¿Qué debo hacer para SER SALVO_

¿Qué debo hacer para
SER SALVO?
La salvación espiritual es una controversia para algunos y
para otros, es una interrogante sin respuesta. En el mundo,
se han registrado 9,900 religiones en los últimas décadas.
Cada una de estas religiones profesan y aseguran ser la única
y correcta religión que ofrece la salvación espiritual.
Al mismo tiempo, el hombre natural cree que todas las
religiones, de una u otra forma, tienen algo de verdad y que
le pueden ofrecer el llegar a Dios. Unas religiones tardaran
más, serán más difíciles de seguir que otras; pero obtendrán
el mismo fin: Conocer a Dios, según algunos dicen. En
religión, todo es cuestión de gustos y tendencias. Estos y
otros razonamientos similares demuestran que el hombre
piensa que sabe cómo ser salvo, mas a la luz de lo que la
Biblia asegura, el hombre se ha hecho necio en sus propios
razonamientos. De acuerdo con las escrituras, el único que
puede decirle al hombre creado cómo se es salvo es: Dios
mismo, su Creador.
En una ocasión, después de ser llevados a prisión, Silas y
Pablo orando y alabando a Dios, presenciaron un milagro. A
consecuencia de un terremoto, las puertas de las celdas se
abrieron y ellos mismo quedaron en libertad. El carcelero,
pensando que los reos se habían escapado, quiso quitarse la
vida, mas Pablo le dijo que todos estaban ahí con él. Al ver
esta situación tan asombrosa, el carcelero cayo a los pies de
Pablo y Silas y les hizo una de las preguntas que el hombre
se ha hecho desde tiempos antiguos: ¿Qué debo hacer para
ser salvo?
Hechos 16: 25. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas,
cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26. Entonces
sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que
los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se
abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se
soltaron. 27. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las
puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar,
pensando que los presos habían huido. 28. Mas Pablo clamó
a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos
estamos aquí. 29. El entonces, pidiendo luz, se precipitó
adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de
Silas; 30. y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer
para ser salvo? 31. Ellos dijeron: Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 32. Y le hablaron la
palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.”
Capítulo 1
La TORRE DE BABEL: BALAL o CONFUNDIR
¿Soy salvo por mi mismo? ¿Puede el hombre lograr la
salvación por si mismo, por sus propios esfuerzos y
recursos? ¿Pueden mis oraciones, ruegos, súplicas darme
la salvación? ¿Podría darme la salvación mis confesiones?
¿Podría darme la salvación mi arrepentimiento?
El
hombre, trata de alcanzar a Dios, de llegar a lograr por sus
méritos el ser digno del amor de Dios.
Esta constante tendencia, es parte de la depravación del
hombre desde el huerto del Edén. Cuando Dios crea al
hombre, lo crea en un ambiente perfecto. Su cuerpo,
alma y espíritu estaban sin contaminación. Hasta que
decidieron, en su libre albedrio, creer en lo que satán les
estaba diciendo: “si tomas del árbol de la ciencia del bien
y del mal, serán como dioses.” La palabra “dioses” en la
Biblia, es sinónimo a ángeles.
Job 1: 6. “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová
los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 7.
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por
ella.”
Satán le estaba diciendo que serian como ángeles si
tomaran del árbol que Dios les había ordenado no tomar.
Adán y Eva veían a los ángeles de Dios. Dios cubría los
cuerpos perfectos de ellos, con luz. El hombre fue creado
a imagen y semejanza de Dios. Si Dios, se vestía con
vestiduras de luz, Adán y Eva también solo que estas
vestiduras de luz las perdieron al pecar, y al verse
“desnudos”.
Salmo 104: 2. “El que se cubre de luz como de vestidura,
Que extiende los cielos como una cortina, 3. Que establece
sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su
carroza, El que anda sobre las alas del viento;”
Génesis 3: 7. “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y
conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas
de higuera, y se hicieron delantales.”
Dios, ante el pecado y caída espiritual de Adán y Eva, los
viste pero ahora ya no de luz. La luz, que una vez
tuvieron, se había ido de ellos.
Génesis 37: 2. “Esta es la historia de la familia de Jacob:
José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las
ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de
Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e
informaba José a su padre la mala fama de ellos. 3. Y amaba
Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había
tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores.
4. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a
todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle
pacíficamente. 5. Y soñó José un sueño, y lo contó a sus
hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. 6. Y él
les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: 7. He aquí que
atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi
manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros
manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. 8. Le
respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o
señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aun más a
causa de sus sueños y sus palabras. 9. Soñó aun otro sueño, y
lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado
otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se
inclinaban a mí. 10. Y lo contó a su padre y a sus hermanos;
y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que
soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a
postrarnos en tierra ante ti? 11. Y sus hermanos le tenían
envidia, mas su padre meditaba en esto.”
En el caso de Jacob, José y sus hermanos. Vemos una
similitud enorme entre: La luz con la que Dios vistió a Adán y
la túnica con la que Jacob honra a José. En la escritura, José
a su vez, fue una representación del Salvador del Mundo. De
hecho, al estudiar la vida de José de Egipto, vemos que fue
honrado después de sufrir injustamente.
Dios le honró al revelarle la interpretación del sueño de
Faraón y este a su vez al hacer gobernador de Egipto a José,
le da un nuevo nombre: Safenat-panéah, que significa
probablemente: Dios habla y él vive o el salvador del mundo.
José, se convirtió en el salvador del mundo de aquel
entonces, físicamente hablando. Salvo al mundo de la
hambruna que les aconteció durante siete años de escases y
sequia enormes. Cuando José pasaba por las calles y
caminos de Egipto, la gente se arrodillaba y en idioma
egipcio decían: “Abrek”. En términos bíblicos Abrek (abrèk), 'abhrēkh es una palabra aramea (hebreo arcaico y
árabe), que significa postrados o arrodillaos ante Dios, y que
es pronunciada para José en Génesis 41:42-43.
La trayectoria de José, desde la esclavitud y la cárcel hasta
su exaltación como “visir” o primer ministro del Faraón, se
relata poéticamente en el Salmo 105:16-22.
Hechos 7: 9. “Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron
a José para Egipto; pero Dios estaba con él, 10. y le libró de
todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de
Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre
Egipto y sobre toda su casa. 11. Vino entonces hambre en
toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y
nuestros padres no hallaban alimentos. 12. Cuando oyó
Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la
primera vez. 13. Y en la segunda, José se dio a conocer a sus
hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José. 14.
Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su
parentela, en número de setenta y cinco personas. 15. Así
descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también
nuestros padres; 16. los cuales fueron trasladados a Siquem,
y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró
Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.”
Los egipcios se tenían que arrodillar y rendirle honor a José.
Los hermanos de José llenos de odio y enviada, alcanzaron la
salvación y preservación físicas gracias a José. E,
increíblemente, también alcanzaron el perdón y el gozo de
haberse reconciliado con su hermano a quien habían vendido
como esclavo en los días de su juventud. Esta maravillosa
historia la podemos ver en los capítulos de libro de Génesis
37 al 50.
Volviendo al huerto del Edén, la luz con la que Adán fue
vestido originalmente por Jehová, era una representación
de gloria de Dios y de su aceptación. Pero ahora, después
de su desobediencia, les cubriría de “túnicas de pieles”.
Génesis 3: 7. “21. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su
mujer túnicas de pieles, y los vistió.”
A través de los primeros capítulos de Génesis podemos ver
que el hombre, como descendiente de Adán, ya no es
creado como éste lo fue. Ahora, es creado a “imagen y
semejanza” del propio Adán. Su espíritu, alma y cuerpo,
traen el germen de la enfermedad llamada: Pecado.
Génesis 5: 3. “Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró
un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su
nombre Set.”
Al llegar al capítulo seis, vemos que la “maldad del
hombre” se había incrementado aún más. A tal grado,
que los designios de sus corazones era de continuo hacer
y maquilar el mal.
Dios decide destruir toda esa
generación de hombre perversos y preservar la vida a
través de Noé y su familia.
Génesis 6: 12. “Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba
corrompida; porque toda carne había corrompido su camino
sobre la tierra. 13. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el
fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a
causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.”
Al llegar al capítulo once, vemos que el hombre, seguía
teniendo en su corazón a Adán. Dios le había dicho a Adán
y a Eva que su descendencia poblaría la tierra y que se
extendería por todo lo ancho y largo. Pero, los
descendientes de Adán después del diluvio hacen lo
contrario: Se unen en la llanura de Sinar; Se unifican en
un solo gobierno mundial; Con una sola religión, un solo
idioma, un solo líder llamado Nimrod y un sólo propósito.
Génesis 10: 8. “Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser
el primer poderoso en la tierra. 9. Este fue vigoroso
cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como
Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. 10. Y fue el
comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra
de Sinar. 11. De esta tierra salió para Asiria, y edificó
Nínive, Rehobot, Cala, 12. y Resén entre Nínive y Cala, la
cual es ciudad grande.”
El hombre, quería llegar hasta los cielos y hacerse un
nombre para sí. Babel en hebreo significa: Confusión. En
este lugar, Dios descendió para confundir su lengua. Así
dejaron en ese momento de ser de un mismo sentir
pecaminoso y contrario a Dios. Aunque, siguieron siendo
malos y contrarios a los caminos del Señor.
Génesis 11: 1. “Tenía entonces toda la tierra una sola
lengua y unas mismas palabras. 2. Y aconteció que cuando
salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de
Sinar, y se establecieron allí. 3. Y se dijeron unos a otros:
Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió
el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de
mezcla. 4. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y
una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un
nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda
la tierra. 5. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre
que edificaban los hijos de los hombres. 6. Y dijo Jehová: He
aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje;
y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo
que han pensado hacer. 7. Ahora, pues, descendamos, y
confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el
habla de su compañero. 8. Así los esparció Jehová desde allí
sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la
ciudad. 9. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel,
porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y
desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.”
A partir de este momento, Jehová Dios deja al hombre,
como dice el apóstol Pablo: “a su propio parecer y a los
razonamientos de una mente reprobada y necia”.
Romanos 1: 28. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta
a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer
cosas que no convienen;”
Hechos 14: 16. “En las edades pasadas él ha dejado a
todas las gentes andar en sus propios caminos; 17. si bien
no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien,
dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de
sustento y de alegría nuestros corazones.”
Inclusive, se le conoce a “este dejar de Dios” para con el
hombre descendiente de Adán, como: “Los tiempos de la
ignorancia”. Donde Dios deja al hombre necio y malo a sus
propios razonamientos, necedades e intentos de llegar a Dios
por sus propios esfuerzos, como en la torre de Babel. Lo
malo de la torre de Babel, es que la motivación del hombre
siempre fue adorarse así mismo.
Por ello, intentaron
hacerse “un nombre para si mismos en los cielos”.
Hechos 17: 30. “Pero Dios, habiendo pasado por alto los
tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los
hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31. por cuanto
ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con
justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos
con haberle levantado de los muertos.”
Capítulo 2
La CULPABILIDAD DEL HOMBRE
Encontramos en el capítulo 1 de Romanos, un fascinante
análisis de la culpabilidad del hombre, debido a su
depravación. Entiéndase depravación por la condición
pecaminosa que los descendientes de Adán hemos heredado
al nacer en este mundo.
Traemos el pecado de Adán, su rebelión, en nuestra propia
sangre. Donde debería, de acuerdo a las escrituras correr
“vida”, ahora corre “muerte espiritual”.
Levítico 17: 11. “Porque la vida de la carne en la sangre
está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar
por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la
persona.”
En Romanos 1, encontramos varios aspectos importantes
sobre el origen de la naturaleza humana pecaminosa y la
razón por la que Dios “dejó al hombre a su propio parecer”.
El hombre, descendiente de Adán, no tomó a Dios en
cuenta. Sino que se complacieron en practicar el mal. Por
ello, el hombre se hizo a si mismo, reo de muerte, no solo al
hacer el mal, sino al complacerse en ello.
Estando atestado de toda maldad e injusticia, el hombre no
probó el tener en cuenta a Dios. Eso les provocó que Dios les
entregase a una “mente reprobada”. Esta mente perversa,
les maquinó el hacer cosas en contra de las leyes de Dios
para traerse a sí mismos la retribución debida a su propio
extravío.
Por ello, Dios les entrega, a pasiones vergonzosas. Hoy en la
actualidad vemos que en la unión americana, en cada uno de
sus estados se ha legalizado el matrimonio lésbico gay
homosexual y transexual. Con derechos y responsabilidades
civiles iguales a los de un matrimonio tradicional. En nuestro
país se esta abogando en varios estados de la República
Mexicana, a que se promueva el matrimonio igualitario. Todo
ello, va en contra de lo que Dios estipulo más es una muestra
de que la profecía bíblica se esta cumpliendo y lo que vemos
en Romanos se esta demostrando: “Que el hombre ha
cambiado la verdad de Dios por la mentira.”
El hombre, descendiente de Adán, sigue teniendo el mismo
corazón pecaminoso. Su corazón sigue siendo como el de
Adán después de su caída o mejor dicho: Después de su
muerte espiritual.
¿Dónde radica el error de la depravación humana?
Precisamente en que el hombre, especialmente después de
la Torre de Babel, cambió la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible.
Lo que de Dios se puede conocer, el hombre lo conoció muy
bien, porque Dios mismo se lo mostro en su creación. La
Biblia nos dice que “los cielos declaran la gloria de Dios”
Salmos 9. El hombre caído, tenia la facultad de reflexionar
en lo que Dios ha hecho. De tal forma que desde que el
mundo fue creado, claramente se ha podido ver que Dios es
Dios. Por ello, la culpabilidad del hombre es tan gravosa,
que no tiene disculpa.
El hombre nace, condenado a muerte. Condenado al ir al
lago de fuego, que se describe en el libro de Apocalipsis.
Ante todo, vive una vida de pecado, porque eso es lo único
que naturalmente sabe hacer. No puede buscar a Dios,
porque eso es imposible en el. Se complace en el practicar
una vida de pecado y de ir en contra de Dios. Solo sigue sus
propios razonamientos y su propio parecer en los cuales Dios
no es tomado en cuenta. Mas bien, cambia lo que ha
aprendido de la creación por cosas que le envanecen y le
hace parecer sabio, mas su necedad es aun mayor.
Creyéndose conocedor, se hace ignorante. Dios ha estipulado
que el hombre viva, y después de ello, sea juzgado. El
hombre, descendiente de Adán, nace condenado en sus
propios pecados, sin esperanza de ser salvado por si mismo
en absoluto o por algo que pudiera hacer. Todo ser humano,
esta destinado a un juicio, que lo único que declarara, será
al hombre culpable y digno de muerte eterna en un lago de
fuego. Esta, es la verdad plena y llana de la depravación
del hombre. Y, todos, somos ese tipo de hombre al nacer en
esta tierra.
Hebreos 9: 27. “Y de la manera que está establecido para
los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio,”
Apocalipsis 20: 11. “Y vi un gran trono blanco y al que
estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y
el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12. Y vi a los
muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros
fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro
de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que
estaban escritas en los libros, según sus obras. 13. Y el mar
entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados
cada uno según sus obras. 14. Y la muerte y el Hades fueron
lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15. Y
el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado
al lago de fuego.”
Un lago de fuego, que es la muerte segunda: “10. Y el diablo
que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán
atormentados día y noche por los siglos de los siglos.”
Capítulo 3
El Ejemplo de ABRAHAM
Pero Dios, en su gracia inmensamente inescrutable e
incomprensible decide, a la par de dejar al hombre a su
propio parecer y razonamientos, llamar a un hombre. Un
hombre común y corriente. Descendiente de Adán
también. Pero, a través del cual, y por medio de su gracia,
bendeciría eventualmente a todo el mundo y le mostraría
al hombre caído, que sólo en su gracia, puede conocer
bendición y salvación eternas. Este hombre escogido por
Jehová, es Abraham.
Génesis 12: “tu padre, a la tierra que te mostraré. 2. Y haré
de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. 3. Bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra. 4. Y se fue
Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram
de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.”
Jehová Dios decide hacer un pacto con Abraham. En este
pacto, Jehová seria su Dios y la descendencia de Abraham,
su pueblo escogido y especial tesoro en toda la tierra.
Además que le entregaría la tierra de Canaán como
heredad perpetua.
Génesis 17: 1. “Era Abram de edad de noventa y nueve
años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios
Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2. Y
pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran
manera. 3. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios
habló con él, diciendo: 4. He aquí mi pacto es contigo, y
serás padre de muchedumbre de gentes. 5. Y no se llamará
más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham,
porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
6. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y
reyes saldrán de ti. 7. Y estableceré mi pacto entre mí y ti,
y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por
pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia
después de ti. 8. Y te daré a ti, y a tu descendencia después
de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en
heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.”
A lo largo de la vida del patriarca Abraham, vemos que Dios
lo bendice por su confianza en El. Es decir: “Abraham si
tomo en cuenta a Dios en su vida.” Por ello, no solo las
familias de la tierra llegarían a recibir bendición en la
descendencia de Abraham, que es la simiente verdadera.
Sino que las naciones, también lo harían.
Romanos 4: 1. “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham,
nuestro padre según la carne? 2. Porque si Abraham fue
justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no
para con Dios. 3. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó
Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4. Pero al que
obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como
deuda; 5. mas al que no obra, sino cree en aquel que
justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 8.
Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de
pecado. 9. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para
los de la circuncisión, o también para los de la
incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue
contada la fe por justicia. 10. ¿Cómo, pues, le fue contada?
¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la
circuncisión, sino en la incircuncisión. 11. Y recibió la
circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe
que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de
todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a
ellos la fe les sea contada por justicia; 12. y padre de la
circuncisión, para los que no solamente son de la
circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que
tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. 13.
Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,
sino por la justicia de la fe. 14. Porque si los que son de la
ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la
promesa. 15. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley,
tampoco hay transgresión.16. Por tanto, es por fe, para que
sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda
su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino
también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre
de todos nosotros. 17. (como está escrito: Te he puesto por
padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el
cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son,
como si fuesen. 18. El creyó en esperanza contra esperanza,
para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que
se le había dicho: Así será tu descendencia. 19. Y no se
debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como
muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la
matriz de Sara. 20. Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a
Dios, 21. plenamente convencido de que era también
poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22. por lo
cual también su fe le fue contada por justicia. 23. Y no
solamente con respecto a él se escribió que le fue contada,
24. sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser
contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los
muertos a Jesús, Señor nuestro,”
La simiente de Abraham es un sinónimo a la simiente de la
mujer en el Edén. Vemos, que al caer Adán en su pecado,
Dios provee a la par de hacerles un sacrificio y con las pieles
del animalito vestiduras, así Dios les estaba proveyendo una
solución a su pecado: “tu simiente le herirá al adversario en
la cabeza”. Sabemos que el adversario es satán. Y, que la
cabeza de satán es su poder. La simiente de la mujer, le
quitaría a satán su poderío sobre la descendencia del hombre
Adán.
Génesis 3: 15. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”
El apóstol Pablo, nos aclara que la simiente de la mujer es:
Cristo. Es en Cristo, como descendiente de Abraham y como
la verdadera y única simiente, que no solo las familias de la
tierra serian bendecidas, sino también las naciones, el
mundo entero, mas no todos los hombres. Porque habría
hombres amadores de si mismos y vanagloriosos, que
persistirían en seguir siendo “descendientes de Adán” y
rechazarían la gracia y bendición de Dios. Gálatas 3: 16.
“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su
simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es
Cristo.”
Capítulo 4
La Oración del PECADOR: ¿ME SALVA?
Así vemos que la descendencia de Adán, necesitada de
una “simiente” verdadera que le diera nuevamente vida y
bendición, se encontraría imposibilitada para buscar,
conocer, recibir o ganar por sí misma esta vida nueva y
verdadera. Sólo, Dios, quien es el que da la simiente
verdadera podría ayudar al hombre caído. El hombre
caído, se encuentra precisamente así: Caído.
La
depravación y culpabilidad del hombre lo hacen ser en sí
mismo incapaz de solucionar su situación espiritual. El
hombre caído, ya no posee un libre albedrio: Está muerto
y no puede decidir espiritualmente hablando.
En el huerto del Edén, Adán estaba con luz, revestido de
santidad, de perfección, tenia comunicación con Dios,
platicaba y aprendía de Dios. No había pecado en su
entorno ni en su vida personal. Estaba lleno de futuro, de
esperanza y de armonía. Su libre albedrio estaba intacto.
Libre para decidir y escoger el bien y la vida.
Adán vivía en un ambiente de seguridad, protección,
bendición, futuro inmensamente hermoso y sobre todo:
Conocía a Dios.
Al pecar, lo perdió todo. Es decir; ya no viviría en esa
seguridad y protección dadas por Jehová en el Edén. Ya
no le conocería a Dios. Ya no podría tener ese hermoso
futuro. Ahora, inclusive la tierra, seria maldita a causa de
su transgresión. La tierra, seria sujeta a “vanidad”.
Romanos 8: 20. “Porque la creación fue sujetada a vanidad,
no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó
en esperanza; 22. Porque sabemos que toda la creación
gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;”
Génesis 3: 9. “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo:
¿Dónde estás tú? 10. Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y
tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11. Y
Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has
comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12. Y el
hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me
dio del árbol, y yo comí. 13. Entonces Jehová Dios dijo a la
mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La
serpiente me engañó, y comí. 14. Y Jehová Dios dijo a la
serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas
las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu
pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu
simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú
le herirás en el calcañar. 16. A la mujer dijo: Multiplicaré en
gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a
luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se
enseñoreará de ti. 17. Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que
te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra
por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu
vida. 18. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas
del campo.”
Vemos al hombre caído, a través de la historia de la
humanidad hasta nuestros días, crear para si mismo:
Religiones, Tradiciones, Ritos, Costumbres, Razonamientos y
Cuestionamientos que salen solo de un corazón caído y
separado de Dios. Siempre intentando, el regresar al Edén
por sus propios méritos y logros personales.
Lo anterior nos ayuda a comprender que inclusive esta
tendencia del hombre caído es llevada e introducida a la
Iglesia. La historia de la cristiandad tradicional y ahora la
iglesia evangélica, esta plagada de “intentos” para lograr la
aceptación y el agrado de Dios. Uno de estos intentos
humanos es la conocida “oración de fe” u “oración del
pecador”. Los pastores y predicadores, han sostenido que
para que Dios nos de su salvación, necesitamos orar esta
oración de fe. Y, al hacerlo, no solo seremos salvos, sino que
recibimos a Cristo en nuestro corazón, al haberlo aceptado y
al haber hecho publica nuestra confesión de fe.
La oración del pecador, va mas o menos de la siguiente
forma (ya que no existe una establecida universalmente,
sino que su formas y contenidos han cambiado de acuerdo a
la emoción del momento y personalidad de quienes la
dirigen).
La Oración del Pecador es por demás un termino usado en las
iglesias evangélicas para referirse a la oración realizada por
un creyente al momento de su conversión al cristianismo con
la intención de iniciar una relación personal con Dios a
través de su hijo Jesucristo, según la doctrina de salvación
sostenida por distintas denominaciones evangélicas.
Normalmente es una oración improvisada y guiada por un
predicador o hermano en la fe. En esta oración , el
interesado confiesa que es pecador y pide el perdón divino
por medio del sacrificio de Jesucristo. En algunos casos,
puede ser tanto una profesión de fe inicial de un nuevo
converso como una reafirmación posterior. Incluye
elementos como: La confesión de lo que la persona considera
una vida pecaminosa, El reconocimiento de su necesidad de
salvación, Y la redención a través de Jesucristo al recibirlo
como su salvador personal. Es normalmente una oración
breve, simple y directa guiada por un predicación que
pronuncia la oración en voz alta haciendo pausa tras cada
frase para que pueda ser repetida. Quienes la practican,
consideran importantísimo la actitud y la intención de quien
la realiza.
Quienes defienden esta postura, en las iglesias evangélicas,
usan como ejemplo bíblico en el contraste entre la oración
del fariseo (que se considera así mismo como una persona
moralmente superior) y la del publicano (sinceramente
humillado ante Dios). Este ejemplo lo encontramos en el
evangelio de Lucas.
La oración del pecador es utilizada también por los cristianos
profesantes ya convertidos con el propósito de buscar
redención y en algunos casos reafirmar su fe en Cristo
durante un momento de crisis o enfriamiento, según algunos
de ellos lo creen.
Lucas 18: 9. “A unos que confiaban en sí mismos como
justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta
parábola: 10. Dos hombres subieron al templo a orar: uno
era fariseo, y el otro publicano. 11. El fariseo, puesto en
pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy
gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12. ayuno
dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los
ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios,
sé propicio a mí, pecador. 14. Os digo que éste descendió a
su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que
se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido.”
La oración del pecador, es algo inventado por el hombre.
Nacido de un corazón caído igualmente como cualquier otra
forma de religión, rito, tradición o costumbre que intente
acercarnos a Dios por nuestros propios medios. En este caso
en particular: Haciendo una Oración.
Capítulo 5
La JUSTIFICACION: en SU RESURECCION
¿Cómo nos dice la Biblia que somos perdonados? Sólo hay
una forma en la cual podemos ser perdonados y esta no es
haciendo una oración de fe por un pecador arrepentido.
Romanos 3: 23. “por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios, 24. siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es
en Cristo Jesús, 25. a quien Dios puso como propiciación por
medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados, 26. con la mira de manifestar en este tiempo su
justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que
es de la fe de Jesús.”
Nuestras confesión, buenas obras, arrepentimiento
verdadero y sincero e inclusive nuestra declaración
públicas de ser seguidores de Cristo, no nos perdonan en
absoluto.
Inclusive, en la dispensación dada a Israel, la cual es
descrita por el apóstol Pablo, encontramos ejemplos de
cómo Dios había determinado no escuchar a los
pecadores; que solo había un lugar para poder invocar a
Dios y pedir su perdón y que Dios perdonaría a su pueblo
Israel por sus obras de arrepentimiento. Pero, ello ya no
es verdad hoy en día.
El error trágico en el cual vemos a la cristiandad
tradicional y evangélica es la predicación de verdades
bíblicas que fueron verdades para la antigua dispensación
dada a Israel mas ahora no lo son mas. Y por otro lado
que las verdades que ahora son dadas a la iglesia en esta
dispensación de gracia, no son enseñadas ni consideradas
como verdades actuales. Sino como insinuaciones u
opiniones de un hombre llamado Pablo.
Algunos han expresado que la definición de ser
“justificados” es como ser considerados como: Si nunca
hubiésemos pecado. Mas esta “definición” comúnmente
sostenida en la cristiandad evangélica, es incompleta. Es
decir; ser justificados es parte de la gracia de Dios,
cuando la justicia de Cristo es puesta en nosotros al creer
en su resurrección. Cristo resucito para que nosotros
pudiésemos ser hechos: Justos.
Romanos 4: 25. “el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”
Aquí vemos que la muerte de Cristo fue debido a nuestras
transgresiones. Su sepultura nos da la convicción de saber
que en verdad El murió.
Su resurrección es con la finalidad de que podamos ser
declarados por Dios: Justos. Ahora, cuando Dios Padres nos
ve, El ve la justicia de Su Hijo en nuestros espíritus. Somos,
los creyentes, portadores de la justicia divina. Eso es
justificación.
1 Corintios 15: 1. “Además os declaro, hermanos, el
evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis,
en el cual también perseveráis; 2. por el cual asimismo, si
retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no
creísteis en vano. 3. Porque primeramente os he enseñado
lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras; 4. y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras; 5. y que apareció a Cefas, y después a los doce.
6. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez,
de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7.
Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8.
y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.
9. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no
soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia
de Dios. 10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su
gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado
más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios
conmigo. 11. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y
así habéis creído. 12. Pero si se predica de Cristo que
resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros
que no hay resurrección de muertos? 13. Porque si no hay
resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14. Y si
Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación,
vana es también vuestra fe. 15. Y somos hallados falsos
testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él
resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los
muertos no resucitan. 16. Porque si los muertos no
resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17. y si Cristo no
resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
18. Entonces también los que durmieron en Cristo
perecieron. 19. Si en esta vida solamente esperamos en
Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los
hombres. 20. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos;
primicias de los que durmieron es hecho.”
La esencia del evangelio es: La Resurrección. A través de
ella, somos hechos: Justos.
Capítulo 6
Pablo o Saulo de Tarso
¿Pero, porqué es tan relevante lo que el apóstol Pablo
escribe sobre cómo ser salvos?
Pablo, también conocido como Saulo de Tarso, fue
escogido por nuestro Señor Jesucristo como el hombre
que llevaría a las naciones la Revelación de Jesucristo.
Romanos 16: 25. “Y al que puede confirmaros según mi
evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación
del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos
eternos, 26. pero que ha sido manifestado ahora, y que por
las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios
eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que
obedezcan a la fe, 27. al único y sabio Dios, sea gloria
mediante Jesucristo para siempre. Amén.”
El apóstol Pablo, es el que Dios ha escogido para traernos y
darnos a conocer los mandamientos del Señor en esta
dispensación de Gracia, en la cual estamos.
1 Corintios 14: 37. “Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son mandamientos del
Señor.”
Dios ha enviado a las naciones al apóstol Pablo para que sea
el apóstol a los gentiles, sea el perito arquitecto del edificio
que el Espíritu Santo esta construyendo para gloria de Dios y
sea el modelo o patrón a seguir para todo creyente en esta
dispensación.
Romanos 11: 13. “Porque a vosotros hablo, gentiles. Por
cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio,”
1 Corintios 11: 1. “Sed imitadores de mí, así como yo de
Cristo.”; 3: 9. “Porque nosotros somos colaboradores de
Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 10.
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como
perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima;
pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11. Porque nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el
cual es Jesucristo.”
Capítulo 7
El Orar: Una BUENA OBRA del CREYENTE
Tito 3: 4. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios
nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5. nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6. el
cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo
nuestro Salvador, 7. para que justificados por su gracia,
viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la
vida eterna. 8. Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero
que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios
procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas
y útiles a los hombres.”
¿Por qué la oración del pecador no nos puede salvar? Dios
nos dice que no es por obras que podemos ser salvos.
Romanos 4: 4. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario
como gracia, sino como deuda; 5. mas al que no obra, sino
cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por
justicia.”
La oración es considerada en la Palabra del Señor, como una:
Buena Obra. El orar, es considerado a su vez como: trabajar
en el Señor o laborar junto con los hermanos creyentes en
alguna petición, ruego, suplica, situación urgente y
apremiante necesidad.
Colosenses 4: 12. “Os saluda Epáfras, el cual es uno de
vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente
por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes,
perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. 13.
Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por
vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en
Hierápolis.”
Epáfras era uno de los ancianos de la iglesia. El, laboraba
rogando encarecidamente por los santos.
Orar, es
laborar. Rogar es laborar. Laborar es obrar.
Romanos 15:29. “Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré
con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. 30.
Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por
el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios,
31. para que sea librado de los rebeldes que están en Judea,
y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea
acepta;”
Orar, es ayudar a otros, en el sentido espiritual. Este es el
ejemplo de las viudas que en verdad eran consideradas
viudas en la iglesia por los apóstoles.
1 Timoteo 5: 3. “Honra a las viudas que en verdad lo son. 4.
Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos
primero a ser piadosos para con su propia familia, y a
recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y
agradable delante de Dios. 5. Mas la que en verdad es viuda
y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en
súplicas y oraciones noche y día. 6. Pero la que se entrega
a los placeres, viviendo está muerta. 7. Manda también estas
cosas, para que sean irreprensibles;”
El orar, va en el contexto de ser “diligente” en suplicar a
Dios día y noche, como es el caso de las viudas verdaderas.
Todo ello es correcto y bueno y Dios lo espera pero no de los
pecadores. De los pecadores, Dios no espera que le hablen.
Al contrario, el ordena: que se callen.
Romanos 3: 19. “Pero sabemos que todo lo que la ley dice,
lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se
cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20.
ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado. 21. Pero ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y
por los profetas; 22. la justicia de Dios por medio de la fe en
Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay
diferencia, 23. por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios, 24. siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25. a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe
en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber
pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26.
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de
Jesús.”
Vuelvo a poner el énfasis en el versículo 19: “Pero sabemos
que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la
ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede
bajo el juicio de Dios;”
Aquí vemos a Dios, a través del apóstol Pablo, haciendo un
juicio para todo hombre: Que todos están bajo condenación.
Todo hombre caído, deberá, según Dios “cerrar la boca”. Y,
considerar lo que Dios tiene que decirnos. No lo que le
queremos decir o lo que algún predicador nos este
motivando a decirle. La oración del pecador y las cosas que
promueve como: Creerse perdonado por Dios, Considerarse
Salvo, y Pensar que ha recibido a Cristo en su corazón
porque lo ha aceptado o invitado a pasar a su vida y ser su
Señor; son irreales y confusas.
Irreales, porque
espiritualmente no pueden suceder. El hombre caído no
puede lograr nada de Dios por medio de si mismo. Como lo
es el elevar una oración a Dios y lograr su perdón o su
aceptación Y, son confusas, porque crean una expectación
falsa de su salvación personal.
Lo que tenemos, en el mejor de los casos, es una cristiandad
tradicional y evangélica que ha creído una mentira que hoy
en día ya no es verdad.
Fue, en parte verdad, pero para los judíos que si invocaban
el nombre del Señor y que oraban en el templo de Jerusalén
para recibir perdón y aceptación. Pero, esa verdad, ya no lo
es en esta dispensación.
De esta forma, hemos visto a través de este estudio, que:
1) La oración del pecador o aceptar a Jesús a entrar en la
vida de uno o tomar una decisión por Jesús es usar mal
el contexto de Romanos 10 y ponerlo en otra distinta
dispensación de la que en verdad correspondería, que
es la antigua dispensación dada a Israel bajo la ley en
tiempo antiguo, u otro tiempo o en el pasado.
2) Que pensar que uno es salvo a través de una oración es
añadir una obra humana a la simplicidad del evangelio.
3) Se crea un falso entendimiento de querer añadir algo
mas a la obra terminada y completa de nuestro amado
Señor Jesucristo.
Capítulo 7
Todo aquel que INVOQUE, CONFIESE y CREA
En la antigua dispensación dada a Israel, descrita en Efesios,
vemos que el invocar, confesar, hacer publica su relación
con Jesús de Nazaret y el orar para pedir el perdón de Dios
en el templo de Jerusalén eran verdades aceptadas y dadas
únicamente a Israel en aquella época. Ahora, ya no lo son
para el cuerpo de creyentes que es la iglesia.
Lucas 18: 9. “A unos que confiaban en sí mismos como
justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta
parábola: 10. Dos hombres subieron al templo a orar: uno
era fariseo, y el otro publicano. 11. El fariseo, puesto en
pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy
gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12. ayuno
dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
13. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar
los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
Dios, sé propicio a mí, pecador. 14. Os digo que éste
descendió a su casa justificado antes que el otro; porque
cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se
humilla será enaltecido.”
En esta parábola, dada a Israel, nuestro Señor Jesucristo
afirma lo que los judíos sabían: Que el orar en el templo de
Jerusalén les permitía el perdón. ¿De donde sabían esto? De
cuando el Rey Salomón dedico el templo a Jehová y Dios
hace pacto con él.
2 Crónicas 7: 11. Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová,
y la casa del rey: y todo lo que Salomón se propuso hacer en
la casa de Jehová y en su casa, fue prosperado. 12. Y
apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu
oración, y he elegido para mí este lugar por casa de
sacrificio. 13. Si yo cerrare los cielos, para que no haya
lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si
enviare pestilencia a mi pueblo; 14. Si se humillare mi
pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y
buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos
caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré
sus pecados, y sanaré su tierra. 15. Ahora estarán abiertos
mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar: 16.
Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que
esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi
corazón estarán ahí para siempre. 17. Y si tú anduvieres
delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas
las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y
mis decretos, 18. yo confirmaré el trono de tu reino, como
pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que
gobierne en Israel. 19. Mas si vosotros os volviereis, y
dejareis mis estatutos y mandamientos que he puesto
delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y
los adorareis, 20. Yo os arrancaré de mi tierra que os he
dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la
arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla y escarnio de
todos los pueblos. 21. Y esta casa que es tan excelsa, será
espanto a todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así
Jehová a esta tierra y a esta casa? 22. Y se responderá: Por
cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los sacó de
la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los
adoraron y sirvieron: por eso él ha traído todo este mal
sobre ellos.”
1 Reyes 9: 1. “Cuando Salomón hubo acabado la obra de la
casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso
hacer, 2. Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como
le había aparecido en Gabaón. 3. Y le dijo Jehová: Yo he
oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia.
Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para
poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán
mis ojos y mi corazón todos los días. 4. Y si tú anduvieres
delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de
corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he
mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, 5. yo
afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre,
como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de
tu descendencia en el trono de Israel. 6. Mas si
obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros
hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que
yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y
sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; 7. yo cortaré a
Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y
esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de
delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos
los pueblos; 8. y esta casa, que estaba en estima, cualquiera
que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué
ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? 9. Y dirán:
Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus
padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos,
y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre
ellos todo este mal.”
El judío sabía, que si iba al templo de Jerusalén a pedir
perdón a Dios, Dios prometía perdonarlo. Por ello el
contexto de la parábola dada por Jesucristo. ¿Dónde estaba
el republicano? En el templo: “Dos hombres subieron al
templo a orar,” nos dice la parábola.
También debemos recordar, las palabras del Señor Jesucristo
cuando anduvo en los días de su carne por Galilea y Samaria,
él dijo que vendrían días en los que ni en Jerusalén ni en
otro lugar se adoraría a Dios. Parte de la adoración que se le
dio a los judíos, es el arrepentirse y encontrar el perdón de
Dios en su misericordia. A la mujer samaritana se le revelo
una gran verdad: “Dios busca adoradores que le adoren en
espíritu y en verdad”.
Juan 4: 19. “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres
profeta. 20. Nuestros padres adoraron en este monte, y
vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe
adorar. 21. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene
cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo
que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren. 24. Dios es Espíritu; y los que le adora”
Jesús de Nazaret aseguro a sus discípulos que si ellos eran
leales a él, ellos serian respaldados por Cristo mismo delante
de los ángeles de Dios y delante de Dios mismo. Cristo, no
tendría vergüenza de llamarles: Hermanos.
Mateo 10: 32. “A cualquiera, pues, que me confiese delante
de los hombres, yo también le confesaré delante de mi
Padre que está en los cielos. 33. Y a cualquiera que me
niegue delante de los hombres, yo también le negaré
delante de mi Padre que está en los cielos.”
Apocalipsis 3: 5. “El que venciere será vestido de vestiduras
blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y
confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus
ángeles.”
Los judíos estaban familiarizados con las palabras “confesar”
y “negar”. La palabra confesar es simplemente: Reconocer.
Estas palabras de Jesús dadas a los judíos, son citadas por el
apóstol Pablo en el libro de Romanos. En esta epístola, los
capítulos noveno, decimo y onceavo, son capítulos
paréntesis. Es decir; nos hablan de un tema distinto a lo que
se esta tratando en el libro en si. En estos capítulos, se les
habla a los gentiles acerca del Pueblo de Israel. En el
capitulo nueve, se enfoca en mostrar a los gentiles la
importancia del pueblo judío, ya que de ellos han sido: La
Adopcion, La Gloria, El Pacto, La Promulgacion de la Ley, El
Culto, Las Promesas y Los Patriarcas de los cuales, según la
carne, vino Cristo.
Romanos 9: 1. “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi
conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2. que
tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3.
Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo,
por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la
carne; 4. que son israelitas, de los cuales son la adopción, la
gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las
promesas; 5. de quienes son los patriarcas, y de los cuales,
según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las
cosas, bendito por los siglos. Amén.”
En el capítulo 10, el apóstol Pablo nos habla acerca de lo
que él les predica a los judíos cuando visitaba las sinagogas
en Macedonia, en Asia Menor y eventualmente en Roma. Es
un resumen de lo que se les predicaba.
En el capitulo 11, se nos advierte a no envanecernos como
gentiles rescatados por la gracia de Dios, debido a la caída
de Israel. Y, de echo se nos aclara que fue precisamente por
la “transgresión de Israel” que nosotros los gentiles pudimos
ser rescatados en Cristo.
Romanos 11: 11. “Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel
para que cayesen? En ninguna manera; pero por su
transgresión vino la salvación a los gentiles, para
provocarles a celos. 12. Y si su transgresión es la riqueza del
mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto
más su plena restauración? 22. Mira, pues, la bondad y la
severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que
cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en
esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.”
Ahora bien, el contexto de Romanos capitulo diez, es dentro
de Israel. Es precisamente a los judíos, que el apóstol Pablo
les predico que si “invocaran el nombre de Jesucristo” serian
salvos.
Es decir; a los judíos se les decía: “8. Mas ¿qué dice? Cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que predicamos: 9. que si confesares con tu
boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10. Porque
con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación. 11. Pues la Escritura dice: Todo
aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12. Porque no
hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es
Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
13. porque todo aquel que invocare el nombre del Señor,
será salvo.”
El judío comprendió a lo que el apóstol Pablo estaba
haciendo referencia. De hecho, en el libro del profeta
Joel se menciona algo similar que en el día de Pentecostés
el apóstol Pedro aclara a los “varón judíos israelitas” a los
que se les estaba diciendo estas cosas profetizadas.
Joel 2: 28. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre
toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones. 29. Y también sobre los siervos y sobre las siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días. 30. Y daré prodigios
en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de
humo. 31. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en
sangre, antes que venga el día grande y espantoso de
Jehová. 32. Y todo aquel que invocare el nombre de
Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en
Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el
remanente al cual él habrá llamado.”
Hechos 2: 16. “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17. Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi
Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros
ancianos soñarán sueños; 18. Y de cierto sobre mis siervos y
sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu,
y profetizarán.”
Un análisis adicional de Romanos capítulo Diez, nos ayuda
a comprender de qué se está hablando realmente.
Aquellos que pueden invocar son los que ya son
creyentes. No invocan los que no son aun creyentes ni lo
hacen para serlo. El pecador, no puede ser escuchado por
Dios. Solo Dios escucha a los que creen en El.
Romanos 10: “9. que si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo. 14. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en
el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no
han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” El
énfasis y el enfoque no esta en el “invocar” o en el
“confesar” sino en el “creer”. Al “creer”, se puede y se
debe “invocar” y “confesar” o lo que es lo mismo:
Reconocer. ¿Qué es lo que el creyente reconoce?: Que
Jesucristo es el Señor.
Romanos 14: 11. “Porque escrito está: Vivo yo, dice el
Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua
confesará a Dios.”
De esta forma, volvemos a mencionar que:
1) La oración del pecador o aceptar a Jesús a entrar en
la vida de uno o tomar una decisión por Jesús es usar
mal el contexto de Romanos 10 y ponerlo en otra
distinta dispensación de la que en verdad
correspondería, que es la antigua dispensación dada
a Israel bajo la ley en tiempo antiguo, u otro tiempo
o en el pasado.
2) Que pensar que uno es salvo a través de una oración
es añadir una obra humana a la simplicidad del
evangelio.
3) Se crea un falso entendimiento de querer añadir algo
mas a la obra terminada y completa de nuestro
amado Señor Jesucristo.
Mateo 10:32-35 “cualquiera que me confesare delante de
los demás? ¿A quien esta hablando Jesús de Nazaret? A los
judíos no a los gentiles.
Lucas 12:8-9 “A los judíos que creían en Jesús como el
Mesías de Israel”
Juan 12:42-48 “Algunos creían pero no confesaban por temor
a los fariseos”
En la dispensación dada a Israel bajo la ley, en tiempo
pasado, se esperaba de todo seguidor de Jesús que:
4) Confesara con su boca que Jesús de Nazaret es el
Mesías
5) Que creyera en su corazón. Ambas condiciones eran
integrales. La una, no podía estar sin la otra y
viceversa. Algunos creyeron, pero por temor a ser
arrojados de la sinagoga o inclusive puestos en
prisión, se callaron y no confesaron con su boca que
Jesús es el Mesías.
En Romanos 10, vemos que el apóstol Pablo cita
escrituras de la Torah y de los Profetas:
En el V.5 se cita de Levítico 18:5
En el V.6 se cita de Deuteronomio 30:12-13
En el V.8 se cita de Deuteronomio 30:14
En el V.9 se cita Referencia a Mateo 10:32-33
En el V.14 se cita del profeta Isaías 28:16
El orden es, para los que llegan a ser alcanzados por la
gracia de Dios, es:
1.
2.
3.
4.
5.
Creer
Creen, porque se les anuncia el evangelio
Sólo los que han Creído en su corazón
Confiesan e Invocan a Dios con su boca
Se refiere a los judíos que llegarían a creer en Jesús
de Nazaret como el Mesías verdadero de Israel
Estos versículos de Romanos 10 no son para los gentiles y no
nos dicen cómo somos salvos los gentiles hoy en día: No nos
dicen sobre nuestra actual justificación.
El único que nos puede declarar justos es: Dios.
Romanos 8: 33. “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios
es el que justifica.”
1 Corintios 1: 1. “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo
por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2. a la
iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en
Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en
cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: 3. Gracia y paz a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 4.
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de
Dios que os fue dada en Cristo Jesús;”
Los llamados a invocar el nombre del Señor Jesucristo no lo
hacen para ser salvos. Lo hacen porque: Ya lo son.
Romanos 1: 5. “y por quien recibimos la gracia y el
apostolado, para la obediencia a la fe en todas las
naciones por amor de su nombre;”
En el evangelio de Juan, se nos menciona algo
increíblemente maravilloso en el contexto de cuando
Jesús de Nazaret sana a un ciego de nacimiento.
Hay algo en esta narración en cuanto a quiénes Dios
escucha y a quiénes El no escucha.
Juan 9: 29. “Nosotros sabemos que Dios ha hablado a
Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. 30.
Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso,
que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los
ojos. 31. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero
si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye.
32. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese
los ojos a uno que nació ciego. 33. Si éste no viniera de Dios,
nada podría hacer.”
La oración del pecador, es algo falso y ha sido inventado
por la carne del hombre pecador. Esta práctica, tan
común en la cristiandad evangélica, no es algo bíblico en
el sentido de ofrecer la salvación espiritual. Es decir; no
tiene un fundamento bíblico sino todo lo contrario: Va en
contra de lo que la Palabra nos enseña. ¿Cómo Dios va a
escuchar a un pecador que se esta arrepintiendo o
confesando sus pecados? Es imposible. Dios no escucha a
los pecadores, como lo dice este ciego que ahora: Ve.
¿Quiénes son los pecadores? Absolutamente, todos los
seres humanos.
El apóstol Pablo, desarrolla con la
inspiración del Espíritu Santo de Dios, toda una
demostración de la culpabilidad del hombre. Desde
Romanos 1:18 hasta Romanos 3:26, se va estableciendo
esta realidad. El hombre es pecador. Todo hombre esta
destituido de la gloria de Dios. Mas es Dios mismo, y no el
hombre, quien se acerca al pecador. Busca “adoradores”
que le adoren en espíritu y en verdad. Es Dios, y en su
amor infinito, así estando en pecado y muertos en delitos,
nos extiende su salvación al creer en su Hijo Jesucristo, al
creer en lo que Cristo logro en la cruz por todo aquel que
cree.
Romanos 5: 1. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2. por
quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la
cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la
gloria de Dios. 3. Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación
produce paciencia; 4. y la paciencia, prueba; y la prueba,
esperanza; 5. y la esperanza no avergüenza; porque el amor
de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado. 6. Porque Cristo, cuando
aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
7. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con
todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9. Pues
mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él
seremos salvos de la ira. 10. Porque si siendo enemigos,
fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su
vida. 11. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en
Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos
recibido ahora la reconciliación.”
Efesios 2: 1. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados, 2. en los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este
mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3.
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro
tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad
de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás. 4. Pero Dios, que es
rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5.
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6. y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo Jesús.”
Capítulo 8
La FE: No es OBRA
Hemos visto, que de acuerdo a la Palabra de Dios, la
oración es considerada una “buena obra”. Y, que Dios
escucha solamente a los que creen en su Hijo Jesucristo.
Ellos, los creyentes, invocan, confiesan y reconocen que
Cristo es El Señor.
Mas, para ser salvo, Dios nos dice a través del apóstol a los
gentiles que no debemos orar, sino: Creer.
Efesios 2: 8. “Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9. no por
obras, para que nadie se gloríe. 10. Porque somos hechura
suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
El apóstol Pablo, nunca les dijo a los gentiles que tenían
que invocar o confesar que Cristo es el Señor para ser
salvos. Eso se lo dijo a los: Judíos. Veamos un ejemplo de
esto en el pasaje del carcelero de Filipos.
Hechos 16: 23. “Después de haberles azotado mucho, los
echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los
guardase con seguridad. 24. El cual, recibido este mandato,
los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los
pies en el cepo. 25. Pero a medianoche, orando Pablo y
Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26.
Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal
manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al
instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos
se soltaron. 27. Despertando el carcelero, y viendo abiertas
las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar,
pensando que los presos habían huido. 28. Mas Pablo clamó
a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos
estamos aquí. 29. El entonces, pidiendo luz, se precipitó
adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de
Silas; 30. y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer
para ser salvo? 31. Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo,
y serás salvo, tú y tu casa. 32. Y le hablaron la palabra del
Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33. Y él,
tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las
heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 34. Y
llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con
toda su casa de haber creído a Dios.”
El énfasis en este pasaje, es en el “creer”. El carcelero de
Filipos era un gentil no era judío.
La Fe, es la confianza en Dios. El enfoque de la Fe, no es
la persona que la tiene, sino el objeto o fin de su creer. Es
en dónde deposita su fe, lo que le da a ésta su
importancia. Por ello, nuestra fe, tiene una importancia
suprema, no por nosotros, sino por aquel en el cual hemos
creído.
2 Timoteo 1: 12.”Por lo cual asimismo padezco esto; pero
no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy
seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel
día.”
2 Timoteo 2: 10. “Por tanto, todo lo soporto por amor de
los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación
que es en Cristo Jesús con gloria eterna. 11. Palabra fiel es
esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12. Si sufrimos, también reinaremos con él;
Si le
negáremos, él también nos negará. 13. Si fuéremos infieles,
él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.”
Somos los creyentes, los que debemos, en adoración y
gratitud a Dios, sufrir, vivir y ser fieles a El, que nos
rescató en su Gracia.
La Fe, no es una Obra. La Fe, es algo que no nos da mérito
alguno, sino toda la gloria a Cristo, el cual nos amo y se
entrego así mismo por el que cree.
Romanos 4: 4. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario
como gracia, sino como deuda; 5. mas al que no obra, sino
cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada
por justicia.”
Romanos 11: 5. “Así también aun en este tiempo ha
quedado un remanente escogido por gracia. 6. Y si por
gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no
es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la
obra ya no es obra.”
Efesios 2: 1. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados, 2. en los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este
mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3.
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro
tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad
de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás. 4. Pero Dios, que es
rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5.
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6. y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo Jesús,”
Capítulo 9
Creer, un CAMINO DE CONVERSION
El ejemplo de conversión, de haber sido alcanzado por la
gracia de Dios, lo vemos en el mismo apóstol a los
gentiles.
Hechos 9: 1. “Saulo, respirando aún amenazas y muerte
contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2. y
le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si
hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los
trajese presos a Jerusalén. 3. Mas yendo por el camino,
aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente
le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4. y cayendo en
tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? 5. El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy
Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra
el aguijón. 6. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué
quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en
la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7. Y los hombres
que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad
la voz, mas sin ver a nadie. 8. Entonces Saulo se levantó de
tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que,
llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9. donde
estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 10. Había
entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien
el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí,
Señor. 11. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que
se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado
Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12. y ha visto en
visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las
manos encima para que recobre la vista. 13. Entonces
Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este
hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
14. y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes
para prender a todos los que invocan tu nombre. 15. El
Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es
éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles,
y de reyes, y de los hijos de Israel; 16. porque yo le
mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
17. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo
sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que
se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado
para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18.
Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió
al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.”
“Heme aquí Señor”, es el resultado de haber sido alcanzado
por la gracia de Dios. Un total milagro divino. Por ello, la
salvación no se pierde. Dios conoce a los que son “suyos”.
2 Timoteo 2: 19. “Pero el fundamento de Dios está firme,
teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y:
Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre
de Cristo.”
La vida del apóstol Pablo, fue una vida de conversión, de
crecimiento, de llegar a conocer el don inefable, la
multiforme sabiduría de Dios en la persona de Cristo. A tal
grado, que la vida de Cristo, era ahora la vida de Pablo.
Gálatas 2: 20. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí. 21. No desecho la gracia de
Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás
murió Cristo.”
La transformación, a través de la renovación de su
comprensión y entendimiento en la persona del Señor
Jesucristo, fue la obra de la fe, fue la obediencia a la ley de
la fe.
Romanos 1: 5. “y por quien recibimos la gracia y el
apostolado, para la obediencia a la fe en todas las
naciones por amor de su nombre;”
¿Qué es la obediencia a la fe? La obediencia a la fe se
relaciona con el vivir el evangelio que hemos creído. El
evangelio verdadero, se conoce en las epístolas como: Mi
evangelio. Y, a su vez, “mi evangelio” es la revelación de la
multiforme sabiduría de Dios recibido por el apóstol Pablo de
parte del Señor Jesucristo.
Romanos 16: 24. “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea
con todos vosotros. Amén. 25. Y al que puede confirmaros
según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según
la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde
tiempos eternos, 26. pero que ha sido manifestado ahora, y
que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento
del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para
que obedezcan a la fe, 27. al único y sabio Dios, sea gloria
mediante Jesucristo para siempre. Amén.”
Romanos 15: 1. “Además os declaro, hermanos, el evangelio
que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual
también perseveráis; 2. por el cual asimismo, si retenéis la
palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en
vano. 3. Porque primeramente os he enseñado lo que
asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; 4. y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5. y que
apareció a Cefas, y después a los doce. 6. Después apareció
a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos
viven aún, y otros ya duermen. 7. Después apareció a
Jacobo; después a todos los apóstoles; 8. y al último de
todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9. Porque yo
soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser
llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que
todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
Este es un resumen del evangelio de salvación, que se centra
en la obra redentora plena y suficiente de nuestro amado
Señor Jesucristo.
Un asombroso y maravilloso e
indescriptible sacrificio de amor. En este sacrificio, todos
nuestros pecados (pasados, presentes y futuros) han sido
perdonados.
¿Qué significa perdonados?
Perdonar, en
términos bíblicos, significa: ser enviados o echados. ¿a
dónde fueron enviados o echados nuestros pecados? Fueron
echados o fueron enviados: A la cruz.
En la cruz, Dios envió nuestros pecados. Ahí, Dios los puso,
para nunca mas acordarse de ellos. ¿Por qué?
Porque
cuando El nos ve, nos ve amados y aceptos en su Hijo
Jesucristo.
Efesios 1: 2. “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre
y del Señor Jesucristo. 3. Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4. según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5. en amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos
suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad, 6. para alabanza de la gloria de su gracia, con
la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7. en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia, 8. que hizo sobreabundar para con
nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9. dándonos a
conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el
cual se había propuesto en si mismo, 10. de reunir todas las
cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, así las que están en los cielos, como las que están
en la tierra.”
Romanos 3: 21. “Pero ahora, aparte de la ley, se ha
manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por
los profetas; 22. la justicia de Dios por medio de la fe en
Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay
diferencia, 23. por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios, 24. siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25. a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe
en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber
pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26.
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de
Jesús. 27. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda
excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por
la ley de la fe. 28. Concluimos, pues, que el hombre es
justificado por fe sin las obras de la ley. 29. ¿Es Dios
solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los
gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30. Porque
Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión,
y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31. ¿Luego
por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que
confirmamos la ley.”
Al final de su vida en Cristo, el apóstol a los gentiles admite
que el creer en Cristo, en aquel día rumbo a Damasco, fue el
inicio de un proceso. Una vida de triunfo en el Señor
Jesucristo. Al iniciarla, Saulo de Tarso o Pablo, fue lleno del
Espíritu Santo que sello su vida en Cristo. Al caminarla,
personificó que en sus debilidades, Cristo se perfeccionaba
en él. Al terminarla, estuvo totalmente convencido del amor
de Dios hacia un pecador, que por gracia fue salvo al creer.
2 Timoteo 4: 6. “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y
el tiempo de mi partida está cercano. 7. He peleado la
buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la
cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a
mí, sino también a todos los que aman su venida.”
SOLI DEO GLORIA