No. 25 - Economía y Sociedad - Universidad Michoacana de San

Economía y Sociedad
AÑO XIV/ No. 25 /Enero-Junio de 2010
De la Independencia
a los tiempos modernos:
visiones sobre la economía,
la sociedad y el territorio de México
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Facultad de Economía «Vasco de Quiroga»
Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo
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Economía y Sociedad
es una revista semestral,
abierta al debate, que
impulsa el análisis y la
discusión permanente
de la realidad económica-social con artículos
arbitrados, publicada
por la Facultad de
Economía de la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo
(UMSNH). El contenido de los artículos es
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de los autores. Correspondencia, publicidad
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Publicaciones en red:
http://www.economia.umich.mx
ISSN 1870-414X
Diseño gráfico: Víctor Rodríguez Méndez
CONT E NIDO
Presentación
Abstracts
7
11
Chiapas. La Independencia y la Revolución que
llegaron tarde
Daniel Villafuerte Solís y María del Carmen
García Aguilar
15
El mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. Evidencias y resultados
Jorge Silva Riquer
33
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
María del Pilar Ester Arroyo López
y María de Lourdes Cárcamo Solís
51
Microfundamentos para la economía de la mujer
Fernando Antonio Noriega Ureña
69
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
José G. Aguilar Barceló, Carlos M. Hernández
Campos y Martín A. Ramírez Urquidy
91
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
María Arcelia González Butrón
y Rodrigo Gómez Monge
111
Competitividad de las agroindustrias del limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México
Pablo Adrián Magaña Sánchez, Luz Evelia
Padilla Bernal y José G. Vargas Hernández
139
El fenómeno metropolitano en México
Alfonso Iracheta Cenecorta
153
Convocatoria
180
P R E S E NTACI Ó N
E
sta es la vigésima quinta edición de Economía y Sociedad
y con ella ratificamos el esfuerzo editorial de la Facultad de
Economía por difundir la literatura económica y social que
se piensa y escribe en México y en otros países de América
Latina.
En esta edición presentamos varios artículos para traer a nuestra
memoria la evolución económica y social de México a partir del
proceso de Independencia. Pero no sólo eso, este proceso también se
rememora partiendo de los hechos actuales, es una interesante...
Espiral
… de ida y vuelta que nos conduce por los métodos de la historia. En el primer artículo: Chiapas. La Independencia y la Revolución que llegaron tarde, Daniel Villafuerte y María del Carmen
García, analizan la singularidad de la posición de Chiapas en la
historia de México. No sólo por su pasado colonial vinculado a la
Capitanía General de Guatemala y su anexión a México después
de la Independencia sino por su notable ausencia en el movimiento
de 1910-1920. La carga del tiempo histórico se manifiesta hoy,
a pesar de la Independencia, la Revolución y el levantamiento
zapatista, en una profunda vulnerabilidad que se expresa en una
sociedad rural en crisis, con alarmantes niveles de pobreza y un
éxodo creciente a los Estados Unidos.
No existe, pues, ningún fenómeno aparte de los observados –
como aseguró Niels Böhr,1 por eso hay que considerar las diversas
clases de conocimiento así como las diversas clases de verdad …
en una especie de noúmeno kantiano. La intuición intelectual,
con sus métodos, se expresa claramente en dos escritos que aquí
presentamos: El mercado interno colonial novohispano, siglos
XVIII-XIX. Evidencias y resultados y La evolución histórica e
importancia económica del sector textil y del vestido en México.
En el primero, Jorge Silva hace una reflexión sobre los aportes y
carencias que hoy existen para los estudios del mercado interno
1
Premio Nobel de física en 1922.
7n
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
colonial. Es necesario –dice el autor- centrar la discusión en los
términos teórico-metodológicos indispensables para tener una idea
más acabada sobre la literatura que busca dar una explicación de la
economía novohispana a fines del siglo XVIII y principios del XIX.
Propone entonces recuperar las diversas interpretaciones teóricas
presentadas por especialistas para centrar los asuntos sustanciales
del mercado interno colonial y realizar una discusión en torno a
sus aportes y conclusiones.
En el segundo artículo, María del Pilar Arroyo y María de
Lourdes Cárcamo muestran la importancia económica y social
del sector textil en México. A través del análisis de la evolución
histórica de ese sector señalan que su avance ha estado asociado a
las políticas gubernamentales de apoyo a la inversión extranjera, los
esfuerzos para promover la industrialización del país, los acuerdos
de libre comercio y la situación económica del país. Concluyen
que si bien estos factores favorecieron en ciertos períodos el desarrollo del sector no ha habido esfuerzos concretos para mejorar
las capacidades productivas de las empresas ni para la integración
de la cadena textil-vestido.
Estos diversos enfoques y clases de conocimiento y verdad
nos hace…
Mudar de hito
… y hablar de otros medios para explicar los fenómenos. En
efecto, Fernando Noriega en Microfundamentos para la economía de la mujer, explora la forma en que la teoría tradicional ha
desestimado las diferencias de género en la conducta económica
de los agentes individuales, suponiendo que éstas no modificarían
el axioma de conducta racional. El autor plantea una hipótesis
basada en una condición irreducible de género que permite la
formalización diferenciada de los consumidores. Los resultados
revelan una economía de mercado diferente a la que explica que
los agentes son individuos sin distinción de esa clase. Y no sólo
son las preferencias, la tecnología y las dotaciones iniciales las que
n8
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
determinan los precios tal como supone la teoría económica tradicional, también lo son la composición de género y la distribución
a través de instituciones diferentes al mercado, como las sociales.
De no ser así, una remuneración igual para el trabajo reproduce
las desigualdades de género.
Por otra parte, en Efecto del ciclo económico en la incidencia de
la informalidad: evidencia para México, 1987-1999, José Aguilar,
Carlos Hernández y Martín Ramírez calculan, con base en datos
de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano, las probabilidades
de transición entre distintos estados laborales en México para el
periodo 1987-1999 a través de cadenas de Markov y encuentran
que los niveles de informalidad están vinculados al ciclo económico. También en La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales aplicadas en el
periodo 1981 – 2007, María Arcelia González y Rodrigo Gómez
examinan los cambios producidos en la economía mexicana al
plantear, primero, las características y consecuencias de la reorientación económica debidas a la aplicación de políticas de ajuste
estructural para, después, realizar un breve análisis de la crisis y
aplicación de dichas políticas ya que, subrayan los autores, éstas
son indispensables para entender el proceso de consolidación del
modelo de crecimiento y desarrollo dominante en México con sus
consecuentes y negativos impactos sociales.
Luego Pablo Magaña, Luz Evelia Padilla y José Vargas estudian
la Competitividad de las agroindustrias del limón pertenecientes al
clúster del limón mexicano en Colima, México. A partir del modelo
del International Institute for Management Development, IMD,
diseñan un instrumento de evaluación para determinar el nivel de
competitividad de las empresas agroindustriales del limón ubicadas
en Colima, principalmente Mipymes.
Finalmente, Alfonso Iracheta Cenecorta examina En el fenómeno metropolitano en México, la tarea de la planeación estratégica común que podrían seguir los territorios metropolitanos
en cuanto a la prestación de determinados servicios públicos, la
realización de obras y proyectos en conjunto o la coordinación
9n
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
administrativa entre ellos y con el gobierno federal. Este tema es
estratégico ya que abordarlo amplia las posibilidades reales de
alcanzar acciones coordinadas y concertadas entre los tres ámbitos
de gobierno. El texto alude a estos temas desde una perspectiva
crítico-propositiva.
Con estos trabajos alcanzamos sólo a una parte de la espiral.
Hemos de seguir, como en ediciones pasadas de Economía y Sociedad, compartiendo con nuestros lectores los innumerables y a
veces imperceptibles caminos para colorear nuestra comprensión
de los hechos. Estamos seguros de que así cumpliremos con la
tarea de difundir la cultura y el conocimiento económico y social
de nuestro país y del mundo.
María de la Luz Martín Carbajal
n 10
a b st r acts
 Chiapas. The independence
and the revolution that came late
 The domestic market colonial New
Spain, XVIII-XIX centuries. Evidence
and results
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
Jorge Silva Riquer
Summary
Summary
This paper maintains the unique nature of
the state of Chiapas in Mexico’s history.
Its particular place in the country’s political history, its colonial past linked to the
Capitanía General de Guatemala (General
Captaincy of Guatemala) and its annexation to Mexico after Independence,
as well as its notable absence in the
revolutionary movement of 1910 – 1920,
contributed to a unique style of social interactions and economic development that
condemned a large amount of society, especially peasants and indigenous peoples
to live socially excluded, in poverty and
exploited, which were made evident with
the armed uprising of the Zapatista Army
for National Liberation in January of
1994. The weight of history and time is
manifested today despite the movements
of Independence, Revolution and the Zapatista uprising, in a profound vulnerability
that is expressed through a rural society in
crisis, with alarming poverty rates and an
increasing exodus to the United States.
The interest of this work is to think from
the studios of domestic colonial on inputs
and shortcomings that we have so far, in
that sense then it is necessary to focus
the discussion on the terms methodological theorist indispensable to have a more
finished idea about these works that
have tried to give an explanation of the
novohispana economy in the late 18th
century and early 19th. So we must regain
the various theoretical interpretations presented by specialists that allow us to focus
substantial colonial domestic affairs and
perform a discussion on their contributions and especially conclusions. To start
then locate the contributions made by.
Keywords: Economic history, comparative economic history, domestic market,
world market
Keywords: Chiapas, rural crisis, poverty,
migration.
11 n
a b st r acts
 The historical development and
economic importance of textile
and clothing sector in Mexico
 Microfoundations for the economy
of women
Fernando Antonio Noriega Ureña
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
Summary
The objective of this article is to show
the economic and social relevance of the
textile and apparel sector to the Mexican
capitalism. The contribution of the sector
is demonstrated through an historical
analysis of economic indicators like physical investment, employment generation,
exportation volumes and contribution to
industrialization. The analysis showed the
evolution of the sector has been linked
to governmental policies, foreign investment, strategies to promote industrialization and Mexican general economy. The
study concludes that even though the
previous elements have contributed to the
development of the textile and apparel
sector in certain periods, they have not
improved the productive capabilities of
the firms in the sector or supported the
integration of the textile-apparel chain.
The recovery of the sector calls for the advancement to a full-package and flexible
production, improvements in the security
of transportation and the elimination of
the illegal commerce of foreign clothes.
Keywords: Textile and apparel, historic
evolution, investment, employment,
exports.
n 12
Summary
Traditional theory has misestimated the
differences of gender in the economic behavior of individual agents under the assumption that these would not modify the
axiom of rational behavior. Nevertheless,
here at is proposed a hypothesis based on
an irreducible condition of gender, which
allows the differentiated formalization of
consumers. The results reveal a market
economy quite different from that usually
explained when agents are individuals
without distinctions of that class: In the
first place, prices are not only determined
by preferences, technology and initial
endowments, but also by gender composition; secondly, the distribution through institutions far different from markets, like
social ones, become necessary in order
to compensate the gender disadvantages,
and in third, the result of equal remuneration for equal work, instead of solving,
reproduces them. Thus, one concludes
that as much the theory of prices as their
implications of economic policy, change
considerably under this new analytical
framework.
Keywords: Gender, women economy,
employment, wages.
a b st r acts
 Effect of economic cycles in
the incidence of informality: Evidence
for Mexico, 1987 - 1999
 The stagnation of the Mexican
economy. The results of the structural
reforms implemented in the period
1981-2007
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
Summary
Summary
Using data from the National Urban
Employment Survey we estimate Markov
chains an approximation to the transition probabilities between different labor
statuses, during 1987-1999 in Mexico. It
is found that the informal sector behavior
is linked to the economic cycle. Unregulated outsourcing has become a growing
employment alternative being used as an
anti crisis solution. In addition, much of
the informal microenterprise activities can
be considered as disguised unemployment
following a dualistic vision; however
a small subset has an inverse behavior,
developing microenterprise activities in
a procyclical way related to a legalistic
vision. Perhaps this group has potential
for work in accordance with the law.
In the last three decades there have
been significant changes in the mexican
economy. This article discusses the main
characteristics and consequences of a
deep economic reorientation, with policies of structural adjustment in the 1980s,
and a first inquiry of its main justifications
is carried out from the perspective of the
model itself framed in a market economy,
advancing some critical reflections. It
also puts forth a superficial analysis of the
crisis as well as neoliberal economic policies, since they are considered essential to
understand the consolidation process of
current growth and development models
in Mexico, with their consequent negative
social impacts.
Keywords: Informal economy, unemployment rates, economic cycle, transition
probability, Markov chains
Keywords: Mexican economy, policies
of structural adjustment, market economy,
neo-liberalism.
13 n
a b st r acts
 Competitiveness of agro lemon
belonging to the cluster of Mexican
lemon in Colima, Mexico
 The metropolitan phenomenon
in Mexico
Alfonso Iracheta Cenecorta
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
Summary
The present work refers to study the level
of competitiveness of the Agribusiness
lemon belonging to the cluster of Mexican
lemon in Colima, Mexico on the model
of the IMD (International Institute for
Management Development) and support
theory. The study design and used a measuring instrument according to the above
model adapted to the context variables
in our study, it should be mentioned that
the IMD model was used to measure
the competitiveness of countries and for
this research is generating a new tool
considering the environment of research
are agribusiness enterprises in Colima
Mexican lemon. This research focused
on agro MSMEs type of lemon. Then
through statistical analysis determined the
level of competitiveness of these and what
are the variables or criteria that significantly influence competitiveness.
Keywords: Competitiveness, Agribusiness lemon, MSMEs
Summary
More than half of urban population in
Mexico lives in metropolitan areas where
two or more municipalities or federal
states are primarily responsible for their
government and administration. That’s
why they should reach common planning agreements in order to offer public
services, develop public works and projects and coordinate themselves and with
Federal Government. What is specifically
metropolitan? How can be defined and
distinguished from state and municipal
responsibilities and services?
This issue is central because it is at the
core of the possibilities governments have
to carry on coordinated actions. Issues,
phenomena and sectors to be considered of
metropolitan interest above municipal or
state levels are at first glance the following:
a). Territorial Planning of the Economy;
b). Urban-Metropolitan Development; c).
Roads and Public Transport; d). Ecology
and the Environment; e). Water Supply
and Sewage; f). Waste; g). Security; h).
Risks and Civil Protection. Financing and
fiscal policy are also relevant complex
and slightly studied issues in Mexican
metropolis even though they are strategic
to reach an integrated development. Such
issues have been analyzed from a critical
and propositive perspective.
Keywords: Metropolis, Metropolitan
Coordination / Issues of Metropolitan
Interest.
n 14
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
Chiapas
La independencia
y la Revolución
que llegaron tarde
Dr. Daniel Villafuerte Solís *
[email protected]
Dra. María del Carmen García Aguilar **
[email protected]
Resumen
Este artículo sostiene la singularidad del estado de Chiapas en la historia
de México. Su particular posición en la historia política, su pasado colonial
vinculado a la Capitanía General de Guatemala y su anexión a México
después de la Independencia, así como su notable ausencia en el movimiento de 1910-1920, marcó un particular estilo de relaciones sociales y
desarrollo económico que condenó a buena parte de la sociedad, sobre
todo a los campesinos e indígenas, a vivir en condiciones de exclusión
social, pobreza y explotación, mismas que se hicieron evidentes con el
levantamiento armado de Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en
enero de 1994. La carga del tiempo histórico se manifiesta hoy, a pesar
de la Independencia, la Revolución y el levantamiento zapatista, en una
profunda vulnerabilidad que se expresa en una sociedad rural en crisis,
con alarmantes niveles de pobreza y un éxodo creciente a los Estados
Unidos.
Palabras clave: Chiapas, crisis rural, Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, pobreza, migración.
Clasificación JEL: Z130.
Fecha de recepción:
13 de abril de 2010
Fecha de aceptación:
1 de mayo de 2010
* Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores
anónimos. Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de
los mismos. Profesor-investigador, Centro de Estudios Superiores de México y
Centroamérica, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
* Profesora–Investigadora, CIESMECA –UNICACH. Integrante del Cuerpo Académico Política, Diferencia y Fronteras.
15 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
Introducción
A propósito del bicentenario de la Independencia y del centenario de la
Revolución Mexicana que con tanto despliegue publicitario se anuncia
por parte del gobierno federal, al que se ha sumado el monopolio más
importante de la televisión mexicana, Televisa, surgen las siguientes
interrogantes: ¿Qué tenemos que celebrar? ¿Somos un país con autodeterminación o, por el contrario, hemos pasado a depender de los
Estados Unidos, no sólo económicamente sino también políticamente?
¿Las decisiones sobre temas fundamentales como los energéticos, la
seguridad y los megaproyectos de integración se toman en la Casa
Blanca o en los Pinos? ¿Somos hoy un país democrático y una sociedad
fuerte, o por el contrario, somos una sociedad de contrastes, empobrecida, con grandes carencias y desigualdades, en medio de la cual
unas pocas familias se han enriquecido? Los nubarrones de la crisis
económica, del empleo y la inseguridad parecen ensombrecer las luces
de los festejos oficiales que desde finales de 2009 han comenzado.
En este marco, este artículo plantea las particularidades que hoy
tiene el estado de Chiapas, que se incorporó a México 14 años después
de la Independencia, situación que marcó los rumbos de este territorio
sureño olvidado de la federación, que hoy es visto con nuevos ojos, no
tanto para transformarlo y “emparejarlo” con el desarrollo del resto
de los estados del país, sino fundamentalmente porque constituye un
espacio geopolítico de gran interés para el gobierno de los Estados
Unidos, como contenedor de los males que amenazan la seguridad
nacional de este país: narcotráfico, migraciones, crimen organizado.
El discurso de los gobiernos locales ha pregonado que Chiapas
es el estado más mexicano, que por voluntad propia se incorporó a
la República mexicana. Sin embargo, vale decir que la incorporación
de Chiapas al resto del país es una historia que se forjó desde arriba,
donde los actores regionales y locales no tuvieron mayor protagonismo
que aceptar las negociaciones entre las cúpulas del poder económico y
político. Cada año, el 14 de septiembre, el gobierno de la entidad conmemora la federación de Chiapas a México, antes se decía “anexión”,
un término que revela con mayor realismo la situación de Chiapas
en el concierto nacional. En el 2009 se celebró el 185 aniversario,
como en todas las ocasiones, y esta no fue la excepción, el discurso
oficial se refirió a los rezagos estructurales de la entidad y los retos
que habrá que enfrentar.
Por otra parte, hay consenso entre los historiadores en el sentido
de que la Revolución Mexicana no llegó a Chiapas (véase Benjamin,
1990; García de León, 1994; Gutiérrez, 2004, García, 2005). Por el
contrario, lo que se produjo fue una contrarrevolución que dejó intacta
las estructuras económicas y sociales. Este acontecimiento marcó en
definitiva el devenir histórico de la entidad, como un estado de fuertes
contrastes que se expresan en todos los ámbitos de la vida material y
n 16
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
cultural. En el presente, Chiapas se está emparejando con el resto del
país en sus aspectos más negativos: presencia del crimen organizado, trata de personas, narcotráfico, migración internacional, etc. La
pobreza que ha sido una constante en la estructura de la sociedad se
mantiene sin cambios. A pesar de toda la retórica oficial, los niveles de
marginación y el grado de desarrollo humano, que es la nueva forma de
medición del subdesarrollo, se mantienen en los niveles más bajos del
país. En los municipios donde la mayoría de la población es campesina
o indígena la pobreza aparece con renovada presencia.
Hace casi una década sostuvimos la tesis según la cual Chiapas
estaba condenado al subdesarrollo, que parecía ser víctima de una
especie de maldición bíblica pues desde su anexión a México, en 1824,
no había podido alcanzar los niveles básicos de ingreso, alimentación,
educación y salud (Villafuerte, 2001). Esta afirmación sigue siendo
válida a pesar de todos los acontecimientos ocurridos desde entonces:
casi dos sexenios de gobiernos perredistas, notable incremento de la
inversión pública y el levantamiento armando del Ejército Zapatista
de Liberación no han sido suficientes para cambiar los rumbos de
la historia que comenzó en 1824 y que se terminó de perfilar con la
contrarrevolución “mapachista” de 1914. Esta es la idea central que
sostenemos en este artículo a partir de la situación social, económica
y política de los años recientes.
La ilusión del 94. La segunda revolución que no prosperó
El 1 de enero de 1994, justo el día en que entró el vigor el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ocurre el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La reacción del gobierno federal fue el envío de tropas a Chiapas para
sofocar la rebelión, se llegó a manejar la cifra de 70 mil efectivos
del Ejército Mexicano. La sociedad civil se movilizó para detener
el enfrentamiento y a los 12 días de conflicto armado el gobierno
federal declara de manera unilateral alto al fuego. Luego vinieron los
diálogos de la Catedral y más tarde las negociaciones en las llamadas
mesas de San Andrés, pero los acuerdos no llegaron a concretarse en
las leyes mexicanas (Villafuerte y Montero, 2006). Desde entonces
no hay comunicación oficial entre la guerrilla y el gobierno federal.
Después de un largo silencio, en 2005 el EZLN declara la alerta roja,
pronuncia la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y anuncia que
a partir de enero de 2006 iniciaría una movilización por todo el país
bajo el lema de “La Otra Campaña”. Hasta hoy no se ha realizado
una evaluación de los resultados de las movilizaciones del EZLN por
todo el territorio nacional, sin embargo, lo que resulta revelador es
que en 2009 y 2010 las conmemoraciones del alzamiento zapatista no
tuvieron la fuerza mediática que presentaron en el pasado.
Desde la fracasada Ley Cocopa el EZLN concentró sus esfuerzos en
17 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
la construcción de la “autonomía”, un proyecto que se venía perfilando
desde los comienzos del levantamiento armado. A dieciséis años de
distancia es válido preguntarse si la autonomía va y si es un modelo
viable no sólo para los indígenas zapatista de Chiapas sino también
para otras regiones de México. Esta es una pregunta compleja que
requiere tener una serie de elementos empíricos, además de conocer
a fondo el proyecto que está detrás del impulso de los procesos autonómicos. Ruiz y Burguete se preguntaban en el 2003: ¿Son viables
los regímenes de autonomía en las regiones indígenas? La respuesta
fue: “hasta hace solamente diez años la posibilidad de la autonomía
indígena gozaba de poca simpatía y, más bien, en su momento fue
ampliamente incomprendida y hasta condenada” (2003:64) ¿Es pertinente formularse la misma pregunta en el 2010, en el marco de la
conmemoración del centenario de Revolución Mexicana?
En lo últimos años la idea de autonomía se ha popularizado,
incluso en otros países de América Latina. Es el caso de sectores de
clase media y empresarial de Bolivia que han declarado la autonomía
de la región de Santa Cruz, como respuesta al proyecto impulsado
por el presidente Evo Morales que goza de amplio respaldo en los
sectores indígenas y campesinos de ese país andino. En el caso de
México, la idea de autonomía, en sus diversas versiones, que va
desde la coexistencia con estructuras y programas gubernamentales,
hasta planteamientos más radicales como es el caso del zapatismo,
donde hay un esfuerzo genuino por cambiar las relaciones sociales al
interior de las comunidades y su vínculo con el exterior, el proceso
puede ser más o menos complejo, dependiendo del grado y de sus
fines últimos. El proyecto zapatista es el más complejo, es una visión
de largo aliento que tiene detrás un proyecto político anticapitalista y
anti neoliberal. Aquí reside la principal dificultad de su construcción,
no sólo por tener un contexto nacional e internacional desfavorable
sino también por enfrentar la oposición de grupos indígenas que no
simpatizan con la causa zapatista y con sus estrategias.
Se sabe poco del funcionamiento real de los municipios autónomos, la literatura sobre la autonomía zapatista no aporta elementos de
juicio sobre sus tensiones y avances, se limita en muchos de los casos
a tomar posición a favor o en contra. Sin embargo, se puede decir que
es un modelo de organización social y política que corresponde a una
lógica comunitarista, que en el ámbito económico parece tener poca
consistencia y esto es precisamente el Talón de Aquiles del proyecto
pues uno de los ejes fundamentales para hacer viable todo proceso
autonómico es la base material que permita autocentrar la reproducción
económica y social.
¿Qué han ganado las comunidades a partir del levantamiento
zapatista? ¿Cómo podemos medir el grado de autonomía? ¿Cuáles
son sus indicadores de bienestar? ¿La construcción de la autonomía
está libre de tensiones y conflictos? ¿La autonomía ha logrado más
n 18
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
adherentes? ¿El modelo se ha logrado replicar en otras regiones de
Chiapas y fuera del estado? Estas son algunas interrogantes que suscitan hablar de autonomía zapatista, que entendemos como un proceso
complejo y de largo aliento.
Los zapatistas han concentrado sus esfuerzos en la construcción de
la autonomía, dirigido fundamentalmente en los ámbitos de la educación y la salud. Se trata de una educción alternativa a los programas
oficiales, que incorpora la cultura local y las dimensiones política,
ideológica y económica, con respeto a la diversidad de lenguas (Antón,
2008). Este proceso no ha estado exento de dificultades, tanto en el
terreno de los recursos humanos y financieros como de un entorno
tenso no sólo por la presencia de las fuerzas armadas, sino también por
el trabajo de las instituciones gubernamentales y las propias organizaciones sociales que cohabitan en los territorios de influencia zapatista
y disputan los recursos, principalmente la tierra y el agua.
La tierra es un recurso crítico para la sobrevivencia: en los primeros
años del movimiento zapatista fueron invadidas muchas propiedades
particulares, que fueron repartidas y trabajadas en colectivo. Sin
embargo, en los últimos años, frente a la falta de definición jurídica
por parte de los gobiernos federal y estatal, las tierras en manos de las
bases de apoyo zapatista han comenzado a ser disputadas por grupos
de campesinos de distinta filiación política, más cercana a posiciones
oficiales.
El enemigo interno más visible de los zapatistas son las organizaciones que no simpatizan con el proyecto zapatista y que cuentan
también con sus bases de apoyo. Una de estas es la Organización para
la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (OPDDIC), creada
en 1998 y que el 8 de marzo de 2008 el gobierno de Chiapas detuvo
a 26 de sus miembros. Otra agrupación es la Organización Regional
de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO).1
En el ámbito local el EZLN trabaja en el proyecto de autonomía, y en el nacional e internacional concentra sus esfuerzos en la
acumulación de esfuerzas de izquierda, cuyo referente actual es la
1
Algunos ejemplo recientes de las tensiones entre zapatistas y las organizaciones citadas
son las siguientes: el 5 de enero de 2009 bases de apoyo del EZLN se enfrentaron con militantes de la ORCAO con saldo de 5 heridos, los hechos ocurrieron en el ejido Abasolo
donde los zapatistas pidieron que les fuera restituido un predio de 500 hectáreas que les
pertenece (La Jornada, 6 de enero de 2009); el 9 de enero se reporta el enfrentamiento
entre zapatistas y campesinos de la organización COCICEL por la disputa de un predio
llamado “Agua Azul, localizado en la cañada de Taniperlas, el saldo fue de al menos
15 heridos (Notimex, 9 de enero de 2009); el 2 de febrero la ORCAO denuncia que
bases de apoyo zapatista incendiaron cinco viviendas en las inmediaciones del nuevo
centro de población Jetjá, en el municipio de Ocosingo (Cuarto Poder, 2 de febrero de
2009). Elio Henríquez y Ángeles Mariscal del diario La Jornada (8 de febrero de 2010)
reportan que el día 7 de febrero de 2010 “al menos cuatro indígenas resultaron heridos
de bala y ocho más con armas punzo cortantes (uno de ellos de gravedad) durante la
riña entre bases del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) e integrantes
de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic)
por la posesión del predio Bolón Ajaw”.
19 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
Sexta Declaración de la Selva Lacandona y La Otra Campaña. La
autonomía se construye en medio de muchas carencias materiales y
de un contexto económico y sociopolítico definido por las relaciones
de mercado y del dinero.
Al cumplirse casi cuatro años de la Sexta Declaración de la Selva
Lacandona (13 de julio de 2005) –la otra campaña cumplió tres años
en 2009–, se reconocen avances pero también las carencias: “Se ha
mejorado la salud y la educción aunque todavía falta un buen tanto
para ser lo que deber de ser, igual con la vivienda y la alimentación, y
en algunas zonas ha mejorado mucho el problema de la tierra porque se
repartieron las tierras recuperadas a los finqueros, pero hay zonas que
siguen sufriendo por falta de tierras para cultivar”. Esto evidencia que
los problemas estructurales no son fáciles de resolver, la ausencia de una
base material sólida constituye un grave obstáculo para construcción
de la autonomía. A quince años del levantamiento armado, el comandante David señaló: “Nuestras autoridades han tratado de resolver los
problemas de nuestros pueblos y algunas de las múltiples necesidades
de nuestras comunidades, pero la gran parte de nuestras necesidades
siguen sin soluciones. El hambre, la miseria y las enfermedades van
aumentando día con día” (La Jornada, 2 de enero de 2009).
La crisis que dejó al descubierto la pobreza y la desigualdad
A partir de la década de los noventa la crisis rural en el sur de México,
y de manera particular en Chiapas, alcanzó niveles de profundidad que
prácticamente desestructuró las instituciones básicas como la familia y
la comunidad. Es una crisis de la producción rural, del sistema agrario
y de las organizaciones campesinas, una crisis profunda que trastoca
los valores fundamentales de cohesión social, de la solidaridad y de las
relaciones presenciales. Esta crisis que se venía gestando años atrás
adquiere dimensiones profundas con la puesta en marcha de un paquete
de medidas económicas de corte neoliberal –en las que se incluye la
entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN)– que generan impactos irreversibles en el campo y en las
economías campesinas, presionando a las organizaciones a la búsqueda
de alternativas centradas en sus propios esfuerzos y recursos. El movimiento social, en particular el levantamiento zapatista, no logró que
las políticas neoliberales al menos fueran revisadas a fin de atender los
problemas más urgentes de las familias campesinas, por el contrario tales
políticas se han venido profundizando con un enorme costo social.
Un estado como Chiapas, cuya población es mayoritariamente
rural, resulta altamente vulnerable frente a la apertura comercial y la
desregulación económica toda vez que se produce un cambio en la
política económica y social, que reduce los subsidios, los créditos,
los apoyos en la comercialización y la asistencia técnica. En una
palabra, los productores, sobre todo los del sector social, quedan
n 20
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
desprotegidos frente al mercado que se rige por las reglas impuestas
por los monopolios.
La crisis rural alcanzó un punto de inflexión en enero de 1994 al
conjuntarse tres fenómenos: 1) el levantamiento armado del EZLN; 2)
la entrada en vigor del TLCAN, que presupuso una serie de reformas
legales, entre las más importantes la reforma al artículo 27 Constitucional en materia agraria; y 3) la caída de los precios de los principales
productos destinados a los mercados nacional e internacional: café,
plátano, cacao, entre otros.
La crisis de precios de los productos agrícolas, los conflictos agrarios propiciados por el levantamiento zapatista y la crisis financiera de
finales de 1994 propiciaron una caída brutal del valor real del PIB del
sector primario (-5.4 por ciento en 1994, -3 por ciento en 1995 y -1.3
por ciento en 1996, con relación a 1993). A partir de 1997 se inicia
una lenta recuperación, pero sin alcanzar los niveles de crecimiento
registrados en la década de los ochenta. De hecho, en los últimos años
hemos visto crecer el campo a un ritmo mucho menor.
Más allá de la caída del PIB sectorial, la naturaleza de la crisis
rural es estructural y tiene que ver con la obsolescencia del modelo
productivo basado en cultivos básicos, plantaciones comerciales y la
práctica de una ganadería bovina extensiva que genera muy pocos
empleos. El modelo de ganadería extensiva empresarial se trasladó
al sector campesino, a través de la explotación directa por la vía de la
reconversión productiva de áreas de maíz a pastizales y mediante la
renta de las tierras ejidales a pequeños propietarios.
El comportamiento de la crisis tiene diversos caminos, uno de
ellos se manifiesta en el éxodo de indígenas y campesinos hacia las
ciudades de Chiapas, a las entidades de la frontera norte y a Estados
Unidos. Otro tiene que ver con la caída de los rendimientos de los
principales cultivos, sobre todo de granos básicos, que siguen teniendo
la mayor importancia para los campesinos por la ocupación de tierras,
el empleo de mano de obra y la alimentación.
En el contexto de la crisis, la estructura agraria sufre un cambio
importante frente a la fuerza del movimiento campesino, que en el
contexto del levantamiento del EZLN realiza una serie de invasiones a
propiedades privadas. El resultado fue el reparto de tierras a una gran
cantidad de campesinos por vía de las compras de tierras a propietarios,
que en su mayoría habían sido invadidos. Para decirlo en otras palabras, se produce en Chiapas un fenómeno de recampesinización. Sin
embargo, el problema de la crisis agraria y agropecuaria no se resuelve
con la transferencia de tierras. Sencillamente porque el nuevo contexto
de apertura comercial y de políticas hacia el campo tienen profundas
implicaciones en la producción y en la vida de los productores. Y sin
embargo, la tierra sigue siendo tema central en Chiapas.
En el problema de la tierra hay por lo menos tres fenómenos
que se articulan: 1) la existencia de organizaciones campesinas que
21 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
siguen reivindicando el derecho a la tierra, 2) la necesidad real de
tener un pedazo de tierra frente al crecimiento de la población rural
y la falta de empleo, y 3) la conflictividad agraria no es el resultado
de la indefinición jurídica que se expresa en la ausencia de títulos de
propiedad y en la precisión de límites entre municipios y ejidales, sino
de la ausencia de un modelo económico que resuelva el problema del
empleo y de las aspiraciones de la gente del campo.
Hasta el 2006 casi el 62 por ciento de las tierras en Chiapas estaban
en manos de los campesinos, mientras que la propiedad privada equivale a 2 millones 44 mil hectáreas. Sin embargo, la conflictividad agraria
sigue presente. A pesar de que la migración de chiapanecos a Estados
Unidos, a los estados de la frontera norte y al Caribe mexicano, se
convirtió en un factor decisivo de distención en el campo chiapaneco,
la demanda agraria y los conflictos por la disputa de tierra ocupadas
durante los años del movimiento zapatista, continúan: el subsecretario de Asuntos Agrarios de la Secretaría del Campo del gobierno de
Chiapas, declaró que 894 grupos de campesinos han solicitado a la
Secretaría de la Reforma Agraria la entrega de 193 mil 63 hectáreas.
El funcionario aseguró que la conflictividad agraria alcanza las 181
mil 511 hectáreas (Expreso Chiapas, 16 de abril de 2008). Esta es una
cantidad equiparable a la superficie comprada por la autoridad agraria
federal para solucionar el problema de las invasiones que ocurrieron
al calor del levantamiento zapatista.
La Secretaría de la Reforma Agraria constituyó el programa denominado Conflictos Sociales en el Medio Rural (Cosomer) y en este
marco se formó en Chiapas un grupo especial para atender todo tipo de
denuncias. Sin embargo, el delegado de esa dependencia en Chiapas
aclara que la “Reforma agraria ya no adquiere predios, propiedades,
lo que hacemos nosotros es dar una contraprestación a aquellas personas que ya sea quieran desocupar una superficie o bien aquellos
propietarios que quieran dejar una superficie, es una contraprestación”
(Cuarto Poder, 6 de enero, 2009).
Actualmente, hay por lo menos tres conflictos agrarios que sobresalen en el Chiapas rural de fines de la primera década del siglo XXI:
el conflicto entre Chalchihuitán y Chenalhó, cuyo enfrentamiento ha
costado ya un muerto; en este conflicto, considerado como foco rojo
por la Secretaría de la Reforma Agraria, involucra a 800 hectáreas y
una población de 3,568 personas. Asimismo, aparecen los conflictos en
el municipio de Venustiano Carranza que implica la disputa por 1,187
hectáreas y el de Nicolás Ruíz que involucra a tres municipios y 785
hectáreas. Finalmente, destaca el asunto de la Comunidad Lacandona,
un problema complejo, que aunque aparece como una disputa agraria
en realidad está revestido de un componente geopolítico relevante,
en el que hay diversos actores entre los que destacan bases de apoyo
del EZLN. De acuerdo con la Secretaría de la Reforma Agraria,
este conflicto tiene poco más de 33 años, la superficie disputada es
n 22
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
de 118,387 hectáreas y el número de sujetos es de 3,584. Pese a las
declaraciones triunfalistas de la administración del gobernador Pablo
Salazar (2000-2006), el conflicto todavía está lejos de resolverse, a
mediados de 2008 la Reforma Agraria reportó un avance de poco más
del 50 por ciento (Véase Ascencio, 2008). A estos casos habrá que
agregar los invasiones en la zona de influencia zapatista, las disputas
de tierras entre bases zapatistas y grupos antagónicos en puntos de
gran valor escénico como es el caso de Agua Azul.
La reforma agraria prácticamente termina en el año 2000 con la
“ejidalización” de las tierras entregadas a los campesinos vía compra
a propietarios privados que fueron invadidos en los años 1994-1996.
Aun así, la cuestión agraria en Chiapas, a cien años de la Revolución
Mexicana, sigue siendo un tema sensible debido al desfase histórico y
a la falta de opciones de empleo en otros sectores de la economía.
Con la entrada en vigor del TLCAN, la crisis del campo se profundizó. La reducción de los apoyos gubernamentales al campo, así
como la reestructuración de las instituciones dedicadas al fomento de
la producción agropecuaria, devino en una crisis del campo y de los
campesinos. En muchos casos, vender la parcela o rentarla ha significado la posibilidad de tener un ingreso para emigrar a los Estados
Unidos. La tierra dejó de ser un factor de arraigo para los campesinos
y se convirtió, en algunas regiones, en una mercancía que puede ser
vendida. Para el caso de Chiapas, si bien la tierra no se ha privatizado2
ha dejado de ser la principal fuente de recursos, hoy es complementaria
a los ingresos generados por la migración a Estados Unidos, el trabajo
asalariado y la economía informal en los centros urbanos.
La apertura del mercado, y en particular las importaciones de
granos básicos, ha hecho cambiar la geografía de la producción. Las
áreas antes fuertemente productoras se han convertido en tierras para
el ganado bovino y en zonas de expulsión de migrantes. Aunado a
la apertura, el deterioro de las tierras de cultivo, la falta de apoyos
gubernamentales a la producción hacen que los campesinos jóvenes
centren sus expectativas en la migración hacia Estados Unidos.
El campo no es una alternativa para el campesino frente a un entorno
macroeconómico de apertura comercial y de reducción sustancial de los
programas de apoyo al campo. Hoy las remesas de la migración están
ocupando el lugar que tenía la parcela en la reproducción de la familia.
La pérdida de capital humano para el país, el desarraigo, el alto nivel
de riesgo que significa cruzar la frontera y buscar empleo en Estados
Unidos, son algunos costos asociados a la migración, que por cierto
no entran en la elaboración de las Cuentas Nacionales.
Los defensores del TLCAN, los que sostienen que no es posible
y necesaria la renegociación del capítulo agropecuario, argumentan
El Programa de Certificación de Derechos Ejidales (PROCEDE), cuyo objetivo, en
última instancia, era convertir la tierra ejidal en una mercancía, ha marchado con un
gran rezago con respecto a otras entidades del país.
2
23 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
que México ha ganado con la apertura comercial. El fundamento es
que el país mantiene un superávit comercial con Estados Unidos y es
beneficiario de mayor inversión extranjera directa. Sin embargo, es
necesario preguntarse quiénes se han beneficiado con la apertura de
los mercados: en 2004 las exportaciones totales sumaron 187,998.6
millones de dólares, de los cuales 46.25 por ciento correspondió a la
industria maquiladora y 11.3 por ciento a las exportaciones de petróleo
crudo; en otras palabras, casi 58 por ciento del valor de las exportaciones dependen de las maquiladoras y del petróleo. En el 2006, las
cifras del Banco de México reportan 249,997.2 millones de dólares
por concepto de exportaciones totales, donde la industria maquiladora
contribuyó con el 44.7 por ciento y el petróleo con 13.9 por ciento,
es decir, en este año nos acercamos al 59 por ciento del valor de las
exportaciones concentrados en dos sectores.
Por otra parte, el TLCAN ha generado una creciente dependencia
alimentaria que vulnera la soberanía del país y genera la ruina de
los productores con menos tierras y escasez de recursos financieros:
el déficit en la balanza comercial agroalimentaria creció en 263 por
ciento, al pasar de 1,161 millones de dólares en el año 2000 a 4,222
millones de dólares en 2007 (Siap-Sagarpa, 2009). En medio de un
proceso de crisis energética, los granos básicos se han convertido en
una fuente generadora de combustibles. Sin embargo, esto no hace
más que agravar la crisis rural, pues se traduce en un incremento en el
nivel de precios. La dependencia, como ya se vio en el 2007, generó
un fuerte problema al incrementarse los precios del maíz ante el uso
de este grano para producir biocombustibles en Estados Unidos.3
Con el TLCAN se ha duplicado la importación de cereales. El
incremento de los precios del maíz ha hecho que el valor de las importaciones de este grano se haya incrementado en más de tres veces,
entre 1994 y 2006. En el periodo 2004-2008 observaremos que el costo
de las importaciones de este cereal se multiplicó por cuatro ya que
en el último año se rebasó los 2 mil millones de dólares. En 2008 se
importó poco más de 9 millones de toneladas de maíz, con valor de
2,391.4 millones de dólares, una cantidad superior en más de 6 veces
a lo importado en 1994.
Desde 2003 se viene presentando en el país un déficit de aproximadamente 7 millones
de toneladas para satisfacer la demanda industrial y pecuaria. La producción nacional
es de aproximadamente 22 millones de toneladas, de las cuales 15 millones se producen en terrenos de temporal y sólo para la elaboración de las tortillas se consumen
alrededor de 11 millones, lo cual supondría autosuficiencia. Sin embargo, la demanda
de la industria pecuaria (cerdos, ganado vacuno y aves) ha aumentado el consumo
de maíz blanco producido en México porque el precio del maíz importado (amarillo)
sufrió un incremento de aproximadamente 40% en 2005. A esto hay que agregar que
en el mismo año se consumieron 39 millones de toneladas de maíz de los 300 millones
que produce Estados Unidos, para la producción de energéticos y se espera que para el
2012 se transformen 70 millones de toneladas de maíz, para producir 28 millones de
litros de bioetanol (Villafuerte, 2007).
3
n 24
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
Política agrícola y des-movilización campesina
El movimiento zapatista no provocó cambios en la política agraria y
agrícola. Las reformas al artículo 27 Constitucional en materia agraria
no sufrieron la más mínima modificación. Las invasiones de más de
200 mil hectáreas que se produjeron en los años 1994-1996 fueron
resueltas mediante la compra de tierras a los propietarios privados,
que a través de la constitución de fideicomisos fueron adquiridas y
entregadas en copropiedad a los campesinos, con la intermediación
de sus respectivas organizaciones (Villafuerte, et al, 2002).
Más allá de la entrega de parcelas, la política agrícola no se modificó. Por el contrario, se siguió alentando una estructura productiva
basada en tres cultivos: maíz, frijol y café. Los dos primeros orientados
al mercado nacional y al autoconsumo, y el tercero al mercado nacional
y la exportación. Estos tres cultivos ocupan más del 80 por ciento de
la superficie agrícola y generan el mayor número de empleos.
Así mismo, a pesar de la debacle de los precios internacionales del
café, que ocurrió a mediados de 1989, con impactos dramáticos en la
economía de los productores y sus familias –considerado en algunos
países productores como un asunto de seguridad nacional por cuanto
podría traducirse en fuertes presiones sociales que desbordarían a las
instituciones–, se registra una tendencia al crecimiento de la superficie
cultivada del orden del 16 por ciento entre los años 1994-2007. Esta
situación estaría revelando que los productores no pudieron encontrar
opciones productivas para reconvertir las áreas cafetaleras hacia otros
cultivos de mayor rentabilidad y también muestra la incapacidad de
los gobiernos estatal y federal para cambiar la política económica con
miras a inducir un cambio en el patrón productivo. Además, la crisis
del café constituyó uno de los factores de mayor peso en el desarrollo y
consolidación de los flujos migratorios de chiapanecos y veracruzanos
a Estados Unidos. Hoy Chiapas y Veracruz son los estados del sur más
dinámicos en cuanto a flujos migratorios hacia Estados Unidos.
Caso contrario ha ocurrido con la producción de granos básicos
(maíz y frijol). La superficie cosechada de maíz cayó en 5.7 por ciento
en el periodo 1994-2007, pero en los últimos años los datos son aún
más inquietantes entre 2004 y 2007 la frontera maicera se contrajo
en 23.2 por ciento, es decir se dejó de cultivar poco más de 200 mil
hectáreas.
La Sagarpa confirma la baja tendencial en la superficie sembrada
de maíz en 2008 con implicaciones significativas en el volumen de
la producción. La superficie cosechada para ese año fue de 598,270
hectáreas y la producción 1, 176,569 toneladas. Esto significa una
reducción del orden del 30.6 por ciento en la superficie con relación
al año 2004 y una diminución de la producción del 13 por ciento.
Sin duda alguna, uno de los cambios más importantes en la
agricultura chiapaneca ha sido la geografía de la producción de
25 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
maíz, que en los últimos 25 años ha cambiado sustancialmente. La
apertura comercial y las políticas agrícolas han inducido cambios
en el comportamiento de la producción, de manera que los antiguos
municipios productores, donde los campesinos medios constituían
el sector más dinámico, como son Ángel Albino Corzo, Cintalapa,
Jiquipilas, Tapachula, Villa Corzo y Villa Flores, han dado paso a
nuevos municipios constituidos por campesinos de subsistencia y
de autoconsumo. En 1981, estos seis municipios aportaban 40.2 por
ciento de la producción de maíz en Chiapas y en 2006, a 25 años de
distancia, sólo contribuyeron con 17.6 por ciento de la producción
estatal. El maíz deja de ser rentable y las tierras son abandonadas por
los campesinos que emprenden el viaje a Estados Unidos en busca de
trabajo. En seis años, la superficie maicera se redujo en 54 por ciento,
mientras que el ganado bovino aumentó en casi 20 por ciento.
Las estadísticas oficiales indican que Chiapas aportó en el 2006
alrededor del 7.23 por ciento a la producción nacional de maíz, con
casi 1.6 millones de toneladas. Estas cifras colocan a la entidad en el
cuarto lugar en el conjunto de las entidades federativas. Sin embargo,
ha quedado muy rezagado con respecto a estados como Sinaloa,
Jalisco, El Estado de México, incluso Guerrero, situación que contrasta
con años anteriores al TLCAN. Chiapas y Veracruz, los estados con
mayor flujo migratorio a Estados Unidos, presentan una dramática
disminución en la producción de maíz.
En lo que respecta a la superficie cosechada de frijol se observa una
tendencia creciente entre 1994 y 2004; sin embargo, a partir del último
año se registra una caída del orden del 9.6 por ciento, que bien podría
interpretarse como parte de la tendencia al abandono de producción
de alimentos básicos frente a la falta de apoyos gubernamentales en
un entorno de apertura comercial.
Por otra parte, en el campo se están dando cambios significativos
en el ámbito de la organización de la producción. El mercado y las
políticas de corte neoliberal han permitido un giro en la concepción de
las organizaciones que ahora están preocupadas en la producción y en
la búsqueda de estrategias para aumentar sus ingresos, abandonando
los ámbitos de la organización social, política y cultural (es el caso de
los productores de café, de los floricultores y quienes están impulsando
proyectos de ecoturismo en la zona de la Selva). Se camina hacia un
aprendizaje de corte empresarial, sobre todo en proyectos turísticos
o eco-turísticos y de producción de café, donde el gobierno otorga
apoyos en infraestructura, subsidios y otros apoyos, pero también
donde se registra participación de empresas transnacionales como Starbucks en la comercialización del café, aprovechando la organización
de los productores como ocurre en ciertas zonas de la Sierra.
n 26
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
Migración y pobreza como expresión de la crisis
La migración de la población joven dentro y fuera del país, así como la
profundización de la pobreza son expresiones inequívocas de la crisis
que afecta al campo. No hay datos precisos pero existen evidencias
empíricas sobre el incremento de los flujos migratorios, que puede
verse reflejado en el incremento de las remesas familiares. Encontramos, por ejemplo, un dato muy interesante generado por el Censo
Agropecuario 2007 y IX Censo Ejidal publicado en 2008, que revela
que la mayoría de los jóvenes en 500 ejidos y comunidades de Chiapas
(poco más del 20 por ciento del total) se han marchado: en 141 han
emigrado hacia áreas urbanas del país y en 282 hacia Estados Unidos,
el resto (77) hacia áreas rurales del país. La cifra puede aumentar con
la reciente crisis económica. La migración de jóvenes es aún más grave
en los estados de Guerrero y Oaxaca: en el primero alcanza casi 49
por ciento de las localidades y en el segundo es de poco más de 43
por ciento (cuadro 1).
Cuadro 1
Ejidos y comunidades totales y sin permanencia de la mayoría
de los jóvenes según lugar de destino
EstadoTotal ejidosNúmero de ejidosDentroA EE.UU.A otro país
y comunidades
y comunidades sin
del país
permanencia de la
mayoría de los jóvenes
Nacional
Chiapas
Guerrero
Oaxaca
28,541
2,495
1,087
1,474
12,997
500
531
637
4,175
218
63
213
8,805
282
457
423
17
----1
1
Fuente: INEGI Censo Agropecuario 2007, IX Censo Ejidal, 2008.
La migración en Chiapas es un fenómeno que también abarca zonas
zapatistas. Con o sin permiso del EZLN los jóvenes abandonan sus
comunidades en busca de ingresos. Se sabe que la organización no
concede permisos para irse a Estados Unidos. Rigo, un indígena
tzeltal base zapatista, refiere que los gobiernos autónomos solo dan
un máximo de quince días al militante zapatista para que salga a
trabajar a otro estado del país. De preferencia no debe salir: hay que
construir un mundo diferente desde la propia tierra o el lugar donde se
vive (Sánchez, 2007). Sin embargo, la pobreza constituye el principal
incentivo para que la población salga de sus comunidades.
Una de las razones que motivaron el levantamiento zapatista fue
la situación de pobreza. La realidad actual no ha cambiado sustancialmente, Chiapas mantiene el mismo lugar en Desarrollo Humano en el
conjunto de las entidades del país, es decir, el último. Como se puede
27 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
observar en el cuadro 2, Chiapas es, junto con Guerrero y Oaxaca el
que tiene mayor población en los tres ámbitos de la pobreza: alimentaria, de capacidades y de patrimonio. Esta situación se profundiza
en las áreas rurales e indígenas.
Cuadro 2
Estimación de la población en pobreza nacional y estados seleccionados, 2005
(Cifras absolutas)
Entidad
federativa
Población Total
(miles de personas)
Población en
miles de personas
Pobreza de
capacidades
Pobreza de
patrimonio
Nacional
Chiapas
Guerrero
Oaxaca
103,263
4,293
3,115
3,507
18,954
2,018
1,309
1,338
25,670
2,399
1,563
1,645
48,896
3,248
2,187
2,385
Fuente: Estimaciones del CONEVAL, con base al Conteo de Población y Vivienda, 2005.
A 16 años del levantamiento armado los niveles de pobreza y marginación de la población chiapaneca y en particular indígena siguen
siendo muy altos. En la lista de los 20 municipios más pobres y
marginados de México 11 (55 por ciento) se encuentran en Chiapas,
todos con población mayoritariamente indígena: Santiago el Pinar,
San Juan Cancuc, Chanal, Chalchihuitán, Oxchuc, Tenejapa, Huixtán,
Aldama, Pantelhó, Tumbalá y Larraínzar. La pobreza alimentaria
de estos municipios afecta la mayoría de la población, que va en un
rango de entre 84 y 78 por ciento (véase CONEVAL, cuadro 3), que
en números absolutos equivale 176,600 personas.
Cuadro 3
Estimación de la población en pobreza nacional y estados seleccionados, 2005
(Cifras relativas)
Entidad
Población
total
Porciento de la población total
Pobreza
Pobreza de
alimentaria
capacidades
Pobreza de
patrimonio
Nacional
Chiapas
Guerrero
Oaxaca
18.35
47.00
42.02
38.15
47.35
75.65
70.20
68.00
100.00
100.00
100.00
100.00
24.85
55.88
50.17
46.90
Fuente: Estimaciones del CONEVAL, con base al Conteo de Población y Vivienda, 2005.
n 28
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
Por otra parte, encontramos una correlación positiva entre crisis
agrícola –en particular de la agricultura campesina de subsistencia–, la
pobreza y el incremento de las remesas. Además, hay otro elemento que
puede verse como el reflejo de la precariedad de las condiciones materiales y la pobreza, que es justamente la existencia, en estos estados
del sur de México, de importantes movimientos sociales: Guerrero es
origen de la guerrilla en los años setenta, que luego se transformó en
lo que hoy se conoce como Ejército Popular Revolucionario (EPR)
y que estuvo presente en el levantamiento zapatista; en Oaxaca tiene
su asiento el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y
la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que agrupa a
más de 30 organizaciones; y en Chiapas el conocido Ejercito Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) surgido el 1 de enero de 1994.
La migración y las remesas actúan una válvula de escape y han sido
un factor de desmovilización social. Podemos ver una correspondencia
entre el crecimiento de las remesas y el relajamiento del movimiento
social y campesino, salvo en el caso de Oaxaca protagonizado por los
maestros en la APPO. Por lo demás, en Chiapas durante los últimos
ocho años no se han dado conflictos de carácter regional o estatal,
aunque encontramos algunos en ámbitos muy localizados.
Cuadro 4
Remesas familiares en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, 2004-2008
Estado
Chiapas
Guerrero
Oaxaca
Total
Nacional
% respecto al total nacional
2004
500.3
826.3
804.0
2,130.6
16,612.9
12.82
2005
655.3
957.4
1,002.2
2,614.9
20,034.8
13.05
2006
807.6
1,157.4
1,198.1
3,163.1
23,053.75
13.72
2007
906.6
1,418.6
1,420.7
3,745.9
26,075.9
14.36
2008
800.1
1,401.9
1,456.9
3,658.9
25,144.5
14.55
Fuente: Banco de México. Sector externo
Es interesante observar la relación entre la producción de granos
básicos y las remesas. Entre 2004 y 2008, contrariamente a lo que
ocurre con la producción de maíz, se registra una tendencia al incremento de las remesas. En el caso de Chiapas hay un salto espectacular
en el monto de los envíos, como se puede apreciar en el cuadro 4,
al registrar un aumento de poco más del 80 por ciento entre 2004 y
2007. Asimismo, los estados de Guerrero y Oaxaca, que junto con
Chiapas conforman el triángulo de la pobreza extrema en México,
experimentan un incremento superior al 70 por ciento.
Sin embargo, a partir de 2007, en un contexto de recesión económica en Estados Unidos, comienza una tendencia a la baja en los
migradólares, de manera que entre 2007 y 2008 se produce una dis29 n
Daniel Villafuerte Solís
María del Carmen García Aguilar
minución en el rito de crecimiento en el ámbito nacional y en varios
estados ocurre una caída importante: en el país la caída es 3.68 por
ciento, en Chiapas es de 11.74 por ciento, en Guerrero representa una
disminución de 1.17 por ciento y Oaxaca registra un incremento de
2.54 por ciento, sin embargo muy por abajo del aumento del 18.57
que registró entre 2006 y 2007. Esta tendencia se mantuvo en 2009 y
en lo que va de de 2010, situación que puede generar presiones muy
fuertes a los estados pues no cuentan con la capacidad para ofrecer
alternativas de empleo en un contexto de crisis agrícola y recesión
económica como es el caso de Chiapas.
Reflexión final
El campo chiapaneco entró en una crisis profunda que se manifiesta
en la pobreza de la población, en la baja de la producción y productividad de los cultivos más importantes, así como en el incremento de
los flujos migratorios que se manifiestan en el monto de las remesas.
En una década (1990-2000) el Producto Interno Bruto per cápita
del campo aumentó en sólo 7 dólares. Al acelerado deterioro de los
recursos naturales, se añade el problema de la fragmentación de las
parcelas y la tendencia a disminuir la productividad. La falta de créditos, la reducción de los subsidios y la escasa inversión pública en
infraestructura son factores que se añaden a la ya deteriorada situación
de los principales indicadores de desarrollo.
Las organizaciones campesinas de corte agrarista se encuentran
en una de las peores etapas frente al agotamiento del reparto agrario y
de la vía de las invasiones para conseguir tierras para sus bases. Otras
organizaciones que reivindican el ámbito productivo encuentran serias
dificultades para obtener recursos frente a la reducción de recursos fiscales, limitándose a conseguir pequeños apoyos en materia de insumos.
Las experiencias generadas en los últimos años en torno a procesos
de autogestión de proyectos productivos y venta directa a nichos de
mercado de productos orgánicos representan un pequeñísimo avance
frente al enorme problema socio-productivo. Por todo lo anterior es
pertinente preguntar: ¿Hay futuro para el campo y los campesinos
chiapanecos? Si nos atenemos a las tendencias de los últimos años,
podemos afirmar que para la gran mayoría de la población que vive
del campo el futuro es sombrío. No existen evidencias que la política
económica pueda cambiar en el corto y mediano plazos.
A 16 años de la rebelión zapatista, la situación económica, social
y política de México no ha cambiado. El zapatismo contribuyó a la
crisis del partido de Estado y a la alternancia política. Sin embargo, la
derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones
del 2000 no provocó ningún cambio en el país, no profundizó la democracia, no se modificó el modelo económico y tampoco cambiaron
las políticas sociales. Por el contrario, se generaron vacíos de poder,
n 30
Chiapas. La Independencia y la Revolución
que llegaron tarde
el Partido Acción Nacional (PAN) no supo o no pudo aprovechar el
capital político que le significó el triunfo. El Instituto Federal Electoral (IFE), que se había convertido en el garante de la democracia
en México, en las elecciones federales del 2006 perdió legitimidad
frente a los dudosos resultados en la elección presidencial. Por todo
lo expuesto, volvemos a formular la pregunta inicial ¿Qué tenemos
que celebrar a 100 años de la Revolución Mexicana?
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http://www.banxico.org.mx
n 32
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
El mercado
interno colonial
novohispano
Siglos XVIII-XIX.
Evidencias y resultados
Jorge Silva Riquer*
[email protected]
[email protected]
Resumen
El interés de este trabajo radica en realizar una reflexión sobre los aportes
y carencias que tenemos hasta ahora desde los estudios del mercado
interno colonial. En ese sentido, es necesario centrar la discusión en los
términos teórico-metodológicos indispensables para tener una idea más
acabada sobre esos trabajos, que buscan dar una explicación de la economía novohispana a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Debemos
recuperar las diversas interpretaciones teóricas presentadas por especialistas, que nos permitan centrar asuntos sustanciales del mercado interno
colonial y así realizar una discusión en torno a sus aportes y sobre todo
conclusiones. Al final tendremos una explicación más completa de ese
proceso que nos permita enfrentar la discusión y debates en condiciones
Fecha de recepción:
13 de abril de 2010
Fecha de aceptación
28 de abril de 2010
∗
El autor agradece los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores anónimos.
Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva del mismo.
Profesor – Investigador, Facultad de Historia, UMSNH Este trabajo ha contado
con el apoyo del CONACYT del proyecto “La reforma fiscal al ayuntamiento en
Nueva España siglos XVIII-XIX”, no. 79526, 2007-1; así como de la Coordinación de la Investigación Científica, Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, proyecto no. 22.8 – 2008 y 2009. Así como de PROMEP “Apoyo para
incorporación de PTC – 197” 2008-2009 y del Cuerpo Académico “Historia de
América – 47, Consolidado”. Agradezco las sugerencias y comentarios al lector
anónimo de mi trabajo, reitero que los errores son míos.
33 n
jorge silva riquer
científicas claras y precisas, con los elementos necesarios para que ese
avance sea propositivo.
Palabras clave: Historia económica, Historia económica comparativa,
Mercado interno, Mercado mundial, Circulación mercantil.
Clasificación JEL: N00; N01.
Introducción
La historia económica ha tenido avances y retrocesos en las últimas
décadas, de eso nos han hablado ya varios trabajos que han intentado
poner en dimensión la situación en la que se encuentra, por lo cual
no es indispensable entrar en una nueva valoración que no aportaría
nada y sí generaría una discusión que desde el objetivo de este trabajo
no resolvería nada, al contrario empantanará la discusión, por lo que
remito a los lectores interesados a revisar dichos resúmenes.1
El interés de este trabajo radica en realizar una reflexión desde los
estudios del mercado interno colonial sobre los aportes y carencias
que tenemos hasta ahora. En ese sentido entonces es necesario centrar
la discusión en los términos teórico-metodológicos indispensables
para poder tener una idea más acabada sobre esos trabajos que han
intentado dar una explicación de la economía novohispana a fines del
siglo XVIII y principios del XIX.
Es necesario señalar que están sustentados en dicha discusión,
que es clara y evidente, donde los aportes y polémicas han permitido
analizar la problemática en esa complejidad para poder dialogar sobre
el asunto del mercado desde una perspectiva científica y no meramente
empírica y/o dogmática. Aunque para ser estrictos, a esos autores no
podemos reducirlos en un mismo rasero, sino que es necesario rescatar
ideas, planteamientos y propuestas que si bien no ubican completamente el problema, sí aportan elementos para la cuestión que nos
ocupa. No podemos reducir las interpretaciones a cuestiones banales
e insustanciales, pero sí ubicarlas en sus propias limitaciones.
1
Véase a Cerutti, 1995:81-98; Crespo, 1992; Florescano, 1991 y 1992:7-27; Haber,
1997:1-33; Marichal, 1992a:79-86; Miño, 1992:221-260. Yuste, 1995:185-196; Ibarra,
2003:613-647, entre otros.
n 34
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
Por lo que se recuperaran las propuestas realizadas en su momento
por los especialistas que marcaron los estudios, en torno a evidencias
empíricas y un manejo claro y preciso de los conceptos, para después
empezar a ubicar los aportes realizados por los análisis que partieron
de ese proceso y sus conclusiones. Al final tendremos una explicación
más completa de ese proceso que nos permita enfrentar la discusión y
debates en condiciones científicas claras y precisas, con los elementos
necesarios para que ese avance sea propositivo.
Las propuestas teóricas
Sin que parezca regresar en la discusión, es necesario partir de las
propuestas realizadas en torno al crecimiento económico de mediados del siglo pasado, cuando se intentó dar una explicación al atraso
económico registrado en los países del llamado “tercer mundo”, ante
las evidencias del crecimiento sin parangón que varios países latinoamericanos registraron como significativas y sostenidas, lo que permitió
suponer el despegue de dichas economías con respecto de las restantes,
todo ello sustentado en políticas económicas de fomento y desarrollo
local; sí, ese del que ahora se habla tanto y se señala como parte sustancial de los programas estatales de superación de la pobreza.2
La discusión empezó cuando se intentó explicar el subdesarrollo
en torno a la propuesta de la llamada “teoría de la dependencia” que
inauguró André Gunder Frank, hace ya varias décadas y la respuesta
recibida en dos niveles, una teórica y la otra sustentada en la historia
como elemento sustancial de la discusión. No era para menos; en
ambos casos el discurso y la argumentación estaban apoyados en
casos de estudio necesarios para comprobar las evidencias y discursos
(Assadourian, 1984 y 1979: 223-292; y Palerm, 1979: 93-127).3
Lo que permitió iniciar un análisis respaldado en una aplicación
teórica y empírica sustancial para el conocimiento histórico de América
Latina, ello aunado a una incorporación de nuevos problemas y
herramientas de estudio que permitieron abrir nuevas perspectivas
para entender la economía en los periodos colonial e independiente,
y entrar de lleno en la discusión sobre el crecimiento y el desarrollo
económico como parte de la necesidad del esclarecimiento de las
realidades americanas, en principio. La propuesta se centró en dos
vertientes, una, la indispensable explicación de la desigualdad, a
partir de la dominación española; la segunda referida a las relaciones
asimétricas establecidas a partir de la producción y beneficio de ciertas
mercancías de amplia demanda en el mercado mundial (Assadourian,
1979: 223-292 y Palerm, 1979: 93-127).4
2
Véase los estudios de superación de la pobreza en América Latina, Barkin, 1972;
Palerm, 1980 y 1993; entre otros.
3
Véase el estudio de Gunder Frank, 1970 y para el caso de México, 1985.
4
Una versión encontrada en Romano, 2004:273-342.
35 n
jorge silva riquer
Las propuestas surgieron entonces con base en el concepto de
mercado que permite entender los diferentes niveles de crecimiento
y desarrollo económico, para lo que se debió introducir otros conceptos sustanciales, unos ya abordados, como el trabajo y sus diversas
relaciones, las formas de explotación, la división del trabajo y producción; otros que se empezaron a trabajar, como fue la manufactura, la
circulación y comercio interno; fueron algunas de las variables que se
empezaron a trabajar, desde la perspectiva de la formación de centros
urbanos y rurales todo ello a partir de las demandas que generaron. La
discusión tomó en cuenta otro aspecto sustancial referido al espacio
y las relaciones que se asumieron con los habitantes, lo que permitió
empezar a definirlo ya no a partir de una simple explicación geográfica,
sino ahora complejizada por los elementos económicos. Otro análisis
importante fue el referido a la minería, que en América fue sustancial,
debido a que el beneficio de metales como el oro y la plata cubrió la
demanda de moneda, como signo y como medio de intercambio, en
los diversos circuitos mercantiles desde el siglo XVI hasta entrado el
XIX (Assadourian, 1979, pp. 223-292).5
Sin entrar en esa discusión, pero sí partiendo de esos principios,
se han realizado varios trabajos sobre mercados regionales coloniales
en Nueva España; la característica es que han aceptado la discusión y
han incorporado nuevos elementos empíricos para su estudio, desde
las series cuantitativas de los registros notariales, hasta los alcabalatorios, lo que ha dado nuevas formas de acercamiento al tema con
un mayor sustento empírico, al menos. Además, han incorporado
planteamientos teóricos sobre el concepto de mercado y sus diversas
variables, mismos que han permitido un avance sustancial sobre
el conocimiento del mercado interno colonial novohispano. Aquí
es necesario señalar un asunto que modificó su conocimiento: la
incorporación de nuevos datos seriales, basados en distintas fuentes
documentales, abrió posibilidades de estudio de realidades antes sólo
imaginadas y poco conocidas, lo que nos permitió analizar no sólo
la variedad de productos que circularon por los distintos espacios
coloniales, sino la vinculación entre la producción y circulación que
se vio reflejada en esos intercambios, a través de las relaciones entre
oferta-demanda, precio-consumo, integración regional, intensidades,
entre otros elementos de análisis. Se avanzó mucho, pero aún falta
resolver y entender otros asuntos; pero antes veamos el aporte que se
ha logrado, y sobre todo la perspectiva que tenemos hoy del mercado
interno novohispano (Vilar, 1980: 17-105.).6
La discusión se enriqueció desde la incorporación de conceptos
5
Véase a Hardoy, et. Al., 1975; Solano, 1983 y 1993; Miño, 2001. Para la minería y
sus efectos; la posición contraria en Romano, 1998:115-149.
6
La discusión se centró en dos corrientes de interpretación, una basada en el proceso
evolutivo histórico que siguió la interpretación neoinstitucional, la otra en la interpretación dialéctica de la historia.
n 36
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
económicos y la dialéctica utilizada para ello, lo que nos remite sin
dudarlo a los sugerentes y acuciosos trabajos realizados por C. Sempat
Assadourian sobre la formación del mercado interno, pero sobre todo
a los elementos que lo integran y sus complejidades. De ahí tenemos
que recordar la discusión sustancial de la integración del mismo, para
lo cual ese autor planteó a partir de los factores de la economía que la
integración del espacio, su base, o motor de arrastre fue la relación del
trabajo indio y la minería. Ambos, en una correspondencia compleja,
permitieron generar demandas agregadas que a su vez provocaron
la creación y consolidación de otros espacios integrados de diversas
maneras a los primeros para tejer una amplia red de intercambios
mercantiles, basados en la economía monetaria precapitalista, que
por un lado obligó a los indios a asumirla, de manera coercitiva,
pero efectiva, y por otro, a relacionarse con el mundo occidental, con
base en el valor de cambio como una forma moderna de intercambio
(Assadourian, 1979: 223-292; 1983: 255-306).
Lo anterior nos permitió poner en discusión visiones sobre la
economía que habían permeado la interpretación del mercado, desde
la perspectiva “dependentista” hasta el “marxismo dogmático”; así,
dejamos de hacer los estudios a partir de visiones también empíricas que definieron varias interpretaciones como parte de la historia
económica moderna. Con ciertos límites debido a las fuentes documentales, se amplió el horizonte de análisis y sobre todo se hizo más
complejo.
Un asunto sustancial se definió en torno al trabajo de los indios y
la participación de éstos en la economía colonial, el cómo hacer que
este amplio sector se integrara a ella. Sin duda una de las medidas
más significativas estuvo determinada por la obligación de pagar la
gabela tributaria en dinero, medida que se determinó tempranamente
en la organización económica colonial americana. Posteriormente la
obligación se amplió y modificó en el transcurso de la construcción
económica, a través del trabajo y las demandas agregadas a las que
tuvieron que insertarse. La discusión sobre la economía natural y
monetaria quedó explicada a través de dichas medidas coercitivas,
pero no sólo eso, sino que también se dio por la participación activa
de ellos en la economía colonial, como formas de apropiación y participación de las nuevas formas productivas y de circulación. Ejemplos
hay muchos, el caso de Oaxaca, de Michoacán, del centro de México,
de Puebla, del Norte, para lo cual remito a los interesados a revisar los
resultados de tales formas de participación indígena.7
Las evidencias han demostrado la existencia de centros de población que generaron demandas agregadas para integrar el territorio con
diversas intensidades, ¿mercados regionales?, ¿mercados agregados?8,
7
Véase a Assadourian, 1989a: 419-453 y 1989b: 623-662. Gibson, 1981: 342-376;
Romero 1990: 77-124; Silva, 2003: 71-96; Grosso y Garavaglia, 1996: 116-160.
8
La “nueva propuesta de mercados agregados” es un versión sobre la agrupación de
37 n
jorge silva riquer
que de acuerdo a las condiciones impuestas existentes tuvieron que
resolver a partir de la generación de una demanda motora, el trabajo
como parte sustancial de todas las demás actividades productivas y de
circulación. Sí, de las dos partes del mercado, por lo cual la relación
establecida con ambos espacios económicos determinó la aparición
de dichas demandas y circuitos de abasto y circulación, aun a pesar de
las condiciones orográficas propias de Nueva España, mismas que no
se adscribieron a las jurisdicciones propias de la organización estatal
colonial, sino que fueron más allá de ellas. La evidencia nos señala
entonces la existencia de un mercado interno colonial, donde los factores que lo definen empezaron a tener su dinámica de producción,
circulación y consumo (Assadourian, 1983: 255-306).
La anterior propuesta repensó y criticó la visión que se tenía de
los polos de desarrollo y sus mecanismos de integración hacia dentro
de forma débil, y hacia afuera de manera intensa, marcada por la
demanda amplia de un producto en el mercado mundial. La interpretación del complejo mina-hacienda-rancho quedó atrás; se demostró
que la complejidad de la demanda permitió la integración de varios
sectores productivos y de trabajo, que dieron como resultado niveles
de integración dentro del espacio colonial. Sin importar las distancias
e inconvenientes del territorio, la oferta y demanda posibilitaron una
circulación de mercancías más allá de los límites jurisdiccionales.
Pero la discusión se empantanó cuando se mantuvo dentro de las
propuestas de la presencia de la economía natural y monetaria; los
aportes señalados permitieron abrir el supuesto debate e incorporar
elementos sustanciales del análisis del mercado, como la presencia de
los indios y las relaciones de trabajo que se les impusieron, sobre todo
la relación laboral y la presencia del salario y sus formas; las unidades
productivas, como la hacienda y la manufactura, mismas que crearon
una nueva oferta y demanda que buscó espacios de comercialización
internos y externos propios (Assadourian, 1979: 223-292; 1989a:
419-453 y 1983: 255-306; Romano, 2004: 159-241).9
El asunto quedó explicado a partir del análisis de la incorporación
de los indios en el trabajo y el intercambio; en la economía mercantil,
por coerción y/o por voluntad económica. En ambos casos produjo
que se ampliara el mercado, en todas sus variables, donde el trabajo y
la producción india tuvieron una participación significativa, tanto en
volumen, como en calidad, lo que posibilitó la formación y consolidación de la economía colonial desde fines del siglo XVI en América.
Para el caso concreto de Nueva España, dio las condiciones necesarias
para cubrir la solicitud de trabajo y demás mercancías. Esa relación se
espacios controlados desde la institución, en este caso de los comerciantes a partir de
la relación de productos de amplia demanda en el mercado mundial, sin plantear las
relaciones sociales de producción, entre otros factores; véase Challú, 2007.
9
El texto que marcó la propuesta de polos fue de West, Robert C. The Mining Community in Northern New Spain: The Parral Mining District, Berkeley, University Of
California Press, 1966.
n 38
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
estableció por medio de la demanda agregada y por los mecanismos
de recaudación impositiva, los que permitieron darle la funcionalidad
al mercado interno colonial. Esto necesariamente implicó la incorporación de la vida indígena al mercado, o sea, la subsunción de la
economía natural, por la consolidación de una mercantil, basada en las
nuevas relaciones sociales de producción y división del trabajo. Sin
embargo, la discusión se mantiene a partir de las formas que asume el
pago del salario en esas relaciones de producción, se señala la incapacidad de la economía del pago en moneda y por lo tanto sus formas no
mercantiles, pero además se habla de un sector de la producción que
no pasa por el mercado, sobre todo indígena, que sirve para la vida
cotidiana al interior de los pueblos. El asunto es más complejo que
el sólo hacer referencia a la parte de la producción que no pasa por
el mercado y las relaciones salariales (Assadourian, 1979: 223-292;
1989a: 419-453; 1989b: 623-662 y 1983: 255-306; Romano, 1998:
115-149; Romano, 2004: 159-241 y 273-342).
La discusión debe centrar asuntos que son importantes de considerar como son: la presencia de nuevas relaciones sociales de producción,
una nueva división del trabajo, la relación trabajo-salarial, la presencia
de una economía basada en la moneda legal dura, la presencia de una
consolidación de la propiedad privada, la formación de mercados
regionales y del mercado interno colonial, entre otros factores, sus
integraciones y variaciones en torno a entender las relaciones sociales
de producción. El asunto es interesante, pero sería un error discutir
sobre las evidencias empíricas y teóricas de los autores referidos, nada
más. Es indispensable presentar nuevas evidencias que nos permitan
explicar mejor las condiciones de dicho mercado y sus variantes,
para entender mejor el proceso y que los argumentos aporten nuevas
evidencias para hacer más compleja la discusión, pero sobre todo,
con mayores elementos, por lo que pasemos a revisar los resultados
sobre esta problemática.
Las evidencias del mercado interno colonial
Un estudio que nos ha permitido conocer las tendencias de la actividad
comercial novohispana entre 1778-1809, léase mercados regionales,
ha sido el realizado por Juan Carlos Garavaglia y Juan Carlo Grosso.
Los resultados proporcionados sobre la participación porcentual de
los valores comerciales intercambiados en las diferentes regiones
novohispanas, nos evidenciaron la existencia de la relación entre
producción novohispana e intercambio significativo, casi en todos los
casos más que el de importación, lo que nos permite acercarnos al comportamiento comercial en términos generales en cada uno de dichos
espacios. La fuente es importante porque está referida a la circulación
mercantil, lo que nos acerca a lo que ellos han denominado actividad
productiva. La validez de los registros ha quedado demostrada, por
39 n
jorge silva riquer
lo que no aportaremos nada más a la discusión. Un primer acercamiento realizado por ellos proporcionó resultados interesantes sobre
el comportamiento mercantil en cada una de las administraciones de
alcabalas; sin embargo, al tratar nuevamente las series encontramos
que presentan algunos desajustes que es preciso enmendar. Al hacer un
análisis de las series para el estudio de Michoacán, hemos constatado
diferencias en los valores para cada una de las mismas administraciones ya indicadas, sin alterar los espacios vemos un resultado más
complejo y diferente al que nos habían presentado. Las deducciones
de tal análisis arrojaron lo siguiente:
Cuadro 1
Valores comerciales por zonas, Nueva España 1778-1809
ZonasAdministracionesGaravaglia y Grosso
Silva
Norte
Centro
Occidente
Oriente
Sur
18%
33%
21%
22%
6%
Sonora, Durango, San Luis
Potosí y Zacatecas
México y Guanajuato
Guadalajara y Michoacán
Puebla y Veracruz
Oaxaca y Yucatán
24%
24%
23%
22%
7%
Fuente: Garavaglia y Grosso, 1987: 10, 16 y nota 5. Nota: Como los autores lo señalan oportunamente, para el caso de la
administración de alcabalas de México se exceptúa la ciudad de México, y en el caso de Veracruz no se incluye los valores del
puerto, los que dependieron de la aduana de la capital. Silva, 2008: pp. 71-77.
A partir de lo anterior, podemos señalar que estamos ante unas macrorregiones alcabalatorias con una actividad mercantil distinta de acuerdo
a las condiciones propias de cada espacio, pero con una actividad
de intercambio de importancia, lo que nos permite considerar que,
aún y a pesar de las asimetrías, el valor comercial fue importante; y
también nos lleva a intuir que la variedad e intensidad, como factor
a considerar en cada estudio, fue amplia y diversa Las relaciones
comerciales fueron semejantes en los diversos espacios, incluso en
aquellas donde la población indígena fue abundante. Pero antes de
seguir es necesario señalar algunas consideraciones. Estos registros
fiscales no consideraban el intercambio llevado a cabo por los indios,
asunto importante que nos explica en parte las diferencias. Por otro
lado, hubo mercados regionales que recibieron trato especial, por su
lejanía y condiciones espaciales, como el norte de Nueva España.
Todo ellos nos presenta un intercambio asimétrico, más que ordenado
y coordinado, una realidad más accesible en torno a las condiciones
propias de cada uno de ellos (Garavaglia y Grosso, 1987: 9-52; Silva
2003: 71-96).10
10
La discusión sobre la diversidad de series de datos y su formación se ha realizado
en Silva, 2008: 71-91.
n 40
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
Como era de esperarse, la zona del centro representó el mayor
valor porcentual. Sin los registros propios de la Ciudad de México,
los valores señalan la importancia de esos centros urbanos y rurales
integrados en el centro. Le siguen dos espacios, el Oriente y el Occidente, que tuvieron un movimiento mercantil importante dentro del
concierto colonial. Ahí ubicamos a centros urbanos de importancia
como las ciudades de Puebla, Guadalajara, Veracruz y Valladolid,
sin obviar sus espacios comerciales y de consumo. En estos espacios
se concentraron más de tres cuartas partes de la actividad comercial
novohispana, algo que no hay que olvidar. El norte representó un
dinamismo comercial cada vez más intenso y amplio, basado en los
intercambios que se daban al interior y al exterior. Como espacio de
frontera lograba ser un factor importante de comercialización con
espacios fuera del control colonial. La zona del sureste merece una
explicación ya que los registros indican una actividad menor, por dos
causas importantes. La primera, ya mencionada, la exención impositiva
a los indios y la incapacidad de la administración fiscal de controlar
todo el espacio para cobrar los impuestos. Estamos evidentemente ante
un subregistro y no ante la falta de integración comercial de esa zona,
asunto común en este tipo de fuente documental, pero también es parte
de las asimetrías propias del mercado interno colonial (Garavaglia y
Grosso, 1987: 9-52; Silva, 1993: 7-18; Silva, 2008: 71-91).
Para tener una mejor idea de la importancia comercial veamos
ahora los valores por cada una de las administraciones, lo que nos da
una visión más acertada de la integración regional de cada espacio
comercial, los mercados regionales. Los valores confirman lo que se
explica anteriormente, pero pone en contexto y dimensión a cada una
de ellas. Lo que podemos observar es una participación porcentual
más equilibrada, más representativa de cada una de ellas de acuerdo
las redes de intercambio y demandas que establecieron. Sin embargo,
las asimetrías están presentes, sobre todo entre el norte y sureste
novohispano; mientras que el centro mantuvo una actividad similar
entre los distintos mercados regionales, claro sin incluir los valores
comerciados de las Ciudades de México y Veracruz, que ahondarían las
diferencias ya señaladas, principalmente por su condición de centros
de introducción y acopio de mercancías de importación y exportación,
lo que distorsionaría la actividad mercantil interna. Pero veamos los
resultados en el siguiente cuadro (Garavaglia y Grosso, 1987: 9-52;
Silva, 1993: 7-18; Silva, 2008: 71-91).
41 n
jorge silva riquer
Cuadro 2
Valores comerciales por administraciones alcabalatorias,
1778-1809
AdministraciónValor porcentual
México
22.4%
Puebla
14.8%
Guadalajara
13.8%
Guanajuato
10.7%
Michoacán
7.2%
Veracruz
6.9%
Zacatecas
6.9%
Oaxaca
6%
Resto (Durango, San Luis Potosí,
Sonora y Yucatán)
11.3%
Fuente: Silva, 2008, pp. 71-77.
Estamos ante tres grupos de administraciones comerciales que participan con distintas intensidades. El primero marcó sin duda el comportamiento general del intercambio mercantil, por sus propias condiciones de consumo, pero también por sus relaciones de intercambio y
procesamiento para otros productos; en éste destacan centros urbanos
de importancia, centros mineros, centros regionales que permitieron
la circulación y cubrir las demandas de cada espacio.
En el segundo grupo se localizan los centros comerciales regionales, con vínculos con el comercio exterior pero con una mayor
integración al interior novohispano. Fueron centros mercantiles que
establecieron flujos de intercambio con distintos centros consumidores
en diferentes regiones novohispanas. Por último, el grupo con una
menor participación en los valores comerciales, aunque no podemos
decir que con el menor flujo mercantil; recordemos que la alcabala
sólo registró un espectro del movimiento comercial de la región, y en
estos casos las tres administraciones mantuvieron situaciones fiscales
de excepción.11
Ahora hagamos una revisión general sobre la composición mercantil de los valores señalados anteriormente para que el planteamiento
adquiera una mayor evidencia de lo señalado en torno a la presencia del
mercado interno colonial. Para lo que los valores comerciales por cada
uno de los rubros nos permitirán explicar la composición mercantil al
ubicar los porcentajes de acuerdo al origen de los mismos, lo que nos
permitirá señalar la vinculación interna asimétrica, dada al interior y
al exterior de Nueva España. Veamos el siguiente cuadro:
11
n 42
Estas diferencias ya habían sido señaladas por Moreno, 1974: 95-130.
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
Cuadro 3
Composición mercantil en Nueva España, 1796
AdministraciónCastilla %China %Tierra %Viento %Igualas %
Guadalajara
Puebla
México
Guanajuato
San Luis Potosí
Veracruz
Valladolid
Durango
Zacatecas
Oaxaca
Sonora
Yucatán
Totales
32.32
29.72
15.09
26.28
22.99
16.58
21.86
44.51
27.87
35.73
s/d
34.08
26.74
1.93
0.47
1.35
2.06
2.15
0.16
0.58
1.56
8.67
0.39
s/d
0.00
1.95
24.63
17.27
29.54
30.88
22.83
67.46
14.35
34.41
25.71
49.77
s/d
59.76
30.22
28.55
41.56
31.69
32.72
48.04
15.00
37.25
13.97
29.33
10.11
s/d
3.66
30.59
12.55
10.94
21.75
8.03
3.74
0.80
25.93
5.52
8.39
3.97
s/d
2.46
10.40
Fuente: Garavaglia y Grosso, 1987: 49 (Cuadro 7).
Los resultados ponen en evidencia que de acuerdo a los orígenes
registrados por este impuesto la composición mercantil tenía tres orígenes: la importación que venía de España y las colonias del Oriente y
Sudamérica, la que representó poco más de una cuarta parte del total
del ejemplo asumido; mientras que la que provino del rubro denominado Tierra y que para efectos concretos era el que se elaboraba al interior
del mercado interno colonial, comprendió casi una tercera parte. La
otra la compuso lo que se elaboraba al interior del espacio productivo
de la ciudad, o sea del entorno, siendo otra tercera parte. Más de la
mitad del valor comercial intercambiado en el mercado interno colonial
provenía de él, lo que nos permite señalar que el abasto corría por
cuenta de los diversos centros de producción, agrícola, ganadera, de
manufactura y demás, que ofertaban y cubrían la demanda de cada
uno de esos mercados regionales. Estamos ante la evidencia de una
integración dinámica del mercado interno. Por otro lado, los valores
de las mercaderías de importación eran significativos, pero con esta
evidencia se demuestra que no todo lo que se importaba tenía un valor
importante, sino que también se introdujeron productos con un menor
valor pero en mayores cantidades, lo que se señaló desde hace tiempo
en torno a las importaciones, pero poco se ha valorado.
La reflexión sobre el valor y la cantidad nos permite entender, o
mejor dicho, explicar la composición del mercado interno. No podemos
decir que todos los productos que se intercambiaban en dichos espacios
tenían un valor mayor y que por tanto la cantidad a intercambiar era
menor, ya que el valor de las mercancías estaba en relación directa con
43 n
jorge silva riquer
la composición y su elaboración; por lo tanto, esas mercaderías debieron cubrir un espectro amplio de valor y cantidad que permitieran su
circulación para cubrir las demandas sin que las distancias y orografía
impidiera su circulación, las evidencias están publicadas.
Lo anterior es necesario correlacionarlo con los datos de población
con que se cuenta para los diversos espacios del mercado interno. Los
estudios arrojan resultados interesantes, por ejemplo la concordancia
de las variables de población y actividad comercial. La tendencia es
de un movimiento ascendente constante, a partir de los datos con que
se cuenta, podemos identificar ese comportamiento a través de las
tasas de crecimiento promedio anual, las que se ubicaron entre 1.2%
y 1.5% para la población y de 1.2% a 1.7% para los valores comerciados. Podemos decir que estamos ante un crecimiento económico
nominal en el mercado interno colonial de Nueva España en el siglo
XVIII.12 Esto confirma la tendencia ya señalada desde Humboldt, pero
ahora se ubica un arco temporal más amplio y bajo otras condiciones.
Para un acercamiento al movimiento de la población veamos los
datos que nos proporcionó el mismo Humboldt para dos momentos
de Nueva España:
Cuadro 4
Población por intendencia, Nueva España, 1793-1803
Intendencia
México
Puebla
Guadalajara
Oaxaca
Guanajuato
Yucatán
Valladolid San Luis Potosí
Durango
Veracruz
Zacatecas
Sonora Total4’078,419
1793
1803
1’162,856
566,443
485,000
411,366
397,924
358,261
289,314
242,280
122,866
120,000
118,027
93,396
5’775,200
1’511,800
813,300
630,500
534,800
517,300
465,800
376,400
334,900
159,700
156,000
153,300
121,400
Fuente: Algunos datos de la población existente entre 1793 y 1803 nos los proporciona
Humboldt, 1978: varias páginas.
Sin olvidar los imponderables de las cifras que nos proporciona el
autor referido, tenemos un crecimiento constante de la población,
en algunos lugares más constante que en otros, lo que nos permite
entender el incremento de la demanda de productos para el consumo
inmediato y para la transformación en otros artículos, pero sin olvidar
las relaciones mercantiles y las funciones de centros de redistribución
12
n 44
Se proporcionan los datos mínimos y máximos; Garner, 1993.
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
de las mismas a otros centros de consumo, por lo que reducir la explicación a un incremento de población igual a una mayor demanda de
productos para el consumo humano sería una miopía imperdonable.
El mercado interno asumió entonces una circulación amplia de productos a espacios antes no contemplados, a nuevas rutas de abasto
y comercialización, a una mayor competencia mercantil, donde los
productores que mantuvieran su calidad y precio estarían más presentes
en el mercado. Pero cómo explicar esto, lo haremos a través del estudio
de caso que hemos realizado sobre Michoacán y el centro comercial
más importante, la ciudad de Valladolid entre 1778 y 1809.13
La importancia del mercado de Valladolid, radicaba en que era el
centro económico y político más importante de la Intendencia y que
concentraba la mayor parte de la introducción de los artículos de importación, además de las mercancías de producción regional, donde la
demanda de consumo era más elevada debido a la mayor cantidad de
población existente en la ciudad; y al parecer, los niveles de consumo
de los habitantes vallisoletanos debieron ser más altos que en los otros
mercados. Pero además, la ciudad cumplió el papel de centro redistribuidor de mercancías al interior del mercado regional; es así que
vemos mercancías reexpedidas desde Valladolid circular y abastecer a
diferentes mercados regionales tanto michoacanos como novohispanos,
sin embargo, es necesario no perder de vista los datos ya señalados que
lo ubican en dicho mercado interno (Silva, 2008: 149-217).
Por otro lado, el análisis de los registros detallados por cada rubro
del cobro de los valores mercantiles, nos señala varias cosas; por
ejemplo, la importancia que tuvo la importación, sobre todo de Castilla,
Europa en general, sobre las mercaderías asiáticas y peruanas; y en
este caso debemos preguntarnos de qué tipo de mercaderías estamos
hablando, ya que no todos los artículos de importación debieron ser
suntuarios; había una gran variedad de textiles, de herramientas, materias primas para las diferentes actividades productivas y una amplia
variedad de bebidas y enseres domésticos. Por su parte, las mercancías novohispanas eran muy diversas, se registraban por ejemplo: las
agrícolas, las pecuarias, los textiles, los utensilios domésticos, las
herramientas, ropa y accesorios para el vestido y todo lo que permitía
un abasto completo a cada uno de los diferentes centros de consumo
michoacanos (Silva, 2008: 154-171).
Antes de expresar cualquier interpretación sobre el análisis anterior
es necesario incorporar otros elementos que incidieron de manera
determinante en la introducción mercantil de importación y necesariamente en los niveles de consumo de la población. Me refiero a los
conflictos bélicos sostenidos por España entre 1778 y 1783 contra
Inglaterra, de 1792 a 1794 contra la Convención francesa, de 1796
a 1802 contra Inglaterra, llamada también la Primera Guerra Naval,
13
Para aportar nuevas evidencias en el estudio y análisis del mercado interno colonial
se utilizaron los resultados de Silva, 2008.
45 n
jorge silva riquer
y de 1804 a 1808, la Segunda Guerra Naval, y las consecuencias del
libre comercio y del llamado comercio neutral, factores todos ellos que
tuvieron un papel de trascendencia en el intercambio de productos de
importación, mismos que como se ha visto tuvieron una participación
importante en la composición del abasto a estas ciudades.14
Teniendo en cuenta la situación de bloqueo en que se vio envuelta
Nueva España y a partir del hecho que esto afectó decididamente la
composición mercantil en Michoacán, se realizaron algunos cálculos,
con base en esa periodización, se puede comprobar que dicho lapso se
demuestra la existencia de un comportamiento de estancamiento en los
valores comerciales de importación, ya demostrado. El análisis realizado para los años de 1793 y 1805, abarca la guerra española contra
la Convención francesa, la Primera Guerra Naval y buena parte de la
Segunda. La vinculación del mercado interno colonial, y michoacano
en particular, con el mercado internacional era muy estrecha. Por otro
lado se puede constatar la existencia de una producción regional,
novohispana, que cubrió las necesidades de la población en períodos
de crisis bélica: incremento de los productos regionales debido al
posible desabasto generado por los bloqueos navales y al aumento
de la actividad mercantil interprovincial e intercolonial. Pero también
hubo un incremento de las actividades manufactureras que se vieron
impulsadas por la situación bélica, sin olvidar la parte del contrabando,
impulsada por los intercambios ingleses desde el Caribe.
Estas observaciones nos permiten sugerir dos asuntos importantes
a considerar. Uno, el que los artículos novohispanos tenían la calidad
suficiente para el consumo, y lo más importante, para plantear un crecimiento económico en los primeros años del siglo XIX, situación que se
puede apreciar al cambiar la composición de la introducción mercantil
de varias ciudades, villas y pueblos, debido a la modificación de los ingresos registrados, por ejemplo en los años de 1785, 1793 y de 1805. O
bien, a suponer una nueva composición mercantil del mercado regional
para estos primeros años del siglo XIX, que pudo provocar un cambio
en los flujos mercantiles a partir de un reacomodo en los diferentes
niveles de consumo en dichos espacios (Silva, 2008: 91-147).
El otro está referido a la capacidad productiva de cada uno de los
mercados, que ante la demanda agregada lograron incrementar sus
artículos para cubrir el consumo generado por el incremento de la
población y los mecanismos de comercialización. Si recordamos que
uno de los elementos que se consideran en la discusión sobre fines del
periodo colonial es precisamente el incremento en la producción, por
lo menos en los agrícolas, los cuales no cayeron salvo en las crisis ya
señaladas, tenemos probablemente una expansión de la producción a
fines del periodo colonial, la cual aprovechó bien la guerra y cubrió la
demanda de la población en esos años (Silva, 2008: 91-147).
14
Marichal, 1992b: 153-186; Fisher, 1985: 60-87; Ortiz, 1978: 44, capítulos VII y VIII
y Tandrón, 1976: capítulos II y III.
n 46
el mercado interno colonial novohispano,
siglos XVIII-XIX. evidencias y resultados
Conclusión
Lo anterior nos indica que el crecimiento estuvo determinado por
factores externos e internos, en el que los productos de Nueva España
crecieron en detrimento de las importaciones de Europa. Ante la caída
de las importaciones se generó un crecimiento en los valores novohispanos intercambiados. La guerra determinó una parte de la proporción
y crecimiento de las mercaderías de importación, mismas que entraron
en su mayoría por el puerto de Veracruz. Pero esta explicación sólo
es una parte del complejo de relaciones que se establecieron, que los
estudios han confirmado. Otra es la integración (que no agregación)
de los mercados regionales a partir de la producción, intercambio y
comercialización entre cada uno de ellos a partir de la demanda y de las
prácticas mercantiles establecidas conforme se consolidaba el mercado
interno colonial en dos niveles: uno horizontal que permitió cubrir y
satisfacer la oferta y demanda de los diversos centros consumidores,
la integración del mercado interno; y otro de manera vertical, que se
estableció a través de la demanda de productos de alto valor y mayor
demanda en el mercado mundial, sin importar el lugar de producción,
donde el valor de los productos determinó su participación y la integración al mercado mundial.
Es importante indicar dos observaciones más: una, que el periodo
analizado ha sido señalado como un lapso de estancamiento económico, principalmente basado en los registros fiscales, y en realidad,
como hemos visto hasta aquí, fue de crecimiento constante, para el
caso de Michoacán; y que los demás estudios nos indican ese comportamiento en el territorio novohispano. Y dos, que los artículos de
origen americano empezaron a cubrir un espacio comercial que había
sido abandonado debido a la situación bélica, o bien, por la propia
demanda generada, ya fuera por la calidad, por el precio en que se
ofrecieron, por el incremento de la población y de la producción o
por el establecimiento de nuevas formas de intercambio que abarataron costos. Todo ello se dio a fines del siglo XVIII y principios del
XIX tanto en las zonas urbanas, como rurales, y que necesariamente
provocó una mayor necesidad de bienes y servicios (Klein, 1986:
561-609; TePaske, 1991:123-140).15
Los anteriores resultados se complementan con los obtenidos
para otros mercados regionales, como el caso de Puebla, la región
de Tepeaca y el caso de Guadalajara; y aunque en menor medida,
los de Veracruz y Aguascalientes, Cuautla–Amilpas, Guanajuato,
entre otros.16 Las condiciones que permitieron el establecimiento del
mercado interno colonial definieron las formas propias de participaPara los planteamientos sobre la crisis económica basada en los registros fiscales;
para el mercado encerrado véase Van Young, 1989: 55-118.
16
Véase a Grosso y Garavaglia, 1996: 116-160; Ibarra, 2000; Souto 2003: 19-64 y
Rojas, 2003: 65-87; Sánchez, 2001; Alvarado, 1995: 69-138.
15
47 n
jorge silva riquer
ción de sus integrantes, asunto sobre el cual habrá que reflexionar en
nuevos trabajos.
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n 50
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
La evolución
histórica
e importancia
económica
del sector textil
y del vestido en México*
María del Pilar Ester Arroyo López**
[email protected]
María de Lourdes Cárcamo Solís ***
[email protected]
Resumen
El objetivo de este artículo es analizar la importancia económica y social
que ha tenido el sector textil en el impulso de la economía capitalista
en México, a través del análisis de su evolución histórica en cuanto a su
aportación a la inversión física, la generación de empleo, el volumen de
exportaciones y la industrialización en México. El análisis muestra que
el avance del sector ha estado asociado a las políticas gubernamentales de apoyo a la inversión extranjera, los esfuerzos para promover la
industrialización del país, los acuerdos de libre comercio y la situación
económica del país. Se concluye que si bien estos factores favorecieron
Fecha de recepción:
13 de abril de 2010
Fecha de aceptación:
1 de mayo de 2010
* Las autoras agradecen los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores
anónimos. Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de
las mismos.
** Departamento de Ciencias Administrativas, Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Monterrey.
*** Facultad de Economía “Vasco de Quiroga”, UMSNH.
51 n
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
en ciertos períodos el desarrollo del sector no ha habido esfuerzos
concretos para mejorar las capacidades productivas de las empresas ni
para la integración de la cadena textil-vestido. La revitalización del sector
depende de la posibilidad de moverse hacia una producción flexible de
paquete completo, aumentar la seguridad y a decrecer el comercio ilegal
de prendas de vestir.
Palabras claves: Sector textil, evolución histórica, inversión, empleo,
exportaciones.
Clasificación JEL: E20; N60.
Introducción
El fundamento más significativo del proceso de génesis del capitalismo
puede ser observado en el desarrollo de la industria textil, debido a que
fue una de las primeras actividades económicas que se desarrollaron,
propiciando así los primeros indicios de acumulación capitalista que
marcaron el despegue de la industria en México. De acuerdo con
Argüello (1989: 227), al mediar el siglo XIX se establecieron las
primeras fábricas que definieron el despegue de la industria aunque
con una marcada estructura artesanal: “La Constancia” de Antuñano
que invirtió $300,000 pesos; “La Hércules” de Don Cayetano Rubio
(1792-1876) con valor de $800,000 pesos; o “La Magdalena” de
Francisco Antonio Garay (1823-1896), ubicada en el Distrito Federal
con una inversión total de un millón de pesos.
La industria textil ha tenido un papel central en las actividades
de la sociedad organizada, además de figurar entre las industrias más
antiguas, tuvo un papel protagónico en la Revolución Industrial y ha
sido una de las actividades industriales críticas para la economía de
países en vías de desarrollo. La industria textil está íntimamente vinculada con el sector de la confección de prendas de vestir; del total de
telas que se producen a nivel mundial la mitad se destina a la industria
de la confección y el resto a usos múltiples ya que los textiles se utilizan en la fabricación de productos varios que van desde productos
industriales hasta productos para el hogar (Alvarado y Vieyra, 2002).
El objetivo de este trabajo es describir la evolución del sector textil y
del vestido desde una perspectiva económica y social. Esto es mostrar
cómo el sector ha contribuido a lo largo de su historia a la industrialización y economía del país – ya sea en términos de la formación de
clusters regionales, atracción de capital extranjero, contribución al
PIB y a las exportaciones- así como en el aspecto social en términos
n 52
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
de su contribución a la oferta de empleos y remuneraciones para los
empleados del sector.
1. Los comienzos de la industria textil y del vestido en México
1.1. Desarrollo industrial en el período de 1830-1850
La industria textil empezó a tener reconocimiento en México a partir
de 1830. Para el año de 1837 se crearon 4 fábricas modernas de hilados
en Puebla con 8 000 husos, y en 1844 existían ya 47 fábricas en todo
el país con 113, 813 husos. Durante mucho tiempo se tejía mediante
antiguas prácticas artesanales, lo cual explica la baja productividad
que caracterizaba a la industria textil mexicana, además de que existían
en 1842, 2932 husos parados por falta de algodón y 5 fábricas habían
cerrado en Puebla. El algodón era comprado de Veracruz y Tepic,
costaba respectivamente 15 y 22 pesos el quintal. En el centro de
producción algodonera ubicado en Puebla, se pagaba de 38 a 48 pesos
el quintal de algodón. Mientras que el costo del quintal de algodón
importado de los Estados Unidos de América (EUA) era de solo 12
pesos (Argüello, 1989: 228).
En 1845 se fabricaban un total de 1,641,182 telas de manta comercializadas a 5 pesos reales cada una, obteniendo un ingreso bruto de
4, 606, 625 pesos. El costo por salarios por unidad era de 2.20 pesos
y otros gastos e impuestos adicionales sumaban 1.35 pesos. El total
de pagos salariales era de sólo 1,520, 600 pesos y 865, 595 por otros
gastos. El costo de algodón por quintal era de 35 pesos, destinándose
31, 237 pesos para la compra de algodón. Sumando todo, resultaba un
costo total de 2,417,432 pesos y una ganancia bruta de más del 50%,
lo cual hacía de la industria textil un negocio redondo. Sin embargo,
era una industria que no contaba con la capacidad instalada para
satisfacer la demanda potencial, existía una voraz competencia de
los productores en Inglaterra, ya que los ingleses producían la mejor
tela de manta que era vendida en el mercado del Distrito Federal en 8
pesos en tanto México producía la pieza de manta de la mejor calidad
a 8.50 pesos (Argüello, 1989: 228).
La mayoría de la maquinaria textil era importada de los Estados
Unidos, Inglaterra y Francia. El transporte era caro y azaroso, el salario
de los técnicos prohibitivo, las refacciones eran caras y difíciles de
comprar. Los trabajadores no estaban capacitados y frecuentemente
eran diezmados por la leva militar de la época, razón por la cual se
insistía tanto en la modernización de la industria. La mayoría de las
empresas movían su maquinaria con energía hidráulica, relativamente
barata, pero supeditada a los ciclos de lluvias que eran muy irregulares,
afectando el ritmo y la productividad de la industria textil.
El suministro del algodón era insuficiente, únicamente se producía la quinta parte de la demanda de esta materia prima afectando el
ritmo de producción industrial. El proceso de despepite del algodón
53 n
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
era rudimentario y no había control de la calidad, además el mercado
del algodón estaba dominado por empresarios usureros, que tenían
controlado el mercado del algodón producido e importado con la
finalidad de enriquecerse a partir de la especulación de los precios de
esta materia prima.
1.2. Aporte socioeconómico del sector durante el período de 18301850
Por lo general, los trabajadores de la industria eran escasos, poco
comprometidos y con nula capacitación; su capacitación mejoró a
medida que se fueron incorporando a la disciplina y hábitos del trabajo
industrial. Laboraban 6 días a la semana cumpliendo jornadas que
empezaban desde las cinco de la mañana hasta las nueve de la noche,
el salario general era de 2 a 3 pesos reales diarios y hasta de 3 pesos
reales para los trabajadores calificados (Argüello, 1989). El pago de
salarios en Puebla era normalmente la mitad de lo que percibían otros
trabajadores en otras regiones del país. La cuarta parte de los trabajadores estaba comprendida por niños, otra cuarta parte eran mujeres y
el resto eran hombres adultos. La mayoría de los trabajadores combinaban las actividades agrícolas con el trabajo textil que era estacional.
Las condiciones laborales estaban definidas por la insalubridad y la
extrema explotación laboral. El personal administrativo, técnico y de
dirección era proveniente del extranjero y generalmente estaban bien
retribuidos económicamente.
El gobierno gravaba con altos impuestos la actividad textil: 1.5%
sobre activos fijos (edificios y maquinaria), más 1.5 pesos por cada
huso en funcionamiento y el impuesto por importación de maquinaria y
materia prima. En términos generales, los impuestos eran muy elevados
en casi todas las regiones, pero sobre todo, para las importaciones de maquinaria y materia prima textiles. A pesar de todos estos inconvenientes
–mano de obra poco calificada, altos impuestos, abasto insuficiente de
materia prima- el auge de la industria fue innegable, como lo demuestra
el hecho de que en 1850, de la inversión total de 100 millones de pesos
en la industria, un 10% correspondía a la industria textil.
2. La consolidación de la industria textil en México
2.1. Desarrollo industrial en el período de 1850-1870
Durante el período que comprende de 1850 a 1870 la expansión de
la industria en México no fue tan notable pero contribuyó a acentuar
la división social del trabajo y favoreció el incremento de pequeñas
y medianas empresas. Durante este período se desarrollaron otras
actividades de manufacturas referentes al azúcar, bebidas alcohólicas (pulque y aguardiente), papel, hilados de lana, ixtle, henequén y
seda, así como la apertura de las imprentas, fabricación de muebles y
carruajes, herrerías, curtidurías, platerías, fábricas de zapatos, vidrio,
n 54
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
aceites y jabones, entre otras industrias. Más de la tercera parte de
estas empresas se encontraban establecidas en el valle de México,
significando una integración de las fuentes de materias primas con el
mercado de consumo más sobresaliente en la zona.
Durante este período, se consolidó la economía mercantil, además
de que también significó la expansión del capitalismo mexicano como
un sistema productivo dominante impulsado básicamente por la burguesía nacional y extranjera. Sin embargo, este desarrollo capitalista
no era acompañado por un fuerte sistema monetario, todo lo contrario,
predominaba en México un antiguo sistema monetario sustentado
en la emisión de moneda metálica, cuya característica fundamental
estaba dada por su escasez, explicada por la exportación de plata, lo
que vino a dificultar la libre realización del valor y la acumulación
capitalista a nivel de la economía mexicana. Los intentos por fundar
bancos que propiciaran mayor circulación monetaria fueron fallidos,
tanto la primera iniciativa promovida por Iturbide en 1821 como la de
1853 promovida por Santa Anna. Finalmente en 1864, el intento tuvo
buenos resultados cuando se fundó el Banco de Londres y México,
que impulso significativamente el capitalismo en México.
El desarrollo del capitalismo promovió la modernización de los
talleres textiles. Sin embargo el empuje al sector textil y de la confección no se debió al interés por aprovechar las buenas fuentes de
materia prima nacionales, sino al desarrollo de economías de escala en
la producción textil y a la protección que otorgó el gobierno al sector
al imponer elevados aranceles a la importación de telas y prendas
de vestir provenientes del extranjero. El gobierno extendió esta protección durante varios decenios, lo cual compensaba las numerosas
deficiencias que padecía la industria textil en México. En los veinte
años del período de 1850-1870, la inversión textil creció hasta llegar
a ser de entre veinte a veinticinco millones de pesos, constituyendo
el 25% de la inversión total en industria.
2.2 Aporte socioeconómico del sector durante el período de 18501870
Al final del período (reporte del año 1873) se tenía una inversión de 150
mil husos, movidos por 11,790 trabajadores, de los cuales 2011 eran
mujeres y 2,474 niños, además trabajaban unos 32 mil tejedores, dando
como total una ocupación laboral de 43 mil empleos provenientes de
la industria textil (Argüello, 1989). Si bien la inversión industrial y el
desarrollo técnico crecieron más rápido que la población total en este
año, todas las fábricas, incluso las más modernas, parecían haciendas
de trabajadores y peones acasillados. Las jornadas laborales eran
largas, entre catorce a dieciséis horas, con solo quince minutos para
ingerir una dieta pobre. La retribución económica era tan baja que los
dos a tres pesos diarios que percibían los trabajadores se quedaban en la
tienda de raya que vendía bienes de consumo a precios estratosféricos.
55 n
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
Por si fuera poco, los obreros vivían dentro del perímetro de la empresa,
en casillas paupérrimas y frecuentemente dominadas por la ley del
patrón (sistema de castigos y cárcel) y tolerada por la religión.
3. El sector textil y del vestido durante el Porfiriato y la etapa
de la Revolución
3.1. Desarrollo industrial en el período de 1870-1920
El desarrollo industrial durante el período específico del Porfiriato
(gobierno que comenzaría en 1876 y terminaría en 1911, excepto
durante el cuatrienio 1880-1884) se caracterizó por una política de
privilegios que consistía en la autorización de salarios extremadamente
bajos, la incorporación de la tecnología a la producción manufacturera,
la protección comercial con aranceles de 50 a 200% del valor de importación y la prohibición total de importar productos similares a los
fabricados internamente. Los impuestos eran demasiado elevados para
los artesanos, pero las grandes empresas textileras estaban exentas de
cubrirlos. Como resultado se generó una estructura de precios y una
relación costo beneficio bastante favorable para las manufactureras,
que percibían un alto nivel de ganancias, lo cual contribuyó a la atracción de capitales extranjeros invertidos en la esfera de la circulación
(mercantil y especulativa) (Sierra, 2003).
El gobierno promovió un vertiginoso aumento de la inversión
ferroviaria, esta inversión, más las obras de electrificación que incluyeron la instalación de plantas hidroeléctricas y termoeléctricas para
el consumo privado de las fábricas textiles y el aumento del poder
adquisitivo de las exportaciones contribuyeron significativamente a la
inversión de más fábricas textiles, cuya localización dependió de los
mercados. A principios del siglo XIX, Puebla y Monterrey gozaban
de una fuerte concentración industrial donde se invertía en nuevas y
dinámicas fábricas desarrolladas en medio del proteccionismo que
sostuvo el gobierno con el propósito de desarrollar la industria mexicana. A pesar de la quiebra del Banco de Avío, se seguían adquiriendo
más husos y telares, cuya inversión correspondía al 23.4% del total
de la inversión manufacturera en México.
El impulso a la producción industrial en México y en específico
el crecimiento del sector textil y del vestido se debe en buena parte a
la inversión extranjera. El despegue industrial en México se inició en
1867. Si bien al principio este fue lento, durante el período del Porfiriato – en específico de 1878 a 1911- la producción industrial se duplicó,
registrando un crecimiento promedio anual del 3.6%, destacándose
la producción de bienes de consumo como los textiles, peletería y
calzado, alimentos, bebidas, aceites y jabones. Además de la inversión
extranjera, otros factores como el crecimiento del mercado interno,
el crecimiento poblacional, la ampliación de las comunicaciones y el
contacto frecuente con el exterior contribuyeron a la industrialización
n 56
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
de México. Para 1911, del total de 3,401 millones de pesos de inversión, 131 millones eran canalizados a la industria manufacturera. De
esta última cifra 72 millones eran inversión proveniente de Francia y
destinada a la industria textil, la industria del alcohol y la producción
de tabaco. Las inversiones de otros países se destinaron a otros sectores, los alemanes tenían enfocada su inversión a la producción de
cerveza, químicos y papel, en tanto los estadounidenses invertían en
las tenerías, azúcar y molinos de harina.
3.2. Aporte socioeconómico del sector durante el período de 18701920
El crecimiento de la industria se tradujo en un mayor número y tamaño
de las fábricas textiles las cuales requirieron de un mayor número de
operarios con mejores calificadores. Mientras a finales de 1877 funcionaban 92 fábricas -cada una de ellas utilizaba en promedio 2,753
husos, 98 telares y 128 trabajadores- para 1895, había 110 fábricas
produciendo textiles utilizando 3,741 husos cada una, 112 telares y 207
trabajadores. Ya para 1910 se registraban hasta 123 fábricas textiles
con una media de 5,714 husos, 203 telares y 206 obreros. Por tanto
a comienzos del siglo XX no sólo había un tercio más de fábricas,
sino que su tamaño se había duplicado en los últimos treinta años y el
número de sus trabajadores crecido en 60% durante el período de 1877
a 1910. La productividad física se aumentó a razón del 2.5% anual (sin
considerar los cambios en la mejoría de los tejidos finos), la producción
por telar en funcionamiento creció a un ritmo del 11% en tanto que la
productividad laboral se incrementó del orden de 2.7% anual durante
el período comprendido entre 1895 y 1905 (Haber, 1990).
Así, el período de 1867 y 1910 estuvo caracterizado por un crecimiento económico centrado en el impulso a las exportaciones de las
empresas establecidas en México. Este proceso se basó en la acumulación de capital de inversión dentro del país el cual según se indicó
era en gran medida de procedencia extranjera. Este capital se sumó
al nacional, aportando patentes y técnicas de producción, además del
financiamiento. Sin embargo el crecimiento de la producción se vio
afectado por la falta de crecimiento del mercado interno. El impulso del
capitalismo fue desde arriba, apoyando sobre todo al sector exportador
y a la inversión extranjera para que fueran los pilares del desarrollo
económico en México quedando el desarrollo social supeditado al
modelo capitalista. Como consecuencia de la protección al sector
exportador, aumentaron las importaciones de bienes de capital así
como la inversión en el sistema de transporte y los servicios urbanos
(Guillén, 1984). Los beneficios del transporte se tradujeron en menores
costos indirectos para el sector textil y del vestido, un ejemplo concreto: el costo de transporte por una tonelada de textiles de algodón
desde México hasta Querétaro (aproximadamente 230 kms.) era de
61 dólares en 1877 pero decreció a solo 3 dólares en 1910.
57 n
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4. La re-expansión de la industria textil y del vestido
4.1. Desarrollo industrial en el período de 1920-1950
El total de la producción industrial representaba cerca del 12% del
producto interno bruto en los albores de la Revolución Mexicana. Sin
embargo, con el movimiento revolucionario en 1910 disminuyeron
las comunicaciones y se interrumpió el servicio eléctrico afectando
toda la estructura industrial. En el caso específico del sector textil, la
producción de algodón disminuyó en 1916 en 15 mil toneladas, lo que
afectó fuertemente la producción de textiles y frenó el desarrollo de
la industria de la confección.
Restablecida la paz, el gobierno se dio a la tarea de incrementar
la demanda de productos industriales así como la inversión en obras
públicas. La industria textil se expandió gracias al aumento de la
demanda interna, multiplicándose las fábricas que utilizaban técnicas
de producción avanzadas (De la Torre Villar, 2002). Las empresas que
comprendían la industria textil se ubicaron en nuevas zonas: México,
Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Hidalgo, Guadalajara (Jalisco), Orizaba
(Veracruz), Monterrey, Coahuila y San Luís Potosí. La re-expansión
de la industria incrementó notablemente la compra de una variedad
importante de materias primas, maquinaria, herramientas y materiales
para la construcción provenientes del extranjero. Mientras en 1877
el 25% correspondió a la compra de materiales de importación, para
1925 esta importación ascendió a un 60% y en 1940 a un 75%. Las
materias primas extranjeras más consumidas por la industria textil
fueron colorantes, una gran diversidad de sustancias químicas industriales y fibras artificiales.
Cabe indicar que la industria textil a principios del siglo XX importaba algodón de los Estados Unidos a consecuencia del decrecimiento
de la producción debido a la Revolución, hasta que la producción de
algodón se activó en Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Jalisco
y Nayarit, extendiéndose más tarde a Sonora, Sinaloa, Nuevo León,
Tamaulipas y Coahuila. Como resultado de esta expansión, se estuvo
en posibilidades incluso de exportar algodón ya que la producción
llegó a ser de 44 mil toneladas en 1925 y en promedio de 70 mil entre
1935 y 1940 (Argüello, 1989). El cultivo se extendió al norte del país
y a la región del Pacífico norte las cuales contaban con salarios altos
y acceso de ferrocarril, lo que aseguraba el éxito de la producción
algodonera. Esto favoreció el desarrollo regional, como ocurrió en la
zona de la Laguna en Coahuila que se destacó por el cultivo de algodón
y la producción de lana. Los empresarios establecidos en la región
Lagunera eran de origen inglés, francés y español, producían algodón
en grandes extensiones de tierras y estaban financiados en su mayoría
por bancos extranjeros. Posteriormente esta actividad productiva en la
región Lagunera daría lugar a la formación de un cluster textil y del
n 58
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
vestido de alto dinamismo.
4.2. Aporte socioeconómico del sector textil y del vestido en el
período de 1920-1950
La formación de nuevas empresas del sector textil y del vestido en otros
estados del país, contribuyó a la aparición de un proletariado industrial
compuesto por peones indiferenciados y obreros calificados (Navarro,
2002). Sin embargo, la crisis del capitalismo ocurrida en 1929-1930
generó muchos trastornos económicos para México en particular en
lo referente a la producción de materias primas. Entre 1927 y 1932, el
área cultivada de algodón varió notablemente (en 1926 se cultivaron
cerca de 132,906 hectáreas pero en 1932 únicamente se cultivaron
43,231 hectáreas), lo que provocó el desempleo de 13,026 trabajadores.
Además del desempleo, las condiciones laborales eran muy adversas,
ya que los empresarios pagaban míseros salarios a los trabajadores,
quienes trabajaban largas jornadas en el campo y las fábricas. En respuesta estas malas condiciones laborales, los trabajadores en la región
Lagunera formaron un comité regional de defensa del proletariado para
defender sus derechos como trabajadores y exigir el establecimiento de
un contrato colectivo de trabajo. En 1935 se organizaron 104 huelgas,
lo cual mostraba que los trabajadores de esta región luchaban tenazmente por sus derechos, provocando una importante parálisis en la
producción y la inversión.
Como resultado de la crisis capitalista y los movimientos laborales,
la inversión extranjera decayó de 3,500 millones de pesos en 1926 a
solo 2,600 millones en 1939. También las exportaciones bajaron, así
como el nivel de reservas internacionales, el cual se ubicó en tan solo
20 millones de dólares. La crisis puso fin al funcionamiento del modelo
primario exportador y dio lugar a la creación de nuevos vínculos con
la economía mundial. El comienzo de esta nueva etapa de la economía
comenzó con una menor capacidad de cubrir la importación de bienes
de capital, la contracción del sector exportador y su baja rentabilidad, la
disminución de las inversiones extranjeras y empréstitos externos. Este
contexto de crisis transformó la estructura productiva de la economía
nacional en una economía semiindustrializada al impulsar el Modelo
Sustitutivo de Importaciones, tal situación habría de terminar con el
comportamiento favorable en la industria textil.
El desarrollo de este modelo en México no fue resultado de una
deliberada política de industrialización interna, sino una respuesta a
la crisis del capitalismo mundial en la década de los treinta. México
al igual que otras naciones latinoamericanas comenzó por la vía más
fácil: la producción de bienes finales de consumo no durable, debido
a que su técnica era relativamente más fácil y la industria no requería
de mucha composición de capital. Esta fase que abarca de la crisis de
los años treinta hasta la Segunda Guerra Mundial fue sustentada en la
sustitución de bienes de consumo, apoyada por una política ultra pro59 n
María del Pilar Ester Arroyo López
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teccionista y de baja composición tecnológica. En 1950, la producción
industrial significaba poco más de la mitad del producto interno bruto
(PIB) del sector industrial. El Modelo Sustitutivo de Importaciones
logró avances solo en la industria de tipo tradicional, en especial la de
los alimentos, bebidas, tabaco y textiles. Después de 1950, la industria
del papel, caucho, química, máquinas, equipo de transporte, minerales
no mecánicos y siderurgia fueron los sectores que mayor participación
tuvieron en la generación del PIB, rezagándose la industria de los alimentos, bebidas, tabaco, textiles, zapatos y ropa. Esta transformación
industrial se basó en una mayor composición de capital fijo, condición
necesaria para abatir los costos de producción unitarios.
5. El sector textil y del vestido ante la liberalización comercial
5.1. Desarrollo industrial en el período de 1950-1990
Desde el punto de vista económico, puede argumentarse que la historia
moderna de México comienza a principios de la década de los cuarenta, en la que el gobierno se encarga principalmente de impulsar la
economía capitalista, construyendo innumerables obras de inversión,
además de incrementar el control sobre sectores básicos como fue la
nacionalización del petróleo realizada por el Presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Durante los años sesenta y setenta, la economía industrial
también fue impulsada por una fuerte inversión pública aplicada a la
electricidad, la construcción de caminos y puentes, obras de infraestructura e irrigación, además de la aplicación de incentivos fiscales a
la iniciativa privada, sobre todo a la industria manufacturera que era a
todas luces la industria con mayor participación en la generación del
PIB a nivel nacional y de mayor composición de capital fijo.
La industria textil aprovechó las ventajas que el gobierno desarrolló
en cuanto a inversión pública para disminuir costos de producción
directos e indirectos. El crecimiento promedio anual de la industria
textil y del vestido fue del 4.8% durante 1970 a 1976, mientras que en
el período 1976-1981 el crecimiento promedio fue del 6.3%. De hecho
el sector textil y del vestido fue uno de los sectores más dinámicos
de la industria manufacturera, participando con el 11.7% del PIB
manufacturero en 1970 y el 10.1% en 1981. El número de empresas
establecidas en el ramo textil y del vestido, era de 2,210 empresas
en 1970 y de 2,495 unidades empresariales en 1981. En cuanto a la
capacidad instalada de husos, se tuvo un crecimiento promedio anual
del 2.8% durante el período de 1970 a 1981, mientras que la estadística
en relación a los telares utilizados en la industria textil era de 1.4% en
el mismo período de estudio.
5.2. Aporte socioeconómico del sector durante el período 1950-1990
El principal beneficio social durante este período se reflejó en la
ocupación laboral, la tasa de empleo promedio fue del 1.1% durante
n 60
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
1970-1976 y en el periodo de 1976-1981 se incrementó a un ritmo
promedio anual del 2.9%. El sector continuó empleando operarios poco
calificados lo que resultó en salarios poco competitivos respecto a otros
sectores industriales más altas tasas de rotación (Cárcamo, 1991).
5.3. Rol del sector textil y del vestido en el comercio internacional
de 1950-1990
La contribución del sector textil y del vestido al comercio exterior
amerita tratarse por separado a partir de los 70’s debido al nivel de
importancia que ha llegado a alcanzar. Durante 1970 a 1978, las exportaciones de textiles se incrementaron a un ritmo promedio anual
del 20.5%, sin embargo de 1978 a 1980 esta industria mostró un fuerte
descenso promedio del 32.2% (Cárcamo, 1991). Esta disminución en las
exportaciones de textiles y de prendas de vestir se debieron las siguientes
razones: los incentivos industriales se dirigieron principalmente hacia la
industria petrolera y el crecimiento de la espiral inflacionaria provocó
la baja en la competitividad de la industria textil y del vestido.
Durante largos años, el comercio internacional del sector textil
y del vestido estuvo controlado bajo regímenes especiales (Acuerdo
del Algodón de 1961-1973 y Acuerdo Multifibras de 1974-1994) que
permitieron a EUA y países de la Unión Europea negociar o imponer
cuotas contra las importaciones textiles y las prendas de vestir provenientes de países en desarrollo. De acuerdo con García-Castro (2004)
tres hechos fundamentales determinaron el despegue exportador de la
industria textil y de la confección en México: 1) la crisis de la deuda
externa en los 80’s que marcó el fin de la etapa de industrialización
basada en el modelo de Sustitución de Importaciones, 2) la entrada en
vigor de la Organización Mundial de Comercio en 1994 y el Acuerdo
de los Textiles y el Vestido en 1995 que integró los textiles y prendas
de vestir a las reglas comunes del Acuerdo General de Aranceles y
Comercio (GATT) eliminando restricciones cuantitativas y disminuyendo prácticas dumping (Simón-Domínguez, 2004) y 3) la firma del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994
vino a complementar las regulaciones sobre el comercio de textiles y
prendas de vestir, estableciendo una reducción progresiva de aranceles
para productos manufacturados con fibras estadounidenses, canadienses o mexicanas (Simón-Domínguez, 2004).
Estos hechos favorecieron a las exportaciones mexicanas -principalmente de prendas de vestir ya que los textiles no son competitivosincrementando significativamente durante los 80’s y 90’s la creación de
empresas dedicadas al ensamble de prendas de vestir (maquiladoras)
usando insumos de EUA y aumentando la cantidad de divisas provenientes de la actividad del sector. Las devaluaciones del peso en
1993 y 1994 y la Iniciativa del Caribe que daba acceso preferencial
a los productos fabricados en países latinoamericanos, contribuyeron a que México fuera una región aún más atractiva para el abasto
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internacional de prendas de vestir. Las maquiladoras se propusieron
como una iniciativa para la creación de empleos y el incremento a la
exportación. La ubicación de estas maquiladoras cerca de la frontera
norte redujo los costos de logística, facilitando el acceso al mercado
estadounidense.
6. El sector textil y del vestido en la era moderna
6.1. Desarrollo industrial del sector a partir de 1995
Como consecuencia de los acuerdos de libre comercio y el apoyo para
la ubicación de maquiladoras en la zona fronteriza del país, el número
de maquiladoras creció de 256 en 1990 a 1,119 para el año 2000. Tan
solo de 1994-1998, 463 nuevas empresas de textiles y de confección
extranjeras surgieron en México, 71.9% de las cuales eran de origen
estadounidense. La entrada de empresas líderes en manufactura (ej.
Cone Mills Corporation), dueñas de marca (ej. Liz Clairbone) y
tiendas departamentales (ej. JCPenny’s) con órdenes de gran volumen
y mayores demandas en cuanto a calidad contribuyó a la mejora de los
procesos productivos, a la fabricación de productos que cumplieran los
estándares de calidad internacionales y finalmente a la evolución hacia
una producción de “paquete completo”1 (Bair y Gereffi, 2002). Este
esquema favorece la integración de las actividades productivas que
implica la fabricación de una prenda completa, estimula la formación
de vínculos entre los varios integrantes de la cadena y da oportunidad
a que productores nacionales provean materiales adicionales (avíos).
La liberalización del comercio internacional del sector textil y del
vestido contribuyó al desarrollo regional como lo demuestra la expansión de la región Lagunera en los 90’ cuyo dinamismo se sustentó en
la producción de “paquete completo”. Aquellas empresas locales con
experiencia, capital y capacidades para coordinarse con productores
textiles y fabricantes de insumos complementarios establecieron
relaciones exitosas con firmas estadounidenses. Entre estas asociaciones figura la iniciativa conjunta Original Mexican Jeans Company
(OMJC) establecida por Aalfs Manufacturing y la fábrica mexicana
de la familia Martín; Parras-Cone, compañía textil líder resultado de
la asociación entre una compañía de Carolina del Norte, EUA y la
más grande y antigua compañía textil mexicana (Gereffi et al. 2002).
Estas asociaciones contribuyeron al desarrollo económico de la región
Lagunera, a la actividad exportadora y emprendedora, y a al mejoramiento de las competencias de la fuerza laboral y en consecuencia
de sus ingresos. Así Torreón, en el centro de la región Lagunera llegó
La producción de paquete completo se refiere a la posibilidad de fabricar la prenda
o línea de productos completa que solicita un comprador. Esto significa que el productor es capaz de integrar o realizar todas las actividades productivas de la cadena
textil-vestido: desde la adquisición o producción de fibras, la fabricación y acabado de
hilados, tejidos y textiles, el corte y confección de prendas, sus acabados y la logística
asociada al movimiento de productos en proceso y terminados.
1
n 62
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
a identificarse como la “Nueva Capital Mundial de los Blue Jeans”.
Aparte de la significativa exportación de mezclilla y jeans fabricados
en la región Lagunera, otras exportaciones mexicanas que mostraron
alto dinamismo fueron las confecciones de punto y tejido plano.
Sin embargo, las mejoras en calidad, productividad y el avance
hacia la producción de paquete completo no se extendieron a todas
las empresas del sector. Las pequeñas y medianas empresas, más las
maquiladoras que conforman la mayoría del sector y fabrican productos tipo commodity, no integraron cadenas productivas completas y
siguieron operando con baja tecnología, mano de obra poco calificada y
mínimas habilidades de diseño y administración. Uno de los problemas
críticos identificados por autores como García-Castro (2004) para la
evolución hacia la producción de paquete completo y la integración de
la cadena textil-vestido es la situación financiera y limitada capacidad
de las empresas textiles mexicanas (la planta promedio en México
cuenta con 7,000 husos, apenas la mitad del promedio europeo y la
quinta parte del estadounidense) lo que lleva a la dependencia de
textiles importados. El otro problema crítico es la falta de capacidad
para la comercialización y distribución de las prendas de vestir, ya que
estas actividades han estado dominadas por las empresas extranjeras
que subcontratan la producción en México. Así dos de las actividades
más intensas en capital -la producción de textiles y la comercializaciónestán fuera del dominio de la mayoría de las empresas del sector, esto
es las pequeñas o medianas, impidiendo la integración de la cadena
textil y del vestido (Maldonado-Pérez, 2005).
6.2. Aporte socioeconómico del sector textil y del vestido de 1995 a
la fecha
La actividad exportadora del sector textil favoreció la creación de
empleos. En 1990 se reportaban 42,231 trabajadores laborando en
el sector, cifra que se incrementó en diez años hasta 265,935. Sin
embargo, esta aportación al empleo se revertió ante la tendencia
globalizadora que favorece el desplazamiento de las actividades de
producción del sector hacia países capaces de ofrecer bajos costos
de mano de obra. Considerando que los costos de mano de obra en
México son superiores a los de otros países como por ejemplo China,
India, Honduras y Brasil (Maldonado-Pérez, 2005); la producción de
textiles mexicanos es insuficiente y solo contadas empresas nacionales
pueden ofrecer producción de paquete completo, es claro por qué las
empresas transnacionales han favorecido otras regiones como centros
de producción en detrimento de los índices de empleo para el sector.
Según reporta García-Castro (2004) tan solo en el 2003 respecto al
2000, se habían perdido 49,389 empleos en el sector textil y 185 mil
en el de la confección, esta tendencia negativa no se ha revertido según
demuestra la información del cuadro B.
63 n
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
6.3. Contribución del sector textil y del vestido al comercio internacional de 1995 a la fecha
En 1998 México exportó 6,812 millones de dólares en prendas de vestir
hacia Estados Unidos y para finales del 2000 el valor de la exportación
mexicana alcanzó los 8,700 millones colocando al país en el primer
lugar de exportaciones de prendas de vestir hacia EUA. El período de
1990-2002 fue el del liderazgo exportador para el sector textil y del
vestido que logró una participación en las importaciones de EUA del
11.58% gracias a dos factores: 1) la reducción progresiva de las tasas
arancelarias (en 1998 la tasa era de 0.6% la cual se redujo hasta 0.28%
en 2002) y 2) los bajos costos salariales, estos costos representaron el
22% de los costos de toda la cadena productiva en México mientras
que en EUA correspondieron al 33% (Simón-Domínguez, 2004).
Sin embargo, la falta de desarrollo tecnológico y de coordinación
del sector provocó que al inicio del nuevo siglo la industria mexicana
perdiera competitividad frente a países del este de Europa y de Asia,
principalmente China. Durante el período de 2001 a 2007, la tasa de
exportación de prendas de vestir mexicanas decreció aproximadamente
un 11% por año (cuadro A) en tanto que la tasa de exportaciones de
prendas fabricadas en China seguía aumentando (Ramírez, 2010). La
desaceleración económica en Estados Unidos registrada a mediados de
2000 exacerbó la situación resultando en una notable baja de las exportaciones del sector porque el 75% de las exportaciones de la industria textil
en el 2002 se destinaron a este país y hasta un 95% de las exportaciones
de prendas de vestir fueron a EUA (Simón-Domínguez, 2004).
El bajo costo de la mano de obra ya no es una ventaja competitiva para el país ya que los costos son mayores que en China, India,
Honduras y Brasil (Maldonado-Pérez, 2005). Sin embargo aún se
mantiene la ventaja de los costos de logística - un embarque de textiles
de China a Estados Unidos cuesta el doble que el envío de México a
EUA- ventaja que podría perderse ante la creciente inseguridad en el
país que aumenta el costo de transporte debido al robo de embarques
y el pago de seguros.
La industria textil y de la confección inicia la primera década
del siglo XXI con un panorama desalentador como lo muestran los
índices de producción y ventas internas del cuadro C. Después de un
diagnóstico de la situación actual del sector, la Secretaría de Economía
propuso un programa para la competitividad de la cadena fibras-textilvestido que incluye entre sus puntos principales el facilitar la obtención
de créditos para las empresas del sector, la reducción o subsidios de
tarifas eléctricas, el aumento en la seguridad, el combate al comercio
informal y la importación de prendas de baja calidad así como el apoyo
para la integración de la cadena textil y del vestido. El análisis sobre
la competitividad actual de las empresas del sector identifica la necesidad de avanzar hacia la producción de paquete completo, alcanzar
n 64
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
flexibilidad.2 En la producción para responder a la demanda actual
de bajos volúmenes para una alta variedad de productos así como el
desarrollo de capacidades para el diseño y la comercialización directa
de las prendas de vestir en el mercado nacional.
Conclusión
Después de documentar la evolución histórica del sector textil y de la
confección, se concluye que el desempeño de este sector está íntimamente relacionado con la historia económica del país en el sentido de
que los esfuerzos para la recuperación económica, industrialización y
apertura de fronteras para el comercio internacional han determinado
los avances de esta industria. A lo largo del período de análisis comprendido de 1846 a la fecha, se aprecia que la industria textil y de la
confección ha hecho aportaciones significativas a la industrialización
del país, la generación de empleos y las exportaciones, figurando entre
las industrias que más aportan al PIB en manufactura.
La inversión extranjera y más recientemente los acuerdos de libre
comercio y en particular el TLCAN han sido determinantes para impulsar la industria. En sus orígenes, las fábricas textiles estuvieron en
manos de ingleses y franceses que eligieron establecer instalaciones
en México debido a la alta rentabilidad de su inversión. Muchos años
después, la iniciativa de las maquiladoras para ensamblar prendas de
vestir con textiles estadounidenses respondió a la misma motivación,
aprovechar los bajos costos salariales y de transporte hacia EUA. La
participación de empresas extranjeras fue esencial para el crecimiento
del sector, la introducción de tecnologías y la capacitación de los gusto
empleados. Sin embargo, ni estas empresas ni el gobierno procuraron
la integración de la cadena productiva (o de abasto) textil-vestido; en
tanto la evolución hacia la producción de paquete completo solo se dio
a través de alianzas selectivas con empresas mexicanas líderes, dejando
a las pequeñas y medianas empresas que constituyen la mayoría del
sector en el rezago.
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Flexibilidad en la producción se refiere a la capacidad del productor para surtir lotes
pequeños de productos (alrededor de 100 artículos) altamente tropicalizados o adaptados
a las demandas del cliente en tiempos relativamente cortos. Esta flexibilidad permite
atender a las fluctuaciones en la demanda y ofrecer una alta variedad de productos para
un mercado con preferencias heterogéneas para productos de moda y alta calidad.
2
65 n
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
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n 66
La evolución histórica e importancia económica
del sector textil y del vestido en México
Sierra, C., (2003), Historia de México a la luz de los especialistas, México,
Editorial Esfinge, 370 pp.
ANEXO
Series históricas de indicadores económicos de la industria
textil y del vestido
Cuadro A
Volumen de exportaciones de la industria textil y del vestido, en México (2003-2008)
Año
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Valor de la
exportación de
prendas
de vestir (miles de
pesos)a
77 533 151
82 892 026
78 022 949
67 581 465
43 577 886
52 980 939
Valor de la
exportación de fibras
textiles (miles de
pesos)a
7 428 899
7 516 098
8 354 542
5 733 602
7 960 200
1 028 342 148
Porcentaje de participación
en las importaciones de EUA
de productos textiles
y de vestir mexicanos
(miles de millones de dólares)b
10.8 %
9.8 %
8.7 %
7.4 %
6.7 %
6%
a. Elaboración propia a partir de los datos de INEGI. Anuario Estadístico de Comercio Exterior de los Estados Unidos Mexicanos (varios años).
b. Datos extraídos de Hernández, R. A., Romero, I. y Cordero, M. (2006) “¿Se erosiona la competitividad de los países del DRCAFTA con el fin del acuerdo de textiles y vestuario?”. CEPAL: México.
Cuadro B
Contribución del sector textil y del vestido al empleo en México
(2003-2007)
Año
Puestos de trabajo
remunerados
en
la industria textil
y del vestido
2003
2004
2005
2006
2007
754 467
741 926
723 218
691 093
655 201
Personal ocupado de la
industria maquiladora
de exportación textil
y del vestido
261 275
245 423
234 938
No disponible
No disponible
Fuente: Elaboración propia en base a los datos del INEGI, 2009. La industria textil y del vestido en México 2009. Series estadísticas sectoriales, No. 22.
67 n
María del Pilar Ester Arroyo López
María de Lourdes Cárcamo Solís
Cuadro C
Producción en la industria textil y del vestido en México (2003- 2007)
Año
Producción bruta en
Índice nacional
valores básicos total
de la producción
(millones de pesos a
en la industria textil
precios constantes)
y del vestidoa
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
244 915
247 978
240 175
240 829
233 764
No disponible
No disponible
100.0
105.1
110.0
116.2
101.2
97.9
87.0
Valor de las ventas
de la industria textil
y del vestido
(miles de pesos)
59 506 397
64 847 507
65 088 007
67 493 628
67 680 548
67 315 981
No disponible
Elaboración propia a partir de:
INEGI (2009). La industria textil y del vestido en México 2009. Series estadísticas sectoriales, No. 22. 2. BANXICO: http://www.
banxico.org.mx/AplBusquedasBM2/busqwww2.jsp. (consultada en mayo del 2010).
a. Los índices de producción del cuadro son el promedio de los índices mensuales para los sectores textiles y de prendas de
vestir.
n 68
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
Microfundamentos
para la economía
de la mujer
Fernando Antonio Noriega Ureña*
[email protected]
Resumen
La teoría tradicional ha desestimado las diferencias de género en la
conducta económica de los agentes individuales, suponiendo que éstas
no modificarían el axioma de conducta racional. Sin embargo, aquí se
plantea una hipótesis basada en una condición irreducible de género
que permite la formalización diferenciada de los consumidores. Los
resultados revelan una economía de mercado muy diferente a la que
se explica cuando los agentes son individuos sin distinción de esa clase:
En primer lugar, no sólo las preferencias, la tecnología y las dotaciones
iniciales determinan los precios, sino también la composición de género;
en segundo, la distribución a través de instituciones diferentes al mercado,
Fecha de recepción:
13 de abril de 2010
Fecha de aceptación:
24 de mayo de 2010
* El autor agradece los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores anónimos.
Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de los mismos.
Profesor–Investigador Titular C de Tiempo Completo, Departamento de Economía,
División de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolita
- Unidad Azcapotzalco.
69 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
como las sociales, se hace necesaria para compensar las desventajas de
género, y en tercero, el resultado de igual remuneración para trabajo igual,
lejos de resolverlas, las reproduce. Así, se concluye que tanto la teoría
de los precios como sus implicaciones de política económica cambian
considerablemente bajo este nuevo escenario analítico.
Palabras clave: Género, Economía de la mujer, Empleo, Salarios
Clasificación JEL: J16; E20; E24.
1. Introducción
El debate actual en torno a la economía de género ha abierto espacios
importantes y profusamente atendidos en el terreno de la economía
aplicada, y ha centrado su atención en los fenómenos inherentes a la
economía de la mujer, particularmente en lo referido a las asimetrías
distributivas, discriminación, violencia, marginación y pobreza. Tanto
la medición como la tipología de cuestiones tales como la discriminación en el trabajo, la injusticia salarial, la sobreexplotación y la
pobreza de género, son tratadas desde diferentes enfoques teóricos pero
generalmente fuera del dominio analítico de la teoría de los precios y,
por tanto, lejos de la base de sustentación de la política económica.
Ante ese hecho, la política social, entendida como un sistema institucional público de atención a fenómenos considerados no económicos
pero sí relacionados con el bienestar de las comunidades humanas,
ha extendido considerablemente su dominio sobre los problemas de
género y pobreza, con el consecuente descargo de responsabilidades de
la política económica al respecto. Sin embargo, y paradójicamente, el
ejercicio de la política social en las actuales economías de mercado, en
aras del fortalecimiento del laissez faire, ha contribuido a alejarlas de las
posibilidades de transitar hacia modalidades de economía social, debido
fundamentalmente a que se considera que las asociaciones entre individuos, lejos de favorecer la eficiencia en la toma de decisiones, crean
distorsiones y obstáculos al buen funcionamiento de los mercados.
Así entonces, el encuentro analítico entre la economía de género
y la economía social es ajeno a la naturaleza de la política social, no
así a la de la política económica. De hecho, la evidencia que se recoge
de las crisis de pagos, es que cuando el sector privado equivoca sus
expectativas y por ende sus decisiones, sólo quedan los fundamentos
n 70
Microfundamentos para la economía de la mujer
de las políticas fiscal y monetaria para detener la descapitalización de
las empresas y el deterioro del bienestar material de los hogares. En
ello la política social sólo desempeña el papel de mecanismo parcial
y transitorio de compensación de daños. Lo demás, es decir, las soluciones de fondo, dependen de la teoría que los responsables de la
política económica utilizan para determinar sus criterios de acción, y si
al interior de ella no existen fundamentos para la orientación de género
de la política económica, tal estará inevitablemente ausente, con los
costos que su ausencia signifique para el género menos favorecido.
La discusión actual en torno a la necesidad y posibilidades institucionales de orientar las políticas fiscal y monetaria con perspectivas de
género, se sostiene más en intuiciones y conjeturas derivadas de hechos
específicos que en explicaciones generales y formalmente sustentadas. Salvo un esfuerzo pionero para abrir la discusión sobre las bases
axiomáticas de la economía de la mujer, realizado por Marianne A.
Ferber y Julie A. Nelson,1 la literatura actual no ofrece una discusión
metodológica profunda ni elementos formales para la construcción
teórica distintiva de la conducta económica de hombres y mujeres.
Parece no haberse considerado importante en la economía formal el
estudiar la distinción, probablemente en la idea de que el consumidor
representativo es suficiente para cubrir las exigencias metodológicas
de la explicación de las economías de mercado. Las distinciones de
género no han sido incorporadas como un asunto importante para la
demostración de que una economía plenamente descentralizada no
deriva en el caos sino en el equilibrio y que tal es óptimo de Pareto, ni
para la microfundamentación de la política económica; tampoco han
sido incorporadas por enfoques alternativos, como el inherente a la
economía social, para criticar estos resultados de la teoría tradicional
y buscar fundamentos axiomáticos diferentes y más sólidos.2
1
Ferber, M. A. y J. A. Nelson (1993), es una compilación de artículos que bajo el título
Beyond Economic Man. Feminist Theory and Economics, plantea una discusión en
torno a la necesidad de “desmasculinizar” el análisis económico.
2
Entre los once autores que contribuyen al debate en el libro antes citado, destaca la
presencia de Robert Solow, Premio Nobel de Economía 1987, quien en sus planteamientos fundamentales desestima la necesidad de incorporar a los fundamentos de la
teoría alguna consideración sobre distinciones de género. Sus numerosas y destacadas
contribuciones a la teoría tradicional, al igual que sus críticas y desacuerdos más recientes con ella (véase particularmente Solow & Hahn (1995)), les otorgan relieve a sus
opiniones sobre la necesidad de distinguir géneros en el análisis económico. Plantea su
posición en los siguientes términos (Solow, R. (1993: 155-156)):
It seems obvious that economics is at least a little different from biology and chemistry, partly because there is no poking or prodding, just passive observing, and
partly because the economist, in thinking about the economy, is inevitably thinking
about herself or himself. Introspection plays no part in the framing of hypotheses
about chemistry or molecular biology, but I do not see how it can be wholly avoided
in framing hypotheses about economic behavior. It would be crazy not to ask: what
would I do in those circumstances? Even in the economic context, however, I am
skeptical about imputing specifically masculine or feminine characteristics.
Y más adelante señala lo siguiente sobre el contenido de los artículos que conforman
71 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
Ferber y Nelson plantean el problema en los siguientes términos:
Women have been largely absent not only as economic researchers
but also as the subject of economic study. […] The first edition of Paul
Samuelson’s Economics (1948) had only two references to “females”
and none to “women”, both included in a segment on “minorities”. Even
today, women and families remain strangely absent from many “general”
discussions of economic matters.
[…] One must ask whether the “individual” and “we” do not display a
distinctively masculine tendency toward identification from work rather than
relationship, and whether the notion of “individual consumers in nuclear
families” is not fundamentally confused. Such a blind spot when it comes to
women’s traditional identification through family relations, and disregard
of the possibility that the same may be true of men, implies “invisibility”
of women and families in the analysis of “human” behavior.
Similarly, little attention is given to the economic value of household
work, traditionally done mostly by women. Again taking an example from a
textbook, the complete discussion of this issue consists of three sentences:
“Many people, particularly leaders of the women’s movement, argue that
household work should be given a value and included in GNP. This is worth
thinking about. Would it be a reasonable thing to do? If so, how would
one go about valuing household production?” (Reynolds 1988). Marilyn
Waring (1988) and Nancy Folbre (1991) have discussed additional incidents
of such neglect and the consequences they have for social statistics and
policy. Standard discussion of human capital formation (e.g., Ehrenberg
and Smith 1991) start with a discussion processes undertaken at home as
well as the care from birth (or even from before birth, as in maternal health
and nutrition) devoted to creating and developing a child’s capacities”.
En un intento de contribuir a la comprensión de algunas de las cuestiones de género que han sido por completo dejadas de lado por la teoría
convencional, en este trabajo mostraremos, a partir de la formalización
de las especificidades paramétricas que pueden considerarse básicas y
exclusivas de la conducta maximizadora de la mujer, que los resultados
micro y macroeconómicos tradicionales varían considerablemente. Las
desventajas de género que se ponen en evidencia, aparecen como una
característica natural de la estructura de una economía competitiva,
al igual que los problemas de asimetría en la distribución del ingreso.
la compilación:
It bothers me that the papers in this volume say almost nothing about the nuts and
volts of economic analysis: demand and supply elasticities, the cyclical behavior of
real and nominal wages, you name it. The ideological content of economics attracts
attention, but were it not for the nuts and bolts, the market for economics would
clear at a very low level. When it comes to the nuts and bolts, however, economics is more like chemistry. In those areas, the effects of feminizing the discipline
would be seen mainly in atmosphere rather than in substance. (But not always
–women might have a genuinely different perspective on wage determination in
the business cycle, for instance.)
n 72
Microfundamentos para la economía de la mujer
Pese a que las condiciones iniciales del sistema parecerían situar a
todos los agentes en un plano de equidad, hay características intrínsecas de las mujeres que las ponen en una desventaja que los precios
por sí solos no son capaces de resolver. Se hace necesaria la creación
de instituciones que hagan posible la compensación de las asimetrías
y la reivindicación de género. Se abre un campo importante para el
desarrollo de la economía social.
El escenario analítico es de competencia perfecta, plena descentralización y propiedad privada. Existe un único producto, no durable y por tanto
no acumulable, y el trabajo es el único factor de producción. Se distinguen
un consumidor y una consumidora, cada uno de ellos representativo de
todos los agentes de su respectivo género. Ambos comparten de manera
equitativa los derechos de propiedad sobre el aparato productivo, que
para el análisis queda representado por una firma representativa, también
de conducta maximizadora, que se supone idéntica a las muy numerosas
de su misma naturaleza existentes en el sistema.
El marco analítico corresponde a un sistema competitivo conformado por consumidores y productores de conducta maximizadora,
en el que las empresas maximizan la tasa interna de retorno, que
formalmente equivale a la tasa de ganancia, según se define en Marx
y Smith, y a la eficacia marginal de la inversión, en la Teoría General
de Keynes. Esta hipótesis hace diferencia con la maximización de la
masa o volumen de beneficios, que tradicionalmente se sostiene en
la teoría neoclásica.3
El apartado 2 del documento se refiere a las condiciones iniciales,
hipótesis y resultados de equilibrio individual de los consumidores; en
él se efectúa un análisis comparativo de los resultados microeconómicos
de los dos géneros considerados. El apartado 3 concierne a los resultados
de equilibrio macroeconómico; en él se investigan las implicaciones de
la distinción de género en los niveles de producción y empleo, y en la
distribución del ingreso; se analizan por tanto las implicaciones básicas
de políticas fiscal y monetaria. Finalmente, en las conclusiones se hace
una síntesis de los resultados alcanzados y de sus implicaciones en
términos de una agenda de investigación sobre el tema.
3
En completo apego a las exigencias metodológicas y técnicas de la teoría neoclásica, se
hará evidente que de dicha maximización deriva la demostración de que el sector laboral
no es un mercado ni funciona como tal, y el salario, lejos de ser un precio más, es una
variable distributiva que se determina exógenamente. En otros modelos en los que se
emplea la misma hipótesis, destaca la demostración de que el desempleo involuntario
es plenamente compatible con el equilibrio general de competencia perfecta. Con base
en un teorema –el teorema de superioridad- se demuestra que la hipótesis neoclásica
con las que se explica la conducta racional de los productores es incorrecta, debido
a que explica el funcionamiento de una economía técnica y socialmente ineficiente.
Se hace evidente que si los productores maximizan la tasa de ganancia o tasa interna
de retorno, en lugar de la masa de beneficios, como lo plantea la tradición neoclásica,
el resultado que se alcanza para cada empresa y para el agregado de productores y
consumidores, es superior en el sentido de Pareto, y la economía refuerza su carácter
competitivo en la medida en que el número de unidades productivas es mayor. Véase
Noriega (2001 y 2006).
73 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
2. Conducta maximizadora
La diferencia que será el fundamento de la distinción entre mujeres y
el resto de la especie para efectos de esta investigación, corresponde
a su papel en la reproducción de la vida humana y en las responsabilidades directas que ella implica y que supondremos intransferibles.
La mujer es la que biológicamente asume el papel y en la que recae
la responsabilidad exclusiva de la gestación y el alumbramiento, sea
o no con su consentimiento, y sea o no por su propia decisión, y toda
la especie le debe a ello su origen.
Los efectos de esta investigación dejan fuera de su alcance el
análisis del proceso de decisión de la mujer respecto a su maternidad.
Sólo interesa considerar la maternidad como un hecho consumado a
partir del cual aparece una diferencia irrenunciable entre la mujermadre y el resto de la especie, diferencia de la que se desprende una
conducta económica muy distinta de ella respecto a la del hombre y
de la mujer que no es madre.
Así entonces, en nuestra hipotética economía competitiva, completamente descentralizada y propia de una sociedad en la que sólo
los adultos toman decisiones, se considerará que hay dos géneros: el
de las mujeres-madres, y el de los demás, conformado por hombres
y por mujeres no madres. Esta distinción, pese a que seguramente
resultará insatisfactoria para muchos especialistas, es necesaria por el
momento. Será, sin embargo, reconsiderada más adelante.
En el entendido de que la mujer-madre se enfrenta a una economía
competitiva, plenamente descentralizada y conformada de agentes de
conducta egoísta y atomizada, sólo ella, en función de sus preferencias
y ex-ante, determina su carga de responsabilidad sobre el resultado
de la reproducción. En el sistema, por su propio carácter competitivo,
no hay contratos de corresponsabilidad sobre los hijos; es decir que
no existen ni el matrimonio ni la asociación de pareja,4 porque el
sistema mismo, en su naturaleza de libre mercado e individualismo
metodológico, hace vigente la plena descentralización y excluye toda
posibilidad de asociación entre individuos.5
4
Gary Becker (1981), explica el emparejamiento selectivo de cónyuges en los mercados
matrimoniales, como resultado de agentes, hombres y mujeres, que difieren entre sí a
cusa de sus dotaciones, pero no de su naturaleza. Considera, como causas de las diferencias, desde el capital humano acumulado por cada individuo, hasta la especialización
en el trabajo al interior de los hogares; pero excluye cualquier característica distintiva
de género. En el capítulo 2 del libro aquí citado “La división del trabajo en los hogares
y las familias”, Becker (1981: 32), dice:
Uno de los supuestos más importantes de este apartado es que en principio todas
las personas son idénticas; las diferencias de eficiencia no vienen determinadas
por diferencias biológicas, ni por otro tipo de diferencia intrínseca a la persona.
Las diferencias de capacidad son el resultado de diferentes experiencias y de otras
inversiones en capital humano.
5
Si bien el hacer vigentes aquí las condiciones iniciales de la teoría tradicional en
escenarios competitivos implica la exclusión de los fenómenos de asociación entre
n 74
Microfundamentos para la economía de la mujer
Supóngase que toda mujer en el sistema, antes del periodo de
análisis, ha tenido la libre opción de elegir ser o no madre, y ha
tomado su decisión. Las que decidieron no serlo (por un proceso que
desconocemos y que no es interés de esta investigación analizar), no se
sujetan a ninguna condición paramétrica diferente a las de los hombres
en su papel de agentes maximizadores; es decir que toman decisiones
de sí y para sí mismas, sin implicación alguna para nadie más. En
cambio, las que decidieron ser madres asumen la responsabilidad sobre
las variables en las que sus decisiones determinan las condiciones
materiales de las hijas o hijos a los que han dado vida y mantienen
irrenunciablemente bajo su custodia. Supondremos que estos últimos
–las hijas e hijos– son considerados dependientes absolutos del cálculo
económico de las mujeres mientras son incapaces de tomar decisiones
por sí mismos; es decir, mientras alcanzan la adultez.
Es necesario subrayar una vez más que las hipótesis que se proponen enseguida no pretenden explicar la elección de la mujer en
términos de ser o no ser madre, sino la conducta económica de las que
han decidido ya ser madres, y que bajo esa condición deben realizar sus
ejercicios de elección racional, dados los precios relativos. El análisis
se realizará sobre la base de agentes representativos.
2.1 Hipótesis 1: Conducta económica de la mujer-madre
La mujer-madre toma sus decisiones según el siguiente cálculo, en el
que el subíndice m se refiere a las variables que ella puede determinar
en función de la información que le transmiten los precios La función
de utilidad Um (.), que se supone no separable, estrictamente cóncava
y diferenciable, depende, en primer lugar, de la demanda neta de
producto para su consumo, misma que resulta de la demanda bruta o
total qdm, menos la parte de producto que destinará al consumo de sus
hijos: ∑ Өi, siendo i ≥ ∑ Өi ≥ 0; 1 ≥ Өi ≥ 0, e i=0, 1, 2, 3,… h-1, h.
i
i
(Estos parámetros son parte de las preferencias de la mujer-madre y
sólo se modifican en el largo plazo):




 


Máx. U m  qdm − q ∑ i  , 
− Tom 
i
 1+ ∑ i


i







definida para todo  qdm − q ∑ i  > 0 y 
i


1+ ∑
i

i
(1)


− Tom  > 0 ,


géneros, se logra un beneficio metodológico importante para el estudio de los mismos: la
posibilidad de analizar, con base en esta referencia extrema, los términos del intercambio
entre géneros para la conformación de contratos de corresponsabilidad, matrimonios o
asociaciones en pareja. Así, al término de nuestra investigación podremos responder por
lo menos a la siguiente pregunta sobre este particular: ¿Existe una tasa de descuento de
género que ponga en desventaja a alguno de ellos ante la posibilidad de definir acuerdos
de asociación en pareja y corresponsabilidades, cuando tal cosa es posible?
75 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
S.a Πm + wTom = pqdm
(2)
La cantidad se refiere al volumen de producto que biológicamente necesita cada hijo para garantizar plenamente su vida;6 por
tanto, la madre habrá decidido subjetivamente si garantiza total o
parcialmente la vida de cada uno de ellos al determinar la magnitud de
cada Өi según sus preferencias afectivas. Se admite así la posibilidad
de la madre desnaturalizada, es decir, la de aquella que abandona a los
límites de la muerte a alguno de sus hijos (Өi = 0 para algún i), como
también la de aquella que otorga trato diferenciado a cada uno de ellos,
con un valor positivo pero diferente de Өi para cada i. El subíndice i
se refiere al número de hijos que tiene la mujer, y el parámetro Өi es
precisamente el índice subjetivo que muestra el grado de protección
o garantía de la vida que la mujer-madre le ofrece a su i-ésimo hijo
a través del consumo.
En segundo lugar, esta función depende del tiempo disponible
para el ocio, definido en el miembro derecho de la función por el
segundo argumento entre paréntesis. En él, τ corresponde al tiempo
máximo biológicamente disponible para trabajar que tiene la mujer,
al igual que cualquier otro agente (es decir, las mujeres no madres y
los hombres). Se trata de una dotación inicial natural que se supone
igual para todos los adultos. Ese tiempo, sin embargo, se reduce para
la mujer-madre en función de su tiempo oferta de trabajo (Tom), y del
que decide dedicar a todos y cada uno de sus hijos según la siguiente
regla: ∑i αi ≥ 0, con αi tal que 1 ≥ αi ≥ 0, existiendo la posibilidad de que
no le dedique nada de tiempo a alguno (αi = 0 para algún i). Es decir
que existe la opción del descuido total, que se traduce en que le niegue
por completo atención en términos de su tiempo a alguno de sus hijos,
aun cuando le asegure el consumo. Los hijos dependen forzosamente
de la mujer, pese a que ésta tiene la posibilidad de otorgarles atención
y consumo según su exclusivo arbitrio. Los parámetros αi, al igual
que los Өi, son parte del arreglo paramétrico de las preferencias de
la mujer-madre.
Su restricción presupuestal está definida, por el lado de los ingresos,
como la suma de los ingresos no salariales (Πm), que provienen de sus
derechos de propiedad sobre el aparato productivo (ganancias de las
empresas), 7 y salariales (wTom), que resultan de las remuneraciones
al trabajo. El lado de los gastos está conformado por el valor de la
demanda bruta de producto (pqdm). El precio monetario del producto
es p, y el salario monetario es w.
Para simplificar, supóngase que la función de utilidad es homogénea de algún grado positivo en sus argumentos, y sea el parámetro 6
Supóngase la existencia de un criterio biológicamente determinado y socialmente
aceptado, del consumo mínimo de subsistencia para cada niño.
7
Al tratarse de un sistema de propiedad privada, los únicos propietarios de todo cuanto
existe en la economía son los consumidores.
n 76
Microfundamentos para la economía de la mujer
, ∈ ℜ + , un resultado de las preferencias y propio de dicha función.
Entonces, las condiciones de primer orden estarán dadas por la restricción presupuestal (2), y por la relación marginal de sustitución entre
consumo neto y ocio, expresada así:

qdm − q ∑ i
w
i
=
− Tom p
1+ ∑ i
(3)
i
Por tanto, la función de demanda bruta para consumo (4), y la de
oferta de trabajo (5), corresponderán, respectivamente, a las expresiones siguientes:
 




−1 
−1  w
m
=
+
+
+
+
(
1
)
(
1
)
q
q

∑i i
dm
 p 1+
p 
i 
  ∑

i

 

 pq ∑ i − m 
p 
−1
i
+ (1 + ) −1 
T
om = (1 + )
w


1+ ∑ i


i
p


(4)
(5)
La función de demanda bruta para consumo está conformada, en
el miembro derecho, por un primer término, independiente de precio
y salario –un componente autónomo– que depende de una fracción
de las necesidades de consumo de los hijos reconocidas por la mujermadre. El término siguiente, dados el precio del producto y el salario,
dependerá del valor real de su tiempo efectivo de oferta de trabajo y de
sus ingresos no salariales reales. Así, se tiene que a mayor número de
hijos, mayor será el consumo autónomo en el cálculo de la mujer-madre,
y menor el valor real de su tiempo máximo efectivamente disponible
para trabajar. La ecuación (4) muestra que cuanto más elevado es el
número de hijos, mayores las exigencias de consumo de estos a través
de la demanda de producto de la mujer, y menores las posibilidades de
ella de financiarlo con sus ingresos salariales, a causa de la reducción
en su tiempo máximo efectivamente disponible para trabajar.
Por su parte, la función oferta de trabajo muestra, en el primer
término de su lado derecho, el tiempo máximo biológicamente disponible para trabajar, y en el segundo término, una diferencia que
muestra que si los ingresos no salariales son inferiores al valor del
consumo autónomo, la oferta de trabajo de la mujer-madre al aparato
77 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
productivo excederá su tiempo máximo efectivamente disponible
para trabajar. Esto quiere decir que se verá obligada a trabajar, al
salario vigente en la economía, por encima del tiempo que le queda
disponible para reponer sus propias capacidades de trabajo, en aras
de que sus ingresos totales le hagan posible financiar su consumo y
el de sus dependientes. Dicho en otras palabras, trabajará a costa de
la reducción de sus propias capacidades vitales, con tal de financiar
el consumo de sus hijos y el suyo.
Obsérvese que se trata de funciones de elasticidades variables y
multiplicadores constantes respecto a w y a p.
2.2 Digresión sobre la exclusividad de responsabilidades
Es de esperarse a estas alturas que haya quien argumente que en muchos
casos, en la economía real, es el hombre el que asume la responsabilidad
de los hijos en los términos descritos aquí por las ecuaciones, y estará
en lo cierto, si los casos a los que alude son de solidaridad o sustitución
funcional entre géneros. Aún así, téngase en cuenta que el sentido de
estas hipótesis es explicar un fenómeno que está en lo fundamental en
los dominios sociales de la mujer-madre, sobre todo cuando el análisis
se sujeta a condiciones de individualismo metodológico.
Sin embargo, es necesario plantear la siguiente pregunta: ¿Es
realista afirmar que la esperanza matemática que los demás agentes le
asignan al cálculo económico de una mujer antes de ser madre, en la
economía cotidiana y en ausencia de perturbaciones aleatorias, es estrictamente igual al cálculo de la mujer-madre? Si no en tales términos,
entonces digámoslo así: ¿Se puede decir que los demás agentes ven
en cada mujer, antes de ser madre, la expectativa altamente probable
de que se convierta en mujer-madre?
Si la respuesta es afirmativa, entonces nos encontramos en un escenario en el que sólo excepcionalmente se valoraría a una mujer bajo
los mismos parámetros que a un hombre. Por lo general, suponiendo
diferencias nulas en los ingresos no salariales, las mujeres, en su
perspectiva de ser madres o ya en la condición de tales, negociarán en
condiciones de inferioridad cualesquiera formas de corresponsabilidad
con los hombres. Estarán sujetas a una tasa de descuento de género
más alta que la de estos. Tal situación se verá compensada sólo si los
ingresos no salariales –y, por tanto, los derechos de propiedad– les son
más favorables a las mujeres que a los hombres con los que negocien
contratos de corresponsabilidad, de matrimonio o, simplemente dicho,
de asociación en pareja.
Sin embargo, existe la posibilidad de que las preferencias de
algunos hombres y los parámetros de algunas mujeres den como
resultado que la responsabilidad total de los hijos pase a manos de
los primeros. En tal caso, el cálculo económico de esos hombres
n 78
Microfundamentos para la economía de la mujer
será prácticamente igual al descrito en el apartado previo para las
mujeres-madres.
Por tanto, si la transferencia de las responsabilidades de los hijos o
la corresponsabilidad es resultado de un intercambio entre equivalentes, por lo general las mujeres incurrirán en un costo de oportunidad
más elevado que el de los hombres. Esta idea se reforzará con el
razonamiento siguiente.
2.3 Hipótesis 2: Conducta económica del hombre y de la mujer sin
hijos
Obsérvese que si los parámetros Өi y αi son cero para todo i, el
cálculo económico que resulta es el que la teoría le ha atribuido sistemáticamente al consumidor representativo. Lo que esto significa
es que el consumidor hombre cuyas variables se distinguen por el
subíndice h), y la mujer que ha decidido no tener hijos, comparten
un cálculo idéntico entre sí en una economía descentralizada como
la que aquí se analiza. La maximización está dada entonces por las
siguientes ecuaciones:
Max Uh [qdh, (τ - Toh)]
(6)
Definida para todo qdh >0 y (τ - Toh) >0,
Πh + wToh = pqdh
S.a (7)
Las condiciones de primer orden resultan en la restricción presupuestal (7), y en la relación marginal de sustitución entre consumo y
ocio, según la siguiente expresión:
qdh
− Toh
w
p
=
(8)
De esta manera se obtienen las funciones de demanda de producto (9), y oferta de trabajo (10), respectivamente, en las siguientes
expresiones:
w + h 
qdh = (1 + ) −1 
p 

(9)
79 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
 h


p 
Toh = (1 + ) −1 − (1 + ) −1 
 w 
 p 


(10)
Las diferencias entre estas funciones y las ecuaciones (4) y (5),
son cruciales: En primer lugar, muestran que el consumidor hombre,
lo mismo que la mujer sin hijos, toma todas sus decisiones a partir
de la información de mercado, que es la contenida en el único precio
relativo del sistema: el salario real; en contraste, la mujer-madre toma
sus decisiones de mercado una vez que ha resuelto el problema distributivo básico: la alimentación y atención de sus hijos. Este último
es un problema distributivo porque implica la asignación de bienes
y tiempo por parte de la mujer-madre a sus dependientes (hijos), con
los cuales no establece una relación de quid pro quo ni se vincula a
ellos a través de los precios. Se trata de la aplicación de una regla
de asignación que la mujer establece para sí misma a partir de sus
preferencias.
Lo señalado implica que, en conjunto, las mujeres con hijos en
una sociedad de mercado resuelven sistemáticamente un fenómeno
distributivo que no depende de la presencia de institución alguna ni de
la existencia de rigideces en el sistema de precios. A diferencia de lo
que sucedería, por ejemplo, con el consumo autónomo en una función
consumo keynesiana para economía intervenida, en la que la intervención fiscal a través del gasto es el mecanismo institucional que sirve
para financiarlo, en el caso de la mujer con hijos, son sus decisiones
las que dan origen a un consumo autónomo cuyo financiamiento debe
proveerlo ella misma. No hay institución alguna en nuestra hipotética
economía descentralizada, que exista para ese efecto.
En segundo lugar, bajo el supuesto ya hecho –que pese a ser restrictivo nos pone en condiciones de una mejor comparación– de que
los ingresos no salariales de todos los agentes del sistema son iguales,
y de que el tiempo máximo biológicamente disponible para trabajar
es también igual para todos –lo que de ninguna manera resulta irreal
por ser miembros de una misma especie– el consumo efectivo de los
hombres y de las mujeres no madres resulta ser mayor que el de las
mujeres-madres, tanto debido a que las posibilidades de financiamiento
de los primeros a los precios vigentes son mayores, como a la parte
del consumo que las mujeres-madres deben destinar a sus hijos por
propia responsabilidad. Esto se constata en la siguiente expresión, que
proviene de la comparación de (4) y (9):
 


w  w 
(11)
>

 p   p 1+
   ∑ i 

i

 
n 80
Microfundamentos para la economía de la mujer
La desigualdad (11) indica que el tiempo máximo efectivamente
disponible para trabajar de la mujer-madre, le reportará siempre un
ingreso inferior al de los hombres y mujeres sin hijos. Es decir que
el ingreso real per cápita de la mujer-madre será siempre menor. Sin
embargo, su situación se hace mucho más desventajosa en términos
de la oferta de trabajo. Al encontrarnos en un escenario de economía
competitiva en el que se supone que todo lo que se ofrece al mercado
al precio y salario vigentes se vende, y todo lo que se desea comprar
existe y está a disposición de uno, todos los agentes realizarán la
oferta de trabajo que planeen a los precios vigentes. Comparando
las funciones (5) y (10) entre sí, se obtiene lo siguiente: Mientras los
ingresos no salariales en (10), si son positivos reducen efectivamente
la oferta de trabajo de los hombres y las mujeres sin hijos, en (5) el
consumo autónomo que debe garantizar la mujer-madre contrarresta
el efecto de reducción de dichos ingresos, y si su magnitud en valor
es mayor que la de estos últimos, puede incluso incrementar la oferta
de trabajo por encima del máximo efectivamente ofrecido por ella.
Esto significa que la mujer con hijos, mientras más pequeños sean sus
ingresos no salariales, más compelida estará a trabajar por encima de
sus capacidades efectivas con tal de financiar su consumo y el de sus
dependientes.
Las desventajas de la mujer-madre en una economía competitiva
son evidentes: Por el lado del consumo per cápita, ésta se situará
sistemáticamente por debajo de los hombres y de las mujeres sin
hijos, y por el lado de la oferta de trabajo, aunque su participación sea
inferior a la de los hombres y mujeres sin hijos, su esfuerzo de trabajo
superará sus capacidades reales, sus ingresos no salariales serán más
bajos y su bienestar en términos de utilidad será siempre inferior a
los precios vigentes.
3. Equilibrio macroeconómico e implicaciones de política
Las fuerzas de mercado que determinan el equilibrio de la economía
en su conjunto, dependen de que se resuelva previamente la magnitud
del salario nominal. Se trata de una economía monetaria en la que
la cantidad de dinero es constante y suministrada al sistema por una
única vez antes de que los procesos de producción e intercambio se
pongan en marcha. El precio monetario del producto se determina a
través de la ecuación cuantitativa:
Mo = pqo
En el entendido de que el salario se paga post-factum, el dinero es
introducido al sistema mediante un crédito gratuito y no reembolsable otorgado por única vez a cada consumidor según el volumen en
valor de sus derechos de propiedad y de sus ingresos salariales. Esto
81 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
significa que los hombres y las mujeres no madres reciben un crédito
sistemáticamente superior al de las mujeres-madres. Es decir que la
sola condición de género que se ha establecido, implica la distribución
asimétrica del ingreso monetario. Los ingresos monetarios se gastan
en su totalidad en la compra del producto que generan las empresas,
y tras sus ventas éstas pagan los salarios.
Conocido ya el cálculo de los consumidores, el productor representativo se explica como un agente maximizador de su tasa interna
de retorno o tasa de beneficio, según las siguientes ecuaciones:
pq
wTd
Máx. (1 + ) = o
(12)
S.a qo = f (Td - T*), " (Td - T*) > 0, f ′>0, f′′<0
(13)
En ellas π es la tasa de ganancia, qo la cantidad de producto ofrecido,
Td la demanda de trabajo y T* la parte del trabajo demandado por la
firma, que ésta ocupa en la organización de sus procesos de contratación y producción. Se trata de una variable que está en función del
tamaño del mercado, puesto que las firmas, al tratarse de un sistema
de información perfecta, se disponen a cada momento a adecuar el
tamaño de su organización al número de contratos de trabajo y de venta
de producto que les asegure satisfacer la demanda por su producto.
Las condiciones de primer orden de la maximización de la firma,
suponiendo que la función de producción es homogénea de grado
λ, | > λ > 0 son, la propia función de producción, y:
T
= 1 Td − T *
d
(14)
Así, las funciones que determinan los niveles de producción y
empleo, respectivamente, son:
qo = f [ λ (1-λ)-1 T * ]
(15)
Td = (1 - λ)-1 T*
(16)
Como se constata, la firma representativa no determina su nivel de
demanda de trabajo a partir del salario real, como lo sostiene la teoría
tradicional, sino en función del tamaño del mercado de producto o
demanda efectiva. De ello se obtiene el resultado básico de la TIMT:
la inexistencia de un mercado de trabajo; el sector laboral no es un
mercado ni se puede explicar como tal. El resultado inevitablemente
asociado a éste, es que el salario no es un precio sino una variable
distributiva, y como tal se determina de manera exógena al sistema
de precios; es una institución propia de toda economía de mercado,
n 82
Microfundamentos para la economía de la mujer
y se determina por negociación, pudiendo ésta ser tan atomizada y
descentralizada como corresponda a una economía competitiva.
Puesto que ahora nos encontramos en un escenario en el que todos
los ingresos y todos los gastos habrán de determinarse simultáneamente, las restricciones presupuestales de los consumidores deberán
satisfacer la ley de Walras. Para ello, las ecuaciones (2) y (7) deberán
sujetarse a las siguientes definiciones:
Πh + wToh = (1 + π) wToh
y Πm + wTom = (1 + π) wTom
En ellas se indica que los ingresos no salariales son resultado de
la distribución de las ganancias entre los trabajadores empleados en
las firmas. Es decir que es el propio mercado el que asigna los derechos de propiedad. La diferencia entre este escenario y aquel que nos
permitió la comparación en la sección previa, consiste en que en el
anterior supusimos, para hacer posible el análisis, que los derechos de
propiedad se habían distribuido previamente entre los consumidores.
Ahora, en cambio, todo está sujeto al quehacer de los mercados; así,
los consumidores reciben sus ingresos salariales y no salariales una
vez que se encuentran empleados en el aparato productivo. No tienen
derechos asignados previamente por el régimen de propiedad vigente
ni por mecanismos externos al mercado. La consecuencia de esto es
que las funciones de demanda de producto y oferta de trabajo de los
consumidores, según su género, tienen las formas siguientes:



w

−1
q
=
q
+
+
+
(
1
)
(
1
)


∑i i
dm
p 1+ ∑ i 
i


w
qdh = (1 + ) −1 (1 + )
p



q∑ i 

i

Tom = (1 + ) −1 
+
w
1+ ∑ i
(1 + ) 

i
p

−1
T
oh = (1 + )
(17)
(18)
(19)
(20)
Obsérvese que mientras la oferta de trabajo de los hombres y las
mujeres sin hijos es fija (20), la de las mujeres con hijos muestra una
relación inversa con el salario real. Esto se explica, en primer lugar,
porque su oferta de trabajo, cualquiera sea el nivel de salario real,
excede su tiempo efectivamente disponible para trabajar, debido a las
exigencias que le impone el consumo de sus hijos. A cualquier nivel
83 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
salarial, la mujer-madre está obligada, por su condición de género,
a trabajar por encima de su necesidad biológica de restauración de
capacidades. Por el lado de la demanda de producto, la cantidad que
puede efectivamente financiar la mujer con hijos equivale a restar el
primer término del miembro derecho de la ecuación (17), del miembro
izquierdo de la misma ecuación. Eso, evidentemente muestra un
consumo inferior al de los demás consumidores. Se tiene entonces a
una mujer impelida a destinar más tiempo que los demás al trabajo
tanto doméstico (en el cuidado de los hijos), como externo a su hogar,
para garantizar el consumo de sus hijos, y a consumir ella menos que
cualquier otro consumidor del sistema. Lo que esto implica es que la
mujer con hijos es necesariamente pobre respecto a la norma imperante en el sistema, dada por cualesquiera otros consumidores en una
economía competitiva.
3.1 Sector laboral: Equilibrio de pleno empleo
El pleno empleo en este sector estará dado por:
Td - (Toh + Tom) = 0
(21)
Esta función de demanda excedente, en su forma reducida, da
origen a la siguiente expresión:




1


~
T * w = j 1 +
 ; ; q∑ i; 
1
+
p
i
∑i i 


(22)
Lo que exhibe (22) es una situación de pleno empleo que se resuelve una vez conocido el salario real. Según sus argumentos, el nivel de
empleo, dado el salario, depende de las obligaciones que derivan de la
estructura de género en el sistema. Es decir que el nivel de esfuerzo
social para organizar la producción en un sistema con un número
elevado de dependientes, será más elevado que en otro compuesto
básicamente por adultos y con poca presencia de mujeres con hijos.
3.2 Equilibrio en el mercado de producto
La ecuación propia de este mercado, cuya condición de equilibrio perpetuo se debe a la conducta maximizadora de los productores, es:
(qdm + qdh) - qo = 0
(23)
Al reemplazar en ella las funciones (15), (17) y (18), se arriba al
siguiente resultado:
n 84
Microfundamentos para la economía de la mujer
(1 + )
−1
[f (



 w
1

−1
−1
+ (1 + ) −1 q ∑
(1 − ) T * + (
1 − ) T * = (1 + ) 1 +

i
 1+ ∑ i  p
i


−1
]
)
i
(24)
Esta ecuación tendrá una solución exactamente igual a (22). Sin
embargo, lo que esto significa es que tendremos una ecuación con
dos incógnitas, es decir, con un grado de libertad. El grado de libertad
es atribuible al salario, en reconocimiento de su carácter de variable
distributiva.
Sea ψ , ψ (0,1), un parámetro de distribución resultante del proceso
de negociación, de manera que se satisfaga el que el salario sea mayor
que cero pero estrictamente inferior al producto medio; es decir:
f
( (1 −
)
) −1T * w
> >0
(1 − ) −1T *
p
de manera que:
(
)
 
 p
 
f (1 − ) T *
w
= 
1
−1
(1 − ) T *
(25)
La expresión (25) corresponde al salario real vigente en el sistema.
Reemplazado el mismo en (22), resulta que el nivel de empleo depende
de la estructura de género, de las preferencias, de la tecnología y de
la distribución; es decir:




1


~
T
*
=
j
1
+
;
;
q
;
;

∑i i
 1 +

∑i i 


(26)
Cualquiera sea el salario real vigente, la situación de las mujeres
con hijos será necesariamente inferior a la del resto de los agentes en
términos de consumo per cápita. La equidad en la distribución de los
derechos de propiedad sobre las empresas y la percepción de un salario
igual al de los demás agentes en el sistema, no sólo no resolverá la
situación de desventaja de las mujeres con hijos, sino que determinará
la asimetría en la distribución del ingreso.
3.3 Breve reflexión sobre criterios de política económica
Según los resultados obtenidos en el modelo, la inequidad de género
que resulta de las condiciones naturales de las mujeres-madres no se
resuelve a través del libre ajuste de precios ni por medio de mecanismos competitivos. Su condición las sitúa en un estado de desventaja
estructural a partir de la que deben tomar sus decisiones cuantitativas.
85 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
Pese a que se les atribuyeron derechos de propiedad iguales a los de las
mujeres sin hijos y de los hombres, por muy elevado que sea el salario
real y aun en condiciones de pleno empleo, las desventajas de género,
acompañadas del fenómeno distributivo endógeno que resuelven las
mujeres-madres respecto a sus hijos, las sitúan en la posición de agentes
que determinan la condición de pobreza en el sistema. Las mujeresmadres, en un sistema sin mecanismos de corresponsabilidad ni contratos de matrimonio, resultan con un consumo per-cápita inferior al de
los demás adultos, con una participación per-cápita más baja que la de
todos los demás agentes del sistema en el ingreso monetario, y con un
sacrificio mayor de bienestar en el ejercicio de su oferta de trabajo.
Si desplazamos las conclusiones hacia un escenario en el que
haya lugar a los contratos de corresponsabilidad y matrimonio, las
mujeres-madres los negociarán de todas maneras en condiciones de
desventaja frente a los demás adultos, lo que de todas formas redundará en un resultado desfavorable para ellas. Si a eso se le sumaran
condiciones no competitivas, presencia del sector público y la mayor
cercanía posible a cualquier economía de mercado vigente en la actualidad, el resultado no sólo no sería diferente, sino se agravaría por un
componente generalmente presente en el ejercicio institucional de la
economía: los criterios generales de política económica, y en particular
el criterio de que reivindicar al género significa igual remuneración
para igual trabajo.
En realidad, del análisis se desprende que igual salario para igual
trabajo y equidistribución de los derechos de propiedad entre mujeresmadres y los demás, son criterios no sólo insuficientes sino inválidos
para alcanzar la reivindicación económica de las mujeres-madres. Su
reivindicación debería comenzar, en primer lugar, por el reconocimiento de que la reproducción de la especie es una responsabilidad
de toda la sociedad en su conjunto, y en segundo, por la creación de
instituciones públicas y sociales que garanticen el que la decisión de
las mujeres de ser madres no las situará en el terreno de las desventajas, sino que serán de tal manera compensadas a través de dichas
instituciones, que recibirán un salario remunerador de sus planes de
consumo y de los de sus dependientes, hasta el punto de asegurar que
sus niveles de bienestar material equivalgan al de cualquier miembro
de la sociedad que no tenga hijos.
El papel fundamental de las instituciones públicas y sociales en la
reproducción, deberá acompañarse de un sistema de asignación de los
derechos de propiedad que siga el criterio de la equidad de la mujer
y sus dependientes respecto a todos los demás; algo extremadamente
difícil de pensar en las economías capitalistas actuales. Sin ello, cualquier intento reivindicativo será de efectos transitorios.
Si bien los contratos de corresponsabilidad y matrimonio suelen
ofrecerles a las mujeres algún tipo de compensación a su condición
de madres, lo indicado en un escenario de equidad de género sería
n 86
Microfundamentos para la economía de la mujer
que estos no estén precedidos por la vulnerabilidad o desventaja que
significa el ser potencial o efectivamente madres, sino que el Estado
y las instituciones sociales asuma la responsabilidad primaria de los
hijos, y la reasigne a quienes deseen o deban compartirla.
La reproducción de la especie no puede ser más la responsabilidad natural de un solo género, y sólo compartida o delegada gracias
a la buena voluntad o solidaridad individual de los demás. Debe ser
una responsabilidad social traducida en instituciones, al amparo del
Estado. Mientras esto no se plantee en esos términos, las desventajas
de género subsistirán.
En lo que corresponde a la política fiscal, su orientación de género
debería considerar, en primer lugar, la transferencia de la responsabilidad de la reproducción biológica de la especie a toda la sociedad
a través del Estado. En segundo lugar, las políticas de gasto público
deberían orientarse al fortalecimiento del sistema tutelar de menores,
a la creación de un sistema suficiente de guarderías de responsabilidad pública; al fortalecimiento del sistema educativo, del sistema
alimentario y de salud de niños y mujeres-madres, por encima del
de cualesquiera otros sectores de la economía. En este sentido, las
instituciones sociales serían las naturalmente facultadas para proponer objetivos, criterios y medidas de políticas de ingreso y gasto
con orientación de género, y las naturalmente facultadas para hacer
seguimiento y evaluación de sus impactos.
Por el lado de la política monetaria, según se infiere de los resultados obtenidos en el modelo, las mujeres-madres, aún con activos
de igual valor que los de los demás agentes del sistema, serán menos
sujetos de crédito o bien sujetos de alto riesgo, lo que les significará
tasas de interés más elevadas, plazos más cortos y colaterales más
elevados, cuando no la negación de los créditos que soliciten. En ese
sentido, orientar con perspectiva de género la política monetaria deberá
significar que las mujeres-madres, por sí mismas, sean habilitadas
como sujetos de crédito, y que la oferta de instrumentos crediticios
orientados a atender a las mujeres-madres, independientemente de sus
contratos de corresponsabilidad o matrimonio, les abran el acceso a
tasas de interés preferenciales y a periodos de gracia.
Sin embargo, estas reflexiones son derivadas de un escenario
analítico en el que si bien hay elementos para expandir el alcance de
las implicaciones de política económica, tales son todavía seminales
y deben ser más profusa y profundamente investigadas.
4. Conclusiones
El análisis ofrece elementos suficientes para arribar a tres conclusiones importantes: primera, que prescindir de la distinción de género
en la formulación de las hipótesis básicas de la economía, es un error
metodológico más que una simplificación, debido a que cuando
87 n
Fernando Antonio Noriega Ureña
se introduce la distinción, los resultados fundamentales cambian
considerablemente. Segunda, que la mujer-madre, en una economía
competitiva, participa del sistema de mercados con inevitable desventaja, salvo si se escinde por completo de su responsabilidad de madre.
Tercera, que la mujer con hijos es la fuente primera de la pobreza en
el sistema, misma que se transfiere inevitablemente a las condiciones
de bienestar material de los hijos.
La distribución del ingreso es asimétrica entre géneros, en un
escenario cuya simplificación, sin embargo, deja ocultos agravantes que podrían agudizar el sentido de estos resultados, como por
ejemplo la concentración de los derechos de propiedad en manos de
los hombres; una característica dominante en la mayor parte de las
sociedades del planeta.
Una conclusión fuerte del análisis es que el estudiar el funcionamiento de economías competitivas sin distinción de género, les
confiere a los mercados un estatuto de suficiencia en la asignación de
recursos y oportunidades que bajo la perspectiva de género desaparece.
Las instituciones aparecen como el único mecanismo de posible compensación de las asimetrías de género que se provocan en el sistema,
y tras ello parece posible mostrar que habría equilibrios competitivos
socialmente superiores en economías intervenidas u organizadas bajo
criterios de reivindicación de género. Las instituciones que harían
posible esto, deberían estar orientadas por dos criterios: el primero, la
responsabilidad social de la reproducción de la especie; y el segundo,
la reversión de la asimetría salarial en sentido contrario al que actualmente prevalece. De hecho, se ha demostrado la incorrección de la
idea, tan generalizada hoy en día, de que el exigir igual salario para
igual trabajo es suficiente para la reivindicación laboral de género.
Por demás se ha mostrado que no es así. En realidad, ese criterio,
planteado como parte esencial de las actuales banderas reivindicativas
de género, sólo promete perpetuar las asimetrías.
Este es el primer resultado de una agenda de investigación que debe
continuar con el estudio de los problemas de desempleo y pobreza a
partir de la distinción de género, y forma parte de un programa más
amplio que subyace a la teoría de la inexistencia del mercado de trabajo
como fundamento analítico de la economía social.
La economía de género no desempeñará ningún papel relevante
en la formación de los economistas, mientras los resultados de la
investigación no ofrezcan criterios precisos de políticas fiscal y monetaria para lograr la equidad de oportunidades de todos los géneros
frente al mercado.8
8
El trabajo de Cirila Quintero y Javier Dragustinovis (2006), ofrece testimonios documentados de las asimetrías de género en la industria maquiladora situada en el norte de
México. Experiencias de esa naturaleza subrayan la necesidad de fortalecer las bases
analíticas de la política económica con orientación de género.
n 88
Microfundamentos para la economía de la mujer
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89 n
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
Efecto del ciclo
económico en
la incidencia de
la informalidad
Evidencia para México,
1987-1999 *
José G. Aguilar Barceló **
Carlos M. Hernández Campos ***
Martín A. Ramírez Urquidy ****
[email protected]
Resumen
Con datos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano se calculan aproximaciones a las probabilidades de transición entre distintos estados
laborales en México para el periodo 1987-1999 a través de cadenas de
Markov. Se encuentra que los niveles de informalidad están vinculados
Fecha de recepción:
30 de abril de 2010
Fecha de aceptación:
16 de mayo de 2010
* Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores
anónimos. Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de
los mismos.
** Profesor e Investigador de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales
de la Universidad Autónoma de Baja California. Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores anónimos. Cualquier error u omisión
remanente es responsabilidad exclusiva de los mismos.
*** Licenciado en Economía por la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California; este trabajo tiene como
origen su tesis de grado.
**** Profesor e Investigador de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales
de la Universidad Autónoma de Baja California.
91 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
al ciclo económico. La subcontratación informal se ha convertido en una
alternativa creciente de empleo siendo utilizada como refugio anticrisis.
Además, mucha de la microempresarialidad informal podría ser considerada desempleo disfrazado siguiendo una visión dualista; no obstante
un pequeño subconjunto de aquellos, tiene un comportamiento inverso,
desarrollando empresarialidad de forma voluntaria y afín con la visión
legalista. Es posible que este grupo sea el que tenga mayor potencialidad
de formalización.
Palabras clave: Informalidad, tasa de desempleo, ciclo económico, probabilidad de transición, cadenas de Markov.
Código JEL: J42, J60, O17, P25.
1. Introducción
Durante las últimas décadas el concepto de economía informal ha
sido utilizado para referirse a un amplio espectro de actividades que
escapan a la fiscalización y regulación gubernamental. En función de
los fenómenos subyacentes que implican estas actividades han sido las
aristas y el énfasis dado a las mismas, por lo que sin duda, es posible
analizar la importancia del sector informal desde ópticas disímiles.
Para las empresas, esta conducta representa la ausencia de crédito
institucional y de mercados globales; para los empleados se traduce en
ausencia de seguridad social y estabilidad laboral, mientras que para
los consumidores en falta de garantía en el abastecimiento y calidad de
los productos. La economía informal también impacta al gobierno que
ve limitados sus ingresos y con ello su capacidad de gasto e inversión,
y, colateralmente, su credibilidad.
Finalmente, este conjunto de la economía se caracteriza por
una elevada concentración de empleados en microempresas, en su
mayoría, de subsistencia, lo que conlleva un lastre para la expansión
de la productividad y en consecuencia, del crecimiento económico
(Perry, Maloney, Arias, Fajnzylber, Mason y Saavedra-Chanduvi,
2007: 22).
En México la economía informal se ha convertido en fuente de
empleo urbano para el 44% de la población ocupada urbana. Algunos
autores (Negrete et al., 2004; Martínez, 2005) han señalado que es la
insuficiencia de empleos formales lo que orilla de forma involuntaria a
optar temporalmente por la informalidad como empleo de sobrevivencia mientras se logra obtener un empleo formal. Por otra parte, autores
n 92
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
como Perry et al. (2007) y Bosch y Maloney (2006) han encontrado
que en México y otros países latinoamericanos un parte substancial
de los empleos informales son resultado de un análisis costo-beneficio
en el que los individuos han elegido voluntariamente la informalidad
buscando emprender un negocio propio o familiar, consiguiendo así,
independencia, flexibilidad y evasión de una, muchas veces equivocadamente percibida, regulación.
De lo anterior, resulta interesante conocer la conformación del
sector informal urbano en México, y aún más relevante, contrastar
empíricamente las citadas visiones, analizando la evolución de los
flujos agregados de movilidad laboral entendidos como proxy de las
probabilidades de transición a lo largo del ciclo económico de los
distintos estados laborales (Hernanz y Llorente, 2005: 8). Asumiendo
que la tasa de desempleo es también una proxy del ciclo económico
(Bosch y Maloney, 2008: 3) y un indicador de la facilidad relativa con
la que se obtiene un empleo formal, si la visión de involuntariedad
fuera correcta se esperaría encontrar que en periodos de expansión, la
creación de empleos formales aumente la probabilidad de transición al
sector formal por parte de los informales y disminuya aquella de los
desempleados e inactivos hacia el sector informal, mientras lo opuesto
se anticiparía para periodos de crisis económicas.
El trabajo persigue tres objetivos. Primero, determinar la composición relativa del mercado laboral mexicano; segundo, revisar la
relación entre diversas tasas de informalidad y el ciclo económico;
y tercero, calcular probabilidades de transición intertrimestral entre
diversos estados laborales para contrastar empíricamente las visiones
voluntarias e involuntarias de la informalidad, analizando la evolución
de estas probabilidades a lo largo del ciclo económico.
La organización del trabajo es la siguiente: en la sección 2 se
revisa la literatura reciente sobre informalidad, examinando de forma
concisa las distintas visiones con las que se ha abordado este fenómeno; la sección 3 plantea el tipo de datos utilizados y su agrupamiento,
mientras que la sección 4 describe la metodología; el análisis e interpretación de los resultados obtenidos se muestran en la sección 5;
por último, la sección 6 esboza las principales conclusiones y líneas
de investigación futura.
2. Revisión de literatura
La informalidad ha sido analizada a través de varios enfoques teóricos;
este trabajo se centra en aquellos dos más radicales. El primero corresponde a una visión de “exclusión”, con raíces en la corriente dualista de
Harris y Todaro, (1970) quienes sostiene que los empleados informales
prefieren los salarios y beneficios sociales que brindan los empleos
formales pero son excluidos de estos por las rigideces institucionales o
el dualismo económico presente en su entorno económico. Para estos
93 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
autores, el sector informal urbano se convierte en subempleo, que
permite sobrevivir temporalmente mientras se encuentra un empleo
formal, pero que es entendido como inferior por el trabajador y en ese
sentido puede ser considerado como desempleo disfrazado.
Posteriormente, Castells y Portes (1989: 23) incluyen en esta
visión a los trabajadores1 asalariados, subcontratados por las grandes
empresas, que buscaban ajustarse a la creciente competencia global
pero lo hacían evadiendo regulaciones que implicaban el dejar sin
protección social a sus trabajadores.2
Trasladando esta visión al contexto mexicano, Martínez (2005: 54)
sostiene que la presencia de un déficit de la oferta laboral, ha terminado
por crear un rezago que ha ejercido una presión sobre el mercado de
trabajo, agravando el desempleo y fomentando la informalidad. De
acuerdo con Ruiz-Durán (2005: 13), causa de lo anterior es la propia
estructura del sector formal, que se basa en micronegocios intensivos
en trabajo, de incipiente productividad y precarios salarios.
En contraste, existe un segundo enfoque con fundamento en la
escuela legalista, que sostiene una visión de “salida”, la cual enfatiza
el carácter voluntario del trabajo informal. Esencialmente, microempresarios y empleados hacen un análisis costo-beneficio dadas
sus habilidades, preferencias, necesidades y barreras regulatorias y
deciden si optan o no, voluntariamente, por un emprendimiento o
empleo informal, respectivamente (Perry, et al., 2007: 23; Maloney,
1999: 276). Bajo este enfoque ciertos puestos formales podrían no ser
de interés para algunos informales evidentes o potenciales, debido a
las discrepancias entre sus características y aquellas de los puestos de
trabajo, lo que en ocasiones da lugar al desempleo friccional.
Al respecto, De Soto, Ghersi y Ghibellini (1986: 15), Friedman,
Johnson, Kaufmann y Zoido-Lobatón, (2000) y Schneider (2005),
entre otros, han señalado que elevados costos de formalización y restricciones regulatorias para formalizarse en América Latina, inducen
a los emprendedores a la informalidad. De este modo, las actividades
informales se han convertido en una respuesta espontánea y creativa
de la población mayoritariamente en pobreza urbana para integrarse al
mercado capitalista. Perry et al. (2007: 67), concluyen que en países
como Costa Rica, México, Brasil, o Argentina, la mayor parte de los
autoempleados informales lo hacen de manera voluntaria buscando
independencia, mayor ingreso y flexibilidad laboral.
Aunque la informalidad se esboza como un problema estructural,
ambos puntos de vista sobre su origen, resultan sensibles a la coyuntura que plantea el ciclo económico por cuanto implican cambios en
1
En la presente investigación se utiliza el término “trabajador” como sinónimo de
“empleado”.
2
Este enfoque se relaciona con la corriente estructuralista que subraya la subordinación
del sector informal al formal con la resultante explotación salarial de los empleados
informales por medio de la subcontratación.
n 94
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
el estado laboral de los individuos, los cuales están ligados al ingreso,
las oportunidades y la información. Autores como Bosch y Maloney
(2006:11; 2008: 3) han argumentado sobre la relación de los flujos
laborales agregados y el ciclo económico para conocer cómo aquellos
dependen de éste. Para ello han utilizado la tasa de desempleo abierto
como proxy del ciclo económico debido a la alta correlación negativa
entre ambas, observada en diversos análisis empíricos.
3. Datos
La información se ha obtenido de los microdatos trimestrales de la
Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU) del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) para el período
1987-1999. El tamaño medio de muestra fue de 133,000 viviendas, a
través del estudio de los individuos que las habitan.
La ENEU fue diseñada sobre la basa de un esquema continuo
y rotativo donde 20% de la muestra se renovaba cada periodo para
evitar el incremento dramático en la tasa de no respuesta a causa de
la repetición sistemática de visitas. Lo anterior da la oportunidad de
rastrear como máximo al 80% de los elementos de la muestra entre
trimestres consecutivos. Para la realización del complejo trabajo de
rastreo, no proporcionado por el INEGI, se ha aplicado una fórmula
de localización y coincidencia de criterios múltiples en Excel 2007.
No obstante, se debe tener en cuenta que en cada vivienda, los
hogares o sus miembros en ocasiones mudaban. Debido a lo anterior, la
tasa de rastreo exitoso medio durante el periodo fue de62.5%, mientras
que 17.3% fue considerado como “no respuesta”3, al margen del 20%
correspondiente al panel nuevo.
El interés por utilizar la ENEU radica en poder considerar los
efectos de la expansión de 1991-1994 y la recesión de 1994-1995 en
la movilidad laboral de México. Otros autores como Maloney (1999:
278) y Bosch y Maloney (2006: 5, 2008: 6), han ya trabajado la ENEU
con objetivos similares; no obstante, este trabajo se distingue de aquellos, en que: presenta una novedosa agrupación de la informalidad,
realiza un rastreo agregado, incluye las ampliaciones de la muestra a
lo largo del periodo, emplea probabilidades de corto plazo, utiliza la
validez del coeficiente de correlación para las conclusiones y además,
incluye un análisis particularizado de la fuerza laboral mexicana, entre
otras diferencias.
3.1. Categorías ocupacionales de los sectores formal e informal
La población es clasificada bajo dos categorías económicas ocupacio-
3
La “no respuesta” no está relacionada con el proceso de rastreo de los datos sino con
el de aplicación de la encuesta.
95 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
nales: población económicamente activa4 (PEA) y población económicamente inactiva (PEI). A su vez, la PEA se divide en sector formal
(F) y sector informal. El primero se compone de todos los patrones
y autoempleados5 cuyas empresas tienen registro ante la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (SHCP), así como de los trabajadores
que cotizan en la seguridad social6. Por su parte, el sector informal
ha sido subdividido en: subsector informal tipo 1 (I1), el cual incluye
a los trabajadores asalariados que trabajan en una empresa o negocio
registrado ante la SHCP, pero que no cuentan con seguridad social,
los cuales se agrupan bajo el término “subcontratados”; y subsector
informal tipo 2 (I2), que agrupa la economía microempresarial informal, es decir, los patrones y autoempleados con pequeños negocios
o empresas, de acumulación o de subsistencia, no registrados ante la
SHCP, así como sus trabajadores.7
Así, en cierta forma el subsector I1 está constituido por los trabajadores desprotegidos bajo un esquema de irregularidad el cual podría
definirse como “informalidad parcial”, mientras que el subsector I2 lo
está tanto por trabajadores como por patrones desempeñándose bajo
un esquema de “informalidad plena”.
4. Metodología
Las cadenas de Markov proporcionan una alternativa para medir los
cambios e intercambios entre los estados de un sistema. Así, la dinámica del mercado laboral puede ser modelada como un proceso de
Markov (Bosch y Maloney, 2006, 2008; Rodríguez-Oraggia, 2007).
Cuando éste proceso es discreto y no homogéneo, se puede entender
que X asume uno de los K estados laborales posibles y cambia o permanece en el mismo a través de decisiones ejercidas en intervalos de
tiempo fijos8. El cambio de estado es una transición individual que
dependerá en última instancia de la última decisión ejercida por el
conjunto de individuos.
La probabilidad de transición de t a t + 1 de la persona x del estado
laboral i al j está dada por:
4
Incluyendo la población desocupada abierta.
Patrón es la persona que trabaja en su propia empresa o profesión, y paga remuneración
a una o más personas. Autoempleado o trabajador por cuenta propia es la persona que
trabaja sola en su negocio, oficio o profesión, pudiendo ocupar ayudantes sin pago y
trabajando con independencia de un patrón (INEGI, 2001).
6
Ello implica su existencia en la contabilidad formal de la empresa, el pago de impuestos
y emplearse de acuerdo con lo previsto en la Ley Federal del Trabajo.
7
Notar que los patrones y trabajadores por cuenta propia con registro ante la SHCP
pero que no otorgan seguridad social son incluidos en el sector formal, ajustando así la
informalidad tipo 1 al agregado de los más afectados por no contar con este derecho:
los trabajadores.
8
El tiempo entre momentos consecutivos es de un trimestre.
5
n 96
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
Pij = P (Xt+1 = j| X t =i)
(1)
Con paneles de datos concatenados en tiempo discreto es posible
estimar Pij, agrupando las transiciones de todos los individuos y calculando la proporción nij, de aquellos que iniciaron en el estado i en
t y terminaron en el estado j en t+1 respecto al total n1, de personas
que iniciaron en el estado i en t. Esto se expresa como:
nij
(2)
pij ≈ n
i
El estimador en (2) es de máxima verosimilitud, consistente, pero
sesgado en muestras pequeñas. Esto implica que con muestras grandes,
como la utilizada, el estimador es una aproximación razonable a su
parámetro poblacional.
Procediendo a ordenar las probabilidades de transición, pij, en una
matriz de probabilidades de transición de tamaño KxK, se obtiene:
 p1,1 p1,2  p1, k 


p
p2,2  p2, k 
p =  2,1

 
 


 pk ,1 p k ,2  p k , k 


Como consecuencia de un proceso Markov no homogéneo en
tiempo discreto, existirá una matriz de transición P para cada uno de
los N períodos de observación.9
La matriz P muestra la probabilidad de permanecer en el estado
laboral i de t a t +1 o de moverse a otro de los K - 1 estados laborales
restantes. Asimismo, cumple 0 ≤ pij ≤ 1 y ∑Kj=1 pij=1 para 1= 1,2,... K,
implicando que la suma de sus filas debe ser igual a uno.
Por otro lado, el coeficiente de correlación de Pearson es una
medida del grado asociación lineal entre dos variables, que juega un
papel importante en el presente trabajo y que está dado por
∑ (X
N
i
−X
)(Y − Y )
i
rX .Y =
i =1
∑ (X
N
i =1
i
−X
) ∑ (Y − Y )
2
N
i =1
(3)
2
i
donde, Xi es la observación i de la variable x, y x es su media; Yi es
9
Otros estudios (Bosch y Maloney, 2006) asumen un proceso Markov homogéneo
en tiempo continuo, lo cual implica la existencia de probabilidades de transición de
largo plazo.
97 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
la observación i de la variable Y, y Y es su media; finalmente, N es el
número de observaciones de la muestra. Una correlación lineal perfecta positiva está dada por rXY = 1, mientras que una negativa por rXY
= -1; rXY = 0 se refiere a la ausencia de relación lineal. El coeficiente
de determinación de la muestra se obtiene por r2XY; éste representa la
proporción de variación que comparten X y Y.
Las variables X y Y, omitidas de las expresiones a partir de este
punto, estarán constituidas por un flujo de movilidad laboral en específico de t a t+1 y la tasa de desempleo en t. A lo largo del trabajo,
una relación acíclica es definida como aquella que cumple -0.2 ≤r
≤0.2; valores de r mayores de 0.2 se considerarán evidencia de la
existencia de una relación contracíclica, mientras que la habrá para
una procíclica cuando ocurra que r <-0.2. Asimismo, si |r| está entre
.21-.49, .5-.69 ó .7-1, la relación se define como moderada, media ó
alta, respectivamente.
El planteamiento de las pruebas de hipótesis que fueron realizadas
ha incluido dos casos de acuerdo con el signo de r para cuyo planteamiento es de ayuda la incorporación del parámetro población de esta
correlación, r. La inferencia estadística asume que r sigue aproximadamente una distribución t-student con n-2 grados de libertad.
Caso 1; si r>0, entonces se prueba, H0: ρ≤0, no existe correlación
lineal positiva entre las variables en la población, frente a H1: ρ>0,
existe correlación lineal positiva entre las variables en la población.
Caso 2; si r<0, entonces se prueba, H0: ρ≥0, no existe correlación lineal
negativa entre las variables en la población, frente a H1: ρ<0, existe
correlación lineal negativa entre las variables en la población.
5. Análisis de resultados
Del análisis estadístico de la información se extrae que, durante el
período 1987-1999, en promedio, el 51.3% de la población mexicana
era PEA. El 56% de los ocupados, que son el 96.4% de la PEA, laboraba en el sector formal, mientras que el 44% restante lo hacía en el
sector informal: 21.2% en el subsector informal tipo 1, y 22.7% en el
subsector informal tipo 2.
Específicamente, el sector formal se conformaba, en promedio, en
80.8% de “trabajadores asalariados” y en 11.7% de “autoempleados”,
con una minoría de “patrones” que ocupaba el 7.5%. Por su parte, el
subsector informal tipo 1 se integraba preponderantemente de “trabajadores asalariados” (84.3%) y de “trabajadores sin pago” (15.2%). A
su vez, el subsector informal tipo 2, algo más repartido, se compuso
principalmente de “autoempleados” (48.5%), “trabajadores asalariados” (39.4%), “trabajadores sin pago” (7%) y “patrones” (5.1%).
5.1. Indicadores de la evolución de la informalidad
n 98
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
Los indicadores del crecimiento de la informalidad construidos en
el trabajo son la tasa de informalidad tipo 1: TI1=I1/PEA; la tasa de
informalidad tipo 2: TI2=I2/PEA, y la tasa de informalidad agregada:
TAI=(I1I2)/PEA.
Para su análisis, dichos indicadores se vinculan a su vez con la tasa
de desempleo trimestral (TD) publicada por el INEGI, considerada
una variable proxy y altamente contracíclica de las fases del ciclo
económico, así como de coyuntura del mercado laboral (Bosch y
Maloney, 2008: 13).
El gráfico 1 muestra que durante el periodo considerado, la tasa
de desempleo trimestral fluctuó entre 2.2% y 7.7%, registrando un
promedio de 3.7% y mostrando una relativa estabilidad -a excepción
del período de la crisis financiera mexicana-. La tasa agregada de
informalidad mostró fluctuaciones de entre 39.1% y 47.1%, con una
media de 43.9%, y un comportamiento contracíclico. Cabe mencionar
que se registra una notable correlación lineal entre ambas variables
(rTDTAI=0.739)10. Lo anterior, de entrada, representa un indicio a favor
de la corriente dualista en el sentido de que la informalidad ha funcionado como refugio ante la falta de empleos formales.
Gráfico 1
Evolución de las tasas de informalidad a lo largo del ciclo
económico, 1987-1999
49
8
47
7
8
7
27
6
43
4
41
3
39
2
25
5
23
4
21
3
19
2
Sector informal tipo I
(a) Tasa agregada de informalidad
rTD.TAI = 0.739, rTDTAI = 0.546, n = 52.
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95;1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
87:1
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95;1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
0
90:1
15
89:3
0
89:1
1
35
88:3
17
88:1
1
87:3
37
Tasa de
desempleo
5
Tasa de
desempleo
45
Tasa de informalidad
6
87:1
Tasa agregada de informalidad
29
Sector informal tipo II
(b) Tasa de informalidad tipo I y tipo 2*
* rTD.TI2 = 0.460, rTDT12 = 0.211, n = 52.
Fuente: Estimaciones propias con datos de ENEU. Notas: líneas, eje izquierdo; barras, eje derecho. Se omiten estadísticas de
relaciones acíclicas.
A menos que se manifieste otra cosa, los resultados plasmados en la sección 5 son
significativos al 1%.
10
99 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
Sin embargo, si se desagrega la tasa de informalidad, el comportamiento cíclico se hace menos notorio. La tasa de informalidad tipo
1 registra una baja variabilidad y no mantiene un comportamiento
consistente con la tasa de desempleo. En contraste, la tasa de informalidad tipo 2 exhibe un marcado comportamiento contracíclico; en
particular, esto se observa en el coeficiente de correlación positivo
con la tasa de desempleo (rTD.TI2 = 0.460).
Con ello, en términos agregados la microempresarialidad informal
parece estar sujeta a las exigencias del ciclo económico11; sin embargo,
un análisis más profundo permite ver que, concretamente los patrones
informales, sí muestran un comportamiento procíclico (rTD.TI2 = 0.401)
y, en ese sentido, dado que han decidido establecer un negocio informal
en los momentos en que la demanda de trabajo formal ha sido más
alta, puede entenderse como un comportamiento voluntario. Ahora
bien, ¿es posible vincular la evolución de la tasa de desempleo con
los flujos de trabajadores “desde” y “hacia” la informalidad?
5.2. Evolución de la tasa de desempleo y las probabilidades de
transición
Respecto a los resultados medios de las probabilidades de transición
intertrimestral sobresalen los siguientes puntos relacionados con el
corto plazo.
Resulta más probable que los inactivos y trabajadores formales,
estados laborales que se podrían entender como de naturaleza “voluntaria”, permanezcan de un trimestre a otro (pN|N = 0.873 y pF|F = 0.816,
respectivamente)12 en contraste con la permanencia intertrimestral de
los desempleados (pD|D = 0.179), que a su vez, se podría considerar
como un estado laboral de naturaleza “no voluntaria”.
Por otra parte, el conjunto de los subcontratados y la economía
microempresarial informal, en promedio registraron una probabilidad
de permanencia muy similar que indica que la mayor parte de los
informales permanece más de un trimestre en la actividad, y cuyo
valor (pI1|I1 = 0.566 y pI2|I2 = 0.580, respectivamente) es más cercano a
aquel de los estados de naturaleza “voluntaria” que a los de naturaleza
“involuntaria”.
Entre aquellos trabajadores formales que se movían a otra categoría, era más probable que lo hicieran hacia la informalidad como
agregado (pI1|F = 0.112), más comúnmente como subcontratados (pI1|F
= 0.082). Lo anterior va en apoyo de la visión dualista dado que, a los
11
En este trabajo se entiende como microemprendimiento la capacidad de iniciar, crear
y formar un proyecto mercantil de pequeña escala a través de la identificación de ideas
y oportunidades de negocios.
12
La notación utilizada en esta sección es la siguiente, N: inactivo; F: formal; D: desempleado; I: informal; I1: informal tipo 1; I2: informal tipo 2. La barra vertical debe
leerse como “dado que en el periodo anterior estaba en”.
n 100
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
separados del sector formal resultó preferible emplearse en el sector
informal que pasar al desempleo.
No obstante, dado que un trabajador de la informalidad tipo 1 se
trasladaba a otra categoría, fue más probable que lo hiciera hacia la
formalidad (pI1|I2 = 0.169) por medio de la regularización de su condición laboral. Cuando un trabajador informal tipo 2 se movilizaba,
en promedio, era más probable que lo hiciera hacia la inactividad
(pN|I2 = 0.197) o como subcontratado (pI1|I2= 0.139), incluso antes de
contemplar la formalidad (pF|I2 = 0.067).
En el caso de un desempleado, dado que se trasladaba hacia otra
categoría, existía una mayor -y alta- probabilidad de que ello ocurriera
hacia la inactividad (pI2|D = 0.371) o a algún tipo de informalidad (pI|D
= 0.27), consistente con los argumentos de la existencia de una elevada
dificultad de encontrar empleos. Finalmente, dado que un individuo
inactivo se trasladaba hacia otra categoría, era más probable que se
moviera hacia la informalidad (pI|N = 0.085) repartiéndose las probabilidades de forma muy equitativa entre sus dos tipos.
A continuación se analiza la evolución de las probabilidades de
transición y su relación con la tasa de desempleo representada gráficamente por Ut. Se cuantifica la correlación lineal entre ambas variables
y se efectúa inferencia estadística. La sección se organiza en cinco
grupos según el estado laboral de partida. En cada caso, se presentan
las probabilidades de permanecer o trasladarse a cualquiera de los
estatus laborales, comentando los principales hallazgos.
5.2.1. Sector formal (gráfico 2)
Como era de esperar, la probabilidad de transición hacia el desempleo siguió casi el mismo comportamiento contracíclico que la tasa
de desempleo (rp.TD = 0.542). La probabilidad de transición hacia la
informalidad tipo 1 por dos trimestres consecutivos también siguió el
comportamiento contracíclico de la economía (rp.TD = 0.402). Sobresale
el hecho de que la probabilidad de transición hacia la informalidad tipo
1 por un trimestre no mostró sincronización con la tasa de desempleo,
sino una tendencia a la baja. Por lo anterior, la crisis económica de
1994 se puede vincular con una propensión a pasar a ser empleado
informal del tipo “subcontratado” pero no inmediata sino con un
101 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
Gráfico 2
Probabilidades de transición intertrimestral desde la formalidad
0.050
8
35
0.035
8
7
33
0.033
7
0.040
31
0.031
0.020
3
2
0.010
29
0.029
5
0.027
0.025
4
0.023
3
Ut
4
p(Dt+1|Ft)
6
5
0.030
Ut
p(I2t+1|Ft)
6
0.021
2
0.019
1
1
0.017
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
94:1
95:1
93:3
94:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
89:1
90:1
88:3
89:3
88:1
87:3
87:1
(a) rp.TD = -0.567, r2p.TD = 0.321, n = 51.
0
0.015
87:1
0
0.000
(b) rp.TD = -0.542, r2p.TD = 0.294, n = 51.
Fuente: Estimaciones propias con datos de la ENEU. Se presenta únicamente una selección de las pruebas significativas
estadísticamente al 1%. Podría no contener todos los resultados descritos en la sección. Blanco: Recuperación; gris débil:
Expansión; gris fuerte: Recesión. Línea continua: probabilidad; Línea de discontinua: Tasa de desempleo.
desfase de alrededor de tres meses.
La probabilidad de transición hacia la informalidad tipo 2 mostró
una relación negativa con la tasa de desempleo tanto para un trimestre
(rp.TD = 0.567), como para dos trimestres aunque en menor grado (rp.TD
= 0.342). De esta forma, los periodos de recesión económica no están
propiciando un paso significativo hacia la economía microempresarial
informal o formada de nexos solidarios entre individuos informales,
incluso, durante los periodos de expansión podría esperarse un flujo
mayor de los mismos.
El resultado, es al menos curioso, dado que la tasa de informalidad
tipo 2 sí resulta contracíclica por sí misma, y estaría indicando que los
formales que incursionan en microemprendimientos lo hacen mayoritariamente de forma voluntaria y, además, estos son pocos comparados
con los flujos agregados hacia la informalidad tipo 2.
5.2.2. Subsector informal tipo 1 (gráfico 3)
La probabilidad de movilidad hacia la formalidad registró una relación
procíclica media, al estar sincronizada de forma inversa con la tasa
de desempleo (rp.TD = 0.663). Así, las expansiones favorecer el paso a
la formalidad13 y las recesiones lo inhiben.
13
Al tratarse de individuos, la mayor parte de esta formalización (en promedio, 16.5%
de los informales tipo 1) se relaciona con la contratación e inclusión en la seguridad
social de empleados y no necesariamente a la formalización de empresas. No obstante,
tampoco se puede descartar que ocurra esto último.
n 102
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
Gráfico 3
Probabilidades de transición intertrimestral desde la informalidad tipo 1
8
0.024
4
1
0.1
9
0.09
7
0.022
2
8
0.08
6
0.0
0.0
3
0.03
2
0.02
5
0.018
4
0.016
3
0.014
Ut
0.0
Ut
p(Ft+1|I1t)
7
0.07
p(Dt+1|I1t)
0.02
2
2
0.012
1
0.01
0
(a) rp.TD = -0.662, r2p.TD = 0.387, n = 51.
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
99:3
99:1
97:3
98:3
98:1
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
93:3
94:3
94:1
92:3
92:1
93:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
87:1
0
87:1
0.01
1
(b) rp.TD = -0.739, r2p.TD = 0.546, n = 51.
Fuente: Estimaciones propias con datos de la ENEU. Se presenta únicamente una selección de las pruebas significativas
estadísticamente al 1%. Podría no contener todos los resultados descritos en la sección. Blanco: Recuperación; gris débil:
Expansión; gris fuerte: Recesión. Línea continua: probabilidad; Línea de discontinua: Tasa de desempleo.
La probabilidad de movilidad hacia el desempleo siguió de forma
altamente similar, el comportamiento contracíclico de la tasa de
desempleo (rp.TD = 0.739); por lo que los empleados informales que
trabajan para empresas formales se ven afectados de forma inmediata
de las recesiones económicas al pasar al desempleo.
5.2.3. Subsector informal tipo 2 (gráfico 4)
La probabilidad de transición hacia la formalidad tuvo una relación
inversa media (rp.TD = 0.649) con la tasa de desempleo mientras que
la probabilidad de transición hacia la informalidad tipo 1 mostró una
relación inversa moderada (rp.TD = 0.481). De lo anterior, y tomando
en cuenta el nivel de las probabilidades, se tiene que, partiendo de
actividades de informalidad plena, es más probable reubicarse en una
condición de informalidad parcial (14%) que en una de formalidad
(7%), mostrando está última una relación más consistente con el
ciclo económico. De esta forma, la subcontratación se interpone en
103 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
Gráfico 4
Probabilidades de transición intertrimestral desde la informalidad tipo 2
1
0.1
8
9
0.09
7
8
6
0.16
7
5
0.15
8
0.08
6
0.05
4
0.04
3
0.03
2
0.02
5
4
0.13
3
0.12
2
0.11
1
1
0
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
Ut
0
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
1
0.15
93:3
0
0
2
93:1
1
0.005
3
0.2
92:3
2
0.01
92:1
0.015
4
0.25
91:3
3
91:1
0.02
5
90:3
4
6
0.3
90:1
0.025
Ut
5
0.03
89:3
35
0.035
7
5
0.35
89:1
6
88:3
04
0.04
8
4
0.4
88:1
7
87:3
8
87:1
05
0.05
45
0.045
87:1
88:1
87:1
(b) rp.TD = -0.481, r2p.TD = 0.231, n = 51.
p(I2t+1∩I2t+2∩I2t+3|I2)
(a) rp.TD = -0.649, r2p.TD = 0.421, n = 51.
(c) rp.TD = -0.662, r2p.TD = 0.387, n = 51.
0
0.1
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
87:1
0
87:3
0.01
p(Dt+1|I2t)
4
0.14
Ut
5
0.06
Ut
p(Ft+1|I2t)
7
0.07
p(I1t+1|I2t)
6
(d) rp.TD = -0.494, r2p.TD = 0.244, n = 49.
Fuente: Estimaciones propias con datos de la ENEU. Se presenta únicamente una selección de las pruebas significativas
estadísticamente al 1%. Podría no contener todos los resultados descritos en la sección. Blanco: Recuperación; gris débil:
Expansión; gris fuerte: Recesión. Línea continua: probabilidad; Línea de discontinua: Tasa de desempleo.
el camino hacia la formalización.
Notar que la probabilidad de transición hacia el desempleo
mostró bajos niveles pero una elevada correlación positiva con el
ciclo económico (rp.TD = 0.807), denotando su uso fragilidad como
resguardo económico para un sector de la población14. Sin embargo,
parece existir un subconjunto de al menos el 30% de los informales
tipo 2 que permanece estable en el desempeño de sus funciones por
al menos un año y no resultan significativamente sensibles al estado
14
En cualquier caso, no se debe perder la perspectiva de que cada categoría ocupacional engloba actividades con muy distintos niveles de rentabilidad y volumen de
negocios.
n 104
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
de la economía.
5.2.4. Desempleo (gráfico 5)
La probabilidad de permanencia en el desempleo tuvo un comportamiento contracíclico de alta semejanza con el de la tasa de desempleo (rp.TD = 0.775), lo cual se anticipaba. Por otro lado, la elevada
probabilidad de transición hacia la formalidad (20% en promedio)
tuvo una relación inversa elevada (rp.TD = 0.779) con la tasa de
desempleo, existiendo entre ambas una marcada sincronización. De
esta forma, el comportamiento de la economía puede fomentar (en
expansión) o inhibir (en contracción) el flujo laboral hacia el sector
formal y, se presume, la formalización de emprendimientos (aun
más que cuando se parte de informalidad tipo 1 o tipo 2, al menos
en porcentaje).
Gráfico 5
Probabilidades de transición intertrimestral desde desempleo
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
87:1
(a) rp.TD = -0.662, r2p.TD = 0.387, n = 51.
92:1
0
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
87:1
1
0.02
91:3
0
0
2
0.03
91:1
1
90:3
0.05
3
0.04
90:1
2
89:3
0.1
4
0.05
89:1
3
5
0.06
88:3
4
6
7
0.07
88:1
5
7
8
0.08
87:3
2
0.2
Ut
p(Ft+1|Dt)
6
p(I1t+1∩|I1t+2|Dt)
5
0.25
0.15
8
9
0.09
7
Ut
8
3
0.3
(b) rp.TD = -0.739, r2p.TD = 0.546, n = 51.
8
0.3
3
8
0.06
6
7
7
0.05
5
0.25
5
Ut
0
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
88:3
88:1
87:3
87:1
(c) rp.TD = -0.755, r2p.TD = 0.570, n = 51.
1
0
89:3
0
0.05
2
0.01
89:1
1
3
0.02
88:3
2
0.1
4
88:1
3
5
0.03
87:3
0.15
4
0.04
87:1
4
p(I2t+1|Dt)
6
5
0.2
Ut
p(Dt+1|Dt)
6
(d) rp.TD = -0.631, r2p.TD = 0.398, n = 50.
Fuente: Estimaciones propias con datos de la ENEU. Se presenta únicamente una selección de las pruebas significativas
estadísticamente al 1%. Podría no contener todos los resultados descritos en la sección. Blanco: Recuperación; gris débil:
Expansión; gris fuerte: Recesión. Línea continua: probabilidad; Línea de discontinua: Tasa de desempleo.
105 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
La probabilidad de transición hacia la informalidad tipo 2 mostró
una correlación positiva media (rp.TD = 0.631) con la tasa de desempleo, lo que significa que una parte (alrededor del 4%) de la población
desempleada utiliza como refugio la informalidad tipo 2, lo cual puede
también deducirse para la informalidad tipo 1 (alrededor de 6.5%)
pero a partir de dos periodos.
La probabilidad de transición inmediata hacia la informalidad tipo
1 registró una marcada tendencia positiva y nula sincronización con
el comportamiento cíclico de la tasa de desempleo. No obstante, la
probabilidad hacia la informalidad tipo 1 durante dos y tres trimestres
consecutivos mantuvo una relación directa con la tasa de desempleo,
indicando una sincronización no inmediata. De lo anterior, ante la
insuficiencia de empleo formal (correlacionado negativamente con
D) después de un periodo de búsqueda, la mejor (la más práctica o
la única) opción resulta el emplearse bajo condiciones irregulares
en empresas formales. Finalmente, se puede decir que de cada tres
personas que dejan el desempleo para trabajar, al menos una lo hará
en una actividad informal.
5.2.5. Inactividad (gráfico 6)
La probabilidad de transición hacia la formalidad mantuvo una
correlación inversa moderadamente elevada (rp.TD = 0.697) con la
tasa de desempleo, por lo que la población inactiva puede pretender
cambiar hacia la formalidad de acuerdo con el ciclo económico en
una magnitud similar a lo que ocurre con los desempleados.
Evidentemente, la probabilidad de transición hacia el desempleo
tuvo una elevada sincronización (rp.TD = 0.804) con la tasa de desempleo. Ya en el apartado anterior se había advertido una correlación
Gráfico 6
Probabilidades de transición intertrimestral desde la inactividad
45
0.045
04
0.04
8
0.055
055
8
7
0.05
.05
7
0.045
045
6
6
(a) rp.TD = -0.697, r2p.TD = 0.486, n = 51.
2
0.02
1
0.015
0
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
0.01
89:3
99:3
99:1
98:3
98:1
97:3
97:1
96:3
96:1
95:3
95:1
94:3
94:1
93:3
93:1
92:3
92:1
91:3
91:1
90:3
90:1
89:3
89:1
0
88:3
0.01
88:1
1
87:3
0.015
(b) rp.TD = -0.430, r2p.TD = 0.185, n = 51.
Fuente: Estimaciones propias con datos de la ENEU. Se presenta únicamente una selección de las pruebas significativas
estadísticamente al 1%. Podría no contener todos los resultados descritos en la sección. Blanco: Recuperación; gris débil:
Expansión; gris fuerte: Recesión. Línea continua: probabilidad; Línea de discontinua: Tasa de desempleo.
n 106
Ut
3
89:1
2
88:3
0.02
4
0.03
0.025
88:1
3
5
0.035
87:3
0.025
Ut
4
0 04
87:1
0.03
p(I2t+1|PEI)
5
87:1
p(Ft+1|PEIt)
35
0.035
Efecto del ciclo económico en la incidencia
de la informalidad: evidencia para México, 1987-1999
significativa en términos de la probabilidad inversa.
La probabilidad de transición hacia la informalidad tipo 1 y tipo
2 mostraron una marcada tendencia positiva y nula asociación con la
tasa de desempleo. Asimismo dichas probabilidades en los casos de
dos y tres trimestres consecutivos mostraron una relación positiva
moderada -y creciente en el tiempo- con la tasa de desempleo.
6. Conclusiones
Con datos de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano del INEGI, en
este trabajo se calculan aproximaciones a las probabilidades trimestrales de transición agregadas entre los principales estados laborales
en México durante el periodo 1987-1999, a través de la construcción
de matrices de transición de Markov.
Las probabilidades de permanecer en la informalidad parecen altas
como para poder considerarlo estatus de transición rápida, comparado
por ejemplo, con aquellas del desempleo que se entiende como una
condición “no deseable”. Aunado a lo anterior, las probabilidades de
ubicarse en la formalidad a partir de la informalidad son menores que
cuando el origen es el desempleo.
No obstante, un mayor nivel de desagregación en el análisis y su
comparativa con el comportamiento del ciclo económico confirma
que los niveles de informalidad, en general, están vinculados al ciclo
económico, explicando en buena parte su componente coyuntural, lo
cual permite distinguir mejor entre comportamientos particulares.
Por un lado, resulta clara la involuntariedad de los subcontratados,
los cuales mantienen un comportamiento contracíclico afín con las
visiones dualista y estructuralista; ésta se ha convertido en una alternativa de empleo creciente y no se puede descartar que las empresas
se separen de trabajadores informales durante las recesiones y que las
pérdidas de empleo formal durante las mismas sean sólo una fracción
de las pérdidas reales.
Cuando el origen es particularmente la informalidad microempresarial, la probabilidad de permanecer en este subsector es considerable
e independiente del ciclo económico después de un periodo de maduración del desempeño en él; esto habla del grado de robustez que
ha alcanzado este subsector. Asimismo, la formalidad es alrededor de
tres veces más probable de concretarse si el origen se relaciona con
los subcontratados y no con la microempresarialidad informal.
El caso de la informalidad microempresarial, se identifican dos
grupos diferenciados. El mayor de ellos, quizá de entre 70 y 80%, sería
de naturaleza involuntaria predicho por la corriente dualista; éstos han
entrado a la informalidad por la falta de empleos formales o de competencias para los mismos y mantiene un comportamiento contracíclico
utilizando la informalidad como refugio; no obstante, a muchos de ellos
les cuesta salir de la informalidad por haber encontrado actividades
107 n
José G. Aguilar Barceló
Carlos M. Hernández Campos
Martín A. Ramírez Urquidy
rentables, aunque la mayoría preferiría ser subcontratados o formal
(pero no necesariamente formalizar su negocio). Por otra parte, hay un
grupo más pequeño, de entre 10 y 15%, posiblemente relacionado con
patrones y algunos autoempleados informales, que voluntariamente
han optado por microempresarialidad informal y que correspondería
a la contraparte legalista del sector.15
Se debe tomar en consideración que el análisis llevado a cabo es
agregado, es decir, plantea un sector informal como estado laboral
unificado, sin embargo, en la práctica su composición es muy heterogénea. Un análisis desagregado de sus componentes podría traer luz,
por ejemplo, sobre los grados de emprendeduría y de identificación
de potencial de formalización; asimismo, el controlar por variables
sociodemográficas como sexo, educación o ingreso, podría representar
mejor el comportamiento laboral de la sociedad mexicana.
Las crisis económicas sin duda resultan ser una barrera franca a
la formalización, de ahí la importancia de la correcta identificación
del sector de los microempresarios informales “voluntarios” pues se
trata del grupo que de forma más directa podría responder ante mecanismos de apoyo y asistencia que conviertan en oportunidad una
situación adversa.
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15
Recordar que la voluntariedad no implica desear ser informal sino haberlo sido sin
utilizarlo como refugio anticrisis.
n 108
Efecto del ciclo económico en la incidencia
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109 n
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
La economía en
el estancamiento
Los resultados de las
reformas estructurales
aplicadas en el periodo
1981-2007
María Arcelia González Butrón
[email protected]
Rodrigo Gómez Monge
[email protected]
Resumen
En las últimas tres décadas se han producido cambios trascendentes
en la economía mexicana. En este artículo se plantean las principales
características y consecuencias de la profunda reorientación económica
con las políticas de ajuste estructural en los ochenta y, se realiza una primera indagación acerca de las principales razones justificatorias desde
Fecha de recepción:
18 de mayo de 2010
Fecha de aceptación:
2 de junio de 2010
* Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores
anónimos. Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de los
mismos. Profesora Investigadora de la Facultad de Economía “Vasco de Quiroga”.
Ingeniera Química, Maestra en Economía por la UNAM y Doctora en Estudios Latinoamericanos por la misma institución. Integra el Sistema Nacional de Investigadores
y participa en redes académicas nacionales e internacionales.
** Profesor Investigador de la Facultad de Economía “Vasco de Quiroga”, estudió la
Maestría en Administración y la especialidad en Finanzas en el Instituto Tecnológico
y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Actualmente cursa el Doctorado
en Economía Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela.
111 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
el propio modelo enmarcado en una economía de mercado, avanzando
en algunas reflexiones críticas.
También se realiza un somero análisis de la crisis y de la aplicación
de políticas económicas de corte neoliberal pues éstas se consideran
indispensables para entender el proceso de consolidación del modelo
de crecimiento y desarrollo actualmente dominante en México con sus
consecuentes y negativos impactos sociales.
Palabras clave: Economía mexicana, políticas de ajuste estructural,
economía de mercado, neoliberalismo.
Calificación JEL: B22, E00, N16, N36.
I. Transformaciones económicas, políticas neoliberales
y ajuste estructural en América Latina
A fines de los setenta y más definidamente en los ochenta, las economías de América Latina y el Caribe transitaban por profundos procesos de reorientación y transformación económica que han cambiado
radicalmente el panorama económico social para los noventa.1
Estas transformaciones responden, según diversos estudios, a la
crisis del modelo de acumulación capitalista de la posguerra cuyos
signos de agotamiento ya eran evidentes en nuestro continente en los
años sesenta.2
1
La primera versión de este apartado se expuso en: Gonzáles B., María Arcelia. Transformaciones Económico Estructurales, Pobreza y Desarrollo Social en México. Editoriales
DEI de San José, Costa Rica y CEMIF “Vasco de Quiroga”, A.C., México, 1999.
2
Esta etapa ha sido muy estudiada, algunos textos explicativos de la crisis por agotamiento del patrón de acumulación son: Carrere, Bernard, Paul Sweezy, et. al. 1974:
Crisis estructural del capitalismo. Crisis energética - Crisis política. Edit. La Oveja
Negra, Medellín, Colombia, 1974. Semo, Enrique. La crisis actual del capitalismo. Eds.
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UNAM, México, 1980. Varios. Crisis capitalista contemporánea, movimiento obrero y
n 112
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
En términos generales, un capitalismo desarrollista e intervencionista expresado, con diversas particularidades en el modelo de sustitución de importaciones, va siendo transformado hacia una modalidad
abierta y no intervencionista. Las políticas de ajuste estructural y sus
correspondientes programas conducen a cambios estructurales de
largo plazo más que a “ajustes” coyunturales o de corto plazo. Vale
aquí distinguir las políticas de ajuste de las políticas de estabilización:
estas últimas fueron justamente de corto plazo y tenían como objetivos
una serie de correctivos para superar los altos niveles de inflación y
los déficit en balanza de pagos y fiscal, eran parte de las políticas de
ajuste estructural propiamente cuyos ejes de acción prioritarios en la
primera mitad de los ochenta fueron las políticas monetaria y fiscal;
sin embargo, éstas tienen que ver más con objetivos estratégicos de
largo plazo, con la transformación del modelo económico mismo,
en un contexto de mayor integración de nuestras economías a la
economía mundial.
Con la “crisis de la deuda”, a partir de 1982, organismos como
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial empezaron a
plantear abiertamente la necesidad de un ajuste estructural, del “cambio
de estructuras”3. Hasta ese momento nuevos créditos permitían pagar
el servicio de la deuda pero un cambio en la política monetaria y
crediticia estadounidense a finales de los setenta condujo a frenar el
refinanciamiento del servicio y su pago se tornó prácticamente inviable
para nuestras ya desequilibradas economías. Esto y todas las presiones
derivadas de las sucesivas renegociaciones, fueron fundamentales para
la imposición de políticas de ajuste estructural a pesar de la oposición
de diversos sectores sociales y hasta de algunos gobiernos.
Ciertamente, se estaba empezando a operar un gran cambio de estructuras. Como plantea F. Hinkelammert, se trataba de un cambio que
postergaba las tareas del desarrollo del continente en función de una radicalización del capitalismo, para sustituir al capitalismo intervencionista
y organizado de los 50 y 60, por un capitalismo desnudo y antisocial.
La política de capitalismo extremo -política de mercado total- surgida en
la década de los 70, sirvió a partir de 1982 para estructurar las economías
de América Latina en función de la transferencia de un excedente maximizado hacia los países del centro, quienes son los dueños de la deuda
externa de América Latina. La tesis del ajuste estructural se reformuló a
perspectivas del desarrollo latinoamericano. Eds. Universidad Autónoma de Guerrero,
Guerrero, México, 1981. Pipitone, Ugo. El capitalismo que cambia. Eds. Era, México,
1986. Valenzuela Feijóo, José C. ¿Qué es un patrón de acumulación? Eds. Facultad
de Economía, Serie Economía de los noventa, UNAM, México, 1990. Lundahl, Mats
y Wim Pelupessy (edits.). Crisis económica en Centroamérica y el Caribe. Eds. DEI,
San José, Costa Rica, 1989.
3
Hasta ese tiempo sólo los movimientos sociales y los sectores progresistas latinoamericanos hablaban de un cambio de estructuras; ciertamente la propuesta de estos
organismos financieros internacionales tenía una orientación radicalmente distinta,
como se verá más adelante.
113 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
partir de 1982 en el sentido de un capitalismo extremo orientado a crear
las condiciones estructurales para transferir desde América Latina hacia
los países desarrollados del centro, un excedente lo mayor posible. Ajuste
estructural significa ahora: transformación de América Latina en función
de un capitalismo extremo capaz de transferir a los países del centro un
máximo de excedentes. La denominación de “ajuste estructural” se refiere a
esta política, que pone la transformación del capitalismo hacia el mercado
total al servicio de la transferencia de un excedente máximo hacia los
centros del mundo capitalista. (Hinkelammert 1990: 32)
Esta perspectiva del denominado capitalismo extremo estuvo ya
claramente presente en los setenta y, más particularmente, la crisis
de los setenta parecía convencer a muchos gobiernos de la urgencia
del cambio estructural propuesto por los organismos financieros
internacionales. Sin embargo, algunas medidas más drásticas de
política económica para avanzar en estos cambios fueron moderadas
y hasta postergadas debido a la llamada “crisis del petróleo” surgida
en 1973, que en realidad fue una etapa en la que se produjo una gran
liquidez en el sistema financiero con la consecuente disponibilidad de
capitales para créditos. Diversos estudios en países latinoamericanos
documentan esta etapa en la que incluso nuestros países fueron inducidos a contratar más deuda con grandes facilidades. Una expresión
de esto es el hecho de que la deuda en América Latina se multiplicó
seis veces en la década y en cerca del 60% entre 1980-1982, pasando
de $ 28,861 mdd en 1970, a $ 182,940 mdd en 1980 y, a $288,238
mdd en 1982.4
Cuando las condiciones financieras internacionales cambian y se
restringen los créditos de largo y corto plazo, nuestros países pierden
capacidad de pago y se produce como en 1982, la crisis de la deuda. La
oportunidad para el desarrollo rápido de los “ajustes estructurales” no
se hizo esperar en toda la región, lo cual fue justificado políticamente
dados los fuertes desequilibrios manifiestos en nuestras economías,
expresados especialmente en intensos procesos inflacionarios, fuertes
déficit gubernamentales y recesión económica.
Durante la década de los ochenta se desencadenaron los conocidos Planes y Programas de Estabilización, como el Plan Austral en
Argentina, el Plan Cruzado en Brasil, los “fujishocks” en Perú, los
Planes de Estabilización y Reordenamiento Económico en México,
entre otros. Cada nuevo período gubernamental en cada país servía
para modificar estos planes y programas, mas no para cuestionarlos
y menos aún para evidenciar los objetivos estratégicos subyacentes
a los mismos.
Lo que estaba ocurriendo en realidad eran transformaciones profundas en el modelo económico vigente. La sustitución de importaciones,
4
CEPAL. “América Latina y El Caribe: balance de pagos 1950 - 1984”, Cuadernos
Estadísticos de la CEPAL, No. 10, Santiago de Chile, 1986
n 114
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
el fortalecimiento del mercado interno y, por tanto, los intentos de
desarrollo nacional estaban siendo completamente abandonados para
dar paso a economías más orientadas al fomento de las exportaciones,
al fortalecimiento de mercados externos y al desarrollo de los centros
de poder económico internacional.
La política del desarrollo es ahora sustituida por la política de la extracción
del máximo de excedentes, pase lo que pase con el desarrollo de América
Latina. Esta política recibe el nombre de ajuste estructural. Ya no se
habla más de desarrollo, sino de los mercados. Tampoco se habla más de
dependencia, porque la dependencia ha aumentado de tal manera que ya
se puede impedir hablar de ella. De lo que sí se habla, es de la necesidad
de pagar aportes de capital... (Hinkelammert 1990: 34)
Se trata de lograr, a través de ajustes estructurales, economías más
integradas a la lógica predominante del mercado mundial, economías
que puedan transferir el máximo de excedentes posibles, y, en este
objetivo,
No interesa cualquier tipo de excedente productivo en América Latina, sino
solamente aquellos excedentes que derivan en divisas transferibles. Por
lo tanto, todos aquellos excedentes producidos que no sean transferibles,
pueden ser destruidos. Esto explica que solamente los excedentes que
aparecen en la balanza comercial de los países latinoamericanos tengan
significado para este modelo. Es necesario maximizar el saldo positivo
de la balanza comercial, para maximizar la transferencia de excedentes
hacia los países del centro. Por lo tanto el ajuste estructural hace girar
toda la política económica alrededor del saldo de la balanza comercial.
Lo que aumenta el saldo es bueno; lo que lo disminuye, es malo. Ese es
el principio de inteligibilidad del ajuste estructural. Lo que hace falta
es aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones, sujetando
toda actividad económica a este principio simple. Se concentra así toda
inversión en actividades de exportación y se eliminan, en lo posible, las
inversiones para el mercado interno. Al eliminar estas inversiones, por
supuesto, se destruyen también los excedentes producidos en los mercados
internos; el excedente externo destruye los excedentes internos. Pero ahora
ya sólo se habla de los excedentes externos. Aparece así un automatismo
creciente de la miseria (Hinkellammert 1990: 35).5
Esta orientación clara hacia el mercado exterior y al abandono de los
objetivos de desarrollo interno nacionales tiene límites, pues no se
pueden transferir todos los ingresos en razón de las exportaciones;
los ingresos se requieren para cubrir las importaciones necesarias
para seguir produciendo internamente para transferir y, también, para
sostener el conjunto de requerimientos que implica el nuevo modelo
5
Subrayado nuestro.
115 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
capitalista. De aquí la importancia que reviste el nuevo papel del
Estado en nuestras economías.
Se observa su cambio de rol en el nuevo modelo económico, un
Estado aún más funcional a los requerimientos de la acumulación en
el que se pueden destacar las siguientes características:
· Un Estado menos empresario directo pero sí promotor y hasta
subsidiario de empresas exportadoras; con un menor aparato gubernamental y operando con sistemas más eficientes en la lógica de
disminución del gasto público, especialmente en la esfera social.
· Un Estado más cuidadoso en el control social lo cual es indispensable para la consolidación del nuevo modelo. Por eso ingresamos
en la región a las llamadas “nuevas democracias”, en las que aparentemente desapareció la lógica de seguridad nacional, lo cual
contrasta ciertamente con el crecimiento de los presupuestos para
las fuerzas armadas en la mayoría de países latinoamericanos, una
de cuyas evidencias es que los aparatos represivos a la movilización social se mantienen como en la década de los setenta sólo
que ahora éstos revisten formas más sofisticadas entre las que se
advierte, por una parte, un discurso más negociador y concertador
hasta donde sea posible y, por la otra, distintas manifestaciones
en el continente de las llamadas “guerras de baja intensidad” que
con la acción de los medios de comunicación bajo el control de
las fuerzas dominantes, muchas veces no se reconocen, salvo por
quienes las sufren directamente.
Dados los crecientes niveles de la pobreza, el desempleo y la inseguridad social, se considera que el Estado va a mantener todas
aquellas funciones que tengan que ver con el “factor humano” o
“capital humano”, según denominación de organismos financieros
internacionales como el Banco Mundial, cuyo comportamiento es
fundamental para la consolidación del modelo vigente. De allí que
sea tan importante la educación especializada así como también lo es
mejorar las fuerzas del orden.
II. Algunos fundamentos del nuevo modelo capitalista
Aunque prevalece un importante debate sobre las características del
modelo económico dominante6 se coincide respecto a sus fundamentos
últimos que se sustentan en el liberalismo económico. Para José Valenzuela Feijóo el reordenamiento económico estructural es coherente
con un proyecto político específico que es recubierto ideológicamente
por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde un ángulo teórico
muy general, esta ideología se asienta en principios walrasianos,
6 En América Latina ha recibido principalmente las denominaciones de monetarista,
fondomonetarista y neoliberal.
n 116
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
tales como: a) la economía capitalista tiende espontáneamente a una
situación de equilibrio estable; b) tal equilibrio se corresponde con una
plena utilización de los recursos productivos; c) la asignación de los
recursos es óptima y, por tanto, da lugar a la maximización del dividendo social (Valenzuela Feijóo J., 1991: 16). Según el mismo autor,
la coherencia interna de este esquema ha sido fuertemente criticada
por Sraffa, Garegnani y otros, además de que la evidencia empírica
contrasta con tales principios, sin embargo se ha insistido en ellos y
se vienen imponiendo ya no por consideraciones científicas sino por
afanes político-doctrinarios.
Sobre la base de los principios de la teoría neoclásica, teóricos
como Karl Popper y Friedrich Hayek profundizaron marcos sustentadores, fundamentaron y justificaron una perspectiva epistemológica, e inclusive, según R. Gómez “elevaron el modus operandi de la
economía neoclásica, y le dieron el status de método universal para
las ciencias sociales” (Gómez, Ricardo J. (1995: 159). De allí que se
intente actualmente generalizar el método de la teoría económica “neoliberal” -pragmática y con el horizonte de totalización del Mercado- a
las otras ciencias sociales. Se pretende reivindicar el darwinismo
social que justifica la exclusión económica de muchos seres humanos
en una lógica de Mercado apoyada en una “racionalidad científica”
supuestamente neutra y objetiva.
Popper y Hayek sustentan de este modo la preferencia por una
determinada teoría económica ligada a un programa político: el del
liberalismo neoclásico, el cual sería retomado con algunas modificaciones por la escuela de Chicago, especialmente planteado por Milton
Friedman y exportado como “objetivamente científico” a todos aquéllos que pretendan acceder al paraíso consumista del llamado primer
mundo (Gómez, Ricardo J., 1995: 160). Con este último economista
la propuesta liberal neoclásica no avanza sustancialmente en el plano
teórico pero sí en su formalización: con el uso de la econometría trata
de acumular la mayor evidencia empírica que demuestre la verificación de algunas de sus hipótesis básicas como son la posibilidad de
maximización de ganancias y la existencia de condiciones de equilibrio
sin intervención estatal.
De modo general, los supuestos más importantes de la concepción
neoliberal de la economía que Popper, Hayek y Friedman comparten
son los siguientes:7
· Toda realidad, y en particular la realidad social, es un conjunto que
resulta del agregado de elementos interrelacionados por situaciones
7
Para un mayor desarrollo de estos supuestos se pueden consultar los capítulos VII y
VIII de la obre citada de Ricardo J. Gómez y el capítulo II del texto de Franz Hinkelammert, Crítica a la razón utópica”. Eds. DEI, San José, Costa Rica, 1984. En este
último, también se hace referencia a la síntesis de estos principios expuestos por Hayek
en su conferencia con motivo de la recepción del Premio Nobel de Economía cuyo
título fue “La pretensión del conocimiento”.
117 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
que operan exclusivamente entre dichos elementos individuales.
· La sociedad es sólo el nombre del conjunto de los individuos
que la componen, ligados entre sí especialmente por un sistema de
tradiciones homogéneas.
· El ser humano es básicamente un ser egoísta, consumidor y
propietario de sus bienes.
· El ser humano es un ser de tradiciones, la primera, la que resulta
de su naturaleza básicamente egoísta; la segunda, la de la ciencia.
· Los seres humanos son naturalmente desiguales. La única igualdad válida es la igualdad política ante el mercado y la ley.
· La libertad es abstracta, individual y negativa.
· El mercado es el único ordenador racional y la planificación es
irracional.
· La democracia es el sistema político recomendable en tanto no
interfiera con el funcionamiento del libre mercado.
· La sociedad capitalista neoliberal es insuperable.
Este conjunto de supuestos tienen consecuencias y efectos prácticos muy
trascendentes para entender la situación actual, son aceptados -explícita
o implícitamente- por los principales centros del capitalismo contemporáneo y pretenden imponerse a todos los rincones del planeta.
Se traducen por ejemplo en la propuesta de liberalización económica, según la cual, la asignación económica de los recursos debe
ser resultante de la operación espontánea de las fuerzas del mercado.
En la tradición clásica esto se entiende en el sentido de aceptar la ley
del valor como mecanismo central de regulación económica. En el
plano más abstracto, a este principio se opone el de la planificación
(Valenzuela F., J., 1991: 17-18). Contradictoriamente, en la práctica no
se acepta la intervención estatal pero sí la intervención y planificación
oligopólica, favoreciendo el mecanismo de competencia. También se
observa en la actualidad cómo el liberalismo económico se combina
con formas políticas muy poco liberales y sí intervencionistas, condicionadoras y coactivas.
Por otro lado, el proyecto o “paquete neoliberal” impulsado por el
FMI en México y América Latina, está fuertemente asociado al plano
de recuperación hegemónica y de reestructuración global impulsado por
los sectores dominantes de Estados Unidos, especialmente a partir del
gobierno de Reagan (Valenzuela F., J., 1991: 23), lo que está de fondo
en juego es la defensa feroz de la lógica esencial del capitalismo que es
la lógica de valorización del capital cuyo grado de valorización se mide
por la tasa de ganancia, de allí que las fluctuaciones de ésta regulen las
fluctuaciones de la acumulación y del nivel de la actividad económica.
En una crisis, cuando se habla de recuperación se está haciendo referencia justamente a la recuperación de la caída de la tasa de ganancia.
Este es un aspecto muy importante para entender el papel de la
fuerza de trabajo y de los salarios en esta lectura. Se sabe que la vía
n 118
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
por excelencia para reconstituir la tasa de ganancia es aumentar la tasa
de plusvalía a través de la reducción de los salarios reales. Valenzuela
plantea que después de los cuarenta se impulsó otro método conceptualizado por Keynes en el cual se utilizó la inflación para reducir
salarios reales suavizando el ciclo por la vía del gasto público. El
problema que esto genera es el indicado por Kalecki: a largo plazo,
el mayor poder de regateo salarial puede llevar a entorpecer e incluso
anular el mecanismo keynesiano. Así, cuando llega un momento en la
posguerra en la que el salario real comienza a crecer igual o más rápido
que la productividad, efectivamente la tasa de plusvalía se congela o
cae, pero al aumentar el costo unitario de la fuerza de trabajo, unido
al impacto de las estructuras oligopólicas, las presiones inflacionarias
tienden a ser mayores con lo cual el mecanismo keynesiano se torna
disfuncional y obliga al reordenamiento estructural. Es en este marco
donde resurgen y se consolidan, como paradigma dominante, los enfoques del monetarismo, en los cuales se recurre a los mecanismos de
reducción de los salarios reales y a la desocupación. Prácticamente, la
propuesta de liberación económica encubre otra: restaurar a plenitud
las funciones clásicas del ejército industrial de reserva (Valenzuela
F., 1991: 29-31).
Si bien esto requiere mayor análisis en cada realidad económica,
un hecho mundial hoy incuestionable es el enorme incremento de la
desocupación acentuada desde la década del ochenta, tanto en los
países industrializados como en los países latinoamericanos. También
es clara la tendencia al congelamiento y disminución del precio de
la fuerza de trabajo, a pesar de la política de liberación general de
precios.8
Complementando, algo igualmente trascendente para entender el
momento actual es que,
Usualmente, la reducción salarial funciona como parte integrante del
ajuste cíclico normal y, ulteriormente, en la fase del auge cíclico, se
mueve en un sentido que le permite recuperar sus valores de tendencia.
En el caso que nos preocupa -el de un cambio estructural que apunta
a un nuevo estilo de funcionamiento- no se podría hablar de una pura
oscilación cíclica. El ajuste, en este caso, busca redefinir los patrones de
tendencia de la distribución del ingreso. Es decir, se trata de redefinir el
valor de la fuerza de trabajo (esto es, aumentar la tasa de plusvalía) y el
mecanismo fundamental que inicialmente se aplica es el de una drástica
reducción de los salarios reales. Esto, a su vez, se logra por la vía de la
coacción extraeconómica (bayonetas) y la más propiamente económica
(desocupación estructural). Una vez finiquitadas estas tareas estructurales,
8
Esto explica el porqué de las transformaciones de las políticas laborales: la contención
al máximo del precio de la fuerza de trabajo más que ninguno de los otros precios, la
flexibilización laboral y otros mecanismos económicos y extraeconómicos que responden a los objetivos centrales del nuevo modelo neoliberal.
119 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
los salarios pueden volver a asumir su comportamiento cíclico y tendencia
más usual. Claro está, lo hacen desde un piso considerablemente más bajo.
Dicho de otro modo, la distribución del ingreso más regresiva constituye
un componente estructural del nuevo patrón.
En principio, la distribución más regresiva viene a ser equivalente a un
aumento de la tasa de plusvalía. Y si la masa de trabajo vivo productivo
no desciende, la mayor tasa también debería conducir a una mayor masa
de plusvalía. A primera vista, por lo tanto, parecería que el potencial
de acumulación del sistema se elevaría. Dicho de otro modo: la purga
distributiva funcionaría como palanca del crecimiento. Tal es la apuesta
neoclásica usual (Valenzuela F., J., 1991: 46).
Así pues, en esta lógica se explica el porqué de la reducción de los salarios reales y también, consecuentemente, bajo el modelo neoliberal se
explican fenómenos como el desempleo, el subempleo, la distribución
cada vez más regresiva del ingreso y, en última instancia, los procesos
de exclusión económica. No son pues problemas circunstanciales o
coyunturales como lo plantean casi todos los gobiernos de la región,
se trata de componentes y comportamientos del nuevo modelo, del
nuevo patrón de acumulación.
III. Las políticas neoliberales en América Latina
En los puntos anteriores se han presentado algunas de las bases
económicas y el nuevo papel del Estado y los agentes sociales más
importantes que sustentan el modelo económico vigente actualmente
en América Latina. Resta sólo de modo general, comentar cuáles han
sido las principales políticas aplicadas bajo este marco en esta parte
del continente americano.
J. Williamson (1990: 12,15, 17, 20, 23, 25, 27, 29, 32)9 realizó
una interesante sistematización de las principales medidas de ajuste
estructural en América Latina en los ochenta, según las áreas más
significativas de la reforma. Estas áreas fueron: disciplina fiscal; gasto
público; reforma fiscal; liberalización financiera; control del tipo de
cambio; liberalización comercial; inversión extranjera directa; privatización y desregulación.10
En general, las medidas neoliberales responden a la lógica del
modelo analizado en el apartado anterior que es la maximización del
excedente transferido; son de ajuste estructural y tienen las siguientes
9
Este trabajo se realizó a partir de un encuentro promovido por el Institute for International Economics de Washington, con economistas de Bolivia, Chile, Perú, Argentina,
Brasil, México, Colombia, Venezuela y cinco países de El Caribe.
10
Una versión más amplia de lo ocurrido en cada uno de los países en estas áreas de
reforma se puede encontrar en: Correa, Eugenia. Los mercados financieros y la crisis
en América Latina. Eds. Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM, México,
1992, pp. 133-141.
n 120
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
características generales:11
1. Orientación preferencial de toda política económica al
aumento de las exportaciones.
2. Fomento a la participación del capital extranjero en todas las
actividades económicas favorables al modelo.
3. Concentración de las funciones económicas del Estado en la
realización del ajuste estructural para asegurar así la transferencia a los países del centro de un máximo de excedentes.
4. Sustitución de las subvenciones con objetivos sociales por
subvenciones al sistema financiero.
5. Política de limitación o destrucción del desarrollo nacional por
la liberalización de todos los mercados externos. Esto explica
los procesos de des-industrialización acelerada o de “reconversión industrial” de algunas economías latinoamericanas.
6. Privatización del máximo de las funciones económicas y
sociales del Estado, especialmente las funciones en la educación, en el campo de la salud y la seguridad social, entre
otros. Esto lleva a un claro debilitamiento de las funciones
sociales del Estado.
7. Aumento y sofisticación de las funciones represivas del
Estado o de organismos particulares para-estatales. De allí
que se observe un tipo de Estado policial-militar aunque
sea encabezado por un gobierno civil elegido dentro de la
democracia formal.
A niveles más específicos, a pesar de la diversidad de matices en las
políticas neoliberales aplicadas desde los ochenta, éstas se dieron principalmente en las áreas: industrial y agrícola; de inversión extranjera;
comercio exterior; gasto e ingreso públicos; laboral y financiera. Según
E. Correa (1992: 129-130) sus características más relevantes son:
1. Políticas industriales y agrícolas que, más que fijarse objetivos
de integración productiva y de soberanía alimentaria, buscan
alentar las inversiones en función de los niveles de productividad, rentabilidad y competitividad externa.
2. Políticas hacia la inversión extranjera que, más que buscar la
complementariedad, alientan la acelerada remoción de disposiciones reguladoras y el cambio en las estructuras jurídicas
y financieras que promueven su desarrollo (incluso acuerdos
de libre comercio, formas de asociación con capitales nativos,
canje de deuda por inversión, etc.). Atraer dicha inversión se
fue convirtiendo en un fin en sí mismo; más que lo que éstas
puedan ofrecer en materia de integración productiva, predomina su posible aporte inmediato de divisas.
11
Se retoma en gran parte la caracterización de F. Hinkelammert (1990: 34).
121 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
3. Políticas de comercio exterior que pretenden incrementar
rápidamente las exportaciones, por una parte. Por otra, se
tiende a la reducción e incluso eliminación de la protección
efectiva de diversas ramas económicas.
4. Políticas de gasto e ingreso públicos que buscan reducir el
déficit presupuestal y suprimir su financiamiento externo. El
objetivo de alcanzar el equilibrio en las finanzas públicas se
convierte en prioritario aun antes que atender los rezagos acumulados durante años de descenso económico, pero sin afectar
los niveles de rentabilidad financiera y la promoción a ciertos
capitales (altas tasas pasivas de la deuda pública interna, tasas
activas subsidiadas a algunas actividades, rescate financiero de
empresas y bancos, asunción de pasivos en moneda extranjera,
etc.), al tiempo que se avanza en la reducción de subsidios al
consumo y del gasto social de los estados.
5. Políticas laborales tendientes a permitir y promover reacomodos en las estructuras ocupacionales y salariales con rápidos
descensos en el poder adquisitivo de éstos, lo que se acompaña
de acciones que entrañan el debilitamiento de las organizaciones laborales ahí donde éstas habían logrado mayor poder
de convocatoria, organización y defensa.
6. Políticas financieras tendientes a alcanzar un mayor grado
de la apertura de los mercados financieros locales, mantener
altos niveles de rentabilidad financiera al tiempo que se
busca garantizar el máximo de disponibilidad de divisas. Se
pretende alcanzar una estructura “de mercado en el sector”,
con lo que se liberan las tasas de interés y por momentos el
mercado cambiario. En ocasiones podemos encontrar intentos
de efectuar una administración centralizada de divisas, aunque
explícitamente se declara que no hay control cambiario.
Algunos de los resultados generales de la aplicación de estas políticas
en la región se exponen en el apartado siguiente, tomando en consideración los resultados obtenidos en México.
IV. La crisis en México y las políticas de ajuste económico:
un contexto desde las principales variables de la economía
Desde los años ochenta se caracteriza a México como de una economía
en crisis y, más recientemente, en proceso de recuperación. Sobre la
primera caracterización no hay mayores discrepancias, salvo en las
razones que agudizaron esta crisis, según el contexto internacional
prevaleciente; pero sobre la segunda hay un importante debate con
profundas discrepancias.
A continuación se hará un estudio de las principales variables
macroeconómicas y su comportamiento a lo largo del periodo 1980
n 122
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
a 2007, realizando un análisis por decenios.
IV.1. Comportamiento de la población
Con relación al comportamiento de la población durante los periodos
estudiados es de destacar la disminución en las tasas de crecimiento,
pasando de 1.77% durante el periodo comprendido de 1981 a 1990,
a 0.99% durante los años de 2001 a 2007. También es importante
precisar el incremento promedio en la población en 1.64% durante el
lapso de 1981 a 2007.
Tabla 1
Población
Tasa de crecimiento anual promedio
Periodo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
Total
1.77%
1.60%
0.99%
1.64%
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.
inegi.org.mx, diversas fechas de consulta.
IV.2. Evolución del producto interno bruto por sector de origen
Respecto a la evolución promedio del producto interno bruto por
sector de origen (crecimiento económico), se estancó en 2.65 % como
promedio durante el periodo de 1981 al 2007. Podemos analizar este
comportamiento por décadas y su comportamiento ha sido bastante
paupérrimo: 1.93% en los años comprendidos de 1981 a 1990, 3.52%
en el periodo de 1991 a 2000 y 2.44% en el lapso de 2001 a 2007.
Porcentaje
Gráfico 1
Producto interno bruto por sector de origen
9,00%
8,00%
7,00%
6,00%
5,00%
4,00%
3,00%
2,00%
1,00%
0,00%
-1,00%
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 2.
123 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
Más aún, si realizamos el análisis por sector de origen, excepto
por los sectores 1 (agropecuario, silvicultura y pesca), 7 (transporte,
almacenaje y comunicaciones) y 8 (servicios financieros, seguros,
actividades inmobiliarias y de alquiler), las restantes divisiones han
presentado menores tasas de crecimiento en los años que van de 2001
a 2007, que en el periodo comprendido de 1990 a 2000.
Tabla 2
Producto interno bruto por sector de origen
Tabla de crecimiento anual promedio
Impuestos a los Valor agregado 1 Agropecuario,
productos netos bruto en valores silvicultura y
de subsidios
pesca
básicos
2 Minería
3 Industria
manufacturera
1.43%
2.56%
2.22%
1.34%
2.10%
4.53%
2.44%
2.20%
1.94%
0.76%
2.65%
1.60%
2.23%
2.69%
Periodo
Total
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
1.93%
1.93%
1.93%
3.52%
3.53%
3.52%
2.44%
2.47%
2.65%
2.66%
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
Tabla 2 (continuación)
Producto interno bruto por sector de origen
Tabla de crecimiento anual promedio
4 Construcción
5 Electricidad,
gas y agua
6 Comercio,
restaurantes y
hoteles
7 Transporte,
almacenaje y
comunicaciones
8 Servicios
financieros,
seguros,
actividades
inmobiliarias y
de alquiler
-0.07%
5.62%
1.05%
1.74%
4.20%
2.11%
4.47%
3.20%
4.34%
3.92%
5.80%
3.79%
2.05%
4.96%
2.64%
2.68%
2.12%
6.38%
4.69%
1.11%
7.99%
1.84%
4.38%
2.39%
4.45%
4.17%
1.83%
5.56%
9 Servicios
comunales,
sociales y
personales
Cargo por los
servicios
bancarios
imputados
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
IV.3. Evolución del producto interno bruto per cápita por sector de
origen
En términos per cápita, durante el periodo 1981 a 2007, el crecimiento
real fue de 0.93%. Sin embargo si analizamos la variable por decenios, tenemos que el periodo comprendido de 1981 a 1990 registra un
descenso promedio anual de -0.04%. Durante el lapso de 1991 a 2000
se incrementó, a una tasa anual promedio de 1.67%, para moderar
su crecimiento a 1.27% durante 2001 a 2007. Lo anterior se puede
visualizar en el gráfico 2.
n 124
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
Gráfico 2
Tasas de crecimiento anual promedio del producto interno bruto per cápita
por sector de origen
8,00%
Porcentaje
6,00%
4,00%
1981-1990
2,00%
1991-2000
0,00%
2001-2007
-2,00%
Promedio
-4,00%
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 3.
Si realizamos un estudio del promedio de crecimiento en todo el
periodo (1981 a 2007) por sectores de origen, resulta preocupante
la variación del total de apenas un 0.93% a tasa promedio anual, sin
embargo es de destacar el comportamiento del sector agropecuario,
silvicultura y pesca que presenta una disminución anual promedio
de -0.11% durante todo el periodo, siendo los únicos motores de
crecimiento de la economía los sectores referidos con las divisiones
5 (electricidades, gas y agua), 7 (transporte, almacenaje y comunicaciones) y 8 (servicios financieros, seguros, actividades inmobiliarias
y de alquiler). Esto se puede observar en la tabla 3 que se muestra a
continuación.
Tabla 3
Producto interno bruto por sector de origen
Tabla de crecimiento anual promedio
Impuestos a los Valor agregado 1 Agropecuario,
productos netos bruto en valores silvicultura y
de subsidios
básicos
pesca
2 Minería
3 Industria
manufacturera
Periodo
Total
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
-0.04%
-0.04%
-0.04%
-0.53%
0.58%
0.24%
1.67%
1.67%
1.66%
-0.48%
0.27%
2.66%
1.27%
1.29%
1.27%
1.03%
0.78%
-0.40%
0.93%
0.94%
0.93%
-0.11%
0.51%
0.97%
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
125 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
Tabla 3 (continuación)
Producto interno bruto por sector de origen
Tabla de crecimiento anual promedio
8 Servicios
financieros,
seguros,
actividades
inmobiliarias y
de alquiler
9 Servicios
comunales,
sociales y
personales
Cargo por los
servicios
bancarios
imputados
5 Electricidad,
gas y agua
6 Comercio,
restaurantes y
hoteles
7 Transporte,
almacenaje y
comunicaciones
-2.00%
3.58%
-0.90%
-0.22%
2.18%
0.14%
2.45%
1.36%
2.46%
2.06%
3.91%
1.92%
0.21%
3.06%
1.47%
1.50%
0.95%
5.17%
3.49%
-0.05%
6.75%
0.14%
2.63%
0.67%
2.70%
2.42%
0.12%
3.79%
4 Construcción
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
IV.4. Evolución del producto interno bruto por objeto de gasto
Ahora bien, si analizamos el comportamiento del producto interno
bruto desde la óptica de objeto de gasto, llegamos a conclusiones más
críticas que desde la visión por sector de origen. Las tendencias se
pueden percibir en el gráfico 3.
Gráfico 3
Producto interno bruto por objeto de gasto
10,00%
Porcentaje
8,00%
6,00%
1981-1990
4,00%
1991-2000
2,00%
2001-2007
0,00%
-2,00%
Total
Consumo
privado
Consumo de
gobierno
Formación
bruta de
capital fijo
Exportación de
bienes y
servicios
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 4.
Tomando en consideración el gráfico anterior y la tabla 4, podemos
inferir lo siguiente:
1. El consumo privado ha presentado tasas anuales sostenidas,
pero pequeñas, de incremento, pasando de 1.92% de 1981 a
1990, a 2.55% en el lapso de 2001 a 2007.
2. Un problema estructural y que apoya el cambio de políticas
implementadas por el gobierno es la continua disminución
en sus tasas de decrecimiento en el consumo del mismo. Lo
anterior se pone de manifiesto al pasar de 2.63% de 1981 a
1990, hasta -0.19% en el periodo de 2001 a 2007.
n 126
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
3. En lo referente a la inversión fija bruta, su comportamiento ha
sido errático al pasar de tasas negativas en el periodo de 1981
a 1990 (-0.19%) a un incremento importante de 3.42% en el
lapso de 1991 a 2000 y un descenso en esa tasa promedio, a
valores de 2.68% durante 2001 a 2007.
4. El gran intento por fortalecer la economía, vía la exportación
de mercancías, se encuentra en agotamiento. Lo anterior
se puede observar al pasar las tasas promedio de 7.81% y
8.97% durante los periodos de 1981 a 1990 y 1990 a 2000,
respectivamente; a sólo 4.11% en el último lapso estudiado
(2001 a 2007).
Tabla 4
Producto interno bruto por sector de gasto
Tabla de crecimiento anual promedio
Periodo
Total
Consumo privado
Consumo de
gobierno
Formación bruta de
capital fijo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
1.93%
1.92%
2.63%
-0.19%
7.81%
3.52%
2.10%
0.55%
3.42%
8.97%
2.44%
2.55%
-0.19%
2.68%
4.11%
Promedio
2.65%
2.15%
1.13%
1.89%
5.61%
Exportación de
bienes y servicios
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
IV.5. Evolución del producto interno bruto per cápita por objeto de
gasto
Lo analizado en el apartado anterior se ve potenciado si se realiza un
estudio desde la óptica per cápita. De esta manera, el comportamiento
en el consumo privado pasa de valores negativos (-0.05%) durante el
periodo 1981 a 1990, hasta valores ínfimos de 1.37% durante 2001
a 2007.
Tabla 5
Producto interno bruto por cápita por objeto del gasto
Tabla de crecimiento anual promedio
Periodo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
Total
Consumo privado Consumo de gobierno Formación bruta de capital fijo Exportación de bienes y servicios
-0.04%
-0.05%
0.64%
-2.12%
5.73%
1.67%
0.26%
-1.27%
1.58%
7.02%
1.27%
1.37%
-1.34%
1.50%
2.92%
0.93%
0.43%
-0.58%
0.19%
5.48%
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
Por otra parte, el retiro del gobierno, en su componente de consumo,
comenzó a presentar tasas negativas desde el periodo 1991 a 2000 con
valores de -1.27% y -1.34% en el último tramo del análisis.
127 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
Gráfico 4
Producto interno bruto per cápita por objeto de gasto
8,00%
6,00%
Porcentaje
4,00%
1981-1990
1991-2000
2,00%
2001-2007
0,00%
-2,00%
Total
Consumo
privado
Consumo de
gobierno
Formación
bruta de
capital fijo
Exportación de
bienes y
servicios
-4,00%
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 5.
Finalmente, es evidente la caída en las tasas de crecimiento de
las exportaciones de bienes y servicios a 2.92% per cápita durante
2001 a 2007, desde tasas de 7.02% durante el periodo anterior (1991
a 2000) estudiado.
IV.6. Evolución del producto interno bruto per cápita por objeto de
gasto, con respecto al total
Ahora, si analizamos la contribución porcentual de cada uno de los
elementos del gasto del producto interno a su total, podemos concluir
lo siguiente:
1. El consumo privado ha descendido en los periodos estudiados,
de 57.77% a 51.48%, en los lapsos de 1981 a 1990 hasta 2001
a 2007 respectivamente.
2. También es de destacar la disminución dramática que ha
presentado la contribución al total, por parte del consumo de
gobierno, al pasar de 10.20% en el periodo de 1981 a 1990 a
6.54% en el lapso de 2001 a 2007.
Tabla 6
Producto interno bruto por objeto del gasto
Tabla de crecimiento anual promedio
Periodo
1981-1990
1990-2000
2001-2007
Promedio
Consumo privado Consumo de gobierno Formación bruta de capital fijo Exportación de bienes y servicios
57.77%
10.20%
16.93%
14.87%
55.22%
8.57%
15.05%
19.48%
51.48%
6.54%
14.50%
26.39%
55.19%
8.65%
15.60%
19.56%
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
n 128
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
3. En lo referente a la formación bruta de capital fijo, su comportamiento ha sido también en sentido descendente, sin
embargo ha sido bastante moderado, al pasar de 16.93% en
1981 a 1990, a 14.50% en el último periodo.
4. Finalmente, la estructura productiva de la economía mexicana
ha sufrido un giro hacia el sector externo, al pasar de una contribución de 14.87% en el periodo de 1981 a 1990, a valores
de 26.39% en el lapso de 2001 a 2007. Lo preocupante de este
dato es lo mencionado en el análisis de las tasas de crecimiento
de esta división del producto interno por objeto del gasto, ya
que estas tasas se han moderado, al pasar de 8.97% a 4.11%,
lo que nos indica una grave dependencia que de acuerdo con
la tendencia se profundizará en los próximos años.
Gráfico 5
Producto interno bruto per cápita por objeto de gasto con respecto al total
70,00%
Porcentaje
60,00%
Consumo privado
50,00%
Consumo de gobierno
40,00%
30,00%
Formación bruta de capital fijo
20,00%
10,00%
Exportación de bienes y
servicios
0,00%
1981-1990
1990-2000
2001-2007
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 6.
IV.7 Evolución de la cuenta corriente, de la cuenta de capital e
inversión extranjera en cartera de la balanza de pagos
El déficit en cuenta corriente es una característica de México durante
los periodos analizados.
Tabla 7
Cuentas corriente, de capital e inversión extranjera en cartera (saldos acumulados)
Millones de dólares de 1993
Periodo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
$
$
$
Cuenta corriente
-32,877.57 $
-145,671.10 $
-48,140.76 $
Saldo acumulado
$
-226,689.43 $
Cuenta de capital
70,778.34
179,861.15
90,061.76
Inversion extranejera en cartera
$
3,860.96
$
86,958.51
$
23,844.21
340,701.25 $
114,663.68
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
129 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
Hablamos que el saldo acumulado durante 1981 a 2007 es de
$ 226,689.43 mdd, teniendo un saldo en la cuenta de capital por $
340,701.25 mdd, sin embargo la atracción de inversión extranjera
en cartera es por el orden de $ 114,663.68 mdd, lo que implica que
33.66% de la atracción de capitales extranjeros es debido a inversión
altamente especulativa y volátil, lo anterior ha implicado la generación
de crisis especulativas de impacto funesto para México (década de los
ochenta y la crisis de 1994-1995).
Si tratamos de estudiar el comportamiento de la cuenta corriente,
de capital e inversión extranjera en cartera, tomando el promedio
anual para cada uno de los periodos, llegamos a las siguientes conclusiones:
Tabla 8
Cuentas corriente, de capital e inversión extranjera en cartera (promedio anual)
Millones de dólares de 1993
Periodo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
$
$
$
$
Cuenta corriente
-3,287.76
-14,567.11
-6,877.25
-8,725.62
Cuenta de capital
$
$
$
$
7,077.83
17,986.11
12,865.97
12,854.36
Inversion extranejera en cartera
$
386.10
$
8,695.85
$
3,406.32
$
4,098.66
Fuente: Elaboración propia con base en la información del sitio de internet: http://www.inegi.org.mx, diversas fechas de
consulta.
1. El saldo promedio deficitario en cuenta corriente en la totalidad de años estudiados es de $ 8,725.62 mdd.
2. En lo que respecta a la atracción de capitales (como inversión directa, en cartera y préstamos) es por un monto de $
12,854.36 mdd.
3. Finalmente, la atracción específicamente de inversión extranjera en cartera es por $ 4,098.66 mdd.
Lo anterior significa que, si deducimos de la cuenta de capital el saldo
de la inversión extranjera en cartera, su valor es por $ 8,755.70 mdd,
lo que implica que prácticamente es el monto que ayuda a liquidar
la cuenta corriente. Lo anterior, desde la lógica de acumulación de
reservas internacionales que sigue el Banco de México actualmente,
es sumamente peligroso ya que se depende en demasía de los montos
de inversión extranjera en cartera que se reciban.
IV.8 Evolución de la inflación
La inflación en México ha sido objeto de drásticas políticas de estabilización económica, especialmente de tipo monetario y fiscal. A
partir de lo anterior, también podemos describir el comportamiento
que ha presentado esta variable durante los periodos en que se dividió
el estudio:
n 130
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
Gráfico 6
Cuentas corriente, de capital e inversión extranjera en cartera
$20.000,00
$15.000,00
$10.000,00
Cuenta corriente
$5.000,00
Cuenta de capital
$$-5.000,00
1981-1990
1991-2000
2001-2007
$-10.000,00
Inversion extranejera en
cartera
$-15.000,00
$-20.000,00
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 8.
1. La tendencia a la disminución de la inflación es clara, al pasar
de niveles de 69.74% anual en el lapso comprendido de 1981
a 1990 a valores de 4.35% en los años de 2001 a 2007.
2. El promedio en la totalidad del periodo analizado es de
33.53% anual.
3. El problema radica en la inflación acumulada desde
1981 a 2007 que asciende a la impresionante cantidad de
102,234.15%, que contrasta enormemente con la inflación
acumulada en Estados Unidos, para ese mismo periodo:
441.34% (4.71% como promedio anual).
Tabla 9
Inflación
Tasa de crecimiento anual
Periodo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
Acumulada
Total
69.74%
18.11%
4.35%
33.53%
102234.15%
Fuente: Elaboración propia con base en la información de los sitios de internet: http://www.
banxico.org.mx y http://www.inegi.org.mx. Diversas fechas de consulta.
131 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
Gráfico 8
Inflación
80,00%
70,00%
Porcentaje
60,00%
50,00%
40,00%
Inflación
30,00%
20,00%
10,00%
0,00%
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 9.
IV.9 Evolución del tipo de cambio
Por lo que respecta a la evolución del tipo de cambio y su impacto en
la depreciación de la moneda, tenemos tres momentos de análisis:
1. El primero, comprendido de 1980 a 1990, en donde las depreciaciones promedio del peso fueron de 91.67% promedio
anual. Lo anterior ocasionó, entre muchos otros factores que
hemos descrito anteriormente, una inestabilidad que produjo
que este periodo fuera caracterizado como la década perdida
en América Latina y, especialmente, en México.
Tabla 10
Tipo de cambio y de / apreciación de la moneda
Tasa de crecimiento anual promedio
Periodo
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Promedio
Acumulado
Porcentaje de de/a preciación
de la moneda
i
91.67%
14.07%
2.03%
39.69%
43517.20%
i
Un signo positivo indica depreciación de la moneda; un signo
negativo muestra apreciación de la moneda.
Fuente: Elaboración propia con base en la información de los sitios de internet: http://www.
banxico.org.mx y http://www.inegi.org.mx. Diversas fechas de consulta.
2. En el siguiente lapso, de 1991 a 2000, los porcentajes se
moderaron, sin embargo, durante la crisis de 1994-1995 se
llegaron a observar valores de 48.39% a finales de 1994 y, de
55.47% durante 1995.
n 132
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
3. Finalmente, durante los años de 2001 a 2007 se han tenido
políticas restrictivas en la economía que han ocasionado una
moderación en la depreciación del peso de 2.03% promedio
anual, sin embargo el crecimiento en las tasas de crecimiento
del producto interno bruto (como lo vimos en apartados anteriores) también se han reducido de forma importante, es decir,
la economía se encuentra en una situación de depresión inducida por las políticas fiscales y monetarias implementadas.
También es importante mencionar que el promedio de depreciación en el lapso comprendido de 1981 a 2007 es de 39.69%, teniendo
una depreciación acumulada de 43,517.20% desde 1981 hasta el año
2007.
Gráfico 7
Depreciación del peso con respecto al dólar
100,00%
90,00%
80,00%
70,00%
60,00%
50,00%
Porcentaje de de/a
preciación de la moneda i
40,00%
30,00%
20,00%
10,00%
0,00%
1981-1990
1991-2000
2001-2007
Fuente: Elaboración propia con base en la información de la tabla 9.
Conclusiones
Las transformaciones económicas, políticas neoliberales y ajuste
estructural llevadas a cabo en América Latina son expresadas, en
términos generales, como un capitalismo en una modalidad abierta y
no intervencionista. Las políticas de ajuste estructural y sus correspondientes programas conducen a cambios estructurales de largo plazo
más que a “ajustes” coyunturales o de corto plazo.
Apoyando el cambio de modelo, se observa un nuevo rol del Estado
hacia uno más funcional a los requerimientos de la acumulación en
el que se pueden destacar como se vio anteriormente, las siguientes
características: 1) Un Estado menos empresario directo pero sí promotor y hasta subsidiario de empresas exportadoras; con un menor
aparato gubernamental y operando con sistemas más eficientes en la
lógica de disminución del gasto público, especialmente en la esfera
133 n
María Arcelia González Butrón
Rodrigo Gómez Monge
social y; b) Un Estado más cuidadoso en el control social lo cual es
indispensable para la consolidación del nuevo modelo.
Las principales políticas económicas que se aplicaron durante el
periodo neoliberal y ajuste estructural se pueden caracterizar en las
siguientes:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Políticas industriales y agrícolas.
Políticas hacia la inversión extranjera.
Políticas de comercio exterior.
Políticas de gasto e ingreso públicos.
Políticas laborales.
Políticas financieras.
Los resultados de la aplicación del nuevo modelo en México y de
sus consecuentes políticas, a través de las variables que analizamos,
nos permiten llegar a las siguientes conclusiones:
•
•
n 134
Por el lado del producto interno bruto es de destacar los
siguientes comportamientos: (1) El estancamiento que se ha
presentado en los periodos analizados, teniendo un promedio
de 2.65%, (2) El producto interno bruto por sector de origen
se encuentra fundamentado en los sectores financieros,
4.45% de incremento en el sector 7 (transporte, almacenaje
y comunicaciones) y 4.17% la división 8 (servicios financieros, seguros, actividades inmobiliarias y de alquiler), (3)
En contraposición las ramas productivas se encuentran en
un estancamiento preocupante: 1.60% la división 1 (agropecuario, silvicultura y pesa), 1.83% la 9 (servicios personales,
comunales y personales) y 1.84% el sector 4 (construcción),
(4) La óptica per cápita de los datos del producto interno bruto
nos dan cuenta del fracaso de las políticas implementadas: un
incremento promedio del producto por habitante de tan solo
0.93% en el periodo estudiado, y potenciándose las relaciones
anteriormente identificadas: la economía encuentra su ínfimo
incremento en los sectores financieros, dejando de lado los
productivos.
Ahora bien, el análisis realizado al producto interno bruto por
objeto del gasto nos muestra particularidades más preocupantes: (1) Una disminución alarmante en las tasas de crecimiento
del consumo de gobierno, (2) Un motor de crecimiento de la
economía basado en las exportaciones agotado, ya que las
tasas de crecimiento de las mismas se encuentran en franco
decrecimiento (sólo un 4.11% en el periodo de 2000 a 2007,
contra 8.97% en el lapso de 1991 a 2000), (3) Al igual que
en el caso del análisis por sector de origen, cuando se estudia
desde la óptica per cápita se potencian las relaciones descritas
La economía mexicana en el estancamiento.
Los resultados de las reformas estructurales
aplicadas en el periodo 1981-2007
•
•
•
•
anteriormente, destacando que la tasa de crecimiento en las
exportaciones disminuye con mayor dramatismo en el periodo
2001 a 2007, hasta 2.92%, desde 7.02% en el lapso anterior,
por lo que se ratifica el agotamiento del modelo impuesto.
Según el estudio del producto interno por objeto del gasto,
desde la óptica de la contribución al total, se ratifica la política empleada: el cambio del motor de crecimiento de la
economía a las exportaciones (pasó de una contribución de
17.84% en 1981 a 26.39% actualmente), a costa del sacrificio
del consumo privado y de gobierno (pasaron de 57.77% a
51.48% y 10.20% a 6.54%, respectivamente). Sin embargo,
como se mencionó anteriormente, las tasas de crecimiento de
las exportaciones se encuentran disminuyendo, por lo que el
modelo está en plena decadencia.
Por lo que respecta a las cuentas constituyentes de la balanza
de pagos, concluimos la dependencia existente de los montos
de inversión extranjera en cartera, ya que el saldo de la cuenta
de capital, deduciendo el saldo de este tipo de inversión, sólo
ayuda para cubrir ajustadamente el déficit crónico en la cuenta
corriente de México.
El comportamiento de la inflación ha sido correcto, sin
embargo el costo de esto ha sido el estancamiento de la
economía (como lo percibimos con las variables anteriores),
aunque es digno de destacar la inflación acumulada en el
periodo analizado: 102,234.15%.
Al igual que en la variable anterior, los porcentajes de depreciación de la moneda han sido manejables en las últimas
fechas (aun así no podemos perder de vista el valor acumulado:
43,517.20%), el costo que se ha tenido por este manejo ha sido
el reducido ritmo de crecimiento de la economía mexicana.
Finalmente, ante este balance, consideramos que existen retos impostergables en la economía mexicana. El modelo económico adoptado
e implementado desde los ochenta no ha producido los resultados
esperados y difundidos a toda la población y, lo que es peor, están
entrando en agotamiento los motores de crecimiento en los que se basa.
Ahora es importante y urgente definir, ¿hacia dónde nos dirigimos?,
¿cuál es el giro que tendrá que dar la economía y en qué sentido?, es
cuestión de tomar conciencia como sociedad y actuar en consecuencia
hacia otra economía posible.
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n 138
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
Competitividad de
las agroindustrias
del limón
pertenecientes al clúster
del limón mexicano
en Colima, México*
Pablo Adrián Magaña Sánchez **
[email protected] [email protected]
Luz Evelia Padilla Bernal ***
[email protected]
José G. Vargas Hernández ****
[email protected]
Resumen
El presente trabajo se refiere al estudio del nivel de competitividad de las
Agroindustrias del Limón pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México en base al modelo del IMD (International Institute for
Management Development) como teoría de soporte. En este estudio
se diseño y utilizó un instrumento de medición de acuerdo al modelo
Fecha de recepción:
15 de abril de 2010
Fecha de aceptación:
3 de junio de 2010
* Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores
anónimos. Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de
los mismos.
** Profesor investigador de la Facultad de Contabilidad y Administración de la
Universidad de Colima.
*** Profesora investigadora de la Unidad Académica de Contaduría y Administración
Universidad Autónoma Zacatecas.
**** Profesor investigador del Departamento de Mercadotecnia y Negocios Internacionales. Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, Universidad
de Guadalajara.
139 n
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
anteriormente mencionado adaptando las variables para el contexto de
nuestro estudio, es necesario mencionar que el modelo del IMD se utilizó
para medir la competitividad de los países y para esta investigación se
está generando un instrumento nuevo considerando el entorno de la
investigación que son las empresas agroindustriales del limón mexicano
en Colima. Esta investigación se orientó a Mipymes de tipo agroindustrial
del limón. Posteriormente a través de análisis estadístico se determinó
el nivel de competitividad de las mismas y qué variables o criterios son
los que influyen significativamente en la competitividad.
Palabras clave: Competitividad, Agroindustrias de limón, Mipymes.
Clasificación JEL: Q10, Q11, Q12
Introducción
Antecedentes del Problema
La cadena de valor del limón a nivel nacional juega un papel importante
en la economía mexicana ya que el Estado de Colima es el principal
productor nacional de este cítrico, en donde el valor de la producción
rebasa los 1,700 millones de pesos y se generan empleos para 20 mil
familias. El sector primario que incluye actividades agropecuarias,
además de la silvicultura y pesca, emplea 1.2% de la población
activa, pero aportó el 8.45% del Producto Interno Bruto en el año
2004 (INEGI, 2005). Colima ocupa el primer lugar en la producción
de limón mexicano con cerca del 30% del total nacional (SAGARPA,
2005) Además tiene un índice de rendimiento que es 39% superior
al promedio nacional, y alcanza las 17.849 toneladas por hectárea,
mientras que la media nacional es de 12.869 toneladas por hectárea.
Los principales municipios productores del estado de Colima son:
Tecomán, que concentra el 63.6%, Armería el 22.7% y Manzanillo,
con 5.6%Los cultivos frutales han ocupado alrededor del 72% de la
superficie cultivada en el estado, que equivale a 115 mil ha. De esta
superficie, el 65% corresponde a áreas con riego y 35% tierras de
temporal. Al finalizar el año 2004 se sembraron 29,692 hectáreas de
limón obteniendo una producción de 568,917 toneladas del producto,
con un rendimiento de toneladas por hectáreas de 19.161 con valor
en pesos de $ 842, 405,552.80 A Febrero del 2006 a nivel nacional
se sembraron 144,362 hectáreas de limón mexicano cosechándose
solo 98,967 hectáreas con una producción de 161, 073 toneladas del
n 140
Competitividad de las agroindustrias del limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México
producto y a febrero del 2007 a nivel nacional se sembraron 150,726
hectáreas y se cosecharon 86,491 hectáreas con una producción de
180,981 toneladas del producto1. Considerando solo el estado de
Colima la situación que prevaleció al 28 de febrero del 2007 fue la
siguiente: Se sembraron 30,748 hectáreas cosechándose solo 27,629
hectáreas. Se estimó obtener durante el año 2007 557,300 toneladas
de limón, obteniéndose hasta el 28 de Febrero de 2007 33,752 toneladas del mismo es decir solo el 6.05% se ha obtenido de producción
(SAGARPA, 2007).2 Cabe mencionar que el periodo de mayor producción y cosecha es en el período comprendido de los meses de Abril
a Octubre de cada año período en el cual también debido a la gran
oferta existente por la gran magnitud de la producción el precio tiende
a ser muy bajo, caso contrario al período comprendido de los meses
de Noviembre a Marzo donde ocurre que la producción es menor y la
demanda aumenta ocasionando un aumento en el precio. La industria
limonera colimense se compone de 3,600 productores, 30 empacadoras
de limón y 18 empresas dedicadas a la industrialización. Actualmente
la industria limonera en el estado destina el 30% del total de la producción a la elaboración de productos de alto valor agregado.
Definición del problema
Según el autor Chapela (1997) las dificultades del sector agrícola se
pueden resumir a tres grupos de problemas: de competitividad, de
integración interna del sector y de defectos de la política macroeconómica. Además la producción agrícola mexicana se enfrenta a otra
serie de factores complejos que también han influido en su desarrollo
tales como la tenencia de las tierras agrícolas por parte de comunidades
que se integran en ejidos, los derechos de explotación agrícola, las
políticas públicas, las sucesivas reformas a la legislación que rige la
actividad agrícola y la estructura propia que regula el funcionamiento
de los ejidos. Estos factores a su vez han intervenido para la creación y
desarrollo de las empresas agrícolas ejidales. Parte de lo que comenta
este autor se tiene una situación similar en el caso de las empresas
del sector limonero, es decir desde los productores, empacadoras y
agroindustrias por lo que considero necesario realizar un análisis más
minucioso y completo de esta situación. Es necesario resaltar que en
la cadena de valor se definen cuáles son los principales eslabones que
participan en la formación de valor del limón mexicano en Colima. Los
actores de cada eslabón de la cadena se encuentran conformados en
primer lugar con los llamados de producción primaria, entre los que se
pueden mencionar los viveros, huertas, intermediarios y empacadoras.
En el eslabón secundario llamado también como de procesamiento
1
Servicios de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) con información de las
delegaciones de la SAGARPA en los estados de la república mexicana.
2
SAGARPA. (2005). Subsecretaría de Agricultura C.G.D y S.IA.P, México
141 n
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
agroindustrial aparecen los principales productos derivados del limón
que se obtienen por la industria local. Y por último el eslabón de la
parte de comercialización y distribución donde se definen claramente los que intervienen para la fruta fresca .En entrevista3 sostenida
con personal del Consejo Estatal de Productores Limón de Colima
(COEPLIM) y análisis que éstos han hecho de la cadena de valor del
limón ellos comentan que puede existir una problemática principalmente derivada por la falta de organización entre todos los elementos
que conforman la cadena de valor del limón mexicano en Colima en
líneas anteriores mencionada. Al referirme a los productores de limón
que forman parte del primer eslabón de la cadena puedo mencionar
que se tiene una, falta de cultura o visión empresarial a su vez por lo
anterior los productores no venden directamente el limón sino que
lo comercializan a los “brokers” o también llamados “coyotes” o
intermediarios, aunado a que no cuentan con la suficiente capacidad
económica para acceder directamente a los mercados y todo esto repercute directamente en la competitividad del clúster del limón. Por
lo que concierne a las empresas empacadoras de limón considero que
aun les falta estar organizados de mejor manera para el cumplimiento
de todos sus objetivos .En relación a las empresas agroindustriales
considero que algunas de éstas no están cumpliendo con todos sus
objetivos derivados de la situación económica actual, o que no están
implementando estrategias adecuadas en materia de competitividad, es
decir todo el clúster del limón no es competitivo, es aquí donde radica
el problema real de esta investigación, por lo que consideré estudiar
en primer lugar los niveles de competitividad de estas empresas ya
que son las que se encuentran en mejor situación de ser analizadas
porque tienen una estructura organizacional bien definida y no así los
productores y empacadores de limón que como lo he mencionado en
líneas anteriores les falta visión empresarial. Es necesario entonces
proponer y llevar a cabo algo concreto, algo que apoye o coadyuve
a resolver esta problemática. Para lo cual se plantea estudiar el nivel
de competitividad de las Agroindustrias del Limón pertenecientes al
clúster del limón mexicano en Colima, México, y a su vez determinar
las variables más fuertes y débiles en materia de competitividad.
Objetivos
Objetivo general:
Estudio del nivel de competitividad de las Agroindustrias del Limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano en Colima, México.
Objetivos específicos:
• Conocer los niveles de competitividad que tienen actualmente
las empresas antes mencionadas.
3
Entrevista con M.C. Miguel Ángel Manzanilla Ramírez, directivo del COEPLIM el
día 30 de enero del 2006.
n 142
Competitividad de las agroindustrias del limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México
•
•
Descubrir las variables más fuertes y débiles que impactan a la
competitividad de las empresas agroindustriales de limón.
Analizar los principales desafíos competitivos que tienen
que afrontar las mismas, con el fin de mejorar su competitividad.
Preguntas de investigación
¿Cuáles son los niveles de competitividad que tienen actualmente
las empresas agroindustriales del limón?
¿Cuáles son las variables más fuertes y débiles que impactan a la
competitividad de dichas empresas?
¿Cuáles son los principales desafíos que tienen que afrontar las
Agroindustrias del clúster del limón mexicano en Colima?
Metodología
Se diseñó una investigación consistente en un estudio del nivel de competitividad de las Agroindustrias del Limón pertenecientes al clúster
del limón mexicano en Colima, México en base al modelo del IMD
(International Institute for Management Development) como teoría de
soporte. Después se hizo un estudio desarrollado a través de la aplicación de un cuestionario en las empresas del caso de investigación. En
este estudio se diseño y utilizó un instrumento de medición de acuerdo
al modelo anteriormente mencionado adaptando las variables para el
contexto de nuestro estudio, es necesario mencionar que el modelo del
IMD se utilizó para medir la competitividad de los países y para esta
investigación se está generando un instrumento nuevo considerando el
entorno de la investigación que son las empresas agroindustriales del
limón mexicano en Colima. El cuestionario que se aplicó fue para las
empresas agroindustriales del clúster del limón mexicano en Colima,
empresas con diferentes tamaños, con el fin de obtener resultados
generalizables en este ambiente. La información de cuáles son las
empresas agroindustriales de Limón mexicano en Colima se obtuvo a
través de la Secretaría de Fomento Económico del gobierno del estado
de Colima la cual nos proporcionó un listado de las empresas que se
encuentran registradas ante esa dependencia. En esta investigación se
orientó a micros, pequeñas y medianas empresas de tipo agroindustrial
del limón. Puedo mencionar que el universo total de las empresas
agroindustriales del limón son dieciocho y que aplicando el método de
muestreo en base al software SurveyIM con un nivel de confianza del
95% y un margen de error del 5% el resultado dio que las empresas a
aplicar el cuestionario eran diecisiete. Por lo que se decidió aplicar el
cuestionario a las dieciocho empresas considerando que la diferencia
entre el universo total y la muestra era solo de una empresa, de donde
al final solo se aplicó el cuestionario a nueve empresas ya que tres
143 n
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
empresas decidieron no contestar el cuestionario y las restantes seis
empresas ya habían cerrado operaciones. El instrumento de medición
diseñado para efectos de esta investigación fue la elaboración de un
cuestionario tomando como base los cuatro factores de competitividad del IMD y los veinte subfactores de dicho modelo. Es necesario
mencionar que el IMD considera para evaluar la competitividad de
los países 331 criterios o variables, de donde puedo mencionar que
para efectos de esta investigación se diseño un nuevo instrumento
de obtención de información con 103 criterios o variables, esto se
hizo en base a la experiencia profesional del suscrito y tomando en
consideración las empresas y el entorno de dicha investigación. La
investigación consistió en un estudio de campo, en el cual se aplicó un
cuestionario como instrumento de medición de las variables del caso
de estudio. El objetivo de la aplicación del instrumento de medición
en el estudio de campo es, que en él se registran mediciones de las
variables que componen el caso de estudio propuesto, en empresas
agroindustriales del limón mexicano en Colima a las que se les aplicó
el cuestionario. Posteriormente a través de análisis estadísticos se
determinó el nivel de competitividad de las agroindustrias del limón
y qué variables o criterios que son los que influyen significativamente
en la competitividad. Antes de proceder a realizar el trabajo de campo
se llevó a cabo una prueba piloto del cuestionario con la finalidad de
que nos permitiera detectar posibles errores en la formulación de la
las preguntas, así como considerar las opiniones de los encuestados
sobre la formulación de las mismas. Para ellos se procedió a entrevistar
algunos empresarios, los cuales fueron seleccionados atendiendo un
criterio de manera subjetiva ya que se acudió a empresarios relacionados directa o indirectamente con las agroindustrias del limón. Se
contactó a cada empresa agroindustrial del caso de investigación, los
cuestionarios se dejaban en la empresa para que fueran contestados, explicándoles el objetivo de la presente investigación junto con el Modelo
de Competitividad del IMD (International Institute for Management
Development) adaptado al estudio en cuestión y se regresaba en una
o dos semanas por los cuestionarios ya contestados. En algunas otras
ocasiones nos contestaron el cuestionario al instante, ya que disponían
de tiempo para esta actividad, y como lo mencioné también en líneas
anteriores, hubo algunas empresas que se negaron a contestar dichos
cuestionarios argumentando falta de tiempo o interés en contestar dicho
cuestionario. En todo momento se ofreció que se tendría disponibilidad para atender cualquier duda que surgiera, y se pusieron a ésta
disposición los siguientes medios: teléfono, fax y correo electrónico.
Es conveniente aclarar que durante el tiempo que permanecieron los
cuestionarios en poder de los empresarios, los que sí tuvieron el tiempo
y la actitud de contestar no se recibieron mensajes para aclarar dudas
por ninguno de los medios. La aplicación de los cuestionarios fue
llevada a cabo por el suscrito con la finalidad de (1) garantizar que el
n 144
Competitividad de las agroindustrias del limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México
cuestionario fuera llenado por la persona adecuada, (2) cuidar por la
calidad de las respuestas ya que al ser el suscrito el único encuestador
cualquier duda sobre las preguntas podía ser resuelta inmediatamente
y (3) recabar información adicional que pudiera ser de interés para
los resultados de la investigación. Es necesario mencionar que por
considerar que solo el dueño o gerente de la empresa podía contestar
el cuestionario hubo algunas ocasiones que dicho cuestionario no era
llenado al momento de la visita ya que tenía otras actividades programadas el mismo por lo que lo tuve que dejar y pasar posteriormente
por el mismo ya contestado. La duración promedio de las encuestas
fue entre una hora y hora y media, esto dependía de las opiniones o
comentarios que hacia la persona encuestada. En total se elaboraron
18 cuestionarios para igual número de empresas relacionadas con
el caso de estudio en cuestión. De los 18 cuestionarios elaborados
a las empresas como mencioné solo 9 de estas contestaron dicho
cuestionario, de donde las restantes 9 empresas 6 de ellas ya habían
cambiado de giro y dueño (por ejemplo se dedicaban a la agroindustria
del melón, coco y mango) o habían cerrado sus operaciones y las 3
restantes decidieron no contestar el cuestionario.
Las herramientas estadísticas que se utilizaron fueron las siguientes:
1. Estandarización de las variables. Esta técnica se utilizó para
comparar criterios diferentes de las 103 variables de la investigación.
2. El promedio simple, media o media aritmética, es una medida
de tendencia central, Webster, A (2000). Esta técnica se utilizó
para la integración de las 103 variables en un solo índice.
Ambas herramientas estadísticas nos permitieron determinar el ranking
de competitividad así como las variables más fuertes (55) y débiles (47)
que impactan en la competitividad de las agroindustrias del limón de
donde los valores arriba del 50% consideramos que son aquellos que
tienen una competitividad aceptable y del 50% hacia abajo representan
áreas de oportunidad para las empresas.
Resultados
Niveles de Competitividad de las Agroindustrias del Limón Mexicano
en Colima, México.
Se ha calculado el índice de competitividad de las nueve empresas
agroindustriales del limón mexicano en Colima que participaron en
esta investigación según los factores de competitividad que utilizó el
IMD adaptada a esta investigación. A continuación se presentan los
resultados del ranking de competitividad de las mencionadas empresas
una vez hecho el análisis estadístico en el programa SPSS versión
17: De acuerdo a los factores de competitividad que son desempeño
145 n
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
económico, eficiencia gubernamental, eficiencia en los negocios e
infraestructura se determinó el ranking de competitividad de las empresas agroindustriales del limón mexicano en Colima, siendo estos
los siguientes:
Ranking de Competitividad de las Agroindustrias
del Limón mexicano en Colima
Para efectos de este trabajo y respetando la confidencialidad de las empresas haré
mención de las empresas sólo a través de sus iniciales del nombre de las mismas.
EmpresaÍndice de CompetitividadRanking
SICR
0.6125
1
DHT
0.5960
2
PC
0.5766
3
FRS
0.5346
4
DAN
0.5022
5
PT
0.4808
6
FC
0.4600
7
CJ
0.3795
8
CT
0.3438
9
Fuente: Elaboración propia aplicando SPSS versión 17 (2009)
Ranking de las empresas agroindustriales del limón mexicano
en Colima considerando cada uno de los factores
de competitividad.
EmpresaDesempeño
económico
SICR
DHT
FC
PT
FRS
CJ
PC
DAN
CT
1
2
3
4
4
5
6
7
8
Eficiencia
gubernamental
Eficiencia enInfraestructura
los negocios
2
1
3
5
8
7
4
6
9
Fuente: Elaboración propia aplicando SPSS versión 17 (2009)
n 146
8
4
6
5
3
7
1
2
9
1
4
7
6
2
9
5
3
8
Competitividad de las agroindustrias del limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México
Desafíos para mejorar la competitividad
en las Agroindustrias del Limón
Principales desafíos o áreas a mejorar en la gestión de las Agroindustrias del Limón para desarrollar su competitividad:
1. Desarrollar centros de agronegocios donde se regule a las
empresas agroindustriales, así como se den pláticas, cursos y
otros para la innovación tecnológica y determinar precios de
venta promedios, así como más acercamiento del gobierno a
fin de que los apoyos lleguen a todos.
2. Centro de gestoría y de logística en comercio exterior.
3. Aplicación de nuevas tecnologías para el desarrollo de la
industria.
4. Trámites gubernamentales menos engorrosos.
5. Estabilidad en el precio del limón industrial.
6. La inflación.
7. Lograr créditos bancarios que faciliten el desarrollo o fortaleza
de la industria citrícola por inversión y operación favoreciendo
al agricultor.
8. Establecer área de investigación y desarrollo tecnológico para
proceso y nuevos productos.
9. Eliminar impacto ambiental de desechos en la industria
citrícola (tratamiento o aprovechamiento de jugo de limón
el residuo (como desecho de planta) para eliminar impacto
ambiental que son esparcidos en al área agrícola, desgastando
flora-subsuelo-mantos freáticos, contaminación por olores,
creación de moscos no benéficos, etc.
10. Reemplazar equipo obsoleto por equipo de tecnología de punta
en sus diferentes líneas de producción de aceite destilado,
centrifugado, y jugo concentrado de limón.
11. Lograr eficientar costos de producción, mejora de producto
terminado y seguridad personal.
12. Investigación de todos los niveles para realizar productos
terminados utilizando el aceite de limón.
13. Diseño de equipos par eficientar energías.
14. Tener líderes emprendedores con una visión de la economía
globalizada y una percepción realista de la responsabilidad
social y el entorno cultural y ambiental que trabajen con
honestidad.
15. El desarrollo de la agroindustria del limón debe darse con
“medios propios” pero en un ámbito legal que lo fomente y
del cual actualmente se carece.
147 n
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
Conclusiones
Los objetivos que se plantearon al inicio de esta investigación se
lograron fundamentando el estudio en los factores y subfactores de
la competitividad del IMD y generando un instrumento de investigación para lograr tales objetivos. Con el análisis de la información se
responden a las preguntas planteadas en la investigación: ¿Cuáles son
los niveles de competitividad que tienen actualmente las empresas
agroindustriales del limón? La conclusión aquí es que los niveles de
competitividad de las nueve agroindustrias del limón mexicano se
pudieron obtener aplicando el instrumento de investigación previamente elaborado y haciendo un análisis estadístico a través del SPSS,
de donde puedo hacer una clasificación de los resultados obtenidos
siendo esta la siguiente :Existen tres empresas con resultados muy
satisfactorios en relación a la competitividad, ya que están entre el 57
% y 61% de competitividad, de las tres empresas mencionadas una es
microempresa, otra es pequeña empresa y otra es mediana empresa.
Existen dos empresas que tienen un nivel o índice de competitividad
aceptable entre el 50% y 53% de competitividad, es decir están sobre
el nivel mínimo necesario para poder ser competitivas ya que están
del 50% hacia arriba. De estas dos empresas señaladas una es micro
empresa y la otra es mediana empresa. También existen dos empresas
que su nivel de competitividad no llega al mínimo necesario es decir
ni al 50%, pero casi lo logran y se encuentran entre el 46% y 48%, una
de estas empresas es micro empresa y la otra es pequeña empresa. En
el fondo de la tabla o del ranking de competitividad de las empresas
agroindustriales del limón mexicano en Colima se encuentran dos
empresas que tienen su índice de competitividad demasiado bajo al
oscilar su índice entre el 34% y 37% de competitividad, que se puede
originar por diversos factores, una de estas empresas es micro empresa
y la otra es mediana empresa. La segunda pregunta de investigación
consistió en: ¿Cuáles son las variables más fuertes y débiles que impactan a la competitividad de dichas empresas? Y la conclusión que
puedo obtener de esta pregunta es la siguiente: El número de variables
más fuertes o que pueden impactar de mejor manera en la competitividad de las empresas agroindustriales son cincuenta y cinco, de donde
puedo concluir que el factor de eficiencia en los negocios junto con
los subfactores productividad y eficiencia, mercado laboral finanzas,
gestión y actitudes y valores representan el 43% de aquellas variables
o criterios fuertes en materia de competitividad de las agroindustrias
del limón mexicano en Colima, al hacer referencia a este factor de
eficiencia en los negocios y sus respectivos subfactores puedo hacer
una interpretación de estos subfactores de donde se puede comentar
que las normas internacionales y la utilización de estrategias globales
(suministros, deslocalización, externalización) favorecen la eficiencia
y la productividad respectivamente en las empresas motivo de estudio.
n 148
Competitividad de las agroindustrias del limón
pertenecientes al clúster del limón mexicano
en Colima, México
Además todo lo relativo al personal en las agroindustrias del limón
como lo son las remuneraciones equitativas y justas, las relaciones
laborales que normalmente tienden a la colaboración, la motivación
alta del personal, la prioridad en capacitaciones del personal, así como
la importancia de atraer y retener talentos, representan las acciones o
criterios que hacen fuertes competitivamente hablando a las empresas.
Por lo que se refiere a las variables más débiles en relación a la competitividad, o que representan áreas de oportunidad en las agroindustrias
del limón mexicano en Colima, son cuarenta y siete de dónde puedo
concluir que el factor de eficiencia gubernamental junto con los subfactores finanzas públicas, política fiscal, marco institucional y legislación
empresarial representan el 36% de aquellas variables o criterios débiles
en materia de competitividad de las agroindustrias del limón mexicano
en Colima. Al hacer referencia a este factor de eficiencia gubernamental
y sus respectivos subfactores puedo hacer una interpretación de estos
subfactores de donde se puede comentar que los presupuestos públicos
se manejan de manera no adecuada que afecta a las empresas motivo
de esta investigación, así como la deuda pública dificulta el desarrollo
empresarial, como el sistema fiscal en la gestión de las empresas motivo
de estudio impiden el desarrollo y la inversión empresarial. Además
todo lo relativo a las acciones políticas que emprende el gobierno
no son consistentes en apoyo a las mismas agroindustrias, el marco
jurídico y reglamentario desalienta la competitividad y la inversión
extranjera y la mencionada legislación no es eficiente en la prevención
de la competencia, las decisiones del gobierno no se aplican de forma
efectiva, existe burocracia que dificulta la actividad de las empresas,
todo lo anterior representan las acciones o criterios que hacen débiles
competitivamente hablando a las empresas.
Es necesario mencionar que con los resultados de esta investigación
se generan nuevos conocimientos en el área de la Administración al
tener los resultados de los índices de competitividad de las empresas
agroindustriales del limón mexicano en el estado de Colima e identificar las variables o criterios más fuertes y débiles que impactan en la
competitividad de las mismas ya que a la fecha no existe un estudio
como el que estoy presentando, y los resultados permitirán entre otras
cosas lo siguiente:
1. Ser útiles para la tomas de decisiones de los empresarios de las
mismas agroindustrias del limón en el estado de Colima.
2. Representan una herramienta de información para el gobierno
estatal y puede ser utilizado para el plan estatal de desarrollo,
ya que a la fecha, se acaba de dar el cambio de gobierno estatal
y puede servir como apoyo para el desarrollo de estrategias
empleadas por el gobierno estatal en beneficio de este tipo
de empresas.
3. Permitirán generan nuevas líneas de investigación con este
149 n
Pablo Adrián Magaña Sánchez
Luz Evelia Padilla Bernal
José G. Vargas Hernández
mismo tipo de empresas agroindustriales pero en otros estados
del país y en otras partes del mundo, así como con otros productos existentes en el estado y en el país.
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n 152
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
El fenómeno
metropolitano
en México
Alfonso Iracheta Cenecorta *
[email protected], [email protected]
Resumen
En México más de la mitad de la población radica en territorios metropolitanos donde al menos dos o más municipios –o entidades federativas- son
responsables primarios de su gobierno y administración. Por ello deben
ponerse de acuerdo para establecer una planeación estratégica común,
para la prestación de determinados servicios públicos, la realización de
obras y proyectos en conjunto o la coordinación administrativa entre
ellos y con el gobierno federal. ¿Qué es lo específicamente metropolitano? ¿Cómo distinguirlo de las atribuciones y servicios estatales y
municipales?
El tema es estratégico ya que de esta definición dependen en buena
medida las posibilidades reales de alcanzar acciones coordinadas y
concertadas entre los tres ámbitos de gobierno. Los temas, fenómenos
y sectores que se consideran de interés metropolitano por encima de las
entidades y municipios, son en principio los siguientes: a). Ordenación
Fecha de recepción:
13 de abril de 2010
Fecha de aceptación:
22 de mayo de 2010
* El autor agradece los comentarios y sugerencias de dos dictaminadores anónimos.
Cualquier error u omisión remanente es responsabilidad exclusiva de los mismos.
Doctor en Estudios Regionales. Coordinador del Programa Interdisciplinario de
Estudios Urbanos y Ambientales (PROURBA) de El Colegio Mexiquense, Coordinador Nacional de la Red Mexicana de Ciudades hacia la Sustentabilidad, Miembro
del Consejo Asesor de la Red de Investigación Mundial en Asentamientos Humanos
(HS-NET) del Programa de Asentamientos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas e Investigador Nacional Nivel II. El autor agradece los comentarios y
sugerencias de dos dictaminadores anónimos. Cualquier error u omisión remanente
es responsabilidad exclusiva de los mismos.
153 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
de la economía en el territorio; b). Desarrollo urbano-metropolitano; c).
Vialidad y Transporte público; d). Ecología y Medio Ambiente; e). Agua
Potable y Saneamiento; f ). Residuos sólidos; g). Seguridad pública; h).
Riesgos, contingencias y protección civil. Otro tema relevante es el financiamiento y la fiscalidad metropolitana; son fenómenos complejos y poco
estudiados en México, de los que dependen las posibilidades reales de un
desarrollo integrado. El texto alude a estos temas desde una perspectiva
crítico-propositiva.
Palabras clave: Metrópoli, Coordinación Metropolitana, Temas de Interés
Metropolitano
Clasificación JEL: R1, R5.
Introducción
No obstante que México transita a una urbanización creciente y acelerada y que las metrópolis asientan a más de la mitad de la población
urbana, carecemos como nación de una estrategia para desarrollar
y ordenar estas aglomeraciones y de políticas públicas para que las
jurisdicciones político-administrativas, sean municipios o entidades
federativas, se coordinen entre sí para atender las necesidades de estas
grandes ciudades. No se ha discutido siquiera, qué temas o problemas
deben ser de interés metropolitano y cuáles municipales o estatales;
en consecuencia, el fenómeno metropolitano, siendo estratégico para
el desarrollo del país, exige de atención seria y rigurosa del Estado
en primer lugar y de los actores sociales en general.
1. La magnitud del fenómeno
•
•
1
En México más de la mitad de la población radica en territorios
metropolitanos donde confluyen al menos dos o más municipios
–o entidades federativas- que deben ponerse de acuerdo para
establecer una planeación estratégica común, para la prestación
de determinados servicios públicos, la realización de obras y
proyectos en conjunto o la coordinación administrativa entre ellos
y con el gobierno federal.
El Programa Nacional de Desarrollo Urbano y Ordenación del
Territorio (2000-2006), señala que el Sistema Urbano Nacional
(SUN) comprende 10 Zonas Metropolitanas1 y la Megalópolis
Transfronterizas: Tijuana, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez y Matamoros. Interestatales:
Monterrey-Saltillo-Ramos Arizpe-Arteaga, Tampico-Madero-Altamira, Torreón-Gómez
Palacios-Lerdo y Puerto Vallarta. Estatales: Guadalajara y León.
n 154
El fenómeno metropolitano en México
•
•
•
•
del Valle de México, así como 28 aglomeraciones urbanas, 75
ciudades con más de 50 mil habitantes y 244 ciudades de 15 mil
a 49 mil 999 habitantes.
Las proyecciones de población 2000-2030 del Consejo Nacional
de Población (CONAPO, 2003), arrojan que en México existen
42 zonas metropolitanas y 60 conurbaciones; de éstas, 17 cuentan
con una población entre 500 mil y un millón de habitantes y
únicamente 7 concentran más de 1 millón. Esto es, que las 102
ciudades de mayor tamaño en el país, con un total de poco más
de 52 millones de habitantes (50.3 por ciento de la población
total), presentan procesos diferenciados de conurbación física y
fenómenos de metropolización que deben ser atendidos de manera
especial por los tres órdenes de gobierno.
La más reciente delimitación (SEDESOL, CONAPO, INEGI,
2004), identifica 55 zonas metropolitanas integradas por poco más
de 300 municipios, una población total (2005) de 51.8 millones
de habitantes (54.1% del total nacional) y una tasa de crecimiento medio anual de 1.9% en el periodo 1990-2005, es decir, 0.4
puntos porcentuales mayor a la tasa de crecimiento nacional. Por
otro lado, 9 zonas metropolitanas tienen una población mayor
a 1 millón de habitantes, 17 se ubican en el rango de 500 mil a
999 mil 999 habitantes y 29 zonas metropolitanas tienen más de
100 mil pero menos de 499 mil 999 habitantes (ver cuadros 1,
2, 3 y mapa 1).
Las diversas cifras oficiales sobre el número de ciudades mexicanas ubicadas en el rango de metrópolis, muestra la necesidad de
conceptuar con mayor profundidad este fenómeno socio-espacial,
reconocer su variedad y especificidad, definir los indicadores
para delimitar metrópolis y sobre todo, establecer las condiciones
para su gobierno y administración delimitando con claridad las
materias y atribuciones que corresponden a las metrópolis.
Las zonas metropolitanas mexicanas tienen ventajas que confirman su fuerza para atraer a la población, las actividades sociales
y las inversiones económicas:
i. Concentran ventajas de localización (economías) para los actores
económicos y sociales por encima de la mayoría de las ciudades
de sus respectivas regiones, lo que las convierte en polos de
atracción.
ii. Ofrecen mejores condiciones de vida por la variedad de empleo
y oferta de todo tipo de servicios.
iii. Pueden ser más eficientes en la provisión de servicios y equipamientos sociales y de apoyo a la producción.
iv. Por otra parte, tienen una problemática que se deriva esencialmente de cuatro aspectos:
155 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
•
•
•
•
Tienen un patrón de crecimiento socio urbano dinámico y
tendiente al desorden y la insustentabilidad, especialmente
en sus periferias.
Presentan enormes rezagos en la dotación de servicios e
infraestructura urbana básica, especialmente para los más
pobres.
Carecen de recursos financieros para afrontar las demandas
sociales, derivado de la baja institucionalidad y eficacia financiera y fiscal de sus gobiernos.
Carecen de un adecuado marco legal e institucional de coordinación intergubernamental.
Cuadro 1
México: Población total y tasa de crecimiento por rango de población
de las zonas metropolitanas, 1990-2005
Rango
Zonas
Población - habitantes
Tcma - porcentaje
(habitantes)
metr.
1990
1995
2000
2005
90-95 95-00 00-05 90-05
Total nacional :
81,249,645 91,158,290 97,483,412 103,263,388
2.06
1.58 1.02
Total zonas
metropolitanas:
55
41,168,713 47,503,876 51,502,972 55,895,090
2.56
1.91 1.45
1 000 000 o más
9
27,092,926 30,958,271 33,501,764 36,053,359
2.39
1.86 1.30
500 000 a 999 999 17
8,389,328
10,036,887 11,084,217 12,396,245
3.22
2.35 1.99
100 000 a 499 999 29
5,686,459
6,508,718
6,916,991
7,445,486
2.42
1.43 1.31
Resto del país
-
40,080,932 43,654,414 45,980,440 47,368,298
1.52
1.22 0.53
1.55
1.98
1.85
2.53
1.74
1.08
Fuente: CONAPO-INEGI-SEDESOL, 2004: Delimitación de las zonas metropolitanas de México. México, DF.
INEGI, 2006: II Conteo de Población y Vivienda 2005, resultados definitivos.
Cuadro 2
México: Distribución porcentual de la población de las zonas metropolitanas
por rango de población, 1990-2005
Rango
(habitantes)
Zonas metropolitanas
Total nacional :
Total zonas metropolitanas:
1 000 000 o más
500 000 a 999 999
100 000 a 499 999
Resto del país
55
9
17
29
-
1990
100.0
50.7
33.3
10.3
7.0
49.3
Población - porcentaje
1995
2000
100.0
52.1
34.0
11.0
7.1
47.9
100.0
52.8
34.4
11.4
7.1
47.2
2005
100.0
54.1
34.9
12.0
7.2
45.9
Fuente: Elaboración propia con base en: CONAPO-INEGI-SEDESOL, 2004: Delimitación de las zonas metropolitanas de México,
México, D.F.
INEGI, 2006: II Conteo de Población y Vivienda 2005, resultados definitivos.
n 156
El fenómeno metropolitano en México
Cuadro 3
México: Zonas metropolitanas consideradas por INEGI, CONAPO y SEDESOL
y población total, 2005-2025
Ámbito / Zona metropolitana
Institución
INEGICONAPO
SEDESOL
Población en
zonas metropolitanas
Población nacional
3 ZM de Monclova-Frontera
*
*
*
5 ZM de Saltillo
*
*
*
6 ZM de La Laguna
*
*
*
7 ZM de Colima-Villa de Álvarez
*
*
*
12 ZM del Valle de México
*
*
*
17 ZM de Pachuca
*
*
*
20 ZM de Guadalajara
*
*
*
23 ZM de Toluca
*
*
*
24 ZM de Zamora-Jacona
*
*
*
27 ZM de Cuautla
*
*
*
28 ZM de Cuernavaca
*
*
*
30 ZM de Monterrey
*
*
*
31 ZM de Oaxaca
*
*
*
32 ZM de Puebla-Tlaxcala
*
*
*
34 ZM de Querétaro
*
*
*
37 ZM de S.L.P. - Soledad
*
*
*
de Graciano Sánchez
40 ZM de Tampico
*
*
*
47 ZM de Coatzacoalcos
*
*
*
48 ZM de Minatitlán
*
*
*
49 ZM de Córdoba
*
*
*
50 ZM de Xalapa
*
*
*
51 ZM de Orizaba
*
*
*
52 ZM de Poza Rica
*
*
*
53 ZM de Veracruz
*
*
*
54 ZM de Mérida
*
*
*
55 ZM de Zacatecas-Guadalupe
*
*
*
4 ZM de Piedras Negras
*
*
15 ZM de San Francisco del Rincón *
*
18 ZM de Tulancingo
*
*
21 ZM de Ocotlán
*
*
39 ZM de Villahermosa
*
*
1 ZM de Aguascalientes
*
*
2 ZM de Tijuana
*
*
13 ZM de Moroleón-Uriangato
*
*
Proyección de la población total a mitad
de año1 (miles de habitantes)
2005
2015
2025
56,654
63,085
68,592
106,452
304
722
1,104
234
19,864
418
4,026
1,614
231
397
827
3,657
505
2,063
917
911
116,345
322
834
1,193
269
21,533
477
4,388
1,826
241
439
931
4,192
552
2,273
1,110
982
124,330
333
933
1,261
302
22,796
531
4,687
1,998
247
471
1,021
4,666
600
2,455
1,292
1,049
827
326
337
291
555
398
461
651
893
247
175
165
209
136
669
795
1,525
110
914
333
336
299
594
425
459
626
1,040
258
209
189
226
148
765
927
1,956
119
986
337
332
305
624
448
453
607
1,184
268
240
212
241
156
851
1,045
2,367
126
Nota: 1/ CONAPO, 2002
* Zona metropolitana considerada por cada institución para definir la nueva clasificación.
Fuente: Elaboración propia con base en: CONAPO, INEGI, SEDESOL, 2004: Delimitación de las zonas metropolitanas de México,
México, DF. y CONAPO, 2002: Proyecciones de población por municipios y por localidad 2000-2030.
157 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
Mapa 1: Zonas metropolitanas de México, 2004*
Fuente: CONAPO, INEGI, SEDESOL, 2004: Delimitación de las zonas metropolitanas de México, México, D.F.
2. Atribuciones y materias de interés metropolitano
2.1. Introducción
¿Qué es lo específicamente metropolitano? ¿Cómo distinguirlo de las
atribuciones y servicios estatales y municipales? El tema es estratégico
ya que de esta definición dependen en buena medida las posibilidades
reales de planificar y alcanzar acciones coordinadas y concertadas
entre los tres ámbitos de gobierno.
Existen dos caminos para iniciar un proceso político-técnico que
permita dilucidar qué le toca a quién dentro de una metrópoli:
La primera corresponde a una revisión de las atribuciones de las
entidades federativas que afectan directamente el gobierno y administración de una metrópoli, para determinar la conveniencia de mantenerlas o trasladarlas al ámbito metropolitano. Igualmente, determinar
cuáles atribuciones de los municipios establecidas en el artículo 115
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos debieran
ser metropolitanas y a partir de esta definición, valorar, por una parte
la eficiencia institucional de los gobiernos locales para ejercerlas y,
por la otra, valorar su eficiencia social, económica, política, espacial
n 158
El fenómeno metropolitano en México
y ambiental en el cada una de las metrópolis del país, para reasignar,
en su caso, aquellas que debieran corresponder a un ámbito intermunicipal –más de dos municipios en una metrópoli- y/o metropolitano
–todos los municipios de la metrópoli.
La segunda, partiría de la realidad metropolitana de México y
establecería las funciones, atribuciones y materias que debieran corresponder al ámbito metropolitano.
En ambas perspectivas se parte de un reconocimiento tácito:
El gobierno y la administración metropolitana requiere de una
Visión Nacional que establezca las “reglas del juego” y las condiciones de coordinación interestatal, siendo ambas responsabilidad del
gobierno federal.
En segundo lugar, es necesario un mecanismo que facilite y oriente
la coordinación intermunicipal, el cual es facultad de los gobiernos
estatales. Es decir, existen materias y acciones –de planeación y
oferta de servicios para el desarrollo y funcionamiento cotidiano- que
corresponden al ámbito local o municipal, por lo que su prestación
coordinada con otros municipios debe ser promovida y legislada
para que opere en la realidad y no quede sujeta a la voluntad de los
gobernantes en turno.
Sin embargo, el gobierno y administración de las metrópolis
como unidades socio-espaciales con vida propia, reconocimiento
comunitario y problemática específica, rebasa la acción individual
de los tres ámbitos de gobierno y obliga a garantizar la coordinación
interestatal e intermunicipal con leyes y estructuras de gobierno que
la obliguen y que se diseñen a partir de la totalidad metropolitana y
no de la apreciación e interpretación de las partes que la conforman
(estados y municipios).
Las atribuciones de los gobiernos municipales, establecidas en el
artículo 115 de la Constitución nacional se enfocan principalmente a
la planificación del desarrollo local, la prestación de servicios públicos
para el funcionamiento de las ciudades y, conjuntamente con el artículo
122 de la propia constitución, ofrecen un margen razonable para que
puedan establecerse formalmente las instancias gubernamentales para
coordinar la acción de gobierno en el ámbito metropolitano. Señalan
inclusive la obligación de estas instancias de regular, conjunta y
coordinadamente, el desarrollo de las conurbaciones, estableciendo
también la posibilidad de crear comisiones metropolitanas de atención
sectorial.
En la definición de las materias de interés o atribución metropolitana, más importante que la materia misma, es, por una parte, la necesidad de garantizar la coordinación en su aplicación por parte de los
actores que la tienen bajo su responsabilidad, independientemente que
sean federales, estatales y/o municipales y, por la otra, la conveniencia
de ejercer las atribuciones desde entes públicos con cobertura en todo
el territorio metropolitano y no solo en estados o municipios.
159 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
La legislación nacional hace referencia solamente a la coordinación
entre autoridades de los ámbitos de gobierno establecidos; la deja a
la libre decisión de cada esfera de gobierno y no asume al ámbito
metropolitano como un territorio intermedio al municipal y estatal
al que debieran definirse materias específicas sujetas a atribuciones
y obligaciones.
Como consecuencia, no existen referentes sobre materias que
deban ser etiquetadas como metropolitanas desde la legislación y
la planeación nacional, en el sentido, que debieran tener un enfoque
y cobertura metropolitana y por lo tanto requieren ser atendidas de
manera exclusiva por actores creados para actuar en toda la metrópoli.
Desde otra perspectiva, tampoco existen estudios suficientes sobre las
materias que debieran ser atendidas o ejercidas por las autoridades
–federales, estatales y/o municipales- de manera coordinada dentro
de una metrópoli.
La realidad entonces, es que es necesario iniciar la discusión a
partir de las múltiples evidencias que existen sobre el ejercicio de
materias y atribuciones, que siendo estatales o municipales, se han
iniciado procesos de actuación coordinada, como es el caso de las que
atienden las comisiones, consejos y otras instancias metropolitanas
en diversas metrópolis de México.
Estas experiencias, como se argumenta reiteradamente en este
texto, han sido rebasadas por la realidad de las propias metrópolis; su
aplicación ha estado fundada en actitudes “voluntaristas” derivadas
de la laxitud de la legislación y el mínimo interés gubernamental por
el fenómeno metropolitano. Por estas razones, las materias que has
sido sujetas a coordinación metropolitana requieren ser revisadas de
manera exhaustiva, para confirmar o no su carácter metropolitano y
sobre todo para detallar qué de cada una, debe ser atribución metropolitana y que no.
Con base en esta conceptualización y asumida la conveniencia de
una coordinación obligatoria entre los tres ámbitos de gobierno responsables de cada metrópoli y la creación de estructuras para operar
y administrar sus materias y servicios, la pregunta es ¿qué materias
y qué servicios?
El listado siguiente, se considera de interés y atribución metropolitana y es apenas preliminar, ya que otras materias o parte de ellas,
pudieran ser también de atribución metropolitana; y es solo un esbozo
y primera aproximación al análisis que se requiere para elevar a rango
legal su ejercicio coordinado entre esferas de gobierno o decidida su
responsabilidad directa para ser ejercida por actores metropolitanos.
2.2. Las atribuciones de interés metropolitano
Los temas, fenómenos y sectores que se consideran de interés metropolitano por encima de las entidades y municipios, son aquellos que
tienen las siguientes características:
n 160
El fenómeno metropolitano en México
Por su estructura unitaria requieren de decisiones, manejo u operación integrada a nivel de toda la metrópoli y no parcializada por los
gobiernos (federal, estatal o municipal).
Su localización y/o magnitud, es de escala metropolitana/regional
o afecta al todo metropolitano, por lo que las decisiones y operación
en torno a estas materias debe ser metropolitana.
Su operación y/o manejo en una metrópoli, requiere de acciones de
continuidad, complementariedad y o coordinación entre los gobiernos
de varias demarcaciones, por ser servicios, acciones o procesos de decisión encadenados –hacia delante, hacia atrás o simultáneamente-.
Su operación y/o manejo dentro de una metrópoli rebasa a los
gobiernos de las demarcaciones que los tienen como atribución o
responsabilidad.
Su manejo a escala metropolitana es más eficiente y eficaz de
acuerdo a los estándares reconocidos.
a) Ordenación de la economía en el territorio
Uno de los factores típicamente territoriales, es decir, que dependen
fuertemente de su arreglo en el territorio es la actividad económica.
Las economías y externalidades de las actividades productivas están
muy asociadas a su localización. Por ello, ordenar el territorio para
preservar y desarrollar la producción en las metrópolis y sus regiones es condición central de la competitividad de cada sector y de la
metrópoli como un todo.
Igualmente, promover, incentivar y coordinar los esfuerzos productivos –inversiones y generación de empleo- es una actividad que
requiere de acuerdos entre quienes administran territorios a fin de
definir áreas de mercado y sus relaciones con el resto de las funciones
urbanas.
Desde una perspectiva eminentemente territorial, cualquier analista
de este fenómeno, reconoce que hace falta un diálogo permanente entre
los responsables gubernamentales de aplicar las políticas urbanas y
quienes aplican las políticas para regiones y sectores productivos,
que permita alcanzar acuerdos integrados. Las evidencias de falta de
información, lenguaje común y conocimiento de los programas que
impactan directamente el territorio en los tres niveles de gobierno
y en la sociedad son claras. Este fenómeno es más evidente en las
metrópolis.
Es necesario desarrollar los conceptos de ordenamiento territorial
generales para todas las meso-regiones y los propios para las regiones
metropolitanas, evaluar los impactos que tendrá en la legislación nacional y estatal y proponer las estrategias, proyectos e instrumentos
–jurídicos, administrativos, de organización institucional, de planeación- que permitirán su ejecución.
El ordenamiento del territorio es una función inherente al Estado
que consiste en organizar el crecimiento económico como alternativa al
161 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
comportamiento del mercado en general y del laboral en particular que
exige el traslado de la población a las áreas que concentran la creación
de empleo que son las ciudades y en mayor medida las metrópolis.
Si bien al inicio de la década de 1980, perdió legitimidad el ordenamiento territorial ante las políticas llamadas neoliberales, hoy
toma fuerza nuevamente en las naciones que lo utilizaron después de
la segunda guerra mundial como paradigma del desarrollo opuesto
al laissez faire.
Como lo menciona Lipietz (2003: 14), un buen ejemplo es Francia
con su Ley de Orientación para el Reordenamiento Duradero del
Territorio. Este concepto de “durabilidad”, traducido por la ONU
como sustentabilidad, se orienta a ofrecer una alternativa de desarrollo, sin comprometer los recursos naturales y el ambiente. Esto
implica que cada “pedazo de territorio” (región, entidad federativa,
metrópoli), deberá ser acondicionado o ajustado –desde la política y
la planeación- para que atienda los grandes propósitos de igualdad y
sustentabilidad y responda a una gran incógnita: ¿Debiera permitirse
que el mercado distribuya a la población (y al empleo) de acuerdo
a fuerzas que actúan bajo lógicas de inversión o por el contrario, a
través del ordenamiento territorial deberán crearse las condiciones
de distribución de la inversión, el empleo y la población para buscar
equilibro: social, espacial y ambiental?. En pocas palabras: ¿un buen
reordenamiento territorial es condición para crear los empleos que
requiere cada región y metrópoli?
La respuesta debiera ser que sí, simplemente porque la redistribución de oportunidades y empleo –a través de la política de inversión
pública y fiscal cuando menos- entre los ciudadanos de las diversas
regiones y especialmente entre las metrópolis es una razón absolutamente legítima.
Con base en Putman (1999), el desplazamiento de personas en
busca de oportunidades de empleo fuera de sus ciudades y regiones
(las menos dinámicas) tiende a perder el “capital social”, es decir,
todo aquello que le genera ventajas para su desarrollo “por ser de un
sitio y vivir en el” (relaciones personales, herencias, solidaridades,
reconocimiento social, etc.). Estos costos abonan a la conveniencia
de recuperar el desarrollo local o endógeno.
De acuerdo con el mismo estudio de Lipietz, donde se ha permitido
un desarrollo endógeno el resultado ha sido más competitivo que el
neo-fordista (basado en la deslocalización de mano de obra como las
maquilas de la frontera norte mexicana). Un desarrollo local basado
en la calificación, reciprocidad y movilización de su sociedad, permite
crear más empleos y mayor riqueza para la población local.
De ahí que las nuevas tendencias son a buscar un desarrollo regional y metropolitano en lugar del desplazamiento –migración- de
mano de obra, dando preferencia a la capitalización de los lazos
sociales locales por medio de la capacitación, la contratación local y
n 162
El fenómeno metropolitano en México
el fortalecimiento de las capacidades económicas de la propia región,
incentivando su desarrollo, en lugar de buscar las zonas de bajo salario,
alta flexibilidad laboral y escasa calificación.
Ejemplo de esfuerzos de desarrollo regional han sido los distritos
industriales; sin embargo, “en la década de los noventa se hizo evidente
que el modelo de los distritos industriales no se había generalizado,
aún a pesar de los buenos ejemplos tanto del Valle del Silicón, como
de maquinaria pesada en Emilia Romana o incluso el distrito de la
confección de Gamarra en Lima... El modelo de la gran empresa
multinacional...seguirá vigente e incluso seguirá siendo dominante”
(Lipietz, 2003: 13).
El riesgo entonces es la tendencia a fomentar la flexibilidad, con
la cual la migración hacia las ciudades y regiones de crecimiento acumulativo será mayor -como la frontera norte-, empujando a mayores
movimientos migratorios y perdiéndose la oportunidad de fomentar
el crecimiento de cada región y metrópoli por la vía de la capacitación -alta especialización- que tiene como base mayores inversiones
regionales en educación, con lo que tiende a reducirse la competencia
entre metrópolis por la flexibilización, que finalmente, no es otra cosa
que la reducción de salarios, lo que provoca el estancamiento de la
demanda colectiva.
¿Qué tipo de reordenamiento territorial regional-metropolitano se
requiere bajo la premisa del desarrollo endógeno?
Es necesario recuperar el modelo de base económica de exportación que desarrolló North desde la primera mitad de los años 1950 en
el que aparecen dos subconjuntos: La base económica de exportación,
en la que los empleos se orientan a generar recursos que irán fuera
de la región (su pago proviene de fuera de la región). La base económica interna, en la que las actividades económicas sirven a la propia
región (su pago proviene de recursos internos). La primera permite
financiar las importaciones y permite crear una demanda local con sus
consecuencias de mayor empleo e ingreso (efecto de redistribución
keynesiano). Los factores que determinarán el nivel de riqueza y su
distribución local son:
La calidad de la base exportadora. La esencia del modelo es lograr
relaciones de asociación entre las fuerzas vivas: el capital y el trabajo
en busca de construir un mercado social. Su evolución se da a lo
largo de dos o tres generaciones consolidando un proyecto asociativo
territorial entre las jurisdicciones que componen las metrópolis y las
regiones y socio-económico entre sindicatos, organizaciones empresariales y sistema de educación e investigación científica. El papel del
Estado, desde la perspectiva regional-metropolitana es facilitar estas
asociaciones en lugar de fomentar el desplazamiento de la población
en busca de empleo a otras regiones.
La propensión de la población y empresas locales a surtirse localmente prefiriendo al proveedor local, lo que depende de la capacidad
163 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
de la oferta y de la demanda y la de construir una cultura de consumo
regional-metropolitana a partir de estructuras industriales, comerciales
y de servicios de alta calidad y competitividad2.
El desarrollo de los servicios de la región metropolitana para la
propia comunidad, que depende del desarrollo de la economía social
y solidaria, el asociacionismo entre pequeñas empresas locales, el
apoyo de la administración estatal y municipal y el sector social (hoy
por ti, mañana por mí). Una evidencia del éxito de esta política es
que como asevera Lipietz (2003: 17), las regiones ricas de la tercera
Italia...tienen la red más densa de “cooperativas sociales” pertenecientes al tercer sector.
El Estado mexicano requiere estructurar un sistema de metrópolis
de equilibrio y de ciudades pequeñas y medianas para enfrentar la
amenaza de los grandes desequilibrios entre las regiones, a partir de
dinámicas económicas endógenas.
A través de la inversión y el gasto federal y la política fiscal
redistributiva a nivel social y regional se requiere buscar la mayor
generación de empleo local (en los sectores primario, secundario y
terciario) incluyendo el llamado sector cuaternario –empleo consagrado al cuidado del cuerpo y el espíritu de otros: salud, educación,
cultura- que prospera en las grandes aglomeraciones urbanas.
Las reglas del juego y la regulación para que estas políticas ocurran,
provendrá mayormente del nivel federal (legislación social, fiscal, territorial); igualmente, se deben promover infraestructuras detonadoras
como aeropuertos internacionales o grandes universidades que solo
es posible decidir a nivel metropolitano.
La clave es buscar, a partir de un debate nacional, que la población
y las actividades económicas –los empleos- NO se localicen en donde
la dinámica espontánea los atrae, sino en las metrópolis y ciudades
donde las condiciones de desarrollo, equilibrio, sustentabilidad, eficiencia de la infraestructura lo requieran. Esto implica plantear una
visión de desarrollo regional-metropolitano y ordenación del territorio
con base en las fortalezas locales.
Corresponde al ámbito metropolitano desarrollar las estrategias
de ordenación y fomento económico del territorio para el conjunto de
jurisdicciones que la conforman, de acuerdo con las “vocaciones” de
cada una para impulsar la base económica del conjunto.
Es un acuerdo estratégico entre el sector social, público y privado,
coordinado por el gobierno metropolitano para la promoción y fomento
de la actividad industrial, comercial y de servicios que promueva
la productividad, las exportaciones, la modernización tecnológica,
la ampliación de la base empresarial y la capacitación de la fuerza
laboral.
Las experiencias de promoción económica realizadas por cada
Corresponde al denominado Coeficiente Keynesiano Multiplicador del Ingreso en la
región, distribuido localmente por la base exportadora.
2
n 164
El fenómeno metropolitano en México
gobierno –estatal y municipal- especialmente en regiones altamente
urbanizadas y metropolitanas, sin una estrategia de ordenamiento
territorial, han llevado a baja eficiencia, pérdida de empleo y competencia en la que tienden a ganar los grandes consorcios y tienden
a perder los territorios.
b) Desarrollo urbano-metropolitano
Existe un sistema de planeación regulado a nivel federal en el artículo
26 constitucional y particularmente, desde la perspectiva territorial,
en el artículo 115 de la constitución y en la Ley General de Asentamientos Humanos. Cada entidad federativa cuenta con legislación
sobre planeación y sobre desarrollo urbano que teóricamente debiera
conducir a una estrategia compartida para ordenar y desarrollar las
ciudades y metrópolis.
La realidad es que la planeación urbana no solo adolece de diversas
debilidades en su estructura, normatividad y aplicación, sino que ni
siquiera está coordinada con las otras esferas de planeación: la del
desarrollo y la ambiental, con lo cual, las dependencias de los tres
ámbitos de gobierno responsables de cada uno de estos sistemas, los
operan de manera desarticulada al interior de las entidades federativas
y los municipios y entre los sectores que conforman las estructuras
de gobierno.
Si en los tres ámbitos de gobierno no existe coordinación de estos
sistemas de planeación, es claro que la situación se agudiza en los
territorios metropolitanos y sus regiones, en los que no existe siquiera
una base jurídica e institucional para ejercer planes programas y/o
proyectos que los contemplen como totalidades.
Si planificar una metrópoli implica acuerdos socio-políticos
entre los actores sociales y el gobierno, que permitan atender los
fenómenos y problemas de la conurbación, desde una perspectiva
de unidad socio-espacial que garantice que cada elemento se vincula
con el resto y cada decisión de política pública –y privada- responde
a un “proyecto de metrópoli acordado para el largo plazo”, la clave
es crear las condiciones que obliguen a las entidades y municipios a
construir dicho proyecto.
El plan o programa de desarrollo integral de la metrópoli (y su
región), es entonces una función y atribución metropolitana, en la que
participan las partes aportando su visión de desarrollo que es articulada
desde la metrópoli en una sola visión compartida y coordinada.
Los planes de desarrollo de las entidades y los municipios debieran
ajustarse a los ya acordados para la metrópoli y su región; el camino
inverso resulta prácticamente imposible de ejecutar, ya que los planes
de cada entidad y cada municipio elaborados por y para la demarcación
correspondiente, difícilmente conformarán una totalidad cuando se
agreguen para conformar el proyecto metropolitano.
Así, el desarrollo urbano-metropolitano, debe contar con una
165 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
estrategia de planificación fundamentada en las leyes generales y
particulares de cada ámbito de gobierno, para definir de manera
integrada el esquema espacial y temporal para el aprovechamiento
y control del suelo urbano, los recursos naturales, el ambiente y las
infraestructuras, a partir de orientaciones claras de política económica,
social e institucional, para la ejecución de acciones programáticas para
el acondicionamiento material y elevación de la calidad de vida de la
población que está asentada en el territorio metropolitano.
Con base en estos acuerdos y estrategias, cada demarcación debe
estructurar sus propios planes y programas, lo que hace más factible
contar con una estructura de planeación del desarrollo urbano-metropolitano armónica y coordinada.
c) Vialidad y Transporte
Uno de las materias reconocidas como claramente metropolitana es,
por una parte, la estructura vial –carreteras urbanas, calles, ferrocarriles urbanos- y, por la otra, los transportes públicos –automotor,
eléctrico, híbrido- por una razón principal: estructuran el espacio
metropolitano.
La estructura vial depende de las funciones urbanas en cuanto
a su intensidad y flujos, al grado de convertirse positivamente en
facilitadora del crecimiento y la eficiencia urbana o negativamente
en su obstáculo. La definición de vías es la más importante en el
ordenamiento y crecimiento de las ciudades. No puede ser definida
“conforme las presiones de crecimiento lo exijan”, sino planificada
con visiones de largo plazo. Igualmente, no es posible aceptar que
cada jurisdicción de una metrópoli, defina sus vialidades sin considerar
las conexiones y continuidad con las existentes y proyectadas por las
otras demarcaciones.
La elaboración del plan o programa integral metropolitano de vialidad es una responsabilidad que claramente debe corresponder a un
órgano metropolitano que considere y tome en cuenta las necesidades
de las partes, pero que centralice la definición y diseño de los trazos,
los corredores y determine la prioridad de los cruceros y en general
de las obras, de manera que respondan a las necesidades establecidas
en el plan metropolitano de desarrollo urbano.
Solo así es posible integrar un sistema articulado de vialidades
que atiendan las necesidades de las áreas de origen y destino dentro
de la metrópoli y que comunique adecuadamente las distintas áreas y
funciones, especialmente donde confluyen masas de pobladores o las
que concentran funciones de servicio público (terminales, aeropuertos,
centros de abasto, estadios, universidades, hospitales, etcétera).
Cada metrópoli requiere definir qué jerarquía vial debe corresponder a decisiones metropolitanas y cuáles a los gobiernos locales,
aunque es claro que los ejes viales, carreteras urbanas –libramientos,
viaductos, periféricos, vías primarias y secundarias- corresponden al
n 166
El fenómeno metropolitano en México
nivel metropolitano y las calles locales a la autoridad municipal.
Los transportes públicos tienen una jerarquía metropolitana similar
a las infraestructuras por donde circulan. Donde ingresa transporte
público, se impulsa la ocupación del suelo con usos urbanos. Coordinar, orientar y controlar los sistemas de transporte, permite tener más
certeza en el sentido que la metrópoli crecerá con más orden y que
los flujos serán más eficientes.
El diseño de rutas y modos de transporte –microbús, autobús,
metrobús, metro, tren ligero, trolebús- es una materia metropolitana,
en la que deben concurrir las jurisdicciones que la integran, reconociendo que las rutas estructuradoras y de trayecto que ligan las
grandes áreas de la metrópoli no pueden ser definidas ni operadas por
organizaciones locales o estatales. Lo mismo ocurre con los puntos
de transferencia y terminales de todo tipo de transportes, desde autobuses hasta aeropuertos, cuya localización y magnitud debe ser una
decisión metropolitana.
Existen sistemas de transporte que atienden rutas locales y de trayecto corto, al interior de áreas de la metrópoli, que pueden ser sujetos
de control local, siempre y cuando sean resultado de una planeación
general metropolitana de transportes de personas.
Existen equipamientos de transportes de bienes que requieren de
una planeación y control metropolitano como las estaciones, centros
de transferencia, encierros e inclusive operaciones como la definición
de rutas de proveeduría, horarios de carga y descarga.
Las metrópolis tienden a ser generalmente centros de distribución
y lugares de origen y destino de actividades y personas; son centros de
empleo y de difusión del conocimiento y el avance social, económico
y cultural. Impactan regiones por la influencia que tienen sobre estas
al ser centros de recepción de productos y servicios y proveedores de
toda naturaleza.
Las vialidades y los transportes, provocan efectos estructuradores
entre los territorios, al grado de promover la creación de empleo e
inversión en algunos en detrimento de otros; la planeación, promoción
y decisión sobre estrategias y obras de comunicaciones y transportes,
debe ser entonces conducida por entes que tengan la visión del todo
regional-metropolitano y su actuación debe adecuarse a estrategias y
políticas mesoregionales y nacionales.
d) Ecología y Medio Ambiente
Así como se reconoce a la metrópoli como unidad socio-espacial,
es también una unidad socio-ambiental. La cuenca atmosférica o
hidrológica donde se ubica una zona metropolitana, no pierde su
carácter geográfico-ambiental, aunque si corre mucho más riesgo de
transformación y deterioro por los usos urbanos.
Planificar integralmente la metrópoli a partir de su localización
regional en un espacio geográfico-ambiental es fundamental, para
167 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
intentar mantener los equilibrios y reducir los riesgos de la huella
ecológica provocada por las acciones humanas.
La revisión de los documentos de planeación de las metrópolis
mexicanas deja claro que ninguna es sustentable y que todas enfrentan serios problemas ambientales, especialmente relacionados
con el manejo del agua, el deterioro de la flora (bosque) y el control
de los residuos sólidos. Igualmente, carecen de acuerdos entre las
jurisdicciones donde se localizan para atender de manera integral
estos problemas.
Por ello, la mayor parte de ellas, rebasa la capacidad de carga de
los ecosistemas donde se localizan, provocando la desaparición de
especies, la contaminación de los recursos naturales –agua, suelo y
aire- y la ruptura del equilibrio ambiental, por lo que el tema ambiental
y su atención es estratégico para la naturaleza y para la sociedad.
Los fenómenos ambientales y los relacionados a la explotación de
los recursos naturales en las regiones predominantemente urbanizadas,
solo pueden ser manejados bajo principios sistémicos que reconozcan
el carácter geográfico-ambiental de la región metropolitana, para
acceder a un entendimiento de las cadenas y relaciones que existen
entre las condiciones naturales –clima, flora, fauna, geomorfología,
hidrología- y las estrategias sociales para aprovecharlas de manera
sustentable.
Por ello, la definición de medidas de mitigamiento sobre el deterioro ambiental, el desarrollo de estrategias para la restauración y
protección ambiental y el logro de acuerdos sociales y públicos para la
preservación del medio ambiente, a partir de la regulación y el control
de los factores que provocan la contaminación, solo puede hacerse
desde perspectivas regional-metropolitanas y no por demarcaciones
estatales o municipales.
En este sentido, destaca que las políticas de usos del suelo, especialmente los orientados a la preservación del ambiente y los recursos
naturales, deben definirse a partir de las necesidades que la propia
metrópoli –y su región- presenta como unidad.
Esto tiene consecuencias directas en las demarcaciones municipales que integran la metrópolis, porque mientras algún municipio
puede ser sujeto de acciones de promoción de ciertos usos, otros por
el contrario, por sus características ambientales requieren controlarlos,
lo que crea diferencias entre las autoridades locales, especialmente
cuando no existen, por un lado, los acuerdos que definen qué uso en
dónde y, por el otro, las políticas compensatorias para las jurisdicciones
que pudieran “perder” frente a las que ganan.
e) Agua Potable y Saneamiento
Planificar, diseñar, establecer, operar y administrar un sistema integral
de manejo hidráulico, que incluya programas de abastecimiento de
agua potable, saneamiento de aguas servidas y tratamiento y reuso del
n 168
El fenómeno metropolitano en México
agua pluvial y residual, es una materia metropolitana con referentes
regionales hacia las cuencas hidrológicas que abastecen al conglomerado urbano.
Al igual que los transportes, la escala y área de atención son fundamentales para definir la demarcación responsable de las políticas
hidráulicas y, al igual que la atención al ambiente, la política hidráulica depende de las condiciones que presente la región geográfica y
ambiental donde se localiza la metrópoli.
Constituir organismos y/o empresas metropolitanas para la distribución del agua potable, para la conducción de las aguas residuales y
para el tratamiento y reuso del agua, tiene la ventaja de una operación
homogénea que facilita la operación, el mantenimiento, la definición
de tarifas y el cobro de los servicios, cuestión no resuelta por la gran
diversidad de estrategias y políticas que tiene cada gobierno estatal
y municipal en México. Esto no implica quitar a los municipios –y
estados- esta facultad, sino organizarlos en una unidad metropolitana
de la que todos se pueden beneficiar.
Por otro lado, los sistemas de distribución local de agua y saneamiento, así como su operación y mantenimiento dentro de una metrópoli, pueden seguir siendo materia municipal, siempre y cuando:
El ayuntamiento reconozca que atiende el último eslabón de una
cadena de distribución que se asienta en una política metropolitana y
es coordinada desde este nivel.
Los ayuntamientos reciban el líquido del organismo estatal de
agua que a su vez lo recibe de la Comisión Nacional del Agua, lo que
implica que las políticas de tarifas, especificaciones técnicas, mantenimiento, deben ser determinadas a nivel metropolitano y ejecutadas
a nivel local.
Los servicios sean de calidad y cuenten con cobertura suficiente
y políticas de administración similares entre los ayuntamientos de la
metrópoli.
La acción coordinada entre los tres ámbitos de gobierno fundada
en acuerdos que son obligatorios por ley y que implican consecuencias
claras y rigurosas por incumplimiento, es el camino para atender las
necesidades hidráulicas de las metrópolis, en una época en que este
recurso es reconocido claramente como NO RENOVABLE.
f) Residuos sólidos
Especialmente delicado para la salud de la población y del ambiente,
es el manejo y administración de los residuos sólidos que genera una
metrópoli. Si bien la recolección local –domiciliaria- puede ser materia
municipal, no lo es la concentración, transferencia, disposición y
tratamiento de todo tipo de residuos, sean domiciliarios, industriales
o peligrosos, porque requieren, por una parte, de escalas y políticas
de manejo y, por otra, de localizaciones y tecnologías, que deben
decidirse de manera centralizada en un órgano responsable para toda
169 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
la metrópoli.
Puede existir entonces un convenio intermunicipal para la conformación de un sistema integral de limpia –operado por una organización o empresa metropolitana-, responsable en primer lugar, de
la recolección de las basuras y la limpieza de los espacios públicos
–vialidades, parques, plazas- y, en segundo lugar, de la operación,
manejo y disposición final de los residuos en cuanto el confinamiento y
procesamiento. Puede hacerse mediante la suma de recursos humanos
y materiales de los ayuntamientos y el establecimiento de normas
técnicas y administrativas.
Un tema central relativo a la operación metropolitana de un sistema
integrado de manejo de basuras, son las políticas compensatorias
que deben establecerse para las demarcaciones que aportan más a la
solución del problema que el resto.
Es el caso de la decisión de localización de los sitios para la disposición final de los residuos que recae en un municipio; el problema
es que las soluciones modernas, por su magnitud, inversión, escala y
tecnología, no están al alcance de la mayor parte de los municipios de
una metrópoli, por lo que se requiere de coordinación y cooperación
para hacerlos factibles y del desarrollo de proyectos transparentes y
con tecnologías “limpias”, para hacerlos aceptables por la comunidad,
reduciendo la reticencia social cuando tienen que localizarse en alguno
de los municipios de la metrópoli.
Desde la escala metropolitana es posible establecer normas básicas
para la recolección y tratamiento de los desechos sólidos urbanos,
igualmente, es más eficiente establecer las medidas y procedimientos
administrativos de sanciones para disminuir la contaminación generada por fuentes emisoras y para reducir los índices de generación de
desechos sólidos industriales.
g) Seguridad pública
Las relaciones sociales definen la problemática de la seguridad pública.
Estas relaciones tienen tres categorías:
Estructurales, que corresponden a pautas permanentes de relación
entre individuos, como es el caso del trabajo o la educación; en esta
categoría predomina la relación productiva.
Eventuales, que corresponden a todo tipo de contactos y relaciones
superficiales como pueden ser en el comercio, en los viajes intraurbanos; en esta categoría predominan las relaciones territoriales.
Personales, que se refieren a las relaciones que tienden a formar
redes, como es el caso de las familias, los clubes; en esta categoría
predominan las relaciones personales.
El conjunto de relaciones conforman el todo social; la forma como
interactúan estas categorías impacta la estructura territorial urbana
y la propia estructura social. Un ejemplo de esto, es la expansión
desordenada de las aglomeraciones urbanas en las que las categorías
n 170
El fenómeno metropolitano en México
estructural y personal, se ven impactadas por la territorial, cuando
las distancias y el tiempo, especialmente de traslado, se multiplican
poniendo en riesgo las relaciones estructurales y personales.
Uno de sus impactos más importantes, es el cambio en la percepción de los ciudadanos sobre su seguridad en cada una de estas
categorías. Conforme se transforma la sociedad y la ciudad pierde la
escala social (la pequeña escala), los individuos reducen su interacción
frecuente con otras personas y se incrementa la relación eventual con
otros.
El resultado es un menor conocimiento “del otro”, una relación
personal disminuida y por ello, mayor “heterogeneidad afectiva”; es
decir, desinterés por los demás, lo que reduce la seguridad y amplía
el espacio para el delito.
La seguridad pública en la metrópoli tiene diversos componentes
asociados a la localización y movilidad de los ciudadanos:
Por una parte, la seguridad de las personas y sus posesiones en su
entorno inmediato, es una función claramente local –municipal- en
la medida que la cercanía ciudadana hacia los responsables de su
seguridad incrementa la confianza y permite mayor eficiencia en los
servicios.
Por otra parte, la seguridad en los trayectos de personas y flujos
de bienes y servicios, así como los espacios públicos, requieren
igualmente de la movilidad de los cuerpos de seguridad, sin que las
fronteras político-administrativas los inhiban.
Finalmente, los fenómenos derivados de la globalización del delito
–crimen organizado- se caracterizan por no tener fronteras de ningún
tipo, exigiendo de acciones de investigación y persecución que ocurren
en todo el territorio metropolitano (y más allá).
Por ello, la consecuencia del comportamiento del delito y la necesidad de seguridad de la población y las organizaciones, se asocia
a la movilidad y al desarrollo de recursos tecnológicos que rompen
con barreras político-administrativas.
La creación de cuerpos de seguridad metropolitanos o de coordinación obligatoria y rigurosa de los cuerpos locales (estatales y municipales) es una necesidad que debe ser valorada en cada metrópoli.
Se requiere un acuerdo público y social para la integración de
Sistemas de Seguridad Pública Metropolitana mediante la coordinación de operaciones, transmisiones, comunicaciones, recursos y
dispositivos, entre cuerpos policiales, capacitación de elementos,
mandos medios y superiores y de la instalación de una red ciudadana
de vigilancia y alerta.
La legislación penal del fuero federal y estatal, es una barrera
para la efectiva aplicación de estrategias metropolitanas de seguridad,
porque no define los fueros a partir de la realidad de los fenómenos de
inseguridad en el espacio, sino por tipología y gravedad. La revisión
de esta legislación y su adaptación a la realidad socio-espacial de
171 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
los grandes conglomerados metropolitanos es fundamental para el
combate al crimen y la inseguridad.
La procuración de justicia por su parte, no pareciera requerir de
cambios relevantes en cuanto a su operación a partir de la realidad
metropolitana, más allá de la que significara una reestructuración de
los delitos por fuero y la garantía de estrategias, códigos y recursos
homogéneos para ser aplicados en cada una de las partes del todo
metropolitano.
Aparentemente tampoco es necesario un cambio en la organización
y administración de los sistemas de reclusión y rehabilitación social,
más allá de la homogenización requerida para la procuración de justicia, ya que operan de acuerdo con la “demanda” territorial.
En consecuencia, más que considerar a la seguridad pública y la
procuración de justicia como materias exclusivamente metropolitana,
se requiere de acuerdos que hagan obligatoria la coordinación entre las
dependencias de los diferentes ámbitos de gobierno y definir mandos
unificados que permitan actuar a las organizaciones con libertad y
reglas claras y transparentes en el territorio metropolitano.
Más específicamente, es necesario valorar la conveniencia de
crear sistemas metropolitanos de seguridad pública, conformados por
subsistemas de prevención, disuasión, vialidad, justicia cívica y de
sanciones. Igualmente, es conveniente conformar distritos metropolitanos de actuación para los sistemas de seguridad pública.
Promover la constitución de cuerpos de policía metropolitana,
con el conjunto de las demarcaciones conurbadas, coordinados por
una comandancia única metropolitana. Igualmente, es conveniente
crear jefaturas de operación de vialidad y tránsito metropolitanas,
dependientes de una comandancia única, a propuesta de los gobiernos
involucrados; su objetivo sería vigilar permanentemente el mantenimiento y seguridad del sistema de vialidades de la metrópoli.
Por su carácter integral, la participación social y la capacitación
requieren de visiones igualmente metropolitanas; de ahí que resulta
conveniente conformar consejos consultivos de seguridad pública en
las metrópolis e institutos superiores de policía y seguridad pública
metropolitana.
h) Riesgos, contingencias y protección civil
Existen dos tipos de riesgo y contingencias que requieren de estrategias
de manejo distintas en la metrópoli:
Por una parte, aquellos que se asocian con el comportamiento
“natural” y que tienden a afectar a toda la metrópoli y su región,
como los relacionados con el clima y las alteraciones de la naturaleza
–ciclones, terremotos, otros-.
Por la otra, los que son producto de fenómenos inducidos por la
acción humana en la metrópoli o su entorno –incendios forestales, inundaciones, otros- y que tienen localizaciones en áreas de la metrópoli.
n 172
El fenómeno metropolitano en México
Definir, a partir de los riesgos que enfrenta la población, las áreas
más vulnerables y planificar estrategias de prevención y atención, es
una materia metropolitana, porque el riesgo físico y la contingencia
están asociados a localizaciones ubicuas que son más dependientes de
condiciones geográfico-ambientales que de demarcaciones políticoadministrativas.
De ahí que el diseño y operación de sistemas integrales de prevención, auxilio y apoyo a la población, para prevenir y mitigar los
impactos de desastres producto de fenómenos naturales y de la actividad humana, es una materia metropolitana, en la que se pueden sumar
los recursos de las demarcaciones –especialmente municipales- que
conforman la metrópoli, por medio de convenios intermunicipales
y normas técnicas y de administración de los recursos para ofrecer
servicios donde se requieran independientemente de donde ocurren
y quien los atiende.
Los servicios de bomberos y de protección civil estarían en esta
lógica, ya que no es suficiente que exista solo coordinación voluntaria
y que los cuerpos de un municipio apoyen a otros, sino que se requiere
establecer previamente una política de integración de los servicios y
contar con los recursos para ofrecerlos en tiempo y forma. Todo ello,
implica la creación de organizaciones metropolitanas con mandos y
estrategias centralizadas.
Específicamente es necesario crear o consolidar cartas de riesgos
a nivel regional-metropolitano, identificando la tipología de amenazas
y riesgos a los asentamientos humanos por distintos fenómenos y
condiciones de vulnerabilidad. Diseñar escenarios de desastres, con el
propósito de establecer las medidas preventivas y correctivas para su
atención desde una visión de toda la metrópoli y, establecer sistemas
de monitoreo permanentes sobre los factores que son más propicios
de provocar riesgos.
i) Otras materias
Existen muchas otras materias que pueden ser sujetas de coordinación
metropolitana en mayor o menor medida. Bajo una perspectiva de
desarrollo metropolitano, prácticamente todas las acciones públicas
debieran ser sujetas de coordinación entre las demarcaciones gubernamentales que conforman la metrópoli. Sin embargo, existen diferencias
en cada caso, que definen los niveles, coberturas y obligatoriedad de
coordinación entre las entidades federativas y/o los municipios que
integran cada metrópoli.
En general, los servicios sociales que son responsabilidad del
gobierno –educación, salud, cultura, recreación, abasto, entre otrostienen una característica típicamente territorial, que es la cobertura
por áreas de atención, que es normada por los sistemas de planeación
urbana.
Estos sistemas, definen la localización de cada equipamiento
173 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
de acuerdo con las características socio-espaciales, como la densidad poblacional, la accesibilidad de la población al servicio y las
socio-demográficas –edad, sexo, ingreso, etcétera-. De ahí que el
emplazamiento, tamaño y especificaciones de cada equipamiento y
los servicios que ofrece, requieren de acuerdos entre los gobiernos de
las demarcaciones que los albergan.
En consecuencia, es necesario establecer acuerdos y convenios
interinstitucionales que determinen, desde la localización hasta la
operación, de cada equipamiento de acuerdo a las NECESIDADES
de cada parte de la metrópoli por encima de las estrategias de cada
jurisdicción.
Como materia de atención metropolitana, se destacan los equipamientos de alta cobertura (urbana, regional), dejando bajo la
responsabilidad municipal, los de cobertura local (localidad, barrio
o colonia). Estos servicios, en cuanto a su localización, magnitud
y cobertura, deben ser coordinados por el gobierno –por medio del
sistema de planeación metropolitano- concertando las acciones para
crear los equipamientos con otros actores sociales, a fin de que sus
emplazamientos atiendan las necesidades de las comunidades, evitando
hiperconcentración o ausencias dentro del tejido metropolitano.
En el caso de la educación, es claro que los equipamientos del
nivel básico pueden ser definidos y operados a partir de las necesidades
municipales (aunque corresponda a los gobiernos estatales y al federal
tomar las decisiones de política educativa e incluso de localización); las
diferencias aparecen en la escala media-superior, superior y tecnológica, ya que son servicios cuya escala tiende a rebasar a los municipios
y su cobertura corresponde a grandes zonas de la metrópoli o a esta
como unidad. En estos casos, la planificación, localización y desarrollo
de los equipamientos debe ser materia metropolitana (aunque, al igual
que en el nivel básico, la política educativa se ejerce sectorialmente
desde los gobiernos estatales y el federal).
Los servicios de salud, deben diseñarse y operarse con criterios
similares, ya que si bien los relativos a consulta y atención primaria a
la salud son locales, los relativos a urgencias y especialidades, tienen
coberturas que rebasan a los municipios y escalas metropolitanas y/o
regionales.
La recreación y el deporte, están asociados a las condiciones
socio-demográficas de la metrópoli y por ello, los de cobertura
amplia, como parques metropolitanos, zonas y ciudades deportivas
deben ser planificados desde ópticas metropolitanas, a diferencia de
los parques de barrio y las áreas deportivas locales que pueden ser
materia municipal.
Estos servicios deben ser gestionados y operados por sistemas
integrados que, mediante factores de optimización y cobertura de los
servicios, se decida su localización y magnitud por el conjunto de
las instancias de gobierno que conforman la metrópoli, incluyendo
n 174
El fenómeno metropolitano en México
la construcción y ampliación del equipamiento instalado, que debe
responder a las condiciones específicas sociales y demográficas de
cada parte de la metrópoli.
La cultura y los servicios que ofrece el gobierno, deben organizarse a partir de convenios interinstitucionales que orienten la acción
pública y social, con el propósito de garantizar presencia de estos
servicios a lo largo y ancho de la metrópoli, contribuir a exaltar el
arraigo y tradición de cada municipio que compone el todo metropolitano y su región, mantener y conservar el patrimonio cultural y
promover las expresiones de identidad histórica y la riqueza creadora
de los artistas locales.
2.3. Los recursos financieros y el problema fiscal
en las metrópolis
a) Financiamiento metropolitano
El financiamiento de una metrópoli es probablemente uno de los temas
más complejos y menos estudiados en México, del que dependen las
posibilidades reales de su desarrollo integrado3.
Como establecen Morales y García (2004: 204) la estructura y
funcionamiento del tema financiero y fiscal en la realidad urbana
mexicana... ”no ha permitido que las metrópolis cuenten con recursos
organizados de manera tal que se adapten a las nuevas situaciones que
enfrentan. Para entender la incongruencia que hay entre la organización
financiera y fiscal y las metrópolis hay que caracterizarla a partir de dos
dimensiones. La primera tiene que ver con las jurisdicciones formales
que participan en la vida de una metrópoli, que a su vez reflejan una
rigidez financiera y fiscal y que producen una inequidad horizontal;
y una segunda dimensión, tiene que ver con la inequidad vertical, es
decir, sobre la correspondencia entre las atribuciones y necesidades
de gasto de cada nivel de gobierno que incide en la metrópoli y los
recursos, naturaleza y suficiencia de los mismos para atenderlas”.
Mientras que la primera proviene de la multiplicidad de jurisdicciones que integran una metrópoli, así como de su creciente especialización, polarización y disparidad fiscal, la segunda, es el producto de las
formas y estrategias que coordinan las inversiones y la concentración
de servicios en unas demarcaciones de la metrópoli provocando una
diferenciación profunda con otras (Morales y García, 2004: 208).
Las primeras tienden a concentrar capital y empleo y las segundas
población desempleada de bajo ingreso. Adicionalmente, esta inequidad vertical proviene de la distribución obsoleta de responsabilidades
y recursos, concentrando presupuestos en el gobierno federal y muy
pocos recursos en los municipales. Se agudiza por la baja capacidad
Una perspectiva sociopolítica sobre la necesidad de definir y acordar estrategias para
financiar el desarrollo de las metrópolis respondiendo la pregunta ¿quién paga qué en
la provisión de servicios metropolitanos?, se encuentra en: Iracheta, Alfonso, 2004.
3
175 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
municipal para cobrar el impuesto predial que debiera ser la fuente
más importante de la inversión pública local.
Ante estas limitaciones, surge la pregunta de si el financiamiento de
obras y servicios de interés de la metrópoli debe ser atribución metropolitana o si debiera buscarse resolver las inequidades comentadas.
Se debe partir de la base que un servicio o inversión de interés
metropolitano, requiere igualmente contar con recursos metropolitanos
para su creación y operación; es decir, no resulta conveniente que un
ámbito de gobierno –con excepción del federal- financie servicios
que son utilizados o benefician a otras demarcaciones de la metrópoli,
porque en una estructura federalista, se establecen cargas y beneficios
desproporcionados, provocando diferencias políticas; es decir, se
tendería a agudizar las disparidades horizontales referidas.
El caso de diversos servicios que son financiados por el gobierno
del Distrito Federal o por el gobierno del Estado de México, en la
ZMVM y cuyos beneficios alcanzan también a la población de la otra
entidad, es paradigmático de esta situación. Igualmente ocurre con
municipios centrales metropolitanos cuyos servicios e infraestructura
es aprovechada por población de municipios periféricos.
Los caminos para financiar obras, acciones o servicios de interés
o impacto metropolitano son diversos y requieren ser analizados de
manera específica para cada caso, por lo que los aquí comentados
solo son indicativos.
El primero corresponde a los fondos metropolitanos para financiar
infraestructura y equipamiento de nivel metropolitano o para la atención de servicios que claramente benefician a más de una jurisdicción
o al todo metropolitano –distribución de agua en bloque, sistemas de
transporte de trayecto, disposición de residuos sólidos, por destacar
algunos ejemplos-.
Son instrumentos que deben ser creados por ley para garantizar
su permanencia y flujo de recursos; pueden ser fondeados a partir de
las aportaciones de los gobiernos que conforman la metrópoli, cuya
proporción puede ser de acuerdo con los beneficios que reciben, y por
políticas y acuerdos intergubernamentales que compensen dentro de la
metrópoli a los que menos tienen, tanto a nivel espacial –municipios
“ricos” que aportan más de lo que les corresponde para apoyar a los
”pobres”- como a nivel sectorial.
Otro tipo de fondos metropolitanos particularmente importantes,
son los orientados a compensar a las demarcaciones que aportan más
de lo que reciben en determinados servicios. Su fuente de recursos
debe ser el cobro por la prestación del propio servicio de manera que
sean autofinanciables.
Los fondos metropolitanos pueden servir también para el manejo
de transferencias intrametropolitanas entre las jurisdicciones que la
componen.
Igualmente, es posible financiar servicios y obras metropolitanas
n 176
El fenómeno metropolitano en México
por medio del pago que hacen las demarcaciones a las empresas o
entes metropolitanos que los ofrecen.
Adicionalmente, se requieren otros instrumentos que permitan
compensar o pagar servicios que siendo ofrecidos por alguna demarcación sus beneficios alcanzan a otras.
Uno consiste en el pago por parte de una(s) demarcación(es) a
otra(s) que, por tener mayor capacidad o convenir así al todo metropolitano asume(n) la responsabilidad de ofrecerlo o coordinarlo.
Uno más corresponde a la aplicación de contribuciones a población
flotante que recibe servicios o utiliza infraestructura y equipamientos en
una jurisdicción aunque radica en otra, por lo que no se les pueden cobrar
por la vía de impuestos a la vivienda (Morales y García, 2004: 215).
b) Fiscalidad metropolitana
Desde la perspectiva fiscal, destacan dos grandes vertientes: la primera
corresponde a la necesidad de revisar el pacto fiscal entre las entidades
federativas y el gobierno federal a fin de que las participaciones y
transferencias hacia las entidades federativas y los municipios tengan
también un enfoque metropolitano.
Si se asocia el fenómeno de creciente concentración del PIB en
las grandes ciudades y se resuelve el fenómeno de domicilio para
efectos fiscales, resulta necesario establecer una estrategia que permita
dedicar recursos públicos para aquellas funciones y obras que por ser
claramente metropolitanas, no son asumidas por los gobiernos de las
demarcaciones que las conforman.
La segunda corresponde al aprovechamiento de los impuestos
inmobiliarios que por ser de base territorial, es relativamente más
fácil identificar a los causantes, calcular las bases gravables y reducir
la evasión. La realidad es que las ciudades mexicanas presentan los
cobros más bajos de estos impuestos a nivel internacional, por lo que se
requiere establecer estrategias de gestión para que la sociedad reduzca
su animadversión al cumplimiento de estas obligaciones.
Los presupuestos de inversión pública participativos, son instrumentos que permiten elevar la captura de estos impuestos, al destinar
una parte proporcional del incremento recaudado por encima del
realmente pagado en el ejercicio anterior, a obras y acciones que
son decididas de manera participativa por la comunidad. Su esencia
radica en que cada área de la metrópoli paga muy por debajo de lo
que le corresponde y en general las autoridades municipales no están
dispuestas a pagar el precio político de exigir el pago que corresponde
por ley. Al garantizar que una parte de cada peso adicional recaudado
sea etiquetado directamente a las acciones que decidió la comunidad,
la tendencia a elevar la recaudación es real.
Los impuestos metropolitanos pueden tomar dos formas cuando
menos:
La primera puede ser un impuesto predial homologado entre todas
177 n
Alfonso Iracheta Cenecorta
las demarcaciones e inclusive recaudado y distribuido centralmente
por un actor metropolitano ad hoc.
La segunda, consiste en la creación de un impuesto territorial
metropolitano, orientado exclusivamente a financiar obras y acciones
metropolitanas.
Cualquier acción fiscal para elevar la recaudación de las jurisdicciones que conforman una metrópoli, debe partir por incentivar o
establecer por ley los mecanismos para que se compartan bases fiscales
y se homologuen y homogenicen tarifas y bases gravables.
Un acuerdo metropolitano básico debe eliminar la “competencia”
entre demarcaciones con relación a sus estructuras fiscales, así como
las disparidades en tarifas de servicios4.
Conclusión
El avance del fenómeno metropolitano muestra que llegó para quedarse; muchas más metrópolis surgirán en el país, a grado tal que más
de 7 de cada 10 habitantes mexicanos radicarán en grandes aglomeraciones en las próximas décadas y serán estas las fuentes de empelo
más importantes de la economía.
Es fundamental que el Estado mexicano, asuma de manera urgente
la discusión de este fenómeno y se decida, caso por caso, qué debe
ser atendido desde un enfoque metropolitano y qué desde enfoques
municipales y estatales.
Debiera estar claro que existe una serie de funciones, problemas,
fenómenos y sectores que exigen un tratamiento metropolitano; es
decir, integrado territorialmente. Es igualmente claro que no es posible
depender solo de la ‘buena voluntad política’ de autoridades para
coordinarse entre sí y atenderlos.
Por ello, se debe iniciar un proceso para hacer exigible la coordinación metropolitana entre municipios e incluso entre entidades
federativas. Esto no se logrará, si no existen previamente acuerdos
sobre qué materias y qué tanto de cada una son asuntos metropolitanos
y cuáles corresponden a las esferas estatal y municipal.
En síntesis, es muy importante que México asuma como un asunto
de seguridad nacional a las metrópolis, y que su planificación y la
coordinación obligatoria entre autoridades de sus jurisdicciones, sean
políticas públicas asumidas y cotidianas en todas las entidades de la
Federación.
4
n 178
Para profundizar en este tema se sugiere el ensayo de Morales y García, 2004.
El fenómeno metropolitano en México
Bibliografía
CONAPO, INEGI, SEDESOL, (2004), Delimitación de las zonas metropolitanas de México, México, DF.
CONAPO, (2002), Proyecciones de población por municipios y por
localidad 2000-2030, México, DF.
INEGI, (2006), II Conteo de Población y Vivienda 2005, resultados
definitivos, Aguascalientes, Ags.
Iracheta, A., (2004), “Quién paga qué en la Zona Metropolitana del Valle
de México: la difícil relación entre el Distrito Federal y el Estado de
México”, en González, Ligia (comp.). Desafío Metropolitano. UNAM,
Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Coordinación de Humanidades
de la UNAM, PUEC- UNAM.
Lipietz, A., (2003), “Reordenamiento del territorio y desarrollo endógeno”,
en Territorio y Economía, número 1, primavera 2003, Méx. D.F.
Morales, C. y S. García, (2004), “Elementos para una discusión en torno
a la coordinación financiera y fiscal metropolitana”, en González, Ligia
(comp.). Desafío Metropolitano. UNAM, Asamblea Legislativa del
Distrito Federal, Coordinación de Humanidades de la UNAM, PUECUNAM
Putman, R. D., (1999), “Le dèclin du capital social aux Etats-Unis”, Lien
Social et Politique-RIAC, número 41, primavera 1999.
179 n
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
Economía
y Sociedad
La revista Economía y Sociedad es una publicación de alta calidad
académica, indexada y arbitrada, publicada por la Facultad de Economía “Vasco de Quiroga” de la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, con periodicidad semestral, está realizando las
actividades pertinentes para publicar el número 26 (julio – diciembre de 2010), por ello tiene el agrado de presentar la siguiente:
CONVOCATORIA
Para la publicación de artículos por parte de profesores, investigadores y especialistas cuyos trabajos impulsen el estudio de la
realidad económica contemporánea desde distintos enfoques y que
desarrollen trabajos tendentes a estimular la interdisciplinariedad
en la ciencia económica y social.
Los artículos presentados serán objeto de revisión y dictamen por
parte de un Comité Editorial integrado por miembros internos y
externos apoyado por especialistas ad hoc a los trabajos que se
reciban. En el caso particular de los materiales enviados por profesores e investigadores de la Facultad de Economía, de la UMSNH,
serán revisados por los miembros externos de dicho Comité y los
lectores correspondientes.
En esta edición especial de la revista Economía y Sociedad se
propone la publicación de artículos y/o ensayos que den lugar a
un ejemplar enfocado al tema:
100 Años de la Revolución Mexicana: Evolución
Social y Trayectoria Económica
Con esta edición se pretende enriquecer y propiciar, desde una perspectiva amplia, colaboraciones de calidad y excelencia académica.
Asimismo, se recibirán reseñas sobre publicaciones recientes que
se refieran al tema antes mencionado.
n 180
Eco n o mí a y so ci e d a d
e n e r o- jun io 25
Puntos a considerar:
La fecha límite para hacer llegar sus artículos y/o ensayos será
el 30 de septiembre 2010 y se dirigirán al Comité Editorial de la
revista con atención al M.C. René Colín Martínez o Dra. María de la
Luz Martín Carbajal, a la dirección de correo electrónico: [email protected]; Teléfono (443) 16-71-52 y 26-16-17.
Las características sobre la estructura, formato y extensión de los
artículos y/o ensayos se indican en el instructivo anexo.
El dictamen final de los trabajos estará a cargo de los miembros del
Comité Editorial Interno y Externo y serán devueltos a los autores,
en caso de que así sea requerido, para su revisión y corrección. Los
nombres de los lectores que emitan un dictamen se mantendrán
en el anonimato.
Si un artículo es devuelto el autor dispondrá de diez días ordinarios, contados a partir de la fecha en que se le regrese su trabajo,
para hacer llegar una nueva versión que recupere las sugerencias
y observaciones y deberá hacerla llegar en CD o, dado el caso,
enviarla al correo arriba mencionados.
AT E N TAM E N T E
Dra. María de la Luz Martín Carbajal
Directora de la Revista
Morelia, Mich., a 30 de mayo de 2010
181 n
n 182
Economía
y Sociedad
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Economía y Sociedad 25
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