LOS BELENES EN HISPANOAMÉRICA

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA
SÁBADO 25 DE DICIEMBRE 1965
LOS BELENES EN HISPANOAMÉRICA
LOS PROPIOS INDÍGENAS FUERON LOS OBREROS COLABORADORES DE LOS
IMAGINEROS ESPAÑOLES QUE EMIGRARON A AMERICA
PRIMERO íue la cruz y luego
—cuando se hizo preciso— Xa
espada. Apoyada en ambas, España realizó la gran conquista y evangdizadón del Continente. El indio
aprendió a rezar a Dios en español. Después llevó al juego de su
lengua aborigen y de sus peculiares medios de expresión la oración
y la representación corpórea de Jesús, de la Virgen y de los santos. Y
con su gran, capacidad mimétiea copió de la imaginería bultos y figuras, ocres, azules y oro. Pero en sus
tallas y representaciones iba quedando la impronta indígena al esculpir o tallar las figuras con ese
pelo lacio y renegrido y la faz híerática de los primeros aborígenes a
quienes al descender por el Continente, de Norte a Sur, se les quedó
la sonrisa congelada para siempre
en el rostro, al atravesar las nieves
de Alaska.
Los nacimientos se instalaban antes en las casas tradicionales de las
pandes ciudades argentinas y americanas. Pero esta costumbre se ha
¡do perdiendo y hoy son los hogares más sencillos, de los pequeños
pueblos y aldeas, donde se sigue
manteniendo la tradición.
Pero los niños continúan cantando con la misma fe y el mismo entusiasmo ante las sencillas imágenes,, a las que ellos añaden su imaginación y su fervor.
Los propios indígenas fueron los
obreros colaboradores de los imagineros españoles que vinieron a
América, y al aprender eV oficio
imprimieron a sus figuras, sin darse cuenta y sin pretenderlo,, las características de su propia idiosincrasia. Los imagineros argentinos
eran discípulos de los peruanos y de
los ecuatorianos después de haber-
Pesebre en un escaparate.- La originalidad consiste en haber
sido realizado con fas páginas de huecograbado de un conocido periódico de Buenos Aires
lo sido de los españoles. La Rioja
fue el gran centro donde, en la Argentina, se producían figuras para
los nacimientos. La tradición, enmarcada en la zona de Humahuaca,
irradió arte imaginero a la Argentina, Bolivia y Perú. Pero los países más importantes' en estas viejas
y tradicionales manifestaciones religiosas son por este orden: Méjico,
Perú, Bolivia y Ecuador, siguiendo
después Chile y Argentina.
«Santiranticui»
En la plaza Mayor del Cuzco, el
día 24 de diciembre se congrega
una inmensa multitud • de vendedores y compradores, para realizar lo
que ellos llaman «santiranticui»,
que quiere decir: venta de santitos.
Es una especie de enorme feria, a
la que acuden los vendedores de
imágenes, con figuras de todas clases, los Reyes Magos, la Virgen, San
José, los pastores, animales^ etcé1tera. Allí puede el pueblo comprar
nacimientos completos, f i g u r a s
sueltas, o sustituir aquellas Que se
les hubieran roto.
La Argentina fue de los primeros
países en cultivar esta manifestación religiosa, pero ahora es donde
se encuentra más debilitada. En la
quebrada de Humahuaca, a fines del
siglo XVI, había ya pesebres trabajados por los mismos indígenas y
copiados de los españoles. En las
casas tradicionales de los países citados, suelen encontrarse en la actualidad magníficos nacimientos,
inclusive con derroche de platería,
de oro y de toda clase de pedrería
y materiales nobles. Sin embargo,
ha conspirado contra los nacimientos el valor de los mismos,' pues al
adquirir alta cotización, sus propietarios fueron desprendiéndose de
ellos, pero por el alto precio, pocos
compradores hubo que adquirieran
la totalidad o el conjunto del pesebr6j sino que poco a poco fueron
comprando figura por figura, y así
se fueron disgregando en piezas
sueltas por toda América.
Un lugar llamado
Huamanga
Pesebre levantado en la calle. Buenos Aire*
Navidad negra en América
No falta la nieve
Los pesebristas americanos ven y
representan los pesebres con la misma geografía que en Europa, es decir, con nieve. No faltan, sin embargo, los que, con más libertad, se
apartan de esta tradición e incorporan elementos nativos como palmeras, árboles tropicales y paisajes de
sol y desierto. En Ecuador se llaman a los pesebres «chángalos», en
Brasil suelen llamarse «lapas» que
son las peñas o rocas que predominan de fondo en la composición del
paisaje. En Mé'jico se llaman «posadas» de «ir a pedir posada», pues
en los nacimientos vivientes o animados de aquel país, los devotos
acompañan en procesión a la Virgen, San José y al Niño que van de
casa en casa pidiendo posada. En
Brasil, Cuba y otros países incorporan a otras figuras negros, en la
proporción en que los habitantes de
esta raza abundan. Y también, sin
duda, inducidos por la lección de integracionismo que significa que entre los Reyes Magos haya uno negro.
La letra y melodía de los villancicos se ha mantenido inalterable.
Los niños cantan las mismas canciones y con la misma música de
antaño. Hay innumerables obras
publicadas sobre el tema, siendo
muy importantes la de Alfonso Carrizo, ya fallecido, y la de Rafael
Jijena Sánchez, una verdadera autoridad en la materia que acaba de
publicar un bien documentado libro
sobre el tema.
Hay en el Perú un lugar llamado
Huamanga, donde existe una piedra famosa transparente, ligeramente azulada, en la que se tallaban pequeños nacimientos, imágenes sueltas y, sobre todo, N i ñ o s
Dios. Unas veces se dejaba la piedra con el color natural y otras veces se la policromaba. Toda esto se
hizo hasta el siglo XVIII, que marcó el esplendor de los nacimientos,
hasta principios del XIX, fecha en
que comenzó la decadencia de los
mismos, porque el arte popular fue
sustituyéndose por el arte de bazar, es decir, cuando surgieron las
figuras en serie. Y fue precisamente Barcelona, la ciudad que había sido la primera en influir con su imaginería en América, la que también
envió, por primera vez, estas figuras en serie e industriales, que por
razones de econcaftía y comodidad,
fueron desplazando a las otras.
Por la baratura de dichas figuras, los nacimientos industriales suplantaron a los clásicos y las figuras de éstos pasaron a manos de los
avisados anticuarios o tienden a
perderse definitivamente. Los imagineros argentinos hacían sus figuras en barro, en madera ú en piedra, pero también existía la imaginería de tela encolada y la imagen vestida, en la cual se ponían la
cabeza, los brazos y manos y piernas y pies mientras lo demás era
vestido de telas más o menos sunHay villancicos que podíamos llatuosas o de fantasía, pero tal mo- mar locales o con alusiones al lugar
dalidad conspiraba contra su dura- del poeta que los crea. Por ejemplo
ción, ya que las telas se ajaban y éste que transcribimos a continuadecoloraban pronto o se quemaban ción, que alcanza cierto énfasis
en los descuidos de velas y cirios. nacionalista:
Villancicos locales
«¡Qué fría es la nieve que cayendoTestal
El frío del Nevado llegó a Popayá.
Al recién nacido, ¡qué frío le dará!
Vamonos pastores, marchémonos
[ya;
que la Virgen Madre nos esperará.
Con dulces y flores las niapangas
[van
para ver al Dios Niño que para rei[nar
en el mundo todo, nació en Popayá.
De toda la tierra hoy aquí vendrán,
y ante el Niño Dios se arrodillarán.
Si a Dios busca el mundo, ¡venga
[a Popayá!
La costumbre de celebrar en las
Navidades, nacimientos, belenes o
pesebres, está extendida por toda la
América española y hay también
entidades dedicadas a fomentar esta
piadosa y tradicional costumbre.
Así en la Argentina existe la .Hermandad del Santo Pesebre, que preside el erudito escritor, investigador
y folklorista ya citado, Rafael Jijena Sánchez, conocido en Barcelona. La misión de esta Hermandad,
además de la tradición de los pesebres, es la de velar por el buen
gusto de las imágenes, para lo cual,
anualmente organiza en Buenos
Aires concursos de pesebres en casas de familia, instituciones y comercios, estimulando de esta manera la perennidad de una vieja costumbre. La Hermandad del Santo
Pesebre de Buenos Aires, mantiene
contacto con asociaciones análogas
del exterior y particularmente, entre otras europeas, con la Asociación de Pesebristas de Barcelona y
la, Asociación Belenista de MadridBuenos Aires, diciembre.
ORIOL DE MONTSANT