“Este es un frenazo con ABS y sin airbag” - Papel Digital

10 NEGOCIOS
LATERCERA Domingo 26 de octubre de 2014
ENTREVISTA
“Este es un frenazo
con ABS y sin airbag”
Felipe Larraín, director de Clapes UC y ex ministro de Hacienda, asegura que ni el
estímulo monetario ni el mayor gasto público lograrán revertir la desaceleración de la
economía. A menos que haya un cambio en las políticas del gobierno, sostiene.
Texto: MAURICIO RODRIGUEZ KOGAN Fotografías: JUAN FARIAS
L
LA desaceleración de la economía
no es algo que puedan detener los
estímulos de política fiscal recientemente anunciados por el gobierno ni la amplia expansión de
la política monetaria, opina el director de Clapes UC y ex ministro
de Hacienda, Felipe Larraín.
Se trata de un frenazo brusco,
dice, con raíz en la incertidumbre
que generan las políticas del gobierno y que ni siquiera ha podido ser revertido con el cambio en
el discurso de las autoridades. Sólo
una congruencia en ambas dimensiones, dice, podría corregir
el deterioro de la confianza y expectativas de empresarios y consumidores.
“Si miramos cualquier encuesta,
el apoyo al gobierno está cayendo, la confianza en la economía
está cayendo y las reformas son
impopulares; tienen más gente
en contra que la que está a favor”,
asegura.
¿La desaceleración de la economía no es sólo un ajuste?
Bueno, lamentablemente, esta
economía ha sufrido un fuerte
frenazo. Este es un frenazo con
ABS y sin airbag, porque la economía estaba creciendo a más de 5%
hasta el primer semestre del año
pasado y ahora está creciendo a
menos de 2%. Las nuevas cifras del
comercio, que mostraron una caída del orden de 6% a septiembre,
fueron las peores desde 2008. Esto
refleja la debilidad de la economía,
donde primero se empezó a enfermar la inversión y después, sufrió
el consumo, que se está desacelerando a tasas muy fuertes. Que
estemos creciendo al 2% es realmente lamentable. Yo no sé quién
podría estar satisfecho ni siquiera indiferente. Esto no es un ajuste sano, no es una desaceleración
como la que están viviendo otros
países emergentes. Es un frenazo,
digámoslo con todas sus letras, y
es hora de que el gobierno tome su
responsabilidad en lo que le ha
pasado a esta economía y que no
siga su discurso de echarle la culpa a la economía internacional o
al gobierno anterior, porque ya
nadie cree en eso.
Pero el mundo está creciendo
menos que lo previsto y se anticipan menores términos de intercambio.
Los datos no están con ellos. La
responsabilidad de la economía
externa es muy baja respecto de lo
que está pasando en Chile. El crecimiento de nuestros socios comerciales en el primer trimestre
de 2014 era mucho mayor que el
que era hace un año. La desaceleración de los países emergentes
es muy tenue, es suave, y la caída
chilena es brusca. Hay una caída
de 2,5 puntos respecto de lo que
estábamos creciendo el año pasado. La inversión, que venía creciendo a tasas cercanas de 10%,
empezó a caer en el tercer trimestres de 2013, justo después de
anunciarse el programa de reformas de la entonces candidata Bachelet. Curioso. La caída de la inversión en los últimos cuatro trimestres es la segunda mayor en
América Latina, después de Venezuela, que está en una enorme
crisis económica, social y políti-
ca. También se dice que esto es el
ciclo minero, pero eso tampoco se
condice, porque la inversión cae
generalizadamente en todos los
sectores y porque la caída de la inversión en Chile es mayor a la que
ha habido en países mineros,
como Perú y Australia. No hay
ninguna evidencia que sustente
que esto es culpa de la economía
externa. Lo que más se puede decir es que una pequeña parte del
frenazo puede venir de la desaceleración del mundo emergente. El
grueso del frenazo viene de las
condiciones internas.
El gobierno al menos está tomando medidas de política fiscal para
estimular una reactivación. ¿Hasta qué grado eso va a tener efecto macroeconómico?
Ni la política monetaria ni la fiscal van a lograr revertir el frenazo
de la economía chilena, porque el
NUEVA MEDIOCRIDAD
“Lo que uno espera es que
si a uno le traen una mala
noticia, se analice cómo
revertirla, no dispararle al
mensajero”.
INFLACION
“La inflación podría
llegar marginalmente a
ubicarse sobre 5% en
los próximos meses”.
DISCURSO OFICIALISTA
“Veo un discurso de
generar una asociación
público-privada (...)
necesitamos ver un
cambio en las políticas”.
problema es más profundo; es una
cuestión de confianza y no solamente de los inversionistas, sino
que también de los consumidores. La confianza ha sido gravemente afectada por la incertidumbre que generan las reformas que
dicen que vienen y también cuando se despeja la incertidumbre y
nos quedamos con una mala reforma. Creo que, efectivamente, el
gobierno está cambiando su discurso. Veo un discurso de generar
una asociación público-privada,
más de entender que este es un
juego cooperativo, que es distinto
del discurso agresivo que tenían las
autoridades en un comienzo; de alguna manera, que iba a prescindir
del sector privado y se dieron
cuenta de que eso es imposible.
Ahora el discurso ha cambiado.
Lo que necesitamos ver es un cambio en las políticas. Si el discurso
no es consistente con las acciones
estamos complicados, porque entonces el discurso es vacío, no genera efecto. Necesitamos políticas
favorables con el crecimiento, con
la inversión. Hasta el momento,
lo único que hemos visto son políticas que le pegan a la inversión.
¿En qué se traduciría en el contexto de las reformas que vienen?
Lo que espero es que las reformas
que vengan sean más maduradas,
más trabajadas, más consensuadas, del triste espectáculo que han
dado la reforma tributaria y la reforma educacional. Cuando una
reforma es trabajada entre cuatro
paredes y a velocidad mata caballos, tenemos los resultados de la
reforma tributaria y educacional.
La primera hubo que hacerla
prácticamente entera de nuevo a
través de indicaciones; las páginas
de indicaciones son más que las
del proyecto original. El proyecto
que sale no tiene nada que ver
con el original, porque en el camino se empezaron a dar cuenta de
todos los errores técnicos, de administración tributaria, no erro-
res de concepto.
¿Cuál es su sensación respecto de
la reforma laboral?
No puedo opinar de la reforma laboral, porque no la conozco, pero
espero que se esté haciendo un
trabajo serio y no simplemente
un trabajo entre la CUT y el gobierno. Hay que escuchar a todos
los sectores antes de plantear un
proyecto tan importante. Cuando
vemos que se dice que se va a postergar la reforma laboral o hacerla gradual, o que va a haber un tratamiento a las pymes distinto, un
empresario racional lo que dice
es que aquí viene algo muy duro,
muy fuerte y negativo respecto de
la inversión. Eso genera una enorme incertidumbre. Entonces, no
conozco el proyecto, pero sí que se
discute hacer la reforma diferenciada para las pymes, se discute
hacerla gradual y se discute postergarla. Creo que hay que hacer
una buena reforma, tomarse el
tiempo necesario y que se considere no sólo a los grupos laborales organizados, sino que al empleo, entendiendo que la gran mayoría de los trabajadores no está
organizado.
¿Espera, efectivamente, ver cambios en las políticas?
Antes tengo que ver un cambio
importante en las políticas del gobierno. Yo espero que tengamos
mejores reformas que hasta ahora, pero no tengo ninguna razón
para garantizarlo. Me declaro en
una suerte de compás de espera
hasta conocer los proyectos.
Por el lado del gasto fiscal, ¿usted
considera que el aumento de 9,8%
para el próximo año es inútil?
Sin duda que la política fiscal expansiva genera una mitigación del
ciclo, pero es una mitigación muy
modesta. Veamos los números: la
inversión privada es el 91% de la
inversión total con cifras de 2013.
Podemos actuar sobre el 9%, que
es la inversión pública, y no lo
critico. Pero el problema es el 91%