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MADRID :
Imprenta DB D* L- F* AwGuto,
Rejente />• M- Maciat.
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D ía papel de L os
verdadero A m or.
C a ta ^ rib e ra s ,
y
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Donde las d a n , las to m a n : yo que sin te ­
m o r de vivos y m uertos me he anunciado al
mímdo C r i t i c ó n de unos y de ü íro s, a las p ri­
meras de cambio me veo criticado. G uájete por
guájete!
Al cábo del m al el menos: m i Crítico p a ­
rece que es todo u n Doctor b o rla d o : él por de
contado tál se firm a , y tál quiero yo creerle
en buena cortesía. Siendo así, a ho n o r y d i­
cha puedo tener el que no sea n in g ú n zam­
bombo; pues p ara quien es tan sentido d esú s
c a rn e s, como ha sido Dios servido hacerme a
m í de las m ia s , fuera tártago acerbo el verse
jabonado de m ano ruda.
Como q u iera, ello es que apenas salió a
luz el prim er nùm ero de m i C r i t i c ó n , cuan­
do uno que se me dice amigo inm em orial d«
mis pobres b o rro n e s, me ha favorecido con
una C rítica del ten o r siguiente : carta canta,
y la carta dice así :
" S e k o r C r i t i c ó n D. B. G a l l a r d o :
Mujr señor m ío '■Siempre f u y y soy amigo
de sus producciones, despues que le í su en­
cantadora Apología de los palos ó de la pali­
z a , y su Diccionario critico contra la hipo­
cresía y las supersticiones, que detesto y de­
testé siempre. E sta s dos pequeñas obrecitas It
han hecho á su autor u n nombre ju sta m en te
fa m o so en e l m undo literario : ellas hacían
esperar grandes cosas de su p lu m a , que no
vim os aun ■ pero y o hallo esplicada esta de­
cepción de nuestras esperanzas en los tiempos
ominosos que acaban de pasar- bajo u n Calo~
m arde y u n Z ea , ¿ q u é se pudo escribir j a ­
m as, que valga la pena de leerse, y m a s en el
género de la sátira , que es su género fu e r te ?
A hora promete V m , darnos u n C r i t i c ó n ,
d el que nos dio y a e l cuaderno i.o S u intro­
ducción , ó prospecto, es u n verdadero prólogo
galeato : y a en él descubrió su genio m a s que
crítico á propósito del E s t a t u t o d el señor M a i­
tin e s de la R osa ^ y d é la libertad de la pren­
sa. Yo no sé s i todos le habrán entendido á
V m .\ pero sepa que y o le entiendo bien : { y a
V m . m e entiende).
o>o<a
E n el cuerpo d el discurso hace la apoteo­
sis de C e r v a n t e s . M as seamos J u s to s : ese
prurito de idolatría por el autor d el Quijote
le va y a el romaniicisTno fiaciendo p a sa r de
m oda. P or otra parte, el señor bibliotecario
Clemencin ha hecho conocer en su s comenta­
rios que Cervantes no es m as que u n hombre^
y u n hombre lleno de fa lta s y errores, como
tantos otroi.
L a m em oria de /'7n. sobre La tía fingida
de Cervantes, es menester confesar que está
llena de erudición española n ada co m ú n , n i
proletaria • m a s la im parcialidad pide ta m ­
bién confesar a q u í {p erm ita V m . decírselo)
que quandoque dorm itat Homerus. A V m . le
sucedió lo que sucede d aquellos que leyeron
m u ch o , que despues se les confunden la s
ideas. E n la página 4 haciendo p a ra d a de su
erudición nos cita cuatro obras m aestras de sá ­
tira ; que son los C atariberas, e /P re te Jacopin,
la Perinola y el Bodoque; y dejando á u n la ­
do las tres últim as q u e , como la prime'ra,
pocos leyeron, y de la s que pocos pueden y a
su frir la lectura, porque los románticos han
perfeccionado m ucho e l gusto ( que nuestros
decantados clásicos antiguos apenas divisa­
ron ), en el prim er articulo padeció V m . una
equii>ocacion palpable y notoria '■ « los C atari­
beras de S a l a z a r » d i u V m .\ y no h a y ta l
S a l a z a r . Quien h aya leído algo de nuestros
viejos escritores, ¿ignora que el papel de los
Catariberas le compuso D . D ie g o d e M e n d o z a ?
V m . trascordado confundió sin d u d a e l nom -
1) :
bre del autor que cita, con e l del otro, contra
quien empleó M endoza su virulenta crítica en
la C arta del barliiller de Arcadia.
JEsio un literato español y bibliotecario,
¿cómo lo pudo ignorar ja m a s? L o s Calaribcras
son indisputablemente de M e n d o z a , como va
á verlo probado con documentos , d escoger,
impresos y manuscritos.
Impresos: en el Semanario erudito de Don
A ntonio V alladares , tomo X V Í I I , se im pri­
mieron /o.9 Catari beras, espresándose n a d a m e­
nos que tres veces que su autor fu e D o n D ie ­
g o DB M e n d o z a .
la cabeza {p á g . a38 )
se dice: «P a p el de los C otariberas, escrilo
por D o n D ie g o d e M e n d o z a .» Y a l fi n {pág.
2 4 9 ) se espresa lo m ism o- la Curta de ¡o»
C atariberas acaba a si: « Vuestro m ayor a m i­
go que os besa la s m anos = D o n D ie g o db
M e n d o z a . » E n la tabla d el libro se lepite lo
m ism o.
M anuscritos • existen en ¡a biblioteca real
de esta corte, á cuyo propósito y de los Catariberas el erudito bibliotecario D . J u a n P e llicer dice en sus notas a l Quijote • « cuya vida
piula con incomparable gracia D . D ie g o d s
M e n d o z a en una C arta M S. que con oirás se
guarda en la real biblioteca.»
con efecto, es­
tá entre los M S S . ( M. ig g ), como puede ver­
se d el índice, art. D . D ie g o H u r t a I ì o d e M e n ­
d o z a , registrada a si: « C arta pintando ¡a vi­
da de los Catariberas.»
E n vista de estos hechos ineluctables ( que
es como se hacen la s crítieas, y no con c/ioca-
»O -fif
rrerías ) expero que V m . será bastante com­
placiente para rectificar su error en el m im ero inmediato \ y que dispensará esta confian­
z a á S. S. S. Q. S. M. B .-D o c to r J. P a tó n . « Así me gusta a m í que hable la jente, clarito. Con la misma clnridad voi a coutcslar al
cargo directo que entre (lor y flor se me hace
en esta carta.
Empiezo por d a r las debidas gracias a su
A utor (sea el quien fuere, Doctor P aló n , Anjel patudo, Patillas o Diablo Patejo ) por los
elojios que me dispensa; y dejándole a su sa­
bor que corra el riesgo de las opiniones que
enuncia respecto a C ervantes y a otros p a r­
ticulares que no tocan al punto crítico de la
cuestión , voi a m i objeto.
E l capitulo do acusación co ntra m í se ci­
fra en eslas breves palabras del D w to r Patón
contra la afirm ativa m ía de que S a la z a r es
A utor de Los C uta-riberas•. «N o bai ta l S aLAZAR.» —
Contestación mía.
« P re g u n ta s q u é am i^ps t e n ^
Y esto envuelve do s scntU los:
Si p re g u n ta s c n a n to ? , (h k o s ;
Si c u a le s , voi a d e c irlo . •
«iVb h a i /í7 /S ai.az\r» puede significar dos
cosas: o que no hai ta l hom bre, o que no hai
tal especie, como la que yo afirm o, de que SalAZAR sea A utor de tal papel. V éom c, pues,
constituido en el doble empeño de p ro b ar es­
ios d o s ecstremos: x‘® que h a i tal S a l a z a r ; y
a*® que este tal S a l a z a r es A utor del papel de
L o s Cata-riberas.
El señor P atón con la especie que apunta,
de la Caria del B achiller de A rc a d ia , quiere
d a r a entender que y o , trasoídos los nombres
de M e n d o z a y S a l a z a r , he barajado carta con
c a rta , las del Aix:ade y los C ata -rib e ras; y
que confundiendo la persona que hace con la
que padece, he hecho A utor Critico crítica­
m ente al S a l a z a r que fue criticado p o r I>
Diego de M e n d o z a en aquella graciosísima car­
ta. Pero al reves me la vestí p o r mi parte no
ha habido ta l b a ra ja , n i ta l trocatinte. Co­
nozco m ui bien a entram bos sujetos, y tengo
mas leídas una y o tra c a rta , de lo que es
m enester p ara algo m as que no confundirlas.
Señas m ortales.
E se S a l a z a p (n ú m ero u n o ) fue u n buen
C apitan que
,
« Tomando hora la espada hora la pluma »
escribió en el estilo andantesco que en sus
tiempos corría m ui valido entre los Rom ánti­
cos de entrtnces, una cierta Coránica d el E m ­
perador Cárlos V , en la cuál se tra ta de la
ju stísim a guerra que S ' M ' movió contra los
L uteranos y rebeldes de A le m a n ia , y los su­
cesos que tuvo-" la cual, sí no estoí trascorda­
do, se im prim ió la vez prim era en Nápoles el
ano de i5 4 8 ; y la segúnda en Sevilla el de 5a=
fé bien sí que de la edición príncipe había
ejem plar en la selecta biblioteca que el Infan­
te D' Luis tenía en su palacio de Arénas.
Cuando es3 obra se publicó en Ita lia , esta­
ba alli de Em bajador p o r nuestra corle 1>
Diego H urtaik) de M endoza, Caballero no me­
nos ilustre por su cuna que por sus talentos,
grande hom bre de Estado y p lu m a , y sobre
tódo hombre de hacer y d e c ir, a quien han
hecho afamado en el m undo los arranques de
su jenio y de su injenio. Fue granadino y Poe­
ta ( el Diablo sea sordo ! ) ; sibien el erudito
Tamayo de Bárgas asegura «es opinion senta­
da que este Caballero nació en T oledo, nó en
G ranada.» (’)
E l Señor D* Diego que a vueltas de la gra­
vedad de su estado, gastaba jentil h u m o r, to­
mó pasatiem po con el Cronicon del buen Capi­
ta n S a l a z a r , escribiendo de chunga la suso~
dicha C arta del B achiller de A rca d ia : títu lo
con que se disfrazó, por n o hacer descortesía
al decoro de su empléo.
Pues, ahora conviene saber que a este Ca­
pitan Pedro de S a l a z a r , que parece no se da­
ba el m ejor perjeno p ara hacer libros al gus­
to de los Críticos Clásicos como D* Diego de
M e n d o z a , húbosele de lucir m ejor la gracia
de hacer hijos; y en haz y en paz tuvo en su
esposa D’* M aría de A larcon u n o como m il
p e rla s, y ta n agudo y festivo, que no parece
(*) V' su • Junta d e lih r o t, la majror que E tpafia ha vitto en su lengua ha ila el año de 1624. » MS*
Je la BiblioUca Real.
sino que le h u rló , u le heredó la agudeza y el
donaire al gi'acioso cuanto feo D- Diego.
Nació este pim p o llo , seguu cómputos del
insigne Coronista de los Hijos de M adrid A lvarez-B aen a, en esta coronada villa por los
anos de i5 3 o , y m ia c ió al mundo con la g ra­
cia bautism al de Eujenio, nom bre de pila que
unido a los de su abolengo, le com pletan la
gracia de Eujenio S a l a z a r de Alarcon.
Ya tenemos otro S a l a z a r :— cero, y van
d o s: ( veremos si parece el que buscamos, para
ajustar nuestras cuentas).
Despuntó este de agudo (com o arrib a de­
jamos apuntado ), y siguiendo la carrera de
los estudios en Alcalá y Salam anca, llegó a ser
g ran supuesto por las I^etras en la facultad de
Leyes: y por fiii tomó el grado de Lirenriado,
nó en ninguna de osas dos famosas universi­
dades, sino en aquélla donde se licenció aquel
otro donosísimo Licenciado Pero P erez, cuyos
sabrosos coloquios con los insignes Escudero y
Caballero de la M ancha nos hacen a los lecto­
res del Quijote chu p ar los dedos. P o r demas
es decir que en Sigúenza; pero pues ya lo d i­
je, perdónemelo quien no lo enten diera, a no
decírselo tan claro.
Licenciado, siguió nuestro S a l a z a r la perdi­
da y penlurable carrera de Pretendiente de va­
ra s, en la cuál pasó la pena negra: color, cu­
ya desdicha, a pesar del refrán viejo «Duelos
me hicieron n e g ra , que yo blanca me era »
n o hemos los Elspaiioles acabado de entender
hasta la venida de los últim os F ranceses, que
con su maldito trapo blanco nos hicieron ne­
gros a ciertos y ciertos; aunque a tódos no$
dejaron de u n color, anocheciéndonos con ayu­
da de vecinos, entre prestado y robado, has­
ta el últim o m aravedí sin dejarnos blanca. Ve­
remos ahora, esta otra G abachina, que hubo
de embocarnos Zea, y nos mete romo por tra ­
moya en rasa su dignísimo sucesor ese gran
Poeta de bam balinas , Injenio regadío de la Ve­
ga de G ran ada, — de qué color querrá poner­
nos : sibien sobre negro no hai tin tu ra .
Mas si la F o rtu n a tard«> en p rem iar a
nuestro I.ic- £• de S a l a z a r , el A m or le coronó
el año i 5 5 7 pagando su fineza ro n la suspira­
da m ano de T)-^ Catalina C arrillo , cuyos cas­
tos y purísim os amores ha eternizado S a l a z a r
en verso.
F ru to de l>endicion fueron de ellos dos h i­
jos, Fernando y Pedro de S a l a z ^ R (SALAZABBsa
escojer ); y i’ccompensa de sus largos y buenos
servicios el gobierno de C anarias, que obtuvo
el año de i 5 6 7 , de donde el de 7 ? pasó de
O idor a la 'isla de Santo-dom ingo: y de allí a
Fiscal de la Audiencia de G oateioala, que ser­
vía el año de i58o. El de 9 8 , a la m uerte de
Felipe II, era ya O idor de M éjico, en cuya
universidad se graduó de D octo r: y donde per­
maneció hasta que la M ajestad de Felipe III le
trajo a su corte de Consejero de In d ia s, cuya
plaza servía p o r los años de 1 6 0 1 .
El Doctor Eujenio de S a l a z a r , es de sa ­
b e r q u e a p ro v e c lia n d o su s o c io s, y a u n r o b a n ­
d o r a t o s a l pi'eciso d escan so d e su s p e n o s a s t a ­
re as, compuso u n corpulento volumen de ver­
sos y prosas, que in titu ló
Silva de Poesía,
compuesta p o r E ujenio de S a l a z a r , vecino y
n atu ral de M a d rid ,” libro precioso que por
los años de 1 7 8 8 poseia el curioso Bibliófilo
D‘ Francisco de París; y que p o r ú ltim o ha
venido a p a ra r a la Academia de la H istoria,
donde feliz-menle ecsiste a estas calendas.
E stá escrito con esquisito esm ero, en g ran
parte de puño del A utor, y lo que nó de su le­
tra , revisto y retocado por él. Púsole en lim ­
pio, cual está, preparado p ara el m olde, en
Méjico; y en dos hojas de su m an o , que dejó
al fi'ente del códice, pegadas p o r las orillas,
consignó a sus hijos una especie de testam ento
literario respecto li esta obra: «H ijos» (d ic e),
o esta S ilva de Poesía no me determ iné a p u ­
blicarla en mis d ia s, porque aunque ( si no me
engano ) tiene obras que pueden salir a luz,
tem í p o r causa de m i profesion y oficio, no tu ­
vieran algunos a desautoridad m ia publicar e
im p rim ir obras en m etro castellano.»
Y
despues de m il advertencias y observa
ciones finísimas sobre la im presión, prosodia,
ortografía &x’ concluye: «N o se me ponga
títu lo de Licenciado , n i ótro que yo haya te­
nido; sino sola-mcntc E u je n io d b S a l a z a r . »
Lii obra está dividida en 4 partes: las tré»
son de Poesías pastoriles, am ato rias, satíricas
y m orales: lU últim a lleva este encabezamien­
to : « C uarta Parte de las O bras de E* de S a l a z a r , que contiene algtina de las C artas en prosa
a m ui particulares amigos suyos. »»
E ra uno de estos su compalricio D* J u a n
H urtado de M e n d o z a , Caballero m ui conoci­
do y honrado de los Poelas y Sabios de aque­
lla edad , porque lo era él todo ; y tan to , que
a v irtu d de su aplicación a todo linaje de sa­
ber , y porque vivía como embebecido en sus
estudios , p o r festivo apodo le llam aban sus
amigos el Filósofo. He alcanzado a v er suyas
dos obras de Poesía, que son m ui ra r a s : lii una
titulada «B uen placer, trobado en i3 d is­
cantes ,->t im presa en 8 '°, A lcalá, i5 5 o .
La ó tra « 2Í/ Caballero C ristiano,» im presa
en 8 *®, Anfequera , p o r A ndrés L obato, iSyo.
Y
aquí tenemos ya mas que es menester
p ara contestar al rotundo y absoluto iVb ha i
ta l S a l a z a r del Doctor Paton .-S í hai ta l S a LAZAR , Señor D octor Pateta -• el Doctor E u je nio de S a l a z a r , hom bre re a l, nó ente fantás­
tico :—luego hai tal hom bre. Y S a l a z a r , A u­
to r de varias Poesías cu ltísim as, de que por
m uestra ( en abono de m i d ic h o , porque en
Cosas de hecho yo no quiero ser creido sino
sobre prenda ) presento las tres composiciones
ad juntas: y A utor de varias C artas joviales en
p rosa, de las cuales (p a ra serv ir al Señor Pa­
tón ) es la 4’* la <1® ios C ata-riberas. E scri­
bióla en Toledo el año de i 5 6 o , hallándose
allí la corte, y él de Pretendiente de v aras;
carrera aperreada que p o r aquel tiem po en
que se estilaba aun la casa de h alco n e ría , se
comparaba a la de los C ata-rib era s, u O jeadores que b atían las orillas de los rio s, para
reconocer las querencias y paransas de las g ar­
las y demas v o late ría , a fin de que después
sobre seguro pudiesen las Damas y Caballe­
ros v olarlas.—
Luego iia i ta l S a l a z a r , A utor de L os Ca~
ta-riberas.
í t e n ( y es o tr o í t e n m a s ) : l a C a rta d e L os
C a ta -rib e r a ü , A u to r S a l a z a r , está d ir ljid a U
ese t a l D ' J u a n d e M e n d o z a .
Èrgo no hai tal quid-pro-quò por m i p ar­
te , n i yo he confundido en las personas de
S a l a z a k y de M e n d o z a la persona que hace
con la que padece. Mi S a l a z a r , A utor de L os
Cuta-riberas, es hijo del S a l a z a r , contra quien
escribid D- D ib g o d e M e n d o z a la C arta del
B achiller de A rcadia: y el M e n d o z a de Los
C ota-riberas no es O ' D i e g o , sino D ‘ J u a n ;
n i es el que los escribiií, sino ( p i r pasiva ) a
quien fueron escritos.— Echese, pues, el Señor
Doctor Pateta esa chinica en la manga.
Así y asá, quiero que él sepa que es como
yo hago y deshago mis críticas, por activa y
p o r pasiva: desvaneciendo con documentos au­
ténticos y noticias orijinales, bebidas en fuen­
tes p u ras, lus papeles mojados y noticias de pi*
Io n , que traga por cristales de Ilipocrene la
ciega y perezosa ignorancia , tal vez vertidas
por la superchería de charlatanes Papelistas
sin discernim iento ni criterio.
Cierto es que Valladáres im prim ió como de D*
Diego de M endoza L o s C a ia -rió e r a s: pero ¿con
qué autoridad? Ni aun se sirve decir cómo,
ni de dónde hubo la i'uin copia que im prim ió.
No es mas jenuina ni autorizada la MS*
»■13«
que -el Sefior P atón cita de la Biblioteca Real:
el porqué, lo sabe qtiien sabe ; que el que no
sabe, no entiende : ( no sé si me entiende el
Sefjor Patón).
Sobre todo, para que se reconozca la dife­
rencia enorm e que hai del tecsto vivo al tru n ­
cado y corrupto de esas dos copias (que son ya
cuento de cuentos) presento a benefìcio de los
lectores entendidos estótra , de m olde, sacada
fiel-m ente por m í del o rijin a l, a que roe re­
mito.
CARTA
escripta
al
Señor D o n J u a n
, Señor de la
villa de Fresno de Torotej en que se
H u rta d o
M u i- ilu s tr e
de
trata de los
M endoza
C a ta -rib e ra s .
P o r ú na suya m e envía V m ’ a m an­
d a r le escrib a el estado d e m is negocios,
y mui p o r ecstenso en qu é entiendo, y có­
m o me va en esta c o rte : y p o rq u e ( co ­
m o V n r sabe ) soi siem pre obediente a
sus m andatos , h aré en ésta lo que me
m anda , y aun más d e lo q ue m e envía a
m an d ar. P o rq u e no sola-m ente d aré cuen­
ta de mi vida , em pero tam bién de la de
m is am igos , q ue acá son m uchos ; p o r­
q ue en los lu gares de los trabajos y infor­
tunios se suelen de ordinario lig a r am is­
tad es e n tre aquellos q ue los padescen.
Y o salí de mi casa cinco m eses lia,
p ara venir a esta co rte , q ue ac o rta a los
largos de m oneda , y aun alarga m al de
su grado a los co rto s de ánim o p a ra gas­
tarla : y llegué á ella con tanto deséo de
s e r proveído, cuanto arrep e n tim ien to ten ­
go ag o ra d e h a b e r venido p o r provisíon;
p u es ( aunque la rd e ) ya conozco y veo
que vine p o r la n a , y volveré tre sq u ü a d o :
pues son tan to s los q ue p re te n d e n ser
proveídos , q ue si D ios no hiciese en los
oficios un m ilagro sem ejante al d e los cin­
co pan es y dos p esces, sería im posible ca­
b e r b o ca d o a la centésim a p a rte de las
b o ca s que acá están ab iertas.
Mas p u es yo m e vine a m e te r d e mi
voluntad d ebajo d esta b a n d e r a , no me
q u ejaré d e algunos am igos q ue allá me
re p re se n ta ro n los trab a jo s y m iserias que
en su seguim iento se m e a p a re ja b a n : que
son tan to s , q ue en tan to mal y tristeza
no p u ed e h a b e r otro gozo , sino qu e es
d e m uchos.
Y
p a ra q ue Vm* bien entienda esta
n u estra triste , costosa y larga navegación
p o r esta c a rta d e m a r e a r , h a de p resu ­
p o n er que en esta galera d e pretensión
de oficios tem p o rales {digo d e correjim ie n to s) bogam os tre s jé n e ro s de jem es:
L e tr a d o s , q ue en esto no lo som os : Sol­
d ad o s , q u e com o quien p o r hu ir d e los
trab a jo s y desasosiegos del m undo, se ca­
s a ,-h u y e n d o de la m enor g u e rra , q ue es
ía de las a rm a s, se vienen a m e ter en es­
ta , q u e es mui mas in co m p o rtab le : y
o tro s , C aballeros d e esp ad a y capa que,
con gana d e com er y am l)icíon de m an­
d a r , vienen a b u sc ar oficios que les d en
m ando so b re u na ciu d ad y su tie rra , p o r­
q ue sus patrim onios y ren ta s no b astan
p a ra se le d a r so b re un lacayo y un p aje.
T odos esto s tre s je n ero s d e je n te s se
com prelienden debajo de este famoso
no m b re Cata-ribera; p o rque si el L e tr a ­
do cata la rib e ra , el Soldado la c o r r e , y
el C aballero la vuela : y lo q ue tódos p a descenios, el nom bre d e Caia^ribera lo di­
c e , consideradas las p arte s d e que se
c o m p o n e , que son cala rix a vera , que
q u ie re d e c ir «busca r iñ a v erd a d era.»
Y
aunque esto s tre s jé n o ro s d e je n te s
som os diversos en profesion , com o so­
m os unos en p rete n sió n , parescem o s am i­
gos. Bien es v erd ad que a tie m p o s, cuan­
do encuban algún d e lin c u e n te , pod rían
m e te r en la cu b a tre s o cu a tro d e n o s­
otro s po r anim ales contrario s ; p o rq u e lo
q u e lleva el p e r r o , piensa el jim io q ue ä
él se le q u ila : y lo q ue äse el g a llo , p are sc e a la cu leb ra q ue ella lo p ie rd e . Y
a s í , si la discreció n no tuviese enfrena­
d a s las le n g u a s, y cu b ierto s los corazo ­
n es , d e fuerza nos h abríam os d e m o rd er
con los d ie n te s , y aun d esp ed azar con
las uñas.
El tie m p o , so la -m en te, acá le esp en ­
dem os en m a d ru g a r a llevar nu estro P re ­
sidente al C o n se jo , y volverle a su p o sa­
d a : te n e r c u id a d o , si q u ie re salir li al­
guna p a r t e , p a ra aguardarle : p o rq u e si
alguna vez saliese sin q ue alguno d e nos­
otros le a g u a rd a se , p o r el mesmo c a sa
te rn a p o r cierto qu e ha p e rd id o el correjim ien to q u e esp era.
H olgaría Ytu* d e v er a las m auanas
el escuadrón tan lucido que hacem os, tan ­
ta cam isa s u c ia , ta n ta ro p a ra íd a , tan to
sayo g rasicnto , y ta n ta g o rra co ro n a d a,
ta n ta almilla d e g r a n a , tan to pantuflo
viejo , tan to guante añejo : ojos , q u e no
los lim p iarán to d o s los ta fetan es q ue se
tejen en T o ledo y G ranada : cabellos, con
m as pelusa qu e se liiice en los te la re s de
lienzo d e P o rto g a i : l) a r b a s , qu e no las
d esh etrarán todos los peines de los C ar­
d ad o res d e S egcvia y los C am eros.
D esta m an era v am o s, tan m etidos en
ordenanza , q ue no ten em o s n ecesid ad
ile Sárjenlos q ne nos ord en en : m ás liabriam os m en ester o lid o s q ue nos su s­
ten ten .
K ntrado el P re siíle n te en Consejo,
nos d erram am os com o la v az as, o agua de
fre g ar , p o r aquel patio ; v hacem os coE
rrillos , com o la je n te del vulgo en dia de
e c lip s i, a tra ta r d e las provisiones : —
cuántos correjim icnlos hai que p ro v eer,
cuándo s a ld rá n , qué liai de nuevo a c erca
d e í's to .— Uno d ic e : «Ayer m e alirm aron
en casa el P re sid en te que tiene en su cá­
m a ra veinte provisiones d e oficios p a ra
h e n c h ir. • O tro d ic e : tP u e s yo te n g o im
am igo en casa del S ecre tario E raso , que
m e m ostró la m inuta de las provisiones
d e oficios q ue están m andadas h a c e r; y
no son sino s ie te , y ésas mui ruines, po r­
q ue entran en ellas los correjinn’entos,
( o , p o r m ejor d ec ir los co rrim ientos ) de
M a d rig a l, Z iu d a d -re a l, y T o rd e s ilia s .»
Ó tro d ic e : € P u e s , po cas o m uclias , no
p u ed e n d e ja r de salir p resto ; q ue yo sé
d e buena p a rte q ue el P re sid en te consul­
tó a y e r con S ‘ Jl* las provisiones de corre jim ie n to s. > O tro d ic e : <>'o se trató
a y e r deso en la c o n s u lta , sino de o tras
cosas q ue im p ortan m as al Kei y al R ei­
no.» Y ótro d ic e ; tA y e r m e dijeron que
dijo un L e tra d o q ue le había diciio un
C aballero que oyó d e c ir al P rio r d e San
Juan q ue le dijo p o r cosa c ie rta uno del
Consejo q ue el P re síd em e ha dicho q ue
en to d a la sem ana q ue e n tra , se descar­
g ará de las pi'ovísioncs d e correjiniien-
» 1 9 ‘0
to s.» Mire Vm* q ué Ju ez P e sq u isid o r, ni
d e R esidencia p o d ría ecsam ln ar to d o s los
eslabones d c sta ca d en a d e te stig o s, p a ra
venir a a p u ra r si el P re sid e n te dijo t a l ; y
despues d e averiguado q u e él lo d ijo , si no
lo cu m p liere,
< ¿ Quien será aquel Caballero,
En armas Un esforzado.
Que demande la palabra
A varen tan señalado ? ■
H ai je m e e n tre n osotros tan cu rio sa ,
q u e p re n o stic a n d o , com o los M édicos en
las en ferm edades a g u d a s , del cu a rto pa­
ra el s e te n o , del oncéno p a ra e l c a to rc e ­
no , y d el diezisiete p a ra el veinteiuno,
d e un v ié rn e s d e consulta p ara el dom in­
go , y d el dom ingo p a ra o tra consulta , y
d e una salida del R ei p a ra la v u e lta , lo
q u e se rá d e las p ro v is io n e s , cu á n d o se
c o n s u lta rá n , y cuando sa ld rán , pasan la
vida colgados d e sta esp eran z a, p e o r q u e
los q u e cuelgan d e la lio rc a. Y si no fue­
ran mas c ie rta s las p ro fecías de los P ro ­
fe ta s, tra b a jo tu v ie ra el m undo, lla c é m o nos A strólogos d e astrosos , y echam os
juicios a m onton fundados en fundam en­
to s que T olom éo , ni A li-aben-rejel con
to d a su ju d ic ia ria no d a rá n en un blánco
d e s to s , en que n o sotros ca d a d ía dam os.
E n esto pasam os hasta q ue q u ie re lleE :
g a r el term ino de salir nuestro P re sid en te
d^ Consejo ; q u e , m edia hora an tes, p o r­
q ue no se nos vaya, nos salim os de la pla­
za qu e está d elante de! Palacio , donde
se liace el C o n sejo ; y unos se ponen en
ru in es ca b allo s, otros en viejos c u a rta ­
g o s , y otro s en m uías m ollinas, algunas
de color , y las más d e ham bre.
Si es hibierno , allí nos azota el zlerzo , com o si fuésem os ro b les de la m on­
ta ñ a : si es en estío , allí nos d e rrite el
s o l , com o a cu a rto s d e ajusticiados. Y
p a ra su frir e s to , cualquiera se p re c ia de
arm arse de la p aciencia de un Jo .
Juntám onos en aquella p la z a , aquí
tro s, acullá seis, acá c u a tr o , allí diez, co­
mo m oruecos en siesta ; aguardando q u e
nos salga el s o l, cadii uno los ojos lijos en
la p u e r ta , com o los tiene el p odenco en
la b o ca d e la m ad rig u era , donde se en ­
c e rró el conejo. Y en asom ando el P re s i­
d e n te , partim o s de nuestros pu esto s, co ­
m o cuadrillas mal co n c erta d as d e juego
d e c a ñ a s ; y llegando c e rc a , arrojam os
nu estro s cañazos dándole (ierisim as bone­
ta d as : V luego volv(Mnos l a s ri(‘iidas, unos
a zurdas , y ótro s nó a <K'r«Mdias; y llevánios!«' a sn p osada. I'.sto os m ucho de ver;
q-n* com o nos honios d e ap e ar p a ra s u b ir ­
le a su ap o se n to , cient p a s o s, poco más
o menos an tes d e lleg ar a la posada , nos
vamos ap ercib ien d o , ech an d o la m ano
zurda al a rz ó n , arrem an g an d o la ro p a con
la d e r e c h a , sacando el p ie d el e s trib o , y
com enzando a e c h a r la p ie rn a so b re el
anca de la m uía. Y al a rra n c a r d é l a silla,
uno d escu b re la m artingala, y ó tro la b ra ­
gu eta caida , cuál las b rág a s ro ta s , cuál
el pañ al c o lg a n d o ; y aun tal bai e n tre nos­
o tro s , q u e m uestra la lana sucia d e los
cojines.
Juntám onos allí ta n to s , y rem anesce
cada d ia ta n ta je n te nueva , así de e sp a ­
da y c a p a , com o de pantuflo y saboyana,
que p are sce nos criam os d e las inm undi­
cias y b asco sidades d e la casa del P re s i­
d e n te , com o chinches , cu c a ra c h a s , r a ­
to n es y o tra s sabandijas sem ejantes.
.41 tiem po que entram os en la sala des<lela p u e rta dclla hasta la d e la a n ie c á m a ra ,
nos hacem os dos ó rd en e s, p eg ad o s d e lado
unos con o tros, que p arescem o s estacad as
de p re sa d e m olino , p a ra q ue pase el
P re s id e n te , y nos vea. Y cu ando somos
m u c h o s, es cosa de v er cóm o nos en caja­
dlos y ap re tam o s, y la pesadum bre q ue
da un codo del vecino q ue salga delante
del cu erp o del o t r o ; parescien d o que
aq u él h a d e s e r nube , p a ra q ue los ojos
del P re sid e n te no le vean a él.
E n trad o el P r e s id e n te , arrim ám onos
p o r aquellas p a r e d e s , h a sta que to d o s los
re lo je s d el pueblo nos echan d e allí con
las m as voces q ue p u ed e n d a r.
L o q u e en estos acom pañam ientos se
p re te n d e , es serv ir a su S eñ o ría las p ro ­
visiones y m e rc ed e s q ue nos h a d e h a c e r
(sí se su fre p ro v e e r a tan to necio) ; y q ue
sus ojos de p ie d a d nos vean , y vistos,
nos encom iende a su m em oria p a ra a c o r­
d a rs e d e nos p o n e r en lo m as p ro fu n d o
d e su olvido. Y este s e r vistos d el P re s i­
d e n te deseárnoslo ta n to , q ue algunos (s¡
nos fuese líc ito ) iríam os a le ac o m p añ ar
co n coro zas en las cabezas , p o rq u e pusie­
se en n o s sus o jo s, com o en p e rso n a s m as
se ñ a la d a s.
H ai p re te n d ie n te s e n tre n o so tro s, qu e
d e s d e la p u e rta del C onsejo hasta la C á­
m a ra <!el P re sid e n te tenem os ojead o s y
c o n s id e ra d o s los p u esto s y lu gares , d o n ­
d e p o r fuerza han d e to p a r sus ojos ; p a ­
ra co jer c a d a día un p u e sto d e aquellos,
d o n d e podam o s s e r v isto s ; com o los b u e ­
nos C apitanes , q u e rec o n o sce n y elijeu
los p uestos y sitios convenientes p a ra alo­
j a r sus c a m p o s , y h a c e r los efectos q ue
£ 3 -2 3 «
para la-v icto ria convengan. Ú nos se q ue­
dan en la calle a la p u e rla de la casa, por­
que el P re sid en te les acuda con el p ri­
mer favor y bendición d e sus ojos ; y é s ­
tos no se ap ean , sino estánse en sus ca­
ballos y m uías , com o m uchachos en ta ­
lanqueras p a ra v er e n c e rra r el to ro ; p o r­
q u e su S eñ o ria vea que están y a a p re sta ­
dos y a caballo p a ra ir a los oficios don­
de los q u isiere enviar.
O tro s le rescib en al p ie d e la escalera,
p a ra le d a r a e n ten d e r cuán c e rc a están
ya d e s e r ah o rc ad o s. Y aun alguno hai en
éste lu g ar que finjo que estropieza en im
e s c a ló n , y q u e va a d a r de o jo s , p o rq u e
el P re sid e n te le eche m ejor de v er.
Ó tro s p a ra n en la m esa de la escale­
r a , p a ra le significar q ue no se pone m e­
sa en sus casas.
Ó tro s le ag u ard an en los c o rre d o re s,
p a ra d em o nslracion d e su corrim ien to y
d esv en tu ra.
Y
ó tro s se ponen a la en tra d a d e la
s a la , co n siderando que alli, com o el P re ­
sidente llega al e s tr e c h o , no p u ed e d ejar
d e m ira r a una p a rte y a o tr a , p a ra v er
si son serv idores o enem igos. Y nunca fal­
ta un p a r dellos qn e se finjen com o b e s­
tio n es cad a uno a una p a rle d e la p u e rla
a-S-i-G
d e la a n te c á m a ra ; p ara q u e , a f ^ n t r a r ,
los ojos del P re sid en te los' topen.
V ería V m ., cuando alguno d e los q ue
están en las estacad as que he d ic h o , te ­
m e q ue el P re sid en te ha de p asar sin ver­
le , que (com o el que en la esgrim a m ete
el p ie d e r e c h o , y alarga el b razo d e la
e s p a d a , y avalanza el cu erp o p ara alcan­
zar un to q u e franco al contrario , así )
h u rta una p ie r n a , y un b razo y m edio
cu erp o con to d a la cabeza , y p ásalo del
lím ite d e la estac ad a , cuando el P re sid e n ­
te lle g a , y m ételo en la calle p o r d o n d e él
v ie n e , y hácele una m ui no tab le y hum ililisim a rev e re n cia , y dále u na vistosa y
reverendísim a b o n e ta d a , p o rq u e le vea.
Y
aun alguno hai tan cuidoso y co n ­
sid e ra d o en esto ; q ue el día q ue ve m u­
cho ac o m p a ñ am ien to , y le p are sce q ue no
h a de p o d e r co jer alguno d e los p uestos
d ic h o s , se qu ed a un pòco a tra s d el P r e ­
sidente ; y ya q ue él y to d a la je n te vjiu
d e la n te , a p rie ta la m ula pern ean d o com o
p u lp o , y alcánzale y pasa p o r ju n to a su
lado , la g o rra en la m a n o , y los ojos e n ­
clavados en la Ihistrísím a p erso n a , qu e
p are sce torcecuello , o qu e lleva alguna
la n d re en el pescuezo q ue no le deja vol­
ver la cabeza p a ra m irar adelante, h asla
9 -2 5 «
v er q iw 'e l P re sid e n te le lia m ira d o ; que
luego se le desenvara el cu ello , y se le
destuerze , y va consolado su corazon.
Alguno , m ui contento d e q ue el P r e ­
sidente le liaya visto , no lo p u d ien d o d i­
sim ular , vuelve al com pañero y dícele :
« ¿ N o vió Vm- com o m e m iró el P re s i­
dente ? E n v erd ad q ue volvió a m í la c a ­
beza dos v e c e s; q ue m e p aresoió q ue me
quiso hai)lar.» Y vería V ni’ al qu e piensa
que el P re sid e n te no le h a visto, tan triste ,
tan desconsolado aquel d ia ; qu e ni tom a
gusto en lo que com e , ni le sab e b ie n lo
que b e b e ; p o rq u e tie n e p o r c ie rto que
las provisiones se h an d e h en c h ir aquella
n o c h e , y q u e , com o el P re sid e n te no le
vió aquel dia , no se h a d e a c o rd a r dél.
A las ta rd e s vam os a la casa del P re s i­
d en te, co n tem p lárn o sla p u e rta d é l a ca­
lle , m iram os el z a g u á n , vem os el patio,
subim os p o r la escalera, pasam os pol­
los c o rre d o re s , entram os en la sala,
pregu n tam o s qué h ac e el S eñ o r P re si­
dente : p o rq u e to d o esto nos alivia la
pena d e rie p u r g a to r io . com o la aliviara
en el Infierno al Ilic o A variento el m eni­
que m ojado d e L ázaro. A ndam os p o r allí
'•f* p o c o , llegam os a la p u e rta d e la Ca­
gnara del S e c re ta rio al olor d e las provi-
sloiies sin h a b la r palab ra , y volvém onos
a salir , com o cuando el p e rro harabrienlo en tra en el aposento , donde hai carn e
m etid a en alguna arca , q ue h erid a s sus
narizes del olor d e lla , huele las sillas, los
b a n c o s , y los cofres q ue !iai en el a p o ­
s e n to , con deseo do to p a r con la carn e;
y al c a b o , com o no la d e s c u b r e , se sa­
le fu era.
L o s que son m as co n tin e n te s, en tra n
d e m es a m es a su p licar al P re sid en te se
a c u e rd e d e llo s; y a v e r si d escu b ren al­
guna tie rra so b re sus p reten sio n es y esp e­
ra n z a s; com o los q ue en tra b an a co nsultar
el O ráculo p a ra sa b e r los futuros sucesos.
O tro s , q ue tienen la sangre m as en ­
cendida , y la m oneda m as a te n u a d a , en ­
tra n d e quin ce en quin ce d ia s, y de vein­
te en vein te. Y algiinos hai tan rendidos
a su pasión, y tan a p re ta d o s d e su n ec esi­
d ad (d ig o , d e su n e c e d a d ); q u e si el p o r­
te ro les p e rm ite e n tra r tre s veces en la se­
m ana , no e n tra n dós solas , a re p re se n ­
ta r a su S eñoría sus duelos y L e tr a s , y
d arle con sus buenas razo n es a e n te n d e r
la p o ca culpa q ue tie n e en no p roveerlos.
V eo a los recien -v en íd o s d e oficios,
q ue se señalan y conoscen en tre los que
ha d ias q ue bogam os en esta g a le r a , co-
» -2 7 -0
mo cotrales d e G uadiana e n tre baquillas
d e A stu rias: ellos tan gordos y panzudos,
que p arescen cebones d e p re s e n te ; y denti'o de pocos d ia s, que vuelven a m oler
en e s ta ta h o n a , las carn es se Ies dism inu­
yen , las qu ijadas se les señ alan , y el co­
lor se les m u e re ; ta:-to q ne en p o co tiem ­
po no se d istinguen ni echan d e ver e n tre
los q ue acá e stáb a m o s; p o rq u e to d o s an­
dam os m as anuirillos q ue cagajones.
A caesce m uchas veces q u e d esp u es d e
h a b e r un L e tra d o resid id o cinco o seis
m eses en la c o rte con g ran d es e s p e ra n ­
zas, g astad a la b o ls a , rem a tad a s las p re n ­
das , y com idos los c u a tro cu a rto s d e la
m u ía, q u e no le q u ed a ya della sino la c a ­
beza y el ra b o , p a ra com er un sá b ad o ;
al tiem po q u e te n ia p o r cierto sa lir p ro veido en un b u en c o rre jim ie n to , con que
se p u d iesen e m en d a r to d o s sus aviesos,
le sale com o c a ta ra ta en el ojo , un Salu d -e -g ra c ia de una com ision d e c u a re n ­
ta d ias allá p a ra la Isla d e los L a g a rto s,
o p ara algún L u g ar d e los q ue están d e ­
bajo de la T ó rrid a -z o n a ; y ac ie rta a sa­
lir d e m a n e r a , q u e , si es h ib ie r n o , os
le encam inan al a b rig o y tem planza d e
A stu ria s; y sí estío , le encom iendan a
la fre scu ra v so m b ras d e E stren iad u ra;
y sale el negocio y el necio a tiem po q a e ,
au n q u e se halìase la bolsa d e Juan de
V o t-a -d io s, no le p o d ría d ar d in ero p ara
h e n c h ir los hoyos q u e en c o rte tiene h e ­
chos. Y no hai otro re m e d io , sino d e ­
m an d ar m iserico rd io sa e sp era a los a c re e ­
d o res liasta la v u e lta , q ue vendrá r ic o , y
ca rg ad o d e oro en polvo d e la In d ia de
C hile.
A lguno d esto s dice : * E l P re sid e n te
m e q u ie re su sten ta r com o a los pollos de
M aría. > Ó tro d ic e : *Su S eñoría m e h a
q u e rid o o cu p ar en esta com ision, p o rq u e
no vea h a c e r en o tro s las b uenas p ro v i­
siones ; com o suelen en g a ñ ar al niño con
algún ju g u e te , p o rq u e no eche d e v er que
sale fu era d e la casa el am a q ue le cria .
P u e s , re p u d ia r este legado no conviene,
p o rq u e no nos digan q ue si m eno sp recia­
m os lo m en o s, nos m en o sp reciará lo m as.»
Y así el p o b re L e tra d o a rro ja el p ec h o al
a g u a , y p á rle a su com ision ca rg ad o de
d u e lo s, y ro d ea d o d e alforjas.
O tro g u s to , otro alivio y o tro consue­
lo p a ra el triste Cata-ribei'a, d espues q ue
las p rovisiones h an estad o re p re sa d a s seis
o siete m eses en la C ám ara del P re sid e n ­
t e , — v e r sa lir una so la ; y d e ahí á otro
m es o tra s o la , com o dolores d e p a rto es-
e-2 0 -e
p ac io so , o tra q u e del (jue está con pasión
<le cólica. Y cuaudo ya las tinieblas d e la
consulta se a c la r a n , y la p re sa de las p ro ­
visiones se s u e lta , y se m andan p u b lic ar,
aquí es el c lam o r, y el sonido d e los dien­
tes de los qu e salen condenados : uno,
que q u ie re se r C o rrejid o r sin te n e r juicio
ni m ano p ara c o rre jir una p lana de un ni­
ño q u e com ienza a e s c rib ir, dice qu e va
tódo p o r f a v o r , y q ue sin éste no a p ro ­
vechan L e tra s ni p a rte s. O tro q ue por
v en tu ra lo m e rc sce ría b ie n , echa la culpa
a su d esg racia y c o n tra ria fortuna. Ó tro
loa à D ios p o r ello ; y ó tro lo d a a todos
los D iablos. Y al lin algunos con p a c ie n ­
cia, y los m ás sin e lla , d esam paran el
cam po y el estan d a rte de la p resid e ac ia ,
y tom an el cam ino p a ra donde D ios los
a y u d a ; y algunos (seg ú n ellos d ic e n ) p a ­
ra dojide el D iablo los llev a, d ic ien d o :
«Ya q u e escapam os d e sta m iserable gueí r a , com o soldados de cam po vencido,
sin l)lanca, sin a rm a s , sin vestidos y sin
consuelo alg u n o ; ¡no nos d ie ra el P re s i­
d ente siq u iera sondas varillas qu e lleváranios en las m an o s, p a ra p e d ir lim osna
l'o r donde p asáranosl»
D esta m an era lo pasam os en esta cor^ vn lin , hablando jen eral-m o n te de
s»50«
los m iserables Cata-riberas, digo q ue mí­
se ro s som os, m iseria p e d im o s, m iserias
nos d a n , y niiserablc-m enle vivimos.
Ya que h e dado cuenta je n eral d e nues­
tro m odo d e vivir en la c o rte , q u iero d es­
c e n d e r a algunos casos de mi p articu la r,
y d e oti’os q ue han p a s a d o , y h e visto,
d esp u es q ue v in e , e n tre los d e mi p r e ­
tensión.
Yo vine a esta c o r te , y p o r no p e r ­
d e r tie m p o , en acom odándom e d e ap o ­
se n to , o rdené un m em orial p a ra el P re s i­
d e n te , y le fui ü hal)lar ; y quiso mi for­
tu n a qn e en tran d o a h o ra qu e negociaba,
e n tra ro n delante d e m i , uno tra s o tro ,
dos L etra d o s rec ien llegados, q ue iban co­
m o yo con sus m em oriales en las m anos.
P aresciam o s to d o s tré s cofrades d e la
Blerced , q ue íbam os en p rec esió n c o n
n uestro s cirios en cendidos. L legó el p ri­
m e ro , y com enzó a h a b la r; y llevaba las
m anos tan em barazadas con su m em orial,
q ue no p u d o , o no se le a c o r d ó , q u ita r­
se la g o rra , y com o no te n ia h ec h a la len­
g ua a revolver S e ñ o ría s, con u na S eño­
ría se le fueron dos M e rc ed e s, com o man­
sos con el to ro . Y un paje viéndole h ab lar
tan c a b iz c u b ie rto , llegóse á é l, y q u itó ­
le p o r d e trá s la g o rra de la c a b ez a; y él
51 «3
v o lvió, y advirticndose d e su d escuido, se
tu rb ó ta n to , q ue no pudo h a b la r palab ra;
antes se q u ed ó alli, com o si d e carn e y
hueso se h u b ie ra convertido en p ie d ra .
El P re sid en te viendo q ue no h a b la b a , ni
se i b a , le dijo : «D ad acá el m e m o rial;
que p o r él v eré lo que q u eré is. » Él sol­
tó el m e m o rial, y volvió las espaldas ta»
de p r e s to ; q ue tem í se volvía conio m u­
ía m aliciosa a a rro ja r un p a r d e cozes al
P re sid e n te : em p ero quiso Dios q ue no lo
hizo , sino sallóse sin h a c e r rev e ren cia,
ni a c a ta m ie n to , p are sce qu e en tendiendo
que no le h a b ía d e a p ro v e c h a r, aunque
le h ic ie ra ; salvo si no lo dejó d e h acer
p o r te n e r tan d escu id ad o el p ie com o la
m ano.
L legó luego el o tro L e tra d o ( q ue e ra
mas desenvuelto y bien c r ia d o ) q u ita d a
su g o rra , y hizo «na rev e re n cia ta n b aja,
que c re o se holgara d e hallar un agujei'o , p o r do m e ter la ro d illa , p o r b a ja r
del suelo de la C á m a ra , y d ijo : <Yo m e
Hamo el B achiller P ascu al R e d o n d o , soi
vecino del L u g ar d e B ociguíllas, donde
h e servido to d a mi vida a S*
a tiem ­
p os abogando , y a tiem pos b arb e ch an d o
niis tie r ra s , y haciendo m is agostos y vendim ias.i, p a ra e n c e rra r pan y vino y pa-
j a p a ra e l b astecim ieuto desta c o rte . Y
aun esttibe u na vez aceptado p o r T enien­
te do C o rrejid o r d e B ecerril de los Cam ­
p o s; sino que m e revolvieron con el C o­
rre jid o r , y no m e quiso llevar consigo.
S uplico a V ‘ S ’“ m e haga tan to p la ce r,
q ue m e em plee en alguna cosa buena ; que
yo serv iré a V ' S**, com o verá.» E l P re ­
sid en te , rién d o se le dijo : «P or cierto
q u e 'e s m ui ju sto q u e quien tan bien ha
servido a S ' M-, sea rem unei'ado confor­
m e a sus servicios. Idos a v u e stra casa ;
que o fresciéndo se en qu é , se te r n a m e­
m oria d e v u estra p erso n a .» É l entonces
quiso d a r el m e m o ria l, y el P re sid en te
dijo q ue se le llevase ; q ue p ara a c o rd a r­
se d e l, no ]>abta m en ester m em orial.— Ni
aun m em oria» (d ije yo e n tre m i ) : y así
él hizo o tra rev e re n cia m ui b a ja , y se sa­
ltó contentisim o.
Yo llegué lu e g o , y dije al P re sid e n te
m i razón: oyóm e, y d ió m e la le sp u e sta o r­
d in a ria , eque h aria p o r mi lo q u e p u d ie­
se » ^ y vo m e c o n te n ta ría con m énos ) :
tom ó mi m e m o rial; y sa lim e , y alcanzó al
Kr* R e d o n d o , el cuál m ui contento so vol­
vió a m i, v m e dijo : «¿Q ué le p a re sc e , có­
mo no m e tu rb é y o , con\o e l o tro ? T ódo
os b u r la , sino h ab lar sin em pacho. Mire
{s-o5<e
cóm o se hoigó el P re sid e n te d e oírm e.
T enga p o r clerlo q ue m e h a d e d a r el
p rim e r co rrejim iento bueno q ue p ro v é a ;
p o rq u e así se lo ped í yo , q u e m e diese
cosa buena. Q ue si esto s L icenciadillos
q u e andan p o r aq u í p erd id o s m il añ o s,
supiesen h a b la r , y d ec ir b ien las co sa s en
q u e h an servido ; yo fio no ta rd a se tan to
el P re sid en te en p ro v eerlo s. M as, si cu an ­
do se ven d elan te d é l, no sa b en d e c ir
«ojie ni m ojte» , ¿ q u é les h a d e dar?»
Yo lo d ije : iP o r c ie rto . S eñ o r L icen­
ciado , Vm- tiene m ucha r a z ó n , y sale
resp o n d id o com o ho m b re re g a la d o , y mui
del asa; p u es le m andan ir a su casa a es­
p e ra r la provision , p ara q ue no g aste su
h acien d a en esta c o rte . — ¡A h, p o r D ios,
S e ñ o r it (d ijo el B achiller) «¡C uánto m e­
jo r se rá q u e m e lo envíen a mí c a sa , que
nó ag u ard arlo aquí ; aunque c re o q ue no
ta rd a rá m ucho en salir ! P u e s no piense
q u e yo e ra del asa ; q u e yo le prom eto
q u e es hoi el p rim e r d ia q ue hablo al P re ­
sid e n te ; y pésam e d e no h a b e r venido an ­
te s , q u e ya estu v iera m ui h o n rad a -m e n te
proveído ; sino q ue cuando los hoini)res
nos hacem os al p a n c a s e ro , y al to rre zn o
de las m añ an as, no nos sacarán d e c a ­
sa , au n q u e nos pro m etan cien o b ra F
o •54'®
das d e b arb e ch o s y mil reses vacunas.»
Con lo d o esle consuelo se fiié el Br*
P asc u al R edondo a su casa a e s p e ra r su
p ro vision; q ue lle g a rá , cuando el cuervo
d e N oé venga a se la llevar en el p ic o ; y
con to d o eso fue m ejor despach ad o que
yo , que m e qued é en esta c o rle a e sp e ­
ra r la m ia , que c re o no llegará m as te m ­
p ran o .
D esta m anera an dnbe un m es, a p re n ­
diendo el estilo ile los S eñores Cala-ribe­
ras en los acom pañam ientos, en las re p re ­
se n tac io n es, en los cori'illos y en las o tra s
cosas n ecesarias para el entendlm ienlo
del a rle ( p e o r q ue m ecánica ) de los su­
so d ic h o s: q ue no fué pòco en un m es lo­
m a r el pulso , y conoscer la com plision a
c u e rp o de negociación lan varia.
Y
al cabo d este m e s, pidiéndom e e
mozo din ero s p ara hi d esp en sa , m etí la
m ano en el ta le g o , y hallé d en tro tanta
n o n a d a ; q ue pensando que aquella m ano
se me h ab ia p a sm a d o , y p e rd id o el la clo
d ella, m eli la o tra ; y com o hallé lan p o ­
co qu e p a lp a r, m e vi en térm in o s d e p e r ­
d e r el sentido p o r lo q ue no sen tía. Y así
viendo que la m oneda se h ab ía id o , y mi
provision no p a r e s c ia , p u se mis ojos en
el b olson, y vile y seniíle lan sin virtud,
lan frío y b o qu ean d o com o enferm o que
se va d e c á m a ra s ; y p o r no a c a b a r de
q u ed a rm e e n s e c o com o el p e z , cuando
cesa la c o rrie n te qu e le sa có d e la m adre
d el r i o ; d esp ac h é un a provision a mi c a ­
s a , firm ada co n n ú firm a, y sellada con
mi sello, im poniendo cierto trib u to so b re
las rac io n es y- alim entos d e to d a s las c a ­
bezas deila , sin e c sc e p ta r m am ante ni
p ia n te , q u e no co n trib u y ese p a ra el so­
co rro d e la p ro sec u ció n d esta g u e rra . Y
mi provision lué o b ed e sc id a y cum plida. Y
así m e en tre tu v e o tro m es con este soco­
rro y m i esperan/.a : en el cuál salió pro»
veido el co rrejim ien to d e M edina del Cam ­
p o en un L e tr a d o ; y salió este oficio solo,
com o p re so q u e h a e stad o m ucho tiem po
en la c á r c e l, y la q u e b r a n ta , y se suelta
p o r re d im ir la v ejación d e la larg a p risión.
Y
acaesció so b re esta p rovision un
buen cu en to e n tre dos C ala-riberas, un
S oldado y un L e tra d o : y es q u e al S olda­
do , q u e p o r av e n tu ra te n ía p u esta su es­
p eran za y corazon en las d écim as d e Me­
d in a , y en las co nm odidades q u e le h a ­
bían d e h a c e r los M ercaderes q u e allí tra ­
ta n , en los p recio s d e lo q ue co m p ra se ,
pesóle nuicho d e v er p ro v eíd o el oficio
en o tr o ; \ estan d o tratan d o d e la proviF:
s> 5 0 < s
sion en la sala en co rro ele P re ten d ien te s,
él dijo con im iclia c ó le r a : «Ahora, cosa in­
co m portable es ([ueL etradillos lleven a los
C aballeros tan buenos oficios, com o el de
M e d in a .» Un Br* q ue estab a en el co rro ,
volviendo p o r el b o n o r de la profesion,
dijo al S o ld a d o : «¿P or q ué halla V n r eso
m as incom portable , q ue ninguno destos
C aballeros que están a q u í, que son L e ­
tr a d o s ? — S iéntelo m as» (d ijo él m uí de­
m u d ad o ) «porque a un C aballero com o
y o , q ue he servido a S* M* d erram ando
m i sa n g re , no se habían de an tep o n e r Ba(‘hillerejos. — P u e s no m e p a re sc e a mí»
(d ijo el Br* con m ucha (lem a) «que Vmha servido niiicho a S* M* en d erram a r
su s a n g re : m as le sirviera en d e rra m a r la
de los enem igos : qu e quien va a la g u e ­
r r a , »0 a h e r ir , sino a se r h erid o (d ig o ,
no a se r h u id o , sino a h u ir) no obliga a
S ‘ M* p a ra q ue le haga m e rc e d e s, ni a su
P resid o u le p ara q ue le d é c o rre jim ie n to s.»
K1 S o ld ad o , con m ucho enojo de las
palab ras del B r’ , d ijo : «Q uien dice qi»e
yo he h u id o , m ie n ie ; q ue yo h e d errajuado mi sangre jieleando com o m ui b u en
soldado. — C reo yo » (d ijo el B r*) «que
«ísa peíéa y derram am ien to le lia!)rá \ n r
lioclio con d d a d o ; p o rq u e , f I IV/jra co-
» o ?«
mo V iir m as m ie n te , no tuvipra necesidad ■
de ven ir acá p o r arm as p ara s a c a r y chu­
p ar a los C ristianos la sangre q ue dice h a ­
berle d erram ad o los M oros; que allá le hu­
b ie ra p rem iad o S* M*, o sus Jen erales. »
E l S o ld a d o , que dem ostró se r ta n co r­
to d e razones com o d e ra z ó n , quiso c e ­
r ra r con el Br% p a ra sup lir con las m anos
la falta d e la lengua : m as m etim onos en
m edio los que allí estáb am o s, d e m an era,
que no dim os lu g ar a m as rom pim iento.
E n este tiem po se li'i/.o o tra vez re se ­
ñ a de la je n te d e mi b o lsa , y salieron al
alarde tan p o co s Soldados ; qu e entendien­
do que e n tre m is sú b d ito s no h ab ía m e­
dio p a ra m as so co rro , me p ro c u ré valer
de m is am igos y d e u d o s ; a los cuáles
despachó m is c a rta s de cre en cia , y do
ellos m e llegó o tro so co rro , (pie me r e ­
suscitò d e m u e rte a vida.
De esto tro s C aballeros de espada y ca p a
que no han servido a la M ilicia en p a r ti­
cular , casi no tengo qué d e c ir: p o rq u e
los veo en co rle ta n hum ildes y bien c o ­
m ed id o s, lan ju stilicados en sus p alab ras,
tan d esp re cia d o re s d e cohechos , y tan
am igos d e Oficiales fieles; q ue son aquí
los m ejo res C o rrejid o re s del m u n d o : y si
en el ald rg ú ela no hai m as m al, qu e su e -
n a , m cresceii S ' M* les haga m ucha m e r­
ce d . E m p e ro p o rq u e en el m ui b u en p a ­
ño suele h a b e r la r a z a , y en la m as fina
g ran a cae la polilla, y nó to d o s los llam a­
dos han d e s e r e sc o jid o s, nt bai cu erp o
sin ija d a ; <liré lo q ue h e visto en c ie r­
to s m iem bros d este c u e rp o d e C aballe­
ría . Y es q ue un m es d esp u es d e la provi­
sion d e M edina q ue he d ic h o , salieron p ro ­
veídos dós destos C aballeros en dos co rrejim ien to s : los cuáles no h u b ie ro n sacad o
los rec u d im ie n to s d e sus re n ta s , cuando
p u sie ro n en alm oneda y p re g ó n algunos
m iem b ro s dellas, p a ra los a rre n d a r d e p o r
m e n o r, em pero p o r la m ayor cantidad q ue
p u d iesen . N o faltaron p erso n a s qu e h ic ie ­
ron p o s tu r a s : rem a táro n se las te n en cias,
los alguacilazgos, las alcaidías d e cá rcel, y
algunas d e s ta s re n ta s ta n bien su b id a s, q ue
van bien seguros los a rre n d a d o re s d e la
pu ja del c u a rto . Y o , en ten d ien d o el nego­
c io , d ije a uno d eslo s C o rrejid o re s q ue se
m e d a b a p o r a m ig o : fS e ñ o r, m ira d lo qu e
h a c é is; q ue no es perm itid o v en d er los
oficios; q u e , com o sa b é is, se h an d e d a r
lib re s , p ara qu e v u estro s O ficiales los h a­
gan b ie n y librem ente.»
E l C o rrejid o r m e d ijo : « ¿ Q u é q u e ­
ré is q u e h a g a ; q ue h a un año que estoí
o 5 9 -0
en esta co rte esp eran d o este correjim icnto ? N o os p a re sc e rá b ie n q u e , p u es ya
m e vino a la s « ñ a s , m e p ag u e la se c sp e n sas del detenim iento ? Q ue ju ro a Dios
q u e no hai real en galera p a ra ir ii é l , ni
p a ra salir d esia c o r te ; si estos M inis­
tro s no me m inistran. Y aun allá yo os
prom oto que no tengo de te n e r las m anos
c e rra d a s a los que de bu en a voluntad m e
lo o fre sc ie re n .— N o.hagais t a l , Señor»
(d ije y o ) ; <q ue el p rincipal b ien d e los
Ju e ce s es te n e r las m anos lim pias.— L im ­
p ias y relim pias las tra e ré yo» (dijo él);
«porque m e las lavaré cad a dias tre s ve­
c e s , cuando m e levantare d e la c a m a , y
so b re co m id a , y d espues d e c e n a : y el
o ro no ensucia las m a n o s.— N o , oro no;
g u ard ao s del Diablo» (le volví a d e c ir ) ;
*aun ya cuando visitéis la tie rra d e vues­
tr a ju risd icio n , re sc e b ir un c a b rito , un
p a r de p erd ic es o d e co n e jo s, p o r m o d e­
rad o p r e c io , aun no es tan to m a l ; au n ­
q u e tam b ién p o r esto no faltará quien di­
ga q u e os c o rro m p e n , p ara q ne dejéis d e
h a c e r ju stic ia . — Mui delgado hiláis» (d i­
jo el C o rre jid o r) : td e so d e co m er y be­
b e r , cu an to viniere d e lim osna re sc eb iré
yo d e mili bu en a g an a ; p o rq u e qiiodintrat
per os, non coinquinat lióm'tnem (=slo q ue en-
tr a p o r la b o ca , no co rro m p e al h o m b re);
y sa b ré is q u e los C orrejidores podem o s
m ui bien re sc c b ir to d o lo q ue consiste en
p e s o , n ú m e ro y m e d id a ; porque lo q ue
se p e s a , rescebim oslo sin p e s a r : en lo
q u e se c u e n ta , no hat cu e n ta : y p a ra lo
q u e se m id e , nos p are sce qu e nos d a el
R ei la v ara . — G uardaos de una resid e n ­
c ia , Señor» (le r e s p o n d í) : «niirá no os
d en vóm itos en e lla , con que alancéis el
h u m o r m alo y b u e n o : q u ie ro d e c ir , lo
b ien y lo mal g an a d o .— Andad» (dijo él):
«que ya tengo ec sp erien cia d e s o ; q ue mil
d u cados de coh ech o nunca costaron q u i­
n ie n to s d e p e n a ; q u e si una vasija está
llena d e m ie l, au nque la tra sto rn e n y v a­
c ie n , siem pre se q u ed a algo p eg a d o en
ella : y asi a los C o rre jid o re s , au n q u e
m as nos sigan y p ersig a n y co n d e n e n , con
u n buen coh ech o q ue hayam os resc eb id o ,
pagam os to d a s las nonadillas q ue en resi­
d en c ia nos c a rg a n , y aun nos q u ed a p a n
p a ra n u estro año.»
E l o tro C o rrejid o r no sé q ué in ten ­
ción lle v a b a ; au nque p u es el prin cip io fué
sem ejante al d e este mi am ig o , p ia d o sa ­
m ente se p u ed e p resu m ir no serán d ife­
re n te s los m edios d e la ad m in istració n .
A m bos se fueron , y yo q u ed é tan que-
S>-Ai-es
(lo, q u e aun h asta agora no m e h e m uda­
do d este lu g a r, aunque h an co rrid o o tro s
dos m eses. Al prin cip io tenía alguna es­
p eran za d e s a lu d , y y a la vo¡ p erd ie n d o
del to d o , com o enferm o q ue va de mal
en p e o r ; p o rq u e en p a rto tan largo no
creo q u e d e ja rá d e n a sc e r hija al cab o .
D ias h a q ue viendo q ue no nos p u ed e
v en ir so c o rro d e p a rte alguna , vam os
ac o rtan d o las rac io n es. L a m uía rebuzna,
el m ozo g ru ñ e , y yo bozezo : m as ¿ q u é
hem os de h a c e r ? q ue nos vem os com o
los q u e están sitiad o s d e enem igos p o r to­
das p a r te s , y no les p u e d e e n tra r so c o ­
r r o , ni b a s tim e n to , sino co m e r p o r on­
za s, p a ra p o d ern o s e n tre te n e r aljjun dia
m as. H echa tengo la c u e n ta ; y si el sus­
te n to m e llega a otro m e s , se ra to d o lo
del m undo. D eterm in ad o estoi d e si en
todo este m es (c o n q ue se cu m plirán séis
d e m i resid en cia en c o rte ) no m e salie­
se alguna su e rte , volverm e a m i c a s a ;
p o rq u e p a ra tan c o rta v id a , com o los hom ­
b re s ya vivim os, b a sta s e r m edio áño ne­
cio . Y sin d u d a no m e d e te rn é m as ; p o r ­
q u e si no fuere p ro v e íd o , s e ré p o b re ido.
Y n u estro S eñ o r etc.
D e T o le d o , y d e abril l o d e i 5 6 0 .
E u je m o d e S a la za r.
PO E SIA S
DE
EU JEN IO SALAZAK D E ALAUCOiH.
< A l insigne H e r n a n d o d e H e r r e r a
E P IS T O L A ,
en que se refiere el estado de la ilustre dwdttd de Méjico^ cabeza de la Nueva-Españ a , tj se apunta el fin de cada una de las
Artes-liberales y Ciencias, y la propriedad
de todas las especies de Poesía (*j »
Aquí, insigné H bruxa , donde el Cíelo
En circulo llevando su grandeza.
Pasa sobre Occidente en presto vuelo:
A quí, do el sol alumbra la belleza
Ek tos valles y montes encumbrados
Que a nuestra España dan tanta riqucxa:
De donde los metales afinados
A los estranos reinos enriquecen.
(*)
»TVo h a i retpueita d etta E pU toìa, porqu«
cuando llegó a Etpaiia , era y a muerto ette fa m o to
Poèta.* - N o t a d e l A u t o r .
Hekmsr* murió de 63 años en Sevilla, «a p atria el
^
1 & 9 7 .-E l EofTOa.
,
s » 4 '5 «
Por las saladas ondas navegados:
Aquí, do con los tiempos ya fenecea
Del grande Motezuma las memorias.
Que con otras mas claras se escurecea:
A quí, do trasladaron sus victorias
Los claros Españoles en jornada
Que ha subido de punto las Historias :
Aquí, do la alta y gloriosa espada
Del ínclito Cortés (que justamente,
Fué a los Nueve famosos igualado)
Venció la m ultitud de Indiana jente.
Mandada por su brazo valeroso,
Rejida por su seso y sér prudente :
A quí, donde con ánimo piadosa
Puso en huida el Estremado Hernando
La adoracion del ídolo enganoso;
Injustos sacrifícios estirpando, (1)
Los justos con gran zelo introduciendo,
Y en el divino altar los preseotanilo
A qui, do la lealtad y la ecscelencia
El gran Cortés mostró de su persona.
Su fe supliendo de su Rei la ausencia ;
Juntando un Orlte nuevo a la Corona
Real de España , de caudal inmenso:
Hecho que mar y tierra le pregona
A quí, que como en la jen til floresta
La linda Primavera da mil flores.
De beldad llenas, con su mano presta ;
Van descubriéndose ótras mui mejores.
De Artes y de Ciencias levantadas.
Que ilustren estos nuevos m oradores:
conce<le sus entradas
A la injeniosa puericia nueva.
Que al buen Latín sus ganas ve inclinadas.
Gusto del bien hablar tras sí la lleva
Del lenguaje polido y bien-sonante;
Y en el bien escribir también ae prueba.
G
ram
ática
fíetórica
M
ática
Aritm
élica
D
ialéctica
Jeoinetria,
AstC
roolsom
jioagrafía.
AsM
troornaolm
ía
Física
La facumla
elegante.
Para la j>ersuasion Un <le importaacia.
Con iorencion copiosa ra adelante.
La
3 su dulce consonancia
Que al buen otdo con su sQn contenta,
Y no consiente dura disonancia.
Y la
a r te , que acrecienta
A la unidad con números, y entiende
La inmensidad del Orbe por su cuenta:
La ciencia
que enciende
La cólera ai^uyende, y con porfia
La resolución cierta comprehende.
Ya mide y proporciona
Y descripción universal nos muestra
La varia y jeneral
También la
da la muestra
De fijeza y error en las estrellas.
Con la
que el juicio adiestra.
Y la
Filoson'a entre ellas
Sale dando preceptos memorables,
Y reglas justas de costumbres bellas.
La
descubre los notables
Secretos de las cosas naturales;
Que en esU tierra hai muchas admirable».
Efectos hace contra los moríales
Conflictos del humor que prevalece.
La fuerte
en nuestros m ales:
Ya enseña aquí si el accidente crece.
Cómo se ha de salir del turbio estrecho,
Y correjir la sangre que podrece...
Ya nos envía niiestra madre España
De sn copiosa lengua mil riquezas.
Que hacen rica aquesta tierra estraña.
También Toscana envía las lindezas
De su lenguaje dulce a aqueste puesto
Qae en-hreve estará lleno de proezas.
Y ya acudiendo la Prdenia a aquesto.
M
edicina
&
4 5 -«a
,
Su gracioso parlar le comunica
Y presta lie su hal>er un grande resto.
También llegó la Griega Lengua rica
A aquestas partes tan remotas della,
Y en ellas se señala y amplifica
La Nueva-Espana. Ya resuena en ella
El canto de las Musas deleitosas,
Que vienen cou gran gusto a eunoblecella :
Y en las mas claras fuentes sonorosas,
Y en los mas altos montes florecidos
Piden veneración las dulces Diosas ;
Cantando versos dulces y medidos.
Diversas rimas con primor compuestas.
Que de armonia llenan los oídos.
Ya por los prados y por verdes cuestas
La ruda Musa dulce-mente suena
A las ovejas, a la sombra puestas.
Y su zampona , de malicia ajena,
Y del ornato de ciudad curiosa.
Con cuerda sencillez su son ordena.
Ya la
tierna y dolorosa
A tiempos triste movimiento hace,
En los sucesos tristes mui llorosa.
Ya el
breve nos aplace
Con su agudeza y lepido conecto.
Que nos quita el enfado, y le deshace.
Ya al preguntar y responder perfeto
Las Musas en
se atreven
Con gusto del oyente mas discreto.
No faltan ya Poetas que repruel>eo
Con
mord.iz y airado zelo
A los que iniquinad y vicios briteo.
El
cantar que en alto vuelo
Se eleva con mesura y dulce acento.
También i-ecrea aqueste estraúo suelo.
Y del
c.mto el hrnchimirnto
La variedad copiosa , ilustre y grave
Elejia
Epigram
a
D
iálogo
Sálira
Lírico
H
eroico
9 -4 6 -« 3
Ya comienza a tomar aquí su asiento.
Y el
que bien lo l>ueno aUb«
En representación sahrosa-mente^
Y las costumbres malas desala)>e.
El bien y el mál nos pone allí presenta.
Siguiendo el caso hasta el buen suceso.
Con que el atento pueblo gusto siente.
Y el
al reves, muda el proceso.
Parando en caso triste y desastrado
Para recuerdo y bién del pueblo avieso.
A quí, famoso H errera., han ya llegado
Las delicadas flores que cojiste
En el Pierio Monte celebrado: (2)
Y los preciosos ramos que escojiste
En las sublimes cumbres de Ciléron,
Por quien famosa laurea mereciste:
Que con su nueva luz resplandecieron,
Y con la gran fragrancia de licores
De Libetea y Castalia trascendieron.
Su peso, gravedad y sus colores,
Su flo r, su gala y gracia y su dulzura
Su blandura suSve y sus primores,
A todos los Injenios dan hartura;
Admiran al profundo y dulce Apolo,
Que no ve en ellos consonancia dura.
De suerte que del uno al otro polo
A las divinas Musas va igualando
Tu suave y sonoro canto solo.
También Minerva queila aquí plantando
Una
autorizada.
Do sus ciencias se van ejercitando.
Y aun la tiene ya cuasi levantada.
Poblada de Doctores eminentes
Y de una juventud bien inclinada.
Dotada de juicios ecscelentes.
De habilidad tan rara y peregrina;
Que )>arocen M ie slr» los oyente«
Cóm
ico
Trájico,
U
niversidad
»47<e
Hija de aquella insigne Salmantina,
Que a la de Aténas pasa en agudeza
De Ingenios y ejercicios y doctrina.
Y aquí también comienza U fiereza
Del fiero
ya a sentar su escuela.
Poblada de instrumentos de braveza:
Rompiemlo gruesas lanzas en la tela.
Sufriendo el duro golpe en el torneo.
Afinque el brazo y cal>eza sienta y duela.
Con gran destreza gobernar ya veo
La adarga y lanza y el íeroz caballo.
Sin que el jinete haga lance feo.
La pasta bien templada aqui la hallo
Que hace al cuerpo mui fiel resguardo
Con lu stre, que es contento de m iralio:
El corazon ardiente y nada tardo
Para el acometer un bravo asalto
Con gran denuedo y corazon gallanlo.
Y asi, él mas bajo, y el mas alto.
En la
fuerte se ejercita,
Por no hallarse en ocasiones falto...
Aqui la sacra Relijion levanta
Sus relijiosas Órdenes que ecsplicaa
La divina palabra con fe santa.
Y zelosus Ministros que predican
El Evanjelio de Jesús divino.
Con que las nuevas plantas frutifican.
Aquí ya la Justicia abrió el camino,
Y su (wrpetua voluntad constante
Da el derecho al estraiío y al vecino.
Aqui halla consuelo el pleiteante.
El huérfano y la viuda son mirados,
Y el miserable pueblo va adelante.
Poríjue en estos gravísimos estrado»,
A donde el Rei de mí se sirve agora ;
Son los que pòco pueden, amparados
Por la Beai Audiencia amparadora ,
M
arte
M
ilicia
Por
el alio Virei que n « gobierna,
Y está mui vijilanle a cualquier hora...
Aquí en estos principios venturosos
S on, pues, de grande cfecto los escritos
De Escritores mui doctos y famosos:
La ayuda de sujetos mui peritos,
Flores de los Injenios mas floridos,
Y prendas de Varones eruditos.
Oliras de los Maestros escojidos.
De la segura y sólida doctrina
P or qnien son estimados y seguidos.
Por eso acá U juventud se inclina,
Y los provectos m as, Señor Hsr»er4,
A la lección, que a todo injenio afina.
Por eso con deseo acá se espera
De tu sabia Minerva el candil rico
Que de erudición llena aquesta esfera.
El vario y ecscelente multiplico
E>e tu yaria doctrina provecliosa.
De que sin duda alguna testifico:
Despues que de tu Musa artificiosa
V i los suaves versos y canciones,
Y el estilo y ornato de tu prosa;
La eriidicion de tus
(3)
Que llenen admirado al Nuevo-mundo
Con su elegancia y sus resoluciones:
Con su Comento, de saber prol'undo.
De totlas facultades muestra clara.
En que perpetuos loores de tí fundo.
Bien mereció j>or cierto aquella rara
Mtisa de nuestro ilustre CarcÍ-La»o
Que tu fértil injenio la ilustrara:
Q«e d e su s c u lto s Tersos c u a lq u ie r p aso
Tú nos le in te r p r e ta s e s y e c sp u s ie se s ;
Pues pasan tin to a los del culto Taso:
Que con lu fino esmalte luslre dieses
Aloro ik la rica PSesTa,
Jnotacionet,
Y
con t a clara luz la descubriese«:
Gomo ea U honda m ina, donde el «li^
No € n tra, ni del sol alguna lumbre
Que m aestre el metal rico dónde guia.
Metida la candela que la alumbre.
Descubre luego la preciosa veta.
Que h ÍD c a al centro desde la alta cumbre.
Y pues se apareció acá la cometa
De favorable aspecto y suerte diestra
De tu poesía cosa tan perfeta:
Y cual la linda Aurora que demuestra
l a venida del d ía , y asegura
La luz que alumbra la carrera nuestra: —
Así las obras tuyas que ventura
Hizo asomar al horizonte nuestro.
Prometen ótras llenas de hermosura,
Oljras de peritísimo Maestro,
De tan polilla y bien cortada pluma,
Y de pincel tan delicado y diestro.
Aíjuí, donde imperó el gran Motezunu,
Y el Micsimo Filipo es lioi Monarca,
Envia mas partes de tu grande sum a:
De tu caudal, que ciencias mil abarca.
Nos traiga el Océano otra vuelta
Antes del corte de la mortal Parca
La presa ya del dulce néctar suelta.
Que inunde y fertilize las estrenas
Del Huevo-muiido con venlaJ resuelta.
Abre de tu saber las ricas venas,
Y de tu entendimiento y elocuencia
Salga el rico licor de que están llenas.
No nos retiene el Cielo su influeacia.
Ni el sol sus rayos, ai la tierra el fru to :
Ni te querrás til alzar con tanta ciencia ;
Sin que pagues el feudo y el trib u to ,
A Dio» debido; que de su alta idea
Te dio »ab^r, y hizo resoluto.
j
Cr
o -S O -o
Que en el suhjeto grato bien ss erapIS*
El don de la doctrina; y la agraJec»
El que con ella aprovechar desea.
Y si te hizo rico el que enriquece.
De su sabiduría a quien le place,
Y con ella tu nombre asi engrandece;
Con tú gozarla no se satisface ,
Si con largueza no la comunicas:
Que el bien de mtíchos tnúcho á Dios aplaet.
De tu virtud y de tus parles ricas^
Acepta opinVon y clara fama,
Con que al loor loores multiplicas.
Asido esto i, como de su árlwl ram a:
Como atractiva imán a ti me llevas:
tOb tela fu e rte , la que virtud tram a!
No quiero otras señales, ni otras pruebas
Para escojerte por jierpetuo amigo.
Obligarme h a s, si mi designio apruebas.
Razón h a rá s, si a lo que quiero y digo.
Acudes con am or, cual me lo debes;
D« que mi corazon es buen testigo.
Que si aceptarme en tu amistad te atreres.
No encontrarás con estropiezo alguno.
Por donde la recuses, ni rc|)ruebe$.
No te seré molesto ni imjwrtuno;
Ni pediré lo que no sea honesto:
Tu virtud q uiero, y otro bién ninguno.
Quiero tu voluntad, y nó otro puesto
Metas en esta sociedad amiga;
Yo voluntad y corazon mui presto.
Que tú otro y o , y yo otro tú me diga;
Que te ama yo de veras, y tú me ames;
Mi sombra a t í , y a mi tu sombra sig a;
Que yo tu amigo, y mió tú te llames ¡
Que sabrás como sabio mui bien serlo.
Nunca me olvides, nunca me desames;
Qiw yo prom eto, ¡ 6h H£r:«am>o ! murecerl*.
«CANTO D EL CISN E,
en
una
d e s p e d id a d e
su
C a ta lin a
para
u n a a m e n c i a ü l l r a m a r ^ a n t e s (ju c s e d e s ­
p o sa se c o n e lla . *
C uanto el tiem po va acercando,
Sciiora, ya m i partida;
T ánto mi penosa vida
Siento se me va alejando.
Que si la presencia tuya
La pierdo con el partir;
¿Cómo es posible vivir
£1 cuerpo sin la alm a suya?
Y ¿cómo su frir p o d ri
La fuerte separación
De su Ulma el corazon
Qite tan lastim ado está?
Y si de mi clara estrella
Me tengo de desviar,
¿Cómo veré a cam inar
A escuras, sin la lus della ?
¿Q ué contento, u qué conhorte
V ientos y m ar me darán,
Si se me queda m i im án,
Y he de navegar sin n orte?
Ya no me d arán consuelo
Tu3 v en tan as, luces mias;.
G:
Do Id nliimliraiKlo salías,
Como la lu n a en el cielo.
¡O h , si estos ojos, SeSora,
V ieran tu ro stro divino;
Como le han de v er contíno
Los del alm a que te adora!
Que aunque los llevo tapados
Con ausencia y disfavores ;
Ix>s 0)05 del Dios de Amores
M ucho v e n , y están vendados.
¡ ó h , si un fni menos penoso
Mis hados darm e quisiesen,
Antes que m is ojos viesen
Este p a rtir ta n lloroso!
E u aqueste apartam iento
Que la F o rtu n a m e oi'dena,
Muchas cosas me dan pena,
Que i’evuelve el |>ensamiento.
T raem e triste y m ui penado
U n congojoso te m o r:
Que en no viendo a tu am ador,
lie de ser de lí olvidado.
Fatígam e en g ran m anera
El pensar si has de creer
Que en dcjóndoJe de ver,
Dejaré de ser quien era.
Que en aquesto agraviar’ías
A m i lealtad y fc;
Pues el que he sido seré,
H asta el cabo de mis días.
Que ausencia no h ará mudaiiza
Kii m i pecho ta n coustaiitc;
Aunque el tuyo de diam ante
No dió en trad a a m i esperanza.
Y si de tí me olvidare,
De m í m e olvide prim ero;
Que a t i , m i B ien, sola quiero,
M ientras m i vida durare.
M i voluntad y m em oria
E sta rá , y m i entendim iento
Siem pre en lu mei’ecimiento:
Y esta será ya m i gloria.
Más este bien que me queda,
E n tu crueldad pensando,
Se deshará suspirando,
Como del pavón la rueda.
¡Ó h , si ta n g ra ta me fueses,
Que algunas horas guardases,
E n que de m í le acordases
E l tiem po que n o me vieses!
A cúerdate, in g rata Dama,
Deste m i am o r ta n profundo,
Y que soi en todo el m undo
E l que m as te ha am ado y ama.
A cúerdale que p o r tí
S ufrí con g ran voluntad
I<as pruebas que tu crueldad
l i a h w h o contino en m í.
V
acúerdate, A m or, sí quieres
Del que nunca lia de olvidarte.
y en cualquiera tiempo y parte
Q uerrá lo que lü quisieres.
¡ ó h , si después de yo ‘ido,
Dijeses p o r este ausente
'«¿G'>mo estará aquel doliente,
De quien nuuca me he dolido?»
Mis dolores y jemidos
T a n o pueden te n e r medio;
A unque ausencia es el i-emcdio
De am antes aborrecidos.
Q ue el irm e a tierra s cstraSas»
Señora ¿qué me aproveclui,
Si llevo tu fija flecha
E ncarnada cu m is eutraiias?
Ni ¿qué prestará alejarm e
De tus ojos inhum anos,
Si tus blancas largas manos
Donde quiera h an de alcanzarm e?
Que tú , como el pescador
Que da larga al pez prendido,
Me la d a s, p o r verm e asido
Del anzuelo de tu amor.
Y aunque partien d o , m i pen*
Se hubiese de consum ir,
N o sé cómo tengo de ir
A rrastrando la cadena.
Y pues llevo tu ése-y-claro,
¡O jalá que m e prendiese
La Ju stic ia , y me volviese
A t i , porque soi tu esclavo!
? s -5 o «
¡ ó h , si tus ojos serenos
Dejasen ya su inclemencia,
Y alguna vez en ausencia
Echasen tu siervo m en o s!
¡ ó h si algún suspiro tuyo
G in los mios se encontrase;
Y a ios que yo te enviase,
Les dieses el lu g ar su y o !
M uero tu beldad no viendo,
Y m uero tam bién con verte;
Más el ver da dulce muerte:
río v er es v iv ir m uriendo.
P u e s, S eñora, si me alejo
Do no te pueda v e r mas;
P o r lo dicho entenderás
G>n cuánta razón me quejo;
H abiendo de estar subjeto
A u n desesperado m al,
No viendo et rico caudal
Dese tu divino objeto:
Ko viendo tu herm osura,
T u g ra c ia , n i jentileza.
T u discreción, u i grandeza
(¡A i de m t, y de m i v e n tu ra !)
Bien puedes ten er p o r cierto
Que si llego a despedirme
Y de ta vista partirm e;
A llí, o presto he de ser m uerto.
Y si luego no m uriere,
Será p ara m ayor m al,
sb><)6«
V iviendo en pena m ortal
C uanto yo sin t í viviere.
Que llores por m i no quiero,
A unque m uerto tú m e veas:
Solo te pido que creas,
M i V id a, que p o r tí muero.
Y
este llan to lastim ero,
Seíiora, n o te moleste;
Que el canto del cisne es este,
Dulce y tiern o y postrim ero.
CA N CIO N .
{Varias y lindas flores,
SuUvcs frescas rosas,
G alanas hierbas que adornais el suelo,
Y de varios colores
Libreas dais hermosas
A cuantos campos cubre el alio cielo!
(¡A i m e !) cuánto consuelo
Me diera ver agora
E n este lindo llano
La delicada m ano
Que el corazon m e aprieta a cualquier hora,
De vosotras cojiendo;
C abello, frente y seno floresciendo!
Vos ¡árboles! que estáis
De fructos diferentes
Y verde hoja agora ta n cargados,
Y dulce som bra dáís
£ u las siestas ardientes
A aquestos ricos campos esm altad o s!
(¡ A i! ) cuánto m is cuidados
Y penas se atlojaran,
Si a la jen til persona,
De las lindas corona,
V uestros som bríos ram os cobijaran;
M i ro stro en su regazo,
C ubierto a ratos con su bello b ra z o !
Y en t í que en lim pia arena
9 -5 8 «
Los guijos vas baíiaudo,
jÓ h ligua dulcc Y fresca y cristalia^f
Y sin alguna pcua
Pasas, lioi*a encontrando
La L b n d a Üor, hora la d u ra cspinaí
( j A i l ) si m i CATAtlüA
Sus lindos pies m cücra,
Y en tí se los lavara;
Y en lu corriente clara
Su beldad y blancura se cslendiera;
¡C uánta de m ejor gana
Los viera yo, que Acicon los <le Diíanaf
¡A ire suave y sereno
Que con cusrpo invisible
E sta Horida estancia llena ticacs;
Y tú estás tam bién lleno
Del olor apacible
Que de las (lores della en t í retienes!
( ¡ A i ! ) cuán m ayores bienes
Y claridad tuvieras;
Si el jen lil cuerpo y jesto
Y ser grave y honesto
De m i esperanza y dulce A m or ciiie ru ;
Y por tí se esparcieran
Los rayos que sus ojox producieran!
¡Subtil y presto viento,
Que con vuelo agradable
De planta en planta va&, y ram a en raraa;
Y con tu m ovim iento
Aqueste olor amable
o -S f)«
De las flores y rosas se d erram a!
(¡A i!) si a la que más ama
M i corazou ansioso,
E n tre oslas plantas rai'as
B landa-m ente aventaras
Aquel cabello dü oro tan lustroso,
Con que da al alm a m ía
Mas de mil fuertes nudos cada di'a!
¡Lozanas y polillas
Aves, de amores llenas,
Que yendo por el aire m ansa-m entr,
O en árboles mecidas,
Con vuestras cantilenas
Hacéis u n son suüve y ccscclenle!
( ¡ A i ! ) cuanto mi a lm i siente
Que eslé de vuestro cauto
Lejos el vivo oído
Y singular sentido
De quien sobre m i tiene poder ta n to !
Que a estar aquí m i Estrella;
G ozara ella de o’í ro s, yo de vella.
P arte desta verdura,
¡Canción! y ve a do posa
La que llam aran Diosa
Jentiles, de la G racia y H erm osura;
Y d i que si no muero,
E s porque v erla, o tiern a o d u ra , esptro.
NOTAS
ILD STRITITAS
i)£
LA
E p is t o l a
a
H i ìk h i ì r a .
( I ). Alusión a los atroces r horrendos sa­
crificios que los Mejicanos hacían a sus ídolos,
cuando los Espaiioles descuhrimos el Nuevom undo.
Lastimoso espectáculo de superstición y b a r­
barie presentaban a los ojos del observador fi­
lósofo aquellas incógnitas rejiones, y asunto de
larga y profunda contem plación, donde deplo­
r a r , en los horrores de aquella feroz carnice­
r ía , los delirios de la im ajinacion hum ana que,
herida de los afectos de tem or y esperanza,
se forja visiones y fantasmas, a que luego da
b ulto convirtiéndolas en tristes realidades y
ajentes operativos del m al.
Iiodsoelos»haaceloasltorosnídcooslolsaeE
D
lsrcuuelgtuor-.a9,
«
dice nuestro g ran Gúngora. La fantasía, ecsajeracion de la sensibilidad, que bien rejida por
la razón h aría de la tierra p a ra íso , abusiva en
rebelándosela, es la mas fatal de las potencias
del a lm a , y la que mas tiránica ejeree su p re­
dom inio sobre las dem as, avasallándolas todas;
y siendo, cuando pudiera d elicia, azote p er­
durable del linaje hum ano. Así el hom bre,
por una estraiia aberración del uso de sus la -
»•G I«5
cuUades, las que el Cielo le di6 p ara que em­
please toda la N aturaleza en u tilidad su y a, las
convierte en instrum entos ecsecrablcs de su
propia destrucción y desdicha!!
Escrito está con sangre el catálogo de los
Dioses que adoraban los Mejicanos. E l mas san­
guinario de tódos era VilzUubuchtU^ o Dios de
la G uerra: a m illares se le sacriñcaban las
víctim as: rios de sangre bailaban sus aras: la
descripcioa de sus cruentos sacriíicios estre­
mece.
De esle trib u to de sangre fuimos los Espa­
ñoles a redim ir aquellos infelices pueblos. En
esto es incontestable que hicimos u n seiialado
servicio a la hum anidad -' el que hemos hecho
al Viejo con el descubrim iento del Nuevo m un­
d o , no ha sido Üun junsta-m ente apreciado en
buena razón y filosofía.
E n la H istoria unioersal de la s cosas de
N ueva-E spaíia que escribió nuestro Sahagün,
uno de los escojidos Varones que acompaiiaron
a Cortés en su ecspedicion grandiosa, la ruá!
acaba el Lord K ingsborougli de im p rim ir en
Lóndres en sus A n tiiju ilits o f M éxico , ( tomo
6 '®) en la oficina de R* T aylor con incom pa­
rable m agnificencia,-describiendo la fiesta del
í)ios de las A guas, que ya por su advocación
se d iscurrirá que n o sería el Dios que mas
sangre hiciese c o rre r, dice S au ag cn lo si­
guiente:
"L as ceremonias idolátricas son tan crue­
les y tau inhum anas, que a cualquiera que las
o y ere, le pondrán h o rro r y espanto.
« E n las calendas del prim er mes del aito,
el cuál comenzaba el a*® dia de febrero, ha­
cían g ran fiesta H honra de ios Dioses del Agua,
o de la L luvia, llamados T lahques. P ara esta
fiesta buscaban inucbos uiiios de te ta , com práiiiiolos a sus m adres: escajiaii aquellos que
teuíaii dos rem olinos en la cabeza, y que h u ­
biesen nacido en buen signo. Decían que éslos
eran mas agradables sacrificios a estos Dioses,
para que ditfsen agua en su tiempo.
« A estos ninos llevaban a m atar a los
montes altos, donde ellos tenían voto hecho de
ofi'ecer. A unos dellos sacaban ios corazones
en aquellos montes; y II ólros en ciertos lu ­
gares de la Laguna de Méjico; el u n lugar
llam aban Tepetzingo, m onte conocido que es­
tá en ta Laguna ; y Ü ótros en o tro monte que
se llam a Tepeculco en la misma L aguna, y U
ótros en el rem olino de la L a g u n a, que lla­
m an P antitlan.
“ G ran cantidad de niiios m ataban cadS
d ia en estos lugares. Despues de m uerto s, los
cocían y comían. Esto hacían U honra de los
Dioses dfil Agua.
"C uando ya llevaban los niños a los luga­
re s , doude los habían de m a ta r, si iban llo­
rando y echaban muchas lágrim as, alegrában­
se los que los veían llorar; porque decían que
era sefial que llovería mui presto.
"H acían o tra crueldad en esta m ism a fies­
ta; que todos los captivos los llevaban a u a
tem plo, que llam aban Y opier, del Dios Totee.
E n este lu g ar, despues de muchas cerem o n iu .
ataban * cada an o de ellos sobre una piedra;
dábanles una espada de palo sin navajas, y
u n a rodela, y poníanles pedazos de m adero de
p in o , para qne tirasen : y los mismos que los
habían caplivado, iban a ]>elcar con ellos con
espadas y rodelas: y en derribándolos, llevá­
banlos luego al lugar del sacrificio, donde ocha­
dos de espaldas sobre una piedra, que ellos lla­
m aban terhcatly tomábanlos d<^s }>or los píes,
y otros dós por los brazos, y ótro por la ca­
beza, y ótro con un navajon de pedernal, con
u n g olpe, se le sum ía por los pechos, y por
aquella ab ertu ra metía la m a n o , y le a rr a n ­
caba el corazon: el cuál lucge le ofrecía al Sol
y a los otros Dioses, senalando con el hacia
las cuatro partes <lcl mundo.
«Hecho esto, echaban el cuerpo las gradas
abajo. E n llegando abajo, tom ábale el que le
había caplivado; y hecho pedasos, le rep artía
p ara comerle cocido.”
(Lib* 11, cap* a o .)
( a ) . Aquí hace S a la z a r referencia a la
edición príncipe de las Poesías de H errera, la
que hizo H errera m ism o, la cuál ya escaséa
m uchísim o: su titu lo "A lg u n a s O bras de F e r ­
nando DE H e r r e r a . — Sevilla , en casa de A ’
Pescioni, año de iS S a .” 4"'*
Fue su aprobante D' Alonso de E rcilla. Es
u n cuaderno, aunque de poco to m o , como el
o ro , de m ucho valor. Francisco Pacheco (e l
P in to r), muchos aiíos ya despues de la m uer­
te de H errera, hizo o tra im presión de sus Ver~
sos con notables aum entos, e ilustración?» de
Francisco de R'íoja; y del L ie Duürte de la
2B-64-C
cuál tengo a la vista u n ejem plar coa Notas
roarjinales de mano de D* Francisco de Q uevedo.
H errera es sin duda uno de nuestros mas
grandes Poetas; pero entiendo que hubiera si­
do mas grande todavía, si hubiese acertado a
to m ar m ejor el pulso al tem ple p articu lar de
su injenio. Yo cuento tres jéiieros distintos de
Poesía: Poesía del corazon, Poesía de la ima~
jioacion, y Poesía de la razón. La potencia
íuerte de Ilc rre ra no fué la sensibidad: y él,
contra su vocacion, se empeñó en hacer toda
su vida versos de am or. Así son ellos: siendo
flojo G alan , ¿cómo podía ser fuerte Poeta?
H errera ademas tenia tocados los cascos de
la poesía platónica de P etrarca, que tantos bue­
nos Injenios nos ha ochado en Espaíia a p er­
der!!
(3). Alusión a las "O bras de G arci-Laso
de la V ega, con Anotaciones de F ernando de
H errera.— E n S evilla , por Alonso de la B a ­
rre ra , año de i5 8 o .” 4*^
Las Anotaciones de H errera son mas curio­
sas por la doctrina y erudición poética y filolójica que contienen, que por la ilustración
especial que dan a las obras de Garci-Laso. E l
tersto, que es lo que mas ilustración necesitaba,
debió menos a Fernando de H e rte ra , que debía
al profundo Filólogo estremeuo F rancbco San­
che« de las Brozas.
iv i' . *
• •’ .
ATISO.
tjoa:rá£essetdenepscauiprp,eulqb,ulpiecoarncosióesrneersánujpH
eetkorlioóaldiibpcreoeri,íosndaooldeJrsiá­­
pjionrasnúm
eraossosum
eeltnoos,s,ensegúndleosqouberearropjeánm
dleechsoildoesP
dirsoccuurssotos-),.que¿slenohadeserel
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S e a b r e por
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SUSCRIPCION A 12 NUMEROS
(&v PRECIO 3 a REALES.)
C |9
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abora
Sanchez j d e Ra­
Carrillo , B a r c e l o n a
B é r g n e s , C á d i z H o r t a l , C óR iW B A Manlé , G r a ­
n a d a Sanz, M á l a g a t ' i u d a d e Aguilar: O v i e d o
G * L o D g o r i a , S a l a m a n c a R eyes, S a w a i s d e r
O tero, S a j í t i a c o v i u d a d e Compñel , S e v i it A M - C a r o , T o lid o
Hernaudez , V a l k m u
Navarro, y Z a r a g o z a Yagüe.
£ n
jó la ,
M iD R J D l i b r e r í a s d e
B a d a jo z
v iu d a
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U -------------------------------v^.