formación médica c o n t i n u a d a E x p e r i e n c i a s C l í n i c a s e n Tu m o r e s N e u r o e n d o c r i n o s Neoplasias endocrinas poco frecuentes: revisión clínica de los paragangliomas S. Recalde Penabat, A. Teulé Vega Tumor neuroendocrino pancreático en estadio IV con respuesta parcial tras tratamiento con análogos de la somatostatina L. Díaz Paniagua, A. San Juan del Moral, S. Alonso Soler, J. Medina Martínez Tumor carcinoide ileal con metástasis hepáticas no resecables de lenta evolución y síndrome carcinoide cardiaco A. Díaz Serrano, G. de Velasco Oria de Rueda, D.E. Castellano, J.M. Sepúlveda Sánchez Opciones de tratamiento en paciente con tumor neuroendocrino pancreático bien diferenciado G. Marín Zafra Coordinadores: Dr. Vicente Alonso Servicio de Oncología Médica. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza Dr. José Ángel Díaz Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Clínico Universitario San Carlos. Madrid Avalado por Esta actividad docente (con n.º de expediente: 09/10777-MD) está acreditada por el Consell Català de Formació Continuada de les Professions Sanitàries - Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud con n.º de créditos: 0,8, equivalentes a n.º de horas lectivas: 5 Vo l . 1 1 • N ú m . 2 9 Abril 2014 Edita: Ríos Rosas, 50, 2.º izqda. 28003 Madrid Telf.: 91 536 08 14 • Fax: 91 536 06 07 • [email protected] Balcells, 21-25, bajos, oficina 1. 08024 Barcelona • Telf.: 93 285 75 55 • Fax: 93 285 75 56 ISSN: 1698-4900 - Depósito legal: B-7787-2008 29 Experiencias Clínicas en Tumores Neuroendocrinos Sumario Neoplasias endocrinas poco frecuentes: revisión clínica de los paragangliomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 S. Recalde Penabat, A. Teulé Vega Tumor neuroendocrino pancreático en estadio IV con respuesta parcial tras tratamiento con análogos de la somatostatina . . . . . . . . . 10 L. Díaz Paniagua, A. San Juan del Moral, S. Alonso Soler, J. Medina Martínez Tumor carcinoide ileal con metástasis hepáticas no resecables de lenta evolución y síndrome carcinoide cardiaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 A. Díaz Serrano, G. de Velasco Oria de Rueda, D.E. Castellano, J.M. Sepúlveda Sánchez Opciones de tratamiento en paciente con tumor neuroendocrino pancreático bien diferenciado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 G. Marín Zafra Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 3 Tumor carcinoide bien diferenciado de origen desconocido Neoplasias endocrinas poco frecuentes: revisión clínica de los paragangliomas Sabela Recalde Penabat, Alex Teulé Vega Servicio de Oncología Médica y Programa de Cáncer Hereditario. Institut Català d’Oncologia. L’Hospitalet del Llobregat (Barcelona) Introducción Síndromes hereditarios Los paragangliomas son tumores neuroendocrinos (TNE) que asientan en los ganglios autonómicos y que comparten características comunes (histopatológicas, epidemiológicas y moleculares) con los feocromocitomas. No obstante, existen también importantes diferencias en cuanto a comportamiento, alteraciones bioquímicas y asociación con síndromes genéticos. En esta revisión, nos centraremos en realizar una descripción general de los paragangliomas, a fin de recordar los aspectos más relevantes de una patología infrecuente dentro de los TNE. Como hemos visto, los paragangliomas son predominantemente esporádicos, pero existe una fracción (que en algunos estudios alcanza el 30%) asociada a síndromes hereditarios(4). La susceptibilidad de desarrollar paragangliomas y feocromocitomas forma parte de cuatro síndromes genéticos clásicos: síndrome de neoplasia endocrina múltiple de tipo 2 (MEN2), von Hippel-Lindau (VHL), neurofibromatosis de tipo 1 (NF1) y Carney-Stratakis. Además, en la última década, se han identificado mutaciones en los genes que codifican las distintas subunidades de la enzima succinato deshidrogenasa (SDH) y que dan lugar a varios síndromes familiares con patrón de herencia autosómico dominante y penetrancia variable. Además, mientras que SDHB y SDHC siguen un modo de herencia autosómico dominante, SDHD sigue un patrón de imprinting materno. Esto significa que un individuo portador sólo desarrollará la enfermedad si la mutación que hereda es de origen paterno(5,6). La SDH es un complejo enzimático mitocondrial implicado en el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones. Las mutaciones de los genes que codifican sus distintas subunidades predisponen a un mayor riesgo de desarrollar feocromocitomas y paragangliomas generalmente a edades más tempranas que los esporádicos. En estos casos, los paragangliomas son con mayor frecuencia múltiples y predominantemente benignos, salvo en el síndrome PGL4, en el que se han descrito hasta un 30% de casos con comportamiento metastásico. En la Tabla 1 se resumen algunas de las características de los diferentes síndromes. Epidemiología Los paragangliomas son neoplasias raras cuya incidencia específica es desconocida, ya que los datos existentes en la literatura a menudo los describen conjuntamente con los feocromocitomas. La prevalencia combinada de ambos se encuentra entre 1:6.500 y 1:2.500, con una incidencia en los EE. UU. de 500 a 1.500 casos por año (0,8 por 100.000 personas/año)(1). La edad media de presentación se sitúa entre los 30 y los 50 años(2) entre los tumores esporádicos, que constituyen la mayoría. En cuanto a los casos asociados a síndromes hereditarios o mutaciones establecidas, suelen ser diagnosticados hasta una década antes que los esporádicos. De la misma forma, se han encontrado diferencias en las edades de presentación, atendiendo a la funcionalidad de los tumores, siendo los productores de adrenalina los que se diagnostican de forma más tardía, tanto si son esporádicos como si son familiares(3). 4 Exp e ri e nc ias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc r i n os S. Recalde, A. Teulé Tabla 1. Características de los síndromes hereditarios asociados a los paragangliomas Síndrome Gen/ Mutación Herencia Penetrancia* (%) Edad media de presentación Frecuencia de PGL (%; sPGL/psPGL) Frecuencia de PGL múltiple (%) Frecuencia de malignidad (%) PGL1 SDHD HAD 86 35,0 91 (5,9/84,4) 56,4 3,5 PGL2 SDHAF2 HAD 100 32,2 100 (0/100) 86,7 0 PGL3 SDHC HAD — 42,7 100 (7,1/92,9) 16,7 0 PGL4 SDHB HAD 77 32,7 77,5 (70,7/24,4) 20,8 30,7 NF NF1 HAD 1,1-5,7 41,6 6,1 (6,1/0) 0 9,3 VHL VHL HAD 10-26 28,6 18,6 (5,9/8,8) 0 3,9 MEN2 RET HAD 50 35,6 Nc 0 2,9 HAD: herencia autosómica dominante; MEN2: neoplasia endocrina múltiple de tipo 2; Nc: no conocido; NF: neurofibromatosis; PGL: paraganglioma; psPGL: paraganglioma parasimpático; sPGL: paraganglioma simpático; VHL: von Hippel-Lindau * Penetrancia para los casos de PGL Fuente: modificado de J. Welander et al.(4) Anatomía patológica y localización Los feocromocitomas y paragangliomas son TNE que surgen en la médula suprarrenal y en los paraganglios extraadrenales, respectivamente. Los paraganglios son colecciones especializadas de células neuroendocrinas derivadas de la cresta neural con capacidad para secretar catecolaminas y pueden ser simpáticos o parasimpáticos. Desde el punto de vista histológico, ambos son indistinguibles y únicamente se diferencian por su localización y por las sustancias que producen. Los tumores derivados de los ganglios parasimpáticos se encuentran casi exclusivamente en el cuello y la base del cráneo a lo largo de las ramas de los nervios glosofaríngeo y vago. La nomenclatura de estos tumores ha ido modificándose a lo largo de los años, y aparecen en la literatura con nombres como quemodectoma, glomus o tumor glómico, siendo en la actualidad recomendado el uso del término “paraganglioma” seguido de la localización anatómica (de acuerdo con la terminología recomendada por la Organización Mundial de la Salud [OMS])(7). En el caso de los paragangliomas originados a partir de ganglios simpáticos, pueden encontrarse a lo largo de todo el eje paravertebral y paraaórtico desde la base del cráneo y el cuello (5%), a nivel torácico (10%) y abdominal (75%). Estos últimos se localizan mayoritariamente en el órgano de Zuckerkandl (agrupación ganglionar situada entre la salida de la arteria mestentérica inferior y la bifurcación de las arterias ilíacas). Asimismo, también es posible encontrarlos en la pelvis, a nivel de la próstata o la vejiga urinaria (10%)(8). A nivel histológico, se trata de lesiones bien delimitadas y vascularizadas, formadas por nidos celulares, llamados nidos de Zellballen, que están constituidos por dos tipos de células: las principales y las sustentaculares. Las primeras resultan positivas para los marcadores inmunohistoquímicos típicos de los TNE (cromogranina A, sinaptofisina, enolasa neuronal específica). En cuanto a los factores pronósticos, no existen datos histopatológicos que puedan predecir el comportamiento maligno de los paragangliomas. Aunque se han propuesto características como la invasión vascular, la presencia de necrosis o un elevado índice mitótico como factores de mal pronóstico, el único indicador de comportamiento maligno es la presencia de metástasis de acuerdo con los criterios de la OMS (2004)(9). Presentación clínica y diagnóstico Los síntomas de un paraganglioma pueden ser debidos a la hipersecreción de catecolaminas (noradrenalina, adrenalina o dopamina) o al efecto masa del tumor. En ocasiones, el diagnóstico se realiza por un hallazgo incidental o como resultado del screening de pacientes portadores de mutaciones de riesgo. La mayoría de los paragangliomas de origen simpático (sobre todo los abdominopélvicos) son funcionantes, mientras Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 5 Neoplasias endocrinas poco frecuentes: revisión clínica de los paragangliomas que los paragangliomas de la base del cráneo y el cuello suelen ser mayoritariamente no secretores (clásicamente un 3-5%, aunque en un estudio retrospectivo reciente se determinó que hasta un 20% presenta aumento en las concentraciones plasmáticas de catecolaminas o sus metabolitos)(10). Los síntomas derivados de la hipersecreción de catecolaminas más frecuentes son: hipertensión (mantenida o intermitente), palpitaciones, cefalea, diaforesis y palidez. Otros síntomas descritos y quizá menos reconocibles son náuseas, pérdida de peso, flushing, hiperglicemia, estreñimiento y en algunos casos más graves arritmias, infarto de miocardio o ictus. Esta variabilidad clínica y el hecho de que se trate de una neoplasia tan infrecuente complica el diagnóstico, que puede demorarse hasta años desde la aparición de los primeros síntomas. Algo típico, aunque no constante, es que los síntomas pueden presentarse de manera esporádica e intermitente, como “paroxismos” con una duración habitual de entre 15 y 20 minutos. Estos paroxismos pueden ser espontáneos o desencadenarse por cambios posturales, fármacos, ejercicio o maniobras que incrementen la presión intraabdominal(11). No obstante, tanto si hay sospecha clínica de tumor funcionante como si no, es recomendable realizar igualmente un correcto cribado bioquímico siempre que exista sospecha clínica de paraganglioma. La principal prueba para el diagnóstico de un paraganglioma funcionante es la determinación de catecolaminas y sus productos de degradación, meta- y normetanefrina, en orina de 24 horas (sensibilidad del 87-90% y especificidad del 99%)(12). Hay que tener en cuenta algunas particularidades, como que la secreción de adrenalina es muy infrecuente en los paragangliomas, a diferencia de los freocromocitomas, y que algunos fármacos como los antidepresivos tricíclicos pueden interferir con la interpretación de los resultados, por lo que es necesario interrumpir su administración antes de la prueba. También es posible determinar los niveles de metanefrina/normetanefrina en plasma (sensibilidad del 99%, especificidad del 85%), pero dado el mayor porcentaje de falsos positivos, esta prueba suele reservarse para los casos con alta sospecha clínica (pacientes portadores de mutaciones, con masas sospechosas en TC/RM, o con antecedente de paraganglioma resecado)(13). Si los resultados iniciales son negativos, pero existe alta sospecha clínica, puede intentar 6 Exp erie nc ias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc ri n os repetirse la determinación durante un paroxismo, lo cual es más factible cuando éstos pueden ser desencadenados con alguna maniobra. Como todos los tumores, los paragangliomas producen también síntomas secundarios al efecto masa que varían en función de su tamaño y localización. En el caso de los que se asientan en la cabeza y el cuello, que como hemos visto son fundamentalmente no secretores, ésta es la presentación clínica predominante. Los paragangliomas del cuerpo carotídeo suelen presentarse como masas laterocervicales indoloras de crecimiento progresivo que en fases más tardías asocian déficits de los pares craneales bajos (IX, X, XI y XII). Típicamente, la masa puede ser pulsátil y suele ser móvil en el plano horizontal más que en el vertical (signo de Fontaine). Por su parte, la clínica de los tumores situados a nivel yugulotimpánico se caracteriza por aparición de acúfenos pulsátiles con o sin pérdida de audición. Los menos frecuentes dentro de este grupo, que son los paragangliomas que se asientan sobre el nervio vago, comparten con los dos anteriores algunas de las formas de presentación y, además, en el 22% de los casos, pueden presentar invasión intracraneal, que es la principal causa de muerte(14). Para la valoración radiológica inicial de una masa laterocervical, posiblemente la primera prueba a realizar sea una ecografía con la que podríamos distinguir una masa hipoecoica bien definida. Otros estudios a realizar para la correcta valoración de estas lesiones son el TC y la RM, con los que solemos visualizar masas homogéneas e hipervasculares que captan contraste de forma intensa. El TC es especialmente útil para los paragangliomas yugulotimpánicos, pues resulta muy sensible a la hora de evaluar la presencia de destrucción del hueso temporal (un aspecto importante a la hora de elegir el abordaje quirúrgico). Por su parte, la RM es superior al TC para la detección de lesiones múltiples, así como para la detección de infiltración dural. Las mismas técnicas de imagen (TC y RNM) son empleadas en el diagnóstico de paragangliomas abdominopélvicos. En caso de resultados no concluyentes, otras herramientas que pueden contribuir al diagnóstico son pruebas de medicina nuclear como el OctreoScan® (sensibilidad del 94%, especificidad del 75%) o la MIBG (metayodobencilguanidina) marcada con yodo radioactivo (I123), aunque presenta peores resultados que para el feocromocitoma, por S. Recalde, A. Teulé una mayor tasa de falsos negativos. El PET con FDG presenta mayor sensibilidad que la MIBG para la detección de paraganglioma metastásico(15). La biopsia preoperatoria (incisional o PAAF) está contraindicada siempre que exista sospecha de tumor secretor de aminas vasoactivas, y debe realizarse con mucha precaución en los no funcionantes por el riesgo de hemorragia. Tratamiento de la enfermedad localizada Existen varias estrategias para el tratamiento de los paragangliomas sin afectación metastásica, que constituyen la mayoría de los casos. Desde la actitud expectante al tratamiento quirúrgico pasando por la radioterapia o la embolización, la elección de la mejor actitud dependerá principalmente de las características del tumor (tamaño, localización, funcionalidad) y de características del propio paciente (comorbilidad, sintomatología). El único tratamiento potencialmente curativo es la resección quirúrgica; no obstante, la radioterapia puede alcanzar altas tasas de control local y de supervivencia específica a 10 años (94 y 95%, respectivamente) en tumores de cabeza y cuello(16). Pueden ser una alternativa a la cirugía en estos tumores, sobre todo en pacientes mayores con comorbilidad importante o en el caso de recidiva tras la cirugía. En cualquier caso, antes de plantear cualquier procedimiento quirúrgico sobre un tumor que radiológica o clínicamente sugiera un paraganglioma, es preciso descartar que se trate de un tumor productor de catecolaminas. En caso de ser así, es obligatorio realizar un tratamiento los 10-14 días previos a la cirugía para prevenir crisis hipertensivas o arritmias intra- o perioperatorias que son potencialmente letales. Éste consiste en realizar un bloqueo alfa-adrenérgico inicial, seguido de betabloqueantes si, pese al tratamiento anterior, persisten las taquicardias. Es fundamental no invertir nunca el orden del tratamiento, ya que podría conducir a una elevación aún mayor de las cifras de tensión arterial. El abordaje de los paragangliomas de cabeza y cuello se basa en estudios retrospectivos, y el tratamiento de elección es clásicamente la resección quirúrgica. No obstante, en tumores pequeños (< 3 cm), asintomáticos y no secretores, la vigilancia activa puede ser una opción válida, ya que se ha observado que frecuentemente son tumores indolentes con un crecimiento muy lento (0,88 mm/año de media)(17). Existen dudas sobre la indicación de linfadenectomía regional y, aunque es sabido que la poco frecuente diseminación de los paragangliomas de cabeza y cuello se produce principalmente por vía linfática, no se dispone de estudios prospectivos para recomendar o desaconsejar su realización. En cuanto a la cirugía de los paragangliomas abdominales o torácicos, ésta puede realizarse con abordaje convencional o laparoscópico, siempre procurando realizar la resección en bloque sin perforar la cápsula tumoral. La laparoscopia está contraindicada si existe evidencia de tumor localmente invasivo(8). Tratamiento de la enfermedad metastásica La mayoría de los paragangliomas presentan un comportamiento benigno, especialmente los de cabeza y cuello (2-6% de malignidad), a excepción de los tumores vagales, que cuentan con hasta un 20% de tumores agresivos. En cuanto a los tumores secretores, abdominales o mediastínicos, ese porcentaje se sitúa en el 20-25% (superior al 10% de los feocromocitomas malignos). Hay que tener en cuenta que las metástasis pueden aparecer de manera diferida, hasta 20 años después de la presentación inicial, lo que obliga a un seguimiento prolongado incluso tras un tratamiento radical. La cirugía paliativa o de debulking puede estar indicada en algunos casos, como medida para el control de síntomas (del efecto masa o de hipersecreción de catecolaminas) o con el objetivo de mejorar la respuesta a otras terapias. De la misma forma, existen diversas técnicas ablativas locorregionales como la radiofrecuencia, la crioablación o la quimioembolización, que se han probado en pequeñas series de pacientes con enfermedad metastásica ósea, hepática o retroperitoneal, obteniendo un control local en aproximadamente la mitad de los casos con escasas complicaciones(18). Dentro de la terapia sistémica, cabe destacar el papel de los radionúclidos, principalmente I123-MIBG. La MIBG es un análogo de la noradrenalina con afinidad por las células cromafines que, además de utilizarse con fines diagnósticos, ha demostrado ser eficaz para el tratamiento de los paragangliomas y Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b ri l 201 4 7 Neoplasias endocrinas poco frecuentes: revisión clínica de los paragangliomas feocromocitomas. El I123, unido a esta molécula, penetra en el tejido tumoral de aproximadamente el 60% de los paragangliomas secretores y su uso está indicado en aquellos pacientes con afectación metastásica, no candidatos a terapias ablativas locorregionales y con poca afectación ósea. Un factor predictivo de respuesta es la captación de I123-MIBG en el PET. Existen datos procedentes de estudios retrospectivos en los que se describen tasas de respuesta del 30% y estabilización del 40% aproximadamente. Los mejores resultados se obtuvieron en pacientes con enfermedad limitada y metástasis de partes blandas más que óseas. No se dispone de datos suficientes para recomendar un determinado esquema ni la dosis adecuada; no obstante, existe un ensayo prospectivo de fase II en el que se estudia el efecto de este tratamiento a altas dosis en el que se obtienen mayores tasas de respuesta (del 57%) pero también un incremento en la toxicidad, que es principalmente hematológica (neutropenia, trombopenia). Además, se observó un aumento del riesgo de presentar complicaciones a largo plazo, como síndromes mielodisplásicos y leucemias(19). Al igual que otros TNE, los paragangliomas expresan receptores de somatostatina, y se han publicado pequeñas series de casos tratados con Y90-DOTA-TOC y Lu177-DOTATATE con tasas de control de enfermedad en torno al 70%, con toxicidad aceptable. El papel de los análogos de la somatostatina es controvertido y, mientras existen descripciones de casos en los que se obtuvieron respuestas objetivas y reducción de los niveles de catecolaminas, no se ha demostrado este efecto en estudios prospectivos(20). La quimioterapia basada en ciclofosfamida, vincristina y dacarbazina (CVD) puede proporcionar regresión tumoral y mejoría de los síntomas en hasta un 50% de los pacientes, pero la duración de la respuesta suele ser corta. El tratamiento con citostáticos es de elección en pacientes con ausencia de captación de I123-MIBG, mucha enfermedad ósea o progresión rápida de la enfermedad. En cuanto a las terapias en desarrollo, existe un ensayo de fase II de everolimus para TNE no funcionantes y paragangliomas/feocromocitomas, obteniendo en este último subgrupo una supervivencia libre de progresión de 3,8 meses (bastante inferior a los 17 meses obtenidos en el grupo de TNE no funcionantes)(21). También se están llevando a cabo ensayos clínicos con sunitinib y axitinib de los que todavía no disponemos de resultados. Dada la escasez de estudios prospectivos en esta patología, los tratamientos descritos se sustentan generalmente en bajos niveles de evidencia, por lo que son necesarios nuevos trabajos que validen y comparen su eficacia. Bibliografía 1 Chen H, Sippel RS, O'Dorisio MS, Vinik AI, Lloyd RV, Pacak K; North 5 Baysal BE. 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Laryngoscope 2004; 114: 434-40. 17 Jansen JC, van den Berg R, Kuiper A, van der Mey AG, Zwinderman AH, Cornelisse CJ. Estimation of growth rate in patients with head and neck paragangliomas influences the treatment proposal. Cancer 2000; 88: 2811-6. 18 McBride JF, Atwell TD, Charboneau WJ, Young WF Jr, Wass 13 Sawka AM, Jaeschke R, Singh RJ, Young WF Jr. A comparison of TC, Callstrom MR. Minimally invasive treatment of metastatic biochemical tests for pheochromocytoma: measurement of frac- pheochromocytoma and paraganglioma: efficacy and safety of tionated plasma metanephrines compared with the combination of radiofrequency ablation and cryoablation therapy. J Vasc Interv 24-hour urinary metanephrines and catecholamines. J Clin Endocri- Radiol 2011; 22: 1263-70. nol Metab 2003; 88: 553-8. 14 Atay, et al. Surgical management of head and neck paragangliomas: Review of 55 cases. Clinics 2012; 67: 19-28. 15 Taïeb D1, Timmers HJ, Hindié E, Guillet BA, Neumann HP, Walz 19 Gonias S, Goldsby R, Matthay KK, Hawkins R, Price D, Huberty J, et al. Phase II study of high-dose [131I]metaiodobenzylguanidine therapy for patients with metastatic pheochromocytoma and paraganglioma. J Clin Oncol 2009; 27: 4162-8. MK, et al.; European Association of Nuclear Medicine. EANM 20 Duet M, Guichard JP, Rizzo N, Boudiaf M, Herman P, Tran Ba 2012 guidelines for radionuclide imaging of phaeochromocytoma Huy P. Are somatostatin analogs therapeutic alternatives in the and paraganglioma. Eur J Nucl Med Mol Imaging 2012; 39 (12): management of head and neck paragangliomas? Laryngoscope 1977-95. 2005; 115: 1381-4. 16 Hinerman RW, Amdur RJ, Morris CG, Kirwan J, Mendenhall WM. 21 Oh DY, Kim TW, Park YS, Shin SJ, Shin SH, Song EK, et al. Phase 2 Definitive radiotherapy in the management of paragangliomas ari- study of everolimus monotherapy in patients with nonfunctioning sing in the head and neck: a 35-year experience. Head Neck 2008; neuroendocrine tumors or pheochromocytomas/paragangliomas. 30: 1431-8. Cancer 2012; 118: 6162-70. Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 9 Tumor neuroendocrino pancreático en estadio IV con Tumor carcinoide bien diferenciado de origen desconocido respuesta parcial tras tratamiento con análogos de la somatostatina Laura Díaz Paniagua, Alberto San Juan del Moral, Sonia Alonso Soler, Javier Medina Martínez Servicio de Oncología Médica. Hospital Virgen de la Salud. Toledo Historia clínica Exploración física Antecedentes personales Performance status I. Buen estado general. Bien hidratada, nutrida y perfundida. Normotensa. No se aprecian adenopatías cervicales ni supraclaviculares. En la auscultación pulmonar se escucha algún crepitante bilateral. La auscultación cardiaca es normal. El abdomen es blando y depresible, con hepatomegalia de 2 traveses de dedo, doloroso a la palpación, con Murphy negativo. Miembros inferiores sin alteraciones. Paciente de 83 años. Como antecedentes personales destacan hipertensión arterial, taquicardia supraventricular paroxística, reciente diagnóstico de diabetes mellitus de tipo 2 y aplastamientos vertebrales por osteoporosis. Su situación basal es excelente, siendo independiente para todas las actividades de la vida diaria, sin deterioro cognitivo. Exploraciones complementarias Antecedentes familiares Entre sus antecedentes familiares, no figura ninguno de interés. Anamnesis Paciente de 83 años que ingresó en abril de 2012 en el servicio de medicina interna por presentar desde hacía 6 meses astenia y anorexia, con pérdida de peso asociada menor de un 10% de su peso. Refería dolor en el hipocondrio derecho, que aumentaba con los movimientos y que no guardaba un ritmo fijo prandial. El dolor era constante. No asociaba náuseas, vómitos, disfagia, ni alteraciones en su hábito gastrointestinal, con tendencia al estreñimiento, habitual en ella. Comenzó estudio en su antiguo lugar de residencia, aportando una ecografía con múltiples lesiones ocupantes de espacio (LOE) hepáticas, motivo por el cual ingresa para estudio. 10 Exp erie nc ias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc r i n os Durante el ingreso en planta se realizan varias pruebas complementarias, entre las que destacan las siguientes: • Bioquímica: Gluc: 262 mg/dL; GGT: 124 mUIm/L; FA: 132 mU/mL; Hb glicada: 7%. Cromogranina A: 167 nglm/L. • Marcadores tumorales: alfa-fetoproteína: 13 ng/mL; CEA: 11 ng/mL. • Radiografía simple de abdomen y tórax: sin grandes alteraciones. • TAC torácico-abdominal: en el hígado se observan múltiples imágenes nodulares de diferentes tamaños que muestran realce con el contraste y centro hipodenso. La de mayor tamaño en el segmento VII es de 8 × 6 cm, con importante componente de necrosis, sugerentes de metástasis (Figura 1). Además, nódulo hipodenso en la cola pancreática, de 2,5 × 2 cm, sugestivo de neoplasia de la cola pancreática (Figura 2). • PAAF de nódulo hepático: citología positiva para células malignas. Material constituido por células hepáticas y numerosas células atípicas, a veces en grupos, de citoplasma L. Díaz Paniagua et al. Tratamiento y evolución Figura 1. TC toracoabdominopélvico con múltiples imágenes compatibles con metástasis hepáticas, la mayor de ellas, en el segmento VII, de 8 × 6 cm. Con el diagnóstico de TNE de páncreas en estadio IV, es derivada a la consulta de oncología médica. A su llegada, en la paciente persiste la clínica de dolor, astenia y anorexia. Comenzamos tratamiento con análogo de la somatostatina con lanreotida autogel 90 mg, una inyección cada 28 días. La paciente acude a la cita a los 28 días con mejoría del estado general y práctica desaparición de los síntomas. Tras 4 meses de tratamiento, solicitamos tomografía axial computarizada (TC) de revaluación y cromogranina, observando respuesta parcial de las lesiones hepáticas, siendo la de mayor tamaño en este momento de 4,5 × 3 cm, cuando en el TC previo era de 8 × 6 cm, con importante componente de necrosis y con disminución también del tamaño del nódulo pancreático. Proseguimos con el tratamiento, permaneciendo la paciente asintomática actualmente y con excelente tolerancia al mismo. En la última revaluación realizada, tras 11 meses, siguen disminuyendo las lesiones hepáticas, siendo la de mayor tamaño actualmente de 2,6 × 2,1 cm, habiéndose estabilizado la lesión pancreática, y la cromogranina se ha normalizado. Discusión Figura 2. TC toracoabdominopélvico con masa en la cola pancreática compatible con una neoplasia de páncreas. esofinófilo, núcleos pleomórficos e hipercromáticos y periféricos. Metástasis de tumor neuroendocrino (TNE) bien diferenciado, de probable origen pancreático o digestivo, con cromogranina y sinaptofisina positivos, y CK20 negativa. Diagnóstico diferencial / Diagnóstico Con diagnóstico de sospecha de adenocarcinoma de páncreas en estadio IV, se realiza PAAF de LOE hepática, obteniendo la anatomía patológica positiva para TNE bien diferenciado de páncreas. Los TNE pancreáticos (pNET) son tumores poco frecuentes que se originan en las células endodérmicas embrionarias, que más tarde dan origen a las células de los islotes de Langerhans. Suponen el 1-2% de todas las neoplasias pancreáticas, y el diagnóstico diferencial suele ser con el adenocarcinoma de páncreas, siendo radicalmente distinto en ambos tanto el tratamiento como el pronóstico. Se consideran funcionantes si se asocian a algún síndrome específico con liberación de determinadas hormonas, o no funcionantes (el 15-30%) si no se asocian a ningún síndrome específico. Ambos tipos presentan unas características histológicas parecidas. Los pNET no funcionantes suelen presentarse en la cuarta o quinta décadas de la vida. La mayoría secreta cromogranina o algún otro péptido que no produce síntomas. Los síntomas suelen ser inespecíficos, larvados, siendo ésta la causa de que el diagnóstico sea tardío, encontrándose, en el 75% de los casos, la enfermedad metastásica al diagnóstico. Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 11 pNET en estadio IV con respuesta parcial tras tratamiento […] El comportamiento clínico de los TNE va a depender del grado de diferenciación histológica (clasificación de la Organización Mundial de la Salud), de la extensión en el momento del diagnóstico y de si son o no funcionantes. En principio, ante el diagnóstico de un pNET se debe valorar la cirugía como estrategia curativa en estadios iniciales. Si el tumor presenta características de malignidad, se debe realizar una cirugía oncológica, incluyendo una linfadenectomía. En cuanto a la enfermedad metastásica, el hígado es el lugar de diseminación más frecuente en este tipo de tumores. Cuando éste está afectado, también hay que valorar tratamiento radical, estando indicada la resección de metástasis hepáticas en ausencia de afectación difusa bilobar y si no se compromete la función hepática. Hay que señalar que la curación rara vez resulta posible, pues la mayoría de los pacientes experimentan una recidiva en los 2 años siguientes a la resección. Por tanto, siguiendo la bibliografía actual, en los pacientes con una afectación hepática de más del 75%, el pronóstico se considera desfavorable, y está contraindicada la cirugía, siendo posibles otras técnicas como la embolización de la arteria hepática o la ablación con radiofrecuencia. En cuanto al tratamiento sistémico de la enfermedad en estadio IV asintomática, está indicado el uso de análogos de la somatostatina en primera línea, que no sólo son útiles en el control de los síntomas, sino que también presentan actividad antitumoral, aunque esta indicación aún no está aprobada por la Agencia Europea de Medicamentos. Cuando la enfermedad progresa, hay que valorar otros tratamientos, como la quimioterapia (no existe un esquema estándar, se utilizaría para la enfermedad refractaria a otros tratamientos o para tumores pobremente diferenciados), antiangiogénicos o inhibidores de mTOR. Conclusiones En resumen, los pNET suelen diagnosticarse en estadios avanzados, tal como sucedió con nuestra paciente, debido a la clínica larvada. A pesar de esto, existen varios tratamientos que han demostrado eficacia. Son tumores con mejor pronóstico que los adenocarcinomas de páncreas, y de curso lento. En el caso de nuestra paciente, a 11 meses del diagnóstico, en tratamiento con el análogo de la somatostatina, sigue en respuesta radiológica, clínica y analítica, con excelente tolerancia al tratamiento. Bibliografía Abood GJ, Aileen Go, Malhotra D, Shoup M. Tratamiento quirúrgico y sistémico de los tumores neuroendocrinos del páncreas. Elsevier; 2010. Moertel CG. Karnofsky memorial lecture: an odyssey in the land of small tumors. J Clin Oncol 1987; 5 (10): 1502–22. Chamberlain RS, Canes D, Brown KT, et al. Hepatic neuroendocrine Rodríguez Salas N, Castellano Gauna, et al. Guía clínica de diagnós- metastases: does intervention alter outcomes? 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Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid Introducción Los tumores neuroendocrinos (TNE) son un grupo heterogéneo de neoplasias. Los tumores carcinoides son poco frecuentes, pero representan los TNE gastrointestinales más frecuentes y su localización más habitual es el intestino delgado. El síndrome carcinoide, secundario a la secreción de serotonina, es raro, apareciendo sólo en el 5-7% de los tumores carcinoides de intestino delgado; requiere la presencia de metástasis hepáticas en la mayor parte de los casos, a excepción de los tumores ováricos y bronquiales, y se caracteriza por flushing, diarrea, broncoespasmo e insuficiencia tricuspídea, como manifestaciones más características. Caso clínico Varón de 51 años exfumador y exbebedor, con antecedentes personales de hipertensión arterial bien controlada en tratamiento con enalapril y atenolol, amigdalectomía y apendicectomía. Entre sus antecedentes familiares, destaca que su padre falleció de cáncer de pulmón, sin otros datos de interés. En el año 2001 comienza con diarrea de 4-5 deposiciones líquidas al día, sin productos patológicos, de 12 meses de evolución. A la exploración física destacaba hepatomegalia de 3 cm bajo el reborde costal, dura y no dolorosa, siendo el resto normal. Se realiza una colonoscopia, detectándose una neoformación cecal, con diagnóstico anatomopatológico de carcinoide de tipo insular. Se realiza el estudio de extensión mediante tomografía computarizada (TC) toracoabdominopélvica (Figura 1), identificándose en el hígado 6 lesiones ocupantes de espacio que afectan tanto al lóbulo izquierdo Figura 1. TC abdominal: LOE hepáticas múltiples bilobares. como al derecho; en el ciego existe una masa que se extiende hacia las asas del íleon terminal, acompañada de múltiples imágenes nodulares de hasta 2 cm, hallazgos compatibles con una neoplasia digestiva con afectación adenopática regional y metástasis hepáticas. En julio de 2001 el paciente es intervenido quirúrgicamente, con hallazgo de gran tumoración cecal que infiltra al mesenterio con metástasis hepáticas múltiples; se realiza colectomía derecha. El estudio anatomopatológico confirma el diagnóstico de carcinoide de íleon terminal que invade todo el espesor de la pared intestinal alcanzando la grasa perivisceral y con metástasis en 7/13 ganglios de la pieza y en otro ganglio alejado. Ante un tumor carcinoide con metástasis hepáticas múltiples no resecables, operado del tumor primario, se decide observación hasta progresión. Continúa en seguimiento clínico, radiológico y analítico cada 3-6 meses con estabilidad, hasta que en julio de 2004 el paciente refiere episodios de rubefacción facial cada 3-4 días, sin otros síntomas asociados, y se produce un incremento en los niveles de 5-HIAA (ácido 5-hidroxiindolacético) en orina hasta 104 mg/24 h (determinación previa de Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 13 Tumor carcinoide ileal con metástasis hepáticas no resecables […] enero de 2004: 84,9 mg/24 h). Se solicita rastreo corporal con octreótida-In111, que detectó múltiples focos de captación del radiofármaco a nivel hepático (Figura 2). En octubre de 2004 se inicia tratamiento con análogos de la somatostatina (AAS) (octreótida LAR mensual), el paciente mejora clínicamente, desaparece el flushing facial, y los controles radiológicos indican estabilidad de las lesiones hepáticas. Tras un intervalo libre de progresión de 63 meses, en noviembre de 2009, comienza con episodios de flushing facial coincidiendo con nerviosismo, y diarrea crónica de 4-5 deposiciones líquidas al día, dolor abdominal cólico y pérdida de 17 kg de peso en 3 meses. Acudió a urgencias por episodio de hipotensión arterial y presíncope, que en ese momento fueron atribuidos a sobremedicación de su hipertensión arterial. A la exploración física destacaba rubefacción facial mantenida, hepatomegalia de 4 cm bajo el reborde costal, aumento de la presión venosa yugular y edemas en los miembros inferiores. Con la sospecha de reaparición del síndrome carcinoide y probable cardiopatía carcinoide asociada, se solicita estudio con gammagrafía con octreótida-In131, con múltiples lesiones hepáticas captantes, sin enfermedad extrahepática, y valor de 5-HIAA en orina por encima de los límites normales. El ecocardiograma revela insuficiencia tricuspídea leve. Se inicia tratamiento con lanreotida autogel 120 mg subcutáneo (s.c.) mensual. En julio de 2010, el paciente mejora de la diarrea, pero continúa con episodios de flushing facial; el estudio radio- lógico evidencia un incremento en el tamaño de las lesiones hepáticas (Figura 3). Continúa con lanreotida autogel 120 mg s.c. mensual, y se inicia, vía uso compasivo, everolimus a dosis de 10 mg/ día vía oral. El paciente estuvo 6 meses en tratamiento con everolimus con regular tolerancia por diarrea, mucositis, rash cutáneo y edemas de grados 2 y 3, que obligaron a la reducción de la dosis a 5 mg/día, y posteriormente a su suspensión en diciembre de 2010. En la revaluación radiológica con TC toracoabdominopélvico existe estabilidad a nivel hepático, con discreto derrame pleural bilateral, mínimo derrame pericárdico y moderada cantidad de líquido libre retroperitoneal perihepática y periesplénica. En enero de 2011 el paciente comienza tratamiento con pazopanib 800 mg/día dentro del ensayo clínico pazonet debido a la progresión pleural y a la aparición de ascitis. Se mantiene tratamiento con lanreotida. En febrero de 2011, el seguimiento periódico ecocardiográfico puso de manifiesto la existencia de cardiopatía carcinoide, con estenosis e insuficiencia tricuspídea moderadasseveras, estenosis pulmonar ligera, insuficiencia pulmonar moderada, dilatación de la aurícula y el ventrículo derechos con función conservada, y normalidad de las cámaras izquierdas. El paciente no presenta edemas, disnea ni astenia, por lo que se descarta la cirugía cardiaca, hasta la aparición de síntomas o el empeoramiento de la función ventricular derecha; optando por el tratamiento médico de la cardiopatía crónica y el control del síndrome carcinoide con pazopanib y lanreotida. Como toxicidades secundarias a pazopanib, a lo largo del tratamiento ha presentado hipertensión arterial de grado 3, que se controló con ajuste de medicación antihipertensiva, astenia, síndrome palmoplantar y diarrea de grados 1 y 2, sin requerir reducción de dosis. No presenta síntomas carcinoides, salvo flushing facial ocasional (1-2 veces al mes). Hasta enero de 2013 el paciente recibió 26 ciclos, con enfermedad estable a nivel radiológico y clínico. En febrero de 2013 el paciente presenta progresión hepática con estabilidad del síndrome carcinoide. Discusión Figura 2. Rastreo corporal con octreótida-In111: múltiples focos de captación del radiofármaco a nivel hepático. 14 Exp erie nc ias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc ri n os Más del 80% de los TNE expresan receptores de somatostatina, cuyo bloqueo produce la inhibición de distintas hor- A. Díaz Serrano et al. Figura 3. TC abdominal de julio de 2010: progresión de la enfermedad hepática. monas, presentando eficacia tanto en el síndrome carcinoide como en otros síndromes hormonales. Por ello, los AAS han demostrado en numerosos estudios su utilidad en el tratamiento sintomático derivado de la hipersecreción hormonal de los TNE, tanto octreótida como lanreotida, con tasas de control sintomático alrededor del 73%. Incluso se acepta que tumores inicialmente resistentes a un análogo pueden responder posteriormente a otro, debido a la diferente afinidad por los distintos receptores de somatostatina de los distintos análogos sintéticos (Tabla 1). En los últimos años, se ha demostrado que los AAS también tienen acción antitumoral, por acción directa proapoptótica, y por acción indirecta antiangiogénica e inmunomoduladora(1-3). Los nuevos agentes biológicos antiangiogénicos como el sunitinib o el bevacizumab, e inhibidores de m-TOR como el everolimus, han sido aprobados para los TNE pancreáticos; en el caso de tumores carcinoides, su empleo queda limitado a ensayos clínicos(1,2). El estudio RADIANT-2, de fase III, multicéntrico, doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo, que evaluó la eficacia y seguridad de everolimus en combinación con octreótida en pacientes con tumores carcinoides avanzados, no alcanzó su objetivo principal de su- pervivencia libre de progresión(4). Se encuentra en marcha el estudio SWOG S0518, que compara bevacizumab frente a interferón alfa, en tumores carcinoides. Otro punto en desarrollo es el uso de AAS radiomarcados en el tratamiento de TNE irresecables o metastásicos, basándose en la alta especificidad de la unión de la somatostatina al receptor de la célula tumoral, el rápido aclaramiento renal del radionúclido y la larga retención del marcador en la célula tumoral; se han descrito tasas del respuesta del 30% en estudios de fase II(5). Síndrome carcinoide cardiaco Otro aspecto que nos gustaría destacar de este caso clínico es la importancia de la sospecha clínica en la cardiopatía carcinoide. La cardiopatía carcinoide es una complicación grave, que ocurre en dos terceras partes de los pacientes con síndrome carcinoide y que supone un tercio de las muertes en estos pacientes. El diagnóstico habitualmente tiene lugar con 1-2 años de retraso, por lo que la sospecha clínica es fundamental; ello nos ha de hacer plantearnos si la ecocardiografía debe ser una técnica rutinaria, y que se realice periódicamente en Tabla 1. Afinidad de los análogos de la somatostatina por el receptor Afinidad por el receptor (IC50, nM) SSTR1 SSTR2 SSTR3 SSTR4 SSTR5 Octreótida 1.140 0,56 34 1,77 0,88 Lanreotida 2.330 0,75 107 2.100 5,2 Pasireótida 9,3 1 1,5 > 100 0,16 Fuente: M. Appetecchia, R. Baldelli(11) Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 15 Tumor carcinoide ileal con metástasis hepáticas no resecables […] aquellos pacientes con síndrome carcinoide, especialmente en tumores de intestino medio que metastatizan en el hígado. En un estudio prospectivo, el número de pacientes a los que es necesario realizar un ecocardiograma para diagnosticar un caso de cardiopatía carcinoide se eleva a 5 (ratio 5:1). Con el objetivo de encontrar un biomarcador para el diagnóstico de la cardiopatía carcinoide se emplea el NT-pro-BNP con un punto de corte de 260 pg/mL, demostrando una sensibilidad y especificidad del 92% y 91%, respectivamente, y disminuyendo la ratio en el screening a 1,4:1, lo que sugiere que el NT-pro-BNP es un biomarcador útil en la cardiopatía carcinoide y puede alargar el intervalo entre realización de ecocardiogramas(6). La cardiopatía carcinoide se caracteriza macroscópicamente por lesiones fibróticas endocárdicas en forma de placas. Afecta principalmente a las cavidades derechas, produciendo una retracción y fijación de las valvas de las válvulas tricúspide y pulmonar, con disminución de la función ven tricular derecha (Figura 4). Es conocida la relación entre el tumor carcinoide y la fibrosis (mesentérica, retroperitoneal, cardiaca), pero el conocimiento de su fisiopatología es menos preciso. Se han observado niveles más altos de 5-HIAA en aquellos pacientes con tumores carcinoides y afectación cardiaca que en aquellos que no la tienen. Fármacos agonistas de 5-hidroxitriptamina 2B (5-HT2B) (pergolida, cabergolina) se han asociado a valvulopatía, lo que sugiere que este receptor está implicado en el desarrollo de las placas endocárdicas. Sin embargo, no se produce regresión de las lesiones con AAS, y se implican otra serie de factores humorales como factor de crecimiento transformante (TGF) β (estimulante de los fibroblastos), PDGFR, prostaglandinas, neurocininas, entre otros, como coadyuvantes en la patogénesis de la fibrosis(7). El manejo de la cardiopatía carcinoide es controvertido. Como hemos comentado anteriormente, se han visto escasos efectos de los AAS u otras técnicas que disminuyan la secreción hormonal (cirugía debulking, embolización arterial hepática) sobre la fibrosis instaurada, aunque la reducción del estímulo de la serotonina sobre las válvulas cardiacas ralentiza la progresión de la valvulopatía y debe ser un objetivo primario del manejo de estos pacientes. Habitualmente el tratamiento se centra en el control médico de la insuficiencia cardiaca derecha (restricción hidrosalina, diuréticos de asa, dudoso papel de la digoxina) y el 16 Exp e ri e nc ias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc r i n os Pulmones Serotonina Pulmonar Tricúspide Monoaminooxidasa 5-HIAA Serotonina Metástasis hepáticas Tumor carcinoide ileal Figura 4. Patogenia de la fibrosis cardiaca. seguimiento clínico en pacientes asintomáticos o mínimamente sintomáticos. Debido a la escasa experiencia en el manejo de esta patología por el escaso número de casos existentes, no se encuentra definido en la literatura el momento óptimo para la cirugía en relación con la severidad de la disfunción valvular; parece razonable el manejo quirúrgico cuando existe una dilatación moderada-severa del ventrículo derecho, insuficiencia cardiaca derecha no manejable médicamente o una clase funcional pobre. La reparación de la válvula tricúspide no es generalmente posible debido a que las valvas se encuentran severamente retraídas y fijadas, por lo que la sustitución valvular suele ser la opción preferida. Para minimizar el riesgo de muerte postoperatorio por fallo cardiaco derecho es importante evaluar la existencia de estenosis pulmonar, de forma que si el gradiente transpulmonar es superior a 10 mmHg se ha de realizar el doble recambio valvular pulmonar y tricúspide. La necesidad de cirugía sobre las cuatro válvulas cardiacas es rara. No se han encontrado diferencias entre válvulas biológicas y mecánicas, aunque se asume un mayor riesgo de degeneración y menor duración de las válvulas biológicas y, en el caso de las mecánicas, asumimos la necesidad de anticoagulación crónica con mayor riesgo de sangrado, sobre todo en pacientes con metástasis hepáticas. En pacientes con cardiopatía carcinoide se ha observado una mayor prevalencia de foramen oval permeable, siendo un importante marcador de progresión de la enfermedad, por lo que el cierre percutáneo del mismo produce una mejoría sintomática en algunos pacientes al reducir la progresión de la cardiopatía(6,7). A. Díaz Serrano et al. Los datos publicados sobre los resultados de la cirugía cardiaca son limitados (Tabla 2). Se describe una mortalidad perioperatoria nada desdeñable, en torno al 10% en la primera serie publicada por el grupo de la Clínica Mayo en 1992; en series de casos publicadas posteriormente la cifra de mortalidad oscila entre el 16% y el 63%(6). Las causas de muerte descritas más frecuentes son el vasoespasmo coronario, la insuficiencia cardiaca derecha y la coagulopatía perioperatoria. La cirugía y distintas drogas empleadas en la misma (opioides, relajantes neuromusculares, catecolaminas…) pueden precipitar una crisis carcinoide, por lo que ésta ha de prevenirse con el uso de octreótida en perfusión intravenosa (50-100 µg/h), desde al menos 12 horas antes y hasta 48 horas después de la cirugía(6). El desarrollo de cardiopatía en pacientes con síndrome carcinoide implica un peor pronóstico, con supervivencias globales a 3 años del 31% frente al 68% en aquellos pacientes que no la padecen(7,8). La supervivencia de la cardiopatía carcinoide ha mejorado en las últimas décadas, en lo cual parece estar implicada la cirugía cardiaca como factor positivo. En un estudio retrospectivo de la Clínica Mayo con 200 pacientes diagnosticados de cardiopatía carcinoide desde el año 1981 a 2000, subdivididos en tres grupos según el periodo temporal del diagnóstico, se evidenciaron supervivencias medias de 1,5, 3,2 y 4,4 años, respectivamente; cuando se analizó la cirugía cardiaca como covariable dependiente del tiempo en un análisis multivariante, se asoció con una reducción del riesgo de muerte del 0,48 (p < 0,001), mientras que el periodo de tiempo del diagnóstico ya no era significativo(9). Conclusión Los AAS son un pilar fundamental en el tratamiento de los TNE, tanto por conseguir el control sintomático en un alto porcentaje de pacientes como por su efecto antitumoral, motivos por los que siempre deben formar parte del tratamiento, independientemente del empleo de otros fármacos asociados. El control precoz del síndrome carcinoide, con descenso de los niveles plasmáticos de serotonina desde el inicio, va a permitir evitar el estímulo profibrótico sobre las válvulas cardiacas y, por tanto, el desarrollo de la cardiopatía carcinoide. Un estudio retrospectivo que analiza la prevalencia de uso de AAS en pacientes mayores de 65 años revela que sólo el 49% de los mismos reciben el tratamiento en los primeros 6 meses del diagnóstico(10), por lo que es importante incidir y concienciar a los profesionales implicados en el manejo multidisciplinar de los pacientes con síndrome carcinoide de que el uso de AAS desde el diagnóstico es fundamental. Queda Tabla 2. Resultados de la cirugía de la cardiopatía carcinoide Estudio Pacientes (n) Tipo de válvula tricuspídea (n) Mortalidad tempranaa (%) Mortalidad tardíab (%) Seguimiento (años) Supervivencia al final del seguimiento Knott-Craig (1992)(12) 10 Mecánica (10) 10 30 3,8 48% Robiolio (1995)(13) 8 Biológica (8) 63 20 10 10% Connolly (1995)(14) 26 Mecánica (20) Biológica (6) 35 35 2,3 ND Connolly (2001)(15) 11 Mecánica (4) Biológica (7) 18 36 3,4 45% Moller (2005)(9) 87 ND 16 ND 10 ND Weingarten (2007)(16) 97 ND 13 ND 10 ND Castillo (2008)(17) 11 ND 18 ND 1,75 ND Mokles (2012)(18) 19 Mecánica (16) Biológica (3) 10 ND 6,3 71% a 1 año 43% a 5 años ND: no disponible a Mortalidad temprana: muertes en los primeros 30 días posquirúrgicos. b Mortalidad tardía: muertes pasados más de 30 días desde la cirugía Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b ri l 201 4 17 Tumor carcinoide ileal con metástasis hepáticas no resecables […] por definir el papel de los inhibidores de la tirosina cinasa y de m-TOR en los TNE gastrointestinales, por lo que la inclusión de estos pacientes en ensayos clínicos siempre es una opción a considerar. Debido al gran impacto que la cardiopatía carcinoide tiene en la supervivencia y en la calidad de vida de los pacientes, es necesario establecer el proceso diagnóstico, las indicaciones y el momento óptimo de la cirugía. La escasa prevalencia de la cardiopatía carcinoide hace más difícil establecer unas guías de tratamiento, por lo que la publicación de casos, especialmente de aquellos centros con experiencia en cirugía cardiaca, puede facilitar el conocimiento sobre esta materia y el establecimiento de protocolos válidos. La formación de equipos multidisciplinares donde se encuentren implicados oncólogos, cardiólogos y cirujanos cardiacos especializados en esta materia debe ser un objetivo a perseguir para optimizar y mejorar el tratamiento y el pronóstico de los pacientes con cardiopatía carcinoide. Bibliografía 1. Chan JA, Kulke MH. New treatment options for patients with advanced neuroendocrine tumors. 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Murcia Introducción Los tumores neuroendocrinos (TNE) constituyen una variedad de neoplasias caracterizadas por su heterogeneidad tanto en su forma de presentación como en su localización, curso evolutivo, funcionalidad y pronóstico. Recientemente, con el desarrollo clínico, en el contexto de la enfermedad metastásica, de nuevos fármacos antidiana con distintos mecanismos de acción y eficacia demostrada en ensayos clínicos aleatorizados de fase III, se ha producido un importante avance en el manejo y control evolutivo de la enfermedad. Esto deriva en la aportación de distintas opciones terapéuticas en tumores caracterizados por un curso indolente pero progresivo. Un ejemplo de la historia natural de estos tumores, la complejidad y las opciones terapéuticas a lo largo del curso de la enfermedad se describe a continuación. Antecedentes personales Mujer de 70 años de edad. Alérgica a contrastes yodados. Hipertensión arterial de más de 20 años de evolución en tratamiento farmacológico. Diabetes mellitus de tipo 2 insulino-dependiente de 10 años de evolución. No cardiopatía ni broncopatía conocida. Sin antecedentes familiares de enfermedad oncológica. Historia oncológica Diagnóstico en febrero de 2000 de carcinoma neuroendocrino pancreático no funcionante tras clínica inespecífica de molestias digestivas (epigastralgia intermitente en los meses previos) y descompensación de cifras glucémicas. En las pruebas complementarias al diagnóstico se objetiva: • Ecografía abdominal: masa en la cabeza del páncreas de 3,5 cm sin dilatación de la vía biliar ni otros hallazgos relevantes. • Tomografía axial computarizada (TC) toracoabdominal: masa de 4 × 4 cm localizada en la cabeza del páncreas sin adenopatías locorregionales y sin evidencia de enfermedad a distancia. • PAAF de lesión pancreática: TNE • OctreoScan®: hipercaptación del trazador en la cabeza del páncreas y en varias adenopatías peripancreáticas • Cromogranina A, enolasa neuronal específica dentro de la normalidad Se descarta funcionalidad tras estudio hormonal. En marzo de 2000 se realiza, por parte del servicio de cirugía general, duodenopancreatectomía cefálica sin complicaciones agudas. En anatomía patológica de pieza quirúrgica: carcinoma neuroendocrino pancreático que infiltra túnica muscular duodenal; 3 ganglios peripancreáticos afectos con extensión extracapsular y un ganglio en el hilio hepático positivo para malignidad. Ki-67: 2%. Tras un intervalo libre de recaída de 2 años, en mayo de 2002, se evidencia enfermedad hepática, estando la paciente asintomática: • TC toracoabdominal: 4 lesiones ocupantes de espacio (LOE) hepáticas en los segmentos VII y VIII de 2 cm en su diámetro máximo • Marcadores tumorales: enolasa neuronal específica, cromogranina A y niveles en orina de 5-HIAA dentro de la normalidad Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b r i l 201 4 19 Opciones de tratamiento en paciente con pNET bien diferenciado • PAAF de lesión hepática: carcinoma neuroendocrino Con diagnóstico de enfermedad metastásica, inicia la primera línea de tratamiento quimioterápico según el esquema esteptozocina + 5-fluorouracilo (5-FU) en infusión continua en virtud de los resultados del ensayo de Moertel. La paciente recibe 4 ciclos de quimioterapia con toxicidad gastrointestinal y hematológica de grado 3, lo que obliga a su suspensión. Respecto al tratamiento quimioterápico en el contexto de TNE, varios ensayos, a lo largo del tiempo, han evaluado la asociación de agentes alquilantes asociados a fluoropirimidinas o antraciclinas. El más antiguo, el ensayo de Moertel citado previamente, data de 1992 y evalúa 3 ramas de tratamiento (doxorrubicina + 5 FU, frente a estreptozocina + 5 FU, frente a una tercera rama de tratamiento con clorozotocina). Los resultados del estudio fueron favorables al grupo de doxorrubicina + 5 FU, con tasas de respuesta del 65%, pero a expensas de una toxicidad notable (hematológica, emética y renal). El ensayo fue cuestionado por su diseño, heterogeneidad de pacientes incluidos y por la evaluación de la respuesta al tratamiento. El ensayo con mayor tamaño muestral realizado hasta el momento es uno de fase II-III que compara 5-FU + doxorrubicina frente a 5-FU + estreptozocina, sin alcanzar diferencias estadísticamente significativas en términos de supervivencia libre de progresión y tasa de respuesta entre ambos brazos de tratamiento (objetivo primario) y sí beneficios en supervivencia global (objetivo secundario) a favor de la rama 5-FU + estreptozocina pero a expensas de una notable toxicidad hematológica y renal. Actualmente, se ha explorado el papel de otros agentes alquilantes (temozolamida) asociados a fármacos como la capecitabina, la talidomida o el bevacizumab, con resultados que sugieren una actividad antitumoral en los TNE pancreáticos pero sin confirmación en los ensayos de fase III aleatorizados. Tras la suspensión del tratamiento quimioterápico por toxicidad inaceptable, la paciente continúa en seguimiento por parte de oncología médica y endocrinología, con buena situación funcional y sin ninguna clínica a destacar. Dada la estabilidad clínica y la ausencia de progresión tumoral, se plantea en el comité interdisciplinar para trasplante hepático, que se realiza en febrero de 2006 sin complicaciones agudas. 20 El papel del trasplante hepático es controvertido en este contexto por la morbimortalidad asociada. Actualmente, los criterios de selección para trasplante son los criterios de Milan y los criterios de la Sociedad Europea de Tumores Neuroendocrinos (ENETS) (Tabla 1). Con un intervalo libre de recaída de 3 años, en junio de 2009 se objetiva recaida hepática sobre el hígado trasplantado y ósea, evidenciado en las pruebas de imagen y estando la paciente asintomática: • TC toracoabdominal: lesión de 3 cm anterior al hilio hepático y lesión lítica focal en la porción anterior del 8.º arco costal izquierdo (Figura 1). Tras objetivar la recaída, la paciente inicia tratamiento con análogos de la somatostatina y se deriva a centro privado para tratamiento con radionúclidos de junio de 2009 a febrero de 2010. Respecto al tratamiento con radionúclidos, a pesar de las series publicadas, con un número importante de pacientes incluidos y tasas de respuestas cercanas al 30% con control analgésico, el soporte científico que avala su uso es limitado por la necesidad de confirmar su papel en ensayos de fase III aleatorizados frente a tratamientos estándar y con indicaciones definidas sin olvidar la toxicidad asociada (hematológica y renal). Tras finalizar la terapia con radionúclidos, se instaura tratamiento con análogos de la somatostatina y tratamiento inmunosupresor. Exp erie n cias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc r i n os Tabla 1. Criterios de Milán para la indicación de trasplante hepático en pacientes con metástasis hepáticas Criterios de inclusión 1. Histología confirmada de tumor carcinoide (TNE de bajo grado) con o sin síndrome 2. Tumor primario drenado por el sistema portal 3. Difusión metastásica al parénquima hepático ≤ 50% 4. Buena respuesta o enfermedad estable durante, al menos, 6 meses en el periodo pretrasplante 5. Edad ≤ 55 años Criterios de exclusión 1. Carcinoma de células pequeñas y carcinomas neuroendocrinos de alto grado (tumores no carcinoides) 2. Otras condiciones médicas/quirúrgicas que contraindiquen el trasplante hepático, incluyendo tumores previos 3. Tumores carcinoides no gastrointestinales o tumores no drenados por el sistema portal TNE: tumores neuroendocrinos G. Marín Fugura 1. TC de junio de 2009. En junio de 2011: clínica de dolor óseo de características nociceptivas (somático), de predominio en la región lumbar, resistente a la analgesia habitual. Se objetiva en OctreoScan® progresión ósea a nivel de la calota cerebral, costal y dorsolumbar (Figura 2). En esta situación, la paciente recibe tratamiento paliativo antiálgico con radioterapia locorregional (dosis total: 50 Gy), ácido zoledrónico, analgesia con opiáceos mayores, análogos de somatostatina e inicia nueva línea de tratamiento con everolimus a dosis de 10 mg/día, previa suspensión de tratamiento inmunosupresor (tacrolimus) en base a los datos del ensayo RADIANT-3. Tras 2 meses de tratamiento, la paciente experimenta toxicidad (descompensación de las cifras de glucemia, diarrea de grado 2 y elevación de las enzimas hepáticas), que obliga a reducir un 50% de la dosis de everolimus a 5 mg/día. Tras la reducción de la dosis: clínica de síndrome disneico con insuficiencia respiratoria aguda que obliga a ingreso hospitalario. En las pruebas complementarias al ingreso se registra: • Radiografía de tórax: cardiomegalia e infiltrado reticulointersticial bilateral • PET-TC: derrame pleural izquierdo con infiltrado bilateral en vidrio deslustrado y LOE hepáticas en el segmento VII sin incremento metabólico Se descarta causa infecciosa del cuadro, con negatividad en la cuantificación microbiológica (cultivo de esputo, hemocultivos, antígeno de Legionella en orina). Con el diagnóstico de neumonitis no infecciosa por everolimus, recibe tratamiento con prednisona a dosis de 1 mg/kg/día, Fugura 2. OctreoScan® de junio de 2011. Vol . 1 1 • Nú m . 29 • A b ri l 201 4 21 Opciones de tratamiento en paciente con pNET bien diferenciado antibioterapia profiláctica y broncodilatadores, con remisión clínica y radiológica en 2 semanas. Tras toxicidad inaceptable que obliga a la retirada de everolimus, en abril de 2012 inicia una nueva línea de tratamiento asociado a análogos de la somatostatina con sunitinib 37,5 mg/día en base a los resultados del ensayo de Kulke, Raymon y colaboradores. En la actualidad continúa este tratamiento, y la enfermedad permanece estable en las pruebas de imagen (PET-TC y OctreoScan®), con buen control de los síntomas y de la toxicidad: astenia de grado 1 y diarrea de grado 1. Conclusiones El caso clínico es un reflejo de la complejidad, historia natural, distintas opciones de tratamiento y curso indolente pero progresivo en pacientes con supervivencia prolongada. La introducción de nuevas dianas moleculares ha constituido un avance y una mejora en el control evolutivo de la enfermedad, aportando nuevas opciones de tratamiento, aunque siempre hay que tener en cuenta las toxicidades asociadas. Actualmente quedan por definir múltiples cuestiones, entre las que destacan: 1. Búsqueda de nuevos factores pronósticos y predictivos de respuesta 2. Equilibrio entre toxicidad y beneficio 3. Adecuada secuencia de tratamientos y duración de los mismos 4. Papel de los análogos de la somatostatina en los tumores no funcionantes pancreáticos y su combinación con los nuevos fármacos antidiana 5. Duración del tratamiento con los análogos de la somatostatina Bibliografía Eads JR, Meropol NJ. A new era for the systemic therapy of neuroen- Rindi G, Arnol R, Bosman FT, et al. Nomenclature and classification docrine tumors. The Oncologist 2012; 17: 326-38. of neuroendocrine neoplasm of the digestive system. In: WHO Clas- Kwekkeboom DJ, de Herder WW, Kam BL, van Eijck CH, van Essen M, sification of Tumors of the Digestive System, 4th ed. Bosman TF, Kooij PP, et al. Treatment with the radiolabeled somatostatin ana- Carneiro F, Hruban RH (eds.). International Agency for Research on log (177 Lu DOTA0,Tyr3) octreotate: toxicity,efficacy, and survival. 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Strep- in the treatment of advanced carcinoid tumors: Eastern Cooperative tozocin-doxorubicin, streptozocin-fluorouracil or chlorozotocin in the treatment of advanced islet-cell carcinoma. N Engl J Med Oncology Group Study E1281. J Clin Oncol 2005; 23: 4897-904. Yao JC, Shah MH, Ito T, Bohas CL, Wolin EM, Van Cutsem E, et al.; 1992; 326: 519-23. Raut CP, Kulke MH. Targeted therapy in advanced well-differentiated neuroendocrine tumors. Oncologist 2011; 16: 286-95. Raymond E, Dahan L, Raoul JL, Bang YJ, Borbath I, Lombard-Bohas C, et al. Sunitinib malate for the treatment of pancreatic neuroendocrine tumors. N Engl J Med 2011; 364: 501-13. 22 Exp e ri e n cias C lín icas e n Tu m o res N e u roe n d oc ri n os RAD001 in Advanced Neuroendocrine Tumors, Third Trial (RADIANT-3) Study Group. Evelolimus for advanced pancreatic neuroendocrine tumors. N Engl J Med 2011; 364: 514-23. TEST D E EVAL UACI ÓN El test de evaluación de la actividad de Formación Médica Continuada Experiencias Clínicas en Tumores Neuroendocrinos se realizará exclusivamente online, en la siguiente página web: www.revistatne.com Esta actividad docente (con n.º de expediente: 09/10777-MD) está acreditada por el Consell Català de Formació Continuada de les Professions Sanitàries - Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud con n.º de créditos: 0,8, equivalentes a n.º de horas lectivas: 5. Es necesario responder a las 20 preguntas planteadas. Cada una presenta 3 opciones, pero sólo 1 respuesta correcta. Se ruega rellenar con los datos personales los campos que se solicitan en el formulario que aparece al enviar el test. Fecha límite de envío: 10 de octubre de 2014 El diploma acreditativo se entregará por correo postal. Para más información: Grupo Acción Médica. c/ Ríos Rosas, 50, 2.º izqda. 28003 Madrid. Telf.: 91 536 08 14 Avalado por Mayo 2014 – cód. 1039436
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