¿Qué debo hacer para SER SALVO? La salvación espiritual es una controversia para algunos y para otros, es una interrogante sin respuesta. En el mundo, se han registrado 9,900 religiones en los últimas décadas. Cada una de estas religiones profesan y aseguran ser la única y correcta religión que ofrece la salvación espiritual. Al mismo tiempo, el hombre natural cree que todas las religiones, de una u otra forma, tienen algo de verdad y que le pueden ofrecer el llegar a Dios. Unas religiones tardaran más, serán más difíciles de seguir que otras; pero obtendrán el mismo fin: Conocer a Dios, según algunos dicen. En religión, todo es cuestión de gustos y tendencias. Estos y otros razonamientos similares demuestran que el hombre piensa que sabe cómo ser salvo, mas a la luz de lo que la Biblia asegura, el hombre se ha hecho necio en sus propios razonamientos. De acuerdo con las escrituras, el único que puede decirle al hombre creado cómo se es salvo es: Dios mismo, su Creador. En una ocasión, después de ser llevados a prisión, Silas y Pablo orando y alabando a Dios, presenciaron un milagro. A consecuencia de un terremoto, las puertas de las celdas se abrieron y ellos mismo quedaron en libertad. El carcelero, pensando que los reos se habían escapado, quiso quitarse la vida, mas Pablo le dijo que todos estaban ahí con él. Al ver esta situación tan asombrosa, el carcelero cayo a los pies de Pablo y Silas y les hizo una de las preguntas que el hombre se ha hecho desde tiempos antiguos: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Hechos 16: 25. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 30. y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31. Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 32. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” Capítulo 1 La TORRE DE BABEL: BALAL o CONFUNDIR ¿Soy salvo por mi mismo? ¿Puede el hombre lograr la salvación por si mismo, por sus propios esfuerzos y recursos? ¿Pueden mis oraciones, ruegos, súplicas darme la salvación? ¿Podría darme la salvación mis confesiones? ¿Podría darme la salvación mi arrepentimiento? El hombre, trata de alcanzar a Dios, de llegar a lograr por sus méritos el ser digno del amor de Dios. Esta constante tendencia, es parte de la depravación del hombre desde el huerto del Edén. Cuando Dios crea al hombre, lo crea en un ambiente perfecto. Su cuerpo, alma y espíritu estaban sin contaminación. Hasta que decidieron, en su libre albedrio, creer en lo que satán les estaba diciendo: “si tomas del árbol de la ciencia del bien y del mal, serán como dioses.” La palabra “dioses” en la Biblia, es sinónimo a ángeles. Job 1: 6. “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 7. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.” Satán le estaba diciendo que serian como ángeles si tomaran del árbol que Dios les había ordenado no tomar. Adán y Eva veían a los ángeles de Dios. Dios cubría los cuerpos perfectos de ellos, con luz. El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Si Dios, se vestía con vestiduras de luz, Adán y Eva también solo que estas vestiduras de luz las perdieron al pecar, y al verse “desnudos”. Salmo 104: 2. “El que se cubre de luz como de vestidura, Que extiende los cielos como una cortina, 3. Que establece sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;” Génesis 3: 7. “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” Dios, ante el pecado y caída espiritual de Adán y Eva, los viste pero ahora ya no de luz. La luz, que una vez tuvieron, se había ido de ellos. Génesis 37: 2. “Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos. 3. Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. 4. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. 5. Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. 6. Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: 7. He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. 8. Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras. 9. Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. 10. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? 11. Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto.” En el caso de Jacob, José y sus hermanos. Vemos una similitud enorme entre: La luz con la que Dios vistió a Adán y la túnica con la que Jacob honra a José. En la escritura, José a su vez, fue una representación del Salvador del Mundo. De hecho, al estudiar la vida de José de Egipto, vemos que fue honrado después de sufrir injustamente. Dios le honró al revelarle la interpretación del sueño de Faraón y este a su vez al hacer gobernador de Egipto a José, le da un nuevo nombre: Safenat-panéah, que significa probablemente: Dios habla y él vive o el salvador del mundo. José, se convirtió en el salvador del mundo de aquel entonces, físicamente hablando. Salvo al mundo de la hambruna que les aconteció durante siete años de escases y sequia enormes. Cuando José pasaba por las calles y caminos de Egipto, la gente se arrodillaba y en idioma egipcio decían: “Abrek”. En términos bíblicos Abrek (abrèk), 'abhrēkh es una palabra aramea (hebreo arcaico y árabe), que significa postrados o arrodillaos ante Dios, y que es pronunciada para José en Génesis 41:42-43. La trayectoria de José, desde la esclavitud y la cárcel hasta su exaltación como “visir” o primer ministro del Faraón, se relata poéticamente en el Salmo 105:16-22. Hechos 7: 9. “Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, 10. y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. 11. Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12. Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez. 13. Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José. 14. Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas. 15. Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres; 16. los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.” Los egipcios se tenían que arrodillar y rendirle honor a José. Los hermanos de José llenos de odio y enviada, alcanzaron la salvación y preservación físicas gracias a José. E, increíblemente, también alcanzaron el perdón y el gozo de haberse reconciliado con su hermano a quien habían vendido como esclavo en los días de su juventud. Esta maravillosa historia la podemos ver en los capítulos de libro de Génesis 37 al 50. Volviendo al huerto del Edén, la luz con la que Adán fue vestido originalmente por Jehová, era una representación de gloria de Dios y de su aceptación. Pero ahora, después de su desobediencia, les cubriría de “túnicas de pieles”. Génesis 3: 7. “21. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.” A través de los primeros capítulos de Génesis podemos ver que el hombre, como descendiente de Adán, ya no es creado como éste lo fue. Ahora, es creado a “imagen y semejanza” del propio Adán. Su espíritu, alma y cuerpo, traen el germen de la enfermedad llamada: Pecado. Génesis 5: 3. “Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.” Al llegar al capítulo seis, vemos que la “maldad del hombre” se había incrementado aún más. A tal grado, que los designios de sus corazones era de continuo hacer y maquilar el mal. Dios decide destruir toda esa generación de hombre perversos y preservar la vida a través de Noé y su familia. Génesis 6: 12. “Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. 13. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.” Al llegar al capítulo once, vemos que el hombre, seguía teniendo en su corazón a Adán. Dios le había dicho a Adán y a Eva que su descendencia poblaría la tierra y que se extendería por todo lo ancho y largo. Pero, los descendientes de Adán después del diluvio hacen lo contrario: Se unen en la llanura de Sinar; Se unifican en un solo gobierno mundial; Con una sola religión, un solo idioma, un solo líder llamado Nimrod y un sólo propósito. Génesis 10: 8. “Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. 9. Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. 10. Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. 11. De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala, 12. y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande.” El hombre, quería llegar hasta los cielos y hacerse un nombre para sí. Babel en hebreo significa: Confusión. En este lugar, Dios descendió para confundir su lengua. Así dejaron en ese momento de ser de un mismo sentir pecaminoso y contrario a Dios. Aunque, siguieron siendo malos y contrarios a los caminos del Señor. Génesis 11: 1. “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 5. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.” A partir de este momento, Jehová Dios deja al hombre, como dice el apóstol Pablo: “a su propio parecer y a los razonamientos de una mente reprobada y necia”. Romanos 1: 28. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;” Hechos 14: 16. “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17. si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.” Inclusive, se le conoce a “este dejar de Dios” para con el hombre descendiente de Adán, como: “Los tiempos de la ignorancia”. Donde Dios deja al hombre necio y malo a sus propios razonamientos, necedades e intentos de llegar a Dios por sus propios esfuerzos, como en la torre de Babel. Lo malo de la torre de Babel, es que la motivación del hombre siempre fue adorarse así mismo. Por ello, intentaron hacerse “un nombre para si mismos en los cielos”. Hechos 17: 30. “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31. por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Capítulo 2 La CULPABILIDAD DEL HOMBRE Encontramos en el capítulo 1 de Romanos, un fascinante análisis de la culpabilidad del hombre, debido a su depravación. Entiéndase depravación por la condición pecaminosa que los descendientes de Adán hemos heredado al nacer en este mundo. Traemos el pecado de Adán, su rebelión, en nuestra propia sangre. Donde debería, de acuerdo a las escrituras correr “vida”, ahora corre “muerte espiritual”. Levítico 17: 11. “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” En Romanos 1, encontramos varios aspectos importantes sobre el origen de la naturaleza humana pecaminosa y la razón por la que Dios “dejó al hombre a su propio parecer”. El hombre, descendiente de Adán, no tomó a Dios en cuenta. Sino que se complacieron en practicar el mal. Por ello, el hombre se hizo a si mismo, reo de muerte, no solo al hacer el mal, sino al complacerse en ello. Estando atestado de toda maldad e injusticia, el hombre no probó el tener en cuenta a Dios. Eso les provocó que Dios les entregase a una “mente reprobada”. Esta mente perversa, les maquinó el hacer cosas en contra de las leyes de Dios para traerse a sí mismos la retribución debida a su propio extravío. Por ello, Dios les entrega, a pasiones vergonzosas. Hoy en la actualidad vemos que en la unión americana, en cada uno de sus estados se ha legalizado el matrimonio lésbico gay homosexual y transexual. Con derechos y responsabilidades civiles iguales a los de un matrimonio tradicional. En nuestro país se esta abogando en varios estados de la República Mexicana, a que se promueva el matrimonio igualitario. Todo ello, va en contra de lo que Dios estipulo más es una muestra de que la profecía bíblica se esta cumpliendo y lo que vemos en Romanos se esta demostrando: “Que el hombre ha cambiado la verdad de Dios por la mentira.” El hombre, descendiente de Adán, sigue teniendo el mismo corazón pecaminoso. Su corazón sigue siendo como el de Adán después de su caída o mejor dicho: Después de su muerte espiritual. ¿Dónde radica el error de la depravación humana? Precisamente en que el hombre, especialmente después de la Torre de Babel, cambió la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible. Lo que de Dios se puede conocer, el hombre lo conoció muy bien, porque Dios mismo se lo mostro en su creación. La Biblia nos dice que “los cielos declaran la gloria de Dios” Salmos 9. El hombre caído, tenia la facultad de reflexionar en lo que Dios ha hecho. De tal forma que desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver que Dios es Dios. Por ello, la culpabilidad del hombre es tan gravosa, que no tiene disculpa. El hombre nace, condenado a muerte. Condenado al ir al lago de fuego, que se describe en el libro de Apocalipsis. Ante todo, vive una vida de pecado, porque eso es lo único que naturalmente sabe hacer. No puede buscar a Dios, porque eso es imposible en el. Se complace en el practicar una vida de pecado y de ir en contra de Dios. Solo sigue sus propios razonamientos y su propio parecer en los cuales Dios no es tomado en cuenta. Mas bien, cambia lo que ha aprendido de la creación por cosas que le envanecen y le hace parecer sabio, mas su necedad es aun mayor. Creyéndose conocedor, se hace ignorante. Dios ha estipulado que el hombre viva, y después de ello, sea juzgado. El hombre, descendiente de Adán, nace condenado en sus propios pecados, sin esperanza de ser salvado por si mismo en absoluto o por algo que pudiera hacer. Todo ser humano, esta destinado a un juicio, que lo único que declarara, será al hombre culpable y digno de muerte eterna en un lago de fuego. Esta, es la verdad plena y llana de la depravación del hombre. Y, todos, somos ese tipo de hombre al nacer en esta tierra. Hebreos 9: 27. “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,” Apocalipsis 20: 11. “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Un lago de fuego, que es la muerte segunda: “10. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.” Capítulo 3 El Ejemplo de ABRAHAM Pero Dios, en su gracia inmensamente inescrutable e incomprensible decide, a la par de dejar al hombre a su propio parecer y razonamientos, llamar a un hombre. Un hombre común y corriente. Descendiente de Adán también. Pero, a través del cual, y por medio de su gracia, bendeciría eventualmente a todo el mundo y le mostraría al hombre caído, que sólo en su gracia, puede conocer bendición y salvación eternas. Este hombre escogido por Jehová, es Abraham. Génesis 12: “tu padre, a la tierra que te mostraré. 2. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 4. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.” Jehová Dios decide hacer un pacto con Abraham. En este pacto, Jehová seria su Dios y la descendencia de Abraham, su pueblo escogido y especial tesoro en toda la tierra. Además que le entregaría la tierra de Canaán como heredad perpetua. Génesis 17: 1. “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4. He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 6. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. 7. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. 8. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.” A lo largo de la vida del patriarca Abraham, vemos que Dios lo bendice por su confianza en El. Es decir: “Abraham si tomo en cuenta a Dios en su vida.” Por ello, no solo las familias de la tierra llegarían a recibir bendición en la descendencia de Abraham, que es la simiente verdadera. Sino que las naciones, también lo harían. Romanos 4: 1. “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2. Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5. mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 8. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. 9. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. 10. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12. y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. 13. Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 14. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. 15. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.16. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. 17. (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. 18. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21. plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22. por lo cual también su fe le fue contada por justicia. 23. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, 24. sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro,” La simiente de Abraham es un sinónimo a la simiente de la mujer en el Edén. Vemos, que al caer Adán en su pecado, Dios provee a la par de hacerles un sacrificio y con las pieles del animalito vestiduras, así Dios les estaba proveyendo una solución a su pecado: “tu simiente le herirá al adversario en la cabeza”. Sabemos que el adversario es satán. Y, que la cabeza de satán es su poder. La simiente de la mujer, le quitaría a satán su poderío sobre la descendencia del hombre Adán. Génesis 3: 15. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” El apóstol Pablo, nos aclara que la simiente de la mujer es: Cristo. Es en Cristo, como descendiente de Abraham y como la verdadera y única simiente, que no solo las familias de la tierra serian bendecidas, sino también las naciones, el mundo entero, mas no todos los hombres. Porque habría hombres amadores de si mismos y vanagloriosos, que persistirían en seguir siendo “descendientes de Adán” y rechazarían la gracia y bendición de Dios. Gálatas 3: 16. “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.” Capítulo 4 La Oración del PECADOR: ¿ME SALVA? Así vemos que la descendencia de Adán, necesitada de una “simiente” verdadera que le diera nuevamente vida y bendición, se encontraría imposibilitada para buscar, conocer, recibir o ganar por sí misma esta vida nueva y verdadera. Sólo, Dios, quien es el que da la simiente verdadera podría ayudar al hombre caído. El hombre caído, se encuentra precisamente así: Caído. La depravación y culpabilidad del hombre lo hacen ser en sí mismo incapaz de solucionar su situación espiritual. El hombre caído, ya no posee un libre albedrio: Está muerto y no puede decidir espiritualmente hablando. En el huerto del Edén, Adán estaba con luz, revestido de santidad, de perfección, tenia comunicación con Dios, platicaba y aprendía de Dios. No había pecado en su entorno ni en su vida personal. Estaba lleno de futuro, de esperanza y de armonía. Su libre albedrio estaba intacto. Libre para decidir y escoger el bien y la vida. Adán vivía en un ambiente de seguridad, protección, bendición, futuro inmensamente hermoso y sobre todo: Conocía a Dios. Al pecar, lo perdió todo. Es decir; ya no viviría en esa seguridad y protección dadas por Jehová en el Edén. Ya no le conocería a Dios. Ya no podría tener ese hermoso futuro. Ahora, inclusive la tierra, seria maldita a causa de su transgresión. La tierra, seria sujeta a “vanidad”. Romanos 8: 20. “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 22. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;” Génesis 3: 9. “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10. Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12. Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.” Vemos al hombre caído, a través de la historia de la humanidad hasta nuestros días, crear para si mismo: Religiones, Tradiciones, Ritos, Costumbres, Razonamientos y Cuestionamientos que salen solo de un corazón caído y separado de Dios. Siempre intentando, el regresar al Edén por sus propios méritos y logros personales. Lo anterior nos ayuda a comprender que inclusive esta tendencia del hombre caído es llevada e introducida a la Iglesia. La historia de la cristiandad tradicional y ahora la iglesia evangélica, esta plagada de “intentos” para lograr la aceptación y el agrado de Dios. Uno de estos intentos humanos es la conocida “oración de fe” u “oración del pecador”. Los pastores y predicadores, han sostenido que para que Dios nos de su salvación, necesitamos orar esta oración de fe. Y, al hacerlo, no solo seremos salvos, sino que recibimos a Cristo en nuestro corazón, al haberlo aceptado y al haber hecho publica nuestra confesión de fe. La oración del pecador, va mas o menos de la siguiente forma (ya que no existe una establecida universalmente, sino que su formas y contenidos han cambiado de acuerdo a la emoción del momento y personalidad de quienes la dirigen). La Oración del Pecador es por demás un termino usado en las iglesias evangélicas para referirse a la oración realizada por un creyente al momento de su conversión al cristianismo con la intención de iniciar una relación personal con Dios a través de su hijo Jesucristo, según la doctrina de salvación sostenida por distintas denominaciones evangélicas. Normalmente es una oración improvisada y guiada por un predicador o hermano en la fe. En esta oración , el interesado confiesa que es pecador y pide el perdón divino por medio del sacrificio de Jesucristo. En algunos casos, puede ser tanto una profesión de fe inicial de un nuevo converso como una reafirmación posterior. Incluye elementos como: La confesión de lo que la persona considera una vida pecaminosa, El reconocimiento de su necesidad de salvación, Y la redención a través de Jesucristo al recibirlo como su salvador personal. Es normalmente una oración breve, simple y directa guiada por un predicación que pronuncia la oración en voz alta haciendo pausa tras cada frase para que pueda ser repetida. Quienes la practican, consideran importantísimo la actitud y la intención de quien la realiza. Quienes defienden esta postura, en las iglesias evangélicas, usan como ejemplo bíblico en el contraste entre la oración del fariseo (que se considera así mismo como una persona moralmente superior) y la del publicano (sinceramente humillado ante Dios). Este ejemplo lo encontramos en el evangelio de Lucas. La oración del pecador es utilizada también por los cristianos profesantes ya convertidos con el propósito de buscar redención y en algunos casos reafirmar su fe en Cristo durante un momento de crisis o enfriamiento, según algunos de ellos lo creen. Lucas 18: 9. “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10. Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12. ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.” La oración del pecador, es algo inventado por el hombre. Nacido de un corazón caído igualmente como cualquier otra forma de religión, rito, tradición o costumbre que intente acercarnos a Dios por nuestros propios medios. En este caso en particular: Haciendo una Oración. Capítulo 5 La JUSTIFICACION: en SU RESURECCION ¿Cómo nos dice la Biblia que somos perdonados? Sólo hay una forma en la cual podemos ser perdonados y esta no es haciendo una oración de fe por un pecador arrepentido. Romanos 3: 23. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24. siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25. a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26. con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” Nuestras confesión, buenas obras, arrepentimiento verdadero y sincero e inclusive nuestra declaración públicas de ser seguidores de Cristo, no nos perdonan en absoluto. Inclusive, en la dispensación dada a Israel, la cual es descrita por el apóstol Pablo, encontramos ejemplos de cómo Dios había determinado no escuchar a los pecadores; que solo había un lugar para poder invocar a Dios y pedir su perdón y que Dios perdonaría a su pueblo Israel por sus obras de arrepentimiento. Pero, ello ya no es verdad hoy en día. El error trágico en el cual vemos a la cristiandad tradicional y evangélica es la predicación de verdades bíblicas que fueron verdades para la antigua dispensación dada a Israel mas ahora no lo son mas. Y por otro lado que las verdades que ahora son dadas a la iglesia en esta dispensación de gracia, no son enseñadas ni consideradas como verdades actuales. Sino como insinuaciones u opiniones de un hombre llamado Pablo. Algunos han expresado que la definición de ser “justificados” es como ser considerados como: Si nunca hubiésemos pecado. Mas esta “definición” comúnmente sostenida en la cristiandad evangélica, es incompleta. Es decir; ser justificados es parte de la gracia de Dios, cuando la justicia de Cristo es puesta en nosotros al creer en su resurrección. Cristo resucito para que nosotros pudiésemos ser hechos: Justos. Romanos 4: 25. “el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.” Aquí vemos que la muerte de Cristo fue debido a nuestras transgresiones. Su sepultura nos da la convicción de saber que en verdad El murió. Su resurrección es con la finalidad de que podamos ser declarados por Dios: Justos. Ahora, cuando Dios Padres nos ve, El ve la justicia de Su Hijo en nuestros espíritus. Somos, los creyentes, portadores de la justicia divina. Eso es justificación. 1 Corintios 15: 1. “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2. por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4. y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5. y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8. y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 11. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. 12. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 13. Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 15. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17. y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. 18. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. 19. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 20. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.” La esencia del evangelio es: La Resurrección. A través de ella, somos hechos: Justos. Capítulo 6 Pablo o Saulo de Tarso ¿Pero, porqué es tan relevante lo que el apóstol Pablo escribe sobre cómo ser salvos? Pablo, también conocido como Saulo de Tarso, fue escogido por nuestro Señor Jesucristo como el hombre que llevaría a las naciones la Revelación de Jesucristo. Romanos 16: 25. “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26. pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, 27. al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” El apóstol Pablo, es el que Dios ha escogido para traernos y darnos a conocer los mandamientos del Señor en esta dispensación de Gracia, en la cual estamos. 1 Corintios 14: 37. “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.” Dios ha enviado a las naciones al apóstol Pablo para que sea el apóstol a los gentiles, sea el perito arquitecto del edificio que el Espíritu Santo esta construyendo para gloria de Dios y sea el modelo o patrón a seguir para todo creyente en esta dispensación. Romanos 11: 13. “Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio,” 1 Corintios 11: 1. “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”; 3: 9. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 10. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” Capítulo 7 El Orar: Una BUENA OBRA del CREYENTE Tito 3: 4. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5. nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6. el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7. para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. 8. Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.” ¿Por qué la oración del pecador no nos puede salvar? Dios nos dice que no es por obras que podemos ser salvos. Romanos 4: 4. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5. mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” La oración es considerada en la Palabra del Señor, como una: Buena Obra. El orar, es considerado a su vez como: trabajar en el Señor o laborar junto con los hermanos creyentes en alguna petición, ruego, suplica, situación urgente y apremiante necesidad. Colosenses 4: 12. “Os saluda Epáfras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. 13. Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis.” Epáfras era uno de los ancianos de la iglesia. El, laboraba rogando encarecidamente por los santos. Orar, es laborar. Rogar es laborar. Laborar es obrar. Romanos 15:29. “Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. 30. Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, 31. para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta;” Orar, es ayudar a otros, en el sentido espiritual. Este es el ejemplo de las viudas que en verdad eran consideradas viudas en la iglesia por los apóstoles. 1 Timoteo 5: 3. “Honra a las viudas que en verdad lo son. 4. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 5. Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6. Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 7. Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles;” El orar, va en el contexto de ser “diligente” en suplicar a Dios día y noche, como es el caso de las viudas verdaderas. Todo ello es correcto y bueno y Dios lo espera pero no de los pecadores. De los pecadores, Dios no espera que le hablen. Al contrario, el ordena: que se callen. Romanos 3: 19. “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20. ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 21. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22. la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23. por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24. siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25. a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26. con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” Vuelvo a poner el énfasis en el versículo 19: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;” Aquí vemos a Dios, a través del apóstol Pablo, haciendo un juicio para todo hombre: Que todos están bajo condenación. Todo hombre caído, deberá, según Dios “cerrar la boca”. Y, considerar lo que Dios tiene que decirnos. No lo que le queremos decir o lo que algún predicador nos este motivando a decirle. La oración del pecador y las cosas que promueve como: Creerse perdonado por Dios, Considerarse Salvo, y Pensar que ha recibido a Cristo en su corazón porque lo ha aceptado o invitado a pasar a su vida y ser su Señor; son irreales y confusas. Irreales, porque espiritualmente no pueden suceder. El hombre caído no puede lograr nada de Dios por medio de si mismo. Como lo es el elevar una oración a Dios y lograr su perdón o su aceptación Y, son confusas, porque crean una expectación falsa de su salvación personal. Lo que tenemos, en el mejor de los casos, es una cristiandad tradicional y evangélica que ha creído una mentira que hoy en día ya no es verdad. Fue, en parte verdad, pero para los judíos que si invocaban el nombre del Señor y que oraban en el templo de Jerusalén para recibir perdón y aceptación. Pero, esa verdad, ya no lo es en esta dispensación. De esta forma, hemos visto a través de este estudio, que: 1) La oración del pecador o aceptar a Jesús a entrar en la vida de uno o tomar una decisión por Jesús es usar mal el contexto de Romanos 10 y ponerlo en otra distinta dispensación de la que en verdad correspondería, que es la antigua dispensación dada a Israel bajo la ley en tiempo antiguo, u otro tiempo o en el pasado. 2) Que pensar que uno es salvo a través de una oración es añadir una obra humana a la simplicidad del evangelio. 3) Se crea un falso entendimiento de querer añadir algo mas a la obra terminada y completa de nuestro amado Señor Jesucristo. Capítulo 7 Todo aquel que INVOQUE, CONFIESE y CREA En la antigua dispensación dada a Israel, descrita en Efesios, vemos que el invocar, confesar, hacer publica su relación con Jesús de Nazaret y el orar para pedir el perdón de Dios en el templo de Jerusalén eran verdades aceptadas y dadas únicamente a Israel en aquella época. Ahora, ya no lo son para el cuerpo de creyentes que es la iglesia. Lucas 18: 9. “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10. Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12. ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.” En esta parábola, dada a Israel, nuestro Señor Jesucristo afirma lo que los judíos sabían: Que el orar en el templo de Jerusalén les permitía el perdón. ¿De donde sabían esto? De cuando el Rey Salomón dedico el templo a Jehová y Dios hace pacto con él. 2 Crónicas 7: 11. Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey: y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová y en su casa, fue prosperado. 12. Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. 13. Si yo cerrare los cielos, para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; 14. Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 15. Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar: 16. Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. 17. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos, 18. yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel. 19. Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis, 20. Yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla y escarnio de todos los pueblos. 21. Y esta casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? 22. Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron: por eso él ha traído todo este mal sobre ellos.” 1 Reyes 9: 1. “Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, 2. Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. 3. Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 4. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, 5. yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel. 6. Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; 7. yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos; 8. y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? 9. Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.” El judío sabía, que si iba al templo de Jerusalén a pedir perdón a Dios, Dios prometía perdonarlo. Por ello el contexto de la parábola dada por Jesucristo. ¿Dónde estaba el republicano? En el templo: “Dos hombres subieron al templo a orar,” nos dice la parábola. También debemos recordar, las palabras del Señor Jesucristo cuando anduvo en los días de su carne por Galilea y Samaria, él dijo que vendrían días en los que ni en Jerusalén ni en otro lugar se adoraría a Dios. Parte de la adoración que se le dio a los judíos, es el arrepentirse y encontrar el perdón de Dios en su misericordia. A la mujer samaritana se le revelo una gran verdad: “Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad”. Juan 4: 19. “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24. Dios es Espíritu; y los que le adora” Jesús de Nazaret aseguro a sus discípulos que si ellos eran leales a él, ellos serian respaldados por Cristo mismo delante de los ángeles de Dios y delante de Dios mismo. Cristo, no tendría vergüenza de llamarles: Hermanos. Mateo 10: 32. “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.” Apocalipsis 3: 5. “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” Los judíos estaban familiarizados con las palabras “confesar” y “negar”. La palabra confesar es simplemente: Reconocer. Estas palabras de Jesús dadas a los judíos, son citadas por el apóstol Pablo en el libro de Romanos. En esta epístola, los capítulos noveno, decimo y onceavo, son capítulos paréntesis. Es decir; nos hablan de un tema distinto a lo que se esta tratando en el libro en si. En estos capítulos, se les habla a los gentiles acerca del Pueblo de Israel. En el capitulo nueve, se enfoca en mostrar a los gentiles la importancia del pueblo judío, ya que de ellos han sido: La Adopcion, La Gloria, El Pacto, La Promulgacion de la Ley, El Culto, Las Promesas y Los Patriarcas de los cuales, según la carne, vino Cristo. Romanos 9: 1. “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2. que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4. que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5. de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” En el capítulo 10, el apóstol Pablo nos habla acerca de lo que él les predica a los judíos cuando visitaba las sinagogas en Macedonia, en Asia Menor y eventualmente en Roma. Es un resumen de lo que se les predicaba. En el capitulo 11, se nos advierte a no envanecernos como gentiles rescatados por la gracia de Dios, debido a la caída de Israel. Y, de echo se nos aclara que fue precisamente por la “transgresión de Israel” que nosotros los gentiles pudimos ser rescatados en Cristo. Romanos 11: 11. “Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. 12. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? 22. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.” Ahora bien, el contexto de Romanos capitulo diez, es dentro de Israel. Es precisamente a los judíos, que el apóstol Pablo les predico que si “invocaran el nombre de Jesucristo” serian salvos. Es decir; a los judíos se les decía: “8. Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 9. que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13. porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” El judío comprendió a lo que el apóstol Pablo estaba haciendo referencia. De hecho, en el libro del profeta Joel se menciona algo similar que en el día de Pentecostés el apóstol Pedro aclara a los “varón judíos israelitas” a los que se les estaba diciendo estas cosas profetizadas. Joel 2: 28. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. 30. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. 32. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.” Hechos 2: 16. “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17. Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18. Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.” Un análisis adicional de Romanos capítulo Diez, nos ayuda a comprender de qué se está hablando realmente. Aquellos que pueden invocar son los que ya son creyentes. No invocan los que no son aun creyentes ni lo hacen para serlo. El pecador, no puede ser escuchado por Dios. Solo Dios escucha a los que creen en El. Romanos 10: “9. que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 14. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” El énfasis y el enfoque no esta en el “invocar” o en el “confesar” sino en el “creer”. Al “creer”, se puede y se debe “invocar” y “confesar” o lo que es lo mismo: Reconocer. ¿Qué es lo que el creyente reconoce?: Que Jesucristo es el Señor. Romanos 14: 11. “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.” De esta forma, volvemos a mencionar que: 1) La oración del pecador o aceptar a Jesús a entrar en la vida de uno o tomar una decisión por Jesús es usar mal el contexto de Romanos 10 y ponerlo en otra distinta dispensación de la que en verdad correspondería, que es la antigua dispensación dada a Israel bajo la ley en tiempo antiguo, u otro tiempo o en el pasado. 2) Que pensar que uno es salvo a través de una oración es añadir una obra humana a la simplicidad del evangelio. 3) Se crea un falso entendimiento de querer añadir algo mas a la obra terminada y completa de nuestro amado Señor Jesucristo. Mateo 10:32-35 “cualquiera que me confesare delante de los demás? ¿A quien esta hablando Jesús de Nazaret? A los judíos no a los gentiles. Lucas 12:8-9 “A los judíos que creían en Jesús como el Mesías de Israel” Juan 12:42-48 “Algunos creían pero no confesaban por temor a los fariseos” En la dispensación dada a Israel bajo la ley, en tiempo pasado, se esperaba de todo seguidor de Jesús que: 4) Confesara con su boca que Jesús de Nazaret es el Mesías 5) Que creyera en su corazón. Ambas condiciones eran integrales. La una, no podía estar sin la otra y viceversa. Algunos creyeron, pero por temor a ser arrojados de la sinagoga o inclusive puestos en prisión, se callaron y no confesaron con su boca que Jesús es el Mesías. En Romanos 10, vemos que el apóstol Pablo cita escrituras de la Torah y de los Profetas: En el V.5 se cita de Levítico 18:5 En el V.6 se cita de Deuteronomio 30:12-13 En el V.8 se cita de Deuteronomio 30:14 En el V.9 se cita Referencia a Mateo 10:32-33 En el V.14 se cita del profeta Isaías 28:16 El orden es, para los que llegan a ser alcanzados por la gracia de Dios, es: 1. 2. 3. 4. 5. Creer Creen, porque se les anuncia el evangelio Sólo los que han Creído en su corazón Confiesan e Invocan a Dios con su boca Se refiere a los judíos que llegarían a creer en Jesús de Nazaret como el Mesías verdadero de Israel Estos versículos de Romanos 10 no son para los gentiles y no nos dicen cómo somos salvos los gentiles hoy en día: No nos dicen sobre nuestra actual justificación. El único que nos puede declarar justos es: Dios. Romanos 8: 33. “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.” 1 Corintios 1: 1. “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2. a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: 3. Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 4. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;” Los llamados a invocar el nombre del Señor Jesucristo no lo hacen para ser salvos. Lo hacen porque: Ya lo son. Romanos 1: 5. “y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;” En el evangelio de Juan, se nos menciona algo increíblemente maravilloso en el contexto de cuando Jesús de Nazaret sana a un ciego de nacimiento. Hay algo en esta narración en cuanto a quiénes Dios escucha y a quiénes El no escucha. Juan 9: 29. “Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. 30. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. 31. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. 32. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. 33. Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer.” La oración del pecador, es algo falso y ha sido inventado por la carne del hombre pecador. Esta práctica, tan común en la cristiandad evangélica, no es algo bíblico en el sentido de ofrecer la salvación espiritual. Es decir; no tiene un fundamento bíblico sino todo lo contrario: Va en contra de lo que la Palabra nos enseña. ¿Cómo Dios va a escuchar a un pecador que se esta arrepintiendo o confesando sus pecados? Es imposible. Dios no escucha a los pecadores, como lo dice este ciego que ahora: Ve. ¿Quiénes son los pecadores? Absolutamente, todos los seres humanos. El apóstol Pablo, desarrolla con la inspiración del Espíritu Santo de Dios, toda una demostración de la culpabilidad del hombre. Desde Romanos 1:18 hasta Romanos 3:26, se va estableciendo esta realidad. El hombre es pecador. Todo hombre esta destituido de la gloria de Dios. Mas es Dios mismo, y no el hombre, quien se acerca al pecador. Busca “adoradores” que le adoren en espíritu y en verdad. Es Dios, y en su amor infinito, así estando en pecado y muertos en delitos, nos extiende su salvación al creer en su Hijo Jesucristo, al creer en lo que Cristo logro en la cruz por todo aquel que cree. Romanos 5: 1. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2. por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4. y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5. y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. 6. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.” Efesios 2: 1. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2. en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3. entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5. aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6. y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” Capítulo 8 La FE: No es OBRA Hemos visto, que de acuerdo a la Palabra de Dios, la oración es considerada una “buena obra”. Y, que Dios escucha solamente a los que creen en su Hijo Jesucristo. Ellos, los creyentes, invocan, confiesan y reconocen que Cristo es El Señor. Mas, para ser salvo, Dios nos dice a través del apóstol a los gentiles que no debemos orar, sino: Creer. Efesios 2: 8. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9. no por obras, para que nadie se gloríe. 10. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” El apóstol Pablo, nunca les dijo a los gentiles que tenían que invocar o confesar que Cristo es el Señor para ser salvos. Eso se lo dijo a los: Judíos. Veamos un ejemplo de esto en el pasaje del carcelero de Filipos. Hechos 16: 23. “Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 24. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. 25. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 30. y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31. Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 32. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 34. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.” El énfasis en este pasaje, es en el “creer”. El carcelero de Filipos era un gentil no era judío. La Fe, es la confianza en Dios. El enfoque de la Fe, no es la persona que la tiene, sino el objeto o fin de su creer. Es en dónde deposita su fe, lo que le da a ésta su importancia. Por ello, nuestra fe, tiene una importancia suprema, no por nosotros, sino por aquel en el cual hemos creído. 2 Timoteo 1: 12.”Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” 2 Timoteo 2: 10. “Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna. 11. Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; 12. Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. 13. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.” Somos los creyentes, los que debemos, en adoración y gratitud a Dios, sufrir, vivir y ser fieles a El, que nos rescató en su Gracia. La Fe, no es una Obra. La Fe, es algo que no nos da mérito alguno, sino toda la gloria a Cristo, el cual nos amo y se entrego así mismo por el que cree. Romanos 4: 4. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5. mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Romanos 11: 5. “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. 6. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.” Efesios 2: 1. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2. en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3. entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5. aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6. y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,” Capítulo 9 Creer, un CAMINO DE CONVERSION El ejemplo de conversión, de haber sido alcanzado por la gracia de Dios, lo vemos en el mismo apóstol a los gentiles. Hechos 9: 1. “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2. y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4. y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5. El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9. donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 10. Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12. y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14. y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16. porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.” “Heme aquí Señor”, es el resultado de haber sido alcanzado por la gracia de Dios. Un total milagro divino. Por ello, la salvación no se pierde. Dios conoce a los que son “suyos”. 2 Timoteo 2: 19. “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” La vida del apóstol Pablo, fue una vida de conversión, de crecimiento, de llegar a conocer el don inefable, la multiforme sabiduría de Dios en la persona de Cristo. A tal grado, que la vida de Cristo, era ahora la vida de Pablo. Gálatas 2: 20. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.” La transformación, a través de la renovación de su comprensión y entendimiento en la persona del Señor Jesucristo, fue la obra de la fe, fue la obediencia a la ley de la fe. Romanos 1: 5. “y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;” ¿Qué es la obediencia a la fe? La obediencia a la fe se relaciona con el vivir el evangelio que hemos creído. El evangelio verdadero, se conoce en las epístolas como: Mi evangelio. Y, a su vez, “mi evangelio” es la revelación de la multiforme sabiduría de Dios recibido por el apóstol Pablo de parte del Señor Jesucristo. Romanos 16: 24. “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. 25. Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26. pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, 27. al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” Romanos 15: 1. “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2. por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4. y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5. y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8. y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” Este es un resumen del evangelio de salvación, que se centra en la obra redentora plena y suficiente de nuestro amado Señor Jesucristo. Un asombroso y maravilloso e indescriptible sacrificio de amor. En este sacrificio, todos nuestros pecados (pasados, presentes y futuros) han sido perdonados. ¿Qué significa perdonados? Perdonar, en términos bíblicos, significa: ser enviados o echados. ¿a dónde fueron enviados o echados nuestros pecados? Fueron echados o fueron enviados: A la cruz. En la cruz, Dios envió nuestros pecados. Ahí, Dios los puso, para nunca mas acordarse de ellos. ¿Por qué? Porque cuando El nos ve, nos ve amados y aceptos en su Hijo Jesucristo. Efesios 1: 2. “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4. según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5. en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6. para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7. en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8. que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9. dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo, 10. de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” Romanos 3: 21. “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22. la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23. por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24. siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25. a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26. con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. 27. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. 29. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30. Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31. ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.” Al final de su vida en Cristo, el apóstol a los gentiles admite que el creer en Cristo, en aquel día rumbo a Damasco, fue el inicio de un proceso. Una vida de triunfo en el Señor Jesucristo. Al iniciarla, Saulo de Tarso o Pablo, fue lleno del Espíritu Santo que sello su vida en Cristo. Al caminarla, personificó que en sus debilidades, Cristo se perfeccionaba en él. Al terminarla, estuvo totalmente convencido del amor de Dios hacia un pecador, que por gracia fue salvo al creer. 2 Timoteo 4: 6. “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” SOLI DEO GLORIA
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