12 Ágora PLAZA CULTURAL DE Cómo se hace un artículo De lejos y a mi alrededor Los mercados de Colima PLAZA CULTURAL DE Don Manuel Sánchez Silva Carlos Caco Ceballos Silva PRIMAVERA, 1995.- Desde mi niñez he frecuentado los mercados. Aquí en Colima, el único mercado de aquellos lejanos ayeres era el de la Constitución, que igual que La Piedra Lisa, La Estación del Tren y la Plaza de Armas, eran los lugares de nuestras diversiones. De chiquito nos llevaba mi “nana” a mi hermana y a mí, y más grandecito me gustaba ir al “mandado” que me lo escribía mi tía Adela en un papelito para que no se me olvidaran los “encargos”, y ahora, ya bien sigo con la bonita costumbre de ver los puestos, platicar y saludar a las conocidas y a uno que otro “conocido”, pues los pocos varones que encuentro y saludo son el señor Truclos, El Capi Aguilar, Alejandro Beltrán, el general Nungaray, el licenciado Méndez, don Manuelito Huerta y don Jorge Larios, pareciendo que a todos poco nos importa que los acomplejados “machos” nos hidalguen el simpático adjetivo de “mandilones”. Y dándonos los “buenos días” con los simpáticos luchadores del pequeño comercio que viven y luchan para sobrevivir contra los grandes supermercados que cual enormes “juracys” pretendan devorárselos, saludo a Lourdes, la alegre y luchona pollera, huérfana y que la hace de jefa de sus seis hermanas menores. Gregorio Martínez García, nacido en Guadalajara, enemigo del matrimonio a sus sesenta primaveras, tiene su negocito en la puerta principal, donde vende toda clase de hierbas para té, pomadas y cataplasmas; receta, prepara los medicamentos y alza los ojos al cielo como pidiendo inspiración para no dar “guásimas” en lugar de “mano de león” para la diabetes. Salomón Preciado y su esposa Tayde tienen un puesto muy grande donde se exhiben y venden desde sabrosos papayos, mameyes chicos y sandías, hasta escobas, chiquihuites, trapeadores, lo mismo que también encontramos tornillos, aldabas, comales, jaulas, guangos, braseros y otras muchas cosas. Mi papá, viajero contumaz, siempre entre sus pláticas a su regreso de sus paseos nos platicaba de los mercados, pues comentaba que las visitas a estos lugares siempre eran entretenidas y divertidas: se comían antojitos de la región, se compraban lindas artesanías y se veía lo rico o pobre de una región, por la asistencia a esos lugares; y siendo así, recuerdo los pescados asados del mercado de Veracruz, los dulces de Oaxaca, las comidas en el mercado Corona en Guadalajara, las enchiladas de Puebla, los quesos de Lagos de Moreno, y tantas cosas sabrosas y bonitas de los mercados Villahermosa, Juchitán, Tehuacan, Durango, León, Morelia, Taxco, Jalapa, etcétera. Siguiendo hablando de nuestra linda ciudad, actualmente hay solamente cuatro mercados grandecitos: el Obregón, el Villa, el Constitución y el de la Albarrada, aparte de los “tianguis” que se ponen y se quitan en el mismo rato y que sirven muy bien a las “barriadas”. Desde hace varios años, soy cliente (16 de febrero de 1964) Ágora VIÑETAS DE LA PROVINCIA 6 Domingo 15 de Febrero de 2015 2328 Ojalá y muchos, pero muchos de los colimense sigamos prefiriendo a los mercados, que además de ser parte de la historia de Colima, los que ahí trabajan son gentes que desde la madrugada están ahí para ganarse el justo salario para sostenerse y atender a sus familiares. del Obregón, así que casi diario, llueve o truene, voy al mandado, escojo lo que me gustaría comer y compro los encargos. Me satisface comentar que de seguro por mi cara “de buena gente” me fían cuando me falta dinero para completar el importe de las tortillas o de los camotes. Entre muchos puesteros, me encuentro con el licenciado y periodista Salvador Villa Bibiano, quien atiende, en unión de su señora, un bien surtido de toda clase de especies, alimento para pájaros, frijoles de todos los colores, habas, avena y chiles secos de distintos olores, muchas cosas como cerillos, carbonato, harina, lentejas, etcétera. Tomás Gutiérrez Silva y su esposa Irene, con un expendio de sabrosos empanochados, semitas, flautas, conchas, pilones, etcétera. Él amasa y hornea el partido azul y ella lo vende, el es un buen jugador de quinielas, muy ordenado en su negocio, desplazándose de aquí para allá en una ejecutiva Suburban. Luis Zamora es uno de los cuatro carniceros que atienden ese ramo; ellos, igual que los demás, son admirables por su tenacidad y apego a su trabajo, están siempre con sus mesas y ganchos llenos de carne de primera calidad y a precios más baratos que en los grandes y ostentosos “supers”. Desde luego, no olvido las vendimias atendidas DIRECTOR GENERAL: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA por las del sexo hermoso, sus canastas con ciruelas, guamúchiles, camotes de cerro, camotes enmielados, tamales de ceniza, de elote y de carne, y en ese mismo patio entoldado también está Toribio González, el popular tubero que día a día nos refresca con tuba “fresca y dulce” y sin pizca de química, algunas veces porque se durmió o por atender otros quehaceres su papá Adolfo, quien a pesar de sus muchos abriles acumulados, nos atiende rápido y cortésmente. En fin, todas y todos los pequeños comerciantes siempre luchando y sonriendo, atendiendo a su clientela. Ojalá y muchos, pero muchos de los colimense sigamos prefiriendo a los mercados, que además de ser parte de la historia de Colima, los que ahí trabajan son gentes que desde la madrugada están ahí para ganarse el justo salario para sostenerse y atender a sus familiares. Como ya se me acabó el pedazo que me conceden para mi columna, solamente me resta desearles a todos los pequeños comerciantes, a todos por igual, salud, y que no se les disminuya la clientela. Ya en otra ocasión y tan luego como Pepe me proporcione más nombres, escribiré. * Empresario, historiador y narrador. † COORDINADOR: JULIO CÉSAR ZAMORA VELASCO Imágenes: Fotos de Archivo. Correo: [email protected], [email protected] El pintor, escultor y escenógrafo Juan Soriano (1920-2006) es considerado uno de los artistas imprescindibles para pensar la cultura mexicana del siglo XX; cuyo talento y personalidad hizo que escribieran sobre él Sergio Pitol, Octavio Paz, Julieta Campos, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, entre otros. ESCRIBEN: Javier Chávez pág.2, Guillermo Fadanelli y Carolina Contreras pág.3, Leopoldo Barragán pág.4, Francisco Gálvez y José Lomelí pág.5, Josafat Ramírez pág.7, Salvador Díaz pág.8, Christian Mora pág.9, Nury Sandoval y Hugo Palacios pág.10, Historia pág.11 y Carlos Caco Ceballos pág.12 2 Ágora PLAZA CULTURAL DE Ágora PLAZA CULTURAL DE 11 Noveno aniversario luctuoso Juan Soriano, el gran experimentador de la plástica mexicana Javier Chávez En la historia del arte… Ágora El dibujante, pintor, escultor y escenógrafo Juan Soriano (Guadalajara, Jalisco, 8 de agosto 1920México, D.F, 10 de febrero 2006) es considerado uno de los artistas imprescindibles para pensar la cultura mexicana del siglo XX; cuyo talento y personalidad hizo que escribieran sobre él Juan García Ponce, Sergio Pitol, Octavio Paz, Julieta Campos, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, entre otros. El artista, a quienes sus padres le dieron el nombre de Juan Francisco Rodríguez Montoya, en opinión del escultor Sebastian, es un importante representante de la plástica mexicana. A nueve años de su fallecimiento, la obra de Juan Soriano ha estado presente al exhibirse a lo largo del país sus creaciones pictóricas y escultóricas en diferentes muestras, y su obra escultórica monumental está dentro de paisaje artístico de la Ciudad de México, Guadalajara, Villahermosa y Monterrey, con esculturas como La Paloma (1991), Luna (1993), Ola (1993) o Dafne (1998). Actualmente, tres representaciones semiabstractas creadas por Soriano en el año 2005 se exhiben en la Plaza Dag Hammarskjöld de Manhattan en Nueva York: Pájaro III, Pájaro de dos caras, y Paloma de bronce, aves que superan los tres metros de altura y las cuales permanecerán hasta el 30 de abril próximo. El escultor Sebastian, en entrevista con Conaculta, expuso que Juan Soriano produjo una obra que ha representado a México de manera excelsa a nivel internacional. “Además de la gran pintura que realizó, en sus últimos años demostró su capacidad escultórica. Las primeras piezas que le conocí fueron cerámicas extraordinarias, pasó a los bronces monumentales e hizo colecciones muy grandes de producción monumental, es una figura absolutamente reconocida a nivel internacional y nacional”, destacó Sebastian. El poeta Octavio Paz decía que la obra de Juan Soriano era la afortunada fusión de las tres potencias del arte: la tradición, la fantasía y la imaginación visual; en ese sentido, el artista plástico Sebastian calificó como extraordinaria la fantasía del creador de la escultura Luna. En opinión del miembro de El Colegio Nacional, Vicente Rojo, el legado de Juan Soriano es importantísimo dentro de la pintura mexicana. “El hecho de que su obra se mantenga vigente radica en la gran calidad que tenía su trabajo, esa es la manera en la que una pintura puede trascender”. El escultor nacido en Barcelona, España, en 1932 destacó que Juan Soriano tuvo el valor de romper en determinado momento con toda esa trayectoria que tenía dentro de la Escuela Mexicana de Pintura para crear formas muy personales. “De Juan Soriano me parecen muy valiosos todos los retratos que hizo de Lupe Marín. Fue una época muy rica y atrevida, creo que en algún momento debería verse toda esa obra reunida”, indicó Vicente Rojo. En la década de los años treinta, Juan Soriano realizó retratos, en los que exploraba el espíritu del retratado. Hacia 1940 hizo varios bodegones con ecos de la pintura decimonónica, provinciana y costumbrista, en donde las madréporas, frutas, caracoles, y calaveras son parte de su capacidad inventiva. Entre 1942 y 1950 Juan Soriano privilegió el retrato y le realizó a Lola Álvarez Bravo, María Asúnsolo, y Pita Amor. A partir del año 1950 recibió diversos galardones, montó exposiciones y tuvo el reconocimiento creciente de la crítica, lo que se tradujo en años de intenso trabajo en los que pintó, esculpió, dibujó, y diseñó escenografías y vestuarios para montajes de danza y teatro. En su obra pictórica también hizo alusión a la tierra, al mar, al aire, a animales como perros, gatos, cocodrilos, caballos, aves, y murciélagos. En los años 1961 y 1962 se dedicó a pintar una serie de Lupe Marín que se consideró un trabajo consagratorio de Soriano, y cuya etapa significó una indagación en el abstraccionismo. Cuando se fue de México y se sumergió en un mundo artístico transnacional más amplio en Roma, París y otras ciudades, su arte comenzó a mostrar evidencia de la inspiración en las abstracciones del informalismo español, del tachismo francés y del expresionismo abstracto de Norteamérica. “El color de sus pinturas está muy unido a los pintores de la época. Después de venir con una gran influencia de la Escuela de París él da un vuelco a retomar la tradición mexicana y se sienta en su color y forma, en el reconocimiento de lo que es la raíz de la pintura mexicana”, señaló el artista plástico Sebastian. Para el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 en el área de Bellas Artes, Arnaldo Coen, Juan Soriano se expresó en sus inicios de una forma muy clásica, para luego cambiarla a finales de los cincuenta. “De alguna manera, abrió un camino junto a un grupo de gente, para rescatar lo que es una visión universal del arte”, refirió. “Creo que Juan Soriano aportó muchísimo en esa transición que llamaron de la ruptura, que pienso más bien fue una transición de un grupo de artistas que no se sumaron al movimiento nacionalista en México”. El pintor y escultor dijo que Juan Soriano se dio la oportunidad de experimentar varias cosas, lo que reafirma la creatividad que tuvo. “No se estancó en una sola época o en un solo estilo que ya supuestamente había conquistado; fue un gran experimentador. Se dio la libertad de experimentar en varias épocas, en diferentes estilos, creo que no hay que tratar de encontrar en su obra una singularidad”, expresó Arnaldo Coen. El miembro fundador del Salón Independiente en 1968 describió a Juan Soriano como un artista de gran calidad en todas sus épocas. “A mí particularmente me gusta su trabajo de finales de los cincuenta, donde incursiona un poco más hacía el abstraccionismo y semiabstraccionismo. Maneja elementos esquemáticos que evocan un poco el movimiento de vanguardia de principios de siglo XX, y que de alguna manera retoma para regresar a una espontaneidad y frescura con las que encontró su propia caligrafía, un mundo de expresividad que enriqueció el colorido y las formas. Juan Soriano fue un gran espectador, nos enseñó a ver y nos abrió la puerta para encontrar nuestra propia”, 15 de febrero 1797.- Nació Heinrich Engelhard Steinway, un fabricante de pianos alemán y fundador de la compañía Grotrian-Steinweg en 1835 (más tarde conocido como Henry Steinway, después de emigrar a los Estados Unidos donde fundó Steinway & Sons). Tuvo una infancia dura porque cuando tenía 15 años, a sus padres y hermanos los sorprendió una tormenta eléctrica y un rayo los alcanzó, sólo sobrevivió Heinrich. Con esa edad comenzó a trabajar como carpintero y más tarde se convirtió en aprendiz de constructor de órganos e intérprete de este instrumento en la iglesia. En 1835 abrió su negocio de pianos en Brunswick y fabricó el primer piano rectangular, que presentó a su novia Juliane el día de su boda. En 1836 fabricó su primer piano de cola en la cocina de su casa en la ciudad de Seesen. Este piano fue llamado más tarde el "piano cocina" y ahora se exhibe en el Museo Metropolitano de Arte. Debido al inestable clima político en Alemania, decidió abandonar el país y emigró a Nueva York, donde anglicanizó su nombre a Henry E. Steinway, estableciendo su propia compañía bajo el nombre de Steinway & Sons en 1853. Juan Soriano con la escultura Pájaro sobre la Ola, en Comala,Colima. detalló Arnaldo Coen. Vicente Rojo dijo en entrevista que Juan Soriano fue para él un importante maestro. “Aunque mi propuesta artística no tiene que ver con lo que él hacía, yo siempre lo tuve presente a la hora de hacer mi trabajo, era uno de los pintores a los que yo quisiera acercarme”. Vicente Rojo Almazán recordó cuando se alojó en la casa de Juan Soriano en París. “Yo salía temprano y veía que Juan ya estaba sentado frente a un caballete con unos modelos, tenía una manzana, un vaso y algún otro elemento. Al volver por la tarde,Soriano ya había transformado lo que tenía, el vaso si era azul, en ese momento ya era verde, la manzana era una pera. Me gustaba mucho ver cómo iba ajustando lo que necesitaba de acuerdo a un tema concreto; me emociona la capacidad que tenía de hacer ese movimiento en su obra”. El escultor Sebastian recordó que con Juan Soriano compartió mesas redondas y foros. “Era hombre de gran humor y carisma. Muy simpático, siempre fresco, tenía una manera de ser a veces muy agresiva y bastante irónica, pero eso le daba una personalidad especial. Nunca dejó de ser el gran artista, nunca vi una pieza en la que flaqueara y se viera mediocre, siempre estuvo haciendo propuestas de avanzada y su obra en general creo que enaltece la cultura del arte mexicano”, puntualizó. Juan Soriano murió el 10 de febrero de 2006, a la edad de 85 años. Recibió un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes. 17 de febrero 1673.- Murió Jean-Baptiste Poquelin, "Molière", dramaturgo francés. Considerado el padre de la comedia francesa, sigue siendo el autor más interpretado. Despiadado con la pedantería de los falsos sabios, la mentira de los médicos ignorantes, la pretenciosidad de los burgueses enriquecidos, Molière exalta la juventud, a la que quiere liberar de restricciones absurdas. El Tartufo (1664), Don Juan (1665), El misántropo (1666), El médico a palos (1666) y El avaro (L'Avare, 1668), son algunas de sus obras más conocidas. 1836.- Nació Gustavo Adolfo Bécquer, poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, sólo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos alcanzó el prestigio que hoy se le reconoce. Su obra más célebre son las Rimas y Leyendas. Los poemas e historias incluidos en esta colección son esenciales para el estudio de la literatura hispana, sobre la que ejercieron posteriormente una gran influencia. 18 de febrero 1564.- Falleció Miguel Ángel Buonarroti, polifacético artista (arquitecto, pintor y escultor) del Renacimiento Italiano. Es considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica. Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médicis de Florencia y los diferentes papas romanos. Triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo. La escultura, según había declarado, era su predilecta y la primera a la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como una imposición por parte del papa Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnífica la bóveda de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó proyectos arquitectónicos. Entre marzo y abril de 1508, Miguel Ángel Buonarroti recibió del papa Julio II el encargo de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina; en mayo aceptó y concluyó los frescos cuatro años más tarde, tras un solitario y tenaz trabajo. Al tema bíblico general de la bóveda, el artista interpuso una interpretación neoplatónica con la representación de nueve escenas del Génesis, junto con doce profetas y las sibilas. Un poco más abajo se encuentran los antepasados de Cristo. Todas estas escenas están diferenciadas magistralmente por medio de la imitación de arquitecturas. Toda la obra se convirtió en el símbolo del arte del Renacimiento. 1938.- Leopoldo Lugones se quitó la vida en la isla del Tigre, Argentina, un poeta, ensayista, periodista y político argentino que recibió el Premio Nacional de Literatura en 1926, y dos años después presidió la SociedadArgentina de Escritores. Entre su obra poética figuran Los mundos (1893), Las montañas del oro (1897) Los crepúsculos del jardín (1905), El libro de los paisajes (1917), Romancero (1924), La copa de jade (1935), entre otros; mientras que en narrativa La guerra gaucha, (1905), Las fuerzas extrañas, (1906), Cuentos fatales (1926) y El Ángel de la Sombra (su única novela, 1926). 19 de febrero 1937.- Se suicidó el escritor Horacio Quiroga, cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza bajo rasgos temibles y horrorosos, y como enemiga del ser humano, le valieron ser comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe. Algunos estudiosos de la obra de Quiroga opinan que la fascinación con la muerte, los accidentes y la enfermedad se deben a la vida increíblemente trágica que le tocó en suerte, pero ha dejado para la posteridad algunas de las piezas más brillantes de la literatura hispanoamericana del siglo XX. La versión actual de Cuentos de amor, de locura y de muerte, es una obra que reúne sus narraciones más reconocidas. 20 de febrero 1898.- Nació Enzo Ferrari, el fundador de la Scuderia Ferrari y más tarde de la marca de automóviles que también llevaría su apellido. Su símbolo fue el Cavallino Rampante (un caballo negro encabritado sobre un fondo amarillo). Enzo fue conocido dentro de los seguidores de Ferrari como Il commendatore. Irónicamente, esta misma fecha pero de 1993, falleció Ferruccio Lamborghini, también italiano y constructor de automóviles deportivos, así como fabricante de tractores. El símbolo de la empresa, un toro, fue tomado del signo zodiacal de Ferruccio Lamborghini, el Tauro. El Lamborghini Miura fue llamado así por el criador de toros español Eduardo Miura. 21 de febrero 1893.- Nació Andrés Segovia, guitarrista clásico español, considerado como el padre del movimiento moderno de la guitarra clásica. Muchos estudiosos creen que, sin los esfuerzos de Segovia, y pese a la noble historia de dicho instrumento (derivado a su vez de la vihuela), la guitarra seguiría estando considerada como un instrumento meramente popular. 10 Ágora PLAZA CULTURAL DE 3 Ágora PLAZA CULTURAL DE Terlenka Los vanidosos Oleaje invisible Guillermo Fadanelli Hugo Armando Palacios Reyes Vaya sorpresa se lleva uno cuando las cosas tienen un fin, de cualquier camino, lugar, canción, sabor o amor; cosas interminables, como el pensamiento, se sienten, no tienen fin; martirio y dolor se conjugan en una sola cosa. Así son las razones de mi pesar. Cuando por vez primera apareciste, no sé cuántas cosas pasaron por mi mente y fueron transformándose poco a poco en letras, palabras, risas, juegos y aventuras. El inicio del conteo de cada año, principio y fin, dios Janus nos protege, preparando cada momento, tiempo y espacio para la llegada de ambos. Quién pensaría que ahí comenzaría nuestra historia. Yo, en el tren de la prisa, como devorando cada instante, sediento de la vida y el tiempo. Tú, paciente, observadora de las cosas y sensaciones, viendo pasar la vida en el goce de ella misma; con una sonrisa la desvaneces. Te miro a los ojos y quiero creer que este momento no terminara jamás. De tu nombre averigüé, y en la búsqueda de mí mismo, me encontré con la fortaleza e inteligencia guardada en el castillo de la inconsciencia; pasaron doscientos cuarenta momentos con sus risas y alegrías, aproximadamente; eso bastó para desgarrarme la piel y desquebrajar mi corazón. Cuántas letras, aromas y miradas fueron suficientes para dedicarlas a ti; dicen que el amor es un sentimiento y el paso del tiempo siempre lo borra, pero, bah, a mí me mintieron: yo te llevo atada. En las doce horas posteriores a la mañana, se conjugan batallas, amantes, pasiones y guerras, orquestando el plan perfecto para desquiciarse uno a uno, mas tu mirada y sonrisa son la muerte perfecta en cada asunción. En el escándalo de mi cabeza, las ideas se desprenden y buscan anisadamente la mejor manera para hacerte un regalo perfecto: he pensado en desgarrar mi corazón y dejártelo en una cajita moratoria, redactarte un texto efímero que te emocione hasta el último rincón de tu esencia, robarte el aliento; decirte que te amo no sería suficiente. Por eso, preparo en el viento, las tardes lluviosas, en la sonrisa contagiosa, en una mirada coqueta, en la canción de un trovador, en cada sonido e imagen, en cada abrazo sincero recibido, aparezcas, pronuncies mi nombre y poses un suspiro, uno eterno y lleno de amor. Silencios Nury Sandoval Hay quienes nacieron para odiar los silencios Pero yo no Yo les temo Porque un día Particularmente lento, día de segundos como de mar adentro Nada sucedía Los días son mejores si hay ruido por doquier: Un nido de alacranes chillando en el rincón de la casa Una besucona cantando en mis oídos, en mis labios las palabras No soporto el silencio ¡Tuc! Escuché por última vez antes de entrar a la nata ahogada A la dimensión Para siempre solitaria desértica de enana blanca habitada por mí Pude haber muerto y nunca ser encontrada Ni por mi ángel de la muerte Ni por mi recuerdo Ni por mi sombra En el escándalo de mi cabeza, las ideas se desprenden y buscan anisadamente la mejor manera para hacerte un regalo perfecto: he pensado en desgarrar mi corazón y dejártelo en una cajita moratoria. Hay quietudes que no soporto No quiero Lo posible del silencio Que ha estado cocinándose para mí A lo largo de la historia La gravedad de esa nada se ha estado sujetando a mis carnes Para dejarme aquí Hasta los huesos “Un hombre honesto y cultivado sólo puede ser vanidoso, a condición de ser infinitamente exigente consigo mismo y de despreciarse a veces, hasta llegar al odio”. (En Memorias del subsuelo, F. Dostoiewski.). Es probable que esta clase de hombre exista, más en caso de que así fuera, el hecho de ser infinitamente exigente consigo mismo tendría, por ende, que llevarlo a la desaparición o al ocultamiento de sí mismo. El que se odia a un grado superlativo tiene como enemiga principal a la propia existencia. Si todo aquello que odiamos desapareciera, entraríamos en un limbo de felicidad incomparable. No es mi ánimo pontificar o dar sentencias a la ligera, pero mi experiencia me dicta que si bien la vanidad resulta, por lo general, insoportable, puede aceptarse, en algunos casos: no todos los vanidosos son intragables y, en raras ocasiones, hasta son simpáticos. La máxima ecuación griega nos dice que el conocimiento profundo de las cosas tendría que llevarnos por el camino de la humildad. Y qué es la humildad, sino un volver a la tierra, al suelo que absorberá nuestros huesos y cenizas. El antropólogo y ensayista René Girard ha sugerido que la vanidad proviene de un deseo de imitación. En su libro Mentira, romántica y verdad novelesca, dice: “El vanidoso no puede extraer sus deseos de su propio fondo; los pide a otro. Para que un vanidoso desee un objeto basta con convencerlo de que este objeto ya es deseado por un tercero que posea ya cierto prestigio”. Tomo esta insinuación para sugerir, a mi vez, que el vanidoso resulta falso, pacato, insustancial. Y además copión, sin originalidad y pendiente de lo que el otro desea: envidioso, farsante e impostado. Conozco a esta clase de hombres y su brillo es efímero, porque no proviene de su energía personal, de su sangre e impulso: el que imita es un espejo sin vida. Ser exigente con uno mismo y despreciarse hasta llegar al odio supone una vanidad distinta. Significa autocriticarse a tal extremo de encontrar en uno un valor genuino e incómodo. Se llevan las virtudes en la espalda como una penitencia. Lo he vivido en carne propia: yo me desprecio a tal grado que el desprecio del otro o su odio hacia mí me resultan absolutamente superficiales. No encuentro casi nada interesante en el que me detesta o desprecia. Me parece un sicario que ha llegado tarde, cuando ya mi taza de café está fría y yo me encuentro en otra parte. Se trata, la mía, de una vanidad dolorosa –casi un castigo– que incluye el autodesprecio, el cansancio, el odio de uno mismo y el deseo de desaparición. Truman Capote era un vanidoso obsesivo, deseaba la belleza ajena, apropiársela y satisfacerse con ella; a raíz de este deseo, le atraían la frivolidad propia de la monarquía, el glamour del cine y la celebridad en todos sus rostros. Sin embargo, también se autocriticaba a un grado mayor, hecho que se puede comprobar en su estilo literario, muy pulido, refinado y cuidado con el auxilio de la obsesión y el bisturí. Capote deseaba que su obra fuera perdurable, quería ser recordado como uno de los más grandes escritores estadounidenses. Quería celebridad hasta después de muerto. Como se habrán percatado, este conjunto de digresiones e ideas sueltas intentan hacer una breve defensa de la humildad. ¿Cómo puede ser vanidoso un ser que morirá algún día y que, además, no se odia a sí ni se desprecia? El talento no sabe de milagros. En mi sociedad abundan los que apenas ostentan un poco de poder o celebridad, se inflaman como globos aerostáticos o como gatas panzonas que tiran zarpazos al aire mientras su mente adormilada bosteza. Dice Girard: “El vanidoso quiere referirlo todo a sí mismo, congregarlo todo en su yo, pero jamás lo consigue. Siempre sufre una huida hacia el otro, por la cual se pierde la sustancia de su ser”. El deseo de perdurar o ser recordado después de muerto me resulta absurdo y obsesivo: si se quiere ser humilde, habría que vivir al ras del suelo, esperando la última caída, el retorno a la tierra, la muerte. ¿Y después? La nada. ¿Para qué quiere un muerto la fama? Para nada: son otros los que se benefician de ella. Nocturno gatuno Carolina Contreras Yo te propongo, sin cadenas, querernos. Gustarnos al principio, gustarnos nuestros besos, las caricias que se esconden por momentos en lugares no habitables, te propongo gustarnos nuestras pieles no sólo en las noches de locura, sino en todos las oportunidades que se presenten, yo te propongo un amor-gato-Sabina sin que me mandes, sin que te mande, sin que nos importe si la noche parece corta, jugar con nuestro amor por callejones oscuros o tejados o balcones. Te propongo la alegría, una unión sin ataduras, donde me beses despacio o me muerdas los labios... yo te propongo gustarnos los cuerpos en cada oportunidad, gustarnos los pensamientos, que me sorprendas y que te dejes sorprender, te propongo alejarnos, dejarnos y extrañarnos y entonces querernos.... Mi gato. 4 Ágora Ágora Joel, y el cultivo del café Inseparables PLAZA CULTURAL DE PLAZA CULTURAL DE Christian Mora Leopoldo Barragán Maldonado Reza un adagio que “lo bueno viene en paquete chico”; por eso, haber nacido y vivir en un estado geográficamente pequeño como Colima, es un privilegio, pues tenemos de todo: esteros, playas, lagunas, balnearios, montañas, volcanes…; maravillas naturales que, prácticamente, están próximas, llegando a ellos en poco tiempo, ya sea por cualquier medio natural o mecánico. Justo en la parte norte de nuestro terruño se encuentra la llamada Zona Mágica, que desde luego no se limita al atractivo tramo carretero entre Comala y Suchitlán, en que las personas, a bordo de sus vehículos, experimentan ese agradable fenómeno que desafía las leyes de la inercia; sino que, además, la sabiduría infalible de la madre naturaleza también le ha concedido a dicha región el don del clima, las bondades de la tierra y la altura conveniente sobre el nivel del mar, para entregarnos uno de los más preciados frutos del planeta tierra: el café, cuyas plantas se nos muestran al alcance de la mano cuando deambulamos por aquellos parajes. Mucho se ha dicho acerca de los beneficios que el café proporciona al organismo, favores naturales asociados históricamente a leyendas surgidas en el Medio Oriente, en especial en Arabia, cuando algunos monjes observaron la energía que adquirían las cabras al masticar aquel fruto. Con el propósito de apreciar el fabuloso espectáculo que nos está ofreciendo el Volcán de Fuego, instalé mi puesto móvil de observación vulcanológica en la comunidad de La Becerrera. Después de captar dos grandes fumarolas, me trasladé a las cercanías de Cofradía de Suchitlán para degustar una exquisita taza de café capuchino con sabor a caramelo, prestándose la ocasión para entablar conversación con el señor Joel, todo un experto en el proceso del café. Joel Martínez Díaz nació el 16 de enero de 1987, en Cofradía de Suchitlán, municipio de Comala. Su infancia transcurrió en dicha zona, y con alegría comenta que a temprana edad comenzó a trabajar, junto con su papá, en el tratamiento del café, yéndose desde pequeño a las huertas de sus abuelos Leobardo Martínez Ascencio y Emilia Díaz Peña, a cortar el mismo. Joel tiene presente que su abuela tostaba el café en un comal, haciendo el mismo procedimiento semejante al que actualmente se emplea para elaborar el café Colimotl. Joel recuerda: “Ella iniciaba el proceso a la intemperie, el secado lo hacía en modo capulín, es decir, tal cual se corta de la planta; después, lo ponía a asolear 4 ó 5 días, lo metía a un comal donde ella hacía las tortillas, ahí lo tostaba, y luego lo molía en metate; cuando terminaba, nada más lo vaciaba a la olla y nos daba nuestro café”. Mucho se ha dicho acerca de los beneficios que el café proporciona al organismo, favores naturales asociados históricamente a leyendas surgidas en el Medio Oriente, en especial en Arabia, cuando algunos monjes observaron la energía que adquirían las cabras al masticar aquel fruto, quedándose perplejos de ver a los caprinos saltando de un lugar a otro. Son incuestionables las propiedades energéticas que tiene el café para mantenernos despiertos, ya que la cafeína es un estimulante del sistema nervioso; pero no sólo eso, éste es un producto rico en antioxidantes que combaten a los radicales libres, retrasando el envejecimiento, y por si fuera poco, ayuda en la desaparición de las ojeras y celulitis, al ser un activador de la circulación sanguínea, además que favorece la contracción muscular, resultando útil para mejorar el rendimiento atlético, y por supuesto, contribuye a mejorar la digestión. De todo lo anterior, nos proveemos cuando en nuestra dieta incorporamos el consumo racional de una taza de café, pero debemos estar atentos con el origen de su elaboración, porque la cafeína es un arma de doble filo; por eso, mientras más natural, mejor; y si de calidad se trata, basta que nos traslademos al municipio de Comala para consumir el exquisito café que allá se produce. Joel nos narra cómo empieza el proceso de elaboración: “Iniciamos cuando nos traen el producto de las huertas de Cofradía, de La Becerrera, el Nuevo Naranjal, La Lima, de Colomos, Agosto, El Remudadero, de La Nogalera, de Suchitlán; todo el café es del estado de Colima. Cuando llega el producto en estado cereza, así se le llama, que es el recién cortado, se checa que esté el café maduro; enseguida, lo vaciamos al sifón, lo que hace éste es que separa el café vano, hace que flote el café que tiene una almendra, y el café bueno, que tiene dos almendras, se sienta en la parte de abajo. “Cuando ya llenamos el sifón, abrimos una compuerta, y el café que está sentado en la parte de abajo empieza a flotar y sube por un conducto directamente a las despulpadoras; lo que las despulpadoras hacen es que retiran el mucílago, la cascarita de la almendra; separamos lo que es el mucílago y la almendra, y entra la almendra a una pila de reposo durante 24 horas, ahí va a perder la babita. El mucílago se deposita en una tolva de escurrimiento y ahí se recoge para fertilizante natural o para ganado; ya cuando tenemos las 24 horas en una pila, se pasa a la pila de lavado, aquí vamos a tratar de retirar todas las impurezas que tenga el café, ya para sacarlo a asolear; una vez estando en la era se va a asolear durante 4 ó 6 días, dependiendo qué buen sol tengamos; hay que estarlo checando mínimo cada tercer día para que el secado vaya de manera adecuada; hay que estar meneando hasta 30 veces al día para que el café que está abajo 9 se vaya asoleando”. Uno de los secretos en el proceso del café tiene que ver con la sensibilidad para calcular el tostado, es por ello que Joel nos recalca: “El tostado tiene que durar entre una hora diez o una hora y cuarto en el tostador que tenemos aquí de 55 a 60 kilos; en ese tostador tenemos que manejarlo hasta 175 grados Celcius, aquí es cuando tenemos que estar checando constantemente que el café no se nos vaya a pasar; es cuando tenemos que estar al pie del cañón”. El sentido común y la experiencia son los criterios en que se basa su conocimiento empírico para obtener un buen café y evitar que se pase de tueste; al respecto, señala: “Es olor, consistencia y también visualmente, en el probado tenemos que estar checando constantemente que no se vaya a pasar, es a criterio de la persona que está tostando, si ya ves que se está pasando necesitas que solo, con su propio calor, siga tostándose, una vez tostando esperamos, después de la hora, unos 25 minutos que quede bien frío y lo pasamos al molino, lo empaquetamos y lo entregamos allá, en una tacita de café allá con ustedes”. Joel es un hombre que disfruta su trabajo, lo acepta con gusto, expresando su sentir en cada oportunidad que se le presenta; con entusiasmo afirmó: “La verdad es un trabajo muy digno, te diviertes, lo haces con ganas cuando te gusta; a mí me gusta mucho, aprendes, conoces mucha gente, y en lo económico te deja un poco más que los trabajos que hay aquí de campesino, de obrero”. De lo dicho por él, me llamó la atención el énfasis puesto en las palabras dignidad del trabajo, por lo que abundé un poco más al respecto, señalando: “La dignidad del trabajo para mí es hacerlo honestamente y de la mejor manera; la dignidad me la han inculcado mucho mis padres, yo me quiero sentir orgulloso, mañana o pasado, que mis hijos tengan un buen ejemplo de su papá, que trabajen honradamente y que se ganen las cosas de manera adecuada”. No sólo la enseñanza de sus antepasados ha contribuido en la formulación de sus conceptos, sino que también el apego a la tierra, el amor a su entorno y, por supuesto, el reconocimiento a su trabajo que encuentra su mejor expresión en las opiniones vertidas por los turistas; en este sentido, platica: “Nos visitaron unas personas de Mazatlán; se fueron encantados por el trato que se les dio; se me quedó grabado que el señor se dirigió conmigo y me dijo que envidia mi trabajo y quisiera que lo cambiara. Porque dice él que lleva una vida muy ajetreada, ‘y yo veo que aquí, si te enojas, te desquitas con el trabajo que estás haciendo, porque es un trabajo de esfuerzo; yo te aseguro que aunque me regañara mi esposa, pues ahí se me olvida, porque te desestrezas mucho’”. Ya para concluir nuestra agradable charla, Joel, en pocas palabras, dio una lección de ética laboral: “Para mi ver, a las personas que sonríen, que se sienten cómodos, para mí es la mejor satisfacción que yo tengo en cualquier trabajo que he estado; que se queden contentos, que les guste lo que tú haces, y que vean que uno lo hace con ganas, es la mejor paga que puedo tener”. Santiago estaba recargado en el rincón más oscuro del cuarto cuando escuchó a alguien dando vuelta a la chapa. El cuerpo cansado de Nadia comenzó a dibujarse conforme la puerta fue abriéndose; sin encender la luz, caminó hasta la cama y se sentó en el borde. Al verla, Santiago se incorporó y fue a sentarse a su costado. Con voz lastimada trató de conversar con ella, sin intentar tomarle las manos: -Hey, sabes que no es mi culpa. Yo no quería. ¿Cómo podría haber deseado esto? Yo te amo, de verdad. Nunca hubiese hecho algo para lastimarte. Todo fue un accidente. Dejó de hablar al notar que su voz comenzada a entrecortarse y una gota solitaria escapaba de su ojo izquierdo. Se limpió el lagrimal con la manga de su camisa y decidió levantarse de la cama, dejando a Nadia sentada. “Nunca me lo vas a perdonar”, dijo por último, y salió al balcón para fumar un cigarrillo. Nadia descansó la espalda sobre su lecho y subió las piernas para acostarse por completo. En posición fetal, comenzó a llorar, abrazando su almohada, mientras se quedaba dormida pensando en Santiago. Lo había conocido dos años antes, cuando ella cursaba el tercer semestre de la licenciatura y él tuvo la fortuna de darle clases. Con siete años de diferencia, él de veintiséis y ella apenas rebasando la mayoría de edad, su relación se había convertido en el calvario de sus padres. Santiago no era de esos a los que se les podía llamar rabo verde, más bien había sido Nadia la encargada de enamorarlo. Sucedió al final del semestre, cuando ella tuvo problemas para pasar la materia y le solicitó ayuda al profesor para aprobar. Éste, con buenas intenciones, le dijo que lo máximo que podría hacer por ella era ayudarla a estudiar. Fue idea de Nadia reunirse en la casa del maestro, para concentrarse mejor, pretextando que, en su casa, sus padres harían mucho ruido y no la dejarían concentrarse. Santiago aceptó y al cabo de un par de horas estudiando, ella se dijo cansada y le preguntó si no había otra forma más fácil de salvar la materia. Él parecía no entender la insinuación hasta que ella se le aventó a los brazos robándole un beso. Santiago de inmediato se separó de ella, comentándole que lo ocurrido no era correcto, y le pidió saliera de su hogar lo más rápido posible, no sin antes recordarle la fecha del examen. Esa noche, Santiago se acostó confundido. Su ética profesional le recriminaba sus pensamientos desde su oído derecho, pero a su lado izquierdo una voz interior le recordaba lo enamoradizo que era. Fue entonces que con un simple beso él se quedó clavado con Nadia y el día de la prueba le pidió que se quedaran a solas después del examen. No le sugirió nada indecoroso, inclusive ni siquiera le prometió una mejor calificación, únicamente pidió le explicara lo ocurrido en su casa. -No, pues… la neta me gusta un buen, profe—. Fue la respuesta espontánea que le dio apenada. Santiago la miró por unos instantes, y tratando de buscar las palabras correctas, le confesó que él también se sentía atraído por ella; sin embargo, una relación amorosa entre alumna-profesor sería complicada. Ella le replicó diciendo que no serían los primeros ni los últimos en esa situación, y agregó: “Muy poco me importa lo que pueda decir la gente”. Él ya no tuvo argumentos para contradecirla y comenzaron a salir. Todo iba viento en popa hasta que don Enrique, el padre de Nadia, se enteró de la relación al encontrarlos muy cariñosos comiendo en un restaurante. Armó un escándalo desde la entrada; todos voltearon a verlos cuando llegó a la mesa. Por fortuna, don Enrique no sabía que Santiago era maestro de su hija, sino ahí mismo lo hubiera matado en un ataque de rabia. En lugar de eso, reconociendo a simple vista la diferencia de edades entre los enamorados, se dirigió directamente con Santiago y le pidió levantarse de la silla. Apenas éste lo obedecía cuando lo volvió a sentar con un golpe directo al rostro. El padre ya estaba preparado para que Santiago se defendiera, pero éste, aun sabiendo que fácilmente podría dejarlo agonizando en el suelo, no respondió el golpe, por respeto a la figura paterna de su alumna. Don Enrique tomó a su hija del brazo y le advirtió desquitarse con ella llegando a casa. Al terminar su cigarrillo, Santiago entró de nuevo a la habitación oscura y reconoció a Nadia acostada en la cama. Sin importarle que sus intentos serían fallidos, que sus palabras no serían escuchadas ni sus caricias sentidas, se acostó junto a ella y la abrazó por la espalda. También comenzó a llorar y lamentó no poder consolar a su mujer. Don Enrique le ordenó a Nadia encerrarse en su cuarto mientras le contaba a su esposa lo ocurrido en el restaurante. -Pero ¿cómo era el muchacho? –preguntó la madre. El papá lo describió y ella dedujo con los detalles que se trababa del profesor de la facultad que había conocido en una junta de maestros con los padres de familia. Su intuición de madre le indicó algo extraño cuando su hija se lo presentó como el mejor de los profesores. Prefirió no confesarle sus sospechas a don Enrique, para no empeorar las cosas, pero en cuanto éste se fue, se dirigió al cuarto de su hija para aconsejarla. -Mi amor, está muy grande para ti –le dijo mientras le acariciaba el cabello y Nadia recargaba la cabeza en sus piernas maternas. Búscate un muchacho de tu edad. Lo único que buscan los hombres maduros es tener sexo. Tú te mereces a alguien que si te ame de verdad, que no quiera nada más utilizarte. -Él no es así, ma. Ni siquiera lo conoces –respondió Nadia, enojada y triste. Y me den permiso o no, yo voy a seguir saliendo con él. El amor es más importante que la familia. -Ay, mi hijita. Estás muy chiquita para decir esas cosas. Pero si tanto lo quieres, voy a hablar con tu padre. No fue sencillo convencer a don Enrique que aprobara aquella relación, pero con tanta insistencia de su mujer en el tema, no le quedó más que decir: “Hagan lo que quieran, pero si esa muchacha terminar en malos pasos, va a ser tu culpa”. Santiago y Nadia comenzaron a salir con la bendición de su madre y la supuesta indiferencia del padre, y aunque no le dirigía la palabra al profesor cuando lo veía, permitía que visitara a la hija en su casa. Lo único que Santiago escuchaba decir al padre era: “Hija, ya es tarde para tener visita”. Y así, él entendía que era hora de marcharse. Un nuevo problema se creó cuando cumplieron año y medio de relación; él le pidió a Nadia irse a vivir juntos. La mamá casi se desmaya al enterarse y hasta se persignó diciendo que de esa casa nadie se iba sin la bendición del Señor. La hija y él objetaron no tener recursos para hacer una fiesta de bodas, pero estaban dispuestos a casarse al civil, para cumplir con la sociedad, y ya habiendo dinero, podrían responderle a Dios. Don Enrique tampoco estuvo de acuerdo, mas como ya había prometido no entrometerse en los asuntos de su hija, le volvió a repetir: “Haz lo que quieras”; sin embargo, esta vez agregó: “Pero si te vas de esta casa por la mala, te desconozco como mi hija”. Nadia despertó a la medianoche con la almohada empapada en llanto. Las lágrimas no daban tregua e incluso había seguido llorando mientras dormía. En un ataque de pánico, al sentirse sola entre la oscuridad, comenzó a gritar y a solicitar la presencia de Santiago: -¿Dónde estás, Santiago? ¿Por qué me abandonaste? –articuló entre sollozos. -No te abandoné, aquí estoy contigo. Jamás te dejaré sola –contestó él. Pero ella no lo escuchaba, ni podía sentirlo aferrado a sus espaldas. Era como si se encontraran en dos dimensiones diferentes en la que sólo él podía divisarla. Al final, Nadia terminó yéndose sin permiso de la casa de sus padres. Éstos dejaron de dirigirle la palabra por incluso meses. Pero cuando se acercó la época navideña, volvieron a tener contacto familiar y acordaron reunirse en esos días para cenar. Santiago se sentía un poco intimidado por el hecho de convivir con sus suegros después de la disputa donde prácticamente se había robado a su única hija. A pesar del intento de los cuatro por convivir sanamente, en la mesa se respiraba un ambiente hostil. La charla se manejaba con palabras medidas, para no decir nada imprudente; sin embargo, a la madre de Nadia se le salió decir que se le extrañaba mucho en casa. Tomando lo dicho como una provocación para sacar el tema a flote, la hija dejó caer los cubiertos al plato violentamente, suscitando la molestia del padre y el comienzo de la discusión. Nadia salió de la casa llorando, mientras Santiago la seguía hasta el auto. Ella estaba inconsolable y siguió sollozando arriba del carro. Él trató de tranquilizarla, pero ella le respondió rabiosa que condujera. Santiago se encogió de hombros y se encaminó a su hogar. A medio transcurso, ella paró de llorar, y con ojos recriminadores, lo culpó de todos sus males. Él, quien sólo estaba esperando la gota para derramar lo que se estaba guardando, comenzó a gritar y a recordarle que ella había sido la que comenzó todo con su beso robado. Le dijo que si ella no quería, no se hubiera salido de casa, porque él en ningún momento la había obligado. Por estar discutiendo, ninguno de los dos notó la luz roja que les solicitaba el alto, y justo cuando Nadia preparaba su defensa, recibieron el impacto lateral de un conductor distraído. Apenas en el funeral se conocieron los padres de ambos. Los parientes de Santiago no vivían en la ciudad, pero al conocer la muerte de su hijo y su relación con Nadia, decidieron que no pudiendo estar los hijos juntos mucho tiempo en vida, por lo menos sus tumbas permanecieran cercanas por el resto de la eternidad. 8 Ágora PLAZA CULTURAL DE 5 Ágora PLAZA CULTURAL DE ¿Belleza? Francisco Gálvez Palestina Lo bonito y lo feo es algo muy subjetivo, ya que este concepto se puede tener por la edad, nacionalidad o el estatus social. En una forma más sencilla, así nos conducimos día a día: siempre queremos estar cerca de lo que pensamos que es bonito, y nos alejamos de lo que creemos que es feo. Hace algunos días, me topé sin querer con el trabajo del artista Jan Saudek, que es un fotógrafo checo muy reconocido, con varios premios que envidiaría cualquier fotógrafo. Él dice que lo que intenta captar es lo que vive en su vida cotidiana, sin embargo, podría ser una cotidianidad muy rara para la mayoría de personas que observaran sus obras, pero si lo piensas más a fondo, te das cuenta que es la verdadera realidad, y que la vivimos diariamente cada uno de nosotros. Jan Saudek es uno de los artistas más provocadores. Él capta con su cámara lo que jamás verías en la publicidad de cualquier marca que desee venderte algo o en cualquier revista de modas; es todo lo contrario al típico estereotipo de belleza u otro tipo de fotografía. En sus trabajos podrás ver personas con rasgos físicos que no son muy comunes, como mujeres exageradamente obesas o sin alguna parte del cuerpo, posando como modelos o haciendo alguna pose que solamente alguna persona con algún tipo de trastorno mental podría realizar. En este sistema capitalista en el que vivimos, la mercadotecnia se ha encargado en cada vez de separar más lo feo y lo bonito. Ahora, el hombre y la mujer “perfecta” existen, están en los comerciales y todos quieren ser ese tipo de persona: con un buen físico, un rostro suave y un pelo hermoso. Y te dan a entender que tú puedes ser como ellos y tener tanto éxito en la vida así como en el amor, pero sólo si compras sus productos. Una realidad falsa, llena de lujos innecesarios. Al menos yo, cuando salgo a la calle, nunca he visto a esos modelos caminando con tanta frescura como lo hacen; lo que observo, son personas pidiendo dinero, sin alguna parte de su cuerpo, con trastornos mentales, extremadamente obesa o con un cuerpo que nunca vería en alguna revista de modelaje. Y creo que esa es la realidad de la que habla Jan Saudek. Lo feo es lo que se muestra más puro, es lo más real, sin mentiras ni tapujos; muchas veces, por tratar de ocultarlo, dejamos de ser reales; para llegar a encajar, llegamos a pretender. La belleza sigue siendo un gran tema, pero no limitándose a admirarla, sino a cuestionarla y a cuestionarnos como espectadores ante ella. ¡Salud! Rusia La diferencia Salvador Díaz Pineda* Sé que algún día, los que se dicen mexicanos entenderán que nosotros fuimos los que les dimos la patria, les dimos el nombre, les dimos identidad. Mi pregunta es: ¿Cuándo? Un día 26 de marzo, llegó mi tragedia hasta la plaza central del pueblo de Mexquititlán. Al final, como todos los días de tianguis, yo ya había recogido mi comal y los demás trastes que utilizo para vender mis gorditas; ya me iba, de pronto la gente se comenzó a juntar y el alboroto fue creciendo, no sé qué se traían con unos policías, de esos que no tienen uniforme, yo ni supe bien a bien de qué se trataba, pero ahí voy, que me arrimo para ver más de cerca el chisme. Lo que sí supe después de cinco meses, fue que me llevaron presa. El delito: acusada de haber secuestrado a seis policías, nomás. Ahí comenzó mi viacrucis. Si Dios es justo, sabe que sólo faltó que me crucificaran, para sufrir el martirio completo como su hijo. De repente, vi perdida mi libertad, mi familia, mis hijos, mi marido, ya no hablemos de la dignidad. Porque ahí, esos hombres se desquitaron conmigo como si yo me hubiera tragado a su madre; ahí, la dignidad de una indígena como yo, no sirve de nada; ahí, sólo se conocen las violaciones en todas sus formas. No sólo se burlaron de mí por no hablar español –ellos no saben ñhañhü y no me burlo, ni les digo como ellos me decían–, se burlaron por ser pobre, por ser india. Ahí estaba, junto con otras dos compañeras del tianguis, acusadas también de haber retenido en contra de su voluntad a los policías, seis, esos que andan bien amados, ¿yo?, ¿con qué?, ni modo que con un tizón apagado. Después de tantas violaciones físicas que sufrimos, ya no esperaba la muerte; de algún modo, sentía que me había alcanzado. A mí me la cargaban más, pues según ellos, yo era la líder. ¿Líder yo? Si nomás por ir de mirona. No es justo que suframos esto, no lo digo como mujer, lo grito con la impotencia de una desamparada más. Yo misma me digo: ¿Por qué para algunas personas, los animales tienen más derecho a un trato mejor, que a una indígena? Ser indígena es nuestro delito, y aquí los indios sufrimos parejo. Los que no tenemos dinero para pagar un buen licenciado, los que somos indios y no sabemos leer o no hablamos su mismo idioma, estamos jodidos, y si con muchos trabajos consigues para pagarle a uno de esos, nomás te sacan el dinero y te dejan adentro. Ya ven mi caso, dijeron que con 21 años encerrada, aprendería la lección. Gracias a que hubo gente que se preocupó por nosotras, ya estamos afuera, después de haber sido expuestas como animales raros. Afortunadamente, ya salí de esta y no deseo otra, no hay consuelo más grande que estar con mis hijos. A ellos, les debo toda la fortaleza que saqué del fondo de las entrañas, donde estuvieron, para aguantar lo que pasé allá adentro, en la cárcel. El grito de inocencia que salía de mi corazón, era el de ellos. Ora veo en las noticias que hay mucho movimiento por otra mujer, ella, dicen que sí es secuestradora, que hizo daño a muchos, que los maltrataba cuando los tenían detenidos, mientras se cobraba dinero por su rescate. Todo esto me demuestra la gran diferencia que hay entre ella y yo: Ella se llama Flor…, Floren…, Florence Cassez y es francesa. Yo, me llamo Jacinta Francisca Marcial y soy ñhañhü; a ella la Suprema Corte de la Nación la defendió y ordenó que era injusticia lo que cometieron en su persona. Conmigo, la Corte se llevó cuatro años en decidir si yo era una persona; a ella le violaron sus derechos, porque no sabía hablar español y necesitaba un traductor; a mí, pura chingada; a ella se le comprobó que había cometido los delitos que le incriminan; a mí, jamás. A ella la apoyaron sus presidentes, la sacan de la cárcel de inmediato, le hacen su justicia, come con gente importante. Yo, soy inocente, a mí, sólo me apoya mi familia y sigo esperando justicia; a mí me recibe mi gente, como frijoles con mis hijos, y yo, con eso me quedo. *Miembro del taller de cuento Palabrarte Los que no tenemos dinero para pagar un buen licenciado, los que somos indios y no sabemos leer o no hablamos su mismo idioma, estamos jodidos, y si con muchos trabajos consigues para pagarle a uno de esos, nomás te sacan el dinero y te dejan adentro. Ilary Rugidos literarios Notas al margen José María Lomelí Pérez Suelen decir los escritores que es difícil determinar el momento en el que un texto ha finalizado. Así poner el punto final a cada uno se convierte en una de las tareas más demandantes de dicho gremio. Y aunque pueda parecer exagerado, estas son aseveraciones que no carecen de sustento. En el caso de los cuentos o las novelas son los personajes quienes generan tales predicamentos, puesto que llegan a cobrar tal vida en la mente del creador que muchas veces lo que empieza como un relato breve crece hasta convertirse en una saga; y en lo que respecta a los filósofos y ensayistas, su tarea no es menos ardua, pues el hablar de un concepto determinado necesariamente implica desarrollarlo mediante el trastocamiento de otros conceptos, polemizar, cuestionar ideas preestablecidas, redefiniciones y, con el tiempo, el replanteamiento de la propia idea, labor que puede ampliarse indeterminadamente. Sin embargo, existe otro aspecto mucho más paranormal que convierte a la escritura en una disciplina que requiere de la revisión y corrección continuas. Un aspecto al cual nuestras mentes modernas, científicas y seculares, no le brindan la misma importancia que los antiguos monjes copistas, escribas o amanuenses del medievo le daban: la nefasta influencia que el demonio Titivillus ejerce sobre los que escriben. Muchos son los ejemplos que se conservan en antiguos textos sagrados de la intervención de dicho ente, las notas colocadas al margen de dichos textos son los testimonios de tales intervenciones. Y aquellos monjes contaban que Titivillus se divertía provocándoles errores no sólo al momento de escribir, sino también cuando leían, utilizando para ello como sus principales armas la inducción del sueño, el cansancio, la apatía o provocando la charla ociosa, logrando con ello hacerles pasar por alto omisiones que iban desde los signos de puntuación hasta letras, palabras o frases completas. Estos textos, por su naturaleza sagrada al ser escritos bajo inspiración divina, no podían ni debían ser destruidos, y es por ello que se dejaban márgenes amplios para poder ser corregidos con posterioridad. Recientemente, con un afán de autocrítica y revisión de mis colaboraciones para este suplemento, revisando algunos textos anteriores llegué a tres importantes conclusiones: la primera, que la influencia de dicho demonio no ha desaparecido; la segunda, que ésta no es exclusiva de los monjes y hombres de fe; y la tercera, sobretodo cuando leí en uno de esos textos: ¿Cómo es que los buenos escritores parecen estar colmados de grandes ideas, echando mano de ellas en geniales textos con la misma facilidad que un mago saca un conejo blando de su chistera? (aprovecho aquí para decir que la frase correcta tenía que ser un conejo blanco), que ni siquiera los correctores de estilo quedan exentos de su nefasta influencia. 6 Ágora PLAZA CULTURAL DE PLAZA CULTURAL DE Concurso de fotografía mundial World Press Photo VIÑETAS DE LA PROVINCIA Josafat Ramírez Mendieta Cómo se hace un artículo Don Manuel Sánchez Silva En la lejana época en que el Partido Independiente controlaba la política del estado, o sea de 1918 a 1931, Colima fue favorecido por una especie de inmigración criolla, compuesta por hombres en su mayoría inteligentes, que tal vez por no encontrar en sus lugares de origen, un medio adecuado de subsistir y prosperar, se avecindaban en esta ciudad en busca de mejores perspectivas. En justificado elogio del mencionado partido y de los gobiernos salidos de su seno, debe decirse que, en el transcurso de su predominio político, las gentes inteligentes fueron atraídas, comprendidas, respetadas y disfrutaron de facilidad y ocasión para trabajar y desenvolverse. Entre los forasteros de mayor significación que figuraron en ese tiempo puede mencionarse a los siguientes: José Abitia, de origen sonorense, quien arribó a Colima como director principal del Timbre –cargo que ahora equivale al de jefe de Hacienda–, vivió largos años, se encariñó con el medio y varias veces declinó cambios de adscripción a ciudades de mayor importancia; Moisés Uribe, licenciado en derecho, que vino con el carácter de secretario del Juzgado de Distrito, puesto que desempeñó durante mucho tiempo y que le permitió relacionarse y hacerse querer; Carlos Filio, periodista, historiógrafo y hombre talentoso y cultivado, que en el gobierno de don Miguel Álvarez García fue algo así como un ministro sin cartera, delicada posición que sostuvo con talento y tacto; Heliodoro de Aguinga, de ágil mentalidad y espíritu sutil, que por su experiencia y preparación se constituyó en consejero oficial; Malaquías Arroyo, persona de agudo ingenio que conquistó generales simpatías, desafortunadamente comprometidas después, en virtud de una situación ilícita en que se vio envuelto; los hermanos Jorge y Ernesto Gómez, comerciantes y hombres de negocios que se hicieron estimar de todo el mundo; y además de otros, Juan de Dios Arreola, periodista de fácil inspiración y finísima ironía. Allá por 1920, Arreola era un muchacho de escasos 25 años, mediana estatura; delgado de complexión, ojos negros y soñadores y color moreno. Había nacido en Guadalajara y vino en busca de fortuna, logrando colocarse en el gobierno. Por su aspecto larguirucho fue apodado El Popotín, y por su condición amigable y su desmedida afición por el buen tuxca, pronto se hizo tan popular como el ponche de granada. En La voz del pueblo, periódico del gobierno, Arreola comenzó a colaborar con artículos saturados de ocurrencias risibles, que devoraban sus cada vez más numerosos lectores. Poseía una extraordinaria capacidad para hallar el lado burlesco de las gentes y las cosas, y una admirable fluidez para expresarse en una espontánea y accesible prosa de buen gusto. Desde el primer número de El Azote, periódico aparecido en 1922, El Popotín fue el más atractivo y leído de sus redactores, y conservó esta preeminencia en El Liberal, semanario político fundado por el licenciado Pablo Hernández Galarza, amigo íntimo de Arreola y prácticamente jefe de un simpático grupo de parranderos, trasnochadores y escandalosos, del que formaban parte, además de El Popotín, Ricardo B. Núñez, José Barreto y los ya fallecidos Valente Manzo y Heliodoro Fuentes Álvarez. Arreola era fecundo improvisador de chistes, tanto más festejados cuanto que el autor permanecía grave y serio al dispararlos. En la ceremonia celebrada en el teatro Hidalgo para coronar a la reina del carnaval de 1920, El Popotín, nombrado por su graciosa majestad secretario de Hacienda del simbólico reino, leyó un largo discurso que fue una obra de arte en materia de buen humor. Lo malo estuvo en que, habiendo aludido intencionalmente a las penurias del gobierno y a la dureza del tesorero general, el señor don Enrique Rivera Q., éste se vengó negándole todo anticipo de dinero, lo que dio motivo a que El Popotín recurriera al gobernador del estado para quejarse de la inflexibilidad de don Enrique, de quien decía que era más hermético e inconmovible que una caja fuerte Moster... con la combinación descompuesta. Se rió el gobernador de la comparación y recomendó al tesorero mayor, benevolencia para Arreola. Cuando en 1929 el senador y licenciado José D. Aguayo emprendió su campaña política de reelección, El Popotín figuró entre sus más exaltados y eficientes partidarios. Una vez, en Manzanillo, después de un mitin político, el candidato invitó a cenar al grupo de propagandistas; ya sentados a la mesa, un camarero empezó a tomar órdenes para la clase de vinos que debería servir a cada comensal, produciéndose la coincidencia de que Arreola estaba colocado en una fila en que le antecedían cinco o seis abstemios que, por no dejar, encargaron: "una cerveza en dos vasos", pero al llegar el mesero junto al Popotín, éste, muy serio, ordenó: "dos cervezas en un vaso", provocando la hilaridad de los circunstantes. Después de las elecciones, cuando el licenciado Aguayo tuvo en su poder la ansiada credencial de senador, El Popotín se sintió defraudado porque no pudo obtener que el funcionario cumpliera ninguna de las promesas que le había hecho el candidato. En represalia, le improvisó estos versos: "Ay Aguayo de mi vida, no sabes la arrepentida que de ayudarte he llevado pues de haberte conocido, si yo estoy en el olvido, no estarías tú en el Senado". Bohemio, imprevisor y desordenado, vivió El Popotín derrochando ingenio y dinero. En cierta ocasión y ante una mesa de cantina, el licenciado Hernández Galarza lo increpó con dureza por su irresponsabilidad para con el periódico El Liberal, que frecuentemente salía sin la colaboración deArreola. Este callaba contrito, resistiendo el chaparrón de su amigo y jefe. En un momento dado, Pablo se dirigió más bien al grupo de amigos, diciendo: -No tiene perdón de Dios este sinvergüenza del Popotín. Escribe un artículo en el tiempo necesario para mecanografiarlo; sin embargo, diario tengo que andar apremiándolo y, en ocasiones, no lo consigo. A ver –siguió el licenciado, encarando a Arreola–, ¿qué necesitas para hacer un artículo? -¡Inspiración! –contestó El Popotín–, y tú no me dejas tenerla, porque o me estás regañando o me estás emborrachando. -¿Qué más?, rugió Pablo. -Tiempo, del que tampoco dispongo por tu culpa. 7 Ágora (16 de febrero de 1964) -¿Qué más? -Tranquilidad espiritual, que tú te encargas de quitármela. -¿Qué más? -Inteligencia, que tú me la estás embruteciendo. -¿Eso es todo? -Falta lo principal: dinero, que yo no tengo nunca y que tú siempre me niegas. Déjame en paz y págame por lo que escriba y tendrás oportunamente mis artículos. Hernández Galarza se quedó pensativo para luego convenir: -Es cierto, pero entonces dejarías de ser El Popotín –a lo que éste repuso tristemente: -Es verdad. Yo, convertido en un señor normal, temperante y respetable, ya no sería yo. Vale más que dejemos las cosas como están –y, dirigiéndose al mesero, ordenó–: ¡Vengan las otras! * Periodista, escritor y fundador de Diario de Colima.† Antes que el internet invadiera nuestras vidas con información, imágenes o videos, la fotografía ha sido el elemento principal para ser el informante y testigo ocular de los acontecimientos principales que hoy en día se convierten en noticia o de lo que acontece en este mundo cada vez tan globalizado, y que de no ser por este medio tan importante para la prensa, los hechos serían sólo historias de palabras que jamás pensaríamos que existen en este planeta llamado Tierra. Por eso, el World Press Photo, fundado en 1955, es una organización independiente sin ánimo de lucro, con sede en Ámsterdam (Países Bajos), conocida por organizar el mayor y más prestigioso concurso anual de fotografía de prensa. Durante el mes de febrero de cada año, un jurado internacional independiente formado por trece miembros –y compuesto por editores gráficos, fotógrafos y representantes de agencias de prensa– escoge las fotografías ganadoras entre todas las enviadas el año anterior por fotoperiodistas, agencias, periódicos, revistas y fotógrafos de todo el mundo. La organización World Press Photo no tiene ninguna influencia en las decisiones del jurado. Las categorías en que se dividen las fotografías que participan en el concurso son las siguientes: Noticias de actualidad, Temas de actualidad, Perso- najes de actualidad, Deportes y fotografías de acción, Reportajes de deportes, Temas contemporáneos, Vida cotidiana, Retratos, Arte y entretenimiento, Naturaleza. Se concede un premio World Press Photo del año, y además en cada categoría se otorgan tres primeros premios, tanto en la modalidad de instantánea individual como en la de serie fotográfica. En las dos primeras categorías se concede además una mención honorífica. La ceremonia de entrega de los premios se celebra en el mes de abril, y tiene lugar en Ámsterdam. Tras el concurso, las fotografías premiadas se exhiben en una exposición itinerante visitada por más de un millón de personas en 40 países. Además, se edita un anuario en seis idiomas diferentes. Otros objetivos prioritarios de World Press Photo son estimular el desarrollo del fotoperiodismo, fomentar la difusión del conocimiento, ayudar a consolidar altos cánones profesionales dentro del sector, e impulsar un intercambio gratuito y sin restricciones de información. Es recomendable que visites la página web: http://www.worldpressphoto.org de esta organización, para que reflexiones acerca del objetivo de cada una de las imágenes que aquí te muestro y de las que existen en el mismo. Mongolia Pakistán Bohemio, imprevisor y desordenado, vivió El Popotín derrochando ingenio y dinero. En cierta ocasión y ante una mesa de cantina, el licenciado Hernández Galarza lo increpó con dureza por su irresponsabilidad para con el periódico El Liberal. Irán Israel India Ucrania Muestras fotográficas que han participado en este concurso de fotografía. El jueves pasado fueron premiadas las imágenes ganadoras del World Press Photo 2014 en Ámsterdam. Hong kong
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