"Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor

19 de Abril, 2015
Tercer domingo de Pascua- Ciclo B
"Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor." Salmo 4
Espíritu Santo, incítanos,
para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos,
para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, inspíranos,
para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, fortalécenos,
para que defendamos las cosas santas
Espíritu Santo, ayúdanos,
para que no perdamos nunca las cosas santas1.
Lucas 20,35-48
35
Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando
partió el pan. 36Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó
diciendo:
—Paz a ustedes.
37
Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu. 38Pero Jesús les dijo:
—¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón?39Miren mis manos y mis pies. Soy
yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.
40
Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies. 41Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la
alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:
—¿Tienen aquí algo que comer?
42
Le dieron un pedazo de pescado asado, 43y él lo aceptó y lo comió en su presencia.44Luego les dijo:
—Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de
cumplirse todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos.
45
Entonces hizo que entendieran las Escrituras, 46y les dijo:
—Está escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día, 47y que en su nombre se anunciará a
todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Comenzando desde
Jerusalén, 48ustedes deben dar testimonio de estas cosas.
1
San Agustín
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Algunas preguntas para una lectura atenta:
¿Cómo saludó Jesús cuando se presentó en el lugar? ¿Cuál fue la reacción de los discípulos? ¿Qué
cuestionamientos les hace Jesús y a qué los invita? ¿Qué hizo Jesús con el trozo de pescado que le
ofrecieron? ¿Cuál fue la acción de Jesús para que comprendieran las Escrituras y qué dicen de Jesús? ¿Qué
deben anunciar los discípulos y por dónde deben comenzar?
P. Daniel Kerber2
En este tercer domingo de Pascua se nos presenta otro encuentro del Resucitado con su comunidad y
ocurre inmediatamente después de la aparición a los discípulos de Emaús.
El texto comienza haciendo el nexo con el relato anterior de la aparición en el camino de Emaús (v. 35) y
luego se desarrolla el encuentro con la comunidad de Jerusalén en dos partes: en la primera (vv. 36-42),
Jesús se presenta a los discípulos y da signos de su presencia real, salvando así el miedo y las dudas de ellos;
en la segunda (vv. 44-48), les recuerda el anuncio de las Escrituras, se las hace comprender y los establece
como testigos de todo lo sucedido.
Jesús, otra vez, se pone en medio de sus discípulos y les da la paz (v. 36). La primera reacción de los
discípulos es de miedo y dudas (v.37). Él atiende esa situación y, como buen maestro, los conduce con
palabras y gestos de modo que ese temor se transforma en asombro y gozo (v.41).
Luego, vuelve a hacer referencia a lo que les había enseñado durante su ministerio: todo lo anunciado sobre
Él en la Biblia, descrita en sus tres partes (Moisés, es decir, la Ley, los libros de los profetas y los salmos =
libros poéticos y sapienciales), debía cumplirse; tal como se cumple al inicio de su ministerio en la sinagoga
de Nazaret (ver 4,21). Jesús parece estar haciendo referencia particularmente a los anuncios de su pasión y
resurrección, repetidos tres veces en el evangelio (9,22-27; 43-45; 18,31-34), en donde también se refiere
a la incomprensión de los discípulos: “Pero ellos no entendían lo que les decía, pues todavía no se les había
abierto el entendimiento para comprenderlo; además tenían miedo de pedirle a Jesús que se lo explicara”
(9,45, ver también 18,34).
Entonces hizo que entendieran las Escrituras, (literalmente dice “les abrió el entendimiento para que
entendieran…”). Esto nos muestra que la comprensión de la Escritura es obra de Dios y que es desde la
resurrección de Jesús que podemos comenzar a comprender el sentido de lo que dice la Palabra.
2
Es presbítero de la Arquidiócesis de Montevideo, Uruguay y párroco de la Parroquia San Alejandro y San Pedro Claver. Trabaja también con Sociedades Bíblicas
Unidas, en el trabajo de traducción de la Biblia para las lenguas indígenas y como “auditor” para el Sínodo de los Obispos sobre La Palabra de Dios en la vida y
misión de La Iglesia (2008). También colabora con el Cebipal (Centro Bíblico para América Latina, del CELAM) como profesor y consultor.
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Las Escrituras habían anunciado lo que se cumpliría en Jesús, pero ahora el Maestro les dice que la obra sigue
y que “en su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus
pecados”. De esto los discípulos serán testigos (v. 48). No se trata solo de algo pasado y de quedarse en la
alegría de la paz que trae la presencia del Resucitado, sino que su presencia se hace cada vez más dinámica,
e impulsa a los discípulos, para que, comenzando desde Jerusalén, den testimonio de estas cosas.
Una vez más la Escritura nos insiste en ser testigos, aquellos que están presentes a una realidad y la
anuncian. El evangelio leído con fe se transforma en lugar de encuentro desde el que nos hacemos testigos
para “todas las naciones”.
De hecho, la segunda obra de Lucas, los Hechos de los Apóstoles, comenzará en Jerusalén, donde nace la
Iglesia, y culminará con el viaje del apóstol Pablo a Roma. Para Lucas, llegar a la capital del imperio era hacer
posible que el Evangelio alcanzara a todas las naciones.
Hoy estamos celebrando el tercer domingo de Pascua. Avanzamos en un proceso que comenzó con el gran
acontecimiento de la Vigilia Pascual, en la que llegaron a su plenitud las promesas de la Escritura con la
Resurrección de Jesús. Durante estos domingos hemos escuchado en los evangelios diferentes
acontecimientos que la Iglesia nos presenta y, quizás nos hemos identificados con las diferentes reacciones
de los discípulos en las apariciones del Resucitado
Los evangelios nos muestran cómo Jesús después de la Pascua se hace presente en distintos momentos de
nuestra vida de nuestras familias, y de nuestra comunidad. Tal vez hemos sentido miedo, dudas y no salimos
del asombro frente a lo que está sucediendo. Jesús se nos presenta al mismo tiempo crucificado y
resucitado: compartiendo nuestras vivencias cotidianas (como es el comer) pero también renovando nuestra
fe y disponiendo nuestro corazón para escucharlo y seguirlo.
Al final de este mensaje evangélico, Jesús nos recuerda que el sentido de todo su camino pascual es la
salvación y el perdón de los pecados, es una noticia que no podemos callar, es su pedido al decir: “ustedes
deben dar testimonio de eso”.
Ahora preguntémonos:
¿He experimentado la presencia de Jesús Resucitado en algún momento de mi vida?, Aunque tenga miedo o
inseguridad, he sentido la compañía del Señor cuando hablo de Él a otros?
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Señor Jesús:
siento incertidumbre y duda
cuando me acerco a hablar contigo.
Deseo encontrarte en tu Palabra
reconocerte y experimentar la alegría
y la paz que sólo tu das.
Ayúdame Señor
a descubrir tu rostro de amor en comunidad,
da fortaleza a mi fe para ser testigo tuyo.
Y que decididamente diga a todos
que Tú eres la Salvación.
Señor Jesús, tu resurrección me lleva a conocer tu rostro de amor
y fortalece mi llamado misionero.
Invito a mi comunidad a organizar una acción misionera con jóvenes del lugar donde vivimos, y les llevamos
este gran mensaje de la resurrección.
“Los santos, mientras vivían en este mundo, estaban siempre alegres,
como si siempre estuvieran celebrando la Pascua”.
San Atanasio
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