Bogotá D - Facultad de Administración

El clima organizacional como impulsor de la
productividad
Síntesis: En los últimos tiempos se ha reconocido la importancia del
clima organizacional en la productividad de las instituciones: cuando
este es adecuado, los empleados se sienten más identificados con la
empresa, y esto se refleja en una mayor calidad de productos y
servicios. A partir de diagnósticos y estrategias adecuadas, es posible
gestionar los recursos humanos de manera que sus actitudes y
comportamientos configuren este ambiente favorable. Sin embargo,
los cambios requieren un compromiso serio, que debe empezar en la
alta dirección.
Tener un buen producto o servicio ya no es lo único importante. Si
bien el principal objetivo de los consumidores o usuarios es satisfacer
sus necesidades, existe de parte de los clientes, una creciente
preocupación con respecto a la totalidad de la gestión de las
organizaciones y al impacto que esta tendrá en la sociedad. La
globalización, el avance tecnológico y el desarrollo de las sociedades,
entre otros, han generado consumidores muy exigentes, que
demandan de las organizaciones una labor más compleja que la de
antes, pero no imposible.
Las organizaciones, tanto privadas como públicas, lucrativas o sin
fines de lucro, deben considerar que la opinión externa, conformada
por estos nuevos consumidores, las percibe de manera positiva o
negativa según su incidencia en la imagen y las perspectivas del país.
Para la opinión pública, el crecimiento de la nación no solo depende
del gobierno central sino también de los “gobiernos corporativos” que
se instalan en el Perú y generan una imagen como empresa, como
producto o servicio o como sector empresarial, que influye en la
imagen del país.
También es centro focal de atención la actitud de la organización
frente a la sociedad (responsabilidad social). Las organizaciones que
manejan adecuadamente este tema logran una mejor reputación
corporativa. Y no solo eso, porque los nuevos consumidores no se
preocupan únicamente por la calidad y el precio, sino que prefieren
adquirir los productos de empresas socialmente responsables, es
decir, los de aquellas entidades cuyo impacto en el entorno les genera
un valor agregado.
Una tercera variable que ha cobrado relevancia en los últimos tiempos,
es la gestión de los recursos humanos. Las organizaciones de todo
tipo han comprendido que deben gestionar las actitudes y
comportamientos de su recurso principal, el talento humano, porque
de esta manera optimizan su trabajo. En este artículo, entre otros
aspectos relevantes en materia de gestión, expondremos la
importancia de buscar un buen clima organizacional para mejorar la
competitividad interna y elevar la productividad.
Clima organizacional
Cada organización tiene un modo, un estilo de hacer las cosas. A esto
se llama “cultura organizacional”, y se refleja, día tras día, en el clima
que se vive al interior de la organización. El ambiente entre los
empleados, lógicamente, no será el mismo en una empresa que
privilegia un modo autoritario de toma de decisiones que en una que
prioriza el trabajo en equipo.
Diversas organizaciones, como el instituto Great Place to Work y el
Reputation Institute , han desarrollado evaluaciones para medir el éxito
de las empresas. Uno de sus componentes de evaluación y
diagnóstico es, precisamente, el clima organizacional, pues este no
solo genera una identidad Corporativa, sino que es reflejo de la cultura
Corporativa de una institución.
Así como fue importante, durante los años ochenta, el tema de
excelencia, hoy en día la gestión de las organizaciones no debe estar
únicamente orientada hacia la satisfacción del cliente. La tendencia es
preocuparse también del “público interno”, del capital o talento humano
que generará el producto o servicio que los clientes de la organización
consumirán. Con un mejor clima organizacional, los empleados se
sentirán más identificados con la empresa, y esto, a su vez, se
reflejará en una mayor calidad. El cliente sentirá el aumento de la
calidad y tendrá percepciones más positivas acerca de la
organización. Esa es la premisa.
A título de ejemplo, en nuestro país, algunas de las organizaciones
que ya ven los resultados de haber gestionado mejor su clima laboral,
son la cadena de hoteles JW Marriott, la empresa de seguridad J&V
Resguardo, el banco Interbank, la constructora Graña y Montero, la
Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) y el
Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinerg).
Gestión de las actitudes
Antes de intentar la gestión de cualquier tipo de actitud organizacional,
una empresa debe tener claro que los objetivos son dos: identificar
qué dimensiones de la organización afectan el clima laboral y las
actitudes del personal, y cuáles, entre estas, no solo se reflejan en la
atmósfera de trabajo sino que afectan la calidad del desempeño de los
trabajadores o su productividad.
El primer paso para iniciar una gestión adecuada de las actitudes
organizacionales es la medición del clima organizacional. Esta permite
diagnosticar cómo afecta el clima laboral a los empleados de la
empresa, lo cual hace posible inferir el grado de compromiso que
tienen, la calidad de su desempeño, su satisfacción laboral, la
motivación de los trabajadores y el grado de desarrollo de las
unidades de gestión. Todo esto, desde la percepción de sus propios
trabajadores.
Esta medición es apropiada, por una parte, antes, durante y después
de iniciar un proceso de cambio y mejoramiento continuo, con el fin de
obtener información sobre los aspectos que requieren mejoras –al
principio–, de evaluar sus avances y ajustar los aspectos débiles –
durante el proceso– y de evaluar los resultados alcanzados. Por otra
parte, también es bueno efectuar una medición de este tipo cada cierto
tiempo, para evaluar la percepción y el impacto de los colaboradores
sobre la gestión de los directivos y los resultados.
Es importante, para este tipo de evaluaciones, el empleo de una
metodología integral, que permita medir diversos aspectos: actitudes
laborales, liderazgo, procesos de comunicación, condiciones de
trabajo, toma de decisiones, valores, capacitación, reconocimiento,
desarrollo del puesto y nivel de productividad, principalmente .
Asimismo, es un diagnóstico censal que debe involucrar a todo el
personal, pues es la suma de percepciones lo que nos brindará una
real radiografía de la organización y de su situación. La objetividad del
análisis generado dependerá de la transparencia con la que una
organización ponga de manifiesto su autoevaluación.