La participación aprobada, parte III

La participación aprobada, parte III
Apóstol Sergio Enríquez O.
Séptimo servicio – Santa Cena
Guatemala, 10 de enero del Año de la Abundancia
Cada vez que hay una manifestación de parte de Dios, tenemos que ser cuidadosos porque siempre que viene una bendición, el
enemigo se encuentra al asecho intentando desvirtuarla, esto lo podemos ver en el banquete del rey Asuero cuando es desechada
Vasti. Otro ejemplo se da en el banquete de Ester, cuando es desechado Amán. En ambos banquetes vemos que hubo bendición
pero también maldición, y este último vino por causa de la desobediencia. Cuando aparece un banquete en la Biblia, es necesario
recordar el banquete real, y que lo que buscamos al tomarla es la bendición, sin embargo, podemos conseguir maldición con nuestras
actitudes. Este año ha sido decretado de abundancia para nuestra vida, no obstante, por ignorancia podemos perder la oportunidad
que se nos ha abierto. El versículo de Ecl 9:7 LBLA dice: Vete, come tu pan con gozo, y bebe tu vino con corazón alegre, porque Dios
ya ha aprobado tus obras. De este pasaje, resaltaremos los siguientes tres aspectos:
 Vete
 Come y bebe la Santa Cena con alegría y gozo
 Porque Dios ya ha aprobado tus obras
La bendición la conseguimos desde que se nos dice “vete” porque después tomamos la Santa Cena porque el Señor ya ha
aprobado nuestras obras. En el contexto del verso de Gn 12:1 R60, dice que el Señor instruyó a Abraham a dejar la tierra donde vivía
para mostrarle la tierra que Él le daría, diciéndole “Vete”, y luego recibió una gran bendición de parte del Señor. En el pasaje de Gn
22:2 R60 nos habla de ofrenda, pero no necesariamente de una ofrenda material, sino que el Señor nos puede estar pidiendo lo que
más amamos, de hecho dice la Biblia que él que ama más a sus padres que a Dios, no es digno de ser discípulo (Lucas 14:26), con
esto confirmamos que Dios puede pedir ofrendas de diferente índole. En este pasaje menciona la palabra “Moriah”, que es una
palabra que viene del idioma hebreo, identificada como H4179, y la define como uno de los lugares donde se señala que tuvo lugar
el sacrificio de Abraham, y significa “Dios te ve”, porque cuando presentamos nuestro sacrificio Dios nos ve. El Señor ve nuestra
actitud cuando damos, como el Apóstol Pablo que se daba en ofrenda cuando predicaba, a efecto que la Palabra llegara a todos lados
sin considerar que ello causara desgaste a su cuerpo o mente. Cada vez que damos, el Señor ve nuestro corazón, de tal manera que
en “Moriah” es donde tenemos que ofrendar. Por ejemplo, la motivación de los fariseos era ser vistos por los demás, sin embargo, la
viuda, pese a que estaba avergonzada por lo insignificante de su ofrenda, su propósito era agradar al Señor. Esta misma actitud debe
existir cuando ofrendamos para un hermano o necesitado, porque el Señor está viendo nuestro corazón, pero también está viendo el
corazón del que recibe, por ello cuando nos toca recibir, tenemos que hacerlo con un corazón agradecido porque Él lo verá.
Dios no nos muestra todo el plan que tiene dispuesto para nosotros, sino que en el camino nos va marcando cuál es el siguiente
paso a seguir, y esto lo podemos ver cuando nos instruye a pedir y agradecer el pan de cada día, porque cada día trae su propio afán
y solo Él sabe lo que vendrá enseguida. “Vete y ofrenda, y después ve, come tu pan y tu vino con alegría porque ya ha aprobado tus
obras”. Expresa el verso de Gn 27:9 BMN, que si nuestras actitudes no son propias de una oveja, sino de una cabra, tenemos que
eliminarlas y llevarlas a los pies del Señor como una ofrenda y sacrificio. Dice el pasaje de Mt 5:25 BSA que si venimos a la Santa
Cena, antes debemos ponernos a cuentas con nuestros hermanos. Sin lugar a dudas la reconciliación es difícil de lograr, porque
tenemos que dejar de lado nuestro orgullo, declinar nuestras actitudes y cualquier aspecto que provoque división con nuestros
hermanos, es decir, debemos solventar cualquier dificultad que algún hermano tenga contra nosotros, o bien, las que nosotros
pudiéramos tener contra cualquier hermano. La reconciliación es algo difícil de afrontar, pero lo debemos hacer si queremos que el
Señor acepte nuestra ofrenda y nos permita tomar la Santa Cena debidamente.
El contexto del pasaje de Mr 5:19 R60 refiere al endemoniado de la tierra de los gadarenos, quien vivía en los cementerios y se
encontraba afectado, tanto física como espiritualmente, por la legión que llevaba dentro, pero el Señor Jesús lo liberó. Seguramente
que en reconocimiento, él quiso seguirlo pero Él Señor le dijo: “vete a los tuyos”, para que les contara las misericordias y las
maravillas que Él hizo en su vida. Si tomamos la Santa Cena, vayamos a los nuestros y a los que están cerca de nosotros,
pidámosles perdón, y contémosles cuán grandes cosas el Señor ha hecho con nosotros y la misericordia que ha tenido cuando
decidimos seguirle.
Redactado por: Hna. María Eugenia Torres
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