Cómo evitar la Innovación “boomerang”

Cómo evitar la Innovación “boomerang”
Autor: JEFFREY BAUMGARTNER
Fuente: Watch IT!
http://watchit.ipn.pt/ermua/index.php?option=com_content&task=view&id=132&It
Fecha: 1/06/2007
Le presento una nueva regla para la innovación que debería ser la primera regla de cada
organización en este contexto: No trate de innovar a no ser que tenga la intención de innovar.
Suena tonto ¿no?. No lo es. Durante años he visto demasiados ejemplos de lo que llamo "la
innovación boomerang". Es un enorme gasto de dinero y altamente desmotivante para todos los
afectados.
La innovación boomerang nunca se pretende. Sólo sucede. Normalmente cuando una
organización quiere innovar suele invertir tiempo y recursos en algún tipo de actividad
generadora de ideas como una "tormenta de ideas", una campaña de ideas o algo similar.
Imaginemos que "Regaderas ACME" decide buscar nuevas ideas de producto en una "tormenta
de ideas".
Primero, llaman a reunirse en las oficinas generales a una docena de managers de todas sus
divisiones de la compañía con el objeto de dedicar un día a la "tormenta de ideas". Además, se
contrata un "facilitador" que gestione esta "tormenta de ideas". Sumando el tiempo de los
managers, los honorarios del facilitador y los costes de viajes, el coste total alcanzará los 20 mil
euros.
El facilitador es bueno y los gerentes son creativos, siendo el resultado la generación de muchas
ideas, incluyendo un número de ideas muy creativas que podrían transformar el modo en que la
gente piensa en las regaderas.
A veces el proceso se para aquí. A veces sigue. En el caso de Regaderas ACME, asumamos
que el proceso de innovación sigue. Las mejores ideas siguen adelante a un proceso de revisión,
donde son evaluadas por expertos, preparándose ejemplos de desarrollo del negocio. Esto,
desde luego, añade al coste del ejercicio de innovación, quizás otro 10 mil euros en el tiempo de
personal.
Las mejores ideas son presentadas a la dirección junto con algunas cifras potenciales muy
atractivas. La dirección revisa las cifras y todos las partes aceptan que debido a que estas ideas
son muy innovadoras no se pueden establecer números concretos. Sin embargo, hay un claro
potencial para cumplir o hasta mejorar las proyecciones financieras previstas.
Entonces: nada. La dirección no pone en práctica las ideas. Realmente, simplemente parece que
se olvidan de las ideas innovadoras y siguen con el negocio como siempre. Igula que un
bumerán que al ser enviado vuelve al lanzador, el esfuerzo innovador vuelve al iniciador y, a
pesar de haber hecho el esfuerzo de generar y desarrollar ideas innovadoras, su organización no
pone en práctica aquellas ideas.
El promotor se queda igual que cuando comenzó, pero frustrado. Y, desde luego, el esfuerzo
para generar las ideas innovadoras que nunca serán puestas en práctica costó decenas de miles
de euros a la organización.
CAUSAS DE LA INNOVACIÓN BOOMERANG
Me he encontrado con otras muchas personas en el negocio de la creatividad e innovación que
han tenido la misma experiencia, lo que demostraba que este hecho parecía se común. Aún, no
he visto ninguna investigación, tampoco he realizado investigación alguna sobre por qué se
buscan ideas innovadoras, pero no se ponen en práctica. Sin embargo, podemos hacer algunas
afirmación seguras:
1. UN DESEO DE NO SACUDIR EL BARCO. Las ideas innovadoras tienden a ser disruptivas
y cuanto más innovadoras sean más rompedoras serán. Dese cuenta de que no me refiero a la
innovación disruptiva de Clayton M. Christensen (innovación que supone un salto cualitativo con
relación al estado de las cosas anterior). Más bien se refiere a la disrupción en el día a día de las
operaciones del negocio. Una modificación importante del producto, requiere rediseñar su
cadena de montaje, escribir nueva documentación sobre el producto y más. Cambiar un proceso
interno para mejorar la eficacia significa que muchos empleados tienen que aprender de nuevo a
realizar ciertas tareas. Algunos empleados hasta pueden ser despedidos por el cambio. A
muchas personas - si no a la mayoría de ellas- realmente no le gusta mecer el barco. No quieren
un cambio radical; quieren la previsibilidad y la seguridad en el trabajo.
2. RIESGO. La innovación, como ha se ha dicho numerosas veces, es una cosa
intrínsecamente arriesgada. Los cambios radicales de producto pueden hacer un producto más
atractivo, abrir nuevos mercados y generar ganancias sustanciales. Sin embargo, por otro lado,
las ideas radicales de producto pueden fracasar tremendamente.
3. CARENCIA DE INTERESADOS. Los terceros interesados por las ideas adquieren una idea
y la promueven dentro de una organización. Esto pasa naturalmente en algunas empresas, pero
suele ser una acción consciente y querida, sobre todo en empresas que son grandes en
innovación. Obviamente, si nadie en la firma se implica en una idea, es improbable que sea
puesta en práctica, no importa lo buena que pueda ser.
La lección que debe ser aprendida es simple: no comience a innovar, a no ser que realmente
tenga esa intención. No sólo se trata de iniciativas de innovación que no se ponen en práctica y
que suponen un gasto de tiempo y dinero, sino que también puede desanimar a los/as
trabajadores/as. ¿Quién va a querer gastar su tiempo generando ideas para una empresa que
sabe que no hará nada productivo con esas ideas?
Y esto nos devuelve a la primera regla de innovación: no trate de innovar a no ser que usted
tenga la intención de innovar.
Jeffrey Baumgartner es el fundador de Bwiti bvba, una empresa Belga que ayuda a las
organizaciones a hacerse más innovadoras y más creativas. Escribe y edita Report103, un
boletín de noticias semanal sobre la creatividad, ideas, innovación e invención en el negocio.