El apocalipsis según Pynchon

Sociedad
El apocalipsis
según Pynchon
A los 77 años, el último gran mito de la narrativa
americana publica Al límite, su octava novela.
Una historia sobre el antes y después del 11-S, con
hackers, espías y magnates de la tecnología.
Nueva York, días antes del 11-S. La
detective de fraudes Maxine Tarnow y su ex marido suben a un taxi.
Por la radio suena una conversación en árabe. Ella cree que es un
programa de llamadas de auditores, pero de pronto el conductor se
une a la charla. Las voces hablan
fuerte, atropellándose entre sí, como
si discutieran o se lamentaran. Maxine alcanza a leer la identificación
del conductor: Mohammed algo. No
entiende nada de lo que hablan, sólo
una palabra se repite: Inshallah. “Lo
que sea” en árabe, le dice su ex marido. Pero el conductor lo corrige: “Si
Dios quiere”, dice “medio volviéndose en su asiento, de manera que
Maxine de repente puede mirarle
directamente a la cara. Lo que ve en
ella hará que le cueste conciliar el
sueño. O al menos así lo recordará”.
Maxine Tarnow es la nueva heroína de Thomas Pynchon, la protagonista de su octava novela, Al límite (2013). En ella, el novelista
del caos y la paranoia aborda el antes y el después del 11-S, la tragedia más cruzada de conspiraciones y rumores: la más próxima a
una ficción de Pynchon.
Compañero de generación de Philip Roth y Cormac McCarthy, Pynchon (1937) es el último gran mito
de la narrativa americana: un escritor que no da entrevistas ni se muestra en público. Las fotos que se conocen de él son de su época de estudiante en la Universidad de
Cornell. Su única aparición en televisión fue en un episodio de Los
Simpson, donde se veía con una
bolsa de papel en la cabeza.
A diferencia de JD Salinger, el modelo del escritor recluido, que se refugió en los bosques y se alejó de la
literatura, Pynchon es uno de los 8
millones de ciudadanos de Nueva
York y a los 77 años sigue publicando. Es más: en las próximas semanas
llegará a Chile la primera adaptación
al cine de una de sus novelas, Vicio
propio, dirigida por Paul Thomas
Anderson (ver página 54).
Desde luego, la pólvora que encendió la mitología de Pynchon es su
obra: abirragada, exagerada, satírica, cruzada de referencias cultas y
pop, desde la ciencia a la música, la
literatura, el cine y la TV. Pynchon,
el piloto de la posmodernidad norteamericana. O el padre del “realis-
mo histérico”, como lo llamó el crítico James Wood. Un autor al que le
gustan los laberintos, las realidades
paralelas y los personajes estrambóticos, para hablar de los temas que
lo obsesionan: las redes ocultas, las
conspiraciones, la unión de las grandes corporaciones y el poder político, los intentos de dominación a través de la tecnología: el capitalismo
y sus mecanismos de control.
Todo ello es muy nítido en Al límite, una novela de hackers, mafiosos,
estafadores de traje y espías: Pynchon en la era Snowden.
La zona oscura
Pynchon es autor de novelas alucinantes y portentosas como tornados
(El arco iris de gravedad y Contraluz) y de divertidos relatos a menor
escala, como La subasta del lote 49
y Vicio propio. Al límite tiene la
ambición de las primeras, pero es
mucho más cercana a las segundas:
también se viste de novela negra.
La historia abre con Maxine Tarnow llevando a sus hijos a la escuela. Es el inicio de la primavera boreal
de 2001, poco después de la catástrofe de las empresas punto.com. La
historia transcurre entre el estallido de la buburja teconólogica y los
meses que siguieron a la caída de las
Torres Gemelas. Es el inicio del nuevo milenio.
Maxine es una detective especialista en fraudes tecnológicos, judía,
separada y madre de dos hijos. Ella
comienza a investigar a una empresa de seguridad digital que se libró
milagrosamente del descalabro.
Descubre grandes flujos de dinero no
declarados, pero la información está
encriptada. Detrás de ella está Gabriel Ice, un magnate que mantiene
contactos con el gobierno y Medio
Oriente. La investigación la lleva a
otras punto.com de manejos turbios y la lleva también a asomarse un
abismo inexplorado: la Internet profunda: una zona de la web sólo para
geeks y hackers, que no aparece en
la búsquedas superficiales. Gabriel
Ice quiere controlar la red y, pese a
la crisis, ofrece una millonada por un
programa desconocido que crea una
realidad virtual paralela.
En esos viajes físicos y virtuales,
Maxine va topándose con una delirante fauna de personajes, piratas,
SIGUE EN PAG. 54
R
Jorge González
cancela show en
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ILUSTRACIÓN: LUIS GRAÑENA
Andrés Gómez Bravo
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