^.Ç Ô W di» i € l C v ític o tt, PAPEL VOIÄNTB DE ^ Á U t 'o h t r a ^ POR nt Don Ôartolomét 2ob( 6 allarira. . Ct» 7Î N-Ö ¡3 , j , Criticas sufrirán zurra proceto.- L' Mokatih. MADRID : Imprenta DB D* L- F* AwGuto, Rejente />• M- Maciat. m o . ë A J I S .ii6 2 J € l C v itifo n , c?- ' WW\i\VMVW^.'W'MXMV\fVWW\MV\\,WW\VW\r\XWV D ía papel de L os verdadero A m or. C a ta ^ rib e ra s , y íw Donde las d a n , las to m a n : yo que sin te m o r de vivos y m uertos me he anunciado al mímdo C r i t i c ó n de unos y de ü íro s, a las p ri meras de cambio me veo criticado. G uájete por guájete! Al cábo del m al el menos: m i Crítico p a rece que es todo u n Doctor b o rla d o : él por de contado tál se firm a , y tál quiero yo creerle en buena cortesía. Siendo así, a ho n o r y d i cha puedo tener el que no sea n in g ú n zam bombo; pues p ara quien es tan sentido d esú s c a rn e s, como ha sido Dios servido hacerme a m í de las m ia s , fuera tártago acerbo el verse jabonado de m ano ruda. Como q u iera, ello es que apenas salió a luz el prim er nùm ero de m i C r i t i c ó n , cuan do uno que se me dice amigo inm em orial d« mis pobres b o rro n e s, me ha favorecido con una C rítica del ten o r siguiente : carta canta, y la carta dice así : " S e k o r C r i t i c ó n D. B. G a l l a r d o : Mujr señor m ío '■Siempre f u y y soy amigo de sus producciones, despues que le í su en cantadora Apología de los palos ó de la pali z a , y su Diccionario critico contra la hipo cresía y las supersticiones, que detesto y de testé siempre. E sta s dos pequeñas obrecitas It han hecho á su autor u n nombre ju sta m en te fa m o so en e l m undo literario : ellas hacían esperar grandes cosas de su p lu m a , que no vim os aun ■ pero y o hallo esplicada esta de cepción de nuestras esperanzas en los tiempos ominosos que acaban de pasar- bajo u n Calo~ m arde y u n Z ea , ¿ q u é se pudo escribir j a m as, que valga la pena de leerse, y m a s en el género de la sátira , que es su género fu e r te ? A hora promete V m , darnos u n C r i t i c ó n , d el que nos dio y a e l cuaderno i.o S u intro ducción , ó prospecto, es u n verdadero prólogo galeato : y a en él descubrió su genio m a s que crítico á propósito del E s t a t u t o d el señor M a i tin e s de la R osa ^ y d é la libertad de la pren sa. Yo no sé s i todos le habrán entendido á V m .\ pero sepa que y o le entiendo bien : { y a V m . m e entiende). o>o<a E n el cuerpo d el discurso hace la apoteo sis de C e r v a n t e s . M as seamos J u s to s : ese prurito de idolatría por el autor d el Quijote le va y a el romaniicisTno fiaciendo p a sa r de m oda. P or otra parte, el señor bibliotecario Clemencin ha hecho conocer en su s comenta rios que Cervantes no es m as que u n hombre^ y u n hombre lleno de fa lta s y errores, como tantos otroi. L a m em oria de /'7n. sobre La tía fingida de Cervantes, es menester confesar que está llena de erudición española n ada co m ú n , n i proletaria • m a s la im parcialidad pide ta m bién confesar a q u í {p erm ita V m . decírselo) que quandoque dorm itat Homerus. A V m . le sucedió lo que sucede d aquellos que leyeron m u ch o , que despues se les confunden la s ideas. E n la página 4 haciendo p a ra d a de su erudición nos cita cuatro obras m aestras de sá tira ; que son los C atariberas, e /P re te Jacopin, la Perinola y el Bodoque; y dejando á u n la do las tres últim as q u e , como la prime'ra, pocos leyeron, y de la s que pocos pueden y a su frir la lectura, porque los románticos han perfeccionado m ucho e l gusto ( que nuestros decantados clásicos antiguos apenas divisa ron ), en el prim er articulo padeció V m . una equii>ocacion palpable y notoria '■ « los C atari beras de S a l a z a r » d i u V m .\ y no h a y ta l S a l a z a r . Quien h aya leído algo de nuestros viejos escritores, ¿ignora que el papel de los Catariberas le compuso D . D ie g o d e M e n d o z a ? V m . trascordado confundió sin d u d a e l nom - 1) : bre del autor que cita, con e l del otro, contra quien empleó M endoza su virulenta crítica en la C arta del barliiller de Arcadia. JEsio un literato español y bibliotecario, ¿cómo lo pudo ignorar ja m a s? L o s Calaribcras son indisputablemente de M e n d o z a , como va á verlo probado con documentos , d escoger, impresos y manuscritos. Impresos: en el Semanario erudito de Don A ntonio V alladares , tomo X V Í I I , se im pri mieron /o.9 Catari beras, espresándose n a d a m e nos que tres veces que su autor fu e D o n D ie g o DB M e n d o z a . la cabeza {p á g . a38 ) se dice: «P a p el de los C otariberas, escrilo por D o n D ie g o d e M e n d o z a .» Y a l fi n {pág. 2 4 9 ) se espresa lo m ism o- la Curta de ¡o» C atariberas acaba a si: « Vuestro m ayor a m i go que os besa la s m anos = D o n D ie g o db M e n d o z a . » E n la tabla d el libro se lepite lo m ism o. M anuscritos • existen en ¡a biblioteca real de esta corte, á cuyo propósito y de los Catariberas el erudito bibliotecario D . J u a n P e llicer dice en sus notas a l Quijote • « cuya vida piula con incomparable gracia D . D ie g o d s M e n d o z a en una C arta M S. que con oirás se guarda en la real biblioteca.» con efecto, es tá entre los M S S . ( M. ig g ), como puede ver se d el índice, art. D . D ie g o H u r t a I ì o d e M e n d o z a , registrada a si: « C arta pintando ¡a vi da de los Catariberas.» E n vista de estos hechos ineluctables ( que es como se hacen la s crítieas, y no con c/ioca- »O -fif rrerías ) expero que V m . será bastante com placiente para rectificar su error en el m im ero inmediato \ y que dispensará esta confian z a á S. S. S. Q. S. M. B .-D o c to r J. P a tó n . « Así me gusta a m í que hable la jente, clarito. Con la misma clnridad voi a coutcslar al cargo directo que entre (lor y flor se me hace en esta carta. Empiezo por d a r las debidas gracias a su A utor (sea el quien fuere, Doctor P aló n , Anjel patudo, Patillas o Diablo Patejo ) por los elojios que me dispensa; y dejándole a su sa bor que corra el riesgo de las opiniones que enuncia respecto a C ervantes y a otros p a r ticulares que no tocan al punto crítico de la cuestión , voi a m i objeto. E l capitulo do acusación co ntra m í se ci fra en eslas breves palabras del D w to r Patón contra la afirm ativa m ía de que S a la z a r es A utor de Los C uta-riberas•. «N o bai ta l S aLAZAR.» — Contestación mía. « P re g u n ta s q u é am i^ps t e n ^ Y esto envuelve do s scntU los: Si p re g u n ta s c n a n to ? , (h k o s ; Si c u a le s , voi a d e c irlo . • «iVb h a i /í7 /S ai.az\r» puede significar dos cosas: o que no hai ta l hom bre, o que no hai tal especie, como la que yo afirm o, de que SalAZAR sea A utor de tal papel. V éom c, pues, constituido en el doble empeño de p ro b ar es ios d o s ecstremos: x‘® que h a i tal S a l a z a r ; y a*® que este tal S a l a z a r es A utor del papel de L o s Cata-riberas. El señor P atón con la especie que apunta, de la Caria del B achiller de A rc a d ia , quiere d a r a entender que y o , trasoídos los nombres de M e n d o z a y S a l a z a r , he barajado carta con c a rta , las del Aix:ade y los C ata -rib e ras; y que confundiendo la persona que hace con la que padece, he hecho A utor Critico crítica m ente al S a l a z a r que fue criticado p o r I> Diego de M e n d o z a en aquella graciosísima car ta. Pero al reves me la vestí p o r mi parte no ha habido ta l b a ra ja , n i ta l trocatinte. Co nozco m ui bien a entram bos sujetos, y tengo mas leídas una y o tra c a rta , de lo que es m enester p ara algo m as que no confundirlas. Señas m ortales. E se S a l a z a p (n ú m ero u n o ) fue u n buen C apitan que , « Tomando hora la espada hora la pluma » escribió en el estilo andantesco que en sus tiempos corría m ui valido entre los Rom ánti cos de entrtnces, una cierta Coránica d el E m perador Cárlos V , en la cuál se tra ta de la ju stísim a guerra que S ' M ' movió contra los L uteranos y rebeldes de A le m a n ia , y los su cesos que tuvo-" la cual, sí no estoí trascorda do, se im prim ió la vez prim era en Nápoles el ano de i5 4 8 ; y la segúnda en Sevilla el de 5a= fé bien sí que de la edición príncipe había ejem plar en la selecta biblioteca que el Infan te D' Luis tenía en su palacio de Arénas. Cuando es3 obra se publicó en Ita lia , esta ba alli de Em bajador p o r nuestra corle 1> Diego H urtaik) de M endoza, Caballero no me nos ilustre por su cuna que por sus talentos, grande hom bre de Estado y p lu m a , y sobre tódo hombre de hacer y d e c ir, a quien han hecho afamado en el m undo los arranques de su jenio y de su injenio. Fue granadino y Poe ta ( el Diablo sea sordo ! ) ; sibien el erudito Tamayo de Bárgas asegura «es opinion senta da que este Caballero nació en T oledo, nó en G ranada.» (’) E l Señor D* Diego que a vueltas de la gra vedad de su estado, gastaba jentil h u m o r, to mó pasatiem po con el Cronicon del buen Capi ta n S a l a z a r , escribiendo de chunga la suso~ dicha C arta del B achiller de A rca d ia : títu lo con que se disfrazó, por n o hacer descortesía al decoro de su empléo. Pues, ahora conviene saber que a este Ca pitan Pedro de S a l a z a r , que parece no se da ba el m ejor perjeno p ara hacer libros al gus to de los Críticos Clásicos como D* Diego de M e n d o z a , húbosele de lucir m ejor la gracia de hacer hijos; y en haz y en paz tuvo en su esposa D’* M aría de A larcon u n o como m il p e rla s, y ta n agudo y festivo, que no parece (*) V' su • Junta d e lih r o t, la majror que E tpafia ha vitto en su lengua ha ila el año de 1624. » MS* Je la BiblioUca Real. sino que le h u rló , u le heredó la agudeza y el donaire al gi'acioso cuanto feo D- Diego. Nació este pim p o llo , seguu cómputos del insigne Coronista de los Hijos de M adrid A lvarez-B aen a, en esta coronada villa por los anos de i5 3 o , y m ia c ió al mundo con la g ra cia bautism al de Eujenio, nom bre de pila que unido a los de su abolengo, le com pletan la gracia de Eujenio S a l a z a r de Alarcon. Ya tenemos otro S a l a z a r :— cero, y van d o s: ( veremos si parece el que buscamos, para ajustar nuestras cuentas). Despuntó este de agudo (com o arrib a de jamos apuntado ), y siguiendo la carrera de los estudios en Alcalá y Salam anca, llegó a ser g ran supuesto por las I^etras en la facultad de Leyes: y por fiii tomó el grado de Lirenriado, nó en ninguna de osas dos famosas universi dades, sino en aquélla donde se licenció aquel otro donosísimo Licenciado Pero P erez, cuyos sabrosos coloquios con los insignes Escudero y Caballero de la M ancha nos hacen a los lecto res del Quijote chu p ar los dedos. P o r demas es decir que en Sigúenza; pero pues ya lo d i je, perdónemelo quien no lo enten diera, a no decírselo tan claro. Licenciado, siguió nuestro S a l a z a r la perdi da y penlurable carrera de Pretendiente de va ra s, en la cuál pasó la pena negra: color, cu ya desdicha, a pesar del refrán viejo «Duelos me hicieron n e g ra , que yo blanca me era » n o hemos los Elspaiioles acabado de entender hasta la venida de los últim os F ranceses, que con su maldito trapo blanco nos hicieron ne gros a ciertos y ciertos; aunque a tódos no$ dejaron de u n color, anocheciéndonos con ayu da de vecinos, entre prestado y robado, has ta el últim o m aravedí sin dejarnos blanca. Ve remos ahora, esta otra G abachina, que hubo de embocarnos Zea, y nos mete romo por tra moya en rasa su dignísimo sucesor ese gran Poeta de bam balinas , Injenio regadío de la Ve ga de G ran ada, — de qué color querrá poner nos : sibien sobre negro no hai tin tu ra . Mas si la F o rtu n a tard«> en p rem iar a nuestro I.ic- £• de S a l a z a r , el A m or le coronó el año i 5 5 7 pagando su fineza ro n la suspira da m ano de T)-^ Catalina C arrillo , cuyos cas tos y purísim os amores ha eternizado S a l a z a r en verso. F ru to de l>endicion fueron de ellos dos h i jos, Fernando y Pedro de S a l a z ^ R (SALAZABBsa escojer ); y i’ccompensa de sus largos y buenos servicios el gobierno de C anarias, que obtuvo el año de i 5 6 7 , de donde el de 7 ? pasó de O idor a la 'isla de Santo-dom ingo: y de allí a Fiscal de la Audiencia de G oateioala, que ser vía el año de i58o. El de 9 8 , a la m uerte de Felipe II, era ya O idor de M éjico, en cuya universidad se graduó de D octo r: y donde per maneció hasta que la M ajestad de Felipe III le trajo a su corte de Consejero de In d ia s, cuya plaza servía p o r los años de 1 6 0 1 . El Doctor Eujenio de S a l a z a r , es de sa b e r q u e a p ro v e c lia n d o su s o c io s, y a u n r o b a n d o r a t o s a l pi'eciso d escan so d e su s p e n o s a s t a re as, compuso u n corpulento volumen de ver sos y prosas, que in titu ló Silva de Poesía, compuesta p o r E ujenio de S a l a z a r , vecino y n atu ral de M a d rid ,” libro precioso que por los años de 1 7 8 8 poseia el curioso Bibliófilo D‘ Francisco de París; y que p o r ú ltim o ha venido a p a ra r a la Academia de la H istoria, donde feliz-menle ecsiste a estas calendas. E stá escrito con esquisito esm ero, en g ran parte de puño del A utor, y lo que nó de su le tra , revisto y retocado por él. Púsole en lim pio, cual está, preparado p ara el m olde, en Méjico; y en dos hojas de su m an o , que dejó al fi'ente del códice, pegadas p o r las orillas, consignó a sus hijos una especie de testam ento literario respecto li esta obra: «H ijos» (d ic e), o esta S ilva de Poesía no me determ iné a p u blicarla en mis d ia s, porque aunque ( si no me engano ) tiene obras que pueden salir a luz, tem í p o r causa de m i profesion y oficio, no tu vieran algunos a desautoridad m ia publicar e im p rim ir obras en m etro castellano.» Y despues de m il advertencias y observa ciones finísimas sobre la im presión, prosodia, ortografía &x’ concluye: «N o se me ponga títu lo de Licenciado , n i ótro que yo haya te nido; sino sola-mcntc E u je n io d b S a l a z a r . » Lii obra está dividida en 4 partes: las tré» son de Poesías pastoriles, am ato rias, satíricas y m orales: lU últim a lleva este encabezamien to : « C uarta Parte de las O bras de E* de S a l a z a r , que contiene algtina de las C artas en prosa a m ui particulares amigos suyos. »» E ra uno de estos su compalricio D* J u a n H urtado de M e n d o z a , Caballero m ui conoci do y honrado de los Poelas y Sabios de aque lla edad , porque lo era él todo ; y tan to , que a v irtu d de su aplicación a todo linaje de sa ber , y porque vivía como embebecido en sus estudios , p o r festivo apodo le llam aban sus amigos el Filósofo. He alcanzado a v er suyas dos obras de Poesía, que son m ui ra r a s : lii una titulada «B uen placer, trobado en i3 d is cantes ,->t im presa en 8 '°, A lcalá, i5 5 o . La ó tra « 2Í/ Caballero C ristiano,» im presa en 8 *®, Anfequera , p o r A ndrés L obato, iSyo. Y aquí tenemos ya mas que es menester p ara contestar al rotundo y absoluto iVb ha i ta l S a l a z a r del Doctor Paton .-S í hai ta l S a LAZAR , Señor D octor Pateta -• el Doctor E u je nio de S a l a z a r , hom bre re a l, nó ente fantás tico :—luego hai tal hom bre. Y S a l a z a r , A u to r de varias Poesías cu ltísim as, de que por m uestra ( en abono de m i d ic h o , porque en Cosas de hecho yo no quiero ser creido sino sobre prenda ) presento las tres composiciones ad juntas: y A utor de varias C artas joviales en p rosa, de las cuales (p a ra serv ir al Señor Pa tón ) es la 4’* la <1® ios C ata-riberas. E scri bióla en Toledo el año de i 5 6 o , hallándose allí la corte, y él de Pretendiente de v aras; carrera aperreada que p o r aquel tiem po en que se estilaba aun la casa de h alco n e ría , se comparaba a la de los C ata-rib era s, u O jeadores que b atían las orillas de los rio s, para reconocer las querencias y paransas de las g ar las y demas v o late ría , a fin de que después sobre seguro pudiesen las Damas y Caballe ros v olarlas.— Luego iia i ta l S a l a z a r , A utor de L os Ca~ ta-riberas. í t e n ( y es o tr o í t e n m a s ) : l a C a rta d e L os C a ta -rib e r a ü , A u to r S a l a z a r , está d ir ljid a U ese t a l D ' J u a n d e M e n d o z a . Èrgo no hai tal quid-pro-quò por m i p ar te , n i yo he confundido en las personas de S a l a z a k y de M e n d o z a la persona que hace con la que padece. Mi S a l a z a r , A utor de L os Cuta-riberas, es hijo del S a l a z a r , contra quien escribid D- D ib g o d e M e n d o z a la C arta del B achiller de A rcadia: y el M e n d o z a de Los C ota-riberas no es O ' D i e g o , sino D ‘ J u a n ; n i es el que los escribiií, sino ( p i r pasiva ) a quien fueron escritos.— Echese, pues, el Señor Doctor Pateta esa chinica en la manga. Así y asá, quiero que él sepa que es como yo hago y deshago mis críticas, por activa y p o r pasiva: desvaneciendo con documentos au ténticos y noticias orijinales, bebidas en fuen tes p u ras, lus papeles mojados y noticias de pi* Io n , que traga por cristales de Ilipocrene la ciega y perezosa ignorancia , tal vez vertidas por la superchería de charlatanes Papelistas sin discernim iento ni criterio. Cierto es que Valladáres im prim ió como de D* Diego de M endoza L o s C a ia -rió e r a s: pero ¿con qué autoridad? Ni aun se sirve decir cómo, ni de dónde hubo la i'uin copia que im prim ió. No es mas jenuina ni autorizada la MS* »■13« que -el Sefior P atón cita de la Biblioteca Real: el porqué, lo sabe qtiien sabe ; que el que no sabe, no entiende : ( no sé si me entiende el Sefjor Patón). Sobre todo, para que se reconozca la dife rencia enorm e que hai del tecsto vivo al tru n cado y corrupto de esas dos copias (que son ya cuento de cuentos) presento a benefìcio de los lectores entendidos estótra , de m olde, sacada fiel-m ente por m í del o rijin a l, a que roe re mito. CARTA escripta al Señor D o n J u a n , Señor de la villa de Fresno de Torotej en que se H u rta d o M u i- ilu s tr e de trata de los M endoza C a ta -rib e ra s . P o r ú na suya m e envía V m ’ a m an d a r le escrib a el estado d e m is negocios, y mui p o r ecstenso en qu é entiendo, y có m o me va en esta c o rte : y p o rq u e ( co m o V n r sabe ) soi siem pre obediente a sus m andatos , h aré en ésta lo que me m anda , y aun más d e lo q ue m e envía a m an d ar. P o rq u e no sola-m ente d aré cuen ta de mi vida , em pero tam bién de la de m is am igos , q ue acá son m uchos ; p o r q ue en los lu gares de los trabajos y infor tunios se suelen de ordinario lig a r am is tad es e n tre aquellos q ue los padescen. Y o salí de mi casa cinco m eses lia, p ara venir a esta co rte , q ue ac o rta a los largos de m oneda , y aun alarga m al de su grado a los co rto s de ánim o p a ra gas tarla : y llegué á ella con tanto deséo de s e r proveído, cuanto arrep e n tim ien to ten go ag o ra d e h a b e r venido p o r provisíon; p u es ( aunque la rd e ) ya conozco y veo que vine p o r la n a , y volveré tre sq u ü a d o : pues son tan to s los q ue p re te n d e n ser proveídos , q ue si D ios no hiciese en los oficios un m ilagro sem ejante al d e los cin co pan es y dos p esces, sería im posible ca b e r b o ca d o a la centésim a p a rte de las b o ca s que acá están ab iertas. Mas p u es yo m e vine a m e te r d e mi voluntad d ebajo d esta b a n d e r a , no me q u ejaré d e algunos am igos q ue allá me re p re se n ta ro n los trab a jo s y m iserias que en su seguim iento se m e a p a re ja b a n : que son tan to s , q ue en tan to mal y tristeza no p u ed e h a b e r otro gozo , sino qu e es d e m uchos. Y p a ra q ue Vm* bien entienda esta n u estra triste , costosa y larga navegación p o r esta c a rta d e m a r e a r , h a de p resu p o n er que en esta galera d e pretensión de oficios tem p o rales {digo d e correjim ie n to s) bogam os tre s jé n e ro s de jem es: L e tr a d o s , q ue en esto no lo som os : Sol d ad o s , q u e com o quien p o r hu ir d e los trab a jo s y desasosiegos del m undo, se ca s a ,-h u y e n d o de la m enor g u e rra , q ue es ía de las a rm a s, se vienen a m e ter en es ta , q u e es mui mas in co m p o rtab le : y o tro s , C aballeros d e esp ad a y capa que, con gana d e com er y am l)icíon de m an d a r , vienen a b u sc ar oficios que les d en m ando so b re u na ciu d ad y su tie rra , p o r q ue sus patrim onios y ren ta s no b astan p a ra se le d a r so b re un lacayo y un p aje. T odos esto s tre s je n ero s d e je n te s se com prelienden debajo de este famoso no m b re Cata-ribera; p o rque si el L e tr a do cata la rib e ra , el Soldado la c o r r e , y el C aballero la vuela : y lo q ue tódos p a descenios, el nom bre d e Caia^ribera lo di c e , consideradas las p arte s d e que se c o m p o n e , que son cala rix a vera , que q u ie re d e c ir «busca r iñ a v erd a d era.» Y aunque esto s tre s jé n o ro s d e je n te s som os diversos en profesion , com o so m os unos en p rete n sió n , parescem o s am i gos. Bien es v erd ad que a tie m p o s, cuan do encuban algún d e lin c u e n te , pod rían m e te r en la cu b a tre s o cu a tro d e n o s otro s po r anim ales contrario s ; p o rq u e lo q u e lleva el p e r r o , piensa el jim io q ue ä él se le q u ila : y lo q ue äse el g a llo , p are sc e a la cu leb ra q ue ella lo p ie rd e . Y a s í , si la discreció n no tuviese enfrena d a s las le n g u a s, y cu b ierto s los corazo n es , d e fuerza nos h abríam os d e m o rd er con los d ie n te s , y aun d esp ed azar con las uñas. El tie m p o , so la -m en te, acá le esp en dem os en m a d ru g a r a llevar nu estro P re sidente al C o n se jo , y volverle a su p o sa d a : te n e r c u id a d o , si q u ie re salir li al guna p a r t e , p a ra aguardarle : p o rq u e si alguna vez saliese sin q ue alguno d e nos otros le a g u a rd a se , p o r el mesmo c a sa te rn a p o r cierto qu e ha p e rd id o el correjim ien to q u e esp era. H olgaría Ytu* d e v er a las m auanas el escuadrón tan lucido que hacem os, tan ta cam isa s u c ia , ta n ta ro p a ra íd a , tan to sayo g rasicnto , y ta n ta g o rra co ro n a d a, ta n ta almilla d e g r a n a , tan to pantuflo viejo , tan to guante añejo : ojos , q u e no los lim p iarán to d o s los ta fetan es q ue se tejen en T o ledo y G ranada : cabellos, con m as pelusa qu e se liiice en los te la re s de lienzo d e P o rto g a i : l) a r b a s , qu e no las d esh etrarán todos los peines de los C ar d ad o res d e S egcvia y los C am eros. D esta m an era v am o s, tan m etidos en ordenanza , q ue no ten em o s n ecesid ad ile Sárjenlos q ne nos ord en en : m ás liabriam os m en ester o lid o s q ue nos su s ten ten . K ntrado el P re siíle n te en Consejo, nos d erram am os com o la v az as, o agua de fre g ar , p o r aquel patio ; v hacem os coE rrillos , com o la je n te del vulgo en dia de e c lip s i, a tra ta r d e las provisiones : — cuántos correjim icnlos hai que p ro v eer, cuándo s a ld rá n , qué liai de nuevo a c erca d e í's to .— Uno d ic e : «Ayer m e alirm aron en casa el P re sid en te que tiene en su cá m a ra veinte provisiones d e oficios p a ra h e n c h ir. • O tro d ic e : tP u e s yo te n g o im am igo en casa del S ecre tario E raso , que m e m ostró la m inuta de las provisiones d e oficios q ue están m andadas h a c e r; y no son sino s ie te , y ésas mui ruines, po r q ue entran en ellas los correjinn’entos, ( o , p o r m ejor d ec ir los co rrim ientos ) de M a d rig a l, Z iu d a d -re a l, y T o rd e s ilia s .» Ó tro d ic e : € P u e s , po cas o m uclias , no p u ed e n d e ja r de salir p resto ; q ue yo sé d e buena p a rte q ue el P re sid en te consul tó a y e r con S ‘ Jl* las provisiones de corre jim ie n to s. > O tro d ic e : <>'o se trató a y e r deso en la c o n s u lta , sino de o tras cosas q ue im p ortan m as al Kei y al R ei no.» Y ótro d ic e ; tA y e r m e dijeron que dijo un L e tra d o q ue le había diciio un C aballero que oyó d e c ir al P rio r d e San Juan q ue le dijo p o r cosa c ie rta uno del Consejo q ue el P re síd em e ha dicho q ue en to d a la sem ana q ue e n tra , se descar g ará de las pi'ovísioncs d e correjiniien- » 1 9 ‘0 to s.» Mire Vm* q ué Ju ez P e sq u isid o r, ni d e R esidencia p o d ría ecsam ln ar to d o s los eslabones d c sta ca d en a d e te stig o s, p a ra venir a a p u ra r si el P re sid e n te dijo t a l ; y despues d e averiguado q u e él lo d ijo , si no lo cu m p liere, < ¿ Quien será aquel Caballero, En armas Un esforzado. Que demande la palabra A varen tan señalado ? ■ H ai je m e e n tre n osotros tan cu rio sa , q u e p re n o stic a n d o , com o los M édicos en las en ferm edades a g u d a s , del cu a rto pa ra el s e te n o , del oncéno p a ra e l c a to rc e no , y d el diezisiete p a ra el veinteiuno, d e un v ié rn e s d e consulta p ara el dom in go , y d el dom ingo p a ra o tra consulta , y d e una salida del R ei p a ra la v u e lta , lo q u e se rá d e las p ro v is io n e s , cu á n d o se c o n s u lta rá n , y cuando sa ld rán , pasan la vida colgados d e sta esp eran z a, p e o r q u e los q u e cuelgan d e la lio rc a. Y si no fue ran mas c ie rta s las p ro fecías de los P ro fe ta s, tra b a jo tu v ie ra el m undo, lla c é m o nos A strólogos d e astrosos , y echam os juicios a m onton fundados en fundam en to s que T olom éo , ni A li-aben-rejel con to d a su ju d ic ia ria no d a rá n en un blánco d e s to s , en que n o sotros ca d a d ía dam os. E n esto pasam os hasta q ue q u ie re lleE : g a r el term ino de salir nuestro P re sid en te d^ Consejo ; q u e , m edia hora an tes, p o r q ue no se nos vaya, nos salim os de la pla za qu e está d elante de! Palacio , donde se liace el C o n sejo ; y unos se ponen en ru in es ca b allo s, otros en viejos c u a rta g o s , y otro s en m uías m ollinas, algunas de color , y las más d e ham bre. Si es hibierno , allí nos azota el zlerzo , com o si fuésem os ro b les de la m on ta ñ a : si es en estío , allí nos d e rrite el s o l , com o a cu a rto s d e ajusticiados. Y p a ra su frir e s to , cualquiera se p re c ia de arm arse de la p aciencia de un Jo . Juntám onos en aquella p la z a , aquí tro s, acullá seis, acá c u a tr o , allí diez, co mo m oruecos en siesta ; aguardando q u e nos salga el s o l, cadii uno los ojos lijos en la p u e r ta , com o los tiene el p odenco en la b o ca d e la m ad rig u era , donde se en c e rró el conejo. Y en asom ando el P re s i d e n te , partim o s de nuestros pu esto s, co m o cuadrillas mal co n c erta d as d e juego d e c a ñ a s ; y llegando c e rc a , arrojam os nu estro s cañazos dándole (ierisim as bone ta d as : V luego volv(Mnos l a s ri(‘iidas, unos a zurdas , y ótro s nó a <K'r«Mdias; y llevánios!«' a sn p osada. I'.sto os m ucho de ver; q-n* com o nos honios d e ap e ar p a ra s u b ir le a su ap o se n to , cient p a s o s, poco más o menos an tes d e lleg ar a la posada , nos vamos ap ercib ien d o , ech an d o la m ano zurda al a rz ó n , arrem an g an d o la ro p a con la d e r e c h a , sacando el p ie d el e s trib o , y com enzando a e c h a r la p ie rn a so b re el anca de la m uía. Y al a rra n c a r d é l a silla, uno d escu b re la m artingala, y ó tro la b ra gu eta caida , cuál las b rág a s ro ta s , cuál el pañ al c o lg a n d o ; y aun tal bai e n tre nos o tro s , q u e m uestra la lana sucia d e los cojines. Juntám onos allí ta n to s , y rem anesce cada d ia ta n ta je n te nueva , así de e sp a da y c a p a , com o de pantuflo y saboyana, que p are sce nos criam os d e las inm undi cias y b asco sidades d e la casa del P re s i d e n te , com o chinches , cu c a ra c h a s , r a to n es y o tra s sabandijas sem ejantes. .41 tiem po que entram os en la sala des<lela p u e rta dclla hasta la d e la a n ie c á m a ra , nos hacem os dos ó rd en e s, p eg ad o s d e lado unos con o tros, que p arescem o s estacad as de p re sa d e m olino , p a ra q ue pase el P re s id e n te , y nos vea. Y cu ando somos m u c h o s, es cosa de v er cóm o nos en caja dlos y ap re tam o s, y la pesadum bre q ue da un codo del vecino q ue salga delante del cu erp o del o t r o ; parescien d o que aq u él h a d e s e r nube , p a ra q ue los ojos del P re sid e n te no le vean a él. E n trad o el P r e s id e n te , arrim ám onos p o r aquellas p a r e d e s , h a sta que to d o s los re lo je s d el pueblo nos echan d e allí con las m as voces q ue p u ed e n d a r. L o q u e en estos acom pañam ientos se p re te n d e , es serv ir a su S eñ o ría las p ro visiones y m e rc ed e s q ue nos h a d e h a c e r (sí se su fre p ro v e e r a tan to necio) ; y q ue sus ojos de p ie d a d nos vean , y vistos, nos encom iende a su m em oria p a ra a c o r d a rs e d e nos p o n e r en lo m as p ro fu n d o d e su olvido. Y este s e r vistos d el P re s i d e n te deseárnoslo ta n to , q ue algunos (s¡ nos fuese líc ito ) iríam os a le ac o m p añ ar co n coro zas en las cabezas , p o rq u e pusie se en n o s sus o jo s, com o en p e rso n a s m as se ñ a la d a s. H ai p re te n d ie n te s e n tre n o so tro s, qu e d e s d e la p u e rta del C onsejo hasta la C á m a ra <!el P re sid e n te tenem os ojead o s y c o n s id e ra d o s los p u esto s y lu gares , d o n d e p o r fuerza han d e to p a r sus ojos ; p a ra co jer c a d a día un p u e sto d e aquellos, d o n d e podam o s s e r v isto s ; com o los b u e nos C apitanes , q u e rec o n o sce n y elijeu los p uestos y sitios convenientes p a ra alo j a r sus c a m p o s , y h a c e r los efectos q ue £ 3 -2 3 « para la-v icto ria convengan. Ú nos se q ue dan en la calle a la p u e rla de la casa, por que el P re sid en te les acuda con el p ri mer favor y bendición d e sus ojos ; y é s tos no se ap ean , sino estánse en sus ca ballos y m uías , com o m uchachos en ta lanqueras p a ra v er e n c e rra r el to ro ; p o r q u e su S eñ o ria vea que están y a a p re sta dos y a caballo p a ra ir a los oficios don de los q u isiere enviar. O tro s le rescib en al p ie d e la escalera, p a ra le d a r a e n ten d e r cuán c e rc a están ya d e s e r ah o rc ad o s. Y aun alguno hai en éste lu g ar que finjo que estropieza en im e s c a ló n , y q u e va a d a r de o jo s , p o rq u e el P re sid e n te le eche m ejor de v er. Ó tro s p a ra n en la m esa de la escale r a , p a ra le significar q ue no se pone m e sa en sus casas. Ó tro s le ag u ard an en los c o rre d o re s, p a ra d em o nslracion d e su corrim ien to y d esv en tu ra. Y ó tro s se ponen a la en tra d a d e la s a la , co n siderando que alli, com o el P re sidente llega al e s tr e c h o , no p u ed e d ejar d e m ira r a una p a rte y a o tr a , p a ra v er si son serv idores o enem igos. Y nunca fal ta un p a r dellos qn e se finjen com o b e s tio n es cad a uno a una p a rle d e la p u e rla a-S-i-G d e la a n te c á m a ra ; p ara q u e , a f ^ n t r a r , los ojos del P re sid en te los' topen. V ería V m ., cuando alguno d e los q ue están en las estacad as que he d ic h o , te m e q ue el P re sid en te ha de p asar sin ver le , que (com o el que en la esgrim a m ete el p ie d e r e c h o , y alarga el b razo d e la e s p a d a , y avalanza el cu erp o p ara alcan zar un to q u e franco al contrario , así ) h u rta una p ie r n a , y un b razo y m edio cu erp o con to d a la cabeza , y p ásalo del lím ite d e la estac ad a , cuando el P re sid e n te lle g a , y m ételo en la calle p o r d o n d e él v ie n e , y hácele una m ui no tab le y hum ililisim a rev e re n cia , y dále u na vistosa y reverendísim a b o n e ta d a , p o rq u e le vea. Y aun alguno hai tan cuidoso y co n sid e ra d o en esto ; q ue el día q ue ve m u cho ac o m p a ñ am ien to , y le p are sce q ue no h a de p o d e r co jer alguno d e los p uestos d ic h o s , se qu ed a un pòco a tra s d el P r e sidente ; y ya q ue él y to d a la je n te vjiu d e la n te , a p rie ta la m ula pern ean d o com o p u lp o , y alcánzale y pasa p o r ju n to a su lado , la g o rra en la m a n o , y los ojos e n clavados en la Ihistrísím a p erso n a , qu e p are sce torcecuello , o qu e lleva alguna la n d re en el pescuezo q ue no le deja vol ver la cabeza p a ra m irar adelante, h asla 9 -2 5 « v er q iw 'e l P re sid e n te le lia m ira d o ; que luego se le desenvara el cu ello , y se le destuerze , y va consolado su corazon. Alguno , m ui contento d e q ue el P r e sidente le liaya visto , no lo p u d ien d o d i sim ular , vuelve al com pañero y dícele : « ¿ N o vió Vm- com o m e m iró el P re s i dente ? E n v erd ad q ue volvió a m í la c a beza dos v e c e s; q ue m e p aresoió q ue me quiso hai)lar.» Y vería V ni’ al qu e piensa que el P re sid e n te no le h a visto, tan triste , tan desconsolado aquel d ia ; qu e ni tom a gusto en lo que com e , ni le sab e b ie n lo que b e b e ; p o rq u e tie n e p o r c ie rto que las provisiones se h an d e h en c h ir aquella n o c h e , y q u e , com o el P re sid e n te no le vió aquel dia , no se h a d e a c o rd a r dél. A las ta rd e s vam os a la casa del P re s i d en te, co n tem p lárn o sla p u e rta d é l a ca lle , m iram os el z a g u á n , vem os el patio, subim os p o r la escalera, pasam os pol los c o rre d o re s , entram os en la sala, pregu n tam o s qué h ac e el S eñ o r P re si dente : p o rq u e to d o esto nos alivia la pena d e rie p u r g a to r io . com o la aliviara en el Infierno al Ilic o A variento el m eni que m ojado d e L ázaro. A ndam os p o r allí '•f* p o c o , llegam os a la p u e rta d e la Ca gnara del S e c re ta rio al olor d e las provi- sloiies sin h a b la r palab ra , y volvém onos a salir , com o cuando el p e rro harabrienlo en tra en el aposento , donde hai carn e m etid a en alguna arca , q ue h erid a s sus narizes del olor d e lla , huele las sillas, los b a n c o s , y los cofres q ue !iai en el a p o s e n to , con deseo do to p a r con la carn e; y al c a b o , com o no la d e s c u b r e , se sa le fu era. L o s que son m as co n tin e n te s, en tra n d e m es a m es a su p licar al P re sid en te se a c u e rd e d e llo s; y a v e r si d escu b ren al guna tie rra so b re sus p reten sio n es y esp e ra n z a s; com o los q ue en tra b an a co nsultar el O ráculo p a ra sa b e r los futuros sucesos. O tro s , q ue tienen la sangre m as en cendida , y la m oneda m as a te n u a d a , en tra n d e quin ce en quin ce d ia s, y de vein te en vein te. Y algiinos hai tan rendidos a su pasión, y tan a p re ta d o s d e su n ec esi d ad (d ig o , d e su n e c e d a d ); q u e si el p o r te ro les p e rm ite e n tra r tre s veces en la se m ana , no e n tra n dós solas , a re p re se n ta r a su S eñoría sus duelos y L e tr a s , y d arle con sus buenas razo n es a e n te n d e r la p o ca culpa q ue tie n e en no p roveerlos. V eo a los recien -v en íd o s d e oficios, q ue se señalan y conoscen en tre los que ha d ias q ue bogam os en esta g a le r a , co- » -2 7 -0 mo cotrales d e G uadiana e n tre baquillas d e A stu rias: ellos tan gordos y panzudos, que p arescen cebones d e p re s e n te ; y denti'o de pocos d ia s, que vuelven a m oler en e s ta ta h o n a , las carn es se Ies dism inu yen , las qu ijadas se les señ alan , y el co lor se les m u e re ; ta:-to q ne en p o co tiem po no se d istinguen ni echan d e ver e n tre los q ue acá e stáb a m o s; p o rq u e to d o s an dam os m as anuirillos q ue cagajones. A caesce m uchas veces q u e d esp u es d e h a b e r un L e tra d o resid id o cinco o seis m eses en la c o rte con g ran d es e s p e ra n zas, g astad a la b o ls a , rem a tad a s las p re n das , y com idos los c u a tro cu a rto s d e la m u ía, q u e no le q u ed a ya della sino la c a beza y el ra b o , p a ra com er un sá b ad o ; al tiem po q u e te n ia p o r cierto sa lir p ro veido en un b u en c o rre jim ie n to , con que se p u d iesen e m en d a r to d o s sus aviesos, le sale com o c a ta ra ta en el ojo , un Salu d -e -g ra c ia de una com ision d e c u a re n ta d ias allá p a ra la Isla d e los L a g a rto s, o p ara algún L u g ar d e los q ue están d e bajo de la T ó rrid a -z o n a ; y ac ie rta a sa lir d e m a n e r a , q u e , si es h ib ie r n o , os le encam inan al a b rig o y tem planza d e A stu ria s; y sí estío , le encom iendan a la fre scu ra v so m b ras d e E stren iad u ra; y sale el negocio y el necio a tiem po q a e , au n q u e se halìase la bolsa d e Juan de V o t-a -d io s, no le p o d ría d ar d in ero p ara h e n c h ir los hoyos q u e en c o rte tiene h e chos. Y no hai otro re m e d io , sino d e m an d ar m iserico rd io sa e sp era a los a c re e d o res liasta la v u e lta , q ue vendrá r ic o , y ca rg ad o d e oro en polvo d e la In d ia de C hile. A lguno d esto s dice : * E l P re sid e n te m e q u ie re su sten ta r com o a los pollos de M aría. > Ó tro d ic e : *Su S eñoría m e h a q u e rid o o cu p ar en esta com ision, p o rq u e no vea h a c e r en o tro s las b uenas p ro v i siones ; com o suelen en g a ñ ar al niño con algún ju g u e te , p o rq u e no eche d e v er que sale fu era d e la casa el am a q ue le cria . P u e s , re p u d ia r este legado no conviene, p o rq u e no nos digan q ue si m eno sp recia m os lo m en o s, nos m en o sp reciará lo m as.» Y así el p o b re L e tra d o a rro ja el p ec h o al a g u a , y p á rle a su com ision ca rg ad o de d u e lo s, y ro d ea d o d e alforjas. O tro g u s to , otro alivio y o tro consue lo p a ra el triste Cata-ribei'a, d espues q ue las p rovisiones h an estad o re p re sa d a s seis o siete m eses en la C ám ara del P re sid e n t e , — v e r sa lir una so la ; y d e ahí á otro m es o tra s o la , com o dolores d e p a rto es- e-2 0 -e p ac io so , o tra q u e del (jue está con pasión <le cólica. Y cuaudo ya las tinieblas d e la consulta se a c la r a n , y la p re sa de las p ro visiones se s u e lta , y se m andan p u b lic ar, aquí es el c lam o r, y el sonido d e los dien tes de los qu e salen condenados : uno, que q u ie re se r C o rrejid o r sin te n e r juicio ni m ano p ara c o rre jir una p lana de un ni ño q u e com ienza a e s c rib ir, dice qu e va tódo p o r f a v o r , y q ue sin éste no a p ro vechan L e tra s ni p a rte s. O tro q ue por v en tu ra lo m e rc sce ría b ie n , echa la culpa a su d esg racia y c o n tra ria fortuna. Ó tro loa à D ios p o r ello ; y ó tro lo d a a todos los D iablos. Y al lin algunos con p a c ie n cia, y los m ás sin e lla , d esam paran el cam po y el estan d a rte de la p resid e ac ia , y tom an el cam ino p a ra donde D ios los a y u d a ; y algunos (seg ú n ellos d ic e n ) p a ra dojide el D iablo los llev a, d ic ien d o : «Ya q u e escapam os d e sta m iserable gueí r a , com o soldados de cam po vencido, sin l)lanca, sin a rm a s , sin vestidos y sin consuelo alg u n o ; ¡no nos d ie ra el P re s i d ente siq u iera sondas varillas qu e lleváranios en las m an o s, p a ra p e d ir lim osna l'o r donde p asáranosl» D esta m an era lo pasam os en esta cor^ vn lin , hablando jen eral-m o n te de s»50« los m iserables Cata-riberas, digo q ue mí se ro s som os, m iseria p e d im o s, m iserias nos d a n , y niiserablc-m enle vivimos. Ya que h e dado cuenta je n eral d e nues tro m odo d e vivir en la c o rte , q u iero d es c e n d e r a algunos casos de mi p articu la r, y d e oti’os q ue han p a s a d o , y h e visto, d esp u es q ue v in e , e n tre los d e mi p r e tensión. Yo vine a esta c o r te , y p o r no p e r d e r tie m p o , en acom odándom e d e ap o se n to , o rdené un m em orial p a ra el P re s i d e n te , y le fui ü hal)lar ; y quiso mi for tu n a qn e en tran d o a h o ra qu e negociaba, e n tra ro n delante d e m i , uno tra s o tro , dos L etra d o s rec ien llegados, q ue iban co m o yo con sus m em oriales en las m anos. P aresciam o s to d o s tré s cofrades d e la Blerced , q ue íbam os en p rec esió n c o n n uestro s cirios en cendidos. L legó el p ri m e ro , y com enzó a h a b la r; y llevaba las m anos tan em barazadas con su m em orial, q ue no p u d o , o no se le a c o r d ó , q u ita r se la g o rra , y com o no te n ia h ec h a la len g ua a revolver S e ñ o ría s, con u na S eño ría se le fueron dos M e rc ed e s, com o man sos con el to ro . Y un paje viéndole h ab lar tan c a b iz c u b ie rto , llegóse á é l, y q u itó le p o r d e trá s la g o rra de la c a b ez a; y él 51 «3 v o lvió, y advirticndose d e su d escuido, se tu rb ó ta n to , q ue no pudo h a b la r palab ra; antes se q u ed ó alli, com o si d e carn e y hueso se h u b ie ra convertido en p ie d ra . El P re sid en te viendo q ue no h a b la b a , ni se i b a , le dijo : «D ad acá el m e m o rial; que p o r él v eré lo que q u eré is. » Él sol tó el m e m o rial, y volvió las espaldas ta» de p r e s to ; q ue tem í se volvía conio m u ía m aliciosa a a rro ja r un p a r d e cozes al P re sid e n te : em p ero quiso Dios q ue no lo hizo , sino sallóse sin h a c e r rev e ren cia, ni a c a ta m ie n to , p are sce qu e en tendiendo que no le h a b ía d e a p ro v e c h a r, aunque le h ic ie ra ; salvo si no lo dejó d e h acer p o r te n e r tan d escu id ad o el p ie com o la m ano. L legó luego el o tro L e tra d o ( q ue e ra mas desenvuelto y bien c r ia d o ) q u ita d a su g o rra , y hizo «na rev e re n cia ta n b aja, que c re o se holgara d e hallar un agujei'o , p o r do m e ter la ro d illa , p o r b a ja r del suelo de la C á m a ra , y d ijo : <Yo m e Hamo el B achiller P ascu al R e d o n d o , soi vecino del L u g ar d e B ociguíllas, donde h e servido to d a mi vida a S* a tiem p os abogando , y a tiem pos b arb e ch an d o niis tie r ra s , y haciendo m is agostos y vendim ias.i, p a ra e n c e rra r pan y vino y pa- j a p a ra e l b astecim ieuto desta c o rte . Y aun esttibe u na vez aceptado p o r T enien te do C o rrejid o r d e B ecerril de los Cam p o s; sino que m e revolvieron con el C o rre jid o r , y no m e quiso llevar consigo. S uplico a V ‘ S ’“ m e haga tan to p la ce r, q ue m e em plee en alguna cosa buena ; que yo serv iré a V ' S**, com o verá.» E l P re sid en te , rién d o se le dijo : «P or cierto q u e 'e s m ui ju sto q u e quien tan bien ha servido a S ' M-, sea rem unei'ado confor m e a sus servicios. Idos a v u e stra casa ; que o fresciéndo se en qu é , se te r n a m e m oria d e v u estra p erso n a .» É l entonces quiso d a r el m e m o ria l, y el P re sid en te dijo q ue se le llevase ; q ue p ara a c o rd a r se d e l, no ]>abta m en ester m em orial.— Ni aun m em oria» (d ije yo e n tre m i ) : y así él hizo o tra rev e re n cia m ui b a ja , y se sa ltó contentisim o. Yo llegué lu e g o , y dije al P re sid e n te m i razón: oyóm e, y d ió m e la le sp u e sta o r d in a ria , eque h aria p o r mi lo q u e p u d ie se » ^ y vo m e c o n te n ta ría con m énos ) : tom ó mi m e m o rial; y sa lim e , y alcanzó al Kr* R e d o n d o , el cuál m ui contento so vol vió a m i, v m e dijo : «¿Q ué le p a re sc e , có mo no m e tu rb é y o , con\o e l o tro ? T ódo os b u r la , sino h ab lar sin em pacho. Mire {s-o5<e cóm o se hoigó el P re sid e n te d e oírm e. T enga p o r clerlo q ue m e h a d e d a r el p rim e r co rrejim iento bueno q ue p ro v é a ; p o rq u e así se lo ped í yo , q u e m e diese cosa buena. Q ue si esto s L icenciadillos q u e andan p o r aq u í p erd id o s m il añ o s, supiesen h a b la r , y d ec ir b ien las co sa s en q u e h an servido ; yo fio no ta rd a se tan to el P re sid en te en p ro v eerlo s. M as, si cu an do se ven d elan te d é l, no sa b en d e c ir «ojie ni m ojte» , ¿ q u é les h a d e dar?» Yo lo d ije : iP o r c ie rto . S eñ o r L icen ciado , Vm- tiene m ucha r a z ó n , y sale resp o n d id o com o ho m b re re g a la d o , y mui del asa; p u es le m andan ir a su casa a es p e ra r la provision , p ara q ue no g aste su h acien d a en esta c o rte . — ¡A h, p o r D ios, S e ñ o r it (d ijo el B achiller) «¡C uánto m e jo r se rá q u e m e lo envíen a mí c a sa , que nó ag u ard arlo aquí ; aunque c re o q ue no ta rd a rá m ucho en salir ! P u e s no piense q u e yo e ra del asa ; q u e yo le prom eto q u e es hoi el p rim e r d ia q ue hablo al P re sid e n te ; y pésam e d e no h a b e r venido an te s , q u e ya estu v iera m ui h o n rad a -m e n te proveído ; sino q ue cuando los hoini)res nos hacem os al p a n c a s e ro , y al to rre zn o de las m añ an as, no nos sacarán d e c a sa , au n q u e nos pro m etan cien o b ra F o •54'® das d e b arb e ch o s y mil reses vacunas.» Con lo d o esle consuelo se fiié el Br* P asc u al R edondo a su casa a e s p e ra r su p ro vision; q ue lle g a rá , cuando el cuervo d e N oé venga a se la llevar en el p ic o ; y con to d o eso fue m ejor despach ad o que yo , que m e qued é en esta c o rle a e sp e ra r la m ia , que c re o no llegará m as te m p ran o . D esta m anera an dnbe un m es, a p re n diendo el estilo ile los S eñores Cala-ribe ras en los acom pañam ientos, en las re p re se n tac io n es, en los cori'illos y en las o tra s cosas n ecesarias para el entendlm ienlo del a rle ( p e o r q ue m ecánica ) de los su so d ic h o s: q ue no fué pòco en un m es lo m a r el pulso , y conoscer la com plision a c u e rp o de negociación lan varia. Y al cabo d este m e s, pidiéndom e e mozo din ero s p ara hi d esp en sa , m etí la m ano en el ta le g o , y hallé d en tro tanta n o n a d a ; q ue pensando que aquella m ano se me h ab ia p a sm a d o , y p e rd id o el la clo d ella, m eli la o tra ; y com o hallé lan p o co qu e p a lp a r, m e vi en térm in o s d e p e r d e r el sentido p o r lo q ue no sen tía. Y así viendo que la m oneda se h ab ía id o , y mi provision no p a r e s c ia , p u se mis ojos en el b olson, y vile y seniíle lan sin virtud, lan frío y b o qu ean d o com o enferm o que se va d e c á m a ra s ; y p o r no a c a b a r de q u ed a rm e e n s e c o com o el p e z , cuando cesa la c o rrie n te qu e le sa có d e la m adre d el r i o ; d esp ac h é un a provision a mi c a s a , firm ada co n n ú firm a, y sellada con mi sello, im poniendo cierto trib u to so b re las rac io n es y- alim entos d e to d a s las c a bezas deila , sin e c sc e p ta r m am ante ni p ia n te , q u e no co n trib u y ese p a ra el so co rro d e la p ro sec u ció n d esta g u e rra . Y mi provision lué o b ed e sc id a y cum plida. Y así m e en tre tu v e o tro m es con este soco rro y m i esperan/.a : en el cuál salió pro» veido el co rrejim ien to d e M edina del Cam p o en un L e tr a d o ; y salió este oficio solo, com o p re so q u e h a e stad o m ucho tiem po en la c á r c e l, y la q u e b r a n ta , y se suelta p o r re d im ir la v ejación d e la larg a p risión. Y acaesció so b re esta p rovision un buen cu en to e n tre dos C ala-riberas, un S oldado y un L e tra d o : y es q u e al S olda do , q u e p o r av e n tu ra te n ía p u esta su es p eran za y corazon en las d écim as d e Me d in a , y en las co nm odidades q u e le h a bían d e h a c e r los M ercaderes q u e allí tra ta n , en los p recio s d e lo q ue co m p ra se , pesóle nuicho d e v er p ro v eíd o el oficio en o tr o ; \ estan d o tratan d o d e la proviF: s> 5 0 < s sion en la sala en co rro ele P re ten d ien te s, él dijo con im iclia c ó le r a : «Ahora, cosa in co m portable es ([ueL etradillos lleven a los C aballeros tan buenos oficios, com o el de M e d in a .» Un Br* q ue estab a en el co rro , volviendo p o r el b o n o r de la profesion, dijo al S o ld a d o : «¿P or q ué halla V n r eso m as incom portable , q ue ninguno destos C aballeros que están a q u í, que son L e tr a d o s ? — S iéntelo m as» (d ijo él m uí de m u d ad o ) «porque a un C aballero com o y o , q ue he servido a S* M* d erram ando m i sa n g re , no se habían de an tep o n e r Ba(‘hillerejos. — P u e s no m e p a re sc e a mí» (d ijo el Br* con m ucha (lem a) «que Vmha servido niiicho a S* M* en d erram a r su s a n g re : m as le sirviera en d e rra m a r la de los enem igos : qu e quien va a la g u e r r a , »0 a h e r ir , sino a se r h erid o (d ig o , no a se r h u id o , sino a h u ir) no obliga a S ‘ M* p a ra q ue le haga m e rc e d e s, ni a su P resid o u le p ara q ue le d é c o rre jim ie n to s.» K1 S o ld ad o , con m ucho enojo de las palab ras del B r’ , d ijo : «Q uien dice qi»e yo he h u id o , m ie n ie ; q ue yo h e d errajuado mi sangre jieleando com o m ui b u en soldado. — C reo yo » (d ijo el B r*) «que «ísa peíéa y derram am ien to le lia!)rá \ n r lioclio con d d a d o ; p o rq u e , f I IV/jra co- » o ?« mo V iir m as m ie n te , no tuvipra necesidad ■ de ven ir acá p o r arm as p ara s a c a r y chu p ar a los C ristianos la sangre q ue dice h a berle d erram ad o los M oros; que allá le hu b ie ra p rem iad o S* M*, o sus Jen erales. » E l S o ld a d o , que dem ostró se r ta n co r to d e razones com o d e ra z ó n , quiso c e r ra r con el Br% p a ra sup lir con las m anos la falta d e la lengua : m as m etim onos en m edio los que allí estáb am o s, d e m an era, que no dim os lu g ar a m as rom pim iento. E n este tiem po se li'i/.o o tra vez re se ñ a de la je n te d e mi b o lsa , y salieron al alarde tan p o co s Soldados ; qu e entendien do que e n tre m is sú b d ito s no h ab ía m e dio p a ra m as so co rro , me p ro c u ré valer de m is am igos y d e u d o s ; a los cuáles despachó m is c a rta s de cre en cia , y do ellos m e llegó o tro so co rro , (pie me r e suscitò d e m u e rte a vida. De esto tro s C aballeros de espada y ca p a que no han servido a la M ilicia en p a r ti cular , casi no tengo qué d e c ir: p o rq u e los veo en co rle ta n hum ildes y bien c o m ed id o s, lan ju stilicados en sus p alab ras, tan d esp re cia d o re s d e cohechos , y tan am igos d e Oficiales fieles; q ue son aquí los m ejo res C o rrejid o re s del m u n d o : y si en el ald rg ú ela no hai m as m al, qu e su e - n a , m cresceii S ' M* les haga m ucha m e r ce d . E m p e ro p o rq u e en el m ui b u en p a ño suele h a b e r la r a z a , y en la m as fina g ran a cae la polilla, y nó to d o s los llam a dos han d e s e r e sc o jid o s, nt bai cu erp o sin ija d a ; <liré lo q ue h e visto en c ie r to s m iem bros d este c u e rp o d e C aballe ría . Y es q ue un m es d esp u es d e la provi sion d e M edina q ue he d ic h o , salieron p ro veídos dós destos C aballeros en dos co rrejim ien to s : los cuáles no h u b ie ro n sacad o los rec u d im ie n to s d e sus re n ta s , cuando p u sie ro n en alm oneda y p re g ó n algunos m iem b ro s dellas, p a ra los a rre n d a r d e p o r m e n o r, em pero p o r la m ayor cantidad q ue p u d iesen . N o faltaron p erso n a s qu e h ic ie ron p o s tu r a s : rem a táro n se las te n en cias, los alguacilazgos, las alcaidías d e cá rcel, y algunas d e s ta s re n ta s ta n bien su b id a s, q ue van bien seguros los a rre n d a d o re s d e la pu ja del c u a rto . Y o , en ten d ien d o el nego c io , d ije a uno d eslo s C o rrejid o re s q ue se m e d a b a p o r a m ig o : fS e ñ o r, m ira d lo qu e h a c é is; q ue no es perm itid o v en d er los oficios; q u e , com o sa b é is, se h an d e d a r lib re s , p ara qu e v u estro s O ficiales los h a gan b ie n y librem ente.» E l C o rrejid o r m e d ijo : « ¿ Q u é q u e ré is q u e h a g a ; q ue h a un año que estoí o 5 9 -0 en esta co rte esp eran d o este correjim icnto ? N o os p a re sc e rá b ie n q u e , p u es ya m e vino a la s « ñ a s , m e p ag u e la se c sp e n sas del detenim iento ? Q ue ju ro a Dios q u e no hai real en galera p a ra ir ii é l , ni p a ra salir d esia c o r te ; si estos M inis tro s no me m inistran. Y aun allá yo os prom oto que no tengo de te n e r las m anos c e rra d a s a los que de bu en a voluntad m e lo o fre sc ie re n .— N o.hagais t a l , Señor» (d ije y o ) ; <q ue el p rincipal b ien d e los Ju e ce s es te n e r las m anos lim pias.— L im p ias y relim pias las tra e ré yo» (dijo él); «porque m e las lavaré cad a dias tre s ve c e s , cuando m e levantare d e la c a m a , y so b re co m id a , y d espues d e c e n a : y el o ro no ensucia las m a n o s.— N o , oro no; g u ard ao s del Diablo» (le volví a d e c ir ) ; *aun ya cuando visitéis la tie rra d e vues tr a ju risd icio n , re sc e b ir un c a b rito , un p a r de p erd ic es o d e co n e jo s, p o r m o d e rad o p r e c io , aun no es tan to m a l ; au n q u e tam b ién p o r esto no faltará quien di ga q u e os c o rro m p e n , p ara q ne dejéis d e h a c e r ju stic ia . — Mui delgado hiláis» (d i jo el C o rre jid o r) : td e so d e co m er y be b e r , cu an to viniere d e lim osna re sc eb iré yo d e mili bu en a g an a ; p o rq u e qiiodintrat per os, non coinquinat lióm'tnem (=slo q ue en- tr a p o r la b o ca , no co rro m p e al h o m b re); y sa b ré is q u e los C orrejidores podem o s m ui bien re sc c b ir to d o lo q ue consiste en p e s o , n ú m e ro y m e d id a ; porque lo q ue se p e s a , rescebim oslo sin p e s a r : en lo q u e se c u e n ta , no hat cu e n ta : y p a ra lo q u e se m id e , nos p are sce qu e nos d a el R ei la v ara . — G uardaos de una resid e n c ia , Señor» (le r e s p o n d í) : «niirá no os d en vóm itos en e lla , con que alancéis el h u m o r m alo y b u e n o : q u ie ro d e c ir , lo b ien y lo mal g an a d o .— Andad» (dijo él): «que ya tengo ec sp erien cia d e s o ; q ue mil d u cados de coh ech o nunca costaron q u i n ie n to s d e p e n a ; q u e si una vasija está llena d e m ie l, au nque la tra sto rn e n y v a c ie n , siem pre se q u ed a algo p eg a d o en ella : y asi a los C o rre jid o re s , au n q u e m as nos sigan y p ersig a n y co n d e n e n , con u n buen coh ech o q ue hayam os resc eb id o , pagam os to d a s las nonadillas q ue en resi d en c ia nos c a rg a n , y aun nos q u ed a p a n p a ra n u estro año.» E l o tro C o rrejid o r no sé q ué in ten ción lle v a b a ; au nque p u es el prin cip io fué sem ejante al d e este mi am ig o , p ia d o sa m ente se p u ed e p resu m ir no serán d ife re n te s los m edios d e la ad m in istració n . A m bos se fueron , y yo q u ed é tan que- S>-Ai-es (lo, q u e aun h asta agora no m e h e m uda do d este lu g a r, aunque h an co rrid o o tro s dos m eses. Al prin cip io tenía alguna es p eran za d e s a lu d , y y a la vo¡ p erd ie n d o del to d o , com o enferm o q ue va de mal en p e o r ; p o rq u e en p a rto tan largo no creo q u e d e ja rá d e n a sc e r hija al cab o . D ias h a q ue viendo q ue no nos p u ed e v en ir so c o rro d e p a rte alguna , vam os ac o rtan d o las rac io n es. L a m uía rebuzna, el m ozo g ru ñ e , y yo bozezo : m as ¿ q u é hem os de h a c e r ? q ue nos vem os com o los q u e están sitiad o s d e enem igos p o r to das p a r te s , y no les p u e d e e n tra r so c o r r o , ni b a s tim e n to , sino co m e r p o r on za s, p a ra p o d ern o s e n tre te n e r aljjun dia m as. H echa tengo la c u e n ta ; y si el sus te n to m e llega a otro m e s , se ra to d o lo del m undo. D eterm in ad o estoi d e si en todo este m es (c o n q ue se cu m plirán séis d e m i resid en cia en c o rte ) no m e salie se alguna su e rte , volverm e a m i c a s a ; p o rq u e p a ra tan c o rta v id a , com o los hom b re s ya vivim os, b a sta s e r m edio áño ne cio . Y sin d u d a no m e d e te rn é m as ; p o r q u e si no fuere p ro v e íd o , s e ré p o b re ido. Y n u estro S eñ o r etc. D e T o le d o , y d e abril l o d e i 5 6 0 . E u je m o d e S a la za r. PO E SIA S DE EU JEN IO SALAZAK D E ALAUCOiH. < A l insigne H e r n a n d o d e H e r r e r a E P IS T O L A , en que se refiere el estado de la ilustre dwdttd de Méjico^ cabeza de la Nueva-Españ a , tj se apunta el fin de cada una de las Artes-liberales y Ciencias, y la propriedad de todas las especies de Poesía (*j » Aquí, insigné H bruxa , donde el Cíelo En circulo llevando su grandeza. Pasa sobre Occidente en presto vuelo: A quí, do el sol alumbra la belleza Ek tos valles y montes encumbrados Que a nuestra España dan tanta riqucxa: De donde los metales afinados A los estranos reinos enriquecen. (*) »TVo h a i retpueita d etta E pU toìa, porqu« cuando llegó a Etpaiia , era y a muerto ette fa m o to Poèta.* - N o t a d e l A u t o r . Hekmsr* murió de 63 años en Sevilla, «a p atria el ^ 1 & 9 7 .-E l EofTOa. , s » 4 '5 « Por las saladas ondas navegados: Aquí, do con los tiempos ya fenecea Del grande Motezuma las memorias. Que con otras mas claras se escurecea: A quí, do trasladaron sus victorias Los claros Españoles en jornada Que ha subido de punto las Historias : Aquí, do la alta y gloriosa espada Del ínclito Cortés (que justamente, Fué a los Nueve famosos igualado) Venció la m ultitud de Indiana jente. Mandada por su brazo valeroso, Rejida por su seso y sér prudente : A quí, donde con ánimo piadosa Puso en huida el Estremado Hernando La adoracion del ídolo enganoso; Injustos sacrifícios estirpando, (1) Los justos con gran zelo introduciendo, Y en el divino altar los preseotanilo A qui, do la lealtad y la ecscelencia El gran Cortés mostró de su persona. Su fe supliendo de su Rei la ausencia ; Juntando un Orlte nuevo a la Corona Real de España , de caudal inmenso: Hecho que mar y tierra le pregona A quí, que como en la jen til floresta La linda Primavera da mil flores. De beldad llenas, con su mano presta ; Van descubriéndose ótras mui mejores. De Artes y de Ciencias levantadas. Que ilustren estos nuevos m oradores: conce<le sus entradas A la injeniosa puericia nueva. Que al buen Latín sus ganas ve inclinadas. Gusto del bien hablar tras sí la lleva Del lenguaje polido y bien-sonante; Y en el bien escribir también ae prueba. G ram ática fíetórica M ática Aritm élica D ialéctica Jeoinetria, AstC roolsom jioagrafía. AsM troornaolm ía Física La facumla elegante. Para la j>ersuasion Un <le importaacia. Con iorencion copiosa ra adelante. La 3 su dulce consonancia Que al buen otdo con su sQn contenta, Y no consiente dura disonancia. Y la a r te , que acrecienta A la unidad con números, y entiende La inmensidad del Orbe por su cuenta: La ciencia que enciende La cólera ai^uyende, y con porfia La resolución cierta comprehende. Ya mide y proporciona Y descripción universal nos muestra La varia y jeneral También la da la muestra De fijeza y error en las estrellas. Con la que el juicio adiestra. Y la Filoson'a entre ellas Sale dando preceptos memorables, Y reglas justas de costumbres bellas. La descubre los notables Secretos de las cosas naturales; Que en esU tierra hai muchas admirable». Efectos hace contra los moríales Conflictos del humor que prevalece. La fuerte en nuestros m ales: Ya enseña aquí si el accidente crece. Cómo se ha de salir del turbio estrecho, Y correjir la sangre que podrece... Ya nos envía niiestra madre España De sn copiosa lengua mil riquezas. Que hacen rica aquesta tierra estraña. También Toscana envía las lindezas De su lenguaje dulce a aqueste puesto Qae en-hreve estará lleno de proezas. Y ya acudiendo la Prdenia a aquesto. M edicina & 4 5 -«a , Su gracioso parlar le comunica Y presta lie su hal>er un grande resto. También llegó la Griega Lengua rica A aquestas partes tan remotas della, Y en ellas se señala y amplifica La Nueva-Espana. Ya resuena en ella El canto de las Musas deleitosas, Que vienen cou gran gusto a eunoblecella : Y en las mas claras fuentes sonorosas, Y en los mas altos montes florecidos Piden veneración las dulces Diosas ; Cantando versos dulces y medidos. Diversas rimas con primor compuestas. Que de armonia llenan los oídos. Ya por los prados y por verdes cuestas La ruda Musa dulce-mente suena A las ovejas, a la sombra puestas. Y su zampona , de malicia ajena, Y del ornato de ciudad curiosa. Con cuerda sencillez su son ordena. Ya la tierna y dolorosa A tiempos triste movimiento hace, En los sucesos tristes mui llorosa. Ya el breve nos aplace Con su agudeza y lepido conecto. Que nos quita el enfado, y le deshace. Ya al preguntar y responder perfeto Las Musas en se atreven Con gusto del oyente mas discreto. No faltan ya Poetas que repruel>eo Con mord.iz y airado zelo A los que iniquinad y vicios briteo. El cantar que en alto vuelo Se eleva con mesura y dulce acento. También i-ecrea aqueste estraúo suelo. Y del c.mto el hrnchimirnto La variedad copiosa , ilustre y grave Elejia Epigram a D iálogo Sálira Lírico H eroico 9 -4 6 -« 3 Ya comienza a tomar aquí su asiento. Y el que bien lo l>ueno aUb« En representación sahrosa-mente^ Y las costumbres malas desala)>e. El bien y el mál nos pone allí presenta. Siguiendo el caso hasta el buen suceso. Con que el atento pueblo gusto siente. Y el al reves, muda el proceso. Parando en caso triste y desastrado Para recuerdo y bién del pueblo avieso. A quí, famoso H errera., han ya llegado Las delicadas flores que cojiste En el Pierio Monte celebrado: (2) Y los preciosos ramos que escojiste En las sublimes cumbres de Ciléron, Por quien famosa laurea mereciste: Que con su nueva luz resplandecieron, Y con la gran fragrancia de licores De Libetea y Castalia trascendieron. Su peso, gravedad y sus colores, Su flo r, su gala y gracia y su dulzura Su blandura suSve y sus primores, A todos los Injenios dan hartura; Admiran al profundo y dulce Apolo, Que no ve en ellos consonancia dura. De suerte que del uno al otro polo A las divinas Musas va igualando Tu suave y sonoro canto solo. También Minerva queila aquí plantando Una autorizada. Do sus ciencias se van ejercitando. Y aun la tiene ya cuasi levantada. Poblada de Doctores eminentes Y de una juventud bien inclinada. Dotada de juicios ecscelentes. De habilidad tan rara y peregrina; Que )>arocen M ie slr» los oyente« Cóm ico Trájico, U niversidad »47<e Hija de aquella insigne Salmantina, Que a la de Aténas pasa en agudeza De Ingenios y ejercicios y doctrina. Y aquí también comienza U fiereza Del fiero ya a sentar su escuela. Poblada de instrumentos de braveza: Rompiemlo gruesas lanzas en la tela. Sufriendo el duro golpe en el torneo. Afinque el brazo y cal>eza sienta y duela. Con gran destreza gobernar ya veo La adarga y lanza y el íeroz caballo. Sin que el jinete haga lance feo. La pasta bien templada aqui la hallo Que hace al cuerpo mui fiel resguardo Con lu stre, que es contento de m iralio: El corazon ardiente y nada tardo Para el acometer un bravo asalto Con gran denuedo y corazon gallanlo. Y asi, él mas bajo, y el mas alto. En la fuerte se ejercita, Por no hallarse en ocasiones falto... Aqui la sacra Relijion levanta Sus relijiosas Órdenes que ecsplicaa La divina palabra con fe santa. Y zelosus Ministros que predican El Evanjelio de Jesús divino. Con que las nuevas plantas frutifican. Aquí ya la Justicia abrió el camino, Y su (wrpetua voluntad constante Da el derecho al estraiío y al vecino. Aqui halla consuelo el pleiteante. El huérfano y la viuda son mirados, Y el miserable pueblo va adelante. Poríjue en estos gravísimos estrado», A donde el Rei de mí se sirve agora ; Son los que pòco pueden, amparados Por la Beai Audiencia amparadora , M arte M ilicia Por el alio Virei que n « gobierna, Y está mui vijilanle a cualquier hora... Aquí en estos principios venturosos S on, pues, de grande cfecto los escritos De Escritores mui doctos y famosos: La ayuda de sujetos mui peritos, Flores de los Injenios mas floridos, Y prendas de Varones eruditos. Oliras de los Maestros escojidos. De la segura y sólida doctrina P or qnien son estimados y seguidos. Por eso acá U juventud se inclina, Y los provectos m as, Señor Hsr»er4, A la lección, que a todo injenio afina. Por eso con deseo acá se espera De tu sabia Minerva el candil rico Que de erudición llena aquesta esfera. El vario y ecscelente multiplico E>e tu yaria doctrina provecliosa. De que sin duda alguna testifico: Despues que de tu Musa artificiosa V i los suaves versos y canciones, Y el estilo y ornato de tu prosa; La eriidicion de tus (3) Que llenen admirado al Nuevo-mundo Con su elegancia y sus resoluciones: Con su Comento, de saber prol'undo. De totlas facultades muestra clara. En que perpetuos loores de tí fundo. Bien mereció j>or cierto aquella rara Mtisa de nuestro ilustre CarcÍ-La»o Que tu fértil injenio la ilustrara: Q«e d e su s c u lto s Tersos c u a lq u ie r p aso Tú nos le in te r p r e ta s e s y e c sp u s ie se s ; Pues pasan tin to a los del culto Taso: Que con lu fino esmalte luslre dieses Aloro ik la rica PSesTa, Jnotacionet, Y con t a clara luz la descubriese«: Gomo ea U honda m ina, donde el «li^ No € n tra, ni del sol alguna lumbre Que m aestre el metal rico dónde guia. Metida la candela que la alumbre. Descubre luego la preciosa veta. Que h ÍD c a al centro desde la alta cumbre. Y pues se apareció acá la cometa De favorable aspecto y suerte diestra De tu poesía cosa tan perfeta: Y cual la linda Aurora que demuestra l a venida del d ía , y asegura La luz que alumbra la carrera nuestra: — Así las obras tuyas que ventura Hizo asomar al horizonte nuestro. Prometen ótras llenas de hermosura, Oljras de peritísimo Maestro, De tan polilla y bien cortada pluma, Y de pincel tan delicado y diestro. Aíjuí, donde imperó el gran Motezunu, Y el Micsimo Filipo es lioi Monarca, Envia mas partes de tu grande sum a: De tu caudal, que ciencias mil abarca. Nos traiga el Océano otra vuelta Antes del corte de la mortal Parca La presa ya del dulce néctar suelta. Que inunde y fertilize las estrenas Del Huevo-muiido con venlaJ resuelta. Abre de tu saber las ricas venas, Y de tu entendimiento y elocuencia Salga el rico licor de que están llenas. No nos retiene el Cielo su influeacia. Ni el sol sus rayos, ai la tierra el fru to : Ni te querrás til alzar con tanta ciencia ; Sin que pagues el feudo y el trib u to , A Dio» debido; que de su alta idea Te dio »ab^r, y hizo resoluto. j Cr o -S O -o Que en el suhjeto grato bien ss erapIS* El don de la doctrina; y la agraJec» El que con ella aprovechar desea. Y si te hizo rico el que enriquece. De su sabiduría a quien le place, Y con ella tu nombre asi engrandece; Con tú gozarla no se satisface , Si con largueza no la comunicas: Que el bien de mtíchos tnúcho á Dios aplaet. De tu virtud y de tus parles ricas^ Acepta opinVon y clara fama, Con que al loor loores multiplicas. Asido esto i, como de su árlwl ram a: Como atractiva imán a ti me llevas: tOb tela fu e rte , la que virtud tram a! No quiero otras señales, ni otras pruebas Para escojerte por jierpetuo amigo. Obligarme h a s, si mi designio apruebas. Razón h a rá s, si a lo que quiero y digo. Acudes con am or, cual me lo debes; D« que mi corazon es buen testigo. Que si aceptarme en tu amistad te atreres. No encontrarás con estropiezo alguno. Por donde la recuses, ni rc|)ruebe$. No te seré molesto ni imjwrtuno; Ni pediré lo que no sea honesto: Tu virtud q uiero, y otro bién ninguno. Quiero tu voluntad, y nó otro puesto Metas en esta sociedad amiga; Yo voluntad y corazon mui presto. Que tú otro y o , y yo otro tú me diga; Que te ama yo de veras, y tú me ames; Mi sombra a t í , y a mi tu sombra sig a; Que yo tu amigo, y mió tú te llames ¡ Que sabrás como sabio mui bien serlo. Nunca me olvides, nunca me desames; Qiw yo prom eto, ¡ 6h H£r:«am>o ! murecerl*. «CANTO D EL CISN E, en una d e s p e d id a d e su C a ta lin a para u n a a m e n c i a ü l l r a m a r ^ a n t e s (ju c s e d e s p o sa se c o n e lla . * C uanto el tiem po va acercando, Sciiora, ya m i partida; T ánto mi penosa vida Siento se me va alejando. Que si la presencia tuya La pierdo con el partir; ¿Cómo es posible vivir £1 cuerpo sin la alm a suya? Y ¿cómo su frir p o d ri La fuerte separación De su Ulma el corazon Qite tan lastim ado está? Y si de mi clara estrella Me tengo de desviar, ¿Cómo veré a cam inar A escuras, sin la lus della ? ¿Q ué contento, u qué conhorte V ientos y m ar me darán, Si se me queda m i im án, Y he de navegar sin n orte? Ya no me d arán consuelo Tu3 v en tan as, luces mias;. G: Do Id nliimliraiKlo salías, Como la lu n a en el cielo. ¡O h , si estos ojos, SeSora, V ieran tu ro stro divino; Como le han de v er contíno Los del alm a que te adora! Que aunque los llevo tapados Con ausencia y disfavores ; Ix>s 0)05 del Dios de Amores M ucho v e n , y están vendados. ¡ ó h , si un fni menos penoso Mis hados darm e quisiesen, Antes que m is ojos viesen Este p a rtir ta n lloroso! E u aqueste apartam iento Que la F o rtu n a m e oi'dena, Muchas cosas me dan pena, Que i’evuelve el |>ensamiento. T raem e triste y m ui penado U n congojoso te m o r: Que en no viendo a tu am ador, lie de ser de lí olvidado. Fatígam e en g ran m anera El pensar si has de creer Que en dcjóndoJe de ver, Dejaré de ser quien era. Que en aquesto agraviar’ías A m i lealtad y fc; Pues el que he sido seré, H asta el cabo de mis días. Que ausencia no h ará mudaiiza Kii m i pecho ta n coustaiitc; Aunque el tuyo de diam ante No dió en trad a a m i esperanza. Y si de tí me olvidare, De m í m e olvide prim ero; Que a t i , m i B ien, sola quiero, M ientras m i vida durare. M i voluntad y m em oria E sta rá , y m i entendim iento Siem pre en lu mei’ecimiento: Y esta será ya m i gloria. Más este bien que me queda, E n tu crueldad pensando, Se deshará suspirando, Como del pavón la rueda. ¡Ó h , si ta n g ra ta me fueses, Que algunas horas guardases, E n que de m í le acordases E l tiem po que n o me vieses! A cúerdate, in g rata Dama, Deste m i am o r ta n profundo, Y que soi en todo el m undo E l que m as te ha am ado y ama. A cúerdale que p o r tí S ufrí con g ran voluntad I<as pruebas que tu crueldad l i a h w h o contino en m í. V acúerdate, A m or, sí quieres Del que nunca lia de olvidarte. y en cualquiera tiempo y parte Q uerrá lo que lü quisieres. ¡ ó h , si después de yo ‘ido, Dijeses p o r este ausente '«¿G'>mo estará aquel doliente, De quien nuuca me he dolido?» Mis dolores y jemidos T a n o pueden te n e r medio; A unque ausencia es el i-emcdio De am antes aborrecidos. Q ue el irm e a tierra s cstraSas» Señora ¿qué me aproveclui, Si llevo tu fija flecha E ncarnada cu m is eutraiias? Ni ¿qué prestará alejarm e De tus ojos inhum anos, Si tus blancas largas manos Donde quiera h an de alcanzarm e? Que tú , como el pescador Que da larga al pez prendido, Me la d a s, p o r verm e asido Del anzuelo de tu amor. Y aunque partien d o , m i pen* Se hubiese de consum ir, N o sé cómo tengo de ir A rrastrando la cadena. Y pues llevo tu ése-y-claro, ¡O jalá que m e prendiese La Ju stic ia , y me volviese A t i , porque soi tu esclavo! ? s -5 o « ¡ ó h , si tus ojos serenos Dejasen ya su inclemencia, Y alguna vez en ausencia Echasen tu siervo m en o s! ¡ ó h si algún suspiro tuyo G in los mios se encontrase; Y a ios que yo te enviase, Les dieses el lu g ar su y o ! M uero tu beldad no viendo, Y m uero tam bién con verte; Más el ver da dulce muerte: río v er es v iv ir m uriendo. P u e s, S eñora, si me alejo Do no te pueda v e r mas; P o r lo dicho entenderás G>n cuánta razón me quejo; H abiendo de estar subjeto A u n desesperado m al, No viendo et rico caudal Dese tu divino objeto: Ko viendo tu herm osura, T u g ra c ia , n i jentileza. T u discreción, u i grandeza (¡A i de m t, y de m i v e n tu ra !) Bien puedes ten er p o r cierto Que si llego a despedirme Y de ta vista partirm e; A llí, o presto he de ser m uerto. Y si luego no m uriere, Será p ara m ayor m al, sb><)6« V iviendo en pena m ortal C uanto yo sin t í viviere. Que llores por m i no quiero, A unque m uerto tú m e veas: Solo te pido que creas, M i V id a, que p o r tí muero. Y este llan to lastim ero, Seíiora, n o te moleste; Que el canto del cisne es este, Dulce y tiern o y postrim ero. CA N CIO N . {Varias y lindas flores, SuUvcs frescas rosas, G alanas hierbas que adornais el suelo, Y de varios colores Libreas dais hermosas A cuantos campos cubre el alio cielo! (¡A i m e !) cuánto consuelo Me diera ver agora E n este lindo llano La delicada m ano Que el corazon m e aprieta a cualquier hora, De vosotras cojiendo; C abello, frente y seno floresciendo! Vos ¡árboles! que estáis De fructos diferentes Y verde hoja agora ta n cargados, Y dulce som bra dáís £ u las siestas ardientes A aquestos ricos campos esm altad o s! (¡ A i! ) cuánto m is cuidados Y penas se atlojaran, Si a la jen til persona, De las lindas corona, V uestros som bríos ram os cobijaran; M i ro stro en su regazo, C ubierto a ratos con su bello b ra z o ! Y en t í que en lim pia arena 9 -5 8 « Los guijos vas baíiaudo, jÓ h ligua dulcc Y fresca y cristalia^f Y sin alguna pcua Pasas, lioi*a encontrando La L b n d a Üor, hora la d u ra cspinaí ( j A i l ) si m i CATAtlüA Sus lindos pies m cücra, Y en tí se los lavara; Y en lu corriente clara Su beldad y blancura se cslendiera; ¡C uánta de m ejor gana Los viera yo, que Acicon los <le Diíanaf ¡A ire suave y sereno Que con cusrpo invisible E sta Horida estancia llena ticacs; Y tú estás tam bién lleno Del olor apacible Que de las (lores della en t í retienes! ( ¡ A i ! ) cuán m ayores bienes Y claridad tuvieras; Si el jen lil cuerpo y jesto Y ser grave y honesto De m i esperanza y dulce A m or ciiie ru ; Y por tí se esparcieran Los rayos que sus ojox producieran! ¡Subtil y presto viento, Que con vuelo agradable De planta en planta va&, y ram a en raraa; Y con tu m ovim iento Aqueste olor amable o -S f)« De las flores y rosas se d erram a! (¡A i!) si a la que más ama M i corazou ansioso, E n tre oslas plantas rai'as B landa-m ente aventaras Aquel cabello dü oro tan lustroso, Con que da al alm a m ía Mas de mil fuertes nudos cada di'a! ¡Lozanas y polillas Aves, de amores llenas, Que yendo por el aire m ansa-m entr, O en árboles mecidas, Con vuestras cantilenas Hacéis u n son suüve y ccscclenle! ( ¡ A i ! ) cuanto mi a lm i siente Que eslé de vuestro cauto Lejos el vivo oído Y singular sentido De quien sobre m i tiene poder ta n to ! Que a estar aquí m i Estrella; G ozara ella de o’í ro s, yo de vella. P arte desta verdura, ¡Canción! y ve a do posa La que llam aran Diosa Jentiles, de la G racia y H erm osura; Y d i que si no muero, E s porque v erla, o tiern a o d u ra , esptro. NOTAS ILD STRITITAS i)£ LA E p is t o l a a H i ìk h i ì r a . ( I ). Alusión a los atroces r horrendos sa crificios que los Mejicanos hacían a sus ídolos, cuando los Espaiioles descuhrimos el Nuevom undo. Lastimoso espectáculo de superstición y b a r barie presentaban a los ojos del observador fi lósofo aquellas incógnitas rejiones, y asunto de larga y profunda contem plación, donde deplo r a r , en los horrores de aquella feroz carnice r ía , los delirios de la im ajinacion hum ana que, herida de los afectos de tem or y esperanza, se forja visiones y fantasmas, a que luego da b ulto convirtiéndolas en tristes realidades y ajentes operativos del m al. Iiodsoelos»haaceloasltorosnídcooslolsaeE D lsrcuuelgtuor-.a9, « dice nuestro g ran Gúngora. La fantasía, ecsajeracion de la sensibilidad, que bien rejida por la razón h aría de la tierra p a ra íso , abusiva en rebelándosela, es la mas fatal de las potencias del a lm a , y la que mas tiránica ejeree su p re dom inio sobre las dem as, avasallándolas todas; y siendo, cuando pudiera d elicia, azote p er durable del linaje hum ano. Así el hom bre, por una estraiia aberración del uso de sus la - »•G I«5 cuUades, las que el Cielo le di6 p ara que em please toda la N aturaleza en u tilidad su y a, las convierte en instrum entos ecsecrablcs de su propia destrucción y desdicha!! Escrito está con sangre el catálogo de los Dioses que adoraban los Mejicanos. E l mas san guinario de tódos era VilzUubuchtU^ o Dios de la G uerra: a m illares se le sacriñcaban las víctim as: rios de sangre bailaban sus aras: la descripcioa de sus cruentos sacriíicios estre mece. De esle trib u to de sangre fuimos los Espa ñoles a redim ir aquellos infelices pueblos. En esto es incontestable que hicimos u n seiialado servicio a la hum anidad -' el que hemos hecho al Viejo con el descubrim iento del Nuevo m un d o , no ha sido Üun junsta-m ente apreciado en buena razón y filosofía. E n la H istoria unioersal de la s cosas de N ueva-E spaíia que escribió nuestro Sahagün, uno de los escojidos Varones que acompaiiaron a Cortés en su ecspedicion grandiosa, la ruá! acaba el Lord K ingsborougli de im p rim ir en Lóndres en sus A n tiiju ilits o f M éxico , ( tomo 6 '®) en la oficina de R* T aylor con incom pa rable m agnificencia,-describiendo la fiesta del í)ios de las A guas, que ya por su advocación se d iscurrirá que n o sería el Dios que mas sangre hiciese c o rre r, dice S au ag cn lo si guiente: "L as ceremonias idolátricas son tan crue les y tau inhum anas, que a cualquiera que las o y ere, le pondrán h o rro r y espanto. « E n las calendas del prim er mes del aito, el cuál comenzaba el a*® dia de febrero, ha cían g ran fiesta H honra de ios Dioses del Agua, o de la L luvia, llamados T lahques. P ara esta fiesta buscaban inucbos uiiios de te ta , com práiiiiolos a sus m adres: escajiaii aquellos que teuíaii dos rem olinos en la cabeza, y que h u biesen nacido en buen signo. Decían que éslos eran mas agradables sacrificios a estos Dioses, para que ditfsen agua en su tiempo. « A estos ninos llevaban a m atar a los montes altos, donde ellos tenían voto hecho de ofi'ecer. A unos dellos sacaban ios corazones en aquellos montes; y II ólros en ciertos lu gares de la Laguna de Méjico; el u n lugar llam aban Tepetzingo, m onte conocido que es tá en ta Laguna ; y Ü ótros en o tro monte que se llam a Tepeculco en la misma L aguna, y U ótros en el rem olino de la L a g u n a, que lla m an P antitlan. “ G ran cantidad de niiios m ataban cadS d ia en estos lugares. Despues de m uerto s, los cocían y comían. Esto hacían U honra de los Dioses dfil Agua. "C uando ya llevaban los niños a los luga re s , doude los habían de m a ta r, si iban llo rando y echaban muchas lágrim as, alegrában se los que los veían llorar; porque decían que era sefial que llovería mui presto. "H acían o tra crueldad en esta m ism a fies ta; que todos los captivos los llevaban a u a tem plo, que llam aban Y opier, del Dios Totee. E n este lu g ar, despues de muchas cerem o n iu . ataban * cada an o de ellos sobre una piedra; dábanles una espada de palo sin navajas, y u n a rodela, y poníanles pedazos de m adero de p in o , para qne tirasen : y los mismos que los habían caplivado, iban a ]>elcar con ellos con espadas y rodelas: y en derribándolos, llevá banlos luego al lugar del sacrificio, donde ocha dos de espaldas sobre una piedra, que ellos lla m aban terhcatly tomábanlos d<^s }>or los píes, y otros dós por los brazos, y ótro por la ca beza, y ótro con un navajon de pedernal, con u n g olpe, se le sum ía por los pechos, y por aquella ab ertu ra metía la m a n o , y le a rr a n caba el corazon: el cuál lucge le ofrecía al Sol y a los otros Dioses, senalando con el hacia las cuatro partes <lcl mundo. «Hecho esto, echaban el cuerpo las gradas abajo. E n llegando abajo, tom ábale el que le había caplivado; y hecho pedasos, le rep artía p ara comerle cocido.” (Lib* 11, cap* a o .) ( a ) . Aquí hace S a la z a r referencia a la edición príncipe de las Poesías de H errera, la que hizo H errera m ism o, la cuál ya escaséa m uchísim o: su titu lo "A lg u n a s O bras de F e r nando DE H e r r e r a . — Sevilla , en casa de A ’ Pescioni, año de iS S a .” 4"'* Fue su aprobante D' Alonso de E rcilla. Es u n cuaderno, aunque de poco to m o , como el o ro , de m ucho valor. Francisco Pacheco (e l P in to r), muchos aiíos ya despues de la m uer te de H errera, hizo o tra im presión de sus Ver~ sos con notables aum entos, e ilustración?» de Francisco de R'íoja; y del L ie Duürte de la 2B-64-C cuál tengo a la vista u n ejem plar coa Notas roarjinales de mano de D* Francisco de Q uevedo. H errera es sin duda uno de nuestros mas grandes Poetas; pero entiendo que hubiera si do mas grande todavía, si hubiese acertado a to m ar m ejor el pulso al tem ple p articu lar de su injenio. Yo cuento tres jéiieros distintos de Poesía: Poesía del corazon, Poesía de la ima~ jioacion, y Poesía de la razón. La potencia íuerte de Ilc rre ra no fué la sensibidad: y él, contra su vocacion, se empeñó en hacer toda su vida versos de am or. Así son ellos: siendo flojo G alan , ¿cómo podía ser fuerte Poeta? H errera ademas tenia tocados los cascos de la poesía platónica de P etrarca, que tantos bue nos Injenios nos ha ochado en Espaíia a p er der!! (3). Alusión a las "O bras de G arci-Laso de la V ega, con Anotaciones de F ernando de H errera.— E n S evilla , por Alonso de la B a rre ra , año de i5 8 o .” 4*^ Las Anotaciones de H errera son mas curio sas por la doctrina y erudición poética y filolójica que contienen, que por la ilustración especial que dan a las obras de Garci-Laso. E l tersto, que es lo que mas ilustración necesitaba, debió menos a Fernando de H e rte ra , que debía al profundo Filólogo estremeuo F rancbco San che« de las Brozas. iv i' . * • •’ . ATISO. tjoa:rá£essetdenepscauiprp,eulqb,ulpiecoarncosióesrneersánujpH eetkorlioóaldiibpcreoeri,íosndaooldeJrsiá pjionrasnúm eraossosum eeltnoos,s,ensegúndleosqouberearropjeánm dleechsoildoesP dirsoccuurssotos-),.que¿slenohadeserel 8 '“ , 5o ( S e a b r e por ii # SUSCRIPCION A 12 NUMEROS (&v PRECIO 3 a REALES.) C |9 ?? abora Sanchez j d e Ra Carrillo , B a r c e l o n a B é r g n e s , C á d i z H o r t a l , C óR iW B A Manlé , G r a n a d a Sanz, M á l a g a t ' i u d a d e Aguilar: O v i e d o G * L o D g o r i a , S a l a m a n c a R eyes, S a w a i s d e r O tero, S a j í t i a c o v i u d a d e Compñel , S e v i it A M - C a r o , T o lid o Hernaudez , V a l k m u Navarro, y Z a r a g o z a Yagüe. £ n jó la , M iD R J D l i b r e r í a s d e B a d a jo z v iu d a d» U -------------------------------v^.
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