No se trague sus propias palabras sino las del otro Nuestra capacidad de comunicarnos nos define como especie evolucionada: nos ha permitido pasar de ser tribus cazadoras nómadas a sociedades de la información trabajando en el ciberespacio. De hecho, cuando uno piensa en el grado de planificación, coordinación y ejecución necesario para cazar un mamut sin ser atrapado por un tigre, vemos que el salto evolucionario no es tan grande. Theodore Zeldin, en su espléndido ensayo “La Conversación: Como Hablar Puede Cambiar Tu Vida” propone que una conversación puede cambiar tu concepción del mundo y por tanto cambiarte a ti mismo. Parafraseando a Zeldin “La conversación es un encuentro de mentes con distintos recuerdos y hábitos. Cuando las mentes se encuentran, no solo intercambian hechos: se transforman, se refiguran, extraen nuevas implicaciones y crean pensamientos nuevos”. La pregunta, claro, es cómo desarrollamos ese potencial. Una manera es traer a colación algo interesante, una experiencia, un pensamiento o un punto de vista. Otro método es escuchar a la otra parte lo que tenga que decir. Un reciente estudio mostraba que el banco de inversión norteamericano Goldman Sachs es el mayor usuario del mundo del buzón de voz. Sus trabajadores están constantemente llamándose unos a otros para saber qué está pasando o qué va a pasar. Las personas responden a estas llamadas porque consideran que conversando reciben valor a cambio. Entienden la importancia de la reciprocidad. Pero la clave es que la información cuando se comparte aumenta su valor, algo que otros competidores menos exitosos no han sabido entender. Seguramente usted recuerde que en el programa Scotwork les explicábamos que en la fase de “argumentación” lo importante no es “ganar” sino “entender la posición de la otra parte”. Por ello, saber escuchar es una habilidad que debe estar presente en cualquier tipo de negociación. De una encuesta elaborada por Rober Bolton para la revista “People Skills” se desprendía que escuchar quita más tiempo de nuestra jornada laboral que cualquier otra actividad. Hablar constituía el 30% del tiempo mientras que escuchar el 45%. Pero escuchar es mucho más que oír. En efecto, según Bolton, las habilidades de escucha son 12 y pueden dividirse en 3 apartados: Habilidades de atender - Una postura de implicación Movimientos corporales apropiados Contacto visual Un entorno no distractor Habilidades de seguimiento - Abrir puertas Alentar lo justo Preguntas infrecuentes Silencio atento Habilidades de reflexión - Parafrasear Reflexionar sentimientos Reflexionar significados Sumario de reflexiones Si esta lista le intimida, le invitamos a que “converse” con alguien sobre el tema. Y le recomendamos también dos lecturas: Robert Bolton, People Skills, Simon and Schuster ISBN 0 7318 0031 1 Theodore Zeldin, Conversation, Harvill Press ISBN 1 86046 767 9 Keith Stacey, Scotwork Australia
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