I CONCURS DE MICRORELATS DE GODELLA

I CONCURS DE
MICRORELATS
DE GODELLA
50 OBRES SELECCIONADES
I CONCURS DE
MICRORELATS 2015
BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL DE GODELLA.
PRIMER PREMI
Trabajo de edición, de Carmen Botello...................................................................5
PREMI LOCAL
El búnker más seguro, de Juan Fernando Morala Girón............................... 6
ACCÈSSITS
1. De la selección natural, de Miriam Tardón del Río........................................7
2. Crecer, de Raúl Clavero Blázquez.......................................................................... 8
3. El mar de los libros, de Salvador Robles Miras.............................................. 9
4. Sembradiós, de Borja Criado Martínez............................................................ 10
5. El móvil, de Juan Muñoz González.......................................................................11
MICRORELATS SELECCIONATS
Alicia, Eduardo Echeverri López................................................................................12
Arrepentíos, pecadores, José Luis Rodríguez-Núñez Ramón..................13
Blancaneus, Carme Navarro Dolz.............................................................................14
Borsalino, Mª Teresa Hípola Romero......................................................................15
Cuento de hadas, Eric Monteagudo Guerrero...................................................16
Cuna, José Joaquín Sachez García............................................................................ 17
Decisiones incompatibles, Ariel Alberto Díaz...................................................18
Deprisa, Rosendo Gallego Menárguez...................................................................19
Desastre de persona, Miguel Ángel Salinas Cebollada............................... 20
Desencuentro, Carmen Botello.................................................................................21
Despedida, Rosa María García Barja....................................................................... 22
2
Ejecución, José Enrique Aparisi Codoñer............................................................ 23
El ramo de flores, Alexey Mendoza Quintero....................................................24
Ella, Mª Teresa Hípola Romero................................................................................... 25
En la carretera, Rocío Stevenson Muñoz.............................................................26
Especulares, Jesús Pérez García............................................................................... 27
Falsas esperanzas, Gema Bocardo Clavijo.........................................................28
Fugit irreparabile tempus, Carme Navarro Dolz............................................29
Jaque mate, Marta García de Herreros Dunyac...............................................30
La aventura del abecedario, José Antonio Morala Girón............................31
La aventurera, Verónica Grau Martínez................................................................ 32
La Casa de Setembre, Manuel Salvador Redón............................................... 33
La decisión, Mónica Leonor Ortega Cisneros....................................................34
La máquina de coser palabras, Isabel Hernández......................................... 35
Lectura, Carmen Lara Pérez........................................................................................36
Napa, Esteban Torres Sagra......................................................................................... 37
No somos nadie, Rosendo Gallego Menárguez................................................38
Noche de invierno, Concepción Ortiz Vicente.................................................39
Ombligo de Venus, Ramón Santana González................................................ 40
País coronario, Carme Carpentero Martínez.....................................................41
Plan perfecto, Nicolás Jarque Alegre....................................................................42
Remordimientos, Amparo García Giménez.......................................................43
Riente, Modesto Uceda Pérez....................................................................................44
Rompiendo el molde, María Beatriz Arroyo Domingo.................................45
Se apoderó de ella, Mª Luisa Pérez Rodríguez.................................................46
Señorita, Héctor Hugo Navarro................................................................................47
Si Pitágoras levantase la cabeza, Luz Gema Ruiz Catalán........................48
Supongamos (singles), Maximiliano Jarque Blasco.....................................49
Tal para cual, Trini Pestaña Yáñez........................................................................... 50
Todo quedó en nada, Ángel Pontones Moreno.................................................51
Todo un rito, Marta Gerique Martí........................................................................... 52
Un cuento, Guillermo Sancho Hernández........................................................... 53
Va per tu, mare, Mª José Fernández Gómez......................................................54
3
Els microrelats van amb la intensitat de la vida actual, el plaer
de la lectura amb un torrent d’idees concentrades, l’amor per l’escriptura... La
prova la tenim amb l’èxit d’aquest Concurs i del llibre que tens a les mans, on
cinquanta microrelats han sigut triats pel jurat perquè gaudim de la literatura.
La lectura és una manera d’aprofundir en els assumptes humans ajudant-nos
a comprendre’ls, aborda la vida i ajuda a la seua transformació. És un luxe en
aquests temps. I dins d’ella, la modèstia del micro relat és el que omple de llum
el text. Allò menut és el símbol d’allò que està per descobrir i es necessiten
molt poques pinzellades per a fer que tinga força.
Si vols jugar a sorprendre’t tria un microrelat a continuació, trobaràs lletra
precisa, aventura, idees, autenticitat, desafiament, comunicació, sentiments,
també molta emoció plena de matisos, la realitat d’allò que l’escriptor/a expressa. Tot un estímul...
Paquita Mocholí Muñoz
Regidora de Biblioteca i Joventut de Godella
4
Trabajo de edición
Carmen Botello
Quisiera disponer de un artefacto que transcribiera mi pensamiento al papel.
No se escurrirían así hacia el olvido los sustantivos, las frases perfectas, el
adjetivo pertinente y los verbos más eficaces. Claro que en el registro se
mezclarían la historia y la gramática con el fragoroso bullir de imágenes
invasoras. Por tanto, a la belleza del azaroso encuentro entre dos cuerpos,
se unirían árboles y cisnes, tranvías chirriando en la curva, gatos saltarines,
hedor a tubo de escape, el vecino en el ascensor. El texto resultante sería un
galimatías. Pero no importa. Me esmeraría en el trabajo de edición.
5
El búnker más seguro
Juan Fernando Morala Girón
Estaba en el cementerio leyendo epitafios escritos en cursiva, cuando de
repente empecé a escuchar un sonido atronador de sirenas y una voz por
megáfono que decía que el país había entrado en guerra. Apresuradamente,
regresé a mi tumba y me refugié con miedo en mi féretro. Ya echaba de menos
estar muerto.
6
De la selección natural
Miriam Tardón del Río
Llevaba lloviendo una semana, sin interrupciones. Noé y su familia estaban
hastiados y mareados y del arca emanaba un tufo pestilente a poca higiene
y mucho abono natural. Sólo entonces, mientras la embarcación avanzaba
inexorable hacia el monte Ararat abriéndose paso entre los millares de
cadáveres que flotaban a su alrededor, Noé se dio cuenta de que los dos
unicornios que había elegido eran del mismo sexo.
7
Crecer
Raúl Clavero Blázquez
A nadie se le ocurrirá que solo quiso volar, como antes. Los testigos dirán
que, simplemente, se asomó a la ventana y se lanzó al vacío, y ninguno de
ellos podrá reconocer en el cadáver del anciano los rasgos de aquel niño sin
sombra. Ni siquiera Campanilla.
8
El mar de los libros
Salvador Robles Miras
El viejo, a su pesar, vive en las montañas. Las circunstancias lo condujeron
hasta allí, lejos de sus raíces mediterráneas. Ya apenas puede andar; hace
decenios que no ve el mar, y la nostalgia, abrumadora, sólo se calma cuando el
viejo lee los libros de Conrad y de Melville. Tiene varios ejemplares de “Moby
Dick” y “Lord Jim”. Así, mientras lee una página de “Moby Dick”, con el mismo
número de página de “Lord Jim”, hace una bolita y se la introduce en el oído.
No le basta con imaginarse el mar, necesita también oír el rumor de las olas.
9
Sembradiós
Borja Criado Martínez
El sembradiós es un parásito que nace entre la cuenca del ojo y las letras de
una página. Debe su existencia al cansancio, a la falta de luz o a la distracción.
No es inofensivo: ha destruido civilizaciones. En México, se dio el caso de
un taquero que una noche leyó en la marquesina de su carrito de comida
ambulante «Tacos al pavor» donde debió leer «al vapor», y a las pocas semanas
descuartizó a una señora «por estar más gorda que una vaca». El sembradiós se
gesta en un acento, desova en comparaciones y acaba devorando el referente.
10
El móvil
Juan Muñoz González
El móvil era ya un apéndice más de su cuerpo. Buscó una aplicación para saber
el tiempo que hacía. La pantalla mostró unas gotas de agua desprendiéndose
de una nube. Miró por la ventana y vio el asfalto seco. Pensó entonces que la
naturaleza se había equivocado.
11
Alicia
Eduardo Echeverri López
A Alicia le encantaba leer. Nunca vivió un instante de desocupación pues
había siempre alguna historia inconclusa: un amor que tejer o un héroe al que
llorar. El tiempo pasó, y su piel empezó a tornarse pálida y tintada. Su cuerpo
se hizo cada vez más frágil y tan ligero que cualquier ventisca la obligaba a
asirse a las farolas para no salir volando por el parque. Alicia, además, parecía
encogerse. “Estoy envejeciendo”, pensó preocupada. Pero no era el paso del
tiempo lo que la transformaba, pues sucedió que Alicia leía tanto que, poco a
poco, se convirtió en papel.
12
Arrepentíos, pecadores
José Luis Rodríguez-Núñez Ramón
«Cumplimos tus sueños, tus pasiones… y mucho más». El anuncio prometía,
así que entré en el garito decorado con luces de neón. Cuerpos flexibles,
danzas orgiásticas, penumbra. Justo lo que necesitaba. Me retiré la gabardina,
mostré el alzacuello y saqué la cruz a la voz de “pecadores, arrepentíos”. Tres o
cuatro golpes después, había conseguido huir de allí y estaba en mi sacristía,
con el deber cumplido y uno de mis monaguillos complacientes.
13
Blancaneus
Carme Navarro Dolz
Set homes ploren desconsoladament la trista pèrdua: les camises planxades,
la taula parada, la casa endreçada… Quan arriba l’ambulància, el sanitari
blau asèptic practica un mètode oral de respiració cardiopulmonar sobre el
cos inert estirat al terra però, sols pot constatar la fatalitat davant catorze ulls
expectants.
El més gran dels homes observa des de la finestra com s’allunya el vehicle
fent guspirejar pampallugues que es perden en la fosca. Fa mitja volta, recull
del terra el pot d’Orfidal i es deixa caure sobre l’engronsadora on continua
planyent-se sense que el ferotge egoisme el deixe entendre el perquè.
14
Borsalino
Mª Teresa Hípola Romero
Había una vez un sombrero llamado Borsalino que se compró un hombre
para ponérselo.
Al principio, le costó mucho adaptarse y pensó que el hombre no le encajaba
muy bien, pero, poco a poco, se fueron amoldando el uno al otro, tanto, que
pensó que él y su hombre se habían convertido en un único destino.
El hombre fue envejeciendo, los sombreros amigos le aconsejaban cambiar de
hombre, pero… ¡Él amaba a su hombre!
El día de la reunión de sombreros, uno de ellos preguntó: ¿Y Borsalino?
Sólo Bombín dijo haberle visto, en el suelo, ajado, deslucido, mustio…Sin su
hombre.
15
Cuento de hadas
Eric Monteagudo Guerrero
Y el caballero, con un beso de amor verdadero, despertó de su sueño al
príncipe azul.
16
Cuna
José Joaquín Sachez García
Lloraba, un poco grande, tras los barrotes rosas para después gritar al no oír
los pasos calmosos que espantan a las fieras o al monstruo que espera para
agarrar sus tobillos, ya grandes, y comerlos despacio.
Se incorporó, tan grande, y el silencio le dijo “no vienen”. El miedo mutó
en mueca circense su carita ya grande. Lo oscuro le hizo creer en la bruja
encorvada y riente y ruidosa.
Sus gritos tan grandes movieron la estancia y por el pasillo, por fin, los pasos
dijeron no llores, y el abrazo decía sin querer “es que ya eres grande”.
17
Decisiones incompatibles
Ariel Alberto Díaz
— ¡Ser o no ser! ¡Ésa es la cuestión!
Cuando decidió ser, no tuvo en cuenta que los demás ya habían decidido que
no fuera.
18
Deprisa
Rosendo Gallego Menárguez
Llegó al metro, bajó corriendo y saltó el torniquete de control. Se lanzó por
el pasillo como un velocista de cien metros. Al oír el fragor del tren que
entraba en el andén, hizo un esprint final, sorteó a la vendedora de la ONCE
y el puesto top-manta, dobló el recodo final y alcanzó a subirse en el último
vagón cuando se cerraban las puertas. El único asiento libre lo acogió con
complicidad. El convoy se puso en marcha adentrándose en la oscuridad. En
aquel preciso momento, recordó que no tenía que ir a ninguna parte.
19
Desastre de persona
Miguel Ángel Salinas Cebollada
Cuando nació, apenas tenía tres años.
Ingresó en la universidad a la tierna edad de 35. Entonces ya había hecho
la primera comunión e incluso la confirmación. Este último sacramento lo
recibió muchas veces a lo largo de su vida.
Cuando, pocos años después, no se había casado todavía, estaba ya jubilado.
Dos meses después de su muerte, apenas ya respiraba y nadie se acordaba de
su miserable existencia.
Unos cuantos años después, exactamente muchos, se reencarnó en otra
adorable criatura, pero esa es otra historia.
(...como adelanto, diré que no le fue mucho mejor).
20
Desencuentro
Carmen Botello
Si con una caña pudiese pescar las letras que se escurren por los intersticios, las
imágenes que raudas se deslizan en mi cerebro sin lograr traspasar el umbral
de la boca, quizás lograse el consuelo de una palabra para darte. Ya sé que es
un señuelo, la palabra, ya sé que no es la cosa que me inquieta o te inquieta,
la palabra. Pero no tenemos mucho más que palabras para ofrecernos. Lo
terrible es que tú ya no me creas más y que yo no encuentre modo tampoco
de creerte. Pero, si sigues apeteciendo la carne, puedes servirte.
21
Despedida
Rosa María García Barja
Sale a borbotones. Una silente historia se derrama entre mis dedos, baja
escandalosa tiñendo mi geografía.
La sangre nunca fue más libre, nunca reguero tan caliente me dio escalofrío.
Ya es tarde.
La cuchilla se atranca en la piel.
Ahondo sin dolor alguno. La luz me traga.
Mañana no me importará si arrumbas mi cuerpo como a un estorbo.
Coseré tu conciencia con el último hilo de vida que me quede para que la
felicidad no encuentre ni una rendija donde anidar, después que yo me vaya.
22
Ejecución
José Enrique Aparisi Codoñer
Me encargas degollarla sin anestesia. Porque se mete en todo, se lo consienten
y es sucia. Que te apañarás con el cadáver. No quieres pegarle un tiro tras el
muro. Degollarla, como la Yihad. Ves demasiada tele.
Se resistirá. Me mirará a los ojos. Luego, limpia toda la sangre y trasládala.
Te veo venir con las pegas. “Los niños no han de verla”. “La echarán de menos”.
“No molestaba tanto”. “¿Dónde la descuartizo?” “¿La escondes tú?”
Cuando se enteren, diré que ordenaste ejecutarla.
Insisto. Cómprala en Pollos Planes y que la troceen. Deja a ésta que siga
poniendo huevos.
23
El ramo de flores
Alexey Mendoza Quintero
La señora del ramo se acercó cojeando hasta donde estaban los guardias.
Le pidieron identificación y les mostró una foto de un periódico donde era
brutalmente golpeada por uniformados. La empujaron y cayó al suelo sin
soltar el ramo. Entre risas, hicieron un círculo a su alrededor. Lentamente
apartó las flores y quitó la espoleta a la granada.
24
Ella
Mª Teresa Hípola Romero
Se enamoró de ella. Nunca había sentido un destino más próximo que el que
ella le mostraba. Adoraba, desde el primer día que la vio, cómo se amartillaba
antes de que le apretaran el gatillo. Él, en cambio, a su lado se veía tan simple…
Le enseñó con orgullo su hoja triangular perfectamente diseñada para matar.
Ella le miró con desdén, aprovechando la fuerza del retroceso generada
por su disparo, contempló el cadáver reflejado en el espejo… Sonrió, ¡pobre
infeliz!, ni siquiera tenía la acción voluntaria de matar.
Y le dejó solo, tumbado en su sillón de delitos menores.
25
En la carretera
Rocío Stevenson Muñoz
Caminábamos sobre la grava desigual de la carretera. Seguíamos un sendero
trazado desde antiguo, una cicatriz de asfalto recorrida una y mil veces
por nuestros ancestros cuando era, solamente, un tímido rasguño de tierra
entumecida. Avanzábamos en línea recta, sin conversar, envueltas en la tibia
caricia del aire.
Era mi primera vez y me sentía extrañamente liviana a pesar de la carga
cuando, sin previo aviso, el cielo se oscureció y el firmamento nos golpeó como
un martillo de acero. No sentí dolor. Pude oír, antes de perder la conciencia,
una voz hercúlea y distante: ¡Luisito! ¡No pises las hormigas!
26
Especulares
Jesús Pérez García
Lo último que recuerdo es que entré en casa, pasé frente al espejo y, al verme,
miré mi reflejo a los ojos y dije, por fin, todo lo que pensaba. Debió de ser muy
fuerte, porque esta mañana, al levantarme, el reflejo no estaba.
27
Falsas esperanzas
Gema Bocardo Clavijo
Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa.
Anónimo
...Y justo cuando la oruga pensó que se transformaría en mariposa,
descubrió que era una lombriz.
28
Fugit irreparabile tempus
Carme Navarro Dolz
En veure-s’hi reflectida, a la madrastra no li calgué repetir l’habitual salmòdia.
Colèrica, estavellà l’espill contra el mur de pedra molsosa.
29
Jaque mate
Marta García de Herreros Dunyac
Cuando le vi por primera vez, supe que estaba condenada a un amor imposible.
Mi cuerpo era oscuro pero mi corazón vivía tras las filas del ejército blanco.
La partida avanzaba sin piedad y mi destino se mantenía intacto: moverme
con el único objetivo de lograr su muerte. Majestad, todo está previsto para el
ataque final. Espere mi llegada en E4, me susurró la torre izquierda.
Cuando estuve delante, me temblaron las piernas. Apenas tuve tiempo de
decirle “te quiero” antes de que una voz lejana anunciara el jaque mate.
30
La aventura del abecedario
José Antonio Morala Girón
Algunos amigos alcanzaron altos bosques buscando bonitos barcos, cargados
con compactos contenedores de diferentes disolventes depurados en enormes
empresas extranjeras.
Fueron felices filmando frecuentemente grandes giras grabadas gratuitamente.
Habían hecho historias hilarantes, intentando integrar increíbles ideas,
juntando joyas, jabones, juguetes…, kilolitros, kilogramos…, limpiando
lentes lucidos lentamente, mostrando muebles magistralmente mezclados,
narrando novedosas noticias nacionales, ocultando opiniones objetivamente
obscenas…
Pasaban períodos placenteros pensando
que quien quisiera quedaría
razonablemente recuperado, reponiéndose rápidamente, si sabía seguir
superando tantos traumas terriblemente tenidos.
Universitarios utilizaban usualmente utensilios, vasijas valiosas, vasos
vistosos, xilófonos xilórganos, walki.talkies walkmans,…
Y yo, ya yerrando, zarpé, zozobrando zarandeado…. zabordé.
31
La aventurera
Verónica Grau Martínez
He viajado por medio mundo y vivido en diferentes épocas. Fui una princesa
en busca de su príncipe azul. Fui sirena y nadé con los delfines. Resolví
casos complicados mientras era detective. No todo ha sido un camino de
rosas, escapé de zombis y asesinos. He luchado contra dragones y hasta en
una ocasión conocí a un extraterrestre. Ahora soy una anciana, pero mi vida
continúa siendo una constante aventura cada vez que abro un libro.
Firmado; La bibliotecaria.
32
La Casa de Setembre
Manuel Salvador Redón
Sempre que passejava sota els seus balcons desconxats, una certa
inquietud em posseïa. Els seus murs ciclopis ocultaven el secret... Abans
venien, estiuejaven al setembre i se n’anaven el primer d’octubre.
Per què no havien tornat mai els vellets de setembre?
El sol de la tardor calfava la façana. Ningú no era al carrer; tampoc
dins, raonava. La porta se n’obrí al meu desig. El full d’octubre era a terra. El
peguí al calendari.
— Gràcies, minyó!
I se n’anaren amb una grossa maleta.
Ara sí, sabia que tots dos tornarien a la Casa de Setembre del carrer
Major.
33
La decisión
Mónica Leonor Ortega Cisneros
Una gota de agua turbia se coló por la comisura de su boca, rellenando de
moléculas vivas su organismo. Como un atisbo de optimismo, cruzó un
pensamiento más allá del ahora y sintió bajo su fría piel que todo era distinto.
"Voy a ser libre".
Hacía años que no se planteaba la posibilidad de serlo. Se había adaptado a
su hábitat como el musgo, sin más pretensiones que vivir con el mínimo
oxígeno. De mantenerse en la inercia del ser. Junto a sus compañeros, en la
más amplia soledad del individuo.
Decidido; hoy saltaría
y sus escamas escaparían del lodo.
34
La máquina de coser palabras
Isabel Hernández
Dibujó una jaula y luego consiguió abrir la puerta.
Salieron volando todos los pájaros de su memoria y, al fondo, entre las rejas,
encontró su vieja máquina de coser palabras, la que había perdido hace
tiempo.
35
Lectura
Carmen Lara Pérez
Me gustaría leer en tus ojos que nuestro amor no se ha terminado, pero,
¡qué pena!, son de cristal.
36
Napa
Esteban Torres Sagra
Han sacado el coche de la dársena. La he reconocido enseguida por el
conjunto de napa que ciñe su esqueleto, el que vestía en las fotos que se
distribuyeron cuando desapareció, hace siete años. Trabajaba en un juicio de
narcotraficantes. Le hice una recomendación cuando empezó con el caso a mi
amiga la fiscal. Se la han comido los peces entera, bueno, menos los huesos
y las esposas que unían sus cúbitos, que sólo están enrobinadas. Tenía una
estrella de mar y algas en el hueco de los ojos. Al final, he tenido razón: La piel
nunca pasa de moda.
37
No somos nadie
Rosendo Gallego Menárguez
Se estaba muriendo en su cama y olió el aroma de sus buñuelos
favoritos: los de calabaza. Rehizo sus fuerzas, bajó de la cama, salió del
dormitorio reptando como un indio y alcanzó, jadeante, la cocina. ¿Llegaba al
cielo? En la mesa había una montaña de buñuelos crujientes. ¿Un detalle de su
esposa para que dejara feliz este mundo? Con supremo esfuerzo, se abalanzó
sobre los buñuelos y ya estaba a punto de comerse uno cuando apareció su
mujer y le sujetó el brazo diciendo:
—¡Fuera de aquí, que son para el funeral!
38
Noche de invierno
Concepción Ortiz Vicente
Va a ser verdad que la noche no trae nada bueno y encima hacía un frío que
pelaba. ¡Maldito invierno!. Tener que salir a por cigarrillos era lo que menos
entraba en mis planes. En unos minutos, hubiese estado de vuelta de no haber
sido por ese matón de pacotilla con menos sesos que un mosquito y el pulso
de un borracho. Quién lo iba a decir: por fin, dejaría el tabaco.
39
Ombligo de Venus
Ramón Santana González
Con la lluvia, sobre la puerta de la terraza, han brotado unas pequeñas hojas
verdes y redondas. Un error de una primavera irresponsable. La planta crece
frágil e inconsciente. Me he interesado, se llama “Ombligo de Venus”. Pero
hoy amaneció un sol blanco y duro. A mediodía, la terraza será un infierno.
He protegido la planta con un paraguas y, cada poco, las riego con un
cuentagotas. Para mañana, pronostican más sol, así que tampoco podré ir a la
oficina. Espero entiendan que aquí soy mucho más necesario. Adjunto parte
meteorológico.
40
País coronario
Carme Carpentero Martínez
Iba perdida por una selva de símbolos, en una región remota llamada
Corazón. Me dirigía hacia el norte por el oeste en busca del punto de Cordura
en la costa de Reconciliación. El día era sístole y la noche diástole. Atravesé
un canal caudaloso de nombre Aorta, y otros más: Cava, Pulmonar, entre
pantanos infestados de dudas con los más extravagantes peligros. Llegué
exhausta al paso de la cordillera válvula Mitral, atrás quedó el abismo
ventricular con su atracción. Finalmente entré en una cavidad, un lugar
desolado y estrecho llamado Aurícula Izquierda. ¿Quién eres? Pregunté. Allí
estaba yo esperándome.
41
Plan perfecto
Nicolás Jarque Alegre
Se reunieron en el sótano bajo una luz discreta. A desplegó el plano del banco
y señaló la posición de las cámaras de seguridad, el despacho del director y
el número de trabajadores. Luego, trazó la trayectoria que seguirían él mismo
y B en el interior. Calculó que, en cinco minutos exactos, darían el golpe.
Finalmente, mirando a su mujer, le escupió:
—Tú, mientras, nos esperas con el coche en marcha. ¿Sabrás hacerlo, boba?
Claro que supo. Así, cuando ellos se encapuchaban delante de la sucursal, ella
llamó a la policía y puso rumbo hacia su libertad, sin mirar atrás.
42
Remordimientos
Amparo García Giménez
Y entonces supo que no tenía piojos, tan sólo le picaba la conciencia.
43
Riente
Modesto Uceda Pérez
Mientras conducía de regreso del colegio, David pensaba que nuevamente
había sido un mal día. Remordimiento. Si están los de la Plataforma, duele
igual pero cuesta menos, ¿por qué? (Papá) Lo peor es cuando hay niños.
Angustia. (¡Papá!) Tómense el tiempo que sea necesario, sobre todo por los
niños. Los niños están al corriente de todo: dos minutos que se acaben la leche
y nos vamos. (¡¡Papá!!) Sobresalto. David miró a su hijo por el retrovisor.
-Dime, hijo. -¿Sabes?, de mayor quiero ser riente. -¿Riente? -Sí, riente, ¡de reír!
Touché. Sonrisas. Al día siguiente, David dejó el cuerpo de Policía.
44
Rompiendo el molde
María Beatriz Arroyo Domingo
Aún no sabía que iba a hacer historia en el libro familiar. Su ilusión era ser
restaurador, y contaba al fin con el beneplácito de su entorno dedicado a las
finanzas, cuando se dio cuenta de que no podía seguir su camino. Atrapado
en la paradoja de estar fraccionando su propia línea generacional mientras
trabajaba por perpetuar la historia de los objetos, quedó paralizado en sus
extremidades superiores, teniendo que asistir a su propia restauración
corporal a través de un cirujano del espíritu. Cuando salió del diván de
operaciones, ya no era el mismo, le habían extirpado la culpa.
45
Se apoderó de ella
Mª Luisa Pérez Rodríguez
El hombre llamado X había decidido cavar cerca de la medianera y profundizar
lo más que pudiera. Utilizó una pala para el hoyo, paja para sujetar las paredes
y la noche para ocultar sus deseos. Esperó sigiloso disfrazando su sombra
entre la arboleda. El golpe fue certero. Lo amortiguó la lluvia que empezó
a mojarle justo en el mismo instante en que la Luna caía. Caía, caía…y el
hombre llamado X la sepultó con barro.
46
Señorita
Héctor Hugo Navarro
Usted desconoce, señorita, lo que ocurría cuando bajaba aromática hasta
mi pupitre, tomaba la goma, barría el papel con el dorso de su mano, me
enderezaba un trazo. También lo ignoro yo ahora, señorita, cuando coloco
tildes por encima de esos hombros con olor a miga de pan.
47
Si Pitágoras levantase la cabeza
Luz Gema Ruiz Catalán
“¿Habéis oído lo que se dice?”.
Se forma un revoloteo de enaguas ennegrecidas y cestas de
mimbre llenas de verduras, pollos y demás viandas que se aproximan desde
los tenderetes cercanos. La mujer que destripa arenques, arroja cabezas
sanguinolentas al suelo mirando a la alcahueta; un hombre que cose sandalias,
levanta la cabeza y ve a los convecinos que husmean asomándose a las ventanas
por las que escapan olores a grasa de cordero y col.
La correveidile, diana de todas las miradas, prosigue: “Jorge Juan
y Santacilia acaba de venir de las Américas y asegura...que la tierra no es
redonda”.
48
Supongamos (singles)
Maximiliano Jarque Blasco
Supongamos una reunión de singles.
Supongamos un autobús lleno de singles camino de Benidorm a pasar la
nochevieja en un hotel.
Supongamos conversaciones.
Supongamos los temas de esas conversaciones: desamor, abandono, soledad,
ilusión por volver otra vez a tener una relación…
Supongamos preguntas: ¿Te prepararon alguna vez una cita a ciegas?
¿Quisieron liarte con otro? ¿Amaneciste solo debajo de la cama? ¿Tu pareja
también desapareció en una lavadora?
Supongamos que todos son calcetines.
49
Tal para cual
Trini Pestaña Yáñez
No creo que sea para ponerse así, cariño. Ten en cuenta que lo hicimos el
sábado y que ya no soy tan joven. Mi vigor está decayendo, -le dije un poco
avergonzado-. De todas formas, es la primera vez que me pasa. Ella seguía
tensa, rígida, con los labios entreabiertos y la mirada perdida en el techo del
dormitorio. Me levanté y me vestí. Mi chica era más terca que una mula, pero
yo sabía cómo quitarle el enfado. Rodeé la cama y, mientras la besaba, tanteé
su espalda, tiré de la lengüeta y dejé que se desinflara.
50
Todo quedó en nada
Ángel Pontones Moreno
Todo estaba en la pequeña libreta azul marino que llevaba en el bolsillo de su
pantalón. Todo. Y allí radicaba su problema, en ese pantalón pitillo girando
sin cesar al son de un programa frío de un tambor de lavadora, como una
galaxia en formación; o como un universo en disolución a medida que la tinta
que lo explicaba y conformaba iba despegándose y desperdigándose fuera de
sus hojas, tiñendo a su paso alguna camiseta, fular o tanga descoloridos, como
broma del destino o como parte del big bang provocado por la madre de un
dios despistado.
51
Todo un rito
Marta Gerique Martí
Lo conocía de oídas, por el nombre, y ayer por fin lo vi. Ahí estaba, en la
estantería del fondo, donde los libros de ocasión, entre volúmenes flacos y
ediciones de bolsillo plastificadas. Toqué su lomo con el dedo índice y lo
saqué de sus filas. Lo abrí al azar, y me llegó un soplo de papel impregnado en
polvo y tinta seca. Salté por las letras impresas tratando de escuchar la canción
entera. Pagué y empecé a leer en la calle, de camino a casa, empezando a hilar
los retazos de la historia de mi nuevo libro.
52
Un cuento
Guillermo Sancho Hernández
Érase una vez tres cerditos de apariencia solvente, nómina mensual y empleo
estable. Cada uno de ellos quería comprarse una casa sencilla, para destinarla
a vivienda habitual. De buena fe, animados por la amplia oferta de suelo y por
las enormes facilidades que entonces ofrecía el bosque financiero, solicitaron
una ventajosa línea de crédito al Lobo.
FIN
Nota del Lobo: La operación se ajustó en todo momento a la legalidad vigente.
53
Va per tu, mare
Mª José Fernández Gómez
S´aferrava a aquell paper com un amulet i sense que ningú s´adonara el va
estendre davant d'ella, allisant-lo, observant les fosques taques que al seu dia
van ser roges.
Sense necessitat de llegir les paraules escrites que se sabia de memòria, que sa
mare mai va poder desxifrar per no saber llegir i que, de totes maneres, no li
havien servit de res, excepte per a donar a la seua filla el coratge d'aprendre, va
colpejar amb el martell la taula mentre pensava: «va per tu, mare» i es disposà
a pronunciar la seua primera sentència judicial.
54
fitxa tècnica
© dels textos: Els autors
Jurat: Antonio M. Herrera, Rosa Pastor Carballo i
Josep Vicent Domínguez García
Secretària i coordinadora: María Castelló García
Disseny i maquetació: Andrés García García
Impremta: Gráficas Godella SL
Edició: Regidoria de Biblioteca.
Ajuntament de Godella
Abril de 2015