¿Cómo se esfumaron u$s 70.000 millones? - Offnews.info

¿Cómo se esfumaron
u$s 70.000 millones?
 Sí, esa es la super renta extraordinaria e irrepetible que se devoraron seis años de gestión K.
Originada en impuestos exorbitantes, que se
llevan más de un tercio de ganancias y capital de
giro —como las retenciones— y trampas fiscalistas —como la prohibición de ajustar balances— que gravan la formación misma de capital
productivo.
Escribe
Agustín A. Monteverde
Economista
Si tamaño zarpazo al sector productivo no
logra conmover los ánimos progresistas, la
indiferencia cede a la desazón —o la
indignación— cuando verificamos que no quedan
rastros de esos u$s 70000 millones. …¿Alguien
vio las nuevas rutas, trenes o escuelas?
Resultados al canto, nada se dedicó a modernizar la justicia. Menos aún a
la impostergable renovación del material de defensa (¿quién se acuerda ya del
rompehielos y de tantos aviones militares caídos? ¿dónde están los fondos para
que nuestra flota ponga coto a la pesca indiscriminada? ¿y los radares que
pongan fin a la libre operación del narcotráfico?)
La propaganda oficialista habla de 250000 viviendas construidas (favor
de publicar el inventario porque no se las ve). Pero con aquella masa de fondos
se podría haber edificado 2,3 millones de casas (salvo que las anunciadas hayan
costado u$s 280 mil cada una).
A falta de infraestructura, el monumental excedente podría haberse
destinado a las demoradas reformas estructurales (del estado, tributaria, etc).
Desilusión: la única reforma de envergadura en los últimos seis años fue la
confiscación de las jubilaciones y estatización y disolución del sistema de
capitalización; no tuvo costo sino que apuntó a engrosar los bolsillos fiscales.
El superávit fiscal de estos años no obedeció precisamente a una sana y
sobria austeridad. “La caja”, espina dorsal del poder autocrático kirchnerista,
constituyó el instrumento para amancebar a gobernadores, intendentes,
sindicatos, empresarios, y ONGs de variado cuño.
Como sostuvimos desde un comienzo, los impuestos a las exportaciones
fueron objetivo central de una política cambiaria al servicio de la Tesorería,
pero marketineada bajo el seductor sello productivista y —vaya paradoja—
proexportador. Esa política de dólar fuerte —es decir, de peso débil— que
obedientemente aplicó el BCRA hasta mediados de 2008, fue súbitamente
abandonada al sufrir los primeros cimbronazos del enfrentamiento con el
campo, cuando el dólar se fortalecía a lo largo y ancho del mundo.
La consiguiente pérdida de recursos y la insaciable necesidad de caja —
o, lo que es lo mismo, de poder— llevaron al gobierno a una serie de manotazos
desesperados. El ímpetu bucanero subvirtió los términos del discurso. Del
tramposo argumento de “salvar las jubilaciones” pasamos a la chocante realidad
de que los fondos jubilatorios son los que rescatan al fisco. A poco de estatizar
Aguas Argentinas para “salvar el sistema sanitario del Gran Buenos Aires”, nos
encontramos que los fondos para cloacas terminaron financiando al gobierno.
La Lotería, el PAMI, los retiros militares, y las cajas de jubilaciones
profesionales debieron socorrer a este sistema de poder basado en el gasto
clientelar. Hasta la AFIP ha implantado una suerte de default, demorando los
reintegros a la exportación.
Tanto despilfarro nos ha devuelto a penurias que ya conocemos. Este año
el déficit primario nacional será al menos de $ 2000 millones y el consolidado
provincial superaría los $ 14000 millones.
• En marzo, el superávit primario experimentó una caída de 61 %
interanual y el resultado financiero —luego del pago de servicios de la
deuda— fue negativo en $ 733 millones (un año atrás había sido
positivo en $ 850 millones).
• El gasto se expandió 28 % interanual y fue récord para lo que va de
2009.
 Los gastos de operación —los más rígidos a la baja: principalmente
son remuneraciones— saltaron 45 % interanual. Se trata más de un
piso que de un techo de crecimiento para lo que resta del año.
 Las prestaciones a la seguridad social subieron 35 % interanual.
 La única buena nueva es que se desaceleró a 22 % el ritmo de
expansión de los subsidios al sector privado, aunque bien por
encima del crecimiento de los ingresos.
 A pocas semanas de las elecciones, los gobernadores e intendentes
desesperan: las transferencias corrientes al sector público
aumentaron sólo 10 % interanual mientras que las de capital cayeron
7 %.
 Las obras públicas de la Nación, en cambio, saltaron 107 %
interanual.
 Ante la previsible caída de la actividad, con las consiguientes
urgencias económicas y sociales a corto plazo, y sin reformas
estructurales en estudio, es impensable una desaceleración del gasto.
• Los ingresos corrientes, en tanto, se expandieron algo menos de 16 %
interanual.
 Pero esta suba fue inflada por el salto de 51 % en los ingresos
captados por el sistema de seguridad social gracias a la
megaconfiscación de los ahorros previsionales; si no, los ingresos
corrientes crecerían apenas 4 %.
 Los ingresos tributarios crecieron menos de 12 %, por debajo de la
mitad en que lo vienen haciendo los gastos corrientes.
 La presión tributaria efectiva (la que soporta la franja formalizada de
la economía), en tanto, supera un asfixiante 60 %, insostenible en el
contexto de una economía recesiva.
Luego de las elecciones, habrá que cubrir vencimientos de deuda por
unos u$s 7000 millones. Con el acceso cortado al financiamiento externo (salvo
líneas “testimoniales” del BID y el BM), las únicas fuentes de fondos a las
cuales echar mano serán las reservas internacionales y los ultrajados fondos de
la ANSES. Para eso el gobierno ya modificó encubiertamente las leyes del
BCRA y el BNA como artículos de la ley de Presupuesto.
Aún con esos recursos extra, la brecha a cubrir —dependiendo de los
supuestos que tomemos— superaría los u$s 1500 millones. Un default parcial y
selectivo será difícil de esquivar: ya se puede descontar la refinanciación bajo
presión del próximo vencimiento del BODEN 2012. Y está en carpeta la
apropiación de parte de los encajes bancarios (como se hizo en tiempos de
Alfonsín, y que derivó en el plan BONEX).
Lo curioso es que muchos califican a Néstor Kirchner como un “buen
administrador”… ¿Dónde quedó aquel fondo anticíclico del que tanto se habló?