SOLICITUD DE ROTACION EXTERNA

Mensaje 130 – Una política de fomento económico para México.
Lunes, 20 de octubre de 2014
El sector privado mexicano nunca estuvo de acuerdo con el concepto de que la mejor
política industrial es la que no existe, como se llegó a decir en los años 90. La historia se
ha encargado de desmentir esa posición, con el ejemplo de las economías de más rápido
desarrollo en los últimos años, las cuales han hecho de esta tarea, una prioridad.
Desde 1990 el aumento de la productividad en México, registra un promedio de 0.8%
anual; para crecer al 6% por año necesitamos, necesariamente elevar este indicador de
productividad a cerca del 4%. De lo contrario nuestra competitividad seguirá teniendo
dificultades: En la última década nuestras exportaciones más que se duplicaron, pero
nuestra participación de mercado global bajó de 2.58 a 1.91%
Por todo ello, nos congratulamos por la iniciativa de Ley Para Impulsar el Crecimiento
Sostenido de la Productividad y la Competitividad de la Economía que se discute en el
Congreso de la Unión, porque va por esa senda, y está en sintonía con la insistencia del
Consejo Coordinador Empresarial de generar los grandes acuerdos marco de fomento
económico y de desarrollo regional.
Para el sector privado resulta prioritario, en la coyuntura actual de la economía mexicana
y sus perspectivas a futuro, perfilar una visión consensuada respecto a la política de
fomento económico que necesita el país.
Ese debe ser un primer principio en este cometido: la responsabilidad compartida entre
los sectores público y privado, como aliados en un esfuerzo consistente, con rumbo claro
para ambas partes.
Una sinergia efectiva, empresas-gobierno, ha sido factor clave en los años de mayor
crecimiento en México y en las experiencias exitosas de política industrial que se han
practicado en el mundo, y que hoy necesitamos replicar, con nuestro propio modelo, en
México.
Con una iniciativa como la presentada en el Congreso, el Gobierno mexicano adquiere,
por mandato, una función más relevante en la planeación y promoción del desarrollo;
hecho que se presenta como un cambio de paradigma. Se confiriere institucionalidad a la
política industrial, con más instrumentos para intervenir.
Estamos ante una oportunidad irrepetible para avanzar en este camino, por el potencial
que representan las grandes reformas aprobadas en los últimos años, junto con la
necesidad objetiva de consolidar condiciones y fijar compromisos para la viabilidad de su
implementación.
Esto tiene que ver con pendientes muy concretos. Como hemos señalado en diversos
espacios, no podemos ser sólo observadores pasivos de un auge ajeno derivado de la
reforma energética.
El éxito pleno de ésta depende de que construyamos una industria energética nacional
sólida, factor complementario al abasto competitivo de insumos estratégicos para las
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Lunes, 20 de octubre de 2014
empresas y para la economía en general.
En este contexto, otro principio fundamental para cualquier política de impulso a la
competitividad es concentrarse en la creación y consolidación de mecanismos de
operación eficaces, para realmente sacar adelante una agenda puntual de prioridades.
La legislación, sin duda, será de gran ayuda, al marcar una orientación y
responsabilidades, pero de poco servirá si no tenemos dichos instrumentos, en los que se
den los acuerdos, los compromisos, las estrategias, las acciones y los métodos de
seguimiento y evaluación.
Una política nacional de fomento eficiente, sólo puede ser aquella que baje a las regiones,
que la hagan suya los estados y los municipios, y desde luego, los factores de la
producción. Que cuente con objetivos claros para todos, e instancias permanentes que
den operatividad, continuidad y articulación a los esfuerzos.
En este sentido, hay que aprovechar cabalmente los espacios de interlocución y
planeación que hemos creado en estos años recientes entre el sector público y el privado,
como el Consejo Consultivo Empresarial para el Crecimiento Económico y el Comité
Nacional de la Productividad. Lo primero será robustecer sus responsabilidades,
facultades y alcances.
Resulta acertado el planteamiento de no limitarse a la industria manufacturera, ampliando
el alcance a los sectores de servicios y comercio, e incluso al campo, con acento en
aspectos como la economía del conocimiento, capital humano, participación de actores
sociales en la planeación del desarrollo y objetivos encaminados a transformar la
estructura productiva hacia actividades y sectores de alta productividad y al
fortalecimiento del mercado interno.
Se prioriza la integración de cadenas de producción, planteando una revisión y
reorganización de los propios eslabonamientos, la apuesta por los conglomerados o
clusters, y la formación de capital productivo.
Aunque la iniciativa de Ley no señala con mucho detalle los cómos, puesto que las
precisiones tendrán lugar en el Programa Especial para la Productividad y Competitividad,
se hace patente la preocupación por el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas
empresas. Este es el gran reto: reducir las brechas de productividad y crecimiento entre el
sector externo y el interno, y entre las empresas en función de su sector y tamaño, para
lograr una mayor integración.
Hay que enriquecer algunos conceptos e incorporar acciones y metas precisas en materia
de formalización y eficiencia regulatoria; replicar las mejores prácticas que se observan en
algunos Estados y Municipios, lo mismo que en sectores y empresas de vanguardia;
reforzar el programa nacional de infraestructura con la definición de Franjas de Desarrollo
Logístico Estratégico, así como profundizar las medidas para contener y combatir la
economía ilegal, entre otros temas.
Mensaje 130 – Una política de fomento económico para México.
Lunes, 20 de octubre de 2014
El financiamiento es clave, para lo cual hay que trabajar en prioridades como la creación
de un sector de capital semilla. Igualmente se requiere de una política avanzada para
promover la innovación y el desarrollo científico y tecnológico, con un paquete de
incentivos competitivo. El criterio de sustentabilidad ambiental debe tener un rol mucho
más relevante que el asignado en la iniciativa.
En todos los casos, será importante construir una buena batería de instrumentos y
métricas que faciliten la medición de resultados; no solo los del Foro Económico Mundial.
En general, creemos que la iniciativa aborda aspectos importantes del desarrollo nacional,
con sus correspondientes objetivos macro, pero hay que trabajar mucho más para integrar
y vincular a la parte micro. Puede ser una plataforma muy útil, en el desafío de consolidar
mecanismos que realmente sean operativos y funcionales, con metas de corto, mediano y
largo plazo.
En el sector empresarial vamos adelante, con ustedes, en la construcción de consensos
básicos entre los factores de la producción y el Estado Mexicano, por una estrategia de
productividad, competitividad y desarrollo acelerado.