Clamores de la vida consagrada

CLAMORES
DE LA VIDA
CONSAGRADA
INVITACIONES DE LA RUAH DIVINA A DEJARNOS
TRANSFORMAR PARA TESTIMONIAR A JESÚS HOY
HAY QUE DESPERTAR PARA DESPERTAR AL MUNDO
Reconocer nuestra realidad empezando por acoger nuestros propios clamores:
Somos pocas y vamos envejeciendo, lo que contribuye
a aumentar el activismo y lo que ello implica en
nuestras vivencias comunitarias: egocentrismo, poco
diálogo, autorreferencialidad, “quejismo”, tiempos de
oración a las corridas, exigencias desmedidas hacia
las NNGG, indiferencia, pocos espacios de reflexión…
Hemos alcanzado un standard de vida que favorece una vida religiosa
aburguesada, acomodada permeada por la cultura postmoderna.
Tendencia a pasar horas en las TICs y dificultad para salir al encuentro de los
otros y de los más pobres.
Estructuras asfixiantes e inflexibles y maneras de
vivir la misión desde criterios muy tradicionales
o muy empresariales: Importa más la obra y los
resultados por sobre las personas y las relaciones.
Entre nosotras conviven diversos paradigmas de
la vida religiosa no bien reconocidos y menos
aún integrados, lo que conlleva a proclamar
valores y convicciones que no siempre vivimos
en nuestras realidades comunitarias y pastorales.
Sentimos la pérdida de poder por situaciones
de vivencias eclesiales y por el cambio que vive
la sociedad.
¿ QUE OTROS CLAMORES PODRÍAN
SEÑALAR CADA UNO/A DE USTEDES?
En relación a nuestro seguimiento de Jesús:
constantemente hemos de estar discerniendo la imagen que nos hacemos
de Él y a qué Jesús estamos siguiendo a nivel personal y comunitario.
Nuevas formas de relaciones con todos/as a ejemplo de Jesús, vividas en
libertad, ternura, compasión, misericordia más allá de los prejuicios y
miedos externos e internos que suelen paralizarnos especialmente ante
quien es diferente, piensa diferente o proviene de cultura diferente.
Urge transformar nuestras prácticas
pastorales: no instalándonos en seguridades
económicas y sociales; recuperando el
respeto y el amor por la vida, incorporando
las nuevas compresiones de lo masculino y
femenino y encaminándonos hacia las
periferias existenciales.
Revisión de nuestros paradigmas personales; entre lo que proclamamos y lo
que vivimos, ser conscientes de lo que hemos introyectado en nuestros
procesos formativos previos y que necesitamos desaprender para aprender lo
nuevo; esto ha de darse en nuestra manera de comprender los votos, en
nuestro modo de vivir cotidianamente lo femenino y masculino; en el modo
de situarnos como adultos responsables los que estamos consagrados y
quienes están en las etapas iniciales (NN.GG)
Potenciar la formación teológica e integral de la
persona de manera continua; resignificarla y
repensarla; abierta a los nuevos paradigmas
(feminidades-masculinidades, bioética, TICs, y
otros)
Hay un clamor por parte de la mujer en la
Iglesia, especialmente la mujer consagrada,
de una mayor participación en el liderazgo
y en la toma de decisiones. En la Iglesia
replicamos el esquema machista de la
sociedad: somos una Iglesia clericalista.
La Vida Consagrada padece aún la parálisis que generó el invierno eclesial.
Hoy se muestra seducida por la comodidad y la imagen, atada por el
cuidado de la institucionalidad y la falta de claridad de las mediaciones
sociales, políticas, económicas ante un mundo que se ha hecho más
complejo.
En cuanto a la misión:
Se siente el clamor de unir fuerzas y carismas en proyectos
concretos para la vida del pueblo en sus diversas necesidades.
Potenciar el compromiso y comunión intercongregacional para
superar el trabajo aislado.
Impulsar al nivel de la iglesia local la conciencia misionera del
pueblo de Dios y configurar equipos intercongregacionales inter
gentes y ad gentes.
Responder intercongregacionalmente al desafío del diálogo
interreligioso con grupos de migrantes dentro de nuestros
países.
En relación a la comunión:
Se hace necesario trabajar la Comunión intra: Humanizar estructuras y vínculos entre hermanos
y hermanas (comunidades de encuentro, de acogida, de valorización mutua…)
Y luego la comunión Inter: Fortalecer lazos entre congregaciones, potenciar los carismas y
espiritualidades con los matices que ellos tienen.
Releer nuestra historia para iluminar la comunión
cuando cambian las circunstancias: no podemos
seguir confundiendo uniformidad con comunión.
Hoy necesitamos valorar la diversidad y desde ahí ir
a la comunión.
Eclesiología de comunión y participación,
superando dinámicas de privilegio y exclusión.
Somos parte del pueblo de Dios que peregrina
Con respeto a la Consagración:
 En nuestra sociedad, urge recuperar la esencia en nuestra
consagración y resignificar la vivencia de los votos desde la
intercongregacional que va más allá de nuestras obras y
quehaceres.
 Se necesita dar pasos hacia una inclusión
real de la Vida Consagrada Indígena
valorando la riqueza de su aporte como
también de otras culturas que llegan a
nuestro país.
Formación:
Cambiar las estructuras, modos y
proyectos de formación que favorezcan
el fortalecimiento de las identidades,
que construyan procesos auténticos de
interculturalidad.
Apoyarnos intercongregacionalmente
para que los formadores y las
formadoras construyan una formación
más integral, madura y transformadora
que provoque un estilo de vida más
humanizadora y circular.
Animación de la Vida Consagrada:
• Se siente el clamor de la necesidad de unir fuerzas
para la atención y acompañamiento de los hermanos
mayores.
• Apoyar y sostener las conferencias nacionales y sus
proyectos con la participación de las distintas
congregaciones.
Urge el acompañamiento y animación de las vocaciones indígenas desde lo
propio, favoreciendo la autoestima y autonomía, superando los prejuicios que
todavía existen.
Animar mayor presencia masculina en los espacios intercongregacionales.
Trabajando con y entre otros:
 Nueva comprensión del carisma
que implica familias carismáticas:
vida y misión compartida (no
existe la una sin la otra).
 Que las relaciones sean vinculantes y no solo colaborativas
(consagración).
 Una Formación contextualizada (Educar, formar, acompañar)
para construir una identidad discipular configurada con
Jesucristo.
El diálogo en las búsquedas comunes a través
del fortalecimiento de las confianzas y los
discernimientos compartidos;
complementariedad y unidad en la diferencia.
Sostenibilidad de los procesos y
compromisos vocacionales en los distintos
estados de vida, asumiendo desafíos y
necesidades sociales, laborales,
profesionales, económicas.
Asociación con otros (ONGs/ Cooperativas/ Fundaciones…) en
causas que nos importan (medio ambiente, derechos humanos,
justicia social…)
Ahondar nuestras opciones:
1. Vida humana. Reconocer que toda vida humana es
sagrada: pobres y ricos, niños – ancianos, enfermos y
personas con alguna discapacidad, víctimas y
victimarios, y que esto nos lleve a una respuesta real y
concreta.
2. Víctimas. Atención a las víctimas: víctimas de la
violencia, las víctimas del sistema. Atención
interdisciplinar. Considerar la creación como víctima
del egoísmo del ser humano y del sistema.
3. Trata de personas. La trata de personas (como otros temas) merece un
abordaje interdisciplinario e intercongregacional. Es un asunto internacional.
4. Pobres. Los pobres (en especial los ancianos, enfermos, personas con
alguna discapacidad, migrantes) piden respeto a sus personas, que se les
reconozcan sus derechos, que se les escuche.
Piden que les anunciemos a
Jesucristo y su Evangelio, que
seamos fieles testigos del Reino.
Piden que se valore su cultura y
tradiciones, su religiosidad y su
experiencia de Dios.
Piden trabajo digno con un salario justo, vivienda, servicios de salud,
educación. Esto implica un cambio sistémico.
5. Reconocer lo que la Iglesia (VC) recibe de los pobres. Reconocer, no
sólo lo que la Iglesia puede hacer por los pobres, sino también lo que los
pobres han hecho y hacen por la Iglesia.
Sólo siendo conscientes de lo que recibimos de los pobres, nuestro dar
deja de ser paternalista.
6. Escuchar el clamor de la tierra: Presencia
comprometida y profética de la Vida Consagrada
en las explotaciones discriminadas y desarraigo
de los territorios, instalación de megaproyecto y
contaminación de los recursos naturales (JUPIC).