L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVIII, número 8 (2.454)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
26 de febrero de 2016
Francisco recordó que la vida cristiana es concreta, no es la religión del decir
Por el camino del hacer
En una homilía en Santa Marta pidió que Dios enseñe la senda de las obras y no sólo de las palabras
El futuro de las
mujeres en la Iglesia
PAUL-ANDRÉ DURO CHER*
En mi primera intervención en el reciente Sínodo de los obispos los medios recogieron solamente la propuesta de estudiar la posibilidad de
ordenar a mujeres para el diaconado
permanente. En realidad, mi intervención iba más allá. Hacía referencia al número 30 del Instrumentum
laboris, centrado en el papel de la
mujer en el seno de la familia, que
incluye la siguiente afirmación: «La
condición femenina en el mundo está sujeta a grandes diferencias que
derivan principalmente de factores
culturales». Un estudio reciente llevado a cabo por la Organización
mundial de la familia confirma este
juicio subrayando que alrededor de
un tercio de las mujeres en el mundo es víctima de violencia conyugal.
Frente a ello quise invitar a los padres sinodales a renovar el compromiso de la Iglesia a favor de la igual
dignidad del hombre y la mujer.
En un segundo momento, mi intervención proponía que tal compromiso debía abarcar también la vida
institucional de la Iglesia. Quería
dar más espesor al número 30 del
Instrumentum laboris, donde dice:
«Puede contribuir al reconocimiento
del papel determinante de las mujeres una mayor valorización de su
responsabilidad en la Iglesia: su intervención en los procesos de decisión; su participación, no sólo formal, en el gobierno de algunas instituciones; su participación en la formación de los ministros ordenados».
A ese propósito formulé tres sugerencias: estudiar la posibilidad de
ordenar a mujeres para el diaconado
permanente; permitir que parejas casadas tomen la palabra durante las
homilías en la misa a fin de dar testimonio del nexo entre la palabra
proclamada y su vida de cónyuges y
padres; reconocer la igual capacidad
de las mujeres de asumir papeles de
decisión en la Iglesia nombrándolas
en puestos que podrían ocupar en la
Curia romana y en nuestras curias
diocesanas. Reconozco que un Sínodo sobre la familia no es el lugar
más apto para discutir estructuras de
colaboración en la Iglesia. De todos
modos, la cuestión sigue siendo importante, más aún: urgente. Quisiera
aprovechar el espacio que se me ha
concedido en esta página para detenerme en la cuestión de la consulta
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La religión cristiana es concreta y se practica haciendo
el bien y no sólo hablando. Lo dijo el Papa durante su
misa del martes 23 en la Casa Santa Marta poniendo
en guardia contra las actitudes de hipocresía y vanidad. Francisco censuró a los cristianos que sienten su
religión como una decoración sin obligaciones. Se trata
de cristianos que «quizá tienen a sus padres en una re-
sidencia de ancianos, pero siempre están ocupados y
no pueden ir a visitarlos y los dejan abandonados. Pero, “¡Ey, soy muy católico! Formo parte de esa asociación...”. Esta actitud es típica de la religión del decir:
yo digo que soy así, pero me comporto como un mundano». «Y esto no es la realidad del Evangelio. Que el
Señor nos enseñe este camino”».
Comentario a la Laudato si’
Tras la visita del
Papa a México
Una nueva civilización
PÁGINAS 6
Y
7
Segunda audiencia jubilar
Caricia de Dios
PÁGINA 11
Catequesis del 24 de febrero
Juegos de poder
ALBERTO SUÁREZ INDA
EN PÁGINA
3
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L’OSSERVATORE ROMANO
página 2
viernes 26 de febrero de 2016, número 8
En el Ángelus del domingo 21 el Pontífice habla de su reciente viaje apostólico
Experiencia de transfiguración
Y pide que se suspendan las ejecuciones capitales durante el Jubileo
«El viaje apostólico a México fue una
experiencia de transfiguración»: lo dijo
el Papa Francisco en el Ángelus
recitado en la plaza de San Pedro el
21 de febrero por la mañana,
relacionando el Evangelio del domingo
con la reciente experiencia vivida en el
gran país latinoamericano. A
continuación su meditación, durante la
cual Francisco también recordó el
encuentro en La Habana con el
Patriarca Kirill.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
El segundo domingo de Cuaresma
nos presenta el Evangelio de la
Transfiguración de Jesús.
El viaje apostólico que realicé los
días pasados a México fue una experiencia de transfiguración. ¿Por qué?
Porque el Señor nos
mostró la luz de su gloria a través del cuerpo de
su Iglesia, de su Pueblo
santo que vive en esa tierra. Un cuerpo muchas
veces herido, un Pueblo
tantas veces oprimido,
despreciado, violado en
su dignidad. De hecho
los diversos encuentros
vividos en México estuvieron llenos de luz: la
luz de la fe que transfigura los rostros e ilumina
el camino.
El «baricentro» espiritual de la peregrinación
fue el Santuario de
Nuestra Señora de Guadalupe. Quedarme en silencio frente a la imagen
de la Madre era lo que
me había propuesto antes
de todo. Y agradezco a
Dios que me lo concedió.
Contemplé y me dejé mirar por Aquella que lleva
impresos en sus ojos las
miradas de todos sus
hijos y recoge los dolores por las
violencias, los secuestros, los asesinatos, los abusos en detrimento de muchas personas pobres y de tantas
mujeres. Guadalupe es el santuario
mariano más frecuentado del mundo. De toda América van allí a rezar
donde la Virgen Morenita se mostró
al indio san Juan Diego, dando inicio a la evangelización del continente y a su nueva civilización, fruto del
encuentro entre diversas culturas.
Esta es precisamente la herencia
que el Señor entregó a México: custodiar la riqueza de la diversidad y,
al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fe común, una fe sincera
y robusta, acompañada por una gran
carga de vitalidad y de humanidad.
Como mis predecesores, también yo
fui para confirmar la fe del pueblo
mexicano, pero contemporáneamente a ser confirmado; he recogido a
manos llenas este don para que vaya
en beneficio de la Iglesia universal.
Un ejemplo luminoso de lo que
estoy diciendo fue dado por las familias: las familias mexicanas me
acogieron con alegría en cuanto
mensajero de Cristo, Pastor de la
Iglesia; pero ellas a su vez me dieron
testimonios límpidos y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto para edificar a
todas las familias cristianas del mundo. Y lo mismo se puede decir de
los jóvenes, de los consagrados, los
sacerdotes, los trabajadores y los encarcelados.
Por ello doy gracias al Señor y a
la Virgen de Guadalupe por el don
unidad. Recemos a la Virgen de Kazán, de la que el Patriarca Kirill me
ha regalado un ícono.
de esta peregrinación. Además agradezco al presidente de México y a
las demás autoridades civiles por la
calurosa acogida; agradezco vivamente a mis hermanos en el episcopado y a todas las personas que de
diversas maneras han colaborado.
Una alabanza especial elevamos a
la Santísima Trinidad por haber
querido que en esta ocasión se llevase a cabo en Cuba el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú y
de toda Rusia, el querido hermano
Kirill; un encuentro muy deseado
también por mis predecesores. También este evento es una luz profética
de Resurrección, de la cual hoy el
mundo necesita más que nunca.
Que la Santa Madre de Dios continúe guiándonos en el camino de la
za está constituida por el desarrollo,
en la opinión pública, de una contrariedad cada vez mayor hacia la
pena de muerte, también sólo como
instrumento de legítima defensa social. De hecho las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir
eficazmente el crimen sin quitar definitivamente a quien lo cometió la
posibilidad de redimirse. El problema va encuadrado en la óptica de
una justicia penal que sea cada vez
más conforme a la dignidad del
hombre y al designio de Dios para
el hombre y la sociedad y también a
una justicia penal abierta a la esperanza de la reinserción en la sociedad. El mandamiento «no matarás»,
tiene valor absoluto y se refiere tanto
al inocente como al culpable.
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GIOVANNI MARIA VIAN
director
Queridos hermanos y hermanas:
Mañana tendrá lugar en Roma un
congreso internacional que se titula
«Por un mundo sin pena de muerte», promovido por la Comunidad
San Egidio. Deseo que el congreso
pueda dar un renovado impulso al
compromiso por la abolición de la
pena capital. Una señal de esperan-
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
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don Sergio Pellini S.D.B.
Giuseppe Fiorentino
subdirector
Ciudad del Vaticano
[email protected]
www.osservatoreromano.va
Al término de la oración mariana el
Pontífice lanzó un llamamiento contra
la pena de muerte y saludó a los
grupos de fieles presentes, a los cuales
se les regaló una cajita que contenía
un rosario y la imagen de Jesús
misericordioso.
director general
Servicio fotográfico
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Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A.
Redacción
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via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano
Via Monte Rosa 91, 20149 Milano
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teléfono 39 06 698 99410
El Jubileo extraordinario de la
Misericordia es una ocasión propicia
para promover en el mundo formas
cada vez más maduras de respeto de
la vida y de la dignidad de cada persona. También el criminal tiene el
derecho inviolable a la vida, don de
Dios. Hago un llamamiento a la
conciencia de los gobernantes, para
que se llegue a un consenso internacional para la abolición de la pena
de muerte. Y propongo a quienes
entre ellos son católicos que realicen
un gesto valiente y ejemplar: que
ninguna condena sea ejecutada en
este Año santo de la Misericordia.
Todos los cristianos y hombres de
buena voluntad están llamados hoy
a trabajar no sólo por la abolición
de la pena de muerte, sino también
para mejorar las condiciones de las
cárceles, en el respeto de
la dignidad humana de
las personas privadas de
libertad.
Dirijo un cordial saludo a las familias, a los
grupos parroquiales, a las
asociaciones y a todos los
peregrinos de Roma, de
Italia y de los diversos
países.
Saludo a los fieles de
Sevilla, Cádiz, Ceuta
(España) y a los de Trieste, Corato y Turín. Un
pensamiento
particular
dirijo a la comunidad Papa Juan XXIII, fundada
por el siervo de Dios,
don Oreste Benzi, que el
viernes próximo promoverá por las calles del
centro de Roma un «Vía
Crucis» de solidaridad y
oración por las mujeres
víctimas de la trata.
La Cuaresma es un
tiempo propicio para realizar un camino de conversión que tiene como
centro la misericordia. Por ello he
pensado regalaros a quienes estáis
aquí en la plaza una «medicina espiritual» llamada Misericordina. Una
vez ya lo hicimos, pero esta es de
mejor calidad: es la Misericordina
plus. Una cajita que contiene un rosario y una imagen pequeña de Jesús Misericordioso. Ahora la distribuirán los voluntarios entre los cuales hay pobres, sin techo, refugiados
y también religiosos. Recibid este regalo como una ayuda espiritual para
difundir, especialmente en este Año
de la misericordia, el amor, el perdón y la fraternidad.
Os deseo a todos un feliz domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta
la próxima.
Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América
Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00.
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En México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios,
222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55,
fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected].
En Argentina: Arzobispado de Mercedes-Luján; calle 24, 735, 6600 Mercedes (B), Argentina; teléfono y fax
+ 2324 428 102/432 412; e-mail: [email protected].
En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82;
e-mail: [email protected].
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número 8, viernes 26 de febrero de 2016
página 3
Tras la visita del Papa a México
Un compromiso a largo plazo
ALBERTO SUÁREZ INDA*
Muy difícil expresar lo que hemos
vivido en Morelia el pasado martes
16 con la presencia del Santo Padre
Francisco entre nosotros. Como me
lo dijo Mons. Mauricio Rueda, nuevo coordinador de los viajes del Papa, al terminar esa jornada: «sin palabras...». También yo quede atónito, mudo, al mismo tiempo que contento y agradecido con Dios, pero
consciente de que la gracia recibida
nos compromete a todos, a mí el
primero, a corresponder al Señor,
fuente de toda bendición.
En primer lugar quiero resaltar el
enorme esfuerzo y la generosidad
del Santo Padre, su entrega personal
y su testimonio, su palabra clara y
directa, su alegría y sencillez, su paciencia casi ilimitada, su humanidad
que también se manifiesta en el enojo y reclamo justo, en la valiente denuncia ante conductas negativas que
estorban al proyecto de Dios. Dios
le ha concedido un carisma, gran capacidad de trabajo, intuición para
captar la realidad, sin faltarle el sentido del humor.
Por otro lado admiro la respuesta
del pueblo en general. Multitudes
en las calles y plazas, forasteros llegados de distintos Estados y del País
del Norte; ambiente de fiesta y armonía, niños en brazos de sus padres, jóvenes bullangueros, enfermos
y ancianos pidiendo a gritos la bendición. Atestados los balcones de casas, negocios y oficinas; gente en las
azoteas y aun en los árboles. Después de muchas horas de espera se
dieron por satisfechos al ver fugazmente el paso del papamóvil.
Especial reconocimiento merecen
los miles de hombres y mujeres que
prestaron servicio en las vallas. Con
espíritu de sacrificio, aguantando el
frío y el calor, animando y apaciguando a la multitud, hicieron posible que pudiera recorrer el Papa una
ruta de más de veinte kilómetros saludando sonriente y bendiciendo a
diestra y siniestra. Mucho colaboraron igualmente policías y agentes de
tránsito que, con respeto y eficiencia, ayudaron a mantener el orden.
Se contó igualmente con el apoyo
de Protección Civil y servicios de
Salud.
Los tres grandes eventos resultaron magníficos. La misa en el estadio Venustiano Carranza se celebró
con fervor y devoción, participando
cerca de veinticinco mil personas, la
mayoría eran sacerdotes, religiosas,
religiosos y seminaristas. Animaron
un gran equipo de liturgia, un coro
con trescientas voces y la Orquesta
Sinfónica de Michoacán, colaborando voluntarios.
El encuentro con cientos de niños
en Catedral fue conmovedor, sobre
todo al saludar el Papa a la niña milagrosamente curada por intercesión
del beato José Sánchez del Río, al
ofrecer el Santo Padre una breve catequesis y acercarse a decenas de niños minusválidos. Tanto el coro de
Infantes en el interior del recinto como el coro «suma de voluntades» en
el atrio entonaron cantos alegres con
voces limpias al Papa Francisco.
Sin duda el culmen festivo de la
jornada fue el encuentro con los jó-
venes que abarrotaron el estadio José María Morelos y los estacionamientos aledaños, se calcularon cerca
de cien mil. Después de escuchar los
testimonios francos y vibrantes de
dos muchachas y dos muchachos, el
Papa dio una catequesis maravillosa
subrayando la riqueza, la esperanza
y la dignidad que representa la juventud de nuestra patria.
Ante las críticas mordaces, debo
afirmar que la actitud valiente de autoridades civiles que saludaron al
Papa con respeto y veneración en
nada viola el carácter laico del Estado Mexicano que respeta y valora la
libertad religiosa de todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes. No
tiene porqué prohibirse a un funcionario manifestar públicamente su
condición de católico, evangélico, seguidor de otra religión o no creyente. O hay libertad para todos, o no
se aplica la ley en forma equitativa.
Finalmente los exhorto a releer los
mensajes del Santo Padre tan fuer-
tes, claros y provocadores que merecen ser asimilados y aplicados en la
vida. La visita apostólica del sucesor
de Pedro nos deja un compromiso y
una tarea a largo plazo.
Con la ayuda de Dios la siembra
es augurio de frutos abundantes.
Bendigamos al Señor que nos ha
concedido recibir al Misionero de la
paz.
*Cardenal, arzobispo de Morelia
Hablar, aconsejar y decidir
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a las mujeres en la Iglesia y, sobre
todo, en el Vaticano. Es agradable
encontrar a menudo a mujeres entre
los que participan en los encuentros
menos formales —congresos, conferencias, sesiones de estudios— organizados por diversos dicasterios.
Cada vez son más las mujeres que
toman la palabra como relatoras.
Tuve ocasión de constatarlo recientemente durante algunos encuentros
dedicados al tema de la trata de seres humanos, donde la aportación
de las mujeres ha sido particularmente apreciada. Pero son menos
las mujeres nombradas en estructuras permanentes. También es agradable que la
Comisión teológica internacional tenga hoy entre
sus treinta miembros a
cinco mujeres, mientras
que, en el momento de
su fundación, en 1969, no
había ninguna. Y no se
puede sino aplaudir al
Consejo pontificio para
la cultura por haber instituido un comité consultivo de mujeres que puede expresar su propio parecer acerca de todos los
temas y proyectos examinados por el Consejo.
Pero ¿puede decirse otro
tanto de todos los dicasterios? ¿No sería oportuno iniciar una reflexión
seria al respecto?
Un grupo que podría
ayudar a llevar a cabo es-
ta tarea es la Unión internacional
de superioras generales (UISG). Muchas de sus miembros han adquirido competencias y realizado experiencias muy importantes. ¿No habrá llegado, tal vez, el momento de
abrirles la puerta para una colaboración más estrecha en todos los niveles de la vida eclesial? He aquí
un ejemplo. Un miembro laico de
un instituto religioso participó en el
último Sínodo como padre sinodal.
Se planteó entonces la pregunta:
¿por qué no una mujer, miembro
de una comunidad religiosa? ¿Qué
impediría reservarle a la UISG en la
asamblea sinodal puestos análogos
a los reservados a la Unión de su-
periores generales? El ministerio
episcopal no puede más que enriquecerse con la escucha de la voz
carismática en la Iglesia. Por tanto,
se podría pensar en invitar a la
UISG a enviar a algunas de sus
miembros a las reuniones de los
consistorios de los cardenales como
observadoras o consejeras, e incluso
a las reuniones preparatorias de un
cónclave. Tales encuentros, extremadamente importantes para la vida de la Iglesia, se refieren también
a las mujeres, fieles de Cristo.
Todos ganaríamos invitándolas a
participar en ellos, y el testimonio
dado al mundo sería aún más fuerte. De manera análoga, todas las
Conferencias episcopales del mundo deberían sentirse honradas de
invitar a representantes de las asociaciones de comunidades religiosas
femeninas como observadoras y
participantes en sus sesiones generales. Sin realizar grandes cambios
estructurales, recogemos la invitación hecha por el Papa Francisco a
elaborar en nuestra Iglesia, una verdadera sinodalidad en la que todas
las voces sean escuchadas, también
las de las mujeres. Así podríamos
realizar un poco más la visión del
Concilio: «De esta manera, todos
rendirán un múltiple testimonio de
admirable unidad en el Cuerpo de
Cristo».
Pues «la misma diversidad de
gracias, servicios y funciones congrega en la unidad a los hijos de
Dios» (Lumen gentium, 32).
*Arzobispo de Gatineau, Canadá
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viernes 26 de febrero de 2016, número 8
Homilías en Santa Marta
Entre el hacer
y el decir
No sirve de nada autoproclamarse
cristianos, porque «Dios es concreto» y la vida cristiana es la del «hacer» y no «la religión del decir». Así
lo expresó el Papa Francisco en la
homilía de la misa celebrada en la
capilla de la Casa Santa Marta el 23
de febrero por la mañana, invitando
a todos a realizar un examen de
conciencia sobre las bienaventuranzas y en especial sobre el proprio
testimonio en la familia.
«La liturgia de la Palabra de hoy
nos introduce en la dialéctica evangélica entre el hacer y el decir», observó desde el inicio el Papa, refiriéndose al pasaje del libro del profeta Isaías (1, 10. 16-20). «El Señor
llama a su pueblo a hacer: “Venid,
discutamos”. Discutamos y “dejad
de hacer el mal, aprended a hacer el
bien, buscad la justicia, socorred al
oprimido, haced justicia al huérfano,
defended la causa de la viuda». En
resumidas cuentas «haced, haced cosas», porque «Dios es concreto».
haces?». Por ejemplo, evidenció
Francisco, «muchos padres se dicen
católicos, pero nunca tienen tiempo
para hablar con los hijos, para jugar
con los propios hijos, para escuchar
a sus hijos». Quizás, prosiguió, «tienen a sus padres en una residencia
de
ancianos,
pero
siempre están ocupados y no pueden ir a
Decir y no hacer es un engaño que nos
visitarlos y los dejan
abandonados». Pero
lleva precisamente a la hipocresía
repiten: «¡Ey, soy muy
católico! Formo parte
de esa asociación...».
Esta actitud, afirmó el Papa, es tíPor otra parte, Jesús mismo dijo:
«No aquellos que me dicen: “Señor, pica de la «religión del decir: yo diSeñor” entrarán en el reino de los go que soy así, pero me comporto
cielos: sino ¡los que han hecho!». como un mundano. Como estos
Por lo tanto, «no aquellos que di- clérigos de los cuales hablaba Jecen» y basta, sino «quienes han he- sús».
A ellos «les gustaba exhibirse, les
cho la voluntad del Padre». De esta
forma el Papa recordó que «el Señor gustaba la vanidad, pero no la justicia; les gustaba hacerse llamar maesnos enseña el camino del hacer».
Y, añadió, «cuántas veces encon- tro; les gustaba el decir pero no el
tramos gente —también nosotros—, hacer».
Una realidad que se repite tammuchas veces en la Iglesia», que
proclama: «¡soy muy católico!». Y te bién en el pasaje evangélico de la lidan ganas de preguntar: «¿tú que turgia, tomado del capítulo 23 de
cer». Tanto que a «quienes tocan a
la puerta y dicen: “Pero, Señor, te
acuerdas que yo he dicho...”», Él les
responde: «¡No te conozco!». Sin
embargo, a quienes «hacen» les dice: «Eres pecador como la escarlata,
tu serás blanco como la nieve». Así,
«la misericordia del Señor va al encuentro de quienes tienen el coraje
de confrontarse con Él, pero confrontarse sobre la verdad, sobre las
cosas que hago o las que no hago,
para corregirme». Y «este es el gran
amor del Señor, en esta dialéctica
entre el decir y el hacer».
A continuación el Papa recalcó
que «ser cristiano significa hacer:
hacer la voluntad de Dios». Y «el
último día —porque todos nosotros
tendremos uno— ¿qué nos preguntará el Señor? Nos dirá: “¿qué habéis
dicho sobre mí?”. ¡No! Nos preguntará sobre las cosas que hemos hecho». Nos preguntará, en resumen,
por «las cosas concretas: “Tenía
hambre y me diste de comer; tenía
sed y me diste de beber; estaba enfermo y viniste a verme; estaba en la
cárcel y viniste a visitarme”». Porque
«esta es la vida cristiana». Por el
contrario «el solo decir nos lleva a la
vanidad, a ese aparentar ser cristiano. Pero no, ¡no se es cristiano así!».
Inmersos en el tiempo que nos
acerca a la Pascua, «en este camino
de conversión cuaresmal», Francisco
propuso un examen de conciencia,
Mateo (1-12). «Pensemos —dijo el
Papa— en esas diez jóvenes que eran
felices, porque esa noche tenían que
ir a esperar al esposo. ¡Estaban felices! Cinco habían hecho lo que se
debía hacer para esperar al esposo;
las otras cinco estaban en las nubes». Y así, prosiguió, cuando «llegó el esposo les faltaba el aceite:
eran necias».
«Decir y no hacer es un engaño»
advirtió el Pontífice. Y «es un engaño que nos lleva precisamente a la
hipocresía». Tal «como Jesús dice de estos
clérigos». Pero «el SeLa misericordia del Señor va al encuentro
ñor va más allá: ¿qué
es lo que les dice que
de quienes tienen el coraje de confrontarse
hagan a los que se
con Él sobre las cosas que hago
acercan?».
Sus palabras son:
o las que no hago, para corregirme
«¡Vamos, venid y discutamos! Aun si vuestros pecados fuesen
como escarlata, se volverán blancos sugiriendo algunas preguntas para
como la nieve. Si fuesen rojos como hacerse a uno mismo: «¿Yo soy de
la púrpura se volverán como lana».
esos que dicen tanto y no hacen naDe ahí que, explicó Francisco, «la da? O ¿hago algo e intento hacer
misericordia del Señor está en el ha- más?». El objetivo, subrayó, es «hacer la voluntad del Señor para hacer
el bien a mis hermanos, a quienes
están más cerca».
Como conclusión, antes de continuar con la celebración eucarística,
el Papa invitó a rezar para que «el
Señor nos dé esta sabiduría de entender bien dónde está la diferencia
entre el decir y el hacer, nos enseñe
el camino del hacer y nos ayude a ir
por ese camino, porque el camino
del decir nos lleva al lugar donde estaban estos doctores de la ley, estos
clérigos, a los cuales les gustaba engalanarse y ser como reyezuelos».
Pero «¡esta no es la realidad del
Evangelio!».
Y de ahí, la oración para que «el
Señor nos enseñe este camino».
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número 8, viernes 26 de febrero de 2016
página 5
El nombre
y el adjetivo
¿Estamos abiertos a los demás y somos capaces de misericordia? o ¿vivimos encerrados en nosotros mismos, esclavos de nuestro egoísmo?
La parábola evangélica de Lázaro y
del hombre rico, presentada por la
liturgia, condujo al Papa Francisco
—en la misa celebrada el jueves 25 de
febrero de 25 en Santa Marta— a
una reflexión sobre la calidad de la
vida cristiana. Recordando la antífona de entrada tomada del salmo 139
(23-24), el Papa subrayó la importancia de pedir al Señor «la gracia
de saber» si seguimos «un camino
de mentiras» o el «de la vida».
Nos encontramos, explicó Francisco, en la línea de la reflexión desarrollada en los días anteriores cuando se hablaba de la «religión del hacer» y de la del decir», y que es suscitada por los dos personajes evangélicos: el hombre rico, descrito como uno «que vestía de púrpura y lino finísimo» y que «todos los días
se entregaba a lujosos banquetes».
Una caracterización un poco forzada
que quiere mostrarnos a una persona
que «tenía todo, todas las posibilidades». Frente a él se encuentra «un
hombre pobre llamado Lázaro» que
«estaba en su puerta, cubierto de
llagas, deseando alimentarse con lo
que caía de la mesa del rico; pero
eran los perros los que venían y le
lamían las llagas».
El Papa analizó la descripción de
los personajes y evidenció como el
rico —«se ve en el diálogo final con
el padre Abraham»— era «un hombre de fe», que «había estudiado la
ley, conocía los mandamientos» y
que «seguramente todos los sábados
iba a la sinagoga y una vez al año al
templo»; en pocas palabras: «un
hombre que tenía una cierta religiosidad». Al mismo tiempo, del relato
evangélico emerge como él también
era «un hombre cerrado, cerrado en
su pequeño mundo, el mundo de los
banquetes, la ropa, la vanidad y los
amigos». Encerrado en su «burbuja
de vanidad», este «no tenía capaci-
Codex aureus Epternacensis, (1035-1040)
dad de mirar más allá» y no se «daba cuenta de lo que sucedía fuera de
su cerrado mundo». Por ejemplo,
«no pensaba en las necesidades de
muchas personas o en la necesidad
de compañía de los enfermos», sino
que por el contrario pensaba en sí
mismo, «en sus riquezas, su buena
vida: se dedicaba a la buena vida».
Era —concluyó su análisis el Pontífice— un hombre «religioso, aparente». De hecho, un perfecto ejemplo
«de la religión del decir».
El rico epulón «no conocía ninguna periferia, estaba todo encerrado
en sí mismo». Y sin embargo, «precisamente la periferia» estaba «cerca
de la puerta de su casa», pero él
«no la conocía». Esta, explicó Francisco, «es el camino de la mentira»
del cual en la antífona se pide al Señor que nos libre.
Gustave Doré, «El rico y Lázaro» (detalle)
Ante esta descripción, el Pontífice
ha profundizado en el análisis interior del hombre rico, una persona
que «sólo confiaba en sí mismo, en
sus cosas» y «no confiaba en Dios»,
absolutamente lejos del «dichoso
hombre que confía en el Señor»,
que se le contrapone en el salmo responsorial tomado del salmo 1. «Qué
herencia —se preguntó entonces el
Papa— dejó este hombre?». Seguramente, dijo de nuevo citando el salmo responsorial, «no es como un árbol plantado junto a corrientes de
agua», sino «como paja que se lleva
el viento».
Este hombre tenía una familia,
hermanos. En el relato evangélico se
lee que le pide al padre Abraham
que envíe a alguien para advertirles:
«Deteneos, ¡este no es el camino!».
Y cuando murió, explicó Francisco,
«no dejó herencia, no dejó vida, ya
que sólo estaba cerrado en sí mismo».
Una esterilidad de vida recalcada,
señaló el Papa, por un detalle: el
Evangelio hablando de este hombre
«no dice cómo se llamaba, sólo dice
que era un hombre rico». Un detalle
significativo, porque «cuando tu
nombre es solamente un adjetivo, es
porque has perdido: has perdido la
sustancia, has perdido fuerza». De
ahí que de algunos se diga: «este es
rico, este es poderoso, este puede
hacerlo todo, esta es un sacerdote de
carrera, un obispo carrera ....». A
menudo sucede, explicó el Papa, que
tendemos a «nombrar a las personas
con adjetivos, no con nombres, porque no tienen sustancia». Esta era la
realidad del rico del relato de hoy.
En este punto, Francisco se hizo
una pregunta: «Dios que es Padre,
¿no tuvo misericordia de este hombre? ¿No llamó a su corazón para
conmoverlo?». Y la respuesta fue inmediata: «Sí, estaba en la puerta, estaba en la puerta, en la persona de
Lázaro». Lázaro, él sí que tenía un
nombre. «Lázaro —añadió el Papa—
con sus necesidades y sus miserias,
sus enfermedades, era el Señor quien
llamaba a la puerta, para que este
hombre abriese su corazón y la mise-
ricordia pudiese entrar». Y sin embargo, el rico «no veía» «estaba cerrado» y «para él, más allá de la
puerta, no había nada».
El pasaje del Evangelio, comentó
el Pontífice, es útil para todos nosotros, a mitad de camino cuaresmal,
para hacernos algunas preguntas:
«Yo, ¿estoy en el camino de la vida
o el camino de la mentira? ¿Cuántas
cerrazones aún tengo en mi corazón? ¿Dónde está mi alegría: en el
hacer o en el decir?», y también: ¿
mi alegría está «en salir de mí mismo para ir al encuentro de los demás, para ayudar?», o «¿mi alegría
es tener todo resuelto, encerrado en
mí mismo? ».
Y mientras pensamos en todo esto, concluyó Francisco, «pidamos al
Señor» la gracia «de ver siempre a
los Lázaros que están en nuestra
puerta, los Lázaros que tocan al corazón», y aquella de «salir de nosotros mismos con generosidad, con
actitud de misericordia, para que la
misericordia de Dios pueda entrar
en nuestro corazón».
L’OSSERVATORE ROMANO
número 8, viernes 26 de febrero de 2016
páginas 6/7
El aporte de la encíclica «Laudato si’» para salvaguardar nuestra casa común
Una nueva civilización
JEAN-LOUIS TAURAN*
No hay tiempo
para más dilaciones
FERNAND O CHICA ARELLANO*
La encíclica del Papa Francisco Laudato si’ es una invitación a tener
ojos nuevos. Recorrer los 246 números de este documento pontificio es
recordar que tenemos un origen común, pues Dios es nuestro Padre.
La fraternidad es la mejor medicina contra la cultura del descarte que
engendra desigualdades, contra el
individualismo atroz que genera desechos, y no solo materiales.
Una sociedad que ha arrebatado a
Dios el primer puesto ha condenado
al último a los pobres. Cuando se
arrincona a Dios el hombre queda
postergado. Y cuando el hombre se
siente postergado grita. El grito es la
única riqueza del menesteroso.
Leyendo Laudato si’ percibimos
que común es también la casa que
todos habitamos: nuestra madre y
hermana la tierra con palabras de
San Francisco de Asís.
Ella grita igualmente por las heridas que tiene abiertas. Su clamor y
el de los más desfavorecidos están
entrelazados. Entre todos debemos
curarla. Porque a todos nos acoge,
entre todos debemos cuidarla y no
de cualquier forma.
Hay que hacerlo con esmero y,
además, juntos, cooperando. Nadie
sobra a la hora de realizar esta tarea
de ser protectores, custodios, de un
mundo que en el corazón de Dios
tenía la belleza, la bondad, la verdad
y la unidad como sus cuatro puntos
cardinales.
Un egoísmo rampante ha logrado
que esta brújula se extraviara. Si no
cambiamos el rumbo, si nos evadimos o paralizamos ante la actual
emergencia ecológica, el planeta será
un cúmulo de escorias, como desgraciadamente en tantas partes ya lo es.
Pero de las páginas de Laudato si’
aprendemos también que tenemos
un destino común, más allá del Sol.
Caminamos al compás de un cántico, buscando como criaturas al
Creador. «Que nuestras luchas y
nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza» (LS 244). Son las manos de
Dios las que nos esperan, las mismas
que plasmaron nuestra tierra, no como un conjunto azaroso de elementos, sino como un jardín luminoso.
La llegada del lector al punto y final de las páginas de Laudato si’ pide el inicio del reconocimiento de la
grandeza, la urgencia y la hermosura
del desafío que se nos presenta: salvaguardar nuestra casa común y
buscar un desarrollo humano sostenible e integral. Y esto hoy. No hay
tiempo para más dilaciones.
El presente comentario a la mencionada encíclica aspira a ser una
humilde contribución a asumir con
responsabilidad este compromiso.
*Observador permanente de la Santa
Sede ante la FAO, IFAD y PAM
El libro «Loado seas, mi Señor». Comentario a la encíclica del Papa Francisco «Laudato si’», BAC, Madrid 2015
de F. Chica Arellano y C. Granados
García nos muestra la riqueza de la encíclica del Papa Francisco «Laudato
si’». Recorriendo las páginas de esta
obra, me he convencido de que lo que
propone la mencionada encíclica no es
otra cosa sino una nueva civilización.
Por eso tiene como destinatarios no solamente a los católicos, sino también a
todos los habitantes del planeta.
Este escrito se presenta como un diálogo con los científicos y trae a colación interlocutores inesperados, como
el Patriarca Bartolomé (es la primera
vez que se cita a un Patriarca ortodoxo
en una encíclica); Paul Ricoeur, filósofo
protestante francés; incluso un místico
musulmán, Ali Al-Jhawas.
El texto pontificio reposa sobre dos
predicados:
Primero: todo está conectado (ecología, cultura, economía).
Segundo: todo es don. Nosotros somos criaturas; somos administradores,
no propietarios (destino universal de
los bienes).
«Laudato si’» no es una encíclica sobre el cambio climático. Es una encíclica social.
El Papa comienza con una mirada a
su entorno y percibe que todo está entrelazado: los seres humanos, la naturaleza, el medio ambiente, la creación y
la sociedad. De ahí la gran afirmación:
«ecología humana y ecología ambiental
caminan juntas».
Estamos llamados a contemplar el
mundo con los ojos del Creador: la
Tierra es el ambiente que hay que custodiar y el jardín que hay que cultivar.
La relación hombre/naturaleza no debe
estar vertebrada por la avidez, la manipulación y la explotación. Debe conservar la armonía de la creación, para que
todo esté al servicio de los hombres de
Basureros en Guatemala
hoy y de mañana. Estamos, pues, ante
una ecología global. Para el creyente,
nuestro ambiente es «divino», porque
puede ser interpretado como espacio de
unión con Dios.
«Laudato si’» denuncia una forma
de divinización de la técnica y del mercado. No hay un crecimiento infinito o
ilimitado (cf. LS 139).
«Laudato si’» es además una llamada
a cambiar nuestro modo de pensar y vivir. Para ello se nos invita a abandonar
la lógica del dominio, la explotación, el
despilfarro y la depredación.
Para el Santo Padre, la crisis ecológica y la crisis social son dos caras de
una misma moneda.
Por este motivo, hace falta un acercamiento integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente salvaguardar
la naturaleza.
El texto está atravesado por ejes fundamentales que le otorgan unidad. El
Papa mismo los menciona al comienzo
de su escrito.
Se trata de «la íntima relación entre
los pobres y la fragilidad del planeta, la
convicción de que en el mundo todo
está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a
buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de
cada criatura, el sentido humano de la
ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad
de la política internacional y local, la
cultura del descarte y la propuesta de
un nuevo estilo de vida» (LS 16).
A la luz de estas consideraciones, según cuanto ha escrito el conocido periodista francés Henry Tincq, se podrían formular diez mandamientos del
Papa Francisco para tutelar el planeta:
Primer mandamiento: Saldrás del
mundo de la indiferencia. La tierra es
nuestra casa común.
El mal uso de plaguicidas en las cultivaciones centroamericanas deteriora la calidad de la tierra
Segundo mandamiento: Lucharás
contra el calentamiento del sistema climático. Hay que promover fuentes de
energía alternativa y renovable, cambiar
de estilo de vida, de producción y de
consumo.
Tercero: Aprovisionarás de agua a toda la Tierra. El acceso al agua potable
es un derecho humano fundamental.
Cuarto: Pondrás en el centro a los
pobres. Luchar por la salvaguarda del
planeta supone igualmente que se supriman las desigualdades sociales. Y,
sin embargo, los excluidos son todavía
hoy la inmensa mayoría.
Quinto: Combatirás el mito del progreso indefinido. El crecimiento perdurable y los progresos técnicos no son
neutros. Tienden a la acumulación de
ganancias que permiten a los países ricos experimentar un superdesarrollo,
donde consumo y derroche se dan la
mano, mientras que las naciones pobres
permanecen en la miseria.
Sexto: Resistirás a la omnipotencia.
Hay una conexión entre la degradación
del medio ambiente y la degradación
humana y ética. Es preciso un acercamiento integral para combatir la pobreza, para otorgar dignidad a los descartados y al mismo tiempo preservar la
naturaleza.
Séptimo: Entrarás en la lógica del
don gratuito. La Tierra nos ha sido dada. No puede entenderse por ello según criterios utilitaristas. Pertenece a
cuantos vienen detrás de nosotros.
Octavo: Favorecerás la transición
energética. Hay que desarrollar gradualmente formas de energía poco contaminante, fomentar una agricultura diversificada, asegurar el acceso al agua
potable. En este contexto, hay que
pensar en instituciones internacionales
dotadas de poder para sancionar.
Noveno: Aceptarás aminorar la marcha. Hay que pararse y pensar que
«cuando somos capaces de superar el
individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y
se vuelve posible un cambio importante
en la sociedad» (LS 208).
Décimo y último mandamiento: Buscarás una feliz sobriedad. Se trata de
apreciar lo que es pequeño, de agradecer las posibilidades que brinda la vida.
Concluyendo, el grito de la naturaleza maltratada y el grito de los pobres
abandonados llegan hasta el cielo. Es
importante saber qué mundo deseamos
legar a las generaciones venideras (cf.
LS 160).
El Papa Francisco actualiza en su encíclica la Doctrina social de la Iglesia.
Y lo hace de forma novedosa, sintetizando para ello elementos conocidos,
pero dentro de un cuadro de reflexión
global que se deja interpelar por experiencias y valores que influyen en la
manera en que una sociedad percibe la
realidad, reacciona y construye el porvenir.
Su Santidad nos hace comprender
mejor la complejidad de los problemas,
no dudando utilizar el método del diálogo con la filosofía y las ciencias humanas.
Nos invita a repensar nuestro mundo
y a actuar. En definitiva, Francisco propone a las sociedades materialistas sedientas de «bienestar» el «buen vivir».
Cardenal presidente del Pontificio Consejo
para el diálogo interreligioso
Contaminación ambientales
en las grandes
ciudades europeas
(Milán AFP)
Invitación a una lectura pausada y fecunda de la encíclica
Loado seas, mi Señor
JOSÉ FRANCISCO SERRANO O CEJA*
El tiempo verbal sobre el que se articula la inteligencia de la fe, tal y como
la formula el Papa Francisco, no es solo el presente, también lo es el futuro.
La encíclica Laudato si’ permite profundizar de forma luminosa en lo que
significa que la persona, en el marco
de la teología de la creación, sea un
«ser proyectivo» en la «casa común».
Necesitamos perspectiva para percibir
las dimensiones reales de lo que vivimos como don y estupor, novedad y
sugerencia. El ejercicio del primado de
Pedro, a través de sus textos, es una
oferta para que redescubramos la dimensión de sorpresa y propuesta del
cristianismo. Ante quienes han basado
su concepción de las relaciones con
Dios, Jesucristo y la Iglesia, con los
hombres, con la naturaleza, sobre la
base de la sospecha, el papa Francisco
les seduce con la sorpresa, transformada en llamada a la cordial cooperación
y en mano tendida al diálogo fraterno.
La sorpresa es siempre también una
invitación a la esperanza. Laudato si’
es una sorpresa y debe seguir siendo
una sorpresa. La palabra del Obispo
de Roma es asimismo un grito contra
el pesimismo. Es una brújula que
orienta, una brisa que repara y alienta,
que descubre ventanas donde otros levantan muros. En no pocas ocasiones,
el proyecto de salvaguarda humana de
la creación ha estado ligado a la combinación del cálculo estratégico de las
voluntades políticas, económicas e incluso éticas. Era preciso un paso más,
el plano teológico, espiritual, de la alabanza al Creador a través del cuidado
de la creación.
Este paso está muy presente en este
libro, glosa académica y científica a la
segunda encíclica del Santo Padre. Bajo el título, «Loado seas mi Señor. Comentario a la encíclica Laudato si’ del
papa Francisco», editado por la prestigiosa BAC (Biblioteca de Autores Cristianos), y coordinado por monseñor
Fernando Chica Arellano, observador
permanente de la Santa Sede ante la
FAO, IFAD y PAM, y el director de la citada editorial, el profesor Carlos Granados, diversos autores se han acercado al texto papal. Y lo han hecho desde las perspectivas de la recepción, el
rigor y el esmero, tratando de hacer
resonar las diversas melodías contenidas en sus 246 parágrafos, escritos
desde su raíz en la lengua cervantina.
Los autores no han buscado repetir
las ideas principales que aparecen en
el citado documento pontificio, sino
que han querido más bien invitar a
una lectura pausada y fecunda del
mismo. Algunas claves que hay que tener en cuenta a la hora de abordar este oportuno trabajo —alguien diría
equivocadamente, «uno más dentro
del panorama de comentarios a la encíclica»—, como condiciones de percepción y estudio, son la perspectiva
interdisciplinar —visión de conjunto—
y la sinfonía hermenéutica en torno a
los conceptos de conversión ecológica
y antropología integral. Dos notas que
permiten que la encíclica se reciba en
su contexto adecuado para evitar así el
riesgo de pretextos varios. En este sentido, monseñor Víctor Manuel Fernández, uno de los colaboradores de esta
publicación, habla en su artículo de la
«mirada mezquina» que algunos han
utilizado para leer y comentar la encíclica. Ante tales erradas perspectivas,
el rector de la Universidad católica de
Argentina advierte que «si alguien se
pregunta por qué el Papa quiso escribir una encíclica sobre el medio ambiente, podríamos responder que lo ha
hecho por fidelidad al nombre que eli-
F. Chica Arellano - C. Granados García (eds.),
Loado seas, mi Señor.
Comentario a la encíclica Laudato sì
del papa Francisco, BAC (Estudios y ensayos.
Teología 187), Madrid 2015, 342 pp.
gió, pero en realidad la respuesta está
en el primer título de la presentación:
“Nada de este mundo nos resulta indiferente”» (p. 80).
La sola enumeración de los colaboradores en esta obra es su mejor carta
de presentación. Nos encontramos con
escritos de los cardenales GerhardLudwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe; JeanLouis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso; Peter K. A. Turkson, presidente
del Pontificio Consejo «Justicia y
Paz»; Beniamino Stella, prefecto de la
Congregación del clero; del arzobispo
de Oviedo, monseñor Jesús Sanz
Montes, O.F.M.; del ya citado monseñor Víctor Manuel Fernández, arzobispo titular de Tiburnia; del coordinador del volumen, monseñor Fernando
Chica Arellano; de los profesores de la
Universidad eclesiástica San Dámaso
de Madrid, Juan de Dios Larrú, Gerardo del Pozo Abejón y Carlos Granados García; de Michael Roy, secretario general de Caritas internationalis;
de Emilio López-Barajas Zayas, catedrático emérito de la Universidad Nacional de educación a distancia (España); de Fernando del Pino Calvo-Sotelo, economista y empresario; de los
profesores de la Pontificia Universidad
Antonianum, Fr. LLuis Oviedo Torró,
O.F.M., y Álvaro Garre Garre; de Arturo Bellocq Montano, profesor de la
Pontificia Universidad de la Santa
Cruz; de Alberto García, director de la
Cátedra UNESCO de bioética y derechos humanos del Pontificio Ateneo
«Regina Apostolorum», y de John
Lunstroth, profesor de derecho de la
Universidad de Houston.
Este volumen, que incluye una certera presentación del cardenal presidente de la Conferencia episcopal española, Ricardo Blázquez Pérez, desea
prestar un servicio a cuantos no quieren permanecer insensibles ante el clamor de la Tierra, casa común que a
todos nos acoge, herida «por el daño
que le provocamos a causa del uso
irresponsable y del abuso de los bienes
que Dios ha puesto en ella» (LS 2). Se
convierte así esta publicación en un
horizonte abierto a la inteligencia de
la fe y en una invitación a levantar la
mirada hacia un mundo en el que habite la esperanza que no defrauda.
*Profesor en la Universidad San PabloCEU, Madrid
L’OSSERVATORE ROMANO
página 8
viernes 26 de febrero de 2016, número 8
COMUNICACIONES
Colegio episcopal
Monseñor Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de Tilarán-Liberia (Costa Rica)
Monseñor Miguel Ángel Morán Aquino, obispo de Santa Ana (El Salvador)
Monseñor Antonio Calderón Cruz, obispo de San Francisco de Asís de Jutiapa (Guatemala)
Monseñor Ángel Antonio Recinos Lemus, obispo de Zacapa y Santo Cristo de Esquipulas (Guatemala)
Monseñor Carlos Alberto Salcedo Ojeda, obispo auxiliar de Huancayo (Perú)
Monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo auxiliar de Ibagué (Colombia)
RENUNCIAS:
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la
diócesis de Tilarán-Liberia (Costa
Rica) que monseñor VITTORINO GIRARDI STELLIN, M.C.C.J., le había
presentado en conformidad con el
canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
Vittorino Girardi Stellin, M.C.C.J.,
nació en Lendinara, diócesis de
Adria-Rovigo (Italia), el 24 de marzo de 1938. Recibió la ordenación
sacerdotal el 30 de marzo de 1963.
Juan Pablo II lo nombró obispo de
Tilarán el 13 de julio de 2002; recibió la ordenación episcopal el 21 de
septiembre sucesivo.
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la
diócesis de Santa Ana (El Salvador)
que monseñor ROMEO TOVAR
ASTORGA, O.F.M., le había presentado en conformidad con el canon 401
§ 1 del Código de derecho canónico.
Audiencias pontificias
EL PAPA
HA RECIBID O:
Sábado 20 de febrero
—Al cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, con el secretario de dicho dicasterio, monseñor Miguel Ángel
Ayuso Guixot, M.M.C.C.J., obispo
titular de electo de Luperciana.
Martes, día 23
—Al nuevo embajador de Timor Oriental ante la Santa Sede,
Egas da Costa Freitas, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
—Al nuevo embajador de Argentina ante la Santa Sede, Rogelio Francisco Emilio Pfirter,
con ocasión de la presentación de
las cartas credenciales.
—Al cardenal Reinhard Marx,
arzobispo de Munich y Freising
(República federal de Alemania),
coordinador del Consejo para la
economía.
Miércoles, día 24
—Al cardenal Mario Aurelio
Poli, arzobispo de Buenos Aires
(Argentina).
Romeo Tovar Astorga, O.F.M., nació en Ciudad Delgado, arquidiócesis de San Salvador, el 5 de marzo
de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de junio de 1968. Juan
Pablo II lo nombró obispo de Zacatecoluca el 5 de mayo de 1987; recibió la ordenación episcopal el 25 de
julio del mismo año. El Santo Padre
lo nombró obispo coadjutor de San
Miguel el 17 de diciembre de 1996.
Pasó a ser obispo de dicha sede el
10 de abril de 1997. El mismo Papa
lo trasladó a la diócesis de Santa
Ana el 12 mayo de 1999.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral del exarcado
apostólico para los católicos de rito
bizantino en Grecia que monseñor
DIMITRIOS SALACHAS, obispo titular
de Grazianópoli, le había presentado en conformidad con el canon 210
§ 1 del Código de cánones de las
Iglesias orientales.
Dimitrios Salachas nació en Atenas el 7 de junio de 1939. Recibió la
ordenación sacerdotal el 9 de febrero de 1964. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Carcabia y
exarca apostólico para los católicos
de rito bizantino residentes en
Grecia el 23 de abril de 2008; recibió la ordenación episcopal el 24 de
mayo del mismo año. El Santo Padre le asignó la sede episcopal titular de Grazianópoli el 14 de mayo
de 2012.
EL PAPA
ciembre de 1981. Juan Pablo II lo
nombró obispo de la diócesis de
San Miguel el 19 de julio de 2000;
recibió la ordenación episcopal el 2
de septiembre sucesivo.
—Obispo de Zacapa y Santo Cristo
de Esquipulas (Guatemala) al presbítero ÁNGEL ANTONIO RECINOS
LEMUS.
Ángel Antonio Recinos Lemus
nació en Azulco, diócesis de Jalapa,
el 2 de agosto de 1963. Recibió la
ordenación sacerdotal el 3 de diciembre de 1994. Obtuvo la licenciatura en teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes carSIGUE EN LA PÁGINA 10
Santa Sede
El Papa ha nombrado directora
del Departamento teológico pastoral de la Secretaría para la comunicación a la profesora NATAŠA GOVEKAR, docente en el
«Atelier de teología Card. T. Špidlík» del Centro Aletti de Roma,
y director de la Dirección tecnológica de dicha Secretaría al ingeniero FRANCESCO MASCI, hasta
ahora responsable del área técnica del Servicio Internet Vaticano.
Representaciones
pontificias
El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Sudáfrica y en
Botsuana a monseñor PETER
BRYAN WELLS, hasta ahora asesor
para los Asuntos generales de la
Secretaría de Estado, elevándolo al
mismo tiempo a la sede titular de
Marcianopoli, con dignidad de arzobispo.
Peter Bryan Wells nació en Tulsa, Oklahoma (Estados Unidos),
el 12 de mayo de 1963. Recibió la
ordenación sacerdotal el 12 de julio de 1991. Obtuvo la licenciatura
en teología en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el matrimonio y la familia y el doctorado en derecho
canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede
el 1 de julio de 1999, y prestó servicio en la nunciatura apostólica
en Nigeria y en la Sección de la
Secretaría de Estado para los
Asuntos generales. El Papa Benedicto XVI lo nombró asesor de la
Secretaría de Estado para los
Asuntos generales el 16 de julio de
2009.
Curia romana
El Papa ha nombrado miembros
de la Congregación para las causas de los santos a los monseñores
GIORGIO CORBELLINI, presidente
de la Oficina del trabajo de la Sede apostólica, y GUID O POZZO, secretario de la Comisión pontificia
«Ecclesia Dei».
HA NOMBRAD O:
—Obispo de Tilarán-Liberia (Costa
Rica) al presbítero MANUEL EUGENIO SALAZAR MORA.
Manuel Eugenio Salazar Mora
nació en Guadalupe, arquidiócesis
de San José de Costa Rica, el 9 de
octubre de 1958. Recibió la ordenación sacerdotal el 4 de diciembre de
1982. Se licenció en teología en la
Pontificia Universidad Gregoriana
de Roma. Ha sido vicario parroquial, director del Departamento de
la Conferencia episcopal para la
educación religiosa, director del seminario introductorio, rector del seminario mayor nacional, vicario
episcopal y párroco.
—Obispo de Santa Ana (El Salvador) a monseñor MIGUEL ÁNGEL
MORÁN AQUINO, hasta ahora obispo de San Miguel.
Miguel Ángel Morán Aquino nació en Esquipulas, diócesis de Santa
Ana, el 25 de mayo de 1955. Recibió
la ordenación sacerdotal el 5 de di-
Erección de diócesis
El Papa ha erigido la diócesis de
SAN FRANCISCO DE ASÍS DE JUTIAPA (Guatemala), con territorio desmembrado de la diócesis de Jalapa,
y la ha hecho sufragánea de la arquidiócesis de Santiago de Guatemala.
La nueva diócesis tiene una extensión de 3.219 km² y cuenta con
una población de 458.321 habitantes, de los cuales 389.573 son católicos. Pastoralmente están distribuidos en 15 parroquias y son atendidos por 14 sacerdotes diocesanos y
10 sacerdotes religiosos. También
desempeñan su misión en esa circunscripción eclesiástica 2 religiosos no sacerdotes y 80 religiosas.
En la actualidad hay 15 seminaristas. El templo parroquial de San
Cristóbal, en el municipio de Jutiapa, pasa a ser iglesia catedral de la
nueva diócesis.
El Pontífice ha erigido la diócesis
de BARISAL (Bangladesh), con territorio desmembrado de la diócesis
de Chittagong, y la ha hecho sufragánea de la sede metropolitana de
D acca.
La nueva diócesis tiene una extensión de 20.708 km² y cuenta con
una población de 15.183.927 habitantes, de los cuales 29.685 son católicos. Pastoralmente están distribuidos en 5 parroquias y son atendidos por 13 sacerdotes diocesanos
y 6 sacerdotes religiosos. También
desempeñan su misión en esa circunscripción eclesiástica 4 religiosos no sacerdotes y 29 religiosas.
En la actualidad hay 3 seminaristas
mayores. El templo parroquial de
San Pedro, de la ciudad de Barisal,
pasa a ser iglesia catedral de la
nueva diócesis.
número 8, viernes 26 de febrero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 9
A la Curia romana el Papa recuerda la necesidad de conjugar fidelidad y misericordia
Comunidad de servicio
La Curia romana, la Gobernación y
las instituciones vinculadas con la
Santa Sede constituyen una
«comunidad de servicio» donde se
conjuga «fidelidad y misericordia»
y donde nunca nadie debería sentirse
«ignorado o maltratado».
Lo destacó el Papa Francisco durante
la misa que celebró en la basílica de
San Pedro el lunes 22 de febrero,
por la mañana, fiesta litúrgica de la
Cátedra del Apóstol, con ocasión del
jubileo de los empleados vaticanos.
La fiesta litúrgica de la Cátedra de
san Pedro nos congrega para celebrar el Jubileo de la Misericordia como comunidad de servicio de la Curia romana, de la Gobernación y de
las Instituciones vinculadas con la
Santa Sede. Hemos atravesado la
Puerta Santa y llegamos a la tumba
del Apóstol Pedro para hacer nuestra profesión de fe. Y hoy la Palabra
de Dios ilumina de modo especial
nuestros gestos.
En este momento, el Señor Jesús
repite a cada uno de nosotros su
pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís
que soy yo?» (Mt 16, 15). Una pregunta clara y directa, ante la cual no
es posible huir o permanecer neutrales, ni postergar la respuesta o delegarla a otro. Pero en ello no hay nada de inquisitorio, es más, ¡está llena
de amor! El amor de nuestro único
Maestro, que hoy nos llama a renovar la fe en Él, reconociéndolo como
Hijo de Dios y Señor de nuestra vida. Y el primero en ser llamado a renovar su profesión de fe es el Sucesor de Pedro, que tiene la responsabilidad de confirmar a los hermanos
(cf. Lc 22, 32).
Dejemos que la gracia modele de
nuevo nuestro corazón para creer, y
abra nuestra boca para hacer la profesión de fe y obtener la salvación
(cf. Rm 10, 10). Así, pues, hagamos
nuestras las palabras de Pedro: «Tú
eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16, 16). Que nuestro pensamiento y nuestros ojos estén fijos en
Jesucristo, inicio y fin de cada acción de la Iglesia. Él es el fundamento y nadie puede poner otro cimiento (1 Cor 3, 11). Él es la «piedra» sobre la cual debemos construir. Lo recuerda con palabras expresivas san Agustín cuando escribe
que la Iglesia, que viéndose agitada
y sacudida por las vicisitudes de la
historia, «no se cae, porque está cimentada sobre la piedra de donde
Pedro tomó el nombre, pues “piedra” no viene de “Pedro”, sino “Pedro” de “piedra”; como tampoco
“Cristo” viene de “cristiano”, sino
“cristiano” de “Cristo”. […] La roca
es el Mesías, cimiento sobre el que
también Pedro mismo está edificado» (In Joh 124, 5: PL 35, 1972).
De esta profesión de fe surge para
cada uno de nosotros la tarea de corresponder a la llamada de Dios. A
los Pastores, ante todo, se les pide
tener como modelo a Dios mismo,
que cuida su rebaño. El profeta Ezequiel describió el modo de obrar de
Dios: Él va en busca de la oveja perdida, conduce de nuevo al aprisco a
la descarriada, venda y cura a la enferma (34, 16). Un comportamiento
que es signo del amor que no conoce límites. Es una entrega fiel, constante, incondicional, para que su mi-
sericordia pueda llegar a todos los
más débiles. Pero no tenemos que
olvidar que la profecía de Ezequiel
se inspira en la constatación de las
faltas de los pastores de Israel. Por
lo tanto, nos hace bien también a
nosotros, llamados a ser Pastores en
la Iglesia, dejar que el rostro de
Dios Buen Pastor nos ilumine, nos
purifique, nos transforme y nos restituya plenamente renovados a nuestra
misión. Que también en nuestros
ambientes de trabajo podamos sentir, cultivar y practicar un fuerte sentido pastoral, sobre todo hacia las
personas con las que nos encontra-
mos todos los días. Que nadie se
sienta ignorado o maltratado, sino
que cada uno pueda experimentar,
sobre todo aquí, el cuidado atento
del Buen Pastor.
Estamos llamados a ser los colaboradores de Dios en una empresa
tan fundamental y única como es
testimoniar con nuestra vida la fuerza de la gracia que transforma y el
poder del Espíritu que renueva. Dejemos que el Señor nos libere de toda tentación que aleja de lo que es
esencial en nuestra misión, y redescubramos la belleza de profesar la fe
en el Señor Jesús. La fidelidad al
ministerio se conjuga bien con la misericordia que queremos experimentar. En la Sagrada Escritura, por
otro lado, fidelidad y misericordia
son un binomio inseparable. Donde
está una, allí está también la otra, y
precisamente en su reciprocidad y
complementariedad se puede ver la
presencia misma del Buen Pastor. La
fidelidad que se nos pide es obrar
según el corazón de Cristo. Como
hemos escuchado de las palabras del
apóstol Pedro, tenemos que apacentar el rebaño con «espíritu generoso» y llegar a ser un «modelo» para
todos. De este modo, «cuando aparecerá el Pastor supremo» podremos
recibir la «corona inmarcesible de la
gloria» (1 Pe 5, 4).
Peregrinación hacia la Puerta Santa de la basílica de San Pedro
Entre los fieles
Entre los fieles, como un simple peregrino, en procesión hacia la Puerta Santa. Así el Papa Francisco participó en la celebración jubilar de la Curia romana, el
lunes 22 de febrero.
Los empleados del Vaticano se dieron cita a las 8.30
horas en el aula Pablo VI donde, en presencia del Pontífice, se reunieron para la oración de la Hora tercia y
para escuchar la meditación sobre el tema «La misericordia en la vida cotidiana» llevaba a cabo por el jesuita Marko Ivan Rupnik. La oración —así como los cantos de la misa sucesiva— la guió el coro de la Capilla
Sixtina dirigido por monseñor Palombella.
Al final de la meditación, los fieles abandonaron el
aula y, detrás de la cruz, se encaminaron hacia la basílica. La procesión a la Puerta Santa la encabezaban los
cardenales, obispos, religiosos y religiosas, y a continuación, los fieles laicos a los que —acompañado por
los arzobispos Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría
de Estad, Georg Gänswein, prefecto de la Casa pontifi-
cia, y Rino Fisichella, presidente del Consejo pontificio
para la promoción de la nueva evangelización— se unió
el Papa Francisco. Por último los sacerdotes concelebrantes, con los ornamentos litúrgicos.
Los fieles fueron recibidos en la basílica con el himno del Año santo, con la invitación a ser «misericordiosos como el Padre». El Papa Francisco celebró la
misa en la fiesta de la Cátedra de San Pedro, junto con
cuarenta y dos cardenales, entre ellos el secretario de
Estado, Pietro Parolin, y cincuenta y cinco obispos y
arzobispos. La ceremonia fue dirigida por el maestro
de las celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor
Guido Marini. Durante la liturgia eucarística, el Papa
tuvo a su lado, en el altar de la confesión, a los cardenales Angelo Sodano, decano, Giovanni Battista Re,
Francis Arinze y Tarcisio Bertone. Antes de abandonar
la basílica, el Pontífice rindió homenaje a san Pedro
besando el pie de la estatua del apóstol que, según la
tradición, llevaba las vestiduras litúrgicas.
página 10
L’OSSERVATORE ROMANO
Colegio episcopal
VIENE DE LA PÁGINA 8
gos: rector del seminario menor diocesano, vicario parroquial, representante ante la Conferencia episcopal
de la pastoral indígena de su diócesis, párroco en diversas parroquias y
formador y profesor en el seminario
mayor nacional.
—Obispo de la nueva diócesis de
San Francisco de Asís de Jutiapa
(Guatemala) al presbítero ANTONIO
CALDERÓN CRUZ.
Antonio Calderón Cruz nació en
Ciudad de Guatemala el 13 de junio
de 1959. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de julio de 1986, incardinado en la diócesis de San Marcos. Ha sido colaborador parroquial,
responsable de la pastoral juvenil
diocesana, formador en el seminario
mayor nacional, párroco, vicario
episcopal para la pastoral y administrador diocesano de San Marcos.
—Obispo de la nueva diócesis de
Barisal (Bangladesh) a monseñor
LAWRENCE SUBRATO HOWLADER,
C.S.C., hasta ahora obispo titular de
Afufenia y auxiliar de Chittagong.
Lawrence
Subrato
Howlader,
nació en Noborgram, diócesis
de Chittagong, el 11 de septiembre
de 1965. Recibió la ordenación sacerdotal el 31 de diciembre de 1994.
Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Afufenia y auxiliar de Chittagong el 7 de mayo de 2009; recibió la ordenación episcopal el 3 de
julio sucesivo.
C.S.C.,
su ministerio ha desempeñado, entre
otros, los siguientes cargos: vicario
parroquial, párroco, consejero de su
congregación en Perú, formador y
vicario episcopal en Huancayo.
—Obispo titular de Boseta y auxiliar
de la arquidiócesis de Ibagué (Colombia) al presbítero MIGUEL FERNAND O GONZÁLEZ MARIÑO.
Miguel Fernando González Mariño nació en Tunja el 25 de enero de
1966. Recibió la ordenación sacerdotal el 1 de agosto de 1998, incardinado en la diócesis de Santa Marta. Se
licenció en teología dogmática en
Roma. Ha sido colaborador parroquial; párroco; delegado diocesano
para la liturgia; formador, secretario
académico y director espiritual del
seminario mayor diocesano, del que
actualmente era rector.
—Obispo titular de Apollonia y auxiliar de la diócesis de Saint-Jean
Longueuil (Canadá) al presbítero
CLAUDE HAMELIN.
Claude
Hamelin
nació
en
Sherington, diócesis de Saint Jean
Longueuil, el 10 de julio de 1952.
Recibió la ordenación sacerdotal el 3
de diciembre de 1977. Obtuvo la licenciatura en teología moral en
Pontificia Academia Alfonsiana de
Roma. En su ministerio ha desem-
Lutos en el episcopado
peñado los siguientes cargos: vicario
parroquial, párroco, vicario episcopal, responsable de la oficina diocesana para el clero y vicario general.
—Obispo titular de Cedie y auxiliar
de Łowicz (Polonia) a monseñor
WOJCIECH TOMASZ OSIAL.
Wojciech Tomasz Osial nació en
Łowicz el 19 de noviembre de 1970.
Recibió la ordenación sacerdotal el
25 de mayo de 1995. Ha sido profesor en el seminario mayor diocesano, notario de la curia, miembro del
consejo pastoral y profesor en la
Universidad Cardenal Wyszyński de
Varsovia.
—Obispo titular de Macriana minore
y auxiliar de la archidiócesis de Porto Alegre (Brasil) al presbítero APARECID O D ONIZETE DE SOUZA.
Aparecido Donizete De Souza nació en Primeiro de Maio, archidiócesis de Londrina, el 13 de enero de
1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de diciembre de 1992, incardinado en la diócesis de Cornélio
Procópio. Se licenció en espiritualidad en el Pontificio Instituto Teresianum de Roma. Ha sido vicario
parroquial, párroco, rector del seminario y asesor diocesano para la pastoral litúrgica.
Cartas credenciales de los embajadores
de Timor Oriental y Argentina
—Obispo titular de Carcabia y exarca apostólico para los católicos de
rito bizantino residentes en Grecia
al archimandrita MANUEL NIN,
O.S.B.
Manuel Nin, O.S.B., nació en El
Vendrell, archidiócesis de Tarragona
(España), el 20 de agosto de 1956.
Ingresó en la Orden benedictina,
donde recibió la ordenación sacerdotal el 18 de abril de 1998. Se doctoró en teología y ciencias patrísticas
en el Pontificio Instituto Augustinianum de Roma. Ha sido profesor
en diversos centros académicos pontificios de Roma, donde también
ahora desempeña una intensa actividad educativa; director espiritual del
Pontificio colegio griego de Roma,
del cual es actualmente rector, desde
el 29 de junio 1999. El 14 de noviembre de 1999 fue nombrado archimandrita de la diócesis de Akko,
Haifa, Nazaret y toda Galilea. Además, ha sido primer asistente del
abad presidente de la congregación
sublacense-cassinese. Es consultor
de la Oficina para las celebraciones
litúrgicas del Sumo Pontífice, miembro de la comisión litúrgica de la
Congregación para las Iglesias
orientales, autor de numerosos escritos y editorialista de «L’O sservatore
Romano».
El lunes 22 de febrero, por la mañana, el Papa Francisco recibió en audiencia
al nuevo embajador de Timor Oriental ante la Santa Sede, Egas da Costa Freitas,
con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
—Obispo titular de Mattiana y auxiliar de la arquidiócesis de Huancayo
(Perú) al padre CARLOS ALBERTO
SALCED O OJEDA, O.M.I.
Carlos Alberto Salcedo Ojeda,
nació en Comas, diócesis de
Carabayllo, el 25 de noviembre de
1960. Ingresó en la Orden de los
Misioneros Oblatos de María Inmaculada, donde recibió la ordenación
sacerdotal el 6 de enero de 1996. En
viernes 26 de febrero de 2016, número 8
O.M.I.,
El Papa Francisco, el lunes 22 de febrero, por la mañana, recibió en audiencia
al nuevo embajador de Argentina ante la Santa Sede, Rogelio Francisco Emilio Pfirter,
con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
—Monseñor CARLOS QUINTERO
ARCE, arzobispo emérito de Hermosillo (México), falleció el 16 de
febrero. Había nacido en Etzatlán,
arquidiócesis de Guadalajara, el 13
de febrero de 1920. Era sacerdote
desde el 8 de abril de 1944. Juan
XXIII lo nombró obispo de la nueva diócesis de Ciudad Valles el 20
de marzo de 1961; recibió la ordenación episcopal el 14 de mayo sucesivo. Pablo VI lo nombró «pro
illa vice» arzobispo titular de Tisdro y coadjutor de la arquidiócesis
de Hermosillo el 3 de marzo de
1966. Pasó a ser arzobispo de dicha sede el 13 de agosto de 1968.
Juan Pablo II aceptó su renuncia
al gobierno pastoral de la arquidiócesis el 20 de agosto de 1996.
BIBLE
—Monseñor
FRANCIS
SCHULTE, arzobispo emérito de
Nueva Orleans (Estados Unidos),
falleció el 17 de enero. Había nacido en Filadelfia el 23 de diciembre
de 1926. Era sacerdote desde el 10
de mayo de 1952. Juan Pablo II lo
nombró obispo titular de Afufenia
y auxiliar de Filadelfia el 27 de junio de 1981; recibió la ordenación
episcopal el 12 de agosto del mismo año. El Santo Padre lo nombró obispo de Wheeling-Charleston el 31 de mayo de 1985, lo promovió a Nueva Orleans el 6 de diciembre de 1988 y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 3 de enero de 2002.
—Monseñor FRANCIS THOMAS
HURLEY, arzobispo emérito de Anchorage (Estados Unidos), falleció
en Alaska el 10 de enero. Había
nacido en San Francisco el 12 de
enero de 1927. Era sacerdote desde
el 16 de junio de 1951. Pablo VI lo
nombró obispo titular de Daim
laig y auxiliar de Juneau el 27 de
enero de 1970; recibió la ordenación episcopal el 19 de marzo sucesivo. El mismo Papa lo promovió a arzobispo de Anchorage el
29 de abril de 1976. Juan Pablo II
aceptó su renuncia al gobierno
pastoral de la archidiócesis el 3 de
marzo de 2001.
—Monseñor PAUL-MARIE ROUSSET, obispo emérito de Saint
Étienne (Francia), falleció el 9 de
enero. Había nacido en Grièges,
diócesis de Belley-Ars, el 27 de
agosto de 1921. Era sacerdote desde el 24 de febrero de 1945. Pablo
VI lo nombró obispo titular de
Utimma y auxiliar de Lyon el 24
de enero de 1966; recibió la ordenación episcopal el 6 de marzo sucesivo. El Papa lo nombró primer
obispo de nueva diócesis de Saint
Étienne el 23 de febrero de 1971.
Juan Pablo II aceptó su renuncia
al gobierno pastoral de dicha sede
el 28 de septiembre de 1987.
—Monseñor ALWIN ALBERT HAFNER, obispo emérito de Morombe
(Madagascar), falleció el 7 de enero. Había nacido en Balsthal, diócesis de Basilea (Suiza), el 11 de
septiembre de 1930. Era sacerdote
desde el 28 de junio de 1957. Juan
Pablo II lo nombró obispo de Morombe el 15 de mayo de 1989; recibió la ordenación episcopal el 22
de abril sucesivo. El Papa aceptó
su renuncia al gobierno pastoral
de la diócesis el 15 de julio de
2000.
número 8, viernes 26 de febrero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 11
La segunda audiencia jubilar se centró en la relación entre compromiso y misericordia
Para llevar la caricia de Dios
«Las personas abandonadas, los que
cargan minusvalías muy pesadas, los
enfermos más graves, los moribundos,
los que no son capaces de expresar
gratitud»: estas son las realidades en
las que el cristiano está llamado a
llevar la caricia de Dios. Lo señaló el
Papa Francisco el sábado 20 de
febrero, por la mañana, durante la
segunda audiencia jubilar en la plaza
de San Pedro.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
El Jubileo es una verdadera oportunidad para profundizar en el misterio de la bondad y del amor de
Dios. En este tiempo de Cuaresma,
la Iglesia nos invita a conocer cada
vez más al Señor Jesús, y a vivir de
manera coherente la fe con un estilo
de vida que exprese la misericordia
del Padre. Es un compromiso que
estamos llamados a asumir para
ofrecer a los que encontramos el signo concreto de la cercanía de Dios.
Mi vida, mi actitud, la forma de ir
por la vida debe ser justamente un
signo concreto del hecho de que
Dios está cerca de nosotros. Pequeños gestos de amor, de ternura, de
cuidado, que hacen pensar que el
Señor está con nosotros, está cerca
de nosotros. Y así, se abre la puerta
de la misericordia.
Hoy quisiera reflexionar brevemente con vosotros sobre el tema de
esta palabra que he dicho: el tema
del compromiso. ¿Qué es un compromiso? ¿Qué significa comprometerse? Cuando me comprometo quiere decir que asumo una responsabilidad, una tarea hacia alguien; y significa también el estilo, la actitud de
fidelidad y de dedicación, de atención particular con la que llevo ade-
lante esta tarea. Cada día se nos pide que pongamos empeño en las cosas que hacemos: en la oración, en el
trabajo, en el estudio, pero también
en el deporte, en las actividades libres... Comprometerse, en definitiva,
quiere decir poner nuestra buena voluntad y nuestras fuerzas para mejorar la vida.
También Dios se ha comprometido con nosotros. Su primer compromiso fue el de crear el
mundo, y a pesar de
nuestros atentados para destruirlo —y son
muchos—, Él se compromete a mantenerlo
vivo. Pero su compromiso más grande ha
sido donarnos a Jesús.
¡Este es el gran compromiso de Dios! Sí,
Jesús es justamente el
compromiso extremo
que Dios ha asumido
para con nosotros. Lo
recuerda también san
Pablo, cuando escribe
que Dios «no se reservó a su propio Hijo,
sino que lo entregó
por todos nosotros»
(Rm 8, 32). Y, en virtud de esto, junto a
Jesús el Padre nos dará cualquier cosa que
necesitemos.
Y, ¿cómo se ha manifestado este compromiso de Dios por nosotros? Es muy fácil
verificarlo en el Evangelio. En Jesús, Dios
se ha comprometido
completamente
para
devolver la esperanza
a los pobres, a cuan-
tos estaban privados de dignidad, a
los extranjeros, a los enfermos, a los
prisioneros y a los pecadores, que
acogía con bondad. En todo esto,
Jesús era expresión viviente de la
misericordia del Padre. Y quisiera referirme a esto: Jesús acogía con bondad a los pecadores. Si nosotros
pensamos en modo humano, el pecador sería un enemigo de Jesús, un
enemigo de Dios, pero Él se acerca
a ellos con bondad, los amaba y les
cambiaba su corazón. Todos nosotros somos pecadores: ¡todos! Todos
tenemos alguna culpa delante de
Dios. Pero no debemos tener desconfianza: Él se acerca para darnos
el consuelo, la misericordia, el perdón. Este es el compromiso de Dios
y para esto ha enviado a Jesús: para
acercarse a nosotros, a todos nosotros y abrir la puerta de su amor, de
su corazón, de su misericordia. Y esto es muy bonito. ¡Muy bonito!
A partir del amor misericordioso
con el que Jesús ha expresado el
compromiso de Dios, también nosotros podemos y debemos corresponder a su amor con nuestro compromiso. Y esto sobre todo en las situaciones de mayor necesidad, donde
hay más sed de esperanza. Pienso
—por ejemplo— en nuestro compromiso con las personas abandonadas,
con los que cargan minusvalías muy
pesadas, con los enfermos más graves, con los moribundos, con los
que no son capaces de expresar gratitud. A todas estas realidades nosotros llevamos la misericordia de Dios
a través de un compromiso de vida,
que es testimonio de nuestra fe en
Cristo. Debemos siempre llevar esa
caricia de Dios —porque Dios nos ha
acariciado con su misericordia—, llevarla a los demás, a aquellos que tienen necesidad, a aquellos que llevan
un sufrimiento en el corazón o están
tristes: acercarse con esa caricia de
Dios, que es la misma que Él nos ha
dado a nosotros.
Que este Jubileo ayude a nuestra
mente y a nuestro corazón a tocar
con la mano el compromiso de Dios
por cada uno de nosotros, y gracias
a esto transformar nuestra vida en
un compromiso de misericordia para
todos.
L’OSSERVATORE ROMANO
página 12
viernes 26 de febrero de 2016, número 8
En la audiencia general la advertencia del Papa Francisco contra la arrogancia y los abusos
Juegos de poder
También hoy hay quienes explotan la autoridad y fomentan la corrupción, el trabajo esclavo y la trata
Si se pierde la dimensión del servicio
«el poder se transforma en arrogancia
y se convierte en dominación y abuso»
fomentando «los juegos sucios
realizados por los seres humanos».
Lo recordó el Papa Francisco en la
audiencia general del miércoles 24 de
febrero, en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
Proseguimos con las catequesis sobre la misericordia en la Santa Escritura. En varios pasajes se habla de
los poderosos, los reyes, los hombres
que están «en lo alto», y también de
su arrogancia y sus abusos. La riqueza y el poder son realidades que
pueden ser buenas y útiles para el
bien común, si se ponen al servicio
de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero cuando, como
ocurre con demasiada frecuencia, si
se viven como un privilegio, con
egoísmo y prepotencia, se transforman en instrumentos de corrupción
y muerte. Esto es lo que sucede en
el episodio de la viña de Nabot, que
se describe en el Primer Libro de los
Reyes, capítulo 21, sobre el que hoy
reflexionamos.
Este texto cuenta como el rey de
Israel, Ajab, quiere compara la viña
de un hombre llamado Nabot, porque ésta linda con el palacio real. La
propuesta parece legítima, incluso
generosa, pero en Israel las propiedades de tierras se consideraban casi
inalienables. De hecho, el libro de
Levítico prescribe: «La tierra no
puede venderse para siempre, por-
que, a su modo de ver, está puesto de haber maldecido a Dios y al rey, medio del país!» (Is 5, 8). Y el proen entredicho por la negativa de Na- un crimen castigado con la muerte. feta Isaías ¡no era un comunista! Pebot. Un poder que por el contrario De esta forma, una vez que Nabot ro Dios es más grande que la malella considera absoluto, y por el cual está muerto, el rey puede apropiarse dad y que los juegos sucios realizatodo deseo del rey poderoso se con- de su viña. Y esta no es una historia dos por los seres humanos. En su
vierte en una orden. El gran san de otro tiempo, es también la histo- misericordia envía al profeta Elías
Ambrosio escribió un pequeño libro ria de hoy, los poderosos que para para ayudar a que Ajab se convierta.
sobre este episodio. Se llama «Na- tener más dinero explotan a los po- Ahora giramos la página, y ¿cómo
bot». Nos hará bien leerlo en este bres, explotan a la gente. Es la his- sigue la historia? Dios ve este critiempo de Cuaresma. Es muy boni- toria de la trata de personas, del tra- men y toca también al corazón de
to, es muy concreto. Jesús, recordan- bajo esclavo, de la pobre
do estas cosas, nos dice: «Sabéis que gente que trabaja en nelos jefes de las naciones las dominan gro y con el salario míniDios es más grande que la maldad
como señores absolutos, y los gran- mo para enriquecer a los
des las oprimen con su poder. No poderosos. Es la historia
y que los juegos sucios realizados
ha de ser así entre voso- de los políticos corruptos
por los seres humanos
tros, sino que el que que quieren ¡más y más y
quiera ser grande entre más! Es por esto que he
Si pierde la dimensión de servicio,
vosotros, será vuestro ser- dicho que haremos bien
vidor, y el que quiera ser en leer ese libro de San Ambrosio Ajab, y el rey, colocado frente a su
el poder se transforma en arrogancia
el primero entre vosotros, sobre Nabot, porque es un libro de pecado, comprende, se humilla, y piy se convierte en dominación y abuso
será vuestro esclavo» (Mt actualidad. He aquí donde lleva el de perdón. ¡Qué bonito sería si to20, 25-27). Si pierde la ejercicio de una autoridad sin respe- dos los poderosos explotadores hoy
dimensión de servicio, el to por la vida, sin justicia, sin mise- hicieran lo mismo! El Señor acepta
que la tierra es mía, ya que vosotros poder se transforma en arrogancia y ricordia. Y a qué lleva la sed de po- su arrepentimiento; sin embargo, un
sois para mí como forasteros y hués- se convierte en dominación y abuso. der: se convierte en codicia que hombre inocente fue asesinado, y la
pedes» (Lv 25, 23). La tierra es sa- Precisamente esto es lo que sucede quiere poseerlo todo. Al respecto falta cometida tendrá consecuencias
grada, porque es un don de Dios, y en el episodio de la viña de Nabot. hay un texto del profeta Isaías parti- inevitables. El mal que se hace, de
como tal debe ser custodiado y con- Jezabel, la reina, sin ningún escrú- cularmente iluminador. En este, el hecho, deja sus huellas dolorosas, y
servado como un signo de la bendi- pulo, decide eliminar a Nabot y eje- Señor advierte contra la codicia de la historia de los hombres lleva las
ción divina que pasa de generación cuta su plan. Se sirve de las aparien- los ricos latifundistas que quieren heridas. La misericordia muestra
en generación y garantía de digni- cias engañosas de una legalidad per- poseer cada vez más casas y terre- también en este caso la vía maestra
dad para todos. Se comprende en- versa: envía, en nombre del rey, car- nos. Y el profeta Isaías dice: «¡Ay, que debe perseguirse. La misericortonces la respuesta negativa de Na- tas a los ancianos y notables de la los que juntáis casa con casa, y cam- dia puede curar las heridas y puede
bot al rey: «Líbreme Yaveh de darte ciudad ordenando que falsos testigos po a campo anexionáis, hasta ocu- cambiar la historia. ¡Abre tu corazón
la herencia de mis padres» (1 Re 21, que acusen a Nabot públicamente par todo el sitio y quedaros solos en
a la misericordia! La misericordia di3). El rey Ajab reacciona a esta nevina es más fuerte que el pecado de
gativa con amargura e indignación.
los hombres. ¡Es más fuerte, este es
Él se siente ofendido —él es el rey, el
el ejemplo de Ajab! Nosotros conopoderoso—, disminuido en su autoricemos el poder, cuando recordamos
dad soberana, y frustrado en la posila venida del Hijo inocente de Dios
bilidad de satisfacer su deseo de poque se hizo hombre con el fin de
sesión. Al verlo tan abatido, su espodestruir el mal con su perdón. JesuLa Limosnería apostólica vaticana en colaboración con la campaña
sa Jezabel, una reina pagana que hacristo es el verdadero rey, pero su
«Acompañar» promovida por la Embajada de Bolivia con el apoyo de
bía incrementado los cultos idolátripoder es completamente diferente.
las Embajadas de Angola, Armenia, El Salvador, Líbano, Panamá, Pacos y que hacía matar a los profetas
Su trono es la cruz. Él no es un rey
raguay, Portugal, Santo Domingo y Venezuela, acogiendo el llamadel Señor (cf. 1 Re 18, 4), —no era
que mata, sino que por el contrario
miento del Papa, «en favor de los refugiados», ha distribuido más de
mala, ¡era sumamente mala!— decide
da la vida. Su ir hacia todos, espe50 cajas con ropas y alimentos en parroquias y centros de Cáritas en
intervenir. Las palabras que dirige
cialmente a los más débiles, derrota
Roma así como en una guardería de la misma institución para niños
rey son muy significativas. Escuchad
la soledad y el destino de muerte al
extranjeros. También la parroquia romana de San Frumenzio, una de
la maldad que esconde esta mujer:
que conduce el pecado. Jesucristo
las 130 que abrió sus puertas luego del llamado del Papa a acoger y
¿Y eres tú el que ejerces la realeza
con su cercanía y ternura lleva a los
dar techo provisorio a los refugiados recibió las donaciones. Las entreen Israel? Levántate, come y que se
pecadores en el espacio de la gracia
gas fueron supervisadas por el responsable de la Limosnería apostólica
alegre tu corazón. Yo te daré la viña
y el perdón. Y esta es la misericordia
monseñor Konrad Krajewski, por el director de Cáritas Roma, monsede Nabot de Yizreel» (v. 7). Ella enfatiza el prestigio y el poder del rey,
ñor Enrico Feroci, y por Ericka Farfán coordinadora del proyecto.
de Dios.
Una esperanza concreta