Hacia una valoración del empoderamiento de la mujer en el

IMPROVING THE CAPACITY TO ACT ON
GENDER EQUALITY IN COLOMBIA: A FRESH
LOOK AT THE COFFEE EXPORT SECTOR
COORDINADORES
INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN
Pablo Heidrich
Barbara MacLaren
Hacia una valoración del empoderamiento
de la mujer en el sector cafetero
INVESTIGADORES
Javier A. Pineda D.
Maricel Piniero C.
RESUMEN EJECUTIVO
Anayatzin Ramirez A.
Bogotá, 2015
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Introducción
A fines de 2013, El Instituto Norte-Sur (The North-South Institute, NSI), un think tank con
sede en Ottawa, y la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia unieron sus fuerzas
para evaluar de cerca las dinámicas de género en las fincas productoras de café, así como el
papel fundamental que desempeñan las mujeres productoras en el sector rural. Los
principales objetivos de la colaboración incluían: comprender cómo mejorar las prácticas
del sector en términos de equidad en la finca, y propiciar el diálogo en la comunidad sobre
estos importantes temas. La Federación había ya elaborado una política de equidad de
género varios años antes y el NSI quería brindar apoyo técnico y de investigación para
ayudar a monitorear su progreso en el terreno.
A inicios de 2014, con el apoyo generoso del Ministerio de Relaciones Exteriores,
Comercio y Desarrollo (DFATD) de Canadá, nació la iniciativa para "Mejorar la
capacidad de acción para la equidad de género en Colombia: Una mirada fresca al
sector exportador de café de Colombia". Para dirigir el componente de investigación de
campo, se incluyó en el proyecto al Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo
(CIDER), de la Universidad de los Andes. La Agencia Ejecutora de este proyecto de
asistencia técnica (Fondo CATRTA) es el Conference Board of Canada, un fuerte defensor
de los estudios de género en Canadá y el ámbito internacional.
Un resultado de mediano plazo del proyecto ha sido la capacidad fortalecida de la FNC
para monitorear y analizar datos desagregados por género, mediante una nueva metodología
que posicionará a la Federación como líder en la igualdad de género en la industria
Colombiana. En el largo plazo, se espera que el proyecto tenga un impacto positivo en las
prácticas productivas, que resulte en el mejoramiento de las normas laborales, sociales y
productivas de las unidades de producción.
La primera fase del proyecto se centró en el diseño de una nueva metodología que la FNC
pudiera utilizar para el monitoreo del progreso en la equidad de género, en las
comunidades campesinas donde se trabaja. Esta metodología - que incluye un conjunto de
indicadores de género y herramientas de investigación ad hoc – fue diseñada por el equipo
de investigación de CIDER, en función de tres ejes de la política de equidad de género de la
FNC: el económico, el social y el de buen gobierno. También se tomaron en consideración
varias actividades de cooperación internacional para la igualdad de género que la FNC ya
había desarrollado, para construir sobre el trabajo previo.
Durante la segunda fase del proyecto, los indicadores de género se midieron y validaron por
más de 60 mujeres y hombres cafeteros, durante el verano y otoño de 2014, en los
departamentos de Cauca, Nariño y Huila. Tres talleres regionales, facilitados por el equipo
del proyecto, permitieron la recolección de datos cualitativos al mismo tiempo que se
capacitaba a los campesinos y campesinas sobre los temas de equidad en sus comunidades.
Además de los talleres de grupo, se llevaron a cabo una serie de entrevistas individuales a
trabajadores agrícolas y personal regional de la FNC. Durante esta fase, también se realizó
un taller de género para 25 miembros del personal técnico de la FNC, que capacitó sobre
3
teoría de género y estrategias para productores rurales, así como sobre programas laborales
colombianos que promueven la equidad.
La tercera fase del proyecto implementó un análisis cuantitativo de base amplia, con la
realización de una encuesta basada en una muestra representativa de cerca de 400
productores y productoras de los tres departamentos, centrada en los ejes de política y
realizada a finales de 2014. Los encuestados incluían hombres y mujeres productores
(miembros) de la FNC y esposas de los dueños de la finca (que ayudan en la finca pero no
son miembros de la FNC). Esta actividad proporcionó una perspectiva mucho más
representativa sobre la situación de las productoras colombianas de café y sobre las
relaciones socioeconómicas y laborales entre mujeres y hombres en la finca cafetera.
La última fase del proyecto (febrero de 2015) se centró en la difusión de la investigación y
el intercambio de conocimiento entre todos los actores interesados. En Popayán, Cauca, un
taller de dos días sobre lecciones aprendidas, para aproximadamente 60 participantes
cafeteros, brinda al equipo del proyecto a) una plataforma desde la cual difundir los
resultados de nuestra investigación y b) la oportunidad de obtener retroalimentación y
nuevas percepciones sobre las observaciones clave. Se intercambiarán lecciones regionales
aprendidas sobre los desafíos que enfrentan las mujeres cafeteras, así como el papel
fundamental de los hombres cafeteros en la superación de dichos desafíos.
Los resultados del proyecto también serán compartidos en una conferencia internacional a
realizarse en la FNC en Bogotá: "Buenas prácticas para la igualdad de género: estudios
recientes y experiencias regionales en el sector del café." Las sesiones matinales se centran
en la equidad del sector cafetero colombiano y las sesiones de tarde reúnen a actores con
experiencia en diversas prácticas, políticas y soluciones para la equidad en la región
latinoamericana. Además del personal de la Federación Nacional, fueron invitados varios
actores públicos, privados y académicos, para asegurar una comprensión completa de los
hallazgos y recomendaciones del proyecto. Este documento de investigación financiado
por el proyecto se socializará tanto en Colombia como en Canadá, en los próximos meses.
Además del documento de investigación y del intercambio de conocimientos sobre la
equidad, otro resultado clave son los indicadores replicables de género para el monitoreo y
la evaluación. Mediante la aplicación de estos indicadores en otras regiones cafeteras en
Colombia, en el futuro la FNC estará en una posición para identificar mejor los desafíos
clave que limitan la productividad y la cohesión social. Se espera que asociaciones de
productores agrícolas en otros países adapten los indicadores del proyecto para su propio
uso y cuando sea conveniente.
4
El café en el 2014 y el nuevo eje cafetero
Colombia es el primer productor mundial de café arábico suave. En el 2014, la producción
registrada del café de Colombia llegó a 12.1 millones de sacos de 60 kilos, cifra superior en
un 12% frente a la cosecha registrada en el año 2013. Así, Colombia se consolidó como el
primer productor de café de alta calidad y el tercer productor de café en el mundo.
El crecimiento de la producción de café en los últimos años es resultado de los programas
de reconversión de cafetales y de aumento de productividad liderados por la Federación
Nacional de Cafeteros (FNC) desde el 2009, que han permitido la renovación de cerca de
3.200 millones de árboles de café. La productividad promedio nacional se elevó a 15,26
sacos de 60 kilos por hectárea, la tercera más alta de los últimos 14 años. Este informe
evidencia, mediante la investigación realizada, que los departamentos de Cauca, Huila y
Nariño han participado activamente en este proceso de renovación de cafetales, y que
dentro de este, las mujeres tienen una alta cuota, no sólo en el incremento de parque
cafetero, sino también, y muy especialmente, en la producción de cafés especiales o de alta
calidad.
En el 2014, año durante el cual se desarrolló la investigación, en Colombia no sólo se
incrementó la producción, sino también el valor de la cosecha, la cual llegó a valores
cercanos a los 5.4 billones de pesos (US$2,700 millones), cifra superior en 23% frente al
ingreso cafetero del 2013. Esto se debió a los mejores precios del grano en el mercado
internacional de la segunda mitad del año anterior y a una tasa de cambio más competitiva.
Debido al programa de renovación de cafetales, el 69% del área sembrada en café en el país
corresponde a cultivos jóvenes, la gran mayoría de los cuales se realizan en pequeñas
unidades campesinas en las laderas andinas de Colombia. El 96% de los cafeteros tienen
menos de cinco hectáreas sembradas en café y responden por el 71% de la producción
nacional. La Federación Nacional de Cafeteros registra 580.000 productores de café cuyas
familias están compuestas por 2,8 millones de personas (33% de la población rural
colombiana). Se estima que la actividad genera más de 700 mil empleos directos y 1,4
millones de empleos indirectos (32% del empleo agrícola).
En los departamentos de Cauca, Huila y Nariño, lo que se ha denominado el nuevo eje
cafetero de Colombia, se encuentran 222 mil cafeteros, el 38% del total nacional, pero de
manera significativa, el 40,7% de las mujeres cafeteras del país. Por su parte, en términos
de hectáreas cultivadas de café, la región representa el 29,3% de total, de las cuales en
manos de las mujeres se encuentra el 24% y en los hombres el 76%.
El programa de renovación de cafetales implementado en los últimos cuatro años, logró
cambiar significativamente el uso de variedades de café. Los datos nacionales señalan que
mientras en el 2008 el 30% de la producción estaba en variedades resistentes, estas
variedades crecieron al 55% en el 2013, reduciendo las variedades susceptibles a la roya al
45%. Igualmente, el número de productores bajo estándares de sostenibilidad ha crecido en
los últimos años, así en el 2009 eran 22 mil certificados y 45 mil verificados, para un total
de 67 mil, en el 2013 pasaban a 46 y 138 respectivamente, para un total de 184 mil.
5
El optimismo en las mujeres y hombres, empresarios y campesinos del campo, se percibió a
lo largo de las actividades y visitas realizadas en la región. No obstante, más que producto
de un buen año para el café, este optimismo parece responder a una institucionalidad que
brinda elementos de sostenibilidad a las y los productores cafeteros y sus familias:
“[La producción de café] es lo de uno, pues porque uno ve la plata, más que en
cualquier otro negocio, porque así sea que este al precio que sea, usted saco una
carga y se lo pagaron de contado, mientras que con los otros negocios hay que dar
plazo o no hay quien le compre” (Productor cafetero, Huila).
Renovación de cafetales y visibilidad de la mujer cafetera
Dentro de la política de sostenibilidad económica, social y ambiental de la FNC, la política
de equidad de género va a tomar relevancia a partir de la estrategia de renovación de
cafetales. La caída vertiginosa de la producción cafetera entre 2008 y 2009, que pasó de
11,5 millones a 7,8 millones de sacos de 60kg, debió entre otros factores, al clima, las
plagas, el incremento en los precios de fertilizantes y envejecimiento de las plantaciones,
hizo que el programa de renovación de cafetales, conocido como, Permanencia,
Sostenibilidad y Futuro de la FNC, tomara una gran importancia.
De acuerdo con los testimonios brindados por los participantes en los talleres, grupos
focales y en las entrevistas individuales, algunos productores cafeteros se resistían a tumbar
sus matas de café caturra y a renovar sus cafetales, por los riesgos y costos que ello
representaba. Por el contrario, dada la existencia de mujeres productoras que mostraron
gran receptividad al programa de renovación y la necesidad de ampliar el área cultivada, los
Comités departamentales de cafeteros buscaron mecanismos para involucrar a las mujeres
en la ampliación del área cafetera. El medio principal fue partir de las fincas en propiedad
de las mujeres o que contaban con lotes adicionales para la ampliación, los cuales se
asignaban como nuevo lote productivo en cabeza de la mujer.
El programa de renovación de cafetales va a producir así una revolución silenciosa en un
importante porcentaje de las familias cafeteras en términos de género. La renovación de
cafetales va a contar con un componente crediticio que condona el 40% del monto total,
una vez se certifica el número de matas previsto en cada proyecto, lo cual constituyó un
fuerte incentivo de entrada. Para constituir cada lote como unidad productiva y la mujer
adquirir cédula cafetera como productora, el requisito de posesión de la tierra y de las
matas, en los casos en que la mujer no tenía la propiedad de la tierra, se resolvió a través de
una declaración juramentada por parte del padre, esposo o compañero propietario que la
cedía para la producción cafetera. Por esta vía se amplió en forma efectiva el parque
cafetero con dos efectos relacionados que es importante destacar: la incorporación de
nuevas tecnologías de producción y la creación de programas de cafés especiales; ambos
elementos van a beneficiar, entre otros, los nuevos lotes en cabeza de las mujeres.
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La adquisición de cédula cafetera por parte de mujeres productoras de café, rompe así dos
obstáculos históricos para la mujer campesina: la propiedad de la tierra y el acceso a
recursos productivos. Si bien algunas mujeres son propietarias de la tierra por herencia de
su padre o por viudez, la mayoría no lo son. El mecanismo de declaración juramentada
superó el primer obstáculo y el programa de renovación el segundo. Aunque ambos
mecanismos pueden perderse con el tiempo, las experiencias adquiridas de la mujer y sus
procesos de empoderamiento, pueden garantizar cierto grado de sostenibilidad. Superar el
tema de propiedad, facilitó la cedulación de muchas mujeres que lograron llegar al 30% de
los productores cafeteros cedulados en el país.
La participación de muchas mujeres, ahora como propietarias y responsables de sus propias
matas de café, va a implicar un cambio significativo en los roles de las mujeres y en los
tiempos de vida y de trabajo, al ingresar de manera más directa al trabajo productivo
remunerado, a partir de los beneficios directos e indirectos, que el proceso productivo y las
cosechas de café va a generar en las mujeres y en las familias cafeteras.
Metodología
El estudio partió de los tres ejes de trabajo ya definidos por la FNC en su Política de
Equidad de Género: el eje económico, el eje social y el eje de buen gobierno. En tal sentido,
en la Tabla 1 se presenta por cada eje, las categorías y subcategorías que se definieron para
valorar la política de equidad y el empoderamiento de las mujeres cafeteras. Así se
definieron cuatro categorías para el eje económico, cuatro para el eje social y dos para el
eje de buen gobierno. Estas diez categorías se abren en 24 subcategorías, las cuales van a
guiar el trabajo de campo en la recolección de información cualitativa como cuantitativa
para la construcción de indicadores de empoderamiento.
Tabla 1: Categorías para valorar la equidad y empoderamiento según ejes de política
EJES
Categorías
Trabajo
ECONÓMICO
Producción de café y cafés especiales
Capacidad organizativa de las mujeres
Comercio de café de mujeres
Relaciones equitativas y democráticas
al interior de la familia cafetera
SOCIAL
Derecho a una vida libre de violencias
Derechos sexuales y reproductivos de
Sub-categorías
Trabajo no remunerado
Trabajo comercial o remunerado
Salud en el trabajo
Insumos y tecnología
Tierra y cultivos de café
Papel de la mujer en cafés especiales
Distribución de ingresos
Proyectos asociativos
Proyectos de comercialización
Decisiones en la familia
Espacios y tiempo personal
Derechos en la familia
Violencia contra niños y niñas
Violencia entre parejas
Fidelidad y conflicto en las
relaciones
16. Anticoncepción
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
7
la familia
Acceso de las mujeres a los programas
de formación y extensión
Participación plena de las mujeres en
la vida pública de su comunidad
BUEN GOBIERNO
Liderazgo de la mujer y participación
en la política gremial
17.
18.
19.
20.
21.
Comunicación sexual y negociación
Educación
Capacitación
Asesoría y/o servicios de extensión
Expresar ideas o emociones en
público
22. Participar en alguna organización
23. Participar en los comités de
cafeteros
24. Presentar y gestionar proyectos
El estudio utilizó una metodología mixta que combina los enfoques cualitativos y
cuantitativos. En el enfoque cualitativo, se diseñó un trabajo de campo que se llevó a cabo
entre junio y julio de 2014, donde se realizaron entrevistas individuales, grupos focales y
talleres participativos. Los participantes en las distintas actividades fueron seleccionados
por la FNC en cada departamento en coordinación con la oficina del Programa Mujeres
Cafeteras. En el enfoque cuantitativo, se diseñó una encuesta representativa por
departamentos que permitiera la obtención de información estadística para la construcción
de indicadores de empoderamiento, la cual se realizó en el mes de septiembre de 2014.
Línea de base de indicadores de empoderamiento de la mujer cafetera
En esta parte se presentan los resultados de la encuesta realizada a mujeres productoras de
café con cédula cafetera y a mujeres sin cédula compañeras de hombres productores
cedulados, con la cual se busca valorar el nivel de empoderamiento de las mujeres
cafeteras. De acuerdo con la Tabla 1, cada una de estas subcategorías fue traducida en una
pregunta en la encuesta, cuya respuesta se gradúa en tres niveles que establecen el nivel de
empoderamiento en cada campo. Los datos se presentan en una escala de 0 a 3, donde 0 es
cero empoderamiento y 3 es total empoderamiento o relaciones equitativas de género en el
ámbito de que se trate. Aquí se presentan sólo los datos agregados por cada eje.
Para consolidar la valoración de la mujer cafetera en los tres ejes de la Política de Equidad
de Género de la FNC, se construye un índice compuesto de todos los ejes. A partir de este
índice, se obtienen los siguientes resultados.
En primer lugar, se aprecia que las mujeres con cédula cafetera tienen un empoderamiento
mayor al de sus compañeras sin cédula, pero que esta diferencia en promedio no es muy
significativa. No obstante, esta brecha es significativa o mayor en Nariño, mientras en
Huila es muy pequeña.
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INDICE COMPUESTO DE EMPODERAMIENTO
DE LA MUJER CAFETERA
Nariño
Huila
Cauca
0,00
0,50
Compañeras
1,00
1,50
2,00
Productoras
En segundo lugar, el empoderamiento de las mujeres cafeteras es mayor en las dimensiones
del eje social. El empoderamiento en el eje económico es intermedio y el nivel más bajo de
empoderamiento es en el eje político.
Gráfica 12.- Índice compuesto de empoderamiento por eje de política
INDICE COMPUESTO DE EMPODERAMIENTO
DE LA MUJER CAFETERA POR EJES
Político
Social
Económico
0,00
0,50
1,00
1,50
2,00
9
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
A continuación se presentan siete puntos de conclusión del estudio realizado en los tres
departamentos.
1. Hacia una ampliación de la “ciudadanía” cafetera para las mujeres
La estrategia de renovación de cafetales, ante la caída de la producción cafetera en el 2009,
va a encontrar en la mujer cafetera una gran aliada para plantar las nuevas variedades de
café, abriendo un espacio para la incorporación plena de la mujer como productora cafetera
y para el desarrollo de la política de equidad de género en la FNC.
Los Comités departamentales de cafeteros buscaron diversos mecanismos para involucrar a
las mujeres en la ampliación del área cafetera y, por esta vía, ampliar la base de mujeres
con cédula cafetera. Uno de los medios principales fue a partir de las fincas que contaban
con lotes adicionales para la ampliación, los cuales se asignaban como una nueva unidad
productiva en cabeza de la mujer. La renovación de cafetales va a contar con un importante
estímulo crediticio que facilitó este proceso y que financiaba las inversiones en el cultivo.
La adquisición de cédula cafetera por parte de mujeres productoras de café, rompe así dos
obstáculos históricos para la mujer campesina: la propiedad de la tierra y el acceso a
recursos productivos.
La participación activa de las mujeres en la renovación de los cafetales va a producir así un
cambio significativo en las relaciones de género en todos los ámbitos y dimensiones de la
comunidad cafetera. No obstante, el potencial de crecimiento de la mujer en la caficultura
es enorme. La gran mayoría (más del 85%) de las esposas o compañeras de los hombres
productores con cédula cafetera (71% del total) no son reconocidas como productoras. Por
su parte, muchas poblaciones campesinas buscan entrar en la producción del café.
Con el fin de avanzar hacia una ciudadanía cafetera para las mujeres, es central restablecer
programas de incentivos crediticios para la renovación y ampliación de cafetales en cabeza
de la mujer, semejantes al Programa de Permanencia, Sostenibilidad y Futuro (PSF), en el
cual se contaba con el Incentivo a la Capitalización Rural (ICR), hasta por el 40% del
capital y el apoyo del Fondo Nacional del Café, que cubría la totalidad de los intereses que
se generen por el crédito y el respaldo del Fondo Agropecuario de Garantías (FAG), el
Fondo de Garantías del Café (Fogacafé) y el acompañamiento del servicio de extensión de
la FNC.
Las mujeres productoras deben avanzar hacia una ciudadanía plena. Si bien la tarjeta
cafetera permite el acceso a muchos servicios de la FNC, debe explorarse la incorporación
de la mujer con plenitud de derechos y con voz y voto en la organización. Teniendo en
cuenta que las esposas y compañeras de la gran mayoría de los productores cafeteros
sostienen el derecho conyugal a la mitad de la propiedad adquirida bajo la unión, deben
explorarse mecanismos para incorporar a la mujer en igualdad de condiciones, mientras la
estructura de propiedad de la tierra cede espacio a la equidad de género.
10
Las mujeres constituyen el 29% de las cédulas cafeteras en los tres departamentos, pero
sólo un 20% de ellas tienen esposo o compañero; es decir, la gran mayoría de las mujeres
con cédula son cabezas de hogar. Así, la incorporación de la gran mayoría de las mujeres
compañeras o esposas sin cédula en la caficultura, constituyen el principal reto de la
política de equidad de género en el largo plazo. El proceso de cedulación iniciado en la
coyuntura de la crisis cafetera de 2009, debe continuarse bajo los ajustes necesarios en el
contexto diferente del 2015.
Esta ciudadanía no es sólo la adquisición de derechos políticos y servicios técnicos y
financieros, sino también de acceso a próximos programas sociales de subsidios, como por
ejemplo, el derecho a una pensión. La FNC en el marco de un programa de incentivos
crediticios a la ampliación del parque cafetero en cabeza de las mujeres, debe estudiar
alternativas que brinden seguridad jurídica a este proceso de ampliación de ciudadanía
cafetera a miles de mujeres que en forma directa contribuyen a la economía cafetera.
2. Distribución equitativa de labores en el hogar y soporte a la economía del
cuidado
Aunque la mujer siempre ha estado en la producción cafetera, su papel más activo como
productora ha intensificado su dinámica de trabajo, sin alterar mayormente la división
sexual del trabajo en la familia. Aunque la mayoría de los hogares mantienen una división
tradicional del trabajo, donde la mujer permanece principalmente en el ámbito de lo
doméstico sin control en el proceso productivo del café, el modelo de “la ayuda” se ha
extendido en muchos hogares y los arreglos en equidad comienzan a aparecer en los
hogares de las mujeres más activas.
No obstante estos avances hacia la equidad de género, en el modelo de “la ayuda” la mujer
continúa conservando la carga del trabajo de cuidado no remunerado, que conduce a un
esquema típico de doble jornada, debido a su entusiasta participación en la producción de
café que le brinda autonomía económica y participación en lo público. La asistencia en
actividades capacitación, en proyectos asociativos, amplían su autonomía y capital social,
pero para la gran mayoría el trabajo doméstico continua recayendo en la mujer.
Tres mecanismos se proponen para facilitar la inserción de la mujer en la caficultura.



En primer lugar, se debe buscar una distribución más equitativa de las
responsabilidades en el hogar entre los miembros de este, como el cuidado de hijos
e hijas, el aseo doméstico, la preparación de alimentos y demás actividades no
remuneradas.
En segundo lugar, se debe fortalecer la dotación de electrodomésticos y
tercerización remunerada de actividades de cuidado en los hogares.
En tercer lugar, se deben fortalecer los mecanismos del Sistema Nacional de
Bienestar Familiar, en cabeza del ICBF, especialmente para que opere en la
protección efectiva de la infancia y la adolescencia en las zonas cafeteras.
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En el primer caso, debe buscarse la formulación y financiación de programas de
capacitación y campañas para sensibilizar a hombres e hijos en el cambio de roles y mayor
responsabilidad en el cuidado colectivo de los miembros de familia. En el segundo caso, se
deben formular proyectos para la financiación y subsidio de adquisición de
electrodomésticos (equipos de lavadoras, cafeteras, arroceras, etc.) que alivianen el trabajo
doméstico, como la creación de empresas de servicios de cuidado que atiendan algunas de
las necesidades de cuidado en los hogares (preparación de alimentos durante temporada de
cosechas, etc.). En el tercer caso, se trata de la presencia y operación efectiva de los
programas nacionales para la protección y cuidado de la infancia y la adolescencia, como el
de hogares de bienestar familiar, de cero a siempre, etc.
3. Cobertura pensional para trabajadores en cosecha y trabajadores
permanentes
Teniendo en cuenta que el promedio de trabajadores en cosecha por finca es de alrededor
de nueve personas, se estima que en tiempo de cosecha se vinculan cerca de un millón y
medio de trabajadores en los tres departamentos del Suroccidente colombiano. La gran
mayoría son trabajadores y trabajadoras de las propias veredas y localidades, y un
porcentaje menor son migrantes de regiones vecinas. Tanto en la modalidad de trabajo a
destajo, la más extendida y pagada por cantidad de grano recolectado, como en la
modalidad de jornal diario, la remuneración promedia de los trabajadores en cosecha se
aproxima al salario mínimo. No obstante, estos ingresos no contemplan aportes a la
seguridad social y otros beneficios de ley.
Igualmente, para los trabajadores permanentes en las fincas, de los cuales hay uno cada dos
fincas, cerca de 100 mil en los tres departamentos, aunque las empresas de mayor tamaño
suelen cubrirles un salario básico cercano al mínimo legal y aportes a la seguridad social,
muchos de ellos carecen de esta.
Se hace central en la dignificación del trabajo en el café, que esta masa de trabajadores se
vincule a los programas de formalización laboral del Ministerio del Trabajo y que puedan
cotizar especialmente a los fondos de pensiones durante los dos o tres meses que participan
en recolección del grano. Teniendo en cuenta que de cada nueve trabajadores recolectores,
tres son mujeres, especial atención debe tener la cobertura a la seguridad social de estas
trabajadoras. La afiliación a la seguridad social en salud vía el Sistema de Seguridad Social
Subsidiado, realizado mediante el Sisben y conocido como tal, no debe ser un obstáculo
para tal propósito, buscando que este se conserve en forma posterior a los períodos de no
cosecha o trabajo para terceros.
4. Trabajo adolescente, relevo generacional e identidad cafetera
Teniendo en cuenta que la edad promedio de los y las cafeteras se encuentra en 45 años y
que el contexto demográfico de la sociedad colombiana se encuentra en un acelerado
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procesos de envejecimiento poblacional, el relevo generacional constituye una
preocupación central de la institucionalidad cafetera.
Las tensiones que generan la escasez de mano de obra para los períodos de cosecha y el
avance de las campañas gubernamentales y de la sociedad civil para evitar la explotación
laboral infantil, de acuerdo con las convenciones internacionales y los acuerdos de la OIT
en la materia, pueden encontrar en las familias cafeteras un modelo de conciliación que
debe ser precisado.
Siempre y cuando el trabajo de los y las menores de edad se realice bajo un esquema de
aprendizaje, no requiere permiso de trabajo de ninguna autoridad, debido es una forma
especial de vinculación dentro del derecho laboral en Colombia. El contrato de aprendizaje
no es un contrato de trabajo, pero requiere estar inscrito en un proceso de formación con
una entidad de educación técnica o de capacitación. En este esquema no hay remuneración
sino un sostenimiento a los aprendices para apoyar el proceso de aprendizaje.
En tal sentido, la FNC mediante los comités municipales y departamentales, bien puede
emprender un programa de formación cafetera, mediante convenios colectivos de
aprendizaje con instituciones educativas para, por un lado, incluir componentes curriculares
sobre el café y vincular durante determinadas horas del día en tiempo de cosecha, a
adolescentes de grados diez y once o entre 15 y 17 años de edad. Este programa bien puede
basarse en las experiencias realizadas por la FNC con el Centro para la Formación Cafetera
en Caldas con el Sena y otras entidades y regionales en el país.
La vinculación de adolescentes a la caficultura resulta importante para la construcción de la
identidad cafetera en las nuevas generaciones. Esta transmisión generacional debe estar
vinculada a la incorporación de nuevas tecnologías mediante los procesos de aprendizaje, lo
cual exige importantes procesos de desarrollo tecnológico en las entidades educativas y de
capacitación.
5. Programa de fortalecimiento organizacional de las mujeres y cafés
especiales
Los efectos o externalidades que produce la capacidad organizativa de las mujeres sobre
ellas mismas y sobre la sociedad es inconmensurable. Esta dimensión de la acción colectiva
de las mujeres productoras no sólo se expresa en el campo de lo económico y empresarial,
sino también en lo social y ambiental, como se observó en distintos testimonios. No
obstante, la gran mayoría de las mujeres “no decide ni participa en ninguna asociación de
producción asociativa”, sea esta una cooperativa, asociación o acción comunal; y algunas
de las que sí lo están “Participan pero no realiza ninguna transacción comercial con la
organización”.
Por su parte, las pocas organizaciones de productoras que existen, se han convertido en el
principal vehículo para la estandarización de requerimientos técnicos de calidad y
requerimientos de volumen, y la obtención de cafés especiales mediante el cumplimiento de
13
requisitos de certificación, con la obtención de primas en los precios del mercado
internacional. En el campo social, las organizaciones proveen los espacios para el encuentro
colectivo, la construcción de capital social y la generación de múltiples proyectos para la
atención de procesos de desarrollo en las comunidades veredales y locales.
En consecuencia, se hace imperativo formular e implementar un programa de apoyo a la
creación y fortalecimiento de las organizaciones cafeteras con total o alta participación de
la mujer. Este programa debe estar basado en un enfoque integral que incorpore al menos
tres componentes: uno con un enfoque integral de género que incluya a los hombres; un
componente organizacional asociativo; y, un componente técnico productivo. La dirección
de extensión de la FNC ha sido especialmente fuerte en este último componente, por lo cual
los dos primeros deben integrarse a la extensión mediante financiación de programas de
cooperación o programas de gobierno. El programa de fortalecimiento organizacional
puede constituirse en la base para integrar muchos otros aspectos de desarrollo y género en
la comunidad cafetera, mediante la capacidad de liderazgo y gestión de las propias
productoras.
6. Programas de formación en familia y prevención de la violencia
Violencia contra mujeres, los niños y las niñas, sigue siendo un problema endémico en la
cultura colombiana, del cual no escapa la región del nuevo eje cafetero y que se manifiesta
de varias maneras. Para las mujeres adultas, se expresa en abusos físicos y psicológicos, los
cuales generalmente se presentan en contextos de consumo de alcohol por parte de sus
compañeros; no obstante, se encontró que la infidelidad es un fenómeno con alguna
presencia, que muchas mujeres lo consideran como un tipo de violencia contra ellas y que
constituye la fuente de muchos conflictos y quiebras en la empresa cafetera.
En cuanto a los niños y niñas, dos fenómenos fueron discutidos: las formas tradicionales de
disciplinar la infancia y, en el caso de las niñas, el embarazo adolescente. En cuanto al
primer fenómeno, si bien los patrones de crianza se encuentran en cambio evitando el
maltrato infantil, existe un amplio margen de capacitación sobre las formas de ejercicio de
la autoridad paterna y materna, que bien pueden implementarse. El segundo fenómeno
demanda la acción de múltiples instancias del Estado y la sociedad para prevenirlo y
atenderlo en un contexto de cada vez mayor acceso a la información.
En cuanto a los derechos sexuales y reproductivos, mientras que este es un tema muy
sensible, la conversación sobre él es más abierta, no sólo entre las parejas, sino también
entre padres e hijos. En las parejas, por lo general, el uso de anticonceptivos sigue siendo
una decisión y una responsabilidad que recae sobre las mujeres, aun cuando cada vez más
se discute con los esposos o compañeros. Frente al acceso de las mujeres y los hombres a
los programas de formación, existe un alto reconocimiento por parte de ambos sobre su
importancia.
Dada la resistencia de algunos hombres a estos cambios por el temor de perder el control y
poder ejercido tanto en el hogar como en la producción de café, el avance hacia la equidad
de género pasa entonces por entender estos conflictos, reconocer los derechos de las
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mujeres y abrir espacios de participación y diálogo con los hombres, a fin de superar las
resistencias y buscar arreglos que fortalezcan la cooperación en los hogares y el bienestar
general.
En este campo se hace un llamado para articular a través de la institucionalidad cafetera,
programas de capacitación familiar y derechos sexuales y reproductivos de la mujer. En
especial se señala la necesidad de incorporar a los hombres en los programas y campañas
para que asuman en igualdad de responsabilidad las decisiones de planificación familiar y
el respeto de derechos de la mujer.
Por su parte, dado el alto nivel de mujeres y hombres sin completar la educación
secundaria, se propone el desarrollo de programas de validación de la educación básica
secundaria y la educación media para adultos. Para este programa la FNC puede retomar las
múltiples experiencias que al respecto ha desarrollado en el país, especialmente en los
departamentos de Quindío y Boyacá.
7. Fortalecimiento del liderazgo y creación de instancias consultivas
El aumento de la capacidad de liderazgo femenino será una fuente de fortalecimiento
institucional de la FNC y de sostenibilidad integral del café. En tal sentido, el liderazgo de
la mujer debe tener una atención especial en la vida institucional como fuente de desarrollo
con equidad. Esta tendrá un impacto no sólo en las diferentes organizaciones cafeteras sino
también en el desarrollo local y regional, como se ha observado en municipios de los tres
departamentos.
Como mecanismo de fortalecimiento de la institucionalidad cafetera se propone la creación
de instancias consultivas a nivel departamental y nacional para el fortalecimiento de la
Política de Equidad de Género de la FNC. Dada la baja participación de la mujer en los
Comités municipales y departamentales de cafeteros, muy por debajo de su participación en
el porcentaje de mujeres con cédula (29% vs. 13%, para el nivel municipal), se recomienda
la creación de estas instancias consultivas, que sean convocadas para elaboración de planes
participativos de acción y formulación de los anteriores programas de equidad.
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