AGORA 15 de febrero.indd

12
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Cómo se hace
un artículo
De lejos y a mi alrededor
Los mercados de Colima
PLAZA CULTURAL DE
Don Manuel
Sánchez Silva
Carlos Caco Ceballos Silva
PRIMAVERA, 1995.- Desde mi niñez he
frecuentado los mercados. Aquí en Colima, el único
mercado de aquellos lejanos ayeres era el de la Constitución, que igual que La Piedra Lisa, La Estación del
Tren y la Plaza de Armas, eran los lugares de nuestras
diversiones. De chiquito nos llevaba mi “nana” a mi
hermana y a mí, y más grandecito me gustaba ir al
“mandado” que me lo escribía mi tía Adela en un
papelito para que no se me olvidaran los “encargos”,
y ahora, ya bien sigo con la bonita costumbre de
ver los puestos, platicar y saludar a las conocidas y
a uno que otro “conocido”, pues los pocos varones
que encuentro y saludo son el señor Truclos, El Capi
Aguilar, Alejandro Beltrán, el general Nungaray, el
licenciado Méndez, don Manuelito Huerta y don Jorge Larios, pareciendo que a todos poco nos importa
que los acomplejados “machos” nos hidalguen el
simpático adjetivo de “mandilones”.
Y dándonos los “buenos días” con los simpáticos
luchadores del pequeño comercio que viven y luchan
para sobrevivir contra los grandes supermercados
que cual enormes “juracys” pretendan devorárselos,
saludo a Lourdes, la alegre y luchona pollera, huérfana
y que la hace de jefa de sus seis hermanas menores.
Gregorio Martínez García, nacido en Guadalajara,
enemigo del matrimonio a sus sesenta primaveras,
tiene su negocito en la puerta principal, donde vende
toda clase de hierbas para té, pomadas y cataplasmas;
receta, prepara los medicamentos y alza los ojos al
cielo como pidiendo inspiración para no dar “guásimas” en lugar de “mano de león” para la diabetes.
Salomón Preciado y su esposa Tayde tienen
un puesto muy grande donde se exhiben y venden
desde sabrosos papayos, mameyes chicos y sandías,
hasta escobas, chiquihuites, trapeadores, lo mismo
que también encontramos tornillos, aldabas, comales,
jaulas, guangos, braseros y otras muchas cosas. Mi
papá, viajero contumaz, siempre entre sus pláticas a su
regreso de sus paseos nos platicaba de los mercados,
pues comentaba que las visitas a estos lugares siempre
eran entretenidas y divertidas: se comían antojitos de
la región, se compraban lindas artesanías y se veía lo
rico o pobre de una región, por la asistencia a esos
lugares; y siendo así, recuerdo los pescados asados
del mercado de Veracruz, los dulces de Oaxaca, las
comidas en el mercado Corona en Guadalajara, las
enchiladas de Puebla, los quesos de Lagos de Moreno,
y tantas cosas sabrosas y bonitas de los mercados
Villahermosa, Juchitán, Tehuacan, Durango, León,
Morelia, Taxco, Jalapa, etcétera.
Siguiendo hablando de nuestra linda ciudad,
actualmente hay solamente cuatro mercados grandecitos: el Obregón, el Villa, el Constitución y el de
la Albarrada, aparte de los “tianguis” que se ponen y
se quitan en el mismo rato y que sirven muy bien a
las “barriadas”. Desde hace varios años, soy cliente
(16 de febrero de 1964)
Ágora
VIÑETAS DE LA PROVINCIA 6
Domingo 15 de Febrero de 2015
2328
Ojalá y muchos, pero muchos de los colimense sigamos prefiriendo a
los mercados, que además de ser parte de la historia de Colima, los
que ahí trabajan son gentes que desde la madrugada están ahí para
ganarse el justo salario para sostenerse y atender a sus familiares.
del Obregón, así que casi diario, llueve o truene,
voy al mandado, escojo lo que me gustaría comer y
compro los encargos. Me satisface comentar que de
seguro por mi cara “de buena gente” me fían cuando me falta dinero para completar el importe de las
tortillas o de los camotes. Entre muchos puesteros,
me encuentro con el licenciado y periodista Salvador
Villa Bibiano, quien atiende, en unión de su señora, un
bien surtido de toda clase de especies, alimento para
pájaros, frijoles de todos los colores, habas, avena y
chiles secos de distintos olores, muchas cosas como
cerillos, carbonato, harina, lentejas, etcétera. Tomás
Gutiérrez Silva y su esposa Irene, con un expendio
de sabrosos empanochados, semitas, flautas, conchas,
pilones, etcétera. Él amasa y hornea el partido azul
y ella lo vende, el es un buen jugador de quinielas,
muy ordenado en su negocio, desplazándose de aquí
para allá en una ejecutiva Suburban. Luis Zamora es
uno de los cuatro carniceros que atienden ese ramo;
ellos, igual que los demás, son admirables por su
tenacidad y apego a su trabajo, están siempre con
sus mesas y ganchos llenos de carne de primera
calidad y a precios más baratos que en los grandes y
ostentosos “supers”.
Desde luego, no olvido las vendimias atendidas
DIRECTOR GENERAL: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA
por las del sexo hermoso, sus canastas con ciruelas,
guamúchiles, camotes de cerro, camotes enmielados,
tamales de ceniza, de elote y de carne, y en ese mismo patio entoldado también está Toribio González,
el popular tubero que día a día nos refresca con tuba
“fresca y dulce” y sin pizca de química, algunas veces
porque se durmió o por atender otros quehaceres su
papá Adolfo, quien a pesar de sus muchos abriles
acumulados, nos atiende rápido y cortésmente. En
fin, todas y todos los pequeños comerciantes siempre
luchando y sonriendo, atendiendo a su clientela.
Ojalá y muchos, pero muchos de los colimense
sigamos prefiriendo a los mercados, que además de
ser parte de la historia de Colima, los que ahí trabajan
son gentes que desde la madrugada están ahí para
ganarse el justo salario para sostenerse y atender a
sus familiares.
Como ya se me acabó el pedazo que me conceden para mi columna, solamente me resta desearles a
todos los pequeños comerciantes, a todos por igual,
salud, y que no se les disminuya la clientela. Ya en
otra ocasión y tan luego como Pepe me proporcione
más nombres, escribiré.
* Empresario, historiador y narrador. †
COORDINADOR: JULIO CÉSAR ZAMORA VELASCO
Imágenes: Fotos de Archivo.
Correo: [email protected], [email protected]
El pintor, escultor y escenógrafo Juan Soriano (1920-2006) es considerado uno de los artistas imprescindibles
para pensar la cultura mexicana del siglo XX; cuyo talento y personalidad hizo que escribieran sobre él
Sergio Pitol, Octavio Paz, Julieta Campos, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, entre otros.
ESCRIBEN: Javier Chávez pág.2, Guillermo Fadanelli y Carolina Contreras pág.3, Leopoldo Barragán pág.4,
Francisco Gálvez y José Lomelí pág.5, Josafat Ramírez pág.7, Salvador Díaz pág.8, Christian Mora pág.9,
Nury Sandoval y Hugo Palacios pág.10, Historia pág.11 y Carlos Caco Ceballos pág.12
2
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
11
Noveno aniversario luctuoso
Juan Soriano, el gran experimentador de la plástica mexicana
Javier Chávez
En la historia del arte…
Ágora
El dibujante, pintor, escultor y escenógrafo
Juan Soriano (Guadalajara, Jalisco, 8 de agosto 1920México, D.F, 10 de febrero 2006) es considerado uno
de los artistas imprescindibles para pensar la cultura
mexicana del siglo XX; cuyo talento y personalidad
hizo que escribieran sobre él Juan García Ponce, Sergio
Pitol, Octavio Paz, Julieta Campos, Carlos Monsiváis,
Elena Poniatowska, entre otros.
El artista, a quienes sus padres le dieron el
nombre de Juan Francisco Rodríguez Montoya, en
opinión del escultor Sebastian, es un importante
representante de la plástica mexicana.
A nueve años de su fallecimiento, la obra de
Juan Soriano ha estado presente al exhibirse a lo
largo del país sus creaciones pictóricas y escultóricas
en diferentes muestras, y su obra escultórica monumental está dentro de paisaje artístico de la Ciudad
de México, Guadalajara, Villahermosa y Monterrey,
con esculturas como La Paloma (1991), Luna (1993),
Ola (1993) o Dafne (1998).
Actualmente, tres representaciones semiabstractas creadas por Soriano en el año 2005 se exhiben en
la Plaza Dag Hammarskjöld de Manhattan en Nueva
York: Pájaro III, Pájaro de dos caras, y Paloma de
bronce, aves que superan los tres metros de altura y las
cuales permanecerán hasta el 30 de abril próximo.
El escultor Sebastian, en entrevista con Conaculta, expuso que Juan Soriano produjo una obra que
ha representado a México de manera excelsa a nivel
internacional. “Además de la gran pintura que realizó,
en sus últimos años demostró su capacidad escultórica.
Las primeras piezas que le conocí fueron cerámicas
extraordinarias, pasó a los bronces monumentales e
hizo colecciones muy grandes de producción monumental, es una figura absolutamente reconocida a nivel
internacional y nacional”, destacó Sebastian.
El poeta Octavio Paz decía que la obra de Juan
Soriano era la afortunada fusión de las tres potencias
del arte: la tradición, la fantasía y la imaginación
visual; en ese sentido, el artista plástico Sebastian
calificó como extraordinaria la fantasía del creador
de la escultura Luna.
En opinión del miembro de El Colegio Nacional, Vicente Rojo, el legado de Juan Soriano es
importantísimo dentro de la pintura mexicana. “El
hecho de que su obra se mantenga vigente radica en
la gran calidad que tenía su trabajo, esa es la manera
en la que una pintura puede trascender”.
El escultor nacido en Barcelona, España, en 1932
destacó que Juan Soriano tuvo el valor de romper en
determinado momento con toda esa trayectoria que
tenía dentro de la Escuela Mexicana de Pintura para
crear formas muy personales.
“De Juan Soriano me parecen muy valiosos
todos los retratos que hizo de Lupe Marín. Fue una
época muy rica y atrevida, creo que en algún momento debería verse toda esa obra reunida”, indicó
Vicente Rojo.
En la década de los años treinta, Juan Soriano
realizó retratos, en los que exploraba el espíritu del
retratado. Hacia 1940 hizo varios bodegones con ecos
de la pintura decimonónica, provinciana y costumbrista, en donde las madréporas, frutas, caracoles, y
calaveras son parte de su capacidad inventiva.
Entre 1942 y 1950 Juan Soriano privilegió
el retrato y le realizó a Lola Álvarez Bravo, María
Asúnsolo, y Pita Amor. A partir del año 1950 recibió
diversos galardones, montó exposiciones y tuvo
el reconocimiento creciente de la crítica, lo que se
tradujo en años de intenso trabajo en los que pintó,
esculpió, dibujó, y diseñó escenografías y vestuarios
para montajes de danza y teatro.
En su obra pictórica también hizo alusión a la
tierra, al mar, al aire, a animales como perros, gatos,
cocodrilos, caballos, aves, y murciélagos. En los años
1961 y 1962 se dedicó a pintar una serie de Lupe
Marín que se consideró un trabajo consagratorio de
Soriano, y cuya etapa significó una indagación en el
abstraccionismo.
Cuando se fue de México y se sumergió en un
mundo artístico transnacional más amplio en Roma,
París y otras ciudades, su arte comenzó a mostrar
evidencia de la inspiración en las abstracciones del
informalismo español, del tachismo francés y del
expresionismo abstracto de Norteamérica.
“El color de sus pinturas está muy unido a los
pintores de la época. Después de venir con una gran
influencia de la Escuela de París él da un vuelco a
retomar la tradición mexicana y se sienta en su color
y forma, en el reconocimiento de lo que es la raíz
de la pintura mexicana”, señaló el artista plástico
Sebastian.
Para el Premio Nacional de Ciencias y Artes
2014 en el área de Bellas Artes, Arnaldo Coen, Juan
Soriano se expresó en sus inicios de una forma muy
clásica, para luego cambiarla a finales de los cincuenta.
“De alguna manera, abrió un camino junto a un grupo
de gente, para rescatar lo que es una visión universal
del arte”, refirió.
“Creo que Juan Soriano aportó muchísimo en
esa transición que llamaron de la ruptura, que pienso
más bien fue una transición de un grupo de artistas
que no se sumaron al movimiento nacionalista en
México”.
El pintor y escultor dijo que Juan Soriano se dio
la oportunidad de experimentar varias cosas, lo que
reafirma la creatividad que tuvo. “No se estancó en
una sola época o en un solo estilo que ya supuestamente había conquistado; fue un gran experimentador.
Se dio la libertad de experimentar en varias épocas,
en diferentes estilos, creo que no hay que tratar de
encontrar en su obra una singularidad”, expresó
Arnaldo Coen.
El miembro fundador del Salón Independiente
en 1968 describió a Juan Soriano como un artista de
gran calidad en todas sus épocas. “A mí particularmente
me gusta su trabajo de finales de los cincuenta, donde
incursiona un poco más hacía el abstraccionismo y
semiabstraccionismo. Maneja elementos esquemáticos
que evocan un poco el movimiento de vanguardia
de principios de siglo XX, y que de alguna manera
retoma para regresar a una espontaneidad y frescura
con las que encontró su propia caligrafía, un mundo de
expresividad que enriqueció el colorido y las formas.
Juan Soriano fue un gran espectador, nos enseñó a ver
y nos abrió la puerta para encontrar nuestra propia”,
15 de febrero
1797.- Nació Heinrich Engelhard Steinway, un
fabricante de pianos alemán y fundador de la compañía
Grotrian-Steinweg en 1835 (más tarde conocido como
Henry Steinway, después de emigrar a los Estados Unidos
donde fundó Steinway & Sons). Tuvo una infancia dura
porque cuando tenía 15 años, a sus padres y hermanos
los sorprendió una tormenta eléctrica y un rayo los alcanzó, sólo sobrevivió Heinrich. Con esa edad comenzó
a trabajar como carpintero y más tarde se convirtió en
aprendiz de constructor de órganos e intérprete de este
instrumento en la iglesia. En 1835 abrió su negocio de
pianos en Brunswick y fabricó el primer piano rectangular, que presentó a su novia Juliane el día de su boda.
En 1836 fabricó su primer piano de cola en la cocina
de su casa en la ciudad de Seesen. Este piano fue llamado más tarde el "piano cocina" y ahora se exhibe en
el Museo Metropolitano de Arte. Debido al inestable
clima político en Alemania, decidió abandonar el país
y emigró a Nueva York, donde anglicanizó su nombre
a Henry E. Steinway, estableciendo su propia compañía
bajo el nombre de Steinway & Sons en 1853.
Juan Soriano con la escultura Pájaro sobre
la Ola, en Comala,Colima.
detalló Arnaldo Coen.
Vicente Rojo dijo en entrevista que Juan Soriano fue para él un importante maestro. “Aunque
mi propuesta artística no tiene que ver con lo que él
hacía, yo siempre lo tuve presente a la hora de hacer
mi trabajo, era uno de los pintores a los que yo quisiera acercarme”.
Vicente Rojo Almazán recordó cuando se alojó
en la casa de Juan Soriano en París. “Yo salía temprano
y veía que Juan ya estaba sentado frente a un caballete
con unos modelos, tenía una manzana, un vaso y algún
otro elemento. Al volver por la tarde,Soriano ya había
transformado lo que tenía, el vaso si era azul, en ese
momento ya era verde, la manzana era una pera. Me
gustaba mucho ver cómo iba ajustando lo que necesitaba de acuerdo a un tema concreto; me emociona
la capacidad que tenía de hacer ese movimiento en
su obra”.
El escultor Sebastian recordó que con Juan Soriano compartió mesas redondas y foros. “Era hombre
de gran humor y carisma. Muy simpático, siempre
fresco, tenía una manera de ser a veces muy agresiva
y bastante irónica, pero eso le daba una personalidad
especial. Nunca dejó de ser el gran artista, nunca vi
una pieza en la que flaqueara y se viera mediocre,
siempre estuvo haciendo propuestas de avanzada y
su obra en general creo que enaltece la cultura del
arte mexicano”, puntualizó.
Juan Soriano murió el 10 de febrero de 2006, a
la edad de 85 años. Recibió un homenaje de cuerpo
presente en el Palacio de Bellas Artes.
17 de febrero
1673.- Murió Jean-Baptiste Poquelin, "Molière",
dramaturgo francés. Considerado el padre de la comedia
francesa, sigue siendo el autor más interpretado. Despiadado con la pedantería de los falsos sabios, la mentira de
los médicos ignorantes, la pretenciosidad de los burgueses
enriquecidos, Molière exalta la juventud, a la que quiere
liberar de restricciones absurdas. El Tartufo (1664), Don
Juan (1665), El misántropo (1666), El médico a palos
(1666) y El avaro (L'Avare, 1668), son algunas de sus
obras más conocidas.
1836.- Nació Gustavo Adolfo Bécquer, poeta
y narrador español, perteneciente al movimiento del
Romanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama,
sólo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos alcanzó el prestigio que hoy se le
reconoce. Su obra más célebre son las Rimas y Leyendas.
Los poemas e historias incluidos en esta colección son
esenciales para el estudio de la literatura hispana, sobre
la que ejercieron posteriormente una gran influencia.
18 de febrero
1564.- Falleció Miguel Ángel Buonarroti, polifacético artista (arquitecto, pintor y escultor) del Renacimiento Italiano. Es considerado uno de los más grandes
artistas de la historia tanto por sus esculturas como por
sus pinturas y obra arquitectónica. Desarrolló su labor
artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia
y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas,
la familia Médicis de Florencia y los diferentes papas
romanos. Triunfó en todas las artes en las que trabajó,
caracterizándose por su perfeccionismo. La escultura,
según había declarado, era su predilecta y la primera a
la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como
una imposición por parte del papa Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnífica la bóveda
de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó
proyectos arquitectónicos.
Entre marzo y abril de 1508, Miguel Ángel Buonarroti recibió del papa Julio II el encargo
de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina; en mayo aceptó y concluyó los frescos cuatro
años más tarde, tras un solitario y tenaz trabajo. Al tema bíblico general de la bóveda,
el artista interpuso una interpretación neoplatónica con la representación de nueve escenas del Génesis, junto con doce profetas y las sibilas. Un poco más abajo se encuentran
los antepasados de Cristo. Todas estas escenas están diferenciadas magistralmente por
medio de la imitación de arquitecturas. Toda la obra se convirtió en el símbolo del arte
del Renacimiento.
1938.- Leopoldo Lugones se quitó la vida en la
isla del Tigre, Argentina, un poeta, ensayista, periodista
y político argentino que recibió el Premio Nacional de
Literatura en 1926, y dos años después presidió la SociedadArgentina de Escritores. Entre su obra poética figuran
Los mundos (1893), Las montañas del oro (1897) Los
crepúsculos del jardín (1905), El libro de los paisajes
(1917), Romancero (1924), La copa de jade (1935), entre
otros; mientras que en narrativa La guerra gaucha, (1905),
Las fuerzas extrañas, (1906), Cuentos fatales (1926) y
El Ángel de la Sombra (su única novela, 1926).
19 de febrero
1937.- Se suicidó el escritor Horacio Quiroga,
cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue el maestro
del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y
modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a
la naturaleza bajo rasgos temibles y horrorosos, y como
enemiga del ser humano, le valieron ser comparado con
el estadounidense Edgar Allan Poe. Algunos estudiosos
de la obra de Quiroga opinan que la fascinación con la
muerte, los accidentes y la enfermedad se deben a la
vida increíblemente trágica que le tocó en suerte, pero
ha dejado para la posteridad algunas de las piezas más
brillantes de la literatura hispanoamericana del siglo
XX. La versión actual de Cuentos de amor, de locura y
de muerte, es una obra que reúne sus narraciones más
reconocidas.
20 de febrero
1898.- Nació Enzo Ferrari, el fundador de la Scuderia Ferrari y más tarde de la marca de automóviles que
también llevaría su apellido. Su símbolo fue el Cavallino
Rampante (un caballo negro encabritado sobre un fondo
amarillo). Enzo fue conocido dentro de los seguidores
de Ferrari como Il commendatore. Irónicamente, esta
misma fecha pero de 1993, falleció Ferruccio Lamborghini, también italiano y constructor de automóviles
deportivos, así como fabricante de tractores. El símbolo
de la empresa, un toro, fue tomado del signo zodiacal
de Ferruccio Lamborghini, el Tauro. El Lamborghini
Miura fue llamado así por el criador de toros español
Eduardo Miura.
21 de febrero
1893.- Nació Andrés Segovia, guitarrista clásico
español, considerado como el padre del movimiento
moderno de la guitarra clásica. Muchos estudiosos creen
que, sin los esfuerzos de Segovia, y pese a la noble
historia de dicho instrumento (derivado a su vez de la
vihuela), la guitarra seguiría estando considerada como
un instrumento meramente popular.
10
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
3
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Terlenka
Los vanidosos
Oleaje invisible
Guillermo Fadanelli
Hugo Armando Palacios Reyes
Vaya sorpresa se lleva uno cuando las cosas tienen un fin, de cualquier camino, lugar, canción, sabor
o amor; cosas interminables, como el pensamiento, se
sienten, no tienen fin; martirio y dolor se conjugan en
una sola cosa. Así son las razones de mi pesar. Cuando
por vez primera apareciste, no sé cuántas cosas pasaron
por mi mente y fueron transformándose poco a poco
en letras, palabras, risas, juegos y aventuras.
El inicio del conteo de cada año, principio y fin,
dios Janus nos protege, preparando cada momento,
tiempo y espacio para la llegada de ambos. Quién
pensaría que ahí comenzaría nuestra historia.
Yo, en el tren de la prisa, como devorando cada
instante, sediento de la vida y el tiempo. Tú, paciente,
observadora de las cosas y sensaciones, viendo pasar
la vida en el goce de ella misma; con una sonrisa la
desvaneces. Te miro a los ojos y quiero creer que este
momento no terminara jamás.
De tu nombre averigüé, y en la búsqueda de mí
mismo, me encontré con la fortaleza e inteligencia
guardada en el castillo de la inconsciencia; pasaron
doscientos cuarenta momentos con sus risas y alegrías,
aproximadamente; eso bastó para desgarrarme la piel
y desquebrajar mi corazón.
Cuántas letras, aromas y miradas fueron suficientes para dedicarlas a ti; dicen que el amor es un
sentimiento y el paso del tiempo siempre lo borra,
pero, bah, a mí me mintieron: yo te llevo atada.
En las doce horas posteriores a la mañana,
se conjugan batallas, amantes, pasiones y guerras,
orquestando el plan perfecto para desquiciarse uno a
uno, mas tu mirada y sonrisa son la muerte perfecta
en cada asunción.
En el escándalo de mi cabeza, las ideas se
desprenden y buscan anisadamente la mejor manera
para hacerte un regalo perfecto: he pensado en desgarrar mi corazón y dejártelo en una cajita moratoria,
redactarte un texto efímero que te emocione hasta el
último rincón de tu esencia, robarte el aliento; decirte
que te amo no sería suficiente.
Por eso, preparo en el viento, las tardes lluviosas,
en la sonrisa contagiosa, en una mirada coqueta, en la
canción de un trovador, en cada sonido e imagen, en
cada abrazo sincero recibido, aparezcas, pronuncies
mi nombre y poses un suspiro, uno eterno y lleno
de amor.
Silencios
Nury Sandoval
Hay quienes nacieron
para odiar los silencios
Pero yo no
Yo les temo
Porque un día
Particularmente lento,
día de segundos como de mar adentro
Nada sucedía
Los días son mejores si hay ruido
por doquier:
Un nido de alacranes chillando
en el rincón de la casa
Una besucona cantando
en mis oídos, en mis labios
las palabras
No soporto el silencio
¡Tuc!
Escuché por última vez antes
de entrar a la nata ahogada
A la dimensión
Para siempre solitaria desértica
de enana blanca habitada por mí
Pude haber muerto y nunca ser
encontrada
Ni por mi ángel de la muerte
Ni por mi recuerdo
Ni por mi sombra
En el escándalo de mi cabeza, las ideas se desprenden y buscan
anisadamente la mejor manera para hacerte un regalo perfecto: he
pensado en desgarrar mi corazón y dejártelo en una cajita moratoria.
Hay quietudes que no soporto
No quiero
Lo posible del silencio
Que ha estado cocinándose
para mí
A lo largo de la historia
La gravedad de esa nada se
ha estado sujetando a mis carnes
Para dejarme aquí
Hasta los huesos
“Un hombre honesto y cultivado sólo puede ser vanidoso,
a condición de ser infinitamente
exigente consigo mismo y de despreciarse a veces, hasta llegar al
odio”. (En Memorias del subsuelo,
F. Dostoiewski.). Es probable que
esta clase de hombre exista, más en
caso de que así fuera, el hecho de ser
infinitamente exigente consigo mismo tendría, por ende, que llevarlo
a la desaparición o al ocultamiento
de sí mismo.
El que se odia a un grado
superlativo tiene como enemiga
principal a la propia existencia. Si
todo aquello que odiamos desapareciera, entraríamos en un limbo de
felicidad incomparable. No es mi
ánimo pontificar o dar sentencias
a la ligera, pero mi experiencia me
dicta que si bien la vanidad resulta,
por lo general, insoportable, puede
aceptarse, en algunos casos: no
todos los vanidosos son intragables
y, en raras ocasiones, hasta son
simpáticos.
La máxima ecuación griega
nos dice que el conocimiento profundo de las cosas tendría que llevarnos
por el camino de la humildad. Y
qué es la humildad, sino un volver
a la tierra, al suelo que absorberá
nuestros huesos y cenizas.
El antropólogo y ensayista
René Girard ha sugerido que la
vanidad proviene de un deseo de
imitación. En su libro Mentira, romántica y verdad novelesca, dice:
“El vanidoso no puede extraer sus
deseos de su propio fondo; los pide
a otro. Para que un vanidoso desee
un objeto basta con convencerlo
de que este objeto ya es deseado
por un tercero que posea ya cierto
prestigio”.
Tomo esta insinuación para
sugerir, a mi vez, que el vanidoso
resulta falso, pacato, insustancial.
Y además copión, sin originalidad
y pendiente de lo que el otro desea:
envidioso, farsante e impostado.
Conozco a esta clase de hombres
y su brillo es efímero, porque no
proviene de su energía personal, de
su sangre e impulso: el que imita es
un espejo sin vida.
Ser exigente con uno mismo
y despreciarse hasta llegar al odio
supone una vanidad distinta. Significa autocriticarse a tal extremo de
encontrar en uno un valor genuino
e incómodo. Se llevan las virtudes
en la espalda como una penitencia.
Lo he vivido en carne propia: yo
me desprecio a tal grado que el
desprecio del otro o su odio hacia
mí me resultan absolutamente superficiales. No encuentro casi nada
interesante en el que me detesta o
desprecia. Me parece un sicario que
ha llegado tarde, cuando ya mi taza
de café está fría y yo me encuentro
en otra parte. Se trata, la mía, de
una vanidad dolorosa –casi un castigo– que incluye el autodesprecio,
el cansancio, el odio de uno mismo
y el deseo de desaparición.
Truman Capote era un vanidoso obsesivo, deseaba la belleza ajena, apropiársela y satisfacerse con
ella; a raíz de este deseo, le atraían
la frivolidad propia de la monarquía,
el glamour del cine y la celebridad
en todos sus rostros. Sin embargo,
también se autocriticaba a un grado
mayor, hecho que se puede comprobar en su estilo literario, muy pulido,
refinado y cuidado con el auxilio
de la obsesión y el bisturí. Capote
deseaba que su obra fuera perdurable, quería ser recordado como
uno de los más grandes escritores
estadounidenses. Quería celebridad
hasta después de muerto.
Como se habrán percatado,
este conjunto de digresiones e ideas
sueltas intentan hacer una breve defensa de la humildad. ¿Cómo puede
ser vanidoso un ser que morirá algún
día y que, además, no se odia a sí ni
se desprecia? El talento no sabe de
milagros. En mi sociedad abundan
los que apenas ostentan un poco
de poder o celebridad, se inflaman
como globos aerostáticos o como
gatas panzonas que tiran zarpazos al
aire mientras su mente adormilada
bosteza. Dice Girard: “El vanidoso
quiere referirlo todo a sí mismo,
congregarlo todo en su yo, pero
jamás lo consigue. Siempre sufre
una huida hacia el otro, por la cual
se pierde la sustancia de su ser”.
El deseo de perdurar o ser
recordado después de muerto me
resulta absurdo y obsesivo: si se
quiere ser humilde, habría que vivir
al ras del suelo, esperando la última caída, el retorno a la tierra, la
muerte. ¿Y después? La nada. ¿Para
qué quiere un muerto la fama? Para
nada: son otros los que se benefician
de ella.
Nocturno gatuno
Carolina Contreras
Yo te propongo, sin cadenas, querernos.
Gustarnos al principio, gustarnos nuestros besos,
las caricias que se esconden por momentos
en lugares no habitables,
te propongo gustarnos nuestras pieles
no sólo en las noches de locura,
sino en todos las oportunidades que se presenten,
yo te propongo un amor-gato-Sabina sin que me mandes,
sin que te mande,
sin que nos importe si la noche parece corta,
jugar con nuestro amor por callejones oscuros
o tejados o balcones.
Te propongo la alegría, una unión sin ataduras,
donde me beses despacio o me muerdas los labios...
yo te propongo gustarnos los cuerpos en cada oportunidad,
gustarnos los pensamientos,
que me sorprendas y que te dejes sorprender,
te propongo alejarnos, dejarnos y extrañarnos
y entonces querernos....
Mi gato.
4
Ágora
Ágora
Joel, y el cultivo del café
Inseparables
PLAZA CULTURAL DE
PLAZA CULTURAL DE
Christian Mora
Leopoldo Barragán Maldonado
Reza un adagio que “lo bueno viene en paquete chico”; por eso, haber nacido y vivir en un
estado geográficamente pequeño como Colima, es
un privilegio, pues tenemos de todo: esteros, playas,
lagunas, balnearios, montañas, volcanes…; maravillas
naturales que, prácticamente, están próximas, llegando
a ellos en poco tiempo, ya sea por cualquier medio
natural o mecánico.
Justo en la parte norte de nuestro terruño se
encuentra la llamada Zona Mágica, que desde luego
no se limita al atractivo tramo carretero entre Comala
y Suchitlán, en que las personas, a bordo de sus vehículos, experimentan ese agradable fenómeno que
desafía las leyes de la inercia; sino que, además, la
sabiduría infalible de la madre naturaleza también
le ha concedido a dicha región el don del clima, las
bondades de la tierra y la altura conveniente sobre
el nivel del mar, para entregarnos uno de los más
preciados frutos del planeta tierra: el café, cuyas
plantas se nos muestran al alcance de la mano cuando
deambulamos por aquellos parajes.
Mucho se ha dicho acerca de los
beneficios que el café proporciona al organismo, favores naturales asociados históricamente a
leyendas surgidas en el Medio
Oriente, en especial en Arabia,
cuando algunos monjes observaron la energía que adquirían las
cabras al masticar aquel fruto.
Con el propósito de apreciar el fabuloso espectáculo que nos está ofreciendo el Volcán de Fuego,
instalé mi puesto móvil de observación vulcanológica
en la comunidad de La Becerrera. Después de captar
dos grandes fumarolas, me trasladé a las cercanías de
Cofradía de Suchitlán para degustar una exquisita taza
de café capuchino con sabor a caramelo, prestándose
la ocasión para entablar conversación con el señor
Joel, todo un experto en el proceso del café.
Joel Martínez Díaz nació el 16 de enero de
1987, en Cofradía de Suchitlán, municipio de Comala. Su infancia transcurrió en dicha zona, y con
alegría comenta que a temprana edad comenzó a
trabajar, junto con su papá, en el tratamiento del café,
yéndose desde pequeño a las huertas de sus abuelos
Leobardo Martínez Ascencio y Emilia Díaz Peña, a
cortar el mismo.
Joel tiene presente que su abuela tostaba el café
en un comal, haciendo el mismo procedimiento semejante al que actualmente se emplea para elaborar el
café Colimotl. Joel recuerda: “Ella iniciaba el proceso
a la intemperie, el secado lo hacía en modo capulín, es
decir, tal cual se corta de la planta; después, lo ponía
a asolear 4 ó 5 días, lo metía a un comal donde ella
hacía las tortillas, ahí lo tostaba, y luego lo molía en
metate; cuando terminaba, nada más lo vaciaba a la
olla y nos daba nuestro café”.
Mucho se ha dicho acerca de los beneficios que
el café proporciona al organismo, favores naturales
asociados históricamente a leyendas surgidas en el
Medio Oriente, en especial en Arabia, cuando algunos
monjes observaron la energía que adquirían las cabras
al masticar aquel fruto, quedándose perplejos de ver
a los caprinos saltando de un lugar a otro.
Son incuestionables las propiedades energéticas
que tiene el café para mantenernos despiertos, ya que
la cafeína es un estimulante del sistema nervioso; pero
no sólo eso, éste es un producto rico en antioxidantes
que combaten a los radicales libres, retrasando el
envejecimiento, y por si fuera poco, ayuda en la desaparición de las ojeras y celulitis, al ser un activador
de la circulación sanguínea, además que favorece la
contracción muscular, resultando útil para mejorar
el rendimiento atlético, y por supuesto, contribuye a
mejorar la digestión.
De todo lo anterior, nos proveemos cuando en
nuestra dieta incorporamos el consumo racional de
una taza de café, pero debemos estar atentos con el
origen de su elaboración, porque la cafeína es un arma
de doble filo; por eso, mientras más natural, mejor;
y si de calidad se trata, basta que nos traslademos al
municipio de Comala para consumir el exquisito café
que allá se produce.
Joel nos narra cómo empieza el proceso de
elaboración: “Iniciamos cuando nos traen el producto
de las huertas de Cofradía, de La Becerrera, el Nuevo
Naranjal, La Lima, de Colomos, Agosto, El Remudadero, de La Nogalera, de Suchitlán; todo el café es del
estado de Colima. Cuando llega el producto en estado
cereza, así se le llama, que es el recién cortado, se
checa que esté el café maduro; enseguida, lo vaciamos
al sifón, lo que hace éste es que separa el café vano,
hace que flote el café que tiene una almendra, y el
café bueno, que tiene dos almendras, se sienta en la
parte de abajo.
“Cuando ya llenamos el sifón, abrimos una compuerta, y el café que está sentado en la parte de abajo
empieza a flotar y sube por un conducto directamente
a las despulpadoras; lo que las despulpadoras hacen es
que retiran el mucílago, la cascarita de la almendra;
separamos lo que es el mucílago y la almendra, y entra
la almendra a una pila de reposo durante 24 horas,
ahí va a perder la babita. El mucílago se deposita
en una tolva de escurrimiento y ahí se recoge para
fertilizante natural o para ganado; ya cuando tenemos
las 24 horas en una pila, se pasa a la pila de lavado,
aquí vamos a tratar de retirar todas las impurezas
que tenga el café, ya para sacarlo a asolear; una vez
estando en la era se va a asolear durante 4 ó 6 días,
dependiendo qué buen sol tengamos; hay que estarlo
checando mínimo cada tercer día para que el secado
vaya de manera adecuada; hay que estar meneando
hasta 30 veces al día para que el café que está abajo
9
se vaya asoleando”.
Uno de los secretos en el proceso del café tiene
que ver con la sensibilidad para calcular el tostado,
es por ello que Joel nos recalca: “El tostado tiene que
durar entre una hora diez o una hora y cuarto en el
tostador que tenemos aquí de 55 a 60 kilos; en ese
tostador tenemos que manejarlo hasta 175 grados
Celcius, aquí es cuando tenemos que estar checando
constantemente que el café no se nos vaya a pasar; es
cuando tenemos que estar al pie del cañón”. El sentido
común y la experiencia son los criterios en que se basa
su conocimiento empírico para obtener un buen café
y evitar que se pase de tueste; al respecto, señala:
“Es olor, consistencia y también visualmente, en el
probado tenemos que estar checando constantemente
que no se vaya a pasar, es a criterio de la persona que
está tostando, si ya ves que se está pasando necesitas
que solo, con su propio calor, siga tostándose, una
vez tostando esperamos, después de la hora, unos 25
minutos que quede bien frío y lo pasamos al molino,
lo empaquetamos y lo entregamos allá, en una tacita
de café allá con ustedes”.
Joel es un hombre que disfruta su trabajo, lo
acepta con gusto, expresando su sentir en cada oportunidad que se le presenta; con entusiasmo afirmó:
“La verdad es un trabajo muy digno, te diviertes, lo
haces con ganas cuando te gusta; a mí me gusta mucho,
aprendes, conoces mucha gente, y en lo económico
te deja un poco más que los trabajos que hay aquí
de campesino, de obrero”. De lo dicho por él, me
llamó la atención el énfasis puesto en las palabras
dignidad del trabajo, por lo que abundé un poco más
al respecto, señalando: “La dignidad del trabajo para
mí es hacerlo honestamente y de la mejor manera;
la dignidad me la han inculcado mucho mis padres,
yo me quiero sentir orgulloso, mañana o pasado, que
mis hijos tengan un buen ejemplo de su papá, que
trabajen honradamente y que se ganen las cosas de
manera adecuada”.
No sólo la enseñanza de sus antepasados ha
contribuido en la formulación de sus conceptos, sino
que también el apego a la tierra, el amor a su entorno
y, por supuesto, el reconocimiento a su trabajo que
encuentra su mejor expresión en las opiniones vertidas
por los turistas; en este sentido, platica: “Nos visitaron
unas personas de Mazatlán; se fueron encantados por
el trato que se les dio; se me quedó grabado que el
señor se dirigió conmigo y me dijo que envidia mi
trabajo y quisiera que lo cambiara. Porque dice él que
lleva una vida muy ajetreada, ‘y yo veo que aquí, si te
enojas, te desquitas con el trabajo que estás haciendo,
porque es un trabajo de esfuerzo; yo te aseguro que
aunque me regañara mi esposa, pues ahí se me olvida,
porque te desestrezas mucho’”.
Ya para concluir nuestra agradable charla, Joel,
en pocas palabras, dio una lección de ética laboral:
“Para mi ver, a las personas que sonríen, que se
sienten cómodos, para mí es la mejor satisfacción
que yo tengo en cualquier trabajo que he estado; que
se queden contentos, que les guste lo que tú haces,
y que vean que uno lo hace con ganas, es la mejor
paga que puedo tener”.
Santiago estaba recargado en el rincón más oscuro
del cuarto cuando escuchó a alguien dando vuelta a la
chapa. El cuerpo cansado de Nadia comenzó a dibujarse
conforme la puerta fue abriéndose; sin encender la luz,
caminó hasta la cama y se sentó en el borde. Al verla,
Santiago se incorporó y fue a sentarse a su costado. Con
voz lastimada trató de conversar con ella, sin intentar
tomarle las manos:
-Hey, sabes que no es mi culpa. Yo no quería.
¿Cómo podría haber deseado esto? Yo te amo, de verdad. Nunca hubiese hecho algo para lastimarte. Todo
fue un accidente.
Dejó de hablar al notar que su voz comenzada
a entrecortarse y una gota solitaria escapaba de su ojo
izquierdo. Se limpió el lagrimal con la manga de su
camisa y decidió levantarse de la cama, dejando a Nadia
sentada. “Nunca me lo vas a perdonar”, dijo por último,
y salió al balcón para fumar un cigarrillo.
Nadia descansó la espalda sobre su lecho y subió
las piernas para acostarse por completo. En posición
fetal, comenzó a llorar, abrazando su almohada, mientras
se quedaba dormida pensando en Santiago.
Lo había conocido dos años antes, cuando ella
cursaba el tercer semestre de la licenciatura y él tuvo
la fortuna de darle clases. Con siete años de diferencia,
él de veintiséis y ella apenas rebasando la mayoría de
edad, su relación se había convertido en el calvario
de sus padres. Santiago no era de esos a los que se les
podía llamar rabo verde, más bien había sido Nadia la
encargada de enamorarlo. Sucedió al final del semestre, cuando ella tuvo problemas para pasar la materia
y le solicitó ayuda al profesor para aprobar. Éste, con
buenas intenciones, le dijo que lo máximo que podría
hacer por ella era ayudarla a estudiar. Fue idea de Nadia reunirse en la casa del maestro, para concentrarse
mejor, pretextando que, en su casa, sus padres harían
mucho ruido y no la dejarían concentrarse. Santiago
aceptó y al cabo de un par de horas estudiando, ella
se dijo cansada y le preguntó si no había otra forma
más fácil de salvar la materia. Él parecía no entender
la insinuación hasta que ella se le aventó a los brazos
robándole un beso. Santiago de inmediato se separó de
ella, comentándole que lo ocurrido no era correcto, y
le pidió saliera de su hogar lo más rápido posible, no
sin antes recordarle la fecha del examen. Esa noche,
Santiago se acostó confundido. Su ética profesional le
recriminaba sus pensamientos desde su oído derecho,
pero a su lado izquierdo una voz interior le recordaba
lo enamoradizo que era.
Fue entonces que con un simple beso él se quedó
clavado con Nadia y el día de la prueba le pidió que
se quedaran a solas después del examen. No le sugirió
nada indecoroso, inclusive ni siquiera le prometió una
mejor calificación, únicamente pidió le explicara lo
ocurrido en su casa.
-No, pues… la neta me gusta un buen, profe—.
Fue la respuesta espontánea que le dio apenada.
Santiago la miró por unos instantes, y tratando de
buscar las palabras correctas, le confesó que él también
se sentía atraído por ella; sin embargo, una relación
amorosa entre alumna-profesor sería complicada. Ella le
replicó diciendo que no serían los primeros ni los últimos
en esa situación, y agregó: “Muy poco me importa lo
que pueda decir la gente”. Él ya no tuvo argumentos
para contradecirla y comenzaron a salir.
Todo iba viento en popa hasta que don Enrique, el
padre de Nadia, se enteró de la relación al encontrarlos
muy cariñosos comiendo en un restaurante. Armó un
escándalo desde la entrada; todos voltearon a verlos
cuando llegó a la mesa. Por fortuna, don Enrique no
sabía que Santiago era maestro de su hija, sino ahí
mismo lo hubiera matado en un ataque de rabia. En
lugar de eso, reconociendo a simple vista la diferencia
de edades entre los enamorados, se dirigió directamente
con Santiago y le pidió levantarse de la silla. Apenas
éste lo obedecía cuando lo volvió a sentar con un golpe
directo al rostro. El padre ya estaba preparado para que
Santiago se defendiera, pero éste, aun sabiendo que
fácilmente podría dejarlo agonizando en el suelo, no
respondió el golpe, por respeto a la figura paterna de
su alumna. Don Enrique tomó a su hija del brazo y le
advirtió desquitarse con ella llegando a casa.
Al terminar su cigarrillo, Santiago entró de nuevo
a la habitación oscura y reconoció a Nadia acostada en
la cama. Sin importarle que sus intentos serían fallidos,
que sus palabras no serían escuchadas ni sus caricias
sentidas, se acostó junto a ella y la abrazó por la espalda. También comenzó a llorar y lamentó no poder
consolar a su mujer.
Don Enrique le ordenó a Nadia encerrarse en su
cuarto mientras le contaba a su esposa lo ocurrido en
el restaurante.
-Pero ¿cómo era el muchacho? –preguntó la
madre.
El papá lo describió y ella dedujo con los detalles
que se trababa del profesor de la facultad que había
conocido en una junta de maestros con los padres de
familia. Su intuición de madre le indicó algo extraño
cuando su hija se lo presentó como el mejor de los
profesores. Prefirió no confesarle sus sospechas a don
Enrique, para no empeorar las cosas, pero en cuanto éste
se fue, se dirigió al cuarto de su hija para aconsejarla.
-Mi amor, está muy grande para ti –le dijo mientras
le acariciaba el cabello y Nadia recargaba la cabeza en
sus piernas maternas. Búscate un muchacho de tu edad.
Lo único que buscan los hombres maduros es tener
sexo. Tú te mereces a alguien que si te ame de verdad,
que no quiera nada más utilizarte.
-Él no es así, ma. Ni siquiera lo conoces –respondió Nadia, enojada y triste. Y me den permiso o
no, yo voy a seguir saliendo con él. El amor es más
importante que la familia.
-Ay, mi hijita. Estás muy chiquita para decir
esas cosas. Pero si tanto lo quieres, voy a hablar con
tu padre.
No fue sencillo convencer a don Enrique que
aprobara aquella relación, pero con tanta insistencia
de su mujer en el tema, no le quedó más que decir:
“Hagan lo que quieran, pero si esa muchacha terminar
en malos pasos, va a ser tu culpa”.
Santiago y Nadia comenzaron a salir con la bendición de su madre y la supuesta indiferencia del padre,
y aunque no le dirigía la palabra al profesor cuando lo
veía, permitía que visitara a la hija en su casa. Lo único
que Santiago escuchaba decir al padre era: “Hija, ya
es tarde para tener visita”. Y así, él entendía que era
hora de marcharse.
Un nuevo problema se creó cuando cumplieron
año y medio de relación; él le pidió a Nadia irse a vivir
juntos. La mamá casi se desmaya al enterarse y hasta
se persignó diciendo que de esa casa nadie se iba sin
la bendición del Señor. La hija y él objetaron no tener
recursos para hacer una fiesta de bodas, pero estaban
dispuestos a casarse al civil, para cumplir con la sociedad, y ya habiendo dinero, podrían responderle a Dios.
Don Enrique tampoco estuvo de acuerdo, mas como
ya había prometido no entrometerse en los asuntos de
su hija, le volvió a repetir: “Haz lo que quieras”; sin
embargo, esta vez agregó: “Pero si te vas de esta casa
por la mala, te desconozco como mi hija”.
Nadia despertó a la medianoche con la almohada
empapada en llanto. Las lágrimas no daban tregua e
incluso había seguido llorando mientras dormía. En un
ataque de pánico, al sentirse sola entre la oscuridad, comenzó a gritar y a solicitar la presencia de Santiago:
-¿Dónde estás, Santiago? ¿Por qué me abandonaste? –articuló entre sollozos.
-No te abandoné, aquí estoy contigo. Jamás te
dejaré sola –contestó él.
Pero ella no lo escuchaba, ni podía sentirlo
aferrado a sus espaldas. Era como si se encontraran
en dos dimensiones diferentes en la que sólo él podía
divisarla.
Al final, Nadia terminó yéndose sin permiso
de la casa de sus padres. Éstos dejaron de dirigirle la
palabra por incluso meses. Pero cuando se acercó la
época navideña, volvieron a tener contacto familiar y
acordaron reunirse en esos días para cenar. Santiago se
sentía un poco intimidado por el hecho de convivir con
sus suegros después de la disputa donde prácticamente
se había robado a su única hija. A pesar del intento de
los cuatro por convivir sanamente, en la mesa se respiraba un ambiente hostil. La charla se manejaba con
palabras medidas, para no decir nada imprudente; sin
embargo, a la madre de Nadia se le salió decir que se
le extrañaba mucho en casa. Tomando lo dicho como
una provocación para sacar el tema a flote, la hija dejó
caer los cubiertos al plato violentamente, suscitando la
molestia del padre y el comienzo de la discusión.
Nadia salió de la casa llorando, mientras Santiago
la seguía hasta el auto. Ella estaba inconsolable y siguió
sollozando arriba del carro. Él trató de tranquilizarla,
pero ella le respondió rabiosa que condujera. Santiago
se encogió de hombros y se encaminó a su hogar. A
medio transcurso, ella paró de llorar, y con ojos recriminadores, lo culpó de todos sus males. Él, quien sólo
estaba esperando la gota para derramar lo que se estaba
guardando, comenzó a gritar y a recordarle que ella
había sido la que comenzó todo con su beso robado.
Le dijo que si ella no quería, no se hubiera salido de
casa, porque él en ningún momento la había obligado.
Por estar discutiendo, ninguno de los dos notó la luz
roja que les solicitaba el alto, y justo cuando Nadia
preparaba su defensa, recibieron el impacto lateral de
un conductor distraído.
Apenas en el funeral se conocieron los padres
de ambos. Los parientes de Santiago no vivían en
la ciudad, pero al conocer la muerte de su hijo y su
relación con Nadia, decidieron que no pudiendo estar
los hijos juntos mucho tiempo en vida, por lo menos
sus tumbas permanecieran cercanas por el resto de
la eternidad.
8
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
5
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
¿Belleza?
Francisco Gálvez
Palestina
Lo bonito y lo feo es algo muy subjetivo, ya que este concepto se puede
tener por la edad, nacionalidad o el estatus social.
En una forma más sencilla, así nos conducimos día a día: siempre queremos
estar cerca de lo que pensamos que es bonito, y nos alejamos de lo que creemos
que es feo.
Hace algunos días, me topé sin querer con el trabajo del artista Jan Saudek,
que es un fotógrafo checo muy reconocido, con varios premios que envidiaría
cualquier fotógrafo.
Él dice que lo que intenta captar es lo que vive en su vida cotidiana, sin
embargo, podría ser una cotidianidad muy rara para la mayoría de personas que
observaran sus obras, pero si lo piensas más a fondo, te das cuenta que es la verdadera realidad, y que la vivimos diariamente cada uno de nosotros.
Jan Saudek es uno de los artistas más provocadores. Él capta con su cámara
lo que jamás verías en la publicidad de cualquier marca que desee venderte algo o
en cualquier revista de modas; es todo lo contrario al típico estereotipo de belleza
u otro tipo de fotografía.
En sus trabajos podrás ver personas con rasgos físicos que no son muy
comunes, como mujeres exageradamente obesas o sin alguna parte del cuerpo,
posando como modelos o haciendo alguna pose que solamente alguna persona
con algún tipo de trastorno mental podría realizar.
En este sistema capitalista en el que vivimos, la mercadotecnia se ha encargado en cada vez de separar más lo feo y lo bonito.
Ahora, el hombre y la mujer “perfecta” existen, están en los comerciales
y todos quieren ser ese tipo de persona: con un buen físico, un rostro suave y un
pelo hermoso.
Y te dan a entender que tú puedes ser como ellos y tener tanto éxito en la
vida así como en el amor, pero sólo si compras sus productos. Una realidad falsa,
llena de lujos innecesarios.
Al menos yo, cuando salgo a la calle, nunca he visto a esos modelos caminando con tanta frescura como lo hacen; lo que observo, son personas pidiendo
dinero, sin alguna parte de su cuerpo, con trastornos mentales, extremadamente
obesa o con un cuerpo que nunca vería en alguna revista de modelaje. Y creo que
esa es la realidad de la que habla Jan Saudek.
Lo feo es lo que se muestra más puro, es lo más real, sin mentiras ni tapujos;
muchas veces, por tratar de ocultarlo, dejamos de ser reales; para llegar a encajar,
llegamos a pretender.
La belleza sigue siendo un gran tema, pero no limitándose a admirarla, sino
a cuestionarla y a cuestionarnos como espectadores ante ella. ¡Salud!
Rusia
La diferencia
Salvador Díaz Pineda*
Sé que algún día, los que se dicen mexicanos entenderán que nosotros fuimos los que les dimos la patria,
les dimos el nombre, les dimos identidad. Mi pregunta
es: ¿Cuándo?
Un día 26 de marzo, llegó mi tragedia hasta la plaza
central del pueblo de Mexquititlán. Al final, como todos
los días de tianguis, yo ya había recogido mi comal y los
demás trastes que utilizo para vender mis gorditas; ya me
iba, de pronto la gente se comenzó a juntar y el alboroto
fue creciendo, no sé qué se traían con unos policías, de
esos que no tienen uniforme, yo ni supe bien a bien de qué
se trataba, pero ahí voy, que me arrimo para ver más de
cerca el chisme. Lo que sí supe después de cinco meses,
fue que me llevaron presa. El delito: acusada de haber
secuestrado a seis policías, nomás.
Ahí comenzó mi viacrucis. Si Dios es justo, sabe
que sólo faltó que me crucificaran, para sufrir el martirio
completo como su hijo. De repente, vi perdida mi libertad,
mi familia, mis hijos, mi marido, ya no hablemos de la
dignidad. Porque ahí, esos hombres se desquitaron conmigo como si yo me hubiera tragado a su madre; ahí, la
dignidad de una indígena como yo, no sirve de nada; ahí,
sólo se conocen las violaciones en todas sus formas. No
sólo se burlaron de mí por no hablar español –ellos no
saben ñhañhü y no me burlo, ni les digo como ellos me
decían–, se burlaron por ser pobre, por ser india.
Ahí estaba, junto con otras dos compañeras del
tianguis, acusadas también de haber retenido en contra
de su voluntad a los policías, seis, esos que andan bien
amados, ¿yo?, ¿con qué?, ni modo que con un tizón
apagado.
Después de tantas violaciones físicas que sufrimos,
ya no esperaba la muerte; de algún modo, sentía que me
había alcanzado. A mí me la cargaban más, pues según
ellos, yo era la líder. ¿Líder yo? Si nomás por ir de mirona.
No es justo que suframos esto, no lo digo como mujer,
lo grito con la impotencia de una desamparada más. Yo
misma me digo: ¿Por qué para algunas personas, los
animales tienen más derecho a un trato mejor, que a una
indígena? Ser indígena es nuestro delito, y aquí los indios
sufrimos parejo. Los que no tenemos dinero para pagar
un buen licenciado, los que somos indios y no sabemos
leer o no hablamos su mismo idioma, estamos jodidos, y
si con muchos trabajos consigues para pagarle a uno de
esos, nomás te sacan el dinero y te dejan adentro. Ya ven
mi caso, dijeron que con 21 años encerrada, aprendería
la lección.
Gracias a que hubo gente que se preocupó por nosotras, ya estamos afuera, después de haber sido expuestas
como animales raros. Afortunadamente, ya salí de esta y
no deseo otra, no hay consuelo más grande que estar con
mis hijos. A ellos, les debo toda la fortaleza que saqué del
fondo de las entrañas, donde estuvieron, para aguantar lo
que pasé allá adentro, en la cárcel. El grito de inocencia
que salía de mi corazón, era el de ellos.
Ora veo en las noticias que hay mucho movimiento
por otra mujer, ella, dicen que sí es secuestradora, que
hizo daño a muchos, que los maltrataba cuando los tenían
detenidos, mientras se cobraba dinero por su rescate.
Todo esto me demuestra la gran diferencia que hay
entre ella y yo: Ella se llama Flor…, Floren…, Florence
Cassez y es francesa. Yo, me llamo Jacinta Francisca
Marcial y soy ñhañhü; a ella la Suprema Corte de la
Nación la defendió y ordenó que era injusticia lo que
cometieron en su persona. Conmigo, la Corte se llevó
cuatro años en decidir si yo era una persona; a ella le
violaron sus derechos, porque no sabía hablar español y
necesitaba un traductor; a mí, pura chingada; a ella se le
comprobó que había cometido los delitos que le incriminan; a mí, jamás. A ella la apoyaron sus presidentes,
la sacan de la cárcel de inmediato, le hacen su justicia,
come con gente importante. Yo, soy inocente, a mí, sólo
me apoya mi familia y sigo esperando justicia; a mí me
recibe mi gente, como frijoles con mis hijos, y yo, con
eso me quedo.
*Miembro del taller de cuento Palabrarte
Los que no tenemos dinero
para pagar un buen licenciado,
los que somos indios y no
sabemos leer o no hablamos su
mismo idioma, estamos jodidos,
y si con muchos trabajos
consigues para pagarle a uno
de esos, nomás te sacan el dinero
y te dejan adentro.
Ilary
Rugidos literarios
Notas al margen
José María Lomelí Pérez
Suelen decir los escritores que es difícil determinar el momento en el que un texto ha finalizado. Así poner el punto final
a cada uno se convierte en una de las tareas más demandantes
de dicho gremio.
Y aunque pueda parecer exagerado, estas son aseveraciones
que no carecen de sustento. En el caso de los cuentos o las novelas
son los personajes quienes generan tales predicamentos, puesto que
llegan a cobrar tal vida en la mente del creador que muchas veces
lo que empieza como un relato breve crece hasta convertirse en
una saga; y en lo que respecta a los filósofos y ensayistas, su tarea
no es menos ardua, pues el hablar de un concepto determinado
necesariamente implica desarrollarlo mediante el trastocamiento
de otros conceptos, polemizar, cuestionar ideas preestablecidas,
redefiniciones y, con el tiempo, el replanteamiento de la propia
idea, labor que puede ampliarse indeterminadamente.
Sin embargo, existe otro aspecto mucho más paranormal
que convierte a la escritura en una disciplina que requiere de
la revisión y corrección continuas. Un aspecto al cual nuestras
mentes modernas, científicas y seculares, no le brindan la misma importancia que los antiguos monjes copistas, escribas o
amanuenses del medievo le daban: la nefasta influencia que el
demonio Titivillus ejerce sobre los que escriben.
Muchos son los ejemplos que se conservan en antiguos textos
sagrados de la intervención de dicho ente, las notas colocadas al
margen de dichos textos son los testimonios de tales intervenciones. Y aquellos monjes contaban que Titivillus se divertía provocándoles errores no sólo al momento de escribir, sino también
cuando leían, utilizando para ello como sus principales armas la
inducción del sueño, el cansancio, la apatía o provocando la charla
ociosa, logrando con ello hacerles pasar por alto omisiones que
iban desde los signos de puntuación hasta letras, palabras o frases
completas. Estos textos, por su naturaleza sagrada al ser escritos
bajo inspiración divina, no podían ni debían ser destruidos, y es
por ello que se dejaban márgenes amplios para poder ser corregidos con posterioridad.
Recientemente, con un afán de autocrítica y revisión de mis
colaboraciones para este suplemento, revisando algunos textos
anteriores llegué a tres importantes conclusiones: la primera, que
la influencia de dicho demonio no ha desaparecido; la segunda,
que ésta no es exclusiva de los monjes y hombres de fe; y la
tercera, sobretodo cuando leí en uno de esos textos: ¿Cómo es
que los buenos escritores parecen estar colmados de grandes
ideas, echando mano de ellas en geniales textos con la misma
facilidad que un mago saca un conejo blando de su chistera?
(aprovecho aquí para decir que la frase correcta tenía que ser un
conejo blanco), que ni siquiera los correctores de estilo quedan
exentos de su nefasta influencia.
6
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
PLAZA CULTURAL DE
Concurso de fotografía mundial World Press Photo
VIÑETAS DE LA PROVINCIA
Josafat Ramírez Mendieta
Cómo se hace un artículo
Don Manuel Sánchez Silva
En la lejana época en que el Partido Independiente
controlaba la política del estado, o sea de 1918 a 1931,
Colima fue favorecido por una especie de inmigración
criolla, compuesta por hombres en su mayoría inteligentes,
que tal vez por no encontrar en sus lugares de origen, un
medio adecuado de subsistir y prosperar, se avecindaban
en esta ciudad en busca de mejores perspectivas.
En justificado elogio del mencionado partido y de
los gobiernos salidos de su seno, debe decirse que, en el
transcurso de su predominio político, las gentes inteligentes
fueron atraídas, comprendidas, respetadas y disfrutaron de
facilidad y ocasión para trabajar y desenvolverse.
Entre los forasteros de mayor significación que
figuraron en ese tiempo puede mencionarse a los siguientes: José Abitia, de origen sonorense, quien arribó
a Colima como director principal del Timbre –cargo que
ahora equivale al de jefe de Hacienda–, vivió largos años,
se encariñó con el medio y varias veces declinó cambios
de adscripción a ciudades de mayor importancia; Moisés
Uribe, licenciado en derecho, que vino con el carácter de
secretario del Juzgado de Distrito, puesto que desempeñó
durante mucho tiempo y que le permitió relacionarse y
hacerse querer; Carlos Filio, periodista, historiógrafo y
hombre talentoso y cultivado, que en el gobierno de don
Miguel Álvarez García fue algo así como un ministro sin
cartera, delicada posición que sostuvo con talento y tacto;
Heliodoro de Aguinga, de ágil mentalidad y espíritu sutil,
que por su experiencia y preparación se constituyó en
consejero oficial; Malaquías Arroyo, persona de agudo
ingenio que conquistó generales simpatías, desafortunadamente comprometidas después, en virtud de una
situación ilícita en que se vio envuelto; los hermanos Jorge
y Ernesto Gómez, comerciantes y hombres de negocios
que se hicieron estimar de todo el mundo; y además de
otros, Juan de Dios Arreola, periodista de fácil inspiración
y finísima ironía.
Allá por 1920, Arreola era un muchacho de escasos
25 años, mediana estatura; delgado de complexión, ojos
negros y soñadores y color moreno. Había nacido en Guadalajara y vino en busca de fortuna, logrando colocarse
en el gobierno. Por su aspecto larguirucho fue apodado
El Popotín, y por su condición amigable y su desmedida
afición por el buen tuxca, pronto se hizo tan popular como
el ponche de granada.
En La voz del pueblo, periódico del gobierno,
Arreola comenzó a colaborar con artículos saturados de
ocurrencias risibles, que devoraban sus cada vez más
numerosos lectores. Poseía una extraordinaria capacidad
para hallar el lado burlesco de las gentes y las cosas, y
una admirable fluidez para expresarse en una espontánea
y accesible prosa de buen gusto.
Desde el primer número de El Azote, periódico
aparecido en 1922, El Popotín fue el más atractivo y
leído de sus redactores, y conservó esta preeminencia en
El Liberal, semanario político fundado por el licenciado
Pablo Hernández Galarza, amigo íntimo de Arreola y
prácticamente jefe de un simpático grupo de parranderos,
trasnochadores y escandalosos, del que formaban parte,
además de El Popotín, Ricardo B. Núñez, José Barreto
y los ya fallecidos Valente Manzo y Heliodoro Fuentes
Álvarez.
Arreola era fecundo improvisador de chistes, tanto
más festejados cuanto que el autor permanecía grave y
serio al dispararlos. En la ceremonia celebrada en el teatro
Hidalgo para coronar a la reina del carnaval de 1920, El
Popotín, nombrado por su graciosa majestad secretario de
Hacienda del simbólico reino, leyó un largo discurso que
fue una obra de arte en materia de buen humor. Lo malo
estuvo en que, habiendo aludido intencionalmente a las
penurias del gobierno y a la dureza del tesorero general,
el señor don Enrique Rivera Q., éste se vengó negándole
todo anticipo de dinero, lo que dio motivo a que El Popotín
recurriera al gobernador del estado para quejarse de la
inflexibilidad de don Enrique, de quien decía que era más
hermético e inconmovible que una caja fuerte Moster...
con la combinación descompuesta.
Se rió el gobernador de la comparación y recomendó
al tesorero mayor, benevolencia para Arreola.
Cuando en 1929 el senador y licenciado José D.
Aguayo emprendió su campaña política de reelección,
El Popotín figuró entre sus más exaltados y eficientes
partidarios. Una vez, en Manzanillo, después de un mitin
político, el candidato invitó a cenar al grupo de propagandistas; ya sentados a la mesa, un camarero empezó a
tomar órdenes para la clase de vinos que debería servir
a cada comensal, produciéndose la coincidencia de que
Arreola estaba colocado en una fila en que le antecedían
cinco o seis abstemios que, por no dejar, encargaron: "una
cerveza en dos vasos", pero al llegar el mesero junto al
Popotín, éste, muy serio, ordenó: "dos cervezas en un vaso",
provocando la hilaridad de los circunstantes.
Después de las elecciones, cuando el licenciado
Aguayo tuvo en su poder la ansiada credencial de senador,
El Popotín se sintió defraudado porque no pudo obtener
que el funcionario cumpliera ninguna de las promesas que
le había hecho el candidato. En represalia, le improvisó
estos versos:
"Ay Aguayo de mi vida,
no sabes la arrepentida
que de ayudarte he llevado
pues de haberte conocido,
si yo estoy en el olvido,
no estarías tú en el Senado".
Bohemio, imprevisor y desordenado, vivió El Popotín derrochando ingenio y dinero. En cierta ocasión y
ante una mesa de cantina, el licenciado Hernández Galarza
lo increpó con dureza por su irresponsabilidad para con
el periódico El Liberal, que frecuentemente salía sin la
colaboración deArreola. Este callaba contrito, resistiendo el
chaparrón de su amigo y jefe. En un momento dado, Pablo
se dirigió más bien al grupo de amigos, diciendo:
-No tiene perdón de Dios este sinvergüenza del
Popotín. Escribe un artículo en el tiempo necesario para
mecanografiarlo; sin embargo, diario tengo que andar
apremiándolo y, en ocasiones, no lo consigo. A ver –siguió
el licenciado, encarando a Arreola–, ¿qué necesitas para
hacer un artículo?
-¡Inspiración! –contestó El Popotín–, y tú no me
dejas tenerla, porque o me estás regañando o me estás
emborrachando.
-¿Qué más?, rugió Pablo.
-Tiempo, del que tampoco dispongo por tu culpa.
7
Ágora
(16 de febrero de 1964)
-¿Qué más?
-Tranquilidad espiritual, que tú te encargas de
quitármela.
-¿Qué más?
-Inteligencia, que tú me la estás embruteciendo.
-¿Eso es todo?
-Falta lo principal: dinero, que yo no tengo nunca y
que tú siempre me niegas. Déjame en paz y págame por lo
que escriba y tendrás oportunamente mis artículos.
Hernández Galarza se quedó pensativo para luego
convenir:
-Es cierto, pero entonces dejarías de ser El Popotín
–a lo que éste repuso tristemente:
-Es verdad. Yo, convertido en un señor normal,
temperante y respetable, ya no sería yo. Vale más que
dejemos las cosas como están –y, dirigiéndose al mesero,
ordenó–: ¡Vengan las otras!
* Periodista, escritor
y fundador de Diario de Colima.†
Antes que el internet invadiera nuestras vidas
con información, imágenes o videos, la fotografía
ha sido el elemento principal para ser el informante
y testigo ocular de los acontecimientos principales
que hoy en día se convierten en noticia o de lo que
acontece en este mundo cada vez tan globalizado, y
que de no ser por este medio tan importante para la
prensa, los hechos serían sólo historias de palabras
que jamás pensaríamos que existen en este planeta
llamado Tierra.
Por eso, el World Press Photo, fundado en
1955, es una organización independiente sin ánimo
de lucro, con sede en Ámsterdam (Países Bajos),
conocida por organizar el mayor y más prestigioso
concurso anual de fotografía de prensa.
Durante el mes de febrero de cada año, un
jurado internacional independiente formado por
trece miembros –y compuesto por editores gráficos,
fotógrafos y representantes de agencias de prensa– escoge las fotografías ganadoras entre todas las
enviadas el año anterior por fotoperiodistas, agencias,
periódicos, revistas y fotógrafos de todo el mundo.
La organización World Press Photo no tiene ninguna
influencia en las decisiones del jurado.
Las categorías en que se dividen las fotografías
que participan en el concurso son las siguientes:
Noticias de actualidad, Temas de actualidad, Perso-
najes de actualidad, Deportes y fotografías de acción,
Reportajes de deportes, Temas contemporáneos,
Vida cotidiana, Retratos, Arte y entretenimiento,
Naturaleza.
Se concede un premio World Press Photo del
año, y además en cada categoría se otorgan tres primeros premios, tanto en la modalidad de instantánea
individual como en la de serie fotográfica.
En las dos primeras categorías se concede
además una mención honorífica. La ceremonia de
entrega de los premios se celebra en el mes de abril,
y tiene lugar en Ámsterdam.
Tras el concurso, las fotografías premiadas se
exhiben en una exposición itinerante visitada por
más de un millón de personas en 40 países. Además,
se edita un anuario en seis idiomas diferentes. Otros
objetivos prioritarios de World Press Photo son estimular el desarrollo del fotoperiodismo, fomentar
la difusión del conocimiento, ayudar a consolidar
altos cánones profesionales dentro del sector, e
impulsar un intercambio gratuito y sin restricciones
de información.
Es recomendable que visites la página web:
http://www.worldpressphoto.org de esta organización, para que reflexiones acerca del objetivo de
cada una de las imágenes que aquí te muestro y de
las que existen en el mismo.
Mongolia
Pakistán
Bohemio, imprevisor y
desordenado, vivió El
Popotín derrochando ingenio
y dinero. En cierta ocasión y
ante una mesa de cantina, el
licenciado Hernández Galarza lo increpó con dureza por
su irresponsabilidad para con
el periódico El Liberal.
Irán
Israel
India
Ucrania
Muestras fotográficas que han participado en este concurso de fotografía. El jueves pasado
fueron premiadas las imágenes ganadoras del World Press Photo 2014 en Ámsterdam.
Hong kong