Saludo y reconozco la presencia esta noche de

Buenas tardes:
Saludo y reconozco la presencia esta noche de:
• Nuestro Excelentísimo y Reverendísimo Don José María Yanguas,
Obispo de la Diócesis de Cuenca.
• Don Jorge Sánchez Albendea, Presidente de Nuestra Junta de
Cofradías.
• Excelentísimo Alcalde de Cuenca, Don Juan Ávila.
• Sr. Don Benjamín Prieto, Presidente de la Diputación Provincial.
• Saludo a todas las autoridades eclesiásticas y civiles, aquí presentes.
• Junta de Diputación de la Junta de Cofradías, Hermanos mayores,
representantes de las distintas Hermandades… Nazarenas, nazarenos,
turbos y amigos…
Os agradezco, a todos, que hayáis tenido, a bien, venir a escucharme y
acompañarme esta noche.
Ecce Homo de San Miguel, protagonista en éste tu antiguo Templo, te pide
permiso este pregonero, para pronunciar unas breves palabras, que con tanto
cariño y respeto he preparado sobre nuestra Semana Santa.
Como cada Viernes de Dolores, presides el Pregón anunciador de Nuestra
Semana de Pasión, alentando a todas las personas que hacen posible que
nuestras hermandades desfilen con todo su esplendor… con su colaboración,
trabajo y sentimiento.
Sinceramente, creo, sin ninguna duda, que cualquiera de los aquí
presentes, hubieran realizado un pregón que no le tendría envidia al mío. Como
saben, no soy nadie relevante en la ciudad de Cuenca, tampoco tengo méritos
profesionales. Tal vez mi único bagaje es que soy nazareno desde el día que
nací y, de lo que hoy os hablo sale de mis vivencias y corazón.
Soy nazareno de fila, durante varios años bancero de El Prendimiento de
Jesús, he portado a Ntro. Padre Jesús Nazareno de El Salvador, bancero del
Jesús del Puente y del Santísimo Cristo de las Misericordias y he tenido el
honor de portar en mis hombros a Jesús Nazareno de Sisante. He sido
Secretario y Representante de la Hermandad de El Prendimiento. Presidente
ejecutivo durante varios años de la Procesión del Silencio. Reconocido
igualmente por algún Hermano Mayor del Jesús de las seis como Jefe de las
Turbas de Cuenca y soy perteneciente al grupo histórico.
1 Cuenca, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, junto a la Declaración de su
Semana Santa de Interés Turístico Internacional, presenta en estos días, un
marco incomparable de sentimiento nazareno. Nuestra ciudad, Bautizada por
muchos como la “Jerusalén de Castilla”.
Monumentalidad, arte, espíritu religioso y encanto en los paisajes, son
factores incomparables de encuentro personal, reflexión y penitencia y, por
supuesto elementos con los que pueden alegrar su espíritu, aquellos que nos
visiten estos días.
Las procesiones, en su recorrer por las calles y plazas de la ciudad, son el
auto sacramental callado, porque la voz humana tiene que enmudecer ante las
escenas de la Pasión Divina.
Cada pueblo y cada localidad se identifican con sus procesiones que,
absorbiendo el particularismo de las costumbres y tradiciones, vienen a ser
claro exponente del carácter de su lugar y cada una lleva el sello de sus
organizadores.
Para el forastero o visitante, tiene que comenzar la visión emocional cuando
al llegar a Cuenca se sitúa en el primer plano de las viejas piedras, las torres, la
mole catedralicia, sus hoces… esa perspectiva imponente ha de ser realmente
conmovedora, cuando presenciando el desfile de nuestras procesiones llegue a
poner la idea de la época actual y transportarse a un tiempo ideal, ni pasado, ni
futuro… estático, por su grandiosidad perpetua.
Es en la Plaza Mayor donde las procesiones conquenses, congregan a la
más nutrida multitud. Realzando su marco incomparable, sucediéndose el
desfile cronológico de los pasos, donde al amanecer o en la noche cerrada las
procesiones pasan por sus casas legendarias, acogiendo el ideal trazado para
la procesión, hasta hacer descanso a los pies de la Catedral. Prestando en
valor de joya inapreciable a la entrada y salida de la manifestación de nuestra
Semana Santa, de valor incalculable.
Cada procesión tiene su peculiaridad y su encanto especial, y en cada uno
de sus desfiles existe su momento cumbre.
La ciudad toda, que en cualquier tiempo es asombro de turistas y
forasteros, cobra en la Semana Santa valores inmensos, porque no puede
hacerse cálculo de la belleza de estos ambientes, en los que se mueven los
severos, fervorosos y emotivos desfiles procesionales de la Semana de Pasión
conquense.
Todos estos ingredientes, a los que se unen el silencio y atención
constituyen un ideal enmarque que produce profunda impresión a los que la
contemplan por primera vez.
2 Otra vez vuelve a repetirse la tradición idéntica que comprende el alba, la
tarde y el crepúsculo del ayer, el hoy y el mañana. La tradición del tiempo que
es otra procesión de raíces, ilusiones, compromiso y sentimiento con uno
mismo, con el hermano… con Cristo Nuestro Señor y con su Madre.
Los nazarenos de Cuenca llevan sus pasos a hombros, acompasados,
serenos, poniendo en relieve al pueblo… porque en Cuenca, la Semana Santa
no es motivo de diversión; sino de renuncia, penitencia y sacrificio.
Elogiable es en Cuenca el papel de la mujer nazarena. Gracias a su
incorporación, los desfiles han ganado penitentes, hermanas de fila, mujeres
que ostentan cargos dentro de sus Hermandades e incluso banceras… Cuenca
vive su Semana Grande y gran parte es gracias a ellas.
De gran importancia es la inspiración de geniales tallistas que plasmaron
en la madera y dotaron con sus policromías de un realismo inigualable a
nuestros pasos, donde el reflejo de los días de Pasión, llegan a lo más hondo
de nuestro espíritu.
3 Los nazarenos empiezan a caminar el Domingo de Ramos, acompañan a
Jesús entrando en Jerusalén a lomos de una borriquilla y a su Madre, Ntra.
Sra. de la Esperanza.
Un magnifico desfile, digno alarde de gloria al Señor. Recuerdo de aquella
otra, por parte de los judíos, acompañando a Jesús por la ruta a Betania. La
muchedumbre le seguía portando ramos de olivo, símbolo de paz, y palmas,
símbolo de gloria.
El pueblo es propicio siempre a asistir a esta procesión. Inicio de caminar
nazareno en nuestra tierra, donde la Banda de tambores y cornetas suena por
nuestras calles y barrios, recogiendo a los niños en su recorrido hasta la Plaza
Mayor, quedando el primer sabor penitente de la Semana que se avecina.
Procesión de la Vera Cruz… “Padre perdónalos, porque no saben lo
que hacen” Parece exclamar el Santísimo Cristo de la Vera Cruz, cuando al
anochecer del Lunes Santo camina por las calles de Cuenca a otorgar
clemencia en la prisión de los humanos, prometiendo el regalo de la Gloria al
arrepentido nazareno, que en procesión de penitencia y meditación le va
acompañando.
Procesión del Perdón…“Perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Si esto se cumpliera
podríamos estar los nazarenos contentos con nuestro cumplimiento Semana
Santero. Son muchos los conquenses que participan, con la Hermandad de
San Juan Bautista, muy querida en nuestra tierra.
Es de agradecer el esfuerzo de algunos conquenses, con la fundación
de “El Bautismo de Nuestro. Señor”, entre otras, es ejemplo de sacrificio
nazareno para llenar nuestra Semana Santa de nuevas imágenes.
Desfile vistoso es el que lleva María Magdalena, caminando con un
lujoso paso, satisfacción que llena a sus banceros. Las lagrimas sinceras que
la mujer pecadora derrama al paso del Cristo azotado, la redimen de todas sus
faltas.
Jesús de Medinaceli, Señor de Peticiones por sus hermanos y devotos,
acompañándole multitud de nazarenos y de penitentes. Muchas veces me
pregunto qué peticiones llevarán, solicitando trabajo, recuperación de
enfermedades y de otros muchos problemas que me imagino y no puedo
definir.
María Santísima de la Esperanza, cierre del Martes Santo, belleza,
majestuosidad y lucimiento… manos abiertas para que no nos falte fe, ilusión y
confianza en nuestras convicciones religiosas, fruto de nuestros desfiles
nazarenos.
4 Recuerdo cuando sonaban las sirenas en la fábrica de maderas a las 6
de la tarde, de Marcor S.A., Cubells e Hijos, la Compañía de maderas, Justo
Fernández Sánchez, Cumasa S.A, Gascueña y Portilla, Raimundo Álvaro,
etc.… los trabajadores con sus carretillas y bicicletas acudían a sus casas, allí
la mayoría tenían preparada su palancana de agua, su ropa y su túnica,…
caminando rápidamente iban a sus iglesias para participar en las procesiones.
Hombres curtidos por el trabajo diario, con el hombro hecho callo… Capaces
de portar junto con otros, los pasos de la Semana Santa. Éstos tuvieron mucha
participación en aquellos años de reanudación de nuestros desfiles.
Procesión del Silencio… “Judas, ¿con un beso entregas al hijo del
hombre?” ¡Ay hermano nazareno! Ya te lo decía yo. Cuando salga el silencio,
puede ser tu perdición.
Primero va la Oración y detrás el Prendimiento, vaya procesión bonita y
con tanto sentimiento. Yo te dije que no vengas, que no se puede aguantar la
Plaza de San Esteban se encuentra a reventar, para ver “al silencio” que ya
empieza a caminar.
¡Noche de olivos y de capuces blancos! Noche de luna llena y
voluminosos pasos, donde se guarda la cronología de la Pasión. Recogiendo
en el Salvador a Ntra. Sra. de la Amargura con San Juan Apóstol.
Bajando están San Pedro Apóstol, La Negación y el Ecce Homo…
caminan en procesión por la Calle de San Pedro.
Sale la Santa Cena de la Madre de las Iglesias, iniciándose una de las
procesiones más bellas que se puedan admirar.
300 banceros, hijos de Cuenca portan las imágenes reflejadas. Siendo
acompañados por miles de hermanos en su recorrido.
Discurriendo con una unión digna de elogio, transportando al espectador
al mismo Huerto de Getsemaní.
5 Procesión de “Paz y Caridad”… En estos días de pérdida de derechos
y libertades, atentados y guerras, la palabra paz tiene un significado muy
importante… ¡Qué decir de la palabra caridad! en años difíciles de crisis donde
los hermanos debemos demostrar nuestra mano ancha, para socorrer a los
necesitados.
Seamos hermanos compasivos y piadosos nos intima El Santísimo
Cristo de las Misericordias, Presidente de la Archicofradía de Paz y Caridad.
Nazarenos y nazarenas que asuman sus cálices, por muy dolorosos que
sean, como Jesús en la Oración del Huerto.
Confianza ante el dolor, sufrimiento… Jesús Amarrado a la Columna,
lección de soportar el dolor físico, de aguantar hasta el final. Amarrado con la
espalda flagelada, doblado sobre la columna del martirio.
Nuestro Padre Jesús con la Caña, símbolo de renuncia, resignación…
somos testigos de la degradación… Ecce Homo de San Gil, en tu rostro se
percibe que el fin se avecina.
Ntro. Padre Caído y la Verónica y Auxilio de Ntro. Señor, manifestación,
avance y descubrir de la Cruz.
Jesús del Puente, Señor del Jueves Santo… ayuda a tus fieles con sus
cruces del día a día, con sus calvarios particulares. Que en “Tu Cruz”
encuentren el consuelo y reconforte.
Ntra. Sra. de la Soledad del Puente que separa la vida de la eternidad.
Ayúdanos a cruzar ese puente con paso firme, con respeto y fidelidad.
Procesión que en su caminar realiza el recorrido más largo de nuestra
Semana Santa, cruzando los ríos Júcar y Huécar, en dos ocasiones, para
bendecir las aguas de esta honrada tierra.
6 Procesión “Camino del Calvario” Nuestro Padre Jesús Nazareno de
El Salvador y Jesús Caído y la Verónica. La aguda nota de un clarín rasga el
silencio en la noche sosegada y avanzan los nazarenos con sus túnicas
moradas. Primera oración del turbo en la madrugada. Sentimiento puro e
irrepetible donde el bancero se trastabillea sin coger el paso hasta que suena el
sonido del ronco tambor.
Es la madrugada del Viernes, en la que se consumará la gran tragedia
del Gólgota. Después de una noche indescriptible, de propios y extraños, en
espera del nazareno que sobrecoge y emociona por su realismo maravilloso,
constituyendo uno de los momentos culminantes de nuestra Semana Santa
conquense.
Turbos, los minutos de espera les parecen horas, hasta que se abren las
puertas del Salvador, para llevar al reo a la cruz. Ya en la calle, el tiempo corre
demasiado deprisa.
La inmensa multitud, expectante y silenciosa, pendiente del sonido de
tambores destemplados y clarines con sentimiento, definen este caminar en la
madrugada del Viernes Santo.
La sobriedad castellana, la del equilibrio y la gravedad, patentiza su
austeridad y su fe inmensa desde su tradición centenaria.
Los sonidos son lamento, sin duda; también oración para los fieles. El
tambor silencia bocas y ecos, con su ronco estruendo. ¡Es una música que
sube al cielo!
Indica que el sonido del tambor es oración y que es capaz de establecer
un contacto con lo divino, como si fuera la escalera de Jacob, en la que los
nazarenos corresponden con el silencio. Son la oración mental y el sacrificio
ordenado.
El turbo se sumerge en un tránsito hacia lo Sagrado y para ello es
necesario el vestido del rito, sin el cual entre otros elementos no es posible
acceder al Salvador, carece de sentido, de significado y trascendencia para la
humanidad doliente, para ellos ser licito el perdón de Dios, porque han sabido,
saben y sabrán interpretar su papel en el Camino.
Y permanecerán despiertos durante toda la noche, porque es necesario
velar. Los turbos de Cuenca, son igualmente caóticos, ante la figura
procesional del Cristo que va a ser Crucificado, Nuestro Padre Jesús de las
Seis.
Los turbos también retroceden vencidos por las fuerzas del bien, los
banceros y el Nazareno de Cuenca, se abren camino entre la masa de
humanos, de tambores destemplados, emitiendo estridentes notas a través de
sus clarines, su derrota es inevitable.
7 ¡Apóstol amado! San Juan… guapo, elegante y fiel, imposible consolar
a María en su irremediable Soledad, San Juan, el que nunca decepciona a la
turba, ni en los años más difíciles para todos.
Mucha Hermandad la que mantiene sus tradiciones, conservando sus
costumbres como años añejos, orgullosos pueden sentirse sus hermanos.
El Encuentro de Jesús y la Virgen Camino al Calvario, doloroso, intenso
y triste.
Detrás Ntra. Señora, Soledad de San Agustín, solo el sonido de los
yunques y martillos podrá calmar el dolor horrible de una Madre que sabe que
su Hijo va a morir. La Virgen debajo del palio va llorando su Soledad.
Viernes “En el Calvario”… La Cruz ya no es soportada, es puntal, es
el centro del desfile y los nazarenos y espectadores deben de reconocerse en
ella. Ocho Cristos constituyen la Procesión en el Calvario… procesión
multicolor… de tiempo caprichoso, porque la Hora Nona se acerca… Duelen
los clavos en las manos y en los pies del Santísimo Cristo del Perdón.
Majestuoso, antiquísimo y solemne Cristo de Marfil.
Hundida ya está la Cruz en el Monte Calvario, cara de sufrimiento y
encogimiento presenta el Santísimo Cristo de la Agonía.
Longinos clava la Lanza en el costado de Cristo… llega la Hora…
¡Cristo ha Muerto! Ante el Santísimo Cristo de la Luz, reconozco en el reflejo
de sus espejos que “en verdad aquel hombre es el Hijo de Dios”
Escalera infinita para descolgar al Santísimo Cristo de la Salud, dolor
infinito, soledad y tristeza.
Descendido, se ha cumplido todo lo predicho…
La madre sola sostiene a su Hijo, Ntra. Sra. De las Angustias. Piedad,
devoción y petición… filas nazarenas no te dejan sola Madre, sufren contigo
hasta el final.
Santo Entierro… Avanza la Cruz desnuda de Jerusalén, Cuenca está
de luto y el silencio inunda sus calles. Cristo yacente, es acompañado por los
nazarenos desde el Gólgota al Santo Sepulcro. Sufrimiento que desemboca en
la sepultura, en un entierro en el que la ciudad, prueba a hacer justicia para los
últimos pasos de aquel que da la vida. Y al final con su mirada firme, la Madre
sigue al Hijo, Señora de Soledad y de la Cruz, deja que tus nazarenos sean tu
consuelo y te recuerden.
8 De Gracia y Esperanza se llena la procesión del Domingo de
Resurrección, con su ceremonia solemne “del Encuentro”. Es espectáculo
inolvidable de colorido y belleza. Nuestro Señor Resucitado se encuentra con
su Madre, María Santísima del Amparo. Siendo el colofón magnifico de todo el
conjunto conquense.
En Cuenca siempre cierra el desfile la Madre, Virgen desolada, con
lágrimas doloridas que siembran con su presencia de Reina, el camino de su
Hijo hacia el Calvario. Son todas ellas fuente de luz delirante de Esperanza. Es
la Madre de Dios, en sus distintas advocaciones, y Ella va recogiendo el aliento
de todo un pueblo que la adora y se desborda por sus calles.
La fe y el arte, se han manifestado durante 8 días con esa esplendidez y
es recogimiento que solo en Cuenca pueden darse juntos y armoniosos.
9 No podía dejar de mencionar a todas y cada una de las personas que
con su aportación hacen que esta Semana de Pasión, sea posible:
Hermano de fila o acompañamiento: principio y fin del caminar de un
nazareno…Donde se inicia y donde termina su ilusión. Largas horas de lentos
pasos entre la sombra y el silencio del día y de la noche. Todo es alma
nazarena, cuanto tiempo para recordar a los que ya no están.
Yo conocí a un nazareno que estando ingresado en el hospital, con una
enfermedad terminal, llegados los días de Semana Santa, le pidió al médico el
alta voluntaria. Este no se la quería dar, pero al final se la concedió,
preguntándole el médico, por qué lo hacía. El contestó: “quiero despedirme de
mis Hermandades”. Pasados estos días, falleció.
Otro hermano que no tenia familia, estando también ingresado en el
hospital, no recibió nunca visitas, y prometió que mientras viviese visitaría
todos los días, todas las habitaciones del hospital. Ofreciéndose para realizar
encargos, recados y para dejares siempre una estampa de su Hermandad.
Cuando el guión aparece en tardes nazarenas, está diciendo: “aquí
llega mi Hermandad”. El que asiste a celebraciones, a funciones… despedidas
eternas de hermanos que nos dejan, que pasan a otras procesiones sin
cuestas y rodeados de sus antepasados.
Hermano bancero: flor de mi primavera, orgullo de hijo de Cuenca.
Caminando erguido como una vela, andando con chulería por lo que encima
lleva. Lamiendo en el caminar con sus suelas, el camino de penitencia. Palo al
hombro y fe ciega…de portar a sus pasos por sus calles y plazuelas.
Sentimiento y pasión, que cada uno lleva, cuando el hombro se calienta y da la
almohadilla media vuelta, entonces ya va sintiendo que es mucho lo que le
queda y empiezan los calambres en los brazos y en las piernas. Pero siempre
hay un hermano que te anima y te dice: “¡qué poco nos queda!”.
Y si tocan una marcha que al corazón te llega, sacas fuerzas de flaqueza y al
mismo cielo se eleva. Caminando despacito como al capataz le llena… ¡qué
bonito señores, cuando a su Iglesia llega!” que sentido de emociones. En este
momento surge el… ¡viva!
Ningún bancero se cambiaría por nadie en este mundo y dice: “Cumplido esta
por mi parte, salud para el año que viene”.
Capataz: nazareno de primera ley, como el oro de 24 quilates.
Responsable de sus banceros, del caminar de su paso, de levantar el ánimo
con sus palabras, de saber cuándo se para y cuando se arranca, de centrar la
imagen, de conocer las marchas procesionales… y cuando se adelanta 20
metros y con un ligero movimiento del capuz ordena a la distancia lo que se
tiene que hacer… ¡qué deleite nazareno y aire fastuoso!
10 Hermano mayor: su propio nombre lo indica. Primero en la familia… en
este caso nazarena, donde se le tiene que guardar el máximo respeto y cariño
por lo que representa dentro de su propia Hermandad.
Turbo: pasión de pasiones, aquel que guarda, respeta y conserva sus
tradiciones. El que le llega a lo más profundo de su ser, el que vive la carrera
como si fuese lo último, con los dedos empezados de tocar su ronco tambor, y
el que agota la fuerza de sus pulmones con sus clarinás para el Señor y para
su gozo interior; el que respeta al compañero.
Turbero: el que desconoce todo lo anterior.
Nazareno cunero: nacido de las raíces nazarenas de familia, los que
conservan y guardan lo aprendido, porque ellos han bebido agua de manantial,
y las de rio les sabe mal. Reflexión de sentimiento.
Músico: los que viven la Semana Santa acompañando con sus marchas
nazarenas las adversidades del tiempo, elevando el espíritu de los
participantes y de los espectadores.
Banda de tambores y cornetas: muchas son las bandas de tambores y
cornetas que he conocido: la Falange y de la Jons, la de la Cruzada
Eucarística, la de la Guardia Civil, la de Regimiento de Pavia, la de la Infantería
de Toledo, el Grupo Tormo y la de la Junta de Cofradías actualmente… Este
año estrenan uniformidad, signo de identidad. Orgullo para Cuenca, poder
tener una banda propia, que abra el cortejo y proclame la gloria y esplendor de
Cristo. Un trabajo impagable, de agradecer y reconocer.
Admirable también es observar cuánta devoción y trabajo hay detrás de
nuestros desfiles. Incontables las personas que veneran, ayudan y trabajan
altruistamente para que durante todo el año los titulares de cada Hermandad,
estén perfectos y dignos.
Camareras y mayordomos que con delicadeza y con gran cariño cuidan
de las imágenes; es de aplaudir la artesanía que conlleva aquellas imágenes
que son de vestir… maravillosos y hermosísimos mantos, que acogen y dan
calor a los conquenses y visitantes, las frías noches de desfiles nazarenos.
11 Quiero aprovechar esta noche, Viernes de Dolores, ayudándome a
través de unas fotografías, para explicarles como un nazareno conquense se
curte de tradición, como bebe la pasión nazarena desde la cuna.
El Señor tuvo a bien que yo naciera en una familia que aportó, participó,
vivió y vive la Semana Santa con gran fervor, y celebra la Pascua con la alegría
y gozo, pues Jesús el Nazareno, retorna de la muerte victorioso.
(FOTO 1 BISABUELO)
Aquí os presento, una ligera referencia de parte de mi familia, mi
bisabuelo Bernabé Aguilar. Guión del San Juan Evangelista, esta foto es de
1902.
Él, fue fundador, con otros nazarenos de la Venerable Hermandad del
Santísimo Cristo del Perdón (la Exaltación), inspirada bajo la Advocación del
Santísimo Cristo del Amparo.
Organizador, posteriormente de las Turbas de Cuenca, nombrado por
D. José Cobo, como Jefe de Turbas siendo el encargado del control del grupo,
aunque nunca participó como turbo.
(FOTO 2 ABUELO)
Muestra esta segunda foto a mi abuelo, Dámaso Aguilar Briz, nazareno
que guardó y respetó lo aprendido. Junto con parte de su familia, participó en
las Turbas durante muchos años, participando durante los años veinte y
posteriores.
(FOTO 3 TIO ANTONIO)
Mi Tío, Antonio Aguilar Galdrán, hermano de mi padre. Nazareno que
portaba el guión de Ntra. Sra. la Soledad de San Agustín, a cara descubierta,
cubría su cabeza con una bilbaína terciada, que hoy todavía se recuerda.
Hombre que seguirá portando con garbo el guión de la procesión que no tiene
cuestas. Fundador con otros de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús de
Medinaceli. Un nazareno que vivía el desfile como si fuese lo último.
Transmitiendo la importancia de procesionar con respeto, obediencia y
cumplimiento.
12 (FOTO 4 PADRE)
Esta fotografía es de mis años chicos, en ella aparezco con mi padre
José Aguilar Galdrán, con túnica del Jesús del Puente, Millán vistiendo del
Prendimiento y mi primo Paco Aguilar, con túnica del San Juan Bautista. Al
fondo, el guión de la Hermandad. Todos con raíces nazarenas de familia.
Obligados a atesorar y guardar lo aprendido.
(FOTO 5 HERMANO)
Por último, aquí ven a mi hermano, Dámaso Aguilar Torralba, portando
el guión de Ntro. Padre Jesús Nazareno del Salvador. Al fondo se me puede
ver como bancero. Guiones portados en tiempos diferentes y en Hermandades
distintas de la Procesión Camino del Calvario.
13 Y cuando el guión de mi Hermandad,
airoso y flotante hondea
luciendo vistosas galas
que de tu abolengo ostenta,
sus pliegues miro orgulloso
que allí van en santa nobleza de nazarenos de Cuenca.
Timbres que tus hijos llevan
¡Oh, con que gozo recuerdo las peregrinas escenas
de aquellos felices tiempos de animada adolescencia!
¿Dónde están mis nazarenos,
que en volandas santos llevan?
Recorriendo con sentimiento tus calles y plazuelas.
Cuando el vibrar de tus horquillas,
con sus ecos hasta mi llegan
oigo el sonido de las bandas
y las voces del miserere que se canta en mi Cuenca.
Al toque del capataz el paso se eleva
y escucho esas marchas que tanto a mi me alegran.
Y aunque de lejos te miro
y solo te ofrezca penas
no me olvides Cuenca mía,
déjame francas tus puertas.
Y si no hay fuerza en mi brazo
y el hombro me flaquea,
aún hay en mis venas sangre
y tuya es la que me queda.
14 Queda calor en mi pecho
y por ti, mi pecho alienta
que hay hierro en mi voluntad
y en mi corazón nobleza.
Juventud en el alma
y en el cielo providencia.
¡Oh, si el agobiado cuerpo
alas al deseo diera!
Volar a ti Cuenca mía,
como el pensamiento vuela.
A ti, con mis ilusiones,
ya como mi madre, muertas.
A ti, con mis amarguras,
mis angustias y mis penas.
A ti, iré tierra amada…
el que es tierra, de tu tierra.
15 Sólo queda que vestidos con las túnicas de nuestras hermandades
seamos verdaderamente hermanos y vivamos conforme al ejemplo de Jesús
no hoy, ni mañana, ni pasado, sino durante todo el año.
Que cada uno de nosotros vivamos la Semana Santa como ha de
vivirse.
Espero que mis palabras esta noche os hayan servido para adentrarnos
en la Semana Santa que hoy os anuncio.
Muchas gracias y buenas noches.
José Aguilar Torralba.
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