Hidrometeorológico Lluvias

II. REVISIÓN DE LITERATURA
Robles (18), manifiesta que el cultivo de maíz, actualmente se
realiza en la mayoría de los países del mundo, precisamente por ser
una especie vegetal, que se adapta a condiciones ecológicas y
edáficas muy diversas, como resultado de su amplia gama de
variabilidad genética, de tal forma que, por selección natural y/o por
fitomejoramiento, es posible aprovecharse económicamente en
siembras comerciales.
Goldsworthy (9), indica que una variedad adaptada es aquella que
es eficiente en el ambiente en el cual se cultiva. Bajo condiciones de
temporal (secano), una parte importante de esta adaptación es la
habilidad para crecer y producir grano en el periodo en que se
dispone de agua. La evidencia indica que, dentro de las altitudes
tropicales, las variaciones de la temperatura, con la estación y la
altitud, son probablemente más importantes que la variación en el
período de crecimiento de una variedad.
Voysest, citado por Buestan (6), manifiesta que no existe una
prueba definitiva que garantice que los materiales escogidos sean los
mejores al nivel de agricultor; sostiene que es lógico que una variedad
o línea alcance su mejor comportamiento en un ambiente determinado
y no necesariamente en otros ambientes.
Aldrich y Leng, citado por Machado (13), mencionan, que no existe
un híbrido superior que sirva para todas las localidades de una zona y
que para determinar el comportamiento constante de un híbrido
convencional, se continuará utilizando las pruebas de campo en
diversas localidades y datos de los experimentos.
Poehlman (14), indica que las variedades con mayor variabilidad
genética, puedan ser productivas en condiciones ambientales muy
diversas. Por consiguiente, éstas tendrán una amplia adaptación que
se reflejará en rendimientos más estables en los ambientes en que se
siembra.
5
Según Rogers, citado por Vasco (21), menciona que el maíz tiene
adaptabilidad específica, con un marco relativamente estrecho a las
condiciones ambientales, de tal forma que para lograr resultados
óptimos, la medida está en poder adaptarse al medio más favorable.
En cambio,
otro autor, indica que gracias a la existencia de
diferentes tipos de maíz y a su gran adaptabilidad, el cultivo se ha
extendido en una amplia diversidad de condiciones climáticas.
Poey (15), expresa que las poblaciones menos rendidoras y de bajo
índice de cosecha indican falta de adaptación o baja interacción
genético – ambiental, ya que fueron obtenidas en otros climas
diferentes al del lugar donde se realizó la prueba.
Steward (20), sostiene que una fertilización adecuada y balanceada
tiene un efecto muy importante en la protección ambiental, también
no se puede olvidar que el mal manejo de los nutrientes puede causar
problemas.
Es necesario manejar el
cultivo y los nutrientes
utilizando prácticas agronómicas que permiten un manejo seguro.
Prácticas como el análisis del suelo, la adecuada localización y la
6
aplicación oportuna de los fertilizantes son necesarias para
maximizar el efecto de las aplicaciones de nutrientes en el
rendimiento y para minimizar el potencial de daño al ambiente.
Potash & Phosphate Institute (16). El nitrógeno es esencial para el
crecimiento de las plantas; forma parte de todas las células vivientes;
el nitrógeno es necesario para la síntesis de la clorofila y, como parte
de la molécula de la clorofila tiene un papel importante en el proceso
de la fotosíntesis. La falta de nitrógeno y clorofila significa que el
cultivo no utilizará luz del sol fuente de energía para llevar a cabo
funciones esenciales como la absorción de nutrientes. El nitrógeno
también es componente de las vitaminas y sistemas de energía de la
planta.
Rengel (17), indica que el fraccionamiento de nitrógeno en maíces
híbridos es una herramienta de manejo que permite una alta
eficiencia de los fertilizantes nitrogenados. En los híbridos de alto
rendimiento se justifican aplicaciones de la última fracción de
nitrógeno en períodos cercanos a la floración, basándose en los
7
patrones de absorción de este nutriente por la planta. Los
requerimientos totales de fósforo, potasio y magnesio deben
suministrarse al momento de la siembra.
Los micronutrientes, en
especial el zinc, se deben de suministrar durante la fase vegetativa
del cultivo, en el período de 30 a 46 días después de la siembra. La
aspersión
foliar
es
un
método
eficiente
de
aplicación
de
micronutrientes.
Below (4), indica que el nitrógeno es el único de los nutrientes que
puede ser absorbido por las plantas en dos formas distintas: como
anión nitrato (NO3-) a como catión amonio (NH4+). Los fertilizantes
nitrogenados de uso común contienen relaciones variadas de NO 3- y
NH4+ sin embargo, las bacterias del suelo oxidan rápidamente NH4+ a
NO3- en suelos bien aireados y de buena temperatura que favorecen
el crecimiento del maíz, por esta razón el NO3- es la forma de
nitrógeno absorbida predominantemente por las plantas de maíz,
independiente de la fuente aplicada.
8
Bundy, L. G. y T. W. Andraskt (7), mencionan que la respuesta del
maíz a la aplicación de fertilizantes de arranque tradicionalmente se
ha asociado a condiciones frías y húmedas de crecimiento. El
contenido
potasio
en
el
suelo
parece
importante
para
la
determinación de la probabilidad de respuesta, el contenido de
fósforo del suelo no lo es. En el estudio realizado se demuestra que
las respuestas de rendimiento son posibles, y en algunos casos
altamente probables, en sitios donde aplican los fertilizantes de
arranque en cultivos de maíz sembrados en fechas tardías con
híbridos de ciclo largo.
Grant et al (10), expresan que el fósforo es crítico en el
metabolismo de las plantas, desempeñando un papel importante en la
transferencia de energía, respiración y fotosíntesis. Limitaciones en
la disponibilidad del fósforo temprano en el ciclo del cultivo, pueden
resultar en restricciones de crecimiento de las cuales la planta nunca
se recupera, aun cuando después se incrementa el suplemento del
fósforo a niveles adecuados. Un apropiado suplemento de fósforo es
esencial desde los estadios iniciales de crecimiento de la planta.
9
Grant, C. A., D. N. Flaten., D.J. Tomasiewiez., S. C. Sheppard (11)
mencionan que el potasio es un elemento nutritivo esencial para todos
los
organismos vivientes;
una
gran cantidad
de
potasio es
requerida por los vegetales, no obstante que, a diferencia con muchos
otros
elementos
indispensables,
el
potasio
no
forma
parte
constitutiva alguna en compuestos orgánicos, este elemento esta
omnipresente en la planta y es muy móvil. Su gran movilidad y su
presencia en la activación de importantes reacciones enzimáticas con
sus características fundamentales. El potasio fomenta la actividad
fotosintética; acelera el flujo de los productos asimilados; mejora la
traslocación de estos productos; favorece los sistemas de proteínas;
incrementa el efecto de los abonos nitrogenados; activa la fijación de
nitrógeno atmosférico; mejora la eficiencia en el consumo de
agua.
Arkebauer, et al (2) en investigaciones realizadas en el cultivo del
maíz, los rendimientos del grano varían de 10.200 kg / ha en el
testigo sin fertilizar (70 000 plantas / ha) a 16.190 kg / ha en el
tratamiento de intenso manejo de fertilidad (M2) a las más altos
10
densidades de población (100.000 plantas / ha) El tratamiento M2
incremento
significativamente
el
rendimiento
en
todas
las
poblaciones, resultando en un incremento promedio de rendimiento de
1570 kg/ha sobre el rendimiento obtenido con el régimen de
fertilización recomendado por el análisis de suelos.
Álvarez (1), en base a los resultados obtenidos en un estudio de
potencial de rendimiento de grano en cuatro maíces híbridos; indica
que para expresar su potencial de rendimiento, los maíces requieren
de un equilibrado programa de fertilización química, es decir que
exista un adecuado balance entre los macros y micronutrientes;
además muestren adaptabilidad a las condiciones climáticas del
entorno que las rodea y acompañado de buenas prácticas y labores
agrícolas durante el desarrollo del cultivo. Por consiguiente, los
híbridos expresan todo su potencial genético, a través del
rendimiento de grano.
Asitumbay (3), en el ensayo de efectos de la aplicación de urea y
nitrato de amonio en presiembra y cobertura en el maíz hibrido
11
`Delkalb 5005´ en la zona de Ventanas; cuando aplicó 60 – 80 – 110
Kg/ha N P K más 60 Kg/ha de nitrógeno al inicio de la etapa
reproductivo en forma incorporada, se obtuvó el mayor rendimiento
de grano, 9,773 Ton/ha. Además, se determinó un incremento de 722
Kg/ha, que representa el 7,97% del rendimiento de grano entre los
métodos incorporado y no incorporando los fertilizantes.
Bosquez (5), en base a los resultados experimentales en el estudio
de efecto del ácido giberélico sobre el comportamiento agronómico
en dos maíces híbridos, se demostró la superioridad genética del
‘Agroceres AG – 003’, obteniendo un rendimiento promedio de 9,441
Ton/ha, con un incremento del 11,82% en comparación al ‘Iniap H –
551’. Al comparar los rendimientos de los tratamientos testigo sin
fertilizar con el fertilizado, existió una diferencia de 5,638 Ton/ha,
demostrándose la importancia del empleo de un equilibrado programa
de fertilización química, para incrementar el rendimiento de las
cosechas.
12
Lara (12), estudio el comportamiento agronómico de los maíces
híbridos `INIAP H – 601´, `Vencedor 8330´ y `Dekalb 5005´; en
presencia de varios niveles de fertilización química en la zona de
Ricaurter, Provincia de Los Ríos ; los híbridos `Dekalb 5005´ y
`Vencedor 8330´ fertilizado con 180 – 100 – 210 Kgs/ha de N P K,
logrando los mayores rendimientos de grano de 9.682 y 9.480 Ton/ha,
respectivamente; mientras que el `INIAP H – 601´ con el mismo nivel
de fertilización obtuvó 7.503 Ton/ha. Cabe indicar que los híbridos
mostraron diferentes respuestas a la fertilización química en el
rendimiento de grano.
Castro (8), evaluó la respuesta del maíz hibrido `Agroceres AG –
003´ a la fertilización química acompañado de un programa orgánico
de alto rendimiento de grano. En condiciones de secano; el
tratamiento 250 – 125 – 150 Kg/ha de N P K más el programa de alto
rendimiento (PAR), obtuvó el mayor rendimiento de grano de 9.51
Ton/ha; mientras que, el testigo sin fertilizar más el programa
orgánico de alto rendimiento, se registró el menor rendimiento de
13
grano 4.382 Ton/ha. El programa orgánico de alto rendimiento,
contribuyó en la obtención de significativos rendimientos de grano.
Santillán (19), estudio el comportamiento agronómico de los maíces
híbridos `HIB 2B – 710´ y `Trueno´ sembrados con diferentes
densidades poblacionales, en condiciones de secano en la zona de
Quevedo, obteniendo rendimientos de granos 9.703 y 9.377 Ton/ha,
superando al testigo `INIAP H – 551´ en 27.33 y 23.06%,
respectivamente. Con las densidades de 100.000 y 83.333 plantas por
hectárea, se obtuvieron los mayores rendimientos de grano 9.54 y
9.238 Ton/ha, respectivamente.
14