Nassif Director de Desacatos Marianne Braig Universidad Libre de Berlín, Berlín Alina Lozada Rosillo Asistente Isabel Campos Goenaga Directora académica Luís Roberto Cardoso de Oliveira Universidad de Brasilia, Brasilia Storm. Diseño + Comunicación Diseño y formación Gabriela Cano Ortega El Colegio de México Mario Cerutti Norma Fernández Guerrero Corrección Agustín Escobar Latapí Director general Danièle Dehouve Universidad de París X, París Patricia Fortuny Loret de Mola ciesas-Peninsular Philippe Descola Colegio de Francia, París Ernesto Isunza Vera ciesas-Golfo Héctor Díaz-Polanco ciesas-df Gonzalo Maulén Destéfani Subdirector de Difusión y Publicaciones Claudio Esteva Fabregat El Colegio de Jalisco Sergio Pérez Cortés uam-Iztapalapa Enrique Valencia Lomelí udeg Alicia Ziccardi Contigiani iis-unam uanl Enrique Florescano Conaculta Josefina García Fajardo El Colegio de México Silvia Gómez Tagle El Colegio de México Odile Hoffman ird-Francia Esteban Krotz uam-Iztapalapa Javier Mc Gregor uam-Iztapalapa Eduardo L. Menéndez ciesas-df Gail Mummert El Colegio de Michoacán Victoria Novelo ciesas-Peninsular Juan Vicente Palerm Universidad de California-Santa Barbara Patricia Ponce ciesas-Golfo Juan Manuel Ramírez Sáiz iteso Abstracts in Anthropology; Catálogo de Revistas de Arte y Cultura en México (Conaculta); Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (clase); e-revistas. Plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas; francis; Handbook of Latin American Studies (hlas); Hispanic American Periodicals Index (hapi); Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica de Conacyt; Quórum de Revistas, El portal de revistas iberoamericanas (Universidad de Alcalá); Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Red ALyC); Registro de Revistas de la Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red (aibr); Scientific Electronic Library Online (Scielo- México); Sistema Regional de Información en Línea para las Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex); Sociological Abstracts (csa); Ulrich’s Periodicals Directory; Dialnet (Universidad de la Rioja). Daniela Spenser ciesas-df Prometeo Lucero El material gráfico de la propuesta temática abarca todo el número y es selección y responsabilidad de la revista, salvo cuando los autores envían imágenes para su artículo. Costo anual por tres números: $360.00 M. N. Incluye envío. FORMA DE PAGO Índices Renato Rosaldo Universidad de Nueva York, Nueva York Muro fronterizo, Tijuana, 2014. Revista de Antropología Social Joan Subirats Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona Sergio Tamayo uam-Azcapotzalco Éste es un espacio editorial donde se privilegia la reflexión, la polémica y las interpretaciones en el marco del conocimiento antropológico y de las ciencias que se ocupan del ser humano y la sociedad, de la cultura y de los procesos históricos. El objetivo es ser una instancia que fomente y convoque a la discusión de ideas de fondo con la forma argumental más cuidadosa posible. Depósito bancario a nombre de ciesas a la cuenta 8012649, sucursal 681, referencia 211155 de Banamex. Envíe esta orden de suscripción y su comprobante de pago a: ciesas Atn’ Luis Romero Rodríguez, Librería “Guillermo Bonfil Batalla” Casa Chata, Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F. Tel. (52 55) 56 55 00 47 [email protected] Desacatos es una publicación cuatrimestral. La sección temática “Saberes y razones” parte de la propuesta de un Orden de suscripción especialista que coordina las colaboraciones de varios autores donde dan cuenta de sus reflexiones recientes y de los avances Nombre de sus investigaciones para ofrecer una mirada de conjunto. Al final, la interpretación y crítica de otro especialista sobre estos Institución textos es vertida en un “Comentario”. La sección “Esquinas” se nutre de colaboraciones originales de gran calidad expositiva con información Calle, número exterior, número interior relevante originada en la labor de investigación. “Testimonios” es la sección que reproduce documentos inéditos, entrevistas Colonia o textos académicos con riqueza informativa para la investigación y la docencia, relacionados con la propuesta C.P. temática del número. En “Legados” se reconocen las trayectorias de líderes académicos que han contribuido al conocimiento antropológico y al pensamiento social de Ciudad, estado, país México y el resto del mundo. La última sección de la revista, “Reseñas”, está dedicada a textos críticos sobre materiales Teléfono editoriales de antropología y ciencias sociales. Correo electrónico Mario Trujillo ciesas-df Deseo recibir los números Desacatos, año 15, núm. 3, septiembre-diciembre de 2014, es una publicación cuatrimestral editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Calle Juárez #87, Col. Tlalpan, C. P. 14000, México, D. F., Apdo. Postal: 22-048, Tel. 54 87 35 70, Fax 56 55 55 76, <http://desacatos.ciesas.edu.mx>, <[email protected]>. Editor responsable: Alberto Aziz Nassif. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2013-021810381500-102, issn 1607-050X, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derecho de Autor. Licitud de título y contenido: 400005, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso Sepomex en trámite. Impresión: Gráfica Creatividad y Diseño S. A. de C. V., Plutarco Elías Calles #1321, piso 1, Col. Miravalle, C. P. 03580, México, D. F. Distribuidor: Librería “Guillermo Bonfil Batalla” y ciesas desconcentrados. Este número se terminó de imprimir en octubre de 2014, con un tiraje de 1000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción parcial de los materiales publicados siempre y cuando se haga con fines estrictamente no comerciales y se cite la fuente. Para compras desde el extranjero, consulte directamente en librería [email protected] Migración y crisis. México-Estados Unidos Coordinación de la sección temática: Patricia Fortuny y Shinji Hirai Revista de Antropología Social 46 CONTENIDO 6 Presentación Migración México/Estados Unidos en la década de crisis Patricia Fortuny y Shinji Hirai Saberes y razones 14 32 52 70 La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos Guillermo Alonso Meneses Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror Yerko Castro Neira Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes Luis Escala-Rabadán Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt Comentario 88 Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual Federico Besserer Esquinas 108 Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina Joaquín Algranti La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes: 124 140 convenciones culturales y epistemológicas para el fin del poscolonialismo Moisés Garduño García De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración Gabriela Coronado Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán Eleocadio Martínez Silva 156 Legados El contenido del Fondo “Eric Wolf” del ciesas Virginia García Acosta Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron Sydel Silverman Recordando a Eric Wolf Juan Vicente Palerm El trabajo e influencia de Eric Wolf Gustavo Lins Ribeiro 174 175 179 187 Testimonios Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) Jorge Durand 192 Reseñas Agua disponible, agua inaccesible José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación Ducange Médor Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo Andrés Fábregas Puig La etnografía como artesanía Gunther Dietz 210 216 220 223 PRESENTACIÓN Migración México/Estados Unidos en la década de crisis Patricia Fortuny y Shinji Hirai E Mexico/United States Migration in a Decade of Crisis Patricia Fortuny Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Peninsular, Mérida, Yucatán, México [email protected] Shinji Hirai Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Noreste, Monterrey, Nuevo León, México [email protected] Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 6-11 6 l 9 de noviembre de 1989, tras escuchar la conferencia de prensa en la que el gobierno de Alemania Oriental, entonces República Democrática Alemana, anunció que todas las restricciones para viajar al exterior habían sido retiradas, miles de habitantes de Berlín tanto del lado oriental como del occidental se dirigieron hacia el muro, cuya construcción había iniciado en agosto de 1961 para dividir Alemania en dos y establecer una barrera ideológica. Muchos jóvenes alemanes orientales brincaron las barreras fronterizas. Otros ciudadanos comenzaron a derribar el muro pedazo a pedazo con martillos y picos. Bajo la presión de la muchedumbre que llegó al muro, los puntos de control se abrieron. La caída del muro de Berlín fue un acontecimiento histórico importante que no sólo detonó la reunificación alemana y representó el fin de la Guerra Fría, también simbolizó el inicio de una nueva era de la movilidad humana y la circulación de bienes e información más allá de las fronteras nacionales y las barreras ideológicas. Después de este evento, el término “globalización” empezó a enunciarse tanto en los medios de comunicación como entre académicos de disciplinas de las ciencias sociales para anunciar la expansión del capitalismo y el surgimiento de un mercado económico a nivel planetario, debido a la intensa circulación transnacional de personas, dinero, objetos e información. En su libro La tierra es plana. Una breve historia del mundo globalizado del siglo xxi, el escritor estadounidense Thomas Friedman (2006) señala el impacto de la caída del muro de Berlín en la globalización y sostiene que fue una de “las fuerzas que aplanaron la tierra” a finales del siglo xx, dado que el hecho “desató unas fuerzas que liberaron […] a todos los pueblos cautivos del Imperio Soviético […] Inclinó la balanza del poder en el mundo entero a favor de quienes defienden un gobierno democrático, consensuado y orientado al libre mercado” (Friedman, 2006: 57-58). En los años noventa del mismo siglo, la globalización se veía con optimismo, como un fenómeno que permitiría construir un mundo Desacatos 46 Patricia Fortuny y Shinji Hirai conectado en múltiples planos de la realidad, como un proceso de fortalecimiento de las interdependencias entre empresas, individuos e instituciones de países distintos y como una fuerza liberadora del Estado-nación. El interés creciente en el concepto de globalización en varias disciplinas de las ciencias sociales y la perspectiva más amplia, integral y ambiciosa de estudiar fenómenos y procesos que se extienden más allá de las fronteras nacionales coincidían de cierta manera con los nuevos enfoques analíticos que comenzaron a proponerse en los estudios de migración internacional. Entre finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990, varios investigadores de la migración internacional señalaron la importancia del enfoque en las redes sociales (Massey et al., 1991). Otros plantearon introducir la perspectiva transnacional para entender espacios, prácticas y realidades nuevos que los migrantes construían. Por ejemplo, Michael Kearney y Carlos Nagengast (1989) propusieron el concepto “comunidad transnacional” a través del estudio de los migrantes oaxaqueños en las regiones agrícolas de California. El mismo año Roger Rouse (1989) utilizó el concepto “circuitos migratorios transnacionales” para analizar los vínculos transnacionales entre Redwood City, California, y Aguililla, Michoacán. Por su parte, Nina Glick Schiller, Linda Basch y Cristina Szanton Blanc definieron el transnacionalismo como “los procesos por los cuales los inmigrantes construyen campos sociales que vinculan su país de origen con su país de asentamiento” y formularon la noción de “campo social transnacional” como nuevo espacio social que elaboran los migrantes en el contexto de la intensa circulación de personas, bienes e información en el mundo contemporáneo (Glick, Basch y Szanton, 1992: 1). Sin embargo, durante la última década hemos sido testigos de acontecimientos y cambios relevantes en las “reglas del juego” en lo concerniente a la migración mexicana hacia Estados Unidos. Después de 12 años de la caída del muro de Berlín, un acontecimiento en Nueva York, una de las principales ciudades globales (Sassen, 1991), debilitó el sentimiento optimista y celebratorio sobre la percepción de la acelerada circulación de personas, capital, productos e información, y al mismo tiempo provocó un giro importante en las condiciones políticas de la movilidad humana transfronteriza en la primera década del nuevo milenio. El 11 de septiembre de 2001 dos aeronaves boing 767, el vuelo 77 de American Airlines y el 175 de United Airlines, ambos secuestrados por integrantes de la red yihadista Al Qaeda, se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York. El atentado suicida del vuelo 175 y el derrumbe de las torres se transmitieron en vivo por múltiples medios visuales y causaron consternación a nivel mundial. Con la excepción del ataque japonés acaecido en Pearl Harbor en 1941, Estados Unidos experimentó por primera vez una agresión de gran magnitud en lo que es considerado el centro histórico del territorio para los estadounidenses. Sin embargo, en el caso de Pearl Harbor los atentados kamikaze no alcanzaron siquiera la costa oeste, fueron en el Océano Pacífico. Una de las razones por las que el ataque terrorista del 11/09 asombró al mundo y generó el terror en la frontera porosa fue que la ofensiva vino del interior de su propio territorio y fue perpetrado por enemigos que se encontraban dentro del país. De los extranjeros que participaron en este atentado terrorista y los dos avionazos en El Pentágono y Pensilvania 15 eran originarios de Arabia Saudita, dos de los Emiratos Árabes Unidos, uno de Egipto y otro de Líbano. Los hechos mencionados constituyen el contexto histórico y la coyuntura que impidieron el progreso relativo de las negociaciones bilaterales para regularizar a los indocumentados. Después del 11 de septiembre del 2001 el asunto migratorio en Estados Unidos se transformó en un tema de seguridad nacional: las políticas migratorias y las medidas Migración México/Estados Unidos en la década de crisis 7 del control fronterizo se tornaron tan severas que contribuyeron al surgimiento de un ambiente social hostil contra los inmigrantes, no sólo en algunos estados fronterizos del suroeste del país, también en los llamados “nuevos destinos” de migrantes mexicanos. Algunas consecuencias colaterales de los procesos denominados “securitización de migración”, “militarización de la frontera” y “criminalización de migrantes” en Estados Unidos han sido el incremento en el número de muertos y desaparecidos en el cruce fronterizo, la vulnerabilidad de los migrantes frente a abusos y violaciones de sus derechos humanos por parte de las autoridades y las organizaciones especializadas en el negocio del cruce fronterizo clandestino, así como el aumento de las detenciones y deportaciones de inmigrantes indocumentados. En 2008, Estados Unidos entró en una crisis económica que afectó seriamente a importantes sectores del mercado laboral en los que se alojaban numerosos trabajadores migrantes. Esta crisis ha impactado tanto en los flujos migratorios como en la oferta laboral y la condición de vida de los migrantes. Por su parte, el lado sur de la frontera MéxicoEstados Unidos ha padecido eventos trágicos durante la última década, en particular el norte de México y las rutas migratorias tradicionales y nuevas. En el contexto de la guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006, los migrantes indocumentados en tránsito por México y aquellos mexicanos con intención de cruzar la frontera con Estados Unidos fueron aun más vulnerables. Se han reportado cuantiosos casos de extorsión, secuestro y asesinato de migrantes indocumentados en tránsito por México. Los migrantes mexicanos también han sido víctimas de actos criminales y de la violencia que se experimenta en varias regiones del país. Con frecuencia se denuncian numerosos casos de desaparición de emigrantes mexicanos y centroamericanos que intentan cruzar la frontera hacia “el país del norte” de manera clandestina. 8 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Shinji Hirai Como señala Alonso Meneses en este número de Desacatos, las múltiples crisis económicas y sociales de la última década y de las políticas antimigratorias han dado como resultado “un saldo migratorio neto cercano a cero en México en 2013”. De igual manera, si en el pasado existieron, sobre todo durante los programas braceros, algunas medidas de protección, control y seguridad para el migrante, han desaparecido y se han reorientado en su totalidad a proteger la seguridad nacional del país receptor, lo que deja al migrante en condiciones cada vez más vulnerables y viola sus más elementales derechos humanos, como ha demostrado Philippe Bourgois (2009), entre otros analistas del tema. Para entender los cambios de la última década ya no es suficiente la imagen de los migrantes que se mueven de un país a otro de manera constante, construyen y viven en los espacios sociales extendidos en más de dos países, como si las fronteras no existieran. En contraste con las imágenes positivas de la globalización que predominaron en la década de 1990, la primera década del siglo xxi muestra el lado oscuro de la globalización y evidencia que vivimos una era de injusticia y dolor para una parte importante de la humanidad. Los migrantes mexicanos y los habitantes de sus comunidades de origen, poblaciones con las que hemos trabajado y convivido a través de las investigaciones, han experimentado estos procesos y acontecimientos, que han impactado tanto a México como a Estados Unidos. ¿Cómo han vivido los migrantes mexicanos en Estados Unidos y sus familias en México la primera década del siglo xxi, periodo que quizá marque un cambio de la era de la globalización? ¿Cómo han enfrentado los migrantes, a nivel de organización y comunidad, los problemas y retos que surgieron en este nuevo escenario? ¿Cuáles son los nuevos patrones migratorios? ¿Cómo ha respondido el Estado mexicano a los cambios en las políticas migratorias y de control fronterizo estadounidenses? ¿Cuáles son los temas y enfoques de la migración internacional Prometeo Lucero Migrantes abordan el ferrocarril de carga, apodado “La Bestia”, en la estación ferroviaria de Tenosique, Tabasco. que los especialistas han retomado para analizar las transformaciones de la última década en torno a la migración mexicana hacia Estados Unidos? Antropólogos y sociólogos que han trabajado el tema de migración mexicana hacia Estados Unidos desde distintos enfoques fueron convocados en este número de Desacatos, que presenta un conjunto de textos orientado a analizar, explicar y comprender aquellos nuevos problemas sociales y desafíos que han experimentado las comunidades de migrantes mexicanos en Estados Unidos y sus lugares de origen en México durante la primera década del siglo xxi. Los investigadores que aportan sus trabajos a la sección “Saberes y razones” presentan nuevos aspectos del fenómeno migratorio y los cambios que han vivido tanto los migrantes como otros actores e instituciones, así como las reflexiones sobre los nuevos retos teóricos y metodológicos que han enfrentado los investigadores en la última década. Guillermo Alonso Meneses es antropólogo y ha investigado el impacto de las políticas de control fronterizo estadounidense en las experiencias de los migrantes mexicanos. En su artículo hace un recuento de los operativos que el gobierno de Estados Unidos ha instrumentado desde los años noventa del siglo xx para controlar el flujo de migración irregular que atraviesa la frontera con México. Las detenciones masivas de migrantes cerca de la frontera, el levantamiento de nuevos muros, el aumento de la deportación de migrantes de largo arraigo y la desviación del flujo hacia los desiertos son algunas tendencias de estas medidas. Alonso Meneses señala que esta política de fortificación y militarización de la frontera ha tenido un impacto negativo en el Migración México/Estados Unidos en la década de crisis 9 respeto de los derechos humanos y civiles de los migrantes, que son más vulnerables que antes y se han convertido en blanco de estigmatización y violencia. A través del uso de la metáfora de “gulag”, el autor argumenta que esta transformación del aparato del control fronterizo tiene una dimensión de limpieza étnica y de cirugía de extirpación socioeconómica cada vez más nítida. Yerko Castro ha investigado la migración indígena hacia Estados Unidos y las comunidades mixtecas oaxaqueñas en California desde la antropología jurídica. Contribuye con una discusión acerca de la relación entre la política de “securitización” de la migración y la violencia contra los migrantes. ¿Cuáles son los nuevos signos y rasgos que definen la política y la violencia en los procesos de movilidad humana después del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001? ¿Por qué la política confeccionada en nombre de la securitización y la seguridad descansa en la violencia contra los migrantes y los viajeros subalternos? ¿De qué manera toda política de seguridad conlleva la producción múltiple y constante de inseguridades? ¿Por qué toda acción política que tiende a proteger y a cuidar la vida es al mismo tiempo una política que se enlaza y produce muerte? El autor presenta reflexiones innovadoras en torno a estas preguntas y propone una mirada crítica hacia las políticas de seguridad y de migración. Luis Escala-Rabadán es sociólogo especializado en el estudio de las formas organizativas de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. En su artículo presenta un panorama general sobre las formas asociativas de los clubes y federaciones de migrantes basados en la localidad o región de origen en México. Hace un recuento sobre la génesis y el desarrollo de estas asociaciones durante las últimas dos décadas. Asimismo, examina los logros de estas agrupaciones en su labor organizativa y algunos de los retos más importantes que enfrentan en fechas recientes. Para este autor la existencia de la 10 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Shinji Hirai densa red de agrupaciones de migrantes demuestra que la migración mexicana en Estados Unidos, conformada por individuos desposeídos y víctimas pasivas de estructuras omnipresentes, lejos de ser un fenómeno masivo y caótico, presenta una clara dimensión asociativa de diversos tipos, que hace posible la acción colectiva tanto en sus comunidades de origen como en los lugares de destino y la configuración de verdaderos espacios transnacionales. Escala-Rabadán sostiene que la pertenencia a asociaciones basadas en el pueblo de procedencia se convierte en un fuerte sentido de identidad colectiva y de empoderamiento para los migrantes. A la luz de una cada vez menor circulación de la población migrante entre México y Estados Unidos y una mayor tendencia hacia el establecimiento definitivo, estas asociaciones parecen incrementar su capacidad de funcionar como intermediarios efectivos en el proceso de promover un sentido de integración social entre los migrantes. Patricia Fortuny Loret de Mola y Marie Friedmann Marquardt, antropólogas que trabajan la línea de investigación religiosidad y migración, analizan en su artículo dos parroquias en Atlanta, Georgia, que han registrado un crecimiento extraordinario de inmigrantes latinos entre sus feligreses y exploran las formas de adaptación de los migrantes a los cambios de la institución y de la comunidad. Ante la incapacidad del gobierno federal para aprobar la reforma migratoria, estados, condados y ciudades en todo el país han aprobado leyes con el objetivo no de reducir el flujo de migrantes, sino más bien de dificultar su asentamiento en un lugar dado. Georgia fue pionera en esta tendencia al aprobar en 2006 el Acta de Seguridad y Cumplimiento de las Leyes de Inmigración. En un ambiente antiinmigrante que impide una interacción pacífica y amable con los habitantes locales, las iglesias ofrecen uno de los espacios de relación interétnica. En los casos estudiados, la parroquia que sufre mayor tensión es la que ha impulsado más programas innovadores para promover la cooperación interétnica e iniciativas por la justicia de los migrantes. Las autoras describen el papel que juega la Iglesia católica como potencial mediador en las relaciones interétnicas tensas en la sociedad receptora. El objetivo de publicar este conjunto de textos no es sólo difundir parte del conocimiento acumulado sobre el tema para informar al lector acerca de la multiplicidad de problemas que han enfrentado durante la última década los migrantes mexicanos que cruzan la frontera y/o radican en Estados Unidos, sino ayudar también a formar conciencia política y social sobre la gravedad del tema. Bibliografía Bourgois, Philippe, 2009, “Recognizing Invisible Violence. A Thirty-year Ethnographic Retrospective”, en Barbara Rylko-Bauer, Linda Whiteford y Paul Farmer (eds.), Global Health in Times of Violence, School of Advanced Research Press, Santa Fe, pp. 18-40. Friedman, Thomas, 2006, La tierra es plana. Una breve historia del mundo globalizado del siglo xxi, Martínez Roca, Madrid. Glick Schiller, Nina, Linda Basch y Cristina Blanc Szanton, 1992, “Transnationalism: A New Analitic Framework for Understanding Migration”, en Nina Glick Schiller, Linda Basch y Cristina Blanc Szanton (eds.), Towards a Transnational Perspective on Migration: Race, Class, Ethnicity and Nationalism Reconsidered, New York Academy of Sciences (Annals of the New York Academy of Sciences, núm. 645), Nueva York, pp. 1-24. Kearney, Michael y Carole Nagengast, 1989, Anthropological Perspectives on Transnational Communities in Rural California, Working Group on Farm, Labor and Rural Poverty-California Institute for Rural Studies (Working Paper, núm. 3), California. Massey, Douglas, Rafael Alarcón, Jorge Durand y Humberto González, 1991, Los ausentes. El proceso social de la migración internacional en el occidente de México, Alianza, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México. Rouse, Roger, 1989, “Mexican Migration to the United States: Family Relations in the Development of a Transnational Migrant Circuit”, tesis de doctorado, Departamento de Antropología-Stanford University, Stanford. Sassen, Saskia, 1991, The Global City: New York, London and Tokyo, Princeton University Press, Princeton. Migración México/Estados Unidos en la década de crisis 11 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Shinji Hirai SABERES Y RAZONES Guillermo Alonso Meneses Patrullas fronterizas en las dunas de Imperial, entre California y Sonora, verano de 2005. La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos Guillermo Alonso Meneses El control cada vez más estricto y agresivo de Estados Unidos en su frontera con México presenta en 1993 y 2001 dos momentos clave que explican su actual statu quo. En los próximos años seguirá encontrando “razones” en la amenaza del terrorismo yihadista, el tráfico de drogas y el tránsito indocumentado de migrantes para reforzar la vigilancia y construir una frontera con más tramos “impermeables”. Esta realidad fronteriza ha hecho más vulnerables a las y los migrantes: del lado sur se encuentran a merced del crimen organizado, y del lado norte, de la infraestructura, el modus operandi de los vigilantes y de las políticas, legislación y persecución interna que se traducen en deportaciones duras de afrontar. Las detenciones, las deportaciones y los miles de muertos de sólo los últimos siete años evidencian cambios importantes en el proceso-flujo migratorio. Palabras clave: migrantes, vulnerabilidad, frontera, deportaciones, Estados Unidos The Gulag-border and Mexican Migrant Deportations The increasing strict and aggressive border control that the United States has in its border with Mexico had two key moments in 1993 and 2001 that can explain the current statu quo. In the coming years the threat of jihadist terrorism, drug trafficking, and undocumented migrants crossing are enough “reasons” to strength surveillance and build more “sealed” points. This border has actually turn the migrants more vulnerable to potential damage: at the south side they are between of organized crime and in the north side infrastructure, modus operandi of the border patrol, policies, legislation and internal persecution result in deportations that are hard to face. Apprehensions, removed events and deaths counted in just the past seven years show that there have Guillermo Alonso Meneses El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, Baja California, México [email protected] 14 been major changes in the flow-process of migrants crossing. Keywords: migrants, vulnerability, border control, removes, United States of America Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 14-31 Recepción: 3 de julio de 2013 Aceptación: 11 de diciembre de 2013 E n un ensayo sobre las fronteras, el escritor Salman Rushdie (2003) comenta una imagen de la serie Exodus del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, tomada frente a Tijuana, a la altura de la colonia Libertad —el escritor indobritánico la ubica en un lugar impreciso de la frontera México-Estados Unidos—, en la que se ve en la distancia la silueta de un migrante que corre desesperado de regreso hacia la barda de metal, hacia México, mientras un vehículo todo terreno de la Patrulla Fronteriza se dirige a él a toda velocidad por un camino de tierra. La imagen en blanco y negro es de gran dramatismo y refleja claramente lo absurdo de estas escenas en un contexto fronterizo como el del suroeste de Estados Unidos (eua). Rushdie definió aquella “pared entre Estados Unidos y México”1 de finales del siglo pasado —Salgado tomó las fotos de Exodus entre 1993 y 1999— como una mezcla “entre la Gran Muralla china y el gulag” (Rushdie, 2003: 354).2 Tras vincularlo con otros casos, Rushdie habló de “fronteras de un mundo-gulag” (Rushdie, 2003: 356),3 o lo que es peor, del mundo occidental concebido como un gulag. Antes de continuar, debo explicar dos claves de lectura. 1) Hablo de fronteragulag porque hay tramos frente a Tijuana, que no son los únicos, en los que la infraestructura fronteriza evoca esas imágenes de campos de concentración nazis o de gulags soviéticos: alambradas, altas bardas y portalones de acero, cámaras, vigilantes, perros, iluminación nocturna, patrullas y otros artefactos intimidatorios. Aquel muro que Sebastião Salgado fotografió y Salman Rushdie describió como propio de un gulag era un juguete herrumbroso inservible comparado con lo que hay hoy en día. 2) En este trabajo hago una lectura antropológica —desde la experiencia y la sensibilidad aportada por el trabajo de campo y la interacción con los actores— de la vulnerabilidad subyacente a la experiencia de los migrantes que primero cruzaron de manera clandestina y después de vivir años como inmigrantes con el temor a ser descubiertos terminaron deportados. Esto a partir de un conjunto de discursos oficiales, mediáticos y académicos que se expresan en términos estadísticos, legislativos, periodísticos y teóricos. No es que desconfíe del discurso social y de las 1 2 3 “Wall between United States and Mexico” [traducciones libres del autor, n. del ed.]. “Part Great Wall of China, part gulag”. “Border gulag-world”. La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 15 declaraciones de gente real que hace cosas reales, los protagonistas de la experiencia migratoria, pero en esta ocasión decidí privilegiar esta información. Algunos antecedentes La frontera que separa eua de México continúa fortificándose y se muestra como fachada y eje de un espacio hipervigilado e inexpugnable. Este despliegue de poder envía un doble mensaje: a los migrantes irregulares para que se lo piensen dos veces y a los electores estadounidenses para mostrar que no se ha perdido el control sobre la frontera, máxime ahora que el proyecto de ley que se impulsa para regularizar al colectivo de más de 11 millones de migrantes indocumentados en eua, la Border Security, Economic Opportunity, and Immigration Modernization Act, plantea que debe reforzarse la seguridad de la frontera antes de cualquier regularización. Sin embargo, la demanda de una “frontera segura” degeneró en frontera-gulag, inspirada en una moral política que tiene mucho de la orwelliana novela 1984 y del Big Brother, que todo lo vigila. Esta nueva categoría de control fronterizo combina los muros y los altos cercos de acero enrejados con espacios y carreteras intermedios, además de un entramado de cámaras de distinto espectro y sensores regulados por software y computadoras, que elevan la dificultad de cruzar sin ser detectado, a lo que se suman desde 2004 los drones o aviones teledirigidos para vigilancia. Dicha exhibición de fuerza se localiza sobre todo junto a las ciudades fronterizas mexicanas, pues aún quedan tramos en montañas y desiertos donde las construcciones responden a una tipología menor de muros y obstáculos concebidos para impedir el paso de vehículos y no de personas, e incluso donde la infraestructura es mínima o inexistente. Una inversión tan descomunal en infraestructura, en teoría para impedir todo cruce, algo tiene 16 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses de campo de concentración del siglo xxi, pero semejante heteroestructura tecnológica no parece estar ahí para detener sólo el flujo de migrantes que entran a eua sin documentos migratorios. Los argumentos esgrimidos, o si se prefiere la coartada para levantar una frontera-prisión de alta seguridad, fueron en primer lugar la prevención de las amenazas del terrorismo islamista-yihadista inspirado en Al-Qaeda después de 2001; en segundo lugar atajar los cruces relacionados con el crimen organizado y el narcotráfico que se han intensificado en los últimos 20 años, y en tercer lugar el paso de la corriente migratoria irregular. Obviamente, el presente es producto de una serie de políticas y medidas implementadas en respuesta a complejas circunstancias históricas a uno y otro lado de la frontera. Encontramos algunos de los antecedentes hacia el final del Programa Bracero en 1964, la crisis del petróleo de 1973-1975 y los sexenios de José López Portillo y Miguel de la Madrid (1976-1988) hasta la actualidad, caracterizada por la Gran Recesión sobrevenida en 2008 y el saldo migratorio neto cercano a cero en México en 2011 (Passel, Cohn y González-Barrera, 2012). Un lapso de 50 años que otros autores, como Jorge Durand, dividen para efectos de manipulación analítica en periodos de aproximadamente 20 años. Durand (2012), en una síntesis que encapsula prácticamente un siglo en una columna de opinión, nos recuerda que la etapa que denomina “indocumentada” (1965-1986) culminó “con una ley de amnistía y un programa especial para trabajadores agrícolas (irca, por sus siglas en inglés)”4 que legalizó a 2.3 millones de mexicanos. La siguiente etapa, que denomina “bipolar” (1986-2007), terminó antes de la crisis, cuando se calculaba que en eua había 12 millones de migrantes nacidos en México, de los que 6 500 son indocumentados. La última etapa 4 Immigration Reform and Control Act. Guillermo Alonso Meneses Doble barda desde Playas de Tijuana durante un oficio religioso, invierno de 2014. continuaría abierta —Durand dixit— y habría iniciado en 2008. Desde entonces el fenómeno entró en un proceso de reversión: “las entradas subrepticias, que se siguen dando, se compensan con las deportaciones”. Aquí interesa una etapa diferente, definida cronológicamente por el periodo 1993-2013, durante la cual eua endureció en sucesivas etapas el cruce de indocumentados sur-norte y el combate de la amenaza terrorista, el trasiego de drogas y el contrabando —smuggling— y tráfico —trafficking o la antigua trata— de migrantes. “Contrabando” y “tráfico” es la terminología vigente a partir de los Protocolos de Palermo de diciembre de 2000, suscritos por la mayoría de Estados en la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Sólo que el contrabando de armas, municiones, dólares y el pequeño flujo de migrantes indocumentados estadounidenses que fluye de norte a sur ha sido poco perseguido. Si acaso, el United States Customs and Border Protection (uscbp) levanta registros de tanto en tanto a la entrada de México, por ejemplo, por San Ysidro, California, pero el caos vial que provoca lo hace inviable de manera permanente. El resultado ha sido la construcción de una frontera-gulag en tramos estratégicos y una política de deportación deshumanizada y socialmente destructiva, que empujó al flujo de migrantes y a las comunidades de inmigrantes irregulares a una situación crónica y estructural de indefensión y vulnerabilidad ante toda clase de peligros y humillaciones, altas tasas de robo con violencia, asesinatos y muertes acaecidas por la dureza del cruce, la explotación laboral, la violación sistemática de los derechos de menores de edad y la separación de familias, entre otras consecuencias. La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 17 La estigmatización de la migración irregular y la fortificación de la frontera Los actuales muros y la política de deportaciones son inseparables de la predominante ideología antiinmigrante de amplias capas sociales y de políticos. Nevins, al referirse a los inmigrantes indocumentados —illegal aliens— en eua, habló de “las raíces ideológicas de lo ilegal” (Nevins, 2002: 95 y ss.).5 Obviamente, existe una retroalimentación entre esta ideología y la concepción del control policiaco-militar de una frontera, pero ni los muros ni la ideología bastan para detener un flujo migratorio consolidado. Es necesario implementar controles internos al interior de los países (Doomernik, 2010: 28). Éstos van más allá de los checkpoints, retenes o redadas, porque responden a acciones concebidas y articuladas para garantizar el funcionamiento del aparato del Estado, un entramado de postulados ideológicos interiorizados por los distintos gobernantes y gobiernos. Kessler se refiere a esta dimensión a partir del enfoque de la “gubernamentalidad” propuesto por Foucault, que surge de interrelacionar factores como la seguridad, el territorio y la población por parte de un gobierno para controlar e incidir en lo que Kessler interpreta como la “conducta de las conductas” foucaultiana (Kessler, 2009: 34). De este modo las fronteras más difíciles de franquear o más agresivas con las personas, la naturaleza y las comunidades reflejan la mentalidad, la ideología, los fundamentos morales de los estilos de gobierno que están detrás de esta “gubernamentalidad”. También Sandra Gil analizó el entramado de prácticas de control fronterizo contemporáneas en el caso europeo desde las perspectivas de las tecnologías de gobierno y la proliferación de instrumentos que obstaculizan la movilidad de “los otros”, con base en el enfoque de los “dispositivos” foucaultianos para otorgarle centralidad analítica a las mentalidades y modalidades de gobierno (Gil, 2011: 22-24). El resultado apunta a que las fronteras fortificadas son una solución acorde a estilos o modalidades de 18 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses gobierno fruto de partidos políticos con ideologías agresivas hacia el extranjero, con arraigo social, sin necesidad de que exista un peligro objetivo. Sin pretender ni poder ser exhaustivos, para el caso de la frontera México-Estados Unidos varios autores han aportado nuevas perspectivas de análisis que dan razón de los principales factores, cambiantes con los años, tanto gubernamentales (Dunn, 1996; Andreas, 2000; Cornelius y Tsuda; 2004), sustanciados en lo que el geógrafo Nevins denominó “el paisaje del control y el miedo” (Nevins, 2002: 144), que ya caracterizaba a la frontera a fines de la década de 1990, como de los relacionados con los migrantes, como la tesis de la “resistencia hormiga” de los migrantes en un contexto de “apartheid global” (Spener, 2009). Sea como fuere, el principal problema es la inmensidad del espacio fronterizo y un “enemigo” prometeico que —paradójicamente— puede ser un terrorista yihadista, un narcotraficante violento o un migrante desorientado. La frontera México-Estados Unidos —estrictamente la terrestre/fluvial tiene una extensión aproximada de 3 146 kilómetros— durante décadas tuvo un statu quo laxo del que se beneficiaron de forma disímil los migrantes y la sociedad/economía estadounidense. Sin embargo, en la década de 1970 el sistema-mundo capitalista (Amin et al., 1999) comenzó a ensayar nuevas modalidades de explotación o negocios para aprovechar la coyuntura internacional de crisis económica aguda, incluida la estigmatización de los trabajadores y los colectivos de inmigrantes. Este periodo de 40 años comprendido entre la crisis del petróleo de 1973-1975, incluida la Gran Recesión (Krugman dixit, 2009) declarada en el otoño de 2008, hasta el presente, establecen el marco histórico de la situación “reciente” en la frontera caracterizado por la vulnerabilidad de los (in)migrantes. 5 “The ideological roots of ilegal”. Hacia 1975, el panorama internacional estaba definido por la Guerra Fría entre el occidente capitalista y el bloque comunista. Estados Unidos “dejó” la Guerra de Vietnam en 1973 y el 6 de octubre del mismo año estalló la Guerra del Yom Kipur entre árabes e israelíes. Semanas después se produjo una reducción por boicot en la producción de hidrocarburos y una escalada de precios que desembocó en la crisis del petróleo de 1973-1974. Cuando las economías occidentales se resintieron, ya estaban dadas las condiciones propicias para que la hoguera xenófoba y antiinmigrante prendiera. Hubo un deterioro de la percepción pública de los inmigrantes irregulares residentes en eua, el chivo expiatorio clásico cuando hay crisis en la economía, y en esta “agresión” jugaron un papel importante los medios de comunicación que distorsionaron la agenda política migratoria de aquellos años. Una situación que ilustraron tempranamente Bustamante (1979) y Cornelius (1979). El primero nos recordó que en eua la prensa de la época hablaba de los inmigrantes indocumentados en términos de “una invasión de ilegales”, “invasión silenciosa”, un caso de “crisis nacional” (The New York Times, 1974, citado en Bustamante, 1979), una “carga de 13 000 millones de dólares para los contribuyentes” (Bustamante, 1979: 23). Wayne Cornelius sintetizaba así lo ocurrido: La administración de Carter ha hecho más que cualquiera de las precedentes para elevar el nivel de preocupación entre la población estadounidense en general, sobre la inmigración indocumentada. […] Ya para el año 1976, aproximadamente un 80 por ciento o más del pueblo estadounidense creía que los migrantes indocumentados acaparan los trabajos de los habitantes legales, que se meten en actividades criminales, que rebajan el nivel de los salarios que se pagan a los habitantes legales, y que muchos recogen pagos por desempleo o “welfare” (Cornelius, 1979: 28-30). Resulta significativo que aquellos estereotipos antiinmigrantes sigan vigentes, que el expresidente Jimmy Carter recibiera el Nobel de la Paz en 2002 y que el Carter Center luche por los derechos humanos, la democracia y el bienestar de la población mundial. Las tempranas críticas de Cornelius conectan con la tesis de Dunn (1996) cuando señala que la militarización de la frontera y la adopción de la doctrina del conflicto de baja intensidad se consolidaron durante 1978-1992, es decir, inició bajo el mandato Carter, concluyó “formalmente” con Bush padre y conllevó un aumento del maltrato de migrantes y la violación de sus derechos humanos. Esta percepción negativa de la migración o animadversión contra lo que por entonces se denominaba “inmigrantes procedentes del Tercer Mundo” también se manifestó en Europa, sólo que en forma de “nuevas retóricas de exclusión” (Stolcke, 1995). Y es que “el rechazo a los migrantes que se encuentran en forma no autorizada residiendo en determinadas sociedades no sólo responde a crisis económicas sino también a actitudes xenofóbicas” (Verea, 2012b: 42). De hecho, trabajos recientes detectan un esquema similar de la ideología antiinmigrante vigente aún, como los de Gilbert y Kolnick (2012), Solop y Wonders (2012) o Joysmith (2012). La sociedad estadounidense arrastró durante todo el siglo xx una cultura racista que permeó a lo largo y ancho de la nación. La segregación racial, un régimen de apartheid que operaba de facto, no “terminó” oficialmente hasta la promulgación de la Civil Rights Act de 1964, el mismo año en que acabó el Programa Bracero, pero también cuando el antropólogo William Madsen (1964) publicaba que los migrantes eran asaltados de manera sistemática y denunciaba la existencia de auténticas “cacerías” cuando eran baleados desde la orilla estadounidense en el área de McAllen, en el condado de Hidalgo. Respecto de las circunstancias de cruce clandestino escribió: “Algunos de los espaldas mojadas jamás llegaron a cruzar. Se ahogaron La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 19 Prometeo Lucero Frontera Ciudad Juárez-El Paso. o les dispararon misteriosamente desde la orilla de Estados Unidos y sus cuerpos quedaron varados en los bancos de arena del río” (Madsen, 1964: 25).6 Décadas después, Mike Davis habla de las fotos de mexicanos asesinados a tiros por la espalda que siendo niño llegó a ver en Ocotillo Wells, Imperial, en el sur de California, aproximadamente en la década de 1950: “Les dispararon a todos [jóvenes mexicanos, espaldas mojadas]. Por la espalda”7 (Davis, 2002: ix). Este tipo de violencia estructural e histórica es inseparable de la ideología racista y criminal hegemónica interiorizada en la cultura de buena parte de los estadounidenses “caucásicos”, por utilizar la terminología confusa o delirante del U. S. Census Bureau, sobre todo en la frontera con México (McWilliams, 1968) y que inevitablemente afloró también entre los agentes de la Patrulla Fronteriza (Hernández, 2004; 2010) y todavía hoy se 20 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses muestra bajo distintas formas y esferas públicas (Verea, 2012a). Está enquistada en la “gubernamentalidad” o, si se prefiere, en “las mentalidades y modalidades de gobierno” en eua. Siguiendo la tesis de Dunn, tampoco fue casual que coincidieran en el tiempo el recrudecimiento del conflicto de baja intensidad en la frontera y el clima de animadversión contra los migrantes. Los actuales operativos en la frontera con México responden a un largo periodo de acciones planificadas del desaparecido Immigration and Naturalization Services (ins) y otras agencias o el ejército —por 6 7 “Some of the wetbacks never made the crossing. They were drowned or mysteriously shot from the American shore and their bodies were washed up on the river banks”. “They [young Mexican men, wetbacks] were all shot. In the back”. ejemplo, la Joint Task Force 6 (jtf-6)—, a raíz de la guerra contra las drogas —war on drugs— que data del mandato de Nixon y que con Reagan se relanzó, al incorporar este objetivo al trabajo del ins y la Border Patrol de la época (Dunn, 1996: 80; 2001: 8-9; Meyers, 2005: 4). Los operativos de la Border Patrol y la trama legislativa 1993-2013 Bill Clinton llegó a la presidencia de eua en enero de 1993 y sorpresivamente el ins puso en marcha el 19 de septiembre la “Operation Blockade” —Operación Bloqueo— en el tramo del sector de El Paso, ubicado entre Sunland Park, Nuevo México —conurbado con El Paso—, y Fabens, en Texas. Semanas después, tras las protestas de México, el ins lo renombró con el políticamente correcto “Hold the Line” (Echbach et al., 1999: 448) y reformuló su estrategia. Fue la primera medida antiinmigrante en la frontera de la administración demócrata en un contexto de crisis económica heredada de las deficitarias administraciones republicanas de Reagan y Bush padre. Si el nombre y el operativo “Blockade” fueron un ensayo de semanas, su metamorfosis en “Hold the Line” inició una época de hierro y sin retorno en la lucha contra la migración irregular. El detonante fue la conjunción de factores económicos depresivos, la ideología antiinmigrante y la asunción demócrata de una “gubernamentalidad” heredada frente a la migración clandestina y el control fronterizo, sobre todo cuando las señales provenientes desde México comenzaron a aparecer en enero de 1994 con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln). La administración Clinton, presionada por amplios sectores antiinmigrantes de la sociedad, las prioridades de la “agenda oculta” de agencias como el ins, la Drug Enforcement Administration (dea) o el Pentágono, inició una nueva época de control fronterizo. Las inercias históricas del flujo migratorio procedente del sur pronto se fracturaron. A las iniciativas “Blockade/Hold the Line” les siguieron las operaciones “Gatekeeper” en octubre de 1994 en San Diego, California, y “Safeguard” en Nogales, Arizona, a principios de 1995, aunque esta última no se puso en operación en todo el sector de Tucson y posteriormente en Yuma sino hasta 1999. La “Operation Rio Grande” en Texas se instrumentó en agosto de 1997 y se extendió por el bajo Río Grande entre Brownsville y Laredo. Posteriormente ha habido operativos menores o especiales como complemento de los principales. Por ejemplo, a mediados de 2004 se implementó el operativo “Arizona Border Control” o abc, en el que se utilizaron por primera vez de manera oficial los drones o unmanned aerial vehicles (uav) para vigilancia, así como un programa de repatriación voluntaria que incluía el pago del viaje al centro de México. El impacto de estos operativos se reflejó pronto en las cifras oficiales de detenciones. Con “Hold the Line” el sector de El Paso pasó de realizar 285 781 aprehensiones en el año fiscal (af) de 1993 a 79 688 en 1994 —la “Operación Bloqueo” inició 11 días antes de que acabara ese año fiscal—. Las fechas de las estadísticas oficiales de eua se refieren a años fiscales, que desde 1976 van del 1 de octubre al 30 de septiembre del año siguiente. Así, el af 1994 inició el 1 de octubre de 1993. Estas cifras se refieren a eventos de detenciones, no de personas, por lo que alguien pudo ser recapturado y contabilizado varias veces. Aquel descenso de las detenciones provocó un impacto de distinto sentido en uno y otro lado de la frontera. El Paso había sido durante décadas el segundo sector con mayor número de detenciones en la frontera con México, superado sólo por el excepcional sector de San Diego, pero desde 1994 fue desplazado por los sectores de McAllen ahora rebautizado Rio Grande Valley y Tucson. Este desplazamiento geográfico de las rutas migratorias implicó La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 21 Cuadro 1. Detenciones por sectores y año fiscal (1993-1996, 2006-2008, 2011-2013) Año 1993 1994 1995 1996 2006 2007 2008 2011 2012 2013 El Paso 285 781 79 688 110 971 145 929 122 256 75 464 30 312 10 345 9 678 11 154 San Diego 531 689 450 152 524 231 483 815 142 104 152 460 162 390 42 447 28 461 27 496 Tucson 92 639 139 473 227 529 305 348 392 074 378 239 317 696 123 285 121 000 120 939 Fuente: Elaborado con datos del usdhs. nuevos lugares y estrategias de cruce. La actual insignificancia estadística del sector de El Paso en lo que respecta a intentos de cruce y detenciones debe explicarse asimismo por la crisis económica y las secuelas de la violencia en la vecina Ciudad Juárez. El sector de San Diego, colindante con Tijuana y entrada natural a California, también sufrió cambios radicales. Desde 1973 y durante 24 años fue el sector con el mayor número de detenciones de migrantes anuales en la frontera. El récord se estableció el año del irca en 1986, con 629 656 detenciones —39% del total—, mientras que para el conjunto de sectores fronterizos se hicieron 1 615 844 —hablamos siempre de eventos de detenciones—. De este modo, si en 1993 hubo 531 689 detenciones, 1997 fue el último año en que este sector registró el mayor número de eventos: 283 889. Ya en 1998 Tucson ocupó el primer lugar. De manera inesperada, en 2008 hubo un repunte en San Diego que lo colocó en el segundo lugar nacional tras Tucson, cayó cuando parecía resucitar en 2011 y de nuevo en 2012 y 2013 fue superado por los sectores de Rio Grande Valley y Tucson. El sector de Tucson, Arizona, se mantuvo 14 años con el número más elevado en reportes de detenciones. El extenso territorio desértico con sierras escarpadas que va de Nuevo México a Yuma, colindante con California, alejado de las ciudades fronterizas importantes y con carreteras que conectan con los mercados laborales de California, Nevada, la misma Arizona y Texas, está detrás de su “éxito”. Al 22 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses inicio de los operativos en 1993 era el cuarto sector en detenciones, en 1994 el segundo y en 1998 con 387 406 aprehensiones ocupó el primer lugar hasta 2012. Fue desplazado por el sector de Rio Grande Valley —antes McAllen— en 2013. El récord de detenciones en Tucson data del año 2000 con 616 346 de un total de 1 649 884 en la frontera con México. Las cifras del cuadro 1 y su desplazamiento espacial (de)muestran que el grueso del flujo de migrantes se movió a los desiertos con su climatología implacable y letal, en parajes desolados donde la pronta ayuda es imposible. Un evento capital de este periodo, una legislatura demócrata, fue la promulgación de la Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsibility Act (iirira o iiraira) en 1996, una ley que conllevó el endurecimiento en la detención y deportación de indocumentados. La iirira favoreció el levantamiento de “barreras y cercas físicas”,8 la contratación de más agentes para la Patrulla Fronteriza, autorizó la transferencia y el uso de cualquier tecnología o equipamiento en poder del Estado a toda agencia gubernamental o la aplicación de tecnologías para la identificación y registro de datos como los del programa ident o el United States Visitor and Immigrant Status Indicator Technology (usvisit) (Meyers, 2005: 10-13). Una década después, en 2006, se impulsó una serie de acuerdos y 8 “Physical barriers and fences”. programas amparados por la Immigration and Nationality Act Section 287(g) vinculada a la iirira. Los siguientes datos nos dan una idea del impacto real de los operativos en aquellos años sobre la inmigración. Entre octubre de 1994 y septiembre de 2000 se acumularon 8 844 476 eventos de detenciones en la frontera con México. Paradójicamente, la población mexicana en eua se duplicó entre 1980-1990 y de nuevo entre 1990-2000 (Passel, Cohn y González-Barrera, 2012: 21). Es decir, casi 9 millones de detenciones en seis años no sólo no evitaron que la población mexicana indocumentada se duplicara en una década, sino que estimularon su tránsito ilegal por la frontera: cuando el cruce se puso difícil, las estancias se alargaron durante años. Al mismo tiempo se promulgaron leyes que repercutieron en la protección de migrantes y en la tipificación de delitos vinculados a la migración, como la Victims of Trafficking and Violence Protection Act del 28 de octubre del 2000 para combatir el tráfico o trata de personas y la violencia contra las mujeres y menores, reforzada después con la Trafficking Victims Protection Reauthorization Act de 2003. Estas leyes fueron el reconocimiento oficial de que al interior del proceso social migratorio hay facetas criminales y confirmó la voluntad de combatirlas. La Patrulla Fronteriza batió el récord anual de detenciones de migrantes en su frontera con México en el af 2000, aunque ya desde junio de ese año el número de detenciones comenzó a descender de manera acentuada respecto del mismo mes del año anterior, más de 14 meses antes de los fatídicos atentados de 2001. Es decir, el flujo migratorio como se refleja con las detenciones en la frontera con México empezó a caer desde junio de 2000, cuando se contaron 115 000 aprehensiones —en junio de 1999 se habían hecho aproximadamente 119 000—, y no desde septiembre de 2001. Al finalizar el af 2001 el 30 de septiembre se confirmó el descenso en las detenciones durante más de 14 meses seguidos, al contabilizar 1 235 718 frente al 1 643 679 de 2000. El dato de la caída del flujo migratorio reflejado en detenciones fue eclipsado por los atentados del 11 de septiembre de 2001, que forzaron una nueva era en la seguridad e impactaron en el estatus de la frontera y en el proceso migratorio. El 26 de octubre el presidente firmó la Patriot Act, cuyo nombre oficial es Uniting and Strengthening America by Providing Appropriate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism Act, que sentó las bases jurídicas para crear el Departamento del Homeland Security (usdhs). Al año siguiente, el 14 mayo de 2002 se promulgó la Enhanced Border Security and Visa Entry Reform Act (ebsvera) y el 25 de noviembre la Homeland Security Act, que suele ser traducida como “Seguridad de la Patria o Nacional”, aunque la ley establece: “Cada uno de los términos ‘la patria americana’ o ‘la patria’ se refieren a los Estados Unidos de América”.9 Esta nutrida legislación sentó las bases de una reorganización de distintas oficinas y agencias que derivó en la abolición del viejo ins en marzo de 2003 y la aparición de nuevas corporaciones, como el Immigration and Customs Enforcement (ice), el United States Citizenship and Immigration Services (uscis) o el Customs and Border Protection (uscbp), entre otras, así como en la inyección de miles de millones de dólares del presupuesto a seguridad, lo que se reflejó en rubros como la infraestructura fronteriza y el de patrulleros de frontera. Las cifras del cuadro 2 contabilizan el total de agentes de la Patrulla Fronteriza para toda la nación, que no se ha elevado desde 2011, sin embargo cerca de 90% están adscritos a sectores de la frontera con México. Este incremento implicó desde 1993 un importante aumento de las horas de vigilancia en la línea (Escobar, Bean y Weintraub, 1999), pie en tierra, y por tanto en la capacidad de detención de 9 “Each of the terms American homeland and homeland means the United States”. La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 23 Cuadro 2. Número de agentes de la Patrulla Fronteriza en toda la nación Año Patrulleros 1992 1995 2000 2007 2008 2009 2011 4 139 4 945 9 212 14 923 17 499 20 119 21 444 Fuente: Elaborado con datos del ins y del usdhs. inmigrantes ilegales. La canalización de mayores recursos a estas actividades continuó gracias a los imperativos de la Intelligence Reform and Terrorism Prevention Act del 2004, la Emergency Supplemental Appropriations Act for Defense, the Global War on Terror, and Tsunami Relief Act (real id) del 4 de enero de 2005 o la Secure Fence Act del 26 de octubre de 2006. Estas leyes sirvieron para implementar medidas que hoy son realidad o que deterioraron las libertades de nacionales y extranjeros y aseguraron el incremento de efectivos y el uso de tecnologías avanzadas (Meyers, 2005: 18; uscis, 2006). Por ejemplo, la Secure Fence Act de 2006 establece en su Sección 2 (a) (1) y (2) que el control operacional de la frontera implica la vigilancia de las fronteras marítimas y terrestres con el uso de personal y tecnología como “aviones teledirigidos, sensores de detección sobre el terreno, satélites, radares y cámaras de vigilancia”,10 el desarrollo de infraestructuras físicas o como “puestos de control adicionales, carreteras a prueba de inclemencias meteorológicas y barreras contra vehículos”.11 Por último, la Sección 2 (b) define el término “control operacional” —operational control— como “la prevención de todas las entradas a los Estados Unidos que no estén apegadas a la ley, incluida la entrada de terroristas, otros extranjeros irregulares, instrumentos del terrorismo, narcóticos u otro tipo de contrabando” (uscis, 2006).12 Así se dotó de contenido al concepto de “frontera-gulag” de un Estado que estaba en guerra contra el terrorismo. Paralelamente, el clima ideológico y político que propició estas leyes está detrás de legislaciones locales como la sb 1070 en Arizona para controlar la migración 24 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses indocumentada con criterios ilegales, involucrando a cuerpos de policías locales o al sheriff Arpaio, lo que unido a la capacidad de aprehensión, al registro electrónico de la información biométrica de los detenidos y al aumento de camas en centros de detención ha operado como un factor eficaz que acaba cansando, intimidando y disuadiendo a los migrantes. El descenso de los cruces indocumentados y el aumento de las deportaciones El siglo xxi había comenzado con la crisis de los rancheros caza inmigrantes en el sur de Arizona y desde junio de 2000 —aunque en marzo de aquel año se estableció el récord de mayor número de detenciones para un solo mes, con 220 000— el flujo anual de las detenciones comenzó a caer. Hubo un ligero repunte en 2004 y 2005 con 1 139 282 y 1 171 396 detenciones, respectivamente, que coincidió con los Minutemen antiinmigrantes y el resurgimiento de la añeja inercia xenófoba. En medio de aquellas tensiones, en agosto de 2005 los gobernadores de Nuevo México y Arizona decretaron el estado de emergencia por la violencia del narcotráfico en la frontera. La caída en la cifra de detenciones fue drástica en el periodo 2005-2011. 10 11 12 “Unmanned aerial vehicles, ground-based sensors, satellites, radar coverage, and cameras”. “Additional checkpoints, all weather access roads, and vehicle barriers”. “The prevention of all unlawful entries into the United States, including entries by terrorists, other unlawful aliens, instruments of terrorism, narcotics, and other contraband”. Prometeo Lucero Hotel Migrante, Mexicali. Pero en la frontera-gulag no todo son detenciones de migrantes irregulares. Para hacernos una idea de la intensidad de interacciones que enfrenta eua en sus fronteras a diario, sirva de muestra esta información: en 2012, en promedio diario, se admitieron 963 121 pasajeros y visitantes que cruzaron por tierra; 66 615 contenedores transportados por tráiler — truck—, tren o barco; se realizaron 999 detenciones en las garitas de entrada o en campo abierto; se arrestó a 54 criminales con una orden de búsqueda y se rechazó a 931 extranjeros inadmisibles en los puertos de entrada; se requisaron 11 660 libras de droga —aproximadamente 5 288 kilogramos— y 274 065 dólares en dinero no declarado (uscbp, 2013c). La dimensión de filtro en los puertos y puertas de entrada resulta obvia, pero el número de interacciones es difícil de controlar de manera exhaustiva. Sin embargo, aunque el cruce de la frontera disminuyó, los residentes indocumentados en eua aumentaron hasta 2007 debido a un aspecto que ya se apuntó desde finales de la década de 1990: el descenso significativo de los retornos (Tuirán, 2000): “En realidad, el efecto más contundente de todas estas medidas [militarización de la frontera, incremento de la capacidad de detener, etc.] ha sido reducir la tasa de retorno de los migrantes indocumentados” (Massey, Pren y Durand, 2009: 119). Si bien los retornos voluntarios disminuyeron o se dilataron en el tiempo y coincidieron con una recuperación económica vinculada a la industria de la guerra y a la burbuja inmobiliaria, a partir de 2007 comenzaron a crecer notablemente las deportaciones o remociones —removals— con orden judicial. Los confusos registros del ice prácticamente se La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 25 duplicaron en el bienio 2008-2009 con lo peor de la crisis. Es importante desagregar el dato de las deportaciones totales y tener claro el concepto, porque la administración de Obama no es la que ha realizado el mayor número de deportaciones —el récord para un año lo tienen Reagan en 1986 y Clinton en 2000—, sino la que ha llevado a cabo el mayor número de deportaciones o removals en la modalidad de “delincuente, inmigrantes fugitivos y deportados del interior” —“criminal offender, immigration fugitives e interior removal”—. El desconcierto y la confusión en los últimos años por las estadísticas de deportaciones es problemático (Alonso, 2012). Paralelamente a las detenciones —apprehensions— y expulsiones —returned— de la Border Patrol-cbp, el ice, primero bajo el mandato de Bush y después de Obama, comenzó a aplicar intensamente la política de incrementar las redadas, las investigaciones y las deportaciones en sus distintas modalidades en ciudades y localidades alejadas de la frontera. El ice empezó a funcionar en 2003 y ha operado cambios en las actividades y formas de contabilización. Si en 2004 se registraron 202 842 deportaciones o remociones —la mayoría de mexicanos—, desde 2007 se superan las 300 000 anuales —mayores y menores de edad de ambos sexos, la mayoría mexicanos—. El ice desagrega la cifra de removals en varias categorías, por ejemplo, en 2013 deportó —removed— a 368 644, de los cuales 133 551 fueron detenidos al interior del país. De éstos, 82% había sido condenado por un crimen, mientras que del número total de las deportaciones 59% o 216 810 habían sido condenados —convicted— previamente por un crimen o delito. Así, “98% del total de deportaciones de la agencia [ice] fueron criminales convictos, migrantes recién cruzados, migrantes sin permiso, reincidentes o aquellos que ya habían sido deportados por el ice, todos estos casos están alineados con las prioridades a combatir por la agencia” (ice, 2014a).13 Asimismo, de las 235 093 deportaciones o remociones que realizó el ice de individuos detenidos 26 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses en la frontera en 2013, casi 95% fueron capturados por la Patrulla Fronteriza en campo abierto mientras intentaban entrar irregularmente —unlawfully— y luego fueron entregados al ice, que los fichó —processed— y deportó. El 5% restante fue retenido en los puertos de entrada por oficiales del uscbp. El origen de los 368 644 deportados fue: México, 241 493; Guatemala, 47 769; Honduras, 37 049; El Salvador, 21 602, y República Dominicana, 2 462, principalmente (ice, 2014a). Es decir, detrás de la categoría “deportadoremoved” hallamos casos tan distintos como un migrante que recién cruzó la frontera, un criminal convicto o un residente irregular durante más de 20 años. Por este motivo no es cierto que la administración de Obama haya deportado a más inmigrantes que Bush o Clinton. La confusión surge porque a partir de 2004, pero en especial después de 2009, se ha cambiado la naturaleza de los componentes del registro de removals o de lo que hemos traducido como “deportaciones”. Las detenciones reportadas en los sectores de la frontera con México han ido en descenso. En el periodo 2007-2013 hubo 3 651 089 (uscbp, 2013a), la mayoría de mexicanos y no todos optaron por salir/ retornar “voluntariamente”, pues varios millares impugnan cada año ante un juez su expulsión, o bien son identificados como criminales y puestos a disposición judicial. Las cifras reflejan una caída tan radical e inédita del flujo migratorio que las detenciones de 2011 recuerdan las 321 326 aprehensiones de 1972. Hallamos así que mientras las detenciones caían, las deportaciones crecían: en el periodo 20072013 se realizaron 2 636 983 eventos de deportación —removals—, en tanto que durante el lapso 2001-2006 fueron 1 333 362 (usdhs, 2011: 4). La 13 “98 percent of the agency’s total removals were convicted criminals, recent border crossers, illegal re-entrants or those previously removed by ice, in line with agency’s enforcement priorities”. Cuadro 3. Eventos de deportaciones y de detenciones en la frontera 2006-2013* Año 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 Deportaciones 280 974 319 382 359 795 395 165 387 242 396 906 409 849 368 644 Detenciones 1 071 972 858 638 705 022 540 851 447 731 327 577 356 873 414 397 * De las deportaciones, los af 2006-2010 (usdhs, 2011), de los af 2011 y 2012 (ice, 2013), af 2013 (ice, 2014a). Fuente: usdhs. diferencia entre detenciones y deportaciones para el periodo 2007-2013 arroja un saldo a favor de las detenciones de 1 014 106 eventos. Al menos de esta cifra no se infiere un aumento espectacular de las deportaciones del interior. Éstas sólo superaron a las detenciones en la frontera en el bienio 2011-2012. Es decir, en el periodo 2001-2013 las deportaciones ascendieron a 3 970 345 eventos, la mayoría con destino México. Sin embargo, estas cifras oficiales deberán revisarse, desagregarse y refinarse categorialmente ante la acusación de que hubo presión para imponer cuotas de detenciones al ice (Hsu y Becker, 2010), que fueron infladas para “calmar” a los republicanos (González, 2012) y porque hubo y hay una confusión de conceptos y componentes —no son coherentes— al integrar la cifra de deportados-removed (Alonso, 2012). Esto se desprende también de recientes informes del ice (2014a y 2014b). Por otro lado, las deportaciones tienen una dimensión de limpieza étnica y de cirugía de extirpación socioeconómica. De facto, son una forma de deshacerse de individuos estigmatizados o incómodos, illegal aliens, y no sólo porque algunos son reclusos que suponen un gasto. Esto conlleva efectos colaterales, otra faceta de la vulnerabilidad de los inmigrantes indocumentados, ya que existe un flujo de retornos formalmente “voluntarios” entre la población indocumentada, intimidada por las redadas del ice o de otras corporaciones acogidas a convenios amparados por la Section 287 (g), misma que se une a la corriente indirecta de “expulsados”, que formalmente son “retornados voluntarios” a México porque no hubo intermediación del ice, miles de ellos con la ciudadanía estadounidense. Passel, Cohn y González-Barrera incluyen entre ellos a los hijos de migrantes nacidos en eua: De 2005 a 2010, 1.4 millones de mexicanos y sus familias (incluyendo menores con ciudadanía estadounidense por nacimiento) dejaron Estados Unidos para trasladarse a México, según cifras del Censo mexicano de 2010. Esto supone aproximadamente el doble de los 670 000 que lo hicieron una década antes, de 1995 a 2000. Mientras que la mayoría de estos inmigrantes regresaron voluntariamente, un estimado entre 5% y 35% de ellos retornaron como resultado de las deportaciones habidas entre 2005 y 2010 (Passel, Cohn y González-Barrera, 2012: 11).14 Finalmente, en el lado mexicano de la frontera ha habido una presencia activa y agresiva del crimen organizado, que ha demostrado sobradamente ser cruel y sanguinaria con los migrantes, aparte de que ha puesto al descubierto un entramado secundario de delincuentes y funcionarios que buscan lucrar. A 14 “From 2005 to 2010, 1.4 million Mexicans and their families (including U.S.-born children) left the U.S. to move to Mexico, according to data from the 2010 Mexican census. That is about double the 670 000 who did so a decade earlier, from 1995 to 2000. While most of these immigrants returned voluntarily, an estimated 5% to 35% returned as a result of deportations between 2005 and 2010”. La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos 27 partir del periodo 1998-2002, que coincide con la irrupción de los Zetas, se registró un mayor número de robos, violaciones, extorsiones, secuestros y asesinatos de migrantes. En parte porque la frontera-gulag los “embalsa” temporalmente en la región y los expone más tiempo a la violencia del crimen organizado, con el agravante de que estas organizaciones cobran derecho de piso a los “coyotes” y los migrantes llegan a operar como moneda de cambio. El resultado fue y es un aumento de la vulnerabilidad de los migrantes mexicanos, así como de los centro y sudamericanos, víctimas recurrentes de extorsión, persecución violenta o secuestro para el negocio criminal (Bustamante, 2011; Durand, 2011), actividades denominadas por Hernández de León (2012) como la “industria bastarda de la migración”. Este problema se redimensionó con la aparición a fines de agosto de 2010 de los cuerpos masacrados de 58 hombres y 14 mujeres en un rancho de San Fernando, Tamaulipas, todos migrantes en tránsito, la mayoría de México, y otros hondureños, salvadoreños, ecuatorianos y brasileños. La situación se completa con un movimiento de desplazamientos y exilio en México (Aguilar, 2012; Notimex, 2012). Así, el descenso de la migración coincidió con un repunte de las deportaciones y con el periodo más sangriento de la denominada “guerra contra el narco” de 2006 a 2012, que incluye el trienio sangriento de 2010 a 2012 en el que se superaron las 14 000 muertes violentas anuales (Escalante, 2011; Silva, Pérez y Gutiérrez, 2012), pero también con un repunte de la violencia de la Patrulla Fronteriza: De acuerdo con una investigación de 2013 del dia- Ahora bien, si el escenario más drástico y mortal para los migrantes está en la región fronteriza, si hubo más de 30 millones de eventos de cruces, detenciones y deportaciones durante el periodo 1993-2013 y la mayor parte se originó previamente en un cruce clandestino por lugares peligrosos, esto en conjunto explica las aproximadamente 8 600 víctimas mortales en el viaje de internamiento ilegal en Estados Unidos. Las causas de muerte son bien conocidas, pero sobresalen cinco factores letales básicos: 1) insolación-hipertermia, 2) ahogamiento, 3) hipotermia, 4) atropellos y accidentes vehiculares y 5) asesinato con arma de fuego. Éstas no son las únicas, pero sí las más importantes por su incidencia, las encontramos a lo largo de toda la frontera y se repiten año tras año (Echbach et al., 1999; Alonso, 2013). (In)conclusiones La migración México-eua experimentó profundos cambios en los últimos 50 años, desde el final del Programa Bracero en 1964, pero en particular durante el periodo 1993-2013. En concreto, aunque en los periodos 1993-2000 y 2001-2006 se sentaron fuertes bases legislativas, económicas o de doctrina de seguridad para marcar una ruptura de las tendencias históricas, fue en el excepcional y complejo periodo 2007-2013 que la migración México-eua desembocó en un escenario que no había sido previsto: saldo migratorio cercano a cero, descenso de los cruces irregulares y las detenciones cerca de la frontera, aumento de las deportaciones de migrantes de largo arraigo. rio The Arizona Republic, agentes estadounidenses de la Patrulla Fronteriza han asesinado a 42 personas desde 2005. Algunos de ellos, como el adolescente José Antonio Elena Rodríguez, fueron asesinados del lado mexicano de la frontera por disparos de agentes estadounidenses realizados a través del muro (Di Cintio, 2014).15 28 Desacatos 46 Guillermo Alonso Meneses 15 “According to a 2013 investigation by The Arizona Republic newspaper, American border patrol agents have killed 42 people since 2005. Some, like the teenager José Antonio Elena Rodríguez, were killed on the south side of the border by American agents shooting through the wall into Mexico”. Desde el 1 de octubre de 1993 a la actualidad se acumularon más de 20 millones de eventos de detención de migrantes en la frontera del suroeste estadounidense con México. El colapso sufrido por los flujos migratorios se explica por una concurrencia de factores económico-laborales, la fronteragulag, el apoyo de una legislación migratoria que se contaminó con el problema de la seguridad nacional o el combate al narcotráfico, en el que la frontera es clave, y aseguró la inversión de miles de millones de dólares, pero con un impacto negativo en los derechos humanos y civiles. Otro factor fueron las redadas del ice y la política de deportaciones del usdhs con distintas modalidades, que si en 2004 hicieron 202 842 deportaciones —la mayoría de mexicanos— pasaron a promediar desde 2007 más de 350 000 deportados anuales — mayormente mexicanos—, con 409 000 en el 2012, el récord con la nueva forma de contabilidad del ice. Ahora bien, estas deportaciones sólo superaron a las detenciones en la frontera en el bienio 20112012, lo que nos indica que las cifras oficiales deberán revisarse, desagregarse y refinarse categorialmente. Asimismo, las deportaciones tienen un trasfondo de limpieza-étnica y de cirugía de extirpación socioeconómica cada vez más nítido, porque afectan sobre todo a inmigrantes irregulares de México, Centroamérica y el Caribe: hispanoparlantes de piel morena. Esto ha conllevado el retorno forzado de familias con ciudadanos estadounidenses en calidad de cónyuges, parejas o hijos a México. Y por falta de previsión, ciertos deportados han causado problemas y conflictos locales en algunas ciudades fronterizas como Tijuana, algo previsible en toda población flotante inesperada. Los daños colaterales causados por la política estadounidense de construir fronteras-gulag e intensificar las deportaciones, sumados a la creciente vulnerabilidad de los migrantes ante distintas formas de violencia, son una poderosa razón para repensar las relaciones México-Estados Unidos. Esto incluiría algunos debates polémicos: la libre circulación de trabajadores o la doctrina de “fronteras abiertas”, la legalización de las drogas, la prohibición de la venta de armas de alto poder, la transformación de la economía capitalista y la erradicación de la pobreza y la desigualdad, entre otros rubros. Pero esto ya es materia de otro artículo. Bibliografía Aguilar, Julián, 2012, “Forced North by Drug Wars, but United in Exile”, en The New York Times, 13 de abril, p. 21A. 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Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror Yerko Castro Neira El trabajo revisa los cambios fundamentales para las migraciones y los migrantes que se suceden después de septiembre de 2001, cuando inicia una época de securitización o de regímenes de terror. Se expone una serie amplia de aporías y contradicciones que se establecen entre los discursos y las acciones para proteger y garantizar los derechos de los migrantes, y la tendencia múltiple y diversa que los criminaliza y los convierte en personas inmersas en contextos de violencia. Esto se explica a partir de seis tesis primordiales presentes en estos fenómenos, en las que se abunda a través de la discusión con dos viñetas etnográficas extraídas del trabajo de campo. Palabras clave: migración, regímenes de terror, securitización, política, vio- lencia y ley Migration to Debate. Political Issues at the Time of the Regimes of Terror This paper reviews the fundamental changes to migration and migrants after 9/11, when an era of securitization or terror regimes began. It presents a wide range of paradoxes and contradictions between speeches and actions to protect and guarantee the migrants rights, and the multiple and diverse tendency to criminalize them and put them into contexts of violence. I develop six primary theses present in these phenomena. I explain them through discussion with two vignettes drawn from ethnographic fieldwork. Keywords: migration, terror regimes, securitization, politics, violence and law Yerko Castro Neira Universidad Iberoamericana, Distrito Federal, México [email protected] 32 Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 32-51 Recepción: 10 de abril de 2014 Aceptación: 1 de mayo de 2014 Introducción Aconteceres muy frecuentes, si no una constante en la historia, son los movimientos o migraciones de pueblos. Unas veces esas marchas han sido voluntarias y otras obligadas. […] En ese contexto se inscribe el establecimiento de ingleses que, huyendo de persecuciones religiosas, penetraron en Norteamérica y fueron ensanchando sus territorios a expensas de los indios, repelidos una y otra vez y encerrados a la postre en reservas [...] ¿qué habrá que pensar acerca de los miles de africanos que tratan de penetrar en Europa, obviamente “sin papeles”, como tampoco los tuvieron quienes incursionaron antes en sus tierras? Los africanos, que fueron desposeídos por sus antiguos dominadores, se trasladan ahora en busca de trabajo y recursos. Exponen sus vidas en sus migraciones pero están decididos a “pagar la visita” a los descendientes de quienes fueron sus amos [...] Si muchos de los antepasados de quienes hoy viven en los países ricos migraron, conquistaron y penetraron en tierras distantes en busca de riquezas, ¿es extraño que los de esas tierras hoy se pongan en marcha en busca también no ya de oro y diamantes sino siquiera de fuentes de trabajo para salir de su miseria y la de sus propias familias? (León-Portilla, 2006). Ser subdesarrollado no es sólo ser despojado o explotado, es estar atado a una perpetua estasis artificial. El subdesarrollado no solamente mata, su estancamiento esencial niega la vida y se asemeja a la muerte. El migrante quiere vivir. No es únicamente la pobreza lo que lo obliga a emigrar. Con su esfuerzo individual intenta lograr el dinamismo que le falta a la situación en que nació (Berger y Mohr, 2011: 46). L os años noventa del siglo pasado fueron buenos años, al menos en el imaginario académico que miraba la migración. El auge de estudios que hablaban de remesas, la cuantificación de los fenómenos de movilidad humana y sus impactos económicos hacían pensar en el poder económico que generaban los migrantes en Estados Unidos y en sus lugares de origen. Investigaciones cualitativas, del mismo modo pero con otras fuentes, revelaban innumerables posibilidades emancipatorias Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 33 en las migraciones internacionales. Estudios como los de Kearney (1996) o Glick, Basch y Blanc-Szanton (1992) sostenían con base en historias de vida y experiencias de desplazamientos de familias y comunidades que las conexiones y vínculos que los migrantes mantenían con sus lugares de origen transformaban en relevantes los nuevos espacios sociales transnacionales. Por supuesto, estas investigaciones también podían destacar aspectos negativos y situaciones de trauma en las migraciones internacionales, pero lo que digo es que los noventa y los fenómenos que allí aparecían más claros llevaron a un amplio número de investigadores a pensar en las posibilidades económicas y políticas de unos migrantes que parecían desafiar el nuevo orden global y con ello poner en serios aprietos a los Estados nacionales como paradigma fundante de todo lo social. Los años noventa terminaron. Inició un periodo en el que cayeron las Torres Gemelas en Estados Unidos al mismo tiempo que se desvanecían todos esos buenos augurios que caracterizaron la década anterior. A partir de septiembre de 2001 se hizo evidente que estábamos entrando a un nuevo momento de posguerra fría en el que los paradigmas fundamentales podían definirse como regímenes de terror. En esta época de la seguridad, claro, los migrantes no han salido bien parados. Se trata de un momento en que los migrantes y los movimientos masivos de población aparecen como un problema de seguridad nacional para los países, para los que toda política hacia los migrantes es de securitización (Doty, 2007; Pallitto y Heyman, 2008; Locas, 2011) y la criminalización de las singularidades y de las experiencias se dibuja como Elsa Medina Castro Barda fronteriza / Playas de Tijuana, B. C., 2007, Frontera México/eua. 34 Desacatos 46 Yerko Castro Neira más importante, más relevante e incluso urgente que cualquier otra cosa. La migración internacional se ha desplazado hasta el primer lugar de las agendas de seguridad internacional en Estados Unidos, Europa y el resto del mundo. Fiona Adamson insiste en que mucho de esta discusión se ha enfocado en ver a los flujos migratorios como un conducto de transmisión para el terrorismo internacional (Adamson, 2006: 165). Un balance de los últimos 10 años en las migraciones internacionales, con énfasis en México, debe partir por reconocer el momento de crisis que las afecta. Luego del fin de la Guerra Fría y a partir de los ataques de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la naturaleza y la función de las fronteras se han transformado al punto de reforzar las dinámicas de seguridad y acorazar todas las políticas de fronterización. El migrante vuelve a estar en el centro de la escena moderna, pero esta vez indisolublemente asociado a los problemas de seguridad. Aunque esta situación no puede presentarse como totalmente nueva, con la globalización y las migraciones internacionales se han multiplicado y diversificado el número de amenazas al Estado por parte de actores no estatales. El ejemplo más palpable de esto es Estados Unidos, donde a partir de septiembre de 2001 se ha producido la mayor reorganización del gobierno desde el Acta de Seguridad Nacional de 1947 (Adamson, 2006: 165).1 Las antinomias que esto representa son múltiples. Algunos autores han concebido una de éstas como parte de la “paradoja liberal”, es decir, las fuerzas económicas que empujan a los Estados hacia una gran apertura que garantice la competencia, el comercio y la inversión, y por otra parte las fuerzas que insisten en ver los movimientos migratorios como un gran riesgo y una amenaza política (Hollifield, 2004: 885). Las tareas centrales de los Estados pueden definirse en tres áreas fundamentales: el mantenimiento de la seguridad, la construcción de regímenes de comercio e inversión y la regulación de la migración (Hollifield, 2004: 885). A pesar de que han pasado varios años desde el fin de la Guerra Fría, estas funciones importantes de los Estados continúan articulándose más a la figura de un “garrison state” que a un momento de democracia abierta y libre del todo. Es decir, en el orden de estas tareas hay mayor preeminencia de los especialistas en la violencia y la seguridad que de los expertos en comercio y libre mercado (Lasswell, 1941). En este artículo quiero trabajar estas ideas para discutir cómo las migraciones y los migrantes han llegado a estar en el centro de la escena global contemporánea y al hacerlo han cuestionado el estatuto mismo de lo político. Dicho de otra manera, la crisis por la que atraviesan los migrantes es principalmente de orden político —de lo político y de la política—,2 lo cual encierra una seria polémica en torno a todos los órdenes de lo social, a las definiciones de cualquier contrato de sociabilidad y a la propia concepción del ser humano y los supuestos derechos que le son inalienables y constitutivos. Para hacer esto, mencionaré las seis tesis fundamentales que me guían. Acto seguido, pondré “a trabajar” estas tesis con dos viñetas etnográficas3 que configuran campos en los que la migración se experimenta y se produce. 1 2 3 Más adelante mencionaré la manera en que han afectado a la frontera algunas de estas modificaciones, como las ocurridas con la Guardia Nacional, la Patrulla Fronteriza y la Oficina Federal de Información de Estados Unidos. Nancy establece una diferencia entre lo político y la política. Lo primero se refiere a los asuntos en común, de todos y que convocan a los asuntos públicos. La segunda, en cambio, apela a la forma de administración determinada de esos asuntos de todos (Nancy, 2007). Por viñetas etnográficas entiendo la presentación del material de campo que proviene de distintos nichos de observación antropológica. Aquí me refiero a dos cosas: por un lado, materiales y elementos derivados de etnografías multisituadas que he hecho en pueblos migrantes de Oaxaca en California y, por otro, el resultado de etnografías de la ley, estudios y análisis que surgen de tomar las nuevas leyes migratorias como campos de observación. Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 35 Las preguntas que organizan el trabajo son dos y de dos tipos. En primer lugar, al describir fenómenos de actualidad en las migraciones internacionales, me interesa comprender cuáles son los nuevos signos y rasgos que definen la política y la violencia en los procesos de movilidad humana en clave histórica después de septiembre de 2001. En segundo término, más analíticamente, me interesa discutir cómo explicar la antinomia fundamental e irrepresentable que encierran estos problemas, es decir, que toda política elaborada en nombre de la securitización y la seguridad descansa en la violencia contra los migrantes y los viajeros subalternos. Expresado en perspectiva biopolítica: ¿cómo toda política de seguridad conlleva necesariamente la producción múltiple y constante de inseguridades?, ¿cómo toda acción política que tiende a proteger y cuidar la vida es al mismo tiempo una política que se enlaza y que produce muerte? Observar a los migrantes nos puede llevar a posibles respuestas. Las tesis principales del fenómeno La migración es un fenómeno vasto, amplio y complejo, de lo que se desprende que cualquier presentación de sus debates será incompleta. Las tesis que presentaré ahora subrayan los rasgos de precariedad y violencia en que se mueven gran parte de las migraciones globales, por lo que daré una mirada, si se quiere, particular al fenómeno. En consecuencia, dejaré de lado las historias de éxito y de movilidad laboral y de clase que existen y aparecen de vez en cuando. Ahora bien, al observar las migraciones internacionales desde el surgimiento de los paradigmas de securitización y de los consecuentes regímenes del terror que le son constitutivos (Tirman, 2004; Chebel, 2012), asoma la permanente e inseparable relación entre las migraciones y sus múltiples violencias asociadas. De este modo, migración y política deben leerse a partir de las violencias que las definen. 36 Desacatos 46 Yerko Castro Neira En este sentido, se confirma la tesis benjaminiana que postula que la violencia se explica por la política y toda política se explica a su vez por las violencias (Benjamin, 2007). En los fundamentos de lo político descansa la violencia como asunto constitutivo, de lo cual se desprende la primera tesis de este documento, la del fundamento de lo político: la política confirma y profundiza la vulnerabilidad de los migrantes. Además de su carácter fundante, las migraciones se confirman por su propia historicidad. Mirado en perspectiva del tiempo, las migraciones y la movilidad humana han estado asociadas a las violencias en los más variados sitios de producción. Como explica Bolaños, hay cierta continuidad histórica desde el derecho romano, pasando por el comercio de esclavos hasta llegar al trabajo “ilegal” que acompaña a innumerables sectores de la economía capitalista, continuidad que se expresa en la tensión que confirma la figura de extraños —extraneus— y la de excluidos —extrarius— (Bolaños, 2012: 26-29). El esclavo romano sintetizaba bien esta figura. Casi siempre extranjero, era jurídicamente definido por su exclusión de la comunidad política. Extraño o extranjero, y excluido por medio de un bando soberano (Agamben, 2006), convertido en categoría de persona en permanente suspensión de sus derechos.4 La esclavitud no sólo fue fundamental para conformar la diáspora negra por el mundo (Hall, 1990). En cuanto actividad comercial fue una de las bases de toda economía capitalista. Contrario a la tendencia a ubicar a la industria textil como el fundamento concreto del cual parte el capitalismo, quiero enfatizar como rasgos originarios del comercio de ultramar el colonialismo, el despojo y la violencia que lo acompañan. Gracias al colonialismo, Europa pasó de abarcar y dominar 35% 4 En un sentido similar, pero apuntando más bien a la dimensión alienante de la esclavitud, Marx (2001) define a los esclavos como extranjeros de sí mismos. del planeta en 1815 a 85% a finales del mismo siglo (Said, 2003: 64). Con la abolición de la esclavitud, sin embargo, la producción política del extranjero y el excluido no cesarán. Al contrario, los migrantes serán parte de esa categoría de personas que idealmente reunirán las cualidades de extranjero y excluido al mismo tiempo, de ahí se desprende la segunda tesis: se confirma la condición histórica de exclusión de los migrantes —tesis genealógica—. Hasta aquí he anunciado una tercera dimensión el problema. Los migrantes aparecen como categoría que la ley produce siempre como exclusión. Los migrantes son tierra de nadie en materia jurídica, como advierten De Sousa y García (2004). Esto significa que no existe un “afuera de la ley”, al contrario, la exclusión de los migrantes o su ilegalización confirma el estatuto violento de la ley y de todo lo político. Es decir, el carácter excepcional de los migrantes, su dimensión clandestina y silenciosa para la ley, en lugar de colocarlos afuera de la política real o imaginaria, los traslada al centro mismo de la actuación o expresión política, lo que ayuda a confirmar la definición de la ley como productora de excepcionalidades. Agamben observa esto en los centros de detención para migrantes sin documentos en Italia. Sostiene que ellos son ejemplo de un salto cualitativo en las políticas de ciudadanía de la Unión Europea, donde se provoca el despojo de la ciudadanía de algunos —aquellas vidas insignificantes— y se extrae el estatuto jurídico de un sujeto en nombre, precisamente, de la seguridad nacional y de una política contradictoria de derechos humanos: “Estos lugares han sido pensados desde un inicio como espacios de excepción; como zonas de suspensión absoluta de la ley, como campos de concentración, zonas donde todo es posible justamente porque la ley está suspendida” (Link, 2009). Entonces el migrante es en la actualidad una figura extrema, que por su propia externalidad ayuda a ver lo que está detrás del estatuto mismo del ciudadano. La tercera tesis de este artículo deviene de estos argumentos y constituye su fuerza rectora, su medio preciso: se confirma en los migrantes la violencia como fundamento de la ley —tesis de la ley como violencia—. Sin embargo, a los migrantes no sólo se les ilegaliza. Varios autores han subrayado que asistimos a una nueva era en la que las migraciones internacionales son intensas y múltiples. La era de los circuitos migrantes transnacionales (Rouse, 1989), el momento de las comunidades transnacionales (Kearney, 1996; Besserer, 1999b) o la época de la modernización desbordada (Appadurai, 2001) son algunas de las perspectivas que se han dibujado para explicar esto. Todas destacan el momento intenso de las actividades migrantes. Sumo un argumento más. A medida que los viajes, las migraciones y los flujos de personas se han tornado amplios y masivos, se han multiplicado las maneras y se han reinventado las arterias por las que transitan las violencias. A una macropolítica de las violencias en la migración se le añade la proliferación de micropolíticas de las violencias en los desplazamientos y en los lugares de llegada. Esto se explica en parte porque, además de que viven procesos constantes de ilegalización, a partir de septiembre de 2001 los migrantes padecen de manera constante los efectos de su criminalización. La era del terror significa que estamos ante una política global que dibuja y sanciona nuevas peligrosidades, y los migrantes son siempre presumiblemente criminales, personas de las cuales se debe sospechar. Al estudiar el cambio legal y político en la modernidad, Foucault concluye que la peligrosidad se ha vuelto central y supone ver al hombre no por sus actos sino por la posibilidad que tiene de llevarlos a cabo: “Toda la penalidad del siglo xix pasa a ser un control, no tanto sobre si lo que hacen los individuos está de acuerdo o no con la ley, sino más bien sobre lo que pueden hacer, son capaces de hacer, están dispuestos a hacer o están a punto de hacer” (Foucault, 2008: 101-102). Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 37 De esto desprendo la cuarta tesis —tesis de la intensidad y la multiplicidad de las violencias en la migración—: se confirma la economía política de la seguridad como eje de las violencias y vulnerabilidades de los migrantes. La multiplicidad y la intensidad de los fenómenos migratorios van acompañadas de su opuesto, es decir, la propia singularidad de sus expresiones. Si lo pensamos con detenimiento, a pesar de la enorme variedad de signos que definen a las migraciones, mucho de su devenir se explica por la relación constante que tienen con el trabajo, la relación entre los cuerpos y la labor. Marx fue el primero en insistir en la dimensión fundamental de la acumulación originaria del capital en la economía de los cuerpos, como generador de la riqueza. La base de la economía es el trabajo —en lo cual coincidían neoclásicos y el propio Marx—, pero el trabajo se ejerce por medio de los cuerpos, a través de lo sensible del trabajo, por medio del cansancio y de la pura fuerza de trabajo que es siempre desplegada como plus trabajo que genera la ganancia. Esta ontología de los cuerpos y el trabajo en Marx me permiten enlazar las vidas de los migrantes como vidas siempre en busca del trabajo. Ellos viajan a donde hay trabajo. El migrante desea el trabajo y es su primer deseo. Pero ese trabajo es casi siempre precario y en cuanto tal, forma de violencia constitutiva de lo social. Puedo decir a este respecto que el capitalismo —más precisamente el tardocapitalismo— es una gran máquina productora de trabajo precario, por tanto, trabajo violento. Los migrantes conforman ese apéndice de las máquinas capitalistas de formación del trabajo precario, como ha dicho Marx: El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización 38 Desacatos 46 Yerko Castro Neira del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías: se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general (Marx, 2001: 17). La quinta tesis en este trabajo es sobre la economía política de los cuerpos migrantes: se confirma entonces la migración como una fórmula actualizada de administración del trabajo precario y de administración de los cuerpos migrantes. Las tesis anteriores me permiten caracterizar la condición y posición actual de los migrantes. Estas tesis funcionan y se producen todo el tiempo de forma rutinaria. Su cotidianidad provoca desplazamientos infinitesimales por donde transitan los migrantes y donde los acompañan las violencias. Como esto ocurre en todas partes y todo el tiempo, se produce la capacidad perversa por medio de la cual la expresión de las políticas y las violencias en la migración se tornan invisibles. Su cotidianidad, su enorme normalidad, el ser-parte-de nuestras experiencias de todos los días, provoca que sus fenómenos devengan en apenas perceptibles. Hemos entrado en la época del terror, justo al momento paradójico que implica que cuantas más violencias viven los migrantes menos los vemos. Cuando aumenta con mayor crudeza su devenir violento, cuanto más se tornan en imágenes borrosas para nosotros. El momento fantasmagórico anunciado por Benjamin (2004), en el que el hombre deambula somnoliento y alienado frente al poder estético y político de las mercancías, se ha transformado en un momento migrante donde el indocumentado es fantasma de sí mismo y espectro de lo social. La última tesis que quiero plantear es la de la fantasmagoría de los migrantes: se confirma entonces la naturalización de su estatus y su perenne condición de precariedad y vida violenta. En mi opinión, estas tesis pueden ayudar a explicar en gran parte la relación primaria enunciada al inicio, relación indisoluble entre migración, política y violencia. Las tesis no explican el todo, precisamente por la magnitud y amplitud del fenómeno. Reconozco una deuda con los estudios que dan testimonio de los éxitos de algunos migrantes, los logros de clubes y organizaciones transnacionales. Pero he querido detenerme en estas dimensiones violentas de la política de las migraciones contemporáneas porque me parece que son necesarias estas lecturas desde un academicismo que pretenda ir más allá de toda especulación escolástica y que quiera responder, en parte, al terror y al horror de cientos de historias ocultas que escuchamos a diario y para las cuales se requieren esfuerzos de interpretación. Con estas tesis, además de las viñetas que expondré a continuación, espero arribar a algunas conclusiones que den respuestas a las preguntas planteadas al inicio. 1. Pueblos y familias en la migración a Estados Unidos. El caso de los mixtecos en California El método etnográfico de trabajo en antropología puede ser muy útil para observar cómo operan las tesis anunciadas. En esta disciplina solemos decir que la antropología “mira en pequeño para pensar en grande”. Durante años he seguido el devenir migrante de un pueblo oaxaqueño en California.5 Los migrantes mixtecos —ñu saavi— de San Juan Mixtepec llegaron a California en la década de 1970. Habían cruzado la frontera después de haberse insertado en la economía del tomate en el noroeste de México, misma que forma parte de una cadena global de mercancía que enlaza la economía de ambos países. Como muchos informantes plantearon con insistencia, las migraciones de los mixtecos nunca fueron espontáneas o guiadas por el azar, al contrario, siempre estuvieron inscritas en una lógica de economía política muy precisa: Nosotros, hombres, mujeres y niños, salimos en busca de la vida, forzados en busca de sobrevivencia, no somos turistas que de repente se nos ocurrió ir a Chiapas porque Chiapas es muy bonito, o ir a Sinaloa o a Mazatlán o a las playas, o a los centros turísticos. Nosotros fuimos y conocimos los campos cafetaleros, cañeros, viñedos, de hortalizas y cruzamos el desierto, y trabajamos para sobrevivir con nuestras familias (entrevista con Moisés Cruz Sánchez, líder mixteco, diciembre de 2004). Precariedad y urgencia por tener un empleo fueron las fuerzas básicas de lo social que dieron pauta para que este pueblo indígena llegase a conformar una de las principales diásporas de mexicanos en Estados Unidos y la primera minoría étnica, por ejemplo, en California (Huízar y Cerda, 2004). Varios estudios confirman estos dos aspectos. Por una parte el vínculo constante de estos grandes movimientos de población con el trabajo, y por otra su carácter histórico, lo cual la ha hecho permanente en el tiempo. Leticia Méndez y Mercado, en su clásico estudio sobre las migraciones de este pueblo, dice: Así, campesinos e indígenas perdieron de manera paulatina sus tierras y se vieron obligados a trabajar en las tierras de otros […] si bien el empobrecimiento de la tierra, la raquítica productividad y las carencias presionaron —y aún lo hacen— a sus habitantes a abandonar las tierras que les pertenecían, la realidad más determinante está en el mecanismo de extracción de población y, por ende, una transformación radical de la estructura económica del país por la generalización de un sistema económico y las exigencias que éste provoca. Por tanto […] los indígenas están acosados por una sola 5 El material de investigación de esta parte proviene de mis trabajos con un pueblo migrante en sus desplazamientos a lo largo de los años 2003 al 2011. Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 39 alternativa: integrarse como mano de obra en los Muchos de nosotros hemos vivido una vida dura, niveles ocupacionales de una nueva economía (Mén- hemos trabajado desde una temprana edad, hemos dez, 1985: 11-12). sido abusados de los rancheros, hemos sido discriminados en nuestras propias tierras, hemos sido Esta nueva economía de la que nos habla la antropóloga es la que observé en mi estudio sobre la justicia en los procesos migratorios (Castro, 2009). Fui descubriendo la intrincada relación que existe, a partir de las migraciones internacionales que mueven toda la estructura social del pueblo, entre una economía política determinada y lo que podríamos denominar como “economía emocional” o “libidinal” muy específica.6 La economía política que los afecta consiste en una serie de mecanismos estructurales por medio de los cuales los mixtecos viven en condiciones transnacionales de injusticia, casi siempre en medio de campos económicos en los que abunda la precariedad y la ausencia de derechos laborales. Las situaciones estructurales de precariedad e injusticia, aunque diferentes del todo en ambos países y contextos, terminan por confirmar las condiciones de vulnerabilidad de los migrantes en ambos lados de la frontera. Una especie de injusticia y precariedad transnacional emerge a partir del estudio de los pueblos migrantes, cuestión que se suma a su carácter histórico, pues como señalan varios estudios: Las comunidades de campesinos mixtecos han servido como una reserva laboral para una larga serie de amos tras los siglos, desde los antiguos caciques de hace 500 años hasta los intereses agrícolas mexicanos y estadounidenses de hoy. Pero el patrón básico siempre ha sido el mismo: una apropiación del trabajo servil barato, subsidiado por el trabajo domés- explotados en todo el sentido de la palabra y tenemos muchas cosas que relatar para que el mundo vea cómo se nos trata en nuestras tierras y en nuestro continente (V. S., opinión vertida en el Grupo Yahoo Mixtepec, 8 de enero de 2008). En cuanto a la economía emocional, el segundo elemento constitutivo de los procesos migratorios, incluyo aquí todos esos sentimientos culturales (Benjamin, 2007) o regímenes sentimentales (Besserer, 1999a) que subrayan la manera en que el rechazo, la discriminación y el odio racial y de clase se constituyen como las fuerzas fundamentales que modelan los fenómenos asociados a la migración internacional. En lugar de verlos como cosas aparte que no merecen ser estudiadas, he destacado en otro trabajo la importancia de la investigación de la subjetividad migrante como parte de un corpus de fuerzas y fenómenos que pueden explicar por qué las cosas funcionan de este modo y no de otro (Castro, 2012). En el citado trabajo presenté el caso de dos hermanos mixtecos, uno de ellos menor de edad, que murieron intoxicados mientras trabajaban en un túnel de 8 pies en el Community Recycling and Resources Co. en California en 2011. Su muerte despertó la indignación y el reclamo de la comunidad de mixtecos de ese estado, quienes protagonizaron un inusual activismo en las redes y en las páginas que convocan a los mixtecos en Estados Unidos. Denunciaban que eran tratados como tico (Edinger, 2004: 32). La lista de evidencias que comprueba el peso de las variables de economía política en los rumbos y los destinos de la migración podría ser enorme. Sin embargo, quizás sea suficiente con escuchar lo que los mismos mixtecos dicen acerca de esto: 40 Desacatos 46 Yerko Castro Neira 6 Foucault fue uno de los primeros pensadores que quisieron resaltar el aspecto emocional de la economía e intentó con ello superar la dicotomía que divide radicalmente la subjetividad de la objetividad, la idealidad y la materialidad. Véase, por ejemplo, Foucault (2006). Elsa Medina Castro Nido de las Águilas, Tijuana, B. C., 1996, Frontera México/eua. criminales y que en este caso E., el hermano mayor, había metido a su hermano con una “mica chueca” —papeles falsos—, en la que se indicaba que tenía 30 años de edad: ambos eran originarios de Oaxaca. Para cuando los trabajadores fueron sacados del túnel ambos no estaban respirando porque habían aspirado tóxicos. Ese mismo día por la noche A. R. de 16 años de edad falleció en el hospital local de Bakersfield. Y hoy por la mañana el hermano de A. R. de 21 años, también iba a ser desconectado ya que sus células se cocieron con el tóxico y le dañaron el cerebro (información publicada en el sitio de mixtecos de San Juan Mixtepec, <mixtepec.blogspot.com>, octubre de 2011). La compañía, decían en los chats, no se preocupó por averiguar la verdadera edad del muchacho porque así trabajan, les sirve que sean indocumentados porque aprovechan al máximo su situación vulnerable. Es comprensible observar otras tendencias en esta caracterización. Sólo por mencionar algunas, hay autores que han destacado los procesos, por ejemplo, de “mexicanización de los pueblos y valles de California” (Palerm, 1997 y 1998), es decir, amplios procesos de cambio demográfico en los que mexicanos son clave en la estructuración económica, cultural y política de muchos sitios en Estados Unidos. Sin desconocer estos procesos, en este trabajo trato de resaltar los otros impulsos en la migración internacional, aquellos que hablan de las dificultades que, en mi opinión, han adquirido una posición Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 41 dramática a partir de los giros de seguridad que se han implantado en todo el mundo. Los mixtecos llegaron a California a reemplazar la mano de obra que mexicanos del centro occidente dejaban para acceder a otros espacios en Estados Unidos. A su vez, aquéllos habían llegado al “estado dorado” para sustituir el trabajo que estadounidenses del medio oeste y chicanos habían hecho antes, y antes de ellos, japoneses, y antes de éstos, chinos. El reemplazo étnico de la fuerza de trabajo (Kearney, 1996; Durand, 2011), el movimiento de ejércitos de reserva de trabajadores, ha sido la tónica en el estado donde la agricultura capitalista se ha levantado como la más importante de toda esa nación. La regla económica no escrita en esa economía ha sido: cada vez que un grupo cultural logra el reconocimiento de ciertos derechos en el trabajo y en su presencia en Estados Unidos es estigmatizado y presentado como enemigo cultural,7 como amenaza al modo de vida americano, hasta producir su exclusión progresiva. Como propusieron estudios clásicos en California, una vez que ese estado se incorpora a la Unión Americana no acepta la esclavitud, sin embargo encuentra en el uso de la fuerza de trabajo inmigrante la fórmula para explotar a gente desesperada como si fuese, lisa y llanamente, esclavitud (Goldschmidt, 1947; McWilliams, 1935). La migración a escala ampliada puede definirse, de acuerdo con esta argumentación, como la gran productora de una clase obrera deslocalizada, como señalan Berger y Mohr (2011), una clase fragmentada, que sufre condiciones de trabajo tedioso, rutinario e incluso trabajo esclavo. Los migrantes satisfacen la escasez de mano de obra e inhiben la mejora de las condiciones de salario de la población general de los países. Muchos de los migrantes mixtecos en Estados Unidos se transformaron en esos obreros ideales para la nueva economía: de bajos salarios y casi sin ningún derecho laboral. Como lo previera Marx, el trabajo produce maravillas, pero también privaciones: “Produce palacios, pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero 42 Desacatos 46 Yerko Castro Neira deformidades para el trabajador. Sustituye el trabajo por máquinas, pero arroja una parte de los trabajadores a un trabajo bárbaro, y convierte en máquinas a la otra parte” (Marx, 2001: 18). Los primeros años no fueron fáciles para los migrantes mixtecos en Estados Unidos, pero tampoco lo son ahora, en especial a partir de la emergencia de los paradigmas de securitización después de 2001. Cuando visité a mis amigos mixtecos en California en 2011, que han ido “echando raíces allí”, me sorprendió que muchos de ellos estaban haciendo todo lo posible para recibir a sus parientes que venían huyendo de la crisis económica y de la ola de persecuciones en Arizona. La Ley sb 1070 de Arizona había aprobado que cualquier policía o autoridad pudiera pedir papeles ante la “sospecha razonable” de estar frente a un migrante indocumentado. Los mixtecos de Arizona me dijeron que la ley hacía legal la discriminación y que mientras ellos siguieran representando esa amenaza lo mejor era ir a donde estaban sus parientes en California. Pero ahí las cosas tampoco estaban del todo solucionadas. Meses más tarde de mi visita, una parte de la comunidad de mixtecos logró que en el Distrito Escolar de Oxnard, al noroeste de Los Ángeles, se eliminara y se sancionara el uso de la palabra “oaxaquita” con el que los mexicanos no indígenas molestan y discriminan a sus compatriotas.8 La disposición del 7 8 Ejemplos de esto abundan en California. Por mencionar uno, Lloyd Fisher explica en su clásico estudio cómo después de que los inmigrantes chinos conquistaron derechos laborales en el estado y en la medida en que adquirían cierta independencia económica, posterior a 1870, se extendió la idea de que eran peligrosos y debían ser excluidos, cuestión conocida como The Yellow Peril. La situación se concreta en 1892, cuando se decreta la prohibición de que entren más chinos al país por medio de la llamada Geary Act (Fisher, 1953: 24). La campaña se llamó “Don’t call me little Oaxacan” y concentraba los esfuerzos de miembros de este pueblo que habían sido despreciados y rechazados históricamente por sus compatriotas mexicanos provenientes de estados con menos población indígena. Distrito Escolar, como quedaba enunciada en el reportaje publicado en Los Angeles Times el 28 de mayo de 2012, reconocía la importancia numérica de los mixtecos en la agricultura californiana, donde 80% del universo total de trabajadores de esta industria era mano de obra indocumentada y 30% era de origen mixteco. Los mixtecos en Estados Unidos no podían esperar que sólo fuesen las leyes las que actuaran en su contra. No tenían que ir tan lejos. Ha sido suficiente observar cómo sus mismos compatriotas han jugado un papel clave en la economía emocional del desprecio. Racismo y rechazo han actuado juntos, como también lo ha hecho aquella economía estructurada en torno al cansancio, al trabajo precario, a la escasez de derechos laborales y a la criminalización.9 Mirado de esta manera, el migrante transforma su figura en ilustradora del capitalismo actual. Riqueza y pobreza como dos cosas que trabajan juntas. Hiper-producción de mercancías y des-producción de vidas humanas. La fantasmagoría que representa la sociedad actual queda así bien explicada: un migrante es un fantasma que se parece cada vez más a esa mercancía, consumible y desechable. En cualquier caso, es una mercancía bien preparada para ese devenir laboral tan propio del funcionamiento de las cosas hoy en día. al esponjoso concepto de “crimen organizado”.11 Se debe hablar, en este sentido y con todas sus letras, de una verdadera economía política de administración de vidas humanas. Recuerdo que en 2010 asistí a una conferencia para comentar una serie de cuatro documentales cortos sobre los migrantes en tránsito.12 En una mesa integrada por tres especialistas en el tema, el investigador A. A.13 contó que en su institución habían tenido reuniones con personal de gobierno para hablar de la minuta para una nueva ley migratoria en México. El tema era sensible para México en ese momento. De eso hablaban los documentales y la mayoría de los periódicos de circulación nacional, en especial porque casi todos estaban impactados por el hallazgos de más de 190 cuerpos en Tamaulipas, lo cual ponía a la violencia y al crimen en la frontera norte sobre la mesa de discusión en un paralelo de la memoria de muchos que recordaba a los 72 migrantes muertos.14 9 10 2. Migración en tránsito, migración indocumentada: el péndulo entre el fetichismo 11 de la ley y las crisis humanitarias 12 Son ya muchos los organismos nacionales e internacionales que al observar el paso de los migrantes por México hablan de su situación en términos de una crisis humanitaria.10 De esto nos hablan los 20 000 migrantes secuestrados al año en México. Sumado a ello, un sinnúmero de actividades legales, ilegales y cuasi legales producen ganancias económicas superiores a los 6 500 millones de dólares que van a parar 13 14 La perversidad del asunto, la exclusión entre personas que comparten similares condiciones de precariedad y abandono, ha sido observada en innumerables trabajos. De Gramsci a Fanon, pasando por muchos autores críticos que trataron de comprender el comportamiento de subalternos o colonizados, respectivamente. Se ha generado a partir de ello una prolífica e importante producción intelectual y política (Gramsci, 1999; Fanon, 2007). Sólo por mencionar algunos, se han manifestado en ese sentido la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la República, Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Para la primera cifra, Informe de 2010 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y para la segunda, Diario de los Debates del 29 de junio de 2011 del H. Congreso de la Unión de México. Me refiero a Los invisibles, documental realizado por Marc Silver y Gael García Bernal (Amnistía Internacional, 2010). Para proteger la identidad del investigador y su institución prefiero apuntar las iniciales. Me refiero a los hechos ocurridos en el municipio de San Fernando, en el norteño estado de Tamaulipas, donde se encontraron 193 muertos en fosas clandestinas el 6 de abril de 2011. En agosto de 2010, en el mismo municipio fueron hallados los cuerpos de 72 personas asesinadas. Esta zona se encuentra en la ruta migratoria por donde mexicanos y centroamericanos transitan rumbo a Estados Unidos. Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 43 El investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (cide) narró cómo en una de esas reuniones preguntaron a los representantes del Instituto Nacional de Migración (inm) qué estaban haciendo para combatir los secuestros de migrantes. La respuesta de los funcionarios fue práctica: “Nada”, porque “ése es un asunto de la policía”. La respuesta es peculiar por varios aspectos: porque la credibilidad de las acciones de la policía y de varios cuerpos de uniformados en México está cada vez más en cuestión, porque refleja el tipo de acciones que el Estado ha emprendido en materia migratoria y porque pareciera que vivimos una suerte de Elsa Medina Castro Playas de Tijuana, B. C., 2007, Frontera México/eua. 44 Desacatos 46 Yerko Castro Neira fragmentación de aquello que podemos concebir como Estado y como procuración de justicia, lo que resulta en un espectáculo del horror. Jean y John Comaroff presentaron un análisis sugerente sobre lo que parece caracterizar al mundo actual. Por una parte, una tendencia hacia la descripción del mundo subdesarrollado como envuelto en una inmensa epopeya de anarquía y violencia —en la que se torna cada vez más difícil diferenciar entre regímenes políticos de poder y crimen organizado— y, por otra, la proliferación y el apego a la ley, lo legal y lo jurídico para resolver las situaciones, la transformación de la ley en un verdadero fetiche: Sin cesar se redactan nuevas constituciones, se hacen llamamientos a los derechos, se reinventan democracias de procedimientos y se presentan demandas por injusticias. Y sin cesar también, los gobiernos, los grupos de composición diversa y las coaliciones de intereses recurren al sistema jurídico para resolver sus diferencias (Comaroff y Comaroff, 2009: 12). Al observar el tránsito de los migrantes por México o la migración indocumentada en Estados Unidos, esta reflexión de los antropólogos sudafricanos cobra relevancia. El fetichismo de la ley parece crecer en la medida en que aumenta y se modifica la cartografía del desorden, de lo que resulta que la ley y la violencia parecen ser complementarias. El debate y la producción de leyes sobre la inmigración en México y Estados Unidos resulta en una serie de campos y fuerzas ilustradoras de las paradojas presentes y de las tesis enunciadas en este trabajo. Todas parecen confirmar la antinomia fundamental que he caracterizado a partir de la producción legal para la protección y la misma producción para la criminalización. Por ejemplo, en 2010, cuando la situación de los migrantes que pasaban por México parecía cobrar inusitados niveles de violencia y crimen, en Arizona se aprobaba la Ley Arizona sb 1070, la cual dice en su encabezado: “Ley sb 1070. Para toda detención o arresto legal hechos por un oficial de un departamento de policía en la que exista la sospecha razonable de que la persona es un extranjero y se encuentra ilegalmente en Estados Unidos”. Para justificar esta ley, la gobernadora del estado Jan Brewer mencionaba con insistencia que el crimen y la violencia asociados a los migrantes llegaron a ser un asunto crítico para su administración. La idea de que la migración y el delito eran piezas complementarias y que trabajaban juntas estaba en la base de toda esta producción legal, cuestión muy arraigada en diversos sectores de la sociedad estadounidense, a pesar de que muchos estudios confirman lo contrario.15 Kris Kobach, un abogado de Kansas que estuvo detrás de la Ley de Arizona, conocida entre los migrantes como “Ley del Odio”, como miembro de la Federation for American Immmigration Reform (fair), sostuvo: “Quiero hablarles de la teoría detrás de lo que Arizona está haciendo. La idea es muy simple. Si haces más difícil que la ley se quebrante, la gente comienza a obedecer la ley. Aumentas la aplicación de las leyes y la gente se deporta sola” (Dávalos y Carbajal, 2011). Efectivamente, la dura ley migratoria estaba provocando que la gente se deportase sola, cuestión que ya referí en mi encuentro con mixtecos en California. La ley provocó una gran discusión en muchos sectores hasta que en abril de 2011 el presidente Obama logró que la Corte de Apelaciones de la nación quitara los fragmentos más polémicos de la misma. Desde ese momento el debate en Estados Unidos se trasladó al Congreso sin que hasta ahora se hayan podido cambiar las leyes de inmigración en el país. En 1986 las leyes en Estados Unidos se modificaron para legalizar a tres millones de inmigrantes indocumentados. Hoy la discusión en el Congreso es sobre la situación de unos 11 millones de extranjeros sin documentos migratorios. Por ahora no se ve una posible solución, en especial después de que en febrero de 2014 John Boehner, presidente del cuerpo legislativo, reconoció que la aprobación de un cambio en las leyes migratorias no sucedería este año. La visión de seguridad sigue predominando en la discusión legislativa, mientras el presidente 15 Por ejemplo, Wright y Benson (2010) mencionan la existencia de una “paradoja inmigrante” o “paradoja latina” según la cual, y contrario al estereotipo que supone que los inmigrantes provocan el aumento de los crímenes en las calles, en los barrios de inmigrantes los índices de violencia son menores. Ellos explican en su estudio que esto se debe a los valores culturales de los migrantes y a sus fuertes lazos y redes de apoyo, los cuales empujan a un índice más bien bajo del crimen. Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 45 Obama ha insistido en que su prioridad es que se apruebe una ley para 2014. Una paradoja importante es que a pesar de la retórica de la administración en la Casa Blanca, el gobierno de este presidente es el que más deportaciones ha hecho en la historia reciente del país. En cinco años de su gobierno se cuentan dos millones de deportaciones realizadas, aproximadamente 400 000 al año (Contacto Magazine, s. f.). Es importante recordar que las paradojas se multiplican precisamente porque la ley no es sólo la ley. Es decir, discutir y debatir sobre las leyes, con sus consecuentes efectos concretos, produce un desplazamiento de la ley hacia sitios insospechados de la sociedad. En términos de Foucault, para quien la ley resultaba ser un lugar privilegiado para observar lo político, en la actualidad no es la única que cumple funciones de justicia, una serie de poderes laterales lo hacen y, aunque no son judiciales en sí, terminan cumpliendo funciones que sí lo son: “Afuera de la justicia estatizada nacen procesos de control que acaban siendo el verdadero contenido de la práctica penal” (Foucault, 2008: 106). En el caso de la migración indocumentada en Estados Unidos, esto se traduce en la proliferación de múltiples mecanismos de control y vigilancia, que resulta en la constante vulnerabilidad de los migrantes. Por ejemplo, con el impulso para discutir un cambio legal en Estados Unidos, el presidente Obama ha encargado al Congreso el aumento de recursos para la frontera con México. Esto supone mayor número de soldados de la Guardia Nacional, apoyo para que la Patrulla Fronteriza reclute e incremente el número de agentes, la creación de una Oficina Federal de Informaciones con énfasis en la frontera sur, así como la participación in situ de la Drug Enforcement Administration, la Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives y de Immigration and Customs Enforcement (Incedes y Sin Fronteras, 2011). La securitización de la política migratoria sumada a la proliferación de leyes y reglamentos de todo tipo —la fetichización de la ley— producen a fin 46 Desacatos 46 Yerko Castro Neira de cuentas que los eventos en Estados Unidos estén ligados a lo que ocurre en México. Todas las medidas señaladas afectan los flujos migratorios y la situación de los derechos humanos de los migrantes, así como las respectivas presiones en la frontera norte y sur de México (Incedes y Sin Fronteras, 2011). Lo que ha ocurrido en Arizona y en Estados Unidos en materia de migración permite cuestionar lo que ocurre en México. Aunque las discusiones legislativas en este país estuvieron plagadas de referencias a la Ley Arizona como ejemplo del racismo y la exclusión que viven los connacionales allá, poco se discutió sobre la manera en ocurren las cosas acá. Por ejemplo, aunque en las discusiones parlamentarias se mencionó muchas veces la “sospecha razonable” como un aspecto delicado de esa ley, en las críticas señaladas por organizaciones de protección a migrantes se insistió poco en que en México la “identificación y verificación migratoria basada en perfiles étnicos, raciales o nacionales lleva muchos años realizando sus actividades migratorias con base en ellos” (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 423). Es más, como han indicado algunas investigaciones al respecto, en México desde la primera Ley de Extranjería y Naturalización promulgada durante el gobierno de Porfirio Díaz en 1886, que buscaba el arribo de europeos católicos al país, la política migratoria dividió a los inmigrantes en dos clases de personas: los migrantes “benéficos” que ayudarían al desarrollo de México y los migrantes “perniciosos” que sólo vienen a provocar daño (Yarrington, 2013: 35). En el estudio comparativo de las leyes y el comportamiento migratorio en México y varios países centroamericanos la organización Sin Fronteras insiste en estos rasgos ambiguos de las legislaciones. Todas las constituciones de estos países incorporan el reconocimiento amplio de los derechos humanos y garantizan la universalidad de su goce (Yarrington, 2013: 41). Pero al mismo tiempo, todas las legislaciones establecen restricciones para el ejercicio de estos derechos a las personas extranjeras. De acuerdo con el “Informe sobre las migraciones en el mundo 2010” (oim, 2010), en el mundo hay más de 200 millones de personas definidas como migrantes internacionales. México aparece como el lugar de tránsito con el mayor volumen de movimiento de población que atraviesa su territorio con unos 10 millones de personas cada cinco años. La situación de vulnerabilidad y violencia que viven los migrantes en México se vio afectada después de 2001 porque a manera de espejo o reflejo, la política migratoria se construye en México mirando hacia Estados Unidos y con referencia a ese país, es decir, también sobre una lógica de seguridad. Por ejemplo, en México se presenta el proyecto Propuesta de Política Migratoria Integral en la Frontera Sur de México 2005, que proviene a su vez del Plan Reforzamiento de la Frontera Sur del País o “Plan Frontera Sur”, vigente de 2001 a principios de 2003, cuando fue sustituido por el proyecto “Fortalecimiento de las Delegaciones Regionales de la Frontera Sur”. Podemos decir que el “Plan Frontera Sur”, que arranca en 2001, marca una nueva faceta en la manera en que el país va a incorporar las dimensiones de securitización en materia migratoria: “Claramente comienza a fusionar elementos de delincuencia organizada y seguridad con las acciones a instrumentar en materia de flujos de personas irregulares en el país” (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 388). Como reconocen organizaciones de defensa de los derechos de los migrantes, todas las medidas tienden a criminalizar y a catalogar a la migración indocumentada como una amenaza. En 2005, según informes de estos organismos, el tema migratorio es incorporado en la Agenda de Seguridad Nacional e incluso el inm pasa a formar parte del Consejo de Seguridad Nacional: Medidas como la Iniciativa Mérida, la Operación de sellamiento de las fronteras contra el narcotráfico y el Plan Centinela contra el terrorismo, además de dotar al Instituto de mayores recursos […] son estrategias que tienen una utilidad e impacto en la política de control y vigilancia de los flujos de migrantes (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 389). En 2011 se aprueba una nueva Ley de Migración en México, que precisamente confirmará la ambigüedad de una política migratoria que a la vez que busca la protección de los derechos humanos de los migrantes, insiste en su criminalización. El primer artículo de la Ley es especialmente claro en este punto: Artículo 1. Las disposiciones de esta Ley son de orden público y de observancia general en toda la República y tienen por objeto regular lo relativo al ingreso y salida de mexicanos y extranjeros al territorio de los Estados Unidos Mexicanos y el tránsito y la estancia de los extranjeros en el mismo, en un marco de respeto, protección y salvaguarda de los derechos humanos, de contribución al desarrollo nacional, así como de preservación de la soberanía y de la seguridad nacionales. ¿Es posible garantizar los derechos humanos de los migrantes a la vez que procurar la seguridad del país y de las fronteras nacionales? ¿Acaso no estamos frente a una antinomia irrepresentable? En ningún caso el objetivo de la Ley es evitar o disminuir la vulnerabilidad de los migrantes. Al contrario, ahora ellos están en una precariedad mayor que antes. En la investigación de Yarrington sobre la interacción de extranjeros indocumentados con el inm, se hace evidente que ahora el Instituto tiene mayores facultades de control, esto hace los procesos de legalización más complejos y sujetos a la discrecionalidad de los funcionarios (Yarrington, 2013).16 16 Hay muchos elementos en este sentido: cambian las definiciones sobre qué es una familia y qué miembros de la misma pueden legalizarse. Los mecanismos para comprobar un permiso de trabajo son más complejos y el inm tiene ahora mecanismos de verificación más amplios. Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 47 Prometeo Lucero Muro fronterizo, Tijuana. El endurecimiento de la ley, además, de acuerdo con el informe de Sin Fronteras, no favorece la transparencia gubernamental en materia migratoria y deja a los migrantes expuestos a mayor incertidumbre y precariedad, de manera que son presa fácil del crimen organizado y de las múltiples violaciones a sus derechos fundamentales, como lo reflejan los casos mencionados (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 390). Conclusiones y reflexiones finales En este trabajo el material y los argumentos presentados han dado respuesta a las preguntas planteadas en el inicio. Aunque la violencia y la política han jugado un rol “productivo” histórico en las vidas precarias de los migrantes, nos encontramos hoy atravesados por un paradigma de seguridad que 48 Desacatos 46 Yerko Castro Neira precisamente produce inseguridad, una idea de orden que genera desórdenes por dondequiera, un estado de cosas que confirma con asombrosa certeza las tesis de Benjamin de que los Estados de excepción son la regla, que las excepciones son las que producen normalidad. Puedo ir aún más lejos en mi argumento. Lo que emerge a partir de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York es su diferencia cualitativa con un momento anterior que es precisamente la perversidad del mundo contemporáneo, en el cual las leyes y la violencia trabajan juntas para construir un enemigo declarado, que se ajusta a la perfección con la experiencia migrante. Como he insistido a lo largo de estas páginas, en consonancia con Agamben y su trabajo sobre los refugiados, los migrantes, los indocumentados, los clandestinos de todo tipo son ahora conceptos límite, no porque se encuentren fuera de la política, por el contrario, porque provocan que nos demos cuenta de la crisis radical de las categorías fundantes de la sociedad, el Estado y la cultura occidental (Benjamin, 2007: 170). El drama de los migrantes es un drama no porque lo podamos observar desde el teatro espectacular de su situación, al contrario, lo es porque con ellos nos vamos todos hasta reconocer la precaria composición del mundo que hemos construido, la triste humanidad que nos compromete a un vacío. Las múltiples paradojas, las antinomias insalvables, la imposibilidad de representar esto en un curso coherente de la historia nos obliga a reconocer las debilidades del edificio social que hemos erigido. Toda política actual es una política que produce diferencias, que condena a unos a vidas a la sombra de la humanidad, como si apenas supiésemos que existen para nosotros. La perversidad de la política en clave de los migrantes, construida en nombre de su protección, lo que hace es garantizar su muerte. Toda política de defensa de la vida lleva implícita su opuesto, una política de muerte, lo que para Foucault se resume en la expresión paradójica que indica que en el mundo actual “las matanzas han llegado a ser vitales” (Foucault, 1978). No hay fenómeno de relevancia internacional que escape a la doble tendencia que lo coloca en una única línea de significado; por una parte, una creciente superposición entre el ámbito de la política, o del derecho, y el de la vida; por la otra, un vínculo igualmente estrecho con la muerte (Esposito, 2011). Quizá la esperanza radica, en este punto, en la misma radicalidad de la situación migrante. Más allá de esto, se pierde cualquier horizonte de presente y futuro para este mundo que no ha terminado nunca de quedar bien construido. Bibliografía Adamson, Fiona B., 2006, “Crossing Borders: International Migration and National Security”, en International Security, vol. 31, núm. 1, pp. 165-199. Agamben, Giorgio, 2006, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Pre-textos, Valencia. Amnistía Internacional, 2010, Los invisibles, documental, realizado por Marc Silver y Gael García Bernal, Amnistía Internacional, México. Appadurai, Arjun, 2001, Modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización, Trilce, Buenos Aires. Benjamin, Walter, 2004, Libro de los pasajes, Akal, Madrid. ————, 2007, Para una crítica de la violencia, Terramar, Buenos Aires. Berger, John y Jean Mohr, 2011, Un séptimo hombre, Sur+, Oaxaca. 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Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror 51 Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes* Luis Escala-Rabadán En el contexto del creciente debate público y político sobre la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, debido principalmente a su alta densidad, permanencia y vasta distribución, ha habido también una creciente atención pública, política y académica hacia las organizaciones comunitarias formadas por estos inmigrantes. Este artículo examina el desarrollo y la paulatina centralidad de asociaciones y federaciones de migrantes mexicanos en Estados Unidos, basadas en el lugar o región de origen en México. El texto evalúa su desarrollo inicial y la importancia de sus logros en ambos países durante las últimas décadas, así como los retos que enfrentan en su futuro desarrollo organizativo. Palabras clave: inmigración mexicana en Estados Unidos, asociaciones de inmigrantes mexicanos, mexicanos en Los Ángeles y Chicago, transnacionalismo entre México y Estados Unidos, retos organizativos de asociaciones inmigrantes Mexican Immigrant Associations in the United States: Challenges and Achievements in Current Times In a context characterized by the public and political debate on Mexican immigration to the United States, as a result of its high density, settlement, and wide distribution, there has also been an increasing public, political, and academic interest on community organizations forged by immigrants. This article examines the rise and growing importance of these associations and federations of Mexican immigrants in the United States, based on their hometowns in Mexico. The paper assesses their initial development and their significant achievements in both nations during the last decades, as well as some of the key organizational challenges they face in their future. Keywords: Mexican immigration in the United States, Mexican immigrant associations, Mexicans in Los Angeles and Chicago, transnationalism between Mexico and the United States, organizational challenges among immigrant associations Luis Escala-Rabadán El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, Baja California, México [email protected] 52 * Agradezco a mis colegas Xóchitl Bada y Gaspar Rivera-Salgado su gentil autorización para retomar en este texto algunas ideas y partes de trabajos conjuntos sobre el tema publicados previamente, las cuales he reelaborado para este documento. La responsabilidad de esta versión es enteramente mía. Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 52-69 Recepción: 3 de julio 2013 Aceptación: 8 de mayo de 2014 Introducción E n fechas recientes el debate sobre inmigración en Estados Unidos ha ganado una considerable centralidad en los ámbitos público, político y académico, lo que da continuidad a las posiciones de respaldo y de crítica al papel de los inmigrantes en ese país. Entre los primeros hay actores sociales que apoyan la presencia de los migrantes en nombre de sus contribuciones a la sociedad y la economía, o de sus derechos humanos. Entre los segundos hay también participantes de las esferas política, mediática e incluso académica que sostienen una crítica de moderada a radical hacia la presencia inmigrante, pero en particular hacia los indocumentados provenientes de México. Esta discusión tiene una mediana historia, con posiciones y contextos cambiantes, y no suele incluir un adecuado balance sobre la complejidad y las contribuciones que han hecho las comunidades inmigrantes. Si bien la construcción de la migración como una amenaza a la sociedad estadounidense es claramente una distorsión, lo mismo podría decirse de las representaciones que hacen sus defensores al señalar a estas comunidades de inmigrantes meramente como víctimas pasivas de la opresión y la discriminación en Estados Unidos. Después de décadas de movimiento continuo, los inmigrantes mexicanos han establecido extensas redes migratorias entre sus lugares de origen en México y de destino en Estados Unidos. En contraste con las imágenes forjadas en los imaginarios públicos y políticos de dicha inmigración como un fenómeno creciente y caótico, la consolidación de estos circuitos migratorios ha hecho posible la acción colectiva de comunidades entre ambas naciones con impactos en sus lugares de origen, de destino o en ambos. Este conjunto de vínculos y redes, forjado por los inmigrantes mexicanos y no muy conocido en la esfera pública y política de Estados Unidos, es lo que se identifica cada vez más como una “sociedad civil migrante”, que en términos generales comprende diversos sectores, pero sobre todo se basa en las formas asociativas de las que se ha dotado durante muchos años. Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 53 Las asociaciones conformadas por los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos poseen una larga historia, pero se puede apreciar una nueva oleada desde los años ochenta del siglo pasado, tanto en áreas metropolitanas como en zonas rurales, lo mismo en destinos clásicos de la migración mexicana que en nuevos lugares de llegada. Esta tradición asociativa ha adoptado diversas formas: organizaciones religiosas, políticas, deportivas y de promoción cultural.1 No obstante, es probable que las asociaciones basadas en el pueblo de origen hayan ganado una creciente atención de los sectores académico, mediático y político desde la década de 1990 a partir de su labor filantrópica y su participación en esquemas de cooperación con los gobiernos de México para la promoción de desarrollo local. Estas asociaciones —conocidas con diversos nombres: clubes de oriundos, comités cívicos o asociaciones de pueblos, y en la literatura anglófona de ciencias sociales denominadas hometown associations (hta)— y las federaciones que las agrupan han ganado visibilidad de manera paulatina y se han convertido en una forma asociativa adoptada por inmigrantes de diversos países de origen en Estados Unidos, pero sobre todo de México. La presencia creciente de estas asociaciones revela al menos dos cambios importantes en el perfil de las formas asociativas de los inmigrantes mexicanos: hacia su interior y hacia el exterior. El primero consiste en que dichos grupos han dado pasos considerables en la consolidación de sus formas organizativas. En contraste con la relativa informalidad y la fragmentación de las asociaciones de este tipo en años previos, estas asociaciones presentan un perfil renovado, con un número ascendente de ellas agrupadas en federaciones y confederaciones, que se han convertido en actores sociales cada vez más formales y visibles en ambos lados de la frontera, con capacidad de interlocución e incidencia en diversos ámbitos. El segundo cambio se refiere a la creación paulatina de vínculos con otros grupos y actores 54 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán políticos y sociales, más allá de los lazos que solían tejerse sólo con sus lugares de origen. La densa red de relaciones que han logrado establecer estas agrupaciones de inmigrantes entre sus comunidades de origen y de llegada ha sido la base para hablar de comunidades y procesos transnacionales, tanto en la academia como en los ámbitos político y mediático. A su vez, esto ha permitido tener una mejor comprensión de las asociaciones basadas en la localidad o región de origen. En ese sentido, estos grupos junto a otros tipos de organizaciones —laborales, políticas, deportivas, religiosas o étnicas— han logrado ampliar la visibilidad e importancia de la dimensión asociativa de la migración mexicana en Estados Unidos. En este artículo examino las características generales del proceso de consolidación de estas asociaciones inmigrantes y los cambios centrales en su funcionamiento durante los últimos años. Hago un recuento sobre la dimensión asociativa de la migración inmigrante mexicana en Estados Unidos e identifico algunos procesos fundamentales en la configuración organizativa de estos grupos. Para ello utilizaré buena parte de la literatura que ha tomado como referentes principales a las asociaciones y federaciones de este tipo en las regiones metropolitanas de Los Ángeles y Chicago, que han constituido escenarios clave para el surgimiento y consolidación de estos grupos. En la primera parte presento una reseña sobre la trayectoria y características generales de estas asociaciones. En la segunda analizo algunos de los logros centrales de dichos grupos, como parte de su consolidación como asociaciones inmigrantes en Estados Unidos, 1 En su investigación sobre trayectorias de integración de los migrantes mexicanos en la región de Los Ángeles, Alarcón, Escala-Rabadán y Odgers (2012) detectaron seis formas asociativas: basadas en el lugar de origen, relacionadas con cuestiones educativas, religiosas, culturales, deportivas y de negocios y oficios. Luis Escala-Rabadán Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán (mecha) durante la Guelaguetza organizada por la Coalición de Comunidades Indígenas de Oaxaca (Cocio) en la ciudad de San Marcos del condado de San Diego, California, 2006. en particular su participación cívica y política a nivel binacional. Por último, expongo algunos de los retos que enfrentan dichas asociaciones en el proceso de su consolidación como forma asociativa inmigrante. Primera parte: trayectorias y características de las asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos Los inmigrantes mexicanos poseen una larga historia de participación cívica y social a través de su acción colectiva, ya sea en sus comunidades de origen, en sus lugares de llegada o bien en ambos espacios, lo que nos permite hablar de “comunidades transnacionales”. Ciertamente, este concepto ha sido objeto de diversas críticas y redefiniciones en tiempos recientes.2 No obstante, autores como Fox (2005a, 2005b, 2005c) han subrayado la importancia de identificar las prácticas de “binacionalidad cívica” inmersas en estas redes sociales que se establecen entre dos o más naciones. Dichas prácticas 2 Para un recuento de las objeciones al concepto más amplio de “transnacionalismo” en los estudios de las migraciones, véase Waldinger (2013). Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 55 son parte de lo que se ha denominado “sociedad civil migrante”, que constituyen la base de las organizaciones de los propios inmigrantes (Fox, 2005a: 4). Si bien existen diversos componentes que integran dicha sociedad civil migrante, las organizaciones formadas por y para los propios inmigrantes constituyen su fundamento básico. Estos grupos se basan en identidades colectivas que a veces se traslapan: etnicidad, trabajo, religión o lugar de origen. Sobre todo este último elemento, el paisanaje, es el vínculo que sustenta a las asociaciones conocidas como “clubes de migrantes” y a sus federaciones con sede en sus estados de origen en México, que paulatinamente han ganado centralidad en el universo asociativo de la inmigración mexicana en Estados Unidos. Desde luego, el vínculo de oriundez o paisanaje ha sido una constante de las formas asociativas a lo largo de la historia de las migraciones.3 Sin embargo, para el caso que nos atañe es importante examinar precisamente su desarrollo y consolidación como tales, y con ello poder evaluar sus logros como parte de esta “binacionalidad cívica”. La consolidación sucesiva de redes sociales entre regiones específicas de México y Estados Unidos permitió el surgimiento de asociaciones de paisanos basadas en la localidad o región de origen. Esta forma asociativa constituye una versión más formal de la vasta gama de redes informales establecidas por los inmigrantes mexicanos a partir de la pertenencia al mismo pueblo o región de origen en México.4 Se advierte su gradual proliferación, con altas y bajas, durante el siglo xx, aunque con una presencia cada vez más visible desde la década de 1960, con membresías de diversas magnitudes y niveles de organización.5 Un elemento fundamental en el surgimiento y desarrollo de estas asociaciones es el fortalecimiento de vínculos entre los inmigrantes y sus pueblos en México, lo que transforma a dichas localidades en referentes importantes para la creación de una identidad colectiva entre los inmigrantes de una misma comunidad o región. Esta conexión se convierte 56 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán en una parte esencial de su organización social, análoga a los vínculos entre familiares y amigos. Estos vínculos con “la patria chica”, lejos de atenuarse o desaparecer con la distancia, se fortalecen y se transforman en redes que eventualmente conducen a la conformación de asociaciones como mecanismos privilegiados de pertenencia “translocal”. En este contexto, organizarse en Estados Unidos les permite a los inmigrantes promover y consolidar un sentimiento de identidad cultural compartida.6 La presencia y visibilidad de estas asociaciones de inmigrantes mexicanos osciló en el transcurso del siglo xx de acuerdo con las condiciones imperantes y la capacidad organizativa de las comunidades inmigrantes. Sin embargo, durante las tres últimas décadas aproximadamente esta presencia ha sido más 3 4 5 6 Véanse, por ejemplo, los trabajos de Soyer (1997) y Moya (2005). Para una revisión de la evolución histórica de estas asociaciones, véase Díaz, Orozco, y González (1997). Existe una amplia literatura sobre la importancia de las redes sociales en el proceso migratorio entre México y Estados Unidos, por ejemplo: Massey et al. (1987), Mines (1981), Zabin et al. (1993) y Light (2006). Para un análisis más detallado sobre el surgimiento de estas asociaciones migrantes en Estados Unidos desde diversas perspectivas, véanse Bada (2003a), Espinosa (1999), Goldring (2002), Rivera (2003), Rivera-Salgado (1999) y Smith (2001), entre otros. La importancia de las asociaciones de migrantes mexicanos en la construcción de una identidad local o nacional puede apreciarse también a través de la evidencia histórica. Por ejemplo, y de acuerdo con algunos analistas, ya existían grupos de mexicanos en California durante la segunda mitad del siglo xix para la promoción de celebraciones de festejos nacionales. De esta forma, fomentaron un sentido de conciencia étnica entre los mexicanos en Estados Unidos. Dicha tradición organizativa se mantuvo durante las décadas del siglo xx, por ejemplo el Club Independencia en Los Ángeles o la Confederación de Sociedades Mexicanas de los Estados Unidos de América en Chicago en 1925 (García, 1996; Taylor, 1997). Sobre la formación de la vasta red de clubes floresmagonistas en Los Ángeles durante la Revolución Mexicana y su influencia en ambos lados de la frontera, véase el trabajo de Vázquez Valenzuela (2012). evidente. Un claro indicador de la importancia adquirida por esta forma asociativa es su crecimiento estable en años recientes, como se ilustra en el cuadro 1. Si bien estos datos son limitados y deben tomarse con cautela, puesto que se basan en el número de asociaciones registradas por la red de consulados mexicanos en Estados Unidos, que habitualmente presenta muestras visibles de subrepresentación o sobrerrepresentación, es claro que la presencia de este tipo de asociaciones se ha ampliado. En ese sentido, el cuadro 1 muestra que en dicho crecimiento Cuadro 1. Clubes de migrantes mexicanos en los Estados Unidos por lugar de origen, periodos 1998-2003 y 2009-2011 Estado Número de clubes 1998 2003 2009 2011 Jalisco 74 100 31 93 Michoacán 19 51 55 122 Zacatecas 113 126 12 25 Guanajuato 40 48 307 450 Distrito Federal 3 6 6 13 Sinaloa 12 17 5 16 Durango 19 20 54 75 Nayarit 22 27 5 10 Guerrero 23 51 15 64 Puebla 12 34 38 61 Estado de México 6 11 14 16 Oaxaca 22 36 74 74 Hidalgo 4 11 101 134 Aguascalientes 3 1 8 13 Otros 69 84 667 676 Total 441 623 1 392 1 842 Fuente: González Zepeda (2012: 54), con base en los datos de Escala-Rabadán, Bada y Rivera-Salgado (2006) y sre (2009 y 2012). participan asociaciones de inmigrantes provenientes de prácticamente todas las entidades de México, tanto de la región tradicional de emigración mexicana como de nuevas zonas, lo que constata el éxito de estas formas organizativas entre los inmigrantes mexicanos de primera generación en Estados Unidos. Asimismo, los datos también sugieren que el aumento de la población inmigrante mexicana ha ido a la par del incremento de sus asociaciones. De hecho, aunque las membresías pudiesen integrar un número muy reducido comparado con la población inmigrante en general, se trata de una “masa crítica” bien organizada que ha sido fundamental en la promoción de una participación cívica y política entre dicha población. En la actualidad existen literalmente cientos de estas asociaciones a lo largo y ancho de Estados Unidos. En muchos casos se trata de grupos informales, conocidos sólo por sus integrantes, con escaso contacto con otros grupos, ya sea en México o en Estados Unidos. Sin embargo, esta incipiente forma asociativa suele ser el primer paso para su eventual formalización. Por lo general, sus actividades principales se centran en la organización de eventos para la recaudación de fondos con fines filantrópicos: bailes, rifas, concursos de belleza y otras actividades culturales y sociales cuyas ganancias se destinan a obras e iniciativas en sus pueblos de origen en México. Estos eventos cumplen dos objetivos centrales: por un lado, permiten a las asociaciones financiar sus proyectos en sus localidades en México y, por otro, promueven un sentido de comunidad al fortalecer los nexos entre paisanos. De ahí que la creación de estas asociaciones sea un elemento importante para la consolidación de vínculos entre comunidades mexicanas a ambos lados de la frontera (Goldring, 2002; Rivera-Salgado, 1999; Zabin y Escala-Rabadán, 2002; Ímaz, 2006; Moctezuma, 2011). El crecimiento de estas formas asociativas entre los inmigrantes mexicanos condujo al eventual surgimiento de federaciones, que aglutinaban a Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 57 dichas asociaciones. Para el caso de Los Ángeles, la primera organización de este tipo fue la Federación de Clubes Mexicanos Unidos, fundada en 1972 con clubes de migrantes mexicanos provenientes de Jalisco, Chihuahua, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas, cuyo objetivo era fortalecer los vínculos entre asociaciones de este tipo y apoyarlas en sus proyectos filantrópicos en México. Este modelo organizativo de asociaciones basadas en los pueblos de origen y federaciones que las aglutinaban respaldó el desarrollo de las comunidades inmigrantes mexicanas durante los años setenta y ochenta del siglo pasado, en la medida en que la población migrante iba en aumento y se tornaba más estable, en buena parte como resultado de la amnistía de la Immigration Reform and Control Act (irca) de 1986. Durante este periodo, los contactos de dichas asociaciones con las instancias del gobierno mexicano eran esporádicos e informales (Zabin y Escala-Rabadán, 2002). A mediados de la década de 1980 dichos contactos se incrementaron y de manera paulatina las federaciones se radicaron en las entidades mexicanas de origen para agrupar a clubes de inmigrantes con base en dicho criterio. A partir de ello, las federaciones se convirtieron en interlocutores importantes Luis Escala-Rabadán Asociación Tecomaxtlahuaqueña de San Sebastián, Tecomaxtlahuaca en la Guelaguetza emprendida por Cocio, 2006. 58 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán de las diversas instancias gubernamentales de México, como parte de la diáspora mexicana en Estados Unidos, así como de otros actores sociales y políticos en este país (González Gutiérrez, 1993, 1995; Rivera-Salgado, 1999; Zabin y Escala-Rabadán, 2002; Ímaz, 2006; Moctezuma, 2011). En la década siguiente, como resultado de la creciente presencia de estas asociaciones y de las políticas de acercamiento con las comunidades inmigrantes por parte del gobierno mexicano —en particular el Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (pcme)—, los clubes y las federaciones se consolidaron como el modelo organizativo por excelencia entre dichas comunidades.7 Al igual que en la región de Los Ángeles, los clubes y federaciones en el medio oeste de Estados Unidos provienen de una larga tradición asociativa entre los inmigrantes mexicanos, como asociaciones mutualistas que apoyaban a los migrantes en situaciones difíciles y en el proceso de su integración a las sociedades receptoras (García, 1996). Durante y después de los años de la Gran Depresión, a fines de la década de 1920, muchas de estas asociaciones desaparecieron como resultado de las deportaciones masivas de inmigrantes mexicanos y de problemas organizativos, pero reaparecerían bajo la forma de clubes y federaciones de inmigrantes durante los años sesenta del mismo siglo (Bada, 2003a). A mediados de los años noventa del siglo xx el consulado mexicano en Chicago registraba un total de 35 asociaciones de este tipo en el área metropolitana, a finales de esa década llegaban a 140 y para 2005 se estimaba que eran aproximadamente 270, organizadas en 17 federaciones y una Confederación de Federaciones Mexicanas (Confemex) (Barceló, 2005). El crecimiento en esa región forma parte de la expansión de este modelo organizativo entre los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. En la actualidad se calcula que en todo el país hay más de mil asociaciones de este tipo, de acuerdo con el registro de la red de consulados mexicanos (Gordon, 2005; Vázquez Mota, 2005). Cabe hacer notar que la proliferación de estas asociaciones de la sociedad civil migrante mexicana en las últimas décadas contrasta con el estancamiento de los grupos de la sociedad civil en Estados Unidos, cuyo declive era visible desde mediados de los años setenta del siglo pasado (Putnam, 2000). De hecho, el modelo organizativo de clubes y federaciones de inmigrantes mexicanos se ha expandido en regiones como el medio oeste, donde participan tanto en iniciativas relacionadas con la promoción del desarrollo local en sus lugares de origen en México como en el ámbito cívico y político de su entorno de llegada, por ejemplo, sindicatos locales, asociaciones de vecinos, iglesias o escuelas (Ímaz, 2006; Ramakrishnan y Bloemraad, 2008). Segunda parte: consolidación y logros de las asociaciones de migrantes mexicanos Si bien durante años las asociaciones de inmigrantes mexicanos pasaron inadvertidas tanto para los gobiernos como para los actores sociales y políticos de México y Estados Unidos, su crecimiento, expansión y consolidación las transformó al cabo del tiempo en interlocutores de relevancia. A partir de su visibilidad ascendente, el gobierno mexicano instrumentó nuevas políticas de atención a sus comunidades de inmigrantes para facilitar las relaciones entre comunidades en ambos lados de la frontera, optimizar los recursos materiales y financieros proporcionados por las organizaciones 7 Buena parte de la literatura sobre clubes y federaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos se centra en ciertas regiones. Para el caso de los migrantes zacatecanos, véanse Goldring (1995), Moctezuma (2011) y Mestries (1998); para Jalisco, Morán (1998); para Oaxaca, Fox y Rivera-Salgado (2004), y para clubes de inmigrantes de Michoacán, Espinosa (1999) y Bada (2003b). Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 59 y, desde luego, para generar fuentes adicionales de legitimidad y capital político para los distintos niveles del gobierno de México (Ímaz, 2006; González Gutiérrez, 2006; Fernández, García y Vila, 2006; Viramontes, 2008; Yrízar y Alarcón, 2010). Como resultado, los programas de dichas políticas han permitido no sólo la canalización de recursos de los inmigrantes mexicanos organizados en Estados Unidos hacia sus localidades de origen, las llamadas “remesas colectivas”, sino que han creado un mecanismo institucional a través del cual estas asociaciones pueden interactuar con los niveles locales, estatales y federal del gobierno mexicano, con la creciente intermediación de oficinas de atención por parte de las entidades en México, lo que ha dado lugar a una relación unas veces cómoda y otras veces conflictiva entre asociaciones y gobiernos (Ímaz, 2006; Yrízar y Alarcón, 2010). Aunque la consolidación de esta estructura organizativa es un logro de las propias comunidades inmigrantes mexicanas, lo cierto es que la participación de las políticas gubernamentales de México ha sido crucial en el afianzamiento de los clubes y federaciones como modelo organizativo (Goldring, 1995 y 2002; González Gutiérrez, 2006; Fernández, García y Vila, 2006; Moctezuma, 2011). Casi todas las comunidades inmigrantes mexicanas han adoptado este modelo, probablemente por las ventajas que ofrece en la interacción entre gobiernos y la demanda de las asociaciones de independencia política. Por un lado, las federaciones están mejor posicionadas para interactuar con diversas instancias de México y Estados Unidos, lo que les permite apoyar los objetivos e iniciativas de las asociaciones que aglutinan. Por otro, las diversas instancias del gobierno mexicano encuentran más ventajoso negociar y establecer acuerdos con las federaciones, así como resolver los problemas que pudiesen surgir en la relación entre gobierno y diásporas (EscalaRabadán, 2004; Rivera-Salgado y Escala-Rabadán, 2008; Viramontes, 2008). 60 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán Un ejemplo claro de esta relación es la Federación Zacatecana de Los Ángeles, en la medida en que ha logrado establecer una sólida relación con los representantes del gobierno mexicano. Estos vínculos, aunados a la historia organizativa de esta federación, la han convertido en un intermediario fundamental entre las asociaciones que la conforman y las instancias gubernamentales en México (Rivera-Salgado y Escala-Rabadán, 2008; Viramontes, 2008). Los clubes de inmigrantes zacatecanos en California han aprovechado ampliamente esta intermediación efectiva para implementar un gran número de proyectos de desarrollo local en sus comunidades de origen, en comparación con otras federaciones de migrantes mexicanos en Estados Unidos, mediante esquemas de participación como el Programa 3 × 1 para Migrantes.8 De manera similar a lo que ocurre en Los Ángeles, los clubes y federaciones de inmigrantes mexicanos en el área de Chicago han adquirido visibilidad por medio del despliegue de sus acciones colectivas, centradas en la realización de proyectos para el mejoramiento de las condiciones de vida en sus lugares de origen. En el caso de la región del medio oeste de Estados Unidos, las asociaciones de inmigrantes michoacanos son probablemente las que presentan los logros más destacados en este ámbito. Entre los años setenta y noventa del siglo xx dichos grupos promovieron un extenso número de proyectos en sus pueblos a través de las remesas colectivas que lograron recaudar y sin apoyo gubernamental. Es hasta fines de la década de 1990 que estas 8 Prácticamente todos los análisis sobre la Federación y los clubes zacatecanos en Los Ángeles han subrayado los logros obtenidos a través de este programa como un claro indicador de la fortaleza de dichas organizaciones. Además de los trabajos citados, véanse Esparza (2000), Orozco y Welle (2005) y García Zamora (2000, 2001 y 2012). Asimismo, este alcance también ha sido objeto de atención mediática, por ejemplo Thompson (2005) en The New York Times. asociaciones inician su participación en el Programa 3 × 1 (Bada, 2003b; Bada y Mendoza, 2013).9 Uno de los mayores logros de la labor realizada por estas asociaciones ha consistido en canalizar obras y proyectos hacia sus comunidades de origen en México, sobre todo en localidades de marcada marginación. Burgess (2005) ha documentado los resultados de estas acciones, ya que históricamente gran parte de estos recursos se orientaba a las cabeceras municipales de los estados y se desatendían las necesidades de localidades más remotas y vulnerables dentro de un mismo municipio. A través del Programa 3 × 1, de acuerdo con esta autora, las asociaciones de inmigrantes michoacanos orientaron 75% de sus proyectos hacia localidades fuera de la cabecera municipal, un porcentaje más alto que el de otras federaciones y clubes importantes. Podría argumentarse que estos programas de cooperación abren la posibilidad de que el gobierno mexicano evada sus responsabilidades en materia de inversión pública para la promoción del desarrollo, sin embargo dichos programas han contribuido de manera sobresaliente al empoderamiento de las comunidades inmigrantes al promover la generación de más y mejores redes, así como a la restauración del tejido social de muchas comunidades de origen en México. De hecho, el financiamiento provisto por los inmigrantes organizados ha permitido la edificación de espacios indispensables para promover mejores condiciones de vida en el México rural, como la reconstrucción de iglesias, plazas públicas, bancas, centros comunitarios y áreas deportivas. Esto es relevante porque en algunos casos la participación cívica puede promoverse sólo a partir de contar con los espacios para discutir las necesidades más apremiantes de las comunidades rurales. Asimismo, los programas de cooperación con el gobierno mexicano en los que participan las asociaciones de migrantes han permitido la promoción de un sentido de pertenencia entre migrantes que con frecuencia experimentan la alienación prevaleciente en las sociedades de llegada. Los proyectos filantrópicos y de infraestructura constituyen un buen motivo para participar y reconectarse con sus lugares de origen (Bada, 2003b; Lanly y Valenzuela, 2004; Moctezuma, 2011; Bada y Mendoza, 2013). 9 Luis Escala-Rabadán Puesto de Migrantes por Ayoquezco, Oaxaca (migpao) en el condado de San Diego, California. En 2004 el total de la inversión combinada de los tres niveles del gobierno de México y el de los inmigrantes organizados en Estados Unidos alcanzó 66.2 millones de dólares, invertidos en 1 263 proyectos. Si bien es una cantidad reducida comparada con el monto de las remesas familiares, tiene mayor potencial para la promoción de formas de desarrollo local más efectivas. La mayoría de dichas remesas colectivas aportadas por las asociaciones de inmigrantes provinieron de California, Illinois y Texas (Vázquez Mota, 2005). Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 61 Luis Escala-Rabadán Grupo de danza “Señorío Mixteco” perteneciente a la Organización Regional de Oaxaca (oro), conformada por migrantes dedicados a promover la cultura dancística oaxaqueña en California, durante la Guelaguetza de 2012 en Los Ángeles, California. Proyecto de investigación sobre Guelaguetzas en California. La consolidación de esta interlocución progresiva con las dependencias gubernamentales de México ha sido posible gracias al fortalecimiento de las formas asociativas inmigrantes mexicanas, como indica el aumento en el número de clubes, pero también debido a su capacidad para agruparse en federaciones o confederaciones. La mayor visibilidad de estas asociaciones les ha permitido constituirse en voceras de comunidades modestas frente a representantes del gobierno estatal o federal de México para exigir atención y recursos, o para denunciar la corrupción o el autoritarismo 62 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán de autoridades locales, lo que las erige como posible influencia en la gobernanza local en México (Bada, 2003b; Moctezuma, 2011; Leal y EscalaRabadán, 2011). A su vez, la agenda migrante ha cobrado mayor presencia entre autoridades locales y estatales. Por ejemplo, varios municipios cuentan con representantes en ciudades donde hay concentraciones de inmigrantes originarios de dicha localidad, que se suman a las demandas de maestros, líderes agrarios o sacerdotes de estas localidades (Bada, 2003b). De igual manera, una buena cantidad de estados cuenta con oficinas de atención a sus comunidades migrantes en Estados Unidos (Yrízar y Alarcón, 2010). Otro logro importante es que esta interlocución de las asociaciones de migrantes mexicanos no se restringe a la relación con los distintos niveles de gobierno en México. Su creciente formalización organizativa les ha permitido participar cada vez más en la arena cívica y política de sus entornos de llegada en Estados Unidos. Por ejemplo, durante la primera década del siglo xxi, sus federaciones y confederaciones estuvieron involucradas en varias acciones políticas centradas en los derechos de los inmigrantes (Wides, 2004; Hecht, 2005; Viramontes, 2008; Bada et al., 2010). En contraste con su bajo perfil público en años anteriores, estas asociaciones promovieron vínculos de colaboración con otras organizaciones cívicas y políticas alrededor de la agenda de derechos de los migrantes en Estados Unidos. En 2004 la Confemex fue una de las instancias fundadoras de la National Alliance of Latin American and Caribbean Communities (nalacc), una red de asociaciones de migrantes latinoamericanos y caribeños. En 2005, la prestigiada organización Mexican American Legal Defense and Education Fund (maldef) estableció un programa de capacitación para el liderazgo de las asociaciones de inmigrantes mexicanos en California (maldef, 2005). A la par de estas relaciones, la Confemex ha participado en iniciativas de cabildeo en regiones metropolitanas como Chicago o Los Ángeles a favor de campañas e iniciativas centradas en el bienestar de las comunidades inmigrantes (Bada et al., 2010). Si bien esta transformación y consolidación de las formas asociativas de los inmigrantes mexicanos puede explicarse en parte por la dinámica organizativa de los propios inmigrantes y sus comunidades, también es necesario señalar que dichos procesos obedecen a los cambios en el entorno social y político en el que habitan. La marcada densidad de la población inmigrante en Estados Unidos, pero sobre todo su perfil socio-demográfico —son los más jóvenes, con los hogares más grandes, los mayores niveles de pobreza, el menor número de años de residencia, los niveles más bajos de escolaridad y los menores ingresos— y su estatus migratorio, como la mayoría de inmigrantes indocumentados (Passel, 2005), configuran su vulnerabilidad estructural, lo que ha conducido a convertirlos en el blanco del clima antiinmigrante manifiesto en la esfera mediática y política durante la década de 1990 y la primera del siglo xxi (Santa Ana, 2002; Chavez, 2008; EscalaRabadán, Bada y Rivera-Salgado, 2006). Frente a ello, el movimiento a favor de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos desplegó diversas iniciativas cuyo punto más notorio fue el ciclo de movilizaciones durante 2006 en 158 ciudades, en particular en Chicago, Dallas, Houston y Los Ángeles, que concentran a la mayoría de las asociaciones de inmigrantes mexicanos. Si bien estos inmigrantes participaron en dichas acciones, como parte del presente argumento destaca la visible participación de sus asociaciones. Aunque este movimiento fue organizado inicialmente por un grupo de asociaciones latinas y mexicano-americanas, los clubes y federaciones se sumaron rápidamente (Bada, Fox y Selee, 2006; Viramontes, 2008; Bada et al., 2010). En síntesis, los logros obtenidos por las asociaciones de inmigrantes mexicanos ilustran una transformación de trascendencia en su dinámica organizativa. Tras años de mantener un bajo perfil para gobiernos y actores políticos y sociales en México y Estados Unidos, hoy cuentan con sólidas relaciones con otras asociaciones de inmigrantes, representantes políticos, organizaciones comunitarias, académicos y fundaciones en ambos lados de la frontera. Y si bien esta transformación en su horizonte de acción no es homogénea entre todas las asociaciones de inmigrantes mexicanos ni constituye una evolución lineal y simplista en su dinámica organizativa —de la filantropía enfocada en las comunidades de origen hacia el involucramiento Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 63 cívico en sus lugares de destino—, es importante evidenciar tanto los cambios en sus lugares de llegada como la capacidad de sus líderes y membresías para integrar cada vez más en sus organizaciones una agenda ampliada centrada en los temas de derechos, ciudadanía e inclusión en México y en Estados Unidos. Tercera parte: desafíos que enfrentan las asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos A pesar de que las asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos han conseguido importantes conquistas, resultado de su iniciativa y no sólo de las condiciones de sus lugares de llegada o de las políticas de los gobiernos de sus lugares de origen y destino, su eventual desarrollo enfrenta retos, entre los que quisiera señalar los que considero más destacados. El primero, derivado del propio éxito y creciente importancia de las formas asociativas inmigrantes, es la competencia por fungir como representante legítimo de las comunidades inmigrantes mexicanas. Si bien desde la primera década del siglo xxi las confederaciones de este tipo se posicionaban como legítimas voceras de dichas comunidades, a partir de su extensa membresía provista por las muchas asociaciones que congregaban, otras agrupaciones buscaron adjudicarse dicha representación.10 En 2003 el gobierno mexicano creó el Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (ime), entidad gubernamental dentro de la Secretaría de Gobernación que comprende un número significativo de representantes inmigrantes de diversas esferas, incluidos los líderes de asociaciones y federaciones (Cano, Molina y Nájar, 2002). El objetivo formal del Consejo es la creación de una vía de enlace entre los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos y el gobierno mexicano. No obstante, 64 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán el reto que enfrentan las asociaciones de migrantes en instancias como ésta consiste en asegurar su autonomía. Aunque el vínculo entre comunidades inmigrantes y el gobierno de México constituye un logro en términos de institucionalización, implica en principio el riesgo de convertirse en una caja de resonancia del gobierno en turno. El segundo reto ya es una realidad: orientar cada vez más las actividades de las asociaciones hacia el lugar de destino y con ello promover los procesos de integración de sus membresías. Buena parte de estas agrupaciones se caracterizó por dirigir sus acciones casi exclusivamente hacia México y en específico hacia sus localidades de origen, en contraste a una muy limitada vinculación con las sociedades de llegada. Sin embargo, este perfil se ha modificado para dar paso a una presencia progresiva de temas relacionados con las localidades, las ciudades y los estados en los que viven y laboran, además del lugar de origen como referente central, con lo que su naturaleza transnacional se torna más compleja. Las asociaciones parecen desarrollar cada vez más su capacidad de intermediación efectiva en el proceso de promover un sentido de integración social entre sus agremiados al fungir como centros importantes de redes sociales para los nuevos inmigrantes o bien al constituirse como fuente de bienes y servicios, particularmente útiles a sus miembros, como clases de idiomas y el suministro de información y asesoría. La cada vez menor circulación de población migrante entre México y Estados Unidos y una tendencia hacia el establecimiento definitivo delinean un nuevo contexto para las asociaciones de inmigrantes en términos de incluir en sus agendas temas 10Entre las organizaciones que se decían representantes de los mexicanos en Estados Unidos estaban la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Exterior (cdpe), el Frente Cívico Zacatecano (fcz), la Coalición Internacional de Mexicanos en el Extranjero (cime) y la Asociación Mundial de Mexicanos en el Exterior (amme). Luis Escala-Rabadán Grupo de danza de la Coalición de Comunidades Indígenas de Oaxaca (Cocio) durante la Guelaguetza en San Marcos, California, octubre de 2009. relativos al futuro de sus miembros y de sus comunidades en los lugares de destino (Alarcón, EscalaRabadán y Odgers, 2012). Un tercer reto es la promoción de su propio desarrollo organizativo, cada vez más necesario. Una paradoja resultante de los logros mencionados es que con frecuencia su liderazgo se encuentra al límite de su capacidad, como consecuencia de los múltiples compromisos comunitarios, adicionales a los laborales y familiares propios de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. La visibilidad ascendente de las asociaciones ha llevado al gobierno mexicano y sus políticas de atención a la diáspora, así como a otras instancias sociales y políticas, a alentar su crecimiento numérico y no atender su desarrollo organizativo de manera adecuada, o bien a ofrecerles apoyo y recursos que las agrupaciones no pueden operar por falta de condiciones organizativas, ya que se olvida a menudo que sus integrantes son voluntarios. Varios observadores han advertido este diagnóstico (undp, 2006; Shannon, 2006; Somerville, Durana y Terrazas, 2008; Escala-Rabadán, Rivera-Salgado y Rodríguez, 2011) y han señalado la importancia de que el número y la visibilidad de los clubes y federaciones deba acompañarse por la promoción de más y mejores aprendizajes destinados a fortalecer su capacidad organizativa. Ciertamente, varias asociaciones han logrado establecer mecanismos de capacitación con diversas instancias que contribuyen a mejorar su Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes 65 funcionamiento como organizaciones.11 Sin embargo, también es claro que este desafío debe ser adoptado de manera más decidida en las agendas de las agrupaciones para su desarrollo futuro. Conclusiones He presentado un panorama general sobre las formas asociativas de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, en particular de los clubes y federaciones con sede en la localidad o región de origen en México. Se incluyó un recuento sobre el origen y el desarrollo de estas asociaciones durante las últimas décadas y después se examinaron los logros obtenidos en su labor organizativa, así como algunos de los principales retos que enfrentan. La existencia de esta densa red de agrupaciones demuestra, en principio, que la migración mexicana en Estados Unidos, lejos de ser un fenómeno masivo y caótico conformado por individuos desposeídos y víctimas pasivas de estructuras omnipresentes, muestra una clara dimensión asociativa de diversos tipos que hace posible la acción colectiva tanto en sus comunidades de origen como en los lugares de destino. De esta manera, la pertenencia a asociaciones radicadas en el pueblo de origen se convierte en un punto de confluencia de varias identidades colectivas y de un eventual sentido de empoderamiento para sus integrantes. Algunos de los logros obtenidos por estas agrupaciones radican en su consolidación como tales. En contraste con el modesto perfil público en el que vivieron durante años, los clubes y las federaciones de inmigrantes mexicanos cuentan con visibilidad y reconocimiento crecientes por parte de actores sociales y políticos en ambos lados de la frontera. Esto les ha permitido constituirse como interlocutores importantes para la participación en esquemas de cooperación con los distintos niveles del gobierno mexicano, y con ello en la promoción de formas de desarrollo local en sus comunidades de origen. Han participado también en iniciativas relacionadas con los derechos de los inmigrantes en sus lugares de destino, lo que consolida sus niveles de activismo cívico y político. La importancia que dichas asociaciones han adquirido las ha llevado a ampliar su participación en diversas arenas, lo cual ha generado retos para su desarrollo futuro relacionados con su capacidad para mantener su autonomía como organizaciones frente a otros actores, en particular el gobierno de México, y su capacidad para promover su desarrollo organizativo. Desde luego, la respuesta a éstos y otros desafíos es contingente y dependerá de sus liderazgos, sus membresías y sus vínculos con múltiples actores, con el fin de promover más estrategias de participación para sus comunidades tanto en México como en Estados Unidos. Como sugieren Duquette-Rury y Bada (2013), el reto que a su vez enfrentan los académicos frente al cúmulo de información existente sobre las formas asociativas inmigrantes consiste en documentar y analizar con mayor detalle estas transformaciones tanto en su estructura organizativa como en sus lugares de origen y de destino. 11 66 Desacatos 46 Luis Escala-Rabadán Consúltese, por ejemplo, la experiencia de la Confemex con la Heartland Alliance for Human Needs and Human Rights y con Enlaces América para la promoción de cursos e información entre los miembros de las asociaciones adscritas o la mencionada entre clubes y federaciones de inmigrantes en Los Ángeles con maldef, ambas tratadas en EscalaRabadán, Bada y Rivera-Salgado (2006). También el proyecto piloto de formación de capacidades examinado en Escala-Rabadán, Rivera-Salgado y Rodríguez (2011). Bibliografía Alarcón, Rafael, Luis Escala-Rabadán y Olga Odgers, 2012, Mudando el hogar al norte. 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El éxito depende del crecimiento, la proporción de migrantes, el tipo de pastoral, los programas y el liderazgo. En el caso estudiado la parroquia que sufre mayor tensión es la que ha impulsado más programas innovadores que promueven la cooperación interétnica e iniciativas por la justicia de los migrantes. Palabras clave: migrantes latinos, iglesias católicas, relaciones interétnicas, conflicto, programas voluntarios, justicia social Cooperation and Conflict: Catholic Churches and Latino Immigrants We examine two Catholic parishes in a fast growing new destination for Latino immigrants, Atlanta, Georgia. We explore the divergent ways in which these parishes adjust to significant changes in their church and their community. In an increasingly hostile environment, which provides few opportunities for immigrants and native-born citizens to interact, churches have unique potential to provide space and resources for interethnic engagement. Parishes develop this potential depending on growth, proportion of immigrant members, liturgical and programmatic structure, and leadership. The parish Patricia Fortuny Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Peninsular, which has experienced the most significant tension and conflict has also developed the most innovative programs for promoting inter-ethnic cooperation, and advocacy initiatives to encourage justice for immigrants. Mérida, Yucatán, México [email protected] Marie Friedmann Marquardt Keywords: Latino immigrants, Catholic churches, intra-ethnic relations, conflict, volunteer programs, social justice Candler School of Theology, Atlanta, Georgia, Estados Unidos [email protected] 70 Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 70-87 Recepción: 27 de agosto de 2013 Aceptación: 1 de mayo de 2014 Introducción L os inmigrantes en los nuevos destinos de Estados Unidos (eua) enfrentan una gama de problemas que diferencian su experiencia migratoria de la acostumbrada en “ciudades de entrada tradicionales” —gateway cities—. Entre sus dificultades se cuenta la relativa falta de organizaciones que promuevan su incorporación a la sociedad receptora. Además, muchos nuevos destinos, en particular en el sureste, acusan una larga historia de tensiones interétnicas e interraciales. Este ensayo examina una región con esas características, donde destaca el potencial mediador de dos parroquias católicas ubicadas en el condado de Cobb, Georgia. Waters y Jiménez (2005) discuten algunos contenidos distintivos de las nuevas ciudades de entrada (nce) e incluyen las formas de interacción entre los grupos, que difieren de los que predominan en las ciudades de entrada tradicionales (cet). Los autores sugieren que, a diferencia de las últimas en las que clase, etnicidad y jerarquías raciales se encuentran bien establecidas, en las primeras los nuevos inmigrantes logran más libertad para desarrollar sus propias identidades y crear su espacio (Waters y Jiménez, 2005: 117). Los nuevos destinos han sido históricamente lugares con tensiones raciales entre estadounidenses negros y blancos. En este contexto nos preguntamos si los inmigrantes latinos desestabilizan este orden birracial y si lo hacen, cuál es el resultado de las relaciones interétnicas. La teoría del contacto explica que el incremento de convivencia entre grupos opuestos mengua la actitud negativa (McClain et al., 2006). No obstante, la investigación sobre contacto, en especial en barrios, aporta resultados desiguales: en algunos casos el rechazo entre los grupos disminuye y en otros aumenta (McClain et al., 2006). Estudios sobre nce, como los realizados por Zúñiga y Hernández-León (2005), describen la hostilidad pública y el conflicto surgido a partir de la inmigración latina en nuevos destinos. Sin embargo, estos autores también explican que la pugna puede servir como una importante “precursora para la integración social” de los inmigrantes (Zúñiga y HernándezLeón, 2005: xviii-xix; Rich y Miranda, 2005). A su vez, sugieren que las iglesias Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 71 serían lugares donde la integración podría suceder. En efecto, en nce con pocos organismos y agencias que apoyen a los inmigrantes, las iglesias pueden asumir ese importante papel (Odem, 2004; Marquardt, 2005), puesto que brindan capital social, espacios, recursos simbólicos para la reunión, reconstrucción de identidades, así como la posibilidad de construir estrategias para la integración (Ebaugh y Chafetz, 2000; Fortuny y Williams, 2007; Fortuny, 2010; Verba, Lehman y Brady, 1995; Warner y Wittner, 1998). En este trabajo analizamos la relación que existe entre el aumento del contacto interétnico en iglesias y la viabilidad de colaboración interétnica como una consecuencia de la tensión y la convivencia. El texto se deriva del proyecto colectivo más amplio “Latin American Immigrants in the New South: Religion and the Politics of Encounter” (2006-2009), desarrollado en Metro-Atlanta, Georgia, financiado por la Fundación Ford a través de la Universidad de Florida en Gainesville. Se realizaron estancias cortas durante cuatro años. Se estudiaron tres minorías nacionales: brasileños, guatemaltecos y mexicanos inmigrantes. Usamos métodos cuantitativos y cualitativos: entrevistas informales, focales, historias de vida, encuesta telefónica, participación en eventos sociales y religiosos, visitas a organismos civiles, escuelas, oficinas de gobierno y comercios. Las entrevistas aquí citadas se hicieron en abril y mayo de 2006 y 2007. El contexto Antes de 1990 los inmigrantes latinos en eua solían asentarse en los estados del suroeste, en los costeros y en las cet como Nueva York, Los Ángeles, Miami y Chicago. Conforme la economía pasó del predominio de la manufactura en el Rusbelt —cinturón de industria pesada en el noreste— a la hegemonía de los servicios, cuyo epicentro está en las 72 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt ciudades del sur-sureste —Sunbelt—, la población se fue desplazando hacia esa área (Mohl, 2005). Entre 1995 y 2000, 51% de inmigrantes mexicanos en nce se estableció en suburbios, en comparación con 23% que había llegado entre 1985 y 1990 (Durand, Massey y Capoferro, 2005). Los inmigrantes se quedan en los suburbios por casi las mismas razones que les asisten a los estadounidenses que se mudan a la región: mejores empleos, elevada calidad de vida y bajo costo respecto de los destinos tradicionales (Vásquez, Seales y Marquardt, 2008). Además, hay características de poblaciones inmigrantes específicas y destinos particulares. Desde la aprobación en 1986 de la Reforma de Inmigración y Acta de Control (Immigration Reform and Control Act, irca, por sus siglas en inglés), los indocumentados que vivían en cet, una vez amnistiados, buscaron lugares menos hacinados y peligrosos cuyo mercado laboral estuviera menos saturado. Estos nuevos residentes legales voltearon hacia las “ciudades sureñas” que brindaban una mejor calidad de vida. Su llegada creó redes de amigos y parientes. Lugares como Atlanta, Dalton y Gainesville, Georgia, ya no eran un segundo punto de destino, sino su primera opción. Atlanta en particular atrajo a miles de trabajadores poco antes de las Olimpiadas de 1996. Teodoro Gauss, cónsul general de México en Atlanta, señaló que la necesidad de una rápida mejoría de la infraestructura y megaproyectos de construcción precipitaron una invitación abierta a los inmigrantes, con o sin documentos. Atlanta disfrutó de un crecimiento significativo en los años noventa como resultado del establecimiento de corporaciones nacionales y multinacionales, así como de uno de los aeropuertos más activos del mundo. A excepción de Dallas, otra ciudad de entrada emergente, Atlanta ofreció más empleos que cualquier otra área metropolitana en eua durante la década de 1990 (Singer, Hardwick y Brettell, 2008). De las 13 “ciudades de entrada del siglo xxi”, identificadas en 2008 por el Instituto de Política Migratoria, ocho se ubican en el sureste.1 Atlanta presenta el mayor aumento entre estas últimas, con un incremento de población nacida en el extranjero de 1 291% entre 1980 y 2006. Según el Pew Hispanic Center, Georgia ocupa el décimo sitio con mayor población nacida fuera de eua y Atlanta es una de las 25 ciudades con población extranjera más numerosa en el país (<http://pewhispanic.org/us/population/>). Como muchas nce, Atlanta es una urbe pequeña, ubicada en el centro de una enorme y desparramada metrópoli. Buena parte del cambio demográfico ha ocurrido no en la ciudad sino en los suburbios al norte. El condado de Cobb, con sus vecinos Cherokee y Gwinett, registraron el crecimiento demográfico latino más significativo: 399%, 627% y 657% entre 1990 y 2000, respectivamente (Vásquez, Seales y Marquardt, 2008). La población latina de Cobb, que hoy nos ocupa, era de 2% en 1990, de 7% en 2000 y de 12% en 2010. El aumento de la población latina no ha sido el único cambio demográfico de Cobb en décadas recientes. Entre 1990 y 2000, según el mismo censo, la población blanca no “hispana”2 creció 8%, pero bajó de 86 a 69% de la población total. Entre 2000 y 2010 los blancos no hispanos declinaron aún más hasta llegar a 56% en todo el condado. La proporción de afroamericanos aumentó a 19% en 2000 y a 24% en 2010 y la población asiática bajó a 4% del total en 2010. En resumen, en el curso de 20 años Cobb presentó un crecimiento y diversificación demográfica reveladores, que desataron demandas inéditas de infraestructura, así como nuevas tensiones interétnicas. La identidad histórica de Cobb es la de un bastión del “viejo sur”. Por ejemplo, Marietta, la sede del condado, presume un museo de Lo que el viento se llevó, un monumento a la memoria de los soldados confederados y un parque nacional en el que se conserva un campo de batalla de la Guerra Civil. Asimismo, el condado de Cobb es la vanguardia de un fenómeno que el sociólogo Ivan Light llama “desvío migratorio” (Light, 2006). Ante la incapacidad del gobierno federal para aprobar la reforma migratoria, los estados, los condados y las ciudades a lo largo y ancho del país han aprobado leyes con el objetivo no de reducir el flujo de migrantes, sino más bien de dificultar su asentamiento en un lugar dado. Georgia fue pionera en esta tendencia al aprobar en 2006 el Acta de Seguridad y Cumplimiento de las Leyes de Inmigración. En la sesión legislativa de 2009 el Congreso local aprobó tres propuestas de ley con el fin de disuadir la inmigración. La medida más importante en Atlanta fue introducida en Cobb en julio de 2007. Las autoridades locales firmaron el Acuerdo 287-g con la Agencia de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ice), que permite a las fuerzas locales del orden revisar los documentos de cualquier ciudadano con fisonomía hispana para hacer cumplir la Ley Federal de Inmigración. Si bien otros condados han implementado “acuerdos 287-g”, la mayoría ha limitado su desempeño a verificar el estatus migratorio de quienes están en prisión. Cobb ha llevado el acatamiento de la ley mucho más lejos al iniciar trámites de deportación de inmigrantes 1 2 Véase la tabla “21st-Century Gateways: Foreign Born Growth 1980 to 2006”, en línea: <http://www.migrationinformation.org/charts/singer-table1.apr08.cfm>. En 1970, el censo de eua incluyó la pregunta sobre “origen hispano” con el objeto de reconocer una identidad étnica compartida que atraviesa un vasto espectro de clasificaciones raciales. El término etnicidad en eua incluye grupos de gente con base en sus países, naciones o regiones de origen (Pearlmann y Waters, 2002). “Hispanos” abarca descendientes de indígenas americanos, europeos y africanos. Es reconocida como una categoría de identidad que ofrece “articulaciones subjetivas de pertenencias y afinidad” (Perez y Hirschman, 2009). Según estos autores, los inmigrantes recientes se inclinan a reclamar identidades nacionales, como los mexicano-americanos, mientras que los nacidos en eua prefieren identificarse como hispanos. Con el censo es imposible clasificar el origen nacional, por ello inmigrantes de diversos orígenes ancestrales se combinan en la categoría “hispano”, que es única en este país. Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 73 Patricia Fortuny Isla de productos religiosos orientados al consumidor latino, en particular mexicano, en el centro comercial Plaza Fiesta, Atlanta, Georgia, 2007. detenidos por violaciones menores de tránsito e instalar retenes en calles y carreteras para comprobar la portación de licencias de conducir válidas en Georgia. En diciembre de 2008, poco después de la instrumentación del programa, Cobb había deportado a más de 2 700 reclusos. Los inmigrantes que viven en Atlanta tratan de evitar ciertas áreas y muchos cambiaron de empleo y de lugar de residencia. Los legisladores del condado promovieron la reglamentación antiinmigrante más drástica, que a su vez produjo el medio más hostil para los inmigrantes en Atlanta. Esto se debe en parte al acelerado desarrollo de la ciudad paralelo a la diversidad étnica. Su identidad histórica de antigua ciudad sureña no termina de ajustarse a estos cambios. Además, dos de 74 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt los grupos antiinmigrantes más activos del estado se ubican ahí y ejercen una presión constante: la Dustin Inman Society y el Primer Capítulo de Georgia del cuerpo de defensa civil Minutemen (Alonso, en este volumen). Las parroquias Las parroquias se localizan en áreas opuestas de Cobb. La historia de su cambio demográfico y variedad étnica es paralela a la de la región y refleja la construcción de una identidad específica vis-à-vis otras instituciones religiosas. En esta sección describimos la historia de cada parroquia en relación con tendencias demográficas más amplias y explicamos cómo, en la ecología católica del condado de Cobb, cada una ha elaborado una identidad de “nicho” (McRoberts, 2003; Eiesland, 1999) que conforma su modo de incorporar a los recién llegados. por los cuatro costados en la ciudad de Chicago, que, como todo el mundo sabe, tuvo en una época la población polaca más numerosa del mundo fuera de Varsovia. Estoy familiarizado con la experiencia de crecer en una tradición y cultura diferente, parte de la experiencia americana. Santo Tomás Apóstol Antes de la fundación de esta parroquia, en 1966, en Cobb existía una sola: San José, creada en 1952. Para los devotos de Santo Tomás es central en su historia que a finales de los años sesenta y principios de los setenta del siglo pasado la iglesia defendiera los derechos civiles de los afroamericanos y el fin de la segregación. Los años sucesivos estuvieron marcados por el rápido crecimiento de la población y la expansión de templos católicos en el condado, que para 1981 ya tenía seis parroquias. La historia reciente de la vasta presencia del catolicismo en el área confirma lo que encontramos en la investigación: la población católica en esa área es migrante en buena medida. La mayoría de los feligreses proviene de otras regiones del país, así como de Asia, África y Latinoamérica. En las décadas de 1970 y 1980 Santo Tomás presentó un ascenso súbito en su feligresía, con ventaja de euroamericanos que venían del noreste y medio oeste de eua. Una infinidad de ellos aún se identifica con sus orígenes migrantes. Los entrevistados tenían ancestros nacidos en Polonia, Irlanda o Italia, y comparaban las adversidades de su propia familia con las de los inmigrantes recientes. Un feligrés que llegó a Atlanta en los años setenta expresaba así sus sentimientos: “Escuché historias de mis abuelos. En mi caso, la ola de inmigrantes irlandeses al área de Boston en aquella época”. El mismo párroco es hijo de inmigrantes polacos y resumió así su experiencia: Soy producto de la inmigración. Soy estadounidense de segunda generación. Tengo abuelos polacos Los hijos y los nietos de inmigrantes interpretan las condiciones actuales a través de la lente de su propia historia familiar de migración, al mismo tiempo que se perciben distintos de los nuevos inmigrantes en términos de su concepción y práctica del catolicismo. En contraste con los fieles anteriores, los escasos parroquianos consultados cuyas familias habían vivido en Atlanta durante generaciones habían perdido la memoria histórica de su origen europeo, y por ende carecían de un punto de comparación con la nueva inmigración. El sur no había recibido la ola migratoria que formó a eua a fines del siglo xix y principios del xx. Desde luego, el sur y el condado de Cobb en particular fueron transformados por la afluencia posterior a 1965 y de manera específica por los flujos migratorios que comenzaron a remodelar la región a fines de la década de 1980. Estos cambios también se reflejan en la parroquia; por ejemplo, en 1992 se ofrecía una misa vietnamita para la creciente población de ese origen étnico.3 Ese mismo año, Santo Tomás hizo el primer registro de la membresía y la clasificó por grupo étnico: 85% constituía la mayoría euroamericana, los asiáticos eran la minoría más amplia con 7%, 5% se identificaban como latinos y 3% como afroamericanos. 3 En el año 2000 la misa vietnamita se suspendió. En 1992, la arquidiócesis fundó misiones para este grupo y la mayoría prefirió asistir a ellas. Este tipo de iglesia o national parrish surge entre los católicos irlandeses y alemanes establecidos en la ciudad de Nueva York a mediados del siglo xix. Es “el intento institucional de un grupo migrante de preservar la vida religiosa de su nación o país” (Dolan, 1972: 359). Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 75 En 2000 la parroquia comenzó una transformación demográfica que se manifestó con el aumento de latinos de 5 a 15%, la proporción asiática se había mantenido en 7% y la africana —de Nigeria— se había elevado a 12%. Aunque el carácter inclusivo formaba parte de la identidad de la parroquia desde su temprano compromiso con los derechos civiles, fue durante los años noventa que Santo Tomás cristalizó una identidad distintiva entre las iglesias católicas locales. Los consultados la pensaban como única porque era un lugar diverso e incluyente, que respondía a los cambios demográficos en la sociedad y se esforzaba por incorporar a los inmigrantes sin importar su origen étnico o nacional.4 En un inicio, la llegada de un pequeño clero hispano a mediados de los años noventa se adecuó bien a este modelo de vida parroquial. Un integrante euroamericano, que había adoptado niños latinos, quería iniciar un ministerio hispano en la iglesia para profundizar la conciencia cultural de sus hijos y, además, atender a la creciente población latina. Un sacerdote italiano decía en ese entonces una misa en español lo mejor que podía. En 1999, el ministerio hispano acogió al padre mexicano Jaime Molina. Su llegada cambió radicalmente la composición de la parroquia. Como señaló una voluntaria euroamericana: “Por alguna razón encontraron al padre Jaime y... entonces explotó el fenómeno. Fue el principio del fin”. La membresía latina casi se triplicó: pasó de 15% en el año 2000 a 43% en 2007, equivalente a 6 000 familias registradas. Los euroamericanos ya no eran la mayoría, conformaban 39% del total. Los afroamericanos mantuvieron 13% y la población asiática declinó hasta 5%. Santo Tomás se había transformado en una iglesia multiétnica “en la cual ningún grupo racial constituye más del 80% de la feligresía” (Yancey, 2003: 55).5 Para explicar este incremento exponencial entre los latinos, así como el impacto en la parroquia, es importante dar testimonio de la pastoral aplicada por el sacerdote Jaime Molina y de la llegada años 76 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt después del padre Pancho, argentino. La pastoral consiste en un ejercicio evangélico y espiritual que rebasa las prácticas institucionales. Contar con sacerdotes que celebran misa en español y que, además, practican un ministerio que integra a los fieles al Evangelio explica en parte el aumento en el número de éstos. Según el padre Molina, en 1999 sólo unos 15 feligreses hispanos asistían a misa en Santo Tomás, pero ya en abril de 2007 se habían registrado 3 000 familias latinas, 95% mexicanas. El cambio afectó las actividades de la parroquia al grado de que las misas dominicales en español se multiplicaron.6 Para entender este cambio en la composición de la feligresía hemos de tomar en cuenta no sólo el crecimiento natural debido a la inmigración —en especial mexicana y guatemalteca— durante la última década, sino también dos temas de naturaleza más sociológica: por una parte, el padre Molina irradia un carisma considerable que ha atraído a latinos y a euroamericanos a su parroquia; por otra, su exitoso ministerio no sólo atrajo a los católicos sino que fortaleció su fe. Las misas dominicales en español se caracterizan por una intensa y universal participación de los asistentes. El coro de niños latinos anima la 4 5 6 En contraste con la “parroquia nacional”, el presente arzobispo de Atlanta desde 2005 rechazó de facto ese modelo y favoreció uno en el que las parroquias tuvieran variedad étnica y lingüística en su interior para reflejar la diversidad del “cuerpo de Cristo”. George Yancey prefiere el vocablo multirracial frente al de multiétnico porque etnicidad se refiere a grupos culturalmente distintos y raza designa grupos percibidos como físicamente diferentes de los otros. El mismo autor afirma que las distinciones raciales son las que crean más problemas en la sociedad estadounidense. Menos de 8% de las iglesias en eua pertenecen al modelo multiétnico (Yancey, 2003: 16-17). Los domingos se ofrecían tres misas. En la Pascua se decían dos misas simultáneas a las 2:00 p. m., una en la nave central y otra en el Salón Social. Durante la semana había tres misas en la noche. Todos los servicios eran en español. Marie Friedmann Marquardt Procesión en un suburbio de Atlanta, parte de la celebración del cumpleaños de la Virgen de Guadalupe. Doraville, Georgia, diciembre de 2002. ceremonia con guitarras e instrumentos de percusión bajo la batuta de un laico jalisciense. Cantan y tocan a ritmo ranchero banda y baladas en español. Los 12 pares de ministros de la Eucaristía son mexicanos o de origen mexicano. Varios recién nacidos son presentados a la congregación y en caso de que algún creyente celebre su cumpleaños o aniversario de boda todos entonan Las mañanitas. Los asistentes enlazan sus manos al recitar el Padre Nuestro, se dan la mano en señal de paz mientras el sacerdote pasea por el templo haciendo lo mismo con los asistentes. Al finalizar el sacramento, los fieles pasan al salón de la parroquia y toman café y donas. Este modelo se conoce como Sistema Integral de Nueva Evangelización (sine)7 y se introdujo en esta parroquia en el año 2000 por iniciativa del padre Javier Molina. Este enfoque se concentra en promover interacciones frecuentes e intensas entre los creyentes y fomenta la creación de “comunidades de vida cristiana”, grupos de 10 a 12 personas que se reúnen una noche a la semana para el estudio de la Biblia.8 Uno de los objetivos básicos del sine es alentar a los creyentes a ser más activos y comprometidos con la evangelización y con una vida cristiana en todo momento, en lugar de que su cristianismo se limite a una práctica puramente sacramental.9 7 8 9 El sine inicia en México en 1974, cuando el padre Alfonso Navarro tiene una experiencia espiritual que lo convence sobre el poder del Espíritu Santo. Esta vivencia lo inspira a crear una forma de evangelizar que integrara “todo para todos” en una parroquia. Estos grupos permanecen varios años juntos, estudian, organizan retiros para grupos etarios, por sexo o parejas en los que enseñan la integración del Evangelio a la vida diaria. El padre Molina había practicado la pastoral sine en México durante más de 10 años. Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 77 Iglesia de la Transfiguración (Transfiguration Catholic Church) La Transfiguración, localizada al noroccidente del condado de Cobb, se fundó en 1977. Al principio convocaba a unas 45 familias que se reunían en el salón de un hotel local. A mediados de los años ochenta la congregación adquirió un predio y construyó un templo amplio y moderno en medio de un vasto terreno boscoso. En esa época, las 750 familias de la iglesia no llenaban el santuario, pero la feligresía comenzó a crecer exponencialmente a finales de esa década. En la actualidad hay 4 500 familias registradas o cerca de 15 000 feligreses. El aumento se debe a dos factores. Primero, el área circunvecina del santuario experimentaba una rápida construcción de viviendas y tuvo un desarrollo significativo a finales de los ochenta y principios de los noventa. La mayoría de los proyectos residenciales en el área se habitaron por profesionales acaudalados, muchos de ellos reubicados en el área metropolitana de Atlanta gracias al enorme crecimiento económico. La Transfiguración se sitúa en un área del condado que es notoria por sus excelentes escuelas, hermosas colonias y negocios que dan servicio a un sector social de ingresos medios a altos. Sin embargo, el crecimiento de la iglesia no refleja sólo el aumento de la población del área, dado que, según los registros parroquiales, casi 50% de la feligresía viene de fuera. Estos católicos acuden a la Transfiguración en lugar de asistir a su parroquia local dado el carácter de la iglesia y los programas que ofrece. Desde su fundación los creyentes pertenecían a la Renovación del Espíritu Santo —de adscripción católica— dirigidos por un párroco con gran carisma. La parroquia fue un lugar de culto activo, “espiritual”, con una liturgia post Vaticano II, que los devotos describen como “contemporáneo” y “moderno”. Por ejemplo, el santuario tiene forma circular en torno al altar, que se alza en el centro del recinto. En preparación para la comunión, los 78 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt ministros de Eucaristía se reúnen alrededor del altar con el sacerdote, lo que contrasta con la mayoría de las parroquias, en las que los laicos no se acercan al altar, sino que esperan a que el sacerdote les lleve la comunión. El párroco, que ha permanecido en la Transfiguración desde 1989, es un líder dinámico al que todos admiran. Como muestra de la estimación que despierta entre los fieles, se instaló una estatua de San Francisco, cerca del canino favorito del párroco, un basset hound. Además de contar con un ambiente de culto muy activo y un párroco encantador y popular, la iglesia tiene más de 60 programas que van desde una cooperativa para el cuidado infantil hasta un evento que ofrece “queso y vino” a los recién llegados. El Programa “ChrisTeen” —“adolescentes cristianos”— cuenta con más de 700 miembros. En entrevistas con euroamericanos, muchos afirmaron preferir esta parroquia para brindarles a sus hijos la oportunidad de participar en los programas. El ministerio hispano fue creado en 1998, cuando se asignó un hispanohablante a la parroquia. A diferencia de Santo Tomás, que percibía la necesidad de un consejo hispano y otro para las comunidades nigerianas y vietnamitas, la Transfiguración no ha sentido la necesidad de añadir otros ministerios. El programa hispano no surgió debido a la diversificación étnica, más bien respondió a la presencia de un sacerdote que podía decir misa en español. En resumen, la demografía de esta parroquia no sólo es menos diversa que la de Santo Tomás Apóstol, sino que tampoco tiene una identidad “multicultural”. El ministerio hispano ofrece una misa en español los domingos a las 2:00 p. m. En contraste con Santo Tomás, la Transfiguración aún tiene 235 familias latinas, la mayoría colombianas, que constituyen 5% del total, mientras que las familias anglosajonas ascienden a 4 000 o 94%. El resto son afroamericanos y asiáticos. Si bien el sacerdote hispano organiza actividades para su comunidad, sus feligreses latinos han adoptado el ethos de los católicos anglosajones. Las parroquias de Santo Tomás y la Transfiguración presentan entornos sociales contrastantes precisamente por el tipo de feligreses. En la última, prevalece el orden por encima de la improvisación, los himnos son en inglés con algunos versos en español, con un sabor menos latino que en Santo Tomás, donde casi todos los servicios suenan a música popular mexicana. Julián, mexicano e indocumentado, de origen popular, pertenece a la Transfiguración. Percibe así a los colombianos de la iglesia: Relaciones interétnicas en las parroquias La investigación evaluó el grado y tipo de interacción interétnica de cada parroquia, y las impresiones que los grupos étnicos tenían unos de otros. El voluntariado y el clero de la Transfiguración perciben al hispano como una extensión natural de sus otros ministerios y apenas detectan tensión en su iglesia. Decía un diácono: “Tenemos una comunidad hispana fuerte y vigorosa, que nos esforzamos en integrar al cuerpo principal de la comunidad”. El administrador describía el desarrollo del consejo hispano con estas palabras: Creo que… esa gente que viene de Sudamérica tiene más preparación, más escolaridad, son me- Todos trabajan juntos mucho más, no se trata sim- jor educados. Los mexicanos somos gente alegre plemente de dos culturas, dos ministerios, español que de todo nos reímos. No hay mucha gente con e inglés. Nos gustaría tener una sola parroquia, pe- estudios. […] con estas amistades nuevas ves la di- ro sentimos que es muy necesaria esa misa de 2:00 ferencia, porque son gente más callada, que habla más para quienes el español es su única lengua. Así que, correctamente y aprendí cosas de ellos para mejorar… aunque queremos cumplir ese requerimiento, nos gustaría tener una sola liturgia, porque somos una En contraste con Julián, Diana, mexicana nacionalizada estadounidense, que además recibe altos ingresos, pues su cónyuge es un ingeniero de Hewlett-Packard, desplegó una actitud casi de desprecio sobre personas como Julián. Entre mexicanos como Diana y los indocumentados existe una diferencia insalvable de ingreso y de clase que impide el más mínimo atisbo de cercanía social o política, en virtud de que los primeros se sienten más cerca de los inmigrantes colombianos y de los anglosajones de altos ingresos. Los fieles latinos de la Transfiguración, casi todos colombianos, se parecen mucho en términos de clase —educación, ingresos, vivienda— a sus contrapartes euroamericanos y aquellos que no están a la altura de los anteriores, a menudo mexicanos, se esfuerzan por adaptarse a las prácticas de la parroquia. En cambio, los latinos de Santo Tomás, en su mayoría mexicanos, se distinguen de los euroamericanos tanto en términos de clase como de prácticas religiosas. sola iglesia. A diferencia del personal voluntario y de la feligresía de Santo Tomás, los de la Transfiguración consideran que el espacio hispano es necesario sólo por las diferencias de lengua, no para servir a diversas teologías, liturgias o culturas con la feligresía angloparlante. La única diferencia entre el ministerio hispano y el anglo es el lenguaje. De hecho, los miembros de la Transfiguración reconocen que muchos latinos que hablan la lengua asisten a las misas en inglés. En entrevistas indicaron que muchos latinos intervienen en programas y grupos eclesiásticos en inglés, como los Caballeros de Colón y el Comité Social. Dado que el ministerio hispano es pequeño, rara vez surgen conflictos por el espacio, como en Santo Tomás. Santo Tomás, una parroquia que se preciaba de su identidad incluyente y multicultural, se encontró a mediados de la década con sucesos que, según los Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 79 antiguos feligreses, ponían en entredicho su identidad fundamental: Voluntaria 3. Es como si, cuando tienes una familia grande, a veces tienes que darte cuenta de que te quedó chica. Pero al mismo tiempo hay gente Voluntaria 1. Hay que admitir que [el padre Mo- que te considera prejuiciada, porque no pueden ad- lina] está haciendo las cosas bien. […] lo que está mitir que ya no funciona. haciendo es obviamente muy bueno. Es tan radicalmente diferente de lo que somos, que se presta a desafíos, ¿cómo se vuelve uno parte de la iglesia católica de Santo Tomás cuando al interior de sus muros hay dos comunidades en la fe que no hablan la misma lengua? Casi tenemos una concepción diferente de nuestra fe. Voluntaria 2. Y nuestras paredes no son suficientemente grandes para contenerlos a todos. Está a reventar… El personal voluntario y otras personas preocupadas por que Santo Tomás se transformara en dos comunidades con diferente fe reiteraban su temor a que se les considerase prejuiciados. Negaban la posibilidad de que sus recelos obedecieran a prejuicios y subrayaban ciertos problemas: diferencias en las ideas de cultura, eclesiología y la autoridad sacerdotal, uso del espacio, escaso o nulo manejo del inglés entre los latinos, contrastes en la escolaridad y el control de los niños en público, que en conjunto causaban fuertes tensiones. Antón Flores Miembros de la Parroquia de Santo Tomás Apóstol llevan una cruz que encabeza la peregrinación conformada por inmigrantes en la Semana Santa en suburbios de Cobb County, Atlanta, Georgia, abril de 2009. La cruz honra a aquellos cuyas vidas han sido afectadas por la detención y la deportación. 80 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt Conviene examinar aquí dos fuentes de tensión. Primero, la concepción del uso y la distribución del espacio. Este asunto ejemplifica los temas logísticos que emanan del crecimiento y cambio demográfico en una parroquia. Segundo, los criterios sobre una eclesiología católica adecuada. Las iglesias se ven obligadas a recurrir a temas sobre prácticas y teología debido a las pugnas surgidas. Por último, examinamos un área de coincidencia de las dos feligresías: la formación religiosa de los niños. Aunque en ambas parroquias reciben la doctrina juntos, lo que abre la posibilidad de integración en la segunda generación, los jóvenes han optado por tener grupos juveniles latinos y euroamericanos separados. para evitar tumultos y riesgos. Los bomberos añadieron que cualquier transgresión a estas restricciones constituiría una “amenaza” a la “seguridad” de la comunidad. A partir del anuncio ha habido cierta vigilancia para garantizar el cumplimiento de la norma, pero no se ha logrado del todo. El conflicto por el espacio revela, por una parte, que la congregación recurrió a una medida disciplinaria para distribuir y apropiarse del espacio desde una posición de dominio; por otra, vemos una oposición clara entre las dos culturas. Los anglos imaginan y mantienen una relación ordenada y estructurada con el espacio, en tanto que los hispanos tienen una relación distinta con el lugar que ocupan. La distancia entre las dos partes es de naturaleza cultural, pero también refleja desigualdad de origen y de clase. Preocupaciones logísticas: uso y distribución del espacio Preocupaciones teológicas: concepciones En Santo Tomás la cuestión del espacio físico desató el conflicto latente entre hispanos y euroamericanos. El crecimiento súbito e inesperado de la membresía hispana provocó diversas reacciones entre los fieles que de un momento a otro se vieron obligados a compartir sus espacios con los recién llegados. Algunos de los miembros más antiguos incluso sintieron que su iglesia había sido invadida e inundada por una ola de hispanos en un breve periodo. El estacionamiento tuvo que ser ampliado y se sacrificaron áreas usadas en otras actividades, en especial durante la misa dominical. Poco después, en 2006, el sector anglosajón notó que durante las misas en español —la de las 2:00 p. m. en particular— el templo estaba atestado de gente. Muchos fieles se veían forzados a permanecer de pie en las naves laterales o detrás de las últimas bancas durante el sacramento, una situación que los estadounidenses consideraban inaceptable. Para resolver la sobrepoblación, recurrieron a una maniobra legal que les facilitó la agencia de bomberos: se ordenó que todos los asistentes debían disponer de un asiento y que el aforo máximo sería de 600 personas y prácticas divergentes del catolicismo Además del problema de espacio, la congregación latina habla una lengua diferente no sólo en el sentido estricto del término —porque la vasta mayoría habla sólo español— sino también en el sentido de practicar una religiosidad mucho más similar a la “religión popular” que se practica en el México rural, identificada con el culto a santos y vírgenes y la recitación de rosarios y novenas bajo la guía de un sacerdote. Si bien provienen de diferentes entidades de México, los inmigrantes que llegaron a Santo Tomás son, en general, gente con un ínfimo nivel educativo. Muchos sólo estudiaron la primaria o tal vez la secundaria incompleta. El catolicismo que practicaban en sus pueblos es muy similar al vigente antes del Concilio Vaticano II. Todavía existen regiones rurales en México que carecen de párroco o lo comparten con otras comunidades. De este modo, su devoción católica es muy diferente de la teología y la liturgia oficiales y dista de las innovaciones del Concilio Vaticano II. Allá, en sus lugares de origen, la figura del Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 81 sacerdote aún representa una autoridad clave. Los feligreses euroamericanos son conscientes de que esta religiosidad es distinta de su práctica contemporánea y también parte de su propio legado. Como manifestaba una voluntaria de la parroquia cuyos abuelos eran inmigrantes italianos: Es decir, cuando mis abuelos llegaron, eran gente que no tenía instrucción. Escuchaban todo lo que el sacerdote les decía. Y cuanto más educados nos volvimos los católicos estadounidenses esa iglesia se fue transformando. La concepción de espiritualidad cambió. Vamos a misa por razones casi dife- expresión más de la “intensa” religiosidad de los latinos. La mayoría de los mexicanos ha abrazado su religión y la ha convertido en una mezcla de catolicismo conservador-tradicional, evangélico, con resabios liberales. El ritual dominical recrea su cultura rural mexicana, y por ende los feligreses anglos deben sentirse bastante excluidos. Además de su incomodidad con la evangelización puerta a puerta, que otro feligrés describió como “muy ajena a la experiencia católica estadounidense”, y el compromiso de invertir mucho tiempo en la creencia entre los latinos, algunos euroamericanos incluso percibían que sus sacerdotes consideraban ejemplares a los latinos. rentes que los [inmigrantes]. Lo interesante es que atiborran la iglesia para la misa y aquellos de nosotros más maduros y más educados, en cierto modo Los esfuerzos de integración: la educación [risas]… de alguna forma algo se ha perdido. religiosa de los niños Afirmaba que “el catolicismo estadounidense” correspondía al modelo post Vaticano II, en el que los católicos se guían por su conciencia personal, mientras que el de los inmigrantes latinos era pre Vaticano II y la obediencia hacia el cura prevalece. El modelo sine por un lado funciona como un imán que atrae a numerosos devotos latinos, y por el otro ha sido una fuente de conflicto e inconformidad entre los católicos euroamericanos para quienes esas prácticas son demasiado similares a las del protestantismo carismático y evangélico. Como explicaba Andrea, euroamericana, los latinos involucrados en sine pasan por lo menos cuatro días a la semana en actividades relacionadas con la iglesia. Se trata de un compromiso enorme y hay que estar muy “prendido”. Les piden que hagan muchas cosas y el sentimiento general es que la feligresía angloparlante no está lista para un compromiso así: salir a tocar puertas y reclutar gente para que venga a la iglesia no es algo que la iglesia tradicional angloparlante haya hecho mucho, así que es un cambio importante. La misa dominical de las 2:00 p. m., en español, con un templo lleno hasta el tope es una 82 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt Una afinidad compartida por las dos iglesias es su compromiso con la integración de los niños en la instrucción de la fe y la preparación para los sacramentos. En Santo Tomás cualquier tarde de la semana los niños asisten al catecismo. Es uno de los pocos espacios y tiempos en que ambas congregaciones comparten actividades. Las clases son en inglés y hay una mezcla real de latinos y anglos. Los primeros constituyen el grupo más numeroso. Observamos dos modelos distintos. En la Transfiguración hay un amplio grupo de jóvenes que se reúne una vez a la semana para discutir temas religiosos u organizar actividades deportivas. El grupo se compone de latinos, hombres y mujeres, provenientes de Argentina, Colombia, México, Ecuador, Venezuela y otros países latinoamericanos. Intercambian ideas y hablan en sus diferentes acentos sólo en español. Se identifican como hispanos más que con sus respectivos países de origen. En Santo Tomás la situación es diferente: sine organiza retiros frecuentes para enseñar el Evangelio y proporcionar a los jóvenes valores morales que les ayuden a llevar una vida cristiana. En este caso los jóvenes mexicanos no han alcanzado una fuerte identidad con eua, como los jóvenes latinos de la Transfiguración. Así, aun la generación más joven de Santo Tomás se resiste al proceso de asimilación10 no sólo a la sociedad estadounidense sino también al resto de los latinos. Perpetúan su identidad mexicana como esencial para su vida en el país de destino. La Transfiguración se esfuerza por propiciar la asimilación canónica del autor clásico Milton Gordon, en la que los inmigrantes abandonan su cultura ancestral y asumen el comportamiento y valores de la sociedad dominante o el mainstreem (Gordon, 1964: 85). Yolanda Berrios, autoridad del ministerio hispano, lo percibe así: “El Consejo Administrativo de la Parroquia (cap) desea la asimilación, pero me cuesta un chorro, porque no puede lograrse al 100%”. Aun si la asimilación11 no sucede como una política explícita, las prácticas y las actividades tienden a fomentarla. Por ejemplo, la música latina y los festivales con piñatas están prohibidos porque generan ruido, basura y caos, los latinos deben adaptarse al “modo americano” de celebrar la misa y la fiesta. En Santo Tomás los latinos intentan asimilarse, pero en el marco del nuevo modelo, es decir, se incorporan a la nueva sociedad sin renunciar del todo a su cultura (Alba y Nee, 2003). La última vía es más innovadora, pero más conflictiva y pausada, como se ha mostrado en este estudio. Tomás no sólo acarrea un crecimiento rápido de la comunidad latina sino que promueve un compromiso de tiempo y energía con la iglesia. Esto ha causado desconcierto entre los antiguos feligreses. Además de constituir una minoría numérica, son impulsados por la pastoral a asimilarse, en cierto grado, al ethos religioso latino. En otras palabras, su congregación experimenta un proceso de aculturación al revés, a la que la vasta mayoría se opone con todas sus fuerzas. Las tensiones manifestadas en esta parroquia en torno al crecimiento de la feligresía de latinos y la presión a favor de la aculturación al revés han producido resultados inusitados en Santo Tomás. Primero, los y las voluntarias euroamericanas y líderes laicos dudan del “éxito” futuro en esta parroquia. ¿Será posible la incorporación total de latinos, euroamericanos y otros grupos en un estilo, un lenguaje y una práctica de culto únicos? Andrea articulaba así este cambio: Bueno, hay gente como nosotros, que va a misa de 9:30. Y hay alguna gente que va a esa hora porque se sentiría muy incómoda en la misa de 11:00, que es en buena medida para la comunidad nigeriana —usan tonos de voz muy altos, con mucho canto— o en la misa de los Life-Teen [adolescentes] a las 5:00. […] la gente tiene diferentes comportamientos… ¿Deberíamos obligar a nuestros fieles a 10El estudio realizado en Santo Tomás demuestra lo que afir- El grado relativo de innovación en las parroquias Los euroamericanos de la Transfiguración no constituyen una minoría como en la otra parroquia, no requieren acomodarse a la religiosidad hispana, la tensión es mínima. Asumen que con el tiempo los inmigrantes se asimilarán al ethos religioso estadounidense. Su percepción sobre el ministerio latino refleja este supuesto, en contraste con lo que sucede en Santo Tomás Apóstol. El notable éxito del sine en Santo man Waters y Jiménez (2005: 119-122): la asimilación de los inmigrantes en nce, como Atlanta, no puede entenderse como sucedió con la migración europea a fines del siglo xix y principios del xx o como ha sido en las cet. En Atlanta, además de la generación del inmigrante, segunda o tercera, es importante tomar en cuenta las recurrentes olas de nuevos inmigrantes que no cesan de llegar y así recrean los lazos entre los mexicano-americanos con sus connacionales y con su cultura, refuerzan a la vez su identidad mexicana y por ende complejizan y transforman el proceso de asimilación a la sociedad estadounidense. 11No obstante la urgencia de asimilar a los mexicanos en la Transfiguración, ésta se ve menguada por la continua ola de nuevos inmigrantes. Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 83 hacer algo con lo que no se sienten cómodos cuando rezan? […] Tenemos que encontrar el modo de ser una comunidad, que se organizaran muchos eventos sociales, lugares que propicien la unidad y aprender a llevarnos bien, pero no obligar a nadie a rezar de una determinada manera. En resumen, Santo Tomás está cambiando hacia un modelo que fomenta la diferencia, más que tratar de negarla o “mezclarla”, y que genera un espacio para el desarrollo y la perpetuación de diversas formas de vivir el catolicismo. El objetivo no es compartir la liturgia o la teología, sino formar parte de una comunidad. Tenemos la hipótesis de que esta visión no habría sido posible si los feligreses euroamericanos no hubieran sentido la desconcertante presión de cambiar su propia teología y práctica. En esta parroquia, sacerdotes, voluntarios y líderes laicos han comprendido que si desean construir sobre la visión de crear una comunidad en la diversidad, cada uno con su propia eclesiología y liturgia distintivas, están obligados a manejar y superar las fuentes de tensión. La iglesia debe fijar una estrategia para compartir el espacio y urdir un plan para superar los equívocos, el prejuicio y la discriminación. Esto nos conduce al segundo resultado inesperado en Santo Tomás, que en 2007 se encontraba en un aprieto o, en palabras de una empleada, “ya no funcionaba”. La parroquia desarrolla una gama de programas innovadores para reducir las tensiones internas y hallar las vías apropiadas para crear una “comunidad”. Examinamos dos programas de esa índole. “Sueña la visión” busca solucionar problemas logísticos asociados con el crecimiento de la iglesia. “Viajando juntos” intenta superar prejuicios y desavenencias, así como promover la defensa política de los inmigrantes latinos. La carencia más apremiante es de instalaciones que cubran las necesidades de la iglesia, como contar con espacios de culto, educación, reunión y encuentro. “Sueña la visión” es descrito 84 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt en el sitio web como “un plan, i. e. una visión para la sustentabilidad y la viabilidad ahora y en el futuro”, en diferentes circunstancias sería simplemente una campaña para edificar un nuevo templo. No obstante, entre los viejos miembros reina la resistencia y asumen que los latinos deberían contar con sus propios servicios. El párroco e incluso el arzobispo de Atlanta y la Conferencia de Obispos Católicos de eua se oponen tajantemente a esto último, aduciendo que iglesias como Santo Tomás deben encontrar una forma de hacerse “un cuerpo en Cristo”. Este mandato y las tensiones que le antecedieron condujeron a una estrategia de planeación innovadora y complicada en la que 23 “grupos” —de laicos voluntarios— se reunieron durante un año para discutir un tema específico, que iba desde el “diseño de los jardines” hasta “la acústica y la música”, de “la hospitalidad” a “la tecnología”. Se animaba a participar a todo el que estuviera interesado. Cada grupo tenía representación de las congregaciones hispanohablantes y angloparlantes, y todos los grupos requerían traductores. Antes de su encuentro inicial, a los grupos se les instruyó en el “modelo de consenso” para tomar decisiones. Una presentación de Power Point demostró que el modelo requiere respeto mutuo, confianza, cooperación y apertura a la solución de conflictos, es decir, “una discusión abierta con participación plena, […] aceptando decisiones más que individuales, aquellas que sean para el bien común”. Lo que pudo ser un proceso sencillo de abordar preocupaciones logísticas en la parroquia se transformó en un compromiso de respeto mutuo entre los grupos. Como explica su página web: “Soñar la visión” es más que una metodología para evaluar programas y edificios. Es más que un proceso de planeación. Sí, ¡es eso! Versa también sobre la construcción del reino de Dios. Aborda el tema de culturas que se unen para descubrir el plan de Dios para la parroquia… Aspira a reunirnos como Marie Friedmann Marquardt Misa en español en la Iglesia Católica de la Transfiguración, la parroquia católica más grande de los suburbios del norte de Atlanta. Cobb County, Georgia, marzo de 2008. hermanos y hermanas unidas en Su nombre para crear algo que es hermoso y único. A finales de 2008, los grupos hicieron recomendaciones y las entregaron a un Comité de Iniciativas. Según el párroco, un resultado significativo fue que “teníamos que hablar de qué significa para nosotros la unidad, que no es uniformidad”. Los asistentes reconocieron qué grupos de la parroquia podrían tener modos diferentes de abordar la misma tarea —e. g. quienes dan la bienvenida a los hispanos llevan uniforme, mientras que quienes reciben a los anglosajones no lo portan—. Este proyecto brinda tácticas novedosas para manejar asuntos estructurales y logísticos que podrían servir como modelos efectivos incluso para la sociedad más amplia. “Viajando juntos: un Creador, una familia, un viaje”, iniciado en 2007, atiende asuntos más espinosos que el anterior. Se describe como la “campaña en pro de la unidad” de Santo Tomás. Tiene un objetivo triple: educar a los fieles en un cristianismo sobre inmigración y migrantes, crear una sola comunidad para discutir y reflexionar sobre el impacto de la inmigración en la parroquia y buscar soluciones políticas para una reforma migratoria efectiva. La declaración del programa expresa: Superaremos los equívocos, la ignorancia, la competencia y el temor que obstaculizan una acogida genuina a todas las culturas en la parroquia de Santo Tomás. Mostraremos las enseñanzas de Jesús de amar y cuidar al prójimo. Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos 85 Este proyecto fue iniciativa de líderes laicos de la iglesia —T. J. y Andrea Wilson—, que trabajaron con el respaldo pastoral y del voluntariado. La primera sesión se llevó a cabo en la primavera de 2008, incluyó una película y una plática con el cónsul mexicano en Georgia para discutir sobre los mitos y realidades de la migración. Se exhortó a los líderes a que asistieran y se enviaron cartas de seguimiento a los ausentes para que participaran en la segunda sesión. A fines de 2009 unos 200 líderes laicos habían acudido a estos eventos. A semejanza del programa “Sueña la visión”, “Viajando juntos” ofrece un modelo para manejar la tensión y el conflicto, no sólo en la iglesia, sino también en el condado y, de hecho, en la nación, a medida que los participantes se involucran en campañas de apoyo político a favor de una reforma integral de la inmigración. Análisis y conclusiones Las diferencias entre las parroquias son analizadas en referencia a dos factores: primero, la proximidad social de los nuevos inmigrantes, el grado —percibido o real— de competencia por recursos económicos, poder político y espacio físico. Segundo, el compromiso cívico con los nuevos inmigrantes: espacio seguro, oportunidad para la interacción cara a cara que fomenta el reconocimiento mutuo. En este punto las iglesias se tornan importantes. Hace casi dos siglos, De Tocqueville observó el carácter peculiar de la “democracia en América”, al describir al país como una nación llena de organizaciones voluntarias, con una sociedad civil muy activa en los cimientos de su sistema político. De Tocqueville observó que las iglesias se encontraban entre las asociaciones voluntarias 86 Desacatos 46 Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt con mayor presencia. Esto continúa siendo así, sobre todo en el sur. Las iglesias locales a veces entablan un debate directo sobre temas políticos, es más, sirven para que la gente se reúna en un espacio común relativamente seguro. Williams (2010) incluso afirma que las iglesias —de origen judeo-cristiano— pueden ser escenarios ideales para disminuir las tensiones interraciales que existen en la sociedad más amplia. Tanto la Transfiguración como Santo Tomás ofrecen ese tipo de lugar y proporcionan una base teológica y ética para el reconocimiento y el respeto mutuos. En lo que varían sustancialmente es en el primer factor. En la Transfiguración pocos feligreses perciben que la iglesia enfrente una competencia por recursos, poder y espacio, mientras que en Santo Tomás ese problema es apreciado en toda su complejidad. A partir de estos casos y otros que hemos examinado, la convergencia de estos factores —proximidad social, espacio y oportunidad para un compromiso cívico significativo— puede ser un catalizador de la transformación. Aunque esta innovación inicia en la iglesia, puede llegar a rebasarla con programas como “Sueña la visión” de índole popular, basado en el consenso, que busca la unidad en la diversidad y que podría utilizarse en la resolución de problemas logísticos similares que surgen más allá del templo, como las escuelas o barrios. Asimismo, “Viajando juntos” es capaz de convertir a sujetos sociales que aprenden a percibir de modo distinto a los recién llegados y a fomentar la acción pública entre ellos mismos y en su apoyo. Estos “conversos” incluso tomaron las calles más peligrosas de Atlanta, en una insólita peregrinación el Jueves Santo de 2009. Bibliografía Alba, Richard y Victor Nee, 2003, Remaking the American Mainstream. Assimilation and Contemporary Immigration, Harvard University Press, Cambridge. Davis, Mike, 2001, Magical Urbanism. Latinos Reinvent the U. S. City, Verso, Nueva York. Dolan, Jay P., 1972, “Immigrants in the City: New York’s Irish and German Catholics”, en Church History, vol. 41, núm. 3, pp. 354-368. Durand, Jorge, Douglas Massey y Chiara Capoferro, 2005, “The New Geography of Mexican Migration”, en Víctor Zúñiga y Rubén HernándezLeón (eds.), New Destinations: Mexican Immigration in the United States, Russell Sage Foundation, Nueva York, pp. 1-20. Ebaugh, Helen Rose y Janet Saltzman Chafetz, 2000, Religion and the New Immigrants: Continuities and Adaptations in Immigrant Congregations, AltaMira Press, Walnut Creek. Eiesland, Nancy, 1999, A Particular Place. 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Estas viñetas me servirán de apoyo para construir un marco conceptual que propondré en la segunda sección del texto. Entonces, las propuestas de los autores serán revisadas conforme avanza el argumento para organizar un planteamiento que nos permita por un lado comprender los principales problemas que enfrenta en este momento la migración entre México y Estados Unidos, y por el otro articular los nuevos enfoques teóricos con los que contribuyen los autores para el análisis y la comprensión de la migración actualmente. Las posturas que encontramos en estos materiales gravitan entre una mirada pesimista de la realidad con énfasis en los retos que ofrecen las nuevas políticas migratorias y la violencia estructural y cotidiana en que transcurre la vida transmigrante. Por el otro lado están las miradas que ven indicios de cambio en las acciones de las comunidades y las asociaciones que conforman el ensamblaje social transnacional que se extiende entre los dos países. Cuatro viñetas I [email protected] Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 88-105 88 Desacatos 46 Federico Besserer Espero sentado en los sillones de una pequeña peluquería en los alrededores de la ciudad de Barcelona y observo a un grupo de mujeres vestidas a la usanza marroquí que hacen fila para llenar cubetas con agua. Las llevarán a los departamentos del edificio de enfrente, que carecen de servicios como agua y energía eléctrica, porque fueron desalojados durante el proceso instrumentado por los bancos de recuperación de hipotecas que los antiguos habitantes no pudieron pagar. Estas mujeres son parte de las familias “ocupas” que se instalaron en los departamentos deshabitados, hoy desempleadas, pues trabajaban en la industria de la construcción que se encuentra detenida en el marco de la crisis económica iniciada en 2008 y que todavía azota la economía de esta población migrante. El señor Mustafá termina de cortar el pelo a uno de sus vecinos que sale sin pagar de la peluquería y lleva su mano al corazón en señal de agradecimiento. Esta economía de la solidaridad se sostiene en parte por las “remesas” que llegan a Barcelona desde Marruecos. El sostenimiento del señor Mustafá en las conurbaciones de Barcelona, cuya esposa e hijos en edad escolar viven en las márgenes de la mediterránea ciudad de Tánger, proviene de la venta de una propiedad que tenían en aquella ciudad de entrada al continente africano. Esperanzados en que la economía se recupere, los habitantes de estas dos orillas urbanas separadas por una frontera acuática, pero articuladas en “la ciudad transnacional desde abajo”, pagan los costos de recuperación del entramado urbano que forma el conjunto de “ciudades globales” europeas, entre las que Barcelona juega un papel destacado: antes como ciudad industrial, hoy llamada “ciudad del conocimiento” (Besserer, notas de campo, 2013). II Sandra vivía en una casa de autoconstrucción en la periferia urbana de la ciudad de México, literalmente en la última calle de la colonia Arboledas de Cuautepec. El teléfono que estaba a disposición de los vecinos en el estanquillo familiar que ella atendía era el punto de enlace de familias cuyas vidas se desarrollaban entre Arboledas y los edificios Forest Hills en la ciudad de Myrtle Beach, Carolina del Sur. El padre de Sandra organizaba para las empresas constructoras de la creciente ciudad turística estadounidense el trabajo de los vecinos de Arboledas, que seguían siendo sus vecinos ahora en Forest Hills. Sandra cursó exitosamente el high school en Myrtle Beach, pero tuvo que regresar a México porque no contaba con la residencia legal, indispensable para continuar con sus estudios universitarios. Mientras concluía su licenciatura en antropología en la ciudad de México, trabajaba en un call center donde sus saberes lingüísticos contribuyeron —por un salario menor al que recibiría en Myrtle Beach— a la industria global del conocimiento. Este espacio de trabajo era una zona fronteriza —un hiperespacio— en la que implosionaban husos horarios diferentes —el del trabajador en México y el del cliente en Estados Unidos— y en el que se articulaban los saberes transnacionales de los márgenes urbanos de Arboledas con la clientela radicada en los Estados Unidos, a través de una cadena global de servicios. Así, mientras las políticas migratorias sitúan a un creciente número de retornados, deportados y deportables, a disposición de la cadena de producción global, las fronteras mantienen la desigualdad salarial que redunda en mayor ganancia para una de las industrias de mayor crecimiento en América Latina. Myrtle Beach fue uno de los condados donde la crisis económica de 2008 causó el mayor porcentaje de desempleo en Estados Unidos, que afectó en particular a la industria de la construcción y con ello a la familia de Sandra, lo que provocó que algunos de sus familiares regresaran a México. El lado mexicano de la calle Arboledas-Forest Hills absorbió los costos de la crisis global a través de la solidaridad familiar (Tafolla, 2014). III El Manhattan es un barrio de la población de Santa Cruz Tacache de Mina, situada en la región mixteca de Oaxaca. Los tenedores de los terrenos de Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 89 Prometeo Lucero Caravana de madres centroamericanas, en búsqueda de familiares, Apizaco, Tlaxcala, 24 de octubre de 2014. El Manhattan trabajan en las orillas de la ciudad de Nueva York, donde desarman automóviles que han salido de circulación. Su trabajo es indispensable para mantener en funcionamiento los vehículos de los trabajadores precarizados de la Gran Manzana que laboran en los servicios de cuidado de niños y ancianos, de limpieza y en restaurantes del otro Manhattan, el de la ciudad global. Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) auguraban un decrecimiento constante en la población de Tacache de Mina, pero no sucedió así. En un artículo de próxima aparición, Lilia Solís reporta que la población en el pueblo de origen de su familia ha aumentado significativamente durante los últimos años debido a las deportaciones que se 90 Desacatos 46 Federico Besserer han hecho desde Nueva York. Muchos no se van, otros regresaron a México y decidieron quedarse aquí. En Tacache ha crecido el número de taxistas que ofertan sus servicios. Esta ocupación, que parece adecuada para los retornados en edad adulta, no parece tener la capacidad de absorber las necesidades de ocupación de esta creciente población mayor de edad en la comunidad. Tacache, como muchas otras localidades de la Mixteca oaxaqueña, enfrenta un proceso demográfico preocupante de envejecimiento de la población. En las décadas anteriores trasladaron su bono demográfico a Estados Unidos y ahora tendrán que absorber los costos del cuidado de la población mayor que regresa (Solís, en prensa). IV En El Salvador, a la edad de 12 años, Ros fue obligada bajo amenaza de muerte a vivir con un joven marero que era un vecino del barrio. Los esfuerzos por liberarla terminaron en fracaso con la muerte de varios miembros de la familia, que vivía de las remesas que su madre enviaba desde Tijuana, de donde regresó cuando se enteró de la situación. Un año y medio después Ros logró escapar y se trasladó con su madre a México, donde fueron detenidas en la Estación Migratoria Siglo XXI, tras lo cual decidieron solicitar refugio. La madre intentó suicidarse y fue conducida fuera del país, pero Ros decidió continuar en el encierro con la esperanza de conseguir la estancia legal y buscar que su madre fuera aceptada en México también de manera legal. La madre regresó a la frontera entre Chiapas y Guatemala, donde fue atrapada por una red de trata de personas. Por ser menor de edad, el Estado mexicano puso a Ros al cuidado de una instancia no gubernamental. Meses después recibió la documentación para permanecer en México y pasado algún tiempo pudo reunirse con su madre, que también obtuvo la residencia legal. Sandra Guillot registra este caso en su tesis de licenciatura y explica que se reencontró con Ros y con su mamá en la ciudad de México, donde viven en condiciones de pobreza. Ros no ha continuado con sus estudios y trabaja para contribuir al ingreso de un hogar precario en la Delegación Iztapalapa. Cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual Los casos que he descrito me permiten hacer referencia a algunos procesos económicos, demográficos y políticos que subyacen y afectan a la migración entre México y Estados Unidos. Me interesa mostrar que estos procesos generales no son privativos de la situación mexicana, forman parte de procesos de mayor escala. A partir de las viñetas anteriores trataré de mostrar etnográficamente cómo estos procesos generales se expresan en la cotidianidad de los migrantes. Cambio económico y crisis global Los casos de la migración marroquí a España, de la comunidad transnacional de Tacache de Mina y de la migración entre la ciudad de México y Carolina del Sur me permiten sostener que como telón de fondo de los cambios que percibimos en la migración está un fenómeno económico de escala mundial: un nuevo modo de acumulación que manifestó su primera crisis de gran magnitud en 2008. David Harvey (2008) propuso que se trataba de una crisis que se expresaba fundamentalmente en el ámbito urbano y que había traído aparejado el endurecimiento de lo que Nicholas de Genova denominó un “régimen de deportación” (De Genova y Peutz, 2010). Ésta es la primera gran crisis de un nuevo momento del capitalismo que cambió en las últimas décadas del siglo xx para dar paso a una configuración que, según el marco analítico que lo estudie, ha sido llamado “posfordismo”, “capitalismo tardío” o etapa de “acumulación flexible”. Entre las características más notorias de esta nueva configuración está la globalización de los procesos productivos —antes concentrados en grandes unidades fabriles o agrícolas— que da origen a cadenas globales de producción dispersas en la geografía global. Este cambio estuvo relacionado, entre otras cosas, con el desarrollo de la tecnología informática y de comunicación que hizo posible que la dispersión geográfica fuese compensada por el intercambio de grandes cantidades de información de manera instantánea. En el caso de la agricultura, este proceso de globalización se vio favorecido por la conformación de cadenas frigoríficas que garantizaron el transporte de Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 91 productos entre hemisferios y zonas climáticas. En la industria se percibió como una era postindustrial en los países desarrollados y como el auge de la industria maquiladora en otras regiones del mundo. En el mundo de las finanzas surgió un aparato financiero que, disperso en ciudades alrededor del mundo, funciona las 24 horas del día y contribuye a la formación de lo que se conoce como la “ciudad global”. Este cambio fue paralelo a la pérdida de la centralidad de la industria pesada y al surgimiento de una economía enfocada en la producción ligera y la generación de servicios. Esta modificación fue notoria en especial en la transformación del paisaje urbano: en las ciudades que antes habían sido el epítome de la producción fabril, la actividad predominante es ahora la provisión de servicios y el manejo de información. El nuevo sistema productivo trajo también una nueva organización del trabajo, caracterizado por su flexibilidad, la precariedad en los sistemas de contratación y los nuevos mecanismos de control. Los casos descritos en las viñetas dan testimonio de la demanda de ejércitos de trabajadores de la construcción para la transformación urbana en las grandes ciudades del mundo, como Barcelona; del surgimiento de los nuevos empleos en las cadenas globales de la información y los servicios, como los call centers de la ciudad de México, y el crecimiento de la economía informal que da soporte a los trabajadores precarizados del nuevo sistema, como en el caso de los dos Manhattan. En todos, la disponibilidad de fuerza de trabajo se relaciona con grandes movimientos de población que después de casi medio siglo dio lugar a vidas transnacionales que, como el capital, construyó una continuidad entre diversas localidades del mundo. La crisis de 2008 fue resultado de prácticas financieras desmedidas asociadas al creciente mercado inmobiliario de las grandes ciudades del mundo. Esta crisis impactó directamente a los empleados del sector de la construcción —como la familia de Sandra—, sobre quienes habían adquirido inmuebles —como los habitantes 92 Desacatos 46 Federico Besserer marroquíes de las inmediaciones de Barcelona— y sobre los lugares de origen de estos urbanitas marginados —como los habitantes de la ciudad de México y la ciudad norafricana de Tánger. Si bien los artículos en este número de Desacatos enfatizan en los acontecimientos de 2001, de los que se derivaron nuevas políticas de seguridad que afectaron a la migración, es importante tomar en cuenta el argumento de Guillermo Alonso Meneses, que sostiene que ya desde la década de 1990 inicia un problema de desempleo en Estados Unidos que implica una retórica antiinmigrante. Durante esa misma década se ponen en marcha en la frontera operativos como “Operation Blocade”, “Hold the Line”, “Gatekeeper” y “Safeguard”, y se promueve una legislación sobre migración que propone la existencia de facetas criminales al interior del proceso migratorio. El aumento de los recursos para el reforzamiento fronterizo comienza en esa década y desde 1995 se duplica el número de guardias fronterizos. Así, las acciones y políticas contra la migración inician antes de 2001. Después de esta fecha se profundizó el discurso antiinmigrante y se construyó una legislación que permitió el incremento del presupuesto para el control fronterizo. Se construyó lo que Alonso Meneses llama “la frontera-gulag”, pero el crecimiento sustantivo de las deportaciones ocurrió durante el bienio 2008-2009, es decir, en el contexto de la crisis económica y la intensificación del desempleo en Estados Unidos. Las políticas fronterizas se entreveraron con el discurso racista existente y se transformaron en un instrumento de “limpieza étnica”, que puede asociarse con una selección de clase —una “cirugía de extirpación socioeconómica”—. Si bien resulta difícil establecer este discurso, sí ha tenido como consecuencia un incremento total de las deportaciones en los últimos años, opera sobre un número mayor de personas por su efecto “disuasivo” relacionado, entre otras cosas, con el aumento de la violencia en las acciones de la patrulla fronteriza. Yerko Castro Neira propone una explicación para la relación economía-etnicidad y la manera en que operan los discursos racistas en un marco económico en Estados Unidos. Dice Castro que existen “campos económicos”, como algunos sectores de la agricultura, que son zonas de excepción en las que prevalece la precariedad y la ausencia de derechos laborales. El caso de los trabajadores mixtecos ilustra cómo los trabajadores quedan atrapados en una “injusticia y precariedad transnacional” por estar sujetos a procesos de exclusión tanto en sus lugares de origen como de destino. Desde el inicio del siglo xx hasta las nuevas fórmulas de producción en el marco de las cadenas globales, varios grupos étnicos han sido incorporados a las tareas productivas de estas zonas como “clase obrera deslocalizada” y sustituidos por otros grupos étnicos en momentos de crisis económica o de aumento en la organización por la búsqueda de derechos. Se les presenta como una “amenaza cultural” y se genera una dinámica que se ha definido como “reemplazo étnico”. Las relaciones de producción se vinculan con una “economía emocional”, propone el autor, en la que los “sentimientos culturales”, como el rechazo, el odio racial y de clase, son parte de la economía política de los sentimientos, que son la fuerza fundamental que modela las dinámicas entre economía y migración. Hay una dialéctica en esta economía emocional que tiene como contraparte la indignación de los trabajadores ante la falta de derechos, el racismo y la explotación. Prometeo Lucero Migrantes abordan el ferrocarril de carga, apodado “La Bestia”, en la estación ferroviaria de Tenosique, Tabasco. Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 93 La criminalización de los migrantes en los años recientes y las acciones de deportación deben ser entendidas en el contexto amplio de una fórmula de deportación étnica que tiene como trasfondo dinámicas económicas y estrategias que operan en momentos de crisis, como el proceso de repatriación de la década de 1930 y las deportaciones posteriores a 2008. La crisis de 2008 se expresó fundamentalmente como una crisis urbana. Uno de los elementos distintivos de las acciones relacionadas con las nuevas políticas de migración es que, según Guillermo Alonso Meneses, aumentaron las “redadas” en las ciudades. Esto sugiere la extensión de la economía emocional planteada por Castro al medio urbano, donde el miedo a la deportación —como un incitador al “regreso voluntario” o a la disminución de la emigración— se constituye como parte de un “régimen sentimental” que se suma a los dispositivos de movimientos de población con propósitos económicos. Biopoder y dinámicas demográficas Esta crisis político-económica se relaciona también con una dimensión demográfica que debe ser analizada y que no parece tratarse a profundidad en este número de Desacatos. Desde finales del siglo xx se hizo notar que había una transferencia del así llamado “bono demográfico” de los países antes receptores de migración hacia las grandes metrópolis. En los países europeos y americanos receptores de migrantes estuvo relacionado con un proceso de “transición demográfica” en el que se estrechaba la base de la pirámide de población, mientras que en los países expulsores la población joven ensanchaba la base de la pirámide demográfica. Al fenómeno resultante de la transferencia de población por vía de la migración —de personas con situaciones migratorias precarias en muchos casos— se le llamó “convergencia demográfica” (Conapo, 2002). En 94 Desacatos 46 Federico Besserer el caso español, la transición demográfica tenía en su origen la reducción del crecimiento natural de la población. En el caso estadounidense, se sumaba el envejecimiento de un grupo etario denominado “baby boom”. En ambos países la población migrante joven ayudó a construir el cambio urbano y a cubrir la demanda de fuerza de trabajo en el sector de servicios, incluyendo el cuidado de la población de mayor edad. Esto ha generado procesos transnacionales, como las “cadenas de cuidados”, según le nombró Gioconda Herrera, que describió casos de personas que viajaron a España para trabajar como cuidadores y dejaron a sus propios hijos y padres bajo el cuidado de familiares en el Ecuador (Herrera, 2005). Esta situación se describe en la viñeta de Tacache de Mina para la migración México-Estados Unidos. Otras cadenas, como las de construcción (Wence, en prensa), avituallaron la demanda en sectores crecientes de la economía. Esta base poblacional migrante joven, a decir de Virgilio Partida (Conapo, 2002), contribuye también al sostenimiento del sistema de seguridad social de los países de llegada. En reciprocidad, el beneficio para las sociedades de origen de los migrantes debía ser que se multiplicaran las posibilidades de trabajo, lo que estrecharía la pirámide de edad, mientras la ampliación de la parte superior de la columna demográfica podría deberse, entre otros motivos, al posible retorno de personas de más edad. Con base en esta hipótesis realizamos trabajo de campo entre 2003 y 2005 en comunidades rurales en la región mixteca oaxaqueña de México. Encontramos dos fenómenos escalofriantes. El primero fue que los censos de las poblaciones de origen mostraban efectivamente la ausencia de jóvenes en edad laboral, lo que transformaba sus pirámides de edad en gráficas con forma de relojes de arena y explicaba que la mayoría de los hogares estuvieran compuestos por abuelos y nietos cuyo sustento provenía en gran medida de las remesas familiares. En aquellas localidades los proyectos de desarrollo habían fracasado por falta de personas jóvenes que realizaran las tareas de la producción (Gil, 2006). Estos datos coinciden con los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010 (inegi, 2011b), que revelan que Oaxaca es el estado con mayor índice de dependencia —mayor número de niños y personas de mayor edad por miembros que trabajan en la unidad—. Encontramos también que las mismas comunidades estaban levantando censos totales de población de las comunidades transnacionales, hacían un conteo total de la población que decía pertenecer a ellas para incorporar en el listado a todos los miembros de la comunidad en México o en Estados Unidos. El resultado fue que la comunidad en su conjunto estaba inmersa también en el proceso de transición demográfica. Los miembros de la comunidad reconocieron dos problemas derivados de esta información. El primero es que en un futuro mediato la población ahora infantil —en unos años económicamente activa— tendría dificultades para sostener un número creciente de personas de mayor edad, representado en la parte superior de la columna demográfica. El segundo problema es que esta población mayor regresaba a las poblaciones en Oaxaca. Esta voluntad de regreso explica, entre otras cosas, el gran número de casas desocupadas construidas por los jóvenes migrantes en las poblaciones de origen, como en el caso de El Manhattan en Tacache de Mina. Las comunidades empezaban a organizarse para atender el proceso de “retorno” que había iniciado, no así el estado. Este regreso a la comunidad de origen de las personas de mayor edad era una situación alarmante en los primeros años de este siglo y vino a acentuarse con las políticas públicas de 2001 y con el proceso de deportación posterior a 2008. La información demográfica indica que los deportados son de mayor edad que el promedio de la población migrante (Fundación bbva, 2012). Según información del Consejo Nacional de Población, los retornados para todo el país en el último periodo —sean deportados o que volvieron por voluntad propia— son en promedio de mayor edad que los retornados de hace una década (Serrano, 2014). En otras palabras, el proceso de “convergencia demográfica” se está invirtiendo y ahora la migración de retorno está compuesta de personas que pronto estarán, o ya están, desocupadas. El aumento del número de taxistas en Tacache de Mina es muestra de este proceso (Solís, en prensa). La crisis económica y sus consecutivas deportaciones se suman entonces a un proceso demográfico de mayor alcance, que intensifica el problema para las comunidades que absorben los costos de una crisis de acumulación y de una tendencia demográfica en el país vecino, lo que genera una contingencia de corte transnacional, esta vez en territorio mexicano. La contraparte de este proceso puede hallarse en la contribución de Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marcquardt para este número de Desacatos. Las autoras presentan a las iglesias como espacios en los que convergen la generación de migrantes nacidos en México y las nuevas generaciones de mexicanos nacidos en Estados Unidos. Estos “nuevos mexicanos”, muchos de los cuales obtendrán la ciudadanía estadounidense, son parte de la base demográfica que sustentará a la sociedad, a la economía y al sistema de retiro del país vecino. Sujetos a las nuevas políticas de la diferencia y la exclusión en territorio estadounidense, su participación en los procesos sociales de las comunidades de origen de sus padres depende de procesos culturales e identitarios. Estos procesos conforman un nuevo campo de trabajo para la antropología y la demografía que ayudarán a comprender las dinámicas desde el punto de vista de las comunidades transnacionales y que requieren a su vez instrumentos propios para su estudio, como los “censos transnacionales” que las propias comunidades ya realizan, para la planeación del desarrollo comunitario, incluyendo la migración y los nuevos problemas y retos que significa (Gil, 2006). Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 95 Un nuevo ensamblaje social transnacional y la absorción de los costos de la crisis En el último medio siglo de migraciones entre México y Estados Unidos se ha generado un nuevo ensamblaje social (Actor-Network Theory, 2010) compuesto por lo que algunos analistas han llamado “espacios sociales transnacionales” (Pries, 2002). Son entramados de relaciones sociales que se expanden entre varios países a partir de las acciones de personas o colectivos migratorios que al mismo tiempo que establecen vínculos con el lugar de llegada, conservan sus relaciones con el país y la comunidad de salida. Pueden ser redes migratorias (Herrera, Calderón y Hernández, 2006), circuitos migratorios transnacionales (Rouse, 1991) o comunidades transnacionales (Kearney y Nagengast, Prometeo Lucero Frontera Ciudad Juárez-El Paso. 96 Desacatos 46 Federico Besserer 1989), y varían en la densidad y durabilidad de las relaciones que los constituyen, así como en la complejidad de las instituciones que los articulan, que pueden ir desde el parentesco hasta sistemas complejos de gobierno, como en el caso de las comunidades indígenas. Esta nueva sociología involucra también a quienes no han partido, ya sea porque no migraron o porque nacieron en el lugar que la generación que les precede consideraba un “destino”. Las primeras investigaciones en nuestro país se enfocaron en el estudio de comunidades de origen rural (Kearney y Nagengast, 1989; Besserer, 1986; Gil, 2006: Besserer y Kearney, 2006; Castro, 2009; Oliver y Torres, 2012; Wence, 2012; Aguilar, 2012; Moctezuma, 2011; Rivera, 2012), y más recientemente en espacios sociales transnacionales urbanos (Hirai, 2009; Pizarro, 2010; Alba, 2014; Reyes, 2014; Tafolla; 2014; Lara, 2014). Las comunidades rurales de origen mexicano parecen sostenerse a partir de una base económica que comparten, como el territorio o una red laboral transnacional, y pueden tener un alto grado de cohesión y organización política, como sucede con los sistemas de cargos de las comunidades transnacionales de origen indígena. Pero las comunidades transnacionales varían. Las de origen aridoamericano tienden a estar abiertas a incorporar sujetos ajenos a la comunidad en sus estructuras económicas y tener una organización política poco institucionalizada, mientras que las comunidades indígenas suelen cerrarse a compartir los recursos materiales y pueden tener un sistema de organización político muy complejo y transnacionalizado. Por eso hemos hablado, según el modelo de Wolf y Mintz (1957), de comunidades laborales transnacionales “abiertas no corporadas” y “cerradas corporadas”, como extremos en una gran diversidad de tipos de comunidad de origen rural (Besserer y Kearney, 2006; Solís, en prensa). Podemos identificar asimismo espacios sociales urbanos transnacionales con un alto grado de institucionalidad y densidad organizativa —como la comunidad de Tacache de Mina— o lo contrario —como la calle transnacional de la viñeta de Sandra Tafolla—. En todos los casos encontramos formas específicas de pertenencia social, pero en algunos hay sistemas de gobierno que mantienen una relación no sólo de pertenencia sino de “ciudadanía” con los miembros de la comunidad, como ellos mismos suelen llamarla. En algunos casos observamos gran centralidad en un gobierno comunitario anclado en los territorios de la comunidad histórica (Aguilar, 2012) y en otros detectamos sistemas de gobierno des-centrados con una compleja estructura de toma de decisión política que involucra a colectivos afianzados en distintas latitudes, donde incluso residen autoridades comunitarias (Gil, 2006). Estas comunidades tienen “autoridades” y sistemas complejos de pertenencia y ciudadanía transnacional, difieren de las asociaciones de afiliación voluntaria o clubes, que por lo regular cuentan con miembros y liderazgos, y no con autoridades y ciudadanos. Las comunidades y espacios sociales urbanos transnacionales suelen tener fuertes mecanismos de articulación interna, por lo que algunas veces han sido denominados como “rizomáticos” —en referencia a la metáfora usada por Deleuze—, en tanto que las organizaciones de membresía disponen de una gran capacidad de vinculación con su entorno, por lo que responderían mejor al modelo “reticular” — referido por Kearney— (Besserer y Gil, 2008). Las comunidades y los espacios urbanos transnacionales pueden ser y son con frecuencia espacios de mucho conflicto, que atienden las necesidades de los transmigrantes —muchos carentes de respaldo en otros lugares por su condición migratoria—, que al mismo tiempo están fuertemente acosadas por diversos sistemas de extracción de recursos al punto de que su continuidad está en peligro constantemente (Wence, 2012). Tal vez Robert Smith tenga razón cuando propone que si bien antes existían comunidades dispersas territorialmente, la posibilidad de establecer relaciones de “simultaneidad” —a través del teléfono, como en la viñeta de la calle transnacional de Arboledas— las hace significativamente diferentes en las últimas décadas respecto de las formas de organización anteriores (Smith, 2008). En los hechos, las relaciones que se establecen no pueden ser “inmediatas”, pues están mediadas no sólo por los viajes de retorno de las personas, sino por la circulación de bienes y comunicación que no puede ser pensada sin las tecnologías o “medios” que la facilitan. Por estas tres razones —el papel que juegan los objetos en la configuración de las comunidades y los espacios urbanos transnacionales, por la incertidumbre que deriva de las presiones y conflictos a que están expuestas y por la complejidad de los ensamblajes que establecen con otras formas de organización, como asociaciones, federaciones, organizaciones no gubernamentales y Estados— es que pensamos que el Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 97 concepto de “agenciamiento” o “ensamblaje” propuesto por la teoría del actor-red (Actor-Network Theory, ant) puede ayudar a comprender mejor estas cambiantes configuraciones transnacionales que no pueden estudiarse como sistemas rígidos, estrictamente solidarios, de relaciones que son sólo sociales (Actor-Network Theory, 2010). Para quienes viven estos entramados, el hecho mismo de construir el lazo social con una llamada telefónica representa un ingreso económico para un tercero, que puede incluir a la compañía telefónica, al establecimiento donde se compra la tarjeta para llamadas o al local con un teléfono fijo desde donde se pide una llamada de larga distancia. Por eso la construcción misma de esta realidad colectiva es un proceso de jerarquización, subordinación y expoliación. Esta situación sólo puede comprenderse si pensamos a los objetos como parte de los ensamblajes sociales. Son estos ensamblajes transnacionales —que están dentro del entramado de las tecnologías globales, constituidas dentro de la globalización y no al margen de ella— los que soportan ahora los costos de la crisis económica y los que responden ante el poder simbólico y real de las medidas de deportación sistemática del biopoder transnacional. El trabajo que ha realizado Yerko Castro Neira en una comunidad de origen mixteco —a la que se refiere en su contribución en este número de Desacatos— es un ejemplo de las organizaciones comunitarias transnacionales (Castro, 2009). La muy densa y compleja dinámica política interna es de carácter fundamentalmente rizomático y se dirime entre ciudadanos transnacionales que viven en más de 200 localidades en México y Estados Unidos. Esta comunidad cuenta también con asociaciones en los lugares de llegada, en las que la filiación es por membresía y cuyas acciones tienen un sentido reticular con agendas que incluyen la vinculación con otras organizaciones de la sociedad civil. Estas asociaciones son similares a lo que Luis Escala-Rabadán llama “clubes” en su artículo, que muchas veces se 98 Desacatos 46 Federico Besserer agregan en federaciones y confederaciones. La dinámica diferente entre organizaciones rizomáticas y reticulares es importante. Mientras las comunidades se asocian a partir de sus aparatos políticos y autoridades, como se propuso hacerlo la Red Internacional Indígena Oaxaqueña, la dinámica reticular construye un tipo de entramado distinto, como en el caso del Frente Indígena de Organizaciones Oaxaqueñas, que participa activamente en la construcción de lo que Escala-Rabadán llama la “sociedad civil migrante”. Es verdad que los clubes pueden fortalecer a las comunidades, y a la inversa, pero no es útil reducir las unas a los otros. Las comunidades transnacionales suelen asumir responsabilidad sobre sus ciudadanos y demandar participación económica y administrativa de los mismos, y los clubes por su parte contribuyen a menudo con las comunidades, sin un compromiso u obligación formal hacia ellas. Por otro lado, la demografía de las “comunidades transnacionales” es una plataforma numérica mucho más amplia que la membresía de los clubes. Un tercer tipo de organización es la que plantean Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt cuando describen con fineza etnográfica las iglesias y las comunidades que configuran sus feligresías, que frecuentemente vinculan a sujetos de un gran número de comunidades transnacionales y locales. Las iglesias son en sí mismas instituciones transnacionales con agendas propias, que rebasan fronteras y conforman “campos transnacionales de la fe”. Siguiendo a Levitt y Glick (2004), podemos pensar que una persona puede ser ciudadano de una comunidad, miembro de una organización y feligrés de una iglesia. De igual manera son diferentes los papeles y atribuciones de la jerarquía religiosa, los líderes de las asociaciones y las autoridades comunitarias. Mantener la diferencia entre estos tres tipos de organización, sus organizaciones y bases sociales puede ser de utilidad para la construcción de una teoría de los “ensamblajes transnacionales” y, de acuerdo con Liliana Suárez (2006), de su interacción con los “campos” —el de la fe, el económico, el de la política—, sean éstos locales, nacionales o transnacionales. Una misma persona puede contender en campos distintos y a través de instancias diversas. Desde mi punto de vista, en el momento actual, mientras las instancias reticulares del ensamblaje transnacional libran batallas políticas como “sociedad civil migrante” en contra de la política de “securitización” —como la llama en este volumen Castro Neira—, las comunidades transnacionales rizomáticas absorben los costos económicos y sociales de las políticas demográficas y laborales que aquejan a quienes pertenecen a dichas comunidades. Nuevas formas de gubernamentalidad o el “hacer hacer” transnacional Si seguimos los planteamientos de Nancy Fraser, a la nueva configuración económica —posfordista, del capitalismo tardío o etapa de acumulación flexible, según el marco analítico que se use— corresponde una nueva forma de gobernanza y de gubernamentalidad. En la etapa anterior los sistemas de poder tenían claramente una escala nacional, hoy en día los procesos de gobernanza y las formas de gubernamentalidad toman una forma transnacional. El gobierno mexicano, por ejemplo, reconoce a su diáspora como parte constitutiva de la nación, construye fórmulas de atención a distancia y de participación en las elecciones, como el “voto de los mexicanos residentes en el extranjero”. Hay una política y un aparato económico que producen a la mexicanidad en el contexto transnacional o que transnacionalizan al aparato de poder mexicano, sustentado en el nuevo régimen sentimental de la política y el mercado de la nostalgia. Es decir, a la transnacionalización de las comunidades siguió la transnacionalización del gobierno. Y para poder construir los dispositivos de control es necesario producir primero a los nuevos sujetos del poder: connacionales y trabajadores transnacionalizados. El Estado neoliberal se ha retirado de la vida de la población en muchos sentidos, nos dice Fraser, pero se han construido nuevos dispositivos de poder sobre ellos. Para algunos analistas, como Gupta y Sharma, la regulación social transnacional incluye ahora nuevos actores privados, como empresas y organizaciones no gubernamentales, que construyen la gubernamentalidad transnacional (Sharma y Gupta, 2006). Fraser añade otra dimensión, sugiere que el aparente retiro del Estado es en realidad una nueva fórmula en que los sujetos asumen mayores papeles y facultades de autogobierno. La autoayuda, la responsabilidad individual del bienestar, la salud, la búsqueda de empleo, la reunificación familiar, podríamos decir, hacen del posfordismo un régimen del “cuidado de sí” (Fraser, 2003). Rose y Miller agregan una tercera fórmula que resulta fundamental para comprender la situación de los transmigrantes entre México y Estados Unidos. Plantean que el nuevo modelo supone un nuevo sujeto de gobierno, no es más “lo social”, es el sujeto producido por el Estado para poder constituirse en un ente que impulsa el “bienestar social”. La nueva forma de gubernamentalidad supuso la activación y la responsabilidad de las comunidades. Se trata de gobernar sobre comunidades que se autorregulen con la ayuda de una amplia red de tecnologías, sociales y materiales, que le permiten gravitar sobre los sistemas de valores, creencias y compromisos comunitarios. Estas comunidades se proveen a sí mismas de autoayuda y bienestar. Son comunidades morales — como las religiosas—, comunidades de compromiso —que se enfocan en problemas específicos, como la salud— o diaspóricas —como “las comunidades transnacionales indígenas” referidas por Kearney— (Miller y Rose, 2008; Kearney, 1986). Si por un lado estamos ante mecanismos transnacionales de vinculación con el ensamblaje de espacios sociales transnacionales, como las comunidades, también es cierto que los sujetos son producidos como Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 99 deportables. William Walters (2010) argumenta que desde el siglo xix la deportación se ha gubernamentalizado y que en el siglo xxi se extiende no sólo a sujetos cuya postura política es producida como políticamente indeseable, sino a distintas categorías de sujetos construidos como socialmente indeseables —“extranjeros”, “criminales”, “mano de obra excedente”, etc.—. Esta forma de gubernamentalidad se ha transformado en una modalidad de “exportación de los desempleados” (Strikwerda, 1997, citado en Walters, 2010). La deportabilidad es una “experiencia corporalizada”, una forma inusual y vulnerable de “estar-en-el-mundo” que se vive como “anticipación”, “experiencia” o se transforma en “memoria” tanto personal como colectiva (Talavera, Núñez-Mchiri y Heyman, 2010). Así, en las viñetas con que inicia este escrito los mixtecos de Tacache experimentaron la deportación, los familiares de Sandra Tafolla viven la deportación con anticipación y por ello regresan a los márgenes urbanos de los que partieron, mientras que los parientes del señor Mustafá se perciben como deportables, por lo que nunca viajan a España. Las tecnologías políticas que producen esta forma de gubernamentalidad son las leyes. Las tecnologías materiales que la concretan pueden ser las acciones en las fronteras y las “redadas”, como las organizadas en los últimos años en distintas ciudades de Estados Unidos que han generado temor en las comunidades —aun entre los radicados en México, como en el caso de los habitantes de Tacache—. Los sujetos las incorporan con tecnologías del yo que responden a la percepción de que son sujetos “deportables” y con las que actúan en consecuencia —mecanismos cotidianos para evitar ser detenidos, cartografías del miedo de las ciudades donde viven y planes de retorno para escapar de ellas. Con fineza etnográfica y agudeza analítica, las contribuciones de la sección “Saberes y razones” de este número de Desacatos nos permiten comprender cómo opera el régimen de deportación entre México 100 Desacatos 46 Federico Besserer y Estados Unidos en distintos niveles. Guillermo Alonso Meneses nos explica en primer lugar la historia de las leyes como tecnologías políticas que encuentran un correlato en las prácticas de acoso ciudadano y los discursos del racismo. La frontera como tecnología material se constituye en una frontera-gulag reforzada y acompañada de otras tecnologías, como las deportaciones en ciudades alejadas de la frontera. Estas tecnologías políticas y materiales tienen la posibilidad de detener y deportar, pero a la experiencia de la deportación —que el propio Alonso Meneses se pregunta si ha aumentado realmente— se suman la “anticipación” y la “memoria”, que se traducen en dinámicas poblacionales masivas sustentadas en gran parte en la renuncia de algunos a la movilidad y de otros a la movilidad en búsqueda de seguridad, basadas, suponemos —pero hace falta mayor investigación al respecto—, en tecnologías del yo que producen estrategias personales de respuesta en los habitantes de los ensamblajes transnacionales. Yerko Castro Neira nos ayuda a explicar que se trata no sólo de un sistema de tecnologías que opera en un sentido de imposición, sino de un “régimen” en el sentido de que es un aparato de gobierno que al mismo tiempo produce al gobierno. Es un sistema basado en la supuesta “seguridad nacional” responsable de la creación de zonas de excepción, desde las que se reproduce la inseguridad que justifica al “régimen”. Es una política del “dejar morir”. Paralelo y cosustancial a este “régimen de deportación” aparece un aparato de gubernamentalidad que hace del ensamblaje un mecanismo de autocuidado. Luis Escala-Rabadán nos advierte que el reto que enfrentan las asociaciones y las comunidades transnacionales es ser cooptadas por los aparatos de gobierno, pero parece que el reto en realidad es que este gran ensamblaje transnacional asuma las responsabilidades de otras instancias, como el Estado y las empresas que les emplean. Desde este punto de vista se “deja vivir”. Vistos en conjunto, el régimen de deportación y la nueva gubernamentalidad Prometeo Lucero Border Patrol, Tijuana. transnacional son las dos caras de un mismo sistema de poder que podría resumirse en el principio de “dejar morir y dejar vivir”. Los nuevos ensamblajes de la violencia y el poder en los espacios de excepción Necesitamos además construir una teoría de la violencia que explique las circunstancias cada vez más problemáticas que forman el contexto de la migración entre México y Estados Unidos. Un punto de inicio puede ser la discusión entre poder y violencia. Una perspectiva teórica propuesta por Arendt (2006) es que tenemos que pensar en el poder y la violencia como dos gestiones separadas. La violencia, por ejemplo, en Estados totalitarios, no permite la expresión del poder que reside en los sujetos. Es decir, la normalización de la violencia puede ser la condición para la no expresión del poder. El poder, que se expresa en acciones específicas de los sujetos, puede oponerse por ello a la violencia y pensarse a su vez en ausencia de la violencia. Otra manera de decirlo es que la violencia no es poder. En el Estado democrático el poder aparece atado a las formas de gubernamentalidad que “producen” poder desde los sujetos en sociedad para un Estado que lo administra —hacer vivir—. La violencia se percibe como anómica, como “fuera de la sociedad” en espacios marginales considerados “antisociales”. En el Estado totalitario la violencia se ejerce sobre “la sociedad” que aparece desempoderada —hacer morir—. Si bien para Foucault el poder también emana de los sujetos, no es esporádico, sino que aparece Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 101 continuamente, los aparatos de gubernamentalidad permiten su control, pero conviven con dispositivos por medio de los cuales se ejerce la violencia. En las condiciones actuales, los sistemas de gubernamentalidad operan sobre un sector que se encuentra crecientemente fuera de “lo social”, estos nuevos “márgenes” son espacios de construcción de individuos y comunidades con agencia, “empoderados” como hemos visto, pero los ensamblajes sociales en estos espacios producen un poder fragmentado y son también espacio de violencia ejercida al mismo tiempo por el Estado y los grupos que podemos llamar de “violencias fácticas” —dejar vivir y dejar morir—. El caso descrito por Sandra Guillot de una niña que se “empodera” en contra de la violencia fáctica de su entorno más cercano describe con claridad esta complejidad. Ros, pese a su corta edad, actúa con agencia y toma sobre sí la tarea de producir el lazo social que la unirá con la madre y que las sacará de la violencia cotidiana de su barrio de origen, sólo para llegar a otro tipo de violencia estructural de carácter económico, donde continúa “cuidando de sí” y como un sujeto autodirigido. Los márgenes, nos han alertado Das y Poole (2004), son espacios de una gran productividad. Los márgenes pueden entenderse mejor como espacios de confluencia de dualidad, son lugares de producción, pero donde no operan los derechos, son lugares de control donde se deja a los sujetos a su suerte, son lugares donde aparecen los aparatos de gobierno, pero actúan en colusión con “violencias fácticas”. Los márgenes como espacios de “excepción” son espacios característicos de la nueva condición transnacional: como zonas de producción para la exportación (Ong, 2006), zonas urbanas de autoconstrucción (Zirión, 2013), regiones de altísimo control del Estado como las fronteras donde los sujetos son abandonados a su suerte (Castro, en este volumen). Éstos, cada vez más, son los “terceros espacios” de la transnacionalidad y de la migración. En el caso de los migrantes podemos pensar en tres tipos de violencia específica que pasa 102 Desacatos 46 Federico Besserer por sus cuerpos. Una de ellas es lo que hemos llamado “violencia por aceleración” (Besserer y Gil, 2008), que se expresa en sus tres formas en el caso descrito por Sandra Guillot: el aceleramiento de los tiempos de vida que hace que sujetos que no han alcanzado la autonomía, como los niños, asuman responsabilidades que corresponden a la sociedad. El aceleramiento de la vida que reduce los tiempos de no trabajo y se expanden en el curso del día —con actividades que frecuentemente no están remuneradas— y en el curso de vida —como en el caso de los niños que se incorporan tempranamente a las responsabilidades de la sociedad—. La segunda forma, que puede inferirse de la anterior, es la paradójica fórmula que Sandra Guillot ha llamado “violencia por empoderamiento”, que consiste en la transformación del sujeto en un actor en el proceso de vivir la expoliación y las carencias, con frecuencia sujetándose a sí mismo a tecnologías del yo que lejos de ser “cuidados de sí mismo” son violencia sobre sí mismo (Guillot, 2012). Yerko Castro Neira propone enfocarnos en los “espacios de excepción” como una creación de la ley, en la medida en que la ley es una “productora de excepcionalidades”. Su propuesta es que desde 2001 vivimos en una “era del terror” que ha ilegalizado y criminalizado a numerosos grupos en la sociedad, entre los que se encuentran los migrantes: arquetipo de la construcción de la exclusión, son hoy, en la era de la migración, una realidad que se produce todo el tiempo y que se vuelve invisible por su cotidianidad. En ese sentido, los migrantes se han transformado en fantasmas. Como toda política, dice Castro Neira siguiendo las ideas de Benjamin, la política de la securitización se basa en la violencia, y la violencia se explica por la política, ahí la explicación de la violencia que hoy forma el entorno de la vida de los migrantes. El autor dice al inicio de su artículo que dejará de lado las “historias de éxito […] que existen y aparecen de vez en cuando”. Desde mi punto de vista, con este argumento deja fuera una discusión sobre el poder como la que tuvimos líneas más arriba. La nueva gubernamentalidad es una forma de movilización del poder que opera en estos espacios de excepción en contra de la población transmigrante, lo que se suma y profundiza la propuesta pesimista. Pero si la violencia y el poder están sujetos a las leyes de la dialéctica, entonces estos espacios de excepcionalidad, siguiendo las ideas de Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt y Luis Escala-Rabadán, son espacios de conflicto desde donde se producen también los movimientos contrahegemónicos y transformadores de la realidad. En el paisaje posapocalíptico en que se han constituido los territorios estadounidense y mexicano, los fantasmas de los transmigrantes suelen reaparecer —a la manera de la teoría fantasmagórica de Marx— como el “viejo topo” en la forma de actores dispuestos a cambiar la realidad. Conclusiones La migración entre México y Estados Unidos es un proceso que sucede en un nuevo momento, que se entiende mejor si lo analizamos en el marco de un nuevo modo de acumulación, de dinámicas demográficas que son el campo de acción de políticas públicas, donde la forma dominante de “lo social” está siendo sustituida por un “ensamblaje transnacional” sujeto a un nuevo sistema de formas de gubernamentalidad transnacional basadas en una nueva combinación de poder y violencia. Los excelentes trabajos incluidos en la sección “Saberes y razones” de este número de Desacatos nos permiten sostener que desde finales del siglo xx comenzó un proceso de reforzamiento de la frontera y que con la crisis económica de 2008 aumentaron las deportaciones de los Estados Unidos hacia México. Esta crisis aparece en un contexto donde la producción y la política han creado “espacios de excepción” económica y jurídica, habitados por migrantes que configuran un gran ensamblaje de comunidades y asociaciones transnacionales. Las políticas de deportabilidad y la responsabilización de los migrantes sobre su propio bienestar se han articulado en un gran sistema de gubernamentalidad que permite la transferencia de los costos de la crisis a los migrantes y sus organizaciones e instituciones comunitarias. Esta forma de desposesión es de grandes dimensiones y se suma a un proceso demográfico que inició hace décadas, en el que las comunidades transnacionales se hacen cargo, además, de un sector creciente de su población en proceso de envejecimiento. Hemos pasado de una etapa en que los migrantes eran vistos como “herramientas para el desarrollo” a otra en la que son percibidos como “solucionadores de la crisis”, a la vez que como agentes activos responsabilizados de su propio bienestar. Los artículos que conforman la sección “Saberes y razones” de este número de Desacatos nos permiten hacer un análisis complejo de una realidad que se nos presenta como subordinante, violenta y devastadora. Sin embargo, los estudios aquí incluidos nos dejan observar en la experiencia cotidiana de los transmigrantes los indicios de su participación en la transformación de una realidad que ahora aparece ante nuestros ojos como una escena dantesca. Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual 103 Bibliografía Actor-Network Theory: Bruno Latour, Actant, Michel Callon, John Law, Aramis, or the Love of Technology, Annemarie Mol, Helen Verran, 2010, General Books llc, Memphis. Aguilar, Luz Adriana, 2012, Una transición sufrida: hacia la reconfiguración de la comunidad transnacional de Ixpantepec Nieves, Juan Pablos, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (Estudios Transnacionales), México. 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Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina* Joaquín Algranti El objetivo del artículo es estudiar las industrias culturales religiosas y la producción de objetos espiritualmente marcados. Para ello llevamos adelante una investigación de las principales editoriales católicas y evangélicas de Argentina que comercializan fundamentalmente libros, películas y música. Nos concentraremos entonces en el análisis de las orientaciones productivas, los perfiles de consumidores-creyentes y las marcas religiosas de sus productos culturales. Palabras clave: cultura material, mercancías religiosas, editoriales, católicos, evangélicos Believe Industries. Productive Orientations of the Christian Publishing Houses in Argentina The aim of this paper is to study the cultural religious industries and the production of spiritually marked objects. We conducted a research of the main catholic and evangelical publishing houses in Argentina, which commercialize mostly books, movies and music. We will focus in the analysis of the productive orientations, the consumer-believer’s profiles and the religious marks of their cultural products. Keywords: material culture, religious goods, publishing houses, Catholics, evangelicals Joaquín Algranti Centro de Estudios e Investigaciones Laborales, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina [email protected] 108 * Investigación financiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, dentro del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica. Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 108-123 Recepción: 21 de enero de 2013 Aceptación: 14 de octubre de 2013 Introducción Olvidémonos de la idea de la irracionalidad del consumidor. Olvidémonos de que las mercancías sirven para comer, vestirse y protegerse. Olvidemos su utilidad e intentemos en cambio adoptar la idea de que las mercancías sirven para pensar (Douglas E e Isherwood, 1990: 77). n términos generales, las religiones no son nunca un conjunto atomizado de narrativas, símbolos e imágenes, desconectadas entre sí. Existen principios de orden que integran y en el mismo acto dotan de identidad a la aparente dispersión de las referencias espirituales. Poseen, por ejemplo, un ordenamiento práctico de ideas con base en ritos más o menos instituidos, así como un sustrato material que las refuerza y las organiza en un mundo de objetos grabados. No es la religión a solas, sino la religión y sus “cosas”: estampitas, manuales, libros y películas, agendas, ropas rituales, cadenitas y distintivos. Son los objetos y sus marcas los que componen los signos de una determinada cultura material de la vida religiosa. Los elementos que nos ocupan en este artículo son un tipo específico de mercancía y de empresa u organización económica. Se trata, en ambos casos, de realidades híbridas en las que se conjugan —a veces se retroalimentan con base en adecuaciones y analogías, y otras en franco antagonismo— legalidades diferentes expresadas en el cosmos económico y el religioso. Nuestra investigación se enfoca en el “pequeño gran” mundo de los productores de bienes culturales. Nos interesa aquí, por ser la rama con mayor historia y desarrollo, el complejo dominio de la producción editorial, vale decir el libro fundamentalmente cristiano y sus variantes —católicas y evangélicas—, sin abandonar pretensiones comparativas con editoriales judías y otras concentradas en grupos religiosos de raigambre oriental. El espacio de producción de mercancías religiosas representa un terreno más vasto que el circuito estricto del medio editorial. En este sentido, y si nos concentramos casi exclusivamente en la literatura latinoamericana, reconoceremos que dentro de Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 109 la sociología y la antropología de la religión existe un corpus1 de estudios sobre aspectos de la producción cultural religiosa. La ponderación de los fundamentos teóricos de este corpus y sus líneas de estudio excede los límites del apartado. Para los fines del artículo basta con justificar la elección de nuestro objeto por el alto grado de industrialización y diversificación que presenta el complejo editorial en comparación con otras industrias culturales religiosas, a excepción tal vez de las santerías. Es importante señalar que las editoriales se distinguen por historia y procedencia en dos modelos productivos: uno como prolongación de organizaciones religiosas y otro como decisión de emprendedores privados que inician un negocio familiar. Nuestro trabajo de campo tiene como objetivo, en primer lugar, reconstruir el sistema de clasificación que aplican los entrevistados a la hora de ubicar su propia empresa y las tareas que los convocan en relación con las otras. Se trata de un espacio de referencia regido por dos vectores dominantes: uno que denominaremos “espiritual” y otro “comercial”. A continuación nos proponemos reconocer los perfiles de consumidores-creyentes hacia los que se orientan los bienes culturales que fabrican, distribuyen y venden las editoriales. Por último, plantearemos el problema de las marcaciones religiosas, fuertes y débiles, que le otorgan identidad a los productos en cuestión. El artículo presenta los resultados de un proyecto de investigación en torno a los circuitos de producción y distribución de las editoriales religiosas en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. El trabajo de campo comenzó a principios de 2009 en el marco institucional del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En un inicio incluyó entrevistas en profundidad, registros y lecturas de documentos de las siguientes editoriales católicas y evangélicas: San Pablo, Paulinas, Bonum, Agape, Peniel y Kairós. El criterio de elección de las empresas tuvo como objetivo diferenciar las unidades productivas de acuerdo con su pertenencia 110 Desacatos 46 Joaquín Algranti a estructuras religiosas —congregaciones, templos, fundaciones, etc.— o laicas —sociedades anónimas—. Se entrevistó en particular a directores, encargados de áreas o departamentos y en menor medida a vendedores y autores cristianos vinculados a estos sellos. El segundo momento comenzó a fines de 2010 y se extiende hasta 2013 a partir del proyecto pict 2010-0524, “Espacio de producción cultural y religión en Buenos Aires. Análisis comparado de las estrategias de producción y circulación de bienes simbólicos en el mundo evangélico”, financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. En esa instancia se incorporaron nuevas editoriales católicas, como Guadalupe, evangélicas, como los Hermanos Libres, y editoriales de otros grupos religiosos, como Kehot y Deva’s para el mundo judío y las formas alternativas de espiritualidad, respectivamente. A su vez, se llevó a cabo observación participante de eventos editoriales, actividades de difusión, campañas evangélicas, seminarios y cursos especializados para estudiar el régimen de circulación de los objetos religiosos. ¿Quién es quién? Orientaciones productivas del mundo editorial El espacio editorial es un territorio atravesado, en primera instancia, por dos coordenadas de referencia que permiten situar a los agentes productores y comprender sus apuestas, cálculos, riesgos, expectativas y ganancias. Las dos orientaciones dominantes pueden ser 1 Es el caso de Lewgoy (2004), Silveira (2012), Semán (2006) y Ludueña (2009) en lo que respecta a producción y consumo de literatura cristiana y espirita. Sobre música evangélica y medios de comunicación están Garma (2000), Meyer (2006) y Martinoff (2010). Los análisis de Belchior (2007) atienden la ética del consumo que acarrea la teología de la prosperidad y De la Torre (2006, 2008), De la Torre y Gutiérrez (2005), Wright y Messineo (2013) estudian la oferta neoesotérica. caracterizadas bajo los términos de vector espiritual y vector comercial. Mientras el primero designa una política de producción cultural que prioriza los acentos religiosos-doctrinales y se dirige a un circuito “restringido” de consumo —para utilizar la expresión de Pierre Bourdieu (2003: 90)—, el segundo se refiere a una orientación productiva que apunta al circuito “ampliado”, al gran público, con base en materiales que subordinan los motivos religiosos a su faceta comercial. Toda casa editora lleva a cabo un proceso de síntesis y equilibrio dinámico entre ambas fuerzas. Elegimos, a falta de un mejor término, la noción preliminar de vector para dar razón de una idea de dirección, fuerza, rango y alcance del proceso productivo de bienes religiosos. No existe por tanto una empresa que encaje plenamente, palmo a palmo, en uno u otro de los extremos que describiremos, aunque algunas se acercan mucho en momentos específicos de su desarrollo. La caracterización de cada vector corresponde a ciertos ejes comunes a partir de los cuales pudimos reconocer los vértices de este espacio de relaciones. Haremos blanco en: 1) el modelo organizativo; 2) la relación con la doctrina religiosa; 3) las áreas dominantes de producción; 4) las lógicas de financiamiento con sus redes comerciales; 5) la política de selección de autores; 6) los perfiles de consumidores con prioridad, y 7) el juego de articulaciones que se establecen con otras instituciones del medio. Se trata, como dijimos, de una caracterización general que parte de la empírea, pero que presentamos vaciada de rasgos particulares con el único objetivo de explicar los principios dominantes de estructuración que ordenan el pequeño cosmos de la vida editorial y sus procesos de entramado. “Nosotros tenemos lo que hace falta, que lo vengan a buscar” El vector espiritual muestra correspondencias con el modelo religioso de producción de libros, es decir, con aquellas empresas que surgen como extensión de las formas de sociabilidad de templos, sinagogas e iglesias (Algranti, 2011: 88-89). El vínculo es de correspondencia o analogía, no de causalidad mecánica entre uno y otro. Por eso el desafío consiste en encontrar el grado de adecuación entre elementos, habilitar la existencia de desfases según el periodo y el caso a estudiar. Por lo general, el modelo organizativo que mejor se ajusta a este vector es el de la asociación civil sin fines de lucro o la fundación ligada a congregaciones, asambleas o movimientos religiosos. Prima aquí la concepción de iglesia-empresa, bajo la retórica del visionario fundador —el padre Alberione, la hermana Tecla Merlo, el pastor Pablo Besson o el rebe Menajem Mendel Schneerson—. En términos morfológicos el rasgo distintivo de este modelo consiste en una conducción empresarial en manos de especialistas —curas, monjas, rabinos y pastores— con formación profesional en instituciones confesionales. También es preciso mencionar la incorporación paulatina de laicos como figura complementaria en la división interna del trabajo. Respecto de los matices doctrinales, el vector espiritual refuerza una idea de pureza basado en la importancia de la “Palabra”, sus interpretaciones y acentos, sobre la noción de “experiencia” religiosa que habita el extremo opuesto, o sea, el vector comercial. El foco teológico vuelve recursivamente sobre la importancia de los textos sagrados y su construcción doctrinal en tanto cuerpo coherente de enseñanzas e instrucciones a cargo de clérigos que fijan límites. Para ciertas editoriales y temas del mundo judío un libro apropiado es el que cumple con los preceptos de kashrut, es decir, que es kósher. Lo mismo ocurre con el proceso de obtención del Nihil Obstat según los códigos del derecho canónico para publicar textos de catequesis y formación católica con las consecuentes sanciones que puede aplicar El Vaticano sobre materiales que trabajan temas sensibles por fuera de los lineamientos doctrinales. Este vector se presenta como guardián consagrado de la Palabra y sus interpretaciones, por eso las áreas dominantes, Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 111 Patricia Fortuny Comercio dirigido a consumidores latinos y mexicanos en el que se exhibe el símbolo religioso/nacional de la Virgen de Guadalupe. Smyrna, Atlanta, Georgia, 2008. aunque no exclusivas, de publicación obedecen a los materiales de liturgia, pastorales, formación religiosa, estudios bíblicos, diccionarios especializados, documentos, Biblias, libros de oraciones, educación, teología y sexualidad. Existe, naturalmente, una ampliación complementaria “hacia lo carismático”, como señalan las entrevistas, pero no es la especialidad del vector espiritual, que mira de reojo y con cautela las formas religiosas centradas sólo en la experiencia. A su vez, como estas últimas, las relegadas, son las áreas de mayor éxito comercial, la lógica financiera del vector descansa en parte en un régimen de recursos confesionales que le permiten subsistir con base en una cultura de donación y mecenazgo. La organización misionera Society for Promoting Christian Knowledge (spck), fundada en 1698 por anglicanos, y la evangélica World Vision (wv), creada en 1950, son ejemplos puntuales 112 Desacatos 46 Joaquín Algranti que emergen de nuestras entrevistas de agencias externas que ofician de mecenas, vale decir, financian, capacitan y becan proyectos editoriales del circuito protestante. Asimismo, la cultura de la donación representa una de las principales pautas financieras y simbólicas que rige la vida editorial de Kehot Lubavitch dentro del movimiento jasídico, a partir de los aportes privados de familias que solventan ediciones y son reconocidas por los miembros de la comunidad de Jabad. Otro de los ejes fundamentales es la ampliación de las redes productivas que ofrecen las cadenas de interdependencia religiosas, que se traducen en ventajas competitivas a la hora de editar, imprimir y poner en circulación los materiales del caso. También suponen espacios internacionales de capacitación y circulación en los que pueden adoptarse políticas conjuntas para reducir costos. La Red Letra Viva del circuito cristiano-evangélico o el Servicio Apostólico Latinoamericano del cual participa la editorial católica Paulinas son ejemplos de organizaciones de gran escala que fijan estrategias globales de comercialización. Las redes religiosas, en todo su alcance y espesor, otorgan a este vértice cierta independencia respecto del mercado y habilitan la especialización en la pureza de la doctrina. De acuerdo con este recorte, el sentido dominante en materia de selección y promoción de autores apunta a fomentar el surgimiento de escritores locales, del medio, por sobre el trabajo de traducción de grandes figuras internacionales. Es la lógica del “semillero”, de los libros por pedido, que conserva —en algunos sectores de este vector, no en todos— una presencia interesante vinculada a la política de creación ex nihilo de figuras desconocidas para el mundo editorial. A la hora de clasificar la oferta nos encontramos con una orientación comercial que prioriza las necesidades de especialistas y creyentes formados o en formación. Son bienes culturales dirigidos, en primer lugar, hacia lo que denominaremos el núcleo duro y los cuadros medios de las variantes del mundo religioso. Apuntan a un modelo de consumidor ya iniciado, instruido en las formas de la vida espiritual, que busca —siempre en la representación que hacen los productores de sus destinatarios— aprender una técnica, capacitarse intelectualmente, explorar nuevos sentidos o profundizar los que ya conoce. Este vector tiende a relegar al creyente lego o desentendido, que habita de diferentes modos la periferia de las instituciones, y también a las posiciones marginales ajenas por completo a su universo de creencias. Si exageramos el argumento podemos decir que ofrecen bienes culturales hechos por religiosos para religiosos. El grueso de los feligreses o seguidores ocupa un lugar secundario, son —para usar una expresión entre burlona y despectiva que circula en el medio evangélico— la “creyentada”. No es extraño entonces que esta corriente de producción cultural tienda a construir articulaciones duraderas con instituciones educativas, escuelas, universidades, institutos, seminarios de formación, cursos de catequesis, etc. Existe un principio activo de afinidad entre los objetos culturales que se fabrican por oficio y trayectoria bajo esta orientación y los materiales que suelen demandar las instituciones profesionalmente abocadas a la celebración de cultos, la enseñanza y la trasmisión de un legado religioso. Subyace, al menos en potencia, la concepción modernista de la vanguardia que clasifica y distingue entre la alta y la baja cultura, la elite y la masa, los pastores y la “creyentada”. Su lema —en palabras de Jorge, uno de nuestros primeros informantes clave— es: “Nosotros tenemos lo que hace falta, que lo vengan a buscar”. Traer lo que funciona Para comprender el espacio de producción de mercancías religiosas debemos reconstruir una segunda corriente que direcciona el trabajo de las editoriales: el vector comercial. Desde la óptica desarrollada más arriba éste es el dominio de “lo carismático”, “la venta”, “el supermercadismo”, es decir, un espacio gobernado por la primacía de los criterios económicos y mundanos sobre los criterios religiosos. Retomemos los ejes que trabajamos en el último párrafo. El modelo organizativo que tiende a imponerse aquí es el de la empresa familiar bajo la figura de la sociedad anónima en la que la participación en el negocio supone una expectativa de ganancia una vez cubierta la reproducción simple y ampliada de los capitales invertidos. La visión de empresa se alimenta de la retórica del emprendedor o el misionero laico, un self made man que decide evangelizar a través de su obra y al mismo tiempo o después sus familiares la perpetúan. Es importante destacar que la dimensión del lucro implica un grado de impureza, pero no se desprende del hecho de orientar la producción hacia las fórmulas de éxito que se ajustan a la demanda del gran público. Desde la perspectiva sacerdotal que conduce el otro vector, Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 113 el carácter impuro tiene que ver con que estas fórmulas cambian el eje de la doctrina y relegan la Palabra, el estudio bíblico, con sus matices, acentos y astucias interpretativas en función de la experiencia de lo sagrado narrada a través de testimonios singulares. El elemento vivencial y el sentido de la fe pasa a ser el tema por excelencia de la corriente comercial. Es el discurso interno (Volóshinov, 2009: 30-35) de una persona que narra las circunstancias, aventuras y desventuras de su vida interior en el proceso de encuentro con alguna forma de divinidad, con el agregado de que el género testimonial —en sus variantes católica, evangélica, judía o alternativa— habilita perfiles de autor ajenos a las posiciones nucleares, es decir, al cuerpo de sacerdotes. La orientación económica hacia un mercado amplio de producción cultural habla el lenguaje del best seller y en el mundo religioso éste es indisociable de la experiencia de Dios en todas sus formas. Por eso las áreas dominantes versan sobre espiritualidad, testimonios y biografías, devocionales, vidas de santos, autoayuda, motivación, sanidad, liderazgo y vida práctica, entre otras. Comparten el “sentimiento de presencia”, en términos de William James (1994: 51-55), de las verdades cálidas propias de una religión del corazón.2 La diversificación productiva los lleva también a incorporar de manera complementaria materiales de estudio dedicados a la exégesis y la hermenéutica de las Sagradas Escrituras. En materia de financiamiento este vector depende por completo del éxito comercial, no hay recursos de iglesias, federaciones o agencias internacionales. Aquí no juegan las redes espesas del complejo religioso ni la cultura del mecenazgo o la donación. De ahí que la política editorial opere bajo la premisa de “traer lo que funciona”, apostar fuerte a la importación y promover la venta de franquicias —como es el caso de Peniel, Deva’s o Agape— una vez que la empresa se posiciona en el mercado. Este vector se interesa, en principio, en traducir e instalar a autores extranjeros sin descartar la promoción de referentes locales ligados, por 114 Desacatos 46 Joaquín Algranti ejemplo, a mega iglesias evangélicas —pastor Mraida—, movimientos carismáticos —padre Jamut— o celebridades del mundo del espectáculo —Ari Paluch—. Aunque no existe un grado suficiente de integración y diversificación institucional que justifique hablar de un star system —para utilizar el término clásico de Edgar Morin (1964: 9-10)— de la industria religiosa, las grandes editoriales —Peniel es un caso ejemplar— construyen sus perfiles públicos con base en autores emblemáticos que se convierten en la cara más visible y representativa de su sello. A su vez, la política de traducción promueve la búsqueda de acuerdos comerciales con grandes editoras o grupos económicos —grupo Zondervan o editorial Herder, por ejemplo— a través de los cuales se conforman redes ampliadas de producción y sobre todo de circulación en el mercado de habla hispana compuesto por América Latina, parte de Estados Unidos y España. Es evidente que el perfil dominante al que apunta esta orientación es el gran público, la “creyentada”, los fieles que habitan la periferia e incluso los márgenes de las instituciones religiosas. Pese a que la espiritualidad también es un consumo de las posiciones nucleares e intermedias, logra mayor alcance y aceptación entre los legos porque muchas veces se trata de un discurso hecho por periféricos para periféricos o para personas ajenas al culto. En términos de articulaciones institucionales, la corriente comercial trabaja en gran parte con iglesias grandes y medianas, con federaciones y eventos convocantes —ferias, actos, encuentros y campañas— en los que pueda colocar a autores conocidos o por conocer. Aquí sobresalen los evangélicos, incluso a los ojos de otras confesiones, en la tarea de difundir su cultura material en los espacios situados de celebración y encuentro. En algunas versiones de esta 2 Para un estudio sobre la industria cultural, la vida cotidiana y el discurso de autoayuda en Argentina véase el artículo de Canavire (2013). Figura 1. Orientaciones comerciales del mundo editorial religioso MARCACIONES FUERTES “Nosotros tenemos lo que hace falta, que lo vengan a buscar”. “¿Qué quiere la gente?, ¿Qué se vende afuera?, ¿Quiénes son los referentes locales?”. Vector comercial Vector espiritual Foco teológico. La Palabra. • Pureza de la doctrina. Articulaciones institucionales con: • escuelas, seminarios, cursos. Foco teológico. Editoriales Procesos de síntesis entre ambos vectores Producción dirigida a la enseñanza, formación, liturgia y cultos. • Posiciones nucleares e intermedias. Politica de traducción de best y long sellers. • “Treaer lo que funciona”. Redes productivas basadas en acuerdos comerciales entre empresas. • Modelo de éxito comercial. • Franquicias y ventas. Visión de empresa Sociedad anónima Editoriales de familia MARCACIONES DÉBILES • La experiencia de lo sagrado. Impureza del mundo económico. • Articulaciones institucionales con: iglesias, templos y eventos. Producciones dirigidas a la • espiritualidad ampliada. MERCANCÍAS RELIGIOSAS Posiciones periféricas y marginales. Política de selección y promoción • de autores locales, “lógica del semillero”. Redes productivas basadas en espacios Libros Revistas Periódicos Música Películas Regalería • confesionales de carácter regional. Régimen de subsidios externos • Cultura de la donación / riesgo comercial controlado. Visión de iglesia Asociación civil sin fines de lucro Modelo asambleario / congregacional Fuente: Elaboración propia con base en trabajo de campo (2009-2013). orientación impera un concepto muy colonizado y colonizante de la producción cultural, en el que la casa editora aparece como un satélite de grandes empresas o instituciones extranjeras que definen la forma y el contenido de los productos. Los modos del imperialismo editorial pueden obedecer tanto a las exigencias del mercado y la lógica del best seller como al control estricto de los contenidos religiosos por parte de instituciones extranjeras que monitorean la producción local. La idea de Miami como capital cultural de América Latina, trabajada por George Yúdice (2008: 239-250), bien puede aplicarse a un sector importante del mundo evangélico que encuentra en esta región un polo de producción de libros y todo tipo de contenidos cristianos. En todo caso y más allá de las diferencias, las preguntas que rigen a este vector son: ¿qué quiere leer la gente?, ¿qué se vende afuera? y ¿a quién siguen? Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 115 Podemos reunir los vectores señalados en un gráfico que, pese a simplificar el argumento esgrimido, nos permite componer de un vistazo las líneas rectoras de nuestro análisis sobre las mercancías religiosas. Se propone un modo de lectura no sólo en la dirección que marcan las flechas, sino también vertical, por mitades, como sugieren los tonos, para indicar que una visión de empresa o de iglesia puede redireccionarse en cualquier momento hacia una orientación diferente a su origen. Recordemos una vez más que el valor heurístico que pueda tener este sistema de clasificación subterráneo depende del análisis de las casas editoriales en tanto síntesis de ambos tipos de orientaciones hacia lo espiritual y hacia lo comercial. En la historia interna de algunas empresas puede primar un vector y luego su crecimiento o llega a suceder que una crisis las obliga a redefinir sus políticas e imponer el otro. Por eso son orientaciones o coordenadas las que nos permiten saber quién es quién en el espacio de producción de libros religiosos en la medida en que comprendamos analíticamente no sólo la estructura estática, el presente de una organización, sino también su génesis y su dinámica en el tiempo. Ambos vectores inciden hacia adentro en la reproducción e innovación de sus materiales. Conjugan una oferta cultural que incluye en diferente medida e intensidad las posiciones clásicas de la sociología weberiana de la religión, es decir, las figuras rivales pero complementarias del sacerdote, el profeta y el hechicero. Podemos decir que tanto la tarea sacerdotal de custodiar y trasmitir lo sagrado en su liturgia, catequesis y devocionales como la acción herética que subvierte las formas dominantes bajo el discurso puro del retorno a las fuentes y el despliegue de estrategias cercanas a la magia que satisfacen necesidades prácticas y concretas —sanidad, liderazgo, depresiones, éxito laboral, bienestar etc.— forman parte de los bienes de cultura que ponen a disposición las casas editoriales al tratar de escribir el mundo. El modo en el que lleven adelante esta operación depende de los principios de orden que privilegien en un momento determinado. 116 Desacatos 46 Joaquín Algranti La “creyentada” y otros perfiles de consumidores Las dos coordenadas del circuito editorial se conjugan con una caracterización posible de los perfiles de consumidores-creyentes, que surge sobre todo de las entrevistas a directivos evangélicos y de estudios contemporáneos.3 Esta caracterización tiende a clasificar al mercado en homología con las formas de pertenencia a las instituciones cristianas al distinguir entre los profesionales de la religión y sus aspirantes, es decir, el cuerpo sacerdotal de pastores, curas, seminaristas y religiosos, los miembros del laicado comprometidos parcial o totalmente con las organizaciones, la enorme zona indefinida de creyentes que se identifican tal vez con una creencia en particular, pero se alejan de sus dogmas e incursionan en numerosas formas de espiritualidad en paralelo, y por último las personas de otros credos o del mismo que las editoriales que se encuentran alejadas y a las que se pretende llegar con una oferta cultural específica. Recordemos que estas formas sociales de etiquetamiento corresponden, al menos en primera instancia, a los esquemas de percepción de los productores de bienes simbólicos, preocupados por ordenar la dispersión del medio a través de diferenciaciones segmentadas del público: Dentro de la comunidad evangélica hay cierto tipo de públicos. Están los que son líderes dentro de una iglesia local, gente que trabaja con niños, con jóvenes, con adolescentes, que tiene su grupo pequeño. 3 Según el análisis estadístico de Catoggio, Irrazábal y López (2013: 180-188) en torno a las prácticas y creencias religiosas relacionadas con la asistencia al culto, es interesante señalar que los hábitos culturales vinculados a la lectura de la Biblia, libros o folletos religiosos, así como el consumo de programas de las mismas características en radio y televisión, crecen en los perfiles de creyentes que asisten con más frecuencia a templos e iglesias. Pareciera que el consumo de ciertos objetos culturales se potencia por las formas de sociabilidad religiosa ligadas a la experiencia institucional de cultos y misas. Que vos sabés que el tipo necesita tal tipo de libro. Después están los pastores que por ahí tienen otra perspectiva, otras necesidades, algunas son similares y otras no. Y después está lo que es el grupo de creyentes más generalizados que te consume libros de vida cristiana, de autoayuda evangélica, el perdón y cosas así, libros más testimoniales. Es la “creyentada”, es la gente que más rota. Podés identificar a un público dentro del grupo general que son los jóvenes, entonces, van a tener toda una serie de libros sobre noviazgo, sexo, drogas, sexualidad, toda la parte de música (Mariano, comisión directiva, Certeza Argentina). Es posible renombrar dichos perfiles a partir de cuatro posiciones de sujeto complementarias: el núcleo duro, los cuadros medios, la periferia y los sectores marginales (Setton y Algranti, 2009), comprendidos en sí mismos en tanto perfiles potenciales de consumidores que ofrecen un criterio de orden del mercado. Si pensamos en un conjunto de elecciones culturales sostenidas en el tiempo e introyectadas en formas de hacer, pensar, sentir y mostrar la vida religiosa, nos encontramos con estilos nucleares o periféricos —por mencionar dos extremos— que moldean la identidad de los creyentes y el modo de relacionarse con su entorno, plantean una estética definida, una manera sensible de percibir lo “sagrado” con base en identificaciones de consumo. Las editoriales prefiguran en su oferta la existencia de estilos más o menos segmentados. En este sentido, el núcleo duro, compuesto por los profesionales de la fe formados y en formación, cuenta con materiales específicos dirigidos justamente al sostén y aprendizaje de la liturgia, la catequesis, la difusión de documentos de la Iglesia y estudios teológicos y el trabajo con distintas áreas de la parroquia. También las posiciones nucleares del Evangelio son en sí mismas objetos de una oferta cultural específica que incluye las ayudas pastorales, la consejería, el crecimiento de la Iglesia, el trabajo de discipulado y creación de grupos pequeños, la predicación y el afianzamiento institucional entre sus temas principales. Es así que libros, música y películas son los tres registros que se combinan para dar respuesta a las necesidades prácticas del cuerpo nuclear de sacerdotes y pastores. Los cuadros medios de laicos activos conforman otro dominio más o menos diferenciado del mercado de bienes religiosos. El universo de coordinadores y catequistas puede constituirse como un perfil de potenciales consumidores interesados en libros sobre oración, familia, juventud, educación sexual y vida pastoral, según los rubros de las editoriales. Lo mismo pero con diferentes acentos ocurre con los líderes de célula: los Timoteos, Ujieres y demás posiciones de participación evangélica que cuentan con materiales de formación en las áreas que los involucran —discipulado, liderazgo juvenil, predicación, motivación, sanidad y crecimiento espiritual—. Ninguna de estas posiciones son en principio excluyentes entre sí, sino que se refieren a un criterio de clasificación que asocia o articula el consumo con la práctica. Entonces podemos reconocer un tercer grupo imaginario que identificamos con los miembros periféricos de toda religión: la “creyentada” para los evangélicos o los “católicos a mi manera”, como reconoce conceptualmente Fortunato Mallimaci (2009: 21) al mencionar el cuentapropismo religioso. Aquí los consumos representativos obedecen a temáticas vinculadas sobre todo con la espiritualidad, la autoayuda, la vida de santos, las biografías y en especial autores heterodoxos devenidos en best sellers, que establecen diálogos con otros campos del conocimiento, como Ansel Grüm con la psicología, Anthony de Mello con el mundo oriental y el budismo, o Bernardo Stamateas con el discurso de la autoayuda. La periferia es construida en parte por los productores de bienes culturales para delimitar al gran público en el mercado de consumo religioso. Lejos de constituir un bloque compacto y Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 117 ejemplo paradigmático— representan un modo de alcanzar a las posiciones marginales, aunque no exclusivamente a ellas, con un discurso mixto a medio camino entre la espiritualidad y la autoayuda. En el fondo, lo que se pone en juego es el problema de las marcaciones religiosas de los bienes culturales orientados a ampliar o restringir las posibilidades efectivas de recepción. Cuestiones de marcación: señales fuertes y débiles Patricia Fortuny Comercio que exhibe el símbolo religioso de la Virgen de Guadalupe, Smyrna, Atlanta, Georgia, 2008. homogéneo esta zona presenta numerosos matices dentro de las áreas mencionadas, sobre los cuales no podemos extendernos aquí. Sí nos interesa reconocer una distinción que estructura los consumos periféricos entre los productos dirigidos a los nuevos, los “recién llegados” al Evangelio, y los que apuntan, por el contrario, a un perfil de creyente más distante, ocasional y en continua circulación. Por último, nos encontramos con las posiciones “marginales”, es decir, los perfiles de consumidores ajenos al credo que profesa la editorial, pero que también son un blanco de interpelación desde la literatura, la música y los dvds dirigidos en particular a un trabajo activo de proselitismo. Existe una abundante literatura en el espacio evangélico orientada a aquellas personas del “mundo” que no conocen a Dios o que lo conocen de otra forma. Autores nacidos en los circuitos religiosos y consagrados en el circuito secular —la colección de Stamateas es el 118 Desacatos 46 Joaquín Algranti Los objetos culturales son objetos marcados. Las marcaciones son un conjunto visible de referencias que permiten inscribir los bienes en un proceso comunicativo más amplio, una tradición, un diálogo, un debate de largo alcance o una controversia situada. Este proceso comunicativo los antecede en el tiempo y a su vez los trasciende, sin importar la intención de cierre o —podríamos decir— de sutura que los objetos reclamen para sí. Ellos representan una suerte de lenguaje, un sistema de comunicación en movimiento (Douglas e Isherwood, 1990: 87-92) con su modo sugerido de uso y su estructura implícita. Aquí se actualiza un código cifrado muchas veces para personas ajenas a ese universo de referencias, mientras que para otras el mismo código traduce un guiño o una forma secreta de complicidad. En cualquier caso, las marcaciones suponen esquemas de percepción definidos que delimitan un rango posible de consumidores apropiados para un bien cultural. Cuando se trata de mercancías —basadas en la reproductibilidad, el esquematismo y cierta estandarización formal— el lenguaje de las marcas corre el riesgo de caer en las figuras predecibles del estereotipo y el cliché, oportunamente anticipadas por la teoría crítica. Las marcas fuertes, en el sentido en el que lo utilizamos aquí, proponen una identidad restringida de los objetos, es decir, una definición específica construida a partir de exclusiones y diferencias irrevocables en la composición del producto. Por su parte, las marcas débiles apelan a una identidad ciertamente más amplia, incluso genérica, que refuerza la idea de un bien cultural a medio camino —o punto de intersección— entre varios universos simbólicos. Sin dejar de existir, las connotaciones singulares inscriptas en los bienes ceden terreno a marcas más amplias y polifónicas. Marcaciones fuertes y débiles estabilizan un tejido de sentidos que vuelven inteligibles el objeto cultural en cuestión. Veamos cómo operan en el circuito editorial. En el mundo de la producción de libros religiosos existen tipos de marcaciones. Algunas son externas, como el diseño y la imagen de la tapa, el título, el nombre y la foto de los autores —a veces solos, otras con su esposa e hijos—, las referencias a otros libros exitosos del mismo autor, el texto de la contraportada, el de las solapas —con un breve currículum y la relación con otros libros de la misma colección—, fragmentos de recomendaciones de personas especializadas del medio —periodistas, curas, pastores, teólogos, personalidades de la cultura, etc.—, el logo de la editorial, el nombre de la colección y una anticipación, en algunos casos, de la persona que escribe el prólogo o el estudio preliminar que acompaña al texto. Las marcaciones externas constituyen en sí mismas un espacio de referencia que ubica el libro en un área específica de la vida religiosa. Si tomamos como ejemplo a las editoriales católicas y evangélicas las áreas pueden ser vida pastoral, liturgia, catequesis, Biblias, vidas de Santos, espiritualidad, liderazgo y negocios, consejería, devocional, discipulado, motivación, sanidad interior, autoayuda y la lista sigue. Las marcaciones dominantes de la tapa apuntan por lo general a una especialización del producto en un área, un problema en particular, mientras que las marcaciones externas de la contratapa intentan ampliar las referencias a un público genérico. Existen tantos libros como preguntas que los creyentes formulan a su religión y a quienes la representan institucionalmente. Por su parte, las marcaciones internas de un texto tienen que ver, en primera instancia, con el género discursivo simple o complejo en el que se encuentra escrito: testimonios, biografías, estudios bíblicos, documentos eclesiásticos, manuales de catequesis, oraciones, novelas, cuentos y comics religiosos, cartas, etc. Como plantea Mijail Bajtin (2002: 248), los usos de la lengua obedecen a diferentes esferas de la actividad humana, las cuales elaboran tipos estables de enunciados, con su estilo y reglas de composición. La esfera religiosa cuenta con un amplio repertorio de géneros que las casas editoriales promueven o relegan según los principios de clasificación que prioricen. A su vez, las marcas o señales internas remiten a otros autores que avalan, discuten, amplían, critican o refuerzan los argumentos del libro, lo que delimita un espacio de presencias y ausencias que rigen la polifonía del texto. Veamos dos ejemplos de marcaciones: el documento eclesiástico de instrucción pastoral sobre los medios de comunicación social Communio et Progressio, editado por Paulinas, y el libro de Bernardo Stamateas,4 Intoxicados por la fe, de editorial Grijalbo. El primero se caracteriza por ser una publicación casi completamente despojada de marcas comerciales, un material de difusión y de bajo costo más pequeño que un libro, con una encuadernación sencilla, de tapa blanda azul claro, con el nombre del documento en el centro y la referencia a la Pontificia Comisión para los Medios de Comunicación Social en el 4 Bernardo Stamateas es sexólogo clínico y pastor de la iglesia bautista Presencia de Dios, en Buenos Aires, Argentina. Se desempeña a su vez como escritor y conferencista en el área de espiritualidad. Durante los últimos años ha publicado numerosos libros y muchos de ellos —es el caso de Gente tóxica— se han transformado en best sellers locales. Stamateas participa de manera recurrente en programas de televisión y radio, que lo acercan al gran público. Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 119 borde superior. Sin referencias, recomendaciones o estudios preliminares, el libro comienza por una breve reseña sobre la génesis del documento y los distintos esquemas, con sus respectivas reuniones, que llevaron a la aprobación final del mismo por parte del Santo Padre en 1971. El estilo, al igual que la composición de la escritura, es claro, analítico e impersonal, como un texto académico construido en diálogo con otros documentos similares. Dividido en tres partes, el texto versa sobre los principios doctrinales que deben regir el uso correcto de los medios de comunicación social —la prensa, el cine, la radio, la televisión y el teatro— desde un punto de vista cristiano. Se los evalúa en sus distintas partes como factores del progreso humano y se define a continuación el quehacer de los católicos, sus exigencias y responsabilidades frente a los avances de la técnica. No es un análisis de contenidos, sino de marcas. Y según las reglas del género, el documento eclesiástico plantea un diálogo de coherencia interna con un discurso de institución. Por eso las referencias remiten en su mayoría a encíclicas,5 alocuciones y discursos papales sobre el tema. Communio et Progressio es un bien de cultura con marcaciones fuertes, religiosamente definidas, que apuntan a construir un discurso católico de institución con base en principios de doctrina dirigidos a un circuito restringido de consumidores, vinculados fuertemente al núcleo duro y a los cuadros medios. Se imponen principios sacerdotales de pureza, erudición y estudio de la Palabra, propios del vector espiritual. En el extremo opuesto, el libro de Stamateas es un ejemplo de marcaciones débiles o lavadas en términos religiosos. Las marcas externas corresponden a las orientaciones comerciales. Por ejemplo, el nombre del autor por ser conocido en el borde superior, con una referencia a éxitos previos —“Autor de los best sellers Gente tóxica y Autoboicot”—, luego el título —Intoxicados por la fe. Cómo ser libres de una religión tóxica y vivir una espiritualidad feliz—, el logo de la editorial y un sello —“Nuevo libro”— que evita 120 Desacatos 46 Joaquín Algranti confusiones con títulos similares. La solapa anterior presenta una foto sonriente y de medio cuerpo de Stamateas. De acuerdo con una pauta o modo situacional de presentación de sí, el texto describe al autor primero como licenciado en psicología, sexólogo, clínico, escritor, conferencista —en ese orden—, y por último como pastor del ministerio Presencia de Dios. La cadena de referencia se extiende en la solapa posterior, en la que se mencionan otros títulos de la colección que pueden interesar a un perfil similar de lector: libros de Osho, ChinNing Chu, Sergio Marquet y Alejandra Stamateas. Las marcaciones apuntan con fuerza a una espiritualidad abierta, no confesional, indefinida. El espíritu de las citas de la contratapa opera en la misma dirección. Allí aparecen fragmentos seleccionados de figuras de la cultura, cada una presentada con todos los títulos posibles, que recomiendan el libro: el escritor, historiador y médico Pacho O’Donell, el filósofo y escritor Alejandro Rozitchner, el sacerdote Luis Farinello y el rabino Sergio Bergman. Las credenciales o el carisma de personas consagradas gracias a su elevada exposición trazan un marco de referencia simbólico para el libro, un preámbulo de corte ecuménico. La apuesta de fondo consiste en desmarcar el producto de etiquetas fuertes o por el contrario multiplicar las formas de etiquetamiento dentro del amplio mundo de la espiritualidad. Internamente las marcas obedecen a una combinación de géneros discursivos vinculadas a la autoayuda cristiana y a la psicología. El autor se propone identificar “actitudes y conductas que, con la excusa de la fe, enferman nuestra vida diaria” (Stamateas, 2010: 14). Con estructuras similares, aunque no idénticas, cada capítulo reconoce una actitud tóxica —implícitamente 5 Sobre todo y por ser la primera en fijar una posición en torno a los medios de comunicación masiva, Inter Mirifica, aunque también se citan otras encíclicas, como Mater et Magistra, Guardium et Spes, Dignitatis Humanae. asociada a confesiones identificables—, se las describe, ordena y caracteriza a partir de etapas y perfiles construidos desde anécdotas, fragmentos de entrevistas y la misma experiencia profesional del autor. El ordenamiento de la conducta nociva, patológica, permite explicitar su estructura y desarmarla. Para ello se proponen relecturas de la Biblia combinadas con nociones refiguradas del psicoanálisis y ejercicios personales —test para saber si somos neuróticos, perfeccionistas, etc.—. Los capítulos terminan con un resumen sobre la alternativa de la “fe sana” en relación con el problema planteado. El estilo de escritura es cálido, familiar, no recurre a la lógica del testimonio de conversión y conserva una distancia profesional en el trabajo analítico de reconocer actitudes y conductas tóxicas. El libro concluye con una bibliografía orientada a temas de psicología y religión. Sin embargo, las marcas dominantes del texto corresponden a frases puntuales de personalidades destacadas de la cultura universal que refuerzan, sintetizan o amplían el argumento de Stamateas en cada capítulo. Conviven Víctor Hugo, Paulo Coelho, Confucio, Aristóteles, Beethoven, John Stuart-Mill, San Martín, Michael Jordan, Goethe, Isaac Asimov, José Ingenieros, Calderón de la Barca, Chesterton, Gandhi, Ortega y Gasset, Lutero y la Biblia, por nombrar algunos. Ellos constituyen las marcaciones ampliadas que confluyen a lo largo del libro y habilitan un sistema extendido de referencia en el que la espiritualidad, siempre de raigambre judeo-cristiana, renuncia a las identidades particulares y se universaliza. Se trata de un objeto de cultura que por sus marcas y estética se dirige a los estilos periféricos de consumo. Por eso no es extraño que incluso editoriales evangélicas regidas por el vector comercial caractericen la saga tóxica de Stamateas como una forma de “Evangelio light”. El ordenamiento que ofrecen sus marcaciones puede parecer ecléctico o lavado para una literatura de iglesia, pero es probable —en palabras de Pablo Semán (2006: 116-120)— que estos criterios amplios se adecúen mejor al modo en que los mismos lectores organizan sus bibliotecas con base en la recomposición de las categorías a partir de las cuales agrupan autores o temas a simple vista contradictorios. En ambos casos, el de las marcaciones fuertes del documento eclesiástico y las débiles de la autoayuda, se produce un efecto de sobredeterminación.6 Las formaciones significativas tienden a ramificarse y generan un exceso de sentido. Lo mismo ocurre con las interpretaciones que habilitan distintos niveles de lectura, pero en direcciones opuestas. En el primer caso las marcas fuertes sobredeterminan un discurso de institución que representa la voz oficial de la Iglesia católica sobre principios de doctrina en los que se fija una postura orientada a producir una imagen de coherencia y continuidad con las comunicaciones previas: las encíclicas, los discursos y las alocuciones papales. En el segundo, las marcas débiles sobredeterminan la composición del producto, con base en una estrategia de desmarcación resultado del sobreetiquetamiento. La intención subyacente apunta a alivianar las definiciones estrictas, desdibuja las fronteras y los modos periféricos de abordar el libro. Conclusiones La captación sociológica de las mercancías religiosas supone estudiar el entramado de relaciones que las hace existir. Por ello fue preciso atender a la “pre-historia” de los objetos culturales, esto es, a las unidades productivas que los diseñan, modelan y fabrican de acuerdo con una visión en algunos casos de iglesia-empresa y en otros sólo de empresa que le da forma a una política cultural de bienes religiosamente marcados. Éste fue el objetivo principal 6 En una acepción más cercana a las primeras formulaciones del psicoanálisis que a los usos althusserianos del término. Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina 121 de nuestro artículo, la pre-historia de un modelo peculiar de mercancías, vistas a través de sus productores más importantes: las editoriales. Intentamos dilucidar el nudo de relaciones sociales que cristalizan en el objeto-libro y sus agentes de producción. Analizamos las principales casas editoriales argentinas, sobre todo del medio católico y evangélico, a partir de entrevistas en profundidad. De allí emergieron dos orientaciones productivas que tensionan internamente la industria editorial. Por un lado, el vector espiritual que produce materiales de formación, dirigidos fundamentalmente a iniciados o especialistas. Esta orientación suele coincidir con empresas administradas por religiosos que se apoyan financieramente en donaciones y subsidios de su comunidad, su iglesia o agencias externas. Los objetos de cultura hacen foco en la pureza de la Palabra, la correcta interpretación, y apuestan de manera simultánea a la catequesis y a un pequeño mercado especializado. Por otro lado, el vector comercial fabrica materiales de espiritualidad para el gran público. Aquí predominan las empresas laicas, de familia, que dependen sólo de las ventas para subsistir. Por eso su estrategia apunta a la importación de best sellers extranjeros y a la publicación de referentes locales. El énfasis teológico recae sobre la experiencia de lo sagrado, vale decir, las vivencias individuales trasmitidas en las narrativas del testimonio. Las orientaciones económicas se ajustan, a su vez, a una clasificación de la demanda que distingue a los creyentes-consumidores según el grado de pertenencia institucional. La propuesta de renombrar los perfiles con los términos de núcleo duro, cuadros medios, periferia y marginales obedece al intento de distinguir maneras de relacionarse con la religión y su cultura material. Por último, fueron exploradas las marcaciones fuertes y débiles que componen el documento eclesiástico Communio et Progressio y el libro de Bernardo Stamateas, Intoxicados por la fe, con el objeto de analizar por medio de casos concretos el sistema de marcas que le otorga identidad a los productos culturales. Para concluir, es importante señalar que el editor es un seleccionador de pautas religiosas —de tópicos, discursos, modelos de conducta, lecciones, testimonios, etc.— a las que se les otorga un rango privilegiado de visibilidad y acceso. Ellas existen como objetos dentro de la cultura material con la que un grupo humano se define a sí mismo. Este mundo de cosas, de mercancías culturales, se encuentra habitado por bienes que proponen un cierto ordenamiento de la experiencia —llamémosla aurática— de la religión, es decir, de las sensaciones que se desprenden de la vivencia de lo numinoso. Y ésta, al igual que las obras de arte en el argumento clásico de Walter Benjamin (1989: 18-23), logra emanciparse de su ritual de origen —del culto, la imposición de manos, el sacramento, la alabanza o la adoración— a través de la reproductibilidad técnica que habilitan las editoriales. Las mercancías religiosas permiten, en más de un sentido, recrear la autenticidad de esta experiencia, pero emancipada de su contexto de emergencia, de sus ritos y vivencias colectivas. Bibliografía Algranti, Joaquín, 2011, “La religión como cultura material. Socio-génesis de los circuitos editoriales en el mundo católico y evangélico”, en Horizontes Antropológicos, año 17, núm. 36, pp. 67-93. Bajtin, Mijail, 2002, “El problema de los géneros discursivos”, en Mijail Bajtin, Estética de la creación verbal, Siglo XXI, México. Belchior Mesquita, Wania Amélia, 2007, “Um pé no reino e outro no mundo: consumo e lazer entre pentecostais”, en Horizontes Antropológicos, año 13, núm. 28, pp. 117-144. Benjamin, Walter, 1989, “La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica”, en Walter Benjamin, Discursos interrumpidos I, Taurus, Buenos Aires, pp. 17-57. 122 Desacatos 46 Joaquín Algranti Bourdieu, Pierre, 2003, Creencia artística y bienes simbólicos. 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En este artículo se defiende que las manifestaciones lingüísticas y otras convenciones culturales con las que la sociedad de Oriente Medio ha recuperado su voz propia, una voz secuestrada y censurada por los regímenes dictatoriales, constituyen una serie de narrativas que se transforman en un elemento de empoderamiento y movilización política para debilitar y en su momento terminar con el régimen de pensamiento poscolonial que ha significado y resignificado el pasado y el presente de estos pueblos con el fin de dominarlos y determinarlos para beneficio propio y de sus patrocinadores políticos en el extranjero. Palabras clave: violencia epistemológica, lenguaje contestatario, narrativas revolucionarias, fin del poscolonialismo, colonialidad Recovering Self-narratives in the Arab Revolutions: Cultural and Epistemological Conventions to the End of Postcolonialism The so-called “Arab Spring” has been an example of social empowerment and promotion of new epistemologies for a new historical memory without oppression, censorship nor Eurocentric significance. In this sense, this paper defends that linguistic manifestations and other cultural conventions with which Middle Eastern society has regained his own voice, a voice kidnapped by dictatorial regimes, are a series of narratives that become an empowerment and political element of mobilization to weaken and, in turn, to end the postcolonial behavior regime that has framed and redefined the past and present of these peoples in order to dominate and determine them for the Moisés Garduño García Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente, Guadalajara, Jalisco, México benefit of extraterritorial sponsors. Keywords: epistemological violence, contestatory language, revolutionary narratives, end of postcolonialism, coloniality [email protected] 124 Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 124-139 Recepción: 6 de junio de 2013 Aceptación: 24 de noviembre de 2013 Introducción L a reciente revolución árabe —at-thawra al-‘arabiya en lengua árabe— es un fenómeno que ha desarrollado nuevas formas de movilización y contestación política a pesar de la velocidad de la expansión del mercado mundial y la internacionalización del capital a través de herramientas informáticas. De manera paradójica ha sido también el uso de la tecnología como herramienta de contrapoder lo que ha coadyuvado, sin llegar a ser determinante, a que las relaciones impersonales de la sociedad en internet se materialicen en redes sociales más sólidas, como plazas públicas, mercados y jardines, donde se ha demostrado la indignación contra el dictador y el régimen de dominación, represión y opresión que representa, junto a su séquito de colaboradores, que durante décadas ha dominado y suprimido la voz de los árabes y no árabes de todo el denominado Oriente Medio. Precisamente este acto de recuperación de la voz propia es lo que puede verse y sentirse en las calles y los barrios desde el Sahara Occidental hasta Egipto y desde Palestina hasta Irán. Se trata de diversas manifestaciones culturales, expresiones orales y visuales, y otras formas de contestación político-pacífica que forman parte del nuevo repertorio de protesta y empoderamiento que los jóvenes han impulsado con más fuerza en este nuevo siglo. Este repertorio se torna a su vez en una forma de subjetivización que busca no sólo “resistir a las viejas formas de dominación poscolonial a las que ha sido expuesta la sociedad” —en palabras de Alain Touraine (2007: 102-103)—, sino también exigir el fin de este régimen de falso conocimiento y falsas promesas de emancipación mediante el cambio de conciencia, el uso de la educación como medio de liberación permanente y el rompimiento de las barreras de la indiferencia, el miedo y la apatía por la creatividad política que reinaba durante la época de la dictadura. La irrupción de la cultura en la vida política es una forma muy fuerte de empoderamiento social que ha desencadenado un gran reto para las elites en el poder que solían controlar el uso de la violencia, tanto física como epistemológica, en el La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 125 llamado “mundo árabe”.1 La violencia física es representada por el aparato de seguridad e inteligencia del Estado, mientras la violencia epistemológica se refiere a lo que llamo “toda serie de producciones intelectuales que desinforman al lector sobre una sociedad y sus costumbres y que les representan, con una autoridad académica mercenaria, mediante falsos criterios de verdad para legitimar el uso de la violencia física contra dicha sociedad”. En términos de Scott (2003: 14), son los productores de discursos públicos de poder, aquellos “intelectuales”, “pensadores” y medios de comunicación del régimen, la propaganda del miedo, el estereotipo del enemigo externo y la re-presentación de —e imposición sobre— “el otro”. Dichos centros de poder, percatados de la dimensión, eco y resonancias de las protestas de millones de sujetos en el entorno geográfico más próximo a ellos, reaccionaron contra ese proceso social con represión militar, secuestros, censura, guerra civil, intervención extranjera y otras formas de violencia, con las que intentaron aplastar las revueltas y sus réplicas en países vecinos. Pero lo que no se entendió entre las elites de dichas redes de poder en este contexto es que este fenómeno de expresión, de subjetivización y de inserción social conocido como at-thawra al-‘arabiya ha tenido como eje conductor la indignación compartida por millones de personas, no sólo en la región sino en todo el mundo, la cual se desprendió del deseo social de terminar con los responsables de la violencia, así como con las condiciones que la promovieron y las instituciones que la financiaron durante tantos años. De acuerdo con Castells (2012: 10-17), se tejieron redes de indignación, pero a la vez de esperanza de tener un resultado positivo en calles, plazas y otros lugares públicos utilizados para la protesta. La cultura y sus manifestaciones se han convertido, en este sentido, no en un fin o parámetro de reconocimiento sino en un medio social y político para reclamarlo y determinarlo. Así, este artículo busca compartir las voces de la revolución árabe a través 126 Desacatos 46 Moisés Garduño García de la descripción de sus significaciones y su lenguaje contestatario contra el régimen poscolonial, entendido como la fase inaugurada por la caída del sultanato otomano y la intervención de los países colonizadores europeos a lo largo del siglo xx y que generó, en sus vertientes más violentas, una serie de desprecios epistemológicos que obstaculizaron la emancipación de los pueblos durante los últimos 50 años. En este tenor, el poscolonialismo —fase inaugural de los regímenes de dictadores como Ben Ali, Mubarak, Gadafi, Sadam Hussein, Reza Pahlevi, el rey Saud, Mohammed V, Hafez y Bashar al Assad, entre otros— fue tanto el ámbito del autoritarismo represivo de la policía y los servicios de inteligencia del régimen contra la población como la colonialidad estructural-administrativa y toda una gama de narrativas y metanarrativas que buscaban quebrantar el tejido social de sus pueblos pluridiversos al buscarle falsos enemigos contra los cuales luchar en nombre de la nación, la patria, el panarabismo, el panislamismo y otras ideologías que hoy han mostrado por igual sus fallas para el bien de la sociedad y su complicidad con los agentes de las metrópolis contra los que supuestamente estaban diseñadas. El fin del régimen del saber poscolonial El régimen poscolonial que la revolución árabe ha comenzado a desmantelar no es uno estrictamente 1 Hay un consenso no oficial, pero muy practicado entre los orientalistas europeos y estadounidenses, e incluso entre algunos intelectuales de dicha región, en definir a Asia Occidental con términos como “mundo árabe” —como si se tratara de un mundo diferente—, en los que los criterios de clasificación y autoridad de lengua, etnia, parentesco, usos y costumbres árabes se ponen por encima de muchas otras con las que conviven, como la kurda, la kirguisa, la bereber, la amazig y la nubia, por mencionar algunas. Para atender al debate sobre la identidad árabe y lo que significa para algunos “ser árabe”, véase Barakat (1993: 314). político-administrativo sino también de carácter epistemológico. Es el principio del fin del régimen político, pero también del régimen del saber. El fin de esta metanarrativa ha sido un requisito para la creación de un refrescante sentimiento de resistencia en el llamado “mundo árabe”, en el que el fin del poscolonialismo es “el fin de la creación de condiciones y conocimientos que ayuden a reproducir el poder en las elites gobernantes de los países de la región”, en palabras de Dabashi (2012: 172). Durante la época poscolonial, los intelectuales del régimen gobernante y de las potencias que lo patrocinaban solían repetir un discurso de representación de una realidad árabe quebrada y con estereotipos terroristas en todo hombre con turbante y barba larga. Desde los textos de Silvestre de Sacy (1861) o Ernest Renan (1928) hasta las obras que dicen representar las teorías más acabadas del “islamismo”, como las de Bernard Lewis (1993), Olivier Roy (2003), Francis Fukuyama (1992) y Samuel Huntington (1993), la violencia epistemológica se dedicó a robar gran parte de la memoria histórica de los pueblos árabes y musulmanes de la región al monopolizar su identidad, su historia y su capacidad de crear conocimiento y narrativas sobre sus propias costumbres, cultura y formas de organización política. Bastaba con memorizar uno de los libros antes citados para poder hablar con autoridad en el ámbito académico del “mundo árabe”, del “mundo islámico”, del “conflicto en Oriente Medio”. No se contextualizaba que el Islam —como forma de vida predominante en Asia Occidental— durante los últimos 1 400 años se ha puesto delante de un interlocutor y en dicha interacción ha dado origen a nuevas manifestaciones ideológicas, políticas y Guillermo Alonso Meneses Vista de la doble barda fronteriza desde Tijuana con torre de vigilancia electrónica y el árbol plantado por Pat Nixon, primavera de 2012. La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 127 religiosas, que suelen ser más ricas en comparación con las originales. Por ejemplo, cuando el Islam se colocó frente a la cultura y el pensamiento griegos surgió la filosofía islámica; cuando lo hizo frente al budismo, generó el sufismo; cuando se entabló un diálogo con el judaísmo se creó la teología islámica. Así, fue hasta el siglo xx cuando el Islam se enfrentó al colonialismo europeo y al imperialismo estadounidense y surgieron corrientes de Islam violento y contestatario al estilo del interlocutor, es decir, del colonialismo y el imperialismo de Occidente. Lo anterior dio por hecho la existencia de “sociedades inmaduras” y “una forma de organización barbarizada” que con frecuencia justificaba las invenciones e intervenciones de los centros de poder coloniales y poscoloniales a causa de una supuesta “amenaza islámica” que encabezaban los “árabes indefendibles agresores” (Horowitz, 2003). Dicha “descomposición social” originó a su vez una violencia epistemológica desde diversas elites que formaron no pocas representaciones tendenciosas de la realidad de estos pueblos, las cuales trascendieron sus propias fronteras naturales, geográficas y lingüísticas, y los presentaron deshumanizados y marginados de la historia, o en su defecto como “el resto de la civilización” —“the rest and the West”— que coloca todo lo no occidental fuera de los tropos de la metafísica europea y evita que este “resto” esté en el ámbito de la sujeción plena o dentro de la misma agencia histórica de su realidad. No es difícil descubrir que esta práctica ha estado presente, por citar tres ejemplos, en los casos de intervención en Palestina, Iraq y Líbano, en los que se justificó la guerra debido a una supuesta “amenaza” contra el Estado de Israel, por la “posesión de armas de destrucción masiva” y por una sociedad “hostigada por la influencia de Irán en la región”, respectivamente. La denominada “guerra preventiva”, aquel discurso con el que el expresidente estadounidense George W. Bush invadió Iraq en 2003, ha sido el marco sine qua non en el que se ha hecho entender 128 Desacatos 46 Moisés Garduño García la realidad de estas naciones, sus conflictos y sus narrativas históricas. Para describirlas y determinarlas la definición básica es el “terrorismo”. De la misma manera, tampoco es posible negar la reproducción de estas prácticas epistemológicas entre las elites poscoloniales de Túnez, Egipto, Marruecos, Siria, Israel, Irán y otros países de la región en los últimos años, cuando sus gobiernos clasifican a los movimientos sociales como “aliados de Washington y terroristas sionistas”, lo que crea un discurso de mutua y eterna demonización que las elites poscoloniales usan para legitimar la presencia y el uso desmedidos de los cuerpos de seguridad del Estado, como la policía, los militares y los cuerpos de elite ante su población (Beeman, 2006: 23-24). Así, en la fase actual de pensamiento que la “revolución árabe” ha reinaugurado —porque no ha nacido con ella sino en los textos de Mahfuz (1989), Said (1978), Arkoun (2003) y Dabashi (2012), entre otros—, las ideologías establecidas bajo la orden del discurso dominante emitidas por Washington, Londres o Moscú han dejado de ser el marco conceptual para definir y significar lo que son y lo que no son los pueblos creadores de las revoluciones árabes, lo que cambia el patrón de pensamiento hacia uno más crítico con tendencia a la emancipación, la liberación permanente y el reclamo de derechos políticos, humanos y ciudadanos, que van desde la creación de la historia hasta la denuncia de la corrupción, la represión y la violencia del régimen político. En gran parte se trata de un discurso liberal que no intenta alcanzar o imitar a Occidente, sino trascenderlo, adaptarlo y reinventarlo. Por eso sostengo que debemos llamarle revolución a la revolución, por el simple hecho de que la gente árabe y no árabe de la región acuñó el término thawra para denominar al proceso que vio salir a familias enteras de las casas hacia las calles dispuestas a derrocar al dictador. No es una revolución de corte eurocentrista que toma a la Revolución francesa como marco de referencia para explicar los movimientos sociales y la agenda que busca cambiar un régimen por otro. Tampoco es una meditación de ideas previamente diseñadas para convertirse en el pliego petitorio de un líder en especial. Es algo diferente, que no es nuevo: un proceso que arrastra censura y represión, desde la instauración del Estado de Israel en 1948, diversas guerras civiles, como las de Líbano y Argelia, e intervenciones militares extranjeras a países enteros, como Iraq y Palestina. El propio término “revolución árabe” debe conceptualizarse de manera diferente y en el marco de los propios creadores del término, es decir, desde “la calle árabe”. De acuerdo con los eslóganes que la gente mostró y muestra en las calles de El Cairo o Damasco, el movimiento que creció en diciembre de 2010 en Túnez bajo el lema “revolución árabe” —at-thawra al-‘arabiya— define a su movimiento como una revolución y la entiende como “un ajuste de tuerca para un cambio político, económico y epistemológico que termine con el clientelismo, el nepotismo y la violencia del mal gobierno a través de la demostración de la ira de los ciudadanos en manifestaciones pacíficas” (Antoon, 2011: 2). Esta definición no se encuentra en manuales de Harvard o de intelectuales de Al Azhar, sino en las calles, con personas creadoras de conocimiento in situ que acudieron al llamado de la indignación, como la calle Mohammad Mahmoud en El Cairo que, más de dos años después del 25 de enero de 2011, cambió el destino de todo el país del Nilo y hoy guarda en sus paredes formas diferentes de conceptualizar no sólo a una revolución sino a sus mártires —que sigue siendo gente ordinaria—, al gobierno —al que se pide un Estado cívico en rechazo de uno militar e islámico—. Ahí se ve un concepto de la estética como forma de emancipación que hace de la caligrafía árabe —históricamente una herramienta de la corte real— el molde perfecto para los mensajes de la resistencia popular que claman “no a la violencia del Ministerio del Interior, no al régimen militar y no al régimen de la hermandad musulmana” (Salama, 2013). Se necesitan nuevas metáforas (Dabashi, 2012) que ayuden a explicar este cambio en la conciencia y la psicología de los ciudadanos, en las que la historia de las protestas no sea narrada como un cuento épico con nombres de líderes y héroes que encabezan movimientos y pensamientos políticos, sino en otra sintonía, como una novela en la que el personaje principal sea una persona común y corriente con voz, derechos y capacidad creativa, más cercana a cualquiera de nosotros, en busca de reconocimiento político, social y moral, entendido este último como un rechazo total a la discriminación y el desprecio de las leyes y las personas que las promulgan y ejecutan. En esta fase de contestación terminan la era del pensamiento poscolonial, la del “choque de civilizaciones”, la del “fin de la historia” y la “era post 9/11”, inaugurada por Geroge W. Bush y su acérrimo rival Osama Bin Laden, quien, dicho sea de paso, fue enterrado en la Plaza Tahrir por el rechazo de los manifestantes a sus postulados extremistas. En el caso de organizaciones islamistas moderadas, cabe aclarar que no participaron en la gestación de protestas y movilizaciones sociales en países como Túnez o Egipto y que, como buenos lobos políticos, aprovecharon el contraataque de los enemigos de la revolución para posicionarse en el gobierno de estos países y generar una lucha de liberación permanente entre ellos, que defenderán su nuevo papel en el Estado, y los jóvenes que inundaron las plazas centrales desde 2010, que harán lo propio en relación con la nueva conciencia de la revolución. Lo que tenemos al momento de escribir estas notas es una serie de fuerzas contrarrevolucionarias financiadas por factores externos, principalmente las elites de Arabia Saudí y Qatar. El andamiaje de organizaciones como el Estado islámico de Iraq y el Levante —daesh en lengua árabe—, por ejemplo, está pensado para que la revolución se detenga y no llegue a los territorios petrócratas aliados de Estados Unidos que, hay que decirlo, desempeñan el mismo papel que Irán y Siria cuando son apoyados por La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 129 Prometeo Lucero Migrantes abordan el ferrocarril de carga, apodado “La Bestia”, en la estación ferroviaria de Tenosique, Tabasco. Rusia para mantener sus intereses estratégicos en la zona. Como diría Alonso (comunicación personal, 2013): “no hay que perder de vista la ruta del dinero y el interés en las revoluciones”. Pese a esto, la “revolución árabe” ha renovado la esperanza de emancipación entre el ciudadano común y le ha dado la bienvenida a un nuevo matiz del nacionalismo entre los árabes. En otras palabras, si bien la “revolución árabe” tiene ciertos componentes nacionalistas en sus eslóganes, este movimiento de protesta ha tomado el nacionalismo no como el sentimiento de identidad compartido cuya memoria histórica se alimenta del museo y el mapa ubica su lugar natal (Anderson, 1993: 249), sino como un reconocimiento de diferencias étnicas, religiosas y lingüísticas, y le da valor al sentimiento de indignación, a la búsqueda de la justicia y al mutuo reconocimiento entre sujetos. Éste es el nuevo sentimiento del nacionalismo en la revolución: la 130 Desacatos 46 Moisés Garduño García necesidad de establecer zonas de contacto entre lo árabe y lo global, un patriotismo reapropiado y alejado de lo colonial (Al-Azm, 2011). Lenguaje contestatario versus violencia epistemológica La recuperación de la voz propia y de la condición de sujeto creador y creativo, en medio de un sistema de opresión que hace valer la violencia física y epistemológica, puede encontrar su explicación teórica en varios pensadores desde mediados y finales del siglo xx: Freire (1971), Dussel (1980), Chomsky (1993), Arkoun (2003), Touraine (2007), CastroGómez y Grosfoguel (2007). Hay varias aproximaciones valiosas que, entre otras cosas, nos remiten a apreciar y a usar conceptos para entender el papel desempeñado por las personas en este sistema de deshumanización, marginación y creciente consumismo de identidades que ha impuesto el capitalismo, así como la producción semiótica-cultural que ha desplegado en las conciencias de los pueblos para mantenerse como hegemónico-opresor. En el caso de las revoluciones árabes, la formulación del “yo existo” en las plazas de El Cairo o Túnez tiene que ver con una de estas aproximaciones. “Yo existo” quiere decir también “todos existimos” en una plena materialización verbal de las conexiones intersubjetivas que las plazas y las calles otorgaron a las personas. El reconocimiento de los sujetos ha ocurrido primero entre los propios sujetos y se ha incorporado en sus eslóganes, canciones, poemas, rimas, grafitis, entre otros mecanismos de expresión de la protesta ante el silencio y la malversación de los medios de comunicación oficiales. El lema “Todos somos Jaled Said” es un gran ejemplo a este respecto, ya que se refiere a un eslogan utilizado en Egipto para manifestar la indignación que la comunidad sentía por la muerte de este bloguero, secuestrado en un café internet por la policía secreta egipcia tras publicar críticas al régimen en 2010, y cuyo cuerpo con evidencias de tortura fue presentado en internet mediante fotografías. La indignación de la comunidad ante las imágenes causó un efecto de solidaridad con la familia de Said, proceso que fue una de las mechas que prendió la ola denominada “primavera egipcia” a principios del año siguiente ( , 2013). Ha sido el levantamiento de este tipo de convenciones culturales y códigos semióticos aquel fenómeno que ha demostrado una vez más la vigencia del pensamiento de los autores que hablan del contrapoder que surge cuando hay redes y relaciones de poder que hostigan y deshumanizan al sujeto (Castells, 2009). Pero hablar de lenguaje contestatario no quiere decir que estas notas “le darán voz a los sujetos”. Ellos ya la tienen, siempre la han tenido, a pesar de ser objeto de ataques y censura por parte de la maquinaria cultural del opresor, ya sea en el barrio, la mezquita, el mercado o, ahora en auge, en el espacio virtual de internet. Se trata, por el contrario, de escuchar con más atención esas convenciones culturales de los pueblos sin más intermediario que aquel que se expresa y ha superado lo que Freire (1971) llama “la contradicción del opresor-oprimido”, es decir, de aquella persona que al saberse como oprimido no se convierte en opresor inmediatamente como muchos lo hacen —como hizo la elite poscolonial—, sino que emprende el camino de la liberación permanente y responsable con su semejante mediante valores que considera aplicables y respetables para todas las comunidades. Lemas como “el pueblo quiere derrocar al régimen”, “vete”, “dignidad, justicia y libertad”, “libertad de expresión y prensa”, entre otros, fueron una creación de la vox populi, que de inmediato fueron objeto de malinterpretaciones, traición-traducciones y/o de omisiones por parte de las grandes cadenas transnacionales de comunicación que, en vísperas de este cambio, vieron amenazados sus intereses hegemónicos en aquella parte del mundo. Una y otra vez, el lenguaje brilla como un elemento de identidad importante que, en el caso de los árabes, permite incorporar algunos conceptos como hurriya l-ta’bīr —libertad de expresión— o al-Sahafa hurriya —libertad de prensa— para presentar el significado de la “calle árabe” como una herramienta de autodeterminación contra la corrupción, la censura y la persecución de varios gobiernos. La principal arma de protesta árabe, según el modelo de movilización pacífica, es la lengua, no sólo en lo que concierne a las reglas gramaticales del árabe escrito sino además en lo que respecta a la sabiduría del vocabulario fresco y proverbios del árabe coloquial del mercado y los barrios. La lengua también trasciende fronteras y ante la diversidad de los registros del árabe, el uso del francés y el inglés para hacerse escuchar en el extranjero, y otras leguas cercanas en la región, como el turco y el persa, la protesta manda mensajes en común como si se tratara La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 131 de una sola lengua. Pero lo más delicado es que con la llegada del imperialismo, el capitalismo y el neoliberalismo como interlocutores de la política árabe poscolonial, términos como binlādiniyya —binladenismo—, awlama —globalización— y hadātha —modernidad—, entre otros, fueron ampliamente utilizados en la lengua del colonizado para hacer frente a los problemas de toda índole en su región después de los eventos del 9/11 —otro producto hegemónico-cultural— y se cayó en la trampa de la significación de los centros de poder en la que no era posible analizar a la región sin dichos conceptos occidentales arabizados (Garduño, 2012). En cambio, ahora el lenguaje y otras convenciones contestatarias hacen de la dignidad —karāma— una forma de expresar lo que pasa en los pueblos de esta región de una manera más fidedigna y cercana a los sentimientos y demandas de la gente para impulsar la reapropiación de la lengua como vía de emancipación y como herramienta de resistencia. Si fuera posible resumir en un solo lema la actitud epistémica del pueblo árabe contra sus dictadores, tendría que hablarse de la frase as-sha›b yurīd isqāḍ al-nizam —el pueblo quiere desmantelar el régimen— (Mesa, 2013: 5-6). Esta frase desarrolla la idea de hacer de esta revolución árabe un proceso global, ya que condensa todo lo que se ha comentado. En este eslogan se describen tanto los términos “cambio” y “revolución” como los principales objetivos de las personas que están en las calles. Fuente de inspiración para canciones y poemas como “Vete” —otra consigna popular en la protesta— de Ramy Essam, “Túnez nuestro país” del rapero Hamada Ben Amour, mejor conocido como “el General”, “La Voz de la Libertad” de Karim Adel Eissa, entre otros, son ejemplo del efecto producido por este eslogan en el proceso que sigue en marcha. Terminar con este régimen de pensamiento poscolonial y crear nuevos conceptos de resistencia no ha sido fácil. Distractores como la boda real en la Abadía de Westminster en abril de 2011, el video 132 Desacatos 46 Moisés Garduño García de la película Inocencia de los musulmanes en septiembre de 2012 y la intensificación del discurso belicista entre Israel e Irán —e incluso el acuerdo entre Irán y el grupo 5+1 en noviembre de 2013— han tratado en más de una ocasión de desviar la atención de la opinión pública sobre los acontecimientos de las revoluciones árabes. El lenguaje contestatario ha desafiado la propia producción epistémica de los medios de comunicación oficiales. De hecho, “primavera árabe”, como un término eurocéntrico que recuerda el periodo de democracia conocido como “Primavera de Praga”, que duró unos meses de 1968 en la ahora extinta Checoslovaquia, fue incorporado como ar-rabi ‘al-‘arabi al repertorio que usaron los jóvenes en sus eslóganes sin importar el contexto histórico en el que había nacido. Esto fue gracias a la difusión y audiencia que alcanzó la televisora Al Jazeera, uno de los pocos medios que transmitieron las protestas en vivo pese a su línea editorial de corte islamista (Al Jazeera, 2011). La indignación creció entre las personas cuando los medios occidentales comenzaron a referirse a ellos —y todavía lo hacen— como un “despertar” (The Economist, 2011; Dawisha, 2013) con connotaciones distintas a las de un hecho meramente primaveral. Porque un “despertar”, con todas las diferencias y críticas que puede haber con otros movimientos sociales en el mundo, no ha sido la manera en la que la gente se ha definido, mucho menos si se trata de un “despertar islámico”, como lo afirman elites de gobiernos, como el iraní, que buscan sacar partido de este proceso (Press tv, 2013). El término “despertar” se refiere a los árabes como si hubieran permanecido en un estado de letargo durante años sólo para despertar de repente en diciembre de 2010 y luchar contra sus dictadores. No es así. La gente en las calles, sus intelectuales, sus tuits y sus mensajes en Facebook y YouTube argumentaban que los árabes no estaban dormidos, y no lo han estado todo este tiempo, ya que le dieron la bienvenida al siglo actual con muchos eventos y manifestaciones que constatan su atención hacia la política internacional. Ejemplo de esto son las reacciones de la segunda intifada en Palestina, la movilización masiva contra la invasión de Iraq, las manifestaciones socioeconómicas contra los regímenes dictatoriales de Argelia y Marruecos por parte de los bereberes, las huelgas y protestas del movimiento Kefaya —“suficiente”— y de los trabajadores textiles en Egipto, y las manifestaciones de los trabajadores de la minería en Túnez, entre otras que muestran que en los últimos 10 años la población de estos países ha estado haciendo mil cosas antes que estar dormida (Gómez, 2011). Para los árabes el siglo xxi comenzó de la misma manera que el siglo xx: con la represión que llevaron las guerras colonizadoras y las dictaduras poscoloniales contra las formas de manifestación y movilización democrática, pero nunca con los ojos cerrados o con la inmersión en un sueño político profundo o un estado de sueño utópico. Narrativas para la cura del genocidio intelectual La primera narrativa que surge del impacto de este lenguaje contestatario es el de la revolución misma, la narrativa de la thawra. La revolución se narra por quien la hizo y la hace posible en un enorme reto y con la responsabilidad de guardar la memoria histórica de este proceso. Los jóvenes organizan conferencias, círculos de estudio, panfletos y muestras de arte que evidencian los momentos más icónicos de este proceso: desde la inmolación de Mohammed Boazizi en Túnez, la foto de Jaled Said torturado y masacrado por las fuerzas del orden en Egipto, hasta la imagen del vendedor de bileela —bebida de trigo con leche y azúcar— en la Plaza Tahrir, que adaptó cánticos y vítores revolucionarios para vender su mercancía, y la figura de un Gadafi a merced de “los revolucionarios” con armas provenientes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. De viajar sin un contexto adecuado, estas imágenes pueden utilizarse por los mismos enemigos del proceso como herramientas antirrevolucionarias. Si bien a simple vista la mayoría de estas imágenes no parecen pacíficas, la narrativa de la thawra debe acompañarse del adjetivo que caracteriza la forma actual de las movilizaciones sociales modernas en el Midan, esto es, “pacífico” —silmiya—. Se menciona porque el significante actual de “revolución” no es el mismo que hace 200 años, cuando el cambio social se demandaba por medio de la violencia (Tilly y Wood, 2009). En la actualidad, thawra es un concepto que debe tomarse en serio por el simple hecho de provenir de su creador, la gente, y no adoptar aquellos creados por los medios oficiales que “salvajizan” al espectador con conceptos como “despertar”, “rebelión”, “insurrección” y otros que implican un rechazo declarado a las acciones propuestas por la gente en el marco de un nuevo paradigma de acción colectiva. Esas nociones tienden a violentar la movilización al crear un sistema binario entre la acción colectiva pacífica de los manifestantes y la violencia de las fuerzas de seguridad legitimadas por el Estado contra el que se protesta. Por tal motivo, la narrativa del pacifismo militante debe compartirse bajo la realidad que permitió a las personas reclamar sus derechos no con navajas, cuchillos o armas de fuego, sino con cámaras, micrófonos, teléfonos celulares y la suela de los zapatos como mecanismo para narrar la historia. La Thawra silmiya es, por mucho, la primera revolución social del siglo actual. Representa el final del poscolonialismo y a diferencia de sus precursores, como los movimientos obreros, las organizaciones de izquierda y otros movimientos que se habían centrado en preocupaciones económicas y de distribución, las revoluciones árabes buscan cambios específicos en las políticas públicas, la identidad, el estilo de vida, la conciencia contra la represión y la explotación, la cultura y el pensamiento. Por otra parte, esta refrescante narrativa histórica en el La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 133 mundo árabe está claramente insertada en la era de los llamados “nuevos movimientos sociales”, en la que se otorga gran importancia a los valores post materiales de la sociedad contemporánea, sin olvidar lo que se ha ganado en tres siglos de acción colectiva, a la que hace alusión el pensamiento vigente de intelectuales como Ali Shariati (1980). En otras palabras, lo escrito por los movimientos sociales antes de la “revolución árabe” no debe ser considerado un antes frente a un después, sino una gran parte del proceso actual que puede ser una introducción o un puente con el pasado, que parece estar bien cimentado. La importancia de mantener en pie esta narrativa junto a la llama de la revolución que sigue viva en Siria, Bahrein y otros lugares de la región radica en el respeto que tienen los mártires de este proceso para una sociedad mayoritariamente musulmana. El martirio es una narrativa que mantiene vivas a las personas que murieron durante el enfrentamiento con fuerzas represoras, las verdaderas causantes del caos y la violencia en las calles, y cuyo respeto revive los triunfos de la “revolución árabe” y anima a los que quedan vivos y no han salido a las calles para protestar. El caso de los mártires que aparecen homenajeados en la calle Mohammed Mahmoud en El Cairo es un ejemplo claro. Ahí hay rostros parecidos al de nosotros y al de otros ciudadanos, elaborados en grafiti, acompañados de las fechas de fallecimiento que indignan a la gente que transita por sus muros, porque el ciclo de sus vidas no rebasó en muchos casos los 20 años de edad (Adbel-Rahman, 2012). Para completar citamos a Elizabeth Buckner: Jaled Said, Mohammed Boazizi y Hamza Al-Khatib son más que simples víctimas de la violencia del Estado. Son mártires de la revolución. Sus imáge- han ayudado a que millones de jóvenes se reconocieran como parte de sus vidas personales, y porque su experiencia ha hecho que la imagen del martirio no fuera una producción exclusiva del Estado o de los movimientos islamistas sino también de los ciudadanos que son objetivo de ambas propagandas. El martirio de estos nombres ayuda a personalizar la revolución y convierte al mártir de víctima honorable por una causa nacional a una figura de empoderamiento y movilización social, producto y productor de significado humano (Buckner y Khatib, en prensa: 1-2). El martirio, aunque vivido de esta manera en el Islam, no está ausente en otras religiones monoteístas. En este contexto, es la constatación de que las fronteras religiosas fueron borradas al solidarizarse contra el dictador. En el caso de Egipto, las mezquitas se utilizaban como hospitales para atender a los heridos quienes eran tratados con fármacos provenientes de los compañeros coptos, que controlan el negocio de las farmacias en la sociedad egipcia y que en enero de 2011 ayudaron con la distribución de antibióticos, vendas, alcohol, entre otras cosas para seguir en la lucha. Gracias a estos actos, la relación entre coptos y musulmanes ha mejorado a pesar de los intentos por sembrar el sectarismo por parte de los centros elitistas que se resistían a dejar sus cargos en el poder (Good, 2011), al grado de que el Imam de Al Azhar, la institución más prestigiada del mundo musulmán de la sunna, Mazhar Saheen, visitó la iglesia copta en Navidad para celebrar con esa comunidad una fecha importante para los cristianos coptos y significar la historia de los egipcios como una historia de hermanos, cooperación y tolerancia bajo el principio que rebasa a cualquier religión, es decir, el principio humano.2 nes se convirtieron en contenido de posters y eslóganes donde su trágica historia de vida y muerte fue el mayor catalizador popular para las revoluciones en Egipto, Túnez y Siria. Sus nombres son sinónimos de revolución en sí mismos porque 134 Desacatos 46 Moisés Garduño García 2 El video de este acto está disponible en <https://www. youtube.com/watch?v=CxTAOEkzUCs>, consultado el 2 de junio de 2013. Prometeo Lucero Muro fronterizo, Tijuana. La continuidad de estas narrativas tiene por objetivo terminar con el genocidio intelectual, que persiste al momento de hablar sobre Asia Occidental. Este concepto es muy parecido a lo que Boaventura de Sousa Santos (2010: 8) llama “epistemicidio”, es decir, la aniquilación de cualquier tipo de conocimiento alternativo al de los centros de poder mundiales. Estas narrativas tienen el objetivo de minar aquella visión cientificista que toma a los ciudadanos del país en cuestión como informantes y transformarla en una que los reconozca como creadores de conocimiento, que no infantilice la revolución y que reconozca, por el contrario, la aportación revolucionaria y contestataria de los jóvenes árabes y no árabes de la región al mundo en el siglo xxi. En este sentido, y de manera forzosa, se tienen que lanzar las preguntas: ¿cuántos analistas afganos conocemos?, ¿cuántos poetas iraníes?, ¿cuántos físicos egipcios?, ¿cuántos psicólogos sirios? Esto debe hacernos reflexionar desde qué lugar leemos la historia y qué conceptos usamos para entender el mundo. Otra narrativa nodal para esta revolución es la creada por las mujeres. El tratamiento de las cuestiones de género se refirió a los numerosos desafíos que enfrentan las mujeres en una sociedad en la que han ganado terreno poco a poco en la arena política y social, por lo menos en algunos países, como Irán o Túnez. La revolución no es sólo creada por hombres sino también, y en algunos casos, por una mayoría de mujeres, quienes se ven en la protesta como seres humanos con equidad. El caso de Tawakol Kermán, una de las más visibles en la revolución yemení, es paradigmático ya que demostró el potencial que las mujeres han tenido siempre en las acciones colectivas y en las actividades de los movimientos sociales cuando se rompe la barrera del miedo a la represión policial y al señalamiento social La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 135 de corte patriarcal, lo cual no es fácil pues para minar su acción colectiva la represión ha incluido una especie de terrorismo sexual instrumentado en el acoso, como una de las armas más utilizadas por los centros de poder que vislumbran el potencial revolucionario de la mujer. Aunado a lo anterior, la historia de Iraq de una ofensiva directa contra los derechos de la mujer es una narrativa familiar para las mujeres en Egipto y en otras partes del llamado “mundo islámico”, ya que la representación europea de la lucha de las mujeres sigue siendo manipulada contra el Islam con representaciones orientalistas de las sociedades árabes como intrínsecamente opresivas para la mujer. La chica del blue bra en Egipto, de Tawakol Kerman en Yemen, la joven rociada con gas sarín en Turquía, las integrantes del Movimiento Verde en Irán, entre otros ejemplos, muestran que el empoderamiento de la mujer en las revoluciones árabes y no árabes ha sido un punto crítico para lograr el derrocamiento de cinco dictadores en menos de seis meses, sin contar los casos en que estas mujeres han ganado premios Nobel al considerarse como una estrategia para minar —y no para premiar— su activismo político (Larson, 2012). Reflexiones finales: del oportunismo como elemento contrarrevolucionario Si bien hay cierto consenso en que la inmolación de Mohammed Boazizi en Túnez en diciembre de 2010 fue el fenómeno y punto de partida que permitió revolucionar e indignar la región entera, estamos lejos de conocer un punto final en tiempo, forma y espacio, debido a que la “revolución árabe” se asemeja más al periodo de liberación permanente que se formó en América Latina tras la caída de las dictaduras patrocinadas por Estados Unidos durante la época de la Guerra Fría más que a otro tipo de revoluciones a lo largo de la historia, como la 136 Desacatos 46 Moisés Garduño García Revolución francesa, la rusa o la mexicana. Ahora los jóvenes que hicieron posible la revolución y sus simpatizantes se enfrentan a los restos de la colonialidad que era administrada por los hermanos musulmanes en Egipto y Túnez, pero que después de un breve periodo de gobierno, y ante la falta de reconocimiento de diferencias entre sus sociedades, se ha visto envuelto en una lucha interminable contra su más viejo enemigo dentro del Estado: el ejército. Los hermanos musulmanes como un grupo híbrido contestatario al régimen poscolonial pero a la vez producto de él ciertamente ganaron las primeras elecciones democráticas en Egipto, aunque estuvieran repletas de irregularidades, populismo y un alto índice de polarización social. Como un grupo político extenso que se había valido de la asistencia social para llegar al poder y aprovechar la falta de experiencia política de los jóvenes revolucionarios, no ha podido desprenderse de su política encaminada a establecer un proyecto estatal islamista que no es compartido por la mayoría de los jóvenes creadores de la revolución. Muestra de ello han sido las fricciones entre sus líderes en Túnez y Egipto ante diversos proyectos de ley, como la “prueba de la virginidad entre las mujeres”, y el regreso del estado de excepción, o lo que parece ser la prueba más fehaciente de esta característica, el estallido del movimiento tamarud —rebelión, en lengua árabe— en junio de 2013, el cual, a pesar de demostrar ser un proyecto contra un hipotético Estado islámico, no propuso un modelo alternativo y contundente, lo que desembocó en un llamamiento al ejército que inevitablemente llevó a los generales egipcios a hacer contrarrevolución con la revolución, esto es, que se presentaran como garantes de los intereses de las masas y aprovecharan el descontento urbano contra la hermandad para regresar al poder que habían perdido momentáneamente. Estas acciones del ejército egipcio constituyeron otro acto populista, de oportunismo político, y no de “golpe de Estado democrático”, un término que se usó en exceso por los medios de comunicación occidentales para entender la etapa por la que atravesaba la revolución en aquellos momentos, que más que inaugurar una fase de transición democrática impulsó el inicio de otro episodio de la lucha eterna entre los generales y los islamistas, actores que hoy tienen a Egipto de rodillas dada la guerra retórica y bélica en las calles de El Cairo cuando, paradójicamente, ninguno de ellos había sido parte de la revolución de enero de 2001 —debemos recordar que ninguno estuvo realmente en Tahrir cuando se pidió la caída Mubarak por primera vez, pues mientras el ejército se debatía entre disparar o no a “la masa”, la hermandad se debatía entre unirse o no a ella. A este enfrentamiento le llamo un “acto canibalista”, ya que la gente ahora tiene que lidiar con la “victimización de la hermandad” y el “heroísmo del ejército”, cuando ninguno de ellos ha sido un actor nodal en la generación de las narrativas expuestas. Los dos han sido oportunistas y han creado un enfrentamiento que paraliza la construcción de un sistema inclusivo, pluridiverso, en el que los principales objetivos de la revolución —pan, justicia, libertad y dignidad— sean alcanzados. Al menos esto, en el escenario del país del Nilo. Por otro lado, es verdad que se ha llegado a la fase de documentar las narrativas y los mensajes de las revoluciones árabes y estar al pendiente de sus enseñanzas en otros movimientos sociales alrededor del mundo, cuya influencia es innegable, por ejemplo, los Indignados de España o el Occupy Wall Street Movement en Estados Unidos. También es cierto que en esta traducción cultural puede haber otro tipo de oportunismo parecido al que hace el ejército o la hermandad musulmana con las armas, pero que usa las palabras para aprovechar este momento tan complicado de la revolución. Se trata del intento de algunos intelectuales, como el novelista marroquí Tahar Ben Jelloun, de “ficcionalizar” la vida del “legendario vendedor de frutas” tunecino Mohammed Boazizi, o de Orham Pamuk, el nobel turco, que de acuerdo con los manifestantes llegó muy tarde a las recientes protestas en Estambul, como muestra de una forma de oportunismo intelectual del que las narrativas revolucionarias deben cuidarse para no ser explotadas a conveniencia de externos. Según Kelani (2012) y Bender (2011), es difícil decir hasta qué punto se puede proteger la identidad de un mártir como Boazizi ante los puntos de vista póstumos que pueden ser utilizados tanto como instrumento político o como un ejemplo de libertad creativa. Con énfasis en lo anterior, muchos de los libros publicados durante el último año sobre la “primavera árabe” parecen caer, casi sin querer, en la línea narrativa apresurada que denomina “nuestra historia” a sus escritos, sin haber participado un solo día en la protesta o en alguno de los plantones que describen. Retomando el trabajo de Kelani (2012: 1), no puede decirse que una persona que no participó en la revolución no está “calificada” para escribir sobre ella —todo lo contrario, diversos grados de cercanía y perspectiva desde afuera de la revuelta son útiles para una comprensión más cabal de la misma—, pero sí que debe tenerse en cuenta la forma y el lugar desde el que se narra para no caer en el oportunismo académico al que una novela mal lograda puede llevar al escritor. En este sentido, parece que una forma adecuada para mantener la narrativa entre las personas que tenemos el derecho de pensar lo que está pasando en el mundo para aprender de ello y/o ayudar a resolver problemas que pueden compartirse en otras sociedades no es “darle voz” a los creadores de las narrativas que hicieron posible la protesta, sino “darles escucha” y perfilarnos como un interlocutor sin estereotipos, sin cortinas eurocéntricas o significaciones de medios tendenciosos y miedo a lo desconocido; de lo contrario, corremos el riesgo de imaginar cosas que sólo serán verdad en nuestras mentes y no entenderemos lo que una La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes 137 sociedad en plena acción colectiva trata de decirnos con su lenguaje contestatario que, para variar, ha sido traducido al inglés, al español, al francés, al persa y a otras lenguas bajo el amparo de expresiones visuales y verbales que pocas veces necesitan traducción. Este nuevo lenguaje es el que matizará la historia en los libros de texto de las escuelas y los planes de estudio de toda aquella persona que se interese en estudiar a las sociedades de Oriente Medio. Sin duda, tendrá que mencionarse el pasado colonial y represor, el presente de la revolución y el futuro de la liberación permanente para que pueda diluirse el genocidio intelectual, la violencia epistemológica y la condición de la colonialidad, que han pasado de un estado presumiblemente firme e imponente a uno de constante y evidente erosión por oleaje, el oleaje de la “revolución árabe” que va del Golfo al Atlántico. Bibliografía Abdel-Rahman, Hussein, 2012, “Blog: Martyrs and Mourning on Mohamed Mahmoud”, en Egypt Independent, 7 de marzo. Al Jazeera, 2011, “The Arab Spring, Chronicled Tweet by Tweet”, en línea: <http://www.aljazeera.com/indepth/features/2011/11/2011113123416203161. html>, consultado el 4 de junio de 2013. 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En la nueva sociedad su cultura se ignora, pero los rasgos culturales originarios son transformados en representaciones exóticas que excluyen significados políticos y socioculturales propios. Como migrante mexicana en Australia analizo representaciones de lo mexicano para mostrar cómo se transforman y se distorsionan las significaciones culturales. Parto de la relación entre “superficie cultural” y “profundidad cultural” para explicar cómo las culturas migrantes son enajenadas al ignorar la cultura subyacente que influye en la negociación de prácticas y valores culturales. Palabras clave: lógica cultural, cultura enajenada, control cultural, migración, México profundo, Australia From Deep to Surface Culture. Struggle for Meaning and Migration What migrants suppose is common sense is shaped by cultural logic subjacent in cultural behaviours learned, practiced and changed in everyday life. In the new society their culture is ignored but cultural elements are represented as exotic. As Mexican migrant in Australia I analyse representations of mexicanness to show how cultural meanings are transformed and distorted. Out of the relationship between “surface culture” and “deep culture” I explain how migrant cultures are alienated ignoring the underlying culture that influences the negotiations of cultural values. Keywords: cultural logic, alienated culture, cultural control, migration, Deep Mexico, Australia Gabriela Coronado University of Western Sydney, Sídney, Australia [email protected] 140 Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 140-155 Recepción: 19 de junio de 2013 Aceptación: 19 de diciembre de 2013 Introducción D esde mi experiencia como migrante mexicana en Australia reflexiono sobre la constitución de nuestros comportamientos culturales a partir de nuestras historias en el país de origen y en el de destino. En la nueva sociedad encontramos y personificamos múltiples identidades que representan imaginarios sobre nuestra cultura y comportamientos, que se vinculan con significados profundos manifiestos o subyacentes en prácticas culturales, conocimientos y lenguaje. Para comprender dichos procesos complejos de representación cultural e identitaria es importante analizar el papel de la cultura con base en la dinámica entre dos niveles relacionados: “superficie cultural” y “profundidad cultural”. Dicha distinción está inspirada en el trabajo de Guillermo Bonfil sobre las relaciones interculturales entre el México indígena y el mestizo (Bonfil, 1987b). Mi intención es ir más allá, enfatizar en el marco migratorio las dinámicas culturales y su vinculación con el marco poscolonial implícito en su teoría del control cultural (Bonfil, 1987a). Para ello exploro situaciones paradójicas que he experimentado en Australia. En particular, considero la distorsión poscolonialista de las culturas migrantes y su impacto en las estrategias de adaptación al nuevo entorno. Utilizo un acercamiento autoetnográfico que incluye mis reflexiones sobre situaciones vividas y analizadas mediante una etnografía de la cotidianidad (Coronado, 2009; Ellis y Bochner, 2000). Para completar mi experiencia sobre las tensiones que percibo en los contextos interculturales en los que me relaciono, haré referencia a entrevistas con otros migrantes en Australia provenientes del proyecto de investigación “Cross-cultural Larrikins in a Neo-liberal World. Ideology and Myth in Postmodern Australia, Mexico and Brazil” (Hodge et al., 2010).1 Sus metas diferían de mi objetivo, 1 La investigación tenía por objetivo el estudio de prácticas informales desplegadas en organizaciones diversas —oficinas gubernamentales, universidades, compañías de seguros, fábricas, guarderías— para resolver problemas creados por la burocracia y la ideología empresarial. Las historias que refiero provienen de un corpus de 100 historias sobre estrategias informales y su vinculación o no con la cultura. El proyecto fue financiado por el Australian Research Council. De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 141 pero las historias arrojan luz sobre el uso de estrategias culturales de los migrantes latinoamericanos para adaptarse al medio australiano y la imaginada contribución de su cultura subyacente. Paradójicamente, las diferencias percibidas fueron al mismo tiempo estrategias presentes en otras culturas, en particular en este caso el estilo australiano representado en la figura icónica del Larrikin, a la cual me referiré más adelante. Al explorar estas experiencias, en la misma línea que Cohen, considero que cada historia es idiosincrática, pero “al mismo tiempo única y típica y como tal revela algunas de las complejidades de la experiencia migratoria en sí” (Cohen, 2004: 130).2 A continuación analizo algunas de mis experiencias con el fin de ilustrar el marco conceptual mencionado. Complejidad de las dinámicas culturales y sus representaciones En este trabajo parto de la convicción de que la cultura profunda de los migrantes constituye un recurso cultural implícito en la interacción en contextos multiculturales laborales y sociales. Aunque esta cultura subyacente no se reconozca siempre, e incluso sea rechazada ideológicamente, los valores contenidos en la lógica cultural influyen en cómo participan los migrantes en el nuevo país. Para comprender la complejidad de la dinámica cultural en los movimientos entre país de origen y país de destino es relevante concebir a las culturas como sistemas complejos en continua renovación y recreación de significados (Hannerz, 1992). Esta dinámica no implica la pérdida de su identidad con el pasado, sus significados se encadenan en conexiones íntimas con principios culturales fundamentales, derivados de un “‘plano general’ o matriz cultural, específica a cada cultura y cambiante en el devenir histórico, que articula y da sentido a los diversos elementos” (Bonfil, 1987a: 27). Las culturas cambian al mismo tiempo que mantienen su identidad. 142 Desacatos 46 Gabriela Coronado Una metáfora útil para entender el concepto de matriz cultural proviene del vínculo entre la lengua y la cultura como sistemas semióticos (Geertz, 1987). La matriz cultural es la “gramática” de las culturas de donde emergen y se estructuran las formas en las que los significados se realizan. A partir de ella prácticas y significados culturales son creados, transformados y apropiados por sus productores como respuesta a procesos en los que los significados son negociados, expropiados o impuestos por agentes de otras culturas. Este proceso implica transformaciones de los significados y prácticas culturales generadas desde la matriz cultural en un nivel profundo. Si bien los productos generados pueden variar en sus manifestaciones en la superficie cultural, conllevan significados que sus portadores comparten. La matriz cultural es el poder generativo desde el cual se transmiten significados culturales que son heredados a las siguientes generaciones y al mismo tiempo es la base para la respuesta a las condiciones y necesidades cambiantes de la sociedad. De este proceso generativo surgen diversas manifestaciones como respuesta a dinámicas intra e interculturales históricas, económicas, políticas y sociales. Algunas de estas prácticas son compartidas por varios grupos y otras se utilizan en contextos circunscritos, identificados con las necesidades locales. Las representaciones de otras culturas pueden ser concebidas con exclusión de la agencia de los “dueños” culturales, es decir enajenadas o producidas bajo su control cultural (Bonfil, 1987a). La producción y reproducción de la cultura son en sí mismas un proceso intercultural, pero en el entorno cultural y lingüístico de la migración la interculturalidad se multiplica e influye cotidianamente en el quehacer cultural de los migrantes. En 2 “Both unique and typical and as such reveals some of the complexities of the migratory experience itself” [todas las traducciones son propias, n. de la a.]. estas interrelaciones los migrantes actúan de manera diferente, al mismo tiempo que persiste el sustrato cultural. En él la lengua juega un papel importante en el proceso de hacer sentido del mundo circundante, de relacionarse y comunicarse con los demás. La lengua y la cultura como redes semióticas interdependientes están implicadas en la generación de una lógica cultural profunda, una manera de “mirar” y concebir la realidad circundante. Esta lógica supone un modelo cultural (Holland y Quinn, 1987) en el que la o las lenguas dan forma a maneras de pensar y actuar. A través de patrones de lenguaje, estructuras gramaticales, clasificaciones semánticas y redes con otros códigos semióticos —por ejemplo, ideológicos— constituimos nuestra lógica y nuestro sentido común, con base en ellos interpretamos los significados producidos en la comunicación con otros hablantes (Kramsch, 2008). Nuestra cultura se expresa en las palabras en uso y en complejos patrones de significado, que incluyen valores, creencias e ideologías (Hodge y Kress, 1993). Esto no implica necesariamente la conciencia cotidiana de los hablantes, pero aun así nuestra lengua materna nos constituye y da sentido colectivo a nuestras maneras de hacer cultura. A través de su gramática y lógica cultural subyacente la lengua guía nuestra forma de mirar, pensar y actuar en el mundo. Al migrar trasladamos nuestra lógica cultural subyacente e incorporamos a ella nuevas lógicas culturales aprendidas en la nueva lengua y prácticas que encontramos en el nuevo entorno. En el contexto migratorio, cuando se identifican prácticas culturales específicas como representativas de una cultura y son adaptadas a nuevos contextos, se re-significan, pierden total o parcialmente su significado original y adquieren otros. En muchos casos, las manifestaciones culturales no están bajo el control de sus agentes y fácilmente excluyen los significados subyacentes que identifican a los migrantes con su cultura de origen. En estas situaciones es posible ver esas prácticas como manifestaciones de la cultura de la superficie, parcialmente o en gran parte desconectadas de los significados originarios. En los términos propuestos por Bonfil (1987a: 29), se convierten en cultura enajenada, en la que si bien algunos elementos son propios, sus portadores son excluidos de las decisiones sobre su uso y significación. El proceso de enajenación no es exclusivo de la movilidad cultural transnacional. Aparece también en países en situaciones poscoloniales que “orientalizan” (Said, 1978) las culturas originarias y las representan con ideologías colonialistas como primitivas, exóticas —por ejemplo, en el ámbito del turismo (Coronado, 2004)—. En ambas situaciones los portadores de la cultura pierden el control cultural, es decir, la capacidad de participar en la toma de decisiones sobre los elementos culturales (Bonfil, 1987a: 28). En este caso exploraré este proceso en la migración internacional, en la que las culturas de los migrantes son enajenadas y representadas mediante actitudes poscolonialistas, implícitas en ideologías interculturales globales (Coronado, 2012; Prasad, 2012). El imaginario exótico de la cultura mexicana Al inicio de mis investigaciones sobre la representación de los mexicanos en Australia encontré que el imaginario está colmado de estereotipos o, en el mejor de los casos, de representaciones folclóricas que retoman elementos de la superficie cultural y los interpretan en un marco de significación diferente. Por lo general, las representaciones culturales provienen de comportamientos que son parte de la cultura originaria y llevan significados a través de su práctica, pero cuando se encuentran fuera de su contexto es común que se ignoren sus significados subyacentes y que se conviertan fácilmente en imágenes exóticas representativas de la cultura en cuestión. Los migrantes estamos expuestos con De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 143 Patricia Fortuny Una muestra de lugares frecuentados por los inmigrantes latinos en Atlanta, Georgia, abril 2008. frecuencia a estas falsificaciones de la superficie cultural que eliminan nuestros significados culturales profundos. La siguiente frase de un migrante mexicano ilustra nuestra frustración ante dichas situaciones: “¿Mexicano? Luego, luego te ven con cara de tequila y fiesta” (Mexoz081105).3 Eso no significa que las representaciones no conlleven significados. Las manifestaciones son re-significadas e incluyen, aunque no necesariamente, actitudes discriminatorias. En mi opinión, es obvio que para los australianos de diferentes culturas —dada la multiculturalidad del país— las representaciones más comunes de México incluyen los sombreros que se ven en las tribunas de futbol, de mariachi o de charro, la llamada comida mexicana —tex-mex—, el tequila y las margaritas. Los anuncios en los medios de comunicación exotizan la cultura mexicana como rural, asociada todavía a las representaciones de la década de 144 Desacatos 46 Gabriela Coronado 1950 en el cine mexicano. Un ejemplo es la marca El Paso que promociona sus productos como “comida mexicana”. En un anuncio de marzo de 2013, una niña campesina es levantada en hombros por sugerir la invención de una salsa sin chile. En otras escenas se observan escenarios de haciendas con charros, burros con sombrero y otras historias sobre invenciones hechas por la misma niña: “tostadas con base plana para que no se caiga el relleno”, dobladas en forma de “U” en lugar de “V” (septiembre de 2012). La lucha libre también aparece en otras representaciones, como en un anuncio televisivo de Doritos Australia que presenta a otro 3 Uso este código como referencia a la identidad del entrevistado. Las entrevistas fueron hechas en Australia, clave oz, y los números indican la fecha. personaje mexicano: un luchador enmascarado. Utilizaré este mensaje publicitario para ilustrar la de/resignificación de la cultura profunda en la representación de la superficie cultural en el contexto australiano. No intento hacer un análisis exhaustivo de la lucha libre sino señalar cómo los significados profundos de la cultura en México se transforman en superficie cultural en Australia y de ahí en estereotipo. La batalla de los sentidos La lucha libre ha sido popular en México desde que recuerdo. Mi abuelo solía ir a las luchas cuando yo era niña. Este entretenimiento se ha identificado como un intento de crear iconos de identidad urbana, inexistentes al inicio de la urbanización de la sociedad mexicana (Fernández, 2004). Algunos luchadores se hicieron famosos, pero El Santo, el “Enmascarado de Plata”, se considera el único héroe de América Latina a escala mundial (Mego, 2007). Entre 1958 y 1982 El Santo fue protagonista de 53 películas en las que luchaba contra las fuerzas del mal (Carro, 1984). El estatus de la lucha libre ha cambiado. De ser una actividad popular entre los migrantes rurales urbanizados, como mi abuelo, se ha puesto en boga en otros sectores. En la ciudad de México empezó a ser una actividad de moda entre jóvenes de otros estatus. Este cambio implica ya una resignificación de su valor social y cultural, una transformación de la cultura profunda hacia su manifestación en la superficie que conlleva significados comunes y particulares para las diversas audiencias. La moda de los luchadores también muestra su éxito comercial tanto en mercados mexicanos como internacionales.4 Un indicador de su relevancia en México son las tiendas de productos oficiales de luchadores famosos: “El Hijo del Santo” en la ciudad de México, con sucursal en el Aeropuerto Internacional y en internet, y “Blue Demon Jr.” en las ciudades de México, Guadalajara y en línea. Puesto que la lucha libre en México se vincula con la cultura diaria y ritual de la sociedad mexicana, es razonable suponer que contiene significados relevantes para sus productores y seguidores. Como otras prácticas con bagaje histórico, las luchas llevan mensajes que se conectan con valores culturales existentes en y vinculados con otras prácticas simbólicas. Según Levi, la lucha libre como espectáculo cultural representa un conjunto de símbolos asociados a otros aspectos de la cultura y la política mexicana: “tiene sentido porque es un género teatral que aprovecha y reproduce una serie de contradicciones que son ampliamente inteligibles en el contexto de los antecedentes históricos y culturales compartidos por sus fans mexicanos” (Levi, 2008: xiii).5 Su vinculación con las culturas rurales sugiere la continuidad de significados provenientes de otras actividades rituales que al trasladarse al contexto urbano fueron incorporados. Es decir, lo que emergió en la superficie de este fenómeno cultural resignifica significados originarios. Es factible que haya una conexión con las danzas tradicionales. En algunas comunidades rurales, indígenas y mestizas, las danzas juegan un papel importante en la vida sociopolítica y ritual. Algunas representan luchas simbólicas y en muchas se usan máscaras que representan al bien y al mal (Coronado, 2003b).6 En la migración sus significados profundos pudieron trasladarse, mantener subyacentes las tradiciones de lucha en el campo y ser adaptados como entretenimiento en las ciudades. Mi interpretación es que las danzas representan la combatividad, muchas veces reprimida, de las sociedades rurales mestizas e indígenas. La lucha 4 5 6 Es popular en otros países, como Estados Unidos y Japón. “Makes sense because it is a performance genre that draws on and reproduces a series of contradictions that are broadly intelligible in the context of the shared historical and cultural background of its Mexican fans”. La importancia de las máscaras en la cultura mexicana también es resaltada por Levi (2008). De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 145 libre traslada dicha tradición combativa a los espacios urbanos. Cuando las representaciones culturales se trasladan a otros países, su significación puede perderse. Se extraen de ellas significados asumidos y otros son incorporados para convertirse en una cultura diferente a la originaria. Este proceso de resignificación puede apreciarse en el anuncio televisivo de Doritos (mayo-junio de 2011). La campaña, destinada a informar a los consumidores que pueden elegir el sabor para un nuevo producto, presenta a un luchador mexicano peleando contra uno tailandés. En la representación de ambos personajes es evidente la construcción exótica que, si bien muestra elementos culturales existentes en los países de origen, descontextualiza y extrae sus significados para convertirla en cultura enajenada. Las representaciones no sólo son caricaturas, sino que incorporan otros significados que deliberadamente o no influyen sobre la aceptación o rechazo de los productos y por extensión de las culturas. En internet, la competencia entre la picante salsa mexicana y el chile dulce tailandés, llamada “Batalla de los Sabores” —“Battle of the Flavours”—, se enlaza a la página web de la empresa. Ahí se ofrecía información detallada y videoclips que, si bien son mercadotecnia, representan imaginarios culturales asociados a sectores de la población que han emigrado a Australia. El siguiente fragmento de la promoción de la competencia muestra elementos de este imaginario: ¿de acuerdo? ¡Así que habrá muchísima acción en esta grandiosa batalla! Puedes apostarlo. Instruye a El Macho para patear al tailandés Phoon y lo hará. Instruye al tailandés Phoon para que le pellizque los pezones o le dé a El Macho un golpe bajo y felizmente obedecerá. Diles lo que quieras y lo harán. Pero esto se pone todavía mejor pues mientras ellos luchan, tú ganas. [...] Sube en línea movimientos de batalla que no hemos filmado... Piensa en grandes movimientos, graciosos o totalmente estúpidos. Mientras más entretenidos, mejor.7 Después apareció otro anuncio en la televisión (18 de agosto de 2011) y sentí alivio al saber que El Macho, la salsa mexicana picante, había perdido. Algunos videoclips caricaturizaban su derrota, pero eso no disminuía la inaceptable imagen del otro luchador y su cultura. No era menos ridícula por ser campeón.8 Como migrante mexicana me sentí avergonzada por la manera en que mi cultura originaria era denigrada en público en mi lugar de residencia. Me alegró saber que mis amigos no lo 7 Señoras y señores, empieza la Batalla de los Sabores de Doritos. En la esquina verde, contamos con la salsa mexicana picante. En la esquina roja, con thai chile dulce. Dos nuevos sabores, uno saldrá victorioso y el otro será derrotado. Para asegurar una batalla limpia, tú decides qué sabor gana y se queda en el estante. ¿Qué te parece? Compra estos dos nuevos sabores de Doritos, pruébalos, dinos cuál es el mejor y puedes ganar un gran momento... Es una pelea, 146 Desacatos 46 Gabriela Coronado 8 “Ladies and gentlemen, it’s Doritos’ Battle of the Flavours. In the green corner, we have Hot Mexican Salsa. In the red corner, Thai Sweet Chilli. Two new flavours, one’s hanging around and the other’s going down. To ensure a good clean battle, you decide which flavour wins and stays on shelf. How good is this? Buy these two new Doritos flavours, taste them, and then tell us which one is best and you can win big time... It’s a battle, right? So there’s going to be lots of great battling action. You bet. Instruct El Macho to kick Thai-phoon and he will. Instruct Thai-phoon to nipple-cripple, wedgie or punch El Macho and he will happily oblige. You name it; they’ll do it. But it gets better, because while they do the battling, you do the winning. […] Come up with battle moves that we haven’t filmed... Think big moves, funny moves or totally stupid moves; the more entertaining the better”. Aunque es común el uso de bromas en anuncios comerciales y esta representación pudiera interpretarse sólo como humor inocente, en contextos interculturales es altamente riesgoso burlarse de otras culturas, puede interpretarse como ocultamiento de sentimientos chovinistas. vieron, pero preferiría que dichos estereotipos desaparecieran por completo. En la nueva sociedad los estereotipos nacionales se extienden ampliamente y la exótica versión de la superficie cultural, vaciada de sus significados, homogeneiza a los latinoamericanos. La descontextualización de las prácticas culturales provenientes de nuestros países y la extracción de sus significados profundos están en el centro de las formas poscolonialistas de expropiación de las culturas (Said, 1978). Estas representaciones generan, además, falsas expectativas sobre comportamientos que distan mucho de nuestra experiencia en nuestros países de origen y tampoco son significativos en el nuevo entorno (Coronado, 2003a). La cultura subyacente en la migración de chilanga a aussie Como migrante es difícil para mí dominar las tensiones entre mis identidades pasadas y las nuevas. Me veo confrontada por formas en las que ser mexicano o latinoamericano tiene un sentido diferente. En México nadie espera que seamos lo mismo sólo por ser mexicanos. Además, los aspectos más salientes de nuestras identidades son las idiosincrasias regionales, étnicas o de clase. En México me identifico como chilanga —de la ciudad de México— y me considero diferente a los de otras ciudades. Me distingo también de los mexicanos del campo, quienes a su vez se identifican o no como indígenas. La identidad latinoamericana también varía y no siempre implica que nos identifiquemos como tales. Aun si lo hacemos, esta identidad ha cambiado con el tiempo. Nos movemos continuamente entre ser orgullosos latinoamericanos y orgullosos nacionalistas, críticos de otros pueblos de América Latina. Yo me sentía más latinoamericana en los años setenta del siglo pasado cuando la música de protesta contra las dictaduras se popularizó en México o cuando Estados Unidos intervenía en un país de América Latina. Asimismo, existen conflictos asociados a historias nacionales y experiencias personales, y entre países y dentro de ellos las formas culturales son diversas. Estas complejidades se trasladan al nuevo contexto, pero se minimizan las diferencias en razón de la alteridad. En Australia nos asemejamos en la medida en que nos distinguimos de otras culturas y vemos que nuestras costumbres y comportamientos tienen mucho en común. Al migrar a Australia, descubrí que algunas costumbres, historias e incluso frases que solía creer que eran muy mexicanas son las mismas en otros países. Por ejemplo, Cohen (2004: 127) menciona el dicho salvadoreño “Cada cabeza es un mundo”, que siempre consideré mexicano. También compartimos un lenguaje y a pesar de los dialectos nos comunicamos fácilmente. Por último, compartimos, tanto allá como acá, nuestra identidad como no anglosajones. Esta identidad es relevante en ambos contextos. En Latinoamérica conlleva ideologías y políticas antiimperialistas que nos vinculan dado que muchos migrantes tienen calidad de refugiados, consecuencia de las dictaduras apoyadas por Estados Unidos. No es el caso de la migración mexicana; sin embargo, me resulta confortable compartir dicha identidad. En Australia no somos antianglos, pero nos identificamos como latinoamericanistas prorrevolucionarios. Como menciona Liliana Correa, la expectativa en Australia era ésa y los migrantes le dieron la bienvenida: Tuve mis primeros encuentros con otros latinos y ahí descubrí la posibilidad de rehacernos a nosotros mismos por completo. No había manera de que los hechos discutidos fueran corroborados por alguien. No había razón para dudar de cualquier historia contada... Teníamos a todos, los Víctor Jaras y los Che Guevaras, verdaderos protagonistas de causas revolucionarias puramente por nuestra capacidad de reinventarnos a nosotros mismos y De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 147 gracias a tanta licencia poética y realismo mágico [vw] todo lo que uno necesitaba era una lata de Te- representamos, nos disfrazamos y actuamos esos cate, lo que sea […] nos gusta tanto el fix problema, papeles (Correa, 2010: 15-16).9 el arreglar el problema, y tener la satisfacción de haberlo arreglado..., quién sabe cómo lo arreglas- La migración cambia nuestras identidades y el modo de imaginarnos en el país de la nueva ciudadanía. Las razones de la migración, lo que dejamos atrás y nuestra nueva vida en otro lugar, idioma y cultura, crean una diversidad de maneras de ser, identificarse y comportarse (Duarte, 2005). Como latinoamericanos nos sentimos diferentes entre nosotros y a menudo nos quejamos de que nos vean como si fuéramos lo mismo. En contra de las representaciones de otredad que nos homogeneizan, subrayamos las diferencias y tendemos a ignorar las similitudes (Jenkins, 1997). Sí, tenemos muchas diferencias en la superficie, pero al parecer compartimos una profundidad cultural que hemos transportado a nuestra nueva vida y que utilizamos para relacionarnos, entendernos, comunicarnos y actuar en el nuevo entorno social. Esta lógica cultural no es necesariamente consciente. Nos constituye y subyace en nuestros hábitos, creencias, conocimientos, valores e ideologías. Lo que creemos acerca de nosotros mismos interactúa con lo que los anglos esperan, ya sea real o en nuestra imaginación (Bakhtin, 1996). Estos diálogos nos transforman y nos diferencian de lo que éramos antes de migrar. Es decir, concebimos nuestras identidades y comportamientos culturales de maneras no conscientes antes de la experiencia intercultural, en este proceso reflexionamos sobre la alteridad y asumimos que nuestras conductas provienen de nuestro bagaje cultural. En el siguiente comentario sobre el contraste entre mexicanos y angloaustralianos un mexicano emigrado a Australia ilustra esta convicción: te, a lo mejor con una cintita, con un hilito, con lo que tú quieras (Mexoz141205). Reconozco esta representación de la mexicanidad que incorpora lo expresado en otras historias sobre cómo los latinoamericanos perciben su diferencia en Australia: una cualidad individual influida por circunstancias e historias socioculturales generadas a partir de la cultura de origen. Como emigrantes, al vivir en otra cultura y lengua estamos expuestos a otras formas de organizar y descifrar significados. No obstante, los significados profundos de nuestra cultura y lengua se mantienen implícitos. Prevalece la lógica cultural subyacente en la primera lengua, incluso si uno se integra plenamente al país de destino y la segunda lengua es el principal medio de interacción cotidiana. Vivo en el idioma de los “otros”, pero lo hablo pensando en español: los hablantes bilingües “pueden ‘silenciar’ uno de sus idiomas, pero no pueden ‘apagarlo’ totalmente”, como afirma Treffers-Daller (2009: 63).10 Quisiera sugerir, al extender esta noción hacia otras prácticas culturales, que la persistencia del sustrato lingüístico y cultural moldea la lógica de los procesos cognitivos y las formas de actuar y hacer 9 el mexicano es ingenioso por naturaleza, el mexicano busca alternativas, les das [a estudiantes de ingeniería] el ejemplo de que para arreglar el vocho 148 Desacatos 46 Gabriela Coronado 10 “Have my first encounters with other Latinos who made me realised about the possibility of remaking oneself entirely —no chance that facts discussed were going to be corroborated by anyone. No reason to doubt any story told… We had them all, the Victor Jaras and Che Guevaras, true protagonists of revolutionary causes purely by our capacity to re-invent ourselves and thanks to so much poetic license and magic realism – we played, dressed and acted the roles”. “Can ‘turn down’ one of their languages, but that they cannot completely ‘turn off’ that language”. sentido. Explicar cómo la lógica profunda del idioma interactúa con otras lógicas culturales y cuáles son sus implicaciones me supera y sólo puedo referirme a ello al reflexionar sobre la incómoda sensación que experimento cuando se evidencia que los hablantes de otros idiomas y culturas asumen algo como lógico, sentido común, diferente de lo que yo he dado por sentado. El siguiente comentario expresa un sentimiento similar: “Qué regla es estúpida es relativo. Porque quizá una regla que es estúpida para mí no lo es para un australiano porque están acostumbrados a vivir bajo ella, pero cuando uno viene de otro país, lo que uno cree es sentido común pudiera no serlo” (Mexoz031005). La existencia de múltiples lógicas culturales involucra una enorme riqueza cultural con una diversidad de maneras de pensar el mundo. Entonces me pregunto: ¿qué tan importantes son las culturas de los migrantes en el contexto multicultural australiano? A continuación exploraré dicha valoración a partir de la consideración de la persistencia de la profundidad cultural en el nuevo contexto y de la reflexión sobre los procesos de negociación de significados en los que nos enfrascamos día a día. El imaginario migrante y sus “luchas” en el contexto laboral Una característica importante del lugar de trabajo australiano es su diversidad multicultural. Aunque las políticas del multiculturalismo han influido en la aceptación de una diversidad de prácticas culturales, también hay expectativas de que los migrantes se ajusten al estilo angloaustraliano (Langer, 1990). En efecto, las diferencias culturales se hacen invisibles y Patricia Fortuny Plaza Fiesta, Atlanta, Georgia, 2007. De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 149 formas culturales laborales son en su mayoría disimuladas, de modo que podemos operar en nuestros trabajos sin despertar sospechas. Al mismo tiempo que estas diferencias se ocultan, representaciones de la cultura superficial y estereotipos son evidentes (Stratton y Ang, 1998). En el nuevo entorno tendemos a modelar nuestros comportamientos para ser aceptados e incluso tratamos de parecer más australianos que el australiano. Cuando se acentúan las diferencias culturales en contextos organizativos es para resaltar que son un problema (Holden, 2002) y por tanto las posibles contribuciones o similitudes son fácilmente ignoradas. En la práctica diaria, sin embargo, las organizaciones funcionan de manera más compleja, con interacciones sociales y diversidad cultural que se filtran en las prácticas de trabajo. Los estilos culturales pueden ser invisibles o deliberadamente ocultados, pero son parte de cómo funcionan las oficinas multiculturales. A continuación examinaré estrategias interculturales en la vida laboral con base en las diferencias y similitudes reportadas por migrantes en Australia, en particular respecto de la llamada cultura anglo-celta. Mi objetivo es enfatizar sus percepciones sobre la contribución de la especificidad cultural y en segundo término vincular dichas prácticas con fenómenos similares en otras culturas. Alianza entre El Santo y Cocodrilo Dundee Los narradores hicieron referencia a su experiencia intercultural que refleja la multiculturalidad de los lugares de trabajo australianos. También mencionaron recuerdos o imaginarios sobre las estrategias informales en sus países de origen y cómo éstas cambiaron o no en la nueva cotidianidad. Algunos comportamientos atribuidos a su cultura fueron interpretados como producto de las luchas por la supervivencia en el país de origen: se rompen las reglas como la única manera de hacer las cosas. 150 Desacatos 46 Gabriela Coronado Puedes hacerlo si lo necesitas, pero sólo si careces de cualquier otro medio; si no necesitas estos comportamientos en el nuevo contexto, los mantienes latentes, pues también acá pueden ser útiles. Estas percepciones me permiten interpretar dichas prácticas como habilidades derivadas de la profundidad cultural de los migrantes, que al parecer coinciden con prácticas informales en otras culturas. No obstante, su valoración cambia según el contexto y la adjudicación identitaria. Por ejemplo, historias similares recogidas en Australia y México sobre el control de fotocopias mediante cuotas mensuales relatan cómo lograron superar las restricciones cuando la demanda fue mayor y la aplicación de la regla era inflexible. En el contexto australiano estas estrategias fueron apreciadas como una cualidad orgullosa de ser australiano, larrikin, pero no fue así en el contexto mexicano, en el que podían catalogarse como tramposas o corruptas. Ambos casos coincidieron en la satisfacción por derrotar la irracionalidad del sistema. Los empleados latinoamericanos eran los héroes en las narraciones y se imaginaban a sí mismos como los más flexibles, mientras que sus jefes anglos eran percibidos como rígidos. Por su parte los entrevistados anglos también aparecían como héroes y sus jefes, sin importar su origen cultural, irracionalmente rígidos. Las similitudes pudieran vincularse a la historia migratoria australiana, en la que varias oleadas migratorias han conformado el carácter multicultural de la sociedad (Castles y Vasta, 2004; Hodge y O’Carroll, 2006), y lo que ha influido en cierto grado en las diferentes culturas. Es posible sugerir alternativamente la existencia de estrategias laborales compartidas que, fuera de la especificidad cultural de su origen, permiten resolver problemas, innovar y en última instancia ignorar las reglas que obstaculizan su trabajo. Los narradores interculturales, es decir, australianos de diferentes culturas, coincidieron en su rechazo a las formas rígidas de autoridad y control, pero interpretaron sus respuestas ante ello de maneras diferentes. En tanto que los latinoamericanos desde sus orígenes culturales catalogaron su comportamiento heroico como estrategias de sobrevivencia aprendidas, los angloaustralianos bromeaban acerca de su identidad y se autorrepresentaban con los estereotipos del llamado larrikin. Casualmente, el personaje del larrikin comparte con los luchadores su emergencia como parte de las identidades formadas durante los procesos de urbanización. Esta identidad se popularizó a finales del siglo xix y principios del xx para referirse a los jóvenes bravucones o sinvergüenzas de la subcultura de la pobreza en las urbes. El término se aplicaba a trabajadores esporádicos, adolescentes y adultos jóvenes que se unían en pandillas, peleaban entre sí y desafiaban y ridiculizaban a las autoridades.11 La expresión todavía se utiliza en Australia para caracterizar comportamientos estereotípicos cómicos o extravagantes. Como personaje se asocia con el estilo representado, por ejemplo, en la película Cocodrilo Dundee. Otras asociaciones incluyen al bandolero Ned Kelly —ahora considerado héroe— e incluso a personajes políticos como el exprimer ministro Bob Hawke. Según Bellanta (2012), ser larrikin en la actualidad tiene connotaciones positivas y esta percepción es confirmada en las historias de nuestros narradores. Al reflexionar sobre las historias y la convicción de los narradores acerca de que sus comportamientos provenían de sus culturas originarias, los mexicanos mencionaron personajes culturales del cine y la televisión, como el Milusos, Cantinflas y Súper Barrio, activista político disfrazado de luchador (Levi, 2008). Estas referencias sugieren asociaciones simbólicas con el pícaro, el embaucador, el “coyote” o trickster, un arquetipo representado en muchas culturas como una criatura astuta que puede ser hombre o mujer, divina, humana o animal (Jung, 2004). Según Ballinger, “el epíteto trickster también se ha aplicado a algunos héroes de la cultura popular y a los personajes euroamericanos literarios, como el bandolero romántico, el estafador y en particular el novelesco pícaro” (Ballinger, 1991-1992: 21).12 Aunque el significado cultural de los arquetipos del trickster es complejo, juegan papeles particulares y tienen significados locales, comparten rasgos comunes asociados con estrategias de supervivencia en condiciones adversas. Esta base cultural profunda, compartida por muchas culturas, y el papel simbólico que desempeña inducen a interpretar que las prácticas informales de trabajo atribuidas a embaucadores en diferentes culturas pudieran provenir de comportamientos culturales comunes. Según esta hipótesis, una explicación de la convergencia se relaciona con el contexto de las relaciones de poder en las historias de las culturas. En la mayoría de los casos las culturas provienen de procesos con profundidad histórica en los que las culturas han tenido que adaptarse a situaciones adversas, por ejemplo, colonialistas, y generar procesos de resistencia ante la opresión. Es decir, las historias de las culturas son luchas por el control y la libertad. Cada trickster cultural tiene profundas raíces históricas y despierta reacciones ambivalentes según diferentes épocas, contextos sociales y lugares. Lo que quisiera resaltar es cómo la convergencia profunda entre personajes identitarios, arquetípicos, permite reinterpretar el significado del luchador como representante de la cultura mexicana en Australia. Su uso en el anuncio de Doritos tiene sin duda connotaciones discriminatorias, pero la popularidad de los luchadores en otros contextos pudiera conllevar otros valores y establecer conexiones positivas con otras culturas, en este caso con el personaje 11 12 Véase la definición en <http://www.britannica.com/EBche cked/topic/1562158/larrikin>. “The epithet trickster has also been applied to certain popular culture heroes and Euro-American literary characters as well: the romantic outlaw, the con man and particularly the fictional picaro”. De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 151 del larrikin. Al respecto, encuentro una asociación positiva en el nombre de la cadena de “comida mexicana” Mad Méx, que incluye imágenes de la lucha libre en su escenografía. Su cercanía con el título de la película australiana Mad Max (1979), la popularidad del filme y su identificación con la identidad australiana me permiten reconocer una actitud positiva en el nombre de la taquería y sus asociaciones con la lucha libre. Existen otras convergencias implícitas que, si bien no puedo afirmar que son deliberadas, pudieran servir como puntos de significación compartida. La película se reseña de la siguiente manera en su página oficial: Mad Max se sitúa en una sociedad distópica del futuro cercano en que se sufre una escasez prolongada de combustible. El orden público se deteriora rápidamente y bandas sin ley perturban el desolado paisaje, desafiando a un ya tambaleante cuerpo policiaco, la Patrulla de Fuerza Central (Mad Max Online).13 El héroe de la película, interpretado por el actor australiano Mel Gibson, es representado con la “imagen del larrikin”, que según Krausz (2002: 1) “alcanza su apoteosis con el clásico Mad Max”.14 En la película, como en las historias y en las luchas simbólicas representadas por personajes arquetípicos, se pone en juego la legitimidad de las reglas y de los principios de autoridad. Su éxito se basa en la astucia, la creatividad y el cuestionamiento de las fuerzas del poder. Retrata comportamientos comunes que se vinculan con lo que en la investigación de las prácticas informales llamamos The Larrikin Principle. En el contexto de mi argumento lo llamo “estrategias del luchador con principios”. El luchador con principios rompe las reglas y utiliza el engaño para sobrevivir a los peligros del mundo laboral, administrados por jefes intransigentes. Obviamente no todas las prácticas informales son positivas y no todos los lugares de trabajo son 152 Desacatos 46 Gabriela Coronado Imagen en la fachada del restaurante Mad Méx. administrados por normas rígidas. En las historias, versiones esencialistas del larrikin y asociaciones con ilegalidad produjeron rechazo. Sin embargo, hubo un predominio de narradores que identificaban su papel de embaucador como oposición heroica contra el abuso de poder, que hace uso de comportamientos culturales profundos que se manifiestan en 13 14 “Mad Max is set in a dystopian near-future society suffering from a prolonged fuel shortage. Civil order is rapidly deteriorating and lawless gangs rampage across the desolate landscape, in defiance of the crumbling police force, the Main Force Patrol”. “Reaches its apotheosis with the classic Mad Max”. sus culturas para resistir las formas de dominación. Los narradores mexicanos establecieron similitudes entre el larrikin australiano y personajes de la cultura mexicana y latinoamericana. Además de los personajes mencionados, aludieron al “Che” Guevara, al subcomandante Marcos y a Frida Kahlo. La representación de estos personajes como el embustero arquetípico, es decir, “incorregible, insaciable, engañoso, cómico y cambiante” (Ballinger, 19911992: 21),15 es útil para destacar actitudes y estrategias sintetizadas en dos tendencias comunes: una actitud particular ante las reglas formales y la autoridad lineal, que ratifica los valores de los sistemas informales, las prácticas flexibles, el igualitarismo, la lealtad a los cuates y la justicia social. El otro es un rechazo del “mierdismo”, especialmente cuando emana de las figuras de autoridad y apuntala su ejercicio del poder, perjudicial en las dimensiones importantes del proceso de solidaridad y confianza (Hodge et al., 2010: 229).16 Estas tendencias pueden asociarse con la ética igualitaria del Fair Go, considerada fundamental en la identidad australiana (Macintyre, 1999). Los dos principios aparecieron en diferentes formas en las historias y se asociaron con prácticas culturalmente adquiridas en los países de origen, lo que permite sugerir una convergencia a nivel profundo entre culturas, cuando éstas se enfrentan a situaciones adversas e injustificadas, de dominación o abuso de poder. manejar las diferencias y las similitudes entre nosotros y otras culturas migrantes en Australia, nuestros comportamientos están en un flujo. En este flujo transformamos nuestras identidades y prácticas culturales y guardamos, hasta cierto punto, un sentido de control cultural sobre lo que adoptamos, cambiamos, mantenemos y cómo lo hacemos. Desde nuestra profundidad cultural nos conectamos con el presente y generamos nuevas formas de vivir nuestras culturas. Seguimos siendo mexicanos o chilenos, argentinos o brasileños, pero de un tipo diferente, más estereotipado. Nos volvemos más latinoamericanos para encajar en el contexto australiano y su imaginario, y de esta manera nos vivimos más “australianos”. En el proceso de re-significación de la profundidad cultural, ya sea mediante representaciones enajenadas, como la de El Macho de Doritos, o bajo el control cultural de sus portadores, como en las prácticas laborales informales, es posible encontrar similitudes entre culturas. El imaginario cultural e identitario del migrante y el del anglosajón australiano, representado por el larrikin y el Fair Go, convergen. Héroes proscritos como el “Che” Guevara, los zapatistas y Ned Kelly se unen como tricksters arquetípicos, luchadores con principios que ayudan a identificarnos con los que rompen las reglas, forajidos o revolucionarios que las sociedades necesitan para prosperar. Al final, más allá de las aparentes diferencias, en nuestras culturas profundas somos un poco embaucadores, cambiamos nuestras prácticas culturales ante la adversidad y usamos nuestras lógicas para adaptarlas a nuevos contextos. Conclusión Cuando migramos entramos en un proceso de coconstrucción de nuestras identidades. De la misma manera en que las culturas cambian en nuestros países de origen, las culturas con las que nos involucramos en el nuevo entorno están influidas por los intercambios interculturales. Mientras tratamos de 15 16 “Incorrigible, insatiable, deceptive, comic and transforming”. “A distinctive attitude to formal rules and linear authority, affirming the values of informal systems, flexible practices, egalitarianism, loyalty to mates and social justice. The other is a rejection of ‘bullshit’, especially as it emanates from authority figures and props up their exercise of power, damaging in the process all-important dimensions of solidarity and trust”. De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración 153 Las historias de los embaucadores interculturales, larrikins en Australia, enfatizan la necesidad de incorporar la contribución subyacente de las diferencias culturales para resolver problemas. Desde una perspectiva periférica como migrantes reflexivos, podemos revelar la nueva cultura, cuestionar lo que se considera obvio y contribuir con puntos de vista provenientes de nuestra lógica cultural externa. Esto no significa que otros australianos estén excluidos de esta capacidad. Dada la convergencia cultural profunda compartimos con antiguos o nuevos migrantes, nacidos en Australia o en el extranjero, recursos culturales necesarios para actuar a través del lente del luchador con principios. Bibliografía Bakhtin, Mikhail M., 1996, The Dialogic Imagination. Four Essays, University of Texas Press (Slavic Series, núm. 1), Austin. Ballinger, Franchot, 1991-1992, “Ambigere: The Euro-American Picaro and the Native American Trickster”, en melus, vol. 17, núm. 1: Native American Fiction: Myth and Criticism, pp. 21-23. Bellanta, Melissa, 2012, Larrikins: A History, University of Queensland Press, St Lucia. Blue Demon Jr., tienda en línea: <http://www.bluedemonjr.com/tienda.php>, consultado el 24 de mayo de 2013. 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Lucha de significados y migración 155 Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán Eleocadio Martínez Silva Se reflexiona sobre las trayectorias identitarias de los empleados de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas que experimentaron el proceso de modernización de la empresa durante 1991 y 1992. Se presentan resultados de investigación en el marco de las transformaciones productivas que han operado en la industria siderúrgica, producto del desmantelamiento del Estado de Bienestar, la liberalización y la globalización económica. El propósito es coadyuvar desde la experiencia de México a la reflexión de las identidades obreras que algunos autores latinoamericanos han llevado a cabo en torno a este tema en el contexto de la intensificación del proceso de flexibilización en México. El objetivo es revisar las identidades sociológicas con base en la experiencia de la clase trabajadora en México. Palabras clave: reestructuración industrial, enclave, industria siderúrgica, obreros, trayectoria identitaria Trajectories of Identity of the Workers in the Iron and Steel Industry Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán We considered experiences about identity trajectories of the Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas workers who lived the firm’s modernization process in the years 1991-1992. Research results are presented in the context of economic globalization, commerce liberalization and loosing role of welfare state. Some Latin American authors have constructed a new sociology about the impact in the identities and subjectivities in the context of flexibility of work. The purpose of this paper is to have an insight about sociology identities regarding the experience of Mexico working class. Eleocadio Martínez Silva Keywords: industrial restructuring, enclave, steel industry, workers, identity trajectories Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, Nuevo León [email protected] 156 Desacatos 46 septiembre-diciembre 2014, pp. 156-171 Recepción: 19 de agosto de 2013 Aceptación: 6 de enero de 2014 Introducción H an transcurrido poco más de 20 años desde la reestructuración y la privatización de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas (Sicartsa). El proceso, además de implicar el despido de la mitad de los empleados, cuestionó la significación del trabajo y de una forma de vida con la que se habían socializado los trabajadores siderúrgicos. El presente estudio centra la mirada en las identidades obreras en el enclave siderúrgico de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Se reflexiona desde la sociología acerca de los cambios y continuidades en la identidad de los trabajadores despedidos y los sobrevivientes al proceso de modernización y privatización de la empresa ocurrido en 1991 y 1992. En el entendido de que un sector de los despedidos retornó al mundo obrero y otro no, me pregunto: ¿qué ocurrió con las identidades de los extrabajadores siderúrgicos?, ¿cuáles fueron los componentes que dibujaron, perfilaron y diferenciaron las identidades obreras? Además, dado que la identidad del trabajador de esta rama se ha transformado a partir de los cambios en la gestión de la mano de obra en la empresa, me cuestiono acerca de las características que tiene hoy en día la identidad del trabajador del acero: ¿qué significa ser empleado siderúrgico en la actualidad?, ¿hay una pérdida de las identidades obreras por la fragmentación a la que fueron sometidos? El estudio se sustenta en el supuesto de que las características de reestructuración de Sicartsa y de la estructura económica y social del enclave siderúrgico reconfiguraron las identidades del mundo obrero. Se redefinió el “ellos” y el “nosotros”, por tanto, la (re)configuración de las identidades obreras. En este proceso unos buscaron desprenderse de valores y formas de pensar construidos en la fábrica, mientras que otros hicieron uso de ellos en su (re)inserción en el mundo del trabajo. Sin embargo, la reconfiguración no significó la destrucción de las identidades. La relevancia de este trabajo radica en que amplía el entendimiento social de personas y colectivos envueltos en procesos de cambio en un ambiente social que altera su vida cotidiana, y posibilita la reflexión acerca de la vida de los obreros en ambientes de Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 157 desempleo e inestabilidad laboral en un contexto de cambio económico y productivo. El valor heurístico de este trabajo se relaciona con la particularidad del objeto de estudio en el sentido contextual y subjetivo-biográfico, en la medida en que las trayectorias identitarias son comprendidas por sus determinantes del contexto social, económico y cultural, y por las características individuales de quienes experimentan el suceso de despido —cultura, historia de vida, expectativas, recursos, entre otros—. El trabajo de campo se realizó 20 años después de la experiencia de reestructuración industrial, básicamente durante el primer semestre de 2012. Se hicieron alrededor de 40 entrevistas a profundidad, se usó información estadística secundaria, hemerográfica y bibliográfica, así como trabajo etnográfico. Estrategia teórico-metodológica El tratamiento teórico-metodológico de la investigación parte del reconocimiento de la plasticidad y la consistencia de las identidades obreras, de la existencia de una identidad compartida como colectivo obrero y de una identidad fragmentada. Se da a los trabajadores un tratamiento homogéneo debido a que compartieron una misma experiencia de trabajo y reestructuración: formaron parte de una misma cohorte que con luchas sindicales logró construir una identidad colectiva, experimentaron un mismo evento de reconversión industrial y conformaron sus vidas laborales en el contexto social y económico de un enclave siderúrgico. Estos posicionamientos son relevantes para comprender lo que identitariamente vincula y separa a este sector del proletariado, permiten entender los elementos de integración en función de la clase social, así como los elementos de fragmentación de las identidades vinculados al gremio, las relaciones contractuales o categoría ocupacional de los trabajadores. 158 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva Las identidades de los trabajadores: entre la integración y la fragmentación La reflexión acerca de la integración-fragmentación de las identidades está en el centro del debate sociológico. La perspectiva integradora de la identidad se coloca en uno de los ejes centrales de la teoría funcionalista (Parsons, 1968), en la que la identidad es inseparable de la socialización y de su eficacia. La identidad encarna el principio de unidad de las orientaciones normativas más allá de la diversidad de roles. Entre más compleja y dinámica es la sociedad más se concibe el proceso de identificación como un elemento central del orden social. A la perspectiva integradora de las identidades se opuso una fragmentada, que se encuentra principalmente en la obra del interaccionismo simbólico de Goffman (1993), que postula que la identidad no es analizada como un producto estable del sistema social y cultural, como se hace en la teoría funcionalista, sino como un proceso de negociación que los individuos establecen en el curso de las interacciones cotidianas. Tal proceso de negociación es lo que le otorga el carácter “efímero” y “múltiple” a las identidades. Según Reygadas (1998), los aportes conceptuales de la propuesta interaccionista para el estudio de la realidad social pusieron a la investigación de las identidades en riesgo de caer en la fragmentación, ya que pierden de vista las características integradoras. Con esta perspectiva entraron en escena la heterogeneidad, los factores contextuales y la contingencia en la investigación. El resultado del debate integración-fragmentación de las identidades fue un reconocimiento de la plasticidad y la consistencia de las identidades. En esta dirección, François Dubet (1989) sostiene que los actores comparten las diferentes identidades —como integración, como recurso estratégico para la acción y de conviccióncompromiso— con diversos grados de intensidad, ya que el actor se construye en varios niveles de la práctica, de los cuales cada uno tiene su propia lógica y remite a tipos específicos de relaciones sociales. En la misma línea analítica, Claude Dubar (1998) concibe la identidad social en una construcción permanente a través de la relación que establece el sujeto consigo mismo y con los otros y entre las identidades heredadas y las pretendidas. Ambas transacciones se insertan en los contextos en los que los sujetos se desarrollan en el transcurso de sus vidas. Esta perspectiva sobre la identidad es muy novedosa en cuanto al reconocimiento que hace de lo complejo del proceso comunicativo que se construye desde los individuos en contextos sociales e históricamente situados. En este debate acerca de las identidades el presente trabajo asume el posicionamiento propuesto por los sociólogos franceses Dubar y Dubet por su capacidad de variación, reacomodamiento y modulación interna, lo cual permite observar las identidades de los obreros como un proceso activo y complejo, históricamente situado y resultante de conflictos y luchas. Ofrece un marco interpretativo que posibilita vincular las experiencias pasadas, presentes y futuras de los exempleados de la siderúrgica. Metodológicamente el estudio se construye a partir de la perspectiva del curso de vida (Giele y Elder, 1998), en el entendido de que las trayectorias identitarias de estos trabajadores no han transcurrido en un vacío histórico sino en condiciones estructurales e institucionales particulares, que son el trasfondo que las determina. Desde el enfoque de los cursos de vida las trayectorias identitarias obreras son una acumulación de eventos y vivencias laborales que tienen como punto de partida la entrada a la fábrica y que se complejizan a partir de múltiples sucesos que acontecen durante la vida obrera. Estas experiencias están permeadas por la edad, la escolaridad, el género y la posición en la fábrica. La perspectiva de los cursos de vida posibilita la comprensión de las vidas de los obreros en sus contextos históricos y enlaza tiempos distintos: el individual, el familiar, el colectivo y el histórico. En los cursos de vida “trayectorias” y “transiciones” son conceptos centrales porque representan la visión de corto y largo plazo en el enfoque analítico. La utilización de este enfoque permitió a través de las entrevistas reconstruir las identidades de los trabajadores siderúrgicos de Lázaro Cárdenas con base en tres eventos importantes: el inicio de la vida en la siderúrgica, la privatización-despido y el reinicio en la vida laboral. Se trabajó con una muestra cualitativa para tener una máxima variabilidad de trabajadores entrevistados en función de la edad, la escolaridad y la posición dentro de la fábrica. Se llevaron a cabo entrevistas sucesivas hasta lograr una saturación en las dimensiones conceptuales del estudio. Se elaboraron familias de códigos para el tratamiento de la información, lo que permitió reconstruir y relacionar eventos y experiencias de los trabajadores entrevistados. Sicartsa y la comunidad obrera de enclave que ésta formó En concordancia con otras regiones del mundo, el enclave industrial en México fue una de las estrategias implementadas por los liderazgos nacionales para impulsar la industrialización y desarrollo regional del país. Según Francisco Zapata (1978) este tipo de propuesta obedeció a dos racionalidades: desde lo sectorial-nacional se planteaba que el país requería acero, minerales, energía eléctrica y petroquímica para sustituir las importaciones; desde lo regional se deseaba propiciar la diversificación de actividades en una zona de bajo desarrollo. Éste fue el caso de Lázaro Cárdenas, Michoacán. A principios de la década de 1960 el gobierno federal inició el ambicioso proyecto siderúrgico en la región de la costa michoacana, en el oeste de la desembocadura del río Balsas. La región experimentó grandes transformaciones en lo económico, lo político y lo social debido a la construcción de una importante infraestructura Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 159 industrial destinada a la producción metalmecánica, petroquímica y a la actividad portuaria. Antes de detonarse el proyecto siderúrgico, la región de Lázaro Cárdenas era una de las menos desarrolladas del país.1 El atraso fue superado parcialmente a través del reparto agrario entre 1936 y 1950. Esta medida estimuló el crecimiento poblacional y coadyuvó a superar su tradicional aislamiento (Hiernaux-Nicolas, 1986).2 El proyecto siderúrgico comenzó con la construcción de la Presa La Villita entre 1964 y 1968, lo que dio pie a la vida urbana en la región. Pocos años después, de 1973 a 1976, se construyó la siderúrgica.3 La construcción de la infraestructura que requería el enclave industrial, la misma edificación y la operación del complejo industrial estimularon la llegada de miles de personas. En la construcción de la siderúrgica se emplearon alrededor de 18 000 obreros, por lo que en pocos años la población de Lázaro Cárdenas experimentó un crecimiento exponencial.4 Muchos de estos nuevos pobladores procedían en primer lugar de Michoacán y en segundo sitio de estados como Guerrero, Hidalgo, Nuevo León y la ciudad de México (Bizberg, 1982). El proyecto siderúrgico ocasionó un desequilibrio en las estructuras económicas y sociales de la región. Para Ilán Bizberg (1982) en el proyecto industrial se ignoraron los problemas económicos y sociales de la zona: imperó la dinámica interna de la siderúrgica y se olvidó el desarrollo industrial y social local. Según el autor, en lugar de un polo de desarrollo, se generó un enclave industrial en la medida en que Sicartsa no estaba integrada a la economía regional sino a la nacional. Esta situación propició que la empresa fuera el principal actor institucional en la vida económica y social en la región. Entre las décadas de 1970 y 1980 Lázaro Cárdenas se había consolidado como un enclave industrial. Se conformó un bloque metalmecánico impulsado por la siderúrgica. Sicartsa I producía varilla y alambrón, y Sicartsa II, planchón y lámina. En la rama de bienes de capital inició operaciones el grupo integrado 160 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva por Nacional Financiera (Nafinsa), Kobbe y Siderúrgica Mexicana (Sidermex), conocido como nks, y la Productora Mexicana de Tubería (pmt) en la fabricación de tubería de gran dimensión. El empuje de la región hizo posible también la ubicación de Fertilizantes Mexicanos (Fertimex), un depósito de Petróleos Mexicanos (Pemex), un gasoducto, almacenes de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), así como pequeñas y medianas empresas. La decisión de los liderazgos nacionales de iniciar el Programa de Puertos Industriales para desarrollar y consolidar la infraestructura portuaria redefinió la identidad de Lázaro Cárdenas en la década de 1980. Entonces la ciudad adquirió una identidad de “puerto industrial”, que conserva hasta la actualidad (Martínez, 2003). La comunidad obrera de enclave Como se mencionó, en Lázaro Cárdenas no hubo un brote protoindustrial, las identidades obreras se 1 2 3 4 Lázaro Cárdenas no tuvo un desarrollo protoindustrial. La riqueza mineral de la región era conocida desde tiempos prehispánicos. Sin embargo, no fue explotada durante la primera mitad del siglo xx por los concesionarios de las minas ya que el interés era aprovecharlos a futuro en el marco de una estrategia mundial sobre el uso de materias primas por las potencias industrializadas (Hiernaux-Nicolas, 1986). Para 1940 la región era demográficamente insignificante. Lázaro Cárdenas tenía una población de 392 personas, Las Guacamayas de 221, La Mira de 142, Playa Azul de 237 y El Habillal de 142. La economía de la región se basaba en la agricultura de subsistencia y mantenía una baja comunicación con el resto del estado y del país (Zapata, 1978). En una primera etapa la planta se enfocó a la producción de laminados no planos: varilla corrugada, barras, perfiles livianos, alambrón, etcétera. En la segunda etapa sumó a la producción laminados planos, como plancha y lámina para la industria de la transformación. En 1970 Lázaro Cárdenas contaba con 24 319 habitantes; en 1980, con 62 355; en 1990, con 136 699 y en 2000 con 171 100 (inegi, 2010). Eleocadio Martínez Silva Exobrero Francisco. conformaron a partir del proyecto siderúrgico hacia la década de 1970. Con la operación de Sicartsa se detonó la formación de una clase obrera muy poderosa que se diferenció y eclipsó a otros sectores sociales, como los pescadores y estibadores.5 Desde sus orígenes, los trabajadores del acero han mantenido componentes homogéneos y heterogéneos en cuanto a su composición como clase. Los componentes homogéneos se formaron a partir de la Ley Federal del Trabajo (lft), en la cual se establecieron los derechos colectivos y el trabajo protegido para los trabajadores. Con base en la lft los empleados de la siderúrgica llevaron a cabo una acción sindical por el control del proceso productivo y el mejoramiento de las condiciones laborales, la cual se expresó en los contratos colectivos de trabajo. Desde un principio, estos obreros lograron extender sus derechos laborales, a través de diferentes episodios de conflicto obrero-patronal. Dicha extensión de derechos fue posible gracias a la acción del sindicato legitimada en el marco legal de relaciones laborales vigente en el país,6 que se extendió hasta fechas recientes, como lo muestra la gran huelga de 141 días en 2006 y la de un mes en 2009 (Reforma, 2006; Esverri, 2009). El sindicalismo, con su discurso y su práctica ideológica, contribuyó a marcar claros procesos de diferenciación. La acción colectiva generada a 5 6 La identidad de los estibadores se construyó hace 35 años. Los primeros combinaban su trabajo con la agricultura y la pesca, debido a la poca actividad portuaria. El lector podrá consultar la acción sindical de los trabajadores de Sicartsa en las obras de Bizberg y Zapata incluidas en la bibliografía. Estos trabajadores formaron el Sindicato de Estibadores de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (crom) cuando se constituyó Servicios Portuarios en Lázaro Cárdenas. Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 161 partir de la estructura de poder sindical transformó de manera importante la vida colectiva en la comunidad, en el sentido de facilitar que los trabajadores se reconocieran como grupo y como sujetos de derechos, lo que favoreció la formación de una identidad colectiva. A la identidad patronal de una “gran familia acero” de control benévolo se antepuso una con un nítido sentido de clase, un “nosotros” y un “ellos” bien definidos en la medida en que se constituyó como un poder que enfrentaba al de los patrones. La condición de enclave también contribuyó a la cohesión de los trabajadores. Según Bizberg (1982), el aislamiento del enclave del resto del sistema nacional, al requerir de una categoría obrera con cierto grado de calificación, llevó a los trabajadores a construir una organización sindical muy combativa. Además, las condiciones urbanas hostiles que enfrentaban los obreros en los enclaves llegaron a ser un factor importante de cohesión. Otro rasgo de la homogeneidad obrera fue su composición como clase. Dice Bizberg (1982) que en Sicartsa había una proporción elevada de obreros con grados de calificación. Predominaban aquellos con experiencia en trabajo industrial o que podían adquirir rápidamente las habilidades para el trabajo en las acereras, en tanto el componente heterogéneo de la clase obrera siderúrgica se debe, según este autor, a la gran estratificación dentro de la estructura ocupacional de la planta. Tal estratificación existía en función de una serie de características obreras, como el origen rural-urbano, la historia ocupacional, el nivel de escolaridad, el grado de integración al sistema de trabajo industrial y la calificación. En ese sentido, si bien había homogeneidad relativa en el grupo obrero que trabajaba en la siderúrgica, la alta jerarquización de esta rama industrial la contrarrestaba, lo que constituye el factor preponderante de división (Bizberg, 1982). Bizberg vincula la jerarquización del trabajo a los problemas que enfrentaban y a sus condiciones laborales. De ahí que el obrero más calificado, con un oficio, una 162 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva personalidad profesional, mayor nivel de escolaridad, una posición más elevada dentro de la industria y privilegios en su situación de trabajo y salarial se preocupara más por la defensa de su personalidad profesional que por cuestiones meramente económicas, mientras que obreros menos calificados en vías de integración al sistema de trabajo industrial tendían a interesarse en alcanzar mejores salarios y prestaciones económicas, además de darle una gran importancia a la seguridad del empleo. Inflexión en el enclave siderúrgico de Lázaro Cárdenas Como en el resto de América Latina, desde inicios de la década de 1980 en México se implementaron acciones para transformar el modelo de desarrollo imperante de sustitución de importaciones. Una de las medidas consistió en la privatización de la empresa pública. Las consecuencias inmediatas del cambio de rumbo se reflejaron en la liquidación de la Fundidora de Monterrey en mayo de 1986, en los procesos de reestructuración de empresas como Minera de Cananea en 1989, Altos Hornos de México (ahmsa) y Sicartsa de 1990 a 1991, en el cierre de la refinería petrolera de Azcapotzalco en 1991 y en la liquidación de Luz y Fuerza del Centro en 2009. Como corolario de este proceso de cambio de modelo en el sector siderúrgico el holding acerero en México quedó compuesto por ahmsa, de capital privado nacional (Grupo Acerero del Norte); Sicartsa, que finalmente pertenece al capital hindú agrupado en el grupo ArcelorMittal; Tubos de México, que fue adquirida por capital italiano, y Hojalata y Lámina, que pasó a ser controlada por capital italoargentino del grupo Techint. En el desmantelamiento de la empresa nacional, la reestructuración de Sicartsa inició con el fraccionamiento del complejo, que desembocó en la desincorporación total, y una política de reducción de endeudamiento. El conjunto se dividiría en cuatro firmas: Sicartsa, que se quedaría con las instalaciones de Sicartsa I; Siderúrgica del Balsas, S. A. de C. V. (Siderbal), que recibió Sicartsa II; Servicios Minerometalúrgicos de Occidente, S. A. de C. V. (Seminosa), y Servicios Siderúrgicos Integrados, S. A. de C. V. (ssisa) (Martínez, 2003). El proceso de modernización implicó la reducción de la planta de trabajadores a la mitad: de casi 5 000 obreros se redujo a 2 500, de acuerdo con la información proporcionada por la dirigencia seccional del Sindicato Minero. La mayoría de los despedidos fueron trabajadores de mantenimiento y servicios con perfil profesional de oficio. De la cohorte de trabajadores despedidos algunos retornaron al mundo obrero a través del modelo de subcontratación y otros como empleados en los sectores de servicios y comercio. Al ser un proceso continuo, es difícil en el plano estructural que se subcontraten tareas en las áreas de producción de acero, lo que perfiló el tipo de despido: por un lado los obreros de oficios —paileros, tuberos, electricistas, mecánicos, soldadores y montadores—, y por otro el conjunto de trabajadores que realizaban tareas de mantenimiento de baja calificación. Según la propia dirigencia seccional del Sindicato Minero, la escolaridad del total de despedidos no rebasaba el nivel de secundaria y las edades fluctuaban entre los 30 y los 50 años. Los sobrevivientes al despido fueron básicamente los trabajadores del área de producción, lo que no significó una renovación de personal en esta área, como ocurrió parcialmente en las tareas de mantenimiento. La nueva gestión de la mano de obra denominada “subcontratación” fue determinante en las trayectorias identitarias de los siderúrgicos. En este nuevo modelo laboral las historias laborales de los trabajadores cobran sentido. Para un sector de los despedidos implicó la posibilidad del retorno a la industria en condiciones desfavorables de protección social y de condiciones de trabajo. Para otro sector representó una salida definitiva del mundo industrial. Para los que sobrevivieron al despido significó desarrollar una vida laboral bajo nuevas reglas basadas en el principio de flexibilización laboral. El retorno como obreros, por medio del subcontrato, supuso una movilidad social descendente de los despedidos, fue una caída en el estatus que se mantenía debido a las características del empleo que se basaba en ingresos fijos, seguridad social y salarios por encima de la media obrera nacional. Además, ingresar a la fábrica a través de subcontrato representó emplearse en condiciones de menor resistencia y mayor docilidad a la movilidad laboral que sus contrapartes sindicalizados. Para los sobrevivientes del despido la nueva gestión de mano de obra ejerció una fuerte presión para ceder a la unilateralidad empresarial en las relaciones laborales. Cambios y continuidades en la identidad obrera de enclave De la inflexión en el enclave siderúrgico surgieron nuevas categorías de trabajadores: los sobrevivientes de los procesos de modernización y los exsiderúrgicos. Trabajadores que han realizado enormes esfuerzos por mantener una cultura y una identidad obreras en medio de procesos sociales, culturales e institucionales generados por los cambios en la estructura industrial y ocupacional del país, así como por la racionalidad organizativa de las empresas. En lo que resta del presente estudio se dará razón del complejo y ambiguo proceso de la identidad obrera en el contexto de la fragmentación a la que fue sometida con la reestructuración industrial. La tesis que se sostiene pone en duda la pérdida de las identidades de los trabajadores. Con la reestructuración y privatización de Sicartsa se consolidó un mercado de trabajo desigual en la planta: uno directamente ligado a la empresa, estable y con fuerte protección sindical; otro vinculado al subcontratismo con un componente de inestabilidad, especializado en la Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 163 Eleocadio Martínez Silva Exobrero Fidel Mena. construcción y en los servicios y subordinado a la lógica de la empresa siderúrgica. En este mercado de trabajo se profundizó la fragmentación de los obreros siderúrgicos. La fragmentación no sólo se presenta entre sindicalizados y subcontratados. Entre los primeros se observan rasgos diferenciados por la división de Sicartsa en cuatro empresas. Otro factor de diferenciación en este grupo obrero es la generación: los sobrevivientes al despido, herederos de una cultura obrera, y la nueva generación. La fragmentación obrera se acentuó con la conformación de los exobreros, aquellos que no retornaron al trabajo siderúrgico. La composición obrera se complejizó más debido a que los estibadores que trabajan para una empresa filial de Mittal mantienen una lucha por formar parte 164 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva del Sindicato Minero. Tal iniciativa es apoyada por el sindicato con la idea de aumentar la membresía gremial.7 La fragmentación de la clase obrera, sin embargo, no derivó en la destrucción de identidades. Entre los sobrevivientes se mantuvo por la permanencia del sindicato y su acción colectiva. En los despedidos la identidad continuó por la 7 La relación de los estibadores con la siderúrgica tiene una historia de décadas. Afiliados a la crom por medio del Sindicato de Estibadores, tuvieron una relación directa con Sicartsa. Después fue indirecta a través de Servicios Portuarios, momento en el que los estibadores elaboraron un contrato colectivo muy ventajoso. Con las privatizaciones y con un contrato colectivo mutilado, los estibadores se contratan con una empresa filial de Mittal. conservación del barrio y el enclave, espacios de su socialización primaria. De lo hasta aquí descrito me pregunto acerca de lo que vincula y diferencia identitariamente al conjunto de los trabajadores que comparten un mismo espacio laboral y social, así como un mismo pasado. Se toma en cuenta que los obreros que comparten el espacio siderúrgico, incluso los exobreros, no son grupos cerrados, ya que cada uno se relaciona en redes interpersonales e interactúa dentro y fuera del espacio fabril y a nivel de relaciones grupales. Sin embargo, las diferencias están lejos de desaparecer debido a las diferencias en el poder de ingreso y la estabilidad en el empleo, lo que erosiona la posibilidad de crear una comunidad de obreros, no es que no puedan compartir valores comunes, aunque también hay oposiciones económicas, culturales y políticas que dificultan una comunión. Reconstruyamos este proceso. Los sobrevivientes y los desheredados del proceso de reestructuración Los trabajadores que sobrevivieron al despido continúan compartiendo características en cuanto a su composición: grados de calificación, obreros con experiencia industrial o que pueden adquirir rápidamente las habilidades. También tienen un componente heterogéneo en función de la estratificación dentro de la estructura ocupacional de la planta siderúrgica.8 La división de Sicartsa implicó una mayor fragmentación en términos de identidades laborales de los siderúrgicos: en Sicartsa I se concentra el mayor porcentaje de los sobrevivientes del proceso de reestructuración y privatización. Son los obreros de mayor antigüedad y, por tanto, los más politizados y participativos en la vida sindical.9 En términos de prestaciones, son los que reciben el mejor bono de productividad y utilidades. Los obreros de Sicartsa II son la nueva generación de obreros siderúrgicos, se incorporaron a la empresa después del proceso de privatización. La media estudió la preparatoria, es decir, tiene mayor nivel de escolaridad que sus camaradas de Sicartsa I. A pesar de esta fragmentación, los sobrevivientes al despido comparten una “identidad genérica” en cuanto a un “nosotros” los siderúrgicos. Se identifican por el hecho de trabajar directamente en la planta, percibir los salarios y las utilidades más altos de la región y por pertenecer a un sindicato: Todos pertenecemos al gremio minero, no importa el área donde estés. Si en planos [planta de fabricación de planchón] tienen problemas [un horno eléctrico está descompuesto, la empresa no quiere arreglarlo y es un peligro para el trabajador], lo llevamos a votación y acordamos parar hasta que lo arregle (entrevista con obrero). La sección sindical sigue desempeñando un papel central en la cohesión de los trabajadores sindicalizados y subcontratados: ha limitado la unilateralidad empresarial producto de los cambios en los contratos colectivos, impone límites a la política de flexibilización y subcontratación, y continúa negociando de manera ventajosa en las revisiones del Contrato Colectivo de Trabajo.10 La continuidad del sindicato y su acción han estimulado la identificación de los trabajadores como colectivo: “somos sindicalizados”, más allá de si la fábrica es estatal o privada. El sindicato también establece los alcances de las empresas subcontratistas en la gestión del personal 8 9 10 El componente heterogéneo de los siderúrgicos se profundizó a partir de la fragmentación de Sicartsa en las cuatro empresas: Sicartsa I, formas largas; Sicartsa II, formas planas; La Mina, mineral ferroso, y Servicios, mantenimiento, lo que significó cambios en la identidad del sector siderúrgico obrero. Todos los secretarios generales y del trabajo han salido de esta planta. Por ejemplo, en 2009 la empresa otorgó 8% de incremento directo al salario base más 2% en prestaciones después de un mes de huelga (Eseverri, 2009). Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 165 obrero subcontratado, ya que tiene la facultad de vetar ante Mittal a la empresa contratista que violente los derechos laborales: largos [fabricación de varilla y alambrón], a nosotros los de planos [fabricación de planchón] nos dejan las carteras de menor importancia. Allá es donde están los principales grupos sindicales, los Poco a poco se han podido recuperar muchas ven- principales dirigentes. También se llevan la mayor tajas que teníamos cuando la empresa era Sicartsa, parte de las utilidades, ya que la empresa las repar- la flexibilización de los puestos de trabajo en mu- te en función a la producción de productos termi- chos casos quedó solamente en el papel, también nados, lo cual solamente es posible en la planta de se han recuperado muchos trabajos de planta que se largos (entrevista con obrero). perdieron cuando se dio la privatización (entrevista con líder sindical). Esta “identidad genérica” también se construye a través de un “ellos”: los trabajadores de las empresas subcontratistas que laboran en la planta. “Ellos” realizan las tareas más penosas y pesadas, no tienen sindicato que los defienda de los atropellos de los contratistas ni un trabajo estable, tuvieron que regresar al trabajo obrero por no haber cuidado su indemnización al ser despedidos de la empresa: Ellos no tienen los cuidados de seguridad para el trabajo [mascarillas, lentes, guantes]. La empresa hace contratos con gente de afuera, pero uno tiene que ayudarles para eso de la seguridad. Los ponen en los trabajos más pesados. Son muchas friegas para ellos. El contratista los discrimina. Nosotros en nuestra oficina tenemos nuestro micro, aire acon- A 20 años de los despidos masivos, en Sicartsa está ocurriendo una transición generacional. Los sobrevivientes de los procesos de privatización están en el trayecto de la jubilación y una nueva generación de obreros se está consolidando. Si bien ambos grupos han sido sometidos a la cultura de la calidad total para admitir y hacer suyos los principios de calidad y productividad propuestos por la empresa, los sobrevivientes a los despidos son los herederos de una cultura del trabajo construida en tiempos de la empresa nacional, la cual se sigue haciendo presente en la vida cotidiana en el trabajo. La joven clase obrera, al tener pocos referentes acerca de lo que fue la cultura obrera en Sicartsa, tiende a pensar de manera diferente su vínculo con el trabajo y el sindicato. Aunque predomina un marcado “nosotros” —mineros, siderúrgicos, sindicalizados— vinculante, también hay un “ellos” que los diferencia: dicionado… Ellos ven eso, se sienten incómodos. Los trabajadores de las empresas contratistas tienen Como que los obreros antiguos se quedaron con sus propios espacios, pero hay compañerismo, no las mañas de trabajo del tiempo de Sicartsa, siguen los discriminamos (entrevista con obrero). haciendo como que trabajan, andan buscando el límite de faltas por mes, siguen viendo al sindicato Como “identidad concreta”, entre los trabajadores sindicalizados se construyen diferencias. Los de la planta de Sicartsa I son los más “grillos”, los que se “agandallan” los puestos sindicales, las prestaciones y las utilidades. Así lo refiere un obrero: Desde siempre los principales puestos sindicales, como el de secretario general, sale de la planta de 166 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva como el protector de su flojera. Uno que no está maleado busca que a la empresa le vaya bien, que el trabajo que uno hace se haga bien, así todos salimos ganando (entrevista con trabajador joven). Entre los trabajadores de la subcontratación se presentan rasgos homogéneos debido a su formación profesional de oficio y heterogéneos en virtud de su relación laboral, unos trabajan de manera permanente en la planta por los contratos anuales que ofrecen algunas de las empresas, otros se emplean por temporadas bajo la modalidad de “paros”.11 En la actualidad, el conjunto de trabajadores de las empresas subcontratistas que prestan sus servicios a la siderúrgica llegan a representar la mitad del total de la planta. Un porcentaje de ellos son exempleados —los “desheredados”— que reingresaron a la planta a través de las empresas constructoras que dan servicio y mantenimiento a la fábrica. En Mittal retornó alrededor de 40% de los despedidos, el resto son obreros con una trayectoria laboral en las empresas constructoras, trabajadores con oficios, sin experiencia sindical y con empleos inestables. Los salarios entre los obreros subcontratados tienen variaciones relevantes. Muchos ganan 5 000 pesos mensuales, y otros llegan a percibir 20 000 pesos al mes, según el oficio y las características del trabajo. Los obreros que trabajan en los “paros” tienen los mejores salarios, pero con jornadas extenuantes de 12 horas diarias de lunes a sábado y durante periodos muy cortos. Para quienes trabajan por contratos a largo plazo los salarios son los más bajos, con jornadas de ocho horas, cinco días a la semana. Este conjunto de obreros se ubica en las áreas de mantenimiento y servicios, donde predominan los trabajadores de oficio, como paileros, tuberos, soldadores, mecánicos, armadores, argoneros y ladrilleros. Para los exempleados de la siderúrgica la reinserción al trabajo obrero significó una continuidad en el oficio. El despido no representó la pérdida de la identidad ocupacional. Sus trayectorias hablan más de un incremento de las calificaciones adquiridas, extendieron el conocimiento del oficio debido a que se les demandaba y vivieron un proceso de aprendizaje a través de compañeros trabajadores con amplias trayectorias profesionales. A estos trabajadores no se les define ni se autodefinen como siderúrgicos, mineros o sindicalizados en virtud de que no trabajan de manera directa para la siderúrgica. Aun en el caso de los obreros que realizan tareas en el área de producción, como sucede con los de Acerería Eléctrica, están con un pie fuera y otro dentro de la planta por su adscripción a la empresa contratista y por el vínculo en las labores de producción en Mittal: Desde que nos reajustaron dejamos de ser sindicalizados, ahora nuestro patrón es la constructora, ya sin sindicato. La constructora es nuestro patrón, aunque trabajemos en la planta ya no somos parte de ella, eso se acabó con el reajuste (entrevista con exempleado siderúrgico). No obstante, sus vínculos con los trabajadores sindicalizados siguen siendo fluidos. Además de compartir espacio y tareas en el piso de fábrica, los exempleados también establecen relaciones con el Sindicato Minero. La Sección Sindical 271 recibe una cuota por hora-hombre que labora en las empresas contratistas. En función de este vínculo, el sindicato se abroga el derecho de su defensa cuando se presentan abusos del contratista. La acción puede llegar a exigir a Mittal la cancelación del contrato con la empresa constructora. La acción de defensa del obrero contratista es asumida por el sindicato no como protección a sus derechos laborales, sino a sus derechos humanos: “Desde hace 10 años se ha sindicalizado a 700 obreros que trabajaban en empresas contratistas. Eran obreros que realizaban tareas y actividades que deberían de llevar a cabo trabajadores sindicalizados” (entrevista con dirigente sindical). La acción sindical no es sólo un asunto de solidaridad obrera sino de membresía y defensa de los puestos de trabajo sindicales, “cuidar que no los desplacen”. Entre estos extrabajadores no hay una 11 El “paro” es cuando los hornos necesitan reparación o reconstrucción general. Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 167 continuidad en la identidad siderúrgico, minero, sindicalista, sino como obreros de oficio y de empresas constructoras. En sus narrativas anteponen el oficio y a la empresa contratista como la identidad que los vincula al mundo del trabajo en general y siderúrgico en lo particular: “Con el despido de la empresa, a uno solamente le sigue quedando el oficio. Es lo que nos ha sacado adelante en la industria, de no haberlo aprendido en Sicartsa andaríamos de taxistas, de comerciantes” (entrevista con exempleado siderúrgico). La identidad de estos obreros se torna más compleja ya que sufren periodos de desempleo con frecuencia. Sin embargo, no se autorreconocen como desempleados, independientemente de la duración de los lapsos de inactividad. Esto tiene que ver con al menos tres aspectos: 1) el orgullo profesional: estos obreros muestran rechazo hacia otras actividades laborales que no tengan que ver con los oficios Eleocadio Martínez Silva Exobrero Jesús Ramos. 168 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva y se niegan a devaluar su trabajo cuando les ofrecen salarios inferiores a los que ellos piensan que es lo justo o a lo que están acostumbrados, prefieren esperar una buena oportunidad; 2) la reposición de la fuerza de trabajo: dada la precariedad del trabajo que en muchas ocasiones exige jornadas de 12 horas diarias deciden pausar su trabajo con las empresas contratistas, y 3) ven su situación de inactividad como un momento transitorio, por la gran demanda del trabajo de oficio: La gente que nos ve sin trabajar piensa que somos flojos, que no nos gusta trabajar, no entienden que tenemos nuestro oficio, es el que nos defiende en el trabajo. Según nos convenga sabemos cuándo y con quién contratarnos. Un buen contrato por tres meses te da para vivir, sin necesidad de andarte matando todo el año con bajos salarios (entrevista a trabajador de oficio). Estos trabajadores comparten una identidad genérica en cuanto a un “nosotros”, los obreros de las constructoras. Se identifican por un mejor conocimiento del oficio que los sindicalizados, por hacer mejor el trabajo, por su fortaleza física debido a las largas jornadas de trabajo y las malas condiciones climáticas: La verdad que uno se siente diferente, ya nada es igual, uno es el que hace los trabajos más peligrosos, a veces no tenemos todo el equipo de trabajo y de seguridad. Ya no tienes trabajo todo el año, en ocasiones solamente por medio año. Si te enfermas, se te complica la vida ya que no puedes contratarte. Uno trabaja en la planta, pero ya nada es Lo que se aprende en las empresas constructoras no igual (entrevista con exempleado siderúrgico). tiene comparación con lo que se aprende estando sindicalizado. Por fuera aprendemos a desarrollar todo el oficio, ya sea de soldador, de pailero, de tubero, de mecánico, ya que hacemos trabajos de construcción. Los sindicalizados solamente aprenden a hacer composturas, a reparar, no a construir (entrevista con obrero). Como identidad concreta, entre estos obreros se construyen diferencias. Los exempleados siderúrgicos son vistos por los trabajadores de las constructoras como menos expertos en los oficios, en virtud de una supuesta mala formación profesional cuando pertenecieron a la empresa siderúrgica: Cuando los despidieron andaban buscando trabajo en las constructoras, tuvieron muchos problemas ya que no podían desempeñar el oficio al 100% debido a que no estaban acostumbrados a trabajar en la construcción, solamente realizaban pequeños Entre los exempleados se observa un desprendimiento de la identidad del obrero siderúrgico y la construcción de una nueva. Como señala Helen Fuchs (1998), esto sucede a través del desplazamiento de redes de amistad. Los amigos ya no son sus excompañeros sindicalizados, sino los de las compañías subcontratistas. En términos de De Gaulejac (1991), es un proceso de desplazamiento social, una dialéctica entre reproducción y cambio, ya que en todo desplazamiento de trayectorias se produce una distancia entre las posiciones objetivas y las subjetivas, entre el lugar y las relaciones en el lugar. Esta distancia es un espacio libre donde el individuo puede trabajar en ajuste-desajuste, identificación-desidentificación, territorialización-desterritorialización, idealizacióndesidealización. Por tanto, el desplazamiento social entraña una serie de conflictos afectivos, ideológicos, culturales, relacionales y políticos que se cristalizan en las relaciones del individuo en su lugar y su identidad. trabajos de soldadura o pailería, no conocían todo el equipo y medidas del oficio, tuvieron que aprender poco a poco (entrevista con obrero). El “ellos” se define frente a los trabajadores de planta y las empresas constructoras, sus patrones. Los sindicalizados son aquellos a quienes no les gusta hacer los trabajos pesados y penosos, con menor calificación del oficio y que tienen un trabajo estable y un sindicato que los protege. Las constructoras explotan a los trabajadores, hacen trabajar al obrero largas jornadas sin prestaciones ni seguridad social, “los rentan” a la empresa: Los exobreros En los procesos de reestructuración y privatización del sector siderúrgico se construyó una nueva categoría de trabajadores en el enclave de Lázaro Cárdenas: los exobreros. A diferencia de los trabajadores de oficio que han llevado a cabo esfuerzos y acciones tendientes a la reafirmación identitaria en contextos fabriles, un sector muy amplio de exempleados siderúrgicos han estado inmersos en un proceso contradictorio de “dejar de ser obreros”. Los exobreros Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán 169 no tuvieron una calificación de oficio, estaban en edad de jubilación o en posibilidades de acceder a una pensión, o deseaban salir de la disciplina del trabajo industrial. En general, aceptaron trabajos de baja calificación en el mercado laboral o en Estados Unidos, en el sector de los servicios y el comercio. Incluso algunos se hicieron pescadores. En los despidos en Sicartsa se presentaron dos situaciones: quienes solicitaron ser incluidos en el recorte de personal, debido a que habían visualizado nuevos horizontes laborales, y quienes no deseaban el despido. Desde la empresa, a este proceso se le asignó el eufemismo de “reajuste”. Con el tiempo, este término legal se transformó en identificación y autoidentificación de los despedidos de Sicartsa. La identidad fue construida como “reajustados” o “exobreros”.12 Esta figura ha sido políticamente útil para un sector de exempleados siderúrgicos que no lograron reinsertarse en el mercado de trabajo, dada la permeabilidad de las fronteras entre empleo y desempleo que existe en México. Esta figura ha sido eficaz para negociar apoyos sociales ante instancias de gobierno, lo cual ha sido posible por el reconocimiento de otros actores de la identidad del “exobrero” o “reajustado”. En el caso de Lázaro Cárdenas, los extrabajadores han constituido diversas asociaciones civiles de exobreros para enfrentar el despido y llevar a cabo la acción política. Este autorreconocimiento y reconocimiento identitario no sólo tiene influencia en el ámbito político, también ha funcionado como mecanismo social para enfrentar los problemas de la vida diaria. Autorreconocerse y ser reconocidos como “reajustados” les ha permitido darle continuidad a su origen ocupacional y social: “trabajo como comerciante, pero soy soldador”, “manejo un taxi, pero soy exsiderúrgico”. Esta trayectoria identitaria contradictoria de un sector de los despedidos de Sicartsa es común entre los trabajadores mexicanos que son expulsados de la industria, dada la poca historia del proletariado nacional y debido a que el desempleo 170 Desacatos 46 Eleocadio Martínez Silva no es institucionalmente reconocido. En este proceso los despedidos hacen uso de algunos rasgos de su identidad obrera y otros la resignifican, unos logran establecer una nueva identidad y otros no, algunos están envueltos en procesos de reforzamiento y/o resignificación de sus prácticas identitarias, tanto para resistir como para acomodarse a la nueva realidad. En la nueva identidad conservan vestigios y residuos de su pasado, de manera que para estar integrados y ser individuos plenos incorporan su historia pasada a su identidad actual. Conclusión Las tesis de Bauman (2005) acerca de la fragmentación de las identidades causada por transformaciones en el mundo del trabajo —heterogeneidad y flexibilidad laboral— fue puesta en duda en los hallazgos empíricos de la presente investigación. Se presentaron evidencias de que la flexibilización a la que se ha sometido el sector siderúrgico en los últimos 20 años no significó necesariamente la destrucción de las identidades obreras. En cambio tuvo lugar un complicado y ambiguo proceso por medio del cual un sector de trabajadores le dio continuidad a la identidad obrera, unos dentro del espacio fabril y otros fuera de él. Si bien los sobrevivientes al despido en Sicartsa han sido sometidos a nuevas reglamentaciones y discursos laborales, y conservado el empleo de tiempo completo durante un tiempo indeterminado, protegidos por un contrato colectivo de trabajo y, sobre todo, por el Sindicato Minero. La reestructuración de la siderúrgica no implicó una desestructuración de la identidad obrera. Los empleados siderúrgicos se identifican aún como colectivo, un “nosotros” y un 12 No es lo mismo ser desempleado por decisión propia, por un mal desempeño en el trabajo o por el despido en un proceso de reestructuración de la empresa. “ellos” definidos, en los que el sindicato sigue ejerciendo un papel fundamental en la cohesión e identidad de los trabajadores y está lejos de desempeñar un rol de mero agente de colocación de trabajadores desempleados. Entre tanto, la experiencia de los exempleados siderúrgicos, aquellos que retornaron al trabajo por subcontrato y los que dejaron de ser obreros, refiere a una continuidad en la identidad obrera más que a su fragmentación. El hecho de que la siderúrgica no desapareciera y que el barrio y el enclave permanecieran significó para los trabajadores conservar muchas de sus costumbres, en el entendido de que son espacios de socialización para la continuidad de formas de pensar, de sentir, de ver la vida. En estos dos espacios las asociaciones de exobreros, de jubilados y pensionados, “el movimiento por el 5%”,13 los clubes deportivos, las organizaciones populares y las asociaciones civiles sustituyeron al sindicato en la acción política y social de algunos colectivos de exempleados siderúrgicos. Como afirma Francisco Zapata (2009), las relaciones patróncliente cambiaron de sentido porque el patrón ya no era el empresario o el administrador de empresas, sino el líder social que interactúa con las autoridades municipales o con las compañías proveedoras de agua, electricidad y gas. La continuidad en las identidades obreras se explica, según el mismo autor, a partir de la existencia de un proletariado mexicano con poca experiencia industrial que no pudo generar identidades exclusivamente obreras, por lo que los trabajadores experimentaron una fragmentación en la que coexisten lo propio del mundo fabril con lo propio del mundo pre-fabril, que fue el lugar de su primera socialización. 13 Movimiento que agrupa a cientos de obreros que demandan el pago de 5% de la venta de Sicartsa. Bibliografía Bauman, Zygmunt, 2005, Modernidad líquida, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires. Bizberg, Ilán, 1982, La acción obrera en Las Truchas, El Colegio de México, México. Dubar, Claude, 1998, Sociologie des professions, Armand Colin, París. Dubet, François, 1989, “De la sociología de la identidad a la sociología del sujeto”, en Estudios Sociológicos, vol. VII, núm. 21, El Colegio de México, pp. 519-545. 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El contenido del Fondo “Eric Wolf” del ciesas Virginia García Acosta E Virginia García Acosta Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología SocialDistrito Federal, México [email protected] Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron Sydel Silverman Recordando a Eric Wolf Juan Vicente Palerm El trabajo e influencia de Eric Wolf Gustavo Lins Ribeiro Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 174-189 174 Desacatos 46 Virginia García Acosta l Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas), como espacio especializado en áreas del conocimiento social, reconoce la importancia de las bibliotecas y sus acervos en el desarrollo de la investigación y la docencia. El Centro cuenta con un sistema de siete bibliotecas, creadas al mismo tiempo que sus respectivas unidades en la República Mexicana, que reciben un acervo inicial que se enriquece con el paso del tiempo por medio de compras, canjes con instituciones y organismos nacionales e internacionales, así como donaciones de valiosas bibliotecas personales. Es el caso del Fondo “Eric Wolf”, donado al ciesas por Sydel Silverman. Grandes pensadores sociales han confiado en el ciesas para resguardar sus libros, documentos y archivos. Así, la institución se ha beneficiado con donaciones distribuidas en nuestras bibliotecas, entre las que se cuentan las colecciones de los tres fundadores del Centro: Ángel Palerm, Guillermo Bonfil Batalla y Gonzalo Aguirre Beltrán. Varios de nuestros investigadores o profesores también han donado sus acervos: Carmen Castañeda, Víctor Franco, Luisa Gabayet, Virginia Molina, Carmen Ramos, Jan De Vos, Carmen Viqueira y Arturo Warman. También se han recibido acervos de académicos de otras instituciones, como Pedro Carrasco, Jane Collier, Martin Diskin, Miguel Ángel Gómez Ventura, Charles A. Hale, Jean Meyer, John Murra, Raúl Prieto Río de la Loza, Victoria Schussheim, Jesús Sotelo Inclán, Jorge L. Tamayo, María Guadalupe Urzúa Flores y Verónica Veerkamp. Todos ellos han mostrado su generosidad al ciesas, directamente o a través de sus herederos, al elegirlo como el destino de sus bibliotecas y documentos, para que sean inventariados, catalogados y sobre todo consultados. Gracias a estas donaciones el patrimonio documental del ciesas en sus siete bibliotecas ha alcanzado cerca de 400 000 volúmenes. Agradecemos especialmente a Sydel Silverman, viuda de Eric Wolf, esta donación y su confianza en el Centro y en su misión en la producción y la difusión del conocimiento científico. También expresamos nuestra gratitud a quienes intervinieron en este proyecto: Patricia Torres y Teresa Rojas, Tonatiuh Guillén y Gerardo Gutiérrez. El Fondo “Eric Wolf” contiene aproximadamente 600 volúmenes en libros, revistas, folletos y separatas. El material monográfico y las revistas ya se han catalogado, clasificado e integrado al catálogo en línea del Sistema de Bibliotecas del ciesas, que puede ser consultado en cualquiera de nuestras sedes a través de la valija institucional, que distribuye nuestros libros cada semana en todas las unidades a petición de estudiantes o investigadores. El Fondo resguarda una vasta colección de obras con dedicatorias a Wolf escritas de puño y letra de sus autores, entre ellas las de Guillermo Bonfil, Leonel Durán, Enrique Florescano, Enrique Krauze, Román Piña Chan, Gustavo Lins Ribeiro o Arturo Warman y otros estudiosos especializados en temas relacionados con América Latina, lo que evidencia la extensa red de relaciones académicas que Wolf construyó a lo largo de su vida profesional, en particular en México. Precisamente en la traducción al español de Envisioning Power, que el ciesas publicó en 2001 con el título Figurar el poder, Wolf reconoció a algunos de estos colegas y amigos de la siguiente manera: “Por orientarme en relación con las fuentes y compartir sus propios textos conmigo, quisiera expresarles mi sincero agradecimiento a Johanna Broda, Enrique Florescano y Alfredo LópezAustin” (p. 12). En el mismo libro reconoce que su interés por México en general, y por los aztecas en particular, “data de 1951, año en que visité México por primera vez, en donde aprendí mucho de lo que sé gracias a Pedro Armillas, Ángel Palerm, René Millon y William T. Sanders” (p. 12). Eric Wolf estuvo desde muy temprano interesado en México y, gracias a su relación profesional y personal con Ángel Palerm, cerca del ciesas desde su fundación en 1973 como Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (cis-inah). De su vida y obra dan testimonio los tres textos que conforman la sección “Legados” de este número de Desacatos, presentados el 22 de abril de 2014, día del lanzamiento oficial del Fondo “Eric Wolf” de la Biblioteca “Ángel Palerm” del ciesas. Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron Sydel Silverman Traducción: Patricia Torres Mejía Es un honor y un placer estar hoy con ustedes. Eric hubiera estado muy contento de saber que muchos de sus libros están aquí, porque amaba a México, tenía alta estima por el ciesas [Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social] y se sentía muy cercano a Ángel y a la familia Palerm. Consideraba a Ángel su hermano mayor. Es adecuado que hoy hable de las fuerzas que lo conformaron, porque Eric no creía en lo individual como algo autodeterminado o como una entidad aislable. Aprendió de Norbert Elias, a los 17 años, que cada persona es una intersección de múltiples roles sociales, un producto de procesos sociales, así que trataré de reconstruir cómo Eric llegó a ser una persona y el antropólogo que conocimos. Al trazar su historia familiar, una se sorprende por la manera en que ésta se expandió a través de fronteras tanto físicas como culturales y por la certidumbre de Eric acerca de que ello formó su noción del mundo como interconectado. Del lado paterno, su familia vivió al menos desde el siglo xvii en Moravia, dentro del Imperio Austro-húngaro, y se mudó a Viena a mediados del xix, cuando se otorgó a los judíos la libertad de residencia. Aunque en la familia hubo algunos hazzanes o cantores, ya en la generación del padre de Eric la familia era totalmente secular. Arthur Wolf, su padre, el menor de cuatro hermanos, quedó huérfano a edad temprana. A Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron 175 los 14 años Arthur ya era aprendiz en la fábrica textil donde trabajó su padre. Autodidacta en idiomas y literatura, fue ascendiendo dentro de la compañía y a los 20 años viajó dos veces a Sudamérica como agente de ventas de la empresa. Hizo el servicio militar obligatorio y al estallar la Primera Guerra Mundial fue llamado como oficial —aseguraba ser el judío con más alto rango en el ejército austriaco—. Fue herido de gravedad en su primera acción de batalla. El hospital al que lo llevaron fue tomado por los rusos por lo que se convirtió en prisionero de guerra. Estuvo cinco años en Siberia, pero como oficial disfrutó de ciertos privilegios y libertad de movimiento. Con su círculo de amigos oficiales leía y discutía libros, montaba obras de teatro y de vez en cuando se aventuraba a visitar pueblos de Siberia. Su familia materna era de Ucrania. Sebastian Ossinovsky, padre de su madre, María —o Mura—, emprendió varios negocios, entre ellos una editorial que publicó un periódico en inglés. A causa de su participación en la fallida revolución de 1905, Sebastian y su familia fueron obligados a huir a Nimes, Francia. A los dos años se les permitió volver a Rusia, pero sólo al lejano este y bajo la tutela de Leonj Skidelsky, un pariente poderoso. Leonj había ganado la concesión para la construcción del último tramo de la vía del Ferrocarril Transiberiano y los derechos para explotar las minas de carbón y los bosques requeridos para abastecer al ferrocarril. Los Ossinovsky, incluidos Mura y sus cinco hermanos, se establecieron en Vladivostok, cerca de la frontera con Manchuria y Corea, donde Sebastian trabajó como representante de las minas de carbón Skidelsky. Mura estudió medicina ahí. Arthur Wolf, siendo prisionero de guerra, ideó convertirse en profesor de idiomas y bajo esa careta conoció al hermano de Mura, oficial ruso que simpatizaba con los bolcheviques. En 1919, a causa del desorden provocado por el movimiento revolucionario, se relajó el control sobre los prisioneros y Arthur se encontró en Vladivostok sin saber a dónde 176 Desacatos 46 Sydel Silverman ir. Tocó a la puerta de los Ossinovsky, fue invitado a pasar y allí conoció a Mura. La familia lo tomó como tutor de los hermanos menores y también como guardaespaldas, ya que el secuestro de infantes era común. Arthur cortejaba a Mura con cartas de amor. Cuando los prisioneros fueron repatriados, Mura se fue con él y se casaron en Estrasburgo. Se establecieron en Viena y un año después, el 1 de febrero de 1923, nació Eric. El idioma en común de Arthur y Mura era el francés, que fue la primera lengua de Eric. Entre tanto los bolcheviques tomaron Vladivostok. Los padres y dos hermanos de Mura se trasladaron a Harbin, en China. Sebastian trabajaba en la mina de los Skildelsky que daba servicio a la extensión del Ferrocarril Transiberiano en Manchuria. En Harbin prosperó en otros negocios dentro de la vibrante comunidad judía. Vivió hasta 1940 y, aunque Eric no lo conoció, Sebastian tuvo una fuerte presencia en su vida. Los hermanos de Mura se mudaron a Estados Unidos, Austria y Shanghai, pero el menor, uno de los tíos de Eric, se quedó en Harbin mucho después de la Revolución china hasta que en 1964 fue obligado a salir y se estableció en Suiza. En todos sentidos, Eric, como hijo único, era un terror y tenía la tendencia a inventar bromas de todo tipo. También tuvo una conciencia política temprana. A los 10 años, en 1933, escribió una postal a su padre, que viajaba por negocios. Eric describió a los nazis que vio en un desfile del 1 de mayo en Viena y los ridiculizó, incluyendo a Hitler. Luego agregó en una posdata: “Perdona que tenga un poco de actitud política, pero estos tiempos lo requieren”. Eric pasó su adolescencia temprana en los Sudentenlad [Sudetes] —Checoslovaquia—, en la ciudad industrial de Tannwald, donde su padre era el director de una fábrica textil. Eric era muy consciente de las pugnas étnicas entre alemanes y checos. También observaba que las prácticas de la era capitalista de la fábrica de su padre para abatir la Depresión impactaban a la clase obrera, con cuyos hijos jugaba en las calles. Asistía a un bachillerato alemán. Dos compañeros de clase quedaron arraigados en su memoria: uno era un rufián entusiasta de las juventudes nazis —que robó la bicicleta de Eric y su colección de sellos cuando fue obligado a emigrar— y el otro era su mejor amigo Kurt Loeffler, cuyos padres católicos socialistas se ofrecieron a ocultar a la familia Wolf cuando llegaron los nazis a Tannwald. Kurt, un artista en ciernes, fue reclutado y murió en el frente ruso, en la misma guerra en la que Eric luchó del lado opuesto. En 1938, cuando los nazis ocuparon Austria, el padre de Eric logró enviarlo a Inglaterra. Allí se inscribió en la Escuela Forestal. No hablaba una sola palabra de inglés, pero al terminar el año ganó el premio al mejor ensayo en inglés. Estaba igualmente orgulloso de su premio como el mejor recluta paramilitar. Los que conocieron a Eric como un hombre amable y un caballero se sorprenderán al enterarse de su etapa militarista, pero como testigo de la violencia en su mundo él estaba decidido a enfrentarla y no a huir de nuevo. En la Escuela Forestal se encontró por primera vez con las ciencias naturales, ya que éstas no se enseñaban en el bachillerato alemán. Fuera de la escuela empezó a leer libros del English Left Book Club —Club Inglés de Libros de Izquierda— y de la Open University —Universidad Abierta—, que fueron su introducción al marxismo. Mientras los británicos se preparaban en 1940 para una invasión esperada, reunieron a todos los varones de cierta edad identificados como extranjeros enemigos por sus pasaportes. Eric compareció ante un tribunal cuya tarea era separar a los refugiados inocentes de aquellos que ponían en riesgo la seguridad. Había tres categorías: los que con certidumbre eran antinazis, los reconocidos simpatizantes de los nazis y una categoría intermedia de “sospechosos”. Le preguntaron: “¿Opina que todos los nazis son malos?”. Eric respondió: “Es más complicado que eso”. Por este motivo fue asignado a la categoría de sospechoso y enviado a un campo de internamiento. Los internos, en su mayoría judíos y socialistas, trataron de conservar la cordura organizando conferencias y debates. Ahí conoció a Norbert Elias y tuvo su despertar a las ciencias sociales. Su breve estancia en el campo marcó un cambio de vida para él. Los primeros años de Eric estuvieron enmarcados por los acontecimientos trascendentales de la primera mitad del siglo xx: la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa, la disolución del imperio de los Habsburgo, los conflictos étnicos y de clase en Europa central, el surgimiento del nazismo, la aparición de la izquierda ilustrada en Inglaterra y la Segunda Guerra Mundial. Éstos fueron más que contexto en su vida, fueron componentes de su experiencia. Los padres de Eric lograron seguirlo a Inglaterra y en junio de 1940 los tres abordaron uno de los últimos barcos de pasajeros con permiso para cruzar el Atlántico, de nuevo patrocinados por un Skidelsky. Se establecieron en Queens, Nueva York, y Eric tuvo su primer trabajo: como él lo describió, en la casa de la muerte de la granja de pollos de sus parientes. Entró al Queens College en otoño. Intentó estudiar química, como deseaba su padre, pero —como él decía— sus experimentos estallaban o se tornaban del color equivocado. Por accidente, se encontró con un curso de antropología —sobre culturas de Asia— y descubrió que todo lo que siempre le había interesado era, de hecho, un tema académico. En 1943, Eric dejó la universidad para unirse al ejército de Estados Unidos y en el proceso adquirió la ciudadanía estadounidense. Rechazó el entrenamiento de oficial y en su lugar solicitó ingresar a la Décima División de Montaña, tropas en esquís, integrada básicamente por europeos con estudios, bien educados y expertos en montañismo. Le gustaba ser soldado y se enorgullecía de saber que él, un muchacho judío de Viena que alguna vez tocó el violín, podía disparar como los mejores de ellos. Los altos Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron 177 mandos del ejército eran hostiles hacia la División y la confinaron a un campamento en Texas hasta finales de 1944, cuando las tropas aliadas estaban paralizadas en su marcha hacia el norte vía Italia porque las tropas alemanas se habían atrincherado en las altas montañas. La unidad de Eric fue llamada a acción e hizo una heroica escalada nocturna por un acantilado impenetrable con el fin de tomar una ubicación estratégica. Pero en el asalto recibió un disparo en la cabeza, y por una fracción de pulgada no se convirtió en un vegetal. Se recuperó, aunque con daños de audición de por vida. Para entonces la guerra en Europa había terminado y Eric fue enviado al Véneto para interrogar a prisioneros de guerra alemanes e identificar a los que fueron miembros de las ss [Schutzstaffel, escuadrón de protección de Hitler y del Partido Nacionalista], lo que hizo revisando si tenían el tatuaje correspondiente en sus axilas. Retrato de credencial escolar de Eric Wolf. 178 Desacatos 46 Sydel Silverman La mención de la Estrella de Plata de Eric dice que mató a ocho alemanes. Cuando años más tarde mi hija le preguntó si no se sentía mal por ello, él respondió que lamentaba no haber matado a más. A pesar de su profunda participación en el movimiento contra la Guerra de Vietnam, Eric no era pacifista. Se opuso a guerras estúpidas, innecesarias e injustas, incluidas las guerras campesinas sobre las que escribió. Su experiencia en la Segunda Guerra Mundial tuvo un efecto profundo en su visión del mundo. Decía que era imposible imaginar, sin verlo, la faceta de poder absoluto que la armada estadounidense podía presentar. Para él, desde entonces, el poder nunca fue una abstracción. Después de la guerra, Eric regresó al Queens College y rápidamente terminó sus estudios. Ya calificaba para el G. I. Bill, que pagó sus estudios por ser veterano. Decidido a estudiar antropología y por consejo de Hortense Powdermaker, solicitó su ingreso a la Universidad de Columbia. Sus compañeros de generación eran una nueva especie de estudiantes: veteranos con cicatrices de batalla, políticamente de izquierda, impacientes por encontrar respuestas a preguntas de la vida real. Columbia, entonces dominada por el culturalismo, tenía poco para satisfacerlos, por lo que formaron su propio grupo de estudio que llamaron la Sociedad de Agitación Mundial, el famoso mus por sus siglas en inglés (Mundial Upheaval Society). Entonces Julian Steward llegó a Columbia. Su ecología cultural materialista atrajo a estudiantes del mus y cuando recibió financiamiento para llevar a cabo un estudio de la isla de Puerto Rico ya contaba con su equipo para campo: Eric, Sidney Mintz, Robert Manners, Elena Padilla y Stanley Diamond, entre otros. El estudio de Puerto Rico fue uno de los primeros intentos por abarcar la totalidad de una entidad nacional o lo que entonces se llamaba una “sociedad compleja”. El marco propuesto por Steward daba un lugar central a la base productiva. Los miembros del equipo trabajaron en diferentes entornos ecológicos característicos de la diversidad agrícola de Puerto Rico. A Eric le asignaron los cultivos de café de pequeños campesinos en las tierras altas centrales. Steward los dejó solos. De hecho, parece que los visitó sólo una vez, cuando les expresó su consternación porque habían distorsionado lo que habían aprendido de él y no estaban siguiendo su teoría. Mientras trataban de entender lo que observaban, Eric y Sid en particular iban más allá de la ecología local y vinculaban los contextos políticos y económicos de sus comunidades. En ese momento, ellos fueron incluso más lejos del culturalismo de sus otros maestros. En una carta que Eric escribió a Morton Fried, cuando ambos estaban en el campo, menciona el deceso de Ruth Benedict y añade: “Que ella y sus ideas descansen en paz”. Steward esencialmente abandonó el trabajo y dejó que Eric y Sid integraran el volumen que abarcaba los resultados de todo el proyecto. Cuando se pusieron a trabajar, se dieron cuenta de que debían considerar la historia colonial de Puerto Rico para darle sentido al proyecto. Eric añadió una sección introductoria sobre la historia de la isla. Sin ser del todo conscientes de ello, estaban conformando una economía política históricamente situada, lo que se convertiría en el sello distintivo del futuro trabajo de ambos. El proyecto de Puerto Rico no fue para Eric la introducción a la idea de una antropología del mundo moderno. Más bien, era consistente con la visión de la antropología que siempre había tenido y que nunca asimiló con el estudio de sociedades primitivas. Incluso como estudiante, pensaba en cuestiones más amplias sobre las civilizaciones y sus conexiones a través de las fronteras. Mientras escribía su tesis, por ejemplo, escribió el artículo “La organización social de la Meca y los orígenes del Islam”, al que describió como una especie de descanso de su tesis. Después de que Eric obtuvo el doctorado en 1951, permaneció cuatro años sin un trabajo regular. Técnicamente era un investigador asociado de Steward. Siempre se sintió atraído por México y ya hablaba español, por lo que solicitó una beca para hacer el trabajo de campo ahí. Su plan era estudiar la industria de la minería de plata en Guanajuato, pero un entorno violento en la mina y un cura hostil hicieron imposible su trabajo de campo. En su lugar, miró hacia la historia: su estudio sobre la historia del Bajío le dio la oportunidad de explorar otro conjunto de intereses sobre los procesos de formación de la nación. Así fue como conoció a Ángel Palerm. Con su trabajo conjunto sobre la importancia del sistema de irrigación prehispánico en el desarrollo cultural iniciaron una colaboración que duró muchos años. Termino esta historia donde empecé: con Eric en México. Recordando a Eric Wolf Juan Vicente Palerm University of California-Santa Barbara, Santa Barbara, California, Estados Unidos [email protected] Mi presentación tiene un carácter más anecdótico que las anteriores. Trata de recuerdos personales que tengo de Eric Wolf desde niño. Los recuerdos hablan de Wolf y de su estrecha relación con Ángel Palerm y conmigo. La necrología que Eric Wolf escribió para Ángel Palerm, publicada en el American Anthropologist, termina diciendo: “Para mí fue como un hermano mayor a quien extrañaré muchísimo”. Reclamo entonces a Eric Wolf como un tío que tuvo una presencia importante en mi vida, tanta o más grande que la de mis tíos naturales: de niño y adolescente fue cariñoso conmigo y curioso de mis asuntos, de aspirante antropólogo me brindó dirección y ánimo, y como colega cuestionó, siempre con crítica aguda pero constructiva, mis propósitos Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron 179 de investigación. Recurro a algunos recuerdos, vivencias y correspondencia para ofrecer otro perfil, más privado y personal, de Eric Wolf. Conocí a Eric en 1951 cuando apenas tenía siete años y él 28. De hecho, lo conocí antes que Ángel Palerm. Me acuerdo perfectamente porque me pareció como galán de Hollywood o posiblemente por la impresión que me llevé ese día cuando mi padre regresó a la casa con la mitad de la cara vendada. El caso es que el momento quedó firmemente grabado en mi memoria. Eric tocó a la puerta de nuestro departamento de la calle Ebro en la colonia Cuauhtémoc una noche en busca de mi padre, creo que enviado por Julian Steward —su director de tesis—, quien conoció a Palerm indirectamente por su trabajo en Tajín, patrocinado por el Institute of Social Anthropology de la Smithsonian Institution, que él dirigió. Pensó, con buen tino, que había puntos de convergencia intelectual entre los dos jóvenes recién egresados y que el encuentro les podía resultar beneficioso. Mi hermano Armando y yo nos encontrábamos solos en la casa esa noche, pues mi padre se encontraba hospitalizado por una infección de ojo. Eric se esforzó por explicarnos con mucha paciencia quién era y por qué buscaba a Palerm, pero la verdad es que no le entendimos absolutamente nada. En retrospectiva, pienso que fue por sus acentos alemán-austriaco y estadounidense encimados sobre su, entonces, castellano boricua. Sacó una libreta de su morral de cuero, que ya entonces usaba como parte de su indumentaria, y escribió una nota que dejó a nuestro cuidado con instrucciones de entregarla a nuestro padre. Sospecho que se retiró de nuestra casa con poca confianza en que los dos escuincles completaran el encargo. El caso es que poco después Ángel Palerm y Eric Wolf se encontraron y dio comienzo una larga, estrecha y fructífera relación que duraría hasta la muerte de Palerm en 1980. Los unió no sólo su interés por una antropología emergente que incluía 180 Desacatos 46 Juan Vicente Palerm de manera central temas y problemas de la sociedad moderna y cuestiones de justicia social, sino sobre todo su condición y experiencia de exiliados, su fraternidad como excombatientes armados contra el fascismo y su intolerancia sin cuartel a cualquier guiso absolutista o totalitario que limitara los derechos individuales y la libertad de pensamiento. Compartieron también el interés por el marxismo “científico” no doctrinario que aplicaron a sus investigaciones y que definió sus muchas discusiones teóricas, no siempre resueltas, pero que alimentaron la investigación empírica de los dos. A final de cuentas, en el prólogo de su Europe and the People Without History, Wolf lamentó que Palerm muriera antes de leer su manuscrito, hecho que lo privó de sus penetrantes comentarios. Wolf, sin embargo, tuvo la oportunidad de comentar los ensayos incluidos en el último libro de Palerm, Antropología y marxismo. A partir de 1951, Wolf tuvo una presencia sostenida en mi vida cotidiana. En el verano de 1954 acompañé a Wolf, Palerm y Pedro Armillas en sus extensos recorridos por el Acolhuacan. Más sobre esto después. En 1956 viajé con Wolf y Palerm desde Washington, D. C. al Distrito Federal y de ahí a San Cristóbal de las Casas, pasando por Oaxaca y Salina Cruz. Regresamos en plena temporada de lluvias por la costa del Golfo a Veracruz sobre lo que entonces era una carretera de terracería sin puentes. Calculo que pasé al menos 20 días sentado en el asiento trasero del carro escuchando las conversaciones incesantes de los dos antropólogos, disecando los múltiples y variados paisajes naturales y humanos de Estados Unidos y Mesoamérica. Cuando, mucho después, leí Sons of the Shaking Earth me di cuenta de que ya había internalizado mucho del material e ideas que el libro contiene. En 1957 pasé parte del verano en Charlottesville, Virginia, como huésped de los Wolf. Eric me llevó a Monticello, la casa de Thomas Jefferson, y me enseñó sobre todo la parte productiva de la plantación, incluyendo las barracas de los esclavos y la colección de apeos agrícolas —paleotécnicos— y, con mucho menos énfasis, la parte doméstica y elegante del palacete “italiano”. Durante la primera mitad de la década de 1960, cuando yo estaba todavía en preparatoria, recuerdo largas conversaciones en nuestra casa sobre Cuba, la campaña electoral que llevó a Kennedy a la Casa Blanca y la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, incluso en relación con la marcha sobre Washington, donde residíamos en 1963. Durante una visita, leyó con interés un trabajo que escribí para mi clase de inglés sobre la novela Lord of the Flies, de William Golding, a partir de la conocida dicotomía Hobbs-Rousseau sobre la naturaleza humana. Me felicitó y me mandó a leer El origen de la desigualdad entre los hombres de Rousseau y otra novela de Golding, The Inheritors, basada en materiales antropológicos, con los cuales reescribí el ensayo, que fue galardonado por el distrito escolar de mi escuela. También me sugirió leer Moby Dick, de Melville —creo que era su novela preferida, pues no fue la primera ni la última vez que me hizo esta recomendación—, cosa que no emprendí sino hasta años después, pero sin lograr entender su fascinación por esa novela. A partir de 1968 intercambié cartas con él desde España con cierta regularidad. Durante esos años Wolf se encontraba inmerso en su trabajo de campo en Italia, interesado en temas del Mediterráneo, pero también combatiendo las recriminaciones suscitadas en la aaa [American Anthropological Association] por el incidente Tailandia, que siguió sobre los talones del escándalo Camelot, es decir, por el uso de antropólogos para fines militares y para apoyar acciones de contrainsurgencia en América Latina y el sureste asiático. El 5 de enero de 1971 se quejó de la desaparición de correspondencia de su despacho en la Universidad de Michigan, que atribuyó a un robo llevado a cabo por agentes federales y poco después se mudó a Nueva York. Con su permiso, un grupo de estudiantes de antropología en Madrid publicamos y difundimos sus artículos sobre campesinos, su ensayo sobre la formación de la nación y su artículo “Anthropologists on the Warpath in Thailand”, publicado con Joseph Jorgensen en el New York Review of Books, en un momento en que los antropólogos españoles apenas estaban descubriendo los trabajos de Robert Redfield sobre el campesinado y de Pitt Rivers sobre España. Con su asesoría introdujimos al país literatura antropológica actualizada sobre los campesinos y el Mediterráneo. Además, creo que la inquietud que suscitaron los casos Tailandia y Camelot, especialmente entre la juventud, sacudieron a la antropología española que se encontraba todavía en una etapa inocente e ingenua. Por cierto, vale la pena recordar que la amonestación que recibió Wolf de la aaa por levantar el asunto Tailandia en 1970 hace resonancia con la censura que recibió Franz Boas de la misma Asociación en 1919 cuando denunció en una carta publicada en la revista The Nation el desempeño de antropólogos como espías, refiriéndose, entre otros, a los trabajos de Sylvanius Morley en Yucatán. Acolhuacan, 1954 Durante varios fines de semana del verano de 1954 una pequeña tropa de chamacos acompañó a Ángel Palerm, Pedro Armillas y Eric Wolf en sus recorridos por el Acolhuacan. Salíamos del Distrito Federal de madrugada, apretados como sardinas en un Jeep Willis destartalado que Wolf había manejado con Palerm desde Illinois, parábamos en el mercado de Texcoco para comprar fruta y comida, y subíamos al Tetzcutzingo remontando terrazas sembradas con maíz y magueyes. De ahí, nos encaminábamos sobre los cerros en busca de sitios de interés arqueológico y visitando comunidades campesinas y sus entornos. Una o dos veces al día parábamos en algún paraje remoto donde Armillas, con su bastón, demarcaba ciertas áreas que asignaba Recordando a Eric Wolf 181 a cada chamaco con instrucciones de recoger todos los tepalcates que pudieran encontrar y meterlos en bolsas de papel numeradas. Armillas, por cierto, cojeaba marcadamente de una pierna debido a una herida que recibió combatiendo el golpe franquista en España. Mientras “cosechábamos” tepalcates y obsidianas —las obsidianas nos las quedábamos nosotros— los tres mayores se sentaban bajo la sombra de algún pirul donde platicaban y discutían con ánimo y calor no necesariamente temas antropológicos, examinando de cuando en cuando el producto de nuestros esfuerzos. Años después caí en la cuenta de que dichos materiales fueron utilizados para establecer una cronología tentativa del desarrollo económico, social y cultural del Acolhuacan septentrional y para generar algunas hipótesis de trabajo, que fueron plasmadas en dos artículos escritos por Wolf y Palerm —“Sistemas agrícolas y desarrollo del área clave del imperio texcocano” y “Agricultura de riego en el viejo señorío del Acolhuacan”— que, según los estudiosos del tema, orientaron la dirección de la investigación arqueológica y etnográfica de la región y, además, revitalizaron a la arqueología y a la etnohistoria del Valle de México con nuevas preguntas y problemas. El impacto de dichos trabajos, en retrospectiva, me sorprende un poco. No sólo por la “cuadriculación” poco ortodoxa de Armillas, quien con su bastón apuntaba y decía: “tú de aquel arbusto a esa piedra y tú de la piedra al árbol”, sino especialmente debido a nuestras prácticas alarmantemente selectivas y prejuiciadas. Pronto descubrimos que ciertos tepalcates recibían bastante atención de los mayores —en particular unos rojos y fragmentos con asas— mientras el resto pasaba más bien inadvertido, de manera que empezamos a buscar y recoger los que evidentemente eran más deseables. Además, en nuestro afán por satisfacer, nos salíamos de nuestros espacios asignados en busca de los tepalcates más apreciados. Ignoro si Armillas controló nuestras arbitrariedades, pero estoy seguro de que la muestra que recolectamos no 182 Desacatos 46 Juan Vicente Palerm cumpliría con los cánones más relajados de la arqueología moderna; sin embargo, las cronologías resultantes pasaron la prueba del tiempo y las hipótesis generadas impulsaron productivamente la investigación y la teoría. Un día, mientras recorríamos los valles altos cerca de San Jerónimo Amanalco, llegamos a un pequeño manantial —ojo de agua— que inmediatamente atrajo la atención de los jovencitos empolvados y acalorados. Como es natural, empezamos a aventar piedras con la intención de salpicar a los otros, pero apenas habíamos comenzado con esta diversión cuando aparecieron dos hombres vestidos de calzón blanco y cargando una escopeta quienes procedieron a detenernos por dañar el manantial y molestar sus aguas. Nos encaminaron enseguida hacia su pueblo para comparecer ante las autoridades locales. Durante la marcha forzada, Palerm y Wolf platicaban interesadamente con nuestros guardas, mientras Armillas, algo indignado, regañaba con su elevada voz a su hijo Ignacio, que según él había provocado el relajo que nos metió en el embrollo. Afortunadamente, a la entrada del pueblo, Wolf convidó a todos refrescos y cervezas, lo cual, y tal vez algo más, logró nuestra liberación. Regresamos al Distrito Federal ya entrada la noche, agotados y empapados por un aguacero veraniego que nos sorprendió en la caminata de regreso al carro. Todos los chicos acabamos con fuertes resfriados, lo que nos tuvo en cama durante varios días. Poco después Wolf contrajo hepatitis y pasó varias semanas convaleciente en casa de mis abuelos. Posteriormente Wolf y Palerm escribieron: “Los manantiales están vigilados estrechamente por los vecinos de San Jerónimo Amanalco para impedir el acceso a los extraños. Según creencia popular, los manantiales están protegidos por guardianes sobrenaturales del agua —singular: anaki; plural: anáke— que castigan a los que perturban las aguas”. Sin duda que dimos con los guardianes del pueblo y sospecho que también sufrimos con Wolf del poder punitivo de los anáke. Eric R. Wolf en un campamento militar en los Alpes durante la Segunda Guerra Mundial, ca. 1945. Wolf y Palerm sugieren que las observaciones que completaron sobre la agricultura y las comunidades del Acolhuacan septentrional —en el valle, somontano y la sierra— se prestan a una interpretación “redfieldiana” con base en el paradigma del continuo folk-urbano. Sin embargo, escriben, esto sería falso y llevaría a serios errores. En el presente etnográfico, la agricultura y las comunidades de la sierra se encuentran, sin duda, poco desarrolladas y políticamente marginadas en comparación con las del valle que están fuertemente integradas a la sociedad y la economía urbana, pero las fuentes históricas y los restos arqueológicos señalan que estuvieron en el pasado prehispánico más desarrolladas y perfectamente cohesionadas al señorío acolhua. Describen, entonces, un declive económico, político y cultural de las comunidades de la sierra desde la Colonia hasta el presente, y concluyen que la situación actual de marginación de las comunidades indígenas no ofrece una guía útil ni verdadera para establecer su situación en el pasado. Esto, a mi parecer, sembró una idea fundamental que poco después desarrollaría Wolf con más filo analítico y teórico en sus conocidos artículos sobre las comunidades campesinas —e. g., “Types of Latin American Peasantry: A Preliminary Discussion” y “Closed Corporate Peasant Communities in Mesoamerica and Central Java”—, y que Palerm sintetizaría más tarde teóricamente en su “Articulación campesinado-capitalismo: sobre la fórmula m-d-m” y otros ensayos incluidos en su Antropología y marxismo. Recordando a Eric Wolf 183 Apalache, 1956 Como mencioné antes, en el verano de 1956 viajé con Wolf y Palerm de Washington a México. Nos trasladamos en un Ford verde del 53 que Wolf acababa de cambiar por su viejo Willis. Los dos adultos decidieron cruzar por los Apalache con el propósito de recorrer partes de Tennessee para, entre otras cosas, observar el paisaje rural del Tennessee Valley Authority (tva). El tva, por cierto, fue un proyecto de desarrollo regional basado en un gran plan hidráulico que formó parte del New Deal del presidente Roosevelt. Además, Wolf tenía recuerdos nostálgicos del lugar, pues de joven había pasado ahí un verano con el Highlander Folk School en un programa de reforestación, y a Palerm le interesaba visitar el pueblo de Farragut por sus alusiones catalanas. David Farragut, héroe de la Guerra Civil y el primer almirante de las fuerzas navales de Estados Unidos, fue hijo de Jordi Farragut Mezquida, originario de Ciutadella, Isla de Menorca, quien además luchó con los rebeldes en la Guerra de Independencia de las colonias americanas. Recuerdo que mientras Wolf negociaba la carretera montañosa, angosta y llena de curvas muy cerradas, los dos —uno judío secular y el otro ateo— comentaban con mucho ánimo y risas las advertencias exageradas que un predicador evangelista transmitía con mucha excitación por la radio. “Prepare to meet your Maker and to pay for your sins by burning in hell!” —“¡Prepárate para conocer a tu Creador y para pagar por tus pecados ardiendo en el infierno!”—, exclamaba el predicador mientras Wolf rebasaba a un camión sobrecargado con grandes troncos de madera. El sermón del predicador era, además, puntualizado por las muchas pancartas colocadas sobre los márgenes de la carretera con alusiones religiosas como “Jesus Loves You” —“Jesús te ama”—, “Repent sinners” —“Arrepiéntanse pecadores”— y “Satan wants your soul” —“Satanás quiere tu alma”—. 184 Desacatos 46 Juan Vicente Palerm Hicimos noche en un pueblito cerca de Knoxville, en una casa de huéspedes, el único lugar que encontramos. A la entrada del pueblo habían colgado una gran manta que se extendía de un lado de la calle al otro y anunciaba la celebración de un aniversario de Davy Crockett —los 170 años de su nacimiento—, cosa que me excitó bastante, porque la popular serie de televisión con el personaje histórico estaba en pleno apogeo. Davy Crocket, por cierto, es el héroe popular de Tennessee. Murió en El Álamo, Texas, peleando contra las tropas mexicanas de Santa Anna en 1836. Cenamos en un pequeño café, también el único que encontramos. Cuando entramos al lugar se hizo un gran silencio y todas las caras de los comensales voltearon hacia nosotros con curiosidad y desaprobación a la vez. Una vez sentados, ordenamos hamburguesas. La camarera nos recordó discretamente que era viernes, insinuaba que debíamos pedir pescado, pero Wolf explicó con igual discreción que no éramos miembros de esa Iglesia y que podíamos comer carne. “Okay, honey, coming right up” —“Enseguida, joven”—, dijo la camarera y desapareció. Al rato regresó con las tres hamburguesas, pero entre el pan, con sus acostumbrados aderezos, habían colocado unos pastelitos de pescado molido —“fish sticks”—. Al salir del café, Wolf le mencionó al cajero, que también hacía de cocinero, que habíamos pedido hamburguesas y nos habían servido pescado. El cajero-cocinero respondió: “Yes, she told me” —“Sí, me dijo la camarera”—. Y, levantando la voz para que los otros comensales pudieran oírlo, añadió: “And you shouldn’t bother coming back for breakfast” —“Y no se molesten en regresar para desayunar”—. Al día siguiente, sin desayuno y mientras Wolf y Palerm saldaban la cuenta de la posada, el dueño les dijo que deberían hacer algo conmigo porque era un embustero: “Le pregunté de dónde era y me dijo que de México y yo sé perfectamente cómo se ven los mexicanos”. “He’s pulling my leg” —“me está vacilando”—, agregó. Los adultos le explicaron que, en efecto, era mexicano y que íbamos camino hacia allá. Obviamente molesto, respondió: “Well, you best be on your way cause folks round here don’t apreciate your kind” —“Pues mejor sigan su camino, pues por aquí no nos cae bien la gente como ustedes”—. Una vez en el coche Wolf volteó hacia Palerm y preguntó con cierta incredulidad: “¿Nos corrieron del pueblo, verdad?”. Desconcertados por el rechazo sureño, seguimos el camino hacia Arkansas, pero ya sin desviarnos para visitar ese pueblo de Tennessee llamado Farragut. En el verano de 1972, cuando el ciesas [Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social], que primero fue Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (cis-inah), se estaba gestando —como posiblemente algunos de ustedes recordarán—, Ángel Palerm y Eric Wolf organizaron un seminario sobre “Campesinos”, que se celebró durante julio y agosto en el salón de gala del Castillo de Chapultepec. Acudieron como ponentes jóvenes antropólogos latinoamericanistas —Jorge Dandler, Michael Taussig, Jorge Ochoa y Jean Meyer—, estudiosos mexicanos —Arturo Warman, Rodolfo Stavenhagen, Enrique Florescano y Efraín Hernández Xolocotzi— y los especialistas internacionales más reconocidos del momento —el mismo Eric Wolf, Friedrich Katz, Eric Hobsbawm y Teodor Shanin, que en ese momento establecían el Journal of Peasant Studies—. Eric Wolf fungió como moderador y Ángel Palerm, como agente provocador. Se trataron temas concernientes a la economía y sociedad campesina, movimientos y rebeliones campesinas, y desarrollo rural contemporáneo, tanto en términos monográficos como comparativos entre casos mexicanos, latinoamericanos y europeos. Los ponentes permanecieron en México durante la totalidad del programa y un nutrido y diverso público acudió a las sesiones, que derivaron en resonadas discusiones polémicas y marcaron nuevas direcciones para la investigación empírica. A mi entender, el impacto del seminario en México fue considerable y muy estimulante para una nueva generación de campesinólogos mexicanos. Para mí fue crítico, pues el seminario y en especial mis conversaciones con Wolf dieron forma a la investigación de campo que luego realicé en España para mi disertación doctoral, publicada por la Universidad Iberoamericana bajo el título de Los nuevos campesinos. En abril de 1978 me encontré con Eric Wolf en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Los dos nos dirigíamos a Mérida, Yucatán, para participar en la reunión anual de la Association for Applied Anthropology pero, afortunadamente para mí, nuestro vuelo fue cancelado debido a mal tiempo en Yucatán y pasamos el resto del día encerrados en un hotel del aeropuerto comiendo, platicando y tomando cervezas. Hablamos sobre todo de mi ponencia, que trataba de la economía doméstica de ejidatarios de El Bajío y de la importancia que habían alcanzado en ella sueldos devengados en Estados Unidos, en particular en la agricultura del estado de California. La ponencia partía de una reflexión en torno a Rosa Luxemburgo y Karl Kautsky y la articulación de modos de producción que permitía dilucidar cuestiones acerca de la reproducción del trabajo campesino en México y de la acumulación del capital en California. El trabajo enfatizaba las estrategias adoptadas por las familias campesinas para maximizar el envío de trabajadores a California y cómo los dólares ganados ahí subsidiaban no sólo el consumo y reproducción del grupo familiar, sino también a la economía agrícola de la revolución verde impulsada por el Estado. Wolf, que en esos años elaboraba su libro Europe and the People without History, comentó que el tema ya estaba suficientemente tratado y, aunque siempre sería bienvenida más documentación etnográfica acerca de la economía doméstica campesina, lo que le resultaba más interesante, novedoso e imperativo era el tratamiento etnográfico de la economía Recordando a Eric Wolf 185 agraria capitalista, o sea, de las compañías, empresas y empresarios en California que ocupaban la mano de obra campesina mexicana. Esto requeriría seguir a los trabajadores abajeños a sus lugares de trabajo en California para observarlos, lo cual, en su opinión, permitiría completar el análisis de la conexión de interdependencia que existe entre los campesinos mexicanos y el capital agroindustrial de California, además de someter a revisión crítica las hipótesis de trabajo derivadas de las aportaciones teóricas de Luxemburgo y Kautsky. En 1981 seguí a California a los trabajadores migrantes abajeños y ahí permanezco, como tantos otros migrantes que nunca imaginaron que se quedarían del otro lado de la frontera. Me dedico al estudio histórico y etnográfico de la agroindustria en California y su persistente e incómoda conexión con trabajadores mexicanos extraídos temporal o permanentemente del agro mexicano, así como a la reciente formación de nuevas comunidades de mexicanos en el paisaje agrícola de California. Además, desde la Universidad de California en Santa Barbara me dedico a la formación de antropólogos mexicanos y estadounidenses, los impulso para que se dediquen a estos importantes temas de nuestro tiempo. Me consta que Eric Wolf apoyó mi nombramiento académico en California y el primer grant —“apoyo financiero”— que recibí de parte del Social Science Research Council para mi investigación en California. Tengo, pues, una gran deuda intelectual con mi “tío” Eric, aunque nunca fui formalmente su alumno, y un enorme agradecimiento personal por las muchas cosas que hizo para apoyar mi desarrollo personal y profesional. En el Parque México de la ciudad de México en 1967: sentados, Eric R. Wolf y Carmen Viqueira; de pie, los dos hijos de Wolf, Ángel Palerm y Ángel Palerm Viqueira. 186 Desacatos 46 Juan Vicente Palerm El trabajo e influencia de Eric Wolf Gustavo Lins Ribeiro Departamento de Antropología, Universidad de Brasilia, Brasilia, Brasil [email protected] Traducción: Emelyn Cortés ¡Ésta es una gran ocasión! Quiero agradecer a la profesora Virginia García Acosta, directora general del ciesas [Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social] por invitarme y agradecer a todos mis colegas, Juan Vicente Palerm, Patricia Torres y a la directora de la biblioteca del ciesas, Ximena González. También quiero felicitar al Centro por esta iniciativa. Es maravilloso estar aquí con Sydel Silverman, quien fue mi profesora en la década de 1980 en el Programa de Posgrado en Antropología, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Más tarde, a principios de los noventa, tuve el honor de ser miembro del Consejo Asesor de la Fundación Wenner-Gren para la Investigación Antropológica, cuando Sydel fue presidenta de la Fundación. Y permítanme agregar que ella no sólo fue una extraordinaria presidenta de la Wenner-Gren, fue la primera presidenta después de la mítica figura de Paul Fejos, su fundador, y de Lita Osmundsen. Ellos fueron esposos y durante muchas décadas marcaron el ritmo de la Fundación. Sydel, es un placer estar aquí contigo, verte de nuevo, en especial porque estamos en México, una ciudad tan querida para ti y para Eric. Todavía recuerdo vívidamente el invierno de 1987-1988, cuando era un estudiante de posgrado, terminaba mi tesis doctoral, tú y Eric vinieron a México y me pidieron que cuidara de su casa en un suburbio de Nueva York. Mi corta intervención es un tributo, un homenaje a la memoria de Eric Wolf, quien fue mi profesor, mi consejero de tesis y mi mentor. Además me gusta creer que en algún momento nos hicimos amigos. Así que por favor tengan paciencia conmigo si lo que sigue suena subjetivo también. Me dio mucho gusto saber que una parte sustancial de la biblioteca de Eric iba a quedarse aquí en México, en una institución fundada y dirigida por dos de sus mejores amigos mexicanos, los antropólogos Ángel Palerm y Arturo Warman. Wolf, Palerm y Warman, con otras personas como Bonfil Batalla y, en Brasil, Darcy Ribeiro, son representantes de un liderazgo escolar carismático que está lejos de existir hoy. Esto me lleva a preguntar si la existencia de este tipo de académico es posible todavía o si la fase de la burocracia productivista en la cual nos encontramos impide completamente la aparición de este tipo de personajes complejos, que tenían, por ejemplo, una amplia visión de la antropología. Los temas que Eric Wolf estudió, por ejemplo, en Figurando el poder y en Europa y la gente sin historia, presuponen una visión intelectual que no tiene miedo de mirar al mundo como un todo, como una entidad real, presuponen una visión que trata de entender las experiencias humanas dondequiera como algo variable pero conmensurable. Es una obviedad, pero necesita ser dicha una y otra vez: si las experiencias humanas fueran inconmesurables o completamente únicas y opacas, la antropología sería imposible como proyecto intelectual. Recuerdo que en el clímax de la influencia posmoderna en antropología, Eric dio una conferencia presidencial en una reunión de la aaa [American Anthropological Association]. Eric dijo claramente: el mundo es real. La hiperinterpretación en antropología llegó a un punto en el que admitir que las cosas tienen agencia no es problemático. He llamado a esta disposición “hiperanimismo” o “el retorno del animismo entre los modernos”. La desaparición de un amplio, digamos, proyecto universalista en antropología es otro tema de preocupación. Por supuesto, no empleo la expresión “universalista” aquí en un sentido ingenuo El trabajo e influencia de Eric Wolf 187 y creo en la búsqueda de puntos de vista plurales como una necesidad política en nuestros tiempos. Estoy diciendo que mientras los antropólogos se retiraron de los amplios debates, practicantes de otras disciplinas los han sustituido sin contar con las mismas herramientas que tenemos y que son útiles para construir visiones no eurocéntricas más complejas y críticas. Pero regresemos a México y a Eric. El grado en que México y los intelectuales mexicanos, en especial antropólogos como Arturo Warman y Ángel Palerm, han influido en el trabajo de Eric todavía es un tema para ser explorado. En efecto, necesitamos saber más acerca de los densos intercambios entre la antropología mexicana y los antropólogos estadounidenses. Estos intercambios son un claro ejemplo de que las relaciones internacionales han sido durante mucho tiempo cruciales para el desarrollo de la disciplina. Permítanme enfatizar: todavía debemos tener en cuenta de una manera más detallada el grado en que los antropólogos e intelectuales mexicanos han influido en la antropología estadounidense. Es indispensable profundizar en cómo el trabajo de Eric Wolf refleja sus experiencias en México, con sus amigos Ángel Palerm y Arturo Warman. Como sabemos, al igual que Palerm y Warman, Wolf fue un antropólogo marxista y el marxismo durante las décadas de los 1960 y 1970 fue una aproximación teórica altamente practicada en América Latina. En aquellos días, recordemos el McCartismo, era mucho más fácil encontrar interlocutores marxistas calificados en la academia mexicana que en Estados Unidos. De hecho, Eric fue visitado por el fbi [Federal Bureau of Investigation] al menos una vez a causa de su cátedra y sus escritos progresistas. El trabajo e influencia de Eric conforman un universo amplio, resultado de cinco décadas. Además, pienso que Eric unió en su visión del mundo lo mejor de Europa y Estados Unidos. En su juventud fue educado en Austria, pero asistió a las universidades estadounidenses y desarrolló su carrera en 188 Desacatos 46 Gustavo Lins Ribeiro Estados Unidos. Es como si una visión enciclopédica europea se uniera con el pragmatismo estadounidense. Eric, como muchos de su generación, estuvo altamente inmerso en uno de los más importantes momentos históricos de todos los tiempos: la Segunda Guerra Mundial, con su tragedia y los cambios que trajo al sistema mundial. En su juventud, Eric estuvo en un campo de concentración a las afueras de Londres donde conoció a alguien que cambió su vida: Norbert Elias, amigo de toda la vida y otro gran intelectual de habla alemana ocupado en descifrar grandes temas sociológicos, históricos y antropológicos. Muchos de los libros y artículos de Eric son clásicos. El trabajo de Eric sobre Mesoamérica, The Sons of the Shaking Earth, es un libro escrito bellamente y ofrece una amplia y elegante introducción a esta área del mundo. Los campesinos cambiaron la manera en que se estudiaba el campesinado en varios países. Europa y la gente sin historia es el clímax de una trayectoria intelectual que miró al mundo como una intrincada red de relaciones entre los lugares. Las conexiones son la palabra clave en este libro, considerado por muchos como la obra maestra de Eric. En el semestre de otoño de 1982, cuando el libro fue lanzado, yo era un estudiante graduado en uno de los varios cursos que tomé con Eric. El curso se llamaba “Working Classes and Peasantries in the World”. Me sentí abrumado por su erudición. Lo que mis colegas y yo desconocíamos era que gran parte de la visión del curso era el punto decisivo de Europa y la gente sin historia, tal vez la primera interpretación antropológica de lo que hoy se conoce como “globalización”. Eric era un profesor muy generoso. Leía portugués y revisó una copia que le di de mi tesis de maestría sobre la construcción de Brasilia desde el punto de vista de los trabajadores. De hecho, él quería acreditarme para presentar mi trabajo durante el curso “Working Classes and Peasantries”, pero en ese entonces yo creía que mi inglés no era tan bueno para hacerlo. En mis primeros días en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en una conversación con él acerca de mis proyectos futuros, mencioné que quería comparar la construcción de Brasilia con la construcción de una gran presa en la selva amazónica de Brasil, porque pensé que estaba a punto de descubrir una forma de producción vinculada a la expansión del capitalismo que, en varios aspectos, es similar a las plantaciones y las haciendas. De hecho, fue la obra de Wolf y Sidney Mintz sobre plantaciones y haciendas la que me motivó a mudarme a Nueva York para estudiar con él. Cuando hablé con Eric acerca de las comparaciones, hizo un comentario que cambió mi vida: “es genial, pero mientras está aquí terminando su trabajo de curso, ¿por qué no estudia la construcción de grandes obras de ingeniería como el Canal de Suez, el Canal de Panamá, los ferrocarriles americanos, etcétera?”. Pensé: “¡Sí! ¿Por qué debería dejar mi imaginación presa dentro de las fronteras de mi país?”. Si hablamos de la expansión capitalista, el mundo es el límite. Después de eso, comencé a estudiar la “globalización” y no he parado desde entonces. Europa y la gente sin historia es el libro de Eric que más influencia ha tenido en mí. La noción de la segmentación étnica del mercado de trabajo es un importante hallazgo antropológico e histórico. En ella se condensa un vasto conocimiento acerca de la expansión del capitalismo y se muestra cómo diferentes segmentos étnicos han sido puestos en diversos mercados de trabajo con el fin de suministrar el oro constante del capitalismo: mano de obra barata. Por otra parte, la raza y el racismo son el resultado de estas estructuras creadas históricamente. La segmentación étnica del trabajo es una noción adecuada para pensar en grandes unidades de análisis, como Estado-nación, o más pequeñas, como la mano de obra de una fábrica. Muchos artículos de Eric han sido una poderosa fuente de inspiración. ¿Qué decir de su obra clásica sobre la Virgen de Guadalupe? ¿Y su idea de “intermediarios”? ¿Sus discusiones acerca de los modos de producción, el poder, la antropología y la sociedad? La riqueza y complejidad de la obra de Eric resiste toda simplificación y hace que sea difícil predecir cómo será recordado en el futuro, pero el hecho de que su último libro sea una importante discusión antropológica sobre la naturaleza del poder no puede pasarse por alto. El interés de Wolf en el poder como una forma de organización de las relaciones sociales, políticas, culturales y económicas puede permanecer como su contribución más duradera. Con Eric también aprendimos que el mundo siempre ha sido interconectado. En retrospectiva, puedo pensar que lo que llegó a ser conocido como “la globalización” es sólo la conciencia exacerbada de estas interconexiones. Sólo quiero añadir algunas notas personales. Además de su erudición, es imposible no decir que Eric era un caballero y una persona humilde. Una vez en una barbacoa, uno de sus vecinos me dijo que nunca se imaginó que Eric fuera una figura tan prominente en su actividad. En el ámbito académico, un campo lleno de egos gigantes, Eric fue una excepción muy bienvenida que me ha enseñado que el conocimiento debe ser compartido y no debe utilizarse como excusa para ser snob. En un viaje a Nueva York a mediados de la década de 1980, estaba caminando en el Central Park con Eric. Íbamos a una exposición de pinturas de Magritte en el Museo Metropolitano de Arte. Eric se acercaba a los 60 años y yo a los 30. Le pregunté: “Eric, ahora que estás en los 60, ¿cómo ves la vida?”. Ahora que yo mismo tengo esa edad, miro mi pasado y mi futuro y creo que tuve suerte al conocer a Eric Wolf y aprender mucho de él. El trabajo e influencia de Eric Wolf 189 TESTIMONIOS Prometeo Lucero Muro fronterizo, Tijuana. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) Jorge Durand Introducción L A Japanese Coyote in Ciudad Juárez (1905-1911) Jorge Durand Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] Traducción: Marisa Raditsch Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 192-207 192 Desacatos 46 Jorge Durand as buenas bibliotecas siempre contienen gratas sorpresas. Tratarlas con deferencia, conocerlas poco a poco y perder el tiempo en ellas siempre da frutos. Un ejemplo son estas cartas, comunicaciones y reportes del Immigration and Naturalization Services (ins) sobre el cruce subrepticio de chinos y japoneses a comienzos del siglo xx por la frontera de México y Estados Unidos, entre Ciudad Juárez y El Paso. Durante una estancia de investigación y docencia en la Universidad de Chicago solía quedarme en la biblioteca y esperar el último autobús que salía del campus, a las 12 de la noche, para repartir estudiantes que se habían quedado a trabajar hasta tarde, algunos incluso se quedaban a dormir allí en cómodos sillones. Así descubrí la sección de microfilmes y entré a curiosear en los archivos hasta dar con un lote de rollos del ins. Los textos recogidos aquí son una selección de documentos que hablan del cruce fronterizo. El primero es del 3 de enero de 1905 y el último del 7 de octubre de 1911. Se encuentran en la sección de microfilmes de la Biblioteca Rigenstein (Series A Microfilm, JV6455.684, 1994, V2). La traducción del inglés al español estuvo a cargo de Marisa Raditsch y la corrección estilo fue realizada por Celeste González. El contexto y la época se refieren a la Ley de Exclusión de Chinos (1882) y al acuerdo migratorio con Japón, conocido como el Gentlemen’s Agreement (“Pacto de caballeros”) (1907), que limitaban la entrada de inmigrantes de Oriente y que causaron, por una parte, el asentamiento de migrantes en la región fronteriza y, por otra, el tráfico subrepticio. La migración japonesa a México tiene su punto de partida en 1888 con el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre los dos países, pero es hasta 1897 en que llega el primer grupo de colonos al Soconusco, en Chiapas (Ota, 1985). Después llegaría la segunda de siete oleadas, a la que Ota califica como la de los “braceros”, trabajadores migrantes que llegaban en su mayoría a Manzanillo y luego se dispersaban para trabajar en la construcción de vías férreas, en las haciendas cañeras y en las minas, con la salvedad de que la mayoría de estos supuestos braceros tarde o temprano “cruzó hacia Estados Unidos” (Ota, 1985: 56). La mayoría de los inmigrantes japoneses eran hombres —76%— y muchos provenían de las provincias de Okinawa, de la isla de Honshu, o de la prefectura de Fukuoka. Dada la alta tasa de masculinidad, algunos optaron por casarse con mexicanas para asentarse de manera definitiva en el país y obtener la nacionalidad. Ya con los documentos en regla podían traer a otros parientes. A pesar del Pacto de Caballeros de 1907, en el que Japón se compromete a no enviar más inmigrantes a Estados Unidos, muchos de los que llegaron a México en esa época, fueran braceros o inmigrantes “ilegales” (sic) (Ota, 1985), tenían la intención final de cruzar a Estados Unidos. Para ello contaban con el apoyo de una colonia japonesa establecida en Ciudad Juárez dedicada al comercio de abarrotes citadino y con un buen servicio de coyotaje que, según los documentos, tenía conocimiento y experiencia amplios en el trasiego fronterizo y buenos contactos con autoridades estadounidenses. Estas cartas y reportes administrativos ponen al descubierto una serie de temas, problemas y prácticas tan añejos como contemporáneos. Uno de ellos tiene que ver con las tensiones y el reparto de responsabilidades entre funcionarios, como suele ser natural en asuntos migratorios en los que intervienen varias dependencias. Por ejemplo, el Departamento de Trabajo y Comercio recrimina en un oficio a los funcionaros del ins porque no todos se dedican a aplicar la Ley de Exclusión de Chinos, lo que recuerda las tensiones actuales entre los gobiernos estatales y el federal en aspectos migratorios. Otro tema recurrente en los documentos es la corrupción de los funcionarios en la zona fronteriza, manifiesta en múltiples casos. El de los traductores oficiales de japonés es reseñado en los documentos que se transcriben. En otros casos se habla del personal de la patrulla fronteriza, que deja el paso libre para ingresar a Estados Unidos, incluso a aquellos inmigrantes enfermos de tracoma, un problema crítico en aquellos tiempos. Por otra parte, se aprecia con claridad, en varias entrevistas e informes oficiales, la manera de operar de los “coyotes” japoneses en Ciudad Juárez a comienzos del siglo xx. Recibían a los inmigrantes en la estación de tren, luego les daban “refugio” en casas u hoteles, donde los custodiaban hasta que las agencias especializadas se encargaran, previo pago, del cruce fronterizo. Se les cobraba una cuota de acuerdo con el tipo de servicio que requerían. Sin embargo, los parientes o los amigos en Estados Unidos debían pagar la cuota al “coyote” y para eso se valían de los servicios bancarios y de los giros telegráficos en Ciudad Juárez. En algunos casos los migrantes pasaban como comerciantes, para lo cual vestían adecuadamente; en otros, como el de los inmigrantes chinos, les cortaban el cabello como japoneses porque las leyes discriminatorias eran más severas para aquéllos. Hoy en día el proceso de transformación de los migrantes que quieren pasar la frontera sigue el mismo patrón o proceso de mimetización por medio de la ropa y el corte de cabello, de modo que se asemejen en apariencia a los mexicanos que ya viven en el “otro lado”. De manera similar a lo que sucede hoy en día, los migrantes de antaño tenían instrucciones precisas para el camino, en este caso para ir de Ciudad Juárez a Tucson: un camino largo, larguísimo, sobre todo si se hacía a pie. Se les indicaba seguir las rutas marcadas por los postes de telégrafo y las vías del ferrocarril, y evitar las aduanas donde había inspectores. En la actualidad, los migrantes suelen seguir el camino de las torres de electricidad que indefectiblemente llegan a poblaciones urbanas. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 193 La frontera siempre ha sido un lugar de tránsito, trasiego, tráfico y contrabando, pero las leyes, las restricciones y las prácticas de cada país afectan al otro. En este caso las colonias de inmigrantes chinos y japoneses que hoy se extienden en la frontera, en especial en Tijuana y Mexicali, son el resultado de la prohibición y las limitaciones a la inmigración impuestas por Estados Unidos. Muchos de estos inmigrantes no querían quedarse en México y se vieron obligados a hacerlo. Se cuenta que durante la “expedición punitiva”, después de la incursión de Villa en Columbus (1916), muchos inmigrantes chinos se ofrecieron como personal de servicio del ejército estadounidense, sobre todo como cocineros. Al regresar el general Pershing, los protegió y los consideró aliados, pero eso no fue suficiente para poder cruzar la frontera libremente y resolver sus problemas. Otro conjunto de documentos —que no se presentan en esta ocasión— se refiere a un “coyote” chino que operaba en Ciudad Juárez en 1905 y utilizaba métodos similares. Cabe hacer notar que en esos tiempos la frontera estaba prácticamente abierta. Los Texas rangers se encargaban de controlar a los “bandidos” mexicanos y al abigeato, y sólo había un control oficial en las aduanas o cruces fronterizos. La patrulla fronteriza se constituye propiamente hasta 1924. Para comisionados de inmigración, inspectores de los inmigrantes chinos encargados y otros empleados del Servicio de Inmigración: Últimamente ha llamado la atención que los empleados del Servicio de Inmigración piensan que por ser nombrados y jurar hacer cumplir las leyes de inmigración o de exclusión china, según sea el caso, su deber consiste sólo en esforzarse para hacer cumplir este conjunto de leyes que se indican en sus nombramientos y descuidan otras leyes. Esta circular se emite para aclarar a todos los empleados del Servicio de Inmigración que están obligados tanto a hacer cumplir las leyes de inmigración como de exclusión china. Debido a que el pago de gastos y salario se hace por separado, hay una distinción entre los oficiales nombrados en las dos ramas del Servicio. Todos los empleados, si son pagados de los fondos de inmigrantes o de la asignación para la aplicación de las leyes de exclusión china, han sido ocupados y designados para ayudar a llevar a cabo los deberes generales que recaen sobre esta Agencia. Es preferible que exista armonía entre los dos tipos de empleados, ya que la falta de comprensión y cooperación puede restar méritos a los resultados de su trabajo; los oficiales deben esforzarse para ayudar de todas las maneras posibles a aplicar de manera inteligente, eficiente e imparcial todas las leyes de las que la Agencia de Investigación se hace cargo. Documento 1 F. P. Sargent, Comisionado-General Aprobado: V. H. Metcalf, secretaria Deber de los empleados del servicio de inmigración de aplicar las leyes de inmigración y de la exclusión china Documento 2 Oficio sobre impedir el ingreso a enfermos de tracoma Departamento de Comercio y Trabajo Agencia de Inmigración Washington Circular de agencia número 10 3 de enero de 1905 194 Desacatos 46 Jorge Durand Departamento de Comercio y Trabajo Oficina de Inmigración y Naturalización Washington Número 51,463/B 26 de enero de 1907 Señor: Tengo el honor de confirmar la recepción de su carta de la 23º instancia, archivo número 223/8-9. Las negociaciones tienen como objetivo detener la inmigración de extranjeros europeos o asiáticos con enfermedades a través del territorio mexicano. De conformidad con la sugerencia del ministro Thompson, se hará un esfuerzo para obtener del director general de Salud del Hospital de Servicio de Salud Pública una monografía que muestre el carácter y los efectos de la enfermedad conocida como tracoma, misma que muchos extranjeros europeos y asiáticos que aterrizan en México padecen. Al recibir la información deseada, será remitida una copia al Embajador, para que las autoridades sanitarias de México tomen medidas al respecto. Tengo el honor de ser, Señor, su sirviente obediente, (firmado) Oscar S. Strauss Secretaría Hon. Elihu Root, Secretaria del Estado Documento 3 Queja de un inmigrante japonés sobre abusos en el tráfico por la frontera El Paso, 9 de septiembre de 1907 Señor ministro: Supongo que la cuestión de que los inmigrantes contratados y llevados a México por la Transoceanic Immigration Company son maltratados ya ha llegado a sus oídos. Sufren de maltrato tanto en las granjas como en los ferrocarriles donde trabajan. La compañía ve por sus propios intereses y aparenta otras cosas con las palabras “benevolencia a nuestros compatriotas”. Además de lo anterior, uno de los miembros de la compañía, llamado Yoshisada Nonami, que actualmente vive en la frontera mexicana, con un japonés llamado Genji Hasegawa, de esta ciudad, tortura a los inmigrantes japoneses que son detenidos en la frontera. El señor Nonami llegó a Ciudad Juárez hace tiempo, se ganó la confianza de los inmigrantes al declarar que era un enviado para establecer una casa caritativa de alojamiento para los inmigrantes en la miseria. Esta afirmación causó que quienes estaban en la frontera confiaran en él. A los pocos días abrió una pequeña casa, con un letrero en el cual se leía “Anglo-Japanese Society”, donde Nonami estableció su oficina. Al mismo tiempo, él estaba en contacto con la Sección de Inmigración del gobierno estadounidense, cuyos agentes se dice que fueron sobornados; cuando descubrieron que algunos japoneses recibían dinero de sus parientes o amigos en Estados Unidos, Nonami hacía arreglos con los oficiales estadounidenses en la frontera para que les permitieran cruzar sin problemas con una cuota de $75.00 a $100.00 per cápita. También manda cartas o agentes a varios lugares del estado de Chihuahua, donde muchos japoneses trabajan, con el engaño de que puede ayudarles a entrar a Estados Unidos. Entonces los hombres vienen hasta Ciudad Juárez, se alojan en la casa, un cuarto de la clase más baja, sin piso ni cama, les cobra diez centavos cada noche y les trata como animales. Los gastos de alimentación los pagan los mismos inmigrantes. Mientras están ahí, Nonami les sugiere que escriban a sus amigos en Estados Unidos para pedirles dinero y que esperen respuesta. Si los hombres reciben algo, les cobra una cuota de $70.00 hasta $100.00 para dejarlos entrar a Estados Unidos. Cuando no pueden asegurar los fondos necesarios, los corre de su casa aunque no tengan ni un centavo para vivir. Éstos son los japoneses que actualmente están en la frontera de México en pobreza absoluta. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 195 Prometeo Lucero Frontera Ciudad Juárez-El Paso. También tiene un registro de los inmigrantes japoneses que intentan entrar a Estados Unidos, aunque puede ser que algunos vayan a Canadá, generalmente la cuota es de $10.00 oro o más, registra sus nombres y direcciones en un libro, en su oficina, así como en la Sección de Inmigración, el consulado o alguna oficina pública de Estados Unidos. Dicen que Nonami tiene un nuevo socio que dirige una casa de huéspedes en El Paso para evitar que las mujeres entren con sus esposos para acompañarlos cuando no tengan los fondos necesarios para pagar la entrada a Estados Unidos y los gastos de registro o el alojamiento. Hay un japonés que vive aquí, llamado Matsunaga, que alguna vez tuvo el cargo de intérprete de la Sección de Inmigración de Estados Unidos, un hombre bueno y honesto, que desde el momento en 196 Desacatos 46 Jorge Durand que supo de las malas acciones de Nonami decidió ayudar a los inmigrantes y puso una casa para alojarlos con una cuota moderada por sus servicios. Nonami va todos los días a la estación cuando llega el tren para encontrarse con los inmigrantes, pero como Matsunaga también va al mismo lugar han tenido problemas graves con frecuencia. Entonces Nonami ha estado en contra de la casa de alojamiento de Matsunaga y con la ayuda de los agentes estadounidenses Matsunaga fue obligado a cerrar su casa por falta de fondos. Como se mencionó anteriormente, Matsunaga es un hombre bueno y honesto, y puede actuar como testigo de las irregularidades referidas. Todos nuestros paisanos que saben lo que ha hecho Nonami se quejan al respecto, pero como actúa con los oficiales estadounidenses no podemos hacer llegar nuestras quejas a las autoridades correspondientes en El Paso o Juárez. Algunos de nosotros ya nos hemos dirigido a autoridades de nuestro país por medio de una carta firmada por más de 50 personas de esta localidad. Expongo los hechos mencionados para dar a conocer las condiciones lamentables en las que viven los inmigrantes y que son causadas por Nonami cuando los anima a cruzar la frontera. Confío en que usted se encargará de investigar los hechos y nos ayudará a liberarnos de esta difícil situación. Un inmigrante japonés nota: traducción de la carta enviada al escritor señor Rychei Otsuka, quien estaba viviendo por un tiempo en El Paso y ahora está en este país. Documento 4 Informe sobre traficantes fronterizos en Ciudad Juárez Estimado señor: Debo reportarle el contrabando de los inmigrantes japoneses hacia Estados Unidos y pido su ayuda para liberarlos de los responsables. A continuación contaré lo que sucede detrás del letrero de la Agencia Japonesa, colgado en la calle principal de Ciudad Juárez. A finales de mayo pasado un japonés llamado Genji Hasegawa se apropió de un hotel japonés, antes mantenido por otro japonés, el señor Kan. En este lugar se ha tratado de mala manera a los hombres ignorantes del campo que vienen de diferentes partes de México, tomando ventaja de sus deseos de entrar a los Estados Unidos. Cuando él conoció a Yoshisada Nonami, miembro de la Compañía Transoceánica de Emigración, a mediados de junio, planeó monopolizar el negocio para la entrada a Estados Unidos de los inmigrantes japoneses que viven en México sin importar las regulaciones que prohíben la entrada de trabajadores japoneses y coreanos al territorio de Estados Unidos, por lo que se ha violado la ley. En un principio se corrompió a los oficiales de Inmigración y más adelante intentaron ganarse la confianza de la policía, el banco y otras oficinas que tienen relación con los inmigrantes japoneses, así que el señor Nonami es llamado el cónsul japonés incluso por la gente de los pueblos de la frontera. El banco y la oficina de correos en Ciudad Juárez lo confundieron con un cónsul y dejaron de pagar el dinero enviado a los inmigrantes japoneses por parte de sus amigos o parientes desde varias partes de Estados Unidos, a excepción de los enviados por medio de la Agencia Japonesa. Una vez que los inmigrantes reciben dinero dependen de la Agencia. Si quieren cruzar la frontera, deben pagar una cuota de $20.00 cuando desean ir a Canadá por la ruta señalada por la Agencia, pero si eligen la línea deben pagar $60.00, si desean pasar como comerciantes $120.00 y los que tengan enfermedad de la vista pueden entrar sin examen si pagan $120.00 al señor Nonami. Es evidente a dónde va todo el dinero si se observan las relaciones entre Nonami, Hasegawa y los oficiales de Inmigración. ¡Se divide entre ellos! Hay algunos japoneses indignados por este asunto, pero no tienen el poder para hacer algo al respecto. Espero se haga una investigación del asunto y se salve a los inmigrantes de sus manos. Atentamente, Rychei Otsuka 4 de octubre de 1907. Documento 5 Traducción de la carta de un japonés en Denver, Colorado, en la que informa sobre el tráfico fronterizo en Ciudad Juárez Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 197 14 de octubre de 1907 Estimado señor: Le agradezco la amabilidad que me mostró durante mi estancia en México. Crucé la frontera como un comerciante y ahora vivo en el lugar mencionado en la parte anterior. En la frontera está el señor Nonami de la Compañía Transoceánica de Emigración (vive en El Paso actualmente), quien conspira con un hombre llamado Genji Hasegawa y por medio de los oficiales de Inmigración permite a los japoneses entrar al país, siempre y cuando le paguen una cuota de $50.00, la que me cobraron cuando pasé por ahí, pero de acuerdo con la información de mis amigos ahora en la frontera esta cuota ha aumentado a $70.00 y $80.00 per cápita. Incluso para obtener el permiso para ir a Canadá cobra $10.00. (El Paso, Tex., 26 de diciembre de 1907) Documento 6 Traducción de una carta escrita por Lee Wo Un, detenido en la cárcel en Alamogordo, Nuevo México, bajo acusación de estar en Estados Unidos de manera ilegal (traducción de Wong Aloy, intérprete chino). Co. de San Francisco, pero fue destruido por el incendio durante el terremoto. Apreciaría mucho tu ayuda para salir de este problema. Telégrafo a How Yick de Filadelfia para entregar a la empresa de Yee Woh, núm. 915 Ray St. Documento 7 Reporte de una conversación escuchada por un traductor japonés que trabaja con el Immigration and Naturalization Services. Servicio de Inmigración Oficina de inspector encargado Laredo, Texas 3 de enero de 1908 Charles L. Babcock, Inspector de Inmigración San Antonio, Texas Señor: La siguiente es una conversación que escuché por casualidad en Ciudad Juárez, México, durante mi reciente viaje a El Paso, Texas. La conversación se llevó a cabo entre dos japoneses, Ging Hasegawa y Tanaka, alias Kawamoto, su socio en la Agencia Japonesa. Hasegawa: Los dos individuos que quieren entrar Dirigida a Wong Aloy: Mi nombre es Lee Wo Un. Yo tenía un restaurante en Chicago con el nombre de Yet Lay Kew. Estoy en la cárcel, si me sacaras te pagaría 300 o 400 dólares. Mi amigo, How Yick te entregará el dinero. Tú y yo éramos buenos amigos en Chicago. How Yick ahora está en un pueblo cerca de Filadelfia, donde tiene una lavandería. Yo estaba registrado en Chicago y mi testigo se llama Lee Hong Gip. Mi número de certificado era seis mil algo. Hace un tiempo atrás deposité mi certificado con la empresa Mow Fang 198 Desacatos 46 Jorge Durand a Estados Unidos tienen sólo $65.00 cada uno así que les dije que les ayudaríamos por esa cantidad en lugar de la cuota regular de $75.00. Les dije que las cosas se van a arreglar tan pronto como sea posible, pero por supuesto tendremos que esperar porque el americano no está disponible. Tanaka: Eso es una lástima. Quisiera que pudiéramos seguir. No me gusta la demora. Hasegawa: No se puede evitar. Tanaka: Eso es cierto. ¿Cómo los vas a pasar? Hasegawa: No te preocupes por eso. He arreglado bien las cosas. Van a decir que son comerciantes y que perdieron sus pasaportes. Seguramente van a pasar. Tendremos que esperar hasta que ese grupo vuelva a ponerse a trabajar. Tanaka: ¿Cuándo crees que sea? Hasegawa: No lo sé. No hay de qué preocuparse, él es bueno. Lo garantizo. Tanaka: No me siento muy bien acerca de esta cuestión. ¿Estás seguro de que puedes confiar en el hombre? Hasegawa: Si, él es bueno. Vamos a mandar a uno como prueba para ver si la nueva administración tendrá efecto sobre nuestros hombres. Tanaka: ¿Y el negocio chino que habías mencionado? Hasegawa: Ese negocio todavía no está listo. Hay 15 chinos y obtendríamos $9 000.00 yen ($4 500.00 oro) para pasarlos. Mi plan es hacer que se corten el cabello como los japoneses y mandarlos como si fueran japoneses. Tanaka: Hay mucho dinero detrás de ese negocio. Lo anterior es todo lo que pude escuchar de la conversación. También escuché otra conversación en la cual los dos hombres discutieron la necesidad de rentar otra casa para acomodar a los japoneses que esperaban en Juárez en los próximos días. Respetuosamente, Alfred J. White Interprete de japonés el ferrocarril, pronto llegarás al segundo ferrocarril, junto a la montaña. Camina como 19 millas hasta llegar a tres o cuatro casas, la primera es donde vive la gente blanca; la segunda es donde hay un tanque, ahí puedes conseguir agua. Sigue caminando por el mismo ferrocarril, camina como 20 millas (acumulativas), y llegarás a un gran molino, también una granja de ganado. Continúa como 32 o 33 millas (acumulativas). Hay tres casas, la de en medio es donde vive la gente blanca y enfrente de esta casa hay un pozo donde puedes comprar comida y conseguir agua. Camina como 48 millas (acumulativas) y llegarás a un pequeño pueblo. Cruza por la izquierda, cerca del centro. Al lado derecho del ferrocarril hay una estación donde puedes conseguir comida y agua. Cuando salgas de ahí, camina por el ferrocarril, como 56 millas (acumulativas), hasta llegar a tres casas mexicanas y después, como a 75 millas (acumulativas), hay dos o tres casas. Ten cuidado ahí. Camina como 80 millas (acumulativas). Hay dos molinos y una casa grande. Camina 86 millas (acumulativas) y llegarás a Alamogordo. Traducido por Wong Aloy (al inglés). 5 de enero de 1908 Documento 9 Oficio en el que se informa sobre las investigaciones y medidas para investigar y solucionar el problema del tráfico de japoneses en Ciudad Juárez Documento 8 Traducción de una carta circular que describe la ruta oriental tomada por los chinos después de obtener la entrada subrepticia a Estados Unidos en El Paso. Instrucciones de la ruta oriental a pie entre El Paso y Tucson Del lado occidental cruza el río, ve las ciudades del oriente. Primero vas a ver muchos árboles, después Núm. 1090 Embajada Estadounidense México, 2 de junio de 1908 Para el Honorable El Secretaria del Estado Washington, D. C. Señor: Por este medio acuso de recibo el número 499 del Departamento del pasado 18 de mayo, sobre la Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 199 inmigración ilegal de japoneses hacia Estados Unidos —que se ha promovido por organizaciones japonesas en Juárez— y a la cual se desea poner fin. Anexo mi telegrama de hoy, el siguiente: Envío número cuatro noventa y nueve. El encargado de Negocios japoneses hasta ahora no tiene instrucciones oficiales y pide que no se haga nada que empeore la situación, esto pone en peligro las posibilidades de obtener información cuando él está autorizado a actuar. Enviar esta noche. En una conferencia, el encargado de Negocios japonés, el señor Yoshida, aseguró que aunque él ha recibido copias de la correspondencia con el Departamento del Estado del embajador japonés en Washington acerca de este tema, no han llegado Prometeo Lucero Frontera Ciudad Juárez-El Paso, 2014. 200 Desacatos 46 Jorge Durand instrucciones completas de Tokio, pero las espera a mediados de este mes. Él se fue el domingo en la noche para investigar cuestiones laborales japonesas en una colonia de Monterrey, posteriormente hará un interrogatorio informal en la frontera y regresará en dos semanas para recibir instrucciones finales. Entonces estará preparado para ir hacia al norte y colaborar con cualquier oficial estadounidense asignado a reunirse con él y pedirá permiso para continuar en Washington para una conferencia con el embajador japonés. En ese viaje, notificará sus movimientos al embajador por medio de telégrafo, pero no desea que sean comunicados de manera oficial por el embajador al Departamento (del Estado) porque siente que si la atención fuera dirigida hacia él ahora mismo no podría asegurar la evidencia buscada. En cuanto al gobierno mexicano, piensa que no debe tomarse ninguna acción hasta que las irregularidades de las cuales hubo quejas sean establecidas de manera suficiente. El japonés Nonami, quien fue el agente principal en la promoción de la inmigración ilegal, ha regresado a su país, donde ahora está bajo arresto. Tengo el honor de ser David E. Thompson Departamento de Comercio y Trabajo Servicio de Inmigración Documento 10 Se reportan negociaciones con México sobre el tráfico de japoneses en la frontera Oficina del Inspector Supervisor El Paso, Texas 7 de octubre de 1911 Para contestar, refiérase a núm. 5002/129 Comisionado general de Inmigración Washington, D. C. Señor: Referente al tema de las negociaciones con México que buscan restringir la inmigración china (Archivo de la Agencia Número 51463-C) se transmite adjuntado un recorte del El Paso Times, que indica la tendencia del sentimiento popular en el noroeste de México respecto de la inmigración china. Atentamente, Firma ilegible Inspector Supervisor Anexo 30367 wrc Documento 11 Reporte de un agente investigador sobre el tráfico de japoneses en Juárez. Transcripción de varias entrevistas con informantes sobre el tráfico y corrupción en la frontera En respuesta al archivo número 236/76-77 Departamento del Estado Washington Secretaria de Comercio y Trabajo Señor: Confirmo la recepción de su carta del 9 de marzo de 1908 relativa al contrabando de trabajadores japoneses y chinos hacia Estados Unidos desde México, adjunto una copia del reporte de inspector de Inmigrantes Charles L. Babcock acerca del tema. Para su información, adjunto una copia de mi carta del 26 de marzo de 1908 al embajador japonés y documentos. El reporte del señor Babcock será regresado posteriormente. Tengo el honor de ser, Señor, su sirviente obediente, Firma ilegible Documentos adjuntos para el embajador japonés, núm. 14, 1908 Agencia Japonesa Calle del Comercio núm. 64 Apartado 46, Ciudad Juárez Teléfono 3923 Chihuahua, México Extracto de la entrevista con Nakazo P. Conoce usted algo. México ¿? R. Sí. P. ¿Qué es lo que sabe acerca de ellos? R. Él, la policía le agarró y le metieron a la cárcel. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 201 P. ¿De qué crimen le inculparon? P: ¿Cuál es el objetivo de esta Agencia? R. Pusimos una queja con la policía que estaban R: El objetivo fue ayudar a japoneses a entrar a Es- llevando a cabo este negocio sin una licencia del tados Unidos, cobrándoles una cantidad conside- gobierno y que consideramos que lo estaba roban- rable. do de los japoneses. P: ¿Alguna vez notó que los oficiales de Inmigra- P. ¿Sabe qué disposición se tomó en este caso? ción actuaran como si ayudaran a Nonami y Hase- R. Lo metieron a la cárcel por la noche, lo exami- gawa en su trabajo? naron y le encontraron mil dólares de moneda R: Me pareció gracioso, cuando abrí la casa de mexicana y a la mañana siguiente lo dejaron ir, pe- huéspedes, tenía a dos muchachos que querían ir a ro no sé si lo multaron o no. Canadá y los mandé a la oficina de Inmigración y la Agencia les mandó una docena al mismo tiem- (Nota: Nakazo Nojima, el mencionado anteriormente, es el partidario que organizó la Asociación Benevolente Japonés Americano, cuyo propósito está incluido en la copia del anuncio adjunto a esta exposición.) po. Los que envió la Agencia pasaron el mismo día. Los que yo mandé estaban en la estación todo el día y toda la noche hasta que los dejaron pasar. Nonami y Hasegawa dijeron que todos los japoneses deben acudir a su Agencia para pasar rápido. P: ¿Alguna vez escuchó que alguno de nuestros Declaración de B. K. Matsunaga De inspector Babcock: oficiales estaba recibiendo dinero de Nonami y Hasegawa por ayudarles a cruzar a los japoneses? R: No. 202 P: ¿Cuál es su nombre? P: ¿Cómo, en su opinión, cómo hacían que pasara R: B. K. Matsunaga. la mayoría de sus clientes? P: ¿Cuánto tiempo ha estado en Estados Unidos? R: No sé. R: Llegué a Estados Unidos en 1893. P: ¿Conoce japoneses que tal vez sepan algo sobre P: ¿Cuánto tiempo ha vivido en El Paso? esta Agencia, dispuestos a proporcionarme la infor- R: Aproximadamente cuatro años. mación para poder terminar este negocio ilícito? P: ¿En qué negocio se desempeñó durante el tiem- R: No se me ocurre nadie. po que vivió en El Paso? P: ¿Conoce al señor Pruett, el intérprete japonés? R: Abrí un restaurante en 505 South El Paso R: Sí. Street, lo dirigí por aproximadamente un año y P: ¿Alguna vez lo vio en Juárez? después abrí una tienda de abarrotes en 302 San R: Sí, solía ir tres o cuatro veces a la semana y ha- Francisco Street, que dirigí por tres años. También blar con los japoneses. Él iba a mi tienda con fre- estaba interesado en una casa de huéspedes japone- cuencia. Joe Matsomoto y otros japoneses iban a la ses en Juárez, México. Vendí mi tienda de abarro- casa de Pruett muchas veces por la noche. Alguna tes el 13 de julio pasado, dejé El Paso, me fui a San vez, creo que en marzo de 1907, Miura, un japonés Francisco y hace poco regresé a El Paso. de Denver, llegó a El Paso y Joe Matsomoto me P: ¿Durante el tiempo que vivió en El Paso llegó a contó que él y Miura fueron a la casa de Pruett y conocer a Nonami y Hasegawa, dos japoneses trajeron una caja de cigarros. Poco después de que quienes manejan la Agencia Japonesa en Juárez, Matsomoto me contó eso, 97 japoneses fueron lle- México? vados de Juárez a Denver por el ferrocarril de San- R: Sí. ta Fe en un coche especial. Desacatos 46 Jorge Durand Prometeo Lucero Muro fronterizo, Tijuana, 2014. P: ¿Usted va a…? P: Doctor, ¿usted está relacionado con el Servicio R: Sí. en este punto, verdad? R: Sí, soy el cirujano en funciones, Ph. y M. H. S. Sin embargo, el señor Matsunaga no proporcionó ninguna información relativa a la admisión de los japoneses a El Paso. Referente a su declaración de que 97 japoneses habían sido llevados de Juárez a Denver en ese entonces, no fui capaz de averiguar la fecha exacta, no obstante estoy muy satisfecho porque él se refería a algún movimiento de japoneses en tránsito. Durante ese tiempo muchos japoneses fueron admitidos legamente al pasar a través de Estados Unidos. en la Puerta de El Paso. P: ¿Cuánto tiempo ha permanecido en esta Puerta? R: Un año. P: ¿Durante el tiempo que ha estado conectado con el Servicio en El Paso, ha notado algunas irregularidades o acciones por parte de los oficiales de Inmigración en conexión con ciertos japoneses u otras personas que en su opinión fueron indiscretas o indecorosas para un oficial del Servicio? R: He visto algunas cosas que pensé que eran poco prudentes por parte de los oficiales de Inmigra- Declaración de doctor J. W. De inspector Babcock: ción, como la aceptación de favores de los interesados en la admisión de los inmigrantes. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 203 P: ¿Podría declarar la naturaleza de estos favores a los que se refiere? R: Aceptar invitaciones a cenas y otros refrigerios, como cigarros, etcétera, y regalos de todo tipo. P: ¿A cuál oficial u oficiales se refiere particularmente? R: Ha sido una conducta general por parte de los oficiales que tienen relación con la oficina, por lo que los extranjeros son admitidos o impedidos a aceptar tales favores. Declaración del inspector chino Griffin Del inspector Babcock: P: Durante el tiempo que ha estado en contacto con este Servicio en El Paso, ha notado algunas irregularidades o acciones por parte de los oficiales de Inmigración, ¿en particular en sus relaciones con los japoneses? R: Un día en septiembre yo estaba en Juárez para asistir a una corrida de toros y conocí al inspector Dodd y al intérprete Pruett. Les pregunté si irían a la corrida durante su jornada laboral y el señor Pruett dijo que no haría una cosa así. Finalmente, se deshicieron de mí y después los vi en compañía de un japonés, quien compró boletos y le dio uno a cada uno y se fueron a la corrida juntos. Documento 12 Traducción de la carta de un japonés en una granja cerca de Los Ángeles, eua, para su amigo en México Yo llegué a Ciudad Juárez a las 9 p. m. el 18 de septiembre y me quedé hasta el siguiente día, sólo podía entrar a este país como comerciante gracias a la ayuda del señor Hasegawa y del señor Nonami, ya que el señor Torii había sido autorizado por el inspector de Inmigración, quien le proporcionó su boleto de ferrocarril para Canadá. 204 Desacatos 46 Jorge Durand Cuando me bajé del tren en Juárez, me encontré con el señor Sugimoto y al siguiente día vi al señor Kichizo Suzuki. Como les faltaba dinero les presté un poco para que cruzaran la frontera. Salí de El Paso a las 6:20 p. m. el día 19 y llegué a Los Ángeles a las 2:40 p. m. del siguiente día, me quedé esa noche en el Hotel Okita. Al siguiente día fui a la casa del señor Ozawa y pregunté en el Hotel Okita por teléfono sobre mis amigos y ya que me dijeron que estaban ahí fui a verlos y regresé con ellos a la casa del señor Ozawa. La distancia de Los Ángeles a la casa del señor Ozawa son dos […] y con el señor Alizo son otros dos […] Llegamos con el señor A. a las 11:00 de esa noche y el día 20 comenzamos a trabajar en una granja piscando uvas. Por juntar uvas se paga bien, podíamos ganar entre $3.20 y $3.30 oro al día, y por la pisca de fresa $1.40 al día. Hay bastante trabajo a dondequiera que vayamos, ven de inmediato. Te cuesta $30.15 (o $80.15 mex.) ir de la ciudad de México a Ciudad Juárez que es el pueblo en la frontera, y $60.00 de El Paso a Los Ángeles para el pasaje de tren, y 50 centavos al día son suficientes para los gastos en el tren. En la frontera debes pagar una comisión de $20.00 mex. a la Agencia Japonesa, si deseas ir a Canadá, además de $99.00 mex. para pasaje y $8.00 como impuesto de extranjero; pero si deseas pasar como comerciante yendo a Canadá deberás pagar a la Agencia $140.00 mex., $99.00 por el pasaje y $8.00 como impuesto de extranjero. Si deseas pasar como comerciante a Estados Unidos deberás pagar $120.00 a la Agencia y $8.00 como impuesto de extranjero y $60.00 para el pasaje a Los Ángeles. Como debes pasar por un examen riguroso en la frontera si quieres entrar como comerciante que va a Estados Unidos (debes llevar ropa de primera clase, no puedes tener callosidad en las manos o no puedes mostrar ninguna señal de ansiedad, etcétera), para ti el mejor plan es obtener el permiso para ir a Canadá y salirte del tren en el camino, pero dicen que en este caso no puedes trabajar en las ciudades, en las fábricas o en los ferrocarriles hasta un año después de entrar al país, pero si entras como comerciante puedes trabajar donde quieras y elegir cualquier tipo de trabajo. El río que divide Ciudad Juárez y El Paso tiene sólo 80 metros de ancho y si pasas aproximadamente 300 metros río arriba puedes cruzar sin ser descubierto, pero no puedes comprar agua ni comida en el camino hasta que llegues a Los Ángeles, es imposible la entrada secreta. R: Me pidió cinco dólares y dos dólares para el head tax, en total siete dólares. P: ¿Para qué, si es que dijo, para qué eran los cinco dólares? R: Ging dijo “debes pagar dos dólares para el head tax, y pagarme cinco dólares por dejarte entrar a los Estados Unidos”. P: ¿Le dijo Ging que si no le pagaba no lo dejaría entrar a Estados Unidos? R: Sí. P: ¿En dónde le pagó ese dinero a Ging? R: En El Paso. Documento 13 P: ¿Después de que fue admitido? R: Sí. Testimonio de Kamoto Ota. Testigo jurado. P: ¿Le dijo Ging para qué quería los cinco dólares? R: Dijo que los cinco dólares fueron para su comi- P: ¿Cuál es su nombre? sión por haber interpretado ante la Oficina de In- R: Kamoto Ota. migración. P: ¿Dónde vive? P: ¿Está consciente de que Ging distorsionó los he- R: En El Paso, Texas, y también en Juárez, Méxi- chos cuando le pagó los cinco dólares? co. R: Me di cuenta anoche que él robó el dinero. P: ¿Cuántos años tiene? P: ¿Le pidió que le regresara los cinco dólares? R: Tengo 22 años. R: Se los pediré cuando lo vea. P: ¿Cuándo aplicó para ser admitido a eua? P: ¿Sabe si Ging recibió dinero de otros japoneses R: El 16 de enero de 1906. que aplicaron para admisión? P: ¿Fue admitido en ese tiempo por los oficiales de R: Sí. Inmigración de esta Puerta? P: ¿Me puede dar los nombres, si los sabe? R: Sí. R: Uno fue Jayachi Kuwana. P: ¿Conoce al intérprete japonés? P: ¿Dónde vive? R: Sí. R: En Juárez. P: ¿Cómo llegó a conocerlo y bajo qué circunstan- P: ¿Está aquí actualmente? cias? R: Sí. R: Pues lo conocí aquí en la Agencia de Inmigra- P: ¿Qué hace allá? ción cuando apliqué para ser admitido a Estados R: Ahora no hace nada. Unidos. P: ¿Ha sido admitido a los Estados Unidos? P: ¿Contó su caso a los oficiales? R: No, lo mandaron de regreso. R: Sí. P: ¿Sabe si Jayachi Kuwana ha pagado dinero a P: ¿Conoce su nombre? Ging fuera de los dos dólares para el head tax? R: Le llaman Ging. R: Sí. P: ¿Alguna vez el intérprete, el señor Hasegawa, le P: ¿Cuánto, si es que sabe? exigió dinero? Si sí, ¿cuándo y para qué fin? R: Cerca de 15 dólares en dinero mexicano. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 205 P: ¿Para qué dijo que iba a usar ese dinero, si sabe? R: Dijo que incluía su cuota para interpretar, el impuesto fijo, y también para la atención médica. También dijo que si este dinero no era pagado, nunca pasaría por El Paso. P: ¿Es esta declaración absolutamente verdadera según su mejor conocimiento? R: Sí, señor. Nota del compilador: en el expediente hay otras entrevistas semejantes, que ponen en evidencia la corrupción del traductor. Dado que son similares se optó por omitirlas. A modo de conclusión Los documentos reseñados ponen en evidencia la añeja particularidad de México como lugar de Prometeo Lucero Muro fronterizo, Tijuana, 2014. 206 Desacatos 46 Jorge Durand tránsito hacia Estados Unidos y la relevancia de las ciudades fronterizas donde se desarrollan servicios especializados para el tráfico de personas. Por otra parte, se demuestra de manera fehaciente cómo las leyes de migración de un país, sean generales o específicas para determinados grupos —en este caso chinos y japoneses—, tienen repercusiones múltiples y no involucran sólo a los países de origen y destino, sino a otros, como sucede en el caso de la migración en tránsito por México. Los migrantes de ayer y hoy suelen jugar a tres o más bandas, por utilizar una metáfora del billar, y utilizan cualquier resquicio legal para salir del país de origen y llegar poco a poco, en escalas, a su lugar de destino. Los migrantes cubanos de hoy aprovechan la oportunidad de viajar a Ecuador o Venezuela sin visa, para luego dirigirse hacia el norte, atravesar México y llegar a Estados Unidos, donde tienen asegurado ingreso y asilo político. Las leyes migratorias estadounidenses de antaño solían cerrar o abrir sus puertas a determinadas personas por razones raciales, o racistas, para ser más específicos. En la actualidad los motivos raciales se consideran políticamente incorrectos, aunque siempre exista un trasfondo de este tipo disimulado por consideraciones políticas: durante la Guerra Fría se limitaba o dificultaba el ingreso de personas con antecedentes políticos ligados al comunismo, al socialismo o al anarquismo, hoy los argumentos que definen las exclusiones son la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, de acuerdo con nacionalidades de origen, religión o etnia. No obstante, los migrantes como entes individuales o colectivos siempre encuentran vías alternas para subvertir o superar las barreras burocráticas y formales que se les imponen. Las razones que los países o los gobiernos aducen para incluir o excluir a determinados grupos o personas cambian, evolucionan y se transforman por la fuerza y la determinación de los sujetos migrantes, que con el tiempo se convierten en ciudadanos y alteran los motivos de la exclusión. También cambian los países, como Japón, que fomentaba la salida de sus nacionales a fines del siglo xix y comienzos del xx y a la vuelta de los años se convierte en país receptor de mano de obra e impone condiciones y requisitos muy severos para el ingreso y prácticamente anula las posibilidades de la permanencia definitiva para los inmigrantes de otro origen étnico. El estudio de la migración en tránsito por México es una tarea pendiente, tanto para historiadores que podrían contar con muchísima documentación al respecto como para antropólogos que quieran hacer trabajo de campo en la ruta migratoria que va del Río Suchiate en la frontera sur al Río Bravo en el norte. Bibliografía Ota Mishima, María Elena, 1985, Siete migraciones japonesas en México, 1890-1978, El Colegio de México, México. ————, 1997, “Características sociales y económicas de los inmigrantes japoneses en México”, en María Elena Ota Mishima (coord.), Destino México. Un estudio de las migraciones asiáticas siglos xix y xx, El Colegio de México, México. Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) 207 RESEÑAS Patricia Fortuny Pequeña muestra de los negocios de inmigrantes para inmigrantes en Atlanta, Georgia, abril de 2008. Región y Sociedad Número especial 3, 2012 El Colegio de Sonora, Hermosillo, 328 pp. Agua disponible, agua inaccesible José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González Available Water, Inaccessible Water José de Jesús Hernández López Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] Luis Gabriel Torres González Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 210-215 210 E sta publicación es un número especial sobre el agua, dedicado a la memoria del geógrafo mexicano Ángel Bassols Batalla (19252012). La revista se integra por ocho artículos, una nota crítica y cuatro reseñas, y se caracteriza por la diversidad de enfoques disciplinarios. Jeffrey Bannister abre la sección de artículos con “Diluvios de grandeza: agua, territorio y poder en el río Mayo en el noroeste de México, 18801910”, y expone desde una perspectiva histórica el carácter estructural de la gestión del agua del Distrito de Riego 038 del Valle del Mayo, así como la forma en que la construcción de la infraestructura de riego ha impactado la vida social, el desarrollo económico y la gestión política. Bannister presenta una geografía fragmentada en la que los canales, las parcelas, los pueblos reubicados y los caminos han sustituido los bosques de saguaros, el matorral espinoso del desierto costero sonorense y la tranquila vida comunitaria en nombre del progreso y el desarrollo rural. No obstante la radical transformación, hay una constante entre el pasado y el presente en términos sociales. El autor aporta un enfoque valioso para comprender el quid problemático de quienes ejercen el Desacatos 46 José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González poder en la gestión del agua y se propone seguir de cerca las circunstancias o momentos en que los administradores pierden el control del recurso. Además, relaciona esas circunstancias con las luchas en torno a la defensa de la tierra o de los derechos indígenas. Bannister examina cómo los ejercicios técnicos del tipo de la representación cartográfica son la punta de lanza del arte moderno de gobernar que busca establecer principios duraderos de visión y refundación del territorio, con una lógica diferente a la de los pobladores originarios. Diana Luque, Angelina Martínez Yrízar, Alberto Búrquez, Eduwiges Gómez, Alejandro Nava y Moisés Rivera, en “Pueblos indígenas de Sonora: el agua ¿es de todos?”, exponen de manera descarnada los efectos no deseados de la política de desarrollo rural y la construcción de infraestructura para riego en lo que fueron territorios indígenas y zonas de alta biodiversidad y riqueza biocultural en todo el territorio sonorense. Enfocados en la ecología política y en un análisis transdisciplinario que privilegia la diversidad biocultural, los autores advierten las repercusiones más significativas del despojo de los territorios indígenas y sus recursos naturales. Los conflictos por el agua tienen mayor impacto en la supervivencia cotidiana de los nativos dado que incrementan la vulnerabilidad de las comunidades y aceleran la desorganización del complejo biocultural. Aparte de ratificar que la relación territorio-recursos naturales sigue siendo prioridad entre las demandas de los pueblos indígenas, los autores distinguen la “disponibilidad” de la “accesibilidad” al agua para dilucidar las claves o las posibilidades de apropiación del recurso hídrico —si efectivamente es de todos— y en otro sentido el despojo o exclusión de los grupos indígenas. Agregan además una diferencia a su enfoque de análisis: el “agua para la subsistencia tradicional” y el “agua para el desarrollo”. Los resultados de la investigación corroboran que los territorios indígenas siguen contribuyendo con casi 50% del agua y territorios de valor ambiental en medio de grandes variaciones. Entre los grupos étnicos sonorenses, sólo los mayos y los yaquis cuentan con una población significativa, mientras que en las otras etnias se observa una gran disminución poblacional. La Sonora pluricultural presentada por los autores muestra a cinco grupos étnicos muy disminuidos, como los cucapá, los seris, los pápagos, los pimas y los guarijíos. La ironía es que siguen viviendo en sus territorios ancestrales y aportando una gran cantidad de mano de obra y recursos naturales, pero son los que concentran los índices más bajos de desarrollo socioeconómico respecto del resto de la población sonorense. En contraparte, la visión de los grupos étnicos sobre la condición de los recursos naturales y el impacto del desarrollo capitalista hacia su territorio es muy crítica. Los ríos tienen poca agua o están casi secos todo el año. Los pobladores indígenas que se consideran aún dueños del agua sienten que cada vez tienen menos acceso real al recurso, puesto que éste es conducido en canales que van a parar a Hermosillo. La subsistencia tradicional es una de las caras de la resistencia, pero apenas alcanza para amortiguar el impacto de la pobreza y detener el deterioro ambiental derivado del uso creciente de agroquímicos y contaminantes. La subsistencia es también la base para la preservación de la riqueza biocultural amenazada en mayor proporción por el cambio climático. El agua es, a fin de cuentas, otro indicador que confirma la inequidad étnica que prevalece en Sonora. Los autores llaman la atención sobre el valor estratégico del complejo biocultural en la construcción de una sociedad mundial pluricultural, no sólo porque en ese plano debe inscribirse la sociedad de Sonora, sino porque es además el único marco válido desde donde deben elaborarse las políticas públicas de desarrollo que se precien de ser ambientalmente sustentables. Esther Padilla presenta el artículo “La construcción social de la escasez de agua: una perspectiva teórica anclada en la construcción territorial”. Parte Agua disponible, agua inaccesible 211 del supuesto de que las relaciones de confrontación son el escenario ideal para conocer el problema de escasez hídrica, así como su representación en el territorio y sus inferencias como efecto de análisis en el desempeño de las relaciones o ejercicios de poder en torno a la gestión del líquido. Plantea un estudio de caso en el ejido San Miguel Horcasitas y su anexo, el pueblo de Los Ángeles en el mismo valle. Padilla precisa que es importante distinguir sequía de escasez: la primera se refiere a condiciones naturales y es de carácter climatológico; la segunda es una construcción social, política, interesada. Ambas suponen la insuficiencia de agua, pero la segunda es resultado del control de unos cuantos, manifiesta en una distribución inequitativa del agua disponible. Esto constituye un efecto de poder y es la condición que derivará en una confrontación, que se resolverá cuando uno de los bandos obtenga el control del territorio y convierta ciertos elementos del medio en “recursos controlables”. Mario Velázquez es el autor de “La construcción de espacios libres para la participación en las decisiones de política. El caso del acueducto Independencia en Sonora”, artículo que tiene por eje la mencionada obra de trasvase que pretende evitar el colapso de la ciudad de Hermosillo. La cuestión es que las autoridades responsables priorizaron los usos urbanos, industriales, de ciertas empresas agrícolas y no atendieron los impactos que las obras provocarían en otros grupos y zonas, como Ciudad Obregón, desde donde se sitúa el autor. Velázquez muestra cómo a pesar de estar conformado por sectores provenientes de diferentes estratos sociales y sin un factor de identidad común y sólido, se constituyó el Movimiento Ciudadano por el Agua, cuyos participantes tomaron conciencia de los daños que podría provocar el trasvase en las zonas agrícolas y en la mancha urbana de Ciudad Obregón. El Movimiento utilizó ciertos “huecos” para difundir y enfocar su reclamo de certeza y claridad en la información respecto de los impactos de las obras. El gobierno argumentó 212 que el problema de Sonora no era de escasez de agua sino de distribución ineficiente y buscó legitimarse como el repartidor justo entre la zona sur con más agua que la norte. En consecuencia, la intervención del gobierno como constructor de obras hidráulicas generó igualdad entre los habitantes de Sonora respecto del acceso al agua. Lo anterior da pie a que el autor reconozca los “espacios libres”, de protesta e inconformidad, construidos desde los opositores a la obra porque no fueron tomados en cuenta. El autor también propone que desde el mismo Estado pueden construirse esos espacios libres, “pues resultan ser canales de negociación indispensables en una democracia” (p. 148) para tratar de resolver las demandas y romper con la idea de que cualquier mecanismo de solución implica un juego de suma cero. El costo puede ser el alargamiento de los tiempos para tomar decisiones, sin embargo el beneficio se encuentra en la reducción de incertidumbres ante los posibles efectos de un movimiento social, lo que incrementa además la legitimidad del gobierno. Alejandro Salazar Adams, José Luis Moreno Vázquez y América Lutz Ley explican en “Agricultura y manejo sustentable del acuífero de la Costa de Hermosillo” que en esta zona existe un uso desproporcionado de agua en la agricultura comercial en relación con los beneficios que otorga la producción. Concentrados en un manejo sustentable, en la disminución de la sobreexplotación de los acuíferos y la contaminación con agua salina que viene aparejada, el objetivo de los autores es determinar la asignación óptima de cultivos en la Costa de Hermosillo mediante un modelo de programación lineal, así como proporcionar información para el establecimiento de políticas para el manejo sustentable. Ello permitiría a su vez destinar agua para el abasto urbano. En la realidad el uso no está regulado, es poco sustentable y se desconocen los acuíferos, considerados proveedores inagotables de agua. Existen normas, reglamentos, mecanismos, pero son inoperantes. Además hay otros factores a Desacatos 46 José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González considerar, como el subsidio a la energía eléctrica que en cierto sentido fomenta “la gran extracción de agua y el dispendio del recurso, el uso de equipo ineficiente y cultivos no rentables” (p. 164). Nicolás Pineda y Hugo Briseño titulan su artículo “¿Por qué son mejores los organismos de agua de Baja California que los de Sonora? Instituciones locales y desempeño de los organismos públicos”, en el que enfatizan la importancia de las instituciones y la racionalidad como alternativa para reducir la incertidumbre y el desgaste, y optimizar el comportamiento de los sistemas de gestión del agua. Los autores comparan los organismos operadores del agua potable en ocho ciudades, cuatro de Baja California —Ensenada, Tecate, Tijuana, Mexicali— y cuatro de Sonora —Hermosillo, San Luis Río Colorado, Nogales y Ciudad Obregón—. Construyeron indicadores de los aspectos cruciales para garantizar el éxito de un organismo operador, tanto en el ámbito operativo como en el financiero, y encontraron que en Baja California hay mejores condiciones que en Sonora, por ejemplo, en el cobro de volumen de agua facturada. Una de las conclusiones es que ahí donde el servicio es responsabilidad del gobierno estatal las cosas funcionan mejor que cuando los responsables son los ayuntamientos municipales, siempre entrelazados en redes de relaciones clientelares, además de la rotación de puestos y la discontinuidad como sellos distintivos. En “Gobierno y gestión de los servicios del agua en seis ciudades fronterizas” María Eugenia González y Socorro Arzaluz comparan tres ciudades de los estados de Coahuila y Tamaulipas y sus gemelas en el estado de Texas: Ciudad Acuña y Del Río, Nuevo Laredo y Laredo, Reynosa y McAllen. Analizan las prácticas de los organismos operadores del agua, con atención a la calidad del agua, entre otros aspectos. Estudian tendencias de crecimiento demográfico, la organización de la administración del agua en ambos lados de la frontera, las instituciones involucradas en la potabilización del agua, las leyes y las regulaciones relativas. Entre las diferencias encontradas está el papel protagónico del Consejo Ciudadano en la toma de decisiones, así como la facultad de las ciudades estadounidenses para emitir bonos en lugar de sólo depender de participaciones federales o de la recaudación, como sucede en México. Se contrasta la asignación de puestos por mecanismos tradicionales de los encabezados por profesionales. El servicio profesional de carrera se torna una necesidad y para ello es indispensable romper con redes clientelares. Otra cuestión de relevancia es la democratización de los organismos y de la información que generan o deberían generar. En ese proceso, como se mencionó, la participación ciudadana es fundamental. El artículo de Jesús Armando Haro, Gerardina Nubes y J. Rubén Calderón Ortiz, “Riesgos sanitarios en calidad bacteriológica del agua. Una evaluación en diez estados de la República Mexicana”, examina cómo ante la escasez de agua el abasto es una preocupación de los organismos operadores, en contraste con los aspectos sanitarios o de la calidad del agua para consumo humano. Uno de los problemas que abre la puerta a la ineficiencia de los organismos operadores y al incumplimiento de la normatividad por parte de las empresas privadas que operan los servicios en algunos municipios, así como de la adulteración de agua que se vende en garrafones, es el vínculo directo entre los organismos y los gobiernos municipales, lo que dificulta su funcionamiento autónomo, profesional y desligado de criterios político-electorales. Hay datos preocupantes: México ocupa el segundo lugar mundial en consumo de agua embotellada —1 690 litros por persona al año—, existen 6 500 productoras de agua, de las cuales 84% son catalogadas como microempresas; 83% del mercado es agua de garrafón; del total de purificadoras casi 2 500 son “informales”, es decir, operan sin controles sanitarios, y dominan 50% del mercado nacional, sin contar a las clandestinas. La contaminación de acuíferos en el país es Agua disponible, agua inaccesible 213 preocupante y el artículo dimensiona esa situación aunada a un manejo ineficiente que repercute en la salud de la población. Lo que debería ser una estrategia integral de gestión y vigilancia epidemiológica queda reducido a una conducción del sistema de información basado en un ineficiente monitoreo de la cloración. La nota crítica que presentan Angelina Martínez Yrízar, Alberto Búrquez y Thierry Calmus, “Disyuntivas: impactos ambientales asociados a la construcción de presas”, expone un contexto caracterizado por la construcción de grandes obras hidráulicas como símbolo de progreso, seguridad energética y abasto de agua. Los autores analizan los efectos ecológicos derivados de las presas vistas como herramientas de control y manejo del agua, y muestran que en este caso sí existe un juego de suma cero: cada embalse se construye a expensas de los servicios que proveen de manera gratuita los ecosistemas, los cuales tras su alteración tardarán en recuperarse o dejarán de funcionar. El problema no se limita a la zona del embalse, donde se pierde diversidad, pues la presión ejercida por la obra puede provocar sismos, además de que aguas abajo y hasta el océano se modificarán radicalmente por los procesos de erosión y deposición de sedimentos y arrastre de materia orgánica que contribuye a la vida acuática y marina. Se cuestiona la percepción dominante de las presas como fuentes de energía limpia. La nota concluye con una reflexión sobre los impactos sociales que provocará el proyecto “Los Pilares” entre los pobladores afectados. Las presas, símbolo del desarrollo social, o el Estado constructor de las mismas y generador de condiciones de vulnerabilidad, pobreza y marginación. La revista culmina con cuatro reseñas. La primera sobre el libro Cultura hidráulica y simbolismo mesoamericano del agua en el México prehispánico, de Teresa Rojas, José Luis Martínez y Daniel Murillo, reseñado por Patricia Ávila, quien destaca el profundo conocimiento y respeto que las culturas 214 prehispánicas tenían sobre la naturaleza y en particular sobre el agua. La segunda es acerca de Regadíos ancestrales en Iberoamérica. Técnicas y organización social del pequeño riego, volumen editado por Tomás Martínez Saldaña, Jacinta Palerm, Milka Castro y Luis Pereira. Blanca Jiménez destaca el valor del libro frente a la visión desarrollista dominante, en la que parece que los sistemas de riego ancestrales no tienen cabida, sin embargo encajan a la perfección como promotores del desarrollo local en zonas rurales de México. El tercer libro reseñado es Aventuras con el agua. La administración del agua de riego: historia y teoría, editado también por Jacinta Palerm y Tomás Martínez Saldaña. Luis Aboites advierte que en el volumen se encuentran temas como la relación entre obras hidráulicas y la formación del Estado, el debate sobre la pertinencia de la propuesta de Wittfogel y la discusión sobre la capacidad de los regantes para construir y administrar distritos de riego de diversos tamaños y grados de complejidad. La reseña de Valentina Campos sobre La decadencia del agua de la nación, de Luis Aboites, cierra esta sección. Campos enfatiza un asunto alrededor del cual todos los artículos de la revista bordan y que el autor ha señalado desde hace mucho: lo que caracterizaría al manejo del agua en el siglo xx es la existencia de un Estado débil para dominar, controlar e imponer las reglas para el uso racional y equitativo del agua en situaciones en las que diversos grupos sociales se resistieron. El eje que articula todos los documentos es la relación entre la sociedad y los usos y la administración del agua. Este número de la revista Región y Sociedad abarca problemas relacionados tanto con la agricultura como con el abasto urbano, sobre todo de las ciudades, las pequeñas localidades son vistas por sus afectaciones. La industria no está visibilizada, lo que hace suponer que ha quedado subsumida dentro de la ciudad. A propósito, un asunto importante que le preocupó a Brigitte Boehm, tal vez una de las ausentes en las referencias bibliográficas de la Desacatos 46 José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González obra, fue la estigmatización de la agricultura de pequeño riego o de los agricultores en pequeña escala como derrochadores del recurso debido a sus prácticas culturales de inundación, riego por gravedad o rodado, obligados a modernizar sus tecnologías. Además del desconocimiento del ciclo hidrológico del agua, esta situación sugería que quienes acusaban de excesivo el consumo de agua en la agricultura tradicional en muchas ocasiones estaban interesados en conducir el agua a las ciudades donde reside el mayor número de votantes, pero sin preocuparse por la eficientización de las obras de conducción de agua para el abasto urbano, por la potabilización y el tratamiento de las aguas residuales. De paso, ante la imposibilidad de los agricultores tradicionales de modernizarse, se proletarizarían —como lo señalan los primeros artículos de esta obra—, se convertirían en jornaleros y abrirían paso a las empresas agrícolas, extensivas, como el modelo estadounidense. Varios artículos sugieren que más allá de resolver el problema del abasto urbano, simbolizado por proyectos hidráulicos de gran envergadura, impera una visión extractiva del agua, arraigada en una conceptualización antropocéntrica de la naturaleza como un recurso a consumir, lo cual resulta evidente en la estructura de la administración pública, en la inoperancia de las instancias responsables de la gestión del agua, en la ruptura de puentes entre sociedad y gobierno, en la indiferencia de los ciudadanos, todo lo cual parece conducirse por los cauces de la privatización de los servicios, que al final tampoco garantizan la calidad ostentada. A consecuencia de esa visión dominante de la naturaleza como fuente inagotable de recursos, que sólo precisa de ser conducida con obras hidráulicas y ser administrada de manera eficiente para su distribución y consumo racional, se ha dejado de atender la producción de agua. La respuesta, de acuerdo con los libros reseñados en la revista, no se encuentra en las tecnologías modernas sino en las prácticas culturales ancestrales, en lo que Luque y compañeros, citando a Boege, denominan “sistemas agrobiodiversos”, algunos de los cuales se resisten a desaparecer en Sonora. Agua disponible, agua inaccesible 215 Maternidad y niñez en el Hospicio Cabañas. Guadalajara 1920-1944 Anayanci Fregoso Centeno, 2011 Universidad de Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Guadalajara, 356 pp. La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación E The Production of Good Children and Devoted Mothers in the Making of a Nation Ducange Médor Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] n la historia de Occidente se han documentado numerosos casos que evidencian a menudo que para las autoridades civiles y eclesiales haber parido a un bebé no era motivo suficiente para que se le reconociera a una mujer el derecho de desempeñar los roles social y biológicamente ligados a la maternidad: amamantar, cuidar, criar, proteger, etc. (Kertzer, 1993). El derecho de las progenitoras para ejercer de madres estaba ligado a propiedades de orden moral —ser una “buena” mujer y madre, por ejemplo, estar civil y religiosamente casada, dedicada de tiempo completo a la atención de sus hijos y totalmente sometida a la autoridad de su marido— y en menor medida económico.1 Así, durante varios siglos y en varios países europeos, el Estado —con la decidida e interesada colaboración de la Iglesia católica— tenía la potestad de negar 1 Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 216-219 216 Desacatos 46 Ducange Médor Ducange Médor Desde luego, las propiedades de índole económica o material eran atribuidas a las mujeres de manera indirecta, dado que una “buena” madre debía abstenerse de tener un trabajo remunerado fuera de casa, su supervivencia material —y la de sus hijos— dependía completamente de los ingresos de un marido (Pahl, 1984). a ciertas mujeres la posibilidad de criar a sus hijos toda vez que, de acuerdo con criterios de rectitud moral o de “normalidad” social, eran consideradas no aptas para educar a un niño o una niña. Estas prácticas estatales y eclesiales revelan un dato fundamental relativo a una creencia medular de las sociedades en las que han ocurrido: la maternidad, así como la niñez, no es un hecho meramente biológico sino, ante todo, una “construcción social” producto de representaciones, valores, ideas y prácticas sociocultural e históricamente situadas concernientes al ejercicio correcto de la maternidad y a la formación o educación idónea de la niñez (Boch y Thane, 1996). Todo esto de conformidad con el ideal de sociedad o de país que los grupos política y socialmente dominantes buscan propagar. Anayanci Fregoso Centeno se empeña en escudriñar los dispositivos discursivos y las prácticas que fueron orquestados en el Hospicio Cabañas2 en torno a la niñez y en alguna medida a la maternidad desde su creación en la primera década del siglo xix hasta los años cuarenta del siglo pasado. A lo largo del trabajo, la autora recurre a menudo a conceptos como los de “representación social”, “construcción social de la niñez” y de “maternidad” y a la noción un tanto críptica de “orden discursivo de género”3 para exponer y analizar las percepciones, las creencias, las prácticas y los discursos relativos a la maternidad y la niñez en los periodos históricos que abarca su investigación. Se trata de una obra netamente histórica, que se apoya en el análisis de género y en perspectivas conceptuales de corte socioantropológico para, a partir de una revisión de fuentes periodísticas y de documentos oficiales de la época estudiada, dar razón de los gestos, los dispositivos, las alianzas, las acciones políticas y cívicas que establecieron o generaron actores tan diversos como gobernantes, jerarcas eclesiásticos, empresarios y miembros de asociaciones filantrópicas en torno a la maternidad y la niñez en general y en particular a la asilada en el Hospicio Cabañas. La obra se articula alrededor de dos etapas: la primera va de la fundación del Hospicio a principios del siglo xix hasta la época de la Revolución Mexicana y la segunda corresponde a la época posrevolucionaria y los inicios de la década de 1940. En uno y otro periodo, la autora establece una estrecha relación entre la misión encargada a la institución y, por un lado, las ideas entonces imperantes en torno a las expectativas y destinos marcados para los individuos con arreglo a su sexo y, por el otro, la necesidad acuciante de forjar el país o la nación mediante la “producción”, desde la infancia, de hombres y mujeres idóneos, esto es, conforme a las prescripciones y/o el destino que el entramado de género les asignaba a ellos y a ellas. En palabras de la autora: la niñez era formada según la construcción de género de la época, de la Iglesia católica y del Estado, que pensaba a los varones como futuros proveedores familiares y productores sociales, y a las mujeres como esposas reproductoras biológicas, como futuras madres y cuidadoras del espacio privado que no precisaban de instrucción formal alguna para desempeñarse en las labores del hogar ni mucho menos daba lugar a la posibilidad de pensar que alguna pudiera desempeñarse en actividades públicas (p. 92). En el periodo que sigue a la Independencia, el imperativo era producir buenos ciudadanos que en un futuro contribuyeran a la consolidación de la nación, aún en construcción. En la época posrevolucionaria 2 3 Asilo creado en 1810 bajo el impulso del entonces obispo de Nueva Galicia, Juan Cruz Ruiz de Cabañas. Se llamaba entonces Casa de la Caridad y Misericordia, años después adoptaría la denominación de Hospicio Cabañas, en homenaje a su fundador. Aparte de críptica, porque no se acaba de saber qué significa tal expresión, a la vista de los análisis ofrecidos en el libro el uso de esta noción resulta un tanto limitado dado que muchos de los datos proporcionados por la autora son del dominio de la práctica y no sólo del discurso. La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación 217 la exigencia será producir hombres “como ejército de futuros ciudadanos, miembros de una sociedad que se imaginaba civilizada y moderna” (p. 150) según los ideales revolucionarios. El país necesitaba, se decía, hombres educados en el autocontrol, la disciplina y la rectitud cívica y moral. Había que educar a los niños en tales valores y ellos a su vez podrían contribuir a alejar a los adultos de los comportamientos considerados perniciosos. Este objetivo implicó ofrecer a esa niñez, en especial a la entregada al Hospicio, “una estricta educación y disciplina basada en la acción” (p. 151). A esto contribuía no sólo la educación formal y el entrenamiento en oficios que se prodigaba en el Cabañas, sino también los festivales y las ceremonias cívicas en las que se resaltaban las figuras de los héroes de la patria e implícitamente se invitaba a los niños —varones— a seguir su ejemplo de intrépida virilidad puesta al servicio de la nación tanto en la gesta de Independencia como en las guerras contra enemigos extranjeros o en la lucha revolucionaria. Asimismo, en la época posterior a la Revolución se cristalizó en el Cabañas la idea del Estado como “instancia educadora del orden social” y protectora de la niñez al hacer de ella el “objeto central del proceso revolucionario en términos de salud, higiene y bienestar social” (p. 280). Las mujeres tenían un papel preponderante en estas tareas educativas de acuerdo con la creencia de que su naturaleza es dulce y maternal. Las mujeres no tenían derecho de ciudadanía, pero podían ser útiles a la patria —y ser ciudadanas de segunda o de manera indirecta— al procrear y educar a los futuros ciudadanos que le hacían falta al país. En la visión entonces imperante ser mujer entrañaba la predisposición y la capacidad biológicas para ejercer las funciones de madre, aunque también era necesario contar con las cualidades morales para serlo de manera legítima. La cuestión de la naturaleza maternal de toda mujer estuvo en la raíz de diferendos relativos a quién era más idónea para encabezar el Hospicio: una mujer soltera sin hijos biológicos ni 218 Desacatos 46 Ducange Médor compromiso alguno y, por ende, con la absoluta libertad para entregarse a la formación de los niños asilados —que se convertirían simbólicamente en sus hijos—, o una mujer madre de hijos ya independientes. Esta cuestión no se planteaba en los inicios del Hospicio Cabañas porque en estricta concordancia con su origen eclesial fue confiado a las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, ejemplo vivo de la madre ideal: la Virgen María. Esta figura y las monjas son la cristalización de la idea de la maternidad auténtica como construcción simbólica ajena al hecho biológico y, sobre todo, a la sexualidad, esa fuente de peligros de los que las responsables del Hospicio se esforzaban por alejar a las niñas. La madre de Jesús y las monjas son ejemplos cabales de la maternidad como abnegación, entrega y obediencia ciegas de la que eran incapaces las progenitoras de los asilados y para la que se debía educar a las niñas abandonadas. En el discurso se asimilaba a las madres con niños en lo que tocaba a la inocencia.4 Los niños habían nacido inocentes y la educación debía servir para mantenerlos en ese estado, mientras que las mujeres que eran buenas madres recuperaban su inocencia por su entrega incondicional a sus hijos y se les incitaba a permanecer en tal estado. Según la autora, las mujeres de clase media se identificaban con este ideal de la maternidad. Había en esto un interés de clase por “universalizar” su visión de la maternidad al presentarla como la legítima. Fregoso Centeno hace énfasis en la importancia del llamado “orden discursivo de género” en la configuración del Hospicio. Con ello apunta hacia las nítidas diferencias que se establecían en la formación de niñas y niños, además de que casi todas las labores que se realizaban en su interior recaían en mujeres, madres culturales de los niños desamparados que la institución tenía por misión rescatar, formar 4 Según Sherry B. Ortner (1974), la asimilación de las mujeres con los niños es una constante en todas las culturas. y orientar. Con las creencias ligadas al género, algunas prácticas relativas a las diferencias de clase social estaban también presentes en el funcionamiento de la institución en la medida en que ésta acogía, educaba y protegía a niños pobres, al mismo tiempo que ofrecía a los niños ricos la oportunidad de educarse en la caridad al llevar regalos a los asilados y ofrecerse como los modelos de hombres o de mujeres que la nación requería. El Hospicio daba a los ricos bienhechores la posibilidad de mostrarse como cristianos virtuosos y ciudadanos preocupados por la educación y la suerte futura de los niños necesitados. Las pautas educativas al interior del Cabañas en relación con la maternidad, la infancia, los roles de género, etc., eran un reflejo de las que dominaban en la estructura social en la que estaba inserto este asilo, en la que el modelo de familia nuclear de dominación masculina y la división sexual de las tareas en las familias y en la sociedad eran la norma. Así, en la educación de las niñas “se hacía hincapié, especialmente, en que el futuro era el matrimonio, la maternidad y la familia, por lo que las jóvenes debían poner especial empeño en aprender labores y economía doméstica, disciplina moral e higiene en el cuidado de los menores” (p. 281). Esto obedecía al hecho de que esas menores provenían de espacios sociales considerados anómicos, lo que hacía necesario educarlas en los principios legítimos de la buena formación de una mujer y una futura madre. Fregoso Centeno muestra también que la historia de los primeros 100 años del Hospicio Cabañas es, hasta cierto punto, la historia del diferendo entre la Iglesia católica y el Estado mexicano respecto de la educación laica. Este asilo es de origen netamente religioso, y no fue sino hasta 1874, tras la expulsión de las Hermanas de la Caridad, que pasó a manos del Estado. Sin embargo, la disputa en torno a la presencia o no de valores religiosos en la educación de los asilados sobrevivió al cambio de dirección. Al final prevaleció una suerte de cohabitación sin tensiones entre los valores laico-cívicos defendidos por el Estado y los valores religiosos. Esto se explica no tanto por el origen católico de la institución, sino por las fuertes convicciones religiosas de las laicas que la dirigían y de los laicos que aportaban los recursos materiales para su sostenimiento: “el trabajo directo con la ‘niñez abandonada’ estuvo en manos de un ejército femenino cercano a concepciones religiosas que pudieron impulsarse con libertad, lejos de la mirada social o la opinión pública que funcionaba como censor” (p. 285). Para unas y otros, sólo en la religión se podían encontrar los baremos morales en los que era imperioso a cual más educar a esos niños desamparados y menesterosos de protección y guía. Esto hace ver que, aun en la época posterior a la Revolución Mexicana, la ideología tan llevada y traída del carácter estrictamente laico de la educación impartida por el Estado fue, al menos en el caso de marras, una cuestión más retórica que una práctica cotidiana. En la realidad, se seguía impartiendo enseñanza religiosa en instituciones como el Cabañas con el consentimiento silencioso o cómplice de las autoridades gubernamentales. Tal vez para éstas no fuera tan grave transigir esas cuestiones siempre y cuando se lograra el objetivo de producir cuerpos dóciles y mentes conformes con el orden social dominante y con las representaciones legitimadoras del mismo. Bibliografía Bock, Gisela y Pat Thane (eds.), 1996, Maternidad y políticas de género: la mujer en los Estados de Bienestar europeos, 1880-1950, Cátedra, Madrid. Kertzer, David, 1993, Sacrified for Honor. Italian Infant Abandonment and the Politics of Reproductive Control, Beacon Press, Boston. Ortner, Sherry B., 1974, “Is Female to Male as Nature to Culture?”, en Michelle Z. Rosaldo y Louis Lamphere (eds.), Woman, Culture, and Society, Stanford University Press, Stanford, pp. 68-87. Pahl, Ray E., 1984, Divisions of Labour, Blackwell, Oxford. La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación 219 Toacazo. En los andes equinocciales tras la Reforma Agraria Víctor Bretón Solo de Zaldívar, 2012 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Ecuador, Universitat de Lleida, Abya-Yala, Universidad Politécnica Salesiana, Quito, 420 pp. Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo A Agrarian Changes in Contemporary Ecuador Andrés Fábregas Puig Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 220-222 220 Desacatos 46 Andrés Fábregas Puig Andrés Fábregas Puig mérica Latina es intensamente rural en una parte considerable de su territorio. No son pocos los países del continente cuyas estructuras agrarias características, originadas en los años de existencia del régimen colonial español o portugués, muestran procesos de transformación. El caso del Ecuador es ilustrativo de estos cambios que implican movimientos de reivindicación étnica, nuevas identidades políticas, configuraciones organizativas producto de las mismas luchas y otros procesos que han desencadenado nuevas trayectorias en los rumbos nacionales de nuestros países. Toacazo es una mirada que desde el observatorio de una parroquia ecuatoriana analiza la transformación del régimen de hacienda y la composición de la etnicidad como un argumento político, eficaz en la movilización y en la articulación de los movimientos populares. Califico al libro como una perspectiva etnohistórica de las transformaciones del agro ecuatoriano, que combina las tradiciones orales con la exploración de las fuentes documentales. Sella esta manera de proceder la etnografía, tejida a la luz de la evidencia, de los testimonios y de la habilidad de observación del antropólogo. Todo integra una lección de método y coloca a la antropología en la tesitura analítica que permite desentrañar los procesos que en los momentos actuales están modificando las realidades latinoamericanas. Como dice uno de los apartados del libro: se trata de una monografía local con proyección global. Añado que eso se logra a través del dominio de un campo teórico adecuado y una orientación de método congruente. El libro de Víctor Bretón está dividido en tres partes precedidas de una presentación y una introducción. En la primera parte se expone la orientación teórica y el contexto, en la segunda se describe el desmoronamiento de la hacienda y en la tercera se analiza la relación entre la organización indígena y las agencias del desarrollo. Un epílogo y las referencias documentales cierran el libro. Las fotos, los cuadros y los mapas son auxiliares que el lector apreciará porque facilitan la lectura y sitúan la narración. Toacazo es un texto que presenta una forma sugerente para emprender una reflexión de largo alcance acerca de los movimientos indígenas en América Latina. Víctor Bretón escogió bien el escenario: la conformación en la sierra ecuatoriana de una de las plataformas étnico-políticas más complejas presentes en la actualidad latinoamericana. Toacazo, una parroquia en los andes equinocciales, es descubierta por la mirada antropológica como un punto de mira para comprender contextos amplios y reconsiderar categorías de análisis que las ciencias sociales han usado y usan. El autor logra describir procesos nuevos porque ha sabido distinguirlos en un “territorio antropológico” que, como el de los Altos de Chiapas, acusa la intensa presencia de la añeja compañía de los antropólogos. Una lección importante de esta obra es su congruencia. El autor no se aparta de su punto de partida, sino que lo convierte en un eje que vertebra la narración. No resisto la tentación de señalar las cercanías que este texto guarda con la literatura, no sólo por lo bien escrito, sino por la fidelidad a la guía que hace inteligible la lectura. Ese punto de partida, que son los años previos al advenimiento de la primera ley de reforma agraria en Ecuador, le permite a Bretón reconstruir la naturaleza y las características de la estructura agraria de Toacazo hacia 1960 y desde ahí seguir dicha reforma como un entramado de relaciones políticas, actitudes culturales y nudos de relaciones sociales hasta establecer un panorama de formación de un Estado nacional, en cuyo proceso el pasado es parte del presente. Pericia, sin duda bien desplegada, es lo que encontramos. Porque en este proceder existe un reto: deconstruir el metadiscurso del Estado nacional, hacerlo inteligible y con ello situar —que no es poca cosa— el paso de una identidad étnica a una fuerza de movilización política. Víctor Bretón cumple con el propósito de mirar al mundo desde su observatorio local. Me parece que este libro encierra sugerencias para los interesados en explicar los nuevos tiempos en Chiapas desde la perspectiva de las transformaciones del ámbito rural. Lo digo porque Víctor Bretón identifica procesos que tienen relación con la etnificación del desarrollo rural, lo que en México y en Chiapas nos retrotrae a las discusiones planteadas por Guillermo Bonfil Batalla a través del concepto de “etnodesarrollo” y del “México profundo”. Es decir, el examen de cómo se transita de la lucha por la tierra al “nosotros en desarrollo” desde el punto de vista indígena. A partir de este mirador descubrimos las falacias de categorías que aparentan señalar líneas de decisión propia para descubrir los dogmas neoliberales. La superación de estos dogmas incluye la reflexión crítica incluso acerca de la noción del “buen vivir” empleada por los propios pueblos indígenas. Leo en el argumento de Víctor Bretón un factor de gran significado: Toacazo muestra que es el mundo de la hacienda el que enmarca la politización de la etnicidad y no los planteamientos del neoliberalismo sobre la democracia y la igualdad ante la ley. La hacienda es un universo de dominación en el que emerge la identidad étnica y la capacidad de transformarla en movilización política, en factor de crítica de la condición del dominado. Me parece encontrar aquí una sugerencia, que destaco: las propias formas Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo 221 de dominación generan las estrategias de movilización popular. Es un argumento que nos lleva hacia caminos complejos en el debate, que implica pensar en el papel de las ideologías, las doctrinas políticas, los discursos alusivos a la libertad y los caminos por los que se moviliza la gente. En Ecuador y en comparación con los procesos en México, esa transfiguración de la hacienda es un suceso de nuestros días. En México, las grandes transformaciones de las haciendas se remontan al siglo xix y, por supuesto, a la Revolución Mexicana en los inicios del siglo xx. En Ecuador, estos cambios siguieron ritmos distintos, algunos de ellos desde el siglo xix, sin que hubiera un movimiento político equiparable a la Revolución. Todavía en la década de 1960 los gamonales y las añejas estructuras de la dominación colonial estaban presentes en el país andino. Será hasta 1964 que se aplique la reforma agraria en el Ecuador. Y las estructuras no cayeron de la noche a la mañana. La disolución de las haciendas no siguió un camino único. Víctor Bretón narra, discute y explica cómo funcionaron los diferentes modelos de transformación de las haciendas ecuatorianas e incluye las que pertenecían a la mismísima Universidad Central del Ecuador. El relato de cómo esta gran universidad se convirtió en terrateniente y cómo dejó de serlo es una de las partes más atractivas del libro y una lección de que ningún surrealismo supera al de América Latina y el Caribe. También es importante el sacar a flote las viejas estructuras de dominación establecidas en los tiempos coloniales, y por supuesto la longevidad y tenacidad de las relaciones clientelares, que recorren las formas y las estructuras organizacionales en América Latina y el Caribe. Hasta en los santos patrones están presentes los viejos señores de la tierra, los dominadores. Ecuador no es la excepción en las prolongaciones del hecho colonial. Percibir este factor permite a Víctor Bretón trazar un proyecto crítico, 222 Desacatos 46 Andrés Fábregas Puig una antropología basada en ese proyecto y evitar la idealización de los procesos. La habilidad del autor facilita terminar el libro con lo que inició y conducir al lector hacia las bases analíticas que operaron en todo su desarrollo, lo que muestra su eficacia para desvelar los procesos y al final presentar a los protagonistas: la gente de Ecuador. En las páginas de Toacazo están presentes las anticuadas estructuras de ese mundo andino —¿se puede hablar de un mundo tal?— que fue resultado de la situación colonial, de líderes y organizaciones construidas a través de un tiempo que va y viene entre las exigencias del presente y las ataduras del pasado, de un Estado nacional que lejos de debilitarse se ha reconfigurado y fortalecido y se erige como una suerte de nuevo patrón articulador del clientelismo. En el medio de todo ello los movimientos indígenas de Ecuador muestran signos propios y enseñan las transformaciones de la etnicidad al calor de las batallas políticas. Más fascinante no podía ser. Termino este breve comentario con una pregunta que se hace explícita casi al final de la obra, pero que está entretejida en toda su extensión: ¿están América Latina y el Caribe ante un cambio de época? Hablamos de época, no de cambios en las solas relaciones de producción o en las formas políticas. ¿Estamos ante un nuevo tiempo? Allí quedan las preguntas que Toacazo nos alienta a reflexionar. Es probable que no las respondamos, pero en el camino es factible escribir más Toacazos y ofertar a nuestras sociedades un abanico comparativo de sus propias realidades y de los destinos delineados en las entrañas profundas de sus historias. Una palabra final: Víctor Bretón ha escrito con pasión, una doble pasión, la que siente por el Ecuador y la que mantiene por la antropología. He notado esas pasiones a lo largo del libro. Allí está el trabajo de campo, el gusto por los paisajes, el dominio de las categorías analíticas, la gente de carne y hueso, y las historias profundas que enlazan al antropólogo con el mundo. El taller del etnógrafo. Materiales y herramientas de investigación en etnografía Ángel Díaz de Rada, 2011 Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 437 pp. La etnografía como artesanía Gunther Dietz D Ethnography as a Craft Gunther Dietz Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz, México [email protected] Desacatos 46, septiembre-diciembre 2014, pp. 223-225 espués de más de un siglo de antropología académica institucionalizada, tras varias “crisis de representación”, de cuestionamientos poscoloniales desde los estudios culturales, de redefiniciones de objetos y temas de investigación, la etnografía sigue siendo la principal seña de identidad de nuestro quehacer disciplinario. No sólo funge como rito de paso el primer trabajo de campo propio en la formación de los y las jóvenes antropólogos, sino que seguimos defendiendo la necesidad de publicar la extensa monografía etnográfica —producto a menudo de la tesis de posgrado— como primer libro de nuestra carrera profesional. Ante esta persistencia del quehacer etnográfico, llama la atención que entre el amplio abanico de manuales, introducciones, compilaciones y demás bibliografía metodológica sean pocos aquellos textos que realmente entienden la etnografía como un “saber-hacer”, como nuestra peculiar “artesanía” académica. Proliferan los textos que prescriben el “deber-ser” etnográfico y que enlistan enciclopédicamente los métodos de construcción de datos en etnografía. Sin embargo, son escasos, pero muy necesarios para la formación antropológica, textos que “abran la caja de herramientas” del maestro en etnografía para que el aprendiz pueda seguir de cerca los pasos concretos del guía. La etnografía como artesanía 223 Éste es el principal logro del nuevo libro del antropólogo madrileño Ángel Díaz de Rada. Lejos de pretender ser un manual o una introducción clásica a la etnografía en antropología, El taller del etnógrafo es exactamente eso: un texto-taller, producto de talleres prácticos de iniciación a la etnografía, surgido del trabajo con sus estudiantes-aprendices de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (uned): El taller del etnógrafo le invita a tomarse este texto como el aprendiz de mecánico que entra en el taller de su maestro por primera vez. Cuanto más conocimiento previo tenga del oficio y de los productos finales de la acción, mejor reconocerá los elementos del taller, las piezas que se acumulan por el suelo o sobre las mesas, algunas de ellas aparentemente abandonadas, pero nunca del todo inútiles o descartadas. Pero, incluso si usted tiene muy poca información previa, le ayudará ver la forma de las piezas, tomarlas en su mano, y darles vueltas para contemplarlas desde diferentes ángulos (p. 15). Así, prescindiendo de las a menudo tediosas discusiones epistemológicas y/o metodológicas que suelen caracterizar a los manuales convencionales, el libro arranca con una brevísima introducción en la que se explica su origen y su finalidad. Siguen tres secciones principales: la primera dedicada a la observación etnográfica, la segunda a la entrevista etnográfica y la tercera al proceso de análisis de datos. El libro concluye con una serie de documentos anexos, textos complementarios del autor publicados con anterioridad. Con esta estructura transparente, en cada sección Díaz de Rada parte de una investigación propia ya concluida: su conocida etnografía escolar en un instituto de bachillerato madrileño para el caso de la observación, su reciente etnografía sobre la pertenencia entre los sami para el caso de la entrevista y el proyecto colectivo sobre sistemas-expertos en torno al proceso de análisis de datos. Cada 224 Desacatos 46 Gunther Dietz subcapítulo e incluso cada párrafo se numeran para optimizar las referencias cruzadas internas —complementadas con enlaces de hipertexto en la versión electrónica—, con lo que el autor logra discernir y explicar paso por paso el quehacer etnográfico de manera muy concreta e ilustrativa. Después de unos párrafos generales sobre el método en cuestión, toma como caso su propia investigación y revela paso a paso el “cómo”, el proceso de investigación desde los primeros apuntes de campo, pasa por su sistematización y la reflexión en el diario de campo hasta su análisis, interpretación e incluso su publicación. Díaz de Rada ejemplifica en toda su complejidad este proceso nada lineal, sino zigzagueante, reproduce e integra continuamente fragmentos de su propio proceso de investigación, apuntes, croquis, esquemas, entradas del diario de campo y hasta fragmentos de la publicación. Este ir y venir de la explicación del “cómo se hace” a la demostración práctica de “cómo lo hice” es el que le aporta el carácter eminentemente práctico a este libro-taller. En este sentido, se trata de un ejercicio sumamente didáctico, algo que apenas logramos en nuestras publicaciones antropológicas. Las ilustraciones y gráficas polícromas apoyan a la perfección la gran calidad expositiva. El grado de transparencia que logra su autor sólo es posible porque combina su extraordinaria sensibilidad etnográfica con una igualmente destacable —por poco frecuente— honradez intelectual. No duda en explicar errores cometidos en el proceso de investigación y se sirve de ellos para ilustrar los “ires y venires” del procedimiento de construcción y análisis de datos, así como la necesidad de mantener una gran apertura ante lo exploratorio, lo desconocido y lo improvisado que nos exige el método. Con base en un intercambio de materiales metodológicos que tuve con Díaz de Rada me fue posible pilotear una versión previa de este taller con mis estudiantes de posgrado en antropología y pedagogía en la Universidad Veracruzana. Partimos del análisis conjunto del libro ya “clásico” del mismo autor y de Honorio Velasco (1996), al que Díaz de Rada a menudo se refiere en El taller del etnógrafo, para después analizar detalladamente los tres casos de observación, entrevista y análisis de datos del presente libro. El aprendizaje práctico ofrecido por dichos casos pudo ser complementado de manera muy concreta por los materiales que los propios estudiantes iban generando al mismo tiempo en sus respectivos proyectos de tesis de maestría y doctorado. Tanto los estudiantes como el docente notamos con frecuencia que estos materiales ya habían sido “probados” con estudiantes de la uned, como refiere el autor en la introducción. Por tanto, puedo recomendar con pruebas este libro para la docencia de la etnografía, pero no sólo para nuestro quehacer docente. La transparencia y la sistematicidad que su autor logra a la hora de exponer “cómo lo hice” me han dado muchas lecciones de cómo mejorar mi propia investigación etnográfica, cómo evitar errores frecuentes, cómo aprovechar los materiales “intermedios” del proceso de investigación y cómo “sacarle aún más jugo” al diario de campo, herramienta que Díaz de Rada domina soberana y magistralmente. Bibliografía Velasco Maillo, Honorio y Ángel Díaz de Rada, 1996, La lógica de la investigación etnográfica. Un modelo de trabajo para etnógrafos de la escuela, Trotta, Madrid. La etnografía como artesanía 225 Nuestros colaboradores Saberes y razones Patricia Fortuny es doctora en antropología social por la University College, de Londres, Gran Bretaña, y profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidades Occidente y Peninsular. Sus principales líneas de investigación son la antropología de la religión —minorías religiosas, conversión, ritual y género— y la migración mexicana internacional. Sus publicaciones más recientes son “Migrantes y peregrinos de La Luz del Mundo: religión popular y comunidad moral transnacional” (Nueva Antropología. Revista de Ciencias Sociales, vol. XXV, núm. 77, en colaboración con Inés Cornejo Portugal) y el capítulo “‘En Estados Unidos está prohibido enfermarse’: migrantes yucatecos” (en Inés Cornejo Portugal y Luis Alfonso Guadarrama, Culturas en comunicación. Entre la vocación intercultural y las tecnologías de información, Tintable, Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, Universidad Autónoma del Estado de México). Además, ha publicado decenas de artículos y capítulos sobre minorías religiosas, iglesias y migrantes mexicanos en Estados Unidos, género, espacio, poder y medios. Shinji Hirai es antropólogo, nacido en Japón. Desde 2009 es profesor-investigador titular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Noreste. Es doctor en antropología por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (uam-i). Fue ganador del Premio de la Academia Mexicana de Ciencias a la mejor tesis de doctorado en ciencias sociales en 2009. El mismo año publicó el libro Economía política de la nostalgia: un estudio sobre la transformación del paisaje urbano en la migración transnacional entre México y Estados Unidos (uam-i, Juan Pablos). Guillermo Alonso Meneses es antropólogo cultural y escritor. Es profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, desde 1999. Se doctoró en el Departamento de Antropología Social e Historia de América y África de la Universidad de Barcelona en 1995. Fue miembro investigador en el Centro de Estudios Africanos de Barcelona (1992-1997) y profesor visitante en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (1997-1999). Miembro del Consejo de Redacción de la revista Migraciones Internacionales, sus investigaciones versan sobre el cruce clandestino de fronteras internacionales, las transformaciones socioculturales vinculadas a la migración y la antropología del mundo contemporáneo. Yerko Castro Neira es doctor en antropología social y profesor-investigador del Posgrado en Antropología Social de la Universidad Iberoamericana, México. Es uno de los coordinadores de la línea de investigación “Redes de poder y sistemas de justicia” de la misma Universidad. Ha estudiado temas y problemas asociados con fenómenos de la migración internacional, de la ley y el análisis del Estado. Imparte clases en el posgrado en materias relacionadas con estos temas, en torno de los cuales ha publicado varios trabajos. 226 Desacatos 46 Nuestros colaboradores Luis Escala-Rabadán es sociólogo de formación, estudió en la ciudad de México y en Los Ángeles, California. Actualmente es profesor-investigador en el Departamento de Estudios Culturales en El Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, Baja California, México. Sus líneas de investigación se centran en temas relativos a la sociología de las migraciones y la sociología cultural. Marie Friedmann Marquardt es maestra de la Candler School of Theology, de la Emory University, Atlanta, Estados Unidos. Es coautora del libro Living “Illegal”: The Human Face of Unauthorized Immigration, con Timothy Steigenga, Phillip J. Williams, y Manuel A. Vásquez (The New Press, 2011). También es coautora con Manuel A. Vásquez del libro Globalizing the Sacred: Religion Across the Americas (Rutgers University Press, 2003). Ha publicado múltiples artículos sobre religión, género y participación cívica de mexicanos inmigrantes en el sur de Estados Unidos. Además de sus proyectos de investigación sobre la inmigración, Marquardt ha trabajado como voluntaria y activista en diversos grupos de inmigrantes en Atlanta, Georgia. Actualmente funge como corresponsable de El Refugio, casa que brinda hospedaje y apoyo a las familias de inmigrantes detenidas en Lumpkin, Georgia. Federico Besserer es profesor e investigador en el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (uam-i). Obtuvo su doctorado en la Universidad de Stanford y la maestría en la Universidad de California, en Riverside, Estados Unidos. Entre sus libros más recientes se encuentran Ensamblando la ciudad transnacional. Etnografía especular de los espacios transnacionales urbanos (editado con Daniela Oliver, uam-i, Juan Pablos, 2014), San Juan Mixtepec. Una comunidad transnacional ante el poder clasificador y filtrador de las fronteras (editado con Michael Kearney, uam-i, Juan Pablos, 2006) y Topografías transnacionales (Plaza y Valdés, 2004). En la actualidad sus áreas de interés son los estudios transnacionales, la economía política de los afectos y los saberes, la etnografía multisituada y los estudios sobre la ciudad transnacional. Investiga la relación entre la ciudad global y la ciudad transnacional. Esquinas Joaquín Algranti es sociólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires (uba) y doctor en ciencias sociales por la misma casa de estudios y la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Francia. Es profesor titular del Seminario de Sociología de la Religión de la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina. También imparte historia del pensamiento sociológico en la Facultad de Ciencias Sociales de la uba. Es investigador asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en el área de Sociedad, Cultura y Religión del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales. Nuestros colaboradores 227 Moisés Garduño García es originario de la ciudad de México. Es licenciado en relaciones internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), maestro en estudios de Asia y África por El Colegio de México y doctor en estudios árabes e islámicos contemporáneos por la Universidad Autónoma de Madrid. Estudió las lenguas árabe y persa en la Escuela Nacional de Traductores de Toledo y el Dekhoda Institute de la Universidad de Teherán, respectivamente. Es miembro de organizaciones como la International Society for Iranian Studies, la Society of Contemporary Thought and the Islamicate World y la Sociedad Española de Iranología, entre otras. Investiga el lenguaje contestatario en el mundo árabe, los estudios culturales en Oriente Medio y los movimientos sociales en Irán. Actualmente es jefe del Departamento de Lenguas Asiáticas, Ruso y Griego Moderno del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras de la unam e investigador posdoctoral en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente, con el proyecto titulado “El lenguaje contestatario como elemento de subjetivización en la denominada primavera árabe”. Gabriela Coronado es antropóloga mexicana con doctorado en investigación social de la Universidad de Western Sidney, Australia. En la actualidad es investigadora adjunta en el Instituto de Cultura y Sociedad en dicha universidad. En México investigó durante 28 años aspectos de cultura, lengua e identidad, con énfasis en temas de comunicación intercultural y política entre pueblos indígenas y no indígenas. Su investigación se enmarca en la política de la cultura y sus implicaciones para los grupos sociales. Su perspectiva interdisciplinaria incluye antropología, semiótica social y análisis discursivo y narrativo. Ha investigado y publicado sobre relaciones interculturales, organización indígena en México y América Latina, y las complejidades de la cultura, la sociedad y la política en la globalización, incluyendo nuevas tecnologías, relaciones transnacionales y sus impactos culturales en las formas de organización social y cultural. Eleocadio Martínez Silva es sociólogo y doctor en ciencia social con especialidad en sociología por El Colegio de México. Es profesor-investigador de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Legados Virginia García Acosta es antropóloga social e historiadora, profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas) desde 1974 y directora general de dicho Centro de 2004 a 2014. Ocupa el sillón número 5 en la Academia Mexicana de la Historia. Es miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores, con nivel III desde 228 Desacatos 46 Nuestros colaboradores 2004. Recibió las Palmas Académicas en grado de Caballero del Gobierno Francés. Sus áreas de especialidad están dentro de la antropología e historia de los desastres y de la alimentación. Ha publicado, como autora individual o coordinadora, más de un centenar de artículos o capítulos de libro, y 24 libros. Entre los más recientes se encuentran los tres volúmenes de Historia y desastres en América Latina (La Red, ciesas, 1996, 1997, 2008), Estrategias sociales de prevención y adaptación. Social Strategies for Prevention and Adaptation (con Joel Francis Audefroy y Fernando Briones, ciesas, 2012), Miradas concurrentes. La antropología en el diálogo interdisciplinario (con Guillermo de la Peña, ciesas, 2013), y Margens da violencia. Subsídios ao estudo do problema da violencia nos contextos mexicano e brasileiro (con Antonio Carlos de Souza Lima, Associação Brasileira de Antropologia, 2014). Sydel Silverman es presidenta emérita de la Fundación Wenner-Gren para la Investigación en Antropología y profesora emérita de antropología en la City University of New York. Se ha involucrado profundamente con la preservación de archivos y registros antropológicos. Juan Vicente Palerm es profesor de mérito en la Universidad de California en Santa Barbara (ucsb). Recibió el título de doctor en antropología social por la Universidad Iberoamericana (1983) y fue miembro fundador del Departamento de Antropología Social de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (1975). Ocupó la dirección del Center for Chicano Studies de la ucsb (1984-1994), la dirección del University of California Institute for Mexico and the United States (uc Mexus) (1994-2003) y fundó la Casa de la Universidad de California en México. Se dedica al estudio del surgimiento de una nueva sociedad rural en California, resultado de la reestructuración de la agroindustria y de la sedentarización masiva de trabajadores agrícolas en California procedentes de México. Gustavo Lins Ribeiro es profesor titular de la Universidad de Brasilia. Es presidente de la Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Ciências Sociais de Brasil y primer presidente del World Council of Anthropological Associations. Pertenece al Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil, del que es investigador, nivel 1A. Ha escrito y compilado 20 libros en portugués, español e inglés, ha publicado más de 170 artículos y capítulos de libros en seis lenguas en 21 países sobre globalización, transnacionalismo, cibercultura, desarrollo y antropologías mundiales. Ha formado parte de 18 consejos editoriales de revistas, como Alteridades (México), American Anthropologist, American Ethnologist y Current Anthropology (Estados Unidos). Su último libro, compilado con Gordon Mathews y Carlos Alba, es Globalization from Below. The World’s Other Economy (Routledge, 2011). Nuestros colaboradores 229 Testimonios Jorge Durand es profesor-investigador titular de la Universidad de Guadalajara y del Centro de Investigación y Docencia Económicas. Es codirector, con Douglas S. Massey, del Mexican Migration Project (desde 1987) y del Latin American Migration Project (desde 1996), auspiciado por las universidades de Princeton y Guadalajara. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la National Academy of Sciences de Estados Unidos. Durante los últimos 20 años ha estudiado el fenómeno migratorio entre México y Estados Unidos. Ha sido profesor invitado en las universidades de Pennsylvania, Chicago, University of California Los Angeles, Princeton, Varsovia, Bielefeld y el Centre National de la Recherche Scientifique de Francia. Reseñas José de Jesús Hernández López es antropólogo social por El Colegio de Michoacán. Desarrolla las líneas de investigación “transformación de paisajes culturales y pueblos huerteros mexicanos” bajo la metodología de ecología cultural política. Obtuvo el Premio Nacional “Fray Bernardino de Sahagún” otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia 2008 a la mejor tesis de doctorado en antropología y etnología. Fue galardonado con el Premio Nacional a la Mejor Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias en 2009. Luis Gabriel Torres González es profesor-investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente, desde 1994. Obtuvo el doctorado en ciencias agrícolas y del ambiente en la Universidad de Wageningen, Holanda, y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I, desde 1995. En 1997 recibió el Premio Casa Chata por su libro de autor único La fuerza de la ironía: un estudio del poder en la vida cotidiana de los trabajadores agrícolas tomateros. Se especializa en estudios de medio ambiente y sociedad, agua y política social. Entre sus experiencias de investigación más reciente se encuentran los siguientes proyectos: “Estudios de tres microcuencas de Jalisco”, “Estudios justificativos para el decreto de área natural protegida de Nixticuil El Bosque-San Esteban-El Diente y para la creación del Área Natural Protegida Cerro Viejo-Chupinaya-Sierras de Chapala”, proyectos de ordenamiento ecológico local y consulta pública de Zapopan y Tlajomulco, Jalisco. Ha coordinado los proyectos: “Sinergias con Oportunidades”, “Proyectos de ordenamiento ecológico local de Ocotlán y Poncitlán” y “El acceso alimentario a los hogares 2013-2014, un estudio cualitativo en 13 localidades de Jalisco y Nayarit”. 230 Desacatos 46 Nuestros colaboradores Ducange Médor estudió la licenciatura en filosofía y ciencias en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso), la maestría en gestión y políticas de la educación superior en la Universidad de Guadalajara y el doctorado en ciencias sociales en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente. Es docente de licenciatura en el iteso. Sus áreas de interés académico y de investigación son estructuras de género, arreglos familiares y de los hogares y políticas educativas, entras otras. Andrés Fábregas Puig es investigador de tiempo completo en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente. Participó en la fundación del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa en la ciudad de México. En Chiapas, su estado natal, reestructuró el Instituto Chiapaneco de Cultura y fundó la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y el Centro de Investigaciones Superiores para México y Centroamérica adscrito a dicha universidad. Se ha especializado en estudios regionales y de fronteras, además de fundar la línea de análisis de la antropología del deporte en México. Ha sido y sigue siendo profesor de antropología, ha impartido cursos tanto en el país como en el extranjero. Su más reciente publicación es Configuraciones regionales mexicanas. Un planteamiento antropológico, obra editada en dos volúmenes entre 2010 y 2011, con pie de imprenta de la Universidad Intercultural de Chiapas y el Gobierno del Estado de Tabasco. Gunther Dietz se formó como antropólogo en la Universidad de Hamburgo, Alemania, y trabaja como profesor-investigador titular en estudios interculturales en la Universidad Veracruzana, Xalapa. Ha realizado trabajos etnográficos sobre etnicidad, interculturalidad, movimientos sociales y educación en Andalucía, Michoacán y Veracruz. Sus últimas publicaciones son Islam in Education in European Countries (coeditor, Münster, 2009), Multiculturalism, Interculturality and Diversity in Education: An Anthropological Approach (Münster, 2009), Interculturalidad y educación intercultural en México (coautor, Secretaría de Educación Pública, 2011), Mujeres musulmanas a la sombra de Al-Andalus (coautor, Fondo de Cultura Económica, 2011), Multiculturalismo, interculturalidad y diversidad en educación: una aproximación antropológica (Fondo de Cultura Económica, 2012). Traducción Patricia Torres Mejía es profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Distrito Federal. Se dedica a la investigación de problemas de trabajo industrial y campesino desde la licenciatura en antropología social en la Universidad Iberoamericana. Su trabajo sobre producción Nuestros colaboradores 231 de arroz y tabaco en Ilocos, Sur, Filipinas, fue producto de su doctorado en la Johns Hopkins University bajo la dirección de Sidney Mintz. Realizó una estancia en el programa de posgrado de la City University of New York bajo la tutela de Eric Wolf. Actualmente realiza investigación sobre formas de apropiación del desierto sudcaliforniano por migrantes desde una perspectiva de género. Marisa Raditsch es la primera estudiante internacional egresada de la licenciatura en estudios internacionales de la Universidad de Guadalajara. Ha sido asistente de investigación en el Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales de la misma casa de estudios. Fotografía Antón Flores es cofundador de la agrupación cívica-religiosa Alterna, en el estado de Georgia, comunidad de seguidores de Cristo de América Latina y Estados Unidos, dedicada a realizar actos de fe, hospitalidad, justicia y compasión. Es un predicador popular en iglesias, escuelas superiores y otros foros cristianos. Ha publicado diversos ensayos en revistas y en la serie de libros Seasoned with Peace. Es coautor del libro Widening the Circle: Experiments in Christian Discipleship (Herald Press, 2011). Antón y su cónyuge, Charlotte, maestra de una escuela pública, tienen dos hijos propios, Jairo y Eli, y recientemente adoptaron niños cuyos padres inmigrantes fueron encarcelados o deportados a sus países. Elsa Medina Castro es originaria de la ciudad de México. Realizó estudios de fotografía y diseño en la Universidad Iberoamericana y en la San Diego State University, Estados Unidos. Ha participado en múltiples talleres como docente y alumna y fue discípula del fotógrafo Nacho López. Trabajó como reportera gráfica en La Jornada entre 1986 y 1999, y como corresponsal en Tijuana, Baja California, durante los últimos tres años. Es fundadora y colaboradora del periódico El Sur de Guerrero. Ha exhibido su trabajo en exposiciones individuales y más de 50 colectivas en México y Europa. Realizó reportajes especiales sobre política en Guatemala, Nicaragua y Haití. Ha obtenido diversos galardones, entre los que destacan el reconocimiento del Festival Internacional de la Imagen 2014, primer lugar del concurso “Dos culturas, un solo origen” y segundo lugar en el certamen “Mujeres vistas por mujeres”, organizado por la Comunidad Económica Europea. Ha participado en numerosas conferencias en diferentes instituciones nacionales. Fue distinguida como miembro del Sistema Nacional de Creadores en 2004 y 2010. Su obra se ha publicado en libros y revistas. Actualmente vive en la ciudad de México y se dedica a la docencia. 232 Desacatos 46 Nuestros colaboradores Prometeo Lucero es fotoperiodista enfocado en temas de derechos humanos, migración y medio ambiente. Ha colaborado con diversos medios nacionales e internacionales, entre los que destacan el diario La Jornada, las revistas Obras, Expansión, Quo, Proceso, Desacatos, Biodiversidad Sustento y Culturas, Letras Libres, Variopinto, las agencias Latitudes Press, Zuma Press, ap y Reuters, y las organizaciones no gubernamentales Greenpeace, Peace Brigades International, Red Todos los Derechos para Todas y Todos y Amnistía Internacional. Ha participado en los libros: 72 migrantes (Almadía, 2011), Altares y ofrendas del Día de Muertos en México (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2010); Cartografías disidentes (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, 2008). Ha publicado los libros Dignas: voces de defensoras de derechos humanos (2012) y Acompañando la esperanza (2013). Ha sido finalista en los concursos “Los Trabajos y los Días” (Colombia, 2013) y “Hasselblad Masters” (Estados Unidos, 2014). Nuestros colaboradores 233 INSTRUCCIONES PARA los AUTORES Desacatos. Revista de Antropología Social es una publicación plural e interdisciplinaria que divulga avances y resultados de investigaciones sobre antropología, historia, lingüística y ciencias sociales afines, como geografía, sociología y ciencia política. Se publicarán artículos y reseñas en español, inéditos y originales, que no estén sometidos a dictamen de manera simultánea en otros medios. Los textos deberán enviarse a desacato@ ciesas.edu.mx o a la dirección postal: Desacatos. Revista de Antropología Social Juárez 222, Col. Tlalpan, C. P. 14000 México, D. F. Desacatos acusará recibo de los originales. La publicación del artículo dependerá de los dictámenes confidenciales realizados por especialistas anónimos y se dará a conocer el resultado a los autores en un plazo menor a un año. Si un artículo es rechazado, se informarán al autor las razones. Al aprobarse el artículo, el autor cederá automáticamente los derechos patrimoniales sobre su trabajo y autorizará su difusión impresa y electrónica. 1. Los artículos —con título en español y en inglés, resumen en español y en inglés, mínimo cinco palabras clave en español y en inglés, notas, citas, cuadros, gráficas y referencias bibliográficas— no deberán exceder los 54 000 caracteres con espacios. Los trabajos deberán presentarse en Arial a 12 puntos con interlineado doble. El resumen no excederá 800 caracteres con espacios. 2. Las reseñas de libros deberán incluir la ficha bibliográfica completa y la imagen de portada de la publicación reseñada en formato jpg o tif en una resolución mínima de 300 dpi. No se aceptarán reseñas de libros que hayan sido publicados hace más de dos años. La extensión máxima permitida será de 20 000 caracteres con espacios en Arial a 12 puntos con interlineado doble. 3. Los originales deberán incluir la información siguiente: Nombre del autor Institución en la que colabora Semblanza breve (no más de 10 líneas) Domicilio, número telefónico y dirección de correo electrónico 4. Las citas en el texto deberán ser de la forma (Sámano, 1982: 181). 5. Las referencias tendrán la información completa y deberán aparecer alfabéticamente de la siguiente manera: Ortiz, Fernando, 1974, La música afrocubana, Biblioteca Júcar, Madrid. Derrida, Jacques, 1997, Mal de archivo. Una impresión freudiana, Trotta, Madrid, en línea <http://web.uflib.ufl.edu/spec/manuscript/guides/Pierson.htm>. Portal Ariosa, Ana, 1989, “El mito como síntesis de la identidad cultural”, en Alteridades, Anuario de Antropología, Universidad Autónoma Metropolitana, México. Sánchez R., Martín, 1992, “Los católicos, un grupo de poder en la política michoacana (19101924)”, en Relaciones, vol. 13, núm. 51, pp. 195-222. 6. Si el artículo incluye cuadros o gráficas, el autor debe mencionar la fuente y cuidar que sean claros. El autor deberá señalar el lugar preciso en que deban aparecer los cuadros y las gráficas en la página de la siguiente manera: (entra cuadro 1 o gráfica X). 7. Si el autor desea acompañar su texto con fotografías, mapas, planos, figuras, láminas deberá asegurarse de contar con la autorización del creador para usar su obra. Los archivos deberán enviarse en formato jpg o tif, en tamaño carta, a una resolución mínima de 300 dpi. importante: Si las colaboraciones enviadas no siguen las especificaciones mencionadas, no se tomarán en cuenta para evaluación hasta que cubran los requisitos. 234 Desacatos 46 Instrucciones para los autores INSTRUCTIONS FOR THE AUTHORS Desacatos. Revista de Antropología Social is a plural and multidisciplinary journal that spreads research advances and results on the fields of anthropology, history, linguistics and other related social sciences like geography, sociology and political science. We publish original papers and reviews in Spanish that have not been published and are not currently being reviewed by any other media. All manuscripts must be sent to: desacato@ ciesas.edu.mx, or to the following address: Desacatos. Revista de Antropología Social Juárez 222, Col. Tlalpan, C. P. 14000 México, D. F. Desacatos will acknowledge receipt of every manuscript. The publication of the manuscripts will depend on the confidential evaluation made by anonymous specialists and will inform its resolution to the authors within a period no longer than a year. When a manuscript is turned down for publication, Desacatos will inform the author the reasons for its rejection. Once a manuscript is approved for publication, the author automatically renounces its proprietary rights over his paper and authorizes its printed and electronic publication. 1. Manuscripts (including title in Spanish and English, abstracts in Spanish and English, minimum five keywords in Spanish and English, footnotes, citations, charts, graphics and bibliographical references) must not exceed 54 000 characters, including spaces. All submissions must be typed in Arial font at 12 points and double-spacing. The abstract will not exceed 800 characters with spaces. 2.Book reviews must include the book’s complete bibliographical information and the cover image of the reviewed boot at 300 dpi of resolution. The texts cannot exceed 20 000 characters, including spaces. We do not accept reviews of books published over two years ago. All the reviews must be typed in Arial font at 12 points and double-spacing. 3.All manuscripts must include the following information: Full name of the author Name of the represented institution Biographical sketch (no more than 10 lines) Home address, telephone number and e-mail address 4. In-text citations must be made in this manner (Sámano, 1982: 181). 5. The reference list must be alphabetized in the following manner: Ortiz, Fernando, 1974, La música afrocubana, Biblioteca Júcar, Madrid. Derrida, Jacques, 1997, Mal de archivo. Una impresión freudiana, Trotta, Madrid, en línea <http://web.uflib.ufl.edu/spec/manuscript/guides/Pierson.htm>. Portal Ariosa, Ana, 1989, “El mito como síntesis de la identidad cultural”, en Alteridades, Anuario de Antro-pología, Universidad Autónoma Metropolitana, México. Sánchez R., Martín, 1992, “Los católicos, un grupo de poder en la política michoacana (19101924)”, en Relaciones, vol. 13, núm. 51, pp. 195-222. 6. When a paper includes tables or charts, the author must state the sources and verify that they are clear. The author must indicate the precise place in which they should appear within the text by typing: (Place here Table 1 or Chart X). 7. If the author wishes to use photos, maps, and figures in its submission, must have the authorization of the creators to use their work. The images should be sent in letter size, in jpg or tif format at 300 dpi of resolution as minimum. important: If collaborations do not follow the specifications will not be evaluated until they fulfill the requirements. Instructions for the authors 235 Directorio Comité editorial Cuerpo académico asesor Revista Desacatos Jorge Aceves Lozano ciesas-Occidente Jorge Alonso ciesas-Occidente Alberto Aziz Nassif Director de Desacatos Elena Azaola Garrido ciesas-df Federico Besserer uam-Iztapalapa Gwennhael Huesca Reyes Editora Alberto Aziz Nassif Director de Desacatos Marianne Braig Universidad Libre de Berlín, Berlín Alina Lozada Rosillo Asistente Isabel Campos Goenaga Directora académica Luís Roberto Cardoso de Oliveira Universidad de Brasilia, Brasilia Storm. Diseño + Comunicación Diseño y formación Gabriela Cano Ortega El Colegio de México Mario Cerutti Norma Fernández Guerrero Corrección Agustín Escobar Latapí Director general Danièle Dehouve Universidad de París X, París Patricia Fortuny Loret de Mola ciesas-Peninsular Philippe Descola Colegio de Francia, París Ernesto Isunza Vera ciesas-Golfo Héctor Díaz-Polanco ciesas-df Gonzalo Maulén Destéfani Subdirector de Difusión y Publicaciones Claudio Esteva Fabregat El Colegio de Jalisco Sergio Pérez Cortés uam-Iztapalapa Enrique Valencia Lomelí udeg Alicia Ziccardi Contigiani iis-unam uanl Enrique Florescano Conaculta Josefina García Fajardo El Colegio de México Silvia Gómez Tagle El Colegio de México Odile Hoffman ird-Francia Esteban Krotz uam-Iztapalapa Javier Mc Gregor uam-Iztapalapa Eduardo L. Menéndez ciesas-df Gail Mummert El Colegio de Michoacán Victoria Novelo ciesas-Peninsular Juan Vicente Palerm Universidad de California-Santa Barbara Patricia Ponce ciesas-Golfo Juan Manuel Ramírez Sáiz iteso Abstracts in Anthropology; Catálogo de Revistas de Arte y Cultura en México (Conaculta); Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (clase); e-revistas. Plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas; francis; Handbook of Latin American Studies (hlas); Hispanic American Periodicals Index (hapi); Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica de Conacyt; Quórum de Revistas, El portal de revistas iberoamericanas (Universidad de Alcalá); Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Red ALyC); Registro de Revistas de la Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red (aibr); Scientific Electronic Library Online (Scielo- México); Sistema Regional de Información en Línea para las Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex); Sociological Abstracts (csa); Ulrich’s Periodicals Directory; Dialnet (Universidad de la Rioja). Daniela Spenser ciesas-df Prometeo Lucero El material gráfico de la propuesta temática abarca todo el número y es selección y responsabilidad de la revista, salvo cuando los autores envían imágenes para su artículo. Costo anual por tres números: $360.00 M. N. Incluye envío. FORMA DE PAGO Índices Renato Rosaldo Universidad de Nueva York, Nueva York Muro fronterizo, Tijuana, 2014. Revista de Antropología Social Joan Subirats Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona Sergio Tamayo uam-Azcapotzalco Éste es un espacio editorial donde se privilegia la reflexión, la polémica y las interpretaciones en el marco del conocimiento antropológico y de las ciencias que se ocupan del ser humano y la sociedad, de la cultura y de los procesos históricos. El objetivo es ser una instancia que fomente y convoque a la discusión de ideas de fondo con la forma argumental más cuidadosa posible. Depósito bancario a nombre de ciesas a la cuenta 8012649, sucursal 681, referencia 211155 de Banamex. Envíe esta orden de suscripción y su comprobante de pago a: ciesas Atn’ Luis Romero Rodríguez, Librería “Guillermo Bonfil Batalla” Casa Chata, Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F. Tel. (52 55) 56 55 00 47 [email protected] Desacatos es una publicación cuatrimestral. La sección temática “Saberes y razones” parte de la propuesta de un Orden de suscripción especialista que coordina las colaboraciones de varios autores donde dan cuenta de sus reflexiones recientes y de los avances Nombre de sus investigaciones para ofrecer una mirada de conjunto. Al final, la interpretación y crítica de otro especialista sobre estos Institución textos es vertida en un “Comentario”. La sección “Esquinas” se nutre de colaboraciones originales de gran calidad expositiva con información Calle, número exterior, número interior relevante originada en la labor de investigación. “Testimonios” es la sección que reproduce documentos inéditos, entrevistas Colonia o textos académicos con riqueza informativa para la investigación y la docencia, relacionados con la propuesta C.P. temática del número. En “Legados” se reconocen las trayectorias de líderes académicos que han contribuido al conocimiento antropológico y al pensamiento social de Ciudad, estado, país México y el resto del mundo. La última sección de la revista, “Reseñas”, está dedicada a textos críticos sobre materiales Teléfono editoriales de antropología y ciencias sociales. Correo electrónico Mario Trujillo ciesas-df Deseo recibir los números Desacatos, año 15, núm. 3, septiembre-diciembre de 2014, es una publicación cuatrimestral editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Calle Juárez #87, Col. Tlalpan, C. P. 14000, México, D. F., Apdo. Postal: 22-048, Tel. 54 87 35 70, Fax 56 55 55 76, <http://desacatos.ciesas.edu.mx>, <[email protected]>. Editor responsable: Alberto Aziz Nassif. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2013-021810381500-102, issn 1607-050X, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derecho de Autor. Licitud de título y contenido: 400005, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso Sepomex en trámite. Impresión: Gráfica Creatividad y Diseño S. A. de C. V., Plutarco Elías Calles #1321, piso 1, Col. Miravalle, C. P. 03580, México, D. F. Distribuidor: Librería “Guillermo Bonfil Batalla” y ciesas desconcentrados. Este número se terminó de imprimir en octubre de 2014, con un tiraje de 1000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción parcial de los materiales publicados siempre y cuando se haga con fines estrictamente no comerciales y se cite la fuente. Para compras desde el extranjero, consulte directamente en librería [email protected] Septiembre-diciembre 2014 ISSN 1607-050X Migración México/Estados Unidos en la década de crisis Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán Patricia Fortuny y Shinji Hirai Eleocadio Martínez Silva Saberes y razones Legados La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos El contenido del Fondo “Eric Wolf” del ciesas Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror Virginia García Acosta Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron Sydel Silverman Yerko Castro Neira Recordando a Eric Wolf Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes El trabajo e influencia de Eric Wolf Juan Vicente Palerm Gustavo Lins Ribeiro Luis Escala-Rabadán Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos Testimonios Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911) Comentario Jorge Durand Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual Federico Besserer Reseñas Agua disponible, agua inaccesible Esquinas Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina Joaquín Algranti La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes: convenciones culturales y epistemológicas para el fin del poscolonialismo Moisés Garduño García De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración Gabriela Coronado Revista de Antropología Social José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación Ducange Médor Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo Andrés Fábregas Puig La etnografía como artesanía Gunther Dietz Migración y crisis. México-Estados Unidos Guillermo Alonso Meneses 46 Migración y crisis. México-Estados unidos Presentación Septiembre-diciembre 2014 CONTENIDO Migración y crisis. México-Estados Unidos Coordinación de la sección temática: Patricia Fortuny y Shinji Hirai 46
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