Antología de mitos y leyendas

antología de
mitos y
leyendas
compilada por
Mariana Cordero Peña
Índice
1.
2.
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5.
6.
7.
8.
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40.
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42.
43.
Portada
Índice
El agua y el amor. Mito mexicano
La vainilla. Leyenda mexicana
La leyenda de la venus mexicana, Tlazolteatl.
El callejón del beso. Leyenda mexicana
Los jaguares cósmicos. Leyenda lacandona
La leyenda del murciélago. Leyenda tradicional de Oaxaca
Mito y rito de los voladores
Quetzalcóatl y el rito de la creación
La carta
El pájaro azul y el coyote
chile
Aku- aku
El tótem de Guanaco
La añañuca
El alicanto
La Lola
Las brujas de Salamanca
La ciudad de los Césares
El tué tué
África
El mito de las dos luminarias
Leyendas del Baobad
Anansi
Hawái
El dragon hawaiano “moo-kuna”
Hawaiiloa
Los manehune
Los huesos de kamehameha
Los maneune
El ohia lehua de Pele
Dioses hawaianos de mitos y leyendas
Grecia
El mito de Calipso
Las sirenas
El mito de las moiras
El mito de circe
La gigantomatia
El origen del maratón
Inuit
Sedna
Colombia
44. El sombrerón
El agua y el amor
Bolochen es un pueblo que aunque creció en torno a nueve pozos, periódicamente
padecía de sequía. Tenían como jefe a un astuto y valeroso guerrero que se
enamoró de una hermosa doncella. La madre de la chica se sintió temerosa de
perderla, pues era un amor correspondido y decidió esconderla en el lugar más
recóndito que conocía.
La desaparición de la doncella provocó que el jefe se olvidase de su pueblo; rogó
a los dioses y pidió ayuda a sus gentes para la búsqueda de la joven. Alguien
escuchó un sollozo en una gruta cercana; el rastreo se centró en ella. El guerrero
entró y sólo encontró una enorme sima de bordes de cristal, pero el sollozo se
percibía. Decidieron construir una enorme escalera con árboles y lianas.
Efectivamente, en el fondo se encontraba la muchacha. Fue sacada y con ella
volvió la alegría. Dentro de la gruta encontró siete estanques formados en la roca:
Chacha (agua roja), Pucuelha (tiene olas como el mar), Sallab (salto de agua),
Akabha (agua oscura), Chocoha (agua caliente), Ociha (agua lechosa) y
Chimaisha (con muchos insectos).
Desde entonces no importa nada, ni tan siquiera se acordaban de Chac y de las jugarretas
que de vez en cuando les hacía cuando les castigaba con la sequía.
La vainilla
Cuentan que Xanath, hija de nobles totonacas, célebre por su belleza, vivía en un
palacio cercano al centro ceremonial de Tajín, sede de su pueblo.
Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado
en el abdomen de Chac-Mool (“Mensajero Divino”), encontró casualmente a
Tzarahuín (jilguero), un alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre
ambos amor a primera vista.
Sin embargo, el romance mostró dificultades para prosperar, porque Tzarahuin era
pobre y vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban las
anonas, las piñas y las calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los
enamorados se reunían casi a diario, de manera fugaz, cuando el mancebo
llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco tiempo una sincera
pasión se apoderó de sus corazones.
Una tarde en que Xanath pasó
junto al templo sagrado de los
nichos, la sorprendió la mirada
penetrante del dios gordo, que se
caracterizaba por su vientre
abultado, la frente rapada y su
triple penacho; y desde entonces
el señor de la felicidad se dedicó a
cortejarla. La doncella logró
esquivarlo en un principio, mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus
sentimientos y, al ser rechazado, su alegría habitual se tornó en cólera y amenazó
a la joven con desatar la furia de Tajín, si no accedía a sus reclamos amorosos.
La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traicionó a Tzarahuín.
El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven
para que influyera en el ánimo de Xanath. Lo invitó a su palacio, le reveló secretos
divinos y cuando manifestó interés por la linda muchacha, recibió completo apoyo
para casarse con ella.
Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligó a
aceptar una nueva cita, que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra
negativa al señor de la felicidad, éste, irritado, lanzó un conjuro sobre la doncella y
la transformó en una planta débil de flores blancas y exquisito aroma: la vainilla.
Y si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de él existen sólo vagos
recuerdos, en cambio, tenemos muy presente en nuestros días a la planta
orquidácea cuya esencia es muy apreciada en la cocina y la pastelería de muchas
partes del mundo.
La leyenda de la venus mexicana, Tlazolteatl
Un hombre llamado Jappán quería llegar a ser el favorito de los dioses; abandono
a su familia y todos sus bienes, y comenzó su vida de ermitaño en el desierto. Una
vez allí, permaneció día y noche entregado a la devoción.
Los dioses quisieron poner a prueba su virtud y ordenaron al demonio Yaotl –el
enemigo- que lo tentara y lo catigara si se rendía. Yaotl le ofreció las criaturas mas
hermosas para hacerlo bajar de la alta roca donde se había instalado, pero todo
fue en vano. La diosa Tlazolteaotl, interesada en aquel juego, se presentó ante
Jappán, que al ver su hermosura quedo turbado, y le dijo:
-Hermano Jappán, maravillada de tu virtud y conmovida por tus sufrimientos,
quiero reconfortarte. ¿Cómo puedo llegar hasta ti para hablarte más
cómodamente?
El ermitaño, sin darse cuenta de la trampa que le tendía, bajo de su roca y ayudo
a la diosa a subir a ella. Al hacerlo, la virtud de Jappán cayó y enseguida llego
Yaotl –y a pesar de todas sus suplicas- le corto la cabeza.
Los dioses lo transformaron en escorpión y avergonzado se escondió bajo la
piedra. Luego Yaotl fue a buscar a la mujer de Jappán, Tlahuizin –la inflamada- y
la llevo junto a la piedra donde estaba escondido su marido, le contó lo que había
pasado y también le corto la cabeza.
Uniéndose a su marido bajo la roca, dieron nacimiento a escorpiones de diferentes
colores. Los dioses consideraron que Yaotl se había excedido en su misión y lo
transformaron en saltamontes.
El callejón del beso
Se cuenta que Doña Carmen era hija única de su padre intransigente y violento,
pero como suele suceder, siempre triunfa el amor por infortunado que este sea.
Doña Carmen era acortejada por su galán Don Luis, en un templo cercano al
hogar de la doncella, primero ofreciendo de su mano a la de ella el agua bendita.
Al ser descubierta
sobrevivieron al encierro, la
amenaza de enviarla a un
convento, y lo peor de todo,
casarla en España con un
viejo y rico noble, con el
que, además, acrecentaría
el padre su mermada
hacienda.
La bella y sumisa criatura y
su dama de compañía, Doña Brígida lloraron e imploraron juntas. Así, antes de
someterse al sacrificio, resolvieron que Doña Brígida llevaría una carta a Don Luis
con la nefasta nueva.
Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ellas hubo una que le pareció
la más acertada. Una ventana de la casa de Doña Carmen daba hacia un angosto
callejón, tan estrecho, que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la
pared de enfrente.
Si lograra entrar a la casa frontera podría hablar con su amada, y entre los dos,
encontrar una solución a su problema. Preguntó quién era el dueño de aquella
casa y la adquirió a precio de oro.
Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de Doña Carmen, cuando, asomada a su
balcón, se encontró a tan corta distancia con el hombre de sus sueños. Unos
cuantos instantes habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso, y
cuando más abstraídos se encontraban los amantes, del fondo de la pieza se
escucharon frases violentas. Era el padre de Doña Carmen increpando a Brígida,
quien se jugaba la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su
señora.
El padre arrojó a la protectora de Doña Carmen, como era natural, y con una daga
en la mano, de un solo golpe la clavó en el pecho de su hija. Don Luis enmudeció
de espanto…la mano de Doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más
fría. Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y
pálida, ya sin vida.
El lugar existe y es sin duda uno de los más típicos de la ciudad de Guanajuato, y
precisamente se le llama El Callejón del Beso.
Los jaguares cósmicos
Cuentan los indios lacandones de la
selva chiapaneca que el mundo fue
creado cuatro veces por el dios Hach Ak
Yum. El Primer Mundo fue destruido por
medio de fuertes vientos y lluvias que
inundaron la Tierra. El Segundo, llegó a
su término a causa de un eclipse que
provocó que los monstruos terrestres y
celestiales devoraran a los hombres. El
Tercer Mundo fue destruido por Hach Ak
Yum, descontento a causa del
comportamiento poco piadoso de los
hombres hacia él. Cuando Hach Ak
Yum, creó el Cuarto Sol; es decir, el
Cuarto Mundo, las almas de los muertos
se despertaron y volvieron a poblar la
Tierra.
Cada vez que el mundo se destruía a causa de los enojos de Hach Ak Yum, el
dios cubría al Sol con su manto, y los grandes Jaguares Cósmicos bajaban a la
tierra para devorar a los hombres. Los jaguares, connotados con características
masculinas, se encontraban amarrados a un árbol de copal, copalcuáhuitl, y vivían
en el Este del universo.
En cambio, los jaguares hembras habitaban el Oeste, y se mantenían atadas a un
tronco de guaje, huaxin. Entre ambos bandos se entablaban, constantemente,
cruentas luchas. Siempre triunfaban los jaguares masculinos, pues de otra manera
el mundo hubiera terminada irremediablemente, pues nunca la Luna, hembra,
puede derrotar al Sol, macho, y sumir al mundo en las tinieblas a causa de su
triunfo. Ya que Hach Ak Yum calmaba su ira, encerraba a los jaguares debajo de
la Tierra, en el Inframundo donde reinaba el terrible dios Menzabak, el Hacedor de
Humo, quien cuidaba las almas de los muertos, producía las negras nubes que
traen consigo las lluvias, y colocaba un nuevo Sol; es decir, se iniciaba una nueva
etapa en la historia de la vida de los hombres.
Un día, tal vez no muy lejano, el dios Sol y los Jaguares Cósmicos provocarán el
último cataclismo y será el fin de la humanidad. Posiblemente, las plegarias a la
diosa Luna pudieran detener tal catástrofe, pero aun antes de que acontezca este
suceso, los dioses ya se han alejado de la selva, la han abandonado, razón por la
cual los hombres viven actualmente sin sus dioses protectores y deben luchar,
escarnecidamente, por sobrevivir en el mundo de los blancos. Los dioses se han
ido, los dioses se han muerto…
La leyenda del murciélago
Cuenta la leyenda que el murciélago una vez fue el ave más bella de la Creación.
El murciélago al principio era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba
biguidibela (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así
como mariposa desnuda).
Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros
animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó
bajar de nuevo a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Y así lo hizo el
murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y
de más colores.
Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de
plumas que envolvían su cuerpo.
Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándola orgulloso a todos los
pájaros, que paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora
emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia. Una vez, como un
eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza.
Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más
ofensivo para con las aves.
Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado,
sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no
llegar a ser dueño de una décima parte de su belleza.
Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus
nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera
al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus
plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al
principio.
Durante todo el día llovieron
plumas del cielo, y desde
entonces nuestro murciélago ha
permanecido desnudo,
retirándose a vivir en cuevas y
olvidando su sentido de la vista
para no tener que recordar todos
los colores que una vez tuvo y
perdió.
Mito y rito de los voladores
El ritual de los voladores se empezó a practicar en Mesoamérica desde épocas
muy remotas, desde el Período Preclásico Medio. Las culturas del Occidente de
México lo representaron en figuras de cerámica. Se llevaba a cabo con la
concepción de un eje central que simbolizaba el eje del universo, y como parte de
ritos de fertilidad y de sacrificios gladiatorios. Los mexicas la adoptaron dentro de
sus rituales asociados con el Sol.
Fray Juan de Torquemada nos dice que para llevar a cabo el rito se traía de los
montes un tronco grueso de árbol, se le quitaba la corteza hasta que quedaba
completamente liso. El tronco tenía que ser lo suficientemente alto para que un
hombre volando pudiese dar trece vueltas alrededor de él. En la parte de arriba del
tronco se colocaba un cuadrado de madera de dos brazadas de ancho y largo (la
hoy en día llamada “manzana”) que giraba; en cada esquina llevaba cuerdas lo
suficientemente fuertes para soportar el peso de un hombre, pues cuatro eran los
danzantes que participaban y simbolizaban los cuatro rumbos del universo o
puntos cardinales, más un caporal que dirigía el ritual y connotaba el centro del
mundo. El descenso de los danzantes representaba la fertilidad y la caída de la
lluvia. Este rito se practicaba en los períodos de dura sequia. Los danzantes iban
vestidos con hermosos trajes de plumas de aves, para representar búhos, águilas,
guacamayas, y quetzales.
Un mito totonaco nos cuenta que en la época anterior a la llegada de los
españoles en el Señorío del Totonacapan se presentó una severa sequía que
desoló la región de plantas y dio muerte a innumerables personas. Los sabios
abuelos decidieron solucionar el problema y escogieron a hombres jóvenes
vírgenes para que fuesen al monte y escogieran el árbol más alto y bello que
encontraran, para utilizarlo en un ritual. Los dioses se sentirían complacidos y
venerados y enviarían la lluvia tan deseada. Así pues, se decidió que el ritual se
iniciara en la parte más alta del tronco a fin de que las deidades pudiesen
escuchar los ruegos de los humanos. Los dioses compadecidos ante los fervientes
totonacos, se apiadaron de ellos y les enviaron la tan deseada y necesaria lluvia.
Ante lo efectivo del rito, se decidió que la ceremonia se llevaría a cabo con
regularidad para mantener contentos a los dioses.
Quetzalcóatl y el rito de la creación
Ometecuhtli y Omecihuatl, el Señor y la Señora de la Dualidad en la religión
azteca, tuvieron cuatro hijos. Cuatro encarnaciones del Sol.
A ellos les encomendaron la tarea de crear el mundo, de dar vida a los otros
dioses y finalmente a la raza humana que los adoraría.
Cada hermano representaba un orden, un tiempo, un espacio, un punto cardinal y
un color. El rojo se llamó Xipe Totec. El negro, Tezcatlipoca. El azul,
Huitzilopochtli. Y el blanco, Quetzalcóatl.
Quetzalcóatl, a quien los hombres también llamaron “gemelo precioso”, fue el dios
civilizador y de los sortilegios. Inventor de las artes, de la orfebrería y del tejido
era, por su enorme sabiduría, de piel y barba blancas. También fue llamado
“Señor de todo lo que es doble”. A diferencia de su hermano azul, Huitzilopochtli,
que era un dios guerrero y reclamaba continuamente derramamientos de sangre,
o del negro Tezcatlipoca, que era amo y señor de la noche, Quetzalcóatl no
deseaba sacrificios humanos en su honor. Su reino era el claro atardecer.
Cuando los hermanos comenzaron su tarea, cuatro mundos, cuatro soles y cuatro
humanidades fueron sucesivamente creadas y destruidas.
La primera humanidad fue devorada por tigres. La segunda, convertida en monos.
La tercera, transformada en pájaros. La cuarta, convertida en peces.
Quetzalcóatl, acompañado de una de sus encarnaciones gemelas llamada Xolotl,
descendió a los infiernos, de donde alcanzó a robar una astilla de hueso de una de
las humanidades anteriores para crear la nuestra, rociándola con su propia
sangre. El Señor de la Morada de los Muertos no pudo detenerlo, ni aun arrojando
a su paso bandadas de codornices. Los demonios nunca dejaron de intentar
engañarlo para que ordenara sacrificios humanos y justificara las “guerras floridas”
que reclamaba su hermano Huitzilopochtli. Pero el amor de Quetzalcóatl por los
hombres no le permitió sacrificar en su nombre más que animales, culebras, pavos
o mariposas, todos ellos consagrados al Sol.
En su encarnación como Nanahuatzin, un dios tan pobre que sólo podía
ofrendarse a sí mismo, se arrojó sin dudar al fuego sagrado. Por ello fue
designado para alumbrar el día, mientras que su competidor, generoso en
ofrendas pero temeroso de las llamas, sólo alcanzó el rango de Luna. Por su
cobardía, otro dios le tiró a la cara un conejo. Quien quiera verlo, sólo tiene que
esperar que salga la Luna y contemplar su rostro, marcado para siempre.
La carta
Tres hermanos que vivían en la región huave salieron un día a buscar trabajo.
Cuando iban caminando el mayor de ellos se encontró a un viejo que le pidió un
favor, pero el joven se negó. Lo mismo sucedió con el hermano siguiente. Al
pedirle el favor al hermanito menor, aceptó; entonces el viejo le dijo que llevara
una carta al otro lado del mar, le dio un burro y le recomendó que cuando el
animal empezase a entrar en la mar se afianzara bien y no jalara la rienda para
atrás. También le dijo que cuando hubiese cruzado el mar, se iba a encontrar con
otro que se movía mucho, como si estuviera hirviendo. Después se toparía con
otro océano de sangre, y que debía cerrar los ojos para que no se asustase.
Pasada dicha mar, el muchacho llegaría a un potrero donde había mucha agua y
los animales estaban muy flacos. En seguida, debía pasar otro potrero en el cual
los animales eran todos gordos. El viejo le dijo que siguiese adelante, hasta
encontrar dos cerros que se peleaban, en cuyo medio se encontraba un camino
que solamente podría pasar si confiaba en su palabra. Más adelante encontraría a
cada lado del camino dos serpientes luchando, debía pasarlas con los ojos
cerrados y no volver la cabeza atrás. Poco después, el joven debía llegar a donde
se encontraba un viejecito que esperaba la carta.
Todo salió bien, el viejito recibió la carta y el muchacho regresó. Al verlo el viejo le
preguntó si había obedecido en todo, el joven asintió. –Bueno, en vista de que
fuiste obediente y entregaste la carta, y como sé que estás buscando trabajo, dime
que es lo que quieres, que yo te lo daré. Entonces, Juanito, que así se llamaba,
dijo que quería ser un buen pescador. El viejo dijo que tendría mucha pesca de
peces y camarones en todos los mares, pero que solo llenara una canasta con los
peces que no se avorazase y así, si lo obedececía, nunca le faltara qué pescar.
Lo que nunca supo Juanito, o tal vez lo intuyó, es que ambos viejecitos eran el
mismo Jesucristo que se le había aparecido para ayudarlo como premio a su
obediencia y buen comportamiento.
El Pájaro Azul y el Coyote
Cuentan los abuelitos que hace ya mucho tiempo, el hermoso Pájaro azul tenía las
plumas descoloridas y muy feas. Pájaro Azul vivía cerca de un lago cuyas aguas
tenían un bellísimo color azul. Cada día Pájaro Azul se bañaba en el lago cuatro
veces y cantaba feliz:
Hay un agua azul.
Se encuentra aquí.
Yo entré al agua,
Y me puse todo azul.
El cuarto día que Pájaro Azul se bañó en el lago, todas sus plumas se le cayeron y
salió del agua completamente desplumado. Pero el quinto día, al salir del agua vio
que sus plumas volvieron a crecer y eran azules.
Durante todos estos días, el dios Coyote había estado observando a Pájaro Azul
para cazarlo, pues estaba famélico, pero le daba miedo entrar al agua azul. Al
quinto día, Coyote le preguntó al ave: -¿Podría usted decirme cómo fue que sus
feas y descoloridas plumas se le convirtieron en esas plumas azules y hermosas?
Es usted la más bella ave que vuela por los cielos. ¡Yo también quiero ser azul!
Pájaro Azul le respondió que se había bañado en el lago cuatro veces, mientras
cantaba una canción. Como el pájaro era muy bueno, le enseñó la canción a
Coyote. Esperanzado con ser azul, Coyote hizo su miedo a un lado y se arrojo al
agua, acción que repitió durante cuatro días, sin olvidar la canción que le enseñara
el ave. Al quinto día, Coyote lucía un esplendoroso color azul. Muy orgulloso de su
nuevo color, se puso a pasear por todos lados, miraba a todas partes para ver si
alguien se daba cuenta de lo fino y hermoso que se veía.
Entonces se puso a correr rápidamente mirando hacia el suelo para ver si su
sombra era también azul, tan ocupado estaba que no se dio cuenta que chocaba
contra un tocón de un árbol, el cual se cayó y levantó un montón de polvo de tierra
por todos lados que la cayeron a Coyote en su pelaje. Desde entonces, todos los
coyotes son del color del polvo de la Tierra.
Aku- aku
Una calurosa tarde de verano en Rapa Nui, unos diablos se sacaron la ropa para
dormir una siesta.
En ese momento, pasó por ahí un joven llamado Takuihu, quien observó con gran
asombro que los cuerpos de los diablos no tenían carne... eran solo esqueletos.
Cuando ya se iba, fue sorprendido por otro diablo que estaba cerca. Este,
desesperado, los despertó a gritos y les contó que un hombre los había visto sin
ropa. Los diablos, por temor al ridículo en que caerían si el joven contaba lo que
había visto, resolvieron matarlo.
Rápidamente dieron alcance a Takuihu y lo interrogaron sobre lo que había visto.
El joven, astutamente, los convenció de que no había visto nada; entonces, lo
dejaron ir, pero decidieron espiarlo para ver si mentía. Durante dos días lo
vigilaron y estuvieron atentos a todos sus comentarios, pero como el isleño se
había dado cuenta de estas maniobras, jamás habló del tema con otras personas.
Finalmente, los diablos decidieron retirarse con la plena seguridad de que el
secreto de sus cuerpos no iba a ser conocido por nadie.
Cuando Takuihu se vio libre, tomó un trozo de toromiro (árbol endémico de esta
isla) y talló en él la horrible figura que había quedado grabada en su memoria.
Así fue como se crearon las imágenes de estos diablos con forma de esqueleto.
El tótem de Guanaco
Sobre el Yestay (también conocido como Yastay) existen diferentes versiones,
tanto acerca de su forma como de su origen, las que a continuación te
mostraremos.
De acuerdo con algunas tradiciones, el Yestay sería un guanaco protector de las
manadas, especialmente de las vicuñas y guanacos, que resalta sobre los demás
por su gran tamaño y belleza. Se cree que este animal sería el jefe de todos los
demás y que tiene la particularidad de aparecer en los momentos más
inesperados.
Sin embargo, su apariencia no siempre es agradable de ver, porque, en
ocasiones, desata toda su furia contra los cazadores mostrándose con una cabeza
de demonio y lanzando lenguas de fuego por su boca. Ni siquiera las balas son
capaces de derrumbarlo y, menos, la fuerza humana.
No obstante, en otras oportunidades se presenta con un rostro angelical. Incluso,
puede hacer las veces de guía en medio del desierto, cuando capta la bondad en
quienes se aproximan de manera tranquila y pacífica a la manada.
Su alimento predilecto es el cocho (harina de maíz tostado) con harina de
quintitaco (algarrobo dulce).
Los que desean cazar, deben pedirle permiso al Yestay, para lo cual le dejan una
ofrenda entre las piedras del cerro. Este animal protege a los cazadores pobres
que atrapan animales solo para alimentarse, y castiga a los que lo hacen sin
necesitarlo. En ocasiones asume la forma humana para hacer tratos con las
personas.
Otra versión apunta a que es hijo de la Pachamama (madre tierra) y que por
encomienda de ella debe cuidar a los animales silvestres. En muchas ocasiones
se presenta como un anciano de barba blanca que lleva consigo un cetro y una
flauta con la cual toca suaves y dulces melodías, logrando de esa manera
amansar a las fieras.
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La añañuca
Es una flor típica de la zona norte de nuestro país, que crece específicamente
entre Copiapó (Región de Atacama) y el valle de Quilimarí (Región de Coquimbo).
Pocos saben que su nombre proviene de una triste historia de amor.
Cuenta la leyenda que en tiempos previos a la Independencia de Chile, en la
localidad de Monte Patria, vivía Añañuca, una bella joven indígena que todos los
hombres querían conquistar, pero nadie lograba.
Un día llegó al pueblo un minero que andaba en busca de un tesoro. Al conocer a
Añañuca, surgió el amor entre ambos, por lo que decidieron casarse.
La pareja fue feliz durante un tiempo, pero una noche, el joven tuvo un sueño
donde un duende le revelaba el lugar en donde se encontraba la mina que por
tanto tiempo buscó. A la mañana siguiente, sin avisarle a nadie, ni siquiera a su
mujer, partió a buscarla.
Añañuca, desolada, lo esperó y esperó, pero pasaban los días, las semanas, los
meses y el joven minero nunca regresó.
Se dice que éste habría sido víctima del espejismo de la pampa o de algún
temporal, causando su desaparición y, presuntamente, su muerte.
Añañuca pronto murió, producto de la gran pena de haber perdido a su amado.
Fue enterrada por los pobladores en pleno valle en un día de suave lluvia. Al día
siguiente, salió el sol y todos los vecinos del pueblo pudieron ver un sorprendente
suceso. El lugar donde había sido enterrada la joven se cubrió por una abundante
capa de flores rojas.
Desde ese momento, se asegura que esta joven se convirtió en flor, como un
gesto de amor a su esposo, ya que de esta manera permanecerían siempre
juntos. Así fue que se le dio a esta flor el nombre de Añañuca.
El alicanto
El Alicanto es, en esta zona del país, el sueño de muchos mineros, que esperan que algún día
este personaje se les aparezca y les muestre el sendero hacia una veta de oro o plata. Se
trata de un enorme pájaro, de grandes alas color metálico, pico encorvado y patas alargadas
con enormes garras. Se alimenta de oro o de plata y sus alas fosforecen durante la noche. Si
el animal come oro, despide destellos dorados; o argentados si su alimento fue la plata.
Las personas que lo han podido ver han dejado todo de lado por seguirlo, pues se dice que el
ave se ubica en el lugar exacto de la riqueza. Pero quien sigue al alicanto repentinamente, al
llegar al lugar del supuesto tesoro, el ave lo abandona, dejándolo sin agua y sin comida. Sólo
una plegaria a la virgen de Punta Negra le puede mostrar el camino de regreso.
La lola
La Lola es un personaje que foma parte de la mitología de una amplia zona geográfica, pues
su leyenda se registra en Antofagasta, Santiago, O'Higgins y Colchagua.
En la provincia de Antofagasta, en la época de los descubrimientos, fue muy conocida una
bella mujer llamada Lola. Su padre vivía para cuidar a su hija y distanciarla de sus
enamorados.
La Lola sembraba ilusiones y desengaños en los hombres, y mucha envidia entre las mujeres.
Un día conoció a un hombre del que se enamoró, pero él amaba a otra mujer; ella, al sentirse
desplazada, se transformó en una terrible celosa. Fue así como, una noche, se dirigió
descalza y silenciosa a la habitación donde dormía el hombre y lo mató con un puñal.
Después huyó a los cerros dando gritos y alaridos. Al tiempo regresó al poblado, víctima de la
locura, solo sabiendo reír, hasta que murió. Desde entonces la Lola y su espíritu vengativo
recorren los cerros.
Los brujos de salamanca
Se dice que en una cueva de Salamanca, donde se aprende el arte de la brujería,
viven las almas de los brujos fallecidos, quienes les entregan poderes a los que se
inician en este arte. Esta cueva tiene varias entradas y están cuidadas por
culebrones.
Además, en este lugar se rinde homenaje a Satanás, se efectúan misas negras y
se realizan las confesiones de brujos y brujas. Solo una palabra religiosa o la
señal de la cruz puede disolver, rápidamente, una asamblea, y al canto del gallo,
los brujos vuelven a sus casas escurriéndose por la chimenea, por el ojo de la
cerradura o por alguna rendija.
Cada cierto tiempo, en la cueva se organizan fiestas a las que asisten los
maestros. En ellas se usan servicios de oro y plata, pero ninguna de estas piezas
puede ser sacada de la guarida, ya que en el exterior se convertirá en algo de
poco valor. Cuentan que un brujo invitó a un joven a la cueva mientras se
realizaba allí una fi esta y cuando nadie lo veía, este escondió una cuchara de
plata en su bolsillo.
En ese momento, vio que una niña se le acercaba, perdió el sentido y despertó en
la plaza del pueblo. Rápidamente se llevó la mano al bolsillo buscando la pieza
robada, pero sólo encontró una bolita, sin ningún valor, de las que usan los niños
para jugar.
Los socavones de pica
Cuando los españoles vinieron a establecerse en estos lugares, no tuvieron
acogida por los indios pequeños, por lo que se trasladaron a Matilla, donde
fundaron una población.
Uno de estos pobladores se enamoró de la hija del cacique de Pica, solicitándola
a su padre para contraer matrimonio, a lo cual se negó el cacique. Dámaso
Morales, que así se llamaba el español, insistió en su petición, obteniendo esta
vez mejor resultado, pero con una condición tan difícil como imposible.
Díjole el cacique a Morales que no tendría inconveniente en cederle la mano de
su hija, siempre que le hiciera florecer el valle entre Pica y Matilla, lo cual fue
para éste más terrible que la simple negativa anterior.
Y Dámaso
Morales se puso
a construir el
primer socavón
que se hizo en
estos
lugares, obtuvo
agua, hizo
florecer el valle
y se casó con la
hija del cacique.
Los indios a
ciertos hilos de
agua los juntaban
en unas represas
que llamaban cochas, el español siguió esta veta horadando la piedra y la hizo
seguir un cauce hasta las cochas que se vieron aumentadas en su caudal, el valle
reverdeció y fue una flor en la arena, lo que quiere decir Pica.
La flor de la higuera
Cada 24 de junio, en la noche más larga del año, a las 00:00 horas en punto
aparece una mágica flor en la rama más alta de todas las higueras. Ésta tiene una
vida de sólo un minuto y sus poderes son inimaginables, pues es capaz de cumplir
los más ocultos deseos de cualquier ser humano.
Para que esto suceda, la persona interesada debe subir a la anünmka (planta) de
higuera y cortar la rama florida justo a las 00:00 horas en punto y mantenerla en
su mano durante todo el minuto de vida de la flor, repitiendo su deseo en voz alta.
Sin embargo, esto no será tan fácil como parece, pues el wekufe (diablo) enviará
distintos obstáculos al participante. Así, mientras trepa por la higuera, el individuo
puede encontrarse con un wapo tregua (perro rabioso) del que deberá huir,
una dunguy filú (culebra parlante) que intentará confundirlo con sus brujerías o
bien un pun ngillüm (pájaro nocturno) que picoteará sus ojos hasta
dejarlo pelolái (ciego), entre otras maldiciones. Si el interesado logra superar tales
barreras, podrá pedir el deseo que quiera y éste le será cumplido.
Sin embargo, si la flor muere antes de que la persona logre cortarla, este individuo
enloquecerá al instante (loconche), pues ese es el castigo para aquellos que han
intentado desafiar al diablo. Y de su alma, mejor ni hablar, ya que arderá en el
infierno hasta la eternidad.
La ciudad de los Césares
Existiría en el sur de Chile, en un lugar de la Cordillera de los Andes que nadie
puede precisar, una ciudad encantada, fantástica, de extraordinaria
magnificencia. Estaría construida a orillas de un misterioso lago, rodeada de murallas
y fosos, entre dos cerros, uno de diamante y otro de oro. Posee suntuosos templos,
innumerables avenidas, palacios de gobierno, fortificaciones, torres y puentes
levadizos. Las cúpulas de sus torres y los techos de sus casas, lo mismo que el
pavimento de la ciudad, son de oro y plata macizos. Una gran cruz de oro corona la
torre de la iglesia. La campana que ésta posee es de tales dimensiones, que debajo
de ella podrían instalarse cómodamente dos mesas de zapatería con todos sus útiles y
herramientas. Si esa campana llegara a tocarse, su tañido se oiría en todo el mundo.
Existe también allí un mapuchal (tabacal de la tierra) que no se agota jamás.
Sus habitantes son de alta estatura, blancos y barbados; visten capa y sombrero
con pluma, de anchas alas, y usan armas de bruñida plata.
Los habitantes que la pueblan son los mismos que la edificaron hace ya muchos
siglos, pues en la Ciudad de los Césares nadie nace ni muere. Nada puede igualar a
la felicidad de sus habitantes. Los que allí llegan pierden la memoria de lo que fueron,
mientras permanecen en ella, y si un día la dejan, se olvidan de lo que han visto.
No es dado a ningún viajero descubrirla, "aun cuando la ande pisando". Una niebla
espesa se interpone siempre entre ella y el viajero, y la corriente de los ríos que la
bañan, aleja las embarcaciones que se aproximan demasiado.
Para asegurar mejor el secreto de la ciudad, no se construye allí lanchas, ni buques, ni
ninguna clase de embarcación.
Algunas personas aseguran
que el día Viernes Santo se
puede ver, desde lejos, cómo
brillan las cúpulas de sus
torres y los techos de sus
casas, de oro y plata macizos.
Según la leyenda, sólo al fin
del mundo se hará visible la
fantástica ciudad; se
desencantará, por lo cual nadie
debe tratar de romper su
secreto.
El tué tué
En las oscuras noches de invierno, cuando en el cielo no se ve la luna, aparece en pleno campo
sureño un misterioso hombre al que nunca se le ve la cara. Dicen que para asustar a los
caminantes que se atraviesan por su ruta, se convierte en un enorme pájaro diabólico. Éste canta
una aterradora canción, de la cual adopta su nombre: “Tué-tué, tué-tué” entona sin cesar el
maléfico espíritu.
Algunos entendidos en la materia aseguran que, con su canción, este pájaro anuncia la muerte del
caminante perdido. Para evitar la maldición, el malogrado errante debe invitar al Tué-Tué a tomar
desayuno a su casa a las 10 de la mañana del día próximo. Así, a las 10 am. en punto, aparecerá
un hombre extraño en la casa del caminante nocturno exigiendo que se cumpla la invitación. Como
ha sido una promesa con el diablo, quien ha invitado al Tué Tué debe ofrecerle el mejor de los
desayunos. Solo así podrá librarse de la maldición del espíritu maligno.
En los campos de Chile hay algunos peregrinos que aseguran haber escuchado cantar al Tué-Tué,
desde muy lejos, pero no lo han visto. Para echarlo del lugar, dice la gente, hay que repetir tres
veces la frase “Martes hoy día, martes mañana, martes toda la semana”. De esta manera el pájaro
maldito se irá a anunciar la muerte a otro lugar.
Mito de las dos luminarias
De entre las numerosas leyendas
del continente africano sobresale
la de los negros de Senegal,
puesto que acaso sean los únicos
que tienen una cosmología digna
de tal nombre.
Sus fábulas muestran que las dos
luminarias, es decir, tanto el Sol
como la Luna, estaban ya
consideradas como superiores a
los demás astros. El mito
cosmogónico pretende establecer
las diferencias de ambos cuerpos
astrales, y se propone explicar -de
una manera muy simple, aunque
cargada de connotaciones míticas
y emblemáticas- las grandes
diferencias entre la Luna y el Sol.
El brillo,el calor y la luz que se desprenden del astro-rey impiden que seamos
capaces de mirarlo fijamente. En cambio, a la Luna podemos contemplarla con
insistencia sin que nuestros ojos sufran daño alguno. Ello es así porque, en cierta
ocasión, estaban bañándose desnudas las madres de ambas luminarias. Mientras
el Sol mantuvo una actitud cargada de pudor, y no dirigió su mirada ni un instante
hacia la desnudez de su progenitura, la Luna, en cambio, no tuvo reparos en
observar la desnudez de su antecesora. Después de salir del baño, le fue dicho al
Sol: “Hijo mío, siempre me has respetado y deseo que la única, y poderosa
deidad, te bendiga por ello. Tus ojos se apartaron de mí mientras me bañaba
desnuda y, por ello, quiero que desde ahora, ningún ser vivo pueda mirarte a ti sin
que su vista quede dañada”.
Y a la Luna le fue dicho: “Hija mía, tú no me has respetado mientras me bañaba.
Me has mirado fijamente, como si fuera un objeto brillante y, por ello, yo quiero
que, a partir de ahora, todos los seres vivos puedan mirarte a ti sin que su vista
que dañada ni se cansen sus ojos”.
Leyendas del baobab
El Baobab es un árbol que crece en las zonas de
bosque claro al norte de África. Posee un tronco
bastante grueso, de una corteza muy dura. Son
el orgullo de África, símbolo de la esperanza del
pueblo. La victoria de la fuerza y la determinación
contra la injusticia y la escasez. Su corteza es
increíblemente dura y sus frutos y hojas dan
alimento, agua y medicinas útiles tanto para los
seres humanos como para los animales.
Bajo su sombra se aman los enamorados y se
entierra a los muertos. En los huecos del
Baobab, descansan los cuerpos de muchos
“Griot”, (los narradores de historias de África) y
se dice que si una persona bebe agua en la que
se han mojado semillas de baobab, quedará
protegido del ataque de los cocodrilos. Pero si osa arrancarle una sola flor al
baobab, morirá devorado por los leones.
En medio de sus enormes hojas, en forma de palmera, se encuentra lo que los
nativos llaman: ”el corazón del baobab”. Este corazón es una especie de núcleo
bastante áspero, casi irrompible y, aunque ahora ese “corazón” es solo una bola
oscura y vacía, hace bastante tiempo no era así…
Pero…. ¿cuál es el origen del baobab?
Rastreando por distintos medios he encontrado tres leyendas muy distintas, que a
continuación os transcribo, para que podáis decidir, por vosotros mismos, cual os
gusta más y con cual os quedáis.
1. Se cuenta que hace muchos, muchos años, al principio de la vida, el baobab
era el árbol más espectacular de la Tierra; con hermosas hojas verdes y brillantes
y unas flores de delicados colores y agradable perfume.
Los mismos dioses, maravillados de su hermosa creación le concedieron un don:
el de la longevidad, para que así se perpetuara su gran obra. A partir de ahí el
baobab creció sin parar, cada vez más alto, potente y fuerte; esto hizo que fuese
imposible que el calor del sol llegara a las demás plantas, impidiéndoles crecer y
haciendo que el frío se adueñase de todo.
El baobab había adquirido tanta soberbia y vanidad que no le importó en absoluto
los problemas que estaba causando y, además, retó a los dioses diciéndoles que
llegaría a alcanzarlos. Éstos, enfurecidos con el árbol lo castigaron plantándolo al
revés y dejando sus preciosas hojas y flores bajo tierra.
A esto se debe el curioso aspecto que tiene actualmente; parece que sus raíces,
mirando al cielo, estén suplicando perdón por su arrogancia
Anansi
Ananse o también llamado Anansi es uno de los personajes más importantes de
la leyendas de África occidental y del Caribe.
Anansi es descrito como un héroe cultural, que actuá por parte del
llamado Nyame, su padre y Dios del cielo. Él trae la lluvia que apaga los incendios
y realiza otras tareas por su padre. Su madre es Asase Ya.
Hay varias menciones de los hijos de Anansi. Según algunos mitos su esposa es
conocida como Señora Anansi o la Señora de Anansi, pero es más comúnmente
llamada Aso. Es representado como una araña, un humano o combinaciones de
los mismos.
Las leyendas de Anansi se creen originarias de la tribu Ashanti. Estas luego se
propagaron por grupos akan y luego al Caribe, Surinam, y las Antillas
Neerlandesas.
En Curazao, Aruba, y Bonaire es conocido como Nanzi, y su esposa como Shi
Maria. Las historias de Anansi se originaron en Ghana, África.
La palabra Anansi es del pueblo Akan y significa araña.
El dragón hawaiano moo-kuna
“MOO” hace referencia a la figura de reptil, mientras
que “kuna” alude a una criatura desconocida.
Originalmente, Kuna era una criatura malévola que
ensuciaba las aguas de los canales y ríos, que
desarrolló un gran odio por la diosa Hina, madre de
Maui. Por medio de engaños, logró conducirla hacia
su cueva. El encuentro culminó con una batalla
mágica entre los dos, que incluyó una competencia de
cánticos y la maldición final proferida por Kuna. Hina,
atrapada, llamó a Maui para que viniera a rescatarla, y
éste atrapó al dragón gracias a un cubo mágico.
Luego, lo quemó con lava. Los terremotos que se
originaron a partir de esta batalla reflejan la creencia
mítica de que las serpientes-dragones tuvieron
importante influencia en la creación de la Tierra.
Es decir, Kuna utilizó el agua para engañar a su
enemigo, pero fue mediante el fuego –la lava– como
el héroe Maui logró combatir al dragón y quemar su
gruesa piel. Un elemento importante de esta mitología
es que se invierten los roles de la naturaleza: el agua
ya no se asocia con “lo bueno” y el fuego con “lo
malo”, sino al revés.
Los dragones ocupan un papel primordial dentro de la cultura hawaiana: son criaturas
veneradas a través de su dios, Ka-moho-alii, el rey de los dragones, conocido
posteriormente como “El rey de los tiburones" y el guardián de la calabaza que contenía el
agua de la vida, que le daba el poder de revivir a los muertos. Son criaturas fabulosas
dotadas de una multiplicidad de capacidades sobrenaturales: pueden sufrir diversas
metamorfosis o generarlas en los demás. De la misma manera, los dragones son seres
duales por naturaleza, que mantienen fuertes lazos con la tierra, los árboles y el mundo
terrenal. Son criaturas heterogéneas; criaturas del aire cuyos lazos más fuertes están con
agua.
Cabe destacar que en el norte de Australia, durante el rito de la circuncisión, la Serpiente
del Arco Iris debe tragar al candidato, el cual pasa a un estado de inconsciencia próximo a
la muerte. De este estado emerge con más fuerza y se dice que “vuelve a nacer”. Éste,
como vemos, es un concepto enteramente espiritual.
Así es, el dragón u hombre lagarto es un eslabón perdido en el sentido de la evolución de
la naturaleza humana del hawaiano y tahitiano, al tratar de explicar su origen (Charles
Darwin atribuye el emerger del hombre de la familia de los primates) lo que sorprende que
en este caso es que los tahitianos atribuyen a sus evoluciones de el tiburón, la tortuga, las
aves, el lagarto y por ello se han desarrollado historias asombrosas de ellos.
Por ejemplo: Nananaue el hombre que tenia fauces de tiburón en la espalda y que vivía
aislado al norte del valle de waipio (dicen que no era el único) la explicación no tan mítica
atribuye que era parte de una tribu de caníbales y como los hawaianos no concebían el
canibalismo entonces preferían pensar que eran hombres tiburón que no habían
terminado de evolucionar.
hawaiiloa
Hawaiiloa es el héroe de las islas hawaianas. Después de haber tropezado
accidentalmente con las islas, regresó a su patria, que él llamó Ka āina kai
melemele a Kane, “la tierra del mar amarillo de Kane”. A continuación se organizó
una expedición colonizadora que incluía a su familia y otros ocho navegantes
cualificados. Se asentaron en lo que es ahora la isla de Hawái, nombrada en su
honor. La leyenda contiene referencia a sus hijos: Kaua'i, O'ahu, y Maui, que se
asentaron en las islas que llevan sus nombres.
La historia de Hawai iloa ha recibido mucha atención por parte de los hawaianos
modernos, como una representación realista de la colonización de las islas, en
consonancia con las actuales creencias antropológicas e históricas. Muchas
personas creen que se trata de una convalidación de la veracidad de las antiguas
tradiciones orales de Hawai.
Tal vez sea ese el motivo de que la canoa de viajes Hawai iloa, lleve el nombre del
legendario navegante. Esta canoa fue construida y navegó para demostrar que los
polinesios eran audaces, intencionalmente navegantes, y no los desventurados
viajeros soplados por el supuesto que algunas teorías de la migración polinesia
reclaman. La canoa Hawaiiloa está ahora atracada en el puerto de Honolulú. A
menudo se navegó en largos viajes por todo el Océano Pacífico con la esperanza
de estudiar las técnicas de navegación utilizadas en la antigüedad.
Sin embargo, la historia de Hawai iloa está atestiguada por sólo fuentes tardías,
tales como la de los anticuarios Fornander y Thrum. No dieron sus fuentes
originales de Hawái, sólo resúmenes y recopilaciones, por lo no podemos estar
seguros de que la historia no se ha inclinado hacia la prueba de la ahora
desacreditada teoría de la migración de Fornander, o que no haya sido elaborado
por los hawaianos del siglo XIX ansiosos por validar sus propias creencias.
Hawaiiloa no se menciona
en las tempranas fuentes
hawaianas como Malo o
Kamakau. Malo dice que
hay muchas historias
sobre el origen de los
hawaianos, y cita algunos
cuentos de migración,
algunas leyendas de
origen indígena. Él no
menciona a Hawai iloa.
Kamakau dice que el
primer hombre y mujer
fueron Hulihonua y
Keakahuilani, y que fueron
creados en O'ahu.
Los manehune
Los menehune (ka poe menehune) son una raza mítica en Hawaii, unos traviesos
e inteligentes pequeños que vivían en lo profundo de los bosques y valles de las
islas. Los menehune son asociados con los días antiguos al asentamiento en
Hawaii, andaban en las islas 1500 años antes que los colonos polinesios llegaran,
aparecen en historias tanto antiguas como actuales.
Se rumoreaba que los menehune eran expertos con sus manos; constructores
industriales y artesanos que pudieron construir templos increíbles, calles, canoas,
estanques y casas en muy poco tiempo. Aunque se dice que habitaban todas las
islas, la isla de Kauai es el escenario más común donde se pueden escuchar
historias sobre los menehune.
Estos pequeños de 6 cm habitantes de las islas son, para muchos, los maestros
arquitectos del estanque y represa Aleloko, la reserva de agua más grande de
Kauai. La historia alrededor de la construcción de este estanque cuenta que dos
curiosos, ignorando las advertencias de los menehune, fueron convertidos en
piedra después de espiar a los menehune durante sus tareas de construcción.
Hoy, se dice que los dos pilares de piedra pueden ser vistos cerca del estanque.
Algunas paredes construidas a mano con petroglifos tallados cuidadosamente son
consideradas una evidencia que Kauai fue (y quizás sigue siendo) el lugar de
juego favorito de los menehune.
Los huesos de kamehameha
Kamehameha I, también conocido como Kamehameha el Grande, unificó las islas
hawaianas bajo una sola soberanía. Desde el día de su muerte, el 8 de mayo de
1819, el misterio de la locación de los huesos del Rey Kamehameha es uno de
los más grandes secretos en Hawaii.
A pesar de que los antiguos hawaianos tenían un ritual ceremonial de entierro
para todos, los rituales del funeral que se le daba a los Jefes eran especialmente
complicados y sagrados. La ceremonia que preparaba el cuerpo del Jefe para la
vida después de la muerte incluía la extracción de la carne de entre los huesos,
que luego serían enterrados.
La ubicación de los huesos se mantenía en secreto y se decía sólo a quién se
delegaba el poder, usualmente al consejero más cercano. En el caso de
Kamehameha, al Jefe Ulumaheihei (llamado Hoapili por el Rey) le fue concedido
este honor. Los huesos de Kamehameha eran extremadamente sacrosantos y
debían mantenerse escondidos para asegurar la transición de su espíritu al
mundo de los aumakua, o Dioses.
Para ser colocados en el lugar seguro y para prevenir cualquier espía, los huesos
sagrados fueron escondidos de noche. Se creía que si el lugar del entierro era
revelado, el enemigo que entró en contacto con los huesos podría absorber el
mana o poder del Jefe.
Aunque no está aún comprobado, muchos creen que los restos de Kamehameha
descansan en una cueva en kaloko, un estanque en Kehaha, en la isla de Hawaii.
Otros famosos soberanos, incluido Kahekili,
un famoso soberano de Maui, descansan
allí también. Algunos dicen que el Rey
kalakaua ordenó que los restos de
Kamehameha fueran reubicados en el
mausoleo Real en Nuuanu Valley, aunque
este dato es nada más que un rumor.
Si los huesos del Rey Kamehameha fueron
exhumados alguna vez, accidentalmente o
intencionalmente, no se puede saber qué
cadena de eventos puede desatarse con
esta falta de respeto. Las anécdotas
conflictivas alrededor de la morada final de
los restos de Kamehameha el Grande son,
tal vez, historias intencionales armadas
para asegurar que el misterio permanezca
intacto.
El ohia lehua de Pele
El árbol ohia lehua, encontrado en las islas a una altura de entre 300 y 2800 m
(1,000 y 9,000 pies) se conoce por su madera rojiza y sus flores rojas. Sin
embargo, el Ohia Lehua es un árbol sagrado asociado con Pele, la Diosa del
volcán, y Hiiaka, la hermana de Pele quién es guardiana del bosque de ohia
lehua.
La leyenda dice que Pele ordenó la destrucción del bosque de ohia lehua que
pertenecía a su hermana después de descubrir que su amante Lohiau se había
envuelto en un romance con su hermana. Hoy en día, el volcán activo Mauna Loa
en la Gran Isla de Hawaii continúa emanando lava y destruyendo los ohia lehua.
Se dice que si un turista arranca sus frutos o flores sin practicar el ritual necesario
pueden ocurrir consecuencias, desde tormentas hasta ríos de lava. Estas flores
están protegidas bajo una ley estatal y no pueden ser arrancadas en los parques
estatales.
Dioses hawaianos de mitos y leyendas
Ésta es sólo una lista parcial de los muchos Dioses hawaianos. Las islas están
llenas de historias y de patrimonio. Muchos locales siguen creyendo en su
existencia. Los Dioses siguen siendo respetados y reverenciados por muchos
habitantes de Hawaii.
Kane: Padre de las criaturas vivientes. Kane es identificado con el sol, el agua
fresca y el bosque.
Ku: Dios de la guerra. En tiempos antiguos se practicaban sacrificios humanos
para este Dios.
Kaneloa: Soberano de la tierra de los espíritus ausentes.
Lono: Dios del crecimiento, de la lluvia, de la paz, del deporte y de las cosechas.
Pele: Diosa de los volcanes (volcanoes).
Hina: Diosa del trabajo femenino.
Laka: Diosa del hula (Hula).
Kuula: Dios de los pescadores.
Papa: Diosa de la fertilidad.
Kanaloa: Dios de la muerte, la oscuridad y el océano.
Poliahu: Diosa de la nieve del Mauna Kea. Rival de Pele.
El mito de calipso
Calipso pertenecía a las ninfas y era hija de Atlante y Pléyone. Otras versiones la hacen
hija de Helio (el Sol) y Perseis. De esta segunda versión es que se deriva la idea de que
era hermana de Circe y Eetes.
Su lugar de habitación era la isla Ogigia, que se cree se ubicaba en el Mediterráneo
occidental y que por lo general se identifica con la actual península de Ceuta, frente a
Gibraltar.
Calipso, llamada por Homero “la que oculta”, recibió hospitaliariamente a Odiseo (Ulises)
cuando su nave naufragó. En la Odisea, se cuenta como Calipso, enamorada
profundamente de Odiseo lo retiene contra su voluntad en la isla durante mucho tiempo
mientras él cree que a penas son unos días.
La cantidad de tiempo que Ulises estuvo con ella varía. Algunos apuntan que fue diez
años, otros creen que siete y hay quien opina que fue un año.
A cambio de que Odiseo se quedara para siempre con ella, Calipso le ofrecía a cambio la
inmortalidad. Sin embargo, Odiseo sentía la necesidad de regresar a su hogar Ítaca y al
final se mantuvo inflexible.
Atenea quien protegía a Odiseo, rogó a Zeus para que enviara a Hermes donde Calipso y
le ordenara que dejara ir a Odiseo, a lo cual Zeus cedió. Aunque a ella le dolió dejar partir
a su amado, cumplió la orden del dios
de dioses.
Le proporcionó al héroe madera para
construir una embarcación, provisiones
para el viaje, e indicaciones de cuales
astros debía seguir para econtrar el
camino a casa.
Existen leyendas posteriores a la
Odisea donde se les adjudica a Odiseo
y a Calipso un hijo llamado Latino,
quien por lo general se considera más
bien hijo de Circe. Otras tradiciones
hablan de Nausítoo y Nausínoo como
hijos de Calipso y Odiseo. También se
cuenta que Ausón fue hijo de la pareja,
quien dio origen a Ausonia.
Adicionalmente, existe en la mitología
registros de otra Calipso que era una
de las hijas de Tetis y Océano.
Cuando Europa murió le fueron
concedidos los honores divinos y el
toro que había sido la forma en que Zeus había amado a Europa fue convertido en
constelación e incluido en los signos del zodíaco.
Por otro lado, se conocen otras heroínas con este nombre. Una es la hija de Ticio que
tuvo a Eufemo depués de unirse con Poseidón (dios del mar). Otra es una de las
Oceánides, hijas de Tetis y Océano. También, la madre de Níobe, esposa de Foroneo se
llamaba Europa. Y por último, la hija del Nilo y una de las esposas de Dánao.
Las sirenas
La primera mención que se conoce de las Sirenas es en La Odisea, cuando Odiseo se
enfrenta a su canto en el mar. Aquí aparecen sólo dos, pero otras tradiciones hablan de
tres: Pisínoe (Parténope), Agláope (Leucosia), y Telxiepia (Ligia) o incluso de cuatro:
Teles, Redne, Molpe, y Telxíope.
De las sirenas se sabe que su especialidad era la música. Se cree que una tocaba la lira,
otra cantaba y la otra tocaba la flauta.
Para el poeta y mitógrafo Ovidio, las sirenas no siempre tuvieron esa forma, sino que en
un principio eran mujeres muy hermosas compañeras de Perséfone (diosa del mundo
subterráneo y compañera de Hades), antes de que fuera raptada por Hades. Cuando
sucedió el secuestro, ellas le pidieron a los dioses que les dieran alas para poder ir en
busca de su amiga. Otra versión dice que su transformación fue un castigo de Démeter
por no defender a su hija de Hades e impedir el secuestro. También se dice que Afrodita
les quitó su belleza, por que despreciaban las artes del amor.
Hay una leyenda que cuenta que después de
la metamorfosis, rivalizaron con las musas, y
éstas muy ofendidas, las desplumaron y se
coronaron con sus despojos.
De acuerdo con el mito más difundido, vivían
en una isla del Mediterráneo que
tradicionalmente es ubicaba frente a la costa
italiana meridional, más específicamente
frente a la Isla de Sorrento y con la música
que tocaban atraían a los marinos, que
aturdidos por el sonido, perdían el control del
barco que se estrellaba contra los arrecifes.
Entonces las Sirenas devoraban a los
imprudentes navegantes.
Varios héroes pasaron por su isla incólumes,
gracias a ardides o a la ayuda de algún dios.
En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla de las sirenas,
pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente (héroe griego) hizo uso de su
talento con tanta armonía y tan melodiosamente, que no las escucharon por lo que se
salvaron de su terrible destino. Butes (uno de los argonautas) no pudo soportar la
tentación y se lanzó al mar, pero Afrodita lo rescató.
De igual manera, Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando a la isla
temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y
él que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de
que pasara lo que pasara, no lo desataran. Al escuchar los cantos de las sirenas quizo
soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron. Cuenta la leyenda, que las sirenas
devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y murieron ahogadas.
Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se
suponía que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue así como
pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan en los ataúdes y
sarcófagos.
El mito de las moiras
Las Moiras son la personificación del Destino. Inicialmente, todo ser humano tenía
su moira, pero luego el concepto se vuelve más abstracto y se convierten en una
divinidad femenina. Su carácter es totalmente impersonal e inflexible como la
concepción que tenían los griegos del Destino. Después de la epopeya homérica
(La Ilíada y La Odisea), se institucionaliza la idea de tres Moiras: Átropo, Cloto y
Láquesis. Su función es regular la vida de cada mortal, desde su nacimiento hasta
su muerte, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba, y la
tercera cortaba cuando llegaba el final de esa existencia.
Ellas son las que impiden que un dios intervenga en batalla, para evitar la muerte
de un mortal, cuando ésta es ya su destino.
Las Moiras son hiijas de Zeus (dios de los dioses) y de Temis (diosa de la Ley) y
hermanas de Las Horas. Según otra tradición, eran hijas de La Noche, como Las
Ceres, por lo que pertenecían a la primera generación divina. En este caso, serían
titánides (de la generación de lo Titanes).
Se las puede ver en conjunto con Ilitía que es la encarnación del nacimiento o con
Tique que es lo mismo.
En Roma, equivalen a las Parcas, con la variación de que una preside el
nacimiento, otra el matrimonio y la otra la muerte. También conocidas como las
Tres Hadas.
El mito de circe
Circe es muy conocida por la participación que tiene en el
desarrollo de la famosa épica de Homero, la Odisea, pero
también tiene un papel en las leyendas de los Argonautas.
Su padre es Helios (el sol), y su madre es Perseis, en
algunas tradiciones, aunque en otras su madre es Hécate.
Es hermana de Eetes -rey de Cólquide y guardían del
Vellocino de Oro- y por lo tanto es tía de Medea. También
es hermana de Pasífae, esposa de Minos.
Su vivienda está en la isla de Ea, la cual aparentemente
corresponde hoy a la península llamada monte Circeo.
Circe es considerada una maga muy poderosa.
Odiseo (Ulises, en la tradición latina) llega a esta isla de Circe, después de estar en el
país de los lestrigones. La mitad de sus hombres son enviados a hacer un reconocimiento
de la isla, al mando de Euríloco. Todos se adentran en la isla, y llegan a un valle, donde
hay un palacio brillante.
Todos entran, excepto Euríloco quien prefiere quedarse montando guardia. Circe -que es
la dueña del palacio- recibe calurosa y hospitalariamente a los griegos, y los invita a un
banquete. Euríloco es testigo de que una vez que sus amigos han probado los manjares,
Circe los toca con una varita y los convierte en animales diversos, como leones, cerdos y
perros, dependiendo de la naturaleza verdadera de cada uno.
Una vez hecho esto, Circe encierra a todos en unos establos llenos de animales similares.
Al ver esto, Euríloco escapa y va a contarle a Odiseo todo lo que ha visto. Odiseo decide
ir a rescatar a sus hombres, y mientras pensaba en un plan, se le aparece Hermes
(mensajero de los dioses) y le da el secreto para vencer las artes mágicas de Circe: debe
agregar una planta llamada moly que el entrega Hermes, a cualquier brebaje que ella le
dé y así estará a salvo.
Así, Odiseo se presenta ante Circe que hace lo mismo que había hecho con sus
compañeros y le ofrece de beber. Odiseo acepta, pero antes agrega la planta molly al
brebaje, por lo que cuando Circe intenta convertirlo en animal con su varita, no sucede
nada.
Odiseo saca su espada y le hace jurar a Circe que no le hará daño y que liberará a sus
hombres. Hecho esto, Odiseo se queda con Circe un año de placeres (aunque para otros
es un mes), pero nunca olvida a Penélope. Circe tiene con Odiseo a Telégono y a
Casífone. Según algunas versiones también tuvo a Latino. Además, Circe es madre de
Fauno quien nació de su unión con Zeus.
En la leyenda e los Argonautas, Circe hace su presencia en el viaje de regreso cuando
Jasón viene con Medea -quien le ha ayudado a obtener el Vellocino de oro y está
totalmente enamorada de él-. El Argos llega a la isla de Eea, donde la maga Circe los
recibe y purifica a Jasón y a Medea por la muerte de Apsirto, pero no le da hospitalidad a
Jasón, y se limita a conversar largamente con su sobrina.
También, Circe transformó a Escila en el monstruo que era una mujer en su parte
superior, pero que de su parte inferior surgían unos horribles perros que devoraban todo
lo que pasaba cerca, pues según unas versiones se enamoró del dios marino Glauco que
prefirió el amor de Escila.
Según otra versión, Poseidón se había enamorado de Escila y Anfititre, celosa, le había
pedido a Circe que hiciera la transformación.
La gigantomaquia
Dueño del poder Zeus lo compartió con sus hermanos, Poseidón y Hades, a
quienes dio respectivamente el dominio de los mares y el de las naciones
subterráneas. Pero entonces los gigantes, nacidos de la sangre de Urano,
quisieron escalar el Olimpo.
Ante la presencia de los gigantes palidecieron las estrellas, retrocedió el Sol y la
Osa se hundió en el mar. Para asaltar el Olimpo los gigantes colocaron una
montaña sobre la otra, y desde la cúspide atacaron a los dioses utilizando como
proyectil rocas y troncos de árboles incendiados. Los dioses huyeron aterrorizados
y muchos huyeron a Egipto adoptando diversas formas hasta que se organizó la
oposición a los gigantes. Si bien los gigantes tenían un origen divino había una
forma de darles muerte, el asesinato debía ser cometido por un dios y un mortal
en combinación. Como existía una hierba mágica en la tierra capaz de hacer
inmortales a los gigantes, antes de que éstos lo advirtieran Zeus se apoderó de
ella gracias a que el Sol, la Luna y la Aurora no brillaron y de esa manera nadie
tuvo la luz necesaria para encontrarla.
Los dioses
comenzaron a armar
una contraofensiva y
la primera en prestar
auxilio a Zeus fue
Estigia, que
gobernaba un río
subterráneo. Ella fue
acompañada
también por sus
hijos: la Victoria, el
Poder, la Emulación
y la Fuerza. Como
agradecimiento de
Zeus a Estigia, éste
dispuso que en adelante fuesen inquebrantables los juramentos que se hacen por
ella. Otros dioses acudieron luego a la ayuda de Zeus entre ellos Ares y Atenea.
Pero era imprescindible encontrar un mortal para poder asesinar a los gigantes. El
elegido fue Heracles (Hércules), semidiós hijo de Zeus y Alcmena. Heracles en el
carro de su padre derribó a Alcinoeo, caudillo de los gigantes, el cual cayó en su
tierra natal, Flegras (Tracia) y como según la leyenda los gigantes no podían morir
en el lugar donde habían nacido Heracles tomó a Alcinoeo a cuestas y lo llevó a
otra región para matarlo con su maza.
Luego Porfirión saltó desde la gran pirámide de montañas y como no pudo
sorprender a Atenea se lanzó contra Hera a la que intentó estrangular. Entonces
Eros le lanzó una saeta, cambiando la ira del gigante por una lasciva
desenfrenada. Porfión intentó ultrajar a Hera pero Zeus aprovechando la
oportunidad lo hirió con su rayo y Heracles lo terminó rematando. Efialtes, otro
gigante había obligado a Ares a arrodillarse ante él y Apolo lo hirió con una saeta.
luego Heracles lo terminó rematando.
Origen del maratón
El origen del maratón se sitúa en el año 490 a. C. tras la victoria griega en la Batalla de
Maratón, lo que supondría el final de la I Guerra Médica.
La I Guerra Médica había comenzado en el año 492 a. C., cuando los persas decidieron
iniciar la invasión de Grecia como castigo a Atenas y a Eretría, ya que éstas habían
apoyado la sublevación de las ciudades jonias contra el Imperio Persa. Según relataría
Heródoto, Dario I, rey de Persia, habría ordenado a sus ayudantes de cámara que le
recordaran en cada comida:
"¡Gran rey, no te olvides de los atenienses!"
En el año 492 a. C. el Imperio Persa, al mando de Mardonio conquistó Tracia y sometió a
Macedonia. Sin embargo la flota fue destruída por una tormenta y no pudieron continuar
con su cometido. Al año siguiente Darío I mandó embajadores a toda Grecia exigiendo su
sumisión. Fueron muchas las que aceptaron, pero Atenas y Esparta se negaron matando
al embajador. Este sería el desencadenante de una nueva campaña militar llevada a cabo
por Darío.
En el año 490 a. C., el ejército persa partió hacia la costa griega bajo el mando de
Artafernes y Datis. Desembarcaron en la bahía de Maratón, adecuada, debido a su gran
extensión, para el despliegue de todas las tropas persas. Éstas superaban en número a
las atenienses, por lo que Milcíades, general ateniense, envió a Filípides a pedir ayuda a
Esparta, quien pospuso el envío de tropas hasta la finalización de sus juegos.
Sin embargo, la estrategia llevada a cabo por Milcíades supuso la victoria griega en
Maratón y obligó a los persas a retirarse.
Los ancianos, mujeres y niños atenienses se encontraban en la acrópolis de Atenas
esperando noticias de la batalla, así que Milcíades envió a Filípides a proclamar la noticia.
Éste recorrió corriendo los aproximadamente 40 kilómetros que separaban Maratón de
Atenas y al llegar exclamó:
"¡Alegraos atenienses, hemos vencido!"
Nada más anunciar la victoria, Filípides murió de agotamiento.
Fue en el año 1896 cuando tuvo lugar el primer maratón en las Olimpiadas de Atenas, con
una distancia de 40 kilómetros. La actual distancia de 42,195 kilómetros se estableció en
los Juegos Olímpicos de París en 1924.
Sedna
Sedna era una muchacha que al llegar a la edad casadera, había rechazado a
todos sus pretendientes. Para castigarla, su padre la casó con un perro y la envió
a vivir a una isla cercana. Un día, cuando su marido-perro se hallaba fuera de la
casa, arribó en la isla un barco a bordo del cual viajaba un apuesto joven. Éste la
llamó y seduciéndola con palabras llenas de promesas y tesoros, consiguió que la
muchacha subiera al barco y se escapara con él.
Tras un largo viaje, llegaron a las
tierras del joven y tras contraer
matrimonio, Sedna descubrió quién
era en realidad su nuevo marido; un
petrel, un ave marina, con la
capacidad
de
adoptar
forma
humana. Sedna, asustada, quiso
escapar.
Entretanto, el padre de Sedna, había
emprendido la búsqueda de su hija,
desesperado. Al fin, llegó a las
tierras del petrel y encontró a su hija,
a la que escondió detrás de unas
rocas y esperó a que su marido se fuera de casa en busca de pesca. cuando éste
hubo abandonado su morada, Sedna y su padre huyeron.
Sin embargo, el petrel llegó a tiempo para ver como ambos huían y comenzó una
persecución, en la que además provocó una gran tormenta que hacía peligrar la
embarcación. Ante esta situación, el padre de Sedna arrojó a su hija por la borda.
Sedna, agarrada al costado del barco, suplicó a su padre que la salvara, mientras
la violencia de la tormenta iba en aumento. Su padre no solo no la ayudó a
salvarse sino que fue cortando uno a uno los dedos de su hija, que según caían al
mar, iban convirtiéndose en focas, ballenas y narvales. Antes de que Sedna
cayera al mar, su padre le arrancó un ojo. La muchacha descendió al mundo
inferior del fondo del mar, convirtiéndose en dueña y señora de todos aquellos
mamíferos marinos que habían sido sus dedos.
Por lo general, Sedna suele ser generosa con los seres humanos y cuidadosa con
los animales marinos, pero en ocasiones, cuando los cazadores causan daño al
alma de los animales, ella los retiene, provocando escasez de caza para los
humanos. Cuando se dan estas situaciones, un chamán debe viajar a la morada
de Sedna y rogarle que suelte a los animales.
A veces, los mamíferos marinos se quedan prendidos en la cabellera de Sedna,
enredada debido a la violación de los tabúes por parte de los humanos y ante esta
situación, el chamán debe viajar hasta las profundidades del mar para peinar a
Sedna, puesto que ella no tiene dedos, y así liberar a los animales que servirán de
alimento de los humanos.
El sombrerón
Se trata de un personaje que vivió en
épocas pretéritas en diferentes pueblos del
Huila. Era un enigmático hombre que
vestía de negro y se ponía un gran
sombrero del mismo color, montaba un
brioso caballo también negro que se
confundía con la noche, no hablaba con
nadie y a nadie le hacía daño; aparecía y
desaparecía como por encanto.
Físicamente se le describe como un
hombre maduro, con un sombrero grande,
bien vestido, de rostro sombrío y en actitud
de observación permanente.
En el libro Mitos y Leyendas de Colombia,
de Iván Salazar Duque, se hace referencia
al a trilogía del vestido negro, así:
Fue famoso en Medellín en 1837, cuando recorría todas las calles. Aparecía
cuatro o cinco viernes seguidos, volvía a aparecer uno o dos meses después.
Parece que fuera el sombrerón, el espanto propio de Medellín.
Se aparecía de improviso y de improviso también volvía a desaparecer. Solía
hacer sus mas frecuentes apariciones los días viernes en especial los de
cuaresma y el viernes santo.
Hacía sus galopantes y ruidosas apariciones silbando, rastrillando su mula y
dejando oír el arrastrar de las cadenas de sus perros por casi todas las calles
empedradas de Medellín antiguo, (1800 a 1900).
Hay crónicas también de sus andanzas por pueblos del suroeste como Andes,
Bolívar y Jardín y por los poblados a orillas de los ríos San Juan y Baudó.
En otras regiones colombianas como el Tolima, el Huila y al oriente del Valle del
Cauca, se le denomina como El Jinete Negro, y se le describe en forma muy
similar a como hemos descrito hasta aquí.