revista de antropología Social - Ciesas

Septiembre-diciembre 2014  ISSN 1607-050X
Migración México/Estados Unidos
en la década de crisis
Trayectorias identitarias de los trabajadores
de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las
Truchas, Michoacán
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
Eleocadio Martínez Silva
Saberes y razones
Legados
La frontera-gulag y las deportaciones
de migrantes mexicanos
El contenido del Fondo “Eric Wolf” del ciesas
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas
en la época de los regímenes de terror
Virginia García Acosta
Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
Sydel Silverman
Yerko Castro Neira
Recordando a Eric Wolf
Asociaciones de inmigrantes mexicanos
en Estados Unidos: logros y desafíos en
tiempos recientes
El trabajo e influencia de Eric Wolf
Juan Vicente Palerm
Gustavo Lins Ribeiro
Luis Escala-Rabadán
Cooperación y conflicto: parroquias
e inmigrantes latinos
Testimonios
Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez
(1905-1911)
Comentario
Jorge Durand
Comentarios críticos y cinco propuestas para
pensar la migración en el momento actual
Federico Besserer
Reseñas
Agua disponible, agua inaccesible
Esquinas
Industrias del creer. Orientaciones productivas
del complejo editorial cristiano en Argentina
Joaquín Algranti
La recuperación de la voz propia
en las revoluciones árabes: convenciones
culturales y epistemológicas para el fin
del poscolonialismo
Moisés Garduño García
De la profundidad a la superficie cultural.
Lucha de significados y migración
Gabriela Coronado
Revista de Antropología Social
José de Jesús Hernández López
y Luis Gabriel Torres González
La producción de niños buenos y madres
devotas en la fabricación de una nación
Ducange Médor
Cambios agrarios en el Ecuador
contemporáneo
Andrés Fábregas Puig
La etnografía como artesanía
Gunther Dietz
Migración y crisis.
México-Estados Unidos
Guillermo Alonso Meneses
46
Migración y crisis. México-Estados unidos
Presentación
Septiembre-diciembre 2014
CONTENIDO
Migración y crisis. México-Estados Unidos
Coordinación de la sección temática:
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
46
Directorio
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Revista Desacatos
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ciesas-Occidente
Jorge Alonso
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Editora
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Asistente
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ciesas-Golfo
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ciesas-df
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y Publicaciones
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El Colegio de Jalisco
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uam-Iztapalapa
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iis-unam
uanl
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El Colegio de México
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El Colegio de México
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ird-Francia
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uam-Iztapalapa
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uam-Iztapalapa
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El Colegio de Michoacán
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ciesas-Peninsular
Juan Vicente Palerm
Universidad de California-Santa
Barbara
Patricia Ponce
ciesas-Golfo
Juan Manuel Ramírez Sáiz
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y Cultura en México (Conaculta);
Citas Latinoamericanas en Ciencias
Sociales y Humanidades (clase);
e-revistas. Plataforma Open Access
de Revistas Científicas Electrónicas
Españolas y Latinoamericanas;
francis; Handbook of Latin American
Studies (hlas); Hispanic American
Periodicals Index (hapi); Índice de
Revistas Mexicanas de Investigación
Científica y Tecnológica de Conacyt;
Quórum de Revistas, El portal de
revistas iberoamericanas
(Universidad de Alcalá); Red de
Revistas Científicas de América
Latina y el Caribe, España y
Portugal (Red ALyC); Registro de
Revistas de la Asociación de
Antropólogos Iberoamericanos
en Red (aibr); Scientific Electronic
Library Online (Scielo- México);
Sistema Regional de Información en
Línea para las Revistas Científicas
de América Latina, el Caribe,
España y Portugal (Latindex);
Sociological Abstracts (csa); Ulrich’s
Periodicals Directory; Dialnet
(Universidad de la Rioja).
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 Prometeo Lucero
El material gráfico de la propuesta temática abarca todo el número y es selección
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Nueva York
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Revista de Antropología Social
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Universidad Autónoma de Barcelona,
Barcelona
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Éste es un espacio editorial donde se privilegia la reflexión, la
polémica y las interpretaciones en el marco del conocimiento
antropológico y de las ciencias que se ocupan del ser humano
y la sociedad, de la cultura y de los procesos históricos. El
objetivo es ser una instancia que fomente y convoque a la
discusión de ideas de fondo con la forma argumental más
cuidadosa posible.
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Desacatos es una publicación cuatrimestral. La sección
temática “Saberes y razones” parte de la propuesta de un
Orden de suscripción
especialista que coordina las colaboraciones de varios autores
donde dan cuenta de sus reflexiones recientes y de los avances
Nombre
de sus investigaciones para ofrecer una mirada de conjunto. Al
final, la interpretación y crítica de otro especialista sobre estos
Institución
textos es vertida en un “Comentario”.
La sección “Esquinas” se nutre de colaboraciones
originales de gran calidad expositiva con información
Calle, número exterior, número interior
relevante originada en la labor de investigación. “Testimonios”
es la sección que reproduce documentos inéditos, entrevistas
Colonia
o textos académicos con riqueza informativa para la
investigación y la docencia, relacionados con la propuesta
C.P.
temática del número. En “Legados” se reconocen las
trayectorias de líderes académicos que han contribuido al
conocimiento antropológico y al pensamiento social de
Ciudad, estado, país
México y el resto del mundo. La última sección de la revista,
“Reseñas”, está dedicada a textos críticos sobre materiales
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Desacatos, año 15, núm. 3, septiembre-diciembre de 2014, es una publicación cuatrimestral editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
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Editor responsable: Alberto Aziz Nassif. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2013-021810381500-102, issn 1607-050X, ambos otorgados por el Instituto Nacional de
Derecho de Autor. Licitud de título y contenido: 400005, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación.
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Migración y crisis.
México-Estados Unidos
Coordinación de la sección temática:
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
Revista de Antropología Social
46
CONTENIDO
6
Presentación
Migración México/Estados Unidos en la década de crisis
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
Saberes y razones
14
32
52
70
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
Guillermo Alonso Meneses
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época
de los regímenes de terror
Yerko Castro Neira
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros
y desafíos en tiempos recientes
Luis Escala-Rabadán
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
Comentario
88
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración
en el momento actual
Federico Besserer
Esquinas
108
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial
cristiano en Argentina
Joaquín Algranti
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes:
124
140
convenciones culturales y epistemológicas para el fin del
poscolonialismo
Moisés Garduño García
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados
y migración
Gabriela Coronado
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro
Cárdenas Las Truchas, Michoacán
Eleocadio Martínez Silva
156
Legados
El contenido del Fondo “Eric Wolf” del ciesas
Virginia García Acosta
Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
Sydel Silverman
Recordando a Eric Wolf
Juan Vicente Palerm
El trabajo e influencia de Eric Wolf
Gustavo Lins Ribeiro
174
175
179
187
Testimonios
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
Jorge Durand
192
Reseñas
Agua disponible, agua inaccesible
José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González
La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación
de una nación
Ducange Médor
Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo
Andrés Fábregas Puig
La etnografía como artesanía
Gunther Dietz
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216
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223
PRESENTACIÓN
Migración México/Estados Unidos
en la década de crisis
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
E
Mexico/United States Migration
in a Decade of Crisis
Patricia Fortuny
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Peninsular,
Mérida, Yucatán, México
[email protected]
Shinji Hirai
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Noreste,
Monterrey, Nuevo León, México
[email protected]
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 6-11
6
l 9 de noviembre de 1989, tras escuchar la conferencia de prensa
en la que el gobierno de Alemania Oriental, entonces República Democrática Alemana, anunció que todas las restricciones para viajar al exterior habían sido retiradas, miles de habitantes de Berlín tanto
del lado oriental como del occidental se dirigieron hacia el muro, cuya
construcción había iniciado en agosto de 1961 para dividir Alemania
en dos y establecer una barrera ideológica. Muchos jóvenes alemanes
orientales brincaron las barreras fronterizas. Otros ciudadanos comenzaron a derribar el muro pedazo a pedazo con martillos y picos. Bajo
la presión de la muchedumbre que llegó al muro, los puntos de control
se abrieron.
La caída del muro de Berlín fue un acontecimiento histórico importante que no sólo detonó la reunificación alemana y representó el
fin de la Guerra Fría, también simbolizó el inicio de una nueva era de
la movilidad humana y la circulación de bienes e información más allá
de las fronteras nacionales y las barreras ideológicas. Después de este
evento, el término “globalización” empezó a enunciarse tanto en los
medios de comunicación como entre académicos de disciplinas de las
ciencias sociales para anunciar la expansión del capitalismo y el surgimiento de un mercado económico a nivel planetario, debido a la intensa circulación transnacional de personas, dinero, objetos e información.
En su libro La tierra es plana. Una breve historia del mundo globalizado del
siglo xxi, el escritor estadounidense Thomas Friedman (2006) señala el
impacto de la caída del muro de Berlín en la globalización y sostiene
que fue una de “las fuerzas que aplanaron la tierra” a finales del siglo
xx, dado que el hecho “desató unas fuerzas que liberaron […] a todos
los pueblos cautivos del Imperio Soviético […] Inclinó la balanza del
poder en el mundo entero a favor de quienes defienden un gobierno
democrático, consensuado y orientado al libre mercado” (Friedman,
2006: 57-58).
En los años noventa del mismo siglo, la globalización se veía con
optimismo, como un fenómeno que permitiría construir un mundo
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Shinji Hirai
conectado en múltiples planos de la realidad, como
un proceso de fortalecimiento de las interdependencias entre empresas, individuos e instituciones de
países distintos y como una fuerza liberadora del Estado-nación. El interés creciente en el concepto de
globalización en varias disciplinas de las ciencias
sociales y la perspectiva más amplia, integral y ambiciosa de estudiar fenómenos y procesos que se extienden más allá de las fronteras nacionales coincidían
de cierta manera con los nuevos enfoques analíticos
que comenzaron a proponerse en los estudios de migración internacional.
Entre finales de la década de 1980 e inicios de
la de 1990, varios investigadores de la migración internacional señalaron la importancia del enfoque en
las redes sociales (Massey et al., 1991). Otros plantearon introducir la perspectiva transnacional para entender espacios, prácticas y realidades nuevos que los
migrantes construían. Por ejemplo, Michael Kearney y Carlos Nagengast (1989) propusieron el concepto “comunidad transnacional” a través del
estudio de los migrantes oaxaqueños en las regiones
agrícolas de California. El mismo año Roger Rouse
(1989) utilizó el concepto “circuitos migratorios
transnacionales” para analizar los vínculos transnacionales entre Redwood City, California, y Aguililla, Michoacán. Por su parte, Nina Glick Schiller,
Linda Basch y Cristina Szanton Blanc definieron el
transnacionalismo como “los procesos por los cuales los inmigrantes construyen campos sociales que
vinculan su país de origen con su país de asentamiento” y formularon la noción de “campo social
transnacional” como nuevo espacio social que elaboran los migrantes en el contexto de la intensa
circulación de personas, bienes e información en el
mundo contemporáneo (Glick, Basch y Szanton,
1992: 1).
Sin embargo, durante la última década hemos
sido testigos de acontecimientos y cambios relevantes en las “reglas del juego” en lo concerniente a la
migración mexicana hacia Estados Unidos. Después
de 12 años de la caída del muro de Berlín, un acontecimiento en Nueva York, una de las principales
ciudades globales (Sassen, 1991), debilitó el sentimiento optimista y celebratorio sobre la percepción
de la acelerada circulación de personas, capital, productos e información, y al mismo tiempo provocó
un giro importante en las condiciones políticas de
la movilidad humana transfronteriza en la primera
década del nuevo milenio. El 11 de septiembre de
2001 dos aeronaves boing 767, el vuelo 77 de American Airlines y el 175 de United Airlines, ambos
secuestrados por integrantes de la red yihadista Al
Qaeda, se estrellaron contra las Torres Gemelas del
World Trade Center en Nueva York. El atentado
suicida del vuelo 175 y el derrumbe de las torres se
transmitieron en vivo por múltiples medios visuales y causaron consternación a nivel mundial. Con
la excepción del ataque japonés acaecido en Pearl
Harbor en 1941, Estados Unidos experimentó por
primera vez una agresión de gran magnitud en lo
que es considerado el centro histórico del territorio
para los estadounidenses. Sin embargo, en el caso
de Pearl Harbor los atentados kamikaze no alcanzaron siquiera la costa oeste, fueron en el Océano
Pacífico. Una de las razones por las que el ataque
terrorista del 11/09 asombró al mundo y generó el
terror en la frontera porosa fue que la ofensiva vino
del interior de su propio territorio y fue perpetrado
por enemigos que se encontraban dentro del país.
De los extranjeros que participaron en este atentado terrorista y los dos avionazos en El Pentágono y
Pensilvania 15 eran originarios de Arabia Saudita,
dos de los Emiratos Árabes Unidos, uno de Egipto
y otro de Líbano.
Los hechos mencionados constituyen el contexto histórico y la coyuntura que impidieron el
progreso relativo de las negociaciones bilaterales para regularizar a los indocumentados. Después del 11
de septiembre del 2001 el asunto migratorio en Estados Unidos se transformó en un tema de seguridad nacional: las políticas migratorias y las medidas
Migración México/Estados Unidos en la década de crisis
7
del control fronterizo se tornaron tan severas que
contribuyeron al surgimiento de un ambiente social
hostil contra los inmigrantes, no sólo en algunos estados fronterizos del suroeste del país, también en
los llamados “nuevos destinos” de migrantes mexicanos. Algunas consecuencias colaterales de los procesos denominados “securitización de migración”,
“militarización de la frontera” y “criminalización
de migrantes” en Estados Unidos han sido el incremento en el número de muertos y desaparecidos en el cruce fronterizo, la vulnerabilidad de los
migrantes frente a abusos y violaciones de sus derechos humanos por parte de las autoridades y las organizaciones especializadas en el negocio del cruce
fronterizo clandestino, así como el aumento de las
detenciones y deportaciones de inmigrantes indocumentados. En 2008, Estados Unidos entró en
una crisis económica que afectó seriamente a importantes sectores del mercado laboral en los que
se alojaban numerosos trabajadores migrantes. Esta
crisis ha impactado tanto en los flujos migratorios
como en la oferta laboral y la condición de vida de
los migrantes.
Por su parte, el lado sur de la frontera MéxicoEstados Unidos ha padecido eventos trágicos durante la última década, en particular el norte de México
y las rutas migratorias tradicionales y nuevas. En el
contexto de la guerra contra el narcotráfico iniciada
en 2006, los migrantes indocumentados en tránsito
por México y aquellos mexicanos con intención de
cruzar la frontera con Estados Unidos fueron aun
más vulnerables. Se han reportado cuantiosos casos
de extorsión, secuestro y asesinato de migrantes indocumentados en tránsito por México. Los migrantes mexicanos también han sido víctimas de actos
criminales y de la violencia que se experimenta en
varias regiones del país. Con frecuencia se denuncian numerosos casos de desaparición de emigrantes
mexicanos y centroamericanos que intentan cruzar
la frontera hacia “el país del norte” de manera clandestina.
8
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Shinji Hirai
Como señala Alonso Meneses en este número de Desacatos, las múltiples crisis económicas y
sociales de la última década y de las políticas antimigratorias han dado como resultado “un saldo migratorio neto cercano a cero en México en 2013”.
De igual manera, si en el pasado existieron, sobre
todo durante los programas braceros, algunas medidas de protección, control y seguridad para el migrante, han desaparecido y se han reorientado en su
totalidad a proteger la seguridad nacional del país
receptor, lo que deja al migrante en condiciones cada vez más vulnerables y viola sus más elementales
derechos humanos, como ha demostrado Philippe
Bourgois (2009), entre otros analistas del tema.
Para entender los cambios de la última década
ya no es suficiente la imagen de los migrantes que
se mueven de un país a otro de manera constante,
construyen y viven en los espacios sociales extendidos en más de dos países, como si las fronteras no
existieran. En contraste con las imágenes positivas
de la globalización que predominaron en la década de 1990, la primera década del siglo xxi muestra el lado oscuro de la globalización y evidencia
que vivimos una era de injusticia y dolor para una
parte importante de la humanidad. Los migrantes
mexicanos y los habitantes de sus comunidades de
origen, poblaciones con las que hemos trabajado y
convivido a través de las investigaciones, han experimentado estos procesos y acontecimientos, que
han impactado tanto a México como a Estados Unidos. ¿Cómo han vivido los migrantes mexicanos en
Estados Unidos y sus familias en México la primera
década del siglo xxi, periodo que quizá marque un
cambio de la era de la globalización? ¿Cómo han
enfrentado los migrantes, a nivel de organización y
comunidad, los problemas y retos que surgieron en
este nuevo escenario? ¿Cuáles son los nuevos patrones migratorios? ¿Cómo ha respondido el Estado
mexicano a los cambios en las políticas migratorias
y de control fronterizo estadounidenses? ¿Cuáles son
los temas y enfoques de la migración internacional
Prometeo Lucero  Migrantes abordan el ferrocarril de carga, apodado “La Bestia”, en la estación ferroviaria de Tenosique, Tabasco.
que los especialistas han retomado para analizar las
transformaciones de la última década en torno a la
migración mexicana hacia Estados Unidos?
Antropólogos y sociólogos que han trabajado el
tema de migración mexicana hacia Estados Unidos
desde distintos enfoques fueron convocados en este
número de Desacatos, que presenta un conjunto de
textos orientado a analizar, explicar y comprender
aquellos nuevos problemas sociales y desafíos que
han experimentado las comunidades de migrantes
mexicanos en Estados Unidos y sus lugares de origen en México durante la primera década del siglo
xxi. Los investigadores que aportan sus trabajos a la
sección “Saberes y razones” presentan nuevos aspectos del fenómeno migratorio y los cambios que han
vivido tanto los migrantes como otros actores e instituciones, así como las reflexiones sobre los nuevos
retos teóricos y metodológicos que han enfrentado
los investigadores en la última década.
Guillermo Alonso Meneses es antropólogo y
ha investigado el impacto de las políticas de control
fronterizo estadounidense en las experiencias de los
migrantes mexicanos. En su artículo hace un recuento de los operativos que el gobierno de Estados
Unidos ha instrumentado desde los años noventa del
siglo xx para controlar el flujo de migración irregular que atraviesa la frontera con México. Las detenciones masivas de migrantes cerca de la frontera,
el levantamiento de nuevos muros, el aumento de
la deportación de migrantes de largo arraigo y la
desviación del flujo hacia los desiertos son algunas
tendencias de estas medidas. Alonso Meneses señala que esta política de fortificación y militarización
de la frontera ha tenido un impacto negativo en el
Migración México/Estados Unidos en la década de crisis
9
respeto de los derechos humanos y civiles de los migrantes, que son más vulnerables que antes y se han
convertido en blanco de estigmatización y violencia.
A través del uso de la metáfora de “gulag”, el autor
argumenta que esta transformación del aparato del
control fronterizo tiene una dimensión de limpieza
étnica y de cirugía de extirpación socioeconómica
cada vez más nítida.
Yerko Castro ha investigado la migración indígena hacia Estados Unidos y las comunidades
mixtecas oaxaqueñas en California desde la antropología jurídica. Contribuye con una discusión
acerca de la relación entre la política de “securitización” de la migración y la violencia contra los migrantes. ¿Cuáles son los nuevos signos y rasgos que
definen la política y la violencia en los procesos de
movilidad humana después del atentado terrorista
del 11 de septiembre de 2001? ¿Por qué la política
confeccionada en nombre de la securitización y la
seguridad descansa en la violencia contra los migrantes y los viajeros subalternos? ¿De qué manera
toda política de seguridad conlleva la producción
múltiple y constante de inseguridades? ¿Por qué
toda acción política que tiende a proteger y a cuidar
la vida es al mismo tiempo una política que se enlaza y produce muerte? El autor presenta reflexiones
innovadoras en torno a estas preguntas y propone
una mirada crítica hacia las políticas de seguridad y
de migración.
Luis Escala-Rabadán es sociólogo especializado en el estudio de las formas organizativas de
los migrantes mexicanos en Estados Unidos. En
su artículo presenta un panorama general sobre las
formas asociativas de los clubes y federaciones de
migrantes basados en la localidad o región de origen en México. Hace un recuento sobre la génesis
y el desarrollo de estas asociaciones durante las últimas dos décadas. Asimismo, examina los logros de
estas agrupaciones en su labor organizativa y algunos de los retos más importantes que enfrentan en
fechas recientes. Para este autor la existencia de la
10
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Shinji Hirai
densa red de agrupaciones de migrantes demuestra que la migración mexicana en Estados Unidos,
conformada por individuos desposeídos y víctimas
pasivas de estructuras omnipresentes, lejos de ser
un fenómeno masivo y caótico, presenta una clara dimensión asociativa de diversos tipos, que hace
posible la acción colectiva tanto en sus comunidades de origen como en los lugares de destino y la
configuración de verdaderos espacios transnacionales. Escala-Rabadán sostiene que la pertenencia a
asociaciones basadas en el pueblo de procedencia se
convierte en un fuerte sentido de identidad colectiva y de empoderamiento para los migrantes. A la
luz de una cada vez menor circulación de la población migrante entre México y Estados Unidos y una
mayor tendencia hacia el establecimiento definitivo,
estas asociaciones parecen incrementar su capacidad
de funcionar como intermediarios efectivos en el
proceso de promover un sentido de integración social entre los migrantes.
Patricia Fortuny Loret de Mola y Marie Friedmann Marquardt, antropólogas que trabajan la línea
de investigación religiosidad y migración, analizan
en su artículo dos parroquias en Atlanta, Georgia,
que han registrado un crecimiento extraordinario
de inmigrantes latinos entre sus feligreses y exploran las formas de adaptación de los migrantes a los
cambios de la institución y de la comunidad. Ante
la incapacidad del gobierno federal para aprobar la
reforma migratoria, estados, condados y ciudades
en todo el país han aprobado leyes con el objetivo
no de reducir el flujo de migrantes, sino más bien de
dificultar su asentamiento en un lugar dado. Georgia fue pionera en esta tendencia al aprobar en 2006
el Acta de Seguridad y Cumplimiento de las Leyes
de Inmigración. En un ambiente antiinmigrante
que impide una interacción pacífica y amable con
los habitantes locales, las iglesias ofrecen uno de los
espacios de relación interétnica. En los casos estudiados, la parroquia que sufre mayor tensión es la
que ha impulsado más programas innovadores para
promover la cooperación interétnica e iniciativas
por la justicia de los migrantes. Las autoras describen el papel que juega la Iglesia católica como potencial mediador en las relaciones interétnicas tensas
en la sociedad receptora.
El objetivo de publicar este conjunto de textos
no es sólo difundir parte del conocimiento acumulado
sobre el tema para informar al lector acerca de la multiplicidad de problemas que han enfrentado durante
la última década los migrantes mexicanos que cruzan
la frontera y/o radican en Estados Unidos, sino ayudar también a formar conciencia política y social sobre la gravedad del tema.
Bibliografía
Bourgois, Philippe, 2009, “Recognizing Invisible Violence. A Thirty-year Ethnographic Retrospective”, en Barbara Rylko-Bauer, Linda
Whiteford y Paul Farmer (eds.), Global Health in Times of Violence, School of Advanced Research Press, Santa Fe, pp. 18-40.
Friedman, Thomas, 2006, La tierra es plana. Una breve historia del mundo globalizado del siglo xxi, Martínez Roca, Madrid.
Glick Schiller, Nina, Linda Basch y Cristina Blanc Szanton, 1992, “Transnationalism: A New Analitic Framework for Understanding Migration”,
en Nina Glick Schiller, Linda Basch y Cristina Blanc Szanton (eds.), Towards a Transnational Perspective on Migration: Race, Class,
Ethnicity and Nationalism Reconsidered, New York Academy of Sciences (Annals of the New York Academy of Sciences, núm. 645),
Nueva York, pp. 1-24.
Kearney, Michael y Carole Nagengast, 1989, Anthropological Perspectives on Transnational Communities in Rural California, Working Group
on Farm, Labor and Rural Poverty-California Institute for Rural Studies (Working Paper, núm. 3), California.
Massey, Douglas, Rafael Alarcón, Jorge Durand y Humberto González, 1991, Los ausentes. El proceso social de la migración internacional en
el occidente de México, Alianza, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México.
Rouse, Roger, 1989, “Mexican Migration to the United States: Family Relations in the Development of a Transnational Migrant Circuit”, tesis de
doctorado, Departamento de Antropología-Stanford University, Stanford.
Sassen, Saskia, 1991, The Global City: New York, London and Tokyo, Princeton University Press, Princeton.
Migración México/Estados Unidos en la década de crisis
11
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Shinji Hirai
SABERES Y RAZONES
Guillermo Alonso Meneses
Patrullas fronterizas en las dunas
de Imperial, entre California y Sonora,
verano de 2005.
La frontera-gulag y las deportaciones
de migrantes mexicanos
Guillermo Alonso Meneses
El control cada vez más estricto y agresivo de Estados Unidos en su frontera
con México presenta en 1993 y 2001 dos momentos clave que explican su
actual statu quo. En los próximos años seguirá encontrando “razones” en la
amenaza del terrorismo yihadista, el tráfico de drogas y el tránsito indocumentado de migrantes para reforzar la vigilancia y construir una frontera con
más tramos “impermeables”. Esta realidad fronteriza ha hecho más vulnerables a las y los migrantes: del lado sur se encuentran a merced del crimen
organizado, y del lado norte, de la infraestructura, el modus operandi de los
vigilantes y de las políticas, legislación y persecución interna que se traducen
en deportaciones duras de afrontar. Las detenciones, las deportaciones y los
miles de muertos de sólo los últimos siete años evidencian cambios importantes en el proceso-flujo migratorio.
Palabras
clave:
migrantes, vulnerabilidad, frontera, deportaciones, Estados
Unidos
The Gulag-border and Mexican Migrant Deportations
The increasing strict and aggressive border control that the United States has
in its border with Mexico had two key moments in 1993 and 2001 that can
explain the current statu quo. In the coming years the threat of jihadist terrorism, drug trafficking, and undocumented migrants crossing are enough “reasons” to strength surveillance and build more “sealed” points. This border has
actually turn the migrants more vulnerable to potential damage: at the south
side they are between of organized crime and in the north side infrastructure,
modus operandi of the border patrol, policies, legislation and internal persecution result in deportations that are hard to face. Apprehensions, removed
events and deaths counted in just the past seven years show that there have
Guillermo Alonso Meneses
El Colegio de la Frontera Norte,
Tijuana, Baja California, México
[email protected]
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been major changes in the flow-process of migrants crossing.
Keywords: migrants, vulnerability, border control, removes, United States of
America
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 14-31  Recepción: 3 de julio de 2013  Aceptación: 11 de diciembre de 2013
E
n un ensayo sobre las fronteras, el escritor Salman Rushdie (2003) comenta
una imagen de la serie Exodus del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, tomada frente a Tijuana, a la altura de la colonia Libertad —el escritor indobritánico
la ubica en un lugar impreciso de la frontera México-Estados Unidos—, en la que
se ve en la distancia la silueta de un migrante que corre desesperado de regreso hacia la barda de metal, hacia México, mientras un vehículo todo terreno de la Patrulla Fronteriza se dirige a él a toda velocidad por un camino de tierra. La imagen en
blanco y negro es de gran dramatismo y refleja claramente lo absurdo de estas escenas en un contexto fronterizo como el del suroeste de Estados Unidos (eua). Rushdie definió aquella “pared entre Estados Unidos y México”1 de finales del siglo
pasado —Salgado tomó las fotos de Exodus entre 1993 y 1999— como una mezcla
“entre la Gran Muralla china y el gulag” (Rushdie, 2003: 354).2 Tras vincularlo
con otros casos, Rushdie habló de “fronteras de un mundo-gulag” (Rushdie,
2003: 356),3 o lo que es peor, del mundo occidental concebido como un gulag.
Antes de continuar, debo explicar dos claves de lectura. 1) Hablo de fronteragulag porque hay tramos frente a Tijuana, que no son los únicos, en los que la infraestructura fronteriza evoca esas imágenes de campos de concentración nazis o de
gulags soviéticos: alambradas, altas bardas y portalones de acero, cámaras, vigilantes, perros, iluminación nocturna, patrullas y otros artefactos intimidatorios. Aquel
muro que Sebastião Salgado fotografió y Salman Rushdie describió como propio
de un gulag era un juguete herrumbroso inservible comparado con lo que hay hoy
en día. 2) En este trabajo hago una lectura antropológica —desde la experiencia y la
sensibilidad aportada por el trabajo de campo y la interacción con los actores— de
la vulnerabilidad subyacente a la experiencia de los migrantes que primero cruzaron de manera clandestina y después de vivir años como inmigrantes con el temor
a ser descubiertos terminaron deportados. Esto a partir de un conjunto de discursos oficiales, mediáticos y académicos que se expresan en términos estadísticos, legislativos, periodísticos y teóricos. No es que desconfíe del discurso social y de las
1
2
3
“Wall between United States and Mexico” [traducciones libres del autor, n. del ed.].
“Part Great Wall of China, part gulag”.
“Border gulag-world”.
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
15
declaraciones de gente real que hace cosas reales, los
protagonistas de la experiencia migratoria, pero en
esta ocasión decidí privilegiar esta información.
Algunos antecedentes
La frontera que separa eua de México continúa fortificándose y se muestra como fachada y eje de un
espacio hipervigilado e inexpugnable. Este despliegue de poder envía un doble mensaje: a los migrantes irregulares para que se lo piensen dos veces y a los
electores estadounidenses para mostrar que no se ha
perdido el control sobre la frontera, máxime ahora
que el proyecto de ley que se impulsa para regularizar al colectivo de más de 11 millones de migrantes
indocumentados en eua, la Border Security, Economic Opportunity, and Immigration Modernization
Act, plantea que debe reforzarse la seguridad de la
frontera antes de cualquier regularización.
Sin embargo, la demanda de una “frontera segura” degeneró en frontera-gulag, inspirada en una
moral política que tiene mucho de la orwelliana novela 1984 y del Big Brother, que todo lo vigila. Esta
nueva categoría de control fronterizo combina los
muros y los altos cercos de acero enrejados con espacios y carreteras intermedios, además de un entramado de cámaras de distinto espectro y sensores
regulados por software y computadoras, que elevan
la dificultad de cruzar sin ser detectado, a lo que se
suman desde 2004 los drones o aviones teledirigidos para vigilancia. Dicha exhibición de fuerza se
localiza sobre todo junto a las ciudades fronterizas
mexicanas, pues aún quedan tramos en montañas y
desiertos donde las construcciones responden a una
tipología menor de muros y obstáculos concebidos
para impedir el paso de vehículos y no de personas, e incluso donde la infraestructura es mínima o
inexistente.
Una inversión tan descomunal en infraestructura, en teoría para impedir todo cruce, algo tiene
16
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
de campo de concentración del siglo xxi, pero semejante heteroestructura tecnológica no parece estar ahí para detener sólo el flujo de migrantes que
entran a eua sin documentos migratorios. Los argumentos esgrimidos, o si se prefiere la coartada
para levantar una frontera-prisión de alta seguridad, fueron en primer lugar la prevención de las
amenazas del terrorismo islamista-yihadista inspirado en Al-Qaeda después de 2001; en segundo
lugar atajar los cruces relacionados con el crimen
organizado y el narcotráfico que se han intensificado en los últimos 20 años, y en tercer lugar el paso
de la corriente migratoria irregular. Obviamente,
el presente es producto de una serie de políticas
y medidas implementadas en respuesta a complejas circunstancias históricas a uno y otro lado de la
frontera. Encontramos algunos de los antecedentes
hacia el final del Programa Bracero en 1964, la crisis del petróleo de 1973-1975 y los sexenios de José
López Portillo y Miguel de la Madrid (1976-1988)
hasta la actualidad, caracterizada por la Gran Recesión sobrevenida en 2008 y el saldo migratorio neto
cercano a cero en México en 2011 (Passel, Cohn y
González-Barrera, 2012). Un lapso de 50 años que
otros autores, como Jorge Durand, dividen para
efectos de manipulación analítica en periodos de
aproximadamente 20 años.
Durand (2012), en una síntesis que encapsula
prácticamente un siglo en una columna de opinión,
nos recuerda que la etapa que denomina “indocumentada” (1965-1986) culminó “con una ley de
amnistía y un programa especial para trabajadores
agrícolas (irca, por sus siglas en inglés)”4 que legalizó a 2.3 millones de mexicanos. La siguiente etapa,
que denomina “bipolar” (1986-2007), terminó antes de la crisis, cuando se calculaba que en eua había 12 millones de migrantes nacidos en México, de
los que 6 500 son indocumentados. La última etapa
4
Immigration Reform and Control Act.
Guillermo Alonso Meneses  Doble barda desde Playas de Tijuana durante un oficio religioso, invierno de 2014.
continuaría abierta —Durand dixit— y habría iniciado en 2008. Desde entonces el fenómeno entró
en un proceso de reversión: “las entradas subrepticias, que se siguen dando, se compensan con las
deportaciones”.
Aquí interesa una etapa diferente, definida
cronológicamente por el periodo 1993-2013, durante la cual eua endureció en sucesivas etapas el
cruce de indocumentados sur-norte y el combate de la amenaza terrorista, el trasiego de drogas y
el contrabando —smuggling— y tráfico —trafficking
o la antigua trata— de migrantes. “Contrabando”
y “tráfico” es la terminología vigente a partir de
los Protocolos de Palermo de diciembre de 2000,
suscritos por la mayoría de Estados en la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional. Sólo que el contrabando de armas, municiones, dólares y el pequeño flujo
de migrantes indocumentados estadounidenses que
fluye de norte a sur ha sido poco perseguido. Si acaso, el United States Customs and Border Protection
(uscbp) levanta registros de tanto en tanto a la entrada de México, por ejemplo, por San Ysidro, California, pero el caos vial que provoca lo hace inviable
de manera permanente.
El resultado ha sido la construcción de una
frontera-gulag en tramos estratégicos y una política
de deportación deshumanizada y socialmente destructiva, que empujó al flujo de migrantes y a las comunidades de inmigrantes irregulares a una situación
crónica y estructural de indefensión y vulnerabilidad
ante toda clase de peligros y humillaciones, altas tasas
de robo con violencia, asesinatos y muertes acaecidas
por la dureza del cruce, la explotación laboral, la violación sistemática de los derechos de menores de edad
y la separación de familias, entre otras consecuencias.
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
17
La estigmatización de la migración irregular
y la fortificación de la frontera
Los actuales muros y la política de deportaciones son
inseparables de la predominante ideología antiinmigrante de amplias capas sociales y de políticos. Nevins, al referirse a los inmigrantes indocumentados
—illegal aliens— en eua, habló de “las raíces ideológicas de lo ilegal” (Nevins, 2002: 95 y ss.).5 Obviamente, existe una retroalimentación entre esta
ideología y la concepción del control policiaco-militar de una frontera, pero ni los muros ni la ideología
bastan para detener un flujo migratorio consolidado.
Es necesario implementar controles internos al interior de los países (Doomernik, 2010: 28). Éstos van
más allá de los checkpoints, retenes o redadas, porque
responden a acciones concebidas y articuladas para
garantizar el funcionamiento del aparato del Estado,
un entramado de postulados ideológicos interiorizados por los distintos gobernantes y gobiernos. Kessler
se refiere a esta dimensión a partir del enfoque de la
“gubernamentalidad” propuesto por Foucault, que
surge de interrelacionar factores como la seguridad,
el territorio y la población por parte de un gobierno
para controlar e incidir en lo que Kessler interpreta
como la “conducta de las conductas” foucaultiana
(Kessler, 2009: 34). De este modo las fronteras más
difíciles de franquear o más agresivas con las personas, la naturaleza y las comunidades reflejan la mentalidad, la ideología, los fundamentos morales de los
estilos de gobierno que están detrás de esta “gubernamentalidad”. También Sandra Gil analizó el entramado de prácticas de control fronterizo contemporáneas
en el caso europeo desde las perspectivas de las tecnologías de gobierno y la proliferación de instrumentos
que obstaculizan la movilidad de “los otros”, con
base en el enfoque de los “dispositivos” foucaultianos para otorgarle centralidad analítica a las mentalidades y modalidades de gobierno (Gil, 2011: 22-24).
El resultado apunta a que las fronteras fortificadas
son una solución acorde a estilos o modalidades de
18
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
gobierno fruto de partidos políticos con ideologías
agresivas hacia el extranjero, con arraigo social, sin
necesidad de que exista un peligro objetivo.
Sin pretender ni poder ser exhaustivos, para
el caso de la frontera México-Estados Unidos varios autores han aportado nuevas perspectivas de
análisis que dan razón de los principales factores,
cambiantes con los años, tanto gubernamentales
(Dunn, 1996; Andreas, 2000; Cornelius y Tsuda;
2004), sustanciados en lo que el geógrafo Nevins
denominó “el paisaje del control y el miedo” (Nevins, 2002: 144), que ya caracterizaba a la frontera
a fines de la década de 1990, como de los relacionados con los migrantes, como la tesis de la “resistencia hormiga” de los migrantes en un contexto
de “apartheid global” (Spener, 2009). Sea como fuere, el principal problema es la inmensidad del espacio fronterizo y un “enemigo” prometeico que
—paradójicamente— puede ser un terrorista yihadista, un narcotraficante violento o un migrante
desorientado.
La frontera México-Estados Unidos —estrictamente la terrestre/fluvial tiene una extensión aproximada de 3 146 kilómetros— durante décadas tuvo
un statu quo laxo del que se beneficiaron de forma disímil los migrantes y la sociedad/economía estadounidense. Sin embargo, en la década de 1970 el sistema-mundo capitalista (Amin et al., 1999) comenzó
a ensayar nuevas modalidades de explotación o negocios para aprovechar la coyuntura internacional de
crisis económica aguda, incluida la estigmatización
de los trabajadores y los colectivos de inmigrantes.
Este periodo de 40 años comprendido entre la crisis
del petróleo de 1973-1975, incluida la Gran Recesión (Krugman dixit, 2009) declarada en el otoño de
2008, hasta el presente, establecen el marco histórico
de la situación “reciente” en la frontera caracterizado por la vulnerabilidad de los (in)migrantes.
5
“The ideological roots of ilegal”.
Hacia 1975, el panorama internacional estaba definido por la Guerra Fría entre el occidente
capitalista y el bloque comunista. Estados Unidos
“dejó” la Guerra de Vietnam en 1973 y el 6 de
octubre del mismo año estalló la Guerra del Yom
Kipur entre árabes e israelíes. Semanas después se
produjo una reducción por boicot en la producción de hidrocarburos y una escalada de precios que
desembocó en la crisis del petróleo de 1973-1974.
Cuando las economías occidentales se resintieron,
ya estaban dadas las condiciones propicias para que
la hoguera xenófoba y antiinmigrante prendiera.
Hubo un deterioro de la percepción pública de los
inmigrantes irregulares residentes en eua, el chivo
expiatorio clásico cuando hay crisis en la economía,
y en esta “agresión” jugaron un papel importante
los medios de comunicación que distorsionaron la
agenda política migratoria de aquellos años. Una situación que ilustraron tempranamente Bustamante
(1979) y Cornelius (1979). El primero nos recordó
que en eua la prensa de la época hablaba de los inmigrantes indocumentados en términos de “una
invasión de ilegales”, “invasión silenciosa”, un caso de “crisis nacional” (The New York Times, 1974,
citado en Bustamante, 1979), una “carga de 13 000
millones de dólares para los contribuyentes” (Bustamante, 1979: 23). Wayne Cornelius sintetizaba
así lo ocurrido:
La administración de Carter ha hecho más que
cualquiera de las precedentes para elevar el nivel de
preocupación entre la población estadounidense
en general, sobre la inmigración indocumentada.
[…] Ya para el año 1976, aproximadamente un 80
por ciento o más del pueblo estadounidense creía
que los migrantes indocumentados acaparan los
trabajos de los habitantes legales, que se meten en
actividades criminales, que rebajan el nivel de los
salarios que se pagan a los habitantes legales, y que
muchos recogen pagos por desempleo o “welfare”
(Cornelius, 1979: 28-30).
Resulta significativo que aquellos estereotipos antiinmigrantes sigan vigentes, que el expresidente
Jimmy Carter recibiera el Nobel de la Paz en 2002
y que el Carter Center luche por los derechos humanos, la democracia y el bienestar de la población
mundial. Las tempranas críticas de Cornelius conectan con la tesis de Dunn (1996) cuando señala
que la militarización de la frontera y la adopción de
la doctrina del conflicto de baja intensidad se consolidaron durante 1978-1992, es decir, inició bajo
el mandato Carter, concluyó “formalmente” con
Bush padre y conllevó un aumento del maltrato de
migrantes y la violación de sus derechos humanos.
Esta percepción negativa de la migración o
animadversión contra lo que por entonces se denominaba “inmigrantes procedentes del Tercer Mundo” también se manifestó en Europa, sólo que en
forma de “nuevas retóricas de exclusión” (Stolcke,
1995). Y es que “el rechazo a los migrantes que se
encuentran en forma no autorizada residiendo en
determinadas sociedades no sólo responde a crisis
económicas sino también a actitudes xenofóbicas”
(Verea, 2012b: 42). De hecho, trabajos recientes detectan un esquema similar de la ideología antiinmigrante vigente aún, como los de Gilbert y Kolnick
(2012), Solop y Wonders (2012) o Joysmith (2012).
La sociedad estadounidense arrastró durante
todo el siglo xx una cultura racista que permeó a
lo largo y ancho de la nación. La segregación racial,
un régimen de apartheid que operaba de facto, no
“terminó” oficialmente hasta la promulgación de
la Civil Rights Act de 1964, el mismo año en que
acabó el Programa Bracero, pero también cuando
el antropólogo William Madsen (1964) publicaba que los migrantes eran asaltados de manera sistemática y denunciaba la existencia de auténticas
“cacerías” cuando eran baleados desde la orilla estadounidense en el área de McAllen, en el condado de Hidalgo. Respecto de las circunstancias de
cruce clandestino escribió: “Algunos de los espaldas mojadas jamás llegaron a cruzar. Se ahogaron
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
19
Prometeo Lucero  Frontera Ciudad Juárez-El Paso.
o les dispararon misteriosamente desde la orilla de
Estados Unidos y sus cuerpos quedaron varados en
los bancos de arena del río” (Madsen, 1964: 25).6
Décadas después, Mike Davis habla de las fotos de
mexicanos asesinados a tiros por la espalda que siendo niño llegó a ver en Ocotillo Wells, Imperial, en el
sur de California, aproximadamente en la década de
1950: “Les dispararon a todos [jóvenes mexicanos,
espaldas mojadas]. Por la espalda”7 (Davis, 2002: ix).
Este tipo de violencia estructural e histórica es
inseparable de la ideología racista y criminal hegemónica interiorizada en la cultura de buena parte
de los estadounidenses “caucásicos”, por utilizar
la terminología confusa o delirante del U. S. Census Bureau, sobre todo en la frontera con México
(McWilliams, 1968) y que inevitablemente afloró también entre los agentes de la Patrulla Fronteriza (Hernández, 2004; 2010) y todavía hoy se
20
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
muestra bajo distintas formas y esferas públicas (Verea, 2012a). Está enquistada en la “gubernamentalidad” o, si se prefiere, en “las mentalidades y
modalidades de gobierno” en eua.
Siguiendo la tesis de Dunn, tampoco fue casual
que coincidieran en el tiempo el recrudecimiento
del conflicto de baja intensidad en la frontera y el
clima de animadversión contra los migrantes. Los
actuales operativos en la frontera con México responden a un largo periodo de acciones planificadas
del desaparecido Immigration and Naturalization
Services (ins) y otras agencias o el ejército —por
6
7
“Some of the wetbacks never made the crossing. They
were drowned or mysteriously shot from the American
shore and their bodies were washed up on the river banks”.
“They [young Mexican men, wetbacks] were all shot. In the
back”.
ejemplo, la Joint Task Force 6 (jtf-6)—, a raíz de la
guerra contra las drogas —war on drugs— que data
del mandato de Nixon y que con Reagan se relanzó, al incorporar este objetivo al trabajo del ins y la
Border Patrol de la época (Dunn, 1996: 80; 2001:
8-9; Meyers, 2005: 4).
Los operativos de la Border Patrol y la trama
legislativa 1993-2013
Bill Clinton llegó a la presidencia de eua en enero de
1993 y sorpresivamente el ins puso en marcha el 19 de
septiembre la “Operation Blockade” —Operación
Bloqueo— en el tramo del sector de El Paso, ubicado entre Sunland Park, Nuevo México —conurbado con El Paso—, y Fabens, en Texas. Semanas
después, tras las protestas de México, el ins lo renombró con el políticamente correcto “Hold the
Line” (Echbach et al., 1999: 448) y reformuló su
estrategia. Fue la primera medida antiinmigrante en
la frontera de la administración demócrata en un
contexto de crisis económica heredada de las deficitarias administraciones republicanas de Reagan y
Bush padre. Si el nombre y el operativo “Blockade”
fueron un ensayo de semanas, su metamorfosis en
“Hold the Line” inició una época de hierro y sin
retorno en la lucha contra la migración irregular. El
detonante fue la conjunción de factores económicos depresivos, la ideología antiinmigrante y la
asunción demócrata de una “gubernamentalidad”
heredada frente a la migración clandestina y el control fronterizo, sobre todo cuando las señales provenientes desde México comenzaron a aparecer en
enero de 1994 con el levantamiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (ezln).
La administración Clinton, presionada por
amplios sectores antiinmigrantes de la sociedad, las
prioridades de la “agenda oculta” de agencias como
el ins, la Drug Enforcement Administration (dea)
o el Pentágono, inició una nueva época de control
fronterizo. Las inercias históricas del flujo migratorio procedente del sur pronto se fracturaron. A las
iniciativas “Blockade/Hold the Line” les siguieron
las operaciones “Gatekeeper” en octubre de 1994
en San Diego, California, y “Safeguard” en Nogales, Arizona, a principios de 1995, aunque esta última no se puso en operación en todo el sector de
Tucson y posteriormente en Yuma sino hasta 1999.
La “Operation Rio Grande” en Texas se instrumentó en agosto de 1997 y se extendió por el bajo
Río Grande entre Brownsville y Laredo.
Posteriormente ha habido operativos menores
o especiales como complemento de los principales.
Por ejemplo, a mediados de 2004 se implementó el
operativo “Arizona Border Control” o abc, en el que
se utilizaron por primera vez de manera oficial los
drones o unmanned aerial vehicles (uav) para vigilancia,
así como un programa de repatriación voluntaria
que incluía el pago del viaje al centro de México.
El impacto de estos operativos se reflejó pronto en las cifras oficiales de detenciones. Con “Hold
the Line” el sector de El Paso pasó de realizar
285 781 aprehensiones en el año fiscal (af) de 1993
a 79 688 en 1994 —la “Operación Bloqueo” inició
11 días antes de que acabara ese año fiscal—. Las fechas de las estadísticas oficiales de eua se refieren a
años fiscales, que desde 1976 van del 1 de octubre al
30 de septiembre del año siguiente. Así, el af 1994
inició el 1 de octubre de 1993. Estas cifras se refieren a eventos de detenciones, no de personas, por
lo que alguien pudo ser recapturado y contabilizado
varias veces.
Aquel descenso de las detenciones provocó
un impacto de distinto sentido en uno y otro lado
de la frontera. El Paso había sido durante décadas el
segundo sector con mayor número de detenciones
en la frontera con México, superado sólo por el excepcional sector de San Diego, pero desde 1994 fue
desplazado por los sectores de McAllen ahora rebautizado Rio Grande Valley y Tucson. Este desplazamiento geográfico de las rutas migratorias implicó
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
21
Cuadro 1. Detenciones por sectores y año fiscal (1993-1996, 2006-2008, 2011-2013)
Año
1993
1994
1995
1996
2006
2007
2008
2011
2012
2013
El Paso
285 781
79 688
110 971
145 929
122 256
75 464
30 312
10 345
9 678
11 154
San
Diego
531 689
450 152
524 231
483 815
142 104
152 460
162 390
42 447
28 461
27 496
Tucson
92 639
139 473
227 529
305 348
392 074 378 239
317 696
123 285
121 000
120 939
Fuente: Elaborado con datos del usdhs.
nuevos lugares y estrategias de cruce. La actual insignificancia estadística del sector de El Paso en lo
que respecta a intentos de cruce y detenciones debe explicarse asimismo por la crisis económica y las
secuelas de la violencia en la vecina Ciudad Juárez.
El sector de San Diego, colindante con Tijuana
y entrada natural a California, también sufrió cambios radicales. Desde 1973 y durante 24 años fue el
sector con el mayor número de detenciones de migrantes anuales en la frontera. El récord se estableció
el año del irca en 1986, con 629 656 detenciones
—39% del total—, mientras que para el conjunto
de sectores fronterizos se hicieron 1 615 844 —hablamos siempre de eventos de detenciones—. De
este modo, si en 1993 hubo 531 689 detenciones,
1997 fue el último año en que este sector registró
el mayor número de eventos: 283 889. Ya en 1998
Tucson ocupó el primer lugar. De manera inesperada, en 2008 hubo un repunte en San Diego que
lo colocó en el segundo lugar nacional tras Tucson,
cayó cuando parecía resucitar en 2011 y de nuevo
en 2012 y 2013 fue superado por los sectores de Rio
Grande Valley y Tucson.
El sector de Tucson, Arizona, se mantuvo 14
años con el número más elevado en reportes de detenciones. El extenso territorio desértico con sierras
escarpadas que va de Nuevo México a Yuma, colindante con California, alejado de las ciudades fronterizas importantes y con carreteras que conectan
con los mercados laborales de California, Nevada, la
misma Arizona y Texas, está detrás de su “éxito”. Al
22
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
inicio de los operativos en 1993 era el cuarto sector
en detenciones, en 1994 el segundo y en 1998 con
387 406 aprehensiones ocupó el primer lugar hasta
2012. Fue desplazado por el sector de Rio Grande
Valley —antes McAllen— en 2013. El récord de detenciones en Tucson data del año 2000 con 616 346
de un total de 1 649 884 en la frontera con México.
Las cifras del cuadro 1 y su desplazamiento espacial
(de)muestran que el grueso del flujo de migrantes se
movió a los desiertos con su climatología implacable
y letal, en parajes desolados donde la pronta ayuda
es imposible.
Un evento capital de este periodo, una legislatura demócrata, fue la promulgación de la Illegal
Immigration Reform and Immigrant Responsibility Act (iirira o iiraira) en 1996, una ley que
conllevó el endurecimiento en la detención y deportación de indocumentados. La iirira favoreció
el levantamiento de “barreras y cercas físicas”,8 la
contratación de más agentes para la Patrulla Fronteriza, autorizó la transferencia y el uso de cualquier
tecnología o equipamiento en poder del Estado a
toda agencia gubernamental o la aplicación de tecnologías para la identificación y registro de datos
como los del programa ident o el United States Visitor and Immigrant Status Indicator Technology
(usvisit) (Meyers, 2005: 10-13). Una década después, en 2006, se impulsó una serie de acuerdos y
8
“Physical barriers and fences”.
programas amparados por la Immigration and Nationality Act Section 287(g) vinculada a la iirira.
Los siguientes datos nos dan una idea del impacto real de los operativos en aquellos años sobre
la inmigración. Entre octubre de 1994 y septiembre de 2000 se acumularon 8 844 476 eventos de
detenciones en la frontera con México. Paradójicamente, la población mexicana en eua se duplicó entre 1980-1990 y de nuevo entre 1990-2000 (Passel,
Cohn y González-Barrera, 2012: 21). Es decir, casi
9 millones de detenciones en seis años no sólo no
evitaron que la población mexicana indocumentada se duplicara en una década, sino que estimularon
su tránsito ilegal por la frontera: cuando el cruce se
puso difícil, las estancias se alargaron durante años.
Al mismo tiempo se promulgaron leyes que repercutieron en la protección de migrantes y en la tipificación de delitos vinculados a la migración, como la
Victims of Trafficking and Violence Protection Act
del 28 de octubre del 2000 para combatir el tráfico
o trata de personas y la violencia contra las mujeres y menores, reforzada después con la Trafficking
Victims Protection Reauthorization Act de 2003.
Estas leyes fueron el reconocimiento oficial de que
al interior del proceso social migratorio hay facetas
criminales y confirmó la voluntad de combatirlas.
La Patrulla Fronteriza batió el récord anual de
detenciones de migrantes en su frontera con México en el af 2000, aunque ya desde junio de ese año
el número de detenciones comenzó a descender de
manera acentuada respecto del mismo mes del año
anterior, más de 14 meses antes de los fatídicos atentados de 2001. Es decir, el flujo migratorio como se
refleja con las detenciones en la frontera con México
empezó a caer desde junio de 2000, cuando se contaron 115 000 aprehensiones —en junio de 1999 se
habían hecho aproximadamente 119 000—, y no
desde septiembre de 2001. Al finalizar el af 2001
el 30 de septiembre se confirmó el descenso en las
detenciones durante más de 14 meses seguidos, al
contabilizar 1 235 718 frente al 1 643 679 de 2000.
El dato de la caída del flujo migratorio reflejado en detenciones fue eclipsado por los atentados del 11 de septiembre de 2001, que forzaron una
nueva era en la seguridad e impactaron en el estatus de la frontera y en el proceso migratorio. El 26
de octubre el presidente firmó la Patriot Act, cuyo
nombre oficial es Uniting and Strengthening America by Providing Appropriate Tools Required to
Intercept and Obstruct Terrorism Act, que sentó las
bases jurídicas para crear el Departamento del Homeland Security (usdhs). Al año siguiente, el 14
mayo de 2002 se promulgó la Enhanced Border Security and Visa Entry Reform Act (ebsvera) y el 25
de noviembre la Homeland Security Act, que suele
ser traducida como “Seguridad de la Patria o Nacional”, aunque la ley establece: “Cada uno de los
términos ‘la patria americana’ o ‘la patria’ se refieren a los Estados Unidos de América”.9 Esta nutrida
legislación sentó las bases de una reorganización de
distintas oficinas y agencias que derivó en la abolición del viejo ins en marzo de 2003 y la aparición
de nuevas corporaciones, como el Immigration and
Customs Enforcement (ice), el United States Citizenship and Immigration Services (uscis) o el Customs and Border Protection (uscbp), entre otras, así
como en la inyección de miles de millones de dólares del presupuesto a seguridad, lo que se reflejó en
rubros como la infraestructura fronteriza y el de patrulleros de frontera.
Las cifras del cuadro 2 contabilizan el total de
agentes de la Patrulla Fronteriza para toda la nación,
que no se ha elevado desde 2011, sin embargo cerca de 90% están adscritos a sectores de la frontera
con México. Este incremento implicó desde 1993
un importante aumento de las horas de vigilancia
en la línea (Escobar, Bean y Weintraub, 1999), pie en
tierra, y por tanto en la capacidad de detención de
9
“Each of the terms American homeland and homeland
means the United States”.
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
23
Cuadro 2. Número de agentes de la Patrulla Fronteriza en toda la nación
Año
Patrulleros
1992
1995
2000
2007
2008
2009
2011
4 139
4 945
9 212
14 923
17 499
20 119
21 444
Fuente: Elaborado con datos del ins y del usdhs.
inmigrantes ilegales. La canalización de mayores recursos a estas actividades continuó gracias a los imperativos de la Intelligence Reform and Terrorism
Prevention Act del 2004, la Emergency Supplemental Appropriations Act for Defense, the Global War
on Terror, and Tsunami Relief Act (real id) del 4
de enero de 2005 o la Secure Fence Act del 26 de
octubre de 2006.
Estas leyes sirvieron para implementar medidas
que hoy son realidad o que deterioraron las libertades de nacionales y extranjeros y aseguraron el incremento de efectivos y el uso de tecnologías avanzadas
(Meyers, 2005: 18; uscis, 2006). Por ejemplo, la
Secure Fence Act de 2006 establece en su Sección
2 (a) (1) y (2) que el control operacional de la frontera implica la vigilancia de las fronteras marítimas y
terrestres con el uso de personal y tecnología como
“aviones teledirigidos, sensores de detección sobre
el terreno, satélites, radares y cámaras de vigilancia”,10 el desarrollo de infraestructuras físicas o como
“puestos de control adicionales, carreteras a prueba
de inclemencias meteorológicas y barreras contra
vehículos”.11 Por último, la Sección 2 (b) define el
término “control operacional” —operational control—
como “la prevención de todas las entradas a los Estados Unidos que no estén apegadas a la ley, incluida la
entrada de terroristas, otros extranjeros irregulares,
instrumentos del terrorismo, narcóticos u otro tipo
de contrabando” (uscis, 2006).12 Así se dotó de contenido al concepto de “frontera-gulag” de un Estado
que estaba en guerra contra el terrorismo. Paralelamente, el clima ideológico y político que propició
estas leyes está detrás de legislaciones locales como
la sb 1070 en Arizona para controlar la migración
24
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
indocumentada con criterios ilegales, involucrando
a cuerpos de policías locales o al sheriff Arpaio, lo que
unido a la capacidad de aprehensión, al registro electrónico de la información biométrica de los detenidos y al aumento de camas en centros de detención
ha operado como un factor eficaz que acaba cansando, intimidando y disuadiendo a los migrantes.
El descenso de los cruces indocumentados
y el aumento de las deportaciones
El siglo xxi había comenzado con la crisis de los rancheros caza inmigrantes en el sur de Arizona y desde
junio de 2000 —aunque en marzo de aquel año se
estableció el récord de mayor número de detenciones
para un solo mes, con 220 000— el flujo anual de las
detenciones comenzó a caer. Hubo un ligero repunte
en 2004 y 2005 con 1 139 282 y 1 171 396 detenciones, respectivamente, que coincidió con los Minutemen antiinmigrantes y el resurgimiento de la añeja
inercia xenófoba. En medio de aquellas tensiones, en
agosto de 2005 los gobernadores de Nuevo México
y Arizona decretaron el estado de emergencia por
la violencia del narcotráfico en la frontera. La caída
en la cifra de detenciones fue drástica en el periodo
2005-2011.
10
11
12
“Unmanned aerial vehicles, ground-based sensors, satellites, radar coverage, and cameras”.
“Additional checkpoints, all weather access roads, and vehicle barriers”.
“The prevention of all unlawful entries into the United
States, including entries by terrorists, other unlawful aliens,
instruments of terrorism, narcotics, and other contraband”.
Prometeo Lucero Hotel Migrante, Mexicali.
Pero en la frontera-gulag no todo son detenciones de migrantes irregulares. Para hacernos una idea
de la intensidad de interacciones que enfrenta eua
en sus fronteras a diario, sirva de muestra esta información: en 2012, en promedio diario, se admitieron 963 121 pasajeros y visitantes que cruzaron por
tierra; 66 615 contenedores transportados por tráiler
— truck—, tren o barco; se realizaron 999 detenciones en las garitas de entrada o en campo abierto; se
arrestó a 54 criminales con una orden de búsqueda y
se rechazó a 931 extranjeros inadmisibles en los puertos de entrada; se requisaron 11 660 libras de droga
—aproximadamente 5 288 kilogramos— y 274 065
dólares en dinero no declarado (uscbp, 2013c). La
dimensión de filtro en los puertos y puertas de entrada resulta obvia, pero el número de interacciones
es difícil de controlar de manera exhaustiva.
Sin embargo, aunque el cruce de la frontera
disminuyó, los residentes indocumentados en eua
aumentaron hasta 2007 debido a un aspecto que
ya se apuntó desde finales de la década de 1990:
el descenso significativo de los retornos (Tuirán,
2000): “En realidad, el efecto más contundente de
todas estas medidas [militarización de la frontera,
incremento de la capacidad de detener, etc.] ha sido
reducir la tasa de retorno de los migrantes indocumentados” (Massey, Pren y Durand, 2009: 119).
Si bien los retornos voluntarios disminuyeron
o se dilataron en el tiempo y coincidieron con una
recuperación económica vinculada a la industria
de la guerra y a la burbuja inmobiliaria, a partir de
2007 comenzaron a crecer notablemente las deportaciones o remociones —removals— con orden judicial. Los confusos registros del ice prácticamente se
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
25
duplicaron en el bienio 2008-2009 con lo peor de la
crisis. Es importante desagregar el dato de las deportaciones totales y tener claro el concepto, porque la
administración de Obama no es la que ha realizado
el mayor número de deportaciones —el récord para un año lo tienen Reagan en 1986 y Clinton en
2000—, sino la que ha llevado a cabo el mayor número de deportaciones o removals en la modalidad
de “delincuente, inmigrantes fugitivos y deportados
del interior” —“criminal offender, immigration fugitives e interior removal”—. El desconcierto y la
confusión en los últimos años por las estadísticas de
deportaciones es problemático (Alonso, 2012).
Paralelamente a las detenciones —apprehensions— y expulsiones —returned— de la Border Patrol-cbp, el ice, primero bajo el mandato de Bush y
después de Obama, comenzó a aplicar intensamente
la política de incrementar las redadas, las investigaciones y las deportaciones en sus distintas modalidades
en ciudades y localidades alejadas de la frontera. El
ice empezó a funcionar en 2003 y ha operado cambios en las actividades y formas de contabilización. Si
en 2004 se registraron 202 842 deportaciones o remociones —la mayoría de mexicanos—, desde 2007
se superan las 300 000 anuales —mayores y menores
de edad de ambos sexos, la mayoría mexicanos—.
El ice desagrega la cifra de removals en varias categorías, por ejemplo, en 2013 deportó —removed—
a 368 644, de los cuales 133 551 fueron detenidos al
interior del país. De éstos, 82% había sido condenado por un crimen, mientras que del número total de
las deportaciones 59% o 216 810 habían sido condenados —convicted— previamente por un crimen
o delito. Así, “98% del total de deportaciones de la
agencia [ice] fueron criminales convictos, migrantes
recién cruzados, migrantes sin permiso, reincidentes
o aquellos que ya habían sido deportados por el ice,
todos estos casos están alineados con las prioridades
a combatir por la agencia” (ice, 2014a).13
Asimismo, de las 235 093 deportaciones o remociones que realizó el ice de individuos detenidos
26
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
en la frontera en 2013, casi 95% fueron capturados por
la Patrulla Fronteriza en campo abierto mientras
intentaban entrar irregularmente —unlawfully— y
luego fueron entregados al ice, que los fichó —processed— y deportó. El 5% restante fue retenido en los
puertos de entrada por oficiales del uscbp. El origen
de los 368 644 deportados fue: México, 241 493;
Guatemala, 47 769; Honduras, 37 049; El Salvador,
21 602, y República Dominicana, 2 462, principalmente (ice, 2014a).
Es decir, detrás de la categoría “deportadoremoved” hallamos casos tan distintos como un migrante que recién cruzó la frontera, un criminal
convicto o un residente irregular durante más de 20
años. Por este motivo no es cierto que la administración de Obama haya deportado a más inmigrantes que Bush o Clinton. La confusión surge porque
a partir de 2004, pero en especial después de 2009,
se ha cambiado la naturaleza de los componentes del
registro de removals o de lo que hemos traducido como “deportaciones”.
Las detenciones reportadas en los sectores de la
frontera con México han ido en descenso. En el periodo 2007-2013 hubo 3 651 089 (uscbp, 2013a), la
mayoría de mexicanos y no todos optaron por salir/
retornar “voluntariamente”, pues varios millares
impugnan cada año ante un juez su expulsión, o
bien son identificados como criminales y puestos a
disposición judicial. Las cifras reflejan una caída tan
radical e inédita del flujo migratorio que las detenciones de 2011 recuerdan las 321 326 aprehensiones
de 1972. Hallamos así que mientras las detenciones
caían, las deportaciones crecían: en el periodo 20072013 se realizaron 2 636 983 eventos de deportación —removals—, en tanto que durante el lapso
2001-2006 fueron 1 333 362 (usdhs, 2011: 4). La
13
“98 percent of the agency’s total removals were convicted
criminals, recent border crossers, illegal re-entrants or those previously removed by ice, in line with agency’s enforcement priorities”.
Cuadro 3. Eventos de deportaciones y de detenciones en la frontera 2006-2013*
Año
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Deportaciones
280 974
319 382
359 795
395 165
387 242
396 906
409 849
368 644
Detenciones
1 071 972
858 638
705 022
540 851
447 731
327 577
356 873
414 397
* De las deportaciones, los af 2006-2010 (usdhs, 2011), de los af 2011 y 2012 (ice, 2013), af 2013 (ice, 2014a).
Fuente: usdhs.
diferencia entre detenciones y deportaciones para el
periodo 2007-2013 arroja un saldo a favor de las detenciones de 1 014 106 eventos. Al menos de esta
cifra no se infiere un aumento espectacular de las deportaciones del interior. Éstas sólo superaron a las
detenciones en la frontera en el bienio 2011-2012.
Es decir, en el periodo 2001-2013 las deportaciones ascendieron a 3 970 345 eventos, la mayoría
con destino México. Sin embargo, estas cifras oficiales deberán revisarse, desagregarse y refinarse categorialmente ante la acusación de que hubo presión para
imponer cuotas de detenciones al ice (Hsu y Becker,
2010), que fueron infladas para “calmar” a los republicanos (González, 2012) y porque hubo y hay una
confusión de conceptos y componentes —no son
coherentes— al integrar la cifra de deportados-removed (Alonso, 2012). Esto se desprende también de
recientes informes del ice (2014a y 2014b).
Por otro lado, las deportaciones tienen una dimensión de limpieza étnica y de cirugía de extirpación socioeconómica. De facto, son una forma de
deshacerse de individuos estigmatizados o incómodos, illegal aliens, y no sólo porque algunos son reclusos que suponen un gasto. Esto conlleva efectos
colaterales, otra faceta de la vulnerabilidad de los inmigrantes indocumentados, ya que existe un flujo
de retornos formalmente “voluntarios” entre la población indocumentada, intimidada por las redadas
del ice o de otras corporaciones acogidas a convenios
amparados por la Section 287 (g), misma que se une
a la corriente indirecta de “expulsados”, que formalmente son “retornados voluntarios” a México
porque no hubo intermediación del ice, miles de
ellos con la ciudadanía estadounidense. Passel, Cohn
y González-Barrera incluyen entre ellos a los hijos de
migrantes nacidos en eua:
De 2005 a 2010, 1.4 millones de mexicanos y sus
familias (incluyendo menores con ciudadanía estadounidense por nacimiento) dejaron Estados
Unidos para trasladarse a México, según cifras del
Censo mexicano de 2010. Esto supone aproximadamente el doble de los 670 000 que lo hicieron
una década antes, de 1995 a 2000. Mientras que
la mayoría de estos inmigrantes regresaron voluntariamente, un estimado entre 5% y 35% de ellos
retornaron como resultado de las deportaciones
habidas entre 2005 y 2010 (Passel, Cohn y González-Barrera, 2012: 11).14
Finalmente, en el lado mexicano de la frontera ha
habido una presencia activa y agresiva del crimen
organizado, que ha demostrado sobradamente ser
cruel y sanguinaria con los migrantes, aparte de que
ha puesto al descubierto un entramado secundario
de delincuentes y funcionarios que buscan lucrar. A
14
“From 2005 to 2010, 1.4 million Mexicans and their families
(including U.S.-born children) left the U.S. to move to
Mexico, according to data from the 2010 Mexican census.
That is about double the 670 000 who did so a decade
earlier, from 1995 to 2000. While most of these immigrants
returned voluntarily, an estimated 5% to 35% returned as a
result of deportations between 2005 and 2010”.
La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
27
partir del periodo 1998-2002, que coincide con la
irrupción de los Zetas, se registró un mayor número de robos, violaciones, extorsiones, secuestros y
asesinatos de migrantes. En parte porque la frontera-gulag los “embalsa” temporalmente en la región
y los expone más tiempo a la violencia del crimen
organizado, con el agravante de que estas organizaciones cobran derecho de piso a los “coyotes” y los
migrantes llegan a operar como moneda de cambio.
El resultado fue y es un aumento de la vulnerabilidad de los migrantes mexicanos, así como de los
centro y sudamericanos, víctimas recurrentes de extorsión, persecución violenta o secuestro para el negocio criminal (Bustamante, 2011; Durand, 2011),
actividades denominadas por Hernández de León
(2012) como la “industria bastarda de la migración”.
Este problema se redimensionó con la aparición a
fines de agosto de 2010 de los cuerpos masacrados
de 58 hombres y 14 mujeres en un rancho de San
Fernando, Tamaulipas, todos migrantes en tránsito,
la mayoría de México, y otros hondureños, salvadoreños, ecuatorianos y brasileños. La situación se
completa con un movimiento de desplazamientos y
exilio en México (Aguilar, 2012; Notimex, 2012).
Así, el descenso de la migración coincidió con
un repunte de las deportaciones y con el periodo
más sangriento de la denominada “guerra contra el
narco” de 2006 a 2012, que incluye el trienio sangriento de 2010 a 2012 en el que se superaron las
14 000 muertes violentas anuales (Escalante, 2011;
Silva, Pérez y Gutiérrez, 2012), pero también con
un repunte de la violencia de la Patrulla Fronteriza:
De acuerdo con una investigación de 2013 del dia-
Ahora bien, si el escenario más drástico y mortal
para los migrantes está en la región fronteriza, si hubo
más de 30 millones de eventos de cruces, detenciones y deportaciones durante el periodo 1993-2013 y
la mayor parte se originó previamente en un cruce
clandestino por lugares peligrosos, esto en conjunto
explica las aproximadamente 8 600 víctimas mortales
en el viaje de internamiento ilegal en Estados Unidos. Las causas de muerte son bien conocidas, pero
sobresalen cinco factores letales básicos: 1) insolación-hipertermia, 2) ahogamiento, 3) hipotermia,
4) atropellos y accidentes vehiculares y 5) asesinato
con arma de fuego. Éstas no son las únicas, pero sí las
más importantes por su incidencia, las encontramos
a lo largo de toda la frontera y se repiten año tras año
(Echbach et al., 1999; Alonso, 2013).
(In)conclusiones
La migración México-eua experimentó profundos
cambios en los últimos 50 años, desde el final del
Programa Bracero en 1964, pero en particular durante el periodo 1993-2013. En concreto, aunque
en los periodos 1993-2000 y 2001-2006 se sentaron
fuertes bases legislativas, económicas o de doctrina
de seguridad para marcar una ruptura de las tendencias históricas, fue en el excepcional y complejo
periodo 2007-2013 que la migración México-eua
desembocó en un escenario que no había sido previsto: saldo migratorio cercano a cero, descenso de
los cruces irregulares y las detenciones cerca de la
frontera, aumento de las deportaciones de migrantes de largo arraigo.
rio The Arizona Republic, agentes estadounidenses
de la Patrulla Fronteriza han asesinado a 42 personas desde 2005. Algunos de ellos, como el adolescente José Antonio Elena Rodríguez, fueron
asesinados del lado mexicano de la frontera por
disparos de agentes estadounidenses realizados a
través del muro (Di Cintio, 2014).15
28
Desacatos 46  Guillermo Alonso Meneses
15
“According to a 2013 investigation by The Arizona Republic
newspaper, American border patrol agents have killed 42
people since 2005. Some, like the teenager José Antonio
Elena Rodríguez, were killed on the south side of the border by American agents shooting through the wall into
Mexico”.
Desde el 1 de octubre de 1993 a la actualidad
se acumularon más de 20 millones de eventos de
detención de migrantes en la frontera del suroeste
estadounidense con México. El colapso sufrido por
los flujos migratorios se explica por una concurrencia de factores económico-laborales, la fronteragulag, el apoyo de una legislación migratoria que se
contaminó con el problema de la seguridad nacional
o el combate al narcotráfico, en el que la frontera es
clave, y aseguró la inversión de miles de millones de
dólares, pero con un impacto negativo en los derechos humanos y civiles.
Otro factor fueron las redadas del ice y la política de deportaciones del usdhs con distintas modalidades, que si en 2004 hicieron 202 842 deportaciones
—la mayoría de mexicanos— pasaron a promediar desde 2007 más de 350 000 deportados anuales — mayormente mexicanos—, con 409 000 en el
2012, el récord con la nueva forma de contabilidad
del ice. Ahora bien, estas deportaciones sólo superaron a las detenciones en la frontera en el bienio 20112012, lo que nos indica que las cifras oficiales deberán
revisarse, desagregarse y refinarse categorialmente.
Asimismo, las deportaciones tienen un trasfondo de limpieza-étnica y de cirugía de extirpación
socioeconómica cada vez más nítido, porque afectan sobre todo a inmigrantes irregulares de México, Centroamérica y el Caribe: hispanoparlantes de
piel morena. Esto ha conllevado el retorno forzado
de familias con ciudadanos estadounidenses en calidad de cónyuges, parejas o hijos a México. Y por
falta de previsión, ciertos deportados han causado
problemas y conflictos locales en algunas ciudades
fronterizas como Tijuana, algo previsible en toda
población flotante inesperada.
Los daños colaterales causados por la política
estadounidense de construir fronteras-gulag e intensificar las deportaciones, sumados a la creciente
vulnerabilidad de los migrantes ante distintas formas de violencia, son una poderosa razón para repensar las relaciones México-Estados Unidos. Esto
incluiría algunos debates polémicos: la libre circulación de trabajadores o la doctrina de “fronteras
abiertas”, la legalización de las drogas, la prohibición de la venta de armas de alto poder, la transformación de la economía capitalista y la erradicación
de la pobreza y la desigualdad, entre otros rubros.
Pero esto ya es materia de otro artículo.
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La frontera-gulag y las deportaciones de migrantes mexicanos
31
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas
en la época de los regímenes de terror
Yerko Castro Neira
El trabajo revisa los cambios fundamentales para las migraciones y los migrantes que se suceden después de septiembre de 2001, cuando inicia una
época de securitización o de regímenes de terror. Se expone una serie amplia de aporías y contradicciones que se establecen entre los discursos y
las acciones para proteger y garantizar los derechos de los migrantes, y la
tendencia múltiple y diversa que los criminaliza y los convierte en personas
inmersas en contextos de violencia. Esto se explica a partir de seis tesis primordiales presentes en estos fenómenos, en las que se abunda a través de la
discusión con dos viñetas etnográficas extraídas del trabajo de campo.
Palabras
clave:
migración, regímenes de terror, securitización, política, vio-
lencia y ley
Migration to Debate. Political Issues at the Time of the Regimes
of Terror
This paper reviews the fundamental changes to migration and migrants after 9/11, when an era of securitization or terror regimes began. It presents a
wide range of paradoxes and contradictions between speeches and actions
to protect and guarantee the migrants rights, and the multiple and diverse
tendency to criminalize them and put them into contexts of violence. I develop six primary theses present in these phenomena. I explain them through
discussion with two vignettes drawn from ethnographic fieldwork.
Keywords: migration, terror regimes, securitization, politics, violence and law
Yerko Castro Neira
Universidad Iberoamericana,
Distrito Federal, México
[email protected]
32
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 32-51  Recepción: 10 de abril de 2014 Aceptación: 1 de mayo de 2014
Introducción
Aconteceres muy frecuentes, si no una constante en la historia, son los movimientos
o migraciones de pueblos. Unas veces esas marchas han sido voluntarias y otras obligadas. […] En ese contexto se inscribe el establecimiento de ingleses que, huyendo
de persecuciones religiosas, penetraron en Norteamérica y fueron ensanchando sus
territorios a expensas de los indios, repelidos una y otra vez y encerrados a la postre
en reservas [...] ¿qué habrá que pensar acerca de los miles de africanos que tratan de
penetrar en Europa, obviamente “sin papeles”, como tampoco los tuvieron quienes
incursionaron antes en sus tierras? Los africanos, que fueron desposeídos por sus antiguos dominadores, se trasladan ahora en busca de trabajo y recursos. Exponen sus
vidas en sus migraciones pero están decididos a “pagar la visita” a los descendientes
de quienes fueron sus amos [...] Si muchos de los antepasados de quienes hoy viven
en los países ricos migraron, conquistaron y penetraron en tierras distantes en busca de riquezas, ¿es extraño que los de esas tierras hoy se pongan en marcha en busca
también no ya de oro y diamantes sino siquiera de fuentes de trabajo para salir de su
miseria y la de sus propias familias? (León-Portilla, 2006).
Ser subdesarrollado no es sólo ser despojado o explotado, es estar atado a una perpetua estasis artificial. El subdesarrollado no solamente mata, su estancamiento esencial
niega la vida y se asemeja a la muerte. El migrante quiere vivir. No es únicamente la
pobreza lo que lo obliga a emigrar. Con su esfuerzo individual intenta lograr el dinamismo que le falta a la situación en que nació (Berger y Mohr, 2011: 46).
L
os años noventa del siglo pasado fueron buenos años, al menos en el imaginario académico que miraba la migración. El auge de estudios que hablaban de
remesas, la cuantificación de los fenómenos de movilidad humana y sus impactos
económicos hacían pensar en el poder económico que generaban los migrantes en
Estados Unidos y en sus lugares de origen. Investigaciones cualitativas, del mismo
modo pero con otras fuentes, revelaban innumerables posibilidades emancipatorias
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
33
en las migraciones internacionales. Estudios como
los de Kearney (1996) o Glick, Basch y Blanc-Szanton (1992) sostenían con base en historias de vida y
experiencias de desplazamientos de familias y comunidades que las conexiones y vínculos que los
migrantes mantenían con sus lugares de origen transformaban en relevantes los nuevos espacios sociales
transnacionales. Por supuesto, estas investigaciones
también podían destacar aspectos negativos y situaciones de trauma en las migraciones internacionales,
pero lo que digo es que los noventa y los fenómenos
que allí aparecían más claros llevaron a un amplio
número de investigadores a pensar en las posibilidades económicas y políticas de unos migrantes que
parecían desafiar el nuevo orden global y con ello
poner en serios aprietos a los Estados nacionales como paradigma fundante de todo lo social.
Los años noventa terminaron. Inició un periodo en el que cayeron las Torres Gemelas en Estados
Unidos al mismo tiempo que se desvanecían todos esos buenos augurios que caracterizaron la década anterior. A partir de septiembre de 2001 se
hizo evidente que estábamos entrando a un nuevo
momento de posguerra fría en el que los paradigmas fundamentales podían definirse como regímenes de terror. En esta época de la seguridad, claro,
los migrantes no han salido bien parados. Se trata
de un momento en que los migrantes y los movimientos masivos de población aparecen como un
problema de seguridad nacional para los países, para los que toda política hacia los migrantes es de
securitización (Doty, 2007; Pallitto y Heyman,
2008; Locas, 2011) y la criminalización de las singularidades y de las experiencias se dibuja como
Elsa Medina Castro  Barda fronteriza / Playas de Tijuana, B. C., 2007, Frontera México/eua.
34
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
más importante, más relevante e incluso urgente
que cualquier otra cosa.
La migración internacional se ha desplazado
hasta el primer lugar de las agendas de seguridad
internacional en Estados Unidos, Europa y el resto
del mundo. Fiona Adamson insiste en que mucho de
esta discusión se ha enfocado en ver a los flujos migratorios como un conducto de transmisión para
el terrorismo internacional (Adamson, 2006: 165).
Un balance de los últimos 10 años en las migraciones internacionales, con énfasis en México, debe
partir por reconocer el momento de crisis que las
afecta. Luego del fin de la Guerra Fría y a partir de
los ataques de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la naturaleza y la función de las fronteras se han
transformado al punto de reforzar las dinámicas de
seguridad y acorazar todas las políticas de fronterización. El migrante vuelve a estar en el centro de
la escena moderna, pero esta vez indisolublemente
asociado a los problemas de seguridad. Aunque esta situación no puede presentarse como totalmente
nueva, con la globalización y las migraciones internacionales se han multiplicado y diversificado el
número de amenazas al Estado por parte de actores
no estatales. El ejemplo más palpable de esto es Estados Unidos, donde a partir de septiembre de 2001
se ha producido la mayor reorganización del gobierno desde el Acta de Seguridad Nacional de 1947
(Adamson, 2006: 165).1
Las antinomias que esto representa son múltiples. Algunos autores han concebido una de éstas como parte de la “paradoja liberal”, es decir, las
fuerzas económicas que empujan a los Estados hacia
una gran apertura que garantice la competencia, el
comercio y la inversión, y por otra parte las fuerzas que insisten en ver los movimientos migratorios
como un gran riesgo y una amenaza política (Hollifield, 2004: 885). Las tareas centrales de los Estados pueden definirse en tres áreas fundamentales: el
mantenimiento de la seguridad, la construcción de
regímenes de comercio e inversión y la regulación
de la migración (Hollifield, 2004: 885). A pesar de
que han pasado varios años desde el fin de la Guerra Fría, estas funciones importantes de los Estados
continúan articulándose más a la figura de un “garrison state” que a un momento de democracia abierta
y libre del todo. Es decir, en el orden de estas tareas
hay mayor preeminencia de los especialistas en la
violencia y la seguridad que de los expertos en comercio y libre mercado (Lasswell, 1941).
En este artículo quiero trabajar estas ideas para
discutir cómo las migraciones y los migrantes han
llegado a estar en el centro de la escena global contemporánea y al hacerlo han cuestionado el estatuto
mismo de lo político. Dicho de otra manera, la crisis
por la que atraviesan los migrantes es principalmente de orden político —de lo político y de la política—,2 lo cual encierra una seria polémica en torno
a todos los órdenes de lo social, a las definiciones de
cualquier contrato de sociabilidad y a la propia concepción del ser humano y los supuestos derechos
que le son inalienables y constitutivos. Para hacer
esto, mencionaré las seis tesis fundamentales que me
guían. Acto seguido, pondré “a trabajar” estas tesis
con dos viñetas etnográficas3 que configuran campos
en los que la migración se experimenta y se produce.
1
2
3
Más adelante mencionaré la manera en que han afectado a
la frontera algunas de estas modificaciones, como las ocurridas con la Guardia Nacional, la Patrulla Fronteriza y la
Oficina Federal de Información de Estados Unidos.
Nancy establece una diferencia entre lo político y la política. Lo primero se refiere a los asuntos en común, de todos
y que convocan a los asuntos públicos. La segunda, en
cambio, apela a la forma de administración determinada
de esos asuntos de todos (Nancy, 2007).
Por viñetas etnográficas entiendo la presentación del material de campo que proviene de distintos nichos de observación antropológica. Aquí me refiero a dos cosas: por un
lado, materiales y elementos derivados de etnografías multisituadas que he hecho en pueblos migrantes de Oaxaca
en California y, por otro, el resultado de etnografías de la ley,
estudios y análisis que surgen de tomar las nuevas leyes
migratorias como campos de observación.
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
35
Las preguntas que organizan el trabajo son dos
y de dos tipos. En primer lugar, al describir fenómenos de actualidad en las migraciones internacionales, me interesa comprender cuáles son los nuevos
signos y rasgos que definen la política y la violencia en los procesos de movilidad humana en clave
histórica después de septiembre de 2001. En segundo término, más analíticamente, me interesa
discutir cómo explicar la antinomia fundamental
e irrepresentable que encierran estos problemas, es
decir, que toda política elaborada en nombre de la
securitización y la seguridad descansa en la violencia contra los migrantes y los viajeros subalternos.
Expresado en perspectiva biopolítica: ¿cómo toda
política de seguridad conlleva necesariamente la
producción múltiple y constante de inseguridades?,
¿cómo toda acción política que tiende a proteger y
cuidar la vida es al mismo tiempo una política que
se enlaza y que produce muerte? Observar a los migrantes nos puede llevar a posibles respuestas.
Las tesis principales del fenómeno
La migración es un fenómeno vasto, amplio y complejo, de lo que se desprende que cualquier presentación de sus debates será incompleta. Las tesis que
presentaré ahora subrayan los rasgos de precariedad y
violencia en que se mueven gran parte de las migraciones globales, por lo que daré una mirada, si se
quiere, particular al fenómeno. En consecuencia,
dejaré de lado las historias de éxito y de movilidad
laboral y de clase que existen y aparecen de vez en
cuando. Ahora bien, al observar las migraciones internacionales desde el surgimiento de los paradigmas
de securitización y de los consecuentes regímenes
del terror que le son constitutivos (Tirman, 2004;
Chebel, 2012), asoma la permanente e inseparable
relación entre las migraciones y sus múltiples violencias asociadas. De este modo, migración y política
deben leerse a partir de las violencias que las definen.
36
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
En este sentido, se confirma la tesis benjaminiana que postula que la violencia se explica por la
política y toda política se explica a su vez por las violencias (Benjamin, 2007). En los fundamentos de lo
político descansa la violencia como asunto constitutivo, de lo cual se desprende la primera tesis de este
documento, la del fundamento de lo político: la política confirma y profundiza la vulnerabilidad de los migrantes. Además de su carácter fundante, las migraciones
se confirman por su propia historicidad. Mirado en
perspectiva del tiempo, las migraciones y la movilidad humana han estado asociadas a las violencias en
los más variados sitios de producción. Como explica Bolaños, hay cierta continuidad histórica desde
el derecho romano, pasando por el comercio de esclavos hasta llegar al trabajo “ilegal” que acompaña
a innumerables sectores de la economía capitalista,
continuidad que se expresa en la tensión que confirma la figura de extraños —extraneus— y la de excluidos —extrarius— (Bolaños, 2012: 26-29).
El esclavo romano sintetizaba bien esta figura. Casi siempre extranjero, era jurídicamente definido por su exclusión de la comunidad política.
Extraño o extranjero, y excluido por medio de un
bando soberano (Agamben, 2006), convertido en
categoría de persona en permanente suspensión de
sus derechos.4 La esclavitud no sólo fue fundamental para conformar la diáspora negra por el mundo
(Hall, 1990). En cuanto actividad comercial fue una
de las bases de toda economía capitalista. Contrario a la tendencia a ubicar a la industria textil como
el fundamento concreto del cual parte el capitalismo, quiero enfatizar como rasgos originarios del
comercio de ultramar el colonialismo, el despojo
y la violencia que lo acompañan. Gracias al colonialismo, Europa pasó de abarcar y dominar 35%
4
En un sentido similar, pero apuntando más bien a la dimensión alienante de la esclavitud, Marx (2001) define a los
esclavos como extranjeros de sí mismos.
del planeta en 1815 a 85% a finales del mismo siglo
(Said, 2003: 64). Con la abolición de la esclavitud,
sin embargo, la producción política del extranjero y el excluido no cesarán. Al contrario, los migrantes serán parte de esa categoría de personas que
idealmente reunirán las cualidades de extranjero y
excluido al mismo tiempo, de ahí se desprende la
segunda tesis: se confirma la condición histórica de exclusión de los migrantes —tesis genealógica—.
Hasta aquí he anunciado una tercera dimensión el problema. Los migrantes aparecen como categoría que la ley produce siempre como exclusión.
Los migrantes son tierra de nadie en materia jurídica, como advierten De Sousa y García (2004).
Esto significa que no existe un “afuera de la ley”, al
contrario, la exclusión de los migrantes o su ilegalización confirma el estatuto violento de la ley y de
todo lo político. Es decir, el carácter excepcional
de los migrantes, su dimensión clandestina y silenciosa para la ley, en lugar de colocarlos afuera de la
política real o imaginaria, los traslada al centro
mismo de la actuación o expresión política, lo que
ayuda a confirmar la definición de la ley como productora de excepcionalidades.
Agamben observa esto en los centros de detención para migrantes sin documentos en Italia. Sostiene que ellos son ejemplo de un salto cualitativo
en las políticas de ciudadanía de la Unión Europea,
donde se provoca el despojo de la ciudadanía de algunos —aquellas vidas insignificantes— y se extrae
el estatuto jurídico de un sujeto en nombre, precisamente, de la seguridad nacional y de una política
contradictoria de derechos humanos: “Estos lugares
han sido pensados desde un inicio como espacios de
excepción; como zonas de suspensión absoluta de la
ley, como campos de concentración, zonas donde
todo es posible justamente porque la ley está suspendida” (Link, 2009). Entonces el migrante es en
la actualidad una figura extrema, que por su propia
externalidad ayuda a ver lo que está detrás del estatuto mismo del ciudadano. La tercera tesis de este
artículo deviene de estos argumentos y constituye
su fuerza rectora, su medio preciso: se confirma en los
migrantes la violencia como fundamento de la ley —tesis
de la ley como violencia—.
Sin embargo, a los migrantes no sólo se les ilegaliza. Varios autores han subrayado que asistimos
a una nueva era en la que las migraciones internacionales son intensas y múltiples. La era de los
circuitos migrantes transnacionales (Rouse, 1989),
el momento de las comunidades transnacionales
(Kearney, 1996; Besserer, 1999b) o la época de la
modernización desbordada (Appadurai, 2001) son
algunas de las perspectivas que se han dibujado para
explicar esto. Todas destacan el momento intenso
de las actividades migrantes. Sumo un argumento más. A medida que los viajes, las migraciones
y los flujos de personas se han tornado amplios y
masivos, se han multiplicado las maneras y se han
reinventado las arterias por las que transitan las violencias. A una macropolítica de las violencias en la
migración se le añade la proliferación de micropolíticas de las violencias en los desplazamientos y en
los lugares de llegada.
Esto se explica en parte porque, además de que
viven procesos constantes de ilegalización, a partir
de septiembre de 2001 los migrantes padecen de
manera constante los efectos de su criminalización.
La era del terror significa que estamos ante una política global que dibuja y sanciona nuevas peligrosidades, y los migrantes son siempre presumiblemente
criminales, personas de las cuales se debe sospechar.
Al estudiar el cambio legal y político en la modernidad, Foucault concluye que la peligrosidad se ha
vuelto central y supone ver al hombre no por sus
actos sino por la posibilidad que tiene de llevarlos a
cabo: “Toda la penalidad del siglo xix pasa a ser un
control, no tanto sobre si lo que hacen los individuos está de acuerdo o no con la ley, sino más bien
sobre lo que pueden hacer, son capaces de hacer,
están dispuestos a hacer o están a punto de hacer”
(Foucault, 2008: 101-102).
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
37
De esto desprendo la cuarta tesis —tesis de
la intensidad y la multiplicidad de las violencias
en la migración—: se confirma la economía política de
la seguridad como eje de las violencias y vulnerabilidades
de los migrantes. La multiplicidad y la intensidad de
los fenómenos migratorios van acompañadas de su
opuesto, es decir, la propia singularidad de sus expresiones. Si lo pensamos con detenimiento, a pesar
de la enorme variedad de signos que definen a las
migraciones, mucho de su devenir se explica por la
relación constante que tienen con el trabajo, la relación entre los cuerpos y la labor. Marx fue el primero en insistir en la dimensión fundamental de la
acumulación originaria del capital en la economía
de los cuerpos, como generador de la riqueza. La
base de la economía es el trabajo —en lo cual coincidían neoclásicos y el propio Marx—, pero el trabajo se ejerce por medio de los cuerpos, a través de lo
sensible del trabajo, por medio del cansancio y de la
pura fuerza de trabajo que es siempre desplegada como plus trabajo que genera la ganancia.
Esta ontología de los cuerpos y el trabajo en
Marx me permiten enlazar las vidas de los migrantes como vidas siempre en busca del trabajo. Ellos
viajan a donde hay trabajo. El migrante desea el trabajo y es su primer deseo. Pero ese trabajo es casi
siempre precario y en cuanto tal, forma de violencia
constitutiva de lo social. Puedo decir a este respecto que el capitalismo —más precisamente el tardocapitalismo— es una gran máquina productora de
trabajo precario, por tanto, trabajo violento. Los
migrantes conforman ese apéndice de las máquinas
capitalistas de formación del trabajo precario, como
ha dicho Marx:
El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia
y en volumen. El trabajador se convierte en una
mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización
38
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías: se produce también a sí mismo y al
obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general
(Marx, 2001: 17).
La quinta tesis en este trabajo es sobre la economía
política de los cuerpos migrantes: se confirma entonces
la migración como una fórmula actualizada de administración del trabajo precario y de administración de los cuerpos
migrantes. Las tesis anteriores me permiten caracterizar la condición y posición actual de los migrantes.
Estas tesis funcionan y se producen todo el tiempo
de forma rutinaria. Su cotidianidad provoca desplazamientos infinitesimales por donde transitan los
migrantes y donde los acompañan las violencias.
Como esto ocurre en todas partes y todo el tiempo,
se produce la capacidad perversa por medio de la
cual la expresión de las políticas y las violencias en
la migración se tornan invisibles. Su cotidianidad,
su enorme normalidad, el ser-parte-de nuestras experiencias de todos los días, provoca que sus fenómenos devengan en apenas perceptibles.
Hemos entrado en la época del terror, justo
al momento paradójico que implica que cuantas
más violencias viven los migrantes menos los vemos. Cuando aumenta con mayor crudeza su devenir violento, cuanto más se tornan en imágenes
borrosas para nosotros. El momento fantasmagórico anunciado por Benjamin (2004), en el que el
hombre deambula somnoliento y alienado frente
al poder estético y político de las mercancías, se ha
transformado en un momento migrante donde el
indocumentado es fantasma de sí mismo y espectro
de lo social. La última tesis que quiero plantear es
la de la fantasmagoría de los migrantes: se confirma
entonces la naturalización de su estatus y su perenne condición de precariedad y vida violenta.
En mi opinión, estas tesis pueden ayudar a explicar en gran parte la relación primaria enunciada al inicio, relación indisoluble entre migración,
política y violencia. Las tesis no explican el todo,
precisamente por la magnitud y amplitud del fenómeno. Reconozco una deuda con los estudios que
dan testimonio de los éxitos de algunos migrantes,
los logros de clubes y organizaciones transnacionales. Pero he querido detenerme en estas dimensiones violentas de la política de las migraciones
contemporáneas porque me parece que son necesarias estas lecturas desde un academicismo que pretenda ir más allá de toda especulación escolástica y
que quiera responder, en parte, al terror y al horror
de cientos de historias ocultas que escuchamos a
diario y para las cuales se requieren esfuerzos de interpretación. Con estas tesis, además de las viñetas
que expondré a continuación, espero arribar a algunas conclusiones que den respuestas a las preguntas
planteadas al inicio.
1. Pueblos y familias en la migración
a Estados Unidos. El caso de los mixtecos
en California
El método etnográfico de trabajo en antropología
puede ser muy útil para observar cómo operan las
tesis anunciadas. En esta disciplina solemos decir
que la antropología “mira en pequeño para pensar
en grande”. Durante años he seguido el devenir migrante de un pueblo oaxaqueño en California.5 Los
migrantes mixtecos —ñu saavi— de San Juan Mixtepec llegaron a California en la década de 1970.
Habían cruzado la frontera después de haberse insertado en la economía del tomate en el noroeste de
México, misma que forma parte de una cadena global de mercancía que enlaza la economía de ambos
países. Como muchos informantes plantearon con
insistencia, las migraciones de los mixtecos nunca
fueron espontáneas o guiadas por el azar, al contrario, siempre estuvieron inscritas en una lógica de
economía política muy precisa:
Nosotros, hombres, mujeres y niños, salimos en
busca de la vida, forzados en busca de sobrevivencia, no somos turistas que de repente se nos ocurrió ir a Chiapas porque Chiapas es muy bonito, o
ir a Sinaloa o a Mazatlán o a las playas, o a los centros turísticos. Nosotros fuimos y conocimos los
campos cafetaleros, cañeros, viñedos, de hortalizas
y cruzamos el desierto, y trabajamos para sobrevivir con nuestras familias (entrevista con Moisés
Cruz Sánchez, líder mixteco, diciembre de 2004).
Precariedad y urgencia por tener un empleo fueron
las fuerzas básicas de lo social que dieron pauta para
que este pueblo indígena llegase a conformar una de
las principales diásporas de mexicanos en Estados
Unidos y la primera minoría étnica, por ejemplo,
en California (Huízar y Cerda, 2004). Varios estudios confirman estos dos aspectos. Por una parte el
vínculo constante de estos grandes movimientos de
población con el trabajo, y por otra su carácter histórico, lo cual la ha hecho permanente en el tiempo.
Leticia Méndez y Mercado, en su clásico estudio sobre las migraciones de este pueblo, dice:
Así, campesinos e indígenas perdieron de manera
paulatina sus tierras y se vieron obligados a trabajar en las tierras de otros […] si bien el empobrecimiento de la tierra, la raquítica productividad y
las carencias presionaron —y aún lo hacen— a sus
habitantes a abandonar las tierras que les pertenecían, la realidad más determinante está en el mecanismo de extracción de población y, por ende,
una transformación radical de la estructura económica del país por la generalización de un sistema
económico y las exigencias que éste provoca. Por
tanto […] los indígenas están acosados por una sola
5
El material de investigación de esta parte proviene de mis
trabajos con un pueblo migrante en sus desplazamientos a
lo largo de los años 2003 al 2011.
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
39
alternativa: integrarse como mano de obra en los
Muchos de nosotros hemos vivido una vida dura,
niveles ocupacionales de una nueva economía (Mén-
hemos trabajado desde una temprana edad, hemos
dez, 1985: 11-12).
sido abusados de los rancheros, hemos sido discriminados en nuestras propias tierras, hemos sido
Esta nueva economía de la que nos habla la antropóloga
es la que observé en mi estudio sobre la justicia en los
procesos migratorios (Castro, 2009). Fui descubriendo la intrincada relación que existe, a partir de las
migraciones internacionales que mueven toda la estructura social del pueblo, entre una economía política determinada y lo que podríamos denominar como
“economía emocional” o “libidinal” muy específica.6
La economía política que los afecta consiste en
una serie de mecanismos estructurales por medio de
los cuales los mixtecos viven en condiciones transnacionales de injusticia, casi siempre en medio de
campos económicos en los que abunda la precariedad y la ausencia de derechos laborales. Las situaciones estructurales de precariedad e injusticia, aunque
diferentes del todo en ambos países y contextos, terminan por confirmar las condiciones de vulnerabilidad de los migrantes en ambos lados de la frontera.
Una especie de injusticia y precariedad transnacional
emerge a partir del estudio de los pueblos migrantes,
cuestión que se suma a su carácter histórico, pues
como señalan varios estudios:
Las comunidades de campesinos mixtecos han servido como una reserva laboral para una larga serie
de amos tras los siglos, desde los antiguos caciques de
hace 500 años hasta los intereses agrícolas mexicanos y estadounidenses de hoy. Pero el patrón básico
siempre ha sido el mismo: una apropiación del trabajo servil barato, subsidiado por el trabajo domés-
explotados en todo el sentido de la palabra y tenemos muchas cosas que relatar para que el mundo
vea cómo se nos trata en nuestras tierras y en nuestro continente (V. S., opinión vertida en el Grupo
Yahoo Mixtepec, 8 de enero de 2008).
En cuanto a la economía emocional, el segundo elemento constitutivo de los procesos migratorios, incluyo aquí todos esos sentimientos culturales
(Benjamin, 2007) o regímenes sentimentales (Besserer, 1999a) que subrayan la manera en que el rechazo, la discriminación y el odio racial y de clase
se constituyen como las fuerzas fundamentales que
modelan los fenómenos asociados a la migración internacional. En lugar de verlos como cosas aparte
que no merecen ser estudiadas, he destacado en otro
trabajo la importancia de la investigación de la subjetividad migrante como parte de un corpus de fuerzas
y fenómenos que pueden explicar por qué las cosas
funcionan de este modo y no de otro (Castro, 2012).
En el citado trabajo presenté el caso de dos
hermanos mixtecos, uno de ellos menor de edad,
que murieron intoxicados mientras trabajaban en
un túnel de 8 pies en el Community Recycling and
Resources Co. en California en 2011. Su muerte
despertó la indignación y el reclamo de la comunidad de mixtecos de ese estado, quienes protagonizaron un inusual activismo en las redes y en las
páginas que convocan a los mixtecos en Estados
Unidos. Denunciaban que eran tratados como
tico (Edinger, 2004: 32).
La lista de evidencias que comprueba el peso de las
variables de economía política en los rumbos y los
destinos de la migración podría ser enorme. Sin embargo, quizás sea suficiente con escuchar lo que los
mismos mixtecos dicen acerca de esto:
40
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
6
Foucault fue uno de los primeros pensadores que quisieron resaltar el aspecto emocional de la economía e intentó
con ello superar la dicotomía que divide radicalmente la
subjetividad de la objetividad, la idealidad y la materialidad. Véase, por ejemplo, Foucault (2006).
Elsa Medina Castro  Nido de las Águilas, Tijuana, B. C., 1996, Frontera México/eua.
criminales y que en este caso E., el hermano mayor,
había metido a su hermano con una “mica chueca”
—papeles falsos—, en la que se indicaba que tenía
30 años de edad:
ambos eran originarios de Oaxaca. Para cuando
los trabajadores fueron sacados del túnel ambos no
estaban respirando porque habían aspirado tóxicos. Ese mismo día por la noche A. R. de 16 años
de edad falleció en el hospital local de Bakersfield.
Y hoy por la mañana el hermano de A. R. de 21
años, también iba a ser desconectado ya que sus células se cocieron con el tóxico y le dañaron el cerebro (información publicada en el sitio de mixtecos
de San Juan Mixtepec, <mixtepec.blogspot.com>,
octubre de 2011).
La compañía, decían en los chats, no se preocupó
por averiguar la verdadera edad del muchacho porque así trabajan, les sirve que sean indocumentados
porque aprovechan al máximo su situación vulnerable. Es comprensible observar otras tendencias
en esta caracterización. Sólo por mencionar algunas, hay autores que han destacado los procesos, por
ejemplo, de “mexicanización de los pueblos y valles
de California” (Palerm, 1997 y 1998), es decir, amplios procesos de cambio demográfico en los que
mexicanos son clave en la estructuración económica, cultural y política de muchos sitios en Estados
Unidos. Sin desconocer estos procesos, en este trabajo trato de resaltar los otros impulsos en la migración
internacional, aquellos que hablan de las dificultades que, en mi opinión, han adquirido una posición
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
41
dramática a partir de los giros de seguridad que se han
implantado en todo el mundo.
Los mixtecos llegaron a California a reemplazar
la mano de obra que mexicanos del centro occidente dejaban para acceder a otros espacios en Estados
Unidos. A su vez, aquéllos habían llegado al “estado
dorado” para sustituir el trabajo que estadounidenses del medio oeste y chicanos habían hecho antes, y
antes de ellos, japoneses, y antes de éstos, chinos. El
reemplazo étnico de la fuerza de trabajo (Kearney,
1996; Durand, 2011), el movimiento de ejércitos de
reserva de trabajadores, ha sido la tónica en el estado
donde la agricultura capitalista se ha levantado como la más importante de toda esa nación. La regla
económica no escrita en esa economía ha sido: cada
vez que un grupo cultural logra el reconocimiento
de ciertos derechos en el trabajo y en su presencia en
Estados Unidos es estigmatizado y presentado como
enemigo cultural,7 como amenaza al modo de vida
americano, hasta producir su exclusión progresiva.
Como propusieron estudios clásicos en California, una vez que ese estado se incorpora a la Unión
Americana no acepta la esclavitud, sin embargo encuentra en el uso de la fuerza de trabajo inmigrante
la fórmula para explotar a gente desesperada como
si fuese, lisa y llanamente, esclavitud (Goldschmidt,
1947; McWilliams, 1935). La migración a escala ampliada puede definirse, de acuerdo con esta argumentación, como la gran productora de una clase obrera
deslocalizada, como señalan Berger y Mohr (2011),
una clase fragmentada, que sufre condiciones de trabajo tedioso, rutinario e incluso trabajo esclavo. Los
migrantes satisfacen la escasez de mano de obra e inhiben la mejora de las condiciones de salario de la
población general de los países. Muchos de los migrantes mixtecos en Estados Unidos se transformaron en esos obreros ideales para la nueva economía:
de bajos salarios y casi sin ningún derecho laboral.
Como lo previera Marx, el trabajo produce maravillas, pero también privaciones: “Produce palacios,
pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero
42
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
deformidades para el trabajador. Sustituye el trabajo
por máquinas, pero arroja una parte de los trabajadores a un trabajo bárbaro, y convierte en máquinas a la
otra parte” (Marx, 2001: 18).
Los primeros años no fueron fáciles para los migrantes mixtecos en Estados Unidos, pero tampoco
lo son ahora, en especial a partir de la emergencia de
los paradigmas de securitización después de 2001.
Cuando visité a mis amigos mixtecos en California
en 2011, que han ido “echando raíces allí”, me sorprendió que muchos de ellos estaban haciendo todo
lo posible para recibir a sus parientes que venían huyendo de la crisis económica y de la ola de persecuciones en Arizona. La Ley sb 1070 de Arizona había
aprobado que cualquier policía o autoridad pudiera
pedir papeles ante la “sospecha razonable” de estar
frente a un migrante indocumentado.
Los mixtecos de Arizona me dijeron que la ley
hacía legal la discriminación y que mientras ellos siguieran representando esa amenaza lo mejor era ir a
donde estaban sus parientes en California. Pero ahí
las cosas tampoco estaban del todo solucionadas.
Meses más tarde de mi visita, una parte de la comunidad de mixtecos logró que en el Distrito Escolar
de Oxnard, al noroeste de Los Ángeles, se eliminara y se sancionara el uso de la palabra “oaxaquita”
con el que los mexicanos no indígenas molestan y
discriminan a sus compatriotas.8 La disposición del
7
8
Ejemplos de esto abundan en California. Por mencionar uno,
Lloyd Fisher explica en su clásico estudio cómo después de
que los inmigrantes chinos conquistaron derechos laborales
en el estado y en la medida en que adquirían cierta independencia económica, posterior a 1870, se extendió la idea de
que eran peligrosos y debían ser excluidos, cuestión conocida como The Yellow Peril. La situación se concreta en 1892,
cuando se decreta la prohibición de que entren más chinos
al país por medio de la llamada Geary Act (Fisher, 1953: 24).
La campaña se llamó “Don’t call me little Oaxacan” y concentraba los esfuerzos de miembros de este pueblo que
habían sido despreciados y rechazados históricamente por
sus compatriotas mexicanos provenientes de estados con
menos población indígena.
Distrito Escolar, como quedaba enunciada en el reportaje publicado en Los Angeles Times el 28 de mayo de 2012, reconocía la importancia numérica de
los mixtecos en la agricultura californiana, donde
80% del universo total de trabajadores de esta industria era mano de obra indocumentada y 30% era
de origen mixteco.
Los mixtecos en Estados Unidos no podían esperar que sólo fuesen las leyes las que actuaran en su
contra. No tenían que ir tan lejos. Ha sido suficiente
observar cómo sus mismos compatriotas han jugado
un papel clave en la economía emocional del desprecio. Racismo y rechazo han actuado juntos, como
también lo ha hecho aquella economía estructurada
en torno al cansancio, al trabajo precario, a la escasez
de derechos laborales y a la criminalización.9
Mirado de esta manera, el migrante transforma
su figura en ilustradora del capitalismo actual. Riqueza y pobreza como dos cosas que trabajan juntas.
Hiper-producción de mercancías y des-producción
de vidas humanas. La fantasmagoría que representa
la sociedad actual queda así bien explicada: un migrante es un fantasma que se parece cada vez más a
esa mercancía, consumible y desechable. En cualquier caso, es una mercancía bien preparada para ese
devenir laboral tan propio del funcionamiento de las
cosas hoy en día.
al esponjoso concepto de “crimen organizado”.11 Se
debe hablar, en este sentido y con todas sus letras,
de una verdadera economía política de administración de vidas humanas. Recuerdo que en 2010
asistí a una conferencia para comentar una serie de
cuatro documentales cortos sobre los migrantes en
tránsito.12 En una mesa integrada por tres especialistas en el tema, el investigador A. A.13 contó que
en su institución habían tenido reuniones con personal de gobierno para hablar de la minuta para una
nueva ley migratoria en México. El tema era sensible para México en ese momento. De eso hablaban
los documentales y la mayoría de los periódicos de
circulación nacional, en especial porque casi todos
estaban impactados por el hallazgos de más de 190
cuerpos en Tamaulipas, lo cual ponía a la violencia y
al crimen en la frontera norte sobre la mesa de discusión en un paralelo de la memoria de muchos que
recordaba a los 72 migrantes muertos.14
9
10
2. Migración en tránsito, migración
indocumentada: el péndulo entre el fetichismo
11
de la ley y las crisis humanitarias
12
Son ya muchos los organismos nacionales e internacionales que al observar el paso de los migrantes por
México hablan de su situación en términos de una
crisis humanitaria.10 De esto nos hablan los 20 000
migrantes secuestrados al año en México. Sumado a
ello, un sinnúmero de actividades legales, ilegales y
cuasi legales producen ganancias económicas superiores a los 6 500 millones de dólares que van a parar
13
14
La perversidad del asunto, la exclusión entre personas que
comparten similares condiciones de precariedad y abandono, ha sido observada en innumerables trabajos. De Gramsci
a Fanon, pasando por muchos autores críticos que trataron
de comprender el comportamiento de subalternos o colonizados, respectivamente. Se ha generado a partir de ello una
prolífica e importante producción intelectual y política
(Gramsci, 1999; Fanon, 2007).
Sólo por mencionar algunos, se han manifestado en ese sentido la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la
República, Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Para la primera cifra, Informe de 2010 de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos y para la segunda, Diario de los Debates
del 29 de junio de 2011 del H. Congreso de la Unión de México.
Me refiero a Los invisibles, documental realizado por Marc
Silver y Gael García Bernal (Amnistía Internacional, 2010).
Para proteger la identidad del investigador y su institución
prefiero apuntar las iniciales.
Me refiero a los hechos ocurridos en el municipio de San
Fernando, en el norteño estado de Tamaulipas, donde se
encontraron 193 muertos en fosas clandestinas el 6 de abril
de 2011. En agosto de 2010, en el mismo municipio fueron
hallados los cuerpos de 72 personas asesinadas. Esta zona
se encuentra en la ruta migratoria por donde mexicanos y
centroamericanos transitan rumbo a Estados Unidos.
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
43
El investigador del Centro de Investigación y
Docencia Económicas (cide) narró cómo en una de
esas reuniones preguntaron a los representantes del
Instituto Nacional de Migración (inm) qué estaban
haciendo para combatir los secuestros de migrantes.
La respuesta de los funcionarios fue práctica: “Nada”, porque “ése es un asunto de la policía”. La
respuesta es peculiar por varios aspectos: porque la
credibilidad de las acciones de la policía y de varios
cuerpos de uniformados en México está cada vez
más en cuestión, porque refleja el tipo de acciones
que el Estado ha emprendido en materia migratoria y porque pareciera que vivimos una suerte de
Elsa Medina Castro  Playas de Tijuana, B. C., 2007, Frontera México/eua.
44
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
fragmentación de aquello que podemos concebir
como Estado y como procuración de justicia, lo que
resulta en un espectáculo del horror.
Jean y John Comaroff presentaron un análisis
sugerente sobre lo que parece caracterizar al mundo
actual. Por una parte, una tendencia hacia la descripción del mundo subdesarrollado como envuelto en una inmensa epopeya de anarquía y violencia
—en la que se torna cada vez más difícil diferenciar
entre regímenes políticos de poder y crimen organizado— y, por otra, la proliferación y el apego a la
ley, lo legal y lo jurídico para resolver las situaciones,
la transformación de la ley en un verdadero fetiche:
Sin cesar se redactan nuevas constituciones, se
hacen llamamientos a los derechos, se reinventan democracias de procedimientos y se presentan
demandas por injusticias. Y sin cesar también, los
gobiernos, los grupos de composición diversa y las
coaliciones de intereses recurren al sistema jurídico
para resolver sus diferencias (Comaroff y Comaroff, 2009: 12).
Al observar el tránsito de los migrantes por México
o la migración indocumentada en Estados Unidos,
esta reflexión de los antropólogos sudafricanos cobra relevancia. El fetichismo de la ley parece crecer
en la medida en que aumenta y se modifica la cartografía del desorden, de lo que resulta que la ley y
la violencia parecen ser complementarias. El debate y la producción de leyes sobre la inmigración en
México y Estados Unidos resulta en una serie de
campos y fuerzas ilustradoras de las paradojas presentes y de las tesis enunciadas en este trabajo. Todas
parecen confirmar la antinomia fundamental que he
caracterizado a partir de la producción legal para la
protección y la misma producción para la criminalización. Por ejemplo, en 2010, cuando la situación
de los migrantes que pasaban por México parecía
cobrar inusitados niveles de violencia y crimen, en
Arizona se aprobaba la Ley Arizona sb 1070, la cual
dice en su encabezado: “Ley sb 1070. Para toda detención o arresto legal hechos por un oficial de un
departamento de policía en la que exista la sospecha
razonable de que la persona es un extranjero y se encuentra ilegalmente en Estados Unidos”.
Para justificar esta ley, la gobernadora del estado Jan Brewer mencionaba con insistencia que el
crimen y la violencia asociados a los migrantes llegaron a ser un asunto crítico para su administración. La
idea de que la migración y el delito eran piezas complementarias y que trabajaban juntas estaba en la base
de toda esta producción legal, cuestión muy arraigada en diversos sectores de la sociedad estadounidense, a pesar de que muchos estudios confirman
lo contrario.15 Kris Kobach, un abogado de Kansas
que estuvo detrás de la Ley de Arizona, conocida
entre los migrantes como “Ley del Odio”, como
miembro de la Federation for American Immmigration Reform (fair), sostuvo: “Quiero hablarles de
la teoría detrás de lo que Arizona está haciendo. La
idea es muy simple. Si haces más difícil que la ley se
quebrante, la gente comienza a obedecer la ley. Aumentas la aplicación de las leyes y la gente se deporta
sola” (Dávalos y Carbajal, 2011). Efectivamente, la
dura ley migratoria estaba provocando que la gente
se deportase sola, cuestión que ya referí en mi encuentro con mixtecos en California.
La ley provocó una gran discusión en muchos
sectores hasta que en abril de 2011 el presidente
Obama logró que la Corte de Apelaciones de la nación quitara los fragmentos más polémicos de la
misma. Desde ese momento el debate en Estados
Unidos se trasladó al Congreso sin que hasta ahora se hayan podido cambiar las leyes de inmigración en el país. En 1986 las leyes en Estados Unidos
se modificaron para legalizar a tres millones de inmigrantes indocumentados. Hoy la discusión en
el Congreso es sobre la situación de unos 11 millones de extranjeros sin documentos migratorios.
Por ahora no se ve una posible solución, en especial
después de que en febrero de 2014 John Boehner,
presidente del cuerpo legislativo, reconoció que la
aprobación de un cambio en las leyes migratorias no
sucedería este año.
La visión de seguridad sigue predominando
en la discusión legislativa, mientras el presidente
15
Por ejemplo, Wright y Benson (2010) mencionan la existencia de una “paradoja inmigrante” o “paradoja latina”
según la cual, y contrario al estereotipo que supone que los
inmigrantes provocan el aumento de los crímenes en las
calles, en los barrios de inmigrantes los índices de violencia
son menores. Ellos explican en su estudio que esto se debe
a los valores culturales de los migrantes y a sus fuertes lazos y redes de apoyo, los cuales empujan a un índice más
bien bajo del crimen.
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
45
Obama ha insistido en que su prioridad es que se
apruebe una ley para 2014. Una paradoja importante es que a pesar de la retórica de la administración
en la Casa Blanca, el gobierno de este presidente es
el que más deportaciones ha hecho en la historia
reciente del país. En cinco años de su gobierno se
cuentan dos millones de deportaciones realizadas,
aproximadamente 400 000 al año (Contacto Magazine, s. f.). Es importante recordar que las paradojas se
multiplican precisamente porque la ley no es sólo la
ley. Es decir, discutir y debatir sobre las leyes, con
sus consecuentes efectos concretos, produce un desplazamiento de la ley hacia sitios insospechados de la
sociedad. En términos de Foucault, para quien la ley
resultaba ser un lugar privilegiado para observar lo
político, en la actualidad no es la única que cumple
funciones de justicia, una serie de poderes laterales
lo hacen y, aunque no son judiciales en sí, terminan
cumpliendo funciones que sí lo son: “Afuera de la
justicia estatizada nacen procesos de control que
acaban siendo el verdadero contenido de la práctica
penal” (Foucault, 2008: 106).
En el caso de la migración indocumentada en
Estados Unidos, esto se traduce en la proliferación
de múltiples mecanismos de control y vigilancia,
que resulta en la constante vulnerabilidad de los migrantes. Por ejemplo, con el impulso para discutir un
cambio legal en Estados Unidos, el presidente Obama ha encargado al Congreso el aumento de recursos para la frontera con México. Esto supone mayor
número de soldados de la Guardia Nacional, apoyo
para que la Patrulla Fronteriza reclute e incremente el número de agentes, la creación de una Oficina
Federal de Informaciones con énfasis en la frontera
sur, así como la participación in situ de la Drug Enforcement Administration, la Bureau of Alcohol,
Tobacco, Firearms and Explosives y de Immigration
and Customs Enforcement (Incedes y Sin Fronteras,
2011). La securitización de la política migratoria sumada a la proliferación de leyes y reglamentos de todo tipo —la fetichización de la ley— producen a fin
46
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
de cuentas que los eventos en Estados Unidos estén
ligados a lo que ocurre en México. Todas las medidas
señaladas afectan los flujos migratorios y la situación
de los derechos humanos de los migrantes, así como
las respectivas presiones en la frontera norte y sur de
México (Incedes y Sin Fronteras, 2011).
Lo que ha ocurrido en Arizona y en Estados
Unidos en materia de migración permite cuestionar
lo que ocurre en México. Aunque las discusiones
legislativas en este país estuvieron plagadas de referencias a la Ley Arizona como ejemplo del racismo
y la exclusión que viven los connacionales allá, poco
se discutió sobre la manera en ocurren las cosas acá.
Por ejemplo, aunque en las discusiones parlamentarias se mencionó muchas veces la “sospecha razonable” como un aspecto delicado de esa ley, en las
críticas señaladas por organizaciones de protección
a migrantes se insistió poco en que en México la
“identificación y verificación migratoria basada en
perfiles étnicos, raciales o nacionales lleva muchos
años realizando sus actividades migratorias con base
en ellos” (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 423).
Es más, como han indicado algunas investigaciones al respecto, en México desde la primera Ley
de Extranjería y Naturalización promulgada durante
el gobierno de Porfirio Díaz en 1886, que buscaba el arribo de europeos católicos al país, la política
migratoria dividió a los inmigrantes en dos clases de
personas: los migrantes “benéficos” que ayudarían al
desarrollo de México y los migrantes “perniciosos”
que sólo vienen a provocar daño (Yarrington, 2013:
35). En el estudio comparativo de las leyes y el comportamiento migratorio en México y varios países
centroamericanos la organización Sin Fronteras insiste en estos rasgos ambiguos de las legislaciones.
Todas las constituciones de estos países incorporan
el reconocimiento amplio de los derechos humanos
y garantizan la universalidad de su goce (Yarrington,
2013: 41). Pero al mismo tiempo, todas las legislaciones establecen restricciones para el ejercicio de
estos derechos a las personas extranjeras.
De acuerdo con el “Informe sobre las migraciones en el mundo 2010” (oim, 2010), en el mundo hay
más de 200 millones de personas definidas como migrantes internacionales. México aparece como el lugar de tránsito con el mayor volumen de movimiento
de población que atraviesa su territorio con unos 10
millones de personas cada cinco años. La situación
de vulnerabilidad y violencia que viven los migrantes
en México se vio afectada después de 2001 porque a
manera de espejo o reflejo, la política migratoria se
construye en México mirando hacia Estados Unidos
y con referencia a ese país, es decir, también sobre
una lógica de seguridad.
Por ejemplo, en México se presenta el proyecto
Propuesta de Política Migratoria Integral en la Frontera Sur de México 2005, que proviene a su vez del
Plan Reforzamiento de la Frontera Sur del País o
“Plan Frontera Sur”, vigente de 2001 a principios de
2003, cuando fue sustituido por el proyecto “Fortalecimiento de las Delegaciones Regionales de la
Frontera Sur”. Podemos decir que el “Plan Frontera
Sur”, que arranca en 2001, marca una nueva faceta
en la manera en que el país va a incorporar las dimensiones de securitización en materia migratoria:
“Claramente comienza a fusionar elementos de delincuencia organizada y seguridad con las acciones a
instrumentar en materia de flujos de personas irregulares en el país” (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 388).
Como reconocen organizaciones de defensa
de los derechos de los migrantes, todas las medidas
tienden a criminalizar y a catalogar a la migración
indocumentada como una amenaza. En 2005, según informes de estos organismos, el tema migratorio es incorporado en la Agenda de Seguridad
Nacional e incluso el inm pasa a formar parte del
Consejo de Seguridad Nacional:
Medidas como la Iniciativa Mérida, la Operación
de sellamiento de las fronteras contra el narcotráfico y el Plan Centinela contra el terrorismo, además
de dotar al Instituto de mayores recursos […] son
estrategias que tienen una utilidad e impacto en la
política de control y vigilancia de los flujos de migrantes (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 389).
En 2011 se aprueba una nueva Ley de Migración en
México, que precisamente confirmará la ambigüedad
de una política migratoria que a la vez que busca la
protección de los derechos humanos de los migrantes,
insiste en su criminalización. El primer artículo de la
Ley es especialmente claro en este punto:
Artículo 1. Las disposiciones de esta Ley son de
orden público y de observancia general en toda la
República y tienen por objeto regular lo relativo
al ingreso y salida de mexicanos y extranjeros al
territorio de los Estados Unidos Mexicanos y el
tránsito y la estancia de los extranjeros en el mismo, en un marco de respeto, protección y salvaguarda de los derechos humanos, de contribución
al desarrollo nacional, así como de preservación de
la soberanía y de la seguridad nacionales.
¿Es posible garantizar los derechos humanos de los
migrantes a la vez que procurar la seguridad del país
y de las fronteras nacionales? ¿Acaso no estamos
frente a una antinomia irrepresentable? En ningún
caso el objetivo de la Ley es evitar o disminuir la
vulnerabilidad de los migrantes. Al contrario, ahora ellos están en una precariedad mayor que antes.
En la investigación de Yarrington sobre la interacción de extranjeros indocumentados con el inm, se
hace evidente que ahora el Instituto tiene mayores
facultades de control, esto hace los procesos de legalización más complejos y sujetos a la discrecionalidad de los funcionarios (Yarrington, 2013).16
16
Hay muchos elementos en este sentido: cambian las definiciones sobre qué es una familia y qué miembros de la
misma pueden legalizarse. Los mecanismos para comprobar un permiso de trabajo son más complejos y el inm tiene
ahora mecanismos de verificación más amplios.
Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
47
Prometeo Lucero  Muro fronterizo, Tijuana.
El endurecimiento de la ley, además, de acuerdo con
el informe de Sin Fronteras, no favorece la transparencia gubernamental en materia migratoria y deja
a los migrantes expuestos a mayor incertidumbre y
precariedad, de manera que son presa fácil del crimen organizado y de las múltiples violaciones a sus
derechos fundamentales, como lo reflejan los casos
mencionados (Incedes y Sin Fronteras, 2011: 390).
Conclusiones y reflexiones finales
En este trabajo el material y los argumentos presentados han dado respuesta a las preguntas planteadas en el inicio. Aunque la violencia y la política
han jugado un rol “productivo” histórico en las
vidas precarias de los migrantes, nos encontramos
hoy atravesados por un paradigma de seguridad que
48
Desacatos 46  Yerko Castro Neira
precisamente produce inseguridad, una idea de orden que genera desórdenes por dondequiera, un estado de cosas que confirma con asombrosa certeza
las tesis de Benjamin de que los Estados de excepción son la regla, que las excepciones son las que
producen normalidad. Puedo ir aún más lejos en mi
argumento. Lo que emerge a partir de la caída de
las Torres Gemelas en Nueva York es su diferencia
cualitativa con un momento anterior que es precisamente la perversidad del mundo contemporáneo,
en el cual las leyes y la violencia trabajan juntas para
construir un enemigo declarado, que se ajusta a la
perfección con la experiencia migrante.
Como he insistido a lo largo de estas páginas,
en consonancia con Agamben y su trabajo sobre
los refugiados, los migrantes, los indocumentados, los clandestinos de todo tipo son ahora conceptos límite, no porque se encuentren fuera de
la política, por el contrario, porque provocan que
nos demos cuenta de la crisis radical de las categorías fundantes de la sociedad, el Estado y la cultura
occidental (Benjamin, 2007: 170). El drama de los
migrantes es un drama no porque lo podamos observar desde el teatro espectacular de su situación,
al contrario, lo es porque con ellos nos vamos todos
hasta reconocer la precaria composición del mundo que hemos construido, la triste humanidad que
nos compromete a un vacío.
Las múltiples paradojas, las antinomias insalvables, la imposibilidad de representar esto en un
curso coherente de la historia nos obliga a reconocer
las debilidades del edificio social que hemos erigido. Toda política actual es una política que produce
diferencias, que condena a unos a vidas a la sombra
de la humanidad, como si apenas supiésemos que
existen para nosotros. La perversidad de la política
en clave de los migrantes, construida en nombre de
su protección, lo que hace es garantizar su muerte.
Toda política de defensa de la vida lleva implícita su opuesto, una política de muerte, lo que para
Foucault se resume en la expresión paradójica que
indica que en el mundo actual “las matanzas han
llegado a ser vitales” (Foucault, 1978).
No hay fenómeno de relevancia internacional que
escape a la doble tendencia que lo coloca en una
única línea de significado; por una parte, una creciente superposición entre el ámbito de la política,
o del derecho, y el de la vida; por la otra, un vínculo
igualmente estrecho con la muerte (Esposito, 2011).
Quizá la esperanza radica, en este punto, en la misma radicalidad de la situación migrante. Más allá
de esto, se pierde cualquier horizonte de presente y
futuro para este mundo que no ha terminado nunca
de quedar bien construido.
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Migraciones a debate. Las cuestiones políticas en la época de los regímenes de terror
51
Asociaciones de inmigrantes mexicanos
en Estados Unidos: logros y desafíos en
tiempos recientes*
Luis Escala-Rabadán
En el contexto del creciente debate público y político sobre la migración de
mexicanos hacia Estados Unidos, debido principalmente a su alta densidad,
permanencia y vasta distribución, ha habido también una creciente atención
pública, política y académica hacia las organizaciones comunitarias formadas
por estos inmigrantes. Este artículo examina el desarrollo y la paulatina centralidad de asociaciones y federaciones de migrantes mexicanos en Estados Unidos, basadas en el lugar o región de origen en México. El texto evalúa su desarrollo inicial y la importancia de sus logros en ambos países durante las últimas
décadas, así como los retos que enfrentan en su futuro desarrollo organizativo.
Palabras clave: inmigración mexicana en Estados Unidos, asociaciones de inmigrantes mexicanos, mexicanos en Los Ángeles y Chicago, transnacionalismo
entre México y Estados Unidos, retos organizativos de asociaciones inmigrantes
Mexican Immigrant Associations in the United States: Challenges and
Achievements in Current Times
In a context characterized by the public and political debate on Mexican immigration to the United States, as a result of its high density, settlement, and
wide distribution, there has also been an increasing public, political, and academic interest on community organizations forged by immigrants. This article
examines the rise and growing importance of these associations and federations of Mexican immigrants in the United States, based on their hometowns
in Mexico. The paper assesses their initial development and their significant
achievements in both nations during the last decades, as well as some of the
key organizational challenges they face in their future.
Keywords: Mexican immigration in the United States, Mexican immigrant associations, Mexicans in Los Angeles and Chicago, transnationalism between Mexico
and the United States, organizational challenges among immigrant associations
Luis Escala-Rabadán
El Colegio de la Frontera Norte,
Tijuana, Baja California, México
[email protected]
52
*
Agradezco a mis colegas Xóchitl Bada y Gaspar Rivera-Salgado su gentil autorización para retomar en este texto algunas ideas y partes de trabajos conjuntos sobre
el tema publicados previamente, las cuales he reelaborado para este documento.
La responsabilidad de esta versión es enteramente mía.
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 52-69  Recepción: 3 de julio 2013 Aceptación: 8 de mayo de 2014
Introducción
E
n fechas recientes el debate sobre inmigración en Estados Unidos ha ganado una considerable centralidad en los ámbitos público, político y académico, lo que da continuidad a las posiciones de respaldo y de crítica al papel de los
inmigrantes en ese país. Entre los primeros hay actores sociales que apoyan la presencia de los migrantes en nombre de sus contribuciones a la sociedad y la economía, o de sus derechos humanos. Entre los segundos hay también participantes de
las esferas política, mediática e incluso académica que sostienen una crítica de moderada a radical hacia la presencia inmigrante, pero en particular hacia los indocumentados provenientes de México. Esta discusión tiene una mediana historia, con
posiciones y contextos cambiantes, y no suele incluir un adecuado balance sobre
la complejidad y las contribuciones que han hecho las comunidades inmigrantes.
Si bien la construcción de la migración como una amenaza a la sociedad estadounidense es claramente una distorsión, lo mismo podría decirse de las representaciones que hacen sus defensores al señalar a estas comunidades de inmigrantes
meramente como víctimas pasivas de la opresión y la discriminación en Estados
Unidos.
Después de décadas de movimiento continuo, los inmigrantes mexicanos han
establecido extensas redes migratorias entre sus lugares de origen en México y de
destino en Estados Unidos. En contraste con las imágenes forjadas en los imaginarios públicos y políticos de dicha inmigración como un fenómeno creciente y
caótico, la consolidación de estos circuitos migratorios ha hecho posible la acción
colectiva de comunidades entre ambas naciones con impactos en sus lugares de
origen, de destino o en ambos. Este conjunto de vínculos y redes, forjado por los
inmigrantes mexicanos y no muy conocido en la esfera pública y política de Estados Unidos, es lo que se identifica cada vez más como una “sociedad civil migrante”, que en términos generales comprende diversos sectores, pero sobre todo se
basa en las formas asociativas de las que se ha dotado durante muchos años.
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
53
Las asociaciones conformadas por los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos poseen una
larga historia, pero se puede apreciar una nueva
oleada desde los años ochenta del siglo pasado, tanto
en áreas metropolitanas como en zonas rurales, lo
mismo en destinos clásicos de la migración mexicana que en nuevos lugares de llegada. Esta tradición
asociativa ha adoptado diversas formas: organizaciones religiosas, políticas, deportivas y de promoción
cultural.1 No obstante, es probable que las asociaciones basadas en el pueblo de origen hayan ganado
una creciente atención de los sectores académico,
mediático y político desde la década de 1990 a partir
de su labor filantrópica y su participación en esquemas de cooperación con los gobiernos de México
para la promoción de desarrollo local. Estas asociaciones —conocidas con diversos nombres: clubes de oriundos, comités cívicos o asociaciones de
pueblos, y en la literatura anglófona de ciencias sociales denominadas hometown associations (hta)— y
las federaciones que las agrupan han ganado visibilidad de manera paulatina y se han convertido en
una forma asociativa adoptada por inmigrantes de
diversos países de origen en Estados Unidos, pero
sobre todo de México.
La presencia creciente de estas asociaciones revela al menos dos cambios importantes en el perfil
de las formas asociativas de los inmigrantes mexicanos: hacia su interior y hacia el exterior. El primero
consiste en que dichos grupos han dado pasos considerables en la consolidación de sus formas organizativas. En contraste con la relativa informalidad y
la fragmentación de las asociaciones de este tipo en
años previos, estas asociaciones presentan un perfil renovado, con un número ascendente de ellas
agrupadas en federaciones y confederaciones, que se
han convertido en actores sociales cada vez más formales y visibles en ambos lados de la frontera, con
capacidad de interlocución e incidencia en diversos
ámbitos. El segundo cambio se refiere a la creación
paulatina de vínculos con otros grupos y actores
54
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
políticos y sociales, más allá de los lazos que solían
tejerse sólo con sus lugares de origen.
La densa red de relaciones que han logrado establecer estas agrupaciones de inmigrantes entre sus
comunidades de origen y de llegada ha sido la base
para hablar de comunidades y procesos transnacionales, tanto en la academia como en los ámbitos político y mediático. A su vez, esto ha permitido tener
una mejor comprensión de las asociaciones basadas
en la localidad o región de origen. En ese sentido,
estos grupos junto a otros tipos de organizaciones
—laborales, políticas, deportivas, religiosas o étnicas— han logrado ampliar la visibilidad e importancia de la dimensión asociativa de la migración
mexicana en Estados Unidos.
En este artículo examino las características generales del proceso de consolidación de estas asociaciones inmigrantes y los cambios centrales en
su funcionamiento durante los últimos años. Hago un recuento sobre la dimensión asociativa de la
migración inmigrante mexicana en Estados Unidos e identifico algunos procesos fundamentales
en la configuración organizativa de estos grupos.
Para ello utilizaré buena parte de la literatura que
ha tomado como referentes principales a las asociaciones y federaciones de este tipo en las regiones metropolitanas de Los Ángeles y Chicago, que
han constituido escenarios clave para el surgimiento y consolidación de estos grupos. En la primera parte presento una reseña sobre la trayectoria y
características generales de estas asociaciones. En
la segunda analizo algunos de los logros centrales
de dichos grupos, como parte de su consolidación
como asociaciones inmigrantes en Estados Unidos,
1
En su investigación sobre trayectorias de integración de los
migrantes mexicanos en la región de Los Ángeles, Alarcón,
Escala-Rabadán y Odgers (2012) detectaron seis formas
asociativas: basadas en el lugar de origen, relacionadas
con cuestiones educativas, religiosas, culturales, deportivas y de negocios y oficios.
Luis Escala-Rabadán  Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán (mecha) durante la Guelaguetza organizada por la Coalición de Comunidades Indígenas de Oaxaca (Cocio) en la ciudad de San Marcos del condado de San Diego, California, 2006.
en particular su participación cívica y política a nivel binacional. Por último, expongo algunos de los
retos que enfrentan dichas asociaciones en el proceso de su consolidación como forma asociativa
inmigrante.
Primera parte: trayectorias y características
de las asociaciones de inmigrantes mexicanos
en Estados Unidos
Los inmigrantes mexicanos poseen una larga historia de participación cívica y social a través de su
acción colectiva, ya sea en sus comunidades de
origen, en sus lugares de llegada o bien en ambos
espacios, lo que nos permite hablar de “comunidades transnacionales”. Ciertamente, este concepto
ha sido objeto de diversas críticas y redefiniciones
en tiempos recientes.2 No obstante, autores como
Fox (2005a, 2005b, 2005c) han subrayado la importancia de identificar las prácticas de “binacionalidad
cívica” inmersas en estas redes sociales que se establecen entre dos o más naciones. Dichas prácticas
2
Para un recuento de las objeciones al concepto más amplio
de “transnacionalismo” en los estudios de las migraciones,
véase Waldinger (2013).
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
55
son parte de lo que se ha denominado “sociedad civil migrante”, que constituyen la base de las organizaciones de los propios inmigrantes (Fox, 2005a: 4).
Si bien existen diversos componentes que integran dicha sociedad civil migrante, las organizaciones formadas por y para los propios inmigrantes
constituyen su fundamento básico. Estos grupos se
basan en identidades colectivas que a veces se traslapan: etnicidad, trabajo, religión o lugar de origen.
Sobre todo este último elemento, el paisanaje, es el
vínculo que sustenta a las asociaciones conocidas como “clubes de migrantes” y a sus federaciones con
sede en sus estados de origen en México, que paulatinamente han ganado centralidad en el universo
asociativo de la inmigración mexicana en Estados
Unidos. Desde luego, el vínculo de oriundez o paisanaje ha sido una constante de las formas asociativas
a lo largo de la historia de las migraciones.3 Sin embargo, para el caso que nos atañe es importante examinar precisamente su desarrollo y consolidación
como tales, y con ello poder evaluar sus logros como
parte de esta “binacionalidad cívica”.
La consolidación sucesiva de redes sociales entre
regiones específicas de México y Estados Unidos permitió el surgimiento de asociaciones de paisanos basadas en la localidad o región de origen. Esta forma
asociativa constituye una versión más formal de la
vasta gama de redes informales establecidas por los
inmigrantes mexicanos a partir de la pertenencia al
mismo pueblo o región de origen en México.4 Se advierte su gradual proliferación, con altas y bajas, durante el siglo xx, aunque con una presencia cada vez
más visible desde la década de 1960, con membresías
de diversas magnitudes y niveles de organización.5
Un elemento fundamental en el surgimiento y
desarrollo de estas asociaciones es el fortalecimiento de vínculos entre los inmigrantes y sus pueblos
en México, lo que transforma a dichas localidades en referentes importantes para la creación de una
identidad colectiva entre los inmigrantes de una misma comunidad o región. Esta conexión se convierte
56
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
en una parte esencial de su organización social, análoga a los vínculos entre familiares y amigos. Estos
vínculos con “la patria chica”, lejos de atenuarse o
desaparecer con la distancia, se fortalecen y se transforman en redes que eventualmente conducen a la
conformación de asociaciones como mecanismos
privilegiados de pertenencia “translocal”. En este
contexto, organizarse en Estados Unidos les permite a los inmigrantes promover y consolidar un
sentimiento de identidad cultural compartida.6 La
presencia y visibilidad de estas asociaciones de inmigrantes mexicanos osciló en el transcurso del siglo
xx de acuerdo con las condiciones imperantes y la
capacidad organizativa de las comunidades inmigrantes. Sin embargo, durante las tres últimas décadas aproximadamente esta presencia ha sido más
3
4
5
6
Véanse, por ejemplo, los trabajos de Soyer (1997) y Moya
(2005).
Para una revisión de la evolución histórica de estas asociaciones, véase Díaz, Orozco, y González (1997). Existe una
amplia literatura sobre la importancia de las redes sociales
en el proceso migratorio entre México y Estados Unidos,
por ejemplo: Massey et al. (1987), Mines (1981), Zabin et al.
(1993) y Light (2006).
Para un análisis más detallado sobre el surgimiento de estas
asociaciones migrantes en Estados Unidos desde diversas
perspectivas, véanse Bada (2003a), Espinosa (1999), Goldring (2002), Rivera (2003), Rivera-Salgado (1999) y Smith
(2001), entre otros.
La importancia de las asociaciones de migrantes mexicanos
en la construcción de una identidad local o nacional puede
apreciarse también a través de la evidencia histórica. Por
ejemplo, y de acuerdo con algunos analistas, ya existían grupos de mexicanos en California durante la segunda mitad
del siglo xix para la promoción de celebraciones de festejos
nacionales. De esta forma, fomentaron un sentido de conciencia étnica entre los mexicanos en Estados Unidos. Dicha
tradición organizativa se mantuvo durante las décadas del
siglo xx, por ejemplo el Club Independencia en Los Ángeles
o la Confederación de Sociedades Mexicanas de los Estados
Unidos de América en Chicago en 1925 (García, 1996; Taylor,
1997). Sobre la formación de la vasta red de clubes floresmagonistas en Los Ángeles durante la Revolución Mexicana y
su influencia en ambos lados de la frontera, véase el trabajo
de Vázquez Valenzuela (2012).
evidente. Un claro indicador de la importancia adquirida por esta forma asociativa es su crecimiento estable en años recientes, como se ilustra en el
cuadro 1.
Si bien estos datos son limitados y deben tomarse con cautela, puesto que se basan en el número
de asociaciones registradas por la red de consulados
mexicanos en Estados Unidos, que habitualmente
presenta muestras visibles de subrepresentación o
sobrerrepresentación, es claro que la presencia de
este tipo de asociaciones se ha ampliado. En ese sentido, el cuadro 1 muestra que en dicho crecimiento
Cuadro 1. Clubes de migrantes mexicanos
en los Estados Unidos por lugar de origen,
periodos 1998-2003 y 2009-2011
Estado
Número de clubes
1998
2003
2009
2011
Jalisco
74
100
31
93
Michoacán
19
51
55
122
Zacatecas
113
126
12
25
Guanajuato
40
48
307
450
Distrito Federal
3
6
6
13
Sinaloa
12
17
5
16
Durango
19
20
54
75
Nayarit
22
27
5
10
Guerrero
23
51
15
64
Puebla
12
34
38
61
Estado de México
6
11
14
16
Oaxaca
22
36
74
74
Hidalgo
4
11
101
134
Aguascalientes
3
1
8
13
Otros
69
84
667
676
Total
441
623
1 392
1 842
Fuente: González Zepeda (2012: 54), con base en los datos de Escala-Rabadán, Bada y Rivera-Salgado (2006) y sre (2009 y 2012).
participan asociaciones de inmigrantes provenientes de prácticamente todas las entidades de México,
tanto de la región tradicional de emigración mexicana como de nuevas zonas, lo que constata el éxito
de estas formas organizativas entre los inmigrantes
mexicanos de primera generación en Estados Unidos. Asimismo, los datos también sugieren que el
aumento de la población inmigrante mexicana ha
ido a la par del incremento de sus asociaciones. De
hecho, aunque las membresías pudiesen integrar un
número muy reducido comparado con la población
inmigrante en general, se trata de una “masa crítica” bien organizada que ha sido fundamental en la
promoción de una participación cívica y política entre dicha población.
En la actualidad existen literalmente cientos de
estas asociaciones a lo largo y ancho de Estados Unidos. En muchos casos se trata de grupos informales,
conocidos sólo por sus integrantes, con escaso contacto con otros grupos, ya sea en México o en Estados
Unidos. Sin embargo, esta incipiente forma asociativa suele ser el primer paso para su eventual formalización. Por lo general, sus actividades principales se
centran en la organización de eventos para la recaudación de fondos con fines filantrópicos: bailes, rifas,
concursos de belleza y otras actividades culturales y
sociales cuyas ganancias se destinan a obras e iniciativas en sus pueblos de origen en México. Estos
eventos cumplen dos objetivos centrales: por un lado, permiten a las asociaciones financiar sus proyectos en sus localidades en México y, por otro,
promueven un sentido de comunidad al fortalecer
los nexos entre paisanos. De ahí que la creación de
estas asociaciones sea un elemento importante para
la consolidación de vínculos entre comunidades
mexicanas a ambos lados de la frontera (Goldring,
2002; Rivera-Salgado, 1999; Zabin y Escala-Rabadán, 2002; Ímaz, 2006; Moctezuma, 2011).
El crecimiento de estas formas asociativas entre los inmigrantes mexicanos condujo al eventual
surgimiento de federaciones, que aglutinaban a
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
57
dichas asociaciones. Para el caso de Los Ángeles, la
primera organización de este tipo fue la Federación
de Clubes Mexicanos Unidos, fundada en 1972
con clubes de migrantes mexicanos provenientes
de Jalisco, Chihuahua, Michoacán, Guanajuato y
Zacatecas, cuyo objetivo era fortalecer los vínculos
entre asociaciones de este tipo y apoyarlas en sus
proyectos filantrópicos en México. Este modelo organizativo de asociaciones basadas en los pueblos de
origen y federaciones que las aglutinaban respaldó
el desarrollo de las comunidades inmigrantes mexicanas durante los años setenta y ochenta del siglo
pasado, en la medida en que la población migrante
iba en aumento y se tornaba más estable, en buena
parte como resultado de la amnistía de la Immigration Reform and Control Act (irca) de 1986.
Durante este periodo, los contactos de dichas asociaciones con las instancias del gobierno mexicano
eran esporádicos e informales (Zabin y Escala-Rabadán, 2002).
A mediados de la década de 1980 dichos contactos se incrementaron y de manera paulatina las
federaciones se radicaron en las entidades mexicanas
de origen para agrupar a clubes de inmigrantes con
base en dicho criterio. A partir de ello, las federaciones se convirtieron en interlocutores importantes
Luis Escala-Rabadán  Asociación Tecomaxtlahuaqueña de San Sebastián, Tecomaxtlahuaca en la Guelaguetza emprendida por Cocio, 2006.
58
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
de las diversas instancias gubernamentales de México, como parte de la diáspora mexicana en Estados
Unidos, así como de otros actores sociales y políticos en este país (González Gutiérrez, 1993, 1995;
Rivera-Salgado, 1999; Zabin y Escala-Rabadán,
2002; Ímaz, 2006; Moctezuma, 2011). En la década
siguiente, como resultado de la creciente presencia
de estas asociaciones y de las políticas de acercamiento con las comunidades inmigrantes por parte
del gobierno mexicano —en particular el Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior
(pcme)—, los clubes y las federaciones se consolidaron como el modelo organizativo por excelencia
entre dichas comunidades.7
Al igual que en la región de Los Ángeles, los clubes y federaciones en el medio oeste de Estados Unidos provienen de una larga tradición asociativa entre
los inmigrantes mexicanos, como asociaciones mutualistas que apoyaban a los migrantes en situaciones
difíciles y en el proceso de su integración a las sociedades receptoras (García, 1996). Durante y
después de los años de la Gran Depresión, a fines de
la década de 1920, muchas de estas asociaciones desaparecieron como resultado de las deportaciones
masivas de inmigrantes mexicanos y de problemas
organizativos, pero reaparecerían bajo la forma de
clubes y federaciones de inmigrantes durante los
años sesenta del mismo siglo (Bada, 2003a).
A mediados de los años noventa del siglo xx
el consulado mexicano en Chicago registraba un
total de 35 asociaciones de este tipo en el área metropolitana, a finales de esa década llegaban a 140 y
para 2005 se estimaba que eran aproximadamente
270, organizadas en 17 federaciones y una Confederación de Federaciones Mexicanas (Confemex)
(Barceló, 2005). El crecimiento en esa región forma
parte de la expansión de este modelo organizativo
entre los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. En la actualidad se calcula que en todo el país
hay más de mil asociaciones de este tipo, de acuerdo
con el registro de la red de consulados mexicanos
(Gordon, 2005; Vázquez Mota, 2005). Cabe hacer
notar que la proliferación de estas asociaciones de la
sociedad civil migrante mexicana en las últimas décadas contrasta con el estancamiento de los grupos
de la sociedad civil en Estados Unidos, cuyo declive era visible desde mediados de los años setenta del
siglo pasado (Putnam, 2000). De hecho, el modelo
organizativo de clubes y federaciones de inmigrantes mexicanos se ha expandido en regiones como el
medio oeste, donde participan tanto en iniciativas
relacionadas con la promoción del desarrollo local
en sus lugares de origen en México como en el ámbito cívico y político de su entorno de llegada, por
ejemplo, sindicatos locales, asociaciones de vecinos,
iglesias o escuelas (Ímaz, 2006; Ramakrishnan y
Bloemraad, 2008).
Segunda parte: consolidación y logros de
las asociaciones de migrantes mexicanos
Si bien durante años las asociaciones de inmigrantes mexicanos pasaron inadvertidas tanto para los
gobiernos como para los actores sociales y políticos de México y Estados Unidos, su crecimiento,
expansión y consolidación las transformó al cabo
del tiempo en interlocutores de relevancia. A partir de su visibilidad ascendente, el gobierno mexicano instrumentó nuevas políticas de atención a
sus comunidades de inmigrantes para facilitar las
relaciones entre comunidades en ambos lados de
la frontera, optimizar los recursos materiales y financieros proporcionados por las organizaciones
7
Buena parte de la literatura sobre clubes y federaciones de
inmigrantes mexicanos en Estados Unidos se centra en
ciertas regiones. Para el caso de los migrantes zacatecanos, véanse Goldring (1995), Moctezuma (2011) y Mestries
(1998); para Jalisco, Morán (1998); para Oaxaca, Fox y
Rivera-Salgado (2004), y para clubes de inmigrantes de
Michoacán, Espinosa (1999) y Bada (2003b).
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
59
y, desde luego, para generar fuentes adicionales de
legitimidad y capital político para los distintos niveles del gobierno de México (Ímaz, 2006; González Gutiérrez, 2006; Fernández, García y Vila,
2006; Viramontes, 2008; Yrízar y Alarcón, 2010).
Como resultado, los programas de dichas políticas
han permitido no sólo la canalización de recursos
de los inmigrantes mexicanos organizados en Estados Unidos hacia sus localidades de origen, las
llamadas “remesas colectivas”, sino que han creado
un mecanismo institucional a través del cual estas
asociaciones pueden interactuar con los niveles locales, estatales y federal del gobierno mexicano, con
la creciente intermediación de oficinas de atención por parte de las entidades en México, lo que
ha dado lugar a una relación unas veces cómoda y
otras veces conflictiva entre asociaciones y gobiernos (Ímaz, 2006; Yrízar y Alarcón, 2010).
Aunque la consolidación de esta estructura organizativa es un logro de las propias comunidades
inmigrantes mexicanas, lo cierto es que la participación de las políticas gubernamentales de México
ha sido crucial en el afianzamiento de los clubes y
federaciones como modelo organizativo (Goldring,
1995 y 2002; González Gutiérrez, 2006; Fernández, García y Vila, 2006; Moctezuma, 2011). Casi
todas las comunidades inmigrantes mexicanas han
adoptado este modelo, probablemente por las ventajas que ofrece en la interacción entre gobiernos
y la demanda de las asociaciones de independencia
política. Por un lado, las federaciones están mejor
posicionadas para interactuar con diversas instancias
de México y Estados Unidos, lo que les permite
apoyar los objetivos e iniciativas de las asociaciones
que aglutinan. Por otro, las diversas instancias del
gobierno mexicano encuentran más ventajoso negociar y establecer acuerdos con las federaciones,
así como resolver los problemas que pudiesen surgir
en la relación entre gobierno y diásporas (EscalaRabadán, 2004; Rivera-Salgado y Escala-Rabadán,
2008; Viramontes, 2008).
60
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
Un ejemplo claro de esta relación es la Federación Zacatecana de Los Ángeles, en la medida
en que ha logrado establecer una sólida relación
con los representantes del gobierno mexicano. Estos
vínculos, aunados a la historia organizativa de esta
federación, la han convertido en un intermediario
fundamental entre las asociaciones que la conforman y las instancias gubernamentales en México
(Rivera-Salgado y Escala-Rabadán, 2008; Viramontes, 2008). Los clubes de inmigrantes zacatecanos en California han aprovechado ampliamente
esta intermediación efectiva para implementar un
gran número de proyectos de desarrollo local en sus
comunidades de origen, en comparación con otras
federaciones de migrantes mexicanos en Estados
Unidos, mediante esquemas de participación como
el Programa 3 × 1 para Migrantes.8
De manera similar a lo que ocurre en Los
Ángeles, los clubes y federaciones de inmigrantes
mexicanos en el área de Chicago han adquirido visibilidad por medio del despliegue de sus acciones
colectivas, centradas en la realización de proyectos
para el mejoramiento de las condiciones de vida en
sus lugares de origen. En el caso de la región del
medio oeste de Estados Unidos, las asociaciones
de inmigrantes michoacanos son probablemente las
que presentan los logros más destacados en este ámbito. Entre los años setenta y noventa del siglo xx
dichos grupos promovieron un extenso número de
proyectos en sus pueblos a través de las remesas colectivas que lograron recaudar y sin apoyo gubernamental. Es hasta fines de la década de 1990 que estas
8
Prácticamente todos los análisis sobre la Federación y los
clubes zacatecanos en Los Ángeles han subrayado los logros obtenidos a través de este programa como un claro
indicador de la fortaleza de dichas organizaciones. Además
de los trabajos citados, véanse Esparza (2000), Orozco y
Welle (2005) y García Zamora (2000, 2001 y 2012).
Asimismo, este alcance también ha sido objeto de atención mediática, por ejemplo Thompson (2005) en The New
York Times.
asociaciones inician su participación en el Programa
3 × 1 (Bada, 2003b; Bada y Mendoza, 2013).9
Uno de los mayores logros de la labor realizada por estas asociaciones ha consistido en canalizar
obras y proyectos hacia sus comunidades de origen
en México, sobre todo en localidades de marcada
marginación. Burgess (2005) ha documentado los
resultados de estas acciones, ya que históricamente
gran parte de estos recursos se orientaba a las cabeceras municipales de los estados y se desatendían las
necesidades de localidades más remotas y vulnerables dentro de un mismo municipio. A través del
Programa 3 × 1, de acuerdo con esta autora, las asociaciones de inmigrantes michoacanos orientaron
75% de sus proyectos hacia localidades fuera de la
cabecera municipal, un porcentaje más alto que el
de otras federaciones y clubes importantes.
Podría argumentarse que estos programas de
cooperación abren la posibilidad de que el gobierno
mexicano evada sus responsabilidades en materia
de inversión pública para la promoción del desarrollo, sin embargo dichos programas han contribuido
de manera sobresaliente al empoderamiento de las
comunidades inmigrantes al promover la generación de más y mejores redes, así como a la restauración del tejido social de muchas comunidades de
origen en México. De hecho, el financiamiento
provisto por los inmigrantes organizados ha permitido la edificación de espacios indispensables para
promover mejores condiciones de vida en el México rural, como la reconstrucción de iglesias, plazas
públicas, bancas, centros comunitarios y áreas deportivas. Esto es relevante porque en algunos casos la
participación cívica puede promoverse sólo a partir
de contar con los espacios para discutir las necesidades más apremiantes de las comunidades rurales.
Asimismo, los programas de cooperación con el
gobierno mexicano en los que participan las asociaciones de migrantes han permitido la promoción de
un sentido de pertenencia entre migrantes que con
frecuencia experimentan la alienación prevaleciente
en las sociedades de llegada. Los proyectos filantrópicos y de infraestructura constituyen un buen motivo para participar y reconectarse con sus lugares
de origen (Bada, 2003b; Lanly y Valenzuela, 2004;
Moctezuma, 2011; Bada y Mendoza, 2013).
9
Luis Escala-Rabadán  Puesto de Migrantes por Ayoquezco, Oaxaca (migpao)
en el condado de San Diego, California.
En 2004 el total de la inversión combinada de los tres niveles del gobierno de México y el de los inmigrantes organizados en Estados Unidos alcanzó 66.2 millones de dólares, invertidos en 1 263 proyectos. Si bien es una cantidad
reducida comparada con el monto de las remesas familiares, tiene mayor potencial para la promoción de formas de
desarrollo local más efectivas. La mayoría de dichas remesas colectivas aportadas por las asociaciones de inmigrantes provinieron de California, Illinois y Texas (Vázquez
Mota, 2005).
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
61
Luis Escala-Rabadán  Grupo de danza “Señorío Mixteco” perteneciente a la Organización Regional de Oaxaca (oro), conformada por migrantes dedicados a promover la cultura dancística oaxaqueña en California, durante la Guelaguetza de 2012 en Los Ángeles, California. Proyecto de investigación
sobre Guelaguetzas en California.
La consolidación de esta interlocución progresiva con las dependencias gubernamentales de
México ha sido posible gracias al fortalecimiento
de las formas asociativas inmigrantes mexicanas,
como indica el aumento en el número de clubes,
pero también debido a su capacidad para agruparse en federaciones o confederaciones. La mayor
visibilidad de estas asociaciones les ha permitido
constituirse en voceras de comunidades modestas
frente a representantes del gobierno estatal o federal de México para exigir atención y recursos,
o para denunciar la corrupción o el autoritarismo
62
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
de autoridades locales, lo que las erige como posible influencia en la gobernanza local en México
(Bada, 2003b; Moctezuma, 2011; Leal y EscalaRabadán, 2011). A su vez, la agenda migrante ha
cobrado mayor presencia entre autoridades locales
y estatales. Por ejemplo, varios municipios cuentan
con representantes en ciudades donde hay concentraciones de inmigrantes originarios de dicha localidad, que se suman a las demandas de maestros,
líderes agrarios o sacerdotes de estas localidades
(Bada, 2003b). De igual manera, una buena cantidad de estados cuenta con oficinas de atención a sus
comunidades migrantes en Estados Unidos (Yrízar
y Alarcón, 2010).
Otro logro importante es que esta interlocución de las asociaciones de migrantes mexicanos no
se restringe a la relación con los distintos niveles de
gobierno en México. Su creciente formalización
organizativa les ha permitido participar cada vez
más en la arena cívica y política de sus entornos de
llegada en Estados Unidos. Por ejemplo, durante
la primera década del siglo xxi, sus federaciones y
confederaciones estuvieron involucradas en varias
acciones políticas centradas en los derechos de los
inmigrantes (Wides, 2004; Hecht, 2005; Viramontes, 2008; Bada et al., 2010). En contraste con su
bajo perfil público en años anteriores, estas asociaciones promovieron vínculos de colaboración
con otras organizaciones cívicas y políticas alrededor de la agenda de derechos de los migrantes
en Estados Unidos. En 2004 la Confemex fue una
de las instancias fundadoras de la National Alliance of Latin American and Caribbean Communities (nalacc), una red de asociaciones de migrantes
latinoamericanos y caribeños. En 2005, la prestigiada organización Mexican American Legal Defense and Education Fund (maldef) estableció un
programa de capacitación para el liderazgo de las
asociaciones de inmigrantes mexicanos en California (maldef, 2005). A la par de estas relaciones, la
Confemex ha participado en iniciativas de cabildeo
en regiones metropolitanas como Chicago o Los
Ángeles a favor de campañas e iniciativas centradas en el bienestar de las comunidades inmigrantes
(Bada et al., 2010).
Si bien esta transformación y consolidación de
las formas asociativas de los inmigrantes mexicanos
puede explicarse en parte por la dinámica organizativa de los propios inmigrantes y sus comunidades,
también es necesario señalar que dichos procesos
obedecen a los cambios en el entorno social y político en el que habitan. La marcada densidad de la población inmigrante en Estados Unidos, pero sobre
todo su perfil socio-demográfico —son los más jóvenes, con los hogares más grandes, los mayores
niveles de pobreza, el menor número de años de
residencia, los niveles más bajos de escolaridad y los
menores ingresos— y su estatus migratorio, como
la mayoría de inmigrantes indocumentados (Passel,
2005), configuran su vulnerabilidad estructural, lo
que ha conducido a convertirlos en el blanco del clima antiinmigrante manifiesto en la esfera mediática
y política durante la década de 1990 y la primera del
siglo xxi (Santa Ana, 2002; Chavez, 2008; EscalaRabadán, Bada y Rivera-Salgado, 2006).
Frente a ello, el movimiento a favor de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos desplegó diversas iniciativas cuyo punto más notorio
fue el ciclo de movilizaciones durante 2006 en 158
ciudades, en particular en Chicago, Dallas, Houston y Los Ángeles, que concentran a la mayoría de
las asociaciones de inmigrantes mexicanos. Si bien
estos inmigrantes participaron en dichas acciones,
como parte del presente argumento destaca la visible participación de sus asociaciones. Aunque este
movimiento fue organizado inicialmente por un
grupo de asociaciones latinas y mexicano-americanas, los clubes y federaciones se sumaron rápidamente (Bada, Fox y Selee, 2006; Viramontes, 2008;
Bada et al., 2010). En síntesis, los logros obtenidos
por las asociaciones de inmigrantes mexicanos ilustran una transformación de trascendencia en su dinámica organizativa. Tras años de mantener un bajo
perfil para gobiernos y actores políticos y sociales en
México y Estados Unidos, hoy cuentan con sólidas
relaciones con otras asociaciones de inmigrantes,
representantes políticos, organizaciones comunitarias, académicos y fundaciones en ambos lados
de la frontera. Y si bien esta transformación en su
horizonte de acción no es homogénea entre todas
las asociaciones de inmigrantes mexicanos ni constituye una evolución lineal y simplista en su dinámica organizativa —de la filantropía enfocada en
las comunidades de origen hacia el involucramiento
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
63
cívico en sus lugares de destino—, es importante evidenciar tanto los cambios en sus lugares de
llegada como la capacidad de sus líderes y membresías para integrar cada vez más en sus organizaciones una agenda ampliada centrada en los temas
de derechos, ciudadanía e inclusión en México y
en Estados Unidos.
Tercera parte: desafíos que enfrentan
las asociaciones de inmigrantes mexicanos
en Estados Unidos
A pesar de que las asociaciones de inmigrantes
mexicanos en Estados Unidos han conseguido importantes conquistas, resultado de su iniciativa y no
sólo de las condiciones de sus lugares de llegada o
de las políticas de los gobiernos de sus lugares de
origen y destino, su eventual desarrollo enfrenta
retos, entre los que quisiera señalar los que considero más destacados. El primero, derivado del propio
éxito y creciente importancia de las formas asociativas inmigrantes, es la competencia por fungir
como representante legítimo de las comunidades
inmigrantes mexicanas. Si bien desde la primera
década del siglo xxi las confederaciones de este tipo
se posicionaban como legítimas voceras de dichas
comunidades, a partir de su extensa membresía
provista por las muchas asociaciones que congregaban, otras agrupaciones buscaron adjudicarse dicha
representación.10
En 2003 el gobierno mexicano creó el Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el
Exterior (ime), entidad gubernamental dentro de la
Secretaría de Gobernación que comprende un número significativo de representantes inmigrantes de
diversas esferas, incluidos los líderes de asociaciones
y federaciones (Cano, Molina y Nájar, 2002). El objetivo formal del Consejo es la creación de una vía
de enlace entre los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos y el gobierno mexicano. No obstante,
64
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
el reto que enfrentan las asociaciones de migrantes
en instancias como ésta consiste en asegurar su autonomía. Aunque el vínculo entre comunidades inmigrantes y el gobierno de México constituye un
logro en términos de institucionalización, implica
en principio el riesgo de convertirse en una caja de
resonancia del gobierno en turno.
El segundo reto ya es una realidad: orientar cada vez más las actividades de las asociaciones hacia
el lugar de destino y con ello promover los procesos
de integración de sus membresías. Buena parte de
estas agrupaciones se caracterizó por dirigir sus acciones casi exclusivamente hacia México y en específico hacia sus localidades de origen, en contraste a
una muy limitada vinculación con las sociedades de
llegada. Sin embargo, este perfil se ha modificado
para dar paso a una presencia progresiva de temas
relacionados con las localidades, las ciudades y los
estados en los que viven y laboran, además del lugar de origen como referente central, con lo que su
naturaleza transnacional se torna más compleja. Las
asociaciones parecen desarrollar cada vez más su capacidad de intermediación efectiva en el proceso de
promover un sentido de integración social entre sus
agremiados al fungir como centros importantes de
redes sociales para los nuevos inmigrantes o bien al
constituirse como fuente de bienes y servicios, particularmente útiles a sus miembros, como clases de
idiomas y el suministro de información y asesoría.
La cada vez menor circulación de población migrante entre México y Estados Unidos y una tendencia hacia el establecimiento definitivo delinean
un nuevo contexto para las asociaciones de inmigrantes en términos de incluir en sus agendas temas
10Entre las organizaciones que se decían representantes de los
mexicanos en Estados Unidos estaban la Coalición por los
Derechos Políticos de los Mexicanos en el Exterior (cdpe), el
Frente Cívico Zacatecano (fcz), la Coalición Internacional
de Mexicanos en el Extranjero (cime) y la Asociación
Mundial de Mexicanos en el Exterior (amme).
Luis Escala-Rabadán Grupo de danza de la Coalición de Comunidades Indígenas de Oaxaca (Cocio) durante la Guelaguetza en San Marcos, California,
octubre de 2009.
relativos al futuro de sus miembros y de sus comunidades en los lugares de destino (Alarcón, EscalaRabadán y Odgers, 2012).
Un tercer reto es la promoción de su propio
desarrollo organizativo, cada vez más necesario. Una
paradoja resultante de los logros mencionados es
que con frecuencia su liderazgo se encuentra al límite de su capacidad, como consecuencia de los
múltiples compromisos comunitarios, adicionales
a los laborales y familiares propios de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. La visibilidad ascendente de las asociaciones ha llevado al gobierno
mexicano y sus políticas de atención a la diáspora, así como a otras instancias sociales y políticas,
a alentar su crecimiento numérico y no atender su
desarrollo organizativo de manera adecuada, o bien
a ofrecerles apoyo y recursos que las agrupaciones
no pueden operar por falta de condiciones organizativas, ya que se olvida a menudo que sus integrantes son voluntarios. Varios observadores han
advertido este diagnóstico (undp, 2006; Shannon,
2006; Somerville, Durana y Terrazas, 2008; Escala-Rabadán, Rivera-Salgado y Rodríguez, 2011)
y han señalado la importancia de que el número y
la visibilidad de los clubes y federaciones deba
acompañarse por la promoción de más y mejores
aprendizajes destinados a fortalecer su capacidad
organizativa. Ciertamente, varias asociaciones han
logrado establecer mecanismos de capacitación con
diversas instancias que contribuyen a mejorar su
Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
65
funcionamiento como organizaciones.11 Sin embargo, también es claro que este desafío debe ser adoptado de manera más decidida en las agendas de las
agrupaciones para su desarrollo futuro.
Conclusiones
He presentado un panorama general sobre las formas asociativas de los inmigrantes mexicanos en
Estados Unidos, en particular de los clubes y federaciones con sede en la localidad o región de origen
en México. Se incluyó un recuento sobre el origen y
el desarrollo de estas asociaciones durante las últimas
décadas y después se examinaron los logros obtenidos en su labor organizativa, así como algunos de los
principales retos que enfrentan. La existencia de esta
densa red de agrupaciones demuestra, en principio,
que la migración mexicana en Estados Unidos, lejos
de ser un fenómeno masivo y caótico conformado
por individuos desposeídos y víctimas pasivas de estructuras omnipresentes, muestra una clara dimensión asociativa de diversos tipos que hace posible la
acción colectiva tanto en sus comunidades de origen como en los lugares de destino. De esta manera,
la pertenencia a asociaciones radicadas en el pueblo
de origen se convierte en un punto de confluencia de
varias identidades colectivas y de un eventual sentido de empoderamiento para sus integrantes.
Algunos de los logros obtenidos por estas agrupaciones radican en su consolidación como tales. En
contraste con el modesto perfil público en el que
vivieron durante años, los clubes y las federaciones
de inmigrantes mexicanos cuentan con visibilidad y
reconocimiento crecientes por parte de actores sociales y políticos en ambos lados de la frontera. Esto
les ha permitido constituirse como interlocutores
importantes para la participación en esquemas de
cooperación con los distintos niveles del gobierno
mexicano, y con ello en la promoción de formas de
desarrollo local en sus comunidades de origen. Han
participado también en iniciativas relacionadas con
los derechos de los inmigrantes en sus lugares de
destino, lo que consolida sus niveles de activismo
cívico y político. La importancia que dichas asociaciones han adquirido las ha llevado a ampliar su
participación en diversas arenas, lo cual ha generado
retos para su desarrollo futuro relacionados con su
capacidad para mantener su autonomía como organizaciones frente a otros actores, en particular el
gobierno de México, y su capacidad para promover
su desarrollo organizativo. Desde luego, la respuesta a éstos y otros desafíos es contingente y dependerá de sus liderazgos, sus membresías y sus vínculos
con múltiples actores, con el fin de promover más
estrategias de participación para sus comunidades
tanto en México como en Estados Unidos. Como
sugieren Duquette-Rury y Bada (2013), el reto que
a su vez enfrentan los académicos frente al cúmulo
de información existente sobre las formas asociativas
inmigrantes consiste en documentar y analizar con
mayor detalle estas transformaciones tanto en su estructura organizativa como en sus lugares de origen
y de destino.
11
66
Desacatos 46  Luis Escala-Rabadán
Consúltese, por ejemplo, la experiencia de la Confemex con
la Heartland Alliance for Human Needs and Human Rights y
con Enlaces América para la promoción de cursos e información entre los miembros de las asociaciones adscritas o
la mencionada entre clubes y federaciones de inmigrantes
en Los Ángeles con maldef, ambas tratadas en EscalaRabadán, Bada y Rivera-Salgado (2006). También el proyecto piloto de formación de capacidades examinado en
Escala-Rabadán, Rivera-Salgado y Rodríguez (2011).
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Asociaciones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos: logros y desafíos en tiempos recientes
69
Cooperación y conflicto:
parroquias e inmigrantes latinos
Patricia Fortuny
y Marie Friedmann Marquardt
Analizamos dos parroquias en Atlanta, Georgia, que se han convertido en un
destino recurrente de inmigrantes latinos. Exploramos las formas en que se
adaptan a cambios de la institución y de la comunidad. En un ambiente antiinmigrante que impide una interacción pacífica y amable con los habitantes
locales, las iglesias ofrecen uno de los pocos espacios de relación interétnica.
El éxito depende del crecimiento, la proporción de migrantes, el tipo de pastoral, los programas y el liderazgo. En el caso estudiado la parroquia que sufre
mayor tensión es la que ha impulsado más programas innovadores que promueven la cooperación interétnica e iniciativas por la justicia de los migrantes.
Palabras
clave:
migrantes latinos, iglesias católicas, relaciones interétnicas,
conflicto, programas voluntarios, justicia social
Cooperation and Conflict: Catholic Churches and Latino Immigrants
We examine two Catholic parishes in a fast growing new destination for Latino immigrants, Atlanta, Georgia. We explore the divergent ways in which
these parishes adjust to significant changes in their church and their community. In an increasingly hostile environment, which provides few opportunities
for immigrants and native-born citizens to interact, churches have unique
potential to provide space and resources for interethnic engagement. Parishes develop this potential depending on growth, proportion of immigrant
members, liturgical and programmatic structure, and leadership. The parish
Patricia Fortuny
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Peninsular,
which has experienced the most significant tension and conflict has also developed the most innovative programs for promoting inter-ethnic cooperation, and advocacy initiatives to encourage justice for immigrants.
Mérida, Yucatán, México
[email protected]
Marie Friedmann Marquardt
Keywords: Latino immigrants, Catholic churches, intra-ethnic relations, conflict, volunteer programs, social justice
Candler School of Theology,
Atlanta, Georgia, Estados Unidos
[email protected]
70
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 70-87  Recepción: 27 de agosto de 2013 Aceptación: 1 de mayo de 2014
Introducción
L
os inmigrantes en los nuevos destinos de Estados Unidos (eua) enfrentan
una gama de problemas que diferencian su experiencia migratoria de la acostumbrada en “ciudades de entrada tradicionales” —gateway cities—. Entre sus dificultades se cuenta la relativa falta de organizaciones que promuevan su incorporación
a la sociedad receptora. Además, muchos nuevos destinos, en particular en el sureste, acusan una larga historia de tensiones interétnicas e interraciales. Este ensayo
examina una región con esas características, donde destaca el potencial mediador
de dos parroquias católicas ubicadas en el condado de Cobb, Georgia. Waters y Jiménez (2005) discuten algunos contenidos distintivos de las nuevas ciudades de entrada (nce) e incluyen las formas de interacción entre los grupos, que difieren de los
que predominan en las ciudades de entrada tradicionales (cet). Los autores sugieren que, a diferencia de las últimas en las que clase, etnicidad y jerarquías raciales se
encuentran bien establecidas, en las primeras los nuevos inmigrantes logran más libertad para desarrollar sus propias identidades y crear su espacio (Waters y Jiménez,
2005: 117). Los nuevos destinos han sido históricamente lugares con tensiones raciales entre estadounidenses negros y blancos. En este contexto nos preguntamos si
los inmigrantes latinos desestabilizan este orden birracial y si lo hacen, cuál es el resultado de las relaciones interétnicas. La teoría del contacto explica que el incremento de convivencia entre grupos opuestos mengua la actitud negativa (McClain
et al., 2006). No obstante, la investigación sobre contacto, en especial en barrios,
aporta resultados desiguales: en algunos casos el rechazo entre los grupos disminuye y en otros aumenta (McClain et al., 2006). Estudios sobre nce, como los realizados por Zúñiga y Hernández-León (2005), describen la hostilidad pública y el
conflicto surgido a partir de la inmigración latina en nuevos destinos. Sin embargo,
estos autores también explican que la pugna puede servir como una importante
“precursora para la integración social” de los inmigrantes (Zúñiga y HernándezLeón, 2005: xviii-xix; Rich y Miranda, 2005). A su vez, sugieren que las iglesias
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
71
serían lugares donde la integración podría suceder.
En efecto, en nce con pocos organismos y agencias
que apoyen a los inmigrantes, las iglesias pueden
asumir ese importante papel (Odem, 2004; Marquardt, 2005), puesto que brindan capital social,
espacios, recursos simbólicos para la reunión, reconstrucción de identidades, así como la posibilidad
de construir estrategias para la integración (Ebaugh
y Chafetz, 2000; Fortuny y Williams, 2007; Fortuny, 2010; Verba, Lehman y Brady, 1995; Warner
y Wittner, 1998). En este trabajo analizamos la relación que existe entre el aumento del contacto interétnico en iglesias y la viabilidad de colaboración
interétnica como una consecuencia de la tensión y
la convivencia.
El texto se deriva del proyecto colectivo más
amplio “Latin American Immigrants in the New
South: Religion and the Politics of Encounter”
(2006-2009), desarrollado en Metro-Atlanta,
Georgia, financiado por la Fundación Ford a través
de la Universidad de Florida en Gainesville. Se realizaron estancias cortas durante cuatro años. Se estudiaron tres minorías nacionales: brasileños,
guatemaltecos y mexicanos inmigrantes. Usamos
métodos cuantitativos y cualitativos: entrevistas informales, focales, historias de vida, encuesta telefónica, participación en eventos sociales y religiosos,
visitas a organismos civiles, escuelas, oficinas de
gobierno y comercios. Las entrevistas aquí citadas
se hicieron en abril y mayo de 2006 y 2007.
El contexto
Antes de 1990 los inmigrantes latinos en eua solían
asentarse en los estados del suroeste, en los costeros y en las cet como Nueva York, Los Ángeles,
Miami y Chicago. Conforme la economía pasó del
predominio de la manufactura en el Rusbelt —cinturón de industria pesada en el noreste— a la hegemonía de los servicios, cuyo epicentro está en las
72
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
ciudades del sur-sureste —Sunbelt—, la población
se fue desplazando hacia esa área (Mohl, 2005). Entre 1995 y 2000, 51% de inmigrantes mexicanos
en nce se estableció en suburbios, en comparación
con 23% que había llegado entre 1985 y 1990 (Durand, Massey y Capoferro, 2005). Los inmigrantes
se quedan en los suburbios por casi las mismas razones que les asisten a los estadounidenses que se mudan a la región: mejores empleos, elevada calidad de
vida y bajo costo respecto de los destinos tradicionales (Vásquez, Seales y Marquardt, 2008).
Además, hay características de poblaciones inmigrantes específicas y destinos particulares. Desde
la aprobación en 1986 de la Reforma de Inmigración y Acta de Control (Immigration Reform and
Control Act, irca, por sus siglas en inglés), los indocumentados que vivían en cet, una vez amnistiados,
buscaron lugares menos hacinados y peligrosos cuyo mercado laboral estuviera menos saturado. Estos
nuevos residentes legales voltearon hacia las “ciudades sureñas” que brindaban una mejor calidad de
vida. Su llegada creó redes de amigos y parientes.
Lugares como Atlanta, Dalton y Gainesville, Georgia, ya no eran un segundo punto de destino, sino
su primera opción. Atlanta en particular atrajo a
miles de trabajadores poco antes de las Olimpiadas
de 1996. Teodoro Gauss, cónsul general de México en Atlanta, señaló que la necesidad de una rápida mejoría de la infraestructura y megaproyectos
de construcción precipitaron una invitación abierta
a los inmigrantes, con o sin documentos. Atlanta
disfrutó de un crecimiento significativo en los años
noventa como resultado del establecimiento de corporaciones nacionales y multinacionales, así como
de uno de los aeropuertos más activos del mundo. A
excepción de Dallas, otra ciudad de entrada emergente, Atlanta ofreció más empleos que cualquier
otra área metropolitana en eua durante la década de
1990 (Singer, Hardwick y Brettell, 2008). De las 13
“ciudades de entrada del siglo xxi”, identificadas en
2008 por el Instituto de Política Migratoria, ocho
se ubican en el sureste.1 Atlanta presenta el mayor
aumento entre estas últimas, con un incremento de
población nacida en el extranjero de 1 291% entre
1980 y 2006. Según el Pew Hispanic Center, Georgia ocupa el décimo sitio con mayor población nacida fuera de eua y Atlanta es una de las 25 ciudades
con población extranjera más numerosa en el país
(<http://pewhispanic.org/us/population/>).
Como muchas nce, Atlanta es una urbe pequeña, ubicada en el centro de una enorme y desparramada metrópoli. Buena parte del cambio
demográfico ha ocurrido no en la ciudad sino en
los suburbios al norte. El condado de Cobb, con
sus vecinos Cherokee y Gwinett, registraron el
crecimiento demográfico latino más significativo:
399%, 627% y 657% entre 1990 y 2000, respectivamente (Vásquez, Seales y Marquardt, 2008). La
población latina de Cobb, que hoy nos ocupa, era
de 2% en 1990, de 7% en 2000 y de 12% en 2010.
El aumento de la población latina no ha sido el único cambio demográfico de Cobb en décadas recientes. Entre 1990 y 2000, según el mismo censo,
la población blanca no “hispana”2 creció 8%, pero
bajó de 86 a 69% de la población total. Entre 2000
y 2010 los blancos no hispanos declinaron aún más
hasta llegar a 56% en todo el condado. La proporción de afroamericanos aumentó a 19% en 2000 y
a 24% en 2010 y la población asiática bajó a 4% del
total en 2010.
En resumen, en el curso de 20 años Cobb presentó un crecimiento y diversificación demográfica reveladores, que desataron demandas inéditas de
infraestructura, así como nuevas tensiones interétnicas. La identidad histórica de Cobb es la de un bastión del “viejo sur”. Por ejemplo, Marietta, la sede
del condado, presume un museo de Lo que el viento
se llevó, un monumento a la memoria de los soldados
confederados y un parque nacional en el que se conserva un campo de batalla de la Guerra Civil.
Asimismo, el condado de Cobb es la vanguardia de un fenómeno que el sociólogo Ivan Light
llama “desvío migratorio” (Light, 2006). Ante la
incapacidad del gobierno federal para aprobar la reforma migratoria, los estados, los condados y las ciudades a lo largo y ancho del país han aprobado leyes
con el objetivo no de reducir el flujo de migrantes, sino
más bien de dificultar su asentamiento en un lugar
dado. Georgia fue pionera en esta tendencia al aprobar en 2006 el Acta de Seguridad y Cumplimiento
de las Leyes de Inmigración. En la sesión legislativa de
2009 el Congreso local aprobó tres propuestas de ley
con el fin de disuadir la inmigración.
La medida más importante en Atlanta fue introducida en Cobb en julio de 2007. Las autoridades
locales firmaron el Acuerdo 287-g con la Agencia
de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ice), que permite a las fuerzas
locales del orden revisar los documentos de cualquier ciudadano con fisonomía hispana para hacer
cumplir la Ley Federal de Inmigración. Si bien otros
condados han implementado “acuerdos 287-g”, la
mayoría ha limitado su desempeño a verificar el estatus migratorio de quienes están en prisión. Cobb
ha llevado el acatamiento de la ley mucho más lejos
al iniciar trámites de deportación de inmigrantes
1
2
Véase la tabla “21st-Century Gateways: Foreign Born
Growth 1980 to 2006”, en línea: <http://www.migrationinformation.org/charts/singer-table1.apr08.cfm>.
En 1970, el censo de eua incluyó la pregunta sobre “origen
hispano” con el objeto de reconocer una identidad étnica
compartida que atraviesa un vasto espectro de clasificaciones raciales. El término etnicidad en eua incluye grupos
de gente con base en sus países, naciones o regiones de
origen (Pearlmann y Waters, 2002). “Hispanos” abarca
descendientes de indígenas americanos, europeos y africanos. Es reconocida como una categoría de identidad que
ofrece “articulaciones subjetivas de pertenencias y afinidad” (Perez y Hirschman, 2009). Según estos autores, los
inmigrantes recientes se inclinan a reclamar identidades
nacionales, como los mexicano-americanos, mientras que
los nacidos en eua prefieren identificarse como hispanos.
Con el censo es imposible clasificar el origen nacional, por
ello inmigrantes de diversos orígenes ancestrales se combinan en la categoría “hispano”, que es única en este país.
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
73
Patricia Fortuny  Isla de productos religiosos orientados al consumidor latino, en particular mexicano, en el centro comercial Plaza Fiesta, Atlanta,
Georgia, 2007.
detenidos por violaciones menores de tránsito e instalar retenes en calles y carreteras para comprobar la
portación de licencias de conducir válidas en Georgia. En diciembre de 2008, poco después de la instrumentación del programa, Cobb había deportado
a más de 2 700 reclusos. Los inmigrantes que viven en Atlanta tratan de evitar ciertas áreas y muchos cambiaron de empleo y de lugar de residencia.
Los legisladores del condado promovieron la reglamentación antiinmigrante más drástica, que a su vez
produjo el medio más hostil para los inmigrantes en
Atlanta. Esto se debe en parte al acelerado desarrollo de la ciudad paralelo a la diversidad étnica. Su
identidad histórica de antigua ciudad sureña no termina de ajustarse a estos cambios. Además, dos de
74
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
los grupos antiinmigrantes más activos del estado se
ubican ahí y ejercen una presión constante: la Dustin Inman Society y el Primer Capítulo de Georgia
del cuerpo de defensa civil Minutemen (Alonso, en
este volumen).
Las parroquias
Las parroquias se localizan en áreas opuestas de
Cobb. La historia de su cambio demográfico y variedad étnica es paralela a la de la región y refleja la
construcción de una identidad específica vis-à-vis
otras instituciones religiosas. En esta sección describimos la historia de cada parroquia en relación con
tendencias demográficas más amplias y explicamos
cómo, en la ecología católica del condado de Cobb,
cada una ha elaborado una identidad de “nicho”
(McRoberts, 2003; Eiesland, 1999) que conforma
su modo de incorporar a los recién llegados.
por los cuatro costados en la ciudad de Chicago,
que, como todo el mundo sabe, tuvo en una época
la población polaca más numerosa del mundo fuera
de Varsovia. Estoy familiarizado con la experiencia de crecer en una tradición y cultura diferente,
parte de la experiencia americana.
Santo Tomás Apóstol
Antes de la fundación de esta parroquia, en 1966,
en Cobb existía una sola: San José, creada en 1952.
Para los devotos de Santo Tomás es central en su
historia que a finales de los años sesenta y principios
de los setenta del siglo pasado la iglesia defendiera
los derechos civiles de los afroamericanos y el fin de
la segregación. Los años sucesivos estuvieron marcados por el rápido crecimiento de la población y la
expansión de templos católicos en el condado, que
para 1981 ya tenía seis parroquias. La historia reciente de la vasta presencia del catolicismo en el área
confirma lo que encontramos en la investigación: la
población católica en esa área es migrante en buena medida. La mayoría de los feligreses proviene de
otras regiones del país, así como de Asia, África y
Latinoamérica. En las décadas de 1970 y 1980 Santo
Tomás presentó un ascenso súbito en su feligresía,
con ventaja de euroamericanos que venían del noreste y medio oeste de eua. Una infinidad de ellos aún
se identifica con sus orígenes migrantes. Los entrevistados tenían ancestros nacidos en Polonia, Irlanda
o Italia, y comparaban las adversidades de su propia
familia con las de los inmigrantes recientes. Un feligrés que llegó a Atlanta en los años setenta expresaba así sus sentimientos: “Escuché historias de mis
abuelos. En mi caso, la ola de inmigrantes irlandeses
al área de Boston en aquella época”. El mismo párroco es hijo de inmigrantes polacos y resumió así
su experiencia:
Soy producto de la inmigración. Soy estadounidense de segunda generación. Tengo abuelos polacos
Los hijos y los nietos de inmigrantes interpretan las
condiciones actuales a través de la lente de su propia
historia familiar de migración, al mismo tiempo que
se perciben distintos de los nuevos inmigrantes en
términos de su concepción y práctica del catolicismo. En contraste con los fieles anteriores, los escasos parroquianos consultados cuyas familias habían
vivido en Atlanta durante generaciones habían perdido la memoria histórica de su origen europeo, y
por ende carecían de un punto de comparación con
la nueva inmigración. El sur no había recibido la ola
migratoria que formó a eua a fines del siglo xix y
principios del xx.
Desde luego, el sur y el condado de Cobb en
particular fueron transformados por la afluencia
posterior a 1965 y de manera específica por los flujos
migratorios que comenzaron a remodelar la región
a fines de la década de 1980. Estos cambios también
se reflejan en la parroquia; por ejemplo, en 1992 se
ofrecía una misa vietnamita para la creciente población de ese origen étnico.3 Ese mismo año, Santo
Tomás hizo el primer registro de la membresía y la
clasificó por grupo étnico: 85% constituía la mayoría euroamericana, los asiáticos eran la minoría más
amplia con 7%, 5% se identificaban como latinos y
3% como afroamericanos.
3
En el año 2000 la misa vietnamita se suspendió. En 1992, la
arquidiócesis fundó misiones para este grupo y la mayoría
prefirió asistir a ellas. Este tipo de iglesia o national parrish
surge entre los católicos irlandeses y alemanes establecidos en la ciudad de Nueva York a mediados del siglo xix. Es
“el intento institucional de un grupo migrante de preservar
la vida religiosa de su nación o país” (Dolan, 1972: 359).
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
75
En 2000 la parroquia comenzó una transformación demográfica que se manifestó con el aumento de latinos de 5 a 15%, la proporción asiática
se había mantenido en 7% y la africana —de Nigeria— se había elevado a 12%. Aunque el carácter
inclusivo formaba parte de la identidad de la parroquia desde su temprano compromiso con los derechos civiles, fue durante los años noventa que Santo
Tomás cristalizó una identidad distintiva entre las
iglesias católicas locales. Los consultados la pensaban como única porque era un lugar diverso e incluyente, que respondía a los cambios demográficos
en la sociedad y se esforzaba por incorporar a los inmigrantes sin importar su origen étnico o nacional.4
En un inicio, la llegada de un pequeño clero
hispano a mediados de los años noventa se adecuó
bien a este modelo de vida parroquial. Un integrante euroamericano, que había adoptado niños
latinos, quería iniciar un ministerio hispano en la
iglesia para profundizar la conciencia cultural de
sus hijos y, además, atender a la creciente población
latina. Un sacerdote italiano decía en ese entonces
una misa en español lo mejor que podía. En 1999, el
ministerio hispano acogió al padre mexicano Jaime
Molina. Su llegada cambió radicalmente la composición de la parroquia. Como señaló una voluntaria euroamericana: “Por alguna razón encontraron
al padre Jaime y... entonces explotó el fenómeno.
Fue el principio del fin”. La membresía latina casi
se triplicó: pasó de 15% en el año 2000 a 43% en
2007, equivalente a 6 000 familias registradas. Los
euroamericanos ya no eran la mayoría, conformaban 39% del total. Los afroamericanos mantuvieron
13% y la población asiática declinó hasta 5%. Santo
Tomás se había transformado en una iglesia multiétnica “en la cual ningún grupo racial constituye más
del 80% de la feligresía” (Yancey, 2003: 55).5
Para explicar este incremento exponencial entre los latinos, así como el impacto en la parroquia,
es importante dar testimonio de la pastoral aplicada
por el sacerdote Jaime Molina y de la llegada años
76
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
después del padre Pancho, argentino. La pastoral
consiste en un ejercicio evangélico y espiritual que
rebasa las prácticas institucionales. Contar con sacerdotes que celebran misa en español y que, además, practican un ministerio que integra a los fieles
al Evangelio explica en parte el aumento en el número de éstos. Según el padre Molina, en 1999 sólo
unos 15 feligreses hispanos asistían a misa en Santo
Tomás, pero ya en abril de 2007 se habían registrado 3 000 familias latinas, 95% mexicanas. El cambio afectó las actividades de la parroquia al grado de
que las misas dominicales en español se multiplicaron.6 Para entender este cambio en la composición
de la feligresía hemos de tomar en cuenta no sólo el
crecimiento natural debido a la inmigración —en
especial mexicana y guatemalteca— durante la última década, sino también dos temas de naturaleza más sociológica: por una parte, el padre Molina
irradia un carisma considerable que ha atraído a latinos y a euroamericanos a su parroquia; por otra, su
exitoso ministerio no sólo atrajo a los católicos sino
que fortaleció su fe.
Las misas dominicales en español se caracterizan por una intensa y universal participación
de los asistentes. El coro de niños latinos anima la
4
5
6
En contraste con la “parroquia nacional”, el presente arzobispo de Atlanta desde 2005 rechazó de facto ese modelo y favoreció uno en el que las parroquias tuvieran variedad étnica y lingüística en su interior para reflejar la
diversidad del “cuerpo de Cristo”.
George Yancey prefiere el vocablo multirracial frente al de
multiétnico porque etnicidad se refiere a grupos culturalmente distintos y raza designa grupos percibidos como físicamente diferentes de los otros. El mismo autor afirma
que las distinciones raciales son las que crean más problemas en la sociedad estadounidense. Menos de 8% de las
iglesias en eua pertenecen al modelo multiétnico (Yancey,
2003: 16-17).
Los domingos se ofrecían tres misas. En la Pascua se decían
dos misas simultáneas a las 2:00 p. m., una en la nave central y otra en el Salón Social. Durante la semana había tres
misas en la noche. Todos los servicios eran en español.
Marie Friedmann Marquardt  Procesión en un suburbio de Atlanta, parte de la celebración del cumpleaños de la Virgen de Guadalupe. Doraville,
Georgia, diciembre de 2002.
ceremonia con guitarras e instrumentos de percusión bajo la batuta de un laico jalisciense. Cantan y
tocan a ritmo ranchero banda y baladas en español.
Los 12 pares de ministros de la Eucaristía son mexicanos o de origen mexicano. Varios recién nacidos
son presentados a la congregación y en caso de que
algún creyente celebre su cumpleaños o aniversario
de boda todos entonan Las mañanitas. Los asistentes enlazan sus manos al recitar el Padre Nuestro, se
dan la mano en señal de paz mientras el sacerdote
pasea por el templo haciendo lo mismo con los asistentes. Al finalizar el sacramento, los fieles pasan al
salón de la parroquia y toman café y donas.
Este modelo se conoce como Sistema Integral
de Nueva Evangelización (sine)7 y se introdujo en
esta parroquia en el año 2000 por iniciativa del padre Javier Molina. Este enfoque se concentra en promover interacciones frecuentes e intensas entre los
creyentes y fomenta la creación de “comunidades
de vida cristiana”, grupos de 10 a 12 personas que se
reúnen una noche a la semana para el estudio de la
Biblia.8 Uno de los objetivos básicos del sine es alentar a los creyentes a ser más activos y comprometidos
con la evangelización y con una vida cristiana en todo momento, en lugar de que su cristianismo se limite a una práctica puramente sacramental.9
7
8
9
El sine inicia en México en 1974, cuando el padre Alfonso
Navarro tiene una experiencia espiritual que lo convence
sobre el poder del Espíritu Santo. Esta vivencia lo inspira a
crear una forma de evangelizar que integrara “todo para
todos” en una parroquia.
Estos grupos permanecen varios años juntos, estudian, organizan retiros para grupos etarios, por sexo o parejas en los
que enseñan la integración del Evangelio a la vida diaria.
El padre Molina había practicado la pastoral sine en México
durante más de 10 años.
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
77
Iglesia de la Transfiguración
(Transfiguration Catholic Church)
La Transfiguración, localizada al noroccidente del
condado de Cobb, se fundó en 1977. Al principio convocaba a unas 45 familias que se reunían en
el salón de un hotel local. A mediados de los años
ochenta la congregación adquirió un predio y construyó un templo amplio y moderno en medio de un
vasto terreno boscoso. En esa época, las 750 familias de la iglesia no llenaban el santuario, pero la feligresía comenzó a crecer exponencialmente a finales
de esa década. En la actualidad hay 4 500 familias
registradas o cerca de 15 000 feligreses. El aumento
se debe a dos factores. Primero, el área circunvecina
del santuario experimentaba una rápida construcción de viviendas y tuvo un desarrollo significativo
a finales de los ochenta y principios de los noventa.
La mayoría de los proyectos residenciales en el área
se habitaron por profesionales acaudalados, muchos de ellos reubicados en el área metropolitana de
Atlanta gracias al enorme crecimiento económico.
La Transfiguración se sitúa en un área del condado
que es notoria por sus excelentes escuelas, hermosas colonias y negocios que dan servicio a un sector
social de ingresos medios a altos.
Sin embargo, el crecimiento de la iglesia no refleja sólo el aumento de la población del área, dado
que, según los registros parroquiales, casi 50% de
la feligresía viene de fuera. Estos católicos acuden a la
Transfiguración en lugar de asistir a su parroquia
local dado el carácter de la iglesia y los programas
que ofrece. Desde su fundación los creyentes pertenecían a la Renovación del Espíritu Santo —de
adscripción católica— dirigidos por un párroco con
gran carisma. La parroquia fue un lugar de culto activo, “espiritual”, con una liturgia post Vaticano II,
que los devotos describen como “contemporáneo”
y “moderno”. Por ejemplo, el santuario tiene forma circular en torno al altar, que se alza en el centro
del recinto. En preparación para la comunión, los
78
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
ministros de Eucaristía se reúnen alrededor del altar
con el sacerdote, lo que contrasta con la mayoría de
las parroquias, en las que los laicos no se acercan al
altar, sino que esperan a que el sacerdote les lleve la
comunión.
El párroco, que ha permanecido en la Transfiguración desde 1989, es un líder dinámico al que todos admiran. Como muestra de la estimación que
despierta entre los fieles, se instaló una estatua de San
Francisco, cerca del canino favorito del párroco, un
basset hound. Además de contar con un ambiente de
culto muy activo y un párroco encantador y popular,
la iglesia tiene más de 60 programas que van desde
una cooperativa para el cuidado infantil hasta un
evento que ofrece “queso y vino” a los recién llegados. El Programa “ChrisTeen” —“adolescentes
cristianos”— cuenta con más de 700 miembros. En
entrevistas con euroamericanos, muchos afirmaron
preferir esta parroquia para brindarles a sus hijos la
oportunidad de participar en los programas.
El ministerio hispano fue creado en 1998,
cuando se asignó un hispanohablante a la parroquia. A diferencia de Santo Tomás, que percibía
la necesidad de un consejo hispano y otro para las
comunidades nigerianas y vietnamitas, la Transfiguración no ha sentido la necesidad de añadir otros
ministerios. El programa hispano no surgió debido
a la diversificación étnica, más bien respondió a la
presencia de un sacerdote que podía decir misa en
español. En resumen, la demografía de esta parroquia no sólo es menos diversa que la de Santo Tomás Apóstol, sino que tampoco tiene una identidad
“multicultural”.
El ministerio hispano ofrece una misa en español los domingos a las 2:00 p. m. En contraste con Santo Tomás, la Transfiguración aún tiene
235 familias latinas, la mayoría colombianas, que
constituyen 5% del total, mientras que las familias
anglosajonas ascienden a 4 000 o 94%. El resto son
afroamericanos y asiáticos. Si bien el sacerdote hispano organiza actividades para su comunidad, sus
feligreses latinos han adoptado el ethos de los católicos anglosajones. Las parroquias de Santo Tomás y
la Transfiguración presentan entornos sociales contrastantes precisamente por el tipo de feligreses. En
la última, prevalece el orden por encima de la improvisación, los himnos son en inglés con algunos
versos en español, con un sabor menos latino que
en Santo Tomás, donde casi todos los servicios suenan a música popular mexicana. Julián, mexicano e
indocumentado, de origen popular, pertenece a la
Transfiguración. Percibe así a los colombianos de
la iglesia:
Relaciones interétnicas en las parroquias
La investigación evaluó el grado y tipo de interacción interétnica de cada parroquia, y las impresiones que los grupos étnicos tenían unos de otros. El
voluntariado y el clero de la Transfiguración perciben al hispano como una extensión natural de sus
otros ministerios y apenas detectan tensión en su
iglesia. Decía un diácono: “Tenemos una comunidad hispana fuerte y vigorosa, que nos esforzamos
en integrar al cuerpo principal de la comunidad”.
El administrador describía el desarrollo del consejo
hispano con estas palabras:
Creo que… esa gente que viene de Sudamérica
tiene más preparación, más escolaridad, son me-
Todos trabajan juntos mucho más, no se trata sim-
jor educados. Los mexicanos somos gente alegre
plemente de dos culturas, dos ministerios, español
que de todo nos reímos. No hay mucha gente con
e inglés. Nos gustaría tener una sola parroquia, pe-
estudios. […] con estas amistades nuevas ves la di-
ro sentimos que es muy necesaria esa misa de 2:00
ferencia, porque son gente más callada, que habla más
para quienes el español es su única lengua. Así que,
correctamente y aprendí cosas de ellos para mejorar…
aunque queremos cumplir ese requerimiento, nos
gustaría tener una sola liturgia, porque somos una
En contraste con Julián, Diana, mexicana nacionalizada estadounidense, que además recibe altos ingresos, pues su cónyuge es un ingeniero de
Hewlett-Packard, desplegó una actitud casi de desprecio sobre personas como Julián. Entre mexicanos
como Diana y los indocumentados existe una diferencia insalvable de ingreso y de clase que impide el
más mínimo atisbo de cercanía social o política, en
virtud de que los primeros se sienten más cerca de
los inmigrantes colombianos y de los anglosajones
de altos ingresos. Los fieles latinos de la Transfiguración, casi todos colombianos, se parecen mucho
en términos de clase —educación, ingresos, vivienda— a sus contrapartes euroamericanos y aquellos
que no están a la altura de los anteriores, a menudo
mexicanos, se esfuerzan por adaptarse a las prácticas
de la parroquia. En cambio, los latinos de Santo Tomás, en su mayoría mexicanos, se distinguen de los
euroamericanos tanto en términos de clase como de
prácticas religiosas.
sola iglesia.
A diferencia del personal voluntario y de la feligresía de Santo Tomás, los de la Transfiguración
consideran que el espacio hispano es necesario sólo
por las diferencias de lengua, no para servir a diversas teologías, liturgias o culturas con la feligresía
angloparlante. La única diferencia entre el ministerio hispano y el anglo es el lenguaje. De hecho,
los miembros de la Transfiguración reconocen que
muchos latinos que hablan la lengua asisten a las misas en inglés. En entrevistas indicaron que muchos
latinos intervienen en programas y grupos eclesiásticos en inglés, como los Caballeros de Colón y el
Comité Social. Dado que el ministerio hispano es
pequeño, rara vez surgen conflictos por el espacio,
como en Santo Tomás.
Santo Tomás, una parroquia que se preciaba de
su identidad incluyente y multicultural, se encontró
a mediados de la década con sucesos que, según los
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
79
antiguos feligreses, ponían en entredicho su identidad fundamental:
Voluntaria 3. Es como si, cuando tienes una familia grande, a veces tienes que darte cuenta de que
te quedó chica. Pero al mismo tiempo hay gente
Voluntaria 1. Hay que admitir que [el padre Mo-
que te considera prejuiciada, porque no pueden ad-
lina] está haciendo las cosas bien. […] lo que está
mitir que ya no funciona.
haciendo es obviamente muy bueno. Es tan radicalmente diferente de lo que somos, que se presta
a desafíos, ¿cómo se vuelve uno parte de la iglesia
católica de Santo Tomás cuando al interior de sus
muros hay dos comunidades en la fe que no hablan
la misma lengua? Casi tenemos una concepción
diferente de nuestra fe.
Voluntaria 2. Y nuestras paredes no son suficientemente grandes para contenerlos a todos. Está
a reventar…
El personal voluntario y otras personas preocupadas
por que Santo Tomás se transformara en dos comunidades con diferente fe reiteraban su temor a que se les
considerase prejuiciados. Negaban la posibilidad de
que sus recelos obedecieran a prejuicios y subrayaban
ciertos problemas: diferencias en las ideas de cultura,
eclesiología y la autoridad sacerdotal, uso del espacio,
escaso o nulo manejo del inglés entre los latinos, contrastes en la escolaridad y el control de los niños en
público, que en conjunto causaban fuertes tensiones.
Antón Flores  Miembros de la Parroquia de Santo Tomás Apóstol llevan una cruz que encabeza la peregrinación conformada por inmigrantes en la
Semana Santa en suburbios de Cobb County, Atlanta, Georgia, abril de 2009. La cruz honra a aquellos cuyas vidas han sido afectadas por la detención
y la deportación.
80
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
Conviene examinar aquí dos fuentes de tensión.
Primero, la concepción del uso y la distribución del
espacio. Este asunto ejemplifica los temas logísticos
que emanan del crecimiento y cambio demográfico en una parroquia. Segundo, los criterios sobre
una eclesiología católica adecuada. Las iglesias se
ven obligadas a recurrir a temas sobre prácticas y
teología debido a las pugnas surgidas. Por último,
examinamos un área de coincidencia de las dos feligresías: la formación religiosa de los niños. Aunque
en ambas parroquias reciben la doctrina juntos, lo
que abre la posibilidad de integración en la segunda
generación, los jóvenes han optado por tener grupos
juveniles latinos y euroamericanos separados.
para evitar tumultos y riesgos. Los bomberos añadieron que cualquier transgresión a estas restricciones constituiría una “amenaza” a la “seguridad” de
la comunidad. A partir del anuncio ha habido cierta
vigilancia para garantizar el cumplimiento de la norma, pero no se ha logrado del todo. El conflicto por
el espacio revela, por una parte, que la congregación
recurrió a una medida disciplinaria para distribuir y
apropiarse del espacio desde una posición de dominio; por otra, vemos una oposición clara entre las dos
culturas. Los anglos imaginan y mantienen una relación ordenada y estructurada con el espacio, en tanto
que los hispanos tienen una relación distinta con el
lugar que ocupan. La distancia entre las dos partes es
de naturaleza cultural, pero también refleja desigualdad de origen y de clase.
Preocupaciones logísticas:
uso y distribución del espacio
Preocupaciones teológicas: concepciones
En Santo Tomás la cuestión del espacio físico desató
el conflicto latente entre hispanos y euroamericanos.
El crecimiento súbito e inesperado de la membresía
hispana provocó diversas reacciones entre los fieles
que de un momento a otro se vieron obligados a compartir sus espacios con los recién llegados. Algunos de
los miembros más antiguos incluso sintieron que su
iglesia había sido invadida e inundada por una ola de
hispanos en un breve periodo. El estacionamiento
tuvo que ser ampliado y se sacrificaron áreas usadas
en otras actividades, en especial durante la misa dominical. Poco después, en 2006, el sector anglosajón
notó que durante las misas en español —la de las
2:00 p. m. en particular— el templo estaba atestado
de gente. Muchos fieles se veían forzados a permanecer de pie en las naves laterales o detrás de las últimas
bancas durante el sacramento, una situación que los
estadounidenses consideraban inaceptable. Para resolver la sobrepoblación, recurrieron a una maniobra legal que les facilitó la agencia de bomberos: se
ordenó que todos los asistentes debían disponer de un
asiento y que el aforo máximo sería de 600 personas
y prácticas divergentes del catolicismo
Además del problema de espacio, la congregación latina habla una lengua diferente no sólo en el sentido
estricto del término —porque la vasta mayoría habla
sólo español— sino también en el sentido de practicar una religiosidad mucho más similar a la “religión
popular” que se practica en el México rural, identificada con el culto a santos y vírgenes y la recitación
de rosarios y novenas bajo la guía de un sacerdote. Si
bien provienen de diferentes entidades de México,
los inmigrantes que llegaron a Santo Tomás son, en
general, gente con un ínfimo nivel educativo. Muchos sólo estudiaron la primaria o tal vez la secundaria incompleta. El catolicismo que practicaban en
sus pueblos es muy similar al vigente antes del Concilio Vaticano II. Todavía existen regiones rurales
en México que carecen de párroco o lo comparten
con otras comunidades. De este modo, su devoción
católica es muy diferente de la teología y la liturgia
oficiales y dista de las innovaciones del Concilio Vaticano II. Allá, en sus lugares de origen, la figura del
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
81
sacerdote aún representa una autoridad clave. Los feligreses euroamericanos son conscientes de que esta
religiosidad es distinta de su práctica contemporánea
y también parte de su propio legado. Como manifestaba una voluntaria de la parroquia cuyos abuelos
eran inmigrantes italianos:
Es decir, cuando mis abuelos llegaron, eran gente
que no tenía instrucción. Escuchaban todo lo que
el sacerdote les decía. Y cuanto más educados nos
volvimos los católicos estadounidenses esa iglesia
se fue transformando. La concepción de espiritualidad cambió. Vamos a misa por razones casi dife-
expresión más de la “intensa” religiosidad de los latinos. La mayoría de los mexicanos ha abrazado su
religión y la ha convertido en una mezcla de catolicismo conservador-tradicional, evangélico, con resabios liberales. El ritual dominical recrea su cultura
rural mexicana, y por ende los feligreses anglos deben sentirse bastante excluidos. Además de su incomodidad con la evangelización puerta a puerta, que
otro feligrés describió como “muy ajena a la experiencia católica estadounidense”, y el compromiso
de invertir mucho tiempo en la creencia entre los latinos, algunos euroamericanos incluso percibían que
sus sacerdotes consideraban ejemplares a los latinos.
rentes que los [inmigrantes]. Lo interesante es que
atiborran la iglesia para la misa y aquellos de nosotros más maduros y más educados, en cierto modo
Los esfuerzos de integración: la educación
[risas]… de alguna forma algo se ha perdido.
religiosa de los niños
Afirmaba que “el catolicismo estadounidense” correspondía al modelo post Vaticano II, en el que los
católicos se guían por su conciencia personal, mientras que el de los inmigrantes latinos era pre Vaticano
II y la obediencia hacia el cura prevalece. El modelo
sine por un lado funciona como un imán que atrae a
numerosos devotos latinos, y por el otro ha sido una
fuente de conflicto e inconformidad entre los católicos euroamericanos para quienes esas prácticas son
demasiado similares a las del protestantismo carismático y evangélico. Como explicaba Andrea, euroamericana, los latinos involucrados en sine pasan por
lo menos cuatro días a la semana en actividades relacionadas con la iglesia. Se trata de un compromiso enorme y hay que estar muy “prendido”. Les
piden que hagan muchas cosas y el sentimiento general es que la feligresía angloparlante no está lista
para un compromiso así: salir a tocar puertas y reclutar gente para que venga a la iglesia no es algo que
la iglesia tradicional angloparlante haya hecho mucho, así que es un cambio importante.
La misa dominical de las 2:00 p. m., en español, con un templo lleno hasta el tope es una
82
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
Una afinidad compartida por las dos iglesias es su
compromiso con la integración de los niños en la
instrucción de la fe y la preparación para los sacramentos. En Santo Tomás cualquier tarde de la semana los niños asisten al catecismo. Es uno de los
pocos espacios y tiempos en que ambas congregaciones comparten actividades. Las clases son en inglés y hay una mezcla real de latinos y anglos. Los
primeros constituyen el grupo más numeroso. Observamos dos modelos distintos. En la Transfiguración hay un amplio grupo de jóvenes que se reúne
una vez a la semana para discutir temas religiosos u
organizar actividades deportivas. El grupo se compone de latinos, hombres y mujeres, provenientes
de Argentina, Colombia, México, Ecuador, Venezuela y otros países latinoamericanos. Intercambian
ideas y hablan en sus diferentes acentos sólo en español. Se identifican como hispanos más que con
sus respectivos países de origen. En Santo Tomás la
situación es diferente: sine organiza retiros frecuentes para enseñar el Evangelio y proporcionar a los
jóvenes valores morales que les ayuden a llevar una
vida cristiana. En este caso los jóvenes mexicanos no
han alcanzado una fuerte identidad con eua, como
los jóvenes latinos de la Transfiguración. Así, aun la
generación más joven de Santo Tomás se resiste al
proceso de asimilación10 no sólo a la sociedad estadounidense sino también al resto de los latinos. Perpetúan su identidad mexicana como esencial para su
vida en el país de destino.
La Transfiguración se esfuerza por propiciar la
asimilación canónica del autor clásico Milton Gordon, en la que los inmigrantes abandonan su cultura ancestral y asumen el comportamiento y valores
de la sociedad dominante o el mainstreem (Gordon,
1964: 85). Yolanda Berrios, autoridad del ministerio hispano, lo percibe así: “El Consejo Administrativo de la Parroquia (cap) desea la asimilación, pero
me cuesta un chorro, porque no puede lograrse al
100%”. Aun si la asimilación11 no sucede como una
política explícita, las prácticas y las actividades tienden a fomentarla. Por ejemplo, la música latina y los
festivales con piñatas están prohibidos porque generan ruido, basura y caos, los latinos deben adaptarse
al “modo americano” de celebrar la misa y la fiesta.
En Santo Tomás los latinos intentan asimilarse, pero
en el marco del nuevo modelo, es decir, se incorporan a la nueva sociedad sin renunciar del todo a su
cultura (Alba y Nee, 2003). La última vía es más innovadora, pero más conflictiva y pausada, como se
ha mostrado en este estudio.
Tomás no sólo acarrea un crecimiento rápido de la
comunidad latina sino que promueve un compromiso de tiempo y energía con la iglesia. Esto ha causado
desconcierto entre los antiguos feligreses. Además de
constituir una minoría numérica, son impulsados por
la pastoral a asimilarse, en cierto grado, al ethos religioso latino. En otras palabras, su congregación experimenta un proceso de aculturación al revés, a la que la
vasta mayoría se opone con todas sus fuerzas.
Las tensiones manifestadas en esta parroquia en
torno al crecimiento de la feligresía de latinos y la presión a favor de la aculturación al revés han producido
resultados inusitados en Santo Tomás. Primero, los y
las voluntarias euroamericanas y líderes laicos dudan
del “éxito” futuro en esta parroquia. ¿Será posible
la incorporación total de latinos, euroamericanos y
otros grupos en un estilo, un lenguaje y una práctica
de culto únicos? Andrea articulaba así este cambio:
Bueno, hay gente como nosotros, que va a misa de
9:30. Y hay alguna gente que va a esa hora porque
se sentiría muy incómoda en la misa de 11:00, que
es en buena medida para la comunidad nigeriana
—usan tonos de voz muy altos, con mucho canto— o en la misa de los Life-Teen [adolescentes] a
las 5:00. […] la gente tiene diferentes comportamientos… ¿Deberíamos obligar a nuestros fieles a
10El estudio realizado en Santo Tomás demuestra lo que afir-
El grado relativo de innovación
en las parroquias
Los euroamericanos de la Transfiguración no constituyen una minoría como en la otra parroquia, no
requieren acomodarse a la religiosidad hispana, la
tensión es mínima. Asumen que con el tiempo los
inmigrantes se asimilarán al ethos religioso estadounidense. Su percepción sobre el ministerio latino refleja
este supuesto, en contraste con lo que sucede en Santo Tomás Apóstol. El notable éxito del sine en Santo
man Waters y Jiménez (2005: 119-122): la asimilación de los
inmigrantes en nce, como Atlanta, no puede entenderse
como sucedió con la migración europea a fines del siglo xix
y principios del xx o como ha sido en las cet. En Atlanta,
además de la generación del inmigrante, segunda o tercera,
es importante tomar en cuenta las recurrentes olas de nuevos inmigrantes que no cesan de llegar y así recrean los lazos entre los mexicano-americanos con sus connacionales
y con su cultura, refuerzan a la vez su identidad mexicana y
por ende complejizan y transforman el proceso de asimilación a la sociedad estadounidense.
11No obstante la urgencia de asimilar a los mexicanos en la
Transfiguración, ésta se ve menguada por la continua ola de
nuevos inmigrantes.
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
83
hacer algo con lo que no se sienten cómodos cuando rezan? […] Tenemos que encontrar el modo de
ser una comunidad, que se organizaran muchos
eventos sociales, lugares que propicien la unidad y
aprender a llevarnos bien, pero no obligar a nadie a
rezar de una determinada manera.
En resumen, Santo Tomás está cambiando hacia un
modelo que fomenta la diferencia, más que tratar de
negarla o “mezclarla”, y que genera un espacio para
el desarrollo y la perpetuación de diversas formas de
vivir el catolicismo. El objetivo no es compartir la
liturgia o la teología, sino formar parte de una comunidad. Tenemos la hipótesis de que esta visión
no habría sido posible si los feligreses euroamericanos no hubieran sentido la desconcertante presión
de cambiar su propia teología y práctica.
En esta parroquia, sacerdotes, voluntarios y
líderes laicos han comprendido que si desean construir sobre la visión de crear una comunidad en la
diversidad, cada uno con su propia eclesiología y
liturgia distintivas, están obligados a manejar y superar las fuentes de tensión. La iglesia debe fijar una
estrategia para compartir el espacio y urdir un plan
para superar los equívocos, el prejuicio y la discriminación. Esto nos conduce al segundo resultado
inesperado en Santo Tomás, que en 2007 se encontraba en un aprieto o, en palabras de una empleada,
“ya no funcionaba”.
La parroquia desarrolla una gama de programas
innovadores para reducir las tensiones internas y hallar las vías apropiadas para crear una “comunidad”.
Examinamos dos programas de esa índole. “Sueña
la visión” busca solucionar problemas logísticos asociados con el crecimiento de la iglesia. “Viajando
juntos” intenta superar prejuicios y desavenencias,
así como promover la defensa política de los inmigrantes latinos. La carencia más apremiante es de
instalaciones que cubran las necesidades de la iglesia, como contar con espacios de culto, educación,
reunión y encuentro. “Sueña la visión” es descrito
84
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
en el sitio web como “un plan, i. e. una visión para
la sustentabilidad y la viabilidad ahora y en el futuro”, en diferentes circunstancias sería simplemente
una campaña para edificar un nuevo templo. No
obstante, entre los viejos miembros reina la resistencia y asumen que los latinos deberían contar con sus
propios servicios. El párroco e incluso el arzobispo
de Atlanta y la Conferencia de Obispos Católicos de
eua se oponen tajantemente a esto último, aduciendo que iglesias como Santo Tomás deben encontrar
una forma de hacerse “un cuerpo en Cristo”.
Este mandato y las tensiones que le antecedieron condujeron a una estrategia de planeación
innovadora y complicada en la que 23 “grupos”
—de laicos voluntarios— se reunieron durante un
año para discutir un tema específico, que iba desde el “diseño de los jardines” hasta “la acústica y la
música”, de “la hospitalidad” a “la tecnología”. Se
animaba a participar a todo el que estuviera interesado. Cada grupo tenía representación de las congregaciones hispanohablantes y angloparlantes, y
todos los grupos requerían traductores. Antes de su
encuentro inicial, a los grupos se les instruyó en el
“modelo de consenso” para tomar decisiones. Una
presentación de Power Point demostró que el modelo
requiere respeto mutuo, confianza, cooperación y
apertura a la solución de conflictos, es decir, “una
discusión abierta con participación plena, […] aceptando decisiones más que individuales, aquellas que
sean para el bien común”. Lo que pudo ser un proceso sencillo de abordar preocupaciones logísticas
en la parroquia se transformó en un compromiso
de respeto mutuo entre los grupos. Como explica
su página web:
“Soñar la visión” es más que una metodología para
evaluar programas y edificios. Es más que un proceso de planeación. Sí, ¡es eso! Versa también sobre
la construcción del reino de Dios. Aborda el tema
de culturas que se unen para descubrir el plan de
Dios para la parroquia… Aspira a reunirnos como
Marie Friedmann Marquardt  Misa en español en la Iglesia Católica de la Transfiguración, la parroquia católica más grande de los suburbios del norte
de Atlanta. Cobb County, Georgia, marzo de 2008.
hermanos y hermanas unidas en Su nombre para
crear algo que es hermoso y único.
A finales de 2008, los grupos hicieron recomendaciones y las entregaron a un Comité de Iniciativas.
Según el párroco, un resultado significativo fue que
“teníamos que hablar de qué significa para nosotros
la unidad, que no es uniformidad”. Los asistentes
reconocieron qué grupos de la parroquia podrían
tener modos diferentes de abordar la misma tarea
—e. g. quienes dan la bienvenida a los hispanos llevan uniforme, mientras que quienes reciben a los
anglosajones no lo portan—. Este proyecto brinda
tácticas novedosas para manejar asuntos estructurales y logísticos que podrían servir como modelos
efectivos incluso para la sociedad más amplia.
“Viajando juntos: un Creador, una familia, un
viaje”, iniciado en 2007, atiende asuntos más espinosos que el anterior. Se describe como la “campaña en pro de la unidad” de Santo Tomás. Tiene un
objetivo triple: educar a los fieles en un cristianismo
sobre inmigración y migrantes, crear una sola comunidad para discutir y reflexionar sobre el impacto
de la inmigración en la parroquia y buscar soluciones políticas para una reforma migratoria efectiva.
La declaración del programa expresa:
Superaremos los equívocos, la ignorancia, la competencia y el temor que obstaculizan una acogida
genuina a todas las culturas en la parroquia de Santo Tomás. Mostraremos las enseñanzas de Jesús de
amar y cuidar al prójimo.
Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
85
Este proyecto fue iniciativa de líderes laicos de la
iglesia —T. J. y Andrea Wilson—, que trabajaron
con el respaldo pastoral y del voluntariado. La primera sesión se llevó a cabo en la primavera de 2008,
incluyó una película y una plática con el cónsul
mexicano en Georgia para discutir sobre los mitos y
realidades de la migración. Se exhortó a los líderes a
que asistieran y se enviaron cartas de seguimiento a
los ausentes para que participaran en la segunda sesión. A fines de 2009 unos 200 líderes laicos habían
acudido a estos eventos. A semejanza del programa
“Sueña la visión”, “Viajando juntos” ofrece un modelo para manejar la tensión y el conflicto, no sólo
en la iglesia, sino también en el condado y, de hecho, en la nación, a medida que los participantes se
involucran en campañas de apoyo político a favor de
una reforma integral de la inmigración.
Análisis y conclusiones
Las diferencias entre las parroquias son analizadas
en referencia a dos factores: primero, la proximidad
social de los nuevos inmigrantes, el grado —percibido o
real— de competencia por recursos económicos, poder político y espacio físico. Segundo, el compromiso
cívico con los nuevos inmigrantes: espacio seguro, oportunidad para la interacción cara a cara que fomenta el
reconocimiento mutuo. En este punto las iglesias se
tornan importantes. Hace casi dos siglos, De Tocqueville observó el carácter peculiar de la “democracia en América”, al describir al país como una
nación llena de organizaciones voluntarias, con una
sociedad civil muy activa en los cimientos de su sistema político. De Tocqueville observó que las iglesias se encontraban entre las asociaciones voluntarias
86
Desacatos 46  Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
con mayor presencia. Esto continúa siendo así, sobre todo en el sur. Las iglesias locales a veces entablan un debate directo sobre temas políticos, es más,
sirven para que la gente se reúna en un espacio común relativamente seguro. Williams (2010) incluso
afirma que las iglesias —de origen judeo-cristiano— pueden ser escenarios ideales para disminuir
las tensiones interraciales que existen en la sociedad
más amplia.
Tanto la Transfiguración como Santo Tomás
ofrecen ese tipo de lugar y proporcionan una base
teológica y ética para el reconocimiento y el respeto mutuos. En lo que varían sustancialmente es en
el primer factor. En la Transfiguración pocos feligreses perciben que la iglesia enfrente una competencia por recursos, poder y espacio, mientras que
en Santo Tomás ese problema es apreciado en toda
su complejidad. A partir de estos casos y otros que
hemos examinado, la convergencia de estos factores —proximidad social, espacio y oportunidad
para un compromiso cívico significativo— puede
ser un catalizador de la transformación. Aunque
esta innovación inicia en la iglesia, puede llegar a
rebasarla con programas como “Sueña la visión”
de índole popular, basado en el consenso, que busca la unidad en la diversidad y que podría utilizarse
en la resolución de problemas logísticos similares
que surgen más allá del templo, como las escuelas
o barrios. Asimismo, “Viajando juntos” es capaz de
convertir a sujetos sociales que aprenden a percibir
de modo distinto a los recién llegados y a fomentar
la acción pública entre ellos mismos y en su apoyo.
Estos “conversos” incluso tomaron las calles más
peligrosas de Atlanta, en una insólita peregrinación
el Jueves Santo de 2009.
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Cooperación y conflicto: parroquias e inmigrantes latinos
87
COMENTARIO
Comentarios críticos y cinco propuestas para
pensar la migración en el momento actual
Federico Besserer
E
Critical Comments and
Five Proposals to Think
Migration at the Current Time
Federico Besserer
Departamento de Antropología, Universidad
Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Distrito
Federal, México
n las siguientes páginas haré una revisión de los análisis que nos
presentan los autores de los excelentes artículos que integran la
sección “Saberes y razones” de este número de Desacatos. La estrategia
que he seguido ha sido presentar primero cuatro viñetas, que surgen
del trabajo de campo realizado por investigadores del Seminario de Estudios Transnacionales del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Estas viñetas me
servirán de apoyo para construir un marco conceptual que propondré
en la segunda sección del texto. Entonces, las propuestas de los autores
serán revisadas conforme avanza el argumento para organizar un planteamiento que nos permita por un lado comprender los principales
problemas que enfrenta en este momento la migración entre México y
Estados Unidos, y por el otro articular los nuevos enfoques teóricos
con los que contribuyen los autores para el análisis y la comprensión de
la migración actualmente. Las posturas que encontramos en estos materiales gravitan entre una mirada pesimista de la realidad con énfasis
en los retos que ofrecen las nuevas políticas migratorias y la violencia
estructural y cotidiana en que transcurre la vida transmigrante. Por el
otro lado están las miradas que ven indicios de cambio en las acciones
de las comunidades y las asociaciones que conforman el ensamblaje social transnacional que se extiende entre los dos países.
Cuatro viñetas
I
[email protected]
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 88-105
88
Desacatos 46  Federico Besserer
Espero sentado en los sillones de una pequeña peluquería en los alrededores de la ciudad de Barcelona y observo a un grupo de mujeres vestidas a la usanza marroquí que hacen fila para llenar cubetas con agua.
Las llevarán a los departamentos del edificio de enfrente, que carecen
de servicios como agua y energía eléctrica, porque fueron desalojados
durante el proceso instrumentado por los bancos
de recuperación de hipotecas que los antiguos habitantes no pudieron pagar. Estas mujeres son parte
de las familias “ocupas” que se instalaron en los departamentos deshabitados, hoy desempleadas, pues
trabajaban en la industria de la construcción que se
encuentra detenida en el marco de la crisis económica iniciada en 2008 y que todavía azota la economía
de esta población migrante. El señor Mustafá termina de cortar el pelo a uno de sus vecinos que sale sin
pagar de la peluquería y lleva su mano al corazón en
señal de agradecimiento. Esta economía de la solidaridad se sostiene en parte por las “remesas” que llegan a Barcelona desde Marruecos. El sostenimiento
del señor Mustafá en las conurbaciones de Barcelona, cuya esposa e hijos en edad escolar viven en
las márgenes de la mediterránea ciudad de Tánger,
proviene de la venta de una propiedad que tenían
en aquella ciudad de entrada al continente africano. Esperanzados en que la economía se recupere,
los habitantes de estas dos orillas urbanas separadas
por una frontera acuática, pero articuladas en “la
ciudad transnacional desde abajo”, pagan los costos
de recuperación del entramado urbano que forma el
conjunto de “ciudades globales” europeas, entre las
que Barcelona juega un papel destacado: antes como
ciudad industrial, hoy llamada “ciudad del conocimiento” (Besserer, notas de campo, 2013).
II
Sandra vivía en una casa de autoconstrucción en
la periferia urbana de la ciudad de México, literalmente en la última calle de la colonia Arboledas de
Cuautepec. El teléfono que estaba a disposición de los
vecinos en el estanquillo familiar que ella atendía
era el punto de enlace de familias cuyas vidas se
desarrollaban entre Arboledas y los edificios Forest Hills en la ciudad de Myrtle Beach, Carolina del Sur. El padre de Sandra organizaba para las
empresas constructoras de la creciente ciudad turística estadounidense el trabajo de los vecinos de
Arboledas, que seguían siendo sus vecinos ahora en
Forest Hills. Sandra cursó exitosamente el high school
en Myrtle Beach, pero tuvo que regresar a México
porque no contaba con la residencia legal, indispensable para continuar con sus estudios universitarios.
Mientras concluía su licenciatura en antropología
en la ciudad de México, trabajaba en un call center
donde sus saberes lingüísticos contribuyeron —por
un salario menor al que recibiría en Myrtle Beach—
a la industria global del conocimiento. Este espacio
de trabajo era una zona fronteriza —un hiperespacio— en la que implosionaban husos horarios diferentes —el del trabajador en México y el del cliente
en Estados Unidos— y en el que se articulaban los
saberes transnacionales de los márgenes urbanos de
Arboledas con la clientela radicada en los Estados
Unidos, a través de una cadena global de servicios.
Así, mientras las políticas migratorias sitúan a un
creciente número de retornados, deportados y deportables, a disposición de la cadena de producción
global, las fronteras mantienen la desigualdad salarial que redunda en mayor ganancia para una de las
industrias de mayor crecimiento en América Latina. Myrtle Beach fue uno de los condados donde la
crisis económica de 2008 causó el mayor porcentaje
de desempleo en Estados Unidos, que afectó en particular a la industria de la construcción y con ello a
la familia de Sandra, lo que provocó que algunos de
sus familiares regresaran a México. El lado mexicano de la calle Arboledas-Forest Hills absorbió los
costos de la crisis global a través de la solidaridad familiar (Tafolla, 2014).
III
El Manhattan es un barrio de la población de Santa
Cruz Tacache de Mina, situada en la región mixteca de Oaxaca. Los tenedores de los terrenos de
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
89
Prometeo Lucero  Caravana de madres centroamericanas, en búsqueda de familiares, Apizaco, Tlaxcala, 24 de octubre de 2014.
El Manhattan trabajan en las orillas de la ciudad de
Nueva York, donde desarman automóviles que han
salido de circulación. Su trabajo es indispensable
para mantener en funcionamiento los vehículos de
los trabajadores precarizados de la Gran Manzana
que laboran en los servicios de cuidado de niños
y ancianos, de limpieza y en restaurantes del otro
Manhattan, el de la ciudad global. Las proyecciones
del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(inegi) auguraban un decrecimiento constante en
la población de Tacache de Mina, pero no sucedió
así. En un artículo de próxima aparición, Lilia Solís
reporta que la población en el pueblo de origen de
su familia ha aumentado significativamente durante
los últimos años debido a las deportaciones que se
90
Desacatos 46  Federico Besserer
han hecho desde Nueva York. Muchos no se van,
otros regresaron a México y decidieron quedarse
aquí. En Tacache ha crecido el número de taxistas
que ofertan sus servicios. Esta ocupación, que parece adecuada para los retornados en edad adulta,
no parece tener la capacidad de absorber las necesidades de ocupación de esta creciente población
mayor de edad en la comunidad. Tacache, como
muchas otras localidades de la Mixteca oaxaqueña,
enfrenta un proceso demográfico preocupante de
envejecimiento de la población. En las décadas anteriores trasladaron su bono demográfico a Estados
Unidos y ahora tendrán que absorber los costos del
cuidado de la población mayor que regresa (Solís,
en prensa).
IV
En El Salvador, a la edad de 12 años, Ros fue obligada bajo amenaza de muerte a vivir con un joven
marero que era un vecino del barrio. Los esfuerzos
por liberarla terminaron en fracaso con la muerte de
varios miembros de la familia, que vivía de las remesas que su madre enviaba desde Tijuana, de donde
regresó cuando se enteró de la situación. Un año y
medio después Ros logró escapar y se trasladó con
su madre a México, donde fueron detenidas en la
Estación Migratoria Siglo XXI, tras lo cual decidieron solicitar refugio. La madre intentó suicidarse y
fue conducida fuera del país, pero Ros decidió continuar en el encierro con la esperanza de conseguir
la estancia legal y buscar que su madre fuera aceptada en México también de manera legal. La madre
regresó a la frontera entre Chiapas y Guatemala,
donde fue atrapada por una red de trata de personas. Por ser menor de edad, el Estado mexicano
puso a Ros al cuidado de una instancia no gubernamental. Meses después recibió la documentación
para permanecer en México y pasado algún tiempo
pudo reunirse con su madre, que también obtuvo la
residencia legal. Sandra Guillot registra este caso en
su tesis de licenciatura y explica que se reencontró
con Ros y con su mamá en la ciudad de México,
donde viven en condiciones de pobreza. Ros no ha
continuado con sus estudios y trabaja para contribuir al ingreso de un hogar precario en la Delegación Iztapalapa.
Cinco propuestas para pensar la migración
en el momento actual
Los casos que he descrito me permiten hacer referencia a algunos procesos económicos, demográficos y políticos que subyacen y afectan a la migración
entre México y Estados Unidos. Me interesa mostrar que estos procesos generales no son privativos
de la situación mexicana, forman parte de procesos de mayor escala. A partir de las viñetas anteriores trataré de mostrar etnográficamente cómo estos
procesos generales se expresan en la cotidianidad de
los migrantes.
Cambio económico y crisis global
Los casos de la migración marroquí a España, de la
comunidad transnacional de Tacache de Mina y de
la migración entre la ciudad de México y Carolina
del Sur me permiten sostener que como telón de
fondo de los cambios que percibimos en la migración está un fenómeno económico de escala mundial: un nuevo modo de acumulación que manifestó
su primera crisis de gran magnitud en 2008. David
Harvey (2008) propuso que se trataba de una crisis
que se expresaba fundamentalmente en el ámbito
urbano y que había traído aparejado el endurecimiento de lo que Nicholas de Genova denominó
un “régimen de deportación” (De Genova y Peutz,
2010). Ésta es la primera gran crisis de un nuevo
momento del capitalismo que cambió en las últimas
décadas del siglo xx para dar paso a una configuración que, según el marco analítico que lo estudie, ha
sido llamado “posfordismo”, “capitalismo tardío”
o etapa de “acumulación flexible”. Entre las características más notorias de esta nueva configuración
está la globalización de los procesos productivos
—antes concentrados en grandes unidades fabriles o
agrícolas— que da origen a cadenas globales de producción dispersas en la geografía global. Este cambio
estuvo relacionado, entre otras cosas, con el desarrollo de la tecnología informática y de comunicación
que hizo posible que la dispersión geográfica fuese
compensada por el intercambio de grandes cantidades de información de manera instantánea. En
el caso de la agricultura, este proceso de globalización se vio favorecido por la conformación de cadenas frigoríficas que garantizaron el transporte de
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
91
productos entre hemisferios y zonas climáticas. En
la industria se percibió como una era postindustrial
en los países desarrollados y como el auge de la industria maquiladora en otras regiones del mundo.
En el mundo de las finanzas surgió un aparato financiero que, disperso en ciudades alrededor del
mundo, funciona las 24 horas del día y contribuye
a la formación de lo que se conoce como la “ciudad
global”. Este cambio fue paralelo a la pérdida de la
centralidad de la industria pesada y al surgimiento
de una economía enfocada en la producción ligera
y la generación de servicios. Esta modificación fue
notoria en especial en la transformación del paisaje
urbano: en las ciudades que antes habían sido el epítome de la producción fabril, la actividad predominante es ahora la provisión de servicios y el manejo
de información. El nuevo sistema productivo trajo
también una nueva organización del trabajo, caracterizado por su flexibilidad, la precariedad en los sistemas de contratación y los nuevos mecanismos de
control. Los casos descritos en las viñetas dan testimonio de la demanda de ejércitos de trabajadores de
la construcción para la transformación urbana en las
grandes ciudades del mundo, como Barcelona; del
surgimiento de los nuevos empleos en las cadenas
globales de la información y los servicios, como los
call centers de la ciudad de México, y el crecimiento
de la economía informal que da soporte a los trabajadores precarizados del nuevo sistema, como en el
caso de los dos Manhattan. En todos, la disponibilidad de fuerza de trabajo se relaciona con grandes
movimientos de población que después de casi medio siglo dio lugar a vidas transnacionales que, como
el capital, construyó una continuidad entre diversas
localidades del mundo. La crisis de 2008 fue resultado de prácticas financieras desmedidas asociadas
al creciente mercado inmobiliario de las grandes
ciudades del mundo. Esta crisis impactó directamente a los empleados del sector de la construcción —como la familia de Sandra—, sobre quienes
habían adquirido inmuebles —como los habitantes
92
Desacatos 46  Federico Besserer
marroquíes de las inmediaciones de Barcelona— y
sobre los lugares de origen de estos urbanitas marginados —como los habitantes de la ciudad de México y la ciudad norafricana de Tánger.
Si bien los artículos en este número de Desacatos enfatizan en los acontecimientos de 2001, de los
que se derivaron nuevas políticas de seguridad que
afectaron a la migración, es importante tomar en
cuenta el argumento de Guillermo Alonso Meneses, que sostiene que ya desde la década de 1990 inicia un problema de desempleo en Estados Unidos
que implica una retórica antiinmigrante. Durante
esa misma década se ponen en marcha en la frontera
operativos como “Operation Blocade”, “Hold the
Line”, “Gatekeeper” y “Safeguard”, y se promueve una legislación sobre migración que propone la
existencia de facetas criminales al interior del proceso migratorio. El aumento de los recursos para el
reforzamiento fronterizo comienza en esa década y
desde 1995 se duplica el número de guardias fronterizos. Así, las acciones y políticas contra la migración inician antes de 2001. Después de esta fecha se
profundizó el discurso antiinmigrante y se construyó una legislación que permitió el incremento del
presupuesto para el control fronterizo. Se construyó
lo que Alonso Meneses llama “la frontera-gulag”,
pero el crecimiento sustantivo de las deportaciones
ocurrió durante el bienio 2008-2009, es decir, en
el contexto de la crisis económica y la intensificación del desempleo en Estados Unidos. Las políticas
fronterizas se entreveraron con el discurso racista existente y se transformaron en un instrumento
de “limpieza étnica”, que puede asociarse con una
selección de clase —una “cirugía de extirpación socioeconómica”—. Si bien resulta difícil establecer
este discurso, sí ha tenido como consecuencia un
incremento total de las deportaciones en los últimos
años, opera sobre un número mayor de personas por
su efecto “disuasivo” relacionado, entre otras cosas,
con el aumento de la violencia en las acciones de la
patrulla fronteriza.
Yerko Castro Neira propone una explicación
para la relación economía-etnicidad y la manera en
que operan los discursos racistas en un marco económico en Estados Unidos. Dice Castro que existen
“campos económicos”, como algunos sectores de la
agricultura, que son zonas de excepción en las que
prevalece la precariedad y la ausencia de derechos
laborales. El caso de los trabajadores mixtecos ilustra cómo los trabajadores quedan atrapados en una
“injusticia y precariedad transnacional” por estar sujetos a procesos de exclusión tanto en sus lugares de
origen como de destino. Desde el inicio del siglo xx
hasta las nuevas fórmulas de producción en el marco de las cadenas globales, varios grupos étnicos han
sido incorporados a las tareas productivas de estas
zonas como “clase obrera deslocalizada” y sustituidos por otros grupos étnicos en momentos de crisis económica o de aumento en la organización por
la búsqueda de derechos. Se les presenta como una
“amenaza cultural” y se genera una dinámica que se
ha definido como “reemplazo étnico”. Las relaciones de producción se vinculan con una “economía
emocional”, propone el autor, en la que los “sentimientos culturales”, como el rechazo, el odio racial y
de clase, son parte de la economía política de los sentimientos, que son la fuerza fundamental que modela las dinámicas entre economía y migración. Hay
una dialéctica en esta economía emocional que tiene
como contraparte la indignación de los trabajadores
ante la falta de derechos, el racismo y la explotación.
Prometeo Lucero  Migrantes abordan el ferrocarril de carga, apodado “La Bestia”, en la estación ferroviaria de Tenosique, Tabasco.
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
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La criminalización de los migrantes en los
años recientes y las acciones de deportación deben
ser entendidas en el contexto amplio de una fórmula de deportación étnica que tiene como trasfondo dinámicas económicas y estrategias que operan
en momentos de crisis, como el proceso de repatriación de la década de 1930 y las deportaciones
posteriores a 2008. La crisis de 2008 se expresó fundamentalmente como una crisis urbana. Uno de los
elementos distintivos de las acciones relacionadas
con las nuevas políticas de migración es que, según
Guillermo Alonso Meneses, aumentaron las “redadas” en las ciudades. Esto sugiere la extensión
de la economía emocional planteada por Castro
al medio urbano, donde el miedo a la deportación
—como un incitador al “regreso voluntario” o a la
disminución de la emigración— se constituye como parte de un “régimen sentimental” que se suma a los dispositivos de movimientos de población
con propósitos económicos.
Biopoder y dinámicas demográficas
Esta crisis político-económica se relaciona también con una dimensión demográfica que debe ser
analizada y que no parece tratarse a profundidad
en este número de Desacatos. Desde finales del siglo xx se hizo notar que había una transferencia del
así llamado “bono demográfico” de los países antes
receptores de migración hacia las grandes metrópolis. En los países europeos y americanos receptores
de migrantes estuvo relacionado con un proceso de
“transición demográfica” en el que se estrechaba la
base de la pirámide de población, mientras que en
los países expulsores la población joven ensanchaba
la base de la pirámide demográfica. Al fenómeno
resultante de la transferencia de población por vía
de la migración —de personas con situaciones migratorias precarias en muchos casos— se le llamó
“convergencia demográfica” (Conapo, 2002). En
94
Desacatos 46  Federico Besserer
el caso español, la transición demográfica tenía en
su origen la reducción del crecimiento natural de
la población. En el caso estadounidense, se sumaba
el envejecimiento de un grupo etario denominado
“baby boom”. En ambos países la población migrante joven ayudó a construir el cambio urbano y a
cubrir la demanda de fuerza de trabajo en el sector
de servicios, incluyendo el cuidado de la población de
mayor edad. Esto ha generado procesos transnacionales, como las “cadenas de cuidados”, según le
nombró Gioconda Herrera, que describió casos de
personas que viajaron a España para trabajar como
cuidadores y dejaron a sus propios hijos y padres bajo el cuidado de familiares en el Ecuador (Herrera,
2005). Esta situación se describe en la viñeta de Tacache de Mina para la migración México-Estados
Unidos. Otras cadenas, como las de construcción
(Wence, en prensa), avituallaron la demanda en
sectores crecientes de la economía. Esta base poblacional migrante joven, a decir de Virgilio Partida
(Conapo, 2002), contribuye también al sostenimiento del sistema de seguridad social de los países
de llegada. En reciprocidad, el beneficio para las sociedades de origen de los migrantes debía ser que se
multiplicaran las posibilidades de trabajo, lo que estrecharía la pirámide de edad, mientras la ampliación
de la parte superior de la columna demográfica podría deberse, entre otros motivos, al posible retorno
de personas de más edad. Con base en esta hipótesis realizamos trabajo de campo entre 2003 y 2005
en comunidades rurales en la región mixteca oaxaqueña de México. Encontramos dos fenómenos
escalofriantes. El primero fue que los censos de las
poblaciones de origen mostraban efectivamente la
ausencia de jóvenes en edad laboral, lo que transformaba sus pirámides de edad en gráficas con forma de relojes de arena y explicaba que la mayoría
de los hogares estuvieran compuestos por abuelos
y nietos cuyo sustento provenía en gran medida
de las remesas familiares. En aquellas localidades
los proyectos de desarrollo habían fracasado por
falta de personas jóvenes que realizaran las tareas
de la producción (Gil, 2006). Estos datos coinciden
con los resultados del Censo de Población y Vivienda
2010 (inegi, 2011b), que revelan que Oaxaca es el
estado con mayor índice de dependencia —mayor número de niños y personas de mayor edad
por miembros que trabajan en la unidad—. Encontramos también que las mismas comunidades
estaban levantando censos totales de población de
las comunidades transnacionales, hacían un conteo
total de la población que decía pertenecer a ellas
para incorporar en el listado a todos los miembros
de la comunidad en México o en Estados Unidos.
El resultado fue que la comunidad en su conjunto
estaba inmersa también en el proceso de transición
demográfica. Los miembros de la comunidad reconocieron dos problemas derivados de esta información. El primero es que en un futuro mediato la
población ahora infantil —en unos años económicamente activa— tendría dificultades para sostener
un número creciente de personas de mayor edad, representado en la parte superior de la columna demográfica. El segundo problema es que esta población
mayor regresaba a las poblaciones en Oaxaca. Esta
voluntad de regreso explica, entre otras cosas, el
gran número de casas desocupadas construidas por
los jóvenes migrantes en las poblaciones de origen,
como en el caso de El Manhattan en Tacache de
Mina. Las comunidades empezaban a organizarse para atender el proceso de “retorno” que había
iniciado, no así el estado. Este regreso a la comunidad de origen de las personas de mayor edad era
una situación alarmante en los primeros años de
este siglo y vino a acentuarse con las políticas públicas de 2001 y con el proceso de deportación posterior a 2008. La información demográfica indica
que los deportados son de mayor edad que el promedio de la población migrante (Fundación bbva,
2012). Según información del Consejo Nacional
de Población, los retornados para todo el país en el
último periodo —sean deportados o que volvieron
por voluntad propia— son en promedio de mayor edad que los retornados de hace una década
(Serrano, 2014). En otras palabras, el proceso de
“convergencia demográfica” se está invirtiendo y
ahora la migración de retorno está compuesta de
personas que pronto estarán, o ya están, desocupadas. El aumento del número de taxistas en Tacache de Mina es muestra de este proceso (Solís,
en prensa). La crisis económica y sus consecutivas deportaciones se suman entonces a un proceso
demográfico de mayor alcance, que intensifica el
problema para las comunidades que absorben los
costos de una crisis de acumulación y de una tendencia demográfica en el país vecino, lo que genera
una contingencia de corte transnacional, esta vez
en territorio mexicano.
La contraparte de este proceso puede hallarse en la contribución de Patricia Fortuny y Marie
Friedmann Marcquardt para este número de Desacatos. Las autoras presentan a las iglesias como espacios
en los que convergen la generación de migrantes nacidos en México y las nuevas generaciones de mexicanos nacidos en Estados Unidos. Estos “nuevos
mexicanos”, muchos de los cuales obtendrán la ciudadanía estadounidense, son parte de la base demográfica que sustentará a la sociedad, a la economía
y al sistema de retiro del país vecino. Sujetos a las
nuevas políticas de la diferencia y la exclusión en
territorio estadounidense, su participación en los
procesos sociales de las comunidades de origen de
sus padres depende de procesos culturales e identitarios. Estos procesos conforman un nuevo campo de trabajo para la antropología y la demografía
que ayudarán a comprender las dinámicas desde el
punto de vista de las comunidades transnacionales
y que requieren a su vez instrumentos propios para
su estudio, como los “censos transnacionales” que
las propias comunidades ya realizan, para la planeación del desarrollo comunitario, incluyendo la migración y los nuevos problemas y retos que significa
(Gil, 2006).
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
95
Un nuevo ensamblaje social transnacional
y la absorción de los costos de la crisis
En el último medio siglo de migraciones entre
México y Estados Unidos se ha generado un nuevo ensamblaje social (Actor-Network Theory, 2010)
compuesto por lo que algunos analistas han llamado
“espacios sociales transnacionales” (Pries, 2002).
Son entramados de relaciones sociales que se expanden entre varios países a partir de las acciones
de personas o colectivos migratorios que al mismo
tiempo que establecen vínculos con el lugar de llegada, conservan sus relaciones con el país y la comunidad de salida. Pueden ser redes migratorias
(Herrera, Calderón y Hernández, 2006), circuitos
migratorios transnacionales (Rouse, 1991) o comunidades transnacionales (Kearney y Nagengast,
Prometeo Lucero  Frontera Ciudad Juárez-El Paso.
96
Desacatos 46  Federico Besserer
1989), y varían en la densidad y durabilidad de las
relaciones que los constituyen, así como en la complejidad de las instituciones que los articulan, que
pueden ir desde el parentesco hasta sistemas complejos de gobierno, como en el caso de las comunidades
indígenas. Esta nueva sociología involucra también
a quienes no han partido, ya sea porque no migraron o porque nacieron en el lugar que la generación
que les precede consideraba un “destino”. Las primeras investigaciones en nuestro país se enfocaron
en el estudio de comunidades de origen rural (Kearney y Nagengast, 1989; Besserer, 1986; Gil, 2006:
Besserer y Kearney, 2006; Castro, 2009; Oliver y
Torres, 2012; Wence, 2012; Aguilar, 2012; Moctezuma, 2011; Rivera, 2012), y más recientemente
en espacios sociales transnacionales urbanos (Hirai, 2009; Pizarro, 2010; Alba, 2014; Reyes, 2014;
Tafolla; 2014; Lara, 2014). Las comunidades rurales
de origen mexicano parecen sostenerse a partir de
una base económica que comparten, como el territorio o una red laboral transnacional, y pueden
tener un alto grado de cohesión y organización política, como sucede con los sistemas de cargos de las
comunidades transnacionales de origen indígena.
Pero las comunidades transnacionales varían. Las
de origen aridoamericano tienden a estar abiertas
a incorporar sujetos ajenos a la comunidad en sus
estructuras económicas y tener una organización
política poco institucionalizada, mientras que las
comunidades indígenas suelen cerrarse a compartir
los recursos materiales y pueden tener un sistema de
organización político muy complejo y transnacionalizado. Por eso hemos hablado, según el modelo
de Wolf y Mintz (1957), de comunidades laborales transnacionales “abiertas no corporadas” y “cerradas corporadas”, como extremos en una gran
diversidad de tipos de comunidad de origen rural
(Besserer y Kearney, 2006; Solís, en prensa). Podemos identificar asimismo espacios sociales urbanos
transnacionales con un alto grado de institucionalidad y densidad organizativa —como la comunidad de Tacache de Mina— o lo contrario —como
la calle transnacional de la viñeta de Sandra Tafolla—. En todos los casos encontramos formas
específicas de pertenencia social, pero en algunos
hay sistemas de gobierno que mantienen una relación no sólo de pertenencia sino de “ciudadanía” con
los miembros de la comunidad, como ellos mismos
suelen llamarla. En algunos casos observamos gran
centralidad en un gobierno comunitario anclado en
los territorios de la comunidad histórica (Aguilar,
2012) y en otros detectamos sistemas de gobierno
des-centrados con una compleja estructura de toma de decisión política que involucra a colectivos
afianzados en distintas latitudes, donde incluso residen autoridades comunitarias (Gil, 2006). Estas
comunidades tienen “autoridades” y sistemas complejos de pertenencia y ciudadanía transnacional,
difieren de las asociaciones de afiliación voluntaria
o clubes, que por lo regular cuentan con miembros
y liderazgos, y no con autoridades y ciudadanos. Las
comunidades y espacios sociales urbanos transnacionales suelen tener fuertes mecanismos de articulación interna, por lo que algunas veces han sido
denominados como “rizomáticos” —en referencia
a la metáfora usada por Deleuze—, en tanto que las
organizaciones de membresía disponen de una gran
capacidad de vinculación con su entorno, por lo que
responderían mejor al modelo “reticular” — referido
por Kearney— (Besserer y Gil, 2008). Las comunidades y los espacios urbanos transnacionales pueden
ser y son con frecuencia espacios de mucho conflicto, que atienden las necesidades de los transmigrantes —muchos carentes de respaldo en otros lugares
por su condición migratoria—, que al mismo tiempo están fuertemente acosadas por diversos sistemas
de extracción de recursos al punto de que su continuidad está en peligro constantemente (Wence,
2012). Tal vez Robert Smith tenga razón cuando
propone que si bien antes existían comunidades dispersas territorialmente, la posibilidad de establecer
relaciones de “simultaneidad” —a través del teléfono, como en la viñeta de la calle transnacional de
Arboledas— las hace significativamente diferentes
en las últimas décadas respecto de las formas de organización anteriores (Smith, 2008). En los hechos,
las relaciones que se establecen no pueden ser “inmediatas”, pues están mediadas no sólo por los viajes de retorno de las personas, sino por la circulación
de bienes y comunicación que no puede ser pensada
sin las tecnologías o “medios” que la facilitan. Por
estas tres razones —el papel que juegan los objetos
en la configuración de las comunidades y los espacios urbanos transnacionales, por la incertidumbre
que deriva de las presiones y conflictos a que están
expuestas y por la complejidad de los ensamblajes que
establecen con otras formas de organización, como
asociaciones, federaciones, organizaciones no gubernamentales y Estados— es que pensamos que el
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
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concepto de “agenciamiento” o “ensamblaje” propuesto por la teoría del actor-red (Actor-Network
Theory, ant) puede ayudar a comprender mejor
estas cambiantes configuraciones transnacionales
que no pueden estudiarse como sistemas rígidos,
estrictamente solidarios, de relaciones que son sólo
sociales (Actor-Network Theory, 2010). Para quienes
viven estos entramados, el hecho mismo de construir el lazo social con una llamada telefónica representa un ingreso económico para un tercero, que
puede incluir a la compañía telefónica, al establecimiento donde se compra la tarjeta para llamadas o al
local con un teléfono fijo desde donde se pide una
llamada de larga distancia. Por eso la construcción
misma de esta realidad colectiva es un proceso de
jerarquización, subordinación y expoliación. Esta
situación sólo puede comprenderse si pensamos a
los objetos como parte de los ensamblajes sociales.
Son estos ensamblajes transnacionales —que están
dentro del entramado de las tecnologías globales,
constituidas dentro de la globalización y no al margen de ella— los que soportan ahora los costos de la
crisis económica y los que responden ante el poder
simbólico y real de las medidas de deportación sistemática del biopoder transnacional.
El trabajo que ha realizado Yerko Castro Neira
en una comunidad de origen mixteco —a la que se
refiere en su contribución en este número de Desacatos— es un ejemplo de las organizaciones comunitarias transnacionales (Castro, 2009). La muy densa
y compleja dinámica política interna es de carácter fundamentalmente rizomático y se dirime entre ciudadanos transnacionales que viven en más de
200 localidades en México y Estados Unidos. Esta
comunidad cuenta también con asociaciones en los
lugares de llegada, en las que la filiación es por membresía y cuyas acciones tienen un sentido reticular
con agendas que incluyen la vinculación con otras
organizaciones de la sociedad civil. Estas asociaciones son similares a lo que Luis Escala-Rabadán llama “clubes” en su artículo, que muchas veces se
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Desacatos 46  Federico Besserer
agregan en federaciones y confederaciones. La dinámica diferente entre organizaciones rizomáticas
y reticulares es importante. Mientras las comunidades se asocian a partir de sus aparatos políticos y
autoridades, como se propuso hacerlo la Red Internacional Indígena Oaxaqueña, la dinámica reticular construye un tipo de entramado distinto, como
en el caso del Frente Indígena de Organizaciones
Oaxaqueñas, que participa activamente en la construcción de lo que Escala-Rabadán llama la “sociedad civil migrante”. Es verdad que los clubes pueden
fortalecer a las comunidades, y a la inversa, pero no
es útil reducir las unas a los otros. Las comunidades
transnacionales suelen asumir responsabilidad sobre
sus ciudadanos y demandar participación económica y administrativa de los mismos, y los clubes por su
parte contribuyen a menudo con las comunidades,
sin un compromiso u obligación formal hacia ellas.
Por otro lado, la demografía de las “comunidades
transnacionales” es una plataforma numérica mucho más amplia que la membresía de los clubes. Un
tercer tipo de organización es la que plantean Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt cuando
describen con fineza etnográfica las iglesias y las comunidades que configuran sus feligresías, que frecuentemente vinculan a sujetos de un gran número
de comunidades transnacionales y locales. Las iglesias son en sí mismas instituciones transnacionales
con agendas propias, que rebasan fronteras y conforman “campos transnacionales de la fe”. Siguiendo
a Levitt y Glick (2004), podemos pensar que una
persona puede ser ciudadano de una comunidad,
miembro de una organización y feligrés de una iglesia. De igual manera son diferentes los papeles y atribuciones de la jerarquía religiosa, los líderes de las
asociaciones y las autoridades comunitarias. Mantener la diferencia entre estos tres tipos de organización, sus organizaciones y bases sociales puede
ser de utilidad para la construcción de una teoría
de los “ensamblajes transnacionales” y, de acuerdo
con Liliana Suárez (2006), de su interacción con los
“campos” —el de la fe, el económico, el de la política—, sean éstos locales, nacionales o transnacionales. Una misma persona puede contender en campos
distintos y a través de instancias diversas. Desde mi
punto de vista, en el momento actual, mientras las
instancias reticulares del ensamblaje transnacional
libran batallas políticas como “sociedad civil migrante” en contra de la política de “securitización”
—como la llama en este volumen Castro Neira—,
las comunidades transnacionales rizomáticas absorben los costos económicos y sociales de las políticas
demográficas y laborales que aquejan a quienes pertenecen a dichas comunidades.
Nuevas formas de gubernamentalidad
o el “hacer hacer” transnacional
Si seguimos los planteamientos de Nancy Fraser,
a la nueva configuración económica —posfordista, del capitalismo tardío o etapa de acumulación
flexible, según el marco analítico que se use— corresponde una nueva forma de gobernanza y de gubernamentalidad. En la etapa anterior los sistemas
de poder tenían claramente una escala nacional,
hoy en día los procesos de gobernanza y las formas
de gubernamentalidad toman una forma transnacional. El gobierno mexicano, por ejemplo, reconoce a su diáspora como parte constitutiva de la
nación, construye fórmulas de atención a distancia
y de participación en las elecciones, como el “voto
de los mexicanos residentes en el extranjero”. Hay
una política y un aparato económico que producen a la mexicanidad en el contexto transnacional
o que transnacionalizan al aparato de poder mexicano, sustentado en el nuevo régimen sentimental
de la política y el mercado de la nostalgia. Es decir,
a la transnacionalización de las comunidades siguió
la transnacionalización del gobierno. Y para poder
construir los dispositivos de control es necesario
producir primero a los nuevos sujetos del poder:
connacionales y trabajadores transnacionalizados.
El Estado neoliberal se ha retirado de la vida de la
población en muchos sentidos, nos dice Fraser, pero se han construido nuevos dispositivos de poder
sobre ellos. Para algunos analistas, como Gupta y
Sharma, la regulación social transnacional incluye
ahora nuevos actores privados, como empresas y
organizaciones no gubernamentales, que construyen la gubernamentalidad transnacional (Sharma y
Gupta, 2006). Fraser añade otra dimensión, sugiere
que el aparente retiro del Estado es en realidad una
nueva fórmula en que los sujetos asumen mayores
papeles y facultades de autogobierno. La autoayuda, la responsabilidad individual del bienestar, la
salud, la búsqueda de empleo, la reunificación familiar, podríamos decir, hacen del posfordismo un
régimen del “cuidado de sí” (Fraser, 2003). Rose y
Miller agregan una tercera fórmula que resulta fundamental para comprender la situación de los transmigrantes entre México y Estados Unidos. Plantean
que el nuevo modelo supone un nuevo sujeto de gobierno, no es más “lo social”, es el sujeto producido
por el Estado para poder constituirse en un ente que
impulsa el “bienestar social”. La nueva forma de
gubernamentalidad supuso la activación y la responsabilidad de las comunidades. Se trata de gobernar
sobre comunidades que se autorregulen con la ayuda de una amplia red de tecnologías, sociales y materiales, que le permiten gravitar sobre los sistemas
de valores, creencias y compromisos comunitarios.
Estas comunidades se proveen a sí mismas de autoayuda y bienestar. Son comunidades morales — como las religiosas—, comunidades de compromiso
—que se enfocan en problemas específicos, como
la salud— o diaspóricas —como “las comunidades
transnacionales indígenas” referidas por Kearney—
(Miller y Rose, 2008; Kearney, 1986). Si por un
lado estamos ante mecanismos transnacionales de
vinculación con el ensamblaje de espacios sociales transnacionales, como las comunidades, también es cierto que los sujetos son producidos como
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
99
deportables. William Walters (2010) argumenta
que desde el siglo xix la deportación se ha gubernamentalizado y que en el siglo xxi se extiende no sólo a sujetos cuya postura política es producida como
políticamente indeseable, sino a distintas categorías
de sujetos construidos como socialmente indeseables —“extranjeros”, “criminales”, “mano de obra
excedente”, etc.—. Esta forma de gubernamentalidad se ha transformado en una modalidad de “exportación de los desempleados” (Strikwerda, 1997,
citado en Walters, 2010). La deportabilidad es una
“experiencia corporalizada”, una forma inusual y
vulnerable de “estar-en-el-mundo” que se vive como “anticipación”, “experiencia” o se transforma
en “memoria” tanto personal como colectiva (Talavera, Núñez-Mchiri y Heyman, 2010). Así, en las
viñetas con que inicia este escrito los mixtecos de
Tacache experimentaron la deportación, los familiares de Sandra Tafolla viven la deportación con anticipación y por ello regresan a los márgenes urbanos
de los que partieron, mientras que los parientes del
señor Mustafá se perciben como deportables, por
lo que nunca viajan a España. Las tecnologías políticas que producen esta forma de gubernamentalidad son las leyes. Las tecnologías materiales que la
concretan pueden ser las acciones en las fronteras y
las “redadas”, como las organizadas en los últimos
años en distintas ciudades de Estados Unidos que
han generado temor en las comunidades —aun entre los radicados en México, como en el caso de los
habitantes de Tacache—. Los sujetos las incorporan
con tecnologías del yo que responden a la percepción de que son sujetos “deportables” y con las que
actúan en consecuencia —mecanismos cotidianos
para evitar ser detenidos, cartografías del miedo de
las ciudades donde viven y planes de retorno para
escapar de ellas.
Con fineza etnográfica y agudeza analítica, las
contribuciones de la sección “Saberes y razones” de
este número de Desacatos nos permiten comprender
cómo opera el régimen de deportación entre México
100
Desacatos 46  Federico Besserer
y Estados Unidos en distintos niveles. Guillermo
Alonso Meneses nos explica en primer lugar la historia de las leyes como tecnologías políticas que
encuentran un correlato en las prácticas de acoso
ciudadano y los discursos del racismo. La frontera
como tecnología material se constituye en una frontera-gulag reforzada y acompañada de otras tecnologías, como las deportaciones en ciudades alejadas
de la frontera. Estas tecnologías políticas y materiales tienen la posibilidad de detener y deportar, pero
a la experiencia de la deportación —que el propio
Alonso Meneses se pregunta si ha aumentado realmente— se suman la “anticipación” y la “memoria”, que se traducen en dinámicas poblacionales
masivas sustentadas en gran parte en la renuncia de
algunos a la movilidad y de otros a la movilidad en
búsqueda de seguridad, basadas, suponemos —pero
hace falta mayor investigación al respecto—, en tecnologías del yo que producen estrategias personales
de respuesta en los habitantes de los ensamblajes
transnacionales. Yerko Castro Neira nos ayuda a explicar que se trata no sólo de un sistema de tecnologías que opera en un sentido de imposición, sino de
un “régimen” en el sentido de que es un aparato de
gobierno que al mismo tiempo produce al gobierno.
Es un sistema basado en la supuesta “seguridad nacional” responsable de la creación de zonas de excepción, desde las que se reproduce la inseguridad
que justifica al “régimen”. Es una política del “dejar
morir”. Paralelo y cosustancial a este “régimen de
deportación” aparece un aparato de gubernamentalidad que hace del ensamblaje un mecanismo de
autocuidado. Luis Escala-Rabadán nos advierte que
el reto que enfrentan las asociaciones y las comunidades transnacionales es ser cooptadas por los aparatos de gobierno, pero parece que el reto en realidad
es que este gran ensamblaje transnacional asuma las
responsabilidades de otras instancias, como el Estado y las empresas que les emplean. Desde este punto
de vista se “deja vivir”. Vistos en conjunto, el régimen de deportación y la nueva gubernamentalidad
Prometeo Lucero Border Patrol, Tijuana.
transnacional son las dos caras de un mismo sistema
de poder que podría resumirse en el principio de
“dejar morir y dejar vivir”.
Los nuevos ensamblajes de la violencia
y el poder en los espacios de excepción
Necesitamos además construir una teoría de la violencia que explique las circunstancias cada vez más
problemáticas que forman el contexto de la migración entre México y Estados Unidos. Un punto de
inicio puede ser la discusión entre poder y violencia. Una perspectiva teórica propuesta por Arendt
(2006) es que tenemos que pensar en el poder y la
violencia como dos gestiones separadas. La violencia, por ejemplo, en Estados totalitarios, no permite
la expresión del poder que reside en los sujetos. Es
decir, la normalización de la violencia puede ser la
condición para la no expresión del poder. El poder,
que se expresa en acciones específicas de los sujetos,
puede oponerse por ello a la violencia y pensarse a
su vez en ausencia de la violencia. Otra manera de
decirlo es que la violencia no es poder. En el Estado democrático el poder aparece atado a las formas
de gubernamentalidad que “producen” poder desde
los sujetos en sociedad para un Estado que lo administra —hacer vivir—. La violencia se percibe
como anómica, como “fuera de la sociedad” en espacios marginales considerados “antisociales”. En
el Estado totalitario la violencia se ejerce sobre “la
sociedad” que aparece desempoderada —hacer morir—. Si bien para Foucault el poder también emana de los sujetos, no es esporádico, sino que aparece
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
101
continuamente, los aparatos de gubernamentalidad
permiten su control, pero conviven con dispositivos por medio de los cuales se ejerce la violencia. En
las condiciones actuales, los sistemas de gubernamentalidad operan sobre un sector que se encuentra
crecientemente fuera de “lo social”, estos nuevos
“márgenes” son espacios de construcción de individuos y comunidades con agencia, “empoderados”
como hemos visto, pero los ensamblajes sociales en
estos espacios producen un poder fragmentado y
son también espacio de violencia ejercida al mismo tiempo por el Estado y los grupos que podemos
llamar de “violencias fácticas” —dejar vivir y dejar
morir—. El caso descrito por Sandra Guillot de una
niña que se “empodera” en contra de la violencia
fáctica de su entorno más cercano describe con claridad esta complejidad. Ros, pese a su corta edad,
actúa con agencia y toma sobre sí la tarea de producir
el lazo social que la unirá con la madre y que las sacará de la violencia cotidiana de su barrio de origen,
sólo para llegar a otro tipo de violencia estructural
de carácter económico, donde continúa “cuidando
de sí” y como un sujeto autodirigido. Los márgenes,
nos han alertado Das y Poole (2004), son espacios
de una gran productividad. Los márgenes pueden
entenderse mejor como espacios de confluencia de
dualidad, son lugares de producción, pero donde no
operan los derechos, son lugares de control donde se
deja a los sujetos a su suerte, son lugares donde aparecen los aparatos de gobierno, pero actúan en colusión con “violencias fácticas”. Los márgenes como
espacios de “excepción” son espacios característicos
de la nueva condición transnacional: como zonas de
producción para la exportación (Ong, 2006), zonas
urbanas de autoconstrucción (Zirión, 2013), regiones de altísimo control del Estado como las fronteras donde los sujetos son abandonados a su suerte
(Castro, en este volumen). Éstos, cada vez más, son
los “terceros espacios” de la transnacionalidad y de
la migración. En el caso de los migrantes podemos
pensar en tres tipos de violencia específica que pasa
102
Desacatos 46  Federico Besserer
por sus cuerpos. Una de ellas es lo que hemos llamado “violencia por aceleración” (Besserer y Gil,
2008), que se expresa en sus tres formas en el caso
descrito por Sandra Guillot: el aceleramiento de los
tiempos de vida que hace que sujetos que no han alcanzado la autonomía, como los niños, asuman responsabilidades que corresponden a la sociedad. El
aceleramiento de la vida que reduce los tiempos de
no trabajo y se expanden en el curso del día —con
actividades que frecuentemente no están remuneradas— y en el curso de vida —como en el caso de los
niños que se incorporan tempranamente a las responsabilidades de la sociedad—. La segunda forma,
que puede inferirse de la anterior, es la paradójica
fórmula que Sandra Guillot ha llamado “violencia
por empoderamiento”, que consiste en la transformación del sujeto en un actor en el proceso de vivir
la expoliación y las carencias, con frecuencia sujetándose a sí mismo a tecnologías del yo que lejos de
ser “cuidados de sí mismo” son violencia sobre sí
mismo (Guillot, 2012).
Yerko Castro Neira propone enfocarnos en los
“espacios de excepción” como una creación de la
ley, en la medida en que la ley es una “productora
de excepcionalidades”. Su propuesta es que desde
2001 vivimos en una “era del terror” que ha ilegalizado y criminalizado a numerosos grupos en la
sociedad, entre los que se encuentran los migrantes:
arquetipo de la construcción de la exclusión, son
hoy, en la era de la migración, una realidad que se
produce todo el tiempo y que se vuelve invisible por
su cotidianidad.
En ese sentido, los migrantes se han transformado en fantasmas. Como toda política, dice
Castro Neira siguiendo las ideas de Benjamin, la
política de la securitización se basa en la violencia, y
la violencia se explica por la política, ahí la explicación de la violencia que hoy forma el entorno de la
vida de los migrantes. El autor dice al inicio de su artículo que dejará de lado las “historias de éxito […]
que existen y aparecen de vez en cuando”. Desde
mi punto de vista, con este argumento deja fuera
una discusión sobre el poder como la que tuvimos
líneas más arriba. La nueva gubernamentalidad es
una forma de movilización del poder que opera en
estos espacios de excepción en contra de la población transmigrante, lo que se suma y profundiza la
propuesta pesimista. Pero si la violencia y el poder
están sujetos a las leyes de la dialéctica, entonces estos espacios de excepcionalidad, siguiendo las ideas
de Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
y Luis Escala-Rabadán, son espacios de conflicto
desde donde se producen también los movimientos
contrahegemónicos y transformadores de la realidad. En el paisaje posapocalíptico en que se han
constituido los territorios estadounidense y mexicano, los fantasmas de los transmigrantes suelen reaparecer —a la manera de la teoría fantasmagórica
de Marx— como el “viejo topo” en la forma de actores dispuestos a cambiar la realidad.
Conclusiones
La migración entre México y Estados Unidos es un
proceso que sucede en un nuevo momento, que se
entiende mejor si lo analizamos en el marco de un
nuevo modo de acumulación, de dinámicas demográficas que son el campo de acción de políticas públicas, donde la forma dominante de “lo social” está
siendo sustituida por un “ensamblaje transnacional” sujeto a un nuevo sistema de formas de gubernamentalidad transnacional basadas en una nueva
combinación de poder y violencia.
Los excelentes trabajos incluidos en la sección
“Saberes y razones” de este número de Desacatos nos
permiten sostener que desde finales del siglo xx comenzó un proceso de reforzamiento de la frontera
y que con la crisis económica de 2008 aumentaron las deportaciones de los Estados Unidos hacia
México. Esta crisis aparece en un contexto donde la producción y la política han creado “espacios
de excepción” económica y jurídica, habitados por
migrantes que configuran un gran ensamblaje de
comunidades y asociaciones transnacionales. Las
políticas de deportabilidad y la responsabilización
de los migrantes sobre su propio bienestar se han
articulado en un gran sistema de gubernamentalidad que permite la transferencia de los costos de la
crisis a los migrantes y sus organizaciones e instituciones comunitarias. Esta forma de desposesión
es de grandes dimensiones y se suma a un proceso demográfico que inició hace décadas, en el que
las comunidades transnacionales se hacen cargo,
además, de un sector creciente de su población en
proceso de envejecimiento. Hemos pasado de una
etapa en que los migrantes eran vistos como “herramientas para el desarrollo” a otra en la que son
percibidos como “solucionadores de la crisis”, a la
vez que como agentes activos responsabilizados de
su propio bienestar.
Los artículos que conforman la sección “Saberes y razones” de este número de Desacatos nos
permiten hacer un análisis complejo de una realidad
que se nos presenta como subordinante, violenta y
devastadora. Sin embargo, los estudios aquí incluidos nos dejan observar en la experiencia cotidiana de
los transmigrantes los indicios de su participación en
la transformación de una realidad que ahora aparece
ante nuestros ojos como una escena dantesca.
Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
103
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Comentarios críticos y cinco propuestas para pensar la migración en el momento actual
105
ESQUINAS
Prometeo Lucero
Caravana al Sur del Movimiento por
la Paz con Justicia y Dignidad en el
puerto fronterizo Ciudad Hidalgo,
Chiapas / Tecún Umán, Guatemala,
14 de septiembre de 2011.
Industrias del creer. Orientaciones productivas
del complejo editorial cristiano en Argentina*
Joaquín Algranti
El objetivo del artículo es estudiar las industrias culturales religiosas y la producción de objetos espiritualmente marcados. Para ello llevamos adelante
una investigación de las principales editoriales católicas y evangélicas de
Argentina que comercializan fundamentalmente libros, películas y música.
Nos concentraremos entonces en el análisis de las orientaciones productivas, los perfiles de consumidores-creyentes y las marcas religiosas de sus
productos culturales.
Palabras clave: cultura material, mercancías religiosas, editoriales, católicos,
evangélicos
Believe Industries. Productive Orientations of the Christian
Publishing Houses in Argentina
The aim of this paper is to study the cultural religious industries and the production of spiritually marked objects. We conducted a research of the main
catholic and evangelical publishing houses in Argentina, which commercialize mostly books, movies and music. We will focus in the analysis of the productive orientations, the consumer-believer’s profiles and the religious marks
of their cultural products.
Keywords: material culture, religious goods, publishing houses, Catholics,
evangelicals
Joaquín Algranti
Centro de Estudios e Investigaciones
Laborales, Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas,
Buenos Aires, Argentina
[email protected]
108
*
Investigación financiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y
Tecnológica, dentro del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica.
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 108-123  Recepción: 21 de enero de 2013  Aceptación: 14 de octubre de 2013
Introducción
Olvidémonos de la idea de la irracionalidad del
consumidor. Olvidémonos de que las mercancías
sirven para comer, vestirse y protegerse. Olvidemos
su utilidad e intentemos en cambio adoptar la idea
de que las mercancías sirven para pensar (Douglas
E
e Isherwood, 1990: 77).
n términos generales, las religiones no son nunca un conjunto atomizado de
narrativas, símbolos e imágenes, desconectadas entre sí. Existen principios
de orden que integran y en el mismo acto dotan de identidad a la aparente dispersión de las referencias espirituales. Poseen, por ejemplo, un ordenamiento práctico
de ideas con base en ritos más o menos instituidos, así como un sustrato material
que las refuerza y las organiza en un mundo de objetos grabados. No es la religión
a solas, sino la religión y sus “cosas”: estampitas, manuales, libros y películas, agendas, ropas rituales, cadenitas y distintivos. Son los objetos y sus marcas los que componen los signos de una determinada cultura material de la vida religiosa. Los
elementos que nos ocupan en este artículo son un tipo específico de mercancía y de
empresa u organización económica. Se trata, en ambos casos, de realidades híbridas
en las que se conjugan —a veces se retroalimentan con base en adecuaciones y analogías, y otras en franco antagonismo— legalidades diferentes expresadas en el cosmos económico y el religioso. Nuestra investigación se enfoca en el “pequeño
gran” mundo de los productores de bienes culturales. Nos interesa aquí, por ser la
rama con mayor historia y desarrollo, el complejo dominio de la producción editorial, vale decir el libro fundamentalmente cristiano y sus variantes —católicas y evangélicas—, sin abandonar pretensiones comparativas con editoriales judías y otras
concentradas en grupos religiosos de raigambre oriental.
El espacio de producción de mercancías religiosas representa un terreno más vasto que el circuito estricto del medio editorial. En este sentido, y si nos concentramos
casi exclusivamente en la literatura latinoamericana, reconoceremos que dentro de
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
109
la sociología y la antropología de la religión existe un
corpus1 de estudios sobre aspectos de la producción
cultural religiosa. La ponderación de los fundamentos
teóricos de este corpus y sus líneas de estudio excede los límites del apartado. Para los fines del artículo basta con justificar la elección de nuestro objeto
por el alto grado de industrialización y diversificación que presenta el complejo editorial en comparación con otras industrias culturales religiosas,
a excepción tal vez de las santerías. Es importante
señalar que las editoriales se distinguen por historia
y procedencia en dos modelos productivos: uno como prolongación de organizaciones religiosas y otro
como decisión de emprendedores privados que inician un negocio familiar. Nuestro trabajo de campo
tiene como objetivo, en primer lugar, reconstruir el
sistema de clasificación que aplican los entrevistados
a la hora de ubicar su propia empresa y las tareas que
los convocan en relación con las otras. Se trata de
un espacio de referencia regido por dos vectores dominantes: uno que denominaremos “espiritual” y
otro “comercial”. A continuación nos proponemos
reconocer los perfiles de consumidores-creyentes
hacia los que se orientan los bienes culturales que fabrican, distribuyen y venden las editoriales. Por último, plantearemos el problema de las marcaciones
religiosas, fuertes y débiles, que le otorgan identidad
a los productos en cuestión.
El artículo presenta los resultados de un proyecto de investigación en torno a los circuitos de
producción y distribución de las editoriales religiosas en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. El trabajo de campo comenzó a principios de 2009 en el
marco institucional del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En un
inicio incluyó entrevistas en profundidad, registros
y lecturas de documentos de las siguientes editoriales católicas y evangélicas: San Pablo, Paulinas, Bonum, Agape, Peniel y Kairós. El criterio de elección
de las empresas tuvo como objetivo diferenciar las
unidades productivas de acuerdo con su pertenencia
110
Desacatos 46  Joaquín Algranti
a estructuras religiosas —congregaciones, templos,
fundaciones, etc.— o laicas —sociedades anónimas—. Se entrevistó en particular a directores,
encargados de áreas o departamentos y en menor
medida a vendedores y autores cristianos vinculados
a estos sellos. El segundo momento comenzó a fines
de 2010 y se extiende hasta 2013 a partir del proyecto pict 2010-0524, “Espacio de producción cultural
y religión en Buenos Aires. Análisis comparado de
las estrategias de producción y circulación de bienes
simbólicos en el mundo evangélico”, financiado
por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. En esa instancia se incorporaron
nuevas editoriales católicas, como Guadalupe, evangélicas, como los Hermanos Libres, y editoriales de
otros grupos religiosos, como Kehot y Deva’s para el
mundo judío y las formas alternativas de espiritualidad, respectivamente. A su vez, se llevó a cabo observación participante de eventos editoriales, actividades
de difusión, campañas evangélicas, seminarios y cursos especializados para estudiar el régimen de circulación de los objetos religiosos.
¿Quién es quién? Orientaciones productivas
del mundo editorial
El espacio editorial es un territorio atravesado, en primera instancia, por dos coordenadas de referencia que
permiten situar a los agentes productores y comprender sus apuestas, cálculos, riesgos, expectativas y ganancias. Las dos orientaciones dominantes pueden ser
1
Es el caso de Lewgoy (2004), Silveira (2012), Semán (2006)
y Ludueña (2009) en lo que respecta a producción y consumo de literatura cristiana y espirita. Sobre música evangélica
y medios de comunicación están Garma (2000), Meyer
(2006) y Martinoff (2010). Los análisis de Belchior (2007)
atienden la ética del consumo que acarrea la teología de
la prosperidad y De la Torre (2006, 2008), De la Torre y
Gutiérrez (2005), Wright y Messineo (2013) estudian la oferta neoesotérica.
caracterizadas bajo los términos de vector espiritual y
vector comercial. Mientras el primero designa una política de producción cultural que prioriza los acentos
religiosos-doctrinales y se dirige a un circuito “restringido” de consumo —para utilizar la expresión de Pierre Bourdieu (2003: 90)—, el segundo se refiere a una
orientación productiva que apunta al circuito “ampliado”, al gran público, con base en materiales que
subordinan los motivos religiosos a su faceta comercial.
Toda casa editora lleva a cabo un proceso de síntesis y
equilibrio dinámico entre ambas fuerzas. Elegimos,
a falta de un mejor término, la noción preliminar de
vector para dar razón de una idea de dirección, fuerza,
rango y alcance del proceso productivo de bienes religiosos. No existe por tanto una empresa que encaje
plenamente, palmo a palmo, en uno u otro de los extremos que describiremos, aunque algunas se acercan
mucho en momentos específicos de su desarrollo.
La caracterización de cada vector corresponde
a ciertos ejes comunes a partir de los cuales pudimos
reconocer los vértices de este espacio de relaciones.
Haremos blanco en: 1) el modelo organizativo; 2) la
relación con la doctrina religiosa; 3) las áreas dominantes de producción; 4) las lógicas de financiamiento
con sus redes comerciales; 5) la política de selección de
autores; 6) los perfiles de consumidores con prioridad,
y 7) el juego de articulaciones que se establecen con
otras instituciones del medio. Se trata, como dijimos,
de una caracterización general que parte de la empírea,
pero que presentamos vaciada de rasgos particulares
con el único objetivo de explicar los principios dominantes de estructuración que ordenan el pequeño cosmos de la vida editorial y sus procesos de entramado.
“Nosotros tenemos lo que hace falta,
que lo vengan a buscar”
El vector espiritual muestra correspondencias con el
modelo religioso de producción de libros, es decir,
con aquellas empresas que surgen como extensión
de las formas de sociabilidad de templos, sinagogas
e iglesias (Algranti, 2011: 88-89). El vínculo es de
correspondencia o analogía, no de causalidad mecánica entre uno y otro. Por eso el desafío consiste en
encontrar el grado de adecuación entre elementos,
habilitar la existencia de desfases según el periodo y
el caso a estudiar. Por lo general, el modelo organizativo que mejor se ajusta a este vector es el de la
asociación civil sin fines de lucro o la fundación ligada a congregaciones, asambleas o movimientos religiosos. Prima aquí la concepción de iglesia-empresa,
bajo la retórica del visionario fundador —el padre
Alberione, la hermana Tecla Merlo, el pastor Pablo
Besson o el rebe Menajem Mendel Schneerson—.
En términos morfológicos el rasgo distintivo de este
modelo consiste en una conducción empresarial en
manos de especialistas —curas, monjas, rabinos y
pastores— con formación profesional en instituciones confesionales. También es preciso mencionar la
incorporación paulatina de laicos como figura complementaria en la división interna del trabajo. Respecto de los matices doctrinales, el vector espiritual
refuerza una idea de pureza basado en la importancia de la “Palabra”, sus interpretaciones y acentos,
sobre la noción de “experiencia” religiosa que habita el extremo opuesto, o sea, el vector comercial. El
foco teológico vuelve recursivamente sobre la importancia de los textos sagrados y su construcción
doctrinal en tanto cuerpo coherente de enseñanzas
e instrucciones a cargo de clérigos que fijan límites.
Para ciertas editoriales y temas del mundo judío un
libro apropiado es el que cumple con los preceptos
de kashrut, es decir, que es kósher. Lo mismo ocurre
con el proceso de obtención del Nihil Obstat según
los códigos del derecho canónico para publicar textos
de catequesis y formación católica con las consecuentes sanciones que puede aplicar El Vaticano sobre materiales que trabajan temas sensibles por fuera
de los lineamientos doctrinales. Este vector se presenta como guardián consagrado de la Palabra y sus
interpretaciones, por eso las áreas dominantes,
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
111
Patricia Fortuny  Comercio dirigido a consumidores latinos y mexicanos en el que se exhibe el símbolo religioso/nacional de la Virgen de Guadalupe.
Smyrna, Atlanta, Georgia, 2008.
aunque no exclusivas, de publicación obedecen a los
materiales de liturgia, pastorales, formación religiosa, estudios bíblicos, diccionarios especializados,
documentos, Biblias, libros de oraciones, educación,
teología y sexualidad. Existe, naturalmente, una
ampliación complementaria “hacia lo carismático”,
como señalan las entrevistas, pero no es la especialidad del vector espiritual, que mira de reojo y con
cautela las formas religiosas centradas sólo en la experiencia. A su vez, como estas últimas, las relegadas, son las áreas de mayor éxito comercial, la lógica
financiera del vector descansa en parte en un régimen de recursos confesionales que le permiten
subsistir con base en una cultura de donación y
mecenazgo. La organización misionera Society for
Promoting Christian Knowledge (spck), fundada
en 1698 por anglicanos, y la evangélica World Vision (wv), creada en 1950, son ejemplos puntuales
112
Desacatos 46  Joaquín Algranti
que emergen de nuestras entrevistas de agencias externas que ofician de mecenas, vale decir, financian,
capacitan y becan proyectos editoriales del circuito
protestante. Asimismo, la cultura de la donación
representa una de las principales pautas financieras y
simbólicas que rige la vida editorial de Kehot Lubavitch dentro del movimiento jasídico, a partir de los
aportes privados de familias que solventan ediciones
y son reconocidas por los miembros de la comunidad de Jabad. Otro de los ejes fundamentales es la
ampliación de las redes productivas que ofrecen las
cadenas de interdependencia religiosas, que se traducen en ventajas competitivas a la hora de editar,
imprimir y poner en circulación los materiales del
caso. También suponen espacios internacionales
de capacitación y circulación en los que pueden
adoptarse políticas conjuntas para reducir costos. La
Red Letra Viva del circuito cristiano-evangélico o
el Servicio Apostólico Latinoamericano del cual
participa la editorial católica Paulinas son ejemplos
de organizaciones de gran escala que fijan estrategias
globales de comercialización. Las redes religiosas,
en todo su alcance y espesor, otorgan a este vértice
cierta independencia respecto del mercado y habilitan la especialización en la pureza de la doctrina. De
acuerdo con este recorte, el sentido dominante en
materia de selección y promoción de autores apunta
a fomentar el surgimiento de escritores locales, del
medio, por sobre el trabajo de traducción de grandes
figuras internacionales. Es la lógica del “semillero”,
de los libros por pedido, que conserva —en algunos
sectores de este vector, no en todos— una presencia
interesante vinculada a la política de creación ex nihilo de figuras desconocidas para el mundo editorial.
A la hora de clasificar la oferta nos encontramos con
una orientación comercial que prioriza las necesidades de especialistas y creyentes formados o en formación. Son bienes culturales dirigidos, en primer
lugar, hacia lo que denominaremos el núcleo duro y los
cuadros medios de las variantes del mundo religioso.
Apuntan a un modelo de consumidor ya iniciado,
instruido en las formas de la vida espiritual, que
busca —siempre en la representación que hacen los
productores de sus destinatarios— aprender una
técnica, capacitarse intelectualmente, explorar nuevos sentidos o profundizar los que ya conoce. Este
vector tiende a relegar al creyente lego o desentendido, que habita de diferentes modos la periferia de las
instituciones, y también a las posiciones marginales
ajenas por completo a su universo de creencias. Si
exageramos el argumento podemos decir que ofrecen bienes culturales hechos por religiosos para religiosos. El grueso de los feligreses o seguidores ocupa
un lugar secundario, son —para usar una expresión
entre burlona y despectiva que circula en el medio
evangélico— la “creyentada”. No es extraño entonces que esta corriente de producción cultural tienda
a construir articulaciones duraderas con instituciones educativas, escuelas, universidades, institutos,
seminarios de formación, cursos de catequesis, etc.
Existe un principio activo de afinidad entre los objetos culturales que se fabrican por oficio y trayectoria
bajo esta orientación y los materiales que suelen demandar las instituciones profesionalmente abocadas a
la celebración de cultos, la enseñanza y la trasmisión
de un legado religioso. Subyace, al menos en potencia, la concepción modernista de la vanguardia que
clasifica y distingue entre la alta y la baja cultura, la
elite y la masa, los pastores y la “creyentada”. Su lema
—en palabras de Jorge, uno de nuestros primeros informantes clave— es: “Nosotros tenemos lo que hace falta, que lo vengan a buscar”.
Traer lo que funciona
Para comprender el espacio de producción de mercancías religiosas debemos reconstruir una segunda
corriente que direcciona el trabajo de las editoriales:
el vector comercial. Desde la óptica desarrollada
más arriba éste es el dominio de “lo carismático”,
“la venta”, “el supermercadismo”, es decir, un espacio gobernado por la primacía de los criterios
económicos y mundanos sobre los criterios religiosos. Retomemos los ejes que trabajamos en el último párrafo. El modelo organizativo que tiende a
imponerse aquí es el de la empresa familiar bajo la
figura de la sociedad anónima en la que la participación en el negocio supone una expectativa de ganancia una vez cubierta la reproducción simple y
ampliada de los capitales invertidos. La visión de
empresa se alimenta de la retórica del emprendedor
o el misionero laico, un self made man que decide
evangelizar a través de su obra y al mismo tiempo
o después sus familiares la perpetúan. Es importante
destacar que la dimensión del lucro implica un grado de impureza, pero no se desprende del hecho de
orientar la producción hacia las fórmulas de éxito
que se ajustan a la demanda del gran público. Desde
la perspectiva sacerdotal que conduce el otro vector,
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
113
el carácter impuro tiene que ver con que estas fórmulas cambian el eje de la doctrina y relegan la Palabra, el estudio bíblico, con sus matices, acentos y
astucias interpretativas en función de la experiencia
de lo sagrado narrada a través de testimonios singulares. El elemento vivencial y el sentido de la fe pasa a
ser el tema por excelencia de la corriente comercial.
Es el discurso interno (Volóshinov, 2009: 30-35) de
una persona que narra las circunstancias, aventuras y
desventuras de su vida interior en el proceso de encuentro con alguna forma de divinidad, con el agregado de que el género testimonial —en sus variantes
católica, evangélica, judía o alternativa— habilita
perfiles de autor ajenos a las posiciones nucleares, es
decir, al cuerpo de sacerdotes. La orientación económica hacia un mercado amplio de producción
cultural habla el lenguaje del best seller y en el mundo
religioso éste es indisociable de la experiencia de
Dios en todas sus formas. Por eso las áreas dominantes versan sobre espiritualidad, testimonios y
biografías, devocionales, vidas de santos, autoayuda,
motivación, sanidad, liderazgo y vida práctica, entre
otras. Comparten el “sentimiento de presencia”, en
términos de William James (1994: 51-55), de las
verdades cálidas propias de una religión del corazón.2 La diversificación productiva los lleva también
a incorporar de manera complementaria materiales
de estudio dedicados a la exégesis y la hermenéutica de
las Sagradas Escrituras. En materia de financiamiento este vector depende por completo del éxito
comercial, no hay recursos de iglesias, federaciones o
agencias internacionales. Aquí no juegan las redes
espesas del complejo religioso ni la cultura del mecenazgo o la donación. De ahí que la política editorial opere bajo la premisa de “traer lo que funciona”,
apostar fuerte a la importación y promover la venta
de franquicias —como es el caso de Peniel, Deva’s o
Agape— una vez que la empresa se posiciona en el
mercado. Este vector se interesa, en principio, en
traducir e instalar a autores extranjeros sin descartar
la promoción de referentes locales ligados, por
114
Desacatos 46  Joaquín Algranti
ejemplo, a mega iglesias evangélicas —pastor Mraida—, movimientos carismáticos —padre Jamut— o
celebridades del mundo del espectáculo —Ari Paluch—. Aunque no existe un grado suficiente de
integración y diversificación institucional que justifique hablar de un star system —para utilizar el término clásico de Edgar Morin (1964: 9-10)— de la
industria religiosa, las grandes editoriales —Peniel
es un caso ejemplar— construyen sus perfiles públicos con base en autores emblemáticos que se convierten en la cara más visible y representativa de su
sello. A su vez, la política de traducción promueve la
búsqueda de acuerdos comerciales con grandes editoras o grupos económicos —grupo Zondervan o
editorial Herder, por ejemplo— a través de los cuales se conforman redes ampliadas de producción y
sobre todo de circulación en el mercado de habla
hispana compuesto por América Latina, parte de
Estados Unidos y España. Es evidente que el perfil
dominante al que apunta esta orientación es el gran
público, la “creyentada”, los fieles que habitan la
periferia e incluso los márgenes de las instituciones
religiosas. Pese a que la espiritualidad también es un
consumo de las posiciones nucleares e intermedias, logra mayor alcance y aceptación entre los legos porque
muchas veces se trata de un discurso hecho por periféricos para periféricos o para personas ajenas al culto. En términos de articulaciones institucionales, la
corriente comercial trabaja en gran parte con iglesias grandes y medianas, con federaciones y eventos
convocantes —ferias, actos, encuentros y campañas— en los que pueda colocar a autores conocidos
o por conocer. Aquí sobresalen los evangélicos, incluso a los ojos de otras confesiones, en la tarea de difundir su cultura material en los espacios situados de
celebración y encuentro. En algunas versiones de esta
2
Para un estudio sobre la industria cultural, la vida cotidiana
y el discurso de autoayuda en Argentina véase el artículo
de Canavire (2013).
Figura 1. Orientaciones comerciales del mundo editorial religioso
MARCACIONES
FUERTES
“Nosotros tenemos lo
que hace falta,
que lo vengan a buscar”.
“¿Qué quiere la gente?,
¿Qué se vende afuera?,
¿Quiénes son los referentes
locales?”.
Vector
comercial
Vector
espiritual
Foco teológico.
La Palabra. •
Pureza de la doctrina.
Articulaciones institucionales con:
•
escuelas, seminarios, cursos.
Foco teológico.
Editoriales
Procesos de síntesis
entre ambos
vectores
Producción dirigida a la enseñanza, formación,
liturgia y cultos. •
Posiciones nucleares e intermedias.
Politica de traducción de best
y long sellers. •
“Treaer lo que funciona”.
Redes productivas basadas en
acuerdos comerciales entre empresas. •
Modelo de éxito comercial.
•
Franquicias y ventas.
Visión de empresa
Sociedad anónima
Editoriales de familia
MARCACIONES
DÉBILES
• La experiencia de lo sagrado.
Impureza del mundo económico.
•
Articulaciones institucionales con:
iglesias, templos y eventos.
Producciones dirigidas a la
• espiritualidad ampliada.
MERCANCÍAS
RELIGIOSAS
Posiciones periféricas y marginales.
Política de selección y promoción
• de autores locales, “lógica del semillero”.
Redes productivas basadas en espacios
Libros
Revistas
Periódicos
Música
Películas
Regalería
• confesionales de carácter regional.
Régimen de subsidios externos
• Cultura de la donación / riesgo
comercial controlado.
Visión de iglesia
Asociación civil sin fines
de lucro
Modelo asambleario /
congregacional
Fuente: Elaboración propia con base en trabajo de campo (2009-2013).
orientación impera un concepto muy colonizado y
colonizante de la producción cultural, en el que la
casa editora aparece como un satélite de grandes
empresas o instituciones extranjeras que definen la
forma y el contenido de los productos. Los modos del
imperialismo editorial pueden obedecer tanto a las
exigencias del mercado y la lógica del best seller como
al control estricto de los contenidos religiosos por
parte de instituciones extranjeras que monitorean la
producción local. La idea de Miami como capital
cultural de América Latina, trabajada por George
Yúdice (2008: 239-250), bien puede aplicarse a un
sector importante del mundo evangélico que encuentra en esta región un polo de producción de libros y todo tipo de contenidos cristianos. En todo
caso y más allá de las diferencias, las preguntas que
rigen a este vector son: ¿qué quiere leer la gente?,
¿qué se vende afuera? y ¿a quién siguen?
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
115
Podemos reunir los vectores señalados en un
gráfico que, pese a simplificar el argumento esgrimido, nos permite componer de un vistazo las líneas
rectoras de nuestro análisis sobre las mercancías religiosas. Se propone un modo de lectura no sólo en la
dirección que marcan las flechas, sino también vertical, por mitades, como sugieren los tonos, para indicar
que una visión de empresa o de iglesia puede redireccionarse en cualquier momento hacia una orientación
diferente a su origen. Recordemos una vez más que el
valor heurístico que pueda tener este sistema de clasificación subterráneo depende del análisis de las casas
editoriales en tanto síntesis de ambos tipos de orientaciones hacia lo espiritual y hacia lo comercial. En la
historia interna de algunas empresas puede primar un
vector y luego su crecimiento o llega a suceder que
una crisis las obliga a redefinir sus políticas e imponer
el otro. Por eso son orientaciones o coordenadas las
que nos permiten saber quién es quién en el espacio
de producción de libros religiosos en la medida en
que comprendamos analíticamente no sólo la estructura estática, el presente de una organización, sino
también su génesis y su dinámica en el tiempo. Ambos vectores inciden hacia adentro en la reproducción
e innovación de sus materiales. Conjugan una oferta
cultural que incluye en diferente medida e intensidad
las posiciones clásicas de la sociología weberiana de la
religión, es decir, las figuras rivales pero complementarias del sacerdote, el profeta y el hechicero. Podemos decir que tanto la tarea sacerdotal de custodiar
y trasmitir lo sagrado en su liturgia, catequesis y devocionales como la acción herética que subvierte las
formas dominantes bajo el discurso puro del retorno
a las fuentes y el despliegue de estrategias cercanas a la
magia que satisfacen necesidades prácticas y concretas —sanidad, liderazgo, depresiones, éxito laboral,
bienestar etc.— forman parte de los bienes de cultura que ponen a disposición las casas editoriales al
tratar de escribir el mundo. El modo en el que lleven
adelante esta operación depende de los principios de
orden que privilegien en un momento determinado.
116
Desacatos 46  Joaquín Algranti
La “creyentada” y otros perfiles de consumidores
Las dos coordenadas del circuito editorial se conjugan con una caracterización posible de los perfiles de
consumidores-creyentes, que surge sobre todo de las
entrevistas a directivos evangélicos y de estudios contemporáneos.3 Esta caracterización tiende a clasificar
al mercado en homología con las formas de pertenencia a las instituciones cristianas al distinguir entre los
profesionales de la religión y sus aspirantes, es decir,
el cuerpo sacerdotal de pastores, curas, seminaristas y
religiosos, los miembros del laicado comprometidos
parcial o totalmente con las organizaciones, la enorme
zona indefinida de creyentes que se identifican tal vez
con una creencia en particular, pero se alejan de sus
dogmas e incursionan en numerosas formas de espiritualidad en paralelo, y por último las personas de
otros credos o del mismo que las editoriales que se
encuentran alejadas y a las que se pretende llegar con
una oferta cultural específica. Recordemos que estas
formas sociales de etiquetamiento corresponden, al
menos en primera instancia, a los esquemas de percepción de los productores de bienes simbólicos, preocupados por ordenar la dispersión del medio a través
de diferenciaciones segmentadas del público:
Dentro de la comunidad evangélica hay cierto tipo
de públicos. Están los que son líderes dentro de una
iglesia local, gente que trabaja con niños, con jóvenes, con adolescentes, que tiene su grupo pequeño.
3
Según el análisis estadístico de Catoggio, Irrazábal y López
(2013: 180-188) en torno a las prácticas y creencias religiosas relacionadas con la asistencia al culto, es interesante
señalar que los hábitos culturales vinculados a la lectura de
la Biblia, libros o folletos religiosos, así como el consumo
de programas de las mismas características en radio y televisión, crecen en los perfiles de creyentes que asisten con
más frecuencia a templos e iglesias. Pareciera que el consumo de ciertos objetos culturales se potencia por las formas
de sociabilidad religiosa ligadas a la experiencia institucional de cultos y misas.
Que vos sabés que el tipo necesita tal tipo de libro.
Después están los pastores que por ahí tienen otra
perspectiva, otras necesidades, algunas son similares y otras no. Y después está lo que es el grupo
de creyentes más generalizados que te consume libros de vida cristiana, de autoayuda evangélica, el
perdón y cosas así, libros más testimoniales. Es la
“creyentada”, es la gente que más rota. Podés identificar a un público dentro del grupo general que
son los jóvenes, entonces, van a tener toda una serie de libros sobre noviazgo, sexo, drogas, sexualidad, toda la parte de música (Mariano, comisión
directiva, Certeza Argentina).
Es posible renombrar dichos perfiles a partir de cuatro posiciones de sujeto complementarias: el núcleo
duro, los cuadros medios, la periferia y los sectores
marginales (Setton y Algranti, 2009), comprendidos en sí mismos en tanto perfiles potenciales de
consumidores que ofrecen un criterio de orden del
mercado. Si pensamos en un conjunto de elecciones
culturales sostenidas en el tiempo e introyectadas
en formas de hacer, pensar, sentir y mostrar la vida
religiosa, nos encontramos con estilos nucleares o
periféricos —por mencionar dos extremos— que
moldean la identidad de los creyentes y el modo de
relacionarse con su entorno, plantean una estética
definida, una manera sensible de percibir lo “sagrado” con base en identificaciones de consumo. Las
editoriales prefiguran en su oferta la existencia de
estilos más o menos segmentados.
En este sentido, el núcleo duro, compuesto
por los profesionales de la fe formados y en formación, cuenta con materiales específicos dirigidos
justamente al sostén y aprendizaje de la liturgia, la
catequesis, la difusión de documentos de la Iglesia y
estudios teológicos y el trabajo con distintas áreas de
la parroquia. También las posiciones nucleares del
Evangelio son en sí mismas objetos de una oferta
cultural específica que incluye las ayudas pastorales,
la consejería, el crecimiento de la Iglesia, el trabajo
de discipulado y creación de grupos pequeños, la
predicación y el afianzamiento institucional entre
sus temas principales. Es así que libros, música y
películas son los tres registros que se combinan para
dar respuesta a las necesidades prácticas del cuerpo
nuclear de sacerdotes y pastores. Los cuadros medios de laicos activos conforman otro dominio más
o menos diferenciado del mercado de bienes religiosos. El universo de coordinadores y catequistas
puede constituirse como un perfil de potenciales
consumidores interesados en libros sobre oración,
familia, juventud, educación sexual y vida pastoral,
según los rubros de las editoriales. Lo mismo pero con diferentes acentos ocurre con los líderes de
célula: los Timoteos, Ujieres y demás posiciones
de participación evangélica que cuentan con materiales de formación en las áreas que los involucran
—discipulado, liderazgo juvenil, predicación, motivación, sanidad y crecimiento espiritual—. Ninguna de estas posiciones son en principio excluyentes
entre sí, sino que se refieren a un criterio de clasificación que asocia o articula el consumo con la
práctica.
Entonces podemos reconocer un tercer grupo
imaginario que identificamos con los miembros periféricos de toda religión: la “creyentada” para los
evangélicos o los “católicos a mi manera”, como
reconoce conceptualmente Fortunato Mallimaci
(2009: 21) al mencionar el cuentapropismo religioso. Aquí los consumos representativos obedecen a
temáticas vinculadas sobre todo con la espiritualidad, la autoayuda, la vida de santos, las biografías
y en especial autores heterodoxos devenidos en best
sellers, que establecen diálogos con otros campos del
conocimiento, como Ansel Grüm con la psicología,
Anthony de Mello con el mundo oriental y el budismo, o Bernardo Stamateas con el discurso de la
autoayuda. La periferia es construida en parte por
los productores de bienes culturales para delimitar al gran público en el mercado de consumo religioso. Lejos de constituir un bloque compacto y
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
117
ejemplo paradigmático— representan un modo de
alcanzar a las posiciones marginales, aunque no exclusivamente a ellas, con un discurso mixto a medio
camino entre la espiritualidad y la autoayuda. En el
fondo, lo que se pone en juego es el problema de las
marcaciones religiosas de los bienes culturales orientados a ampliar o restringir las posibilidades efectivas
de recepción.
Cuestiones de marcación: señales fuertes
y débiles
Patricia Fortuny  Comercio que exhibe el símbolo religioso de la
Virgen de Guadalupe, Smyrna, Atlanta, Georgia, 2008.
homogéneo esta zona presenta numerosos matices
dentro de las áreas mencionadas, sobre los cuales
no podemos extendernos aquí. Sí nos interesa reconocer una distinción que estructura los consumos periféricos entre los productos dirigidos a los
nuevos, los “recién llegados” al Evangelio, y los que
apuntan, por el contrario, a un perfil de creyente
más distante, ocasional y en continua circulación.
Por último, nos encontramos con las posiciones
“marginales”, es decir, los perfiles de consumidores ajenos al credo que profesa la editorial, pero que
también son un blanco de interpelación desde la literatura, la música y los dvds dirigidos en particular a un trabajo activo de proselitismo. Existe una
abundante literatura en el espacio evangélico orientada a aquellas personas del “mundo” que no conocen a Dios o que lo conocen de otra forma. Autores
nacidos en los circuitos religiosos y consagrados en
el circuito secular —la colección de Stamateas es el
118
Desacatos 46  Joaquín Algranti
Los objetos culturales son objetos marcados. Las
marcaciones son un conjunto visible de referencias
que permiten inscribir los bienes en un proceso comunicativo más amplio, una tradición, un diálogo,
un debate de largo alcance o una controversia situada. Este proceso comunicativo los antecede en el
tiempo y a su vez los trasciende, sin importar la intención de cierre o —podríamos decir— de sutura
que los objetos reclamen para sí. Ellos representan
una suerte de lenguaje, un sistema de comunicación en movimiento (Douglas e Isherwood, 1990:
87-92) con su modo sugerido de uso y su estructura implícita. Aquí se actualiza un código cifrado
muchas veces para personas ajenas a ese universo de
referencias, mientras que para otras el mismo código
traduce un guiño o una forma secreta de complicidad. En cualquier caso, las marcaciones suponen
esquemas de percepción definidos que delimitan
un rango posible de consumidores apropiados para un bien cultural. Cuando se trata de mercancías
—basadas en la reproductibilidad, el esquematismo
y cierta estandarización formal— el lenguaje de las
marcas corre el riesgo de caer en las figuras predecibles del estereotipo y el cliché, oportunamente
anticipadas por la teoría crítica. Las marcas fuertes,
en el sentido en el que lo utilizamos aquí, proponen una identidad restringida de los objetos, es decir, una definición específica construida a partir de
exclusiones y diferencias irrevocables en la composición del producto. Por su parte, las marcas débiles apelan a una identidad ciertamente más amplia,
incluso genérica, que refuerza la idea de un bien
cultural a medio camino —o punto de intersección— entre varios universos simbólicos. Sin dejar
de existir, las connotaciones singulares inscriptas en
los bienes ceden terreno a marcas más amplias y polifónicas. Marcaciones fuertes y débiles estabilizan
un tejido de sentidos que vuelven inteligibles el objeto cultural en cuestión. Veamos cómo operan en
el circuito editorial.
En el mundo de la producción de libros religiosos existen tipos de marcaciones. Algunas son
externas, como el diseño y la imagen de la tapa, el
título, el nombre y la foto de los autores —a veces
solos, otras con su esposa e hijos—, las referencias
a otros libros exitosos del mismo autor, el texto de
la contraportada, el de las solapas —con un breve
currículum y la relación con otros libros de la misma colección—, fragmentos de recomendaciones
de personas especializadas del medio —periodistas,
curas, pastores, teólogos, personalidades de la cultura, etc.—, el logo de la editorial, el nombre de la
colección y una anticipación, en algunos casos, de
la persona que escribe el prólogo o el estudio preliminar que acompaña al texto. Las marcaciones
externas constituyen en sí mismas un espacio de referencia que ubica el libro en un área específica de la
vida religiosa. Si tomamos como ejemplo a las editoriales católicas y evangélicas las áreas pueden ser
vida pastoral, liturgia, catequesis, Biblias, vidas de
Santos, espiritualidad, liderazgo y negocios, consejería, devocional, discipulado, motivación, sanidad
interior, autoayuda y la lista sigue. Las marcaciones dominantes de la tapa apuntan por lo general
a una especialización del producto en un área, un
problema en particular, mientras que las marcaciones externas de la contratapa intentan ampliar las
referencias a un público genérico. Existen tantos
libros como preguntas que los creyentes formulan
a su religión y a quienes la representan institucionalmente.
Por su parte, las marcaciones internas de un
texto tienen que ver, en primera instancia, con el
género discursivo simple o complejo en el que se
encuentra escrito: testimonios, biografías, estudios
bíblicos, documentos eclesiásticos, manuales de catequesis, oraciones, novelas, cuentos y comics religiosos, cartas, etc. Como plantea Mijail Bajtin
(2002: 248), los usos de la lengua obedecen a diferentes esferas de la actividad humana, las cuales
elaboran tipos estables de enunciados, con su estilo
y reglas de composición. La esfera religiosa cuenta
con un amplio repertorio de géneros que las casas
editoriales promueven o relegan según los principios
de clasificación que prioricen. A su vez, las marcas o
señales internas remiten a otros autores que avalan,
discuten, amplían, critican o refuerzan los argumentos del libro, lo que delimita un espacio de presencias
y ausencias que rigen la polifonía del texto.
Veamos dos ejemplos de marcaciones: el documento eclesiástico de instrucción pastoral sobre
los medios de comunicación social Communio et Progressio, editado por Paulinas, y el libro de Bernardo
Stamateas,4 Intoxicados por la fe, de editorial Grijalbo.
El primero se caracteriza por ser una publicación casi
completamente despojada de marcas comerciales, un
material de difusión y de bajo costo más pequeño
que un libro, con una encuadernación sencilla, de
tapa blanda azul claro, con el nombre del documento en el centro y la referencia a la Pontificia Comisión para los Medios de Comunicación Social en el
4
Bernardo Stamateas es sexólogo clínico y pastor de la iglesia bautista Presencia de Dios, en Buenos Aires, Argentina.
Se desempeña a su vez como escritor y conferencista en el
área de espiritualidad. Durante los últimos años ha publicado numerosos libros y muchos de ellos —es el caso de
Gente tóxica— se han transformado en best sellers locales.
Stamateas participa de manera recurrente en programas
de televisión y radio, que lo acercan al gran público.
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
119
borde superior. Sin referencias, recomendaciones
o estudios preliminares, el libro comienza por una
breve reseña sobre la génesis del documento y los
distintos esquemas, con sus respectivas reuniones,
que llevaron a la aprobación final del mismo por
parte del Santo Padre en 1971. El estilo, al igual que
la composición de la escritura, es claro, analítico e
impersonal, como un texto académico construido en
diálogo con otros documentos similares. Dividido
en tres partes, el texto versa sobre los principios doctrinales que deben regir el uso correcto de los medios
de comunicación social —la prensa, el cine, la radio,
la televisión y el teatro— desde un punto de vista
cristiano. Se los evalúa en sus distintas partes como
factores del progreso humano y se define a continuación el quehacer de los católicos, sus exigencias
y responsabilidades frente a los avances de la técnica.
No es un análisis de contenidos, sino de marcas. Y
según las reglas del género, el documento eclesiástico plantea un diálogo de coherencia interna con
un discurso de institución. Por eso las referencias
remiten en su mayoría a encíclicas,5 alocuciones y
discursos papales sobre el tema. Communio et Progressio es un bien de cultura con marcaciones fuertes,
religiosamente definidas, que apuntan a construir un
discurso católico de institución con base en principios
de doctrina dirigidos a un circuito restringido de consumidores, vinculados fuertemente al núcleo duro y a
los cuadros medios. Se imponen principios sacerdotales de pureza, erudición y estudio de la Palabra, propios del vector espiritual.
En el extremo opuesto, el libro de Stamateas
es un ejemplo de marcaciones débiles o lavadas en
términos religiosos. Las marcas externas corresponden a las orientaciones comerciales. Por ejemplo, el
nombre del autor por ser conocido en el borde superior, con una referencia a éxitos previos —“Autor
de los best sellers Gente tóxica y Autoboicot”—, luego el
título —Intoxicados por la fe. Cómo ser libres de una religión tóxica y vivir una espiritualidad feliz—, el logo de
la editorial y un sello —“Nuevo libro”— que evita
120
Desacatos 46  Joaquín Algranti
confusiones con títulos similares. La solapa anterior presenta una foto sonriente y de medio cuerpo
de Stamateas. De acuerdo con una pauta o modo
situacional de presentación de sí, el texto describe al autor primero como licenciado en psicología,
sexólogo, clínico, escritor, conferencista —en ese
orden—, y por último como pastor del ministerio
Presencia de Dios. La cadena de referencia se extiende en la solapa posterior, en la que se mencionan
otros títulos de la colección que pueden interesar a
un perfil similar de lector: libros de Osho, ChinNing Chu, Sergio Marquet y Alejandra Stamateas.
Las marcaciones apuntan con fuerza a una espiritualidad abierta, no confesional, indefinida. El espíritu
de las citas de la contratapa opera en la misma dirección. Allí aparecen fragmentos seleccionados de
figuras de la cultura, cada una presentada con todos
los títulos posibles, que recomiendan el libro: el escritor, historiador y médico Pacho O’Donell, el filósofo y escritor Alejandro Rozitchner, el sacerdote
Luis Farinello y el rabino Sergio Bergman. Las credenciales o el carisma de personas consagradas gracias
a su elevada exposición trazan un marco de referencia
simbólico para el libro, un preámbulo de corte ecuménico. La apuesta de fondo consiste en desmarcar
el producto de etiquetas fuertes o por el contrario
multiplicar las formas de etiquetamiento dentro del
amplio mundo de la espiritualidad. Internamente
las marcas obedecen a una combinación de géneros
discursivos vinculadas a la autoayuda cristiana y a la
psicología. El autor se propone identificar “actitudes
y conductas que, con la excusa de la fe, enferman
nuestra vida diaria” (Stamateas, 2010: 14). Con estructuras similares, aunque no idénticas, cada capítulo reconoce una actitud tóxica —implícitamente
5
Sobre todo y por ser la primera en fijar una posición en torno
a los medios de comunicación masiva, Inter Mirifica, aunque
también se citan otras encíclicas, como Mater et Magistra,
Guardium et Spes, Dignitatis Humanae.
asociada a confesiones identificables—, se las describe, ordena y caracteriza a partir de etapas y perfiles construidos desde anécdotas, fragmentos de
entrevistas y la misma experiencia profesional del
autor. El ordenamiento de la conducta nociva, patológica, permite explicitar su estructura y desarmarla. Para ello se proponen relecturas de la Biblia
combinadas con nociones refiguradas del psicoanálisis y ejercicios personales —test para saber si somos
neuróticos, perfeccionistas, etc.—. Los capítulos
terminan con un resumen sobre la alternativa de
la “fe sana” en relación con el problema planteado.
El estilo de escritura es cálido, familiar, no recurre
a la lógica del testimonio de conversión y conserva
una distancia profesional en el trabajo analítico de
reconocer actitudes y conductas tóxicas. El libro
concluye con una bibliografía orientada a temas de
psicología y religión. Sin embargo, las marcas dominantes del texto corresponden a frases puntuales
de personalidades destacadas de la cultura universal
que refuerzan, sintetizan o amplían el argumento de
Stamateas en cada capítulo. Conviven Víctor Hugo, Paulo Coelho, Confucio, Aristóteles, Beethoven, John Stuart-Mill, San Martín, Michael Jordan,
Goethe, Isaac Asimov, José Ingenieros, Calderón de
la Barca, Chesterton, Gandhi, Ortega y Gasset, Lutero y la Biblia, por nombrar algunos. Ellos constituyen las marcaciones ampliadas que confluyen a lo
largo del libro y habilitan un sistema extendido de
referencia en el que la espiritualidad, siempre de raigambre judeo-cristiana, renuncia a las identidades
particulares y se universaliza. Se trata de un objeto
de cultura que por sus marcas y estética se dirige
a los estilos periféricos de consumo. Por eso no es
extraño que incluso editoriales evangélicas regidas
por el vector comercial caractericen la saga tóxica
de Stamateas como una forma de “Evangelio light”.
El ordenamiento que ofrecen sus marcaciones puede parecer ecléctico o lavado para una literatura de
iglesia, pero es probable —en palabras de Pablo Semán (2006: 116-120)— que estos criterios amplios
se adecúen mejor al modo en que los mismos lectores
organizan sus bibliotecas con base en la recomposición de las categorías a partir de las cuales agrupan
autores o temas a simple vista contradictorios.
En ambos casos, el de las marcaciones fuertes
del documento eclesiástico y las débiles de la autoayuda, se produce un efecto de sobredeterminación.6
Las formaciones significativas tienden a ramificarse
y generan un exceso de sentido. Lo mismo ocurre
con las interpretaciones que habilitan distintos niveles de lectura, pero en direcciones opuestas. En el
primer caso las marcas fuertes sobredeterminan un
discurso de institución que representa la voz oficial
de la Iglesia católica sobre principios de doctrina en
los que se fija una postura orientada a producir una
imagen de coherencia y continuidad con las comunicaciones previas: las encíclicas, los discursos y las
alocuciones papales. En el segundo, las marcas débiles sobredeterminan la composición del producto,
con base en una estrategia de desmarcación resultado del sobreetiquetamiento. La intención subyacente
apunta a alivianar las definiciones estrictas, desdibuja las fronteras y los modos periféricos de abordar
el libro.
Conclusiones
La captación sociológica de las mercancías religiosas supone estudiar el entramado de relaciones
que las hace existir. Por ello fue preciso atender a
la “pre-historia” de los objetos culturales, esto es,
a las unidades productivas que los diseñan, modelan y fabrican de acuerdo con una visión en algunos
casos de iglesia-empresa y en otros sólo de empresa
que le da forma a una política cultural de bienes religiosamente marcados. Éste fue el objetivo principal
6
En una acepción más cercana a las primeras formulaciones
del psicoanálisis que a los usos althusserianos del término.
Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
121
de nuestro artículo, la pre-historia de un modelo
peculiar de mercancías, vistas a través de sus productores más importantes: las editoriales.
Intentamos dilucidar el nudo de relaciones sociales que cristalizan en el objeto-libro y sus agentes de producción. Analizamos las principales casas
editoriales argentinas, sobre todo del medio católico
y evangélico, a partir de entrevistas en profundidad.
De allí emergieron dos orientaciones productivas
que tensionan internamente la industria editorial.
Por un lado, el vector espiritual que produce materiales de formación, dirigidos fundamentalmente
a iniciados o especialistas. Esta orientación suele
coincidir con empresas administradas por religiosos que se apoyan financieramente en donaciones
y subsidios de su comunidad, su iglesia o agencias
externas. Los objetos de cultura hacen foco en la
pureza de la Palabra, la correcta interpretación, y
apuestan de manera simultánea a la catequesis y a
un pequeño mercado especializado. Por otro lado,
el vector comercial fabrica materiales de espiritualidad para el gran público. Aquí predominan las empresas laicas, de familia, que dependen sólo de las
ventas para subsistir. Por eso su estrategia apunta a
la importación de best sellers extranjeros y a la publicación de referentes locales. El énfasis teológico
recae sobre la experiencia de lo sagrado, vale decir,
las vivencias individuales trasmitidas en las narrativas del testimonio. Las orientaciones económicas se
ajustan, a su vez, a una clasificación de la demanda
que distingue a los creyentes-consumidores según el
grado de pertenencia institucional. La propuesta de
renombrar los perfiles con los términos de núcleo
duro, cuadros medios, periferia y marginales obedece al intento de distinguir maneras de relacionarse con la religión y su cultura material. Por último,
fueron exploradas las marcaciones fuertes y débiles
que componen el documento eclesiástico Communio et Progressio y el libro de Bernardo Stamateas, Intoxicados por la fe, con el objeto de analizar por medio
de casos concretos el sistema de marcas que le otorga identidad a los productos culturales.
Para concluir, es importante señalar que el editor es un seleccionador de pautas religiosas —de tópicos, discursos, modelos de conducta, lecciones,
testimonios, etc.— a las que se les otorga un rango
privilegiado de visibilidad y acceso. Ellas existen
como objetos dentro de la cultura material con la
que un grupo humano se define a sí mismo. Este
mundo de cosas, de mercancías culturales, se encuentra habitado por bienes que proponen un cierto ordenamiento de la experiencia —llamémosla
aurática— de la religión, es decir, de las sensaciones
que se desprenden de la vivencia de lo numinoso.
Y ésta, al igual que las obras de arte en el argumento clásico de Walter Benjamin (1989: 18-23), logra
emanciparse de su ritual de origen —del culto, la
imposición de manos, el sacramento, la alabanza o
la adoración— a través de la reproductibilidad técnica que habilitan las editoriales. Las mercancías religiosas permiten, en más de un sentido, recrear la
autenticidad de esta experiencia, pero emancipada
de su contexto de emergencia, de sus ritos y vivencias colectivas.
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Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
123
La recuperación de la voz propia en las
revoluciones árabes: convenciones culturales y
epistemológicas para el fin del poscolonialismo
Moisés Garduño García
La “primavera árabe” ha sido un ejemplo de empoderamiento social y de
impulso de nuevas epistemologías para la construcción de una memoria histórica sin opresión, censura ni significación eurocentrista. En este artículo se
defiende que las manifestaciones lingüísticas y otras convenciones culturales
con las que la sociedad de Oriente Medio ha recuperado su voz propia, una
voz secuestrada y censurada por los regímenes dictatoriales, constituyen
una serie de narrativas que se transforman en un elemento de empoderamiento y movilización política para debilitar y en su momento terminar con
el régimen de pensamiento poscolonial que ha significado y resignificado el
pasado y el presente de estos pueblos con el fin de dominarlos y determinarlos para beneficio propio y de sus patrocinadores políticos en el extranjero.
Palabras
clave:
violencia epistemológica, lenguaje contestatario, narrativas
revolucionarias, fin del poscolonialismo, colonialidad
Recovering Self-narratives in the Arab Revolutions: Cultural
and Epistemological Conventions to the End of Postcolonialism
The so-called “Arab Spring” has been an example of social empowerment
and promotion of new epistemologies for a new historical memory without
oppression, censorship nor Eurocentric significance. In this sense, this paper
defends that linguistic manifestations and other cultural conventions with
which Middle Eastern society has regained his own voice, a voice kidnapped
by dictatorial regimes, are a series of narratives that become an empowerment and political element of mobilization to weaken and, in turn, to end the
postcolonial behavior regime that has framed and redefined the past and
present of these peoples in order to dominate and determine them for the
Moisés Garduño García
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Occidente,
Guadalajara, Jalisco, México
benefit of extraterritorial sponsors.
Keywords: epistemological violence, contestatory language, revolutionary
narratives, end of postcolonialism, coloniality
[email protected]
124
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 124-139  Recepción: 6 de junio de 2013  Aceptación: 24 de noviembre de 2013
Introducción
L
a reciente revolución árabe —at-thawra al-‘arabiya en lengua árabe— es un
fenómeno que ha desarrollado nuevas formas de movilización y contestación
política a pesar de la velocidad de la expansión del mercado mundial y la internacionalización del capital a través de herramientas informáticas. De manera paradójica ha sido también el uso de la tecnología como herramienta de contrapoder lo
que ha coadyuvado, sin llegar a ser determinante, a que las relaciones impersonales
de la sociedad en internet se materialicen en redes sociales más sólidas, como plazas
públicas, mercados y jardines, donde se ha demostrado la indignación contra el dictador y el régimen de dominación, represión y opresión que representa, junto a su
séquito de colaboradores, que durante décadas ha dominado y suprimido la voz de
los árabes y no árabes de todo el denominado Oriente Medio.
Precisamente este acto de recuperación de la voz propia es lo que puede verse
y sentirse en las calles y los barrios desde el Sahara Occidental hasta Egipto y desde Palestina hasta Irán. Se trata de diversas manifestaciones culturales, expresiones
orales y visuales, y otras formas de contestación político-pacífica que forman parte
del nuevo repertorio de protesta y empoderamiento que los jóvenes han impulsado
con más fuerza en este nuevo siglo. Este repertorio se torna a su vez en una forma de subjetivización que busca no sólo “resistir a las viejas formas de dominación
poscolonial a las que ha sido expuesta la sociedad” —en palabras de Alain Touraine
(2007: 102-103)—, sino también exigir el fin de este régimen de falso conocimiento y falsas promesas de emancipación mediante el cambio de conciencia, el uso de
la educación como medio de liberación permanente y el rompimiento de las barreras de la indiferencia, el miedo y la apatía por la creatividad política que reinaba
durante la época de la dictadura.
La irrupción de la cultura en la vida política es una forma muy fuerte de empoderamiento social que ha desencadenado un gran reto para las elites en el poder
que solían controlar el uso de la violencia, tanto física como epistemológica, en el
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
125
llamado “mundo árabe”.1 La violencia física es representada por el aparato de seguridad e inteligencia
del Estado, mientras la violencia epistemológica se
refiere a lo que llamo “toda serie de producciones
intelectuales que desinforman al lector sobre una
sociedad y sus costumbres y que les representan,
con una autoridad académica mercenaria, mediante
falsos criterios de verdad para legitimar el uso de la
violencia física contra dicha sociedad”. En términos
de Scott (2003: 14), son los productores de discursos
públicos de poder, aquellos “intelectuales”, “pensadores” y medios de comunicación del régimen,
la propaganda del miedo, el estereotipo del enemigo externo y la re-presentación de —e imposición
sobre— “el otro”. Dichos centros de poder, percatados de la dimensión, eco y resonancias de las
protestas de millones de sujetos en el entorno geográfico más próximo a ellos, reaccionaron contra
ese proceso social con represión militar, secuestros,
censura, guerra civil, intervención extranjera y otras
formas de violencia, con las que intentaron aplastar
las revueltas y sus réplicas en países vecinos. Pero lo
que no se entendió entre las elites de dichas redes
de poder en este contexto es que este fenómeno de
expresión, de subjetivización y de inserción social
conocido como at-thawra al-‘arabiya ha tenido como
eje conductor la indignación compartida por millones de personas, no sólo en la región sino en todo
el mundo, la cual se desprendió del deseo social de
terminar con los responsables de la violencia, así
como con las condiciones que la promovieron y las
instituciones que la financiaron durante tantos años.
De acuerdo con Castells (2012: 10-17), se tejieron
redes de indignación, pero a la vez de esperanza de
tener un resultado positivo en calles, plazas y otros
lugares públicos utilizados para la protesta.
La cultura y sus manifestaciones se han convertido, en este sentido, no en un fin o parámetro de reconocimiento sino en un medio social y político para
reclamarlo y determinarlo. Así, este artículo busca
compartir las voces de la revolución árabe a través
126
Desacatos 46  Moisés Garduño García
de la descripción de sus significaciones y su lenguaje
contestatario contra el régimen poscolonial, entendido como la fase inaugurada por la caída del sultanato
otomano y la intervención de los países colonizadores
europeos a lo largo del siglo xx y que generó, en sus
vertientes más violentas, una serie de desprecios epistemológicos que obstaculizaron la emancipación de
los pueblos durante los últimos 50 años.
En este tenor, el poscolonialismo —fase inaugural de los regímenes de dictadores como Ben Ali,
Mubarak, Gadafi, Sadam Hussein, Reza Pahlevi, el
rey Saud, Mohammed V, Hafez y Bashar al Assad,
entre otros— fue tanto el ámbito del autoritarismo
represivo de la policía y los servicios de inteligencia
del régimen contra la población como la colonialidad
estructural-administrativa y toda una gama de narrativas y metanarrativas que buscaban quebrantar el tejido
social de sus pueblos pluridiversos al buscarle falsos
enemigos contra los cuales luchar en nombre de la
nación, la patria, el panarabismo, el panislamismo y
otras ideologías que hoy han mostrado por igual sus
fallas para el bien de la sociedad y su complicidad con
los agentes de las metrópolis contra los que supuestamente estaban diseñadas.
El fin del régimen del saber poscolonial
El régimen poscolonial que la revolución árabe ha
comenzado a desmantelar no es uno estrictamente
1
Hay un consenso no oficial, pero muy practicado entre los
orientalistas europeos y estadounidenses, e incluso entre
algunos intelectuales de dicha región, en definir a Asia
Occidental con términos como “mundo árabe” —como si
se tratara de un mundo diferente—, en los que los criterios
de clasificación y autoridad de lengua, etnia, parentesco,
usos y costumbres árabes se ponen por encima de muchas
otras con las que conviven, como la kurda, la kirguisa, la
bereber, la amazig y la nubia, por mencionar algunas. Para
atender al debate sobre la identidad árabe y lo que significa para algunos “ser árabe”, véase Barakat (1993: 314).
político-administrativo sino también de carácter
epistemológico. Es el principio del fin del régimen
político, pero también del régimen del saber. El fin
de esta metanarrativa ha sido un requisito para la
creación de un refrescante sentimiento de resistencia en el llamado “mundo árabe”, en el que el fin
del poscolonialismo es “el fin de la creación de condiciones y conocimientos que ayuden a reproducir
el poder en las elites gobernantes de los países de la
región”, en palabras de Dabashi (2012: 172).
Durante la época poscolonial, los intelectuales del régimen gobernante y de las potencias que
lo patrocinaban solían repetir un discurso de representación de una realidad árabe quebrada y con
estereotipos terroristas en todo hombre con turbante y barba larga. Desde los textos de Silvestre de
Sacy (1861) o Ernest Renan (1928) hasta las obras
que dicen representar las teorías más acabadas del
“islamismo”, como las de Bernard Lewis (1993),
Olivier Roy (2003), Francis Fukuyama (1992) y
Samuel Huntington (1993), la violencia epistemológica se dedicó a robar gran parte de la memoria
histórica de los pueblos árabes y musulmanes de la
región al monopolizar su identidad, su historia y su
capacidad de crear conocimiento y narrativas sobre
sus propias costumbres, cultura y formas de organización política.
Bastaba con memorizar uno de los libros antes
citados para poder hablar con autoridad en el ámbito académico del “mundo árabe”, del “mundo
islámico”, del “conflicto en Oriente Medio”. No
se contextualizaba que el Islam —como forma de
vida predominante en Asia Occidental— durante los últimos 1 400 años se ha puesto delante de
un interlocutor y en dicha interacción ha dado origen a nuevas manifestaciones ideológicas, políticas y
Guillermo Alonso Meneses  Vista de la doble barda fronteriza desde Tijuana con torre de vigilancia electrónica y el árbol plantado por Pat Nixon,
primavera de 2012.
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
127
religiosas, que suelen ser más ricas en comparación
con las originales. Por ejemplo, cuando el Islam
se colocó frente a la cultura y el pensamiento griegos surgió la filosofía islámica; cuando lo hizo frente
al budismo, generó el sufismo; cuando se entabló un
diálogo con el judaísmo se creó la teología islámica.
Así, fue hasta el siglo xx cuando el Islam se enfrentó
al colonialismo europeo y al imperialismo estadounidense y surgieron corrientes de Islam violento
y contestatario al estilo del interlocutor, es decir, del
colonialismo y el imperialismo de Occidente.
Lo anterior dio por hecho la existencia de “sociedades inmaduras” y “una forma de organización
barbarizada” que con frecuencia justificaba las invenciones e intervenciones de los centros de poder
coloniales y poscoloniales a causa de una supuesta
“amenaza islámica” que encabezaban los “árabes
indefendibles agresores” (Horowitz, 2003). Dicha
“descomposición social” originó a su vez una violencia epistemológica desde diversas elites que formaron no pocas representaciones tendenciosas de la
realidad de estos pueblos, las cuales trascendieron
sus propias fronteras naturales, geográficas y lingüísticas, y los presentaron deshumanizados y marginados de la historia, o en su defecto como “el resto
de la civilización” —“the rest and the West”— que
coloca todo lo no occidental fuera de los tropos de
la metafísica europea y evita que este “resto” esté en
el ámbito de la sujeción plena o dentro de la misma
agencia histórica de su realidad.
No es difícil descubrir que esta práctica ha estado presente, por citar tres ejemplos, en los casos de
intervención en Palestina, Iraq y Líbano, en los que se
justificó la guerra debido a una supuesta “amenaza”
contra el Estado de Israel, por la “posesión de armas
de destrucción masiva” y por una sociedad “hostigada por la influencia de Irán en la región”, respectivamente. La denominada “guerra preventiva”, aquel
discurso con el que el expresidente estadounidense
George W. Bush invadió Iraq en 2003, ha sido el
marco sine qua non en el que se ha hecho entender
128
Desacatos 46  Moisés Garduño García
la realidad de estas naciones, sus conflictos y sus narrativas históricas. Para describirlas y determinarlas
la definición básica es el “terrorismo”. De la misma
manera, tampoco es posible negar la reproducción
de estas prácticas epistemológicas entre las elites poscoloniales de Túnez, Egipto, Marruecos, Siria, Israel,
Irán y otros países de la región en los últimos años,
cuando sus gobiernos clasifican a los movimientos
sociales como “aliados de Washington y terroristas
sionistas”, lo que crea un discurso de mutua y eterna demonización que las elites poscoloniales usan
para legitimar la presencia y el uso desmedidos de
los cuerpos de seguridad del Estado, como la policía, los militares y los cuerpos de elite ante su población (Beeman, 2006: 23-24).
Así, en la fase actual de pensamiento que la “revolución árabe” ha reinaugurado —porque no ha
nacido con ella sino en los textos de Mahfuz (1989),
Said (1978), Arkoun (2003) y Dabashi (2012), entre otros—, las ideologías establecidas bajo la orden
del discurso dominante emitidas por Washington,
Londres o Moscú han dejado de ser el marco conceptual para definir y significar lo que son y lo que
no son los pueblos creadores de las revoluciones árabes, lo que cambia el patrón de pensamiento hacia
uno más crítico con tendencia a la emancipación,
la liberación permanente y el reclamo de derechos
políticos, humanos y ciudadanos, que van desde la
creación de la historia hasta la denuncia de la corrupción, la represión y la violencia del régimen político.
En gran parte se trata de un discurso liberal que no
intenta alcanzar o imitar a Occidente, sino trascenderlo, adaptarlo y reinventarlo.
Por eso sostengo que debemos llamarle revolución a la revolución, por el simple hecho de que
la gente árabe y no árabe de la región acuñó el término thawra para denominar al proceso que vio salir
a familias enteras de las casas hacia las calles dispuestas a derrocar al dictador. No es una revolución de
corte eurocentrista que toma a la Revolución francesa como marco de referencia para explicar los
movimientos sociales y la agenda que busca cambiar
un régimen por otro. Tampoco es una meditación
de ideas previamente diseñadas para convertirse en
el pliego petitorio de un líder en especial. Es algo
diferente, que no es nuevo: un proceso que arrastra
censura y represión, desde la instauración del Estado de Israel en 1948, diversas guerras civiles, como
las de Líbano y Argelia, e intervenciones militares
extranjeras a países enteros, como Iraq y Palestina.
El propio término “revolución árabe” debe
conceptualizarse de manera diferente y en el marco
de los propios creadores del término, es decir, desde
“la calle árabe”. De acuerdo con los eslóganes que
la gente mostró y muestra en las calles de El Cairo
o Damasco, el movimiento que creció en diciembre
de 2010 en Túnez bajo el lema “revolución árabe”
—at-thawra al-‘arabiya— define a su movimiento
como una revolución y la entiende como “un ajuste de tuerca para un cambio político, económico y
epistemológico que termine con el clientelismo, el
nepotismo y la violencia del mal gobierno a través
de la demostración de la ira de los ciudadanos en
manifestaciones pacíficas” (Antoon, 2011: 2).
Esta definición no se encuentra en manuales de
Harvard o de intelectuales de Al Azhar, sino en las
calles, con personas creadoras de conocimiento in situ que acudieron al llamado de la indignación, como
la calle Mohammad Mahmoud en El Cairo que, más
de dos años después del 25 de enero de 2011, cambió
el destino de todo el país del Nilo y hoy guarda en sus
paredes formas diferentes de conceptualizar no sólo a
una revolución sino a sus mártires —que sigue siendo gente ordinaria—, al gobierno —al que se pide un
Estado cívico en rechazo de uno militar e islámico—.
Ahí se ve un concepto de la estética como forma de
emancipación que hace de la caligrafía árabe —históricamente una herramienta de la corte real— el
molde perfecto para los mensajes de la resistencia popular que claman “no a la violencia del Ministerio del
Interior, no al régimen militar y no al régimen de la
hermandad musulmana” (Salama, 2013).
Se necesitan nuevas metáforas (Dabashi, 2012)
que ayuden a explicar este cambio en la conciencia y
la psicología de los ciudadanos, en las que la historia de las protestas no sea narrada como un cuento
épico con nombres de líderes y héroes que encabezan movimientos y pensamientos políticos, sino en
otra sintonía, como una novela en la que el personaje principal sea una persona común y corriente con
voz, derechos y capacidad creativa, más cercana a
cualquiera de nosotros, en busca de reconocimiento
político, social y moral, entendido este último como
un rechazo total a la discriminación y el desprecio de
las leyes y las personas que las promulgan y ejecutan.
En esta fase de contestación terminan la era del
pensamiento poscolonial, la del “choque de civilizaciones”, la del “fin de la historia” y la “era post
9/11”, inaugurada por Geroge W. Bush y su acérrimo rival Osama Bin Laden, quien, dicho sea de
paso, fue enterrado en la Plaza Tahrir por el rechazo
de los manifestantes a sus postulados extremistas. En
el caso de organizaciones islamistas moderadas, cabe
aclarar que no participaron en la gestación de protestas y movilizaciones sociales en países como Túnez o
Egipto y que, como buenos lobos políticos, aprovecharon el contraataque de los enemigos de la revolución para posicionarse en el gobierno de estos países
y generar una lucha de liberación permanente entre
ellos, que defenderán su nuevo papel en el Estado, y
los jóvenes que inundaron las plazas centrales desde
2010, que harán lo propio en relación con la nueva
conciencia de la revolución.
Lo que tenemos al momento de escribir estas
notas es una serie de fuerzas contrarrevolucionarias
financiadas por factores externos, principalmente
las elites de Arabia Saudí y Qatar. El andamiaje de
organizaciones como el Estado islámico de Iraq y
el Levante —daesh en lengua árabe—, por ejemplo,
está pensado para que la revolución se detenga y no
llegue a los territorios petrócratas aliados de Estados
Unidos que, hay que decirlo, desempeñan el mismo papel que Irán y Siria cuando son apoyados por
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
129
Prometeo Lucero  Migrantes abordan el ferrocarril de carga, apodado “La Bestia”, en la estación ferroviaria de Tenosique, Tabasco.
Rusia para mantener sus intereses estratégicos en la
zona. Como diría Alonso (comunicación personal,
2013): “no hay que perder de vista la ruta del dinero
y el interés en las revoluciones”.
Pese a esto, la “revolución árabe” ha renovado
la esperanza de emancipación entre el ciudadano
común y le ha dado la bienvenida a un nuevo matiz
del nacionalismo entre los árabes. En otras palabras,
si bien la “revolución árabe” tiene ciertos componentes nacionalistas en sus eslóganes, este movimiento de protesta ha tomado el nacionalismo no
como el sentimiento de identidad compartido cuya
memoria histórica se alimenta del museo y el mapa ubica su lugar natal (Anderson, 1993: 249), sino como un reconocimiento de diferencias étnicas,
religiosas y lingüísticas, y le da valor al sentimiento
de indignación, a la búsqueda de la justicia y al mutuo reconocimiento entre sujetos. Éste es el nuevo
sentimiento del nacionalismo en la revolución: la
130
Desacatos 46  Moisés Garduño García
necesidad de establecer zonas de contacto entre lo
árabe y lo global, un patriotismo reapropiado y alejado de lo colonial (Al-Azm, 2011).
Lenguaje contestatario versus violencia
epistemológica
La recuperación de la voz propia y de la condición
de sujeto creador y creativo, en medio de un sistema de opresión que hace valer la violencia física y
epistemológica, puede encontrar su explicación teórica en varios pensadores desde mediados y finales
del siglo xx: Freire (1971), Dussel (1980), Chomsky
(1993), Arkoun (2003), Touraine (2007), CastroGómez y Grosfoguel (2007). Hay varias aproximaciones valiosas que, entre otras cosas, nos remiten
a apreciar y a usar conceptos para entender el papel
desempeñado por las personas en este sistema de
deshumanización, marginación y creciente consumismo de identidades que ha impuesto el capitalismo, así como la producción semiótica-cultural
que ha desplegado en las conciencias de los pueblos
para mantenerse como hegemónico-opresor. En el
caso de las revoluciones árabes, la formulación del
“yo existo” en las plazas de El Cairo o Túnez tiene
que ver con una de estas aproximaciones. “Yo existo” quiere decir también “todos existimos” en una
plena materialización verbal de las conexiones intersubjetivas que las plazas y las calles otorgaron a las
personas. El reconocimiento de los sujetos ha ocurrido primero entre los propios sujetos y se ha incorporado en sus eslóganes, canciones, poemas, rimas,
grafitis, entre otros mecanismos de expresión de la
protesta ante el silencio y la malversación de los medios de comunicación oficiales.
El lema “Todos somos Jaled Said” es un gran
ejemplo a este respecto, ya que se refiere a un eslogan utilizado en Egipto para manifestar la indignación que la comunidad sentía por la muerte de este
bloguero, secuestrado en un café internet por la policía secreta egipcia tras publicar críticas al régimen
en 2010, y cuyo cuerpo con evidencias de tortura
fue presentado en internet mediante fotografías. La
indignación de la comunidad ante las imágenes causó un efecto de solidaridad con la familia de Said,
proceso que fue una de las mechas que prendió la
ola denominada “primavera egipcia” a principios
del año siguiente (
, 2013).
Ha sido el levantamiento de este tipo de convenciones culturales y códigos semióticos aquel fenómeno que ha demostrado una vez más la vigencia
del pensamiento de los autores que hablan del contrapoder que surge cuando hay redes y relaciones de
poder que hostigan y deshumanizan al sujeto (Castells, 2009). Pero hablar de lenguaje contestatario
no quiere decir que estas notas “le darán voz a los
sujetos”. Ellos ya la tienen, siempre la han tenido,
a pesar de ser objeto de ataques y censura por parte
de la maquinaria cultural del opresor, ya sea en el
barrio, la mezquita, el mercado o, ahora en auge, en
el espacio virtual de internet. Se trata, por el contrario, de escuchar con más atención esas convenciones culturales de los pueblos sin más intermediario
que aquel que se expresa y ha superado lo que Freire
(1971) llama “la contradicción del opresor-oprimido”, es decir, de aquella persona que al saberse
como oprimido no se convierte en opresor inmediatamente como muchos lo hacen —como hizo la
elite poscolonial—, sino que emprende el camino
de la liberación permanente y responsable con su
semejante mediante valores que considera aplicables
y respetables para todas las comunidades.
Lemas como “el pueblo quiere derrocar al régimen”, “vete”, “dignidad, justicia y libertad”, “libertad de expresión y prensa”, entre otros, fueron
una creación de la vox populi, que de inmediato fueron objeto de malinterpretaciones, traición-traducciones y/o de omisiones por parte de las grandes
cadenas transnacionales de comunicación que, en
vísperas de este cambio, vieron amenazados sus intereses hegemónicos en aquella parte del mundo.
Una y otra vez, el lenguaje brilla como un elemento
de identidad importante que, en el caso de los árabes, permite incorporar algunos conceptos como
hurriya l-ta’bīr —libertad de expresión— o al-Sahafa
hurriya —libertad de prensa— para presentar el significado de la “calle árabe” como una herramienta
de autodeterminación contra la corrupción, la censura y la persecución de varios gobiernos.
La principal arma de protesta árabe, según el
modelo de movilización pacífica, es la lengua, no
sólo en lo que concierne a las reglas gramaticales del
árabe escrito sino además en lo que respecta a la sabiduría del vocabulario fresco y proverbios del árabe
coloquial del mercado y los barrios. La lengua también trasciende fronteras y ante la diversidad de los
registros del árabe, el uso del francés y el inglés para
hacerse escuchar en el extranjero, y otras leguas cercanas en la región, como el turco y el persa, la protesta manda mensajes en común como si se tratara
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
131
de una sola lengua. Pero lo más delicado es que con
la llegada del imperialismo, el capitalismo y el neoliberalismo como interlocutores de la política árabe
poscolonial, términos como binlādiniyya —binladenismo—, awlama —globalización— y hadātha
—modernidad—, entre otros, fueron ampliamente utilizados en la lengua del colonizado para hacer
frente a los problemas de toda índole en su región
después de los eventos del 9/11 —otro producto
hegemónico-cultural— y se cayó en la trampa de la
significación de los centros de poder en la que no era
posible analizar a la región sin dichos conceptos occidentales arabizados (Garduño, 2012). En cambio,
ahora el lenguaje y otras convenciones contestatarias
hacen de la dignidad —karāma— una forma de expresar lo que pasa en los pueblos de esta región de una
manera más fidedigna y cercana a los sentimientos
y demandas de la gente para impulsar la reapropiación de la lengua como vía de emancipación y como
herramienta de resistencia.
Si fuera posible resumir en un solo lema la actitud epistémica del pueblo árabe contra sus dictadores, tendría que hablarse de la frase as-sha›b yurīd
isqāḍ al-nizam —el pueblo quiere desmantelar el régimen— (Mesa, 2013: 5-6). Esta frase desarrolla la
idea de hacer de esta revolución árabe un proceso
global, ya que condensa todo lo que se ha comentado. En este eslogan se describen tanto los términos
“cambio” y “revolución” como los principales objetivos de las personas que están en las calles. Fuente de inspiración para canciones y poemas como
“Vete” —otra consigna popular en la protesta— de
Ramy Essam, “Túnez nuestro país” del rapero Hamada Ben Amour, mejor conocido como “el General”, “La Voz de la Libertad” de Karim Adel Eissa,
entre otros, son ejemplo del efecto producido por
este eslogan en el proceso que sigue en marcha.
Terminar con este régimen de pensamiento
poscolonial y crear nuevos conceptos de resistencia
no ha sido fácil. Distractores como la boda real en
la Abadía de Westminster en abril de 2011, el video
132
Desacatos 46  Moisés Garduño García
de la película Inocencia de los musulmanes en septiembre de 2012 y la intensificación del discurso belicista
entre Israel e Irán —e incluso el acuerdo entre Irán
y el grupo 5+1 en noviembre de 2013— han tratado
en más de una ocasión de desviar la atención de la
opinión pública sobre los acontecimientos de las revoluciones árabes. El lenguaje contestatario ha desafiado la propia producción epistémica de los medios
de comunicación oficiales. De hecho, “primavera
árabe”, como un término eurocéntrico que recuerda el periodo de democracia conocido como “Primavera de Praga”, que duró unos meses de 1968 en
la ahora extinta Checoslovaquia, fue incorporado
como ar-rabi ‘al-‘arabi al repertorio que usaron los
jóvenes en sus eslóganes sin importar el contexto
histórico en el que había nacido. Esto fue gracias a
la difusión y audiencia que alcanzó la televisora Al
Jazeera, uno de los pocos medios que transmitieron
las protestas en vivo pese a su línea editorial de corte
islamista (Al Jazeera, 2011).
La indignación creció entre las personas cuando los medios occidentales comenzaron a referirse
a ellos —y todavía lo hacen— como un “despertar” (The Economist, 2011; Dawisha, 2013) con connotaciones distintas a las de un hecho meramente
primaveral. Porque un “despertar”, con todas las
diferencias y críticas que puede haber con otros movimientos sociales en el mundo, no ha sido la manera en la que la gente se ha definido, mucho menos
si se trata de un “despertar islámico”, como lo afirman elites de gobiernos, como el iraní, que buscan
sacar partido de este proceso (Press tv, 2013).
El término “despertar” se refiere a los árabes
como si hubieran permanecido en un estado de letargo durante años sólo para despertar de repente
en diciembre de 2010 y luchar contra sus dictadores. No es así. La gente en las calles, sus intelectuales,
sus tuits y sus mensajes en Facebook y YouTube argumentaban que los árabes no estaban dormidos, y
no lo han estado todo este tiempo, ya que le dieron
la bienvenida al siglo actual con muchos eventos
y manifestaciones que constatan su atención hacia la política internacional. Ejemplo de esto son
las reacciones de la segunda intifada en Palestina, la
movilización masiva contra la invasión de Iraq, las
manifestaciones socioeconómicas contra los regímenes dictatoriales de Argelia y Marruecos por
parte de los bereberes, las huelgas y protestas del
movimiento Kefaya —“suficiente”— y de los trabajadores textiles en Egipto, y las manifestaciones
de los trabajadores de la minería en Túnez, entre
otras que muestran que en los últimos 10 años la
población de estos países ha estado haciendo mil
cosas antes que estar dormida (Gómez, 2011). Para
los árabes el siglo xxi comenzó de la misma manera que el siglo xx: con la represión que llevaron las
guerras colonizadoras y las dictaduras poscoloniales
contra las formas de manifestación y movilización
democrática, pero nunca con los ojos cerrados o con
la inmersión en un sueño político profundo o un estado de sueño utópico.
Narrativas para la cura del genocidio intelectual
La primera narrativa que surge del impacto de este
lenguaje contestatario es el de la revolución misma, la
narrativa de la thawra. La revolución se narra por
quien la hizo y la hace posible en un enorme reto y
con la responsabilidad de guardar la memoria histórica de este proceso. Los jóvenes organizan conferencias, círculos de estudio, panfletos y muestras de
arte que evidencian los momentos más icónicos de este proceso: desde la inmolación de Mohammed
Boazizi en Túnez, la foto de Jaled Said torturado y
masacrado por las fuerzas del orden en Egipto, hasta
la imagen del vendedor de bileela —bebida de trigo
con leche y azúcar— en la Plaza Tahrir, que adaptó
cánticos y vítores revolucionarios para vender su
mercancía, y la figura de un Gadafi a merced de “los
revolucionarios” con armas provenientes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. De
viajar sin un contexto adecuado, estas imágenes
pueden utilizarse por los mismos enemigos del proceso como herramientas antirrevolucionarias.
Si bien a simple vista la mayoría de estas imágenes no parecen pacíficas, la narrativa de la thawra debe acompañarse del adjetivo que caracteriza la forma
actual de las movilizaciones sociales modernas en el
Midan, esto es, “pacífico” —silmiya—. Se menciona
porque el significante actual de “revolución” no es el
mismo que hace 200 años, cuando el cambio social se
demandaba por medio de la violencia (Tilly y Wood, 2009). En la actualidad, thawra es un concepto
que debe tomarse en serio por el simple hecho de
provenir de su creador, la gente, y no adoptar aquellos creados por los medios oficiales que “salvajizan”
al espectador con conceptos como “despertar”, “rebelión”, “insurrección” y otros que implican un
rechazo declarado a las acciones propuestas por la
gente en el marco de un nuevo paradigma de acción
colectiva. Esas nociones tienden a violentar la movilización al crear un sistema binario entre la acción
colectiva pacífica de los manifestantes y la violencia
de las fuerzas de seguridad legitimadas por el Estado
contra el que se protesta. Por tal motivo, la narrativa del pacifismo militante debe compartirse bajo
la realidad que permitió a las personas reclamar sus
derechos no con navajas, cuchillos o armas de fuego,
sino con cámaras, micrófonos, teléfonos celulares
y la suela de los zapatos como mecanismo para narrar la historia.
La Thawra silmiya es, por mucho, la primera revolución social del siglo actual. Representa el
final del poscolonialismo y a diferencia de sus precursores, como los movimientos obreros, las organizaciones de izquierda y otros movimientos que se
habían centrado en preocupaciones económicas y
de distribución, las revoluciones árabes buscan cambios específicos en las políticas públicas, la identidad,
el estilo de vida, la conciencia contra la represión
y la explotación, la cultura y el pensamiento. Por
otra parte, esta refrescante narrativa histórica en el
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
133
mundo árabe está claramente insertada en la era de
los llamados “nuevos movimientos sociales”, en la
que se otorga gran importancia a los valores post materiales de la sociedad contemporánea, sin olvidar lo
que se ha ganado en tres siglos de acción colectiva,
a la que hace alusión el pensamiento vigente de intelectuales como Ali Shariati (1980). En otras palabras,
lo escrito por los movimientos sociales antes de la
“revolución árabe” no debe ser considerado un antes
frente a un después, sino una gran parte del proceso
actual que puede ser una introducción o un puente
con el pasado, que parece estar bien cimentado.
La importancia de mantener en pie esta narrativa junto a la llama de la revolución que sigue viva en
Siria, Bahrein y otros lugares de la región radica
en el respeto que tienen los mártires de este proceso
para una sociedad mayoritariamente musulmana.
El martirio es una narrativa que mantiene vivas a las
personas que murieron durante el enfrentamiento
con fuerzas represoras, las verdaderas causantes del
caos y la violencia en las calles, y cuyo respeto revive los triunfos de la “revolución árabe” y anima a
los que quedan vivos y no han salido a las calles para
protestar. El caso de los mártires que aparecen homenajeados en la calle Mohammed Mahmoud en El
Cairo es un ejemplo claro. Ahí hay rostros parecidos
al de nosotros y al de otros ciudadanos, elaborados en grafiti, acompañados de las fechas de fallecimiento que indignan a la gente que transita por
sus muros, porque el ciclo de sus vidas no rebasó en
muchos casos los 20 años de edad (Adbel-Rahman,
2012). Para completar citamos a Elizabeth Buckner:
Jaled Said, Mohammed Boazizi y Hamza Al-Khatib son más que simples víctimas de la violencia del
Estado. Son mártires de la revolución. Sus imáge-
han ayudado a que millones de jóvenes se reconocieran como parte de sus vidas personales, y porque
su experiencia ha hecho que la imagen del martirio no fuera una producción exclusiva del Estado o
de los movimientos islamistas sino también de los
ciudadanos que son objetivo de ambas propagandas. El martirio de estos nombres ayuda a personalizar la revolución y convierte al mártir de víctima
honorable por una causa nacional a una figura de
empoderamiento y movilización social, producto y productor de significado humano (Buckner y
Khatib, en prensa: 1-2).
El martirio, aunque vivido de esta manera en el Islam, no está ausente en otras religiones monoteístas.
En este contexto, es la constatación de que las fronteras religiosas fueron borradas al solidarizarse contra el
dictador. En el caso de Egipto, las mezquitas se utilizaban como hospitales para atender a los heridos quienes
eran tratados con fármacos provenientes de los compañeros coptos, que controlan el negocio de las farmacias en la sociedad egipcia y que en enero de 2011
ayudaron con la distribución de antibióticos, vendas,
alcohol, entre otras cosas para seguir en la lucha.
Gracias a estos actos, la relación entre coptos y
musulmanes ha mejorado a pesar de los intentos por
sembrar el sectarismo por parte de los centros elitistas
que se resistían a dejar sus cargos en el poder (Good,
2011), al grado de que el Imam de Al Azhar, la institución más prestigiada del mundo musulmán de la sunna, Mazhar Saheen, visitó la iglesia copta en Navidad
para celebrar con esa comunidad una fecha importante para los cristianos coptos y significar la historia de
los egipcios como una historia de hermanos, cooperación y tolerancia bajo el principio que rebasa a cualquier religión, es decir, el principio humano.2
nes se convirtieron en contenido de posters y eslóganes donde su trágica historia de vida y muerte
fue el mayor catalizador popular para las revoluciones en Egipto, Túnez y Siria. Sus nombres
son sinónimos de revolución en sí mismos porque
134
Desacatos 46  Moisés Garduño García
2
El video de este acto está disponible en <https://www.
youtube.com/watch?v=CxTAOEkzUCs>, consultado el 2 de
junio de 2013.
Prometeo Lucero Muro fronterizo, Tijuana.
La continuidad de estas narrativas tiene por
objetivo terminar con el genocidio intelectual,
que persiste al momento de hablar sobre Asia Occidental. Este concepto es muy parecido a lo que
Boaventura de Sousa Santos (2010: 8) llama “epistemicidio”, es decir, la aniquilación de cualquier tipo de conocimiento alternativo al de los centros de
poder mundiales. Estas narrativas tienen el objetivo
de minar aquella visión cientificista que toma a los
ciudadanos del país en cuestión como informantes y transformarla en una que los reconozca como
creadores de conocimiento, que no infantilice la revolución y que reconozca, por el contrario, la aportación revolucionaria y contestataria de los jóvenes
árabes y no árabes de la región al mundo en el siglo
xxi. En este sentido, y de manera forzosa, se tienen
que lanzar las preguntas: ¿cuántos analistas afganos conocemos?, ¿cuántos poetas iraníes?, ¿cuántos
físicos egipcios?, ¿cuántos psicólogos sirios? Esto
debe hacernos reflexionar desde qué lugar leemos
la historia y qué conceptos usamos para entender
el mundo.
Otra narrativa nodal para esta revolución es la
creada por las mujeres. El tratamiento de las cuestiones de género se refirió a los numerosos desafíos que enfrentan las mujeres en una sociedad en
la que han ganado terreno poco a poco en la arena
política y social, por lo menos en algunos países, como Irán o Túnez. La revolución no es sólo creada
por hombres sino también, y en algunos casos, por
una mayoría de mujeres, quienes se ven en la protesta como seres humanos con equidad. El caso de
Tawakol Kermán, una de las más visibles en la revolución yemení, es paradigmático ya que demostró el
potencial que las mujeres han tenido siempre en las
acciones colectivas y en las actividades de los movimientos sociales cuando se rompe la barrera del
miedo a la represión policial y al señalamiento social
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
135
de corte patriarcal, lo cual no es fácil pues para minar su acción colectiva la represión ha incluido una
especie de terrorismo sexual instrumentado en el
acoso, como una de las armas más utilizadas por los
centros de poder que vislumbran el potencial revolucionario de la mujer.
Aunado a lo anterior, la historia de Iraq de una
ofensiva directa contra los derechos de la mujer es
una narrativa familiar para las mujeres en Egipto
y en otras partes del llamado “mundo islámico”,
ya que la representación europea de la lucha de las
mujeres sigue siendo manipulada contra el Islam
con representaciones orientalistas de las sociedades árabes como intrínsecamente opresivas para la
mujer. La chica del blue bra en Egipto, de Tawakol
Kerman en Yemen, la joven rociada con gas sarín
en Turquía, las integrantes del Movimiento Verde
en Irán, entre otros ejemplos, muestran que el empoderamiento de la mujer en las revoluciones árabes
y no árabes ha sido un punto crítico para lograr el
derrocamiento de cinco dictadores en menos de seis
meses, sin contar los casos en que estas mujeres han
ganado premios Nobel al considerarse como una
estrategia para minar —y no para premiar— su activismo político (Larson, 2012).
Reflexiones finales: del oportunismo como
elemento contrarrevolucionario
Si bien hay cierto consenso en que la inmolación
de Mohammed Boazizi en Túnez en diciembre de
2010 fue el fenómeno y punto de partida que permitió revolucionar e indignar la región entera, estamos lejos de conocer un punto final en tiempo, forma
y espacio, debido a que la “revolución árabe” se asemeja más al periodo de liberación permanente que
se formó en América Latina tras la caída de las dictaduras patrocinadas por Estados Unidos durante la época de la Guerra Fría más que a otro tipo
de revoluciones a lo largo de la historia, como la
136
Desacatos 46  Moisés Garduño García
Revolución francesa, la rusa o la mexicana. Ahora
los jóvenes que hicieron posible la revolución y sus
simpatizantes se enfrentan a los restos de la colonialidad que era administrada por los hermanos musulmanes en Egipto y Túnez, pero que después de un
breve periodo de gobierno, y ante la falta de reconocimiento de diferencias entre sus sociedades, se
ha visto envuelto en una lucha interminable contra
su más viejo enemigo dentro del Estado: el ejército.
Los hermanos musulmanes como un grupo
híbrido contestatario al régimen poscolonial pero a
la vez producto de él ciertamente ganaron las primeras elecciones democráticas en Egipto, aunque
estuvieran repletas de irregularidades, populismo
y un alto índice de polarización social. Como un
grupo político extenso que se había valido de la asistencia social para llegar al poder y aprovechar la falta
de experiencia política de los jóvenes revolucionarios, no ha podido desprenderse de su política encaminada a establecer un proyecto estatal islamista
que no es compartido por la mayoría de los jóvenes
creadores de la revolución. Muestra de ello han sido las fricciones entre sus líderes en Túnez y Egipto ante diversos proyectos de ley, como la “prueba
de la virginidad entre las mujeres”, y el regreso del
estado de excepción, o lo que parece ser la prueba
más fehaciente de esta característica, el estallido del
movimiento tamarud —rebelión, en lengua árabe—
en junio de 2013, el cual, a pesar de demostrar ser
un proyecto contra un hipotético Estado islámico,
no propuso un modelo alternativo y contundente, lo
que desembocó en un llamamiento al ejército que
inevitablemente llevó a los generales egipcios a hacer contrarrevolución con la revolución, esto es, que
se presentaran como garantes de los intereses de las
masas y aprovecharan el descontento urbano contra
la hermandad para regresar al poder que habían perdido momentáneamente.
Estas acciones del ejército egipcio constituyeron otro acto populista, de oportunismo político, y
no de “golpe de Estado democrático”, un término
que se usó en exceso por los medios de comunicación
occidentales para entender la etapa por la que atravesaba la revolución en aquellos momentos, que más
que inaugurar una fase de transición democrática
impulsó el inicio de otro episodio de la lucha eterna
entre los generales y los islamistas, actores que hoy
tienen a Egipto de rodillas dada la guerra retórica
y bélica en las calles de El Cairo cuando, paradójicamente, ninguno de ellos había sido parte de la
revolución de enero de 2001 —debemos recordar
que ninguno estuvo realmente en Tahrir cuando
se pidió la caída Mubarak por primera vez, pues
mientras el ejército se debatía entre disparar o no a
“la masa”, la hermandad se debatía entre unirse o
no a ella.
A este enfrentamiento le llamo un “acto canibalista”, ya que la gente ahora tiene que lidiar con
la “victimización de la hermandad” y el “heroísmo
del ejército”, cuando ninguno de ellos ha sido un
actor nodal en la generación de las narrativas expuestas. Los dos han sido oportunistas y han creado un enfrentamiento que paraliza la construcción
de un sistema inclusivo, pluridiverso, en el que los
principales objetivos de la revolución —pan, justicia, libertad y dignidad— sean alcanzados. Al menos esto, en el escenario del país del Nilo. Por otro
lado, es verdad que se ha llegado a la fase de documentar las narrativas y los mensajes de las revoluciones árabes y estar al pendiente de sus enseñanzas en
otros movimientos sociales alrededor del mundo,
cuya influencia es innegable, por ejemplo, los Indignados de España o el Occupy Wall Street Movement en Estados Unidos. También es cierto que
en esta traducción cultural puede haber otro tipo
de oportunismo parecido al que hace el ejército o la
hermandad musulmana con las armas, pero que usa
las palabras para aprovechar este momento tan complicado de la revolución.
Se trata del intento de algunos intelectuales,
como el novelista marroquí Tahar Ben Jelloun,
de “ficcionalizar” la vida del “legendario vendedor
de frutas” tunecino Mohammed Boazizi, o de Orham Pamuk, el nobel turco, que de acuerdo con los
manifestantes llegó muy tarde a las recientes protestas en Estambul, como muestra de una forma de
oportunismo intelectual del que las narrativas revolucionarias deben cuidarse para no ser explotadas
a conveniencia de externos. Según Kelani (2012)
y Bender (2011), es difícil decir hasta qué punto
se puede proteger la identidad de un mártir como
Boazizi ante los puntos de vista póstumos que pueden ser utilizados tanto como instrumento político
o como un ejemplo de libertad creativa.
Con énfasis en lo anterior, muchos de los libros
publicados durante el último año sobre la “primavera árabe” parecen caer, casi sin querer, en la línea
narrativa apresurada que denomina “nuestra historia” a sus escritos, sin haber participado un solo día
en la protesta o en alguno de los plantones que describen. Retomando el trabajo de Kelani (2012: 1),
no puede decirse que una persona que no participó
en la revolución no está “calificada” para escribir
sobre ella —todo lo contrario, diversos grados de
cercanía y perspectiva desde afuera de la revuelta
son útiles para una comprensión más cabal de la
misma—, pero sí que debe tenerse en cuenta la forma y el lugar desde el que se narra para no caer en el
oportunismo académico al que una novela mal lograda puede llevar al escritor.
En este sentido, parece que una forma adecuada para mantener la narrativa entre las personas
que tenemos el derecho de pensar lo que está pasando en el mundo para aprender de ello y/o ayudar a resolver problemas que pueden compartirse
en otras sociedades no es “darle voz” a los creadores de las narrativas que hicieron posible la protesta, sino “darles escucha” y perfilarnos como un
interlocutor sin estereotipos, sin cortinas eurocéntricas o significaciones de medios tendenciosos y
miedo a lo desconocido; de lo contrario, corremos
el riesgo de imaginar cosas que sólo serán verdad
en nuestras mentes y no entenderemos lo que una
La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
137
sociedad en plena acción colectiva trata de decirnos con su lenguaje contestatario que, para variar,
ha sido traducido al inglés, al español, al francés, al
persa y a otras lenguas bajo el amparo de expresiones visuales y verbales que pocas veces necesitan
traducción.
Este nuevo lenguaje es el que matizará la historia en los libros de texto de las escuelas y los planes
de estudio de toda aquella persona que se interese
en estudiar a las sociedades de Oriente Medio. Sin
duda, tendrá que mencionarse el pasado colonial y
represor, el presente de la revolución y el futuro de
la liberación permanente para que pueda diluirse el
genocidio intelectual, la violencia epistemológica y la
condición de la colonialidad, que han pasado de un
estado presumiblemente firme e imponente a uno de
constante y evidente erosión por oleaje, el oleaje de la
“revolución árabe” que va del Golfo al Atlántico.
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La recuperación de la voz propia en las revoluciones árabes
139
De la profundidad a la superficie cultural.
Lucha de significados y migración
Gabriela Coronado
Lo que los migrantes suponen sentido común proviene de la lógica cultural
subyacente en comportamientos culturales aprendidos, practicados y transformados en la cotidianidad. En la nueva sociedad su cultura se ignora, pero
los rasgos culturales originarios son transformados en representaciones exóticas que excluyen significados políticos y socioculturales propios. Como migrante mexicana en Australia analizo representaciones de lo mexicano para
mostrar cómo se transforman y se distorsionan las significaciones culturales.
Parto de la relación entre “superficie cultural” y “profundidad cultural” para
explicar cómo las culturas migrantes son enajenadas al ignorar la cultura subyacente que influye en la negociación de prácticas y valores culturales.
Palabras clave: lógica cultural, cultura enajenada, control cultural, migración,
México profundo, Australia
From Deep to Surface Culture. Struggle for Meaning and Migration
What migrants suppose is common sense is shaped by cultural logic subjacent in cultural behaviours learned, practiced and changed in everyday life. In
the new society their culture is ignored but cultural elements are represented
as exotic. As Mexican migrant in Australia I analyse representations of mexicanness to show how cultural meanings are transformed and distorted. Out
of the relationship between “surface culture” and “deep culture” I explain
how migrant cultures are alienated ignoring the underlying culture that influences the negotiations of cultural values.
Keywords: cultural logic, alienated culture, cultural control, migration, Deep
Mexico, Australia
Gabriela Coronado
University of Western Sydney,
Sídney, Australia
[email protected]
140
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 140-155  Recepción: 19 de junio de 2013  Aceptación: 19 de diciembre de 2013
Introducción
D
esde mi experiencia como migrante mexicana en Australia reflexiono sobre la
constitución de nuestros comportamientos culturales a partir de nuestras historias en el país de origen y en el de destino. En la nueva sociedad encontramos y personificamos múltiples identidades que representan imaginarios sobre nuestra cultura y
comportamientos, que se vinculan con significados profundos manifiestos o subyacentes en prácticas culturales, conocimientos y lenguaje. Para comprender dichos
procesos complejos de representación cultural e identitaria es importante analizar el
papel de la cultura con base en la dinámica entre dos niveles relacionados: “superficie
cultural” y “profundidad cultural”. Dicha distinción está inspirada en el trabajo de
Guillermo Bonfil sobre las relaciones interculturales entre el México indígena y el
mestizo (Bonfil, 1987b). Mi intención es ir más allá, enfatizar en el marco migratorio
las dinámicas culturales y su vinculación con el marco poscolonial implícito en su teoría del control cultural (Bonfil, 1987a). Para ello exploro situaciones paradójicas que he
experimentado en Australia. En particular, considero la distorsión poscolonialista de
las culturas migrantes y su impacto en las estrategias de adaptación al nuevo entorno.
Utilizo un acercamiento autoetnográfico que incluye mis reflexiones sobre situaciones vividas y analizadas mediante una etnografía de la cotidianidad (Coronado,
2009; Ellis y Bochner, 2000). Para completar mi experiencia sobre las tensiones que
percibo en los contextos interculturales en los que me relaciono, haré referencia a entrevistas con otros migrantes en Australia provenientes del proyecto de investigación
“Cross-cultural Larrikins in a Neo-liberal World. Ideology and Myth in Postmodern
Australia, Mexico and Brazil” (Hodge et al., 2010).1 Sus metas diferían de mi objetivo,
1
La investigación tenía por objetivo el estudio de prácticas informales desplegadas en organizaciones diversas —oficinas gubernamentales, universidades, compañías de seguros, fábricas, guarderías— para resolver problemas creados por la burocracia y la ideología empresarial. Las historias
que refiero provienen de un corpus de 100 historias sobre estrategias informales y su vinculación
o no con la cultura. El proyecto fue financiado por el Australian Research Council.
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
141
pero las historias arrojan luz sobre el uso de estrategias culturales de los migrantes latinoamericanos para
adaptarse al medio australiano y la imaginada contribución de su cultura subyacente. Paradójicamente,
las diferencias percibidas fueron al mismo tiempo estrategias presentes en otras culturas, en particular en
este caso el estilo australiano representado en la figura
icónica del Larrikin, a la cual me referiré más adelante.
Al explorar estas experiencias, en la misma línea que
Cohen, considero que cada historia es idiosincrática,
pero “al mismo tiempo única y típica y como tal revela algunas de las complejidades de la experiencia
migratoria en sí” (Cohen, 2004: 130).2 A continuación analizo algunas de mis experiencias con el fin de
ilustrar el marco conceptual mencionado.
Complejidad de las dinámicas culturales
y sus representaciones
En este trabajo parto de la convicción de que la
cultura profunda de los migrantes constituye un
recurso cultural implícito en la interacción en contextos multiculturales laborales y sociales. Aunque
esta cultura subyacente no se reconozca siempre, e
incluso sea rechazada ideológicamente, los valores
contenidos en la lógica cultural influyen en cómo
participan los migrantes en el nuevo país. Para comprender la complejidad de la dinámica cultural en
los movimientos entre país de origen y país de destino es relevante concebir a las culturas como sistemas complejos en continua renovación y recreación
de significados (Hannerz, 1992). Esta dinámica no
implica la pérdida de su identidad con el pasado, sus
significados se encadenan en conexiones íntimas con
principios culturales fundamentales, derivados de un
“‘plano general’ o matriz cultural, específica a cada
cultura y cambiante en el devenir histórico, que articula y da sentido a los diversos elementos” (Bonfil,
1987a: 27). Las culturas cambian al mismo tiempo
que mantienen su identidad.
142
Desacatos 46  Gabriela Coronado
Una metáfora útil para entender el concepto de
matriz cultural proviene del vínculo entre la lengua
y la cultura como sistemas semióticos (Geertz,
1987). La matriz cultural es la “gramática” de las culturas de donde emergen y se estructuran las formas
en las que los significados se realizan. A partir de ella
prácticas y significados culturales son creados, transformados y apropiados por sus productores como
respuesta a procesos en los que los significados son
negociados, expropiados o impuestos por agentes de
otras culturas. Este proceso implica transformaciones de los significados y prácticas culturales generadas desde la matriz cultural en un nivel profundo. Si
bien los productos generados pueden variar en sus
manifestaciones en la superficie cultural, conllevan
significados que sus portadores comparten. La matriz cultural es el poder generativo desde el cual se
transmiten significados culturales que son heredados a las siguientes generaciones y al mismo tiempo
es la base para la respuesta a las condiciones y necesidades cambiantes de la sociedad. De este proceso
generativo surgen diversas manifestaciones como respuesta a dinámicas intra e interculturales históricas,
económicas, políticas y sociales. Algunas de estas
prácticas son compartidas por varios grupos y otras se
utilizan en contextos circunscritos, identificados
con las necesidades locales. Las representaciones de
otras culturas pueden ser concebidas con exclusión
de la agencia de los “dueños” culturales, es decir
enajenadas o producidas bajo su control cultural
(Bonfil, 1987a).
La producción y reproducción de la cultura
son en sí mismas un proceso intercultural, pero en
el entorno cultural y lingüístico de la migración la
interculturalidad se multiplica e influye cotidianamente en el quehacer cultural de los migrantes. En
2
“Both unique and typical and as such reveals some of the
complexities of the migratory experience itself” [todas las
traducciones son propias, n. de la a.].
estas interrelaciones los migrantes actúan de manera
diferente, al mismo tiempo que persiste el sustrato
cultural. En él la lengua juega un papel importante
en el proceso de hacer sentido del mundo circundante, de relacionarse y comunicarse con los demás.
La lengua y la cultura como redes semióticas interdependientes están implicadas en la generación de
una lógica cultural profunda, una manera de “mirar” y concebir la realidad circundante. Esta lógica supone un modelo cultural (Holland y Quinn,
1987) en el que la o las lenguas dan forma a maneras
de pensar y actuar. A través de patrones de lenguaje,
estructuras gramaticales, clasificaciones semánticas
y redes con otros códigos semióticos —por ejemplo,
ideológicos— constituimos nuestra lógica y nuestro sentido común, con base en ellos interpretamos
los significados producidos en la comunicación con
otros hablantes (Kramsch, 2008). Nuestra cultura se
expresa en las palabras en uso y en complejos patrones de significado, que incluyen valores, creencias e
ideologías (Hodge y Kress, 1993). Esto no implica
necesariamente la conciencia cotidiana de los hablantes, pero aun así nuestra lengua materna nos constituye y da sentido colectivo a nuestras maneras de
hacer cultura. A través de su gramática y lógica
cultural subyacente la lengua guía nuestra forma de
mirar, pensar y actuar en el mundo. Al migrar trasladamos nuestra lógica cultural subyacente e incorporamos a ella nuevas lógicas culturales aprendidas
en la nueva lengua y prácticas que encontramos en
el nuevo entorno.
En el contexto migratorio, cuando se identifican prácticas culturales específicas como representativas de una cultura y son adaptadas a nuevos
contextos, se re-significan, pierden total o parcialmente su significado original y adquieren otros. En
muchos casos, las manifestaciones culturales no están bajo el control de sus agentes y fácilmente excluyen los significados subyacentes que identifican
a los migrantes con su cultura de origen. En estas situaciones es posible ver esas prácticas como
manifestaciones de la cultura de la superficie, parcialmente o en gran parte desconectadas de los significados originarios. En los términos propuestos
por Bonfil (1987a: 29), se convierten en cultura
enajenada, en la que si bien algunos elementos son
propios, sus portadores son excluidos de las decisiones sobre su uso y significación.
El proceso de enajenación no es exclusivo de la
movilidad cultural transnacional. Aparece también
en países en situaciones poscoloniales que “orientalizan” (Said, 1978) las culturas originarias y las
representan con ideologías colonialistas como primitivas, exóticas —por ejemplo, en el ámbito del
turismo (Coronado, 2004)—. En ambas situaciones
los portadores de la cultura pierden el control cultural, es decir, la capacidad de participar en la toma
de decisiones sobre los elementos culturales (Bonfil,
1987a: 28). En este caso exploraré este proceso en
la migración internacional, en la que las culturas de
los migrantes son enajenadas y representadas mediante actitudes poscolonialistas, implícitas en ideologías interculturales globales (Coronado, 2012;
Prasad, 2012).
El imaginario exótico de la cultura mexicana
Al inicio de mis investigaciones sobre la representación de los mexicanos en Australia encontré que
el imaginario está colmado de estereotipos o, en el
mejor de los casos, de representaciones folclóricas
que retoman elementos de la superficie cultural y
los interpretan en un marco de significación diferente. Por lo general, las representaciones culturales provienen de comportamientos que son parte
de la cultura originaria y llevan significados a través de su práctica, pero cuando se encuentran fuera
de su contexto es común que se ignoren sus significados subyacentes y que se conviertan fácilmente en imágenes exóticas representativas de la cultura
en cuestión. Los migrantes estamos expuestos con
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
143
Patricia Fortuny  Una muestra de lugares frecuentados por los inmigrantes latinos en Atlanta, Georgia, abril 2008.
frecuencia a estas falsificaciones de la superficie cultural que eliminan nuestros significados culturales
profundos. La siguiente frase de un migrante mexicano ilustra nuestra frustración ante dichas situaciones:
“¿Mexicano? Luego, luego te ven con cara de tequila
y fiesta” (Mexoz081105).3 Eso no significa que las
representaciones no conlleven significados. Las manifestaciones son re-significadas e incluyen, aunque no
necesariamente, actitudes discriminatorias.
En mi opinión, es obvio que para los australianos de diferentes culturas —dada la multiculturalidad del país— las representaciones más comunes
de México incluyen los sombreros que se ven en
las tribunas de futbol, de mariachi o de charro, la
llamada comida mexicana —tex-mex—, el tequila y las
margaritas. Los anuncios en los medios de comunicación exotizan la cultura mexicana como rural, asociada todavía a las representaciones de la década de
144
Desacatos 46  Gabriela Coronado
1950 en el cine mexicano. Un ejemplo es la marca
El Paso que promociona sus productos como “comida mexicana”. En un anuncio de marzo de 2013,
una niña campesina es levantada en hombros por
sugerir la invención de una salsa sin chile. En otras
escenas se observan escenarios de haciendas con
charros, burros con sombrero y otras historias sobre invenciones hechas por la misma niña: “tostadas con base plana para que no se caiga el relleno”,
dobladas en forma de “U” en lugar de “V” (septiembre de 2012). La lucha libre también aparece en otras representaciones, como en un anuncio
televisivo de Doritos Australia que presenta a otro
3
Uso este código como referencia a la identidad del entrevistado. Las entrevistas fueron hechas en Australia, clave
oz, y los números indican la fecha.
personaje mexicano: un luchador enmascarado.
Utilizaré este mensaje publicitario para ilustrar la
de/resignificación de la cultura profunda en la representación de la superficie cultural en el contexto
australiano. No intento hacer un análisis exhaustivo
de la lucha libre sino señalar cómo los significados
profundos de la cultura en México se transforman en
superficie cultural en Australia y de ahí en estereotipo.
La batalla de los sentidos
La lucha libre ha sido popular en México desde que
recuerdo. Mi abuelo solía ir a las luchas cuando yo
era niña. Este entretenimiento se ha identificado
como un intento de crear iconos de identidad urbana, inexistentes al inicio de la urbanización de la
sociedad mexicana (Fernández, 2004). Algunos luchadores se hicieron famosos, pero El Santo, el “Enmascarado de Plata”, se considera el único héroe de
América Latina a escala mundial (Mego, 2007). Entre 1958 y 1982 El Santo fue protagonista de 53
películas en las que luchaba contra las fuerzas del
mal (Carro, 1984). El estatus de la lucha libre ha
cambiado. De ser una actividad popular entre los
migrantes rurales urbanizados, como mi abuelo, se
ha puesto en boga en otros sectores. En la ciudad
de México empezó a ser una actividad de moda entre jóvenes de otros estatus. Este cambio implica ya
una resignificación de su valor social y cultural, una
transformación de la cultura profunda hacia su manifestación en la superficie que conlleva significados
comunes y particulares para las diversas audiencias.
La moda de los luchadores también muestra su éxito comercial tanto en mercados mexicanos como
internacionales.4 Un indicador de su relevancia en
México son las tiendas de productos oficiales de luchadores famosos: “El Hijo del Santo” en la ciudad
de México, con sucursal en el Aeropuerto Internacional y en internet, y “Blue Demon Jr.” en las ciudades de México, Guadalajara y en línea.
Puesto que la lucha libre en México se vincula
con la cultura diaria y ritual de la sociedad mexicana, es razonable suponer que contiene significados
relevantes para sus productores y seguidores. Como
otras prácticas con bagaje histórico, las luchas llevan mensajes que se conectan con valores culturales
existentes en y vinculados con otras prácticas simbólicas. Según Levi, la lucha libre como espectáculo
cultural representa un conjunto de símbolos asociados a otros aspectos de la cultura y la política mexicana: “tiene sentido porque es un género teatral que
aprovecha y reproduce una serie de contradicciones
que son ampliamente inteligibles en el contexto de
los antecedentes históricos y culturales compartidos
por sus fans mexicanos” (Levi, 2008: xiii).5
Su vinculación con las culturas rurales sugiere
la continuidad de significados provenientes de otras
actividades rituales que al trasladarse al contexto urbano fueron incorporados. Es decir, lo que emergió
en la superficie de este fenómeno cultural resignifica significados originarios. Es factible que haya una
conexión con las danzas tradicionales. En algunas comunidades rurales, indígenas y mestizas, las danzas
juegan un papel importante en la vida sociopolítica
y ritual. Algunas representan luchas simbólicas y en
muchas se usan máscaras que representan al bien y
al mal (Coronado, 2003b).6 En la migración sus significados profundos pudieron trasladarse, mantener
subyacentes las tradiciones de lucha en el campo y
ser adaptados como entretenimiento en las ciudades. Mi interpretación es que las danzas representan la combatividad, muchas veces reprimida, de
las sociedades rurales mestizas e indígenas. La lucha
4
5
6
Es popular en otros países, como Estados Unidos y Japón.
“Makes sense because it is a performance genre that draws
on and reproduces a series of contradictions that are
broadly intelligible in the context of the shared historical
and cultural background of its Mexican fans”.
La importancia de las máscaras en la cultura mexicana
también es resaltada por Levi (2008).
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
145
libre traslada dicha tradición combativa a los espacios
urbanos. Cuando las representaciones culturales se
trasladan a otros países, su significación puede perderse. Se extraen de ellas significados asumidos y
otros son incorporados para convertirse en una cultura diferente a la originaria.
Este proceso de resignificación puede apreciarse en el anuncio televisivo de Doritos (mayo-junio
de 2011). La campaña, destinada a informar a los
consumidores que pueden elegir el sabor para un
nuevo producto, presenta a un luchador mexicano
peleando contra uno tailandés. En la representación
de ambos personajes es evidente la construcción exótica que, si bien muestra elementos culturales existentes en los países de origen, descontextualiza y
extrae sus significados para convertirla en cultura
enajenada. Las representaciones no sólo son caricaturas, sino que incorporan otros significados que
deliberadamente o no influyen sobre la aceptación
o rechazo de los productos y por extensión de las
culturas.
En internet, la competencia entre la picante
salsa mexicana y el chile dulce tailandés, llamada “Batalla de los Sabores” —“Battle of the Flavours”—, se enlaza a la página web de la empresa.
Ahí se ofrecía información detallada y videoclips
que, si bien son mercadotecnia, representan imaginarios culturales asociados a sectores de la población
que han emigrado a Australia. El siguiente fragmento de la promoción de la competencia muestra elementos de este imaginario:
¿de acuerdo? ¡Así que habrá muchísima acción en
esta grandiosa batalla! Puedes apostarlo. Instruye a
El Macho para patear al tailandés Phoon y lo hará. Instruye al tailandés Phoon para que le pellizque los pezones o le dé a El Macho un golpe bajo
y felizmente obedecerá. Diles lo que quieras y lo
harán. Pero esto se pone todavía mejor pues mientras ellos luchan, tú ganas. [...] Sube en línea movimientos de batalla que no hemos filmado... Piensa
en grandes movimientos, graciosos o totalmente estúpidos. Mientras más entretenidos, mejor.7
Después apareció otro anuncio en la televisión
(18 de agosto de 2011) y sentí alivio al saber que
El Macho, la salsa mexicana picante, había perdido. Algunos videoclips caricaturizaban su derrota,
pero eso no disminuía la inaceptable imagen del
otro luchador y su cultura. No era menos ridícula
por ser campeón.8 Como migrante mexicana me
sentí avergonzada por la manera en que mi cultura
originaria era denigrada en público en mi lugar de
residencia. Me alegró saber que mis amigos no lo
7
Señoras y señores, empieza la Batalla de los Sabores
de Doritos. En la esquina verde, contamos con la
salsa mexicana picante. En la esquina roja, con thai
chile dulce. Dos nuevos sabores, uno saldrá victorioso y el otro será derrotado. Para asegurar una batalla limpia, tú decides qué sabor gana y se queda en
el estante. ¿Qué te parece? Compra estos dos nuevos
sabores de Doritos, pruébalos, dinos cuál es el mejor
y puedes ganar un gran momento... Es una pelea,
146
Desacatos 46  Gabriela Coronado
8
“Ladies and gentlemen, it’s Doritos’ Battle of the Flavours.
In the green corner, we have Hot Mexican Salsa. In the red
corner, Thai Sweet Chilli. Two new flavours, one’s hanging
around and the other’s going down. To ensure a good
clean battle, you decide which flavour wins and stays on
shelf. How good is this? Buy these two new Doritos flavours, taste them, and then tell us which one is best and
you can win big time... It’s a battle, right? So there’s going
to be lots of great battling action. You bet. Instruct El
Macho to kick Thai-phoon and he will. Instruct Thai-phoon
to nipple-cripple, wedgie or punch El Macho and he will
happily oblige. You name it; they’ll do it. But it gets better,
because while they do the battling, you do the winning. […]
Come up with battle moves that we haven’t filmed... Think
big moves, funny moves or totally stupid moves; the more
entertaining the better”.
Aunque es común el uso de bromas en anuncios comerciales y esta representación pudiera interpretarse sólo como
humor inocente, en contextos interculturales es altamente
riesgoso burlarse de otras culturas, puede interpretarse
como ocultamiento de sentimientos chovinistas.
vieron, pero preferiría que dichos estereotipos desaparecieran por completo.
En la nueva sociedad los estereotipos nacionales se extienden ampliamente y la exótica versión
de la superficie cultural, vaciada de sus significados,
homogeneiza a los latinoamericanos. La descontextualización de las prácticas culturales provenientes
de nuestros países y la extracción de sus significados
profundos están en el centro de las formas poscolonialistas de expropiación de las culturas (Said, 1978).
Estas representaciones generan, además, falsas expectativas sobre comportamientos que distan mucho
de nuestra experiencia en nuestros países de origen
y tampoco son significativos en el nuevo entorno
(Coronado, 2003a).
La cultura subyacente en la migración
de chilanga a aussie
Como migrante es difícil para mí dominar las tensiones entre mis identidades pasadas y las nuevas. Me
veo confrontada por formas en las que ser mexicano o latinoamericano tiene un sentido diferente.
En México nadie espera que seamos lo mismo sólo
por ser mexicanos. Además, los aspectos más salientes de nuestras identidades son las idiosincrasias
regionales, étnicas o de clase. En México me identifico como chilanga —de la ciudad de México— y
me considero diferente a los de otras ciudades. Me
distingo también de los mexicanos del campo, quienes a su vez se identifican o no como indígenas.
La identidad latinoamericana también varía y no
siempre implica que nos identifiquemos como tales.
Aun si lo hacemos, esta identidad ha cambiado con
el tiempo. Nos movemos continuamente entre ser
orgullosos latinoamericanos y orgullosos nacionalistas, críticos de otros pueblos de América Latina. Yo
me sentía más latinoamericana en los años setenta
del siglo pasado cuando la música de protesta contra las dictaduras se popularizó en México o cuando
Estados Unidos intervenía en un país de América Latina. Asimismo, existen conflictos asociados
a historias nacionales y experiencias personales, y
entre países y dentro de ellos las formas culturales
son diversas.
Estas complejidades se trasladan al nuevo contexto, pero se minimizan las diferencias en razón
de la alteridad. En Australia nos asemejamos en la
medida en que nos distinguimos de otras culturas
y vemos que nuestras costumbres y comportamientos tienen mucho en común. Al migrar a Australia,
descubrí que algunas costumbres, historias e incluso
frases que solía creer que eran muy mexicanas son las
mismas en otros países. Por ejemplo, Cohen (2004:
127) menciona el dicho salvadoreño “Cada cabeza es
un mundo”, que siempre consideré mexicano.
También compartimos un lenguaje y a pesar
de los dialectos nos comunicamos fácilmente. Por
último, compartimos, tanto allá como acá, nuestra
identidad como no anglosajones. Esta identidad es
relevante en ambos contextos. En Latinoamérica
conlleva ideologías y políticas antiimperialistas que
nos vinculan dado que muchos migrantes tienen calidad de refugiados, consecuencia de las dictaduras
apoyadas por Estados Unidos. No es el caso de la
migración mexicana; sin embargo, me resulta confortable compartir dicha identidad. En Australia no
somos antianglos, pero nos identificamos como latinoamericanistas prorrevolucionarios. Como menciona Liliana Correa, la expectativa en Australia era
ésa y los migrantes le dieron la bienvenida:
Tuve mis primeros encuentros con otros latinos y
ahí descubrí la posibilidad de rehacernos a nosotros mismos por completo. No había manera de
que los hechos discutidos fueran corroborados por
alguien. No había razón para dudar de cualquier
historia contada... Teníamos a todos, los Víctor Jaras y los Che Guevaras, verdaderos protagonistas
de causas revolucionarias puramente por nuestra
capacidad de reinventarnos a nosotros mismos y
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
147
gracias a tanta licencia poética y realismo mágico
[vw] todo lo que uno necesitaba era una lata de Te-
representamos, nos disfrazamos y actuamos esos
cate, lo que sea […] nos gusta tanto el fix problema,
papeles (Correa, 2010: 15-16).9
el arreglar el problema, y tener la satisfacción de
haberlo arreglado..., quién sabe cómo lo arreglas-
La migración cambia nuestras identidades y el modo de imaginarnos en el país de la nueva ciudadanía.
Las razones de la migración, lo que dejamos atrás y
nuestra nueva vida en otro lugar, idioma y cultura,
crean una diversidad de maneras de ser, identificarse y comportarse (Duarte, 2005). Como latinoamericanos nos sentimos diferentes entre nosotros
y a menudo nos quejamos de que nos vean como si
fuéramos lo mismo. En contra de las representaciones de otredad que nos homogeneizan, subrayamos
las diferencias y tendemos a ignorar las similitudes
(Jenkins, 1997). Sí, tenemos muchas diferencias en
la superficie, pero al parecer compartimos una profundidad cultural que hemos transportado a nuestra
nueva vida y que utilizamos para relacionarnos, entendernos, comunicarnos y actuar en el nuevo entorno social.
Esta lógica cultural no es necesariamente consciente. Nos constituye y subyace en nuestros hábitos, creencias, conocimientos, valores e ideologías. Lo
que creemos acerca de nosotros mismos interactúa
con lo que los anglos esperan, ya sea real o en nuestra
imaginación (Bakhtin, 1996). Estos diálogos nos
transforman y nos diferencian de lo que éramos antes de migrar. Es decir, concebimos nuestras identidades y comportamientos culturales de maneras
no conscientes antes de la experiencia intercultural, en este proceso reflexionamos sobre la alteridad
y asumimos que nuestras conductas provienen de
nuestro bagaje cultural. En el siguiente comentario
sobre el contraste entre mexicanos y angloaustralianos un mexicano emigrado a Australia ilustra esta
convicción:
te, a lo mejor con una cintita, con un hilito, con lo
que tú quieras (Mexoz141205).
Reconozco esta representación de la mexicanidad
que incorpora lo expresado en otras historias sobre
cómo los latinoamericanos perciben su diferencia
en Australia: una cualidad individual influida por
circunstancias e historias socioculturales generadas
a partir de la cultura de origen.
Como emigrantes, al vivir en otra cultura y
lengua estamos expuestos a otras formas de organizar y descifrar significados. No obstante, los significados profundos de nuestra cultura y lengua se
mantienen implícitos. Prevalece la lógica cultural
subyacente en la primera lengua, incluso si uno se
integra plenamente al país de destino y la segunda
lengua es el principal medio de interacción cotidiana. Vivo en el idioma de los “otros”, pero lo hablo
pensando en español: los hablantes bilingües “pueden ‘silenciar’ uno de sus idiomas, pero no pueden
‘apagarlo’ totalmente”, como afirma Treffers-Daller
(2009: 63).10
Quisiera sugerir, al extender esta noción hacia otras prácticas culturales, que la persistencia del
sustrato lingüístico y cultural moldea la lógica de los
procesos cognitivos y las formas de actuar y hacer
9
el mexicano es ingenioso por naturaleza, el mexicano busca alternativas, les das [a estudiantes de
ingeniería] el ejemplo de que para arreglar el vocho
148
Desacatos 46  Gabriela Coronado
10
“Have my first encounters with other Latinos who made
me realised about the possibility of remaking oneself entirely —no chance that facts discussed were going to be
corroborated by anyone. No reason to doubt any story
told… We had them all, the Victor Jaras and Che Guevaras,
true protagonists of revolutionary causes purely by our capacity to re-invent ourselves and thanks to so much poetic
license and magic realism – we played, dressed and acted
the roles”.
“Can ‘turn down’ one of their languages, but that they cannot completely ‘turn off’ that language”.
sentido. Explicar cómo la lógica profunda del idioma interactúa con otras lógicas culturales y cuáles
son sus implicaciones me supera y sólo puedo referirme a ello al reflexionar sobre la incómoda sensación que experimento cuando se evidencia que los
hablantes de otros idiomas y culturas asumen algo
como lógico, sentido común, diferente de lo que yo
he dado por sentado. El siguiente comentario expresa un sentimiento similar: “Qué regla es estúpida
es relativo. Porque quizá una regla que es estúpida
para mí no lo es para un australiano porque están
acostumbrados a vivir bajo ella, pero cuando uno
viene de otro país, lo que uno cree es sentido común
pudiera no serlo” (Mexoz031005).
La existencia de múltiples lógicas culturales
involucra una enorme riqueza cultural con una diversidad de maneras de pensar el mundo. Entonces
me pregunto: ¿qué tan importantes son las culturas
de los migrantes en el contexto multicultural australiano? A continuación exploraré dicha valoración a partir de la consideración de la persistencia de
la profundidad cultural en el nuevo contexto y de la
reflexión sobre los procesos de negociación de significados en los que nos enfrascamos día a día.
El imaginario migrante y sus “luchas”
en el contexto laboral
Una característica importante del lugar de trabajo
australiano es su diversidad multicultural. Aunque
las políticas del multiculturalismo han influido en la
aceptación de una diversidad de prácticas culturales,
también hay expectativas de que los migrantes se
ajusten al estilo angloaustraliano (Langer, 1990). En
efecto, las diferencias culturales se hacen invisibles y
Patricia Fortuny  Plaza Fiesta, Atlanta, Georgia, 2007.
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
149
formas culturales laborales son en su mayoría disimuladas, de modo que podemos operar en nuestros
trabajos sin despertar sospechas. Al mismo tiempo
que estas diferencias se ocultan, representaciones de
la cultura superficial y estereotipos son evidentes
(Stratton y Ang, 1998). En el nuevo entorno tendemos a modelar nuestros comportamientos para
ser aceptados e incluso tratamos de parecer más australianos que el australiano. Cuando se acentúan las
diferencias culturales en contextos organizativos es
para resaltar que son un problema (Holden, 2002)
y por tanto las posibles contribuciones o similitudes son fácilmente ignoradas. En la práctica diaria, sin embargo, las organizaciones funcionan de
manera más compleja, con interacciones sociales y
diversidad cultural que se filtran en las prácticas de
trabajo. Los estilos culturales pueden ser invisibles
o deliberadamente ocultados, pero son parte de cómo funcionan las oficinas multiculturales. A continuación examinaré estrategias interculturales en la
vida laboral con base en las diferencias y similitudes
reportadas por migrantes en Australia, en particular respecto de la llamada cultura anglo-celta. Mi
objetivo es enfatizar sus percepciones sobre la contribución de la especificidad cultural y en segundo
término vincular dichas prácticas con fenómenos
similares en otras culturas.
Alianza entre El Santo y Cocodrilo Dundee
Los narradores hicieron referencia a su experiencia intercultural que refleja la multiculturalidad de
los lugares de trabajo australianos. También mencionaron recuerdos o imaginarios sobre las estrategias informales en sus países de origen y cómo
éstas cambiaron o no en la nueva cotidianidad. Algunos comportamientos atribuidos a su cultura fueron interpretados como producto de las luchas por
la supervivencia en el país de origen: se rompen las
reglas como la única manera de hacer las cosas.
150
Desacatos 46  Gabriela Coronado
Puedes hacerlo si lo necesitas, pero sólo si careces
de cualquier otro medio; si no necesitas estos comportamientos en el nuevo contexto, los mantienes
latentes, pues también acá pueden ser útiles.
Estas percepciones me permiten interpretar
dichas prácticas como habilidades derivadas de la
profundidad cultural de los migrantes, que al parecer coinciden con prácticas informales en otras culturas. No obstante, su valoración cambia según el
contexto y la adjudicación identitaria. Por ejemplo,
historias similares recogidas en Australia y México sobre el control de fotocopias mediante cuotas
mensuales relatan cómo lograron superar las restricciones cuando la demanda fue mayor y la aplicación
de la regla era inflexible. En el contexto australiano
estas estrategias fueron apreciadas como una cualidad orgullosa de ser australiano, larrikin, pero no fue
así en el contexto mexicano, en el que podían catalogarse como tramposas o corruptas. Ambos casos
coincidieron en la satisfacción por derrotar la irracionalidad del sistema.
Los empleados latinoamericanos eran los héroes en las narraciones y se imaginaban a sí mismos como los más flexibles, mientras que sus jefes
anglos eran percibidos como rígidos. Por su parte
los entrevistados anglos también aparecían como
héroes y sus jefes, sin importar su origen cultural,
irracionalmente rígidos. Las similitudes pudieran
vincularse a la historia migratoria australiana, en
la que varias oleadas migratorias han conformado
el carácter multicultural de la sociedad (Castles y
Vasta, 2004; Hodge y O’Carroll, 2006), y lo que
ha influido en cierto grado en las diferentes culturas. Es posible sugerir alternativamente la existencia
de estrategias laborales compartidas que, fuera de la
especificidad cultural de su origen, permiten resolver problemas, innovar y en última instancia ignorar
las reglas que obstaculizan su trabajo. Los narradores interculturales, es decir, australianos de diferentes
culturas, coincidieron en su rechazo a las formas
rígidas de autoridad y control, pero interpretaron
sus respuestas ante ello de maneras diferentes. En
tanto que los latinoamericanos desde sus orígenes
culturales catalogaron su comportamiento heroico
como estrategias de sobrevivencia aprendidas, los
angloaustralianos bromeaban acerca de su identidad
y se autorrepresentaban con los estereotipos del llamado larrikin.
Casualmente, el personaje del larrikin comparte con los luchadores su emergencia como parte de
las identidades formadas durante los procesos de
urbanización. Esta identidad se popularizó a finales
del siglo xix y principios del xx para referirse a los
jóvenes bravucones o sinvergüenzas de la subcultura
de la pobreza en las urbes. El término se aplicaba a
trabajadores esporádicos, adolescentes y adultos jóvenes que se unían en pandillas, peleaban entre sí
y desafiaban y ridiculizaban a las autoridades.11 La
expresión todavía se utiliza en Australia para caracterizar comportamientos estereotípicos cómicos o
extravagantes. Como personaje se asocia con el estilo representado, por ejemplo, en la película Cocodrilo
Dundee. Otras asociaciones incluyen al bandolero
Ned Kelly —ahora considerado héroe— e incluso
a personajes políticos como el exprimer ministro
Bob Hawke. Según Bellanta (2012), ser larrikin en
la actualidad tiene connotaciones positivas y esta
percepción es confirmada en las historias de nuestros narradores.
Al reflexionar sobre las historias y la convicción
de los narradores acerca de que sus comportamientos provenían de sus culturas originarias, los mexicanos mencionaron personajes culturales del cine
y la televisión, como el Milusos, Cantinflas y Súper Barrio, activista político disfrazado de luchador
(Levi, 2008). Estas referencias sugieren asociaciones
simbólicas con el pícaro, el embaucador, el “coyote” o
trickster, un arquetipo representado en muchas culturas como una criatura astuta que puede ser hombre o mujer, divina, humana o animal (Jung, 2004).
Según Ballinger, “el epíteto trickster también se ha
aplicado a algunos héroes de la cultura popular y a
los personajes euroamericanos literarios, como el
bandolero romántico, el estafador y en particular
el novelesco pícaro” (Ballinger, 1991-1992: 21).12
Aunque el significado cultural de los arquetipos del trickster es complejo, juegan papeles particulares y tienen significados locales, comparten rasgos
comunes asociados con estrategias de supervivencia
en condiciones adversas. Esta base cultural profunda, compartida por muchas culturas, y el papel simbólico que desempeña inducen a interpretar que las
prácticas informales de trabajo atribuidas a embaucadores en diferentes culturas pudieran provenir de
comportamientos culturales comunes. Según esta
hipótesis, una explicación de la convergencia se relaciona con el contexto de las relaciones de poder
en las historias de las culturas. En la mayoría de los
casos las culturas provienen de procesos con profundidad histórica en los que las culturas han tenido
que adaptarse a situaciones adversas, por ejemplo,
colonialistas, y generar procesos de resistencia ante
la opresión. Es decir, las historias de las culturas son
luchas por el control y la libertad.
Cada trickster cultural tiene profundas raíces
históricas y despierta reacciones ambivalentes según diferentes épocas, contextos sociales y lugares.
Lo que quisiera resaltar es cómo la convergencia
profunda entre personajes identitarios, arquetípicos, permite reinterpretar el significado del luchador como representante de la cultura mexicana en
Australia. Su uso en el anuncio de Doritos tiene sin
duda connotaciones discriminatorias, pero la popularidad de los luchadores en otros contextos pudiera
conllevar otros valores y establecer conexiones positivas con otras culturas, en este caso con el personaje
11
12
Véase la definición en <http://www.britannica.com/EBche
cked/topic/1562158/larrikin>.
“The epithet trickster has also been applied to certain popular culture heroes and Euro-American literary characters
as well: the romantic outlaw, the con man and particularly
the fictional picaro”.
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
151
del larrikin. Al respecto, encuentro una asociación
positiva en el nombre de la cadena de “comida
mexicana” Mad Méx, que incluye imágenes de la
lucha libre en su escenografía. Su cercanía con el
título de la película australiana Mad Max (1979),
la popularidad del filme y su identificación con la
identidad australiana me permiten reconocer una
actitud positiva en el nombre de la taquería y sus
asociaciones con la lucha libre. Existen otras convergencias implícitas que, si bien no puedo afirmar
que son deliberadas, pudieran servir como puntos
de significación compartida. La película se reseña de
la siguiente manera en su página oficial:
Mad Max se sitúa en una sociedad distópica del futuro cercano en que se sufre una escasez prolongada de combustible. El orden público se deteriora
rápidamente y bandas sin ley perturban el desolado paisaje, desafiando a un ya tambaleante cuerpo
policiaco, la Patrulla de Fuerza Central (Mad Max
Online).13
El héroe de la película, interpretado por el actor
australiano Mel Gibson, es representado con la
“imagen del larrikin”, que según Krausz (2002: 1)
“alcanza su apoteosis con el clásico Mad Max”.14 En
la película, como en las historias y en las luchas simbólicas representadas por personajes arquetípicos, se
pone en juego la legitimidad de las reglas y de los
principios de autoridad. Su éxito se basa en la astucia, la creatividad y el cuestionamiento de las fuerzas del poder. Retrata comportamientos comunes
que se vinculan con lo que en la investigación de las
prácticas informales llamamos The Larrikin Principle.
En el contexto de mi argumento lo llamo “estrategias del luchador con principios”.
El luchador con principios rompe las reglas y
utiliza el engaño para sobrevivir a los peligros del
mundo laboral, administrados por jefes intransigentes. Obviamente no todas las prácticas informales
son positivas y no todos los lugares de trabajo son
152
Desacatos 46  Gabriela Coronado
Imagen en la fachada del restaurante Mad Méx.
administrados por normas rígidas. En las historias,
versiones esencialistas del larrikin y asociaciones con
ilegalidad produjeron rechazo. Sin embargo, hubo
un predominio de narradores que identificaban su
papel de embaucador como oposición heroica contra el abuso de poder, que hace uso de comportamientos culturales profundos que se manifiestan en
13
14
“Mad Max is set in a dystopian near-future society suffering
from a prolonged fuel shortage. Civil order is rapidly deteriorating and lawless gangs rampage across the desolate landscape, in defiance of the crumbling police force, the Main
Force Patrol”.
“Reaches its apotheosis with the classic Mad Max”.
sus culturas para resistir las formas de dominación.
Los narradores mexicanos establecieron similitudes
entre el larrikin australiano y personajes de la cultura mexicana y latinoamericana. Además de los
personajes mencionados, aludieron al “Che” Guevara, al subcomandante Marcos y a Frida Kahlo. La
representación de estos personajes como el embustero arquetípico, es decir, “incorregible, insaciable,
engañoso, cómico y cambiante” (Ballinger, 19911992: 21),15 es útil para destacar actitudes y estrategias
sintetizadas en dos tendencias comunes:
una actitud particular ante las reglas formales y
la autoridad lineal, que ratifica los valores de los
sistemas informales, las prácticas flexibles, el igualitarismo, la lealtad a los cuates y la justicia social.
El otro es un rechazo del “mierdismo”, especialmente cuando emana de las figuras de autoridad
y apuntala su ejercicio del poder, perjudicial en las
dimensiones importantes del proceso de solidaridad y confianza (Hodge et al., 2010: 229).16
Estas tendencias pueden asociarse con la ética igualitaria del Fair Go, considerada fundamental en la
identidad australiana (Macintyre, 1999). Los dos
principios aparecieron en diferentes formas en las
historias y se asociaron con prácticas culturalmente
adquiridas en los países de origen, lo que permite sugerir una convergencia a nivel profundo entre culturas, cuando éstas se enfrentan a situaciones adversas e
injustificadas, de dominación o abuso de poder.
manejar las diferencias y las similitudes entre nosotros y otras culturas migrantes en Australia, nuestros comportamientos están en un flujo. En este
flujo transformamos nuestras identidades y prácticas culturales y guardamos, hasta cierto punto, un
sentido de control cultural sobre lo que adoptamos,
cambiamos, mantenemos y cómo lo hacemos. Desde nuestra profundidad cultural nos conectamos
con el presente y generamos nuevas formas de vivir nuestras culturas. Seguimos siendo mexicanos
o chilenos, argentinos o brasileños, pero de un tipo
diferente, más estereotipado. Nos volvemos más latinoamericanos para encajar en el contexto australiano y su imaginario, y de esta manera nos vivimos
más “australianos”.
En el proceso de re-significación de la profundidad cultural, ya sea mediante representaciones
enajenadas, como la de El Macho de Doritos, o bajo el control cultural de sus portadores, como en las
prácticas laborales informales, es posible encontrar
similitudes entre culturas. El imaginario cultural e
identitario del migrante y el del anglosajón australiano, representado por el larrikin y el Fair Go, convergen. Héroes proscritos como el “Che” Guevara,
los zapatistas y Ned Kelly se unen como tricksters
arquetípicos, luchadores con principios que ayudan
a identificarnos con los que rompen las reglas, forajidos o revolucionarios que las sociedades necesitan
para prosperar. Al final, más allá de las aparentes diferencias, en nuestras culturas profundas somos un
poco embaucadores, cambiamos nuestras prácticas
culturales ante la adversidad y usamos nuestras lógicas para adaptarlas a nuevos contextos.
Conclusión
Cuando migramos entramos en un proceso de coconstrucción de nuestras identidades. De la misma
manera en que las culturas cambian en nuestros países de origen, las culturas con las que nos involucramos en el nuevo entorno están influidas por los
intercambios interculturales. Mientras tratamos de
15
16
“Incorrigible, insatiable, deceptive, comic and transforming”.
“A distinctive attitude to formal rules and linear authority, affirming the values of informal systems, flexible practices,
egalitarianism, loyalty to mates and social justice. The other is
a rejection of ‘bullshit’, especially as it emanates from authority figures and props up their exercise of power, damaging in
the process all-important dimensions of solidarity and trust”.
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
153
Las historias de los embaucadores interculturales, larrikins en Australia, enfatizan la necesidad
de incorporar la contribución subyacente de las diferencias culturales para resolver problemas. Desde
una perspectiva periférica como migrantes reflexivos, podemos revelar la nueva cultura, cuestionar
lo que se considera obvio y contribuir con puntos
de vista provenientes de nuestra lógica cultural externa. Esto no significa que otros australianos estén
excluidos de esta capacidad. Dada la convergencia
cultural profunda compartimos con antiguos o nuevos
migrantes, nacidos en Australia o en el extranjero,
recursos culturales necesarios para actuar a través del
lente del luchador con principios.
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Whorf, Benjamin L., 1956, Language, Thought and Reality. Selected Writings, mit Press, Cambridge.
De la profundidad a la superficie cultural. Lucha de significados y migración
155
Trayectorias identitarias de los trabajadores
de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas
Las Truchas, Michoacán
Eleocadio Martínez Silva
Se reflexiona sobre las trayectorias identitarias de los empleados de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas que experimentaron el proceso de
modernización de la empresa durante 1991 y 1992. Se presentan resultados
de investigación en el marco de las transformaciones productivas que han
operado en la industria siderúrgica, producto del desmantelamiento del Estado de Bienestar, la liberalización y la globalización económica. El propósito
es coadyuvar desde la experiencia de México a la reflexión de las identidades
obreras que algunos autores latinoamericanos han llevado a cabo en torno
a este tema en el contexto de la intensificación del proceso de flexibilización
en México. El objetivo es revisar las identidades sociológicas con base en la
experiencia de la clase trabajadora en México.
Palabras
clave:
reestructuración industrial, enclave, industria siderúrgica,
obreros, trayectoria identitaria
Trajectories of Identity of the Workers in the Iron and Steel Industry
Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
We considered experiences about identity trajectories of the Siderúrgica
Lázaro Cárdenas Las Truchas workers who lived the firm’s modernization
process in the years 1991-1992. Research results are presented in the context
of economic globalization, commerce liberalization and loosing role of welfare state. Some Latin American authors have constructed a new sociology
about the impact in the identities and subjectivities in the context of flexibility of work. The purpose of this paper is to have an insight about sociology
identities regarding the experience of Mexico working class.
Eleocadio Martínez Silva
Keywords: industrial restructuring, enclave, steel industry, workers, identity
trajectories
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
Autónoma de Nuevo León, Monterrey,
Nuevo León
[email protected]
156
Desacatos 46  septiembre-diciembre 2014, pp. 156-171  Recepción: 19 de agosto de 2013  Aceptación: 6 de enero de 2014
Introducción
H
an transcurrido poco más de 20 años desde la reestructuración y la privatización de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas (Sicartsa). El proceso, además de implicar el despido de la mitad de los empleados, cuestionó la
significación del trabajo y de una forma de vida con la que se habían socializado los
trabajadores siderúrgicos. El presente estudio centra la mirada en las identidades
obreras en el enclave siderúrgico de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Se reflexiona
desde la sociología acerca de los cambios y continuidades en la identidad de los trabajadores despedidos y los sobrevivientes al proceso de modernización y privatización de la empresa ocurrido en 1991 y 1992. En el entendido de que un sector de
los despedidos retornó al mundo obrero y otro no, me pregunto: ¿qué ocurrió con
las identidades de los extrabajadores siderúrgicos?, ¿cuáles fueron los componentes
que dibujaron, perfilaron y diferenciaron las identidades obreras? Además, dado que
la identidad del trabajador de esta rama se ha transformado a partir de los cambios
en la gestión de la mano de obra en la empresa, me cuestiono acerca de las características que tiene hoy en día la identidad del trabajador del acero: ¿qué significa ser
empleado siderúrgico en la actualidad?, ¿hay una pérdida de las identidades obreras
por la fragmentación a la que fueron sometidos?
El estudio se sustenta en el supuesto de que las características de reestructuración de Sicartsa y de la estructura económica y social del enclave siderúrgico
reconfiguraron las identidades del mundo obrero. Se redefinió el “ellos” y el “nosotros”, por tanto, la (re)configuración de las identidades obreras. En este proceso
unos buscaron desprenderse de valores y formas de pensar construidos en la fábrica,
mientras que otros hicieron uso de ellos en su (re)inserción en el mundo del trabajo. Sin embargo, la reconfiguración no significó la destrucción de las identidades.
La relevancia de este trabajo radica en que amplía el entendimiento social de personas
y colectivos envueltos en procesos de cambio en un ambiente social que altera su vida cotidiana, y posibilita la reflexión acerca de la vida de los obreros en ambientes de
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
157
desempleo e inestabilidad laboral en un contexto de
cambio económico y productivo.
El valor heurístico de este trabajo se relaciona con la particularidad del objeto de estudio en
el sentido contextual y subjetivo-biográfico, en la
medida en que las trayectorias identitarias son comprendidas por sus determinantes del contexto social, económico y cultural, y por las características
individuales de quienes experimentan el suceso de
despido —cultura, historia de vida, expectativas,
recursos, entre otros—. El trabajo de campo se realizó 20 años después de la experiencia de reestructuración industrial, básicamente durante el primer
semestre de 2012. Se hicieron alrededor de 40 entrevistas a profundidad, se usó información estadística secundaria, hemerográfica y bibliográfica, así
como trabajo etnográfico.
Estrategia teórico-metodológica
El tratamiento teórico-metodológico de la investigación parte del reconocimiento de la plasticidad y
la consistencia de las identidades obreras, de la existencia de una identidad compartida como colectivo
obrero y de una identidad fragmentada. Se da a los
trabajadores un tratamiento homogéneo debido a
que compartieron una misma experiencia de trabajo y reestructuración: formaron parte de una misma
cohorte que con luchas sindicales logró construir
una identidad colectiva, experimentaron un mismo
evento de reconversión industrial y conformaron
sus vidas laborales en el contexto social y económico de un enclave siderúrgico. Estos posicionamientos
son relevantes para comprender lo que identitariamente vincula y separa a este sector del proletariado,
permiten entender los elementos de integración en
función de la clase social, así como los elementos de
fragmentación de las identidades vinculados al gremio, las relaciones contractuales o categoría ocupacional de los trabajadores.
158
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
Las identidades de los trabajadores:
entre la integración y la fragmentación
La reflexión acerca de la integración-fragmentación
de las identidades está en el centro del debate sociológico. La perspectiva integradora de la identidad
se coloca en uno de los ejes centrales de la teoría
funcionalista (Parsons, 1968), en la que la identidad
es inseparable de la socialización y de su eficacia.
La identidad encarna el principio de unidad de las
orientaciones normativas más allá de la diversidad
de roles. Entre más compleja y dinámica es la sociedad más se concibe el proceso de identificación
como un elemento central del orden social. A la
perspectiva integradora de las identidades se opuso
una fragmentada, que se encuentra principalmente
en la obra del interaccionismo simbólico de Goffman (1993), que postula que la identidad no es analizada como un producto estable del sistema social
y cultural, como se hace en la teoría funcionalista,
sino como un proceso de negociación que los individuos establecen en el curso de las interacciones
cotidianas. Tal proceso de negociación es lo que le
otorga el carácter “efímero” y “múltiple” a las identidades.
Según Reygadas (1998), los aportes conceptuales de la propuesta interaccionista para el estudio
de la realidad social pusieron a la investigación de las
identidades en riesgo de caer en la fragmentación,
ya que pierden de vista las características integradoras. Con esta perspectiva entraron en escena la
heterogeneidad, los factores contextuales y la contingencia en la investigación. El resultado del debate integración-fragmentación de las identidades fue
un reconocimiento de la plasticidad y la consistencia de las identidades. En esta dirección, François
Dubet (1989) sostiene que los actores comparten las
diferentes identidades —como integración, como
recurso estratégico para la acción y de conviccióncompromiso— con diversos grados de intensidad,
ya que el actor se construye en varios niveles de
la práctica, de los cuales cada uno tiene su propia
lógica y remite a tipos específicos de relaciones sociales. En la misma línea analítica, Claude Dubar
(1998) concibe la identidad social en una construcción permanente a través de la relación que establece el sujeto consigo mismo y con los otros y entre
las identidades heredadas y las pretendidas. Ambas
transacciones se insertan en los contextos en los que
los sujetos se desarrollan en el transcurso de sus vidas. Esta perspectiva sobre la identidad es muy novedosa en cuanto al reconocimiento que hace de lo
complejo del proceso comunicativo que se construye desde los individuos en contextos sociales e históricamente situados.
En este debate acerca de las identidades el presente trabajo asume el posicionamiento propuesto por los sociólogos franceses Dubar y Dubet por
su capacidad de variación, reacomodamiento y
modulación interna, lo cual permite observar las
identidades de los obreros como un proceso activo
y complejo, históricamente situado y resultante de
conflictos y luchas. Ofrece un marco interpretativo que posibilita vincular las experiencias pasadas,
presentes y futuras de los exempleados de la siderúrgica. Metodológicamente el estudio se construye
a partir de la perspectiva del curso de vida (Giele y
Elder, 1998), en el entendido de que las trayectorias identitarias de estos trabajadores no han transcurrido en un vacío histórico sino en condiciones
estructurales e institucionales particulares, que son
el trasfondo que las determina. Desde el enfoque de
los cursos de vida las trayectorias identitarias obreras son una acumulación de eventos y vivencias laborales que tienen como punto de partida la entrada
a la fábrica y que se complejizan a partir de múltiples sucesos que acontecen durante la vida obrera.
Estas experiencias están permeadas por la edad, la
escolaridad, el género y la posición en la fábrica. La
perspectiva de los cursos de vida posibilita la comprensión de las vidas de los obreros en sus contextos
históricos y enlaza tiempos distintos: el individual,
el familiar, el colectivo y el histórico. En los cursos
de vida “trayectorias” y “transiciones” son conceptos centrales porque representan la visión de corto
y largo plazo en el enfoque analítico. La utilización
de este enfoque permitió a través de las entrevistas
reconstruir las identidades de los trabajadores siderúrgicos de Lázaro Cárdenas con base en tres eventos
importantes: el inicio de la vida en la siderúrgica, la
privatización-despido y el reinicio en la vida laboral.
Se trabajó con una muestra cualitativa para tener una
máxima variabilidad de trabajadores entrevistados en
función de la edad, la escolaridad y la posición dentro
de la fábrica. Se llevaron a cabo entrevistas sucesivas
hasta lograr una saturación en las dimensiones conceptuales del estudio. Se elaboraron familias de códigos para el tratamiento de la información, lo que
permitió reconstruir y relacionar eventos y experiencias de los trabajadores entrevistados.
Sicartsa y la comunidad obrera de enclave
que ésta formó
En concordancia con otras regiones del mundo, el
enclave industrial en México fue una de las estrategias implementadas por los liderazgos nacionales para impulsar la industrialización y desarrollo regional
del país. Según Francisco Zapata (1978) este tipo de
propuesta obedeció a dos racionalidades: desde lo
sectorial-nacional se planteaba que el país requería
acero, minerales, energía eléctrica y petroquímica
para sustituir las importaciones; desde lo regional se
deseaba propiciar la diversificación de actividades en
una zona de bajo desarrollo. Éste fue el caso de Lázaro Cárdenas, Michoacán. A principios de la década
de 1960 el gobierno federal inició el ambicioso proyecto siderúrgico en la región de la costa michoacana, en el oeste de la desembocadura del río Balsas.
La región experimentó grandes transformaciones
en lo económico, lo político y lo social debido a
la construcción de una importante infraestructura
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
159
industrial destinada a la producción metalmecánica,
petroquímica y a la actividad portuaria.
Antes de detonarse el proyecto siderúrgico,
la región de Lázaro Cárdenas era una de las menos
desarrolladas del país.1 El atraso fue superado parcialmente a través del reparto agrario entre 1936 y
1950. Esta medida estimuló el crecimiento poblacional y coadyuvó a superar su tradicional aislamiento
(Hiernaux-Nicolas, 1986).2 El proyecto siderúrgico
comenzó con la construcción de la Presa La Villita entre 1964 y 1968, lo que dio pie a la vida urbana
en la región. Pocos años después, de 1973 a 1976, se
construyó la siderúrgica.3 La construcción de la infraestructura que requería el enclave industrial, la misma
edificación y la operación del complejo industrial estimularon la llegada de miles de personas. En la construcción de la siderúrgica se emplearon alrededor de
18 000 obreros, por lo que en pocos años la población de Lázaro Cárdenas experimentó un crecimiento exponencial.4 Muchos de estos nuevos pobladores
procedían en primer lugar de Michoacán y en segundo sitio de estados como Guerrero, Hidalgo, Nuevo
León y la ciudad de México (Bizberg, 1982).
El proyecto siderúrgico ocasionó un desequilibrio en las estructuras económicas y sociales de
la región. Para Ilán Bizberg (1982) en el proyecto
industrial se ignoraron los problemas económicos
y sociales de la zona: imperó la dinámica interna
de la siderúrgica y se olvidó el desarrollo industrial
y social local. Según el autor, en lugar de un polo
de desarrollo, se generó un enclave industrial en
la medida en que Sicartsa no estaba integrada a la
economía regional sino a la nacional. Esta situación
propició que la empresa fuera el principal actor institucional en la vida económica y social en la región.
Entre las décadas de 1970 y 1980 Lázaro Cárdenas
se había consolidado como un enclave industrial. Se
conformó un bloque metalmecánico impulsado por
la siderúrgica. Sicartsa I producía varilla y alambrón,
y Sicartsa II, planchón y lámina. En la rama de bienes de capital inició operaciones el grupo integrado
160
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
por Nacional Financiera (Nafinsa), Kobbe y Siderúrgica Mexicana (Sidermex), conocido como nks,
y la Productora Mexicana de Tubería (pmt) en la fabricación de tubería de gran dimensión. El empuje
de la región hizo posible también la ubicación de
Fertilizantes Mexicanos (Fertimex), un depósito
de Petróleos Mexicanos (Pemex), un gasoducto, almacenes de la Compañía Nacional de Subsistencias
Populares (Conasupo), así como pequeñas y medianas empresas. La decisión de los liderazgos nacionales de iniciar el Programa de Puertos Industriales
para desarrollar y consolidar la infraestructura portuaria redefinió la identidad de Lázaro Cárdenas en
la década de 1980. Entonces la ciudad adquirió una
identidad de “puerto industrial”, que conserva hasta la actualidad (Martínez, 2003).
La comunidad obrera de enclave
Como se mencionó, en Lázaro Cárdenas no hubo
un brote protoindustrial, las identidades obreras se
1
2
3
4
Lázaro Cárdenas no tuvo un desarrollo protoindustrial. La
riqueza mineral de la región era conocida desde tiempos
prehispánicos. Sin embargo, no fue explotada durante la
primera mitad del siglo xx por los concesionarios de las minas ya que el interés era aprovecharlos a futuro en el marco
de una estrategia mundial sobre el uso de materias primas
por las potencias industrializadas (Hiernaux-Nicolas, 1986).
Para 1940 la región era demográficamente insignificante.
Lázaro Cárdenas tenía una población de 392 personas, Las
Guacamayas de 221, La Mira de 142, Playa Azul de 237 y El
Habillal de 142. La economía de la región se basaba en la
agricultura de subsistencia y mantenía una baja comunicación con el resto del estado y del país (Zapata, 1978).
En una primera etapa la planta se enfocó a la producción
de laminados no planos: varilla corrugada, barras, perfiles
livianos, alambrón, etcétera. En la segunda etapa sumó a la
producción laminados planos, como plancha y lámina para
la industria de la transformación.
En 1970 Lázaro Cárdenas contaba con 24 319 habitantes; en
1980, con 62 355; en 1990, con 136 699 y en 2000 con 171 100
(inegi, 2010).
Eleocadio Martínez Silva Exobrero Francisco.
conformaron a partir del proyecto siderúrgico hacia
la década de 1970. Con la operación de Sicartsa se
detonó la formación de una clase obrera muy poderosa que se diferenció y eclipsó a otros sectores sociales, como los pescadores y estibadores.5 Desde sus
orígenes, los trabajadores del acero han mantenido
componentes homogéneos y heterogéneos en cuanto a su composición como clase. Los componentes
homogéneos se formaron a partir de la Ley Federal
del Trabajo (lft), en la cual se establecieron los derechos colectivos y el trabajo protegido para los trabajadores. Con base en la lft los empleados de la
siderúrgica llevaron a cabo una acción sindical por
el control del proceso productivo y el mejoramiento
de las condiciones laborales, la cual se expresó en los
contratos colectivos de trabajo. Desde un principio,
estos obreros lograron extender sus derechos laborales, a través de diferentes episodios de conflicto
obrero-patronal. Dicha extensión de derechos fue
posible gracias a la acción del sindicato legitimada en
el marco legal de relaciones laborales vigente en el
país,6 que se extendió hasta fechas recientes, como lo
muestra la gran huelga de 141 días en 2006 y la de un
mes en 2009 (Reforma, 2006; Esverri, 2009).
El sindicalismo, con su discurso y su práctica ideológica, contribuyó a marcar claros procesos
de diferenciación. La acción colectiva generada a
5
6
La identidad de los estibadores se construyó hace 35 años.
Los primeros combinaban su trabajo con la agricultura y la
pesca, debido a la poca actividad portuaria.
El lector podrá consultar la acción sindical de los trabajadores de Sicartsa en las obras de Bizberg y Zapata incluidas en
la bibliografía. Estos trabajadores formaron el Sindicato de
Estibadores de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (crom) cuando se constituyó Servicios Portuarios en
Lázaro Cárdenas.
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
161
partir de la estructura de poder sindical transformó
de manera importante la vida colectiva en la comunidad, en el sentido de facilitar que los trabajadores
se reconocieran como grupo y como sujetos de derechos, lo que favoreció la formación de una identidad colectiva. A la identidad patronal de una “gran
familia acero” de control benévolo se antepuso una
con un nítido sentido de clase, un “nosotros” y un
“ellos” bien definidos en la medida en que se constituyó como un poder que enfrentaba al de los patrones. La condición de enclave también contribuyó
a la cohesión de los trabajadores. Según Bizberg
(1982), el aislamiento del enclave del resto del sistema nacional, al requerir de una categoría obrera con
cierto grado de calificación, llevó a los trabajadores
a construir una organización sindical muy combativa. Además, las condiciones urbanas hostiles que
enfrentaban los obreros en los enclaves llegaron a ser
un factor importante de cohesión.
Otro rasgo de la homogeneidad obrera fue su
composición como clase. Dice Bizberg (1982) que
en Sicartsa había una proporción elevada de obreros con grados de calificación. Predominaban aquellos
con experiencia en trabajo industrial o que podían
adquirir rápidamente las habilidades para el trabajo
en las acereras, en tanto el componente heterogéneo
de la clase obrera siderúrgica se debe, según este autor, a la gran estratificación dentro de la estructura
ocupacional de la planta. Tal estratificación existía
en función de una serie de características obreras,
como el origen rural-urbano, la historia ocupacional, el nivel de escolaridad, el grado de integración
al sistema de trabajo industrial y la calificación. En
ese sentido, si bien había homogeneidad relativa
en el grupo obrero que trabajaba en la siderúrgica, la alta jerarquización de esta rama industrial la
contrarrestaba, lo que constituye el factor preponderante de división (Bizberg, 1982). Bizberg vincula la jerarquización del trabajo a los problemas que
enfrentaban y a sus condiciones laborales. De ahí
que el obrero más calificado, con un oficio, una
162
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
personalidad profesional, mayor nivel de escolaridad, una posición más elevada dentro de la industria y privilegios en su situación de trabajo y salarial
se preocupara más por la defensa de su personalidad
profesional que por cuestiones meramente económicas, mientras que obreros menos calificados en
vías de integración al sistema de trabajo industrial
tendían a interesarse en alcanzar mejores salarios y
prestaciones económicas, además de darle una gran
importancia a la seguridad del empleo.
Inflexión en el enclave siderúrgico
de Lázaro Cárdenas
Como en el resto de América Latina, desde inicios
de la década de 1980 en México se implementaron
acciones para transformar el modelo de desarrollo
imperante de sustitución de importaciones. Una
de las medidas consistió en la privatización de la
empresa pública. Las consecuencias inmediatas del
cambio de rumbo se reflejaron en la liquidación
de la Fundidora de Monterrey en mayo de 1986, en
los procesos de reestructuración de empresas como Minera de Cananea en 1989, Altos Hornos de
México (ahmsa) y Sicartsa de 1990 a 1991, en el cierre de la refinería petrolera de Azcapotzalco en 1991
y en la liquidación de Luz y Fuerza del Centro en
2009. Como corolario de este proceso de cambio de
modelo en el sector siderúrgico el holding acerero en
México quedó compuesto por ahmsa, de capital privado nacional (Grupo Acerero del Norte); Sicartsa,
que finalmente pertenece al capital hindú agrupado
en el grupo ArcelorMittal; Tubos de México, que
fue adquirida por capital italiano, y Hojalata y Lámina, que pasó a ser controlada por capital italoargentino del grupo Techint.
En el desmantelamiento de la empresa nacional, la reestructuración de Sicartsa inició con el
fraccionamiento del complejo, que desembocó en la
desincorporación total, y una política de reducción
de endeudamiento. El conjunto se dividiría en cuatro firmas: Sicartsa, que se quedaría con las instalaciones de Sicartsa I; Siderúrgica del Balsas, S. A. de
C. V. (Siderbal), que recibió Sicartsa II; Servicios
Minerometalúrgicos de Occidente, S. A. de C. V.
(Seminosa), y Servicios Siderúrgicos Integrados, S.
A. de C. V. (ssisa) (Martínez, 2003). El proceso de
modernización implicó la reducción de la planta
de trabajadores a la mitad: de casi 5 000 obreros se
redujo a 2 500, de acuerdo con la información proporcionada por la dirigencia seccional del Sindicato
Minero. La mayoría de los despedidos fueron trabajadores de mantenimiento y servicios con perfil
profesional de oficio. De la cohorte de trabajadores
despedidos algunos retornaron al mundo obrero a
través del modelo de subcontratación y otros como
empleados en los sectores de servicios y comercio.
Al ser un proceso continuo, es difícil en el plano
estructural que se subcontraten tareas en las áreas de
producción de acero, lo que perfiló el tipo de despido: por un lado los obreros de oficios —paileros,
tuberos, electricistas, mecánicos, soldadores y montadores—, y por otro el conjunto de trabajadores
que realizaban tareas de mantenimiento de baja calificación. Según la propia dirigencia seccional del
Sindicato Minero, la escolaridad del total de despedidos no rebasaba el nivel de secundaria y las edades
fluctuaban entre los 30 y los 50 años. Los sobrevivientes al despido fueron básicamente los trabajadores
del área de producción, lo que no significó una renovación de personal en esta área, como ocurrió parcialmente en las tareas de mantenimiento.
La nueva gestión de la mano de obra denominada “subcontratación” fue determinante en
las trayectorias identitarias de los siderúrgicos. En
este nuevo modelo laboral las historias laborales de
los trabajadores cobran sentido. Para un sector de los
despedidos implicó la posibilidad del retorno a la
industria en condiciones desfavorables de protección social y de condiciones de trabajo. Para otro
sector representó una salida definitiva del mundo
industrial. Para los que sobrevivieron al despido significó desarrollar una vida laboral bajo nuevas reglas
basadas en el principio de flexibilización laboral. El
retorno como obreros, por medio del subcontrato,
supuso una movilidad social descendente de los despedidos, fue una caída en el estatus que se mantenía
debido a las características del empleo que se basaba
en ingresos fijos, seguridad social y salarios por encima de la media obrera nacional. Además, ingresar
a la fábrica a través de subcontrato representó emplearse en condiciones de menor resistencia y mayor
docilidad a la movilidad laboral que sus contrapartes
sindicalizados. Para los sobrevivientes del despido la
nueva gestión de mano de obra ejerció una fuerte
presión para ceder a la unilateralidad empresarial en
las relaciones laborales.
Cambios y continuidades en la identidad
obrera de enclave
De la inflexión en el enclave siderúrgico surgieron
nuevas categorías de trabajadores: los sobrevivientes
de los procesos de modernización y los exsiderúrgicos. Trabajadores que han realizado enormes esfuerzos por mantener una cultura y una identidad
obreras en medio de procesos sociales, culturales e
institucionales generados por los cambios en la estructura industrial y ocupacional del país, así como
por la racionalidad organizativa de las empresas. En
lo que resta del presente estudio se dará razón del
complejo y ambiguo proceso de la identidad obrera
en el contexto de la fragmentación a la que fue sometida con la reestructuración industrial. La tesis
que se sostiene pone en duda la pérdida de las identidades de los trabajadores. Con la reestructuración
y privatización de Sicartsa se consolidó un mercado
de trabajo desigual en la planta: uno directamente
ligado a la empresa, estable y con fuerte protección
sindical; otro vinculado al subcontratismo con un
componente de inestabilidad, especializado en la
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
163
Eleocadio Martínez Silva  Exobrero Fidel Mena.
construcción y en los servicios y subordinado a la
lógica de la empresa siderúrgica.
En este mercado de trabajo se profundizó la
fragmentación de los obreros siderúrgicos. La fragmentación no sólo se presenta entre sindicalizados
y subcontratados. Entre los primeros se observan rasgos diferenciados por la división de Sicartsa en cuatro empresas. Otro factor de diferenciación en este
grupo obrero es la generación: los sobrevivientes al
despido, herederos de una cultura obrera, y la nueva generación. La fragmentación obrera se acentuó con la conformación de los exobreros, aquellos
que no retornaron al trabajo siderúrgico. La composición obrera se complejizó más debido a que
los estibadores que trabajan para una empresa filial
de Mittal mantienen una lucha por formar parte
164
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
del Sindicato Minero. Tal iniciativa es apoyada por
el sindicato con la idea de aumentar la membresía gremial.7 La fragmentación de la clase obrera,
sin embargo, no derivó en la destrucción de identidades. Entre los sobrevivientes se mantuvo por
la permanencia del sindicato y su acción colectiva. En los despedidos la identidad continuó por la
7
La relación de los estibadores con la siderúrgica tiene una historia de décadas. Afiliados a la crom por medio del Sindicato
de Estibadores, tuvieron una relación directa con Sicartsa.
Después fue indirecta a través de Servicios Portuarios, momento en el que los estibadores elaboraron un contrato
colectivo muy ventajoso. Con las privatizaciones y con
un contrato colectivo mutilado, los estibadores se contratan
con una empresa filial de Mittal.
conservación del barrio y el enclave, espacios de su
socialización primaria.
De lo hasta aquí descrito me pregunto acerca de
lo que vincula y diferencia identitariamente al conjunto de los trabajadores que comparten un mismo
espacio laboral y social, así como un mismo pasado.
Se toma en cuenta que los obreros que comparten
el espacio siderúrgico, incluso los exobreros, no son
grupos cerrados, ya que cada uno se relaciona en redes
interpersonales e interactúa dentro y fuera del espacio
fabril y a nivel de relaciones grupales. Sin embargo,
las diferencias están lejos de desaparecer debido a las
diferencias en el poder de ingreso y la estabilidad en
el empleo, lo que erosiona la posibilidad de crear una
comunidad de obreros, no es que no puedan compartir valores comunes, aunque también hay oposiciones
económicas, culturales y políticas que dificultan una
comunión. Reconstruyamos este proceso.
Los sobrevivientes y los desheredados
del proceso de reestructuración
Los trabajadores que sobrevivieron al despido continúan compartiendo características en cuanto a su
composición: grados de calificación, obreros con
experiencia industrial o que pueden adquirir rápidamente las habilidades. También tienen un
componente heterogéneo en función de la estratificación dentro de la estructura ocupacional de la
planta siderúrgica.8 La división de Sicartsa implicó
una mayor fragmentación en términos de identidades laborales de los siderúrgicos: en Sicartsa I se
concentra el mayor porcentaje de los sobrevivientes
del proceso de reestructuración y privatización. Son
los obreros de mayor antigüedad y, por tanto, los
más politizados y participativos en la vida sindical.9
En términos de prestaciones, son los que reciben el
mejor bono de productividad y utilidades. Los obreros de Sicartsa II son la nueva generación de obreros
siderúrgicos, se incorporaron a la empresa después
del proceso de privatización. La media estudió la
preparatoria, es decir, tiene mayor nivel de escolaridad que sus camaradas de Sicartsa I.
A pesar de esta fragmentación, los sobrevivientes al despido comparten una “identidad genérica”
en cuanto a un “nosotros” los siderúrgicos. Se identifican por el hecho de trabajar directamente en la
planta, percibir los salarios y las utilidades más altos
de la región y por pertenecer a un sindicato:
Todos pertenecemos al gremio minero, no importa el área donde estés. Si en planos [planta de fabricación de planchón] tienen problemas [un horno
eléctrico está descompuesto, la empresa no quiere
arreglarlo y es un peligro para el trabajador], lo llevamos a votación y acordamos parar hasta que lo
arregle (entrevista con obrero).
La sección sindical sigue desempeñando un papel
central en la cohesión de los trabajadores sindicalizados y subcontratados: ha limitado la unilateralidad
empresarial producto de los cambios en los contratos
colectivos, impone límites a la política de flexibilización y subcontratación, y continúa negociando
de manera ventajosa en las revisiones del Contrato
Colectivo de Trabajo.10 La continuidad del sindicato y su acción han estimulado la identificación de
los trabajadores como colectivo: “somos sindicalizados”, más allá de si la fábrica es estatal o privada.
El sindicato también establece los alcances de las
empresas subcontratistas en la gestión del personal
8
9
10
El componente heterogéneo de los siderúrgicos se profundizó a partir de la fragmentación de Sicartsa en las cuatro empresas: Sicartsa I, formas largas; Sicartsa II, formas planas; La
Mina, mineral ferroso, y Servicios, mantenimiento, lo que significó cambios en la identidad del sector siderúrgico obrero.
Todos los secretarios generales y del trabajo han salido de
esta planta.
Por ejemplo, en 2009 la empresa otorgó 8% de incremento
directo al salario base más 2% en prestaciones después de
un mes de huelga (Eseverri, 2009).
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
165
obrero subcontratado, ya que tiene la facultad de vetar ante Mittal a la empresa contratista que violente
los derechos laborales:
largos [fabricación de varilla y alambrón], a nosotros los de planos [fabricación de planchón] nos
dejan las carteras de menor importancia. Allá es
donde están los principales grupos sindicales, los
Poco a poco se han podido recuperar muchas ven-
principales dirigentes. También se llevan la mayor
tajas que teníamos cuando la empresa era Sicartsa,
parte de las utilidades, ya que la empresa las repar-
la flexibilización de los puestos de trabajo en mu-
te en función a la producción de productos termi-
chos casos quedó solamente en el papel, también
nados, lo cual solamente es posible en la planta de
se han recuperado muchos trabajos de planta que se
largos (entrevista con obrero).
perdieron cuando se dio la privatización (entrevista
con líder sindical).
Esta “identidad genérica” también se construye a
través de un “ellos”: los trabajadores de las empresas subcontratistas que laboran en la planta. “Ellos”
realizan las tareas más penosas y pesadas, no tienen
sindicato que los defienda de los atropellos de los
contratistas ni un trabajo estable, tuvieron que regresar al trabajo obrero por no haber cuidado su indemnización al ser despedidos de la empresa:
Ellos no tienen los cuidados de seguridad para el
trabajo [mascarillas, lentes, guantes]. La empresa
hace contratos con gente de afuera, pero uno tiene
que ayudarles para eso de la seguridad. Los ponen
en los trabajos más pesados. Son muchas friegas para ellos. El contratista los discrimina. Nosotros en
nuestra oficina tenemos nuestro micro, aire acon-
A 20 años de los despidos masivos, en Sicartsa está
ocurriendo una transición generacional. Los sobrevivientes de los procesos de privatización están en el
trayecto de la jubilación y una nueva generación de
obreros se está consolidando. Si bien ambos grupos
han sido sometidos a la cultura de la calidad total
para admitir y hacer suyos los principios de calidad
y productividad propuestos por la empresa, los sobrevivientes a los despidos son los herederos de una
cultura del trabajo construida en tiempos de la empresa nacional, la cual se sigue haciendo presente en
la vida cotidiana en el trabajo. La joven clase obrera,
al tener pocos referentes acerca de lo que fue la cultura obrera en Sicartsa, tiende a pensar de manera diferente su vínculo con el trabajo y el sindicato. Aunque
predomina un marcado “nosotros” —mineros, siderúrgicos, sindicalizados— vinculante, también hay
un “ellos” que los diferencia:
dicionado… Ellos ven eso, se sienten incómodos.
Los trabajadores de las empresas contratistas tienen
Como que los obreros antiguos se quedaron con
sus propios espacios, pero hay compañerismo, no
las mañas de trabajo del tiempo de Sicartsa, siguen
los discriminamos (entrevista con obrero).
haciendo como que trabajan, andan buscando el límite de faltas por mes, siguen viendo al sindicato
Como “identidad concreta”, entre los trabajadores
sindicalizados se construyen diferencias. Los de la
planta de Sicartsa I son los más “grillos”, los que se
“agandallan” los puestos sindicales, las prestaciones
y las utilidades. Así lo refiere un obrero:
Desde siempre los principales puestos sindicales,
como el de secretario general, sale de la planta de
166
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
como el protector de su flojera. Uno que no está
maleado busca que a la empresa le vaya bien, que
el trabajo que uno hace se haga bien, así todos salimos ganando (entrevista con trabajador joven).
Entre los trabajadores de la subcontratación se presentan rasgos homogéneos debido a su formación
profesional de oficio y heterogéneos en virtud de
su relación laboral, unos trabajan de manera permanente en la planta por los contratos anuales que
ofrecen algunas de las empresas, otros se emplean
por temporadas bajo la modalidad de “paros”.11 En
la actualidad, el conjunto de trabajadores de las empresas subcontratistas que prestan sus servicios a la
siderúrgica llegan a representar la mitad del total de
la planta. Un porcentaje de ellos son exempleados
—los “desheredados”— que reingresaron a la planta a través de las empresas constructoras que dan
servicio y mantenimiento a la fábrica. En Mittal retornó alrededor de 40% de los despedidos, el resto
son obreros con una trayectoria laboral en las empresas constructoras, trabajadores con oficios, sin
experiencia sindical y con empleos inestables.
Los salarios entre los obreros subcontratados
tienen variaciones relevantes. Muchos ganan 5 000
pesos mensuales, y otros llegan a percibir 20 000 pesos al mes, según el oficio y las características del trabajo. Los obreros que trabajan en los “paros” tienen
los mejores salarios, pero con jornadas extenuantes
de 12 horas diarias de lunes a sábado y durante periodos muy cortos. Para quienes trabajan por contratos a largo plazo los salarios son los más bajos, con
jornadas de ocho horas, cinco días a la semana. Este
conjunto de obreros se ubica en las áreas de mantenimiento y servicios, donde predominan los trabajadores de oficio, como paileros, tuberos, soldadores,
mecánicos, armadores, argoneros y ladrilleros.
Para los exempleados de la siderúrgica la reinserción al trabajo obrero significó una continuidad
en el oficio. El despido no representó la pérdida de
la identidad ocupacional. Sus trayectorias hablan
más de un incremento de las calificaciones adquiridas, extendieron el conocimiento del oficio debido
a que se les demandaba y vivieron un proceso de
aprendizaje a través de compañeros trabajadores con
amplias trayectorias profesionales. A estos trabajadores no se les define ni se autodefinen como siderúrgicos, mineros o sindicalizados en virtud de que
no trabajan de manera directa para la siderúrgica.
Aun en el caso de los obreros que realizan tareas en
el área de producción, como sucede con los de Acerería Eléctrica, están con un pie fuera y otro dentro
de la planta por su adscripción a la empresa contratista y por el vínculo en las labores de producción
en Mittal:
Desde que nos reajustaron dejamos de ser sindicalizados, ahora nuestro patrón es la constructora,
ya sin sindicato. La constructora es nuestro patrón,
aunque trabajemos en la planta ya no somos parte
de ella, eso se acabó con el reajuste (entrevista con
exempleado siderúrgico).
No obstante, sus vínculos con los trabajadores sindicalizados siguen siendo fluidos. Además de compartir espacio y tareas en el piso de fábrica, los
exempleados también establecen relaciones con el
Sindicato Minero. La Sección Sindical 271 recibe
una cuota por hora-hombre que labora en las empresas contratistas. En función de este vínculo, el
sindicato se abroga el derecho de su defensa cuando
se presentan abusos del contratista. La acción puede
llegar a exigir a Mittal la cancelación del contrato
con la empresa constructora. La acción de defensa
del obrero contratista es asumida por el sindicato
no como protección a sus derechos laborales, sino
a sus derechos humanos: “Desde hace 10 años se
ha sindicalizado a 700 obreros que trabajaban en
empresas contratistas. Eran obreros que realizaban
tareas y actividades que deberían de llevar a cabo
trabajadores sindicalizados” (entrevista con dirigente sindical).
La acción sindical no es sólo un asunto de solidaridad obrera sino de membresía y defensa de
los puestos de trabajo sindicales, “cuidar que no los
desplacen”. Entre estos extrabajadores no hay una
11
El “paro” es cuando los hornos necesitan reparación o reconstrucción general.
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
167
continuidad en la identidad siderúrgico, minero,
sindicalista, sino como obreros de oficio y de empresas constructoras. En sus narrativas anteponen el
oficio y a la empresa contratista como la identidad
que los vincula al mundo del trabajo en general y
siderúrgico en lo particular: “Con el despido de la
empresa, a uno solamente le sigue quedando el oficio. Es lo que nos ha sacado adelante en la industria,
de no haberlo aprendido en Sicartsa andaríamos de
taxistas, de comerciantes” (entrevista con exempleado siderúrgico).
La identidad de estos obreros se torna más
compleja ya que sufren periodos de desempleo con
frecuencia. Sin embargo, no se autorreconocen como desempleados, independientemente de la duración de los lapsos de inactividad. Esto tiene que ver
con al menos tres aspectos: 1) el orgullo profesional:
estos obreros muestran rechazo hacia otras actividades laborales que no tengan que ver con los oficios
Eleocadio Martínez Silva  Exobrero Jesús Ramos.
168
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
y se niegan a devaluar su trabajo cuando les ofrecen
salarios inferiores a los que ellos piensan que es lo
justo o a lo que están acostumbrados, prefieren esperar una buena oportunidad; 2) la reposición de la
fuerza de trabajo: dada la precariedad del trabajo que
en muchas ocasiones exige jornadas de 12 horas diarias deciden pausar su trabajo con las empresas contratistas, y 3) ven su situación de inactividad como
un momento transitorio, por la gran demanda del
trabajo de oficio:
La gente que nos ve sin trabajar piensa que somos
flojos, que no nos gusta trabajar, no entienden que
tenemos nuestro oficio, es el que nos defiende en
el trabajo. Según nos convenga sabemos cuándo
y con quién contratarnos. Un buen contrato por
tres meses te da para vivir, sin necesidad de andarte
matando todo el año con bajos salarios (entrevista a
trabajador de oficio).
Estos trabajadores comparten una identidad genérica
en cuanto a un “nosotros”, los obreros de las constructoras. Se identifican por un mejor conocimiento
del oficio que los sindicalizados, por hacer mejor el
trabajo, por su fortaleza física debido a las largas jornadas de trabajo y las malas condiciones climáticas:
La verdad que uno se siente diferente, ya nada es
igual, uno es el que hace los trabajos más peligrosos, a veces no tenemos todo el equipo de trabajo y
de seguridad. Ya no tienes trabajo todo el año, en
ocasiones solamente por medio año. Si te enfermas, se te complica la vida ya que no puedes contratarte. Uno trabaja en la planta, pero ya nada es
Lo que se aprende en las empresas constructoras no
igual (entrevista con exempleado siderúrgico).
tiene comparación con lo que se aprende estando
sindicalizado. Por fuera aprendemos a desarrollar
todo el oficio, ya sea de soldador, de pailero, de tubero, de mecánico, ya que hacemos trabajos de
construcción. Los sindicalizados solamente aprenden a hacer composturas, a reparar, no a construir
(entrevista con obrero).
Como identidad concreta, entre estos obreros
se construyen diferencias. Los exempleados siderúrgicos son vistos por los trabajadores de las constructoras como menos expertos en los oficios, en virtud
de una supuesta mala formación profesional cuando
pertenecieron a la empresa siderúrgica:
Cuando los despidieron andaban buscando trabajo
en las constructoras, tuvieron muchos problemas
ya que no podían desempeñar el oficio al 100%
debido a que no estaban acostumbrados a trabajar
en la construcción, solamente realizaban pequeños
Entre los exempleados se observa un desprendimiento de la identidad del obrero siderúrgico y la construcción de una nueva. Como señala Helen Fuchs
(1998), esto sucede a través del desplazamiento de
redes de amistad. Los amigos ya no son sus excompañeros sindicalizados, sino los de las compañías subcontratistas. En términos de De Gaulejac (1991), es
un proceso de desplazamiento social, una dialéctica
entre reproducción y cambio, ya que en todo desplazamiento de trayectorias se produce una distancia
entre las posiciones objetivas y las subjetivas, entre
el lugar y las relaciones en el lugar. Esta distancia es
un espacio libre donde el individuo puede trabajar
en ajuste-desajuste, identificación-desidentificación,
territorialización-desterritorialización, idealizacióndesidealización. Por tanto, el desplazamiento social
entraña una serie de conflictos afectivos, ideológicos,
culturales, relacionales y políticos que se cristalizan en
las relaciones del individuo en su lugar y su identidad.
trabajos de soldadura o pailería, no conocían todo
el equipo y medidas del oficio, tuvieron que aprender poco a poco (entrevista con obrero).
El “ellos” se define frente a los trabajadores de planta y las empresas constructoras, sus patrones. Los
sindicalizados son aquellos a quienes no les gusta
hacer los trabajos pesados y penosos, con menor calificación del oficio y que tienen un trabajo estable
y un sindicato que los protege. Las constructoras
explotan a los trabajadores, hacen trabajar al obrero
largas jornadas sin prestaciones ni seguridad social,
“los rentan” a la empresa:
Los exobreros
En los procesos de reestructuración y privatización
del sector siderúrgico se construyó una nueva categoría de trabajadores en el enclave de Lázaro Cárdenas:
los exobreros. A diferencia de los trabajadores de
oficio que han llevado a cabo esfuerzos y acciones
tendientes a la reafirmación identitaria en contextos
fabriles, un sector muy amplio de exempleados siderúrgicos han estado inmersos en un proceso contradictorio de “dejar de ser obreros”. Los exobreros
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
169
no tuvieron una calificación de oficio, estaban en
edad de jubilación o en posibilidades de acceder a
una pensión, o deseaban salir de la disciplina del
trabajo industrial. En general, aceptaron trabajos de
baja calificación en el mercado laboral o en Estados
Unidos, en el sector de los servicios y el comercio.
Incluso algunos se hicieron pescadores.
En los despidos en Sicartsa se presentaron dos
situaciones: quienes solicitaron ser incluidos en el
recorte de personal, debido a que habían visualizado
nuevos horizontes laborales, y quienes no deseaban
el despido. Desde la empresa, a este proceso se le
asignó el eufemismo de “reajuste”. Con el tiempo,
este término legal se transformó en identificación
y autoidentificación de los despedidos de Sicartsa.
La identidad fue construida como “reajustados” o
“exobreros”.12 Esta figura ha sido políticamente útil
para un sector de exempleados siderúrgicos que no
lograron reinsertarse en el mercado de trabajo, dada la permeabilidad de las fronteras entre empleo y
desempleo que existe en México. Esta figura ha sido
eficaz para negociar apoyos sociales ante instancias de
gobierno, lo cual ha sido posible por el reconocimiento de otros actores de la identidad del “exobrero” o
“reajustado”. En el caso de Lázaro Cárdenas, los extrabajadores han constituido diversas asociaciones civiles de exobreros para enfrentar el despido y llevar a
cabo la acción política.
Este autorreconocimiento y reconocimiento identitario no sólo tiene influencia en el ámbito
político, también ha funcionado como mecanismo
social para enfrentar los problemas de la vida diaria. Autorreconocerse y ser reconocidos como “reajustados” les ha permitido darle continuidad a su
origen ocupacional y social: “trabajo como comerciante, pero soy soldador”, “manejo un taxi, pero
soy exsiderúrgico”. Esta trayectoria identitaria contradictoria de un sector de los despedidos de Sicartsa
es común entre los trabajadores mexicanos que son
expulsados de la industria, dada la poca historia del
proletariado nacional y debido a que el desempleo
170
Desacatos 46  Eleocadio Martínez Silva
no es institucionalmente reconocido. En este proceso los despedidos hacen uso de algunos rasgos de
su identidad obrera y otros la resignifican, unos logran establecer una nueva identidad y otros no, algunos están envueltos en procesos de reforzamiento
y/o resignificación de sus prácticas identitarias, tanto para resistir como para acomodarse a la nueva
realidad. En la nueva identidad conservan vestigios
y residuos de su pasado, de manera que para estar
integrados y ser individuos plenos incorporan su
historia pasada a su identidad actual.
Conclusión
Las tesis de Bauman (2005) acerca de la fragmentación de las identidades causada por transformaciones
en el mundo del trabajo —heterogeneidad y flexibilidad laboral— fue puesta en duda en los hallazgos
empíricos de la presente investigación. Se presentaron evidencias de que la flexibilización a la que se
ha sometido el sector siderúrgico en los últimos 20
años no significó necesariamente la destrucción de
las identidades obreras. En cambio tuvo lugar un
complicado y ambiguo proceso por medio del cual
un sector de trabajadores le dio continuidad a la identidad obrera, unos dentro del espacio fabril y otros
fuera de él. Si bien los sobrevivientes al despido en
Sicartsa han sido sometidos a nuevas reglamentaciones y discursos laborales, y conservado el empleo de
tiempo completo durante un tiempo indeterminado,
protegidos por un contrato colectivo de trabajo y, sobre todo, por el Sindicato Minero. La reestructuración
de la siderúrgica no implicó una desestructuración de
la identidad obrera. Los empleados siderúrgicos se
identifican aún como colectivo, un “nosotros” y un
12
No es lo mismo ser desempleado por decisión propia, por
un mal desempeño en el trabajo o por el despido en un
proceso de reestructuración de la empresa.
“ellos” definidos, en los que el sindicato sigue ejerciendo un papel fundamental en la cohesión e identidad de los trabajadores y está lejos de desempeñar
un rol de mero agente de colocación de trabajadores desempleados. Entre tanto, la experiencia de los
exempleados siderúrgicos, aquellos que retornaron al
trabajo por subcontrato y los que dejaron de ser obreros, refiere a una continuidad en la identidad obrera
más que a su fragmentación. El hecho de que la siderúrgica no desapareciera y que el barrio y el enclave
permanecieran significó para los trabajadores conservar muchas de sus costumbres, en el entendido de
que son espacios de socialización para la continuidad
de formas de pensar, de sentir, de ver la vida.
En estos dos espacios las asociaciones de exobreros, de jubilados y pensionados, “el movimiento
por el 5%”,13 los clubes deportivos, las organizaciones populares y las asociaciones civiles sustituyeron
al sindicato en la acción política y social de algunos
colectivos de exempleados siderúrgicos. Como afirma Francisco Zapata (2009), las relaciones patróncliente cambiaron de sentido porque el patrón ya no
era el empresario o el administrador de empresas,
sino el líder social que interactúa con las autoridades municipales o con las compañías proveedoras de
agua, electricidad y gas. La continuidad en las identidades obreras se explica, según el mismo autor, a
partir de la existencia de un proletariado mexicano
con poca experiencia industrial que no pudo generar identidades exclusivamente obreras, por lo que
los trabajadores experimentaron una fragmentación
en la que coexisten lo propio del mundo fabril con lo
propio del mundo pre-fabril, que fue el lugar de su
primera socialización.
13
Movimiento que agrupa a cientos de obreros que demandan el pago de 5% de la venta de Sicartsa.
Bibliografía
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————, 2009, “Hacia una sociología del desempleo”, en Boletín Editorial de El Colegio de México, núm. 138, marzo-abril, pp. 20-27.
Trayectorias identitarias de los trabajadores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, Michoacán
171
LEGADOS
Eric R. Wolf dicta clase en Lehman
College, Bronx, Nueva York.
Agradecemos la generosidad de Teresa
Rojas Rabiela, quien proporcionó las
imágenes para esta sección de Desacatos.
El contenido del Fondo
“Eric Wolf” del ciesas
Virginia García Acosta
E
Virginia García Acosta
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología SocialDistrito Federal, México
[email protected]
Eric Wolf: las fuerzas
que lo forjaron
Sydel Silverman
Recordando a Eric Wolf
Juan Vicente Palerm
El trabajo e influencia
de Eric Wolf
Gustavo Lins Ribeiro
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 174-189
174
Desacatos 46  Virginia García Acosta
l Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas), como espacio especializado en áreas del
conocimiento social, reconoce la importancia de las bibliotecas y sus
acervos en el desarrollo de la investigación y la docencia. El Centro
cuenta con un sistema de siete bibliotecas, creadas al mismo tiempo
que sus respectivas unidades en la República Mexicana, que reciben
un acervo inicial que se enriquece con el paso del tiempo por medio
de compras, canjes con instituciones y organismos nacionales e internacionales, así como donaciones de valiosas bibliotecas personales. Es
el caso del Fondo “Eric Wolf”, donado al ciesas por Sydel Silverman.
Grandes pensadores sociales han confiado en el ciesas para resguardar sus libros, documentos y archivos. Así, la institución se ha
beneficiado con donaciones distribuidas en nuestras bibliotecas, entre
las que se cuentan las colecciones de los tres fundadores del Centro:
Ángel Palerm, Guillermo Bonfil Batalla y Gonzalo Aguirre Beltrán.
Varios de nuestros investigadores o profesores también han donado
sus acervos: Carmen Castañeda, Víctor Franco, Luisa Gabayet, Virginia Molina, Carmen Ramos, Jan De Vos, Carmen Viqueira y Arturo Warman. También se han recibido acervos de académicos de otras
instituciones, como Pedro Carrasco, Jane Collier, Martin Diskin, Miguel Ángel Gómez Ventura, Charles A. Hale, Jean Meyer, John Murra, Raúl Prieto Río de la Loza, Victoria Schussheim, Jesús Sotelo
Inclán, Jorge L. Tamayo, María Guadalupe Urzúa Flores y Verónica
Veerkamp. Todos ellos han mostrado su generosidad al ciesas, directamente o a través de sus herederos, al elegirlo como el destino de sus
bibliotecas y documentos, para que sean inventariados, catalogados y
sobre todo consultados.
Gracias a estas donaciones el patrimonio documental del ciesas en
sus siete bibliotecas ha alcanzado cerca de 400 000 volúmenes. Agradecemos especialmente a Sydel Silverman, viuda de Eric Wolf, esta donación y su confianza en el Centro y en su misión en la producción y
la difusión del conocimiento científico. También expresamos nuestra
gratitud a quienes intervinieron en este proyecto:
Patricia Torres y Teresa Rojas, Tonatiuh Guillén y
Gerardo Gutiérrez. El Fondo “Eric Wolf” contiene
aproximadamente 600 volúmenes en libros, revistas,
folletos y separatas. El material monográfico y las
revistas ya se han catalogado, clasificado e integrado al catálogo en línea del Sistema de Bibliotecas del
ciesas, que puede ser consultado en cualquiera de
nuestras sedes a través de la valija institucional, que
distribuye nuestros libros cada semana en todas las
unidades a petición de estudiantes o investigadores.
El Fondo resguarda una vasta colección de
obras con dedicatorias a Wolf escritas de puño y letra de sus autores, entre ellas las de Guillermo Bonfil, Leonel Durán, Enrique Florescano, Enrique
Krauze, Román Piña Chan, Gustavo Lins Ribeiro
o Arturo Warman y otros estudiosos especializados
en temas relacionados con América Latina, lo que
evidencia la extensa red de relaciones académicas
que Wolf construyó a lo largo de su vida profesional,
en particular en México. Precisamente en la traducción al español de Envisioning Power, que el ciesas
publicó en 2001 con el título Figurar el poder, Wolf
reconoció a algunos de estos colegas y amigos de la
siguiente manera: “Por orientarme en relación con
las fuentes y compartir sus propios textos conmigo,
quisiera expresarles mi sincero agradecimiento a Johanna Broda, Enrique Florescano y Alfredo LópezAustin” (p. 12). En el mismo libro reconoce que su
interés por México en general, y por los aztecas en
particular, “data de 1951, año en que visité México por primera vez, en donde aprendí mucho de lo
que sé gracias a Pedro Armillas, Ángel Palerm, René
Millon y William T. Sanders” (p. 12). Eric Wolf estuvo desde muy temprano interesado en México y,
gracias a su relación profesional y personal con Ángel
Palerm, cerca del ciesas desde su fundación en 1973
como Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (cis-inah).
De su vida y obra dan testimonio los tres textos que
conforman la sección “Legados” de este número de
Desacatos, presentados el 22 de abril de 2014, día del
lanzamiento oficial del Fondo “Eric Wolf” de la Biblioteca “Ángel Palerm” del ciesas.

Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
Sydel Silverman
Traducción: Patricia Torres Mejía
Es un honor y un placer estar hoy con ustedes. Eric
hubiera estado muy contento de saber que muchos
de sus libros están aquí, porque amaba a México, tenía alta estima por el ciesas [Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social] y
se sentía muy cercano a Ángel y a la familia Palerm.
Consideraba a Ángel su hermano mayor. Es adecuado que hoy hable de las fuerzas que lo conformaron, porque Eric no creía en lo individual como
algo autodeterminado o como una entidad aislable.
Aprendió de Norbert Elias, a los 17 años, que cada
persona es una intersección de múltiples roles sociales, un producto de procesos sociales, así que trataré
de reconstruir cómo Eric llegó a ser una persona y
el antropólogo que conocimos.
Al trazar su historia familiar, una se sorprende
por la manera en que ésta se expandió a través de
fronteras tanto físicas como culturales y por la certidumbre de Eric acerca de que ello formó su noción
del mundo como interconectado. Del lado paterno, su familia vivió al menos desde el siglo xvii en
Moravia, dentro del Imperio Austro-húngaro, y se
mudó a Viena a mediados del xix, cuando se otorgó a los judíos la libertad de residencia. Aunque en
la familia hubo algunos hazzanes o cantores, ya en la
generación del padre de Eric la familia era totalmente secular. Arthur Wolf, su padre, el menor de cuatro hermanos, quedó huérfano a edad temprana. A
Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
175
los 14 años Arthur ya era aprendiz en la fábrica textil
donde trabajó su padre. Autodidacta en idiomas y
literatura, fue ascendiendo dentro de la compañía
y a los 20 años viajó dos veces a Sudamérica como
agente de ventas de la empresa. Hizo el servicio
militar obligatorio y al estallar la Primera Guerra
Mundial fue llamado como oficial —aseguraba ser
el judío con más alto rango en el ejército austriaco—. Fue herido de gravedad en su primera acción
de batalla. El hospital al que lo llevaron fue tomado
por los rusos por lo que se convirtió en prisionero
de guerra. Estuvo cinco años en Siberia, pero como
oficial disfrutó de ciertos privilegios y libertad de
movimiento. Con su círculo de amigos oficiales leía
y discutía libros, montaba obras de teatro y de vez
en cuando se aventuraba a visitar pueblos de Siberia.
Su familia materna era de Ucrania. Sebastian
Ossinovsky, padre de su madre, María —o Mura—,
emprendió varios negocios, entre ellos una editorial
que publicó un periódico en inglés. A causa de su
participación en la fallida revolución de 1905, Sebastian y su familia fueron obligados a huir a Nimes, Francia. A los dos años se les permitió volver
a Rusia, pero sólo al lejano este y bajo la tutela de
Leonj Skidelsky, un pariente poderoso. Leonj había
ganado la concesión para la construcción del último tramo de la vía del Ferrocarril Transiberiano y
los derechos para explotar las minas de carbón y los
bosques requeridos para abastecer al ferrocarril. Los
Ossinovsky, incluidos Mura y sus cinco hermanos,
se establecieron en Vladivostok, cerca de la frontera con Manchuria y Corea, donde Sebastian trabajó
como representante de las minas de carbón Skidelsky. Mura estudió medicina ahí.
Arthur Wolf, siendo prisionero de guerra, ideó
convertirse en profesor de idiomas y bajo esa careta conoció al hermano de Mura, oficial ruso que
simpatizaba con los bolcheviques. En 1919, a causa
del desorden provocado por el movimiento revolucionario, se relajó el control sobre los prisioneros y
Arthur se encontró en Vladivostok sin saber a dónde
176
Desacatos 46  Sydel Silverman
ir. Tocó a la puerta de los Ossinovsky, fue invitado
a pasar y allí conoció a Mura. La familia lo tomó
como tutor de los hermanos menores y también como guardaespaldas, ya que el secuestro de infantes
era común. Arthur cortejaba a Mura con cartas de
amor. Cuando los prisioneros fueron repatriados,
Mura se fue con él y se casaron en Estrasburgo. Se
establecieron en Viena y un año después, el 1 de
febrero de 1923, nació Eric. El idioma en común
de Arthur y Mura era el francés, que fue la primera
lengua de Eric.
Entre tanto los bolcheviques tomaron Vladivostok. Los padres y dos hermanos de Mura se trasladaron a Harbin, en China. Sebastian trabajaba en la
mina de los Skildelsky que daba servicio a la extensión del Ferrocarril Transiberiano en Manchuria. En
Harbin prosperó en otros negocios dentro de la vibrante comunidad judía. Vivió hasta 1940 y, aunque
Eric no lo conoció, Sebastian tuvo una fuerte presencia en su vida. Los hermanos de Mura se mudaron a Estados Unidos, Austria y Shanghai, pero el
menor, uno de los tíos de Eric, se quedó en Harbin
mucho después de la Revolución china hasta que en
1964 fue obligado a salir y se estableció en Suiza.
En todos sentidos, Eric, como hijo único, era
un terror y tenía la tendencia a inventar bromas de
todo tipo. También tuvo una conciencia política temprana. A los 10 años, en 1933, escribió una
postal a su padre, que viajaba por negocios. Eric
describió a los nazis que vio en un desfile del 1 de
mayo en Viena y los ridiculizó, incluyendo a Hitler.
Luego agregó en una posdata: “Perdona que tenga
un poco de actitud política, pero estos tiempos lo
requieren”. Eric pasó su adolescencia temprana en
los Sudentenlad [Sudetes] —Checoslovaquia—, en la
ciudad industrial de Tannwald, donde su padre era
el director de una fábrica textil. Eric era muy consciente de las pugnas étnicas entre alemanes y checos.
También observaba que las prácticas de la era capitalista de la fábrica de su padre para abatir la Depresión impactaban a la clase obrera, con cuyos hijos
jugaba en las calles. Asistía a un bachillerato alemán.
Dos compañeros de clase quedaron arraigados en su
memoria: uno era un rufián entusiasta de las juventudes nazis —que robó la bicicleta de Eric y su colección de sellos cuando fue obligado a emigrar— y
el otro era su mejor amigo Kurt Loeffler, cuyos padres católicos socialistas se ofrecieron a ocultar a la
familia Wolf cuando llegaron los nazis a Tannwald.
Kurt, un artista en ciernes, fue reclutado y murió en
el frente ruso, en la misma guerra en la que Eric luchó del lado opuesto.
En 1938, cuando los nazis ocuparon Austria,
el padre de Eric logró enviarlo a Inglaterra. Allí se
inscribió en la Escuela Forestal. No hablaba una sola palabra de inglés, pero al terminar el año ganó el
premio al mejor ensayo en inglés. Estaba igualmente
orgulloso de su premio como el mejor recluta paramilitar. Los que conocieron a Eric como un hombre
amable y un caballero se sorprenderán al enterarse
de su etapa militarista, pero como testigo de la violencia en su mundo él estaba decidido a enfrentarla
y no a huir de nuevo. En la Escuela Forestal se encontró por primera vez con las ciencias naturales,
ya que éstas no se enseñaban en el bachillerato alemán. Fuera de la escuela empezó a leer libros del
English Left Book Club —Club Inglés de Libros
de Izquierda— y de la Open University —Universidad Abierta—, que fueron su introducción al
marxismo.
Mientras los británicos se preparaban en 1940
para una invasión esperada, reunieron a todos los
varones de cierta edad identificados como extranjeros enemigos por sus pasaportes. Eric compareció
ante un tribunal cuya tarea era separar a los refugiados inocentes de aquellos que ponían en riesgo la
seguridad. Había tres categorías: los que con certidumbre eran antinazis, los reconocidos simpatizantes de los nazis y una categoría intermedia de
“sospechosos”. Le preguntaron: “¿Opina que todos los nazis son malos?”. Eric respondió: “Es más
complicado que eso”. Por este motivo fue asignado
a la categoría de sospechoso y enviado a un campo
de internamiento. Los internos, en su mayoría judíos y socialistas, trataron de conservar la cordura
organizando conferencias y debates. Ahí conoció a
Norbert Elias y tuvo su despertar a las ciencias sociales. Su breve estancia en el campo marcó un cambio de vida para él.
Los primeros años de Eric estuvieron enmarcados por los acontecimientos trascendentales de
la primera mitad del siglo xx: la Primera Guerra
Mundial, la Revolución rusa, la disolución del imperio de los Habsburgo, los conflictos étnicos y de
clase en Europa central, el surgimiento del nazismo,
la aparición de la izquierda ilustrada en Inglaterra
y la Segunda Guerra Mundial. Éstos fueron más
que contexto en su vida, fueron componentes de
su experiencia. Los padres de Eric lograron seguirlo a Inglaterra y en junio de 1940 los tres abordaron
uno de los últimos barcos de pasajeros con permiso
para cruzar el Atlántico, de nuevo patrocinados por
un Skidelsky. Se establecieron en Queens, Nueva York, y Eric tuvo su primer trabajo: como él lo
describió, en la casa de la muerte de la granja de pollos de sus parientes. Entró al Queens College en
otoño. Intentó estudiar química, como deseaba su
padre, pero —como él decía— sus experimentos
estallaban o se tornaban del color equivocado. Por
accidente, se encontró con un curso de antropología —sobre culturas de Asia— y descubrió que todo
lo que siempre le había interesado era, de hecho, un
tema académico.
En 1943, Eric dejó la universidad para unirse al
ejército de Estados Unidos y en el proceso adquirió
la ciudadanía estadounidense. Rechazó el entrenamiento de oficial y en su lugar solicitó ingresar a la
Décima División de Montaña, tropas en esquís, integrada básicamente por europeos con estudios, bien
educados y expertos en montañismo. Le gustaba ser
soldado y se enorgullecía de saber que él, un muchacho judío de Viena que alguna vez tocó el violín, podía disparar como los mejores de ellos. Los altos
Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
177
mandos del ejército eran hostiles hacia la División y
la confinaron a un campamento en Texas hasta finales de 1944, cuando las tropas aliadas estaban paralizadas en su marcha hacia el norte vía Italia porque las
tropas alemanas se habían atrincherado en las altas
montañas. La unidad de Eric fue llamada a acción e
hizo una heroica escalada nocturna por un acantilado impenetrable con el fin de tomar una ubicación
estratégica. Pero en el asalto recibió un disparo en la
cabeza, y por una fracción de pulgada no se convirtió en un vegetal. Se recuperó, aunque con daños de
audición de por vida. Para entonces la guerra en Europa había terminado y Eric fue enviado al Véneto
para interrogar a prisioneros de guerra alemanes e
identificar a los que fueron miembros de las ss
[Schutzstaffel, escuadrón de protección de Hitler y
del Partido Nacionalista], lo que hizo revisando si
tenían el tatuaje correspondiente en sus axilas.
Retrato de credencial escolar de Eric Wolf.
178
Desacatos 46  Sydel Silverman
La mención de la Estrella de Plata de Eric dice
que mató a ocho alemanes. Cuando años más tarde
mi hija le preguntó si no se sentía mal por ello, él
respondió que lamentaba no haber matado a más. A
pesar de su profunda participación en el movimiento
contra la Guerra de Vietnam, Eric no era pacifista.
Se opuso a guerras estúpidas, innecesarias e injustas,
incluidas las guerras campesinas sobre las que escribió. Su experiencia en la Segunda Guerra Mundial
tuvo un efecto profundo en su visión del mundo.
Decía que era imposible imaginar, sin verlo, la faceta
de poder absoluto que la armada estadounidense podía presentar. Para él, desde entonces, el poder nunca
fue una abstracción.
Después de la guerra, Eric regresó al Queens
College y rápidamente terminó sus estudios. Ya
calificaba para el G. I. Bill, que pagó sus estudios
por ser veterano. Decidido a estudiar antropología
y por consejo de Hortense Powdermaker, solicitó
su ingreso a la Universidad de Columbia. Sus compañeros de generación eran una nueva especie de
estudiantes: veteranos con cicatrices de batalla, políticamente de izquierda, impacientes por encontrar
respuestas a preguntas de la vida real. Columbia,
entonces dominada por el culturalismo, tenía poco para satisfacerlos, por lo que formaron su propio
grupo de estudio que llamaron la Sociedad de Agitación Mundial, el famoso mus por sus siglas en inglés (Mundial Upheaval Society). Entonces Julian
Steward llegó a Columbia. Su ecología cultural materialista atrajo a estudiantes del mus y cuando recibió financiamiento para llevar a cabo un estudio de
la isla de Puerto Rico ya contaba con su equipo para
campo: Eric, Sidney Mintz, Robert Manners, Elena
Padilla y Stanley Diamond, entre otros.
El estudio de Puerto Rico fue uno de los primeros intentos por abarcar la totalidad de una entidad nacional o lo que entonces se llamaba una
“sociedad compleja”. El marco propuesto por
Steward daba un lugar central a la base productiva.
Los miembros del equipo trabajaron en diferentes
entornos ecológicos característicos de la diversidad
agrícola de Puerto Rico. A Eric le asignaron los cultivos de café de pequeños campesinos en las tierras
altas centrales. Steward los dejó solos. De hecho,
parece que los visitó sólo una vez, cuando les expresó su consternación porque habían distorsionado lo
que habían aprendido de él y no estaban siguiendo
su teoría. Mientras trataban de entender lo que observaban, Eric y Sid en particular iban más allá de la
ecología local y vinculaban los contextos políticos y
económicos de sus comunidades. En ese momento,
ellos fueron incluso más lejos del culturalismo de
sus otros maestros. En una carta que Eric escribió
a Morton Fried, cuando ambos estaban en el campo, menciona el deceso de Ruth Benedict y añade:
“Que ella y sus ideas descansen en paz”.
Steward esencialmente abandonó el trabajo y
dejó que Eric y Sid integraran el volumen que abarcaba los resultados de todo el proyecto. Cuando se
pusieron a trabajar, se dieron cuenta de que debían
considerar la historia colonial de Puerto Rico para
darle sentido al proyecto. Eric añadió una sección
introductoria sobre la historia de la isla. Sin ser del
todo conscientes de ello, estaban conformando una
economía política históricamente situada, lo que se
convertiría en el sello distintivo del futuro trabajo
de ambos. El proyecto de Puerto Rico no fue para Eric la introducción a la idea de una antropología del mundo moderno. Más bien, era consistente
con la visión de la antropología que siempre había
tenido y que nunca asimiló con el estudio de sociedades primitivas. Incluso como estudiante, pensaba
en cuestiones más amplias sobre las civilizaciones y
sus conexiones a través de las fronteras. Mientras escribía su tesis, por ejemplo, escribió el artículo “La
organización social de la Meca y los orígenes del Islam”, al que describió como una especie de descanso de su tesis.
Después de que Eric obtuvo el doctorado en
1951, permaneció cuatro años sin un trabajo regular. Técnicamente era un investigador asociado de
Steward. Siempre se sintió atraído por México y ya
hablaba español, por lo que solicitó una beca para hacer el trabajo de campo ahí. Su plan era estudiar la
industria de la minería de plata en Guanajuato, pero
un entorno violento en la mina y un cura hostil hicieron imposible su trabajo de campo. En su lugar, miró
hacia la historia: su estudio sobre la historia del Bajío
le dio la oportunidad de explorar otro conjunto de
intereses sobre los procesos de formación de la nación. Así fue como conoció a Ángel Palerm. Con su
trabajo conjunto sobre la importancia del sistema de
irrigación prehispánico en el desarrollo cultural iniciaron una colaboración que duró muchos años.
Termino esta historia donde empecé: con Eric
en México.

Recordando a Eric Wolf
Juan Vicente Palerm
University of California-Santa Barbara, Santa Barbara,
California, Estados Unidos
[email protected]
Mi presentación tiene un carácter más anecdótico
que las anteriores. Trata de recuerdos personales que
tengo de Eric Wolf desde niño. Los recuerdos hablan de Wolf y de su estrecha relación con Ángel
Palerm y conmigo. La necrología que Eric Wolf escribió para Ángel Palerm, publicada en el American
Anthropologist, termina diciendo: “Para mí fue como
un hermano mayor a quien extrañaré muchísimo”.
Reclamo entonces a Eric Wolf como un tío que
tuvo una presencia importante en mi vida, tanta o
más grande que la de mis tíos naturales: de niño y
adolescente fue cariñoso conmigo y curioso de mis
asuntos, de aspirante antropólogo me brindó dirección y ánimo, y como colega cuestionó, siempre
con crítica aguda pero constructiva, mis propósitos
Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
179
de investigación. Recurro a algunos recuerdos, vivencias y correspondencia para ofrecer otro perfil,
más privado y personal, de Eric Wolf.
Conocí a Eric en 1951 cuando apenas tenía
siete años y él 28. De hecho, lo conocí antes que
Ángel Palerm. Me acuerdo perfectamente porque
me pareció como galán de Hollywood o posiblemente por la impresión que me llevé ese día cuando mi padre regresó a la casa con la mitad de la cara
vendada. El caso es que el momento quedó firmemente grabado en mi memoria. Eric tocó a la puerta
de nuestro departamento de la calle Ebro en la colonia Cuauhtémoc una noche en busca de mi padre,
creo que enviado por Julian Steward —su director de
tesis—, quien conoció a Palerm indirectamente por
su trabajo en Tajín, patrocinado por el Institute of
Social Anthropology de la Smithsonian Institution,
que él dirigió. Pensó, con buen tino, que había puntos de convergencia intelectual entre los dos jóvenes
recién egresados y que el encuentro les podía resultar
beneficioso.
Mi hermano Armando y yo nos encontrábamos solos en la casa esa noche, pues mi padre se
encontraba hospitalizado por una infección de ojo.
Eric se esforzó por explicarnos con mucha paciencia quién era y por qué buscaba a Palerm, pero la
verdad es que no le entendimos absolutamente nada. En retrospectiva, pienso que fue por sus acentos alemán-austriaco y estadounidense encimados
sobre su, entonces, castellano boricua. Sacó una libreta de su morral de cuero, que ya entonces usaba
como parte de su indumentaria, y escribió una nota
que dejó a nuestro cuidado con instrucciones de entregarla a nuestro padre. Sospecho que se retiró de
nuestra casa con poca confianza en que los dos escuincles completaran el encargo.
El caso es que poco después Ángel Palerm y
Eric Wolf se encontraron y dio comienzo una larga, estrecha y fructífera relación que duraría hasta
la muerte de Palerm en 1980. Los unió no sólo su
interés por una antropología emergente que incluía
180
Desacatos 46  Juan Vicente Palerm
de manera central temas y problemas de la sociedad
moderna y cuestiones de justicia social, sino sobre
todo su condición y experiencia de exiliados, su
fraternidad como excombatientes armados contra
el fascismo y su intolerancia sin cuartel a cualquier
guiso absolutista o totalitario que limitara los derechos individuales y la libertad de pensamiento.
Compartieron también el interés por el marxismo
“científico” no doctrinario que aplicaron a sus investigaciones y que definió sus muchas discusiones
teóricas, no siempre resueltas, pero que alimentaron la investigación empírica de los dos. A final de
cuentas, en el prólogo de su Europe and the People
Without History, Wolf lamentó que Palerm muriera
antes de leer su manuscrito, hecho que lo privó de
sus penetrantes comentarios. Wolf, sin embargo,
tuvo la oportunidad de comentar los ensayos incluidos en el último libro de Palerm, Antropología y
marxismo.
A partir de 1951, Wolf tuvo una presencia sostenida en mi vida cotidiana. En el verano de 1954
acompañé a Wolf, Palerm y Pedro Armillas en sus
extensos recorridos por el Acolhuacan. Más sobre
esto después. En 1956 viajé con Wolf y Palerm desde Washington, D. C. al Distrito Federal y de ahí
a San Cristóbal de las Casas, pasando por Oaxaca
y Salina Cruz. Regresamos en plena temporada de
lluvias por la costa del Golfo a Veracruz sobre lo que
entonces era una carretera de terracería sin puentes. Calculo que pasé al menos 20 días sentado en
el asiento trasero del carro escuchando las conversaciones incesantes de los dos antropólogos, disecando
los múltiples y variados paisajes naturales y humanos de Estados Unidos y Mesoamérica. Cuando,
mucho después, leí Sons of the Shaking Earth me di
cuenta de que ya había internalizado mucho del material e ideas que el libro contiene.
En 1957 pasé parte del verano en Charlottesville, Virginia, como huésped de los Wolf. Eric me
llevó a Monticello, la casa de Thomas Jefferson,
y me enseñó sobre todo la parte productiva de la
plantación, incluyendo las barracas de los esclavos y
la colección de apeos agrícolas —paleotécnicos—
y, con mucho menos énfasis, la parte doméstica y
elegante del palacete “italiano”. Durante la primera
mitad de la década de 1960, cuando yo estaba todavía en preparatoria, recuerdo largas conversaciones
en nuestra casa sobre Cuba, la campaña electoral
que llevó a Kennedy a la Casa Blanca y la lucha por
los derechos civiles en Estados Unidos, incluso en
relación con la marcha sobre Washington, donde
residíamos en 1963. Durante una visita, leyó con
interés un trabajo que escribí para mi clase de inglés
sobre la novela Lord of the Flies, de William Golding,
a partir de la conocida dicotomía Hobbs-Rousseau
sobre la naturaleza humana. Me felicitó y me mandó a leer El origen de la desigualdad entre los hombres de
Rousseau y otra novela de Golding, The Inheritors,
basada en materiales antropológicos, con los cuales reescribí el ensayo, que fue galardonado por el
distrito escolar de mi escuela. También me sugirió
leer Moby Dick, de Melville —creo que era su novela preferida, pues no fue la primera ni la última vez
que me hizo esta recomendación—, cosa que no
emprendí sino hasta años después, pero sin lograr
entender su fascinación por esa novela.
A partir de 1968 intercambié cartas con él desde España con cierta regularidad. Durante esos años
Wolf se encontraba inmerso en su trabajo de campo
en Italia, interesado en temas del Mediterráneo, pero
también combatiendo las recriminaciones suscitadas
en la aaa [American Anthropological Association]
por el incidente Tailandia, que siguió sobre los talones del escándalo Camelot, es decir, por el uso de
antropólogos para fines militares y para apoyar acciones de contrainsurgencia en América Latina y el
sureste asiático. El 5 de enero de 1971 se quejó de la
desaparición de correspondencia de su despacho en
la Universidad de Michigan, que atribuyó a un robo
llevado a cabo por agentes federales y poco después se
mudó a Nueva York. Con su permiso, un grupo de
estudiantes de antropología en Madrid publicamos y
difundimos sus artículos sobre campesinos, su ensayo sobre la formación de la nación y su artículo
“Anthropologists on the Warpath in Thailand”, publicado con Joseph Jorgensen en el New York Review
of Books, en un momento en que los antropólogos españoles apenas estaban descubriendo los trabajos de
Robert Redfield sobre el campesinado y de Pitt Rivers sobre España. Con su asesoría introdujimos al
país literatura antropológica actualizada sobre los
campesinos y el Mediterráneo. Además, creo que la
inquietud que suscitaron los casos Tailandia y Camelot, especialmente entre la juventud, sacudieron a
la antropología española que se encontraba todavía
en una etapa inocente e ingenua. Por cierto, vale la
pena recordar que la amonestación que recibió Wolf
de la aaa por levantar el asunto Tailandia en 1970
hace resonancia con la censura que recibió Franz
Boas de la misma Asociación en 1919 cuando denunció en una carta publicada en la revista The Nation el desempeño de antropólogos como espías,
refiriéndose, entre otros, a los trabajos de Sylvanius
Morley en Yucatán.
Acolhuacan, 1954
Durante varios fines de semana del verano de 1954
una pequeña tropa de chamacos acompañó a Ángel
Palerm, Pedro Armillas y Eric Wolf en sus recorridos por el Acolhuacan. Salíamos del Distrito Federal de madrugada, apretados como sardinas en un
Jeep Willis destartalado que Wolf había manejado
con Palerm desde Illinois, parábamos en el mercado de Texcoco para comprar fruta y comida, y subíamos al Tetzcutzingo remontando terrazas
sembradas con maíz y magueyes. De ahí, nos encaminábamos sobre los cerros en busca de sitios de
interés arqueológico y visitando comunidades
campesinas y sus entornos. Una o dos veces al día
parábamos en algún paraje remoto donde Armillas,
con su bastón, demarcaba ciertas áreas que asignaba
Recordando a Eric Wolf
181
a cada chamaco con instrucciones de recoger todos
los tepalcates que pudieran encontrar y meterlos en
bolsas de papel numeradas. Armillas, por cierto,
cojeaba marcadamente de una pierna debido a una
herida que recibió combatiendo el golpe franquista
en España. Mientras “cosechábamos” tepalcates y
obsidianas —las obsidianas nos las quedábamos
nosotros— los tres mayores se sentaban bajo la
sombra de algún pirul donde platicaban y discutían
con ánimo y calor no necesariamente temas antropológicos, examinando de cuando en cuando el
producto de nuestros esfuerzos.
Años después caí en la cuenta de que dichos
materiales fueron utilizados para establecer una cronología tentativa del desarrollo económico, social y
cultural del Acolhuacan septentrional y para generar
algunas hipótesis de trabajo, que fueron plasmadas
en dos artículos escritos por Wolf y Palerm —“Sistemas agrícolas y desarrollo del área clave del imperio
texcocano” y “Agricultura de riego en el viejo señorío del Acolhuacan”— que, según los estudiosos del
tema, orientaron la dirección de la investigación arqueológica y etnográfica de la región y, además, revitalizaron a la arqueología y a la etnohistoria del
Valle de México con nuevas preguntas y problemas.
El impacto de dichos trabajos, en retrospectiva,
me sorprende un poco. No sólo por la “cuadriculación” poco ortodoxa de Armillas, quien con su bastón apuntaba y decía: “tú de aquel arbusto a esa
piedra y tú de la piedra al árbol”, sino especialmente
debido a nuestras prácticas alarmantemente selectivas
y prejuiciadas. Pronto descubrimos que ciertos tepalcates recibían bastante atención de los mayores —en
particular unos rojos y fragmentos con asas— mientras el resto pasaba más bien inadvertido, de manera
que empezamos a buscar y recoger los que evidentemente eran más deseables. Además, en nuestro afán
por satisfacer, nos salíamos de nuestros espacios asignados en busca de los tepalcates más apreciados. Ignoro si Armillas controló nuestras arbitrariedades, pero
estoy seguro de que la muestra que recolectamos no
182
Desacatos 46  Juan Vicente Palerm
cumpliría con los cánones más relajados de la arqueología moderna; sin embargo, las cronologías resultantes pasaron la prueba del tiempo y las hipótesis
generadas impulsaron productivamente la investigación y la teoría.
Un día, mientras recorríamos los valles altos
cerca de San Jerónimo Amanalco, llegamos a un
pequeño manantial —ojo de agua— que inmediatamente atrajo la atención de los jovencitos empolvados y acalorados. Como es natural, empezamos
a aventar piedras con la intención de salpicar a los
otros, pero apenas habíamos comenzado con esta
diversión cuando aparecieron dos hombres vestidos
de calzón blanco y cargando una escopeta quienes
procedieron a detenernos por dañar el manantial y
molestar sus aguas. Nos encaminaron enseguida hacia su pueblo para comparecer ante las autoridades
locales. Durante la marcha forzada, Palerm y Wolf
platicaban interesadamente con nuestros guardas,
mientras Armillas, algo indignado, regañaba con
su elevada voz a su hijo Ignacio, que según él había provocado el relajo que nos metió en el embrollo. Afortunadamente, a la entrada del pueblo, Wolf
convidó a todos refrescos y cervezas, lo cual, y tal
vez algo más, logró nuestra liberación. Regresamos
al Distrito Federal ya entrada la noche, agotados y
empapados por un aguacero veraniego que nos sorprendió en la caminata de regreso al carro. Todos
los chicos acabamos con fuertes resfriados, lo que
nos tuvo en cama durante varios días. Poco después
Wolf contrajo hepatitis y pasó varias semanas convaleciente en casa de mis abuelos. Posteriormente
Wolf y Palerm escribieron: “Los manantiales están
vigilados estrechamente por los vecinos de San Jerónimo Amanalco para impedir el acceso a los extraños. Según creencia popular, los manantiales están
protegidos por guardianes sobrenaturales del agua
—singular: anaki; plural: anáke— que castigan a los
que perturban las aguas”. Sin duda que dimos con
los guardianes del pueblo y sospecho que también
sufrimos con Wolf del poder punitivo de los anáke.
Eric R. Wolf en un campamento militar en los Alpes durante la Segunda Guerra Mundial, ca. 1945.
Wolf y Palerm sugieren que las observaciones
que completaron sobre la agricultura y las comunidades del Acolhuacan septentrional —en el valle,
somontano y la sierra— se prestan a una interpretación “redfieldiana” con base en el paradigma del
continuo folk-urbano. Sin embargo, escriben, esto
sería falso y llevaría a serios errores. En el presente etnográfico, la agricultura y las comunidades de
la sierra se encuentran, sin duda, poco desarrolladas y políticamente marginadas en comparación
con las del valle que están fuertemente integradas
a la sociedad y la economía urbana, pero las fuentes históricas y los restos arqueológicos señalan que
estuvieron en el pasado prehispánico más desarrolladas y perfectamente cohesionadas al señorío acolhua. Describen, entonces, un declive económico,
político y cultural de las comunidades de la sierra desde la Colonia hasta el presente, y concluyen que la situación actual de marginación de las
comunidades indígenas no ofrece una guía útil ni
verdadera para establecer su situación en el pasado.
Esto, a mi parecer, sembró una idea fundamental
que poco después desarrollaría Wolf con más filo
analítico y teórico en sus conocidos artículos sobre las comunidades campesinas —e. g., “Types of
Latin American Peasantry: A Preliminary Discussion” y “Closed Corporate Peasant Communities
in Mesoamerica and Central Java”—, y que Palerm
sintetizaría más tarde teóricamente en su “Articulación campesinado-capitalismo: sobre la fórmula
m-d-m” y otros ensayos incluidos en su Antropología
y marxismo.
Recordando a Eric Wolf
183
Apalache, 1956
Como mencioné antes, en el verano de 1956 viajé
con Wolf y Palerm de Washington a México. Nos
trasladamos en un Ford verde del 53 que Wolf acababa de cambiar por su viejo Willis. Los dos adultos
decidieron cruzar por los Apalache con el propósito de recorrer partes de Tennessee para, entre otras
cosas, observar el paisaje rural del Tennessee Valley
Authority (tva). El tva, por cierto, fue un proyecto de desarrollo regional basado en un gran plan
hidráulico que formó parte del New Deal del presidente Roosevelt. Además, Wolf tenía recuerdos
nostálgicos del lugar, pues de joven había pasado
ahí un verano con el Highlander Folk School en un
programa de reforestación, y a Palerm le interesaba
visitar el pueblo de Farragut por sus alusiones catalanas. David Farragut, héroe de la Guerra Civil y el
primer almirante de las fuerzas navales de Estados
Unidos, fue hijo de Jordi Farragut Mezquida, originario de Ciutadella, Isla de Menorca, quien además
luchó con los rebeldes en la Guerra de Independencia de las colonias americanas.
Recuerdo que mientras Wolf negociaba la carretera montañosa, angosta y llena de curvas muy
cerradas, los dos —uno judío secular y el otro ateo—
comentaban con mucho ánimo y risas las advertencias exageradas que un predicador evangelista
transmitía con mucha excitación por la radio. “Prepare to meet your Maker and to pay for your sins
by burning in hell!” —“¡Prepárate para conocer a
tu Creador y para pagar por tus pecados ardiendo
en el infierno!”—, exclamaba el predicador mientras Wolf rebasaba a un camión sobrecargado con
grandes troncos de madera. El sermón del predicador era, además, puntualizado por las muchas pancartas colocadas sobre los márgenes de la carretera
con alusiones religiosas como “Jesus Loves You”
—“Jesús te ama”—, “Repent sinners” —“Arrepiéntanse pecadores”— y “Satan wants your soul”
—“Satanás quiere tu alma”—.
184
Desacatos 46  Juan Vicente Palerm
Hicimos noche en un pueblito cerca de Knoxville, en una casa de huéspedes, el único lugar que
encontramos. A la entrada del pueblo habían colgado una gran manta que se extendía de un lado de la
calle al otro y anunciaba la celebración de un aniversario de Davy Crockett —los 170 años de su nacimiento—, cosa que me excitó bastante, porque la
popular serie de televisión con el personaje histórico
estaba en pleno apogeo. Davy Crocket, por cierto,
es el héroe popular de Tennessee. Murió en El Álamo, Texas, peleando contra las tropas mexicanas de
Santa Anna en 1836.
Cenamos en un pequeño café, también el único
que encontramos. Cuando entramos al lugar se hizo
un gran silencio y todas las caras de los comensales
voltearon hacia nosotros con curiosidad y desaprobación a la vez. Una vez sentados, ordenamos hamburguesas. La camarera nos recordó discretamente que
era viernes, insinuaba que debíamos pedir pescado,
pero Wolf explicó con igual discreción que no éramos miembros de esa Iglesia y que podíamos comer
carne. “Okay, honey, coming right up” —“Enseguida, joven”—, dijo la camarera y desapareció. Al
rato regresó con las tres hamburguesas, pero entre el
pan, con sus acostumbrados aderezos, habían colocado unos pastelitos de pescado molido —“fish
sticks”—. Al salir del café, Wolf le mencionó al cajero, que también hacía de cocinero, que habíamos pedido hamburguesas y nos habían servido pescado. El
cajero-cocinero respondió: “Yes, she told me”
—“Sí, me dijo la camarera”—. Y, levantando la voz
para que los otros comensales pudieran oírlo, añadió:
“And you shouldn’t bother coming back for
breakfast” —“Y no se molesten en regresar para desayunar”—.
Al día siguiente, sin desayuno y mientras Wolf
y Palerm saldaban la cuenta de la posada, el dueño
les dijo que deberían hacer algo conmigo porque era
un embustero: “Le pregunté de dónde era y me dijo
que de México y yo sé perfectamente cómo se ven
los mexicanos”. “He’s pulling my leg” —“me está
vacilando”—, agregó. Los adultos le explicaron que,
en efecto, era mexicano y que íbamos camino hacia
allá. Obviamente molesto, respondió: “Well, you
best be on your way cause folks round here don’t
apreciate your kind” —“Pues mejor sigan su camino, pues por aquí no nos cae bien la gente como
ustedes”—. Una vez en el coche Wolf volteó hacia
Palerm y preguntó con cierta incredulidad: “¿Nos
corrieron del pueblo, verdad?”. Desconcertados por
el rechazo sureño, seguimos el camino hacia Arkansas, pero ya sin desviarnos para visitar ese pueblo de
Tennessee llamado Farragut.
En el verano de 1972, cuando el ciesas [Centro
de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social], que primero fue Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (cis-inah), se estaba gestando —como posiblemente algunos de ustedes recordarán—, Ángel Palerm y Eric Wolf organizaron
un seminario sobre “Campesinos”, que se celebró
durante julio y agosto en el salón de gala del Castillo
de Chapultepec. Acudieron como ponentes jóvenes
antropólogos latinoamericanistas —Jorge Dandler,
Michael Taussig, Jorge Ochoa y Jean Meyer—, estudiosos mexicanos —Arturo Warman, Rodolfo
Stavenhagen, Enrique Florescano y Efraín Hernández Xolocotzi— y los especialistas internacionales
más reconocidos del momento —el mismo Eric
Wolf, Friedrich Katz, Eric Hobsbawm y Teodor
Shanin, que en ese momento establecían el Journal
of Peasant Studies—. Eric Wolf fungió como moderador y Ángel Palerm, como agente provocador. Se
trataron temas concernientes a la economía y sociedad campesina, movimientos y rebeliones campesinas, y desarrollo rural contemporáneo, tanto
en términos monográficos como comparativos entre casos mexicanos, latinoamericanos y europeos.
Los ponentes permanecieron en México durante
la totalidad del programa y un nutrido y diverso
público acudió a las sesiones, que derivaron en resonadas discusiones polémicas y marcaron nuevas
direcciones para la investigación empírica. A mi
entender, el impacto del seminario en México fue
considerable y muy estimulante para una nueva generación de campesinólogos mexicanos. Para mí fue
crítico, pues el seminario y en especial mis conversaciones con Wolf dieron forma a la investigación de
campo que luego realicé en España para mi disertación doctoral, publicada por la Universidad Iberoamericana bajo el título de Los nuevos campesinos.
En abril de 1978 me encontré con Eric Wolf
en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Los
dos nos dirigíamos a Mérida, Yucatán, para participar en la reunión anual de la Association for
Applied Anthropology pero, afortunadamente para
mí, nuestro vuelo fue cancelado debido a mal tiempo en Yucatán y pasamos el resto del día encerrados
en un hotel del aeropuerto comiendo, platicando y
tomando cervezas. Hablamos sobre todo de mi ponencia, que trataba de la economía doméstica de ejidatarios de El Bajío y de la importancia que habían
alcanzado en ella sueldos devengados en Estados
Unidos, en particular en la agricultura del estado
de California. La ponencia partía de una reflexión
en torno a Rosa Luxemburgo y Karl Kautsky y la
articulación de modos de producción que permitía dilucidar cuestiones acerca de la reproducción
del trabajo campesino en México y de la acumulación del capital en California. El trabajo enfatizaba
las estrategias adoptadas por las familias campesinas
para maximizar el envío de trabajadores a California
y cómo los dólares ganados ahí subsidiaban no sólo
el consumo y reproducción del grupo familiar, sino
también a la economía agrícola de la revolución verde impulsada por el Estado.
Wolf, que en esos años elaboraba su libro Europe and the People without History, comentó que el tema
ya estaba suficientemente tratado y, aunque siempre
sería bienvenida más documentación etnográfica
acerca de la economía doméstica campesina, lo que
le resultaba más interesante, novedoso e imperativo era el tratamiento etnográfico de la economía
Recordando a Eric Wolf
185
agraria capitalista, o sea, de las compañías, empresas
y empresarios en California que ocupaban la mano
de obra campesina mexicana. Esto requeriría seguir
a los trabajadores abajeños a sus lugares de trabajo en
California para observarlos, lo cual, en su opinión,
permitiría completar el análisis de la conexión de
interdependencia que existe entre los campesinos
mexicanos y el capital agroindustrial de California,
además de someter a revisión crítica las hipótesis
de trabajo derivadas de las aportaciones teóricas de
Luxemburgo y Kautsky.
En 1981 seguí a California a los trabajadores
migrantes abajeños y ahí permanezco, como tantos
otros migrantes que nunca imaginaron que se quedarían del otro lado de la frontera. Me dedico al estudio histórico y etnográfico de la agroindustria en
California y su persistente e incómoda conexión con
trabajadores mexicanos extraídos temporal o permanentemente del agro mexicano, así como a la reciente formación de nuevas comunidades de mexicanos
en el paisaje agrícola de California. Además, desde
la Universidad de California en Santa Barbara me
dedico a la formación de antropólogos mexicanos y
estadounidenses, los impulso para que se dediquen a
estos importantes temas de nuestro tiempo. Me consta que Eric Wolf apoyó mi nombramiento académico
en California y el primer grant —“apoyo financiero”— que recibí de parte del Social Science Research
Council para mi investigación en California.
Tengo, pues, una gran deuda intelectual con
mi “tío” Eric, aunque nunca fui formalmente su
alumno, y un enorme agradecimiento personal por
las muchas cosas que hizo para apoyar mi desarrollo
personal y profesional.
En el Parque México de la ciudad de México en 1967: sentados, Eric R. Wolf y Carmen Viqueira; de pie, los dos hijos de Wolf, Ángel Palerm y Ángel
Palerm Viqueira.
186
Desacatos 46  Juan Vicente Palerm

El trabajo e influencia de Eric Wolf
Gustavo Lins Ribeiro
Departamento de Antropología, Universidad de Brasilia,
Brasilia, Brasil
[email protected]
Traducción: Emelyn Cortés
¡Ésta es una gran ocasión! Quiero agradecer a la
profesora Virginia García Acosta, directora general del ciesas [Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social] por invitarme y
agradecer a todos mis colegas, Juan Vicente Palerm,
Patricia Torres y a la directora de la biblioteca del
ciesas, Ximena González. También quiero felicitar al Centro por esta iniciativa. Es maravilloso estar
aquí con Sydel Silverman, quien fue mi profesora en
la década de 1980 en el Programa de Posgrado en Antropología, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Más tarde, a principios de los noventa, tuve
el honor de ser miembro del Consejo Asesor de la
Fundación Wenner-Gren para la Investigación Antropológica, cuando Sydel fue presidenta de la Fundación. Y permítanme agregar que ella no sólo fue
una extraordinaria presidenta de la Wenner-Gren,
fue la primera presidenta después de la mítica figura de Paul Fejos, su fundador, y de Lita Osmundsen. Ellos fueron esposos y durante muchas décadas
marcaron el ritmo de la Fundación. Sydel, es un
placer estar aquí contigo, verte de nuevo, en especial
porque estamos en México, una ciudad tan querida
para ti y para Eric. Todavía recuerdo vívidamente el
invierno de 1987-1988, cuando era un estudiante
de posgrado, terminaba mi tesis doctoral, tú y Eric
vinieron a México y me pidieron que cuidara de su
casa en un suburbio de Nueva York.
Mi corta intervención es un tributo, un homenaje a la memoria de Eric Wolf, quien fue mi profesor, mi consejero de tesis y mi mentor. Además
me gusta creer que en algún momento nos hicimos
amigos. Así que por favor tengan paciencia conmigo si lo que sigue suena subjetivo también. Me dio
mucho gusto saber que una parte sustancial de la
biblioteca de Eric iba a quedarse aquí en México,
en una institución fundada y dirigida por dos de sus
mejores amigos mexicanos, los antropólogos Ángel
Palerm y Arturo Warman. Wolf, Palerm y Warman,
con otras personas como Bonfil Batalla y, en Brasil,
Darcy Ribeiro, son representantes de un liderazgo
escolar carismático que está lejos de existir hoy. Esto me lleva a preguntar si la existencia de este tipo
de académico es posible todavía o si la fase de la burocracia productivista en la cual nos encontramos
impide completamente la aparición de este tipo de
personajes complejos, que tenían, por ejemplo, una
amplia visión de la antropología. Los temas que Eric
Wolf estudió, por ejemplo, en Figurando el poder y en
Europa y la gente sin historia, presuponen una visión
intelectual que no tiene miedo de mirar al mundo
como un todo, como una entidad real, presuponen una visión que trata de entender las experiencias humanas dondequiera como algo variable pero
conmensurable. Es una obviedad, pero necesita ser
dicha una y otra vez: si las experiencias humanas
fueran inconmesurables o completamente únicas y
opacas, la antropología sería imposible como proyecto intelectual. Recuerdo que en el clímax de la
influencia posmoderna en antropología, Eric dio
una conferencia presidencial en una reunión de la
aaa [American Anthropological Association]. Eric
dijo claramente: el mundo es real. La hiperinterpretación en antropología llegó a un punto en el
que admitir que las cosas tienen agencia no es problemático. He llamado a esta disposición “hiperanimismo” o “el retorno del animismo entre los
modernos”.
La desaparición de un amplio, digamos, proyecto universalista en antropología es otro tema
de preocupación. Por supuesto, no empleo la expresión “universalista” aquí en un sentido ingenuo
El trabajo e influencia de Eric Wolf
187
y creo en la búsqueda de puntos de vista plurales
como una necesidad política en nuestros tiempos.
Estoy diciendo que mientras los antropólogos se retiraron de los amplios debates, practicantes de otras
disciplinas los han sustituido sin contar con las mismas herramientas que tenemos y que son útiles para
construir visiones no eurocéntricas más complejas
y críticas.
Pero regresemos a México y a Eric. El grado
en que México y los intelectuales mexicanos, en especial antropólogos como Arturo Warman y Ángel
Palerm, han influido en el trabajo de Eric todavía es
un tema para ser explorado. En efecto, necesitamos
saber más acerca de los densos intercambios entre la
antropología mexicana y los antropólogos estadounidenses. Estos intercambios son un claro ejemplo
de que las relaciones internacionales han sido durante mucho tiempo cruciales para el desarrollo de
la disciplina. Permítanme enfatizar: todavía debemos tener en cuenta de una manera más detallada el
grado en que los antropólogos e intelectuales mexicanos han influido en la antropología estadounidense. Es indispensable profundizar en cómo el trabajo
de Eric Wolf refleja sus experiencias en México, con
sus amigos Ángel Palerm y Arturo Warman. Como
sabemos, al igual que Palerm y Warman, Wolf fue
un antropólogo marxista y el marxismo durante las
décadas de los 1960 y 1970 fue una aproximación
teórica altamente practicada en América Latina. En
aquellos días, recordemos el McCartismo, era mucho más fácil encontrar interlocutores marxistas calificados en la academia mexicana que en Estados
Unidos. De hecho, Eric fue visitado por el fbi [Federal Bureau of Investigation] al menos una vez a
causa de su cátedra y sus escritos progresistas.
El trabajo e influencia de Eric conforman un
universo amplio, resultado de cinco décadas. Además, pienso que Eric unió en su visión del mundo
lo mejor de Europa y Estados Unidos. En su juventud fue educado en Austria, pero asistió a las universidades estadounidenses y desarrolló su carrera en
188
Desacatos 46  Gustavo Lins Ribeiro
Estados Unidos. Es como si una visión enciclopédica
europea se uniera con el pragmatismo estadounidense. Eric, como muchos de su generación, estuvo
altamente inmerso en uno de los más importantes
momentos históricos de todos los tiempos: la Segunda Guerra Mundial, con su tragedia y los cambios
que trajo al sistema mundial. En su juventud, Eric
estuvo en un campo de concentración a las afueras
de Londres donde conoció a alguien que cambió su
vida: Norbert Elias, amigo de toda la vida y otro
gran intelectual de habla alemana ocupado en descifrar grandes temas sociológicos, históricos y antropológicos.
Muchos de los libros y artículos de Eric son
clásicos. El trabajo de Eric sobre Mesoamérica, The
Sons of the Shaking Earth, es un libro escrito bellamente y ofrece una amplia y elegante introducción
a esta área del mundo. Los campesinos cambiaron la
manera en que se estudiaba el campesinado en varios países. Europa y la gente sin historia es el clímax
de una trayectoria intelectual que miró al mundo
como una intrincada red de relaciones entre los lugares. Las conexiones son la palabra clave en este
libro, considerado por muchos como la obra maestra de Eric.
En el semestre de otoño de 1982, cuando el libro fue lanzado, yo era un estudiante graduado en
uno de los varios cursos que tomé con Eric. El curso
se llamaba “Working Classes and Peasantries in the
World”. Me sentí abrumado por su erudición. Lo
que mis colegas y yo desconocíamos era que gran
parte de la visión del curso era el punto decisivo de
Europa y la gente sin historia, tal vez la primera interpretación antropológica de lo que hoy se conoce
como “globalización”. Eric era un profesor muy
generoso. Leía portugués y revisó una copia que
le di de mi tesis de maestría sobre la construcción
de Brasilia desde el punto de vista de los trabajadores. De hecho, él quería acreditarme para presentar
mi trabajo durante el curso “Working Classes and
Peasantries”, pero en ese entonces yo creía que mi
inglés no era tan bueno para hacerlo. En mis primeros días en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en una conversación con él acerca de mis
proyectos futuros, mencioné que quería comparar la
construcción de Brasilia con la construcción de una
gran presa en la selva amazónica de Brasil, porque
pensé que estaba a punto de descubrir una forma de
producción vinculada a la expansión del capitalismo
que, en varios aspectos, es similar a las plantaciones
y las haciendas. De hecho, fue la obra de Wolf y
Sidney Mintz sobre plantaciones y haciendas la que
me motivó a mudarme a Nueva York para estudiar
con él. Cuando hablé con Eric acerca de las comparaciones, hizo un comentario que cambió mi vida:
“es genial, pero mientras está aquí terminando su
trabajo de curso, ¿por qué no estudia la construcción de grandes obras de ingeniería como el Canal
de Suez, el Canal de Panamá, los ferrocarriles americanos, etcétera?”. Pensé: “¡Sí! ¿Por qué debería
dejar mi imaginación presa dentro de las fronteras de
mi país?”. Si hablamos de la expansión capitalista,
el mundo es el límite. Después de eso, comencé a
estudiar la “globalización” y no he parado desde
entonces.
Europa y la gente sin historia es el libro de Eric
que más influencia ha tenido en mí. La noción de
la segmentación étnica del mercado de trabajo es un
importante hallazgo antropológico e histórico. En
ella se condensa un vasto conocimiento acerca de la
expansión del capitalismo y se muestra cómo diferentes segmentos étnicos han sido puestos en diversos mercados de trabajo con el fin de suministrar el
oro constante del capitalismo: mano de obra barata.
Por otra parte, la raza y el racismo son el resultado
de estas estructuras creadas históricamente. La segmentación étnica del trabajo es una noción adecuada
para pensar en grandes unidades de análisis, como
Estado-nación, o más pequeñas, como la mano de
obra de una fábrica.
Muchos artículos de Eric han sido una poderosa fuente de inspiración. ¿Qué decir de su obra
clásica sobre la Virgen de Guadalupe? ¿Y su idea
de “intermediarios”? ¿Sus discusiones acerca de los
modos de producción, el poder, la antropología y
la sociedad? La riqueza y complejidad de la obra de
Eric resiste toda simplificación y hace que sea difícil predecir cómo será recordado en el futuro, pero
el hecho de que su último libro sea una importante
discusión antropológica sobre la naturaleza del poder no puede pasarse por alto. El interés de Wolf en
el poder como una forma de organización de las relaciones sociales, políticas, culturales y económicas
puede permanecer como su contribución más duradera. Con Eric también aprendimos que el mundo
siempre ha sido interconectado. En retrospectiva,
puedo pensar que lo que llegó a ser conocido como
“la globalización” es sólo la conciencia exacerbada
de estas interconexiones.
Sólo quiero añadir algunas notas personales.
Además de su erudición, es imposible no decir que
Eric era un caballero y una persona humilde. Una
vez en una barbacoa, uno de sus vecinos me dijo que nunca se imaginó que Eric fuera una figura
tan prominente en su actividad. En el ámbito académico, un campo lleno de egos gigantes, Eric fue
una excepción muy bienvenida que me ha enseñado
que el conocimiento debe ser compartido y no debe
utilizarse como excusa para ser snob. En un viaje a
Nueva York a mediados de la década de 1980, estaba caminando en el Central Park con Eric. Íbamos a
una exposición de pinturas de Magritte en el Museo
Metropolitano de Arte. Eric se acercaba a los 60 años
y yo a los 30. Le pregunté: “Eric, ahora que estás en
los 60, ¿cómo ves la vida?”. Ahora que yo mismo
tengo esa edad, miro mi pasado y mi futuro y creo
que tuve suerte al conocer a Eric Wolf y aprender
mucho de él.
El trabajo e influencia de Eric Wolf
189
TESTIMONIOS
Prometeo Lucero
Muro fronterizo, Tijuana.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez
(1905-1911)
Jorge Durand
Introducción
L
A Japanese Coyote in Ciudad
Juárez (1905-1911)
Jorge Durand
Departamento de Estudios sobre Movimientos
Sociales, Universidad de Guadalajara,
Guadalajara, Jalisco, México
[email protected]
Traducción: Marisa Raditsch
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 192-207
192
Desacatos 46  Jorge Durand
as buenas bibliotecas siempre contienen gratas sorpresas. Tratarlas con deferencia, conocerlas poco a poco y perder el tiempo en
ellas siempre da frutos. Un ejemplo son estas cartas, comunicaciones y
reportes del Immigration and Naturalization Services (ins) sobre el
cruce subrepticio de chinos y japoneses a comienzos del siglo xx por la
frontera de México y Estados Unidos, entre Ciudad Juárez y El Paso.
Durante una estancia de investigación y docencia en la Universidad de
Chicago solía quedarme en la biblioteca y esperar el último autobús
que salía del campus, a las 12 de la noche, para repartir estudiantes que
se habían quedado a trabajar hasta tarde, algunos incluso se quedaban a
dormir allí en cómodos sillones. Así descubrí la sección de microfilmes
y entré a curiosear en los archivos hasta dar con un lote de rollos del
ins. Los textos recogidos aquí son una selección de documentos que
hablan del cruce fronterizo. El primero es del 3 de enero de 1905 y el
último del 7 de octubre de 1911. Se encuentran en la sección de microfilmes de la Biblioteca Rigenstein (Series A Microfilm, JV6455.684,
1994, V2). La traducción del inglés al español estuvo a cargo de Marisa
Raditsch y la corrección estilo fue realizada por Celeste González.
El contexto y la época se refieren a la Ley de Exclusión de Chinos (1882) y al acuerdo migratorio con Japón, conocido como el
Gentlemen’s Agreement (“Pacto de caballeros”) (1907), que limitaban la
entrada de inmigrantes de Oriente y que causaron, por una parte, el
asentamiento de migrantes en la región fronteriza y, por otra, el tráfico
subrepticio. La migración japonesa a México tiene su punto de partida
en 1888 con el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre los
dos países, pero es hasta 1897 en que llega el primer grupo de colonos
al Soconusco, en Chiapas (Ota, 1985). Después llegaría la segunda de
siete oleadas, a la que Ota califica como la de los
“braceros”, trabajadores migrantes que llegaban en
su mayoría a Manzanillo y luego se dispersaban para trabajar en la construcción de vías férreas, en las
haciendas cañeras y en las minas, con la salvedad
de que la mayoría de estos supuestos braceros tarde
o temprano “cruzó hacia Estados Unidos” (Ota,
1985: 56).
La mayoría de los inmigrantes japoneses eran
hombres —76%— y muchos provenían de las provincias de Okinawa, de la isla de Honshu, o de la
prefectura de Fukuoka. Dada la alta tasa de masculinidad, algunos optaron por casarse con mexicanas
para asentarse de manera definitiva en el país y obtener la nacionalidad. Ya con los documentos en
regla podían traer a otros parientes. A pesar del Pacto de Caballeros de 1907, en el que Japón se compromete a no enviar más inmigrantes a Estados
Unidos, muchos de los que llegaron a México en
esa época, fueran braceros o inmigrantes “ilegales”
(sic) (Ota, 1985), tenían la intención final de cruzar
a Estados Unidos. Para ello contaban con el apoyo
de una colonia japonesa establecida en Ciudad Juárez dedicada al comercio de abarrotes citadino y
con un buen servicio de coyotaje que, según los documentos, tenía conocimiento y experiencia amplios en el trasiego fronterizo y buenos contactos
con autoridades estadounidenses.
Estas cartas y reportes administrativos ponen al
descubierto una serie de temas, problemas y prácticas tan añejos como contemporáneos. Uno de ellos
tiene que ver con las tensiones y el reparto de responsabilidades entre funcionarios, como suele ser
natural en asuntos migratorios en los que intervienen varias dependencias. Por ejemplo, el Departamento de Trabajo y Comercio recrimina en un
oficio a los funcionaros del ins porque no todos se
dedican a aplicar la Ley de Exclusión de Chinos,
lo que recuerda las tensiones actuales entre los gobiernos estatales y el federal en aspectos migratorios. Otro tema recurrente en los documentos es la
corrupción de los funcionarios en la zona fronteriza,
manifiesta en múltiples casos. El de los traductores
oficiales de japonés es reseñado en los documentos
que se transcriben. En otros casos se habla del personal de la patrulla fronteriza, que deja el paso libre
para ingresar a Estados Unidos, incluso a aquellos
inmigrantes enfermos de tracoma, un problema crítico en aquellos tiempos.
Por otra parte, se aprecia con claridad, en varias entrevistas e informes oficiales, la manera de
operar de los “coyotes” japoneses en Ciudad Juárez
a comienzos del siglo xx. Recibían a los inmigrantes en la estación de tren, luego les daban “refugio”
en casas u hoteles, donde los custodiaban hasta que
las agencias especializadas se encargaran, previo pago, del cruce fronterizo. Se les cobraba una cuota
de acuerdo con el tipo de servicio que requerían.
Sin embargo, los parientes o los amigos en Estados
Unidos debían pagar la cuota al “coyote” y para
eso se valían de los servicios bancarios y de los giros telegráficos en Ciudad Juárez. En algunos casos
los migrantes pasaban como comerciantes, para lo
cual vestían adecuadamente; en otros, como el de
los inmigrantes chinos, les cortaban el cabello como japoneses porque las leyes discriminatorias eran
más severas para aquéllos. Hoy en día el proceso de
transformación de los migrantes que quieren pasar
la frontera sigue el mismo patrón o proceso de mimetización por medio de la ropa y el corte de cabello, de modo que se asemejen en apariencia a los
mexicanos que ya viven en el “otro lado”.
De manera similar a lo que sucede hoy en día,
los migrantes de antaño tenían instrucciones precisas para el camino, en este caso para ir de Ciudad
Juárez a Tucson: un camino largo, larguísimo, sobre
todo si se hacía a pie. Se les indicaba seguir las rutas marcadas por los postes de telégrafo y las vías del
ferrocarril, y evitar las aduanas donde había inspectores. En la actualidad, los migrantes suelen seguir
el camino de las torres de electricidad que indefectiblemente llegan a poblaciones urbanas.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
193
La frontera siempre ha sido un lugar de tránsito, trasiego, tráfico y contrabando, pero las leyes,
las restricciones y las prácticas de cada país afectan
al otro. En este caso las colonias de inmigrantes chinos y japoneses que hoy se extienden en la frontera,
en especial en Tijuana y Mexicali, son el resultado
de la prohibición y las limitaciones a la inmigración
impuestas por Estados Unidos. Muchos de estos
inmigrantes no querían quedarse en México y se
vieron obligados a hacerlo. Se cuenta que durante
la “expedición punitiva”, después de la incursión
de Villa en Columbus (1916), muchos inmigrantes
chinos se ofrecieron como personal de servicio del
ejército estadounidense, sobre todo como cocineros. Al regresar el general Pershing, los protegió y
los consideró aliados, pero eso no fue suficiente para poder cruzar la frontera libremente y resolver sus
problemas.
Otro conjunto de documentos —que no se
presentan en esta ocasión— se refiere a un “coyote”
chino que operaba en Ciudad Juárez en 1905 y utilizaba métodos similares. Cabe hacer notar que en
esos tiempos la frontera estaba prácticamente abierta. Los Texas rangers se encargaban de controlar a los
“bandidos” mexicanos y al abigeato, y sólo había
un control oficial en las aduanas o cruces fronterizos. La patrulla fronteriza se constituye propiamente hasta 1924.
Para comisionados de inmigración, inspectores de
los inmigrantes chinos encargados y otros empleados del Servicio de Inmigración:
Últimamente ha llamado la atención que los
empleados del Servicio de Inmigración piensan que
por ser nombrados y jurar hacer cumplir las leyes
de inmigración o de exclusión china, según sea el
caso, su deber consiste sólo en esforzarse para hacer
cumplir este conjunto de leyes que se indican en sus
nombramientos y descuidan otras leyes.
Esta circular se emite para aclarar a todos los
empleados del Servicio de Inmigración que están
obligados tanto a hacer cumplir las leyes de inmigración como de exclusión china. Debido a que el
pago de gastos y salario se hace por separado, hay una
distinción entre los oficiales nombrados en las dos
ramas del Servicio. Todos los empleados, si son pagados de los fondos de inmigrantes o de la asignación
para la aplicación de las leyes de exclusión china, han
sido ocupados y designados para ayudar a llevar a cabo los deberes generales que recaen sobre esta Agencia.
Es preferible que exista armonía entre los dos
tipos de empleados, ya que la falta de comprensión
y cooperación puede restar méritos a los resultados
de su trabajo; los oficiales deben esforzarse para ayudar de todas las maneras posibles a aplicar de manera
inteligente, eficiente e imparcial todas las leyes de las
que la Agencia de Investigación se hace cargo.
Documento 1
F. P. Sargent, Comisionado-General
Aprobado: V. H. Metcalf, secretaria
Deber de los empleados del servicio de inmigración
de aplicar las leyes de inmigración y de la exclusión
china
Documento 2
Oficio sobre impedir el ingreso a enfermos de tracoma
Departamento de Comercio y Trabajo
Agencia de Inmigración
Washington
Circular de agencia número 10
3 de enero de 1905
194
Desacatos 46  Jorge Durand
Departamento de Comercio y Trabajo
Oficina de Inmigración y Naturalización
Washington
Número 51,463/B
26 de enero de 1907
Señor:
Tengo el honor de confirmar la recepción de su
carta de la 23º instancia, archivo número 223/8-9.
Las negociaciones tienen como objetivo detener la
inmigración de extranjeros europeos o asiáticos con
enfermedades a través del territorio mexicano.
De conformidad con la sugerencia del ministro Thompson, se hará un esfuerzo para obtener del
director general de Salud del Hospital de Servicio
de Salud Pública una monografía que muestre el carácter y los efectos de la enfermedad conocida como
tracoma, misma que muchos extranjeros europeos y
asiáticos que aterrizan en México padecen. Al recibir la información deseada, será remitida una copia
al Embajador, para que las autoridades sanitarias de
México tomen medidas al respecto.
Tengo el honor de ser, Señor, su sirviente obediente,
(firmado) Oscar S. Strauss
Secretaría
Hon. Elihu Root,
Secretaria del Estado
Documento 3
Queja de un inmigrante japonés sobre abusos en el
tráfico por la frontera
El Paso, 9 de septiembre de 1907
Señor ministro:
Supongo que la cuestión de que los inmigrantes
contratados y llevados a México por la Transoceanic Immigration Company son maltratados ya ha
llegado a sus oídos. Sufren de maltrato tanto en las
granjas como en los ferrocarriles donde trabajan.
La compañía ve por sus propios intereses y aparenta
otras cosas con las palabras “benevolencia a nuestros compatriotas”. Además de lo anterior, uno de
los miembros de la compañía, llamado Yoshisada
Nonami, que actualmente vive en la frontera mexicana, con un japonés llamado Genji Hasegawa, de
esta ciudad, tortura a los inmigrantes japoneses que
son detenidos en la frontera.
El señor Nonami llegó a Ciudad Juárez hace
tiempo, se ganó la confianza de los inmigrantes al
declarar que era un enviado para establecer una casa
caritativa de alojamiento para los inmigrantes en la
miseria. Esta afirmación causó que quienes estaban
en la frontera confiaran en él.
A los pocos días abrió una pequeña casa, con
un letrero en el cual se leía “Anglo-Japanese Society”, donde Nonami estableció su oficina. Al mismo tiempo, él estaba en contacto con la Sección
de Inmigración del gobierno estadounidense, cuyos agentes se dice que fueron sobornados; cuando
descubrieron que algunos japoneses recibían dinero de sus parientes o amigos en Estados Unidos,
Nonami hacía arreglos con los oficiales estadounidenses en la frontera para que les permitieran
cruzar sin problemas con una cuota de $75.00 a
$100.00 per cápita.
También manda cartas o agentes a varios lugares del estado de Chihuahua, donde muchos japoneses trabajan, con el engaño de que puede
ayudarles a entrar a Estados Unidos. Entonces los
hombres vienen hasta Ciudad Juárez, se alojan en la
casa, un cuarto de la clase más baja, sin piso ni cama,
les cobra diez centavos cada noche y les trata como
animales. Los gastos de alimentación los pagan los
mismos inmigrantes. Mientras están ahí, Nonami
les sugiere que escriban a sus amigos en Estados
Unidos para pedirles dinero y que esperen respuesta. Si los hombres reciben algo, les cobra una cuota
de $70.00 hasta $100.00 para dejarlos entrar a Estados Unidos. Cuando no pueden asegurar los fondos
necesarios, los corre de su casa aunque no tengan ni
un centavo para vivir. Éstos son los japoneses que
actualmente están en la frontera de México en pobreza absoluta.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
195
Prometeo Lucero  Frontera Ciudad Juárez-El Paso.
También tiene un registro de los inmigrantes japoneses que intentan entrar a Estados Unidos,
aunque puede ser que algunos vayan a Canadá, generalmente la cuota es de $10.00 oro o más, registra
sus nombres y direcciones en un libro, en su oficina,
así como en la Sección de Inmigración, el consulado o alguna oficina pública de Estados Unidos.
Dicen que Nonami tiene un nuevo socio que
dirige una casa de huéspedes en El Paso para evitar
que las mujeres entren con sus esposos para acompañarlos cuando no tengan los fondos necesarios para pagar la entrada a Estados Unidos y los gastos de
registro o el alojamiento.
Hay un japonés que vive aquí, llamado Matsunaga, que alguna vez tuvo el cargo de intérprete
de la Sección de Inmigración de Estados Unidos, un
hombre bueno y honesto, que desde el momento en
196
Desacatos 46  Jorge Durand
que supo de las malas acciones de Nonami decidió
ayudar a los inmigrantes y puso una casa para alojarlos con una cuota moderada por sus servicios.
Nonami va todos los días a la estación cuando
llega el tren para encontrarse con los inmigrantes,
pero como Matsunaga también va al mismo lugar
han tenido problemas graves con frecuencia.
Entonces Nonami ha estado en contra de la
casa de alojamiento de Matsunaga y con la ayuda
de los agentes estadounidenses Matsunaga fue obligado a cerrar su casa por falta de fondos. Como se
mencionó anteriormente, Matsunaga es un hombre
bueno y honesto, y puede actuar como testigo de las
irregularidades referidas.
Todos nuestros paisanos que saben lo que ha
hecho Nonami se quejan al respecto, pero como
actúa con los oficiales estadounidenses no podemos
hacer llegar nuestras quejas a las autoridades correspondientes en El Paso o Juárez. Algunos de nosotros
ya nos hemos dirigido a autoridades de nuestro país
por medio de una carta firmada por más de 50 personas de esta localidad.
Expongo los hechos mencionados para dar a
conocer las condiciones lamentables en las que viven los inmigrantes y que son causadas por Nonami
cuando los anima a cruzar la frontera. Confío en
que usted se encargará de investigar los hechos y nos
ayudará a liberarnos de esta difícil situación.
Un inmigrante japonés
nota: traducción de la carta enviada al escritor señor Rychei Otsuka, quien estaba viviendo por un
tiempo en El Paso y ahora está en este país.
Documento 4
Informe sobre traficantes fronterizos en Ciudad
Juárez
Estimado señor:
Debo reportarle el contrabando de los inmigrantes
japoneses hacia Estados Unidos y pido su ayuda para
liberarlos de los responsables.
A continuación contaré lo que sucede detrás
del letrero de la Agencia Japonesa, colgado en la
calle principal de Ciudad Juárez. A finales de mayo pasado un japonés llamado Genji Hasegawa se
apropió de un hotel japonés, antes mantenido por
otro japonés, el señor Kan. En este lugar se ha tratado de mala manera a los hombres ignorantes del
campo que vienen de diferentes partes de México,
tomando ventaja de sus deseos de entrar a los Estados Unidos. Cuando él conoció a Yoshisada Nonami, miembro de la Compañía Transoceánica de
Emigración, a mediados de junio, planeó monopolizar el negocio para la entrada a Estados Unidos de
los inmigrantes japoneses que viven en México sin
importar las regulaciones que prohíben la entrada
de trabajadores japoneses y coreanos al territorio de
Estados Unidos, por lo que se ha violado la ley.
En un principio se corrompió a los oficiales de
Inmigración y más adelante intentaron ganarse la
confianza de la policía, el banco y otras oficinas que
tienen relación con los inmigrantes japoneses, así
que el señor Nonami es llamado el cónsul japonés
incluso por la gente de los pueblos de la frontera.
El banco y la oficina de correos en Ciudad Juárez lo confundieron con un cónsul y dejaron de pagar el dinero enviado a los inmigrantes japoneses por
parte de sus amigos o parientes desde varias partes
de Estados Unidos, a excepción de los enviados por
medio de la Agencia Japonesa. Una vez que los inmigrantes reciben dinero dependen de la Agencia. Si
quieren cruzar la frontera, deben pagar una cuota de
$20.00 cuando desean ir a Canadá por la ruta señalada por la Agencia, pero si eligen la línea deben pagar
$60.00, si desean pasar como comerciantes $120.00
y los que tengan enfermedad de la vista pueden entrar sin examen si pagan $120.00 al señor Nonami.
Es evidente a dónde va todo el dinero si se observan
las relaciones entre Nonami, Hasegawa y los oficiales de Inmigración. ¡Se divide entre ellos!
Hay algunos japoneses indignados por este
asunto, pero no tienen el poder para hacer algo al
respecto.
Espero se haga una investigación del asunto y
se salve a los inmigrantes de sus manos.
Atentamente,
Rychei Otsuka
4 de octubre de 1907.
Documento 5
Traducción de la carta de un japonés en Denver,
Colorado, en la que informa sobre el tráfico fronterizo en Ciudad Juárez
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
197
14 de octubre de 1907
Estimado señor:
Le agradezco la amabilidad que me mostró durante
mi estancia en México. Crucé la frontera como un
comerciante y ahora vivo en el lugar mencionado en
la parte anterior.
En la frontera está el señor Nonami de la Compañía Transoceánica de Emigración (vive en El Paso
actualmente), quien conspira con un hombre llamado Genji Hasegawa y por medio de los oficiales de
Inmigración permite a los japoneses entrar al país,
siempre y cuando le paguen una cuota de $50.00,
la que me cobraron cuando pasé por ahí, pero de
acuerdo con la información de mis amigos ahora
en la frontera esta cuota ha aumentado a $70.00 y
$80.00 per cápita. Incluso para obtener el permiso
para ir a Canadá cobra $10.00.
(El Paso, Tex., 26 de diciembre de 1907)
Documento 6
Traducción de una carta escrita por Lee Wo Un, detenido en la cárcel en Alamogordo, Nuevo México,
bajo acusación de estar en Estados Unidos de manera
ilegal (traducción de Wong Aloy, intérprete chino).
Co. de San Francisco, pero fue destruido por el incendio durante el terremoto. Apreciaría mucho tu
ayuda para salir de este problema. Telégrafo a How
Yick de Filadelfia para entregar a la empresa de Yee
Woh, núm. 915 Ray St.
Documento 7
Reporte de una conversación escuchada por un traductor japonés que trabaja con el Immigration and
Naturalization Services.
Servicio de Inmigración
Oficina de inspector encargado
Laredo, Texas
3 de enero de 1908
Charles L. Babcock,
Inspector de Inmigración San Antonio, Texas
Señor:
La siguiente es una conversación que escuché por
casualidad en Ciudad Juárez, México, durante mi
reciente viaje a El Paso, Texas. La conversación se
llevó a cabo entre dos japoneses, Ging Hasegawa
y Tanaka, alias Kawamoto, su socio en la Agencia
Japonesa.
Hasegawa: Los dos individuos que quieren entrar
Dirigida a
Wong Aloy:
Mi nombre es Lee Wo Un. Yo tenía un restaurante
en Chicago con el nombre de Yet Lay Kew. Estoy en
la cárcel, si me sacaras te pagaría 300 o 400 dólares.
Mi amigo, How Yick te entregará el dinero. Tú y yo
éramos buenos amigos en Chicago. How Yick ahora está en un pueblo cerca de Filadelfia, donde tiene
una lavandería. Yo estaba registrado en Chicago y
mi testigo se llama Lee Hong Gip. Mi número de
certificado era seis mil algo. Hace un tiempo atrás
deposité mi certificado con la empresa Mow Fang
198
Desacatos 46  Jorge Durand
a Estados Unidos tienen sólo $65.00 cada uno así
que les dije que les ayudaríamos por esa cantidad
en lugar de la cuota regular de $75.00. Les dije que
las cosas se van a arreglar tan pronto como sea posible, pero por supuesto tendremos que esperar
porque el americano no está disponible.
Tanaka: Eso es una lástima. Quisiera que pudiéramos seguir. No me gusta la demora.
Hasegawa: No se puede evitar.
Tanaka: Eso es cierto. ¿Cómo los vas a pasar?
Hasegawa: No te preocupes por eso. He arreglado
bien las cosas. Van a decir que son comerciantes y
que perdieron sus pasaportes. Seguramente van a
pasar. Tendremos que esperar hasta que ese grupo
vuelva a ponerse a trabajar.
Tanaka: ¿Cuándo crees que sea?
Hasegawa: No lo sé. No hay de qué preocuparse,
él es bueno. Lo garantizo.
Tanaka: No me siento muy bien acerca de esta
cuestión. ¿Estás seguro de que puedes confiar en el
hombre?
Hasegawa: Si, él es bueno. Vamos a mandar a uno
como prueba para ver si la nueva administración
tendrá efecto sobre nuestros hombres.
Tanaka: ¿Y el negocio chino que habías mencionado?
Hasegawa: Ese negocio todavía no está listo. Hay
15 chinos y obtendríamos $9 000.00 yen ($4 500.00
oro) para pasarlos. Mi plan es hacer que se corten el
cabello como los japoneses y mandarlos como si
fueran japoneses.
Tanaka: Hay mucho dinero detrás de ese negocio.
Lo anterior es todo lo que pude escuchar de la conversación. También escuché otra conversación en
la cual los dos hombres discutieron la necesidad de
rentar otra casa para acomodar a los japoneses que
esperaban en Juárez en los próximos días.
Respetuosamente,
Alfred J. White
Interprete de japonés
el ferrocarril, pronto llegarás al segundo ferrocarril,
junto a la montaña. Camina como 19 millas hasta
llegar a tres o cuatro casas, la primera es donde vive la gente blanca; la segunda es donde hay un tanque, ahí puedes conseguir agua. Sigue caminando
por el mismo ferrocarril, camina como 20 millas
(acumulativas), y llegarás a un gran molino, también una granja de ganado. Continúa como 32 o 33
millas (acumulativas). Hay tres casas, la de en medio es donde vive la gente blanca y enfrente de esta
casa hay un pozo donde puedes comprar comida y
conseguir agua. Camina como 48 millas (acumulativas) y llegarás a un pequeño pueblo. Cruza por la
izquierda, cerca del centro. Al lado derecho del ferrocarril hay una estación donde puedes conseguir
comida y agua. Cuando salgas de ahí, camina por
el ferrocarril, como 56 millas (acumulativas), hasta
llegar a tres casas mexicanas y después, como a 75
millas (acumulativas), hay dos o tres casas. Ten cuidado ahí. Camina como 80 millas (acumulativas).
Hay dos molinos y una casa grande. Camina 86 millas (acumulativas) y llegarás a Alamogordo.
Traducido por Wong Aloy (al inglés).
5 de enero de 1908
Documento 9
Oficio en el que se informa sobre las investigaciones
y medidas para investigar y solucionar el problema
del tráfico de japoneses en Ciudad Juárez
Documento 8
Traducción de una carta circular que describe la ruta oriental tomada por los chinos después de obtener
la entrada subrepticia a Estados Unidos en El Paso.
Instrucciones de la ruta oriental a pie entre El Paso
y Tucson
Del lado occidental cruza el río, ve las ciudades del
oriente. Primero vas a ver muchos árboles, después
Núm. 1090 Embajada Estadounidense
México, 2 de junio de 1908
Para el Honorable
El Secretaria del Estado
Washington, D. C.
Señor:
Por este medio acuso de recibo el número 499 del
Departamento del pasado 18 de mayo, sobre la
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
199
inmigración ilegal de japoneses hacia Estados Unidos —que se ha promovido por organizaciones japonesas en Juárez— y a la cual se desea poner fin.
Anexo mi telegrama de hoy, el siguiente:
Envío número cuatro noventa y nueve. El encargado de Negocios japoneses hasta ahora no tiene
instrucciones oficiales y pide que no se haga nada
que empeore la situación, esto pone en peligro las
posibilidades de obtener información cuando él
está autorizado a actuar. Enviar esta noche.
En una conferencia, el encargado de Negocios japonés, el señor Yoshida, aseguró que aunque él ha
recibido copias de la correspondencia con el Departamento del Estado del embajador japonés en
Washington acerca de este tema, no han llegado
Prometeo Lucero  Frontera Ciudad Juárez-El Paso, 2014.
200
Desacatos 46  Jorge Durand
instrucciones completas de Tokio, pero las espera a
mediados de este mes.
Él se fue el domingo en la noche para investigar cuestiones laborales japonesas en una colonia de
Monterrey, posteriormente hará un interrogatorio
informal en la frontera y regresará en dos semanas
para recibir instrucciones finales. Entonces estará preparado para ir hacia al norte y colaborar con
cualquier oficial estadounidense asignado a reunirse
con él y pedirá permiso para continuar en Washington para una conferencia con el embajador japonés.
En ese viaje, notificará sus movimientos al embajador por medio de telégrafo, pero no desea que
sean comunicados de manera oficial por el embajador al Departamento (del Estado) porque siente que
si la atención fuera dirigida hacia él ahora mismo no
podría asegurar la evidencia buscada.
En cuanto al gobierno mexicano, piensa que
no debe tomarse ninguna acción hasta que las irregularidades de las cuales hubo quejas sean establecidas de manera suficiente.
El japonés Nonami, quien fue el agente principal en la promoción de la inmigración ilegal, ha
regresado a su país, donde ahora está bajo arresto.
Tengo el honor de ser
David E. Thompson
Departamento de Comercio y Trabajo
Servicio de Inmigración
Documento 10
Se reportan negociaciones con México sobre el tráfico de japoneses en la frontera
Oficina del Inspector Supervisor
El Paso, Texas
7 de octubre de 1911
Para contestar, refiérase a núm. 5002/129
Comisionado general de Inmigración
Washington, D. C.
Señor:
Referente al tema de las negociaciones con México
que buscan restringir la inmigración china (Archivo
de la Agencia Número 51463-C) se transmite adjuntado un recorte del El Paso Times, que indica la
tendencia del sentimiento popular en el noroeste de
México respecto de la inmigración china.
Atentamente,
Firma ilegible
Inspector Supervisor
Anexo 30367
wrc
Documento 11
Reporte de un agente investigador sobre el tráfico
de japoneses en Juárez. Transcripción de varias entrevistas con informantes sobre el tráfico y corrupción en la frontera
En respuesta al archivo número 236/76-77
Departamento del Estado
Washington
Secretaria de Comercio y Trabajo
Señor:
Confirmo la recepción de su carta del 9 de marzo
de 1908 relativa al contrabando de trabajadores japoneses y chinos hacia Estados Unidos desde México, adjunto una copia del reporte de inspector de
Inmigrantes Charles L. Babcock acerca del tema.
Para su información, adjunto una copia de mi
carta del 26 de marzo de 1908 al embajador japonés
y documentos.
El reporte del señor Babcock será regresado
posteriormente.
Tengo el honor de ser, Señor, su sirviente obediente,
Firma ilegible
Documentos adjuntos para el embajador japonés,
núm. 14, 1908
Agencia Japonesa
Calle del Comercio núm. 64
Apartado 46, Ciudad Juárez
Teléfono 3923 Chihuahua, México
Extracto de la entrevista con Nakazo
P. Conoce usted algo. México ¿?
R. Sí.
P. ¿Qué es lo que sabe acerca de ellos?
R. Él, la policía le agarró y le metieron a la cárcel.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
201
P. ¿De qué crimen le inculparon?
P: ¿Cuál es el objetivo de esta Agencia?
R. Pusimos una queja con la policía que estaban
R: El objetivo fue ayudar a japoneses a entrar a Es-
llevando a cabo este negocio sin una licencia del
tados Unidos, cobrándoles una cantidad conside-
gobierno y que consideramos que lo estaba roban-
rable.
do de los japoneses.
P: ¿Alguna vez notó que los oficiales de Inmigra-
P. ¿Sabe qué disposición se tomó en este caso?
ción actuaran como si ayudaran a Nonami y Hase-
R. Lo metieron a la cárcel por la noche, lo exami-
gawa en su trabajo?
naron y le encontraron mil dólares de moneda
R: Me pareció gracioso, cuando abrí la casa de
mexicana y a la mañana siguiente lo dejaron ir, pe-
huéspedes, tenía a dos muchachos que querían ir a
ro no sé si lo multaron o no.
Canadá y los mandé a la oficina de Inmigración y
la Agencia les mandó una docena al mismo tiem-
(Nota: Nakazo Nojima, el mencionado anteriormente, es el partidario que organizó la Asociación
Benevolente Japonés Americano, cuyo propósito
está incluido en la copia del anuncio adjunto a esta
exposición.)
po. Los que envió la Agencia pasaron el mismo día.
Los que yo mandé estaban en la estación todo el
día y toda la noche hasta que los dejaron pasar. Nonami y Hasegawa dijeron que todos los japoneses
deben acudir a su Agencia para pasar rápido.
P: ¿Alguna vez escuchó que alguno de nuestros
Declaración de B. K. Matsunaga
De inspector Babcock:
oficiales estaba recibiendo dinero de Nonami y
Hasegawa por ayudarles a cruzar a los japoneses?
R: No.
202
P: ¿Cuál es su nombre?
P: ¿Cómo, en su opinión, cómo hacían que pasara
R: B. K. Matsunaga.
la mayoría de sus clientes?
P: ¿Cuánto tiempo ha estado en Estados Unidos?
R: No sé.
R: Llegué a Estados Unidos en 1893.
P: ¿Conoce japoneses que tal vez sepan algo sobre
P: ¿Cuánto tiempo ha vivido en El Paso?
esta Agencia, dispuestos a proporcionarme la infor-
R: Aproximadamente cuatro años.
mación para poder terminar este negocio ilícito?
P: ¿En qué negocio se desempeñó durante el tiem-
R: No se me ocurre nadie.
po que vivió en El Paso?
P: ¿Conoce al señor Pruett, el intérprete japonés?
R: Abrí un restaurante en 505 South El Paso
R: Sí.
Street, lo dirigí por aproximadamente un año y
P: ¿Alguna vez lo vio en Juárez?
después abrí una tienda de abarrotes en 302 San
R: Sí, solía ir tres o cuatro veces a la semana y ha-
Francisco Street, que dirigí por tres años. También
blar con los japoneses. Él iba a mi tienda con fre-
estaba interesado en una casa de huéspedes japone-
cuencia. Joe Matsomoto y otros japoneses iban a la
ses en Juárez, México. Vendí mi tienda de abarro-
casa de Pruett muchas veces por la noche. Alguna
tes el 13 de julio pasado, dejé El Paso, me fui a San
vez, creo que en marzo de 1907, Miura, un japonés
Francisco y hace poco regresé a El Paso.
de Denver, llegó a El Paso y Joe Matsomoto me
P: ¿Durante el tiempo que vivió en El Paso llegó a
contó que él y Miura fueron a la casa de Pruett y
conocer a Nonami y Hasegawa, dos japoneses
trajeron una caja de cigarros. Poco después de que
quienes manejan la Agencia Japonesa en Juárez,
Matsomoto me contó eso, 97 japoneses fueron lle-
México?
vados de Juárez a Denver por el ferrocarril de San-
R: Sí.
ta Fe en un coche especial.
Desacatos 46  Jorge Durand
Prometeo Lucero  Muro fronterizo, Tijuana, 2014.
P: ¿Usted va a…?
P: Doctor, ¿usted está relacionado con el Servicio
R: Sí.
en este punto, verdad?
R: Sí, soy el cirujano en funciones, Ph. y M. H. S.
Sin embargo, el señor Matsunaga no proporcionó
ninguna información relativa a la admisión de los
japoneses a El Paso. Referente a su declaración de
que 97 japoneses habían sido llevados de Juárez a
Denver en ese entonces, no fui capaz de averiguar la
fecha exacta, no obstante estoy muy satisfecho porque él se refería a algún movimiento de japoneses
en tránsito. Durante ese tiempo muchos japoneses
fueron admitidos legamente al pasar a través de Estados Unidos.
en la Puerta de El Paso.
P: ¿Cuánto tiempo ha permanecido en esta Puerta?
R: Un año.
P: ¿Durante el tiempo que ha estado conectado
con el Servicio en El Paso, ha notado algunas irregularidades o acciones por parte de los oficiales de
Inmigración en conexión con ciertos japoneses u
otras personas que en su opinión fueron indiscretas
o indecorosas para un oficial del Servicio?
R: He visto algunas cosas que pensé que eran poco
prudentes por parte de los oficiales de Inmigra-
Declaración de doctor J. W.
De inspector Babcock:
ción, como la aceptación de favores de los interesados en la admisión de los inmigrantes.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
203
P: ¿Podría declarar la naturaleza de estos favores a
los que se refiere?
R: Aceptar invitaciones a cenas y otros refrigerios,
como cigarros, etcétera, y regalos de todo tipo.
P: ¿A cuál oficial u oficiales se refiere particularmente?
R: Ha sido una conducta general por parte de los
oficiales que tienen relación con la oficina, por lo
que los extranjeros son admitidos o impedidos a
aceptar tales favores.
Declaración del inspector chino Griffin
Del inspector Babcock:
P: Durante el tiempo que ha estado en contacto
con este Servicio en El Paso, ha notado algunas
irregularidades o acciones por parte de los oficiales de Inmigración, ¿en particular en sus relaciones con los japoneses?
R: Un día en septiembre yo estaba en Juárez para
asistir a una corrida de toros y conocí al inspector
Dodd y al intérprete Pruett. Les pregunté si irían a
la corrida durante su jornada laboral y el señor
Pruett dijo que no haría una cosa así. Finalmente,
se deshicieron de mí y después los vi en compañía
de un japonés, quien compró boletos y le dio uno a
cada uno y se fueron a la corrida juntos.
Documento 12
Traducción de la carta de un japonés en una granja
cerca de Los Ángeles, eua, para su amigo en México
Yo llegué a Ciudad Juárez a las 9 p. m. el 18 de septiembre y me quedé hasta el siguiente día, sólo podía entrar a este país como comerciante gracias a la
ayuda del señor Hasegawa y del señor Nonami, ya
que el señor Torii había sido autorizado por el inspector de Inmigración, quien le proporcionó su boleto de ferrocarril para Canadá.
204
Desacatos 46  Jorge Durand
Cuando me bajé del tren en Juárez, me encontré con el señor Sugimoto y al siguiente día vi al
señor Kichizo Suzuki. Como les faltaba dinero les
presté un poco para que cruzaran la frontera.
Salí de El Paso a las 6:20 p. m. el día 19 y llegué a Los Ángeles a las 2:40 p. m. del siguiente día,
me quedé esa noche en el Hotel Okita. Al siguiente día fui a la casa del señor Ozawa y pregunté en
el Hotel Okita por teléfono sobre mis amigos y ya
que me dijeron que estaban ahí fui a verlos y regresé
con ellos a la casa del señor Ozawa. La distancia de
Los Ángeles a la casa del señor Ozawa son dos […]
y con el señor Alizo son otros dos […] Llegamos
con el señor A. a las 11:00 de esa noche y el día 20
comenzamos a trabajar en una granja piscando uvas.
Por juntar uvas se paga bien, podíamos ganar entre
$3.20 y $3.30 oro al día, y por la pisca de fresa $1.40
al día. Hay bastante trabajo a dondequiera que vayamos, ven de inmediato.
Te cuesta $30.15 (o $80.15 mex.) ir de la ciudad de México a Ciudad Juárez que es el pueblo en
la frontera, y $60.00 de El Paso a Los Ángeles para el
pasaje de tren, y 50 centavos al día son suficientes para los gastos en el tren. En la frontera debes pagar una
comisión de $20.00 mex. a la Agencia Japonesa, si deseas ir a Canadá, además de $99.00 mex. para pasaje
y $8.00 como impuesto de extranjero; pero si deseas
pasar como comerciante yendo a Canadá deberás pagar a la Agencia $140.00 mex., $99.00 por el pasaje y
$8.00 como impuesto de extranjero. Si deseas pasar
como comerciante a Estados Unidos deberás pagar
$120.00 a la Agencia y $8.00 como impuesto de extranjero y $60.00 para el pasaje a Los Ángeles.
Como debes pasar por un examen riguroso en
la frontera si quieres entrar como comerciante que
va a Estados Unidos (debes llevar ropa de primera clase, no puedes tener callosidad en las manos o
no puedes mostrar ninguna señal de ansiedad, etcétera), para ti el mejor plan es obtener el permiso
para ir a Canadá y salirte del tren en el camino, pero dicen que en este caso no puedes trabajar en las
ciudades, en las fábricas o en los ferrocarriles hasta
un año después de entrar al país, pero si entras como
comerciante puedes trabajar donde quieras y elegir
cualquier tipo de trabajo.
El río que divide Ciudad Juárez y El Paso tiene
sólo 80 metros de ancho y si pasas aproximadamente 300 metros río arriba puedes cruzar sin ser descubierto, pero no puedes comprar agua ni comida en
el camino hasta que llegues a Los Ángeles, es imposible la entrada secreta.
R: Me pidió cinco dólares y dos dólares para el head
tax, en total siete dólares.
P: ¿Para qué, si es que dijo, para qué eran los cinco
dólares?
R: Ging dijo “debes pagar dos dólares para el head
tax, y pagarme cinco dólares por dejarte entrar a los
Estados Unidos”.
P: ¿Le dijo Ging que si no le pagaba no lo dejaría
entrar a Estados Unidos?
R: Sí.
P: ¿En dónde le pagó ese dinero a Ging?
R: En El Paso.
Documento 13
P: ¿Después de que fue admitido?
R: Sí.
Testimonio de Kamoto Ota. Testigo jurado.
P: ¿Le dijo Ging para qué quería los cinco dólares?
R: Dijo que los cinco dólares fueron para su comi-
P: ¿Cuál es su nombre?
sión por haber interpretado ante la Oficina de In-
R: Kamoto Ota.
migración.
P: ¿Dónde vive?
P: ¿Está consciente de que Ging distorsionó los he-
R: En El Paso, Texas, y también en Juárez, Méxi-
chos cuando le pagó los cinco dólares?
co.
R: Me di cuenta anoche que él robó el dinero.
P: ¿Cuántos años tiene?
P: ¿Le pidió que le regresara los cinco dólares?
R: Tengo 22 años.
R: Se los pediré cuando lo vea.
P: ¿Cuándo aplicó para ser admitido a eua?
P: ¿Sabe si Ging recibió dinero de otros japoneses
R: El 16 de enero de 1906.
que aplicaron para admisión?
P: ¿Fue admitido en ese tiempo por los oficiales de
R: Sí.
Inmigración de esta Puerta?
P: ¿Me puede dar los nombres, si los sabe?
R: Sí.
R: Uno fue Jayachi Kuwana.
P: ¿Conoce al intérprete japonés?
P: ¿Dónde vive?
R: Sí.
R: En Juárez.
P: ¿Cómo llegó a conocerlo y bajo qué circunstan-
P: ¿Está aquí actualmente?
cias?
R: Sí.
R: Pues lo conocí aquí en la Agencia de Inmigra-
P: ¿Qué hace allá?
ción cuando apliqué para ser admitido a Estados
R: Ahora no hace nada.
Unidos.
P: ¿Ha sido admitido a los Estados Unidos?
P: ¿Contó su caso a los oficiales?
R: No, lo mandaron de regreso.
R: Sí.
P: ¿Sabe si Jayachi Kuwana ha pagado dinero a
P: ¿Conoce su nombre?
Ging fuera de los dos dólares para el head tax?
R: Le llaman Ging.
R: Sí.
P: ¿Alguna vez el intérprete, el señor Hasegawa, le
P: ¿Cuánto, si es que sabe?
exigió dinero? Si sí, ¿cuándo y para qué fin?
R: Cerca de 15 dólares en dinero mexicano.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
205
P: ¿Para qué dijo que iba a usar ese dinero, si sabe?
R: Dijo que incluía su cuota para interpretar, el
impuesto fijo, y también para la atención médica.
También dijo que si este dinero no era pagado,
nunca pasaría por El Paso.
P: ¿Es esta declaración absolutamente verdadera
según su mejor conocimiento?
R: Sí, señor.
Nota del compilador: en el expediente hay otras
entrevistas semejantes, que ponen en evidencia la
corrupción del traductor. Dado que son similares se
optó por omitirlas.
A modo de conclusión
Los documentos reseñados ponen en evidencia
la añeja particularidad de México como lugar de
Prometeo Lucero  Muro fronterizo, Tijuana, 2014.
206
Desacatos 46  Jorge Durand
tránsito hacia Estados Unidos y la relevancia de las
ciudades fronterizas donde se desarrollan servicios
especializados para el tráfico de personas. Por otra
parte, se demuestra de manera fehaciente cómo las
leyes de migración de un país, sean generales o específicas para determinados grupos —en este caso chinos y japoneses—, tienen repercusiones múltiples y
no involucran sólo a los países de origen y destino,
sino a otros, como sucede en el caso de la migración en tránsito por México. Los migrantes de ayer
y hoy suelen jugar a tres o más bandas, por utilizar
una metáfora del billar, y utilizan cualquier resquicio legal para salir del país de origen y llegar poco
a poco, en escalas, a su lugar de destino. Los migrantes cubanos de hoy aprovechan la oportunidad
de viajar a Ecuador o Venezuela sin visa, para luego
dirigirse hacia el norte, atravesar México y llegar a
Estados Unidos, donde tienen asegurado ingreso y
asilo político.
Las leyes migratorias estadounidenses de antaño solían cerrar o abrir sus puertas a determinadas
personas por razones raciales, o racistas, para ser más
específicos. En la actualidad los motivos raciales se
consideran políticamente incorrectos, aunque siempre exista un trasfondo de este tipo disimulado por
consideraciones políticas: durante la Guerra Fría
se limitaba o dificultaba el ingreso de personas con
antecedentes políticos ligados al comunismo, al socialismo o al anarquismo, hoy los argumentos que
definen las exclusiones son la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, de acuerdo con nacionalidades de origen, religión o etnia.
No obstante, los migrantes como entes individuales o colectivos siempre encuentran vías alternas
para subvertir o superar las barreras burocráticas y
formales que se les imponen. Las razones que los
países o los gobiernos aducen para incluir o excluir
a determinados grupos o personas cambian, evolucionan y se transforman por la fuerza y la determinación de los sujetos migrantes, que con el tiempo
se convierten en ciudadanos y alteran los motivos
de la exclusión. También cambian los países, como
Japón, que fomentaba la salida de sus nacionales a
fines del siglo xix y comienzos del xx y a la vuelta
de los años se convierte en país receptor de mano de
obra e impone condiciones y requisitos muy severos
para el ingreso y prácticamente anula las posibilidades de la permanencia definitiva para los inmigrantes de otro origen étnico. El estudio de la migración
en tránsito por México es una tarea pendiente, tanto
para historiadores que podrían contar con muchísima documentación al respecto como para antropólogos que quieran hacer trabajo de campo en la ruta
migratoria que va del Río Suchiate en la frontera sur
al Río Bravo en el norte.
Bibliografía
Ota Mishima, María Elena, 1985, Siete migraciones japonesas en México, 1890-1978, El Colegio de México, México.
————, 1997, “Características sociales y económicas de los inmigrantes japoneses en México”, en María Elena Ota Mishima (coord.), Destino
México. Un estudio de las migraciones asiáticas siglos xix y xx, El Colegio de México, México.
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez (1905-1911)
207
RESEÑAS
Patricia Fortuny
Pequeña muestra de los negocios
de inmigrantes para inmigrantes en
Atlanta, Georgia, abril de 2008.
 Región y Sociedad
Número especial 3, 2012
El Colegio de Sonora, Hermosillo,
328 pp.
Agua disponible,
agua inaccesible
José de Jesús Hernández López
y Luis Gabriel Torres González
Available Water,
Inaccessible Water
José de Jesús Hernández López
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Occidente,
Guadalajara, Jalisco, México
[email protected]
Luis Gabriel Torres González
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Occidente,
Guadalajara, Jalisco, México
[email protected]
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 210-215
210
E
sta publicación es un número especial sobre el agua, dedicado a
la memoria del geógrafo mexicano Ángel Bassols Batalla (19252012). La revista se integra por ocho artículos, una nota crítica y cuatro
reseñas, y se caracteriza por la diversidad de enfoques disciplinarios.
Jeffrey Bannister abre la sección de artículos con “Diluvios de grandeza:
agua, territorio y poder en el río Mayo en el noroeste de México, 18801910”, y expone desde una perspectiva histórica el carácter estructural
de la gestión del agua del Distrito de Riego 038 del Valle del Mayo, así
como la forma en que la construcción de la infraestructura de riego ha
impactado la vida social, el desarrollo económico y la gestión política.
Bannister presenta una geografía fragmentada en la que los canales, las
parcelas, los pueblos reubicados y los caminos han sustituido los bosques de saguaros, el matorral espinoso del desierto costero sonorense y
la tranquila vida comunitaria en nombre del progreso y el desarrollo
rural. No obstante la radical transformación, hay una constante entre
el pasado y el presente en términos sociales. El autor aporta un enfoque
valioso para comprender el quid problemático de quienes ejercen el
Desacatos 46 José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González
poder en la gestión del agua y se propone seguir de
cerca las circunstancias o momentos en que los administradores pierden el control del recurso. Además, relaciona esas circunstancias con las luchas en
torno a la defensa de la tierra o de los derechos indígenas. Bannister examina cómo los ejercicios técnicos del tipo de la representación cartográfica son
la punta de lanza del arte moderno de gobernar que
busca establecer principios duraderos de visión y refundación del territorio, con una lógica diferente a
la de los pobladores originarios.
Diana Luque, Angelina Martínez Yrízar, Alberto Búrquez, Eduwiges Gómez, Alejandro Nava
y Moisés Rivera, en “Pueblos indígenas de Sonora:
el agua ¿es de todos?”, exponen de manera descarnada los efectos no deseados de la política de desarrollo
rural y la construcción de infraestructura para riego
en lo que fueron territorios indígenas y zonas de alta
biodiversidad y riqueza biocultural en todo el territorio sonorense. Enfocados en la ecología política y
en un análisis transdisciplinario que privilegia la diversidad biocultural, los autores advierten las repercusiones más significativas del despojo de los territorios
indígenas y sus recursos naturales. Los conflictos por
el agua tienen mayor impacto en la supervivencia
cotidiana de los nativos dado que incrementan la
vulnerabilidad de las comunidades y aceleran la desorganización del complejo biocultural. Aparte de
ratificar que la relación territorio-recursos naturales
sigue siendo prioridad entre las demandas de los pueblos indígenas, los autores distinguen la “disponibilidad” de la “accesibilidad” al agua para dilucidar las
claves o las posibilidades de apropiación del recurso
hídrico —si efectivamente es de todos— y en otro
sentido el despojo o exclusión de los grupos indígenas. Agregan además una diferencia a su enfoque de
análisis: el “agua para la subsistencia tradicional” y el
“agua para el desarrollo”.
Los resultados de la investigación corroboran que los territorios indígenas siguen contribuyendo con casi 50% del agua y territorios de valor
ambiental en medio de grandes variaciones. Entre los grupos étnicos sonorenses, sólo los mayos y
los yaquis cuentan con una población significativa,
mientras que en las otras etnias se observa una gran
disminución poblacional. La Sonora pluricultural
presentada por los autores muestra a cinco grupos
étnicos muy disminuidos, como los cucapá, los seris, los pápagos, los pimas y los guarijíos. La ironía
es que siguen viviendo en sus territorios ancestrales
y aportando una gran cantidad de mano de obra y
recursos naturales, pero son los que concentran los
índices más bajos de desarrollo socioeconómico
respecto del resto de la población sonorense. En
contraparte, la visión de los grupos étnicos sobre
la condición de los recursos naturales y el impacto
del desarrollo capitalista hacia su territorio es muy
crítica. Los ríos tienen poca agua o están casi secos
todo el año. Los pobladores indígenas que se consideran aún dueños del agua sienten que cada vez tienen menos acceso real al recurso, puesto que éste es
conducido en canales que van a parar a Hermosillo.
La subsistencia tradicional es una de las caras
de la resistencia, pero apenas alcanza para amortiguar el impacto de la pobreza y detener el deterioro
ambiental derivado del uso creciente de agroquímicos y contaminantes. La subsistencia es también la
base para la preservación de la riqueza biocultural
amenazada en mayor proporción por el cambio climático. El agua es, a fin de cuentas, otro indicador
que confirma la inequidad étnica que prevalece en
Sonora. Los autores llaman la atención sobre el valor estratégico del complejo biocultural en la construcción de una sociedad mundial pluricultural, no
sólo porque en ese plano debe inscribirse la sociedad
de Sonora, sino porque es además el único marco
válido desde donde deben elaborarse las políticas
públicas de desarrollo que se precien de ser ambientalmente sustentables.
Esther Padilla presenta el artículo “La construcción social de la escasez de agua: una perspectiva
teórica anclada en la construcción territorial”. Parte
Agua disponible, agua inaccesible
211
del supuesto de que las relaciones de confrontación
son el escenario ideal para conocer el problema de
escasez hídrica, así como su representación en el territorio y sus inferencias como efecto de análisis en
el desempeño de las relaciones o ejercicios de poder
en torno a la gestión del líquido. Plantea un estudio
de caso en el ejido San Miguel Horcasitas y su anexo,
el pueblo de Los Ángeles en el mismo valle. Padilla
precisa que es importante distinguir sequía de escasez: la primera se refiere a condiciones naturales y es
de carácter climatológico; la segunda es una construcción social, política, interesada. Ambas suponen
la insuficiencia de agua, pero la segunda es resultado del control de unos cuantos, manifiesta en una
distribución inequitativa del agua disponible. Esto constituye un efecto de poder y es la condición
que derivará en una confrontación, que se resolverá
cuando uno de los bandos obtenga el control del territorio y convierta ciertos elementos del medio en
“recursos controlables”.
Mario Velázquez es el autor de “La construcción de espacios libres para la participación en las
decisiones de política. El caso del acueducto Independencia en Sonora”, artículo que tiene por eje la
mencionada obra de trasvase que pretende evitar el
colapso de la ciudad de Hermosillo. La cuestión es
que las autoridades responsables priorizaron los usos
urbanos, industriales, de ciertas empresas agrícolas y
no atendieron los impactos que las obras provocarían
en otros grupos y zonas, como Ciudad Obregón,
desde donde se sitúa el autor. Velázquez muestra cómo a pesar de estar conformado por sectores provenientes de diferentes estratos sociales y sin un factor
de identidad común y sólido, se constituyó el Movimiento Ciudadano por el Agua, cuyos participantes
tomaron conciencia de los daños que podría provocar el trasvase en las zonas agrícolas y en la mancha
urbana de Ciudad Obregón. El Movimiento utilizó
ciertos “huecos” para difundir y enfocar su reclamo
de certeza y claridad en la información respecto de
los impactos de las obras. El gobierno argumentó
212
que el problema de Sonora no era de escasez de agua
sino de distribución ineficiente y buscó legitimarse
como el repartidor justo entre la zona sur con más
agua que la norte. En consecuencia, la intervención
del gobierno como constructor de obras hidráulicas
generó igualdad entre los habitantes de Sonora respecto del acceso al agua. Lo anterior da pie a que el
autor reconozca los “espacios libres”, de protesta e
inconformidad, construidos desde los opositores a la
obra porque no fueron tomados en cuenta. El autor
también propone que desde el mismo Estado pueden construirse esos espacios libres, “pues resultan
ser canales de negociación indispensables en una democracia” (p. 148) para tratar de resolver las demandas y romper con la idea de que cualquier mecanismo
de solución implica un juego de suma cero. El costo
puede ser el alargamiento de los tiempos para tomar
decisiones, sin embargo el beneficio se encuentra en
la reducción de incertidumbres ante los posibles
efectos de un movimiento social, lo que incrementa
además la legitimidad del gobierno.
Alejandro Salazar Adams, José Luis Moreno
Vázquez y América Lutz Ley explican en “Agricultura y manejo sustentable del acuífero de la Costa
de Hermosillo” que en esta zona existe un uso desproporcionado de agua en la agricultura comercial
en relación con los beneficios que otorga la producción. Concentrados en un manejo sustentable,
en la disminución de la sobreexplotación de los
acuíferos y la contaminación con agua salina que
viene aparejada, el objetivo de los autores es determinar la asignación óptima de cultivos en la Costa
de Hermosillo mediante un modelo de programación lineal, así como proporcionar información para
el establecimiento de políticas para el manejo sustentable. Ello permitiría a su vez destinar agua para el abasto urbano. En la realidad el uso no está
regulado, es poco sustentable y se desconocen los
acuíferos, considerados proveedores inagotables de
agua. Existen normas, reglamentos, mecanismos,
pero son inoperantes. Además hay otros factores a
Desacatos 46  José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González
considerar, como el subsidio a la energía eléctrica
que en cierto sentido fomenta “la gran extracción
de agua y el dispendio del recurso, el uso de equipo
ineficiente y cultivos no rentables” (p. 164).
Nicolás Pineda y Hugo Briseño titulan su artículo “¿Por qué son mejores los organismos de
agua de Baja California que los de Sonora? Instituciones locales y desempeño de los organismos
públicos”, en el que enfatizan la importancia de las
instituciones y la racionalidad como alternativa para
reducir la incertidumbre y el desgaste, y optimizar
el comportamiento de los sistemas de gestión del
agua. Los autores comparan los organismos operadores del agua potable en ocho ciudades, cuatro
de Baja California —Ensenada, Tecate, Tijuana,
Mexicali— y cuatro de Sonora —Hermosillo, San
Luis Río Colorado, Nogales y Ciudad Obregón—.
Construyeron indicadores de los aspectos cruciales
para garantizar el éxito de un organismo operador,
tanto en el ámbito operativo como en el financiero,
y encontraron que en Baja California hay mejores
condiciones que en Sonora, por ejemplo, en el cobro
de volumen de agua facturada. Una de las conclusiones es que ahí donde el servicio es responsabilidad del gobierno estatal las cosas funcionan mejor
que cuando los responsables son los ayuntamientos
municipales, siempre entrelazados en redes de relaciones clientelares, además de la rotación de puestos
y la discontinuidad como sellos distintivos.
En “Gobierno y gestión de los servicios del
agua en seis ciudades fronterizas” María Eugenia
González y Socorro Arzaluz comparan tres ciudades
de los estados de Coahuila y Tamaulipas y sus gemelas en el estado de Texas: Ciudad Acuña y Del Río,
Nuevo Laredo y Laredo, Reynosa y McAllen. Analizan las prácticas de los organismos operadores del
agua, con atención a la calidad del agua, entre otros
aspectos. Estudian tendencias de crecimiento demográfico, la organización de la administración del
agua en ambos lados de la frontera, las instituciones
involucradas en la potabilización del agua, las leyes y
las regulaciones relativas. Entre las diferencias encontradas está el papel protagónico del Consejo
Ciudadano en la toma de decisiones, así como la facultad de las ciudades estadounidenses para emitir
bonos en lugar de sólo depender de participaciones
federales o de la recaudación, como sucede en México. Se contrasta la asignación de puestos por mecanismos tradicionales de los encabezados por
profesionales. El servicio profesional de carrera se
torna una necesidad y para ello es indispensable
romper con redes clientelares. Otra cuestión de relevancia es la democratización de los organismos y de
la información que generan o deberían generar. En
ese proceso, como se mencionó, la participación
ciudadana es fundamental.
El artículo de Jesús Armando Haro, Gerardina
Nubes y J. Rubén Calderón Ortiz, “Riesgos sanitarios en calidad bacteriológica del agua. Una evaluación en diez estados de la República Mexicana”,
examina cómo ante la escasez de agua el abasto es
una preocupación de los organismos operadores, en
contraste con los aspectos sanitarios o de la calidad
del agua para consumo humano. Uno de los problemas que abre la puerta a la ineficiencia de los organismos operadores y al incumplimiento de la
normatividad por parte de las empresas privadas que
operan los servicios en algunos municipios, así como de la adulteración de agua que se vende en garrafones, es el vínculo directo entre los organismos y
los gobiernos municipales, lo que dificulta su funcionamiento autónomo, profesional y desligado de
criterios político-electorales. Hay datos preocupantes: México ocupa el segundo lugar mundial en
consumo de agua embotellada —1 690 litros por
persona al año—, existen 6 500 productoras de agua,
de las cuales 84% son catalogadas como microempresas; 83% del mercado es agua de garrafón; del
total de purificadoras casi 2 500 son “informales”, es
decir, operan sin controles sanitarios, y dominan
50% del mercado nacional, sin contar a las clandestinas. La contaminación de acuíferos en el país es
Agua disponible, agua inaccesible
213
preocupante y el artículo dimensiona esa situación
aunada a un manejo ineficiente que repercute en la
salud de la población. Lo que debería ser una estrategia integral de gestión y vigilancia epidemiológica
queda reducido a una conducción del sistema de información basado en un ineficiente monitoreo de la
cloración.
La nota crítica que presentan Angelina Martínez Yrízar, Alberto Búrquez y Thierry Calmus,
“Disyuntivas: impactos ambientales asociados a la
construcción de presas”, expone un contexto caracterizado por la construcción de grandes obras
hidráulicas como símbolo de progreso, seguridad
energética y abasto de agua. Los autores analizan
los efectos ecológicos derivados de las presas vistas
como herramientas de control y manejo del agua,
y muestran que en este caso sí existe un juego de
suma cero: cada embalse se construye a expensas
de los servicios que proveen de manera gratuita los
ecosistemas, los cuales tras su alteración tardarán en
recuperarse o dejarán de funcionar. El problema no
se limita a la zona del embalse, donde se pierde diversidad, pues la presión ejercida por la obra puede
provocar sismos, además de que aguas abajo y hasta
el océano se modificarán radicalmente por los procesos de erosión y deposición de sedimentos y arrastre
de materia orgánica que contribuye a la vida acuática
y marina. Se cuestiona la percepción dominante de
las presas como fuentes de energía limpia. La nota
concluye con una reflexión sobre los impactos sociales que provocará el proyecto “Los Pilares” entre
los pobladores afectados. Las presas, símbolo del desarrollo social, o el Estado constructor de las mismas
y generador de condiciones de vulnerabilidad, pobreza y marginación.
La revista culmina con cuatro reseñas. La primera sobre el libro Cultura hidráulica y simbolismo
mesoamericano del agua en el México prehispánico, de
Teresa Rojas, José Luis Martínez y Daniel Murillo, reseñado por Patricia Ávila, quien destaca el
profundo conocimiento y respeto que las culturas
214
prehispánicas tenían sobre la naturaleza y en particular sobre el agua. La segunda es acerca de Regadíos ancestrales en Iberoamérica. Técnicas y organización
social del pequeño riego, volumen editado por Tomás
Martínez Saldaña, Jacinta Palerm, Milka Castro y
Luis Pereira. Blanca Jiménez destaca el valor del libro frente a la visión desarrollista dominante, en la
que parece que los sistemas de riego ancestrales no
tienen cabida, sin embargo encajan a la perfección
como promotores del desarrollo local en zonas rurales de México. El tercer libro reseñado es Aventuras
con el agua. La administración del agua de riego: historia
y teoría, editado también por Jacinta Palerm y Tomás Martínez Saldaña. Luis Aboites advierte que
en el volumen se encuentran temas como la relación entre obras hidráulicas y la formación del Estado, el debate sobre la pertinencia de la propuesta
de Wittfogel y la discusión sobre la capacidad de los
regantes para construir y administrar distritos de
riego de diversos tamaños y grados de complejidad.
La reseña de Valentina Campos sobre La decadencia
del agua de la nación, de Luis Aboites, cierra esta sección. Campos enfatiza un asunto alrededor del cual
todos los artículos de la revista bordan y que el autor
ha señalado desde hace mucho: lo que caracterizaría
al manejo del agua en el siglo xx es la existencia de
un Estado débil para dominar, controlar e imponer
las reglas para el uso racional y equitativo del agua
en situaciones en las que diversos grupos sociales se
resistieron.
El eje que articula todos los documentos es la
relación entre la sociedad y los usos y la administración del agua. Este número de la revista Región y
Sociedad abarca problemas relacionados tanto con la
agricultura como con el abasto urbano, sobre todo
de las ciudades, las pequeñas localidades son vistas
por sus afectaciones. La industria no está visibilizada, lo que hace suponer que ha quedado subsumida
dentro de la ciudad. A propósito, un asunto importante que le preocupó a Brigitte Boehm, tal vez una
de las ausentes en las referencias bibliográficas de la
Desacatos 46  José de Jesús Hernández López y Luis Gabriel Torres González
obra, fue la estigmatización de la agricultura de pequeño riego o de los agricultores en pequeña escala
como derrochadores del recurso debido a sus prácticas culturales de inundación, riego por gravedad
o rodado, obligados a modernizar sus tecnologías.
Además del desconocimiento del ciclo hidrológico
del agua, esta situación sugería que quienes acusaban de excesivo el consumo de agua en la agricultura
tradicional en muchas ocasiones estaban interesados
en conducir el agua a las ciudades donde reside el
mayor número de votantes, pero sin preocuparse
por la eficientización de las obras de conducción de
agua para el abasto urbano, por la potabilización y el
tratamiento de las aguas residuales. De paso, ante la
imposibilidad de los agricultores tradicionales de modernizarse, se proletarizarían —como lo señalan los
primeros artículos de esta obra—, se convertirían en
jornaleros y abrirían paso a las empresas agrícolas, extensivas, como el modelo estadounidense.
Varios artículos sugieren que más allá de resolver el problema del abasto urbano, simbolizado por proyectos hidráulicos de gran envergadura,
impera una visión extractiva del agua, arraigada en
una conceptualización antropocéntrica de la naturaleza como un recurso a consumir, lo cual resulta
evidente en la estructura de la administración pública, en la inoperancia de las instancias responsables de
la gestión del agua, en la ruptura de puentes entre sociedad y gobierno, en la indiferencia de los ciudadanos, todo lo cual parece conducirse por los cauces de
la privatización de los servicios, que al final tampoco
garantizan la calidad ostentada. A consecuencia de
esa visión dominante de la naturaleza como fuente
inagotable de recursos, que sólo precisa de ser conducida con obras hidráulicas y ser administrada de
manera eficiente para su distribución y consumo
racional, se ha dejado de atender la producción de
agua. La respuesta, de acuerdo con los libros reseñados en la revista, no se encuentra en las tecnologías
modernas sino en las prácticas culturales ancestrales,
en lo que Luque y compañeros, citando a Boege, denominan “sistemas agrobiodiversos”, algunos de los
cuales se resisten a desaparecer en Sonora.
Agua disponible, agua inaccesible
215
 Maternidad y niñez en el Hospicio
Cabañas. Guadalajara 1920-1944
Anayanci Fregoso Centeno, 2011
Universidad de Guadalajara, El Colegio
de Jalisco, Guadalajara, 356 pp.
La producción de niños buenos
y madres devotas en la
fabricación de una nación
E
The Production of Good
Children and Devoted Mothers in
the Making of a Nation
Ducange Médor
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Occidente, Guadalajara, Jalisco, México
[email protected]
n la historia de Occidente se han documentado numerosos casos
que evidencian a menudo que para las autoridades civiles y eclesiales haber parido a un bebé no era motivo suficiente para que se le
reconociera a una mujer el derecho de desempeñar los roles social y
biológicamente ligados a la maternidad: amamantar, cuidar, criar, proteger, etc. (Kertzer, 1993). El derecho de las progenitoras para ejercer de
madres estaba ligado a propiedades de orden moral —ser una “buena”
mujer y madre, por ejemplo, estar civil y religiosamente casada, dedicada
de tiempo completo a la atención de sus hijos y totalmente sometida a la
autoridad de su marido— y en menor medida económico.1 Así, durante
varios siglos y en varios países europeos, el Estado —con la decidida e
interesada colaboración de la Iglesia católica— tenía la potestad de negar
1
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 216-219
216
Desacatos 46 Ducange Médor
Ducange Médor
Desde luego, las propiedades de índole económica o material eran atribuidas a las
mujeres de manera indirecta, dado que una “buena” madre debía abstenerse de
tener un trabajo remunerado fuera de casa, su supervivencia material —y la de sus
hijos— dependía completamente de los ingresos de un marido (Pahl, 1984).
a ciertas mujeres la posibilidad de criar a sus hijos
toda vez que, de acuerdo con criterios de rectitud
moral o de “normalidad” social, eran consideradas
no aptas para educar a un niño o una niña.
Estas prácticas estatales y eclesiales revelan un
dato fundamental relativo a una creencia medular
de las sociedades en las que han ocurrido: la maternidad, así como la niñez, no es un hecho meramente
biológico sino, ante todo, una “construcción social”
producto de representaciones, valores, ideas y prácticas sociocultural e históricamente situadas concernientes al ejercicio correcto de la maternidad y a
la formación o educación idónea de la niñez (Boch
y Thane, 1996). Todo esto de conformidad con el
ideal de sociedad o de país que los grupos política y
socialmente dominantes buscan propagar. Anayanci Fregoso Centeno se empeña en escudriñar los
dispositivos discursivos y las prácticas que fueron
orquestados en el Hospicio Cabañas2 en torno a la
niñez y en alguna medida a la maternidad desde su
creación en la primera década del siglo xix hasta los
años cuarenta del siglo pasado.
A lo largo del trabajo, la autora recurre a menudo a conceptos como los de “representación social”,
“construcción social de la niñez” y de “maternidad”
y a la noción un tanto críptica de “orden discursivo
de género”3 para exponer y analizar las percepciones, las creencias, las prácticas y los discursos relativos a la maternidad y la niñez en los periodos
históricos que abarca su investigación. Se trata de
una obra netamente histórica, que se apoya en el
análisis de género y en perspectivas conceptuales de
corte socioantropológico para, a partir de una revisión de fuentes periodísticas y de documentos oficiales de la época estudiada, dar razón de los gestos,
los dispositivos, las alianzas, las acciones políticas y
cívicas que establecieron o generaron actores tan diversos como gobernantes, jerarcas eclesiásticos, empresarios y miembros de asociaciones filantrópicas
en torno a la maternidad y la niñez en general y en
particular a la asilada en el Hospicio Cabañas.
La obra se articula alrededor de dos etapas: la
primera va de la fundación del Hospicio a principios del siglo xix hasta la época de la Revolución
Mexicana y la segunda corresponde a la época posrevolucionaria y los inicios de la década de 1940. En
uno y otro periodo, la autora establece una estrecha
relación entre la misión encargada a la institución y,
por un lado, las ideas entonces imperantes en torno
a las expectativas y destinos marcados para los individuos con arreglo a su sexo y, por el otro, la necesidad acuciante de forjar el país o la nación mediante
la “producción”, desde la infancia, de hombres y
mujeres idóneos, esto es, conforme a las prescripciones y/o el destino que el entramado de género
les asignaba a ellos y a ellas. En palabras de la autora:
la niñez era formada según la construcción de género de la época, de la Iglesia católica y del Estado,
que pensaba a los varones como futuros proveedores familiares y productores sociales, y a las mujeres
como esposas reproductoras biológicas, como futuras madres y cuidadoras del espacio privado que no
precisaban de instrucción formal alguna para desempeñarse en las labores del hogar ni mucho menos
daba lugar a la posibilidad de pensar que alguna pudiera desempeñarse en actividades públicas (p. 92).
En el periodo que sigue a la Independencia, el imperativo era producir buenos ciudadanos que en un futuro contribuyeran a la consolidación de la nación,
aún en construcción. En la época posrevolucionaria
2
3
Asilo creado en 1810 bajo el impulso del entonces obispo
de Nueva Galicia, Juan Cruz Ruiz de Cabañas. Se llamaba
entonces Casa de la Caridad y Misericordia, años después
adoptaría la denominación de Hospicio Cabañas, en homenaje a su fundador.
Aparte de críptica, porque no se acaba de saber qué significa tal expresión, a la vista de los análisis ofrecidos en el
libro el uso de esta noción resulta un tanto limitado dado
que muchos de los datos proporcionados por la autora son
del dominio de la práctica y no sólo del discurso.
La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación
217
la exigencia será producir hombres “como ejército
de futuros ciudadanos, miembros de una sociedad
que se imaginaba civilizada y moderna” (p. 150)
según los ideales revolucionarios. El país necesitaba, se decía, hombres educados en el autocontrol,
la disciplina y la rectitud cívica y moral. Había que
educar a los niños en tales valores y ellos a su vez podrían contribuir a alejar a los adultos de los comportamientos considerados perniciosos. Este objetivo
implicó ofrecer a esa niñez, en especial a la entregada
al Hospicio, “una estricta educación y disciplina basada en la acción” (p. 151). A esto contribuía no sólo
la educación formal y el entrenamiento en oficios que
se prodigaba en el Cabañas, sino también los festivales y las ceremonias cívicas en las que se resaltaban
las figuras de los héroes de la patria e implícitamente
se invitaba a los niños —varones— a seguir su ejemplo de intrépida virilidad puesta al servicio de la nación tanto en la gesta de Independencia como en las
guerras contra enemigos extranjeros o en la lucha
revolucionaria. Asimismo, en la época posterior a la
Revolución se cristalizó en el Cabañas la idea del Estado como “instancia educadora del orden social” y
protectora de la niñez al hacer de ella el “objeto central del proceso revolucionario en términos de salud,
higiene y bienestar social” (p. 280).
Las mujeres tenían un papel preponderante en
estas tareas educativas de acuerdo con la creencia de
que su naturaleza es dulce y maternal. Las mujeres
no tenían derecho de ciudadanía, pero podían ser
útiles a la patria —y ser ciudadanas de segunda o de
manera indirecta— al procrear y educar a los futuros
ciudadanos que le hacían falta al país. En la visión
entonces imperante ser mujer entrañaba la predisposición y la capacidad biológicas para ejercer las
funciones de madre, aunque también era necesario contar con las cualidades morales para serlo de
manera legítima. La cuestión de la naturaleza maternal de toda mujer estuvo en la raíz de diferendos
relativos a quién era más idónea para encabezar el
Hospicio: una mujer soltera sin hijos biológicos ni
218
Desacatos 46  Ducange Médor
compromiso alguno y, por ende, con la absoluta libertad para entregarse a la formación de los niños
asilados —que se convertirían simbólicamente en
sus hijos—, o una mujer madre de hijos ya independientes. Esta cuestión no se planteaba en los inicios
del Hospicio Cabañas porque en estricta concordancia con su origen eclesial fue confiado a las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, ejemplo
vivo de la madre ideal: la Virgen María. Esta figura
y las monjas son la cristalización de la idea de la maternidad auténtica como construcción simbólica ajena al hecho biológico y, sobre todo, a la sexualidad,
esa fuente de peligros de los que las responsables del
Hospicio se esforzaban por alejar a las niñas. La madre de Jesús y las monjas son ejemplos cabales de la
maternidad como abnegación, entrega y obediencia
ciegas de la que eran incapaces las progenitoras de
los asilados y para la que se debía educar a las niñas
abandonadas. En el discurso se asimilaba a las madres con niños en lo que tocaba a la inocencia.4 Los
niños habían nacido inocentes y la educación debía
servir para mantenerlos en ese estado, mientras que
las mujeres que eran buenas madres recuperaban su
inocencia por su entrega incondicional a sus hijos y
se les incitaba a permanecer en tal estado. Según la
autora, las mujeres de clase media se identificaban
con este ideal de la maternidad. Había en esto un
interés de clase por “universalizar” su visión de la
maternidad al presentarla como la legítima.
Fregoso Centeno hace énfasis en la importancia
del llamado “orden discursivo de género” en la configuración del Hospicio. Con ello apunta hacia las
nítidas diferencias que se establecían en la formación
de niñas y niños, además de que casi todas las labores que se realizaban en su interior recaían en mujeres, madres culturales de los niños desamparados
que la institución tenía por misión rescatar, formar
4
Según Sherry B. Ortner (1974), la asimilación de las mujeres
con los niños es una constante en todas las culturas.
y orientar. Con las creencias ligadas al género, algunas prácticas relativas a las diferencias de clase social
estaban también presentes en el funcionamiento de
la institución en la medida en que ésta acogía, educaba y protegía a niños pobres, al mismo tiempo que
ofrecía a los niños ricos la oportunidad de educarse
en la caridad al llevar regalos a los asilados y ofrecerse como los modelos de hombres o de mujeres que
la nación requería. El Hospicio daba a los ricos bienhechores la posibilidad de mostrarse como cristianos
virtuosos y ciudadanos preocupados por la educación
y la suerte futura de los niños necesitados.
Las pautas educativas al interior del Cabañas en
relación con la maternidad, la infancia, los roles de
género, etc., eran un reflejo de las que dominaban
en la estructura social en la que estaba inserto este
asilo, en la que el modelo de familia nuclear de dominación masculina y la división sexual de las tareas
en las familias y en la sociedad eran la norma. Así, en
la educación de las niñas “se hacía hincapié, especialmente, en que el futuro era el matrimonio, la maternidad y la familia, por lo que las jóvenes debían poner
especial empeño en aprender labores y economía
doméstica, disciplina moral e higiene en el cuidado
de los menores” (p. 281). Esto obedecía al hecho de
que esas menores provenían de espacios sociales
considerados anómicos, lo que hacía necesario educarlas en los principios legítimos de la buena formación de una mujer y una futura madre.
Fregoso Centeno muestra también que la historia de los primeros 100 años del Hospicio Cabañas
es, hasta cierto punto, la historia del diferendo entre
la Iglesia católica y el Estado mexicano respecto de la
educación laica. Este asilo es de origen netamente
religioso, y no fue sino hasta 1874, tras la expulsión
de las Hermanas de la Caridad, que pasó a manos del
Estado. Sin embargo, la disputa en torno a la presencia o no de valores religiosos en la educación de los
asilados sobrevivió al cambio de dirección. Al final
prevaleció una suerte de cohabitación sin tensiones
entre los valores laico-cívicos defendidos por el Estado y los valores religiosos. Esto se explica no tanto
por el origen católico de la institución, sino por las
fuertes convicciones religiosas de las laicas que la dirigían y de los laicos que aportaban los recursos materiales para su sostenimiento: “el trabajo directo con
la ‘niñez abandonada’ estuvo en manos de un ejército
femenino cercano a concepciones religiosas que pudieron impulsarse con libertad, lejos de la mirada social o la opinión pública que funcionaba como
censor” (p. 285). Para unas y otros, sólo en la religión
se podían encontrar los baremos morales en los que
era imperioso a cual más educar a esos niños desamparados y menesterosos de protección y guía. Esto
hace ver que, aun en la época posterior a la Revolución Mexicana, la ideología tan llevada y traída del
carácter estrictamente laico de la educación impartida por el Estado fue, al menos en el caso de marras,
una cuestión más retórica que una práctica cotidiana. En la realidad, se seguía impartiendo enseñanza
religiosa en instituciones como el Cabañas con el
consentimiento silencioso o cómplice de las autoridades gubernamentales. Tal vez para éstas no fuera
tan grave transigir esas cuestiones siempre y cuando se
lograra el objetivo de producir cuerpos dóciles y mentes conformes con el orden social dominante y con
las representaciones legitimadoras del mismo.
Bibliografía
Bock, Gisela y Pat Thane (eds.), 1996, Maternidad y políticas de género: la mujer en los Estados de Bienestar europeos, 1880-1950, Cátedra, Madrid.
Kertzer, David, 1993, Sacrified for Honor. Italian Infant Abandonment and the Politics of Reproductive Control, Beacon Press, Boston.
Ortner, Sherry B., 1974, “Is Female to Male as Nature to Culture?”, en Michelle Z. Rosaldo y Louis Lamphere (eds.), Woman, Culture, and
Society, Stanford University Press, Stanford, pp. 68-87.
Pahl, Ray E., 1984, Divisions of Labour, Blackwell, Oxford.
La producción de niños buenos y madres devotas en la fabricación de una nación
219
 Toacazo. En los andes equinocciales
tras la Reforma Agraria
Víctor Bretón Solo de Zaldívar, 2012
Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales-Ecuador, Universitat de Lleida,
Abya-Yala, Universidad Politécnica
Salesiana, Quito, 420 pp.
Cambios agrarios en el Ecuador
contemporáneo
A
Agrarian Changes in
Contemporary Ecuador
Andrés Fábregas Puig
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-Occidente,
Guadalajara, Jalisco, México
[email protected]
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 220-222
220
Desacatos 46 Andrés Fábregas Puig
Andrés Fábregas Puig
mérica Latina es intensamente rural en una parte considerable de su territorio. No son pocos los países del continente
cuyas estructuras agrarias características, originadas en los años de existencia del régimen colonial español o portugués, muestran procesos de
transformación. El caso del Ecuador es ilustrativo de estos cambios que
implican movimientos de reivindicación étnica, nuevas identidades políticas, configuraciones organizativas producto de las mismas luchas y
otros procesos que han desencadenado nuevas trayectorias en los rumbos nacionales de nuestros países. Toacazo es una mirada que desde el
observatorio de una parroquia ecuatoriana analiza la transformación
del régimen de hacienda y la composición de la etnicidad como un argumento político, eficaz en la movilización y en la articulación de los
movimientos populares. Califico al libro como una perspectiva etnohistórica de las transformaciones del agro ecuatoriano, que combina
las tradiciones orales con la exploración de las fuentes documentales.
Sella esta manera de proceder la etnografía, tejida a la luz de la evidencia, de los testimonios y de la habilidad de observación del antropólogo. Todo integra una lección de método y coloca a la antropología en
la tesitura analítica que permite desentrañar los procesos que en los
momentos actuales están modificando las realidades
latinoamericanas. Como dice uno de los apartados
del libro: se trata de una monografía local con proyección global. Añado que eso se logra a través del
dominio de un campo teórico adecuado y una
orientación de método congruente.
El libro de Víctor Bretón está dividido en tres
partes precedidas de una presentación y una introducción. En la primera parte se expone la orientación teórica y el contexto, en la segunda se describe
el desmoronamiento de la hacienda y en la tercera
se analiza la relación entre la organización indígena y las agencias del desarrollo. Un epílogo y las
referencias documentales cierran el libro. Las fotos, los cuadros y los mapas son auxiliares que el
lector apreciará porque facilitan la lectura y sitúan
la narración. Toacazo es un texto que presenta una
forma sugerente para emprender una reflexión de
largo alcance acerca de los movimientos indígenas
en América Latina. Víctor Bretón escogió bien el
escenario: la conformación en la sierra ecuatoriana
de una de las plataformas étnico-políticas más complejas presentes en la actualidad latinoamericana.
Toacazo, una parroquia en los andes equinocciales,
es descubierta por la mirada antropológica como un
punto de mira para comprender contextos amplios
y reconsiderar categorías de análisis que las ciencias
sociales han usado y usan. El autor logra describir
procesos nuevos porque ha sabido distinguirlos en
un “territorio antropológico” que, como el de los
Altos de Chiapas, acusa la intensa presencia de la
añeja compañía de los antropólogos.
Una lección importante de esta obra es su congruencia. El autor no se aparta de su punto de partida, sino que lo convierte en un eje que vertebra
la narración. No resisto la tentación de señalar las
cercanías que este texto guarda con la literatura,
no sólo por lo bien escrito, sino por la fidelidad a
la guía que hace inteligible la lectura. Ese punto de
partida, que son los años previos al advenimiento
de la primera ley de reforma agraria en Ecuador, le
permite a Bretón reconstruir la naturaleza y las características de la estructura agraria de Toacazo hacia
1960 y desde ahí seguir dicha reforma como un entramado de relaciones políticas, actitudes culturales
y nudos de relaciones sociales hasta establecer un
panorama de formación de un Estado nacional, en
cuyo proceso el pasado es parte del presente. Pericia,
sin duda bien desplegada, es lo que encontramos.
Porque en este proceder existe un reto: deconstruir
el metadiscurso del Estado nacional, hacerlo inteligible y con ello situar —que no es poca cosa— el
paso de una identidad étnica a una fuerza de movilización política. Víctor Bretón cumple con el propósito de mirar al mundo desde su observatorio local.
Me parece que este libro encierra sugerencias
para los interesados en explicar los nuevos tiempos
en Chiapas desde la perspectiva de las transformaciones del ámbito rural. Lo digo porque Víctor Bretón identifica procesos que tienen relación con la
etnificación del desarrollo rural, lo que en México y
en Chiapas nos retrotrae a las discusiones planteadas
por Guillermo Bonfil Batalla a través del concepto de
“etnodesarrollo” y del “México profundo”. Es decir,
el examen de cómo se transita de la lucha por la tierra
al “nosotros en desarrollo” desde el punto de vista
indígena. A partir de este mirador descubrimos las
falacias de categorías que aparentan señalar líneas de
decisión propia para descubrir los dogmas neoliberales. La superación de estos dogmas incluye la reflexión crítica incluso acerca de la noción del “buen
vivir” empleada por los propios pueblos indígenas.
Leo en el argumento de Víctor Bretón un factor de
gran significado: Toacazo muestra que es el mundo
de la hacienda el que enmarca la politización de la
etnicidad y no los planteamientos del neoliberalismo sobre la democracia y la igualdad ante la ley. La
hacienda es un universo de dominación en el que
emerge la identidad étnica y la capacidad de transformarla en movilización política, en factor de crítica
de la condición del dominado. Me parece encontrar
aquí una sugerencia, que destaco: las propias formas
Cambios agrarios en el Ecuador contemporáneo
221
de dominación generan las estrategias de movilización popular. Es un argumento que nos lleva hacia
caminos complejos en el debate, que implica pensar
en el papel de las ideologías, las doctrinas políticas,
los discursos alusivos a la libertad y los caminos por los
que se moviliza la gente.
En Ecuador y en comparación con los procesos en México, esa transfiguración de la hacienda es
un suceso de nuestros días. En México, las grandes
transformaciones de las haciendas se remontan al
siglo xix y, por supuesto, a la Revolución Mexicana en los inicios del siglo xx. En Ecuador, estos
cambios siguieron ritmos distintos, algunos de ellos
desde el siglo xix, sin que hubiera un movimiento
político equiparable a la Revolución. Todavía en la
década de 1960 los gamonales y las añejas estructuras de la dominación colonial estaban presentes
en el país andino. Será hasta 1964 que se aplique la
reforma agraria en el Ecuador. Y las estructuras no
cayeron de la noche a la mañana.
La disolución de las haciendas no siguió un
camino único. Víctor Bretón narra, discute y explica cómo funcionaron los diferentes modelos de
transformación de las haciendas ecuatorianas e incluye las que pertenecían a la mismísima Universidad Central del Ecuador. El relato de cómo esta
gran universidad se convirtió en terrateniente y cómo dejó de serlo es una de las partes más atractivas
del libro y una lección de que ningún surrealismo
supera al de América Latina y el Caribe. También
es importante el sacar a flote las viejas estructuras
de dominación establecidas en los tiempos coloniales, y por supuesto la longevidad y tenacidad de
las relaciones clientelares, que recorren las formas
y las estructuras organizacionales en América Latina y el Caribe. Hasta en los santos patrones están
presentes los viejos señores de la tierra, los dominadores. Ecuador no es la excepción en las prolongaciones del hecho colonial. Percibir este factor
permite a Víctor Bretón trazar un proyecto crítico,
222
Desacatos 46  Andrés Fábregas Puig
una antropología basada en ese proyecto y evitar la
idealización de los procesos. La habilidad del autor
facilita terminar el libro con lo que inició y conducir al lector hacia las bases analíticas que operaron en
todo su desarrollo, lo que muestra su eficacia para
desvelar los procesos y al final presentar a los protagonistas: la gente de Ecuador.
En las páginas de Toacazo están presentes las
anticuadas estructuras de ese mundo andino —¿se
puede hablar de un mundo tal?— que fue resultado
de la situación colonial, de líderes y organizaciones
construidas a través de un tiempo que va y viene entre las exigencias del presente y las ataduras del pasado, de un Estado nacional que lejos de debilitarse se
ha reconfigurado y fortalecido y se erige como una
suerte de nuevo patrón articulador del clientelismo.
En el medio de todo ello los movimientos indígenas de Ecuador muestran signos propios y enseñan
las transformaciones de la etnicidad al calor de las
batallas políticas. Más fascinante no podía ser.
Termino este breve comentario con una pregunta que se hace explícita casi al final de la obra,
pero que está entretejida en toda su extensión: ¿están América Latina y el Caribe ante un cambio de
época? Hablamos de época, no de cambios en las
solas relaciones de producción o en las formas políticas. ¿Estamos ante un nuevo tiempo? Allí quedan
las preguntas que Toacazo nos alienta a reflexionar.
Es probable que no las respondamos, pero en el camino es factible escribir más Toacazos y ofertar a
nuestras sociedades un abanico comparativo de sus
propias realidades y de los destinos delineados en las
entrañas profundas de sus historias. Una palabra final: Víctor Bretón ha escrito con pasión, una doble
pasión, la que siente por el Ecuador y la que mantiene por la antropología. He notado esas pasiones a lo
largo del libro. Allí está el trabajo de campo, el gusto
por los paisajes, el dominio de las categorías analíticas, la gente de carne y hueso, y las historias profundas que enlazan al antropólogo con el mundo.
 El taller del etnógrafo. Materiales
y herramientas de investigación
en etnografía
Ángel Díaz de Rada, 2011
Universidad Nacional de Educación
a Distancia, Madrid, 437 pp.
La etnografía como artesanía
Gunther Dietz
D
Ethnography as a Craft
Gunther Dietz
Universidad Veracruzana,
Xalapa, Veracruz, México
[email protected]
Desacatos 46,
septiembre-diciembre 2014, pp. 223-225
espués de más de un siglo de antropología académica institucionalizada, tras varias “crisis de representación”, de cuestionamientos poscoloniales desde los estudios culturales, de redefiniciones
de objetos y temas de investigación, la etnografía sigue siendo la principal seña de identidad de nuestro quehacer disciplinario. No sólo
funge como rito de paso el primer trabajo de campo propio en la formación de los y las jóvenes antropólogos, sino que seguimos defendiendo la necesidad de publicar la extensa monografía etnográfica
—producto a menudo de la tesis de posgrado— como primer libro de
nuestra carrera profesional. Ante esta persistencia del quehacer etnográfico, llama la atención que entre el amplio abanico de manuales,
introducciones, compilaciones y demás bibliografía metodológica sean
pocos aquellos textos que realmente entienden la etnografía como un
“saber-hacer”, como nuestra peculiar “artesanía” académica. Proliferan los textos que prescriben el “deber-ser” etnográfico y que enlistan
enciclopédicamente los métodos de construcción de datos en etnografía. Sin embargo, son escasos, pero muy necesarios para la formación
antropológica, textos que “abran la caja de herramientas” del maestro
en etnografía para que el aprendiz pueda seguir de cerca los pasos concretos del guía.
La etnografía como artesanía
223
Éste es el principal logro del nuevo libro del
antropólogo madrileño Ángel Díaz de Rada. Lejos de pretender ser un manual o una introducción
clásica a la etnografía en antropología, El taller del etnógrafo es exactamente eso: un texto-taller, producto de talleres prácticos de iniciación a la etnografía,
surgido del trabajo con sus estudiantes-aprendices
de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (uned):
El taller del etnógrafo le invita a tomarse este texto como el aprendiz de mecánico que entra en el taller
de su maestro por primera vez. Cuanto más conocimiento previo tenga del oficio y de los productos
finales de la acción, mejor reconocerá los elementos del taller, las piezas que se acumulan por el suelo o sobre las mesas, algunas de ellas aparentemente
abandonadas, pero nunca del todo inútiles o descartadas. Pero, incluso si usted tiene muy poca información previa, le ayudará ver la forma de las
piezas, tomarlas en su mano, y darles vueltas para
contemplarlas desde diferentes ángulos (p. 15).
Así, prescindiendo de las a menudo tediosas discusiones epistemológicas y/o metodológicas que suelen
caracterizar a los manuales convencionales, el libro
arranca con una brevísima introducción en la que se
explica su origen y su finalidad. Siguen tres secciones principales: la primera dedicada a la observación
etnográfica, la segunda a la entrevista etnográfica
y la tercera al proceso de análisis de datos. El libro
concluye con una serie de documentos anexos, textos complementarios del autor publicados con anterioridad. Con esta estructura transparente, en cada
sección Díaz de Rada parte de una investigación
propia ya concluida: su conocida etnografía escolar
en un instituto de bachillerato madrileño para el caso de la observación, su reciente etnografía sobre la
pertenencia entre los sami para el caso de la entrevista y el proyecto colectivo sobre sistemas-expertos en torno al proceso de análisis de datos. Cada
224
Desacatos 46  Gunther Dietz
subcapítulo e incluso cada párrafo se numeran para
optimizar las referencias cruzadas internas —complementadas con enlaces de hipertexto en la versión
electrónica—, con lo que el autor logra discernir y
explicar paso por paso el quehacer etnográfico de
manera muy concreta e ilustrativa.
Después de unos párrafos generales sobre el
método en cuestión, toma como caso su propia investigación y revela paso a paso el “cómo”, el proceso de investigación desde los primeros apuntes de
campo, pasa por su sistematización y la reflexión en
el diario de campo hasta su análisis, interpretación e
incluso su publicación. Díaz de Rada ejemplifica en
toda su complejidad este proceso nada lineal, sino
zigzagueante, reproduce e integra continuamente
fragmentos de su propio proceso de investigación,
apuntes, croquis, esquemas, entradas del diario de
campo y hasta fragmentos de la publicación. Este
ir y venir de la explicación del “cómo se hace” a la
demostración práctica de “cómo lo hice” es el que
le aporta el carácter eminentemente práctico a este
libro-taller. En este sentido, se trata de un ejercicio
sumamente didáctico, algo que apenas logramos en
nuestras publicaciones antropológicas. Las ilustraciones y gráficas polícromas apoyan a la perfección
la gran calidad expositiva. El grado de transparencia que logra su autor sólo es posible porque combina su extraordinaria sensibilidad etnográfica con
una igualmente destacable —por poco frecuente—
honradez intelectual. No duda en explicar errores
cometidos en el proceso de investigación y se sirve
de ellos para ilustrar los “ires y venires” del procedimiento de construcción y análisis de datos, así como
la necesidad de mantener una gran apertura ante lo
exploratorio, lo desconocido y lo improvisado que
nos exige el método.
Con base en un intercambio de materiales metodológicos que tuve con Díaz de Rada me fue posible pilotear una versión previa de este taller con
mis estudiantes de posgrado en antropología y pedagogía en la Universidad Veracruzana. Partimos
del análisis conjunto del libro ya “clásico” del mismo autor y de Honorio Velasco (1996), al que Díaz
de Rada a menudo se refiere en El taller del etnógrafo,
para después analizar detalladamente los tres casos de
observación, entrevista y análisis de datos del presente libro. El aprendizaje práctico ofrecido por dichos
casos pudo ser complementado de manera muy concreta por los materiales que los propios estudiantes
iban generando al mismo tiempo en sus respectivos proyectos de tesis de maestría y doctorado.
Tanto los estudiantes como el docente notamos
con frecuencia que estos materiales ya habían sido
“probados” con estudiantes de la uned, como refiere el autor en la introducción. Por tanto, puedo recomendar con pruebas este libro para la docencia de
la etnografía, pero no sólo para nuestro quehacer docente. La transparencia y la sistematicidad que su autor logra a la hora de exponer “cómo lo hice” me han
dado muchas lecciones de cómo mejorar mi propia
investigación etnográfica, cómo evitar errores frecuentes, cómo aprovechar los materiales “intermedios” del proceso de investigación y cómo “sacarle
aún más jugo” al diario de campo, herramienta que
Díaz de Rada domina soberana y magistralmente.
Bibliografía
Velasco Maillo, Honorio y Ángel Díaz de Rada, 1996, La lógica de la investigación etnográfica. Un modelo de trabajo para etnógrafos de la
escuela, Trotta, Madrid.
La etnografía como artesanía
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Nuestros
colaboradores
Saberes y razones
Patricia Fortuny es doctora en antropología social por la University College, de Londres, Gran Bretaña, y profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social, unidades Occidente y Peninsular. Sus principales
líneas de investigación son la antropología de la religión —minorías religiosas, conversión, ritual y género— y la migración mexicana internacional. Sus publicaciones más
recientes son “Migrantes y peregrinos de La Luz del Mundo: religión popular y comunidad moral transnacional” (Nueva Antropología. Revista de Ciencias Sociales, vol.
XXV, núm. 77, en colaboración con Inés Cornejo Portugal) y el capítulo “‘En Estados
Unidos está prohibido enfermarse’: migrantes yucatecos” (en Inés Cornejo Portugal y
Luis Alfonso Guadarrama, Culturas en comunicación. Entre la vocación intercultural
y las tecnologías de información, Tintable, Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, Universidad Autónoma del Estado de México). Además, ha publicado decenas
de artículos y capítulos sobre minorías religiosas, iglesias y migrantes mexicanos en
Estados Unidos, género, espacio, poder y medios.
Shinji Hirai es antropólogo, nacido en Japón. Desde 2009 es profesor-investigador
titular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
unidad Noreste. Es doctor en antropología por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (uam-i). Fue ganador del Premio de la Academia Mexicana de Ciencias a
la mejor tesis de doctorado en ciencias sociales en 2009. El mismo año publicó el libro
Economía política de la nostalgia: un estudio sobre la transformación del paisaje urbano en la migración transnacional entre México y Estados Unidos (uam-i, Juan Pablos).
Guillermo Alonso Meneses es antropólogo cultural y escritor. Es profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, desde 1999. Se doctoró en el Departamento de Antropología Social e Historia de América y África de la Universidad
de Barcelona en 1995. Fue miembro investigador en el Centro de Estudios Africanos de
Barcelona (1992-1997) y profesor visitante en la Universidad Autónoma del Estado
de Hidalgo (1997-1999). Miembro del Consejo de Redacción de la revista Migraciones Internacionales, sus investigaciones versan sobre el cruce clandestino de fronteras internacionales, las transformaciones socioculturales vinculadas a la migración y
la antropología del mundo contemporáneo.
Yerko Castro Neira es doctor en antropología social y profesor-investigador del Posgrado en Antropología Social de la Universidad Iberoamericana, México. Es uno de los coordinadores de la línea de investigación “Redes de poder y sistemas de justicia” de la misma
Universidad. Ha estudiado temas y problemas asociados con fenómenos de la migración
internacional, de la ley y el análisis del Estado. Imparte clases en el posgrado en materias
relacionadas con estos temas, en torno de los cuales ha publicado varios trabajos.
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Desacatos 46  Nuestros colaboradores
Luis Escala-Rabadán es sociólogo de formación, estudió en la ciudad de México y
en Los Ángeles, California. Actualmente es profesor-investigador en el Departamento de Estudios Culturales en El Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, Baja California, México. Sus líneas de investigación se centran en temas relativos a la sociología
de las migraciones y la sociología cultural.
Marie Friedmann Marquardt es maestra de la Candler School of Theology, de la
Emory University, Atlanta, Estados Unidos. Es coautora del libro Living “Illegal”: The
Human Face of Unauthorized Immigration, con Timothy Steigenga, Phillip J. Williams,
y Manuel A. Vásquez (The New Press, 2011). También es coautora con Manuel A. Vásquez del libro Globalizing the Sacred: Religion Across the Americas (Rutgers University Press, 2003). Ha publicado múltiples artículos sobre religión, género y participación
cívica de mexicanos inmigrantes en el sur de Estados Unidos. Además de sus proyectos de investigación sobre la inmigración, Marquardt ha trabajado como voluntaria y
activista en diversos grupos de inmigrantes en Atlanta, Georgia. Actualmente funge
como corresponsable de El Refugio, casa que brinda hospedaje y apoyo a las familias
de inmigrantes detenidas en Lumpkin, Georgia.
Federico Besserer es profesor e investigador en el Departamento de Antropología
de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (uam-i). Obtuvo su doctorado
en la Universidad de Stanford y la maestría en la Universidad de California, en Riverside, Estados Unidos. Entre sus libros más recientes se encuentran Ensamblando la
ciudad transnacional. Etnografía especular de los espacios transnacionales urbanos
(editado con Daniela Oliver, uam-i, Juan Pablos, 2014), San Juan Mixtepec. Una comunidad transnacional ante el poder clasificador y filtrador de las fronteras (editado con
Michael Kearney,
uam-i,
Juan Pablos, 2006) y Topografías transnacionales (Plaza y
Valdés, 2004). En la actualidad sus áreas de interés son los estudios transnacionales,
la economía política de los afectos y los saberes, la etnografía multisituada y los estudios sobre la ciudad transnacional. Investiga la relación entre la ciudad global y la
ciudad transnacional.
Esquinas
Joaquín Algranti es sociólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires (uba) y
doctor en ciencias sociales por la misma casa de estudios y la Escuela de Altos Estudios
en Ciencias Sociales, Francia. Es profesor titular del Seminario de Sociología de la Religión de la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina. También imparte historia
del pensamiento sociológico en la Facultad de Ciencias Sociales de la uba. Es investigador asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en el área
de Sociedad, Cultura y Religión del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales.
Nuestros colaboradores
227
Moisés Garduño García es originario de la ciudad de México. Es licenciado en relaciones internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam),
maestro en estudios de Asia y África por El Colegio de México y doctor en estudios
árabes e islámicos contemporáneos por la Universidad Autónoma de Madrid. Estudió
las lenguas árabe y persa en la Escuela Nacional de Traductores de Toledo y el Dekhoda Institute de la Universidad de Teherán, respectivamente. Es miembro de organizaciones como la International Society for Iranian Studies, la Society of Contemporary
Thought and the Islamicate World y la Sociedad Española de Iranología, entre otras.
Investiga el lenguaje contestatario en el mundo árabe, los estudios culturales en
Oriente Medio y los movimientos sociales en Irán. Actualmente es jefe del Departamento de Lenguas Asiáticas, Ruso y Griego Moderno del Centro de Enseñanza de
Lenguas Extranjeras de la unam e investigador posdoctoral en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente, con el proyecto titulado “El lenguaje contestatario como elemento de subjetivización en la
denominada primavera árabe”.
Gabriela Coronado es antropóloga mexicana con doctorado en investigación social
de la Universidad de Western Sidney, Australia. En la actualidad es investigadora adjunta en el Instituto de Cultura y Sociedad en dicha universidad. En México investigó
durante 28 años aspectos de cultura, lengua e identidad, con énfasis en temas de comunicación intercultural y política entre pueblos indígenas y no indígenas. Su investigación se enmarca en la política de la cultura y sus implicaciones para los grupos
sociales. Su perspectiva interdisciplinaria incluye antropología, semiótica social y
análisis discursivo y narrativo. Ha investigado y publicado sobre relaciones interculturales, organización indígena en México y América Latina, y las complejidades de la
cultura, la sociedad y la política en la globalización, incluyendo nuevas tecnologías,
relaciones transnacionales y sus impactos culturales en las formas de organización
social y cultural.
Eleocadio Martínez Silva es sociólogo y doctor en ciencia social con especialidad en
sociología por El Colegio de México. Es profesor-investigador de tiempo completo
en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Legados
Virginia García Acosta es antropóloga social e historiadora, profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas)
desde 1974 y directora general de dicho Centro de 2004 a 2014. Ocupa el sillón número 5 en la Academia Mexicana de la Historia. Es miembro regular de la Academia
Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores, con nivel III desde
228
Desacatos 46  Nuestros colaboradores
2004. Recibió las Palmas Académicas en grado de Caballero del Gobierno Francés.
Sus áreas de especialidad están dentro de la antropología e historia de los desastres y de la alimentación. Ha publicado, como autora individual o coordinadora, más de
un centenar de artículos o capítulos de libro, y 24 libros. Entre los más recientes se encuentran los tres volúmenes de Historia y desastres en América Latina (La Red, ciesas,
1996, 1997, 2008), Estrategias sociales de prevención y adaptación. Social Strategies for
Prevention and Adaptation (con Joel Francis Audefroy y Fernando Briones,
ciesas,
2012), Miradas concurrentes. La antropología en el diálogo interdisciplinario (con Guillermo de la Peña, ciesas, 2013), y Margens da violencia. Subsídios ao estudo do problema da violencia nos contextos mexicano e brasileiro (con Antonio Carlos de Souza
Lima, Associação Brasileira de Antropologia, 2014).
Sydel Silverman es presidenta emérita de la Fundación Wenner-Gren para la Investigación en Antropología y profesora emérita de antropología en la City University of
New York. Se ha involucrado profundamente con la preservación de archivos y registros antropológicos.
Juan Vicente Palerm es profesor de mérito en la Universidad de California en Santa
Barbara (ucsb). Recibió el título de doctor en antropología social por la Universidad
Iberoamericana (1983) y fue miembro fundador del Departamento de Antropología
Social de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (1975). Ocupó la dirección del Center for Chicano Studies de la ucsb (1984-1994), la dirección del University
of California Institute for Mexico and the United States (uc Mexus) (1994-2003) y fundó la Casa de la Universidad de California en México. Se dedica al estudio del surgimiento de una nueva sociedad rural en California, resultado de la reestructuración de
la agroindustria y de la sedentarización masiva de trabajadores agrícolas en California procedentes de México.
Gustavo Lins Ribeiro es profesor titular de la Universidad de Brasilia. Es presidente
de la Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Ciências Sociais de Brasil y primer presidente del World Council of Anthropological Associations. Pertenece
al Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil, del que es investigador, nivel 1A. Ha escrito y compilado 20 libros en portugués, español e inglés, ha
publicado más de 170 artículos y capítulos de libros en seis lenguas en 21 países sobre
globalización, transnacionalismo, cibercultura, desarrollo y antropologías mundiales.
Ha formado parte de 18 consejos editoriales de revistas, como Alteridades (México),
American Anthropologist, American Ethnologist y Current Anthropology (Estados
Unidos). Su último libro, compilado con Gordon Mathews y Carlos Alba, es Globalization from Below. The World’s Other Economy (Routledge, 2011).
Nuestros colaboradores
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Testimonios
Jorge Durand es profesor-investigador titular de la Universidad de Guadalajara y
del Centro de Investigación y Docencia Económicas. Es codirector, con Douglas S.
Massey, del Mexican Migration Project (desde 1987) y del Latin American Migration
Project (desde 1996), auspiciado por las universidades de Princeton y Guadalajara.
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la National Academy of Sciences de Estados Unidos. Durante
los últimos 20 años ha estudiado el fenómeno migratorio entre México y Estados Unidos. Ha sido profesor invitado en las universidades de Pennsylvania, Chicago, University of California Los Angeles, Princeton, Varsovia, Bielefeld y el Centre National de
la Recherche Scientifique de Francia.
Reseñas
José de Jesús Hernández López es antropólogo social por El Colegio de Michoacán.
Desarrolla las líneas de investigación “transformación de paisajes culturales y pueblos huerteros mexicanos” bajo la metodología de ecología cultural política. Obtuvo
el Premio Nacional “Fray Bernardino de Sahagún” otorgado por el Instituto Nacional
de Antropología e Historia 2008 a la mejor tesis de doctorado en antropología y etnología. Fue galardonado con el Premio Nacional a la Mejor Tesis de Doctorado en
Ciencias Sociales otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias en 2009.
Luis Gabriel Torres González es profesor-investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente, desde 1994.
Obtuvo el doctorado en ciencias agrícolas y del ambiente en la Universidad de Wageningen, Holanda, y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I,
desde 1995. En 1997 recibió el Premio Casa Chata por su libro de autor único La fuerza de la ironía: un estudio del poder en la vida cotidiana de los trabajadores agrícolas
tomateros. Se especializa en estudios de medio ambiente y sociedad, agua y política
social. Entre sus experiencias de investigación más reciente se encuentran los siguientes proyectos: “Estudios de tres microcuencas de Jalisco”, “Estudios justificativos para el decreto de área natural protegida de Nixticuil El Bosque-San Esteban-El
Diente y para la creación del Área Natural Protegida Cerro Viejo-Chupinaya-Sierras
de Chapala”, proyectos de ordenamiento ecológico local y consulta pública de Zapopan y Tlajomulco, Jalisco. Ha coordinado los proyectos: “Sinergias con Oportunidades”, “Proyectos de ordenamiento ecológico local de Ocotlán y Poncitlán” y “El
acceso alimentario a los hogares 2013-2014, un estudio cualitativo en 13 localidades
de Jalisco y Nayarit”.
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Desacatos 46  Nuestros colaboradores
Ducange Médor estudió la licenciatura en filosofía y ciencias en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso), la maestría en gestión y políticas de
la educación superior en la Universidad de Guadalajara y el doctorado en ciencias sociales en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
unidad Occidente. Es docente de licenciatura en el iteso. Sus áreas de interés académico y de investigación son estructuras de género, arreglos familiares y de los hogares y
políticas educativas, entras otras.
Andrés Fábregas Puig es investigador de tiempo completo en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Occidente. Participó
en la fundación del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapalapa en la ciudad de México. En Chiapas, su estado natal, reestructuró el Instituto Chiapaneco de Cultura y fundó la Universidad de Ciencias y Artes
de Chiapas y el Centro de Investigaciones Superiores para México y Centroamérica
adscrito a dicha universidad. Se ha especializado en estudios regionales y de fronteras, además de fundar la línea de análisis de la antropología del deporte en México.
Ha sido y sigue siendo profesor de antropología, ha impartido cursos tanto en el país
como en el extranjero. Su más reciente publicación es Configuraciones regionales
mexicanas. Un planteamiento antropológico, obra editada en dos volúmenes entre
2010 y 2011, con pie de imprenta de la Universidad Intercultural de Chiapas y el Gobierno del Estado de Tabasco.
Gunther Dietz se formó como antropólogo en la Universidad de Hamburgo, Alemania,
y trabaja como profesor-investigador titular en estudios interculturales en la Universidad Veracruzana, Xalapa. Ha realizado trabajos etnográficos sobre etnicidad, interculturalidad, movimientos sociales y educación en Andalucía, Michoacán y Veracruz. Sus
últimas publicaciones son Islam in Education in European Countries (coeditor, Münster, 2009), Multiculturalism, Interculturality and Diversity in Education: An Anthropological Approach (Münster, 2009), Interculturalidad y educación intercultural en
México (coautor, Secretaría de Educación Pública, 2011), Mujeres musulmanas a la
sombra de Al-Andalus (coautor, Fondo de Cultura Económica, 2011), Multiculturalismo, interculturalidad y diversidad en educación: una aproximación antropológica
(Fondo de Cultura Económica, 2012).
Traducción
Patricia Torres Mejía es profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Distrito Federal. Se dedica a la investigación de problemas de trabajo industrial y campesino desde la licenciatura en
antropología social en la Universidad Iberoamericana. Su trabajo sobre producción
Nuestros colaboradores
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de arroz y tabaco en Ilocos, Sur, Filipinas, fue producto de su doctorado en la Johns
Hopkins University bajo la dirección de Sidney Mintz. Realizó una estancia en el programa de posgrado de la City University of New York bajo la tutela de Eric Wolf. Actualmente realiza investigación sobre formas de apropiación del desierto sudcaliforniano
por migrantes desde una perspectiva de género.
Marisa Raditsch es la primera estudiante internacional egresada de la licenciatura en
estudios internacionales de la Universidad de Guadalajara. Ha sido asistente de investigación en el Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales de la misma
casa de estudios.
Fotografía
Antón Flores es cofundador de la agrupación cívica-religiosa Alterna, en el estado de
Georgia, comunidad de seguidores de Cristo de América Latina y Estados Unidos,
dedicada a realizar actos de fe, hospitalidad, justicia y compasión. Es un predicador
popular en iglesias, escuelas superiores y otros foros cristianos. Ha publicado diversos ensayos en revistas y en la serie de libros Seasoned with Peace. Es coautor del
libro Widening the Circle: Experiments in Christian Discipleship (Herald Press, 2011).
Antón y su cónyuge, Charlotte, maestra de una escuela pública, tienen dos hijos propios, Jairo y Eli, y recientemente adoptaron niños cuyos padres inmigrantes fueron
encarcelados o deportados a sus países.
Elsa Medina Castro es originaria de la ciudad de México. Realizó estudios de fotografía y diseño en la Universidad Iberoamericana y en la San Diego State University,
Estados Unidos. Ha participado en múltiples talleres como docente y alumna y fue
discípula del fotógrafo Nacho López. Trabajó como reportera gráfica en La Jornada
entre 1986 y 1999, y como corresponsal en Tijuana, Baja California, durante los últimos
tres años. Es fundadora y colaboradora del periódico El Sur de Guerrero. Ha exhibido
su trabajo en exposiciones individuales y más de 50 colectivas en México y Europa.
Realizó reportajes especiales sobre política en Guatemala, Nicaragua y Haití. Ha obtenido diversos galardones, entre los que destacan el reconocimiento del Festival
Internacional de la Imagen 2014, primer lugar del concurso “Dos culturas, un solo origen” y segundo lugar en el certamen “Mujeres vistas por mujeres”, organizado por la
Comunidad Económica Europea. Ha participado en numerosas conferencias en diferentes instituciones nacionales. Fue distinguida como miembro del Sistema Nacional
de Creadores en 2004 y 2010. Su obra se ha publicado en libros y revistas. Actualmente vive en la ciudad de México y se dedica a la docencia.
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Prometeo Lucero es fotoperiodista enfocado en temas de derechos humanos, migración y medio ambiente. Ha colaborado con diversos medios nacionales e internacionales, entre los que destacan el diario La Jornada, las revistas Obras, Expansión, Quo,
Proceso, Desacatos, Biodiversidad Sustento y Culturas, Letras Libres, Variopinto, las
agencias Latitudes Press, Zuma Press, ap y Reuters, y las organizaciones no gubernamentales Greenpeace, Peace Brigades International, Red Todos los Derechos para
Todas y Todos y Amnistía Internacional. Ha participado en los libros: 72 migrantes
(Almadía, 2011), Altares y ofrendas del Día de Muertos en México (Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, 2010); Cartografías disidentes (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, 2008). Ha publicado los libros Dignas: voces de
defensoras de derechos humanos (2012) y Acompañando la esperanza (2013). Ha sido
finalista en los concursos “Los Trabajos y los Días” (Colombia, 2013) y “Hasselblad Masters” (Estados Unidos, 2014).
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Desacatos. Revista de Antropología Social es una publicación plural e interdisciplinaria que divulga avances y resulta­dos de investigaciones sobre antropología, historia, lingüística y ciencias
sociales afines, como geografía, sociología y ciencia política.
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Juárez 222,
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México, D. F.
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aceptarán reseñas de libros que hayan sido publicados hace más de dos años. La extensión
máxima permitida será de 20 000 caracteres con espacios en Arial a 12 puntos con interlineado doble.
3. Los originales deberán incluir la información siguiente:
Nombre del autor
Institución en la que colabora
Semblanza breve (no más de 10 líneas)
Domicilio, número telefónico y dirección de correo electrónico
4. Las citas en el texto deberán ser de la forma (Sámano, 1982: 181).
5. Las referencias tendrán la información completa y deberán aparecer alfabé­ticamente de la
siguiente manera:
Ortiz, Fernando, 1974, La música afrocubana, Biblioteca Júcar, Madrid.
Derrida, Jacques, 1997, Mal de archivo. Una impresión freudiana, Trotta, Madrid, en línea
<http://web.uflib.ufl.edu/spec/manuscript/guides/Pierson.htm>.
Portal Ariosa, Ana, 1989, “El mito como síntesis de la identidad cultural”, en Alteridades,
Anuario de Antropología, Universidad Autónoma Metropolitana, México.
Sánchez R., Martín, 1992, “Los católicos, un grupo de poder en la política michoacana (19101924)”, en Relaciones, vol. 13, núm. 51, pp. 195-222.
6. Si el artículo incluye cuadros o gráficas, el autor debe mencionar la fuente y cuidar que sean
claros. El autor deberá señalar el lugar preciso en que deban aparecer los cuadros y las gráficas en la página de la siguiente manera: (entra cuadro 1 o gráfica X).
7. Si el autor desea acompañar su texto con fotografías, mapas, planos, figuras, láminas deberá
asegurarse de contar con la autorización del creador para usar su obra. Los archivos deberán
enviarse en formato jpg o tif, en tamaño carta, a una resolución mínima de 300 dpi.
importante:
Si las colaboraciones enviadas no siguen las especificaciones mencionadas, no se
tomarán en cuenta para evaluación hasta que cubran los requisitos.
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Desacatos 46  Instrucciones para los autores
INSTRUCTIONS
FOR THE AUTHORS
Desacatos. Revista de Antropología Social is a plural and multidisciplinary journal that spreads
research advances and results on the fields of anthropology, history, linguistics and other related social sciences like geography, so­ciology and political science.
We publish original papers and reviews in Spanish that have not been published and are
not currently being reviewed by any other media. All manuscripts must be sent to: desacato@
ciesas.edu.mx, or to the following address:
Desacatos. Revista de Antropología Social
Juárez 222,
Col. Tlalpan, C. P. 14000
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Desacatos will acknowledge receipt of every manuscript. The publication of the manuscripts will
depend on the confidential evaluation made by anonymous specialists and will inform its resolution to the authors within a pe­riod no longer than a year. When a manuscript is turned down
for publication, Desacatos will inform the author the reasons for its rejection.
Once a manuscript is approved for publication, the author automatically renounces its
proprietary rights over his paper and authorizes its printed and electronic publication.
1. Manuscripts (including title in Spanish and English, abstracts in Spanish and English, minimum five keywords in Spanish and English, footnotes, citations, charts, graphics and bibliographical references) must not exceed 54 000 characters, including spaces. All submissions
must be typed in Arial font at 12 points and double-spacing. The abstract will not exceed 800
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2.Book reviews must include the book’s complete bibliographical information and the cover
image of the reviewed boot at 300 dpi of resolution. The texts cannot exceed 20 000 characters, including spaces. We do not accept reviews of books published over two years ago.
All the reviews must be typed in Arial font at 12 points and double-spacing.
3.All manuscripts must include the following information:
Full name of the author
Name of the represented institution
Biographical sketch (no more than 10 lines)
Home address, telephone number and e-mail address
4. In-text citations must be made in this manner (Sámano, 1982: 181).
5. The reference list must be alphabetized in the following manner:
Ortiz, Fernando, 1974, La música afrocubana, Biblioteca Júcar, Madrid.
Derrida, Jacques, 1997, Mal de archivo. Una impresión freudiana, Trotta, Madrid, en línea
<http://web.uflib.ufl.edu/spec/manuscript/guides/Pierson.htm>.
Portal Ariosa, Ana, 1989, “El mito como síntesis de la identidad cultural”, en Alteridades, Anuario de Antro-pología, Universidad Autónoma Metropolitana, México.
Sánchez R., Martín, 1992, “Los católicos, un grupo de poder en la política michoacana (19101924)”, en Relaciones, vol. 13, núm. 51, pp. 195-222.
6. When a paper includes tables or charts, the author must state the sources and verify that they
are clear. The au­thor must indicate the precise place in which they should appear within the
text by typing: (Place here Table 1 or Chart X).
7. If the author wishes to use photos, maps, and figures in its submission, must have the authorization of the creators to use their work. The images should be sent in letter size, in jpg or tif
format at 300 dpi of resolution as minimum.
important: If collaborations do not follow the specifications will not be evaluated until they fulfill
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Instructions for the authors
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Directorio
Comité editorial
Cuerpo académico asesor
Revista Desacatos
Jorge Aceves Lozano
ciesas-Occidente
Jorge Alonso
ciesas-Occidente
Alberto Aziz Nassif
Director de Desacatos
Elena Azaola Garrido
ciesas-df
Federico Besserer
uam-Iztapalapa
Gwennhael Huesca Reyes
Editora
Alberto Aziz Nassif
Director de Desacatos
Marianne Braig
Universidad Libre de Berlín, Berlín
Alina Lozada Rosillo
Asistente
Isabel Campos Goenaga
Directora académica
Luís Roberto Cardoso de Oliveira
Universidad de Brasilia, Brasilia
Storm. Diseño + Comunicación
Diseño y formación
Gabriela Cano Ortega
El Colegio de México
Mario Cerutti
Norma Fer­nández Guerrero
Corrección
Agustín Escobar Latapí
Director general
Danièle Dehouve
Universidad de París X, París
Patricia Fortuny Loret de Mola
ciesas-Peninsular
Philippe Descola
Colegio de Francia, París
Ernesto Isunza Vera
ciesas-Golfo
Héctor Díaz-Polanco
ciesas-df
Gonzalo Maulén Destéfani
Subdirector de Difusión
y Publicaciones
Claudio Esteva Fabregat
El Colegio de Jalisco
Sergio Pérez Cortés
uam-Iztapalapa
Enrique Valencia Lomelí
udeg
Alicia Ziccardi Contigiani
iis-unam
uanl
Enrique Florescano
Conaculta
Josefina García Fajardo
El Colegio de México
Silvia Gómez Tagle
El Colegio de México
Odile Hoffman
ird-Francia
Esteban Krotz
uam-Iztapalapa
Javier Mc Gregor
uam-Iztapalapa
Eduardo L. Menéndez
ciesas-df
Gail Mummert
El Colegio de Michoacán
Victoria Novelo
ciesas-Peninsular
Juan Vicente Palerm
Universidad de California-Santa
Barbara
Patricia Ponce
ciesas-Golfo
Juan Manuel Ramírez Sáiz
iteso
Abstracts in Anthropology;
Catálogo de Revistas de Arte
y Cultura en México (Conaculta);
Citas Latinoamericanas en Ciencias
Sociales y Humanidades (clase);
e-revistas. Plataforma Open Access
de Revistas Científicas Electrónicas
Españolas y Latinoamericanas;
francis; Handbook of Latin American
Studies (hlas); Hispanic American
Periodicals Index (hapi); Índice de
Revistas Mexicanas de Investigación
Científica y Tecnológica de Conacyt;
Quórum de Revistas, El portal de
revistas iberoamericanas
(Universidad de Alcalá); Red de
Revistas Científicas de América
Latina y el Caribe, España y
Portugal (Red ALyC); Registro de
Revistas de la Asociación de
Antropólogos Iberoamericanos
en Red (aibr); Scientific Electronic
Library Online (Scielo- México);
Sistema Regional de Información en
Línea para las Revistas Científicas
de América Latina, el Caribe,
España y Portugal (Latindex);
Sociological Abstracts (csa); Ulrich’s
Periodicals Directory; Dialnet
(Universidad de la Rioja).
Daniela Spenser
ciesas-df
 Prometeo Lucero
El material gráfico de la propuesta temática abarca todo el número y es selección
y responsabilidad de la revista, salvo cuando los autores envían imágenes para
su artículo.
Costo anual por tres números:
$360.00 M. N.
Incluye envío.
FORMA DE PAGO
Índices
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Universidad de Nueva York,
Nueva York
Muro fronterizo, Tijuana, 2014.
Revista de Antropología Social
Joan Subirats
Universidad Autónoma de Barcelona,
Barcelona
Sergio Tamayo
uam-Azcapotzalco
Éste es un espacio editorial donde se privilegia la reflexión, la
polémica y las interpretaciones en el marco del conocimiento
antropológico y de las ciencias que se ocupan del ser humano
y la sociedad, de la cultura y de los procesos históricos. El
objetivo es ser una instancia que fomente y convoque a la
discusión de ideas de fondo con la forma argumental más
cuidadosa posible.
Depósito bancario a nombre de ciesas a la cuenta
8012649, sucursal 681, referencia 211155 de Banamex.
Envíe esta orden de suscripción
y su comprobante de pago a: ciesas
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Librería “Guillermo Bonfil Batalla”
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México, D. F. Tel. (52 55) 56 55 00 47
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Desacatos es una publicación cuatrimestral. La sección
temática “Saberes y razones” parte de la propuesta de un
Orden de suscripción
especialista que coordina las colaboraciones de varios autores
donde dan cuenta de sus reflexiones recientes y de los avances
Nombre
de sus investigaciones para ofrecer una mirada de conjunto. Al
final, la interpretación y crítica de otro especialista sobre estos
Institución
textos es vertida en un “Comentario”.
La sección “Esquinas” se nutre de colaboraciones
originales de gran calidad expositiva con información
Calle, número exterior, número interior
relevante originada en la labor de investigación. “Testimonios”
es la sección que reproduce documentos inéditos, entrevistas
Colonia
o textos académicos con riqueza informativa para la
investigación y la docencia, relacionados con la propuesta
C.P.
temática del número. En “Legados” se reconocen las
trayectorias de líderes académicos que han contribuido al
conocimiento antropológico y al pensamiento social de
Ciudad, estado, país
México y el resto del mundo. La última sección de la revista,
“Reseñas”, está dedicada a textos críticos sobre materiales
Teléfono
editoriales de antropología y ciencias sociales.
Correo electrónico
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Desacatos, año 15, núm. 3, septiembre-diciembre de 2014, es una publicación cuatrimestral editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
Calle Juárez #87, Col. Tlalpan, C. P. 14000, México, D. F., Apdo. Postal: 22-048, Tel. 54 87 35 70, Fax 56 55 55 76, <http://desacatos.ciesas.edu.mx>, <[email protected]>.
Editor responsable: Alberto Aziz Nassif. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2013-021810381500-102, issn 1607-050X, ambos otorgados por el Instituto Nacional de
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Librería “Guillermo Bonfil Batalla” y ciesas desconcentrados. Este número se terminó de imprimir en octubre de 2014, con un tiraje de 1000 ejemplares. Las opiniones
expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción parcial de los materiales publicados siempre y
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Septiembre-diciembre 2014  ISSN 1607-050X
Migración México/Estados Unidos
en la década de crisis
Trayectorias identitarias de los trabajadores
de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las
Truchas, Michoacán
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
Eleocadio Martínez Silva
Saberes y razones
Legados
La frontera-gulag y las deportaciones
de migrantes mexicanos
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Migraciones a debate. Las cuestiones políticas
en la época de los regímenes de terror
Virginia García Acosta
Eric Wolf: las fuerzas que lo forjaron
Sydel Silverman
Yerko Castro Neira
Recordando a Eric Wolf
Asociaciones de inmigrantes mexicanos
en Estados Unidos: logros y desafíos en
tiempos recientes
El trabajo e influencia de Eric Wolf
Juan Vicente Palerm
Gustavo Lins Ribeiro
Luis Escala-Rabadán
Cooperación y conflicto: parroquias
e inmigrantes latinos
Testimonios
Patricia Fortuny y Marie Friedmann Marquardt
Un “coyote” japonés en Ciudad Juárez
(1905-1911)
Comentario
Jorge Durand
Comentarios críticos y cinco propuestas para
pensar la migración en el momento actual
Federico Besserer
Reseñas
Agua disponible, agua inaccesible
Esquinas
Industrias del creer. Orientaciones productivas
del complejo editorial cristiano en Argentina
Joaquín Algranti
La recuperación de la voz propia
en las revoluciones árabes: convenciones
culturales y epistemológicas para el fin
del poscolonialismo
Moisés Garduño García
De la profundidad a la superficie cultural.
Lucha de significados y migración
Gabriela Coronado
Revista de Antropología Social
José de Jesús Hernández López
y Luis Gabriel Torres González
La producción de niños buenos y madres
devotas en la fabricación de una nación
Ducange Médor
Cambios agrarios en el Ecuador
contemporáneo
Andrés Fábregas Puig
La etnografía como artesanía
Gunther Dietz
Migración y crisis.
México-Estados Unidos
Guillermo Alonso Meneses
46
Migración y crisis. México-Estados unidos
Presentación
Septiembre-diciembre 2014
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Migración y crisis. México-Estados Unidos
Coordinación de la sección temática:
Patricia Fortuny y Shinji Hirai
46