La filosofía del conocimiento y las nuevas tendencias

La filosofía del conocimiento y las nuevas tendencias epistemológicas
Autora: Carmen Duarte de García
INTRODUCCIÓN
El estudio y análisis del conocimiento, particularmente en lo que respecta a
su origen, ha sido motivo, durante siglos y hasta nuestros días de notables
controversias entre los epistemólogos de las diferentes épocas, quienes con sus
respectivos puntos de vista, han generado lo que suele llamarse “corrientes
epistemológicas” específicas; a veces con posiciones extremas y diametralmente
opuestas unas a otras y a veces con tendencias conciliatorias donde se fusionan
complementariamente los criterios de teorías contrarias.
Ese intento de analizar aspectos relacionados con el conocimiento y las
reflexiones sobre la manera de obtener un conocimiento seguro y defendible ante
una comunidad científica, equivale a hacer filosofía de
la ciencia es decir, a
enfrentarse a los problemas epistemológicos del conocimiento.
En tal razón, este artículo tiene como objetivo realizar un breve recorrido
por la historia del pensamiento filosófico y la evolución epistemológica del
conocimiento hasta tocar asintóticamente las tendencias epistemológicas
emergentes, por cuanto resulta imposible comprender las tendencias del siglo XXI
sin considerar sus antecedentes en el tiempo, es por ello que este documento se
inicia con un breve acercamiento a la filosofía del conocimiento desde las tres
vertientes teóricas desde donde la muestra Hessen,J (s/f), después se reseña la
evolución histórica epistemológica del conocimiento desde el “empirismo clásico”,
es decir, aquel pensamiento que de manera no organizada y asistemática, se
sugiere en la Grecia del siglo V a. de J.C. con los llamados maestros del saber o
sofistas y después en la cultura greco romana de los siglos IV y III a. de J.C. con
los estoicos y epicúreos, hasta llegar a las teorías emergentes epistemológicas de
la actualidad.
Cabe destacar que, las ideas expuestas en este escrito, tienen un sentido
hipotético, conjetural, de planteamientos que pueden ser discutidos, criticados y
evaluados, dentro de una función didáctico-aplicativa que pueda servir de humilde
aporte para el mejoramiento de los procesos investigativos en educación superior,
especialmente en diplomados, maestrías, especializaciones doctorados y otros.
Historia del Pensamiento Filosófico y la Filosofía del Conocimiento
Por considerarse la teoría del conocimiento una disciplina filosófica, se debe
extraer de las diferentes definiciones elaboradas por los filósofos a lo largo de la
historia, una concepción que debe elaborarse de la representación general que las
personas cultas tienen de ella. Dilthey (citado por Hessen, J. (Ob cit), apunta en
este sentido, que "Lo primero que debemos intentar es descubrir un contenido
objetivo común en todos aquellos sistemas, a la vista de los cuales se forma la
representación general de la filosofía''. Sin duda que esos sistemas han existido y
la humanidad los ha considerado productos filosóficos del espíritu, pues ha visto
en ellos la esencia misma de la filosofía.
Tales sistemas, según el autor precitado, son los de Platón y Aristóteles,
Descartes y Leibniz, Kant y Hegel, ya que sus pensamientos convergen en ciertos
rasgos esenciales comunes, a pesar de todas las diferencias que presentan, por
eso encontramos en todos ellos una tendencia a la universalidad, una orientación
hacia la totalidad de los objetos.
La filosofía se presenta, según esto, en Sócrates, y todavía más en Platón,
como una autorreflexión del espíritu sobre sus supremos valores teóricos y
prácticos, sobre los valores de lo verdadero, lo bueno y lo bello.
Posteriormente
en la época pos aristotélica, la filosofía continúa la vía de la reflexión del espíritu,
con los estoicos y los epicúreos. Más tarde la filosofía se convierte en “La maestra
de la vida, la inventora de las leyes, la guía de toda virtud, es decir, una filosofía
de la vida.
En la edad moderna, regresa nuevamente la concepción aristotélica. Los
sistemas de Descartes, Spinoza y Leibniz revelan todos las mismas direcciones
hacia el conocimiento del mundo objetivo, y la filosofía se presenta como una
concepción del universo. Con Kant, también revive la concepción platónica sobre
la autorreflexión y auto concepción del espíritu. También en Kant se presenta,
pues, la filosofía como una reflexión universal del espíritu sobre sí mismo, como
una reflexión del hombre culto sobre su conducta valorativa.
En el siglo XIX, revive nuevamente la concepción aristotélica, pero ahora
fundamentada en las ideas de la filosofía del idealismo alemán, que exhibe un
carácter formal y metodológico disminuyendo la hegemonía de la concepción
Kantiana, para luego llegar a una filosofía de la intuición, como la de Bergson y la
moderna fenomenología representada por Husserl y Scheler.
Este breve recorrido histórico por la evolución total del pensamiento
filosófico ha conducido a la determinación de otros dos elementos en el concepto
esencial de la filosofía. Uno de estos elementos es la "concepción del yo", y el otro
es la "concepción del universo". El primer elemento se dirige al microcosmos, que
se refiere al objeto al que se dirige la filosofía, en ese caso se tendrá una
concepción del yo. El segundo elemento es el orientado hacia el macrocosmos, en
este sentido y filosóficamente se obtendrá una concepción del universo. Los dos
elementos
son
esenciales
filosóficamente
y
ambos
aunque
parecieran
antagónicos, constituyen la razón de ser de la filosofía.
Así se puede observar que La historia de la filosofía se presenta finalmente
como un movimiento pendular o de vaivén entre unos pensamientos y otros,
principalmente entre los dos elementos nombrados anteriormente.
Finalmente, con base a los escritos de Hessen, J. (Ob. Cit), y otros autores
mencionados, se puede llegar a una concepción esencial de esta disciplina, al
señalar que la filosofía es un intento del espíritu humano para llegar a una
concepción del universo mediante la autorreflexión sobre sus funciones valorativas
teóricas y prácticas (el yo), para lo cual dirige el conocimiento filosófico a la
totalidad de la realidad con lo que se diferencia del pensamiento científico que se
dirige a parcelas o segmentos de la realidad.
Vertientes teóricas de la Filosofía
Con la visión en la concepción esencial expuesta, se puede abordar la
división de la filosofía como la presenta Hessen,J. (s/f), según la cual la esfera
total de la filosofía se divide en tres partes o disciplinas: teoría de la ciencia, teoría
de los valores y concepción del universo.
La filosofía es, en primer término, una autorreflexión del espíritu sobre su conducta
valorativa teórica y práctica. Como reflexión sobre la conducta teórica, sobre lo
que llamamos ciencia, la filosofía es teoría del conocimiento científico, teoría de la
ciencia. En segundo lugar, la reflexión sobre la conducta práctica del espíritu,
sobre lo que llamamos valores en sentido estricto, la filosofía es teoría de los
valores. Y en tercer lugar, la reflexión del espíritu sobre sí mismo (el yo) no es un
fin autónomo, sino un medio y un camino para llegar a una concepción del
universo.
El Recorrido Histórico Epistemológico
Los sofistas, estoicos y epicúreos de los primeros siglos a de J.C.,
generalizaron la idea de Ciencia, a la que le llamaban “Episteme”, que se
contraponía a la opinión “Doxa” u opinión popular. La filosofía se consideraba
como la síntesis y el ordenamiento de toda la episteme. Esta idea permaneció en
hegemonía hasta la edad media cuando surge la Teología como reina de las
ciencias. Más tarde durante los siglos XV, XVI y XVII, se produce la “Revolución
Científica” con el sistema Copernicano de astronomía representada por la
introducción al heliocentrismo, dejando atrás al geocentrismo tolemáico, lo cual
constituyó
un
cambio
consecuencias. La teoría
epistemológico
y
paradigmático
de
incalculables
copernicana, pone de manifiesto, que si bien los
sentidos observan determinados fenómenos, es la razón la que aporta la
explicación única al fenómeno en cuestión (teoría racionalista), esta episteme
duró hasta la presentación de los trabajos de Newton. En opinión de Sandín, Ma.
(2003), “Este es un período de numerosos descubrimientos que reorientaron el
pensamiento y configuraron en gran medida la visión del mundo que se posee en
la actualidad” (p.3).
Así mismo, Hessen, J. (ob.cit) indica que el desarrollo sistemático del
empirismo es obra de la edad moderna, y en especial de la filosofía inglesa de los
siglos XVII y XVIII. Su verdadero fundador es John Locke (1632-1704), quien
opinaba que el alma es un papel blanco, que la experiencia cubre poco a poco con
los trazos de su escritura. Hay una experiencia externa (sensación) y una
experiencia interna (reflexión). Los contenidos de la experiencia son ideas simples
o complejas, no obstante, Locke señalaba que existen verdades que son
completamente independientes de la experiencia, (como ocurre con las verdades
de la matemática) y, por tanto universalmente válidas. De tal manera que este
filósofo escapa al principio empirista, admitiendo verdades a priori.
Más adelante, David Hume (1711- 1776), continúa los pasos de Locke y
divide las ideas (perceptions) en impresiones e ideas, así estos dos filósofos
coinciden en sus apreciaciones sobre el origen del conocimiento relativas a que
las ideas proceden de las
percepciones y que la conciencia cognoscente saca
sus contenidos de la experiencia, igual que Locke, Hume acepta verdades a priori.
Posteriormente, en el siglo XVII, la experiencia como fuente de
conocimiento, adquirió gran énfasis, con Francis Bacon y Galileo Galilei, como
generadores del nuevo método distinto del filosófico, que unía el experimento
empírico al cálculo matemático, es el método inductivo de descubrimiento de la
verdad, basado en la observación empírica, el análisis de los datos observados,
en la inferencia para llegar a la hipótesis y en la comprobación de las mismas a
través del experimento. Este período fue rico en debates sobre el método científico
y el conocimiento científico es fiable porque es conocimiento objetivamente
probado.
Según Sandín Ma. (2003), René Descartes (1596-1650), es uno de los
fundadores de la epistemología moderna que sostiene que “La razón lo explica
todo”. Posteriormente con Immanuel Kant, finaliza el realismo ingenuo que supone
que las cosas son como se suponen. Con Kant, surge el criticismo. Esa etapa
crítica de Kant y Descartes, deja después paso a la filosofía idealista romántica,
de autores alemanes como: Fichte, Schelling y Hegel. A partir de éste último la
filosofía se dispersa en gran diversidad de corrientes y escuelas entre ellas: el
existencialismo y la fenomenología.
Posteriormente, en el siglo XVIII, con el establecimiento de las academias,
las sociedades comenzaron a desempeñar un papel determinante en la
popularización de la ciencia dentro de grupos poblacionales más amplios, con el
ingreso que se dio a finales del siglo XVII en las aulas universitarias. Se organizan
conferencias científicas, donde se combinaban tanto la comprobación de las
teorías como su utilidad en la vida práctica.
En el siglo XIX surge la figura de Auguste Comte (1798-1857), quien
introduce el enfoque positivista de la ciencia, cuyos supuestos recogidos por el
denominado círculo de Viena, para el cual la verificabilidad, pasa a ser el criterio
para distinguir las ciencias empíricas de otros tipos de saber. Esta concepción
tuvo gran influencia en casi todo el siglo XX. En esta época uno de los filósofos
más destacados es Karl R. Popper con sus tesis sobre el realismo crítico, que dan
origen al falsacionismo, el cual admite que la observación está guiada por la
teoría, y señala que las teorías verdaderas sólo se alcanzan cuando se han
superado intentos de falsación.
Posterior a Popper, aparece Thomas Kuhn, y con él la polémica discusión
sobre “Paradigmas”. Es en esta época en la que surgieron una gran variedad de
discursos científicos, sustentados en una pluralidad de posiciones epistemológicas
y nuevas perspectivas de investigación que se engloban bajo el término
“Paradigma”, el cual es concebido por Kuhn (citado por Sandín, Ma. 2003) como el
conjunto de “realizaciones científicas universalmente reconocidas, que durante
cierto tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad
científica”. Más recientemente, Moreno (citado por Hurtado y Toro 1998), definen
el término paradigma como “Las distintas formas en que se despliega la
episteme”, y los mismos Hurtado y Toro precitados, afirman que los paradigmas
nos muestran la diversidad de las formas de conocer de una época y cada uno de
ellos constituye un modo común fuera del cual no es posible conocer.
Sin embargo, la concepción Kuhnniana tiene relevancia, por cuanto
postulaba que las nociones positivistas de conocimiento, objetividad y verdad
presentan un modelo de investigación que no se ajusta a la realidad histórica de la
ciencia, y por ello son irrelevantes y faltas de realismo. Con Kuhn se sustituyen los
modelos de explicación lógicos por los socio-históricos, se supera la visión lineal y
acumulativa del progreso del conocimiento científico. El saber científico ya no es
trascendental, es decir, ahistórico, abstracto y absoluto, sino más bien histórico,
relativo y dependiente del contexto.
Imre Lakatos y Larry Laudan continúan las ideas de Kuhn que a la vez es
seguido por Feyerabend. Lakatos introduce la concepción de que la demarcación
entre ciencia y no ciencia, está en el progreso teórico y empírico que la ciencia
genera, ante lo cual Echeverría (citado por Sandín, Ma. 2003), expone:
Las unidades básicas para el análisis epistemológico ya no son las
teorías, ni mucho menos su confrontación con la experiencia, sino las
sucesiones de teorías, es decir, los programas de investigación
científica (…) hay que estudiar la ciencia en función de estos nuevos
criterios, localizando en cada momento los programas de
investigación progresivos que engendran nuevos conocimientos y
distinguiéndolos de los regresivos (p. 9).
Por su parte, Larry Laudan seguidor de Kuhn, se centra en los análisis
epistemológicos y metodológicos en el progreso y no en la razón. Después
Wittgenstein asigna una visión pragmática del lenguaje en los enunciados
científicos y más adelante, Reichenbach, miembro del Círculo de Viena, defendió
el abordaje de la ciencia desde la perspectiva del contexto de justificación y
descubrimiento (lo esencial son los resultados finales de la investigación
científica), el contexto de descubrimiento no es para él objeto de reflexión
epistemológica.
Las Nuevas Tendencias Epistemológicas
Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, en este breve recorrido por
la filosofía y la historia epistemológica, en el que los cambios estructurales, en
cada época, han ocasionado la aparición de una nueva episteme para completar
los cuatro paradigmas epistemológicos sobre el origen del pensamiento, esa
nueva episteme, continuando con la ideas de Kuhn, se refiere a la manera de
concebir la ciencia y el conocimiento científico, los cuales lógicamente
evolucionan con los paradigmas. De allí, que las primeras concepciones sobre el
origen del conocimiento, la ciencia y el método científico centradas en lo objetivo,
lo cuantitativo y lo absoluto, estaban caracterizadas por lo que expone Martínez,
A.
(1999):
racionalidad
formal,
cuantificación,
objetividad,
sistematicidad,
generalidad, falibilidad y verificabilidad. En esas primeras fases de los cambios en
las concepciones epistemológicas, no se distinguió claramente entre el
conocimiento científico del no científico, ante lo cual Gibbsons y otros (citados por
Sandín, Ma. 2003), apuntan:
En las culturas occidentales, participar en la producción no científica del
conocimiento equivale a excluirse a sí mismo de lo aceptable, de modo
que existe actualmente un sentido característico de aislamiento social
asociado con la participación en una actividad no científica (p. 19).
Estos autores llaman a esta primera etapa en la producción de
conocimientos inspirada en la física empírica y en la matemática Newtoniana: la
cual se orientó hacia un paradigma de investigación cuantitativo “Modo 1”
(perspectiva objetivista), en contraste con el “Modo 2” (perspectiva subjetivista),
que surge en la actualidad y que consiste en un conjunto de prácticas cognitivas y
sociales en las ciencias naturales, sociales, humanidades.
Al respecto, Echeverría (citado por Sandín, Ma. 2003), expresa: que la
evolución de la filosofía del conocimiento en el siglo XX ha traído consigo la crisis
de las tesis de la concepción heredada de la ciencia (Carnap, Reichenbach,
Popper, Nagel, Hempel entre otros). Por otra parte, la historiografía de la ciencia
(a partir de Kuhn) y la nueva sociología de la ciencia, ha puesto una serie de
puntos críticos en los estudios actuales entre ellos: El cambio principal afecta al
propio concepto de teoría científica e incluso de conocimiento científico. “La
ciencia es algo más que un pensamiento e ideas; en esencia, es una actividad o
acción modificadora o transformadora de la realidad o del mundo”; La reflexión y
los estudios sobre la ciencia deben ir más allá de una filosofía del conocimiento
científico, para pasar a ser una filosofía práctica que estudia a la ciencia en su
contexto social; Han entrado en crisis dos de los grandes postulados de la
epistemología de la ciencia: La búsqueda de demarcación entre ciencia y no
ciencia,
y
la
distinción
que
introdujo
Reichenbach
entre
contexto
de
descubrimiento y de justificación; Se desintegra la dicotomía entre teoría y
observación. Las observaciones son construcciones humanas; La escuela
constructivista de los años ochenta, considera que el conocimiento científico es
fabricado o construido, no descubierto, En consideración a estos punto críticos,
surge la revolución tecno científica de la segunda mitad del siglo XX, la cual ha
generado disciplinas, tendencias e ideas que se agrupan en lo que se ha llamado
estudios sobre ciencia y tecnología, más recientemente orientadas hacia los
estudios sobre: Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS).
Dentro de esta misma idea, Padrón, J. (2007), indica:
“El externalismo o la influencia de factores socio-contextuales en los
procesos científicos, la necesidad de inclusión del sujeto y de los
actores en los procesos de búsqueda y la interacción sujeto-objeto, es
lo que dio origen a las nuevas epistemologías del conocimiento”.
Tomando como referencia este periodo de transición en la evolución
epistemológica del pensamiento científico, es importante acotar que la
transformación paradigmática en todos los ámbitos y específicamente en el que
concierne al educativo, investigativo,
tecnológico también ha contribuido al
resurgimiento de nuevas tendencias epistemológicas basadas en la racionalidad
dialógica que traen consigo métodos de investigación los cuales por sus
características se han constituido en la llamada modalidad cualitativa de
investigación, de la cual Padrón, J. (Ob.cit), indica que:
La “investigación cualitativa” en general y, en particular, numerosas
corrientes menores, que van desde la “investigación-acción” y la
“observación participante”, pasando por la “etnometodología” y la
“etnografía”, hasta la “investigación militante” y la “investigación
comprometida”, etc. En todo caso, con este cuarto paradigma se
visualiza el enfoque empirista-idealista, el de la ‘ciencia de los objetos
vivibles’, ‘sentibles’ o ‘experienciables’.
A este tipo novedoso de epistemología la llama el autor precitado,
epistemología
contextualista o contextualizada, debido a que los procesos
científicos son fuertemente dependiente del contexto y se esfuerza en explicar la
ciencia, la tecnología y la investigación en dependencia de factores contextuales
tales como las intenciones y presuposiciones del grupo académico dentro del que
ellas tienen lugar, los estándares socioculturales locales, las creencias y
relaciones interpersonales.
Esta corriente epistemológica acepta una verdad externa construida por
actores sociales, pero a la vez admite que esa verdad es pura ilusión porque el
conocimiento obtenido es defectuoso, ¿ante lo cual propone?. A esta tendencia
se suman otras citadas por Padrón, J. (2007) que se ubican en el marco
neopositivista del Circulo de Viena como: La epistemología de la percepción
relacionada con el enfoque empirista-realista,
epistemología probabilística o
Bayesiana proveniente del siglo XVIII de Thomás Bayes, el cual justifica la
inducción; la epistemología testimonial, la cual declara que el testimonio es una
fuente de información tan fundamental como lo es la percepción individual, la
memoria individual y la inferencia individual.
La epistemología evolucionista y naturalista cuya tesis en un principio fue la
de adaptación y últimamente dedicada al estudio de la evolución del pensamiento
desde el punto de vista ontogenético/ filogenético del ser. También está la
epistemología cognitiva que tiene estrecha relación con la evolucionista y
naturalista. Las corrientes epistemológicas mencionadas anteriormente se refieren
al estudio del pensamiento científico específicamente, sin embargo, existen otras
que se orientan hacia el estudio del conocimiento humano globalmente entendido,
de las cuales se pueden mencionar: la epistemología de la virtud, de la moral, de
la religión, la epistemología reformada entre otras.
Estas nuevas modalidades o Neotendencias epistemológicas surgieron del
cruce de las principales corrientes
mencionadas a lo largo de este escrito,
generándose así , al sistematizar esos enfoques epistemológicos, dos variables:
una de tipo gnoseológico, referido a las convicciones acerca de la fuente del
conocimiento, simplificada en dos valores: empirismo / racionalismo. La otra es de
tipo ontológico, referida a las convicciones acerca de las relaciones del sujeto con
la realidad, simplificada también en dos valores: idealismo / realismo. El cruce de
esas variables como lo apunta Padrón, J. (2007), nos lleva tentativamente a
cuatro Enfoques Epistemológicos: el enfoque empirista-realista (mediciones,
experimentaciones, inducción controlada…), el enfoque empirista-idealista
(etnografía,
diseños
de
convivencia,
inducción
reflexiva…),
el
enfoque
racionalista-realista (abstracciones, sistemas lógico-matemáticos, deducción
controlada…) y el enfoque racionalista-idealista (interpretaciones libres, lenguajes
amplios, argumentación reflexiva…)
Cabe resaltar que, como consecuencia, dentro del racionalismo-realista
surge la introducción del elemento socio-histórico en el análisis de la ciencia. Lo
que Reichembach, en los años del empirismo lógico, había planteado como la
diferencia entre “contexto de descubrimiento” y “contexto de justificación”, más la
imposibilidad de que la epistemología considerara el primero de esos contextos,
se revierte ahora, recibiendo importancia los aspectos culturales e históricos.
En esta línea de ideas, Sonntang y otros (citados por Hurtado y Toro 1998),
exponen: “En América Latina, es inaplazable una apertura a la creatividad y al
compromiso histórico de la ciencia y del investigador, ya que nuestra realidad,
nuestros problemas, no sólo exigen ser estudiados, sino resueltos” (P. 22). Lo que
significa que esas nuevas tendencias epistemológicas no sólo requieren ser
integradas y sistematizadas al proceso de construcción de conocimientos, parte
clave de la investigación, sino que son absolutamente necesarias para que
aplicadas a la investigación social proporcionen las respuestas adecuadas a la
problemática del contexto social, lo cual no fue posible con los paradigmas del
modo 1, enunciados por Gibbsons y otros (citados por Sandín, Ma. 2003).
En este orden, Schrôdinger (citado por Martínez, M. 2000), acota al
respecto: que la ciencia actual nos ha conducido por un callejón sin salida y que
“la actitud científica ha de ser reconstruida, que la ciencia ha de rehacerse de
nuevo”, y esto es así porque mientras más de prisa avance el conocimiento y con
él (porque marchan a la par), la ciencia, más de prisa alcanzará sus límites
definitivos e inevitables, como lo interroga Martínez, M. (2000), ¿stamos ante el fin
de la ciencia? entendida en su sentido clásico.
Limitaciones para la aplicación del nuevo paradigma cualitativo
Ante la versión anterior, y pese a la necesidad sentida de la
implementación urgente de las nuevas tendencias epistemológicas antes
reseñadas, es pertinente indicar que en la fase de implementación del paradigma
cualitativo
de
investigación
como
motor
de
las
nuevas
tendencias
epistemológicas, se han presentado limitaciones que han impedido que éste se
consolide definitivamente. Con relación a esos límites o piedras de tranca, está el
expuesto por Martínez (1996): quien señala al obstáculo epistemológico
consistente en
que el investigador se resista a aceptar la subjetividad como
centro de este tipo de investigación social por estar anclado en el paradigma de la
objetividad, cuando pretenda interpretar y dar explicación de la realidad que lo
circunda y de los fenómenos que percibe como coinvestigador.
Conclusiones
Una vez revisada y analizada la historia del pensamiento filosófico y la
evolución paradigmática epistemológica epocal, se han podido conocer
las
causas del surgimiento de las nuevas formas de pensamiento y una nueva
episteme en las concepciones del origen del conocimiento. Asimismo, esta
revisión ha servido para identificar las nuevas tendencias o perspectivas
epistemológicas que pretenden implantarse en el mundo del conocimiento, las
cuales como se ha visto a lo largo de la historia, constituye nuestro legado
filosófico que se remonta a la antigua Grecia y representan una serie de retos y
desafíos que le permitirán a los epistemólogos, investigadores, educadores entre
otros interesados en el tema, transformar el paradigma imperante, ampliar sus
horizontes y perspectivas hacia la interpretación de la acción humana para
adentrarse en el estudio del campo socioeducativo e implementar definitivamente
el nuevo paradigma emergente en investigación social.
Por otra parte y a manera de recomendación, se sugiere que los
estudiantes de postgrados, diplomados, investigadores y epistemólogos del
conocimiento, internalicen de una vez por todas lo que indica Padrón, J. (2007) y
que
se
considera
completamente
de
acuerdo
con
nuevas
tendencias
epistemológicas postmodernas como es que “Las discusiones y decisiones en
materia de ciencia se resuelven sólo en la epistemología teóricamente entendida,
asociada a la historia de las investigaciones empíricas, y no en los seminarios,
manuales y textos de metodología de la investigación”.
Esto significa que en estudios superiores debe considerarse el fundamento
epistemológico como eje primordial en el plano investigativo, por cuanto la
investigación es considerada un recurso esencial para la producción de
conocimientos, lo cual es clave fundamental para el crecimiento y desarrollo de
los países, así como para la emancipación de los colectivos sociales, y esto sólo
se puede lograr si se analizan los nexos entre los contenidos epistemológicos, la
investigación universitaria y la problemática social.
BIBLIOGRAFÍA
Hessen, J. (s/f). Teoría del conocimiento. Traducción de José Gaos. Instituto
Latinoamericano de Ciencia y Artes (ILCA). (Material en línea recomendado
para el diplomado en investigación de la UPEL San Cristóbal por el Dr.
Víctor Díaz Quero).
Hurtado y Toro (1998). Paradigmas y métodos de investigación en tiempos de
cambio. 2da edición. Episteme Consultores Asociados C.A. Venezuela.
Martínez, M. (1996). Comportamiento Humano: Nuevos métodos de
investigación. 2da Edición. México: Trillas
____________ (2000). El Futuro de la Ciencia. Ensayo en (Educación y Ciencias
humanas), Revista de la UNESR. Decanato de postgrado. Año VIII. No. 14.
Padrón, J. (2007). Tendencias epistemológicas de la investigación científica en el
siglo XXI. Universisdad de Chile. Universidad Nacional Experimental Simón
Rodríguez. Caracas. En
Paddron.entretemas.com/Tendencias/TendenciasRecientesEpistemologia_
Padron.pdf –
Sandín, Ma. (2003). Investigación cualitativa en educación: Fundamentos y
tradiciones. S.A.U. Madrid: McGraw Hill Interamericana de España S.A.U.