Las Tres Eras de la Imagen

Las Tres Eras
de la Imagen
Imagen-Materia, film, E-Imagen
[JOSÉ LUIS BREA]
ARTEALAMANO
[ Mediación y Síntesis:
Dis. Escenográficas,
Soledad Temporin ]
“LAS TRES ERAS DE LA IMAGEN.
IMAGEN MATERIA, FILM, E-IMAGEN”
José Luis Brea.
CAPÍTULO III,
E-IMAGEN.
Es posible visualizar el impacto de las imágenes electrónicas en nuestro ambiente inmediato, el cual se ha poblado de ellas, producto de la multiplicación de los innumerables dispositivos de salida, pantallas y proyecciones.
La importancia política que conlleva la presencia de esos nuevos dispositivos es determinante en la redefinición del tejido
social, en cuanto a las relaciones de poder, control, ordenación
y gobierno.
Las imágenes se despla
zan desde cada lugar y
se dirigen hacia cualquier
otro en cualquier dirección, como si en todo lugar
presumieran que puede
haber un dispositivo receptor, un espectador interceptando su tránsito.
Síntesis realizada por Soledad Temporin.
José Luis Brea analiza cómo las distintas formas técnicas, propician modelos diferenciales de producción, distribución y recepción de imágenes desde una perspectiva teórico-crítica. Describe tres eras de la imagen; imagen materia, film, e-imagen.
La era de la e-imagen o imagen electrónica corresponde a
nuestro paisaje actual; situada y alejada de la materialidad.
Tomar en cuenta el posicionamiento del autor implica tomar partido por una re politización activa de la esfera de lo público. A
partir de la constitución de la e-utopía cuya contribución apela
al establecimiento de una cierta democracia directa electrónica.
El observador, lejos
de la concepción del
receptor pasivo,
es obligado a interactuar
con la información circulante
y añade, a su condición de
receptor, el papel simultáneo
de emisor, de productor, y de
proveedor de la propia información.
Las imágenes se presentan como una s e c u e n c i a ción no lineal; lo que ocurre entre una imagen y la que comparece después, no está sujeto por un vínculo de continuidad. No necesitamos
memoria para leer las imágenes-tiempo es por eso que no son buenas para invocar memoria de origen, tampoco para invocar historia.
El autor, además, configura conceptos que serán tomados posteriormente por otros autores; como el término “fantasmización”. Se refiere a la cualidad de las imágenes electrónicas
de ser imágenes mentales; aparecer en lugares de los que inmediatamente se esfuman, su ser es puramente transitorio.
La excepcional pregnancia de las imágenes para condicionar la vida,
vendrá de su naturaleza espectral, de su carácter de fantasmagorías derivando en una lógica de inagotabilidad y de abundancia.
Otro concepto es el de “rizoma”; concurrencia entrelazada de
terminales de emisión y lectura, rizoma ovillado de pantallas infinitas y dispositivos de entrada que controlan sus lanzamientos y aterrizajes en un enjambramiento reticular, que establecen un orden de lecturas que no tiene nada de bio-orgánico.
Ubicuidad. Las imágenes habitan obsesivamente todos los lugares.
“Para la imagen electrónica lo que
concluye de hecho es, entonces, el
sueño de ubicación, la ilusión interesada que decidía que las imágenes debieran ser siempre vistas en lugar. Y
no sólo como imposiciones de objeto,
como formas incrustadas en la materialidad misma de un soporte, y exigiendo, por tanto, darse asociada a él en
su singularidad concreta. Sino presentándose ésta, además, en un lugar, en
un escenario de celebración especifico, bajo la exigencia y el condicionamiento de una determinada espacialidad.” (pag.78)
Para comprender la implicancia e impacto del tema de las imágenes en nuestro contexto inmediato, es determinante el análisis
del nuevo régimen escópico. Desde la perspectiva del autor; no
se propicia la experiencia de las imágenes como bienes abun-
dantes ni ilimitados, sino por medio de la falsa idea de que,
como tantos otros recursos, también imágenes hay, para satisfacer nuestras necesidades sumadas, demasiado pocas.
La e-utopía que propone, sólo podría realizarse partiendo de un
efectivo trabajo de transformación de las condiciones de producción, en relación al sistema de consumo capitalista. Cuestiona el
uso privativo de las imágenes, ya que el valor de las imágenes, para
él, está dado por lo que interconectan, por lo que tienen de intersubjetivas, de no pertenecientes a un sujeto u otro en particular.
Un
bien
que,
lejos
de
presumirse
escaso,
se
reconoce
y
proclama
inagotable,
expansivo.
El valor de las imágenes dependerá de su capacidad de producir e invocar atención y, como tal, de generar
e
irradiar
colectivización
de
los
imaginarios.
La propuesta es clara: innumerabilidad y desubicación para los
objetos, para las imágenes y la producción simbólica. Tendencia
a la indiferenciación de roles perceptivos y emisores para los sujetos. Estos serían los rasgos más característicos de la transformación de nuestro tiempo en lo que concierne a las condiciones
de organización de sentido. El régimen propietario se pone aquí
en cuestión por la falta de una exigencia de ubicación y por no tener condensada su potencia de generación de riqueza alrededor.
La tarea política de nuestra generación, tendrá que ver con la
extensión de los territorios pro-comunes en el campo del conocimiento. Esto significaría enfrentarse al ejercicio de resistencia.
“La producción de formaciones colectivas de subjetividad es, por
excelencia, el horizonte de toda acción política” (Guattari).
El mejor modo sería, el de una comunidad de comunicación,
que pudiera estructurarse genuinamente como productora de
medios y en la que la totalidad de los receptores pudiera efectivamente, a la vez y en las mismas condiciones, producir.
“Los dispositivos contemporáneos de organización del conocimiento hacen que, en
cambio, ese modelo de espíritu –entendido como escenario-cueva de interiorización- resulte, por su parte, cada vez más
obsoleto, a favor ahora de otro rotundamente exteriorizado que es pura puesta en
superficie reticular, y para el que el
proceso fundamental de las síntesis productivas no se producen “hacia adentro”,
Correspondería entonces, desarrollar nuevos modelos de legitimación, como así también nuevas disposiciones del análisis crítico
y epistemológico frente a las nuevas pragmáticas sociales de producción de saber. Las estrategias de lucha con las tecnologías
del ver, atraviesan su empleo tácito, justamente para conseguir visibilizar aquello que se quiere mantener oculto.