Marginacion y pobreza

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MARGINACIÓN Y POBREZA
La situación de marginación puede estar asociada a situaciones de pobreza al igual
que también la inadaptación pero vamos a centrarnos en la marginación y su
relación con la pobreza.
Un breve análisis histórico nos permite observar que durante muchos siglos los
pobres fueron ignorados, cediendo a la religión cualquier interés o explicación a
propósito de ellos. Como nos recuerda Foucault, los pobres compartieron con los
locos el gran encierro del siglo XVII.
El edicto real de 1656 trataba de impedir «La mendicidad y la ociosidad como
fuentes de todos los desordenes».
Con la creación del hospital se sustituyen las medidas de exclusión puramente
negativas por medidas de encierro, el desocupado no será ya expulsado ni
castigado, es sostenido con dinero de la nación a costa de su libertad personal: es la
primera intervención estatal. Entre él y la sociedad se establece un sistema implícito
de obligaciones: tiene derecho a ser alimentado, pero debe aceptar el
constreñimiento físico y moral del internamiento. Este encierro tiene el mismo
sentido en toda Europa es un ejemplo de respuesta dada por el Estado del siglo
XVII- XVIII a una crisis económica que afecta al mundo occidental, escasez de
empleo, descenso de salarios.
Con la Revolución Industrial los pobres abandonan los asilos para incorporarse a un
novedoso mercado laboral en el que para trabajar ya no era necesario estar
vinculado a la tierra. La marginalidad seguía siendo posible pero reducida
numéricamente y desposeída de explicaciones metafísicas, se fue convirtiendo en
un fenómeno capaz de despertar el interés de los científicos.
El pensamiento moderno se ha ido, a su vez, dotando de instrumentos frente a la
marginalidad social y la conducta inadaptada, uno de estos instrumentos es el
llamado trabajo social, que se desarrolla en un modelo de sociedad concreto: El
capitalismo, generador de fuertes desequilibrios económicos y desigualdades
sociales.
La forma en que las sociedades ricas resuelven sus necesidades de bienestar
contribuye a incrementar los desequilibrios ecológicos y de distribución de la riqueza.
Después de la Revolución Industrial y apoyándose especialmente en los períodos de
expansión y acumulación postbélica, se fue haciendo fuerte en las sociedades del
norte-capitalistas, la falsa idea de crecimiento ilimitado y de consumo máximo de
recursos desde el «cuanto más, mejor», hasta llegar a un punto en el que tal
creencia no sólo se presenta como incuestionable e irrenunciable sino que configura
una buena parte del discurso del Deseo de estas sociedades. De espaldas a los
límites de la biosfera y a los desequilibrios sociales se ha realizado un doble
desplazamiento del discurso del Deseo: De personas a objetos, de bienes y
actividades no monetarizadas a bienes y actividades monetarizadas, de este modo
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se ha ido conformando un modelo pobre en posibilidades y perspectivas e injusto y
desigual en su esencia.
El discurso del deseo y del bienestar, configurado como fiel siervo de las
necesidades del Capital, se torna trampa para las posibilidades de supervivencia de
una buena parte del Planeta y para las posibilidades del bienestar (definido
previamente por valores culturales) para los que ya tienen asegurada la
supervivencia.
Si se consideran las necesidades de supervivencia (alimentación, cobijo, salud) y las
necesidades de bienestar (afecto, identidad, proyección personal, conocimiento,
poder, ocio, etc.) y lo relacionamos con un número limitado de recursos, podemos
observar cómo la forma en que las sociedades del norte resuelven sus necesidades
de bienestar, hacen disminuir las posibilidades del sur y de generaciones futuras de
resolver sus necesidades de supervivencia. Las necesidades de supervivencia no
son negociables, o por lo menos no deberían serlo. Son rígidas en sus mínimos
imprescindibles.
Desde una aparente variedad de discursos (entre los que a pesar de las diversas
etiquetas, conservadores y progresistas dominan los tonos templados del sistema
capitalista), a grandes rasgos se han ido configurando las diferentes formas de
abordar la llamada pobreza a través de las políticas sociales, entendidas como aquel
conjunto de actividades del Estado que no están orientadas a fines productivos sino
remediadores, ocupándose de nivelar desigualdades y ayudando a quienes están
comparativamente peor. Toda política social se operativiza, en sentido estricto,
desde órganos especializados de la Administración Pública que coordinan,
reglamentan y gestionan los recursos, entre ellos, los Servicios Sociales.
La pobreza estructural que ya estaba presente en el mundo (originada por una mala
distribución de la riqueza) se le suman otras formas. La marginación hoy se
caracteriza por la presencia de niveles más elevados de criminalidad, la
desorganización familiar o las perturbaciones afectivas, producto de los ajustes y de
la desarticulación generalizada de las nuevas economías incluyendo a los sectores
de clase media, jubilados, trabajadores fabriles, que ven cómo sus condiciones de
vida elementales se van deteriorando significativamente. Hoy surgen «nuevos
perfiles de marginalidad y pobreza», inserción laboral precaria, insuficiencia de
ingresos, movilidad descendente y violencia, que asociados a pautas de segregación
residencial y educativa, acentúan la desintegración y segmentación social (Katzman
1996: Marginalidad e integración social en Uruguay. Ed. CEPAL, Montevideo).
Ninguna de estas denominaciones intenta adentrarse en el análisis de las causas de
la pobreza fundamental para erradicarla.
LA POBREZA:
En todas las épocas se ha indagado en las causas/efectos de la pobreza, buscando
argumentos que la justificaran.
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Al principio la pobreza no era problema pues se dedicaban a la subsistencia. A
medida que el hombre se hace sedentario hay más personas en pobreza.
Durante la Edad Antigua y Media, las justificaciones eran religiosas y/o morales: se
consideraba a los pobres dignos de ayuda, caridad, etc.,
Con el inicio del industrialismo y enfoque liberal, se consideró la pobreza como
«producto inevitable de la naturaleza (que favorecía a las clases superiores) del
desarrollo capitalista y del progreso social, justificándose su existencia y evitando
cualquier intervención política a su favor» (D. CASADO).
En nombre y en defensa del progreso, el liberalismo se oponía a nivelar (rentas,
ingresos...), por entender que extendería la pobreza a la mayoría de la población. Se
defenderá el principio de supervivencia de los más aptos (la pobreza se producía
«por la menor capacidad y adaptabilidad laboral de determinados grupos de
trabajadores, que serían los responsables de su situación») y se afirmará «que la
desigualdad social era necesaria».
A partir del S. XVI, se producen notorias diferencias en los países de tradición
católica. Se crean sistemas municipales de atención a indigentes y vagabundos. La
lacra del pauperismo (término que definía la situación de extrema pobreza en la cual
se encontraban las grandes masas de obreros) comienza a ser una de las
preocupaciones fundamentales. Subsiste la concepción de su valor y la exigencia de
la limosna como medio eficaz para la vida eterna.
El humanista J. L. Vives es una de las figuras europeas más representativas del
llamado movimiento humanístico del Renacimiento. Primer tratadista que enjuicia
este problema en términos sociológicos, evidenciando los límites y contradicciones
de la histórica concepción de la caridad. Proponían que si la Iglesia no había podido
remediar este problema, fuese el «Estado quien destinase a los pobres útiles a
trabajar, evitando que estuviesen ociosos y a quienes no pudiesen hacerlo, los
enviase a instituciones de recogimiento (hospicios, casas de misericordia, etc)».
Durante los S. XVI al XVIII, este problema se aborda desde distintas ópticas, en un
intento de ordenar la caridad. Las vanguardistas soluciones de Vives y las más
drásticas de la Ilustración no logran sus objetivos. La iglesia seguirá encargándose
de su asistencia hasta que el Estado decida convertirla en una de las funciones de la
Administración Pública.
Posteriormente, junto a esta corriente tradicional, aparece una tendencia
revisionista. El pobre es visto como símbolo de peligrosidad y subversión social,
elemento transmisor de enfermedades y epidemias sobre el que se impone urgente
planificación/control. Aparece como calamidad e injusticia social. Se plantea suprimir
la mendicidad e iniciar nuevos caminos desde los poderes públicos porque, a sus
ojos, la limosna resulta insuficiente e, incluso, perniciosa para la sociedad, y la
caridad, viciada en sus inicios, solo sirvió para tranquilizar las conciencias de los
ricos.
P. J. Ordóñez, en su «Monumento triunfal de la Piedad Católica» (Madrid, 1673),
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propone extinguir la mendicidad con Casas de Misericordia. En la línea de Vives,
estima lícita su prohibición, siempre que la sociedad y los poderes públicos «les
provea del vestido y alimento necesario, conforme su estado», porque «el pobre
necesita del socorro ajeno y, lográndolo, cesa el pretexto de mendigar». Tarea, por
tanto, que incumbe al gobierno de la República, al Estado.
Su propuesta consiste en aplicar a los vagos la normativa legal y «recoger a los
pobres en hospitales con cuartos donde estén separados hombres de mujeres, y se
alimenten, vistan y trabajen». Las ventajas de su reforma, serán, según su opinión,
las siguientes: «Los niños con educación, los mozos con empleo, los casados con
ocupación, los ancianos con asistencia, los débiles con enseñanza, los pasajeros
con descanso, los peregrinos con devoción[...]».
B. Ward en su «Obra Pía» aporta para su solución integrarlos en la Sociedad y
dotarles de un trabajo, sugiriendo un programa basado en encauzar la caridad,
procurar la asistencia de los pobres inútiles, facilitar ocupación a los válidos y
desempleados... Posteriormente, en su «Proyecto Económico», adopta una postura
más dura y utilitaria donde modifica sus planteamientos. Su fin es desterrar la
mendicidad, aliviar a los verdaderos pobres y procurar que los «vagos» se
conviertan en seres útiles al Estado.
En los sistemas políticos contemporáneos, la pobreza, se basa en la desigualdad
producida por la producción e intercambio de riqueza, servicios y bienes, que la
crean y mantienen. Nace de las estructuras sociales e implica que los hombres no
tienen las mismas posibilidades a obtener derechos (laborales, políticos...) y
beneficiarse de los bienes y servicios existentes.
Pobre es alguien «que escapa a las normas sociales y culturales ordinarias y que
nos molesta por ser diferente» (C.E. Pobreza..., Trab. cit.).
En sentido estricto la pobreza supone la carencia de lo necesario para sustentar,
mantenerse y vivir, la falta de ingresos para poder adquirir bienes y servicios
mínimos indispensables para mantener un nivel de bienestar aceptable en la
sociedad.
Definir la pobreza entraña muchas dificultades al no existir un concepto válido para
todos los tiempos y lugares. La pobreza referencia al contexto social en que se la
define y resulta evolutiva porque se modifica al pasar el tiempo y variar las
circunstancias sociales.
Según autores:
«Situación carencial a la que llegan los individuos o grupos al no tener acceso a los
bienes, como consecuencia de la desigualdad originada por las relaciones de
producción capitalista y que conduce a la marginalidad» (FDEZ-UTRILLA).
«Los individuos, familias o grupos de población se encuentran en la pobreza cuando
carecen de los recursos para: obtener el tipo de dieta, participar en actividades y
tener las condiciones e instalaciones de vida que son acostumbradas, o al menos,
ampliamente aceptadas y defendidas en las ciudades a las que pertenecen. Sus
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recursos están por debajo de los que disponen los individuos o familias medias y se
ven, de hecho, excluidos de los modos, costumbres y actividades normales de la
vida» (TOWNSEND).
«La pobreza consiste en la carencia o escasez de bienes esenciales y básicos que
configuran el bienestar de una ciudad determinada: cultura, trabajo, ocio,
convivencia, vivienda digna, estima, etc. como consecuencia de la desigualdad
social y mal reparto de los bienes existentes» (Foessa, 1996).
Es pobre quien:
- No puede ganarse el sustento y no cuenta con remanente para afrontar las
situaciones de la vida cotidiana y requiere ayuda de personas o instituciones
No
tiene
y
sufre
por
esas
carencias.
- «No está en condiciones de satisfacer, de forma adecuada, el conjunto de
necesidades, en términos de bienes y servicios que otros, en un determinado
período consideran necesarios, y carecen de recursos para vivir con dignidad».
- «Carece de vivienda, trabajo, alimento, atención sanitaria... en fin, de unas
condiciones
mínimas
de
vida»
(ARNAND
Y
ARDID).
En general, las definiciones señaladas, se sintetizan, según su especificidad:
- Identifican al pobre como carente de medios económicos, sin sustento ni
remanente para cubrir sus necesidades.
- Admitir, además del económico, otros factores (sociales, afectivos, culturales, etc.).
Se pueden distinguir unas:
* Carencias primarias relacionado con la falta de bienes esenciales para el individuo
como vivienda, alimento.. Para evaluar, a grandes rasgos, la situación objetiva de
pobreza de una persona se debe disponer de renta, que es la suma de:
- La retribución de los factores de producción (capital y trabajo), denominado
«distribución
primaria»
(representa
la
renta
privada
bruta).
- Las transferencias del sujeto a las administraciones públicas o privadas, en
impuestos directos o indirectos, contribuciones, cotizaciones, etc. ( ahorro
socializado)
- Las prestaciones sociales en dinero (pensiones o asignaciones), que es la
«distribución secundaria» (representa la distribución del ahorro socializado) .
- Los bienes y servicios colectivos (vivienda, enseñanza, salud, medio ambiente,
etc.),
que
representa
la
distribución
del
ahorro
socializado.
* Carencias secundarias como acceso a la educación, cultura, ocio...
Desde diferentes perspectivas de análisis:
- Sociológica: «Carencia o falta de bienes [...] material o no material» (FAIRCHILD);
«algo deseado o muy valioso, una situación comparativamente desfavorable con
respecto a otras». Incluye la idea de estrechez.
- Psicológica: «Conjunto de situaciones de abandono, derrota y pasividad que impide
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aprovechar las oportunidades sociales y crear una seguridad mínima alrededor del
individuo, como cierto nivel de propiedad o de ahorro». Reyes Mate, «la raíz del
sufrimiento humano por antonomasia, que causa discriminación, desigualdad y
conciencia de injusticia».
- Estadística: Se identifica a los pobres a partir de la idea de «media» que remite a
las necesidades razonables de la población y a partir de esa media relativa se mide
la pobreza. En general, «una situación de ingresos muy bajos, de escaso o nulo
consumo de un determinado producto o de falta de servicios mínimos en el hogar» lo
que, según HARRINGTON, «impide vivir a unos niveles mínimos de bienestar y
seguridad». CH. VALENTINE señala que «la pobreza es un continuum, antes que un
punto sobre una escala de valores absolutos».
Pobreza es:
- Manifestación, resultado y efecto de la desigualdad social (permite acumular
riqueza y poder en unas minorías a costa del empobrecimiento de amplios sectores
sociales), que se expresa en la situación de desventaja de individuos, familias y
grupos situados en los puestos más bajos de la escala social.
- Un fenómeno multidimensional resultado de desigualdades de diversa índole:
Económica, social, educativa, cultural, de salud, pobreza personal y social cada vez
más extendido.
-Sinónimo de: Marginación, dependencia, situación socioeconómica desfavorable y
de inferioridad; factor de marginación y aislamiento: Los pobres están en el fondo de
la escala social y fuera de su estructura: Porque la Sociedad los excluye.
- «Inquietante y angustia, no sólo por la situación y el sufrimiento de quienes la
padecen, sino también porque nos interpela y acusa» (D. CASADO).
- Perpetuadora de un panorama desolador: Hacinamiento, carencia de equipamiento
doméstico, deterioro en la dinámica de las relaciones familiares, deficiencias
educativas que impiden el acceso al mundo laboral para el que se exige cada vez
mayor cualificación, etc.
- «Supone un estrato social falto de riqueza» que se denomina «clase pobre», con
nivel de vida de subsistencia (HOBSBAWN).
- Tiene su origen en numerosos factores interrelacionados. Se genera en todos los
ámbitos de la actividad social: Educación, Sanidad, Economía, Vivienda, Justicia,
Trabajo, Cultura, etc.
Perspectivas de la pobreza:
- Perspectiva del ingreso: Una persona es pobre sólo cuando su nivel de ingreso es
inferior
a
la
línea
de
pobreza
que
se
ha
definido.
- Perspectiva de las necesidades básicas: La pobreza es la privación de los medios
materiales para satisfacer en medida mínimamente aceptable las necesidades
humanas, incluidos los alimentos. Este concepto de privación va mucho más allá de
la falta de ingreso privado: incluye la necesidad de servicios básicos de salud y
educación y otros servicios esenciales que la comunidad tiene que prestar para
impedir que la gente caiga en la pobreza. Reconoce además la necesidad de
empleo y participación.
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- Perspectiva de capacidad: La pobreza representa la ausencia de ciertas
capacidades básicas para funcionar, una persona que carece de la oportunidad para
lograr algunos niveles mínimamente aceptables de esos funcionamientos. Los
funcionamientos pertinentes a este análisis pueden variar de los físicos, como estar
bien nutrido, estar vestido y vivir en forma adecuada, evitar la morosidad prevenible,
hasta logros sociales más complejos, como participar en la vida de la comunidad.
El fenómeno de la pobreza no solo se define únicamente por la falta de ingresos y
recursos económicos, sino que también incluye la noción de vulnerabilidad y factores
como la imposibilidad de acceder a una alimentación adecuada, a la educación y a
la sanidad, a los recursos naturales y al agua potable, a la tierra, al trabajo y al
crédito, a la información y a la participación política, a los servicios y a las
infraestructuras.
La falta de acceso a la educación y cultura bloquea el desarrollo del potencial
humano. No sólo la economía es un factor de poder, también el dominio de
conocimientos, la acumulación de información y saber. Y quien no posee medios de
producción ni bienes culturales es víctima de una doble marginación social. La
educación y la cultura de calidad pueden ayudar a los pobres a enfrentar por sí solos
los difíciles problemas que sufren en el día a día. Adecuados niveles de educación
constituyen un indicador esencial de la sustentabilidad social de la población pobre.
La reducción del espacio habitacional a un mínimo, reduce también a un mínimo las
posibilidades de movimiento y de vida al interior de la vivienda, limita gravemente las
posibilidades de convivencia familiar, impide el crecimiento individual de cada
miembro de la familia...
La vivienda constituye un factor esencial en el momento de marcar el límite de la
pobreza. La carencia habitacional, implica un desarraigo territorial, la falta de un
lugar físico y geográfico donde instalarse para construir identidad personal y ser
reconocido por la comunidad
Podemos distinguir entre: pobreza tradicional (precariedad económica, indigencia,
miseria), pobreza cultural (analfabetismo, ignorancia), pobreza ecológica (calidad del
habitat), pobreza rural/urbana, pobreza absoluta/relativa, pobreza de solemnidad
(dependencia de los demás para sobrevivir), pobreza subjetiva (incapacidad de
comunicar y entender), pobreza psicológica (abandono, pasividad), pobreza
persistente (desarraigo y subsistencia en base a la mendicidad, delincuencia,
prostitución), nueva pobreza (falta de aptitudes para responder a los cambios
introducidos por las nuevas tecnologías), pobreza «ajena» (los pobres que se
intercambian entre lugares)...
Todos los estudios coinciden en señalar que la pobreza consiste:
- En la carencia que sufre una persona/hogar por la falta de bienes y servicios
considerados indispensables para cubrir las necesidades vitales: Vivienda y todo lo
que comporta el alojamiento, vestimenta, alimentación, protección sanitaria,
formación
(escolar,
profesional,
universitaria),
etc.
- En el grado de incapacidad para participar en todos los aspectos de la vida (social,
cultural, cívica, profesional), así como en la imposibilidad de comunicarse...
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- Por explotado: Sustentadores con empleo precario o sumergido, son los más
idóneos para percibir los salarios más bajos o mínimos. Además, la percepción de
estos ingresos es frecuentemente irregular por ser los más vulnerables a quedarse
en paro ante los vaivenes de la coyuntura económica.
- Por excluidos se distinguen dos situaciones:
+ La exclusión por paro, frecuentemente de larga duración o que no percibe subsidio
de desempleo. Esta situación origina un descenso de los ingresos, dando ocasión al
empobrecimiento colectivo de todos los familiares que conviven en el hogar.
+ La exclusión de la población no propietaria que se convierte en inactiva por una
serie de circunstancias (edad, etnia, enfermedad, sexo, color, etc) muchas personas
se ven obligadas a depender de un sustentador en vez de «ganarse la vida» por su
propia participación en el proceso productivo. Vuelve a ser evidente que el grado de
bienestar/malestar al que estas personas excluidas están expuestas dependerá de si
el sustentador principal que las protege obtiene una renta por encima o por debajo
de la línea aritmética de pobreza.
El concepto de exclusión social fue usado por primera vez en los años sesenta en
Francia por el Abate Pierre para describir la situación de marginalidad y pobreza
vivida por ciertos grupos sociales dentro de un país desarrollado y próspero.
- Por estructura social de dominación: Formado por los parados y el resto de los
inactivos no-propietarios, el sistema capitalista los necesita para mantener la
explotación y la disciplina laboral.
No toda la marginación conlleva siempre pobreza, por la simple razón de que, como
«miembros de», los individuos-marginación dependen del nivel de ingresos del
sustentador principal. Sólo en el caso donde el nivel de ingresos del sustentador
principal, o de la familia, sea de pobreza, los individuos-marginación sufrirán las
consecuencias de la pobreza.
Tampoco
se
puede
decir
que
toda
la
pobreza
signifique
marginación.
Los marginados son personas que están al margen de la sociedad debido a sus
condiciones sociales, económicas, sexo, religión, cultura, raza... aun a pesar de la
voluntad de estar integrados.
El desarrollo económico no implica necesariamente la reducción de los niveles de
desigualdad, pobreza o marginalidad de la sociedad. El progreso debe alcanzarse
de modo que se mantenga el equilibrio entre los aspectos sociales y económicos. La
existencia de colectivos como los jóvenes con cargas familiares, los parados de
larga duración, los inmigrantes, las mujeres y las personas con cualquier tipo de
dificultad, corren el riesgo de hacer crónica su situación y, por tanto de perder las
posibilidades de integración socioeconómica. Es por ello que el desarrollo industrial
y económico debe encontrarse siempre acompañado de procesos de información y
formación que favorezcan la búsqueda activa de empleo, evitando la desmotivación
de los trabajadores y trabajadoras parados y su pérdida de contacto con el mercado
de
trabajo.
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Para OSCAR LEWIS, algunos rasgos de la cultura de la pobreza, son:
- Ausencia de niñez como etapa especial, prolongada y protegida en el ciclo vital.
- Hondos sentimientos de marginación, desvalimiento, inferioridad o dependencia.
- Estructura débil del ego, sentido de resignación y fatalismo y creencia de la
superioridad masculina.
- Iniciación temprana al sexo, falta de privacidad en la vida afectiva y predisposición
al autoritarismo paterno.
- Fuerte orientación del presente: Viven en función de su ambiente inmediato, con
escaso sentido histórico
- Sólo saben de sus problemas, posición, vecindario, estilo de vida y carecen del
conocimiento que les permita advertir las semejanzas entre sus problemas y los de
los
iguales
en
el
conjunto
social
(sin
conciencia
de
clase).
- Condiciones objetivas: Niveles educativos bajos, viviendas pobres (con mínima
organización de vida familiar); salarios bajos, desempleo, no ahorran ni tienen
recursos monetarios, usan el prestado, fiado, compran en pequeñas cantidades para
el consumo...
COMPARACIÓN INADAPTACIÓN Y MARGINACIÓN
Definir el concepto de inadaptación no es fácil ya que esta contaminado por
acepciones del sentido común y de la vida al igual que la marginación. La
inadaptación puede ser la incapacidad para adaptarse a una situación determinada,
desajuste personal, conflicto con el medio, fracaso ante los estímulos sociales,
existencia de un comportamiento antisocial, existencia de un comportamiento
inestable... La inadaptación del individuo engloba aspectos físicos, psíquicos y
sociales. Sería el individuo que se encuentra la margen de la normalidad social y
que manifiesta un comportamiento discrepante con respecto a pautas de
comportamiento consideradas normales en un determinado contexto,
comportamientos no aceptables ni deseables socialmente. Incluye modelos de
conducta, influye en problemas y dificultades, que impiden la incorporación del
individuo en su medio, y que se traduce en conductas valoradas negativamente por
el medio social al que pertenece el individuo. La marginación seria el proceso por el
que una sociedad rechaza a unos determinados individuos que no tienen porque
desempeñar una conducta especifica.
Un individuo con un comportamiento discrepante puede llegar a una situación de
marginación en cambio un situación de marginación no tiene porque implicar
conductas desadaptadas.
Por ejemplo los gitanos mantienen una cultura y unas costumbres diferentes al
grupo normativo, los payos. Para los payos sus conductas serían desadaptadas
llevándoles a una situación de marginación.
La marginación englobaría a los inadaptados (pero también a los adaptados). Los
ancianos están marginados pero están adaptados a la sociedad.
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En todas las sociedades se ha manifestado el fenómeno de la inadaptación o
desadaptación social.
La adopción de comportamientos no adecuados a la norma social les llevan a ser
apartados y marginados por ella. El concepto de normalidad o adaptación depende
de los etiquetados como desadaptados, anormales, desviados, individuos que
manifiestan un comportamiento distinto con respecto a este grupo de «normalidad».
Al grupo normativo son comparados todos los demás y cuya conceptualizacion de
marginados o inadaptado va a depender de la mayor o menor distancia con respecto
a las características de este grupo normativo.
Un comportamiento puede ser evaluado de formas distintas. El comportamiento
normal o desviado va a depender de:
- Comportamiento en si.
- Contexto social en que se de.
- Quién sea el que manifiesta esa conducta.
- Quién lo evalúa.
- Cuál es la distancia entre los dos contextos sociales.
- Consecuencias de ese comportamiento.
Habitualmente se adoptan conceptos tomados de conductas que se repiten en
numerosos integrantes de la sociedad, asignándoles un carácter de normalidad por
el sólo hecho de que constituye una conducta repetitiva en la mayoría.
El inadaptado no esta adaptado a la sociedad por ciertas condiciones o circunstancia
como el paro, desestructuración familiar, «malas compañías»... al marginado la
sociedad lo rechaza por distintos motivos como sexo, religión, cultura...
Los conceptos de «adaptación e inadaptación» y «marginación» hacen referencia a
un grupo: Se está adaptado o inadaptado o marginado con respecto a un
determinado grupo. Es decir, se considera a un individuo «adaptado» a una
conducta según este cerca o lejos de la propuesta del grupo normativo, es
«inadaptado» toda aquella conducta que se aparte de la del grupo. Al igual se esta
marginado
por
el
grupo
normativo
por
alguna
circunstancia.
El inadaptado no esta adaptado con respecto al grupo normativo y el marginado lo
es porque el grupo normativo lo aparta. El inadaptado puede ser marginado
(ejemplo: delincuente) pero el marginado no tiene porque ser inadaptado (ejemplo: la
mujer).
GUERAU diferenciaba entre carencia e inadaptación, se puede carecer de salud y
no estar inadaptado. También diferenciaba entre medio hostil e inadaptación, dado
que no siempre el medio hostil genera inadaptación.
«Yo no estoy adaptado a la sociedad»
[
soy un inadaptado socialmente.
La conducta inadaptada es la respuesta inadecuada a una situación dada. Consiste
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en poner en practica mecanismos insuficientes, innecesarios o contraproducentes
para alcanzar unos objetivos.
«Ellos me apartan, me marginan, de la sociedad» [ estoy marginada socialmente.
La exclusión del marginado no depende de sí mismo, sino de quienes lo excluyen.
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