MUS AR IT O SEMAN AL

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PERASHAT MIKETZ
Favor de no cargar en Shabat este texto en la vía pública, ni leerlo en la Jazará ni en la lectura del Séfer Torá. Requiere que se coloque en la Guenizá.
MUSARITO SEMANAL
“Lo que Hashem va a hacer…”. 41:25
En estas Perashiot nos relata la Torá sobre la historia de cómo sucedió la llegada de Yaacob y
su familia a Egipto. Nos describe ampliamente la rivalidad entre Yosef y sus hermanos, los sueños
y las interpretaciones que dio Yosef fueron las que provocaron que fuera vendido a Egipto. Sus
éxitos y sus penas lo que al final también por medio de sueños, llega a ocupar el puesto del virrey
de Egipto. Al mismo tiempo de activar un plan económico para salvar a la nación de la hambruna
que azotaría a la región. Así es como bajan los hijos de Yaacob como compradores de provisiones,
lo cual se desarrolla en una trama donde Yosef busca detenerlos en Egipto, donde provoca que los
hermanos se prosternen hacia él, mostrando su total sumisión hacia él, tal y como lo había soñado
veintidós años antes. Sólo después de esto, les revela a sus hermanos su identidad, lo cual indujo a
que bajaran Yaacob con toda su familia hacia Egipto, tal como lo había decretado Hashem a
Abraham en el pacto de Ben HaBetarim: Ciertamente sabrás que tu descendencia será extranjera en
tierra ajena y los esclavizarán y los afligirán durante cuatrocientos años.1
Y los Jajamim preguntan: ¿Qué nos enseña la reseña de la venta de Yosef a Egipto? ¿Acaso no
podía haber notificado a su padre desde el primer momento en el que fue nombrado virrey de
Egipto? ¿Por qué les hizo a sus hermanos pasar por tantas dificultades?
La respuesta es que Yosef comprendió desde un principio que sus sueños eran proféticos, y
por alguna razón Divina, tenían que ser cumplidos y él había sido elegido por la Providencia para
llevar a cabo esta misión. Y a pesar que la interpretación de sus hermanos era muy diferente, pues
lo acusaron de arrogante, Yosef siguió su propia predicción, llevándola hasta que se hizo realidad,
haciendo a un lado el sufrimiento de su padre y hermanos, para cumplir con la orden Divina que le
fue conferida.
La Torá no es un libro de historia. Es Torát Jaim (instrucciones para vivir). Es el manual donde
Hashem prescribe la forma de alcanzar nuestro potencial y obtener lo mejor de la vida.2 La lección
que podemos llevar de aquí es que cada persona posee un potencial y unas herramientas que son
únicas y que le fueron concedidas para algún propósito en el servicio de Hashem y cada uno debe
encontrar y definir como encarrilar esas fuerzas para cumplir su meta. Ya que el día del gran juicio
la persona tendrá que responder la pregunta de porque no cumplió con su cometido, ¡cuánto se
avergonzará la persona delante de Boré Olam! 3 Él llena nuestra vida de oportunidades para poder
conocernos y hacernos saber hacia dónde debemos dirigirnos, lo único que tenemos que hacer es
estar atentos y aprovechar cada oportunidad que se nos brinda, aferrándonos a las metas
propuestas, sin importar las dificultades y los obstáculos que tenga que librar para llegar a ellas,
sin dejarse influenciar por otros que buscan obstruir sus aspiraciones.
Cuando el Ne”sib de Voloshin presentó uno de sus libros, contó una anécdota de su niñez: “En
una oportunidad escuché a escondidas una conversación entre mis padres. Papá le decía a mamá con
lágrimas y penuria, que comenzaría a enseñarme a mí un oficio para que comenzara a trabajar en
eso, ya que había intentado a través de muchos métodos acercarme al estudio de la Torá y yo no
demostraba interés. En ese momento, salté de mi lugar y fui corriendo hacia ellos, y les prometí que
me dedicaría de lleno al estudio de la Torá. ¡Imaginen qué sería de mí si no hubiese escuchado con
qué dolor hablaban mis padres! Hubiera sido un sastre o un carpintero, y no más que eso, ¿Qué podía
responderle a Hashem después de 120 años, cuando Él me mostrara este libro y me preguntara: ‘Por
qué no lo escribiste?’. Pobre de mí, si hubiera vivido equivocado toda la vida... Si yo estaba hecho para
el estudio de la Torá ¿Cómo podría yo vivir de otra forma?”.
Esta Perashá se lee en los días de Januká. La relación que existe entre la lectura y la fiesta podría ser
la siguiente: El reino de Grecia trató de traer oscuridad en las almas de Israel alejándolas de Hashem.
A través de la historia, varias naciones intentaron exterminarnos físicamente, los griegos no querían
eso, ellos pretendían apagar nuestra luz alejando nuestras almas del servicio de Hashem. Los griegos
buscaban erradicar cualquier vestigio de judaísmo, por eso fue que colocaron un ídolo e impurificaron el
aceite, porque sabían que esa era la fuente de santidad y el hilo conductor que relaciona al pueblo con su
Creador. Cuando el Templo estuvo impuro y ya no se podía encender el Candelabro y servir a Hashem con
santidad y pureza, provocaría el alejamiento de la Torá y serían inducidos a elegir la cultura griega. En
esencia los griegos no destruyeron el Templo sino que lo impurificaron, queriendo enfatizar su lucha en
contra de lo que es sólo espiritual y lo que también es material, como la belleza de su construcción. Esa era su
meta lo cual comprendieron muy bien los Jashmonaim, por lo cual decidieron ponerse como meta luchar por
la pureza del espiritualismo del judaísmo y no solo por su manifestación material.
Nuestros Jajamim nos enseñan que las leyes del servicio del Bet HaMikdash dictan, que el servicio no
debe parar por causa de la impureza cuando ésta es colectiva, más sin embargo encontramos que los
Jashmonaim enfatizaron en buscar algún aceite que no fue impurificado para reanudar el encendido de la
Menorá, aunque esto les genero muchas dificultades e incluso después de buscar solamente encontraron un
pequeño frasco que no sería suficiente para encender la Menorá hasta que se fabricara un nuevo aceite puro,
labor que toma 8 días, cuando sólo tenían para un día. Todo este esfuerzo ¿para qué, Si como mencionamos
la Halajá permitía encender con el aceite impuro, en aquellas circunstancias?
La respuesta es porque ellos se habían propuesto recuperar la esencia de la espiritualidad y de esta
manera contrarrestar la ideología que querían implantar los griegos en los hijos de Israel. Ésa era su meta y
lo principal de su lucha a lo cual no podían desistir.
Ellos encontraron la aceptación Divina a su actitud por medio del milagro de que el aceite que duraría
naturalmente un solo día, quedo encendido ocho días… Y no solamente eso, sino que el símbolo y la principal
Mitzvá de esta conmemoración es recordar el milagro del aceite más que el de haber vencido al enemigo en la
guerra, sin duda queriéndonos inculcar este importante mensaje.
El apego a nuestras metas es lo que nos definirá a nosotros mismos. © Musarito semanal
“Somos lo que decidimos ser”.
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Horarios Cd. de México: Viernes 19 de diciembre 14
Encendido velas 5:45 Jizuk 5:33
Salida del sol: 7:05, Kriat Shemá 1°: 9:12, 2°: 9:48, Tefilá: 1°: 10:19, 2°: 10:42
Jatzot (medio día): 12:34, Fin Shabat: 6:48 Rabenu Tam: 7:15
Para Refuá Shelemá de: Jaim ben Alicia, Eliahu ben Esther, Yaacob ben Ruth, Jaim Yosef ben Elvira, Rajel Jaya bat Adel Janom,
Lulú bat Dora Shulamit.
Leiluy Nishmat de: Simón ben Sará, Z”L, Yitzjak ben Alicia, Z”L y Yaacob Eliahu ben Jaim, Z”L
Bereshit 15:13
Rab Noaj Weinberg
3 Masejet Jaguigá 4b
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El propósito de esta publicación es la difusión de los valores judaicos, sin fines de lucro.