Análisis contrastivo de las hipótesis acerca del origen del español

UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE
FACULTAD DE HUMANIDADES
Departamento de Lingüística y Literatura
Pedagogía en Castellano
Semántica Diacrónica del Castellano
¿​​L​ENGUA MADRE O LENGUA MADRASTRA?
Análisis contrastivo de las hipótesis acerca del origen del español
Docente
:
Integrantes :
Eduardo Araya Díaz
Catalina Guajardo Miranda
Melisa Sarmiento Cancino
Fecha
:
Viernes 16 de noviembre de 2018
● Matris lingua
Todos conocemos la teoría de que la lengua castellana, el español y las lenguas
romances tienen su base en el latín que al tener contacto con lenguas como por ejemplo la
arábica forman el español, este contacto se produce a través de la oralidad y la expansión del
imperio romano junto con otros imperios que avanzaban en la conquista de toda Europa. En el
caso de España, el latín se mezcla con la lengua vasca, la cual era la más presente al momento
de la expansión romana.
Los principales argumentos para sostener la teoría de que el español proviene del latín
son las palabras que se mantienen con la raíz latina, pero que por razones del constante cambio
de la lengua se han ido modificando fonológica y fonéticamente; por ejemplo la palabra rosa
(nominativo singular femenino) se mantiene de igual forma como sustantivo singular tanto en el
latín como en el español.
De esta forma la teoría de que el latín es la lengua madre del español se funda, además
de la mezcla de culturas y el expansionismo del imperio romano, en las palabras que utilizamos
diariamente que tienen su raíz en la lengua latina. Estas palabras a pesar de sufrir
modificaciones lingüísticas mantiene mayormente su mismo significado en la parte semántica,
ya que se entiende que varias expresiones mantienen el mismo significante independiente si su
cambio ha sido fonético o fonológico:
●
In dubiis abstine : “En caso de duda, abstenerse” Frase latina generalmente usada en el
campo de derecho y que invita a no actuar o hablar si de duda de lo que se hará.
Con este ejemplo, podemos obtener dos conclusiones concretas; la primera es que el
significado semántico de la mayoría de las locuciones se mantiene hasta la actualidad en
relación a su significado en la época romana, de tal forma se expone que hay una relación
directa entre nuestra lengua actual con el latín como lengua materna. Por otra parte tenemos las
raíces de las palabras:
● in → en/ La vocal i se abre en e y se mantiene la n final. Su significado sigue siendo “en”
dubiis → duda/ se mantiene la sílaba inicial; en la segunda sílaba al encontrarse bii, produce
que la vocal se abra en a y que la consonante palatal pase a labiodental por proximidad con la
vocal abierta “da”. Se mantiene el significado como falta de certeza o negación.
abstine →
​
abstinencia/ se agrega el sufijo ​cia ​y se combina con la palabra temetum que hace
referencia a una bebida alcohólica romana, por lo que su significado varía con base en esto, sin
embargo de igual forma se entiende como privarse de algo.
Con todo lo expresado anteriormente, la teoría que el español proviene ciertamente del
latín es la más divulgada de todas ya que las pruebas que existen para comprobar esta son
abundantes desde los planos semánticos, fonéticos y fonológicos, además de la historia
universal que propone la expansión del imperio romano como algo más que político, uniéndose
a ello lo cultural.
● Adquisición de una lengua madre anterior a la romanización
La teoría de Carme Jiménez Huerta rompe con la tradición: ​El latín no es nuestra lengua madre​,
pero ¿por qué indica esto la filóloga? Ella propone, en su publicación titulada “No venimos del latín”,
que las lenguas romances no vienen de ninguna parte, ya que eran las lenguas habladas ya en el
territorio, claramente con distinciones según los diferentes contextos lingüísticos y geográficos. Se
suele atribuir el ​latín vulgar a las lenguas romances, pero la realidad es que estas podrían haber
evolucionado desde una lengua madre anterior a la llegada de la romanización, por lo que la relación
sería de parentesco y no de filiación ya que, indica Carme Jiménez, las lenguas romances comparten
una misma tipología lingüística llegando a idénticas soluciones convergentes que muestran una rotura
con el latín. Esto cobra sentido una vez que nos posicionamos en el territorio que habitaban las
personas al momento de la llegada de los romanos, puesto que las transacciones de mercadería y
diferentes objetos llevaban mucho más tiempo subsistiendo y, seguramente, la comunicación ya era
fluida entre los habitantes de aquellas zonas.
Ahora bien, claramente el latín se expandió de forma amplia con el imperio de Roma, pero es
necesario recordar que esta lengua “oficial” era la establecida para todo el ​papeleo burocrático y era
utilizada por políticos, la iglesia e individuos con una situación de poder privilegiada ¿dónde queda la
población común y corriente, entonces? Podemos inferir que los habitantes quizás utilizaban el latín
para sus trámites con el imperio, pero en el día a día -incluso comparando lo que sucede actualmente
con el registro “culto y formal”- suponemos que las personas no hablan de la misma manera que
escriben.
● Análisis y conclusiones ¿Lengua madre o madrastra?
Las palabras pueden sufrir cambios en su forma externa, pero también pueden modificar su
significado a lo largo del tiempo. La semántica histórica se ocupa de dichos cambios, los cuales son de
naturaleza variada:
1. Por causas históricas
→ Esto pasa cuando un referente “evoluciona” y transforma, pero la
palabra sigue siendo la misma que se empleaba.
2. Por causas sicológicas → Es la causa más frecuente de los cambios semánticos y se trata
de las asociaciones de ideas de los propios hablantes.
3. Por causas lingüísticas → Por ejemplo, el término ​habano, q
​ ue significa que “pertenece a la
Habana” amplía su significado a un tipo de tabaco.
4. Por causas sociales
→ Dentro de esta causa encontramos los eufemismos y las palabras
tabú. E
​ jemplo: decir “de la tercera edad” en vez de “viejo”.
En este sentido, el análisis comparativo de las hipótesis antes descritas nos indica que, en
general, las palabras que comúnmente tenemos incorporadas como fieles representantes del latín
vulgar al español, tales como ​HUMILITAS, INFAMIA, RAEROGATIVA o ABSTINE ​pertenecen a formas
netamente latinas y utilizadas por clérigos (dominadores del latín por excelencia), por lo que el uso de
dichas palabras no era de uso popular, pues casi todas tuvieron en su origen un uso literario, técnico o
culto. En este sentido, podemos afirmar que las palabras que actualmente utilizamos -y que tienen una
base latina- son préstamos.
La lengua madre de la que derivarían los romances sería la lengua hablada en Europa y en
otros territorios desde mucho antes de la romanización. Las similitudes responderían al valor simbólico
de los formantes que, mediante idéntico proceso de composición, establecieron la base de muchas
lenguas. Un claro ejemplo de lo anterior es el hecho de que el español comparte formas muy parecidas
con el rumano (lengua que se desligó del imperio romano en el año 270, según los estudios de Yves
Cortez). Algunas de estas formas son:
ESPAÑOL
RUMANO
LATÍN
Tratado
Tratat
Foedus
Playa
Plaja
Litus
Camisa
Camasa
Sucubula
No tenemos cómo negar el parecido que se produce entre el rumano y el español, sin embargo
no podemos decir lo mismo del latín. Las palabras utilizadas son de uso común y conocidos por la
mayoría de los habitantes de las zonas, independiente de su lejanía geográfica ¿será acaso, su
diferencia con el latín, el hecho de que no son vocablos “cultos” o técnicos”? Cuesta imaginar que la
sublime expansión de Roma y su idioma oficial no haya dejado una marca más profunda en el nuestro,
no así con otras lenguas que tuvieron una expansión mucho más “recatada”, como el contacto con la
árabe al sur de España, contacto que deriva en palabras que utilizamos hasta el día de hoy, como
almohada (almuẖádda) o aceituna (azzaytúna).
La lengua madre que tantas veces nos hicieron reconocer no ha sido más que una madrastra
todo este tiempo, ocupando el lugar y la fama que debería tener el verdadero origen: la familia
indoeuropea. Un origen humilde, cotidiano y lleno de intercambios culturales, en donde Roma y su
imposición no era bienvenida para establecer una nueva conversación o hacer nuevos amigos porque,
en efecto, no existía ninguna relación entre lengua hablada (de origen popular) y lengua escrita
(aristocrática y eclesiástica).
Bibliografía
Cortez, Yves (2007) ​El Francés no procede del latín..​ ​Edition L’harmattan. Recuperado de
https://es.scribd.com/document/.../El-Frances-No-Viene-Del-Latin-Yves-Cortez​ el [14-11-18].
Jiménez Huertas, Carme (2015). No venimos del latín: Los romances derivan de una lengua madre de
carácter aglutinante. II Jornadas de lengua y escritura ibérica. Salduie-Zaragoza. Recuperado de
euskararenjatorria.net/wp-content/uploads/.../3_Salduie_II_Carmen_J_Huertas.pdf​ el [13-11-18].
Lapesa, Rafael. Historia de la Lengua Española, Ed. Escelicer, Madrid, 1968 [PDF].
Léxico
y
semántica:
Conceptos
fundamentales.
McGraw-Hill
Education.
https://www.mheducation.es/bcv/guide/capitulo/8448150007.pdf​ el [14-11-18]
Recuperado
de